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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ACATLÁN La presencia de la Estética del Modernismo en la poesía lírica de Enrique González Rojo (Análisis de cuatro poemas: “El viajero desconocido”, “Epílogo” del libro El puerto; “La nave perdida” del libro Otros poemas y “Estudio en cristal”). TESIS QUE PARA OBTENER EL TITULO DE: Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas PRESENTA: Hermila Araceli Pineda Sánchez Asesor: Lic. María del Rocío Montiel Toledo Octubre, 2008 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A mi padre, por su inquebrantable espíritu. In memoriam A mi madre, porque aún escucho su voz. Agradezco a la Lic. Rocío Montiel Toledo, su enriquecedora y paciente asesoría. Índice Introducción 1 Cap. 1. Un poeta olvidado, Enrique González Rojo 6 1.1. González Rojo, su tiempo y formación literaria, 6. 1.2. Enrique González Rojo y la indeleble figura de González Martínez, 15. 1.3. La participación del autor en la Generación de los contemporáneos, 18. 1.4. Producción literaria, 21. 1.4.1. La poesía lírica, 21. 1.4.2. Otros géneros cultivados por el autor, 23. Cap. 2. La estilística según Dámaso Alonso y el Análisis e interpretación del poema lírico propuesto por Helena Beristáin 25 2.1. Las características y funciones de la lengua, 25. 2.2. Los tres niveles del poema lírico, 30. 2.2.1. Nivel fónico fonológico, 32. 2.2.2. Nivel morfosintáctico, 33. 2.2.3. Nivel léxico, semántico y retórico, 35. 2.3. La estilística según Dámaso Alonso, 40. 2.3.1. Conocimiento de la obra poética, 43. 2.3.2. El conocimiento de la crítica, 44. 2.3.3. El conocimiento de la estilística, 45. Cap. 3. Los niveles de la poesía lírica y su aplicación en cuatro poemas: “El viajero desconocido”, “Epílogo”, “La nave perdida” y “Estudio en cristal”. 47 3.1. “El viajero desconocido” de la obra El puerto, 47. 3.1.1. Nivel fónico fonológico, 47. 3.1.2. Nivel morfosintáctico, 51. 3.1.3. Nivel léxico, semántico y retórico, 57. 3.2. “Epílogo” de la obra El puerto, 63. 3.2.1. Nivel fónico- fonológico, 63. 3.2.2. Nivel morfosintáctico, 66. 3.2.3. Nivel Léxico, semántico y retórico, 71. 3.3. “La nave perdida” de Otros poemas. 74, 3.3.1. Nivel fónico- fonológico, 74. 3.3.2. Nivel morfosintáctico, 77. 3.3.3. Nivel léxico, semántico y retórico, 81. 3.4. “Estudio en cristal”, 83. 3.4.1. Nivel fónico-fonológico, 84. 3.4.2. Nivel morfosintáctico, 87. 3.4.3 Nivel léxico semántico y retórico, 91. Cap. 4. La presencia de la estética del modernismo en cuatro poemas: “El viajero desconocido”, “Epílogo”, “La nave perdida” y “Estudio en cristal”. 96 4.1. La estética del modernismo, 100. 4.1.1. La cultura finisecular y el decadentismo, 106. 4.1.1.1. Su bohemia y actitud de flaneur, 111. 4.1.1.2. El spleen vital, 114. 4.1.1.2.1. El spleen de González Rojo, 115. 4.1.1.3. La herencia del romanticismo, 118. 4.1.1.3.1. La interiorización de Rojo, 122. 4.1.1.4 El idealismo estético, 128. 4.1.2. Las variantes del decadentismo en Hispanoamérica, 132. 4.1.2.1. José Martí y su visión de la modernidad en Hispanoamérica, 133. 4.1.2.2. José Martí y la concepción social del artista, 137. 4.1.2.3. El decadentismo mexicano, 139. 4.1.2.3.1. Las polémicas en torno al decadentismo y modernismo, 146. 4.1.2.4. Rojo inmerso en la concepción americanista, según Martí. 150. 4.1.2.4.1. La tristeza, la intranquilidad, la inseguridad y la vaga esperanza en su poesía, 154. 4.1.3. El modernismo: actitud, movimiento o época, 157. 4.1.3.1. Los inicios del modernismo, 165. 4.1.3.2. Las vertientes del modernismo: “el arte por el arte” y el mundonovismo,166. 4.1.3.2. Discurso poético del modernismo, 169. 4.1.4. El artista, según el modernismo,174. 4.1.4.1. La imagen del dandy, 175. 4.1.4.2. Rojo, poeta en exilio interior,178. 4.1.4.3. Otras actitudes de González Rojo enlazadas con el espíritu decadente, 182. 4.1.5. El paisaje modernista, 185. 4.1.5.1. El paisaje de “Estudio en cristal”, 186. 4.1.6. Los símbolos más recurrentes: la nave y el mar, 190. 4.1.7. El color en la poesía modernista, 196. 1.4.7.1 El significado del color negro, 197. 4.1.7.2. Algunas imágenes sinestésicas y el significado del color blanco, 200. 4.1.8. El tópico de la muerte, según González Rojo, 205. 4.1.8.1. La nostalgia, la añoranza y la melancolía: estados del decadentismo en la poesía del autor, 208. 4.1.8.2. Las nuevas variantes: ennui y gouffre, 212. 4.1.9. Las ciudades muertas o espacios que se acaban, 215. 4.1.9.1. Ciudades muertas o espacios que se acaban, 216. 4.1.9.2. De la ciudad muerta al líquido elemento en la poesía del autor, 217. Conclusiones 224 Bibliografía 228 1 Introducción La mayoría de los lectores al hablar, pensar o hacer referencia a la Generación de los contemporáneos, se acuerda de los célebres poetas; Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, José Gorostiza o Jaime Torres Bodet; también se acuerda de los poemas “Muerte sin fin”, “Nocturnos” o “Canto a un Dios mineral”. El resto de los miembros del grupo y sus obras poco se mencionan o, en algunos casos, se desconocen totalmente como la figura de Enrique González Rojo, debido a la escasa difusión que se les ha dado. Al leer fragmentos de las tres antologías clásicas de la lírica: Laurel (1941),1 Poesía en movimiento (1966)2 y Antología de la poesía mexicana moderna (1928)3, descubrimos en esta última “Los cuatro mares” de Rojo, una obra desconocida entre obras conocidas. Por qué elegir la poesía de González Rojo, un poeta desconocido entre conocidos, y no la de otro escritor mexicano consagrado que forma parte de la nómina en las antologías; como Ramón López Velarde que está presente en las tres, González Martínez que anuncia nuevos rumbos para la poesía hispánica. O bien, Octavio Paz que manifiesta universalidad estética en su obra, rica en 1 El título proviene de un verso de Lope de Vega:“Presa en Laurel la planta fugitiva”. La obra revela el deseo de fijar, inmovilizar y eternizar una tradición que se presenta inicialmente como algo dinámico. Los poetas seleccionados son modernistas, posmodernistas, de la Generación del 27 y contemporáneos hispanoamericanos. Los antólogos fueron Juan Gil, Villaurrutia, Emilio Prados y Octavio Paz 2 Antología colectiva fue labor de Octavio Paz, Alí Chumacero, José Emilio Pacheco y Homero Aridjis. Los poemas seleccionados responden a las inquietudes de las generaciones más jóvenes; tienen un carácter más actualizado y más próximo a nuestro presente cambiante. 3 Esta antología tenía como objetivo ordenar y dar a conocer las nuevas creaciones; así como situarlas entre una tradición y una renovación (entre el pasado y el presente). Cuesta dice que hay un desinterés puro en la selección de las obras; el criterio de aceptación es el hallazgo autónomo. 2 significados o José Gorostiza que se ha convertido en el acertijo moderno más enigmático de lírica mexicana. De todos esos mundos poéticos fascinantes, el de Rojo despierta nuestro interés. Paso inmediato, leer e indagar su poesía completa para ser copartícipes de su sensibilidad: El puerto (1924) y Obra completa. Verso y Prosa: 1918-1939 (1985). Según la estilística, es el primer acercamiento, en el que prevalece la intuición afectiva, es decir el presentimiento que no permite descubrir lo formal, por el contrario, la satisfacción del espíritu. Nuestra percepción, de su poesía, es singular e inmediata y representa un proceso complejo en el que no sólo percibimos sensiblemente, sino que a su vez recordamos, imaginamos y pensamos. Por otro lado, nuestra percepción de la poesía de Rojo es selectiva ya que dejamos a un lado los poemas, cuyos temas son nacionalistas o populares y estudiamos, aquellos que reflejan experiencias más significativas: el vacío vital, la preocupación por lo fugaz, la permanente interiorización, la evasión, el paisaje y la muerte. Temas que cautivan nuestro entendimiento y sugieren representarlos en nuestra mente. A partir del acercamiento a la lectura de los poemas y a la expresión inmanente que vincula el espíritu del poeta a la forma de su creación; advertimos poemas con ciertos rasgos que se circunscriben a la estética modernista. ¿Por qué revivir y repensar el modernismo perteneciente al siglo antepasado, hoy en día?. El modernismo sigue vigente porque al releer un texto de aquella época no sólo se amplía el conocimiento, sino que se recaban ideas para interpretar nuestro tiempo, “el advenimiento de una globalización que se define más como un 3 presente tangible que como un anhelo futuro.”4 De tal manera que el modernismo sigue revelando situaciones precarias que desembocan en la cultura de la postmodernidad. El presente estudio es, precisamente, un acercamiento estilístico a la poesía lírica de Enrique González Rojo (“El viajero desconocido”, “Epílogo” del libro El puerto; “La nave perdida” del libro Otros poemas y “Estudio en cristal”). Con dicho análisis se revalora poéticamente al autor; se le otorga su ubicación dentro de la literatura mexicana y se le reivindica más allá de su biografía personal. Investigar la creación del poeta bajo la perspectiva antes mencionada puede responder interrogantes acerca del proceso de construcción de las letras hispanoamericanas. El trabajo está integrado por cuatro capítulos; el primero es la presentación del poeta mexicano. Enrique González Rojo (1899-1939) vivió en Sinaloa hasta 1910, después se trasladó a la Ciudad de México, en donde se vislumbraron el nacionalismo, el vanguardismo, y el desarrollo capitalista. Su formación en la escuela Nacional Preparatoria fue esencial, pues ahí se enriqueció culturalmente con sus profesores, algunos pertenecientes al Ateneo de la Juventud; otros a la Generación del 15, y con las diversas lecturas de la cultura clásica, del modernismo, de los autores europeos modernos y más tarde, la poesía española. En 1917 Rojo, Bodet, Montellano y Gorostiza, conformaron el Segundo Ateneo de la Juventud. A este grupo se unió la generación bicápite: Novo y Villaurrutia; más tardíamente se unieron Owen y Cuesta. Poetas que publicaron sus obras en los suplementos literarios y crearon varias revistas. En 1928, Rojo y Villaurrutia se 4 Schulman, Iván, El proyecto inconcluso. La vigencia del modernismo, México, Siglo XXI, 2002. p.15. 