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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO “Asociación de la cinética del CA-125 y citorreducción óptima en pacientes con cáncer de ovario localmente avanzado y avanzado tratadas con quimioterapia neoadyuvante” TESIS QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE ESPECIALISTA EN: ONCOLOGÍA MÉDICA PRESENTA: DR. GABRIEL GALVÁN SALAZAR TUTOR DE TESIS: DR. ALEJANDRA ARMENGOL ALONSO MÉXICO, D.F. 2013 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Dr. Sergio Ponce de León Director de Enseñanza Dr. Eucario León Rodríguez Profesor titular del curso de Oncología Médica Dra. Alejandra Armengol Alonso Asesor de Tesis Médico adscrito al Departamento de Oncología Médica AGRADECIMIENTOS • Nada sería posible sin la ayuda de mis padres, ambos ejemplos de compromiso y honestidad. Gracias por darme su apoyo siempre de forma incondicional a lo largo de estos años. De igual forma, gracias Dios por darles salud y permitirme compartir con ellos lo que se llama “vida”, siempre estarán conmigo. • Lilo, Mau y José Ángel, familia completa, gracias por todo. • Lucía, agradezco sinceramente tus muestras de amor, confianza y apoyo, siempre serás motivo para seguir adelante, y sé que cuento contigo para acompañarme en este viaje que ya comenzó, gracias por todo. • Dr. León, David, Roberto, Alejandra, Yanin, Alejandro, Elizabeth, gracias por compartir su experiencia y sobretodo demostrar su compromiso hacia la enseñanza. • No hay forma de agradecer al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, compañeros, amigos y cada uno de sus pacientes, todos ustedes son un ejemplo de lucha. . ÍNDICE Introducción ……...………………………………………………… 1 Antecedentes ...……………………………………………………. Epidemiología …………………………………………………. 2 Factores de riesgo ……………………………………………. 5 Prevención …………………………………………………….. 9 Manifestaciones clínicas ……………………………………... 10 Diagnóstico ……………………………………………………. 12 CA-125 …………………………………………………………. 14 Tratamiento ………………………………………………….. 18 Predictores de citorreducción óptima ………………………. 21 Objetivos …………………………………………………………… 29 Justificación ………………………………………………………. 30 Hipótesis …………………………………………………………… 31 Material y Métodos ……………………………………………….. 32 Metodología ……………………………………………………….. 34 Resultados ………………………………………………………… 36 Discusión ………………………………………………………….. 42 Conclusiones ……………………………………………………… 50 Referencias ………………………………………………………… 51 Anexos ……………………………………………………………… 56 1 Asociación de la cinética del CA-125 y citorreducción óptima en pacientes con cáncer de ovario localmente avanzado y avanzado tratadas con quimioterapia neoadyuvante INTRODUCCIÓN La base del tratamiento del cáncer de ovario es la citorreducción, ya que el volumen residual después de la citorreducción se correlaciona inversamente con la supervivencia. Existen factores predictores de citorreducción óptima, como marcadores tumorales, imagen y clínicos. Un valor alto del CA-125 al diagnóstico o previo a la citorreducción con quimioterapia neoadyuvante se asocia con menor probabilidad de realizar un procedimiento citorreductor óptimo. El objetivo de la quimioterapia neoadyuvante es mejorar las posibilidades de lograr una citorreducción óptima, por lo que en nuestro medio ofrecemos quimioterapia neoadyuvante en los pacientes que son pobres candidatas a cirugía por comorbilidades médicas, pobre desempeño físico y etapa clínica avanzado. En el presente estudio evaluamos la asociación de los cambios del marcador tumoral CA-125 y citorreducción óptima en pacientes con cáncer de ovario localmente avanzado y avanzado tratadas en el INCMNSZ con quimioterapia neoadyuvante completa seguida de cirugía citorreductora, con la finalidad de identificar a aquellas pacientes que estén en riesgo de no ser citorreducidas de forma óptima posterior a la quimioterapia neoadyuvante. 2 EPIDEMIOLOGÍA El cáncer de ovario es un problema de salud pública a nivel mundial, siendo el segundo cáncer ginecológico más frecuente y el que causa la mayor parte de muertes por cáncer ginecológico en los Estados Unidos, representa el 4% del total de casos de cáncer en mujeres al rededor del mundo. [1] El carcinoma epitelial es el tipo histológico más frecuente (95% del total), y el seroso es el subtipo más común al momento del diagnóstico (75% de los carcinomas epiteliales). [2] El cáncer de la trompa de Falopio y el cáncer primario de peritoneo son mucho menos frecuentes, pero comparten características histológicas, pronósticas y respuestas al tratamiento similares al cáncer epitelial de ovario. Existe escasa evidencia prospectiva en relación a su tratamiento, por lo que son incluidos en estudios realizados para cáncer de ovario, además de que su tratamiento y pronóstico es similar. Alrededor del mundo se diagnostican aproximadamente 225,000 casos nuevos de cáncer de ovario cada año, así como 140,000 muertes relacionadas a la enfermedad. [3] En países desarrollados se ha reportado que el cáncer de ovario tiene una incidencia 9.4 por 100,000 mujeres, y una mortalidad de 5.1 por 100,000. En países como el nuestro, en vías de desarrollo, ocupa el tercer lugar de cánceres ginecológicos (cáncer cervicouterino es el más frecuente), con una incidencia de 5 por 100,000 y una mortalidad de 3.1 por 100,000. En los Estados Unidos se esperan aproximadamente 22,280 nuevos casos y 15,500 muertes anuales relacionadas a la enfermedad, siendo el segundo cáncer ginecológico más frecuente, la causa más común de muerte por cáncer ginecológico y la quinta causa de muerte por cáncer en general en mujeres. En base al SEER 3 (Surveillance, Epidemiology and End Results, por sus siglas en inglés), la incidencia anual durante el periodo del 2005 al 2009 fue de 12.7 por 100,000 mujeres. [4] La incidencia también está influenciada por la raza, es mayor en personas blancas (13.4 por 100,000) al momento de compararla con personas hispanas (11.3 por 100,000), indios americanos (11.2 por 100,000), negros (9.8 por 100,000) y mujeres de origen asiático (9.8 por 100,000). El último reporte mexicano del Registro Histopatológico de Neoplasias Malignas reportó 2,273 casos nuevos de cáncer de ovario en el 2006, correspondiendo al 2.14 % del total de casos nuevos con cáncer en ese año. Fueron 1,691 defunciones, correspondiendo al 2.4 % del total de las defunciones por cáncer, ocupando el 8vo lugar de mortalidadpor cáncer en general y el 2do lugar por cáncer ginecológico (después de cáncer cervicouterino). [5] El riesgo durante toda la vida de tener cáncer de ovario en los Estados Unidos es de 1.4%, y la edad promedio al diagnóstico son 63 años. La incidencia varía en relación a la edad, siendo más frecuente en edades avanzadas: • <20 años: 1.8 a 0.2 por 100,000 • 20-49 años: 9 a 15 por 100,000 • 60-69 años: 36 a 41.5 por 100,000 • >70 años: 47 a 56.7 por 100,000 Las pacientes portadores de algún síndrome hereditario de cáncer de ovario tendrán una menor edad de presentación. El riesgo de cáncer de ovario en mujeres con mutación del gen BRCA1 es de 2-3% a los 35 años de edad y a los 50 años con mutación de BRCA2. [6] La edad típica de presentación en pacientes 4 con síndrome de Lynch (cáncer de colon no polipósico hereditario) es de los 43 a los 50 años. [7] La mayoría de las pacientes con cáncer de ovario debutan en etapas avanzadas: confinadas al sitio primario un 15%, actividad en ganglios regionales 17%, metástasis a distancia 61% y no clasificados un 7% aproximadamente. Menos del 40% de las pacientes con cáncer de ovario se pueden curar con los tratamientos actuales. 