Logo Studenta

Honduras-2009--golpe-de-estado-mediatico-y-resistencias-comunicativas

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

1 
 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
PROGRAMA DE POSGRADO EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS 
CAMPO ESTADO Y SOCIEDAD: INSTITUCIONES, PROCESOS POLÍTICOS Y 
MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA 
 
“HONDURAS 2009. GOLPE DE ESTADO MEDIÁTICO Y 
RESISTENCIAS COMUNICATIVAS” 
 
TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE MAESTRA EN ESTUDIOS 
LATINOAMERICANOS 
PRESENTA 
MARIA JOSEP SISCAR BANYULS 
 
TUTORA PRINCIPAL: DRA. DELIA CROVI DRUETTA 
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES – UNAM
 
 
Ciudad Universitaria, México, Enero de 2016 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 2 
 
 
 
 
 
 
 
MEMORIA 
 
Imágenes corren por mi mente 
como gotas en un día de aguacero 
con prisa, 
del vacío al tormento, 
a la violencia de la mañana que irrumpe en 
el tiempo, 
vivo estos días desesperados 
en que la historia se reescribe en nuestras 
calles, 
y siento 
que aquí brilla una luz nueva, 
caminantes, 
resistentes, 
transfiguran la ciudad 
los muros susurran su existencia 
no toleran el olvido. 
 
 
Anarella Vélez, en Honduras: golpe y pluma, 
Antología de poesía resistente escrita por mujeres (2009-2013). 
 
 
 3 
 
 
 
 
 
A los y las hondureñas que convirtieron el miedo 
en indignación y luchan cada día por un país mejor 
 
 
 
 4 
AGRADECIMIENTOS 
No hay bastantes hojas en esta tesis para agradecer a toda la gente que me apoyó en 
Honduras, tanto en 2009 como las veces que he regresado. Desde la familia que me 
acogió, sin preguntar, cuando, con 25 años y una mochila, me quedé varada en la nada y 
el toque de queda no me permitió llegar a mi destino. A Andrés por aliviarme con su 
cariño aquellos días de zozobra. A Diana y a Mari Luz, mi familia hondureña. A 
Hernán, por enseñarme el amor por América Latina. A Timo, Nino, Chris, Giorgio y 
Josete, por hacerme parte de ese equipo aguerrido. A Daniel Lozano, Arturo Cano y 
Felipe Yapur, mis maestros en aquellos días donde el oficio se ponía a prueba. A Osman 
y Nectalí, por su entrega apasionada a la causa, a Oscarito, el niño de la Resistencia al 
que la vida le arrancó su infancia. A Oscar, Roberto, Ariel, Alejandro, Helen, Gaby y 
Fabricio, por abrirme su casa, sus corazones y hacerme creer en su país. A Maddalen, 
por ser el arraigo en la hostilidad. A Adrián, por volver hermoso Tegucigalpa. Y porque 
la vida está hecha de historias, a Toni, el gaditano que llegó a un golpe de estado con un 
anillo de pedida y acabó en la cárcel de Támara. Y a todos aquellos que alguna vez me 
cubrieron de las balas, me dieron agua y vinagre para espantarme el gas, me 
compartieron de su tiempo, de su mesa y de sus ideas, me acompañaron y me 
inspiraron. Y porqué no, si esta tesis va de medios, al fotógrafo que inmortalizó mi 
trasero segundos antes de ser gaseado en un dominical de El Heraldo. 
Y en México este trabajo no hubiera sido posible sin mi tutora, la Doctora Delia 
Crovi. Gracias por su lectura y su tolerancia a mis vaivenes académicos. Gracias a mis 
lectores, el Doctor Lucio Oliver, que siempre creyó en mi pese a mi poca ortodoxia 
teórica, la Doctora Guiomar Rovira, cuyo entusiasmo motivó que acabase, al Doctor 
Carlos Hernández, por mejorar con sus observaciones esta tesis, al maestro Eugenio 
Sosa, por aconsejarme e ilustrarme en Honduras sin más interés que su convicción de 
que no hay cambio posible sin pensamiento analítico. 
A mis doctoras (o casi) favoritas: Francesca, Eva y Diana, sin sus consejos no lo 
hubiera logrado. A Anelí y Uvi, por ser ese refugio cálido, de risas, de impulso tesístico 
y emocional. A Silvia, por remendar esta tesis igual que mi corazón y mi humor. A 
David, por ser el hogar y la catarsis, el abrazo incondicional. 
Als meus pares, per sempre haver-me deixat volar sense exigències, malgrat les 
incerteses i el patiment. 
 5 
ÍNDICE 
Presentación …………………………………………….……………………............. 9 
Capítulo I. Aproximaciones teóricas al estudio de la comunicación en la disputa 
por la democracia…………………………………………….……………………... 25 
1. Los medios en las ciencias de la Comunicación: manipuladores, distractores, 
ordenadores, altavoces o maquinaria del engranaje ………………………………….. 26 
1.1. La investigación administrativa: de Lasswell a Mcluhan 
1.2. Perspectivas de la teoría crítica: de la Escuela de Frankfurt a la Economía 
Política de la Comunicación 
1.3. Los culturalistas: de la Escuela de Birminghan a las Mediaciones 
2. La construcción social de la realidad ………………………………………………. 37 
2.1. Los medios como constructores de la realidad pública 
2.2. Las teorías sobre los efectos en la construcción de la realidad. 
2.3. La comunicación como propaganda 
3. Comunicación y Política. Más allá de los medios …………………………………. 47 
3.1. Comunicación (y) política 
3.2. Movimientos sociales: sujetos políticos y comunicativos 
3.3. Sociedad y Tecnologías de la Información y el Conocimiento, ¿un avance 
hacia la democratización de la comunicación? 
 
Capítulo II. Honduras, un estado a fuerza de golpes y periodicazos …………… 61 
1. El estado liberal oligárquico ……………………………………………………… 62 
1.1. Los intentos por construir Estado: liberalismo frustrado y prensa de enclave 
1.2. La república bananera o de cómo un burro era más caro que un diputado 
2. La irrupción de la sociedad civil y su relación con los medios …………………… 68 
 6 
2.1. Entre la prensa clandestina y la prensa de los clanes 
2.2. Las mujeres: pioneras contra la dictadura 
2.3. La primera gran huelga 
2.4. Los intentos desarrollistas y la consolidación de los militares 
2.5. Los orígenes de la prensa actual 
3. La transición exógena …………………………………………………………….. 80 
3.1. Honduras, punta de lanza de los EUA en la Guerra Fría 
3.2. Hacer periodismo en el portaviones de los EEUU 
3.3. El fin de la guerra fría y el Consenso de Washington 
3.4. La sociedad civil en la primera década del siglo XXI 
3.5. Zelaya, el último caudillo liberal que habló de socialismo 
4. Grupos empresariales y poder mediático …………………………………………. 96 
4.1. El oligopolio mediático, un poder fáctico 
4.2. Periodismo a golpe de billetera 
 
Capítulo III. Polarización social, confrontación mediática y golpe de estado …. 107 
1. Zelaya, el último caudillo liberal que habló de socialismo ……………………… 107 
1.1. Petrocaribe, gasolina para incendiar los medios 
1.2. El ALBA y los primeros rumores del golpe 
1.3 La subida del salario mínimo 
1.4. La propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente 
1.5. Las alianzas entre los movimientos sociales y el presidente 
2. La disputa mediática ……………………………………………………………. 121 
2.1. Los intentos por ganarse a los medios 
 7 
2.2. La confrontación abierta entre Zelaya y los medios 
2.3. El control de las nuevas tecnologías de la información, un conflicto más 
económico que ideológico 
2.4. Trazar una estrategia comunicativa propia 
3. El Poder Ciudadano y el manejo de lo simbólico ………………………………. 134 
3.1. El traje del emperador 
3.2. ¿Un mal cálculo de la correlación de fuerzas? 
3.3. La ruta al golpe de Estado 
4. Un golpe de estado mediático …………………………………………………… 146 
4.1. Los diarios opositores y el calentamiento del ambiente 
4.2. La primera respuesta 
4.3. Consorcios mediáticos y golpe de Estado: legitimación y silenciamiento.Capítulo IV. El Frente de Resistencia como sujeto político y comunicativo 167 
1. El sujeto político colectivo de Resistencia al golpe de Estado …………………… 167 
1.1 Fase 1, el auge. 
1.2 Fase 2. La movilización en el marco de las elecciones y la toma de posesión 
del nuevo gobierno 
1.3. Fase 3. Desde febrero de 2010: la lucha por el retorno legal de Zelaya y el 
desafío de disputar el poder en las urnas. 
1.4 Potencialidades y logros 
1.5 Dificultades y límites 
2. La Resistencia mediática ………………………………………………………… 188 
2.1. Las Tecnologías de la Información y el Conocimiento en la Resistencia al 
golpe. 
2.2. Resistencia, el órgano oficial del frente 
 8 
3. Las radios comunitarias, el pueblo toma el micrófono …………………………. 197 
4. Los medios comerciales que militaron contra el golpe …………………………. 206 
4.1. Cholusat Sur 
4.2. Radio Globo 
Conclusiones …………………………………………….……………………......... 216 
Anexo 1. Las 11 familias que controlan Honduras ……………………………… 228 
Bibliografía ……………………………………….…………………….................... 229 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 9 
PRESENTACIÓN 
Llegué a Honduras por primera vez el 21 de septiembre de 2009, el mismo día que el 
presidente expulsado con el golpe de Estado, Manuel Zelaya, regresó al país bajo el 
cobijo de la embajada de Brasil. La noticia me sorprendió en la terminal de San Pedro 
Sula, después de treinta horas de viaje por tierra desde México y apenas a veinte 
minutos de abordar el autobús que debía llevarme a Tegucigalpa, donde me esperaban 
mis únicos contactos en Centroamérica. Tenía 25 años y más sueños que maleta. Sabía 
que iba a un país que desde el 28 de junio vivía un golpe de Estado, pero hasta ese 
momento, eso era para mí un fenómeno que se estudiaba en los libros de historia. En ese 
instante el golpe me azotó en la cara. 
El gobierno de facto ordenó el toque de queda y ya no saldrían más autobuses 
hacia la capital, Tegucigalpa, hasta tres días después. La ciudadanía también debía dejar 
de circular. Congelaron la señal telefónica. A casi tres meses del golpe ya habían 
entendido que la comunicación telefónica podía ser un vehículo de organización de la 
Resistencia1. No me detendré en explicar cómo me las apañé en la que en esos 
momentos ya apuntaba a ser la ciudad más peligrosa del mundo, sin mapa, sin nadie a 
quien acudir y sin poder comunicarme con alguien a quien conociera. Pero al final 
llegué a Tegucigalpa tres días después, junto a una multitud que caminó desde las zonas 
rurales para ir a apoyar al presidente. Aquella primera experiencia me impresionó tanto 
que me quedé casi cuatro meses en Honduras cubriendo, como periodista independiente, 
el golpe de Estado para medios internacionales. De ese periodo nace mi inquietud por 
esta investigación académica. 
 Como periodista de profesión y de formación necesitaba primero entender cómo 
funcionaba el Estado hondureño que desembocó en el golpe de 2009. Y como española 
de la generación que creció en un incipiente estado de bienestar, en Honduras me 
sorprendía la ausencia de Estado en cosas tan cotidianas como tener aceras en la calle o 
que los escasos espacios verdes de la capital estuvieran mantenidos por el 
financiamiento de multinacionales. Ni qué decir de las altísimas tasas de mortalidad que 
lo sitúan a la cabeza de los países sin guerras declaradas más violentos del mundo desde 
2010. Obviamente el Estado hondureño existe: hay instituciones, burocracia y gasto 
 
