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Las-fuerzas-militares-auxiliares-y-de-reserva-en-Mexico--1821-1914

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE 
MÉXICO 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
COLEGIO DE HISTORIA. 
 
LAS FUERZAS MILITARES AUXILIARES Y DE 
RESERVA EN MÉXICO: (1821-1914) 
 
TESIS 
QUE PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE LICENCIADO EN HISTORIA 
PRESENTA: 
 
Pedro Celis Villalba 
 
 
 
 
Asesor: Dr. Bernardo Ibarrola 
 
México, D.F. Marzo de 2012 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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2 
 
ÍNDICE 
INTRODUCCIÓN………………………………………………..…………….………….…………….… ..3 
 
LA HERENCIA ADMINISTRATIVA COLONIAL………………………….……………………..…… 16 
 
1.1. El Ejército y sus fuerzas auxiliares………………………………..….………………………..… 18 
1.2. El ejército de operaciones……………………………………………..…………….………..…... 25 
1.2.1. La táctica del Ejército Realista de operaciones y del Ejército Insurgente……………..... 26 
1.2.2. El fin de las operaciones militares……………………………………………………….…… 29 
1.3. La Milicia Nacional Local primer ejército de reserva……………………..………………..……. 33 
 
LOS PRIMEROS AÑOS DE LA ORGANIZACIÓN MILITAR 1821-1852………..….…………… 41 
. 
2.1. La Junta Provisional y el Imperio…………………………………………………...………….. 41 
2.2. La Primera República…………………………………………………………….…….…......… 45 
2.3. Composición de las fuerzas auxiliares…………………………………..………..……..……. 47 
2.4. La Milicia Activa………………………………………………………………..……………….... 51 
2.4.1. Los oficiales de la Milicia Activa………………………………….……………..….. 55 
2.4.2. Los soldados de Milicia Activa………………………….…………….…….....…… 56 
2.4.3. Armas de la Milicia Activa…………………………………….………….….....…… 58 
2.4.4. Consideraciones finales sobre la Milicia Activa……………………….…....….… 60 
2.5. La Milicia Cívica y la Guardia Nacional……………………………….…………………..…... 62 
 
REGLAMENTACIÓN Y ADMINISTRACIÓN DE LAS FUERZAS MILITARES 1853-1876……. 68 
 
3.1. La dictadura santanista…………………………………………………………………………. 68 
3.2. La Guardia de Seguridad………………………………………………..………...…………… 79 
3.3. Del triunfo de la Reforma al triunfo de la República……………………....…………….…… 82 
3.4. La reglamentación de las guerrillas durante la Intervención Francesa…….…………...... 83 
 
LA MODERNIZACIÓN DEL EJÉRCITO: LA INSTRUCCIÓN Y LA PROFESIONALIZACIÓN 
DE LAS FUERZAS AUXILIARES Y DE RESERVA 1877-1910……………………..………..… 87 
 
4.1. El Porfiriato……………………………………………..……………………………………..…. 87 
4.2. La nueva organización y el Ejército Auxiliar………………………………………………….. 97 
4.3. El Colegio Militar…………………………………………..…………………………………..… 99 
4.4. La Primera y la Segunda Reserva…………………………..……………….………………... 105 
4.5. Fundación y desarrollo de la Escuela Militar de Aspirantes……..………….……..……….. 117 
 
EL FINAL DE UN LARGO PROYECTO 1911-1914………………………..…….…….….….….. 121 
 
CONCLUSIÓN………..………………………………………………………………………………... 128 
FUENTES……………………………………………………………………….………………………. 132 
 
3 
 
INTRODUCCIÓN 
 
 
 
 
Mientras comenzaba a redactar esta introducción me vino a la mente el recuerdo 
de una d e mis c lases en el Seminario de I nvestigación, era y a l a etapa final de l 
semestre y a es as al turas l o úni co que t enía c omo s eguro er a q ue m i propuesta de 
investigación par a t esis, no a portaba n ada nuev o al t rabajo el aborado por M aribel 
Castillo Marcelo1 cuya temática y periodo eran los mismos que yo pretendía trabajar. Mi 
única impresión, que consideraba or iginal, era que la m ilitarización en el gobierno de 
Victoriano H uerta no er a s ólo el r esultado de l a c oyuntura en l a q ue M éxico s e 
encontraba, sino que era parte de un proyecto a mediano y largo plazo para implantar el 
servicio militar obligatorio. Insospechadamente salí del aprieto a partir de una pregunta 
generada en el mismo seminario. ¿Por qué durante el gobierno de Victoriano Huerta se 
forman c uerpos a l os q ue s e l es nombró con antiguas nomenclaturas, por ej emplo, 
Cuerpo de Lanceros? Fue a partir de una pregunta tan banal donde inició este trabajo. 
Gracias a l a o portunidad q ue tuve d e trabajar c omo ayudante de i nvestigación 
comencé a revisar documentos y l ibros del periodo de 1867 a 1914, entre todos el los, 
dos fueron los que más llamaron mi atención; el primero escrito por el general Bernardo 
Reyes, Ensayo sobre un nuevo sistema de reclutamiento para el ejército y organización 
 
1Cfr. Maribel C ASTILLO M ARCELO. “ Militarización e scolar dur ante el gobierno de V ictoriano 
Huerta”. Tesis de licenciatura. Universidad Nacional Autónoma de México/Facultad de Filosofía y Letras. 
2000. 93 P. 
4 
 
de la Guardia Nacional,2 publicado en 1885 y que en esa época comencé a relacionar –
aunque de forma errónea– con el proyecto de m ilitarización del presidente Huerta. De 
cualquier forma la propuesta de l a reorganización de la Guardia Nacional de Bernardo 
Reyes me hizo preguntarme ¿por qué años después, el m ismo personaje durante su 
estancia al frente de l a S ecretaría de G uerra pr esentó una pr opuesta m uy di stinta a 
ésta, y qué relación guardaba la Segunda Reserva de 19 01 con la propuesta sobre la 
Guardia Nacional de 1885? El segundo libro que llamó mi atención fue, Apuntes sobre 
los fueros y tribunales militares, federales…, de B las J osé Gutiérrez F lores A latorre 
publicado en 1876,3 en que el autor denuncia la circulación de un libro titulado, Tratado 
completo de la organización, competencia y procedimientos de los tribunales de la 
República Mexicana, que, según él, es una “copia inexacta y adúltera de una pequeña 
parte” del suyo, Nuevo Código de la Reforma, en esta copia que sirve de libro de texto 
para es tudiantes, s e cometen “ un c úmulo de d espropósitos i nauditos, e ntre l os q ue 
figuran los de que: la Milicia Activa es la Guardia Nacional en servicio de armas.”4 
Si la “Milicia Activa” no es la “Guardia Nacional” en s ervicio de ar mas ¿qué es 
cada una de el las, y cuál es su relación con el Ejército permanente? a es te problema 
agregué ent onces el de l a “ Segunda R eserva” de 1901 y l os “ Cuerpos d e La nceros” 
creados dur ante el g obierno d e V ictoriano H uerta. ¿ Qué r elación g uardaban estas 
corporaciones entre ellas? ¿Qué las diferenciaba? Estas observaciones me permitieron 
desarrollar la idea general de este trabajo: a lo largo del siglo XIX en México hubo una 
 
2 Bernardo R EYES. Ensayo sobre un nuevo sistema de reclutamiento para el ejército y 
organización de la Guardia Nacional, San Luis Potosí, Impr. De Cávalos, 1885. 154 P. 
3 Blas J osé G utiérrez F LORES A LATORRE. Apuntes sobre los fueros y tribunales militares, 
federales y demás vigentes en la República y sobre las más importantes disposiciones del derecho 
marítimo internacional y administrativo relacionadas con aquellos. Vol. I. [II Vols.]. México, Im prenta de 
J.M. Aguilar Ortiz, 1876. 938 P. 
4Ibid. P. 1. 
5 
 
cantidad variable de instituciones militares de carácter nacional que mantienen –aunque 
cada una de f orma peculiar– una es trecha r elación c on el E jército per manente: l as 
fuerzas auxiliares y de reserva. 
Cualquier i nvestigador q ue se ac erque a l os t emas militares del s iglo X IX, 
observará ent re m uchos o tros pr oblemas, q ue l os n ombres de l as c orporaciones 
militares son usados de forma indistinta, l o que ha provocado mayor confusión en su 
tratamiento. El t rabajo q ue pr esento es un a v isiónpanor ámica y c omo t al, r esultará 
superficial en muchos aspectos, el objetivo principal de la investigación fue elaborar una 
primera exploración y organización de las fuerzas anejas del Ejército permanente. 
El objeto de estudio de este trabajo son las instituciones militares que apoyaron 
al E jército p ermanente en operaciones, p or l o t anto y c omo recurso pr áctico de 
comunicación, los nombres de todas estas se escribirán con iníciales en mayúsculas, y 
los nombres de sus funciones operativas5 en minúscula, así, el Ejército permanente, es 
la i nstitución, m ientras q ue s u no mbre o perativo es ej ército de operaciones. Así l as 
fuerzas auxiliares y fuerzas de r eserva son las condiciones operativas del conjunto de 
fuerzas anejas al Ejército permanente.6 
Si bien, el tema c entral no es el E jército permanente, s erá i nevitable hac er 
continuas referencias a él o a instituciones como el Colegio Militar cuya función principal 
está en relación con el Ejército, el tratamiento de ambos siempre se hará en función de 
la relación que ellas tuvieron con las fuerzas anejas. 
 
