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1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS COLEGIO DE HISTORIA. LAS FUERZAS MILITARES AUXILIARES Y DE RESERVA EN MÉXICO: (1821-1914) TESIS QUE PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE LICENCIADO EN HISTORIA PRESENTA: Pedro Celis Villalba Asesor: Dr. Bernardo Ibarrola México, D.F. Marzo de 2012 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 ÍNDICE INTRODUCCIÓN………………………………………………..…………….………….…………….… ..3 LA HERENCIA ADMINISTRATIVA COLONIAL………………………….……………………..…… 16 1.1. El Ejército y sus fuerzas auxiliares………………………………..….………………………..… 18 1.2. El ejército de operaciones……………………………………………..…………….………..…... 25 1.2.1. La táctica del Ejército Realista de operaciones y del Ejército Insurgente……………..... 26 1.2.2. El fin de las operaciones militares……………………………………………………….…… 29 1.3. La Milicia Nacional Local primer ejército de reserva……………………..………………..……. 33 LOS PRIMEROS AÑOS DE LA ORGANIZACIÓN MILITAR 1821-1852………..….…………… 41 . 2.1. La Junta Provisional y el Imperio…………………………………………………...………….. 41 2.2. La Primera República…………………………………………………………….…….…......… 45 2.3. Composición de las fuerzas auxiliares…………………………………..………..……..……. 47 2.4. La Milicia Activa………………………………………………………………..……………….... 51 2.4.1. Los oficiales de la Milicia Activa………………………………….……………..….. 55 2.4.2. Los soldados de Milicia Activa………………………….…………….…….....…… 56 2.4.3. Armas de la Milicia Activa…………………………………….………….….....…… 58 2.4.4. Consideraciones finales sobre la Milicia Activa……………………….…....….… 60 2.5. La Milicia Cívica y la Guardia Nacional……………………………….…………………..…... 62 REGLAMENTACIÓN Y ADMINISTRACIÓN DE LAS FUERZAS MILITARES 1853-1876……. 68 3.1. La dictadura santanista…………………………………………………………………………. 68 3.2. La Guardia de Seguridad………………………………………………..………...…………… 79 3.3. Del triunfo de la Reforma al triunfo de la República……………………....…………….…… 82 3.4. La reglamentación de las guerrillas durante la Intervención Francesa…….…………...... 83 LA MODERNIZACIÓN DEL EJÉRCITO: LA INSTRUCCIÓN Y LA PROFESIONALIZACIÓN DE LAS FUERZAS AUXILIARES Y DE RESERVA 1877-1910……………………..………..… 87 4.1. El Porfiriato……………………………………………..……………………………………..…. 87 4.2. La nueva organización y el Ejército Auxiliar………………………………………………….. 97 4.3. El Colegio Militar…………………………………………..…………………………………..… 99 4.4. La Primera y la Segunda Reserva…………………………..……………….………………... 105 4.5. Fundación y desarrollo de la Escuela Militar de Aspirantes……..………….……..……….. 117 EL FINAL DE UN LARGO PROYECTO 1911-1914………………………..…….…….….….….. 121 CONCLUSIÓN………..………………………………………………………………………………... 128 FUENTES……………………………………………………………………….………………………. 132 3 INTRODUCCIÓN Mientras comenzaba a redactar esta introducción me vino a la mente el recuerdo de una d e mis c lases en el Seminario de I nvestigación, era y a l a etapa final de l semestre y a es as al turas l o úni co que t enía c omo s eguro er a q ue m i propuesta de investigación par a t esis, no a portaba n ada nuev o al t rabajo el aborado por M aribel Castillo Marcelo1 cuya temática y periodo eran los mismos que yo pretendía trabajar. Mi única impresión, que consideraba or iginal, era que la m ilitarización en el gobierno de Victoriano H uerta no er a s ólo el r esultado de l a c oyuntura en l a q ue M éxico s e encontraba, sino que era parte de un proyecto a mediano y largo plazo para implantar el servicio militar obligatorio. Insospechadamente salí del aprieto a partir de una pregunta generada en el mismo seminario. ¿Por qué durante el gobierno de Victoriano Huerta se forman c uerpos a l os q ue s e l es nombró con antiguas nomenclaturas, por ej emplo, Cuerpo de Lanceros? Fue a partir de una pregunta tan banal donde inició este trabajo. Gracias a l a o portunidad q ue tuve d e trabajar c omo ayudante de i nvestigación comencé a revisar documentos y l ibros del periodo de 1867 a 1914, entre todos el los, dos fueron los que más llamaron mi atención; el primero escrito por el general Bernardo Reyes, Ensayo sobre un nuevo sistema de reclutamiento para el ejército y organización 1Cfr. Maribel C ASTILLO M ARCELO. “ Militarización e scolar dur ante el gobierno de V ictoriano Huerta”. Tesis de licenciatura. Universidad Nacional Autónoma de México/Facultad de Filosofía y Letras. 2000. 93 P. 4 de la Guardia Nacional,2 publicado en 1885 y que en esa época comencé a relacionar – aunque de forma errónea– con el proyecto de m ilitarización del presidente Huerta. De cualquier forma la propuesta de l a reorganización de la Guardia Nacional de Bernardo Reyes me hizo preguntarme ¿por qué años después, el m ismo personaje durante su estancia al frente de l a S ecretaría de G uerra pr esentó una pr opuesta m uy di stinta a ésta, y qué relación guardaba la Segunda Reserva de 19 01 con la propuesta sobre la Guardia Nacional de 1885? El segundo libro que llamó mi atención fue, Apuntes sobre los fueros y tribunales militares, federales…, de B las J osé Gutiérrez F lores A latorre publicado en 1876,3 en que el autor denuncia la circulación de un libro titulado, Tratado completo de la organización, competencia y procedimientos de los tribunales de la República Mexicana, que, según él, es una “copia inexacta y adúltera de una pequeña parte” del suyo, Nuevo Código de la Reforma, en esta copia que sirve de libro de texto para es tudiantes, s e cometen “ un c úmulo de d espropósitos i nauditos, e ntre l os q ue figuran los de que: la Milicia Activa es la Guardia Nacional en servicio de armas.”4 Si la “Milicia Activa” no es la “Guardia Nacional” en s ervicio de ar mas ¿qué es cada una de el las, y cuál es su relación con el Ejército permanente? a es te problema agregué ent onces el de l a “ Segunda R eserva” de 1901 y l os “ Cuerpos d e La nceros” creados dur ante el g obierno d e V ictoriano H uerta. ¿ Qué r elación g uardaban estas corporaciones entre ellas? ¿Qué las diferenciaba? Estas observaciones me permitieron desarrollar la idea general de este trabajo: a lo largo del siglo XIX en México hubo una 2 Bernardo R EYES. Ensayo sobre un nuevo sistema de reclutamiento para el ejército y organización de la Guardia Nacional, San Luis Potosí, Impr. De Cávalos, 1885. 154 P. 3 Blas J osé G utiérrez F LORES A LATORRE. Apuntes sobre los fueros y tribunales militares, federales y demás vigentes en la República y sobre las más importantes disposiciones del derecho marítimo internacional y administrativo relacionadas con aquellos. Vol. I. [II Vols.]. México, Im prenta de J.M. Aguilar Ortiz, 1876. 938 P. 4Ibid. P. 1. 5 cantidad variable de instituciones militares de carácter nacional que mantienen –aunque cada una de f orma peculiar– una es trecha r elación c on el E jército per manente: l as fuerzas auxiliares y de reserva. Cualquier i nvestigador q ue se ac erque a l os t emas militares del s iglo X IX, observará ent re m uchos o tros pr oblemas, q ue l os n ombres de l as c orporaciones militares son usados de forma indistinta, l o que ha provocado mayor confusión en su tratamiento. El t rabajo q ue pr esento es un a v isiónpanor ámica y c omo t al, r esultará superficial en muchos aspectos, el objetivo principal de la investigación fue elaborar una primera exploración y organización de las fuerzas anejas del Ejército permanente. El objeto de estudio de este trabajo son las instituciones militares que apoyaron al E jército p ermanente en operaciones, p or l o t anto y c omo recurso pr áctico de comunicación, los nombres de todas estas se escribirán con iníciales en mayúsculas, y los nombres de sus funciones operativas5 en minúscula, así, el Ejército permanente, es la i nstitución, m ientras q ue s u no mbre o perativo es ej ército de operaciones. Así l as fuerzas auxiliares y fuerzas de r eserva son las condiciones operativas del conjunto de fuerzas anejas al Ejército permanente.6 Si bien, el tema c entral no es el E jército permanente, s erá i nevitable hac er continuas referencias a él o a instituciones como el Colegio Militar cuya función principal está en relación con el Ejército, el tratamiento de ambos siempre se hará en función de la relación que ellas tuvieron con las fuerzas anejas. 5 La función operativa debe entenderse como el despliegue de fuerzas militares, la obtención de recursos –humanos, económicos materiales, intelectuales, etc.–, su estado y la calidad y cantidad en que se encuentran y pueden ser canalizados. En este trabajo sólo me referiré a la función operativa como el despliegue de fuerzas militares en campaña. 6 Las c orporaciones an ejas al E jército s on n umerosas, ent re el las s e pue de m encionar: M ilicia Provincial, Milicia Urbana, Milicia Activa, Milicia Local Nacional, Milicia Cívica, Guardia Nacional, Primera y Segunda Reserva, Policía R ural, E jército Auxiliar. Más a delante s e har á l a división e ntre f uerzas en auxiliares y de reserva. 