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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DEL FILOSOFÍA Y LETRAS El MAYORAZGO DE LOS VILLANUEVA. SIGLOS XVII-XIX TESIS PARA OPTAR POR EL GRADO DE MAESTRÍA EN HISTORIA PRESENTA: FLORENCIO BARRERA GUTIÉRREZ DIRECTORA DE LA TESIS: DRA. MARGARITA MENEGUS BORNEMANN MÉXICO, DISTRITO FEDERAL, 2012 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 AGRADECIMIENTOS A mi familia. Expreso mi respeto, admiración y agradecimiento a las personas que me han apoyado incondicionalmente. De manera muy especial, agradezco a la Dra. Margarita Menegus Bornemann por el respaldo y las observaciones a este trabajo, además de sus generosos consejos y su invaluable enseñanza académica. Mi gratitud también para el Dr. Abraham Barandica Martínez, por su solidaridad incondicional y su intercambio de opiniones en innumerables ocasiones. Con aprecio agradezco al Dr. Rodolfo Aguirre Salvador quien amablemente revisó y atendió de manera puntual cuestiones que han sido de enorme importancia y peso para el desarrollo de este trabajo. A los doctores Felipe Castro Gutiérrez, Gerardo González Reyes y María Teresa Jarquín Ortega quienes aceptaron ser parte del sínodo en el Examen de Candidatura y aportaron valiosos comentarios y recomendaciones para mejorarlo. Asimismo agradezco a los doctores Álvaro Arreola Ayala, Ethelia Ruiz Medrano, María Castañeda de la Paz, Eva A. Uchmany, y a los maestros Diego Velázquez de la Cruz y Margarita Velázquez por brindarme su invaluable tiempo, ayuda y estimulantes comentarios. Un amplio reconocimiento al Lic. Ramón Arturo Nava Moctezuma, director general de titulación y control documental del Archivo General Agrario, por las facilidades brindadas en la consulta de los documentos, así como en la expedición de copias simples para uso exclusivo de investigación. Al mismo tiempo expreso mi agradecimiento a los licenciados Roberto López Casanova, Jorge de Aro González, Irene Márquez Moreno y José Manuel Gil López por su atención esmerada y por las facilidades otorgadas. Agradezco también el apoyo de la familia Gutiérrez Zedillo, actuales propietarios del casco de la hacienda Mayorazgo. Para finalizar, debo mencionar el soporte económico que recibí de la Dirección General de Posgrado de la universidad, con la beca otorgada de febrero de 2010 a junio de 2011. 3 ÍNDICE GENERAL Agradecimientos Siglas y Abreviaturas ........................................................................................................................ 5 Equivalencias .................................................................................................................................... 6 Introducción ...................................................................................................................................... 7 CAPÍTULO PRIMERO 1. Los orígenes y los mecanismos para la conformación de la propiedad de la familia Villanueva en los pueblos asentados en la ribera oriental del río Chignahuapan ........................ 18 1.1. La familia Villanueva ........................................................................................................... 19 1.2. La encomienda de Otzolotepec, Mimiapan, Jilotzingo y Huachinango ............................... 29 1.3. La conformación de la propiedad privada en los pueblos de la Sierra de las Cruces ............ 42 1.4. Litigio por la posesión de la tierra ........................................................................................ 54 CAPÍTULO SEGUNDO 2. La fundación del “Mayorazgo de Villanueva” ............................................................................ 59 2.1. El mayorazgo como forma de conservar los bienes ............................................................. 60 2.2. Fundación del “Mayorazgo de Villanueva” ......................................................................... 67 2.3. El primer poseedor: Alonso de Villanueva Cervantes ......................................................... 76 2.4. Las composiciones de tierras de 1643 .................................................................................. 78 2.5. Sucesión y herencia en la familia Villanueva Cervantes ...................................................... 81 2.6. Conflictos y disensiones ....................................................................................................... 86 2.7. El nuevo rostro de la administración: la familia Villanueva Altamirano ........................... 100 CAPÍTULO TERCERO 3. La crisis del mayorazgo ............................................................................................................. 119 3.1. La administración de Agustín de Villanueva ....................................................................... 119 3.2. La administración de José Felipe de Villanueva ................................................................. 127 3.3. La nueva política de administración .................................................................................... 142 4 CAPÍTULO CUARTO 4. La desintegración de una fortuna familiar ................................................................................. 154 4.1. La desvinculación del mayorazgo ...................................................................................... 154 4.2. El fraccionamiento de los bienes ......................................................................................... 162 4.3. La gran propiedad rural después de la desvinculación ....................................................... 168 Conclusiones ................................................................................................................................. 172 Bibliografía ................................................................................................................................... 178 Índice de cuadros 1. Árbol genealógico de la familia Villanueva ................................................................................ 28 2. Población de los pueblos, 1548-1605 .......................................................................................... 39 3. Tierras adquiridas por los encomenderos Villanueva, siglo XVI ................................................ 52 4. Bienes sujetos al mayorazgo de Villanueva, 1650 ...................................................................... 85 5. Sitios cedidos en arrendamiento, 1744 ....................................................................................... 111 6. Valor de las propiedades y su producción ................................................................................. 129 7. Arrendamiento anual de las fincas rústicas y urbanas ............................................................... 143 8. Inventario de los bienes del mayorazgo, 1793 .......................................................................... 147 9. Egresos del vínculo, 1793 .........................................................................................................149 10. Cuentas de arrendamiento de 1792-1795 ................................................................................ 152 11. Cuentas de arrendamiento de 1796-1799 ................................................................................ 152 12. Cuentas de arrendamiento de 1780-1803 ................................................................................ 153 13. Ingresos de los arrendamientos, 1792, 1803 y 1805 ............................................................... 157 14. Bienes rústicos del mayorazgo, 1838 ...................................................................................... 167 Índice de ilustraciones 1. Escudo de armas de Alonso de Villanueva Tordesillas .............................................................. 26 2. Ubicación del pueblo de Otzolotepec .......................................................................................... 34 3. Ubicación del pueblo de Huachinango ....................................................................................... 35 4. Reconstrucción hipotética de algunos linderos consignados en el códice Techialoyan de Mimiapan ................................................................................................................................... 95 5. Reconstrucción hipotética de algunos linderos consignados en el códice Techialoyan de Otzolotepec ................................................................................................................................. 98 6. Territorio del pueblo de Jilotzingo, siglo XVIII ........................................................................ 