5 La función operativa debe entenderse como el despliegue de fuerzas militares, la obtención de 
recursos –humanos, económicos materiales, intelectuales, etc.–, su estado y la calidad y cantidad en que 
se encuentran y pueden ser canalizados. En este trabajo sólo me referiré a la función operativa como el 
despliegue de fuerzas militares en campaña. 
6 Las c orporaciones an ejas al E jército s on n umerosas, ent re el las s e pue de m encionar: M ilicia 
Provincial, Milicia Urbana, Milicia Activa, Milicia Local Nacional, Milicia Cívica, Guardia Nacional, Primera 
y Segunda Reserva, Policía R ural, E jército Auxiliar. Más a delante s e har á l a división e ntre f uerzas en 
auxiliares y de reserva. 
6 
 
Una vez terminado el trabajo, la visión panorámica que proporciona, me permitió 
observar que a lo largo del siglo XIX y parte del XX existieron dos grandes modelos de 
organización m ilitar, uno que pretendió m antener un esquema general operativo, que 
estaba constituido por el Ejército permanente y una fuerza de r eserva. Y otro modelo, 
que estaría formado por un Ejército permanente, un Ejército Auxiliar y una fuerzas de 
reserva. 
El primero de estos modelos, fue el que se intentó implantar a lo largo de todo el 
siglo X IX des de el México i ndependiente h asta bien en trada l a década d e 1 870. L as 
corporaciones que existieron en todos estos años y que según sus reglamentos debían 
funcionar como reserva del Ejército permanente eran, la Milicia Activa, Milicia Nacional 
Local, M ilicia C ívica y G uardia N acional. E s en es te punto d onde s e ha or iginado l a 
confusión en el tratamiento de todas estas corporaciones, ya que todas debieron haber 
cumplido l a m isma función d e r eserva c omo l o s eñalan s us r eglamentos, l o c ual n o 
sucedió. 
Gracias a l a di sminución en el tamaño de las fuerzas m ilitares que se inició al 
final de l a I ntervención F rancesa, s e fueron c reando l as c ondiciones n ecesarias, q ue 
durante el P orfiriato permitieron el c ambio de m odelo en l a organización g eneral 
operativa del Ejército y de las fuerzas militares en su conjunto. Así, el segundo modelo 
se c onstituyó por un E jército per manente y un E jército A uxiliar y una r eserva. L a 
diferencia entre la Milicia Activa y el Ejército Auxiliar, es que la primera fue creada como 
fuerza de r eserva, y el segundo como fuerza de apoy o que trabajaría en ac tivo a l ado 
del Ejército permanente con funciones operativas específicas; una para ser utilizada en 
alguno momento indeterminado del futuro; otro para operar de i nmediato. En 1901 se 
7 
 
intentó instrumentalizar este modelo con la creación de dos reservas distintas pero esta 
variante fue desechada un par de años después. 
Ahora r egresemos al pr imer m odelo. E jército P ermanente y r eserva. C omo se 
explicará en el primer capítulo de este trabajo, al inicio de la guerra de i ndependencia 
las f uerzas de r eserva c on q ue c ontaba el E jército per manente er an l as M ilicias 
Urbanas y Provinciales, además de un conjunto de fuerzas irregulares, algunas de las 
cuales fueron organizadas por du eños d e minas, h acendados, c omerciantes et c. A l 
entrar en ac tividad militar par a i ntentar s ofocar el l evantamiento i niciado p or M iguel 
Hidalgo, todas estas fuerzas militares modificaron su condición operativa, pasando del 
pie de paz, cuya condición operativa es de reserva, al pie de guerra, convirtiéndose en 
fuerzas auxiliares del Ejército permanente. 
En los poco más de diez años que duró la lucha armada, las Milicias Provinciales 
y Urbanas perdieron la autonomía de l a que habían gozado en los años previos, esto 
fue el resultado del cambio de pie de paz, en el cual dependían de los poderes locales, 
al pie de guerra, con lo que quedaban bajo la jurisdicción del Ejército permanente. Una 
vez que t erminó l a l ucha ar mada es tas Milicias debi eron ha ber r egresado a s u 
condición de reserva, pero es to no sucedió. P or el contrario, estas f uerzas se fueron 
haciendo más y más cercanas al Ejército permanente, pero siempre manteniendo una 
clara j erarquización s ubordinada a él . A demás de l a autonomía, l as M ilicias t ambién 
perdieron su nombre original. Con los años, la condición operativa temporal de la Milicia 
–milicia activa– se convirtió en s u nombre. Después de la firma del P lan de Iguala, la 
Milicia Activa debió haber regresado a su antigua condición de reserva, y las fuerzas 
irregulares debieron haber sido disueltas, lo que tampoco se cumplió. 
8 
 
Algunos de l os c uerpos de l a M ilicia Activa f ueron pr emiados c on l a 
“veteranización”, que consistía en su incorporación al Ejército permanente, y otra parte 
fue puesta en asamblea –en reserva– pero en realidad estas fuerzas se mantuvieron en 
activo, debido al continuo estado de alerta que vivió el país en es tos primeros años de 
su vida independiente, tensión provocado tanto por los problemas interiores como por el 
temor a un c onflicto i nternacional. P or el lo, l a M ilicia A ctiva nunca r egresó a s u 
condición de r eserva y s e m antuvo c omo fuerza aux iliar. La c onfusión aumento aún 
más con la creación de corporaciones como la Milicia Nacional Local, la Guardia Cívica 
y l a G uardia N acional. La pr incipal di ferencia de es tas c orporaciones c on l a M ilicia 
Activa es que ésta úl tima quedó bajo control de l a Secretaría de Guerra del gobierno 
nacional y aquellas dependían de los gobiernos estatales. 
El tratamiento del tema aquí presentado puede ser muy confuso en su desarrollo, 
debido a l o c omplejo del pr oceso. E l pr imer m odelo –Ejército per mante/fuerza de 
reserva, que abarca de 1821 a la década de 1870– representó mucho mayor dificultad 
para el análisis y exposición que el periodo que va de 1880 a 1914, donde se desarrolló 
el segundo modelo E jército permanente/Ejército A uxiliar/fuerza de reserva, al cual en 
una época se pretendió ampliar con dos reservas. 
Si se tiene en cuenta que durante los años de 182 1 a 187 0 la forma en que se 
quiso organizar a las fuerzas militares fue Ejército permanente/fuerzas de reserva, y se 
considera q ue e n l a r ealidad ex istieron t res y no dos c orporaciones ( Ejército 
permanente, Milicia Activa y fuerzas de reserva –Milicia Nacional Local, Milicia Cívica y 
Guardia Nacional–) se evidencia la incompatibilidad entre los reglamentos y la realidad. 
La pregunta sería, ¿y cómo fue que se pretendió llevar a efecto el modelo proyectado? 
9 
 
A lo largo de l os primeros cincuenta años de vida independiente la forma como 
se pr etendió l ograr l a i mplantación de es te m odelo fue u na c onstante, di solver u n 
cuerpo dentro de ot ro, ya fuera la Milicia Activa dent ro de –según fuera la época–,l a 
Milicia Nacional Local, la Milicia Cívica o l a Guardia Nacional o v iceversa, fusionando 
cualquiera d e el las de ntro d e l a M ilicia A ctiva. E n l os años q ue van de 1853 a 1 855 
podemos observar un claro ejemplo de lo anterior. 
En 1853 preparando el regreso del general Santa Anna a la presidencia y con él 
la i mplantación d e l a di ctadura, s e di spuso l a d esaparición d e la G uardia N acional 
mediante su i ncorporación a l a M ilicia A ctiva, y en 1855 t ras su derrota se ordenó l o 
contrario, q ue l os cuerpos de M ilicia A ctiva s e ut ilizaran para r eforzar l os c uerpos ya 
existentes de Guardia Nacional y para la creación de más de estos cuerpos. 
Por lo que se concluye que el modelo de organización operativa que se pretendió 
implantar f ue uno –Ejército per manente/fuerza de r eserva– y l as p osibilidades d e 
llevarlo a la práctica eran dos. Primero: Ejército permanente/fuerza de reserva formada 
por la Milicia Activa en pie de paz o asamblea. Segundo: Ejército permanente/fuerza de 
reserva formada por la Milicia Nacional Local, Milicia Cívica o Guardia Nacional. 
Uno de los motivos por los cuales se pretendió consolidar una u ot ra de es tas 
dos posibilidades, fue la esfera de i nfluencia pol ítica bajo la que cada una de las dos 
posibilidades estaba. Los r eglamentos de t odas l as c orporaciones l as denominaban 
como fuerzas de r eserva, condición en l a cual t odas ellas mantenían c ierto g rado de 
relación con los gobiernos estatales, pero la Milicia Activa al ser movilizada durante la 
guerra de i ndependencia y c uya c ondición activa nu nca ab andonó, había per dido s u 
10 
 
autonomía y estaba bajo la esfera de la Secretaría de Guerra en su condición de fuerza 
auxiliar, c ondición q ue fortaleció al E jército per manente, y a s u v ez l e per mitió al 
gobierno federal o central una mayor fuerza la cual era proporcional a la disminución de 
la fuerza regional. Lo contrario sucedía cuando se prefería fortalecer la Milicia Nacional 
Local, la Milicia Cívica y la Guardia Nacional, lo que implicaba un mayor poder para los 
gobiernos estatales. 
Con l o a nterior q ueda de manifiesto l a función q ue es tas c orporaciones t enían 
con r elación a l a c entralización o federalización del país. A p artir de l a c aída d el 
gobierno de Antonio López de Santa Anna, la Milicia Activa comenzó su declive, lo que 
también abrió paso al periodo en que la Guardia Nacional logró consolidar su imagen e 
importancia, el periodo de esplendor de la Guardia Nacional fue la Reforma y la guerra 
de intervención. A partir de l a República Restaurada y sobre todo durante el Porfiriato, 
la G uardia N acional fue p erdiendo t erreno. La di sminución pr ogresiva de l a M ilicia 
Activa y la pronta pérdida de importancia de la Guardia Nacional, convirtieron al Ejército 
permanente en el ganador de esta abigarrada confrontación institucional. 
El segundo m odelo –Ejército p ermanente, E jército A uxiliar y re serva– se 
comenzó a g estar en l os añ os d e g obierno d el presidente D íaz, dur ante el c ual s e 
intentó, en realidad, dar forma, lógica y estructura legal a l o que hasta entonces había 
existido de hecho. En esta época fue creado el Ejército Auxiliar, subordinado desde un 
principio y f ormalmente a l a S ecretaría d e G uerra, c omo l o habí a es tado, p ero 
accidentalmente, l a Milicia A ctiva l os c incuenta añ os a nteriores, y c on funciones 
operativas precisas. En 1901 la modernización del esquema institucional de las fuerzas 
militares s e c ompletó con l a or ganización de l a P rimera R eserva y l a c reación de l a 
11 
 
Segunda R eserva. A sí, l as f uerzas m ilitares del paí s s erían E jército per manente, 
Ejército Auxiliar, Primer y Segunda reservas. 
En r esumen: el t ema c entral t ratado en el pr esente t rabajo es l a r elación de l 
Ejército permanente con sus fuerzas anejas, las cuales en funciones operativas o de pie 
de guerra pueden ser clasificadas como fuerzas auxiliares y fuerzas de reserva. Debido 
a las características que todas el las t ienen de forma independiente, pueden a su vez 
clasificarse en una subdivisión que consta de cuatro tipos (ver cuadro anexo): 
–Fuerzas aux iliares, denominaremos c omo fuerzas aux iliares a t odos aq uellos 
ejércitos que a pesar de no estar contemplados dentro del Ejército permanente 
siempre están en movimiento junto a él , y son la primera corporación que debe 
prestar apoyo en caso de una contingencia,7 y que estuvieron bajo la jurisdicción 
de la Secretaría de Guerra. 
–Fuerzas de r eserva, las fuerzas de r eserva, son aquellas que deben es tar en 
asamblea, lo cual s ignifica que no es tán en activo pero deben pasar revista de 
forma r egular p ara c omprobar q ue estén preparadas y l istas p ara e ntrar en 
acción apoyando al Ejército cuando éste lo juzgue necesario,8 y estarán bajo la 
esfera de influencia estatal. 
 