5 FACTORES DE RIESGO Se desconocen los mecanismos fisiopatogenéticos para el desarrollo de cáncer de ovario epitelial, pero se han postulado dos teorías: Ovulación incesante: La ovulación repetida causa trauma menor del epitelio ovárico, generando transformación maligna de las células normales. [8] Esta hipótesis se basa en la observación de que la supresión periódica de la ovulación, como resultado del uso de anticonceptivos orales, embarazo o lactancia, tienen una menor incidencia de carcinoma epitelial de ovario. Exposición a gonadotropinas: La persistente exposición ovárica a gonadotropinas y la elevación de la concentración de estradiol pudieran ser considerados como carcinógenos. [9] Esta hipótesis menciona que los tumores inducidos de forma experimental contienen receptores de gonadotropinas. En contraste, la evidencia muestra que el antecedente de múltiples gestaciones se asocia a un riesgo menor de cáncer de ovario epitelial. [10] De acuerdo a la hipótesis gonadotrópica, las mujeres con una historia de múltiples gestaciones estarán en mayor riesgo de cáncer de ovario debido a sus altos niveles de gonadotropinas durante sus años fértiles, teniendo mayor incidencia de ovulaciones dobles por cada ciclo menstrual. Es importante mencionar que un estudio falló en demostrar una relación entre los niveles séricos de hormona luteinizante y el riesgo de cáncer de ovario, [11] por lo que ambas teorías se deberán tomar con reserva. La mejor evidencia en relación a los factores de riesgo está basada en dos estudios, “United States Nurse´s Health Study” con 200,000 mujeres (924 casos de cáncer de ovario) [12] y “European Prospective Investigation Into Cancer and Nutrition, EPIC” con 300,000 mujeres (878 casos de cáncer de ovario). [13] 6 Mencionaremos los factores de riesgo más importantes derivados de ambos estudios, divididos en personales, hormonales, hereditarios y ambientales: Factores reproductivos: El riesgo es mayor en mujeres con infertilidad y menor en las que toman anticonceptivos orales o multíparas. Menarca temprana o menopausia tardía: Menarca temprana, aquella que se presenta en menores de 12 años, se asocia a riesgo de cáncer de ovario. [14] Menopausia tardía, mayor de 52 años de edad, está asociada a riesgo de cáncer de ovario, por ejemplo, en el estudio EPIC se mostró un riesgo significativamente aumentado en mujeres que fueron menopáusicas a los 52 años o más comparadas con las que lo fueron a los 45 años o menos (RR 1.46, [95% CI 1.06- 1.99]). Basados en la hipótesis de la ovulación persistente, la menarca temprana y la menopausia tardía aumentarán la cantidad del número de ovulaciones a lo largo de la vida de una mujer. Edad: La incidencia aumenta con la edad. En general, el riesgo aumenta aproximadamente un 2% por cada año adicional en mujeres menores de 50 años y 11% en mujeres mayores de 50 años. Nuligravidad: Existe un riesgo significativamente menor en mujeres con antecedente de embarazos versus aquellas nuligrávidas (OR de 0.6, [95% CI 0.4- 0.8]). [15] Mutación del gen BRCA: La mutación del gen BRCA genera un mayor riesgo de cáncer de ovario y mama. El riesgo estimado a lo largo de su vida es del 35 al 45% para BRCA1 y de 13 a 23% para BRCA2. [16] Hasta 15% de los casos con cáncer de ovario invasor tiene una mutación germinal del BRCA, representando la mutación más frecuente en el cáncer de ovario hereditario. Las mujeres con 7 mutación de BRCA1 generalmente desarrollan cáncer de ovario a un edad más temprana comparada con el resto de la población, siendo los 50 años la edad promedio al momento del diagnóstico. La edad promedio del diagnóstico con mutación de BRCA2 es de 60 años, similar a la población general. [17] Los portadores de mutación BRCA, particularmente BRCA2, tienen mejor pronóstico que los no portadores. Existe un metaanálisis de 26 estudios que incluye aproximadamente 3,000 mujeres, en donde se documentó la siguiente mortalidad a 5 años: • BRCA1 portador versus no portador: 45 vs 47% (HR 0.73 [95% CI 0.64-0.84]) • BRCA2 portador versus no portador: 36 vs 47% (HR 0.49 [95% CI 0.39-0.61]) La explicaciones más aceptada es que la mejor supervivencia podría estar en relación a la mayor sensibilidad al tratamiento basado en platinos. [18] Síndrome de Lynch: El cáncer colorrectal no polipósico hereditario se asocia con diferentes tipos de cáncer, como endometrio, ovario, urogenital y gastrointestinal. El riesgo durante toda la vida es de 3 a 14% comparado con 1.5% en la población general. [19] Las mujeres con síndrome de Lynch corresponden al 1% del total de cáncer de ovario, desarrollando la enfermedad a una edad menor, 45 años aproximadamente. Tabaquismo: El antecedente de tabaquismo se asocia con mayor riesgo de cáncer mucinoso de ovario, pero no de otros tipos de cáncer epitelial de ovario. La revisión más grande encontró que el uso activo de tabaco aumenta de forma 8 significativa el riesgo de cáncer mucinoso sobre aquellas pacientes no fumadoras (RR 2.1 [95% CI 1.7-2.7]), pero no aumentó el riesgo de cáncer seroso de ovario (RR 1.0 [95% CI 0.8-1.2]). [20] Obesidad: El índice de masa corporal alto (IMC) parece que aumenta el riesgo de cáncer de ovario. Una revisión de 28 estudios reportó una pequeña, pero significativa asociación entre obesidad (IMC>30 kg/m2) y cáncer de ovario (OR 1.3 [95% CI 1.1-1.5]). [21] Otros: Se han descrito numerosos factores de riesgo asociados al cáncer de ovario, pero no existe una evidencia sólida de su relación con el desarrollo, por ejemplo, el uso de talco, dispositivo intrauterino y antiinflamatorios, falta de ejercicio, ingesta de alcohol, antecedente de enfermedad pélvica inflamatoria, ovario poliquístico y endometriosis. 9 PREVENCIÓN El tratamiento de mujeres con una historia familiar importante de cáncer de ovario dependerá de su edad, planes reproductivos y la extensión del riesgo. Se debe individualizar los planes terapéuticos, ya que el valor de los métodos de escrutinio, como el ultrasonido transvaginal, CA-125 y otros, no han demostrado utilidad. El estudio de escrutinio para cáncer de ovario (UK Collaborative Trial of Ovarian Cancer Screening [UKCTOCS]), utilizó ultrasonido y CA-125 versus ultrasonido sólo o ningún escrutinio, mostró de forma preliminar que el escrutinio multimodal es más efectivo en detectar cáncer de ovario en etapas tempranas. [22] Otro estudio grande y aleatorizado de más de 78,000 mujeres (the prostate, lung, colorrectal and ovarian cancer trial [PLCO]) realizado en los EstadosUnidos, encontró que el escrutinio con ultrasonido transvaginal y CA-125 no disminuye la mortalidad por cáncer de ovario, de hecho, los resultados falsos positivos causaron complicaciones graves en algunas mujeres (n= 163). [23] También existe evidencia reciente que comparó CA-125 sólo versus ultrasonido con o sin CA-125, concluyendo que el CA-125 no aumenta la detección de cáncer de ovario sobre el ultrasonido sólo. [24] Por lo tanto, podemos concluir que los estudios no apoyan el escrutinio rutinario para la población en general. Las mujeres con factores de alto riesgo, como historia familiar sugestiva de síndrome de cáncer de ovario hereditario (gen BRCA o síndrome de Lynch) deberán recibir consejo y pruebas genéticas. La salpingooforectomía bilateral reductora de riesgo, con o sin histerectomía posterior a la paridad satisfecha, es una importante opción para estas mujeres, sin eliminar completamente la posibilidad de carcinoma peritoneal. [25] 10 MANIFESTACIONES CLÍNICAS La presentación clínica dependerá de la cantidad de la enfermedad al inicio. Generalmente las pacientes debutan con dolor abdominal secundario a una masa anexial, incluyendo síntomas como urgencia urinaria, saciedad temprana o distensión abdominal. El tipo o gravedad de los síntomas no va a corresponder con la etapa clínica de la enfermedad. Las pacientes con enfermedad avanzada generalmente tienen náusea, anorexia y aumento del perímetro abdominal. Los síntomas asociados al cáncer de ovario no son específicos para la enfermedad, ya que pueden ser causados por condiciones gastrointestinales o urológicas. Los síntomas que ameritan evaluación extensa para descartar cáncer de ovario son aquellos con inicio rápido, coexistentes con otra sintomatología y una frecuencia diaria de presentación. Existen pacientes que presentan síntomas agudos como insuficiencia respiratoria secundaria a derrame pleural, o náusea y vómito grave causado por obstrucción intestinal. Existen casos de cáncer de ovario que debutan con sangrado transvaginal en mujeres postmenopáusicas, recomendándose descartar una patología uterina antes de realizar la sospecha de cáncer de ovario. [26] También el sangrado rectal es poco probable que sea causado por cáncer de ovario. Es infrecuente que las pacientes con cáncer de ovario debuten con trombosis venosa profunda. Un estudio de 12,000 pacientes con cáncer de ovario documentó trombosis venosa profunda en 27 casos. [27] También se han reportado pacientes que debutan con síndrome paraneoplásicos, incluyendo 11 degeneración cerebelar, polineuritis, anemia hemolítica, coagulación intravascular diseminada, acantosis o síndrome nefrótico. [28] 12 DIAGNÓSTICO El diagnóstico definitivo necesita confirmación histopatológica. La mayoría de los casos necesitará una exploración quirúrgica para su diagnóstico e incluso tratamiento quirúrgico de forma inicial en aquellas pacientes con etapas tempranas. Son pocas las pacientes que no necesitan un procedimiento quirúrgico para su diagnóstico, por ejemplo, las consideradas pobres candidatas a procedimientos agresivos debido a la extensa enfermedad documentada por imagen (metástasis pulmonar o hepática, ascitis masiva, etc) o con un pobre desempeño físico, beneficiándose más de la quimioterapia neoadyuvante. Las mujeres con síntomas o hallazgos sugestivos de cáncer de ovario deberán ser evaluadas con examen e imagen pélvica. Una vez que se identifica la masa ovárica y exista la probabilidad de cáncer de ovario, se requerirá una exploración quirúrgica para su confirmación histológica. Los estudios de imagen ayudan a evaluar la presencia de ascitis y la extensión de la enfermedad en aquellas pacientes con sospecha de enfermedad diseminada, generalmente se utiliza tomografía o resonancia magnética. El papel del PET-CT para documentar enfermedad metastásica en cáncer de ovario es limitado, necesitándose más estudios para su recomendación de forma rutinaria. [29] Los casos con duda diagnóstica o en las que se ha considerado el uso de quimioterapia neoadyuvante en lugar de cirugía de forma inicial, se recomienda realizar otros estudios para confirmar el diagnóstico, como paracentesis en pacientes con ascitis, toracocentesis en casos de derrame pleural, y biopsia guida, minilaparotomía o laparoscopía para toma de muestra en pacientes con datos sugestivos de carcinomatosis peritoneal mediante estudios de imagen. 