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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
 DE MÉXICO 
 
 FACULTAD DE CIENCIAS 
 
 
DESCRIPCIÓN ANATÓMICA E HISTOLÓGICA DEL 
SISTEMA AUDITIVO PERIFÉRICO DE Lasiurus cinereus 
(VESPERTILIONIDAE: CHIROPTERA) 
 
 
 
 
 
T E S I S 
 
 
 QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
 B I Ó L O G A 
 P R E S E N T A : 
 
GABRIELA GONZÁLEZ GONZÁLEZ 
 
 
 
 
 
 
DIRECTOR DE TESIS: 
M. EN C. DAVID RICARDO ORTIZ RAMÍREZ 
2011 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
HOJA DE DATOS DEL JURADO 
 
 
1. Datos del alumno 
González 
González 
Gabriela 
53 41 50 24 
Universidad Nacional Autónoma de México 
Facultad de Ciencias 
Biología 
302238891 
 
2. Datos del tutor 
M en C 
David Ricardo 
Ortiz 
Ramírez 
 
3. Datos del sinodal 1 
Dra 
Patricia 
Rivas 
Manzano 
 
4. Datos del sinodal 2 
Dra 
Livia Socorro 
León 
Paniagua 
 
5. Datos del sinodal 3 
Dr 
Rafael 
Ávila 
Flores 
 
6. Datos del sinodal 4 
M en C 
Enrique 
Moreno 
Sáenz 
 
7. Datos del trabajo escrito 
Descripción anatómica e histológica del sistema auditivo periférico de Lasiurus cinereus 
(Vespertilionidae: Chiroptera) 
80 p 
2011 
 
ÍNDICE 
 
RESUMEN .................................................................................................................................................. 1 
I. ANTECEDENTES .................................................................................................................................. 2 
1.1 Sistema auditivo de los mamíferos ............................................................................................ 2 
1.2 Sistema auditivo de microquirópteros ...................................................................................... 4 
1.2.1 Estudios previos del sistema auditivo de microquirópteros y descubrimiento de la 
ecolocalización ............................................................................................................................. 4 
1.2.2 Aspectos evolutivos ........................................................................................................... 6 
1.2.3 Características del sistema de ecolocalización de microquirópteros ......................... 8 
1.3 Anatomía general del sistema auditivo periférico de microquirópteros ............................ 11 
1.3.1 Oído Externo ..................................................................................................................... 12 
1.3.2 Oído Medio ....................................................................................................................... 15 
1.3.3 Oído Interno ...................................................................................................................... 21 
II. ORGANISMO DE ESTUDIO .......................................................................................................... 30 
III. JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVO ..................................................................................................... 34 
IV. MÉTODO ........................................................................................................................................... 34 
4.1 Colecta en campo del material biológico ................................................................................. 34 
4.2 Análisis anatómico-histológico ................................................................................................. 35 
V. RESULTADOS .................................................................................................................................... 37 
5.1 Anatomía del Oído Externo ...................................................................................................... 37 
5.2 Histología del Oído Externo ...................................................................................................... 43 
5.3 Anatomía del Oído Medio ......................................................................................................... 44 
5. 4 Anatomía del Oído Interno ...................................................................................................... 50 
5.5 Histología del Oído Interno ...................................................................................................... 51 
VI. DISCUSIÓN ...................................................................................................................................... 55 
VII. CONCLUSIONES ........................................................................................................................... 64 
CLAVE DE ABREVIATURAS .............................................................................................................. 67 
LITERATURA CITADA ........................................................................................................................ 69 
 
 
 
 
1 
 
RESUMEN 
 
El sistema auditivo periférico de los microquirópteros se ha catalogado como el más 
desarrollado y complejo dentro de los mamíferos. Presenta especializaciones y diferencias 
estructurales entre las especies, siendo las insectívoras las que presentan mayor complejidad. El 
objetivo de este trabajo fue describir anatómica e histológicamente las partes principales del 
oído externo, medio e interno del sistema auditivo periférico del murciélago insectívoro Lasiurus 
cinereus. Los ejemplares utilizados fueron colectados en la Reserva Santa Fe, La Marquesa, 
Estado de México, México. 
 
La descripción anatómica de las estructuras se realizó por medio de imágenes, las cuales 
fueron obtenidas con una cámara digital acoplada a un estereoscopio, procesadas con el 
Software Imagen 1.34 y analizadas estadísticamente con Excel. La descripción histológica se 
realizó únicamente para el oído externo e interno, por medio de cortes de 5m de grosor y el uso 
de las técnicas de tinción Hematoxilina-Eosina, Tricrómica de Masson y Sylven. 
 
Los resultados de este trabajo mostraron que el sistema auditivo periférico de Lasiurus 
cinereus presenta características adecuadas para la recepción y utilización de sonidos empleados 
por esta especie, como son: el área de la membrana timpánica, las fuertes uniones entre los 
osículos auditivos, el tamaño de los músculos del oído medio, el ancho coclear en el giro basal, 
la ausencia de la lámina espiral ósea secundaria, el tamaño del helicotrema y la longitud 
constante de la membrana tectorial. 
 
Así como características relevantes y de interés, como: la ausencia de la banda de piel 
sobre la frente que se esperaría estuviera presente por sus implicaciones en el vuelo, la 
característica cerrada del hueso timpánico como un anillo rígido, la carencia de la bula 
timpánica y el apéndice estilete que se esperarían observar por sus hábitos de vida y su 
presencia en organismos de la misma familia, la estructura coclear, por sus similitudes con 
organismos de otras familias más que con organismos cercanos a L. cinereus, la presencia de solo 
un tipo celular y no dos en el ligamento espiral, la disminución en altura y ancho del giro basal 
al ápice del complejo del surco vascular y el ligamento espiraly los decrementos en los 
engrosamientos de la base al ápice coclear, similares a organismos de otras familias. 
 
2 
 
I. ANTECEDENTES 
 
A lo largo de millones de años, los mamíferos han desarrollado diversos sistemas de recepción 
sensorial (visuales, auditivos, gustativos, olfativos, táctiles, térmicos, de equilibrio, eléctricos, 
magnéticos y osmóticos) que les han proporcionado una relación más estrecha y sencilla con su 
ambiente (Randall et al., 2002). Cada uno de estos sistemas de recepción responde a un tipo 
determinado de estímulos ambientales (luminosos, eléctricos, magnéticos, térmicos, químicos, 
mecánicos y osmóticos) y presenta un tipo específico de células sensoriales o células receptoras 
(fotorreceptores, electrorreceptores, magnetorreceptores, termorreceptores, quimiorreceptores, 
mecanorreceptores y osmorreceptores). Las células receptoras reciben los estímulos y los 
transforman en señales eléctricas, que se conducen a través del sistema nervioso, hacia regiones 
cerebrales específicas de cada sistema (región auditiva, región olfativa, región gustativa o región 
visual) (Randall et al., 2002; Hill et al., 2004). 
 
 
1.1 Sistema auditivo de los mamíferos 
 
El sistema auditivo de los mamíferos tiene dos funciones: la de recepción de sonidos por medio 
de los órganos de la audición y la del equilibrio (Henson, 1970; Randall et al., 2002). Los órganos 
de la audición forman el sistema auditivo periférico, que comprende el oído externo (OE), oído 
medio (OM) y oído interno (OI) 
(Fig. 1); y el sistema auditivo 
central, que se compone por el 
sistema de nervios auditivos 
(NA) que salen del oído interno, 
los núcleos cocleares (NC) y el 
complejo olivar superior (COS) 
en el tronco cerebral, los 
colículos inferiores (CI) en el 
cerebro medio, el tálamo (T) en 
el cerebro interno y la corteza 
cerebral auditiva (CCA) (Moller, 2006; Fig. 2). 
Fig.1. Esquema general del sistema auditivo periférico en mamíferos. Se 
muestra la ubicación del OE, OM y OI. Modificada de Hugh J. Foley y 
Margaret W. Matlin. Sensation and Perception. www.skidmore.edu. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
3 
 
El sistema auditivo periférico 
responde a estímulos mecánicos del 
ambiente y presenta células sensoriales 
de tipo mecanorreceptoras (células 
pilosas), las cuales llevan a cabo la 
transducción de estos estímulos a 
impulsos eléctricos, para que puedan 
ser interpretados por el sistema 
auditivo central (Hill y Smith, 1984; 
Randall et al., 2002; Hill et al., 2004; 
Bitterman et al., 2008). 
 
Los estímulos mecánicos 
percibidos por el sistema auditivo son 
resultado de la vibración de cuerpos 
sonoros y se conocen como vibraciones 
sonoras (Moncada, 2001). Las 
vibraciones sonoras se propagan a través del aire, líquidos o cuerpos sólidos (Griffin, 1959; 
Randall et al., 2002) y la velocidad con que viajan depende de la naturaleza y de la temperatura 
del medio a través del cual se desplazan y es independiente del movimiento de la fuente sonora 
(Griffin, 1959). Las vibraciones sonoras son llamadas infrasonidos si sus frecuencias son menores 
a los 20 Hz, sonidos si caen dentro del intervalo de frecuencias percibido por los humanos (16 – 
20Hz a 20 - 24 kHz) (Wegel, 1932), ultrasonidos si tienen frecuencias entre 20 kHz y 500 MHz 
(Fenton, 1992) y microsonidos si están entre los 500 MHz y 1 THz (Díaz, 1996). 
 
Dentro de los mamíferos, el sistema auditivo presenta diferentes especializaciones en 
cuanto a la recepción del intervalo de frecuencias y al desarrollo de las estructuras que lo 
constituyen, observándose más complejo y especializado en mamíferos que lo utilizan 
principalmente para satisfacer necesidades básicas como la alimentación; dentro de estos 
mamíferos se encuentra el grupo de los murciélagos microquirópteros (Randall et al., 2002; Hill 
et al., 2004). 
 
