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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN ESTUDIOS MESOAMERICANOS FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS CHALCHUAPA Y EL INTERCAMBIO DE OBSIDIANA DURANTE EL PRECLÁSICO TESIS QUE PARA OPTAR AL GRADO DE MAESTRO EN ESTUDIOS MESOAMERICANOS PRESENTA JULIO CÉSAR ALVARADO HERNÁNDEZ TUTOR DRA. ANN MARIE CYPHERS TOMIC INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ANTROPOLÓGICAS, UNAM CIUDAD UNIVERSITARIA, CD. MX. JUNIO 2016 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A Sonita, Mayita y Cheli A mis padres, Gloria y Fernando Agradecimientos Como cualquier investigación arqueológica, que esta tesis haya llegado a buen puerto, ha sido producto del trabajo y la colaboración de diferentes personas quienes desde su respectiva trinchera abonaron directa o indirectamente a la misma. En primer lugar, quiero agradecer a la Universidad Nacional Autónoma de México por otorgarme una beca de manutención, que permitió cursar la maestría sin sobresaltos de carácter económico. De igual manera, deseo externar un profundo agradecimiento a mi tutora la Dra. Ann Cyphers, por su disponibilidad para mejorar el trabajo con sus observaciones y consejos. Al equipo de jurados y lectores, quienes contribuyeron a mejorar el producto final sustancialmente, ellos son: la Dra. Chloé Andrieu, el Dr. Ernesto Vargas, el Dr. Felipe Ramírez, la Mtra. Lynneth Lowe y la Dra. Virginia Arieta. A los profesores en los cursos, de quienes sin duda aprendí mucho y también influyeron en la mejora de la propuesta final, especialmente a la Dra. Linda Manzanilla, al Dr. Alfredo López Austin, al Mtro. Gerardo Jiménez, al Arqlgo. Tomás Pérez Suárez y a la Dra. María Isabel Álvarez Icaza. Mismo agradecimiento para el Dr. Guillermo Acosta, y el Arqlgo. Víctor García, quienes jugaron un papel más que relevante para llevar a cabo los análisis químicos presentados en la tesis. A los compañeros de la maestría con quienes compartimos esta gran experiencia, Brito, Thania, Mario Palacios, Mario Martínez, y el resto de la Generación. Un agradecimiento especial al Dr. Félix Lerma y a su padre don Félix (†), quienes me abrieron las puertas de México a mí llegada a este país. Igualmente al Arqlgo. Ricardo Rivera, Evelyn y Carlitos por su tiempo y recibirme como un miembro más de su familia. A la Secretaría de Cultura de El Salvador y a los compañeros del Departamento de Arqueología, quienes en mi ausencia, redoblaron esfuerzos para sacar adelante el trabajo. Al Dr. Saúl Cruz, Bea, Tati y Naná, por estar siempre pendientes y cuidando de mis nenas. A Sonita, por su apoyo incondicional y el esfuerzo realizado junto a Maya e Ixchel. Finalmente, a los antiguos habitantes de lo que ahora es mi país, El Salvador, a quienes espero seguir conociendo, y sintiéndome cada vez más orgulloso de que su sangre corra por mis venas. Contenido Índice de Figuras _________________________________________________________ i Índice de Tablas _________________________________________________________ ii Introducción ____________________________________________________________ 1 Objetivos ____________________________________________________________________ 4 Hipótesis ____________________________________________________________________ 5 Capítulo I. Marco Teórico __________________________________________________7 Economía, sistema económico ___________________________________________________ 9 Reciprocidad, redistribución e intercambio ________________________________________ 11 Concentración de recursos _____________________________________________________ 16 Capítulo II. El sureste de Mesoamérica durante el Preclásico __________________ 21 Capítulo III. La Zona Arqueológica de Chalchuapa __________________________ 36 Capítulo IV. Yacimientos de obsidiana _____________________________________ 45 Los estudios líticos en El Salvador _______________________________________________ 47 Los estudios líticos en Chalchuapa_______________________________________________ 51 Capítulo V. Métodos y Análisis ____________________________________________58 Análisis químico de proveniencia de la obsidiana en Chalchuapa ______________________ 58 Propuestas de Rutas Óptimas ___________________________________________________ 66 Análisis de Redes _____________________________________________________________ 76 Modelos de procuración e intercambio ___________________________________________ 87 Capítulo VI. Consideraciones Finales. El cacicazgo chalchuapaneco durante el periodo Preclásico: El papel de la obsidiana. _________________________________________________ 90 Bibliografía ___________________________________________________________ 104 Apéndices _____________________________________________________________ 120 Apéndice 1. Espectro resultante en el análisis de XRF de una de las muestras de obsidiana chalchuapaneca, correspondiente al yacimiento de Ixtepeque. _______________________ 121 Apéndice 2. Concentraciones en partes por millón de los elementos identificados en las muestras de obsidiana de Chalchuapa, por medio del análisis de XRF _________________ 122 Apéndice 3. Tabla de insumos para el Análisis de Redes ____________________________ 124 Apéndice 4. Matriz resultante de la aplicación del coeficiente de Brainerd-Robinson (CBR) a sitios de la región ____________________________________________________________ 125 i Índice de Figuras Figura II.1 Zona sur del Sureste de Mesoamérica y los principales sitios arqueológicos mencionados en el texto. ____________________________________________________________________ 22 Figura II.2 Uno de los personajes tallados en el Monumento 12 de Chalchuapa o Piedra de Las Victorias ______________________________________________________________________ 27 Figura II.3 Estela lisa y altar, frente a la Estructura C3-6 dentro del Parque Arqueológico Casa Blanca, Chalchuapa. _____________________________________________________________ 30 Figura II.4 Dibujo y fotografía del Monumento 1 de Chalchuapa __________________________ 31 Figura II.5 Fotografía de uno de los ejemplares de la tradición “Cabezas de Jaguar”, excavado en El Trapiche, Chalchuapa ____________________________________________________________ 32 Figura II.6 Cuenco de paredes verticales de estilo Usulután, proveniente de una excavación de rescate, frente al Parque Arqueológico Casa Blanca, Chalchuapa __________________________ 34 Figura III.1 Sector norte de la Zona Arqueológica de Chalchuapa, se observa el Centro Ceremonial del Preclásico, y la identificación de sus estructuras; así como la zona del hallazgo del depósito de obsidiana de La Cuchilla _________________________________________________________ 38 Figura IV.1 Principales yacimientos de obsidiana en Mesoamérica, indicando aquellos cuya explotación prehispánica se ha comprobado y los que se desconoce su uso durante ese periodo __ 46 Figura IV.2 Ejemplo de navajas de adelgazamiento del depósito de La Cuchilla, Chalchuapa____ 56 Figura IV.3 Plataformas de núcleos provenientes de La Cuchilla, Chalchuapa________________56 Figura V.1. Diagrama bivariado o de dispersión de las concentraciones de Estroncio (Sr) y Zirconio (Zr) en las muestras de Chalchuapa, en comparación con las muestras geológicas provenientes de El Chayal (CHY), Ixtepeque (IXT) y San Martín Jilotepeque _____________________________ 64 Figura V.2 Diagrama bivariado o de dispersión de las concentraciones de Rubidio (Rb) y Zirconio (Zr) en las muestras de Chalchuapa, en comparación con las muestras geológicas provenientes de El Chayal (CHY), Ixtepeque (IXT) y San Martín Jilotepeque (SMJ) _______________________ 63 Figura V.3 Dendrograma del análisis de Cluster o Conglomerados, aplicando la correlación de Gower y distancias euclidianas, de las 134 muestras arqueológicas chalchuapanecas __________ 65 Figura V.4. Ruta óptima entre Chalchuapa y el yacimiento de obsidiana de Ixtepeque, obtenida con datos de la topografía actual _______________________________________________________ 69 Figura V.5 Ruta óptima entre Chalchuapa y los sitios arqueológicos de Ataco, Santa Leticia, Las Aradas y el Valle de Zapotitán, todos en territorio salvadoreño, obtenida con datos de la topografía actual ________________________________________________________________________ 71 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624932 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624932 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624933 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624933 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624934 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624934 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624935 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624936 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624936 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file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624939 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624940 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624941 