6 Una vez terminado el trabajo, la visión panorámica que proporciona, me permitió observar que a lo largo del siglo XIX y parte del XX existieron dos grandes modelos de organización m ilitar, uno que pretendió m antener un esquema general operativo, que estaba constituido por el Ejército permanente y una fuerza de r eserva. Y otro modelo, que estaría formado por un Ejército permanente, un Ejército Auxiliar y una fuerzas de reserva. El primero de estos modelos, fue el que se intentó implantar a lo largo de todo el siglo X IX des de el México i ndependiente h asta bien en trada l a década d e 1 870. L as corporaciones que existieron en todos estos años y que según sus reglamentos debían funcionar como reserva del Ejército permanente eran, la Milicia Activa, Milicia Nacional Local, M ilicia C ívica y G uardia N acional. E s en es te punto d onde s e ha or iginado l a confusión en el tratamiento de todas estas corporaciones, ya que todas debieron haber cumplido l a m isma función d e r eserva c omo l o s eñalan s us r eglamentos, l o c ual n o sucedió. Gracias a l a di sminución en el tamaño de las fuerzas m ilitares que se inició al final de l a I ntervención F rancesa, s e fueron c reando l as c ondiciones n ecesarias, q ue durante el P orfiriato permitieron el c ambio de m odelo en l a organización g eneral operativa del Ejército y de las fuerzas militares en su conjunto. Así, el segundo modelo se c onstituyó por un E jército per manente y un E jército A uxiliar y una r eserva. L a diferencia entre la Milicia Activa y el Ejército Auxiliar, es que la primera fue creada como fuerza de r eserva, y el segundo como fuerza de apoy o que trabajaría en ac tivo a l ado del Ejército permanente con funciones operativas específicas; una para ser utilizada en alguno momento indeterminado del futuro; otro para operar de i nmediato. En 1901 se 7 intentó instrumentalizar este modelo con la creación de dos reservas distintas pero esta variante fue desechada un par de años después. Ahora r egresemos al pr imer m odelo. E jército P ermanente y r eserva. C omo se explicará en el primer capítulo de este trabajo, al inicio de la guerra de i ndependencia las f uerzas de r eserva c on q ue c ontaba el E jército per manente er an l as M ilicias Urbanas y Provinciales, además de un conjunto de fuerzas irregulares, algunas de las cuales fueron organizadas por du eños d e minas, h acendados, c omerciantes et c. A l entrar en ac tividad militar par a i ntentar s ofocar el l evantamiento i niciado p or M iguel Hidalgo, todas estas fuerzas militares modificaron su condición operativa, pasando del pie de paz, cuya condición operativa es de reserva, al pie de guerra, convirtiéndose en fuerzas auxiliares del Ejército permanente. En los poco más de diez años que duró la lucha armada, las Milicias Provinciales y Urbanas perdieron la autonomía de l a que habían gozado en los años previos, esto fue el resultado del cambio de pie de paz, en el cual dependían de los poderes locales, al pie de guerra, con lo que quedaban bajo la jurisdicción del Ejército permanente. Una vez que t erminó l a l ucha ar mada es tas Milicias debi eron ha ber r egresado a s u condición de reserva, pero es to no sucedió. P or el contrario, estas f uerzas se fueron haciendo más y más cercanas al Ejército permanente, pero siempre manteniendo una clara j erarquización s ubordinada a él . A demás de l a autonomía, l as M ilicias t ambién perdieron su nombre original. Con los años, la condición operativa temporal de la Milicia –milicia activa– se convirtió en s u nombre. Después de la firma del P lan de Iguala, la Milicia Activa debió haber regresado a su antigua condición de reserva, y las fuerzas irregulares debieron haber sido disueltas, lo que tampoco se cumplió. 8 Algunos de l os c uerpos de l a M ilicia Activa f ueron pr emiados c on l a “veteranización”, que consistía en su incorporación al Ejército permanente, y otra parte fue puesta en asamblea –en reserva– pero en realidad estas fuerzas se mantuvieron en activo, debido al continuo estado de alerta que vivió el país en es tos primeros años de su vida independiente, tensión provocado tanto por los problemas interiores como por el temor a un c onflicto i nternacional. P or el lo, l a M ilicia A ctiva nunca r egresó a s u condición de r eserva y s e m antuvo c omo fuerza aux iliar. La c onfusión aumento aún más con la creación de corporaciones como la Milicia Nacional Local, la Guardia Cívica y l a G uardia N acional. La pr incipal di ferencia de es tas c orporaciones c on l a M ilicia Activa es que ésta úl tima quedó bajo control de l a Secretaría de Guerra del gobierno nacional y aquellas dependían de los gobiernos estatales. El tratamiento del tema aquí presentado puede ser muy confuso en su desarrollo, debido a l o c omplejo del pr oceso. E l pr imer m odelo –Ejército per mante/fuerza de reserva, que abarca de 1821 a la década de 1870– representó mucho mayor dificultad para el análisis y exposición que el periodo que va de 1880 a 1914, donde se desarrolló el segundo modelo E jército permanente/Ejército A uxiliar/fuerza de reserva, al cual en una época se pretendió ampliar con dos reservas. Si se tiene en cuenta que durante los años de 182 1 a 187 0 la forma en que se quiso organizar a las fuerzas militares fue Ejército permanente/fuerzas de reserva, y se considera q ue e n l a r ealidad ex istieron t res y no dos c orporaciones ( Ejército permanente, Milicia Activa y fuerzas de reserva –Milicia Nacional Local, Milicia Cívica y Guardia Nacional–) se evidencia la incompatibilidad entre los reglamentos y la realidad. La pregunta sería, ¿y cómo fue que se pretendió llevar a efecto el modelo proyectado? 9 A lo largo de l os primeros cincuenta años de vida independiente la forma como se pr etendió l ograr l a i mplantación de es te m odelo fue u na c onstante, di solver u n cuerpo dentro de ot ro, ya fuera la Milicia Activa dent ro de –según fuera la época–,l a Milicia Nacional Local, la Milicia Cívica o l a Guardia Nacional o v iceversa, fusionando cualquiera d e el las de ntro d e l a M ilicia A ctiva. E n l os años q ue van de 1853 a 1 855 podemos observar un claro ejemplo de lo anterior. En 1853 preparando el regreso del general Santa Anna a la presidencia y con él la i mplantación d e l a di ctadura, s e di spuso l a d esaparición d e la G uardia N acional mediante su i ncorporación a l a M ilicia A ctiva, y en 1855 t ras su derrota se ordenó l o contrario, q ue l os cuerpos de M ilicia A ctiva s e ut ilizaran para r eforzar l os c uerpos ya existentes de Guardia Nacional y para la creación de más de estos cuerpos. Por lo que se concluye que el modelo de organización operativa que se pretendió implantar f ue uno –Ejército per manente/fuerza de r eserva– y l as p osibilidades d e llevarlo a la práctica eran dos. Primero: Ejército permanente/fuerza de reserva formada por la Milicia Activa en pie de paz o asamblea. Segundo: Ejército permanente/fuerza de reserva formada por la Milicia Nacional Local, Milicia Cívica o Guardia Nacional. Uno de los motivos por los cuales se pretendió consolidar una u ot ra de es tas dos posibilidades, fue la esfera de i nfluencia pol ítica bajo la que cada una de las dos posibilidades estaba. Los r eglamentos de t odas l as c orporaciones l as denominaban como fuerzas de r eserva, condición en l a cual t odas ellas mantenían c ierto g rado de relación con los gobiernos estatales, pero la Milicia Activa al ser movilizada durante la guerra de i ndependencia y c uya c ondición activa nu nca ab andonó, había per dido s u 10 autonomía y estaba bajo la esfera de la Secretaría de Guerra en su condición de fuerza auxiliar, c ondición q ue fortaleció al E jército per manente, y a s u v ez l e per mitió al gobierno federal o central una mayor fuerza la cual era proporcional a la disminución de la fuerza regional. Lo contrario sucedía cuando se prefería fortalecer la Milicia Nacional Local, la Milicia Cívica y la Guardia Nacional, lo que implicaba un mayor poder para los gobiernos estatales. Con l o a nterior q ueda de manifiesto l a función q ue es tas c orporaciones t enían con r elación a l a c entralización o federalización del país. A p artir de l a c aída d el gobierno de Antonio López de Santa Anna, la Milicia Activa comenzó su declive, lo que también abrió paso al periodo en que la Guardia Nacional logró consolidar su imagen e importancia, el periodo de esplendor de la Guardia Nacional fue la Reforma y la guerra de intervención. A partir de l a República Restaurada y sobre todo durante el Porfiriato, la G uardia N acional fue p erdiendo t erreno. La di sminución pr ogresiva de l a M ilicia Activa y la pronta pérdida de importancia de la Guardia Nacional, convirtieron al Ejército permanente en el ganador de esta abigarrada confrontación institucional. El segundo m odelo –Ejército p ermanente, E jército A uxiliar y re serva– se comenzó a g estar en l os añ os d e g obierno d el presidente D íaz, dur ante el c ual s e intentó, en realidad, dar forma, lógica y estructura legal a l o que hasta entonces había existido de hecho. En esta época fue creado el Ejército Auxiliar, subordinado desde un principio y f ormalmente a l a S ecretaría d e G uerra, c omo l o habí a es tado, p ero accidentalmente, l a Milicia A ctiva l os c incuenta añ os a nteriores, y c on funciones operativas precisas. En 1901 la modernización del esquema institucional de las fuerzas militares s e c ompletó con l a or ganización de l a P rimera R eserva y l a c reación de l a 11 Segunda R eserva. A sí, l as f uerzas m ilitares del paí s s erían E jército per manente, Ejército Auxiliar, Primer y Segunda reservas. En r esumen: el t ema c entral t ratado en el pr esente t rabajo es l a r elación de l Ejército permanente con sus fuerzas anejas, las cuales en funciones operativas o de pie de guerra pueden ser clasificadas como fuerzas auxiliares y fuerzas de reserva. Debido a las características que todas el las t ienen de forma independiente, pueden a su vez clasificarse en una subdivisión que consta de cuatro tipos (ver cuadro anexo): –Fuerzas aux iliares, denominaremos c omo fuerzas aux iliares a t odos aq uellos ejércitos que a pesar de no estar contemplados dentro del Ejército permanente siempre están en movimiento junto a él , y son la primera corporación que debe prestar apoyo en caso de una contingencia,7 y que estuvieron bajo la jurisdicción de la Secretaría de Guerra. –Fuerzas de r eserva, las fuerzas de r eserva, son aquellas que deben es tar en asamblea, lo cual s ignifica que no es tán en activo pero deben pasar revista de forma r egular p ara c omprobar q ue estén preparadas y l istas p ara e ntrar en acción apoyando al Ejército cuando éste lo juzgue necesario,8 y estarán bajo la esfera de influencia estatal. 