1 Refiero a la Resistencia en mayúsculas como el movimiento social organizado en contra del golpe de Estado en Honduras durante 
2009 y que como se verá a lo largo de la tesis se conformará como un actor político durante las distintas fases del golpe. 
 10 
público. Sin embargo, no hay un Estado que distribuya la riqueza y establezca 
mecanismos de consenso para contentar a una mayoría social. En ese sentido, cuando 
abordé la tesis me rondaba una pregunta en la cabeza más provocadora que 
metodológica: ¿se puede hablar de golpe de Estado en un país sin Estado? 
Más allá de mis ocurrencias, asumo que el análisis del Estado hondureño, como 
realidad empírica y como objeto de estudio, es imprescindible para mi investigación 
porque sigue siendo el nudo de la articulación política y porque el golpe de Estado de 
2009 fue una consecuencia extrema de la disputa por lo público en Honduras. Pero no 
quiero quedarme ahí, explicar cómo se llega al golpe y cuáles son sus características 
específicas y sus excepcionalidades es solo uno de mis propósitos. Teniendo como 
horizonte la multiplicidad de variables que confluyeron en la crisis política, me detendré 
especialmente en uno de sus actores, los medios de comunicación, en el análisis de su 
papel y el poder desplegado, así como en el empoderamiento mediático de la ciudadanía 
como forma de resistencia. 
La sociedad civil organizada es en toda América Latina, un complejo universo 
de resignificación, metabolización y producción alternativa de medios de comunicación. 
Los procesos de comunicación que se dan entre la sociedad civil son procesos narrativos 
y constructores de actores sociales en propiamente políticos. Por ello me propongo 
asumir principalmente los procesos comunicativos de producción de sentidos y 
relaciones, y no tanto los resultados, indicadores o productos finales. Entiendo la 
comunicación como un ejercicio de interlocución inherente a la praxis y a la permanente 
construcción de sentidos, a través de los cuales es posible establecer una comprensión 
de las relaciones sociales. El movimiento popular hondureño se definió como sujeto 
político en la conformación del Frente de Resistencia y al hacerlo también se erigió en 
sujeto comunicativo, es decir, como sujeto de información y medio en sí mismo. Por 
ello me intrigan dos cuestiones; la relación entre los medios comerciales y el golpe, y la 
comunicación desde y entre el mismo movimiento que se opuso a él. 
Los días de mi llegada a Honduras eran un momento álgido de movilizaciones y 
negociaciones políticas. Caminar por Tegucigalpa era escuchar un continuo informativo 
de radios y televisiones que resonaban en cada casa, en el autobús, en los cafés o en las 
marchas, donde se instalaban radiobocinas para escuchar qué estaba pasando en el 
Congreso mientras los manifestantes protestaban afuera. Periodistas y ciudadanos con 
 11 
acceso a la tecnología se apresuraban a subir notas a Internet para hacer pública su 
versión de los hechos. Surgieron blogs y radios alternativas, corrían octavillas impresas 
con discursos incendiarios, la gente difundía en la red sus videos grabados con un 
celular o una cámara casera para contrarrestar el discurso mayoritario, fiel al gobierno 
de facto. Quienes se identificaban con el Frente Nacional Contra el Golpe de Estado, 
que aunó al movimiento social contrario al golpe, vivían enganchados a Radio Globo, 
Canal 36 y Radio Progreso –los principales medios “amigos”– donde se les daba voz y 
se anunciaban las siguientes movilizaciones. Los mismos medios que sufrieron 
decomisos y cierres temporales por parte del gobierno golpista. Otro par de medios, 
favorables al gobierno de facto, sufrieron ataques anónimos a sus instalaciones. Muchos 
periodistas fueron hostigados tanto por los golpistas y sus partidarios como por los 
opositores. Los medios son un actor privilegiado en cualquier conflicto, pero también 
un frente de batalla. Sin ellos los actores no logran gran visibilidad más allá de su 
perímetro de acción. El golpe de Estado fue también una batalla simbólica y 
comunicativa. 
El 11 de abril de 2002, unos cuantos días después del fallido golpe de Estado 
contra el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, uno de los sublevados, el 
vicealmirante Víctor Ramírez Pérez declaraba a la cadena Venevisión: “nosotros 
contábamos con un arma mortal: los medios”. Lo relata el editor de las páginasde 
opinión del diario mexicano La Jornada, Luis Hernández Navarro (2007) en su artículo 
“Venezuela: mediocracia y libertad de expresión”. Como revela esta anécdota, en otras 
investigaciones se ha demostrado que los medios fueron actores de la intentona golpista 
venezolana. En la Sociedad de la Información y el Conocimiento las empresas 
mediáticas juegan un papel fundamental para los nuevos golpes latinoamericanos. 
Como decía Foucault, “el discurso no es simplemente aquello que traduce las 
luchas o los sistemas de dominación, sino aquello por lo que y por medio del cual, se 
lucha” (1992: 11). Y en la Sociedad de la Información y el Conocimiento en la que 
estamos inmersas, los medios tienen un lugar principal en la elaboración de los 
discursos sociales, pero también en la capacidad de movilización, participación y 
actuación. Los medios en su multiplicidad de formas, desde las más a las menos 
convencionales, son el vehículo de transmisión de ideas. En el neoliberalismo se han 
deteriorado los otros contrapesos institucionales como la familia, la escuela o el Estado, 
 12 
y los medios se han vuelto una mediación fundamental, la base de la construcción social 
de la realidad. Para amplias capas de la población el único acceso a los acontecimientos 
que ocurren día a día es la ventana de los medios, con todo lo que ello implica. Los 
medios de comunicación no son los únicos factores que legitiman el proceso de 
construcción de un orden social, pero asumen un papel fundamental en un proceso de 
crisis de los otros contrapesos institucionales (el Estado, la familia o la escuela). 
Además, tienen una fuerte incidencia tanto en la dimensión racional como en la afectiva 
(Crovi y Lozano, 2010). Tener acceso a ellos es una cosa, pero controlarlos significa 
seleccionar, controlar y redistribuir el conocimiento que difunden, ya sea con miras a 
fundamentar los ejercicios de poder o para mantener o transformar el orden establecido. 
Por todo ello, entender el papel de los medios de comunicación en el golpe de 
Estado de Honduras es un ejercicio analítico que se enmarca en una problemática 
generalizada a toda la región. La disputa democrática que se vive a lo largo de América 
Latina está atravesada por la cuestión de la comunicación. Argentina creó una nueva ley 
de medios que, pese a sus limitaciones, es de avanzada en la región; Venezuela y 
Bolivia apoyan la consolidación de radios y televisiones comunitarias, también la 
sociedad civil ha levantado la voz contra la concentración mediática como hizo el 
movimiento #yosoy132 en México. 
Mi objetivo específico es establecer la relación entre los medios y el golpe de 
Estado: en un primer momento repaso el papel que jugaron los medios masivos como 
ejecutores, pero la apuesta principal de la investigación es ver las iniciativas 
comunicativas opositoras al golpe y movilizadoras de la acción. Por ello, planteo una 
investigación en tres partes: una primera en la que analizo el contexto histórico, social y 
político que ha determinado las relaciones de fuerzas en Honduras que permita entender 
el Estado hondureño y el papel de los medios masivos en el golpe de Estado de 2009. 
Aquí refiero medios como Televicentro –la principal cadena de televisión–, las emisoras 
Radio América y HRN, y los principales diarios impresos: La Prensa, El Heraldo y La 
Tribuna. En un segundo momento, propongo estudiar al movimiento social de 
resistencia al golpe de Estado como un actor comunicativo, y en este reconocimiento 
analizar en la tercera parte el poder de los nuevos medios, las redes sociales físicas y 
virtuales en la movilización política. En este cuadro muestro a qué me refiero: 
 13 
Medios aliados del movimiento social de resistencia al golpe 
 tipo de medio 
 
