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México, D. F. Ciudad Universitaria, Febrero de 2012 FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS COLEGIO DE HISTORIA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO LA IMAGEN DE LA CIUDAD EN EL ÁLBUM MÉXICO Y SUS ALREDEDORES T E S I S QUE PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE: PRESENTA: ASESOR: MTRO. FAUSTO FRANCISCO RAMÍREZ ROJAS LICENCIADO EN HISTORIA SALGUERO PEREA JOSÉ JUAN UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A mi familia, a mis maestros, a mi universidad. ~ 1 ~ Índice Introducción…………………………………………………………………………………………...3 1.0 Panorama artístico 1.1 La construcción de una identidad nacional tras el álbum México y sus alrededores……………………………………………..………………………………………...10 1.2 Panorama artístico…………………………………………………………….........................22 2.0 La imagen de la ciudad 2.1 ¿Cuál es la imagen de la ciudad en el álbum México y sus alrededores?...............….….32 2.2 Aprender a observar la ciudad a través del álbum México y sus alrededores………………………………………………………………………………….………….34 2.3 Los componentes de las imágenes en el álbum…………………………….………….……...42 2.3 El álbum México y sus alrededores……………………………………………………….…..…48 3.0 Arquitectura religiosa 3.1 El Sagrario Metropolitano…………………………………………………………………………57 3.2 La Plaza de Santo Domingo………………………………………………………………….…..62 4.0 Los paseos 4.1 Interior del bosque de Chapultepec……………………………………………………………..67 4.2 Las Cadenas en una noche de luna…………………………………………………………….72 5.0 Arquitectura civil e institucional 5.1 El Teatro Nacional…………………………………………………………………………………80 5.2 Casa del emperador Iturbide. ……………………………………………………………………89 5.3 La Plazuela de Guardiola………………………………………………………………………..94 -La casa de los Condes del Valle -La casa de los Marqueses de Guardiola 6.0 Las fuentes 6.1 La fuente de la Tlaxpana……………………………………………………………….…..…..102 6.2 La fuente del Salto del Agua…………………………………………………………….…...…106 ~ 2 ~ 7.0 Los mercados 7.1 La calle de Roldán y su embarcadero………………………………………………………...112 7.2 El mercado de Iturbide. Antigua Plaza de San Juan………………………………………...119 8.0 Fechas conmemorables 8.1 Interior de la Catedral de México (26 de abril de 1855)……………………………………...125 8.2 La Villa de Guadalupe (12 de diciembre de 1854)………………………………………....…133 8.3 Trajes mexicanos (Soldados del sur)………………………………………………………...…143 8.4 Plaza de Armas de México (11 de septiembre de 1854, celebración de la batalla de Tampico)……………………………………………………………………………………….….…...147 8.5 Palacio Nacional de México (entrada del ejército federal el 1 de enero de 1861)…….….156 9.0 La imagen del otro 9.1 Indios Kikapoo………………………………………………………………………………….…165 9.2 El perro……………………………………………………………………….…………………....175 9.0 Conclusiones…………………………………………………………………………………….179 10.0 Bibliografía…………………………………………………………………………………..…198 ~ 3 ~ Introducción La presente investigación tiene como objeto el estudio la imagen de la ciudad de México, a partir del análisis artístico-histórico que ofrecen las estampas litográficas de las dos primeras ediciones de México y sus alrededores; encontrar y comparar las diferencias así como las pervivencias en las composiciones de unas y otras, producto de los cambios circunstanciales que se dieron al transcurso de los años y los cuales modificaron el aspecto de la ciudad. Esas diferencias entre unas imágenes y otras, son el producto que pone de manifiesto la voluntad de los hombres que conformaron el taller litográfico de José Decaen, en descubrir una nueva imagen urbana, en correspondencia con un sentido “modernizador” de apropiación de la ciudad de México por sus habitantes; ciudad en la cual son todavía claramente perceptibles las huellas de una herencia cultural perteneciente a un pasado “lejano” pero fuertemente arraigado. Dicho estudio parte de la consideración de sus habitantes y su relación con la ciudad, como fenómenos fundamentales en el proceso de comprensión de la historia y la cultura que se vivió antes y después del período conocido como la Reforma, así como de su proyección en dicho álbum. Partiendo de esta valoración, nuestro trabajo analiza la imagen de la ciudad de México, por medio de una selección de cuadros litográficos, que creemos, son capaces de demostrar lo mencionado. Nuestra hipótesis consiste en que dichos cambios y permanencias son justamente los elementos que definen simbólicamente la configuración del espacio urbano de la ciudad, antes y después de las reformas liberales. Lo que nos proponemos, por lo tanto, es analizar las distintas imágenes que hablan de la capital, en el momento en que se estaba definiendo una nueva configuración de la ciudad decimonónica. ~ 4 ~ Para ello, desentrañaremos la morfología histórica y urbana que nos exponen estos cuadros litográficos, veremos qué tipo de correspondencia hay entre los distintos elementos compositivos que las conforman, así como las estructuras ideológicas, que detrás de ellas, intervienen en el desarrollo urbano y en la representación de la ciudad como una imagen simbólica; la “imaginabilidad”1 del espacio se vuelve entonces, un factor indispensable en el contenido de los capítulos. El método que vamos a utilizar para abordar la imagen de la ciudad será un análisis inscrito en una vertiente simbólica-descriptiva. Esta vertiente implica una aproximación a la configuración espacial urbana, desde múltiples y complejos puntos de vista. Por consiguiente, abordamos la problemática de la imagen de la ciudad de México en el álbum, desde perspectivas históricas, literarias y sociológicas. La combinación de todas estas perspectivas, nos lleva a un enfoque interdisciplinario, un enfoque de naturaleza semiótica. La metodología aplicada en estudios similares se ha seguido en sus lineamientos esenciales, pero hemos procurado aportar algunas innovaciones en el plano hermenéutico y heurístico a fin de reforzar la investigación en algunos aspectos que nos parecieron dignos de un análisis especial. Lo importante de la justificación teórica, hemos considerado, ya ha sido desarrollada en diversas obras precursoras a esta investigación, por lo cual no se cree necesario retomarla exhaustivamente, refiriéndonos especialmente a la historia de la litografía y su desarrollo en México. El carácter interdisciplinario que maneja el presente trabajo, y por medio de esta metodología, pretende llegar a la elaboración de descripciones sobre el desarrollo de la litografía y la imagen de la ciudad de México que proporcionó el álbum de México y sus alrededores; por ello queremos decir que las imágenes, no son estáticas, sino que sufren cambios diversos, unas veces se modifican 1. “Entiéndase “imaginabilidad” como la cualidad de un objeto físico que puede suscitar una imagen vigorosa en cualquier observador. Forma, pauta o distribución que facilita la elaboración de imágenes mentales del medio ambiente que son vívidamente identificadas, poderosamente estructuradas y de gran utilidad. El objetivo es establecer identidad y estructura en el mundo perceptivo o como el desarrollo de la imagen incluye observador y objeto, es posible fortalecerla imagen mediante artificios simbólicos, mediante la reeducación del que percibe o bien remodelando el entorno”, Kevin Lynch, La Imagen de la Ciudad, Madrid, Editorial Gustavo Gili, S.A, 1960, GG REPRINTS Barcelona, 2000, p. 19. ~ 5 ~ en función de los intereses del taller litográfico o de los mismos cambios que sufren las estructuras al paso de los años; por lo tanto debieron ajustarse a las transformaciones producidas en la misma realidad urbana, como resultado de procesos de renovación o deterioro o del mismo crecimiento de la ciudad. En cuanto a los contenidos de la imagen de la ciudad desde el punto de vista morfológico, han sido clasificados siguiendo la terminología del “impacto de lo moderno” sobre un “pasado cercano y colonial”, visible en dichas transformaciones en el espacio urbano y la apropiación de éste por sus habitantes. Por medio de ello, iremos descifrando una especie de discurso referente a la función visual de los álbumes, veremos como tal discurso también se encuentra de manera implícita o no, en los diversos documentos que nos dan referencias de algún elemento compositivo en los cuadros litográficos; poder ver la “imagen” que por esos años, se trataba de proyectar de “México y el mexicano”, a propios y extranjeros; y cómo el álbum con su muy particular lenguaje, intervino en la configuración y difusión de una determinada imagen de ciudad. De esta manera alentamos al lector, a obtener los conocimientos básicos que le permitan entender la imagen de la ciudad que