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El-poder-y-la-angustia-en-der-proze-de-Franz-Kafka

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
DE MÉXICO 
 
 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
COLEGIO DE LETRAS MODERNAS 
 
 
 
 
 
EL PODER Y LA ANGUSTIA EN DER PROZEß, 
DE FRANZ KAFKA 
 
 
 
 T E S I S 
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE 
LICENCIADO EN LENGUA Y LITERATURAS 
MODERNAS (LETRAS ALEMANAS) 
 
 
 
 
PRESENTA: 
SANDOR GABRIEL COLÍN MOSQUEDA 
 
 
 
ASESORA: 
DRA: UTE ILSE SEYDEL BUTENSCHÖN 
 
 
 
 
 
MÉXICO, D.F ENERO 2011 
 
 
 
 
 
Facultad de Filosofía 
y Letras 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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Dedico esta tesis a FFFC por ser la mayor alegría en 
mi vida y a KNRC por completar esa inmensa alegría. A 
KLCM por su apoyo y comprensión, a MGMR por creer 
siempre en mí, a RCR por haberme apoyado y brindado 
esta gran oportunidad, a RICM por alentarme a terminar 
este trabajo y a su familia que es tan especial. 
INDICE 
Introducción 1 
 
1. La teoría de Michel Foucault 
 1.1 ¿Qué es el poder? 5 
 1.2 El poder panóptico 13 
1.3 Microfísica y Macrofísica 20 
1.4 El discurso de poder 23 
 1.4.1 ¿Qué es el discurso? 23 
1.4.2 Procedimientos de exclusión del discurso 26 
1.4.2.1 Procedimientos externos 26 
 1.4.2.2 Procedimientos internos 32 
1.4.3 El ritual del discurso 35 
2. El planteamiento acerca del poder de Franz Kafka en la novela Der 
Prozeß 
2.1 La aparición del poder en el arresto 40 
2.2 El tribunal como núcleo del poder 47 
2.3 La parábola del guardián 51 
2.4 El castigo 55 
 2.4.1 El dolor aplicado al cuerpo. 57 
2.4.2 La humillación pública 59 
2.4.3 La exigencia del castigo en el plano social_ 62 
2.5 Características del panóptico 63 
2.6 La defensa 70 
 
2.7 El ejercicio simulado de la abogacía 71 
2.8 La visita de K. en casa del pintor Titorelli: la búsqueda 
 de la absolución por Josef K. 74 
2.9 Las formas de absolución 76 
3. Efectos a causa del ejercicio de poder 
 3.1 El concepto de la angustia 78 
3.2 El sentimiento de culpa como consecuencia inmediata del 
 pecado 83 
 3.3 La resignación a partir de la fe 90 
3.4 La servidumbre y el sometimiento 99 
Conclusión 111 
Bibliografía 114 
 
1 
 
Introducción 
Llaman la atención las coincidencias que existen entre el planteamiento de 
Michel Foucault acerca de las relaciones, mecanismos y efectos del poder; y la 
representación literaria de estos temas en la obra de Franz Kafka y, en particular, 
en la novela Der Prozeß. Michel Foucault analizó el “poder” desde la perspectiva 
socio-política, describiéndolo como un conjunto de acciones e interacciones entre 
instituciones e individuos. Los planteamientos hechos por Foucault desde el 
discurso filosófico conforman un sistema de pensamiento. Por su parte Kafka 
presenta el poder en la novela Der Prozeβ, como una práctica en la que el 
individuo está inmerso en un sistema de fuerzas que lo dominan, lo encauzan, lo 
perturban, lo condenan y lo sentencian. 
El objetivo principal del presente trabajo es poner a dialogar ambas 
conceptualizaciones acerca del poder –la sociopolítica de Foucault y la literaria de 
Kafka. Para cumplir con este propósito es fundamental la comprensión de los 
diferentes aspectos relacionados con el ejercicio del poder; es decir, trazar un 
bosquejo de la estructura y del funcionamiento de la práctica del poder en el 
plano social. 
Aunque Foucault y Kafka no pertenezcan a la misma época, las 
concepciones de ambos se originaron a partir de sus propias vivencias. El 
acercamiento al sistema penitenciario de Francia, motivó a Foucault a estudiar la 
historia del poder para describir su genealogía. En su análisis, se ponen de relieve 
las manifestaciones y los mecanismos que se vinculan con el ejercicio del poder. 
Respecto de Kafka cabe señalar que la temática del ejercicio del poder está 
reflejada principalmente en la novela Der Prozeβ, en la que se describe el 
2 
 
proceso judicial que su protagonista Josef K. tiene que enfrentar a causa de una 
acusación anónima; así mismo, en otras narraciones, por ejemplo, Strafkolonie (La 
colonia penitenciaria), en la que se describe el funcionamiento de una máquina 
de castigo. 
En el análisis de la novela, se dilucidarán las diversas estrategias y 
mecanismos que se emplean en el proceso para someter al personaje principal 
Josef K. y la coacción del poder –así como las consecuencias y efectos, que tiene 
el poder en el protagonista. Cabe señalar, así mismo, que en la novela se 
desarrollan imágenes y fantasmagorías que simbolizan diferentes aspectos del 
poder que se ejerce sobre el individuo. 
Por otro lado, se puede constatar una similitud entre los planteamientos 
realizados por Søren Kierkegaard en lo que concierne a los sentimientos de 
culpa y angustia en el individuo y su representación literaria por Kafka en Der 
Prozeß. Es pertinente señalar que Kierkegaard al igual que Kafka experimentó 
una sensación de angustia en relación con una vivencia de índole moral y 
religiosa. Ésta se hizo patente en Kafka durante el período de su rompimiento 
amoroso y matrimonial con Felice. El sentimiento de angustia y culpa, originados 
por la moral religiosa, tienen su correspondencia en el sentimiento de angustia y 
culpa que se proyectan en la novela Der Prozeß. 
El objetivo de este trabajo estriba en responder a diversas interrogantes en 
torno al poder: ¿en qué consiste el poder?, ¿cómo se conforma y cuál es su 
funcionamiento? y ¿qué mecanismos se emplean en el proceso de sujeción del 
individuo?; además, se abarcará la angustia así como sus causas y consecuencias. 
Además, se plantean las preguntas siguientes en torno a la angustia: ¿cómo se 
3 
 
genera la angustia en el individuo? y ¿en qué consiste el sentimiento de culpa 
con relación al surgimiento de la angustia? 
El presente trabajo está estructurado de la siguiente manera: en el primer 
capítulo titulado La teoría de Michel Foucault se expone el marco teórico que 
se utilizó en el análisis literario como punto de referencia. En los incisos 
1.1¿Qué es el poder?, 1.2 El poder panóptico, 1.3 Microfísica y Macrofísica y 1.4 
El discurso de poder se exponen las ideas fundamentales de Foucaultque 
desarrolló en diversos libros acerca del poder. 
 En el segundo capítulo titulado El planteamiento acerca del poder de 
Franz Kafka en la novela Der Prozeß, se aborda el ejercicio del poder 
presentado en la novela Der Prozeß. En el inciso 2.1 La aparición del poder en 
el arresto se describe el inicio del proceso y la irrupción del poder en la vida 
del protagonista K. Las partes que conforman el funcionamiento del poder y sus 
manifestaciones están expuestos en los incisos 2.2 El tribunal como núcleo del 
poder,2.3 La parábola del guardián, 2.4 El castigo, 2.5 Características del 
panóptico. En los incisos 2.6 La defensa,2.7 El ejercicio simulado de la 
abogacia,2.8 La visita de K. en casa del pintor Titorelli: la búsqueda de la 
absolución por Josef K., se describe la acción simulada del abogado en el 
proceso que sólo simula defender a K.; así mismo, se aborda el intento de K. de 
conseguir la absolución en la casa del pintor Titorelli. En el inciso 2.9 Las 
formas de absolución se mencionan también las formas en las que la absolución 
puede ser obtenida. Se han extraído diferentes pasajes de Der Prozeß que 
ilustraran la concepción del poder supremo y los procesos adyacentes al ejercicio 
de sujeción y coacción. 
4 
 
