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Analisis-de-la-dinamica-de-los-hundimientos-diferenciales-en-la-zona-del-Churince-en-Cuatro-Cienegas-Coahuila

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
 FACULTAD DE CIENCIAS 
 
 
ANÁLISIS DE LA DINÁMICA DE LOS HUNDIMIENTOS 
DIFERENCIALES EN EL SISTEMA CHURINCE EN 
CUETROCIÉNEGAS, COAHULA. 
 
 
 
T E S I S 
 
 
 QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
 BIÓLOGA 
 P R E S E N T A : 
 
MARIANA RODRÍGUEZ SÁNCHEZ 
 
 
 
 
 
 
 
DIRECTOR DE TESIS: 
M. EN C. IRENE PISANTY BARUCH 
2014 
 
Margarita
Texto escrito a máquina
MÉXICO, D. F.
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
1. Datos del alumno 1. Datos del alumno 
Apellido paterno Rodríguez 
Apellido materno Sánchez 
Nombre(s) Mariana 
Teléfono 56984802 
Universidad Nacional 
Autónoma de México 
Universidad Nacional Autónoma de México 
Facultad de Ciencias Facultad de Ciencias 
Carrera Biología 
Número de cuenta 409026368 
 
2. Datos del tutor 2. Datos del tutor 
Grado M. en C. 
Nombre(s) Irene 
Apellido paterno Pisanty 
Apellido materno Baruch 
 
3. Datos del sinodal 1 3. Datos del sinodal 1 
Grado Dr. 
Nombre(s) Jordan Kyril 
Apellido paterno Golubov 
Apellido materno Figueroa 
 
4. Datos del sinodal 2 4. Datos del sinodal 2 
Grado Dr. 
Nombre(s) José Alejandro 
Apellido paterno Zavala 
Apellido materno Hurtado 
 
5. Datos del sinodal 3 5. Datos del sinodal 3 
Grado Dra. 
Nombre(s) Mariana 
Apellido paterno Hernández 
Apellido materno Apolinar 
 
6. Datos del sinodal 4 6. Datos del sinodal 4 
Grado M. en C. 
Nombre(s) Iván Israel 
Apellido paterno Castellanos 
Apellido materno Vargas 
 
7. Datos del trabajo escrito. 7. Datos del trabajo escrito. 
Título Análisis de la dinámica de los hundimientos 
diferenciales en la zona del Churince en 
Cuatrociénegas, Coahuila 
Número de páginas 70 pp 
Año 2014 
 
3 
 
Índice 
1. Introducción ............................................................................................................................. 4 
1.1 Humedales ........................................................................................................................ 4 
1.2 Humedales y desiertos ................................................................................................... 5 
1.3 El Valle de Cuatrociénegas ............................................................................................ 5 
1.3.1 Importancia del Área Natural Protegida de Cuatrociénegas ............................. 6 
1.3.2 Problemática del Valle de Cuatrociénegas........................................................... 8 
1.4 Abras o hundimientos diferenciales. ........................................................................... 11 
3. Hipótesis ................................................................................................................................ 15 
4. Método ................................................................................................................................... 15 
4.1 Clima ................................................................................................................................ 15 
4.2 Vegetación ...................................................................................................................... 15 
4.3 Suelo ................................................................................................................................ 17 
4.4 Sistema Churince ........................................................................................................... 17 
4.5 Vegetación del Sistema Churince ............................................................................... 18 
4.6 Selección del área de estudio ...................................................................................... 18 
4.7 Mapeo .............................................................................................................................. 19 
4.8 Caracterización de las abras........................................................................................ 19 
c) Cobertura. ......................................................................................................................... 21 
4.9 Análisis de resultados ................................................................................................... 23 
5. Resultados ............................................................................................................................ 23 
5.1 Dinámica de las abras ................................................................................................... 23 
5.2 Estructura de las abras .............................................................................................. 27 
5.3 Proyecciones .................................................................................................................. 33 
5.4 Dinámica de la vegetación ........................................................................................... 37 
5.5 Riqueza y frecuencia por abra ..................................................................................... 39 
5.6 Correlación área/riqueza .............................................................................................. 46 
6. Discusión ............................................................................................................................... 46 
7. Conclusiones. ....................................................................................................................... 54 
Literatura citada ........................................................................................................................ 56 
Anexo I. Matrices ...................................................................................................................... 62 
Anexo II. Mapa de los hundimientos diferenciales .............................................................. 68 
 
4 
 
1. Introducción 
1.1 Humedales 
Los humedales son ecosistemas que surgen cuando la saturación del terreno 
con agua produce suelos dominados por procesos anaerobios que permiten el 
establecimiento de diferentes organismos, principalmente plantas enraizadas, 
con adaptaciones para tolerar la anegación. En estos sitios, existen tres fuentes 
principales de agua para los humedales, que son la precipitación, el agua 
subterránea y el agua que corre superficialmente (Keddy, 2010). 
A diferencia de otros ecosistemas, la presencia constante del agua en los 
humedales origina un suelo reductor que presenta gran cantidad de materia 
orgánica cerca de la superficie. No obstante esta característica común, cabe 
señalar que existen grandes diferencias entre un humedal y otro, relacionadas 
con variaciones en sus aspectos geomorfológicos, climáticos, edáficos e 
hidrológicos, entre otros Los humedales son muy heterogéneos y es posible 
encontrar una gran cantidad de ambientes complejos (CONANP, 1999). 
Asimismo, los ambientes en los humedales son dinámicos y proveen uno de los 
pocos lugares en donde las interacciones microbianas suceden debido a la 
falta de oxígeno y a la zona de transición entre un sistema acuático y uno 
terrestre en el que se encuentran. Además propician una gran diversidad 
biológica que es única debido a las condiciones también únicasantes 
mencionadas. Los humedales proporcionan importantes servicios ambientales 
de soporte (MEA, 2005), pues ayudan a estabilizar los suministros de agua y 
contribuyen a la depuración de aguas contaminadas y a la recarga de mantos 
freáticos. También han sido reconocidos como sumideros de carbono y 
estabilizadores climáticos en una escala global (Tomás, 2009). 
De acuerdo a la Convención Sobre los Humedales de Importancia Internacional 
(Ramsar1) un humedal se define como: 
“Las extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de 
aguas, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, 
 
1
 Tratado intergubernamental que sirve de marco para la acción nacional y la cooperación internacional 
en pro de la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos. 
5 
 
estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones 
de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros”2 
1.2 Humedales y desiertos 
Los desiertos son ecosistemas cuya característica más destacable es que el 
agua se encuentra extremadamente limitada debido a que la precipitación es 
menor a 25 cm anuales y las tasas de evaporación están por encima de la tasa 
de precipitación. Presentan temperaturas extremas que abarcan desde muy 
bajas hasta muy altas, lo que restringe la presencia de vegetación (Begon et 
al., 2006). 
Existen dentro de la lista de sitios Ramsar un número considerable de 
humedales en los desiertos, dentro de los cuales podemos mencionar por 
ejemplo, el Salar de Pujsa en la Reserva Nacional Los Flamencos en Chile, el 
Oasis de Moghrar y de Tiout en Argelia y la Reserva Nacional Natural de 
Eerduosi en China. En México existe un amplio listado de sitios Ramsar que 
incluyen, entre muchos, a la Reserva de la Biósfera Del Pinacate y Gran 
Desierto de Altar en Sonora, Oasis de la Sierra El Pilar en Baja California y la 
Reserva del Valle de Cuatrociénegas en Coahuila. Todos estos sitios son 
importantes debido a la enorme cantidad de especies endémicas que albergan 
por ser ecosistemas tan extremos y atípicos, así como por ser zonas 
importantes en las rutas de varias especies migratorias y por los múltiples 
servicios ambientales que prestan (Ramsar, 20053). 
1.3 El Valle de Cuatrociénegas 
El Valle de Cuatrociénegas está ubicado en el estado de Coahuila y pertenece 
al Desierto Chihuahuense; se caracteriza por ser una zona desértica con una 
notable diversidad de ecosistemas, entre los que se encuentran los humedales, 
que en muchos sentidos distinguen a la zona. Se encuentra rodeado por seis 
conjuntos montañosos de estratos plegados: Sierra de la Madera, Menchaca, 
La Purísima, San Vicente, San Marcos y Pinos y La Fragua. Forma parte de la 
provincia de la Sierra Madre Oriental dentro de la Subprovincia Sierras y 
Llanuras Coahuilenses en donde predomina la roca caliza; es también parte de 
 
2
 Secretaría de la Convención de Ramsar (2006). Manual de la Convención de Ramsar: Guía a la 
Convención sobre los Humedales (Ramsar, Irán, 1971). 4a. edición. Secretaría de la Convención de 
Ramsar, Gland (Suiza), pág. 7. 
3
 http://www.ramsar.org/ 
6 
 
la Región Hidrológica Bravo-Conchos dentro de la Cuenca Presa Falcón-Río 
Salado, que corresponde a la Subcuenca Río Salado-Nadadores (CONANP, 
2002; INE, 2011). En este valle existen cinco principales sistemas hídricos 
identificados: Churince, Garabatal-Becerra-Río Mezquites, Tío Cándido-
Hundido, Santa Tecla y El Anteojo (CONANP, 2002). 
El sistema hídrico en general consta de una red de canales subterráneos y ríos 
superficiales interconectados que permiten la circulación constante del agua y 
que están alimentados por manantiales ubicados en las faldas de la Sierra de 
San Marcos y Pinos. Este sistema incluye áreas expuestas a inundaciones. El 
número preciso de manantiales no está bien determinado pero se calcula que 
hay alrededor de 200, cuyas descargas conforman pozas, ríos, riachuelos, 
pantanos, lagunas de diferentes tamaños y profundidades, y humedales, 
habiendo cuerpos de agua de hasta 600 m de longitud (CONANP, 2002). 
En la región existe una gran diversidad de ambientes terrestres que incluyen 
pastizales, matorral desértico, área de sotol (Dasylirion sp.), dunas de yeso y 
ambientes acuáticos y semiacuáticos. Estos últimos incluyen humedales tipo 
pantano y un gran complejo hidrológico interconectado (Minckley, 1969; 
CONANP, 2002). Predomina un sustrato rico en yeso (CaSO4·2H2O) (INE-
SEMARNAP 1999), que da a la zona características muy propias que 
promueven el endemismo (Rzedowski, 1991). 
1.3.1 Importancia del Área Natural Protegida de Cuatrociénegas 
El Valle de Cuatrociénegas se encuentra dentro del acuífero Bravo-Conchos 
que a su vez se encuentra en medio de dos valles muy importantes para el 
sistema hidrológico de la región: el Valle de las Calaveras y el Valle El Hundido 
(Figura 1); además alberga uno de los sistemas de humedales más importantes 
del país (CONANP, 2002; Minckley, 1969). 
7 
 
Figura 1. Mapa de ubicación del Área de Protección de Flora y Fauna de 
Cuatrociénegas (Google Earth, 2011). 
Algunos elementos que confieren una gran importancia ecológica al Valle de 
Cuatrociénegas son: 
1. Alberga una gran biodiversidad que incluye 60 especies de mamíferos, 
134 de aves, 60 de reptiles, 8 de anfibios, 883 de plantas, 27 crustáceos, 
19 de escorpiones, 17 de peces y un número indeterminado de insectos. 
Dentro de esta gran diversidad se encuentran también 72 especies 
endémicas, lo que hace de Cuatriciénegas el sitio con el mayor número 
de endemismos de América del Norte (Desertfishes4). Es importante 
mencionar que de las 1237 especies reconocidas, 89 se encuentran en 
la lista de la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2001, de 
las cuales 16 son consideradas como en peligro de extinción, 39 
amenazadas y 34 bajo protección especial. 
 