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624942 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624942 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624942 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624943 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624943 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624943 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624944 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624944 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624945 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624945 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624946 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624946 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624946 ii Figura V.6 Mapa que muestra la cantidad de obsidiana correspondiente a los yacimientos de San Martín Jilotepeque, El Chayal e Ixtepeque, identificados en cada sitio incluido en el análisis ____ 77 Figura V.7. Fragmento de la matriz resultante de la aplicación del Coeficiente de Brainerd- Robinson a los porcentajes del origen de la obsidiana de cada sitio, indicando el índice de similitud entre cada uno de ellos ___________________________________________________________ 79 Figura V. 8 Diagrama obtenido del programa de Análisis de Redes ________________________ 80 Figura V.9 Mismos resultados del Análisis de Redes vistos geográficamente ________________ 82 Figura V.10 Gráfico del análisis de redes ejecutado a partir de los datos presentados en la Tabla V.3 _____________________________________________________________________________ 85 Figura V.11. Mismo análisis de redes de la Figura V.10 visto de forma geográfica ____________ 87 Figura V.12 Modelos de obtención de la materia prima, basados en Hirth ___________________ 88 Figura V.13 Modelo Dendrítico de distribución o de Mercado ____________________________ 89 Índice de Tablas Tabla II.1 Cronología del área sur del Sureste de Mesoamérica ___________________________ 23 Tabla V.1 Tabla de puntajes para cada etapa de reducción de un núcleo del que se obtienen navajas prismáticas ____________________________________________________________________ 84 Tabla V.2 Tabla de puntajes obtenidos, de acuerdo a la información publicada de cada sitio, para cada etapa de reducción de un núcleo del que se obtienen navajas prismáticas _______________ 84 Tabla V.3 Matriz resultante de la aplicación del CBR a los datos presentados en el cuadro de la Tabla V.2 _____________________________________________________________________ 84 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624947 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624947file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624948 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624948 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624948 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624949 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624950 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624951 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624951 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624952 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624953 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451624954 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451626475 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451626476 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451626476 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451626477 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451626477 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451626478 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451626478 file:///D:/Juliocesar/POSGRADO/Tesis/Escribiendo/Uniendo%20archivos/Borrador%20Final/Borrador%20solventado%20y%20unido/Texto%201.0.docx%23_Toc451626478 1 Introducción La arqueología como una ciencia eminentemente de carácter social, indaga bajo distintas aproximaciones, la respuesta a postulados sobre la vida del ser humano en el pasado e intenta reconstruir los muchos fenómenos que atañen precisamente a dicha rama de las ciencias, tales como el surgimiento de la desigualdad, de la estratificación social, de las instituciones políticas y, a la sazón, de los sistemas y las economías de mercado (Smith et. al., 2012). En consonancia con esto último, es fácil observar cómo en la actualidad, cualquier individuo se encuentra rodeado de productos o bienes que han llegado hasta él desde distintos rincones del planeta, muy probablemente sin que siquiera se haya cerciorado de ello. Esto ocurre por obra y gracia de un sistema económico que permite el intercambio de un producto por divisas, mismas que comúnmente llamamos dinero. Y además, pone en evidencia vínculos de carácter comercial entre las naciones, las empresas, los individuos mismos, y el uso de las vías de comunicación, los medios de transporte, entre otros aspectos. En tiempos antiguos, en otras palabras durante la prehistoria humana, y sorteando las obvias dificultades, las redes de intercambio vincularon pueblos, distantes o no, de una manera compleja y productiva; bienes lejanos fueron transportados e intercambiados a través de una enorme variedad de nichos, incentivando incluso las dinámicas sociales aparejadas a ese movimiento de productos (Dyllian et. al. 2010). De entre toda la gama de bienes que fueron intercambiados en la antigüedad, los artefactos líticos se convirtieron en uno de los más relevantes para el área mesoamericana, y de entre ellos, la obsidiana fue quizá el más importante, como se mencionará más adelante, por características intrínsecas, tales como su idoneidad para la elaboración de artefactos cortantes. No está de más recordar que Mesoamérica es una zona cultural donde se alcanzó 2 significativos y destacables niveles civilizatorios, con varios ejemplos de sociedades estatales, y sorprendentemente con una casi total ausencia de metalurgia (Hirth, 2012b). La obsidiana posee atributos particulares, tales como ser prácticamente indestructible; también se encuentra en número abundante en la mayoría de sitios arqueológicos, ya que fue altamente apreciada y utilizada por las sociedades prehispánicas de Mesoamérica, incluso hay áreas de actividad en las que los artefactos líticos son los únicos que han resistido a la degradación (Andrefsky Jr., 2008; Renfrew y Bahn, 1996); además, existen relativamente pocos yacimientos de obsidiana en zonas volcánicas específicas, las que a su vez son identificables con bastante certeza mediante análisis de su composición química. Lo anterior convierte a la obsidiana en una importante fuente de información mediante la cual se pueden hacer inferencias de factores como el intercambio a larga distancia, la redistribución, la especialización artesanal, el acceso diferenciado a los recursos, entre otros. En buena parte de Mesoamérica los anteriores tópicos han sido abordados desde diversas perspectivas; no obstante, en el caso de la periferia sureste de la macro área cultural, se advierte un déficit de estudios en esta línea. Es muy probable que los trabajos desarrollados por Nelson y Clark para toda el área Maya (Nelson y Clark, 1998), Aoyama en Copán (Aoyama, 1999), y más recientemente Golitko y Feinmann en un extenso estudio del intercambio de obsidiana en toda Mesoamérica (Golitko y Feinmann, 2015), sean los que mejor abordan los aspectos económicos relacionados con la lítica de aquella región de la zona Maya o Sureste, aunque únicamente los dos últimos se aproximan someramente a territorio salvadoreño. En este sentido, reconocer cómo se integró el occidente de la actual República de El Salvador, y en específico el sitio arqueológico de Chalchuapa, a la dinámica político- 3 económica de la región a través del intercambio de obsidiana del yacimiento de Ixtepeque, ahora ubicado en territorio guatemalteco, permitirá entre otros aspectos, inferir la manera en que algunos sitios producen artefactos a partir de una materia prima, Chalchuapa para el caso, y cómo otros asentamientos son meros consumidores. Asimismo, utilizando las técnicas y procedimientos adecuados, es posible advertir las rutas que la materia prima siguió para llegar a determinado lugar; qué sitios mantenían estrechas relaciones de intercambio de productos y qué otros se encontraban distanciados no sólo geográficamente, sino también en el ámbito comercial. Un aspecto a remarcar, es que Chalchuapa creció de manera destacable desde el Preclásico medio (1200 – 400 a.n.e) hasta el Preclásico tardío (400 a.n.e. – 200 d.n.e.) 1. Sobresale como un Centro Ceremonial de gran envergadura, con manifestaciones artísticas que representan elementos asociados al poder de una clase política fuerte y en ascenso, entre ellos la erección de estelas lisas y altares frente a los basamentos piramidales; y el tallado de monumentos con escritura glífica; además, es el sitio donde se han identificado el mayor número de monumentos de la tradición “Cabeza de Jaguar” adscrita a finalesdel Preclásico tardío (Paredes y Cossich, 2011). ¿Pudo de alguna manera influir el intercambio a media y larga distancia, de productos finalizados de obsidiana elaborados en Chalchuapa, en la acumulación de recursos y ascenso del poder que dicha entidad demuestra en aquel periodo? ¿Qué relación existe entre el acceso franco que Chalchuapa alcanzó del yacimiento de Ixtepeque, y el surgimiento de un cacicazgo fuerte? 