analógi
cos 
 
electróni
cos 
tipo de 
plataforma 
plataforma 
online 
secundaria 
Radio Globo Radio X X 
Canal 36 
Cholusat Sur 
Televisión X X 
El Libertador Periódico mensual X X 
Vos el 
soberano 
Diario digital X web 
Habla 
Honduras 
Diario digital X web 
Red de 
información 
FIAN 
Red social X SNS 
Facebook Red social X SNS 
SMS 
Comunicación 
interpersonal 
mediada 
 X SNS 
Resistencia Boletines oficiales X 
Radio Progreso 
Radios 
Comunitarias 
X X 
Radio Uno 
Radios 
Comunitarias 
X 
Radios de 
organizaciones 
Radios 
Comunitarias 
X 
 14 
Cada una de estas partes se desarrolla en un capítulo extendido, así la estructura 
de esta tesis se conforma de tres grandes capítulos más un desarrollo del marco teórico 
en el que se inscribe todo el análisis. 
El reto teórico-metodológico ha sido superar los límites disciplinarios para 
profundizar en las relaciones comunicativas y culturales en el seno de la disputa 
democrática. Abrir la puerta a la interdisciplina no supone solapar conocimientos 
obtenidos fragmentaria y paralelamente, ni hacer una mezcolanza de libre albedrío. 
Tampoco se trata de subordinar las ciencias de la comunicación a otras disciplinas, 
como se ha venido acostumbrando en las ciencias sociales, sino de abordar la 
complejidad de los fenómenos sociales, políticos, comunicativos y culturales que se dan 
en el seno de nuestras sociedades. 
 Por ello, en el primer capítulo desarrollo un marco conceptual desde el cual 
interpreto el objeto de análisis. Primero repaso las principales corrientes y aportaciones 
de las ciencias de la comunicación y posteriormente me centro en las que son más 
pertinentes para mi investigación. La realidad socio histórica tiene múltiples 
significados y eso lo sabemos bien los comunicólogos. Hay ciertos hechos objetivables, 
pero no hay una única realidad sino que ésta se modula según el lente del observador, 
según el marco desde el que observa, porque como decía Tuchman (1983) en la teoría 
de la construcción mediática de la realidad, es a través de los distintos medios que 
conocemos qué pasa a nuestro alrededor, son nuestra ventana al mundo y dependiendo 
de su tamaño, del ángulo o del grosor del vidrio vemos una realidad afuera u otra. 
 Pero además, no son solo un marco estático, son un actor privilegiado en 
cualquier conflicto político, a tal grado que los procesos actuales no se pueden entender 
sin tener en cuenta su representación mediática. Son, por recurrir a un culturalista 
latinoamericano, las mediaciones que nos conectan socialmente (Martín Barbero, 1987) 
incluso con el poder político-institucional. Su capacidad de incidencia es tal que todos 
los sujetos políticos, institucionales o no, hacen eventos con el solo fin de ganar titulares 
o segundos en el aire y convertirse así en productores de realidad. 
 En el primer capítulo explico todos estos filtros que uso para aprehender la crisis 
hondureña. Lo hago sin pretensión de exhaustividad, solo como un ejercicio de 
conocimiento circunscrito que arroje claridad respecto a la subjetividad que construye el 
 15 
hilo argumental de esta tesis. 
 Desde las aproximaciones a los estudios de la comunicación podemos entender 
cómo analizar el discurso mediático en torno al golpe de Estado es formularlo como un 
hacer-decir social aprehensible que legitimó las interacciones sociopolíticas, con la 
potencialidad de volver tangible la representación de la realidad. Dar cuenta del papel 
que desempeñan los medios en las sociedades y explicitar las formas en las que 
construyen significados no es solo comprender la estructuración de la opinión pública y 
la movilización de consenso, sino también el ejercicio del poder. El discurso mediático 
se erige en una expresión parcial pero privilegiada donde la sociedad civil y política 
acrisola su pensamiento y su identidad. 
 Mi investigación se enmarca en la relación entre la comunicación y el poder. El 
propósito último del ejercicio de poder es el control de las acciones de los individuos. 
En este sentido los medios tienen un poder “simbólico, persuasivoe indirecto” (Van 
Dijk, 1993: 13) ya que no tienen la posibilidad de controlar directamente las acciones de 
las personas pero impactan en sus intenciones, sus creencias, sus opiniones, en 
definitiva, configuran las representaciones mentales de las actividades públicas. 
 No quiero caer en maniqueísmos y parto de la premisa de que los medios no 
imponen valores, imágenes, representaciones o formas de pensar de forma unilateral, 
sino que estos ya existen en la sociedad, de la cual los medios forman parte, y los 
reproducen, crean y recrean, eso sí, condicionados por un sistema productivo capitalista 
y por la ideología hegemónica en la sociedad. Como afirma Rodrigo, “la efectividad del 
discurso periodístico informativo no está en la persuasión (hacer creer) o en la 
manipulación (hacer hacer), sino sencillamente en el hacer saber en su propio hacer 
comunicativo”(1993: 9). 
 Con todo ello pretendo repasar cualitativamente la coyuntura que desembocó en 
el golpe de Estado centrándome en la arena política en la que se disputa la democracia, 
y en cómo se construyeron las narrativas mediáticas que lo legitimaron o 
deslegitimaron, a partir de la perspectiva de los medios como constructores de la 
realidad social. Con estas aproximaciones, además de analizar el caso hondureño, mi 
investigación está también orientada a problematizar la comunicación para que avance 
hacia la democracia y el empoderamiento de la sociedad civil en América Latina. Para 
 16 
tal empresa me baso, en primer lugar, en mi experiencia de campo en Honduras como 
reportera extranjera durante el golpe de Estado, del 21 de septiembre de 2009 al 15 de 
diciembre y del 17 de enero al 10 de febrero de 2010. Así como en la búsqueda y 
análisis tanto de fuentes primarias como secundarias. 
 Para las fuentes primarias hice una estancia de investigación de 5 meses en 
Honduras durante 2013 en la que realicé treinta y tres entrevistas en campo a actores 
políticos, sociales y mediáticos. Las entrevistas no siguieron un esquema rígido sino que 
a partir de unas ideas generales fue adaptando el cuestionario al sujeto concreto y al 
ritmo de la conversación. Las entrevistas se desarrollaron mayoritariamente en 
Tegucigalpa aunque intenté ampliarlas con actores de otros lados del país; como 
comunidades indígenas, líderes eclesiásticos de provincia o comunicadores de varias 
regiones del país. A continuación enlisto las entrevistas que hice: 
Entrevista a Cargo en el golpe Fecha Ciudad 
Adán Castelar Presentador noticiero Televicentro 06/04/13 Tegucigalpa 
Agujita Caliente 
Fundador 
www.voselsoberano.com 25/05/13 Tegucigalpa 
Álvaro Cálix Investigador 09/03/13 mail (Costa Rica) 
Arnulfo Aguilar Director Radio Uno 06/07/13 San Pedro Sula 
Berta Cáceres Coordinadora COPINH 07/06/13 Siguatepeque 
Bertha Ríos Directora Cofadeh 21/06/13 Tegucigalpa 
Betty Matamoros Altereco 08/06/13 Siguatepeque 
Carlos Enamorado AMARC Honduras 20/06/13 Tegucigalpa 
Carlos H Reyes 
Líder sindical y 
candidato a la 
presidencia por la 
Candidatura 
Independiente 
17/05/13 Tegucigalpa 
Dassaev Aguilar Periodista HRN 24/05/13 Tegucigalpa 
David Romero Director Radio Globo 20/05/13 Tegucigalpa 
 17 
Edgar Soriano Investigador 20/03/13 Tegucigalpa 
Edgardo Escoto Periodista 18/05/13 Tegucigalpa 
Esteban Melendez Coord. Red FIAN 30/04/13 Tegucigalpa 
Eugenio Sosa Investigador 11/04/13 Tegucigalpa 
Fabricio Estrada FNRP - Artistas en Resistencia 15/05/13 Tegucigalpa 
Francisco Ríos Responsable de 
Comunicación del FNRP 
20/04/13 Tegucigalpa 
Giorgio Truchi Periodista extranjero 27/04/13 Tegucigalpa 
Hector Longino Director del Comité por la Libertad de Expresión 02/05/13 Tegucigalpa 
Helen Ocampo Fundadora 
www.hablahonduras.com 
17/05/13 Tegucigalpa 
Ismael Moreno, Padre 
Melo Director Radio Progreso 08/07/13 Progreso 
Joskan Periodista Radio Progreso 08/07/13 Progreso 
Juan Barahona Líder sindical y portavoz del FNRP 23/05/13 Tegucigalpa 
Manuel Gamero Director del diario Tiempo 16/05/13 Tegucigalpa 
Manuel Zelaya Presidente de Honduras 23/05/13 Tegucigalpa 
Miriam Miranda Coord. OFRANEH 12/07/13 La Ceiba 
Oscar Pérez AMARC El Salvador 07/06/13 Siguatepeque 
Patricia Murillo Investigadora 06/07/13 San Pedro Sula 
Sandra Maribel Sánchez Periodista Radio Guacho 14/07/13 Tegucigalpa 
Thelma Mejía IPS noticias 25/04/13 Tegucigalpa 
Víctor Meza Ministro de Gobernación 07/05/13 Tegucigalpa 
Yolani Periodista Radio Progreso 08/07/13 Progreso 
 18 
Yvis Alvarado Periodista Canal 36 28/05/13 Tegucigalpa 
 
