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Laqueur, T W (2007) Sexo Solitario Una historia cultural de la masturbación Fondo de Cultura Económica - Eli Hernández

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fNDICE 
Agradecimientos . ... . ... .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 
I. El comienzo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 
II . La expansion de Ia masturbaci6n de Onania a Ia Web . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 
II I . La masturbaci6n antes de Onania .. ... . . . ....... .................... ......... ...... 101 
IV El problema con Ia masturbaci6n . . . . ..... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22 1 
V. Por que Ia masturbaci6n se convini6 en un problema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295 
VI. El sexo solitario en e l siglo XX......................................................... 42 1 
fndice de nombres y conceptos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . . ... . . . 49 1 
AGRADECIMIENTOS 
Los libros -o al menos mis libros- esran fntimamente ligados a grandes por­
ciones de vida, a decadas de conversaciones, colaboraciones y pensamientos 
junto a amigos, maestros, colegas y estudiantes. Estin situados dentro de una 
hisroria. Terminar es un placer: se cumpli6 con Ia tarea y el descanso recon­
forta; las risuefias miradas retrospectivas hacia donde u no anduvo causan gra­
cia; agradecer es un pequefio gesto ante grandes regalos. Pero el final tambien 
es melanc6lico: el libro nunca sed. mejor, algunos amigos han muerto, y los 
cambios inevitables en Ia pro pia comunidad -si bien esperables y necesarios­
hablan de finitud y perdidas. 
Lawrence Stone, mi mentor y modelo por su seriedad intelectual y su com­
promiso academico , dijo a finales de Ia decada de 1 970 que alguien debfa 
ocuparse de avcriguar por que lo que eJ llamaba histeria respecto de Ia mas­
turbaci6n apareci6 de modo tan intenso durante el siglo XVIII, en el momento 
en que, segun pensaba, todas las seiialcs daban cuenta de una gran accptaci6n 
del placer sexual. Yo estaba buscando entonces un tema de tesis y, en rodo caso, 
me dej6 en claro que no era el tipo de problema que debe ocupar a alguien 
joven. No puedo afirmar que ese planreo de Ia cuesti6n haya sido el pun to de 
partida de este libro o que en un momento edfpico me propuse refutar sus equi­
vocadas aunque provocativas opiniones sobre el tema. El fue tal vez el capita­
lista mas arriesgado dentro de Ia profesi6n hist6rica en Ia segunda m itad del 
siglo XX; pero este libro no es, en ningun sentido direcro , fruro de sus i nver­
siones en el terreno de las ideas; es, mas bien, producro de su inversion en mf. 
Esta asistido por su energfa y por su insistencia en que encarasemos Ia hisro­
ria tanto desde el ambito de Ia vida Intima como desde aquel correspondiente 
a! cambio social. Me gustarfa que viviera para ver mi descripci6n de un pro­
blema respecto del cual el tanto medit6. 
Excepto por unas pocas y de algun modo poco j u iciosas paginas de mi 
libro anterior -no tanto por lo erradas sino por lo limitado de su enfoque-, 
este libro realmente comenz6 cuando Roy Porter me pidi6 en 1992 que diera 
9 
iO SEXO SOLITARIO 
una conferencia en el Wellcome Institute sobre !a sexualidad y !a medicina 
del Iluminismo. En esa ocasion presente un trabajo sobre !a fisiopatologfa c1e 
la muerte por masrurbacion, sobre por que de pronto los medicos empezaron 
a pensar que habfa una epidemia de sexo solitario que resultaba peligrosa p:;ra 
todos los que cayeran en ella. Le gustaron mis ideas -a decir verdad, hubo pocas 
ideas que no le gustaron- y me brindo toda clase de apoyos e informacion. Pero 
ante todo, ei fue el genio de la creatividad cuyo registro de libros aliment6 
mis trabajos y los de muchos, muchos mas. Murio hace unas pocas semanas, 
y espero que haya podid0 ver el resultado de su invitacion y de su estfmulo. 
Sere sincero: este libro no requirio -literalmente- demasiado tiempo para 
ser escrito, a no ser que se tomen en cuenta las reflexiones previas y la inves­
tigacion acerca de esta tematica, o los afios de discusion a traves de pequefi.os 
ensayos preliminares. Escribf rodo cl texto en un afio maravillosamente feliz 
como Berglund Senior Fellow en el National Humanities Center in Research, 
enTriangle Park, Carolina del Norte, cuyos bibliotecarios, personal y admi­
nistracion -por no hab!ar de mis colegas amigos- lo convirtieron en un lugar 
de trabajo imprevistamente agradable. Cuando Robert Connor, tan genial, 
experto y rolerante director de! centro, me invito, lo hizo creyendo que yo 
pasarfa mi riempo escribiendo un l ibro no sobre este tema sino acerca de 
memoria y morta!idad. Ese libro, The Dead Among the Living, aparecera pronto; 
pero mientras tanto quiero agradecer a una instirucion que encarna todo lo 
correcto y bueno en la caltura academica estadounidense por hacer posible 
este trabajo. 
Varias generaciones de estudiantcs graduados, muchos de los cuales ahora 
ensefian en todo el paf�, me ayudaron. Estoy en deuda con: Nasser Hussain, 
por un dossier sobre !a imaginacion; con Lisa Cody, por su indagacion preli­
minar en las bibliotecas inglesas; con Vanessa Schwartz, por descubrir en 
Pads algunas conferencias medicas francesas del siglo XIX; con Arianne Chern­
cok, por un dossier sobre feminismo de fines del siglo XX; con Kathe Fullagar, 
por el material sobre !a medicina popular estadounidense; con Catherine Gil­
huly, por su interesante resefia sobre fuentes clasicas; con Suzanne Jeblonsky, 
por sus informes respecto de las cartas de Tissot; y con Azzan Yadin, por su 
invesrigacion acerca de los rabinos. 
En temas espedficos muy lejanos a mi competencia academica, tambien 
tengo deudas con muchos amigos expertos. No podrfa haber escrito sobre 
AGRADECIMIENTOS II 
onanismo y tradicion j udfa sin Ia ayuda de Daniel Boyarin, Brian Britt, Naomi 
Janowitz, Davie Biale y Jack Levison; el doctor Herbert Schreier, jefe de Psi­
quiatrfa en el Oakland Children's Hospital, contesto a muchas preguntas sobre 
masturbacion y acerca de varias condiciones neurologicas y psicologicas; el 
doctor Guy Micco me brindo diagnosticos alternativos a otros, ofrecidos por 
medicos, que habfa lefdo. He reconocido Ia generosidad de algunos acade­
micos en puntos particulares de las notas finales, pero quiero agradecer espe­
cialmente a: Yaron Toren, del St. Johns College, Oxford, por su traduccion y 
analisis de Gerson y mas espedficamente por ayudarme con las fuentes medic­
vales; a Irv Schiener y Andrew Barshay por su ayuda con Japon y a Sabinne 
Friihstiick por dejarme ver el manuscrito de su proximo libro sobre sexuali­
dad japonesa a fines del siglo XIX y principios del XX; a James Spohrer, el biblio­
grafo aleman en Ia biblioteca de Berkeley, por muchos afios de buena dispo­
sicion para convertir las mas oscuras e incompletas referencias en algo hallable; 
a Cory Silverberg, de Come As You Are de Toronto, por Ia informacion sobre 
j uguetes sexuales; a Robert Folkenfl ix, del Departamento de Ingles de I a 
University o f California, Irvine, por un torrente ininterrumpido de referen­
cias literarias de finales del siglo XVII; a Serh Kowen, de Villanova, por dis­
rinros datos sobre el siglo XIX; y a Elizabeth Duggan por introducirme en Ia 
cuestion de Ia masturbacion en el arte contemporaneo y por sus comentarios 
sobre el capitulo VI. 
Mi hija Anna invcstig6 entre sus amigos con relacion a! titulo y sugirio que 
to mara en consideracion Ia obra de Vito Acconci. Herb y Marion Sandler, ade­
mas de ser tan buena compafifa durante decadas y ofrecer su ayuda con el 
marketing, en lo que son expertos, llegaron a representar para mf a! exigente 
lector comun que pudiera interesarse en mi rema pero no en cada vuelta de 
tuerca del debate academico. Espero que encuentren el resu!tado final com­
pletamente legible. Lee Grossman me ayudo a tomar plena concienciade que 
querfa escribir este libro. Meighan Gale fue todo lo que un au tor puede pedir 
para el cuidado de su manuscrito durante Ia impresion; Ingrid Sterner fue 
una editora de precision sobrenatural que puso orden en un manuscrito entro­
pico. Tam bien estoy agradecido a Amy Griffin y Heather Mac Donald por su 
experta busqueda de imagenes. 
Sexo solitario hubiera podido terminarse al menos seis meses antes de no 
ser por una comunidad de amigos generosa y exigente intelectualmente. Solo 
1 2 SEXO SOLITARIO 
Jerry Siegel me insumio varias semanas con sus agudas criticas: el habfa Iddo 
y estimulado mi trabajo desde que estuve en Ia universidad y solo !amen to no 
haber tomado mas en cuenta sus planteos en aquel momento. Cathy Galla­
ger fue una compafiera intelectual por casi treinta afios, de quien aprendf tanto 
que agradecerle solamente por su lectura de esre manuscrito (siempre rigurosa) 
es apenas un pequefio gesto. Carol Clover tambien fue una socia por muchos 
afios en yarias aventuras intelectuales, y no reduce mi deuda agradecerle por 
sus referencias espedficas, por su insistencia en Ia seriedad de las bromas y 
por hacerme tomar mas en serio las implicancias de mi h istoria en cuanto a 
genero. Marty Jay ofrecio muchas sugerencias para expandir varios puntos y 
me salvo de muchos errores. Ramona Naddaff y Michel Feher -como edito­
res y, Io que es mucho mas importante, como amigos- trabajaron con los plan­
teos y Ia organizacion de este l ibro en varias etapas de su concepcion y ejecu­
cion hasta el ultimo minuto. Hub iera sido imposible escribirlo s in ellos. 
Steve Greenblatt me salvo de un error realmente vergonzoso; pero, mas impor­
tante aun , esruvo alif como amigo por casi tres decadas. James Vernon y Tho­
mas Metcalf, de mi departamento, pese a imeresarse en problematicas muy 
diferentes a las tratadas en este libro, me impusieron sus altos niveles de cla­
ridad y relevancia. Henry Abelove y Harry Oosterhuis (ambos leyeron gene­
rosamente el manuscrito completo) h icieron sugerencias espedficas y me 
dieron Ia seguridad de que yo estaba mas o menos en lo cierto en las areas de 
hisroria de Ia sexualidad en las cuales son experros. Mi mejor amigo desde Ia 
uniYersidad, Alexander Nehemas, me acompafio mucho y, por cierto, hizo lo 
suyo para que este l ibro progresara. Estuvo a mi disposicion en todo lo que 
tuvo que ver con el griego: encontr6 Ia traduccion griega hecha en Venecia a 
finales del siglo XVIII del libro de Tissot sobre onanismo; me ayudo con ter­
minos del griego antiguo y con Platon y Arist6teles. Leyo y comento todo el 
manuscrito, aunque no sin alguna queja. Pero lo que mas importa es que siem­
pre Conte con el para hablar. Por ultimo, Ia historiadora Carla Jese discutio 
conmigo el proyecto en cada una de sus etapas. Su seriedad moral, su clara 
inteligencia analftica, sus exigentes crfticas -no cualquier esposa esd. ran dis­
puesta a comprometerse con un compafiero tan quisquilioso respecto de Ia 
verdad- hicieron de esta una obra mejor y de mf un mejor historiador. Siento 
enorme amor y gratitud hacia elia por no abandonar este libro y por el desa­
ffo que significa vivir con una colega briliame. 
