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1 
 
 Universidad Nacional Autónoma 
 de México 
 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
POSGRADO DE PEDAGOGÍA 
 
 
 
 
“LAS CARACTERÍSTICAS DE LA RELACIÓN 
MADRE – HIJO Y SU REPERCUSIÓN EN EL 
DESEMPEÑO ESCOLAR DE ÉL, DURANTE SU 
EDUCACIÓN PRIMARIA. UNA VISIÓN DESDE EL 
PSICOANÁLISIS.” 
 
 
 
 
TESIS 
 
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE: 
 
MAESTRÍA EN PEDAGOGÍA 
 
 
PRESENTA: 
 
SARA ADAME VÁZQUEZ 
 
 
TUTORA: 
 
ALICIA VALDÉS KILIAN 
 
 
 
 
MÉXICO D.F., 2012 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
 
Muchas gracias a: 
 
 
 
A mi padre por su amor y apoyo siempre incondicional. 
 
A mi hijo por darme motivos para seguir progresando en todo sentido. 
 
A mi madre por apoyarme siempre. 
 
A Lorena por ayudarme a encontrar la claridad, la fuerza y el valor y 
por brindarme siempre apoyo y cariño. 
 
A Paty Nolasco por lo que me ha enseñado, por motivarme, apoyarme y 
confiar en mí. 
 
A mis amigos por acompañarme en la vida y siempre apoyarme y darme 
su cariño. 
 
A mis compañeros y profesores de la maestría de los que aprendí mucho. 
 
A Paty Mar por su apoyo y por compartir conmigo con tanta 
generosidad sus conocimientos y experiencia. 
 
A la Dra. Barrón por impulsarme a concluir este trabajo y ayudarme a 
construirlo. 
 
A mi tutora por creer en mi trabajo. 
 
A los niños y padres con los que he trabajado por su confianza y cariño y 
por darme motivos para investigar, aprender y mejorar mi trabajo 
siempre. 
 
 
 
 
 
 
 
3 
 
 
 
Índice 
1. Introducción ....................................................................................... 5 
1.1. Problema de la investigación .............................................................. 7 
1.2. Objetivos generales .......................................................................... 7 
1.3. Supuestos generales del trabajo ......................................................... 7 
 
2. Perspectiva teórica .............................................................................. 8 
2.1 Teoría psicoanalítica ............................................................................ 8 
2.2 Relación madre-hijo ............................................................................ 8 
2.3 Desarrollo temprano ............................................................................ 9 
2.4 Relación madre e hijo durante la lactancia ............................................. 11 
2.5 La relación con la madre y las posiciones psíquicas ................................. 13 
2.6 Desarrollo de la estructura del yo, el proceso de separación del bebe de la 
madre y de su individuación ...................................................................... 16 
2.7 La consolidación del Yo ....................................................................... 22 
 
3. Características de los niños en la etapa escolar ...................................... 24 
3.1 Etapas de desarrollo psicosexual .......................................................... 24 
3.2 Procesos psíquicos fundamentales en el desarrollo infantil .................... 27 
 
4. Desempeño escolar .............................................................................. 29 
4.1 Función y objetivos de la educación primaria ......................................... 29 
4.2 Características y habilidades requeridas en el ambiente escolar ............... 29 
4.3 Problemas en el desempeño escolar ..................................................... 30 
4.4 Factores que influyen en el desempeño escolar ...................................... 30 
4.5 Desempeño escolar según el psicoanálisis ............................................. 31 
4.6 Fracaso en el desempeño escolar ......................................................... 32 
4.7 Desempeño escolar y afectividad.......................................................... 33 
4.8 Desempeño escolar y relación con la madre........................................... 33 
 
5. Valoración psicopedagógica ................................................................... 35 
5.1 Técnicas e instrumentos de recolección de información ........................... 35 
5.2 Características y validez de las técnicas y pruebas psicológicas ................ 36 
5.3 Técnicas proyectivas ........................................................................... 36 
5.4 La técnica de la entrevista ................................................................... 37 
5.5 Historia vital ...................................................................................... 37 
5.6 Test Psicométricos .............................................................................. 38 
5.7 Cuestionario para profesores ............................................................... 39 
5.8 Etapas del proceso ............................................................................. 44 
5.9 Elaboración del informe ....................................................................... 45 
 
6. Metodología ........................................................................................ 46 
 
7. Análisis de resultados ........................................................................... 49 
4 
 
 
8. Comentarios finales .............................................................................. 65 
 
9. Anexos: Valoraciones psicopedagógicas .................................................. 69 
Caso 1: Frágil .......................................................................................... 69 
Caso 2: Flaquito ...................................................................................... 76 
Caso 3: Tímida ........................................................................................ 82 
Caso 4: Consentido .................................................................................. 87 
Caso 5: Celosa ........................................................................................ 93 
Caso 6: Angustiada .................................................................................. 99 
Caso 7: Celoso ...................................................................................... 105 
Caso 8: Presionado ................................................................................ 110 
 
10. Bibliografía ...................................................................................... 115 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5 
 
 
 
I. Introducción 
La etapa escolar es muy importante en la vida de los niños y puede ser 
gratificante, productiva y enriquecedora cuando los niños responden a los 
estímulos que la escuela les provee, desarrollando y consolidando sus 
habilidades intelectuales, motrices y sociales. 
Sin embargo, cuando se presentan dificultades en el desempeño escolar, 
esta experiencia puede estar saturada de ansiedad, frustración y tristeza. 
El no tener éxito en la escuela, se torna en un fracaso del niño en su 
medio, ya que él recibe un valor no sólo de sus capacidades, sino también, de sí 
mismo. 
Las constantes frustraciones que provienen de este fracaso, provocan en 
los niños, enojo, tristeza, aislamiento e inseguridad. Por lo que se puede decir 
que los niños que tienen problemas para ajustarse a la dinámica escolar sufren 
las consecuencias negativas no sólo en su desarrollo académico,sino también 
en el emocional, social y posteriormente vocacional. 
El desempeño escolar está determinado por un conjunto de factores 
externos cuya importancia no es necesario ya demostrar, tales como son: el 
contexto económico y social, las características de la escuela y la familia. 
Sin plantear dudas, ni subestimar la valiosa aportación de las 
investigaciones que abordan estos factores, considero necesario subrayar el 
papel preponderante de los factores internos que influyen en el desempeño 
escolar de los niños. 
Dentro de los factores internos podemos señalar los aspectos afectivos, el 
estado general de su salud física, las capacidades sensoriales, perceptuales y 
cognitivas. 
Los factores afectivos, generalmente aparecen ligados a conflictos 
familiares y perturbaciones importantes en las relaciones con los padres, en 
especial con la madre. 
La experiencia en la atención psicopedagógica, permite afirmar que gran 
cantidad de niños que son referidos por presentar dificultades en la escuela, 
tienen algún problema de tipo emocional, aunado a problemas de aprendizaje, 
conducta, sociales o de atención. 
Los niños con problemas en su desempeño escolar, se sienten incapaces, 
por un lado, de lograr lo que los demás (padres, maestros) esperan de ellos y 
por otro, no logran cumplir con sus propias expectativas (ideal del Yo), lo que 
los hace percibirse frecuentemente como inferiores, con poca fuerza y 
capacidad para lograr lo que desean, esto afecta su significativamente su 
autoconcepto y autoestima puesto que la diferencia entre las expectativas y lo 
que logran es muy grande. 
 
El interés para realizar esta investigación surgió a partir de mi experiencia 
de trabajo en el departamento de psicopedagogía de un colegio tanto en el 
jardín de niños como en la primaria y en una clínica de atención 
psicopedagógica, en estos sitios atendí casos de niños que presentaban 
problemas para desempeñarse con éxito en su ambiente escolar. 
6 
 
Trabajé con niños que pertenecen a niveles socioeconómicos altos o 
medios, que aunque no presentaban trastornos de origen orgánico, 
cognoscitivo, en el lenguaje, en la motricidad o en la percepción visual o 
auditiva, según demostraban los estudios que les fueron realizados, no tenían 
éxito en la escuela. 
Estos niños asistían a escuelas en las que se trabaja con método 
tradicional o activo y no lograban desempeñarse conforme a lo esperado en la 
escuela, aun cuando cambiaban de modelo educativo. 
En muchos casos ya habían sido previamente diagnosticados y tratados 
terapéuticamente, pero no lograban superar sus dificultades escolares. 
Lo anterior me llevó a explorar con más profundidad en la historia de los 
niños, a fin de comprender lo que sucedía y surgió en mi la inquietud de 
averiguar qué tan determinantes eran las primeras experiencias del niño con 
las personas significativas para él, en especial con la madre, en el desarrollo de 
su capacidad para adaptarse a los requerimientos del ambiente escolar. 
En este trabajo el fracaso escolar se refiere a que el niño es incapaz de 
actuar en la escuela, conforme a lo esperado según su edad, antecedentes 
escolares y capacidades desarrolladas. 
EL éxito escolar se concibe como la consolidación continua de habilidades 
intelectuales, motrices y sociales. 
Cuando menciono a la madre incluyo a las personas que la sustituyen en 
algunos casos. 
El trabajo se presenta de la siguiente manera: 
En el capítulo I se exponen el problema, los objetivos y supuestos 
generales que guían esta investigación. 
En el capítulo II se presentan al psicoanálisis como la perspectiva teórica 
que sustenta este trabajo y se argumenta sobre la trascendencia de la relación 
de la madre con su hijo durante todo su desarrollo físico y psíquico. 
El capítulo III describe las características de los niños en la etapa 
escolar, el desarrollo psicosexual y los procesos psíquicos que son 
determinantes en la estructuración de la personalidad infantil. 
En el capítulo IV se tratan los factores que influyen en el desempeño 
escolar en cuanto a problemas que se presentan, la implicación de la 
afectividad, la interpretación de este éxito o fracaso desde el psicoanálisis y la 
influencia que tiene la forma en que el niño se relaciona con su madre. 
En el capítulo V se explica con detalle la forma en que se realiza una 
valoración psicopedagógica que permita conocer tanto la afectividad, como las 
habilidades cognitivas y sociales de los niños, para poder comprenderlos lo 
más completamente posible. 
El capítulo VI presenta la metodología que se siguió para realizar la 
presente investigación. 
En el capítulo VII se exponen y analizan los resultados obtenidos. 
Y finalmente en el capítulo VII se exponen algunas ideas a modo de 
conclusiones. 
 