2. Residen estromatolitos únicos, que se han conservado a lo largo del 
tiempo debido a la estabilidad ambiental y al aislamiento geográfico 
 
4
 http://www.desertfishes.org/ 
N 
8 
 
(Souza et al., 2004). La importancia de estos estromatolitos radica en 
que los organismos que los generan, las cianobacterias, están 
relacionadas con la producción de oxígeno que cambió la atmósfera en 
el Cámbrico, permitiendo el desarrollo de la vida aerobia. Debido a esto, 
se le considera un lugar clave para el estudio de la evolución temprana 
de la vida en el planeta y un modelo terrestre para la astrobiología. Es 
también notoria la coexistencia de los estromatolitos con otros 
organismos (peces, crustáceos y organismos acuáticos) y la importancia 
de estos como la base de la red trófica (Souza et al., 2004). 
 
La gran diversidad de ambientes y especies, el nivel de endemismo y el 
gran número de especies en peligro de extinción, así como los servicios 
ambientales que la zona brinda, llevó a que el Valle de Cuatrociénegas 
fuera declarado Área de Protección de Flora y Fauna el 7 de noviembre 
de 1994 (DOF, 7 de noviembre de 1994). 
 
3. Forma parte de los Humedales Ramsar desde el 22 de junio de 1995 
debido a su alto número de endemismos y a su importancia como 
hábitat para aves acuáticas y migratorias que encuentran aquí un refugio 
después de haber recorrido grandes extensiones de zonas áridas. 
Además es parte de la ruta migratoria de la mariposa monarca. Se le 
considera un humedal de importancia internacional (CONANP, 2002). 
1.3.2 Problemática del Valle de Cuatrociénegas 
La región de Cuatrociénegas ha estado sujeta a una presión antropogénica que 
inicia desde el siglo XIX al establecerse los primeros asentamientos humanos 
permanentes. Con el tiempo la población creció y con esto también aumentó la 
demandade recursos, la extracción de agua de los manantiales para riego de 
zonas agrícolas, la explotación de las dunas de yeso (hasta que en 1996 se 
clausura la industria minera en esta área) y la ganadería extensiva (CONANP, 
2002). 
El área de Cuatrociénegas tiene una fuerte problemática relacionada con la 
sobrexplotación de sus acuíferos y el cambio de uso de suelo, asociado sobre 
todo a la expansión de actividades agropecuarias y extractivas, que incluyen el 
9 
 
cultivo de alfalfa, el sobrepastoreo por caballos y burros, la contaminación de la 
industria minera y la actividad humana en general. El riego demandado por los 
campos de alfalfa es un factor disruptivo de grandes efectos, pues impacta a 
todo el sistema hídrico que se encuentra sobreexplotado desde hace muchos 
años (Pisanty et al., 2013). Además, en fechas más recientes y debido a la 
promoción turística de la zona, algunos de los cuerpos de agua como La 
Becerra, Playitas y la Poza Churince se han visto perturbadas por el exceso de 
visitantes y su comportamiento frecuentemente inadecuado. 
La demanda de agua se ha incrementado a lo largo del tiempo con el aumento 
del área de tierras de cultivo de riego, que pasó de 4397 ha en 1930 a 9321 ha 
en 1994, y se sabe que desde 1960 y hasta la fecha, la superficie cultivada se 
ha triplicado (CONANP, 2002). En el año 2000 se realizaron perforaciones de 
pozos en el Valle El Hundido con la finalidad de extraer agua para el riego de 
grandes extensiones de cultivo de alfalfa de las empresas lecheras LALA y 
Beta Santa Mónica (La Jornada, 2002). Esta situación se exacerba si tomamos 
en cuenta la apertura de nuevos pozos de manera ilegal, sin los permisos ni las 
autorizaciones que marca la ley, por ejemplo, en 2004 con la finalidad de irrigar 
una plantación de 500 ha de alfalfa. Estos pozos fueron clausurados 
temporalmente en noviembre del mismo año tras varias denuncias hechas por 
investigadores de la UNAM y el Instituto Nacional de Ecología (INE) bajo la 
idea de que la extracción de agua en El Hundido repercute directamente sobre 
el Valle de Cuatrociénegas de manera negativa, ya que se tiene la evidencia 
biológica de que estos dos valles se encuentran conectados al menos 
intermitentemente (Souza et al., 2006). Existen estudios geológicos ad hoc que 
reconocen un sistema de sinclinales que aislaría los acuíferos de ambos valles 
(Lesser, 2001), aunque INEGI reporta en su cartografía la presencia de 
cabalgaduras, que son características de los suelos kársticos. Ante esta 
polémica sobre la intercomunicación de los acuíferos, el gobierno federal 
realizó, a través del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), un 
estudio cuya conclusión fue que los acuíferos de El Hundido y del Valle de 
Cuatrociénegas presentan independencia hidráulica y sus conclusiones fueron 
suficientes para que los permisos para la perforación de nuevos pozos fueran 
retomados y aceptados. Cabe mencionar que en este estudio se omite el 
10 
 
transecto que correspondía a la zona de cabalgadura. Sin embargo, otros 
estudios realizados en la misma época (Aldama et al., 2004) contradicen estas 
conclusiones y la polémica continúa, sobre todo porque no se cuenta con 
acceso a los datos de piezometría profunda que CONAGUA ha ido obteniendo a 
lo largo del tiempo. En junio de 2006 hubo un descenso en el nivel de agua de 
la Laguna Churince que hizo que prácticamente desapareciera por un lapso de 
dos meses. La entonces directora del área natural protegida de Cuatrociénegas 
confirmó el abatimiento del 70 por ciento del agua del humedal el Churince a 
pesar de haber sostenido que la sobreexplotación no afectaría este sistema. En 
el 2007 aparentemente la laguna se recuperó con las lluvias y la SEMARNAT 
propuso que se implementara una veda a la extracción de agua de las pozas 
por 30 años. En este año también se amplió el área protegida 9.5 veces (La 
Jornada, 2007). A la fecha se siguen sobreexplotando los acuíferos con graves 
consecuencias para el ANP. 
A pesar de todos los esfuerzos realizados por los conservacionistas, la falta de 
implementación de medidas correctivas llevó a que la Laguna Intermedia 
tuviera una reducción del 60 por ciento en su perímetro, la Poza Churince 
muestra un comportamiento similar y desde el 2009 la Laguna Churince o 
Laguna Grande perdió toda el agua, lo que ha provocado, entre otras cosas, la 
compactación del suelo (Milenio, 2011) al grado de que esta laguna y el río 
entre ella y la Laguna Intermedia se encuentran ya secos. Para el año 2011 la 
Laguna Churince se encontró completamente seca, provocando la muerte de 
peces, reptiles, crustáceos y estromatolitos que ahí se encontraban. 
La sobreexplotación de los mantos freáticos ha provocado tragedias en la zona 
de Cuatrociénegas. De hecho, como acabamos de mencionar, prácticamente 
se perdió ya una de las lagunas, la Laguna Grande, perteneciente al sistema 
clave de esta región, el Churince, que era hábitat de especies endémicas tanto 
acuáticas como riparias y del cual proviene el yeso que forma el sistema de 
dunas. La laguna Intermedia está actualmente en riesgo de secarse 
definitivamente (Figura 2). Además, el Churince es fundamental para el estudio 
del origen y desarrollo de la vida y de una gran cantidad de organismos y 
microorganismos únicos en el mundo. De no haber cambios drásticos e 
inmediatos toda la zona de protección, por la que se ha luchado dada su gran 
11 
 
importancia, tenderá a desaparecer en poco tiempo, con graves efectos sobre 
la región y también sobre sus habitantes. 
Figura 2. Laguna Intermedia del Sistema Churince antes y después de la 
pérdida de agua en el sistema (2011-2012). (Blog En Cuatrociénegas Coahuila 
el agua lo es todo: http://souzacuatrocienegas.blogspot.com/2011/10/laguna-
intermedia-de-churince.html; última visita, 13 de octubre de 2011). 
 