1 Tomando como base las fechas de Sharer, 1978. 4 Las anteriores preguntas dejan entrever la necesidad de aglutinar la información que se tiene al respecto, y la aplicación de distintos métodos de análisis que permitan dilucidar, en la medida de lo posible, la naturaleza del intercambio de obsidiana en aquella región mesoamericana; amén de que los resultados obtenidos brindarán un punto de vista sesgado, es decir, que se observará sólo el ámbito lítico y en específico de la obsidiana, por lo que un ejercicio equivalente podría ejecutarse en otros materiales arqueológicos, tales como la cerámica, la piedra pulida y las figurillas de barro; siendo estos, elementos que rebasan los alcances de la presente investigación; no obstante, poder complementarla a futuro. Objetivos El objetivo general de la presente tesis es: Identificar el papel que desempeñó la redistribución y el intercambio de obsidiana de Ixtepeque en el desarrollo político-económico del cacicazgo chalchuapaneco durante el Preclásico, con énfasis en el Preclásico tardío (400 a.n.e. -200 d.n.e.). Los objetivos específicos son: 1. Demostrar cuál es el yacimiento de origen del que proviene la obsidiana registrada en Chalchuapa durante el Preclásico tardío. 2. Detectar la existencia de rutas de intercambio de obsidiana utilizadas por Chalchuapa durante el periodo en estudio. 3. Proponer modelos de intercambio entre Chalchuapa y la región circundante, también con énfasis durante el periodo en mención. 5 4. Determinar si existe relación entre la redistribución y el intercambio de obsidiana, y el desarrollo político-económico de Chalchuapa en aquel periodo. Hipótesis Se propone que el acceso franco al yacimiento de obsidiana de Ixtepeque, la extracción de la materia prima, y su posterior transformación, principalmente como industria de navajas prismáticas, influyó positivamente en el crecimiento económico y político de dicho centro, con un énfasis trascendental durante el Preclásico tardío, cuando el sitio alcanzó gran importancia a nivel regional. Atendiendo a las anteriores premisas, las cuales guiarán ésta investigación, se ha estructurado el trabajo con un Capítulo I en el que se deja sentado el planteamiento teórico sobre el que se ha cimentado la interpretación de los datos empíricos, basado principalmente en la Economía Política y su derivación hacia la Antropología Económica. Se incluyen además, las definiciones que se utilizarán a lo largo del texto. En el Capítulo II, en primer lugar se delimita el área de interés para este trabajo, es decir, el sur del área Sureste de Mesoamérica o Zona Maya. Luego, se hace un recorrido por la información arqueológica de dicha región pertinente al periodo Preclásico; con un énfasis especial en lo que ahora es el occidente del territorio salvadoreño. Seguidamente, en el Capítulo III se dan a conocer los detalles de la investigación arqueológica al interior de la Zona Arqueológica de Chalchuapa, en el occidente de El Salvador, a través del tiempo; haciendo hincapié también en el período cronológico que atañe 6 a la presente. Así también, se describen las características geográficas y medioambientales del territorio chalchuapaneco. Luego, el Capítulo IV da cuenta brevemente de la naturaleza de los yacimientos de obsidiana en Mesoamérica; así como de los estudios líticos que se han llevado a cabo en lo que ahora es El Salvador, para finalizar con los estudios líticos ejecutados en la Zona Arqueológica de Chalchuapa propiamente dicha. En el Capítulo V, se exponen cada uno de los métodos usados para el procesamiento de los datos y el análisis del material efectuado como parte de la investigación. Entre ellos los análisis por medio de la Fluorescencia de Rayos X, el uso de los Sistemas de Información Geográfica, la Estadística y los Análisis de Redes. En este mismo apartado quedan manifiestos los resultados obtenidos a través de la aplicación de dichos procedimientos. Para concluir, el Capítulo VI es una propuesta de integración de los análisis efectuados y la teoría aplicada a los resultados obtenidos. De tal manera, que sea posible hacer evidente si los objetivos arriba descritos fueron finalmente alcanzados o no, y si la hipótesis enunciada ha logrado ser dilucidada y en qué medida. 7 Capítulo I Marco Teórico El ser humano se ha encontrado a través de la historia, con la necesidad imperante de satisfacer necesidades de todo tipo. Desde su resguardo de los fenómenos naturales hasta el consumo alimenticio para subsistir, pasando por menesteres como la vestimenta, la diversión, los instrumentos cotidianos, entre muchos otros; se le han planteado retos que, a su vez, permitieron el desarrollo de estrategias y habilidades, muchas veces especializadas, para subsanarlos. En consecuencia, dependiendo del grupo humano al que se haga alusión, hay factores intrínsecos a ese proceso de satisfacer las necesidades de cada individuo. Entre ellos se pueden mencionar: la extracción de determinada materia prima para su posterior transformación, es decir la producción de un objeto; la distribución de dichos objetos dentro o fuera de un asentamiento, y finalmente, el consumo de los mismos. Muchos han sido los aportes en el sentido de comprender e intentar explicar cómo es que dichos fenómenos ocurren al interior de las sociedades, cuáles son las prerrogativas que algunos grupos o individuos alcanzan y por qué otros se ven excluidos del goce de dichos privilegios. Siendo Mesoamérica un área cultural por demás heterogénea, a pesar de los rasgos compartidos (Kirchhoff, 1960), y paralelamente la obsidiana un bien inseparable del desarrollo de dicha región, se plantean a continuación las premisas teóricas sobre las cuales se fundamentará la discusión de los datos empíricos obtenidos del material físico, es decir la obsidiana, y los fríos pero necesarios números y programas informáticos, todos aplicados a los fenómenos de la distribución e intercambio de la obsidiana de Ixtepeque por parte de Chalchuapa durante el periodo Preclásico. 8 Dos mil años separan la producción teórica actual de los hechos ocurridos en Chalchuapa. Probablemente se esté lejos de comprender la necesidad de poder que tenía un soberano de aquella región en ese momento, así como la necesidad de producir un artefacto por parte de un artesano; no obstante, mientras más y mejor sea la interacción de las ideas actuales con los materiales que hoy analizamos, sin duda se estará más cerca de advertir, al menos someramente, cómo un artefacto es el culmen de todo un sistema de relaciones de distinto tipo, que alguna vez fue el mundo conocido por miles de seres humanos. Es así, que se parte de las propuestas que desde la Economía Política, y en alguna medida desde la Antropología Económica, se plantean en dirección a comprender de mejor manera los fenómenos esbozados en las líneas que anteceden a este párrafo. La Economía Política tiene sus cimientos en las propuestas de Marx de finales del siglo XIX quien, entre algunas definiciones más, aportó los conceptos de producción, consumo, distribución y cambio; y estableció lo que él llamó el método de la Economía Política, cuyo interés primordial era el de explicar el surgimiento de las estructuras económicas de la sociedad industrial (Marx, 2008). Posteriormente, estas ideas han sido integradas en la antropologíay en la arqueología, a través del estudio de sociedades estatales y no estatales (Hirth, 1996; Wells, 2006). Godelier por su parte, al definir la Antropología Económica, indica que ésta “Tiene por objeto el análisis teórico comparado de los diferentes sistemas económicos reales y posibles…extrae su material de las informaciones concretas dadas por el historiador y el etnólogo, sobre el funcionamiento y evolución de las sociedades” (Godelier, 1967: 3). Así pues, luego de esta breve delimitación del fundamento teórico básico para la presente investigación, es necesario señalar las definiciones, que en su mayoría, serán utilizadas en el texto. 