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Regeneración N 10 [3 Epoca Año I -15 Junio 1906-Mexico] - Nora Salinas Sandoval

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Li» hbortnd do Impronta «o tlouo 1111U lfmltos qüo ol rospoto il la vlfln
prlvnün A li» mor«l y il In piw publloa.—Artí 7<? ílo ln Constitución. Periódico Inúepencllt nte de Gomüate.
Direotor: RICARDO LORES MAGON
Cumulo ln RopiMilicn iuomin<i<<
bomuturuo o dlinltli.—(jlAAIUISTTA. «MIÍ
Jo fe de Redacción:
Juan Sarabia.
AÑO L—3a KPOCA.
SEORKTAKlO l)\ lililí \OOION:
ANTONIO I Vil LARREAL.
OFICINAS: 2645 LAFAYETTE AV.~ SAINT LOUIS, MO., H. U. A.— JUNIO 15 DK 1900.
Administrador:
Enrique Flores Magon
TOMO' I V . - N o K).
PORFIRIO DÍAZ ES EL RESPONSABLE.
El día lo. de este mes, oomo debon
saberlo nuestros lectores por la pren-
sa de información y por nuestro Al-
oanoe al No. 0 de eate perlódioo, tuvo
lagar en Cananea, Sonora, un levan-
tamiento de los mineros que trabajan
. en la "Oanauoa Oonsolidated Oopper
Oompany," contra eea despótica y
abusiva Negociación yankee. Ese a-
oonteoimiento puede haber sorpren-
dido á los1 que no ven ni quieren ver
cuáles la aituaoión de esclavitud y
miBeria á que están condenados los
trabajadores mexicanos en nuestro
país; pu<yte haber parecido extraño
á loe idiotas que oreen en la felicidad
del pueblo, proclamada por IOB pe-
riódicos subvencionados; pero páralos
que no ignoramos la tiranía verdade-
ramente insoportable que el gobierno
y el capital ejercen sobre los pobreB,
108 BuceBos de Oananea no tienen na-
da de extraordinario. Las hu-
millaciones, los abusos, IOB robos de
que eran víctimas los mexicanos en
Cananea, no podían menos que pro-
ducir la desesperada explosión de có-
leraa que produjeron, y quien menos
debe asombrarse del hecho, es la Dic-
tadura que lo originó con sus orimi-
naleB consejos de que se humillara y
se robara á ios trabajadores mexica-
nos de la "Oananea Oonsolidated
Oopper Oompany."
Dicha Compañía, como lo publica-
mos hace tiempo, acostumbraba ha-
cer entre americanos y mexicanos las
distinciones más humillantes para
nuestros compatriotas. A los ameri-
canos se loa pagaba un,jome 1 de 85.00
OROÍá U»s MoyicanosWo $3.00 PLAc
XA; ^ "les aJuuíjuaaoa f se les pagaba,
en dinero efectivo, á los mexicanos
en boletos para las tiendas de raya de
la Compañía, en donde los peores e-
feotos se les daban al doble ó triple
de su valor. El americano, con el
producto de su trabajo, tenía dinero
en su mano y podía gastarlo en lo que
se le antojara; el mexicano tenía qne
reducirse á consumir lo qne hubiera
en la tienda de raya, con el agravante
de que allppagaba $1.00 ó $1.50, por lo
que Bolo pagaban en el comercio in-
dependiente $0.50 las personas que
podían disponer de dinero efectivo,
oomo los americanos, y no estaban
condenadas á hacer todas sus transac-
ciones oon los despreciados boletos.
Cuando un obrero mexicano tenía ne-
cesidad de cambiar un boleto por nu-
merario, la Compañía hacía el cammerario, la Compañía hacía el ca
bio», pero con nn descuento de 25 pg
cuando menos D d bcuando menos. De modo que un bo-
leto de esa Negociación, valía $1.00
cuando con él se pagaba á un mexica-
no; pero valía $0.75 ó menos cuando
Be cambiaba en efectivo.
Los que tengan, no desmesurados
orgullos de raza, no supremas altive-
ces, ni tremendas rebeldías, sino un
¿tomo de simple vergüenza y una
noción siquiera de lo que es la digni-
dad, qne contesten si era posible que
nuestros compatriotas de Cananea su-
frieran indefinidamente, con manse-
dumbre de bueyes, las injusticias y
los latrocinios que se desataban sobre
ellos. Que cualquiera se ponga en el
caso de esos hombres robados y hu-
millados, y diga si en tan miserable
situación no hubiera también perdido
la paciencia hasta estallar! Los que
se sientan capaceB de soportar la es-
clavitud en su propia Patria y de to-
lerar que loe explotadores extranje-
ros los traten á puntapiés, que arro-
jen la primera piedra sobre ios insu-
rrectos de Oananea! Entre los mexi-
canos dignos, no habrá uno que se a-
treya á condenar ese acto de reivindi-
cación, que puede ser lamentable, pe-
ro no abominable, porque si ha sido
tremendo, también ha sido justo. Es
preciso decirlo: ha sido justo. Cua-
lesquiera que sean las apariencias y
las consecuencias de los desborda-
mientos de la cólera popular, la Jus-
ticia es siempre la que preside todas
esas rebeliones de la miseria y el in-
fortunio contra la explotación y el
despotismo. Y lo que es justo, es ine-
vitable. Lo que hau hecho los deses-
perados obreros de Cananea, espo-
leados por las circunstancias, lo hu-
bieran Jaecbo.los obreros de cualquier
parte del mundo, porque en todas
partes el eér humano es el mismo—
tiene un límite para soportar opresio-
nes—y en todas partes la iniquidad y
la infamia tienen que producir odios
y que provocar venganzas.
En los disturbios de Oauanea, toda
a responsabilidad recae irremedia-
blemente en la Dictadura. Oomo lo
publicamos anteriormente, el dueño
de la rica empresa minera de Cana-
nea, Coronel W. O. Greene, pretendió
nna vez mejorar la condición de Jos
trabajadores mexicanos, tal vez no
por generosidad, pero sí probable-
mente por interés propio, pues sin du-
da había notado Greene el justo des-
contento de los obreros y preveía
que podían llegar á perder la pacien-
cia si se les seguía dando el pésimo
tratamiento que recibían. Pretendió,
pues, para prevenir graves conflictos,
como el qn6 se ha registrado, mejo-
rar IR condición de los trabajadores;
pero el Dictador Porfirio DÍRZ y su
laoayo el Gobernador Izábal, se apre
suraron á disuadirlo de BU propósito.
"No convlener-dljo el ruin Tirano-
pagar buenos joruales al populacho."
Se alegó además, que si ee mejoraba
la situación del trabajador en Cana
noa, los jornaleros de campo de So-
nora dejarían las haciendas, donde ue
les esclaviza por $0.25 diarios, y se
irían á las minas, perjudicando así á
los avaros hacendados que no ten-
drían á quien explotar. Tal vez
Greene hizo notar sus temoreB de que
los obreros se insurreccionaran si ee
les seguía tratando mal y pagando
poco; pero el Dictadorrcon la sober-
bia que lo caraoteriza, ba de haber a-
se'gurado que el "vil populacho" no
se atrevería jamás á sublevarse con-
tra sus señores. Greene se quedó,
puee, con sus buenos propósitos, y los
abusos y las injuaticiss^en la Cananea
Oonsolidated Oopper Oompnny eiguie
ron su curso, no ya tolerados ó pro-
tegidos por el Gobierno, Bino expre-
samente ordenados por el Dictador.
Porfirio Díaz es el responsable de los
disturbios de Oananea, responsable
para con el pueblo y para con la
Compañía. Si el pueblo sufrió robos
y humillaciones, fue . debido á que
Porfirio Díaz aconsejó que se le roba-
ra y se le humillara; y si la Compa-
ñía ba sufrido ahora pérdidas en su
propiedad por valor de $500 000 y te-
nido días de angustia y de terror, es
porque siguió los consejos del Autó-
crata y no los dictados de la razón,
que exigían, mejorar la situación de
l o s t v n | . i ( i j í i d o r e f t p c r f i " V i L r - ~ ~ ' '
fetJ futaras. '
Esta responsabilidad del Gobierno
es innegable: se puede comproba
con las mismas palabras de Greem
en los momentos del conflicto. Todos
los telegramas publicados por diferen-
tes periódicos,están acordes en referir
que cuando una comisión de los buel
guistas fue á pedir á Greene el au-
mento de jornales, "Greene accedió á
aumentar los salarios, pero dijo que
sería imposible para él hacer la con
cesión SIN EL OO8ENTIMIENTO DE
LAS AUTORIDADES MEXICANAS,
y dio su palabra de que consultaría
inmediatamente con el Gobernador
Izábal, y si éste accedía, las deman-
das serían concedidas." No se podía
decir con más claridad que al Gobier-
no se debían las malas condiciones
del obrero en Oananea y que el Go-
bierno era el único qne se oponía al
aumento de salarios. Y ya se sabe
que el Gobierno es el Dictador, pues
los caciques inferiores no son más
que instrumentos de Díaz en sus ac-
tos y ecos del mismo en sus opinio-
nes.
Se dirigieron entonces los huelguis-
tas, en perfecto orden, á la maderería
de la negociación para invitar á los
mexicanos que allí trabajaban, á que
abandonaran sus labores y dieran ma-
yor impulso á la huelga. Fuero reci-
bidos á bal.izoa poramericanos em-
pleados de Greene que dispararon
desde el interior de las oficinas y des-
de ese momento la bnelga tomó un
aspecto trágico. Los mexicanos qui-
sieron aprehender á los yankees cri-
minales que asesinaron al pueblo y,
para obligarlos á rendirse, prendieron
fuego á la madera que circundaba el
edificio donde se habían parapetado
los agresores. Ese fné el principio de
la refriega. LOB americanos, dirigidos
por Greene, deBde sus casas, ó desde
sus antomóbiles hicieron nutrido fue-
go sobre la multitud desarmada 6 in-
difensa. Fue una horrorosa carnice-
ría. Nuestros cotripxitriolns procura-
ron defenderse y débilmente porque
carecían de armas respondieron á la
infame agresión.
Los obreros de antemano sa-
bían que el sátrapa de Sonora, fiel á
la política de Porfirio Díaz, se opon-
dría á que se hiciera al pueblo la me-
nor concesión. Para aquellos honra-
dos trabajadores no era un misterio
que debían sus infortunios al Dicta-
dor. Saben también que éste es im-
placable en su odio al pueblo y que
lo son todos sus eunucos, y por tamo,
no podían dudar de que nunca se les
concedería eJ aumento de salarios, s
tal concesión había de depender de.
Gobierno. Deci-qne se harían con-
cesiones, si el Gobierno las autoriza
ba, era tanto como decir que no se
haría ninguna concesión.
El Gobierno no podía acceder á bene-
ficiar á los trabajadores, como otras
veces no había accedido. ¿Oomo per-
mitir que se disminuyera la miseria y
que la prosperidad del pueblo viniera
áser una amenaza para la Dictadura?
¿Oomo contribuir á que los señores
Hacendados de Sonora perdieran sus
peones de á peseta diaria? ¿Cómo
dar un mal ejemplo á todos los explo-
tados del resto del país, que al ver
triunfar á sus hermanos de Oananea
en una huelga, harían también huel-
gas para triunfar? No; el Gobierno
jamás podía dar su consentimiento
dos los que no están oiegos, y poi OH»
los decepcionó la respuesta de Oree un
que no era más que una m y ;i' i
ülefraztKlu,
Agotiule lapaoiotioiii, exaoorbiuii y I «
odios que las injusticias y las humilla
ciones habían engendrado y alimen-
tado por muoho tiempo, desbordada
la cólera ante el sarcasmo y la uvilun
tez oon que se contestaba una nolio
bud justa, cinco mil hombres qiu. liat-*-
ta entonces no habían sido nu'i'i qnp
rebníio explotable, se oonvirtimon cu
legión justiciera y se lanzaron ,i ba-,
carmentar á sus verdugos.