13 Es importante descartar que el tumor ovárico no tenga origen metastásico, debido a que el cáncer de mama o gastrointestinal causa metástasis al ovario con frecuencia. [30] Se debe incluir preguntas sobre síntomas gastrointestinales al momento del interrogatorio inicial, así como realizar exploración abdominal y mamaria extensa. 14 CA-125 Los biomarcadores tienen diferentes objetivos en el tratamiento del cáncer de ovario, incluyen respuesta al tratamiento, estimación de pronóstico y como método para diferenciar una masa maligna de una benigna durante el abordaje de una masa pélvica en estudio. Skates et al. observó que los niveles de CA-125 tienen una tendencia a aumentar en pacientes con cáncer de ovario. [31] La utilidad del CA-125 como biomarcador de cáncer de ovario se describió por primera vez en 1983, [32] y ha sido el más estudiado, incluso es posible detectar recurrencia de la enfermedad con la elevación progresiva del marcador antes de que aparezcan manifestaciones clínicas. [33] Actualmente la FDA ha aprobado el uso de forma rutinaria del marcador para monitorizar la respuesta en pacientes con cáncer de ovario. El gen para el CA-125 fue clonado en el 2001 y se llama MUC16. Su antígeno del marcador es una glicoproteína grande transmembranal que derivada del epitelio celómico (pericardio, pleura y peritoneo) y mülleriano (trompa de Falopio, endometrio, endocervix). El complejo del antígeno tiene dos dominios mayores, A y B. Una proporción del dominio extracelular incluye secuencias repetidas de los anticuerpos monoclonales OC125 y M11. La prueba de laboratorio original reacciona con OC125 y los nuevos marcadores se han utilizado con OC125 y M11, siendo la más usada el CA-125. CA125 II es más específico, pero carece de evidencia que apoyen la superioridad de una prueba sobre la otra. [34] Los valores de referencia del CA-125 son <35 U/mL. [35] Pacientes con enfermedades ginecológicas benignas o enfermedades no 15 ginecológicas pueden tener elevación del marcador, permaneciendo su nivel constante, de hecho, el corte del valor “normal” se ha considerado de forma arbitraria en mujeres postmenopáusicas, debido a la tendencia de tener el marcador más elevado sin tener evidencia de enfermedad, sugiriéndose un rango normal de 20 – 200 U/mL. Existen en el comercio varios ensayos del CA-125 disponibles, y tienen un desempeño aparentemente similar entre ellos. [36] Se sugiere que la misma prueba y el mismo laboratorio sea utilizado cuando se realicen mediciones seriadas de un paciente con la finalidad de evitar variación de resultados. Utilidad diagnóstica La evaluación de CA-125 como herramienta diagnóstica única tiene una sensibilidad y especificad limitada, sobretodo en etapas clínicas tempranas. La especificidad es baja, especialmente en mujeres postmenopáusicas. Existe un metaanálisis de 77 estudios que evalúa el desempeño del marcador para el diagnóstico de cáncer de ovario. [37] Una elevación del CA-125 (>35 U/mL) tiene una sensibilidad del 78% y una especificad del 78%. Uno de los factores que disminuye la sensibilidad es que el CA-125 no se produce de forma constante por algunos subtipos histológicos del cáncer de ovario epitelial, incluyendo mucinoso, células claras y müllerianomixto. Algunos estudio han reportado un amplio rango de sensibilidades para etapas tempranas de cáncer de ovario, tan baja como 25% en etapa clínica I (rango de 25 a 75%) y tan baja como 61% para etapa II (rango de 61-96%). [38] Debido a la variación del valor del marcador en relación al estado menopáusico, se ha comparado su desempeño entre mujeres postmenopáusicas 16 y premenopáusicas. [39] En total son 6 estudios que definen el marcador como elevado (>35 U/mL), concluyendo que en mujeres postmenopáusicas la sensibilidad en cáncer de ovario es de 69 a 87%, con especificad de 81 a 93%. En mujeres premenopáusicas, la sensibilidad es de 50 a 74%, y la especificidad de 69 a 78%. Debido al pobre desempeño diagnóstico del CA-125 en mujeres premenopáusicas, se ha discutido la posibilidad de aumentar el valor de corte para que sea sospechoso de malignidad. Se sugiere que aquellos marcadores >200 U/mL deberán ser referidos al centro oncológico para descartar malignidad. Las guías del ACOG 2011 (American College of Obstetricians and Gynecologist Committee on Gyencologic Practice) mencionan que se deben referir sólo a aquellas pacientes con un “CA-125 muy elevado”, sin definir un valor específico como indicación de referencia.[40] Papel del CA-125 durante la vigilancia Se ha utilizado la medición seriada del CA-125 durante la vigilancia de forma rutinaria, sin embargo, ninguna guía establece el tiempo apropiado para dejar de solicitarlo. No existe un impacto de la medición seriada del CA-125 en relación a la supervivencia global, lo cual fue demostrado por el estudio MRC 05 (Medical Research Council). 1442 pacientes se vigilaron con marcador tumoral cada 3 meses. Las pacientes asintomáticas, pero con marcador elevado al doble (n=527 pacientes), se aleatorizaron a recibir tratamiento inmediato versus continuar en vigilancia hasta desarrollar síntomas. El inicio de la quimioterapia de segunda línea fue cinco meses antes en aquellas pacientes del grupo “inmediato”, 17 demostrando también que durante el seguimiento de 57 meses no existió ninguna mejoría en la supervivencia global entre el grupo de tratamiento inmediato versus tardío (HR de muerte de 0.98 [CI 95% 0.80-1.9]. [41] A pesar de los resultados del MRC05, las pacientes que se vigilan con CA-125 podrían beneficiarse de un tratamiento quirúrgico durante la recurrencia, demostrado en un estudio de 74 pacientes con cáncer de ovario recurrente tratadas con citorreducción secundaria. Las pacientes con un intervalo corto, entre el aumento inicial del marcador y el momento de realizar la intervención quirúrgica, tuvieron una mayor probabilidad de realizar una citorreducción secundaria óptima. [42] Se consideró al CA-125 elevado como aquel valor dos veces por arriba del nadir del paciente. Las pacientes con una citorreducción subóptima, el intervalo medio para la cirugía fue de 16 versus 5 semanas en aquellas con citorreducción óptima desde el momento de la elevación del marcador tumoral (p=0.04). También la citorreducción óptima se asoció con mayor supervivencia, de 47 versus 23 meses (p=0.0001). Se concluye que por cada retraso de una semana después de haber documentado la elevación del marcador tumoral se correlaciona con un 3% más de probabilidad de realizar una citorreducción subóptima. 18 TRATAMIENTO Cirugía de forma inicial Generalmente el tratamiento inicial en etapas tempranas es quirúrgico. Sus ventajas son la de obtener tejido para la evaluación patológica definitiva, evaluar la extensión de la enfermedad (etapa clínica) y tratar de realizar citorreducción óptima, la cual es crucial para el tratamiento exitoso de la enfermedad. Etapificación El tratamiento inicial dependerá de la etapa clínica al momento del diagnóstico, la cual será basada en la FIGO (Federación internacional de ginecología y obstetricia) y TNM. Aproximadamente un 25% de pacientes se presentan con enfermedad confinada a un ovario (EC I) o más allá del ovario, pero aún dentro de la pelvis (EC II), pudiéndose tratar de forma inicial mediante un procedimiento citorreductor máximo. El otro 75% de los casos se presentan con mayor extensión de la enfermedad, como actividad peritoneal o ganglionar paraaórtica/inguinal (EC III) o incluso en sitios a distancia (EC IV). El tratamiento recomendado en etapas localmente avanzadas y avanzadas es la quimioterapia de forma inicial. La combinación de quimioterapia basada en platino y citorreducción óptima han llevado a mejorar el pronóstico de estas pacientes. [43] Se han descrito tres excepciones para realizar abordaje quirúrgico de forma inicial: • Quiste de ovario complejo en las cuales no se ha excluido un tumor primario extraovárico. 