7 Cronológicamente, l os di versos nom bres de las c orporaciones ar madas que comparte esta característica y que denominaremos como fuerzas auxiliares son: Milicia; Urbana y Provincial (en la etapa colonial), Milicia Activa y Ejército Auxiliar. 8 Los m ecanismos par a el adiestramiento qu e s e propusieron fueron variados, iban des de e l servicio m ilitar ob ligatorio, l a i nstrucción m ilitar periódica las f uerzas de r eserva s on: Milicia N acional Local, Milicia Cívica, Guardia Nacional, y la primera reserva y la Segunda Reserva. 12 ―Fuerzas irregulares9 que no es tán reglamentadas, pero que en l os momentos en q ue s e i ncorporaba a l a m ovilización d el ej ército d e operaciones t ambién rendían cuentas la Secretaría de Guerra. –Fuerzas de s eguridad i nterna, 10 bajo l a j urisdicción de l a Secretaría de Gobernación y q ue e n c aso de s er nec esario t ambién s e podrían i ntegrar al ejército de operaciones. Debido a q ue o tro d e l os t emas q ue es tratado e n el pr esente t exto es la transformación operativa que las fuerzas auxiliares y de reserva van sufriendo en todos estos años, es importante aclarar ciertos conceptos del argot castrense adoptados aquí por s u u tilidad ex plicativa: l os o ficiales han sido divididos en t ácticos ( con formación básica), técnicos ( con m ayor i nstrucción c ientífica) y f acultativos ( especializados e n funciones organizativa y de mando).11 9 Las f uerzas irregulares –formadas pr incipalmente p or c uerpos d e c aballería– aparecen a lo largo de todo el siglo XIX y parte del XX de forma intermitente. Pude localizar muy poca información al respecto, por l o q ue s erán necesarias f uturas i nvestigaciones s obre es te as unto. P or ah ora se pued e decir q ue es tas f uerzas eran f ormadas por mineros, hac endados, p equeños pr opietarios y s us trabajadores, pertrechados por ellos m ismos. Cabe señalar que durante la guerra de independencia se conocía a estas fuerzas como Realistas lo cual parece sugerir que al Ejército Imperial se le ha denominado erróneamente como “Ejército Realista” cuando en realidad los cuerpos Realistas eran Irregulares qu e c arecían de un a r eglamentación, per o go zaban del f uero c omo r ecompensa. A estas fuerzas Irregulares durante los primeros años del México independiente se les denominaba como Auxiliares –por s u c ondición operativa, ya que s e i ntegraban de i nmediato a l e jército de oper aciones–, para e vitar c onfusión, a lo l argo d e es te t exto nos r eferimos a él como Irregulares. Otra denom inación para estas corporaciones fue la de Guardia Nacional Móvil de Caballería y durante la Revolución, ya en el siglo XX, también se utiliza el nombre de Irregulares. 10 Entre las fuerzas de Seguridad se puede mencionar la Guardia de Seguridad creada en 1857, y las fuerzas Rurales ensayadas durante el últimogobierno de Santa Anna y en su máximo apogeo durante el Porfiriato. 11 Armas t ácticas s on la infantería y c aballería, l as ar mas t écnicas ar tillería e i ngenieros, aquí existe una dificultad en la definición, ya que en diversos momentos a lo largo del siglo XIX se nombra en algunas ocasiones a los ingenieros como arma facultativa junto a los oficiales de Estado Mayor. Para el presente texto me referiré a las armas de artillería e ingenieros como técnicas y a los oficiales de Estado Mayor como facultativos. 13 Como y a s e h a dicho, l os r eglamentos de todas l as fuerzas m ilitares –Milicia Activa, Milicia Nacional Local, Milicia Cívica, Guardia Nacional– las consideraban en pie de paz dentro de la misma categoría, como fuerzas de reserva, al cambiar su condición operativa a pie de guerra esta igualdad entre todas ellas no se mantenía. Es allí donde el tratamiento del tema se hace aún más complejo: los grados más altos en cada una de las tres fuerzas estaban claramente jerarquizados, así, la mayor graduación para el Ejército permanente, era general de división; en la Milicia Activa, general brigadier; y en la Guardia Nacional, coronel. Lo cual implicaba, necesariamente una jerarquización en caso de que las diversas fuerzas operaran de manera conjunta. Otro aspecto que se suma a l a complejidad de es te análisis y que t ambién se menciona a lo largo del texto, fue el cambio que a lo largo de los años se fue dando en la capacidad operativa que las fuerzas de reserva. Muy seguramente cuando se pensó en la creación de las corporaciones que debían ser la reserva se contempló dotarlas de capacidad operativa más l imitada que la del Ejército permanente: por el lo se entiende que la M ilicia C ívica s ólo c ontara c on c uerpos de i nfantería y caballería, f uerza suficiente para el cumplimiento de su labor. Pero conforme fueron pasando los años, los reglamentos de l as fuerzas de r eserva l as f ueron dot ando d e m ayor c apacidad operativa l o q ue s e l ogró c on l a i nclusión d e l as ar mas d e ar tillería e ingenieros. E l fortalecimiento en l a capacidad o perativa de es tas fuerzas de r eserva, l es per mitió, principalmente a la Guardia Nacional, convertirse en un verdadero r ival para la Milicia Activa. En cuanto a la organización del capitulado éste analizará tres granes etapas del proceso de formación de las fuerzas auxiliares y de reserva. La primera etapa donde se 14 hablará de la generación de oficiales del Ejército Mexicano que estuvo marcada por el prestigio que le otorgaba la corporación de la que eran originarios, lo cual está expuesto en los primeros dos capítulos, que abarcan desde el fin del periodo colonial hasta el año de 1 853. C uando l os años fueron p asando y di cho or igen s e fue di fuminando de manera paulatina, la idea de pertenencia también se diluyó. Una vez que este problema jerárquico institucional dejó de ser un factor que preocupara a la administración militar, las mejoras d e l as fuerzas m ilitares s e fueron s ubordinando a l os aspectos organizativos de la administración del Estado en su conjunto. Esta segunda etapa estaba más encaminada a l a racionalización de l as fuerzas militares y el i ntento de d eterminar l as j urisdicciones administrativas, r epresentadas primero por ministerios y, años más adelante, por secretarías de Estado, a las que cada corporación m ilitar debí a sujetarse, como parte de los g randes pr oyectos administrativos de l os di stintos ban dos pol íticos. Esta et apa puede s ituarse desde l a dictadura de Santa Anna en 1853 y se extiende hasta la República Restaurada y está desarrollada en el capítulo tres. Durante l a t ercer et apa, la f uncionalidad ad ministrativa de l as fuerzas m ilitares fue s ólo un o de l os varios o bjetivos a l ograr den tro del proceso de consolidación d el órgano administrativo militar que era la Secretaría de Guerra, la otra gran preocupación que per mitió el des arrollo de l as fuerzas m ilitares en el p aís, f ue l a m odernización y profesionalización de éstas. E sta pr ofesionalización per mitió ec har a andar pr oyectos para l a formación y adiestramiento es pecializado d el E jército A uxiliar del P orfiriato. Además del trabajo en el Ejército Auxiliar se intentó la creación de fuerzas de reserva bien estructuradas y reglamentadas, mediante los proyectos de Bernardo Reyes, el de 1885 y la Segunda Reserva de 1901. 15 En última etapa, deb en considerarse l os g obiernos de F rancisco I . M adero y Victoriano Huerta, en los cuales también se c ontempló mantener el modelo operativo Ejército permanente, Ejército Auxiliar y reserva. Por t anto, esta úl tima e tapa de l a or ganización, m odernización y profesionalización de l as f uerzas militares, debe ubicarse e n l os años q ue v an d el triunfo de T uxtepec, at ravesando todo el P orfiriato t ema del que m e ocuparé en el capítulo c uatro, y c oncluye en l os pr imeros años de l a R evolución m exicana, l o cual resulta paradójico y a q ue l os úl timos meses d e es ta et apa final del g ran pr oceso iniciado en 182 1, coincide con l a di solución del propio E jército Federal, cu yos meses finales serán t ratados en “El f inal de u n largo proyecto 1911-1914” apartado que más que ser un capítulo terminado, funciona como epílogo. 