1.4 Abras o hundimientos diferenciales. 
Las abras o hundimientos diferenciales son formaciones que se presentan en 
sitios con suelos disolubles, generalmente en zonas áridas y semiáridas 
(Heinzen y Arulalandan,1977; Umesh et al., 2011) y se caracterizan por 
presentar un desnivel o cavidad en relación a las áreas que las rodean (Figura 
3). Aunque algunas tienen formas muy irregulares, las abras suelen mostrar 
formas aproximadamente elípticas o circulares que varían en tamaño desde 
unos pocos centímetros hasta varios metros cuadrados y pueden formarse 
paulatina o repentinamente. Estos hundimientos son causados por diversos 
fenómenos como la disolución natural de sales del suelo y lavado de materiales 
por efecto del agua, procesos de sedimentación o de consolidación de suelos, 
http://souzacuatrocienegas.blogspot.com/2011/10/laguna-intermedia-de-churince.html
http://souzacuatrocienegas.blogspot.com/2011/10/laguna-intermedia-de-churince.html
12 
 
el descenso de nivel freático por estiajes prolongados y por la compactación del 
suelo por pérdida de agua (Heinzen y Arulalandan, 1977; Umesh et al., 2011). 
Son también causas de este fenómeno la construcción de túneles y la 
extracción de fluidos acumulados en reservorios subterráneos que dejan una 
cavidad subterránea vacía que eventualmente colapsa formando un 
hundimiento (Tomás, 2009). Debido a los procesos que las originan, las abras 
son indicadoras de pérdida de humedad y de alteración de los sistemas 
hídricos. En el caso de la zona del Churince, la rápida formación de las abras 
es un indicador de problemas en el sistema hídrico subterráneo, que se refleja 
primero en la aparición de estas estructuras y, posteriormente, en la 
desecación de los cuerpos de agua (Pisanty et al., 2013). 
El estudio de la formación y la dinámica de la abras así como de los procesos 
biológicos y físicos relacionados con su aparición y su colonización por plantas 
riparias, halófilas y gipsófilas puede servir como un indicador de la 
desestabilización de los sistemas hídricos de lazona (Pisanty et al., 2013). 
Contribuye, además, a la comprensión de un procesos microsucesional similar 
al observado en otros microambientes desérticos caracterizados por una 
relativa disponibilidad de agua (Montaña, 1992; Vega y Montaña, 2004). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 3. Abra del sistema Churince cerca de la Laguna Grande. 
La teoría de biogeografía de islas reconoce principalmente que el número de 
especies en una isla depende considerablemente de su tamaño; estás islas no 
13 
 
tienen que ser vistas necesariamente como pedazos de tierra en medio del 
agua, pueden ser también, por ejemplo, espacios abiertos en el dosel al caer 
uno o varios árboles, siendo así una isla en un mar de árboles, o islas de un 
tipo específico de suelo o vegetación rodeados de un tipo diferente de los 
mismos (Begon et al., 2006). 
MacArthur y Wilson (1967) argumentan 3 puntos: el primero dice que el número 
de especies está determinado por el balance entre la inmigración y la extinción, 
el segundo que el balance es dinámico y existe un reemplazamiento de 
especies por la misma o una diferente, y el tercero que la tasa de inmigración y 
de extinción varía en función del tamaño y el aislamiento de la isla. Bajo estos 
argumentos se puede decir que conforme el número de especies aumenta en 
la isla, la tasa de extinción también, explicado esto, quizás, porque con más 
especies, la exclusión competitiva se vuelve más probable y las poblaciones se 
vuelven más pequeñas para evitar la extinción. A partir de estos puntos, los 
autores plantean 4 predicciones: 
1. El número de especies de la isla eventualmente se volverá constante. 
2. La constancia está en función del recambio de las especies. 
3. Islas más grandes son capaces de soportar un mayor número de species. 
4. El número de especies debería declinar en las islas más lejanas. 
Uno de los ejemplos clásicos en los que se confirma la predicción 3 
previamente descrita, es el estudio de Löfgren y Jerling (2002), en éste 
correlacionan el número de especies de plantas en el tiempo en islas en 
Estocolmo y el área de cada una de ellas obteniendo una correlación positiva 
(Figura 4). 
 
 
 
 
14 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 4. Relación especies-área para todas las plantas terrestres vasculares 
en 18 islas entre 1884-1908 y 1996-1999. 
Bajo esta óptica, si se ve al conjunto de abras dentro del área de estudio como 
un conjunto de islas o como un archipiélago de microambientes rodeado de 
una matriz seca, es posible analizar la relación entre el número de especies y 
el área de cada abra. 
2. Objetivos 
General. 
Conocer la dinámica de los hundimientos diferenciales para poder entender 
algunos de los efectos que el cambio en el funcionamiento hídrico del sistema 
Churince tiene sobre los sistemas ribereños 
Específicos. 
1. Registrar la formación de abras nuevas, el cierre y la reapertura de las 
mismas, así como su permanencia. 
2. Monitorear los parámetros físicos (área, profundidad y nivel del agua) de las 
abras cercanas a la Laguna Grande para conocer el comportamiento de éstas. 
3. Describir los cambios en la composición, riqueza, abundancia y cobertura de 
las especies vegetales colonizadoras de las abras, así como determinar si 
existe una relación entre el tamaño (área) de las y el número de especies 
presentes en ellas. 
4. Construir una proyección sobre el comportamiento a futuro de las abras 
15 
 
3. Hipótesis 
Si continúa el proceso de desecación en la Laguna Grande, y en general en la 
parte terminal del sistema Churince, la formación de las abras nuevas cesará, 
su nivel de agua disminuirá y la dinámica, la estructura y la vegetación al 
interior de las abras ya existentes cambiará significativamente, afectando a las 
especies riparias. 
4. Método 
El Valle de Cuatrociénegas se encuentra en el estado de Coahuila, al NE de 
México, en las siguientes coordenadas georgráficas: a 26°42’11’’ y 27°00’05’’ 
norte, 101°52’07’’ y 102°25’24’’ oeste. Este sitio se encuentra a una altura 
aproximada de 740 metros sobre el nivel del mar y cuenta con un área total de 
84 347 hectáreas (CONANP, 1999; CONANP 2002). 
4.1 Clima 
El clima de Cuatrociénegas es seco semicálido, con fuertes variaciones de 
temperatura. La temperatura oscila entre 0ºC y 50ºC. La media mensual más 
alta rebasa los 30°C y la mínima es menor a los 12°C. Las temperaturas muy 
altas (superiores a 33°C) se han registrado en los meses de abril a septiembre 
y las muy bajas (menores a 0°C) son frecuentes entre diciembre y febrero. La 
temperatura media anual se encuentra en el rango de 16 a 22°C. Presenta 
escasas precipitaciones pluviales anuales (entre 100 y 440 mm) que se 
presentan en su gran mayoría en verano (CONANP, 1999; CONANP, 2002). 
4.2 Vegetación 
En el valle de Cuatrociénegas se encuentran seis tipos de vegetación (Tabla 1), 
que albergan a 837 especies de plantas vasculares y 23 taxa endémicos 
(Pinkava, 1984). En total, entre plantas y animales de diferentes grupos 
taxonómicos, 70 especies endémicas viven en Cuatrociénegas. 
 
 
 
 
16 
 
 
Tabla 1. Tipos de vegetación en el Valle de Cuatrociénegas, Coahuila 
Tipo de Vegetación Especies 
Matorral desértico 
rosetófilo (0 a 1100 
msnm). 
 
Agaves, yucas (Yucca spp.), sotoles (Dasylirion spp.), 
ocotillo (Fouqueria splendens), sangre de drago (Jatropha 
dioica) y candelilla (Euphorbia antisyphilitica) 
Matorral desértico 
micrófilo 
 
Gobernadora (Larrea tridentata), ocotillo (Fouqueria 
splendens), nopal (Opuntia bradtiana), sangre de drago 
(Jatropha dioica), abrojo (Koeberlinia spinosa), mezquite 
(Prosopis glandulosa) y huizache (Acacia greggii) 
Matorral desértico 
de transición 
Huizache (Acacia greggii), mezquite (Prosopis 
glandulosa), saladillo (Suaeda mexicana), Salicornia 
occidentalis, rodadora (Salsola iberica), algunos zacates 
(Atriplex canescens), Sporobolus sp. y una gran 
abundancia de cactáceas 
Vegetación halófita 
 
Pastizal halófilo: Distichlis spicata, Clappia suaedaefolia, 
Suaeda mexicana, Sporobolus airoides y Quenopodia sp, 
Salicornia sp., Atriplex canescens, Cynodon dactylon y 
Atriplex acanthocarpa y mezquite (Prosopis glandulosa). 
Vegetación gypsófila: yuca (Yucca treculeana), mezquite 
(Prosopis glandulosa), sotol (Dasylirion palmeri), nopal 
(Opuntia spp.), ocotillo (Fouqueria splendens), efedra 
(Ephedra trifurca y Sedum sp). y algunas especies de 
compuestas. 
Vegetación 
acuática y 
semiacuática 
Vegetación circundante a la Sierra de San Marcos y 
Pinos: ninfa (Nymphaea amplia) y el alga carófita (Chara 
spp.); a orillas de ríos, lagunas, pozas y manantiales: 
tules (Typha dominguensis), Eleocharis sp. y Juncus 
torreyi. 
Áreas sin 
vegetación 
aparente 
Vegetación en áreas alrededor de la Laguna Churince y 
de las salinas al norte y este del valle: zacate pata de 
gallo (Cynodon dactylon) y zacate salado (Distichlis 
spicata). 
Fuente: Elaboración propia con datos de Pinkava, 1984; Desertfishes 
(www.desertfishes.org). 
17 
 
4.3 Suelo 
En la subprovincia de las Sierras y Llanuras Coahuilenses dominan los 
Litosoles de color pardo y textura media, asociados a suelos más profundos y 
oscuros que subyacen a material calcáreo y se ubican en las regiones más 
altas, están también asociados a regosoles calcáreos. 
En las bajadas de algunas sierras, como la de La Madera, dominan Xerosoles 
de textura media y le siguen en dominancia el regosol calcáreo. Por su parte, 
en las llanuras del sur de la subprovincia, frecuentemente se tienen pisos 
rocosos en los que predominan los Xerosoles háplicos y cálcicos con fases 
líticas y petrocálcicas que en ocasiones cuentan con superficies gravosas o 
pedregosas. 
En zonas de acumulación de agua encontramos Xerosoles lúvicos y gypsicos 
así como suelos lacustres o aluviales muy alcalinos, de tipo Solonchak órtico. 
El pH varía en los manantiales de 7.0 a 7.2 y en los lagos terminalesen fase de 
desecación entre 8.0 y 9.7. 
En lo general, en las sierras que rodean el Área de Protección de Flora y Fauna 
Cuatrociénegas predominan los suelos rocosos de tipo Litosol, suelos someros 
con profundidades de 5 a 10 cm, generalmente asociados a Rendzina y 
Regosol, de menor profundidad. 
En el piso del valle se presentan suelos de tipo aluvial, resultado del acarreo y 
acumulación de materiales hacia las partes más bajas tales como Solonchack, 
Xerosol, regosol y Yermosol (CONABIO, 2009). 
4.4 Sistema Churince 
El sistema Churince se localiza al noroeste del Valle de Cuatrociénegas y está 
compuesto por los siguientes elementos: Poza Bonita, Poza Churince, Río 
Churince, Laguna Intermedia y Laguna Churince (o Laguna Grande). La Poza 
Churince mide 35 metros de diámetro y 2.15 metros de profundidad, en ella se 
encuentra un manantial y es la que provee agua a todo el sistema hasta la 
laguna terminal que es la Laguna Churince (Figura 5). 
18 
 
