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Generacion-de-1927--reflexion-poetica-de-los-textos-de-homenaje-lrico-dedicados-a-Gongora-en-la-Revista-Litoral-de-1927

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
PROGRAMA DE POSGRADO EN LETRAS 
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
 
 
 
Generación de 1927 
Reflexión Poética de los Textos de Homenaje Lírico 
Dedicados a Góngora en la Revista Litoral de 1927 
 
 
 
T E S I S 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: 
DOCTORA EN LETRAS 
 
Presenta: 
ANGÉLICA LUCÍA HIGUERA TORRES 
 
 
Director de Tesis: 
DR. JUAN CORONADO LÓPEZ 
 FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
 
Co-Tutores 
 DR. GERMÁN VIVEROS MALDONADO DR. HÉCTOR MANUEL PEREA ENRÍQUEZ 
 IIF- CENTRO DE ESTUDIOS CLÁSICOS IFF- CENTRO DE ESTUDIOS LITERARIOS 
Asesores 
DRA. YANNA CELINA HADATTY MORA DR. MIGUEL GUADALUPE RODRÍGUEZ LOZANO 
 IFF- CENTRO DE ESTUDIOS LITERARIOS COORDINACIÓN POSGRADO EN LETRAS 
 
 
 
Ciudad Universitaria, CD. MX., Diciembre, 2018. 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
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A mi Alma Mater, porque al abrirme sus puertas 
cambió mi destino y me ofreció una oportunidad de vida. 
 
 
 
 
Palabras de cristal y brisa oscura, 
Redondas sí, los peces mudos hablan. 
 
Federico García Lorca 
 
 
 
Creo que lo que más paraliza a los posibles críticos literarios es el 
temor de guiarse por su propia experiencia, como si ésta fuera 
anómala o ridícula, y adherirse a lo que opina o siente alguien más 
experto, para así no equivocarse. [...] se trata justamente de 
experiencia, y un inexperto puede hacer el ridículo cuando habla de 
algo que no conoce en la medida suficiente. Pero eso nos pasa a 
todos. 
 A. Alatorre 
 
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AGRADECIMIENTOS 
Con estas líneas quiero hacer un reconocimiento para el CONACYT y al posgrado de la UNAM por 
haberme distinguido con el apoyo de una beca, sin la cual, hubiera sido imposible realizar tanto este 
trabajo de investigación doctoral como mis estudios de posgrado. 
In memoriam, lamento profundamente la partida de mi cotutor y maestro Arturo Souto 
Alabarce, de quien reconozco que sus charlas guiaron acertadamente algunos análisis de este trabajo y 
de quien siempre admiraré su profundo y cuidadoso trabajo académico pero sobretodo su gran calidad 
humana, su memoria se une en mi corazón con la del Arq. Enrique Yánez y de la Fuente, que por su 
educación y ejemplo, fincó en mí, el amor al estudio y la lectura, gracias a las cuales se ha construido 
mi trayectoria de vida y por lo que el recuerdo de ambos me acompaña siempre. 
Quiero hacer un especial agradecimiento a mi comité que estuvieron presentes en los 
momentos difíciles de esta investigación, con su lectura, alentando, motivando y sugiriendo salidas. 
Muy especialmente a mi director, el Dr. Juan Coronado por su amistad entrañable y porque su guía se 
convirtió en un gran soporte que no me permitió ni claudicar, ni el naufragio. Así mismo, mi más 
profundo agradecimiento por la generosidad de su tiempo, la meticulosidad y el consejo de mi cotutor 
el Dr. Germán Viveros que estuvo siempre al pendiente para orientarme correctamente durante todo 
el trabajo de investigación y mi profunda estimación a mi cotutor el Dr. Héctor Perea, por su apoyo 
con fuentes claves de información que hicieron posible la presente investigación y por supuesto, todo 
mi cariño a mis asesores, la Dra. Yanna Hadatty y el Dr. Miguel Guadalupe Rodríguez Lozano, por su 
generosidad y confianza. Así mismo, deseo hacer una especial mención a la generosidad del 
Dr. Joaquín Roses Lozano de la Cátedra Góngora por obsequiarme algunos materiales bibliográficos 
actualizados sobre Góngora que enriquecieron la investigación. 
Deseo incluir en estos agradecimientos, a todos mis profesores, quienes me han alentado en 
diferentes etapas académicas de la vida y por cuyo consejo, hicieron que fuera posible lo inaudito para 
un alumna que como yo, que no ha tenido la fortuna de contar con mayor apoyo escolar que aquel 
que la propia universidad otorga, logrará alcanzar un doctorado. 
Finalmente quiero reconocer la amistad de aquellos que se mantuvieron a mi lado, lloviera o 
relampagueara, por todo su cariño y paciencia, mi más profundo agradecimiento a Gloria Hernández, 
Gabriel Ramos y José Luis Martínez. 
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7 
 
ÍNDICE 
 
 INTRODUCCIÓN 9 
 
 
PRIMERA PARTE 
 
 
I ATISBOS 
 
29 
 
I.1 Homenaje, gongorismo 1927, andamiaje poético del espíritu. 31 
I.2 La generación del 27, una Fraternidad Poético-Artística. 57 
I.3 Litoral, (I.627-I.927), una efímera levedad de perennidad poética. 69 
 
 
SEGUNDA PARTE 
 
 
II VENABLOS DE CUPIDO 
 
77 
 
In Memoriam ¡Viva Don Luis! 
 
 
II.1.1 En Honor de Don Luis de Góngora de Jorge Guillén 79 
II.1.2 Noche de Urna de Emilio Prados 101 
II.1.3 Poesía, sólo escollos de sombra... de Luis Cernuda 131 
 
 
Locus Amoenus 
 
 
II.2 Poema del Agua de Manuel Altolaguirre 157 
 
 
Carpe Diem 
 
 
II.3 Adolescencia, Idea, Noche, y a Don Luis de Góngora de Vicente Aleixandre 177 
 
 
Variatio Deserta 
 
 
II.4.1 Soledad Tercera de Rafael Alberti 193 
II.4.2 Soledad Insegura, (inconclusa-fragmentos) y Muerto de Amor de Federico García Lorca 213 
 
 
Tempus Fugit 
II.5 Fragmento de la Fábula de Equis y Zeda de Gerardo Diego 243 
 
 
CONCLUSIONES / ANEXO/ BIBLIOGRAFÍA 267 
 Conclusiones primera parte / Atisbos 269 
 Conclusiones segunda parte / Venablos de Cupido 275 
 
 
ANEXO 
 
287 
 BIBLIOGRAFÍA 291 
 HEMEROGRAFÍA & WEB 297 
 
 
8 
 
 
 
9 
 
INTRODUCCIÓN 
 
 
Viva pues Góngora, puesto que así los otros 
con desdén le ignoraron, menosprecio 
tras el cual aparece su palabra encendida 
como estrella perdida en lo hondo de la noche, 
como metal insomne en las entrañas de la tierra. 
 Cernuda 
 
 
La fotografía tomada durante las celebraciones del 16 y 17 de diciembre de 1927 en el Ateneo de 
Sevilla, en la que figuran algunos de los miembros de la generación del 27, se ha convertido en el gran 
ícono con el que se identifica a este grupo de poetas y artistas. Las celebraciones quedaron registradas 
en la revista Lola1 dirigida por Gerardo Diego. Pero su gran legado poético se encuentra editado en el 
número de homenaje de la revista Litoral 5-7, 1627–1927. Homenaje a don Luis de Góngora2, que 
apareció en octubre de 1927 y estuvo bajo la dirección de Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. 
Este número triple cerró con la primera época de la revista y en sus páginas, cada aportación 
constituyó un homenaje a Góngora, por lo que, este ejemplar es la primera huella contundente del 
fervor gongorino en el siglo XX y motivo por lo cual, precisamente es este número, al que se dedica el 
presente trabajo de investigación cuya temática queda delimitada por el homenaje lírico mismo, 
editado y publicado en la revista Litoral 5-7, con una lectura de los poemas escritos por los miembros 
más destacados de la propia generación de 1927. 
 
 
1 G. Diego, "Crónica del centenario de Góngora (1627-1927)‖ en Lola, año 1927, época 1, dic., núm. 1. p.1-6 sección: 
Revistas de la Edad de Plata: edaddeplata.org2 Litoral 5-7, 1627–1927. Homenaje a Don Luis de Góngora, 1927. ed. digital, Bibl. Nal. España: edaddeplata.org 
10 
 
Es más que oportuno señalar, que este estudio no representa la culminación de un trabajo de 
investigación, sino por el contrario, se le puede considerar como los primeros pasos de lo que, en el 
mejor de los casos, podría llegar a ser una línea de investigación y estudio académico de vida. En otro 
aspecto, el homenaje de 1927 a Don Luis de Góngora y Argote en el Ateneo de Sevilla fue el evento 
que dotó de una identidad y acuñó, tanto el nombre, como el nacimiento de la generación del 27, una 
celebración que además de reivindicar al poeta barroco, desdeñado por la crítica fue restablecerlo en 
un sitio dentro del canon literario y creó para la generación del 27, un punto de encuentro, inaudito y 
armónico, entre la tradición y la modernidad. Inaudito, porque en torno a la figura de Góngora se 
sumaron y opusieron artistas de muy diversa índole y armónico, por que gracias a la tradición 
representada por el discurso gongorino con su cuidadosa y elaborada expresión poética, muestra de 
una verdadera filigrana de la escritura barroca a la que se fundió la poesía moderna influida con las 
ideas de vanguardia. Los poetas de la generación del 27 lograron innovar el lenguaje poético y 
tomaron la construcción del verso sostenido por la imagen a la que engarzaron otras imágenes casi 
inauditas, metáforas fuera de toda lógica, dotando así, de un sentido nuevo a la materia poética en el 
verso, que obtuvo como único referente poético, al sentido que se encuentra dentro del texto mismo y 
cuyos linderos están comprendidos dentro del propio poema y no, por referentes externos. 
Por esto 1927, no fue únicamente el año de la celebración del tercer centenario luctuoso de 
Góngora, también representó el momento en que la poesía en español, a contracorriente de las 
vanguardias con su frenético rompimiento a toda relación con el pasado fue capaz de unir en perfecta 
armonía a la tradición poética representada por Góngora con los ideales de innovación de las estéticas 
de vanguardia, sobre todo las posturas del ultraísmo, la poesía pura y el surrealismo, con lo que la 
generación del 27, al proponer una nueva forma de trabajar la poesía, que no descarta las formas 
métricas sino que las une con un nuevo decir poético sostenido por la imagen como construcción 
metafórica, determinaron en gran medida, el quehacer poético en lengua hispana durante el siglo XX. 
Es por ello, que la memoria de esta celebración, es uno de los precedentes más importantes para 
comprender el discurso poético, no sólo en España, sino en toda Hispanoamérica. 
Esa es la razón por la cual, el presente trabajo, se centro fundamentalmente, en la presencia de 
Góngora o lo gongorino en los poemas de homenaje en Litoral y en aquellos poetas, cuya trayectoria 
literaria, influyó en gran medida en la literatura hispánica del siglo XX y que corresponden a la 
nómina habitual considerada como la generación del 27 que aparecen en antologías o libros de teoría 
11 
 