AGRADECI MIENTOS 1 3 
-Finalmente, algo que suele senalarse: las personas mencionadas no habran 
de responder por posibles errores de hecho o de ju icio: los que queden no son 
su responsabilidad. 
Berkeley, California, mayo de 2002 
I. EL COMIENZO 
LA MASTURBACION MODERNA puede fecharse con una precision rara en la his­
coria de la cultura. Nacio el mismo afio que ese salvaje y profundamente auto­
conscience ejemplar de "nuestra'' naturaleza humana, Jean-Jacques Rousseau, 
o en una fecha muy cercana. Llego en la misma decada que las primeras nove­
las de Daniel Defoe y la primera crisis de mercado. (Los lectores recordad.n 
las repetidas bromas -novedosas para la epoca- en el primer capitulo de Los 
viajes de GuLLiver, que Swift comenzo en 1 7 1 9: "Mr. Bates, mi amo" ; "mi 
buen amo Bates" .)* Es una criatura del Iluminismo. 
La masturbacion moderna es profana. No solo consiste en algo que supues­
tamente convierte a quienes la practican en seres exhaustos, enfermos, locos o 
ciegos, sino que tambien es un acto con serias implicaciones eticas. Es esa parte 
de la vida sexual humana en la que el placer potencialmente- ilimitado encuen­
tra su censura social donde el hibito y la promesa de una "t1ltima vez" luchan 
contra los dictados de la conciencia y la sensatez; don de la fantasia silencia -aun­
que sea por un momento- el principio de realidad y donde ei yo autonomo 
escapa del piramo erotico del aquf y ahora hacia un mundo lujurioso que el 
mismo ha creado, y queda suspendido entre la abyeccion y la satisfaccion. 
En algun momento entre 1 708 y 1 7 1 6 -"en 1 7 1 2, o alrededor de esa fecha'' -, 
el entonces anonimo au tor de un breve tratado de extenso titulo no solo nom­
bro sino que realmente invento una nueva enfermedad y un mecanismo nove­
doso, altamente espedfico, cabalmente moderno; un modo casi universal de 
generar culpa, vergiienza y angustia. Su titulo: Onania; or, The Heinous Sin of 
Se!JPo!!ution, and a!! its Frightful Consequences, in both SEXES Concidered, with 
SpirituaL and PhysicaL Advice to those who have already injured themselves by 
this abominable practice. And seasonable Admonition to the Youth of the nation 
of Both StXES . . . [Onania; o, El atroz pecado de la autopolucion y sus terribles 
consecuencias, i ndagado en ambos SEXOS, con consejos espirituales y fisicos 
* En ingles: Mister Bates o Master Bates, en homofonfa con el verba masturbate. [N. del T.] 
15 
J(j SEXO SOLITARIO 
para aquellos que se han dafiado con esta abominable practica. Y una prove­
chosa admonici6n a Ia juventud de !a naci6n de ambos SEXOS . . . ] El au tor 
den uncia que existe "una ofensa tan frecuente y tan flagrante" que no alcanza 
a ser explicada por las usuales fuentes de corrupci6n moral: "libros enfermi­
zos, malas compafiias, historias amorosas, discursos lascivos y otras Provoca­
ciones a Ia Lujuria y a! Desenfreno [sic]". Cualesquiera sean sus camas inme­
diatas, ese pecado tiene tan amplia difusi6n porque quienes lo practican ignoran 
que esd.n haciendo algo incorrecto, pues lo que hacen parece libre de las habi­
tuales objeciones de Ia conciencia y de Ia comunidad, y ademas no parece tener 
consecuencias dafiinas para Ia salud. 
Por en de, Ia ignorancia tiene mucho que ver con esto. Merced al "desenfreno" 
0 solo por hallarse "apesadumbrados y solos") 0 bien por indicaciones de los inti­
mos. los jovenes <'.prenden a abusar de sf mismos sin enterarse de cuan inco­
rrecto y peligroso es eso. El secreto motiva esa ignorancia: "Las restantes accio­
nes sucias deben tener un testigo, tsta no necesita testigo alguno". Promete a 
sus victimas librarlas de verguenza, culpa y restricciones derivadas de las con­
venciones sociales: los muchachos timidos que son demasiado delicados como 
para acercarse a una muchacha pueden hallar de todas formas satisfacci6n para 
si; las chicas pueden usarla para "combatir fuertes deseos" y rechazar encuen­
tros desagradables sin "revelar a nadie su debilidad". Y, por ultimo, se supone 
qtie el acto es impune: niuguna condena a muerte, como hubiera sucedido 
con Ia sodomia; ninguna sancion criminal o social, como las suscitadas por Ia 
fornicaci6n o el adulterio; ninguna consecuencia punitiva de ningun tipo. 0 
eso es lo que piensan, con gran riesgo para sf, los masturbadores. No puede ex! s­
tir otro modo de explicar Ia existencia de un pecado tau terrible, endemico 
pero ampliamente minimizado como el de !a autopoluci6n voluntaria. 
Para mayor precision, el problema que habia sido tan ampliamente igno­
rado, pero que habria de ocupar un gran Iugar en Ia comprensi6n moderna de 
Occidente respecto del yo y Ia sexualidad, era el siguiente: 
Esa Pricrica anrinatural por la cual personas de ambos sexos pueden corromper 
sus propios cuerpos sin Ia Asistencia de otros. Mienrras se abandonan a!a sucia ima­
ginaci6n, se csfuerzan por imitar y procurarse aquella Sensaci6n que, segtin Dios 
dispuso, ha de acompafiar al Comercio Carnal entre ambos sexos para !a Conri­
nuidad de nuesrra Especie. 
EL COMIENZO 17 
El universo de potenciales perpetradores es mas bien ilimitado: "ambos sexos", 
a solas, sin ayuda externa. A diferencia de Ia sodomfa, Ia poluci6n nocturna y 
una multitud de otras ofensas, hombres y mujeres estaban en identicas con­
diciones para co meter esa infracci6n, igual y moralmente propensos. Era Ia mas 
democratica y Ia mas lujuriosamente accesible de las practicas antinaturales. 
Alcanzaba con que los pecadores se abandonaran a Ia "sucia imaginaci6n" 
para lograr "imitar y procurarse" las sensaciones del orgasmo. Esa practica arti­
fi.ciosa, que en otro tiempo habfa significado tan poco, habrfa de representar 
durante los pr6ximos tres siglos las profundidades psfquicas de muchachos y 
muchachas, hombres y mujeres; del mismo modo sefialarfa un peligro para 
sus relaciones con los familiares, los amantes y, en terminos mas generales, 
con el orden social. 
El autor an6nimo, que, como descubriremos pronto, fue un cirujano de 
prestigio que escribi6 pornograffa medica soft, inventa Ia brillante, casi com­
pletamente original y notablemente exitosa asociaci6n entre el "entusiasta auto­
abuso" y Ia historia del Genesis sobre Onan, ague! que preferirfa sembrar su 
semilla en Ia tierra antes que fecundar a Ia mujer de su hermano muerto y morir 
castigado por eso. Nada el onanismo. El nuevo pecado, sugiere nuestro au tor, 
tiene las mismas terribles consecuencias que el del Antiguo Testamento: Ia 
muerte. En este caso, no por Ia mano de Dios sino por Ia de Ia naturaleza, 
que, afectada, debilitara a! pecador. En cierto sentido, Onania y todo lo que 
le sigui6 es un unico y extenso esfuerzo por sustentar el planteo posterior de 
Freud de que es facil cometer un crimen pero diffcil borrar sus huellas; que 
tanto el secreto como Ia impunidad son ilusorios. 
Situar a! texto -alrededor de 1 7 1 2- en Ia historia de Ia sexualidad y el auto­
control es, en cierta medida, un ejercicio de Ia historia de Ia medicina. Nues­
tro autor sostiene que primero pens6 en ofrecer remedios religiosos. Pero 
mostr6 su obra a un piadoso medico, quien le habl6 acerca del problema de 
Ia gente que sufre por causa de un pecado secreto y le dijo que no habfa ayuda 
disponible para ellos. Este supuesro encuentro cambi6 Ia historia. El medico 
piadoso -an6nimo como el autor- "me recomend6 [dice el narrador, que se 
identifi.ca con el auror] dos remedios de gran efi.cacia". El primero cura sudo­
raciones y gonorreas (descargas) de todo tipo, en hombres y mujeres, que no 
son resultado de enfermedades venereas -fluor a/bus (un flujo vaginal blanco), 
efusiones nocturnas, emisiones seminales en el momento de Ia orina o de Ia 
1 8 SEXO SOLITARIO 
defecaci6n-; el otro cura Ia infertilidad y Ia impotencia, causadas o no por 
enfermedades venereas. 
Consultado por sus nombres, el editor Mr. Varenne -una tercera voz- acon­
seja: Ia "Tintura vigorizante" y el "Polvo proiffico". Y hay mas recomenda­
ciones: Ia "Tintura vigorizante" funciona mejor j unto con el "Cocimiento" y 
Ia " Inyecci6n" , por ejemplo. La medicina parece apoderarse de Ia moral. El 
auror/narrador se distancia, en Ia practica, del mercadeo terapeutico de Ona­
nia contando a SUS iectores que fue ei medico -no ei- quien de SU propio 
bolsillo empez6 a imprimir ediciones del tratado -dos mil cada vez- y que, 
desde entonces, "administr6 los remedios con el mayor beneficia y exito del 
mundo". 1 
Llam:nivamente, ese desvergonzado esfuerzo por inventar una nueva enfer­
medad y al mismo tiempo ofrecer su cura a un precio exorbitante se volvi6 el 
rex to fundacional de una tradici6n medica que se convert ida en uno de los pi!a­
res de ia medicina del Iluminismo y que ayud6 a crear Ia sexualidad moderna. 