4 integraron al trabajo de Bernardo Gastélum (jefe del Departamento de Salubridad). A la nueva asociación se le llamó “Parnasillo de Salubridad,” cuya poesía fue caracterizada como “no viril” no por el estilo sino por los poetas y su hipotética homofilia. Rojo hizo varios viajes a Europa, pero desistió de éstos a causa de su enfermedad y murió en 1939. El segundo capítulo describe la importancia de la estilística, y el análisis e interpretación del poema lírico propuesto por Beristáin. Una base fundamental de la estilística se encuentra en los ensayos de Dámaso Alonso quien relaciona la sensibilidad del poeta- autor. Dicho método se conforma de tres conocimientos. El primero es el acercamiento a la obra poética, es la intuición que permite descubrir la satisfacción de espíritu. El segundo conocimiento, el de la crítica, hace una descripción de los motivos artísticos de la poesía, considerando el contexto del autor. El tercer conocimiento define el estilo como lo peculiar, lo diferencial de un habla. Aprecia con mayor o menor intensidad la intuición totalizadora de la creación, hace una descripción de los motivos artísticos de la poesía. Para ello se auxilia de los tres niveles del poema lírico, según Beristáin: nivel fónico-fonológico, nivel morfosintáctico y nivel léxico, semántico y retórico. El tercer capítulo hace la descripción de los tres niveles en los cuatro poemas: “El viajero desconocido,” “Epílogo,” “La nave perdida” y “Estudio en cristal”. En cada uno de éstos, se observan rasgos que definen el estilo del poeta mexicano; como las constantes imágenes visuales, la presencia del tiempo en pretérito. En “Epílogo”, por ejemplo, se presenta el sonido de la /r/ que según la posición del fonema en la palabra es su intensidad. En “El viajero desconocido” es significativa 5 la cláusula en abanico, oraciones breves y acumuladas; en la que se advierte la presencia, la concepción y aprehensión de la muerte. El cuarto capítulo habla acerca de la vivencia estética, es decir de la dependencia mutua entre el espectador y la obra; del acercamiento a la belleza del mundo modernista. Se hace referencia a la innovación, la artificialidad y la influencia del Parnasianismo y el verdadero romanticismo. Dentro del simbolismo germinan las variaciones individuales del decadente. El artista decadente asume actitudes hasta conformar una cosmovisión (anarquismo, aristocratismo, bohemia, idealismo, cosmopolitismo), prevalece el individualismo desmesurado. Si se hiciera la pregunta ¿cuáles son las actitudes del decadentismo, manifestadas en la vida o en la personalidad de Rojo?. Mencionaremos sólo algunas la primera de éstas la doble imagen: el bohemio y el flaneur. El poeta mexicano, desde siempre, ha manifestado movilización; su vida en provincia, en la Ciudad, en el extranjero va conformando su cosmos y en varios momentos de su poesía plasma la imagen del viajero. La bohemia de González Rojo no trazó cuadros excéntricos como los de Rubén Darío, Manuel Gutiérrez Nájera o Bernardo Couto. Rojo se reunía con sus amigos en los cafés porque allí encontraba lo que les negaba la sociedad: reconocimiento, admiración y público. Por otro lado, dice González Rojo “este país tan lleno de color y tan vacío de todo lo demás”, levemente el spleen de fin de siglo. Ni los sueños del ajenjo, ni la formaciónde nuevos espacios, ni las publicaciones de revistas satisfacen su realidad. El mal humor, el desencanto y el spleen reflejan y trazan su actitud solitaria. 6 CAPÍTULO I 1. Un poeta olvidado, Enrique González Rojo. Enrique González Rojo es una figura ignota y olvidada, cuyo nombre está vinculado con los contemporáneos, con el poeta Enrique González Martínez y con la poesía modernista. En consecuencia, la crítica lo ha considerado un autor menor. 1.1 Enrique González Rojo, su tiempo y formación literaria. Hablar de Enrique González Rojo es remitirse al célebre poema “La muerte del cisne”; a la pretensión poética de emular los significados del mar en la creación El Puerto; a la diáspora de un grupo de escritores, a la cruzada juvenil de Vasconcelos y a lo acaecido en las primeras décadas del siglo XX. En 1904 México seguía la tríada del orden, la paz y el progreso; el gobierno, del más longevo presidente Porfirio Díaz, representó el crecimiento económico, espejismo de desarrollo, la explotación y represión en algunos sectores. En los primeros años del siglo hubo transformaciones sociopolíticas que se proyectaron en la vida nacional. Transformaciones que muchos artistas no consideraron coincidente con su ideología y proyecto estético, es el caso de Enrique González Martínez, cuya presencia será importante en la vida de Rojo. 7 Enrique González Rojo (1899 – 1939) estuvo inmerso en esa movilidad social; su existencia fue breve __ en contraste con su padre octagenario __ y se concentró en dos actividades: la literatura y la carrera diplomática. Nació en Sinaloa y vivió ahí hasta 1910, año en que inició el movimiento de la Revolución; en que Porfirio Díaz renunció a la República y en el que un grupo de pensadores protestaron ante el panorama tan desolador que se presentaba en los ámbitos agrario1 y laboral; en sí, protestaron ante el régimen del dictador que propiciaba la desigualdad. Debido a las actividades de su padre (delegado político) Rojo y su familia viajaron a los Ángeles California; después a la Ciudad de México. El ambiente provinciano en donde había vivido quedó atrás y se presentó ante él, una atmósfera con rezagos nacionalistas, rasgos del vanguardismo y desarrollo capitalista.2 En el ámbito nacionalista, Madero, personaje demócrata del siglo XX, propuso restaurar el gobierno3 y la libertad política de tal manera que hubiese igualdad de los hombres ante la ley; sin embargo su objetivo no se cumplió y su gobierno provisional declinó en 1913. Cabe mencionar que, ideológicamente, el Positivismo influyó en la educación y con ello evolucionó la enseñanza; dicha labor fue “instrumento para cohesionar los mundos urbano y rural y las tres razas __ 1 La política agraria del Porfiriato estribaba en la entrega de extensiones territoriales a individuos y empresas extranjeras, principalmente, en la frontera norte de la nación. Muchos trabajadores estaban inconformes con las jornadas de trabajo (a veces 13 horas diarias) y el mísero salario (los hombres en conjunto ganaban 75 centavos por día, las mujeres 3 a 5 centavos por semana y los niños de 20 a 50 centavos), los extranjeros ganaban el doble que los mexicanos, por ejemplo los norteamericanos en Cananea. Vid. Mason Hart, John, El México revolucionario y proceso de la Revolución mexicana, Tr. Manuel Arboli, México, Alianza, 1990. 2 Rápidamente se manifestó en la organización de empresas de instituciones modernas de crédito como los bancos, el desarrollo del comercio y grupos monopolistas que controlaron la actividad económica del país. 3 En el Plan de San Luis Potosí, se desconocía el Gobierno de Díaz, se declaraba el principio de “No reelección” del Presidente y Vicepresidente. 8 blanca, mestiza, indígena__; y fue un salto común al progreso y a la modernidad”.4 La educación de Enrique González Rojo fue tradicional. En su infancia, al igual que un sinnúmero de escritores comenzó a leer a los clásicos y a los no tan clásicos como Mauspassant. En 1913, a los 14 años, Rojo ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria ubicada, físicamente, en San Ildefonso. En la Preparatoria, todavía, quedaban atisbos del plan positivista y al mismo tiempo se gestaba una educación ecléctica. Profesores aún con ideas positivistas; profesores pertenecientes al Ateneo de la Juventud y otros más, a la Generación del 15 proponían su propia forma de enseñanza. Los del Ateneo, integrado por Henríquez Ureña, Reyes y Jesús T. Acevedo, se basaron en una ideología humanista y escéptica a la vez, que cimentó la educación moderna del país. La Generación del 15 o el grupo de los Siete Sabios – formado por Castro Leal, Vázquez del Mercado, Lombardo, Gómez Morín, Olea y Leyva, Bassols, Alfonso Caso y Jesús Moreno Baca – participó, activamente, en las conferencias, conciertos, suplementos culturales de periódicos y boletines. De tal modo que ambas ideologías influían invariablemente en la formación del autor; lo tradicional y conservador aunado a lo ideal humanista. En la Preparatoria varios maestros tuvieron sus seguidores, el más famoso fue González Martínez, a cuyos imitadores les llamaron; “el grupo del cuello torcido.” 