9 Economía, sistema económico En esta exploración, de manera particular, la obsidiana hace las veces de medio de información a partir del cual se esbozará una de las muchas aristas de la economía y del sistema económico imperante en el extremo sureste de Mesoamérica, específicamente al sur del área Maya, durante el período Preclásico. Es por ello que antes de adentrarse en definiciones más concretas, se debe aclarar qué se entenderá por economía y por sistema económico. Los aspectos económicos de la humanidad han sido analizados por una inmensa cantidad de estudiosos del tema (Godelier, 1967); no obstante, el imbuirse en un debate aún sin respuesta concreta, está fuera de los objetivos del presente trabajo. Por tanto, se acotarán los términos que serán de plena utilidad en el desarrollo del mismo. Fue Karl Polanyi, a partir de una noción substantivista2 de la economía, quien la definió como “el intercambio con el entorno natural y social, en la medida en que es esta actividad la que proporciona los medios para satisfacer las necesidades materiales” (Polanyi, 1976: 289). La propuesta de Polanyi ha sido posteriormente revisitada por distintos investigadores; entre ellos Godelier, quien ofrece una definición por demás sugestiva, y es la que se utilizará en este trabajo, cuando se hable de economía. Según el autor mencionado la economía es: Un dominio de actividades particulares (producción, reparto, consumo de bienes materiales: útiles, instrumentos de música, libros, templos, etc.) y un aspecto particular de todas las actividades humanas, que no pertenecen propiamente a ese dominio, pero cuyo funcionamiento entraña el intercambio y el uso de medios materiales. Lo económico se presenta como un campo particular de relaciones 2 Contrapuesto a lo formal, lo substantivo implica que la economía “subyace” en otras entidades, en las que no siempre aparece como la actividad principal. Por ejemplo en la religión, el gobierno, la educación. 10 sociales a la vez exterior (en cuanto a los otros elementos de la vida social); e interior; es decir, como la parte de un todo (Godelier, op. cit.: 10-11). La presencia de la economía, en esas actividades humanas que no pertenecen al dominio de lo económico, puede interpretarse como la manera indirecta en que la humanidad ha procurado satisfacer necesidades de diversa índole, Hirth por ejemplo, afirma que: The economy is embedded in ancient society not because it is less important than religion or politics, or because it cannot be studied as a separated field of human behavior. Economy is embedded in ancient society because it is fundamental to successful adaptation. Rooting the economy in social institutions was one way to ensure that resources were available and route to those who needed them (Hirth y Pillsbury, 2013: 6). A partir de lo anterior se hace evidente que la economía, es parte de un conjunto de actividades necesarias para la subsistencia del ser humano, es decir, de un sistema. Por tanto, es imperioso definir qué se entenderá por sistema económico. En este sentido, la escueta definición de Godelier, nos guiará hacia las siguientes premisas en esta investigación. El citado autor, indica que un sistema no es más que “el conjunto de estructuras ligadas entre ellas por ciertas reglas (leyes)” (Godelier, op. cit..: 11). Y a su vez afirma que una estructura es el “conjunto de objetos ligados entre sí, según ciertas reglas (leyes)” (Ídem). Para el caso económico, ¿Cuáles serían las estructuras ligadas? El mismo Godelier las indica, acotando que “Un sistema económico es la combinación de tres estructuras: producción, reparto y consumo” (op. cit.: 16). Esto, expresado en otros términos significa que: 11 Todo sistema económico es el resultado de la interacción de tres estructuras (producción, distribución3 y consumo) y se encuentra él mismo ligado orgánicamente a las otras actividades (políticas, religiosas, culturales, etc.) de la vida social a las que suministra los medios materiales para realizarse (Palenzuela, 2002: 9). En consecuencia de lo anterior, y en el entendido que la presente tesis intenta comprender la naturaleza del intercambio de la obsidiana en una determinada región y momento; es menester conocer cómo y mediante qué elementos es posible ligar las estructuras del sistema económico, y a la vez cómo este se vincula al resto de actividades de la vida social. Reciprocidad, redistribución e intercambio Polanyi, al interpretar la economía como una actividad institucionalizada, pieza de un sistema engranado, propone que la unidad y estabilidad de la misma depende de lo que él llamó formas de integración (Polanyi, op. cit.: 296). Y estas formas están representadas por la reciprocidad, la redistribución y el intercambio de los bienes materiales (Ídem). En primera instancia, Polanyi define la reciprocidad como “El movimiento entre grupos correlativos de agrupaciones simétricas” (Ídem.). La idea de reciprocidad la retoma de los trabajos de principios del siglo XX ejecutados por Mauss, quien en base a investigaciones etnográficas con algunos grupos de América del Norte, reconoce el intercambio de dones y el potlatch4. Mauss indica que “Esas prestaciones y contraprestaciones se realizan de forma más bien voluntaria, a través de presentes o regalos, 3 Dependiendo del autor, y probablemente de la traducción, las palabras “distribución” o “reparto” hacen referencia a la misma estructura dentro de un sistema económico. 4 Potlatch, es un término Chinook (tribu norteamericana), que significa “alimentar” o “consumir”. Es usado por muchos antropólogos para referirse al intercambio de diversas prestaciones entre nativos americanos de aquella región, en una especie de festivales en los que dicho intercambio se ve reflejado en ritos, prestaciones jurídicas y económicas, fijaciones de rangos políticos, etc. (Mauss, 2009: 77). 12 aunque en el fondo sean rigurosamente obligatorias” (Mauss, 2009: 75). Por lo general la reciprocidad se practica entre individuos, y en ésta ninguno está en una posición dominante (Renfrew y Bahn, 1996). Por otra parte, la redistribución es definida por Polanyi, como “Los movimientos de apropiación en dirección a un centro primero, y posteriormente, de ese centro hacia afuera otra vez” (Polanyi, Íbid.). El término redistribución, implica semánticamente, que existe primero una distribución, en este caso hacia un centro de almacenamiento, y luego una segunda distribución de los bienes materiales hacia los centros consumidores, entendiendo que los centros podrían ser individuos también. Carrasco acota muy bien esta idea cuando enuncia que “Tierra, materias primas, instrumentos y trabajo se pueden coordinar con fines de producción en forma de prestaciones recíprocas entre los individuos que disponen de ellos, o mediante la acumulación decidida por una autoridad central, o en base a transacciones comerciales” (Carrasco, 1978: 22). En este sentido, el trasfondo de la distribución o redistribución de bienes, es que regula la propiedad sobre los mismos. Palenzuela hace ver que ladistribución: Es el conjunto de operaciones que determinan las formas de apropiación y de uso de las condiciones de la producción y de su resultado (el producto social). Las reglas que regulan la forma de la distribución definen, al mismo tiempo, los derechos (colectivos o privativos) que los miembros de la sociedad tienen sobre los medios de producción (materias primas, recursos, tierra, tecnología, fuerza de trabajo, etc.) y sobre el resultado final del proceso social de producción (Palenzuela, 2002: 10). Del mismo modo, Earle luego de trabajos etnográficos en Hawái, indica que la redistribución puede ser interpretada como aquel mecanismo esencial que es utilizado para 13 financiar las actividades políticas, y también las privadas, de un grupo poblacional élite. Estando aquella ligada inexorablemente a la evolución sociopolítca de los sistemas de estratificación social (Earle, 1977). Finalmente, el último eslabón en un sistema económico es el intercambio. Polanyi argumenta que el intercambio se refiere a: “Los movimientos recíprocos que se realizan como en un sistema de mercado” (Polanyi, op. cit.). El término intercambio y su concepción dentro de un sistema económico ha sido de los más utilizados en la arqueología hacia la comprensión de los procesos internos de las economías antiguas. Es un hecho que no todos los individuos o grupos tienen acceso a los recursos necesarios para subsistir, y es ahí donde el intercambio juega un papel determinante dentro del sistema imperante. De hecho, no en pocos casos, se propone al intercambio como uno de los rasgos “civilizatorios” de las sociedades complejas (Drennan, 1998). Pero ¿qué, dónde y cómo se intercambia? El mismo Drennan señala que lo intercambiado pueden ser artículos de uso práctico o cotidiano, artículos de lujo e información (Ídem.). Yendo un poco más allá, Pires-Ferreira y Flannery, indican que existen al menos seis tipos de bienes que pudieron ser intercambiados durante el periodo Formativo mesoamericano: objetos de subsistencia; bienes utilitarios; conjuntos de bienes utilitarios para su posterior distribución; bienes no utilitarios en bruto para su transformación al interior de los asentamientos; materiales en bruto de carácter exótico para su intercambio entre miembros de las elites; y bienes de uso meramente ritual (Pires-Ferreira y Flannery, 1976). Dentro de estas categorías, sin duda, la obsidiana en su forma de navajas prismáticas, se ubica entre los bienes de carácter utilitario. ¿Dónde se intercambiaba? Esta es una cuestión problemática. Polanyi indica en su definición que el intercambio conlleva a la existencia del mercado; visto como