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El-mayorazgo-de-los-Villanueva--Siglos-XVII-XIX

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
 
 
FACULTAD DEL FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
 
 
El MAYORAZGO DE LOS VILLANUEVA. 
SIGLOS XVII-XIX 
 
 
 
TESIS 
PARA OPTAR POR EL GRADO 
DE MAESTRÍA EN HISTORIA 
 
 
 
PRESENTA: 
FLORENCIO BARRERA GUTIÉRREZ 
 
 
 
DIRECTORA DE LA TESIS: DRA. MARGARITA MENEGUS BORNEMANN 
 
 
 
 
MÉXICO, DISTRITO FEDERAL, 2012 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
AGRADECIMIENTOS 
 
A mi familia. 
 
Expreso mi respeto, admiración y agradecimiento a las personas que me han apoyado 
incondicionalmente. De manera muy especial, agradezco a la Dra. Margarita Menegus 
Bornemann por el respaldo y las observaciones a este trabajo, además de sus generosos consejos 
y su invaluable enseñanza académica. Mi gratitud también para el Dr. Abraham Barandica 
Martínez, por su solidaridad incondicional y su intercambio de opiniones en innumerables 
ocasiones. 
Con aprecio agradezco al Dr. Rodolfo Aguirre Salvador quien amablemente revisó y 
atendió de manera puntual cuestiones que han sido de enorme importancia y peso para el 
desarrollo de este trabajo. A los doctores Felipe Castro Gutiérrez, Gerardo González Reyes y 
María Teresa Jarquín Ortega quienes aceptaron ser parte del sínodo en el Examen de 
Candidatura y aportaron valiosos comentarios y recomendaciones para mejorarlo. Asimismo 
agradezco a los doctores Álvaro Arreola Ayala, Ethelia Ruiz Medrano, María Castañeda de la 
Paz, Eva A. Uchmany, y a los maestros Diego Velázquez de la Cruz y Margarita Velázquez por 
brindarme su invaluable tiempo, ayuda y estimulantes comentarios. 
 Un amplio reconocimiento al Lic. Ramón Arturo Nava Moctezuma, director general de 
titulación y control documental del Archivo General Agrario, por las facilidades brindadas en la 
consulta de los documentos, así como en la expedición de copias simples para uso exclusivo de 
investigación. Al mismo tiempo expreso mi agradecimiento a los licenciados Roberto López 
Casanova, Jorge de Aro González, Irene Márquez Moreno y José Manuel Gil López por su 
atención esmerada y por las facilidades otorgadas. Agradezco también el apoyo de la familia 
Gutiérrez Zedillo, actuales propietarios del casco de la hacienda Mayorazgo. Para finalizar, 
debo mencionar el soporte económico que recibí de la Dirección General de Posgrado de la 
universidad, con la beca otorgada de febrero de 2010 a junio de 2011. 
 
3 
 
ÍNDICE GENERAL 
Agradecimientos 
Siglas y Abreviaturas ........................................................................................................................ 5 
Equivalencias .................................................................................................................................... 6 
Introducción ...................................................................................................................................... 7 
 
 
CAPÍTULO PRIMERO 
1. Los orígenes y los mecanismos para la conformación de la propiedad de la familia 
 Villanueva en los pueblos asentados en la ribera oriental del río Chignahuapan ........................ 18 
 
 1.1. La familia Villanueva ........................................................................................................... 19 
 
 1.2. La encomienda de Otzolotepec, Mimiapan, Jilotzingo y Huachinango ............................... 29 
 
 1.3. La conformación de la propiedad privada en los pueblos de la Sierra de las Cruces ............ 42 
 
 1.4. Litigio por la posesión de la tierra ........................................................................................ 54 
 
 
CAPÍTULO SEGUNDO 
2. La fundación del “Mayorazgo de Villanueva” ............................................................................ 59 
 
 2.1. El mayorazgo como forma de conservar los bienes ............................................................. 60 
 
 2.2. Fundación del “Mayorazgo de Villanueva” ......................................................................... 67 
 
 2.3. El primer poseedor: Alonso de Villanueva Cervantes ......................................................... 76 
 
 2.4. Las composiciones de tierras de 1643 .................................................................................. 78 
 
 2.5. Sucesión y herencia en la familia Villanueva Cervantes ...................................................... 81 
 
 2.6. Conflictos y disensiones ....................................................................................................... 86 
 
 2.7. El nuevo rostro de la administración: la familia Villanueva Altamirano ........................... 100 
 
 
CAPÍTULO TERCERO 
3. La crisis del mayorazgo ............................................................................................................. 119 
 
 3.1. La administración de Agustín de Villanueva ....................................................................... 119 
 
 3.2. La administración de José Felipe de Villanueva ................................................................. 127 
 
 3.3. La nueva política de administración .................................................................................... 142 
 
 
 
 
 
4 
 
CAPÍTULO CUARTO 
4. La desintegración de una fortuna familiar ................................................................................. 154 
 
 4.1. La desvinculación del mayorazgo ...................................................................................... 154 
 
 4.2. El fraccionamiento de los bienes ......................................................................................... 162 
 
 4.3. La gran propiedad rural después de la desvinculación ....................................................... 168 
 
 
Conclusiones ................................................................................................................................. 172 
Bibliografía ................................................................................................................................... 178 
 
Índice de cuadros 
 
1. Árbol genealógico de la familia Villanueva ................................................................................ 28 
2. Población de los pueblos, 1548-1605 .......................................................................................... 39 
3. Tierras adquiridas por los encomenderos Villanueva, siglo XVI ................................................ 52 
4. Bienes sujetos al mayorazgo de Villanueva, 1650 ...................................................................... 85 
5. Sitios cedidos en arrendamiento, 1744 ....................................................................................... 111 
6. Valor de las propiedades y su producción ................................................................................. 129 
7. Arrendamiento anual de las fincas rústicas y urbanas ............................................................... 143 
8. Inventario de los bienes del mayorazgo, 1793 .......................................................................... 147 
9. Egresos del vínculo, 1793 .........................................................................................................149 
10. Cuentas de arrendamiento de 1792-1795 ................................................................................ 152 
11. Cuentas de arrendamiento de 1796-1799 ................................................................................ 152 
12. Cuentas de arrendamiento de 1780-1803 ................................................................................ 153 
13. Ingresos de los arrendamientos, 1792, 1803 y 1805 ............................................................... 157 
14. Bienes rústicos del mayorazgo, 1838 ...................................................................................... 167 
 
Índice de ilustraciones 
 
1. Escudo de armas de Alonso de Villanueva Tordesillas .............................................................. 26 
2. Ubicación del pueblo de Otzolotepec .......................................................................................... 34 
3. Ubicación del pueblo de Huachinango ....................................................................................... 35 
4. Reconstrucción hipotética de algunos linderos consignados en el códice Techialoyan de 
 Mimiapan ................................................................................................................................... 95 
5. Reconstrucción hipotética de algunos linderos consignados en el códice Techialoyan de 
 Otzolotepec ................................................................................................................................. 98 
6. Territorio del pueblo de Jilotzingo, siglo XVIII ........................................................................ 141 
 
 
 
 
 
 
5 
 
SIGLAS Y ABREVIATURAS 
Siglas 
 
AGA Archivo General Agrario 
AGI Archivo General de Indias 
AGN Archivo General de la Nación 
AHEM Archivo Histórico del Estado de México 
AHINAH Archivo Histórico del Instituto Nacional de Antropología e Historia 
AHNEM Archivo Histórico de Notarias del Estado de México 
AML Archivo Municipal de Lerma 
AMO Archivo Municipal de Otzolotepec 
ARAN Archivo del Registro Agrario Nacional, delegación Estado de México 
ARPP Archivo del Registro Público de la Propiedad 
ENE Epistolario de la Nueva España 
FCE Fondo de Cultura Económica 
INAH Instituto Nacional de Antropología e Historia 
UAEM Universidad Autónoma del Estado de México 
UNAM Universidad Nacional Autónoma de México 
 
Abreviaturas 
 
c. Caja 
exp. Expediente 
f(s). Foja (s) 
núm. Número 
leg. Legajo 
s.a. Sin año 
s.f. Sin fecha 
SEGMe Sitio de estancia de ganado menor 
SEGMa Sitio de estancia de ganado mayor 
t. Tomo 
vol. Volumen 
p.; pp. Página; páginas 
 
6 
 
EQUIVALENCIAS 
 
 
Medidas de longitud 
 
1 vara vulgar (castellana o mexicana) = 0.838 metros 
 
1 vara en Toluca (1636) = 4 varas vulgares = 3.35 metros 
 
1 cordel = 50 varas castellanas = 41.9 metros 
 
 
Medidas agrarias y de superficie 
 
1 caballería = 1,104 x 552 varas = 42.79 hectáreas 
 
1 sitio de estancia de ganado mayor = 1,755.61 hectáreas 
 
1 sitio de estancia de ganado menor = 780.27 hectáreas 
 
1 fundo legal (ó 600 varas por cada viento) = 1,200 x 1,200 varas = 101.12 hectáreas 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
FUENTE: García Castro, René, Códice Xiquipilco-Temoaya y títulos de tierras otomíes. Asentamientos, 
documentos y derechos indígenas en conflicto, siglos XVI-XVIII, Toluca, El Colegio Mexiquense, A.C. p. 
11; y Galván Rivera, Mariano, Ordenanzas de tierras y aguas, México, CIESAS-RAN-AHA, 1998, pp. 
157-180. 
7 
 