141 5 SIGLAS Y ABREVIATURAS Siglas AGA Archivo General Agrario AGI Archivo General de Indias AGN Archivo General de la Nación AHEM Archivo Histórico del Estado de México AHINAH Archivo Histórico del Instituto Nacional de Antropología e Historia AHNEM Archivo Histórico de Notarias del Estado de México AML Archivo Municipal de Lerma AMO Archivo Municipal de Otzolotepec ARAN Archivo del Registro Agrario Nacional, delegación Estado de México ARPP Archivo del Registro Público de la Propiedad ENE Epistolario de la Nueva España FCE Fondo de Cultura Económica INAH Instituto Nacional de Antropología e Historia UAEM Universidad Autónoma del Estado de México UNAM Universidad Nacional Autónoma de México Abreviaturas c. Caja exp. Expediente f(s). Foja (s) núm. Número leg. Legajo s.a. Sin año s.f. Sin fecha SEGMe Sitio de estancia de ganado menor SEGMa Sitio de estancia de ganado mayor t. Tomo vol. Volumen p.; pp. Página; páginas 6 EQUIVALENCIAS Medidas de longitud 1 vara vulgar (castellana o mexicana) = 0.838 metros 1 vara en Toluca (1636) = 4 varas vulgares = 3.35 metros 1 cordel = 50 varas castellanas = 41.9 metros Medidas agrarias y de superficie 1 caballería = 1,104 x 552 varas = 42.79 hectáreas 1 sitio de estancia de ganado mayor = 1,755.61 hectáreas 1 sitio de estancia de ganado menor = 780.27 hectáreas 1 fundo legal (ó 600 varas por cada viento) = 1,200 x 1,200 varas = 101.12 hectáreas FUENTE: García Castro, René, Códice Xiquipilco-Temoaya y títulos de tierras otomíes. Asentamientos, documentos y derechos indígenas en conflicto, siglos XVI-XVIII, Toluca, El Colegio Mexiquense, A.C. p. 11; y Galván Rivera, Mariano, Ordenanzas de tierras y aguas, México, CIESAS-RAN-AHA, 1998, pp. 157-180. 7 INTRODUCCIÓN Esta investigación trata de recrear la historia de una familia y sus propiedades, desde la conquista hasta la primera mitad del siglo XIX. El caso de la familia Villanueva resulta interesante por el hecho de que logró sobresalir en la sociedad novohispana mediante relaciones de amistad y familiares al vincularse por vía matrimonial con algunas familias distinguidas de la época. La activa participación de los miembros de la familia Villanueva, comenzando con Alonso de Villanueva Tordesillas y después con sus dos hijos Agustín y Alonso de Villanueva Cervantes, les permitió la conformación de una extensa propiedad agraria y la adquisición de fincas urbanas. Alonso de Villanueva Tordesillas manifestó un constante interés por ganar honra y riqueza, así como el deseo de alcanzar y mantener una posición en la escala social. Su matrimonio, en 1527, con Ana de Cervantes, hija de Leonel de Cervantes, comendador de la Orden de Santiago, le permitió distinguirse. Además arguyendo sus méritos de conquista y gracias a sus relaciones con funcionarios como el virrey de la Nueva España Antonio de Mendoza y con Hernán Cortés, marqués del Valle, obtuvo recompensas, entre éstas: la concesión de un escudo de armas y mercedes de tierra. El caso de Alonso de Villanueva Cervantes “el hijo”, es de interés debido a la obtención de mercedes que no fueron adquiridas por la empresa de conquista, sino como pago de servicios a la Corona y los méritos por su fidelidad ante la conspiración de Martín Cortés, segundo marqués del Valle, como delator y las propiedades recibidas por sus suegros, Juan Alonso Altamirano e Isabel de Estrada, como herencia a su cónyuge. Es significativo que Alonso de Villanueva planeó la forma de asegurar y 8 conservar unido, de generación en generación la mayor parte del patrimonio adquirido durante la segunda mitad del siglo XVI mediante varias mercedes de tierra. El mecanismo que utilizó Alonso de Villanueva para conservar el destacado patrimonio fue la creación de un mayorazgo. Esta institución consistía en que una cantidad determinada de bienes se apartaba del orden de herencia para quedar en manos de un solo representante de la familia, generalmente el primogénito, con la finalidad de proporcionar a las familias un respaldo económico que les permitiera mantener un status socio-económico y de prestigio a través de las generaciones. La institución del mayorazgo castellano, señala Bartolomé Clavero, se constituye a partir de la segunda mitad del siglo XIV, como consecución de un proceso de conformación jurídica de la propiedad señorial, y su desarrollo sistemático fue a lo largo del siglo XV.1 Se configuró como una institución basada en la vinculación perpetua de un patrimonio formado por propiedades que darían a la familia la eternización dinástica y la gloría del grupo nobiliario. Las Leyes de Toro de 1505 preveían el marco legal para la fundación de mayorazgos. Esta legislación disponía, entre otras cosas; para la vinculación patrimonial de una licencia real que podía instituirse por vía de testamento o por escritura pública, en ambos casos las características fundamentales eran las mismas, puesto que consideraba los bienes que podían vincularse, el orden de sucesión y los derechos de los 1 Clavero, Bartolomé, Mayorazgo. Propiedad feudal en Castilla 1369-1836, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1989 (véase la primera parte). Algunos autores consideran como precedente del mayorazgo los fideicomisos testamentarios romanos, los cuales permitían la sucesión predeterminada hasta por cuatro generaciones; el sistema feudal español; las propiedades eclesiásticas, ya que no podían ser enajenadas, y la Ley de las Siete Partidas, promulgada bajo el reinado de Alfonso el Sabio. Esta legislación establecía la sucesión monárquica castellana y la indivisibilidad del reino. Sobre esta cuestión véase Fernández de Recas, Guillermo, Mayorazgos de la Nueva España, México, Biblioteca Nacional de México, 1965, pp. XI-XIII; Clavero, Bartolomé, Mayorazgo. Propiedad feudal, pp. 21-207; y Margadants, Guillermo, “El mayorazgo novohispano, producto natural de un Zeitgeist, y anatema para el siguiente”, en Anuario Mexicano de historia del Derecho, vol. 11, 1999-2000, pp. 231-232. 9poseedores. La permanencia patrimonial sujeta se determinó a través de su indivisibilidad e inalienabilidad del mundo comercial. En este contexto Guillermo Margadants, señala que el mayorazgo era como un usufructo en cadena, porque el titular de los bienes no tenía el ius abutendi o el derecho de disponer de estos bienes. Por lo tanto, el poseedor no podía vender, donar o grabar los bienes, o disponer de ellos mortis causa.2 Ante el impedimento de enajenar los bienes, cada nuevo beneficiario recibiría aquel conjunto indiviso de bienes en usufructo y debía no sólo preservar, sino también acrecentar la entidad patrimonial. La institución del mayorazgo resultó, en términos generales, un mecanismo para mantener unido el patrimonio principal a lo largo de sucesivas generaciones, pues no podía ser gestionado como patrimonio personal. La fundación de mayorazgos, según María Concepción Quintanilla, aumentó en las últimas décadas del siglo XV y empezó a constituir uno de los cánones en la vida de la nobleza española.3 En Nueva España la situación patrimonial también se desarrolló de acuerdo con el sistema de propiedad vinculada. Esta forma de transmisión del patrimonio resultó ser una estrategia para algunas familias que amasaron su fortuna en diferentes sectores y en diversas ramas de producción. Optaron por ella tanto las familias de fortunas de origen minero, como comercial o agrícola.4 Durante el periodo colonial se fundaron aproximadamente un centenar de mayorazgos. El primer mayorazgo novohispano es el otorgado a Hernán Cortés en 1529, y establecido en 1535 sobre los 22 pueblos y 23,000 2 Margadants, “El mayorazgo novohispano”, pp. 227-228. 3 Quintanilla Raso, María Concepción, “Propiedad vinculada y enajenaciones. Métodos y lógicas nobiliarias en la Castilla tardomedieval”, en Historia, instituciones, documentos, vol. 31, 2004, pp. 493- 510. 4 Artís Espriu, Gloria, Familia riqueza y poder. Un estudio genealógico de la oligarquía novohispana, México, CIESAS, 1994, p. 110. 10 indios vasallos que se le otorgaban en razón de los servicios prestados.5 Además de Cortés, varios de los conquistadores y sus descendientes aspiraron a constituir un mayorazgo bajo las leyes y disposiciones de los castellanos. Entre los más sobresalientes por su fortuna y bienes podemos mencionar el de “San Miguel de Aguayo” fundado por Francisco de Urdiñola, conquistador y gobernador de Nueva Vizcaya; el de “Romero de Terreros” formado por el primer Conde de Regla; y el de “Rincón Gallardo” creado por Pedro Rincón. Otros fructíferos mayorazgos fueron el de los Mariscales de Castilla, el de la familia Santiago y Salinas, el de los Guerrero Villaseca, el de Hernández de la Higuera, el de Santiago Calimaya (Altamirano), y el de la familia Villanueva Cervantes, mayorazgo en el que se centra el presente trabajo. La fundación del “Mayorazgo de Villanueva” se verificó a principios del siglo XVII y la propiedad vinculada perduró hasta la primera mitad del siglo XIX. Así, durante poco más de 230 años, se sucedieron al frente de los destinos del mayorazgo once personajes. El primero de ellos fue Alonso de Villanueva Cervantes, hijo de Alonso de Villanueva y Juana Altamirano. El mayorazgo debía asegurar un respaldo económico y continuidad en un estilo de vida a la familia durante generaciones, conservar la unidad de la propiedad territorial y de las riquezas de la familia. No obstante, algunos titulares en momentos de crisis económica comprometieron las diferentes propiedades para subsanar las finanzas. Detrás del título ostentoso de “mayorazgo” se hallaban varias realidades más complejas, pues a través del prolongado disfrute