En el tercer capítulo titulado Efectos causados en torno al ejercicio de 
poder abordaré los planteamientos de Søren Kierkegaard acerca de los conceptos 
de la angustia y la culpa. En el inciso 3.1 El concepto de la angustia, se plantea 
el concepto de la angustia de Kierkegaard. Los aspectos relacionados con este 
concepto se exponen en los incisos 3.2 La culpa como consecuencia inmediata al 
pecado y 3.3 La resignación a partir de la fe. También, se profundizará en el 
sentimiento de culpa que surge en K. a partir de la acusación en su contra y el 
proceso de resignación que se deriva de la angustia. Es importante señalar que 
Kierkegaard explica la angustia y la culpa en relación con la fe y la moral 
religiosa, mientras que Kafka sólo se sirve de una alegoría para referirse a este 
vinculo. En el último inciso del capítulo tres, 3.4 La servidumbre y el 
sometimiento, se explorarán como efectos del poder la servidumbre y el 
sometimiento, utilizando la teoría de Etienne de La Boétie con respecto a la 
servidumbre voluntaria. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5 
 
1. LA TEORÍA DE MICHEL FOUCAULT 
1.1 ¿QUÉ ES EL PODER? 
El lugar donde el poder es más visible para su estudio se localiza en el plano 
social, pues es allí, donde los individuos que integran el grupo social interactúan. 
El poder es una práctica que se gesta por medio de las acciones de los 
individuos, requiere de los acuerdos pactados que determinan la convivencia 
dentro del grupo y de las reglas que se establecen para el orden común y 
funciona por el acuerdo mutuo entre individuos e instituciones. La creación de 
estos cuerpos y sistemas de regulación le adjudican al poder espacios 
considerables de acción. 
El poder es concebido dentro del plano social como una fuerza superior 
al ser humano y se caracteriza por ser perceptible, pero intangible. Su presencia 
se hace sentir mediante la coacción que las instituciones pueden ejercer sobre los 
individuos. El poder no es un objeto localizable, puesto que no es un bien, existe 
“únicamente en acto, no es una sustancia o esencia definitiva, sino una relación y 
un ejercicio desigual de fuerzas.” (Ceballos, 2000:39). Sin embargo, el individuo se 
siente atraído al poder debido al deseo que despierta en él de poder participar 
en el acto de poder. 
La confrontación, sea ésta entre individuos o instituciones, es la esencia del 
poder, su carácter radica en la fuerza, es como una ráfaga que cruza 
transversalmente a los individuos. 
Se dice que el poder yace dentro de las instituciones -las cuales son el 
andamiaje básico en el cuerpo del poder-, porque es allí donde se elaboran los 
reglamentos y estatutos que regulan el comportamiento del ser humano en el 
6 
 
grupo social; se piensa también que el núcleo del poder está en las instituciones, 
ya que de ellas surge la información que los individuos deben acatar y aprender. 
Foucault concibe una fuerza nuclear o central que motiva el acto de poder: esa 
fuerza radica en la facultad de gobernar las capacidades y dirigir la conducta de 
los individuos. El ejercicio del poder se enfoca en la creación de seres, cuya 
conducta debe ser controlada por las instituciones. El ejercicio del poder es 
siempre violento, lo cual se justifica por los acuerdos entre instituciones e 
individuos. Por lo tanto, el ejercicio del poder generalmente aparenta la intención 
de controlar para encauzar al individuo por el camino del bien: “El poder se 
define, pues, como prolongación ΄pacífica΄ de la guerra o como guerra silenciosa 
cuya misión básica es la de fortalecer y recrear las fuerzas desiguales en todos 
los ámbitos de la sociedad.” (Ceballos, 2000:39). 
El poder institucional se entiende de la siguiente manera: la institución se 
concibe en el plano social como la representante del poder –ésta se puede 
considerar como un dispositivo del poder estatal. A nivel social, el núcleo del 
poder se concentra en las instituciones: el individuo imagina a la institución 
como una gran bóveda infranqueable, dentro de la que se encuentran 
resguardados los objetivos del poder mismo. Las instituciones se establecen de 
acuerdo a las acciones que el poder ejerce sobre los individuos, sean éstas de 
exclusión, vigilancia, disciplina o castigo. Las instituciones establecen medidas de 
control para el dominio del individuo, por ejemplo: puntos de vigilancia que 
mantienen en constante monitoreo al individuo; controles estrictos sobre el 
quehacer de los individuos; procedimientos de castigos que se plasman en los 
códigos penales; también designa lugares para el encauzamiento del individuo 
como prisiones, cuarteles, hospitales para enfermos mentales, etc. 
7 
 
Hay cierta ambigüedad en la percepción del poder institucional, puesto que 
se le considera como la cristalización de un cuerpo de poder supremo (en 
algunas ocasiones hasta divino) que controla y excluye. Es una percepción errónea 
concebir el acto de poder por medio de las imágenes que se tienen de las 
instituciones, sostiene Foucault; el ejercicio de poder surge en las relaciones que 
se establecen entre individuos e instituciones –estas relaciones deben considerarse 
perpendiculares al plano social puesto que el control que asume el poder sobre 
los individuos es vertical, los individuos alzan la mirada reverenciando al ojo de 
poder que los mira desde su estrado. 
Entre los integrantes del grupo social que conforman una institución se 
genera un tipo de relación que se efectúa a nivel individual.
1
 La verticalidad de 
las relaciones institucionales se diferencia de las relaciones entre individuos, 
porque esas relaciones entre individuos se establecen de manera horizontal. Sin 
embargo, se observa la mismadinámica de dominación y sometimiento tanto en 
las relaciones individuo-individuo como en las relaciones individuo-institución. Las 
relaciones de poder entre individuos tienen como objetivo la apropiación y el 
sometimiento, aunque en éstas el acto de poder está motivado por el interés 
personal y el deseo del individuo por la apropiación. 
El ejercicio del poder se caracteriza por la capacidad que emplean sus 
fuerzas para incitar al individuo a la acción. El objetivo de esta práctica es 
afectar al individuo para producir en él sentimientos de obediencia, dominación, 
angustia, pánico, temor, etc. En estas relaciones de poder se observa claramente 
quiénes son los incitadores y los reactivos: por una parte, los que afectan o 
 
1 Entre los individuos también se practican relaciones de poder similares a las institucionales y cuyo 
objetivo es también vigilar, castigar, etc. 
8 
 
suscitan al individuo y , por otra, los individuos afectados gracias al ejercicio del 
poder. 
Las fuerzas del poder se definen por su capacidad de afectar a otros. 
A su vez, tienen capacidad de resistencia. Hay efectos activos y 
reactivos. Los primeros son del orden de “incitar”, “suscitar”, ”producir”, 
“obligar”; los segundos, de “ser incitado”, “ser suscitado”, “ser obligado 
a producir”. Los segundos no son el reverso de los primeros (aunque 
lo parecen) sino el opuesto irreductible, en tanto y en cuanto la fuerza 
afectada tiene capacidad de resistencia. […] eso implica relaciones de 
poder; todo campo estratégico distribuye las fuerzas en función de esas 
relaciones y de sus variaciones. (Esther Díaz, 2005:102) 
Las relaciones de poder son el símil de un escenario en donde se 
desarrolla la puesta en escena de una aguerrida batalla: en la disputa, el vencedor 
se apropia de las capacidades del vencido. En este proceso, se emplean 
dispositivos y mecanismos de castigo, exclusión y vigilancia; la práctica de este 
ejercicio puede derivarse en la crueldad, ya que se hace alarde de la fuerza por 
la fuerza misma. “Se trata [la acción de poder] de un juego de fuerzas. La fuerza 
no tiene otro objeto ni sujeto que la fuerza. La relación de fuerzas a la que 
Foucault llama 'poder' excede la violencia.” (Esther Díaz, 2005:101). Tanto la 
práctica de las instituciones como la de los individuos se enfoca en la 
claudicación del individuo: la fuerza se apropia de las energías del individuo para 
encauzarlas según sus intereses propios. 
Una relación de poder es del orden de la lucha, pero no de la lucha 
antagónica sino agónica; una incitación reciproca, una ”provocación” 
permanente. El poder es más bien del orden de la “gobernabilidad”, en 
el sentido de estructurar el campo de acción de los otros. Foucault 
prefiere estudiar las instituciones a partir de la manera en que en ellas 
se ejerce el poder y no el poder a partir de las instituciones.(Esther 
Díaz, 2005:102) . 
Las relaciones de poder tienen como objetivo someter. Para que se lleve a 
cabo una relación de poder es necesaria la participación de un agente que someta 
y otra persona que sea el sometido: la fuerza se dirige al dominio sobre el 
contrincante; el vencedor se apropia del otro para gobernarlo. El objetivo de estas 
9 
 