4.5 Vegetación del Sistema Churince 
La presencia y cobertura de la vegetación en un lugar puede ser un indicador 
de ciertos factores locales como, por ejemplo, la humedad y el tipo de suelo. 
Las especies que se encuentran en la mayoría de las abras y la superficie que 
las rodea son Samolus ebracteatus, Bolboschoenus maritimus, Flaveria 
chlorifolia, Distichlis spicata, Sabatia tuberculata y Eustoma exaltatum. 
S. ebracteatus, B. maritimus y Flaveria chlorifolia son, generalmente, las 
primeras especies en establecerse en abras nuevas (Pérez y Sosa, 2009; 
Pisanty et al., 2013), aunque hay variaciones relacionadas con la disponibilidad 
de recursos, sobre todo de agua. 
4.6 Selección del área de estudio 
Se seleccionó la zona de estudio de acuerdo a la distribución de las abras 
censadas por Pérez y Sosa en 2009 en la ribera sur de la desembocadura del 
río hacia la Laguna Grande, por ser ésta la zona donde se concentró la 
formación de estos hundimientos. En su mayoría, las abras se extienden 
gradualmente hacia el sur de manera casi perpendicular al cauce (Figura 5). 
El censo se llevó a cabo a lo largo de un año en el periodo comprendido entre 
enero de 2012 y enero de 2013 de manera bimestral. En un área aproximada 
de 100m x 30m, se ubicaron y marcaron las abras ya existentes y a lo largo del 
tiempo se marcaron las nuevas. A fin de facilitar su identificación, las abras se 
numeraron y se marcaron con etiquetas sujetadas con clavos a un lado de 
cada abra. 
 
 
 
 
 
 
 
19 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 5. El sistema Churince en el valle de Cuatrociénegas, Coah. Se indican 
las partes más importantes: Poza Churince, Poza Bonita (secas), Laguna 
Intermedia, Laguna Churince y Río Churince, así como el área de estudio 
señalada con una elipse (imagen tomada de Google Earth, 2012). 
 
4.7 Mapeo 
Dentro del área de estudio se identificaron todas las abras y se construyó un 
mapa de coordenadas polares. Para ello se midió la distancia y el ángulo entre 
una primera abra y la siguiente (la más cercana a la previa), y se prosiguió así 
con cada una de las abras de manera consecutiva. Cuando se identificaron 
abras nuevas se incorporaron al mapa, mientras que las que se cerraron no se 
eliminaron del mismo a fin de poder darles seguimiento en el tiempo, dado que 
algunas se cierran sólo temporalmente (Anexo II). 
4.8 Caracterización de las abras 
La dinámica de las abras en el tiempo fue analizada a partir de los cambios 
observados en su tamaño, profundidad, cobertura vegetal y riqueza de 
especies, así como de la presencia o ausencia de agua. Estas variables se 
describen a continuación: 
Poza Churince 
 
Río Churince 
 
 
Laguna Intermedia 
 
 
Laguna Grande 
 
 
Poza Bonita 
 
 
Laguna Grande 
Laguna Intermedia 
Río Churince 
Poza Bonita 
Poza Churince 
20 
 
a) Tamaño. En cada uno de los hundimientos se midió el largo y el ancho y 
así se obtuvo el área total de cada hundimiento, aproximando su forma a 
la de una elipse, de acuerdo a la fórmula: 
 
 
Donde: 
A= superficie (área) 
D1= diámetro mayor 
D2= diámetro menor 
 
De acuerdo con su área, las abras fueron clasificadas en seis categorías de 
tamaño (Tabla 2). Cabe mencionar que las categorías usadas en este trabajo 
no fueron las mismas que aquellas consideradas en trabajos previos (Pérez y 
Sosa, 2009, Pisanty et al., 2013). Las seis categorías fueron utilizadas para 
construir una matriz de transición (Caswell, 1989; Rojas González y Zúñiga 
Vega, 2005) y conocer la dinámica de crecimiento de las abras a lo largo del 
tiempo. 
Tabla 2. Categorías de tamaño de las abras (área) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Categoría Tamaño (m2) 
1 0.003-0.05 
2 0.051-0.1 
3 0.11-0.2 
4 0.21-0.4 
5 0.41->1.6 
C Cerrada 
21 
 
b) Riqueza. Se identificaron las especies presentes en cada abra y se 
determinó la riqueza (número de especies) en cada una de ellas. Se 
formaron categorías de acuerdo al número de especies presentes en 
cada una de las abras (Tabla 3). Esta categorización es una 
modificación de la propuesta por Pérez y Sosa (2009). 
Tabla 3. Categorías de riqueza por número de especies 
 
 
 
 
 
 
 
c) Cobertura. A fin de determinar la cobertura vegetal, se midió el largo 
y el ancho a cada uno de los individuos presentes en la periferia, la 
pared y el fondo de cada una de las abras. Se aproximó la forma de los 
individuos a una elipse y se obtuvo el área de cada uno. Se sumaron las 
coberturas individuales para determinar la cobertura total y se calculó el 
porcentaje total de cobertura para cada abra. Posteriormente se 
generaron las categorías (Tabla 4) con las que se construyeron las 
matrices de transición y de proyección (Caswell, 1989; Rojas González y 
Zúñiga Vega, 2005). Esta categorización es una modificación de la 
propuesta por Pérez y Sosa (2009). Se reporta únicamente la cobertura 
total y no la específica. 
 
 
 
Categoría 
No. de 
especies 
0 0 
1 1 
2 2 
3 3 
4 4 
5 5 a 7 
C Cerrada 
22 
 
Tabla 4. Categorías de porcentaje de cobertura 
 
 
 
 
 
 
 
d) Profundidad. La profundidad es la medida considerada entre el borde 
del abra y su fondo, de manera vertical. La categorización incluye 7 
categorías diferentes que se muestran en la Tabla 5. 
Tabla 5. Categorías de profundidad 
 
 
 
 
 
 
 
 
e) Se determinó la composición específica de la vegetación que coloniza 
las abras y se calculó la frecuencia de cada una de las especies y las 
combinaciones en las que se presentan. Para esto se consideraron 
todos los individuos y todas las especies presentes en las abras y se 
determinó la proporción relativa de cada una de las especies sobre el 
total. Se describieron las combinaciones observadas y se determinó el 
porcentaje de abras en las que se encontró cada combinación. 
Categoría 
Cobertura 
(%) 
1 
Sin 
vegetación 
2 Menor a 1% 
3 1-9.99% 
4 10-39.99% 
5 40-69.99% 
6 70-99.99% 
7 >100% 
C Cerrada 
Categoría 
Profundidad 
(cm) 
1 1-15 
2 16-30 
3 31-45 
4 46-60 
5 61-75 
6 >75 
C Cerrada 
23 
 
Se realizó una correlación entre el promedio anual de las áreas de las 
abras y el promedio anual de especies por abra para conocer si existe o 
no una relación entre ambos parámetros. 
 
4.9 Análisis de resultados 
Las abras se categorizaron de manera equivalente a una población 
estructurada en función de la riqueza de especies, la cobertura y la 
profundidad. Con estos parámetros y a fin de proyectar el comportamiento de 
las abras se construyó un modelo matricial que incluye permanencia, 
retrogresión y crecimiento (Anexo I). La elaboración de estas matrices de 
transición que muestran la probabilidad de cambio de una categoría a la 
siguiente o a una anterior, o la permanencia en una misma, permitió construir 
proyecciones de la dinámica de las abras a futuro para cada uno de los 
parámetros considerados. 
Una vez construidas las matrices secalculó la tasa finita de crecimiento (λ) de 
la “población” de abras para el intervalo anual. Para ello, se realizaron las 
iteraciones necesarias para alcanzar la estructura estable de categorías para 
cada uno de los parámetros utilizados. Una vez alcanzada ésta, se calculó la 
tasa finita de crecimiento de la siguiente manera (Caswell, 1989; Rojas 
González; y Zúñiga Vega, 2005; Gotelli, 2008): 
λ=Nt+1/Nt 
Donde: 
λ=tasa finita de crecimiento 
Nt+1= tamaño de la población en t+1 
Nt= tamaño de la población inicial 
5. Resultados 
5.1 Dinámica de las abras 
En general no se observó una tendencia estable o periódica en la apertura, el 
cierre o la permanencia de las abras, sino que fue evidente que hay 
fluctuaciones en el tiempo asociadas a algunos procesos que se discutirán más 
24 
 
adelante. El número de abras a través del tiempo se modificó de manera 
irregular, pues además de un grupo considerable de abras que permanecieron 
durante el periodo de estudio, e incluso desde varios años anteriores (Pérez y 
Sosa, 2009), se presentaron abras nuevas, mientras que otras se cerraron por 
diferentes causas y, adicionalmente, algunas de éstas volvieron a abrirse 
(reaperturas). 
 
El número de abras abiertas, i.e. de hundimientos que permanecieron como 
tales, presentó un descenso entre enero y mayo de 2012, pues se registraron 
en el primer censo 129 y sólo 117 en el mes de mayo. A partir de este mes, no 
se presentaron valores menores a 117. El número aumentó a lo largo del año 
hasta alcanzar un total de 138 abras abiertas en el mes de enero del 2013. 
 
El número de abras cerradas varió conforme avanzó el tiempo. El mayor 
número de abras cerradas se encontró en noviembre de 2012, con un total de 
50, seguido de julio con 48, mayo con 47, enero de 2013 con 45, septiembre 
con 43, marzo con 40 y enero de 2012 con 20. 
 
Las abras recién formadas (nuevas) fueron un porcentaje mínimo del número 
total de abras. El mes que presentó un mayor número de aperturas fue marzo, 
con un total de 10 abras nuevas, a continuación septiembre con 6, julio con 5, 
noviembre y enero de 2013 con 4 y mayo únicamente con 3 aperturas (Figura 
6). 
 
25 
 
 
Figura 6. Porcentaje de abras cerradas, abiertas y nuevas en el periodo enero 
de 2012 a enero de 2013. La n representa el número total de abras (cerradas, 
abiertas y nuevas). 
 