Fue un arrebato de ira, una repnn Un H
explosión de furor, un movimiento do
oircunstanoias, impremeditado y sin
miras definidas. Siorganízao'ónypio-1
pósitos trascendentales hubiera luibi
do en ese levantamiento, cotnu U
pretenden algunos, otra seria 14 si
tuaoión de la Dictadura en estos rno
mantos.
El degradado ex-Oonatituyrnto Ig
naoio MariBcnl, nos atribuye partici '
paoión en IOB tumultOB de Onanoa.
En la Prenea americana, ha circulado i
el telegrama que traducimos a conti
nuación:
Washington, Junio 4.—Mr. Thomp-I
son, Embajador americano en Me
xico, ha telegrafiado al Departan)en-'
to de Estado, en respuesta á inbtruc-
ciones relativas álos disturbio*, de a , . i r I 0 q u e izábal haya solioitado el
Oonanea, que el levantamiento al), tie > a i l í l | I o & l a 8 fuerzas yankees! ,Oon-
ne carácter revolucionario y esfumen- tn)t,t« vergonzoso 1 Mientras que en
tado por up Centro de Sb. Loma, Mo. | Washington los altos funcionarios
Una conversación de Mr. Thompson c)¡ cuten preocupados y no se atreven
con el Ministro Mariscal, de Relució- á ^ t o r n a r una violación del territo-
nes Exteriores, trajo la declaración de •
ese funoionario de que una Junta re-
volucionaria que trabaja eu Sb LOUIB,
atizó el descontento existente entre
los /mineros de Oananea, para levan-
tar una revolución contra el tiobiorno
de México." -
Nosotros noexoitamos á IOB obreros
de Cananea, con fines revolucionai IOH
ni ningunos otros, á que hicieran uu
levantamiento. Sencillamente hemoB
estado publicando las infamias de que
eran víctimas los trabajadores de ('a
nanea, como los de otras partí"» y ro-
¿So» lo» mexiarOTE,-TíOu*t'fü1ii;-T~-
se hagan motines aquí, sino clw
> M \ ni iq cuidadosos do su salvación
u 'i rio nuestro honor nacional, des
1' "< .iiMIii al Gobierno Mftxlcano y pl
r MI ii nxilios á HU pnís ; pero que ê
ii ('ublerno Mexicano, olvidando
*yíiopio decoro, pisoteando la dig
u >iud üo la Nooióu y pasando por so
bio provenciones expresos de la ley,
tu piiHitira á mendigar el apoyo üe ios
P' t..doH Unidosy trnjera fuerzas ynn-
• i» dentro de nuestro territorio y se
i leía de las armas extranjeras para
x uo ir un pequeño motín de mexica-
i) H, ciño es íujustiflcable, es ínaudi-
t r>B ignominioso.
u loiegrama de Washington dice:
11 o totfs notable y extraordinario, ee
ni ol mismo Gobernador de Sonora,
M vicy, pidió directamente auxilios
1 it̂ »ncír> americano Al recibirse aquí
i ni (/(.-Lición, hubo violentamente una
c ueuita entre el Secretario de Bela-
u iiieo, ni Brigadier General Bell, el
Je fo <!( 1 Estado Mayor y los aboga-
. ni H i ciiMuUoies del Departamento de
<•, orra, sobre el derecho de los Esta-
,(11). Unidos para mandar tropas aun
]', ido ¡imigo, asunto de por eí dudo-
f De modo que los Estados UnidoR,
. o i lodo y que nos tienen en poquí-
8'iui eHtima, so preocupan más por
el honor de México, que nuestros
m --mos gobernantes, y á los Estados
Ui.idos les parece notable y extraor-
d? a,rio que Izábal haya solicitado el
mexicano, el Gobernador de So-
'-i pule tranquila y desoaradamen-
I,UD setcometa esa misma violación I
no solo la pide, sino que contribu-
elitszmente á ejecutarla, como lo
icb«n estas informaciones:
La fuerza armada de los Rangerg
Anzona, LLEVADA POR EL QO-
HNADOR 1ZABAL y ayudada por
'Jendarmería de Sonora, hizo que
huelguistas huyeran á las monta-
* se ocultaran. "El Gobernador
^nora, Sr. Izábal, arribó esta na-
J_1. r£f djante deJBi«bee,.c9n fupr-
.o ia deguritíad Jáblieaae dicbo
se convenzan de lo funesta que es la
Dictadura y se propongan derribarla
De esto, á provocar un motín parcial
y aislado, lo que sería sencillamente
xU
lio
, V
_ tropa 500 hombres per-
f. Llámente armados
Hay otras muchas noticias por el
c- i!n, que sería inútil repetir. Todas
...—."«•>« , ei ','in de acuerdo en que el Goberna-
exponer á nuestros; correligionanos á |dC)C. lílbal solicitó categóricamente
que fueran asesinados como lo han *i- q u í n u e s t r o territorio íueía invadido
pnr los extranjeros, y se puso él mis-
mi) á la cabeza de los invasores. He
AI lo que habíamos anunciado: las
I bit 'onetas extranjeras, llamadas por
I nr astros déspotas, han venido á ultra
JHI nuestro suelo y á regarlo con la
' " gre J -
por las autoridades eonorenses, sino i daderamente serios que todos de-
por las fuerzas yanlcee» que IíAbal, b f { , t r ¡ u n f o d
trnjo de Anzona. Las fuerzas de la i . r " ' " " ' " JI-
Dicladiira, llegadas á ulilma hora, J a causa.
ouundo ya no había lucha, eóio sirvle- i Iliberales: á cooperar cada quien
ron pnra aaesinar á ciudadanos iner- , como pueda para la mayor circu-
lación del programa ó sea la ban-
raes. Af í son IOB itranos ' cobardea y
vacilantes nnlü el pueblo erguido;
feroces y vengativos con el pueblo
que Be somete, liemos de advertir
que no fuC una gran empresa resta-
blecer la quietud en Oananea. Los
trabajadores sublevados no tenían ar-
mas y, principalmente, no tenían in-
tenciones de prolongar la insurrec
oión.- Tasado el arrebato de furor que
los poseyó, se oalmaron. No se pue-
de deoir que las tropas los hayan so-
metido. Si los huelguistas de Cananea
hubieran sido revolucionarios y liu*
bioran tenido la organización y los
planes naturales en tales caaos, ] quien
sabe cuál hubiera sido la suerte de los
que hoy be declaran triunfadores!
Los últimos telegramas anunciaban
que un Coronel Kosterlitzalcy, jefe de
rurales, eBtaba fusilando á loa promo-
tores del movimiento, es decir, á los
p g r a m a ó sea
dera del Partido 1,ibera!.
POBRES ESCLAVOS.
Las fuerzas que el Gobierno
sostiene en el Territorio de Quin-
tana Roo, sólo sirven para prote-
ger á aventureros Ingleses, judíos
y negros que de Behcepasan á
nuestro territorio donde roban á
. ~- «-—,»'"•' los criollos y los provocan, para
que dicho aseBino con galones juzKaba d e s p u é s calumniarlos como asal-
promotoics. Se dice que el bandolero f , , ,
fe-^<,t«ri,f-.Dw« ~~-i- tantes y bandoleros, siendo en
realidad los asaltantes y los ban-
doleros los que llegan de Belice.
No hay tal guerra con los indios
mayas, pero la presencia de las
fuerzas federales en Quintana
Roo, sirve de pretexto para que
los hombres que nos gobiernan y
sus favoritos, hagan negocios ex-
celentes, ya suponiendo plazas de
dolos obreros de Oananea, hay una
gran diferencia. Por lo demás, acos-
tumbramos asumir la responsabilidad
de nuestros actos, y si hiciéramos una
revolución, comenzajíamos por pro-
clamarla con nuestro nombre y es'a-
ríamos entre los combatientes. No
tuvimos, pues, intervención en loa
disturbios de Oananea, ni estos fue
ron una revolución como lo pretendí
el aterrorizado Mariscal.
Esto mismo ha declarado el Secre
tario de la Junta, nuestro compañero
Antonio I. Villarreal, que fue entre-
vistado por los repórters de la prensa
local. Los diarios han publicado el
verdadero origen de loa sucesos de
Oananea y la exclusiva responsabili
dad de Porfirio Diaz. Una vez más,
hemos tenido el gusto de que la pren-
sa americana, tan frecuentemente en-
gañada por los satélites de Díaz, exhi-
de nuestros hermanos. Los
crridores qne nos gobiernan han en-
tregado el cuello de nuestros compa-
triotas a la cuchilla extranjera. Al-
gv<\ día—si no lo remediamos—entre-
ga án á toda la Nación.
izábal ha cometido un delito, y ese
df-üto se llama: TRAICIÓN. Sien
M¿\ co Bo gobernara el crimen, se a-
p'-i-nna á Izaba) este artículo del Có-
di¿o Penal:—Art 1077. Se impondrán
do"t? años de prisión y multa de 1,000
á 5.000 pesos; IV Ai que invite á in-
di'TiíJuos de otra nación para que__in-
ba sin ropajes-encubridores la repug-
nante figura de nuestro Dictador, cu-
yo cacareado prestigio se desploma
irremisiblemente. Lo que sentimos
es que e3ta oportunidad de desnudar
al Tirano nos baya sido proporciona-
da por acontecimientos que significan
el sacrificio de muchas vidas de dig-
nos y viriles mexicanos.
Decíamos que ante la negativa de
Greene, puesÁ negativa equivalía so- ,
meter al Gobierno las peticiones de
los trabajadores, la revuelta estalló
en Oananea. Lo primero qut hicieron I
los americanos amenazados, encabe-1
zados por el Cónsul Galbraith fue di-
rigirse al Gobierno Americano, pi-
diéndole que enviara tropas pira pío |
tegerlos. Esto prueba el desprecio
oon qufc los americanos ven . : uoilro
Gobierpo y la poca fe que titnen c L
la fuerza del mismo. Es de obeei vai - '
le esto: los americanos, en tiempos '
lormales y cuando quieren obtener
alguna concesión de la Dictadura, ce ¡
lesbordan en alabanzas al Oobieruo, ' P°<
BU poder, á sn organizan ¿n, i BU a< '
s de otra nación para q
vadan el territorio naciona,
ClT4L FUERE EL MOTIVCÍJAL FUERE "EL MOTIVO O
SEA
TPXTÓ QÚITSÉ'TÓMEC BÍ ía invasión
se verificare.
sabemos que Izábal no será
cartlgado. La Dictadura, traidora e-
lla misma, aprueba la traición de su
eu meo. No incurriremos en el can
do-j de pedir que ahora se aplique la
le; álos que nos venden. No hay
qo ;pn aplique la ley. Pero el día de
la Justicia llegará, y entonces los
traedores purgarán sus crímenes!
I'or lo demás, la traición de Izábal
noiMene ni la disculpa de una necesi
uerentona ó de ana situación ex-
onal. Si el levantamiento hubie-
do en todo e] Estado de Sonora y
7<is poderosas hubieran amena-
destruir en nn momento el Go-
«.«j que ..*. uimuviviu
koeterlitzsky, cada vez que caía una
de sus víctiniaa, exclamaba: ''Asi es
como mueren IOB traidores." Ah! Los
que morían allí eran patriotas, mil ve-
ces más dignos y más honrados, que
los amos de BU manchado verdugo
¿Cuándo, los patíbulos que hoy se al-
zan para la virtud, se alzarán para el
crimen? ¿Cuándo treparán á las hor-
cas los que deshonran á ia Patria, pa-
ra que se pueda decir con justicia:
Así es como mueren los traidoreB?