relaciones es principalmente la apropiación de la facultad del poder, ya que no 
sólo el dominio se consigue mediante la violencia, sino también existen 
relaciones de poder que se originan a consecuencia de la aceptación de los 
acuerdos y sistemas de regulación del individuo en el plano social, por ejemplo, 
la subordinación al profesor en la escuela, la obediencia al doctor en el 
consultorio o la sujeción al mandamás en la fábrica, etc. 
El ejercicio del poder posibilita una imagen que se crea en la conciencia 
y se concibe en la acción: “Su ser es la relación.” (Esther Díaz, 2005:101). Tiene 
un fuerte impacto en la esfera de lo social y crea un sinnúmero de conexiones 
que relacionan las diferentes esferas de poder. Cabe mencionar que: “Las 
relaciones de poder se caracterizan por la capacidad de unos para poder 
΄conducir΄ las acciones de otros. Es [la idea de poder] una relación entre 
acciones, entre sujetos de acción.” (Esther Díaz, 2005:101). La práctica de las 
relaciones de poder crea un sinnúmero de conexiones intrínsecas en el plano 
social. 
Con la ayuda del ejercicio de poder y las relaciones que se le vinculan, 
se teje una red de interconexiones muy compleja, tanto a nivel individual como 
institucional. En esta red, la práctica del poder se retroalimenta, generando una 
multidimensionalidad, que contribuye a volverla cada vez más densa. Las 
continuas relaciones de poder hacen de la red una repetición infinita del ejercicio 
del poder. Ninguna de estas relaciones puede ser alterada o destruida porque los 
individuos y las instituciones trabajan en el proceso de interconexión. La unión 
tan estrecha entre las relaciones de poder propicia que esta red sea un cúmulo 
de relaciones interdependientes: es decir, usualmente la práctica del poder 
establece relaciones que dependen de otras que han sido previamente producidas, 
10 
 
o, en su defecto, crea nuevas relaciones para el ejercicio de poder. De este modo 
se entreteje gradualmente la red de poder. 
Al hablar de una red de conexiones se asume la existencia de un poder 
reticular, definido por la interdependencia y coexistencia de las relaciones. Esta 
red cubre por completo el plano social: en su interior se desempeñan procesos de 
exclusión, dominación, sometimiento, etc. Foucault concibe “al poder como una 
inmensa red de relaciones intangibles, como un haz de dispositivos de lucha y 
dominación” (Ceballos, 2000:36). En esta red de relaciones es donde el ejercicio 
del poder se practica: “el poder no sólo atraviesa a los individuos y a las 
instituciones, sino que también se corporiza en éstas y se personifica en 
aquéllos.” (Ceballos, 2000:36). Los efectos que se producen dentro de la red 
denotan una fuerza de poder ejecutada básicamente por la coacción, la coerción y 
la sujeción. 
Que su entrecruzamiento esboza hechos generales de dominación; que 
esta dominación se organiza en una estrategia más o menos coherente 
y unitaria; que los procedimientos dispersados, heteromorfos y locales 
de poder son reajustados, reforzados, transformados por estas estrategias 
globales y todo ello coexiste con numerosos fenómenos de inercia, de 
desniveles, de resistencias; que no conviene pues partir de un hecho 
primero y masivo de dominación (una estructura binaria compuesta de 
«dominantes» y «dominados»), sino más bien una producción 
multiforme de relaciones de dominación que son parcialmente 
integrables en estrategias de conjunto[…] (Foucault, 1992: 171) 
 La red que cubre al individuo en el plano social establece procesos de 
coacción: utiliza la violencia y el trabajo conjunto de individuos e instituciones 
para obligar al ser humano a la obediencia; incluyeen su funcionamiento 
mecanismos de coerción: el objetivo de la red es contener al individuo bajo el 
dominio absoluto de las instituciones; ellas despliegan técnicas de sujeción con la 
finalidad de sojuzgar incondicionalmente al individuo. El despliegue de esta red 
de poder en el individuo produce secuelas en su comportamiento en el plano 
11 
 
social: es necesario concebir el ejercicio del poder como una sucesión de técnicas 
y mecanismos. 
De acuerdo con Foucault, el establecimiento de relaciones de poder es 
comparable a un juego. La naturaleza de este fenómeno se basa en la ficción: el 
poder puede entenderse como un juego ficticio propiciado por el deseo, en el que 
se han pactado previamente acuerdos, reglas y los bandos de los contrincantes (la 
reproducción múltiple de este fenómeno alcanza todo el cuerpo social): “El lector, 
distingue del Poder como un conjunto de instituciones y de aparatos, el poder 
como multiplicidad de relaciones de fuerzas inmanentes al dominio en el que se 
inscriben. Este poder, este poder-juego, lo representa produciéndose continuamente, 
en todas partes, en toda relación de un extremo al otro” (Foucault, 1992:156). El 
individuo entiende la idea de poder como un conjunto de imágenes, límites y 
coartadas preestablecidas, encrucijadas y discursos ambiguos que debe aprehender 
conscientemente. Los códigos, estatutos, reglamentos y leyes giran en torno a un 
complejo sistema de abstracciones. La complicidad de los individuos en estos 
acuerdos favorece el acto del poder, ya que es absoluta la aceptación a este 
sistema ficticio. La realización de estas normas y leyes es posible gracias a la 
subjetividad de los acuerdos y convenios; por lo tanto, el ejercicio de poder es 
sólo un acuerdo mutuo fundamentado en la ficción. 
En estos acuerdos o pactos ficticios se adjudica el poder al detentor y se 
especifica quien es el desposeído
2
; sin embargo, ninguno de los dos bandos es 
propietario directo del poder. La relación de poder existe solamente en la 
 
2
 Para Nietzsche, el choque de fuerzas se da a nivel de clases: aristócratas y plebeyos. Los aristócratas son 
los detentores directos del poder (los dominadores) y los plebeyos los desposeídos (los dominados); la lucha 
social se orienta entonces por la posesión de esa parte de poder de la cual no son partidarios. El paralelo 
que existe en la relación del ejerció del poder, compagina con los criterios aplicados a los conceptos del 
bien y del mal (Nietzsche, 2006:37). 
12 
 
confrontación: ésta puede ser entre instituciones e individuos o entre individuos; 
dos grupos sociales que pueden ser bien definidos en el espacio de poder: “Se 
ve bien quien explota, quien se aprovecha, quien gobierna, pero el poder es 
todavía algo más difuso –yo haría la hipótesis siguiente: incluso y sobretodo el 
marxismo ha determinado el problema en términos de interés (el poder está 
poseído por una clase dominante definida por sus intereses)” (Foucault, 1992:84). 
Esta idea de posesión del poder puede ser reversible: el codicioso del poder (el 
dominador) puede alguna vez ser el dominado y, por el contrario, el dominado 
puede llegar a ser el dominador. 
Lo más importante de la disputa no es la contienda o la posesión del 
poder, sino el ejercicio: “Por todas partes donde existe el poder, el poder se 
ejerce. Nadie, hablando con propiedad, es el titular de él; y, sin embargo, se ejerce 
en una determinada dirección, con los unos de una parte y los otros de otra; no 
se sabe quién lo tiene exactamente; pero se sabe quién no lo ejerce.”(Foucault, 
1992:83-84). 
Para concluir esta reflexión inicial en torno al poder quisiera destacar que 
es indispensable comprender el ejercicio del poder, a partir de la confrontación, 
como un proceso que requiere de la acción de una lucha perpetua entre 
individuos e instituciones por la sujeción y que sólo es concebido en acto. En su 
acometida, el poder establece relaciones, designa detentores, produce mecanismos y 
tecnologías de dominación, afecta directa e indirectamente a los individuos, que 
hacen coextensiva su fuerza y la coaccionan en el plano social. El producto de 
las relaciones de fuerza que se originan en la contienda posibilita el 
asentamiento de una red de relaciones intangibles en el cuerpo social. Los 
dispositivos y estrategias que el poder emplea en su proceso de dominación son 
13 
 
la base de esa compleja maquinaria de poder: “Aunque el poder transita 
horizontalmente, se convierte en actitudes, gestos, prácticas y produce efectos, no 
se encuentra localizado y fijado eternamente, no está nunca en manos o es 
propiedad de ciertos individuos, clases o instituciones.”
3
 Todos trabajan por y para 
el poder, cada individuo tiene un lugar en la gran red: es sometido y afectado 
por el ejercicio de poder. 
1.2 EL PODER PANÓPTICO 
El panóptico es un dispositivo con el que se instituye un riguroso mecanismo de 
vigilancia. El proyecto nace de la labor disciplinaria del poder: es un concepto 
que surge de los procesos de coacción y sujeción del poder y, también, de la 
capacidad de transformación de espacios sociales en estructuras de poder. La 
finalidad de este diseño arquitectónico es encauzar a los individuos por el camino 
del bien mediante el uso de rigurosos dispositivos de control y exclusión. El 
modelo de prisión del sistema de vigilancia del panóptico surge de la capacidad 
que el ejercicio del poder brinda a los detentores para establecer diagramas de 
control y disciplina en espacios sociales. 
Los individuos son insertados por las instituciones dentro de esta prisión 
con la firme determinación de mantenerlos bajo observación y control absolutos. 
El objetivo de este sistema de vigilancia es excluir a los individuos cuya 
presencia se considera nociva para los demás integrantes del grupo social: por 
ejemplo, enfermos crónicos o mentales, delincuentes, etc. Este dispositivo de 
vigilancia obra con la ayuda de meticulosos controles de registro: en él, los 
individuos son clasificados según sus características fisiológicas, deformaciones 
 