 
7 
 
1.1 Problema de la investigación 
El infante humano es un ser totalmente incapaz de sobrevivir por sus 
propios medios, es la madre la que con sus cuidados y estimulación permite la 
supervivencia del bebé y el despliegue de su desarrollo físico y psíquico. 
La teoría psicoanalítica plantea que a partir de la relación con la madre se 
estructuran el comportamiento, la maduración e integración de nuestras 
funciones neurológicas, y se logra la organización del yo. (Spitz, 1965) 
Este proceso no viene implícito o desarrollado en cada uno de nosotros, 
por lo que se tiene que estimular, favorecer, construir y cuidar precisamente 
por la propia madre. 
Por lo anterior surge la pregunta: 
¿Influyen las características del desempeño de la madre en la 
construcción y desarrollo de la capacidad del niño para adaptarse a los 
requerimientos del ambiente escolar? 
Parece importante y esclarecedor explorar y explicar hasta qué punto la 
relación que establece una madre con su hijo durante su desarrollo y las 
características de ella en su rol materno, determinan la formación de una 
personalidad que le permita al niño lograr adaptarse y desempeñarse sin 
conflictos en la escuela. 
 
1. 2 Objetivo de la investigación 
Interpretar mediante el estudio de algunos casos, la repercusión de las 
características de la relación que establecieron los niños con sus madres, en 
su desempeño en la escuela. 
 
1.3 Supuestos generales del trabajo 
I. Si la madre cumple con las funciones y tareas específicas que requiere su 
hijo, para realizar las metas físicas y psíquicas esperadas en cada 
momento de su desarrollo; aumentan las posibilidades de que el niño 
desarrolle una personalidad que le permita lograr un buen ajuste al 
ambiente escolar. 
 
II. Cuando el niño no ha logrado superar, ni integrar las crisis y tareas de 
algunas etapas de su desarrollo emocional, se manifiestan problemas en 
su desempeño escolar, debido a que la energía psíquica queda invertida 
en los procesos afectivos, y las funciones necesarias para adaptarse 
satisfactoriamente al ambiente escolar se encuentran disminuidas o 
ausentes. 
 
III. La forma en que se relaciona el niño con su madre repercutirá de 
forma negativa o positiva en el desempeño escolar. 
 
 
IV. Los problemas en el desempeño escolar pueden crear un autoconcepto 
negativo en los niños, provocándoles altos niveles de ansiedad, que se 
manifiestan en aislamiento, conducta disruptiva, inatención, distracción o 
apatía, generando en cualquier caso gran sufrimiento emocional en el 
niño y dificultades para continuar con su desarrollo. 
 
8 
 
 PERSPECTIVA TEÓRICA 
2.1 Teoría psicoanalítica 
Este trabajo se fundamentará en la teoría psicoanalítica, porque permite 
la comprensión del desarrollo de los niños y explica profundamente la razón de 
las conductas de éstos, al interesarse por su mundo interno, su funcionamiento 
psíquico y en como éste se elabora o modifica durante el desarrollo. 
El psicoanálisis estudia la relación que existe entre la conducta, el mundo 
interno y las experiencias externas con las personas significativas para los 
niños. 
Además, describe y explica procesos psíquicos profundos y complejosque 
existen en las representaciones internas que los niños elaboran para dar sentido 
a su mundo y su experiencia. Solloa (1997). 
Anna Freud (1980) dice que el psicoanálisis se desprendió de juicos, 
supuestos y prejuicios con los que se abordaba la “valoración de la esencia 
infantil” y en lugar de arbitrarias peculiaridades, estableció una sucesión 
obligada de fases evolutivas, que no juzgó como deplorables, sino como 
eslabones naturales y normales de una cadena evolutiva predeterminada. 
Esta teoría contiene, además, un método de investigación creado por 
Freud, para abordar las estructuras y procesos psíquicos, en especial las 
características inconscientes que son inaccesibles por otros métodos y que 
permiten explicar la realidad psíquica. 
Freud ante todo escuchó de lo que “hablaban” los síntomas. Los síntomas 
aparecen como una máscara que oculta el hecho original, el acontecimiento 
perturbador e incluyen siempre al propio sujeto y al “Otro” (Mannoni, 2007). 
El psicoanálisis postula que siempre y en todos, existe un discurso 
inconsciente y que existe una dimensión simbólica en la relación madre-hijo. 
2.2 Relación madre-hijo 
 
Como dijo muy acertadamente Freud, existe una fuerte tendencia a negar 
muchos de los hechos psíquicos, pretendiendo considerar que el ideal social es 
seguido siempre y en todos los casos, pero la negación de la existencia de esas 
realidades psíquicas sólo se mantiene en la vida cotidiana, pues la poesía, 
narrativa y dramática se permiten libremente servirse de esas situaciones, que 
son como un rico pozo de inspiración. Aunque sean pasadas por toda clase de 
modificaciones, atenuaciones y deformaciones, análogas a las que realiza la 
censura onírica. 
Dentro de éstas realidades psíquicas sistemáticamente negadas por la 
sociedad, podemos incluir la relación entre las madres y sus hijos. 
En la realidad ésta relación no está colmada solamente de amor y 
sentimientos nobles y tiernos, sino que también se constituye por sentimientos 
de hostilidad, odio y hasta tensión sexual. 
Cuando me refiero a la madre incluyo también a las personas que la 
sustituyen en algunos casos. 
Ella determinará fundamentalmente, con sus cuidados y estimulación, el 
desarrollo y consolidación de muchas de las capacidades de su hijo, entre las 
9 
 
que se encuentran, las necesarias para sobrevivir y adaptarse a su medio 
ambiente físico y social. 
Según la teoría psicoanalítica un “objeto pulsional” es todo aquello que es 
motivo de descarga de los impulsos de libido 1
2.3. El desarrollo temprano 
y agresión. (Freud, 1915). 
El primer objeto y el más importante es la madre, ya que con ella se 
interactúa desde el útero materno, es la primera figura de contacto y 
alimentación, de ella depende inicialmente todo el bienestar psíquico y físico de 
todo infante. 
En el proceso formativo del niño hay una serie de intercambios entre la 
madre y el hijo; cada uno de los cuales influye recíprocamente al otro. Freud 
llamó a esta dualidad, una “masa de dos”. 
Hay que recordar que la madre es también un individuo único, que 
participa en la relación madre-hijo con una personalidad sumamente compleja 
producto de muchos años de vida social, de sus experiencias infantiles, deseos 
y fantasías. 
Fromm (2007) dijo que "La esfera más importante del dar no es la de las 
cosas materiales, sino el dominio de lo específicamente humano. ¿Qué le da 
una persona a otra? Da de sí misma, de lo más precioso que tiene, de su propia 
vida, da lo que está vivo en él, da de su alegría, interés, comprensión, 
conocimiento, humor, de su tristeza, en todas las expresiones y 
manifestaciones y de esta forma humaniza.” 
 
René A. Spitz (1965) explicó que el recién nacido no tiene conciencia de 
su propia existencia (su “yo”) ni de la existencia del mundo externo (“tú”). A 
este estado le llama estado autista, indiferenciado o adualista, dado que el bebé 
no es aún capaz de establecer la dualidad básica dentro de la cual vivimos 
inmersos los seres humanos, la relación tú y yo, o yo y el universo. 
Cuando el bebé se encuentra en el vientre materno no existe diferencia 
entre él y su madre; son un solo cuerpo, y dicha indiferenciación se prolongará 
psicológicamente en el recién nacido y en su madre, la cual al bebé, 
inicialmente, le parecerá una extensión de sí mismo. 
Por lo tanto, la primera tarea que enfrenta el niño al nacer consiste en 
desarrollar la conciencia de su propia existencia (su Yo) y la conciencia de la 
existencia de un mundo externo. 
Idealmente hacia el final del embarazo y durante algunas semanas 
después del parto, la madre está "entregada" a las necesidades y cuidado del 
bebé, que al principio le parece también una parte de ella misma; además, se 
identifica mucho con su hijo y conoce perfectamente bien lo que éste siente. 
Freud habló de una intuición maternal en la que la madre adivina las 
necesidades del bebé, lo comprende cuando llora y cuando balbucea, incluso 
describió como el “sueño de la nodriza” a un tipo de sensibilidad que permite a 
 