Como se mencionó previamente, un gran número de abras se cerró desde 
enero de 2012 y a lo largo del periodo de muestreo. Cabe destacar que 
algunas de estas abras cerradas comenzaron a reabrirse posteriormente, 
proceso que se detalla más adelante. En la figura 6 se muestra el porcentaje de 
abras reabiertas en relación al número de abras cerradas durante el intervalo 
de muestreo previo. Entre enero y marzo de 2012 se reportó únicamente una 
reapertura, es decir, el 3% de las abras cerradas en el mes de enero se volvió 
a abrir durante el primer bimestre de muestreo. En el intervalo marzo-mayo 
hubo un 6% de reaperturas, en los periodos mayo-julio y septiembre-noviembre 
un 10% y finalmente, con el mayor porcentaje de reaperturas están los 
periodos julio-septiembre y noviembre-enero de 2013, en los que se observó un 
total de 16% de re-aperturas con respecto a los meses anteriores (Figura 7). 
n=149 
n=159 
n=164 n=169 
n=175 
n=179 
n=183 
0% 
10% 
20% 
30% 
40% 
50% 
60% 
70% 
80% 
90% 
100% 
Enero 2012 Marzo Mayo Julio Septiembre Noviembre Enero 2013 
Cerradas 
Abiertas 
Nuevas 
26 
 
 
Figura 7. Porcentaje de abras reabiertas. La n representa el número de abras 
reabiertas. 
 
Presencia/ausencia de agua 
La presencia de agua fue prácticamente nula aún en la temporada en la que se 
esperaría encontrarla debido a las bajas temperaturas y la baja evaporación 
que conllevan (noviembre-enero). Durante 2012, únicamente se observó agua 
en enero, marzo y mayo. A lo largo del año, solo seis abras, correspondientes 
al 5% del promedio anual de abras totales abiertas, presentaron agua, y el nivel 
promedio fue de 16.3 cm. En enero del 2012 únicamente un abra presentó 
agua, con un nivel de 4 cm, mientras que en mayo otra abra tuvo 20 cm. El 
mes con mayor número de abras con presencia de agua fue marzo, cuando 
además se alcanzó el mayor nivel (37 cm) registrado en el periodo de estudio. 
Entre julio de 2012 y enero de 2013 ningún abra tuvo agua. 
Presencia/ausencia de vegetación 
Las abras con vegetación predominaron a lo largo de todo el año, sin embargo, 
las abras sin vegetación, aunque pocas, no dejaron de estar presentes en 
todos los meses de muestreo (Figura 8). 
 
n=1 
n=3 
n=5 
n=7 
n=5 
n=7 
0% 
3% 
6% 
9% 
12% 
15% 
18% 
Enero 2012-
Marzo 
Marzo-Mayo Mayo-Julio Julio-Sept Sept-Nov Nov-Enero 2013 
%
 d
e
 a
b
ra
s 
Tiempo 
27 
 
El mes con mayor porcentaje (5.97%) de abras sin vegetación fue diciembre, 
en cambio, el mes de mayo presentó únicamente un 2.54% de abras en las que 
no se estableció ninguna planta. En enero, marzo, julio, septiembre de 2012 y 
en enero de 2013 el porcentaje de abras sin vegetación fue de 3.91%, 5.13%, 
4.03%, 3.97% y 4.20% respectivamente. 
 
 
 
Figura 8. Porcentaje de abras con y sin vegetación de enero de 2012 a enero 
2013. 
Cabe destacar que de las 32 abras nuevas formadas en el periodo total de 
muestreo, únicamente dos no presentaron vegetación en ningún momento, 
mientras que el resto presentó por lo menos una de las especies que se 
encuentran en la zona. 
 
5.2 Estructura de las abras 
Tamaño (área de las abras) 
Durante el periodo comprendido entre enero de 2012 y enero de 2013 las 
categorías más frecuentes y representativas del área de las abras fueron la 1, 
la 2 y la C. La categoría 1 alcanzó sus valores máximos en noviembre con 33% 
96% 95% 97% 96% 96% 94% 94% 
0% 
10% 
20% 
30% 
40% 
50% 
60% 
70% 
80% 
90% 
100% 
%
 d
e
 a
b
ra
s 
Con vegetación 
Sin vegetación 
28 
 
y en marzo con 31%, y su mínimo en mayo de 2012 y enero de 2013 con 27%. 
El mes de enero de 2012 presentó un 29%, al igual que el mes de septiembre; 
finalmente el mes de julio presentó un porcentaje de casi 27%. La categoría 2 
alcanzó el mayor porcentaje (31%) de abras en enero de 2012; a partir de este 
mes el porcentaje de abras de esta categoría comenzó a descender en los 
meses subsecuentes hasta alcanzar un 22% en julio pero aumentando 
finalmente hasta 27% en enero de 2013. 
 
La categoría que sigue a las ya mencionadas es la tres, con un punto máximo 
en enero de 2012 y en septiembre con 12%, y un mínimo en marzo de 8%. 
Mayo de 2012 y enero de 2013 mostraron un porcentaje de 10%, y noviembre y 
julio se encuentran por debajo de este valor. En seguida se ubica la categoría 5 
con valores menores al 8% y finalmente la categoría 4 con porcentajes 
máximos de 7%. Cabe mencionar que en todos los meses se presentaron 
abras en todas las categorías, sin excepción. 
 
Como se puede observar, las categorías más frecuentes corresponden a las 
abras de menor tamaño (1 y 2) y a las cerradas (C). Las menos frecuentes 
fueron la categorías 4 con un promedio de 3% mensual, la categoría 5 con 
promedio de 6% y finalmente la categoría 3 con un promedio igual a 10% 
mensual (Figura 9). 
 
29 
 
 
Figura 9. Frecuencia de las categorías de tamaño (m2) en las de abras. 
Riqueza 
La riqueza está determinada por el número de especies presentes en cada una 
de las abras. En la Figura 10 se observa que la categoría C ocupó el segundo 
lugar y su pico más alto se encontró en los meses de mayo, julio y noviembre 
con 28%, pero aunque es muy representativa por su amplia proporción por 
mes, carece de significado para la estructura de la riqueza porque son abras 
cerradas, por lo tanto en el análisis de la proyección descrito más adelante no 
se consideran. 
La categoría de riqueza predominante en todos los meses fue la 2, con un 
máximo de 33% del total de las abras en enero y marzode 2012, 31% en 
mayo, 29% en noviembre y enero del 2013 y 25% y 27% en julio y septiembre 
respectivamente. La categoría siguiente es la categoría 1, que representa el 
22% de las abras en noviembre, 20% en enero del 2012, 19% en los meses de 
mayo y enero de 2013, 17% en septiembre y 13% y 14% en marzo y julio 
respectivamente. La categoría 3 abarcó un 22% del total en el mes de enero 
del 2012, que disminuyó hasta un mínimo de 9% en el mes de noviembre y 
0% 
10% 
20% 
30% 
40% 
50% 
60% 
70% 
80% 
90% 
100% 
%
 d
e
 a
b
ra
s C (cerrada) 
5 (0.41->1.6) 
4 (0.21-0.4) 
3 (0.11-0.2) 
2 (0.051-0.1) 
1 (0.003-0.05) 
30 
 
aumentó 1% para el mes siguiente. La categoría 4 tuvo frecuencias del 2 al 9% 
y las categorías 0 y 5 mostraron un porcentaje igual a 3%. 
 
Figura 10. Frecuencia de las categorías de riqueza en las de abras. 
La categoría 0, que indica la ausencia de vegetación, tuvo un comportamiento 
similar a la categoría 5, pues en promedio ambas representaron un 3% 
mensual de riqueza. Esta categoría (0) alcanzó su máximo porcentaje en el 
mes de noviembre. 
En enero de 2012 se presentó el mayor porcentaje de abras con categorías de 
riqueza 2 y 3, mientras que la 0, 1 y 5 predominaron en noviembre (Figura 10). 
Cobertura vegetal 
Aunque la categoría C es constante y ocupa el segundo lugar (24%) no es 
relevante para este parámetro (Figura 11). Al igual que en el caso de la 
riqueza, la cobertura es una característica que puede ser aplicable sólo para 
abras abiertas, lo que nulifica a todas las abras pertenecientes a la categoría C, 
que se incluye en la estructura completa pero que no se considera en la 
proyección. 
 
0% 
10% 
20% 
30% 
40% 
50% 
60% 
70% 
80% 
90% 
100% 
%
 d
e
 a
b
ra
s 
C (cerrada) 
5 (5-7 spp) 
4 (4 spp) 
3 (3 spp) 
2 (2 spp) 
1 (1 sp) 
0 (s/veget) 
31 
 
 
Figura 11. Frecuencia de las categorías de cobertura en las de abras. 
Las abras de categoría 7 de cobertura fueron las más frecuentes en la mayoría 
de los meses, a saber: mayo, julio, septiembre y noviembre con 17%, 20%, 
19% y 22% respectivamente. Esta categoría alcanzó su valor más bajo en 
enero de 2012 con un 7%, pasando por valores intermedios de 15% y 16% 
para marzo de 2012 y enero de 2013, respectivamente. 
La categoría 4, aunque no representó el mayor porcentaje a lo largo de los 
meses, sí lo hizo en enero (22%) y en marzo (19%) de 2012. El resto de los 
meses mostraron valores en el intervalo de 11% a 16%, porcentajes menores 
en relación a los de la categoría 5 salvo para el mes de enero de 2013, en el 
que la categoría 4 predominó sólo en el 1% de las abras. En mayo, julio, 
septiembre y noviembre el porcentaje de abras con cobertura de categoría 4 va 
del 13% al 17%. 
La categoría 2 presentó los valores más altos en enero de 2012 con 18% y en 
noviembre con 11%. En mayo, julio y septiembre esta misma categoría 
corresponde al 10%, y en marzo al 8%. El valor mínimo corresponde a enero 
de 2013 con 5%. 
La categoría 3 alcanzó su máxima representación en enero de 2013 con 21%, 
siendo la más común en este mes, y la mínima de 2% en mayo. 
0% 
10% 
20% 
30% 
40% 
50% 
60% 
70% 
80% 
90% 
100% 
%
 d
e
 a
b
ra
s 
C (cerrada) 
7 (>100%) 
6 (70-99.99%) 
5 (40-69.99%) 
4 (10-39.99%) 
3 (1-9.99%) 
2 (<1%) 
1 (s/veget) 
32 
 
La categoría 6 presentó un 10% en septiembre, noviembre y enero de 2013, 
seguido de los meses de enero del 2012 y marzo con 9%. El resto de los 
meses presentaron valores de7% y 8%. 
La categoría sin vegetación alcanzó un máximo porcentaje en marzo con 4%, y 
su promedio fue de 2% a lo largo de todo el periodo de muestreo. Cabe 
resaltar que en el mes de noviembre no hubo abras que no albergaran 
vegetación. 
Profundidad 
La profundidad más frecuente fue la observada en las abras de la categoría 2 
(i.e. 16 a 30 cm), mostrada en promedio por el 31% de las abras a lo largo del 
año, valor que sobrepasa notablemente al resto de las categorías (Fig. 12). 
Cabe señalar que esta categoría alcanzó su mayor frecuencia en septiembre 
con un 37% del total, y su mínima en marzo y julio con un 27%. A continuación 
le sigue la categoría 3 con su punto máximo en el mes de enero del 2013 con 
un 22%. En seguida se encuentran las categorías 1 con un máximo en el mes 
de noviembre y un mínimo de 10% en el mes de mayo, le sigue la categoría 4 
con un máximo en enero del 2012 con 14% y un mínimo en el mes de 
diciembre, decayendo hasta un 5%. Finalmente, las categorías 5 y 6 
presentaron frecuencias promedio bimestrales de 3.4% y 2.6% 
respectivamente. 
 