INTRODUCCIÓN 
 
Esta investigación trata de recrear la historia de una familia y sus propiedades, desde la 
conquista hasta la primera mitad del siglo XIX. 
El caso de la familia Villanueva resulta interesante por el hecho de que logró 
sobresalir en la sociedad novohispana mediante relaciones de amistad y familiares al 
vincularse por vía matrimonial con algunas familias distinguidas de la época. La activa 
participación de los miembros de la familia Villanueva, comenzando con Alonso de 
Villanueva Tordesillas y después con sus dos hijos Agustín y Alonso de Villanueva 
Cervantes, les permitió la conformación de una extensa propiedad agraria y la 
adquisición de fincas urbanas. 
Alonso de Villanueva Tordesillas manifestó un constante interés por ganar honra 
y riqueza, así como el deseo de alcanzar y mantener una posición en la escala social. Su 
matrimonio, en 1527, con Ana de Cervantes, hija de Leonel de Cervantes, comendador 
de la Orden de Santiago, le permitió distinguirse. Además arguyendo sus méritos de 
conquista y gracias a sus relaciones con funcionarios como el virrey de la Nueva España 
Antonio de Mendoza y con Hernán Cortés, marqués del Valle, obtuvo recompensas, 
entre éstas: la concesión de un escudo de armas y mercedes de tierra. 
El caso de Alonso de Villanueva Cervantes “el hijo”, es de interés debido a la 
obtención de mercedes que no fueron adquiridas por la empresa de conquista, sino 
como pago de servicios a la Corona y los méritos por su fidelidad ante la conspiración 
de Martín Cortés, segundo marqués del Valle, como delator y las propiedades recibidas 
por sus suegros, Juan Alonso Altamirano e Isabel de Estrada, como herencia a su 
cónyuge. Es significativo que Alonso de Villanueva planeó la forma de asegurar y 
8 
 
conservar unido, de generación en generación la mayor parte del patrimonio adquirido 
durante la segunda mitad del siglo XVI mediante varias mercedes de tierra. 
El mecanismo que utilizó Alonso de Villanueva para conservar el destacado 
patrimonio fue la creación de un mayorazgo. Esta institución consistía en que una 
cantidad determinada de bienes se apartaba del orden de herencia para quedar en manos 
de un solo representante de la familia, generalmente el primogénito, con la finalidad de 
proporcionar a las familias un respaldo económico que les permitiera mantener un status 
socio-económico y de prestigio a través de las generaciones. 
La institución del mayorazgo castellano, señala Bartolomé Clavero, se 
constituye a partir de la segunda mitad del siglo XIV, como consecución de un proceso 
de conformación jurídica de la propiedad señorial, y su desarrollo sistemático fue a lo 
largo del siglo XV.1 Se configuró como una institución basada en la vinculación 
perpetua de un patrimonio formado por propiedades que darían a la familia la 
eternización dinástica y la gloría del grupo nobiliario. 
Las Leyes de Toro de 1505 preveían el marco legal para la fundación de 
mayorazgos. Esta legislación disponía, entre otras cosas; para la vinculación patrimonial 
de una licencia real que podía instituirse por vía de testamento o por escritura pública, 
en ambos casos las características fundamentales eran las mismas, puesto que 
consideraba los bienes que podían vincularse, el orden de sucesión y los derechos de los 
 
1 Clavero, Bartolomé, Mayorazgo. Propiedad feudal en Castilla 1369-1836, Madrid, Siglo XXI de 
España Editores, 1989 (véase la primera parte). Algunos autores consideran como precedente del 
mayorazgo los fideicomisos testamentarios romanos, los cuales permitían la sucesión predeterminada 
hasta por cuatro generaciones; el sistema feudal español; las propiedades eclesiásticas, ya que no podían 
ser enajenadas, y la Ley de las Siete Partidas, promulgada bajo el reinado de Alfonso el Sabio. Esta 
legislación establecía la sucesión monárquica castellana y la indivisibilidad del reino. Sobre esta cuestión 
véase Fernández de Recas, Guillermo, Mayorazgos de la Nueva España, México, Biblioteca Nacional de 
México, 1965, pp. XI-XIII; Clavero, Bartolomé, Mayorazgo. Propiedad feudal, pp. 21-207; y 
Margadants, Guillermo, “El mayorazgo novohispano, producto natural de un Zeitgeist, y anatema para el 
siguiente”, en Anuario Mexicano de historia del Derecho, vol. 11, 1999-2000, pp. 231-232. 
9poseedores. La permanencia patrimonial sujeta se determinó a través de su 
indivisibilidad e inalienabilidad del mundo comercial. En este contexto Guillermo 
Margadants, señala que el mayorazgo era como un usufructo en cadena, porque el titular 
de los bienes no tenía el ius abutendi o el derecho de disponer de estos bienes. Por lo 
tanto, el poseedor no podía vender, donar o grabar los bienes, o disponer de ellos mortis 
causa.2 Ante el impedimento de enajenar los bienes, cada nuevo beneficiario recibiría 
aquel conjunto indiviso de bienes en usufructo y debía no sólo preservar, sino también 
acrecentar la entidad patrimonial. 
La institución del mayorazgo resultó, en términos generales, un mecanismo para 
mantener unido el patrimonio principal a lo largo de sucesivas generaciones, pues no 
podía ser gestionado como patrimonio personal. La fundación de mayorazgos, según 
María Concepción Quintanilla, aumentó en las últimas décadas del siglo XV y empezó 
a constituir uno de los cánones en la vida de la nobleza española.3 
En Nueva España la situación patrimonial también se desarrolló de acuerdo con 
el sistema de propiedad vinculada. Esta forma de transmisión del patrimonio resultó ser 
una estrategia para algunas familias que amasaron su fortuna en diferentes sectores y en 
diversas ramas de producción. Optaron por ella tanto las familias de fortunas de origen 
minero, como comercial o agrícola.4 Durante el periodo colonial se fundaron 
aproximadamente un centenar de mayorazgos. El primer mayorazgo novohispano es el 
otorgado a Hernán Cortés en 1529, y establecido en 1535 sobre los 22 pueblos y 23,000 
 
2 Margadants, “El mayorazgo novohispano”, pp. 227-228. 
3 Quintanilla Raso, María Concepción, “Propiedad vinculada y enajenaciones. Métodos y lógicas 
nobiliarias en la Castilla tardomedieval”, en Historia, instituciones, documentos, vol. 31, 2004, pp. 493-
510. 
4 Artís Espriu, Gloria, Familia riqueza y poder. Un estudio genealógico de la oligarquía novohispana, 
México, CIESAS, 1994, p. 110. 
10 
 
indios vasallos que se le otorgaban en razón de los servicios prestados.5 Además de 
Cortés, varios de los conquistadores y sus descendientes aspiraron a constituir un 
mayorazgo bajo las leyes y disposiciones de los castellanos. Entre los más 
sobresalientes por su fortuna y bienes podemos mencionar el de “San Miguel de 
Aguayo” fundado por Francisco de Urdiñola, conquistador y gobernador de Nueva 
Vizcaya; el de “Romero de Terreros” formado por el primer Conde de Regla; y el de 
“Rincón Gallardo” creado por Pedro Rincón. Otros fructíferos mayorazgos fueron el de 
los Mariscales de Castilla, el de la familia Santiago y Salinas, el de los Guerrero 
Villaseca, el de Hernández de la Higuera, el de Santiago Calimaya (Altamirano), y el de 
la familia Villanueva Cervantes, mayorazgo en el que se centra el presente trabajo. 
La fundación del “Mayorazgo de Villanueva” se verificó a principios del siglo 
XVII y la propiedad vinculada perduró hasta la primera mitad del siglo XIX. Así, 
durante poco más de 230 años, se sucedieron al frente de los destinos del mayorazgo 
once personajes. El primero de ellos fue Alonso de Villanueva Cervantes, hijo de 
Alonso de Villanueva y Juana Altamirano. El mayorazgo debía asegurar un respaldo 
económico y continuidad en un estilo de vida a la familia durante generaciones, 
conservar la unidad de la propiedad territorial y de las riquezas de la familia. 
No obstante, algunos titulares en momentos de crisis económica 
comprometieron las diferentes propiedades para subsanar las finanzas. Detrás del título 
ostentoso de “mayorazgo” se hallaban varias realidades más complejas, pues a través 
del prolongado disfrute transgeneracional de la propiedad vinculada, las distintas 
circunstancias y los intereses cambiantes condujeron a acrecentamientos, pero también a 
disminuciones y apartamientos de bienes, es decir, enajenaciones, que contradecían los 
 
5 Solano, Francisco, Cedulario de tierras. Compilación de legislación agraria colonial (1497-1820), 
México, UNAM, 1984, pp. 145-146 y 148-149; y Fernández de Recas, Mayorazgos de la Nueva España, 
p. XVI. 
11 
 
principios de inalterabilidad, indivisibilidad, y en definitiva, de inalienabilidad del 
mismo. Las enajenaciones de bienes por parte de los poseedores estaban, a menudo, 
estrechamente relacionadas con el deseo de mejorar la rentabilidad del patrimonio, 
sustituir algunas propiedades por otras, o con la necesidad de liquidez por gastos 
económicos, que en bastantes casos, motivaron la decisión de enajenar los bienes por 
cuantías importantes. Pero además, tengamos presente los frecuentes pleitos entre 
familiares cuyas pretensiones giraban en torno al control del patrimonio o por las 
costosas compensaciones económicas, así como por litigios de posesión o propiedad de 
la tierra entre propietarios particulares o del pueblo. 
El crecimiento y desarrollo del mayorazgo de Villanueva no se fincó sólo en la 
acumulación de propiedades, principalmente rústicas, y su rentabilidad, sino también en 
el interés demostrado por los diferentes poseedores por conservar el patrimonio que se 
había forjado laboriosamente y transmitido de generación en generación. En esta 
investigación sostengo como hipótesis que la conformación de la propiedad vinculada al 
mayorazgo y su aprovechamiento por los diferentes titulares del mismo, constituyeron 
una parte fundamental de su riqueza y bonanza, pero también muestra una serie de 
dificultades que influyeron en la decadencia y desintegración de los bienes. El objetivo 
de este trabajo es analizar las formas de explotación y dominio de los bienes de la 
familia Villanueva a raíz de la conformación de la propiedad inalienable e indivisible. 
El marco temporal de esta tesis es multisecular, porque abarca un poco más de 
tres centurias, desde la integración del patrimonio, en los primeros años de la colonia, 
hasta la desintegración de los bienes urbanos y rústicos en la primera mitad del siglo 
decimonónico, al considerar que en este lapso se mantuvo la integridad del patrimonio 
familiar y se transmitió de generación en generación. De manera más específica, esta 
investigación parte del año 1605, cuando Alonso de Villanueva Cervantes y su esposa 
12 
 