' En Ia p. 63 de Ia 4• ed. y en las pp. 70 y 71 de Ia 1 7" ed. Ciro estas dos ediciones porque 
Ia cuarra ('S Ia edicion mas temp ran� accesible en cualquier biblioteca inglesa o estadounidense: 
Unania: vr, the hrinous sin of selfpo!lution, and all its frightfUl comequenct;, in both sexes, 
considered, with spiritual and physical adZJice . . . , Londres. impreso por el au tor y vendi do por 
N. Crouch, P. \'arenne y J. lsted, (1 7 1 8? La fecha no es muy confiable. Algunos cacalogos de 
bibliorecas da.n 1 725 como fecha para ia cuarra edici6n, mientras que ouas fechan a Ia quinta 
r:m temprano como 1 720. An<!lizo b historia de su publicaci6n y las ft>chas de las distintas edi· 
ciones en hs paginas 27-34, 2 1 () y n. 132. Sospecho gue 1 7 1 8 es una conjetura bastante apro­
ximada. Ciro Ia 17 ·' edici6n porque cs Ia que s,: hallaba en Ia biblioteca del distinguido doctor 
o:uiw S. A. D. Trssor, quien, a traves de su obra, Ia induy6 en Ia Emyclopt!die. Onania: or, the 
heinous sin 'fsfl/pollution, ,:nd al! its frightjit! consequences (in both sexes} considered . . . , Lon­
dres, impreso y vendi do por G. Corbett, 1 752. En el resto de este libro he citado los numeros 
de pagina dt> una reimpresi6n mas facilmente accesible tanto de Onania, 8" ed., Londres, 
impresa por E. Rum ball para T. Crouch, 17 23, como de su Supplement, Londres, impreso por 
T. Crouch, realizada por Garland Press (Nueva York, Garland, 1 986). 
Si nos basamos sabre lo que sabcmos de las tiradas, dos mil copias es una cifra bastantt 
aproximada para el siglo XVIII. No es facil descubrir aquf al verdJdero autor. Para que quede 
claro, las secciones dedicadas a los peligros de Ia masturbacion escan separadas de las recomen­
daciont>s medicas, lo que sugiere una alianza entre el autor y el medico; pero el autor dice -sin 
mencionar a nadie mas- que responded consultas respecro de casas complicados si los pacien­
tes pasan por algunas librerfas espedficas y dejan su hisroria y su pago allf. Tambien habrfa de 
responder por correo con el pago de un honoraria. Esro concuerda con mi opinion de que el 
aurar de Onania es el cirujano y pornografo John Marten. Vease mas adelante, pp. 3'5 y 36. 
EL COMIENZO 1 9 
Gran cantidad de conferencias, cientos de artfculos, entradas en enciclopedias, 
tratados didacticos y varios copiosos tomos habrfan de encontrar su origen en 
1 7 1 2. Casi doscientos afios despues, cuando muchos empezaron a dudar de que 
Ia masturbaci6n causara serios dafios fisicos, un celebre doctor frances encon­
tr6 casi cien situaciones que eran signos o consecuencias del autoabuso.2 
Pero Ia historia de Ia medicina solo cuenta una parte del relato. Mucho 
antes y mucho despues de 1 7 1 2 , se consideraba que el cuerpo sufrfa a con­
secuencia de las malas conductas. La medicina siempre fue algo semejante a 
una gufa moral, una suerte de erica de Ia carne. Ese papel aument6 consi­
derablemente en el siglo XVIII, cuando, a! menos en los drculos progresis­
tas, las normas morales comienzan a fundarse en Ia naturaleza, y son ense­
iiadas mas en las escuelas, el mundo de los medicos y de los pedagogos, y 
menos a traves de Ia autoridad divina y las predicas de Ia Iglesia, Ia esfera de 
curas y pastores. En ese contexto, no es sorprendente que las angustias cul­
turales fueran transformadas en enfermedades; por ejemplo, enfermedades 
de Ia civilizaci6n , causadas por una variedad de cosas malas: demasiado 
lujo; demasiada actividad mental y poco ejercicio; demasiada afici6n o dema­
siada lectura de novelas, que afecta a! cuerpo o sus nervios; o c:nfermedades 
que provienen de Ia excesiva actividad sexuaL Pero el exceso de sexo, para 
tomar el ultimo ejemplo, fue reconocido como problema medico desde Ia 
Amigiiedad. En consecuencia, Ia principal pregunta no es por que en algun 
momento alrededor de 1 7 1 2 Ia 1nasturbaci6n comenz6 a ser considerada 
un problema medico 0 por que alrededor de 1 920 dej6 de ser pensada como 
una enfermedad. Mas inquietante es por que el sexo solitario en especial se 
convini6 en un problema moral tan perrurbador precisamenteen Ia epoca 
en que el placer sexual esta disfrutando de Ia mayor aprobaci6n secular. El 
problema consiste en explicar una transformaci6n etica de considerable mag-
2 El Iugar de Ia incorporacion de Ia masturbacion par parte de los medicos en Ia construe­
cion de Ia sexualidad moderna ha sido muy famosamenre idenrificado par Michel Foucault en 
The History ofSexuality, trad. ing. de Robert Hurley, Nueva York, Pantheon Books, 1 97 8 [trad. 
esp.: Historia de fa sexualidad, Mexico, Siglo XXI, 1 977], cuyo primer volumen es el que rrata 
mas ampliamenre e1 tema. Doctor Pouillet, Essai medico-philosophique sur les formes, les causes, 
les signes, les consequences et le traitement de l'onanisme chez fa ftmme, Paris, Adrien Delal1aye, 
1 87 6; pese a referirse espedficamenre a Ia masturbacion femenina, el libra describe varias pa­
tologfas que afectan tambien a los hombres. 
20 SEXO SOLITARIO 
nitud y de enorme poder en Ia que las enfermedades masturbatorias no fue­
ron sino una de sus probables manifestaciones. 
De hecho, Ia masturbaci6n sigui6 siendo una gravosa cuesti6n moral sobre 
Ia que se pens6 mucho en el campo de Ia sexualidad humana -en realidad, un 
componente crftico de lo que lleg6 a ser comprendido como "sexualidad"­
mucho despues de que dej6 de ser vista como una causa de real dafio ffsico. 
Sigue siendo as! hoy, aunque sus mas virulentos opositores ya no plantean 
que causa ceguera, locura u otras enfermedades corporales. La pasi6n moral y 
el peligro medico crecieron juntos: este ultimo como expresi6n de Ia primera. 
Pero cuando Ia amenaza del dafio ffsico dej6 de ser convincente, no ces6 Ia 
preocupaci6n por el sexo solitario, expresada por primera vez en 1 7 1 2; muy 
por el contrario. 
Por ejemplo, el cirujano de Ia reina Victoria, sir James Paget, escribi6 en 1 879 
que era mejor considerar las supuestas enfermedades resultantes del vicio soli­
tario como una forma de "hipocondrfa sexual"; ademas, los medicos debfan 
decir a sus pacientes -tanto adultos como adolescentes- que no era ni mas ni 
menos dafiina que "el intercambio sexual practicado con cierta frecuencia". 
Pero agregaba pesadumbre a su planteo: lamentaba no tener nada peor que 
decir de "una prictica tan desagradable, una impureza, vi!, prohibida por 
Dios [y] despreciada por los hombres". 2Por que, podrfamos pensar, se des­
tina csa hiperbole -"tan desagradable . . . prohibido por Dios . . . despreciado por 
los hombres"- 2. una prictica medicam<:'nte inocua?3 Freud y su drculo deba­
ticron apasionadamente si el onanismo causaba dafios ffsicos y si era generi­
camente peligroso -el maestro tendfa a ser chapado a Ia antigua en esos temas-; 
pero todos los padres fundadores del psicoanilisis y muchos de sus sucesores 
coincidieron en que era muy importante para comprender Ia historia del yo y 
de su Iugar en el orden social. En 1 9 95 , Ia ci rujana general de los Estados 
Unidos Jocelyn Elders fue despedida, ostensiblemente, por haber respondido 
con algo que se acercaba al "sf" a una pregunta que le hicieron en una confe­
rencia de prensa: si se debfa ensefiar a los nifios acerca de Ia masturbaci6n en 
3 Sir James Paget, Clinical Lectures and t)·says, 2a ed., al cuidado de Howard Marsh, Londres, 
Longman, Green, 1 879 , pp. 291 , 292 y 275-299 passim. La conferencia fue pronunciada en 
1 870 y ha quedado como el comienzo del fin de Ia patologfa masturbatoria. (Paget sigue sien­
do famoso hoy como el eponimo descubridor del mal de Paget, una displasia de los huesos.) 
EL COMIENZO 2 1 
las clases de educacion para I a salud o de esrudios sociales. En otras palabras, 
como un aspecto culruralmente importante de nuestra sexualidad, el onanismo 
ha sobrevivido facilmente en su estatuto de enfermedad. 
El problema mas general es: 2por que en 1 7 1 2 o alrededor de esa fecha (en 
los albores del Iluminismo) Ia masturbacion paso de un distante horizonre 
moral a Ull Iugar preeminentemente etico? Durante milenios, se habfa dismi­
nuido su dimension en pro de orros temas considerados mucho mas impor­
tantes con relacion a Ia erica del cuerpo en general y el cuerpo deseante en espe­
cial: Ia finalidad y Ia regulacion del placer sexual dentro del matrimonio o Ia 
cuestion del amor por el mismo sexo, por ejemplo. Durante milenios, docto­
res, filosofos, rabinos, teologos y sacerdotes que se dedicaban a Ia etica del 
sexo se concenrraro n en los hombres. Pero rodo eso cambio en pocas decadas. 
Cuando el sexo con uno mismo se volvio una tematica de las mas serias refle­
xiones, los jovenes -muchachos y m uchachas-, y especialmente las mujeres, 
adquirieron reputacion de prototfpicos practicanres. No solo en Europa, s ino 
en cualquier sirio en que apareciera el tema del moderno deseo, se podia encon­
trar el problema y los novedosos atractivos de aquello que habfa permanecido 
mucho tiempo en silencio. La masturbacion es Ia sexualidad de Ia modernidad 
y de Ia burguesfa que Ia creo. Es Ia primera sexualidad verdaderamenre demo­
cratica. 2A que atribuir entonces Ia regulacion, por primera vez, de una forma 
de gratificacion sexual considerada tan peligrosamente atractiva? 2Por que hom­
bres y mujeres se mostraron tan preocupados, cuando antes, pese a que no se 
lo discuticra en absoluto, habfa sido considerada como un problema relativa­
mente marginal de los hombres adultos, y en especial de los monjes? 
A partir de 1 7 1 2 o alrededor de esa fecha, Ia trayectoria de este nuevo "pro­
blema y agonfa de una conciencia herida", como a firma Onania, ese "arroz 
pecado" ("crimen", en ediciones posteriores) que es Ia autopolucion" resulta 
clara y directa. El aumenro de su importancia constituye uno de los episodios 
mas parriculares de movilidad inrelectual crecienre en los anales de Ia litera· 
tura: en poco mas de cincuenra afi.os, paso de Grub Street a Ia Encyclopedie, el 
mayor compendio de las nociones producidas por el Iluminismo. Los hom­
bres de Ia Iglesia y los sectores conservadores de Ia cultura no fueron respon­
sables de ello: Ia masturbacion moderna surgio de un nuevo mundo de moral 
secular; fue Ia zona oscura, el otro !ado, de ese mismo mundo. El proyecto 
iluminista de l iberacion -Ia entrada en Ia adultez de Ia humanidad- hizo del 
22 SEXO SOLITARIO 
aero mas secreto, privado, aparentemente inofensivo y mas diffcil de detectar 
el eje de un programa para controlar Ia imaginacion, el deseo y el yo liberados 
por Ia propia modernidad. 
