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Li» hbortnd do Impronta «o tlouo 1111U lfmltos qüo ol rospoto il la vlfln prlvnün A li» mor«l y il In piw publloa.—Artí 7<? ílo ln Constitución. Periódico Inúepencllt nte de Gomüate. Direotor: RICARDO LORES MAGON Cumulo ln RopiMilicn iuomin<i<< bomuturuo o dlinltli.—(jlAAIUISTTA. «MIÍ Jo fe de Redacción: Juan Sarabia. AÑO L—3a KPOCA. SEORKTAKlO l)\ lililí \OOION: ANTONIO I Vil LARREAL. OFICINAS: 2645 LAFAYETTE AV.~ SAINT LOUIS, MO., H. U. A.— JUNIO 15 DK 1900. Administrador: Enrique Flores Magon TOMO' I V . - N o K). PORFIRIO DÍAZ ES EL RESPONSABLE. El día lo. de este mes, oomo debon saberlo nuestros lectores por la pren- sa de información y por nuestro Al- oanoe al No. 0 de eate perlódioo, tuvo lagar en Cananea, Sonora, un levan- tamiento de los mineros que trabajan . en la "Oanauoa Oonsolidated Oopper Oompany," contra eea despótica y abusiva Negociación yankee. Ese a- oonteoimiento puede haber sorpren- dido á los1 que no ven ni quieren ver cuáles la aituaoión de esclavitud y miBeria á que están condenados los trabajadores mexicanos en nuestro país; pu<yte haber parecido extraño á loe idiotas que oreen en la felicidad del pueblo, proclamada por IOB pe- riódicos subvencionados; pero páralos que no ignoramos la tiranía verdade- ramente insoportable que el gobierno y el capital ejercen sobre los pobreB, 108 BuceBos de Oananea no tienen na- da de extraordinario. Las hu- millaciones, los abusos, IOB robos de que eran víctimas los mexicanos en Cananea, no podían menos que pro- ducir la desesperada explosión de có- leraa que produjeron, y quien menos debe asombrarse del hecho, es la Dic- tadura que lo originó con sus orimi- naleB consejos de que se humillara y se robara á ios trabajadores mexica- nos de la "Oananea Oonsolidated Oopper Oompany." Dicha Compañía, como lo publica- mos hace tiempo, acostumbraba ha- cer entre americanos y mexicanos las distinciones más humillantes para nuestros compatriotas. A los ameri- canos se loa pagaba un,jome 1 de 85.00 OROÍá U»s MoyicanosWo $3.00 PLAc XA; ^ "les aJuuíjuaaoa f se les pagaba, en dinero efectivo, á los mexicanos en boletos para las tiendas de raya de la Compañía, en donde los peores e- feotos se les daban al doble ó triple de su valor. El americano, con el producto de su trabajo, tenía dinero en su mano y podía gastarlo en lo que se le antojara; el mexicano tenía qne reducirse á consumir lo qne hubiera en la tienda de raya, con el agravante de que allppagaba $1.00 ó $1.50, por lo que Bolo pagaban en el comercio in- dependiente $0.50 las personas que podían disponer de dinero efectivo, oomo los americanos, y no estaban condenadas á hacer todas sus transac- ciones oon los despreciados boletos. Cuando un obrero mexicano tenía ne- cesidad de cambiar un boleto por nu- merario, la Compañía hacía el cammerario, la Compañía hacía el ca bio», pero con nn descuento de 25 pg cuando menos D d bcuando menos. De modo que un bo- leto de esa Negociación, valía $1.00 cuando con él se pagaba á un mexica- no; pero valía $0.75 ó menos cuando Be cambiaba en efectivo. Los que tengan, no desmesurados orgullos de raza, no supremas altive- ces, ni tremendas rebeldías, sino un ¿tomo de simple vergüenza y una noción siquiera de lo que es la digni- dad, qne contesten si era posible que nuestros compatriotas de Cananea su- frieran indefinidamente, con manse- dumbre de bueyes, las injusticias y los latrocinios que se desataban sobre ellos. Que cualquiera se ponga en el caso de esos hombres robados y hu- millados, y diga si en tan miserable situación no hubiera también perdido la paciencia hasta estallar! Los que se sientan capaceB de soportar la es- clavitud en su propia Patria y de to- lerar que loe explotadores extranje- ros los traten á puntapiés, que arro- jen la primera piedra sobre ios insu- rrectos de Oananea! Entre los mexi- canos dignos, no habrá uno que se a- treya á condenar ese acto de reivindi- cación, que puede ser lamentable, pe- ro no abominable, porque si ha sido tremendo, también ha sido justo. Es preciso decirlo: ha sido justo. Cua- lesquiera que sean las apariencias y las consecuencias de los desborda- mientos de la cólera popular, la Jus- ticia es siempre la que preside todas esas rebeliones de la miseria y el in- fortunio contra la explotación y el despotismo. Y lo que es justo, es ine- vitable. Lo que hau hecho los deses- perados obreros de Cananea, espo- leados por las circunstancias, lo hu- bieran Jaecbo.los obreros de cualquier parte del mundo, porque en todas partes el eér humano es el mismo— tiene un límite para soportar opresio- nes—y en todas partes la iniquidad y la infamia tienen que producir odios y que provocar venganzas. En los disturbios de Oauanea, toda a responsabilidad recae irremedia- blemente en la Dictadura. Oomo lo publicamos anteriormente, el dueño de la rica empresa minera de Cana- nea, Coronel W. O. Greene, pretendió nna vez mejorar la condición de Jos trabajadores mexicanos, tal vez no por generosidad, pero sí probable- mente por interés propio, pues sin du- da había notado Greene el justo des- contento de los obreros y preveía que podían llegar á perder la pacien- cia si se les seguía dando el pésimo tratamiento que recibían. Pretendió, pues, para prevenir graves conflictos, como el qn6 se ha registrado, mejo- rar IR condición de los trabajadores; pero el Dictador Porfirio DÍRZ y su laoayo el Gobernador Izábal, se apre suraron á disuadirlo de BU propósito. "No convlener-dljo el ruin Tirano- pagar buenos joruales al populacho." Se alegó además, que si ee mejoraba la situación del trabajador en Cana noa, los jornaleros de campo de So- nora dejarían las haciendas, donde ue les esclaviza por $0.25 diarios, y se irían á las minas, perjudicando así á los avaros hacendados que no ten- drían á quien explotar. Tal vez Greene hizo notar sus temoreB de que los obreros se insurreccionaran si ee les seguía tratando mal y pagando poco; pero el Dictadorrcon la sober- bia que lo caraoteriza, ba de haber a- se'gurado que el "vil populacho" no se atrevería jamás á sublevarse con- tra sus señores. Greene se quedó, puee, con sus buenos propósitos, y los abusos y las injuaticiss^en la Cananea Oonsolidated Oopper Oompnny eiguie ron su curso, no ya tolerados ó pro- tegidos por el Gobierno, Bino expre- samente ordenados por el Dictador. Porfirio Díaz es el responsable de los disturbios de Oananea, responsable para con el pueblo y para con la Compañía. Si el pueblo sufrió robos y humillaciones, fue . debido á que Porfirio Díaz aconsejó que se le roba- ra y se le humillara; y si la Compa- ñía ba sufrido ahora pérdidas en su propiedad por valor de $500 000 y te- nido días de angustia y de terror, es porque siguió los consejos del Autó- crata y no los dictados de la razón, que exigían, mejorar la situación de l o s t v n | . i ( i j í i d o r e f t p c r f i " V i L r - ~ ~ ' ' fetJ futaras. ' Esta responsabilidad del Gobierno es innegable: se puede comproba con las mismas palabras de Greem en los momentos del conflicto. Todos los telegramas publicados por diferen- tes periódicos,están acordes en referir que cuando una comisión de los buel guistas fue á pedir á Greene el au- mento de jornales, "Greene accedió á aumentar los salarios, pero dijo que sería imposible para él hacer la con cesión SIN EL OO8ENTIMIENTO DE LAS AUTORIDADES MEXICANAS, y dio su palabra de que consultaría inmediatamente con el Gobernador Izábal, y si éste accedía, las deman- das serían concedidas." No se podía decir con más claridad que al Gobier- no se debían las malas condiciones del obrero en Oananea y que el Go- bierno era el único qne se oponía al aumento de salarios. Y ya se sabe que el Gobierno es el Dictador, pues los caciques inferiores no son más que instrumentos de Díaz en sus ac- tos y ecos del mismo en sus opinio- nes. Se dirigieron entonces los huelguis- tas, en perfecto orden, á la maderería de la negociación para invitar á los mexicanos que allí trabajaban, á que abandonaran sus labores y dieran ma- yor impulso á la huelga. Fuero reci- bidos á bal.izoa poramericanos em- pleados de Greene que dispararon desde el interior de las oficinas y des- de ese momento la bnelga tomó un aspecto trágico. Los mexicanos qui- sieron aprehender á los yankees cri- minales que asesinaron al pueblo y, para obligarlos á rendirse, prendieron fuego á la madera que circundaba el edificio donde se habían parapetado los agresores. Ese fné el principio de la refriega. LOB americanos, dirigidos por Greene, deBde sus casas, ó desde sus antomóbiles hicieron nutrido fue- go sobre la multitud desarmada 6 in- difensa. Fue una horrorosa carnice- ría. Nuestros cotripxitriolns procura- ron defenderse y débilmente porque carecían de armas respondieron á la infame agresión. Los obreros de antemano sa- bían que el sátrapa de Sonora, fiel á la política de Porfirio Díaz, se opon- dría á que se hiciera al pueblo la me- nor concesión. Para aquellos honra- dos trabajadores no era un misterio que debían sus infortunios al Dicta- dor. Saben también que éste es im- placable en su odio al pueblo y que lo son todos sus eunucos, y por tamo, no podían dudar de que nunca se les concedería eJ aumento de salarios, s tal concesión había de depender de. Gobierno. Deci-qne se harían con- cesiones, si el Gobierno las autoriza ba, era tanto como decir que no se haría ninguna concesión. El Gobierno no podía acceder á bene- ficiar á los trabajadores, como otras veces no había accedido. ¿Oomo per- mitir que se disminuyera la miseria y que la prosperidad del pueblo viniera áser una amenaza para la Dictadura? ¿Oomo contribuir á que los señores Hacendados de Sonora perdieran sus peones de á peseta diaria? ¿Cómo dar un mal ejemplo á todos los explo- tados del resto del país, que al ver triunfar á sus hermanos de Oananea en una huelga, harían también huel- gas para triunfar? No; el Gobierno jamás podía dar su consentimiento dos los que no están oiegos, y poi OH» los decepcionó la respuesta de Oree un que no era más que una m y ;i' i ülefraztKlu, Agotiule lapaoiotioiii, exaoorbiuii y I « odios que las injusticias y las humilla ciones habían engendrado y alimen- tado por muoho tiempo, desbordada la cólera ante el sarcasmo y la uvilun tez oon que se contestaba una nolio bud justa, cinco mil hombres qiu. liat-*- ta entonces no habían sido nu'i'i qnp rebníio explotable, se oonvirtimon cu legión justiciera y se lanzaron ,i ba-, carmentar á sus verdugos. Fue un arrebato de ira, una repnn Un H explosión de furor, un movimiento do oircunstanoias, impremeditado y sin miras definidas. Siorganízao'ónypio-1 pósitos trascendentales hubiera luibi do en ese levantamiento, cotnu U pretenden algunos, otra seria 14 si tuaoión de la Dictadura en estos rno mantos. El degradado ex-Oonatituyrnto Ig naoio MariBcnl, nos atribuye partici ' paoión en IOB tumultOB de Onanoa. En la Prenea americana, ha circulado i el telegrama que traducimos a conti nuación: Washington, Junio 4.