1 
 La libido, en la teoría psicoanalítica, es la energía psíquica. 
 
10 
 
la madre dormir tranquila en medio de los ruidos de su ambiente, pero que se 
despierta ante el más leve quejido del bebe. 
La madre tiene que crear un ambiente favorable que le proporcione al 
bebé la posibilidad de que descubra y redescubra su mundo, primero a través 
de su movimiento y luego por la simbolización del juego y el lenguaje. 
 Las relaciones entre madre e hijo son fundamentales para que el niño sea 
capaz de construir una imagen de sí mismo y su mundo. A esta relación 
privilegiada Spitz (1965) la llama el diálogo, dice que “el diálogo es el ciclo de la 
secuencia acción-reacción-acción, dentro del marco de las relaciones madre e 
hijo”. Así, paulatinamente, los estímulos sin significado se convierten en señales 
significativas. 
De lo anterior, se puede deducir que es muy importante que la madre 
logre un estado emocional que le permita adecuarse a su hijo, reconocerlo y 
representarlo. 
Si la madre logra descifrar e interpretar tanto los estados emocionales de 
su hijo como sus acciones y darles sentido, se puede decir que el niño es 
reconocido como otra persona con deseos y necesidades propias y capaces de 
ser entendidos y descifrados. 
Es necesaria una relación mutua y recíproca en la que el niño y su madre 
sean agentes activos que provoquen uno en el otro, reacciones de todo tipo. Se 
necesita que la madre se comunique intermitentemente con su hijo, de otro 
modo no podrá reconocerse. 
Spitz (1965) presentó casos en los que niños abandonados, es decir, 
niños cuyas acciones-llanto, sonrisas, gestos, no provocaron una respuesta por 
parte de quienes estaban con ellos, no lograron construir la imagen de sí 
mismos y del ambiente que les rodeaba. 
 Él relata cómo llegó a descubrir que la falta de cuidados maternos, de 
ternura, de relaciones interpersonales, de comunicación humana, eran la 
principal causa de mortalidad entre los niños criados en instituciones; aunque 
sus necesidades materiales fueron totalmente satisfechas. 
Además, este autor describe la profunda depresión que sufren los niños al 
ser separados de sus madres o sustitutos maternos permanentes, o aquellos 
que tienen madres depresivas, o que no deseaban tener un hijo y las 
demasiado ocupadas para arrullar, besar y hablar a sus hijos. 
Spitz (1965) observó y documento una secuencia en el desarrollo de la 
depresión profunda a causa del “hospitalismo”: 
• Primer mes: el niño abandonado llora, hace pucheros y busca el contacto 
con la gente. 
• Segundo mes: el lloriqueo continuo se torna en lamentos y gemidos. Hay 
pérdida de peso y se detiene el desarrollo. 
• Tercer mes: el niño rechaza el contacto humano, se recuesta sobre su 
costado casi todo el tiempo, sufre insomnio, continúa la pérdida de peso y 
hay tendencia a contraer enfermedades infecciosas, retardo motriz 
generalizadoy rigidez facial. 
Por lo que advierte del efecto devastador que tienen las separaciones 
prolongadas sobre la personalidad del niño, dice que se observan conductas 
como mecerse ininterrumpidamente, morderse y ser incapaces para 
comunicarse con los demás. 
11 
 
Spitz (1999) dice que esta “diada” madre e hijo es una relación que de 
alguna manera está aislada del medio y que se mantiene mediante lazos 
afectivos extraordinariamente poderosos. 
Él llama a la madre “medio circundante”. Dice que la existencia de la 
madre, su sola presencia, actúa como un estímulo, sus afectos, gozo, actos 
conscientes o inconscientes, facilitarán los actos innumerables y variados del 
bebé. 
La estimulación para las acciones de los infantes no se da por los actos 
conscientes de la madre, sino por las actitudes inconscientes de ella. 
Estas actitudes tienen dos orígenes diferentes: el sector de los controles, 
que es una influencia que restringe y expresa las demandas del superyó de la 
madre y el sector de las facilidades, que es liberación, fuerza progresiva, aliento 
y expresa las aspiraciones del ideal del yo de la madre. 
Tanto los controles como las facilidades capacitarán al niño para 
desarrollar y establecer sus propios controles, fundamentales para que el niño 
se convierta en un ser social. 
Cuando no existe una relación satisfactoria entre el bebé y la madre se 
presentarán trastornos que afectarán el desarrollo del niño y se manifestarán 
en él o en ambos integrantes de ésta relación, como enojo, frustración o 
tristeza y en la madre como sobreprotección, imposición y depresión. 
El niño manifestará angustia ante tales trastornos y éstos repercutirán en 
el desarrollo de su lenguaje, funciones cognitivas, afecto y conducta. González 
(2005). 
Es importante señalar que, ni el abandono ni la sobreprotección 
permitirán que el niño se descubra a sí mismo como persona. Spitz (1965) 
demostró que los bebés cuyas madres exageran la solicitud con la que los 
atienden, cayendo en el extremo de la sobreprotección, no logran estructurar su 
yo. La ausencia de represión es psicotizante y su exceso es neurotizante. 
2.4 Relación madre e hijo durante la lactancia. 
Winnicott (1962) estableció que el bebé no es sólo un ser que tiene 
hambre y cuyos impulsos instintivos pueden ser satisfechos o frustrados, es un 
ser inmaduro que está constantemente al borde de una angustia inconcebible. 
Lo que mantiene controlada a esa angustia, es la función de la madre, de vital 
importancia es esta etapa y que se manifiesta en su capacidad para ponerse en 
el lugar del bebé y darse cuenta de lo que éste necesita. 
La angustia inconcebible tiene cuatro sensaciones, cada una de las cuales 
es la clave de un aspecto del crecimiento normal. 1) Fragmentarse, 2) Caer 
interminablemente, 3) No tener ninguna relación con el cuerpo y 4) No tener 
ninguna orientación. 
Este autor plantea que es posible agrupar en tres categorías la función de 
una madre suficientemente “buena” (que cumple con su función) en las 
primeras etapas de vida de su hijo: 
Sostenimiento. La forma en que la madre toma en sus brazos al bebé, el 
hecho de sostenerlo de manera apropiada constituye un factor básico del 
cuidado. En ésta actividad, cualquier falla provoca una intensa angustia en el 
niño, puesto que no hace sino cimentar la sensación de desintegrarse, la 
sensación de caer interminablemente, el sentimiento de que la realidad externa 
no puede usarse como “reaseguración”, y otras ansiedades. 
12 
 
Manipulación. La manera en que se manipula al bebé contribuye a que se 
desarrolle en él una asociación psicosomática que le permite percibir lo "real" 
como contrario a lo "irreal". La manipulación eficiente puede propiciar el 
necesario desarrollo del tono muscular y la coordinación, así como también la 
capacidad del niño para disfrutar de la experiencia del funcionamiento corporal 
y de la experiencia de ser. 
La mostración de objetos promueve en el bebé la capacidad de 
relacionarse con diferentes objetos. Las fallas en este sentido bloquean el 
desarrollo de la capacidad del niño para sentirse real al relacionarse con el 
mundo concreto de los objetos y los fenómenos. 
Winicott (1962) dijo que hay un proceso mutuo entre la mamá y el bebé 
que permite nacer a una mente, la sensación de que el otro es similar a uno 
mismo, y que otros tiene estados similares al propio. (Identificación). 
El establecimiento del lenguaje y la comunicación es esencialmente un 
proceso intersubjetivo e interactivo y el significado parece constituirse a partir 
de una respuesta frente a la acción del bebe, en la interacción con su madre. 
El niño reconocerá gradualmente su mundo, su pertenencia a él y se 
sentirá seguro y acompañado en sus procesos internos que incluyen separación, 
individuación y diferenciación de la madre. 
Él dice que en un primer momento el estado del bebé es de dependencia 
absoluta. El infante no tiene ningún medio de percatarse de la provisión de su 
madre, ella hace mucho para satisfacer las necesidades del yo del infante pero 
nada de ello queda registrado en la mente del niño, porque aún no tiene las 
estructuras para hacerlo. En esta etapa, la madre utiliza sus propias 
experiencias como bebé, cuando cuida a su hijo, de este modo se encuentra 
también en un estado dependiente y vulnerable. 
En la siguiente etapa, de dependencia relativa, se inicia la comprensión 
intelectual, que se desarrolla como una amplia extensión de procesos simples 
tales como los reflejos condicionados. Por ejemplo, un infante que desea su 
comida, logra tranquilizarse y esperar algunos minutos, porque los ruidos de la 
cocina le indican que pronto le darán de comer. Esos ruidos comienzan a no ser 
simplemente estímulos que lo excitan, sino que se sirve de ellos para poder 
esperar. 
Lo que el bebé necesita es exactamente lo que comúnmente se le suele 
proporcionar: el cuidado y la atención constante y rutinaria de una misma 
persona. Generalmente el cuidado del infante tiene como principal característica 
una rutina repetitiva de acciones. De esta manera puede encontrar una 
presentación libre de confusiones provenientes de la realidad externa. 
El logro en la primera etapa de dependencia absoluta, es que el proceso 
de desarrollo del bebé no sufra ninguna distorsión. La recompensa en la etapa 
de la dependencia relativa, consiste en que él empieza de algún modo a 
percatarse de su dependencia y del otro. Cuando la madre está ausente por un 
lapso más extenso que el de la capacidad del bebé para creer en la 
supervivencia de ella, aparece la angustia, que es el primer signo de que el 
infante reconoce a su madre. 
Cuando el niño aún no es capaz de establecer la diferencia básica entre yo 
y tú, no puede aún vincularse afectivamente. 
A este momento del desarrollo Freud lo llamó del amor narcisista, porque 
el niño no es capaz aún de proyectar su amor en otro; sin embargo, todo 
13 
 
cambiará alrededor de los ocho meses de vida, cuando el bebé descubra la 
realidad de su propia existencia y la de los demás entonces él será capaz de 
establecer lazos afectivos. 
 El amor narcisista se convierte en amor a alguien, alguien que 
obviamente será su madre o la persona que lo haya amado y atendido en forma 
continua, cálida e íntima. Surgen el yo y el tú. 
Si la madre no comprende al bebé cuando él está mandando un mensaje, 
él tendrá un conflicto. Lacan (2008) plantea que el ser humano se va a 
estructurar en la mirada del otro y que nosotros somos lo que somos porque 
fuimos mirados de una determinada manera, fuimos tocados de otra manera y 
entendieron nuestro mensaje. 
Por ello es importante que la madre genere un sentido de seguridad y de 
apego estable, respondiendo a tiempo a las señales afectivas del niño y 
estableciendo diálogos emocionales recíprocos donde la verbalización refleje los 
estados mentales y los sentimientos. 
Hace más de medio siglo que los psicoanalistas observaron que los 
adolescentes violentosque infringen la ley tienen un historial traumático, de 
negligencia, abandono, abuso o que provienen de un ambiente caótico cuando 
eran bebés y en la temprana infancia. 
 Por ejemplo, Bowlby (1944) y Winnicott (1956), sugirieron que el crimen 
del adolescente violento estaba asociado a un abandono del niño a edades 
tempranas. Anna Freud (1949) vinculaba la violencia depredadora carente de 
moralidad o remordimiento a la falta de vínculo emocional con los objetos. 
2.5 La relación con la madre y las posiciones psíquicas. 
 