No sabemos que otros crímenes se
'abrán cometido en Cannnea con el
jretexto de restablecer el orden; pero
mucho nos tememos que, como de
iOBtumbre, la Dictadura huya ordéna-
lo unadeesaseaturnalesde sangre con
ni que cree que sehiice respetar,y con
¡i9 que en realld-i'» eólo se hace odiar,
JOB asesinatos sin formación'de '•ÍIUBÍI,
las prisiones arbitrarias, todo géúero
de venganzas ruines de I'is autorida-
des, deben ust¡ir & ln ordeD do1 ii;n PIV
L'in.iürt. Si nu&auotí teruoi-b!» ae con-f
firman y llegamos á conocer los nue-
vos crímenes de la Dictadura, habla-
remos como siempre lo hemos hecho,
y denunciaremos al pueblo esos crí-
menes, para que los tenga presentes
á la hora suprema de la justicia!
ua1
j pdía dar su consentimiento
para que se mejorara la condición de
los trabajadores: esto lo saben per-
fectamente los de Oananea, como to-
lopnlaridad; pero apenas n'o ven en nn ' a, fueron enteramente locales, y
iresencia de algún trastorno, «p din ' f ! < 'ás, impremeditados, sin organi- , , , ". ~~rr " —",*-'
;en á Washington en demar,'a -le ,t- i 7-a« i previa, sin fines posteriores tas, que Ira a a lumbrar el camino
El día lo de Julio será promul
gado el Programa del Partido Ili-
beral y rogamos á todos los corre
ligionarios que se interesen por
hacerlo circular ellos mismos, se
sirvan hacer con anticipación el
pedido de los ejemplares que con-
sideren que pueden distribuir.
También suplicamos á los co-
rreligionarios que han estado reu-
niendo fondos par£ hacer un gran
tiro del Programa, á que nos en-
víen esos íondos á la mayor bre-
vedad, para hacer con la imprenta
que lo imprima el contrato respec-
tivo por* la cantidad que se alcan-
ce á pagar.
Faltan pocos días para el día lro.
y de desear es que los fondos y los
pedidos estén en Saint L,ouis Mo ,
á más tardar para las primeras
horas de ese día.
Esperamos que todos los libera-
les pondrán especial esmero, ya
en contribuir para el mayor nú-
meio de ejemplares del Frogratna,
personas que les sea posible. A na
die se oculta la conveniencia de
una gran propaganda del Progra-
i ma que irá á despertar muchas
conciencias dormidas, que iráá
revhir muchas esperanzas muer-
al que ese cobarde sátrapa enlo- j ya en distribuirlos entre todas las
qu | lera de terror y buscara, como
malida desesperada, el auxilio del
ei i innjero para sostenerse. Pero los
J « urbios de Cananea no tuvieron, ni
asomo, tan colosales proporcio-
no traspasaron los limites de Oa-
yudn y se olvidan del Gobu- , li-n.c
fuerte, y lleno de cuahdadet-, del (u*-
neral Díaz. Ya sabemos, puf , el va-
lor que debemos dar á esas ailulacio
nes de americanos á nuestro (.obierno,
que á veces publ\pa "El Iniparcial'
ya sabemos que Bon mentii'.-i^ y <|iip
esos-señores en caso de apuiu, se ol
vidan de que hay aquí un (i ,bu-n
f'c
\ f
Sil)
ñu
ni o
uu?
.idos, sin ninguno de esos carac
- pudieran haberlos hecho
pini , 'n
| aro CL
> r a m >•«
fa\
tan bneno como el que h;i
y se apresuran á buscar el .i
loa Estados Unidos. Nos al
de comprobar que los yank< •'
cien al Gobierno porfiirist .
tanto qne tanto les sirve y I
rece: es bueno que los lac.
desdeñados por los mismos aiii< qui-
nes se humillan.
Los americanos han moBtrndo qar
no tienen fe en la fuerza d<> ','>im-r
no, pero lo peor es que el (loli.erno
ba mostrado que no tiene le en °i
mismo. El Gobierno de r- r ira ob-
servó exactamente la misma r-ondoc-
ta que los asustados oiudar;incM yan
kees, y, oomo estos, pidió (suplió \ ion
Estados Unidos para sof<->(-»r el tu
multo de Gañanes. Esto «c inindito
Pase que los americanos, a u>r r u r i z i
bastópaia sofocar ú solo este
ti de obreros que apeonas tenían
cuantas armas, y tuvo que men-
• el auxilio délos yankeee! El
IP da muy triste idea de la fuerza
Gobierno, en qne nadie podrá
j desde el momento en que el
no Gobierno es el primero en po-
i en duda El Gobierno de un Es-
qne debe estai seguro del apoyo
>i frerzne federales, uo so cor'i-
r/ipaz de enfrentarse con una
'& de obreros encolerizados, pero
mermes; se asustó bastael pám-
escuebar los minores del tumul-
para sofocarlo, necesitó el auxi-
11» < e fuerzas extranjeras.
,, 1 an debites aeí, y tan cobardes son
| nüf-
ktros opresores? ¿Dónde está la
Iani IBO. omnipotencia de la Dictadu-
ra? .Cómo es que se proclaman fuer-
itn .uestros gobernantes, y al mismo
, tien pp exhiben con sus hechos una
naqf.eza insospechada? Porque el
, tumulto de Cananea, no tué sofocado
soldados que no existen y cuyos
sueldos pasan á poder de los go-
bernantes, ya por medio de las
substanciosas contratas de ves-
tuario, equipo y alimento para el
grueso cuerpo de Ejército que
hay en aquella porción de la Re-
pública.
sostenimiento de aq
Ejército, saeiificiee
hombres que solo bo" t fi u' a M .
tros gobernantes y á „• s ía1 <~>r
tos.
Ya que tratamos de Quintana Roo,
bueno será que se sepa cómo se
trata á los trabajadores en aque-
lla apartada región. La negocia-
ción más grande, es la Compañía
Colonizadora de la Costa Orien-
tal de Yucatán, que se dedica á
la extracción del chicle blanco
que tan buen mercado tiene en el
extranjero. Esa Compañía es i-
gual á todas las grandes negocia-
ciones que hay en nuestro país y
por las cuales están tan orgullosos
los periódicos de la Dictadura.
Es sórdida y no contribuye áí&
riqueza pública. Consigue traba-
jadores por el sistema de engan-
ches, y los infelices que se contra-
tan son víctimas de la más dura
explotación. Los trabajadores
no tienen salario fijo, sino que ga-
nan por lo que hacen, y con ese
sistema son robados miserable-
mente. Los que logran ganar
más, apenas si pueden vivir, por-
que la Compañía misma es la que
vende los efectos de primera ne-
cesidad. Para que se tenga una
idea del robo descarado que
practica la tal compañía, damos
en seguida los precios que se fi-
jan á los efectos una libra de
manteca, $() ,S,"; una libra de arroz,
$0 ti"); un cuartillo de trnol negro,
$0 -2ír, una gallina, ? ! fin, un hue-
vo, $0.12.
Los hombres que trabajan eu
Quintana Roo, son \erdaderos es-
clavos. Hace peco que algunos
bai-
H peco que
viajeros pudieron vei <_n un
co, con destino á Túxpani, á o-
chenta y cinco hombrea de las co-
l i d l T
o-
.leí
orí
r; i-
h u
< o
CO h
i o
por donde los humildes tendrán
¡ que pasar para convertirse dr pp -
i rías en ciudadanos felices y hor..-..
i Si queremos constituir una na-
ción libre v soberana y no un pro-
tectorado yankee ó de cualquier , t l l_u 3 . xenian perr
otro gobierno extranjero, propa-1 tar con sus íamil.as un
1 guemos el Programa donde se ex- j solamente el tiempo
plican los medios de la próxima -
lonias del Terr i tor io que hibían
obtenido permiso para ver á sus
familias. Esos hombrea iban cons-
ternando á todos los qtiL- los reían
casi desnudos, enfermos esquelé-
ticos. Tenían permiso para e-—
ue^ ó dos.
necesario
des se regeneren por el bienestar
y la libertad, haciendo que cada
ciudadano sea el amo de los go-
bernantes y no que cada gober-
nante ó autoridad sea el amo de
los ciudadanos como ahora vemos
que sucede.
Que no haya un solo liberal que
deje de contribuir para los gastos
del Programa del Partido, consi-
derando que el sacrificio pecunia-
río es todavía poco para los sacrifi-
cios verdaderamente grandes, ver-
I Quintana Roo.
Kstas escenas desnadÉiUes par s
el hombre son comunes en nues-
tro país, todos sabemos que se e-
fectúau á cada paso, y dejamos
que las cosas sigan su cur^o, co-
mo si tales atentados, tale^ deli-
tos de lesa humanidad se cometie-
ran en otro planeta v no en nues-
tra Patria y en la persona de
nuestros hermanos.
Empero, no hay que desesperar,
Pronto se hará justicia el pueblo
listamos viendo, en loa
gneutos sucesos de Catmucn, los
resultados que producen la tira-
nta del Gobierno y las extorsio
nea de las ricas empresa» sobre la
desventurada clase trabajadora.
V, desgraciadamente, Cananea no
ea la excepción en nuestra Patrio;
Cananea no es el único lugar en
donde el capital lUranjeio, <il
amparo de la DiUndura, xob.i al
trabajador meMcano, y lo humi-
lla y lo exaspera Olrns pobla-
ciones hay cu iguales ó peores
condiciones que la ciudad sono-
reüse hoy sublevada, y una de e-
llas es Concepción del Oro, del
Estado de Zacatecas, donde la
"\[a¿apil Copper Cüinpany" ejer-
ce la explotación y la tiranta en el
mismo grado que la "Cananea
Consolidated Copper Company,"
cuyos abusos provocaron el le-
vantamiento de los mineros
Desde hace largos ofios, la Ma-
¿apil Coppti Co. viene cometien-
do á la sombra del Gobierno todo
género de abusos con los opera-
rios. Esta Compañía, como todas.
las que existen en México, ha re-
cibido la recomendación del Dic-
tador Porfirio Díaz, de que no se
pague bien á los trabajadores, y
cumple al pie de la letra con las
instrucciones del Tirano, roban
do d los obreros á más no poder.
A medida que el tiempo pasa
más se extralimita en sus abusos
la porfirista Compañía. Por
ejempio, en un principio, pagaba
la raya semanariamente; después
cada mes, y ahora, cuando se le
antoja al Gerente Brannig. An-
tes pagaba un precio regular por
quintal de mineral extraído, pe-
ro temerosa de disgustar al Autó-
crata si mantenía ese precio y de-
seosa á. la vez de enriquecerse, ha
llegado á pagar solamente cin-
cuenta ó sesenta centavos por
quintal de mineral. Y lo peor es
que esos cincuenta ó sesenta cen
tavos no los da en efectivo, sino
en artículos de sus tiendas de ra-
ya, donde el trabajador recibe lo
efectos con un recargo que fluc
túa entre treinta y siete y DOS
CIENTOS CINCUENTA POR
CIENTO Las tres tiendas de ra-
ya que tiene la Compañía, le pro
ducen una ganancia de much
IÜÍS de Jen mil pesos anuales.