—Mr. Thomp-I son, Embajador americano en Me xico, ha telegrafiado al Departan)en-' to de Estado, en respuesta á inbtruc- ciones relativas álos disturbio*, de a , . i r I 0 q u e izábal haya solioitado el Oonanea, que el levantamiento al), tie > a i l í l | I o & l a 8 fuerzas yankees! ,Oon- ne carácter revolucionario y esfumen- tn)t,t« vergonzoso 1 Mientras que en tado por up Centro de Sb. Loma, Mo. | Washington los altos funcionarios Una conversación de Mr. Thompson c)¡ cuten preocupados y no se atreven con el Ministro Mariscal, de Relució- á ^ t o r n a r una violación del territo- nes Exteriores, trajo la declaración de • ese funoionario de que una Junta re- volucionaria que trabaja eu Sb LOUIB, atizó el descontento existente entre los /mineros de Oananea, para levan- tar una revolución contra el tiobiorno de México." - Nosotros noexoitamos á IOB obreros de Cananea, con fines revolucionai IOH ni ningunos otros, á que hicieran uu levantamiento. Sencillamente hemoB estado publicando las infamias de que eran víctimas los trabajadores de ('a nanea, como los de otras partí"» y ro- ¿So» lo» mexiarOTE,-TíOu*t'fü1ii;-T~- se hagan motines aquí, sino clw > M \ ni iq cuidadosos do su salvación u 'i rio nuestro honor nacional, des 1' "< .iiMIii al Gobierno Mftxlcano y pl r MI ii nxilios á HU pnís ; pero que ê ii ('ublerno Mexicano, olvidando *yíiopio decoro, pisoteando la dig u >iud üo la Nooióu y pasando por so bio provenciones expresos de la ley, tu piiHitira á mendigar el apoyo üe ios P' t..doH Unidosy trnjera fuerzas ynn- • i» dentro de nuestro territorio y se i leía de las armas extranjeras para x uo ir un pequeño motín de mexica- i) H, ciño es íujustiflcable, es ínaudi- t r>B ignominioso. u loiegrama de Washington dice: 11 o totfs notable y extraordinario, ee ni ol mismo Gobernador de Sonora, M vicy, pidió directamente auxilios 1 it̂ »ncír> americano Al recibirse aquí i ni (/(.-Lición, hubo violentamente una c ueuita entre el Secretario de Bela- u iiieo, ni Brigadier General Bell, el Je fo <!( 1 Estado Mayor y los aboga- . ni H i ciiMuUoies del Departamento de <•, orra, sobre el derecho de los Esta- ,(11). Unidos para mandar tropas aun ]', ido ¡imigo, asunto de por eí dudo- f De modo que los Estados UnidoR, . o i lodo y que nos tienen en poquí- 8'iui eHtima, so preocupan más por el honor de México, que nuestros m --mos gobernantes, y á los Estados Ui.idos les parece notable y extraor- d? a,rio que Izábal haya solicitado el mexicano, el Gobernador de So- '-i pule tranquila y desoaradamen- I,UD setcometa esa misma violación I no solo la pide, sino que contribu- elitszmente á ejecutarla, como lo icb«n estas informaciones: La fuerza armada de los Rangerg Anzona, LLEVADA POR EL QO- HNADOR 1ZABAL y ayudada por 'Jendarmería de Sonora, hizo que huelguistas huyeran á las monta- * se ocultaran. "El Gobernador ^nora, Sr. Izábal, arribó esta na- J_1. r£f djante deJBi«bee,.c9n fupr- .o ia deguritíad Jáblieaae dicbo se convenzan de lo funesta que es la Dictadura y se propongan derribarla De esto, á provocar un motín parcial y aislado, lo que sería sencillamente xU lio , V _ tropa 500 hombres per- f. Llámente armados Hay otras muchas noticias por el c- i!n, que sería inútil repetir. Todas ...—."«•>« , ei ','in de acuerdo en que el Goberna- exponer á nuestros; correligionanos á |dC)C. lílbal solicitó categóricamente que fueran asesinados como lo han *i- q u í n u e s t r o territorio íueía invadido pnr los extranjeros, y se puso él mis- mi) á la cabeza de los invasores. He AI lo que habíamos anunciado: las I bit 'onetas extranjeras, llamadas por I nr astros déspotas, han venido á ultra JHI nuestro suelo y á regarlo con la ' " gre J - por las autoridades eonorenses, sino i daderamente serios que todos de- por las fuerzas yanlcee» que IíAbal, b f { , t r ¡ u n f o d trnjo de Anzona. Las fuerzas de la i . r " ' " " ' " JI- Dicladiira, llegadas á ulilma hora, J a causa. ouundo ya no había lucha, eóio sirvle- i Iliberales: á cooperar cada quien ron pnra aaesinar á ciudadanos iner- , como pueda para la mayor circu- lación del programa ó sea la ban- raes. Af í son IOB itranos ' cobardea y vacilantes nnlü el pueblo erguido; feroces y vengativos con el pueblo que Be somete, liemos de advertir que no fuC una gran empresa resta- blecer la quietud en Oananea. Los trabajadores sublevados no tenían ar- mas y, principalmente, no tenían in- tenciones de prolongar la insurrec oión.- Tasado el arrebato de furor que los poseyó, se oalmaron. No se pue- de deoir que las tropas los hayan so- metido. Si los huelguistas de Cananea hubieran sido revolucionarios y liu* bioran tenido la organización y los planes naturales en tales caaos, ] quien sabe cuál hubiera sido la suerte de los que hoy be declaran triunfadores! Los últimos telegramas anunciaban que un Coronel Kosterlitzalcy, jefe de rurales, eBtaba fusilando á loa promo- tores del movimiento, es decir, á los p g r a m a ó sea dera del Partido 1,ibera!. POBRES ESCLAVOS. Las fuerzas que el Gobierno sostiene en el Territorio de Quin- tana Roo, sólo sirven para prote- ger á aventureros Ingleses, judíos y negros que de Behcepasan á nuestro territorio donde roban á . ~- «-—,»'"•' los criollos y los provocan, para que dicho aseBino con galones juzKaba d e s p u é s calumniarlos como asal- promotoics. Se dice que el bandolero f , , , fe-^<,t«ri,f-.Dw« ~~-i- tantes y bandoleros, siendo en realidad los asaltantes y los ban- doleros los que llegan de Belice. No hay tal guerra con los indios mayas, pero la presencia de las fuerzas federales en Quintana Roo, sirve de pretexto para que los hombres que nos gobiernan y sus favoritos, hagan negocios ex- celentes, ya suponiendo plazas de dolos obreros de Oananea, hay una gran diferencia. Por lo demás, acos- tumbramos asumir la responsabilidad de nuestros actos, y si hiciéramos una revolución, comenzajíamos por pro- clamarla con nuestro nombre y es'a- ríamos entre los combatientes. No tuvimos, pues, intervención en loa disturbios de Oananea, ni estos fue ron una revolución como lo pretendí el aterrorizado Mariscal. Esto mismo ha declarado el Secre tario de la Junta, nuestro compañero Antonio I. Villarreal, que fue entre- vistado por los repórters de la prensa local. Los diarios han publicado el verdadero origen de loa sucesos de Oananea y la exclusiva responsabili dad de Porfirio Diaz. Una vez más, hemos tenido el gusto de que la pren- sa americana, tan frecuentemente en- gañada por los satélites de Díaz, exhi- de nuestros hermanos. Los crridores qne nos gobiernan han en- tregado el cuello de nuestros compa- triotas a la cuchilla extranjera. Al- gv<\ día—si no lo remediamos—entre- ga án á toda la Nación. izábal ha cometido un delito, y ese df-üto se llama: TRAICIÓN. Sien M¿\ co Bo gobernara el crimen, se a- p'-i-nna á Izaba) este artículo del Có- di¿o Penal:—Art 1077. Se impondrán do"t? años de prisión y multa de 1,000 á 5.000 pesos; IV Ai que invite á in- di'TiíJuos de otra nación para que__in- ba sin ropajes-encubridores la repug- nante figura de nuestro Dictador, cu- yo cacareado prestigio se desploma irremisiblemente. Lo que sentimos es que e3ta oportunidad de desnudar al Tirano nos baya sido proporciona- da por acontecimientos que significan el sacrificio de muchas vidas de dig- nos y viriles mexicanos. Decíamos que ante la negativa de Greene, puesÁ negativa equivalía so- , meter al Gobierno las peticiones de los trabajadores, la revuelta estalló en Oananea. Lo primero qut hicieron I los americanos amenazados, encabe-1 zados por el Cónsul Galbraith fue di- rigirse al Gobierno Americano, pi- diéndole que enviara tropas pira pío | tegerlos. Esto prueba el desprecio oon qufc los americanos ven . : uoilro Gobierpo y la poca fe que titnen c L la fuerza del mismo. Es de obeei vai - ' le esto: los americanos, en tiempos ' lormales y cuando quieren obtener alguna concesión de la Dictadura, ce ¡ lesbordan en alabanzas al Oobieruo, ' P°< BU poder, á sn organizan ¿n, i BU a< ' s de otra nación para q vadan el territorio naciona, ClT4L FUERE EL MOTIVCÍJAL FUERE "EL MOTIVO O SEA TPXTÓ QÚITSÉ'TÓMEC BÍ ía invasión se verificare. sabemos que Izábal no será cartlgado. La Dictadura, traidora e- lla misma, aprueba la traición de su eu meo. No incurriremos en el can do-j de pedir que ahora se aplique la le; álos que nos venden. No hay qo ;pn aplique la ley. Pero el día de la Justicia llegará, y entonces los traedores purgarán sus crímenes! I'or lo demás, la traición de Izábal noiMene ni la disculpa de una necesi uerentona ó de ana situación ex- onal. Si el levantamiento hubie- do en todo e] Estado de Sonora y 7<is poderosas hubieran amena- destruir en nn momento el Go- «.«j que ..