Fig.2. Esquema general del sistema auditivo central en mamíferos. 
Se señalan las estructuras principales: NA, NC, COS, CI, T y CCA. 
Modificada de Moller, 2006. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
4 
 
1.2 Sistema auditivo de microquirópteros 
 
Los murciélagos microquirópteros se ubican dentro del orden Chiroptera, único grupo de 
mamíferos voladores (Simmons, 2005), del cual se han descrito entre 1100 (Kunz y Fenton, 2005) 
y 1165 especies (Wilson y Reeder, 2005) en todo el mundo. Su sistema auditivo presenta el 
patrón general de mamíferos, pero tienen algunos detalles que los convierten en el grupo con el 
sistema sensorial auditivo periférico más desarrollado y variado entre los mamíferos. 
 
 
1.2.1 Estudios previos del sistema auditivo de microquirópteros y descubrimiento de la 
ecolocalización 
 
Los estudios experimentales que establecieron la importancia del sistema auditivo de los 
microquirópteros comenzaron con el italiano Lazzaro Spallanzani (1729 – 1799) entre 1790 y 
1793 (Fig. 3), quien descubrió la utilización del sistema auditivo para la orientación espacial y la 
alimentación de estos mamíferos (Fenton, 1992; Neuweiler, 2000). 
 
Posteriormente el biólogo suizo Charles Jurine (1751 – 1819) 
ayudó a Spallanzani a concluir en 1799, que los murciélagos podían 
prescindir de sus ojos o podían tener deteriorado cualquier otro 
sistema de recepción sin tener problemas, pero que cualquier 
deterioro en su audición les resultaba desastroso, pues perdían 
totalmente el sentido de orientación (Griffin, 1959; Fenton, 1992). La 
importancia del sistema auditivo de los microquirópteros, fue 
referida inicialmente a la prominencia del oído externo, ya que la 
forma del pabellón auricular estaba especializada para amplificar 
sonidos débiles, tales como ecos (Fenton, 1992). 
Fig.3. Lazzaro Spallanzani 
(1729-1799). Obtenida de 
Enciclopedia Britannica 
Online. 
www.britannica.com 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
5 
 
En el siglo XIX, Sir Hiram Maxim (1840 – 1916) 
aseguró que los murciélagos utilizaban la localización por 
medio de ecos inaudibles para el hombre producto de 
infrasonidos (Griffin, 1959), lo que sugirió que el sonido 
desempeñaba un papel importante en su vida (Fenton, 1992; 
Fenton et al., 1995; Altringham, 1996; Fig. 4). 
 
Durante los años 
siguientes los estudios acerca del 
funcionamiento del oído en los 
murciélagos fueron casi 
olvidados, porque no había una respuesta clara a cómo los oídos 
podían orientarlos en remplazo de los ojos (Griffin, 1959). 
 
Hasta 1930 Donald R. Griffin (1915 – 2003) de la Universidad 
de Harvard (Fig. 5), demostró que durante el vuelo, el murciélago 
Myotis lucifugus continuamente 
producía pulsos de frecuencias no 
audibles para el hombre y que 
mientras más cerca se encontraba de obstáculos, la velocidad a la 
cual producía esos pulsos se incrementaba (Fenton, 1992). 
 
En 1939, en esa misma Universidad, el físico G. W. Pierce 
(1872 – 1956) perfeccionó algunos instrumentos electrónicos para 
descubrir frecuencias sonoras inaudibles para el hombre (Fig. 6), 
los cuales fueron utilizados para estudiar a los microquirópteros. 
Con estos instrumentos se comprobó que los murciélagos 
emitían ultrasonidos en gran cantidad (Griffin, 1959; Pye, 1968; 
Altringham, 1996). 
 
Fig.5. Donald Redfield Griffin 
(1915-2003). Obtenida de 
Woods Hole Oceanographic 
Institution. www.whoi.edu 
 
 
 
 
Fig. 1 
Fig.6. George Washington Pierce 
(1872-1956). Obtenida de The 
Institute of Electrical and 
Electronics Engineers Global 
History Network. 
www.ieeeghn.org. 
 
 
 
 
Fig. 1 
Fig.4. Sir Hiram Stevens Maxim (1840-
1916). Obtenida de Enciclopedia 
Britannica Online. 
www.britannica.com 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
6 
 
Pierce realizó estudios posteriores en colaboración con 
Robert Galambos (1914 – 2010; Fig. 7), en los cuales observó que 
cuando se les cerraba la boca a los murciélagos, sellando sus labios 
con goma de pegar, para impedir que emitieran sonidos, se 
presentaba un efecto similar al registrado cuandose les tapaban los 
oídos. De acuerdo con estas observaciones concluyeron que el 
sentido de orientación de los microquirópteros dependía de los ecos 
ultrasónicos emitidos continuamente y de la recepción de éstos por 
su sistema auditivo (Griffin, 1959). 
 
La importancia de los sonidos emitidos por los murciélagos 
y su recepción por el oído, fue 
reconocida de manera independiente en 
1932 por el zoólogo holandés Sven 
Dijkgraaf (1908 – 1995; Fig. 8), quien en 1943 describió el sistema de 
ecolocalización ultrasónico como un sistema biológico complejo de 
percepción acústica (Griffin, 1959; Hill y Smith, 1984; Fenton, 1992; 
Neuweiler, 2000; Altringham y Fenton, 2003). En las décadas 
posteriores se realizaron otros estudios sobre el sistema auditivo de 
los microquirópteros enfocados principalmente a la morfología del 
sistema auditivo periférico, siendo uno de los más detallados el 
realizado por O. W. Henson, Jr. (1970). 
 
 
1.2.2 Aspectos evolutivos 
 
El sistema auditivo ha llegado a ser para los microquirópteros el sistema principal de 
recepción sensorial debido a que evolutivamente desarrollaron hábitos estrictamente nocturnos 
y fueron capaces de explotar refugios en oscuridad total (Speakman, 1995), como cuevas 
profundas. Puesto que en estas condiciones la orientación visual no les era suficiente, las 
vibraciones sonoras eran una manera conveniente, o tal vez la única disponible, para mantener 
la orientación en su entorno (Griffin, 1959; Hill y Smith, 1984; Neuweiler, 2000). 
Fig.7. Robert Carl Galambos 
(1914-2010). Obtenida de The 
Hearing Industry Resource from 
The Hearing Review and Hearing 
Review Products Online. 
www.hearingreview.com 
 
 
 
 
Fig. 1 
Fig.8. Sven Dijkgraaf (1908-
1995). Obtenida de 
NeuroSono.de. 
www.neurosono.com 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
7 
 
El mantenimiento de la ancestral conducta nocturna o crepuscular en los 
microquirópteros ha sido explicada por varios factores: 1) La presión de depredación de las aves 
rapaces diurnas (hipótesis de aves depredadoras), las cuales disminuían el número de 
individuos dentro de las poblaciones (Speakman, 1995); 2) La alta exposición a la luz a través de 
las membranas alares (hipótesis de la hipertermia), que hacía costosa su termorregulación 
debido al incremento rápido de la temperatura corporal (Thomas y Suthers, 1972; Thomas et al., 
1991); 3) La competencia interespecífica, ya que el cielo nocturno era un nicho ecológico poco 
explotado por otros grupos de animales y por lo tanto disponible (Altringham, 1996). En este 
caso los microquirópteros competían con las aves insectívoras, las cuales ocupaban también el 
medio aéreo de día y sólo dejaban la disponibilidad de recursos alimenticios por la noche 
(Moore, 1975). 
 
Establecidos los hábitos nocturnos en los microquirópteros, los factores que indujeron la 
consecuente especialización anatómica del sistema auditivo, se relacionaron con las actividades 
básicas para su supervivencia, como: los hábitos alimenticios y de forrajeo, la necesidad de 
encontrar el camino de regreso a sus refugios y la posibilidad de desplazarse libremente dentro 
de ellos. Por ejemplo, los microquirópteros que capturaban insectos al vuelo o desde la percha 
por la noche, tenían la necesidad de identificar y rastrear a sus presas en movimiento en la 
oscuridad, además de evitar cuerpos sólidos que podían lastimarlos (Hill y Smith, 1984; Fenton, 
1992; Arita y Fenton, 1997; Neuweiler, 2000; Schnitzler y Kalko, 2001), y debían tener la facilidad 
de regresar a sus refugios. La explotación de refugios oscuros, como cuevas, presionó la 
especialización del sistema auditivo, como resultado del conjunto de presiones que implicaron 
la habitabilidad de éstos, como el riesgo de depredación, la estabilidad termal y la protección de 
climas extremos (Kunz y Lumsden, 2005). 
 
Las especializaciones evolutivas simultáneas de los sistemas auditivo y vocal de los 
microquirópteros contribuyeron al desarrollo de la ecolocalización ultrasónica, la cual de 
acuerdo a Sven Dijkgraaf, consiste en la emisión de ultrasonidos y la recepción de los ecos 
producidos por los objetos que los rodean, para ubicarse espacialmente en el entorno nocturno, 
cazar pequeños insectos u otros elementos (frutos, flores o vertebrados) que forman parte de su 
dieta, comunicarse con sus crías o miembros de su especie, identificar obstáculos para evitar 
 
8 
 
lesiones y producir vocalizaciones interespecíficas 
(Griffin, 1959; Hill y Smith, 1984; Fenton, 1992; 
Neuweiler, 2000; Altringham y Fenton, 2003; Fig. 9). 
 
Con la especialización del sistema auditivo y el 
desarrollo de un complejo biosonar, los 
microquirópteros dominaron completamente los 
cielos nocturnos (Griffin, 1958; Thomas et al., 2004). 
Análisis previos de anatomía de oído, realizados a 
ejemplares fósiles de microquirópteros, confirman que 
los taxa más primitivos que se conocen eran ya 
ecolocalizadores sofisticados similares a los actuales 
(Simmons, 2005). 
 
 
1.2.3 Características del sistema de ecolocalización de microquirópteros 
 
Una de las características más importantes del sistema de ecolocalización de los 
microquirópteros es la forma en la cual estos organismos producen sus ultrasonidos, ya que 
todos ellos generan vocalizaciones tonales por medio de la laringe, a diferencia de los 
chasquidos linguales usados en la ecolocalización de otros mamíferos y por el único género del 
suborden Megachiroptera, Rousettus, que posee ecolocalización (Griffin, 1958; Novick, 1958; Pye, 
1968; Thomas et al., 2004). 
 