 Respecto a las fuentes secundarias uso bibliografía clásica de la sociología y las 
ciencias de comunicación, bibliografía exclusivamente hondureña, documentos 
institucionales (Informe de la Comisión de la Verdad, informes de DDHH y sobre 
libertad de expresión realizados por ONGs, etc.), hemeroteca e Internet. 
 En la hemeroteca consulté los cuatro diarios más importantes que son los que 
más marcan la agenda mediática, pues como el sistema de medios se autorretroalimenta 
es un hecho conocido que pese a la posibilidad de inmediatez que tiene la televisión y la 
radio, estos medios revisan los periódicos y los siguen en cuestiones de coberturas duras 
y temas de investigación. En Honduras hay cuatro periódicos diarios grandes: La 
Tribuna y El Heraldo, editados en Tegucigalpa; y La Prensa y Tiempo, editados en San 
Pedro Sula. La Prensa y El Heraldo son del mismo dueño, Jorge Canahuati Larach, y 
no solo tienen la misma línea editorial sino que comparten mucha información. Así pues 
revisé El Heraldo, La Tribuna y Tiempo, en fechas singulares del gobierno de Zelaya 
hasta el 28 de enero de 2010. No hice un seguimiento detallado sino que consulté las 
coberturas puntuales de algunos eventos conflictivos de su gestión para entender la 
construcción del discurso de tal manera que me sirviese para el contexto y el análisis. 
22 de diciembre de 2007 – Primera Cumbre de Petrocaribe donde participa Honduras, 
en La Habana. 
Del 2 al 8 de enero de 2009 – El 1º de enero el presidente anunció la subida del salario 
mínimo 
Del 20 de junio al 6 de julio de 2009 – Golpe de Estado y días previos y posteriores 
Del 22 al 25 de julio de 2009 – Entrada de Zelaya a la frontera de Honduras con 
Nicaragua 
16 de septiembre de 2009 – Marcha por la independencia de Honduras 
Del 21 al 31 de septiembre de 2009 – Regreso de Zelaya a Honduras, encierro en la 
embajada de Brasil y movilizaciones sociales 
 19 
Del 7 al 31 de octubre – Diálogos Guaymuras para la Reconciliación nacional 
Del 18 de noviembre al 8 de diciembre de 2009 – Cobertura en torno a las elecciones y 
el debate en el Congreso sobre el Regreso de Zelaya 
Del 24 al 30 de enero de 2010 – Toma posesión del presidente Lobo. 
 También consulté el periódico oficial de la administración Zelaya, Poder 
Ciudadano, órgano del régimen. Y el mensual El Libertador, alternativo a todos ellos. 
En Internet tuve acceso a medios digitales como <www.voselsoberano.com>, listas de 
correo como red FIAN e igualmente a la versión digital de periódicos en papel. La red 
también es una gran almacenadora de imágenes y videos de eventos pasados que me 
sirvieron para reconstruir acontecimientos o tener más detalles de algunos hechos que 
solo conozco por la bibliografía. 
Mi período de análisis comprende desde la destitución del presidente Manuel 
Zelaya Rosales el 28 de junio de 2009 hasta la toma de posesión del presidente Porfirio 
Lobo Sosa el 27 de enero de 2010, con quien se da una salida conservadora al golpe de 
Estado. Dado lo extenso del período no hago un seguimiento de prensa sino que escojo 
solo algunos ejemplos en el transcurso de los nueve meses que respondan a momentos 
cumbres de la crisis. Igualmente en algunos hechos puntuales mencionaré algunos 
mensajes radiofónicos por su simbolismo y mayor penetración popular. 
Como alternativas al discurso de los grandes medios me detendré en el análisisde medios afines a la resistencia al golpe de Estado, desde algunos blogs que surgieron 
al calor del golpe como <www.voselsoberano.com>, así como al papel de la comercial 
Radio Globo, que se erigió como una radio movilizadora de la resistencia a nivel 
nacional, pues servía para convocar a las manifestaciones y resquebrajar el discurso 
oficial. También me concentraré en las radios comunitarias, muy arraigadas en las 
comunidades rurales. Además del seguimiento de sus coberturas en las entrevistas a 
reporteros y a su audiencia puse atención no solo a los aspectos individuales y 
colectivos sino también a las lógicas de actuación, los cambios de contexto, lo que no se 
dice y las correlaciones de fuerzas. 
Una de las limitaciones de mi trabajo ha sido la ausencia de un análisis 
cuantitativo propio de contenido de los medios. Su ausencia en el análisis responde a 
 20 
una intención interdisciplinar que no restrinja el estudio a una cuestión de fenómeno. Si 
bien algo cuantitativo podría reforzar ciertas afirmaciones al encontrar patrones de 
cobertura, son los individuos y grupos de individuos quienes finalmente definen la 
realidad al aplicar otros filtros a las lecturas de los medios. Aún así, para suplir esa 
carencia añado los que hizo el Comité Hondureño por la Libertad de Expresión, C-
Libre, y recurro a los antecesores de la teoría de la construcción mediática de la 
realidad, Berger y Luckman cuando afirman que: 
 La realidad se define socialmente, pero las definiciones siempre se encarnan, vale decir, los 
individuos y grupos de individuos concretos sirven como definidores de la realidad. Para 
comprender en un momento dado el estado del universo construido socialmente o los cambios 
que sufre con el tiempo, es necesario comprender la organización social que permite a los 
definidores efectuar sus definiciones. Expresándonos más brutalmente, resulta esencial seguir 
formulando preguntas sobre las conceptualizaciones históricamente disponibles de la realidad 
desde el ‘¿Qué?’ abstracto hasta el ‘¿Quien lo dice?’ sociológicamente concreto (Berger y 
Luckmann, 1998: 149). 
En este sentido en el segundo capítulo profundizo en el análisis político y social de 
Honduras. Mi objetivo es explicar cómo se ha construido localmente el poder, así como 
los condicionantes externos, con especial atención al horizonte interior, es decir, a la 
configuración especial en el seno de la relación Estado-sociedad civil, las relaciones de 
fuerza históricas que dieron paso a la materialidad del Estado hondureño, porque como 
decía Zavaleta “cada historia nacional crea un patrón específico de autonomía pero 
también engendra una modalidad concreta de dependencia” (Zavaleta, 1990: 123). 
 En esa relación Estado-sociedad civil es interesante señalar que pese a la 
condición sociohistórica de dependencia en Honduras, los primeros embates al estado 
liberal oligárquico vienen desde los movimientos sociales, mucho antes de este proceso 
de politización que supuso el golpe de Estado a Zelaya. Me refiero específicamente al 
año 1954, cuando las mujeres reivindicaron su derecho a la ciudadanía en un contexto 
de dictadura y los trabajadores de la bananera realizaron la mayor huelga que ha 
experimentado el país. Claro que al final, aunque la dictadura de Tiburcio Carías cayó, 
se acabó imponiendo la contrarreforma. En Honduras, como en toda América Latina, 
aplica la frase de Borón de que “las reformas han sido resistidas con la tenacidad con 
que se combate a verdaderas revoluciones sociales” (2003: 197). 
 21 
 En los 70 y 80, cuando Centroamérica era un polvorín revolucionario, Honduras 
se convirtió en la base de la contrainsurgencia hacia sus países vecinos y en el 
portaviones de los EEUU. Esa misma contrainsurgencia aplacó las luchas campesinas, 
sindicales y obreras hondureñas que avanzaban tímidamente en los 70. Los 
estadounidenses reforzaron su hegemonía en la república centroamericana y negociaron 
con el gobierno militar y las élites locales una transición a la democracia desde arriba 
que destensara la situación en el país pero que asegurase el control de los poderes 
fácticos. Este pacto de élites se selló en 1981 en la Constitución Hondureña, la misma 
que el presidente Manuel Zelaya quería cambiar y cuya intención detonó el golpe de 
Estado en 2009. 
 La historiografía oficial divide el gobierno de ‘Mel’ –como se llama en 
Honduras a José Manuel Zelaya Rosales– en dos etapas: dos años más moderados y un 
giro hacia la radicalización después de la inserción en Petrocaribe, fruto de la influencia 
de las tendencias políticas de sus apoyos extranjeros. En mi opinión, se trata más bien 
de una progresión, del creciente empoderamiento de un presidente muy personalista que 
no podía gobernar en un Estado asfixiado económicamente si no era negociando con el 
resto de poderes, especialmente los informales. 
 Durante el golpe de Estado entrevisté a Manuel Zelaya por teléfono, pero la 
primera vez que lo vi directamente hablar en público fue en agosto de 2012, durante el 
Congreso Centroamericano de Sociología celebrado en la Universidad Nacional 
Autónoma de Honduras. Ya no era presidente sino el coordinador del entonces reciente 
y flamante partido Libertad y Refundación, LIBRE. Fue el evento que causó más 
expectación durante todo el congreso, algo que habla de su carisma y popularidad. Ante 
un auditorio abarrotado mayormente de jóvenes estudiantes y de algún que otro 
sociólogo consolidado, el expresidente espetó: “Yo, que vengo de la derecha más 
recalcitrante, ya me di cuenta que eso no sirve, el camino es el socialismo del siglo 
XXI”2. No supo explicar exactamente de qué se trataba su proyecto socialista pero con 
ese exabrupto sintetizó, tal vez sin ser consciente de ello, el progresivo giro de su 
gobierno y una de las principales causas del golpe de Estado. El tono personalista y 
dirigente o el gesto altanero que revela también su autoritarismo, eran una muestra 
 