La Comtraía no declara cate-
. ,< > í-iv^ue los ira'J»i¡ad..rtb'
erse en sus tiendas
j hace algo peor: seo
, .-iainente no les paga lo que han
ganado á. aquellos operarios que,
en vez de proveerse en las tiendas
de raya, compran sus efectos en
los otros comercios de Concep-
ción del Oro. Si un barretero en
un mes de duro y peligroso tra-
bajo ha extraído mineral por va-
lor de $50 00, pero no ha pedido
nada en la tienda de raya, pierde
irremisiblemente su jornal. La
Compañía declara dogmáticamen-
te que el mineral extraído no tie-
ne ley, y con tal pretexto no pa-
ga un solo centavo y se roba cíni-
ca y brutalmente el trabajo de un
hombre que, por ganar el susten-
to de su familia, estuvo durante
un mes luchando con la dureza
de la roca y poniendo en peligro
su existencia en las obscuras ga-
lerías de la mina. Y cuando la
Compañía ha declarado que el mi-
neral extraído por algún barrete-
ro no tiene ley, nada valen las
mejores pruebas en contrario; no
permite al interesado probar que
su mineral sí tiene ley, y cuando
el interesado prueba tal cosa, á
pesar de todo, sencillamente no
le hace caso. Hay en esto un de-
talle curioso: aunque la Compa-
ñía declara que algún mineral no
tiene ley, que no sirve, que nada
vale, y que por eso no lo paga, no
permite al que extrajo ese mine-
ral llevárselo y venderlo por otro
lado. La Compañía se empeña en
conservar el mineral que declara
sin ley, y es que no hay tal falta
de ley, pues el mineral es tan ri-
co como el mejor, sino que los
explotadores quieren robar de ese
modo al obrero lo que no le pu-
dieron robar en la tienda de raya
Una vez sucedió que como 600 o-
perarios de las minas de Promon-
torio, Catarroyo y otras, habían
sacado como tres mil metros cú-
bicos de mineral; pues bien; como
estos obreros se abastecían en e
comercio independiente y no en
las tiendas de raya, la Compañía
les declaró sin ley su metal, no
les pagó un solo centavo y se robó
descaradamente el trabajo de esos
6oo hombres, representado por 1;
enorme extracción de tres mi
metros cúbicos de mineral. El
mineral era bueno: los barreteros
son peritísimos en el conocimiento
de los metales, y no habían d
trabajar en balde sacando piedras
mótiles. En todo caso, podrían
haberse equivocado algunos hom
bres, pero no seiscientos. Y lueg<
¡ qué casualidad que los barrete-
ros saquen mineral malo cuand
no se dejan robar en las tiendas
de raya, y sólo lo saquen buen
san-1 cuando se resignan d ser consu
midores deesos establecimientos
do explotnción! Lo mismo que
con esos seiscientos obreros, y
por el mismo motivo, hizo la Com-
pañía con los mineros de Avanza»
/ú; y otra ve/ lo hl/.o cou loa de
Son liligio, revistiendo entonces
la injusticia tnles proporciones,
que poco faltó pai\i un pronun-
ciamiento en masa de IOH traba-
jadores, como el que ahora se ha
visto cu Cananea.
Así es como la Mazn¡.il Copper
Company obliga á los trabajadores
comprarlo todo en las tiendas de
nya á precios exagerados, reei-
bieudo los efectos con un recargo
y bárbaros," como dieerl
nuestro» explotadores rublos; pe-
ro, por fortuna, tío tardaremos en
dejar de serlo.
En treinta años, nos ha cansado
el yugo, que nuestros amos se
cmpeílan en hacer cada día má|>
pesado; yn no queremos, ya ínj»
podemos aguantarlo; ya
i i d t
p g y
sintiendo que nos trunsCoruiamliB
cíe uebtlas en hombres;'"Va tcnV-
moa aspiraciones, ya queremos
ser libres y Felices, ya estamos
Impacientes de saber lo que cja
alzar la frente, sin yugos y sin o-
probios, y sentir en torno un am-
biente de fraternidad y de justi-
cia. Queremos ber hombres: sé-
panlo los señores del machete y
del dinero; pero si ellos se empe-
ñan en que sigamos siendo bes-
tias, ai no nos quitan los grilletes
condenado á morir dehambrei y
para ngravar el ultraje, las autori-
dudea obligan ú loa ciudadanos á
r d trabajar con los extranjeros,
encerrando en la cárcel d los que
nvocan el artículo 5 de nuestra
destrozada Constitución y se nie-
an A trabajar en perjuicio de BU
pueblo.
¿Que" otra coaa merecen estos'
atentados, si no un severo escar-
miento? Confiemos en que lo ha-
brá. Ya los pueblos de la Repu-
37 á 25O7Í, y así es como la sór-
;1 ida Empresa hace que vuelva
ápidamentc a sus cajas el dinero
:¡ue distribuye ostentosamente
os días de raya. Esos famosos
miles de pesos que la ladrona
Negociación alardea de desparra-
mar los días de pago, no entran
la circulación general ni nada
significan para el pueblo trabaja-
dor: van á dar inmediatamente a
las tiendas de raya, donde todos
los obreros han sido obligados á
adeudarse, y en resumen, todo el
movimiento que tienen esos di-
n*eros, es salir déla Compañía por
una puerta y entrar á la Compa-
ñía por otra puerta.
Los obreros son, directamente,
víctimas déla bribona' Empresa
que sigue los consejos de Porfirio
Díaz de explotar al trabajador to-
do lo posible y basta lo imposible;
pero indirectamente, hay otra víc-
tima, y es el oomercio de Conoep-
ción del Oro, que se arruina, a-
plastado por la influencia ilegal
de la Mazapll Copper Company
ue monopoliza los consumidores
la fuerza. En vano es que el
comercio independiente venda
mucho más barato que las tiendas
de la Compañía porfirista: no en-
cuentra compradores. Los obre-
ros, naturalmente, bien quisieran
proveerse en donde se les ofrecen,
efectos buenos y baratos y no
mercancías malas y caras; pero
no lo hacen, porque en tal caso
la Compañía no les pagana su
trabajo, y de que les roben todo
su jornal a que les roben una par-
te en la tienda .!(, "aya, los obre-
ro ^refieren esto último
con que tanto nos han humillada,
blica rebozan de"amargurnfya las
cóleras dcfícUwente se contienen,
y cuando se entere el pueblo,
cuando comprenda que son unos
cuantos los dominadores y que la
fuerza está en los oprimidos por
ser el mayor número, no ae con-
formará con destruir los tabla-
zones y cortar las reatas») sino
que liará lo que debe hacerse,
castigar á los tiranos que nos
azotan y nos escupen. *
Re gene rae ion
June 15, 11)06,
Subscrlption ratea:
Per aununi $2. 00 gold
Per 6 months. . . 1. 10 ,,
Editor and Proprlotor 1 ANTONIO I,
no ICÍ cxtrañe que nosotros mis-
mos nos los arranquemos, cuando
llegue la hoia en que la copa de
nuestras amarguras se desbor-
de
Lo que ha pasado en Cannmj
es una elocuente lección que \¿-
ben aprovechar los que oprimen
y explotan al pueblo. Vean á
donde conducen las tiranías y los
robos, y dejen de cometer con ti
pueblo esos crímenes que tarde
6 temprano, se pagan muy caro.
Lo de Cananea no es un excco0
popular ni un tumulto injustifi-
cado1 es sencillamente una expío
sión de desesperación de un piie-
blo por largo tiempo ultrajado, al
que se le cerraron todos los cami-
nos de la justicia pacífica.
Que aprovechen los opresores
esta lección; y si no la aprove-
chan, |peor para ellos!
POPULAR.
El pueblo tiene que cansarse
alguna vez de sufrir los ultrajes
de los poderosos, y por su propia
mano hará justicia—¡desgraciando
de nuestro país si no lo hicieraf¿-
como ha sabido hacerlo, y coijao
lo haría otro pueblo cualquiej-a,
cuyas aspiraciones estuviesen en
pleno desacuerdo con el interés
particular de una casta de escogi-
dos y de picaros que á pesar de
formar una minoría insignifican-
te, pesan como una inmensa mo-
le sobre la masa total de la pobla-
\
más _
eras. El Gerente de la Mazapil
C. es también Jefe del F. C.
Coahuila y Zacatecas, y hace to
o lo posible para que no se les
iroporcionen á las pequeñas com-
)añías mineras, furgones para
:onducir sus minerales fuera de
Concepción. De este modo las
pequeñas empresas son obligadas
a vender sus minerales á la Maza-
pil Copper Company, natural-
mente á precios bastante bajos.
Todo quiere abarcarlo la Ma-
apil Copper Company, á todos
quiere dominar, ensoberbecida ca-
da día más por la impunidad que
le garantiza el Gobierno para sus
abusos y por la resignación con
que soportan sus víctimas los a-
tentados más escandalosos. Nada
a detiene en sus excesos, no co-
noce freno para sus desmanes, ti-
aniza y roba á sus operarios, a-
rruma al comercio, impone con-
diciones á las empresas más débi-
es, ejerce la soberanía del despo-
tismo y del latrocinio, y quien sa-
be hasta donde podrá llegar si un
acontecimiento extraordinario no
surge á detenerla en su marcha
brutalmente arrolladora.
Tal vez por la paciencia con
que los trabajadores han tolerado
os robos y extorsiones de que los
hace víctimas la poderosa Nego-
ciación minera de que hablamos;
tal vez por la mansedumbre con
que los comerciantes ,han sufrido
los perjuicios que les ocasiona la
misma Negociación con su mono-
polio inicuo; tal vez por la sumi-
sión con que otras empresas se
someten á su poder, los principa-
les representantes de la Mazapil
Copper Company han llegado á
profesar—y externar—sobre los
mexicanos, un juicio que, si es
injurioso, no deja de ser hasta
cierto punto merecido. "Oh—di-
cen esos señores—los mejicanos
son muy bárbarosl"
En efecto; estupidez de nos-
otros los mexicanos es tolerar
mansamente que los extranjeros
vayan á esclavizarnos y robarnos
en nuestra misma Patria, á enri-
quecerse con nuestra miseria, con
nuestro sacrificio, con nuestro a
gotamiento, é injuriarnos después
de exprimirnos y á ser los aliados
de la Dictadura que hoy nos des-
honra, para preparar el terreno á
la muerte de nuestra nacionalidad
y á la ilusoria dominación extran-
jera. Si; hemos sido demasiado
estúpidos los mexicanos aj dejar-
nos oprimir y saquear por el trai-
dor PoTfirio Díaz y por los extran-
jeros á quienes nuestro tirano nos
ha entregado como manada de o-
vejas para esquilmar; hemos sido
Según sabemos por nuestros
corresponsales, eil Ixtaltepec, Es-
tado de Oaxaca, hubo un motín
hace pocas semanas, originado
por la rapacidadad de Emilio Pl-
mentel, Fernando de Gyves,—el
arbitrario Jefe Político que tan
triste fama está adquiriendo*—
y Nicanor Gutiérrez, un rábula
que no teniendo pleitos que de-
fender se ha dedicado al oficio de
funcionario que tan provechoso
para los bribones ha sido en estos
últimos treinta años de desenfre-
no porfirista.
Esos tres tiranuelos concerta-
ron con unos extranjeros, la ven-
ta de las aguas que corren por los
terrenos denominados en zapoteo
"Lu-gullsa," y que el pueblo
utiliza para regar sus sembradu-
ras, para mover una planta eléc-
trica que había de surtir de alum-
brado á varios pueblos vecinos.