4 Clark de Lara, Belem, “Educación,” en Revista Moderna en México (1903-1911), México, UNAM, 2002, p.4. 9 En ese ambiente con sesgo de erudición estuvo inmerso Rojo y sus compañeros: Ortiz de Motellano, Torres Bodet, Pellicer y Gorostiza. Más tardíamente, Villaurrutia y Salvador Novo; ellos se dirigían hacia él, como Enrique, el chico o el Jr. Rojo comenzó su formación humanística en la Preparatoria; diversas ideas y tendencias lo enriquecieron espiritualmente propiciando en él lo que Ortega y Gasset llama lo insubstancial. La ideología de los clásicos, del Modernismo, del Ateneo, de la Generación del 15, de los autores europeos modernos, más tarde, la Generación del 98 y los primeros atisbos del 27 confluyeron y conformaron el pensamiento del poeta. Las lecturas comentadas fueron lo esencial en las cátedras impartidas. Las obras de Platón, Kant, Shopenhauer, Nietzsche, Bergson, Croce, apartaron a los jóvenes estudiantes de lo tradicional. Las letras españolas, las clásicas, las francesas e inglesas fueron recuperadas y acogidas con vehemencia. El mundo helenístico, el decadentista, y el filosófico, fueron los referentes para la creación de sus futuras obras poéticas. Sheridan afirma que los jóvenes estudiantes acudían a la escuela para discutir libremente sus lecturas no positivistas y, por supuesto mostrar las primeras composiciones literarias Muchas obras y artistas incidieron como claves, con mayor o menor intensidad, en González Rojo: Maupassant, Marcel Proust, Ramón de Valle Inclán, Machado, Eugenio Dor’s, Rubén Darío, Luis G. Urbina, Tablada, Lugones, López Velarde, González Martínez, Bergamín, Jean Moréas. El último simbolista fue el 10 predilecto de Rojo; con ello se advierte que el modernismo y el decadentismo fueron referentes en su creación.5 Además conoció e intercambió ideas con varios escritores y poetas españoles exiliados; y otros no conocidos como Joel Patiño, Víctor Landuño, Ricardo E, Molinari y Ventura García Calderón. Rojo formó parte activa de veladas literarias escolares y citadinas. Es ineludible notar la formación literaria del autor con diálogos múltiples a los que hace alusión y, otras veces, recrea. En México siguieron prevaleciendo algunos rasgos de la cultura europea en la cotidianidad. Rojo fue observador y partícipe de la realidad más banal. Así lo reiteró en algunas de sus crónicas y en sus vivencias en las que hizo referencia a la corrida de toros, al teatro, la ópera, la natación; las reuniones en los cafés, los más populares el “Café de nadie” y “Caféde América”, sus recorridos por las calles, sus constantes visitas a las librerías y sus viajes a Europa. Sus trivialidades no fueron sui generis, como las de Pellicer o Salvador Novo que se circunscribieron a la extravagancia. En 1917 el cenáculo de poetas (segundo Ateneo de la Juventud; Bodet, Montellano, Gorostiza y Rojo)6 publicaba sus obras en los suplementos literarios. Pronto, Rojo comenzó a columbrar el terrorismo crítico; surgieron comentarios en torno a la originalidad de su obra y existió confusión con el nombre de su padre. Como se manifestó en el siguiente caso; González Martínez, hijo, ganó “un modesto accesit en unos juegos florales de Saltillo. Al día siguiente apareció la noticia en los diarios, y los versos firmados por 5 Vid infra, cap. 4 6 El proyecto del Nuevo Ateneo de la juventud fue efímero, pero constituyó el germen del grupo que se aglutinaría en Los contemporáneos. 11 González Martínez, sin el Jr, que entonces usaba”7. Su padre fue felicitado y Rojo nunca recibió el premio. Desde aquel suceso decidió usar el apellido de su progenitora Luisa Rojo Fonseca (quien falleció en 1935) y de manera oficial lo hizo en 1918. También decidió firmar con el pseudónimo “Sub y baja” al igual que Bodet. En 1920 Carranza fue asesinado y se nombró a Adolfo Huerta presidente interino. En ese mismo lapso, Vasconcelos se desempeñó como rector de la Universidad de México y un año más tarde fundó la SEP; con ello se intentó comenzar la integración social, cultural y racial de la sociedad mexicana o lo que los historiadores denominan la cruzada Vasconcelos8. La utopía fue trabajar en la conformación de Instituciones y encausar al pueblo al mundo de los libros y lo artístico. Vasconcelos se auxilió de los jóvenes intelectuales, en un principio se unieron Jaime Torres Bodet y Carlos Pellicer, después los otros contemporáneos. Cuando Rojo regresó de Chile (1920) fue nombrado jefe del departamento de Bellas Artes por el fundador de la educación moderna. Cabe mencionar que Salvador Novo trabajó con él en esa área. El objetivo del poeta fue cumplir el ideal de la cruzada, de tal forma que “se encargó . . . de instaurar una pintura mural, conformar casas de arte . . . patrocinar a Diego Rivera y sus murales . . . restablecer la Academia de San Carlos, restablecer el Conservatorio Nacional y propiciar la arquitectura pública.”9 Una labor ardua y eminente. 7 Scheridan, Guillermo, Los contemporáneos ayer, México, FCE, 1985, p. 58. 8 Trabajar con Vasconcelos era la mejor manera de ganarse la vida y obtener prestigio, además existía la oportunidad de conocer artistas, escritores y editores 9 Guillermo Sheridan, op. cit; p. 125. 12 El trabajo en la cruzada y las primeras publicaciones no lo confortaron vitalmente y se manifestó en él el spleen;10 por ello decidió viajar a Europa; España, Francia, Italia (1925), después de haberse conformado el grupo de los Contemporáneos. Oswald Spengler habla sobre la decadencia de Europa; sobre la agonía de la civilización occidental que fue propiciada por la industrialización, la urbanización, el progreso de la ciencia y los hechos bélicos (1914-1918). Todos esos elementos desintegraron valores e ideales que hasta entonces habían existido. “El cúmulo de nuevas cuestiones en torno a valores filosóficos, psicológicos, éticos y estéticos .van despertando una hiperconciencia en el hombre”.11 El arte reflejó esta situación del artista en diferentes formas que ceden paso a una nueva sensibilidad y otras posibilidades estéticas. El artista se refugió en su realidad, en su yo desolado que trata de recuperar su existir a través de procesos psíquicos o de la liberación absoluta del lenguaje y la conciencia; asimismo, surgen las vanguardias (los llamados ismos) en Europa en las primeras décadas del siglo XX. Los escritores hispanoamericanos no permanecieron inmunes a la incertidumbre, a la inquietud existencial y acogieron los movimientos vanguardistas. Hugo Verani identifica en las vanguardias las siguientes características: el cosmopolitismo no el idealizador de los modernistas sino el irreverente y el antiacadémico; una actitud iconoclasta ante la literatura que no exige reglas, la 10 Vid infra, El spleen vital de Rojo en el cap. 4 11 Gambetta, Aída, “En torno a las vanguardias en Latinoamérica” en Las humanidades en el siglo XX, México, UNAM, 1978, p. 14. 13 deshumanización del arte en el alejamiento de todo sentimentalismo, el sarcasmo, la confusión y el humorismo, con ello intentaban describir nuevos cánones de belleza; inconformidad con la función de la lengua y creación de una tipografía más expresiva a través de espacios en blanco, signos matemáticos, notaciones musicales, nueva distribución de versos y letras en la página en planos simultáneos; de ahí la creación de las metáforas exacerbadas, los caligramas y bombardeos de imágenes.12 Aunado a la morfología, está la sintaxis que rompe con el orden lógico de la oración y la métrica altera los moldes estróficos (ritmos, métrica y rima). El movimiento estridentista surgió en 1921 con la aparición del primer número de Actual, hoja volante de Manuel Maples Arce en la que incluía un “Directorio de Vanguardia” europea y el nombre de algunos mexicanos como Reyes, Tablada, Rivera y Siqueiros. El estridentismo retomó postulados de varios ismos que se caracterizaron por ser polémicos y provocativos. Maples Arce “proponía . . . un rompimiento radical con formas, temas y actitudes . . . por el modernismo; proponía al mundo urbano “moderno” como sustituto del jardín interior, el tranvía como sucedáneo de la flor, la sintaxis escabrosa y tumultuaria de la agitación urbana contra el metro adocenado y musical de la herencia gonzalezmartinista”.13 12 Vid. Verani, Hugo, Las vanguardias literarias en Hispanoamérica, 3ª ed, México, FCE, 1964. 13 Scheridan, op. cit; p. 125. 14 Pronto los vanguardistas se manifestaron contra “los contemporáneos” a quienes criticaron por trabajar en puestos públicos, por aceptar una crítica oficial y por ser seguidores fieles de Enrique González Martínez. Las pugnas entre ambos grupos siguieron y Maples Arce, también, juzgó la homosexualidad de varios integrantes. En 1928, González Rojo y Xavier Villaurrutia se integraron al trabajo burocrático de Bernardo Gastélum (jefe del Departamento de Salubridad). A la nueva asociación; Novo le llamó, sarcásticamente, “Parnasillo de Salubridad”; su poesía fue caracterizada como “no viril” no por el estilo sino por los poetas creadores y su hipotética homofilia. Esta característica no era un misterio en algunos de ellos. “Fueron honrados consigo mismos y se enfrentaron con entereza y aún con humor a la intolerancia. Sin embargo, no se encuentra en sus escritos la independencia moral y la coherencia intelectual de un Gide o la rebeldía de un Cernuda.” 