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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS Voluntad e inmediatez en la filosofía de la música: Schopenhauer y Kierkegaard T E S I S QUE PARA OBTENER EL TITULO DE: F I L O S O F O P R E S E N T A: IVAN ALFADIR GUTIERREZ PACHECO TUTOR: DRA. ELSA ELIA TORRES GARZA MEXICO, D.F. 2012 Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. AGRADECIMIENTOS: Agradezco en primer lugar a la Dra. Elsa Elia Torres Garza por la atenta dirección de esta tesis. Agradezco también al Mtro. Pedro Joel Reyes López, a la Dra. Erika Rebeca Lindig Cisneros, a la Dra. Sonia Rangel Espinosa y al Dr. Marco Antonio López Espinoza, por haber llevado a cabo la revisión correspondiente del trabajo y sus valiosas aportaciones. Con todos ellos tendré una deuda permanente. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ ESTA TESIS SE LA DEDICO: A todas aquellas personas que se han dejado envolver por el efecto indescriptible de la música, pero principalmente a mi familia y amigos. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ ÍNDICE Introducción 9 Capítulo primero. Schopenhauer y la música 14 1.1. La música como objetivación de la voluntad 14 1.2. Niveles en los que se objetiva la voluntad a través de la música 26 1.3. La música como lenguaje universal 34 1.4. Relación numérica de la música 45 1.5. La música como consuelo de la vida 51 Capítulo segundo. Kierkegaard y la música 57 2.1. La música como medio idóneo de expresión de la idea de la genialidad sensual 57 2.2. La música como lenguaje espiritualmente determinado 68 2.3. El carácter demoniaco de la música 72 2.4. El carácter abstracto de la música y la expresión de la inmediatez 76 2.5. Deseo y sensualidad en Don Juan 82 Capítulo tercero. Schopenhauer y Kierkegaard: Aspectos comparativos en torno a la filosofía de la música 92 Conclusiones 108 Bibliografía consultada 115 Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 9 INTRODUCCIÓN El arte ha sido uno de los temas recurrentes en la filosofía. Es a través de la estética como disciplina filosófica, como se ha abordado el estudio de las distintas manifestaciones artísticas y su relación con aspectos como lo bello, la idea, el mundo, etc., Concretamente, la música ha sido tema de análisis en algunos de los principales pensadores de la historia de la filosofía. Ya desde Pitágoras la música vibraba conjuntamente con la armonía universal de los planetas; Platón por su parte, consideraba la importancia pedagógica de la música en la educación del ciudadano guerrero; San Agustín en Sobre la música lleva a cabo un escrutinio minucioso del fundamento racional y divino de dicho arte; Nietszche declarado melómano, relata en varios de sus escritos como El nacimiento de la tragedia, Humano, demasiado humano o Escritos contra Wagner por citar algunos, la importancia que juega la música en la experiencia y justificación de la vida; Theodor W Adorno otro melómano, gran conocedor de música y compositor, realiza desde la teoría critica estudios sobre el impacto de la música en la sociedad y hace, además, estudios detallados de técnica y composición en las vanguardias del siglo XX en sus Escritos musicales. De seguir, la lista se haría más extensa y se perdería el objetivo de dar una visión general de la relevancia que ha cobrado esta fabulosa expresión artística en la historia de la filosofía. Dentro de todas estas figuras, destacan dos que por su originalidad en la forma de abordar el tema, por la relevancia que le Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 10 confieren a la música, por las aportaciones que hicieron a la estética – y por lo tanto a la filosofía y a la música–, incluso, por su contemporaneidad, ya que ambos les toca vivir la misma época y ser participes del mismo escenario intelectual. Ambas figuras son: Arthur Schopenhauer y Sören Kierkegaard. Schopenhauer es, quizá, uno de los filósofos que más le ha conferido importancia a la música dentro de su pensamiento. La música en este autor resalta por sobre las demás cosas por ser la imagen misma de su esencia. La música es para él la objetivación fiel de la voluntad. En ningún otro filósofo desde Pitágoras la música ocupó un lugar tan importante y trascendente para entender el orden de las cosas. La música es para Schopenhauer expresión directa de aquello que se encuentra oculto a la representación; de ese impulso primario irrefrenable que posibilita los distintos órdenes de la existencia y que se materializa en cada uno de los objetos que conforman el mundo. De estirpe romántica, el filósofo alemán encuentra en este arte cualidades únicas que le permitirán emparentarse ontológicamente con la voluntad. La música, al no tener como finalidad la representación objetiva e imitativa de los entes, ni la traducción clara de una idea o concepto, es que puede conectar de manera directa con las profundidades del ser, con el substratum de todos los fenómenos, caracterizado por ser ajeno a la racionalización, el ordenamiento lógico y a la descripción conceptual. Es por ello, que para Schopenhauer la música brinda un escaparate sin igual para liberarnos de los tormentos de la vida, ya Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 11 que, durante lo que duran sus efectos, nos pone en armonía con el acicate de la voluntad. La música permite que nos olvidemos por un momento dela imperiosa necesidad y nos dispongamos a ser espectadores del espectáculo interno del mundo. De ahí, que la música nos conmueva como ningún otro arte, la música no expresa esto o aquello particular, sino que nos habla desde la universalidad del ser, nos pone en contacto directo con lo que unifica a todos y cada uno de los seres y objetos existentes. En este sentido, la música es pensada por Schopenhauer como un tipo de lenguaje superior que tiene en su potestad transmitir la esencia del mundo, la música no tiene un significado concreto, pero, por eso mismo, nos muestra el trasfondo puro de los fenómenos. Por su parte, Kierkegaard manifiesta una vehemente fascinación por la música, en particular por Mozart, que lo lleva a establecer una serie de planteamientos en torno al significado estético de la música y su relación íntima con la idea de la genialidad erótico-sensual. Para Kierkegaard, la música es especial ya que sólo ella es capaz de transmitir en su pureza la inmediatez de la vida expresada en la sensualidad. El filósofo danés, deja en claro, que es debido a la propiedad única de la música de ser la más abstracta de todas las demás artes, que esta funge como el medio idóneo para expresar el impulso vital. La figura mítica de Don Juan, es concebida por este autor como aquella que encarna en su plenitud la vida estética, gobernada por el poder incansable de la pasión, el deseo y el placer inmediato, así como, por la ausencia de principios morales y preceptos Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 12 de carácter racional. De esta forma, la música se vuelve cómplice y confidente de la sensualidad en el mundo. Ambas sufren el destierro del terreno espiritual a partir del advenimiento del cristianismo. Don Juan, es, pues, música materializada, cada fibra de su cuerpo, cada movimiento que lo impulsa a actuar, cada deseo que despierta en él, es guiado por el sonido encantador de las notas musicales. Su poder de seducción radica en la fuerza de la naturaleza, pero también en el poder embriagante de los acordes. Por ello, es que para Kierkeggard la música es eminentemente seductora; igual que la amplia lista de mujeres seducidas por Don Juan, uno cae irremediablemente victima de los efectos ocasionados por el arte de las musas. Bajo este enfoque, cada uno de estos filósofo desde su particular visión de las cosas va a aportar a la filosofía de la música elementos que enriquecerán y renovarán lo que hasta ese entonces se había tratado, y que aún hoy siguen cautivando por la profundidad de sus juicios y por la sagacidad de sus observaciones. En esta medida, no son pocos los autores que van a ver en Schopenhauer y Kierkegaard una fuente de luz para entender el difícil problema que representa la música, sometiéndolos a elogios y críticas en varios de sus puntos nodales. Esto, sin duda, muestra la relevancia que tiene en filosofía el tratamiento de la música, y como hasta la fecha los incipientes análisis llevados a cabo por estos dos autores, siguen siendo tema de debate y de problematización, de un tema que lejos de agotarse parece generar más interrogantes. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 13 Podemos mencionar en este caso a Clement Rosset, Eugenio Trías, Peter Kivy, Antony Storr, Manuel Maceiras y Adorno, por destacar algunos, los cuales van a enriquecer las indagaciones que en torno a la música generaron Schopenhauer y Kierkegaard, brindando una perspectiva filosófica actual del tema. De esta forma, en el primer capítulo de este estudio abordaré la filosofía de Schopenhauer, tratando de desglosar su pensamiento en torno a la música, destacando sus aspectos más relevantes y sus nociones fundamentales. Del mismo modo, contrarrestaré sus preceptos respecto de la opinión que guardan sus críticos, así como a la originalidad de sus planteamientos. En el segundo capítulo, de igual forma, me abocaré a la filosofía de la música de Kierkegaard para mostrar un panorama detallado de los aspectos más importantes de su pensamiento; y de igual forma generar una discusión en torno a sus ideas, apoyándome para ello con la aportación filosófica de los comentaristas. Por último, en el tercer capítulo llevaré a cabo una síntesis, a través de un análisis comparativo de estos dos autores, destacando, si es que existen, convergencias y diferencias con la finalidad de establecer una serie de conclusiones que permitan deducir sus aportaciones a la filosofía. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 14 CAPITULO I. SHOPENHAUER Y LA MÚSICA 1.1. La música como objetivación de la voluntad Hablar de música dentro del discurso filosófico nos remite a varios momentos importantes dentro de la historia de esta disciplina. Con base en ello, podemos mencionar algunos de los filósofos más importantes que de alguna y otra forma, han abordado dicho asunto1 con un carácter de importancia más evidente o clara que en otros. Es, sin duda, en el pensador alemán Arthur Schopenhauer (1788-1866), en quien la música adquiere un papel privilegiado dentro de su sistema filosófico como aquel que nos brinda una objetivación inmediata e íntegra de la voluntad misma. Con fines de ser claro en lo aquí expuesto conviene recordar que Schopenhauer, en su obra más sobresaliente El mundo como voluntad y representación, plantea la escisión del mundo en dos entidades básicas; por un lado el mundo que el sujeto construye para él mismo a partir de la representación lógico-conceptual, determinada por el principio de razón de extracción kantiana, circunscrito a un espacio y tiempo como condiciones indispensables del pensamiento y, por otro lado, el mundo de la voluntad caracterizado por aquél impulso inmediato, primario, irreflexivo, ciego, “el cual designa aquello que es 1 Podemos citar a Pitágoras y su célebre concepción de la “armonía de las esferas”. Platón y Aristóteles que en el Libro VII de La Répública y La política respectivamente, nos hablan sobre el papel educador de la música en la construcción moral del ciudadano. San Agustín y su noción del tiempo musical en su obra De música. Kierkeggard y su afección por la música de Mozart y su análisis de la ópera “Don Juan” en O lo uno o lo otro. La noción dionisiaca de la música en Nietszche y su relación con el arte trágico; hasta el papel ideológico de la música en la cultura de masas con T. W. Adorno. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 15 el ser en sí de cada cosa dentro del mundo y él único núcleo de cualquier fenómeno”2 determinando, mediante distintos niveles de objetivación, el mundo material como un sustrato ontológico sobre el que se generarán las distintas representaciones que sobre el mundo se tienen. Roberto R. Aramayo, en su Introducción a la obra mencionada de Schopenhauer, nos ilustra sobre la cosmovisión filosófica del autor: “el mundo entero es una mera representación del sujeto que conoce y, por otra parte, todo el universo es la manifestación de la voluntad primigenia”.3 Esta separación tajante que Schopenhauer hace del mundo, ubicando por un lado, la voluntad y, por otro, el mundo de las cosas singulares o materiales, la recompone al vincular estos dos planos de existencia mediante el poder objetivador de las ideas, las cuales fungen como intermediarias de la voluntad, y además, configuran las cualidades propias de cada objeto en particular; revelándose la misma idea en varios fenómenosen el plano material. Dichas ideas, que tienen como inspiración la filosofía de Platón, son la fuente eterna según la cual se difracta la voluntad en un sinnúmero de fenómenos individuales determinados por la ley de causalidad y por su carácter finito. Así, en palabras de Schopenhauer podemos definir las ideas como: “las especies definidas o las formas o propiedades originarias e inmutables de todos los cuerpos naturales, tanto orgánicos como inorgánicos al igual que también son las fuerzas universales que se 2 Arthur Shopenhauer, (2005), El mundo como voluntad y representación, Vol I, F.C.E. Madrid, p. 207. 3 Ibid., p. 14. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 16 revelan según las leyes de la naturaleza”.4 De esta manera, bajo el imperio de las ideas es que se desenvuelve el mundo de la representación. Mientras las cosas de este mundo se debaten en un devenir incesante en el que su ser permanece en continuo cambio, determinadas por sus relaciones recíprocas dentro de un espacio y tiempo,5 las ideas permanecen inmutables como entidades eternas, sin devenir ni corromperse, sino que permanecen como patrones permanentes determinando la serie de fenómenos de este mundo.6 Dichas ideas que, de alguna manera son las encargadas de dar forma a la voluntad y configurar el mundo haciendo uso de los distintos tipos de materia existente, van a cumplir un papel determinante en la expresión artística, ya que es precisamente en los distintos tipos de ideas en donde se resolverán los esfuerzos de cualquier arte verdadero, a excepción de la música, como mencionaremos más adelante, a la que Schopenhauer le da el papel protagónico entre todas las demás al poseer la característica única de ser la objetivación7 inmediata de la voluntad. De este modo, Schopenhauer, a lo largo del Capítulo Tercero de El mundo como 4 Ibid., p. 259. 5 Cabe destacar la gran admiración que Schopenhauer le profesaba a Immanuel Kant abiertamente y del cual retoma elementos importantes de su filosofía, como la noción de tiempo y espacio que en Kant determinan la existencia de las cosas, y que de igual manera, determinan las condiciones inherentes al pensamiento y los límites de la razón. Cfr., Immanuel Kant, (2002). Crítica de la razón pura, Taurus, Madrid, pp. 67-92. 6 Schopenhauer hace una síntesis de la filosofía de Platón y Kant; al mencionar que la voluntad es “la cosa en sí, mientras que la idea es la inmediata objetivación de esa voluntad en un determinado nivel; así encontramos que la cosa en sí de Kant y la idea de Platón -que para él sólo es (lo que es realmente), estas dos paradojas enormemente oscuras de los dos filósofos más grandes de Occidente, no son ciertamente idénticos, pero sin embargo, están muy estrechamente emparentadas”. A. Schopenhauer, op. cit., p. 260. 7 Hay que hacer el comentario pertinaz de que Schopenhauer a lo largo del Capitulo Tercero de El mundo como voluntad y representación, y particularmente en el apartado sobre la música, recurre al empleo de distintas sinonimias para referirse al papel que juega la música con respecto a la voluntad, lo que lleva a generar cierta confusión y ambigüedad en la interpretación. Términos como “objetivación”, “imitación”, “reproducción”, “copia”, “representación”, “trasunto” y “expresión” son manejados de manera indistinta para referirse al mismo problema, lo que representa un aspecto problemático en los postulados de este autor. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 17 voluntad y representación, hace un análisis exhaustivo de todas las bellas artes, empezando por las que según él representan el más bajo nivel de objetivación de la voluntad; desde la arquitectura, que representa básicamente la lucha que se presenta en el mundo natural entre gravedad y solidez; la escultura, encaminada a objetivar la belleza y la gracia; la pintura, en donde adquieren preponderancia la expresión, la pasión y el carácter; la historia, que a pesar de ser inferior a la poesía, en cuanto a darnos a conocer la esencia de la humanidad, tiene la importante labor de ser la autoconciencia racional del género humano per se, gracias a la cual “un pueblo se vuelve plenamente consciente de sí mismo”,8 y donde cada individuo asume su singularidad dentro de un orden más general que lo trasciende; y, por último, la poesía, cuya definición en palabras del propio Schopenhauer “se trata de un arte que pone en juego a la imaginación mediante palabras”,9 tratando con ello tanto el poeta narrativo, dramático, lírico, épico, así como el trágico, de revelarnos los distintos avatares de la existencia humana; desde la perspectiva subjetiva u objetiva de cada experiencia concreta plasmando en conceptos –y a partir de sus combinaciones–10 la generalidad de los actos humanos en su esencia más íntima. Hasta aquí Schopenhauer destina a cada una de las artes consideradas por él, desde el arte arquitectónico hasta la poesía trágica, la función de revelar la naturaleza de la voluntad a partir de 8 Ibid., p. 430. 9 Ibid., p. 409. 