7 Cronológicamente, l os di versos nom bres de las c orporaciones ar madas que comparte esta 
característica y que denominaremos como fuerzas auxiliares son: Milicia; Urbana y Provincial (en la etapa 
colonial), Milicia Activa y Ejército Auxiliar. 
8 Los m ecanismos par a el adiestramiento qu e s e propusieron fueron variados, iban des de e l 
servicio m ilitar ob ligatorio, l a i nstrucción m ilitar periódica las f uerzas de r eserva s on: Milicia N acional 
Local, Milicia Cívica, Guardia Nacional, y la primera reserva y la Segunda Reserva. 
12 
 
―Fuerzas irregulares9 que no es tán reglamentadas, pero que en l os momentos 
en q ue s e i ncorporaba a l a m ovilización d el ej ército d e operaciones t ambién 
rendían cuentas la Secretaría de Guerra. 
–Fuerzas de s eguridad i nterna, 10 bajo l a j urisdicción de l a Secretaría de 
Gobernación y q ue e n c aso de s er nec esario t ambién s e podrían i ntegrar al 
ejército de operaciones. 
Debido a q ue o tro d e l os t emas q ue es tratado e n el pr esente t exto es la 
transformación operativa que las fuerzas auxiliares y de reserva van sufriendo en todos 
estos años, es importante aclarar ciertos conceptos del argot castrense adoptados aquí 
por s u u tilidad ex plicativa: l os o ficiales han sido divididos en t ácticos ( con formación 
básica), técnicos ( con m ayor i nstrucción c ientífica) y f acultativos ( especializados e n 
funciones organizativa y de mando).11 
 
9 Las f uerzas irregulares –formadas pr incipalmente p or c uerpos d e c aballería– aparecen a lo 
largo de todo el siglo XIX y parte del XX de forma intermitente. Pude localizar muy poca información al 
respecto, por l o q ue s erán necesarias f uturas i nvestigaciones s obre es te as unto. P or ah ora se pued e 
decir q ue es tas f uerzas eran f ormadas por mineros, hac endados, p equeños pr opietarios y s us 
trabajadores, pertrechados por ellos m ismos. Cabe señalar que durante la guerra de independencia se 
conocía a estas fuerzas como Realistas lo cual parece sugerir que al Ejército Imperial se le ha 
denominado erróneamente como “Ejército Realista” cuando en realidad los cuerpos Realistas eran 
Irregulares qu e c arecían de un a r eglamentación, per o go zaban del f uero c omo r ecompensa. A estas 
fuerzas Irregulares durante los primeros años del México independiente se les denominaba como 
Auxiliares –por s u c ondición operativa, ya que s e i ntegraban de i nmediato a l e jército de oper aciones–, 
para e vitar c onfusión, a lo l argo d e es te t exto nos r eferimos a él como Irregulares. Otra denom inación 
para estas corporaciones fue la de Guardia Nacional Móvil de Caballería y durante la Revolución, ya en el 
siglo XX, también se utiliza el nombre de Irregulares. 
10 Entre las fuerzas de Seguridad se puede mencionar la Guardia de Seguridad creada en 1857, y 
las fuerzas Rurales ensayadas durante el últimogobierno de Santa Anna y en su máximo apogeo durante 
el Porfiriato. 
11 Armas t ácticas s on la infantería y c aballería, l as ar mas t écnicas ar tillería e i ngenieros, aquí 
existe una dificultad en la definición, ya que en diversos momentos a lo largo del siglo XIX se nombra en 
algunas ocasiones a los ingenieros como arma facultativa junto a los oficiales de Estado Mayor. Para el 
presente texto me referiré a las armas de artillería e ingenieros como técnicas y a los oficiales de Estado 
Mayor como facultativos. 
13 
 
Como y a s e h a dicho, l os r eglamentos de todas l as fuerzas m ilitares –Milicia 
Activa, Milicia Nacional Local, Milicia Cívica, Guardia Nacional– las consideraban en pie 
de paz dentro de la misma categoría, como fuerzas de reserva, al cambiar su condición 
operativa a pie de guerra esta igualdad entre todas ellas no se mantenía. Es allí donde 
el tratamiento del tema se hace aún más complejo: los grados más altos en cada una 
de las tres fuerzas estaban claramente jerarquizados, así, la mayor graduación para el 
Ejército permanente, era general de división; en la Milicia Activa, general brigadier; y en 
la Guardia Nacional, coronel. Lo cual implicaba, necesariamente una jerarquización en 
caso de que las diversas fuerzas operaran de manera conjunta. 
Otro aspecto que se suma a l a complejidad de es te análisis y que t ambién se 
menciona a lo largo del texto, fue el cambio que a lo largo de los años se fue dando en 
la capacidad operativa que las fuerzas de reserva. Muy seguramente cuando se pensó 
en la creación de las corporaciones que debían ser la reserva se contempló dotarlas de 
capacidad operativa más l imitada que la del Ejército permanente: por el lo se entiende 
que la M ilicia C ívica s ólo c ontara c on c uerpos de i nfantería y caballería, f uerza 
suficiente para el cumplimiento de su labor. Pero conforme fueron pasando los años, los 
reglamentos de l as fuerzas de r eserva l as f ueron dot ando d e m ayor c apacidad 
operativa l o q ue s e l ogró c on l a i nclusión d e l as ar mas d e ar tillería e ingenieros. E l 
fortalecimiento en l a capacidad o perativa de es tas fuerzas de r eserva, l es per mitió, 
principalmente a la Guardia Nacional, convertirse en un verdadero r ival para la Milicia 
Activa. 
En cuanto a la organización del capitulado éste analizará tres granes etapas del 
proceso de formación de las fuerzas auxiliares y de reserva. La primera etapa donde se 
14 
 
hablará de la generación de oficiales del Ejército Mexicano que estuvo marcada por el 
prestigio que le otorgaba la corporación de la que eran originarios, lo cual está expuesto 
en los primeros dos capítulos, que abarcan desde el fin del periodo colonial hasta el año 
de 1 853. C uando l os años fueron p asando y di cho or igen s e fue di fuminando de 
manera paulatina, la idea de pertenencia también se diluyó. Una vez que este problema 
jerárquico institucional dejó de ser un factor que preocupara a la administración militar, 
las mejoras d e l as fuerzas m ilitares s e fueron s ubordinando a l os aspectos 
organizativos de la administración del Estado en su conjunto. 
Esta segunda etapa estaba más encaminada a l a racionalización de l as fuerzas 
militares y el i ntento de d eterminar l as j urisdicciones administrativas, r epresentadas 
primero por ministerios y, años más adelante, por secretarías de Estado, a las que cada 
corporación m ilitar debí a sujetarse, como parte de los g randes pr oyectos 
administrativos de l os di stintos ban dos pol íticos. Esta et apa puede s ituarse desde l a 
dictadura de Santa Anna en 1853 y se extiende hasta la República Restaurada y está 
desarrollada en el capítulo tres. 
Durante l a t ercer et apa, la f uncionalidad ad ministrativa de l as fuerzas m ilitares 
fue s ólo un o de l os varios o bjetivos a l ograr den tro del proceso de consolidación d el 
órgano administrativo militar que era la Secretaría de Guerra, la otra gran preocupación 
que per mitió el des arrollo de l as fuerzas m ilitares en el p aís, f ue l a m odernización y 
profesionalización de éstas. E sta pr ofesionalización per mitió ec har a andar pr oyectos 
para l a formación y adiestramiento es pecializado d el E jército A uxiliar del P orfiriato. 
Además del trabajo en el Ejército Auxiliar se intentó la creación de fuerzas de reserva 
bien estructuradas y reglamentadas, mediante los proyectos de Bernardo Reyes, el de 
1885 y la Segunda Reserva de 1901. 
15 
 
En última etapa, deb en considerarse l os g obiernos de F rancisco I . M adero y 
Victoriano Huerta, en los cuales también se c ontempló mantener el modelo operativo 
Ejército permanente, Ejército Auxiliar y reserva. 
Por t anto, esta úl tima e tapa de l a or ganización, m odernización y 
profesionalización de l as f uerzas militares, debe ubicarse e n l os años q ue v an d el 
triunfo de T uxtepec, at ravesando todo el P orfiriato t ema del que m e ocuparé en el 
capítulo c uatro, y c oncluye en l os pr imeros años de l a R evolución m exicana, l o cual 
resulta paradójico y a q ue l os úl timos meses d e es ta et apa final del g ran pr oceso 
iniciado en 182 1, coincide con l a di solución del propio E jército Federal, cu yos meses 
finales serán t ratados en “El f inal de u n largo proyecto 1911-1914” apartado que más 
que ser un capítulo terminado, funciona como epílogo. 
 