nos ofrece México y sus alrededores, tanto en su proceso de elaboración y de los intereses a que sirvió, como desde el punto de vista del propio contexto artístico e histórico. Por ello, la investigación se articula en tres bloques en los que se desarrolla nuestra investigación. De aquí parte nuestro primer bloque, el cual nos ubica dentro del contexto histórico que dio por resultado la aparición de la primera edición, conforme a ello haremos mención de la tradición artística precedente a esta obra. El segundo bloque habla sobre como abordamos el concepto de la “imagen de la ciudad” en el álbum, también de que elementos componen las imágenes y las características propias del álbum. A partir del tercer bloque, nos concentramos propiamente en los elemen- tos y hechos históricos que constituyen las litografías. Concebimos títulos que a nuestra manera de ver, tuvieron la capacidad de englobar en adecuadas categorías las imágenes litográficas: “Los Paseos”, “Las Fuentes”, “Fechas conmemorables”, son ejemplos de ello. Para nosotros fue necesario este tipo de orden ya que de tal forma tratamos de resolver la problemática inicial ~ 6 ~ vinculada principalmente a falta de orden con las que fueron publicadas las imágenes de las dos primeras ediciones de México y sus alrededores. Fue gracias a ejemplares contemporáneos y álbumes originales consultados que pudimos adentrarnos en un análisis riguroso de las litografías consultadas. Con este trabajo se pretende desentrañar la imagen de la ciudad de México a través de las dos primeras ediciones del álbum México y sus alrededores, por lo cual se fijaron los siguientes objetivos: Determinar la relación historia-imagen en la ciudad de México. Definir la imagen mediante la combinación de sus elementos, identidades, estructuras y significados. Elaborar un perfil de la percepción de la misma. Establecer pautas de ordenamiento de la ciudad, mediante las apreciaciones documentales de variados cronistas de la época. Veremos que estos elementos suelen agruparse y organizarse en complejos organismos interrelacionados, y ello hasta el punto que a veces, al parecer, la imagen llega a constituir un campo continuó. Demostraremos que estas características son producto de apreciaciones reiteradas, que han dado las herramientas necesarias para estructurar una imagen colectiva que deja traslucir la identidad de la ciudad. Al desarrollar los puntos anteriores, descubriremos una reflexión cultural sobre las más diversas maneras en que las sociedades se representan a sí mismas en las ciudades y construyen sus modos de comunicación y sus códigos de comprensión de la vida urbana. La imagen de la ciudad como dimensión de la reflexión artística-histórica acerca de cómo la ciudad fue, en lo que se considera una etapa del pasado, resulta de gran interés académico. Hablamos de una cualidad visual específica como facilidad que puede reconocerse y organizarse en una pauta coherente. Una ciudad legible hace que sus distintos sitios sobresalientes o sendas sean fácilmente identificables y se agrupan también fácilmente en una pauta homogénea. ~ 7 ~ Correspondiente a estos objetivos, debemos tener en consideración los datos que nos otorgan los cronistas de la época y sus descripciones, las cuales nos dejan ver más claro varios tipos de relación, entre ellas la relación de las formas de ordenamiento y desarrollo de un de seres y lugares determinados, siempre en relación con su entorno, y que juntos nos muestran las pervivencias de hechos históricos y experiencias pasadas dignas de mención y preservación. Correspondiente a estas ideas, nos dimos a la tarea de establecer vínculos en los distintos lugares que forman la ciudad y destacamos su “imagen”, concepto impregnado de una gran gama recuerdos y significados dentro del álbum. En algunos de nuestros planteamientos se pueden comprobar las diferentes miradas sobre la imagen que la historiografía ha ido diseccionando sobre este tipo de análisis, y que Manuel Toussaint, Justino Fernández, resumieron en mayor y menor medida: una mirada occidental, mirada científica, mirada colonial, mirada turística o mirada de hombre, referidas tanto a cómo piensa la imagen el artista, y cómo la percibe el espectador. Si bien es cierto, el profesor Fausto Ramírez Rojas fue de las personas que continuó con el trabajo que en principio emprendieron Toussaint y Fernández, sobre la litografía mexicana. Fausto Ramírez marcó la pauta y una nueva visión de la ciudad de México a través del álbum de México y sus alrededores en distintos trabajos a lo largo de su carrera, directa o indirectamente, siendo algunos de los más reconocidos sobre este tema, su participación en la obra Casimiro Castro y su Taller que junto a la colaboración de reconocidos investigadores como Roberto L. Mayer y Ricardo Pérez Escamilla, nos habla sobre el álbum en el apartado “Signos de Modernización en la obra de Casimiro Castro”, dejándonos ver los cambios por los que pasaba la ciudad de México, de una ciudad procesional a un centro de poder laico, discurso inmerso en el análisis visual de varias litografías del álbum de Decaen y Castro. El énfasis en lo moderno y su repercusión en todos los órdenes de la vida cotidiana mexicana referente al álbum México y sus alrededores, lo retoma una vez más en su libro Modernización y modernismo en el arte mexicano, en el apartado “Signos de Modernización en la obra de Casimiro Castro”; en el que sigue dándonos un análisis completo de las litografías del primer álbum comparándolas con las de la segunda edición, uniendo cabos en los distintos ~ 8 ~ formatos gráficos en los que quedaron registrados los cambios que la reforma liberal le imprimió a la ciudad capitalina. A esta novedosa lectura emprendida por Fausto Ramírez, nuestro interés se centra en seguir aportando conocimiento a este tema y de alguna manera seguir contribuyendo al estudio e historia de la litografía en México y su alcance social y cultural. Dado el carácter de nuestro estudio así como del público y el propósito de divulgación propios del álbum, hicieron que fijáramos gran parte de nuestra investigación en fuentes hemerográficas de la época. Al igual que los estudios anteriores y por la metodología mencionada, trataremosde contribuir con la presente tesis en el proceso de reivindicación y revaloración de la labor litográfica decimonónica mexicana. No somos sólo espectadores sino actores que compartimos el escenario con todos los demás participantes. Nuestra percepción de una historia del arte a través del álbum, aún en estos tiempos no es continua, sino parcial y fragmentaria. Somos conscientes de que con la selección de imágenes que planteamos, dejamos fuera momentos y fechas trascendentales referentes a la capital y a otros estados de la república, que implicarían el manejo de más tiempo y mayores datos; los textos explicativos que acompañan al álbum fueron consultados mas no reparamos en el análisis de estos en relación con las imagenes, la importancia de los escritores y el gran peso en la vida social del país en el siglo XIX hace que su estudio amerite un trabajo de investigación propio, en el cual, por ahora no nos enfocaremos. Por dichas razones, creemos más conveniente incluir estas faltantes en futuras investigaciones. ~ 9 ~ Panorama artístico ~ 10 ~ La construcción de una identidad nacional en el álbum México y sus alrededores La invención de un imaginario histórico surgió con las necesidades de una elite gobernante en los años posteriores a la revolución de independencia del siglo XIX mexicano. Las representaciones de un pasado cercano fueron productos de un arduo trabajo intelectual y material que dotaría de la tan anhelada “identidad” a la nueva nación.2 Encontramos entre una gran gama de manifestaciones artísticas, una percepción de las realidades sociales como reflejo constante de un intento de conciliación entre sus costumbres, sus formas de vivir y de pensar con el rumbo incierto que les marcaba la modernidad y el progreso.3 El apogeo de las ciencias y su institucionalización fueron la principal causa por la que las artes como la pintura, la escultura, la imprenta y el grabado fungieron como medios en los que se legitimó esta transición. La producción artística derivada de estas ideas, empleó el término “moderno” de muy diversas formas a lo largo de la historia occidental, generalmente para expresar la ruptura con épocas anteriores. Así, tal y como afirma Habermas,4 puede rastrearse su origen incluso hasta el siglo V, cuando se deseaba expresar la diferencia entre los nuevos tiempos cristianos y el pasado pagano. No obstante, el uso actual de esta palabra se asentó en el siglo XIX y ésta, a su vez, en las ideas ilustradas del XVIII. En Francia, España y la Nueva España este pensamiento se materializó con el cambio de las estructuras reinantes, modificadas o suprimidas a partir del término de las Reformas Borbónicas. Aquellas ideas surgirían de los 2. Leopoldo Zea, El Positivismo en México: Nacimiento, apogeo y decadencia, México, Fondo de Cultura Económica, 1968, p. 124. 