19 • Pacientes con sospecha de cáncer de ovario y pobres candidatas a cirugía debido a sus comorbilidades (enfermedades crónicas, desnutrición, ascitis masiva), ya que un procedimiento extenso las hace propensas a una morbilidad y mortalidad alta. [44] • Pacientes en las que se considera poco probable realizar una citorreducción debido a la abundante carga tumoral al momento del diagnóstico. Pacientes con enfermedad voluminosa o un pobre desempeño físico se recomienda confirmar el diagnóstico mediante un método poco invasivo, como biopsia o citología (implante peritoneal o líquido de ascitis), seguido de la administración de quimioterapia neoadyuvante. Citorreducción Se ha confirmado de forma consistente que el volumen residual después de la citorreducción se correlaciona inversamente con la supervivencia, igual que la etapa clínica y el grado de diferenciación. [45] [46] Los procedimientos citorreductores mejoran la supervivencia siempre y cuando se hayan realizado de una forma “óptima”; aquellas con resección tumoral completa tienen en promedio una ventaja de 20 meses de supervivencia global al momento de compararlas con aquellas pacientes con reducción subóptima. Un metaanálisis de 53 estudios con cáncer de ovario en etapas avanzadas tratados con quimioterapia basada en platinos encontró un aumento del 5.5% en la supervivencia media por cada 10% del aumento de la proporción de pacientes que lograban citorreducción óptima (definida en el metaanálisis como menor a 3 mm). [47] 20 Se han propuesto múltiples definiciones de “citorreducción óptima”. [48] El grupo oncológico ginecológico (GOG por sus siglas en inglés) define a la citorreducción óptima como aquella enfermedad residual con un diámetro máximo de 1 cm, sin embargo, este concepto ha cambiado, ya que la nueva evidencia reporta la asociación entre la citorreducción menor a 1 mm o enfermedad no visible con mejor respuesta a la quimioterapia, menor resistencia a platinos y mejor supervivencia. El análisis exploratorio del estudio OVAR-3 con 798 pacientes con etapa clínica IIB-IV de FIGO tratados con citorreducción primaria, mostró que la supervivencia en pacientes con resección completa fue de 4.7 años, mientras que en el subgrupo de pacientes con tumor residual menor a 1 cm y residual mayor a 1 cm fue de 3.1 y 2.6 años respectivamente (p=0.0001). [49] En general, existe evidencia insuficiente de alta calidad para cambiar la definición del GOG, ya que estas características son difíciles de evaluar en estudios controlados, debido a que la experiencia clínica de cada cirujano es clave para determinar la resección quirúrgica óptima. La cuantificación intraoperatoria de la enfermedad residual es estimada por el cirujano, y tiene un componente subjetivo y personal, por lo que se recomienda que el tratamiento sea llevado en centros especializados. [50] 21 PREDICTORES DE CITORREDUCCIÓN ÓPTIMA Marcadores tumorales como predictores de citorreducción Las características biológicas del cáncer de ovario, como factores moleculares o marcadores tumorales,[51] han sido evaluados como herramientas predictoras de citorreducción. La expresión del gen supresor p53 se correlaciona con la probabilidad de lograr una citorreducción óptima, sin embargo, esta información se tiene disponible después de que el tejido se ha obtenido por un procedimiento invasivo. [52] Un valor alto del CA-125 preoperatorio se asocia con menor probabilidad de realizar un procedimiento citorreductor óptimo. [53] Un metaanálisis de 14 estudios reportó que el CA-125 mayor a 500 U/mL tiene una sensibilidad y especificad para predecir una citorreducción óptima de 69 y 63%. [54] Rodríguez et al. publicó recientemente los cambios en el CA-125 como predictores de citorreducción óptima en pacientes con cáncer de ovario avanzado tratados con quimioterapia neoadyuvante, buscando evaluar el poder predictivo del marcador en aquellas pacientes sometidas a citorreducción de intervalo. De forma retrospectiva evaluó a 103 pacientes con etapa clínica III y IV tratadas con quimioterapia neoadyuvante basada en platino, con una media de 3 ciclos neoadyuvantes. Al 96.1% de las pacientes se les realizó una citorreducción óptima. El promedio del CA-125 inicial fue de 1749 U/mL, y previo al procedimiento, el 80% de las pacientes tenían un marcador tumoral menor a 100 U/mL. Se concluye que las pacientes tratadas con quimioterapia neoadyuvante y 22 un marcador tumoral <100 U/mL previo a la cirugía de intervalo, logran una mayor probabilidad de ser reducidas de manera óptima (OR 2.6 [95% IC 1.05-6.5]). [55] Los cambios tempranos del marcador tumoral también han mostrado ser predictores, no sólo de citorreducción óptima, si no también predictores de supervivencia. En el 2006, Markman documentó la relación entre la supervivencia y la cinética del marcador tumoral en pacientes con enfermedad avanzada de 101 pacientes, las cuales fueron expuestas a quimioterapia basada en platino. A todas las pacientes se les midió marcador tumoral de por lo menos 8 semanas después de haber iniciado el tratamiento. El nivel del marcador al momento del diagnóstico no correlacionó con la supervivencia, sin embargo, la cantidad de concentración del marcador después de haber iniciado el tratamiento fue un factor pronóstico independiente de supervivencia, ya que la supervivencia media de las pacientes con CA-125 <35 U/mL fue de 26 meses comparado con 15 meses en aquellas que tuvieron un CA-125 >35 U/mL (p=0.0001). Se concluye que la reducción del marcador tumoral asociada a los primeros ciclos de tratamiento es un predictor de supervivencia en pacientes con cáncer de ovario avanzado. [56] Imagen como predictor de citorreducción Existen sistemas de puntaje basados en los resultados de estudios de imagen como tomografía, resonancia y PET-CT, en donde se han evaluado características que sugieran un tratamiento inicial con quimioterapia neoadyuvante, por ejemplo etapa clínica IV, ascitis >1000 ml, enfermedad voluminosa en el abdomen superior (>2 cm), adenopatías suprarrenales, enfermedad en parénquima hepático o carcinomatosis peritoneal. [57] 23 Factores clínicos como predictor de citorreducción Se han reportado características clínicas, ascitis o pérdida de peso (>10% del peso en los últimos 6 meses), como factores pronósticos independientes de citorreducción óptima, teniendo incluso una probabilidad de hasta 84% de citorreducción subóptima en aquellas pacientes que tienen ambos factores de riesgo. [58] Quimioterapia neoadyuvante La meta de la quimioterapia neoadyuvante es la de disminuir la morbilidad y mortalidad perioperatoria, aumentando las posibilidades de una resección completa al momento de la cirugía citorreductora. A pesar de la mejoría en los resultados quirúrgicos con la quimioterapia neoadyuvante, los estudios clínicos aún no han mostrado mejorar la supervivencia global de forma significativa cuando se compara la cirugía primaria versus la cirugía de intervalo. [59] La quimioterapia neoadyuvante permite la evaluación de la efectividad del tratamiento antes de la cirugía. Los respondedores óptimos a la quimioterapia neoadyuvante son candidatos ideales a la cirugía citorreductora, mientras que aquellos pobres respondedores, o los que progresan durante el tratamiento, no reciben beneficio de la cirugía citorreductora debido a que su enfermedad ha sido resistente al tratamiento, teniendo altas probabilidades de progresar después de la cirugía. [60] No existe un consenso de a qué paciente con cáncer de ovario se debe ofrecer quimioterapia neoadyuvante versus cirugía citorreductora al momento del diagnóstico. En el último consenso del Intergrupo de cáncer ginecológico, la 24 mayoría consideró que la quimioterapia neoadyuvante debe ser considerada una opción válida para las pacientes con cáncer de ovario avanzado, mientras que otros la consideran necesaria para sólo un subgrupo de pacientes, por ejemplo, aquellas con comorbilidades médicas, pobre desempeño físico, o en aquellas que mediante imagen se documente diseminación extensa de la enfermedad en la que no se pueda lograr un citorreducción óptima. [61] En un consenso de expertos de la Sociedad de Oncología Ginecológica, el 82% de los miembros no consideran que exista suficiente evidencia para justificar la quimioterapia neoadyuvante en cáncer de ovario, [62] mientras que el 70% de la Sociedad Europea de Oncología Ginecológica consideran que sí existe evidencia para recomendarla. [63] En nuestro medio ofrecemos quimioterapia neoadyuvante en los pacientes que son pobres candidatas a cirugía por comorbilidades médicas o pobre desempeño físico, así como a aquellas mujeres con cáncer de ovario avanzado (etapa clínica III/IV) con enfermedad clínicamente resecable en las que no se considera posible una cirugía óptima si se realiza al momento del diagnóstico. Por lo tanto, la decisión para proceder a quimioterapia neoadyuvante se basa en la posibilidad de no lograr resección completa desde el inicio. La mayoría de los expertos coinciden en los criterios de irresecabilidad: • Infiltración difusa o profunda de mesenterio. • Carcinomatosis difusa con afección al estómago o partes del intestino delgado o grueso. • Infiltración al duodeno o páncreas. 