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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS COLEGIO DE LETRAS MODERNAS EL PODER Y LA ANGUSTIA EN DER PROZEß, DE FRANZ KAFKA T E S I S QUE PARA OBTENER EL GRADO DE LICENCIADO EN LENGUA Y LITERATURAS MODERNAS (LETRAS ALEMANAS) PRESENTA: SANDOR GABRIEL COLÍN MOSQUEDA ASESORA: DRA: UTE ILSE SEYDEL BUTENSCHÖN MÉXICO, D.F ENERO 2011 Facultad de Filosofía y Letras UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Dedico esta tesis a FFFC por ser la mayor alegría en mi vida y a KNRC por completar esa inmensa alegría. A KLCM por su apoyo y comprensión, a MGMR por creer siempre en mí, a RCR por haberme apoyado y brindado esta gran oportunidad, a RICM por alentarme a terminar este trabajo y a su familia que es tan especial. INDICE Introducción 1 1. La teoría de Michel Foucault 1.1 ¿Qué es el poder? 5 1.2 El poder panóptico 13 1.3 Microfísica y Macrofísica 20 1.4 El discurso de poder 23 1.4.1 ¿Qué es el discurso? 23 1.4.2 Procedimientos de exclusión del discurso 26 1.4.2.1 Procedimientos externos 26 1.4.2.2 Procedimientos internos 32 1.4.3 El ritual del discurso 35 2. El planteamiento acerca del poder de Franz Kafka en la novela Der Prozeß 2.1 La aparición del poder en el arresto 40 2.2 El tribunal como núcleo del poder 47 2.3 La parábola del guardián 51 2.4 El castigo 55 2.4.1 El dolor aplicado al cuerpo. 57 2.4.2 La humillación pública 59 2.4.3 La exigencia del castigo en el plano social_ 62 2.5 Características del panóptico 63 2.6 La defensa 70 2.7 El ejercicio simulado de la abogacía 71 2.8 La visita de K. en casa del pintor Titorelli: la búsqueda de la absolución por Josef K. 74 2.9 Las formas de absolución 76 3. Efectos a causa del ejercicio de poder 3.1 El concepto de la angustia 78 3.2 El sentimiento de culpa como consecuencia inmediata del pecado 83 3.3 La resignación a partir de la fe 90 3.4 La servidumbre y el sometimiento 99 Conclusión 111 Bibliografía 114 1 Introducción Llaman la atención las coincidencias que existen entre el planteamiento de Michel Foucault acerca de las relaciones, mecanismos y efectos del poder; y la representación literaria de estos temas en la obra de Franz Kafka y, en particular, en la novela Der Prozeß. Michel Foucault analizó el “poder” desde la perspectiva socio-política, describiéndolo como un conjunto de acciones e interacciones entre instituciones e individuos. Los planteamientos hechos por Foucault desde el discurso filosófico conforman un sistema de pensamiento. Por su parte Kafka presenta el poder en la novela Der Prozeβ, como una práctica en la que el individuo está inmerso en un sistema de fuerzas que lo dominan, lo encauzan, lo perturban, lo condenan y lo sentencian. El objetivo principal del presente trabajo es poner a dialogar ambas conceptualizaciones acerca del poder –la sociopolítica de Foucault y la literaria de Kafka. Para cumplir con este propósito es fundamental la comprensión de los diferentes aspectos relacionados con el ejercicio del poder; es decir, trazar un bosquejo de la estructura y del funcionamiento de la práctica del poder en el plano social. Aunque Foucault y Kafka no pertenezcan a la misma época, las concepciones de ambos se originaron a partir de sus propias vivencias. El acercamiento al sistema penitenciario de Francia, motivó a Foucault a estudiar la historia del poder para describir su genealogía. En su análisis, se ponen de relieve las manifestaciones y los mecanismos que se vinculan con el ejercicio del poder. Respecto de Kafka cabe señalar que la temática del ejercicio del poder está reflejada principalmente en la novela Der Prozeβ, en la que se describe el 2 proceso judicial que su protagonista Josef K. tiene que enfrentar a causa de una acusación anónima; así mismo, en otras narraciones, por ejemplo, Strafkolonie (La colonia penitenciaria), en la que se describe el funcionamiento de una máquina de castigo. En el análisis de la novela, se dilucidarán las diversas estrategias y mecanismos que se emplean en el proceso para someter al personaje principal Josef K. y la coacción del poder –así como las consecuencias y efectos, que tiene el poder en el protagonista. Cabe señalar, así mismo, que en la novela se desarrollan imágenes y fantasmagorías que simbolizan diferentes aspectos del poder que se ejerce sobre el individuo. Por otro lado, se puede constatar una similitud entre los planteamientos realizados por Søren Kierkegaard en lo que concierne a los sentimientos de culpa y angustia en el individuo y su representación literaria por Kafka en Der Prozeß. Es pertinente señalar que Kierkegaard al igual que Kafka experimentó una sensación de angustia en relación con una vivencia de índole moral y religiosa. Ésta se hizo patente en Kafka durante el período de su rompimiento amoroso y matrimonial con Felice. El sentimiento de angustia y culpa, originados por la moral religiosa, tienen su correspondencia en el sentimiento de angustia y culpa que se proyectan en la novela Der Prozeß. El objetivo de este trabajo estriba en responder a diversas interrogantes en torno al poder: ¿en qué consiste el poder?, ¿cómo se conforma y cuál es su funcionamiento? y ¿qué mecanismos se emplean en el proceso de sujeción del individuo?; además, se abarcará la angustia así como sus causas y consecuencias. Además, se plantean las preguntas siguientes en torno a la angustia: ¿cómo se 3 genera la angustia en el individuo? y ¿en qué consiste el sentimiento de culpa con relación al surgimiento de la angustia? El presente trabajo está estructurado de la siguiente manera: en el primer capítulo titulado La teoría de Michel Foucault se expone el marco teórico que se utilizó en el análisis literario como punto de referencia. En los incisos 1.1¿Qué es el poder?, 1.2 El poder panóptico, 1.3 Microfísica y Macrofísica y 1.4 El discurso de poder se exponen las ideas fundamentales de Foucaultque desarrolló en diversos libros acerca del poder. En el segundo capítulo titulado El planteamiento acerca del poder de Franz Kafka en la novela Der Prozeß, se aborda el ejercicio del poder presentado en la novela Der Prozeß. En el inciso 2.1 La aparición del poder en el arresto se describe el inicio del proceso y la irrupción del poder en la vida del protagonista K. Las partes que conforman el funcionamiento del poder y sus manifestaciones están expuestos en los incisos 2.2 El tribunal como núcleo del poder,2.3 La parábola del guardián, 2.4 El castigo, 2.5 Características del panóptico. En los incisos 2.6 La defensa,2.7 El ejercicio simulado de la abogacia,2.8 La visita de K. en casa del pintor Titorelli: la búsqueda de la absolución por Josef K., se describe la acción simulada del abogado en el proceso que sólo simula defender a K.; así mismo, se aborda el intento de K. de conseguir la absolución en la casa del pintor Titorelli. En el inciso 2.9 Las formas de absolución se mencionan también las formas en las que la absolución puede ser obtenida. Se han extraído diferentes pasajes de Der Prozeß que ilustraran la concepción del poder supremo y los procesos adyacentes al ejercicio de sujeción y coacción. 4 En el tercer capítulo titulado Efectos causados en torno al ejercicio de poder abordaré los planteamientos de Søren Kierkegaard acerca de los conceptos de la angustia y la culpa. En el inciso 3.1 El concepto de la angustia, se plantea el concepto de la angustia de Kierkegaard. Los aspectos relacionados con este concepto se exponen en los incisos 3.2 La culpa como consecuencia inmediata al pecado y 3.3 La resignación a partir de la fe. También, se profundizará en el sentimiento de culpa que surge en K. a partir de la acusación en su contra y el proceso de resignación que se deriva de la angustia. Es importante señalar que Kierkegaard explica la angustia y la culpa en relación con la fe y la moral religiosa, mientras que Kafka sólo se sirve de una alegoría para referirse a este vinculo. En el último inciso del capítulo tres, 3.4 La servidumbre y el sometimiento, se explorarán como efectos del poder la servidumbre y el sometimiento, utilizando la teoría de Etienne de La Boétie con respecto a la servidumbre voluntaria. 