Los sonidos de ecolocalización se generan en la laringe (que es proporcionalmente larga en 
relación al tamaño del cuerpo), cuando un par de pliegues membranosos laterales ubicados en la 
garganta, denominados cuerdas vocales (tirantes, estirables, cuya tensión y velocidad de 
vibración es regulada por los músculos de la laringe), son plegados como una cortina. El 
plegamiento de estas cuerdas bloquea el pasaje respiratorio, afectando el paso del aire cuando es 
exhalado de los pulmones, lo que las hace vibrar y les da la capacidad de producir sonidos de 
diferentes frecuencias (Hill y Smith, 1984; Fenton, 1992; Altringham, 1996). 
Fig.9. Ecolocalización ultrasónica en 
microquirópteros. Tomada de Smithsonian 
Tropical Research Institute Online. 
http://striweb.si.edu. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
9 
 
Las vocalizaciones de los microquirópteros, así como su intervalo de audición, se 
extienden desde frecuencias de 1 kHz hasta 200 kHz, y sus picos de sensibilidad acústica 
incluyen en la mayoría de ellos la totalidad de las frecuencias emitidas en su repertorio. El 
intervalo de las vocalizaciones que cada murciélago produce se relaciona directamente con el 
largo de la laringe y la complejidad de las estructuras productoras de sonidos (Hill y Smith, 
1984), por lo que cada especie de microquiróptero opera bajo un conjunto sinérgico de 
características que produce vocalizaciones únicas (Griffin, 1958). 
 
Los microquirópteros utilizan dos tipos de vocalizaciones principales: frecuencia 
modulada (FM) y frecuencia constante (FC). Henson (1967) argumentó que las vocalizaciones de 
FM son importantes en el proceso de ecolocalización, mientras que las vocalizaciones de FC 
sirven simplemente para enmascarar los ecos posteriores. Ambas vocalizaciones tienen un 
espectro de frecuencia complejo que a menudo es rico en armónicos (serie de sonidos que 
acompañan al sonido generador, percibidos después de que se produce cualquier vibración 
sonora) (Moncada, 2001) y su calidad depende de la tensión ejercida por los músculos de la 
laringe sobre las cuerdas vocales, así como de las características de las cavidades de aire del 
tracto vocal. Algunos microquirópteros como los vespertiliónidos emiten señales con fuertes 
armónicos fundamentales, de manera que, aunque armónicos más altos están presentes, suintensidad es baja en comparación con la de la fundamental (Arlettaz et al., 2001). 
 
Además de los microquirópteros y el género Rousettus (Neuweiler, 2000), otros 
mamíferos como los cetáceos (delfines, orcas y ballenas) presentan sistema de ecolocalización 
ultrasónica (Kellogg, 1959; Norris et al., 1961; Altringham, 1996; Thomas y Jalili, 2004). 
Actualmente se realizan estudios experimentales para comprobar si mamíferos insectívoros 
(como las musarañas) y roedores nocturnos (como las ratas topo) presentan ecolocalización 
(Gould, Negus y Novick, 1964; Fenton, 1984; Thomas y Jalili, 2004). Las relaciones filogenéticas 
que existen entre estos grupos y los quirópteros (Thomas y Jalili, 2004), así como la similitud en 
sus afinidades ecológicas y patrones conductuales, hacen pensar que este sistema es una 
característica primitiva que de alguna manera se refinó en los quirópteros, pero que aún se 
presenta en forma simple en mamíferos insectívoros y roedores (Altringham, 1996; Thomas y 
Jalili, 2004). 
 
10 
 
Otras características importantes del sistema de ecolocalización en los microquirópteros 
son aquellas relacionadas con la emisión de los sonidos. Existen estructuras accesorias, como las 
hojas nasales que presentan algunas especies, que desempeñan un papel importante en la 
trasmisión de los sonidos ultrasónicos y contribuyen en su direccionalidad. Las ondulaciones y 
pliegues complejos de muchas hojas nasales pueden servir además para proteger al sistema 
auditivo de la salida de señales emitidas nasalmente y con ello incrementar su sensibilidad para 
cuando los ecos regresen (Hill y Smith, 1984). 
 
Gracias a estas y otras características el sistema de ecolocalización ultrasónica en los 
microquirópteros se 
muestra como un 
complejo sistema que 
involucra la 
especialización de los 
sistemas respiratorio, 
auditivo y nervioso 
central (Fig. 10), y por 
esto también se 
considera más altamente 
desarrollado que el 
presente en otros 
órdenes de mamíferos 
(Pye, 1968; Hill y Smith, 
1984; Arita y Fenton, 
1997). 
 
El sistema de ecolocalización de los microquirópteros presenta numerosas 
modificaciones adaptativas entre las especies, las cuales cambian el grado de audición y sus 
estrategias de acuerdo a las condiciones de vida y el hábitat (Neuweiler, 1989, 1990; Schnitzler et 
al., 2003). De acuerdo con Fenton (1992), las especies insectívoras son las que tienen el sistema de 
ecolocalización más especializado y por consiguiente un sistema auditivo muy desarrollado. 
Teeling y colaboradores (2005) especularon que la variedad de estrategias de ecolocalización que 
Fig.10. Sistemas involucrados en el sistema de ecolocalización ultrasónica en 
microquirópteros. Se muestran algunas estructuras del sistema respiratorio (tráquea, 
laringe, nostrilo y hoja nasal), sistema auditivo (oído externo y oído interno) y sistema 
nervioso central (núcleo coclear, colículo inferior y corteza cerebral auditiva). 
Modificada de Neuweiler, 2000. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
11 
 
caracteriza a las familias y especies de microquirópteros, pudo haber evolucionado como 
resultado de la explotación diferencial de los nichos ecológicos disponibles en el tiempo. 
 
 
1.3 Anatomía general del sistema auditivo periférico de microquirópteros 
 
El sistema auditivo periférico de los 
microquirópteros insectívoros se 
conforma por las mismas estructuras 
anatómicas básicas asociadas con la 
recepción de sonidos que en los demás 
mamíferos (oído externo, medio e 
interno) y se encuentra por duplicado. 
La duplicación de tales estructuras (en 
la parte lateral derecha y en la parte 
lateral izquierda de la cabeza) confiere a 
los microquirópteros la capacidad de 
tener un buen rendimiento en imágenes 
estereofónicas como en los ojos, por la 
comparación de las diferencias en 
intensidad y calidad de los ecos 
recibidos en cada sistema durante la 
ecolocalización (Hill y Smith, 1984; Fig. 11). 
 
Diversos estudios han mostrado que entre de las especies de microquirópteros existe 
gran variabilidad en las estructuras principales del sistema auditivo periférico, así como en las 
estructuras accesorias, las cuales algunas veces están ausentes. Según Suga (1990), esta 
variabilidad en conjunto con la especializada anatomía del sistema auditivo central, hace que los 
microquirópteros sean capaces de obtener información acerca del tamaño, forma, textura, 
distancia y movimiento de los objetos en su entorno; y es por esta variabilidad también que se 
piensa que el sistema auditivo de estos organismos es el más especializado dentro de los 
mamíferos (Henson, 1970; Fenton, 1992; Obrist et al., 1993). 
Fig.11. Duplicación del sistema auditivo periférico en 
microquirópteros. Se muestra la ubicación del oído externo (OE), 
medio (OM) e interno (OI). Modificada de Neuweiler, 2000. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
12 
 
1.3.1 Oído Externo 
 
El oído externo (OE) se compone principalmente por el pabellón auricular (PA), aurícula u oreja 
y el conducto auditivo externo (CAE); generalmente presenta apéndices accesorios como el trago 
(T) y el antitrago (AT) o estructuras accesorias como las válvulas (V) (Walker, 1964). Estudios 
previos realizados sobre esta región han mostrado que las estructuras que conforman el oído 
externo de microquirópteros presentan gran variabilidad en tamaño, forma, estructura interna 
(tejido conectivo, zonas óseas, musculatura asociada) y grado de movilidad (cambio de posición 
y forma) dentro de especies de la misma familia (Macalister, 1872; Pye, 1968; Vater y Kössl, 
2004). 
 
La posición de los pabellones auriculares sobre la cabeza de los microquirópteros 
también varía, aunque cada posición los hace especialmente receptivos a ecos que tienen de 30 a 
40° sobre la boca, por lo que tienen por efecto restringir la recepción de sonidos en lugar de 
actuar como colectores generales (Hill y Smith, 1984). La movilidad o las vibraciones rápidas de 
los pabellones pueden también ser esenciales para precisar la ecolocalización o ser la respuesta 
de la captación de sonidos externos específicos (Pye, 1968). 
 
El tamaño del pabellón auricular se ve determinado por los hábitos de forrajeo de las 
especies; por ejemplo, especies insectívoras que cazan a sus presas sobre la vegetación, el suelo o 
superficies sólidas, usualmente tienen pabellones gigantescos (Henson, 1970; Neuweiler, 2000). 
También grandes pabellones pueden ser relacionados con especies que forrajean sobre 
diferentes grupos de insectos presa (Gannon et al., 2001). Algunos pabellones auriculares 
grandes se observan en géneros de la familia Vespertilionidae, aunque muchos insectívoros 
vespertiliónidos pueden presentar pabellones relativamente pequeños y simples (Hill y Smith, 
1984). 
 