Melanie Klein (1991) estudió el desarrollo inicial de la vida psíquica del 
niño y postuló que la ansiedad (originada en la pulsión de muerte) y la 
ambivalencia (amor-odio) tienen un papel muy importante en este desarrollo. 
Esta autora supone la existencia de un yo temprano débil y no integrado, 
pero capaz de instrumentar bajo la acción de las pulsiones de vida, los primeros 
mecanismos de defensa: escisión, proyección e introyección. Estos mecanismos 
son de defensa ante la ansiedad de aniquilamiento (pulsión de muerte). 
El mundo psíquico del bebé comienza a actuar a partir fantasías 
relacionadas con un objeto (primero es el seno materno, después la madre 
completa). 
Habla de dos etapas básicas en el primer año de vida a las que denominó 
posiciones y que constituyen polos entre los cuales oscila la vida psíquica del 
bebé. Se definen a través de la posición del niño en relación al objeto, las 
características del objeto, de la ansiedad y las formas de defensa en relación a 
dicha ansiedad. 
Las “posiciones” son fases del desarrollo que podrían considerarse 
subdivisiones de la etapa oral, ocupando la posición esquizo-paranoide los tres 
o cuatro primeros meses y la posición depresiva la segunda mitad del primer 
año. 
El término posición implica una configuración especifica de relaciones 
objetales, ansiedades y defensas, que persisten a lo largo de la vida y no son 
solamente una etapa o fase transitoria. De esta manera la posición depresiva 
nunca llega a remplazar totalmente a la posición esquizo-paranoide. 
14 
 
La posición esquizo-paranoide se caracteriza por el hecho de que el bebé 
no reconoce personas, sino que se relaciona con objetos parciales (como el 
seno materno) y predominan en él la ansiedad paranoide y los procesos de 
escisión. Puede decirse que el objeto parcial es percibido como totalmente 
bueno o totalmente malo. Las cotidianas e inevitables privaciones, intensifican 
las pulsiones agresivas, aumentan la voracidad con el consiguiente aumento de 
la frustración y, por lo tanto, de la ansiedad persecutoria. 
El bebé sufre la ansiedad persecutoria, siendo que él mismo proyectó los 
“malos” objetos internos en el mundo externo. La agresión es proyectada para 
conservar una sensación interna de bondad. 
Los detalles de sus fantasías sádicas determinan el contenido de su temor 
a los perseguidores internos y externos y principalmente al pecho retaliativo 
(malo). Como los ataques fantaseados dirigidos contra el objeto son 
fundamentalmente influidos por la voracidad, el temor a la voracidad del objeto, 
debido a la proyección, constituye un elemento esencial de la ansiedad 
persecutoria, la fantasía es que el pecho malo devorará al bebé con la misma 
voracidad con que él desea devorarlo. 
Sin embargo, la ansiedad persecutoria es en cierta medida 
contrarrestada por la relación del lactante con el pecho bueno (el que lo 
alimenta).El pecho gratificador que ha sido internalizado bajo el dominio de la 
libido de succión es sentido como completo y contrarresta los procesos de 
escisión y dispersión, favoreciendo la integración. O sea que la introyección 
estable del objeto bueno es una precondición para el desarrollo normal. 
Una madre psíquicamente “sana” fomentará que existan más experiencias 
buenas que malas. 
El progreso en los procesos de síntesis disminuye la escisión objeto 
bueno-objeto malo y lleva a que el niño se relacione con su madre como una 
totalidad, este hecho marca el inicio de la posición depresiva. 
La posición depresiva que comienza cuando se reconoce a la madre como 
un solo objeto, se caracteriza por la relación con objetos totales y por el 
predominio de la integración, la ambivalencia, la ansiedad depresiva y la culpa. 
El bebé pasa por una crisis causada por el temor de que la agresión, que 
ahora reconoce como propia, destruya los objetos buenos, tanto externos como 
internos, así que teme ser él mismo el causante de la pérdida o destrucción de 
su sensación de bienestar. Incluso puede sentirse deprimido por el temor de 
que cualquier acción destruya a sus objetos buenos. La ambivalencia es ahora 
hacia un objeto total, los procesos de integración y síntesis hacen que el 
conflicto entre el amor y el odio surja muy claramente. 
La pérdida, en la realidad psíquica, del objeto total confronta al niño a una 
nueva gama de sentimientos, al dolor y la tristeza se agrega la culpa, por 
cuanto la omnipotencia lo lleva a considerar que el peligro que corre el objeto 
es consecuencia de sus propios impulsos y fantasías. El temor a la pérdida 
intensifica la identificación con el objeto y la voracidad, la cual debe ser 
inhibida. 
Esta posición se resuelve cuando el niño reconoce que aunque sus 
acciones o deseos pueden haber causado la pérdida temporal de los objetos 
buenos, éstos, pueden ser recuperados mediante la reparación. Al sentir el 
bebé que sus pulsiones y fantasías de destrucción están dirigidos contra la 
persona total de su objeto amado, surge la culpa en toda su fuerza y junto con 
15 
 
ella, la necesidad dominante de reparar, preservar o revivir el objeto amado 
dañado. 
En la teoría de Klein (1991) el factor que más predispone a la melancolía 
es la incapacidad del yo del niño de construir buenos objetos de amor ya que 
este fracaso determina una permanente vivencia de maldad que queda 
incorporada en la imagen de sí mismo. 
La elaboración de la posición depresiva es crucial en la capacidad 
posterior de elaborar duelos. Su superación supone la introyección estable del 
objeto amado y el establecimiento de la capacidad de reparar y simbolizar. 
La forma de integración de las relaciones objetales durante la posición 
depresiva es muy importante ya que se constituye como la base de la 
estructura de la personalidad. 
Melanie Klein muestra como el niño transforma la realidad de lo que vive 
en función de sus miedos, culpabilidad, defensas y sentimientos agresivos, todo 
en su mundo inconsciente. El niño divide el mundo en objetos “buenos” y 
“malos”, les hace desempeñar alternativamente un papel protector y agresivo 
contra un peligro que a veces ubica en sí mismo y otras veces fuera de sí. 
Por otra parte, Melanie Klein (1991) explicó que para algunas madres, el 
tener un hijo cumple un deseo muy importante y largamente postergado, lo que 
aumenta la capacidad de amor hacia él, además el desamparo del niño y su 
gran necesidad de cuidados maternales demanda más amor del que puede 
proporcionarse a cualquier otra persona, brindando así un cauce a todas sus 
tendencias afectuosas y constructivas. 
La gratitud que sienten hacia al niño por brindarle el goce de poder 
amarlo aumenta estos sentimientos y puede conducirlas a subordinar su propia 
gratificación al bienestar de su hijo que se convierte en su principal interés. Hay 
madres que al ver el desamparo del niño tienen fuertes deseos de reparación. 
 Si la madre siente culpa, tiende a tener una actitud de extremo 
autosacrificio, lo cual es sumamente desventajoso para el hijo, ya que si ésta le 
da todo su amor, sin pedir nada, fomenta que se forme una persona egoísta, 
genera también el que el niño no ejercite su impulso de reparación, sacrificio y 
consideración hacia los demás. 
Si la madre actúa con sensatez, tendrá la satisfacción de sentir que 
realizó su fantasía de hacer por su hijo lo que consiguió o deseó que su madre 
hiciera por ella, saldando su deuda y reparando los daños que en su fantasía 
hizo a los hijosde su madre, calmando sus sentimientos de culpa. 
Algunas madres utilizan la relación con sus hijos para gratificar sus 
propios deseos, como son su sentido posesivo o la satisfacción de tener quien 
dependa de ellas, lo que las lleva a querer conservar a sus hijos adheridos a 
ellas y rechazan las sola idea de verlos crecer y adquirir su propia personalidad, 
lo cual provoca graves consecuencias a los niños. 
 