5 1. LA TEORÍA DE MICHEL FOUCAULT 1.1 ¿QUÉ ES EL PODER? El lugar donde el poder es más visible para su estudio se localiza en el plano social, pues es allí, donde los individuos que integran el grupo social interactúan. El poder es una práctica que se gesta por medio de las acciones de los individuos, requiere de los acuerdos pactados que determinan la convivencia dentro del grupo y de las reglas que se establecen para el orden común y funciona por el acuerdo mutuo entre individuos e instituciones. La creación de estos cuerpos y sistemas de regulación le adjudican al poder espacios considerables de acción. El poder es concebido dentro del plano social como una fuerza superior al ser humano y se caracteriza por ser perceptible, pero intangible. Su presencia se hace sentir mediante la coacción que las instituciones pueden ejercer sobre los individuos. El poder no es un objeto localizable, puesto que no es un bien, existe “únicamente en acto, no es una sustancia o esencia definitiva, sino una relación y un ejercicio desigual de fuerzas.” (Ceballos, 2000:39). Sin embargo, el individuo se siente atraído al poder debido al deseo que despierta en él de poder participar en el acto de poder. La confrontación, sea ésta entre individuos o instituciones, es la esencia del poder, su carácter radica en la fuerza, es como una ráfaga que cruza transversalmente a los individuos. Se dice que el poder yace dentro de las instituciones -las cuales son el andamiaje básico en el cuerpo del poder-, porque es allí donde se elaboran los reglamentos y estatutos que regulan el comportamiento del ser humano en el 6 grupo social; se piensa también que el núcleo del poder está en las instituciones, ya que de ellas surge la información que los individuos deben acatar y aprender. Foucault concibe una fuerza nuclear o central que motiva el acto de poder: esa fuerza radica en la facultad de gobernar las capacidades y dirigir la conducta de los individuos. El ejercicio del poder se enfoca en la creación de seres, cuya conducta debe ser controlada por las instituciones. El ejercicio del poder es siempre violento, lo cual se justifica por los acuerdos entre instituciones e individuos. Por lo tanto, el ejercicio del poder generalmente aparenta la intención de controlar para encauzar al individuo por el camino del bien: “El poder se define, pues, como prolongación ΄pacífica΄ de la guerra o como guerra silenciosa cuya misión básica es la de fortalecer y recrear las fuerzas desiguales en todos los ámbitos de la sociedad.” (Ceballos, 2000:39). El poder institucional se entiende de la siguiente manera: la institución se concibe en el plano social como la representante del poder –ésta se puede considerar como un dispositivo del poder estatal. A nivel social, el núcleo del poder se concentra en las instituciones: el individuo imagina a la institución como una gran bóveda infranqueable, dentro de la que se encuentran resguardados los objetivos del poder mismo. Las instituciones se establecen de acuerdo a las acciones que el poder ejerce sobre los individuos, sean éstas de exclusión, vigilancia, disciplina o castigo. Las instituciones establecen medidas de control para el dominio del individuo, por ejemplo: puntos de vigilancia que mantienen en constante monitoreo al individuo; controles estrictos sobre el quehacer de los individuos; procedimientos de castigos que se plasman en los códigos penales; también designa lugares para el encauzamiento del individuo como prisiones, cuarteles, hospitales para enfermos mentales, etc. 7 Hay cierta ambigüedad en la percepción del poder institucional, puesto que se le considera como la cristalización de un cuerpo de poder supremo (en algunas ocasiones hasta divino) que controla y excluye. Es una percepción errónea concebir el acto de poder por medio de las imágenes que se tienen de las instituciones, sostiene Foucault; el ejercicio de poder surge en las relaciones que se establecen entre individuos e instituciones –estas relaciones deben considerarse perpendiculares al plano social puesto que el control que asume el poder sobre los individuos es vertical, los individuos alzan la mirada reverenciando al ojo de poder que los mira desde su estrado. Entre los integrantes del grupo social que conforman una institución se genera un tipo de relación que se efectúa a nivel individual. 1 La verticalidad de las relaciones institucionales se diferencia de las relaciones entre individuos, porque esas relaciones entre individuos se establecen de manera horizontal. Sin embargo, se observa la mismadinámica de dominación y sometimiento tanto en las relaciones individuo-individuo como en las relaciones individuo-institución. Las relaciones de poder entre individuos tienen como objetivo la apropiación y el sometimiento, aunque en éstas el acto de poder está motivado por el interés personal y el deseo del individuo por la apropiación. El ejercicio del poder se caracteriza por la capacidad que emplean sus fuerzas para incitar al individuo a la acción. El objetivo de esta práctica es afectar al individuo para producir en él sentimientos de obediencia, dominación, angustia, pánico, temor, etc. En estas relaciones de poder se observa claramente quiénes son los incitadores y los reactivos: por una parte, los que afectan o 1 Entre los individuos también se practican relaciones de poder similares a las institucionales y cuyo objetivo es también vigilar, castigar, etc. 8 suscitan al individuo y , por otra, los individuos afectados gracias al ejercicio del poder. Las fuerzas del poder se definen por su capacidad de afectar a otros. A su vez, tienen capacidad de resistencia. Hay efectos activos y reactivos. Los primeros son del orden de “incitar”, “suscitar”, ”producir”, “obligar”; los segundos, de “ser incitado”, “ser suscitado”, “ser obligado a producir”. Los segundos no son el reverso de los primeros (aunque lo parecen) sino el opuesto irreductible, en tanto y en cuanto la fuerza afectada tiene capacidad de resistencia. […] eso implica relaciones de poder; todo campo estratégico distribuye las fuerzas en función de esas relaciones y de sus variaciones. (Esther Díaz, 2005:102) Las relaciones de poder son el símil de un escenario en donde se desarrolla la puesta en escena de una aguerrida batalla: en la disputa, el vencedor se apropia de las capacidades del vencido. En este proceso, se emplean dispositivos y mecanismos de castigo, exclusión y vigilancia; la práctica de este ejercicio puede derivarse en la crueldad, ya que se hace alarde de la fuerza por la fuerza misma. “Se trata [la acción de poder] de un juego de fuerzas. La fuerza no tiene otro objeto ni sujeto que la fuerza. La relación de fuerzas a la que Foucault llama 'poder' excede la violencia.” (Esther Díaz, 2005:101). Tanto la práctica de las instituciones como la de los individuos se enfoca en la claudicación del individuo: la fuerza se apropia de las energías del individuo para encauzarlas según sus intereses propios. Una relación de poder es del orden de la lucha, pero no de la lucha antagónica sino agónica; una incitación reciproca, una ”provocación” permanente. El poder es más bien del orden de la “gobernabilidad”, en el sentido de estructurar el campo de acción de los otros. Foucault prefiere estudiar las instituciones a partir de la manera en que en ellas se ejerce el poder y no el poder a partir de las instituciones.(Esther Díaz, 2005:102) . Las relaciones de poder tienen como objetivo someter. Para que se lleve a cabo una relación de poder es necesaria la participación de un agente que someta y otra persona que sea el sometido: la fuerza se dirige al dominio sobre el contrincante; el vencedor se apropia del otro para gobernarlo. El objetivo de estas 9 relaciones es principalmente la apropiación de la facultad del poder, ya que no sólo el dominio se consigue mediante la violencia, sino también existen relaciones de poder que se originan a consecuencia de la aceptación de los acuerdos y sistemas de regulación del individuo en el plano social, por ejemplo, la subordinación al profesor en la escuela, la obediencia al doctor en el consultorio o la sujeción al mandamás en la fábrica, etc. El ejercicio del poder posibilita una imagen que se crea en la conciencia y se concibe en la acción: “Su ser es la relación.” (Esther Díaz, 2005:101). Tiene un fuerte impacto en la esfera de lo social y crea un sinnúmero de conexiones que relacionan las diferentes esferas de poder. Cabe mencionar que: “Las relaciones de poder se caracterizan por la capacidad de unos para poder ΄conducir΄ las acciones de otros. Es [la idea de poder] una relación entre acciones, entre sujetos de