literaria3: Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, Gerardo Diego, 
Federico García Lorca, Jorge Guillén y, Emilio Prados, quienes además de publicar en Litoral 5-7, y 
participar del homenaje a Góngora influyeron con sus ensayos y poemas a la literatura hispánica y por 
ello, conforman el corpus del presente estudio. No se incluye a Dámaso Alonso y Pedro Salinas en los 
análisis de poemas, salvo para apoyo teórico, porque aún cuando ellos aparecen dentro de la nómina 
oficial del la generación del 27 y participaron de las actividades e incluso Dámaso, está presente en la 
fotografía histórica del homenaje en Sevilla y editó Las Soledades de Góngora para las celebraciones, 
por alguna razón, que no fue posible rastrear durante la investigación, ni Salinas, ni Dámaso 
colaboraron directamente con poemas de homenaje en el número de celebración de Litoral5-7 de 
1927. Un posterior estudio podrá profundizar en este aspecto, así como, en el trabajo de los otros 
poetas y artistas que también asistieron y apoyaron las celebraciones e incluso publicaron en este 
número histórico, pero que, por alguna otra razón, son poetas a los que la crítica ha dejado en un 
segundo plano: Eugenio Frutos, Juan Larrea, Rogelio Buendía, Adriano del Valle, J. Moreno Villa, 
José Bergamín, Pedro Garfias y José Ma. Hinojosa. 
Esta lectura pretende ser una reflexión del quehacer poético y la forma particular en que cada 
poeta trabajó sus versos, observando su mirada y cómo fue, que cada uno de los poetas, interpretó e 
integró los elementos del gongorismo en su poema de homenaje lírico y cómo en estos trabajos 
poéticos surgió esa unión de la expresión poética con formas innovadoras y de vanguardia dentro de 
estructuras poéticas clásicas4 construyendo así, un entramado único y particular, a diferencia de todos 
los movimientos de vanguardia del siglo XX, que buscaban romper totalmente con el pasado y 
sobretodo sus formas, colocándose de esta manera como una piedra angular y la punta de la lanza para 
la poesía hispánica. 
 
3 Al respecto se puede consultar a J. C. Mainer, La Edad de Plata (1902-1939) Ensayo de interpretación de un proceso cultural, 
1983, p. 142-150 
4 Por referencia al término clásico se ha tomado la definición del DRAE que considera como clásico: aquel período de tiempo de 
mayor plenitud de una cultura, de una civilización y al autor u obra, que se tiene por modelo digno de imitación en cualquier arte o 
ciencia. [rae.es] Para la generación del 27, Góngora como poeta barroco representó su modelo clásico y, Góngora tomó, a su 
vez, como clásico a Ovidio con sus Metamorfosis entre otros autores y, para los lectores del siglo XXI, tanto los poetas y 
artistas de la generación del 27 como Góngora, representan un referente clásico, mientras que para el siglo XVII y a 
principios de siglo XX, tanto Góngora como la generación del 27, fueron innovadores en su trabajo poético, sin pasar por 
alto que el concepto de ―ruptura con la tradición‖ es un concepto totalmente moderno acuñado como ideal en la mayoría 
de los movimientos de vanguardia, para Góngora en su momento histórico, el barroco representa un juicio de realidad que 
se confronta con el ideal de perfección del renacimiento y no existe la idea de ruptura con la tradición, por el contrario su 
trabajo poético busca alcanzar los más altos ideales de expresión del ―ingenio y agudeza‖ anotados por Gracián y esta labor 
de orfebre poético en Góngora es el que lo coloca como un extraordinario artífice del ingenio y la agudeza y el más alto 
ejemplo del culteranismo poético de su época, su trabajo con la imagen y la metáfora será lo que convergerá con los ideales 
de una nueva estética por parte de los poetas de la generación del 27, quienes retomarán sus imágenes y metáforas desde 
una mirada moderna y de vanguardia y, no desde los referentes clásicos o mitológicos. 
12 
 
Es prudente enfatizar, el hecho de que, al intentar abordar el contexto de la generación del 27, 
es enfrentarse, literalmente, con la reflexión de Anthony Geist que consideraba: ―hablar de la 
generación del 27 y la vanguardia es como intentar vaciar el mar con una cuchara…‖5, una 
comparación que no podía ser más acertada, ya que el contexto general referente a la cultura e historia 
de la generación del 27, así como la información biográfica y los estudios especializados en la obra de 
cada poeta, son tan abundantes que se les puede considerar un verdadero ejemplo de lo que 
actualmente se ha dado en llamar: ―tsunami informativo‖. 
 
Para solucionar este problema se decidió hacer referencia únicamente a los trabajos más 
relevantes de cada poeta acotados en las notas al pie de cada apartado y con preferencia por los 
estudios y textos elaborados por la misma generación o por aquellos poetas que tuvieron amistaddirecta con los integrantes de la generación y elaboraron sus propios estudios, además de incluir los 
materiales más recientes y actualizados por poetas vinculados directamente a la generación del 27. 
Estableciendo, de cierta forma, un criterio de reflexión para abordar lo poético desde la perspectiva de 
los propios poetas, casi como si se estableciera un diálogo entre poetas, tanto como creadores como 
por críticos, comentaristas o estudiosos de la obra poética de la generación del 27. 
 
Por otro lado, entre las introducciones de algunas antologías relevantes de la generación del 27 
se encuentra el prólogo de José Gaos a la Antología de la generación del 276, en la que reflexiona sobre la 
vanguardia y su época, la importancia del surrealismo, la poesía pura y vltra en el grupo, la 
deshumanización del arte, el arte nuevo, el hermetismo y antirrealismo, antirromanticismo o 
sobrerealismo, la escritura de lo onírico y el predominio de la metáfora y Gaos ordena su nómina de 
poetas de la generación del 27 incluyendo a Pedro Salinas y Juan José Domenchina, de la siguiente 
manera: Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, 
Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre. Estudios semejantes son las 
Antologías de Arturo Ramoneda7 y de Manuel Cifo González8, quienes cambian el orden de Gaos y le 
dan prioridad a algunos de ellos, por ejemplo, Ramoneda excluye a Domenchina y los ordena 
 
5 A.L. Geist, ―El 27 y la vanguardia: una aproximación ideológica‖ en Generación del 27, Cuadernos Hispanoamericanos. núm. 
514-515, Madrid abril-mayo 1993, p. 53-64 
6 V. Gaos, Actualización y ed. Carlos Sahagún, Antología del Grupo poético de 1927, 2003. 
7 A. Ramoneda. Antología poética de la generación del 27, 1990. 
8 M. Cifo González, Antología poética de la generación del 27, 2005. 
13 
 
cronológicamente de mayor a menor, de la siguiente forma: Salinas, Guillén, Diego, Lorca, 
Aleixandre, Dámaso, Prados, Alberti, Cernuda y Altolaguirre. Cifo, por su parte; incluye a poetas 
como Larrea, Bacarisse, Domenchina, e Hinojosa, subrayando así, la disparidad que existe entre los 
propios estudiosos para determinar quiénes realmente son miembros de la generación del 27. En 
fechas recientes y con motivo de las celebraciones de aniversario que ya se encaminan al centenario en 
el 2027, la prensa y algunos críticos, han comenzado a ampliar la nómina de generación del 27 
incluyendo autores de la época, algunos de los cuales, aunque tuvieron buena relación de amistad con 
alguno de los miembros de la generación, no participaron de la celebración de homenaje, como es el 
caso de Juan Gil-Albert y a pesar de ello, en 2004, en un congreso en su nombre y tomando como 
justificación la amistad y su fecha de nacimiento, los literatos participantes consideraron que era 
prudente que ingresara en la prestigiosa nómina de la generación del 279. Otro ejemplo similar, es la 
inclusión de Miguel Hernández, quien entró en contacto con la generación del 27 después del 
homenaje en 1931 y aún cuando recibió claramente la influencia del gongorismo como lo prueba 
contundentemente su ―Perito en Lunas‖10, y por el cual, Dámaso se refería a él, como el epígono de la 
generación, por su edad pertenece propiamente a la generación del 36 y obviamente, no participó ni 
del homenaje, las celebraciones o lecturas y tampoco publicó en Litoral 5-7. 
 
 Por lo que este estudio, y a pesar de las diferencias y los contextos históricos, propone 
considerar como criterio para determinar como miembros de la generación del 27, a aquellos poetas 
que participaron de las celebraciones y el homenaje, además de publicar en el número especial de 
Litoral 5-7. Y es por este motivo, que la presente lectura, se concentra en los textos de aquellos poetas 
que participaron de las celebraciones, publicaron en la revista de homenaje y además, de que por su 
trayectoria, los llevó a ser poetas relevantes para la literatura del siglo XX, conformando de esta forma, 
un corpus de investigación de ocho poetas centrado en sus textos de homenaje en Litoral 5-7: Guillén, 
Prados, Cernuda, Altolaguirre, Aleixandre, Alberti, Lorca y Diego. 
 