El pueblo nada sabía de las ma-
quinaciones de los tiranuelo.% y
al darse cuenta de ellas mont(' en
cólera,—como que se le quita >an
las aguas sin las cuales los tr¡ ba-
jos agrícolas son imposiblesr la
miseria se agravaría en benencio
de los extranjeros, y de PimeE tel,
de Gyves y Gutiérrez,—y al re-
pique de la campana de la iglesia,
se reunieron los vecinos, que lan
zando los reivindicadores .ri-
tos de ¡Viva Juárez] '.Viva el se-
gundo libertador! se dirigieron al
ugar de los trabajos docrlel los
extranjeros habían estancado ya
el agua y á machetazos destri ye-
ron las tablas y cortaron las rea-
Si exhibiéramos, punto por pun-
to, todas las corrupciones, injus-
ticias y despóticos excesos de la
Administración campechana que
lioy regentea el ambicioso y de-
pravado Aznar Cauo; si detallá-
ramos todos los perjuicios que de-
be el pueblo á este sátrapa sórdi-
do y penertido, necesitaríamos
coosagrar por completo este pe-
riódico a los asuntos de Campe-
che. No podemos hacer tal cosa,
porque otros asuntos reclaman
también nuestras columnas; pero
aunque sea en globo, á grandes
rasgos, delinearemos la situación
de aquel mísero Estado y fustiga-
remos á los viciosos mercaderes
que lo arruinan.
En donde primero resalta la co-
rrupción del Gobierno campe-
chano, es en el delicado ramo de
Justicia, Los Tribunales son
mercados; las Magistraturas son
un negocio para quienes las ejer-
cen; los que visten toga, del pri-
mero al ultimo, envilecen en to-
dos sus actos la majestad de la
Ley, y rinden impúdicamente su
conciencia ante el peso de la con-
signa ó del dinero. Los Magis-
trados de Campeche son á la vez
litigantes y juzgadores: Valentín
de la Torre litiga por conducto
del Lie. Cristóbal Dorantes; Juan
H. Brito dirige testamentarías por
conducto del mal boticario Leo-
poldo Pérez Abreu; los Morano
dirigen al esclavista Joaquín Bom-
bat; Santiago Martínez Alomia
dirige negocios por conducto de su
cuñado Juan de la R. Pérez, quien
hasta barcos tiene con la "profe-
sión. "Naturalmente que los nego-
cios de estos señores son los úni-
cos que marchan, pues se despa-
chan solos en los Juzgados. Se
al Magistrado
ir persone J<OJ en to del
los Juzgados á dictar
los fallos favorables en sus nego-
cios.
Con bribones de esta clase tie-
nen que entenderse los ciudada-
nos de Campeche, y claro está
que los hombres honrados siem-
pre salen perdiendo. D. Fernan-
do Mayans, por ejemplo, que es
honrado y por tanto desafecto á
Aznar Cano y su camarilla de ne-
gociantes, ha sido siempre contra-
riado en cuantos asuntos ha lle-
vado ante los llamados Tribuna-
les, y aun ha sufrido atropellos en
su persona por parte de las auto-
ridades Un rufián, en conniven
cia con un gendarme, acusó al Sr.
Mayans por "ultrajes á un fun-
cionario" (el gendarme); la acu-
sación carecía de todo fundamen-
to legal; pero el Juez Arturo Sa
les Díaz, uno de los más distin-
guidos eunucos de Aznar, le dio
entrada sin escrúpulo, y se com-
plació en encarcelar arbitraria-
mente al Sr. Mayans. Este señor
no se conformó con el atentado y
presentó acusación contra Sales
Díaz, por ataques á la libertad in-
dividual, ante el Presidente del
S. Tribunal de Justicia. El Sr.
Mayans y su patrocinante el Sr.
Gaspar Trueba Mac-Gregor pu-
blicaron en hoja suelta el texto de
la acusación, y con tal motivo las
autoridades cometieron un nuevo
atentado: dichos ciudadanos fue-
ron encarcelados, apenas comen-
zó á circular la hoja.
Éntrelos abogados respetables
no encuentra A^nar quien quiera
desempeñar cargos judiciales; los
por el sátiro Bouregard, pero no
se quejan con el Gobierno, porque
saben que entre el Gobernador y
el Inspector existe la complicidad
del vicio, y temen que Aznar, en
vez de protegerlas, las destitu-
ya porque no ceden alas exigen-
cias del bellaco Bouregard.
Sin embargo de estos detalles
que dan asco, Aznar alardea de
moralidad. Contra las cantinas y
tiendas de abarrotes en que se ex-
penden licores, dictó Azuar medi-
das tremendas, estúpidas: queno
hubiera música en esos estableci-
mientos; que se quitaran las me-
sas y bancas; que nadie pudiera
tomar más de una copa; que se
prohibieran los grupos y conver
saciones; que los comerciantes
llevaran por separado las cuentas
de las ventas de alcohol' y las de
otros efectos; y sobre todo, impu
so contribuciones excesivas, inso
portables, que materialmente no
puede pagar el comercio. La pre
tendida moralidad de Aznar, e.
una verdadera persecución al co
mere», un pretexto para cobra
impuestos brutales y llenarse lo,
bolsillos con avidez'de Harpagón
á costa de los intereses generales
Moralidad había de tener el asque
roso sátrapa en su conducta; en
vez de robarse el dinero del pue
blo y repartírselo con los favori
tos encargados de satisfacer sus
repugnantes depravaciones; en
vez de prostituir la Justicia y co-
rromper la Instrucción con un
Inspector lujurioso; en vez de ha
cer un negocio de cada ramo de la
Administración, debería practicar
la honradez pública y privada
mente, disminuir las contribucio
'nes, impulsar y no aniquilar e
progreso del Estado, respetar la;
libertades públicas, y en final d
:iteo,tas, no permanecer
CONDICIONES:
SoSOlSNimACIOK publl-
iara loa dina lo. y 115 do cada wieg, La
lubaorlpolón, para México, vnlo $6.00
lata, por nrío y $2,76 por eomoscre:
parn loa Eatudoa Unidos loe precios
an-lbn Inclloiidoe.
A IOB unontoe, so loa hacen dosouon-
,oo oapecluloa.
Los envíos de dinero pueden
hacerse por Giro Postal Interna-
ional, por Expresa, en Billetes ü
Ordenes ele Banco ó, en último
caso, en Timbres Postales.
Los personas quo roelban REGCNERS-
CION so sorvlron mondar pagar directa-
mente su subscripción, puos no podomot
girar contra nuostros abonados.
NOTK.rjo SE SERVIRK NINGÚN PEDÍ.
DO SI NO VIENE ACOMPAÑADO DE SU
tas, de todo lo cual hicieron ana - - .
hoguera. Hecho eso, regresión hombres honrados no pueden pres-
al pueblo á reclamar al Presiden- tarse á ser instrumentos del co-
dente Municipal, Nicanor Gutié-' rrompido sátrapa, y este para
haber perniHido que ! completar su gente, ha tenido que
r ! hacer abogados á todo vapor,rrez, porconstruyeran esas obras tan per-
judiciales á la población Gutié-
todo
estudiantinos nulos y serviles co-
temblando como un azoga- mo Sales Díaz Dorantes, Acosta,rrez,
do, prefirió esconderse por temor
de ser justamente lynchado por el
pueblo.
El miedo le dura á Nicanor,
quien no puede separarse de un
holgazán, su compadre. Eutimio
Orozco, que hace veces de jen-
darme por lo que gana an s eldo
que ninguno puede soñar cu i.quel
infortunado pueblo; pero 1 orno
cobarde, Nicanor está vcng.'ir'lose
vilmente. Los ciudadanos (. isme
Pérez, Félix T. Marín \ oíros,
así como el Sr. Gilberto Caví, de
Juchitan, han sido apiebenoidos
y conducidos á Oaxaca } esas
aprehensiones tienen J»OI objeto
dejar al pueblo sin un uud?dano
que levántela voz é .impida que
las aguas sean vendidas.
El pueblo, por esa \enta será
Rojas y
Otro de 1os que se distinguen
entre los favoritos de Aznar, es el
Inspector de Instrucción Pública
J,uis Bouregard, que por dedicar
se á empresas amorosas desatien-
de los deberes de su cargo. Un
empleado de la Gendarmería, i
cuya mujer trató de seducir Bou
regard, correteó vergonzosamen-
te al tenorio por las calles de Cam
peche. El despechado amador se
quejó con Aznar, y el Gobernador
en vez de reprender al torpe ena
morado, llamó al empleado de la
Gendamería, lo regañó grosera
mente y lo destituyó de su cargo
sencillamente porque no se dejó
ultrajar por el Inspector de Ins-
trucoión Pública. Las profesoras
mortificadas constantemente
qínica-
mente en un puesto1 del que lo re .
haza la voluntad popular. En es-
o consistiría la moralidad, y no
en perseguir á las cantinas, po-
iéndolas casi en estado de sitio.
Eso no es moralidad: eso es bru-
alidad, es tiranía, y con razón D.
Enrique Mayans, que fue llevado
preso porque no corrió de su tien-
da á un cliente, como lo previe-
nen las* disposiciones de Aznar,
dijo al Gobernador, que mejor le
cerraran de aína yez su estableci-
miento. Las palabras del Sr. Ma
yaus fueron estas: Si Ud., Sr
obernador, no revoca sus dispo-
siciones, mande recibir con Nota
rio Público mi establecimiento y
proceda a su liquidación, que yo
me iré de aquí á trabajar donde
haya garantías.En Campeche, y bajo la protec-
ción de Aznar Cano, los esclavis-
tas trafican impunemente y come
ten infamias con los trabajado-
es. Entre los peores negreros fi-
;ura Jua,n Bombat, ranchero sór-
dido y cruel, cuyo mal adquirido
capital tuvo por base el ejercicio
del contrabando en épocas pasa-
das. Bombat funge de Juez en el
Real de Salinas, y con motivo de
su autoridad, más se excede en
sus abusos. Paga á sus sirvientes
$8.00 al mes y un poco de maíz.
Estos infelices" tienen que traer
del interior del monte hasta la ori-
lla del mar (trayecto de una le
gua cuando menos) 200 rajas de
leña de mangle 6 botoncillo, y en
esta faena se ocupan desde las
primeras horas del día hasta las
seis de la tarde, ¡ por una peseta
y un puñado de maíz! En las sali
ñas roba todavía más Bombat.
Obliga á los trabajadores á sacar
quince faneg-as de sal por $0.50 y
un poco de pozole!
En las fincas del Partido de
Champoton es común que se co-
metan atrocidades con los traba-
jadores. En San Dlmas, anexa á
Yohaltum, de La Montaña, S. A.,
se aplicaron 50 palos al albañi
Antonio del Río, y después, para
que no huyera á quejarse, fue
puesto por muchos días en el ce-
po. Este último suplicio se apli
có también á los tres hermanos
Correa, trabajadores de la misma
finca. Todo esto lo sabe perfecta
mente Aznar, pero lo solapa por
que es tan malvado como sus a
mig-os los negreros, y porque
be, además, que el Autócrata Por
firio Díaz es un decidido piotector
de los esclavistas.
De la finca San José Carpizc
desaparecieron 25 hombres cuy
paradero ha quedado en el miste-
rio. Se tienen algunos datos so
bre que estos hombres salieron
de vSan José Carpizo por tierra,
por el mal trato que se les daba,
pues casi todos venían flagelados.
Luego se s\ipo que habían sido
encerrados en un calabozo de la
Jefatura, y más tarde embarca-
dos por la fuerza en la canoa "Al-
fonsina" del mismo Carpizo, ig-
norándose su final destino. Tal
vez fueron vendidos á esclavistas
yucatecos. Un abogado de Cam-
peche dirigió al Dictador este te-
legrama: "Hoy se ha cometido
un delito patrocinado por el Go-
bernador y el Jefe Político. Car-
pizo, el negrero, ha plagiado 25
hombres. Daré detalles." Inútil
es decir que el Dictador no hizo
el menor caso de esta denuncia.
Antes bien, ha de haber felicita-
do á Aznar y le ha de haber reco-
mendado que no dejara de prote-
ger á los negreros.
Repetimos que nos falta espa-
cio para exhibir todas las lacras
de la Administración de Campe-
che, pero lo "que ligeramente de-
janíos apuntado basta para dar
una idea de la miserable situa-
ción en que se encuentra el Esta-
do que el Dictador" entregó á la
rapiña y corrupción de Aznar y
sus satélites.