transgeneracional de la propiedad vinculada, las distintas circunstancias y los intereses cambiantes condujeron a acrecentamientos, pero también a disminuciones y apartamientos de bienes, es decir, enajenaciones, que contradecían los 5 Solano, Francisco, Cedulario de tierras. Compilación de legislación agraria colonial (1497-1820), México, UNAM, 1984, pp. 145-146 y 148-149; y Fernández de Recas, Mayorazgos de la Nueva España, p. XVI. 11 principios de inalterabilidad, indivisibilidad, y en definitiva, de inalienabilidad del mismo. Las enajenaciones de bienes por parte de los poseedores estaban, a menudo, estrechamente relacionadas con el deseo de mejorar la rentabilidad del patrimonio, sustituir algunas propiedades por otras, o con la necesidad de liquidez por gastos económicos, que en bastantes casos, motivaron la decisión de enajenar los bienes por cuantías importantes. Pero además, tengamos presente los frecuentes pleitos entre familiares cuyas pretensiones giraban en torno al control del patrimonio o por las costosas compensaciones económicas, así como por litigios de posesión o propiedad de la tierra entre propietarios particulares o del pueblo. El crecimiento y desarrollo del mayorazgo de Villanueva no se fincó sólo en la acumulación de propiedades, principalmente rústicas, y su rentabilidad, sino también en el interés demostrado por los diferentes poseedores por conservar el patrimonio que se había forjado laboriosamente y transmitido de generación en generación. En esta investigación sostengo como hipótesis que la conformación de la propiedad vinculada al mayorazgo y su aprovechamiento por los diferentes titulares del mismo, constituyeron una parte fundamental de su riqueza y bonanza, pero también muestra una serie de dificultades que influyeron en la decadencia y desintegración de los bienes. El objetivo de este trabajo es analizar las formas de explotación y dominio de los bienes de la familia Villanueva a raíz de la conformación de la propiedad inalienable e indivisible. El marco temporal de esta tesis es multisecular, porque abarca un poco más de tres centurias, desde la integración del patrimonio, en los primeros años de la colonia, hasta la desintegración de los bienes urbanos y rústicos en la primera mitad del siglo decimonónico, al considerar que en este lapso se mantuvo la integridad del patrimonio familiar y se transmitió de generación en generación. De manera más específica, esta investigación parte del año 1605, cuando Alonso de Villanueva Cervantes y su esposa 12 Juana Altamirano establecen el mayorazgo familiar el cual subsiste hasta 1839, año en que los bienes sujetos al vínculo fueron fraccionados y puestos en venta. Consideramos que hasta el momento no existe un estudio que esclarezca la relevancia que tuvo esta familia, los orígenes de su fortuna y los mecanismos que utilizaron para consolidar los bienes, el proceso de acumulación de tierras, su participación en distintas ramas y sectores económicos, ni sus relaciones sociales, políticas y familiares. No obstante, este hecho no resultó ser un impedimento para la investigación, porque la abundancia de fuentes documentales (primarias) nos alentó a iniciar la empresa de reconstrucción histórica. Pese a la importancia de la familia, el análisis que se ha llevado a cabo tuvo inicialmente como fuentes bibliográficas las obras de Guillermo Fernández de Recas, Mayorazgos de la Nueva España, y de Bartolomé Clavero, Mayorazgo. Propiedad feudal en Castilla 1369-1836. La reconstrucción histórica brinda una riqueza documental excepcional para nuestro tema, puesto que la información se refiere en su mayoría a litigios por la titularidad del mayorazgo, las propiedades y testamentos de la familia. En general el estudio de Fernández de Recas reúne una serie de documentos de los mayorazgos establecidos en el periodo colonial ―que se localizan en los acervos conservados en el Archivo General de la Nación― lo que le imprime su valor de consulta obligada para quien desee profundizar en el estudio de algunos de los vínculos ahí aludidos. El autor ofreceinformación sobre unos 61 mayorazgos.6 Número al que deben añadirse, según el 6 El autor consigna un total de 61 mayorazgos. En torno a las ciudades más importantes, se distribuían 28, mismos que, atendiendo a la conformación política actual, correspondería: nueve al estado de Puebla; cuatro al Estado de México; tres al de Veracruz; dos en cada uno de los estados de Hidalgo, Guanajuato, San Luis Potosí, Oaxaca y Yucatán; Querétaro y Zacatecas tenían dos cada uno, y 33 a la ciudad de México. Fernández de Recas, Mayorazgos de la Nueva España, pp. XIV-XV. 13 mismo autor, tres de los cuales existen monografías, así como los referidos por Villaseñor y Villaseñor, Francois Chevalier, M. Ladd Doris y José F. de la Peña.7 El estudio de Clavero nos proporciona datos, no exclusivamente de esta familia o de sus bienes, sino sobre la institución del mayorazgo, además de una investigación que se compone de tres partes, en la primera se aborda el proceso de constitución del mayorazgo, en la segunda sobre el desarrollo y finalmente la crisis y su abolición. Los temas tratados contemplan desde el origen y formación de la institución del mayorazgo castellano hasta las transformaciones políticas administrativas de la primera mitad del siglo XIX. Las lectura de otras investigaciones como las de M. Doris Ladd, La nobleza mexicana en la época de la independencia, 1780-1826,8 y de Gloria Artís Espriu, familia riqueza y poder. Un estudio genealógico de la oligarquía novohispana,9 fueron de gran ayuda para familiarizarse con la figura del mayorazgo y con el periodo novohispano, además resultaron de excepcional utilidad los trabajos que se han dedicado a un vínculo determinado, entre ellos podemos citar a Gilberto Bermúdez, El mayorazgo de la Higuera,10 María Vargas-Lobsinger, Formación y decadencia de una fortuna: Los mayorazgos de San Miguel de Aguayo y de San Pedro del Álamo 1583- 1823,11 y a Jesús Gómez Serrano, Un mayorazgo sin fundación. La familia Rincón 7 Una lista de mayorazgos establecidos durante la época colonial en el territorio novohispano se encuentra en Artís Espriu, Gloria, Familia riqueza y poder, pp. 112-114. 8 Ladd Doris, M. La nobleza mexicana en la época de la independencia, 1780-1826, México, FCE, 1976, (especialmente el capítulo cuatro), pp. 103-126. 9 Artís Espriu, Familia riqueza y poder. Otro estudio interesante que también hace referencia a los mayorazgos es el de Verónica Zarate, Los nobles ante la muerte en México. Actitudes, ceremonias y memoria (1750-1850), México, El Colegio de México-Instituto Mora, 2000. 10 Bermúdez, Gilberto, El mayorazgo de la Higuera, Xalapa, Veracruz, Universidad Veracruzana, 1987. 11 Vargas-Lobsinger, María, Formación y decadencia de una fortuna: Los mayorazgos de San Miguel de Aguayo y de San Pedro del Álamo 1583-1823, México, UNAM, 1992. 14 Gallardo y su latifundio de ciénegas, de Mata, 1543-1740.12 La lectura de los textos anteriores nos permitió conocer cómo diferentes familias del territorio novohispano recurrieron a la herencia indivisa que representaba el mayorazgo para proteger sus bienes, al mismo tiempo, pudimos apreciar sus fortunas personales y familiares, así como su participación en la economía y sus relaciones de parentesco y con la sociedad. Gilberto Bermúdez nos presenta el caso de la distinguida familia Hernández de la Higuera que, a finales de la segunda mitad del siglo XVI, adquirió un conjunto de propiedades (agrarias y urbanas) en Puebla y Veracruz y amasó una gran fortuna a través del comercio y en la industria del azúcar. Jesús Gómez estudia el caso de la familia Rincón Gallardo que consolidó uno de los más extensos y prósperos latifundios que hubo en toda Nueva Galicia. Al igual que Bermúdez, Gómez Serrano busca analizar y dilucidar los vaivenes de una familia novohispana y sus propiedades, desde la adquisición pasando por el proceso durante la vida virreinal. El acumulado patrimonio de la familia Hernández de la Higuera y Rincón Gallardo era mayor que el de la familia Villanueva Cervantes. Por último, respecto al espacio de observación fue definido por los lugares donde la familia Villanueva tenía sus propiedades. Por ello, es que el espacio contempla el primer cuadro de la Ciudad de México donde se ubicaban algunas propiedades, varias de ellas cumpliendo la doble función de sitios de residencia y otras dedicadas a la actividad comercial, pues contaban con almacenes y bodegas. En el valle de Toluca, concretamente en la porción noreste, se encontraban sus fincas rurales. La extensión de tierra adquirida por la familia Villanueva abarcaba desde el margen oriental del río Chignahuapan o Lerma, donde se encontraban asentados los pueblos de Xonacatlán y 12 Gómez Serrano, Jesús, Un mayorazgo sin fundación. La familia Rincón Gallardo y su latifundio de ciénegas de Mata, 1543-1740, Aguascalientes, Instituto Cultural de Aguascalientes, Consejo de la Crónica de Aguascalientes, 2006. 