2 Esta declaración fue realizada el jueves 30 de agosto de 2012 en una de las ponencias del XIII Congreso Centroamericano de 
Sociología, Estado, Sociedad y Cambio social en Centroamérica, celebrado en Tegucigalpa entre el 27 y el 31 de agosto de 2012. 
 22 
condensada de los elementos que jugaron un papel importante en la gestación del golpe 
contra el gobierno de Mel. 
 ¿Cómo un cacique de abolengo y del Partido Liberal cimbró ese pacto de élites y 
polarizó al país al convertirse en un estandarte de la izquierda latinoamericana? Eso es 
lo que explico como antecedente directo al golpe. Zelaya es un personaje disruptivo en 
esa suerte de sainete donde se sucedieron los golpes de barraca y desmanes según los 
intereses de las clases dominantes que es la evolución política hondureña. Aún con esas 
formas que lo distanciaban de la cultura política histórica en Honduras, Zelaya desafió 
más simbólica que realmente a los poderes fácticos y con ello comenzó su 
enfrentamiento con los medios hegemónicos. 
 En la medida en que fue cambiando su discurso los medios le fueron golpeando 
cada vez más fuerte y dibujaron a un presidente que rompía con las reglas de la 
democracia, cuando en la realidad su proyecto de Asamblea Constituyente apostaba por 
una democratización de Honduras con la participación de las clases populares, algo 
nunca visto en el país. 
 Desde meses antes del 28 de junio del 2009 los dueños de los medios se 
posicionaron con la bancada de diputados, la Corte Suprema y el Ejército para construir 
el discurso de enfrentamiento contra el presidente Zelaya, movilizar a sus opositores y 
encumbrar a los dirigentes golpistas. Mientras, acallaban la voz de quienes apoyaban las 
decisiones del Ejecutivo. Esas coberturas fundamentaron que el 28 de junio y durante 
los nueve meses que duró –estrictamente– la crisis, los grandes medios la presentaran 
como una sucesión constitucionallegal –la misma palabra que usaban los golpistas– y 
abonaran el maquillaje constitucional de un golpe de Estado con todo tipo de 
argumentos. No se esperaban una oposición masiva que, conectada entre ella y a las 
redes sociales, deslegitimase su versión y pusiese en jaque su credibilidad. 
 La primera disidencia en el discurso mediático golpista vino de la comunicación 
interpersonal mediada: celulares, redes sociales y listas de información empezaron a 
funcionar desde ese mismo 28 de junio. El boca oreja, antes posible solamente en un 
mismo espacio físico, se expandió con las telecomunicaciones como ya se extendía 
mediante otros canales y símbolos que abrían brecha allá donde los medios callaban. 
 23 
 El domingo 28 de junio era el día que debía celebrarse la Encuesta Nacional para 
que los y las hondureñas expresaran si estaban de acuerdo en que en las elecciones 
generales del 29 de noviembre se instalara una ‘‘cuarta urna’’ para votar si sí querían o 
no la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente. Para evitarlo el ejército 
irrumpe alrededor de las cinco de la madrugada en la residencia personal del presidente 
Zelaya, lo captura y lo lleva a la base militar de Soto Cano donde operan conjuntamente 
la Fuerza Aérea Hondureña y la misión estadounidense Fuerza de Tarea Conjunto 
Bravo. De ahí sería expatriado a Costa Rica. 
 Una de las primeras cosas que hizo Manuel Zelaya cuando escuchó los disparos 
en la puerta trasera de su casa fue llamar por teléfono, según él mismo ha reconocido. 
Con su celular avisó inmediatamente de que estaban perpetrando un golpe de Estado. 
Esto hubiera sido impensable en otra época. Los cambios tecnológicos acontecidos en la 
Sociedad de la Información y el Conocimiento han puesto los hechos comunicativos en 
el centro del análisis social. Aunque en nuestros países existen importantes brechas 
digitales, tanto en la dimensión tecnológica como en la cognoscitiva (Crovi, 2004), estas 
tecnologías de la información y la comunicación han aumentado exponencialmente 
nuestra capacidad de interacción, aun cuando suelen consumirse de una manera 
individual y en muchos casos potencian el individualismo. Por ejemplo, en ese preciso 
momento el celular fue una ventana al espacio público. Aunque el mandatario hizo 
llamadas a individuos y no entró en directo a algún medio masivo –self media en 
oposición a los massmedia– empezó la cadena que comunicó el golpe de Estado. El 
corre-ve-y-dile mediatizado se encargaría del resto. Y aún cuando los latifundios 
mediáticos decidieron no hablar del asunto, la multiplicación de las voces gracias a las 
nuevas tecnologías impidieron mantener una versión monopólica de los hechos, incluso 
cuando el golpismo cerró los medios de comunicación. 
 El movimiento social se apropió de las nuevas tecnologías y las usó para 
prácticas inherentes a la movilización como la organización misma. Si en el fallido 
golpe de Estado en la Venezuela de 2002 salió la consigna ‘La revolución no será 
televisada’ y en la primavera árabe se usó ‘La Revolución será twitteada’, en Honduras 
en 2009 la Resistencia fue smseada y facebookeada pero también blogueada y 
streameada. 
 24 
 Más allá del uso de las tecnologías, la movilización en sí se convirtió en un canal 
de comunicación. El uso de una camiseta roja ya era un signo identificativo de 
adscripción a la Resistencia y una pequeña práctica comunicativas en un contexto de 
dictadura. 
 El golpe de Estado polarizó a la sociedad de una manera, yo diría, germinante 
porque detonó un proceso de politización social sin precedentes y que rebasa lo 
acontecido en el 2009. Los tiempos de la historia son largos y si miramos ahora, 6 años 
después, vemos que algo diferente se mueve en Honduras y el pósito podría ser esa 
experiencia de resistencia al golpe de Estado. 
 Aunque ahora aparezcan nuevos liderazgos que no destacaron entonces, su 
germen está en el sujeto político que se movilizó en 2009 y que consiguió dejar una 
esperanza de cambio en el horizonte de lo posible. Porque aunque no derrocaron el 
golpe sí tuvieron muchos logros político-comunicativos. El primero y más importante es 
no haber dejado que la versión que se difundiera fuera la de que no hubo ningún golpe 
de Estado, ni a nivel internacional ni nacional. Y pusieron contra las cuerdas al gobierno 
de facto, cuyos funcionarios, por cierto, siguen amonestados por la comunidad 
internacional. 
 Como señalé al principio, esta investigación surge de mi experiencia en el país 
como reportera independiente en la parte final del golpe. Aunque mi mirada ahora es 
muy diferente, esta participación directa anterior me ofreció la posibilidad de vivir en 
tiempo presente algunos acontecimientos que abonaron el terreno de mi comprensión y 
análisis de lo sucedido durante el golpe de 2009. Asimismo las reflexiones compartidas 
durante toda la maestría y los conocimientos acumulados en cada una de las asignaturas 
se vieron apuntalados por una estancia de investigación de cinco meses en Honduras 
entre febrero y junio de 2013. El regreso a campo permitió no solo la consulta de las 
fuentes sino el entendimiento de los procesos y su impacto en la vida cotidiana de los y 
las hondureñas. Todo ello está vertido en esta tesis con mi más honesto compromiso 