Juana Altamirano establecen el mayorazgo familiar el cual subsiste hasta 1839, año en 
que los bienes sujetos al vínculo fueron fraccionados y puestos en venta. 
Consideramos que hasta el momento no existe un estudio que esclarezca la 
relevancia que tuvo esta familia, los orígenes de su fortuna y los mecanismos que 
utilizaron para consolidar los bienes, el proceso de acumulación de tierras, su 
participación en distintas ramas y sectores económicos, ni sus relaciones sociales, 
políticas y familiares. No obstante, este hecho no resultó ser un impedimento para la 
investigación, porque la abundancia de fuentes documentales (primarias) nos alentó a 
iniciar la empresa de reconstrucción histórica. Pese a la importancia de la familia, el 
análisis que se ha llevado a cabo tuvo inicialmente como fuentes bibliográficas las obras 
de Guillermo Fernández de Recas, Mayorazgos de la Nueva España, y de Bartolomé 
Clavero, Mayorazgo. Propiedad feudal en Castilla 1369-1836. 
La reconstrucción histórica brinda una riqueza documental excepcional para 
nuestro tema, puesto que la información se refiere en su mayoría a litigios por la 
titularidad del mayorazgo, las propiedades y testamentos de la familia. En general el 
estudio de Fernández de Recas reúne una serie de documentos de los mayorazgos 
establecidos en el periodo colonial ―que se localizan en los acervos conservados en el 
Archivo General de la Nación― lo que le imprime su valor de consulta obligada para 
quien desee profundizar en el estudio de algunos de los vínculos ahí aludidos. El autor 
ofreceinformación sobre unos 61 mayorazgos.6 Número al que deben añadirse, según el 
 
6 El autor consigna un total de 61 mayorazgos. En torno a las ciudades más importantes, se distribuían 28, 
mismos que, atendiendo a la conformación política actual, correspondería: nueve al estado de Puebla; 
cuatro al Estado de México; tres al de Veracruz; dos en cada uno de los estados de Hidalgo, Guanajuato, 
San Luis Potosí, Oaxaca y Yucatán; Querétaro y Zacatecas tenían dos cada uno, y 33 a la ciudad de 
México. Fernández de Recas, Mayorazgos de la Nueva España, pp. XIV-XV. 
13 
 
mismo autor, tres de los cuales existen monografías, así como los referidos por 
Villaseñor y Villaseñor, Francois Chevalier, M. Ladd Doris y José F. de la Peña.7 
El estudio de Clavero nos proporciona datos, no exclusivamente de esta familia 
o de sus bienes, sino sobre la institución del mayorazgo, además de una investigación 
que se compone de tres partes, en la primera se aborda el proceso de constitución del 
mayorazgo, en la segunda sobre el desarrollo y finalmente la crisis y su abolición. Los 
temas tratados contemplan desde el origen y formación de la institución del mayorazgo 
castellano hasta las transformaciones políticas administrativas de la primera mitad del 
siglo XIX. 
Las lectura de otras investigaciones como las de M. Doris Ladd, La nobleza 
mexicana en la época de la independencia, 1780-1826,8 y de Gloria Artís Espriu, 
familia riqueza y poder. Un estudio genealógico de la oligarquía novohispana,9 fueron 
de gran ayuda para familiarizarse con la figura del mayorazgo y con el periodo 
novohispano, además resultaron de excepcional utilidad los trabajos que se han 
dedicado a un vínculo determinado, entre ellos podemos citar a Gilberto Bermúdez, El 
mayorazgo de la Higuera,10 María Vargas-Lobsinger, Formación y decadencia de una 
fortuna: Los mayorazgos de San Miguel de Aguayo y de San Pedro del Álamo 1583-
1823,11 y a Jesús Gómez Serrano, Un mayorazgo sin fundación. La familia Rincón 
 
7 Una lista de mayorazgos establecidos durante la época colonial en el territorio novohispano se encuentra 
en Artís Espriu, Gloria, Familia riqueza y poder, pp. 112-114. 
8 Ladd Doris, M. La nobleza mexicana en la época de la independencia, 1780-1826, México, FCE, 1976, 
(especialmente el capítulo cuatro), pp. 103-126. 
9 Artís Espriu, Familia riqueza y poder. Otro estudio interesante que también hace referencia a los 
mayorazgos es el de Verónica Zarate, Los nobles ante la muerte en México. Actitudes, ceremonias y 
memoria (1750-1850), México, El Colegio de México-Instituto Mora, 2000. 
10 Bermúdez, Gilberto, El mayorazgo de la Higuera, Xalapa, Veracruz, Universidad Veracruzana, 1987. 
11 Vargas-Lobsinger, María, Formación y decadencia de una fortuna: Los mayorazgos de San Miguel de 
Aguayo y de San Pedro del Álamo 1583-1823, México, UNAM, 1992. 
14 
 
Gallardo y su latifundio de ciénegas, de Mata, 1543-1740.12 La lectura de los textos 
anteriores nos permitió conocer cómo diferentes familias del territorio novohispano 
recurrieron a la herencia indivisa que representaba el mayorazgo para proteger sus 
bienes, al mismo tiempo, pudimos apreciar sus fortunas personales y familiares, así 
como su participación en la economía y sus relaciones de parentesco y con la sociedad. 
Gilberto Bermúdez nos presenta el caso de la distinguida familia Hernández de 
la Higuera que, a finales de la segunda mitad del siglo XVI, adquirió un conjunto de 
propiedades (agrarias y urbanas) en Puebla y Veracruz y amasó una gran fortuna a 
través del comercio y en la industria del azúcar. Jesús Gómez estudia el caso de la 
familia Rincón Gallardo que consolidó uno de los más extensos y prósperos latifundios 
que hubo en toda Nueva Galicia. Al igual que Bermúdez, Gómez Serrano busca analizar 
y dilucidar los vaivenes de una familia novohispana y sus propiedades, desde la 
adquisición pasando por el proceso durante la vida virreinal. El acumulado patrimonio 
de la familia Hernández de la Higuera y Rincón Gallardo era mayor que el de la familia 
Villanueva Cervantes. 
Por último, respecto al espacio de observación fue definido por los lugares 
donde la familia Villanueva tenía sus propiedades. Por ello, es que el espacio contempla 
el primer cuadro de la Ciudad de México donde se ubicaban algunas propiedades, varias 
de ellas cumpliendo la doble función de sitios de residencia y otras dedicadas a la 
actividad comercial, pues contaban con almacenes y bodegas. En el valle de Toluca, 
concretamente en la porción noreste, se encontraban sus fincas rurales. La extensión de 
tierra adquirida por la familia Villanueva abarcaba desde el margen oriental del río 
Chignahuapan o Lerma, donde se encontraban asentados los pueblos de Xonacatlán y 
 
12 Gómez Serrano, Jesús, Un mayorazgo sin fundación. La familia Rincón Gallardo y su latifundio de 
ciénegas de Mata, 1543-1740, Aguascalientes, Instituto Cultural de Aguascalientes, Consejo de la 
Crónica de Aguascalientes, 2006. 
15 
 
Otzolotepec, y se extendía hacia las montañas de la Sierra de las Cruces, en cuyas faldas 
estaban los pueblos de Mimiapan y Jilotzingo, lo cual indica que sus intereses y 
actividades se desarrollaron en dos lugares importantes: en el centro económico y 
político virreinal, y en una zona agrícola y ganadera. 
El valle de Toluca se encuentra al oeste del valle de México. La amplia zona está 
regada al norte por las aguas del río Lerma, la parte sur en la que se localizan los valles 
de Temascaltepec, Tenancingo y Zacualpan es bañada por los afluentes del río Balsas.13 
La porción del valle de Toluca-Lerma está limitada por cuatro puntos cardinales; por la 
sierra volcánica transversal, de donde escurren las corrientes principales que integran 
los orígenes del río Lerma. En esta área geográfica, René García Castro señala tres 
zonas ocupadas por los españoles desde mediados del siglo XVI; la zona de los valles 
del alto Lerma, la zona de las serranías cálidas, y la zona de vegas templadas al sur del 
volcán Xinantécatl. En la primera se desarrolló la ganadería y la agricultura comercial, 
en la segunda la minería de metales preciosos, y en la tercera el cultivo de la caña de 
azúcar, y otros productos agrícolas comerciales.14 Las fincas rústicas de la familia 
Villanueva se ubicaron en la primera zona. 
A continuación una breve descripción de cada una de las partes del trabajo. El 
primer capítulo está dedicado a estudiar los orígenes de la fortuna y los mecanismos que 
durante el siglo XVI le permitieron a Alonso de Villanueva Tordesillas y sus sucesores 
adquirir, acumular y consolidar la propiedad en términos de los pueblos de Otzolotepec, 
Mimiapan y Jilotzingo asentados en el valle de Toluca en la ribera oriental del río 
Chignahuapan. 
 