15 Otzolotepec, y se extendía hacia las montañas de la Sierra de las Cruces, en cuyas faldas estaban los pueblos de Mimiapan y Jilotzingo, lo cual indica que sus intereses y actividades se desarrollaron en dos lugares importantes: en el centro económico y político virreinal, y en una zona agrícola y ganadera. El valle de Toluca se encuentra al oeste del valle de México. La amplia zona está regada al norte por las aguas del río Lerma, la parte sur en la que se localizan los valles de Temascaltepec, Tenancingo y Zacualpan es bañada por los afluentes del río Balsas.13 La porción del valle de Toluca-Lerma está limitada por cuatro puntos cardinales; por la sierra volcánica transversal, de donde escurren las corrientes principales que integran los orígenes del río Lerma. En esta área geográfica, René García Castro señala tres zonas ocupadas por los españoles desde mediados del siglo XVI; la zona de los valles del alto Lerma, la zona de las serranías cálidas, y la zona de vegas templadas al sur del volcán Xinantécatl. En la primera se desarrolló la ganadería y la agricultura comercial, en la segunda la minería de metales preciosos, y en la tercera el cultivo de la caña de azúcar, y otros productos agrícolas comerciales.14 Las fincas rústicas de la familia Villanueva se ubicaron en la primera zona. A continuación una breve descripción de cada una de las partes del trabajo. El primer capítulo está dedicado a estudiar los orígenes de la fortuna y los mecanismos que durante el siglo XVI le permitieron a Alonso de Villanueva Tordesillas y sus sucesores adquirir, acumular y consolidar la propiedad en términos de los pueblos de Otzolotepec, Mimiapan y Jilotzingo asentados en el valle de Toluca en la ribera oriental del río Chignahuapan. 13 Zamudio Espinosa, Yolanda, Tierra y sociedad en el valle de Toluca, siglo XVI, Toluca, CICSyH, UAEM, 2001, p. 19. 14 García Castro, René, “Pueblos y señoríos otomianos frente a la colonización española. Cambios económicos y sociales en la región de Toluca, siglos XVI-XVII”, en Yolanda Zamudio Espinosa y José Aranda Sánchez (coord.) Valle de Toluca: sociedad y territorio, Toluca, CICSyH, 2000, p. 5. 16 El capítulo segundo centra su atención en la fundación del “Mayorazgo de Villanueva”. Se hacen algunas observaciones sobre la institución del mayorazgo, de los bienes que fueron destinados al primogénito con carácter indivisible e inalienable y el papel que desempeñaron los primeros titulares. Así como los obstáculos que enfrentaron para lograr su propósito. El tercer capítulo, destaca la crisis del vínculo que se manifestó durante la segunda mitad del siglo XVIII. Las primeras transformaciones se perciben bajo la administración de José Venturade Villanueva, pero se manifestaron de manera más clara bajo la administración de Agustín y de José Felipe de Villanueva. Un proceso significativo que sin duda acarreó un gran número de dificultades para continuar con la tendencia expansiva mantenida hasta entonces. En el cuarto capítulo nos ocupamos de la desvinculación de las propiedades, que habían pasado de generación en generación, a raíz de la Ley de 1823, que derivó en el fraccionamiento de los bienes en partes iguales entre María Francisca y su hijo Federico de Villanueva. Para el desarrollo de esta investigación se recurrió a la consulta de fuentes de archivo y de las ya publicadas que se consideraron oportunas. En cuanto al material documental de archivo, indispensables para nuestro estudio de caso, éstos documentos proceden en su mayoría del Archivo General de la Nación, de los ramos Vínculos y mayorazgos, Tierras, Mercedes e Indios, y del Archivo General Agrario, los fondos Restitución, Dotación, Bienes Comunales, Reconocimiento y Titulación de Bienes Comunales, e Histórico. El Archivo General Agrario es muy importante ya que custodia un valioso acervo documental invaluable que contiene buena parte de la historia agraria de nuestro país. La riqueza informativa se encuentra en los expedientes de las acciones agrarias de Restitución de tierras, Dotación de ejidos y Reconocimiento, Confirmación y Titulación de Bienes Comunales, así como del grupo documental Histórico 17 constituido por una variedad de documentos pertenecientes al periodo colonial, al siglo XIX y a las dos primeas décadas del siglo XX.15 En el proceso de esta investigación encontramos una mina de información que hasta ahora ha sido poco explorada sobre la historia agraria por la sociedad, los investigadores y las personas interesadas en la historia agraria. El Archivo General de Notarias de la ciudad de Toluca y Archivo Municipal de Lerma también nos han proporcionado información valiosa. Buscamos además, información complementaria en el archivo colonial de la hacienda de Mayorazgo aunque con poca fortuna porque no existe material sobre el tema que nos ocupa. 15 Olmedo Gaxiola, Regina, Catálogo de documentos históricos del Archivo General Agrario, México, CIESAS-RAN, vol. 1 y 2, 1998. 18 CAPÍTULO I. LOS ORÍGENES Y LOS MECANISMOS PARA LA CONFORMACIÓN DE LA PROPIEDAD DE LA FAMILIA VILLANUEVA EN LOS PUEBLOS ASENTADOS EN LA RIBERA ORIENTAL DEL RÍO CHIGNAHUAPAN Muchos fueron los españoles que participaron en la conquista, la pacificación y el poblamiento de diferentes lugares del virreinato de la Nueva España. Sin embargo, poco sabemos sobre la vida de cada uno de aquellos conquistadores que abandonaron su patria en busca de fortuna y privilegios en el nuevo territorio recién encontrado. De las figuras relevantes que son bien conocidas, destacan Hernán Cortés, Pedro de Alvarado y Nuño de Guzmán. Pero existieron otras que por sus “meritos y servicios”, grandes riquezas, su valor, o su inteligencia figuraron también en la vida social del primer siglo de la época colonial. Entre éstos se destaca en la primera mitad del siglo XVI, Alonso de Villanueva Tordesillas, y más tarde sus sucesores Alonso y Agustín de Villanueva Cervantes, quien formó parte de la empresa de conquista y supo rodearse de personas fieles que le dieran preeminencia para figurar entre la nobleza en aquella época y hacerse de un patrimonio destacado. Villanueva Tordesillas sobresalió en la sociedad novohispana con base en su participación en el Ayuntamiento de la Ciudad de México y por el conjunto de propiedades que poseía en el valle de Toluca, bienes que, como ya hemos dicho, pasaron a sus descendientes Alonso y Agustín de Villanueva, quienes además ampliaron sus redes sociales y de parentesco al vincularse por vía matrimonial con otras familias ilustres, que contribuyeron a incrementar sus bienes urbanos y rurales. En cuanto a estos últimos, poseyeron zonas agrícolas fértiles relativamente cercanas al mercado de la Ciudad de México. El eje rector de este capítulo es el estudio del proceso de formación de la gran propiedad por Alonso de Villanueva Tordesillas y sus sucesores ―Alonso y Agustín de 19 Villanueva Cervantes― durante el siglo XVI en los pueblos de indios de Otzolotepec, Jilotzingo y Mimiapan, asentados en la porción noreste del valle de Toluca. Se trata, sobre todo, de recuperar grosso modo las principales formas en que estos personajes se hicieron de fama y propiedades. 1.1 La familia Villanueva Alonso de Villanueva Tordesillas, antes de su llegada a la Nueva España, estuvo en la Isla Española.16 Dorantes de Carranza nos informa que Alonso de Villanueva llegó a la Nueva España como parte de las huestes de Pánfilo de Narváez, fue secretario de Hernán Cortés y uno de los primeros procuradores generales.17 No obstante, por una real cédula fechada en septiembre de 1631 sabemos que llegó con las huestes de Cortés.18 Sea como fuere, la forma de su llegada, lo relevante es que destacó por sus servicios militares a la Corona. Participó en la conquista de Tenochtitlán y en la expedición a Pánuco, en las provincias de los Yopelcingos y en Colima.19 Además se distinguió por su participación en el cabildo de la Ciudad de México, en la realización de exitosos negocios y tejió una red de amistades con otros conquistadores, lo que afianzó su prestigio a lo largo de su vida. 16 Icaza, Francisco A. de, Conquistadores y pobladores de Nueva España, Madrid, 1923, vol. II, pp. 78- 79. 17 Dorantes de Carranza, Baltazar, Sumaria relación de las cosas de la Nueva España, México, Porrúa, 1998, p. 159. 18 Villar Villamil, Ignacio de, Cedulario heráldico de conquistadores de Nueva España, México, 1933, núm. 18. 19 Dorantes Carranza, Sumaria relación de las cosas, p. 159; Icaza, Conquistadores y pobladores, II, pp. 78-79; Villar Villamil, Cedulario heráldico, núm. 18; y Muriel Josefina, “La capilla de la cena en la Catedral de México”, en Estudios de Historia Novohispana, vol. III, México, 1970, p. 37. 