Los pabellones auriculares de los microquirópteros poseen los bordes, anterior y 
posterior, ondulados y generalmente no están unidos en la base del pabellón, por lo que éstos se 
observan abiertos en la parte delantera (Henson, 1970; Hill y Smith, 1984). Cada pabellón 
auricular está sostenido internamente por varillas de cartílago, sin embargo, en ocasiones puede 
existir una unión extra de piel extendida a lo largo de la frente, en forma de banda pequeña, 
 
13 
 
entre la región proximal de los bordes anteriores de los pabellones (Pye, 1968; Hill y Smith, 
1984). La razón de esta unión está relacionada con el vuelo rápido de las especies, ya que genera 
condiciones aerodinámicas funcionales que operan sobre la forma de la cabeza. Las formas 
aerodinámicas durante el vuelo son mantenidas por los márgenes cartilaginosos (Hill y Smith, 
1984) con ayuda de algunos músculos presentes en el pabellón (Henson, 1970), los cuales 
también son utilizados para cambiar su forma o posición en un grado pequeño, pero importante 
(Pye, 1968). 
 
En muchas especies se presentan sobre la lámina interna (LI) del pabellón evidentes 
pliegues(P) transversales o longitudinales, además de franjas de pelo. Aunque no se conoce si 
los pliegues influyen en la sensibilidad auditiva como recolectores de ciertos tipos de 
frecuencias sonoras, se ha observado que éstos permiten a los murciélagos doblar sus orejas 
(Fenton, 1992) y les proporcionan soporte estructural (Hill y Smith, 1984). Algunos 
vespertiliónidos de orejas largas doblan sus orejas durante las perchas, proceso que se realiza 
por la presencia de válvulas de cierre en los vasos sanguíneos que alimentan al pabellón 
auricular, las cuales al cerrarse permiten que los pabellones se colapsen. Cuando estos 
murciélagos entran en actividad las válvulas se abren y por medio de corrientes lentas de sangre 
los pabellones se despliegan. El significado funcional de esta conducta no es bien conocido, pero 
puede ser utilizada como medida de reducción de la pérdida de calor o de agua mientras los 
murciélagos perchan o hibernan (Hill y Smith, 1984), o bien para evitar condiciones de intensa 
estimulación ultrasónica (Wever y Vernon, 1961). 
 
Los apéndices accesorios, trago y antitrago, están dispuestos en distintas zonas del 
pabellón auricular. El trago se observa generalmente como una pequeña proyección vertical 
rígida de piel que emerge de la región inferior del pabellón y se localiza frente a su abertura. 
Está ausente en las familias Rhinolophidae e Hipposideridae y reducido en la familia 
Molossidae, mientras que en otros microquirópteros se observa desarrollado (Pye, 1968; Hill y 
Smith, 1984). El trago mejora la direccionalidad o sensibilidad hacia los ecos entrantes y actúa 
como un escudo deflector que protege al oído de los pulsos acústicos salientes (Hill y Smith, 
1984). El antitrago se presenta como un apéndice horizontal de piel, pequeño y flexible, ubicado 
en la base del pabellón, continuo con el margen externo delante de la abertura del conducto 
auditivo externo. El antitrago está muy desarrollado en las familias en las que el trago está 
 
14 
 
ausente o reducido (Henson, 1970; Hill y Smith, 1984; Feldhamer et al., 1999; Neuweiler, 2000; 
Fig. 12). 
 
 
 
Estructuras como las válvulas, las cuales se identifican como una pequeña ondulación 
cartilaginosa sobre la pared anterior del conducto auditivo externo, se han encontrado en pocas 
especies, como Mormoops blainvillii y Myotis lucifugus (Henson, 1970). Wever y Vernon (1961) 
indicaron que la función de las válvulas es obstruir la luz del conducto auditivo cuando sonidos 
intensos son recibidos en el pabellón. Además propusieron que las válvulas actúan como un 
segundo mecanismo de protección para atenuar la energía de los sonidos, después del 
plegamiento descendente de la punta del pabellón. 
 
El conducto auditivo externo de los microquirópteros es un túnel por el cual las 
vibraciones sonoras captadas por el pabellón auricular se dirigen del oído externo al oído medio. 
La parte proximal del conducto auditivo externo es soportada por una estructura en forma de 
herradura denominada hueso timpánico (ectotimpánico), mientras que la parte distal está 
anclada al pabellón auricular (Henson, 1970). 
 
La importancia de las estructuras que componen el oído externo en los microquirópteros 
fue demostrada por Henson (1970), quien observó que si el pabellón auricular y el trago eran 
Fig.12. Variabilidad de las estructuras del OE en diferentes especies de microquirópteros de la familia Vespertilionidae. 
A) Plecotus auritus; B) Barbastella barbastrellus; C) Myotis daubentonii; D) Nyctalus noctula. PA: pabellón auricular; P: 
pliegues; T: trago; AT: antitrago. Modificada de Hill y Smith, 1984. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
15 
 
removidos en Myotis lucifugus se producía una consistente pérdida en la sensibilidad auditiva 
para una amplia gama de frecuencias. Gannon y colaboradores (2001) encontraron que las 
diferencias interespecíficas en la forma y tamaño de los pabellones auriculares, que los 
sintonizan mecánicamente, están correlacionadas con las diferencias en los intervalos de 
frecuencias dominantes de las vocalizaciones y los umbrales auditivos de cada especie de 
microquiróptero; por ejemplo, murciélagos que cazan usando los sonidos generados por las 
presas, generalmente tienen largos pabellones y una sensibilidad máxima a bajas frecuencias 
(Obrist et al., 1993). La relación entre el tamaño de los pabellones y el intervalo de frecuencias ha 
sido sugerida también por Plassman y Brändle (1992), Rosowski (1992), Altringham (1996) y 
Bogdanowicz y colaboradores (1999). 
 
 
1.3.2 Oído Medio 
 
El oído medio (OM) está formado principalmente por el hueso timpánico (HT), la cavidad 
timpánica (CT), la membrana timpánica (MT) y los 3 osículos auditivos (martillo, yunque y 
estribo) suspendidos dentro de la cavidad timpánica por diminutos ligamentos de tejido 
conectivo. La morfología de esta región del sistema auditivo periférico ha sido estudiada desde 
el siglo XIX por Hyrtle (1845) y Doran (1878). 
 
Estudios del oído medio demostraron que el elemento clave de esta zona es el hueso 
timpánico, el cual proporciona soporte a la parte proximal del conducto auditivo externo, a la 
membrana timpánica y a los osículos auditivos, y encajona la mayor parte de la cavidad 
timpánica (Henson, 1970; Hill y Smith, 1984). El hueso timpánico tiene forma de herradura y se 
divide en diferentes zonas: el surco timpánico (ST) (circunscribe la superficie interna del hueso 
y marca la línea de unión de la membrana timpánica), la cresta timpánica (CrT) (borde medio 
del surco timpánico en forma de cresta), la rama posterior del hueso timpánico (RP), la rama 
anterior del hueso timpánico (RA), la espina timpánica anterior (ETA), la espina timpánica 
posterior (ETP) (extremos terminales distales de las ramas anterior y posterior), y la separación 
del conducto auditivo externo (SCAE) (expansión lateral del hueso timpánico continua al 
margen lateral del surco timpánico), la cual es pequeña en la mayoría de los microquirópteros. 
 
16 
 
En la región anterior superior de la rama anterior del hueso timpánico poco después de 
la espina timpánica anterior, se observa una superficie cóncava denominada surco maleolar 
(SM) sobre la cual se acopla el martillo al hueso timpánico. La región de separación entre la 
rama posterior del hueso timpánico y la rama anterior del hueso timpánico se denomina 
incisura timpánica (IT) (Henson, 1970) (Fig. 13). 
 
En los microquirópteros la articulación del hueso timpánico con los elementos 
esqueléticos circundantes es variable; una articulación consistente se presenta generalmente 
anterior y superiormente con el hueso 
escamoso, y sólo en algunas especies se 
presentan articulaciones adicionales con 
el hueso esfenoides. Estas articulaciones 
están relativamente sueltas y el hueso 
timpánico es móvil (Henson, 1970). 
 
En algunas especies de 
microquirópteros el hueso timpánico 
también da soporte a los músculos 
relacionados y al tubo auditivo (tubo de 
Eustaquio), el cual conecta al oído medio 
con la faringe. En Nyctalus noctula y otras 
especies un apéndice en forma de estilete 
(AE) se presenta muy desarrollado en el 
hueso timpánico, este apéndice soporta 
al tubo de Eustaquio y forma el techo, la pared lateral y la base de la parte anterior de la cavidad 
timpánica (Fig. 13). El apéndice en forma de estilete también participa en la formación de un 
semicanal para el músculo tensor timpánico (Henson, 1970). 
 
La cavidad timpánica es un espacio lleno de aire dentro del cual se encuentran 
suspendidos los osículos y se localiza la membrana timpánica. La cavidad timpánica tiene dos 
subdivisiones: la cavidad timpánica propia y la hendidura epitimpánica (epitímpano), situada 
por encima de la membrana timpánica. En los géneros Plecotus, Antrozous y Macrotus, que 
Fig.13. Partes principales del hueso timpánico derecho. IT: 
incisura timpánica; RA: rama anterior; SM: surco maleolar;ETA: 
espina timpánica anterior; AE: apéndice estilete; SCAE: 
separación del conducto auditivo externo; BT: bula timpánica; 
CrT: cresta timpánica; ST: surco timpánico; ETP: espina timpánica 
posterior; RP: rama posterior. Modificada de Henson, 1970. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
17 
 
presentan una cavidad timpánica relativamente grande, una bula timpánica (BT) (expansión 
medial del hueso timpánico) se extiende a la cóclea y encierra casi completamente a la cavidad 
(Fig. 13), sin embargo, en la mayoría de los microquirópteros la bula no alcanza a la cóclea y la 
base de la cavidad timpánica es membranosa o cartilaginosa (Henson, 1970). 
 
La membrana timpánica es la estructura que conecta al oído externo con el oído medio, 
se localiza en el extremo proximal del conducto auditivo externo y está sostenida por el hueso 
timpánico. Es una membrana muy delgada y su área se presenta en un amplio intervalo (1.2 - 
2.5mm2 o 5.0 - 11.3mm2) dependiendo del género (Henson, 1970; Hill y Smith, 1984). Es de forma 
cónica y a su parte deprimida se le denomina umbo (U) (Henson, 1970). El área de la membrana 
timpánica muestra una marcada correlación con la sensibilidad de las frecuencias del oído 
medio y las vocalizaciones (Henson, 1970), microquirópteros que emiten pulsos de altas 
frecuencias (50 a 125 kHz) tienen un radio menor y por lo tanto un área timpánica más pequeña, 
que las especies que emiten pulsos de bajas frecuencias (<50 kHz), las cuales presentan un radio 
y un área mayor (Hill y Smith, 1984). 
 