 
 
 
 
16 
 
2.6 Desarrollo de la estructura del yo, el proceso de separación del 
bebe de la madre y de su individuación. 
 
Margaret Mahler (1977) estudió el desarrollo de la estructura del yo, el 
proceso de separación del bebé de la madre y de su individuación, entre los 0 y 
3 años. 
Según ella, el nacimiento biológico del infante humano y el nacimiento 
psicológico no coinciden en el tiempo. El primero es un acontecimiento 
espectacular observable y el segundo es un proceso intrapsíquico y de lento 
desarrollo. 
El nacimiento psicológico del niño es, según Mahler, el proceso de 
separación individuación. El establecimiento de un sentimiento de separación 
respecto de un mundo real y de una relación con él, particularmente con 
respecto a las experiencias del 'propio cuerpo' y de la principal representante 
del mundo, tal como el infante lo experimenta, el 'objeto primario de amor', la 
madre. 
Los principales logros psicológicos de este proceso ocurren en el periodo 
que va del 4° o 5° mes a los 30 o 36 meses, lapso que denomina fase de 
separación- individuación. Los precursores del proceso de separación- 
individuación son la fase autística normal y la fase simbiótica normal. 
A continuación presentó de forma sintética y esquemática las fases 
descritas por Margaret Mahler (1977) 
Todas las edades que se mencionan son aproximadas y no deben tomarse 
al pie de la letra, pues cada niño es único y tiene su propio ritmo de desarrollo. 
Esto incluye a los hermanos, dado que cada uno posee una dotación genética 
original (con excepción de los gemelos idénticos o monocigóticos) y un 
ambiente social único. 
 
Fase autista (0-2 mes) 
En las primeras semanas de vida, el infante parece ser un organismo casi 
puramente biológico, con respuestas instintivas a los estímulos que son reflejas 
y ocurren en el nivel del hipotálamo. La respuesta del ser humano en este nivel 
es instintiva y refleja, predominan procesos fisiológicos más que psicológicos. 
Pasa la mayor parte del tiempo en estado de semisueño y de semivigilia, 
se despierta por la tensión que le producen sus procesos fisiológicos y que se 
descargan por la tos, escupiendo, vomitando, retorciéndose, llorando, etc. 
El bebé está en un estado de “narcisismo primario absoluto” la 
satisfacción de necesidades no se percibe como proveniente del exterior, no hay 
ninguna conciencia de que exista una persona que lo cuide y satisfaga sus 
necesidades. El infante parece estar en un estado de desorientación alucinatoria 
primitiva negativa, en el cual la satisfacción de necesidades pareciera pertenece 
a su propia órbita autística y omnipotente. El niño no parece percibir en 
absoluto a su madre como representativa del mundo exterior. Hay un muro 
helado entre el niño y el ambiente humano. 
Su existencia es más fisiológica que psicológica. A esta condición se le ha 
llamado psicosis autística infantil. Durante esta fase sólo podemos hablar de 
aparatos primitivos y no integrados del yo y de mecanismos de defensa 
puramente somáticos, que consisten en reacciones de desbordamiento y 
descarga, cuyo fin es el mantenimiento del equilibrio homeostático. 
17 
 
La tarea que tiene que lograres el equilibrio homeostático del organismo 
al nuevo ambiente. 
En esta etapa, la madre tiene como tarea sacar a su hijo de este estado, 
promoviendo la conciencia de la existencia del ambiente y de ella, a través de 
los sentidos. Así, la libido se desplazará de dentro del cuerpo hacia fuera de él. 
El progreso en el desarrollo se evidenciará en el seguimiento visual del bebé y 
el movimiento hacia el pecho de la madre. 
 
Fase simbiótica (1-5 meses) 
En este momento el niño ya incluye a la madre en su mundo, pero no 
tiene un sentido de ser independiente de ella, no hay un sentido de 
individualidad. Para el niño, sigue habiendo una barrera que lo aísla a él y a la 
madre del resto del mundo. El infante se comporta y funciona como si él y su 
madre fueran una unidad dual omnipotente dentro de un límite único y común 
la 'membrana simbiótica'. El niño es incapaz de integrar una imagen de la 
madre como un objeto distinto y totalmente externo, y en cambio parece 
mantener imágenes (introyectos) fragmentadas buenas y malas del objeto. 
Alterna entre el deseo de incorporar y de expulsar. 
Debido a que en el infante humano no tiene un instinto de 
autoconservación, el yo tiene que asumir el papel de manejar la adaptación del 
ser humano a la realidad. Sin embargo, el yo rudimentario del infante pequeño 
no puede aún organizar sus estímulos internos y externos de manera apropiada 
para asegurar su supervivencia. 
En circunstancias normales, la empatía por parte de la madre, genera una 
vinculación psicobiológica y sociobiológica entre ella y el bebé que complementa 
el yo del infante. Éste es un estadio de relación preobjetal en el cual aún no se 
han diferenciado las representaciones intrapsíquicas del sí mismo y de la 
madre. 
Comienza a diferenciar las experiencias placenteras o buenas y las 
penosas o malas, en sus experiencias de hambre y saciedad. 
La madre tiene al atender las necesidades fisiológicas, proporciona 
experiencias de contacto, en las que el niño percibe su cuerpo total, 
desarrollando su sensación de movimiento, su yo corporal y una imagen de sí 
mismo. La madre tiene que conseguir una relación emocional de dependencia 
con su hijo. 
Es importante que en esta etapa, la madre presente las diferentes 
“conductas de sostenimiento”, que promoverán el nacimiento psicológico, como 
son el amamantamiento, el abrazo y el acunamiento. 
 
Fase separación - individuación (5-36 meses) 
 
Existen dos carriles evolutivos en esta etapa: la separación, que propicia 
la formación de límites, diferenciación y la desvinculación de la madre. Y la 
individuación, que permite la evolución de la autonomía intrapsíquica, la 
percepción, la memoria, la cognición y la prueba de realidad. Esto conduce a la 
adquisición de una individualidad distinta y única. 
En esta fase el infante muestra una creciente capacidad de reconocer a su 
madre como una persona especial, de inspeccionar el mundo no materno, y de 
apartarse muy levemente y más tarde muy decididamente, de la madre. 
18 
 
Las reacciones a la separación varían de intensidad. Por ejemplo durante 
la diferenciación, observamos como característica una bajada de tono en caso 
de separaciones breves, que a veces culmina, sin embargo, en llanto 
desesperado; en el periodo de ejercitación, hay un relativo olvido de la 
presencia de la madre; mientras que en el acercamiento, ocurren una multitud 
de reacciones, tales como la búsqueda, el llanto, o una marcada ignorancia de 
la madre. En la cuarta subfase, por lo general se toleran mejor las separaciones 
breves. 
En el proceso de separación- individuación se presentan conductas que 
pueden considerarse como precursoras de los posteriores mecanismos de 
defensa. Por ejemplo, apartar el cuerpo del de la madre, no mirarla, cambiar de 
dirección alejándose de ella, ignorar su presencia o su partida, son conductas 
que llevan a mecanismos de negación y rechazo. Encontramos también una 
identificación primitiva con la madre 'hacer de mamá' en su ausencia. Estos 
mecanismos son relativamente inestables, sirven tanto para la adaptación como 
para la defensa. 
Se puede decir que éste proceso de salida del estado simbiótico de unidad 
con la madre, en el sentido intrapsíquico, es la segunda experiencia de 
nacimiento, el nacimiento psicológico. En la que el infante que abandona el 
estado de simbiosis y está permanentemente alerta yreceptivo hacia los 
estímulos de su ambiente, más que sólo para sus propias sensaciones 
corporales o de las generadas dentro de la órbita simbiótica. A partir de 
funciones autónomas, como la cognición. 
Se han identificado cuatro subfases del proceso de separación-
individuación. Aunque estas se superponen, cada subfase tiene sus propias 
agrupaciones características de conductas, que la distinguen de la precedente y 
de las siguientes. Las cuatro subfases son: 1) Diferenciación, 2) Ejercitación 
locomotriz 3) Acercamiento y 4) Consolidación de la individualidad y comienzo 
de la constancia objetal emocional. 
La madre cumple con su función en este momento si es atenta, permisiva 
y muestra confianza en la experimentación del bebé de alejarse de ella. 
 
Subfase de diferenciación (5-9 meses) 
Empieza a disminuir la dependencia corporal total de la madre, con la 
maduración de funciones locomotrices, se da el primer intento de apartarse de 
ella. Las conductas que permiten la percepción del yo respecto del no-yo son: 
la exploración visual y táctil del rostro y el cuerpo de la madre, la posibilidad de 
apartar el cuerpo del de su madre y poder mirarla, así como, para explorar un 
mundo más amplio y la comparación entre la madre y los otros humanos que 
conviven con ellos. El infante a menudo expresa el placer que le producen las 
incipientes funciones del yo y el descubrimiento del mundo exterior. Hay una 
gran variedad de reacciones ante personas que no son la madre, con la que ya 
se ha establecido firmemente una relación especial, como lo evidencia la sonrisa 
especial que el niño le dirige. Las reacciones ante extraños incluyen la 
curiosidad y el interés, y también la cautela y una ansiedad leve o incluso 
fuerte. Esa ansiedad se calma al comienzo del periodo de ejercitación, pero 
reaparece en diversos momentos a lo largo del proceso de separación- 
individuación. 
19 
 
Cuando los bebés de cinco meses de edad, se ven reflejados en un 
espejo, intentan jugar con el otro niño que ven reflejado, sin embargo, 
alrededor de los ocho meses su conducta cambia radicalmente y cuando se ven 
reflejados se observan con enorme interés y se identifican con su imagen. 
 
 
Subfase de ejercitación (9-14 meses) 
El infante ya es capaz de alejarse activamente de la madre y volver a ella, 
primero gateando y más tarde caminando. Es un periodo en el cual la 
exploración del ambiente, animado e inanimado y la ejercitación de capacidades 
locomotrices, están sumamente investidas de energía libidinal. 
El infante explora lejos de la madre, pero cuando se fatiga o se le agota la 
energía, busca restablecer el contacto corporal con ella. Este 'reabastecimiento' 
lo revigoriza y restablece su interés. 
 