14 Los integrantes del Parnasillo viajaron al extranjero, Rojo nuevamente fuera del país. Esas constantes salidas le permitieron conocer la cultura y los escritores europeos, asimismo adentrarse a la poética de las diversas tendencias. González Martínez, en su Autobiografía, remitió a la enfermedad y a los cinco meses de agonía de Rojo, quien a causa de ello desistió de sus viajes; aunque plasmó sus impresiones y aprehensiones de los mismos15 en su obra. Su muerte acaeció en 1939, un año antes de que culminara el sexenio de Lázaro Cárdenas. 14 Paz, Octavio, Generaciones y semblanzas, México, FCE, 1987, p. 162. 15 Vid González Rojo, Enrique, “Carta” en Obra completa. Verso y prosa: 1918-1939, México, Ed. Domés,1985, p. 454 15 La crítica establece que en la vida del poeta no hay nada polémico, ni inestable sin embargo la relación con su padre célebre y la constante comparación entre la obra poética de ambos y su evasión de la realidad hace dudar de la anterior afirmación. 1.2 Enrique González Rojo y la indeleble figura de González Martínez. Un verso de arte mayor “Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje”, perteneciente a Senderos ocultos (1911), siguió el oleaje renovador de la lírica. Este soneto representó la primera de las tres rupturas de la tradición en las letras mexicanas durante el siglo XX; las siguientes fueron las vanguardias y la llamada literatura del “boom” latinoamericano. Muchos críticos adulan la poesía y la figura de Enrique González Martínez, lo han considerado como uno de los mejores poetas cuya obra no es evanescente. González Martínez tuvo muchos cargos y condecoraciones;16 además fue candidato al Premio Nobel en 1949 por una composición que revela toda la angustia del poeta frente a la ceguedad humana: “Babel.” A pesar de ser un poema cuya imaginación se vuelve crítica de la realidad social; no tuvo tanta resonancia como “Tuércele el cuello al cisne”. Varios comentarios han surgido en torno a esta composición; el crítico Henríquez Ureña asevera que fue un “manifiesto literario antimodernista o síntesis de doctrina estética”;17 por su parte, 16 Participó en la creación de varias revistas literarias extranjeras y del país, fue Miembro activo de Academias de Literatura en América; representó a México en varios Congresos internacionales. 17 Pacheco, José Emilio, “Enrique González Martínez” en Antología del Modernismo (1884-1921), México, UNAM, 1929, p. 228. 16 Rufino Blanco Fombona aclara que fue el término del ciclo modernista y para Octavio Paz es ruptura y tradición:“González Martínez . . . rompe con el modernismo : al cisne enfrenta el búho . . . no se opone al modernismo: lo desnuda y despoja. Al despojarlo de sus adherencias sentimentales y parnasianas, lo redime, le otorga conciencia de sí mismo y de su oculta significación”.18 El mismo González Martínez expresaba sobre su obra: el poema . . . era la expresión reactiva contra ciertos tópicos modernistas arrancados al opulento bagaje lírico de Rubén Darío de Prosas profanas y no el de vida de Cantos de vida y esperanza. Dejando a un lado lo esencial en la poesía del gran nicaragüense, se prolongaba en sus imitadores lo que podríamos llamar exterioridad y procedimiento . . . Contra aquella moda inquietante, aunque efímera, iban los versos míos que tomaban al cisne como símbolo de la gracia intrascendente, y el búho como paradigma de la contemplación meditativa que ahonda en los abismos de la vida interior. Nada contra Darío, salvo las inevitables discrepancias personales; nada contra su poesía fascinadora y estimulante.19 Con su propuesta, intentó renovar la actitud del poeta ante la poesía; reflejó un espíritu de contemplación e interrogación frente a lo enigmático de la vida. En cada uno de los elementos que plasmaba alentaba un sentido interior. 18 Paz, Octavio, op. cit; p. 45. 19 José Emilio, Pacheco, op. cit; p.228. 17 La imagen del poeta perteneciente al Ateneo de la Juventud se reflejó en la generación ulterior. En su momento, fue maestro y líder de los Contemporáneos; organizaba reuniones en las que discutían temas de arte y literatura; a veces, rendían homenaje a distinguidos escritores. Su fama no sólo ha hecho pasar inadvertida la obra de Rojo, en ocasiones su propia vida. Enrique González Martínez discurrió sobre muchos poetas en su Autobiografía; describió con certidumbre sus aptitudes, sus desavenencias y hasta sus padecimientos físicos sin embargo de su hijo, González Rojo expresó con austeridad algunas situaciones y vivencias, en sí, sus comentarios hacia él no son asiduos. Por otro lado, colaboraron juntos en varias revistas. Rojo con ayuda de Torres Bodet seleccionó y organizó un grupo de poemas de su padre, bajo un criterio temático más no cronológico que se publicó en España; también hubo ocasiones en que Rojo le sugirió el título de algunas composiciones. En el ámbito artístico y social, las confusiones por los nombres se dejaron entrever. La presencia de González Martínez fue innegable; los amigos de Rojo “lo respetaban más por ser hijo de quien era que por su obra lírica.20 Para Rojo fue una situación laberíntica, para el poeta del Ateneo fue adulador: mi presencia en su vida lírica fue acaso un estímulo y de una incorporación a la poesía, brote de una herencia involuntaria aceptada con alegría interior, como deber grata y ligeramente cumplido, pero henchido de responsabilidades tremendas . . . pensaba yo en él no sólo por mi 20 Scheridan, op. cit; p. 58. 18 madurez frente a su adolescencia, por mi obra y hecha ante el balbuceo de la suya y por el trato con los amigos de letras, que le creaban un ambiente propicio a la imitación, sino principalmente, por su amor, que le ocultaba y le borraba cuanto en mi vida y en mi obra pudiera de inadmisible y censurable.21 1.3 La participación del autor en la Generación de los Contemporáneos. Alí Chumacero, poeta de Tierra nueva, afirma que con Ramón López Velarde, González Martínez y José Juan Tablada, la poesía lírica concluía su misión. Quedaba atrás el último eslabón del movimiento ecléctico. Los nuevos creadores “deberían ejercer otros propósitos, tanto en la actitud como en la expresión, tendrían que romper con una poética rutinaria que ya había dado sus mejores galas.”22 Un nuevo grupo de escritores comenzarían a proliferar; integrado por Ortiz de Montellano, Torres Bodet, González Rojo, Carlos Pellicer, Villaurrutia, Novo, Owen y Cuesta, se les denominó los contemporáneos. La Generación fue revolucionaria y el primer objeto de su atención fue la palabra cuyo estilo fue inaugural y moderno. ¿Cómo se formó la Generación de los contemporáneos?. Guillermo Scheridan en el capítulo IX, intitulado, “1925: Es necesario echar una bomba (se aburre uno)” de los Contemporáneos ayer; habla de la integración del grupo. 21 González Martínez, Enrique, La apacible locura, 2ª ed. México, FCE, 1951, p. 135. 22 Chumacero, Alí, “Prólogo “ en Obras completas de Xavier Villaurrutia, México, FCE, 1985, p. XXI. 19 En el México de los Contemporáneos había supervivencias del Siglo pasado (XIX) y el aburrimiento se convirtió en hastío que invadía el alma, el mismo Rojo lo percibió así: “este país tan lleno de color y tan vacío de todo lo demás”.23 En 1925, los miembros del grupo tenían entre 20 y 26 años habían madurado artísticamente, era el momento de comprometerse con la literatura y enriquecer esa heterogeneidad del ser a la que alude Machado. El nuevo Ateneo de la Juventud (Bodet, Ortiz de Montellano y González Rojo) se unió a la generación bicápite (Villaurrutia y Novo) y más tardíamente se unieron Owen y Cuesta y conformaron la generación. A los escritores también se les conoce como el “Grupo sin grupo”, el “archipiélago de las soledades”, el “grupo de forajidos”24 que a pesar de sus soledades y diferencias llegaron a formar el grupo más idóneo. Mucho se ha escrito sobre el “Archipiélago de las soledades”. Los estudiosos afirman que su poesía rompe con el tono solemne y la forma tradicional; ahora presenta un tono enigmático y una pureza formal. Su poesía enriquece las posibilidades del lenguaje y recrea la realidad hasta encontrar sus misterios. Para Julius Petersen el Archipiélago reúne las características propias de un grupo generacional. Karl Mancheim ha establecido que en ellosprevaleció una unidad de generación que se atrae y se repele simultáneamente, después de la diáspora varios negaron haber pertenecido a la agrupación. 23 Scheridan, op. cit; p.201. 24 Torres Bodet, propuso el nombre “Archipiélago de las soledades”; Villaurrutia” Grupo sin grupo” y Cuesta; “Grupo de forajidos”. 