16 
 
1. LA HERENCIA ADMINISTRATIVA COLONIAL 
 
La a dministración p ública c olonial de l a N ueva E spaña fue el producto d e do s 
grandes l íneas; por u na p arte s e encuentran las ac ciones i mplementadas d e forma 
deliberada y cuya idea original provenía de la península, las estructuras administrativas 
coloniales tuvieron como objetivo central resolver pr oblemas es pecíficos y 
perfectamente i dentificados. La s egunda l ínea l a c onformaron las m edidas 
administrativas que de forma natural –debido a las condiciones imperantes en la Nueva 
España– se ejecutaron c omo el r esultado de l a c onvivencia c on l os elementos 
tradicionales o costumbres propias y bien arraigadas en la población.12 
El cumplimiento de l os objetivos principales que l a Corona pr etendió lograr 
dependían de una pol ítica administrativa consistente en u n s istema muy r ígido y bien 
controlado desde E spaña, d e es ta necesidad s urgieron un a s erie d e t écnicas 
administrativas i deadas específicamente para l ograr l a c entralización y l a perfecta 
sujeción de los territorios americanos,13 para lo cual resultó de gran importancia entre 
estas t écnicas l a c reación de una “ estructura or gánica y de un v asto s istema de 
legislación detallada,” 14 el c ual s e c omplementó c on l a e fectividad q ue para l a 
protección de l os i ntereses españoles representó l a continua renovación del personal 
administrativo que se reclutaba exclusivamente en la metrópoli. 
El objetivo pr incipal de esta pol ítica administrativa fue mantener y f ortalecer un 
estrecho vínculo entre los hombres y las instituciones de la península con los negocios 
 
12 Wendell K arl GORDON S CHAEFFER. La administración pública mexicana. México, I nstituto 
Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 2003. 314 P. (Visiones Ajenas). Pp. 213-214. 
13 Ibid. P. 215. 
14 Ibid. Pp. 215-216. 
17 
 
americanos. P or ello l os peninsulares obtuvieron l os pues tos m ás i mportantes y d e 
mayor j erarquía en l a ad ministración pú blica de l a N ueva E spaña, lo cual t ambién 
lograron dentro d e i nstituciones c omo la I glesia y el E jército, i ncluso al gunas 
profesiones permanecieron cerradas para los criollos y lógicamente para los mestizos e 
indios. 
La es tructura or ganizativa de l a ad ministración p ública d el I mperio E spañol 
estaba encabezada p or el R ey y des cendía hac ia el “ Real C onsejo de I ndias, los 
virreyes y l os c apitanes g enerales delN uevo M undo, [ …] los g obernadores, 
corregidores, al caldes m ayores y r egidores en l a bas e de l a pirámide.” 15 Con la 
creación d e l as i ntendencias la figura de intendente pr etendió s ustituir l os pu estos 
político-administrativos de corregidor, alcalde mayor y en al gunas oc asiones t ambién 
llegó a d esplazar al de gobernador. Además de esta clara verticalidad administrativa –
de l a c ual, para no simplificar, se d ebe s eñalar q ue l a j erarquización ent re las 
autoridades no s iempre fue l a r uta en l a q ue l os pr ocesos administrativos f luyeron– 
horizontalmente existió una enorme complejidad de correlación en funciones y atributos 
entre los diversos f uncionarios, 16 ninguno de el los, ni s iquiera l os ni veles 
gubernamentales más al tos tuvieron bien definidos sus a tributos ni l ograron gozar de 
plenos p oderes e n ninguna materia de E stado. En estas c ondiciones t an c omplejas 
 
15 Ibid. P. 216. 
16 “Había una especialización de funciones como sucedía entre los gobernadores, corregidores y 
alcaldes mayores. En tanto que los deberes de estos funcionarios combinaban responsabilidades 
judiciales y administrativas, l os g obernadores pos eían a utoridad m ilitar es pecial y los c orregidores s e 
responsabilizaban con frecuencia del bienestar de los indios. Cuando en 1786 estos funcionarios 
provinciales fueron sustituidos por intendentes, los nuevos administradores tuvieron facultades exclusivas 
en materia de finanzas, así como amplia autoridad dentro de la administración general.” Ibid. P. 217. 
18 
 
resulta c asi i mposible hacer una c lara “separación de l as funciones j udiciales de l as 
estrictamente administrativas.”17 
Debido a l a fragmentación a dministrativa l os pr ocesos burocráticos r esultaban 
lentos y engorrosos, las demandas que l legaban a dirimirse mediante litigios judiciales 
requerían que muchos de los asuntos tratados en sus procesos se turnaran al gobierno 
metropolitano para su resolución, esta ineficacia en el órgano administrativo colonial fue 
lo que permitió a la Corona lograr una mejor sujeción de estos territorios bajo su poder 
político. A lgunos autores s e h an i nclinado por c onsiderar q ue el c olapso del I mperio 
español en América t uvo c omo uno de s us det onantes el r ígido e i nflexible s istema 
administrativo el cual impidió que se lograra un autogobierno colonial.18 
 
1.1. El Ejército Imperial y sus fuerzas de reserva 
Durante gran parte del per iodo colonial, en el territorio de l a Nueva España no 
existió un E jército pe rmanente. L as úni cas f uerzas regulares eran l as q ue s e 
encontraban en el centro del virreinato, “la Escolta de Alabarderos del Virrey y las dos 
Compañías de Palacio.”19 
Además, en la zona del norte siempre existieron acantonamientos cuyo objetivo 
era organizar las fuerzas necesarias par a r esguardar l a región, la c ual se v eía 
continuamente asolada por l as i ncursiones de l os l lamados “indios bár baros.”20 En el 
noroeste –Sonora y S inaloa– existieron grupos de i ndígenas q ue pr estaron sus 
 
17 Ibid. P. 217. 
18 Ibid. P. 214. 
19 Jorge Alberto LOZOYA. El ejército mexicano (1911-1965). México, El Colegio de México, 1970. 
128 P. (Jornadas 65). P. 16. 
20 En 1758 había 3000 soldados en los puestos fronterizos. Ibid. P. 93. Günter KAHLE. El ejército 
y la formación del Estado en los comienzos de la Independencia de México. Trad. Mar ía M artínez 
Peñaloza. México, Fondo de Cultura Económica, 1997. 276 P. (Sección de Obras de Historia). P. 55. 
19 
 
servicios a la Corona como fuerzas auxiliares, cómo se les denominaba en esa época –
aquí los denominaremos como irregulares. 
Poco an tes de 1 700, l os g remios de c omerciantes d e la Ciudad d e M éxico y 
Puebla organizaron regimientos, los cuales más que un Ejército o Milicia, funcionaban 
como policía, y se encargaban de la protección y seguridad del ramo comercial. Estos 
gremios son una c lara m uestra de l as c omplejas r elaciones administrativas que 
existieron en la Nueva España.21 
Al c oncluir l a G uerra de l os S iete Años (1756-1763), l a N ueva España fue el 
epicentro de una serie de controversias políticas, administrativas y militares. Debido al 
creciente po der q ue I nglaterra fue ac umulando, l a C orona E spañola v io e n el la un a 
amenaza latente, no sólo en lo relativo al avance económico que los comerciantes de la 
isla comenzaban a adquirir en l as colonias españolas,22 sino también en la creciente y 
peligrosa pos ibilidad de q ue I nglaterra i ntentara i ncursionar e n l os t erritorios q ue l a 
Corona tenía en el norte de América. 
Carlos I II or denó l a r eorganización de l as colonias y para c umplir t al obj etivo 
nombró a J osé de G álvez c omo V isitador General, q uien pr oyectó la c reación de un 
cuerpo armado permanente que pudiera ser puesto en activo en caso de u na guerra, 
por el lo en 1765 se inició la organización del pr imer E jército permanente de la Nueva 
España. P ara f ortalecer a es te Ejército, Gálvez pr oyectó la r eorganización de u n 
 
21 Op. Cit. LOZOYA, P. 16. El Consulado, además de las fuerzas mencionadas, poseía una serie 
de funciones de diferente índole, entre ellas fungía como autoridad judicial y poseía sus propios 
tribunales en los que se d irimían asuntos m ercantiles pr ivados, durante a lgún t iempo se encargó de la 
recolección de impuestos par a e l go bierno, ad emás de l levar a c abo l a p laneación, c onstrucción o 
reparación de caminos. 
22 Cfr. Brian R . H AMNET. La política y el comercio en el sur de México 1750-1821. México, 
Instituto Mexicano de Comercio Exterior, 1976. 298 P. 
20 
 
sistema de fensivo en l a l ínea fronteriza nor te del v irreinato y c uyos r ecursos 
económicos provinieron de la reforma administrativa hacendaria hecha por él mismo. 
El primer paso en el plan de reorganización político territorial ideado por Gálvez 
en enero de 1768 y aprobado por la Real Orden de agosto de 1769, ordenó la creación 
de l as C omandancias, m edida q ue t rajo c onsigo l a reorganización d e l as Californias, 
Sonora, S inaloa y Nueva V izcaya, territorios todos el los que por su lejanía no p odían 
recibir l a ay uda q ue de mandaban d el V irrey par a s u b uen funcionamiento. L as 
comandancias tenían como objetivo contribuir al desarrollo de l a región, propagar la fe 
católica y el sometimiento de los “indios barbaros” de la región, cuya belicosidad hizo 
necesario que la nueva organización administrativa tuviera un carácter militar-territorial. 
Además d e los beneficios ad ministrativos contemplados en esta nuev a organización, 
también se esperó obtener una nueva organización territorial y una disminución en los 
gastos de l a h acienda públ ica.23 Según sus promotores, és ta “no t enía m ás finalidad 
que promover los intereses públ icos del rey y del Estado.”24 Queda as í de m anifiesto 
que l a preocupación que el nor te de l a Nueva E spaña produjo no sólo se debió a la 
amenaza externa, sino al cambio de la lógica administrativa al interior del reino.25 
El objetivo principal de la reorganización administrativa del Estado español y de 
sus c olonias fue l ograr la centralización d el poder en las manos del m onarca. La 
 