20 Villanueva Tordesillas era oriundo de Villanueva del Fresno, provincia de Badajoz en España, hijo de Gonzalo Garrido y de Leonor Martínez.20 Contrajo matrimonio con Ana Cervantes, hija de Leonor de Andrada y de Leonel de Cervantes, comendador de la Orden de Santiago y encomendero de los pueblos de Atlapulco y Jalatlaco en el valle de Toluca,21 y procrearon seis hijos: Alonso, Agustín, Leonor, Ana, Leoneta y Florencia22 (véase cuadro 1). Este matrimonio marcó el inicio de una familia que se estableció en la nueva ciudad y formó parte del reducido grupo rector de la sociedad novohispana en la primera mitad del siglo XVI. En la construcción de la nueva estructura urbana o traza de la ciudad fueron otorgados los primeros solares y huertas partiendo de su núcleo central, la Plaza Mayor.23 El cabildo de la Ciudad de México concedió solares para su casa a los conquistadores, a Villanueva Tordesillas se le ubicó cerca de la plaza central donde 20 Alonso de Villanueva no adoptó el apellido de sus padres sino el de su ciudad “Villanueva”, quizá como una pretensión señorial. Según Villar Villamil, el cambio de apellidos fue una práctica común por la poca fijeza que tenían entonces los apellidos castellanos para transmitirse de padres a hijos. Todos aquellos que podían jactarse de algún parentesco, por remoto que fuese, con cualquier familia ilustre de la monarquía, no vacilaban en tomar ese apellido. Mientras que otros retomaron el de su pueblo. Villar Villamil, “Don Luis de Castilla”, en Academia Mexicana de la Historia, Madrid, 1920, pp. 6-7. 21 Porras Muñoz, Guillermo, El gobierno de la ciudad de Méxicoen el siglo XVI, México, UNAM, 1982, pp. 250-264, 283-286 y 405-407; Schwaller, John Frederick, “Tres familias mexicanas del siglo XVI”, en Historia Mexicana, vol. XXXI, núm. 122, México, El Colegio de México, octubre-diciembre, 1981, pp. 183-185; Gangster, Paul, “La familia Gómez de Cervantes. Linaje y sociedad en el México colonial” en Historia Mexicana, vol. XXXI, núm. 122, México, El Colegio de México, octubre-diciembre, 1981, pp. 197-232; y Peña, José F. de la, Oligarquía y propiedad en Nueva España 1550-1624, México, FCE, 1983, p. 221. 22 Icaza, Conquistadores y pobladores, II, pp. 78-79; y Porras Muñoz, El gobierno de la ciudad, pp. 468- 470. 23 La nueva ciudad fue diseñado bajo el modelo clásico: una plaza central y a su alrededor la iglesia y las manzanas de solares destinadas a habitaciones, comercio y talleres exclusivamente para los españoles. Sobre la nueva división del espacio véase Porras Muñoz, El gobierno de la ciudad, pp. 19-24; y Mier y Terán, Lucia, La primera traza de la ciudad de México, 1524-1535, México, UAM, FCE, vol. 1, 2005. 21 estableció su residencia familiar.24 Su vivienda estaba ubicada entre la iglesia mayor y la calle de Tacuba, junto a la casa de Cristóbal Flores, alcalde ordinario, y a la del regidor Luis de la Torre. No obstante, a mediados del siglo XVI Alonso de Villanueva, y algunos vecinos, que habían sido encargados del gobierno local, fueron desplazados porque en el lugar donde se encontraban fue destinado para la construcción de una nueva Catedral.25 Villanueva Tordesillas y su familia se mudaron al primer solar de la calzada de Tacuba, donde más tarde Catalina de Peralta, esposa de Agustín de Villanueva Cervantes, fundó un convento.26 Dentro y fuera de la nueva traza se distribuyeron solares, peonías, caballerías y demás tierras como un estímulo para los participantes en la contienda y un medio para fortalecer la colonización. En 1527, el Ayuntamiento de la Ciudad de México le concedió a Villanueva Tordesillas un solar, dos años después adquirió un sitio para ovejas y una suerte de tierra para una huerta en Tacuba. 27 Para 1551, era dueño también de un solar en la calzada de San Hipólito y de unas tierras en “términos” de Tacubaya.28 24 Actas de Cabildo de la ciudad de México, Edición de Ignacio Bejarano, México, Edición del Municipio Libre, 1889, 22 de febrero de 1527. 25 Manuel Toussaint, “La catedral de México”, en Gerardo Murillo (comp.) Iglesias de México, (6 vol.) México, 1924-1927, vol. II, pp. 15-30. 26 Porras Muñoz, El gobierno de la ciudad, pp. 142-143, 289, 432 y 468. En 1601 Catalina de Peralta, viuda de Agustín de Villanueva, fundó el convento de Santa Isabel con la Bula de S. S. Clemente VIII, que había recibido en 1592. Para ello, destinó la casa donde vivía, que se ubicaba en la parte de lo que hoy es Palacio de Bellas Artes y abarcando hasta la actual avenida Juárez. El convento adopto la regla de franciscanas descalzas, de la primera regla de Santa Clara. No obstante, por la situación de precariedad que la regla establecía decidió adoptar la regla de clarisas urbanistas, lo que les permitía poseer rentas y a exigir dote. Muriel, Josefina, Conventos de monjas en la Nueva España, México, 1946, pp. 211-220. 27 Actas de Cabildo de la ciudad, 8 de febrero de 1527; 31 de julio de 1528; 30 de abril; y 31 de diciembre de 1529. 28 Actas de Cabildo de la ciudad, 24 de abril y 17 de julio de 1551. 22 Villanueva continuó adquiriendo tierras y todavía en 1553 obtuvo una merced de una caballería de tierra y algunas demasías en la calzada de Tacuba. 29 La adquisición de mercedes de tierra, minas, oficios y encomiendas fue el inicio de muchos colonos españoles para obtener fortuna, fama y reputación. Cada colono español experimentó de manera distinta su carrera ascendente. En el caso de Villanueva Tordesillas fue mediante el desempeño de diferentes oficios en el cabildo de la Ciudad México: fue tres veces elegido regidor (1527, 1544 y 1554), electo diputado de minas dos veces (1529 y 1552), en 1543 fue designado procurador en la Corte del Rey. En marzo de 1544, con motivo de las Leyes Nuevas, se acordó enviar a España dos procuradores, un conquistador y otro poblador, por ese motivo Villanueva fue enviado en representación del Ayuntamiento, cargo que ocupó hasta su regreso en noviembre de 1550, y en 1553 se desempeñó como procurador mayor.30 El año de 1554 es la última fecha en que encontramos a Alonso de Villanueva ejerciendo actividades, pues falleció en noviembre de ese año. Durante el tiempo en que estuvo en el Ayuntamiento gozó de notable influencia política, pero este cargo también le permitió aumentar sus caudales, prestigio social y parentesco no sólo con familias “reinantes” en el Ayuntamiento citadino de la primera mitad del siglo XVI, sino también con familias del valle de Toluca. Por ejemplo, mantuvo amistad con el Marqués del Valle de Oaxaca, con el primer virrey Antonio de Mendoza, con los alcaldes ordinarios Cristóbal Flores, Luis de la Torre, Alonso de Bazán, Juan Carbajal, Alonso de Aguilar y Juan Cano, así como con los regidores Juan 29 Actas de Cabildo de la ciudad, 23 y 26 de junio de 1553. 30 Actas de Cabildo de la ciudad, 4 de enero de 1527; 9 de agosto de 1543; 13 y 20 de marzo de 1544; 29 de febrero de 1552; 1 de enero 1553; y 7 de mayo de 1554. En 1542 se expidieron las “Leyes Nuevas”. Estas ordenanzas llegaron a la Nueva España con el visitador licenciado Francisco Tello de Sandoval. Aiton, Antonio de Mendoza. First Viceroy of New Espain, Duke University Press, Duham North Carolina, 1927, p. 97. 23 de Saucedo, Juan de Rivera y Gonzalo de Alvarado. Estrechó relaciones de amistad con el encomendero de Zinacantepec Juan de Sámano, con Juan Gutiérrez Altamirano encomendero de Calimaya, Tepemajalco y Metepec, entre otros. La conformación misma de una amplia parentela era fundamental y no sólo se daba mediante relaciones de amistad, sino también por el ingreso de los hijos o parientes a la vida eclesiástica y a través de matrimonios. Las familias de grandes recursos procuraban, de manera muy especial, concretar alianzas matrimoniales con las familias de los altos funcionarios civiles, porque era una garantía de éxito para los negocios emprendidos y para los diferendos jurídicos en los que se veían envueltos. Así lo demuestra Villanueva Tordesillas cuando buscó esposa para su hijo Alonso de Villanueva Cervantes, encontrándola nada menos que en la hija de Isabel de Estrada y Juan Alonso Altamirano, hijo del licenciado Juan Gutiérrez Altamirano y de Juana Altamirano, quienes eran a su vez primos de Cortés, y encomenderos de los pueblos de Calimaya, Metepec y Tepemajalco. Alonso de Villanueva heredó de su padre bienes y la encomienda, desempeñó el puesto de alcalde ordinario de la Ciudad de México en 1576 y al año siguiente fue electo alcalde de la Mesta,31 contrajo matrimonio con Juana Altamirano. De este enlace nacieron seis hijos (Alonso, Juan, Catalina, Isabel, Ana y Leonor), todos unidos a prósperas familias ligadas con la Audiencia y la iglesia (véase cuadro 1). Los enlaces de los hermanos de Alonso de Villanueva fueron también con descendientes de familias distinguidas. Agustín, Leonor y Ana se casaron con tres hijos de Juan Suárez de Ávila y de Magdalena de Peralta, hija de Martín Goñi de Peralta32 y 31 Actas de Cabildo de la ciudad, 1 de enero de 1576; y 1 de enero de 1577. 