25 • Afección de grandes vasos del ligamento hepatoduodenal, tronco celiaco o porta. • Enfermedad intrahepática. Neoadyuvancia versus cirugía primaria Para algunas pacientes la quimioterapia neoadyuvante mejora los resultados perioperatorios y la posibilidad de citorreducción óptima al momento de la cirugía comparada con la cirugía primaria. En un estudio de 6,844 pacientes de la base de datos del SEER (Surveillance, Epidemiologya and End Results), la quimioterapia neoadyuvante mostró menor cantidad de resecciones de intestino delgado (3.8 vs 6.4%, p=0.014) y grueso (11 vs 20%, p=0.001), menor cantidad de complicaciones postoperatorias, incluyendo infecciones (11 vs 17%, p=0.001), complicaciones gastrointestinales (29 vs 35%, p=0.003) y pulmonares (3.8 vs 11.2%). [64] A pesar de los beneficios de la quimioterapia neoadyuvante sobre la citorreducción primaria, en relación a la probabilidad de citorreducción óptima, no existe una aparente beneficio en la supervivencia global. El estudio EORTC 55971 (European Organization for the Research and Treatment of Cancer) incluyó 670 pacientes con cáncer de ovario en etapa clínica IIIc/IV. Aleatorizó a las pacientes en citorreducción óptima seguido de seis ciclos de quimioterapia versus quimioterapia neoadyuvante con carboplatino y paclitaxel por 3 ciclos seguido de citorreducción de intervalo y quimioterapia adyuvante con el mismo esquema por 3 ciclos más, encontrando los siguiente hallazgos: • Menor cantidad de complicaciones quirúrgicas con la quimioterapia neoadyuvante comparado con cirugía inicial, incluyendo menor muerte 26 postoperatoria(0.7 vs 2.5%), infecciones (2 vs 8%), hemorragia grado III/IV (4 vs 7%), eventos trombóticos (0 vs 2.6%). No se realizó análisis para comparar ambos grupos debido a que no eran equivalentes. • Mayor cantidad de citorreducción óptima (definida como menos de 10 mm de enfermedad residual) de 81 vs 42%. No se menciona la p en el artículo ni en el suplemento. • En el análisis de intención a tratar no hubo diferencia de supervivencia media de progresión (12 meses en cada brazo, HR 1.01 [95% CI 0.86-42]) o supervivencia global (29 vs 30 meses, HR 0.98 [95% CI 0.82-1.18]). En el análisis de subgrupo no planeado, las pacientes tratadas con cirugía primaria mostraron mayor supervivencia global de forma no significativa versus aquellas que recibieron quimioterapia neoadyuvante en ausencia de enfermedad residual durante la cirugía (45 vs 38 meses, p=0.56) o si existió enfermedad microscópica residual (32 vs 27 meses, p=0.13). [65] El estudio también destacó los riesgos potenciales de la quimioterapia neoadyuvante, incluyendo: Progresión de la enfermedad: Aproximadamente 10% de los pacientes que iniciaron quimioterapia neoadyuvante no se logró realizar citorreducción de intervalo debido a progresión de la enfermedad. Imprecisión diagnóstica: Las pacientes que recibieron quimioterapia neoadyuvante, su diagnóstico se basó en biopsia con aguja o evaluación citológica obtenida de un implante peritoneal o de fluido pleural/ascitis, [66] resultando en el mal diagnóstico que ameritó el incorrecto uso de quimioterapia y cirugía 27 innecesaria. Aproximadamente 3% de las pacientes (18 pacientes) tratadas en este estudio tuvieron cambio del diagnóstico al momento de la cirugía. El estudio previo es considerado el más importante en el contexto de la quimioterapia neoadyuvante, pero también hay otros autores que han reportado resultados similares, por ejemplo, en un estudio fase III realizado en la India, 139 pacientes con etapa clínica IIIc/IV fueron aleatorizados a recibir cirugía primaria versus quimioterapia neoadyuvante con citorreducción de intervalo. La quimioterapia neoadyuvante resultó en más cantidad de citorreducción óptima (85 vs 23%), menos días de estancia hospitalaria (8 vs 12 días), cantidad de infecciones (1.4 vs 3%), y menor mortalidad posoperatoria (1 vs 6%). No existió diferencia en la supervivencia libre de progresión y en la supervivencia global. [67] Se encuentran pendientes los resultados de los estudios que comparan quimioterapia neoadyuvante vs citorreducción primaria llamados “The CHemotherapy OR Upfront Surgery (CHORUS)” y “Japanese Clinical Oncology Group trial 0602”, realizados en Inglaterra y Japón respectivamente. El primero se trata de un estudio aleatorizado que evalúa el aumento de supervivencia global y calidad de vida en pacientes sometidas a citorreducción de intervalo versus aquellas con quimioterapia neoadyuvante basada en carboplatino, incluyendo pacientes con cáncer de ovario avanzado. Terminó de reclutar 288 pacientes en agosto del 2010 y ahora se encuentra en seguimiento. El segundo es un estudio fase III que también evalúa la quimioterapia neoadyuvante con cuatro ciclos de paclitaxel y carboplatino seguido de citorreducción de intervalo versus la citorreducción primaria seguida de quimioterapia en etapas clínicas III/IV. Su objetivo primario es la no inferioridad en la supervivencia con la quimioterapia 28 neoadyuvante. Se aleatorizarán 300 pacientes y aún continúan reclutando pacientes. 29 OBJETIVO PRIMARIO Evaluar la asociación de los cambios del marcador tumoral CA-125 y citorreducción óptima en pacientes con cáncer de ovario avanzado tratadas con quimioterapia neoadyuvante. OBJETIVOS SECUNDARIOS Determinar la cinética del marcador tumoral como predictor de supervivencia libre de recurrencia y supervivencia global. Evaluar las características clínicas y patológicas de las pacientes con cáncer de ovario avanzado que fueron tratadas con quimioterapia neoadyuvante en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán en el periodo del 2007 al 2012. 30 JUSTIFICACIÓN El cáncer de ovario representa una entidad de mal pronóstico debido a que la mayoría de los casos debutan en etapas avanzadas, limitando las posibilidades de una citorreducción exitosa. Existe una asociación de mejor supervivencia en las pacientes que son citorreducidas de forma óptima, por lo que se han utilizado en la literatura diferentes predictores de citorreducción. Se desconoce el papel de la quimioterapia neoadyuvante con 6 ciclos y su asociación con los cambios del marcador tumoral. 31 HIPÓTESIS DE TRABAJO La concentración sérica del marcador tumoral CA-125 es directamente proporcional a la probabilidad de lograr una citorreducción óptima en pacientes con cáncer de ovario tratadas con quimioterapia neoadyuvante por 6 ciclos en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán con el diagnóstico de cáncer de ovario avanzado. Las pacientes con persistencia de la elevación del marcador tumoral o con una pobre disminución del mismo posterior a seis ciclos de quimioterapia neoadyuvante tendrán una mayor probabilidad de citorreducción subóptima. 32 MATERIAL Y MÉTODOS Universo de estudio y tamaño de la muestra Pacientes con diagnóstico de cáncer de ovario avanzado tratados en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán con quimioterapia neoadyuvante por 6 ciclos seguida de cirugía citorreductora en el periodo del 2007 al 2012. Criterios de inclusión: • Diagnóstico de cáncer de ovario epitelial mediante biopsia. • Pacientes con etapas clínicas III y IV tratados con quimioterapia neoadyuvante por 6 ciclos seguido de cirugía citorreductora. La etapa clínica IV incluyó pacientes con enfermedad a distancia (intrahepática, pulmonar, derrame pleural, ósea). • Tener marcador tumoral CA-125 al momento del diagnóstico, durante el intervalo de la quimioterapia neoadyuvante, previo y posterior a la citorreducción. El marcador tumoral de intervalo se obtuvo durante el segundo y tercer ciclo de quimioterapia, el previo y posterior a la citorreducción fue obtenido con un intervalo de 4 semanas antes y 4 después del procedimiento. • Todas las edades. 