16 1. LA HERENCIA ADMINISTRATIVA COLONIAL La a dministración p ública c olonial de l a N ueva E spaña fue el producto d e do s grandes l íneas; por u na p arte s e encuentran las ac ciones i mplementadas d e forma deliberada y cuya idea original provenía de la península, las estructuras administrativas coloniales tuvieron como objetivo central resolver pr oblemas es pecíficos y perfectamente i dentificados. La s egunda l ínea l a c onformaron las m edidas administrativas que de forma natural –debido a las condiciones imperantes en la Nueva España– se ejecutaron c omo el r esultado de l a c onvivencia c on l os elementos tradicionales o costumbres propias y bien arraigadas en la población.12 El cumplimiento de l os objetivos principales que l a Corona pr etendió lograr dependían de una pol ítica administrativa consistente en u n s istema muy r ígido y bien controlado desde E spaña, d e es ta necesidad s urgieron un a s erie d e t écnicas administrativas i deadas específicamente para l ograr l a c entralización y l a perfecta sujeción de los territorios americanos,13 para lo cual resultó de gran importancia entre estas t écnicas l a c reación de una “ estructura or gánica y de un v asto s istema de legislación detallada,” 14 el c ual s e c omplementó c on l a e fectividad q ue para l a protección de l os i ntereses españoles representó l a continua renovación del personal administrativo que se reclutaba exclusivamente en la metrópoli. El objetivo pr incipal de esta pol ítica administrativa fue mantener y f ortalecer un estrecho vínculo entre los hombres y las instituciones de la península con los negocios 12 Wendell K arl GORDON S CHAEFFER. La administración pública mexicana. México, I nstituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 2003. 314 P. (Visiones Ajenas). Pp. 213-214. 13 Ibid. P. 215. 14 Ibid. Pp. 215-216. 17 americanos. P or ello l os peninsulares obtuvieron l os pues tos m ás i mportantes y d e mayor j erarquía en l a ad ministración pú blica de l a N ueva E spaña, lo cual t ambién lograron dentro d e i nstituciones c omo la I glesia y el E jército, i ncluso al gunas profesiones permanecieron cerradas para los criollos y lógicamente para los mestizos e indios. La es tructura or ganizativa de l a ad ministración p ública d el I mperio E spañol estaba encabezada p or el R ey y des cendía hac ia el “ Real C onsejo de I ndias, los virreyes y l os c apitanes g enerales delN uevo M undo, [ …] los g obernadores, corregidores, al caldes m ayores y r egidores en l a bas e de l a pirámide.” 15 Con la creación d e l as i ntendencias la figura de intendente pr etendió s ustituir l os pu estos político-administrativos de corregidor, alcalde mayor y en al gunas oc asiones t ambién llegó a d esplazar al de gobernador. Además de esta clara verticalidad administrativa – de l a c ual, para no simplificar, se d ebe s eñalar q ue l a j erarquización ent re las autoridades no s iempre fue l a r uta en l a q ue l os pr ocesos administrativos f luyeron– horizontalmente existió una enorme complejidad de correlación en funciones y atributos entre los diversos f uncionarios, 16 ninguno de el los, ni s iquiera l os ni veles gubernamentales más al tos tuvieron bien definidos sus a tributos ni l ograron gozar de plenos p oderes e n ninguna materia de E stado. En estas c ondiciones t an c omplejas 15 Ibid. P. 216. 16 “Había una especialización de funciones como sucedía entre los gobernadores, corregidores y alcaldes mayores. En tanto que los deberes de estos funcionarios combinaban responsabilidades judiciales y administrativas, l os g obernadores pos eían a utoridad m ilitar es pecial y los c orregidores s e responsabilizaban con frecuencia del bienestar de los indios. Cuando en 1786 estos funcionarios provinciales fueron sustituidos por intendentes, los nuevos administradores tuvieron facultades exclusivas en materia de finanzas, así como amplia autoridad dentro de la administración general.” Ibid. P. 217. 18 resulta c asi i mposible hacer una c lara “separación de l as funciones j udiciales de l as estrictamente administrativas.”17 Debido a l a fragmentación a dministrativa l os pr ocesos burocráticos r esultaban lentos y engorrosos, las demandas que l legaban a dirimirse mediante litigios judiciales requerían que muchos de los asuntos tratados en sus procesos se turnaran al gobierno metropolitano para su resolución, esta ineficacia en el órgano administrativo colonial fue lo que permitió a la Corona lograr una mejor sujeción de estos territorios bajo su poder político. A lgunos autores s e h an i nclinado por c onsiderar q ue el c olapso del I mperio español en América t uvo c omo uno de s us det onantes el r ígido e i nflexible s istema administrativo el cual impidió que se lograra un autogobierno colonial.18 1.1. El Ejército Imperial y sus fuerzas de reserva Durante gran parte del per iodo colonial, en el territorio de l a Nueva España no existió un E jército pe rmanente. L as úni cas f uerzas regulares eran l as q ue s e encontraban en el centro del virreinato, “la Escolta de Alabarderos del Virrey y las dos Compañías de Palacio.”19 Además, en la zona del norte siempre existieron acantonamientos cuyo objetivo era organizar las fuerzas necesarias par a r esguardar l a región, la c ual se v eía continuamente asolada por l as i ncursiones de l os l lamados “indios bár baros.”20 En el noroeste –Sonora y S inaloa– existieron grupos de i ndígenas q ue pr estaron sus 17 Ibid. P. 217. 18 Ibid. P. 214. 19 Jorge Alberto LOZOYA. El ejército mexicano (1911-1965). México, El Colegio de México, 1970. 128 P. (Jornadas 65). P. 16. 20 En 1758 había 3000 soldados en los puestos fronterizos. Ibid. P. 93. Günter KAHLE. El ejército y la formación del Estado en los comienzos de la Independencia de México. Trad. Mar ía M artínez Peñaloza. México, Fondo de Cultura Económica, 1997. 276 P. (Sección de Obras de Historia). P. 55. 19 servicios a la Corona como fuerzas auxiliares, cómo se les denominaba en esa época – aquí los denominaremos como irregulares. Poco an tes de 1 700, l os g remios de c omerciantes d e la Ciudad d e M éxico y Puebla organizaron regimientos, los cuales más que un Ejército o Milicia, funcionaban como policía, y se encargaban de la protección y seguridad del ramo comercial. Estos gremios son una c lara m uestra de l as c omplejas r elaciones administrativas que existieron en la Nueva España.21 Al c oncluir l a G uerra de l os S iete Años (1756-1763), l a N ueva España fue el epicentro de una serie de controversias políticas, administrativas y militares. Debido al creciente po der q ue I nglaterra fue ac umulando, l a C orona E spañola v io e n el la un a amenaza latente, no sólo en lo relativo al avance económico que los comerciantes de la isla comenzaban a adquirir en l as colonias españolas,22 sino también en la creciente y peligrosa pos ibilidad de q ue I nglaterra i ntentara i ncursionar e n l os t erritorios q ue l a Corona tenía en el norte de América. Carlos I II or denó l a r eorganización de l as colonias y para c umplir t al obj etivo nombró a J osé de G álvez c omo V isitador General, q uien pr oyectó la c reación de un cuerpo armado permanente que pudiera ser puesto en activo en caso de u na guerra, por el lo en 1765 se inició la organización del pr imer E jército permanente de la Nueva España. P ara f ortalecer a es te Ejército, Gálvez pr oyectó la r eorganización de u n 21 Op. Cit. LOZOYA, P. 16. El Consulado, además de las fuerzas mencionadas, poseía una serie de funciones de diferente índole, entre ellas fungía como autoridad judicial y poseía sus propios tribunales en los que se d irimían asuntos m ercantiles pr ivados, durante a lgún t iempo se encargó de la recolección de impuestos par a e l go bierno, ad emás de l levar a c abo l a p laneación, c onstrucción o reparación de caminos. 22 Cfr. Brian R . H AMNET. La política y el comercio en el sur de México 1750-1821. México, Instituto Mexicano de Comercio Exterior, 1976. 298 P. 20 sistema de fensivo en l a l ínea fronteriza nor te del v irreinato y c uyos r ecursos económicos provinieron de la reforma administrativa hacendaria hecha por él mismo. El primer paso en el plan de reorganización político territorial ideado por Gálvez en enero de 1768 y aprobado por la Real Orden de agosto de 1769, ordenó la creación de l as C omandancias, m edida q ue t rajo c onsigo l a reorganización d e l as Californias, Sonora, S inaloa y Nueva V izcaya, territorios todos el los que por su lejanía no p odían recibir l a ay uda q ue de mandaban d el V irrey par a s u b uen funcionamiento. L as comandancias tenían como objetivo contribuir al desarrollo de l a región, propagar la fe católica y el sometimiento de los “indios barbaros” de la región, cuya belicosidad hizo necesario que la nueva organización administrativa tuviera un carácter militar-territorial. Además d e los beneficios ad ministrativos contemplados en esta nuev a organización, también se esperó obtener una nueva organización territorial y una disminución en los gastos de l a h acienda públ ica.23 Según sus promotores, és ta “no t enía m ás finalidad que promover los intereses públ icos del rey y del Estado.”24 Queda as í de m anifiesto que l a preocupación que el nor te de l a Nueva E spaña produjo no sólo se debió a la amenaza externa, sino al cambio de la lógica administrativa al interior del reino.25 El objetivo principal de la reorganización administrativa del Estado español y de sus c olonias fue l ograr la centralización d el poder en las manos del m onarca. La 23 “Los 45 a ños de vida de la c omandancia g eneral pr opiciaron l a progresión m aterial, demográfica y cultural de aquellos alejados territorios. La expedición septentrional había sido el cimiento de l a n ueva or ganización guber nativa-militar. L a e xperiencia qu e apor tó esta nueva o rganización gubernativa-militar, s irvió p ara c oncebirla c omo una unidad autónoma, c on s u propia c asa de m oneda para favorecer un tráfico comercial másnutrido, así como para la explotación de metales, la introducción de maquinaria y la fundación de una escuela náutica en Guaymas, puerto que además tendría una feria para promover las relaciones mercantiles de la región. La comandancia sería la implantación del gobierno en un territorio muy vasto aún indómito y una palanca para posteriores expansiones. Omar GUERRERO OROZCO. Las raíces borbónicas del Estado mexicano. México, U niversidad Nacional Autónoma de México/Coordinación de Humanidades/Dirección General de Publicaciones. 