un proceso 14 dentro del sistema económico, más que como un espacio físico destinado al intercambio. Esto implica la existencia de aquellos individuos o centros que necesitan solventar una necesidad, el rol importador, y aquellos que necesitan ofrecer un producto, el rol exportador (Drennan, 1984). Existen diferentes propuestas que explican cómo se daba el intercambio de mercado en las sociedades pre-estatales, Minc por ejemplo, argumenta que: “In a regional perspective, market systems consist of a series of market centers that funtion a foci of economic exchange, and the market zone or service area provisioned by a given market center” (Minc, 2006: 83). De ahí se desprenden los cuatro tipos de sistemas de mercado que la misma autora propone, y que serán retomados en esta tesis. Estos son: el Solar Market Systems o Sistema Solar de Mercado, también conocido como sistema de intercambio de mercado centralizado simple; presenta un bajo nivel de jerarquización y está pobremente articulado con otros centros en la región. El Non-centralized or overlapping market exhcange systems, también conocido como Network Exchange Systems o Sistema de Redes de Intercambio; se caracteriza por un alto grado de intercambio horizontal, en el que la autoridad política está descentralizada, y las fronteras permiten el libre tránsito de bienes y personas. Luego, el Dendritic Market Systems o Sistema Dendrítico de Mercado, que presenta un sistema político y económico cuyo control emana de un solo centro primario, y que cuenta con una especie de zona nuclear muy bien conectada con el centro rector por su cercanía geográfica, y una zona rural o periférica pobremente conectada con el centro principal. Finalmente, el Complex Interlocking Market Systems, también llamado Hierarchically Integrated Market Networks, o Redes Jerárquicas de Intercambio de Mercado; en este caso, los bienes transitan a través de una amplia red de centros primarios y 15 secundarios, creándose concomitantemente una serie de redes de intercambio a diferentes escalas (Ídem). A un nivel regional mesoamericano, y para el caso específico de la obsidiana, Hirth propone diferentes modelos de procuración de artefactos finalizados. En primer término menciona el Direct Procurement Models, o Modelo de Procuración Directa, en el que el individuo o centro con el rol importador, llega hasta la fuente de materia prima, un yacimiento de obsidiana para el caso, y se hace de lo necesario para su consumo. Este modelo posee dos submodelos, el primero propone la visita directa al yacimiento por quien va a consumir la materia prima, y el segundo la existencia de un “encargado” de visitar el yacimiento quien lleva la materia prima hasta los talleres donde será transformada para su consumo (Hirth, 2008). El segundo modelo es el Indirect Procurement Models o Modelo de Procuración Indirecta, el que según el autor citado fue un poderoso mecanismo para el intercambio a larga distancia, desde el 1000 a.n.e. Este modelo implica que los artesanos especializados de un asentamiento no viajaban hasta la fuente para hacerse de la materia prima que transformarían en un bien de consumo, sino que mercaderes especializados o no, visitaban los yacimientos para luego ofrecer nódulos o núcleos ya listos para la extracción de artefactos. La especialización o no, radica en la posibilidad de que artesanos a tiempo completo se encontrasen en el yacimiento, con el único objetivo de extraer la obsidiana en bruto y dar ahí los primeros pasos en la cadena operativa de producción, cuyos productos eran transportados hasta los centros consumidores. Otra figura que probablemente haya jugado un papel relevante en este modelo es el del artesano itinerante, aquel que no era parte del asentamiento consumidor, pero que regularmente visitaba la zona con una carga de núcleos de obsidiana, listos para producir artefactos en donde se los solicitasen (Íbid.: 442-443). 16 Por último, se menciona el Institutional Procurement o Procuramiento Institucional, dadas las distancias a los yacimientos de obsidiana, por ejemplo los poco más de sesenta kilómetros que separan Chalchuapa de Ixtepeque, es muy probable que los centros menores más alejados aún y sus pobladores, hayan necesitado la intermediación de una autoridad o institución política para hacerse del recurso. Este modelo asume, pues, que la obtención de la obsidiana debió estar organizada por instituciones a nivel estatal o al menos comunitario (Íbid.: 443-444). Concentración de recursos Hacia mediados del siglo XX surge el interés por comprender cómo diversas sociedades alcanzaron niveles de “civilización” llegando a proponer distintos caminos que algunos grupos recorrieron hasta convertirse en “cacicazgos” o “estados”. Estas ideas se cimientan en las propuestas que décadas atrás, tanto Marx como Engels, ofrecieron en su nutrida bibliografía. Es Engels quien afirma que el estado emerge a raíz de la sempiterna lucha de clases, en la que debido al aparecimiento de un excedente, surge el acceso diferenciado a los medios de producción y por tanto una clase no productora, que desemboca en la creación de estructuras de poder (Engels, 1980). La acumulaciónde recursos es considerada como el detonante de otros aspectos que conllevan al surgimiento de cuotas de poder en individuos o grupos de individuos, que utilizan sus privilegios para convertirse en una “élite” dentro de una sociedad. Obviamente no se trata de un condicionante único, como lo afirma Carneiro, quien desde un punto de vista más bien de carácter ambiental, argumenta que: La concentración de recursos, por sí misma, no puede dar origen a señoríos o estados. Sólo actúa como catalizador. Acelera una reacción que involucra otros elementos. En 17 especial acelera el inicio de la presión demográfica, que es el primer impulsor de la formación del estado (Carneiro, 1988: 271). Misma situación se hace evidente al ponderar la producción artesanal especializada como característica de las sociedades complejas, específicamente en el mundo antiguo (Childe, 1954). En el caso mesoamericano, se debate aún si la producción artesanal fue verdaderamente “especializada” (Hirth, 2012). En todo caso, es probable que la producción artesanal haya sido una actividad principalmente de carácter doméstico (ídem), pero en algún momento la élite pudo hacerse del control de la misma, tal como lo afirman Schortman y Urban, al indicar que las élites son en algunas ocasiones percibidas como agentes muy activos, en cuanto a la manipulación que hacen de la producción especializada, dando lugar a transformaciones tan duraderas como dramáticas de los estamentos políticos de sus localidades (Schortman, y Urban, 2004). De acuerdo a la experiencia en diferentes latitudes de Mesoamérica, y desde un punto vista político-económico, se argumenta por ejemplo que las relaciones sociales podrían estar definidas en términos de acceso al poder y la riqueza, el acceso a estos componentes de parte de un grupo élite, puede en alguna medida ser reconocido en el registro arqueológico (Wells, 2006). Aunque desde la perspectiva del mismo Wells el manejo de esos recursos estuvo imbuido por otros factores más allá de lo meramente económico, al afirmar que muchas de las decisiones de carácter económico y sus correspondientes actividades pragmáticas, están críticamente marcadas por la práctica ritual (Idem.). Planteamiento que no se distancia de la incrustación de la economía en otros ámbitos sociales, como ha sido expuesto líneas arriba. En consecuencia de lo anterior, autores como Manzanilla proponen que: 18 Cuando surgen instituciones como el templo, éstas centralizan gran parte del proceso productivo y la distribución de los recursos, y se comienzan a perfilar centros urbanos en los que el sacerdocio promueve la existencia de una serie de especialistas en diversas actividades productivas y de intercambio (Manzanilla, 1988: 302). El enunciado anterior es apoyado por otras propuestas, que advierten la existencia durante la época prehispánica de un modelo de distribución regentado por una élite. Este modelo incluiría dos aspectos fundamentales: la movilización y acumulación de recursos por una institución individual (gobernante) o central (el palacio o templo) y luego, la dispersión de estos recursos hacia las poblaciones a través de eventos públicos u otros entes institucionalizados (Hirth, 1996). De esta manera, se ha bosquejado el camino hacia la complejidad social, entendiendo ésta como la variedad de actividades entre individuos o grupos que dan forma a una sociedad (Blanton, 2005). Finalmente, y dada la zona geográfica a trabajar y el momento histórico en el que se ubica esta investigación, es preciso definir lo que se entenderá por cacicazgo. Las sociedades humanas presentan una enorme variedad de escalas y formas, por lo que ha sido uno de los grandes temas de la arqueología, el descifrar la evolución de los conjuntos sociales desde los pequeños grupos de cazadores recolectores hasta los poderosos Estados. Fue Elman Service, antropólogo estadounidense, quien estableció las etapas de Bandas, Tribus, Cacicazgos y Estados (Demarrais, 2005), no lejos de las críticas, por ejemplo desde las aproximaciones de la agencia, cuyos representantes creen que la evolución social es inadecuada para explicar las variantes palpables en los grupos humanos (Ídem.). No obstante, las definiciones del mencionado autor siguen vigentes en casi cualquier investigación que se introduzca al tema del desarrollo de las entidades políticas de las sociedades humanas. 