20 Por su parte, Leiva afirma que el lado vulnerable del grupo fue su falta de preocupación por lo social ya que vivieron voluntariamente extraños a la realidad de su tiempo y de su patria. Octavio Paz, en contraposición escribe: “se ha reprochado muchas veces a los Contemporáneos su indiferencia ante la historia y asuntos públicos . . . La acusación ha sido mal formulada. Pues la reacción del grupo fue en contra de ciertas circunstancias históricas – sociales (la corrupción de los revolucionarios y su transformación en una plutocracia).”25 Su actitud de alguna manera fue reaccionaria y una muestra de total desacuerdo; esa indiferencia o quizá escepticismo fue el emblema para ya no creer en las revoluciones. Por eso se aislaron en un mundo privado poblado por los fantasmas del erotismo, el sueño y la muerte; sin embargo no se les puede llamar ni revolucionarios ni conservadores pues sería inútil buscar en su obra o en su vida declaraciones, ideas o actitudes como las de los surrealistas franceses u otros autores europeos. La presencia de varios integrantes de los Contemporáneos fue destacada. La de González Rojo no fue esencial, tampoco casual; sin embargo sus actividades culturales coadyuvaron a proyectos mucho más ambiciosos. Rojo participó en la conformación de varias revistas y suplementos literarios como Revista Nueva y la San Ev Ank que precedieron a los Contemporáneos y Examen (excéntrica y anarquista). Asimismo de su participación literaria en los cafés, que tenían matices de la bohemia modernista, surgió la creación de los epigramas; composiciones que circularon impresas en hojas rosas por todas partes, una labor fuera de lo ordinario, denominadas como literatura del cordel o buhonero. 25 Octavio, Paz, op. cit; p. 167. 21 Llevado por la curiosidad intelectual como los demás miembros del Grupo; Rojo difundió la poesía, dio cabida en las páginas de las revistas a varios escritores mexicanos e hispanoamericanos; además escribió ensayos y comenzó a trabajar una Antología de prosa mexicana moderna y con ello agudiza, la cualidad definitoria: la crítica. 1.4 Producción literaria Varios géneros conforman la obra del autor; el relato, la crónica y la poesía lírica. Algunas de sus composiciones se dieron a conocer como obras sueltas o independientes en las publicaciones de moda como Heraldo ilustrado, Universal, Pegaso, Contemporáneos, El popular, Falange y sólo dos se editaron completas durante su existencia y el resto fue recopilado hasta después de su muerte. 1.4.1 La poesía lírica El género lírico es el más extenso y cultivado; lo conforman varias obras: Primeros poemas, El puerto, Vínculos, Otros poemas, Espacio, Elegías romanas, Poemas dispersos, Romance de José Conde, Estudio en Cristal, Otros Poemas y Últimos poemas. Guillermo Rousset dice que la lírica de Rojo se caracteriza por tener rasgos modernistas, populares y atisbos de la poesía pura. Por otro lado, José Gorostiza identifica dos matices opuestos de la creación poética del Archipiélago; “un ideal musical y temporal del poema como canto, desarrollo y crecimiento y . . . un ideal plástico y espacial del poema como 22 estructura inmóvil.”26El autor de Muerte sin fin adscribe a Rojo en la primera concepción, otro rasgo más que no revela su estilo. Lo característico de la obra el Puerto es el lenguaje del mar: las olas, el cromatismo, la fauna, las naves y los seres mitológicos. Originalmente iba a intitularse “Años de lucha y pensamiento”. Finalmente se publicó con el otro nombre en 1924, editado por cvltvral.27 Espacio se publicó en 1926, el mismo año en que Villaurrutia publicó Reflejos y Owen Desvelo. Esta publicación reúne setenta poemas que reflejan el mundo cósmico; los lugares más apartados son explorados y revalorados por el poeta: la tierra, el agua, el espacio, lo citadino, lo campirano, lo nacional. La obra de Rojo se dio a conocer en Madrid, en la Editorial Mundo latino propiedad de Espasa Calpe, pero pasó inadvertida en España y en México. Así lo expresó Rojo en los Contemporáneos por sí mismos: “ha de saber- le dice a Villaurrutia- que Espacio ha sido un éxito de librería... tres ejemplares vendidos en Madrid en tres meses–. Me sobran pues novecientos noventa y siete para los amigos”.28 De todas la obras, según la crítica, las de mayor valor son “Estudio en Cristal” (publicado en la revista Taller poético 1936) y “Sobre la muerte de Narciso,” poema inconcluso, cuando Rojo las escribe (1938) ya había madurado poéticamente. 26 Stanton, Anthony, Inventores de tradición: ensayos sobre poesía mexicana moderna, México, FCE, 1998, p.129. 27 La Editorial usa la “v” para imitar el logotipo del Mercvre de Francia. 28 Enrique, González Rojo, op. cit; p. 455 23 1.4.2 Otros géneros cultivados por el autor. La crónica, el ensayo y el relato fueron los otros géneros cultivados por el autor. En su crónica habló del paisaje, de la calle, del pueblo y la burocracia, sin dejar a un lado la modernidad. Con dicho género cumplía su quehacer de “narrar,” al unir los sucesos de su época con la imaginación. Su labor como cronista fue efímera, pero le permitió sugerir y transmitir sensaciones. Sus ensayos versan, principalmente, sobre la preceptiva y el arte de la palabra. Nociones de narrativa, de poesía, de estilo; así como algunos aspectos en torno a escritores son interpretados y revalorados. Muchos de sus escritos expresan una tendencia crítica que adopta como los demás miembros del “Grupo sin Grupo”. En los ensayos se advierten fundamentalmente dos rasgos, uno de orden objetivo, el de investigar en qué consiste el desarrollo de la creación y cómo se formó; y el otro, de orden poético que conforma la creación. De todos, el que ha sido retomado es el intitulado “¿Cómo se hace una antología?” que remite a la lírica de los Contemporáneos y discurre algunos criterios para seleccionar un texto. En los relatos existe una unidad temática: el eterno fluir del tiempo. También prevalecen los símbolos del mar, la nave, la barca y el viaje, como en su poesía. Símbolos que expresan el devenir de la existencia humana. El más representativo fue El día más feliz de Charlot publicado en Cuentos mexicanos inolvidables en 1993. 24 La prensa se caracterizó por su diversidad, de tal forma que permitió la comunicación entre un público de disímil nivel económico y cultural. Junto a los grandes rotativos coexistieron las revistas; por ejemplo, revista Azul (1907), Revista Moderna de México (1903 – 1911)29 que impulsaron las tendencias artísticas. Enrique González Rojo, guiado por su padre, colaboró en varios suplementos, en los que publicó varios de sus primeras composiciones (1918). Él y Jaime Torres Bodet tuvieron la inquietud de conformar una revista en la que se recogiera la obra de los jóvenes poetas; así surgió Revista Nueva (1919) de la cual fue director y cuyo nombre hacía referencia al nuevo siglo y los tiempos modernos. La publicación tenía, aún, influencia del modernismo. Siguió incursionando en el trabajo editorial y otras de sus participaciones fueron las siguientes; colaborador en Pegaso y Gladius (1917), San-Ev-Aank (1918), México Moderno (1920-1923), La Falange (1922), Ulises (1927) y redactor de los Contemporáneos (1925-1932).29 Vid infra, Las características de estas revistas se mencionan en El decadentismo mexicano en el cap. 4 25 CAPÍTULO 2 La estilística según Dámaso Alonso y el Análisis e interpretación del poema lírico propuesto por Helena Beristáin 2.1 Las características y funciones de la lengua Dentro de la teoría del arte, la creación artística es la apreciación sensible cultural del mundo; cuya función es deleitar o satisfacer al espectador. En el momento en que el receptor aprehende una obra se manifiesta el saber o experiencia estética, por tanto él es primordial en el proceso de comunicación. En el ámbito literario el poeta, el texto y el lector están inmersos en un proceso complejo y dinámico. El escritor recrea su concepción del mundo en el texto, a partir de su ideología, de lo que conoce y de sus experiencias; crea una obra única e irrepetible. El lector la interpreta, también, con base en su formación y sensibilidad, y con ello la obra literaria, al ser leída cumple una función social. A partir de las primeras décadas del siglo XX se iniciaron nuevos estudios en torno a la obra literaria que consideraron varios criterios lingüísticos y estéticos como instrumentos de análisis; uno de éstos, el propuesto por Roman Jakobson en su obra Lingüística y Poética. El autor describe las funciones de la lengua a través del esquema del proceso de comunicación1: 1 Beristáin, Helena, Análisis e interpretación del poema lírico, México, UNAM, 2004, p. 25. 26 Contexto Referencial Hablante: Mensaje – Oyente Emotiva: Poética- Conativa Contacto código Fática Metalingüística El Contexto genera la función referencial también llamada pragmática, práctica, representativa, cognoscitiva, informativa o comunicativa. El referencial contiene una información de la realidad circundante o extralingüística; es la fuente de donde parte el creador o emisor para la transmisión del mensaje. Esta función se caracteriza por ser explícita, precisa, clara. Para que sea unívoca debe construirse con las expresiones más exactas que denoten un solo significado. La lengua en su función referencial se manifiesta en un modelo teórico de los discursos científicos o masivos; y también en un modo llamado situacional o coloquial. Un reportero, por ejemplo, expresa: “Este día lloverá, pues se ha oscurecido la atmósfera”2 .Es la realización concreta de la lengua; en la que interlocutores “emisor y receptor comparten física, afectiva y conceptualmente la misma situación”.3 Y aunque algunas veces, las expresiones quedan incompletas o repetitivas, no hay obstáculo de comunicación, puesto que la lengua recurre al tono de voz y los gestos mediante los cuales alude al referente. El factor emisor (hablante o destinatario) da lugar a la función emotiva (expresiva) que transmite los contenidos emotivos mediante signos indicadores de 2 Ibidem 3 Ibid; p. 26. 