Con respecto a los datos generales, la información monográfica sobre la generación y 
Góngora, se integra en el aparato crítico a lo largo de la investigación, consultando sobretodo, algunos 
trabajos recientes que abordan un panorama monográfico de la literatura hispánica y que incluyen a la 
 
9 R. Llorente, ―El mundo de las letras reivindica a Gil-Albert como autor del 27 y proyecta su legado‖ en El País, Cultura. 9 
noviembre 2004. elpais.com 
10 M. Hernández. ―Perito en Lunas‖ en Obras I, poesías completas, 1997. p. 66-88 
14 
 
generación, en la que resaltan los estudios de José Carlos Mainer11 y de Felipe Pedraza Jiménez12, así 
como la antología de textos críticos tomo 7, sobre la generación del 27, a cargo de Víctor G. de la 
Concha13, con su suplemento 7/1 correspondiente, a cargo de Agustín Sánchez Vidal14, que entre 
otros estudios, abordan los contextos y la propia nómina de los poetas. 
 
El contexto que atañe de manera directa esta investigación es el que comprende el periodo de 
1926 a 1928, años en los que se preparó y se celebró el homenaje gongorino y se dio predilección a los 
datos y reflexiones de los propios poetas, ya que permiten conocer el texto en su proceso de creación y 
vislumbrar, de esta forma, cuál fue la profundidad de la lectura gongorina que se refleja realmente en 
los poemas de homenaje lírico. Considerando, sobretodo, como eje fundamental la obra poética de 
Góngora15, especialmente sus poemas de largo aliento: Las Soledades16 y La Fábula del Polifemo y 
Galatea17, que fueron los más leídos durante estos años por la generación del 27, en diversas alusiones 
y referencias de esta época hechas por los propios poetas, como Dámaso recuerda: 
 
Con quien yo más intercambiaba gongorismo era con Rafael Alberti. Rafael, completamente alejado 
entonces de cualquier preocupación que no fuese exclusivamente literaria, se sabía a Góngora de 
memoria, él y yo podíamos recitar las Soledades y el Polifemo de memoria, sin más vacilación, en las que 
mutuamente nos ayudábamos18. 
 
No hay que perder de vista, que los poemas gongorinos fueron leídos, con la mirada de la poesía 
moderna, momento en que la generación del 27 se encontraba influida por las ideas de vanguardia, 
sobretodo por los ideales de la poesía pura, vltra y surrealista y por eso, Lorca, en su conferencia sobre 
Góngora, afirmaría: ―oscuro, yo diría que más bien que peca de luminoso‖19, estableciendo así, una 
clara postura sobre Góngora como una luz que deslumbra que Dámaso puntualizaría: 
 
 
11 C. Mainer, José Carlos. Historia de la Literatura Española. 6. Modernidad y nacionalismo 1900-1939, 2010. 
12 F. Pedraza Jiménez, Las épocas de la literatura española, 1997. 
13 F. Rico y V. de la Concha. Historia y crítica de la literatura Española. Época Contemporánea: 1914-1939, 2001. 
14 F. Rico y A. Sánchez Vidal. Historia y crítica de la literatura Española. Época Contemporánea: 1914-1939, 2003. 
15 Cfr. antologías de Luis de Góngora: Antonio Marichalar, Antología, y la Selección Poética de M. Romanos, 1983. Para Obras 
completas, se emplearon las ediciones de Juan Millé de 1956, Fundación José Antonio de Castro, 2000 confrontadas con las 
ediciones digitales de la Biblioteca Nacional de España: el manuscrito Chacón, 1590, García Salzedo de 1645, Gonzalo 
Hozes de 1648. [bne.es] Jorge Guillén anota haber empleado en su tesis Notas a la obra de Góngora de 1925, la edición de 
Pellicer de 1630 [Google books], también se consultó la edición de R. Foulché-Delbosc, Obras Poéticas de Don Luis de 
Góngora. 3 t. 1921, en: archive.org 
16 L. Góngora, Soledades. Ed. JohnBeverley, 1990. 
17 L. Góngora, Fábula de Polifemo y Galatea, Ed. Alexander A. Parker, 1987. 
18 D. Alonso, Cuatro poetas españoles, 1976. p. 61 
19 F. G. Lorca, Conferencias I, p. 112 
15 
 
Góngora tenía un sentido exacto; y más aún que exacto: nítido, transluciente; en su poesía estaba la 
realidad como exaltada a hiperrealidad: los colores exhalaban una atmósfera que era como su densidad, 
como la densidad del color emanando de los objetos; en sus poemas, los aromas adquirían cualidad de 
color o de nostalgia, los movimientos se expresaban aún más, quedándose como cinematográficamente 
descompuestos en la retina; y en la selva confusa de su poesía se entremezclaban estupendamente la 
más distintas realidades por medio de la metáfora. Pero la inteligencia del lector y la del poeta lo 
presidían todo; ellos, el lector y el poeta tenían todos los hilos, de tal modo que por debajo de lo que 
primero parecía selva fantástica y borrosa surgía la ilusión de una realidad realísima. Este fue mi 
descubrimiento. Comprendí entonces que Góngora podía compararse a un castillo o palacio que el 
caminante nocturno, desde fuera, juzga totalmente sombrío: pero, si penetra al recinto, puede ver que 
dentro arden con lámparas, a cuya luz todo se perfila y reverbera20. 
 
Esta cita, además de ver la imagen con la que la generación del 27 observó los versos 
gongorinos como claros ejemplos de hiperrealidad, también, abre otra lectura, en la que el poema 
juega un proceso creativo entre lector y creador, un aspecto que enfatizarán casi todos los 
movimientos de vanguardia. Además, subraya el hecho de que los poetas del 27 se declaran herederos 
del gongorismo, los verdaderos lectores de Góngora y, los primeros en comprender a cabalidad la 
poesía gongorina y en proponer, que la identidad del poeta moderno es un forjador de sentidos, cuya 
labor poética es similar a la de un orfebre que construye con las palabras imágenes que se funden de 
su sentido ordinario para transformarse, con el fuego de la creatividad, a manera de golpes en el 
yunque de los significados, para forjar nuevas formas de expresión poética, es decir; a partir de la 
innovación metafórica los poetas van cincelando las palabras e imágenes con sensibilidad y talento, 
para que surjan, a partir de ellas, un nuevo material poético que va dotando con nuevos significados a 
las palabras como materia prima de la poética y con las cuales, se forjan los versos y se construye un 
verdadero poema innovador, que dota de nuevos significados al lenguaje y el poeta moderno, se 
convierte así, en un creador que construye sus propios mundos y hace de la poesía el crisol donde nace 
el lenguaje mismo. 
Esta es la gran aportación del poeta en el poema a principios del siglo XX, ya que al concebir 
con palabras comunes vinculaciones inauditas, surge una unión de imagen y sentido que conforma el 
material poético que busca nuevos sentidos del decir y cómo crear una expresión innovadora que se 
convierta, en otra forma de mirar la realidad y transformar al poema, en algo más que una expresión 
escrita. El poema se convierte así, en un objeto único artístico en el tiempo y el espacio, en una especie 
de poema objeto cuyos linderos de interpretación poética quedan determinados dentro del poema 
mismo y no por referentes externos, algo muy contrario a la poesía gongorina-barroca o clásica, cuyas 
imágenes están llenas de referentes externos, sobretodo mitológicos. 
 
20 D. Alonso, Cuatro poetas españoles, 1976. p. 60 
16 
 
El poema moderno es también una propuesta de lectura creativa, que invita al lector a 
imaginar y que lo integra para ser una parte activa del proceso de escritura, ya que sin la imaginación 
lectora difícilmente se podrá penetrar en esta nueva forma de comprender a la poesía y el poema, por 
lo que para recorrer ese castillo lleno de luz y color que describe Dámaso es necesario imaginar, ya que 
sin imaginación, quedará hermético y cerrado. Un aspecto que se une profundamente con la poesía 
gongorina que requiere del conocimiento mitológico para comprender a cabalidad las diferentes 
alusiones, imágenes y metáforas creadas en los versos de Góngora. 
De ahí que una lectura creativa es la llave que permita vislumbrar como se unieron 
armónicamente la poesía de vanguardia de principios del siglo XX con la poética gongorina, y por lo 
que este estudio ha procurado ser tanto una lectura formal como creativa del corpus y ha observado 
con meticulosidad cómo estos versos de homenaje se entrelazan con la poesía gongorina conjuntando 
en formas modernas, elementos barrocos y cómo es que se construyeron ciertos andamiajes de 
versificación gongorina a los que se ensamblaron versos cargados de imágenes e ideales de vanguardia. 
Por otro lado, también se consideraron como un referente general, aquellos estudios críticos que han 
profundizado en la construcción poética de la generación del 27, como son los trabajos de: Biruté 
Ciplijauskaité21, Francisco Javier Díez de Revenga22, Antonio Gómez Yebra23 o Juan Manuel Rozas24, 
además de incluir estudios dedicados individualmente a cada poeta con notas correspondientes en 
cada capítulo. 
Al respecto del discurso gongorino de esta época de homenaje, sobresale la tesis de Jorge 
Guillén de 1925 que aporta la pista más clara sobre las posibles ediciones que se pudieron haber 
usado durante el homenaje. En la tesis de Guillen se mencionan las ediciones de Pellicer y la edición 
de Salcedo Coronel de 1626 y en una nota al pie se comenta que, en la propia biblioteca de Guillén se 
encontró la edición de Gonzalo de Hozes y Córdoba de 1624, también se afirma que fue el ejemplar 
manejado por Guillén durante su trabajo25. Por otro lado, Dámaso en su ensayo sobre Góngora y el 
homenaje alude a las ediciones de Salcedo Coronel y Pellicer26, sin embargo; la omisión de referencia 
a ciertos textos aportó otros elementos de reflexión que sirvieron para indagar sobre las posibles 
ediciones que no fueron leídas por la generación entre 1926 y 1928, aún cuando en algunas 
 