33 Criterios de exclusión • Pacientes con etapas clínicas tempranas, I y II. • Aquellas pacientes tratadas con citorreducción de intervalo o al momento del diagnóstico. • Ausencia del marcador tumoral CA-125 en el expediente clínico. • Etapa clínica IV por enfermedad en sistema nervioso central. 34 METODOLOGÍA El presente estudio se realizó de forma retrospectiva, incluyendo los expedientes de pacientes con diagnóstico de cáncer de ovario avanzado que fueron tratados en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán en el periodo del 2007 al 2012, obteniendo datos en el archivo clínico, expediente físico y sistema electrónico (INNSZnet) del Instituto. Fueron 51 expedientes obtenidos de forma inicial. Se excluyeron 11 pacientes, TABLA 1. En total se incluyeron 40 pacientes. Se realizó el llenado de la hoja de vaciamiento, obteniendo las características clínicas y patológicas (edad, menarca, número de gestas, tabaquismo, enfermedades crónicas, pérdida de peso, etapa clínica por FIGO, laboratorios generales, marcador tumoral en diferentes intervalos, histología, grado histológico, esquema de quimioterapia, respuesta a la quimioterapia evaluado por RECIST, resultado de la citorreducción, complicaciones quirúrgicas, uso de HIPEC y adyuvancia). El resultadode citorreducción óptima versus subóptima se obtuvo de la nota del quirúrgica realizada por el cirujano responsable del procedimiento. Se definió como óptima la ausencia de enfermedad macroscópica, y subóptima la evidencia de enfermedad residual macroscópica. Para el análisis de los datos se utilizó el programa SPSS versión 21. Se realizó estadística descriptiva con medidas de tendencia central y dispersión. Las variables categóricas se expresaron como frecuencias y proporciones. Las variables continuas se evaluaron mediante la prueba de Z de Kolmogrov-Smirnov para ver el tipo de distribución. La diferencia entre las variables categóricas se realizó mediante la prueba de X2 o exacta de Fisher. Se realizaron curvas COR para identificar el mejor valor de corte de la prueba. Se realizó análisis de 35 supervivencia por el método de Kaplan-Meier, contrastado mediante Log Rank. Se consideró estadísticamente significativa p<0.05. 36 RESULTADOS Características de los pacientes Se incluyeron un total de 40 pacientes en el periodo de enero del 2007 a diciembre del 2012. Se utilizó la clasificación de la FIGO (Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia) de cáncer de ovario para determinar la etapa clínica. Las características principales de los pacientes se detallan en la TABLA 2. La mediana de edad fue de 56 años, mediana de edad de menarca de 12 años, mediana de número de gestas de 3. Las pacientes con antecedente de tabaquismo representan el 25% (10 casos). Las enfermedades crónicas preexistentes, como diabetes mellitus, representaron 7.5% (3 casos) e hipertensión arterial con 10 casos (25%). Un total de 15 pacientes (37.5%) tuvieron índice de masa corporal normal, el resto tuvieron sobrepeso y obesidad, representando un 32.5% con sobrepeso (13 pacientes), obesidad grado 2 un 30% (12 pacientes). La pérdida de peso, definida como una disminución del 10% del peso basal en los últimos 6 meses, fue de 22.5% (9 pacientes). 24 (60%) y 16 (40%) pacientes correspondieron a etapa clínica III y IV por FIGO respectivamente. 9 de las pacientes con etapa clínica IV fueron por derrame pleural (7 confirmadas por citología, 2 clínico), 4 por enfermedad intrahepática y 3 por enfermedad pulmonar. Las medianas de las características bioquímicas y hematológicas al momento del diagnóstico fueron: albúmina 3.6 mg/dL, hemoglobina 12.8 gr/dL, leucocitos 6,900 miles/mm3 y plaquetas 348,000 miles/mm3. La mediana del marcador tumoral CA- 125 al momento del diagnóstico, intervalo, previo a la cirugía citorreductora y 37 posterior a la cirugía, correspondió a 1,960 U/mL, 151 U/mL, 25 U/mL y 23 U/mL, respectivamente, TABLA 3. La histología más frecuente fue la serosa, con 31 pacientes, representando un 77.5%, el resto (22.5%) fueron de histología no serosa. El grado histológico predominante fue poco diferenciado, representando un 87.5% (35 pacientes), siguiendo el grado moderadamente diferenciado con 7.5% (3 pacientes) y bien diferenciado de 5% (2 paciente), TABLA 4. Características del tratamiento El esquema más utilizado durante la neoadyuvancia fue basado en paclitaxel y carboplatino, recibiéndolo un total de 38 pacientes (95% de la población). El esquema es paclitaxel 175 mg/m2 por 3 horas seguido de carboplatino con área bajo la curva de 5-6 durante 1 hora en el día 1, repetido cada 3 semanas por 6 ciclos. Sólo 2 pacientes recibieron un esquema diferente basado en platino (5%), 1 con platino monodroga (80 mg/m2 cada 3 semanas) y 1 con platino y Ciclofosfamida (75 mg/m2 y 750 mg/m2 cada 3 semanas). La respuesta al final de la neoadyuvancia fue valorada por imagen (utilizando los criterios de RECIST versión 1.1), [68] siendo por orden de frecuencia la respuesta parcial en 29 pacientes (72.5%), enfermedad estable 7 pacientes (17.5%), respuesta completa 1 paciente (2.5%), y no se valoró la respuesta en 3 pacientes (7.5%), TABLA 5. Fueron 72.5% (29 pacientes) con citorreducción óptima y subóptima de 27.5% (11 pacientes). Hubo únicamente 4 pacientes con complicaciones postoperatorias (10%), siendo 1 caso de hemorragia intraabdominal, 1 de infección de herida quirúrgica, 1 de neumonía hospitalaria y 1 de tromboembolia pulmonar (2.5% cada 38 uno). Todos los casos se resolvieron previo a su alta hospitalaria. 3 casos fueron llevados a HIPEC (7.5%). El 95% de los pacientes no recibió ningún tipo de adyuvancia (38 pacientes), 2 pacientes fueron tratados con HIPEC y recibieron tratamiento adyuvante con quimioterapia (5%), TABLA 6. Los pacientes con HIPEC tenían programado el procedimiento desde antes de saber el resultado de la citorreducción; el motivo de ambas fue por la enfermedad voluminosa al diagnóstico. Resultados relacionados a la cinética del CA-125 Se evaluó la cinética del marcador tumoral CA-125 con diferentes cortes previos a la cirugía citorreductora para determinar la relación del descenso con la probabilidad de lograr una citorreducción óptima. Realizamos 2 diferentes puntos de corte del CA-125, menor o mayor a 35 U/mL (valor de referencia del marcador tumoral) y menor o mayor a 100 U/mL (de acuerdo a lo reportado por Rodríguez et al) [55] previo a la cirugía citorreductora como predictores de citorreducción óptima. Se realizó una curva de COR para determinar el corte óptimo asociado a una citorreducción óptima tras seis ciclos de quimioterapia citorreductora, siendo el mejor valor de corte para predecir citorreducción óptima 63.5 U/mL (área bajo la curva de .79 [IC 95%0.62-0.95]), FIGURA 1. Resultados con marcador tumoral CA-125 prequirúrgico de <35 ó >35 U/mL: 29 pacientes tuvieron citorreducción óptima, 21 pacientes con CA-125 prequirúrgico <35 U/mL y 8 pacientes con CA-125 prequirúrgico >35 U/mL, representando el 72.4 y 27.5% respectivamente del total de pacientes con 39 citorreducción óptima. 11 pacientes tuvieron una citorreducción subóptima, 3 pacientes con CA-125 prequirúrgico <35 U/mL y 8 pacientes con CA-125 prequirúrgico >35 U/mL, representando el 27.2 y 72.7% respectivamente del total de pacientes con citorreducción subóptima. La probabilidad de citorreducción óptima fue mayor en el grupo con CA-125 prequirúrgico <35 U/mL, con un RM (razón de momios) de 1.75 [IC 95% 1.0-2.9, p=0.009], TABLA 7. Resultados con marcador tumoral CA-125 prequirúrgico de <100 ó >100 U/mL: 29 pacientes tuvieron citorreducción óptima, 26 pacientes con CA-125 prequirúrgico <100 U/mL y 3 pacientes con CA-125 prequirúrgico >100 U/mL, representando el 89.6 y 10.3% respectivamente del total de pacientes con citorreducción óptima. 11 pacientes que tuvieron una citorreducción subóptima, 5 pacientes con CA-125 prequirúrgico <100 U/mL y 6 pacientes con CA-125 prequirúrgico >100 U/mL, representando el 45.4 y 54.5% respectivamente del total de pacientes con citorreducción subóptima. La probabilidad de citorreducción óptima fue mayor en el grupo con CA-125 prequirúrgico <100 U/mL, con un RM de 2.51 [IC 95% 0.98-6.4; p=0.003], TABLA 8. Resultados con marcador tumoral CA-125 prequirúrgico de <63.5 ó >63.5 U/mL: 29 pacientes tuvieron una citorreducción óptima, 25 pacientes con CA-125 prequirúrgico <63.5 U/mL y en 4 pacientes con un CA-125 prequirúrgico >63.5 U/mL, representando el 86.2 y 13.8% respectivamente del total de pacientes con citorreducción óptima. 