3. Fausto Ramírez, “La construcción de la patria y el desarrollo del paisaje en el México decimonónico” en Stacie G. Widdifield (coor), Hacia otra historia del arte en México, La amplitud del modernismo y la modernidad, Tomo II, México, Arte e Imagen, 2002 p. 285. 4. Jurguen Habermas, Identidades nacionales y postnacionales, Madrid, Tecnos, 1989, p. 40. ~ 11 ~ artistas, filósofos, economistas de la élite ilustrada que conformaban las cortes de Carlos III y Carlos IV.5 La modernidad era la base ideológica que daba forma al progreso de las instituciones en México como reacción frente a una sociedad tradicional y pretendía apoyarse en los principios de la razón, la experiencia y el ensalzamiento de lo práctico y tecnológico.6 Esto se reflejó en las artes con la creación de la Real Academia de San Carlos en el año de 1785 aprobada por el rey Carlos III de España. Por supuesto la creación de la academia fue propiciada por las ideas ilustradas peninsulares que pretendían modificar la estructura productiva tanto del arte como de las artesanías, guiándola hacia nuevos criterios de gusto y sobretodo atacando las estructuras gremiales que pertenecían al pasado. Así las bellas artes en el nuevo continente y específicamente en la Nueva España, conllevaron la tradición europea, que respondió a ciertos grupos en determinados momentos históricos y muchas veces tuvieron poco o mucho que ver con la tradición, en la que se expresaron, de igual manera, una serie de símbolos y sentidos creados desde la historia y cultura local. Bajo esta visión, las artes fueron en sí mismas la cultura, esto es, que si se era participe de dichas manifestaciones, por ende se era una persona “culta”. El discurso con el que se cubre la academia para combatir las prácticas gremiales, recaía en la supuesta falta de artistas con preparación académica que pudieran realizar grandes empresas, como lo significaban los nuevos edificios y monumentos que requería el país. Estas ideas propiciaron que el Tribunal de Minería, entre otras instituciones, apoyara la fundación de la academia,7 con el fin de formar maestros de dibujo para el adiestramiento de arquitectos e 5. Entre las más importantes, destacan las siguientes reformas: Reorganización del sistema hacendario, fomento a la minería, creación de las intendencias, expulsión de los jesuitas, enajenación de los bienes de la iglesia, libertad de comercio, supresión de los alcaldes mayores, creación de un ejército regular, multiplicación de trabas a la industria novohispana. Sonia Lombardo de Ruiz, Las reformas borbónicas y su influencia en la Nueva España, pp. 19-26, en Historia del arte en México, Tomo 9, México, Salvat, 1982. 6. Zoraida Vázquez, “Los primeros tropiezos”, en Daniel Cosío Villegas, Historia general de México, México, El Colegio de México, 1976, pp. 525-582. 7. Sonia Lombardo, op.cit., p. 32. http://es.wikipedia.org/wiki/Daniel_Cos%C3%ADo_Villegas http://es.wikipedia.org/wiki/El_Colegio_de_M%C3%A9xico http://es.wikipedia.org/wiki/El_Colegio_de_M%C3%A9xico ~ 12 ~ ingenieros con las habilidades de dar solución a los problemas como el del hundimiento del suelo en la ciudad, dificultad a la que se enfrentaba el gobierno desde tiempos atrás. Por lo tanto, lo importante de la academia se tradujo en la escolarización de la educación artística; esto es, romper con la tradición formativa del gremio (el aprendiz, el oficial, el maestro) con todo lo que esto significaba de una sociedad corporativa que era contra lo que iban las reformas ilustradas.8 De entre centenares de reformas destacaron, sobretodo, las divisiones entre el trabajo artesanal y el artístico, propiciando un valor agregado al trabajo colectivo de producción en serie en el primer caso, y un carácter noble, individual y privado en el segundo. Esta fue la manera en que la academia conformó una escala de valores con las que pretendió establecer una jerarquía en la estimación social de los diversos tipos de arte. La pintura, la escultura y la arquitectura, fueron el conjunto al que se llamó de “las tres artes nobles”, y “artes menores” a todo tipo de producción artesanal. Así pues la valoración de los objetos artísticos resultó en una construcción social e histórica y por lo tanto política, ya que a partir de estos discursos hegemónicos, se construyeron diferencias sociales que sirvieron para jerarquizar y establecer relaciones de poder dentro del campo artístico. Esta novedosa organización laboral fue la encargada de impulsar las nuevas reglas del arte de la ilustración; la austeridad del neoclásico, la sencillez de sus formas apegadas a los principios de la razón,9 fueron algunos de los elementos que frecuentemente se encontraron en la construcción de monumentos o edificios civiles y religiosos, dentro y fuera de la capitalmexicana. Por estas ideas se intentó retomar a la antigüedad clásica como inspiración porque en aquélla encontraron (en el caso de la arquitectura) ejemplos justamente de una construcción mucho más racional y “simple” de las funciones de la arquitectura. Es la época en la que se hace un rescate de Vitrubio, y por ende de los principios de la solidez, de la comodidad, de la economía, de la hermosura, que se vuelven a poner en práctica basando 8. Ibídem., p. 29. 9. Justino Fernández, Arte Moderno y Contemporáneo de México, El siglo XIX, Tomo I, México, UNAM, 1993, p. 42. ~ 13 ~ los diseños en principios geométricos.10 En este sentido, la idea de modernidad se vio sumergida notablemente en los estándares geométricos que regularon el diseño, pues evitaron las exuberantes formas del barroco, al cual le gustaba que un cuerpo penetrara en otro, no habiendo una separación muy clara, por ejemplo de las cornisas entre un primer y segundo piso. Es decir que todo fuera más visiblemente racional en su secuencia, orden constructivo y compositivo. De igual forma, el desarrollo del dibujo y el grabado dentro de la Academia se rigió de acuerdo al estilo europeo de las líneas clásicas. La representación de objetos de uso común en los diseños de productos, fueron dotados de una ornamentación más sencilla y de temas basados en la antigüedad clásica, compartiendo junto con las imágenes y la producción artística religiosa, una participación muy importante en todos los ámbitos de la vida diaria. El gran ánimo con el que surgió la Academia desapareció casi por completo al estallar la guerra de independencia, sumergiéndose en los años veinte en una postración que duraría casi veinte años, dadas las crisis políticas y económicas que aquejaban al país. No volvería a florecer sino hasta mediados del siglo XIX, durante las administraciones de Francisco Javier Echeverría (1843-1852) y José Bernardo Couto (1852-1861).11 A partir de entonces, la Academia de San Carlos fue lo suficientemente propicia para dejar sembradas las bases de lo que sería la producción artística de buena parte del siglo decimonónico. Aún en esas fechas de florecimiento artístico, seguía la tendencia de variados criterios que sustentaban una brecha entre la artesanía y el arte, a partir de la explicación de que el arte se aprendía en las academias, espacio donde podían encontrar maestros que enseñaran a sus alumnos diversas técnicas en el dibujo, conceptos y metodologías, para que junto con la inspiración y la destreza del educando, éste desempeñara de mejor manera su trabajo. En esta diversidad de definiciones de las expresiones culturales populares y académicas, encontramos en la mayoría de ellas, una gran confu- 10. Ibídem., p. 43. 