13 Zamudio Espinosa, Yolanda, Tierra y sociedad en el valle de Toluca, siglo XVI, Toluca, CICSyH, 
UAEM, 2001, p. 19. 
14 García Castro, René, “Pueblos y señoríos otomianos frente a la colonización española. Cambios 
económicos y sociales en la región de Toluca, siglos XVI-XVII”, en Yolanda Zamudio Espinosa y José 
Aranda Sánchez (coord.) Valle de Toluca: sociedad y territorio, Toluca, CICSyH, 2000, p. 5. 
16 
 
El capítulo segundo centra su atención en la fundación del “Mayorazgo de 
Villanueva”. Se hacen algunas observaciones sobre la institución del mayorazgo, de los 
bienes que fueron destinados al primogénito con carácter indivisible e inalienable y el 
papel que desempeñaron los primeros titulares. Así como los obstáculos que enfrentaron 
para lograr su propósito. El tercer capítulo, destaca la crisis del vínculo que se manifestó 
durante la segunda mitad del siglo XVIII. Las primeras transformaciones se perciben 
bajo la administración de José Venturade Villanueva, pero se manifestaron de manera 
más clara bajo la administración de Agustín y de José Felipe de Villanueva. Un proceso 
significativo que sin duda acarreó un gran número de dificultades para continuar con la 
tendencia expansiva mantenida hasta entonces. 
En el cuarto capítulo nos ocupamos de la desvinculación de las propiedades, que 
habían pasado de generación en generación, a raíz de la Ley de 1823, que derivó en el 
fraccionamiento de los bienes en partes iguales entre María Francisca y su hijo Federico 
de Villanueva. 
Para el desarrollo de esta investigación se recurrió a la consulta de fuentes de 
archivo y de las ya publicadas que se consideraron oportunas. En cuanto al material 
documental de archivo, indispensables para nuestro estudio de caso, éstos documentos 
proceden en su mayoría del Archivo General de la Nación, de los ramos Vínculos y 
mayorazgos, Tierras, Mercedes e Indios, y del Archivo General Agrario, los fondos 
Restitución, Dotación, Bienes Comunales, Reconocimiento y Titulación de Bienes 
Comunales, e Histórico. El Archivo General Agrario es muy importante ya que custodia 
un valioso acervo documental invaluable que contiene buena parte de la historia agraria 
de nuestro país. La riqueza informativa se encuentra en los expedientes de las acciones 
agrarias de Restitución de tierras, Dotación de ejidos y Reconocimiento, Confirmación 
y Titulación de Bienes Comunales, así como del grupo documental Histórico 
17 
 
constituido por una variedad de documentos pertenecientes al periodo colonial, al siglo 
XIX y a las dos primeas décadas del siglo XX.15 En el proceso de esta investigación 
encontramos una mina de información que hasta ahora ha sido poco explorada sobre la 
historia agraria por la sociedad, los investigadores y las personas interesadas en la 
historia agraria. El Archivo General de Notarias de la ciudad de Toluca y Archivo 
Municipal de Lerma también nos han proporcionado información valiosa. Buscamos 
además, información complementaria en el archivo colonial de la hacienda de 
Mayorazgo aunque con poca fortuna porque no existe material sobre el tema que nos 
ocupa. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
15 Olmedo Gaxiola, Regina, Catálogo de documentos históricos del Archivo General Agrario, México, 
CIESAS-RAN, vol. 1 y 2, 1998. 
18 
 
CAPÍTULO I. LOS ORÍGENES Y LOS MECANISMOS PARA LA CONFORMACIÓN 
DE LA PROPIEDAD DE LA FAMILIA VILLANUEVA EN LOS PUEBLOS 
ASENTADOS EN LA RIBERA ORIENTAL DEL RÍO CHIGNAHUAPAN 
 
Muchos fueron los españoles que participaron en la conquista, la pacificación y el 
poblamiento de diferentes lugares del virreinato de la Nueva España. Sin embargo, poco 
sabemos sobre la vida de cada uno de aquellos conquistadores que abandonaron su 
patria en busca de fortuna y privilegios en el nuevo territorio recién encontrado. 
 De las figuras relevantes que son bien conocidas, destacan Hernán Cortés, Pedro 
de Alvarado y Nuño de Guzmán. Pero existieron otras que por sus “meritos y 
servicios”, grandes riquezas, su valor, o su inteligencia figuraron también en la vida 
social del primer siglo de la época colonial. Entre éstos se destaca en la primera mitad 
del siglo XVI, Alonso de Villanueva Tordesillas, y más tarde sus sucesores Alonso y 
Agustín de Villanueva Cervantes, quien formó parte de la empresa de conquista y supo 
rodearse de personas fieles que le dieran preeminencia para figurar entre la nobleza en 
aquella época y hacerse de un patrimonio destacado. 
Villanueva Tordesillas sobresalió en la sociedad novohispana con base en su 
participación en el Ayuntamiento de la Ciudad de México y por el conjunto de 
propiedades que poseía en el valle de Toluca, bienes que, como ya hemos dicho, 
pasaron a sus descendientes Alonso y Agustín de Villanueva, quienes además ampliaron 
sus redes sociales y de parentesco al vincularse por vía matrimonial con otras familias 
ilustres, que contribuyeron a incrementar sus bienes urbanos y rurales. En cuanto a estos 
últimos, poseyeron zonas agrícolas fértiles relativamente cercanas al mercado de la 
Ciudad de México. 
El eje rector de este capítulo es el estudio del proceso de formación de la gran 
propiedad por Alonso de Villanueva Tordesillas y sus sucesores ―Alonso y Agustín de 
19 
 
Villanueva Cervantes― durante el siglo XVI en los pueblos de indios de Otzolotepec, 
Jilotzingo y Mimiapan, asentados en la porción noreste del valle de Toluca. Se trata, 
sobre todo, de recuperar grosso modo las principales formas en que estos personajes se 
hicieron de fama y propiedades. 
 
1.1 La familia Villanueva 
 
Alonso de Villanueva Tordesillas, antes de su llegada a la Nueva España, estuvo en la 
Isla Española.16 Dorantes de Carranza nos informa que Alonso de Villanueva llegó a la 
Nueva España como parte de las huestes de Pánfilo de Narváez, fue secretario de 
Hernán Cortés y uno de los primeros procuradores generales.17 No obstante, por una 
real cédula fechada en septiembre de 1631 sabemos que llegó con las huestes de 
Cortés.18 Sea como fuere, la forma de su llegada, lo relevante es que destacó por sus 
servicios militares a la Corona. Participó en la conquista de Tenochtitlán y en la 
expedición a Pánuco, en las provincias de los Yopelcingos y en Colima.19 Además se 
distinguió por su participación en el cabildo de la Ciudad de México, en la realización 
de exitosos negocios y tejió una red de amistades con otros conquistadores, lo que 
afianzó su prestigio a lo largo de su vida. 
 
16 Icaza, Francisco A. de, Conquistadores y pobladores de Nueva España, Madrid, 1923, vol. II, pp. 78-
79. 
17 Dorantes de Carranza, Baltazar, Sumaria relación de las cosas de la Nueva España, México, Porrúa, 
1998, p. 159. 
18 Villar Villamil, Ignacio de, Cedulario heráldico de conquistadores de Nueva España, México, 1933, 
núm. 18. 
19 Dorantes Carranza, Sumaria relación de las cosas, p. 159; Icaza, Conquistadores y pobladores, II, pp. 
78-79; Villar Villamil, Cedulario heráldico, núm. 18; y Muriel Josefina, “La capilla de la cena en la 
Catedral de México”, en Estudios de Historia Novohispana, vol. III, México, 1970, p. 37. 
20 
 
Villanueva Tordesillas era oriundo de Villanueva del Fresno, provincia de 
Badajoz en España, hijo de Gonzalo Garrido y de Leonor Martínez.20 Contrajo 
matrimonio con Ana Cervantes, hija de Leonor de Andrada y de Leonel de Cervantes, 
comendador de la Orden de Santiago y encomendero de los pueblos de Atlapulco y 
Jalatlaco en el valle de Toluca,21 y procrearon seis hijos: Alonso, Agustín, Leonor, Ana, 
Leoneta y Florencia22 (véase cuadro 1). Este matrimonio marcó el inicio de una familia 
que se estableció en la nueva ciudad y formó parte del reducido grupo rector de la 
sociedad novohispana en la primera mitad del siglo XVI. 
En la construcción de la nueva estructura urbana o traza de la ciudad fueron 
otorgados los primeros solares y huertas partiendo de su núcleo central, la Plaza 
Mayor.23 El cabildo de la Ciudad de México concedió solares para su casa a los 
conquistadores, a Villanueva Tordesillas se le ubicó cerca de la plaza central donde 
 
20 Alonso de Villanueva no adoptó el apellido de sus padres sino el de su ciudad “Villanueva”, quizá 
como una pretensión señorial. Según Villar Villamil, el cambio de apellidos fue una práctica común por 
la poca fijeza que tenían entonces los apellidos castellanos para transmitirse de padres a hijos. Todos 
aquellos que podían jactarse de algún parentesco, por remoto que fuese, con cualquier familia ilustre de la 
monarquía, no vacilaban en tomar ese apellido. Mientras que otros retomaron el de su pueblo. Villar 
Villamil, “Don Luis de Castilla”, en Academia Mexicana de la Historia, Madrid, 1920, pp. 6-7. 
21 Porras Muñoz, Guillermo, El gobierno de la ciudad de Méxicoen el siglo XVI, México, UNAM, 1982, 
pp. 250-264, 283-286 y 405-407; Schwaller, John Frederick, “Tres familias mexicanas del siglo XVI”, en 
Historia Mexicana, vol. XXXI, núm. 122, México, El Colegio de México, octubre-diciembre, 1981, pp. 
183-185; Gangster, Paul, “La familia Gómez de Cervantes. Linaje y sociedad en el México colonial” en 
Historia Mexicana, vol. XXXI, núm. 122, México, El Colegio de México, octubre-diciembre, 1981, pp. 
197-232; y Peña, José F. de la, Oligarquía y propiedad en Nueva España 1550-1624, México, FCE, 1983, 
p. 221. 
22 Icaza, Conquistadores y pobladores, II, pp. 78-79; y Porras Muñoz, El gobierno de la ciudad, pp. 468-
470. 
23 La nueva ciudad fue diseñado bajo el modelo clásico: una plaza central y a su alrededor la iglesia y las 
manzanas de solares destinadas a habitaciones, comercio y talleres exclusivamente para los españoles. 
Sobre la nueva división del espacio véase Porras Muñoz, El gobierno de la ciudad, pp. 19-24; y Mier y 
Terán, Lucia, La primera traza de la ciudad de México, 1524-1535, México, UAM, FCE, vol. 1, 2005. 
21 
 