27 la primera persona que lo representa. El escritor manifiesta su propia intimidad, sus emociones y sensaciones (subjetividad) que va plasmando en la poesía. Beristáin dice que el hablante es un ser constituido por su realidad social; los presupuestos históricos culturales influyen de manera inmediata en la conformación de sus mensajes. En la hermenéutica del texto, a la que alude la autora, son importantes porque coadyuvan a revelar la construcción y el significado del mismo. El receptor (oyente destinatario) describe la función conativa (apelativa). Dicha función constituye un llamado dirigido al destinatario con el objetivo de modificar o influir en su comportamiento. Los ejemplos más representativos son el vocativo y el imperativo. Aunque, también, se aplica a los exordios y exhortaciones que despiertan la atención del receptor y tratan de influir sobre el subconsciente para inclinarlo hacia una causa. Cabe mencionar que la función está relacionada de manera inmediata con la poética. El canal genera a la función fática que consiste en establecer, restablecer o prolongar la comunicación con el receptor a través del canal acústico, óptico, táctil o eléctrico. También se considera la conexión psicológica y según Malinovsky, los ruegos, optaciones y exclamaciones ¡ojalá!, ¡Dios mediante!, ¡suerte!, ¡misericordia!, son ejemplos representativos. Al factor código le corresponde la función metalingüística. El código no sólo se aplica a la lengua; también a otros sistemas de signos convencionales como el cine, la publicidad, la pintura. Un discurso político, un estudio de ciencias, un poema o un diccionario pueden ser explicados por los interlocutores. 28 El emisor y receptor deben asegurarse de que usan el mismo conjunto de signos (código) para la transmisión y descodificación de los mensajes; para ello recurren a los “fenómenos metalingüísticos”; la descripción, la paráfrasis y la definición. La función, de mayor complejidad, es la poética que se manifiesta en la construcción de su propia estructura y se opone a la función práctica de la lengua referencial. Cuando se lee un poema representativo de algún movimiento o escuela literaria, del Modernismo, por ejemplo, rápidamente se percibe el discurso poético del autor y se contrasta con la de cualquier otro texto de índole informativo. ¿Cuál es la función de la poética y cuáles son sus características?. Son dos las funciones; la de crear y recrear, en la primera el emisor construye el poema; en la segunda, el receptor lo goza. La función poética se aparta de lo convencional y manifiesta la creatividad del poeta, de tal forma que deja entrever sus emociones, sus sueños, sus pasiones y estados anímicos. El poeta asocia aspectos del referente con nuevos significantes, estructurando varias connotaciones, de ahí que la poesía sea polisémica. Helena Beristáin identifica varios rasgos del lenguaje poético como la transgresión de las palabras comunes, de las que se aparta intencionalmente; al igual que de la preceptiva establecida. Se presenta la creatividad “la individualidad del poeta”; el estilo al que alude Dámaso Alonso. La sistematicidad conformada por una estructura compleja, resultado de las múltiples relaciones sintagmáticas, es decir, las cadenas lineales de las frases; y las paradigmáticas que se relacionan con los diferentes niveles lingüísticos 29 (fonológico, léxico-semántico, morfosintáctico) y suman significados. Como ocurre en el haikú de José Juan Tablada: Tierno saúz Casi oro, Casi ámbar, Casi luz. . . En la composición hay un juego rítmico de la simetría y la aliteración; hay una morfosintaxis con tres predicados nominales (oro, ámbar, luz) y en el nivel léxico- semántico, se presentan las metáforas visuales, que en conjunto, manifiestan “una imagen cinematográfica, un proceso quinésico que en tan breve espacio presenta a nuestra imaginación el aspecto rápidamente cambiante del saúz”.4Todo esto se logró por la desviación de la lengua común y las convenciones poéticas establecidas. La teoría de desautomatización y desviación son un “hecho de estilo” que permiten expresar una visión única del mundo. Otras características del lenguaje poético son la resistencia a la paráfrasis y a la traducción; no se puede citar un texto “vertiéndolo en sinónimos traduciéndolo a palabras distintas de las que uso su creador . . . el significado es inseparable de su significante”.5 Debido a las peculiaridades mencionadas anteriormente, la función poética “constituye un detonador de significaciones que enriquece las posibilidades de interpretación y hace denso, profundo y complejoel texto artístico”.6 Por ello, se 4 Ibid;.36. 5 Ibid; p. 41. 6 Ibid; p. 42. 30 presenta la equivocidad y la polisemia en cualquier nivel de la lengua; que sugiere más de una interpretación. 2.2 Los tres niveles del poema lírico La estructura sistemática del texto, a partir de la expresión o del contenido y de sus diversos niveles, remite a su vez a conjuntos estructurales. Se entiende por estructura “una red de articulaciones y relaciones que establecen las partes entre sí y con el todo . . . es un sistema relacional, del cual también forman parte las reglas que gobiernan el orden mismo de sus construcción (las cuales rigen tanto la elección de sus elementos como su disposición”.7 En sí, las estructuras van conformando un sistema cuyas partes se interrelacionan en la construcción y disposición que son significativas. El texto se relaciona de manera inmediata con la serie literaria, la serie cultural y la serie histórica. Los formalistas rusos denominaron serie, al conjunto estructural que “icónicamente podría ser representada como círculos concéntricos que constituyen el contorno, a menor o a mayor distancia relacional del texto objeto de análisis”.8 La serie más próxima es la literaria, en la que el escritor encuentra una tradición lingüística, retórica y temática. En la serie cultural están inmersos los valores, los símbolos, las ideas, las actitudes, los comportamientos, la visión del mundo que 7 Ibid; p. 68. 8 Ibid; p. 64. 31 rodea al escritor. Y la última de las series, la histórica está conformada por factores socioeconómicos que determinan y modelan la personalidad del autor. Los tres contextos influyen remarcadamente en la conformación de la obra. A partir de la correlación entre el texto y las series, surge la intertextualidad, la alusión a otras obras y otros autores9 de cualquier época. En ocasiones, es tan remarcada la intertextualidad que “un texto puede llegar a ser una especie de “collage” de otros textos, algo como una caja de resonancia de muchos ecos culturales, y puede hacernos rememorar no sólo temas o expresiones, sino rasgos estructurales característicos de lenguas.”10 En otras, el discurso es tan recreado y transformado que conforma su propio contexto interno o cotexto, el propio universo de la obra. Para descifrar el todo del poema lírico, es necesario considerar el método estructural, cuyo procedimiento es deductivo y consiste en identificar sus unidades y describir su interrelación funcional. Dicho método abarca dos etapas; la primera, el análisis de elementos específicos que constituyen el contexto y responde a la siguiente interrogante ¿qué dice y cómo dice (contenido)?; en la segunda, se realiza el análisis de la relación entre las estructuras significativas y la correlación de las mismas con el marco histórico cultural y ayuda a descifrar los contenidos. Por ello, es necesario considerar cada uno de los niveles que conforman la estructura articulada del lenguaje: el fónico-fonológico, morfosintáctico y léxico semántico. 9 Todo texto literario contiene un diálogo múltiple, hecho de alusiones implícitas o explícitas, formas o de contenido de citas literales o – más frecuentemente – modificadas . . . y recontextualizadas; diálogos que el constructor del texto mantiene con una infinidad de emisores de otros textos que han precedido al suyo o que son sus contemporáneos, a los cuales alude deliberadamente. 10 Beristáin, Helena, Diccionario de Retórica y poética, 7ª ed. México, Porrúa, 1995, p. 264. 