11. Ibídem., p. 134. ~ 14 ~ sión en la forma de clasificarlas y definirlas.12 Así pues, desde entonces se comenzó a utilizar el término artesanía vinculada con objetos productivos utilitarios. No queremos profundizar en este complejo tema, pero sí podemos decir que a partir de esta división en el arte mexicano de mediados del XIX, se comenzó a discutir una valoración de los objetos artesanales, en desventaja con el “arte” (entiéndase como arte académico).13 Y surgió una serie de controversias o bien de visiones culturalistas (en el sentido de que cada elemento de la cultura debe ser valorada a partir de su propia sociedad). También hubo opiniones que marcaban el sentido de la existencia de una lucha por la legitimidad cultural en el arte por parte de las clases hegemónicas y dominadas que comenzaron a hacer explícita la idea de que el valor de los objetos artesanales está en relación con la organización social donde se produce.14 Sin embargo, todas estas interpretaciones, en nuestros días, ya no siguen utilizando el término de artesanía cargado de un otorgamiento de valor peyorativo. Esto es, los investigadores no siguen reproduciendo el discurso hegemónico del siglo XIX, que sustenta la poca validez (económica, estética, cultural, etc.) de los objetos artísticos creados desde una institución popular en relación con los hechos en la academia. Y aquí se agrega otro elemento importante: la forma de producción. Se dice que es artesanía, aquel producto realizado en un proceso de producción fuera de la Academia (diferenciándolo de otros procesos como lo es la manufactura y la industrialización). Bajo esta premisa, los objetos artísticos creados desde la academia, también son productos artesanales, sin embargo, los mismos autores no los designan como tal. Por eso creemos que cuando se habla de este tema, y particularmente, en el caso de la comparación entre la producción académica y la producción comercial de los talleres litográficos, se crearon conceptos cargados de una valoración hegemónica que prejuzga el objeto, esencializando su valor. 12. James Scott, Los dominados y el arte de la resistencia, México, Era, 2000, p. 16. 13. Ibídem., p. 22. 14. Luciano Gruppi, El concepto de hegemonía en Gramsci, México, Ediciones de cultura popular, 1978, p. 52. ~ 15 ~ Por estas razones, es importante entender que para lograr un buen acercamiento a nuestro tema de estudio (la imagen de la ciudad en las estampas litográficas del álbum México y sus alrededores) es necesario concebirles como una obra de carácter comercial, que no se encuentra estrictamente entre los parámetros académicos o artesanales, pero si sobresale entre estos en el sentido de que fue creado con el propósito de estimular el interés de las personas hacia un producto que cuya factura tenia más relación con materiales y obras publicitarias de la época, que tomaron forma de calendarios, carteles, catálogos, mapas, etc.; entre un sin de utilidades prácticas que dieron como resultado, una abundante producción artística. Estas consideraciones determinan de cierta manera, las ideas, conceptos, temas y elementos de mayor relevancia, que se derivan de las imágenes mismas. La cuestión del valor de los objetos en términos de un proceso de construcción histórico-artística va a estar determinada por las relaciones sociales que se dan dentro de un campo social-cultural; de tal manera que un objeto artesanal (popular o académico), en este caso México y sus alrededores, va a ser bello, feo, artístico, utilitario, bueno, malo, etc. (póngale los adjetivos que se quiera) dependiendo de los acuerdos e imposiciones propias de la época, en la transformación de la ciudad, conceptos que se dieron en la lucha por definir, los diversos tipos de arte en la construcción de la identidad nacional mexicana.15 Bajo estos preceptos, y para propósito de nuestro estudio, es pertinente aclarar lo siguiente. Se dice que los diseños de las artes populares apelan a la tradición, sin embargo, ¿acaso no hay tradiciones, escuelas o corrientes también en las artes académicas? Así las cosas, el argumento de la supremacía del arte académico sobre el arte popular deja de tener sustento. Sabemos las ideas expresadas son parte de un tema más amplio y com- plejo por cuales motivos y deseando no desviarnos de nuestro tema, no abundaremos más en él. Dentro de los distintos proyectos de nación que empezaron a manifes- 15. Porfirio Martínez Peñaloza, Arte popular mexicano, México, Editorial Herrero, 1975, p. 7. ~ 16 ~ tarse durante el siglo XIX, la sociedad mexicana deseó expresar fuertes diferencias con los tiempos anteriores, sin rechazar la herencia ibérica. Se emprendió el rescate del pasado prehispánico, interpretado como un pasado “glorioso” en el que podía asentarse la dignidad del ser mexicano y servir de base a dichos ideales nacionales.16 De esta manera, se llegó a emular de cierta forma el rescate que se efectuaba en Europa de las ciudades romanas sumergidas por laerupción del Vesubio: Herculano y Pompeya en la Italia todavía ni unificada. En buena medida, la elaboración artística se vio afectada por este tipo de discursos y el rescate del pasado; sin embargo, dicha manufactura de igual manera enarboló otros tipos de elaboración artística y con distintas miras. También se llegó a basar en la representación de personajes civiles, militares, héroes nacionales, así como lugares y monumentos. A la par de estos casos, se siguió con la representación de los episodios bíblicos; exaltando los valores que de ese tema se desprenden, pero ahora su propósito se enfocó en establecer analogías con las circunstancias y el contexto nacional. En el México independiente, lo moderno y su materialización en las ciudades fue materia de trabajo para el costumbrismo, ya que se forma una dualidad que absorben las artes, compuesta por estos dos conceptos aparentemente contradictorios. Ese arte tomó como temas principales, la imagen de las ciudades, sus habitantes y las costumbres, por ejemplo: edificios acueductos, calles, el alumbrado público, elementos en los que se denotó un progreso naciente y firme.17 Esta nueva manera de percibir el mundo, le otorgó a la producción artística mexicana, de un nuevo carácter laico y sobretodo civil. Esto se demuestra en un primer momento donde por ejemplo, se toman como modelos artísticos las imágenes de próceres de la patria y sus atavíos, así como posteriormente la representación de las personas del común y sus oficios, o bien, la representación de costumbres, las tertulias, diversiones de los 16. Zoraida Vázquez, op. cit., p. 525. 17. Luis González. “El Liberalismo Triunfante”, en Daniel Cosío Villegas, Historia General de México. Tomo II, México, El Colegio de México, 1976. pp. 97-99. ~ 17 ~ habitantes o el paisaje; todo eso supuso una renovación de la iconografía, sin dejar de lado la persistencia de los temas religiosos. A este nuevo impulso laico, se le fue conociendo paulatinamente como “costumbrista,” 18 y tuvo un gran impacto tanto en el viejo continente como en América, con matices propios correspondientes a cada escuela. Sin embargo se pueden distinguir analogías y empatía por ciertos temas que tuvieron el suficiente impacto en la sociedad para recurrir frecuentemente a ellos y considerarlos como objetos de moda o buen gusto. La litografía y con ella, la variedad de temas que incluyó el género costumbrista, tipos y escenas de la vida de la ciudad y sus regiones, formaron parte de novedosos medios de comunicación visual como los libros y revistas ilustradas, donde la imagen era casi siempre un complemento secundario al texto y ésta en su mayoría se constituyó por imágenes logradas en las prensas litográficas y en cuyos variados temas destacaban por una fuerte carga con mira a una romántica conciencia del entorno que rodeaba a los artistas. 19 En México, las estampas costumbristas y de paisaje se entroncaron con grandes temas y líneas del romanticismo con una recurrente interacción con la imagen urbana y sus habitantes, por ejemplo: lo costumbrista y lo militar; los soldados están presentes en las escenas de la vida cotidiana. El viaje romántico y los viajeros románticos están a la orden del día y lo “pintoresco” hace su gran aparición en escena marcando la pauta de lo que debe y puede plasmarse según los lineamientos artísticos de la epoca.20 Lo “pintoresco” fue entonces como un sinónimo de admiración, fascinación tanto para el público local como para el extranjero. Era todo aquello que dentro de un espacio nos parece natural, aun cuando sea obra del hombre, pero que trata de imitar la irregularidad, la espontaneidad de la naturaleza. Lo pintoresco fue todo lo que agradó a la sociedad, que producía una sensación de reposo, de tranquilidad, quizás una cierta extrañeza en la medida en que 18. María Esther Pérez Salas, Costumbrismo y litografía en México: un nuevo modo de ver, México, Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, 2005, p. 21. 19. María Esther Pérez Salas, op. cit., p. 17. 