19 En este sentido, se retoman las características que Service enunció para los cacicazgos: en el aspecto político-social, la existencia de la desigualdad social a partir de rangos obtenidos por medio de linajes familiares; legitimación de un líder o cacique quien mantiene de esa manera sus privilegios en la sociedad, entre ellos el de heredar su estatus, y la ejecución de prácticas chamanísticas dirigidas al “ancestro mítico”. Por otra parte, en el aspecto urbano, ocurren dos niveles en el patrón de asentamiento, el centro donde se encuentra la autoridad, y las ramificaciones de los subsidiarios o población en general; el trabajo público demuestra resultados visibles, principalmente en obras de ingeniería como terracerías, campos de irrigación, templos, pirámides u otros monumentos. Y en el aspecto económico se considera que son sociedades redistributivas; gozan de cierto nivel de especialización artesanal; poseen un centro redistribuidor que muchas veces subsidia a los especialistas; no existe la propiedad privada sobre los recursos, aunque si desigualdad en el control sobre los bienes y la producción (Service, 1971). Del mismo modo, Earle acota a su vez diez estrategias que los cacicazgos complejos ponen en práctica, y por las cuales es factible reconocerlos: ofrecen festines y prestaciones; proveen infraestructura para las actividades de subsistencia; alientan la circunscripción, es decir, el arraigo de la población a un territorio; aplican la fuerza cuando es necesario; forjan vínculos externos; intentan expandir la cantidad de población dependiente del centro; ejercen control sobre los principales aspectos legitimadores del poder, tanto naturales como sobrenaturales; si no los hay, crean medios de legitimación; ejercen control sobre la producción interna de riqueza y su distribución (Earle, 1989). Así, tanto Service como Earle, plantean el cacicazgo como la etapa previa al surgimiento del Estado, mismo que entre sus principales diferencias con el primero, observa 20 la presencia de clases sociales, propiedad privada, instituciones de gobierno formales, y la fuerza para hacer cumplir las leyes y el pago de impuestos (Blanton, Íbid.) 21 Capítulo II El sureste de Mesoamérica durante el Preclásico El área cultural mesoamericana fue definida a mediados del siglo pasado por el antropólogo alemán Paul Kirchhoff, quien reconoció una serie de rasgos culturales comunes en un territorio que va desde la región norcentral de México, hasta la Península de Nicoya en Costa Rica. Aunque las observaciones se basaron en manifestaciones propias del Posclásico tardío y del momento del contacto, es hasta hoy la mejor definición del área. Entre los elementos que Kirchhoff menciona están: uso de la coa; cultivo de maguey, cacao y maíz; pulimento de la obsidiana; pirámides escalonadas; canchas de juego de pelota; escritura jeroglífica; combinación de dos calendarios para formar un ciclo de 52 años; mercados especializados; entre otros aspectos (Kirchhoff, 1960). En este contexto, se considera como el Sureste de Mesoamérica a la región que hoy en día comprende los territorios de Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y los países centroamericanos de Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica (López Austin y López Luján, 2001). La parte más septentrional de dicha área, también suele conocerse como Zona Maya. En este trabajo se considerará además, la Zona Sur del áreaSureste como de especial relevancia, que es la región que hoy comprende la costa de Chiapas, la costa sur de Guatemala y el occidente de El Salvador (Figura II.1). Cabe mencionar que la investigación se enmarca durante el periodo Preclásico, también conocido en distintos ámbitos académicos como periodo Formativo; entendiéndose dicho lapso, como el que transcurre aproximadamente entre los 2000 a.n.e. y los 200 d.n.e. (Tabla II.1). 22 Adentrándonos en la temporalidad que nos atañe, El Preclásico temprano (1800 a. n. e. – 900 a. n. e.) ve surgir varios de los fundamentos de las sociedades complejas posteriores. Entre ellos la aparición de la cerámica, el surgimiento de la agricultura, la sedentarización; así mismo pequeños asentamientos se convierten en centros urbanos importantes, consolidándose los primeros cacicazgos y Estados, con sus respectivas instituciones controladoras; es decir, el Preclásico fue el periodo que sirvió de marco y punto de partida para las sociedades mesoamericanas posteriores (Hirth y Cyphers, 2008; Joyce y Grove, 1993). En específico, la zona Sur del Sureste de Mesoamérica, a través de las últimas décadas de investigaciones arqueológicas, ha demostrado ser una región de importancia invaluable, si se desea conocer los orígenes de la civilización mesoamericana. Es verosímil considerar que los primeros atisbos de sociedades complejas en el área provengan de la zona costera, desde Chiapas hasta El Salvador; ésta zona posee un medio ambiente halagüeño, que brinda una enorme variedad de recursos para su explotación, entre ellos ríos, esteros y suelos por demás fértiles (Coe, 1993). Figura II.1 Zona sur del Sureste de Mesoamérica y los principales sitios arqueológicos mencionados en el texto. 1Figura II.1 Zona sur del Sureste de Mesoamérica y los principales sitios arqueológicos mencionados en el texto. 23 Según Clark y Pye, quienes han trabajado el área del Soconusco, la distinción entre los periodos Arcaico y Formativo se encuentra marcada por la posible presencia de alfarería y aldeas permanentes en el Formativo y por su ausencia anterior (Clark y Pye, 2006). Además describen el establecimiento de las fases Barra, Ocós, Cuadros y Jocotal por Lowe, Coe y Flannery en la segunda mitad del siglo pasado; a las que se suman las fases Locona y Cherla, propuestas por los primeros, que en su conjunto se extienden por un periodo entre los años Tabla II.1 Cronología del área sur del Sureste de Mesoamérica (Tomado de Love, 2007) 1Tabla II.1 Cronología del área sur del Sureste de Mesoamérica 24 1900 y 1000 a. n. e. (Clark y Pye, 2006). En cuanto a patrones de asentamiento tenemos que durante la fase Barra (1550 – 1400 a. n. e.) se observan las primeras aldeas, pero no es sino hasta la fase Locona (1400 – 1250 a. n. e.) cuando se advierte cierto nivel de especialización en las mismas (Ibíd.: 9). Más al sureste, en territorio hoy guatemalteco y salvadoreño, gracias a un intenso nivel de investigación en los últimos años, se conoce que los inicios de la sedentarización en esta región están ligados también a las zonas costeras, basados en la explotación de los recursos que los esteros y manglares podrían brindar. Lo anterior no inhibe el hecho de que al interior de los territorios también se hayan gestado los fenómenos necesarios para el desarrollo social y económico de las primeras aldeas, tal como sucede con El Carmen, en El Salvador, ubicado en una zona donde la extensa planicie costera va reduciendo su amplitud hasta poco más de una decena de kilómetros, lo que habría facilitado las conexiones con áreas internas alejadas de la costa (Arroyo, 1992; 1993). Precisamente, El Carmen es contemporáneo a sitios de la fase Ocós (1250-1100 a. n. e.) en Chiapas y Guatemala (Arroyo, 2005); sin embargo, de las fechas de C14 se obtuvo una datación de 1750 a. n. e. como la más temprana (Ídem). Esta fecha y parte del material recuperado indican una ocupación quizá desde épocas anteriores a Ocós, es decir hacia la fase Locona; tradición extendida, según la evidencia, desde Veracruz hasta El Salvador (Pye, 1992). Según estos datos, sitios contemporáneos a El Carmen son Paso de La Amada, en Chiapas y El Mesak en Guatemala. Arroyo además, afirma que a partir de las investigaciones en El Carmen se definió la fase Bostan, ubicada cronológicamente antes de la fase Tok establecida por Sharer (1978) para Chalchuapa, Según Arroyo, las características de la cerámica de El Carmen son muy particulares por lo que debió definirse la fase Bostan (Arroyo 1995). El complejo de El Carmen consiste 25 principalmente de tecomates con algunos cuencos. Algunos tecomates tienen el perfil en forma de gota con la típica banda de engobe rojo alrededor del borde y un baño o engobe blanco en el resto de la superficie exterior. La autora propone que El Carmen es un sitio Formativo temprano que comparte características cerámicas con sus contemporáneos en Guatemala, pero que a la vez manifiesta aspectos muy locales. (Arroyo, et. al., 1998). Así mismo en la zona de Chalchuapa, Sharer, sitúa el Complejo cerámico Tok hacia finales del Preclásico temprano. Según algunos autores la cerámica temprana de Chalchuapa debió tener su origen en el Complejo Locona-Ocós, de la extensa zona de la costa Pacífica (Fowler, 1995). Las formas cerámicas preponderantes en sitios como los mencionados son los tecomates, cajetes y cuencos. Poco se sabe de otros rasgos en estas fechas. Al parecer los montículos de tierra ya comenzaban a erguirse en esta zona, pisos de barro quemado se construían, los hornos eran utilizados quizá para la cocción de alimentos o cerámica y las costas eran las zonas preferidas para la ubicación de asentamientos, a lo mejor por los recursos naturales que se encuentran en sus alrededores, como en el caso de El Carmen (Arroyo, 2005). Durante el Preclásico medio (1200-400 a. n. e.) se consolidan muchos de los rasgos que se venían forjando con anterioridad. Aunque para algunos expertos esta época se marca por la predominancia de lo olmeca, hoy en día esta tesis da pie a posiciones encontradas. Lo anterior claro, sin objetar de tajo la importancia y nivel de desarrollo alcanzado por las culturas del Golfo de México en dicha época. Algunos de los sitios donde pueden observarse elementos “olmecas” son Tlatilco y Tlapacoya en el centro de México; Chalcatzingo, Morelos; Teopantecuanitlán, Guerrero; San José Mogote y Monte Albán en Guerrero; La Blanca, Takalik Abaj, en Guatemala y Chalchuapa en El Salvador. 