Por lo demás, la situación de
Campeche no es excepcional: es
la misma en que se hallan los de-
más Estados de nuestra llamada
República, triturada de uno á
otro extremo por el despotismo de
Porfirio Díaz El mal está .An Ja
Dictadura, y mientra? esta sub-
ista no hay que esperar mejora-
miento. Si desapareciese Aznar "
¡ano de Campeche, nada se reine-
iaría, pues el Dictador mandaría
otro de sus eunucos á oprimir
j robar el Estado. Creían los
campechanos que García M. era
la_peor calamidad; ahora que el
ucesor de aquel sultán sigue rea-
izando la ruina de Campeche,
habrán visto los dignos hijos de
ese Estado q ue todos los lacayos
de Porfirio Díaz son iguales, que
todos oprimen y todos roban, por-
que todos cumplen las instruccio-
nes de su amo, y estarán conven-
cidos de que el origen de todos
os males, la causa de todos los
nfortunios de la Patria, es la Dlc-
:adura.
Hay pues que luchar contra la
Dictadura, si es que realmente
queremos recuperar nuestras li-
bertades y detenernos en esta
pendiente de ruina y de ignomi-
nia en que Porfirio Díaz nos ha
estado precipitando desde que lo
dejamos adueñarse del poder.
A los miembros del Partido Liberal.
Por acuerdo de la Junta Orga-
nizadora del Partido Liberal, s<
suplica á los miembros del Partí-
do, envíen sus cuotas mensuales
sin esperar previo cobro, procu-
rando que sus remisiones lleguen
á la junta antes del día último de
cada mes.
St. Louis, Mo., Marzo de 1906
El Secretario,
Antonio I. Villarreal.
ALFONSO C. YILLÁRREAL
COMISIONISTA
NUEVA YORK, B. U. A.
Ofrece sus servicio» como comisionista y traduc-
tor á los consumidores mexicanos
Vende toda clase de artículos del comercio ameri-
cano & lo<* mejores precios de plaza.
Recibe en comisión mercancías de procedencia
mexicana para su venta en este país.
Compra curiosidades mexicanas.
Suministra toda clase de I nf ormaciones comerciales
> Recibirá y atenderá cordialmente á los mexicanos
que visiten la Metrópoli comercial del Nuevo Mundo-
Toda correspondencia diríjase asi:
Ss. ALFONSO O. VILLAHEBAL.
105 E. 28tb STBEET.
NEW YOBK, U. S. A.
Escudada on su oalldad do rmijor,
Dona Juana II. Gutiérrez do Mendoza,
HO ha confiádmelo on colon úlfcliaou roo.
BOG, oou uu ardor tan lutünineatlva
como lnJuBtiUondo, A oolmarnoe do in-
jurias y á propalar aoerca do nosotros
las calumnian que oonsldei^a do mejor
o (coto para haoornos perder ln oati-
maolón do nuuatros oorrellglonar|o8.
Saponia probablomonto osa aonorn que
ln. oonaidornolóu quo hasta ahora le
homon tonldo por su soxo, sellarla o-
tornaruonto nuestros loólos y HOH ba-
ria sufrir humildemente loa maa gra-
ves ultrnJoH y las itnputaolones más
ofonolvas; órela do sognro quo, no laB
virtudes y dolioudezna femonileB, sino
el Biinplo hecho de llovar faldas, ea lo
quo haoo a la mujor aoreedora 6. la
oonsldoraoidn dol sexo masculino, y
que oualqtilora quo lleve fnldaa, aun-
qu« no tenga aquellas virtudes y de-
licadezas, puede oou toda impunidad
desuardar bofetones al rostro de IOB
hombros, sin que estos tongun dere-
oho ú defenderse. Demasiada exten-
elón daba la orgulloea Directora de
"VóBper" á loa preceptos de la galán
toria, y esto es de lamentarse, porque
mas sufrirá abora que reciba do noso-
tros un tratamiento que, aunque es el
que merece, dista macho del que ella
so imagina merecer.
Hemos resuelto responder de una
vez por todas, y oon todo la rudeza do
la verdad, & los insultos que nos diri-
ge Doña Juana, inspirada por el des-
pechado tránsfuga Camilo Arrlaga.
Como exhibimos á éste, exhibiremos
hoy á su nueva aliada. No se nos pue
de exigir más paciencia; el más ga-
lante y tolerante de los mortales no
nos puede pedir que permaneaoamoB
en silencio, mientras un enemigo des-
leal nos arroja aluviones de fango y
nos presenta á los ojos de los liberales
como seres manohados por todas las
corrupciones y todas las maldades.
El pertenecer al sexo femenino no
puede dar á nadie el derecho de des-
trozar honras ajenas sin responsabili-
dad. Oontra las mujeres existe tam-
bién el derecho de defensa propia, y
este derecho, que es el de los oaeos
extremos, es el que nos ampara para
hablar como vamos á hacerlo. No
queríamos manchar estas columnas
removiendo ciertas inmundicias que
repugnan, pero á ello se nos obliga.
Defendiendo nuestra honra, tenemos
que ser inflexibles oon los que creían
que no nos atreveríamos á exhibirlos,
precisamente pomo mancharnos, con
los que se parapetaban en la misma
magnitud de su ignominia, oon IOB que
ae creían intocables, porque ee sentían
protegidos por el fango que los cubre.
Pero hay veces eri*que es preciso cas-
tigar á las almas leprosas, aunque se
tenga que poner la mano sobre la le-
pra, y ésta es ana de ellas. Debemos
ser inflexibles, por nuestra honra y
por nuestros correligionarios mismos,
pues no sería para ellos nada honroso
que se creyera que la Junta que obra
en su representación es, como dice
Doña Juana, una cuadrilla de picaros.
Esperamos que, teniendo en cueDta
laa anteriores consideraciones, nues-
tros correligionarios nos perdonarán
que les mostremos el espectáculo as-
queroso que la necesidad nos obliga á
presentarles.
Oon una desfachatez sin límites, pre
tende hacor creer Doña Juana que vo-
luntariamente se separó de nosotros
porque DO luchábamos honradamente,
porque éramos ambiciosos, explota-
dores del pueblo, etc, etc. La verdad
es que ndsotros fuimos los queprocu-
ramos separar de nuestro lado á esa
señora y á su compañera Elisa Acuña
y Rósete, cuando conocimos su mer-
cantilismo político, y sus repugnan-
tes vicios. Lo lamentable fue que no
las conociéramos á tiempo y soporta
ramos largamente su contacto.
Para que se vea quien buscaba y ob-
tenía lucro en la lucha política, si no-
sotros ó nuestra calumniadora, expon
drernoq estos hechos. Publicábamos
nosotros ''El Hijo del Ahuizote" al
mismo riempo que Doña Juana publi-
caba "Vé-<per" en México, en los años
de 1902 y 1903. Semana por semana,
Doña Juana pedía dinero á "El Hijo
del Ahuizote" para sostener á "Vés-
per". Nosotros IOB lncradores,'en vez
de embullarnos los rendimientos de
nueetraHñorecienté publicación, dába-
mos una buena parte de ellos á la des-
interesada luchadora,quenunca dejóde
pedir, de exigir dinero, ni aun en núes
tras épocas de mayor miseria. 8i que-
ría hacer un gasto, acudía á nosotros;
si necesitaba pagar á un empleado,
nos lo enviaba para que le cubriéra-
mos el su sido, y hasta cuando le llega-
ba el impulso generoso de socorrer á
su pariente Maciel, el socorro tenía
que salir de nuestras manos explota-
doras! La opinión que tenía entonces
Da. Juana de nosotros, es muy distinta
de laque* tiene desde que perdió nuestra
protección pecuniaria. Ahora,'para cu*
brir las apariencias, está diciendo que
desde aquellos tiempos nos conocía y
nos tenía en pésimo concepto; pero
el oaeo es que no lo manifestaba, y se
ie puede hacer esta observación: si
ya conocía nuestras maldades, y sin
embargo, las cailaba y seguía unida á
nosotros, estaba vendiendo sus con-
vicciones, y el no conocía nuestras
maldades y por eso estaba á nuestro
lado, entonces ahora es cuando está
mintiendo, indudablemente con algún
bajo interé*, pues la mentira nunca es
honrada. Por ejemplo: si creía Doga
Juana que Ricardo FloreB Magón fue
á descomponerlo todo en el Oongrewo
Liberal y obró allí con fines persona-
les, ¿cómo es qne un año después de
dicho Congreso publicó en "Véaper"
una apologí* del mismo Ricardo, de
quien dizque tenía tan mala opinión,
pero de quien aceptaba auxilios pe-
cuniarios; apología que no le fue pe
dida ni mucho menos inspirada? Otro
detalle: ¿cómo está ahora glorifican-
do á Santiago de la Hoz, después de
haber sido, en vida de nuestro infor-
tunado compañero, su enemiga encar-
nizada? ¿cómo dice que nuestro gru-
po, desde que estábamos en México,
era traidor y ambicioso, y enaltece á
uno áe aquellos traidores, á Santiago
déla Hoz, cuya conducta y cuyas o-
pintones fueron exactamente iguales
á las nuestras?
Doña Juana con ana ruindad inau-
dita, está profanando la memoria sa
grada de un muerto, para hacer de
ella ana arma contra nosotros- Esto
es indigno. Si esa mujer fuera since-
ra ea BUS elogios á nuestro malogrado
hermano, morocoria aplauso; poro es
falsa, obra por cdloulo, toma el nom-
bro de Snntiago para ponerlo al servi*
cío do BUB paeioüoB, haoo'do eso nom-
bro un instrumonto de odio, y profa-
na el prestigio do aquel muerto, al n-
proveoharlo como arma on una oon-
tionda mozquluu.
Recuerden Doña Juana y BU compa-
ñera los términos, hablados y esorltos,
<|UO en vida de Santiago, usaban para
tratar de 61. Nos repugna repetirlos:
oran injurias irritadas y vulgares. Lo
que el roforiremos ea un episodio inol-
vidable del que, por fortuna, hubo
muchos leBÜgoa aparte de nosotros, y
en el que queda pintada vividamente
la mujer que ahora glorifica cou tusón
i .Santiago de la Hoz. En las Ofici-
nas de "El Hijo del Ahuizote" sécelo-
braba uijia sesión de la Directiva xáel
Club "Ponoiano Arriaga". Hacia tlem
po que BO vonlft tratando ln cuestión
de si nuestros trabajos habían do eer
una activa campana contra la Dicta-
dura, ó si se habían de coucretar á la
pura propaganda de ideas liberales.
Nosotros, y entre nosotros Santiago
y algunoa más, sosteníamos lo prime-
ro; D|,of)a Juana, Camilo y algunos
otros, «ataban por lo último. Noso-
tros liemos creído siempre que los ma
les se deben ataoar dlreotamente, y
no con rodeos y vaguedades. Si la
Dictadura es el mal de nuestra Patria,
había que combatirla sin miramien-
tos, Proclamar principios abstractos,
sin tocar expresamente á la tiraDía,
nos parecía labor, poco peligrosa sin
duda, poro también poco fecunda y
nada práctica. Oon el pretexto de
que se luchaba por principios y de que
no habíamos de ser personalistas, «e
quería que no hiciéramos la campaña
que al fin hicimos contra la sexta re-
eleoolón del Gral. Díaz. Queríamos
fundar un Olub anti—reeleccionisin,
trabajar directamente contra la Dicta-
dora, y encontrábamos una tenaz opo-
sición en los moderados, partidarios
de la abstracción. En la sesión de que
hablamos, se trató el espinoso asun-
to, y encontramos la misma oposición
de siempre para nuestro proveoto de
lucha activa. En el calor de la discu-
sión, Santiago de la Hoz llamó CO-
BARDES á los que sistemáticamente
se oponían á que ee trabajara directa
y prácticamente contra la Diotadura
y querían una labor de simple propa-
ganda doctrinaria, que hubiera nece-
sitado cien años para fructifloar. Do
ña Juana sintió probablemente que á
ella iba dirigido el tremendo repro-
che, y se apresuró á recogerlo; pero
lejos de destruirlo con razones, eólo
quiso desahogar BU cólera y contestó
á Santiago con el sistema que ahora
está empleando para calumniarnos,
sistema que consiste en hablar contra
una persona en términos vagos, dan-
do á entender que se saben muchas
cosas que no quieren decirse, anun-
ciando revelaciones que nunca ae lle-
gan á hacer, procurando sembrar du
das y sospechas terribles contra los
que se escogen para víctimas. Ante
la acusación de cobardía lanzada por
Bdtitiago, Daña Juana le respondió!