acción.” (Esther Díaz, 2005:101). La práctica de las relaciones de poder crea un sinnúmero de conexiones intrínsecas en el plano social. Con la ayuda del ejercicio de poder y las relaciones que se le vinculan, se teje una red de interconexiones muy compleja, tanto a nivel individual como institucional. En esta red, la práctica del poder se retroalimenta, generando una multidimensionalidad, que contribuye a volverla cada vez más densa. Las continuas relaciones de poder hacen de la red una repetición infinita del ejercicio del poder. Ninguna de estas relaciones puede ser alterada o destruida porque los individuos y las instituciones trabajan en el proceso de interconexión. La unión tan estrecha entre las relaciones de poder propicia que esta red sea un cúmulo de relaciones interdependientes: es decir, usualmente la práctica del poder establece relaciones que dependen de otras que han sido previamente producidas, 10 o, en su defecto, crea nuevas relaciones para el ejercicio de poder. De este modo se entreteje gradualmente la red de poder. Al hablar de una red de conexiones se asume la existencia de un poder reticular, definido por la interdependencia y coexistencia de las relaciones. Esta red cubre por completo el plano social: en su interior se desempeñan procesos de exclusión, dominación, sometimiento, etc. Foucault concibe “al poder como una inmensa red de relaciones intangibles, como un haz de dispositivos de lucha y dominación” (Ceballos, 2000:36). En esta red de relaciones es donde el ejercicio del poder se practica: “el poder no sólo atraviesa a los individuos y a las instituciones, sino que también se corporiza en éstas y se personifica en aquéllos.” (Ceballos, 2000:36). Los efectos que se producen dentro de la red denotan una fuerza de poder ejecutada básicamente por la coacción, la coerción y la sujeción. Que su entrecruzamiento esboza hechos generales de dominación; que esta dominación se organiza en una estrategia más o menos coherente y unitaria; que los procedimientos dispersados, heteromorfos y locales de poder son reajustados, reforzados, transformados por estas estrategias globales y todo ello coexiste con numerosos fenómenos de inercia, de desniveles, de resistencias; que no conviene pues partir de un hecho primero y masivo de dominación (una estructura binaria compuesta de «dominantes» y «dominados»), sino más bien una producción multiforme de relaciones de dominación que son parcialmente integrables en estrategias de conjunto[…] (Foucault, 1992: 171) La red que cubre al individuo en el plano social establece procesos de coacción: utiliza la violencia y el trabajo conjunto de individuos e instituciones para obligar al ser humano a la obediencia; incluyeen su funcionamiento mecanismos de coerción: el objetivo de la red es contener al individuo bajo el dominio absoluto de las instituciones; ellas despliegan técnicas de sujeción con la finalidad de sojuzgar incondicionalmente al individuo. El despliegue de esta red de poder en el individuo produce secuelas en su comportamiento en el plano 11 social: es necesario concebir el ejercicio del poder como una sucesión de técnicas y mecanismos. De acuerdo con Foucault, el establecimiento de relaciones de poder es comparable a un juego. La naturaleza de este fenómeno se basa en la ficción: el poder puede entenderse como un juego ficticio propiciado por el deseo, en el que se han pactado previamente acuerdos, reglas y los bandos de los contrincantes (la reproducción múltiple de este fenómeno alcanza todo el cuerpo social): “El lector, distingue del Poder como un conjunto de instituciones y de aparatos, el poder como multiplicidad de relaciones de fuerzas inmanentes al dominio en el que se inscriben. Este poder, este poder-juego, lo representa produciéndose continuamente, en todas partes, en toda relación de un extremo al otro” (Foucault, 1992:156). El individuo entiende la idea de poder como un conjunto de imágenes, límites y coartadas preestablecidas, encrucijadas y discursos ambiguos que debe aprehender conscientemente. Los códigos, estatutos, reglamentos y leyes giran en torno a un complejo sistema de abstracciones. La complicidad de los individuos en estos acuerdos favorece el acto del poder, ya que es absoluta la aceptación a este sistema ficticio. La realización de estas normas y leyes es posible gracias a la subjetividad de los acuerdos y convenios; por lo tanto, el ejercicio de poder es sólo un acuerdo mutuo fundamentado en la ficción. En estos acuerdos o pactos ficticios se adjudica el poder al detentor y se especifica quien es el desposeído 2 ; sin embargo, ninguno de los dos bandos es propietario directo del poder. La relación de poder existe solamente en la 2 Para Nietzsche, el choque de fuerzas se da a nivel de clases: aristócratas y plebeyos. Los aristócratas son los detentores directos del poder (los dominadores) y los plebeyos los desposeídos (los dominados); la lucha social se orienta entonces por la posesión de esa parte de poder de la cual no son partidarios. El paralelo que existe en la relación del ejerció del poder, compagina con los criterios aplicados a los conceptos del bien y del mal (Nietzsche, 2006:37). 12 confrontación: ésta puede ser entre instituciones e individuos o entre individuos; dos grupos sociales que pueden ser bien definidos en el espacio de poder: “Se ve bien quien explota, quien se aprovecha, quien gobierna, pero el poder es todavía algo más difuso –yo haría la hipótesis siguiente: incluso y sobretodo el marxismo ha determinado el problema en términos de interés (el poder está poseído por una clase dominante definida por sus intereses)” (Foucault, 1992:84). Esta idea de posesión del poder puede ser reversible: el codicioso del poder (el dominador) puede alguna vez ser el dominado y, por el contrario, el dominado puede llegar a ser el dominador. Lo más importante de la disputa no es la contienda o la posesión del poder, sino el ejercicio: “Por todas partes donde existe el poder, el poder se ejerce. Nadie, hablando con propiedad, es el titular de él; y, sin embargo, se ejerce en una determinada dirección, con los unos de una parte y los otros de otra; no se sabe quién lo tiene exactamente; pero se sabe quién no lo ejerce.”(Foucault, 1992:83-84). Para concluir esta reflexión inicial en torno al poder quisiera destacar que es indispensable comprender el ejercicio del poder, a partir de la confrontación, como un proceso que requiere de la acción de una lucha perpetua entre individuos e instituciones por la sujeción y que sólo es concebido en acto. En su acometida, el poder establece relaciones, designa detentores, produce mecanismos y tecnologías de dominación, afecta directa e indirectamente a los individuos, que hacen coextensiva su fuerza y la coaccionan en el plano social. El producto de las relaciones de fuerza que se originan en la contienda posibilita el asentamiento de una red de relaciones intangibles en el cuerpo social. Los dispositivos y estrategias que el poder emplea en su proceso de dominación son 13 la base de esa compleja maquinaria de poder: “Aunque el poder transita horizontalmente, se convierte en actitudes, gestos, prácticas y produce efectos, no se encuentra localizado y fijado eternamente, no está nunca en manos o es propiedad de ciertos individuos, clases o instituciones.” 3 Todos trabajan por y para el poder, cada individuo tiene un lugar en la gran red: es sometido y afectado por el ejercicio de poder. 1.2 EL PODER PANÓPTICO El panóptico es un dispositivo con el que se instituye un riguroso mecanismo de vigilancia. El proyecto nace de la labor disciplinaria del poder: es un concepto que surge de los procesos de coacción y sujeción del poder y, también, de la capacidad de transformación de espacios sociales en estructuras de poder. La finalidad de este diseño arquitectónico es encauzar a los individuos por el camino del bien mediante el uso de rigurosos dispositivos de control y exclusión. El modelo de prisión del sistema de vigilancia del panóptico surge de la capacidad que el ejercicio del poder brinda a los detentores para establecer diagramas de control y disciplina en espacios sociales. Los individuos son insertados por las instituciones dentro de esta prisión con la firme determinación de mantenerlos bajo observación y control absolutos. El objetivo de este sistema de vigilancia es excluir a los individuos cuya presencia se considera nociva para los demás integrantes del grupo social: por ejemplo, enfermos crónicos o mentales, delincuentes, etc. Este dispositivo de vigilancia obra con la ayuda de meticulosos controles de registro: en él, los individuos son clasificados según sus características fisiológicas, deformaciones 3 Este comentario realizado por Gilles Deleuze aparece en una entrevista a Michel Foucault en ”El ojo del poder”, en Jeremias Bentham, El panóptico, Ed, La Piqueta, Madrid, 1982,p 19. 