El momento crucial de mi historia se presenta alrededor de finales del siglo XVII 
y comienzos del XVIII, cuando el pecado cuya historia estamos trazando salio 
a Ia luz. Esta es Ia epoca que invent<'> Ia nocion de moralidad como autogo­
bierno y que insistio en que todos los seres humanos compartfamos una capa­
cidad moral comun, ademas de las capacidades especfficamente psicologicas 
que necesitabamos para ejercer nuestra libertad.4 En aquellos afios se conso­
lido una cultura profundamenre individualista: "Esra valora Ia autonomfa, da 
un Iugar importante a Ia autoexploracion; [ . . . ] y sus visiones de Ia buena vida 
generalmente implican el compromiso personal". La formula es del filosofo 
Charles Taylor, y podemos usarla para nuestros propositos. El individuo ha sur­
gido libre de un mundo cultural respecto del cual no eramos autonomos ni nos 
autoexplorabamos de Ia misma manera, yen el cual la buena vida era algo por 
descubrir dentro de un orden de cosas y no dentro de cada uno de nosotros. 
En el mundo premoderno, en senrido lato, se suponia que lo que era correcto 
y bueno provenfa de un order. providencial, de Ia autoridad de la religion, de 
b auroridad del Estado y, en terminos mas generales, de nuestra relacion con 
una rea!idad metaffsica que se hallaba mas dla de nosotros. Cuando Aristore­
les escribe que el hombre feliz debe vivir a gusto entre amigos y que "de man­
tener5e solitario,];; vida sed dura para el", expresa una verdad. ace rca de Ia socia­
bilidad y Ia buena vida que esd inscrita en una rea!idad mas alia de los seres 
humanosy de sus particulares vfnculos sociales. La naturaleza nos ia provee 
como un modo predetermim.do para el hombre. Es decir 'lue, de una form::: 
u otra, Ia relacion individual con el cosmos estaba dada en un universo jerar­
quico, organico, en el cual la mayorfa de Ia gente se imaginaba antes de fina-
4 Esra formula penenece a J. B. Schneewind, The Invention of Autonomy: A History of Madan 
Moral Philosophy, Cambridge, UK, Cambridge University Press, 1 998, pp. (; y 9. Schneewind 
sosriene que Kant "invenro" cl concepro de moralidad como auronomfa. Pero en este caso sos­
rengo que las reorfas morales del Iluminismo generalmenre trafan sus consecucncias: un recha­
zo de Ia concepcion, cenrral para quienes consideraban Ia moral como obediencia, de que Ia ca­
pacidad para el juicio moral diferfa enrre los seres humanos. Esro es imporranre para mi argumenro: 
explica por que Ia masrurbacion se convirrio por primera vez en un rem a que, como orras cues­
riones morales, se aplicaba ahara a las mujeres. 
EL COMIENZO 23 
les del siglo XVII. Imaginar una conexion de ese tipo fue cada vez mas diffcil 
en Occidente a partir de fines de ese siglo. En ese sentido, el problema del indi­
viduo en sociedad es claramente moderno.5 
Sin embargo, no hay una sola vision de ese "yo moderno"; coda esa idea esta 
fuertemente discutida. Mi posicion es, simplemente, que todos los personajes 
que abordo en este libro, los famosos y los desconocidos, esran implicados en 
lo que esencialmente es el mismo problema: �como lograra el individuo auto­
nomo negociar la relacion consigo mismo y con los demas en un mundo sin 
polos fijos? 0, dicho de otro modo, ellos esran dedicados a Ia creacion del tipo 
de disciplina interior que haga posible el individualismo y Ia libertad. 
Dejo para los capitulos V y VI lo que motivo que Ia masturbacion se haya 
vuelro tan central para Ia historia del yo en relacion con Ia mas amplia histo­
ria cultural de los ultimos doscientos anos, para Ia historia de los generos y para 
Ia historia de Ia culpa, Ia angustia y Ia autonomia individual. Sin embargo, antes 
de dar una explicacion, tengo otras historias que contar. En el proximo capi­
tulo empezare por bosquejar Ia expansion de Ia masturbacion como una prac­
tica sex-ual resonance en el ambito cultural desde sus comienzos, al principio 
del siglo :x·vm, hasta el presence. Esta es Ia historia de como, con pavorosa adap­
tabil idad, Onania ocupo los nichos ecologicos disponibles primero en una 
nacion, luego en un continence y finalmente en todo el mundo; como el vicio 
que proclamo logro ubicarse siempre entre los mas espectacularmente exito­
sos, en cualquier parte. (Tambien revelo, por primera vez, el nombre del au tor 
de ese rratado tanto tiempo anonimo que dio comienzo a rodo.) 
Para el proposito de contar como Ia masturbacion moderna conquisto el 
mundo de Ia sexualidad, asumo que comenzo, en realidad, en 1 712 o al rede­
dor de esa fecha. Pero, por supuesto, el acto no comenzo entonces, ni fue esa 
Ia fecha en que se empezo a hablar de el. El capitulo III narra Ia prehistoria de Ia 
masturbacion, primero desde una perspectiva medica y luego, mas in extenso, 
; Charles Taylor, Sources of the Self The Making of Modern Identity, Cambridge, Mass., Har­
vard Universiry Press, 1 989, pp. 305 y 306 [uad. esp.: Fuentes del yo. La comtmccion de fa iden­
tidad moderna, Barcelona, Paidos, 1 994]. Este libra notablemenre erudiro y brillanre me fue 
muy uti!; por ende, citar apenas dos paginas es engafiar a! lector sabre su importancia en mis 
ideas acerca del problema del sujero etico. Nicomachean Ethics, 1 170a5 y el resro del libra IX, 
cap. 9, en The Complete Works of Aristotle, ed. p�r Jonathan Barnes, Princeron, Princeton Uni­
versiry Press, 1 984, pp. 1 849 y 1 850 [trad. esp.: Etica a Nicomaco, Madrid, Alborada, 1 989] . 
24 .'iEXO SOLITARIO 
desde Ia perspectiva de Ia sexualidad y Ia etica: desde el propio Onan del Viejo 
Testamento -tal vez en absoluro un masturbador- y los posteriores comentarios 
judfos acerca de lo que pudo haber h�cho mal, en toda Ia Antiguedad clisica y 
durante casi dos milenios de escritos y predica cristiana sobre el tema, hasta las 
vfsperas del Iluminismo. Cornparado con lo que vino luego, el relaro es relati­
vamente poco sustancioso y algo fuera de foco; no se dijo mucho sobre el tema 
y, dicho d.pidamente, derivC. en otra direcci6n. Lo que tarnbien es importance 
es que este fue casi completamente dirigido a los hombres adulros. Esta prehis­
totia es acerca de lo que no ocurri6. Se refiere al eclipse de una etica del sexo con 
uno mismo a favor de un pensamiento serio acerca de otras pricticas sexuales a 
traves de las cuales se rnonitorcaba y regulaba Ia relaci6n del hombre con lo social 
y con el orden divino. Por ende, el capitulo III resulta lo opuesto a! resto del 
iibro; si Ia masrurbaci6n represenr6 tanto despues del siglo XVIII es porque antes 
reprcsent6 muy poco. Es realmente Ia sexualidad de Ia modernidad, probable­
mente el primer vicio democratico con igualdad de oportunidades. 
La. siguienre pregunta es: cxactamente, ;_que se torn6 tau amenazante en Ia 
masturbacion en los albores del Iluminismo? No es que se practicara mas. Acaso 
haya sido asi, o no; pero, en cualquier caso, no es algo que nosorros ni los 
contempod.neos pudiesernos saber. Nadie pens6 en el siglo XVIII que esc 
fucra el problema. Tam poco Ia hostilidad hacia Ia masturbaci6n era un aspccto 
de una hostilidad general hacia el placer sexual. Lejos de eso. La perdida de 
simieate no era d nuevo problema. Era un tema muy menor de Ia antigua 
medicina, y no podfa ser eso lo que penurbara tanto a Ia gente acerca de Ia mas­
turbaci6n de muchachos y muchachas, y especialmente de las mujeres, quie­
nes nada producfan en sus cjercicios orgasmicos mas que fantasia y deseo. En 
resumen, Ia respuesta es que rres cosas parecen haber sido consideradas como 
d centro de los horrores del sexo con uno mismo: era algo secreto en un mundo 
en que Ia transparencia era el valor supremo; tendfa al exceso como ninguna 
otra clase de practicJ. erotica (algo asi como el crack de Ia sexualidad) ; y Ia rea­
lidad no era un limite, porqu•· era una criatura de Ia imaginaci6n. 
Hacia el capitulo v estanws preparados para una expl icaci6n. Ya he ade­
lantado que Ia hisroria de Ia rnasrurbaci6n es parte de Ia historia de c6mo se 
cre6 y sustento el sujeto mor;rlmenre aut6nomo de Ia modernidad. Espedfi­
camente, una explicaci6n de LJ.; causas de que deviniera tan apremiante requiere 
comprender por que sus elementos centrales -imaginaci6n, exceso, soledad y 
ELCOMIENZO 25 
privacidad- se volvieron tan problematicos. La cultura moderna estimula el 
· individualismo y Ia autodeterminaci6n, y esta amenazada por el solipsismo y Ia 
anomia; supone que los individuos siempre desean mas de lo que tienen y que 
imaginan mas alia de lo real , mientras aprenden a moderar esos deseos y a 
limitar por sf mismos su imaginaci6n. El principio de realidad no viene de 
otro mundo, ni siquiera directamente de este, sino de nuestro interior. La mas­
turbaci6n es Ia sexual idad por excelencia del yo, el primer gran campo de 
batalla psfquico en esas pugnas. 
El capitulo VI lleva Ia historia hasta el presence. Comienza con Ia resefia de 
una cada vez mas densa tradici6n que se extendi6 desde comienzos del siglo XVIII 
hasta inicios del XX y se transform6 por obra de Ia sexologfa y Ia psicologfa. La 
masturbaci6n se volvi6 una etap:;. del desarrollo, y abandonarla en el momento 
apropiado, una marca de madurez, salud mental y adecuaci6n a Ia sociedad. 
Freud es el maestro del nuevo modelo y se transform6 en el centro del debate 
en Ia derecha y Ia izquierda. 
La masturbaci6n volvi6 a cambiar sus valencias durante los t.'iltimos cuarenta 
o cincuenta afios del siglo XX. Comienza en Ia decada de 1 950 y se alimenta 
del feminismo de los afios sesenta y comienzos de los setenta, con las consi­
guientes guerras sexuales, y con el movimiento mundial gay del ultimocuarto 
del siglo: se convertiri en un campo para Ia polftica sexual y para el arte en un 
amplio espectro de Ia sociedad.. Las cualidades descontextualizadas, imagina­
tivas, individualistas, definitivamente ahist6ricas de Ia masturbaci6n -ninguna 
forma Je sexualidad se desemiende mas del tiempo o esta menos vinculada a 
Ia familia y a Ia herencia- que tanto perturbaron a los crfticos del siglo XVIII 
subsistieron por un tiempo en Ia his to ria freudiana como una especie de sexua­
lidad infantil que Ia genre normal superaba con los procesos de civilizaci6n. 