"Ud. sabe por ,qué me opongo á sus
propósitos, y dejaría de hacer acusa
cionea, si yo dijera lo que sé. Pero es
mejor que nos callemos "Trému-
lo de indignación, rojo de ira, Santiago
apostrofó á Doña Juana: '-Si en algo
aprecia Ud. su honra,—le dijo,—no
saldrá de aquí antes de haber declara-
do lo que dice saber de mí, y que se
calla". Todos los apremios fueron
¡nútiles: la calumniadora no dijo en
bonces ni ha dicho jamás lo que anuu
ció saber de Santiago de la Hrz. Sim
plemente quiso que los testigos de a-
quella escena se supusieran que San
Oiago había cometido algún horrendo
crimen, si es que eran tan necios para
dar valor á una fraseen que se traslu
cía el más innoble deseo de venganza
Lo que dejamos referido lo presencia-
ron quince miembros de la Directiva
del Olub "Ponoiano Arriaga", y como
diez correligionarios más que tuvie-
ron oportunidad de encontrarse en el
salón.
Otro detalle. ¿Cómo es que el respe
co y admiración que proclaman hacia
Santiago de la Hoz Da Juana y su com
pañera, no les impidió plagiar desea
radamente las composiciones litera
rias de Santiago? - Estas s< ñoras se
quedaroD con los papeles de nuestro
compañero y se los llevaron con ellas
cuando se separaron de nosotros, di-
ciendo que entregarían esos papeles á
la señora madre de Santiago. Pues
bien: poco tiempo después de esto,
vimos en un periódiquito de Saltillo.
Manado "Estola", versos de Santiago,
firmados con un pseudónimo femenil.
El hecho nos extrf-ñó, y estábamos
pensando en aclarar de donde partía
el plagio, cuando en el mismo periódi-
co de De ña Juana vimos publicado,
con el pseudónimo que usaba E ipa A
cuña, nn hermoso cuento que Santia-
go había escrito cuando estábamos en
Belén, y elqpe nuestro compeñero ha-
bía dedicado á una distinguida y hono
rabie s* Sonta de Veracruz. Santiago
había guardado inédito ese cuento,
pero lo conocíamos muchos de BUS a-
migos tanto de México, como de Ve
racruz, y á todos nos caucó indigna-
ción el latrocinio que las pretendidas
amigas de Santiago estaban cometien-
do en la producción literaria del poeta
muerto. Gracias á que se les dio á en-
tender qne se conocía BU plagio, van
á publicar abora los verspB de Santia
go, que estuvieron en inminente ries
go de cambiar de autor.
Después de estos hechos, se puede
juzgar si la glorificación de Saniiago
por Doña Juana, (junto á los insultos
que la misma señora nosdir'ge), es
una expresión de respeto y admiración
sinceras, ó es un indigno recurso para
vigorizar sus a taquee contra nosotros;
se pnede ver si el objeto de Doña Jun
na al enaltecer á Santiago, es alpún
otro que el de rebajarnos; se puede
palpar si se honra á Santiago, por
creer en sus méritos, ó sise le profana
vilmente, tomando su nombre como
recurso para herir y degradar á los
que fuimos sus hermanos. Se dirá
que no queremos que Doña Jua-
na glorifique á Santiago,- y se dirá la
verdad. No queremos que la qne odió,
injurió y calumnió al malogrado lu
chador, se ponga boy á hacer la farsa
de admirarlo. No concedemos al fan
go el derecho de disfrazarse de'admi
rador de la honradez.
Pasemos á otro panto. Desde mu-
cho tiempo antes de ponerla en plan-
tn, toniamoa ln idea (quo ostamon re-
alizando oon la aprobación do nues-
tros oorrollplonarlos) do reorganizar
ol Partido Libeiuil y constituir la Jun-
ta necesaria para olio. Cuando tocla-
\ la no donoubríiimoB quien era Dcñn
Juana, y por tanto, estábamos on ar-
monía oon «lia, Ricardo Flores Magon
lo habló de eso proyeoto, en una curt u
Estábamos nosotros ontonces en La
rodo, Tox., y olla en México. Dona
Juana contestó eiitufÍ!V«m¡id¡i, en carta
de I do Febrero de l!»04: "EBtoy muy
contenta de que se constituí» ese Di-
rectorio y tanto me gustu que hasta
qulBiern tomar parto en ese cuerpo
qun tuntii reaponmbllidad va ft eohar
sobre tí y I un guindes coi-tía MI atener
que realizar. Lftatimu que no se pue
d», pero confio en que mi hermanlto
hura qnfl BP> me oonceda una secretaría
privan», en Un un sitio donde puedu
tomar m! parte do trabajo." Y en otia
carta de 13 del mismo mea, decía: "O-
jalá y pronto podamos instalar oei\ Jun
ln Directiva que Unta fullii está hucien
do." De modo que mientniB Dolía
Juana esperó entrar en nuestros tra,
bajos (y sepuir nicándonoB dinero), la
Juntu estntu Luciendo muchn falta í
iba á realizar grandes cosas; pero des-
de el momento en que rechaziimoa a
OPa senotn de nuestro lado. I» Junta
dejó de tener mérito, y es una usurpa
oión y uca explotación v un crimun.
Oon eBto se vo BÍ De Tin Juana npre-
cia las ideas por las ideas mis-
mas ó por lo que á ella le interesen,
y de esto pueden deducir nuestros co-
rreligionarios el valor que tienen los
ataques de dicta señora, ala Junta Or-
ganizadora del Partido Libei al y á sus
trahajoB.
Entre el fárrago de necedades con
que llera Dcfía Juana su dizque his-
tórico folletín, dice esta pobre mujer
que se opuso á muchos de nuestros
trabajos, entre otros el Club Antirre-
leccionista "Redención", porque no-
sotros fólo queríamos lucrar y llevar
la f auea al fracaso. Dice que nues-
tros trabajos no servían para nada y
que todo lo quo no hloieron ella y Ca-
milo Arriaga, carecía de utilidad y de
mérito. Pero es el caso que en cartade
4 de Ootubre de 1903,1 a SÍ ñora declara-
ba: "Loque hpmos bpcbo Imita aquí,
desde REGENERACIÓN (que no fue
de ella ni de Camilo) hasta ''lExcél-
sior!" (obra de nosotros), desde el
Club "Ponciano Arnaea" y el pri
raer Congreso Libera' (en los que tu
vimos parte), bauta e.1 Club''Reden-
ción" que fue exclusivamente obra
nuestra), lo conopptúo, BÍ no acertado
y bien hecho del todo, al menos útil,
muy útil " Entonces, Doña Jua
na no desdeñaba decir "hemos he-
cho", al hablar del Olub "Redención"
y de "¡Escélsior!", esos trabajos á los
que hoy dice que se opuso, como se
opuso efectivamente, para BU vergiien
ZF>; entonces nueetros trabajos eran
"útiles, muv útiles", mientras que
ahora Da. Juana dice qne fueron per
judiciales; entonces alababa nuestras
laboreo, y hoy las atribnve al intpré^
al Inoro, á la maldad. Si realmente
obráhsmop nosotros con perversidad
y Doña Juana Jo sabía—como dice que
lo sanín—pntoncpa, el juicio que deja-
mos copiado es Hpócrija, ee.falso, y
hace creer que Doña Juana solapaba
nuestras maldades por el interé" de
no perder los auxilios pecuniarios que
rpc'bía; y si PH juicio ese es justo,
porque nuestro» trabajos eran deve-
rBB útiles, entonces, ahora es cuando
noscalumnia miserable mente diciendo
lo contrario. De todos modos, Doña
Juana queda mal ¡ ese es el destino de
los falsarios. En la misTra carta hace
p) elogio del "alto diapopón" que usa
hnmoB en nuestros stsquep contra la
D'ctarlurn, ppro ahor» que es partida
ria del Iope'uajp moderado, por ser el
menos peligroso, reprocha el tono
enérgico tie la prensa, en el número 7
rlp su periódico
En el No. 8, dice que Pomof traido-
rps y cobnrfies, y pretende probarlo,
refiriendo que denunciamos como re-
volucionario á D. JPFÚ» Mpdina, des
poé1* dp una sprie de bajezas. DICP
D^ña Juana que supimos qu^ dicho
ppñor tenía una fociedari revoluciona
ris secreta; que conocíamos la amis
fnrl que mpcüaba entre ella y Mpdina,
y que Ipsnp'icamos qup nos prpppn
rpra TOMO LIBFEAIES QUE DE
PEABAMOS INGRESA^ A LA ASO-
PÍACION PARA PFE'-TAR SÜP
SERVICIOS A LA PAUSA Y A í A
PATRIA. Que noB presentó, qup OP
noR dispersó conflarza v se nos pu»o
al corriprtp ríe ciertas copap, que PP
nombró á Mpdina para que tratara
con nopotros. qne éste nos entregó SOP
credenciales, .V que tan luepo como
lan tuvimos en nuestro poder, denun
ciamos á Medina. Que, por último,
gracias á la lealtad y ca*>alleropirlad
dp 8antiago dé la Hrz Dfña Juana
pudo recoger l^s documentos que
comprometífln á Medina.
De ser exacto todo esto, no carece-
rían de justicia loa aspavientos de Do-
ña Juana. Pero DfñR Juana mientp
ron el iráa inconcebible cinismo, y
pssamos á proba rjo.
Por el mes de Marzo de 1903, á POCO
de haberse reinstalado el Olub "Pon-
clano Anisga". circularon en México
anas bojitas anónimas, escritas en má
qnina, en qup se criticaban 1̂ 8 traba-
jos de dicho Olub, llamándolos litera-
tura política, y 8e pedía la revolu-
ción, como lo único eficaz para com-
batir la tiranía A todos los miembros
del Club, estos pap^litos anónimos y
vergonzantes nos disgustaron. Era
claro que no era el medio de hacer se-
riamente una revolución, vimos sim
plemente el afán de entorpecer núes
tros trabfjosporanvidia ó porirquinas
eppeciales. La primera vez que vimos
UDO de estos papeles, no supimos de
donrle procedían,pero Drña juana nos
riij > que venían de nn gruuito de im ¡
béciles, encabezado por Jeeúf Medí '
na. Una de esas hojillas, la mandó ¡
Doña Juana á Ricardo Flores Magón,
con la siguiente carta:
"México.—Marzo 4 de 1903.
"Ricardo:—No Fé si á Ud. le habrán
dado ya BU café, pero si ha escapado,
ubi va el mío para que haga lap 11.—
Vea Ud. como pe atreven a decir que
no hacemos nada: esos canallas olvi
dan que los conozco á todos y fé que
son incapaces de hacer, no lo que ha
hecho Ud., pero ni s quiera lo que he
hecho yo.—Nos creen cobardes y ello»
no tienen valor para estampar sos
nombres —Cada vez se convencerá Ud
de lo peligroso que sería el viaje á los
Estados UnidoB. KSOB cobardon co-
rroborarían las opiniones du nues-
tros. onomiROB y ontro toüos noa
harían pasar por verdaderos t'ó-
mlcoa oomo nos dico "MI Popular".