26 Ante este panorama y en el caso específico de la costa Pacífica en el sur de la Zona Maya, Lowe, luego de sus investigaciones en San Isidro, Chiapas; indica que desde el Istmo de Tehuantepec hasta Guatemala, incluyendo zonas de Chiapas, Tabasco y Veracruz, la fuente étnica candidata a unificar de alguna manera la región mencionada es la Mixe-Zoque (Lowe. 1998). Por otro lado, diversos investigadores apuntalan la idea de que es difícil hablar de un “desarrollo único” en las costas del Golfo de México, y que de ahí se expandiera la cultura material hacia otras regiones, proponiendo la existencia de zonas de interacción entre varios grupos étnicos. De tal manera que elementos “olmecas” conviven con tradiciones de carácter local, y las redes de comercio e intercambio de productos como la obsidiana, la concha, los pigmentos, entre otros, se extienden de igual modo (Love, 1992; Lowe, 1998). Más recientemente, y con respecto a esta temática Cyphers argumenta que las relaciones que los olmecas mantuvieron dentro de la región y fuera de ella pueden quedar mejor enmarcadas dentro del concepto de hinterland. Esto considerando que las áreas distantes que muestran alguna interacción con los olmecas pueden concebirse en el marco de los hinterlands segmentados, es decirhabrían formado parte de los hinterlands de las capitales costeñas de manera constante o intermitente, al mismo tiempo que eran entidades independientes (Cyphers, 2012). Cyphers también aclara al referirse a ciertos autores, quienes consideran que existió un estilo “pan-mesoamericano” debido a que en regiones muy dispares se encuentran artefactos del “estilo olmeca”, que esta idea pierde fuerza ya que elementos cerámicos y escultóricos aparecen por vez primera en el Preclásico inferior en el sur de la costa del Golfo, sin tener artefactos contemporáneos fuera de dicha región (Íbid.: 25). 27 Bajo esta perspectiva hay que tener cautela al analizar uno de los rasgos determinantes en El Salvador, la Piedra de Las Victorias o Monumento 12 de Chalchuapa (Figura II.2); encontrada en la hacienda del mismo nombre en la zona arqueológica de Chalchuapa. La Piedra, tallada en cuatro de sus lados, muestra personajes de apariencia “olmeca” al estilo de otros monumentos en zonas de Guerrero, Chiapas y Guatemala (Fowler, 1995). Sin que se haya llegado a dilucidar a ciencia cierta el significado de esculpir este monumento tan alejado de la Zona Nuclear Olmeca, se lanzan ideas sobre el porqué de su presencia en esta región, ¿relaciones económicas de intercambio? ¿relaciones políticas? O ¿simple legitimación de los gobernantes locales? Además, en dicho periodo dio inicio la edificación de la gran pirámide de El Trapiche o Estructura E3-1, con unos 23 metros de altura, fue una de las mayores edificaciones de la época en toda la región sur del Sureste mesoamericano, comparable con la Gran Pirámide de La Venta, Tabasco, ambas en algún momento contemporáneas (Sharer, 1969; Fowler, 1995). Figura II.2 Uno de los personajes tallados en el Monumento 12 de Chalchuapa o Piedra de Las Victorias (Tomado de Fowler, 1995). 2Figura II.2 Uno de los personajes tallados en el Monumento 12 de Chalchuapa o Piedra de Las Victorias (Tomado de Fowler, 1995). 28 Posteriormente, El Preclásico tardío (400 a. n. e. – 200 d. n. e.) se posiciona como el periodo en el que la región sureste muestra repuntes importantes de desarrollo en distintas regiones de la misma, cambios que no son ajenos al resto de Mesoamérica. Luego de la decadencia de grandes centros anteriores como La Venta y Chalcatzingo, surgen otros centros de similar importancia y desarrollo, entre ellos El Mirador, en Petén; Izapa y Ujuxte, en la costa pacífica de Guatemala; Chiapa de Corzo, en Chiapas; Kaminaljuyú y Chalchuapa, en las tierras altas de la Zona Maya (Joyce, 2008). Hacia aquel momento y precisamente en la zona sur del sureste de Mesoamérica, se suceden una serie de fenómenos políticos y sociales que produjeron, entre otras manifestaciones, la aparición de concentraciones urbanas, crecimiento demográfico, acentuación del comercio a larga distancia, escritura jeroglífica y estilos artísticos similares. Tal es el caso de Izapa, en la costa este de Chiapas, según Love “…estimate that the core of Izapa covers approximately four square kilometers. That area, however, includes only the zone of monumental construction” (Love, 2011: 61). Este sitio es reconocido por una interesante profusión de monumentos en relieve, entre estelas y altares. Además, la Estructura 60, se considera la estructura temprana más grande de todo el estado de Chiapas (Gómez Rueda, 1996). Adentrándonos en lo que ahora corresponde a territorio guatemalteco se encuentra el sitio de Takalik Abaj, con seis kilómetros cuadrados, cuenta con construcciones masivas, y un amplio corpus de monumentos que probablemente legitiman a los gobernantes locales como deidades y poseedores de fuerza sobrenatural (Love, op. cit.: 60). Del mismo modo, se puede mencionar otro importante sitio en la costa sur de Guatemala, El Ujuxte, éste representa una ciudad planificada, de unos cuatro kilómetros cuadrados, cuyos edificios mantienen una orientación de treinta y cinco grados respecto al 29 norte magnético, y que fue fundada en una zona limitada al este por territorio que recibía influencia de Izapa y al norte por una región quizá controlada por Takalik Abaj (Ibíd.: 54- 55) Otro asentamiento, cuya importancia y desarrollo es reconocido, es la ciudad de Kaminaljuyú, un verdadero centro urbano en las tierras altas de Guatemala, donde actualmente se encuentra la capital de ese país, lo que tristemente ha conllevado a la destrucción parcial o total de buena parte de este sitio arqueológico. El apogeo de esta metrópoli acaeció durante el Preclásico tardío, cuando habría superado fácilmente los diez kilómetros cuadrados de extensión, y cuyas conexiones evidenciadas en los monumentos esculpidos en su interior, la relacionan para este periodo con otros asentamientos tan distantes como Chocolá en la bocacosta guatemalteca y Chalchuapa al occidente de El Salvador (Kaplan, 2011). En el oeste salvadoreño se conoce de varios sitios arqueológicos que alcanzaron desarrollos importantes para el Preclásico tardío, tal es el caso de Chalchuapa. Durante el Preclásico tardío (400 a.n.e – 200 d.n.e) Chalchuapa alcanzó su máximo apogeo, el Centro Ceremonial del asentamiento se extendió por más de un kilómetro en su eje norte-sur, y es muy probable que haya contado con una importante zona habitacional en su entorno, cualidad ahora difícil de probar, debido a que aquella zona ha prácticamente desaparecido tras las sucesivas ocupaciones del área. En este periodo, Chalchuapa participó de las dinámicas regionales que transitan desde la costa chiapaneca, atraviesan la Costa Sur guatemalteca, y llegan hasta el occidente salvadoreño. Estas dinámicas se manifiestan en la erección estelas lisas y altares frente a los basamentos piramidales (Ichikawa, 2007b). Conocido como complejo Estela lisa-Altar, las estelas lisas son basaltos columnares con poco o nulo trabajo escultórico, probablemente esta 30 tradición tiene sus orígenes en la zona costera de Chiapas, Guatemala y El Salvador, hacia finales del Preclásico Medio y en el transcurso del Preclásico Tardío (Figura II.3). Se conoce que este tipo de rasgos, con algunas variantes, cobró gran popularidad durante el Clásico en la zona maya (Paredes y Escamilla, 2007). Según algunos autores estos monumentos pueden representar cierto tipo de relación de parentesco y gobierno, o la conmemoración de un evento calendárico (Arroyo, 2007). Para el caso, en 2007, Paredes reportó el hallazgo de 4 estelas lisas en Tapalshucut, Izalco, departamento de Sonsonate, El Salvador, incluido un complejo Estela lisa-Altar frente a la Estructura 3 del sitio. En 2006, Ichikawa, excava frente a la Estructura C3-6 de Casa Blanca, Chalchuapa, y registra el hallazgo de un complejo Estela lisa-Altar, supuestamente erigido durante el Preclásico tardío (Ichikawa, 2007b). Algunos sitios en los que se ha documentado tal complejo, fuera de El Salvador, son Kaminaljuyú, Takalik Abaj, Naranjo, Monte Alto, todos en Guatemala; e Izapa, en Chiapas. Figura II.3 Estela lisa y altar, frente a la Estructura C3-6 dentro del Parque Arqueológico Casa Blanca, Chalchuapa. 