estableció su residencia familiar.24 Su vivienda estaba ubicada entre la iglesia mayor y 
la calle de Tacuba, junto a la casa de Cristóbal Flores, alcalde ordinario, y a la del 
regidor Luis de la Torre. No obstante, a mediados del siglo XVI Alonso de Villanueva, 
y algunos vecinos, que habían sido encargados del gobierno local, fueron desplazados 
porque en el lugar donde se encontraban fue destinado para la construcción de una 
nueva Catedral.25 Villanueva Tordesillas y su familia se mudaron al primer solar de la 
calzada de Tacuba, donde más tarde Catalina de Peralta, esposa de Agustín de 
Villanueva Cervantes, fundó un convento.26 
Dentro y fuera de la nueva traza se distribuyeron solares, peonías, caballerías y 
demás tierras como un estímulo para los participantes en la contienda y un medio para 
fortalecer la colonización. En 1527, el Ayuntamiento de la Ciudad de México le 
concedió a Villanueva Tordesillas un solar, dos años después adquirió un sitio para 
ovejas y una suerte de tierra para una huerta en Tacuba. 27 Para 1551, era dueño también 
de un solar en la calzada de San Hipólito y de unas tierras en “términos” de Tacubaya.28 
 
24 Actas de Cabildo de la ciudad de México, Edición de Ignacio Bejarano, México, Edición del Municipio 
Libre, 1889, 22 de febrero de 1527. 
25 Manuel Toussaint, “La catedral de México”, en Gerardo Murillo (comp.) Iglesias de México, (6 vol.) 
México, 1924-1927, vol. II, pp. 15-30. 
26 Porras Muñoz, El gobierno de la ciudad, pp. 142-143, 289, 432 y 468. En 1601 Catalina de Peralta, 
viuda de Agustín de Villanueva, fundó el convento de Santa Isabel con la Bula de S. S. Clemente VIII, 
que había recibido en 1592. Para ello, destinó la casa donde vivía, que se ubicaba en la parte de lo que 
hoy es Palacio de Bellas Artes y abarcando hasta la actual avenida Juárez. El convento adopto la regla de 
franciscanas descalzas, de la primera regla de Santa Clara. No obstante, por la situación de precariedad 
que la regla establecía decidió adoptar la regla de clarisas urbanistas, lo que les permitía poseer rentas y a 
exigir dote. Muriel, Josefina, Conventos de monjas en la Nueva España, México, 1946, pp. 211-220. 
27 Actas de Cabildo de la ciudad, 8 de febrero de 1527; 31 de julio de 1528; 30 de abril; y 31 de 
diciembre de 1529. 
28 Actas de Cabildo de la ciudad, 24 de abril y 17 de julio de 1551. 
22 
 
Villanueva continuó adquiriendo tierras y todavía en 1553 obtuvo una merced de una 
caballería de tierra y algunas demasías en la calzada de Tacuba. 29 
La adquisición de mercedes de tierra, minas, oficios y encomiendas fue el inicio 
de muchos colonos españoles para obtener fortuna, fama y reputación. Cada colono 
español experimentó de manera distinta su carrera ascendente. En el caso de Villanueva 
Tordesillas fue mediante el desempeño de diferentes oficios en el cabildo de la Ciudad 
México: fue tres veces elegido regidor (1527, 1544 y 1554), electo diputado de minas 
dos veces (1529 y 1552), en 1543 fue designado procurador en la Corte del Rey. En 
marzo de 1544, con motivo de las Leyes Nuevas, se acordó enviar a España dos 
procuradores, un conquistador y otro poblador, por ese motivo Villanueva fue enviado 
en representación del Ayuntamiento, cargo que ocupó hasta su regreso en noviembre de 
1550, y en 1553 se desempeñó como procurador mayor.30 El año de 1554 es la última 
fecha en que encontramos a Alonso de Villanueva ejerciendo actividades, pues falleció 
en noviembre de ese año. 
Durante el tiempo en que estuvo en el Ayuntamiento gozó de notable influencia 
política, pero este cargo también le permitió aumentar sus caudales, prestigio social y 
parentesco no sólo con familias “reinantes” en el Ayuntamiento citadino de la primera 
mitad del siglo XVI, sino también con familias del valle de Toluca. Por ejemplo, 
mantuvo amistad con el Marqués del Valle de Oaxaca, con el primer virrey Antonio de 
Mendoza, con los alcaldes ordinarios Cristóbal Flores, Luis de la Torre, Alonso de 
Bazán, Juan Carbajal, Alonso de Aguilar y Juan Cano, así como con los regidores Juan 
 
29 Actas de Cabildo de la ciudad, 23 y 26 de junio de 1553. 
30 Actas de Cabildo de la ciudad, 4 de enero de 1527; 9 de agosto de 1543; 13 y 20 de marzo de 1544; 29 
de febrero de 1552; 1 de enero 1553; y 7 de mayo de 1554. En 1542 se expidieron las “Leyes Nuevas”. 
Estas ordenanzas llegaron a la Nueva España con el visitador licenciado Francisco Tello de Sandoval. 
Aiton, Antonio de Mendoza. First Viceroy of New Espain, Duke University Press, Duham North Carolina, 
1927, p. 97. 
23 
 
de Saucedo, Juan de Rivera y Gonzalo de Alvarado. Estrechó relaciones de amistad con 
el encomendero de Zinacantepec Juan de Sámano, con Juan Gutiérrez Altamirano 
encomendero de Calimaya, Tepemajalco y Metepec, entre otros. 
La conformación misma de una amplia parentela era fundamental y no sólo se 
daba mediante relaciones de amistad, sino también por el ingreso de los hijos o 
parientes a la vida eclesiástica y a través de matrimonios. Las familias de grandes 
recursos procuraban, de manera muy especial, concretar alianzas matrimoniales con las 
familias de los altos funcionarios civiles, porque era una garantía de éxito para los 
negocios emprendidos y para los diferendos jurídicos en los que se veían envueltos. 
Así lo demuestra Villanueva Tordesillas cuando buscó esposa para su hijo 
Alonso de Villanueva Cervantes, encontrándola nada menos que en la hija de Isabel de 
Estrada y Juan Alonso Altamirano, hijo del licenciado Juan Gutiérrez Altamirano y de 
Juana Altamirano, quienes eran a su vez primos de Cortés, y encomenderos de los 
pueblos de Calimaya, Metepec y Tepemajalco. Alonso de Villanueva heredó de su 
padre bienes y la encomienda, desempeñó el puesto de alcalde ordinario de la Ciudad de 
México en 1576 y al año siguiente fue electo alcalde de la Mesta,31 contrajo matrimonio 
con Juana Altamirano. De este enlace nacieron seis hijos (Alonso, Juan, Catalina, 
Isabel, Ana y Leonor), todos unidos a prósperas familias ligadas con la Audiencia y la 
iglesia (véase cuadro 1). 
Los enlaces de los hermanos de Alonso de Villanueva fueron también con 
descendientes de familias distinguidas. Agustín, Leonor y Ana se casaron con tres hijos 
de Juan Suárez de Ávila y de Magdalena de Peralta, hija de Martín Goñi de Peralta32 y 
 
31 Actas de Cabildo de la ciudad, 1 de enero de 1576; y 1 de enero de 1577. 
32 Las referencias sobre Martín Goñi de Peralta, son que pasó a la Nueva España en 1535 en compañía de 
Antonio de Mendoza, primer virrey. Ocupó diversos cargos en el gobierno de la ciudad tales como 
corregidor de Tepeapulco (hoy en el Estado de Hidalgo) en 1536 y 1537, y en 1543 de Otumba, un año 
24de Beatriz de Zayas: Agustín se casó con Catalina, Leonor con Luis, quien fue alcalde 
ordinario de la Ciudad de México en 1571 y alcalde mayor de Cuautitlán en 1582,33 y 
Ana con Juan Suárez de Peralta. Leoneta de Andrada fue esposa de Garci Manuel 
Pimentel, conquistador de Jalisco, y finalmente, Florencia contrajo nupcias con su 
primo Baltasar de Aguilar Cervantes34 (véase cuadro 1). 
Las evidentes alianzas matrimoniales entre los Villanueva Cervantes y los 
descendientes de las familias Suárez de Peralta, Pimentel, Aguilar Cervantes y los 
Altamirano: éste último estaba emparentado con la familia Cervantes, unió a 
distinguidas familias de la sociedad novohispana, cuyos intereses por la continuación 
del linaje, la honra y la acumulación de riquezas eran semejantes. 
En 1531, Villanueva Tordesillas en merced de sus “méritos y servicios” la 
Corona le concedió un escudo de armas.35 Para la obtención de ese privilegio Alonso de 
 