21 Ciplijauskaité, Biruté. De signos y significaciones. 1. Juegos con la vanguardia: poetas del 27, 1999. 
22 F. Diez de Revenga, Las vanguardias y la generación del 27, 2004 y Panorama Crítico de la generación del 27, 1987. 
23 A. Gómez Yebra, Estudios sobre el 27, 2000. 
24 J. M. Rozas, La generación del 27 desde dentro, 1986. 
25 Cfr. A. Piedra y Juan Bravo, edición, notas y acotaciones a J. Guillén, Jorge. Notas para una edición comentada de Góngora, 
2002, p. 23 
26 Cfr. D. Alonso, Cuatro poetas españoles, 1976. p. 60 
17 
 
introducciones se les mencione sólo por que fueron editadas en esta época, como es el caso de la 
edición de R. Foulché Delbosc27, sobre la cual recae la duda de si en realidad fue una edición 
empleada por la generación en estos años, la duda surge, en primer lugar, por que ellos rechazaron 
casi todos los estudios de Góngora y sobretodo aquellos que no elaboraron ellos mismos, incluso 
realizaron una quema en la que destinaron a muchos críticos, que según los poetas del 27, no 
comprendieron a cabalidad a Góngora, como sólo ellos lo podían hacer y que quedó registrada en la 
revista Lola28 de Gerardo Diego, una segunda duda se presenta al reflexionar que si la generación del 
27 hubiera utilizado, al menos el primer ejemplar de los tres tomos de Foulché Delbosc, en el cual, se 
editan tanto las Soledades como el Polifemo se incluyen Las firmezas de Isabela29, ¿por qué no 
mencionaron nunca nada la generación del 27 sobre las firmezas? 
Si se considera que esta obra es un texto cuyas imágenes poéticas alcanzan altísimos niveles de 
ingenio y agudeza casi hasta romper con la lógica, seguramente habrían causado furor en más de uno 
de los poetas de la generación y no habría faltado quien considerara a Góngora, por esta obra, como el 
ejemplo más puro del surrealismo.La duda resalta aún más, si se considera que en el manuscrito 
Chacón30, en el primer volumen, sólo aparecen las Soledades y el Polifemo pero no las Firmezas. Hozes31 
sí incluye las Firmezas en su edición, al igual que las Soledades y el Polifemo. Pellicer32 inicia sus lecciones 
con el Polifemo, continua con las Soledades, el Panegírico y concluye con Píramo y Tisbe pero omite las 
Firmezas y finalmente, la edición de Salzedo33 que comenta el Polifemo. Sin olvidar que para el 
homenaje, la generación del 27 se concentró en el Polifemo pero sobretodo, en las Soledades por haber 
sido muy criticadas, con lo que avalaron aún más su reivindicación al poeta barroco, pero ninguno de 
los miembros de la generación hizo alusión a las firmezas durante los años de homenaje, por lo cual, 
se puede inferir que muy probablemente, las ediciones empleadas por la generación entre 1926-1928 
fueron aquellas en las que no aparecen editadas las Firmezas de Isabela. Otro elemento que subraya esta 
duda, sobre el empleo de la edición de Delbosc, es que no se le nombra en cartas, memorias o 
comentarios hechos por los propios poetas en este periodo. 
 
 
27 R. Foulché-Delbosc, Obras Poéticas de Don Luis de Góngora. 3 t. 1921. 
28 G. Diego. Lola. Núm.1. Lola, revista editada entre diciembre de 1927 a junio de 1928. 
29 L. Góngora, Las firmezas de Isabela, 1984. 
30 L. Góngora, Obras de D. Luis de Góngora. Tomo I [Manuscrito], D. Antonio Chacón Ponce de León, 1590. bne.es 
31 Don Gonzalo Hozes, Todas las obras de Don Luis de Góngora en varios poemas, recogidos por, 1648. bne.es 
32 J. Pellicer, Lecciones solemnes a las obras de Don Luis de Góngora y Argote, Píndaro andaluz, Príncipe de los poetas líricos de España, 
1630. bne.es 
33 C. García de Salzedo, El Polifemo de Don Luis de Góngora comentado, 1629. bne.es 
18 
 
En cuanto a los poemas del homenaje lírico, no se puede dejar de reflexionar que el 
gongorismo de la generación del 27 presenta sus aristas y debe estudiarse considerando que similares 
visiones, pueden generar diferentes puntos de vista y dar cauce a expresiones divergentes, lo que hace 
del poema, algo único e incluso, produce propuestas poéticas diametralmente opuestas. Y son, 
precisamente, estas diferencias en la forma de la escritura de cada poeta, lo que constituye una 
verdadera identidad poética y la riqueza de interpretación gongorina que brindo la generación del 27 a 
la literatura y que es en lo que se ha enfocado fundamentalmente este trabajo 
 
Por lo que, determinando directrices se propone considerar como gongorismo, un movimiento 
de vanguardia proclamado por la generación del 27 entre 1926-1928 y que, estéticamente, los poetas 
del 27, lo interpretaron como el uso de estructuras métricas con rima que emplearon como una suerte 
de armazón poética al que incorporaron algunas figuras retóricas como el hipérbaton y la metáfora de 
referencia mitológica con las cuales, desarrollaron metáforas e imágenes poéticas de gran audacia e 
ingenio totalmente vanguardista, así como ambientaron el poema en un entorno natural-silvestre con 
alusiones a la selva, la vegetación y los sitios idílicos, e incluyeron todos aquellos elementos que 
hicieran referencia a la oscuridad, la luz y sus contrastes, además de la inclusión de personajes 
mitológicos e incorporaron como virtudes aquellos términos con los que se denostaba a Góngora. 
 
Tomando en cuenta, que cada poeta de la generación del 27, leyó e interpretó desde su propia 
perspectiva estos principios de referencia gongorina y los unieron con aquellas ideas de vanguardia 
que les eran afines, además de expresar una subrayada búsqueda de originalidad e individualidad 
creativa, crearon así una serie de textos completamente anómalos en la trayectoria poética de cada uno 
de ellos y aún cuando, muchos de estos lineamientos fueron consensados por los miembros, desde su 
individualidad creativa eran poemas con una finalidad muy clara, la de emular la poesía gongorina a 
manera de homenaje para reivindicarlo, por lo que no se debe perder de vista que no son textos 
representativos de la voz natural de cada poeta, sino un texto que difiere dentro de su propia 
trayectoria poética, de ahí la complejidad de su revisión, algo que Ramoneda aclara cuando intenta 
definir los rasgos comunes de la generación del 27: 
 
 
 
19 
 
Aunque estos poetas, por su personalidad y por su obra, presenten características peculiares y 
distintivas, como corresponde a una época en la que el más exacerbado individualismo lo presidía todo, 
y en la que se buscaba la originalidad a toda costa, pueden señalarse diversos aspectos comunes que 
permiten relacionarlos. ―Surgen varios líricos que muy pronto forman conjunto homogéneo–comentará 
J. Guillén-. Homogéneo, sí, el conjunto, pero constituido por personalidades muy distintas‖34. 
 
Ramoneda pone en evidencia la fuerte personalidad y, la importancia que daban a su estilo propio e 
individualidad creativa, lo cual queda de forma evidente en cada poema del homenaje y aún cuando, 
partían de algunas ideas comunes que consideraban como gongorismo, no se puede pasar por alto que 
estos textos, hay que leerlos considerando que no son en lo absoluto un ejemplo de la poética de cada 
autor del 27, ni representan la voz que cada uno de ellos dejó en su obra sino que representan un 
texto hecho por emulación a lo gongorino, en algunos casos, representaron un reto creativo para 
reincorporar a Góngora al canon literario y probar que el poeta barroco era un autor canónico, digno 
de emulación, a pesar de la oposición manifiesta de otros poetas muy cercanos a la generación como 
lo fue Juan Ramón Jiménez, Machado y Unamuno que se negaron a participar del homenaje y con lo 
que dejaron muy en claro el hecho de que Góngora, como poeta, fue rescatado, no por la crítica, ni 
los estudiosos, sino por ellos, los poetas de principios de siglo XX, que se erigieron así mismos, como 
los lectores futuros del gongorismo y quienes reivindicaron a Góngora como un poeta moderno y 
actual y que pertenecía al canon literario, del que consideraban había sido injustamente expulsado. 
 
De esta forma, la unión del pasado en la figura de Góngora y su fusión con los ideales de la 
poesía de vanguardias, también provocaron, paradógicamente que los poemas de homenaje sean algo 
único a contracorriente de los propios ideales de vanguardia, y muestren como cada uno de ellos 
comprendió la materia poética, el verso y las imágenes desde la riqueza de las palabras con su 
candencia de sonido y sin rechazar la herencia poética de Góngora, brindado así, a la literatura del 
siglo XX, una propuesta creativa única que une armónicamente tradición y vanguardia. Si se parte de 
la hipótesis de que la única verdadera evidencia que tenemos de un poeta son sus versos y que el 
poeta, al ser un forjador de sentidos, hace que el poema no tenga errores sino innovaciones del 
lenguaje, se puede considerar los versos como la huella dactilar del pensamiento de un poeta, en los 
cuales se revelan sus afinidades, sus lecturas, sus vinculaciones con otros poetas e incluso, sus 
obsesiones. Y así, al desentrañar cómo la generación del 27 conjugó el gongorismo con los ideales de 
vanguardia y su propia identidad poética, podemos comprender cómo fue que en estos años, la poesía 
transformó su decir poético y se convirtió en un acto creador que reformó las ideas de la conciencia 
 
34A. Ramoneda, Antología poética de la generación del 27, 1990. p.39-40 
20 
 
creativa y el trabajo de la materia poética y, desde la libertad de la intención poética que se contrapuso 
a la idea de que la creación sólo era producto de la inspiración divina, cuando el espíritu era presa de 
una iluminación e inspiración sobrenatural o dictada por musas que otorgaba un don de acto creativo, 
como los poetas de siglos defendieron,incluido Góngora pero que poetas como Edgar Allan Poe en el 
siglo XIX ya confrontaban las ideas del trance creativo: 
La mayoría de los escritores –Los poetas en particular- prefieren hacer creer que el éxtasis intuitivo, o 
algo así como un delicado frenesí, es el estado en que se encuentran cuando realizan sus composiciones, 
y se estremecerían de pies a cabeza si dejaran que el público echase una mirada tras los bastidores y 
presenciase las escenas de la elaboración y las vacilaciones del pensamiento que tienen lugar en el 
proceso de la creación, que notase los verdaderos propósitos, captados sólo a último momento, los 
innumerables vislumbres de la idea que no llegó a madurar plenamente, las fantasías rechazadas por 
rebeldes, las cautelosas selecciones y exclusiones, las dolorosas raspaduras e interpolaciones, en pocas 
palabras, las ruedas y los piñones, los aparejos para cambiar las escenas, que en noventa y nueve de cien 
casos constituyen las cualidades del histrión literario35. 
 