23 “Los 45 a ños de vida de la c omandancia g eneral pr opiciaron l a progresión m aterial, 
demográfica y cultural de aquellos alejados territorios. La expedición septentrional había sido el cimiento 
de l a n ueva or ganización guber nativa-militar. L a e xperiencia qu e apor tó esta nueva o rganización 
gubernativa-militar, s irvió p ara c oncebirla c omo una unidad autónoma, c on s u propia c asa de m oneda 
para favorecer un tráfico comercial másnutrido, así como para la explotación de metales, la introducción 
de maquinaria y la fundación de una escuela náutica en Guaymas, puerto que además tendría una feria 
para promover las relaciones mercantiles de la región. La comandancia sería la implantación del gobierno 
en un territorio muy vasto aún indómito y una palanca para posteriores expansiones. Omar GUERRERO 
OROZCO. Las raíces borbónicas del Estado mexicano. México, U niversidad Nacional Autónoma de 
México/Coordinación de Humanidades/Dirección General de Publicaciones. 1994. 307 P. P. 225 
24 Ibid. P. 224. 
25 Ibid. P. 221. 
21 
 
reforma administrativa en Nueva España además de la fundación del Ejército –aunque 
íntimamente ligado a él–, proyectó una reforma administrativa-político-territorial, para lo 
cual s e i mplantaron l as u nidades a dministrativas t erritoriales de nominadas 
Intendencias.26 Con la creación del Ejército y la reorganización administrativa, política y 
económica d e l a N ueva E spaña, l a dinastía Borbón i ntentó r acionalizar el n uevo 
“Estado unitario y c entralista es pañol para establecer formas d e control j erárquicas y 
centralizadas c on el f in de ev itar l a di spersión del po der, c onsolidar el c ontrol y l a 
seguridad i nterior y en frentar l as a menazas del ex terior.” 27 La or ganización de es te 
Ejército en Nueva España no resulta un caso aislado o excepcional, la creación de una 
institución d e t ales c aracterísticas fue p arte de un pr oceso c omún e n l os n acientes 
Estados. 
La m ayoría de l os el ementos organizativos del nuev o E jército V irreinal f ueron 
tomados de la estructura del Ejército peninsular, de la que se dijo en v arias ocasiones 
que debía ser modificada para lograr su correcta adaptación a la realidad americana. La 
Ordenanza del E jército es pañol reglamentaba t odos los as pectos de l a v ida m ilitar, 
tanto e n l a península como en l a Nueva E spaña, este d ocumento s irvió par a e l 
establecimiento del régimen jurídico del ámbito castrense.28 
Las fuerzas militares de Nueva España se componían de Ejército permanente y 
fuerzas de reserva, e ncarnadas en l as Milicias –Provinciales y U rbanas–; el E jército 
 
26 Para observar e l proceso de implantación de una n ueva f orma de adm inistración pú blica d e 
este periodo ver, Omar GUERRERO OROZCO. Op. Cit. 
27 Conrado H ERNÁNDEZ. “ Formación y f undación d e l as f uerzas ar madas.” E n Relaciones. 
México, El Colegio de Michoacán, Primavera, 2007. Vol. XXVIII. Núm. 110. Pp. 11-18. P. 14. 
28 “La gradual m onopolización de l a violencia m arca l a c onsolidación de l estado c omo el único 
medio legítimo para armonizar l os conflictos sociales. En el proceso se consolidan valores expresados 
hipotéticamente en el ejército: obediencia, disciplina y espíritu de cuerpo como la adaptación personal al 
cuerpo s ocial. [ …] c on la profesionalización d e los ej ércitos d entro de l Estado s e legitima l a 
monopolización de la violencia y c on e llo dar solución a los c onflictos s ociales m ediante una 
armonización social.” Ibid. P. 12. 
22 
 
permanente estaba formado por mandos de origen español, usaban uniformes y armas 
como l as del E jército peninsular, per o a di ferencia de és te, l a disciplina y el 
adiestramiento de sus hombres no eran más que rudimentos básicos muy diferentes a 
la formación q ue r ecibían l as tropas d e l a península. N unca f ue num eroso ni es tuvo 
bien or ganizado. E ntre las ideas q ue pr omovieron mantener en esta s ituación t an 
precaria al Ejército, estaba la creencia de que mantenerlo en óptimas condiciones, bien 
armadas y pr eparadas pod ía s er foco de agitación y rebeliones, además de q ue 
representaría un enorme gasto. 
En 1762 se organizaron las fuerzas de reserva del Ejército mediante la creación 
de l as m ilicias,29 en e llas lo s soldados l o eran s ólo d e nombre y e ran u tilizadas para 
necesidades locales. La Milicia estaba d ividida en unidades Urbanas y Provinciales, a 
éstas se encomendó la protección y la defensa interior de los territorios del reino. Los 
cuerpos milicianos deberían estar en asamblea y sólo serían convocados en momentos 
de emergencia. La Milicia Urbana sólo existió en las ciudades más ricas como: Puebla, 
Guanajuato, San Luís Potosí, Veracruz y la Ciudad de México. La Milicia Provincial se 
componía principalmente de campesinos y su organización estaba basada en el modelo 
de las Milicias de la provincia de Castilla en España. 
Pocos a ños d espués de l a fundación del E jército C olonial, s e i nició el deba te 
sobre s u c omposición g eneral, e n es e tema des tacaron d os po sturas; l a del V irrey 
Revillagigedo, quien pr opuso mantener un E jército p ermanente en es tado óptimo, 
fuerte, bi en organizado y ar mado, pero c on una M ilicia poc o numerosa pero más 
efectiva. La i dea del v irrey de m antener un Ejército bien organizado quizá se deba a 
 
29 Este dat o es importante para e l análisis organizativo, ya que se constata que la organización de las 
Milicias es pr evia a l a or ganización d e l as f uerzas p ermanentes, por l o qu e t al as unto dem andará u n 
mayor análisis en su estudio. 
23 
 
que la atomización de l os po deres p olítico y ec onómico exigieron de é l continuos y 
numerosos pactos con variadas corporaciones coloniales para desarrollar t oda índole 
de actividades y t rabajos m ateriales c omo l o f ue l a pl aneación y mejoramiento d e 
caminos, lo cual llevó al Virrey a recurrir continuamente al Ejército para conseguir apoyo 
logístico y técnico de los ingenieros militares, el apoyo económico del Consulado y de la 
Junta, así como la cooperación de los arrieros locales. 
La pos tura contraria a la de Revillagigedo era la de F rancisco Antonio Crespo, 
que recomendó el fortalecimiento d e l as Milicias P rovinciales y l a di sminución d el 
Ejército, esta propuesta es acorde con la idea de que “la operación de los ejércitos y la 
movilización par a l a defensa de l os puntos neur álgicos ex ige i ndefectiblemente l a 
existencia de un po der p olítico y adm inistrativo c entralizado” 30 lo c ual t endía a 
fortalecer los poderes regionales que para estos años ya habían comenzado a gestarse 
en diversas zonas del territorio colonial. 
Más allá de las propuestas para el arreglo del Ejército, lo que siempre representó 
un pr oblema real –entre m uchos ot ros–, fu e la g ran c orrupción q ue existió en l a 
administración pública novohispana y par ticularmente en l a administración económica 
militar, donde a pesar de l as fuertes s umas d e di nero q ue se as ignó par a la 
organización y m anutención del Ejército, éste nunca fue el s uficiente o al m enos s u 
administración nunca permitió l levar a efecto el pr oyecto de hacer del E jército u na 
institución bien organizada, c on l a c apacidad p ara c omprar o producir ar mamento, 
equipo y uniformes adecuados. Gran parte del dinero que fue destinado al Ejército se 
perdía en l os sueldos de soldados que estaban en nómina, pero que no existían en l a 
 
30 Ibid. Pp. 14-15. 
24 
 
realidad, este di nero i ba a par ar a l as bol sas de funcionarios públicos o de mandos 
militares.31 
Otro as pecto negativo en el Ejército er a la aus encia de p rogramas de 
adiestramiento para la tropa y oficialidad, por ello los cuadros de oficiales nunca fueron 
cubiertos en número y estaban conformados por oficiales y mandos medios que en su 
mayoría sólo poseían rudimentos militares básicos. 
Problema no m enos importante f ue el organizativo, ya q ue cuando l a C orona 
decidió crear un Ejército p ermanente para l as colonias c omo p arte de l as r eformas 
administrativas del Estado, los funcionarios novohispanos tenían nociones muy vagas 
relativasa la formación y administración de una institución de este tipo, ello puede ser 
una explicación del porqué los criterios respecto de los gastos para abastecer y proveer 
de todo lo necesario par a el bue n m antenimiento de las f uerzas militares se f ueran 
haciendo sobre la marcha, sin planeación y de manera arbitraria. Por último, a todo lo 
anterior s e de be s umar el profundo desinterés d e l a p oblación p ara i ntegrarse al 
servicio de l as ar mas. 32 Ésta er a, e n t érminos g enerales, l a s ituación de las 
corporaciones militares durante la última parte del periodo colonial. 
 