3Figura II.3 Estela lisa y altar, frente a la Estructura C3-6 dentro del Parque Arqueológico Casa Blanca, Chalchuapa. 31 Además, se talla en el sitio el Monumento 1, el cual es una de las expresiones más tempranas de escritura maya en la región. Este representa un personaje sentado en su trono, sosteniendo la cabeza de otro individuo, probablemente víctima de decapitación; y sobre esta escena aparecen ocho columnas con glifos, desgraciadamente dañados de manera intencional en la antigüedad, siendo legible únicamente un signo de “uinal”, un grupo de veinte días en el calendario maya (Sharer, 1969) (Figura II.4). Adicionalmente, hacia esta época se esculpen en todo el occidentesalvadoreño los monumentos conocidos ahora como “Cabezas de Jaguar”, los que probablemente se ubicaban en grupos de tres frente a las principales estructuras de los Centros Ceremoniales de la región (Paredes y Cossich, 2011), y a la sazón, es Chalchuapa el sitio donde mayor cantidad de estos monumentos se ha encontrado, cinco en total, cuatro de ellos en el Centro Ceremonial que Figura II.4 Dibujo y fotografía del Monumento 1 de Chalchuapa, el círculo encierra el supuesto glifo de uinal (Dibujo tomado de Sharer, 1978). 4Figura II.4 Dibujo y fotografía del Monumento 1 de Chalchuapa, el círculo encierra el supuesto glifo de uinal (Dibujo tomado de Sharer, 1978). 32 corresponde a la ocupación Preclásica de Chalchuapa, en lo que ahora se conocen como los sitios de Casa Blanca y El Trapiche (Sharer, 1978; Ichikawa, 2007b; Ito, 2012) (Figura II.5). Asimismo, en la Estructura E3-7 de El Trapiche, se identificó un entierro múltiple compuesto por 33 individuos, que exponían rasgos de haber sido víctimas de sacrificio humano, ya que sus manos y pies parecieron haber estado atados al momento de la deposición de los cuerpos en el lugar, y en un caso se puede advertir una posible decapitación (Fowler, 1984). En Casa Blanca se encuentran los Edificios 1 (C1-1), 2 (C3-3) y 5c (C3-6c)5, además de la Rampa de la Gran Plataforma, los cuales pertenecen a este periodo. La arquitectura de tierra, figurillas de barro, cerámica estilo Usulután, entre otros son los rasgos que aparecen en mayor cantidad en este sitio (Ohi, 2000). Asímismo, Ichikawa, reporta el hallazgo de 45 5 El proyecto arqueológico del equipo japonés, a mediados de los años noventa del siglo pasado, cambió la denominación de las cinco estructuras que se encuentran dentro del Parque Arqueológico Casa Blanca; no obstante, el resto de estructuras en Chalchuapa mantienen la establecida por Sharer en los años sesentas. Figura II.5 Fotografía de uno de los ejemplares de la tradición “Cabezas de Jaguar”, excavado en El Trapiche, Chalchuapa (Fotografía de Nobuyuki Ito). 5Figura II.5 Fotografía de uno de los ejemplares de la tradición “Cabezas de Jaguar”, excavado en El Trapiche, Chalchuapa (Fotografía de Nobuyu Ito). 33 entierros en una pequeña área conocida como La Cuchilla, ubicada al sur de Casa Blanca, de los cuales 39 pertenecen al Preclásico tardío y la mayoría cuenta con ofrendas cerámicas en distinto número. Entre las ofrendas hay cerámica Usulután, y cerámica bicroma con decoración zoomorfa (Ichikawa 2007a). La cerámica Usulután, merece una mención aparte. Es un marcador del Preclásico medio y tardío en el sureste de Mesoamérica, y su producción probablemente tenga su origen en Chalchuapa, desde donde la tradición llegó a extenderse a otras regiones, convirtiéndose incluso en un producto de élite en áreas más lejanas como Tikal o Costa Rica (Erquicia, 2007) (Figura II.6). Demarest y Sharer (1982) acotan que: The ubiquitous, yet technologically enigmatic, Usulutan pottery is a major characteristic of ceramic inventories of southern Mesoamerica. Indeed, Usulutan virtually defines periphery: during the later Preclassic period it dominates the ceramic assemblages…The Chalchuapa project produced evidence indicating a Salvadoran origin and specified a western highland setting for its development. When compared with ceramics from Quelepa, Kaminaljuyu and other sites, the Usulutan at Chalchuapa seemed both earlier and more varied (1982: 810 y 812). En una relativamente reciente disertación doctoral, Goralski ejecutó un increíble compendio de los antecedentes investigativos de la cerámica Usulután, con énfasis en el occidente de Honduras. Su objetivo fue el de realizar la caracterización química de las pastas usadas en ejemplares principalmente de la esfera cerámica Uapala, en la que se incluye el oriente salvadoreño y el occidente de Honduras. Citando los trabajos de una gran cantidad de estudiosos del tema, tales como Sharer, Urban y Demarest, entre otros, confirma que los ejemplares más tempranos del estilo Usulután ocurren en Chalchuapa hacia el 650 a.n.e, desde donde probablemente se expandió el conocimiento de la técnica al negativo hacia las 34 regiones circundantes, de tal manera que hacia el Preclásico tardío, se había convertido ya en un producto común en los actuales territorios del sur de Guatemala, El Salvador, y occidente de Honduras (Goralski, 2008). Así mismo, en su disertación el citado autor propone que es muy probable que durante el Preclásico tardío, hayan existido varios puntos de producción de la cerámica Usulután en toda la región, elaborándose en el sur de Guatemala, el oriente de El Salvador y el occidente de Honduras; y probablemente desde esos puntos sería redistribuida hacia otros centros menores, conviviendo paralelamente con un modelo de importación, en una especie de interacción interregional, la que definiría la dinámica de la esfera cerámica Uapala (Ídem.). Por otro lado, Santa Leticia es un importante sitio ubicado al occidente del país. Fue investigado a finales de la década de los setentas y principios de los ochentas del siglo XX. Como resultado de dichas investigaciones se obtuvieron importantes datos para la arqueología salvadoreña en cuanto a variedades cerámicas y fechamiento de las esculturas en piedra conocidas como “Gordinflones” o “Barrigones” ubicadas hacia el Preclásico tardío, Figura II.6 Cuenco de paredes verticales de estilo Usulután, proveniente de una excavación de rescate, frente al Parque Arqueológico Casa Blanca, Chalchuapa (Fotografía de Shione Shibata) 6Figura II.6 Cuenco de paredes verticales de estilo Usulután, proveniente de una excavación de rescate, frente al Parque Arqueológico Casa Blanca, Chalchuapa (Fotografía de Shione Shibata) 35 tradición extendida en la costa Sur guatemalteca y el extremo oeste salvadoreño. En palabras de Demarest At Takalik Abaj, as at Monte Alto, Kaminaljuyu, Bilbao, Izapa and other sites, the potbellies were always found in ambiguous contexts…the contexts, associated ceramics and carbon series all favor a Late Preclassic date for the three Santa Leticia potbellies…the sherds recovered from within the floors and stone basis supporting the monuments date to the Late Preclassic…the period of human activity at the site is limited to ca. 500 B.C. - A.D. 100 (Demarest, 1986: 138-139). De manera trascendental, de cara a los hechos que posteriormente ocurrieron en la región, al final del periodo Preclásico tardío acontecieron cambios sustanciales que impidieron que sitios como Chalchuapa alcanzaran el desarrollo que otros asentamientos si lograron durante el Clásico, como es el caso de Copán, que durante el Preclásico medio y tardío observa un desarrollo modesto, y cuyo desarrollo sobresaliente en el Clásico quizá haya tenido un impulso importante de las interacciones acaecidas durante el Preclásico (Sharer, 1989). En consecuencia de los nuevos datos arqueológicos, una reciente hipótesis señala que el abandono o desuso del centro ceremonial Preclásico en el norte del asentamiento en Chalchuapa, fue a causa de un cambio entre el vínculo político y económico evidenciado en un cambio cultural, y la muy poco documentada “influencia” teotihuacana en el área, que en alguna medida hubiese provocado el traslado del centro ceremonial principal de El Trapiche/Casa Blanca a Tazumal (Ichikawa, et. al., 2009: 507). 36 Capítulo III La Zona Arqueológica de Chalchuapa Chalchuapa, se encuentra unos 80 kilómetros al oeste de San Salvador la capital del país; ocupando un valle al norte de la cordillera Apaneca-Ilamatepec. Así mismo, en un dato por demás interesante, Sharer menciona que “Se ubica a unos 120 km. al sureste del centro Maya ceremonial masivo de Kaminaljuyú
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