14 físicas, enfermedades mentales, aptitudes, deficiencias, actos delictuosos, etc. Se conoce, se clasifica y se excluye a los individuos según el tipo de información que define su trayectoria dentro del grupo social; cualquier acontecimiento es registrado y clasificado; por ejemplo, el delincuente está debidamente localizado puesto que al ingresar a la prisión se le adjudica al vigilado un lugar determinado. Los procesos disciplinarios del panóptico condicionan espacios de vigilancia continua: en su estructura se practica un tipo de poder centralizado. La estructura interna se conforma por una organizaciónprecisa de dispositivos: en el interior de la prisión se encuentran determinados los puntos de vigilancia que son monitoreados constantemente por otros centros de mayor rango; se colocan vigilantes directos a los custodios; se estratifica y subdivide su constitución interna para observar todos los rincones de la prisión donde se localiza el vigilado; el sistema de vigilancia del panóptico crea sus estrategias de vigilancia para que su fuerza de control atraviese los cuerpos de los vigilados transversalmente. J. Bentham, es el creador del dispositivo del panóptico, su principal aportación es el diseño de una prisión en la que se erige una torre circular en el centro: el objetivo es establecer un punto clave en la periferia desde donde todo alrededor puede ser visible para el que vigila. El diseño consiste también en una construcción periférica que rodea a una torre curvilínea cubierta por un sinnúmero de ventanas: “Conocido es su principio: en la periferia, una construcción en forma de anillo; en el centro, una torre, ésta, con anchas ventanas que se abren en la cara inferior del anillo.” (Foucault, 2005:203) En el interior de la torre se colocan estratégicamente puntos de vigilancia, todo es observable a 15 través de los cristales: la vista de la torre es paralela a las celdas que conforman la edificación periférica. Las celdas están construidas de acuerdo a la extensión del edificio, cada una tiene una ventana en cada extremo: la luz que penetra a través de ellas hace que todo el interior sea visible: “Tienen dos ventanas, una que da al interior, correspondiente a las ventanas de la torre, y la otra, que da al exterior, permite que la luz atraviese la celda de una parte a otra.” (Foucault, 2005:203) Por el efecto de contraluz se puede percibir desde la torre las siluetas de los cautivos: “Tantos pequeños teatros como celdas, en los que cada actor está solo, perfectamente individualizado y constantemente visible.” (Foucault, 2005:203) En los puestos de vigilancia se coloca a uno o varios vigilantes que observan sigilosamente desde los puestos o las ventanas de la torre a los enfermos, locos o condenados en sus celdas. Ningún suceso escapa de la vigilancia de la torre: “El panóptico es una máquina de poder en donde existe un inmenso edificio circular que tiene en su centro una torre repleta de pequeñas ventanas, desde donde es posible contemplar la totalidad de las habitaciones que se encuentran a lo largo del edificio periférico, las cuales poseen enormes ventanales en dirección a la torre 4 de vigilancia.”(Ceballos, 2000: 87) El panóptico provoca en el individuo un estado consciente de visibilidad permanente: el objetivo es fijar en la mente del custodiado la idea de ser eternamente vigilado, incluso si el mecanismo de vigilancia es aparente o eventual, él debe saber qué es observado. El efecto del panoptismo se evoca en la conciencia (este proceso es también gracias al efecto de vigilancia perpetua que la arquitectura panóptica evoca en el individuo): el custodiado asume que 4 Con referencia a la torre de vigilancia, esta idea puede asociarse en la novela Das Schloss a la imagen de la torre que se encuentra en la aldea dentro del castillo. Aquella torre que sobresale de las casuchas que conforman el pueblo, cuyas ventanas, en gran número, algunas viejas otras colgantes, unas cerradas otras abiertas, desde las cuales el conde puede vigilar todos los movimientos de los aldeanos. Esa torre se erige imponente ante todo aquel panorama con la única función de vigilar. 16 todos sus movimientos son observados, monitoreados y registrados por un vigilante. El individuo no sabe con certeza quién lo vigila ni dónde se localiza ese vigilante que desde algún ángulo de la torre lo observa y mucho menos si ese vigilante se encuentra presente en cuerpo. A consecuencia de los efectos del panoptismo se promulga el principio de ser visible e inverificable: “Visible: el detenido tendrá sin cesar ante los ojos la elevada silueta de la torre central de donde es espiado. Inverificable: el detenido no debe saber jamás si en aquel momento se le mira; pero debe estar seguro de que siempre puede ser mirado.” (Foucault, 2005: 205) Es la estructura interna de esta máquina la que hace que el funcionamiento sobre el individuo sea infalible: “El panóptico es una máquina de disociar la pareja ver-ser visto; en el anillo periférico, se es totalmente visto, sin ver jamás; en la torre central, se ve todo, sin ser visto jamás.” (Foucault, 2005:205) El poder panóptico establece un mecanismo de control y vigilancia más cercano y sigiloso: “La maquinaria panóptica tiene como función primordial la de inducir en el detenido y excluido de la sociedad la conciencia permanente de que están siendo controlados en la vigilia y el sueño, en el día y la noche por los guardias de la prisión o del orden público.” (Ceballos, 2000: 88) El panóptico establece una relación de poder independiente de aquellos que lo ejercen: el diseño arquitectónico crea y sostiene relaciones de poder de las cuales el individuo también práctica con los demás individuos de la prisión. El individuo funciona también como una ventana de vigilancia entre los individuos: el efecto de vigilancia continua es un espejismo que culmina en la enajenación puesto que todos son vigilados por sí mismos. El panóptico crea un proceso de 17 sujeción real entre los individuos que incluso trabajan a su favor para sostener la estructura del panóptico. La maquinaria del panóptico automatiza y desindividualiza el ejercicio del poder: con el panóptico el acto de poder no depende de un solo individuo, sino de su propia autonomía en la acción. El trabajo del panóptico, basado en este principio de autonomía, se enfoca en la agrupación y orientación de los cuerpos; se concentra en las miradas que vigilan; establece planos de distribución en las superficies; enfoca las luces que iluminan la periferia para que todo sea visible: “Lo esencial de la disciplina panóptica es la distribución de los cuerpos, las superficies, las miradas, la vigilancia perenne, la inexistencia de espacios privados; lo importante es terminar con la peligrosa intimidad de la vida de los detenidos.”