Por lo cual, esta lectura ha buscado comprender cómo realmente se dio esta interpretación y 
reinterpretación del sentido de lo poético entre Góngora y cada poeta de la generación del 27. No 
pretende perder la magia, con la que el poeta construye los engranajes poéticos de sus versos, sino 
intuirlos, saber cómo funcionan estos mundos creados del poema y cómo el poeta va forjando el 
sentido de los versos. Es una lectura que busca los horizontes los linderos poéticos y al espíritu creativo 
cuando crea sentidos nuevos inauditos y cómo construye, desde el poema, una nueva visión de la 
palabra. No puede pasarse por alto, que a contracorriente de las vanguardias históricas que buscaron 
abolir el pasado, la generación del 27, encontró en su propio pasado literario un sentido de identidad 
y al mismo tiempo; una propuesta radical de vanguardia con la figura de Góngora. Y por ello, los 
poetas de la generación del 27, no buscaron una sinrazón poética que confrontara la lógica del 
discurso, al extremo como lo hizo la poesía dadaísta o surrealista36, sino que propusieron desde la 
palabra, la construcción de nuevos sentidos, el instaurar en la poesía la imagen que genera nuevos 
significados como Huidobro quien proclamó desde su creacionismo, la capacidad de producir nuevos 
sentidos que fueran más allá de la descripción como lo afirmó en su ―ars poética‖, que ―el poeta es un 
pequeño Dios‖37. 
 
35 E. A. Poe, Filosofía de la composición, 1994, p. 11 
36 El trance creativo considerado como un don de las musas, del espíritu divino, demoniaco o sobrenatural se confronta con 
el surrealismo que alude al mundo onírico del inconsciente y por lo que, el creador produce un discurso que fluye desde su 
propio mundo interno, sin una moral que lo detenga y así la obra, es una revelación del mundo interno y libre del creador, 
porque los surrealistas descubrieron la magia detrás de la apariencia de las cosas y los procesos de la creación automática; en 
especial Max Ernst y André Masson, quienes hacia 1925 sustituyeron la pasta de color, por sustancias duras y granulosas, 
para realizar lo que se considera las "dos primeras obras informales". Los cubistas introdujeron la técnica del collage, una 
experiencia texturalista de gran valor para los pintores informales. A. González García, Escritos de arte de vanguardia 
1900/1945, 2009, p. 389-509 
37 V. Huidobro, Poética y Estética Creacionistas, 1994 p. 19 
21 
 
Para la poesía moderna, la creación es un volver a nombrar y renombrar transformando la realidad en 
otra existencia que inicia en la obra creativa, de ahí la gran importancia de los linderos del poema, ya 
que la nueva realidad creada por el poeta, sólo existe dentro de estos linderos y el poeta, como 
creador, tiene la potestad para establecer sus propios códigos en su poema y crear otras realidades o 
ilusiones, cada verso y expresión, surge como si fuera la palabra misma de un dios que hace brotar su 
propio jardín edénico en el poema, que se cierra como enigma y cuyo desciframiento puede 
convertirse en un difícil deambular por las arenas movedizas de versos, como el propio Octavio Paz, 
consideraba que había cierta imposibilidad por transmitir las formas de construcción poética: 
La llamada técnica poética no es trasmisible, porque no está hecha de recetas sino de invenciones que 
sólo sirven a su creador. Es verdad que el estilo –entendido como manera común de un grupo de 
artistas o de una época- colinda con la técnica, tanto en el sentido de herencia y cambio cuanto en el de 
ser procedimiento colectivo. El estilo es el punto de partida de todo intento creador; y por eso mismo, 
todo artista aspira a trascender ese estilo comunal o histórico. Cuando un poeta adquiere un estilo, una 
manera, deja de ser poeta y se convierte en constructor de artefactos literarios. Llamar a Góngora poeta 
barroco puede ser verdadero desde el punto de vista de la historia literaria, pero no lo es si se quiere 
penetrar en su poesía, que siempre es algo más. Es cierto que los poemas del cordobés constituyen el 
más alto ejemplo del estilo barroco, ¿mas no será demasiado olvidar que las formas expresivas 
características de Góngora –eso que llamamos ahora su estilo- no fueron primero sino invenciones, 
creaciones verbales inéditas y que sólo después se convirtieron en procedimientos, hábitos y recetas? El 
poeta utiliza, adapta o imita el fondo común de su época –esto es, el estilo de su tiempo- pero trasmuta 
todos los materiales y realiza una obra única. Las mejores imágenes de Góngora –como ha mostrado 
admirablemente Dámaso Alonso- proceden precisamente de su capacidad para transfigurar el lenguaje 
literario de sus antecesores y contemporáneos. Como todos los poetas, Góngora se apoya en un 
lenguaje. Ese lenguaje era algo más preciso y radical que el habla: un lenguaje literario, un estilo. Pero el 
poeta cordobés trasciende ese lenguaje. O mejor dicho lo resuelve en actos poéticos irrepetibles: 
imágenes, colores, ritmos, visiones: poemas38. 
 
Y son precisamente estas alusiones al trabajo poético de Góngora lo que crea el punto de unión 
armoniosa entre la poesía moderna y la barroca, es importante subrayar que Paz reconoce la labor que 
hace Góngora por labrar un nuevo sentido en las palabras, una expresión que genere nuevas 
realidades y un verso que recurra al ingenio, así como la transparencia, el estilo y, a la música generada 
con el ritmo de los acentos. Pero sobretodo, como fruto de un proceso de innovación al producir una 
nueva forma de decir, a partir de la creación de imágenes y es lo mismo que lo hace un poeta 
moderno, que entiende la imagen poética como aquella que: ―designa con la palabra imagen, toda 
forma verbal, frase o conjunto de frases que el poeta dice y que unidas componen un poema‖39. 
 
38 O. Paz, El Arco y la lira, 1993. p. 17-18 y 89 La primer publicación de sus reflexiones sobre el poema, la inspiración y 
creación son de 1956, las vanguardias no sólo están plenamente consolidadas, sino también definidas, por lo que esta 
reflexión muy posterior al homenaje, habría sido muy diferente si la generación del 27 no hubiera elegido a Góngora como 
su modelo ideal de construcción poética, sobretodo al considerar los años del homenaje en que las vanguardias están en 
plena eclosión y en proceso de su propia definición, 1926-1928. 
39 O. Paz. El Arco..., 1993 p. 98 
22 
 
Si la imagen tiene una vinculación al mundo de lo cotidiano, se está hablando de una 
expresión poética realista; si esta imagen poética, está generando algo que rompe con la realidad y el 
entorno e invoca a la imaginación, se habla de una imagen poética de vanguardia o fantástica, y se les 
considera como una nueva forma de generación de sentidos poéticos. Si se parte de este principio 
básico para comprender la forma en que están construyendo y reconstruyendo el lenguaje los poetasde la generación del 27 y, el trabajo de la imagen en Góngora, como un proceso de innovación y 
construcción de semejanzas, que se elaboran con experimentación desde un tono lúdico que entreteje 
sus imágenes, por alusión mitológica o metafórica, como un entramado que revela una verdadera 
orfebrería del ingenio y la agudeza. 
Esta fina construcción de la imagen por la innovación de las palabras será emulada por casi 
todos los poetas de la generación del 27 salvo Alberti, para quien la construcción poética de imágenes 
no son a partir de la idea, el concepto sino de la forma inversa, es decir, para Alberti la frase poética 
parte de la imagen en sí, para construir con ella una idea y posteriormente, generar la expresión 
poética o metafórica. Alberti, primero descubre, observa y percibe una imagen y al observarla en 
detalle, irla descubriendo y percibiendo es que se van generando las ideas de las cuales va 
construyendo un pensamiento, por eso imagina una imagen y luego crea un verso y finalmente, surge 
un poema. Este proceso de imagen a verso lo describe en la ―arboleda perdida‖40, donde narra como 
en sus inicios, él ve una caracola,41 la dibuja, y luego, a partir de dibujarla, ―estudiarla‖, es que 
comprende a la caracola y puede nombrarla, escribirla y finalmente, poetizar sobre ella, pero la 
imagen, no es ni contrasentido, ni un sentido, es una especie de écfrasis que migra de la imagen a la 
idea. Es decir, la poesía se convierte en una construcción de imagen e idea que se renueva no sólo por 
la forma del mirar sino por la expresión poética y el lenguaje, como Paz aclara: 
Las imágenes del poeta tienen sentido en diversos niveles. En primer término, poseen autenticidad: el 
poeta las ha visto u oído, son la expresión genuina de su visión y experiencia del mundo. En segundo 
término, esas imágenes constituyen una realidad objetiva, válida por sí misma: son obras. Un paisaje de 
Góngora no es lo mismo que un paisaje natural, pero ambos poseen realidad y consistencia, aunque 
vivan en esferas distintas. Son dos órdenes de realidades paralelas y autónomas. En este caso, el poeta 
hace algo más que decir la verdad; crea realidades dueñas de una verdad: las de su propia existencia. Las 
imágenes poéticas poseen su propia lógica y nadie se escandaliza porque el poeta diga desde su propia 
lógica que el agua es cristal o que el pirú es primo del sauce. Mas esta verdad estética de la imagen vale 
sólo dentro de su propio universo42. 
 