intelectual y profesional. 
 
 
 25 
CAPÍTULO I. 
APROXIMACIONES TEÓRICAS AL ESTUDIO DE LA COMUNICACIÓN EN 
LA DISPUTA POR LA DEMOCRACIA. 
Los medios de comunicación son un actor privilegiado en cualquier conflicto político, 
los procesos actuales no se pueden entender sin tener en cuenta su representación 
mediática. Es a través de los distintos medios como conocemos qué pasa a nuestro 
alrededor, son nuestra ventana al mundo (Tuchman, 1983). Son las mediaciones que nos 
conectan socialmente, incluso con el poder político-institucional (Martín Barbero, 
1987). Su capacidad de incidencia es tal, que todos los sujetos políticos, institucionales 
o no, hacen eventos con el solo fin de ganar titulares o segundos en el aire y convertirse 
así en productores de realidad. 
 En el golpe de Estado en Honduras de 2009, los medios tuvieron un rol 
primordial en la construcción de la crisis política y generaron procesos de legitimación 
de la misma. Sin embargo, un proceso de resistencia popular genuino en el país se erigió 
contra el golpe y puso su consolidación en jaque durante meses. La crisis institucional 
provocó también la caída de máscaras de los poderes fácticos, donde se incluyen los 
medios. El golpe de Estado fue, también, una batalla simbólica y comunicativa. 
 Intentar aproximarme a este objeto de estudio como latinoamericanista significa 
ver el golpe de Estado desde una perspectiva regional y teórica más amplia, pero sin 
perder de vista el contexto centroamericano y el hondureño específicamente. Mi 
primera línea de investigación parte de un análisis de larga duración; el contexto socio-
histórico de la cultura política en Honduras para desentrañar los procesos que 
desembocan en el golpe de Estado. Mi propósito es explicar cómo se llega a esta crisis 
política y cuáles son sus características específicas y sus excepcionalidades. Teniendo 
como horizonte la multiplicidad de variables que confluyeron en la crisis, me detendré 
especialmente en uno de sus actores, los medios de comunicación masivos, en el 
análisis de su papel y el poder desplegado, así como en el empoderamiento mediático de 
la ciudadanía como forma de resistencia. 
 El reto teórico-metodológico es superar los límites disciplinarios para 
profundizar en las relaciones comunicativas y culturales en seno de la disputa 
 26 
democrática. Abrir la puerta a la interdisciplina no supone solapar conocimientos 
obtenidos fragmentaria y paralelamente, ni hacer una mezcolanza de libre albedrío. 
Tampoco se trata de subordinar las ciencias de la comunicación a otras disciplinas, 
como se ha venido acostumbrando enlas ciencias sociales, sino de abordar la 
complejidad de los fenómenos sociales, políticos, comunicativos y culturales que se dan 
en el seno de nuestras sociedades. 
 En este primer capítulo me propongo apuntalar algunos conceptos que me 
pueden resultar útiles como instrumentos interpretativos para el objeto de estudio y que 
insertan el estudio de caso en una perspectiva latinoamericanista. Sin pretensión de 
exhaustividad, el objetivo es presentar las diferentes corrientes teóricas que servirán de 
apoyo a lo largo de la tesis y ver cómo se entrelazan entre sí para aportar claridad a la 
problemática que nos convoca. Finalmente, la realidad socio histórica tiene múltiples 
significados y eso lo sabemos bien los comunicólogos. Hay ciertos hechos objetivables, 
pero no hay una única realidad, sino que ésta se modula según la lente del observador. 
Como investigadora quiero explicitar los filtros que he usado para aprehender la crisis 
hondureña, como un ejercicio de conocimiento situado que arroje claridad respecto a la 
subjetividad que construye el hilo argumental de esta tesis. 
1. LOS MEDIOS EN LAS CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN: MANIPULADORES, DISTRACTORES, 
ORDENADORES, ALTAVOCES O MAQUINARIA DEL ENGRANAJE. 
En el último siglo asistimos a una verdadera revolución de las comunicaciones que las 
ha colocado en el centro del desarrollo económico y social de la gran mayoría de los 
países. Atraviesan la interfase entre el régimen político, la economía política, la cultura 
y la sociedad civil, en este sentido: 
Los massmedia constituyen al mismo tiempo un importantísimo sector industrial, un universo 
simbólico objeto de consumo masivo, una inversión tecnológica en continua expansión, una 
experiencia individual cotidiana, un terreno de enfrentamiento político, un sistema de 
mediación cultural y de agregación social, una manera de pasar el tiempo, etc. (Wolf, 1989: 
11). 
Ante esta multiplicidad de características, los estudios de la comunicación también los 
han visto desde múltiples perspectivas dando interpretaciones muy diversas entre sí. 
Esto, sumado a las reticencias de las ciencias sociales a considerar las teorías de la 
 27 
comunicación como parte de una disciplina autónoma, hace que la investigación 
comunicativa sea todavía hoy un complejo y vasto campo de pensamiento en los límites 
de muchas otras disciplinas. 
 Los primeros estudios datan de la época de la Europa de entreguerras, con la 
popularización de la radio. Desde entonces, los estudios han pasado por dos grandes 
etapas: en un primer momento las investigaciones se podían clasificar en dos grandes 
bloques; la investigación ‘administrativa’ o estadounidense, claramente empírica y 
enfocada en objetos de estudios inherentes al sistema de los medios, y la ‘crítica’ o 
europea, más teórica y centrada en las relaciones entre el sistema social y los medios de 
comunicación. A partir de los años 70 se supera esa contraposición y se da un 
acercamiento entre estas dos posturas, además de que aparecen nuevas teorías 
provenientes de otras disciplinas que también ayudaron a distender el ambiente de 
enfrentamiento y estancamiento. Actualmente el análisis mediático se sitúa en la 
confluencia de estas dos tradiciones. El enfoque teórico de esta tesis se encuentra 
justamente en este cruce. Es por ello que creo pertinente realizar un breve recorrido por 
las principales líneas de la investigación comunicativa3, deteniéndome principalmente 
en los enfoques que utilizaré como marco teórico por los aportes al trabajo de 
investigación, como disciplina y fenómeno. 
1.1. La investigación administrativa: de Lasswell a McLuhan 
Los primeros estudios sobre los medios aparecieron al calor de la emergencia de la 
sociedad de masas. Aunque este fenómeno ha sido ampliamente discutido y 
controvertido, los procesos de industrialización, la revolución en los transportes y la 
difusión de valores formales de igualdad y libertad determinaron algunos rasgos 
comunes de la estructura de las masas y su comportamiento. Mauro Wolf, en una 
cuidadosa sistematización sobre la investigación en la comunicación de masas que 
publicó en 1985 –dos años después en español– argumenta que: 
las masas están constituidas por una agregación homogénea de individuos que -en cuanto 
miembros- son sustancialmente iguales, no diferenciables, aunque procedan de ambientes 
distintos, heterogéneos, y de todos los grupos sociales. Las masas además se componen de 
personas que no se conocen, espacialmente separadas unas de otras, con escasas o ninguna 
 