11 pacientes tuvieron una citorreducción subóptima, 4 pacientes con CA-125 prequirúrgico <63.5 U/mL y 7 pacientes con un CA-125 40 prequirúrgico >63.5 U/mL, representando el 36.6 y 63.6% respectivamente del total de pacientes con citorreducción subóptima. La probabilidad de citorreducción óptima fue mayor en el grupo con CA-125 prequirúrgico <63.5 U/mL, con un RM de 2.37 [IC 95% 1.0-5.2; p=0.002], TABLA 9. Los resultados de la cinética del marcadortumoral CA-125 como predictor de citorreducción óptima con CA-125 <35 U/mL tienen una sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo, valor predictivo negativo y exactitud del 72%, 72%, 87%, 50% y 80%; con CA 125 <100 U/mL de 89%, 54%, 83%, 66% y 80%; y con CA- 125 <63.5 U/mL de 86%, 63%, 86%, 63% y 72%, respectivamente, TABLA 10. Resultados de supervivencia libre de recaída y supervivencia global La mediana de seguimiento fue de 18.5 meses. Hubo durante el seguimiento 30 recurrencias de la enfermedad, representando una supervivencia libre de recurrencia del 40% a 18.5 meses, TABLA 11 Y FIGURA 2. En total se documentaron 11 muertes, representando una supervivencia global de 80% a 18.5 meses, TABLA 11 y FIGURA 3. Se realizó un análisis de supervivencia libre de recurrencia y supervivencia global en relación al resultado de la cirugía y resultado del marcador tumoral CA-125 durante el tratamiento de quimioterapia neoadyuvante, <35 versus >35 U/mL, <100 versus >100 U/mL, <63.5 versus >63.5 U/mL, obteniendo los siguientes resultados: Supervivencia libre de recurrencia: Citorreducción óptima 44% vs citorreducción subóptima 18%, p=0.056 (Log Rank); CA-125 prequirúrgico <35 U/mL 50% vs >35 41 U/mL 15%, p=0.030 (Log Rank); CA-125 prequirúrgico <100 U/mL 43% vs >100 U/mL 13%, p=0.11 (Log Rank); CA-125 <63 U/mL 42% vs >63 U/mL 20%, p=0.11 (Log Rank), TABLA 12, FIGURA 4, 5, 6 y 7. Supervivencia global: Citorreducción óptima 90% vs citorreducción subóptima 60%, p=0.11 (Log Rank); CA-125 prequirúrgico <35 U/mL 90% vs >35 U/mL 63%, p=0.039 (Log Rank); CA-125 prequirúrgico <100 U/mL 87% vs >100 U/mL 50%, p=0.031 (Log Rank); CA-125 <63 U/mL 91% vs >63 U/mL 50%, p=0.018 (Log Rank), TABLA 13, FIGURA 8, 9, 10 y 11. Porcentaje de reducción del marcador tumoral: Se midió el porcentaje de reducción del marcador tumoral (CA-125 al momento del diagnóstico con el prequirúrgico) para determinar el impacto para predecir la citorreducción óptima. 31 de 40 pacientes (89%) tuvieron una reducción del marcador mayor al 95%. Los pacientes con una reducción mayor al 95% tienen 2 veces más posibilidades de ser citorreducidas óptimamente versus aquellos con reducción menor al 95% (RR 1.9 [p=0.003]). 42 DISCUSIÓN Hemos revisado la cinética del marcador tumoral CA-125 como predictor de citorreducción óptima en pacientes con cáncer de ovario etapa clínica III y IV tratados con seis ciclos de quimioterapia neoadyuvante a base de platinos y paclitaxel en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. Documentamos que nuestra población mexicana comparte ciertas características al momento de compararlas con la literatura internacional, sin embargo, es de llamar la atención que la media de edad al momento del diagnóstico de nuestra población es más joven, siendo la mediana de 56 años, ya que en general la edad de presentación es de 62 a 65 años. Hasta un 25% de nuestra población tiene el antecedente de alguna enfermedad crónicodegenerativa, como hipertensión arterial, y únicamente un 7.5% tuvo el antecedente de diabetes mellitus al momento del diagnóstico. Como se mencionó durante la introducción, la obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de ovario, y únicamente el 37.5% de nuestra población estudiada estuvo dentro de su peso normal al momento del diagnóstico, teniendo el 32.5 y 30% sobrepeso y obesidad grado 2 respectivamente; lo que muestra una vez más la gravedad de la obesidad como problema de salud pública en nuestro país, ya que ésta es considerada como un factor de riesgo prevenible. También es importante considerar que no tenemos el peso habitual de las pacientes y que la ascitis al diagnóstico pudiera contribuir a mayor peso (sesgo de medición). Es bien sabido que la histología más frecuente en el cáncer ovario es el tipo seroso, representando del 60 al 70% del total de nuevos casos, en nuestra serie, 43 el 77.5% de los casos fueron de histología serosa, y la mayoría, un 87.5%, poco diferenciados. Es difícil obtener conclusiones al momento de comparar el grado de diferenciación con otras series reportadas, ya que no siempre se conoce el grado de diferenciación. En la serie de Vergote et al. el 38.9% de la población estudiada presentó histología pobremente diferenciada y un 45.8% un grado desconocido. [65] Ninguno de nuestros casos tuvo histología desconocida. La mayoría de nuestras pacientes debutan con ausencia de síntomas específicos y enfermedad avanzada (hasta un 95% de los casos), siendo la falta de acceso a instituciones de salud de tercer nivel y la ausencia de sospecha diagnóstica, uno de los principales motivos que generan retardo del diagnóstico. De forma indirecta, el marcador tumoral CA-125 se correlaciona con la carga tumoral total, nuestras pacientes tuvieron un marcador tumoral inicial de 1960 U/mL, el cual es ligeramente mayor al momento de compararlo con diferentes series, siendo una mediana de 1129 U/mL y 1566 U/mL en población asiática y caucásica, [54, 55] Esto podría atribuirse a mayor carga tumoral al momento del diagnóstico en nuestra población. Actualmente, en el INNSZ, administramos seis ciclos de quimioterapia neoadyuvante con la finalidad de citorreducir la mayor cantidad de enfermedad, evitar resecciones multiorgánicas y morbilidad asociada. Las posibilidades de lograr una citorreducción óptima durante la cirugía de intervalo es mayor que durante la citorreducción primaria en cáncer de ovario avanzado, siendo prácticamente el doble, 41.6% en aquellas con citorreducción primaria versus 80.6% en aquellas con citorreducción de intervalo. [65] Tras 6 ciclos de quimioterapia, nuestras pacientes tuvieron una mediana de CA-125 de 25 U/mL previo a la citorreducción, lográndose mediante imagen una respuesta 44 parcial, enfermedad estable y respuesta completa del 72.5%, 17.5% y 2.5% respectivamente. A pesar de la alta frecuencia de respuesta por marcador tumoral y por imagen, un 27.5% de nuestra población tuvo citorreducción subóptima al momento de la cirugía, lo que se ha relacionado de forma inversa con la supervivencia global. No solo la citorreducción óptima se ha correlacionado con la supervivencia global, [47] ya que Markman, en el 2006, demostró de forma retrospectiva la relación de tener negativo el marcador previo a la cirugía con mayor supervivencia. [56] En nuestro caso, analizamos la cinética del marcador tumoral con diferentes puntos de corte en relación a la quimioterapia neoadyuvante; aquellas pacientes que tuvieron un marcador tumoral negativo (<35 U/mL), <100 U/mL y <63.5 U/mL, previo a la citorreducción, tuvieron 1.7, 2.5 y 2.3 veces más probabilidades de lograr una citorreducción óptima versus aquellas con niveles más altos al nivel de corte. Desconocemos por qué las pacientes con marcador tumoral elevado al doble o triple después de la quimioterapia neoadyuvante tienen más posibilidades de ser citorreducidas de forma óptima comparada con las pacientes con marcador negativo (<35 U/mL), ya que, en teoría, las pacientes con menor marcador tumoral tendrían que tener menor carga tumoral y facilitar la probabilidad de ser citorreducidas óptimamente. Debemos de tomar con reserva los datos obtenidos, debido a que nuestra principal limitación en el estudio es la escasa cantidad de pacientes incluidos. Rodríguez et al. en el 2012, [55] documentó de forma retrospectiva que el 80% de los pacientes con un CA-125 menor a 100 U/mL después de 3 ciclos de quimioterapia neoadyuvante a base de taxanos y platinos tuvieron una 45 citorreducción óptima durante la cirugía de intervalo, comparada con un 63% en aquellas con marcador >100 U/mL. En nuestro caso se logró una citorreducción óptima en el 89% de las pacientes que tuvieron un marcador CA-125 <100 U/mL previo a lacitorreducción. Es importante señalar que la cinética del marcador tumoral y su relación con la citorreducción óptima se ha basado en el comportamiento inicial del marcador tumoral tras la administración de 3 ciclos de quimioterapia neoadyuvante (cirugía de intervalo), sin embargo, se desconoce en la literatura el papel de la cinética del marcador tumoral como predictor de citorreducción tras la administración completa de la quimioterapia neoadyuvante (6 ciclos). El cáncer de ovario es un tumor altamente quimiosensible, especialmente a platinos, lo cual