32 Las referencias sobre Martín Goñi de Peralta, son que pasó a la Nueva España en 1535 en compañía de Antonio de Mendoza, primer virrey. Ocupó diversos cargos en el gobierno de la ciudad tales como corregidor de Tepeapulco (hoy en el Estado de Hidalgo) en 1536 y 1537, y en 1543 de Otumba, un año 24de Beatriz de Zayas: Agustín se casó con Catalina, Leonor con Luis, quien fue alcalde ordinario de la Ciudad de México en 1571 y alcalde mayor de Cuautitlán en 1582,33 y Ana con Juan Suárez de Peralta. Leoneta de Andrada fue esposa de Garci Manuel Pimentel, conquistador de Jalisco, y finalmente, Florencia contrajo nupcias con su primo Baltasar de Aguilar Cervantes34 (véase cuadro 1). Las evidentes alianzas matrimoniales entre los Villanueva Cervantes y los descendientes de las familias Suárez de Peralta, Pimentel, Aguilar Cervantes y los Altamirano: éste último estaba emparentado con la familia Cervantes, unió a distinguidas familias de la sociedad novohispana, cuyos intereses por la continuación del linaje, la honra y la acumulación de riquezas eran semejantes. En 1531, Villanueva Tordesillas en merced de sus “méritos y servicios” la Corona le concedió un escudo de armas.35 Para la obtención de ese privilegio Alonso de antes había sido alcalde mayor en las minas de Sultepec y Zacualpan. Tuvo en encomienda el pueblo de Tezuatlán en Oaxaca. Véase Garritz Amaya, “Los alcaldes ordinarios de la ciudad de México en el siglo XVI”, en Garritz Amaya (coord.), Los Vascos en las Regiones de México. Siglos XVI-XX, vol. III, México, UNAM/Ministerio de Cultura del Gobierno Vasco/Instituto Vasco-Mexicano de Desarrollo, 1997, p. 38; y Ruiz Medrano, Ethelia, Gobierno y sociedad en Nueva España: Segunda Audiencia y Antonio de Mendoza, Morelia, Gobierno del Estado de Michoacán-El Colegio de Michoacán, 1991, pp. 150 y 244. 33 Actas de Cabildo de la ciudad, 1 de enero de 1571; y Fernández de Recas, Mayorazgos de la Nueva España, p. 23. Luis Suárez de Peralta heredo la fortuna de su padre. En 1607 para aumentar sus propiedades compró la hacienda de San Andrés Tenayuca propiedad de Francisco Cerón Altamirano y más tarde la de San Jacinto Sacamatlán, cerca de Tlalnepantla. En 1611 falleció y su fortuna paso a manos de sus hermanos Pedro y Catalina. Toussaint, Manuel, Paseos coloniales, México, 1962, p. 53. 34 Porras Muñoz, El gobierno de la ciudad, pp. 430-431 y 468-469; y Dorantes Carranza, Sumaria relación de las cosas, p. 282. 35 El escudo de armas o blasón eran un símbolo de prestigio, ya fuera para una ciudad, para el noble linaje de alguna familia, e incluso para la que no lo era. Sabemos que la Corona española otorgó este privilegio mediante una cédula en forma de merced real a aquellos pueblos y personas que habían participado en la Conquista, la pacificación y el poblamiento de varios lugares de la Nueva España durante el siglo XVI. No obstante, años después también lo concedió a ciertos individuos que dieron muestras de su fidelidad al Rey, a través del financiamiento de ceremonias públicas a través de las cuales se le aclamaba. Pero el Rey 25 Villanueva hizo notar al rey su participación en la empresa de conquista de Tenochtitlán, la expedición a Pánuco, en la provincia de Yopelcingo y en Colima.36 Como se puede observar en la imagen 1, el blasón está dividido en dos cuarteles: en el primer cuartel se representó, en campo de plata, un águila de sable, y el segundo cuartel en campo de gules, tres cabezas de indios en señal o representación de algunos que mató en las campañas de conquista. Los cuarteles están rodeados por una orla de ocho cruces de plata y ocho aspas de San Andrés de oro, en campo azur. El escudo tiene como distintivo al timbre, un almete cerrado con un brazo armado con un estoque en la mano, en señal del ánimo y esfuerzo con que participó en la conquista. no era el único que tenía la facultad de otorgar blasones, puesto que hay testimonios de que el Papa y el virrey también tenían ese poder. Barrera, Claudio y Florencio Barrera, “Falsificación de escudos a principios del siglo XX”, en María Castañeda de la Paz y Hans Roskamp (coord.) La heráldica indígena en Nueva España, México, Instituto de Investigaciones Antropológicas-El Colegio de Michoacán, en prensa: y García Castro, “Las ciudades novohispanas”, en Bernardo García Martínez (coord.) Gran Historia de México Ilustrada. Nueva España, de 1521 a 1750, México, Planeta-CONACULTA-INAH, tomo 2, 2001, p. 117. 36 AGI, México, 1088, L. 1 BIS, fs. 134v-136v. Consultado a través de http://pares.mcu.es/05/03/2010; y Villar Villamil, Cedulario heráldico, número. 18. http://pares.mcu.es/05/03/2010 26 Imagen 1. Escudo de armas de Alonso de Villanueva Tordesillas FUENTE: Villar Villamil, Cedulario heráldico, núm. 18. Además fue favorecido con los tributos y la fuerza de trabajo de los naturales de los pueblos de Otzolotepec, Jilotzingo y Mimiapan37 asentados en el valle de Toluca en la ribera oriental del río Chignahuapan, y Huachinango38 ubicado en la sierra de Puebla, que le fueron adjudicados como encomienda. La encomienda resultó ser muy favorable 37 En la actualidad los pueblos de Otzolotepec y Jilotzingo forman parte del municipio de Villa Cuauhtémoc. Mientras que Mimiapan pertenece a la cabecera municipal de Xonacatlán. Ambos son municipios del Estado de México y se ubican en la porción noreste del valle de Toluca. En cuanto al medio natural, en la zona llana, el terreno es propicio para la agricultura, predominando el cultivo de maíz, y la ganadería, y en la zona montañosa cuenta con recursos forestales, principalmente coníferas. El clima predominante es templado subhúmedo con lluvias en verano. Xonacatlán. Monografía municipal, Toluca, GEM, 1998, pp. 13-24; y Otzolotepec. Monografía municipal, Toluca, GEM, 1998, pp. 13-33. 38 En la actualidad, Huachinango es un municipio del estado de Puebla. Limita con los municipios de Xicotepec de Juárez y Juan Galindo (Necaxa) al norte, con Ahuazotepec y Zacatlán al sur, al oeste con Juan Galindo y Tlaola, y Naupan, Ahuazotepec y con el estado de Hidalgo al poniente. Las condiciones naturales permiten que el terreno sea propicio para el cultivo de maíz y frijol. Además cuenta con zonas boscosas de pinos, ocotes y encinos. Por su situación geográfica pueden identificarse tres tipos de clima: cálido, semicalido y templado frio. (http.//www.e-local.gob.mx/work/templates/enciclo/puebla/mpios/21- 071a.htm), 9/2/2010. 27 no sólo por los beneficios que les reportaban estos pueblos (recursos para la subsistencia y un régimen de trabajo gratuito por vía de tributación), sino también porque les permitió adquirir una considerable cantidad de tierras, como se verá en seguida. Otras noticias relacionadas a Villanueva Tordesillas, refieren que en 1538 fue fundador junto con otros conquistadores de la Cofradía de Santísimo Sacramento y Caridad.39 La cofradía era en esencia una colectividad religiosa integrada por fieles laicos. La cofradía proporcionaba servicios de auxilio para los enfermos pobres y servicio de sustento a los integrantes de la cofradía. 39 La presencia temprana de la cofradía obedeció a la iniciativa de conquistadores de asociarse por razones religiosas y al apoyo brindado, en 1539, por Paulo III al confirmar la fundación de la cofradía y de Fray Juan de Zumárraga, primer arzobispo de la Nueva España, al conceder el cambio de domicilio del Convento de San Francisco a la catedral en 1544. La Cofradía de Santísimo Sacramento y Caridad fue una de las que alcanzó el más alto y sólido prestigio durante sus tres siglos de existencia, tanto por las personas que la formaron como las que siguieron, por ser lo más preeminente de lasociedad novohispana en el terreno económico, social, político y el religioso. Muriel, Josefina, “La capilla de la cena”, pp. 35- 58. 28 Cuadro 1. Árbol genealógico de la familia Villanueva Gonzalo Garrido = Leonor Martínez Leonel de Cervantes = Leonor de Andrada Alonso de Villanueva Tordesillas ========= Ana Cervantes Alonso = Juana Altamirano Agustín = Catalina de Peralta Leonor = Luis Suárez Ana = Juan Suarez Leoneta = Garci Manuel Florencia = Baltasar de Aguilar de Peralta de Peralta Pimentel Cervantes Alonso = Isabel Mariaca Juan = Juana Muñoz Catalina = Pedro de Castilla Isabel = Tomas de Aguirre Ana = Felipe de Sámano Leonor de Saldierna de Morales Altamirano Zaunzavar Turcios Juana Teresa Vicenta Alfonsa Francisca = Manuel de Sousa Felipe Ana Beatriz = Tristán de Luna y Castro y Arellano Juan José = Alonso Juana Leonor = José de la Antonio Ana = Cristóbal de Bonilla Bastida José Ventura = Francisca Barrientos Carlos = Juana Mejía Mota y Portugal = Pedro de Córdoba Altamirano Agustín = Francisca García Figueroa María Francisca José Felipe = Ana María de Zaldívar Ignacio Manuel María Paula María Francisca = José María Sevilla Federico 29 1.2 La encomienda de Otzolotepec, Mimiapan, Jilotzingo y Huachinango La conquista y colonización española en México provocó la transformación de la organización política y territorial de las sociedades mesoamericanas. No obstante, dicho cambio se hizo de manera gradual sobre dos bases: una, la introducción de elementos nuevos que correspondían a las exigencias y a la cultura de los europeos; y dos, la antigua tradición indígena.40 Los conquistadores aprovecharon la organización indígena para imponer sobre ella la principal institución de dominio en los primeros años: la encomienda. La encomienda fue una institución (nacida en las Antillas) introducida en la Nueva España con el propósito de recompensar a los conquistadores por sus “méritos y servicios”.41 La Corona española concedió a los encomenderos el beneficio del tributo indígena ya sea en especie o en fuerza de trabajo, de uno a más señoríos o pueblos, no así la propiedad de la tierra de los indios.42 No obstante, los encomenderos lograron adquirir suficiente tierra para la práctica de sus empresas agrícolas, ganaderas, mineras, industriales y mercantiles,43 a través de mercedes de tierras. Contrariamente a la 40 García Castro, “Los pueblos de indios durante y después de la Independencia: corporaciones ignoradas y negadas por la ley”, en Gloria Camacho Pichardo y René García Castro (comp.), Memoria del Simposio. Hacia el Bicentenario de la Independencia. Antiguo Estado de México, Toluca, UAEM, CICSyH, El Colegio Mexiquense, A.C. GEM, 2007, p. 287 41 El estudio más completo que hasta la fecha se ha realizado sobre esta institución es el de Silvio Zavala y continuador de esta institución es Byrd Lesley Simpson. Silvio Zavala, La encomienda indiana, Porrúa, segunda edición, México, 1973; y Simpson Lesley, Byrd, The Encomienda In New Espain. The Beginning of Spanish México, Berkeley & Los Angeles, Uviversity of California Press, 1950. 