3 Para saber más sobre teoría de comunicación recomiendo la compilación histórica contenida en: Mauro Wolf, (1989) 
La investigación de la comunicación de masas. Barcelona. Paidós. 
 28 
posibilidad de interactuar. Finalmente las masas carecen de tradiciones, reglas de 
comportamiento, liderazgo y estructura organizativa (Wolf, 1989: 29). 
Esta definición está en la base de la teoría de la aguja hipodérmica, muy en boga en el 
período europeo de entreguerras y que ve a la audiencia como una simple receptora de 
mensajes masivos y manipulada por los medios. Una concepción que será superada por 
la sociología funcionalista, donde se ubica Harold D. Lasswell, uno de los padres 
fundadores de la investigación en comunicación por sus trabajos sobre la propaganda 
política en la I Guerra Mundial. Lasswell es el primero en establecer un modelo 
metodológico para estudiar el proceso comunicativo, y responde a las siguientes 
preguntas: “¿quien, dice qué, a través de qué canal, a quien y con qué efecto?” 
(Lasswell, 1948, citado por Wolf, 1989: 30). Cada una de estas variables define y 
analiza un sector específico de la investigación: los emisores, los mensajes y los efectos. 
Parte de la idea de estímulo-respuesta de la psicología conductista por lo que ve los 
procesos comunicativos totalmente asimétricos, con un emisor activo que produce el 
estímulo de una manera intencional hacia una masa pasiva de destinatarios, en las que 
se logra un cierto efecto que da lugar a comportamientos determinados. En este 
esquema, los papeles de comunicador y destinatario aparecen aislados, como si fuesen 
independientes de las relaciones sociales, situacionales o culturales (Wolf, 1989). 
 Este modelo, muy cuestionado, ha permanecido en posiciones tan contrapuestas 
como aquellas que ven en los medios un pilar de la democracia y las que los ven como 
agentes diabólicos para la manipulación, aunque ambas presuponen que los mensajes 
producen respuestas inmediatas. Sin embargo, en la investigación en comunicación 
pronto se explicitó que la influencia de los medios se matiza por el contexto de los 
usuarios, que no son pasivos y emiten sus propios juicios. Los primeros aportes que 
avanzaron en esta dirección vinieron de Paul Lazarsfeld y sus colaboradores en la 
Universidad de Columbia. En la década de los 40’s estudiaron empíricamente la 
influencia de los medios entre los votantes y desmontaron esta visión autómata de la 
audiencia para sostener que los efectos de los medios son limitados. Mientras la teoría 
hipodérmica hablaba de manipulación y propaganda, esta teoría habla de ‘influencia’ no 
solo de los medios sino de las relaciones sociales. Las comunicaciones masivas son solo 
un elemento de estas relaciones. En sus análisis, evidenciaron la existencia de otros 
factores más allá de los medios en la decisión del voto, como la percepción y retención 
selectivas, la exposición, la disonancia cognoscitiva, las categorías sociales y la 
 29 
influencia de los grupos y líderes de opinión. En este último punto fue en el que 
pusieron más énfasis y sustentaron la teoría de los ‘efectos de los medios como flujo en 
dos etapas’, en la cual Paul Lazarsfeld y Elihu Katz (1955) argumentan cómo la gente 
nos adscribimos a grupos de pertenencia y son los líderes de opinión de estos grupos –
generalmentemejor informados que el resto–, quienes mediatizan la descodificación del 
mensaje de los medios entre la sociedad (Crovi, 1995). 
 A partir de ahí comienzan a aparecer otras teorías, como la de los ‘usos y 
gratificaciones’ (derivada de la perspectiva funcionalista), en la cual la pregunta inicial 
no está en los mensajes o en los efectos, sino en las funciones de los medios; es decir, 
en saber por qué la gente recurría a los medios de comunicación. Para los funcionalistas, 
los medios cumplen ciertas funciones que gratifican al público. Afirman que la 
influencia de las comunicaciones de masas solo se puede comprender en tanto le sirve al 
público 
 El receptor es también un iniciador, tanto en el sentido de dar origen a mensajes de retorno, como 
en el sentido de realizar procesos de interpretación con un cierto grado de autonomía. El receptor 
‘actúa’ sobre la información de la que dispone y la ‘usa’ (McQuail, 1979: 17). 
Desde este punto de vista, aun manteniéndose una comunicación asimétrica, se 
reconoce al destinatario como un sujeto comunicativo activo. McQuail además, 
establece cuatro funciones o gratificaciones principales que los medios proporcionan a 
sus destinatarios: 1) informarse, 2) afirmar su identidad, 3) integrarse e interactuar 
socialmente, y 4) divertirse (McQuail, 1979). En esta concepción los medios ya no 
resultan tan negativos, ni los efectos tan perniciosos. Aunque podríamos calificar esta 
teoría de demasiado inocente o funcional al sistema mediático, su virtud fue que 
empezó a analizar los medios en la cotidianidad, más allá de momentos excepcionales 
como unas elecciones o una guerra. 
 El último resabio de la investigación administrativa son las propuestas, ya en la 
década de los 70’s, de Marshall Mcluhan y resumidas en el conocido enunciado: “el 
medio es el mensaje”. Lo esencial en la comunicación no son los discursos sino los 
medios mismos, su materialidad. El medio y su mensaje no pueden funcionar 
aisladamente, uno contiene a otro y lo determina. También traslada esta idea a la 
historia cultural de las sociedades y establece una división de la historia de la 
 30 
humanidad según la evolución de las comunicaciones, entendiendo la estructura de los 
medios como una especie de sistema nervioso de la humanidad. Es Mcluhan quien 
acuña tempranamente el tan popular término de “aldea global”, en la cual todos estamos 
intercomunicados y los medios son un nuevo espacio simbólico donde se reconstruyen y 
destruyen los procesos de la vida cotidiana. 
 Las críticas que se le hacen a Mcluhan van en la misma dirección que las que se 
le hacen a la investigación administrativa como bloque. El francés y contemporáneo 
Bernard Miége en su revisión teórica sobre los estudios de comunicación El 
pensamiento comunicacional (1996) le acusa de sufrir “cierto optimismo 
norteamericano teñido de humanismo” (Miége, 1996: 46). El libro recoge el 
cuestionamiento general sobre la falta de consideración de los conflictos de interés y la 
intervención de las fuerzas sociales en la evolución de los medios de comunicación. La 
globalización es la globalización del capital, no de las personas, y la generalización de 
los sistemas de comunicación ha llevado emparejada la extensión de la hegemonía 
cultural occidental sobre el resto del mundo aunque cada contexto local se reapropie de 
estos procesos locales de manera diferente. 
1.2. Perspectivas de la teoría crítica: de la Escuela de Frankfurt a la Economía Política 
de la Comunicación 
A los desarrollos teóricos presentados se opuso frontalmente la teoría crítica. Como 
subrayó Wolf, la teoría crítica representó en su momento “el abogado del diablo de 
muchas communication research, la pars destruens del tipo de conocimiento que se iba 
elaborando trabajosamente en el ámbito administrativo” (1989: 90). Se gestó en la 
Escuela de Frankfurt, desde donde intelectuales alemanes como Horkheimer, Adorno, 
Marcuse, entre otros, rompieron paradigmas en todas las ciencias sociales. Cuestionaron 
la legitimidad de la ciencia como productora de verdad y mostraron al conocimiento 
científico como producto de las condiciones históricas, sociales y políticas. En este 
sentido se opusieron a la fragmentación disciplinaria de la investigación y practicaron 
una teoría de la sociedad como un todo que a la vez implicase una valoración crítica de 
la propia elaboración científica. 
 Respecto a la comunicación de masas, la Escuela de Frankfurt establece una 
teoría de orientación marxista que parte de la idea de las industrias culturales como 
 31 
sistema y forma de dominación (Horkheimer y Adorno, 1947). En las industrias 
culturales el proceso de trabajo integra todos los elementos, cada una de las ideas forma 
parte de la producción y ellas mismas determinan qué se consume, excluyendo todo lo 
nuevo en tanto supone un riesgo en el proceso. Prima la eficacia sobre los contenidos y 
convierte a la audiencia en meros consumidores, prisioneros de la industria. No somos 
protagonistas sino objetos de esta, un eslabón más del proceso de producción capitalista. 
Así, “[e]l pretendido contenido es tan sólo una pálida fachada; lo que se imprime es la 
sucesión automática de operaciones reguladas. Del proceso de trabajo en la fábrica o en 
la oficina sólo se puede escapar adecuándose al mismo en el ocio” (Horkheimer y 
Adorno, 1947: 148). 
 En lo que a los efectos de los medios se trata, la industria cultural nos seduce en 
varios niveles de la psique, desafiando, a través de mensajes ocultos, las resistencias 
psicológicas de los espectadores. Elimina su subjetividad propia a favor de una 
pseudoindividualidad que nos vincula con la sociedad. En este sentido, sus teóricos 
ponen a discusión la finalidad de los medios y los presentan como control psicológico y 
norma social: “no habría que estudiar la actitud de los oyentes sin considerar en qué 
medida dichas actitudes reflejan esquemas más amplios de comportamiento social, y 
más aún, en qué medida son condicionados por la estructura de la sociedad considerada 
como un conjunto” (Adorno 1971:261 citado por Wolf, 1989: 104). 
 Actualmente, la Escuela de Frankfurt tiene dos grandes exponentes, Habermas y 
J.B. Thompson. Este último define a la comunicación masiva como la producción 
institucionalizada y difusión generalizada de bienes simbólicos a través de la fijación y 
transmisión de información o contenido simbólico. Aunque las industrias culturales no 
son las únicas que producen estos bienes, son las que mayor impacto tiene en nuestra 
cotidianidad. Los medios son unas de las instituciones más arraigadas en la construcción 
del poder simbólico. Son los que tienen “la capacidad de intervenir en el transcurso de 
los acontecimientos, para influir en las acciones de los otros y crear acontecimientos 
reales, a través de los medios de producción y transmisión de las formas simbólicas” 
(Thompson, 1998: 34). Ahí mismo, para analizar las organizaciones sociales y el 
cambio social, Thompson crea una estructura de referencia que divide el poder 
económico (recursos materiales y financieros), del político (autoridad), militar (fuerza 
física y armada) y simbólico (comunicación). 
 32 
 La teoría crítica puso todo el énfasis en las relaciones entre el sistema social y 
los medios, enfrentándose directamente a la corriente administrativa que ya vimos como 
se interesaba específicamente en los medios y no tanto en las audiencias y 
consumidores. La teoría crítica tuvo una gran recepción en América Latina durante los 
sesenta y setenta, resultando en análisis y propuestas centradas en las problemáticas 
locales y nacionales con perspectivas emancipatorias. Algunos de los autores más 
relevantes de esta época en la región fueron Antonio Pasquali o Fernando Reyes Mata4. 
 Es bajo esta perspectiva que surge el reclamo por un Nuevo Orden Mundial de la 
Información y la Comunicación, NOMIC por sus siglas.El Movimiento de Países No-
Alineados, donde se integran muchos latinoamericanos en los 70, reafirma el ser 
nacional y para ello reivindica un nuevo ordenamiento económico y político 
internacional más equilibrado. Aparece la demanda de descolonizar también la 
comunicación a través flujos informativos más igualitarios. Esta necesidad se canalizó 
en el Informe de la UNESCO Un solo mundo voces múltiples (1980), más conocido 
como Informe MacBride por el nombre del irlandés Sean McBride, quien encabezó la 
comisión encargada de redactarlo 5 . El llamado asume la convicción de que la 
información y la comunicación constituyen un elemento esencial en las relaciones 
internacionales, necesario para avanzar en la democracia, la soberanía y el libre 
desarrollo. Sin embargo, como señala Crovi, el NOMIC fue: 
un esfuerzo inconcluso que como sabemos, tiene en el Informe McBride, su punto más álgido y 
visible. El documento, plagado de intenciones y buenos deseos pero con pocos planteamientos 
concretos para dar respuesta a los reclamos, nos dejó no sólo una asignatura pendiente, sino 
una suerte de bola de nieve que fue creciendo alimentada con todo tipo de exclusiones e 
inequidades tanto en lo informativo, como en lo formativo y en lo cultural (Crovi, 2004: 5-6). 
Ahora, 30 años después, se mantiene la situación de dependencia en materia 
comunicativa e investigativa y se incrementan los procesos de aculturación. Pero 
también se multiplican las resistencias y la cooperación Sur-Sur. La comunicación 
alternativa, el papel de la memoria histórica o la ampliación del protagonismo de la 
sociedad civil en la construcción democrática sigue formando parte de las líneas de 
investigación de los comunicólogos latinoamericanos, pues la temprana implantación 
 