So olvidan de quo uno sólo do nono -
tros basta para aarlea lecoioneH. ¿Por
quó no Iniciiin el movimiento quo de-
sean?—A la noolui voy A ln Callo do
Rebeldes y mo peloo cou todoa ellos.
—Les diré lo quo BOU, los llaiiuué por
BUS nombren: coborden.—Juana.—Rú-
brica — l>evr.ólvnmt> ese documento
ridiculo."
Aei hablaba ontonppn ostn B« ílora ,
pero ahora, D. Jetun Modtna cu "el
di»tinguido aNtiónomo que la favore-
ce con fraternal cariño", y nosotros
somos los Infames y IOH canallas.
Convenimos con DOÜU Juanu on ir ¡x
una de las sesiones do aquellos indivi
dúos pura deoirles que si reolmenle
querían hacer ln revolución, pslílba-
nioB dispuestos áayud a rloseerin mente
Atí lo hicimos: uno de nosotros habló
A nombre do todoH, ofreciendo nues-
tros servioios para la revolución, pero
exigiendo á la vt z quo ósta Bt> hiciera
de verdad. Don Juui1) Medlua se vio
en gran aprieto, y en un largo y em-
brollado dlsourso en ol que se compa-
ró con el cura Hidalgo, mnnifestó quo
no quería la revolución, que no ee de-
bía derramar la sangre del pueblo me-
xicano. Ya noa esperábamos estacón
testaoión ; bieu sabíamosque los hom-
bres de IOB papelitos, de quienefl Doña
Juana ha vuelto á ser amiga y admi-
radora, no harían nuda serio. Nues-
tro objeto fue orillarloB á que declara'
ran BU impotencia, y una v<z que lo
conseguimos, nos retiramos haciendo
los comentarios del caso, en IOB que
Dcña Juana sostuvo el tono feroz de
su carta que dejamos copiada.
Eoto fue todo. No hubo credencia-
les de Medina; no hubo documentos
en nuestro poder; no se noa dispentó
confianza ni ae nos puso al corriente
de ciertas cosaB, ni hubo uada de lo
que dice ceña Juana, pretendiendo
haoer tenebroao y trágico el asunto.
A mediados de Abril, por denuncia
contra "El Hijo del Ahuizote", fuimos
reducidos á prisión, pero, por una me-
ra casualidad, Santiago de la Hoz no
fue aprehendido. El periódico quedó
á cargo de Santiago, y n oso tros, salvo
algún original que enviábamos desde
la cárcel, no conocíamos el contenido
de "El Hijo del Ahuizote", sino hasta
después de publicado Así fue como
eu el No. 848, correflpondienie al 2G
de Abril, vimos un suelto con el título
de ''Don Medina" en que se decía que
éste era el nombre de un individuo
qne andaba lanzando ridículos volan-
titos revolucionarios, sin dar BU nom-
bre, como debe hacerse en esos casos,y
que ese individuo trataba de avergon
zar al Club "Ponciano Arriaga" porsu
actitud pacífica, atacándolo en un po-
riódico de Texas. Se terminaba dicit-n
doie que era un farsante, que no que
ría revolución ni era capaz de firmar
siquiera un artículo oposicionista, y
que si continuaba con sus necios ata-
ques seiía exhibido en nueRtrc p< r ó
oicos. Santiago nos dijo que Menina
Labia vutltp á publicar eu« papeleo?,
y que esto Jo indigi ó hasta el extremo
de hacerlo escribir ese {.árrafo. A to-
dos nos pareció mal eee arrebato, y el
mismo Santiago se arrepintió de él
muy pronto. Y no porque se hubiera
puesto á Medina en real peligro, pues
el Gobierno no hacía ni ponía hacer
cato de sus pcpelitof, fino porque ee
daba lugar á que algún ma évolo dije-
ra lo que precisamente tstá ahora di •
ciendo D< ña Juana Sólo que
cualquiera otro hubiera acusa
do á nosotroB y á Santiago por parf-jo,
y Dcña Juana ee ensíñ" nscia n áf en
nosotros y basta llega á prffceiitai á
Santiago ce mo palvaoor de Meri'na.
Comodeet-teasunto^e habló variar ve1
ees y delante de diferentes p» rsonai-,
son muchosloe que saben que Santiago
escribió (-1 \ árrafo contra Medina} que
los que estábamos en lu cárcel no lo
conocimos tino hasta que se publicó
D( ña Juana sabe epto tan bien como
nosotros, pero interesara en perjuci-
carnos, cambia IOB papeles entre San
nago y nosotros, n intiendo con toda
mala fe, mintiendo cínica, exi-gerada
y desvergorzadamenie 8t ron hace
molesto decir estas cosas poique de
ellas resulta, alguna responsabilidad
pHr Santiago, pero pon verduces pa
t- ntes. conocidas por muchos, v que
nos es pr< CIBO declarar para d* s>n en
tir las escandalosas calumnias ae Do-
ña Juana. Por otra rai te , no se pue
<¡e necir que perjudiquemos la rej u
tación de honrad» z de Pant ago, pues
i o tué ninpún crimen el que comefó
Exhibió á Medina ante Ja opinión j ú-
buca como lateante, pero no 1 at ía la
menor inteiición de hacer peli^iat la
vida de eete sujeto, como preifnrie
i act-rlo creer De ña Juana, ahoia que
i'os atribuye lo que bizo nuestro c u>'
ranero. Los miPmoB hechos eptán
probando que el Gobierno no un ía el
menor cuidado por Medirá y f-us } a
pehtos, y eBto lo paMamos todos per
rectamente. Oon toda segundan que
si hubiera habido para Mednaoi ro
peligro que el de quedar en ridículo
ante el público, Santiago no hubiera
publicado unapa'abra de ese P« ñor. Y
ea absurí o que cuando IOB mifmoB he
chos —repetimos—han comprobado
que no se hizo correr á Medirá el rr ás
insignificante rieBpo, D< ña Juara < s1
candalice ahora diciendo que roi-otros
conspiramos contraía vidade ese buen
hombre.
Se ve, pues, que Doña Juana, con
una ma'a fe que traspa'-a todoB los lí
roites de lo imaginable, ba tergivena
do 'os hechos, y no PÓ'O lia tergiver
-arto, sino que ba inventado lo que le
hacía falta para dai un caráct er terri
ble á cofas insignificantes. Lo de la
credencial de Medina que teníamos
en nuestro poder como una arma terri
ble contra nuestra víctima, es una de
tantas invenciones, y, en consecuen'
c a, es invención que Santiago se haya
quedado con eea credencial y se la
hava entregado caballerosamente á
doña Juana, favoreciendo así á Medi-
na. ¿Có i o podía Santiago entregar
un documento que nunca existió? 8o-
'amenté por rebajarnos á rosotros,
enaltece allí doña Juana á Santiaeo
con un rasgo inventado. ¡Rara con'
tradición! En vida de Santiago, la
infame mnjer lo ultrajó y le negó sus
verdaderos méritos; ahora,que ya no
tiene que temer ni que esperar del
luchador caído, basta le inventa nue-
vas glorias, pero no para engrande-
corlo pladosamonte, slco para expío
tar, on provecho do sus vllos pasio-
nes, oso nimbo do raujoutiid y do pu-
roza que rodea los oombres do loa
grandes muortos.
En el cuso do Medina, falseado lias
ta lo inaudito, ensombrecido oon
pinceladas siniestras y uglgantiulo
hasta donde fuó posible, se funda
doña Juana pura hacernos el u,us
consideramos ol IIJAS tremendo de sua
cargos, el do quo somos cobardes y
traidores, y muy rapaces, on un caso
dado, ele ontregur a nupstros corre-
ligionarios al furor do las vengan
zaa oficiales. Por los hechou quo
deiamos referidos, y quo constan A
infinidad de personas quo no han
muerto, como Santlngo, so ve: <|iio
antes do ahora, drfla Juana tenía en
do hiioorlci - I,n Pa t r i n ilobo tumllrse
clobUnncuitt' oi|:ulloHu deudo quu pudo
r'ótiMlr cu tinii uoln fi'ohn, (IOH g r a n d e -
z a s ; BU liid(j|M!iiiU>i)o¡n pol í t ica yo l 1
mioiHílenlo del III.IH HIIH uro do IOH pn-
friota» " V t'Hto luí il(iH|U'(/"t dol Club
"Rodonolón", <I<>H|>IIÓB do " ¡Exool -
s i o i 1 " , (leiipiii ' 'M d n ln u l t i m a p r l H l ó n
t<n M i n i e n , (Ii H | i i CH (Ii t o d o Id 11no l i o j
n n u i e i i i n t l / .n t a n I u r i h i i n t l a m o t i t o I ) f l .
J u i uní. unían IÍHCHIJ.IH cnormoa para
o l m n l v n d o A ( í u i i t< \ i ( ¡ i l t i b n , e s t o f u -
r i b u n d o « ' l u c i o p n : n ( I c r i m i i u i l d e
q u i ( > i i t e m í a l i u i t I I H I I I I M I I I I H H , I H I n t \ i > l l -
r f l b l o « I I I 'u i M i n i i r i i I n d i i \ u t i H t c i a P o -
i i a J u i i n I I . N u t i c i i N Ú I m
o n n c p r b o r i ' B d o I O H n ¡ ' l i
adularon de uno modo
n i i » u c K i i i c i i I » l i i i i l i l i u l ( l i <
luto quo los
'cli inrs, los
O
Ku'ardo,
y entóneos ahora oRtA mint iendo mi-
el concepto de cana l la y de coba rde A . Bi'rnblcnuiíilf, <> c re ni. y en ene cano,
su fraternal amleo, el d is t inguido l l l R adnlncioncH que d( jumos ( opiadas
aBtrónomo D. J e s ú s Medina; que ol revellín la man indiana lupocrenn, ol
pár ra fo de "E l Hijo dol Ahu izo to" i espíritu n As íalm> v í a IIMH absoluta
con t r a este sujeto fuó una simple ! c n n ' M ' l n d ( > d ignidad
exhibición ante el público
denuncia ante el i
y no uuii
y que ese
Hay oirán prtiebiiH do ln falsía y
meicaütillHino de Diña Junnii Rn
i I.anulo, Ti JÍ , poco JIDICH do oiio tu-
I v'cramuB ol rompimuuito con Camilo
i Ariii'gii. IX na Juana rru iwnign y par-
tidaria de vale fc-ñoi, pero después
I del rompimiento- qtio fi L r.xeliipiva-
| mentó entre Arringn v nnpotros, sin
que puclloriJ afectar á De ña Junnn —
la dicliii Biflora M< inoBtió enemiga
furiosa de BU antiguo nliado. Una de
laB ibZonea de BU resentimiento, BP-
pun nos la refería, no puede ser más
comercial, Uecia eeta sfñora que
siendo Arrlflgn jple del Piirtulo, esta-
ba en la obligación do sostenerlas á
ella y á su conopnfiern, y dejarlas a-
bandonadflB en Laredo mientrnp í-l se
iba á San Antonio, era una canallada.
Ahora, y A propósito de la Junta, Do-
ña Juana dice que noroconoce jefatu-
ías ni direcciones de nadie: entonces
reconocía la de Amaga, para exigir
Bostón pecuniario y ponerse furiosa
si no lo obtenía.
Todavía en los últimos días de
nueBtraa relaciones con Doña Juana,
esta señora adulaba

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