En la membrana timpánica se distinguen dos 
regiones: la parte flácida (PF) y la parte tensa (PT). 
La parte flácida constituye una pequeña parte de la 
membrana, mientras que la parte tensa ocupa la 
mayor parte y se observa como un estrato delgado 
de fibras, en cuyo centro se localiza el umbo. La 
membrana timpánica se inserta periféricamente 
dentro del surco timpánico y sus fibras se implantan 
ampliamente, sin embargo, dejan numerosos huecos 
que son ocupados por una extensa red de vasos 
sanguíneos (VS) (Henson, 1970; Fig. 14). 
 
El primer osículo auditivo es el martillo (M), el cual está formado principalmente por un 
apéndice posterior (AP), que se encuentra firmemente anclado a la membrana timpánica, y un 
apéndice anterior (AA), que se une al hueso timpánico. El apéndice posterior está constituido 
por una prominente aglomeración globular de hueso, denominada apófisis orbicular (AO), de la 
Fig. 14. Regiones principales de la membrana 
timpánica. PF: parte flácida; PT: parte tensa; U: 
umbo; VS: vasos sanguíneos. Modificada de 
Moller, 2006. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
18 
 
cual surge el manubrio (Ma), que posee una punta espatulada (Es) que se ancla al umbo. El 
apéndice anterior se forma por una cabeza (Ca), que se articula con el yunque (Y) y se encuentra 
contenida en el epitímpano, y un largo y curvado cuello (Cu), que interconecta a la cabeza con la 
apófisis orbicular. De la región inferior de la cabeza surge el apéndice timpánico (ATi) que se 
articula en el surco maleolar, a esta articulación se le denomina articulación maleo-timpánica y 
en microquirópteros ha sido encontrada como una fusión ósea. En la región superior de la 
cabeza se localiza la superficie articular del martillo (SAM), la cual es la zona de anclaje del 
segundo osículo auditivo. Del cuello surge una gran lámina (La), que conecta al apéndice 
timpánico con la cabeza, el cuello y la base del manubrio, y sobre la cual se localiza el apéndice 
muscular del martillo (AMM) (Henson, 1970; Fig. 15). 
 
 
El segundo osículo es el yunque (Y), que está acoplado mediante su superficie articular 
(SAY) a la superficie articular del martillo (Hill y Smith, 1984), esta articulación se observa 
fuertemente acoplada para reducir las pérdidas de transmisión de los ultrasonidos (Henson, 
1970). El yunque de los microquirópteros posee un cuerpo (C), en donde se localiza la superficie 
Fig. 15. Partes principales del Martillo. AA: apéndice anterior; AP: apéndice posterior; SAM: superficie articular del 
martillo; Cu: cuello; AMM: apéndice muscular del martillo; AO: apófisis orbicular; Es: espátula; Ma: manubrio; La: lámina; 
ATi: apéndice timpánico; Ca: cabeza. Modificada de Henson, 1970. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
19 
 
articular del yunque, un apéndice corto 
(AC), en donde se inserta el ligamento 
posterior yuncal (LPY), y un apéndice largo 
(AL), sobre el cual se observa el surco 
yuncal (SY). El apéndice largo se 
interconecta a través de un tallo corto (Ta) 
con la apófisis lenticular (ALen), la cual se 
articula con el tercer osículo auditivo (Fig. 
16). 
 
El ligamento posterior yuncal es 
fuerte y muy desarrollado en 
microquirópteros y consiste de dos partes principales: la medial y la lateral. El cuerpo y el 
apéndice corto del yunque se encuentran contenidos en el epitímpano, mientras el apéndice 
largo en la cavidad timpánica propia (Henson, 1970). 
 
Finalmente se localiza el estribo (E) articulado a la apófisis lenticular del yunque. Este 
osículo está formado por dos extremidades, la extremidad anterior (EA) y la extremidad 
posterior (EP), una lámina basal (LB), por la cual se une al 
oído interno, y una cabeza (Cab), por la que se une a la 
apófisis lenticular y de la cual surge el apéndice muscular 
del estribo (AME), ubicado sobre la parte posterior. Las 
extremidades del estribo están altamente surcadas y 
expandidas en la parte inferior, en donde se ensamblan a la 
lámina basal rodeando gran parte de su perímetro. La 
lámina basal de los microquirópteros tiene la parte central 
fibrosa en lugar de ósea, característica única de este grupo, y 
además está firmemente anclada al oído interno por un 
ligamento en forma de anillo, denominado ligamento anular 
del estribo (Henson, 1970; Hill y Smith, 1984; Fig. 17). 
 
Fig. 16. Partes principales del Yunque. SAY: superficie 
articular del yunque; C: cuerpo; AC: apéndice corto; AL: 
apéndice largo; Ta: tallo; ALen: apófisis lenticular; SY: surco 
yuncal. Modificada de Henson, 1970. 
 
 
 
 
Fig. 1 
Fig. 17. Partes principales del Estribo. 
Cab: cabeza; AME: apéndice muscular 
del estribo; EP: extremidad posterior; LB: 
lámina basal; EA: extremidad anterior. 
Modificada de Henson, 1970. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
20 
 
De acuerdo a estudios previos, las características morfológicas de los osículos se 
relacionan con las características de las vocalizaciones de cada murciélago, por lo que se dice 
que éstos están mecánicamente sintonizados hacia las frecuencias dominantes de ecolocalización 
(Fenton, 1992; Plassman y Brändle, 1992; Rosowski, 1992 y Gannon et al., 2001). Por ejemplo, los 
murciélagos que emiten pulsos de alta frecuencia tienen ventajas mecánicas ofrecidas por los 
brazos de la palanca osicular (manubrio y cuello del martillo y apéndice largo del yunque), 
además la masa de los osículos es más pequeña debido a la presencia de surcos profundos y las 
superficies articulares están más acanaladas (Henson, 1970; Hill y Smith, 1984). 
 
El oído medio contiene dos músculos esqueléticos: el músculo tensor timpánico (MTT) y 
el músculo del estribo (ME), los cuales presentan un gran tamaño en relación con el tamaño de 
los osículos (Wever y Vernon, 1961). El músculo tensor timpánico, es un gran músculo en forma 
de huso, que surge del hueso esfenoides (HE), recorre parte de la pared de la cóclea, cruza la 
cavidad timpánica y se inserta sobre el apéndice muscular del martillo (Henson, 1970). Se ha 
observado que el músculo tensor timpánico presenta 4 diferentes patrones de inserción que 
contribuyen a reforzar la membrana timpánica: 1) A lo largo de la cresta del apéndice muscular 
del martillo (Nycteris y Glossophaga); 2) A través de dos bandas de inserción, por arriba y por 
abajo de un foramen presente en la cresta del apéndice muscular del martillo (Taphozous y 
Eumops); 3) Por medio de dos apéndices musculares separadosy dos tendones cilíndricos, 
siendo el tendón superior más grande que el inferior (Rhinopoma y Tadarida); 4) Únicamente por 
medio del apéndice muscular del martillo y un simple tendón (Vespertilionidae y Natalidae). El 
músculo del estribo tiene forma cónica y tiene una masa comparable, o incluso superior, a la del 
músculo tensor timpánico. Este músculo asciende desde las paredes de la depresión del estribo 
y se inserta por medio de un tendón simple sobre el apéndice muscular del estribo (Wever y 
Vernon, 1961; Henson, 1970). 
 
La generación de las vocalizaciones de los microquirópteros, está estrechamente 
relacionada con los músculos del oído medio, principalmente con el músculo del estribo. En 
Myotis lucifugus se observó que antes de que se comience la producción de la vocalización, los 
músculos en el oído medio se contraen, alcanzando su contracción completa durante la 
vocalización y relajándose totalmente después del llamado. La contracción de estos músculos 
separa a los osículos auditivos entre ellos y con las estructuras del oído interno, lo que 
 
21 
 
disminuye la sensibilidad auditiva del murciélago, pero no lo ensordece completamente. Este 
proceso, denominado fenómeno de enmascaramiento, asegura que los pulsos salientes sean 
registrados sin ensordecer al murciélago y que la audición sea completamente restaurada antes 
de que los ecos regresen, evitando interferencias (Hill y Smith, 1984; Fenton, 1992). También se 
ha observado que en murciélagos que emiten pulsos de alta frecuencia estos dos músculos se 
encuentran más desarrollados (Henson, 1970; Hill y Smith, 1984). 
 
 
1.3.3 Oído Interno 
 
El oído interno (OI) está constituido por la cóclea (Co), que se encuentra totalmente encerrada en 
el hueso temporal (Moller, 2006). Estudios 
detallados sobre la morfología coclear han sido 
presentados por Hyrtle (1845), y otros estudios 
sobre el tamaño coclear han sido mostrados por 
Henson (1970), en donde se aprecia el notable 
volumen de la cóclea de los microquirópteros 
insectívoros comparado con el de otras especies. 
 
Cada cóclea está acoplada al cráneo 
únicamente por su extremo anterior, en donde 
existe una sutura con el hueso esfenoides (HE) 
(Henson, 1970). Sus demás regiones, se encuentran 
suspendidas libremente y aisladas de los elementos 
esqueléticos adyacentes por senos sanguíneos 
especializados, extensos depósitos de grasa y un 
tipo particular de tejido conectivo poco compacto 
(Pye, 1968; Henson, 1970; Hill y Smith, 1984; Fig. 
18). La reclusión que presentan las cócleas es una 
especialización que sirve como aislante acústico, ya 
que reduce el potencial de interferencia de los 
sonidos salientes que se generan por la proximidad 
Fig. 18. Ubicación de las cócleas en el cráneo de 
microquirópteros. Se muestran algunos elementos 
esqueléticos circundantes así como vías sanguíneas 
principales. Co: cóclea; HE: hueso esfenoides; PP: 
proceso paraoccipital; ACI: arteria carótida interna; 
CO: cóndilo occipital; HO: hueso occipital 
Modificada de Henson, 1970. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
22 
 
de la laringe con la región auditiva, debido a la fácil conducción de los sonidos a través de los 
huesos (Henson, 1967; Henson, 1970; Hill y Smith, 1984). 
 