10 Alusión a la frase que utiliza Schopenhauer para explicar la labor del poeta: “la maestría de la poesía, al igual que en la química, consiste en la aptitud para obtener siempre el precipitado que se proyecta”, op. cit., p 336. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 18 las ideas contenidas en la expresión de cada una de ellas, desde los niveles más bajos de objetivación de la voluntad, hasta la más íntima e inherente esencia humana por dolorosa y sufriente que esta sea. Sin embargo, no sucede así con la música. La música para Schopenhauer juega un papel distinto que las demás artes; el poder de la música va mas allá de la mera objetivación de las ideas según las determinantes materiales, conceptuales y causales de este mundo; la música objetiva de manera directa a la voluntad, la muestra tal cual es.11 La voluntad bajo el poder de la música se presenta en su desnudez pura, sin el paso obligado e indirecto de las ideas como objetivadoras adecuadas de la voluntad. La música es el único arte que, dicho de algún modo, se reproduce solo, no tiene que mostrar la idea de algo, sino que ella misma es la voluntad expresada. En palabras de Schopenhauer, “la música, al pasar por encima de las ideas, es también enteramente independiente del mundo fenoménico al que ignora sin más y, en cierta medida, también podría subsistir aún cuando el mundo no existiera en absoluto, siendo esto algo que no cabe decir de las demás artes. La música es una objetivación y un trasunto tan inmediato de la íntegra voluntad como lo es el mundo mismo e incluso como lo son las ideas, cuya polifacética manifestación constituye el mundo de las cosas singulares”.12 Clement Rosset reafirma esta idea al mencionar que la música es ella misma la propia realidad manifestada, su esencia radica en 11 A este respecto Schopenhauer plantea la problemática, por demás paradójica, y la que él reconoce no poder explicar, de que la música en su posición de ser la imagen pura de la voluntad; la que a su vez por su esencia misma no puede ser representada, ya que para ello requeriría de las ideas, resulta un aspecto problemático en su sistema el cómo la música puede representar lo irrepresentable. 12 Ibid., p. 351. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 19 presentarsey crearse de la nada sin presencia de ningún intermediario. A diferencia de las demás artes, la naturaleza de la música no es imitativa sino reproductiva; al respecto señala, “la música es así creación de lo real en estado salvaje, sin comentario ni réplica; y único objeto de arte que presenta lo real como tal. Ello por una razón muy simple: la música no imita, agota su realidad en su sola producción, como el ens realissimum –realidad suprema– con la que los metafísicos caracterizan la esencia, por ser modelo posible de cualquier cosa pero no ser ella misma modelada por nada”.13 Sin embargo, esta cualidad de autonomía que posee la música respecto del mundo fenomenológico suscita una serie de controversias que tienen que ver con lo que el propio Schopenhauer vislumbró en relación a cómo la música, que de alguna forma pertenece también al mundo fenomenológico, puede representar lo irrepresentable: la voluntad. El propio Rosset plantea la cuestión en torno a que la música no sólo se encuentra en el mismo nivel ontológico de alteridad con respecto a la voluntad, sino que además la precede, llevando al límite el esquema schopenhaueriano con relación a que la música a pesar de ser, como él dice, el “trasunto” mismo de la voluntad, no pierde con ello su carácter de supeditación con respecto a esta y, por lo tanto, su nivel al mismo plano que las ideas. El hecho de que la música, como afirma Rosset, no tenga un modelo empírico que imitar, ni ningún referente directo con el mundo como modelo de comparación, deja entrever que la música es un 13 Clement Rosset, (2007), El objeto singular, Sextopiso, Madrid, pp. 76-77. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 20 precursor de la misma voluntad, manteniendo –ambas partes– desde el origen una relación de independencia, aún y cuando la música, sea parte del mundo. Este autor va más allá que el propio Schopenhauer al proponer que: “la anterioridad del saber que entrega la música no es inmemorial, sino trascendental; no designa el primer momento del mundo, sino una anterioridad referida al tiempo, así como una exterioridad referida al mundo –otro lugar–. No la voluntad general como origen, sino un antecedente desconocido que ha precedido a la voluntad: un sombrío precursor”.14 Retomando esta noción, la música no sólo habla un lenguaje propio independiente del mundo fenoménico, sino que además se erige como una entidad creadora de su propia realidad ejemplar. Existe bajo su propia autoridad sin necesidad de expresar nada fuera de sí misma. La música proyecta una realidad aparte, dentro del mundo de la voluntad; la diferencia estriba en que para Schopenhauer la música es en esencia “objetivación” de algo. De hecho, expresa lo más importante del mundo, la voluntad misma. Lo que propone Rosset es que la música no es una potencia objetivadora como tal, sino una realidad aparte. Peter Kivy retoma este conflicto señalando que si con Schopenhauer la música se asume como la objetivación directa de la voluntad, y la esencia misma de la voluntad es ser informe, impulso ciego, en esencia irrepresentable, ¿cómo es que la música como actividad artística o técnica humana y, por lo tanto, regida por el principio de razón en cuanto a su construcción armónica, pueda 14 Clement Rosset, (2005), Escritos sobre Schopenhauer, Pre-textos, Valencia, p. 189. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 21 representarla? Kivy menciona al respecto: “al parecer existen dos sentidos en los que el compositor, al componer su música, no puede ser consciente de estar representando la voluntad. Como acabamos de ver, no puede ser consciente en el sentido de que le resulta imposible observar la voluntad y a continuación crear la música que la represente, de modo parecido a lo que hace el pintor que observa primero las frutas y las flores y a continuación crea la pintura que las representa”.15 Con base en esto, se puede decir que existe un aspecto problemático en el pensamiento de Schopenhauer respecto a la forma en que la música objetiva o representa la voluntad. Antony Storr, al igual que Peter Kivy, hace énfasis en lo poco claro de la cuestión preguntándose, ¿en qué radica la primacía de las notas, por sobre, por ejemplo, las palabras poéticas? cuando, según el argumento de Schopenhauer, las dos son portadoras de la vida interna. Storr reflexiona sobre la labor por demás artificiosa que implica la composición musical, el gran despliegue lógico-conceptual que conlleva, a partir del ordenamiento en distintos niveles de notas y sonidos que de entrada no tienen un referente directo en la naturaleza, por lo que para este autor resulta por demás problemático pensar que la música se encuentra directamente emparentada con la voluntad.16 Frente a esto podemos mencionar que, según la tesis de Schopenhauer la música, por su carácter abstracto, objetiva en su naturaleza más 15 Peter Kivy, (2005), Nuevos ensayos sobre la comprensión musical, Paidós, Barcelona, pp. 48-49. 16 Cfr., Antony Storr, (2002), La música y la mente. El fenómeno auditivo y el porqué de las pasiones, Paidós, Barcelona, pp. 184-185. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 22 íntima los sentimientos humanos, como alegría, deseo, sufrimiento, odio, etc. Sin embargo, estos elementos de la voluntad en su expresión mas álgida tienen obligadamente un correlato en las ideas, no quedando del todo claro cómo la música en el caso de que muestre directamente a la voluntad pasa por sobre ellas. Como Rosset apunta, “la voluntad se nos revela a través de las ‘ideas’; ahora bien, la música no revela ninguna ‘idea general’ de la voluntad. Es una ‘reproducción de la voluntad al mismo nivel que las propias ideas’. ¿Pero que es la voluntad sino la suma de todas sus ideas?”.17 Por ello, Rosset ubica la representación musical por fuera del mundo de la voluntad, la música es evidencia de un mundo que le antecede y que se desarrolló paralelamente al mundo de la voluntad, no como dos mundos aparte sino como entidades que se complementan cohabitando. Por ello es que la música, de alguna forma, es tan poderosa para describir los afectos humanos y, al mismo tiempo, es tan independiente de todo lo demás, con los cuales nos podemos referir a ellos. En este sentido, lo que aparentemente parece ser un punto negativo en los planteamientos filosóficos de Schopenhauer, desde otra perspectiva aporta elementos para reforzarlos.18 Por otro lado, Lewis Rowell hace un análisis del concepto del tiempo en la música –la que por su propia naturaleza se considera un arte temporal a diferencia por ejemplo, de la pintura o la arquitectura 17 C. Rosset, Escritos sobre Schopenhauer, op. cit., p. 183. 