*. uimuviviu koeterlitzsky, cada vez que caía una de sus víctiniaa, exclamaba: ''Asi es como mueren IOB traidores." Ah! Los que morían allí eran patriotas, mil ve- ces más dignos y más honrados, que los amos de BU manchado verdugo ¿Cuándo, los patíbulos que hoy se al- zan para la virtud, se alzarán para el crimen? ¿Cuándo treparán á las hor- cas los que deshonran á ia Patria, pa- ra que se pueda decir con justicia: Así es como mueren los traidoreB? No sabemos que otros crímenes se 'abrán cometido en Cannnea con el jretexto de restablecer el orden; pero mucho nos tememos que, como de iOBtumbre, la Dictadura huya ordéna- lo unadeesaseaturnalesde sangre con ni que cree que sehiice respetar,y con ¡i9 que en realld-i'» eólo se hace odiar, JOB asesinatos sin formación'de '•ÍIUBÍI, las prisiones arbitrarias, todo géúero de venganzas ruines de I'is autorida- des, deben ust¡ir & ln ordeD do1 ii;n PIV L'in.iürt. Si nu&auotí teruoi-b!» ae con-f firman y llegamos á conocer los nue- vos crímenes de la Dictadura, habla- remos como siempre lo hemos hecho, y denunciaremos al pueblo esos crí- menes, para que los tenga presentes á la hora suprema de la justicia! ua1 j pdía dar su consentimiento para que se mejorara la condición de los trabajadores: esto lo saben per- fectamente los de Oananea, como to- lopnlaridad; pero apenas n'o ven en nn ' a, fueron enteramente locales, y iresencia de algún trastorno, «p din ' f ! < 'ás, impremeditados, sin organi- , , , ". ~~rr " —",*-' ;en á Washington en demar,'a -le ,t- i 7-a« i previa, sin fines posteriores tas, que Ira a a lumbrar el camino El día lo de Julio será promul gado el Programa del Partido Ili- beral y rogamos á todos los corre ligionarios que se interesen por hacerlo circular ellos mismos, se sirvan hacer con anticipación el pedido de los ejemplares que con- sideren que pueden distribuir. También suplicamos á los co- rreligionarios que han estado reu- niendo fondos par£ hacer un gran tiro del Programa, á que nos en- víen esos íondos á la mayor bre- vedad, para hacer con la imprenta que lo imprima el contrato respec- tivo por* la cantidad que se alcan- ce á pagar. Faltan pocos días para el día lro. y de desear es que los fondos y los pedidos estén en Saint L,ouis Mo , á más tardar para las primeras horas de ese día. Esperamos que todos los libera- les pondrán especial esmero, ya en contribuir para el mayor nú- meio de ejemplares del Frogratna, personas que les sea posible. A na die se oculta la conveniencia de una gran propaganda del Progra- i ma que irá á despertar muchas conciencias dormidas, que iráá revhir muchas esperanzas muer- al que ese cobarde sátrapa enlo- j ya en distribuirlos entre todas las qu | lera de terror y buscara, como malida desesperada, el auxilio del ei i innjero para sostenerse. Pero los J « urbios de Cananea no tuvieron, ni asomo, tan colosales proporcio- no traspasaron los limites de Oa- yudn y se olvidan del Gobu- , li-n.c fuerte, y lleno de cuahdadet-, del (u*- neral Díaz. Ya sabemos, puf , el va- lor que debemos dar á esas ailulacio nes de americanos á nuestro (.obierno, que á veces publ\pa "El Iniparcial' ya sabemos que Bon mentii'.-i^ y <|iip esos-señores en caso de apuiu, se ol vidan de que hay aquí un (i ,bu-n f'c \ f Sil) ñu ni o uu? .idos, sin ninguno de esos carac - pudieran haberlos hecho pini , 'n | aro CL > r a m >•« fa\ tan bneno como el que h;i y se apresuran á buscar el .i loa Estados Unidos. Nos al de comprobar que los yank< •' cien al Gobierno porfiirist . tanto qne tanto les sirve y I rece: es bueno que los lac. desdeñados por los mismos aiii< qui- nes se humillan. Los americanos han moBtrndo qar no tienen fe en la fuerza d<> ','>im-r no, pero lo peor es que el (loli.erno ba mostrado que no tiene le en °i mismo. El Gobierno de r- r ira ob- servó exactamente la misma r-ondoc- ta que los asustados oiudar;incM yan kees, y, oomo estos, pidió (suplió \ ion Estados Unidos para sof<->(-»r el tu multo de Gañanes. Esto «c inindito Pase que los americanos, a u>r r u r i z i bastópaia sofocar ú solo este ti de obreros que apeonas tenían cuantas armas, y tuvo que men- • el auxilio délos yankeee! El IP da muy triste idea de la fuerza Gobierno, en qne nadie podrá j desde el momento en que el no Gobierno es el primero en po- i en duda El Gobierno de un Es- qne debe estai seguro del apoyo >i frerzne federales, uo so cor'i- r/ipaz de enfrentarse con una '& de obreros encolerizados, pero mermes; se asustó bastael pám- escuebar los minores del tumul- para sofocarlo, necesitó el auxi- 11» < e fuerzas extranjeras. ,, 1 an debites aeí, y tan cobardes son | nüf- ktros opresores? ¿Dónde está la Iani IBO. omnipotencia de la Dictadu- ra? .Cómo es que se proclaman fuer- itn .uestros gobernantes, y al mismo , tien pp exhiben con sus hechos una naqf.eza insospechada? Porque el , tumulto de Cananea, no tué sofocado soldados que no existen y cuyos sueldos pasan á poder de los go- bernantes, ya por medio de las substanciosas contratas de ves- tuario, equipo y alimento para el grueso cuerpo de Ejército que hay en aquella porción de la Re- pública. sostenimiento de aq Ejército, saeiificiee hombres que solo bo" t fi u' a M . tros gobernantes y á „• s ía1 <~>r tos. Ya que tratamos de Quintana Roo, bueno será que se sepa cómo se trata á los trabajadores en aque- lla apartada región. La negocia- ción más grande, es la Compañía Colonizadora de la Costa Orien- tal de Yucatán, que se dedica á la extracción del chicle blanco que tan buen mercado tiene en el extranjero. Esa Compañía es i- gual á todas las grandes negocia- ciones que hay en nuestro país y por las cuales están tan orgullosos los periódicos de la Dictadura. Es sórdida y no contribuye áí& riqueza pública. Consigue traba- jadores por el sistema de engan- ches, y los infelices que se contra- tan son víctimas de la más dura explotación. Los trabajadores no tienen salario fijo, sino que ga- nan por lo que hacen, y con ese sistema son robados miserable- mente. Los que logran ganar más, apenas si pueden vivir, por- que la Compañía misma es la que vende los efectos de primera ne- cesidad. Para que se tenga una idea del robo descarado que practica la tal compañía, damos en seguida los precios que se fi- jan á los efectos una libra de manteca, $() ,S,"; una libra de arroz, $0 ti"); un cuartillo de trnol negro, $0 -2ír, una gallina, ? ! fin, un hue- vo, $0.12. Los hombres que trabajan eu Quintana Roo, son \erdaderos es- clavos. Hace peco que algunos bai- H peco que viajeros pudieron vei <_n un co, con destino á Túxpani, á o- chenta y cinco hombrea de las co- l i d l T o- .leí orí r; i- h u < o CO h i o por donde los humildes tendrán ¡ que pasar para convertirse dr pp - i rías en ciudadanos felices y hor..-.. i Si queremos constituir una na- ción libre v soberana y no un pro- tectorado yankee ó de cualquier , t l l_u 3 . xenian perr otro gobierno extranjero, propa-1 tar con sus íamil.as un 1 guemos el Programa donde se ex- j solamente el tiempo plican los medios de la próxima - lonias del Terr i tor io que hibían obtenido permiso para ver á sus familias. Esos hombrea iban cons- ternando á todos los qtiL- los reían casi desnudos, enfermos esquelé- ticos. Tenían permiso para e-— ue^ ó dos. necesario des se regeneren por el bienestar y la libertad, haciendo que cada ciudadano sea el amo de los go- bernantes y no que cada gober- nante ó autoridad sea el amo de los ciudadanos como ahora vemos que sucede. Que no haya un solo liberal que deje de contribuir para los gastos del Programa del Partido, consi- derando que el sacrificio pecunia- río es todavía poco para los sacrifi- cios verdaderamente grandes, ver- I Quintana Roo. Kstas escenas desnadÉiUes par s el hombre son comunes en nues- tro país, todos sabemos que se e- fectúau á cada paso, y dejamos que las cosas sigan su cur^o, co- mo si tales atentados, tale^ deli- tos de lesa humanidad se cometie- ran en otro planeta v no en nues- tra Patria y en la persona de nuestros hermanos. Empero, no hay que desesperar, Pronto se hará justicia el pueblo listamos viendo, en loa gneutos sucesos de Catmucn, los resultados que producen la tira- nta del Gobierno y las extorsio nea de las ricas empresa» sobre la desventurada clase trabajadora. V, desgraciadamente, Cananea no ea la excepción en nuestra Patrio; Cananea no es el único lugar en donde el capital lUranjeio, <il amparo de la DiUndura, xob.i al trabajador meMcano, y lo humi- lla y lo exaspera Olrns pobla- ciones hay cu iguales ó peores condiciones que la ciudad sono- reüse hoy sublevada, y una de e- llas es Concepción del Oro, del Estado de Zacatecas, donde la "\[a¿apil Copper Cüinpany" ejer- ce la explotación y la tiranta en el mismo grado que la "Cananea Consolidated Copper Company," cuyos abusos provocaron el le- vantamiento de los mineros Desde hace largos ofios, la Ma- ¿apil Coppti Co. viene cometien- do á la sombra del Gobierno todo género de abusos con los opera- rios. Esta Compañía, como todas. las que existen en México, ha re- cibido la recomendación del Dic- tador Porfirio Díaz, de que no se pague bien á los trabajadores, y cumple al pie de la letra con las instrucciones del Tirano, roban do d los obreros á más no poder. A medida que el tiempo pasa más se extralimita en sus abusos la porfirista Compañía. Por ejempio, en un principio, pagaba la raya semanariamente; después cada mes, y ahora, cuando se le antoja al Gerente Brannig. An- tes pagaba un precio regular por quintal de mineral extraído, pe- ro temerosa de disgustar al Autó- crata si mantenía ese precio y de- seosa á. la vez de enriquecerse, ha llegado á pagar solamente cin- cuenta ó sesenta centavos por quintal de mineral. Y lo peor es que esos cincuenta ó sesenta cen tavos no los da en efectivo, sino en artículos de sus tiendas de ra- ya, donde el trabajador recibe lo efectos con un recargo que fluc túa entre treinta y siete y DOS CIENTOS CINCUENTA POR CIENTO Las tres tiendas de ra- ya que tiene la Compañía, le pro ducen una ganancia de much IÜÍS de Jen mil pesos anuales. La Comtraía no declara cate- . ,< > í-iv^ue los ira'J»i¡ad..rtb' erse en sus tiendas j hace algo peor: seo , .