33 
 
 
Figura 12. Frecuencia de las categorías de profundidad en las de abras. 
5.3 Proyecciones 
Tamaño 
La iteración de la matriz de proyección permite determinar la estructura estable 
de las abras categorizadas por tamaño o por cualquier otro de los criterios 
considerados (cobertura, riqueza). Si las condiciones ambientales 
predominantes no cambian por causas naturales o antropogénicas, la 
estructura de tamaños de estas abras corresponderá a la estructura estable 
que deriva de las iteraciones, es decir, el porcentaje representado por cada 
categoría no muestra cambios drásticos. Para determinar la estructura estable 
es necesario simular proyecciones a lo largo de periodos de tiempo que serán 
variables en cada caso. La categoría C (cerrada) será la que predomine en 
cada uno de los intervalos, con un porcentaje superior al 40%. A continuación 
se encuentra la categoría 2 (22%) y muy cerca la categoría 1 (18%). La 
categoría 3 será la tercera más común (11%), seguida de la 4 y 5 (3.5%), que 
mantendrán proporciones iguales en el tiempo (Figura 13). La tendencia 
general que estos resultados señalan es que las abras se irán cerrando en el 
transcurso del tiempo, pero simultáneamente se formarán y se mantendrán 
abras de menor tamaño. 
 
0% 
10% 
20% 
30% 
40% 
50% 
60% 
70% 
80% 
90% 
100% 
Enero 2012 Marzo Mayo Julio Septiembre Noviembre Enero 2013 
%
 d
e
 a
b
ra
s 
C (cerrada) 
6 (>75) 
5 (61-75) 
4 (46-60) 
3 (31-45) 
2 (16-30) 
1 (1-15) 
34 
 
 
Figura 13. Proyección del comportamiento de las categorías de tamaño. 
 
Riqueza 
La proyección de la riqueza en el tiempo sugiere que la categoría 
correspondiente a la presencia de 5 a 7 especies por abra será claramente la 
predominante y potencialmente podría llegar a representar la condición total de 
la abras (99.9%). Esto significa que se espera que cada abra presente entre 5 y 
7 especies diferentes, es decir, el número de especies por abra crecerá 
independientemente del número de especies presentes en un inicio. El resto de 
las categorías muestra una disminución hasta su desaparición (Figura 14). 
0% 
5% 
10% 
15% 
20% 
25% 
30% 
35% 
40% 
45% 
50% 
0 10 20 30 
%
 d
e 
ab
ra
s 
Tiempo (iteraciones) 
1 (0.001-
0.05) 
2 (.051-0.1) 
3 (0.11-0.2) 
4 (0.21-0.5) 
5 (>0.51) 
C (cerrada) 
35 
 
 
Figura 14. Proyección del comportamiento de las categorías de riqueza. 
Cobertura 
La proyección de la cobertura de las abras en el tiempo sugiere que todas las 
categorías se estabilizarán aproximadamente en 18 intervalos. La categoría 7 
alcanzará su valor máximo por encima del 20% y será la categoría 
predominante seguida de la categoría 3, a continuación la 5, la 6, la 4 y 
finalmente y con un valor menor al 5% de abundancia la categoría 1 y 2. Este 
comportamiento indica una tendencia a que las abras tengan cada vez una 
mayor cobertura vegetal (Figura 15). 
0% 
10% 
20% 
30% 
40% 
50% 
60% 
70% 
80% 
90% 
100% 
0 50 100 150 200 250 300 
%
 d
e 
ab
ra
s 
Tiempo (iteraciones) 
0 (Sin especies) 
1 especie 
2 especies 
3 especies 
4 especies 
5 a 7 especies 
36 
 
 
Figura 15. Proyección del comportamiento de las categorías de cobertura. 
Profundidad 
La estructura estable de las categorías de profundidad de las abras se alcanza 
en t=25.La categoría más destacada será inicialmente la categoría 2 que 
después se unirá a la categoría 1 con un porcentaje de 17%. A continuación le 
sigue la categoría 3 con aproximadamente el 6% de todas las abras. La 
categoría 4 se encuentra inmediatamente debajo de la previamente descrita y 
finalmente por debajo del 1% se encuentran las categorías 5 y 6, que 
probablemente tiendan a desaparecer. La tendencia es claramente hacia la 
desaparición de las categorías de mayor profundidad y la prevalencia de las 
abras más superficiales (Figura 16). 
 
 
 
0% 
5% 
10% 
15% 
20% 
25% 
30% 
35% 
40% 
45% 
50% 
0 5 10 15 
Tiempo (iteraciones) 
1 (s/veget) 
2 (<1%) 
3 (1-9.99%) 
4 (10-39.99%) 
5 (40-69.99%) 
6 (70-99.99%) 
7 (>100%) 
37 
 
 
Figura 16. Proyección del comportamiento de las categorías de la profundidad 
(cm) de las abras. 
5.4 Dinámica de la vegetación 
Se encontró un total de nueve especies a lo largo del periodo de muestreo en 
la zona (Tabla 6), aunque no todas estuvieron presentes en el mismo periodo 
de tiempo. 
Tabla 6. Especies en la zona terminal del Sistema Churince. 
Especie Familia Ciclo de vida Acrónimo 
Bolboschoenus 
maritimus var. palustris 
(Palla) 
Cyperaceae Perenne Bol 
Eustoma exaltatum 
(Salisb. ex G. Don) 
Gentianaceae Anual Eus 
Sabatia tuberculata (J. E. 
Williams) 
Gentianaceae Anual Sab 
Flaveria chlorifolia (A. 
Gray) 
Asteraceae Perenne Flav 
Jaumea carnosa (A. 
Gray) 
Asteraceae Perenne Jau 
Sporobolus airoides 
(Torr.) 
Poaceae Perenne Spo 
Samolus ebracteatus var. 
coahuilensis 
(Henrickson) 
Primilaceae Perenne Sam 
0% 
5% 
10% 
15% 
20% 
25% 
30% 
35% 
40% 
45% 
50% 
0 5 10 15 20 25 
%
 d
e 
ab
ra
s 
Tiempo (iteraciones) 
1 (1-15) 
2 (16-30) 
3 (31-45) 
4 (46-60) 
5 (61-75) 
6 (>75) 
38 
 
Distichlis spicata 
(Greene) 
Poaceae Perenne Dis 
 
En la Figura 17 se observa la dinámica de las especies en el tiempo. El mes de 
enero presenta únicamente seis especies, en marzo se denota un aumento de 
dos especies, E. exaltatum y S. airoides con un total de 8 especies, al igual que 
en mayo. En julio se presentan 8 especies y es el mes en el que aparece S. 
tuberculata y en el que la presencia de E. exaltatum es nula. En septiembre no 
se presenta las especies de Cyperus spp. pero sí todas las demás. En 
diciembre y enero del 2013 se presentaron todas las especies menos S. 
tuberculata. 
La distribución de las especies en las abras es heterogénea. Es clara la alta 
frecuencia de S. ebracteatus, que es mayor que la del resto de las especies, 
pues se encuentra en el 80% de las abras en todos los meses, seguida de D. 
spicata, presente en el 60% de las abras. Las siguientes especies más 
frecuentes son, en orden decreciente, F. chlorifolia y B. maritimus, aunque su 
frecuencia decreció continuamente a lo largo del tiempo hasta el mes de enero, 
en el que se observa un ligero incremento, al igual que en su cobertura. S. 
coahuilensis muestra fluctuaciones a lo largo de todo 2012, pero en enero de 
2013 presenta un incremento del 12%, pues pasa del 17% al 29%. J. carnosa 
no presenta grandes cambios en el tiempo. De todas las especies, S. 
tuberculata es la especie menos frecuente y la que presenta la menor cobertura 
(Figura 16). 
39 
 
 
Figura 17. Frecuencia de las diferentes especies presentes en el total de las 
abras en el Sistema Churince. 
5.5 Riqueza y frecuencia por abra 
Abras con una especie 
El porcentaje de abras con una especie oscila entre 18% en julio y 29% en 
noviembre. S. ebracteatus, S. airoides y F. chlorifolia se encuentran todos los 
meses, siendo S. ebracteatus la que tiene mayor presencia en todos los 
meses, seguida de D. spicata. Por su parte, J. carnosa se encuentra sólo en 
enero de 2013 (Figura 18). 
 