 
 
 
 
31 “Podría parecer que se dio poca atención al renglón de egresos de la administración financiera. 
No h abía, e n verdad, ningún procedimiento para f ormular el pr esupuesto an ual, por lo m enos en e l 
sentido m oderno. Los c ostos r utinarios de l a administración, t ales c omo sueldos, s e det allaban e n l a 
legislación desde España, y los gastos extraordinarios precisaban la aprobación del Gobierno peninsular, 
salvo en em ergencias c omo l a que pudiera oc asionar u n toque m ilitar.” Wendell Karl G ORDO 
SCHAEFFER. Op. Cit. P. 218. 
32 Conrado HERNÁNDEZ. Op. Cit. P. 12. 
25 
 
1.2. El ejército de operaciones 
La forma como se inició en septiembre de 1810 la revolución de independencia, 
apoyada principalmente en la clase baja de la población novohispana, permite suponer 
que el Ejército Insurgente, más que un verdadero Ejército, era una masa popular que se 
iba desplazando, s in disciplina, s in armamento, s in mando claramente j erarquizado.33 
Con esta movilización, se inició el proceso de fusión de las corporaciones militares que 
once años más tarde se transformaron en el primer Ejército de Mexicano con el nombre 
de Ejército Imperial de las Tres Garantías. 
Iniciada l a m ovilización d e l os i nsurgentes, el g obierno v irreinal e chó mano d e 
todas l as c orporaciones m ilitares que ex istían en l a N ueva E spaña, las c uales por 
primera vez se preparaban para entrar en ac ción de manera conjunta con l o cual se 
constituiría el ejército real de operaciones de la Corona Española,34 integrado y liderado 
por l os h ombres q ue pertenecían al Ejército I mperial o permanente al q ue 
tradicionalmente s e l e ha n ombrado Ejército R ealista, C olonial o V irreinal,35y c uyas 
fuerzas de reserva pasaron a pie de guerra transformándose en las fuerzas auxiliares, 
las c orporaciones q ue s e m ovilizaron f ueron: l as fuerzas c osteras y pr esídiales, la s 
Milicias del Resguardo del Comercio, Milicias Provinciales y las Urbanas,36 y hasta los 
 
33 Los mandos más altos en la administración pública colonial estaban destinados a peninsulares, 
por ello los criollos sólo podían acceder a mandos medios en el Ejército entre los oficiales de este sector 
que se unieron a la independencia los más renombrados, aunque no los únicos, fueron Ignacio Allende y 
Juan Aldama 
34 Carlos María de BUSTAMANTE. Campañas del general D. Félix María Calleja, comandante en 
gefe del ejército real de operaciones, llamado del centro. México, Imprenta del Águila, 1828. 200. P. El 
título del libro da cuenta del nombre que se le atribuye al Ejército colonial en campaña. 
35 Lozoya se refiera a Ejército en esta época como Ejército Virreinal. LOZOYA, Jorge Alberto. El 
ejército mexicano. Op. Cit. P. 15. Por su parte León Toral se refiere a él como “Ejército Virreinal.” LEÓN 
TORAL, Jesús de. et. al. El ejército y fuerza aérea mexicanos. 2 vol. Méx ico, Secretaría de la Defensa 
Nacional, 1979. [Vol. I] 357 P. P. 78. 
36 Estas corporaciones militares también representaban los intereses de particulares adinerados, 
que aportaban hombres de sus fincas o haciendas según fueran los rubros o las regiones en los que se 
encontraban sus intereses, como quizá lo fuere le casos de Anastasio Bustamante que era una especie 
26 
 
voluntarios –irregulares– que de mostrando s u fidelidad a l a C orona, decidieron 
organizarse para la contingencia. 
La i ntención or ganizativa q ue aportaron al m ovimiento i nsurgente a lgunos 
militares como Ignacio Allende y Juan Aldama, y cuya idea táctica era la movilización de 
cuerpos pequeños y mejor adiestrados no se logró consolidar. El número tan reducido 
de o ficiales que se integraron a movimiento de i ndependencia –contrasta con la g ran 
cantidad d e ho mbres q ue s e i ncorporaron al m ovimiento r evolucionario– impidió 
aprovechar a l a totalidad de l a capacidad en potencia que tenía el Ejército Insurgente. 
Los o ficiales n o fueron l os s uficientes para l ograr la or ganización, di sciplina y 
adiestramiento q ue t odo ej ército n ecesita. E n es ta s ituación se puede dec ir q ue el 
ejército real de oper aciones de l a C orona de E spaña se en frentó a un ej ército –el 
Ejército I nsurgente– cuya táctica in icial se bas aba en el des plazamiento d e g randes 
masas, y que debido a sus carencias, organizativas, disciplinarias y de oficialidad sufrió 
numerosas derrotas, siendo pírricas las pocas victorias obtenidas por él. 
 
1.2.1. La táctica del ejército real de operaciones y del Ejército Insurgente 
Después de la captura y fusilamiento de Miguel Hidalgo, los oficiales insurgentes 
comenzaron a desarrollar una nueva doctrina táctica37 consistente en la formación de 
pequeños cuerpos que funcionaban como diminutas divisiones autónomas obligadas a 
 
de hombre allegado o de confianza del general Félix María Calleja. Cfr. Brian R. HAMNETT. “Anastasio 
Bustamante y l a g uerra de I ndependencia 18 10-1821.” E n Historia Mexicana. México, E l C olegio d e 
México, Vol. XXVIII, Abril-Junio 1979, núm. 4. Pp. 515-545. 
37 Günter KAHLE divide en tres periodos militares la guerra de Independencia, la primera es “la 
acción d e los ej ércitos de masas baj o l a c onducción de H idalgo,” 1810 a 1 811; s egunda, la g uerra d e 
guerrillas iniciada por Morelos y sostenida en forma constante después de su muerte de 1811 a 1821 y la 
tercera la “rebelión del ejército regular” dirigido por Iturbide y “su unión con los guerrilleros” en 1821. De 
esta d ivisión s on las dos úl timas par tes las q ue n os i nteresan, p or s er en ellas d onde s e da n las 
modificaciones m ilitares q ue perdurarán durante añ os des pués de lograda l a i ndependencia del p aís. 
Günter KAHLE. Op. Cit. Pp. 111-112. 
27 
 
depender de su propia capacidad numérica para operar, para hacerse de pertrechos y 
de h ombres. E sta f orma de pel ear ex igió de los mandos un gran conocimiento d e la 
región en que se combatía, por ello, fue imposible mantener un Ejército Insurgente con 
mando único centralizado. En el marco de esta nueva lógica organizativa, las guerrillas 
que se f ormaron f uncionaron de manera a utónoma, per o s iempre i ntentando unirse 
entre el las para desarrollar operaciones militares de mayor al cance, para cumplir sus 
objetivos, no era suficiente conocer la región en que operaban, se requería además, de 
cuerpos mejor adiestrados, capaces de coordinar operaciones militares efectivas entre 
varias regiones. 
Con es tos nuevos m ecanismos, José M aría Morelos, q uien rechazaba l a l eva 
masiva como mecanismo para hacerse de soldados, i nició su movilización con “1500 
hombres bi en di sciplinados,” 38 siendo él el primero que e nfrentó ex itosamente a 
secciones del ejército de operaciones, al cual, aun en s ituaciones adversas –como lo 
era s er s uperado nu méricamente– en algunas ocasiones l ogró der rotar. En es te 
periodo, Morelos mostró sus grandes dotes organizativos y su capacidad para formar 
no sólo soldados disciplinados sino también jefes y oficiales, esto lo corrobora el hechode q ue l os oficiales insurgentes más i mportantes y r enombrados se formaron en las 
filas morelenses, entre ellos puede mencionarse a M ariano Matamoros, Manuel Mier y 
Terán, Nicolás Bravo y Vicente Guerrero. 
La implementación de las tácticas guerrilleras en los Ejércitos Insurgentes exigió 
de los o ficiales del ejército real de operaciones –algunos de los cuales contaban con 
experiencia en campos de batalla de otras partes del mundo– una pronta respuesta, la 
cual consistió en la creación de destacamentos especializados en la lucha de guerrillas, 
 
38 Ibid. P. 117. 
28 
 
estos cuerpos “al contrario de l os i nsurgentes que l uchaban i legalmente [gozaban de 
una] posición j urídica (…), a pes ar de s u manera i rregular de g uerrear, [la c ual era] 
totalmente legal y correspondía aproximadamente al status de los ‘panduros y húsares 
que, c omo t ropas móviles, c ombaten i ndividualmente’ y hac en l a l lamada g uerra 
pequeña, en oposición a la guerra grande más lenta de las tropas de línea.”39 
La organización interna de ambos ejércitos –tanto la del de ejército operaciones 
como la del Ejército Insurgente–, se basó en la Real Ordenanza española de 1786,40 la 
cual proporcionó las bas es or gánicas, administrativas, tá cticas y es tratégicas p ara 
planear, realizar y llevar a cabo acciones armadas, ello nos hace suponer que ambas 
fuerzas tenían una fuerte i nfluencia de l a o rganización m ilitar f rancesa en l a c ual se 
basaba dicha Ordenanza. 
Esta Ordenanza fue de gran utilidad para los diferentes cuerpos que constituían 
las fuerzas insurgentes, ya que, al basarse en ella, lograron organizar la administración 
militar de sus tropas y poner orden al caos inicial de l a primera etapa de la guerra. Al 
ser es ta Ordenanza el el emento r ector de am bos ejércitos, tanto el E jército I mperial 
como el E jército Insurgente llegaron a “compartir pr incipios c omunes al i mplementar, 
cada un o a s u m anera y c on s us pr opios r ecursos, nu evos m étodos y t ácticas d e 
combate e incluso aplicar nuevas tecnologías.”41 
 
 
 
 
39 Ibid. P. 140. 
40Cfr. Moisés GUZMÁN PÉREZ. “Lecturas militares. Libros, escritos y manuales de guerra en la 
Independencia, 1810-1821.” en Relaciones 110, primavera 2007, vol. XXVIII. E l Colegio de Michoacán. 
Pp. 95-140. 
41Conrado HERNÁNDEZ. Op. Cit. Pp. 15-16. 
29 
 
1.2.2. El fin de las operaciones militares. 
Después de poc o más de diez años de l ucha, a principios de 182 1, todo s e 
perfilaba hacia el pronto fin d e l as m ovilizaciones m ilitares –el Plan de Iguala fue 
firmado en febrero de ese año– con l o c ual s e a proximaba el momento en q ue se 
trastocó definitivamente la estructura de las fuerzas militares existentes, y en su lugar 
apareció una nueva estructura, producto de la fusión de tres grupos de corporaciones 
militares –tradicionalmente s e h a d icho que s e fusionaron dos e jércitos, el E jército 
Virreinal y el Insurgente, pero se ha pasado por alto el hecho de que el primero de éstos 
en realidad es taba compuesto por dos grupos d e c orporaciones totalmente 
diferenciadas t anto en su organización como en s us funciones, y q ue es tuvieron en 
activo dur ante más de di ez añ os: u no era e l E jército permanente y el ot ro, estuvo 
constituido todas las corporaciones que formaban las fuerzas auxiliar, pie de guerra o 
condición operativa de l as fuerzas de r eserva, c ondición op erativa q ue c ompartieron 
con las c orporaciones i rregulares q ue s e l e ha bían u nido. Todas el las f ueron 
rebautizadas c on el n ombre d e M ilicia A ctiva, n ombre q ue l as di stinguirá del E jército 
permanente durante los años que duró la guerra de independencia y que estará vigente 
a lo largo de los primeros cincuenta años del México independiente. 
Mientras t anto d esde E spaña s e s eguían em itiendo di sposiciones l egales 
acordes al estado de guerra que se vivía en Nueva España. En éstas se pude observar 
que par a el g obierno español l a es tratificación j erárquica, j urídica y ad ministrativa de 
sus c uerpos m ilitares no r epresentaba problema al guno, es to l o c onfirma el decreto 
emitido en Madrid, con fecha 9 de julio de 1821 –casi cuatro meses después de la firma 
del Plan de Iguala–, donde se dispone cómo serían abonados los años de servicio en el 
ejército de o peraciones a los o ficiales del Ejército p ermanente y a l os d e la Milicia 
30 
 