3 Este comentario realizado por Gilles Deleuze aparece en una entrevista a Michel Foucault en ”El ojo del 
poder”, en Jeremias Bentham, El panóptico, Ed, La Piqueta, Madrid, 1982,p 19. 
14 
 
físicas, enfermedades mentales, aptitudes, deficiencias, actos delictuosos, etc. Se 
conoce, se clasifica y se excluye a los individuos según el tipo de información 
que define su trayectoria dentro del grupo social; cualquier acontecimiento es 
registrado y clasificado; por ejemplo, el delincuente está debidamente localizado 
puesto que al ingresar a la prisión se le adjudica al vigilado un lugar 
determinado. 
Los procesos disciplinarios del panóptico condicionan espacios de 
vigilancia continua: en su estructura se practica un tipo de poder centralizado. La 
estructura interna se conforma por una organizaciónprecisa de dispositivos: en el 
interior de la prisión se encuentran determinados los puntos de vigilancia que 
son monitoreados constantemente por otros centros de mayor rango; se colocan 
vigilantes directos a los custodios; se estratifica y subdivide su constitución 
interna para observar todos los rincones de la prisión donde se localiza el 
vigilado; el sistema de vigilancia del panóptico crea sus estrategias de vigilancia 
para que su fuerza de control atraviese los cuerpos de los vigilados 
transversalmente. 
J. Bentham, es el creador del dispositivo del panóptico, su principal 
aportación es el diseño de una prisión en la que se erige una torre circular en 
el centro: el objetivo es establecer un punto clave en la periferia desde donde 
todo alrededor puede ser visible para el que vigila. El diseño consiste también en 
una construcción periférica que rodea a una torre curvilínea cubierta por un 
sinnúmero de ventanas: “Conocido es su principio: en la periferia, una 
construcción en forma de anillo; en el centro, una torre, ésta, con anchas ventanas 
que se abren en la cara inferior del anillo.” (Foucault, 2005:203) En el interior de 
la torre se colocan estratégicamente puntos de vigilancia, todo es observable a 
15 
 
través de los cristales: la vista de la torre es paralela a las celdas que conforman 
la edificación periférica. Las celdas están construidas de acuerdo a la extensión 
del edificio, cada una tiene una ventana en cada extremo: la luz que penetra a 
través de ellas hace que todo el interior sea visible: “Tienen dos ventanas, una 
que da al interior, correspondiente a las ventanas de la torre, y la otra, que da al 
exterior, permite que la luz atraviese la celda de una parte a otra.” (Foucault, 
2005:203) Por el efecto de contraluz se puede percibir desde la torre las siluetas 
de los cautivos: “Tantos pequeños teatros como celdas, en los que cada actor está 
solo, perfectamente individualizado y constantemente visible.” (Foucault, 2005:203) 
En los puestos de vigilancia se coloca a uno o varios vigilantes que observan 
sigilosamente desde los puestos o las ventanas de la torre a los enfermos, locos 
o condenados en sus celdas. Ningún suceso escapa de la vigilancia de la torre: 
“El panóptico es una máquina de poder en donde existe un inmenso edificio 
circular que tiene en su centro una torre repleta de pequeñas ventanas, desde 
donde es posible contemplar la totalidad de las habitaciones que se encuentran a 
lo largo del edificio periférico, las cuales poseen enormes ventanales en dirección 
a la torre
4
 de vigilancia.”(Ceballos, 2000: 87) 
El panóptico provoca en el individuo un estado consciente de visibilidad 
permanente: el objetivo es fijar en la mente del custodiado la idea de ser 
eternamente vigilado, incluso si el mecanismo de vigilancia es aparente o 
eventual, él debe saber qué es observado. El efecto del panoptismo se evoca en 
la conciencia (este proceso es también gracias al efecto de vigilancia perpetua 
que la arquitectura panóptica evoca en el individuo): el custodiado asume que 
 
4 Con referencia a la torre de vigilancia, esta idea puede asociarse en la novela Das Schloss a la imagen de 
la torre que se encuentra en la aldea dentro del castillo. Aquella torre que sobresale de las casuchas que 
conforman el pueblo, cuyas ventanas, en gran número, algunas viejas otras colgantes, unas cerradas otras 
abiertas, desde las cuales el conde puede vigilar todos los movimientos de los aldeanos. Esa torre se erige 
imponente ante todo aquel panorama con la única función de vigilar. 
16 
 
todos sus movimientos son observados, monitoreados y registrados por un 
vigilante. El individuo no sabe con certeza quién lo vigila ni dónde se localiza 
ese vigilante que desde algún ángulo de la torre lo observa y mucho menos si 
ese vigilante se encuentra presente en cuerpo. 
 A consecuencia de los efectos del panoptismo se promulga el principio 
de ser visible e inverificable: “Visible: el detenido tendrá sin cesar ante los ojos 
la elevada silueta de la torre central de donde es espiado. Inverificable: el 
detenido no debe saber jamás si en aquel momento se le mira; pero debe estar 
seguro de que siempre puede ser mirado.” (Foucault, 2005: 205) Es la estructura 
interna de esta máquina la que hace que el funcionamiento sobre el individuo 
sea infalible: “El panóptico es una máquina de disociar la pareja ver-ser visto; 
en el anillo periférico, se es totalmente visto, sin ver jamás; en la torre central, se 
ve todo, sin ser visto jamás.” (Foucault, 2005:205) El poder panóptico establece un 
mecanismo de control y vigilancia más cercano y sigiloso: “La maquinaria 
panóptica tiene como función primordial la de inducir en el detenido y excluido 
de la sociedad la conciencia permanente de que están siendo controlados en la 
vigilia y el sueño, en el día y la noche por los guardias de la prisión o del 
orden público.” (Ceballos, 2000: 88) 
 El panóptico establece una relación de poder independiente de aquellos 
que lo ejercen: el diseño arquitectónico crea y sostiene relaciones de poder de las 
cuales el individuo también práctica con los demás individuos de la prisión. El 
individuo funciona también como una ventana de vigilancia entre los individuos: 
el efecto de vigilancia continua es un espejismo que culmina en la enajenación 
puesto que todos son vigilados por sí mismos. El panóptico crea un proceso de 
17 
 
sujeción real entre los individuos que incluso trabajan a su favor para sostener 
la estructura del panóptico. 
 La maquinaria del panóptico automatiza y desindividualiza el ejercicio del 
poder: con el panóptico el acto de poder no depende de un solo individuo, sino 
de su propia autonomía en la acción. El trabajo del panóptico, basado en este 
principio de autonomía, se enfoca en la agrupación y orientación de los cuerpos; 
se concentra en las miradas que vigilan; establece planos de distribución en las 
superficies; enfoca las luces que iluminan la periferia para que todo sea visible: 
“Lo esencial de la disciplina panóptica es la distribución de los cuerpos, las 
superficies, las miradas, la vigilancia perenne, la inexistencia de espacios privados; 
lo importante es terminar con la peligrosa intimidad de la vida de los 
detenidos.”(Ceballos, 2000: 88) El panóptico es un dispositivo forjador de 
mecanismos internos que producen estrechas relaciones de poder entre los 
individuos. Este mecanismo de poder se extiende como una cúpula que envuelve 
completamente el plano social: la cobertura de vigilancia es tan extensa que 
puede penetrar en lugares inalcanzables. Ésta garantiza la asimetría entre 
instituciones e individuos y acentúa la desigualdad de fuerzas entre individuos e 
instituciones. 
Cualquier individuo puede accionar la maquinaria y asumir el control; 
cualquier causa puede motivar su funcionamiento, como todo mecanismo, éste 
puede serabordado e incitado para funcionar: entre más numerosos sean esos 
observadores anónimos y pasajeros, más aumenta el temor a ser sorprendido e 
inquieta la conciencia al ser observado. En esta maquinaria de vigilancia se 
entretejen diagramas de jerarquización (desde quién asume el mando, determina 
18 
 