En los murciélagos insectívoros las cócleas pueden ocupar cerca de la mitad del ancho 
del cráneo posterior y encontrarse casi en la línea media (Pye, 1968; Henson, 1970). Según estas 
investigaciones, las cócleas voluminosas son características de organismos que emiten largas 
vocalizaciones de FC-FM (Pye, 1966a, b, 1967; Henson, 1970), mientras que cócleas de volumen 
medio son encontradas en microquirópteros que emplean generalmente vocalizaciones de FM 
de banda ancha, como los vespertiliónidos, típicos cazadores aéreos (Vater, 2000). 
 
 Externamente la cóclea es una estructura ósea cónica o esférica (Hill y Smith, 1984), 
arreglada en forma de caracol y relativamente alargada (Pye, 1968; Novacek, 1985; Simmons, 
2005), cuyos giros espirales individuales son externamente evidentes (Henson, 1970; Hill y Smith, 
1984). El ancho coclear depende del desarrollo y el número de giros cocleares, los cuales van de 
2.5 a 3.5 giros (Pye, 1966a, b, 1967; Hill y Smith, 1984; Altringham, 1996), mientras que la altura 
varía entre 1.7 mm y 2.8 mm (Pye, 1966a, b, 1967). 
 
 El ancho coclear presenta una relación negativa con la frecuencia de ecolocalización, la 
cual muestra que entre más ancha es la cóclea, debido al avanzado desarrollo del giro basal, más 
baja es la frecuencia del llamado (Francis y Habersetzer, 1998). La longitud coclear está 
relacionada directamente con el intervalo de frecuencias de audición de los microquirópteros, 
por lo que entre más larga es, más amplio es el intervalo escuchado. 
 
 Además, se ha observado que en las cócleas alargadas de microquirópteros de FC-FM se 
presenta una fóvea acústica (Bruns, 1976; Kössl y Vater, 1985; Vater et al., 1985; Neuweiler, 1990), 
región que responde a un restringido intervalo de frecuencias de alta importancia para el 
organismo y que produce una sobrerrepresentación de estas frecuencias para realizar procesos 
paralelos en diferentes aspectos de información (Vater, 1998). 
 
23 
 
El eje central de la cóclea se denomina 
modiolo (Mo), éste es una estructura cónica 
hueca constituida por hueso esponjoso, en 
cuyo canal central (canal de Rosenthal) (CR), 
se introduce y conecta el nervio coclear, a 
través del ganglio coclear (Henson, 1967). 
 
Las paredes del modiolo se 
denominan lámina espiral ósea (LEO), 
forman la pared interna de los giros cocleares 
y poseen un sistema de pequeños canales 
radiales, conocidos como la habenula perforata 
(HP), por donde se introducen en la cóclea 
los axones de las células nerviosas; estos 
canales también transportan vasos sanguíneos (Henson, 1970; Fig. 19). 
 
Pye (1966a) observó una lámina espiral ósea secundaria (LEOS) en el giro basal de la 
cóclea de algunos microquirópteros, la cual podía surgir desde la separación de los giros 
cocleares adyacentes, desde la superficie interna de la pared externa de los giros cocleares o 
lateralmente del modiolo. Además observó que en Rhinolophidae (en la vuelta basal) e 
Hipposideridae (hasta la tercera o cuarta vuelta) esta lámina presenta engrosamientos 
calcificados. 
 
Internamente la cóclea posee un laberinto óseo periférico (LO) y un laberinto 
membranoso central (LM). El laberinto óseo consiste de un par de canales llenos de fluido 
perilinfático (canales perilinfáticos), limitados por paredes delgadas de hueso, la escala 
vestibular (EV) y la escala timpánica (ET), cuya superficie está limitada por una capa de células 
con escaso citoplasma (Echteler et al., 1994). La escala vestibular y la escala timpánica se 
comunican en el ápice de la cóclea por el helicotrema (H), cuyo tamaño está inversamente 
relacionado a la sensibilidad coclear a las bajas frecuencias (Dallos, 1970). 
 
Fig. 19. Corte longitudinal de la cóclea mostrando regiones 
óseas internas. Mo: modiolo; CR: canal de Rosenthal; LEO: 
lámina espiral ósea; HP: habenula perforata. Modificada 
de Moller, 2006. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
24 
 
El laberinto óseo presenta dos aberturas en la base dirigidas hacia la cavidad timpánica: 
la ventana vestibular o ventana oval (VO), que es la salida de la escala vestibular, y la ventana 
coclear o ventana redonda (VR), que es la 
salida de la escala timpánica. La primera 
recibe a la lámina basal del estribo y la 
segunda está cubierta por una delgada 
membrana que funciona como un liberador de 
presión. Posterior a la membrana de la 
ventana redonda y dirigida hacia la cavidad 
craneal se localiza una gran abertura para los 
canales perilinfáticos, el acueducto coclear 
(Henson, 1970; Henson et al., 1977). En 
Tadarida y Chilonycteris la parte lateral de la 
ventana redonda está cubierta por una lámina 
delgadade cartílago (Henson, 1970; Fig. 20). 
 
El laberinto membranoso, denominado escala media (EM), se observa como un canal 
central encerrado entre los canales del laberinto óseo, y se encuentra lleno de fluido 
endolinfático (Bosher y Warren, 1968). La escala media tiene forma triangular y se encuentra 
limitada exteriormente por el surco vascular (stria vascularis) (SV), en la parte superior por la 
membrana vestibular (de Reissner) (MV), y en la parte inferior por el órgano de Corti u órgano 
espiral (OC) y la membrana basilar (MB) (Henson, 1970). 
 
El surco vascular de los microquirópteros contiene dos tipos celulares: las células 
oscuras, presentes en la superficie luminal endolinfática, cercanamente asociadas con vasos 
sanguíneos y productoras de endolinfa (Echteler et al., 1994) y las células claras, localizadas en 
la zona media (Watanabe, 1965). Smith (1981) identificó una tercera capa celular, constituida por 
células basales rectangulares planas, ubicada frente al ligamento espiral (zona más profunda del 
surco vascular) en contacto con la perilinfa. 
 
 El ligamento espiral se observa muy desarrollado en el giro basal coclear y se encuentra 
adherido por un lado a la pared externa de la escala media y por el otro parece entremezclarse 
Fig. 20. Corte longitudinal de la cóclea mostrando 
secciones internas principales y aberturas basales. H: 
helicotrema; LM: laberinto membranoso; LO: laberinto 
óseo; EV: escala vestibular; ET: escala timpánica; VO: 
ventana oval; VR: ventana redonda. Modificada de cochlea 
overview en www.neuroreille.com. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
25 
 
con la membrana basilar (Pye, 1966a, b, 1967). En Rhinolophus e Hipposideros el ligamento espiral 
es jalado en la zona basal por la lámina espiral ósea secundaria. Watanabe (1965) describió dos 
tipos celulares en el ligamento espiral de Myotis y notó que las membranas de estas células 
estaban fuertemente plegadas, característica que fue relacionada con el transporte de agua y la 
producción de fluido endolinfático. En Rhinolophus se observa un decremento en la altura, pero 
no en el ancho del ligamento espiral de la base al ápice coclear y una disminución del tamaño de 
la lámina espiral ósea secundaria (Pye, 1968). Las características de la lámina espiral ósea 
secundaria de los microquirópteros actuales, parece mostrar una adaptación evolutiva a la 
recepción de altas frecuencias. 
 
La membrana vestibular es una hoja delgada de tejido conectivo fuertemente apretada, 
en cuyo centro se localizan dos capas de células epiteliales escamosas. La capa de tejido 
conectivo circundante tiene fibras elásticas muy finas y no se observan vasos sanguíneos 
(Henson, 1970). 
 
La membrana basilar es la base del órgano de Corti, está compuesta por una capa 
delgada inferior de tejido conectivo de células mesoteliales y por delgados filamentos. La 
membrana basilar se une por el extremo interno a la lámina espiral ósea y por el externo al 
ligamento espiral (Iurato, 1962) o a la lámina espiral ósea secundaria en caso de presentarse 
(Bruns et al., 1989). Esta membrana se caracteriza por la presencia de dos engrosamientos 
separados por un surco: el engrosamiento interno (zona arcuata) y el engrosamiento externo (zona 
pectinata). La zona arcuata se sitúa bajo el túnel de Corti y está compuesta por una capa simple de 
filamentos gruesos arreglados radial y espiralmente, que corren en dirección de los giros 
cocleares, y cuya cantidad aumenta la rigidez de la membrana. En el giro apical coclear la zona 
arcuata tiene fibras radiales principalmente (Henson, 1970), mientras que en la base se observa 
espesa y constituida por pocos filamentos. La zona pectinata se ubica bajo las células de Deiters y 
Hensen y está constituida por dos capas de filamentos gruesos arreglados radialmente (Pye, 
1968). 
 
En los microquirópteros los engrosamientos de la membrana basilar pueden ser 
pronunciados en el giro basal y decrecer hacia el ápice; estrechos en el giro basal y ampliarse 
progresivamente en los giros más apicales, acompañados por un gradual decremento en el 
 
26 
 
grosor (Békésy, 1960); o bien, pueden crecer y decrecer intercaladamente a lo largo de los giros 
cocleares como en Rhinolophus (Pye, 1966a, 1967; Pye, 1968). En algunos vespertiliónidos estos 
engrosamientos son pequeños o están ausentes (Pye, 1966a, b). Vater (2000) menciona que las 
características de la zona arcuata en el giro basal se relacionan con el procesamiento de 
frecuencias medias y altas en microquirópteros con vocalizaciones de FC-FM y de FM, mientras 
que las características de la zona pectinata se relacionan con microquirópteros que usan sonares 
sensibles al efecto Doppler. 
 