Activa. Les serían abonados como tiempo completo mientras se hubieran mantenido en 
activo dentro del ejército real de operaciones, de igual forma, los grados obtenidos en la 
Milicia contarían menos que los obtenidos en el Ejército.42 
Por el lo se puede deducir q ue p ara 1821 la di ferencia j erárquica y j urídica del 
Ejército permanente –o Milicia permanente o regular como en algunas ocasiones se le 
nombra– y la Milicia Activa –nombre operativo de las antiguas Milicias en pie de guerra, 
a las cuales también se les nombró como Milicia i rregular– no presentaba problema o 
confusión al guna para el g obierno es pañol ni par a el g obierno colonial, y por el lo es 
lógico suponer que tampoco existía confusión para los hombres que pertenecían a cada 
una d e es tas corporaciones, l o c ual confirma q ue el E jército p ermanente e n N ueva 
España gozaba de mayores prerrogativas y beneficios que la Milicia Activa. 
Entre las grandes dificultades para la organización del Ejército –no sólo durante 
el periodo colonial sino durante todo el siglo XIX, pues fueron las mismas– estaban los 
mecanismos de reclutamiento para l a M ilicia A ctiva –fuerzas a uxiliares– y para el 
Ejército p ermanente. E n e llos no se c ontemplaron l as n ecesidades más b ásicas 
relacionadas con la demanda de hombres, las características determinadas que debían 
 
42Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional, en adelante AHSDN. AHSDN/Exp/XI/ 
481.3/44. f . 1. E l t exto c itado es u n i mpreso, f echado e n Madrid, pero en l a par te i nferior c on l etra 
manuscrita s e m enciona q ue d icho doc umento s e r emite a N ueva España. 1 ° “Que a l os Oficiales del 
Ejército que pasaron a Milicia en el año de 1814 les corresponde el retiro de tales Oficiales de Ejército. 2° 
Que a los de Milicia que fueron declarados de Ejército en mil ochocientos diez se les abone la mitad del 
tiempo que sirvieron en provincia antes de dicha época, y por entero el que hayan servido desde el citado 
año de mil ochocientos catorce. 3° Que si uno u otros hubiesen obtenido ascensos en Milicia como tales 
milicianos, obtengan el retiro correspondiente a un empleo menos, con arreglo al reglamento de retiros de 
primero de Enero de mil ochocientos diez; pero si en el ascenso hubiesen conservado la consideración 
del Ejército, optarán a l r etiro qu e c omo t ales l es c orresponde. 4° Q ue a los Oficiales pur amente d e 
Milicias se concedan los retiros, conforme a lo prevenido para ellos en dicho reglamento de mil 
ochocientos diez. 5° Que a los que no tengan los años de servicio que prescribe el m ismo reglamento 
para obtener el fuero y uso de uniforme, se les conceda sin embargo conforme a lo dispuesto en la Real 
orden de veinte y seis de diciembre de mil ochocientos catorce. 6° Que a todas las clases que 
actualmente componen los regimientos de Milicia se haga extensiva para sus respectivos retiros la gracia 
concedida al Ejército en decreto de siete de Noviembre de mil ochocientos veinte.” 
31 
 
tener, ni l o r elativo a s u formación, c on l o c ual nunc a s e l ogró s atisfacer de forma 
adecuada las necesidades que t enían de los cuerpos tácticos, t écnicos o facultativos 
del Ejército. 
Esto se constata con el decreto expedido por el virrey Francisco Novella el 16 de 
julio de 18 21 –siete d ías después d el dec reto el aborado por el rey de E spaña ant es 
mencionado– en l a Ciudad de México. 43 El m andato p ublicado consta de n ueve 
artículos, relativos al mecanismo de alistamiento para “el servicio personal efectivo” en 
la Ciudad de México, y con el cual “todo ciudadano vecino o transeúnte (…) de di ez y 
seis a s esenta a ños” 44 debía enlistarse pa ra completar los c uerpos ur banos d e 
infantería y caballería ya existentes o para la formación de nuevos. 
Según s eñala el artículo 5 de di cho d ecreto el alistamiento p ara el “ servicio 
personal efectivo” t enía como objetivo “conservar la t ranquilidad pública, como l o han 
verificado hasta ahora c on fruto m uchos de l os de fensores d e l a i ntegridad de l as 
Españas.”45 El mecanismo del reclutamiento para las Milicias, once años después del 
inicio de la independencia, siguió siendo en esencia el mismo que se utilizó en la época 
colonial para la formación de la Milicia Provincial, según el cual todos los varones aptos 
parara el servicio estaban obligados a prestar servicio en las fuerzas militares. 
Tanto el r eclutamiento c omo l as estructuras jurídicas y administrativas del 
Ejército y de la Milicia continuaron sin alteración significativa hasta los últimos días de la 
 
43 AHSDN/Exp/XI.481.3/50. f . 1. “Don F rancisco N ovella, A zabal, Pérez y S icardo, Mar iscal de 
Campo de los Ejércitos Nacionales, Subinspector Comandante general del Cuerpo Nacional de Artillería 
del Departamento de México, Condecorado con la Cruz de Honor de Talavera, Caballero de la Nación y 
militar Orden de San Hermenegildo, Virrey, Gobernador, Capitán General y Jefe superior político de esta 
N. E ., Superintendente g eneral Subdelegado de H acienda pú blica, Minas y Ramo del T abaco, J uez 
Conservador de éste, Presidente d e l a J unta y Subdelegado general de Correos, en e l m ismo Reino.” 
Novella fue virrey de Julio a Septiembre de 1821. Juana VÁZQUEZ-GÓMEZ. Diccionario de gobernantes 
de México (1325-1997).México, Nueva Imagen, 1999. 285 p. P. 98. 
44 AHSDN/Exp/XI.481.3/50. f. 1. 
45 AHSDN/Exp/XI.481.3/50. f. 1. 
32 
 
administración colonial, es to se entiende ya que en los territorios que mantuvieron su 
fidelidad a la corona has ta el último m omento permanecieron vigentes s us cuerpos 
jurídico-administrativos. 
En 1 821 p ara e l g obierno es pañol i ncluyendo el v irreinal, no había c onfusión 
alguna en las jerarquías y características de la relación entre el Ejército y la Milicia. El 
ejército de o peraciones era un c uerpo formado por dos ejércitos ya fusionados por la 
contingencia q ue se dio con el i nicio de l a movilización i nsurgente. A pesar de es tar 
fusionados es tos d os e jércitos, se m antuvieron claramente estructurados en un a 
organización jerárquica. Por último y para completar la fusión, y con el lo un elemento 
más en la complejidad ya existente en la estructura administrativa del Ejército Colonial, 
se integraron al Ejército Imperial ya fusionado con la Milicia, hombres tanto graduados 
como de tropa del E jército I nsurgente, aportando no s ólo s us d emandas s ociales y 
aspiraciones personales, sino las dificultades y vicios de su anterior experiencia militar. 
Uno de los problemas que surgió como resultado de la firma del Plan de Iguala y que en 
los p rimeros añ os de v ida i ndependiente causó f ricciones entre los hombres 
pertenecientes al Ejército Insurgente y los del E jército permanente fue “la legitimación 
de los guerrilleros (…) [lo que provocó] tensiones permanentes entre estos grupos tan 
diferentes en sus concepciones” 46 y origen. 
Al transcurrir los meses desde la firma de los Tratados de Córdoba, pasando por 
la Regencia y posteriormente el Imperio, quedó en evidencia que las demandas de los 
antiguos oficiales guerrilleros del E jército Insurgente fueron paulatinamente relegadas, 
lo q ue l os l levó a r ealizar una s erie de r eclamos, los c uales poco a poc o se f ueron 
 
46 Günter KAHLE. Op. Cit. Pp. 123-124. 
33 
 
transformado en c onspiraciones y por úl timo e n s ublevaciones, concluyendo c on l a 
abdicación del emperador el 19 de marzo de 1823. 
Los oficiales del Ejército Imperial, tanto los del Ejército permanente como los de 
la Milicia –españoles y criollos– se opusieron a la idea de que los antiguos guerrilleros 
insurgentes estuvieran a s u mismo n ivel.”47 Desde los periodos de la lucha armada y 
como c onsecuencia d e l os i ndultos o frecidos a l os r ebeldes, se habí a pr ovocado el 
descontento no s ólo de l os o ficiales s ino también de l os al tos funcionarios de l a 
administración públ ica, cuando l os o ficiales guerrilleros q ue de feccionaban eran 
incorporados al Ejército Imperial, lo cual significaba que los antiguos rebeldes gozarían 
de los mismos derechos que los oficiales del Ejército permanente, los indultos que se 
otorgaron a los insurgentes provocaron que en pocos días los bandidos pasaran de ser 
“cabecillas de bandas [a] caballeros oficiales realistas.”48 
 
1.3. La Milicia Nacional Local: primer ejército de reserva mexicano 
Una vez terminada la contingencia militar, al finalizar la guerra de independencia 
las fuerzas aux iliares del E jército per manente n ombradas c omo M ilicia A ctiva y 
formadas por las antiguas Milicias Urbana y Provincial, debieron regresar a su condición 
en pie de paz, es decir, debieron ser puestas en asamblea regresando a su condición 
original c omo fuerzas de r eserva, y l as c orporaciones Irregulares l evantadas p or 
hacendados, dueños de minas, y comerciantes debieron ser disueltas, pero no sucedió 
así. P or el c ontrario, poco a poc o s e fueron fusionando en el Ejército permanente, 
 