antes había sido alcalde mayor en las minas de Sultepec y Zacualpan. Tuvo en encomienda el pueblo de 
Tezuatlán en Oaxaca. Véase Garritz Amaya, “Los alcaldes ordinarios de la ciudad de México en el siglo 
XVI”, en Garritz Amaya (coord.), Los Vascos en las Regiones de México. Siglos XVI-XX, vol. III, 
México, UNAM/Ministerio de Cultura del Gobierno Vasco/Instituto Vasco-Mexicano de Desarrollo, 
1997, p. 38; y Ruiz Medrano, Ethelia, Gobierno y sociedad en Nueva España: Segunda Audiencia y 
Antonio de Mendoza, Morelia, Gobierno del Estado de Michoacán-El Colegio de Michoacán, 1991, pp. 
150 y 244. 
33 Actas de Cabildo de la ciudad, 1 de enero de 1571; y Fernández de Recas, Mayorazgos de la Nueva 
España, p. 23. Luis Suárez de Peralta heredo la fortuna de su padre. En 1607 para aumentar sus 
propiedades compró la hacienda de San Andrés Tenayuca propiedad de Francisco Cerón Altamirano y 
más tarde la de San Jacinto Sacamatlán, cerca de Tlalnepantla. En 1611 falleció y su fortuna paso a 
manos de sus hermanos Pedro y Catalina. Toussaint, Manuel, Paseos coloniales, México, 1962, p. 53. 
34 Porras Muñoz, El gobierno de la ciudad, pp. 430-431 y 468-469; y Dorantes Carranza, Sumaria 
relación de las cosas, p. 282. 
35 El escudo de armas o blasón eran un símbolo de prestigio, ya fuera para una ciudad, para el noble linaje 
de alguna familia, e incluso para la que no lo era. Sabemos que la Corona española otorgó este privilegio 
mediante una cédula en forma de merced real a aquellos pueblos y personas que habían participado en la 
Conquista, la pacificación y el poblamiento de varios lugares de la Nueva España durante el siglo XVI. 
No obstante, años después también lo concedió a ciertos individuos que dieron muestras de su fidelidad al 
Rey, a través del financiamiento de ceremonias públicas a través de las cuales se le aclamaba. Pero el Rey 
25 
 
Villanueva hizo notar al rey su participación en la empresa de conquista de 
Tenochtitlán, la expedición a Pánuco, en la provincia de Yopelcingo y en Colima.36 
Como se puede observar en la imagen 1, el blasón está dividido en dos cuarteles: en el 
primer cuartel se representó, en campo de plata, un águila de sable, y el segundo cuartel 
en campo de gules, tres cabezas de indios en señal o representación de algunos que mató 
en las campañas de conquista. Los cuarteles están rodeados por una orla de ocho cruces 
de plata y ocho aspas de San Andrés de oro, en campo azur. El escudo tiene como 
distintivo al timbre, un almete cerrado con un brazo armado con un estoque en la mano, 
en señal del ánimo y esfuerzo con que participó en la conquista. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
no era el único que tenía la facultad de otorgar blasones, puesto que hay testimonios de que el Papa y el 
virrey también tenían ese poder. Barrera, Claudio y Florencio Barrera, “Falsificación de escudos a 
principios del siglo XX”, en María Castañeda de la Paz y Hans Roskamp (coord.) La heráldica indígena 
en Nueva España, México, Instituto de Investigaciones Antropológicas-El Colegio de Michoacán, en 
prensa: y García Castro, “Las ciudades novohispanas”, en Bernardo García Martínez (coord.) Gran 
Historia de México Ilustrada. Nueva España, de 1521 a 1750, México, Planeta-CONACULTA-INAH, 
tomo 2, 2001, p. 117. 
36 AGI, México, 1088, L. 1 BIS, fs. 134v-136v. Consultado a través de http://pares.mcu.es/05/03/2010; y 
Villar Villamil, Cedulario heráldico, número. 18. 
http://pares.mcu.es/05/03/2010
26 
 
Imagen 1. Escudo de armas de Alonso de Villanueva Tordesillas 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 FUENTE: Villar Villamil, Cedulario heráldico, núm. 18. 
 
Además fue favorecido con los tributos y la fuerza de trabajo de los naturales de los 
pueblos de Otzolotepec, Jilotzingo y Mimiapan37 asentados en el valle de Toluca en la 
ribera oriental del río Chignahuapan, y Huachinango38 ubicado en la sierra de Puebla, 
que le fueron adjudicados como encomienda. La encomienda resultó ser muy favorable 
 
37 En la actualidad los pueblos de Otzolotepec y Jilotzingo forman parte del municipio de Villa 
Cuauhtémoc. Mientras que Mimiapan pertenece a la cabecera municipal de Xonacatlán. Ambos son 
municipios del Estado de México y se ubican en la porción noreste del valle de Toluca. En cuanto al 
medio natural, en la zona llana, el terreno es propicio para la agricultura, predominando el cultivo de 
maíz, y la ganadería, y en la zona montañosa cuenta con recursos forestales, principalmente coníferas. El 
clima predominante es templado subhúmedo con lluvias en verano. Xonacatlán. Monografía municipal, 
Toluca, GEM, 1998, pp. 13-24; y Otzolotepec. Monografía municipal, Toluca, GEM, 1998, pp. 13-33. 
38 En la actualidad, Huachinango es un municipio del estado de Puebla. Limita con los municipios de 
Xicotepec de Juárez y Juan Galindo (Necaxa) al norte, con Ahuazotepec y Zacatlán al sur, al oeste con 
Juan Galindo y Tlaola, y Naupan, Ahuazotepec y con el estado de Hidalgo al poniente. Las condiciones 
naturales permiten que el terreno sea propicio para el cultivo de maíz y frijol. Además cuenta con zonas 
boscosas de pinos, ocotes y encinos. Por su situación geográfica pueden identificarse tres tipos de clima: 
cálido, semicalido y templado frio. (http.//www.e-local.gob.mx/work/templates/enciclo/puebla/mpios/21- 
071a.htm), 9/2/2010. 
27 
 
no sólo por los beneficios que les reportaban estos pueblos (recursos para la subsistencia 
y un régimen de trabajo gratuito por vía de tributación), sino también porque les 
permitió adquirir una considerable cantidad de tierras, como se verá en seguida. 
Otras noticias relacionadas a Villanueva Tordesillas, refieren que en 1538 fue 
fundador junto con otros conquistadores de la Cofradía de Santísimo Sacramento y 
Caridad.39 La cofradía era en esencia una colectividad religiosa integrada por fieles 
laicos. La cofradía proporcionaba servicios de auxilio para los enfermos pobres y 
servicio de sustento a los integrantes de la cofradía. 
 
39 La presencia temprana de la cofradía obedeció a la iniciativa de conquistadores de asociarse por 
razones religiosas y al apoyo brindado, en 1539, por Paulo III al confirmar la fundación de la cofradía y 
de Fray Juan de Zumárraga, primer arzobispo de la Nueva España, al conceder el cambio de domicilio del 
Convento de San Francisco a la catedral en 1544. La Cofradía de Santísimo Sacramento y Caridad fue 
una de las que alcanzó el más alto y sólido prestigio durante sus tres siglos de existencia, tanto por las 
personas que la formaron como las que siguieron, por ser lo más preeminente de lasociedad novohispana 
en el terreno económico, social, político y el religioso. Muriel, Josefina, “La capilla de la cena”, pp. 35-
58. 
28 
 
Cuadro 1. Árbol genealógico de la familia Villanueva 
 
Gonzalo Garrido = Leonor Martínez Leonel de Cervantes = Leonor de Andrada 
 
Alonso de Villanueva Tordesillas ========= Ana Cervantes 
 
Alonso = Juana Altamirano Agustín = Catalina de Peralta Leonor = Luis Suárez Ana = Juan Suarez Leoneta = Garci Manuel Florencia = Baltasar de Aguilar 
 de Peralta de Peralta Pimentel Cervantes 
 
Alonso = Isabel Mariaca Juan = Juana Muñoz Catalina = Pedro de Castilla Isabel = Tomas de Aguirre Ana = Felipe de Sámano Leonor 
 de Saldierna de Morales Altamirano Zaunzavar Turcios 
 
 Juana Teresa Vicenta Alfonsa Francisca = Manuel de Sousa Felipe Ana Beatriz = Tristán de Luna 
 y Castro y Arellano 
 Juan José = 
 
 Alonso Juana Leonor = José de la Antonio Ana = Cristóbal de Bonilla Bastida José Ventura = Francisca Barrientos Carlos = Juana Mejía 
 Mota y Portugal = Pedro de Córdoba Altamirano 
 Agustín = Francisca García Figueroa María Francisca 
 
 José Felipe = Ana María de Zaldívar Ignacio Manuel María Paula 
 
 María Francisca = José María Sevilla 
 
 Federico 
29 
 
1.2 La encomienda de Otzolotepec, Mimiapan, Jilotzingo y Huachinango 
 
La conquista y colonización española en México provocó la transformación de la 
organización política y territorial de las sociedades mesoamericanas. No obstante, dicho 
cambio se hizo de manera gradual sobre dos bases: una, la introducción de elementos 
nuevos que correspondían a las exigencias y a la cultura de los europeos; y dos, la 
antigua tradición indígena.40 Los conquistadores aprovecharon la organización indígena 
para imponer sobre ella la principal institución de dominio en los primeros años: la 
encomienda. 
La encomienda fue una institución (nacida en las Antillas) introducida en la 
Nueva España con el propósito de recompensar a los conquistadores por sus “méritos y 
servicios”.41 La Corona española concedió a los encomenderos el beneficio del tributo 
indígena ya sea en especie o en fuerza de trabajo, de uno a más señoríos o pueblos, no 
así la propiedad de la tierra de los indios.42 No obstante, los encomenderos lograron 
adquirir suficiente tierra para la práctica de sus empresas agrícolas, ganaderas, mineras, 
industriales y mercantiles,43 a través de mercedes de tierras. Contrariamente a la 
 