El órgano de Corti es la parte acústica de la escala media, no posee vasos sanguíneos y 
está formado por un conjunto ordenado de diferentes tipos celulares, que descansan en su 
mayoría sobre la membrana basilar. Su estructura más grande es el limbo espiral (LimE), el cual 
se localiza sobre la lámina espiral ósea y está formado por tejido epitelial, en cuyo perímetro se 
localizan las células interdentales (CI). 
 
El órgano de Corti posee un túnel, denominado túnel de Corti (TC), que corre a través de 
la parte central del órgano y está formado por las paredes de las células pilares internas (CPiI) y 
las células pilares externas (CPiE), las cuales son un tipo celular de soporte que tiene bases 
cónicas y ápices expandidos fuertemente unidos; se sabe que la rigidez y soporte que estas 
células proporcionan es una adaptación al procesamiento de altas frecuencias (Vater et al., 1992; 
Kuhn y Vater, 1995). La base de cada célula pilar interna se localiza cerca de la unión de la 
membrana basilar y la lámina espiral ósea, mientras que la base de cada célula pilar externa se 
localiza entre los dos engrosamientos de la membrana basilar (Henson, 1970). 
 
En el órgano de Corti además de las células pilares se localizan otros tipos celulares de 
soporte: 1) células de Boettcher (CB), establecidas entre la membrana basilar; 2) células de 
Deiters (CD), establecidas junto a las células pilares externas, tienen forma de copa en el ápice 
(Bohne y Carr, 1979; Lim, 1986); 3) células de Hensen (CH), adyacentes a las células de Deiters, 
presentan sus bases desviadas hacia afuera y sus puntas hacia adentro; 4) células de Claudius 
(CC), situadas entre las células de Hensen y el surco vascular, varían en altura (Pye, 1968). La 
ultraestructura detallada y función de las células de Hensen puede ser revisada en Engström y 
Wersäll (1953); la ultraestructura y aplicación mecánica de las células de Deiters en Vater y 
 
27 
 
colaboradores (1992) y Vater y Lenoir (1992); y la ultraestructura de las células de Claudius en 
Pye (1968). 
 
Las células pilosas, células mecanorreceptoras, denominadas así por la presencia de 
pelillos (estereocilios) sobre su zona apical, se localizan a cada lado de las células pilares y están 
encerradas entre las células de soporte. Éstas se dividen en células pilosas internas (CPI), al lado 
de las células pilares internas, y células pilosas externas (CPE), junto a las células pilares 
externas. En general los cuerpos de las células pilosas son muy cortos debido a la recepción de 
las altas frecuencias (Pujol et al., 1992). 
 
Las células pilosas internas están arregladas en una simple hilera, tienen forma de pera y 
su núcleo, ubicado a la mitad, es esférico. Su longitud es de 30 a 40 m y se localizan dentro de 
una matriz de células de soporte que descansa en el borde de la lámina espiral ósea (Lim, 1986). 
Las células pilosas externas están arregladas en tres hileras, son cilíndricas, poseen un gran 
núcleo esférico cerca de la base y están sostenidas por los ápices de las células de Deiters. La 
longitud de las células pilosas externas y el tamaño de sus estereocilios varia: son cortas hacia el 
interior y largas hacia el exterior, ytambién incrementan de la base al ápice coclear; su longitud 
va desde 0.8 m en la base (Rhinolophus) hasta 15 m en el ápice (Vater y Lenoir, 1992). La 
morfología y ultraestructura de las células pilosas ha sido descrita en detalle por Kimura (1966). 
 
La variación en longitud de las células pilosas externas se relaciona con la sensibilidad de 
frecuencias: células más cortas en la región basal responden a altas frecuencias; células más 
largas en el ápice coclear responden a bajas frecuencias (Békésy, 1960; Kachar et al., 1986; Dallos 
et al., 1991). Es importante recordar que la audición a bajas frecuencias es una característica de 
vertebrados primitivos, mientras que la audición a altas frecuencias es exclusiva de mamíferos, 
por lo que se especula que el ápice coclear presenta características primitivas, mientras que la 
base muestra especializaciones novedosas (Echteler et al., 1994). En la periferia de las células 
pilosas externas se encuentran espacios extracelulares interconectados que representan 
subdivisiones del mismo espacio del fluido extracelular, denominados de la región central a la 
exterior, 1º, 2º, 3er y 4to espacio de Nuel (EN) (Pye, 1966a, b, 1967). 
 
 
28 
 
Las células pilares externas, las células de Deiters y las células de Hensen, forman una 
especie de membrana, denominada lámina reticular (LR) (Henson, 1970; Vater y Lenoir, 1992), 
la cual se extiende por la parte superior del órgano de Corti sobre los espacios entre los ápices de 
las células pilosas externas, con el objetivo de formar una barrera entre la endolinfa y los 
espacios de Nuel. La lámina reticular no es totalmente impermeable ya que posee orificios por 
donde atraviesan los estereocilios de las células pilosas externas. La región apical de la lámina 
reticular sobre las células pilosas externas consiste de uniones herméticas entre la placa cuticular 
y las falanges de las células de Deiters, mientras que la región basal se caracteriza por una gran 
formación en copa de estas mismas células (Vater et al., 1992; Kuhn y Vater, 1995). 
 
La membrana tectorial (MTe) es una gran ondulación acelular gelatinosa con elementos 
fibrilares entretejidos, que surge de la parte superior del limbo espiral y se localizada sobre el 
arreglo de células del órgano de Corti (Zwislocki, 1986; Lim, 1987). La membrana tectorial posee 
tres regiones que restringen su movimiento: región limbal (delgado borde de tejido unido a la 
superficie del limbo espiral); región central (gruesa capa por encima de las células pilosas); y 
región marginal (termina en una banda marginal en la base coclear o en una red marginal en el 
ápice coclear; ésta se ancla por el borde a las falanges de las células de Deiters y a las células de 
Hensen). 
 
La superficie superior de la membrana tectorial está formada por una red muy densa de 
fibrillas enroscadas y ramificadas, mientras que la superficie inferior está conformada por la 
banda de Hensen (BH), un engrosamiento sobre la región de las células pilosas internas 
(Echteler et al., 1994), y por la membrana de Kimura (MK), una capa amorfa sobre las células 
pilosas externas (Vater y Kössl, 1996; Fig. 21). Lim (1972) menciona que en su región lateral la 
membrana tectorial posee un engrosamiento extra denominado membrana de Hardesty (MH), el 
cual se une a las células pilosas externas. 
 
Diversos estudios han mencionado que los estereocilios de las células pilosas externas se 
unen firmemente a la membrana tectorial, mientras que los de las células pilosas internas no, o 
sólo en la región basal (Lim, 1986). Sin embargo, en la superficie inferior de la membrana 
tectorial de los rinolófidos se han observado huellas de los estereocilios de las células pilosas 
 
29 
 
internas sobre pronunciadas bandas de Hensen en toda la cóclea (Lim, 1987; Vater y Lenoir, 
1992; Vater et al., 1992). 
 
 
 
Se menciona también que existe una correlación entre la morfología de la membrana 
tectorial y la sensibilidad al intervalo de frecuencias en los microquirópteros: murciélagos con 
una membrana tectorial gruesa en la zona basal coclear poseen alta selectividad a frecuencias de 
30-90 kHz (Henson y Henson, 1991); murciélagos con un alargamiento pronunciado de la 
membrana tectorial en la zona apical coclear presentan alta selectividad a frecuencias de 5 kHz 
(Bruns et al., 1989). También se ha observado que el área de la membrana tectorial incrementa 
gradualmente de la base al ápice en microquirópteros de FM. 
Fig. 21. Partes principales del Órgano de Corti. EV: escala vestibular; EM: escala media; ET: escala timpánica; MV: 
membrana vestibular; SV: surco vascular; LE: ligamento espiral; CC: células de Claudius; CB: células de Boettcher; CH: 
células de Hensen; CD: células de Deiters; MB: membrana basilar; LR: lámina reticular; EN: espacios de Nuel; CPE: células 
pilosas externas; CPiE: células pilares externas; MK: membrana de Kimura; TC: túnel de Corti; MTe: membrana tectorial; 
BH: banda de Hensen; CPI: células pilosas internas; CPiI: células pilares internas; CSI: células del surco interno; CI: células 
interdentales; LimE: limbo espiral; LEO: lámina espiral ósea; NC: nervio coclear. Modificada de Moller, 2006. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
30 
 
 
Es importante mencionar que la rigidez de la membrana basilar y la masa y accesorios 
elásticos de la membrana tectorial son los principales cambios evolutivos para la especializada 
audición de ultrasonidos en los microquirópteros de FC-FM (Zwislocki, 1986), ya que es la 
interacción entre estas membranas lo que da la alta afinidad a cierto intervalo de frecuencias y al 
mismo tiempo la insensibilidad a otras. Las especializaciones morfológicas de la membrana 
basilar y la membrana tectorial son producidas en sincronización celular desde el desarrollo 
embrionario (Vater, 2000). 
 
 
II. ORGANISMO DE ESTUDIO 
 
Para este trabajo se utilizaron 3 individuos machos de la especie Lasiurus cinereus 
(Vespertilionidae: Chiroptera), provenientes de la Reserva Santa Fe, La Marquesa, Estado de 
México, México (coordenadas: 19º 18’ 33.45’’N y 99° 24’ 13.09’’O), capturados a una altitud de 
3,014 msnm (Fig. 22). 
 