47 Ibid. Pp. 123-124 
48 “El que había cometido un asesinato o había seducido a la esposa o a la hija de otro insurgente 
lograba que su crimen quedara sin castigo, si se entregaba a los realistas, porque los oficiales de éstos 
no investigaban el motivo por el cual se había pasado de bando: lo que se quería era reducir el número 
de los insurgentes.” Günter KAHLE. Op. Cit. P. 124. 
34 
 
perdiendo con ello su autonomía regional y su antiguo nombre, adoptando a partir de 
este momento como nombre el de M ilicia A ctiva el cual en r ealidad era su condición 
operativa en pi e de g uerra, l a or ganización del E jército permanente c omenzó a 
complicarse con la creación de la primer fuerza de r eserva del Ejército permanente de 
México. 
De manera casi simultánea a la publicación de los dos decretos antes citados, el 
8 de j ulio de 1821, en Querétaro, I turbide, “Primer Jefe del Ejército Imperial Mexicano 
de las Tres Garantías,”49 decretó la creación de la Milicia Nacional Local,50 la ejecución 
de es ta disposición se bas ó en l a C onstitución es pañola de C ádiz, 51 en l a q ue s e 
determina q ue “en c ada Provincia hay a M ilicias N acionales,” c uyo o bjetivo pr incipal 
sería mantener el orden y la tranquilidad de los pueblos, misma obligación que habían 
tenía las antiguas Milicias Provinciales y Urbanas convertidas en estos años en Milicia 
Activa, con esta disposición este grupo de corporaciones militares tenían una duplicidad 
de funciones, problema que debió ser resuelta con un arreglo del las fuerzas militares 
mexicanas en su conjunto, lo cual por desgracia y a pesar de los numerosos intentos 
que se hicieron nunca se logró. 
En caso de ser necesario, para mantener la libertad del nuevo Estado, la Milicia 
Nacional Local –como lo había hecho la Milicia Provincial y Urbana al inicio de la guerra 
de independencia con su incorporación al Ejército Imperial–, debía fortalecer al Ejército 
Trigarante cambiando s u c ondición o perativa de asamblea como lo es tuvo en pie d e49 AHSDN/Exp/XI.481.3/49. f. 1. 
50 AHSDN/Exp/XI.481.3/49. f. 1. 
51 El decreto se remite al capítulo 2, título 8 de la Constitución de Cádiz. La organización de estas 
unidades debía hacerse según decreto real de 24 de abril de 1820. Günter KAHLE. Op. Cit. P. 148. 
35 
 
paz fungiendo como fuerza de reserva, al pie de guerra o activo como fuerza auxiliar del 
Ejército. 
El decreto para la fundación de la Milicia Nacional Local consta de 19 ar tículos, 
en los que se establece lo relativo a los hombres, cuadros de oficiales, organización de 
la M ilicia, em pleos, i nstrucción, j uramento, f uero, u niforme y armamento. A demás 
incluye elementos para la formación de la Milicia Nacional Local de Caballería, fuerzas 
que muy probablemente fueron las guerrillas creadas para contratacar a los insurgentes 
y que se habían mantenido como fuerzas irregulares.52 
El artículo 1° establece que “siendo ciudadanos todos los naturales y habitantes 
de esta América, cualesquiera individuo capaz de t omar las armas podrá alistarse a la 
Milicia Nacional.”53 En lo relativo a los empleos, el artículo 12° dice que “los oficiales de 
compañía, sargentos y cabos serán elegidos por los individuos de ellas a pluralidad de 
votos ante el Ayuntamiento,” se seguiría el mismo mecanismo para la formación de su 
Plana Mayor. El artículo 13 estable que el primer jefe del cuerpo miliciano local será el 
Comandante Militar del pueblo, villa o ciudad en la que se encontrara la Milicia. 
En lo relativo al fuero, en el artículo 16° se dice que “este cuerpo disfrutará del 
fuero militar en l os ac tos del servicio por l o r espectivo a c rímenes m ilitares, y del itos 
cometidos es tando de f acción; per o fuera d e el los y en t odos l os de más c asos [ los 
delitos que p udieran s er c ometidos por sus i ntegrantes s erán] juzgados p or l as 
 
52 Esta idea la expongo como una idea suelta, no como una afirmación, pero está fundada en los 
reglamentos para la caballería móvil que se hacen en el periodo de la Reforma para contrarrestar a las 
fuerzas guerrilleras, algo que como ya se ha señalado fue utilizado en la Independencia pero parece ser 
una constante a lo largo de todo el siglo XIX. 
53 AHSDN/Exp/XI.481.3/49. f. 1. 
36 
 
autoridades c iviles, las f altas p uramente militares o del s ervicio s erán c astigadas 
solamente con las ligeras modificaciones del último Reglamento Nacional.”54 
De es te r eglamento llama la at ención la s imilitud de f unciones entre l a nueva 
Milicia Nacional Local y las antiguas Milicias Provincial y Urbana. Como se ha dicho, la 
Milicia Nacional Local tiene la potestad de nombrar a su propia oficialidad por votación, 
característica q ue l uego t endrán l as futuras Milicia C ívica y la Guardia N acional. La 
diferencia de la Milicia Nacional Loca con todas estas corporaciones es que, todas ellas 
son dirigida por l os g obiernos estatales a di ferencia de la Milicia Nacional Loc al que 
estaría bajo las órdenes del Comandante Militar, quien por lo general era un oficial del 
Ejército permanente. 
El m antener, i nnovar o reestructurar la par te a dministrativa d el a ntiguo orden 
colonial parece lógico si se toma en cuenta que lo que se está organizando desde cero 
no es la administración s ino el poder político y l os beneficios económicos que t ienen 
que repartirse ant e l as nuevas circunstancias. El nuevo or den p olítico s e fue 
manifestando e n l os c ambios q ue paulatinamente s e di eron e n l as a ntiguas 
instituciones coloniales y en su administración. La creación de la Milicia Nacional Local 
representó el surgimiento de una institución militar que debía permitir la participación de 
los ciudadanos lo cual parece ser acorde con las ideas liberales que desde el siglo XVIII 
se habí an pr oducido en di versas par tes d el m undo. E l mismo papel q ue j ugó esta 
corporación militar formada por c iudadanos s e r eproducirá años más ad elante c on l a 
creación de la Milicia Cívica y la Guardia Nacional. 
Estos mecanismos democráticos introducidos en el Ejército podrían convertirse 
en el medio por el cual los diversos sectores sociales podían hacerse visibles y activos 
 
54 AHSDN/Exp/XI.481.3/49. f. 1. 
37 
 
defensores de sus pr opios der echos. Pero más al lá de l o q ue r epresentaba 
ideológicamente l a c reación de u na c orporación militar d e es ta í ndole, c omo una 
institución q ue podría g arantizar y d efender los i ntereses de l a c omunidad, logro 
obtenido después de un largo proceso de lucha de más de diez años, y que era acorde 
con las nuevas ideas liberales imperantes en el mundo, la creación de esta corporación 
trajo c onsigo confusión y f alta de pr ecisión en l os at ributos de l as diversas 
corporaciones militares, cuya coexistencia, a falta de un arreglo de las fuerzas militares 
en su conjunto hizo que la situación de todas ellas se fue complicando paulatinamente. 
Poco después de iniciados los primeros arreglos del Ejército Trigarante, la Junta 
Provisional Gubernativa55 emitió la Declaración de Independencia del Imperio con fecha 
28 de s eptiembre d e 18 21. Basándose en l os c onceptos militares es pañoles, l a 
Regencia c reó las r egiones a dministrativo-militares, en l as c uales s e incorporarían 
todas las provincias mexicanas. Las Capitanías Generales creadas fueron: 
1) Nueva Galicia, Zacatecas, San Luis Potosí, a cargo del Teniente General Pedro 
Celestino Negrete. 
2) México, Querétaro, Valladolid, Guanajuato bajo el mando del Mariscal de Campo, 
Manuel de la Sota Riva. 
3) Puebla, Veracruz, Oaxaca, Tabasco, siendo nombrado para ella el Mariscal de Campo 
Domingo Estanislao Lauces, que al morir será sustituido por el General José Antonio Echávarri. 
4) P rovincias I nternas d e O riente y O ccidente, dirigidas por e l Mariscal d e C ampo 
Anastasio Bustamante. 
5) La región sur, s in especificar c laramente a que se refiere con es to, f ue dirigida por el 
Mariscal Vicente Guerrero.56 
 
De los cinco generales mencionados los tres primeros eran miembros del Ejército 
permanente, uno del a uxiliar –Bustamante–, y uno del I nsurgente –Vicente G uerrero. 
Por desgracia para este nuevo arreglo, la gran extensión territorial de estas zonas de 
administración militar evidenció de inmediato su falta de funcionalidad. 
 
55 La junta Provisional Gubernativa fue creada el 28 de septiembre de 1821 y estuvo constituido 
por 38 integrantes. 
56 Günter KAHLE. Op. Cit. P. 152. 
38 
 
La consumación de la independencia marcó el fin de algunas de las condiciones 
políticas y ec onómicas q ue habían servido par a mantener s ujetas a l as c olonias al 
poder peninsular. Entre el las s e pu ede m encionar l a d esaparición de l a pr esión 
económica ej ercida por l a C orona, p ero t ambién c ambió l a or ientación q ue l os 
funcionarios habían seguido hasta entonces para mantener los intereses del gobierno. 
No obs tante, muchas de l as estructuras heredadas por el nuevo Estado siguieron 
manteniendo la misma compleja relación y duplicidad de atributos entre los funcionarios 
de todo el ramo administrativo. Otra dificultad a l a que la nueva Nación se enfrentó fue 
conseguir i ngresos, elemento c lave para c onservar l a l ealtad de l os funcionarios. La 
falta d e recursos económicos fue u n factor det erminante que pr opició n úmeros 
levantamientos en el país durante todo el siglo XIX. 57 
A pesar de los m últiples intentos por or ganizar y sistematizar el s ector m ilitar 
como pa rte d e l a adm inistración pú blica, el c omplejo j uego de i ntereses económicos, 
sociales y políticos no permitió la organización adecuada de éste. En este sentido las 
fuerzas auxiliares –Milicia Activa y cuerpos Irregulares– y las fuerzas de reserva –Milicia 
Nacional

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