0 
10 
20 
30 
40 
50 
60 
70 
80 
90 
P
re
se
n
ci
a 
(%
 e
n
 a
b
ra
s)
 
Sam 
Dis 
Spo 
Fla 
Bol 
Sab 
Jau 
Eus 
40 
 
 
Figura 18. Porcentaje de abras con una especie en el periodo de enero 2012 a 
enero 2013. Se indica también el porcentaje de abras colonizadas por cada 
especie. 
Abras con dos especies 
La figura 19 muestra todas las combinaciones de dos especies encontradas en 
cada una de las abras. Esta característica se encuentra en todos los meses y 
representa entre 37% en septiembre y 44% en mayo (Figura 17). 
Aunque se encontró un total de 15 combinaciones, la combinación presente en 
todos los meses, que además es la predominante, es la correspondiente a S. 
ebracteatus con D. spicata. Por otro lado, cuando no se encuentran juntas 
estas dos especies se encuentran cada una en seis combinaciones con 
especies diferentes. F. chlorifolia se encuentra en 5 de las 15 combinaciones 
observadas. 
0% 
5% 
10% 
15% 
20% 
25% 
30% 
35% 
Enero 2012 Marzo Mayo Julio Septiembre Noviembre Enero 2013 
%
 d
e
 a
b
ra
s 
Sam Dis Spo Fla Bol Jau 
41 
 
 
Figura 19. Porcentaje de la combinación de dos especies por abra en el 
periodo enero 2012 a enero 2013. 
Abras con 3 especies 
Al igual que cuando hay dos especies, se presentan 15 combinaciones 
diferentes cuando se encuentran presentes tres especies por abra. S. 
ebracteatus se encuentra en 11 de las 15 combinaciones, lo que significa que 
se encuentra en la mayoría de las abras con esta característica de riqueza. D. 
spicata puede observarse en 10 de los grupos de plantas que comparten un 
hundimiento. 
S. airoides y F. chlorifolia, se encuentran en 6 de las combinaciones, a 
diferencia de Eustoma exaltatum que únicamente se encuentra en una de ellas, 
compartiendo área con S. ebracteatus y D. spicata. 
Las combinaciones D. spicata/S. airoides/F. chlorifolia, D. 
spicata/F.chlorifolia/B. maritimus, D. spicata/F. chlorifolia/J. carnosa se 
encuentran cada una únicamente en sólo uno de los meses muestreados 
(Figura 20). 
0% 
5% 
10% 
15% 
20% 
25% 
30% 
35% 
40% 
45% 
50% 
Enero 2012 Marzo Mayo Julio Septiembre Noviembre Enero 2013 
%
 d
e
 a
b
ra
s 
2 especies 
Sam-Dis Sam-Spo Sam-Fla Sam-Bol Sam-Jau Sam-Eus Dis-Spo Dis-Fla 
Dis-Bol Dis-Sab Dis-Jau Spo-Sab Fla-Bol Fla-Jau Fla-Spo 
42 
 
 
Figura 20. Porcentaje de la combinación de tres especies en las abras en el 
periodo enero 2012 a enero 2013. 
Abras con 4 especies 
Esta condición presenta un mayor número de combinaciones (17) que las 
anteriores, pero representa un porcentaje menor con un máximo representativo 
de 14.5% en enero de 2013 (Figura 21). 
Nuevamente S. ebracteatus se encuentra en la mayoría de las combinaciones 
(15), a continuación F. chlorifolia (12), D. spicata (10), S. airoides y B. 
maritimus (9), Eustoma exaltatum (4) y S. tuberculata (2). 
En enero presentan dos combinaciones, en mayo tres, en julio y noviembre 
cuatro, en septiembre cinco, enero de 2013 siete y marzo ocho. 
En este caso ninguna de las combinaciones se encuentra en todos los meses. 
0% 
5% 
10% 
15% 
20% 
25% 
30% 
35% 
Enero 2012 Marzo Mayo Julio Septiembre Noviembre Enero 2013 
%
 d
e
 a
b
ra
s 
3 especies 
sam-dis-spo sam-dis-fla sam-dis-bol sam-dis-sab sam-dis-jau 
sam-dis-eus sam-spo-fla sam-spo-bol sam-spo-jau sam-fla-bol 
sam-fla-jau dis-spo-fla dis-fla-bol dis-fla-jau dis-spo-jau 
43 
 
 
Figura 21. Porcentaje de la combinación de cuatro especies en las abras en el 
periodo enero 2012 a enero 2013. 
Abras con 5 especies 
Cuando hay cinco especies en un abra se presentan únicamente 10 
combinaciones. Esta condición se observa en todos los meses muestreados, a 
excepción de marzo (Figura 22). 
Dos de las combinaciones (mostradas en azul marino y morado en la figura 22) 
se encuentran en los meses mayo, julio y enero de 2013 aunque no de manera 
simultánea. En el mes de mayo sólo un abra presenta una de estas 
combinaciones. En enero de 2013 se encuentran dos combinaciones, tres en 
enero de 2012, julio y septiembre y cuatro en noviembre. 
0% 
2% 
4% 
6% 
8% 
10% 
12% 
14% 
16%Enero 2012 Marzo Mayo Julio Septiembre Noviembre Enero 2013 
%
 d
e
 a
b
ra
s 
4 especies 
sam-dis-spo-fla sam-dis-spo-jau sam-dis-spo-bol sam-dis-fla-bol sam-dis-fla-jau 
sam-dis-fla-eus sam-dis-bol-jau sam-dis-bol-sav sam-spo-fla-bol sam-spo-fla-sab 
sam-spo-fla-eus sam-spo-flav-jau sam-fla-bol-jau sam-fla-bol-eus sam-bol-jau-eus 
dis-spo-fla-bol dis-spo-fla-jau 
44 
 
 
Figura 22. Porcentaje de las posibles combinaciones de cinco especies en las 
abras en el periodo enero 2012 a enero 2013. 
Abras con 6 especies 
A diferencia de las condiciones descritas previamente, sólo en los meses de 
mayo y de noviembre se encontraron seis especies en una misma abra. Esta 
característica sólo se presentó en el 0.8% de las abras, es decir no más de un 
abra del total mensual (Figura 23). 
Ambas combinaciones destacan por la presencia de S. ebracteatus, D. spicata, 
S. airoides, B. maritimus y J. carnosa, y difieren por sólo una especie, dado que 
una presenta F. chlorifolia y la otra S. tuberculata. 
 
0% 
1% 
2% 
3% 
4% 
Enero 2012 Mayo Julio Septiembre Noviembre Enero 2013 
%
 d
e
 a
b
ra
s 
5 especies 
sam-dis-spo-fla-jau sam-dis-spo-bol-jau sam-dis-spo-bol-sav sam-dis-spo-fla-bol 
sam-dis-spo-fla-eus sam-dis-fla-bol-sab sam-dis-fla-bol-jau sam-dis-fla-bol-eus 
sam-spo-fla-bol-jau sam-fla-bol-jau-eus 
45 
 
 
Figura 23. Porcentaje de la combinación de cinco especies en las abras en el 
periodo enero 2012 a enero 2013. 
Abras con 7 especies 
Las abras con 7 especies se encuentran en mayo, julio y septiembre y 
representan en cada uno de estos meses menos del 0.8% del total (Figura 24). 
En estos tres meses se encuentran las especies S. ebracteatus, D. spicata, S. 
airoides, F. chlorifolia y J. carnosa. En mayo y julio se encuentra B. maritimus y 
difieren en E. exaltatum y S. tuberculata respectivamente. Septiembre presenta 
estas últimas dos especies pero carece de B. maritimus. 
 
0.00% 
0.10% 
0.20% 
0.30% 
0.40% 
0.50% 
0.60% 
0.70% 
0.80% 
0.90% 
Mayo Noviembre 
%
 d
e
 a
b
ra
s 
6 especies 
sam-dis-spo-fla-bol-jau sam-dis-spo-bol-sav-jau 
0.00% 
0.10% 
0.20% 
0.30% 
0.40% 
0.50% 
0.60% 
0.70% 
0.80% 
0.90% 
Mayo Julio Septiembre 
%
 d
e
 a
b
ra
s 
7 especies 
sam-dis-spo-fla-bol-jau-eus sam-dis-spo-fla-bol-sav-jau sam-dis-spo-fla-sav-jau-eus 
46 
 
Figura 24. Porcentaje de la combinación de cinco especies en las abras en el 
periodo enero 2012 a enero 2013. 
5.6 Correlación área/riqueza 
Como se observa en la figura 24, la relación entre la superficie promedio y la 
riqueza promedio (r2=0.5142) es positiva pero moderada y la mayor variación 
se observa entre las abras de menor tamaño, en las que el número de especies 
es muy variable. El número de abras grandes es mucho menor que el de las de 
menor tamaño, lo cual dificulta el análisis. 
Figura 25. Correlación entre el promedio anual de área de las abras y la 
riqueza promedio anual. 
6. Discusión 
El censo de las abras a lo largo del tiempo hace posible cuantificar la 
permanencia, apertura, cierre y reapertura de las abras. La evaluación de las 
áreas (tamaños) y de la riqueza en cada abra parece ser la mejor estrategia 
para la comparación entre sitios o entre tiempos diferentes de muestreo, ya que 
en ocasiones las abras más pequeñas pueden fusionarse con abras más 
grandes y/o cercanas haciendo una sola. El análisis de la composición de la 
vegetación en las abras funciona como un indicador biológico de la 
disponibilidad de agua, esto no se restringe a las abras dado que algunas 
especies como Samolus ebracteatus aprovechan la humedad subsuperficial y 
se establecen en la planicie. Por su parte, los modelos matriciales permitieron 
y = 4.1986x + 1.8244 
R² = 0.5142 
0 
1 
2 
3 
4 
5 
6 
0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 
P
ro
m
e
d
io
 d
e
 r
iq
u
e
za
 (
n
ú
m
e
o
r 
d
e
 e
sp
e
ci
e
s)
 