 
Fig. 22. Sitio de Colecta: Reserva Santa Fe, La Marquesa, Estado de México, México, coordenadas: 19°18’33.45’’N y 
99°24’13.09’’O, 3014 msnm. Obtenida y modificada con el Software Google Earth, 2011. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
31 
 
Lasiurus cinereus, conocido 
comúnmente como murciélago canoso, 
pertenece al suborden Microchiroptera, 
familia Vespertilionidae, subfamilia 
Vespertilioninae y tribu Lasiurini (Shump y 
Shump, 1982). Recientemente ha sido 
incluido dentro del infraorden 
Yangochiroptera (Teeling et al., 2000; 
Springer et al., 2001; Teeling et al., 2002; Van 
Den Bussche y Hoofer, 2004; Eick et al., 2005; 
Teeling et al., 2005). Se distribuye desde 
Canadá hasta Guatemala y en Sudamérica 
desde Colombia, Venezuela y Brasil hasta 
Argentina y Chile (Watkins et al., 1972; Fig. 
23). 
 
Lasiurus cinereus se caracteriza por 
tener un pelaje que varía de café amarillento 
o rojizo a café grisáceo oscuro salpicado con puntas blancas, lo que da un efecto canoso al pelaje, 
además presenta en las muñecas y los hombros parches blanquecinos y en el cuello un parche 
amarillento (Barbour y Davis, 1969). 
 
El cráneo de L. cinereus es grande, ancho y duro, y su longitud total varía entre 17.0 mm y 
18.7 mm (Hall y Jones, 1961). Sus orejas son gruesas y redondeadas con los bordes color negro y 
tienen una longitud de 18 mm y un ancho de 17.2 mm. Su trago es ancho y tiene una longitud de 
9 mm (Barbour y Davis, 1969; Hamilton y Whitaker, 1979). La parte externa de las orejas está 
densamente cubierta de pelo en la parte inferior, pero escasamente cubierta en la punta y en la 
superficie interna. Las orejas son de inserción baja en la cabeza y no se extienden muy por 
encima de la línea dorsal (Barbour y Davis, 1969).Internamente se conoce que la región del 
hueso timpánico está osificada (Hall y Jones, 1961; Fig. 24). 
 
Fig. 23. Distribución de Lasiurus cinereus. Modificada de 
Shump, Jr. K. A. y A. U. Shump (1982). Mammalian Species 
No. 185. Lasiurus cinereus. The American Society of 
Mammalogists. Pp. 5. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
32 
 
 L. cinereus se alimenta de 
polillas, escarabajos, moscas, 
saltamontes, termitas, libélulas y 
avispas (Black, 1972; Zinn y Baker, 
1979). Whitaker (1967) encontró en su 
sistema digestivo pasto y piel de víbora 
durante el invierno. Esta especie es 
solitaria y percha principalmente entre 
el follaje de los árboles, aunque se 
puede encontrar en huecos de pájaros 
carpinteros, cuevas, nidos de ardillas 
(Shump y Shump, 1982), bajo tablones 
de madera (Connor, 1971) o en 
construcciones (Shump y Shump, 
1982). 
 
Puede presentar una separación 
altitudinal de sexos, con las hembras en 
las tierras bajas y valles costeros y los 
machos ocupando montañas y colinas 
(Vaughan y Krutzsch, 1954). El vuelo 
de L. cinereus es rápido y recto (Farney 
y Fleharty, 1969) y es considerado uno de los voladores más rápidos entre los murciélagos de 
Norteamérica (Barbour y Davis, 1969). Además tiene una alta incidencia de rabia (Whitaker et 
al., 1969; Whitaker y Miller, 1974). 
 
Las vocalizaciones de L. cinereus generalmente son señales de banda estrecha de FM 
dominadas por el armónico fundamental, señales que son típicamente emitidas por muchos 
microquirópteros vespertiliónidos que vuelan en espacios abiertos, ya que son adecuadas para 
la detección de blancos distantes y en movimiento, como insectos voladores. Sin embargo, es 
difícil determinar el tipo de vocalización en estos organismos ya que se ha encontrado una 
importante variación geográfica en sus llamados de ecolocalización. Algunos datos relevantes 
Fig. 24. Lasiurus cinereus por Roger W. Barbour. Tomada de 
Smithsonian National Museum of Natural History. North American 
Mammals Online. www.mnh.si.edu/mna/ 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
33 
 
son: Frecuencia mínima entre 17.71 kHz y 25.41 kHz, Frecuencia máxima entre 19.42 kHz y 34.81 
kHz, Duración entre 5.32 ms y 13.72 ms y Frecuencia característica entre 17.78 kHz y 25.70 kHz 
(O’Farrell et al., 1999; O’Farrell et al., 2000). Es importante mencionar que el grupo de los 
vespertiliónidos tiene un límite inferior de audición de 2 a 3 kHz y uno superior de 175 a 400 
kHz (Dijkgraaf, 1957). L. cinereus puede producir facultativamente vocalizaciones 
multiarmónicas cortas de banda ancha, durante las últimas etapas de la captura de la presa, 
como otras especies de la familia Vespertilionidae (Parsons y Jones, 2000), ya que los armónicos 
mejoran potencialmente el alcance y el rendimiento discriminativo (Zbinden, 1988; Fig.25). 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 25. Espectro de vocalizaciones de ecolocalización de Lasiurus cinereus durante el forrajeo, por David R. Ortiz Ramírez. 
Obtenido en el sitio de colecta y modificado con el Software SonoBat v.2.5.9. 
 
 
 
 
Fig. 1 
 
34 
 
III. JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVO 
 
En décadas posteriores al descubrimiento del sistema de ecolocalización, se han realizado 
diversos estudios anatómicos, histológicos y fisiológicos, descriptivos y comparativos, de 
estructuras específicas del sistema auditivo de algunas especies de microquirópteros. Sin 
embargo, existen muy pocos trabajos en donde se describa todo el sistema auditivo periférico 
y/o central de una sola especie, lo que deja un vacío en el conocimiento sobre el tema y escasas 
aportaciones a la ciencia dedicada al estudio de la biología individual de los murciélagos 
microquirópteros. 
 
Es por lo anterior que este trabajo tiene por objetivo describir anatómica e 
histológicamente las partes principales del sistema auditivo periférico del microquiróptero 
insectívoro Lasiurus cinereus. Esta especie fue elegida principalmente por ser insectívora, ya que 
se conoce que en murciélagos con este hábito el sistema de ecolocalización está más desarrollado 
que en otras especies y, por lo tanto, sus estructuras auditivas deben tener características 
particulares que las hacen más especializadas comparadas con las de otros microquirópteros. 
 
 
IV. MÉTODO 
 
4.1 Colecta en campo del material biológico 
 
Para la colecta del material biológico, se realizaron dos visitas a la localidad (Diciembre de 2009 
y Enero de 2010), en donde se colocaron tres redes de niebla siguiendo el cauce de un río, en 
puntos con denso follaje. Una vez atrapados los ejemplares, se sacrificaron mediante asfixia 
rápida y se fijaron en formol al 10% en regulador de fosfatos. Para realizar la fijación primero se 
les inyectaron 15 ml de formol cerca de la zona auditiva y posteriormente envueltos en gasas se 
sumergieron completamente en el formol durante 72 horas. Los ejemplares se abrieron 
ventralmente antes de ser sumergidos, con el objetivo de fijar también los órganos internos y 
que los ejemplares pudieran ser utilizados en posteriores investigaciones. 
 
 
 
35 
 
4.2 Análisis anatómico-histológico 
 
Transcurridas las 72 horas de fijación, se cortó la cabeza de los ejemplares y se llevaron a cabo 
las disecciones del oído externo, medio e interno con ayuda de un microscopio estereoscópico, 
marca Leica, modelo ZOOM 2000. Inicialmente se aisló el oído externo a la altura del hueso 
timpánico y se realizó su descripción anatómica. Se midió la altura del pabellón auricular (de la 
base del trago a la parte inferior de la muesca de la punta del pabellón y de la unión del margen 
anterior a la punta) y su ancho (a media altura perpendicular a la punta del trago y en la base), 
la altura del trago (de la base a la punta) y su ancho (medido en la base y a la mitad de la altura), 
y la longitud del antitrago y su altura (a la mitad de la longitud). Las medidas se hicieron sobre 
ambos oídos de uno y otro lado de la cabeza con un vernier digital y algunas de éstas se 
tomaron de acuerdo a Gannon y colaboradores (2001). Del canal auditivo externo se 
describieron sus paredes y se midió su luz en la región proximal. 
 
Posteriormente se realizó el estudio histológico del oído externo, para lo cual se realizó la 
deshidratación de las estructuras, pabellones auriculares y conducto auditivo externo, en series 
de alcoholes a diferentes grados, cada serie consistió en tres baños de alcohol, en donde 
permanecieron 20 minutos. El tren de deshidratación se efectuó en alcoholes a 25°, 50°, 60°, 70°, 
80°, 96° y alcohol absoluto. Después de la serie de deshidratación se realizó la transparentación 
de los tejidos en una solución de alcohol absoluto – xilol, en la cual fueron sumergidos durante 4 
minutos. 
 
Inmediatamente después de la transparentación se colocó el material en Paraplast I 
líquido durante 2 horas y posteriormente en Paraplast II líquido durante 6 horas. Pasado este 
tiempo se realizó la inclusión en bloques de parafina y se realizaron cortes histológicos de 5m 
de ancho con ayuda de un micrótomo para inclusión de parafina con navaja de bajo perfil, 
marca Microm, modelo HM 325. Los cortes fueron adheridos a portaobjetos con ayuda de una 
mezcla de agua y grenetina, extendidos en una platina caliente y posteriormente colocados 
durante 24 horas en una estufa a una temperatura entre 60 y 65°C. Terminado este proceso los 
cortes de las estructuras del oído externo fueron teñidos con las técnicas H-E (Hematoxilina-
Eosina), Tricromica de Masson y Sylven, para poder apreciar perfectamente los tejidos 
componentes. Se obtuvieron microfotografías con ayuda de un fotomicroscopio Leica ATC, 
 
36 
 
2000, MPS30, acoplado a una PC, y las imágenes fueron analizadas con el Software Motic Images 
Plus 2.0 ML. 
 
Para realizar la descripción anatómica del oído medio primero se describió la cavidad 
timpánica

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