Subfase de acercamiento (15-24 meses) 
Se caracteriza por un redescubrimiento de la madre, que es ahora un 
individuo separado y por una vuelta a ella para compartir sus experiencias y 
posesiones, percibe ya más claramente como separada y exterior. La inflación 
narcisista de la subfase de ejercitación va siendo paulatinamente reemplazada 
por una creciente comprensión de la separación, y, junto con ella, de la 
vulnerabilidad. Son comunes las reacciones adversas ante separaciones breves 
(angustia de separación), y ya no se puede sustituir fácilmente a la madre, ni 
siquiera por adultos familiares al niño. Esto culmina a menudo en una crisis de 
acercamiento más o menos transitoria, que es de gran significación evolutiva. 
Esta crisis ocurre durante la subfase de acercamiento en todos los niños, 
pero con gran intensidad en algunos; en él se agudiza la comprensión del 
estado de separación. El niño desea estar unido con la madre y al mismo 
tiempo separado de ella, este deseo se transforma a menudo en ambivalencia, 
en este momento alcanzan su apogeo los berrinches, el malestar y el humor 
triste y se producen fuertes reacciones ante la separación de la madre. 
En este periodo el niño sigue a veces cada movimiento de su madre como 
una sombra, no puede perderla de vista, y en otras ocasiones el niño huye y 
espera a que su madre lo alcance y lo levante en sus brazos anulando así, por 
breves momentos, la separación. 
El niño no puede tolerar fácilmente los sentimientos simultáneos de amor 
y odio hacia la misma persona. El amor y el odio no se amalgaman; la madre es 
sentida alternativamente como toda buena o toda mala. Otra posibilidad 
consiste en que la madre ausente sea sentida como toda buena, mientras los 
otros se vuelven todos malos. 
La madre tiene que tener disposición emocional para que el yo autónomo 
del niño funcione y debe estimular su independencia. 
 
Subfase de individualidad y constancia objetal emocional (2 años en 
adelante) 
Tiene origen el sentimiento del sí mismo y la verdadera relación de 
objeto, también la conciencia de una realidad en el mundo exterior. 
El niño ha logrado internalizar una imagen constante de su madre, es 
decir, ubicada en el mundo exterior y al mismo tiempo tiene existencia en el 
20 
 
mundo interno representacional del niño. El niño puede estar solo sin la madre 
y estar atento a su juego. 
El niño aprende a expresarse verbalmente, se desarrollan sentimientos de 
tiempo y relaciones espaciales, se tolera mejor la demora a la gratificación y se 
soporta mejor la separación. 
En esta etapa se tiene que lograr una individualidad definida y un cierto 
grado de constancia objetal. 
Si existe una relación de armonía con la madre se desarrollará la 
capacidad de una relación permanente con otros. 
Ninguna de las fases es totalmente reemplazada por la fase siguiente, es 
posible observar similitudes entre ellas, pueden diferenciarse conceptualmente 
describiendo grupos de fenómenos conductuales, pero se superponen en 
medida considerable. 
Desde el punto de vista evolutivo, cada fase se presenta como un periodo 
en que se hace una contribución cualitativamente diferente al desarrollo 
psicológico del individuo. 
La fase autística normal sirve para la consolidación postnatal del 
desarrollo fisiológico extrauterino, ya que promueve la homeostasis post fetal. 
La fase simbiótica marca la importantísima capacidad filogenética del ser 
humano para incorporar a su madre dentro de una unidad dual, que constituye 
la base primordial a partir de la cual se forman todas las relaciones humanas 
siguientes. La fase de separación- individuación se caracteriza por un continuo 
aumento de la conciencia de separación del "sí-mismo" y del "otro", que 
coincide con los orígenes del sentimiento de sí-mismo, de la verdadera relación 
de objeto, y de la conciencia de una realidad existente en el mundo exterior. 
El autismo y la simbiosis son los dos primeros estadios de no-
diferenciación el primero es no objetal, el último es preobjetal. 
Por supuesto, los bebés son capaces, desde los primeros días de nacidos, 
de reconocer los rostros, las voces y el olor de las personas que les brindan 
cuidados maternos y también son capaces de responder a dichos estímulos con 
emoción y gozo. Incluso conocen la voz de su madre antes de nacer porque la 
han escuchado dentro del vientre materno. Pero esto no significa que sean 
capaces de saber que sus padres, las cosas o ellos mismos, existen 
verdaderamente. Los bebés no son capaces de representar en su mente a las 
personas y a las cosas que están fuera de su campo visual y saber que están en 
alguna parte aunque él no pueda verlas. 
A la posibilidad de representar mentalmente las cosas que no vemos y 
saber que existen la llama Jean Piaget: “la noción de objeto permanente”. 
Comprender dicha noción es fundamental para explicar algunas conductas y 
procesos de desarrollo que son de la mayor importancia. 
Cada subfase tiene sus pautas de acercamiento alejamiento 
características, con ellas el infante se aleja de la madre y vuelve a ella, están 
determinadas por el progresivo desarrollo motor y cognitivo del niño y por las 
cambiantes necesidades de distancia o cercanía. 
A medida que el infantecrece y se desarrolla, hay para cada estadio una 
posición entre madre e hijo que es la que permite a éste desarrollar las 
facultades que necesita para crecer, es decir, para individuarse. Durante el 
estadio simbiótico el infante se acomoda y amolda al cuerpo de la madre, en la 
21 
 
fase de diferenciación comienza a separar su cuerpo del pecho de la madre y la 
explora mediante el tacto y la visión. 
El infante en periodo de ejercitación toma distancia en el espacio para 
tener oportunidad de explorar su ambiente, durante esta tarea el niño necesita 
ir y volver, deambular libremente y encontrar a su madre disponible cuando 
vuelve, pero sin que esta interfiera. 
La actividad de pensar generalmente es esperada y deseada por la 
madre, como confirmación del éxito o fracaso en su función. Esta actividad 
implica distancia y diferencia y es posible al ser propiciada por el propio deseo 
de marcar diferencias, de cuestionar, de preguntar, de hipotetizar. 
Ya no se trata de "adherirse" al decir del otro, sino de permitir el 
surgimiento de un pensamiento nuevo nacido de la propia experiencia y el 
discurso de los otros. 
Con sus nuevas posibilidades de movimiento, simbolización y 
pensamiento se generan dudas y el niño que intenta entender, se lanza a la 
aventura de investigar. 
El campo de lo sexual y las dudas que provoca se constituye como el 
detonador de este recorrido. Sus primeros objetivos son saber de dónde 
provienen los niños y en qué consiste la intimidad de los padres. Surge así la 
"pulsión de saber". Toda la actividad del pensamiento se dirige a las teorías que 
se va elaborando en el intento de responder a los "por qué". 
El niño reconocerá gradualmente su mundo, su pertenencia a él y se 
sentirá seguro y acompañado en sus procesos internos que incluyen separación, 
individuación y diferenciación de la madre. 
Para Bowlby las rupturas en los primeros lazos afectivos son la causa de 
problemas profundos. Y opina que la base del desarrollo humano, es una 
sensación de confianza en la disponibilidad de las personas con las que 
mantenemos lazos afectivos, confianza que se desarrolla lentamente a través 
de la infancia, la niñez y la adolescencia. Dicha disponibilidad consiste en una 
respuesta constante a nuestras necesidades afectivas: caricias, comprensión, 
compañía, comunicación, atención. 
Cuando los niños piden y reciben de su madre lo que les falta, se sienten 
acompañados internamente lo que les proporciona gran seguridad al lograr 
comunicarse con ella experimentan una sintonía afectiva con su madre, lo que 
les genera mucho placer. 
 La satisfacción y el gozo por este contacto forjan un vínculo afectivo tan 
gratificante que aprenden a gozar el contacto emocional con sus semejantes y 
desean mantener ese vínculo. El deseo de vincularse con otras personas los 
obliga a desarrollar su capacidad de demora, empatía y hace que disminuya su 
egocentrismo. 
Para los niños que no tuvieron un desarrollo emocional normal, este 
contacto no es tan gratificante y lo menosprecian, se aíslan y no muestran 
interés en los demás, no logran una sintonía afectiva con otras personas sino 
que se refugian en su mundo interno en el cual se sienten seguros, se 
gratifican con más facilidad, se sienten más protegidos y pueden gozar. 
 