(Ceballos, 2000: 88) El panóptico es un dispositivo forjador de mecanismos internos que producen estrechas relaciones de poder entre los individuos. Este mecanismo de poder se extiende como una cúpula que envuelve completamente el plano social: la cobertura de vigilancia es tan extensa que puede penetrar en lugares inalcanzables. Ésta garantiza la asimetría entre instituciones e individuos y acentúa la desigualdad de fuerzas entre individuos e instituciones. Cualquier individuo puede accionar la maquinaria y asumir el control; cualquier causa puede motivar su funcionamiento, como todo mecanismo, éste puede serabordado e incitado para funcionar: entre más numerosos sean esos observadores anónimos y pasajeros, más aumenta el temor a ser sorprendido e inquieta la conciencia al ser observado. En esta maquinaria de vigilancia se entretejen diagramas de jerarquización (desde quién asume el mando, determina 18 quién vigila, quién observa, establece pequeñas redes de vigilancia y estratificación entre los vigilados). Un individuo cualquiera, tomado casi al azar, puede hacer funcionar la máquina: a falta del director, su familia, los que lo rodean, sus amigos, sus visitantes, sus servidores incluso. Así como es indiferente el motivo que lo anima: la curiosidad de un indiscreto, la malicia de un niño, el apetito de saber de un filósofo que quiere recorrer este museo de la naturaleza humana, o la maldad de los que experimentan el placer en espiar y en castigar. (Foucault, 2005:205) La sujeción impuesta por el panóptico surge de las relaciones en un principio sólo imaginadas de poder, es decir, de un acto imaginario, el hecho se torna real. El individuo reproduce para sí las coacciones del poder: se impone los estatutos para sí y emplea las coacciones de poder en otros; por una parte, es él el custodiado, el sometido ( el que obedece, el que está siempre vigilado), el que asume pacíficamente la tarea de ser su propio verdugo; el sometedor y ejecutor de sí mismo y de los demás: “El que está sometido a un campo de visibilidad, y que lo sabe, reproduce por su cuenta las coacciones del poder; las hace jugar espontáneamente sobre sí mismo; inscribe en sí mismo la relación de poder en el cual juega simultáneamente los dos papeles; se convierte en el principio de su propio sometimiento.” (Foucault, 2005:206) Cuando el individuo es insertado en una relación de poder panóptico, el mecanismo se apropia absolutamente del custodiado en cuerpo y alma gracias a la aceptación del individuo a los mecanismos de coacción, coerción y sujeción; y a la complicidad con que se desarrollan las relaciones del panóptico y a la independencia de sus dispositivos internos. Incluso si se estima que el panóptico es un conglomerado de estructuras y arquitectura, el acuerdo acerca de sus relaciones internas se da a nivel mental. El cuerpo es tan libre que el proceso de sujeción sólo puede lograrse por medio del inconsciente, las relaciones de poder que el panoptismo establece entre los 19 individuos son de obediencia voluntaria, ya que todo es ficticio, pues, en ningún momento busca ayuda de la fuerza física para que los individuos asimilen el proceso de vigilancia. Nada de lo que sea realizado por el individuo queda fuera del control del panoptismo. “Cuando el individuo respeta sin cuestionamiento alguno la desigualdad de la que es victima, desde el momento en que voluntariamente acepta su culpabilidad como individuo sospechoso, diferente y asocial, entonces sí podemos hablar del triunfo absoluto del panoptismo como tecnología de la disciplinarización social.” 5 Cuando toda esta tecnología se ha puesto en marcha, las acciones voluntarias del individuo se realizan con mesura. Las instituciones de poder funcionan también como receptores de información: los individuos son monitoreados constantemente por las instituciones: “El estado, la policía, la burocracia, el poder en los monopolios, la familia, la escuela, funcionan como grandes panópticos de control y fiscalización cotidiana ejercidos por parte de los que ostentan el poder sobre aquellos que lo sufren.” (Ceballos, 2005: 87) Cualquier suceso extraordinario relacionado con los individuos es registrado: los individuos están localizados según su participación y eventos en el grupo social (desde su nacimiento hasta el día en que mueren, toda la trayectoria escolar y laboral es registrada, a todos los individuos se les destina un lugar en la gran red de poder). En resumen, el trabajo del panóptico puede definirse como un mecanismo de vigilancia sigilosa que envuelve completamente al individuo en el plano social. La arquitectura panóptica traslada su efecto de vigilancia al ámbito social: 5 Esta nota es de Michel Foucault, aparece en, Vigilar y castigar, es estudiada y citada por Ceballos. (Ceballos, 2000:90). 20 los organismos que conforman el poder superior trabajan como ventanas de la torre. Con este artefacto de poder, la individualidad del ser humano es anulada; en adelante, la consciencia será custodiada desde las instituciones y la mirada de los individuos. La enajenación que produce el panoptismo provoca efectos de temor: los individuos mantienen la mesura de sus acciones por el hecho de que pueden ser delatados. Los límites del orden se mantienen intactos, ya que de ninguna manera los individuo pretenderán transgredirlos, puesto que, en todo momento, se sabe que son observados: el panoptismo es un generador de angustia, ya que el individuo anda siempre con la inquietud de que si alguna vez es sorprendido en un ilícito, la fuerza del poder puede recaer sobre él. 1.3 MACROFÍSICA Y MICROFÍSICA El estudio del poder, propone Foucault, debe dirigirse a los estratos más inferiores de esta maquinaria: el propósito es observar minuciosamente el trabajo de esas capas medulares donde se producen y practican relaciones y ejercicios de poder. Sería un error considerar que el poder emana luminiscente a la red y al espacio de poder, puesto que las relaciones de poder –sea entre individuos o instituciones- individuos- son pequeños espacios de poder, donde la práctica del ejercicio de poder conforma un cuerpo de poder superior. El estudio debe concentrarse en esos diminutos espacios para comprender cómo se conjunta ese cuerpo de poder. Esas capas pluricelulares, donde se localiza el ejercicio de poder entre individuos e instituciones, por ejemplo, la familia, la escuela, etc., debe considerarse como el tejido medular del cuerpo de poder: su trabajo hace que el cuerpo se mueva; que la máquina funcione y, lo más importante, que este conjunto de dispositivos e instituciones sea comprendido como un cuerpo. Las pequeñas instituciones y las relaciones de individuos propician que en el plano social se 21 conforme un cuerpo de control mayor y absoluto. El poder debe considerarse como una concentración de instituciones, relaciones y ejercicios de fuerza. Por lo tanto, el estudio debe partir de esos niveles inferiores, ascendiendo por las ramificaciones internas hasta llegar a la concepción global del poder. Foucault realiza la siguiente conexión entre micro y macrofísica: Se debe hacer un análisis ascendente del poder arrancar de los mecanismos infinitesimales que tienen su propia historia, su propia técnica y táctica, y ver después cómo estos mecanismos de poder han sido y todavía están investidos, colonizados, doblegados, transformados, desplazados, extendidos, etc., por mecanismos más generales y por formas de dominación global[…] hay que analizar la manera como los fenómenos, las técnicas, los procedimientos de poder funcionan en los niveles más bajos […] pero sobre todo cómo son investidos y anexionados por fenómenos más globales y […] poderes más generales. (Foucault, 1992: 144-145) Se entiende por microfísica al conjunto de instituciones menores que forman el cuerpo de poder supremo. Esas instituciones o dispositivos de poder como las escuelas, las clínicas de enfermos mentales, las fábricas, las prisiones, etc., son considerados espacios en donde se ejecutan micropoderes: son puestos de control, monitoreo y vigilancia. Si se considera que estas instituciones son parte de otras instituciones y organismos superiores, la escala, en la que son considerados es ascendente. Los individuos que cumplen con la labor de vigilar, disciplinar, castigar y , además, de trabajar para las instituciones de poder, puede considerárseles como la unidad mínima del dispositivo. Las relaciones que se generan a este nivel de micropoder entretejen la gran red de poder: dentro de las instituciones estas relaciones son jerarquizadas, al respecto, se puede considerar: el padre de familia, el profesor en la escuela, el médico en el hospital, etc.; todos estos esquemas son el reflejo de una estructura mayor. Se puede concebir la existencia de un cuerpo de poder absoluto y único cuando los micropoderes funcionan en común. La concepción de un poder 22 macrofísico se refiere a la consideración de un poder mayor. Los diagramas de poder –considerando sus dispositivos- que se establecen en los espacios sociales son la constitución de un sistema de poder mayor. Las escuelas, por ejemplo, son parte de un sistema de educación (y como sistema deben contemplarse los mecanismos de control y exclusión que en ellas se emplean); las fábricas pertenecen a un sistema económico; las prisiones, los tribunales, las jurisdicciones constituyen un sistema judicial; todos estos dispositivos tienen una función arterial, dorsal y medular de un macropoder. Los poderes micro físicos y el poder macro físico […] juegan un papel condicionante y condicionado entre sí, de forma tal que los procedimientos heteromorfos y locales de poder son reforzados y transformados por las estrategias globales, hasta constituir un efecto coherente y general de dominación con sus respectivas inercias y resistencias. 