20. Fausto Ramírez, “La visión europea de América Tropical: los artistas viajeros”, en Historia del arte mexicano, Tomo 7, México, SEP, INAH-Salvat, 1984, p. 59. ~ 18 ~ implica otras clases sociales. Para las élites, la vida pastoril era algo totalmente ajena pero que les llamaba muchísimo la atención. Recordemos a María Antonieta la esposa de Luis XVI vistiéndose de pastora y a quien en Versalles le construyen una granja, en la cual pasaba tiempo imitando un estilo de vida rural que le era muy peculiar. A eso se le llamaba pintoresco. Un gran gusto para representar la vida campesina o bien por el lado urbano, en el caso de la ciudad de México, los oficios de las clases más desposeídas, que eran considerados como algo meramente popular muy distintos a las clases gobernantes. La fascinación por las ruinas, las selvas que aparecen en las obras de los artistas viajeros, así como lo misterioso y la representación de las costumbres “amables” (por llamarle así), marcaron parte del camino a seguir de este novedoso arte. La creciente valoración de lo pintoresco vino a transformar los ideales artísticos tanto dentro como fuera de la Academia y se hizo de la capital mexicana el principal tema de trabajo; Se pensó que la importancia de este arte recaía en la severidad de los grandes edificios (modernos), en los monumentos que constituyen el área urbana o rural y en la “rudeza” de la naturaleza que rodea estos espacios así como en la pervivencia de una tradición artística religiosa y colonialista. De esta manera se pudo satisfacer de ampliamente el gusto y la demanda por este tipo de escenas. Al paso de los años se pudo observar una tendencia al uso de dicho tipo de imágenes. Los trabajos de calidad y la creciente demanda por los productos de este tipo de impresión, hicieron de dichas imágenes eficaces herramientas para propagar el progreso de las sociedades; incluso mucho de los logros que la litografía consiguió se vieron reflejados en las numerosas páginas de los periódicos, gacetas, revistas de la época. 21 A mediados del mismo siglo XIX mexicano, la litografía formó parte de un grupo muy importante de inventos que cambiaron radicalmente la forma de concebir y practicar dichos medios publicitarios, tal como haría la linotipia y la fotografía durante el Segundo Imperio; fueron detonadores de cambios en la 21. Tomás Pérez Vejo, “La invención de una nación: la imagen de México en la prensa ilustrada de la primera mitad del siglo XIX. 1830-1855”, en Suárez de la Torre, Laura (coordinadora) Empresa y cultura en tinta y papel (1800- 1860), México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora y UNAM, 2001, p. 7. ~ 19 ~ estructura social y en la percepción de una imagen de la ciudad.22 Conforme al desarrollo de la práctica litográfica, nace la posibilidad de reinterpretar la imagen que se tenía de la ciudad junto con los elementos característicos que la formaron, elementos que a su vez fueron modificándose con el paso del tiempo. La litografía fue también, un instrumento de poder, muy importante al momento de dar cuenta de los distintos sucesos históricos que marcaban el rumbo de la sociedad. El incesante paso con el que marchó la producción artística litográfica por aquellos años, le otorgó un papel significativo como medio de comunicación visual, pero a su vez también fue una eficaz herramienta con la cual se trató de impulsar ideales como los del nacionalismo y la educación. De tal forma, el carácter comercial que distinguió a este tipo de arte, fue precisamente el encargado de difundir dicha amalgama de valores e ideas, a un público heterogéneo tanto nacional como extranjero. Diversos artistas y eruditos de la época, crearon imágenes, visuales y escritas del territoriomexicano, de su historia, de sus paisajes, de sus ciudades, de sus costumbres, de sus tipos populares.23 Delimitaron lo que era nacional y lo que no. Se tuvo un amplio registro de cómo se construyó el imaginario nacional y de sus rasgos más relevantes y significativos. Estas características fueron retomadas y llevadas más lejos a manos de los álbumes litográficos de carácter costumbrista y gran formato que fue en donde dichas imágenes se volvieron el actor principal junto con los escritos encargados de describirles. Así pues, tenemos junto a la producción académica una elaboración eminentemente comercial ligada justamente a la producción de los talleres litográficos que se va a manifestar a través de la aparición de revistas ilustradas de los primeros álbumes publicados en México. Estos fueron mejorando su técnica hasta culminar en obras como en la serie Los mexicanos pintados por sí mismos, de 54-55 y los México y sus alrededores; empresas 22. Tomás Pérez Vejo, “Imágenes, historia y nación. La construcción de un imaginario histórico en la pintura española del siglo XIX“, en Colom González, Francisco (ed.), Relatos de la nación. La construcción de las identidades nacionales en el mundo hispánico, Madrid-Frankfurt, Editorial Iberoamericana, 2005, pp. 117-154. 23. Tomás Pérez Vejo, “La invención de una...” op. cit., p. 492. ~ 20 ~ eminentemente comerciales, que no excluyen la parte artística, pero tampoco tienen que ver con el ámbito de la academia. Un arte comercial que va a responder a las nuevas demandas de una sociedad cada vez más ávida de informarse e ilustrarse. Por ello, tanto la academia como el trabajo litográfico fueron instrumentos que transmitieron bajo los preceptos del género costumbrista, información conceptual, técnica, y ética, aunque de diferente manera; ambas instituciones manejaron elementos y símbolos que fueron heredados a generaciones posteriores a los años que nos ocupan. Dicho de tal forma, nos queda claro que, por un lado, se funda la Academia de San Carlos como la institución rectora del cambio de gusto, y de la producción artística que se va a ir dando en la sociedad mexicana, porque fue una institución creada con el propósito de supervisar el diseño de las obras arquitectónicas que se hacían; y por otro lado, el habernos referido a la creación de la academia, al estilo neoclásico que impulsó y el género de los tipos y las costumbres, nos sirve para entender los cambios estilísticos en la arquitectura y en la vida del país, a su vez representados en las estampas del álbum. Lo anteriormente dicho, pensamos, es una nueva forma interpretativa que nos ayuda a concebir una imagen unificadora de la ciudad en el México y sus alrededores. Los edificios, sus calles, el paisaje en el que se encuentra, sus habitantes y la relación entre todos ellos es la manera en que esta imagen de la ciudad real, de alguna manera, encuentra su equivalente visual en una importante obra artística. México y sus alrededores, al igual que los demás álbumes costumbristas y otros medios de comunicación como la prensa y las revistas ilustradas, no solo conformarón una extensa parafernalia del arte nacional decimonónico, sino que jugarón un papel como impulsores de conceptos como el nacionalismo y lo moderno, mismos mecanismos que dieron movilidad a la nación mexicana y hasta cierto punto unificación.24 En la sociedad capitalina, estos álbumes tuvieron un importante papel ideológico. Fueron concebidos como un gran aparato que trataba de comunicar una singular manera de vivir y 24. Ibídem., p. 397. ~ 21 ~ de pensar del ciudadano y cómo éste percibía su entorno y lo que lo conforma. En ese contexto florece la labor del taller litográfico así como la época de oro de los artistas nacionales en tan importante tarea. El estudio de estas imágenes y su impacto sobre la propia imagen de la ciudad, puede verse como una crónica de la invención de la nación; “una nación es una historia y un territorio, la tierra y los muertos”. 25 La forma en que la sociedad se visualiza físicamente crea también identidad. No sólo a través de fechas conmemorables para la nación (que son parte muy importante), sino de la construcción de un paisaje nacional, las representaciones de sus monumentos históricos o naturales, lo mismo hacen los grabados, las litografías, los cuadros de vistas y paisajes, todo un universo de imágenes que nos dice también cómo se fue conformando una idea de nación, la modernidad y las construcciones gráficas que la representaron; lugares, objetos y las formas artístico-históricas que la dotaron de significado. 