podemos medir de forma indirecta con la disminución del marcador tumoral. El 77% de las pacientes tuvo una diminución mayor al 95% del marcador tumoral prequirúrgico con la quimioterapia neoadyuvante en comparación con el inicial, logrando mayor posibilidad de citorreducción óptima. Históricamente el objetivo de la citorreducción ha sido no dejar enfermedad residual mayor a 1 cm, sin embargo, los datos del GOG 182 sugieren una ventaja en supervivencia en aquellos pacientes citorreducidos de forma microscópica comparado con aquellos que fueron citorreducidos con residual <1 cm de enfermedad macroscópica. [69] Por lo tanto, el objetivo de la citorreducción deberá ser la resección de toda la enfermedad visible. En el estudio de Vergote et al. [65] no hubo diferencia estadísticamente significativa de la supervivencia al momento de analizar la cirugía de intervalo versus la citorreducción primaria, 29 versus 30 meses (HR 0.98), pero en aquellos pacientes que tuvieron ausencia de 46 enfermedad residual comparados con los que tuvieron enfermedad residual, independientemente del momento de la cirugía, si hubo una diferencia estadísticamente significativa en la supervivencia global de 38 versus 27 meses respectivamente (p=0.001). En nuestra experiencia documentamos 11 muertes durante nuestro seguimiento, con una supervivencia global (SG) del 80%, sin haber alcanzado aun la mediana de supervivencia global. Así mismo, documentamos 30 recurrencias de la enfermedad, representando una supervivencia libre de recurrencia (SLR) del 40%, siendo 13 meses la mediana de recurrencia. No obtuvimos una diferencia estadísticamente significativa en SLR al momento de analizar la citorreducción óptima versus la subóptima (p=0.056), <100 vs >100 (p=0.11) y <63.5 vs >63.5 (p=0.11), sin embargo, si hubo diferencia significativa al comparar en marcador CA-125 <35 vs >35, con una p=0.030. En relación a la supervivencia global, no hubo diferencia estadísticamente significativa al analizar la citorreducción óptima versus la subóptima (p=0.11), pero si encontramos un impacto estadísticamente significativo en la supervivencia global al momento de analizar los diferentes marcadores tumorales CA-125 previos a la citorreducción, siendo CA-125 <35 vs >35 (p=0.039), <100 vs >100 (p=0.031) y <63.5 vs >63.5 (p=0.018). Nuestros datos de supervivencia libre de recurrencia son similares a los reportados por Vergote et al. en el 2010, siendo de 12 meses en su serie y 13 meses en el nuestro. En general, las pacientes con citorreducción óptima tuvieron una mediana de SLR de 15 meses versus 11 meses en las no citorreducidas de forma óptima, sin diferencia significativa (p=0.56). Es de llamar la atención que nuestra curva proyectada de supervivencia global fue mayor a la reportada en la literatura, teniendo una supervivencia de 43 meses con nuestro 47 máximo seguimiento, y la reportada por Vergote et al. de 29 meses, sin embargo, habrá que tomar los datos con cautela, debido a que aún no hemos alcanzado nuestra mediana de supervivencia global, además de que no encontramos diferencia significativa en los pacientes que lograron citorreducción óptima versus los que no lo lograron, con una mediana de supervivencia de 43 vs 20 meses (p=0.11). Así mismo, nuestra serie incluye un limitado número de pacientes con un seguimiento tan corto de hasta 3 meses. Desde su descubrimiento del CA-125 en 1983, [32] se ha tratado de aplicar su utilidad de forma clínica, de hecho, en reportes previos del CA-125 como predictor de citorreducción se ha encontrado que aquellas pacientes que debutan con un CA-125 mayor a 500 U/mL tienen una posibilidad del 20% de ser citorreducidas de forma óptima durante la citorreducción primaria, [51] sin embargo, también se ha documentado información contradictoria. Es importante mencionar que es limitada la evidencia disponible en la literatura en relación al papel de los cambios del marcador tumoral como predictor de citorreducción, y no existe evidencia del impacto de la cinética al término de la quimioterapia neoadyuvante completa, como lo hacemos en nuestro centro. De forma retrospectiva hemos analizado que 29 de nuestras 40 pacientes (72%) con cáncer de ovario avanzado logran una citorreducción óptima al término de la quimioterapia neoadyuvante completa, teniendo un 27.5% citorreducción subóptima al momento del procedimiento quirúrgico, por lo que sería útil contar con un método que identifique de forma preoperatoria el riesgo de no ser citorreducido óptimamente. Nuestros resultados indican que la probabilidad de lograr citorreducción óptima con la quimioterapia neoadyuvante completa es 48 altamente posible de obtener a pesar de la etapa clínica avanzada al momento del diagnóstico. De hecho, se ha propuesto que aquellos pacientes que han recibido quimioterapia neoadyuvante y persisten con enfermedad residual, se asocien a una población de células cancerosas quimiorresistentes. [70] [71] Consideramos que aquellas pacientes que tengan un marcador CA-125 prequirúrgico <63.5 U/mL después de la quimioterapia neoadyuvante completa, tendrán 2.3 veces más probabilidades de ser citorreducidas de forma óptima comparadas con aquellas que tiene >63.5 U/mL, siendo la quimiorresistencia una de las causas atribuibles a tal comportamiento. El presente trabajo nos da la posibilidad de contar con una herramienta preliminar que nos permita predecir qué pacientes tienen más riesgo de ser sometidas a una citorreducción subóptima, y probablemente, ser candidatas a maniobras terapéuticas alternas previas al procedimiento quirúrgico, por ejemplo, realizar cambio o alternancia del agente quimioterapéutico para reducir la quimiorresistencia, administrar más ciclos de quimioterapia neoadyuvante hasta lograr la máxima respuesta o agregar una tercera droga al esquema basado en paclitaxel y carboplatino con la finalidad de lograr mayores tasas de respuesta. A finales del 2011 se publicaron los resultados de estudio ICON7, [72] en donde se observó una disminución del 32% del riesgo de progresión en aquellas pacientes que fueron consideradas con un “riesgo alto” al ser tratadas con paclitaxel + carboplatino y bevacizumab versus el mismo esquema sin bevacizumab (el grupo de alto riesgo fue definido como etapa clínica III y IV de FIGO o pacientes con citorreducción subóptima después de la cirugía citorreductora). Es controversial y se desconoce el impacto global de agregar bevacizumab a la quimioterapia estándar, sin embargo, la evidencia reciente 49 podría sugerir un beneficio en pacientes no citorreducidas óptimamente, las cuales podríamos identificar en base a nuestra cinética del marcador tumoral previo al procedimiento quirúrgico, considerándolas candidatas a tratamiento con bevacizumab. Las guías de NCCN consideran al bevacizumab en primera línea como categoría 3 debido a la ausencia del beneficio en supervivencia global y mejoría en la calidad de vida. Las guías de ESMO no recomiendan agregar una tercera droga al esquema de paclitaxel y carboplatino. En conclusión, estas maniobras no han sido estudiadas en ensayos clínicos, por lo que podrían considerarse como nuevos campos de investigación. 50 CONCLUSIONES Las pacientescon marcador tumoral negativo después de la quimioterapia neoadyuvante por seis ciclos tienen mas probabilidades de ser citorreducidas de forma óptima. El comportamiento del marcador tumoral CA-125, en relación a la quimioterapia neoadyuvante, permite identificar un subgrupo de pacientes con altas probabilidades de no ser citorreducidas adecuadamente, considerándolas candidatas a maniobras alternas para aumentar las posibilidades de ser citorreducidas de forma óptima. Nuestra supervivencia libre de recurrencia y nuestra frecuencia de citorreducción óptima después de seis ciclos de quimioterapia neoadyuvante es similar a la reportada en la literatura después de la citorreducción de intervalo. De forma preliminar, no hemos encontrado diferencia en la supervivencia global en relación a la citorreducción óptima versus la subóptima, esto debido a que nuestra vigilancia es aún corta. Las características generales de nuestra población muestran una menor edad de presentación y una mayor cantidad del marcador tumoral al momento del diagnóstico cuando la comparamos con la literatura internacional. 51 REFERENCIAS 1. Siegel, R., D. Naishadham, and A. Jemal, Cancer statistics, 2012. CA Cancer J Clin, 2012. 62(1): p. 10-‐29. 2. Lacey JV, S.M., Ovarian neoplasia. Robboy's Pathology of the Female Reproductive Tract2009: Churchill Livingstone Elsevier, Oxford. 3. Jemal, A., et al., Global cancer statistics. 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