Ahora se ha convertido en una prictica de Ia autonomfa individual y de ener­
gfa sexual, un instrumento de libertad o, en Ia mente de algunos, en un signo 
de abyecci6n y desesperaci6n. El auto placer oscila entre Ia utopfa y su opuesto. 
Los suefios mas romanticos de Walt Whitman se codean con las mas negras 
visiones de autosatisfacci6n, egocentrismo y anomia. 
La historia de Ia masturbaci6n transita entonces tres etapas, aunque las 
mas tempranas nunca son dejadas atras del todo. Rousseau y Freud viven en 
nosotros. Pero hay cam bios. Con punto de partida en el siglo XVIII, el sexo sol i­
tario lleg6 a representar Ia relaci6n entre el individuo y el mundo social, una 
26 SEXO SOLITARIO 
suerte de encrucijada donde hombres y mujcres, muchachos y muchachas, si 
no se los controlaba o aconsejaba, podfan equivocarse terriblemente y elegir 
Ia peor clase de soledad, Ia peor especie de compromiso consigo mismos. Un 
paso en falso que no llevaba tanto a! pecado como a Ia enfermedad y Ia deca­
dencia; fue un desvfo secular. Luego lleg6 Ia revoluci6n freudiana. Entonces, 
Ia masturbaci6n fue menos una encrucijada en que perderse que una etapa 
por transitar del modo adecuado. Todos nosotros debemos batirnos en las luchas 
del autoerotismo para emerger con una socialmentc uti! articulaci6n del ego 
con sus energfas sexualcs. Por ultimo, Ia masturbaci6n se convirti6 en una expe­
riencia de autoestima o autoamor, una forma de autarquia personal que nos 
permite a todos entablar relaciones con los demas sin perdernos a nosotros mis­
mos. Lo que los fil6sofos consideraron el camino mas seguro a Ia ruina se vol­
vi6 algo similar a un camino a Ia autorrealizaci6n, lo mas cercano que existe 
hoy al cuidado helenico del yo, pero ahora no solo accesible para los nobles 
liLrcs sino, democraticamento:, para todo el mundo. Ninguna de estas trayec­
wrias es tan dara y dirccra, pero Ia complejidad puede esperar. Primero nece­
sito adentrarme en el terreno, para mostrar como un oscuro vicio se convirti6 
en una superestrella sexual por mas de tres siglos.' 
II. LA EXPANSION DE LA MASTURBACION 
DE ONANIAALA WEB 
ONANIA, el texto primigenio sobre la masturbaci6n, apareci6 en medio de la 
incipiente cultura popular impresa del siglo XVIII ingles. 1 Fue impulsado, al 
menos en primera instancia, por una aparentemente ilimitada afluencia de 
palabras que llevaban con ellas las noticias de un nuevo vicio horrible y debi­
litante junto a muchas otras cosas mas. Sin un explosivo comercio de libros y 
medicarnentos, y sin un in teres en las ganancias, el onanismo, tal como lo cono­
cemos, no hubiera existido. 
El propio texto fundador cuenta la h istoria con algunas diferencias. Las 
intenciones del autor eran puras. Nos dice que su plan era publicar sus pro­
pi as recomendaciones acerca de !Gs peligros fisicos y morales que entrafiaba la 
"abominable prictica" de ia "autopoluci6n", acompafiadas por traducciones de 
varias prescripciones de "eminentes medicos" para la cura de los males que pro­
ducfa.2 Pero su pian result6 impracticable. Los ingredientes para las pociones 
que estaba por impartir hubieran rcsultado terriblemente cosrosos, dice con 
consideraci6n, y las medicinas eran muy complejas como para que los pacien­
tes pudieran prepararlas con eficacia. Nadie hubiera querido acudir a! farma­
ctutico y pedirle que preparara una con1plicada mezcla para curar lamas ver­
gonzanre de las enfermedades. Asf, continua el autor, tenfa los remedios ya 
completamente preparados para la venta, cuyos derechos habfa transferido a 
un "hombre sabio" -su amigo med ico-, quien, a cambio, habfa solventado la 
1 Con respecro a !a problematica de las fechas, vease p. 2 1 6 y nota 132. 
2 En realidad, no habfa tales prescripciones en ninguna literatura previa y es extrano que el 
auror lo planteara, pues tanto se vanagloriaba de ser el primero en atraer Ia atencic\n del publi­
co sobre !a enfermedad masturbatoria. Dado que las medicinas antimasturbatorias sostenfan 
no detener su practica sino solo ayudar a recuperarse de sus efecros, nuestro autor pudo haber 
querido decir que ofrecerfa remedios para un fortalecimiento general y recetas rejuvenecedoras 
de antiguas fuenres. 
28 SEXO SOLITARIO 
impresi6n de dos mil copias de Onania. Supuestamente, Ia primera vez, el doc­
tor ofreci6 gratis sus curas. Pero resultaba demasiado caro. Todas las ediciones 
que tenemos hasta fines del siglo XVIII, cuando Onania dej6 de formar parte 
del mercado de Ia medicina popular y se convirti6 en una obra de pornogra­
ffa soft, venden pociones para Ia cura del vicio solitario. No eran baratas: 1 2 
chelines por el tratamiento completo, dinero suficiente para comprar 290 tazas 
(fuentes, en realidad) de cafe en una cafeteria; mas de dos semanas de salario 
de un Iacayo. Se aconsejaba a los lectores que pidiesen las medicinas por su 
nombre en las distintas librerfas que publicaban o vendian Onania. 
A no ser por Ia breve alusi6n a Ia filantropfa del principio, toda esa historia 
no deja de ser plausible. Libros gratuitos o baratos -panfletos hechos de una 
simple pagina- hechos para vender remedios eran algo habitual ; tambien 
jug6 cierto rol en Ia difusi6n del onanismo una linea de productos que pre­
gonaba desde un "coilar analgesico" para el dolor de dientes hasta pastillas 
azucaradas para hacerse purgas y varios supuestos remedios para Ia gota, el reu­
matismo y las enfermedades venereas.3 Librerfas y editoriales so!fan ser los luga­
res de venta de los impresos y las pociones. Por lo tanto, un escritor contra­
tado 0 "mercenario" podia haber escrito el panfleto y alguien mas haber preparado 
las medicinas, ambos combinados con las personas del comercio de l ibros que 
organizaban toda Ia operaci6n. 
Pero en Onania, al menos por lo que sabemos, ya no funciona el "cuento" 
de Ia distinci6n entre un rnoralista -un autor no medico- y el inventor del 
"polvo prolifico" y Ia "tintura vigorizante" que tambien brindara consejos. Se 
les dice a los lectores que pueden consultar al autorpor intermedio de los libre­
ros: "Pero entonces d esperara su paga". Y los editores, imprenteros y libreros 
esperaban, por supuesto, vender libros.4 Habia entonces un mercado para el 
l ibro y otro aparte, aunque fntimamente ligado al primero, para los remedios. 
J Francis Doheny, "The Anodyne Necklace: A Quack Remedy and Irs Promorion", en Me­
dical History, 34, 1 990. Para una perspecriva mas amplia, vease Roy Porrer, Health for sale: Quack­
ery in England, 1660-1 850, Manchesrer y Nueva York, Manchesrer Universiry Press, 1 989. 
4 Los arreglos variaron, y resulra imposible saber como funcion6 realmenre el negocio con 
Onania. Por ejemplo, Elizaberh Rumball imprimi6 la ocrava edici6n para Thomas Crouch; ca­
da volumen cosido cosr6 2 chelines. La cuarra edici6n, con disrinra daraci6n, no indica impren­
ra, pero dice ser vendida por N. Crouch en The Bell in rhe Poulrrey, por P. Varenne en Saracen's 
Head en la cosra, y por]. Is red en el Golden Ball frenre a la iglesia de Dunsran por 1 chelfn. No 
LA EXPANSI6N DE LA MASTURBACI6N DE ONAN!A A LA WEB 29 
En Londres durante varias semanas de 1 7 1 6 aparecieron regularmente pro­
pagandas tanto para el libro y sus remedios como para el Supplement que muy 
pronto se les agreg6. En su forma se parecian a muchos otros avisos, eran 
pequeiias cajitas, similares a los avisos modernos, llenas de informacion: trans­
cripciones de Ia elaborada portadade Onania; a menudo informes actualiza­
dos sobre Ia cantidad de copias vendidas de las diferentes ediciones; Ia noti­
cia de que Ia nueva edici6n contenfa una curiosa carta de una dama sobre el 
uso y abuso de Ia cama matrimonial. Onania se codeaba con el res to del mate­
rial que se estaba pregonando en el ascendente mercado de las publicaciones 
populares. Una semana, el aviso apareda jus to despues del anuncio de un libro 
sobre Ia inminente destrucci6n del papado y j usto despues del de un tonto 
caballero gue era famoso por conocer los nombres de todas las personas con 
las que se encontraba. El exito comercial de Onania lo convirti6 en una 
cause celebre: "Estaba ansioso de ver un libro que ha hecho tanto ruido en el 
mundo" y que fue tan exitoso "para requerir tantas ediciones en tan poco 
tiempo" , escribi6 un crftico en 1 724, mientras lanzaba un malevolo ataque, 
indudablemente surgido de Ia envidia. Donde circularan peri6dicos como el 
Saturday Post, tambien llegaba el recien descubierto horror. (Mi ejemplo ante­
rior es del 22 de noviembre de 1 7 1 8 y esd. tornado al azar.) Y su fama alcanz6 
rambien los centros provincianos. En realidad, el texto fundacional del sexo 
sol irario, que proclamaba los peligros de ese "atroz comercio con uno mismo" 
practicado diariamente por j6venes y viejos, mujeres y hombres , casados y 
informa de un precio distinto al fijado. Una sexra edici6n, tentativamente de 1 772, dice ser 
impresa y vendida por T. Crouch, lihrero. Eran rodos conocidos imprenteros y libreros. Una 
edici6n de 17 1 paginas del Supplement, sin fecha e impresa por T. Crouch y J . lsted, se vendi6 a 
I chelin y 6 peniques. C. Corbett vendi6 Ia decimoseptima edici6n del texto principal y Ia 
octava del Supplement en 1752 por 3 chelines cosida, y por 3 chelines y 6 pcniques encuadernada, 
"por Iuber muerro Crouch e Isred". La co pia de csra edici6n se hal Ia en Ia Biblioreca Brid.nica Y 
parece -a juzgar por los rasgos de Ia firma en Ia porrada- l1aber perrenecido a una joven Hamada 
Sara Turk. Pegada en su interior hay un anuncio de Ia novena edici6n que afirma que se han 
vendido quince mil capias. La t!ltima edici6n en Ia Biblioteca Briranica es Ia vigesima, publica­
da en Glasgow por A. Macintosh, sin fecha ni paginado y sin propaganda de preparados. Las 
canas que en las primeras ediciones se dirigian a Mr. Crouch ahara se dirigen a Mr. -. Las fe­
chas cambiaron desde 1 720 a 1740, pero, por orro !ado, el libra se habia converrido en explf­
cita pornograffa soft. La copia de esa edici6n de Ia Biblioteca Britanica perrenccio alguna vez a 
"Pisiasnus Fraxi" , el conocido coleccionista decimon6nico de literatura erotica. 