1994. 307 P. P. 225 24 Ibid. P. 224. 25 Ibid. P. 221. 21 reforma administrativa en Nueva España además de la fundación del Ejército –aunque íntimamente ligado a él–, proyectó una reforma administrativa-político-territorial, para lo cual s e i mplantaron l as u nidades a dministrativas t erritoriales de nominadas Intendencias.26 Con la creación del Ejército y la reorganización administrativa, política y económica d e l a N ueva E spaña, l a dinastía Borbón i ntentó r acionalizar el n uevo “Estado unitario y c entralista es pañol para establecer formas d e control j erárquicas y centralizadas c on el f in de ev itar l a di spersión del po der, c onsolidar el c ontrol y l a seguridad i nterior y en frentar l as a menazas del ex terior.” 27 La or ganización de es te Ejército en Nueva España no resulta un caso aislado o excepcional, la creación de una institución d e t ales c aracterísticas fue p arte de un pr oceso c omún e n l os n acientes Estados. La m ayoría de l os el ementos organizativos del nuev o E jército V irreinal f ueron tomados de la estructura del Ejército peninsular, de la que se dijo en v arias ocasiones que debía ser modificada para lograr su correcta adaptación a la realidad americana. La Ordenanza del E jército es pañol reglamentaba t odos los as pectos de l a v ida m ilitar, tanto e n l a península como en l a Nueva E spaña, este d ocumento s irvió par a e l establecimiento del régimen jurídico del ámbito castrense.28 Las fuerzas militares de Nueva España se componían de Ejército permanente y fuerzas de reserva, e ncarnadas en l as Milicias –Provinciales y U rbanas–; el E jército 26 Para observar e l proceso de implantación de una n ueva f orma de adm inistración pú blica d e este periodo ver, Omar GUERRERO OROZCO. Op. Cit. 27 Conrado H ERNÁNDEZ. “ Formación y f undación d e l as f uerzas ar madas.” E n Relaciones. México, El Colegio de Michoacán, Primavera, 2007. Vol. XXVIII. Núm. 110. Pp. 11-18. P. 14. 28 “La gradual m onopolización de l a violencia m arca l a c onsolidación de l estado c omo el único medio legítimo para armonizar l os conflictos sociales. En el proceso se consolidan valores expresados hipotéticamente en el ejército: obediencia, disciplina y espíritu de cuerpo como la adaptación personal al cuerpo s ocial. [ …] c on la profesionalización d e los ej ércitos d entro de l Estado s e legitima l a monopolización de la violencia y c on e llo dar solución a los c onflictos s ociales m ediante una armonización social.” Ibid. P. 12. 22 permanente estaba formado por mandos de origen español, usaban uniformes y armas como l as del E jército peninsular, per o a di ferencia de és te, l a disciplina y el adiestramiento de sus hombres no eran más que rudimentos básicos muy diferentes a la formación q ue r ecibían l as tropas d e l a península. N unca f ue num eroso ni es tuvo bien or ganizado. E ntre las ideas q ue pr omovieron mantener en esta s ituación t an precaria al Ejército, estaba la creencia de que mantenerlo en óptimas condiciones, bien armadas y pr eparadas pod ía s er foco de agitación y rebeliones, además de q ue representaría un enorme gasto. En 1762 se organizaron las fuerzas de reserva del Ejército mediante la creación de l as m ilicias,29 en e llas lo s soldados l o eran s ólo d e nombre y e ran u tilizadas para necesidades locales. La Milicia estaba d ividida en unidades Urbanas y Provinciales, a éstas se encomendó la protección y la defensa interior de los territorios del reino. Los cuerpos milicianos deberían estar en asamblea y sólo serían convocados en momentos de emergencia. La Milicia Urbana sólo existió en las ciudades más ricas como: Puebla, Guanajuato, San Luís Potosí, Veracruz y la Ciudad de México. La Milicia Provincial se componía principalmente de campesinos y su organización estaba basada en el modelo de las Milicias de la provincia de Castilla en España. Pocos a ños d espués de l a fundación del E jército C olonial, s e i nició el deba te sobre s u c omposición g eneral, e n es e tema des tacaron d os po sturas; l a del V irrey Revillagigedo, quien pr opuso mantener un E jército p ermanente en es tado óptimo, fuerte, bi en organizado y ar mado, pero c on una M ilicia poc o numerosa pero más efectiva. La i dea del v irrey de m antener un Ejército bien organizado quizá se deba a 29 Este dat o es importante para e l análisis organizativo, ya que se constata que la organización de las Milicias es pr evia a l a or ganización d e l as f uerzas p ermanentes, por l o qu e t al as unto dem andará u n mayor análisis en su estudio. 23 que la atomización de l os po deres p olítico y ec onómico exigieron de é l continuos y numerosos pactos con variadas corporaciones coloniales para desarrollar t oda índole de actividades y t rabajos m ateriales c omo l o f ue l a pl aneación y mejoramiento d e caminos, lo cual llevó al Virrey a recurrir continuamente al Ejército para conseguir apoyo logístico y técnico de los ingenieros militares, el apoyo económico del Consulado y de la Junta, así como la cooperación de los arrieros locales. La pos tura contraria a la de Revillagigedo era la de F rancisco Antonio Crespo, que recomendó el fortalecimiento d e l as Milicias P rovinciales y l a di sminución d el Ejército, esta propuesta es acorde con la idea de que “la operación de los ejércitos y la movilización par a l a defensa de l os puntos neur álgicos ex ige i ndefectiblemente l a existencia de un po der p olítico y adm inistrativo c entralizado” 30 lo c ual t endía a fortalecer los poderes regionales que para estos años ya habían comenzado a gestarse en diversas zonas del territorio colonial. Más allá de las propuestas para el arreglo del Ejército, lo que siempre representó un pr oblema real –entre m uchos ot ros–, fu e la g ran c orrupción q ue existió en l a administración pública novohispana y par ticularmente en l a administración económica militar, donde a pesar de l as fuertes s umas d e di nero q ue se as ignó par a la organización y m anutención del Ejército, éste nunca fue el s uficiente o al m enos s u administración nunca permitió l levar a efecto el pr oyecto de hacer del E jército u na institución bien organizada, c on l a c apacidad p ara c omprar o producir ar mamento, equipo y uniformes adecuados. Gran parte del dinero que fue destinado al Ejército se perdía en l os sueldos de soldados que estaban en nómina, pero que no existían en l a 30 Ibid. Pp. 14-15. 24 realidad, este di nero i ba a par ar a l as bol sas de funcionarios públicos o de mandos militares.31 Otro as pecto negativo en el Ejército er a la aus encia de p rogramas de adiestramiento para la tropa y oficialidad, por ello los cuadros de oficiales nunca fueron cubiertos en número y estaban conformados por oficiales y mandos medios que en su mayoría sólo poseían rudimentos militares básicos. Problema no m enos importante f ue el organizativo, ya q ue cuando l a C orona decidió crear un Ejército p ermanente para l as colonias c omo p arte de l as r eformas administrativas del Estado, los funcionarios novohispanos tenían nociones muy vagas relativasa la formación y administración de una institución de este tipo, ello puede ser una explicación del porqué los criterios respecto de los gastos para abastecer y proveer de todo lo necesario par a el bue n m antenimiento de las f uerzas militares se f ueran haciendo sobre la marcha, sin planeación y de manera arbitraria. Por último, a todo lo anterior s e de be s umar el profundo desinterés d e l a p oblación p ara i ntegrarse al servicio de l as ar mas. 32 Ésta er a, e n t érminos g enerales, l a s ituación de las corporaciones militares durante la última parte del periodo colonial. 31 “Podría parecer que se dio poca atención al renglón de egresos de la administración financiera. No h abía, e n verdad, ningún procedimiento para f ormular el pr esupuesto an ual, por lo m enos en e l sentido m oderno. Los c ostos r utinarios de l a administración, t ales c omo sueldos, s e det allaban e n l a legislación desde España, y los gastos extraordinarios precisaban la aprobación del Gobierno peninsular, salvo en em ergencias c omo l a que pudiera oc asionar u n toque m ilitar.” Wendell Karl G ORDO SCHAEFFER. Op. Cit. P. 218. 32 Conrado HERNÁNDEZ. Op. Cit. P. 12. 