-iainente no les paga lo que han ganado á. aquellos operarios que, en vez de proveerse en las tiendas de raya, compran sus efectos en los otros comercios de Concep- ción del Oro. Si un barretero en un mes de duro y peligroso tra- bajo ha extraído mineral por va- lor de $50 00, pero no ha pedido nada en la tienda de raya, pierde irremisiblemente su jornal. La Compañía declara dogmáticamen- te que el mineral extraído no tie- ne ley, y con tal pretexto no pa- ga un solo centavo y se roba cíni- ca y brutalmente el trabajo de un hombre que, por ganar el susten- to de su familia, estuvo durante un mes luchando con la dureza de la roca y poniendo en peligro su existencia en las obscuras ga- lerías de la mina. Y cuando la Compañía ha declarado que el mi- neral extraído por algún barrete- ro no tiene ley, nada valen las mejores pruebas en contrario; no permite al interesado probar que su mineral sí tiene ley, y cuando el interesado prueba tal cosa, á pesar de todo, sencillamente no le hace caso. Hay en esto un de- talle curioso: aunque la Compa- ñía declara que algún mineral no tiene ley, que no sirve, que nada vale, y que por eso no lo paga, no permite al que extrajo ese mine- ral llevárselo y venderlo por otro lado. La Compañía se empeña en conservar el mineral que declara sin ley, y es que no hay tal falta de ley, pues el mineral es tan ri- co como el mejor, sino que los explotadores quieren robar de ese modo al obrero lo que no le pu- dieron robar en la tienda de raya Una vez sucedió que como 600 o- perarios de las minas de Promon- torio, Catarroyo y otras, habían sacado como tres mil metros cú- bicos de mineral; pues bien; como estos obreros se abastecían en e comercio independiente y no en las tiendas de raya, la Compañía les declaró sin ley su metal, no les pagó un solo centavo y se robó descaradamente el trabajo de esos 6oo hombres, representado por 1; enorme extracción de tres mi metros cúbicos de mineral. El mineral era bueno: los barreteros son peritísimos en el conocimiento de los metales, y no habían d trabajar en balde sacando piedras mótiles. En todo caso, podrían haberse equivocado algunos hom bres, pero no seiscientos. Y lueg< ¡ qué casualidad que los barrete- ros saquen mineral malo cuand no se dejan robar en las tiendas de raya, y sólo lo saquen buen san-1 cuando se resignan d ser consu midores deesos establecimientos do explotnción! Lo mismo que con esos seiscientos obreros, y por el mismo motivo, hizo la Com- pañía con los mineros de Avanza» /ú; y otra ve/ lo hl/.o cou loa de Son liligio, revistiendo entonces la injusticia tnles proporciones, que poco faltó pai\i un pronun- ciamiento en masa de IOH traba- jadores, como el que ahora se ha visto cu Cananea. Así es como la Mazn¡.il Copper Company obliga á los trabajadores comprarlo todo en las tiendas de nya á precios exagerados, reei- bieudo los efectos con un recargo y bárbaros," como dieerl nuestro» explotadores rublos; pe- ro, por fortuna, tío tardaremos en dejar de serlo. En treinta años, nos ha cansado el yugo, que nuestros amos se cmpeílan en hacer cada día má|> pesado; yn no queremos, ya ínj» podemos aguantarlo; ya i i d t p g y sintiendo que nos trunsCoruiamliB cíe uebtlas en hombres;'"Va tcnV- moa aspiraciones, ya queremos ser libres y Felices, ya estamos Impacientes de saber lo que cja alzar la frente, sin yugos y sin o- probios, y sentir en torno un am- biente de fraternidad y de justi- cia. Queremos ber hombres: sé- panlo los señores del machete y del dinero; pero si ellos se empe- ñan en que sigamos siendo bes- tias, ai no nos quitan los grilletes condenado á morir dehambrei y para ngravar el ultraje, las autori- dudea obligan ú loa ciudadanos á r d trabajar con los extranjeros, encerrando en la cárcel d los que nvocan el artículo 5 de nuestra destrozada Constitución y se nie- an A trabajar en perjuicio de BU pueblo. ¿Que" otra coaa merecen estos' atentados, si no un severo escar- miento? Confiemos en que lo ha- brá. Ya los pueblos de la Repu- 37 á 25O7Í, y así es como la sór- ;1 ida Empresa hace que vuelva ápidamentc a sus cajas el dinero :¡ue distribuye ostentosamente os días de raya. Esos famosos miles de pesos que la ladrona Negociación alardea de desparra- mar los días de pago, no entran la circulación general ni nada significan para el pueblo trabaja- dor: van á dar inmediatamente a las tiendas de raya, donde todos los obreros han sido obligados á adeudarse, y en resumen, todo el movimiento que tienen esos di- n*eros, es salir déla Compañía por una puerta y entrar á la Compa- ñía por otra puerta. Los obreros son, directamente, víctimas déla bribona' Empresa que sigue los consejos de Porfirio Díaz de explotar al trabajador to- do lo posible y basta lo imposible; pero indirectamente, hay otra víc- tima, y es el oomercio de Conoep- ción del Oro, que se arruina, a- plastado por la influencia ilegal de la Mazapll Copper Company ue monopoliza los consumidores la fuerza. En vano es que el comercio independiente venda mucho más barato que las tiendas de la Compañía porfirista: no en- cuentra compradores. Los obre- ros, naturalmente, bien quisieran proveerse en donde se les ofrecen, efectos buenos y baratos y no mercancías malas y caras; pero no lo hacen, porque en tal caso la Compañía no les pagana su trabajo, y de que les roben todo su jornal a que les roben una par- te en la tienda .!(, "aya, los obre- ro ^refieren esto último con que tanto nos han humillada, blica rebozan de"amargurnfya las cóleras dcfícUwente se contienen, y cuando se entere el pueblo, cuando comprenda que son unos cuantos los dominadores y que la fuerza está en los oprimidos por ser el mayor número, no ae con- formará con destruir los tabla- zones y cortar las reatas») sino que liará lo que debe hacerse, castigar á los tiranos que nos azotan y nos escupen. * Re gene rae ion June 15, 11)06, Subscrlption ratea: Per aununi $2. 00 gold Per 6 months. . . 1. 10 ,, Editor and Proprlotor 1 ANTONIO I, no ICÍ cxtrañe que nosotros mis- mos nos los arranquemos, cuando llegue la hoia en que la copa de nuestras amarguras se desbor- de Lo que ha pasado en Cannmj es una elocuente lección que \¿- ben aprovechar los que oprimen y explotan al pueblo. Vean á donde conducen las tiranías y los robos, y dejen de cometer con ti pueblo esos crímenes que tarde 6 temprano, se pagan muy caro. Lo de Cananea no es un excco0 popular ni un tumulto injustifi- cado1 es sencillamente una expío sión de desesperación de un piie- blo por largo tiempo ultrajado, al que se le cerraron todos los cami- nos de la justicia pacífica. Que aprovechen los opresores esta lección; y si no la aprove- chan, |peor para ellos! POPULAR. El pueblo tiene que cansarse alguna vez de sufrir los ultrajes de los poderosos, y por su propia mano hará justicia—¡desgraciando de nuestro país si no lo hicieraf¿- como ha sabido hacerlo, y coijao lo haría otro pueblo cualquiej-a, cuyas aspiraciones estuviesen en pleno desacuerdo con el interés particular de una casta de escogi- dos y de picaros que á pesar de formar una minoría insignifican- te, pesan como una inmensa mo- le sobre la masa total de la pobla- \ más _ eras. El Gerente de la Mazapil C. es también Jefe del F. C. Coahuila y Zacatecas, y hace to o lo posible para que no se les iroporcionen á las pequeñas com- )añías mineras, furgones para :onducir sus minerales fuera de Concepción. De este modo las pequeñas empresas son obligadas a vender sus minerales á la Maza- pil Copper Company, natural- mente á precios bastante bajos. Todo quiere abarcarlo la Ma- apil Copper Company, á todos quiere dominar, ensoberbecida ca- da día más por la impunidad que le garantiza el Gobierno para sus abusos y por la resignación con que soportan sus víctimas los a- tentados más escandalosos. Nada a detiene en sus excesos, no co- noce freno para sus desmanes, ti- aniza y roba á sus operarios, a- rruma al comercio, impone con- diciones á las empresas más débi- es, ejerce la soberanía del despo- tismo y del latrocinio, y quien sa- be hasta donde podrá llegar si un acontecimiento extraordinario no surge á detenerla en su marcha brutalmente arrolladora. Tal vez por la paciencia con que los trabajadores han tolerado os robos y extorsiones de que los hace víctimas la poderosa Nego- ciación minera de que hablamos; tal vez por la mansedumbre con que los comerciantes ,han sufrido los perjuicios que les ocasiona la misma Negociación con su mono- polio inicuo; tal vez por la sumi- sión con que otras empresas se someten á su poder, los principa- les representantes de la Mazapil Copper Company han llegado á profesar—y externar—sobre los mexicanos, un juicio que, si es injurioso, no deja de ser hasta cierto punto merecido. "Oh—di- cen esos señores—los mejicanos son muy bárbarosl" En efecto; estupidez de nos- otros los mexicanos es tolerar mansamente que los extranjeros vayan á esclavizarnos y robarnos en nuestra misma Patria, á enri- quecerse con nuestra miseria, con nuestro sacrificio, con nuestro a gotamiento, é injuriarnos después de exprimirnos y á ser los aliados de la Dictadura que hoy nos des- honra, para preparar el terreno á la muerte de nuestra nacionalidad y á la ilusoria dominación extran- jera. Si; hemos sido demasiado estúpidos los mexicanos aj dejar- nos oprimir y saquear por el trai- dor PoTfirio Díaz y por los extran- jeros á quienes nuestro tirano nos ha entregado como manada de o- vejas para esquilmar; hemos sido Según sabemos por nuestros corresponsales, eil Ixtaltepec, Es- tado de Oaxaca, hubo un motín hace pocas semanas, originado por la rapacidadad de Emilio Pl- mentel, Fernando de Gyves,—el arbitrario Jefe Político que tan triste fama está adquiriendo*— y Nicanor Gutiérrez, un rábula que no teniendo pleitos que de- fender se ha dedicado al oficio de funcionario que tan provechoso para los bribones ha sido en estos últimos treinta años de desenfre- no porfirista. Esos tres tiranuelos concerta- ron con unos extranjeros, la ven- ta de las aguas que corren por los terrenos denominados en zapoteo "Lu-gullsa," y que el pueblo utiliza para regar sus sembradu- ras, para mover una planta eléc- trica que había de surtir de alum- brado á varios pueblos vecinos. El pueblo nada sabía de las ma- quinaciones de los tiranuelo.