42 González Reyes, Gerardo, “Señorío, cabildo de indios y memoria histórica. La destrucción del señorío prehispánico durante el siglo XVI en la región Matlatzinca”, en Yolanda Zamudio Espinosa y José María Aranda (coord.) Valle de Toluca: devenir social y cultural, Toluca, UAEM, 2002, p. 94. 43 Zamudio Espinosa, Tierra y sociedad, p. 43. 30 encomienda, que sólo daba derecho a disponer del usufructo de la tierra, la merced era un título de posesión o propiedad de la tierra. Poco después de la conquista militar del imperio tenochca, Cortés realizó el primer repartimiento de encomiendas entre los distintos conquistadores españoles.44 Cortés se asignó al principio, entre muchas otras, las encomiendas de lo que llamó la “provincia de Matalcingo” o matlatzinca era un espacio poco preciso, pero incluía siete pueblos: Toluca, Zinacantepec, Tlacotepec, Metepec, Calimaya, Tepemajalco y Tenango. Por un “Memorial de peticiones” fechado en 1528 sabemos que Cortés mantenía la posesión de “Matalcingo” antes haberse ido a la metrópoli atendiendo al llamado que le hizo el rey. Antes de abandonar la Nueva España, Cortés asignó algunos de los pueblos de “Matalcingo” entre sus deudos más cercanos con la esperanza de recuperarlos algún día las posesiones. Sin embargo, los miembros de la primera Audiencia otorgaron y reasignaron algunas de sus encomiendas. Así por ejemplo, Toluca fue otorgada al intérprete García del Pilar, los pueblos de Calimaya, Metepec y Tepemajalco fueron concedidos a Lope de Samaniego, Cristóbal de Cisneros y Alonso de Ávila respectivamente.45 44 Cortés informó al rey Carlos V, en su tercera carta de relación, fechada en mayo de 1522 en Coyoacán, que se vio “casi forzado” a depositar o encomendar a todos los señores y naturales de la Nueva España a los conquistadores españoles. Un año después de la remisión de la carta de Cortés, el soberano por las deliberaciones del Consejo prohibió el establecimiento de la encomienda bajo el argumento de que se les privaba a los indios del derecho a la “libertad”, de manera que todo reparto realizado hasta el momento debía revocarse. La oposición de Cortés se manifestó, en su cuarta carta de relación fechada en octubre de 1524, en varios puntos: primero, que el mecanismo de reparto eraindispensable para sostener y poblar de cristianos la tierra conquistada; segundo, que la encomienda no privaba de su libertad al indio; y tercero, que las condiciones de las encomiendas novohispanas se diferenciaban de las que se habían otorgado en las Antillas. Véase Cortés, Hernán, Cartas de relación, México, Porrúa (Sepan cuántos, 7) 1975, pp. 171 y 210-211. 45 García Castro, Indios, territorio y poder en la provincia matlatzinca. La negociación del espacio político entre los pueblos otomianos, siglo XV-XVII, Zinacantepec, México, El Colegio Mexiquense, A.C.-CIESAS-INAH, 1999, p. 118. 31 Cuando Cortés regresó de España en 1532 reclamó, ante la segunda Audiencia todos los pueblos contenidos en la real cédula dada en Barcelona el 6 de julio de 1529, entre los que destacan los pueblos del valle de Toluca como parte de su patrimonio. A pesar de todos los reclamos y litigios, “Matalcingo” fue fraccionada en un número variable de encomiendas. De todas ellas sólo Toluca pudo ser recuperada por Cortés, la cual formó parte de su marquesado, porque los otros pueblos fueron asignados a encomenderos distintos. Los pueblos de Tepemajalco, Calimaya y Metepec, por ejemplo fueron encomendados a Juan Gutiérrez Altamirano, primo del conquistador; Tlachichilpa fue asignada a Alonso de Ávila, por su parte el territorio de Zinacantepec que había estado encomendado a dos conquistadores anteriores fue permutado a favor de Juan de Sámano y, Tlacotepec se dividió entre los conquistadores Gaspar Garnica y Alonso de la Serna.46 La distribución de las encomiendas tenía mucho que ver con la “calidad y los méritos” de los conquistadores, también si eran o no cercanos a Cortés o habían invertido recursos (caballos, esclavos, armas, etcétera). Así, hubo conquistadores a los que se les asignó más de un cacique, como es el caso de Alonso de Villanueva Tordesillas. Otros tuvieron que compartir, entre dos o más, los frutos de una sola encomienda. Esto no implicaba para el cacique que los indios subordinados, que estaban bajo su autoridad, se tuvieran que dividir en dos partes. Sin embargo, algunos conquistadores ni siquiera alcanzaron una encomienda.47 Alonso de Villanueva Tordesillas recibió en encomienda los pueblos de indios de Otzolotepec, Mimiapan y Jilotzingo, asentados en la vertiente occidental de la Sierra 46 Gerhard, Peter, Geografía histórica de la Nueva España, México, UNAM, 1986, p. 180. 47 Jarquín Ortega y García Castro, “Pueblos y encomiendas de la región de Toluca en el siglo XVI”, en Historia General del Estado de México, El Colegio Mexiquense, A.C. Gobierno del Estado de México, vol. 3, 1998, pp. 73-82; y García Castro, “Los pueblos de indios”, p. 288. 32 de las Cruces (véase mapa 1), y Huachinango, enclavada en la Sierra Norte de Puebla (véase mapa 2), como recompensa por sus servicios en la campaña militar.48 Es probable que los tres primeros pueblos hayan estado asignados, al principio, a tres conquistadores distintos. Por ejemplo, el pueblo de indios de Mimiapan fue encomendado a un tal Morrejón y a un maestre Diego,49 del cual no tenemos referencias. Mientras que el pueblo de Huachinango fue asignado en principio a Juan de Jaso.50 Alonso de Villanueva fue encomendero hasta su muerte notificada en noviembre de 1554. Luego paso a manos de dos de sus hijos de nombres Agustín y Alonso de Villanueva Cervantes. En ese mismo año la encomienda de Huachinango estuvo ligada a las pretensiones de particulares, por lo que además del interés de la Corona por recuperarla, la viuda de Antonio de Villarroel, Isabel de Ojeda intentó reclamarla.51 Al 48 Gerhard, Geografía histórica, p. 279. El pueblo de Huachinango cuenta con un escudo de armas supuestamente otorgado por la Corona. En el blasón se representó, en campo de sable, un león rampante de oro. El león, animal que por excelencia simboliza el espíritu guerrero y por tanto la fortaleza, está asociado al dominio, la soberanía y la bravura. Para los pueblos, durante la época colonial, el contar con un escudo significaba tener cierto reconocimiento, importancia y posición de prestigio frente a otros pueblos, pero también adquirir la categoría de ciudad. En este caso Huachinango adquiere la categoría de ciudad hasta el 27 de julio de 1861. Mejía Castelán, Sandalio, Huachinango histórico. Síntesis histórica, estadística y geográfica del distrito de Huachinango, en el estado de Puebla, Puebla, Editorial Cajio, 1945, p. 16; y Garrido Cruz, Guillermo, “Huachinango, apuntes para su historia” en Víctor Valencia Valera y Lesly Mellado (coord.) Huachinango haciendo su historia, México, INAH, 2005, p. 25. 49 Zavala, La encomienda indiana, p. 325. 50 Gerhard, Geografía histórica, p. 119. Juan de Jaso, era de San Juan del Pie del Puerto en Navarra. Hijo de Joan Pérez de Jaso y de Graciana de Gorostiaga. Llegó a Nueva España en compañía de Francisco de Montejo, recibió la encomienda de Guachinango, acompañó a Cortés en el viaje a las Hibueras y en la expedición a California y participó en la pacificación de Jalisco. Estaba casado con María Ponce de León. Icaza, Conquistadores y pobladores, II, pp. 21-22; y Porras Muñoz, El gobierno de la ciudad, p. 331. 