25 1.2. El ejército de operaciones La forma como se inició en septiembre de 1810 la revolución de independencia, apoyada principalmente en la clase baja de la población novohispana, permite suponer que el Ejército Insurgente, más que un verdadero Ejército, era una masa popular que se iba desplazando, s in disciplina, s in armamento, s in mando claramente j erarquizado.33 Con esta movilización, se inició el proceso de fusión de las corporaciones militares que once años más tarde se transformaron en el primer Ejército de Mexicano con el nombre de Ejército Imperial de las Tres Garantías. Iniciada l a m ovilización d e l os i nsurgentes, el g obierno v irreinal e chó mano d e todas l as c orporaciones m ilitares que ex istían en l a N ueva E spaña, las c uales por primera vez se preparaban para entrar en ac ción de manera conjunta con l o cual se constituiría el ejército real de operaciones de la Corona Española,34 integrado y liderado por l os h ombres q ue pertenecían al Ejército I mperial o permanente al q ue tradicionalmente s e l e ha n ombrado Ejército R ealista, C olonial o V irreinal,35y c uyas fuerzas de reserva pasaron a pie de guerra transformándose en las fuerzas auxiliares, las c orporaciones q ue s e m ovilizaron f ueron: l as fuerzas c osteras y pr esídiales, la s Milicias del Resguardo del Comercio, Milicias Provinciales y las Urbanas,36 y hasta los 33 Los mandos más altos en la administración pública colonial estaban destinados a peninsulares, por ello los criollos sólo podían acceder a mandos medios en el Ejército entre los oficiales de este sector que se unieron a la independencia los más renombrados, aunque no los únicos, fueron Ignacio Allende y Juan Aldama 34 Carlos María de BUSTAMANTE. Campañas del general D. Félix María Calleja, comandante en gefe del ejército real de operaciones, llamado del centro. México, Imprenta del Águila, 1828. 200. P. El título del libro da cuenta del nombre que se le atribuye al Ejército colonial en campaña. 35 Lozoya se refiera a Ejército en esta época como Ejército Virreinal. LOZOYA, Jorge Alberto. El ejército mexicano. Op. Cit. P. 15. Por su parte León Toral se refiere a él como “Ejército Virreinal.” LEÓN TORAL, Jesús de. et. al. El ejército y fuerza aérea mexicanos. 2 vol. Méx ico, Secretaría de la Defensa Nacional, 1979. [Vol. I] 357 P. P. 78. 36 Estas corporaciones militares también representaban los intereses de particulares adinerados, que aportaban hombres de sus fincas o haciendas según fueran los rubros o las regiones en los que se encontraban sus intereses, como quizá lo fuere le casos de Anastasio Bustamante que era una especie 26 voluntarios –irregulares– que de mostrando s u fidelidad a l a C orona, decidieron organizarse para la contingencia. La i ntención or ganizativa q ue aportaron al m ovimiento i nsurgente a lgunos militares como Ignacio Allende y Juan Aldama, y cuya idea táctica era la movilización de cuerpos pequeños y mejor adiestrados no se logró consolidar. El número tan reducido de o ficiales que se integraron a movimiento de i ndependencia –contrasta con la g ran cantidad d e ho mbres q ue s e i ncorporaron al m ovimiento r evolucionario– impidió aprovechar a l a totalidad de l a capacidad en potencia que tenía el Ejército Insurgente. Los o ficiales n o fueron l os s uficientes para l ograr la or ganización, di sciplina y adiestramiento q ue t odo ej ército n ecesita. E n es ta s ituación se puede dec ir q ue el ejército real de oper aciones de l a C orona de E spaña se en frentó a un ej ército –el Ejército I nsurgente– cuya táctica in icial se bas aba en el des plazamiento d e g randes masas, y que debido a sus carencias, organizativas, disciplinarias y de oficialidad sufrió numerosas derrotas, siendo pírricas las pocas victorias obtenidas por él. 1.2.1. La táctica del ejército real de operaciones y del Ejército Insurgente Después de la captura y fusilamiento de Miguel Hidalgo, los oficiales insurgentes comenzaron a desarrollar una nueva doctrina táctica37 consistente en la formación de pequeños cuerpos que funcionaban como diminutas divisiones autónomas obligadas a de hombre allegado o de confianza del general Félix María Calleja. Cfr. Brian R. HAMNETT. “Anastasio Bustamante y l a g uerra de I ndependencia 18 10-1821.” E n Historia Mexicana. México, E l C olegio d e México, Vol. XXVIII, Abril-Junio 1979, núm. 4. Pp. 515-545. 37 Günter KAHLE divide en tres periodos militares la guerra de Independencia, la primera es “la acción d e los ej ércitos de masas baj o l a c onducción de H idalgo,” 1810 a 1 811; s egunda, la g uerra d e guerrillas iniciada por Morelos y sostenida en forma constante después de su muerte de 1811 a 1821 y la tercera la “rebelión del ejército regular” dirigido por Iturbide y “su unión con los guerrilleros” en 1821. De esta d ivisión s on las dos úl timas par tes las q ue n os i nteresan, p or s er en ellas d onde s e da n las modificaciones m ilitares q ue perdurarán durante añ os des pués de lograda l a i ndependencia del p aís. Günter KAHLE. Op. Cit. Pp. 111-112. 27 depender de su propia capacidad numérica para operar, para hacerse de pertrechos y de h ombres. E sta f orma de pel ear ex igió de los mandos un gran conocimiento d e la región en que se combatía, por ello, fue imposible mantener un Ejército Insurgente con mando único centralizado. En el marco de esta nueva lógica organizativa, las guerrillas que se f ormaron f uncionaron de manera a utónoma, per o s iempre i ntentando unirse entre el las para desarrollar operaciones militares de mayor al cance, para cumplir sus objetivos, no era suficiente conocer la región en que operaban, se requería además, de cuerpos mejor adiestrados, capaces de coordinar operaciones militares efectivas entre varias regiones. Con es tos nuevos m ecanismos, José M aría Morelos, q uien rechazaba l a l eva masiva como mecanismo para hacerse de soldados, i nició su movilización con “1500 hombres bi en di sciplinados,” 38 siendo él el primero que e nfrentó ex itosamente a secciones del ejército de operaciones, al cual, aun en s ituaciones adversas –como lo era s er s uperado nu méricamente– en algunas ocasiones l ogró der rotar. En es te periodo, Morelos mostró sus grandes dotes organizativos y su capacidad para formar no sólo soldados disciplinados sino también jefes y oficiales, esto lo corrobora el hechode q ue l os oficiales insurgentes más i mportantes y r enombrados se formaron en las filas morelenses, entre ellos puede mencionarse a M ariano Matamoros, Manuel Mier y Terán, Nicolás Bravo y Vicente Guerrero. La implementación de las tácticas guerrilleras en los Ejércitos Insurgentes exigió de los o ficiales del ejército real de operaciones –algunos de los cuales contaban con experiencia en campos de batalla de otras partes del mundo– una pronta respuesta, la cual consistió en la creación de destacamentos especializados en la lucha de guerrillas, 38 Ibid. P. 117. 28 estos cuerpos “al contrario de l os i nsurgentes que l uchaban i legalmente [gozaban de una] posición j urídica (…), a pes ar de s u manera i rregular de g uerrear, [la c ual era] totalmente legal y correspondía aproximadamente al status de los ‘panduros y húsares que, c omo t ropas móviles, c ombaten i ndividualmente’ y hac en l a l lamada g uerra pequeña, en oposición a la guerra grande más lenta de las tropas de línea.”39 La organización interna de ambos ejércitos –tanto la del de ejército operaciones como la del Ejército Insurgente–, se basó en la Real Ordenanza española de 1786,40 la cual proporcionó las bas es or gánicas, administrativas, tá cticas y es tratégicas p ara planear, realizar y llevar a cabo acciones armadas, ello nos hace suponer que ambas fuerzas tenían una fuerte i nfluencia de l a o rganización m ilitar f rancesa en l a c ual se basaba dicha Ordenanza. Esta Ordenanza fue de gran utilidad para los diferentes cuerpos que constituían las fuerzas insurgentes, ya que, al basarse en ella, lograron organizar la administración militar de sus tropas y poner orden al caos inicial de l a primera etapa de la guerra. Al ser es ta Ordenanza el el emento r ector de am bos ejércitos, tanto el E jército I mperial como el E jército Insurgente llegaron a “compartir pr incipios c omunes al i mplementar, cada un o a s u m anera y c on s us pr opios r ecursos, nu evos m étodos y t ácticas d e combate e incluso aplicar nuevas tecnologías.”41 39 Ibid. P. 140. 40Cfr. Moisés GUZMÁN PÉREZ. “Lecturas militares. Libros, escritos y manuales de guerra en la Independencia, 1810-1821.” en Relaciones 110, primavera 2007, vol. XXVIII. E l Colegio de Michoacán. Pp. 95-140. 41Conrado HERNÁNDEZ. Op. Cit. Pp. 15-16. 29 1.2.2. El fin de las operaciones militares. Después de poc o más de diez años de l ucha, a principios de 182 1, todo s e perfilaba hacia el pronto fin d e l as m ovilizaciones m ilitares –el Plan de Iguala fue firmado en febrero de ese año– con l o c ual s e a proximaba el momento en q ue se trastocó definitivamente la estructura de las fuerzas militares existentes, y en su lugar apareció una nueva estructura, producto de la fusión de tres grupos de corporaciones militares –tradicionalmente s e h a d icho que s e fusionaron dos e jércitos, el E jército Virreinal y el Insurgente, pero se ha pasado por alto el hecho de que el primero de éstos en realidad es taba compuesto por dos grupos d e c orporaciones totalmente diferenciadas t anto en su organización como en s us funciones, y q ue es tuvieron en activo dur ante más de di ez añ os: u no era e l E jército permanente y el ot ro, estuvo constituido todas las corporaciones que formaban las fuerzas auxiliar, pie de guerra o condición operativa de l as fuerzas de r eserva, c ondición op erativa q ue c ompartieron con las c orporaciones i rregulares q ue s e l e ha bían u nido. Todas el las f ueron rebautizadas c on el n ombre d e M ilicia A ctiva, n ombre q ue l as di stinguirá del E jército permanente durante los años que duró la guerra de independencia y que estará vigente a lo largo de los primeros cincuenta años del México independiente. Mientras t anto d esde E spaña s e s eguían em itiendo di sposiciones l egales acordes al estado de guerra que se vivía en Nueva España. En éstas se pude observar que par a el g obierno español l a es tratificación j erárquica, j