% y al darse cuenta de ellas mont(' en cólera,—como que se le quita >an las aguas sin las cuales los tr¡ ba- jos agrícolas son imposiblesr la miseria se agravaría en benencio de los extranjeros, y de PimeE tel, de Gyves y Gutiérrez,—y al re- pique de la campana de la iglesia, se reunieron los vecinos, que lan zando los reivindicadores .ri- tos de ¡Viva Juárez] '.Viva el se- gundo libertador! se dirigieron al ugar de los trabajos docrlel los extranjeros habían estancado ya el agua y á machetazos destri ye- ron las tablas y cortaron las rea- Si exhibiéramos, punto por pun- to, todas las corrupciones, injus- ticias y despóticos excesos de la Administración campechana que lioy regentea el ambicioso y de- pravado Aznar Cauo; si detallá- ramos todos los perjuicios que de- be el pueblo á este sátrapa sórdi- do y penertido, necesitaríamos coosagrar por completo este pe- riódico a los asuntos de Campe- che. No podemos hacer tal cosa, porque otros asuntos reclaman también nuestras columnas; pero aunque sea en globo, á grandes rasgos, delinearemos la situación de aquel mísero Estado y fustiga- remos á los viciosos mercaderes que lo arruinan. En donde primero resalta la co- rrupción del Gobierno campe- chano, es en el delicado ramo de Justicia, Los Tribunales son mercados; las Magistraturas son un negocio para quienes las ejer- cen; los que visten toga, del pri- mero al ultimo, envilecen en to- dos sus actos la majestad de la Ley, y rinden impúdicamente su conciencia ante el peso de la con- signa ó del dinero. Los Magis- trados de Campeche son á la vez litigantes y juzgadores: Valentín de la Torre litiga por conducto del Lie. Cristóbal Dorantes; Juan H. Brito dirige testamentarías por conducto del mal boticario Leo- poldo Pérez Abreu; los Morano dirigen al esclavista Joaquín Bom- bat; Santiago Martínez Alomia dirige negocios por conducto de su cuñado Juan de la R. Pérez, quien hasta barcos tiene con la "profe- sión. "Naturalmente que los nego- cios de estos señores son los úni- cos que marchan, pues se despa- chan solos en los Juzgados. Se al Magistrado ir persone J<OJ en to del los Juzgados á dictar los fallos favorables en sus nego- cios. Con bribones de esta clase tie- nen que entenderse los ciudada- nos de Campeche, y claro está que los hombres honrados siem- pre salen perdiendo. D. Fernan- do Mayans, por ejemplo, que es honrado y por tanto desafecto á Aznar Cano y su camarilla de ne- gociantes, ha sido siempre contra- riado en cuantos asuntos ha lle- vado ante los llamados Tribuna- les, y aun ha sufrido atropellos en su persona por parte de las auto- ridades Un rufián, en conniven cia con un gendarme, acusó al Sr. Mayans por "ultrajes á un fun- cionario" (el gendarme); la acu- sación carecía de todo fundamen- to legal; pero el Juez Arturo Sa les Díaz, uno de los más distin- guidos eunucos de Aznar, le dio entrada sin escrúpulo, y se com- plació en encarcelar arbitraria- mente al Sr. Mayans. Este señor no se conformó con el atentado y presentó acusación contra Sales Díaz, por ataques á la libertad in- dividual, ante el Presidente del S. Tribunal de Justicia. El Sr. Mayans y su patrocinante el Sr. Gaspar Trueba Mac-Gregor pu- blicaron en hoja suelta el texto de la acusación, y con tal motivo las autoridades cometieron un nuevo atentado: dichos ciudadanos fue- ron encarcelados, apenas comen- zó á circular la hoja. Éntrelos abogados respetables no encuentra A^nar quien quiera desempeñar cargos judiciales; los por el sátiro Bouregard, pero no se quejan con el Gobierno, porque saben que entre el Gobernador y el Inspector existe la complicidad del vicio, y temen que Aznar, en vez de protegerlas, las destitu- ya porque no ceden alas exigen- cias del bellaco Bouregard. Sin embargo de estos detalles que dan asco, Aznar alardea de moralidad. Contra las cantinas y tiendas de abarrotes en que se ex- penden licores, dictó Azuar medi- das tremendas, estúpidas: queno hubiera música en esos estableci- mientos; que se quitaran las me- sas y bancas; que nadie pudiera tomar más de una copa; que se prohibieran los grupos y conver saciones; que los comerciantes llevaran por separado las cuentas de las ventas de alcohol' y las de otros efectos; y sobre todo, impu so contribuciones excesivas, inso portables, que materialmente no puede pagar el comercio. La pre tendida moralidad de Aznar, e. una verdadera persecución al co mere», un pretexto para cobra impuestos brutales y llenarse lo, bolsillos con avidez'de Harpagón á costa de los intereses generales Moralidad había de tener el asque roso sátrapa en su conducta; en vez de robarse el dinero del pue blo y repartírselo con los favori tos encargados de satisfacer sus repugnantes depravaciones; en vez de prostituir la Justicia y co- rromper la Instrucción con un Inspector lujurioso; en vez de ha cer un negocio de cada ramo de la Administración, debería practicar la honradez pública y privada mente, disminuir las contribucio 'nes, impulsar y no aniquilar e progreso del Estado, respetar la; libertades públicas, y en final d :iteo,tas, no permanecer CONDICIONES: SoSOlSNimACIOK publl- iara loa dina lo. y 115 do cada wieg, La lubaorlpolón, para México, vnlo $6.00 lata, por nrío y $2,76 por eomoscre: parn loa Eatudoa Unidos loe precios an-lbn Inclloiidoe. A IOB unontoe, so loa hacen dosouon- ,oo oapecluloa. Los envíos de dinero pueden hacerse por Giro Postal Interna- ional, por Expresa, en Billetes ü Ordenes ele Banco ó, en último caso, en Timbres Postales. Los personas quo roelban REGCNERS- CION so sorvlron mondar pagar directa- mente su subscripción, puos no podomot girar contra nuostros abonados. NOTK.rjo SE SERVIRK NINGÚN PEDÍ. DO SI NO VIENE ACOMPAÑADO DE SU tas, de todo lo cual hicieron ana - - . hoguera. Hecho eso, regresión hombres honrados no pueden pres- al pueblo á reclamar al Presiden- tarse á ser instrumentos del co- dente Municipal, Nicanor Gutié-' rrompido sátrapa, y este para haber perniHido que ! completar su gente, ha tenido que r ! hacer abogados á todo vapor,rrez, porconstruyeran esas obras tan per- judiciales á la población Gutié- todo estudiantinos nulos y serviles co- temblando como un azoga- mo Sales Díaz Dorantes, Acosta,rrez, do, prefirió esconderse por temor de ser justamente lynchado por el pueblo. El miedo le dura á Nicanor, quien no puede separarse de un holgazán, su compadre. Eutimio Orozco, que hace veces de jen- darme por lo que gana an s eldo que ninguno puede soñar cu i.quel infortunado pueblo; pero 1 orno cobarde, Nicanor está vcng.'ir'lose vilmente. Los ciudadanos (. isme Pérez, Félix T. Marín \ oíros, así como el Sr. Gilberto Caví, de Juchitan, han sido apiebenoidos y conducidos á Oaxaca } esas aprehensiones tienen J»OI objeto dejar al pueblo sin un uud?dano que levántela voz é .impida que las aguas sean vendidas. El pueblo, por esa \enta será Rojas y Otro de 1os que se distinguen entre los favoritos de Aznar, es el Inspector de Instrucción Pública J,uis Bouregard, que por dedicar se á empresas amorosas desatien- de los deberes de su cargo. Un empleado de la Gendarmería, i cuya mujer trató de seducir Bou regard, correteó vergonzosamen- te al tenorio por las calles de Cam peche. El despechado amador se quejó con Aznar, y el Gobernador en vez de reprender al torpe ena morado, llamó al empleado de la Gendamería, lo regañó grosera mente y lo destituyó de su cargo sencillamente porque no se dejó ultrajar por el Inspector de Ins- trucoión Pública. Las profesoras mortificadas constantemente qínica- mente en un puesto1 del que lo re . haza la voluntad popular. En es- o consistiría la moralidad, y no en perseguir á las cantinas, po- iéndolas casi en estado de sitio. Eso no es moralidad: eso es bru- alidad, es tiranía, y con razón D. Enrique Mayans, que fue llevado preso porque no corrió de su tien- da á un cliente, como lo previe- nen las* disposiciones de Aznar, dijo al Gobernador, que mejor le cerraran de aína yez su estableci- miento. Las palabras del Sr. Ma yaus fueron estas: Si Ud., Sr obernador, no revoca sus dispo- siciones, mande recibir con Nota rio Público mi establecimiento y proceda a su liquidación, que yo me iré de aquí á trabajar donde haya garantías.En Campeche, y bajo la protec- ción de Aznar Cano, los esclavis- tas trafican impunemente y come ten infamias con los trabajado- es. Entre los peores negreros fi- ;ura Jua,n Bombat, ranchero sór- dido y cruel, cuyo mal adquirido capital tuvo por base el ejercicio del contrabando en épocas pasa- das. Bombat funge de Juez en el Real de Salinas, y con motivo de su autoridad, más se excede en sus abusos. Paga á sus sirvientes $8.00 al mes y un poco de maíz. Estos infelices" tienen que traer del interior del monte hasta la ori- lla del mar (trayecto de una le gua cuando menos) 200 rajas de leña de mangle 6 botoncillo, y en esta faena se ocupan desde las primeras horas del día hasta las seis de la tarde, ¡ por una peseta y un puñado de maíz! En las sali ñas roba todavía más Bombat. Obliga á los trabajadores á sacar quince faneg-as de sal por $0.50 y un poco de pozole! En las fincas del Partido de Champoton es común que se co- metan atrocidades con los traba- jadores. En San Dlmas, anexa á Yohaltum, de La Montaña, S. A., se aplicaron 50 palos al albañi Antonio del Río, y después, para que no huyera á quejarse, fue puesto por muchos días en el ce- po. Este último suplicio se apli có también á los tres hermanos Correa, trabajadores de la misma finca. Todo esto lo sabe perfecta mente Aznar, pero lo solapa por que es tan malvado como sus a mig-os los negreros, y porque be, además, que el Autócrata Por firio Díaz es un decidido piotector de los esclavistas. De la finca San José Carpizc desaparecieron 25 hombres cuy paradero ha quedado en el miste- rio. Se tienen algunos datos so bre que estos hombres salieron de vSan José Carpizo por tierra, por el mal trato que se les daba, pues casi todos venían flagelados. Luego se s\ipo que habían sido encerrados en un calabozo de la Jefatura, y más tarde embarca- dos por la fuerza en la canoa "Al- fonsina" del mismo Carpizo, ig- norándose su final destino. Tal vez fueron vendidos á esclavistas yucatecos. Un abogado de Cam- peche dirigió al Dictador este te- legrama: "Hoy se ha cometido un delito