 
 
40 R. Alberti. ―la arboleda perdida, dos primeros libros‖ en Memorias II. Prosa, 2009 p 11-271 
41 R. Alberti. ―la arboleda perdida...‖, Memorias II, 2009 p. 44 
42 O. Paz. El Arco..., 1993, p. 107 
23 
 
Considerando todo esto, se puede definir como reflexión poética al acto de observar lo que hace un 
poeta en sus versos; es una mirada cuidadosa que analiza las interrelaciones del pensamiento, el sentir 
poético y la expresión del poeta y, estudia cómo la metáfora crea una metamorfosis del lenguaje. Es 
decir, con la reflexión poética puede desarrollarse la capacidad de mirar lo invisible y observar cómo se 
va mutando la imagen en nuevas metáforas y valorar estéticamente las formas poéticas que definen un 
trabajo poético. Góngora tiene por labor poética el arte del ingenio y agudeza43, mientras la generación 
del 27 concentra su quehacer en el purismo, la poesía vltra o surrealista y desde cada vertiente estética, 
cada poeta presenta su propia materia poética con una propuesta creativa nueva y única. Góngora 
trabajaba sus propias formas creativas como un artificio del verso y con la recreación de un mundo 
mitológico y emblemático, mientras la generación del 27, lo hace desde la resignificación del verso por 
el verso mismo y crea sus imágenes para confrontar al lector a ver nuevas realidades como queda 
ejemplificado en estos versos de Lorca: ―Palabras de cristal y brisa oscura, redondas sí, los peces mudos 
hablan‖44. 
Es por ello, que la reflexión poética surge como una forma de pensar pero que lleva a la 
comprensión más profunda de las imágenes y sus realidades simbólicas e imaginarias, por lo que este 
acto de creación del habla poética, hace que todo poeta, antes que generador de sentidos y cantor de 
imágenes, sea un lector reflexivo de aquellas voces que han marcado su espíritu y la lectura de sus 
palabras, es una manera de escuchar el habla interna del poeta mismo, además de que el poema marca 
sus propios linderos de interpretación porque también crea en sí mismo su propio universo de 
significaciones, por lo que al adentrarse en la lectura de un poema desde el desarrollo mítico de 
Góngora, se debe hacer como un viajero que se adentra en una cueva que posee su propio universo de 
leyenda y comprende que la construcción de este mundo y sus reglas, se determinan a partir de lo que 
el poeta mismo marca, como lo hacían los antiguos cantares que narraban la leyenda del héroe y en 
este caso, el héroe de Góngora en las Soledades es un viajero que ha naufragado por el desengaño 
amoroso para poder construir un nuevo mundo poético y darle una vuelta de tuerca al discurso 
barroco. 
Los poetas del 27 conocían las reglas de métrica y versificación gongorinas, así como algunos 
de los sutiles engranes de estructura y acentuación interna, estudiaron la forma en que Góngora 
construía las imágenes en los versos para poder componer, reinventar o intentar crear otra forma 
poética que no continuara con la escuela poética anterior, el modernismo, sino que se constituyera 
 
43 B. Gracián, Agudeza y arte del ingenio, 2001. 
44 F. García Lorca. Poesía Completa, 1989. p. 353-354 
24 
 
como una ruptura y por ello, al estudiar estos poemas de homenaje lírico, los versos permiten conocer, 
cómo fueron sus primeros intentos de vuelo en la experimentación sostenidos por la seguridad de las 
enormes alas de estructura gongorina y cómo el universo de complejidad gongorina se une 
armónicamente con las tendencias de vanguardia expresadas por los poetas del 27 en la revista Litoral 
de Homenaje de 192745. 
Por otro lado, toda investigación presenta problemas y el mayor conflicto al que se enfrentó 
este estudio fue valorar la abundante bibliografía y la infinidad de referencias en internet así como 
separar la información para dejar sólo aquellos materiales que sirvieran para desentrañar la 
construcción interna de los poemas y conformar un corpus de estudio con: En honor a Góngora de 
Jorge Guillen, Noche de Urna de Emilio Prados, Poesía "Escollos de Sombra" de Luis Cernuda, Poema del 
Agua de Altolaguirre, Adolescencia-Idea-Noche de Aleixandre, Soledad Insegura y Muerto De Amor de Lorca, 
Soledad Tercera de Alberti y la Fábula de Equis y Zeda de Gerardo Diego. 
Otro de los problemas fue la temática, muy variada y diversa que hay desde Góngora a la 
generación del 27, por ello; se propuso hacer una lectura desde una única perspectiva, que uniera de 
una u otra forma tanto a Góngora como a los poetas del 27 y que estuviera presente en todos los 
poemas y ese fue el tópico del amor, de ahí que el estudio propiamente de los poemas se titule: 
―Venablos de Cupido‖. 
Metodológicamente, la tesis se resolvió con dos grandes apartados, Atisbos y Venablos de 
Cupido. El primer apartado, Atisbos, de manera breve, se concentró en los elementos de contexto que 
permiten conocer la vinculación de la generación del 27 en estos años de celebración y que 
comprende tres grandes temas: el primero, el homenaje o gongorismo 1927, en el que se estudia la 
vinculación del 27 con el gongorismo como una vanguardia y contravanguardia. El segundo aspecto, 
es la generación en sí misma que se conformó a manera de fraternidad poética, y finalmente, la revista 
Litoral de homenaje, cuya efímera levedad alcanzó la perennidad poética, este ejemplar constituye un 
vestigio poético tangible y es un testimonio documentaldel homenaje poético de Góngora en 1927. 
El segundo apartado, Venablos de Cupido, se enfocó en la premisa de que la única evidencia 
real de un poeta, son sus versos aunque lo correcto y justo sería juzgar y valorar a un poeta por sus 
mejores versos, en la lectura de Litoral, se tuvo presente que eran el primer acercamiento a Góngora y 
 
45 La justificación históricamente lógica sería la vinculación con el exilio español y el hecho de que muchos de ellos llegaron 
a México, sin embargo; la verdadera motivación de esta lectura es el cambio radical que generaron en la expresión poética 
en lengua española y se queda como una posibilidad de estudio futuro su situación de exilio o trastierro literario posterior a 
1939, a más de una década de distancia de los años de homenaje gongorino, 1926-1928, en que se ha centrado el presente 
estudio. Cfr. T. SEGOVIA. Sobre exiliados, 2007. 
25 
 
además, de que se trataban en algunos casos, de las primeras publicaciones con las que iniciaron su 
trayectoria poética como fue el caso de Cernuda, Aleixandre, o Altolaguirre, entre otros y 
considerando que en todos los casos no son los textos más representativos de cada poeta, por lo que 
fue pertinente enfatizar la edad y trayectoria durante el homenaje de cada poeta con una nota al pie 
donde se asentaron los elementos más importantes de carácter biográfico para 1927. Este estudio no 
buscó establecer una ponderación de la calidad poética sino se concentró sobretodo en desentrañar 
cómo leyeron y emularon la poesía gongorina. Tampoco se uniformó la lectura como textos 
semejantes, sino que se tuvo especial atención en la individualidad y propuesta de cada poema y poeta, 
y por ello, cada texto presenta una lectura propia, determinada a partir de su estructura que es la que 
determina la pertinencia de su estudio. 
Aunque sí se atendieron algunos criterios generales y por ello, cada texto, presenta una breve 
reseña inicial de 1927, en todos se revisaron los aspectos métricos y estróficos y en cada autor, quedó 
integrado, a manera de notas, algunos de los estudios que hay actualmente sobre su obra de forma 
individual. Se ponderó el pensamiento y opinión del propio poeta sobre Góngora en cartas, 
entrevistas o aquellos textos de reflexión editados como ensayos, reseñas o entrevistas. Según la 
pertinencia de cada caso, se revisaron algunos recursos del discurso simbólico. En referencia a 
Góngora se prestó especial atención al uso y reinterpretación de estructuras poéticas en la versificación 
y se analizaron acentos, tipos de verso y armonías vocálicas o musicalidad e intuición rítmica, ya que 
estos fueron elementos claramente emulados en los poemas de homenaje de la generación del 27. 
La lectura mostró diferentes grados de transparencia y opacidad en vinculación a la figura de 
Góngora y las estéticas e ideales de vanguardia; curiosamente a mayor transparencia con la poética 
gongorina, el texto adquirió una mayor opacidad de lectura y hermetismo y a mayor opacidad con la 
vinculación a la poética de Góngora ocurrió lo contrario, el texto era más transparente en sus formas y 
expresiones de poética moderna y de vanguardia. Esta transparencia y opacidad del discurso y 
vinculación con lo gongorino lo expresaron los poetas en la mayoría de las ocasiones, a través, de la 
métrica pero no de la rima, ya que varios de ellos, emplearon la forma moderna de los versos blancos, 
un rasgo empleado sobretodo en los más jóvenes como Altolaguirre, Cernuda, Alberti, Aleixandre e 
incluso Gerardo Diego quienes mostraron mayor transparencia a las formas de vanguardia pero 
Guillén, Prados y Lorca presentaron una mayor opacidad a las formas de vanguardia pero mayor 
transparencia a la expresión que consideraron gongorina y usaron cuidadosamente las formas métricas 
y el empleo de la rima. 
26 
 