urídica y ad ministrativa de sus c uerpos m ilitares no r epresentaba problema al guno, es to l o c onfirma el decreto emitido en Madrid, con fecha 9 de julio de 1821 –casi cuatro meses después de la firma del Plan de Iguala–, donde se dispone cómo serían abonados los años de servicio en el ejército de o peraciones a los o ficiales del Ejército p ermanente y a l os d e la Milicia 30 Activa. Les serían abonados como tiempo completo mientras se hubieran mantenido en activo dentro del ejército real de operaciones, de igual forma, los grados obtenidos en la Milicia contarían menos que los obtenidos en el Ejército.42 Por el lo se puede deducir q ue p ara 1821 la di ferencia j erárquica y j urídica del Ejército permanente –o Milicia permanente o regular como en algunas ocasiones se le nombra– y la Milicia Activa –nombre operativo de las antiguas Milicias en pie de guerra, a las cuales también se les nombró como Milicia i rregular– no presentaba problema o confusión al guna para el g obierno es pañol ni par a el g obierno colonial, y por el lo es lógico suponer que tampoco existía confusión para los hombres que pertenecían a cada una d e es tas corporaciones, l o c ual confirma q ue el E jército p ermanente e n N ueva España gozaba de mayores prerrogativas y beneficios que la Milicia Activa. Entre las grandes dificultades para la organización del Ejército –no sólo durante el periodo colonial sino durante todo el siglo XIX, pues fueron las mismas– estaban los mecanismos de reclutamiento para l a M ilicia A ctiva –fuerzas a uxiliares– y para el Ejército p ermanente. E n e llos no se c ontemplaron l as n ecesidades más b ásicas relacionadas con la demanda de hombres, las características determinadas que debían 42Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional, en adelante AHSDN. AHSDN/Exp/XI/ 481.3/44. f . 1. E l t exto c itado es u n i mpreso, f echado e n Madrid, pero en l a par te i nferior c on l etra manuscrita s e m enciona q ue d icho doc umento s e r emite a N ueva España. 1 ° “Que a l os Oficiales del Ejército que pasaron a Milicia en el año de 1814 les corresponde el retiro de tales Oficiales de Ejército. 2° Que a los de Milicia que fueron declarados de Ejército en mil ochocientos diez se les abone la mitad del tiempo que sirvieron en provincia antes de dicha época, y por entero el que hayan servido desde el citado año de mil ochocientos catorce. 3° Que si uno u otros hubiesen obtenido ascensos en Milicia como tales milicianos, obtengan el retiro correspondiente a un empleo menos, con arreglo al reglamento de retiros de primero de Enero de mil ochocientos diez; pero si en el ascenso hubiesen conservado la consideración del Ejército, optarán a l r etiro qu e c omo t ales l es c orresponde. 4° Q ue a los Oficiales pur amente d e Milicias se concedan los retiros, conforme a lo prevenido para ellos en dicho reglamento de mil ochocientos diez. 5° Que a los que no tengan los años de servicio que prescribe el m ismo reglamento para obtener el fuero y uso de uniforme, se les conceda sin embargo conforme a lo dispuesto en la Real orden de veinte y seis de diciembre de mil ochocientos catorce. 6° Que a todas las clases que actualmente componen los regimientos de Milicia se haga extensiva para sus respectivos retiros la gracia concedida al Ejército en decreto de siete de Noviembre de mil ochocientos veinte.” 31 tener, ni l o r elativo a s u formación, c on l o c ual nunc a s e l ogró s atisfacer de forma adecuada las necesidades que t enían de los cuerpos tácticos, t écnicos o facultativos del Ejército. Esto se constata con el decreto expedido por el virrey Francisco Novella el 16 de julio de 18 21 –siete d ías después d el dec reto el aborado por el rey de E spaña ant es mencionado– en l a Ciudad de México. 43 El m andato p ublicado consta de n ueve artículos, relativos al mecanismo de alistamiento para “el servicio personal efectivo” en la Ciudad de México, y con el cual “todo ciudadano vecino o transeúnte (…) de di ez y seis a s esenta a ños” 44 debía enlistarse pa ra completar los c uerpos ur banos d e infantería y caballería ya existentes o para la formación de nuevos. Según s eñala el artículo 5 de di cho d ecreto el alistamiento p ara el “ servicio personal efectivo” t enía como objetivo “conservar la t ranquilidad pública, como l o han verificado hasta ahora c on fruto m uchos de l os de fensores d e l a i ntegridad de l as Españas.”45 El mecanismo del reclutamiento para las Milicias, once años después del inicio de la independencia, siguió siendo en esencia el mismo que se utilizó en la época colonial para la formación de la Milicia Provincial, según el cual todos los varones aptos parara el servicio estaban obligados a prestar servicio en las fuerzas militares. Tanto el r eclutamiento c omo l as estructuras jurídicas y administrativas del Ejército y de la Milicia continuaron sin alteración significativa hasta los últimos días de la 43 AHSDN/Exp/XI.481.3/50. f . 1. “Don F rancisco N ovella, A zabal, Pérez y S icardo, Mar iscal de Campo de los Ejércitos Nacionales, Subinspector Comandante general del Cuerpo Nacional de Artillería del Departamento de México, Condecorado con la Cruz de Honor de Talavera, Caballero de la Nación y militar Orden de San Hermenegildo, Virrey, Gobernador, Capitán General y Jefe superior político de esta N. E ., Superintendente g eneral Subdelegado de H acienda pú blica, Minas y Ramo del T abaco, J uez Conservador de éste, Presidente d e l a J unta y Subdelegado general de Correos, en e l m ismo Reino.” Novella fue virrey de Julio a Septiembre de 1821. Juana VÁZQUEZ-GÓMEZ. Diccionario de gobernantes de México (1325-1997).México, Nueva Imagen, 1999. 285 p. P. 98. 44 AHSDN/Exp/XI.481.3/50. f. 1. 45 AHSDN/Exp/XI.481.3/50. f. 1. 32 administración colonial, es to se entiende ya que en los territorios que mantuvieron su fidelidad a la corona has ta el último m omento permanecieron vigentes s us cuerpos jurídico-administrativos. En 1 821 p ara e l g obierno es pañol i ncluyendo el v irreinal, no había c onfusión alguna en las jerarquías y características de la relación entre el Ejército y la Milicia. El ejército de o peraciones era un c uerpo formado por dos ejércitos ya fusionados por la contingencia q ue se dio con el i nicio de l a movilización i nsurgente. A pesar de es tar fusionados es tos d os e jércitos, se m antuvieron claramente estructurados en un a organización jerárquica. Por último y para completar la fusión, y con el lo un elemento más en la complejidad ya existente en la estructura administrativa del Ejército Colonial, se integraron al Ejército Imperial ya fusionado con la Milicia, hombres tanto graduados como de tropa del E jército I nsurgente, aportando no s ólo s us d emandas s ociales y aspiraciones personales, sino las dificultades y vicios de su anterior experiencia militar. Uno de los problemas que surgió como resultado de la firma del Plan de Iguala y que en los p rimeros añ os de v ida i ndependiente causó f ricciones entre los hombres pertenecientes al Ejército Insurgente y los del E jército permanente fue “la legitimación de los guerrilleros (…) [lo que provocó] tensiones permanentes entre estos grupos tan diferentes en sus concepciones” 46 y origen. Al transcurrir los meses desde la firma de los Tratados de Córdoba, pasando por la Regencia y posteriormente el Imperio, quedó en evidencia que las demandas de los antiguos oficiales guerrilleros del E jército Insurgente fueron paulatinamente relegadas, lo q ue l os l levó a r ealizar una s erie de r eclamos, los c uales poco a poc o se f ueron 46 Günter KAHLE. Op. Cit. Pp. 123-124. 33 transformado en c onspiraciones y por úl timo e n s ublevaciones, concluyendo c on l a abdicación del emperador el 19 de marzo de 1823. Los oficiales del Ejército Imperial, tanto los del Ejército permanente como los de la Milicia –españoles y criollos– se opusieron a la idea de que los antiguos guerrilleros insurgentes estuvieran a s u mismo n ivel.”47 Desde los periodos de la lucha armada y como c onsecuencia d e l os i ndultos o frecidos a l os r ebeldes, se habí a pr ovocado el descontento no s ólo de l os o ficiales s ino también de l os al tos funcionarios de l a administración públ ica, cuando l os o ficiales guerrilleros q ue de feccionaban eran incorporados al Ejército Imperial, lo cual significaba que los antiguos rebeldes gozarían de los mismos derechos que los oficiales del Ejército permanente, los indultos que se otorgaron a los insurgentes provocaron que en pocos días los bandidos pasaran de ser “cabecillas de bandas [a] caballeros oficiales realistas.”48 1.3. La Milicia Nacional Local: primer ejército de reserva mexicano Una vez terminada la contingencia militar, al finalizar la guerra de independencia las fuerzas aux iliares del E jército per manente n ombradas c omo M ilicia A ctiva y formadas por las antiguas Milicias Urbana y Provincial, debieron regresar a su condición en pie de paz, es decir, debieron ser puestas en asamblea regresando a su condición original c omo fuerzas de r eserva, y l as c orporaciones Irregulares l evantadas p or hacendados, dueños de minas, y comerciantes debieron ser disueltas, pero no sucedió así. P or el c ontrario, poco a poc o s e fueron fusionando en el Ejército permanente, 47 Ibid. Pp. 123-124 48 “El que había cometido un asesinato o había seducido a la esposa o a la hija de otro insurgente lograba que su crimen quedara sin castigo, si se entregaba a los realistas, porque los oficiales de éstos no investigaban el motivo por el cual se había pasado de bando: lo que se quería era reducir el número de los insurgentes.” Günter KAHLE. Op. Cit. P. 124. 