25. Ibídem., p. 402. ~ 22 ~ Panorama artístico Artistas viajeros En el año que Alexander von Humboldt (1769-1859) visitó tierras mexicanas, dejó un gran legado como testimonio de su paso. El tiempo que Humboldt tardó en recorrer los territorios novohispanos, entre la capital y el puerto de Veracruz, lo utilizó para estudiar la fauna, la flora, la geología y los minerales de las regiones por las que iba transitado. Permaneció en México del 22 de marzo de 1803 al 20 de enero de 1804. En ese tiempo llego a plantear una nueva visión de México en su obra Vistas de la Cordillera y monumentos de los pueblos indígenas de América,26 publicada en París en el año de 1810, con diversas vistas impresas mediante el grabado en metal. Junto con esta obra publicó otras como las Tablas geográfico-políticas del Reino de Nueva España, que manifiestan su superficie, población, agricultura, fábricas, comercio, minas, rentas y fuerza militar (1808) y el Ensayo político sobre el reino de la Nueva España (1811). El marcado aspecto científico, cultural y político de dichas obras, se constituyó en un elemento de gran importancia para el México independiente, por ejemplo, al hacer hincapié en las riquezas naturales del país, riquezas latentes pero dormidas que poseía el virreinato, las que implicaban la posibilidad de la ascensión de México a ser la potencia más grande del mundo en caso de que tuviera una mejor administración, bajo preceptos liberales e ilustrados. La figura de Humboldt tiene el mérito de haber proporcionado a través de su estudio una visión del futuro para México, una idea de lo que era posible y una guía para lograrlo lo cual tuvo influencia en la visión de Carlos María de 26. Alexander Von Humboldt, Vistas de las cordilleras y monumentos indígenas de América, Edición facsimilar, prólogo de Charles Menguet y Jean Paul Duvials, introducción, traducción y notas de Jaime Labastida, México Siglo XXI. Cartón y Papel. 1995. ~ 23 ~ Bustamante (1774-1848) en su Cuadro histórico de la revolución mexicana de 1823,27 acerca de la posibilidad y éxito de la independencia mexicana al contar con tan prometedores recursos. La visita del barón de Humboldt dejó abiertas las puertas para la llegada de muy talentosos artistas, poseedores de distintas técnicas gráficas y pictóricas las cuales ayudaron a formar una visión más amplia de México y sus regiones, específicamente los llamados “Artistas viajeros”. La imprenta litográfica fue uno de los instrumentos más destacados, introducida al país por uno de estos artistas.28 Creada en Alemania hacia 1798 por Alois Senefelder,29 no sería sino hasta el arribo a estas tierras de los litógrafos italianos Claudio Linati de Prevost y Gaspar Franchini, que en 1826 introdujeron dicha técnica30 con el apoyo del Ministro de Relaciones Interiores y Exteriores de México, Gorostiza. A la muerte del segundo, Claudio Linati participó en la prensa mexicana creando diversas imágenes para el periódico El Iris en el año de 1826. Su estrepitoso exilio de estas tierras lo llevó de regreso a Europa, donde publicaríaen Bruselas su libro Trajes civiles, militares y religiosos de México de 1828, con 48 litografías que muestran los tipos y costumbres mexicanas31 sin discriminación de clase. Aparecen en sus láminas las figuras de “El Lépero” y “El Aguador”, que entre otros muchos personajes mexicanos, fueron posteriormente retomados por artistas extranjeros y nacionales. Sin duda el hecho de no ser originarios del país que retrataban les dio una perspectiva 27. Carlos María de Bustamante. Cuadro histórico de la revolución mexicana, comenzada en 15 de septiembre de 1810 por el ciudadano Miguel Hidalgo y Costilla, Cura del pueblo de los Dolores, en el obispado de Michoacán. Segunda edición corregida y muy aumentada por el mismo autor. Edición Facsimilar; México, INEHRM, 1985. 28. Fausto Ramírez Rojas, “La visión europea de América Tropical: los artistas viajeros”, en Historia del arte mexicano, Tomo VII, México, SEP, INAH-Salvat, 1984, p. 27. 29. Manuel Toussaint, La litografía en México en el siglo XIX, Sesenta facsímiles con un texto/de José Valades, IV Edición, México, Estudios neolitho, 1964. p. 9 30. Arturo Aguilar Ochoa, La Litografía en la Ciudad de México, Los Años Decisivos 1827-1847, Tesis para obtener el grado de Doctor en Historia del Arte, México, UNAM, 2001, p. 31. 31. Claudio Linati, Acuarelas y litografía, México, Inversora Bursátil, 1993, p. 13. javascript:open_window(%22http://132.248.184.131:8991/F/JYC57YLEPCUAS1V63HRYYK1DFPKXPF8EJDFAB6FQ5P47TX2XIJ-01762?func=service&doc_number=000073346&line_number=0009&service_type=TAG%22); javascript:open_window(%22http://132.248.184.131:8991/F/JYC57YLEPCUAS1V63HRYYK1DFPKXPF8EJDFAB6FQ5P47TX2XIJ-01995?func=service&doc_number=000656210&line_number=0009&service_type=TAG%22); ~ 24 ~ diferente en su visión de México. A su paso por el país dejaría pocos pero talentosos discípulos como fue el caso de Ignacio Serrano e Hipólito Salazar. Un año más tarde el litógrafo Frederick Waldeck (1766-1875) nacido en Praga, utilizó las prensas litográficas traídas por Linati para los trabajos que realizó en el Museo Nacional, entre ellos el álbum Colección de Antigüedades mexicanas que existen en el Museo Nacional. En 1838, Waldeck publicó su libro Voyage pittoresque et archéologique dans la province d'Yucatan pendant les années1834 et 1836 (París) ,32 que consiste en un volumen de ilustraciones de Yucatán y de diversas ruinas mayas incluyendo las de Uxmal. Dedicado a Lord Kingsborough, el libro proveyó soporte adicional a la noción del vínculo entre los mayas y los egipcios. Su ilustración del Templo del Adivino en Uxmal, por ejemplo, le hace ver muy similar a las pirámides egipcias. Las ilustraciones de Palenque hechas por Waldeck fueron escogidas para ser incluidas en el libro Monuments anciens du Mexique (Palenque, et autres ruines de l'ancienne civilisation du Mexique) (1866) escrito por el explorador mayista Charles Étienne Brasseur de Bourbourg. Aunque las ilustraciones de Waldeck habían implicado la conexión egipcia el texto de Brasseur de Bourbourg que acompañó tales imágenes en su libro invocó más a la antigüedad clásica de Grecia y Roma. Los dibujos de los tableros con escrituras mayas en el Templo de las Inscripciones de Palenque incluyeron claras figuras de elefantes, ahora reconocidas como artificios falsos que no representaban la realidad de las inscripciones originales. Esto alimentó, en la época, la especulación de la relación estrecha entre los antiguos mayas y la civilización egipcia, así como el mito del continente perdido de la Atlántida como un enlace común entre los dos mundos (el viejo y el nuevo). John Philips y Alfred Rider (1817-1867) elaboraron 21 láminas respecto a la zona minera de Real del Monte y de otros estados de la república. Philips y Rider eran dibujantes de la citada compañía inglesa asentada en aquel real minero. Philips regresó a Londres para publicar su libro México Ilustrado33, 32. Manuel Toussaint, op.cit. p. 11. 33. Roberto. L Mayer, México Ilustrado. Mapas, planos, grabados e ilustraciones de los siglos XVI al XIX, México, Fomento Cultural Banamex, 1994. http://es.wikipedia.org/wiki/1838 http://es.wikipedia.org/wiki/Uxmal http://es.wikipedia.org/wiki/Mayista http://es.wikipedia.org/wiki/Charles_%C3%89tienne_Brasseur_de_Bourbourg http://es.wikipedia.org/wiki/Charles_%C3%89tienne_Brasseur_de_Bourbourg http://es.wikipedia.org/wiki/Grecia http://es.wikipedia.org/wiki/Roma http://es.wikipedia.org/wiki/Escritura_maya http://es.wikipedia.org/wiki/Atl%C3%A1ntida ~ 25 ~ como respuesta al creciente interés europeo en los recursos mineros nacionales. Johann Mortiz Rugendas (1802-1858), pintor alemán discípulo de Jacques Louis David, recorrió varios países de América latina, entre ellos México por los años de 1831 a 1834 donde realizó más de 1600 apuntes dibujados en lugares como Manzanillo, Guadalajara, Hidalgo, Querétaro y la capital, en la que destaca su ilustración de “La Alameda. Paseo Público”. Una mínima parte de su trabajo se publicó en Europa, mediante la técnica litográfica. Años más tarde (en 1855), publicadas en el libro México y los Mexicanos. Paisajes y bosquejos populares, de Carl Christian Sartorius.34 Daniel Thomas Egerton (1800-1842) visitó México en el año de 1831; retrató en sus trabajos los alrededores de México, entre los más destacados encontramos su cuadro sobre San Agustín de las Cuevas en tiempos de feria. Publicó en Londres su álbum Vistas de México el cual contuvo 12 litografías acuareladas.35 El arquitecto y litógrafo Carl Nebel (1805-1855), enfocó gran parte de su interés en representar la arquitectura arqueológica del país.36 En su primer viaje a México produjo un álbum pintoresco que tomó forma después de cinco años de arduo trabajo, publicando el libro Viaje pintoresco y arqueológico sobre la parte más importante de la República Mexicana sobre la parte más interesante de la e p b lica e ican a en los a o s transcurridos desde 182 hasta 1834. La edición francesa de la obra de Nebel se publicó en 1836 y cuatro años más tarde, apareció la edición en español. En sus textos, escritos con la finalidad de explicar las detalladas ilustraciones, elaborados en un lenguaje sencillo y accesible, se observa su conocimiento de los libros escritos por los primeros cronistas españoles del siglo XVII, como Torquemada, entre otros, además de textos más cercanos a su época, como los de Alejandro de 34. Carl Christian Sartorius, México y los mexicanos, México, San Ángel, 1975. 