40 García Castro, “Los pueblos de indios durante y después de la Independencia: corporaciones ignoradas 
y negadas por la ley”, en Gloria Camacho Pichardo y René García Castro (comp.), Memoria del 
Simposio. Hacia el Bicentenario de la Independencia. Antiguo Estado de México, Toluca, UAEM, 
CICSyH, El Colegio Mexiquense, A.C. GEM, 2007, p. 287 
41 El estudio más completo que hasta la fecha se ha realizado sobre esta institución es el de Silvio Zavala 
y continuador de esta institución es Byrd Lesley Simpson. Silvio Zavala, La encomienda indiana, Porrúa, 
segunda edición, México, 1973; y Simpson Lesley, Byrd, The Encomienda In New Espain. The Beginning 
of Spanish México, Berkeley & Los Angeles, Uviversity of California Press, 1950. 
42 González Reyes, Gerardo, “Señorío, cabildo de indios y memoria histórica. La destrucción del señorío 
prehispánico durante el siglo XVI en la región Matlatzinca”, en Yolanda Zamudio Espinosa y José María 
Aranda (coord.) Valle de Toluca: devenir social y cultural, Toluca, UAEM, 2002, p. 94. 
43 Zamudio Espinosa, Tierra y sociedad, p. 43. 
30 
 
encomienda, que sólo daba derecho a disponer del usufructo de la tierra, la merced era 
un título de posesión o propiedad de la tierra. 
Poco después de la conquista militar del imperio tenochca, Cortés realizó el 
primer repartimiento de encomiendas entre los distintos conquistadores españoles.44 
Cortés se asignó al principio, entre muchas otras, las encomiendas de lo que llamó la 
“provincia de Matalcingo” o matlatzinca era un espacio poco preciso, pero incluía siete 
pueblos: Toluca, Zinacantepec, Tlacotepec, Metepec, Calimaya, Tepemajalco y 
Tenango. Por un “Memorial de peticiones” fechado en 1528 sabemos que Cortés 
mantenía la posesión de “Matalcingo” antes haberse ido a la metrópoli atendiendo al 
llamado que le hizo el rey. Antes de abandonar la Nueva España, Cortés asignó algunos 
de los pueblos de “Matalcingo” entre sus deudos más cercanos con la esperanza de 
recuperarlos algún día las posesiones. Sin embargo, los miembros de la primera 
Audiencia otorgaron y reasignaron algunas de sus encomiendas. Así por ejemplo, 
Toluca fue otorgada al intérprete García del Pilar, los pueblos de Calimaya, Metepec y 
Tepemajalco fueron concedidos a Lope de Samaniego, Cristóbal de Cisneros y Alonso 
de Ávila respectivamente.45 
 
44 Cortés informó al rey Carlos V, en su tercera carta de relación, fechada en mayo de 1522 en Coyoacán, 
que se vio “casi forzado” a depositar o encomendar a todos los señores y naturales de la Nueva España a 
los conquistadores españoles. Un año después de la remisión de la carta de Cortés, el soberano por las 
deliberaciones del Consejo prohibió el establecimiento de la encomienda bajo el argumento de que se les 
privaba a los indios del derecho a la “libertad”, de manera que todo reparto realizado hasta el momento 
debía revocarse. La oposición de Cortés se manifestó, en su cuarta carta de relación fechada en octubre de 
1524, en varios puntos: primero, que el mecanismo de reparto eraindispensable para sostener y poblar de 
cristianos la tierra conquistada; segundo, que la encomienda no privaba de su libertad al indio; y tercero, 
que las condiciones de las encomiendas novohispanas se diferenciaban de las que se habían otorgado en 
las Antillas. Véase Cortés, Hernán, Cartas de relación, México, Porrúa (Sepan cuántos, 7) 1975, pp. 171 
y 210-211. 
45 García Castro, Indios, territorio y poder en la provincia matlatzinca. La negociación del espacio 
político entre los pueblos otomianos, siglo XV-XVII, Zinacantepec, México, El Colegio Mexiquense, 
A.C.-CIESAS-INAH, 1999, p. 118. 
31 
 
Cuando Cortés regresó de España en 1532 reclamó, ante la segunda Audiencia 
todos los pueblos contenidos en la real cédula dada en Barcelona el 6 de julio de 1529, 
entre los que destacan los pueblos del valle de Toluca como parte de su patrimonio. A 
pesar de todos los reclamos y litigios, “Matalcingo” fue fraccionada en un número 
variable de encomiendas. De todas ellas sólo Toluca pudo ser recuperada por Cortés, la 
cual formó parte de su marquesado, porque los otros pueblos fueron asignados a 
encomenderos distintos. Los pueblos de Tepemajalco, Calimaya y Metepec, por 
ejemplo fueron encomendados a Juan Gutiérrez Altamirano, primo del conquistador; 
Tlachichilpa fue asignada a Alonso de Ávila, por su parte el territorio de Zinacantepec 
que había estado encomendado a dos conquistadores anteriores fue permutado a favor 
de Juan de Sámano y, Tlacotepec se dividió entre los conquistadores Gaspar Garnica y 
Alonso de la Serna.46 
La distribución de las encomiendas tenía mucho que ver con la “calidad y los 
méritos” de los conquistadores, también si eran o no cercanos a Cortés o habían 
invertido recursos (caballos, esclavos, armas, etcétera). Así, hubo conquistadores a los 
que se les asignó más de un cacique, como es el caso de Alonso de Villanueva 
Tordesillas. Otros tuvieron que compartir, entre dos o más, los frutos de una sola 
encomienda. Esto no implicaba para el cacique que los indios subordinados, que estaban 
bajo su autoridad, se tuvieran que dividir en dos partes. Sin embargo, algunos 
conquistadores ni siquiera alcanzaron una encomienda.47 
Alonso de Villanueva Tordesillas recibió en encomienda los pueblos de indios 
de Otzolotepec, Mimiapan y Jilotzingo, asentados en la vertiente occidental de la Sierra 
 
46 Gerhard, Peter, Geografía histórica de la Nueva España, México, UNAM, 1986, p. 180. 
47 Jarquín Ortega y García Castro, “Pueblos y encomiendas de la región de Toluca en el siglo XVI”, en 
Historia General del Estado de México, El Colegio Mexiquense, A.C. Gobierno del Estado de México, 
vol. 3, 1998, pp. 73-82; y García Castro, “Los pueblos de indios”, p. 288. 
32 
 
de las Cruces (véase mapa 1), y Huachinango, enclavada en la Sierra Norte de Puebla 
(véase mapa 2), como recompensa por sus servicios en la campaña militar.48 Es 
probable que los tres primeros pueblos hayan estado asignados, al principio, a tres 
conquistadores distintos. Por ejemplo, el pueblo de indios de Mimiapan fue 
encomendado a un tal Morrejón y a un maestre Diego,49 del cual no tenemos 
referencias. Mientras que el pueblo de Huachinango fue asignado en principio a Juan de 
Jaso.50 
Alonso de Villanueva fue encomendero hasta su muerte notificada en noviembre 
de 1554. Luego paso a manos de dos de sus hijos de nombres Agustín y Alonso de 
Villanueva Cervantes. En ese mismo año la encomienda de Huachinango estuvo ligada 
a las pretensiones de particulares, por lo que además del interés de la Corona por 
recuperarla, la viuda de Antonio de Villarroel, Isabel de Ojeda intentó reclamarla.51 Al 
 
48 Gerhard, Geografía histórica, p. 279. El pueblo de Huachinango cuenta con un escudo de armas 
supuestamente otorgado por la Corona. En el blasón se representó, en campo de sable, un león rampante 
de oro. El león, animal que por excelencia simboliza el espíritu guerrero y por tanto la fortaleza, está 
asociado al dominio, la soberanía y la bravura. Para los pueblos, durante la época colonial, el contar con 
un escudo significaba tener cierto reconocimiento, importancia y posición de prestigio frente a otros 
pueblos, pero también adquirir la categoría de ciudad. En este caso Huachinango adquiere la categoría de 
ciudad hasta el 27 de julio de 1861. Mejía Castelán, Sandalio, Huachinango histórico. Síntesis histórica, 
estadística y geográfica del distrito de Huachinango, en el estado de Puebla, Puebla, Editorial Cajio, 
1945, p. 16; y Garrido Cruz, Guillermo, “Huachinango, apuntes para su historia” en Víctor Valencia 
Valera y Lesly Mellado (coord.) Huachinango haciendo su historia, México, INAH, 2005, p. 25. 
49 Zavala, La encomienda indiana, p. 325. 
50 Gerhard, Geografía histórica, p. 119. Juan de Jaso, era de San Juan del Pie del Puerto en Navarra. Hijo 
de Joan Pérez de Jaso y de Graciana de Gorostiaga. Llegó a Nueva España en compañía de Francisco de 
Montejo, recibió la encomienda de Guachinango, acompañó a Cortés en el viaje a las Hibueras y en la 
expedición a California y participó en la pacificación de Jalisco. Estaba casado con María Ponce de León. 
Icaza, Conquistadores y pobladores, II, pp. 21-22; y Porras Muñoz, El gobierno de la ciudad, p. 331. 
51 Desafortunadamente no hemos tenido oportunidad de consultar el expediente de este litigio por 
encontrarse fuera de consulta en el Archivo General de Indias. Sin embargo, contamos con una referencia 
sobre él. Véase Sarabia Viejo, Justina, Don Luis de Velasco virrey de la Nueva España, 1550-1564, 
Sevilla, EEHA., 1978, p. 244. Las referencias sobre Antonio Villarroel señalan que pasó en la Nueva 
33 
 
fallecer Agustín de Villanueva en 1573 y a falta de un hijo legítimo, los beneficios 
pasaron a manos de su viuda Catalina de Peralta, y de su hermano Alonso de 
Villanueva,52 es decir, que los tributos de los cuatro pueblos mencionados se 
compartieron por mitad. El hecho de dividir el tributo entre dos personas, lejos de 
afectar su integridad, debe entenderse como una medida equitativa porque de la 
cabecera dependía un número considerable de sujetos, así por ejemplo, sabemos que el 
pueblo de Huachinango, en 1550, contaba con 35 estancias o unidades subordinadas.53 
A la muerte de Alonso de Villanueva en 1605 y de Catalina de Peralta acaecida en la 
segunda década del siglo XVII, la encomienda de los cuatro pueblos quedó vacante por 
lo que pasó a manos de la Corona. Para 1640 los frutos de los tributos pasaron a manos 
del conde de Moctezuma y más tarde fueron incorporados una vez más al padrón de 
posesiones de la Corona, tal y como sucedió en 1688.54 
 
 
 
 
 
 
 
 
España en 1519 en compañía de Cortés, participó en la conquista de Tenochtitlán, fue encomendero de 
Cuernavaca, estuvo casado con Isabel de Ojeda. En el intervalo que va de 1525 a 1545 ocupó diversos 
cargos en el gobierno de la Nueva España tales como regidor de la ciudad y alguacil mayor. Gerhard, 
Geografía histórica, p. 94; y Himmerich y Valencia, Robert, The encomenderos of new spain 1521-1555, 
Austin, University of Texas Press, 1932, p. 263. 
52 Gerhard, Geografía histórica, p. 279; y Himmerich, The encomenderos, pp. 261-262. 
53 “Suma de visitas”, en Papeles de la Nueva España, vol. I, Paso y Troncoso, Francisco del, Madrid, 
sucesores de Rivadeneira, 1905, p. 115. En este documento no se mencionan las 35 estancias que 
formaban parte de la cabecera de Huachinango en la primera mitad del siglo XVI. 
54 Gerhard, Geografía histórica, pp. 119 y 279. 
34 
 
Mapa 1. Ubicación del pueblo de Otzolotepec 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 FUENTE: Gerhard, Geografía histórica, p. 279. 
 