34 perdiendo con ello su autonomía regional y su antiguo nombre, adoptando a partir de este momento como nombre el de M ilicia A ctiva el cual en r ealidad era su condición operativa en pi e de g uerra, l a or ganización del E jército permanente c omenzó a complicarse con la creación de la primer fuerza de r eserva del Ejército permanente de México. De manera casi simultánea a la publicación de los dos decretos antes citados, el 8 de j ulio de 1821, en Querétaro, I turbide, “Primer Jefe del Ejército Imperial Mexicano de las Tres Garantías,”49 decretó la creación de la Milicia Nacional Local,50 la ejecución de es ta disposición se bas ó en l a C onstitución es pañola de C ádiz, 51 en l a q ue s e determina q ue “en c ada Provincia hay a M ilicias N acionales,” c uyo o bjetivo pr incipal sería mantener el orden y la tranquilidad de los pueblos, misma obligación que habían tenía las antiguas Milicias Provinciales y Urbanas convertidas en estos años en Milicia Activa, con esta disposición este grupo de corporaciones militares tenían una duplicidad de funciones, problema que debió ser resuelta con un arreglo del las fuerzas militares mexicanas en su conjunto, lo cual por desgracia y a pesar de los numerosos intentos que se hicieron nunca se logró. En caso de ser necesario, para mantener la libertad del nuevo Estado, la Milicia Nacional Local –como lo había hecho la Milicia Provincial y Urbana al inicio de la guerra de independencia con su incorporación al Ejército Imperial–, debía fortalecer al Ejército Trigarante cambiando s u c ondición o perativa de asamblea como lo es tuvo en pie d e49 AHSDN/Exp/XI.481.3/49. f. 1. 50 AHSDN/Exp/XI.481.3/49. f. 1. 51 El decreto se remite al capítulo 2, título 8 de la Constitución de Cádiz. La organización de estas unidades debía hacerse según decreto real de 24 de abril de 1820. Günter KAHLE. Op. Cit. P. 148. 35 paz fungiendo como fuerza de reserva, al pie de guerra o activo como fuerza auxiliar del Ejército. El decreto para la fundación de la Milicia Nacional Local consta de 19 ar tículos, en los que se establece lo relativo a los hombres, cuadros de oficiales, organización de la M ilicia, em pleos, i nstrucción, j uramento, f uero, u niforme y armamento. A demás incluye elementos para la formación de la Milicia Nacional Local de Caballería, fuerzas que muy probablemente fueron las guerrillas creadas para contratacar a los insurgentes y que se habían mantenido como fuerzas irregulares.52 El artículo 1° establece que “siendo ciudadanos todos los naturales y habitantes de esta América, cualesquiera individuo capaz de t omar las armas podrá alistarse a la Milicia Nacional.”53 En lo relativo a los empleos, el artículo 12° dice que “los oficiales de compañía, sargentos y cabos serán elegidos por los individuos de ellas a pluralidad de votos ante el Ayuntamiento,” se seguiría el mismo mecanismo para la formación de su Plana Mayor. El artículo 13 estable que el primer jefe del cuerpo miliciano local será el Comandante Militar del pueblo, villa o ciudad en la que se encontrara la Milicia. En lo relativo al fuero, en el artículo 16° se dice que “este cuerpo disfrutará del fuero militar en l os ac tos del servicio por l o r espectivo a c rímenes m ilitares, y del itos cometidos es tando de f acción; per o fuera d e el los y en t odos l os de más c asos [ los delitos que p udieran s er c ometidos por sus i ntegrantes s erán] juzgados p or l as 52 Esta idea la expongo como una idea suelta, no como una afirmación, pero está fundada en los reglamentos para la caballería móvil que se hacen en el periodo de la Reforma para contrarrestar a las fuerzas guerrilleras, algo que como ya se ha señalado fue utilizado en la Independencia pero parece ser una constante a lo largo de todo el siglo XIX. 53 AHSDN/Exp/XI.481.3/49. f. 1. 36 autoridades c iviles, las f altas p uramente militares o del s ervicio s erán c astigadas solamente con las ligeras modificaciones del último Reglamento Nacional.”54 De es te r eglamento llama la at ención la s imilitud de f unciones entre l a nueva Milicia Nacional Local y las antiguas Milicias Provincial y Urbana. Como se ha dicho, la Milicia Nacional Local tiene la potestad de nombrar a su propia oficialidad por votación, característica q ue l uego t endrán l as futuras Milicia C ívica y la Guardia N acional. La diferencia de la Milicia Nacional Loca con todas estas corporaciones es que, todas ellas son dirigida por l os g obiernos estatales a di ferencia de la Milicia Nacional Loc al que estaría bajo las órdenes del Comandante Militar, quien por lo general era un oficial del Ejército permanente. El m antener, i nnovar o reestructurar la par te a dministrativa d el a ntiguo orden colonial parece lógico si se toma en cuenta que lo que se está organizando desde cero no es la administración s ino el poder político y l os beneficios económicos que t ienen que repartirse ant e l as nuevas circunstancias. El nuevo or den p olítico s e fue manifestando e n l os c ambios q ue paulatinamente s e di eron e n l as a ntiguas instituciones coloniales y en su administración. La creación de la Milicia Nacional Local representó el surgimiento de una institución militar que debía permitir la participación de los ciudadanos lo cual parece ser acorde con las ideas liberales que desde el siglo XVIII se habí an pr oducido en di versas par tes d el m undo. E l mismo papel q ue j ugó esta corporación militar formada por c iudadanos s e r eproducirá años más ad elante c on l a creación de la Milicia Cívica y la Guardia Nacional. Estos mecanismos democráticos introducidos en el Ejército podrían convertirse en el medio por el cual los diversos sectores sociales podían hacerse visibles y activos 54 AHSDN/Exp/XI.481.3/49. f. 1. 37 defensores de sus pr opios der echos. Pero más al lá de l o q ue r epresentaba ideológicamente l a c reación de u na c orporación militar d e es ta í ndole, c omo una institución q ue podría g arantizar y d efender los i ntereses de l a c omunidad, logro obtenido después de un largo proceso de lucha de más de diez años, y que era acorde con las nuevas ideas liberales imperantes en el mundo, la creación de esta corporación trajo c onsigo confusión y f alta de pr ecisión en l os at ributos de l as diversas corporaciones militares, cuya coexistencia, a falta de un arreglo de las fuerzas militares en su conjunto hizo que la situación de todas ellas se fue complicando paulatinamente. Poco después de iniciados los primeros arreglos del Ejército Trigarante, la Junta Provisional Gubernativa55 emitió la Declaración de Independencia del Imperio con fecha 28 de s eptiembre d e 18 21. Basándose en l os c onceptos militares es pañoles, l a Regencia c reó las r egiones a dministrativo-militares, en l as c uales s e incorporarían todas las provincias mexicanas. Las Capitanías Generales creadas fueron: 1) Nueva Galicia, Zacatecas, San Luis Potosí, a cargo del Teniente General Pedro Celestino Negrete. 2) México, Querétaro, Valladolid, Guanajuato bajo el mando del Mariscal de Campo, Manuel de la Sota Riva. 3) Puebla, Veracruz, Oaxaca, Tabasco, siendo nombrado para ella el Mariscal de Campo Domingo Estanislao Lauces, que al morir será sustituido por el General José Antonio Echávarri. 4) P rovincias I nternas d e O riente y O ccidente, dirigidas por e l Mariscal d e C ampo Anastasio Bustamante. 5) La región sur, s in especificar c laramente a que se refiere con es to, f ue dirigida por el Mariscal Vicente Guerrero.56 De los cinco generales mencionados los tres primeros eran miembros del Ejército permanente, uno del a uxiliar –Bustamante–, y uno del I nsurgente –Vicente G uerrero. Por desgracia para este nuevo arreglo, la gran extensión territorial de estas zonas de administración militar evidenció de inmediato su falta de funcionalidad. 55 La junta Provisional Gubernativa fue creada el 28 de septiembre de 1821 y estuvo constituido por 38 integrantes. 56 Günter KAHLE. Op. Cit. P. 152. 38 La consumación de la independencia marcó el fin de algunas de las condiciones políticas y ec onómicas q ue habían servido par a mantener s ujetas a l as c olonias al poder peninsular. Entre el las s e pu ede m encionar l a d esaparición de l a pr esión económica ej ercida por l a C orona, p ero t ambién c ambió l a or ientación q ue l os funcionarios habían seguido hasta entonces para mantener los intereses del gobierno. No obs tante, muchas de l as estructuras heredadas por el nuevo Estado siguieron manteniendo la misma compleja relación y duplicidad de atributos entre los funcionarios de todo el ramo administrativo. Otra dificultad a l a que la nueva Nación se enfrentó fue conseguir i ngresos, elemento c lave para c onservar l a l ealtad de l os funcionarios. La falta d e recursos económicos fue u n factor det erminante que pr opició n úmeros levantamientos en el país durante todo el siglo XIX. 57 A pesar de los m últiples intentos por or ganizar y sistematizar el s ector m ilitar como pa rte d e l a adm inistración pú blica, el c omplejo j uego de i ntereses económicos, sociales y políticos no permitió la organización adecuada de éste. En este sentido las fuerzas auxiliares –Milicia Activa y cuerpos Irregulares– y las fuerzas de reserva –Milicia Nacional
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