quién vigila, quién observa, establece pequeñas redes de vigilancia y estratificación 
entre los vigilados). 
Un individuo cualquiera, tomado casi al azar, puede hacer funcionar la 
máquina: a falta del director, su familia, los que lo rodean, sus amigos, 
sus visitantes, sus servidores incluso. Así como es indiferente el motivo 
que lo anima: la curiosidad de un indiscreto, la malicia de un niño, el 
apetito de saber de un filósofo que quiere recorrer este museo de la 
naturaleza humana, o la maldad de los que experimentan el placer en 
espiar y en castigar. (Foucault, 2005:205) 
La sujeción impuesta por el panóptico surge de las relaciones en un 
principio sólo imaginadas de poder, es decir, de un acto imaginario, el hecho se 
torna real. El individuo reproduce para sí las coacciones del poder: se impone los 
estatutos para sí y emplea las coacciones de poder en otros; por una parte, es él 
el custodiado, el sometido ( el que obedece, el que está siempre vigilado), el que 
asume pacíficamente la tarea de ser su propio verdugo; el sometedor y ejecutor 
de sí mismo y de los demás: “El que está sometido a un campo de visibilidad, 
y que lo sabe, reproduce por su cuenta las coacciones del poder; las hace jugar 
espontáneamente sobre sí mismo; inscribe en sí mismo la relación de poder en el 
cual juega simultáneamente los dos papeles; se convierte en el principio de su 
propio sometimiento.” (Foucault, 2005:206) Cuando el individuo es insertado en 
una relación de poder panóptico, el mecanismo se apropia absolutamente del 
custodiado en cuerpo y alma gracias a la aceptación del individuo a los 
mecanismos de coacción, coerción y sujeción; y a la complicidad con que se 
desarrollan las relaciones del panóptico y a la independencia de sus dispositivos 
internos. Incluso si se estima que el panóptico es un conglomerado de estructuras 
y arquitectura, el acuerdo acerca de sus relaciones internas se da a nivel mental. 
El cuerpo es tan libre que el proceso de sujeción sólo puede lograrse por medio 
del inconsciente, las relaciones de poder que el panoptismo establece entre los 
19 
 
individuos son de obediencia voluntaria, ya que todo es ficticio, pues, en ningún 
momento busca ayuda de la fuerza física para que los individuos asimilen el 
proceso de vigilancia. 
Nada de lo que sea realizado por el individuo queda fuera del control del 
panoptismo. “Cuando el individuo respeta sin cuestionamiento alguno la 
desigualdad de la que es victima, desde el momento en que voluntariamente 
acepta su culpabilidad como individuo sospechoso, diferente y asocial, entonces sí 
podemos hablar del triunfo absoluto del panoptismo como tecnología de la 
disciplinarización social.”
5
 Cuando toda esta tecnología se ha puesto en marcha, 
las acciones voluntarias del individuo se realizan con mesura. Las instituciones de 
poder funcionan también como receptores de información: los individuos son 
monitoreados constantemente por las instituciones: “El estado, la policía, la 
burocracia, el poder en los monopolios, la familia, la escuela, funcionan como 
grandes panópticos de control y fiscalización cotidiana ejercidos por parte de los 
que ostentan el poder sobre aquellos que lo sufren.” (Ceballos, 2005: 87) Cualquier 
suceso extraordinario relacionado con los individuos es registrado: los individuos 
están localizados según su participación y eventos en el grupo social (desde su 
nacimiento hasta el día en que mueren, toda la trayectoria escolar y laboral es 
registrada, a todos los individuos se les destina un lugar en la gran red de 
poder). 
En resumen, el trabajo del panóptico puede definirse como un mecanismo 
de vigilancia sigilosa que envuelve completamente al individuo en el plano 
social. La arquitectura panóptica traslada su efecto de vigilancia al ámbito social: 
 
5 Esta nota es de Michel Foucault, aparece en, Vigilar y castigar, es estudiada y citada por Ceballos. 
(Ceballos, 2000:90). 
20 
 
los organismos que conforman el poder superior trabajan como ventanas de la 
torre. Con este artefacto de poder, la individualidad del ser humano es anulada; en 
adelante, la consciencia será custodiada desde las instituciones y la mirada de los 
individuos. La enajenación que produce el panoptismo provoca efectos de temor: 
los individuos mantienen la mesura de sus acciones por el hecho de que pueden 
ser delatados. Los límites del orden se mantienen intactos, ya que de ninguna 
manera los individuo pretenderán transgredirlos, puesto que, en todo momento, se 
sabe que son observados: el panoptismo es un generador de angustia, ya que el 
individuo anda siempre con la inquietud de que si alguna vez es sorprendido en 
un ilícito, la fuerza del poder puede recaer sobre él. 
1.3 MACROFÍSICA Y MICROFÍSICA 
El estudio del poder, propone Foucault, debe dirigirse a los estratos más inferiores 
de esta maquinaria: el propósito es observar minuciosamente el trabajo de esas 
capas medulares donde se producen y practican relaciones y ejercicios de poder. 
Sería un error considerar que el poder emana luminiscente a la red y al espacio 
de poder, puesto que las relaciones de poder –sea entre individuos o instituciones-
individuos- son pequeños espacios de poder, donde la práctica del ejercicio de 
poder conforma un cuerpo de poder superior. El estudio debe concentrarse en 
esos diminutos espacios para comprender cómo se conjunta ese cuerpo de poder. 
Esas capas pluricelulares, donde se localiza el ejercicio de poder entre 
individuos e instituciones, por ejemplo, la familia, la escuela, etc., debe considerarse 
como el tejido medular del cuerpo de poder: su trabajo hace que el cuerpo se 
mueva; que la máquina funcione y, lo más importante, que este conjunto de 
dispositivos e instituciones sea comprendido como un cuerpo. Las pequeñas 
instituciones y las relaciones de individuos propician que en el plano social se 
21 
 
conforme un cuerpo de control mayor y absoluto. El poder debe considerarse 
como una concentración de instituciones, relaciones y ejercicios de fuerza. Por lo 
tanto, el estudio debe partir de esos niveles inferiores, ascendiendo por las 
ramificaciones internas hasta llegar a la concepción global del poder. Foucault 
realiza la siguiente conexión entre micro y macrofísica: 
Se debe hacer un análisis ascendente del poder arrancar de los 
mecanismos infinitesimales que tienen su propia historia, su propia 
técnica y táctica, y ver después cómo estos mecanismos de poder han 
sido y todavía están investidos, colonizados, doblegados, transformados, 
desplazados, extendidos, etc., por mecanismos más generales y por 
formas de dominación global[…] hay que analizar la manera como los 
fenómenos, las técnicas, los procedimientos de poder funcionan en los 
niveles más bajos […] pero sobre todo cómo son investidos y 
anexionados por fenómenos más globales y […] poderes más generales. 
(Foucault, 1992: 144-145) 
Se entiende por microfísica al conjunto de instituciones menores que 
forman el cuerpo de poder supremo. Esas instituciones o dispositivos de poder 
como las escuelas, las clínicas de enfermos mentales, las fábricas, las prisiones, 
etc., son considerados espacios en donde se ejecutan micropoderes: son puestos de 
control, monitoreo y vigilancia. Si se considera que estas instituciones son parte 
de otras instituciones y organismos superiores, la escala, en la que son 
considerados es ascendente. Los individuos que cumplen con la labor de vigilar, 
disciplinar, castigar y , además, de trabajar para las instituciones de poder, puede 
considerárseles como la unidad mínima del dispositivo. Las relaciones que se 
generan a este nivel de micropoder entretejen la gran red de poder: dentro de las 
instituciones estas relaciones son jerarquizadas, al respecto, se puede considerar: el 
padre de familia, el profesor en la escuela, el médico en el hospital, etc.; todos 
estos esquemas son el reflejo de una estructura mayor. 
Se puede concebir la existencia de un cuerpo de poder absoluto y único 
cuando los micropoderes funcionan en común. La concepción de un poder 
22 
 
macrofísico se refiere a la consideración de un poder mayor. Los diagramas de 
poder –considerando sus dispositivos- que se establecen en los espacios sociales 
son la constitución de un sistema de poder mayor. Las escuelas, por ejemplo, son 
parte de un sistema de educación (y como sistema deben contemplarse los 
mecanismos de control y exclusión que en ellas se emplean); las fábricas 
pertenecen a un sistema económico; las prisiones, los tribunales, las jurisdicciones 
constituyen un sistema judicial; todos estos dispositivos tienen una función 
arterial, dorsal y medular de un macropoder. 
Los poderes micro físicos y el poder macro físico […] juegan un papel 
condicionante y condicionado entre sí, de forma tal que los 
procedimientos heteromorfos y locales de poder son reforzados y 
transformados por las estrategias globales, hasta constituir un efecto 
coherente y general de dominación con sus respectivas inercias y 
resistencias.
6
 