patrocinado por el Go- bernador y el Jefe Político. Car- pizo, el negrero, ha plagiado 25 hombres. Daré detalles." Inútil es decir que el Dictador no hizo el menor caso de esta denuncia. Antes bien, ha de haber felicita- do á Aznar y le ha de haber reco- mendado que no dejara de prote- ger á los negreros. Repetimos que nos falta espa- cio para exhibir todas las lacras de la Administración de Campe- che, pero lo "que ligeramente de- janíos apuntado basta para dar una idea de la miserable situa- ción en que se encuentra el Esta- do que el Dictador" entregó á la rapiña y corrupción de Aznar y sus satélites. Por lo demás, la situación de Campeche no es excepcional: es la misma en que se hallan los de- más Estados de nuestra llamada República, triturada de uno á otro extremo por el despotismo de Porfirio Díaz El mal está .An Ja Dictadura, y mientra? esta sub- ista no hay que esperar mejora- miento. Si desapareciese Aznar " ¡ano de Campeche, nada se reine- iaría, pues el Dictador mandaría otro de sus eunucos á oprimir j robar el Estado. Creían los campechanos que García M. era la_peor calamidad; ahora que el ucesor de aquel sultán sigue rea- izando la ruina de Campeche, habrán visto los dignos hijos de ese Estado q ue todos los lacayos de Porfirio Díaz son iguales, que todos oprimen y todos roban, por- que todos cumplen las instruccio- nes de su amo, y estarán conven- cidos de que el origen de todos os males, la causa de todos los nfortunios de la Patria, es la Dlc- :adura. Hay pues que luchar contra la Dictadura, si es que realmente queremos recuperar nuestras li- bertades y detenernos en esta pendiente de ruina y de ignomi- nia en que Porfirio Díaz nos ha estado precipitando desde que lo dejamos adueñarse del poder. A los miembros del Partido Liberal. Por acuerdo de la Junta Orga- nizadora del Partido Liberal, s< suplica á los miembros del Partí- do, envíen sus cuotas mensuales sin esperar previo cobro, procu- rando que sus remisiones lleguen á la junta antes del día último de cada mes. St. Louis, Mo., Marzo de 1906 El Secretario, Antonio I. Villarreal. ALFONSO C. YILLÁRREAL COMISIONISTA NUEVA YORK, B. U. A. Ofrece sus servicio» como comisionista y traduc- tor á los consumidores mexicanos Vende toda clase de artículos del comercio ameri- cano & lo<* mejores precios de plaza. Recibe en comisión mercancías de procedencia mexicana para su venta en este país. Compra curiosidades mexicanas. Suministra toda clase de I nf ormaciones comerciales > Recibirá y atenderá cordialmente á los mexicanos que visiten la Metrópoli comercial del Nuevo Mundo- Toda correspondencia diríjase asi: Ss. ALFONSO O. VILLAHEBAL. 105 E. 28tb STBEET. NEW YOBK, U. S. A. Escudada on su oalldad do rmijor, Dona Juana II. Gutiérrez do Mendoza, HO ha confiádmelo on colon úlfcliaou roo. BOG, oou uu ardor tan lutünineatlva como lnJuBtiUondo, A oolmarnoe do in- jurias y á propalar aoerca do nosotros las calumnian que oonsldei^a do mejor o (coto para haoornos perder ln oati- maolón do nuuatros oorrellglonar|o8. Saponia probablomonto osa aonorn que ln. oonaidornolóu quo hasta ahora le homon tonldo por su soxo, sellarla o- tornaruonto nuestros loólos y HOH ba- ria sufrir humildemente loa maa gra- ves ultrnJoH y las itnputaolones más ofonolvas; órela do sognro quo, no laB virtudes y dolioudezna femonileB, sino el Biinplo hecho de llovar faldas, ea lo quo haoo a la mujor aoreedora 6. la oonsldoraoidn dol sexo masculino, y que oualqtilora quo lleve fnldaa, aun- qu« no tenga aquellas virtudes y de- licadezas, puede oou toda impunidad desuardar bofetones al rostro de IOB hombros, sin que estos tongun dere- oho ú defenderse. Demasiada exten- elón daba la orgulloea Directora de "VóBper" á loa preceptos de la galán toria, y esto es de lamentarse, porque mas sufrirá abora que reciba do noso- tros un tratamiento que, aunque es el que merece, dista macho del que ella so imagina merecer. Hemos resuelto responder de una vez por todas, y oon todo la rudeza do la verdad, & los insultos que nos diri- ge Doña Juana, inspirada por el des- pechado tránsfuga Camilo Arrlaga. Como exhibimos á éste, exhibiremos hoy á su nueva aliada. No se nos pue de exigir más paciencia; el más ga- lante y tolerante de los mortales no nos puede pedir que permaneaoamoB en silencio, mientras un enemigo des- leal nos arroja aluviones de fango y nos presenta á los ojos de los liberales como seres manohados por todas las corrupciones y todas las maldades. El pertenecer al sexo femenino no puede dar á nadie el derecho de des- trozar honras ajenas sin responsabili- dad. Oontra las mujeres existe tam- bién el derecho de defensa propia, y este derecho, que es el de los oaeos extremos, es el que nos ampara para hablar como vamos á hacerlo. No queríamos manchar estas columnas removiendo ciertas inmundicias que repugnan, pero á ello se nos obliga. Defendiendo nuestra honra, tenemos que ser inflexibles oon los que creían que no nos atreveríamos á exhibirlos, precisamente pomo mancharnos, con los que se parapetaban en la misma magnitud de su ignominia, oon IOB que ae creían intocables, porque ee sentían protegidos por el fango que los cubre. Pero hay veces eri*que es preciso cas- tigar á las almas leprosas, aunque se tenga que poner la mano sobre la le- pra, y ésta es ana de ellas. Debemos ser inflexibles, por nuestra honra y por nuestros correligionarios mismos, pues no sería para ellos nada honroso que se creyera que la Junta que obra en su representación es, como dice Doña Juana, una cuadrilla de picaros. Esperamos que, teniendo en cueDta laa anteriores consideraciones, nues- tros correligionarios nos perdonarán que les mostremos el espectáculo as- queroso que la necesidad nos obliga á presentarles. Oon una desfachatez sin límites, pre tende hacor creer Doña Juana que vo- luntariamente se separó de nosotros porque DO luchábamos honradamente, porque éramos ambiciosos, explota- dores del pueblo, etc, etc. La verdad es que ndsotros fuimos los queprocu- ramos separar de nuestro lado á esa señora y á su compañera Elisa Acuña y Rósete, cuando conocimos su mer- cantilismo político, y sus repugnan- tes vicios. Lo lamentable fue que no las conociéramos á tiempo y soporta ramos largamente su contacto. Para que se vea quien buscaba y ob- tenía lucro en la lucha política, si no- sotros ó nuestra calumniadora, expon drernoq estos hechos. Publicábamos nosotros ''El Hijo del Ahuizote" al mismo riempo que Doña Juana publi- caba "Vé-<per" en México, en los años de 1902 y 1903. Semana por semana, Doña Juana pedía dinero á "El Hijo del Ahuizote" para sostener á "Vés- per". Nosotros IOB lncradores,'en vez de embullarnos los rendimientos de nueetraHñorecienté publicación, dába- mos una buena parte de ellos á la des- interesada luchadora,quenunca dejóde pedir, de exigir dinero, ni aun en núes tras épocas de mayor miseria. 8i que- ría hacer un gasto, acudía á nosotros; si necesitaba pagar á un empleado, nos lo enviaba para que le cubriéra- mos el su sido, y hasta cuando le llega- ba el impulso generoso de socorrer á su pariente Maciel, el socorro tenía que salir de nuestras manos explota- doras! La opinión que tenía entonces Da. Juana de nosotros, es muy distinta de laque* tiene desde que perdió nuestra protección pecuniaria. Ahora,'para cu* brir las apariencias, está diciendo que desde aquellos tiempos nos conocía y nos tenía en pésimo concepto; pero el oaeo es que no lo manifestaba, y se ie puede hacer esta observación: si ya conocía nuestras maldades, y sin embargo, las cailaba y seguía unida á nosotros, estaba vendiendo sus con- vicciones, y el no conocía nuestras maldades y por eso estaba á nuestro lado, entonces ahora es cuando está mintiendo, indudablemente con algún bajo interé*, pues la mentira nunca es honrada. Por ejemplo: si creía Doga Juana que Ricardo FloreB Magón fue á descomponerlo todo en el Oongrewo Liberal y obró allí con fines persona- les, ¿cómo es qne un año después de dicho Congreso publicó en "Véaper" una apologí* del mismo Ricardo, de quien dizque tenía tan mala opinión, pero de quien aceptaba auxilios pe- cuniarios; apología que no le fue pe dida ni mucho menos inspirada? Otro detalle: ¿cómo está ahora glorifican- do á Santiago de la Hoz, después de haber sido, en vida de nuestro infor- tunado compañero, su enemiga encar- nizada? ¿cómo dice que nuestro gru- po, desde que estábamos en México, era traidor y ambicioso, y enaltece á uno áe aquellos traidores, á Santiago déla Hoz, cuya conducta y cuyas o- pintones fueron exactamente iguales á las nuestras? Doña Juana con ana ruindad inau- dita, está profanando la memoria sa grada de un muerto, para hacer de ella ana arma contra nosotros- Esto es indigno. Si esa mujer fuera since- ra ea BUS elogios á nuestro malogrado hermano, morocoria aplauso; poro es falsa, obra por cdloulo, toma el nom- bro de Snntiago para ponerlo al servi* cío do BUB paeioüoB, haoo'do eso nom- bro un instrumonto de odio, y profa- na el prestigio do aquel muerto, al n- proveoharlo como arma on una oon- tionda mozquluu. Recuerden Doña Juana y BU compa- ñera los términos, hablados y esorltos, <|UO en vida de Santiago, usaban para tratar de 61. Nos repugna repetirlos: oran injurias irritadas y vulgares. Lo que el roforiremos ea un episodio inol- vidable del que, por fortuna, hubo muchos leBÜgoa aparte de nosotros, y en el que queda pintada vividamente la mujer que ahora glorifica cou tusón i .Santiago de la Hoz. En las Ofici- nas de "El Hijo del Ahuizote" sécelo- braba uijia sesión de la Directiva xáel Club "Ponoiano Arriaga". Hacia tlem po que BO vonlft tratando ln cuestión de si nuestros trabajos habían do eer una activa campana contra la Dicta- dura, ó si se habían de coucretar á la pura propaganda de ideas liberales. Nosotros, y entre nosotros Santiago y algunoa más, sosteníamos lo prime- ro; D|,of)a Juana, Camilo y algunos otros, «ataban por lo último. Noso- tros liemos creído siempre que los ma les se deben ataoar dlreotamente, y no con rodeos y vaguedades. Si la Dictadura es el mal de nuestra Patria, había que combatirla sin