32 2.2.1 Nivel fónico-fonológico La retórica es el elemento esencial de la poesía. En la época antigua era considerada como elocutio, repertorio de donde se eligen las figuras. A partir de Quintiliano, la retórica ha vuelto a aplicarse a todos los niveles lingüísticos; en la época actual el Grupo M en la obra Retórica general hace una clasificación de las mismas indicando el nivel que abarcan. Los metaplasmos, figuras de dicción que alteran la construcción interna de las palabras, pertenecen al nivel fónico- fonológico. El fonema es un elemento simple de la lengua; es el constituyente más pequeño de la palabra conformado por rasgos acústicos distintivos (sonidos). El fonema carece de significado, pero articulado con otros fonemas forma los morfemas. El nivel fónico-fonológico considera los fenómenos lingüísticos del fonema (aliteraciones), así como las variantes fónicas (métrica, ritmo, sinalefas, sílabas acentuadas). Los sonidos son expresivos cuando están en un contexto y se relacionan con otros elementos. Para la descripción de los fenómenos fonológicos se toma en consideración el esquema métrico-rítmico “pues se perciben sonidos que no son fonemas, el ritmo producido por la distribución de acentos y el sonido correspondiente a la emisión separada de cada sílaba – y, en la línea versal, de cada número dado de sílabas”.11 11 Beristáin Helana. Análisis e interpretación del poema lírico, p. 217. 33 Octavio Paz en El Arco y la lira asevera que el poema es un conjunto de frases fundado en el ritmo. Tomashevski considera que lo distintivo del verso es la cadena fónica (segmentación rítmico-melódica). Oldrich Belic dice que el ritmo en el verso es progresivo porque se basa en la repetición sistemática de las unidades métrico-rítmicas. El ritmo es una figura retórica que depende de la distribución periódica de los acentos, las pausas y sílabas (cuantitativas) tónicas (cualitativas). Tomando en consideración a la Estilística y lo dicho, anteriormente, por los críticos, el ritmo emite una disposición de ánimo, “es un ir hacia algo, aunque no se sepa qué pueda ser ese algo”;12 puede ser una actitud, un sentido o una imagen del mundo. Para descifrar el significado del ritmo es necesario considerar los siguientes elementos del esquema métrico; las sinalefas, el número de sílabas de cada verso (restando una en palabras esdrújulas), las pausas y los fonemas consonánticos más repetitivos. Helena Beristáin lo representa con un poema de Bonifaz Nuño, perteneciente al libro El ala del tigre en el que se manifiestan los versos polirrítmicos que denotan la ambigüedad poética (verso libre o prosa rítmica); cuya significación sería la reflexión sobre la fugacidad de la vida y la certeza de la muerte, interpretación subjetiva. 2.2.2 Nivel morfosintáctico Algunos lingüistas consideran que la sintaxis es la parte central del lenguaje, que permite la producción de las frases y su organización en un relato o poema. También consideran que la relación lineal de la lengua es sintagmática y de esta 12 Paz, Octavio, El Arco y la lira, 3ª ed. México, FCE, 2005, p. 54. 34 relación surgen estructuras representativas que comunican algo. Los metataxas, figuras de construcción, corresponden a este nivel y se producen como consecuencia del orden en que el hablante dispone las expresiones dentro del discurso. Dentro de la poesía, lo poético depende de la disposición estructural de los enunciados (enuntiatio) que se distribuyen de dos formas. El poeta las estructura con base en las convenciones artísticas del movimiento al cual pertenezca. La segunda forma, depende de las disposiciones personales del poeta conformándolo de un modo inédito o inesperado; de tal forma que el poeta transgrede la lengua. El poema lírico está distribuido en enunciados unimembres y bimembres (oraciones independientes, construcciones nominales, oraciones simples, compuestas) que se van correlacionado hasta tener un significado, de ahí que surjan varios estudios en torno a la oración y sus partes. FrancoisRustand señala que el orden de las palabras forma parte de los medios de expresión en la lengua; al igual que la elección de los vocablos. Para él, el orden de los elementos oracionales depende de un estado psicológico; presentándose de tal forma una posibilidad de matices. En este segundo nivel se descubren las relaciones existentes en la construcción de las oraciones que coadyuvan a descifrar el estilo. 35 2.2.3 Nivel Léxico, semántico y retórico La retórica es primordial, desde la época antigua, ha cumplido un papel en la creación literaria. Cuando el poeta (enunciador) escribe lo hace con una intención; convencer, conmover, comunicar, sensibilizar e influir en el lector (enunciatorio); hace uso de la gramática que no es normativa, por el contrario, es permisiva y se llama retórica. La retórica procura recursos para expresar ideas y sentimientos de manera novedosa, atractiva y persuasiva. En el periodo clásico, la retórica se conformaba por cuatro partes; la inventio que abarca las ideas generales (recursos persuasivos); la dispositio que organiza la estructura de las ideas (proposición, división, insinuación); la elocutio conjunto de expresiones con los que se elabora el discurso (combinación fonética, semántica y sintáctica) y la actio, la puesta en escena del orador. En la Edad Media y Renacimiento la retórica era una herramienta didáctica que influyó en la formación intelectual del filósofo y el humanista. Dichas características fueron retomadas por los estudiosos de los ulteriores siglos y han contribuido a nuevas aportaciones, así como a la reclasificación de las figuras que conforman la retórica. En este nivel prevalecen los recursos literarios cuyos significados son connotativos: los metasemas (tropos de sentencia). Los metasemas son figuras que remplazan un rasgo distintivo por otro sobre el plano del significado; como ocurre con la metáfora. La metáfora está fundada en una relación de semejanza entre los significados, nace la intersección de dos o varios términos que poseen semas en común 36 Los metalogismos remiten a plano del contenido, para su compresión o interpretación es necesaria la referencia a un dato extralingüístico; es decir recurrir a la realidad y confrontarla con el lenguaje fingido. En este apartado se sintetiza y comprende el significado total del poema; se consideran las estructuras de los otros niveles que se van interrelacionando y conectando. Se hace énfasis en los significados denotativos y connotativos de la retórica para comprender ¿qué dice el poema y cómo lo dice?; de ahí la importancia de este nivel. Algunos elementos literarios presentes en la poesía de González Rojo son la metáfora, la imagen, de ahí que se describan a continuación. En el Diccionario de la Real Academia se define a la imagen como “figura, representación, semejanza, apariencia, símbolo, copia”. Aristóteles, durante la época clásica, en el libro III de la Retórica señala que la imagen es igualmente una metáfora, la única diferencia existente entre ambas es el nexo, como en el siguiente ejemplo: “Aquiles que se abalanzó: Este león se abalanzó”. La primera figura es una imagen, la segunda es una metáfora; lo que hay en común es la existencia de algo real a algo imaginario. Tomando en consideración esto, hay una transposición y Aquiles ha sido calificado como león. En la actualidad, la crítica la define desde diversos puntos de vista, lingüístico, literario y filosófico. Octavio Paz en El Arco y la lira la define como un producto 37 imaginario. También la designa como “la forma verbal, frase o conjunto de frases, que el poeta dice y unidas componen un poema.”13 Para Malrieu Philippe la imagen se construye a partir de una actitud de espera, es decir el sujeto está frente a una situación definida que produce un fenómeno de anticipación, y siempre hay un estímulo perceptivo evocado e interpretado según el autor. Y Estébanez Calderón señala en el Diccionario de términos literarios que es una representación sensible de un objeto, como la reproducción mental de una vivencia sensorial o perceptiva. En la poesía operan imágenes creadas por el autor, que dan forma sensible a ideas, conceptos, intuiciones y sensaciones. Con el fin de evocar una realidad en su corporeidad sensible, el poeta transmite sensaciones que experimenta en su imaginación y crea imágenes dirigidas a la vista, al olfato, al tacto y al gusto. En todas estas acepciones lo que hay en común es la semejanza analógica existente entre lo recreado y el término real. Existen diversas clasificaciones de las imágenes, Wellek las clasifica con base en los sentidos; la del gusto, la del olfato, la sinestética, ésta última lleva a cabo una transposición de un sentido a otro. Ivor Richards hace énfasis a las del sentido de la vista ya que propicia una sensación o percepción, representa algo invisible o algo interior. Puede ser representación o presentación al mismo tiempo: “Voló la noche negra de murciélagos” 13 Paz, Octavio, op. cit; p. 98. 38 Bousoño distingue dos imágenes la tradicional y la visionaria. En la tradicional “hay una relación visible y racional entre los dos elementos . . . por semejanza física o moral, por identidad de valor o espiritual”14. En la visionaria no hay una relación visible ni correspondencia clara entre los dos elementos de la imagen y el lector debe descubrirla. Con base en lo anterior, se define a la imagen como uno de los recursos estilísticos de la poesía que permite representar seres o cosas abstractas mediante sensaciones táctiles, olfativas, visuales, gustativas y auditivas. Es una expresión evocativa de sensaciones y experiencias semejantes en el lector. Por otro lado a la metáfora , también, la han definido desde diversas perspectivas. Aristóteles, en la época clásica, señaló que es el resultado del traslado de un nombre que habitualmente designa una cosa a otra cosa. Jean Dubois en Retórica general establece que es una comparación entre dos elementos. Para Wheelwright “es la profundidad psíquica a la que las cosas del mundo, reales o fantásticas, son transportadas por la serena vehemencia de la imaginación.”15Chesterton y Leech, al igual que Pfeiffer establecen que es una de las figuras retóricas más penetrantes de la lírica. Jackobson dice que no es, en sus orígenes, un tropo literario sino un fenómeno estrictamente lingüístico que afecta la vía de conocimiento y designa las cosas por la relación de semejanza. 