Foucault define como microfísica a los organismos menores que 
conforman los estratos capilares del poder. El trabajo de todo ese cuerpo lleno de 
complejos mecanismos y estrategias conforma un cuerpo mayor donde se 
concentra el vértice más alto de la producción del poder. Foucault define también 
a este cuerpo superior, en donde se concentra la energía de los organismos 
menores, como macrofísica del poder. (Cfr. Foucault, 2000) Ese cuerpo es 
alimentado por el trabajo de los cuerpos menores. 
La gran maquinaria depende del funcionamiento de tres de sus módulos 
principales: a) de la parte minúscula, casi pluricelular que al conjuntarse engloban 
b) una fuerza mayor de poder y c) de la estrategia empleada para cumplir sus 
objetivos. En la estrategia puede incluirse a todos aquellos elementos, dispositivos 
o aparatos involucrados en el ejercicio de poder. 
 
6 Esta nota es de Michel Foucault, aparece en Microfísica del poder, es estudiada y citada por Ceballos. 
(Ceballos, 2000:50). 
 
23 
 
Con la ayuda de los poderes menores, la concentración de poder es 
creciente, entre más instituciones se sumen, la fuerza es mayor. Por lo tanto, el 
trabajo en conjunto imprime en la conciencia del ser humano la idea de un 
poder absoluto, cuyo efecto es irremediablemente avasallador y en cuyas leyes y 
normas la esencia de dominación es irrevocable. La capacidad de este macro 
poder crea en el individuo una sensación de un cuerpo de control y vigilancia 
supremo que beneficia al que ejerce el poder en el proceso de dominación; 
además, este macro poder crea la imagen de un ejercicio de poder centralizado 
casi omnipresente que se encarga de gobernar y al cual se encuentran a su 
servicio todas las instituciones menores y todos los individuos sociales, que de 
alguna manera están vinculados al ejercicio de poder. 
1.4 EL DISCURSO DE PODER 
En este apartado se examinarán aspectos relacionados con la asimilación, 
concepción y producción del discurso de poder. El objetivo primordial de las 
siguientes páginas consiste en fundamentar una idea general sobre la constitución 
y función del discurso en el plano social: se mencionarán los procedimientos de 
exclusión internos y externos a fin de dilucidar su impacto en las sociedades de 
discurso. 
1.4.1 ¿Qué es el discurso? 
El discurso de poder, según la apreciación de Foucault, se compone de un 
conjunto de enunciaciones que se adecúan a una determinada práctica, su 
funcionamiento se asemeja al de un dispositivo de control. Su labor está 
destinada al sometimiento del individuo social; mediante la ayuda de esta 
herramienta, el poder implementa severos mecanismos de dominación: “El poder 
24 
 
se ejerce, afirma Foucault, mediante la producción de discursos que se 
autoconstituyen en verdades incuestionables. El discurso, por ello, pasa a ser en 
realidad una forma específica de poder.” 
7
 Ese conglomerado de expresiones y 
términos lingüísticos tiene como única finalidad la apropiación del ser humano: el 
blanco de realización del discurso de poder se localiza en la conciencia del 
individuo. La práctica del discurso se convierte en un modo de acción del poder: 
las consignas que se expresan deben acatarse en el momento de ser emitidas. 
Cualquier tipo de relación o realidad lingüística se hacen a un lado, ya que la 
relación de enunciación y acontecimiento sólo se da en el plano del poder. 
“Foucault intenta demostrar que el discurso no es una delgada superficie de 
contacto, o de enfrentamiento entre una realidad y una lengua, sino un conjunto 
de reglas adecuadas a una práctica y que esas reglas definen el régimen de los 
sujetos.” (Esther Díaz, 2005: 78) 
El discurso de poder tiene la facultad de enunciar: proclama verdades o 
falsedades que están basadas en un complejo sistema de estatutos, reglas y 
prohibiciones que determinan la producción y realización del discurso. El núcleo 
o esencia de estas enunciaciones son las permisiones y restricciones que definen 
el modo de gobernar a los individuos en el plano social: el discurso de poder no 
pierde su carácter o efecto de exclusión y sumisión; por el contrario, las acciones 
que enuncia deben consolidarse mediante la materialización del discurso en todo 
el espacio social. Un discurso emitido fuera de un espacio de poder pierde esa 
fuerza de realización: cada discurso se crea para un determinado sujeto o espacio. 
Sólo en el plano social el influjo del discurso puede surtir efecto. 
 
7 Esta cita esun comentario de Morey, aparece en Sexo, poder y verdad, Ed. Materiales, Barcelona, 1978, p. 
242; es citado y estudiado por Ceballos. (Ceballos, 2000: 62) 
25 
 
Todo discurso se perfila según un juego contrastador de permisiones y 
de restricciones. La secuencia de enunciados se configura según 
mecanismos propios del flujo mismo de la expresión, del lugar en el 
que se manifiesta y del sujeto portador del discurso. La condición más 
general de las formaciones discursivas es que excluyen un sujeto 
previo de la enunciación. El sujeto es una variable o, más bien, un 
conjunto de variables del enunciado. (Esther Díaz, 2005: 78) 
La realización del discurso se materializa en las acciones de los 
individuos. La enunciación del discurso debe conducirse hasta la materialización: 
el contenido del discurso encubre las acciones que le deben ser transmitidas al 
individuo para ser consolidadas en el quehacer del grupo social, toda secuencia 
de enunciaciones impulsa al individuo a asumir determinadas actitudes en su 
comportamiento. La producción del discurso es motivada por la inclinación que el 
poder tiene por sojuzgar al individuo social: su propósito consiste en materializar 
lo enunciado en la conducta y en el modo de actuar de los individuos. El 
accionar de los integrantes del grupo social se puede traducir en el 
comportamiento que asume en el plano social: el discurso dictamina los 
movimientos, gesticulaciones, posturas de los individuos; además, tiene la capacidad 
de introducirse en la conciencia del individuo y consolidarse. 
El único generador del discurso es el deseo. Todo discurso es motivado 
por el deseo: cada individuo materializa sus deseos de apropiación y dominación 
por medio del discurso. En el discurso se manifiestan o se encubren los 
verdaderos intereses del creador del discurso: “No hay discurso sin poder. No hay 
discurso sin deseo. El discurso es el lugar del deseo. […] Es deseo de hablar y 
deseo, a veces, de no ser uno quien tenga que romper el silencio.” (Esther Díaz, 
2005: 78). El deseo incita a la producción del discurso. En el espacio del poder, 
el deseo es una herramienta que motiva al otro a la acción, no existe otro 
objetivo que dominar al individuo: “el discurso [..] no es simplemente lo que 
26 
 
manifiesta (o encubre) el deseo; es también el objeto del deseo; […] el discurso no 
es simplemente aquello que traduce las luchas o los sistemas de dominación, sino 
aquellos por lo que, y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere 
uno adueñarse.” (Foucault, 2002: 15) El deseo abriga la esencia que motiva el 
discurso que será llevado hasta la materialización. 
La realización del discurso en el plano social debe considerarse un 
acontecimiento: se le adjudica al discurso el carácter de acontecimiento cuando el 
motivo del discurso se ha materializado y lo enunciado se ha convertido en 
acciones. El discurso debe comprenderse como un generador de acontecimientos 
puesto que las consignas deben culminar en la acción. Los individuos sociales 
son dominados por los designios que los discursos manifiestan porque los 
estatutos, las reglas y leyes forman parte de ese discurso que debe siempre 
acatarse. (Esther Díaz, 2005, 77-78) 
La enunciación, la producción y el deseo son los tres generadores 
principales del discurso de poder. Estas tres características son las que justifican 
la creación de discursos en el plano social. 
1.4.2 Procedimientos de exclusión del discurso 
1.4.2.1 Procedimientos externos 
Las instituciones establecen un conjunto de mecanismos de exclusión para 
afirmar la validez del discurso puesto que el discurso de poder siempre se emite 
en un espacio de poder. Tanto en la producción como en la emisión existen 
reglas que delimitan la circulación del discurso en el espacio social. No todos los 
individuos tienen el derecho de hablar de cualquier cosa. Diferentes aspectos 
restrictivos giran en torno a la producción del discurso, los principales son: el 
27 
 