30 SEXO SOLITARIO 
solteros, fue uno de los primeros libros en ser ampliamente publicitados en 
l a naciente prensa del pafs. 5 
Muy rapidamente, el exito de Onania form6 parte de su posterior historia. 
El autor de una de las cartas publicadas, el 25 de enero de 1 723 (no sabemos 
si cs autentica) , confiesa que se encontr6 por primera vez con el libro, y con 
la palabra "onanismo", por obra de un aviso de su sexta edici6n en el London 
Journal, que ley6 en una tabcrna. "Le pregunte a un amigo que significaba; 
iuego de que me lo explic6, me aterroriz6 tanto que prometf no volver a hacerlo 
j amas." Compr6 el libro, como hicieron miles. En ese sentido, Ia masturba­
cion moderna y las ventas del libro que acapar6 Ia atencion del mundo debie­
ron su exito a Ia aparici6n de los primeros medios de comunicaci6n masiva en 
Europa y a los espacios publicos en que circulaban. Segun estimaciones, habfa 
dos mil cafeterias en Londres en 1 700. Hay una lista precisa para un area mas 
limitada, en 1 739: 5 5 1 cafeterias en las Bills of Morality, las parroquias del conur­
bano de Londres cuyas estad1;;ticas de defunciones se venfan llevando desde el 
sig:o X\1. Esto no solo ayud6 a Ia circulaci6n de los periodicos que publicira­
b2.n Onania, entre otros muchos ! ibros, sino que tambien allf se vendfan las 
medicinas que Onania }ucia creer a sus lectores que necesitaban. En auscncia 
de casillas posrales, ias ordenes de correo podfan enviarse a esos cenrros de infor­
macion y comercio; desde alii podlan remitirse los paquetes. Muchas ciuda­
dcs provinciales de ciena impnn2.ncia renfan cafe terias hacia 1 700.6 Ya fun­
cionaba una amplia estructura comercial para !a exp3.nsi6n del nuevo vicio. 
Onm?i.cz y su Supplement tam bien se abricro·n camino por el mundo a traY(�S 
de una exrendida familia de impresos que se apoyaban mutuamenre. Para cmpe­
zar, c:ada parte desracaba bs vi nudes de Ia orra. A tal fin, una edicion sin fech::> 
' G. A. Cranfield, The Developments of the Provincial Nrwspapm. 1 700- 1 760, Oxford, Cia­
rendon Press, 1 962, pp. 222 y 223, qui en cira un aviso del 1 ° de diciembrc de 1 727 en el Bri­
e/< Wr:ekly journaL 
'' Respecro de Londres, vease B<yanr Lillywhire, London Co./fie Houses: A Reftrence Buok of 
Coffie Houses of the Seventeenth, Eighteenth and Nineteenth Centuries, Londres, George Allen y 
Unwin, 1963, pp. 23 y 1 9 en relaci6n con el correo, y passim con relacion a! papel de las cafe­
terias en b circulacion de diarios y rernedios. No hay listados de cafererfas p�uvinciales, pero 
quien busque un cameo general y Ia esrirnacion respecro de Londres puede consulrar Aytoun 
Ellis, The Penny Universities: A History of the Coffie-Houses, Londres, Seeker )' Warburg, 1 956, 
p. xrv y pp. 1 29- 144 para rnedicinas y cafererfas. 
LA EXPANSI6N DE LA MASTURBACI6N DE ONANJA A LA WEB 3 1 
del Supplement, por ejemplo, ofrece en vema una nueva edicion de Onaniaque, 
segun proclama, debe ser "leida por toda clase de personas de ambos sexos de 
cualquier edad, grado, profesion o condicion, culpable o inocente del pecado 
contra el cual se habla''. En resumen, todo el mundo necesita el libro. Un pre­
gon carnavalesco convoca al potencial consumidor con incansables hiperbo­
les : "Extrafios efectos de esa pd.ctica en mujeres, de los que poco conoci­
miento se tuvo hasta ahora''. 
De esos testimonios autorreferenciales nace una red informativa. Los "extra­
nos efectos" que se p regonan p ara a traer lectores se refieren al caso de dos 
monjas, que descubrieron que tenian el clitoris agrandado. El Papa autorizo que 
algunos cardenales investigaran si las mujeres habian cambiado de sexo, como 
rnuchos suponian. Su " informe" traducido esta tornado de una de esas obras 
medicas populares un tanto sucias guc eran materia prima en Grub Street y un 
reservorio de historias para Onania y el Supplement. Se descubrio que no habia 
milagro; los hechos descritos no excedian "los lfmites de la naturaleza'': las mon­
jas habian conseguido esa apariencia por medio "del nada comun Ejercicio del 
clitoris que, usado en muchas imitaciones, sc extiende y amplfa sus dimensio­
nes no muy diferentemente del pcne humano". Solo "imitaciones" sugiere mas­
turbacion en esta muestra estindar de anticlericalismo pornografico; pero Ona­
nia podia obtener oro de la chatarra de sus vecinos literarios.1 El tropo es un 
Iugar com tin en la pornografia del siglo xvm sobrc la masturbacion femenina 
con su panteon de excitacionc:s: "Ccrca de esas plazas fuertes se halla la metro­
polis, Hamada CLTRS", muy disfrutada por las rein as de Merryland, * an uncia el 
narrador de una "guia de viajes" a las distantes costas del cuerpo femenino. 
7 La fuente cle todo esto, escasamente reconocida en el texto, es John Quincy, Dr. Carr's 
Medicinal Epistles Uppon Several Oa·asions Done into English, as a supplement to the explanation 
ofSanctorius's Aphorism, Londrcs, 1 7 1 4. La historia de las monjas es el tema de Ia mas subida 
de tono de cuarenta y una episrola.s y esta enmarcada en un anticarolicismo convencional, car­
gado de sexualidad. <Por que el Pc.pa habria dado semejante tarea a los cardenales que "de nin­
guna manera son experros en Ia diferencia entre sexos"? Pero otras epistolas se rd!eren tangen­
cialmente a otras cuestiones de gencraci6n, y Quincy asegura a sus lecrores:no "omirire ningun 
material por razones de modestia". Quincy tradujo tam bien los Mysteries of Human Generation 
Fully rez•ealed with explanatory notes, de Alberto Magno, que se convirri6 en epitome del mer­
cado del porno soft medico y fue publicado por el "notorio" Edward Curll. 
* "Tierra de Ia alegria." [N. del T] 
32 SEXO SOLITARIO 
"Su palacio principal o mas bien sede del placer" era a! principia pequefio, hast3 
que "el placer que hallaron en el algunas de las reinas produjo ocasionalmente 
una considerable extension de su tamafio".8 Esta es, por cierto, la historia de 
las monjas, en una de sus muchas variantes. 
Onania se hizo conocer tam bien a traves de canales establecidos en la lite­
ratura popular. Los hombres y las mujeres que lo editaron y vendieron eran 
rodos grandes protagonistas en el mundo de Ia actividad editorial de princi­
p ios del siglo XVIII y, en conjunto, controlaban grandes areas de Ia impresion 
y de !a publicidad. Asf, por ejemplo, Thomas Crouch publici to su Wonderful 
Prodigies oj}udgment and A1ercy Discoz,ered ;n Near Three Hundred Memora­
ble Histories y un "rape aromatico volatil" del que se deda que era vigori­
Zqntc en Ia contra tapa de una edicion de Onania que coedito. En 1 7 1 8 , Paul 
Varenne -quien manejaba un variado catalogo con enfasis en libros en latfn 
y frances, incluida una traduccion del Book of Common Prayer- publico con 
Crouch un libro sobre enfermedades venereas que nada deda de !a mastur­
bacion pero que llevaba un aviso destacado de la cuana edicion , de Ia cu;!l 
tenfa una parte.9 
El mismo consorcio que imprimio y vendio Onania y su Supplement h�_bfa 
lanzado unos afios antes, en 1 708, un tratado de enfermedades venereas de 
John Marten, en el cual aparece por primera vez en ingles Ia palabra "mastur­
baci6n" en su graffa moderna. La mencion es breve pero uti!: una lista de lo 
' Thomas Sm:tzer. A Ntw Description of A1erryland: Containing a Topognzphical, Geographi­
cal a11d Natural History ofTIJat Country , 7" ed. , Bath, UK, 174 1 , p. 1 5 . 
'' ] . lsted ti1e editor de al menos sesenta y ocho timlos o ediciones aisladtJS, entre las que se 
cucnran cuatro edicione� de Onania y productos tan popularcs como A History ofthe Remarka­
ble Life ofjack Sheppard (el mas famoso de los bandidos de Ia epoca, conocido por sus escapes 
de prision), un compendia ti tulado The Lives of the Most Remarkable Criminals, una picza so · 
bre un marido cornudo y cierro numero de Iibras erudiros de legislacion . En su momcnto, esos 
libros divulgaron el nombre de Onania. Generalmcme, Ia masturbaci6n no figura con dema­
siada frecuencia en las obras �obrc enfcrmedades venereas, pcsc a integrar Ia larga lista de cau­
sas posibles de impotencia, intenilidad, supuraciones u otras debilidades de los genitalcs: por 
ejemplo, "frialdad natural, herencia, coito excesivo, o auropolucion, forzando esta t'iltima Ia 
Naturaleza en Ia genre joven", en The Modern Siphilys (sic}; or The Tme Method of Curing Every 
Stage and S.ymptom Collected ,md Difestrd by !. F Nicholson of New College Oxji1rd and Univer­
sity of Glasgow, Londres, 1 7 1 8. Sobre Ia amopoluci6n en otros contextos publicitarios, veasc 
Francis Doherty, op. cit., que cita un anuncio de 1 732. 