Los pueblos encomendados a VillanuevaTordesillas habían destacado desde antes de la 
conquista española y su predominio político quedó unido al destino tributario de otros 
tantos pueblos, asentados en el entorno inmediato de la zona, al imperio de la Triple 
Alianza. Según el “Memorial de los pueblos de Tlacopan” Jilotzingo había sido un 
altepetl dependiente de Tacuba cuyos excedentes se destinaban a servir a la guerra,55 
mientras que Otzolotepec y Mimiapan habían sido altepeme que tributaban a la Triple 
Alianza en su conjunto. Según don Pablo Nazareo, cacique de Xaltocan, los tributos de 
 
55 Epistolario de la Nueva España, Paso y Troncoso, Francisco (comp.), México, Talleres Gráficos de la 
Nación, vol. XIV, 1940, pp. 118-122. 
35 
 
Otzolotepec se destinaban a cubrir los gastos personales de Axayácatl.56 Los tributos del 
altepetl Huachinango eran repartidos entre las ciudades de Tenochtitlán, Texcoco y 
Tlacopan.57 
 
Mapa 2. Ubicación del pueblo de Huachinango 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 FUENTE: Gerhard, Geografía histórica, p. 120. 
 
Los señoríos de Otzolotepec, Mimiapan y Jilotzingo se manejaban independientemente 
uno del otro y conservaban sus territorios, así como sus recursos naturales, pero por 
algún ajuste estos antiguos señoríos prehispánicos fueron agregados en una sola unidad 
político-territorial a la que se llamó “pueblo de indios de Ocelotepec”, a mediados del 
 
56 García Castro, “Otzolotepec y sus bosques en el siglo XVI”, en Rosaura Hernández (coord.) 
Otzolotepec (Cuadernos Municipales), México, El Colegio Mexiquense, A.C. p. 18. 
57 Gerhard, Geografía histórica, p. 119. 
36 
 
siglo XVI. Es posible que esta medida fuera propiciada por el primer programa de 
congregaciones, que transformaba la manera en que estos lugares estaban espacialmente 
organizados, pasaron de un asentamiento disperso a uno nuclear. Dicha medida 
benefició a Villanueva Tordesillas, ya que así podía explotarlos mejor y obtener un 
máximo control sobre los tributos que habría de recibir de los indios. 
En esta nueva organización, Otzolotepec confirmó su liderazgo político al 
constituirse en cabecera de encomienda, mientras que Mimiapan y Jilotzingo 
adquirieron la categoría de sujetos. Esto implicaba que la nueva cabecera colonial se 
hizo del control político con la integración del cabildo, es decir, los tres señoríos debían 
ser administrados en su conjunto por un órgano de gobierno común, ante este nuevo 
escenario político aparecieron manifestaciones de descontento por parte de los pueblos 
por la administración de los recursos naturales (agua, tierra, montes, etcétera) que hasta 
entonces habían pertenecido al pueblo de Mimiapan y de Jilotzingo,58 por ello, los 
representantes de los pueblos sujetos buscaron su autonomía política. 
Hacia 1582 entró en crisis la elección del gobernador en la nueva cabecera, 
presentándose la oportunidad para que los pueblos sujetos eligieran su propio cabildo 
aunque estuvieran subordinados al de Otzolotepec. En esta crisis la cabecera de 
Otzolotepec y el sujeto de Mimiapan, quedó integrado, cada uno con un alcalde, un 
regidor, un mayordomo, un escribano y un alguacil menor.59 En consonancia con el 
proceso de fragmentación política que experimentaron los pueblos de indios hacia la 
 
58 Debido a la situación de subordinación política en la que se encontraban Mimiapan y Jilotzingo con 
respecto al pueblo de Otzolotepec desde mediados del siglo XVI, en 1589 hubo un enfrentamiento entre 
las autoridades del pueblo de Otzolotepec contra las de Mimiapan y Jilotzingo por el usufructo de los 
recursos de los montes. Al parecer el litigio fue breve, pues duró no más de cuatro meses, de diciembre de 
1589 a marzo de 1590. AGN, Indios, vol. 4, exp. 152, 291, 351, 376, fs. 49, 97v, 115v y 122, 
respectivamente. 
59 García Castro, Indios, territorio y poder, pp. 192 y 318. 
37 
 
primera mitad del siglo XVII, en 1643 se presentó la oportunidad para los indios del 
pueblo de Mimiapan para establecer un cabildo propio al separarse de su cabecera.60 
Fue hasta 1684 cuando Jilotzingo logró obtener su autonomía, separándose de 
Otzolotepec.61 Parte importante de esa autonomía residía en contar con su propio 
gobierno local, su iglesia y sus tierras reconocidas y legitimadas por la autoridad 
española, aunque esto último no siempre sucedió así. De tal manera, que la vida 
autónoma de estos pueblos separados comenzó en un estado de indefensión total por la 
falta de documentos que ampararan su derecho a las tierras corporativas.62 
Retomando a la encomienda, durante el siglo XVI los cuatro pueblos estuvieron 
al servicio personal de los encomenderos Villanueva, en estancias, en actividades 
domésticas, en la edificación de sus fincas. Así como de obligaciones tributarias de 
bienes básicos y en moneda. No contamos con datos por el momento que señalen el 
tiempo o la frecuencia de la tributación en trabajo, ni en especie entregados por los 
pueblos de la Sierra de las Cruces a los encomenderos, sólo tenemos referencias para el 
pueblo de Huachinango. La relación conocida como la Suma de Visitas en la que se 
 
60 Gerhard, Geografía histórica, p. 281; y García Castro, Indios, territorio y poder, pp. 321-322. 
61 García Castro, Indios, territorio y poder, p. 322. El pueblo de Xonacatlán también se separó en esta 
fecha. Este pueblo formó parte del territorio de Otzolotepec, pues se tiene noticia que estaba sujeto a 
Otzolotepec en 1604, todo parece indicar que fue un pueblo de fundación colonial que surgió a raíz de la 
congregación de Otzolotepec en 1593. Gerhard, Geografía histórica, p. 119; y Martínez García, César, El 
códice Techialoyan de San Francisco Xonacatlán, Toluca, El Colegio Mexiquense A.C. 2007, pp. 31-32. 
62 Ante la falta de documentos pictográficos o alfabéticos que dieran fe del pueblo y de la posesión de las 
tierras ocupadas las autoridades de los pueblos recurrieron a ingeniosas y necesarias falsificaciones. Sobre 
este punto véase Wood, Stephanie, “Pedro Villafranca y Juana Gertrudis Navarrete: falsificador de títulos 
y su viuda (Nueva España, siglo XVIII)”, en David G. Sweet y Gary B. Nash, La lucha por la 
sobrevivencia en la América colonial, México, FCE, 1987, pp. 472-485; de la misma autora “Don Diego 
García de Mendoza Moctezuma. A Techialoyan Mastermind” en Estudios de Cultura Náhuatl, núm. 19, 
1989, pp. 145-168; Barrera Gutiérrez, Florencio y Claudio Barrera, “Falsificación de títulos de tierras a 
principios del siglo XX” en Historias, núm. 72, INAH, 2009, pp. 41-63; y Ruiz Medrano, Mexico´s 
idigenous communities. Their lands and histories, 1500-2010, University Press of Colorado, 2010. 
38 
 
registró el saldo de la oleada epidémica del periodo de 1545-1548, proporciona datos 
sobre Huachinango. Según el informe de este registro hacia 1548 Huachinango junto 
con sus 35 estancias otorgaban cada 60 días 348 pesos y 5 tomines, 10 manteles y 5 
sabanas de a seis piernas cada una, 8 jarros de miel, 7 panes de cera, 70 panes de 
liquidámbar y 3 sillas. Al mismo tiempo daban cada cinco días 12 tomines por una 
gallina de la tierra y otra de castilla, 2 codornices y 15 huevos, un pan de sal, unos 
pocos exies y tomates, 20 indios para servicios y 15 más para servicios en la Ciudad de 
México.63 
El documento que nos atañe informa sobre la población existente en los pueblos 
e indica que el pueblo de indios de Otzolotepec tenía una población total de 456, 
compuesta por 380 casados, 20 solteros y 56 muchachos; Jilotzingo por su parte, se 
constituía por 457, entre ellos 372 casados, 23 solteros y 62 muchachos, y Mimiapan 
contaba con una población de 197 personas de las cuales 160 eran casados, 12 solteros y 
25 muchachos.64 Desde luego, las cifras de población que nos proporciona

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