tabú, el ritual y el privilegio a emitir discursos. Las limitaciones que imponen las 
instituciones para la circulación del discurso pueden definirse como mecanismos 
de exclusión: 
Foucault llama “de exclusión” a estos procedimientos, porque son los 
encargados de desechar aquellas palabras que pueden tornar peligroso 
el pecado del discurso […]. Estos procedimientos, además, se disponen 
de manera tal que se bloquee (en lo posible) la irrupción del azar en 
el discurso. Y, finalmente, por medio de lo que excluyen, amortizan la 
materialidad de la palabra en el sentido de calibrar sus efectos. Según 
el caso, también pueden llevarla a ser más eficaz. Existen 
procedimientos de exclusión internos y externos al discurso. 
Los procedimientos de exclusión externos son: 
- lo prohibido; 
- [la] separación razón-locura; 
- [y la] voluntad de verdad. (Esther Díaz, 2005: 78-79) 
La principal limitación que permea la producción del discurso es la 
prohibición: aquello que se sabe que no se tiene el derecho a decir o de hablar 
(no se permite a los individuos hablar de todo, ni cualquiera puede hablar de 
cualquier cosa en cualquier circunstancia). La producción del discurso en el plano 
social es controlada, condicionada, seleccionada, redistribuida y censurada por las 
instituciones, ellas son las que ejercen cierto dominio en la producción del 
discurso, sea motivado por cuestiones de prevención, manutención, restitución, 
reelaboración, etc., el discurso debe estar constantemente supervisado: “supongo 
que en toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada, 
seleccionada y redistribuida por cierto número de procedimientos que tienen por 
función conjurar sus poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y 
esquivar su pesada y temible materialidad.” (Foucault, 2002: 14) Las instituciones 
regulan la producción del discurso y prevén los acontecimientos que pueden 
28 
 
surgir de la emisión del discurso: el poder dictamina los valores de producción, él 
los crea, los modifica y los censura. 
Existe una contrapartida para tal temor: ahí está la institución para 
censurarnos, pero también para tranquilizarnos. Cada institución nos 
tranquiliza haciéndonos saber que nuestro discurso está en el orden de 
la legalidad, de las reglas, de las normas que lo rigen. La institución 
“contiene” mi discurso mientras fija los límites del mismo, me asimila 
a su “orden”. La institución me coacciona y me constriñe marcándome 
el rumbo que puede seguir mi discurso y señalando los riegos que 
acechan más allá de esos peligros, le pone límites al deseo. Cada 
institución tiene tácitamente delimitado lo que se puede y no se puede 
decir de ella, lo que se puede y no se puede hacer. (Esther Díaz, 2005: 
78) 
Son tres las limitantes que giran alrededor del planteamiento de lo 
prohibido: a) El “tabú” es una creencia maligna que permea al objeto que se 
propala con el discurso. El discurso está sujeto a la censura según las 
circunstancias mágico-religiosasde lo enunciado, éste puede ser aceptado o 
descalificado tanto por sus acontecimientos benéficos como maléficos. b) El 
“ritual” es un proceso que cubre la emisión del discurso. En determinadas 
ocasiones, el discurso se produce bajo ciertas circunstancias, costumbres o 
ceremonias que lo regulan para ser transmitido y aceptado. c) El “derecho” o 
“privilegio” exclusivo que se adjudica a determinados individuos para hablar 
sobre cualquier tema: sólo algunos tienen el derecho de discurrir en determinadas 
circunstancias. (Foucault, 2002: 14-15) 
Las instituciones, como principio de exclusión, fijan también procedimientos 
de separación y rechazo. La oposición entre razón y locura ejemplifica esta 
acción: la labor principal de este procedimiento es separar la palabra del loco de 
la palabra de la razón ( es decir, aislar la palabra del loco, carente de juicio, de la 
palabra del sabio). En este proceso se establece una dicotomía entre la razón y 
29 
 
la locura: la palabra del loco es aquella que se produce inconscientemente fuera 
de los límites de la razón, carece de cesura puesto que la verdad que enuncia se 
basa en una serie de preceptos mágicos y secretos ocultos que circulan 
opuestamente a los postulados de la razón. El valor de la palabra del loco es 
para las instituciones nulo, ya que no tiene importancia en el ámbito social (no 
puede autentificar su valor en ningún contrato y bajo ninguna circunstancia). La 
separación de la palabra del loco es fundamental, ya que ésta carece de la 
circulación y valoración de la palabra del docto o de la que la razón utiliza 
para manifestarse ( la palabra del sabio es aquella que está fundamentada por la 
razón); por lo tanto, la palabra del loco es separada y excluida: “El discurso es el 
lugar donde se juega el poder y el deseo.[…] El discurso que circula, el que se 
acepta, el que se acredita, es el discurso de la razón. Nada descalifica más a un 
discurso que expulsarlo de los límites de lo racional.“ (Esther Díaz, 2005:79) La 
palabra del loco no tiene cabida, bajo ninguna circunstancia, en el plano social. 
Si se considera a la locura desde el otro extremo del plano contextual, 
ésta contiene ciertos poderes para enunciar una verdad oculta: investida de 
astucia, ingenuidad o de una razón más coherente a la del sabio. Sin embargo, a 
pesar de esta valoración, la palabra del loco no tiene presencia en el nivel 
simbólico, más bien, la razón margina y estigmatiza la palabra del loco: ninguna 
palabra, enunciado o discurso que haya sido calificado de locura podrá 
convertirse en una verdad. Por consiguiente, los procedimientos de separación o 
rechazo adjudican a las instituciones la capacidad de valorar el discurso a través 
del uso de la razón: las instituciones tienen la facultad de calificar y descalificar, 
autentificar o ilegitimizar el discurso según su conveniencia. 
30 
 
La contraofensiva del discurso-razón es el silencio (como discurso-razón 
debe entenderse aquel que se produce mediante la cesura, que sostiene verdades 
dentro de un contexto preestablecido y que está investido por el deseo). Por 
medio de la razón analiza el discurso-locura desde un punto de vista “más 
objetivo” para valorarlo y encauzarlo nuevamente bajo los estatutos de la razón. 
Basta que el discurso-locura sea emitido para que la razón actúe como antídoto. 
La justificación de este procedimiento de separación de la razón está 
también motivada por la voluntad que el saber impone para alcanzar la verdad. 
Con la locura se proclaman verdades que han sido concebidas por vagas y 
nebulosas percepciones que exigen una explicación más objetiva a través de la 
razón. La labor entonces de la razón será oponer tácitamente la verdad a la 
falsedad: para lograr el esclarecimiento de la verdad, el procedimiento exige la 
oposición del discurso-locura con el discurso-razón; con ello se pretende obtener 
la verdad del acontecimiento, sus consecuencias, efectos, etc., basándose en el saber 
y la razón, ya que todo suceso visto desde estos horizontes tiene una explicación 
y una verdad justificables: “Pues esta voluntad de verdad, como los otros sistemas 
de exclusión, se apoya en una base institucional: […] es acompañada también, más 
profundamente sin duda, por la forma que tiene el saber de ponerse en práctica 
en una sociedad, en la que es valorado, distribuido, repartido y en cierta forma 
atribuido.“ (Foucault, 2002:22) El rechazo por el discurso-locura ( el cual debe 
entenderse como aquel que no es motivado por la razón ni dentro de los 
parámetros de la razón; aquello que no tiene referencia, ni conciencia, ni sentido 
del objeto que se enuncia) es porque está permeado de enunciaciones falsas que 
bien pueden ser encauzadas nuevamente por el juicio certero de la razón. 
31 
 