4 Para ampliar la referencia véase: Miquel de Moragas Spa, (1984) Teorías de la comunicación, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, 
2da. Edición, pp. 199-208. 
5 Reyes Mata fue uno de los miembros del Comité Asesor Permanente de dicho informe. 
 33 
del neoliberalismo económico vino emparejada de concentración empresarial, 
desregularización del sector y desaparición de los medios públicos junto a una 
ampliación de la brecha digital con la evolución de las nuevas tecnologías. 
 La evolución del capitalismo en su fase tardía puso a la comunicación y la 
información en el centro del proceso productivo. Las rápidas transformaciones 
tecnológicas y sociales desarrollaron una sociedad global de la información cuyo 
alcance planteó nuevos dilemas éticos, económicos y políticos. Ante esto, aparece en el 
último cuarto del siglo XX, la Economía Política de la Comunicación, una perspectiva 
que parte de la crítica desde la economía política y se nutre de la noción de industria 
cultural de la teoría crítica. Con estos dos grandes referentes teóricos, su enfoque 
introduce la dimensión económica y política en el estudio de los fenómenos de 
información y comunicación para desentrañar cómo opera el negocio de la 
comunicación. Su mayor énfasis se centra en la concentración de la propiedad de los 
medios que forman grandes grupos económicos transnacionales, los flujos desiguales de 
productos culturales y los fenómenos de dominación que resultan de estos procesos 
(Miége, 1996). La Economía Política de la Comunicación parte de tres procesos para la 
investigación comunicativa: 
• Mercantilización, entendida como la transformación del valor de uso por el valor de 
cambio en el mercado. Ya la Escuela de Frankfurt había teorizado sobre cómo el 
valor significante de los productos de la industria cultural está dominado por su 
carácter de mercancía. Su valor de cambio impone la generalización de lo 
homogéneo. 
• Espacialización, el proceso de trascender los límites geográficos a través de los 
medios masivos y las tecnologías de la comunicación. Por ejemplo, un 
acontecimiento en Honduras puede llegar a nuestro salón a través de la televisión, así 
como también las grandes compañías organizan su estructura empresarial 
globalmente a través de las nuevas tecnologías de la comunicación. 
• Estructuración, el proceso de organizar las relaciones sociales alrededor de la clase 
social, el género o la etnia. Por ejemplo, el acceso a los medios y las nuevas 
tecnologías de la comunicación viene determinado, entre otras cosas, por las 
desigualdades en el ingreso (Mosco, 2006: 58). 
 34 
Sin embargo, la reducción del proceso de significación social de la comunicación a las 
reglas universales del mercado es cuestionable si analizamos el proceso cultural desde 
el ángulo político. El principal legado de la investigación regional fue desafiar las 
premisas fundamentales del modelo desarrollista, particularmente su determinismo 
tecnológico y la omisión de prácticamente cualquier interés en las relaciones de poder. 
Asimismo se focalizó en las desigualdades persistentes en los sistemas de 
comunicaciones, particularmente en el acceso a los medios de comunicación y la 
reproducción de dichas desigualdades en las instituciones sociales (Mosco, 2006). 
 Miége (1996) señala como autores pioneros de esta corriente al estadounidense 
Herbert Y. Schiller y al europeo Dallas Smythe. Sin embargo, los autores más 
reconocidos actualmente son los europeos Armand y Michéle Mattelart y el canadiense 
Vincent Mosco, quienes desarrollan un enfoque multidisciplinar que insiste también en 
los aspectos geoestratégicos o socioculturales. En América Latina destacan nombres 
como César Bolaño, Valério Cruz Brittos o Ramón Zallo. Su trabajo teoriza sobre el 
funcionamiento de las industrias culturales, discute la propiedad de los medios en la 
región, apuesta por avanzar en políticas de comunicación más democráticas y por un 
contexto internacional más justo en la distribución de la comunicación, convirtiéndose 
en uno de los paradigmas incipientes que analizan la comunicación en América Latina. 
 Concretamente para el estudio del panorama mediático de Honduras es 
imprescindible la contribución del periodista e investigador social Manuel Torres 
Calderón, quien ha trabajado en esta misma dirección. Torres Calderón define a 
Honduras como una “democracia mediatizada” (Torres Calderón, 2007) y describe el 
Estado patrimonial donde los medios tienen un peso político enorme y donde las leyes 
comunicativas ponen a los intereses privados por sobre de los públicos. 
1.3. Los culturalistas: de la Escuela de Birminghan a las Mediaciones 
Simpatizantes con la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt pero desde un enfoque 
sociocultural, no podemos obviar a los Estudios Culturales de la Escuela de 
Birmingham. A mediados del siglo XX, un grupo de británicos bajo la dirección de 
Richard Hoggart primero y Stuart Hall posteriormente, pusieron en evidencia el vínculo 
entre los medios, la cultura, las relaciones de poder y las estrategias de cambio social. 
Entendieron que la cultura no es un práctica sino que es transversal a las prácticas y a la 
 35 
suma de sus interrelaciones. Vieron a los medios masivos como parte activa de esta 
atribución colectiva de sentido. 
 Explicitaron la naturaleza estandarizada de la cultura, reductiva, que favorece el 
status quo, pero a la vez también contradictoria y variable. A diferencia de la teoría de 
la conspiración de los media, la Escuela de Birmingham enfatiza el carácter complejo y 
dinámico de los medios y de la cultura y evidencian la continua dialéctica entre sistema 
cultural, conflicto y control social. Así, asumen que el comportamiento del público está 
orientado por factores estructurales y culturales que a su vez influencian el contenido de 
los medios (Wolf, 1989). En este sentido fueron muy valiosos los estudios sobre la 
recepción de los medios por parte de la clase obrera inglesa elaborados por Richard 
Hoggart, así como las aportaciones de Raymond Williams, Edward P.Thompson y 
Stuart Hall, de clarainfluencia marxista aunque desde las humanidades y la lingüística. 
 Sus críticos les cuestionan este enfoque sectorial que descuida la historia y la 
economía pese a su análisis marxista. Armand Mattelart, heredero de la Escuela de 
Frankfurt y pilar de la Economía Política de la Comunicación, en su Introducción a los 
estudios culturales (2004) –escrita junto a Érick Neveau–, señala que las aportaciones 
de la Escuela de Birmingham a veces se entroncan con la “exégesis marxológica más 
soporífera” (2004: 74). No obstante, en el mismo libro ambos autores rescatan cuatro 
dimensiones del análisis de la cultura y la problemática del poder que me interesan para 
el análisis: 
1. Ideología. Sobre cómo el sistema de valores y sus representaciones intervienen en los 
procesos de resistencia o aceptación del orden establecido. Los discursos y los símbolos 
pueden ofrecer a las clases populares una conciencia de su propia identidad y de su 
propia fuerza, o dirigirlas hacia la enajenación y la aceptación rasa de las ideas 
dominantes. 
2. Hegemonía (en el sentido gramsciano), es decir, la capacidad de la clase dominante 
de proyectar su propia visión del mundo y sus patrones culturales, de modo que las 
clases subalternas las acepten como normales y naturales, generando una actitud de 
consenso. Esta dinámica no implica una aceptación pasiva de la hegemonía dominante, 
sino que da lugar al concepto de lucha ideológica. Aunque Gramsci no hable 
específicamente de los medios de comunicación, Mattelart se refiere a ellos como una 
 36 
arena de lucha privilegiada en términos ideológicos. 
3. Resistencia. El uso frecuente del término pone a discusión la especificidad del poder 
que pueden ejercer las clases populares. Lejos de ser unos ‘idiotas culturales’ las clases 
populares utilizan un repertorio amplio para oponerse a la dominación. 
4. Identidad. La escuela de Birmingham empezó a considerar las identidades colectivas 
como factor clave para la investigación. Además superó el concepto de clase para 
incluir otras variables identitarias como el género, la etnia o la sexualidad (Mattelart y 
Neveau, 2004) 
 El Glasgow Media Group, heredero de sus colegas ingleses retoma el concepto de 
ideología para relacionarlo directamente con la producción informativa. Los medios de 
comunicación convencionales son el brazo cultural del orden informativo del cual 
proceden y su negocio principal es vender la jerarquía social existente a los 
consumidores (Gerbner, 1976). Enzensberg (1974) extiende la metáfora hablando de los 
procesos de comunicación contemporáneos como de la industrialización de la mente. 
Afirman que los medios de comunicación masiva limitan los marcos dentro de los que 
se debaten las cuestiones públicas y de esa manera angostan las alternativas políticas 
disponibles. Esos límites no son herméticos sino que pueden permitir la expresión de 
alguna opinión que disiente, especialmente para dar credibilidad al mismo medio o 
diferenciarse de la competencia. En relación a este contenido crítico, Xavier Giró 
expone en su Teoría de las grietas (2004), que pese a lo dicho hasta ahora también en 
los grandes medios aparecen periódicamente reportajes y artículos de opinión que 
ofrecen visiones alternativas a las hegemónicas. 
 Giró pone el ejemplo de un programa televisivo; es prácticamente imposible que 
sea explícitamente anticapitalista pero si puede ser que, en el contexto de un programa 
crítico con el desorden capitalista y la pobreza que genera, aparezcan algunas voces que 
sí sean explícitamente anticapitalistas (Giró, 2004). O en los diarios, los domingos y los 
lunes se publican piezas más largas, superiores a las 70 líneas, en forma de reportaje o 
análisis de opinión que integran análisis de temas a profundidad, contexto y otras 
temáticas fuera de la novedad, que deben quedar hechas en días laborables y no 
caducar, que pueden ir incluso contracorriente. Así como subraya Giró: 
 37 
Se trata de un efecto combinado, producto de la misma naturaleza capitalista de los medios y 
del discurso que los legitima. Por una parte, como hemos apuntado antes, la rentabilidad 
económica, que es una condición necesaria para la supervivencia de los medios, requiere en la 
sociedad capitalista competencia y competitividad. Por otra parte, para justificar su existencia, 
los medios desarrollan un discurso de legitimación en el que se presentan como un servicio a la 
sociedad que basa todo su crédito en la credibilidad de su mensajes, es decir, en el compromiso 
de contar lo que ocurre en la realidad (2004: 18). 
Otras teorías contemporáneas relacionadas con los estudios de la comunicación, como 
los Estudios Culturales latinoamericanos o otras relacionadas con la idea de mediación, 
abrevan de esta corriente culturalista. En este campo destacan las aportaciones de 
autores como Jesús Martín Barbero o Néstor García Canclini. Martín Barbero 
conceptualiza la cultura como un terreno de luchas y negociaciones entre los distintos 
actores y grupos que componen una sociedad, de tal manera que las clases subalternas y 
las clases dominantes se disputarían los significados culturales. Introduce el concepto de 
mediaciones como espacios y formas de uso y apropiación de los bienes culturales por 
parte de los sectores dominados, estos subvierten el sentido original de forma que les 
resulte útil. En este sentido: 
La comunicación se nos tornó cuestión de mediaciones más que de medios, cuestión de cultura 
y, por tanto, no sólo de conocimientos sino de re-conocimiento. Un reconocimiento que fue, de 
entrada, operación de desplazamiento metodológico para re-ver el proceso entero de la 
comunicación desde su otro lado, el de la recepción, el de las resistencias que ahí tienen su 
lugar, el de la apropiación desde los usos (Martín Barbero, 1987: 10). 
Los culturalistas latinoamericanos recuperaron todo lo que en la comunicación no es 
reducible ni homologable en el esquema emisor/mensaje/receptor, y pusieron el énfasis 
en que no se trata de un modelo lineal, sino de una hibridación. Forman parte de las 
nuevas perspectivas que aparecen a partir de los años 70 y reconsideran el tema de los 
efectos que se ven acumulados en el tiempo, enfocándose en los procesos de 
(re)significación. 
2. LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA REALIDAD 
Los medios construyen narrativas a partir de hechos que se proclaman como la realidad. 
Sin embargo, hay que aclarar que un hecho o acontecimiento no es una realidad 
objetiva, exterior y ajena al sujeto que lo percibe (Rodrigo, 1993). Parecería una verdad 
de Perogrullo, pero desgraciadamente en la tradición periodística permanece una idea 
 38 
equívoca de objetividad que sostiene al modelo liberal de la prensa. Mi punto de partida 
es que la objetividad no existe. Las periodistas o las científicas sociales somos sujetos 
que dotamos de sentido hechos fácticos, creando narrativas a partir de acontecimientos, 
y por tanto solo podemos ser subjetivos. Si pretendemos tener una postura crítica solo 
podemos recuperar el principio de la objetividad como un bien a alcanzar, o apostar por 
otros conceptos como pluralidad. 
 En la sociedad de la información y el conocimiento de la cual formamos parte –
si bien no con igualdad de acceso pues la brecha es enorme– los medios son unos de los 
principales distribuidores de conocimiento, dirigidos a receptores heterogéneos y 
masivos, para los cuales construyen un tipo de realidad simbólica que Rodrigo llama 
realidad pública. “Los periodistas son, como todas las personas, constructores de la 
realidad de su entorno. Pero además dan forma de narración a esta realidad y, 
difundiéndola, la convierten en una realidad pública” (Rodrigo, 1993:11). 
 Rodrigo bebe de Schutz y del principal de sus discípulos, Thomas Luckmann, 
quien con Peter Berger publicó en 1966 el libro Construcción social de la realidad: un 
tratado en la sociología del conocimiento.

Continuar navegando