6 Foucault define como microfísica a los organismos menores que conforman los estratos capilares del poder. El trabajo de todo ese cuerpo lleno de complejos mecanismos y estrategias conforma un cuerpo mayor donde se concentra el vértice más alto de la producción del poder. Foucault define también a este cuerpo superior, en donde se concentra la energía de los organismos menores, como macrofísica del poder. (Cfr. Foucault, 2000) Ese cuerpo es alimentado por el trabajo de los cuerpos menores. La gran maquinaria depende del funcionamiento de tres de sus módulos principales: a) de la parte minúscula, casi pluricelular que al conjuntarse engloban b) una fuerza mayor de poder y c) de la estrategia empleada para cumplir sus objetivos. En la estrategia puede incluirse a todos aquellos elementos, dispositivos o aparatos involucrados en el ejercicio de poder. 6 Esta nota es de Michel Foucault, aparece en Microfísica del poder, es estudiada y citada por Ceballos. (Ceballos, 2000:50). 23 Con la ayuda de los poderes menores, la concentración de poder es creciente, entre más instituciones se sumen, la fuerza es mayor. Por lo tanto, el trabajo en conjunto imprime en la conciencia del ser humano la idea de un poder absoluto, cuyo efecto es irremediablemente avasallador y en cuyas leyes y normas la esencia de dominación es irrevocable. La capacidad de este macro poder crea en el individuo una sensación de un cuerpo de control y vigilancia supremo que beneficia al que ejerce el poder en el proceso de dominación; además, este macro poder crea la imagen de un ejercicio de poder centralizado casi omnipresente que se encarga de gobernar y al cual se encuentran a su servicio todas las instituciones menores y todos los individuos sociales, que de alguna manera están vinculados al ejercicio de poder. 1.4 EL DISCURSO DE PODER En este apartado se examinarán aspectos relacionados con la asimilación, concepción y producción del discurso de poder. El objetivo primordial de las siguientes páginas consiste en fundamentar una idea general sobre la constitución y función del discurso en el plano social: se mencionarán los procedimientos de exclusión internos y externos a fin de dilucidar su impacto en las sociedades de discurso. 1.4.1 ¿Qué es el discurso? El discurso de poder, según la apreciación de Foucault, se compone de un conjunto de enunciaciones que se adecúan a una determinada práctica, su funcionamiento se asemeja al de un dispositivo de control. Su labor está destinada al sometimiento del individuo social; mediante la ayuda de esta herramienta, el poder implementa severos mecanismos de dominación: “El poder 24 se ejerce, afirma Foucault, mediante la producción de discursos que se autoconstituyen en verdades incuestionables. El discurso, por ello, pasa a ser en realidad una forma específica de poder.” 7 Ese conglomerado de expresiones y términos lingüísticos tiene como única finalidad la apropiación del ser humano: el blanco de realización del discurso de poder se localiza en la conciencia del individuo. La práctica del discurso se convierte en un modo de acción del poder: las consignas que se expresan deben acatarse en el momento de ser emitidas. Cualquier tipo de relación o realidad lingüística se hacen a un lado, ya que la relación de enunciación y acontecimiento sólo se da en el plano del poder. “Foucault intenta demostrar que el discurso no es una delgada superficie de contacto, o de enfrentamiento entre una realidad y una lengua, sino un conjunto de reglas adecuadas a una práctica y que esas reglas definen el régimen de los sujetos.” (Esther Díaz, 2005: 78) El discurso de poder tiene la facultad de enunciar: proclama verdades o falsedades que están basadas en un complejo sistema de estatutos, reglas y prohibiciones que determinan la producción y realización del discurso. El núcleo o esencia de estas enunciaciones son las permisiones y restricciones que definen el modo de gobernar a los individuos en el plano social: el discurso de poder no pierde su carácter o efecto de exclusión y sumisión; por el contrario, las acciones que enuncia deben consolidarse mediante la materialización del discurso en todo el espacio social. Un discurso emitido fuera de un espacio de poder pierde esa fuerza de realización: cada discurso se crea para un determinado sujeto o espacio. Sólo en el plano social el influjo del discurso puede surtir efecto. 7 Esta cita esun comentario de Morey, aparece en Sexo, poder y verdad, Ed. Materiales, Barcelona, 1978, p. 242; es citado y estudiado por Ceballos. (Ceballos, 2000: 62) 25 Todo discurso se perfila según un juego contrastador de permisiones y de restricciones. La secuencia de enunciados se configura según mecanismos propios del flujo mismo de la expresión, del lugar en el que se manifiesta y del sujeto portador del discurso. La condición más general de las formaciones discursivas es que excluyen un sujeto previo de la enunciación. El sujeto es una variable o, más bien, un conjunto de variables del enunciado. (Esther Díaz, 2005: 78) La realización del discurso se materializa en las acciones de los individuos. La enunciación del discurso debe conducirse hasta la materialización: el contenido del discurso encubre las acciones que le deben ser transmitidas al individuo para ser consolidadas en el quehacer del grupo social, toda secuencia de enunciaciones impulsa al individuo a asumir determinadas actitudes en su comportamiento. La producción del discurso es motivada por la inclinación que el poder tiene por sojuzgar al individuo social: su propósito consiste en materializar lo enunciado en la conducta y en el modo de actuar de los individuos. El accionar de los integrantes del grupo social se puede traducir en el comportamiento que asume en el plano social: el discurso dictamina los movimientos, gesticulaciones, posturas de los individuos; además, tiene la capacidad de introducirse en la conciencia del individuo y consolidarse. El único generador del discurso es el deseo. Todo discurso es motivado por el deseo: cada individuo materializa sus deseos de apropiación y dominación por medio del discurso. En el discurso se manifiestan o se encubren los verdaderos intereses del creador del discurso: “No hay discurso sin poder. No hay discurso sin deseo. El discurso es el lugar del deseo. […] Es deseo de hablar y deseo, a veces, de no ser uno quien tenga que romper el silencio.” (Esther Díaz, 2005: 78). El deseo incita a la producción del discurso. En el espacio del poder, el deseo es una herramienta que motiva al otro a la acción, no existe otro objetivo que dominar al individuo: “el discurso [..] no es simplemente lo que 26 manifiesta (o encubre) el deseo; es también el objeto del deseo; […] el discurso no es simplemente aquello que traduce las luchas o los sistemas de dominación, sino aquellos por lo que, y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno adueñarse.” (Foucault, 2002: 15) El deseo abriga la esencia que motiva el discurso que será llevado hasta la materialización. La realización del discurso en el plano social debe considerarse un acontecimiento: se le adjudica al discurso el carácter de acontecimiento cuando el motivo del discurso se ha materializado y lo enunciado se ha convertido en acciones. El discurso debe comprenderse como un generador de acontecimientos puesto que las consignas deben culminar en la acción. Los individuos sociales son dominados por los designios que los discursos manifiestan porque los estatutos, las reglas y leyes forman parte de ese discurso que debe siempre acatarse. (Esther Díaz, 2005, 77-78) La enunciación, la producción y el deseo son los tres generadores principales del discurso de poder. Estas tres características son las que justifican la creación de discursos en el plano social. 