14 Diez Borque, José María, Comentario de textos literarios. Método y práctica, Madrid, Playor, 1980, p.108. 15 Wheelwright, Steven, Metáfora y metonimia. Tr. Augusto Gálvez, Madrid, Cátedra, 1976, p. 84. 39 La mayoría de los lingüistas entre ellos Ullman, Breal, y Helena Beristáin, comparten la acepción de Dubois y afirman que es un tropo con co-posesión de semas en el plano semántico y referencial. Con base en las aportaciones de los estudiosos, la metáfora es uno de los recursos estilísticos de la poesía que permite la transformación de un mundo tangible a uno intuible; o de un mundo concreto a otro intangible y abstracto por medio de la imaginación. La metáfora surge como una necesidad de designar una realidad o una fantasía a un elemento o concepto que percibimos en nuestra mente; para lograrlo, en el nivel léxico-semántico de la poesía, deben asociarse dos elementos que implica la co-posesión de semas (unidades mínimas de significado). Al asociarse dos elementos cuyos significados guardan entre sí una relación de semejanza parcial se produce una interacción de semas comunes. Dando como resultado un tercer significado que posee mayor expresividad y que proviene de lasrelaciones entre los términos implicados. Helena Beristáin lo representa a través de A, C, B (en c está la co-posesión de semas). Para Richards, A es el tenor y B el vehículo; y los rasgos en común constituyen el fundamento (ground). Por otro lado, la mayoría de los críticos concuerdan que la metáfora más apartada del referente inmediato alcanza un grado de perfección, por tanto los méritos poéticos son aún mayores. Ullman clasifica cuatro tipos: la antropomórfica que toma como elemento la comparación con el ser humano. Las que se comparan con plantas y objetos; las cuales adquieren a veces connotaciones humorísticas, irónicas, peyorativas o 40 grotescas. Las que van de lo concreto a lo abstracto y las sinestéticas, éstas últimas más complejas y poéticas. Las sinestéticas “están basadas en la transposición de un sentido común a otro; del oído, a la vista, del tacto al oído. Cuando hablamos de una voz cálida o fría se percibe alguna semejanza entre la temperatura ... y la cualidad de ciertas voces.”16 De tal forma se pueden leer figuras como “voz de lirios”, “olorosa música” y “cielo encendido de gritos”. Otra clasificación es la propuesta por Wheelwright, habla de la metáfora epifórica y la diafórica. En la primera se comparan elementos muy similares y son fáciles de descifrar; en la segunda, el proceso es más complejo “tal movimiento (phora) se caracteriza por pasar de una imagen más concreta y más fácil sobre (epi) otra más vaga, más problemática y extraña,”17 es decir, la relación se establece entre un elemento real y un elemento que se aparta totalmente del referente y es difícil interpretarla. 2.3 La estilística según Dámaso Alonso El crítico y poeta español, Dámaso Alonso, afirma que un poema es un “cosmos, un universo cerrado en sí;” y se debe indagar en lo que le constituye único; para saberlo es necesario recurrir al método de la estilística. Estilística proviene del griego estylos, (estilo), antiguamente "era el punzón agudo por un extremo y, plano por el otro con que los antiguos escribían y 16 Ullman, Stephen. Semántica. Introducción a la ciencia del significado. Madrid. Aguilar, 1976. 17 Wheelwright, Steven, op.cit; p. 74 41 borraban en tablillas enceradas”.18 Por la significación, el término fue atribuido a nociones de creación. Se ha discutido interminablemente en torno a los estudios estilísticos de la poesía. El primer punto de discusión es saber el significado de la misma o de las diversas estilísticas. Se habla de una estilística de los clásicos representada por Du Bus, Battex, Du Marsais y Lausberg; de una estilística estructuralista que retoma los elementos de la lingüística y hace hincapié en la expresión del lenguaje, representada por Saussure, Sechehagen Marouzeau, Bruneau y Bally. Ellos conciben expresión "como el sentido psicológico y afectivo de cada entonación, de cada palabra, de cada forma escogida y de cada sintagma preferido en cualquier enunciado debido a la emoción".19Una estilística expresiva "llamada literaria" representada por Dámaso Alonso. Para estos estudiosos la "expresión es un elemento sobre todo estético inmanente en todo material lingüístico filtrado en una forma, o mejor transformado en un enunciado artístico, elemento inventivo que vincula en el espíritu de un creador. . . a la forma de su creación".20 Por otro lado, Césares clasifica tres estilísticas: una general aplicada a examinar las relaciones espirituales del poeta y la manera como se manifiesta. Una particular limitada a conocer ciertas obras lingüísticas, y una individual que "aprecia las características ideológicas y temperamentales en el sistema expresivo 18 Alonso, Martín, Ciencia del Lenguaje y Arte del Estilo, Tomo I, Madrid, Aguilar, 1975, p. 19 Hatzfeld, Heltum, Estudio de Estilística. Tr. Antonio Prieto, Barcelona, Planeta, 1980, p.27. 20 Ibid; p.28. 42 de una determinada persona".21 Hemos de observar que en las estilísticas propuestas converge y coincide lo afectivo. Amado Alonso y demás estudiosos afirman que intervienen elementos lingüísticos, afectivos y estéticos en la Estilística. Ésta "busca cuáles son los tipos expresivos que en un período dado han producido los movimientos del pensamiento y del sentimiento".22 Con base en este argumento no existen seis o nueve estilísticas; sino una sola. Y cada crítico estudia el elemento que más le sea conveniente para su interpretación, pero siempre desde el punto de vista artístico o estético; por tanto la finalidad de la Estilística será comentar las obras de arte literario. Hatzfeld reconoce dos métodos en la Estilística: el método exterior y el intrínseco. El exterior consiste en la comparación de dos textos, en los que se observan las particularidades de los elementos retóricos predominantes. El método interior o intrínseco es más interesante, ya que es intuitivo y descubre aspectos insospechados de estilo. Este método, al igual que el propuesto por Panosfky y Dámaso Alonso, van encausando al lector a descubrir la intuición del poeta y a descifrar la poesía. Una base fundamental de la estilística, sobre todo aplicado a los autores clásicos, se encuentra en los ensayos de Dámaso Alonso quien relaciona la sensibilidad del poeta-autor; el aspecto formal de la obra y el estilo (elementos afectivos, conceptuales e imaginativos). Dicho estudio se conforma de tres conocimientos. 21 Alonso, Martín, op. cit; p.382. 22 Ibidem. 43 2.3.1 Conocimiento de la obra poética. El primer conocimiento es el acercamiento a la obra poética, al universo externo y al mundo íntimo del poeta; “consiste en una institución totalizadora, que iluminada por la lectura, viene a reproducir la intuición . . . que dio origen a la obra misma, es decir la de su autor”.23 Es el acercamiento a la realidad espiritual de la creación a través de la intuición afectiva (el goce estético); “este conocimiento se fija o completa en la relación del lector con la obra, tiene como fin primordial la delectación y en la delectación termina”.24 En el primer acercamiento está presente la intuición afectiva; es decir el presentimiento que no permite descubrir el misterio de la poesía (lo formal); por el contrario, la “satisfacción del espíritu”. En el presente análisis; el primer conocimiento permitirá rescatar los elementos de “interés”25 de cada uno de los poemas de González Rojo.26 Para Dámaso Alonso la obra literaria (y cada obra de arte) es un espacio abierto en la imaginación del receptor; sus impresiones son el primer paso para el estudio de la misma. A este primer acercamiento Helena Beristáin, también lo llamó lectura inocente y Panosfky lo denominó significado fáctico (aprehensión de los elementos primarios). Las impresiones conllevan al misterio de la poesía; a sus eternas realidades. El lector capta esas intuiciones totalizadoras con una finalidad: 23 Alonso, Dámaso, Poesía española: ensayo de métodos y límites estilísticos, Madrid, Gredos, 1993, p. 38. 24 Ibid; p. 39. 25 La palabra interés, según Friedrich Kainz es el estímulo espiritual por algo. 26 Vid infra, cap.4 44 la de criticar y se llega al segundo conocimiento de la obra poética, la función de la crítica. 2.3.2 El conocimiento de la crítica. En el segundo conocimiento, el crítico es primordial; ya que él “comunica compendiosamente . . . imágenes de esas intuiciones recibidas: he ahí su misión”.27 Aprecia con mayor o menor intensidad la intuición totalizadora de la creación,; hace una descripción de los motivos artísticos de la poesía, considerando el contexto del autor. ¿Qué es criticar? y ¿cuáles
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