miramien- tos, Proclamar principios abstractos, sin tocar expresamente á la tiraDía, nos parecía labor, poco peligrosa sin duda, poro también poco fecunda y nada práctica. Oon el pretexto de que se luchaba por principios y de que no habíamos de ser personalistas, «e quería que no hiciéramos la campaña que al fin hicimos contra la sexta re- eleoolón del Gral. Díaz. Queríamos fundar un Olub anti—reeleccionisin, trabajar directamente contra la Dicta- dora, y encontrábamos una tenaz opo- sición en los moderados, partidarios de la abstracción. En la sesión de que hablamos, se trató el espinoso asun- to, y encontramos la misma oposición de siempre para nuestro proveoto de lucha activa. En el calor de la discu- sión, Santiago de la Hoz llamó CO- BARDES á los que sistemáticamente se oponían á que ee trabajara directa y prácticamente contra la Diotadura y querían una labor de simple propa- ganda doctrinaria, que hubiera nece- sitado cien años para fructifloar. Do ña Juana sintió probablemente que á ella iba dirigido el tremendo repro- che, y se apresuró á recogerlo; pero lejos de destruirlo con razones, eólo quiso desahogar BU cólera y contestó á Santiago con el sistema que ahora está empleando para calumniarnos, sistema que consiste en hablar contra una persona en términos vagos, dan- do á entender que se saben muchas cosas que no quieren decirse, anun- ciando revelaciones que nunca ae lle- gan á hacer, procurando sembrar du das y sospechas terribles contra los que se escogen para víctimas. Ante la acusación de cobardía lanzada por Bdtitiago, Daña Juana le respondió! "Ud. sabe por ,qué me opongo á sus propósitos, y dejaría de hacer acusa cionea, si yo dijera lo que sé. Pero es mejor que nos callemos "Trému- lo de indignación, rojo de ira, Santiago apostrofó á Doña Juana: '-Si en algo aprecia Ud. su honra,—le dijo,—no saldrá de aquí antes de haber declara- do lo que dice saber de mí, y que se calla". Todos los apremios fueron ¡nútiles: la calumniadora no dijo en bonces ni ha dicho jamás lo que anuu ció saber de Santiago de la Hrz. Sim plemente quiso que los testigos de a- quella escena se supusieran que San Oiago había cometido algún horrendo crimen, si es que eran tan necios para dar valor á una fraseen que se traslu cía el más innoble deseo de venganza Lo que dejamos referido lo presencia- ron quince miembros de la Directiva del Olub "Ponoiano Arriaga", y como diez correligionarios más que tuvie- ron oportunidad de encontrarse en el salón. Otro detalle. ¿Cómo es que el respe co y admiración que proclaman hacia Santiago de la Hoz Da Juana y su com pañera, no les impidió plagiar desea radamente las composiciones litera rias de Santiago? - Estas s< ñoras se quedaroD con los papeles de nuestro compañero y se los llevaron con ellas cuando se separaron de nosotros, di- ciendo que entregarían esos papeles á la señora madre de Santiago. Pues bien: poco tiempo después de esto, vimos en un periódiquito de Saltillo. Manado "Estola", versos de Santiago, firmados con un pseudónimo femenil. El hecho nos extrf-ñó, y estábamos pensando en aclarar de donde partía el plagio, cuando en el mismo periódi- co de De ña Juana vimos publicado, con el pseudónimo que usaba E ipa A cuña, nn hermoso cuento que Santia- go había escrito cuando estábamos en Belén, y elqpe nuestro compeñero ha- bía dedicado á una distinguida y hono rabie s* Sonta de Veracruz. Santiago había guardado inédito ese cuento, pero lo conocíamos muchos de BUS a- migos tanto de México, como de Ve racruz, y á todos nos caucó indigna- ción el latrocinio que las pretendidas amigas de Santiago estaban cometien- do en la producción literaria del poeta muerto. Gracias á que se les dio á en- tender qne se conocía BU plagio, van á publicar abora los verspB de Santia go, que estuvieron en inminente ries go de cambiar de autor. Después de estos hechos, se puede juzgar si la glorificación de Saniiago por Doña Juana, (junto á los insultos que la misma señora nosdir'ge), es una expresión de respeto y admiración sinceras, ó es un indigno recurso para vigorizar sus a taquee contra nosotros; se pnede ver si el objeto de Doña Jun na al enaltecer á Santiago, es alpún otro que el de rebajarnos; se puede palpar si se honra á Santiago, por creer en sus méritos, ó sise le profana vilmente, tomando su nombre como recurso para herir y degradar á los que fuimos sus hermanos. Se dirá que no queremos que Doña Jua- na glorifique á Santiago,- y se dirá la verdad. No queremos que la qne odió, injurió y calumnió al malogrado lu chador, se ponga boy á hacer la farsa de admirarlo. No concedemos al fan go el derecho de disfrazarse de'admi rador de la honradez. Pasemos á otro panto. Desde mu- cho tiempo antes de ponerla en plan- tn, toniamoa ln idea (quo ostamon re- alizando oon la aprobación do nues- tros oorrollplonarlos) do reorganizar ol Partido Libeiuil y constituir la Jun- ta necesaria para olio. Cuando tocla- \ la no donoubríiimoB quien era Dcñn Juana, y por tanto, estábamos on ar- monía oon «lia, Ricardo Flores Magon lo habló de eso proyeoto, en una curt u Estábamos nosotros ontonces en La rodo, Tox., y olla en México. Dona Juana contestó eiitufÍ!V«m¡id¡i, en carta de I do Febrero de l!»04: "EBtoy muy contenta de que se constituí» ese Di- rectorio y tanto me gustu que hasta qulBiern tomar parto en ese cuerpo qun tuntii reaponmbllidad va ft eohar sobre tí y I un guindes coi-tía MI atener que realizar. Lftatimu que no se pue d», pero confio en que mi hermanlto hura qnfl BP> me oonceda una secretaría privan», en Un un sitio donde puedu tomar m! parte do trabajo." Y en otia carta de 13 del mismo mea, decía: "O- jalá y pronto podamos instalar oei\ Jun ln Directiva que Unta fullii está hucien do." De modo que mientniB Dolía Juana esperó entrar en nuestros tra, bajos (y sepuir nicándonoB dinero), la Juntu estntu Luciendo muchn falta í iba á realizar grandes cosas; pero des- de el momento en que rechaziimoa a OPa senotn de nuestro lado. I» Junta dejó de tener mérito, y es una usurpa oión y uca explotación v un crimun. Oon eBto se vo BÍ De Tin Juana npre- cia las ideas por las ideas mis- mas ó por lo que á ella le interesen, y de esto pueden deducir nuestros co- rreligionarios el valor que tienen los ataques de dicta señora, ala Junta Or- ganizadora del Partido Libei al y á sus trahajoB. Entre el fárrago de necedades con que llera Dcfía Juana su dizque his- tórico folletín, dice esta pobre mujer que se opuso á muchos de nuestros trabajos, entre otros el Club Antirre- leccionista "Redención", porque no- sotros fólo queríamos lucrar y llevar la f auea al fracaso. Dice que nues- tros trabajos no servían para nada y que todo lo quo no hloieron ella y Ca- milo Arriaga, carecía de utilidad y de mérito. Pero es el caso que en cartade 4 de Ootubre de 1903,1 a SÍ ñora declara- ba: "Loque hpmos bpcbo Imita aquí, desde REGENERACIÓN (que no fue de ella ni de Camilo) hasta ''lExcél- sior!" (obra de nosotros), desde el Club "Ponciano Arnaea" y el pri raer Congreso Libera' (en los que tu vimos parte), bauta e.1 Club''Reden- ción" que fue exclusivamente obra nuestra), lo conopptúo, BÍ no acertado y bien hecho del todo, al menos útil, muy útil " Entonces, Doña Jua na no desdeñaba decir "hemos he- cho", al hablar del Olub "Redención" y de "¡Escélsior!", esos trabajos á los que hoy dice que se opuso, como se opuso efectivamente, para BU vergiien ZF>; entonces nueetros trabajos eran "útiles, muv útiles", mientras que ahora Da. Juana dice qne fueron per judiciales; entonces alababa nuestras laboreo, y hoy las atribnve al intpré^ al Inoro, á la maldad. Si realmente obráhsmop nosotros con perversidad y Doña Juana Jo sabía—como dice que lo sanín—pntoncpa, el juicio que deja- mos copiado es Hpócrija, ee.falso, y hace creer que Doña Juana solapaba nuestras maldades por el interé" de no perder los auxilios pecuniarios que rpc'bía; y si PH juicio ese es justo, porque nuestro» trabajos eran deve- rBB útiles, entonces, ahora es cuando noscalumnia miserable mente diciendo lo contrario. De todos modos, Doña Juana queda mal ¡ ese es el destino de los falsarios. En la misTra carta hace p) elogio del "alto diapopón" que usa hnmoB en nuestros stsquep contra la D'ctarlurn, ppro ahor» que es partida ria del Iope'uajp moderado, por ser el menos peligroso, reprocha el tono enérgico tie la prensa, en el número 7 rlp su periódico En el No. 8, dice que Pomof traido- rps y cobnrfies, y pretende probarlo, refiriendo que denunciamos como re- volucionario á D. JPFÚ» Mpdina, des poé1* dp una sprie de bajezas. DICP D^ña Juana que supimos qu^ dicho ppñor tenía una fociedari revoluciona ris secreta; que conocíamos la amis fnrl que mpcüaba entre ella y Mpdina, y que Ipsnp'icamos qup nos prpppn rpra TOMO LIBFEAIES QUE DE PEABAMOS INGRESA^ A LA ASO- PÍACION PARA PFE'-TAR SÜP SERVICIOS A LA PAUSA Y A í A PATRIA. Que noB presentó, qup OP noR dispersó conflarza v se nos pu»o al corriprtp ríe ciertas copap, que PP nombró á Mpdina para que tratara con nopotros. qne éste nos entregó SOP credenciales, .V que tan luepo como lan tuvimos en nuestro poder, denun ciamos á Medina. Que, por último, gracias á la lealtad y ca*>alleropirlad dp 8antiago dé la Hrz Dfña Juana pudo recoger l^s documentos que comprometífln á Medina. De ser exacto todo esto, no carece- rían de justicia loa aspavientos de Do- ña Juana. Pero DfñR Juana mientp ron el iráa inconcebible cinismo, y pssamos á proba rjo. Por el mes de Marzo de 1903, á POCO de haberse reinstalado el Olub "Pon- clano Anisga". circularon en México anas bojitas anónimas, escritas en má qnina, en qup se criticaban 1̂ 8 traba- jos de dicho Olub, llamándolos litera- tura política, y 8e pedía la revolu- ción, como lo único eficaz para com- batir la tiranía A todos los miembros del Club, estos pap^litos anónimos y vergonzantes nos disgustaron. Era claro que no era el medio de hacer se- riamente una revolución, vimos sim plemente el afán de entorpecer núes tros trabfjosporanvidia ó porirquinas eppeciales. La primera vez que vimos UDO de estos papeles, no supimos de donrle procedían,pero Drña juana nos riij > que venían de nn gruuito de im ¡ béciles, encabezado por Jeeúf Medí ' na. Una de esas hojillas, la mandó ¡ Doña Juana á Ricardo Flores Magón, con la siguiente carta: "México.