1.4.2 Procedimientos de exclusión del discurso 1.4.2.1 Procedimientos externos Las instituciones establecen un conjunto de mecanismos de exclusión para afirmar la validez del discurso puesto que el discurso de poder siempre se emite en un espacio de poder. Tanto en la producción como en la emisión existen reglas que delimitan la circulación del discurso en el espacio social. No todos los individuos tienen el derecho de hablar de cualquier cosa. Diferentes aspectos restrictivos giran en torno a la producción del discurso, los principales son: el 27 tabú, el ritual y el privilegio a emitir discursos. Las limitaciones que imponen las instituciones para la circulación del discurso pueden definirse como mecanismos de exclusión: Foucault llama “de exclusión” a estos procedimientos, porque son los encargados de desechar aquellas palabras que pueden tornar peligroso el pecado del discurso […]. Estos procedimientos, además, se disponen de manera tal que se bloquee (en lo posible) la irrupción del azar en el discurso. Y, finalmente, por medio de lo que excluyen, amortizan la materialidad de la palabra en el sentido de calibrar sus efectos. Según el caso, también pueden llevarla a ser más eficaz. Existen procedimientos de exclusión internos y externos al discurso. Los procedimientos de exclusión externos son: - lo prohibido; - [la] separación razón-locura; - [y la] voluntad de verdad. (Esther Díaz, 2005: 78-79) La principal limitación que permea la producción del discurso es la prohibición: aquello que se sabe que no se tiene el derecho a decir o de hablar (no se permite a los individuos hablar de todo, ni cualquiera puede hablar de cualquier cosa en cualquier circunstancia). La producción del discurso en el plano social es controlada, condicionada, seleccionada, redistribuida y censurada por las instituciones, ellas son las que ejercen cierto dominio en la producción del discurso, sea motivado por cuestiones de prevención, manutención, restitución, reelaboración, etc., el discurso debe estar constantemente supervisado: “supongo que en toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar sus poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad.” (Foucault, 2002: 14) Las instituciones regulan la producción del discurso y prevén los acontecimientos que pueden 28 surgir de la emisión del discurso: el poder dictamina los valores de producción, él los crea, los modifica y los censura. Existe una contrapartida para tal temor: ahí está la institución para censurarnos, pero también para tranquilizarnos. Cada institución nos tranquiliza haciéndonos saber que nuestro discurso está en el orden de la legalidad, de las reglas, de las normas que lo rigen. La institución “contiene” mi discurso mientras fija los límites del mismo, me asimila a su “orden”. La institución me coacciona y me constriñe marcándome el rumbo que puede seguir mi discurso y señalando los riegos que acechan más allá de esos peligros, le pone límites al deseo. Cada institución tiene tácitamente delimitado lo que se puede y no se puede decir de ella, lo que se puede y no se puede hacer. (Esther Díaz, 2005: 78) Son tres las limitantes que giran alrededor del planteamiento de lo prohibido: a) El “tabú” es una creencia maligna que permea al objeto que se propala con el discurso. El discurso está sujeto a la censura según las circunstancias mágico-religiosasde lo enunciado, éste puede ser aceptado o descalificado tanto por sus acontecimientos benéficos como maléficos. b) El “ritual” es un proceso que cubre la emisión del discurso. En determinadas ocasiones, el discurso se produce bajo ciertas circunstancias, costumbres o ceremonias que lo regulan para ser transmitido y aceptado. c) El “derecho” o “privilegio” exclusivo que se adjudica a determinados individuos para hablar sobre cualquier tema: sólo algunos tienen el derecho de discurrir en determinadas circunstancias. (Foucault, 2002: 14-15) Las instituciones, como principio de exclusión, fijan también procedimientos de separación y rechazo. La oposición entre razón y locura ejemplifica esta acción: la labor principal de este procedimiento es separar la palabra del loco de la palabra de la razón ( es decir, aislar la palabra del loco, carente de juicio, de la palabra del sabio). En este proceso se establece una dicotomía entre la razón y 29 la locura: la palabra del loco es aquella que se produce inconscientemente fuera de los límites de la razón, carece de cesura puesto que la verdad que enuncia se basa en una serie de preceptos mágicos y secretos ocultos que circulan opuestamente a los postulados de la razón. El valor de la palabra del loco es para las instituciones nulo, ya que no tiene importancia en el ámbito social (no puede autentificar su valor en ningún contrato y bajo ninguna circunstancia). La separación de la palabra del loco es fundamental, ya que ésta carece de la circulación y valoración de la palabra del docto o de la que la razón utiliza para manifestarse ( la palabra del sabio es aquella que está fundamentada por la razón); por lo tanto, la palabra del loco es separada y excluida: “El discurso es el lugar donde se juega el poder y el deseo.[…] El discurso que circula, el que se acepta, el que se acredita, es el discurso de la razón. Nada descalifica más a un discurso que expulsarlo de los límites de lo racional.“ (Esther Díaz, 2005:79) La palabra del loco no tiene cabida, bajo ninguna circunstancia, en el plano social. Si se considera a la locura desde el otro extremo del plano contextual, ésta contiene ciertos poderes para enunciar una verdad oculta: investida de astucia, ingenuidad o de una razón más coherente a la del sabio. Sin embargo, a pesar de esta valoración, la palabra del loco no tiene presencia en el nivel simbólico, más bien, la razón margina y estigmatiza la palabra del loco: ninguna palabra, enunciado o discurso que haya sido calificado de locura podrá convertirse en una verdad. Por consiguiente, los procedimientos de separación o rechazo adjudican a las instituciones la capacidad de valorar el discurso a través del uso de la razón: las instituciones tienen la facultad de calificar y descalificar, autentificar o ilegitimizar el discurso según su conveniencia. 30 La contraofensiva del discurso-razón es el silencio (como discurso-razón debe entenderse aquel que se produce mediante la cesura, que sostiene verdades dentro de un contexto preestablecido y que está investido por el deseo). Por medio de la razón analiza el discurso-locura desde un punto de vista “más objetivo” para valorarlo y encauzarlo nuevamente bajo los estatutos de la razón. Basta que el discurso-locura sea emitido para que la razón actúe como antídoto. La justificación de este procedimiento de separación de la razón está también motivada por la voluntad que el saber impone para alcanzar la verdad. Con la locura se proclaman verdades que han sido concebidas por vagas y nebulosas percepciones que exigen una explicación más objetiva a través de la razón. La labor entonces de la razón será oponer tácitamente la verdad a la falsedad: para lograr el esclarecimiento de la verdad, el procedimiento exige la oposición del discurso-locura con el discurso-razón; con ello se pretende obtener la verdad del acontecimiento, sus consecuencias, efectos, etc., basándose en el saber y la razón, ya que todo suceso visto desde estos horizontes tiene una explicación y una verdad justificables: “Pues esta voluntad de verdad, como los otros sistemas de exclusión, se apoya en una base institucional: […] es acompañada también, más profundamente sin duda, por la forma que tiene el saber de ponerse en práctica en una sociedad, en la que es valorado, distribuido, repartido y en cierta forma atribuido.“ (Foucault, 2002:22) El rechazo por el discurso-locura ( el cual debe entenderse como aquel que no es motivado por la razón ni dentro de los parámetros de la razón; aquello que no tiene referencia, ni conciencia, ni sentido del objeto que se enuncia) es porque está permeado de enunciaciones falsas que bien pueden ser encauzadas nuevamente por el juicio certero de la razón. 31 La verdad requiere de un sistema de comprobación preciso. La voluntad de saber (al respecto, Foucault, ejemplifica este razonamiento con la enunciación científica: la considera como la motivación del saber por conocer la verdad) y la voluntad de verdad imponen al observador una posición ante el objeto; una forma de mirar y cierta función científica (ver más que leer, verificar más que comentar); la voluntad de saber prescribe cierto nivel de conocimientos que deben investirse para ser verificables y útiles. La verdad se vuelve ley gracias al poder, pero el poder subsiste y se reproduce debido a que existe un saber que se erige socialmente como verdad, [el] que logra ganar el consenso de la gente, a la que se proyecta en las conciencias y en los actos de los individuos sujetos al poder. El discurso procura la legitimación del poder. El poder institucionaliza al saber. Y el binomio de saber y poder crea, en toda sociedad, una “política general de verdad”, la cual se encarga de distinguir los enunciados falsos de los verdaderos, de sancionar los discursos alternativos, y de definir las técnicas y procedimientos adecuados para la obtención de la verdad al poder. 