 
22 
 
2.7 La consolidación del Yo 
 
Ana Freud (1980) planteó que las características de la personalidad (del 
yo), surgen en forma gradual en la primera etapa del primer año de vida. 
Las funciones que permiten relacionarse efectivamente con el medio 
ambiente, son estructuradas en cada una de las etapas del desarrollo y 
matizadas por las características del desempeño de la madre como cuidadora, 
proveedora y protectora y a su constancia, atención, confianza, estabilidad, 
calidez, apego, capacidad de simbiosis e individuación, calma y disponibilidad. 
 Ella afirmó que, una relación exitosa del niño con su madre restringe las 
tendencias egoístas y narcisistas; que en caso contrario se desarrollarían en 
exceso y elabora un vínculo rígido entre el niño y el mundo exterior, a la vez 
una buena relación, permite que el niño dependa con confianza y sin conflicto 
de los adultos y se torne receptivo a sus deseos y esfuerzos educativos. 
Los niños no nacen como seres sociales y la primera experiencia de 
adaptación social es la relación estrecha con sus padres, principalmente con su 
madre, a la que necesita y desea agradar. Para los niños no son significativas 
las reglas de la sociedad, pero si se preocupan por los deseos de sus padres, 
(especialmente de su madre) que fungen como los únicos representantes 
importantes y significativos de la sociedad, ante el niño. 
Anna Freud (1980) menciona también, que gracias a los hallazgos de los 
psicoanalistas infantiles se estimuló a las madres a ser afectuosas y protectoras 
con sus hijos, para generar mejores condiciones de desarrollo. Ya que se 
demostró que las separaciones y ausencias por enfermedad, depresión o 
desinterés de las madres, provocaban diversas perturbaciones como retardo 
mental o emocional. 
Plantea que lamentable e inevitablemente existieron, por mala 
interpretación, prácticas erróneas y exageraciones y que al considerar a la 
madre como la persona más importante en la vida del niño, se le atribuyeron 
todas las influencias favorables y adversas. Por lo que señala que existen 
también, otras circunstancias que pueden afectar el posterior desarrollo de los 
niños, tales como sucesos traumáticos, enfermedades, pérdidas, problemas 
familiares, etc. 
Sostiene que si los cimientos psíquicos del primer año de vida son firmes, 
el niño tendrá menos probabilidades de enfermedad psíquica o desintegración 
de su personalidad. 
Esta autora expone que el vínculo madre-hijo está sujeto a numerosas 
alternativas. Por ejemplo, cuando existe un contacto demasiado estrecho, se 
puede obstaculizar el progreso del niño, ya que al recibir siempre amor y 
bienestar, no desarrolla la capacidad de aceptar las frustraciones y lograr 
independizarse y perder ese confort le será penoso. 
Explica que el “yo” como instancia psíquica tiene la responsabilidad de 
mantener el equilibrio y la salud mental, es el mediador entre las exigencias del 
ambiente, las demandas del superyó y las pulsiones de vida y muerte. 
El yo del niño en formación, carece de capacidad para lograr esta tarea. 
Así que el papel de la madre es ofrecerse como un yo auxiliar y ayudarlo a 
desarrollar el suyo. 
23 
 
Ella debe manejar los deseos del niño y equilibrar la satisfacción, 
frustración y postergación de lo placentero, para que él aprenda con su 
ejemplo. 
 Así, al introducir al bebé en las rutinas y ritmos de la familia la madre 
estimula el sentido temporal y facilita el desarrollo de las funciones de memoria 
y orientación en el yo del niño. 
Los niños acuden al sentido de realidad de su madre hasta que comienza 
a funcionar su propia prueba de realidad y su capacidad para discriminar de la 
fantasía. 
En este proceso madurativo es inevitable que el niño experimente 
displacer, desdicha y frustración. 
“La prolongada y completa sujeción del ser humano a su madre, durante 
sus primeros meses de vida, tiene una muy particular importancia ya que aún 
después de que su hambre es saciada y todas sus necesidades de protección 
están cubiertas, él anhela la presencia materna, establece un vínculo que 
trasciende al instinto de conservación.” (Anna Freud 1980) 
 Si existe un buen vínculo afectivo con su madre, el bebé tiene la 
posibilidad de un desarrollo tranquilo tanto en lo físico como en lo anímico. 
Cuando alrededor de su primer año de vida, el niño se da cuenta que en 
el mundo de su madre existen afectos hacia su pareja u otros hijos, considera a 
éstos como rivales en la atención y amor de su madre, que él desea con 
exclusividad. 
Entonces el niño tiene fantasías sobre la desaparición de sus hermanos, 
que restaurarían su primitiva situación de simbiosis con su madre, en la cual 
creíatenerla exclusivamente para él. Este deseo de muerte hacia sus hermanos 
es completamente natural, inconscientemente siempre los vínculos fraternos 
están dominados por el odio y los celos. 
Al padre, el niño lo visualiza por una parte como un rival ante el amor de 
su madre y por otra, lo ama, admira su poderío y busca su apoyo. 
Los niños aprenden a dominar todos sus deseos hostiles, para agradar a 
su madre, por temor ante sus fantasías de muerte, de perder el amor de su 
padre o por el miedo a sufrir la venganza de éste. 
Todas las circunstancias “irregulares” (abandonos, carencias, 
separaciones, pérdidas) que impacten a la familia, pueden ocasionar que el niño 
abandone las tareas normales esperadas en su desarrollo y reaccione de forma 
“anómala” ante estas condiciones de vida. 
Es importante mencionar que los niños utilizan las formaciones reactivas 
para impedir recaer en sus impulsos pulsionales. El psicoanálisis denomina 
formación reactiva a una cualidad secundaria, originada como reacción en la 
lucha contra un impulso pulsional infantil. 
Por ejemplo, un niño que presenta un sentimiento sobresaliente de 
compasión, de excesivo pudor y reacciones de inmediata repugnancia, hace 
suponer que en su infancia fue en extremo cruel, impúdico y sucio. 
Los niños utilizan también otros mecanismos de defensa como la 
conversión en lo contrario o la sublimación, que les permiten liberarse de 
algunas de sus características no aceptadas o transformar un deseo intolerable 
en otro más tolerable, buscando una actividad sustituta, que sea socialmente 
aceptada, regularmente útil y que le proporciona una parte del placer primitivo. 
Por ejemplo, el placer de ensuciar puede conseguirse con el dibujo con pinceles. 
24 
 
3. CARACTERÍSTICAS DE LOS NIÑOS EN ETAPA ESCOLAR 
 
Con base a la teoría psicoanalítica los niños pasan por diferentes etapas. 
Cuando cursan la primaria se encuentran en la etapa de latencia y las 
características que presentan en este período les permiten participar en la 
dinámica escolar. 
En ésta teoría, las etapas de desarrollo infantil están organizadas de 
acuerdo a las zonas corporales dominantes, por la gratificación que brindan, en 
cada período de vida. 
Es importante señalar que el psicoanálisis extiende el concepto de 
sexualidad a muchas actividades infantiles, que antes se consideraban ajenas al 
terreno sexual. 
Es precisamente ésta concepción la que ha generado el mayor rechazo a 
esta teoría. 
En cada etapa hay ciertas experiencias y tareas que deben obtenerse y 
realizarse. Estas son típicas y la forma en que se aborden y resuelvan, es 
determinante para el surgimiento de capacidades y fortalezas o discapacidades 
y debilidades, que influirán en la siguiente fase de desarrollo de la personalidad. 
Estas etapas presentan un desarrollo y estructuración progresiva entre la 
afectividad y la cognición, y las características de desempeño de la madre son 
fundamentales y determinantes en este proceso. 
 
3.1 Etapas del desarrollo psicosexual 
 
Fase oral (0-18 meses) 
 
Abarca desde el nacimiento hasta el destete y está organizada bajo la 
primacía de la zona erógena bucal. El placer de la succión independientemente 
de las necesidades alimenticias es un placer autoerótico. Es un placer narcisista 
primario, en el que el sujeto no tiene todavía la noción de un mundo exterior 
diferenciado de él. (Dolto 1999) 
En esta etapa los logros fundamentales son la constitución del sí mismo y 
el establecimiento del objeto libidinal2
 
2
La libido, en psicoanálisis es la energía con la que opera el impulso sexual en todas sus fases y que se distingue en los 
diversos períodos de la vida solamente por su magnitud. 
 en la relación con la madre y con el 
mundo a través del ejercicio de la sensoriomotricidad. (Solloa, 1997) 
Cuando la madre satisface las necesidades emocionales y físicas del bebé, 
él aprende a confiar en el medio, lo que le brinda seguridad y confianza para 
seguir explorando y conociendo, así se puede decir que, es en la relación con la 
madre que surge la motivación para actuar y pensar. 
Es en esta etapa, que el sujeto logra la internalización y representación 
mental del objeto (su madre) después de un proceso que va desde la simbiosis 
hasta la individuación. 
 
 
 
25 
 
Fase anal (18 meses a tres años) 
 
Aproximadamente en el segundo año de la infancia, se concede una 
importancia especial a la zona anal. “Por la conquista de la disciplina de los 
esfínteres, el niño descubre también la noción de su poder y de su propiedad 
privada: sus heces, que puede dar o no, según quiera.” (Dolto 1999) 
 En el proceso de control de esfínteres, el niño concibe su individualidad y 
la de los demás, y es la primera experiencia que el niño tiene con la educación 
y la socialización de la conducta. (Solloa, 2001). 
Los lazos afectivos y el deseo de identificarse con sus semejantes motivan 
a los niños para aprender a hablar, se logra una gran expansión en el lenguaje. 
Se muestra interesado en explorar el mundo y su desarrollo motriz se lo 
permite, el lenguaje se vuelve pensamiento lo que le permite el reconocimiento 
de sus diferencias anatómicas y cognitivas respecto a sus padres, provocando 
que se manifieste una nueva comprensión y a la vez reestructuración del sí 
mismo y de los otros. Esta reflexión le permitirá el desarrollo del sentido de 
realidad. 
La relación con su madre se torna más a distancia, debido a la 
independencia motriz y el desarrollo del lenguaje, la relación se puede dar más 
con palabras que contacto físico, es decir, con la representación mental del 
objeto (madre) lo que potencializa el desarrollo de representar, estructurar y 
simbolizar las experiencias afectivas y cognitivas. 
 