Para facilitar una lectura de los estudios de los poemas se agruparon conforme al tópico 
poético al que hicieron alusión sobre el tema del amor, quedando de la siguiente forma: In Memoriam 
¡Viva Don Luis! con los poemas: ―En honor de Don Luis de Góngora‖ de Jorge Guillén, ―Noche en 
Urna‖ de Emilio Prados y ―Poesía... Sólo Escollos de Sombra‖ de Luis Cernuda. El tópico del Locus 
Amoenus fue desarrollado con el ―Poema del Agua‖ de Manuel Altolaguirre. Carpe Diem con los 
poemas de ―Adolescencia, Idea, Noche y a Don Luis de Góngora‖ de Vicente Aleixandre. Y ―Variatio 
Deserta‖, con variaciones sobre las Soledades Gongorinas con los poemas de ―Soledad Tercera‖ de 
Rafael Alberti así como, ―Soledad Insegura, Inconclusa-Fragmentos y Muerto de Amor‖ de Federico 
García Lorca y, cerrando la lectura con Tempus Fugit, con la ―Fábula de Equis y Zeda‖ de Gerardo 
Diego. 
Finalmente, ya sólo queda hacer el señalamiento que, durante el proceso de investigación y 
escritura del presente estudio, fue posible rastrear información, ediciones facsimilares u originales de 
documentos, libros, fotografías, videos y audios que se encuentran digitalizados de forma abierta y 
pública en internet, por lo que se consideró pertinente crear un blog, que sirva como un enlace a estos 
materiales y que permita accesos directos actualizados a las páginas sobre Góngora y la generación del 
27: [http:escollospoeticosgongorinos.blogspot.mx.] 
Es importante señalar que para evitar la confusión de los materiales citados, ya que uno de los 
problemas más serios que se enfrentó durante el estudio fue que la referencia no se prestara a 
confusión por similitud de datos particulares o porque en las diferentes etapas de redacción del 
estudio, el cambio en las notas creara errores, se resolvió este aspecto creando un híbrido entre la 
tradicional forma de citar bibliográficamente y la propuesta de MLA con el estilo Chicago; ya que al 
contar con ediciones que contenían información similar podía prestarse a error de referencia, como 
por ejemplo, Cernuda uso el mismo título, la realidad y el deseo para las diferentes versiones editadas en 
1936, 1940, 1980, 2003, 2005 las cuales se emplearon en este estudio. Otro error semejante son los 
diferentes trabajos de un mismo autor y cuyas ediciones coinciden en ser editadas en el mismo año o 
que refieren el mismo título, como es el caso de Cirlot, de quien se utilizaron dos ediciones, tanto su 
diccionario de símbolos como su diccionario de Ismos, editados ambos en el mismo año. Situaciones 
similares que se prestaban a un error de referencia fueron las diferentes antologías u obras completas 
de los poetas, que corresponden a diferentes tomos, ediciones o incluso compilaciones pero que todas 
llevan el mismo título: ―selección poética o antología poética u obra completa‖. 
 
27 
 
Por ello, las notas al pie quedaron uniformadas con el dato del autor, el título completo de 
manera inicial y abreviado en su citado subsecuente inmediato y año, de manera que siempre se 
tuviera certeza absoluta de cuál era la fuente empleada emulando el estilo Chicago y, salvo en pocos 
casos, en los que la obra debió citarse en la misma página varias veces se recurrió al tradicional uso de 
las formas latinas, id, idem. En algunas ocasiones se hace referencia a los estudios introductorios o 
notas y por ello, se hizo el señalamiento puntual, así como, en las ediciones digitales que fueron 
sobretodo usadas para los materiales históricos o ediciones antiguas que por su uso frecuente se hizo 
una referencia breve a la edición digital, en cambio, para los archivos hemerográficos se les asentó el 
enlace general del sitio web. 
 
Queda como como propuesta para un análisis aparte, el profundizar en el empleo de la riqueza 
de figuras retóricas entre Góngora y la generación del 27, así como aquellos textos gongorinos 
posteriores al homenaje, que puedan participar como conferencias en algún congreso o artículos de 
alguna revista especializada donde se revisen otros aspectos que no se han incluido en estetrabajo y 
que constituyen vertientes autónomas como por ejemplo, la lectura de la vinculación entre las 
Soledades con el Codex Buranus, o un cuidadoso estudio del gongorismo en ―los sonetos del amor oscuro‖ 
de Lorca entre otros aspectos paralelos que se revisaron y algunos incluso participaron en diferentes 
congresos durante la investigación, pero que por la extensión no se incluyen en este estudio46. 
 
 
46Durante la investigación presenté como conferencias en diferentes congresos algunas notas para desarrollar un posible 
trabajo posdoctoral y que sirvieron como ensayos de apoyo en el trabajo de investigación, ya fuera delimitando información 
o ampliando algunos aspectos del estudio: Injuria de la luz, panegírico del canto medieval de amor en las Soledades, poema gongorino 
y barroco, en II Jornadas Latinoamericanas de Investigación en Estudios Retóricos. Retórica y análisis del discurso en 
Homenaje a Helena Beristaín. IIF-UNAM, mayo 2012. Poética áurea y su retoricidad en la estructura del verso gongorino de los siglos 
de oro y sus ecos en el siglo XX en la generación de 1927, en III Jornadas Mexicanas de Retórica. IIF-UNAM, 18 abril 2013. Exilio 
en el paraíso. Ecos lejanos de surrealismo y gongorismo en Desolación de la Quimera de Luis Cernuda, en XIII Congreso 
Internacional de Poesía y Poética, La poesía al margen canon, FFYL- BUAP. 23 al 26 octubre 2013. Escollos Poéticos Gongorinos. 
Una blog-barcarola para navegar el tsunami informativo, en IV Congreso de Alumnos de Posgrado. UNAM, abril 2014. 
Gongorismo 1927. (vanguardia-contravanguardia), en 1er coloquio de Estudiantes de Posgrado en Filología Medieval y Áurea 
Hispanoamericana de los siglos XVI al XVIII. UAM, 14 mayo 2014. La fuerza del discurso poético en Sonetos del amor oscuro de 
Federico García Lorca en IV Jornadas Mexicanas de Retórica: La fuerza del discurso. En Memoria de Helena Beristaín. UNAM, 
23 mayo 2014. Soledad Tercera 1718 de Joseph de León Mancilla, en III Coloquio Internacional de Lenguas y Culturas 
Coloniales. IIF-UNAM, 25 septiembre 2014. Ángel expatriado de la cordura, poesía visual. XIV Congreso Internacional de Poesía 
y Poética, La poesía al margen canon, FFyL- BUAP. octubre 2014. Primer acercamiento al discurso retórico poético gongorino a 
partir de la construcción mitológica de la Soledad Tercera de 1718 de Joseph de León y Mancilla y la Soledad Tercera de 1927 de Rafael 
Alberti, en V Jornadas Mexicanas de Retórica: Retórica, política y filosofía, UNAM, 11 mayo 2016. La mirada en el Polifemo y 
las Soledades de Góngora y su emulación poética por la generación del 27 en los poemas de homenaje de la revista Litoral de 1927 en II 
encuentro Iberoamericano de Retórica, Rhetorica y humanismo en homenaje a Juan Lorenzo Lorenzo, UNAM, 26 abril 
2017. 
28 
 
Por lo que, no queda sino concluir estas palabras iniciales, invitando a la lectura creativa de 
este primer acercamiento a la vinculación poética entre la generación del 27 y la poesía gongorina, 
guiada desde la perspectiva de la creación y recreación poética como parte de un eterno diálogo entre 
los poetas, quienes siguen construyendo en sus versos, verdaderos Venablos de Cupido que hieren al 
lector y si se considera a la poesía como divina y al poeta, desde su propia humanidad, la cual puede 
leerse en cada poema como la eterna lucha de encuentro y desencuentro, esa danza de Eros y Psique, ya 
que no puede escribirse sin pasión, ni emoción, pero tampoco se pueden crear buenos versos, sólo con 
pasión o emoción; es necesario el trabajo del pensamiento, el esfuerzo de la mente, de la psique y de la 
tecné para hacer del verso una expresión del arte de la palabra, como cada poeta se esforzó por 
alcanzarlo en su poema de homenaje y mostró su sensibilidad y talento en el empleo consciente de las 
formas y estructuras poéticas a las que unió su voz libre y propia. Creando de esta forma, en cada 
poema, una verdadera pieza de arte poético, que se ha colocado por derecho propio, como la piedra 
angular de la poesía en lengua hispana en el siglo XX, tal y como cavilaba Salinas sobre la poesía a 
cerca de su relación entre invención y razón: 
La poesía será pues una forma de relacionar, ya relacione por obra de la razón, acercando cosas 
racionalmente relacionables, lógicamente relacionables, ya relacione la virtud de la intuición poética 
pura, místicamente, ya lo haga por medio de lo que llaman el subconsciente, pero en la base de todo 
hecho poético hay una operación de relacionar. Si la poesía, pues, crea relaciones, es un sistema de 
relaciones nuevas, un nuevo orden, esto es tanto como decir que crea un mundo. Para mí todo el valor 
de un poeta está en razón directa de su capacidad para crear un mundo suyo, un mundo poético nuevo. 
Ahora bien, el poeta no se contenta con inventar ese mundo con su imaginación y reservárselo como 
huerto particular y deleitoso donde él solo disfruta. El poeta inventa y escribe en lenguaje que 
entienden otros seres, hecho para otros seres. La poesía aparece enseguida como algo esencialmente 
comunicable. Y por consiguiente toda poesía es una posición y una proposición. Se sitúa, propone. 
Una poesía nos propone algo, nos propone sencillamente otro mundo, otro orbe, ese orbe que ella ha 
inventado distinto del nuestro. La gran poesía es una proposición de traslado a otro mundo, a un 
mundo donde los valores corrientes están trastocados, donde las tablas vigentes aquí ya no sirven. Con 
suavidad o con violencia, la poesía es un arrebato, es un rapto. Mundo, demonio y carne son los 
enemigos del alma; la poesía, cosa del alma, tiene por gran enemigo al mundo. Es decir, al mundo éste, 
al que se opone, al que contrapone el otro, el suyo, el que ha inventado47. 
 
 
 
47 P. Salinas, Mundo real y mundo poético y dos entrevistas olvidadas (1930-1933), 1996, p.37-38 
29 
 
 
PRIMERA PARTE 
 
 
 
 
 
I ATISBOS 
 
 
30 
 
 
31 
 
I.1 HOMENAJE, GONGORISMO 1927, ANDAMIAJE POÉTICO DEL ESPÍRITU. 
 