LA EXPANSI6N DE LA MASTURBACI6N DE (JNANIA A LA WEB 33 
que puede causar secreciones , impotencia e infertilidad incluye el vicio "del 
uso muy liberal de Ia friccion con Ia mano en !a epoca del colegio". "Las muje­
res que se manosean" pueden terminar con los mismos problemas. Un afio des­
pues, el mismo grupo publico otro libro de John Marten, un manifiestamenre 
"escandaloso libro -Gonosologium novum; or, A new system of all the secrets infir­
mities and diseases natural, accidental, and venereal in men and women''- que 
tuvo el honor de ser el primer trabajo acusado de pornograffa en Queen's Bench 
una vez que las autoridades se pusieron serias y le quitaron casos como esos al 
Ayuntamiento. La acusacion no prospero. 10 
Y tuvo escaso im pacto. Las futuras ediciones de Onania explotaron el mismo 
material voyeurfstico y sensacionalista que habia sido publicado en Gonosolo­
gium novum. En ese caso, Marten introduce una larga seccion sobre Ia region 
de Ia procreacion en las mujeres con Ia observacion de que "Ia pasion de todo 
hombre se inflama con su vision, por lo tanto todo hombre esra deseoso de que 
se hable de elias". Presta especial atencion al clitoris, en tanto verbo y sustan­
tivo, "que significa lascivamenre tan tear las partes intimas", y sugiere Ia mas­
rurbacion para "aliviar Ia furia" del deseo de las mujeres. Por supuesro, agrega 
tibios reproches contra esta alrernativa, pero en el siguiente apartado cuenta 
con lujo de detalles como "para ambos sexos los placeres del amor son d.pidos 
10 John !v1arren, A Treasure of ALL the Degrees and Symptons of the Venerrd! Disease in Both 
Sexes. G• ed. , ampliada, Londres, S. Crouch, N. Crouch, P. Varenne, C. .King, J. lsrcd. s/f. La 
Biblioteca Briranica da 1 708 como fecha; una carra presunramenre escrira en 1 703 esd im­
presa como pane del rexro. La pa!abra "masrurbaci6n" aparecc en Edward Baynard, The His­
tory of Cold Bathing. Both Ancient and Modern, Londres, 1 706, lo que de hecl;o puede ser su 
primer uso. Sobre esre texro, vease mas adelanre, pp. I 03 y I 04; no romo en consideraci6n 
aquf el drulo larino de un epigrama rraducido: "No fregarse con el lascivo muslo", en " Pae­
diconem masrurbarem", epfgrafe 23 (Ex otio Negotium), 1 656. John Marren, Gnoso!ogium no­
uum; or, A new system of a!! the secretJ infirmities and diseases natural, accidental, and venereal 
in men and women, Londres, S. Crouch, N. Crouch, P. Varenne, C. King, J . lsred, 1 709. So­
bre la acusaci6n a Marren, vease David Foxon, Libertine Literatttre in England, 1660-1745, 
New Hyde Park, University Books, 1 965 , p. 1 3 . La acusaci6n planre6 que Gnoso!ogium no-
1'1/m fue impreso como un apendice de !a sexra edici6n del libro de Marren sobre enferme­
dadcs vcnereas. Esdn reunidos en !a edici6n de Ia Biblioteca Briranica, a pesar de rener tiru­
los separados y una paginaci6n diferenre. Si la perdida prim era edici6n de Onania fue real mente 
publicada en 1 708 y no en 1 7 1 0, entonces !a palabra "masrurbaci6n" y el primero y mas sos­
renido de sus ataques nacieron juntos. Y si csroy en lo correcro en cuanro a Ia idenridad del 
amor an6nirpo de Onania, que pronro va a revclarse, eran invenciones del mismo hombre. 
34 SEXO SOLITARIO 
y excesivos". 1 1 John Marten es tambien el vinculo entre Ia invenci6n de Ia 
masturbaci6n mode rna y otros vastos mundos de obras medicas levemente por­
nograficas. Muchas partes de sus libros son compilaciones del inmensamente 
popular The Mysteries of ConjugaL Love ReveaL'd, de Nicolas Verrette, tradu­
cido al ingles en 1 703, y de Rare Verities; or, the Cabinet of Venus UnLocked, 
que acerc6 lo mejor de Ia producci6n erotica italiana, muy cara a! gran publico 
ingles en 1 658. En resumen, los editores de Onania lanzaron el nuevo vicio a 
un mercado ansioso y preparado para abrazarlo y alimentarlo: un mercado que 
ellos mismos habfan ayudado a desarrollar. 
Su nuevo libro, como muchos de sus cofrades !iterarios, fue una suerte de 
vagabundo viviendo de lo que podia acopiar a su alrededor. AI igual que una 
novela epis tolar, Onania fue agregando mas y mas supuestas cartas sobre las 
iniciaciones sexuales y las aventuras de muchachos y muchachas seguidas de 
su inevitable reproche. Incluso transformaba los ataques en mas ventas. A pesar 
de Ia promesa de "no mas agregados a este LIBRO cuando se reimprima", Ia 
edici6n numero quince y Ia sexta del SuppLement justificaban el nuevo mate­
rial a consecuencia de las muchas falsedades que habfa hecho circular ese 
"procaz libelo, Onania Examined and Detected'; asf como otros interlocutores 
hoy perdidos. 1 2 El autor aun an6nimo niega ser "un supuesto cura plafiidero 
y fatigoso" que "ha producido Ia rapsodia mas lasciva" conocida por el hom­
bre. No es un sacerdote,protesta. Y ante Ia acusaci6n de que todo ese revelo­
teo sobre Ia masturbaci6n es en realidad una l icencia implfcita para Ia forni­
caci6n y el "puterfo", niega todo. Respondiendo graciosamente a! cargo de 
haber elevado Ia masturbaci6n a "Ia mas superlativa clase de suciedad" para 
vender mas medicinas falsas para las enfermedades que supuestamente causaba 
aquella, admire que acaso haya dado poca importancia a! adulterio, Ia sodo­
mfa, Ia zoofilia y el i ncesto. Pero, retoma, hay pocas cosas nuevas que decir 
sobre esos temas, mientras que Ia autopoluci6n "jamas fue considerada por 
alguna pluma experta, a! menos hasta ahora". Y en cuanto al planteo de que 
1 1 John Marten, Gnosologium novum, op. cit. , pp. 86 y 87. 
12 El rratado en cuestion es Onania Examined, and Detected; or, The Ignorance, Error, Imper­
tinence, and Contradiction of a Book Called Onania Discovered and Exposed . . . by Philo Castita· 
tis, 2• ed., Londres, 1 724. La primera edicion aparecio en 1 723. No sabemos cuando devolvio 
por primera vez Onania sus araqucs. La 1 '5• edici6n, de !a que ciro, apareci6 en 1 730. 
LA EXPANSI6N DE LA MASTURBACI6N DE ONAN!A A LA WEB 35 
la masturbaci6n es inofensiva si se practica solo para librarse del semen, nues­
tro autor responde que la mayor parte del pecado es "una imaginaci6n impura" 
y que en realidad no puede cometersela "libre de impureza mental". Estricta­
mente, la masturbaci6n higienica no es posible. (Esta disputa fue suscitada por 
un absurdo relato, que parecfa apoyar el argumento de sus crfticos, acerca de 
la pd.ctica liberadora del marido de una novia de 13 afi.os a quien su padre no 
habrfa permitido tener sexo.) Hasta finales de 1 720, este es el barrio literario 
de Onania: claramente Grub Street. 
y precisamente su vulgaridad nos permite finalmente descubrir, tras casi mas 
de trescientos afi.os de anonimato, quien escribi6 en realidad el texto primige­
nio de la masturbaci6n moderna. En 1727 apareci6 un largo tratado bajo el 
seud6nimo de "Mathew Rothos" , titulado A Whip for the Quack; or Some 
Remarks on M-n's Supplement to his Onania. 1 3 Fue producido por los mis­
mos editores que hicieron publico el ataque de "Philo Castitatis" a Onania en 
1723 y 1 724, quienes al igual que los de Onania y su Supplement se aduefi.a­
ron de un espacio entre la moralidad de las obras religiosas y pedag6gicas y !a 
procaz semipornograffa. 1 4 
La excusa de Rothos para escribir es que M-n no habfa respondido a la 
primera crftica -Onania Examined- y que se le habfa pedido a el que entrara 
en el conflicto como defensor del ignorado autor. Tal vez el gambito literario 
reflejase un debate p1iblico; tal vez hubiera gente molesta con que alguien con­
siderara la masturbaci6n como el peor vicio sexual posible, y de ese modo 
desechara viejos sustitutos; tal vez las repetidas historias graficas sobre auto-
1 3 Math[ew Rorhos], A Whip for the Quack; or Some Remarks on M-n's Supplement to his 
Onania. With a fit!! answer and confUtation of his boasted-of, and long promised curious piece from 
Sckmeider, and of all their arguments for the seeds (sic) return into the blood after its secretion, 
Londres, I 727. Rorhos es casi con certeza un seudonimo. El English Short Tide Catalogue (ESTC) 
idenrifica a M-n con John Marren. 
14 Los editores fueron Joseph Marshall y J. Roberts. Entre sus otras empresas colectivas se 
hallaban una vida del ban dido Jack Sheppard y un tratado sabre las opiniones de Calvina y 
Lutero acerca de Ia Trinidad. Marshall publico Iibras que en su mayor parte eran virulenta­
mente anricarolicos -el relata de una milagrosa conversion en Roma·- y otros tratados reli­
giosos polemicos. El tono del ataque a Onania no es muy distinto a! de los ataques contra el 
armianismo o Ia herejfa neopelagiana. Marshall publico tambien un manual con N. Crouch, 
uno de los editores de Onania. Hay I 06 entradas correspondientes a Joseph Marshall en el 
ETSC y 9 para Marshall y Roberts. 
36 SEXO SOLITARIO 
seduccion por el vicio privado fueran autenticamente ofensivas. Igualmente 
probable es Ia esperanza de obtener algo mas de provecho del negocio de Ia 
masturbacion. 
Cualquiera sea Ia razon, el mercado literario floreda con los asuntos sucios 
y las discusiones. Que puede esperarse, se pregunta Rothos con retorica flo­
rida, de un remedio con sus "enfermizas y obvias falsedades, mentiras, con­
tradictorio lenguaje soez'', de alguien que produjo "una pletora de vergonzo­
sas cartas como si se tratara de credenciales y testimonios", de alguien "que se 
vanagloria y se autoelogia", que disfraza "Ia falta de merito como merito, Ia 
impertinente pereza como argumentos para su demostracion" y que escribio 
"tan lleno del lenguaje soez de Grub Street" porque esperaba atraer a una audien­
cia a Ia cual su lenguaje le parecerfa natural. 
M-n queda acusado -no del todo injustificadamente- "de cu!tivar y azu­
zar ciudadosamente el fuego de Ia lujuria en Ia j uventud mediante todas las 
incitaciones de que son capaces las palabras" y ofrecer luego un remedio secreto 
y costoso para curar Ia enfermedad causada, segtin se proclamaba, por Ia acti­
vidad que habfa provocado en primer Iugar entre sus lectores mas jovenes. Que 
Ia fornicacion !leva a cnfermedades venereas, Ia piedra de toque de Ia charla­
tanerfa, es algo sabido. Que el sexo solitario, privado, causara enfermedades 
era una sorprendente invencion. Peor atin: segtin se deda, M-n era un hipo­
crita que probablemente practicara lo que negaba a los demas: mientras pro­
clamaba que el vicio solitario era "Ia mas supcrlariva especie de suciedad" (algo 
altamente dudoso), se "beneficiaba con el": "fingfa disgusto" y "fingfa una aver­
sion" por Ia masturbacion, de Ia que presumfa que era practicada por todo el 
mundo -muchachos y muchachas, hombres y mujeres- porque el y su fami­
lia lo hadan. Estamos, realmente, ante algo bien sucio. 