La verdad requiere de un sistema de comprobación preciso. La voluntad 
de saber (al respecto, Foucault, ejemplifica este razonamiento con la enunciación 
científica: la considera como la motivación del saber por conocer la verdad) y la 
voluntad de verdad imponen al observador una posición ante el objeto; una forma 
de mirar y cierta función científica (ver más que leer, verificar más que 
comentar); la voluntad de saber prescribe cierto nivel de conocimientos que deben 
investirse para ser verificables y útiles. 
La verdad se vuelve ley gracias al poder, pero el poder subsiste y se 
reproduce debido a que existe un saber que se erige socialmente como 
verdad, [el] que logra ganar el consenso de la gente, a la que se 
proyecta en las conciencias y en los actos de los individuos sujetos al 
poder. 
El discurso procura la legitimación del poder. El poder institucionaliza 
al saber. Y el binomio de saber y poder crea, en toda sociedad, una 
“política general de verdad”, la cual se encarga de distinguir los 
enunciados falsos de los verdaderos, de sancionar los discursos 
alternativos, y de definir las técnicas y procedimientos adecuados para 
la obtención de la verdad al poder.
8
 
Estos procedimientos de exclusión del discurso están plenamente 
vinculados a los procedimientos institucionales de control: “El discurso verdadero, 
al que la necesidad de su forma exime del deseo y libera del poder, no puede 
reconocer la voluntad de verdad que lo atraviesa; y la voluntad de verdad que se 
nos ha impuesto desde hace mucho tiempo es tal que no puede dejar de 
enmascarar la verdad que quiere.” (Foucault, 2002:24) Las instituciones dictaminan 
qué enunciaciones pueden ser descalificadas y tildadas de locura. Para ello, la 
herramienta fundamental es la censura. Alrededor de estas verdades que el 
discurso anuncia, se crean grupos que profesan esa verdad, casi como un credo; se 
 
8 Esta nota es de Michel Foucault, aparece en Microfísica del poder, es estudiada y citada por Ceballos. 
(Ceballos, 2000:62). 
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valen de la apropiación del saber para resguardarlo muy celosamente casi como 
unbien absoluto. 
1.4.2.2 Procedimientos internos 
Los procedimientos de control internos son implantados por el discurso. 
La estructura del discurso determina, en su interior, qué objetos pueden ser 
implementados o excluidos. Los elementos que integran este sistema de exclusión 
son: el autor, el comentario y la disciplina. El discurso exige para sí mismo ciertas 
especificaciones en su constitución y realización. 
Foucault define “el principio del autor” como el individuo encargado del 
agrupamiento del discurso, aquel que le da profundidad, unidad y origen a las 
significaciones que conforman el discurso. Se le atribuye al autor un indicador de 
veracidad y un foco de coherencia: “ […] se le pide que el autor rinda cuenta de 
la unidad del texto que antepone a su nombre; se le pide que lo articule, con su 
vida personal y con sus experiencias vividas, con la historia real que lo vio 
nacer. El autor es quien da al inquietante lenguaje de la ficción sus unidades, sus 
nudos de coherencia, su inserción en lo real.” (Foucault, 2002: 31) El autor 
desempeña la función de armador y secuenciador de los enunciados con que se 
construyen los discursos. El discurso carece de identidad sin la colaboración del 
autor: el texto que resulta exige un nombre que lo legitime. 
El “comentario” es entendido como una expresión del discurso informal 
que se basa naturalmente en la repetición. Existen dos características 
fundamentales en la producción del comentario: a) éste no debe concebirse como 
un postulado de aquellos discursos fundamentales o creadores, ya que su función 
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es sólo la de repetir, glosar o comentar. b) la aparición de comentarios creadores 
puede también fomentar la desaparición de comentarios antecesores. 
Cosas que han sido dichas una vez y que se conservan porque se 
sospecha que esconden algo como un secreto o una riqueza. En 
resumen, puede sospecharse que hay regularmente en las sociedades 
una especie de nivelación entre los discursos: los discursos que se 
dicen en el curso de los días y de las conversaciones, y que 
desaparecen con el acto mismo que los ha pronunciado; y los discursos 
que están en el origen de cierto número de actos nuevos de palabras 
que los reanudan, los transforman o hablan de ellos, en resumen, 
discursos que, indefinidamente, más allá de su formulación, son dichos, 
permanecen dichos, y están todavía por decir. (Foucault, 2002:26) 
El comentario se concibe como la unidad dentro del discurso. Se puede 
establecer que el comentario constituye una dualidad en la producción del 
discurso: a) analiza, excluye o trasforma las enunciaciones preestablecidas que los 
construyen; b) crea nuevos comentarios en torno al suceso que se enuncia. Con el 
comentario, el discurso tiene la capacidad de enunciar aquello que se encuentra 
oculto y que no requiere de formalidades: no tiene la facultad de formular 
nuevas proposiciones, pero sí de reactualizar lo enunciado en el discurso. El 
comentario enriquece al texto dotándolo de cierta profundidad y multiplicidad. Su 
característica principal es el azar puesto que la producción del comentario puede 
ser espontánea y no requiere de formalidades para su emisión; sin embargo, es un 
proceso que es generado por un estimulo: es decir, un comentario puede ser la 
reacción de otro. 
lo que se llama globalmente un comentario, el desfase entre el primero 
y el segundo texto representa dos cometidos solidarios. Por una parte, 
permite construir (e indefinidamente) nuevos discursos: el desplome del 
primer texto, su permanencia, su estatuto de discurso siempre 
reactualizable, el sentido múltiple u oculto del cual parece ser 
poseedor, la reticencia y la riqueza esencial que se le supone, todo eso 
funda una posibilidad abierta de hablar. Pero, por otra parte, el 
comentario no tiene por cometido, cualesquiera que sean las técnicas 
utilizadas, más que el decir por fin lo que estaba articulado 
silenciosamente allá lejos. (Foucault, 2002:28-29) 
34 
 
La “disciplina” es el tercero de estos procedimientos de exclusión. La 
organización de las disciplinas vincula al discurso a un conjunto de sistemas de 
investigación y comprobación que anulan la esencia del comentario y del autor: 
en una disciplina se ponen a disposición un ámbito de objetos y saberes, un 
conjunto de métodos, un corpus de proposiciones, sistemas de reglas y estatutos, 
técnicas e instrumentos para su aprovechamiento. La disciplina no fija su efecto 
en la coherencia, la repetición o en el desvelamiento de lo oculto, sino en la 
capacidad y posibilidad de formular nuevas proposiciones: “Para que haya 
disciplina es necesario que haya posibilidad de formular; de formular 
indefinidamente nuevas proposiciones.” (Foucault, 2002:33) 
La posibilidad de aceptación del discurso en la disciplina es menor, ya 
que no permite cualquier tipo de formulación puesto que los límites de la 
enunciación son muy precisos: 
El conjunto de elementos que constituye esta disciplina no está ahí 
para encontrarle un sentido oculto (como puede ocurrir en el 
comentario), tampoco para ser un foco de coherencia (como el autor). 
El corpus que conforma una disciplina es anónimo. Pero es a partir de 
él que se pueden enunciar nuevas proposiciones relacionadas con la 
disciplina en cuestión y que se excluyen aquellas que le son espurias 
(Esther Díaz, 2005:80). 
Estos son tres procedimientos que limitan la producción interna del 
discurso. Para concluir, menciona Foucault que: 
Siempre puede decirse la verdad en el espacio de una exterioridad 
salvaje; pero no se está en la verdad más que obedeciendo a las reglas 
de una discursiva que se debe reactivar en cada uno de 
sus discursos. 
La disciplina es un principio de control de la producción del discurso. 
Ella le fija sus límites por el juego de una identidad que tiene la 
forma de una reactualización permanente de las reglas. (Foucault, 
2002:38) 
 
35 
 
1.4.3 El ritual del discurso 
En la producción del discurso se plantean reglas para su utilización. Se imponen 
ciertos lineamientos a aquellos que elaboran y enuncian los discursos. Se infligen 
condiciones u obligaciones: reglas y delimitaciones que no permiten el acceso 
masivo ni generalizado al conocimiento o saber que se delega y practica en el 
interior de estos grupos. “Estos procedimientos tienen la función especifica de 
determinar en qué condiciones se utiliza el discurso y qué reglas deben seguirse. 
Con ello se logra que sólo determinados individuos puedan acceder a ciertos 
discursos.” (Esther Díaz, 2005: 80) La producción del discurso tiene como 
preámbulo el ritual, es decir, las condiciones preestablecidas por las sociedades 
(ceremonias, costumbres, etc.). La práctica del poder dentro de las sociedades está 
estrechamente vinculada al rito. El objetivo principal de las sociedades consiste 
en concentrarse en torno a un bien (un credo o doctrina) o al ejercicio de 
profesar un determinado saber: “El ritual califica al sujeto que habla, le marca

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