 
Aquel que tiene de escribir la llave, 
con gracia y agudeza en tanto estremo, 
que su ygual en el orbe no se sabe 
es don Luis de Góngora, a quien temo 
agraviar en mis cortas alabanzas, 
aunque las suba al grado más supremo. 
 Cervantes 
 
La celebración del homenaje gongorino en 1927, fue el acontecimiento que unió en un mismo sentir, 
a un grupo de poetas y artistas que coincidieron tanto en ideas estéticas como estilos personales de 
poesía, con la figura de Luis de Góngora48, quien representó un momento específico del tiempo y 
espacio, y en el cual, se conjuntó tanto el barroco como el impulso de las vanguardias que trastocó a 
Góngora de poeta barroco en una propuesta de vanguardia y contra vanguardia simultáneamente, ―el 
 
48 A Luis de Góngora, hay que comprenderlo desde diferentes perspectivas, aquellas de corte académico, centradas en el 
autor y su época, otras; en las que su influencia se refleja en otros autores y finalmente, la perspectiva que hicieron los 
poetas de la generación del 27 en 1927 con motivo de su celebración y que es el aspecto que se aborda en esta lectura. Para 
ampliar sobre la primera perspectiva desde un punto de vista académico se encuentran los estudios introductorios de: J. 
Beverley, Soledades, 1990; A. Carreira, Soledades, 2010; A. Carreño, Romances; 1988, A. Parker, Fábula de Polifemo y Galatea, 
1987; A. Pérez Lasheras, Ni amor ni constante. (Góngora en su Fábula de Píramo y Tisbe), 2011; M. Romanos, Selección Poética, 
1983 y J. Roses Lozano, Góngora: Soledades habitadas, 2007. Trabajos que exploran críticamente el discurso poético de 
Góngora. El otro aspecto que ha sido revisado es la influencia del poeta barroco en la literatura como el trabajo de C. 
Clementson, Cisne Andaluz. Nueva antología en honor de Góngora, (de Rubén Darío a Pere Gimferrer),2011, en cuyo estudio 
introductorio analiza la estirpe de Góngora y cómo su poética influyó en los poetas modernos, otra lectura similar es de J. P. 
Buxó, ―Alfonso Reyes y las lágrimas del Polifemo‖ sobre la interpretación de Reyes al Polifemo de Góngora en U. Sánchez 
Segura ed., Góngora y la tradición clásica. III Jornadas Alfonsinas, 2007. Para ampliar al respecto de Góngora, su tiempo y 
poética, se pueden consultar P. Jauralde, Actas del I Congreso Internacional de Hispanistas del Siglo de Oro, 1990 y Actas del 
Primer Congreso Internacional dedicado a Góngora, en su ciudad, Córdoba España en el 2011, aula virtual de la 
Universidad de Córdoba: http:aulavirtualtv.uco.es. Posteriormente publicado por J. Roses Lozano ed. El Universo de 
Góngora: orígenes, textos y representaciones, 2014. Por lo que queda esta nota al margen con algunos de los aspectos académicos 
sobre Góngora en la actualidad considerando que esta lectura se concentra en otra perspectiva de Góngora que ayude a 
desentrañar, cómo leyeron la poesía gongorina en los años de homenaje, ya que la generación del 27, no leyó a Góngora 
como un poeta barroco puramente, sino como un poeta de tradición pero que con su trabajo de la imagen les resultó 
contemporáneo e innovador, sobre todo por la construcción de sus metáforas, que las leyeron desde la mirada de la poesía 
moderna de vanguardia y que buscaron emular en su trabajo poético de 1927 como parte del tricentenario y que quedó 
editado en Litoral 5,6,7, 1927. Finalmente sólo resta añadir que en las correcciones finales salió editado en España la 
compilación de los trabajos de J. Ma. Mico, Para entender a Góngora, 2015 que constituye el material más reciente sobre los 
estudios gongorinos. Cfr. ―Cada poema de Góngora es ―un desafío a la inteligencia‖, dice José María Micó. Agencia EFE-
Sevilla, Cultura, 1 Nov. 2015. efe.com. El libro hace una compilación de trabajos centrados en los contextos de la obra 
gongorina, las reflexiones sobre ―la fragua de las Soledades‖ y una lectura del Polifemo, y finaliza con las intertextualidades, o 
aquellas reflexiones entre poetas como Dante, Pellicer y Guillén sobre la obra gongorina‖. 
32 
 
gongorismo 1927‖. Por lo que esta fecha, hay que considerarla como punto de partida, tanto de la 
generación, como el primer paso firme para la reivindicación en el canon literario del poeta barroco y 
la identidad y postura poética propia de la generación del 27. Esta celebración además de otorgarles 
una identidad como grupo, para algunos poetas, representó sus primeras incursiones como creadores 
editados y donde es posible observar sus primeros pasos poéticos y el principio de una evolución de la 
escritura libre y lúdica, a un trabajo poético más cuidadoso y de oficio, en el que se vinculan las 
influencias de vanguardia y el gongorismo. Hay que tener en cuenta que los poetas de la generación 
no siguieron ―los ismos‖ ciegamente; por el contrario, tomaron una actitud crítica y retomaron de las 
ideas de vanguardia sólo aquellas que les brindaban una veta poética y por esto, resulta difícil poder 
clasificarlos dentro de una corriente específica de vanguardia, sin perder de vista que a los nuevos 
ideales estéticos se les unió una lectura atenta a Góngora pero desde la valoración de la imagen poética 
y no del discurso barroco. Con lo que rompieron claramente, por un lado, con lo que se esperaría de 
una vanguardia que buscaba la innovación y abolir el pasado y por el otro, rompieron también con la 
lectura tradicional de un poeta barroco, con lo que se colocaron en una suerte de espacio 
absolutamente propio y como una propuesta única que cimentó los principios en los que todos ellos 
coincidieron y que Rafael Alberti llamó en sus memorias, ―movimiento lírico‖: 
Aunque Juan Ramón en algún momento de justo enfado conmigo me calificara de ista, es decir, de 
cultivar los ismos en boga, tengo que expresar aquí mi horror por las clasificaciones; mi amor, por el 
contrario, a la independencia más absoluta, a la variedad, a la aventura permanente por selvas y mares 
inexplorados. Que rozara los ismos, que me contagiara a veces de ellos hasta parecer de pronto apresado 
en sus mallas, era inevitable y natural. Los ismos se infiltraban por todas partes, se sucedían en oleadas 
súbitas, como temblores sísmicos, siendo más que difícil el resultar del todo ileso en su incesante flujo y 
reflujo. Pero, en definitiva, puedo ya, a tanta distancia, preguntarme: ¿a qué ismo determinado 
pertenece hoy mi obra o la de todos los poetas españoles de mi generación? Creo poder afirmar que a 
ninguno, que nuestra poesía, en sus momentos más altos, estuvo encima de las modas, que pocas veces 
se entretuvo en pasatiempos estériles, constituyendo así la verdadera vanguardia de un movimiento 
lírico que aun a pesar de todos los más tristes pesares sigue en cierto modo –no me parece exagerado ni 
inmodesto decirlo- gobernando en España49. 
 
La moda no los determinó sino que fue la poesía y el criterio lo que los distinguió de las 
corrientes estéticas con las que convivieron: no siguieron ni a los ismos de manera hipnótica, ni a 
Góngora, que se convirtió tanto en referencia de identidad y modelo poético como en emblema, lo 
que provocó polémicas y confrontaciones, tanto en la académica de principios de siglo en España, 
como paradójicamente, con los ideales de vanguardia de las primeras décadas del siglo XX que 
pugnaban por abolir el pasado radicalmente. Por ello, el gongorismo les dotó de una suerte de 
identidad absolutamente propia, única y contestataria hasta para las vanguardias. Porque con Góngora 
 
49 R. Alberti, ―La arboleda perdida, segundo libro 1917-1931‖ en Prosa II. Memorias, 2009. p. 140-141 
33 
 
no dieron la espalda al pasado, por el contrario tomaron a un poeta estigmatizado y lo encumbran 
como modelo de ruptura y modernidad y con ello, al mismo tiempo, retomaron, de alguna forma, la 
tradición clásica en formas y metros poéticos, al cual unieron propuestas estéticas como el purismo, el 
ultraísmo y el surrealismo fundamentalmente. De esta forma, para la generación de 1927, el 
gongorismo representó la piedra angular en la que convergen los ideales de vanguardia en armonía 
con la tradición gongorina señalando así la pauta para los poetas de la generación y posteriormente, 
otros poetas, como Miguel Hernández, quien con su "Perito en Lunas" de 1933 refleja de forma 
contundente la influencia tanto de la poesía barroca como una clara comprensión del discurso 
surrealista que se fusiona en un mismo trabajo poético50. 
Uno de los vestigios más fecundos de esta celebración, es el estudio que hizo Dámaso Alonso 
sobre la obra de Góngora a mitad del siglo XX y que ha abierto brecha y líneas de investigación para 
académicos, estudiosos y críticos, quienes han revalorizado la obra de Góngora siguiendo las huellas 
iniciales de este grupo51: 
La obra de Góngora trasciende el contexto en el que fue creada e influyó no sólo en los autores 
europeos y latinoamericanos contemporáneos suyos, sino que fue también espíritu impulsor de la 
generación del 27. Cuando se cumplían 300 años de su muerte fue escogido por jóvenes autores y 
profesores como figura a partir de la cual poner en valor la literatura barroca, abriendo así un camino 
que seguirían otros creadores del siglo XX. La obra del poeta cordobés se convierte así en nexo entre el 
Renacimiento, del que bebe directamente tanto en la métrica como en la temática mitológica y la 
modernidad52. 
 
El homenaje de 1927 ha dejado unidos tanto a los poetas de la generación como al poeta barroco y 
por ello, al comprender que la conmemoración del tricentenario luctuoso fue el punto de partida de 
una postura poética que cambió radicalmente la forma de ver y comprender a Góngora pero también 
a la poesía misma, modificando el trabajo del discurso poético para la literatura en lengua hispánica. 
Las razones que tuvieron

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