18 A este respecto Clement Rosset menciona lo siguiente “la hipótesis del sombrío precursor, es decir, de un elemento anterior a la voluntad como fuente de la metafísica schopenhaueriana de la música, permitió dar coherencia al conjunto del sistema estético de Schopenhauer y comprender tanto la relación de la música con las otras como la que mantiene la emoción musical con los sentimientos humanos. Lo que, en realidad, esclarece el lugar privilegiado de la música respecto de las demás artes en el sistema schopenhaueriano, es la relación con el sombrío precursor”. Ibid., p. 190. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/http://www.novapdf.com/ 23 como artes estrictamente espaciales–19, considerando que la música participa de una noción del tiempo distinta a la noción del tiempo común. Para este autor la música tiene la propiedad de evocar otra concepción del devenir temporal, a partir de que crea su propia métrica delineando una sucesión de estímulos discretos diversos, lo que nos lleva a producir una representación mental distinta a la que tenemos bajo el discurrir del tiempo objetivo. “Hay un acuerdo general en que el tiempo de la música no es igual al tiempo del reloj. Es un tiempo especial, creado, que comparte muchas propiedades con el tiempo del reloj y que está socialmente aceptado por intérpretes y oyentes.”20 Siguiendo este argumento, si pensamos que la música se manifiesta en otro orden temporal, de ahí que no se encuentre regida en los mismos niveles de exactitud por los principios de razón – espacio y tiempo– y, por lo tanto, su poder de evocar un más allá que le podemos asignar el nombre de voluntad o en términos de Rosset, un sombrío precursor de esta. Sin embargo, como bien señala Storr, esta propiedad que tiene la música de reproducir “un algo” que a pesar de conmover inmediatamente al espíritu, no parte de un referente empírico inmediato, no necesariamente nos tiene que remitir a un mundo abstracto, original, precursor o idealista, existente por fuera o más allá 19 El problema de si la música es un tipo de arte que se expresa únicamente a través del tiempo o no: es decir, también podría ser considerado un arte espacial, es tema de debate que algunos filósofos como Adorno en su obra “Escritos musicales I-III” han abordado. Llegando a considerar a la música como un arte además de temporal espacial debido a su propiedad de expansión auditiva. Por otro lado, Georg Simmel, en Schopenhauer y Nietzsche, nos refiere la idea de que el arte se encuentra colocado en un lugar donde no puede ser limitado, configurando dice; su propio tiempo y su propio espacio. 20 Lewis Rowell, (2005), Introducción a la filosofía de la música. Antecedentes históricos y problemas estéticos, Gedisa Editorial, Barcelona, p. 39. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 24 de lo real; sino que estas mismas generalidades a las que nos remite la música forman parte del mundo material o carnal que nos circunscribe. Esta cuestión Storr la explica de la siguiente manera: “me parece difícil creer en el pleroma o aceptar la noción de que los arquetipos, o las ideas platónicas, existen como entidades definibles en una especie de limbo más allá del tiempo y del espacio. Si existe una realidad subyacente formada por las cosas-en-sí, me inclino a creer que no tenemos acceso a ella”.21 Y más adelante prosigue; “en general, se sabe que las mayores obras de arte de todos los campos lo son porque tienen relación con lo universal. De ello no se deduce que lo universal exista de forma fantasmal, más allá del tiempo y del espacio, lo cual no niega la existencia de conceptos o ideas que no pueden ‘situarse’ en el espacio”.22 La extraordinaria capacidad que tiene la música respecto de las demás artes de revelar el sentido más hondo de las afecciones humanas, que en la filosofía de Schopenhauer se encuentra directamente ligado a su poder de objetivación inmediata de la voluntad, o según Rosset de un mundo paralelo, parece ser resuelto por lo elementos que Storr esgrime, en el sentido de que “eso” que la música evoca y que resulta ser tan misterioso pero al mismo tiempo que nos afecta tan pronta e inmediatamente parece encontrarse más cerca de lo que pensamos; si bien, la música sigue conservando su carácter de irrepresentable y de no traducible a conceptos racionales, su epicentro parece ubicarse no en un más allá, sino en un más acá; no 21 A. Storr, op.cit., p. 187. 22Idem. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 25 en un trasmundo, sino en lo más profundo de éste. De esta manera, para Storr, la música se encuentra más relacionada con la vida interior que con la realidad externa. Un aspecto que considera Rowell en torno a la visión schopenhaueriana de la música, se refiere al hecho de que la música al ser en esencia altamente estimulante debido al gran impacto emotivo que genera en el escucha, obliga a éste a asumir un papel activo; debido a que, como dice este autor, la música en su totalidad se desenvuelve respecto a tres agentes principales; el que la compone, el que la interpreta y el que la escucha.23 Estos tres personajes cumplen una función crucial en la transmisión del impulso pasional, cada uno de ellos debe encontrarse interconectado en cada una de las fases musicales para llevar a buen término la transmisión del mensaje eterno de la voluntad. La música tampoco es algo que aparezca por sí misma; a pesar de su autonomía, ésta se encuentra en función del buen encuadre y sincronía de estas partes. Porque, en este sentido, no toda la música –y este parece ser un aspecto que no desarrolla del todo el propio Schopenhauer– estarían en la privilegiada situación de representar la voluntad. La única música que este filósofo considera como real e importante es aquella que tendría la función de revelar o presentar la naturaleza propia de la voluntad –que dicho sea de paso, solo el artista genial puede producir–;24 sin embargo habría que 23 Cfr., L. Rowell, op. cit., pp. 41-44. 24 Con respecto a la figura del genio como creador de las grandes obras de arte, Schopenhauer lo ubica como un ser que debido a que tiene un “superávit” de inteligencia que está por encima del común de los demás individuos. El genio posee la capacidad de vislumbrar intuitivamente los elementos volitivos en las distintas manifestaciones de la representación, y así, poder plasmar con suma claridad las distintas ideas en sus obras de arte. Cfr., A. Schopenhauer, op. cit., pp. 275-286. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 26 preguntarnos, ¿si toda la música en su estructura propia, o por las circunstancias particulares de la interpretación, o por la predisposición emocional del oyente, revelan íntegramente en todas las ocasiones a la voluntad? Del mismo modo, la música exige que el escucha atienda, profundice y penetre en ella, ya que no hay previa significación que haga digerible la captación de determinada idea y mucho menos de la voluntad. 1.2. Niveles en los que se objetiva la voluntad a través de la música Uno de los aspectos más interesantes dentro del capítulo tercero de El mundo como voluntad y representación y, donde se hace patente la gran importancia que Schopenhauer confiere a la música respecto del diseño del mundo, es la relación ontológica que establece entre la tonalidad de la escala musical y los distintos niveles de organización de la materia. Schopenhauer reconoce que existe una correspondencia entre las cuatro voces de toda armonía; es decir, bajo, tenor, alto y soprano o tono fundamental; tercera, quinta y octava con respecto a los cuatro escalonamientos en el reino de los seres, empezando con el mineral como estadio más elemental, el reino vegetal, el reino animal y, por último, el hombre que es prudente mencionar, forma parte de este último.25 25 A. Schopenhauer, op. cit., p. 511. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 27 Para Schopenhauer, elbajo, que éste denomina como bajo continuo, representa los niveles inferiores de la objetivación de la voluntad, como lo son la naturaleza inorgánica, la masa de los planetas, en sí, el mundo mineral, con sus montañas, ríos y mares. “Así, pues, el bajo continuo es en la armonía lo que la naturaleza inorgánica en el mundo, la masa más tosca sobre la que todo descansa y a partir de la que todo se desarrolla.”26 Las notas altas, por contraparte, se originan a partir de lo que llama Schopenhauer “vibraciones concomitantes” del bajo continuo; es decir, que estas notas agudas, ágiles y difusas vibran en consonancia con la nota baja o grave generando un sonido compuesto de varias notas similares con distinto grado de tonalidad resonando al unísono, lo que da pie a un sonido armonioso en donde cada tonalidad se expresa en su nivel de independencia pero siendo a su vez partícipe del mismo bajo elemental. Es en la armonía musical, en donde el bajo continuo funge como el sustrato a partir del cual las demás notas altas se desviarán y encontrarán su armonía a partir de la correspondencia tonal que con el bajo tengan. Schopenhauer hace una estratificación paralela del mundo material; así, este filósofo nos describe que “en la armonía que producen los acordes de acompañamiento, entre el bajo y la directriz, las voces que cantan la melodía, yo reconozco esa sucesión de niveles inferiores que todavía son inorgánicos, pero ya exteriorizan cuerpos de múltiples maneras; los más altos me representan el mundo de las plantas y el mundo animal. Los intervalos fijos de la escala son 26 Ibid., p. 352. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 28 paralelos a los determinados niveles de objetivación de la voluntad, las especies en la naturaleza”.27 Los intervalos de tercera, quinta y octava que en esencia representan la medida o distancia adecuada entre las notas de la escala cromática para producir la armonía, se corresponden en su correlato en la naturaleza con la diversidad de especies tanto vegetales como animales que habitan el mundo, y en la que cada una de ellas representa una unidad armónica con las demás, resultando de su desviación de este orden, lo que Schopenhauer llama “engendros”, producto de la unión de dos especies distintas que no se corresponden en su naturaleza. Similar caso, el de las disonancias que en música ocurren al tocar notas que no se corresponden dentro de los intervalos regulares, ocasionando sonidos disonantes de mal gusto y que atentan contra la sana armonía. Schopenhauer deja claro que el mundo, para cobrar forma en una serie de objetos o cosas diferenciadas, necesita como en la música la participación de las notas altas, es decir, de los niveles superiores de objetivación de la voluntad. Dicho de otro modo, para que el mundo se materialice en la serie de objetos, formas y organismos que lo conforman, es necesario que éstos sean partícipes de los distintos tipos de ideas que permitan darles forma, desde los niveles más bajos a los más altos y particularizados. Así como anteriormente expliqué, Schopenhauer describe este proceso, cuando establece un análisis detallado de la gama de las bellas artes, empezando por la arquitectura que tiene como función representar la resistencia y la gravedad siendo 27 Idem. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 29 estos los aspectos más bajos de objetivación de las ideas, hasta la música, como aquella que prácticamente es una reproducción fiel de la voluntad; del mismo modo, y ya dentro del terreno propio de la música, Schopenhauer vuelve a establecer una serie de niveles entre las tonalidades, en donde el bajo continuo figura la materia inorgánica sobre el que van a interactuar las notas más altas correlacionadas con el mundo orgánico en sus distintos niveles de especialización. Es así como la voluntad, a través de los distintos niveles de objetivación por los que va pasando, consuma su propia naturaleza. Si en música el bajo representa los niveles inferiores de objetivación de la voluntad, la melodía de la voz principal debido a su gran capacidad de movimiento entre modulaciones y escalas –a diferencia de la lentitud y osquedad del bajo–, ejemplifica con exactitud los niveles superiores de objetivación de la voluntad que en este caso pertenecen a la vida reflexiva y sentimental del hombre. Mientras el bajo continuo, los acordes de acompañamiento desde los más graves a los más agudos se encuentran circunscritos a la ley de la armonía, la voz principal experimenta una mayor libertad en cuanto el cambio de tonalidad, dirigiendo de algún modo al conjunto de todos aquellos. Esto lo expone Schopenhauer en la siguiente máxima: “finalmente en la melodía, en la voz principal que, al contar con agudas notas altas, dirige el conjunto y progresa arbitrariamente en una significativa e ininterrumpida sucesión de pensamiento de principio a fin, reconozco a su vez los niveles superiores de objetivación de la voluntad, la vida reflexiva y los anhelos del hombre. Al estar dotado de razón, él es el Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 30 único que mira continuamente tanto hacia adelante como hacia atrás en el camino de su realidad y de las innumerables posibilidades, consumando así un transcurso vital reflexivo y que por ello se cohesiona como un todo”.28 La melodía es en esencia “un continuo apartarse del tono fundamental”29; va en continuo cambio de intervalos llegando incluso algunas veces a rozar con las disonancias para siempre volver a retornar al tono fundamental. Esto lo relaciona Schopenhauer con el devenir propio de la vida humana, la cuál es un incesante transcurrir del deseo a la satisfacción, para volver a desear nuevamente.30 Por ello, la melodía se sale del conjunto de la armonía en pro de su efímera independencia para volver a fusionarse posteriormente, con la tonalidad de un intervalo armónico. Una vida carente de deseos, es decir, que se mantiene en la línea básica del bajo continuo supone, a los ojos de Schopenhauer, aburrimiento, y un retraso en los deseos de encontrar la melodía su tono armonioso, genera sufrimiento. De ahí que Schopenhauer considere que las canciones cortas y asequibles de la música de baile sean en esencia alegres aunque tendientes a representar una dicha ordinaria; y aquellos como el allegro maestroso caracterizada por poseer períodos largos y amplias digresiones, 28 Ibid., p. 353. 29 Idem. 30 A este respecto Schopenhauer, sobre todo en el Libro IV de El mundo como voluntad y representación, establecerá como conclusión de su pensamiento, que la vida consiste en un eterno sufrimiento, ya que el ser mismo de la voluntad humana es un continuo deseo irresuelto, lo que conlleva que a cada deseo satisfecho le suceda un nuevo deseo por satisfacer, lo que caracteriza el eterno sufrimiento y sinsentido de la vida humana. Para dicho autor toda alegría esconde un sufrimiento posterior. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 31 designen un anhelo más noble, tendiente a un objetivo lejano y a su logro final.31 Sin embargo, como Schopenhauer afirma, todas estas analogías que presenta la música respecto del mundo natural no se dan de manera directa sino tan sólo de manera mediata, ya que “la música nunca expresa el fenómeno sino únicamente la esencia íntima, el en-sí de todo fenómeno,la voluntad misma”.32 Lo que por consiguiente nos orilla a pensar en el poder intrínseco único que tiene la música para revelar los sentimientos, deseos y pasiones del hombre como ninguna otra cosa. El mundo, según este supuesto, podría decirse analógicamente, que es música hecha materia. Pero como ya se ha venido tratando, Schopenhauer en este punto no deja claro cómo es que la música expresa a la voluntad, pues si la música es una copia inmediata de esta y, por lo tanto, se encuentra en el mismo plano que las ideas o quizá por encima de éstas; la transmisión de la voluntad por medio de la música no tendría que pasar por el filtro transfigurador de las ideas. En una parte de su obra, Schopenhauer narra lo siguiente respecto de la expresión musical: “por ello no expresa esta o aquella alegría singular y concreta, esta o aquella aflicción, o dolor, o espanto, o júbilo, o regocijo, o serenidad, sino la alegría, la aflicción, el dolor, el espanto, el júbilo, el regocijo, o serenidad mismos en abstracto, lo esencial de tales sentimientos sin accesorios, sin los motivos que inducen a ellos”.33 Lo que 31 Ibid., p. 354. 32 Ibid., p. 355. 33 Idem. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 32 Schopenhauer está reconociendo es que, al final, la música expresa lo que de alguna manera serían los aspectos que describen al bagaje emocional del ser humano pero, a mi entender, dichos aspectos pueden ser claramente entendidos como las ideas que posteriormente se transfiguran en acciones concretas. Ya anteriormente Schopenhauer había dicho que la música: “constituye un capítulo aparte respecto de todas las demás artes. En ella no reconocemos la copia, cierta reproducción de una idea de la esencia del mundo”34, con lo que parece contradecir dicho supuesto; si la música revela a la voluntad sin ninguna mediación, ¿cómo es que al final recae en la ideas, por abstractas, universales o relacionadas que estén íntimamente con el pathos humano? Este conflicto podría encontrar solución al tomar en cuenta a la música como aquella que, si bien expresa a las ideas como, por ejemplo, la alegría, la pasión o el dolor por citar algunas, las muestra tan abstractamente que rebasaría la identificación conceptual de cada una de ellas, más no así a través de la intuición. Es decir, la música más que presentar de una forma clara y distinguible a las ideas, las transmite de forma inmediata e intempestiva que sólo el lado intuitivo y emocional del ser humano logra descifrar su esencia. Rosset vislumbra la dificultad de ubicación de la idea en el discurso filosófico de Schopenhauer: “la dificultad que hay para asignar un estatuto preciso a la idea schopenhaueriana procede de la imposibilidad en que se encuentra para relacionarla con el mundo de 34 Ibid., p. 349. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 33 la voluntad o con el mundo de la representación. No tiene la generalidad indiferenciada de la voluntad, ni tampoco la particularidad diferenciada de la representación (conocimiento racional)”.35 Por ello, el mensaje estético se percibe a través de la intuición, y particularmente el musical, por ser más abstracto e inespecífico, tiene como fin no presentar generalidades de carácter conceptual o racional, sino más bien fuerzas, impulsos primarios que en determinado momento puedan ser consideradas un referente idéntico. De acuerdo a Storr, la vinculación que establece la música con el ser se da de forma espontánea, sin dar cabida a tipos de razonamiento lógico-deductivos. La prueba de que la intensidad de experimentación musical es inmediata y profunda radica en la estrecha conexión entre música y cuerpo36 sin que medie nada entre ellos, a pesar de que para este autor, “Schopenhauer fracasó en el intento de explicar la relación entre la música y el movimiento físico, pese a considerar que ambos elementos estaban relacionados con el funcionamiento de la voluntad en mayor medida que otras actividades humanas”.37 La inmediatez de la música es comparada por Schopenhauer con la experimentación del 35 C. Rosset, Escritos sobre Schopenhauer, op. cit., p. 141. 36 Respecto del papel que juega el cuerpo en la filosofía de Schopenhauer, este cobra vital importancia, ya que es a partir de que se asume la existencia del cuerpo como un hecho independiente de la representación es que la voluntad asume un carácter esencial como fuente o raíz de la existencia humana. Al respecto Schopenhauer señala: “De entre todas las cosas, a excepción de mi propio cuerpo, me resulta conocido un único flanco, el de la representación: su esencia íntima me sigue resultando inaccesible y supone un recóndito secreto, aún cuando conozca todas las causas que originan sus cambios. Sólo a partir de la comparación de lo que pasa dentro de mí cuando mi cuerpo ejecuta una acción al moverme un motivo, lo cuál supone la esencia íntima de mis propios cambios determinados por razones externas, puedo llegar a penetrar en la índole y el modo como aquellos cuerpos inanimados se modifican por mor de las causas, y comprender así lo que sea su esencia más íntima, de cuyo manifestarse el conocimiento de las causas solo me procura la simple regla de su ingreso en el tiempo y en el espacio, y nada más que eso. Yo puedo lograr esto porqué mi cuerpo es el único objeto del cuál no conozco simplemente un flanco, el de la representación sino también el segundo, que se llama voluntad”. A. Schopenhauer, op. cit., p. 215. 37 A. Storr, op. cit., p. 189. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 34 propio cuerpo como entidad subyacente a la existencia de ser. Schopenhauer establece que hay un vínculo inmediato entre la sensación propiciada por la recepción auditiva de la música y la reafirmación corporal como ninguna otra lo consigue hacer. “Por ello, si la música tiene su origen en el cuerpo y está estrechamente conectada con su movimiento, el punto de vista de Schopenhauer sobre la profundidad, inmediatez e intensidad de la experimentación, tanto del cuerpo como de la música, que no puede obtenerse de otro modo, es comprensible y convincente”.38 Así, pues, la música se erige como aquella que por su carácter de ser la que mejor expone en su pureza a la voluntad, establece la conexión inmejorable entre mente y cuerpo, ya que en su naturaleza se encuentran fusionados en un mejor y mayor grado el carácter intelectual como el emocional, en sus distintos grados de objetivación. 1.3. La música como lenguaje universal Como se ha venido tratando a lo largo de este trabajo, la música es portadora de distintas cualidades que la distinguen de las demás artes por ser en esencia la objetivación inmediata de la voluntad o incluso de un mundo inmemorial, del que sólo ella nos revela su naturaleza; así como también suscita inigualablemente el despertar de la fantasía revelando a través de la percepción estética la esencia de las afecciones humanas. La música puede ser pensada como lenguaje; 38 Ibid., p. 188. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 35 pero como un tipo de lenguaje superior, ya que no tiene como fin la descripción conceptual de los hechos, sino expresar, como dice Schopenhauer, “la quintaesencia de la vida y de sus procesos”.39 Por ello, la música no expresa casos particulares de la existencia de losindividuos, sino las ideas generales que subyacen a cada uno de ellos. Dichos casos individuales pueden ser revestidos con el empleo de los conceptos, como, por ejemplo, sucede con la ópera, la cual recurre al texto para significar el sentido de la obra. Las palabras y los conceptos sirven así para materializar o anclar a la música mediante el uso de ejemplos análogos que permiten al escucha darle una forma y sentido a la experiencia musical. Sin embargo, como Schopenhauer dice; este papel que tiene el texto dentro de la ópera “nunca debe abandonar su papel de subordinación para convertirse en lo principal y hacer de la música un simple medio de expresión, lo cual es un enorme desacierto y un gran absurdo”40, ya que la música revela un poder superior, universal y no circunscrito a hechos particularmente determinados. Ligado al pensamiento de Schopenhauer, Nietzsche menciona lo siguiente en El nacimiento de la tragedia: “así como la lírica depende del espíritu de la música, así la música misma, en su completa soberanía, no necesita ni de la imagen, ni del concepto, sino que únicamente los soporta a su lado. La poesía del lírico no puede expresar nada que no esté ya, con máxima generalidad y vigencia universal, en la música, la cual es la que ha forzado al lírico a emplear un lenguaje figurado. Con el lenguaje es 39 A. Schopenhauer, op. cit., p 355. 40 Idem. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 36 imposible alcanzar de modo exhaustivo el simbolismo universal de la música precisamente porque ésta se refiere de manera simbólica a la contradicción primordial y al dolor primordial existentes en el corazón de lo Uno primordial, y, por tanto, simboliza una esfera que está por encima y antes de toda apariencia. Comparada con ella, toda apariencia es, antes bien, sólo símbolo; por ello el lenguaje, en cuanto órgano y símbolo de las apariencias, nunca ni en ningún lugar puede extraverter la interioridad más honda de la música, sino que, tan pronto como se lanza a imitar a ésta, queda siempre únicamente en un contacto externo con ella, mientras que su sentido más profundo no nos lo puede acercar ni un solo paso, aún con toda la elocuencia lírica”.41 De esta manera, la música se constituye como un lenguaje universal que expresa al mundo en su “en-sí”, su poder radica en que presenta en su forma más natural los anhelos, excitaciones y expresiones de la voluntad en un contexto universal. Pero dicha universalidad de la música, como el propio Schopenhauer nos dice, no es análoga a la pretendida universalidad y abstracción del concepto, sino que se encuentra ligada a la inmediatez de lo sensible. Por decirlo de algún modo, la música habla desde el “corazón del mundo” 42 y nos conecta a sus afecciones de forma automática. Por eso, para Schopenhauer “todos esos procesos en el interior del hombre que la razón arroja al amplio y negativo concepto de ‘sentimiento’, son expresados por las infinitas melodías posibles, pero siempre en la 41 Friedrich Nietzsche, (1989), El nacimiento de la tragedia, Alianza Editorial, México, pp. 71-72. 42 Ibid., p. 171. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 37 universalidad de la mera forma, sin el material, siempre según el ‘en- sí’, no según el fenómeno, expresándose por decirlo así su alma más interior, sin cuerpo”.43 Esta postura, en torno a que a la música como lenguaje es capaz de expresar la physis, soporte fundamental de la esencia humana, a través de lo universal e indefinido de los sonidos, es reafirmada por pensadores como Lewis Rowell quien afirma que a partir del movimiento romántico del siglo XIX, “la música ha avanzado claramente hacia una posición central entre todas las artes, quizá por primera vez en la historia; se la describe como un lenguaje universal que se comunica de manera inmediata e íntima con el corazón de cada persona”.44 De igual modo, Eric Rohmer reafirma la postura de que la música habla como ninguna otra cosa un lenguaje que puede ser comprendido inmediatamente por cualquiera, pues no necesita recurrir para ello a ningún concepto para causar su poderoso efecto,45 más aún, como Schopenhauer nos refiere acerca de la música, cuando ésta es dispuesta como acompañante a un cuadro, a un texto operístico o a una escena de la vida, hace que estos últimos cobren un sentido más intenso, ya que mientras unas expresan lo físico de las cosas, la música representa lo metafísico de cada una de ellas.46 En este tenor, Storr reconoce que la música es en sí la más inmediata de todas las artes, y acepta que no es el único autor que reconoce que la música llega hasta las insondables profundidades de nuestro ser, quien al citar 43 A. Schopenhauer, op. cit., p. 356. 