51 Desafortunadamente no hemos tenido oportunidad de consultar el expediente de este litigio por encontrarse fuera de consulta en el Archivo General de Indias. Sin embargo, contamos con una referencia sobre él. Véase Sarabia Viejo, Justina, Don Luis de Velasco virrey de la Nueva España, 1550-1564, Sevilla, EEHA., 1978, p. 244. Las referencias sobre Antonio Villarroel señalan que pasó en la Nueva 33 fallecer Agustín de Villanueva en 1573 y a falta de un hijo legítimo, los beneficios pasaron a manos de su viuda Catalina de Peralta, y de su hermano Alonso de Villanueva,52 es decir, que los tributos de los cuatro pueblos mencionados se compartieron por mitad. El hecho de dividir el tributo entre dos personas, lejos de afectar su integridad, debe entenderse como una medida equitativa porque de la cabecera dependía un número considerable de sujetos, así por ejemplo, sabemos que el pueblo de Huachinango, en 1550, contaba con 35 estancias o unidades subordinadas.53 A la muerte de Alonso de Villanueva en 1605 y de Catalina de Peralta acaecida en la segunda década del siglo XVII, la encomienda de los cuatro pueblos quedó vacante por lo que pasó a manos de la Corona. Para 1640 los frutos de los tributos pasaron a manos del conde de Moctezuma y más tarde fueron incorporados una vez más al padrón de posesiones de la Corona, tal y como sucedió en 1688.54 España en 1519 en compañía de Cortés, participó en la conquista de Tenochtitlán, fue encomendero de Cuernavaca, estuvo casado con Isabel de Ojeda. En el intervalo que va de 1525 a 1545 ocupó diversos cargos en el gobierno de la Nueva España tales como regidor de la ciudad y alguacil mayor. Gerhard, Geografía histórica, p. 94; y Himmerich y Valencia, Robert, The encomenderos of new spain 1521-1555, Austin, University of Texas Press, 1932, p. 263. 52 Gerhard, Geografía histórica, p. 279; y Himmerich, The encomenderos, pp. 261-262. 53 “Suma de visitas”, en Papeles de la Nueva España, vol. I, Paso y Troncoso, Francisco del, Madrid, sucesores de Rivadeneira, 1905, p. 115. En este documento no se mencionan las 35 estancias que formaban parte de la cabecera de Huachinango en la primera mitad del siglo XVI. 54 Gerhard, Geografía histórica, pp. 119 y 279. 34 Mapa 1. Ubicación del pueblo de Otzolotepec FUENTE: Gerhard, Geografía histórica, p. 279. Los pueblos encomendados a VillanuevaTordesillas habían destacado desde antes de la conquista española y su predominio político quedó unido al destino tributario de otros tantos pueblos, asentados en el entorno inmediato de la zona, al imperio de la Triple Alianza. Según el “Memorial de los pueblos de Tlacopan” Jilotzingo había sido un altepetl dependiente de Tacuba cuyos excedentes se destinaban a servir a la guerra,55 mientras que Otzolotepec y Mimiapan habían sido altepeme que tributaban a la Triple Alianza en su conjunto. Según don Pablo Nazareo, cacique de Xaltocan, los tributos de 55 Epistolario de la Nueva España, Paso y Troncoso, Francisco (comp.), México, Talleres Gráficos de la Nación, vol. XIV, 1940, pp. 118-122. 35 Otzolotepec se destinaban a cubrir los gastos personales de Axayácatl.56 Los tributos del altepetl Huachinango eran repartidos entre las ciudades de Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan.57 Mapa 2. Ubicación del pueblo de Huachinango FUENTE: Gerhard, Geografía histórica, p. 120. Los señoríos de Otzolotepec, Mimiapan y Jilotzingo se manejaban independientemente uno del otro y conservaban sus territorios, así como sus recursos naturales, pero por algún ajuste estos antiguos señoríos prehispánicos fueron agregados en una sola unidad político-territorial a la que se llamó “pueblo de indios de Ocelotepec”, a mediados del 56 García Castro, “Otzolotepec y sus bosques en el siglo XVI”, en Rosaura Hernández (coord.) Otzolotepec (Cuadernos Municipales), México, El Colegio Mexiquense, A.C. p. 18. 57 Gerhard, Geografía histórica, p. 119. 36 siglo XVI. Es posible que esta medida fuera propiciada por el primer programa de congregaciones, que transformaba la manera en que estos lugares estaban espacialmente organizados, pasaron de un asentamiento disperso a uno nuclear. Dicha medida benefició a Villanueva Tordesillas, ya que así podía explotarlos mejor y obtener un máximo control sobre los tributos que habría de recibir de los indios. En esta nueva organización, Otzolotepec confirmó su liderazgo político al constituirse en cabecera de encomienda, mientras que Mimiapan y Jilotzingo adquirieron la categoría de sujetos. Esto implicaba que la nueva cabecera colonial se hizo del control político con la integración del cabildo, es decir, los tres señoríos debían ser administrados en su conjunto por un órgano de gobierno común, ante este nuevo escenario político aparecieron manifestaciones de descontento por parte de los pueblos por la administración de los recursos naturales (agua, tierra, montes, etcétera) que hasta entonces habían pertenecido al pueblo de Mimiapan y de Jilotzingo,58 por ello, los representantes de los pueblos sujetos buscaron su autonomía política. Hacia 1582 entró en crisis la elección del gobernador en la nueva cabecera, presentándose la oportunidad para que los pueblos sujetos eligieran su propio cabildo aunque estuvieran subordinados al de Otzolotepec. En esta crisis la cabecera de Otzolotepec y el sujeto de Mimiapan, quedó integrado, cada uno con un alcalde, un regidor, un mayordomo, un escribano y un alguacil menor.59 En consonancia con el proceso de fragmentación política que experimentaron los pueblos de indios hacia la 58 Debido a la situación de subordinación política en la que se encontraban Mimiapan y Jilotzingo con respecto al pueblo de Otzolotepec desde mediados del siglo XVI, en 1589 hubo un enfrentamiento entre las autoridades del pueblo de Otzolotepec contra las de Mimiapan y Jilotzingo por el usufructo de los recursos de los montes. Al parecer el litigio fue breve, pues duró no más de cuatro meses, de diciembre de 1589 a marzo de 1590. AGN, Indios, vol. 4, exp. 152, 291, 351, 376, fs. 49, 97v, 115v y 122, respectivamente. 59 García Castro, Indios, territorio y poder, pp. 192 y 318. 37 primera mitad del siglo XVII, en 1643 se presentó la oportunidad para los indios del pueblo de Mimiapan para establecer un cabildo propio al separarse de su cabecera.60 Fue hasta 1684 cuando Jilotzingo logró obtener su autonomía, separándose de Otzolotepec.61 Parte importante de esa autonomía residía en contar con su propio gobierno local, su iglesia y sus tierras reconocidas y legitimadas por la autoridad española, aunque esto último no siempre sucedió así. De tal manera, que la vida autónoma de estos pueblos separados comenzó en un estado de indefensión total por la falta de documentos que ampararan su derecho a las tierras corporativas.62 Retomando a la encomienda, durante el siglo XVI los cuatro pueblos estuvieron al servicio personal de los encomenderos Villanueva, en estancias, en actividades domésticas, en la edificación de sus fincas. Así como de obligaciones tributarias de bienes básicos y en moneda. No contamos con datos por el momento que señalen el tiempo o la frecuencia de la tributación en trabajo, ni en especie entregados por los pueblos de la Sierra de las Cruces a los encomenderos, sólo tenemos referencias para el pueblo de Huachinango. La relación conocida como la Suma de Visitas en la que se 60 Gerhard, Geografía histórica, p. 281; y García Castro, Indios, territorio y poder, pp. 321-322. 61 García Castro, Indios, territorio y poder, p. 322. El pueblo de Xonacatlán también se separó en esta fecha. Este pueblo formó parte del territorio de Otzolotepec, pues se tiene noticia que estaba sujeto a Otzolotepec en 1604, todo parece indicar que fue un pueblo de fundación colonial que surgió a raíz de la congregación de Otzolotepec en 1593. Gerhard, Geografía histórica, p. 119; y Martínez García, César, El códice Techialoyan de San Francisco Xonacatlán, Toluca, El Colegio Mexiquense A.C. 2007, pp. 31-32. 62 Ante la falta de documentos pictográficos o alfabéticos que dieran fe del pueblo y de la posesión de las tierras ocupadas las autoridades de los pueblos recurrieron a ingeniosas y necesarias falsificaciones. Sobre este punto véase Wood, Stephanie, “Pedro Villafranca y Juana Gertrudis Navarrete: falsificador de títulos y su viuda (Nueva España, siglo XVIII)”, en David G. Sweet y Gary B. Nash, La lucha por la sobrevivencia en la América colonial, México, FCE, 1987, pp. 472-485; de la misma autora “Don Diego García de Mendoza Moctezuma. A Techialoyan Mastermind” en Estudios de Cultura Náhuatl, núm. 19, 1989, pp. 145-168; Barrera Gutiérrez, Florencio y Claudio Barrera, “Falsificación de títulos de tierras a principios del siglo XX” en Historias, núm. 72, INAH, 2009, pp. 41-63; y Ruiz Medrano, Mexico´s idigenous communities. Their lands and histories, 1500-2010, University Press of Colorado, 2010. 38 registró el saldo de la oleada epidémica del periodo de 1545-1548, proporciona datos sobre Huachinango. Según el informe de este registro hacia 1548 Huachinango junto con sus 35 estancias otorgaban cada 60 días 348 pesos y 5 tomines, 10 manteles y 5 sabanas de a seis piernas cada una, 8 jarros de miel, 7 panes de cera, 70 panes de liquidámbar y 3 sillas. Al mismo tiempo daban cada cinco días 12 tomines por una gallina de la tierra y otra de castilla, 2 codornices y 15 huevos, un pan de sal, unos pocos exies y tomates, 20 indios para servicios y 15 más para servicios en la Ciudad de México.63 El documento que nos atañe informa sobre la población existente en los pueblos e indica que el pueblo de indios de Otzolotepec tenía una población total de 456, compuesta por 380 casados, 20 solteros y 56 muchachos; Jilotzingo por su parte, se constituía por 457, entre ellos 372 casados, 23 solteros y 62 muchachos, y Mimiapan contaba con una población de 197 personas de las cuales 160 eran casados, 12 solteros y 25 muchachos.64 Desde luego, las cifras de población que nos proporciona
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