Fase edípica (tres a seis años) 
 
En esta etapa el niño desea ser el objeto del deseo de la madre, el padre 
interviene estableciendo la prohibición, es importante que la madre le dé su 
lugar al padre, para que éste pueda cortar la relación imaginaria entre madre e 
hijo y las fantasías de triunfo edípico fracasen ante la realidad. 
Gracias a la resolución de esta relación edípica el niño accede al orden 
simbólico, al mundo humano. 
Freud relacionó la vida sexual infantil con la pulsión de saber, 
estableciendo que no son intereses teóricos sino prácticos los que ponen en 
marcha la actividad investigadora del niño. La pregunta ¿De dónde vienen los 
niños? Es la que instala la curiosidad científica. 
Jean Claude Fillox (2000) Explica que existe en los niños pequeños, un 
período de investigación dirigida a averiguar de dónde vienen los bebés, con el 
deseo de prevenir la llegada de un hermano, este deseo de conocimiento se 
convierte en un infatigable placer de preguntar, que es “enigmático para los 
adultos” al no comprender que estas preguntas sólo son rodeos y que no tienen 
un objetivo, ya que no remplazan a la pregunta original que no son capaces de 
formular. Esta duda que los inquieta termina con el Edipo, dejando la sensación 
de un problema sin resolver y un misterio reservado a los adultos. 
La resolución edípica es la aceptación de la ley de prohibición del incesto, 
es una renuncia, a nivel inconsciente, del deseo incestuoso hacia el padre del 
sexo opuesto y la rivalidad sexual con el del mismo sexo (Mannoni, 1981). 
Esta aceptación es una especie de duelo, que conduce al niño a un 
periodo de latencia de sus impulsos sexuales. 
26 
 
Entonces, vuelca su interés en lo social y se interesa más en las 
actividades escolares. 
Todo este proceso, por supuesto tiene lugar en el registro inconsciente y 
es el superyó el encargado de reprimir las pulsiones incestuosas y parricidas 
que aparecen en el Edipo. 
En esta etapa el niño tiene que integrar ambivalencias afectivas, de 
rivalidad y amor, independencia y dependencia, lo que le provoca mucha 
angustia. Cuando admite las contradicciones e integra las experiencias 
ambivalentes, entonces logra la reversibilidaddel pensamiento, lo que le 
permitirá realizar operaciones concretas e iniciar el desarrollo de las funciones 
del yo. 
 
Latencia (seis años a pubertad) 
 
Acontece un gran desarrollo de las funciones yoicas, el niño enfrenta la 
angustia con mecanismos como la represión, la intelectualización, la 
racionalización y la sublimación. 
Logra integrar la ambivalencia y la contradicción gracias a las habilidades 
como la reversibilidad, descentración, el pensamiento deductivo e inductivo. 
Gracias a la consolidación de habilidades intelectuales y emocionales, motrices 
y sociales va logrando controlar sus impulsos, sublimándolos por diferentes 
rutas. (Solloa, 2001). 
Si el niño no logra superar ni integrar las crisis y tareas de las etapas 
anteriores, presenta un bloqueo en el desarrollo, su energía se queda invertida 
en los procesos afectivos y las funciones yoicas que se necesitan para aprender 
se encuentran disminuidas. 
La represión del interés sexual erótico, permite desplegar saludablemente 
la actividad del pensar hacia la conquista del mundo exterior, proporcionando 
poderosos elementos para las funciones culturales. 
En este momento el niño puede optar por la represión o por la obsesión 
investigadora. Dependiendo de las características propias de cada sujeto, su 
actividad de pensamiento puede inhibirse, detenerse o procesar 
patológicamente los datos que recibe. 
Anna Freud (2001) dice que en el periodo de latencia el niño comienza a 
tener con su madre una relación menos ansiosa e insaciable. Empieza a 
liberarse paulatinamente de sus padres, buscando nuevos objetos sobre los 
cuales volcar también su amor y admiración, así al terminar la pubertad, 
termina su dependencia paternal y su pulsión sexual debe aunarse con el amor 
a un objeto fuera del núcleo familiar. 
Una parte del padre y la madre, en forma de preceptos y prohibiciones 
que ellos le impartieron intermitentemente, es internalizada por el niño. El niño 
les concede un lugar en su propio yo y los considera como un ideal y se somete 
a ellos. 
 El yo del niño se esfuerza toda la vida en cumplir las exigencias de ese 
ideal, al que el psicoanálisis le llama superyó. De esta manera, la relación del 
niño con sus padres se perpetúa en su interior, así que se puede decir que “el 
precio que el niño ha de pagar para desprenderse de los padres es el de 
incorporárselos”. (Anna Freud 2001) 
27 
 
En esta etapa el niño tiene la capacidad y necesidad de salir del ambiente 
familiar en el que ha construido la base para sus fijaciones y formación de 
complejos, y se encuentra frente a nuevos objetos y actividades en las cuales 
puede dirigir su libido. Por esto transfiere su energía libidinal a las actividades 
escolares, así el leer, escribir, contar, investigar, son sustitutos del deseo de 
conocer y comprender más la vida sexual. 
 
3.2 Procesos psíquicos fundamentales en el desarrollo infantil 
 
Existen dos procesos psíquicos, muy importantes durante el desarrollo de 
los niños, que influyen profundamente en la estructuración de su personalidad y 
en su desempeño en cualquier ambiente social en el que se encuentren, como 
lo es la escuela. 
Estos procesos psíquicos repercuten en la forma en que los niños se 
relacionan con los demás, en su autoconcepto, autoestima, manejo de ansiedad 
y capacidad para cumplir con las normas y convenciones sociales, entre otras 
cosas. 
 
Complejo de Edipo 
 
Con este nombre se designan una serie de ideas, tendencias y emociones 
inconscientes que influyen en la personalidad del sujeto y pueden determinar su 
conducta. (Padilla, 2003) 
En términos generales los niños desean el amor exclusivo del padre del 
sexo opuesto. Algunos autores llaman complejo de Electra a esta fase en las 
niñas. 
Al centrar sus deseos libidinales en el padre del sexo opuesto, los niños 
perciben al padre del mismo sexo como un rival. Por lo que comienzan a temer 
la pérdida del amor, así como la retaliación del padre del mismo sexo, que 
además han idealizado. 
Se dice que existe un conflicto, debido a que se intensifican los 
sentimientos de amor, odio, envidia y competencia hostil, lo que le provocan 
gran dolor y frustración. 
El manejo que hacen los niños, para solucionar los conflictos internos 
originados del complejo de Edipo, implican el desarrollo del yo3 y del superyó4
 
3
El yo (o "ego") es la parte de la personalidad que se organiza como consecuencia de la influencia del ambiente. Evalúa 
y comprender la realidad y media entre las demandas externas e internas. 
4
El superyó se guía por el principio del deber, controla y regula las pulsiones que no son aceptadas socialmente. El niño 
aprende de sus padres el código moral y valorativo que determinará sus actitudes y motivaciones posteriores; este 
aprendizaje se logra como consecuencia del temor al castigo y de la necesidad de afecto y aceptación inherente a los 
seres humanos. El superyó permite que el individuo se integre a la sociedad. 
. 
La resolución parcial del complejo de Edipo, se elabora aproximadamente 
a los seis años de edad. 
 
 
 
 
 
28 
 
Rivalidad fraterna 
Todos los niños tienen el deseo de tener la exclusividad del amor de sus 
padres. Por lo que, cuando existen hermanos, aparece la rivalidad y 
competencia por el amor y atención de éstos. Entre los hermanos hay celos. 
Freud (1922) dice que los celos tienen componentes de tristeza, culpa y 
dolor por el objeto que se cree perdido y por la ofensa narcisista. 
Aparecen sentimientos de hostilidad hacia los rivales y culpa por los 
deseos de desaparición de éstos, ya que se tienen deseos de muerte, todo esto 
provoca angustia, vergüenza y pérdida de la autoestima. 
Los celos ante los rivales, al ser una emoción naturalmente humana, se 
deben aprender a manejar, transformándolos en respeto y cariño evitando que 
se transformen en angustia y frustración, lo cual provoca ira y agresión. 
Idealmente se debe enseñar a los niños a identificarse y empatizar con 
sus hermanos y a compartir sus sentimientos de bienestar. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
29 
 
4. DESEMPEÑO ESCOLAR 
 
4.1 Función y objetivos de la educación primaria 
La educación primaria es propedéutica, es decir, previa e indispensable 
para cursar la educación secundaria. El alumno que la concluye con éxito recibe 
un certificado que acredita su preparación. 
Los objetivos generales de la educación primaria son los siguientes (SEP 
2011): 
 Desarrollar de manera integral la personalidad del educando. 
 Formar y acrecentar en él, su capacidad de comunicación y relación 
social. 
 Desarrollar sus facultades de razonamiento y abstracción. 
 Facilitar al alumno el conocimiento, la adaptación y la conversación 
de su medio natural. 
 Procurar que participe en conservar y crear la cultura. 
 Crear en él conciencia nacional. 
 
4.2 Características y habilidades requeridas en el ambiente escolar. 
 
Podemos decir, que lo que generalmente se espera y enuncia como éxito 
escolar tiene que ver con la consolidación continua de habilidades intelectuales, 
motrices y sociales. 
La vida escolar tiene exigencias, exige que el niño se separe diariamente 
de la familia, que no falte y llegue temprano, conviva con un grupo de extraños, 
se conduzca con cierta autonomía, permanezca varias horas atento y quieto, se 
esfuerce por aprender, elaborar bien sus trabajos y terminarlos, respete las 
reglas de conducta y de trabajo, sea capaz de esperar su turno, comparta 
(atención, espacio) con sus compañeros, soporte la frustración, etc. 
En cierto sentido, la escuela persigue justo lo contrario de lo que el niño 
quiere, por ejemplo, para el niño conseguir el placer es la finalidad de su vida y 
la escuela pretende habituarlo o a darle mayor importancia a las demandas del 
medio, el niño no tolera la espera y en el ambiente escolar tiene que aprender a 
esperar la gratificación de sus impulsos y anticiparse al futuro.

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