8 Estos procedimientos de exclusión del discurso están plenamente vinculados a los procedimientos institucionales de control: “El discurso verdadero, al que la necesidad de su forma exime del deseo y libera del poder, no puede reconocer la voluntad de verdad que lo atraviesa; y la voluntad de verdad que se nos ha impuesto desde hace mucho tiempo es tal que no puede dejar de enmascarar la verdad que quiere.” (Foucault, 2002:24) Las instituciones dictaminan qué enunciaciones pueden ser descalificadas y tildadas de locura. Para ello, la herramienta fundamental es la censura. Alrededor de estas verdades que el discurso anuncia, se crean grupos que profesan esa verdad, casi como un credo; se 8 Esta nota es de Michel Foucault, aparece en Microfísica del poder, es estudiada y citada por Ceballos. (Ceballos, 2000:62). 32 valen de la apropiación del saber para resguardarlo muy celosamente casi como unbien absoluto. 1.4.2.2 Procedimientos internos Los procedimientos de control internos son implantados por el discurso. La estructura del discurso determina, en su interior, qué objetos pueden ser implementados o excluidos. Los elementos que integran este sistema de exclusión son: el autor, el comentario y la disciplina. El discurso exige para sí mismo ciertas especificaciones en su constitución y realización. Foucault define “el principio del autor” como el individuo encargado del agrupamiento del discurso, aquel que le da profundidad, unidad y origen a las significaciones que conforman el discurso. Se le atribuye al autor un indicador de veracidad y un foco de coherencia: “ […] se le pide que el autor rinda cuenta de la unidad del texto que antepone a su nombre; se le pide que lo articule, con su vida personal y con sus experiencias vividas, con la historia real que lo vio nacer. El autor es quien da al inquietante lenguaje de la ficción sus unidades, sus nudos de coherencia, su inserción en lo real.” (Foucault, 2002: 31) El autor desempeña la función de armador y secuenciador de los enunciados con que se construyen los discursos. El discurso carece de identidad sin la colaboración del autor: el texto que resulta exige un nombre que lo legitime. El “comentario” es entendido como una expresión del discurso informal que se basa naturalmente en la repetición. Existen dos características fundamentales en la producción del comentario: a) éste no debe concebirse como un postulado de aquellos discursos fundamentales o creadores, ya que su función 33 es sólo la de repetir, glosar o comentar. b) la aparición de comentarios creadores puede también fomentar la desaparición de comentarios antecesores. Cosas que han sido dichas una vez y que se conservan porque se sospecha que esconden algo como un secreto o una riqueza. En resumen, puede sospecharse que hay regularmente en las sociedades una especie de nivelación entre los discursos: los discursos que se dicen en el curso de los días y de las conversaciones, y que desaparecen con el acto mismo que los ha pronunciado; y los discursos que están en el origen de cierto número de actos nuevos de palabras que los reanudan, los transforman o hablan de ellos, en resumen, discursos que, indefinidamente, más allá de su formulación, son dichos, permanecen dichos, y están todavía por decir. (Foucault, 2002:26) El comentario se concibe como la unidad dentro del discurso. Se puede establecer que el comentario constituye una dualidad en la producción del discurso: a) analiza, excluye o trasforma las enunciaciones preestablecidas que los construyen; b) crea nuevos comentarios en torno al suceso que se enuncia. Con el comentario, el discurso tiene la capacidad de enunciar aquello que se encuentra oculto y que no requiere de formalidades: no tiene la facultad de formular nuevas proposiciones, pero sí de reactualizar lo enunciado en el discurso. El comentario enriquece al texto dotándolo de cierta profundidad y multiplicidad. Su característica principal es el azar puesto que la producción del comentario puede ser espontánea y no requiere de formalidades para su emisión; sin embargo, es un proceso que es generado por un estimulo: es decir, un comentario puede ser la reacción de otro. lo que se llama globalmente un comentario, el desfase entre el primero y el segundo texto representa dos cometidos solidarios. Por una parte, permite construir (e indefinidamente) nuevos discursos: el desplome del primer texto, su permanencia, su estatuto de discurso siempre reactualizable, el sentido múltiple u oculto del cual parece ser poseedor, la reticencia y la riqueza esencial que se le supone, todo eso funda una posibilidad abierta de hablar. Pero, por otra parte, el comentario no tiene por cometido, cualesquiera que sean las técnicas utilizadas, más que el decir por fin lo que estaba articulado silenciosamente allá lejos. (Foucault, 2002:28-29) 34 La “disciplina” es el tercero de estos procedimientos de exclusión. La organización de las disciplinas vincula al discurso a un conjunto de sistemas de investigación y comprobación que anulan la esencia del comentario y del autor: en una disciplina se ponen a disposición un ámbito de objetos y saberes, un conjunto de métodos, un corpus de proposiciones, sistemas de reglas y estatutos, técnicas e instrumentos para su aprovechamiento. La disciplina no fija su efecto en la coherencia, la repetición o en el desvelamiento de lo oculto, sino en la capacidad y posibilidad de formular nuevas proposiciones: “Para que haya disciplina es necesario que haya posibilidad de formular; de formular indefinidamente nuevas proposiciones.” (Foucault, 2002:33) La posibilidad de aceptación del discurso en la disciplina es menor, ya que no permite cualquier tipo de formulación puesto que los límites de la enunciación son muy precisos: El conjunto de elementos que constituye esta disciplina no está ahí para encontrarle un sentido oculto (como puede ocurrir en el comentario), tampoco para ser un foco de coherencia (como el autor). El corpus que conforma una disciplina es anónimo. Pero es a partir de él que se pueden enunciar nuevas proposiciones relacionadas con la disciplina en cuestión y que se excluyen aquellas que le son espurias (Esther Díaz, 2005:80). Estos son tres procedimientos que limitan la producción interna del discurso. Para concluir, menciona Foucault que: Siempre puede decirse la verdad en el espacio de una exterioridad salvaje; pero no se está en la verdad más que obedeciendo a las reglas de una discursiva que se debe reactivar en cada uno de sus discursos. La disciplina es un principio de control de la producción del discurso. Ella le fija sus límites por el juego de una identidad que tiene la forma de una reactualización permanente de las reglas. (Foucault, 2002:38) 35 1.4.3 El ritual del discurso En la producción del discurso se plantean reglas para su utilización. Se imponen ciertos lineamientos a aquellos que elaboran y enuncian los discursos. Se infligen condiciones u obligaciones: reglas y delimitaciones que no permiten el acceso masivo ni generalizado al conocimiento o saber que se delega y practica en el interior de estos grupos. “Estos procedimientos tienen la función especifica de determinar en qué condiciones se utiliza el discurso y qué reglas deben seguirse. Con ello se logra que sólo determinados individuos puedan acceder a ciertos discursos.” (Esther Díaz, 2005: 80) La producción del discurso tiene como preámbulo el ritual, es decir, las condiciones preestablecidas por las sociedades (ceremonias, costumbres, etc.). La práctica del poder dentro de las sociedades está estrechamente vinculada al rito. El objetivo principal de las sociedades consiste en concentrarse en torno a un bien (un credo o doctrina) o al ejercicio de profesar un determinado saber: “El ritual califica al sujeto que habla, le marca
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