44 L. Rowell, op. cit., p. 128. 45 Cfr., Eric Rohmer, (2005), De Mozart en Beethoven. Ensayo sobre la noción de profundidad en la música, Ediciones Ardora, Madrid, pp. 89-101. 46 A. Schopenhauer, op. cit., p. 356. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 38 a Susanne K. Langer “opinaba que la música provoca emociones y estados anímicos que nunca se han sentido, así como pasiones desconocidas”.47 Sin embargo, para Rosset, el poder de significación que tiene la música por sobre el lenguaje de los conceptos radica paradójicamente en su inespecificidad para describir hechos particulares. La música lejos de circunscribir al escucha dentro del orden lógico de los fenómenos lo libera, desarrolla la imaginación y lo proyecta al ser trascendental de las cosas. Pero, sobre todo, como dice Rosset, “la gran diferencia entre la escucha del lenguaje y la música proviene de que, de todas maneras, el auditorio musical no tiene que escoger entre tal o cual ‘significado’, pues la expresión musical se manifiesta –y ésta es su propia paradoja– independientemente de toda referencia a un objeto significado cualquiera”.48 Así, como posteriormente se tratará en el capítulo destinado al pensador danés Sören Kierkegaard, la música es el lenguaje óptimo para describir las pasiones humanas, pero inferior al lenguaje conceptual para describir hechos particulares. Esta característica de la música, de no poder ser usada como lenguaje descriptivo de los hechos, ya que en su seno no parte de la relación lógico-conceptual, sino que su discurso se construye esencialmente de sonidos simbolizados y articulados en notas musicales, lleva a pensar a Rosset que la música es de facto intraducible al lenguaje de los hechos. “La lengua musical es universal 47 A. Storr, op. cit., p. 154. 48 C. Rosset, El objeto singular, op. cit., p. 90. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 39 porque es intraducible, no hay nada que traducir”.49 La conexión que hace la música con el ser no se encuentra mediada por el principio de razón, sino que en términos de Schopenhauer, conecta directamente con la voluntad, de ahí su carácter tan poderoso, inmediato y universal. Por eso, Rosset menciona que “si la música es un lenguaje aparte, provisto de una significación autónoma, autosuficiente, significación ‘en blanco’ ya que muda en relación con las significaciones vehiculadas por el lenguaje articulado, el error de base de toda reflexión sobre la música consiste en pretender interpretar este lenguaje, es decir, tratar de traducirlo”.50 Schopenhauer, por suparte, reconoce en la música un origen pre-conceptual, de alguna forma los sonidos nos hablan de un origen que antecedió a la materialización de las cosas y, por lo tanto, al orden racional de su descripción, lo que la hace ser generalmente abstracta e inasible.51 Desde esta perspectiva, la música es incapaz de decir algo concreto y exacto, sólo puede transmitir, cuando más, estados anímicos como alegría o tristeza, puede ser triunfal o melancólica, pero no puede narrar una historia. En el caso de la música que recurre 49 Ibid., p. 98. 50 Ibid., p. 96. 51 Hay que tomar en cuenta que para Schopenhauer el empleo de la voz humana en obra musical como en la ópera o la lírica, por no mencionar algunos géneros más actuales, en los que resalta el canto radica, por un lado, en ser una acompañante supeditada a la armonía musical y por otro lado, en fungir como un instrumento más. Con respecto a la música Schopenhauer dice; “para ella la voz humana no es originaria y esencialmente más que un tono modificado, como el del instrumento, y tiene, al igual que cualquier otro, las peculiares ventajas e inconvenientes del instrumento que lo produce. Que en este caso ducho instrumento sirva de otro modo como herramienta del lenguaje para transmitir conceptos es una circunstancia casual, que la música puede utilizar incidentalmente para acoger una conexión con la poesía, si bien nunca debe convertir esto en un tema fundamental y consagrarse por entero tan sólo a la expresión de unos versos que (como da a entender Diderot en El sobrino de Rameau) suelen ser bastante sosos. Las palabras son para la música un aditamento extraño y de valor subordinado, tal vez que el efecto de los tonos es incomparablemente más poderoso, infalible y rápido que el de las palabras: de ahí que estas, cuando se incorporan a la música, han de captar un lugar totalmente subordinado y acomodarse a ella por completo”. A. Schopenhauer, op. cit., p. 433. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 40 al uso de palabras, el autor tiene que dar a conocer, por medio de textos, el argumento, la intención, lo que quiso decir o señalar o tal vez, sugerir. El título de una obra puede ser ya una guía, pero el oyente, con la sola música, jamás podría adivinar los motivos de la inspiración, ni mucho menos los hechos en los que se basa el argumento o los lugares que se quiere describir. Este carácter no descriptivo de la música, que por un lado es tan poderoso para impactar en las profundidades del alma humana parece, tener su explicación en que todo el lenguaje parte en principio de una noción musical, modelada por el ritmo. Dicho en otras palabras, y siguiendo el argumento de Rosset, todo lenguaje articulado se apoya en un aspecto melódico y armónico del ritmo; desde el incipiente balbuceo del lenguaje infantil hasta el lenguaje poético, inspirado a partir de onomatopeyas y metáforas que, bajo el uso obligado de la métrica, desentraña su naturaleza musical. De esta manera, Rosset plantea que “si tomamos entonces al ritmo como el principio del sentido, se nos lleva a invertir la jerarquía clásica que subordina la expresión musical a la expresión intelectual; a hacer de toda lengua un eco de la música y no a la inversa; a hablar de la música como lengua universal y de las lenguas articuladas como lenguas particulares, derivadas de la lengua musical. Puesto que están fundamentalmente rimadas, los sentidos de todo lenguaje aparecen en tanto que variaciones posibles de un tema originalmente musical”.52 52C. Rosset, El objeto singular, op. cit., p. 98-99. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 41 Sin embargo, si se postula que la música es un tipo de lenguaje no traducible a hechos concretos, y al parecer tan independiente del devenir de estos, por su propiedad de ser la expresión inmediata de la voluntad en Schopenhauer o de precursor primario en Rosset, entonces volvemos a hacernos la pregunta, ¿cómo es que transmite los sentimientos humanos de inigualable forma? Cabría pensar incluso que la música no tendría como principio por qué transmitir, expresar, reproducir o representar nada, ni erigirse como una especie de meta- lenguaje. De hecho el punto de vista de Rosset en torno a la intraducibilidad de la música va dirigido hacia una crítica al sistema de Schopenhauer con respecto a que este último pretende que la música muestre o revele algo, aunque esto sea la voluntad. La música según la noción de Rosset es en esencia un arte independiente y no remite a nada más que a ella misma, no expresa ni objetiva nada, es simplemente música, es su propio lenguaje.53 Kivy, por otro lado, abogando por Schopenhauer, afirma que fue el primer pensador de gran envergadura que vislumbró que la expresividad musical se encuentra en sí misma, sin tener una relación directa con el estado de ánimo de la persona, aunque ésta, por alguna razón, tiene el poder de conmover al escucha. “En otras palabras, Schopenhauer diferenció por primera vez, a través de su teoría sobre la expresión musical, la cuestión relativa a la expresividad de la música y la cuestión relacionada con el efecto emocional de la música”54; a pesar de las críticas de Eduard Hasnslick sobre las extravagantes afirmaciones 53 Cfr., Ibid., pp. 96, 97, 107. 54 P. Kivy, op. cit., p. 26. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 42 acerca de los poderes emotivos de la música, al negar que la música tenga la más “mínima capacidad de representar las emociones comunes y corrientes”.55 De esta manera, el efecto musical se abre a dos cuestiones importantes, por un lado, la carga emocional contenida en la naturaleza del sonido y, por otro, el cómo determinada armonía, ritmo o melodía genera un estado de ánimo determinado en el individuo, resaltando como un factor indispensable para desentrañar este problema la posición activa del escucha. Para que la música cause un efecto se tiene que tomar en cuenta la predisposición emocional del oyente; la música, como dice Rosset, exige que el escucha profundice o penetre en ella, ya que no hay previa representación que haga digerible la captación de la idea,56 aunque no deja de ser enigmático como es que en momentos específicos sin ninguna predisposición de por medio, al escuchar los acordes de una música agradable al oído, la conexión entre estados de ánimo –incluso la predisposición corporal– y música se da de manera automática. Dicho aspecto Kivy lo esgrime al preguntarse: “¿qué tiene la música que me conmueve, y qué sentimiento me provoca? En este sentido, sólo puedo recurrir a mi propia experiencia musical. Y lo que me sugiere esa experiencia es que me siento conmovido en gran medida, y estimulado en grado sumo, por la belleza de la música. En 55 Peter Kivy haciendo alusión a la obra de Eduard Hanslick, On the Musically Beautiful: A Contribution Towars the Revision of the Aesthetics of Music, Indianápolis, Hackett, 1986, p. 14; que menciona en su texto, presenta la opinión contraria ala idea de la expresión musical, que Hanslick tenía, ya que para este autor al no existir ningún argumento a favor de que la música se traduzca en una representación clara de un sentimiento, no podría decirse que la música poseyera, ni provocara ningún carácter emotivo. Ibid., p. 127. 56 Cfr., C. Rosset, El objeto singular, op.cit., p. 74. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/)http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 43 otras palabras, por lo maravillosa que es la música. Así, la belleza de la gran música es el objeto de mi emoción”.57 Siguiendo este supuesto, el poder de la música para conmover los ánimos de los escuchas radica en la belleza de su sonido. No es, como dice Peter Kivy, que el oyente al percibir una melodía triste indistintamente a su interpretación se deje conmover por la melodía, sino que dependiendo de su calidad o belleza de la pieza musical transmitirá determinados tipos de emociones. A este respecto dicho autor menciona que “cuando alguien se siente conmovido (por ejemplo) por la hermosa tristeza de un pasaje musical, el objeto intencional de su emoción es (en parte) una tristeza hermosa desde un punto de vista musical. Percibe la tristeza en la música, no es que esté triste”.58 Así, pues, para que el lenguaje musical manifieste en plenitud su poder emotivo necesita irrestrictamente de la calidad interpretativa y de la perfección compositiva de la obra. En la filosofía de Schopenhauer se deja entrever esta cuestión –aunque no de manera tan explícita– en la obra de arte genial cuando el compositor logra capturar las agitaciones de la voluntad mediante el despliegue extraordinario de la intuición, presentándonos en una forma objetiva y bella lo esencial del mundo y de la naturaleza humana.59 57 P. Kivy, op. cit., pp. 135-136. 58 Ibid., p. 149. 59 Para Schopenhauer también es de alguna manera algo claro que solo la obra de arte, y con más razón la obra de arte musical que tiene como función revelar las agitaciones de la voluntad, es aquella que se da cuando composición y representación intuitiva actúan en contubernio para expresar la universalidad del pathos humano. Así, pues, se puede decir que para Schopenhauer existe claramente una diferencia entre la música como lenguaje universal y aquella que remeda insuficientemente su fenómeno como, por ejemplo, “Las estaciones de Haydn”. Cfr., A. Schopenhauer, op. cit., p. 312. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 44 El lenguaje musical requiere incluso más que el lenguaje formal de la perfecta ordenación de sus partes, si es que pretende hacer válido su efecto. La música, a diferencia de la poesía, por ejemplo, representa una unidad perfectamente terminada en que ninguna de sus partes puede ser modificada sin alterar de fondo su sentido. Si en la poesía y en el lenguaje cotidiano el intercambio de palabras por otras, o por el orden en que se encuentran dispuestos no altera en muchos casos su sentido, en la música no sucede lo mismo. Por ello, es que resulta paradójico que la composición musical, que se encuentra tan determinada por el principio lógico de razón, se convierta mediante la interpretación en el lenguaje de la pasión, o en términos de Schopenhauer, de la voluntad. Un aspecto interesante dentro del discurso schopenhaueriano es que no toma en cuenta que no existe solamente un tipo de música – que en este caso serían algunas obras representativas de la música clásica–, y hay que remarcar, además, que existen muchas formas de concebir la música tanto en su calidad buena como mala. Schopenhauer parece hablarnos de la música en términos pitagóricos,60 a un nivel metafísico de la música, sin considerar que existen varios tipos de música y distintos criterios de apreciación, con lo cual, la revelación de la voluntad por cada tipo distinto de expresión musical estaría sujeto a distintos rangos de apreciación subjetiva. Enrico Fubini aporta a la idea de Schopenhauer la noción de diversidad musical al mencionar en su libro Estética de la música que, 60 Según los pitagóricos, existe una analogía entre las proporciones e intervalos de la música y las entidades numéricas eternas que revelan la armonía del universo. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 45 dependiendo de la cultura de la que nos estemos refiriendo, van a existir distintas estructuras armónicas, y por lo tanto, distintos tipos de empatías.61 Aunque reconoce que la música independientemente de las características culturales en la que se desarrolle, o los criterios con los que se aprecie, siempre tiende a manifestarse en el mismo nivel de intensidad, despertando en el escucha las mismas reacciones emotivas independientemente de su contexto, de ahí que pueda ser catalogada como lenguaje universal. Dicho autor menciona: “la música, como ha sido señalado desde tiempos muy antiguos, hace referencia, más que cualquier otra forma de arte, a aquellos aspectos instintivos, a-lógicos, pre-racionales y pre-lingüísticos de la naturaleza humana; y esto parece contrastar con otra característica de la música destacada por muchos, esto es, con su profunda racionalidad, con su carácter hiper- lingüístico, con su rígida organización matemática”.62 El lenguaje musical, por lo tanto, no tiene que tener un sentido figurado, representa aquello que no puede ser descrito claramente, pero que es sentido como una totalidad de estímulos más vitales que cualquier concepto, por eso, rebasa fronteras y es percibido como un lenguaje originario común a todos los hombres. 1.4. Relación numérica de la música Tomando en consideración las observaciones de Schopenhauer en torno a la música desde la vertiente metafísica, es decir, desde su 61 Cfr., Enrico Fubini, (2008), Estética de la música, Machado Libros, Madrid, pp. 27-30. 62 Ibid., p. 49. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 46 papel preponderante en la objetivación de la voluntad y los gradientes en los que se expresa, así como el impacto que su efecto genera en el interior del ser, dicho autor se da a la tarea de considerar a la música desde su vertiente física o, para decirlo de otro modo, técnica. En este sentido, Schopenhauer parte de la teoría “de que toda la armonía de los tonos descansa sobre la coincidencia de las vibraciones”63; es decir, que cuando suenan dos o más tonos al mismo tiempo, estos vibran de tal manera, que cuando sean tonos armónicos tendrán una resonancia o una frecuencia de onda similar, compaginándose o resonando concomitantemente para generar un acorde definido por su sonido armónico. Por el contrario, cuando las vibraciones de los tonos no guardan entre ellos una relación racional o armoniosa, sino que se inoportunan perpetuamente a través de sonidos encontrados dan como resultado la disonancia. A esto comenta Schopenhauer que “la música es un medio para captar las relaciones numéricas racionales e irracionales, no con ayuda del concepto, como la aritmética, sino llevándolas a un conocimiento totalmente inmediato y simultáneo. La unión del significado metafísico de la música con este fundamento físico y aritmético, descansa sobre el hecho de que cuando se resiste a nuestra aprehensión, lo irracional o la disonancia, deviene una imagen natural de lo que se opone a nuestra voluntad; y, a la inversa, la consonancia o lo racional que se aviene fácilmente a nuestra captación, se vuelve una imagen de la satisfacción de la voluntad”.64 Así, pues, la imagen 63 A. Schopenhauer, op. cit., p. 435. 64 Idem. Print to PDF without this message by purchasing novaPDF (http://www.novapdf.com/) http://www.novapdf.com/ http://www.novapdf.com/ 47 consumada de la música en la realización del potencial armónico se asemeja, en la medida que lo logra, a los movimientos del corazón humano.
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