—Marzo 4 de 1903. "Ricardo:—No Fé si á Ud. le habrán dado ya BU café, pero si ha escapado, ubi va el mío para que haga lap 11.— Vea Ud. como pe atreven a decir que no hacemos nada: esos canallas olvi dan que los conozco á todos y fé que son incapaces de hacer, no lo que ha hecho Ud., pero ni s quiera lo que he hecho yo.—Nos creen cobardes y ello» no tienen valor para estampar sos nombres —Cada vez se convencerá Ud de lo peligroso que sería el viaje á los Estados UnidoB. KSOB cobardon co- rroborarían las opiniones du nues- tros. onomiROB y ontro toüos noa harían pasar por verdaderos t'ó- mlcoa oomo nos dico "MI Popular". So olvidan de quo uno sólo do nono - tros basta para aarlea lecoioneH. ¿Por quó no Iniciiin el movimiento quo de- sean?—A la noolui voy A ln Callo do Rebeldes y mo peloo cou todoa ellos. —Les diré lo quo BOU, los llaiiuué por BUS nombren: coborden.—Juana.—Rú- brica — l>evr.ólvnmt> ese documento ridiculo." Aei hablaba ontonppn ostn B« ílora , pero ahora, D. Jetun Modtna cu "el di»tinguido aNtiónomo que la favore- ce con fraternal cariño", y nosotros somos los Infames y IOH canallas. Convenimos con DOÜU Juanu on ir ¡x una de las sesiones do aquellos indivi dúos pura deoirles que si reolmenle querían hacer ln revolución, pslílba- nioB dispuestos áayud a rloseerin mente Atí lo hicimos: uno de nosotros habló A nombre do todoH, ofreciendo nues- tros servioios para la revolución, pero exigiendo á la vt z quo ósta Bt> hiciera de verdad. Don Juui1) Medlua se vio en gran aprieto, y en un largo y em- brollado dlsourso en ol que se compa- ró con el cura Hidalgo, mnnifestó quo no quería la revolución, que no ee de- bía derramar la sangre del pueblo me- xicano. Ya noa esperábamos estacón testaoión ; bieu sabíamosque los hom- bres de IOB papelitos, de quienefl Doña Juana ha vuelto á ser amiga y admi- radora, no harían nuda serio. Nues- tro objeto fue orillarloB á que declara' ran BU impotencia, y una v<z que lo conseguimos, nos retiramos haciendo los comentarios del caso, en IOB que Dcña Juana sostuvo el tono feroz de su carta que dejamos copiada. Eoto fue todo. No hubo credencia- les de Medina; no hubo documentos en nuestro poder; no se noa dispentó confianza ni ae nos puso al corriente de ciertas cosaB, ni hubo uada de lo que dice ceña Juana, pretendiendo haoer tenebroao y trágico el asunto. A mediados de Abril, por denuncia contra "El Hijo del Ahuizote", fuimos reducidos á prisión, pero, por una me- ra casualidad, Santiago de la Hoz no fue aprehendido. El periódico quedó á cargo de Santiago, y n oso tros, salvo algún original que enviábamos desde la cárcel, no conocíamos el contenido de "El Hijo del Ahuizote", sino hasta después de publicado Así fue como eu el No. 848, correflpondienie al 2G de Abril, vimos un suelto con el título de ''Don Medina" en que se decía que éste era el nombre de un individuo qne andaba lanzando ridículos volan- titos revolucionarios, sin dar BU nom- bre, como debe hacerse en esos casos,y que ese individuo trataba de avergon zar al Club "Ponciano Arriaga" porsu actitud pacífica, atacándolo en un po- riódico de Texas. Se terminaba dicit-n doie que era un farsante, que no que ría revolución ni era capaz de firmar siquiera un artículo oposicionista, y que si continuaba con sus necios ata- ques seiía exhibido en nueRtrc p< r ó oicos. Santiago nos dijo que Menina Labia vutltp á publicar eu« papeleo?, y que esto Jo indigi ó hasta el extremo de hacerlo escribir ese {.árrafo. A to- dos nos pareció mal eee arrebato, y el mismo Santiago se arrepintió de él muy pronto. Y no porque se hubiera puesto á Medina en real peligro, pues el Gobierno no hacía ni ponía hacer cato de sus pcpelitof, fino porque ee daba lugar á que algún ma évolo dije- ra lo que precisamente tstá ahora di • ciendo D< ña Juana Sólo que cualquiera otro hubiera acusa do á nosotroB y á Santiago por parf-jo, y Dcña Juana ee ensíñ" nscia n áf en nosotros y basta llega á prffceiitai á Santiago ce mo palvaoor de Meri'na. Comodeet-teasunto^e habló variar ve1 ees y delante de diferentes p» rsonai-, son muchosloe que saben que Santiago escribió (-1 \ árrafo contra Medina} que los que estábamos en lu cárcel no lo conocimos tino hasta que se publicó D( ña Juana sabe epto tan bien como nosotros, pero interesara en perjuci- carnos, cambia IOB papeles entre San nago y nosotros, n intiendo con toda mala fe, mintiendo cínica, exi-gerada y desvergorzadamenie 8t ron hace molesto decir estas cosas poique de ellas resulta, alguna responsabilidad pHr Santiago, pero pon verduces pa t- ntes. conocidas por muchos, v que nos es pr< CIBO declarar para d* s>n en tir las escandalosas calumnias ae Do- ña Juana. Por otra rai te , no se pue <¡e necir que perjudiquemos la rej u tación de honrad» z de Pant ago, pues i o tué ninpún crimen el que comefó Exhibió á Medina ante Ja opinión j ú- buca como lateante, pero no 1 at ía la menor inteiición de hacer peli^iat la vida de eete sujeto, como preifnrie i act-rlo creer De ña Juana, ahoia que i'os atribuye lo que bizo nuestro c u>' ranero. Los miPmoB hechos eptán probando que el Gobierno no un ía el menor cuidado por Medirá y f-us } a pehtos, y eBto lo paMamos todos per rectamente. Oon toda segundan que si hubiera habido para Mednaoi ro peligro que el de quedar en ridículo ante el público, Santiago no hubiera publicado unapa'abra de ese P« ñor. Y ea absurí o que cuando IOB mifmoB he chos —repetimos—han comprobado que no se hizo correr á Medirá el rr ás insignificante rieBpo, D< ña Juara < s1 candalice ahora diciendo que roi-otros conspiramos contraía vidade ese buen hombre. Se ve, pues, que Doña Juana, con una ma'a fe que traspa'-a todoB los lí roites de lo imaginable, ba tergivena do 'os hechos, y no PÓ'O lia tergiver -arto, sino que ba inventado lo que le hacía falta para dai un caráct er terri ble á cofas insignificantes. Lo de la credencial de Medina que teníamos en nuestro poder como una arma terri ble contra nuestra víctima, es una de tantas invenciones, y, en consecuen' c a, es invención que Santiago se haya quedado con eea credencial y se la hava entregado caballerosamente á doña Juana, favoreciendo así á Medi- na. ¿Có i o podía Santiago entregar un documento que nunca existió? 8o- 'amenté por rebajarnos á rosotros, enaltece allí doña Juana á Santiaeo con un rasgo inventado. ¡Rara con' tradición! En vida de Santiago, la infame mnjer lo ultrajó y le negó sus verdaderos méritos; ahora,que ya no tiene que temer ni que esperar del luchador caído, basta le inventa nue- vas glorias, pero no para engrande- corlo pladosamonte, slco para expío tar, on provecho do sus vllos pasio- nes, oso nimbo do raujoutiid y do pu- roza que rodea los oombres do loa grandes muortos. En el cuso do Medina, falseado lias ta lo inaudito, ensombrecido oon pinceladas siniestras y uglgantiulo hasta donde fuó posible, se funda doña Juana pura hacernos el u,us consideramos ol IIJAS tremendo de sua cargos, el do quo somos cobardes y traidores, y muy rapaces, on un caso dado, ele ontregur a nupstros corre- ligionarios al furor do las vengan zaa oficiales. Por los hechou quo deiamos referidos, y quo constan A infinidad de personas quo no han muerto, como Santlngo, so ve: <|iio antes do ahora, drfla Juana tenía en do hiioorlci - I,n Pa t r i n ilobo tumllrse clobUnncuitt' oi|:ulloHu deudo quu pudo r'ótiMlr cu tinii uoln fi'ohn, (IOH g r a n d e - z a s ; BU liid(j|M!iiiU>i)o¡n pol í t ica yo l 1 mioiHílenlo del III.IH HIIH uro do IOH pn- friota» " V t'Hto luí il(iH|U'(/"t dol Club "Rodonolón", <I<>H|>IIÓB do " ¡Exool - s i o i 1 " , (leiipiii ' 'M d n ln u l t i m a p r l H l ó n t<n M i n i e n , (Ii H | i i CH (Ii t o d o Id 11no l i o j n n u i e i i i n t l / .n t a n I u r i h i i n t l a m o t i t o I ) f l . J u i uní. unían IÍHCHIJ.IH cnormoa para o l m n l v n d o A ( í u i i t< \ i ( ¡ i l t i b n , e s t o f u - r i b u n d o « ' l u c i o p n : n ( I c r i m i i u i l d e q u i ( > i i t e m í a l i u i t I I H I I I I M I I I I H H , I H I n t \ i > l l - r f l b l o « I I I 'u i M i n i i r i i I n d i i \ u t i H t c i a P o - i i a J u i i n I I . N u t i c i i N Ú I m o n n c p r b o r i ' B d o I O H n ¡ ' l i adularon de uno modo n i i » u c K i i i c i i I » l i i i i l i l i u l ( l i < luto quo los 'cli inrs, los O Ku'ardo, y entóneos ahora oRtA mint iendo mi- el concepto de cana l la y de coba rde A . Bi'rnblcnuiíilf, <> c re ni. y en ene cano, su fraternal amleo, el d is t inguido l l l R adnlncioncH que d( jumos ( opiadas aBtrónomo D. J e s ú s Medina; que ol revellín la man indiana lupocrenn, ol pár ra fo de "E l Hijo dol Ahu izo to" i espíritu n As íalm> v í a IIMH absoluta con t r a este sujeto fuó una simple ! c n n ' M ' l n d ( > d ignidad exhibición ante el público denuncia ante el i y no uuii y que ese Hay oirán prtiebiiH do ln falsía y meicaütillHino de Diña Junnii Rn i I.anulo, Ti JÍ , poco JIDICH do oiio tu- I v'cramuB ol rompimuuito con Camilo i Ariii'gii. IX na Juana rru iwnign y par- tidaria de vale fc-ñoi, pero después I del rompimiento- qtio fi L r.xeliipiva- | mentó entre Arringn v nnpotros, sin que puclloriJ afectar á De ña Junnn — la dicliii Biflora M< inoBtió enemiga furiosa de BU antiguo nliado. Una de laB ibZonea de BU resentimiento, BP- pun nos la refería, no puede ser más comercial, Uecia eeta sfñora que siendo Arrlflgn jple del Piirtulo, esta- ba en la obligación do sostenerlas á ella y á su conopnfiern, y dejarlas a- bandonadflB en Laredo mientrnp í-l se iba á San Antonio, era una canallada. Ahora, y A propósito de la Junta, Do- ña Juana dice que noroconoce jefatu- ías ni direcciones de nadie: entonces reconocía la de Amaga, para exigir Bostón pecuniario y ponerse furiosa si no lo obtenía. Todavía en los últimos días de nueBtraa relaciones con Doña Juana, esta señora adulaba
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