Promedio de área (m2) 
47 
 
un análisis dinámico de los parámetros físicos y bióticos de las abras, y una 
proyección a futuro que es una herramienta muy importante para el análisis del 
proceso de colonización de las abras y de la comunidad vegetal que en ellas se 
establece (Gotelli, 2008). 
La formación y la dinámica de las abras, así como el comportamiento de la 
vegetación presente en ellas, es resultado del cambio en la cantidad y el flujo 
del agua a través del sistema hídrico superficial, subsuperficial y subterráneo. 
Es así que la presencia y ausencia de agua en los cuerpos de agua y en las 
abras es un indicador de cambios en el sistema hídrico global, como se ha 
observado en el estudio de los hundimientos diferenciales en el Mar Muerto, 
que se han identificado como consecuencia del descenso en el nivel del mar y 
del agua subterránea alrededor de esta zona (Yechieli et al., 2003). 
La notable ausencia de agua en las abras a lo largo de todo el año de muestreo 
denota una escasez general en el sistema, y contrasta con el periodo 
comprendido entre octubre de 2007 y enero de 2009, cuando el número de 
abras con agua de esta zona era notablemente mayor y alcanzaba porcentajes 
de hasta 50.8% (Pérez y Sosa, 2009; Pisanty et al., 2013). La diferencia es 
muy amplia entre dicho porcentaje y el máximo alcanzado entre enero del 2012 
y enero del 2013, que correspondió a marzo (5.13%). Las abras con agua en el 
periodo abarcado por este estudio corresponden a menos del 10% de las que 
la tuvieron en el período analizado por el trabajo recién referido. Esta diferencia 
denota la pérdida de agua de la fuente de la que proviene. La pérdida de agua 
a nivel subsuperficial durante el proceso de desecación de la parte terminal del 
río Churince permitió por un lado la formación de las abras y el incremento de 
la humedad del suelo de la planicie cercana al río y, por el otro, la acumulación 
de agua en las abras. Conforme el río se fue secando, las abras fueron 
quedándose sin agua, y el suelo perdió humedad. Este proceso se evidencia 
no sólo en el bajo porcentaje de abras con agua, sino en el bajo nivel registrado 
en aquellas que sí la tenían, cuyo valor máximo fue de 37 cm en marzo. Cabe 
recordar que los niveles máximos de agua en todo el sistema corresponden a 
los meses más fríos debido a la recarga por escurrimiento después de la época 
de lluvias y, sobre todo, por la baja evaporación que los caracteriza. Aun 
48 
 
cuando marzo no es el mes más frío, corresponde al periodo de transición 
entre la época fría y la calurosa. 
Si el agua se mantiene con un flujo subsuperficial y subterráneo bajo pero 
constante se espera que la formación de abras continúe debido a que el agua 
seguirá desviándose del cauce y disolviendo las sales del subsuelo, 
provocando así su colapso (Heinzen y Arulalandan, 1977; Umesh et al., 2011). 
Pérez y Sosa (2009) reporta un total de 31 abras nuevas durante su periodo de 
muestreo, que abarca un año, y presenta una proyección que indica que la 
aparición de estas subsidencias irá incrementando con el paso del tiempo. En 
el presente trabajo se registró un total de 32 abras nuevas, también formadas 
en un año, pero a diferencia de lo observado en el primer trabajo, en éste se 
observó un gran número de abras cerradas, así como la reapertura de varias 
de ellas. Este fenómeno puede explicarse debido a eventos estocásticos en el 
Sistema Churince tales como tormentas de arena. Este fue el caso en enero de 
2012, cuando hubo un fuerte vendaval que provocó el primer registro de cierres 
y la posterior reapertura de varias abras catalogadas como cerradas. El cierre 
de las abras se da tanto por la acumulación de arena en ellas como porque se 
encuentran secas, lo que las hace más estables y permite que la acumulación 
sea permanente. Las reaperturas parecen ser el resultado de la disolución del 
sedimento que es el causante del cierre, o de la erosión por el viento de la 
arena recién acumulada, que no alcanza a asentarse y consolidarsedentro del 
abra. 
La composición de especies colonizadoras de las abras es la misma que la 
reportada en trabajos anteriores (Meyer, 1973; Pérez y Sosa, 2009; Pisanty et 
al., 2013), y corresponde en la mayoría de los casos a las plantas que 
colonizan los bordes de los cuerpos de agua. La única especie que no tiene 
carácter ribereño es D. spicata, reconocida como una especie de pastizales 
halófilos (CONABIO, 2009). Es necesario resaltar, sin embargo, la disminución 
en la presencia de B. maritimus, especie frecuente en el periodo de estudio del 
trabajo ya mencionado de Pérez y Sosa (2009). Esta especie es claramente 
hidrofílica, y su presencia a lo largo de los bordes de los cuerpos de agua es 
una característica del paisaje de la zona en los sitios en donde éstos no se han 
secado (Pinkava, 1984). Pérez y Sosa (2009) la identificó en alrededor del 60% 
49 
 
de las abras, y como parte del segundo grupo de especies más frecuentes, 
junto con F. chlorifolia. En el presente estudio, B. maritimus sólo se encontró, 
en promedio, en 18% de las abras a lo largo del año de estudio. Además de ser 
poco frecuente, esta especie fue escasa. Cabe mencionar que esta ciperácea 
presenta una muy baja germinación en el campo, a diferencia de S. 
ebracteatus y, en menor medida, de F. chlorifolia (Peralta García, 2013; García 
Rodríguez, 2014), y que su establecimiento depende más de la clonación. 
Tanto la germinación como el establecimiento a partir de partes vegetativas 
parecen depender estrechamente de una alta disponibilidad de agua. 
Con respecto a lo obtenido en el análisis de correlación, el resultado indica que 
efectivamente existe una relación entre el tamaño y el número de especies, 
pero no es posible aseverar que el tamaño influye determinantemente en el 
número de especies por abra, dado que éste varía en abras de la misma 
categoría de tamaño, aun cuando pareciera que hay una tendencia a que el 
número de especies incremente con la superficie. Quizá lo que propicia esta 
correlación no es un factor (el tamaño en este caso) sino el conjunto de varios 
de ellos. Uno de los factores que sería necesario considerar en estudios 
posteriores es la edad del abra, ya que podemos esperar un mayor número de 
especies en abras que llevan más tiempo abiertas y que, por ende, han tenido 
más tiempo de ser colonizadas, sobre todos si son de gran tamaño. De 
acuerdo a la teoría de biogeografía de islas (MacArthur y Wilson, 1967), 
mientras mayor sea una isla a mayor tamaño se espera una mayor riqueza; así 
como que la correlación entre ambos parámetros sea positiva y significativa. En 
este caso el supuesto no se cumple en su totalidad, lo que probablemente esté 
relacionado con la teoría de biogeografía de islas analiza un área sin 
profundidad y los datos obtenidos en el campo en este caso son el resultado 
del conteo de la riqueza en todas las zonas del abra (fondo, pared y periferia). 
En este sentido, es importante considerar que las abras no son estables en el 
tiempo en lo que a su tamaño y las otras características físicas se refiere, y 
también presentan retrogresiones en la riqueza que no parecen mostrar un 
patrón claro con respecto a la superficie. Salvo en el caso de procesos 
generalizados, como las tormentas de arena o la pérdida de agua a lo largo de 
todo el sistema, es probable que las modificaciones puntuales que puedan 
50 
 
presentar individualmente las abras estén también influyendo en el éxito en el 
establecimiento de cada una de las especies, y sesgando la relación entre la 
superficie de un abra y el número de especies que se puede encontrar en ella. 
Entre el periodo 2007-2008 las categorías con mayor frecuencia son las 
correspondientes a las abras más pequeñas (1, 2 y 3), y este patrón se 
mantiene en el periodo abarcado en este estudio, aunque los porcentajes 
variaron ligeramente. 
A partir de los resultados obtenidos se observa una disminución en el tamaño 
de las abras de las tres primeras categorías, que puede ser el resultado de las 
fuertes tormentas de arena que azotan la zona, ya que propician la 
acumulación de arena y sedimento en general en las abras, lo que parece tener 
un efecto mayor en las que ya están secas después de haber tenido agua que 
en las que aún contienen agua. En estas últimas la disolución del sedimento 
evita que este se asiente, lo que hace que la profundidad se mantenga y, así, 
que el abra no se cierre por completo pero sí que disminuya su diámetro. En el 
caso de las abras secas el sedimento se asienta y poco a poco va 
disminuyendo la profundidad y el diámetro de los hundimientos, hasta que se 
cierran completamente. 
Mientras que en el estudio anterior al presente las abras cerradas 
representaban el menor de los porcentajes, en éste corresponden a las más 
frecuentes, junto con las categorías 1 y 2. Este proceso está relacionado con la 
presencia del agua, pues al desaparecer ésta la disolución del suelo se reduce, 
y, por el contrario, hay compactación que permite la acumulación de arena y el 
cierre del abra. 
El número de total de especies registradas entre el año 2007 y 2008 fue de 10 
(Pérez y Sosa, 2009) y se ha mantenido a lo largo del tiempo, hasta el 
muestreo de enero del 2013. Las categorías más comunes en el año 2007 son 
las 2, 3 y 4, que se mantienen dentro de las primeras tres categorías más 
frecuentes en el año 2012. La diferencia entre los años radica en algunas 
variaciones en el porcentaje que cada una representa, lo que altera ligeramente 
la estructura. La proyección de Pérez y Sosa (2009) planteaba que las 
categorías predominantes en el tiempo serían las correspondientes a 2, 3 y 4 
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con porcentajes entre 16% y 33% con predominancia de la categoría 3, 
mientras que en este estudio la proyección indica que se espera encontrar 
entre 5 y 7 especies en el 100% de las abras. Esto se debe a que a lo largo del 
tiempo el proceso de colonización de las abras ha ido avanzando, de modo que 
aquellos hundimientos que ya estaban presentes en el período en el que se 
realizó el trabajo recién referido tienen más especies establecidas que cuando 
primero se consideraron. Cabe mencionar que en algunos casos las abras se 
forman por el hundimiento de porciones de suelo que, al colapsar, arrastran 
consigo a las plantas que estaban establecidas, entre las que las más 
frecuentes son D. spicata y S. ebracteatus var. coahuilensis. Frecuentemente, 
por el contrario, el hundimiento se da en porciones de suelo no colonizadas, y 
el establecimiento de las pantas se da a partir de espacios completamente 
carentes de vegetación. 
Con respecto a la cobertura, en años previos (Pérez y Sosa 2009; Pisanty et 
al., 2013) se observaron porcentajes constantes y predominantes en el tiempo 
de 10 a 40% (categoría 5) que alcanzaron un valor máximo en septiembre, al 
término de la temporada de lluvias. En el año considerado en el presente 
trabajo, la predominancia es de la categoría 7, que es equivalente a una 
cobertura por encima del 70% y presenta su pico máximo en el mes de 
diciembre, es decir, la cobertura vegetal ha aumentado, lo que puede ser el 
resultado de dos cosas independientes o de la mezcla de ambas (por su 
relación inversamente proporcional): el aumento del área que cubre cada 
individuo y el incremento en el número de individuos de la misma especie, y/o 
la disminución del área o de la profundidad de cada hundimiento. Cabe 
mencionar que la relación entre la cobertura de una especie y la presencia de 
otra amerita estudios posteriores, pues nuestras observaciones preliminares 
indican que al aumentar la diversidad, la cobertura de especies tan frecuentes 
como S. ebracteatus var. coahuilensis tiende a disminuir. 
Si se conjuntan el tamaño, la riqueza y la cobertura y se comparan con las 
proyecciones del trabajo de Pérez y Sosa (2009), se puede notar que el patrón 
que se esperaba que siguieran las abras y la

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