35. Egerton Daniel Tomas, Egerton en México, 1830-1840: Vistas de México, Valle de México, México, 1991. 36. Carl Nebel, Viaje pintoresco y arqueológico sobre la parte más interesante de la República Mexicana, en los años transcurridos desde 1829 hasta 1834. Viaje por la República Mexicana 1829-1834. , Observaciones, Alejandro de Humboldt, prólogo, Justino Fernández, México, M. Porrúa, 1963, p. 27. javascript:open_window(%22http://132.248.184.131:8991/F/JYC57YLEPCUAS1V63HRYYK1DFPKXPF8EJDFAB6FQ5P47TX2XIJ-00113?func=service&doc_number=000258129&line_number=0007&service_type=TAG%22); javascript:open_window(%22http://132.248.184.131:8991/F/JYC57YLEPCUAS1V63HRYYK1DFPKXPF8EJDFAB6FQ5P47TX2XIJ-00113?func=service&doc_number=000258129&line_number=0007&service_type=TAG%22); javascript:open_window(%22http://132.248.184.131:8991/F/JYC57YLEPCUAS1V63HRYYK1DFPKXPF8EJDFAB6FQ5P47TX2XIJ-00114?func=service&doc_number=000258129&line_number=0008&service_type=TAG%22); ~ 26 ~ Humboldt. En las litografías referentes a la arqueología mexicana, Nebel logró recrear un ambiente antiguo y majestuoso, donde la exuberante vegetación enmarca toda la escena. En este álbum fue el primero en dar a conocer la pirámide de los Nichos de El Tajín, a la que considera como el último testigo de una antigua civilización condenada a la desaparición.Pedro Gualdi pisó suelo mexicano por el año de 1835, con el nombrami- ento de pintor de escenografía,37 encargándose de esta labor en la compañía de Ópera de procedencia italiana con la que llegó a la capital. Fue el primer extranjero en publicar sus trabajos en México, en el taller litográfico de Massè y Decaen (en la calle de Santa Clara núm. 8).38 Monumentos de México tuvo dos ediciones (la primera de 1841 y la segunda de 1842) que registran como su nombre lo dice, los monumentos arquitectónicos de mayor importancia en el plano urbano. En dichos álbumes nos ofrece distintas perspectivas de numerosos recintos a lo largo de 12 bellas litografías por lo que se le conoce como pintor y litógrafo. La integración del espacio y las personas dentro de sus ilustraciones se unen en una singular armonía debido al dinamismo perspectivo propio de su estilo. El perfeccionado trazo en el dibujo de Gualdi y el efecto monumental del paisaje en sus perspectivas, fueron parte de los conocimientos adquiridos por sus alumnos y seguidores, entre los que destaca Casimiro Castro, oriundo del estado de México. Talleres litográficos Además de la presencia de extranjeros que pasaron por el país, y que por lo regular publicaron sus álbumes fuera de México, a partir de la segunda mitad de los años treinta, se fueron estableciendo en México empresarios he impresores, en un principio de origen francés como el caso de José Decaen, los cuales fundaron talleres litográficos como empresas comerciales y fue aquí donde comenzó a desarrollarse la producción litográfica en México. 37. Roberto L. Mayer, Los dos álbumes de Pedro Gualdi, en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, Número 69, México, UNAM, 1996, p. 81. 38. José N. Iturriaga de la Fuente, Litografía y grabado en el México del XIX, México, Inversora Bursátil, 1993. p. 171. ~ 27 ~ Esta nueva técnica paulatinamente se hizo de buena fama, con fines claramente comerciales y dependía de menos recursos económicos para desarrollarse, por lo menos, más barata que el grabado.39 Arturo Aguilar Ochoa nos dice que en sus inciertos principios o “años oscuros”, de la naciente producción litográfica del país, se careció de editores audaces que pudieran hacer frente a la condición precaria en la que se encontraba el país, suficientemente ambiciosos para impulsar el arte litográfico.40 La poca experiencia con la que contaron los improvisados dibujantes y litógrafos de origen nacional, fue otra de las causas que retrasó el desarrollo de este arte. El no poder hacerse de una buena técnica y destacada calidad, llevó a muchos aprendices a tomar como modelos trabajos de manufactura europea, con los cuales se pretendió adquirir cierta destreza. Razones por las cuales, se careció de trabajos originales, lo cual obligó a las nacientes empresas a adquirir paulatinamente nuevas y mejores máquinas litográficas procedentes del extranjero; y los artistas nacionales no tuvieron más opción que desarrollar su profesión dentro de los mismos talleres litográficos en su mayoría de empresarios extranjeros, bajo los lineamientos del viejo sistema gremial. Manuel Toussaint nos da cuenta de estos talleres en su trabajo Apuntes para la historia de la litografía en México, y nos dice cuáles fueron los primeros talleres en instalarse años después de la introducción de dicho arte por Linati: los artistas Robert y Fournier de origen francés fueron quienes precisamente trabajaron con las prensas litográficas traídas por el italiano, en el año de 1828.41 Se cree que la falta de información de las obras que produjeron, se debió al poco conocimiento y desinterés por los periódicos de la época que todavía en esos años no daban mucha importancia a la técnica litográfica, y también se supone que se debe a la falta de experiencia laboral ya mencionada. 39. Arturo Aguilar Ochoa, op.cit., p. 84. 40. Ibídem., p. 39. 41. Manuel Toussaint, op.cit., p. 4. ~ 28 ~ La siguiente casa editorial fue la de Rocha y Fournier, que edita la novela La Etelvina en el año de 1835.42 En el año de 1836, este taller logra dar un impulso importante a la litografía mexicana, por las variadas colaboraciones que emprenden con casas editoriales, ilustrando obras literarias. En 1838 se establece una casa litográfica donde trabajaron Federico Mialhe como dibujante y José Decaen de origen francés como impresor.43 Esta empresa duró poco lo cual obligó al joven José a asociarse con Eduardo Boudin y juntos establecieron otro taller en el año de 1840, lugar donde también trabajo Hipólito Salazar. Ese año fue justamente en el que se disuelve este convenio, y se crea el tan renombrado taller de Agustín Massè y Decaen, quienes colaboran con el famoso editor Ignacio Cumplido, dando forma a las imágenes que contuvo el pionero de las prensas ilustradas, me refiero a su participación en los seis tomos de El Mosaico Mexicano.44 Otra de las obras que destacaron de entre su repertorio, fue el trabajo de Monumentos de México, del artista italiano Pedro Gualdi en el año de 1841. Fue una de las primeras obras de prestigio publicadas en México y cuyo tema fue la misma ciudad y sus habitantes: aguadores, cargadores, rancheros, campesinos, militares, religiosas, etc; fueron personajes utilizados por el autor, elementos en segundo plano, que carecen buena técnica en su tratamiento. Es por ello que para muchos, es considerada como la obra precursora de México y sus alrededores. En el año de 1843, todavía alcanzaron a participar en una nueva publicación de Cumplido, El Museo Mexicano,45 e ilustran para el editor Vicen- te García Torres la obra llamada La España pintoresca, artística, monumental, 42. Arturo Aguilar Ochoa, op.cit., p. 132. 43. Ibídem., p. 134. 44. Manuel Toussaint, op.cit., p. 5. 