La identidad M-n solo podia ofrecer un escaso disfraz en 1 727, pues el 
autor de Gnosologium novum y de otros optisculos pornograf!cos medicos soft 
era bien conocido como John Marten, el cirujano y charlatan enjuiciado por 
obscenidad en 1 708. Sus primeros trabajos y Onania no compartfan solo los 
mismos editores sino tambien un lenguaje y un esrilo similares. Pocas veces 
una innovacion de tal magnitud tuvo orfgenes tan humildes. Pero aunque John 
Marten no hubiera escrito Onania, el pequefio contrapunto entre el pseudo­
nimo de "Mathew Rothos" como representante de un consorcio de editores y 
Onania y su Supplement como representantes del otro puede resultar una sinec-
LA EXPANSJ6N D E LA MASTURBACI6N DE ONAN!A A LA WEB 37 
dogue de Ia energfa comercial de Ia cultura editorial que dio vida y energfa a! 
nuevo vicio. 1 5 
Onania tenfa "piernas", como s e dice en I a industria editorial. Incluso tras Ia 
muerte de dos de sus editores, segufa en e! mercado. Pero su mono polio sobre 
Ia masturbaci6n ruvo breve vida: otros se ocuparon en hacer aun mas publico 
y rentable el vicio privado. El siguiente fue, a mediados de Ia decada de 1 720, 
el mas exitoso de los establecimientos londinenses de charlatanerfa medica, 
dirigido por Ia famosa Mrs. Garroway, heredera de Ia muy conocida familia 
de cafeterias. Partiendo de Ia base segura del "collar analgesico para los d ien­
tes de los nifios del Dr. Chamberlayne" y de una lfnea subsidiaria que inclufa 
curas de Ia gota, pastillas purgantes, emplastos para Ia fiebre, gotas de azafran 
y tabaco oftalmico que hada, vendfa y publicitaba profusamente, Ia firma se 
abri6 a! negocio de Ia autopoluci6n. Todo el paquete -su nueva cura para Ia 
recientemente descubierta enfermedad masturbatoria y los antiguos produc­
tos- podfa obtenerse en Londres y en las provincias, por partes o en su totali­
dad, en persona o por correo. Centenares de panfletos, cada uno levemente 
diferente a los demas, tanto como noticias semanales en los peri6dicos, espar­
cieron Ia farna de esta amplia farmacopea y del onanismo. En suma, otros se 
aprovecharon delnicho del que Onania habfa sido. pionero. 16 
El dolor de dientes sigui6 siendo el mayor negocio para Garroway; pero Ia 
masturbaci6n ofrecfa enormes oportunidades. Se uni6 a Henry Parker, tam­
bien un novato en el comercio, y j untos llevaron muy lejos esta nueva fase del 
negocio. (Parker era probablemente el hijo del conocido irnpresor de almana-
" Michael Stolberg, quien compar6 las obras de Marten con Onania, dice que H. J . M. 
Symons de Ia Wellcome Library habia empezado a sospechar de Marten afios antes, pero nunca 
habia publicado nada a! respecto. De hecho, el Catalogue of Printed Books, 4, Londres, 1 995, a! 
cuidado de Symons y H. R. Denham, en Ia Wellcome Historical Medical Library, da a Marten 
como au tor, lo que no hace el catilogo on-line. Stolberg duda de que Marten haya escrito Ona­
nia tanto porque el to no moral es supuestamente muy diferente del to no de sus otras obras co­
mo porque no hay otra evidencia convincente. Nadie sefial6 1a conexi6n con "Mathew Rothos", 
que, junto con Ia evidencia interna, creo que cierra el caso. V ease Michael Stolberg, "Self Pollu­
tion", en journal of the History of Sexuality, 9. 1 -2, enero-abril de 2000, n. 79 y p. 54. 
J r. L1 1 5" edicion, de 1 730, anunciaba que era "impresa y vendida unicamente por ]. lsted en 
d Colden Ball, entre Ia iglesia de San Dunstan y Chancery Llne, Mr. Crouch, librero que tam bien 
lo vendia aun esrando muerto"; Varenne habfa muerto en 1 724. El lazo anodino tambien distri­
buia capias gratis de un manual perfecramente decente a cualquiera que comprara sus medicinas. 
38 SEXO SOLITARIO 
ques y proveedor de medicinas anti-Whig.) Conocimos esta prehistoria en los 
anuncios al frente o al dorso de libelos impresos a bajo costo en solo 24 o 30 
paginas con distintos tftulos: Eronania; or, The Misttsing of the Marriage Bed 
by Er and Onan y The Crime o/Onan (together that of his brother Er); or, The 
Heinous Vice ofSe/fDejifement, que aparecio por primera vez en 1 724 y siguio 
haciendolo durante algunos afios. AI igual que Onania, su proposito era ante 
todo poner al tanto a Ia genre de que lo que estaba hacienda no solo era terri­
blemente incorrecto sino tam bien terriblemente peligroso , y entonces, una vez 
que los consumidores supieran que necesitaban ayuda, ofrecer un costoso toni­
ficante. En un mundo de !eves infecciones, mala dieta, excesiva bebida, las ten­
siones de Ia vida harlan que muchas personas se sintieran terriblemente can­
sadas, aletargadas, con dolor de cabeza y generalmente desdichadas; no hacfa 
falta mucho para convencerlos de que probablemente Ia masturbacion con­
tribufa a su malestar y que alguna pocion podrfa vigorizarlos . 1 7 
En esos tratados no hay referencias especfficas a Onania, pese a que algu­
nas de sus partes estan ostensiblemente plagiadas: Ia definicion del crimen 
-"intimar consigo mismo antes que el placer carnal"- es robada casi ad fitte­
ram a su predecesor. 1 8 AI igual que Onania, abordan Ia masturbacion como 
una corrupcion descubierta recientemente y no como el viejo enemigo: Ia con­
cupiscencia en sus multiples formas, naturales y antinaturales. Muchfsimos tra­
tados se han escrito sobre "las diversas ramas y pecados de impureza, pero 
muy pocos [o ninguno] realmente SERIO sobre este . . . eJ mas COMUN de todos". 
Mas aun, el nuevo vicio ofrecfa "mayores y mas fuertes impulsos hacia el que 
[ . . . ] ningun otro" y era especialmente amenazador porque podemos sentir­
nos tentados a creer que se lo puede abandonar: " ESTE en especial" parece 
1 7 Respecto de esa prehistoria, vease Francis Doherty, "Anodyne Necklace". The Crime of 
Onan no lleva fecha; Eronania esd. fechado en 1 724. La diferencia enrre ambos tratados es mi­
nima, con paginas que aparecen repetidas en uno y otro. 
1 ' Los mundos editoriales de Onania y del collar analgesico estaban, sin embargo, vincula­
dos. Asf, por ejemplo, Felium Ariadnum; or, The Wtzy to get rid ofthe Labyrinth ofVenus, de Paul 
Chamberlain -inventor del lazo y principal firma en Ia patente que erroneamente se asoci6 con 
I a famosa familia de parteros que invent6 el forceps obstetrico-, era vendi do por J. lsted, uno 
de los editores de Onania. La "secreta enfermedad" en cuestion parece ser cierta antigua dolen­
cia de los hombres causada por Ia fermenraci6n del semen en las "mujeres comunes". No doy 
numero de paginas de estas citas porque resulta imposible distinguir las distintas ediciones y 
porque las paginaciones no son consistences ni fiables. 
LA EXPANSI6N DE IA MASTURBACI6N DE ONANIA A LA WEB 39 
escapar a nuestra atencion. Todo el mundo -y los "autores" incluyen espedfi­
camente a hombres y mujeres- corre un especial riesgo de sucumbir a! sexo 
solitario mas que a ningun otro porque "el combustible y las traicioneras ten­
taciones de practicarlo nos acompanan siempre, donde quiera que vayamos". 
(Es tambien reformulacion de una frase de Onania.) Como en Onania, todas 
las palabras que importan se refieren a Ia interioridad: "sECRETO", " ENTRE 
NOSOTRos" , personas que "uSAN DE sf MIS MAS separadamente y a so las". Y, 
como en Onania, las advertencias morales esran mezcladas con relatos de horri­
bles enfermedades, muerte o redencion. 
Pero Eronania y The Crime ofOnan resultan producciones mas vastas, mas 
plebeyas, desordenadas mezclas de letras mayusculas, trozos y fragmentos de 
otras publicaciones del emporio del "collar analgesico", acompanados de tab las 
de contenidos que guardan escasa relacion con lo que sigue. Ambos eran entre­
gados gratuitamente, aunque en ningun caso sucedfa lo mismo con las medi­
cinas que publicitaban: una purga por enema costaba unos asombrosos 7 che­
lines, 6 peniques y 1 guinea cuando Ia acompanaba "un gran remedio espedfico". 
Ambos tambien excitaban Ia malsana curiosidad de los lectores, a quienes 
prometfan detalles acerca de "esos degenerados clubes y sociedades de odia­
dores de mujeres que se reunen para corromperse" (los conocidos como molly­
clubs, y otras muestras de una nueva subcultura sodomita) , "del crimen de 
ministros, clerigos, viajantes y otros ausentes de sus esposas" , de Ia "AUTOE­
MASCULACI6N". Nada tan jugoso se cumplirfa. Ambos pertenecieron a Ia zona 
mas baja de Grub Street, de donde nunca saldrfan. 
No sucedio lo mismo con Onania. Su decima edicion -"se han vendido alre­
dedor de 1 5 mil ejemplares de ante rio res ediciones"- viajo a las colonias ameri­
canas en 1 724 para ser impresa por un respetable editor. El ano anterior, el anciano 
teologo puritano Cotton Mather habfa lanzado un ataque contra el recien des­
cubierto vicio por primera vez en su vida, pese a que, segun parece, paso mucho 
tiempo preocupado por el tema. No sabemos como llego a interesarse en ello. 19 
' ' ' Onania; or The Heinous Sin ofSelfPollution, impreso en Londres, reimpreso en Boston 
por J ohn Phillips y vendido en su negocio en Ia zona sur de Ia alcaldia, 1 724. Hay una edici6n 
de 1 742, que se an uncia como "impresa y vendida por S. Kneeland y T. Green, en Queen Streer". 
Corron Macher, "The Pure Nazarire: Advice ro a young man, concerning an impiery and 
impuriry (nor easily ro be spoken of) which many young men are rheir perperual sorrow, roo 
40 SEXO SOLITARIO 
Y, entonces, en 1 728, Onania comenzo con brfos su ascenso hacia una ele­
vada compafifa secular. Alrededor de dos decadas despues de su presencia ini­
cial en un humilde tratado, el nuevo pecado y su neologismo se abrieron camino 
en la primera de las grandes enciclopedias del siglo XVIII. Onania y onanismo 
se convirtieron en sustantivos dignos de una definicion para una obra tan ambi­
ciosa intelectualmente como Ia Cyclopaedia de Ephraim Chambers. ( Onanism a, 
que en su version francesa se convirtio en el titulo de un best seller del siglo 
XVIII, parece provenir del titulo de un tratado ahora perdido que atacaba Ia 
tercera edicion de Onania, del que solo tenemos noticias gracias a las edicio­
nes que siguieron. Asf, Ia primera aparicion de onanismo que subsiste es corre­
lativa

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