45. Arturo Aguilar Ochoa, op.cit., p. 146. ~ 29 ~ literaria y de costumbres.46 Pero esta asociación dio muestras de una eminente disolución. Para 1851 el mismo José Decaen establece su taller litográfico siendo el propietario y editor encargado de todo el proceso de estampación. Arturo Aguilar señala el periodo de auge de la litografía mexicana a partir de estos años, (1850-1855) como la etapa en la que se logran las mejores manifestaciones de la litografía en México. En este periodo Decaen publicó un gran número de obras de carácter costumbrista entre las que destaca la obra de 1851, Antonino y Anita o Los nuevos misterios de México, escrita por Edouard Rivière e ilustrado por el propio Decaen. Empresa en la que se denota un gran manejo en la representación de escenas costumbristas y el dibujo arquitectónico. En 1855 Decaen junto con una buena labor de taller y con la colaboración de artistas experimentados, concibe su trabajo más notable que, sin duda fue, México y sus alrededores. Como hemos visto, los artistas viajeros fueron aquellas personas que tuvieron una producción inexorablemente vinculada al acto de viajar; los dibujos y pinturas que realizaron, con franca vocación documental, acompañaron los desplazamientos y cambios en el espacio urbano y rural, a la par, trabajaron con los paisajes y los tipos. De manera muy general, retomamos los trabajos más destacados de artistas que visitaron territorio nacional pero que de igual forma, emprendieron expediciones artísticas y científicas que, en las Américas, cruzaron los territorios recién independizados, con objeto de registrar la flora, la fauna y sus pueblos. En el caso de México, produjeron un gran repertorio de trabajos litográficos: los retratos y registros gráficos, describen los nuevos paisajes, proyectando imágenes variadas de la tierra y del hombre. Conceptos urbanos y naturales, en conjunto con escenas costumbristas. Es así como conforman parte del imaginario europeo sobre el México decimonónico.46. Ibídem., p. 147. ~ 30 ~ La utilización de la litografía como parte esencial del trabajo realizado en un primer lugar por los artistas viajeros, después por los talleres litográficos y sus artistas nacionales, hizo dela producción artística litográfica un compendio de documentos únicos descriptivos del país. Con estos antecedentes, se encauso de manera decisiva la producción gráfica y literaria en torno a las obras de carácter publicitario y comercial, especialmente, en el ámbito de la litografía. El manejo de personajes y de escenas de carácter popular, para la segunda mitad del siglo XIX serán los principales componentes que integraron y dominaron las publicaciones nacionales. Y es justamente la importancia de esta herencia artística y la recurrencia a estos temas, los que darán origen a los álbumes litográficos de gran formato, género en que sin duda sobresale México y sus alrededores. Hasta aquí hemos mencionado la importancia de dos piedras angulares en el quehacer de la producción litográfica como lo fueron los artistas viajeros y la fundación de los primeros talleres litográficos en territorio mexicano del periodo pos independiente. Somos conscientes que dejamos de lado la mención de otros artistas y casas litográficas, que por supuesto jugaron un papel decisivo en este género y construcción artística; sin embargo, para los propósitos del presente estudio nos centramos en ejemplos que creímos eficaces, para exponer el panorama artístico que dio origen al álbum que nos ocupa. ~ 31 ~ La imagen de la ciudad ~ 32 ~ ¿Cuál es la imagen de la ciudad en el álbum México y sus alrededores? Podemos entender como una imagen urbana al conjunto de elementos naturales y artificiales (lo construido) que constituyen una ciudad y forman el marco visual y vital de sus habitantes: colinas, ríos, bosques, edificios, calles, plazas, parques, anuncios.47 La relación y agrupación de estos elementos define el carácter de la imagen urbana, la cual está determinada por las características del lugar (topografía, clima, suelo, etc.), por las costumbres y actividades de los habitantes, por la presencia y predominio de determinados materiales y sistemas constructivos, así como por el tipo de actividades que se desarrollan en la ciudad (industrial, agrícola, comercial, etc.).48 El manejo adecuado, de aspectos como: forma, textura, color, volúmenes y masa respecto a las edificaciones, la relación sensible y lógica de lo artificial con lo natural, es lo que permite lograr un conjunto visual agradable y armonioso en el espacio urbano.49 Esto constituye el ámbito propicio para el desarrollo de la vida de la comunidad, porque despierta el afecto de sus habitantes por su lugar de residencia; y a su vez, es la principal causa de la elaboración de registros artísticos conteniendo dichos elementos. en este caso como lo fue México y sus alrededores. Sin duda las cualidades y virtudes de la capital mexicana, fueron a la vez, estímulo y receptáculo de las mejores y más bellas vivencias, recuerdos y emociones de sus habitantes, y de relación con su entorno y con sus semejantes.50 La imagen conjunto que ofrece el álbum, no sólo recrea la fisonomía de la ciudad y pueblos aledaños, sino que recrea la presencia viva de hechos y sucesos históricos ocurridos en un momento deter- 47. Elisa García Barragán, “La Ciudad Republicana. Siglo XIX”, en La ciudad. Concepto y obra, México, Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, 1987. p. 21. 48. Ibídem., p. 22. 49. Ramón Gutiérrez, Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica, Madrid, Ediciones Cátedra, 1992, p. 34. 50. Carlos Chafon Olmos, “El México Independiente. Afirmación del nacionalismo y la modernidad”, en Historia de la arquitectura y el urbanismo mexicanos, Vol. III, Tomo II, México, Fondo de Cultura Económica, UNAM, 1998. p. 157. ~ 33 ~ minado. En este sentido el análisis de la imagen urbana en las estampas litográficas a lo largo del siglo XIX, en su mayoría partió de la vida misma y de las condiciones generales de la ciudad de México: la función de sus edificios, los oficios de su población, los distintos niveles y calidades de vida, sus redes de agua y drenaje, la electrificación y el alumbrado, el estado general de la vivienda.51 De tal forma, la imagen urbana en México y sus alrededores es finalmente, la expresión de la totalidad de las características de la ciudad y de sus habitantes a mediados del siglo. Es por todo ello que cada localidad plasmada en las imágenes, tiene características y rasgos que se diferencian pero a su vez se complementan con el espacio urbano y el espacio natural. La relación de ambos ambientes, determina la característica fisonómica en cada una de las litografías; pero otras características, como las actividades que se desempeñaron alrededor de las escenas: fiestas, tradiciones, oficios, juegos y otras acciones, establecen de manera sustancial, los lineamientos y la forma en que se puede abordar su contenido.52 51. Leonardo Benévolo, Diseño de la ciudad, Barcelona: Gustavo Gili, 1982, p. 42. 52. Javier Aguilera Rojas, “Teoría urbanística en la colonización española de América. Las Ordenanzas de Nueva Población” en Ciudad y territorio, 1977, n°1, enero-marzo, pp. 9-24. ~ 34 ~ Aprender a observar la ciudad a través del álbum México y sus alrededores La asignación de valores a las distintas partes del espacio urbano en este álbum, dio lugar a la aparición de áreas de alta o sitios que fueron objeto de un respeto o consideración especial estimación (como el caso de la Catedral y Chapultepec por citar algunos ejemplos), y también de sectores débilmente percibidos o más aún, completamente inadvertidos por el observador (refiriéndome a los tipos representados),53 no siendo éste el caso de nuestros artistas, pero sí el de un gran sector de la ciudad. El habitante no percibió de forma clara y distinta el conjunto del espacio urbano, sino más bien una serie de sectores o elementos que aparecen destacados, por una u otra razón. En general poseyeron una visión fragmentaria o parcial. De hecho, dentro de la urbe, el hombre se movió en diferentes áreas, que pudieron considerarse como zonas de percepción, ordenados jerárquicamente (desde el lugar de residencia al conjunto urbano). 54 Fuera de su área de residencia el ciudadano decimonónico percibió con bastante detalle algunos sectores de la ciudad, que en razón de su actividad habitual y experiencia, los privilegiaron desde el punto de vista material y cultural. 55 Estos dos ejes son las líneas directrices que ordenan la imagen de la ciudad de México a través del álbum México y sus alrededores; en unión con ellas, los bordes que constituyeron los grandes edificios civiles y paseos junto con las afueras cercanas, como la villa de Guadalupe y el Castillo de Chapultepec con claras connotaciones históricas, fueron los elementos a partir de los cuales, se distinguieron clara y discerniblemente, zonas bien identificadas. De este modo, se indicaron cualidades que, adjudicadas a 53. Eulalia Ribera Carbo, Herencia colonial y modernidad burguesa en un espacio urbano. El caso de Orizaba en el siglo XIX, México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 2002, p. 31. 54. R. Loreto López, Casas, viviendas y hogares en la historia de México, México, El Colegio de México, 2001, p 79. 55. Ibídem., pp. 57-59. ~ 35 ~ diversos elementos urbanos, permitieron establecer diferencias y semejanzas entre los sectores que se consideraban de mayor importancia para la población de la capital. Por estas razones, podemos explicar la aparición de selectosespacios en las composiciones de las estampas litográficas: ejemplo de ello son las litografías que muestran el esplendor de la Plaza Mayor y los edificios adyacentes. La imagen de la ciudad como una unidad de conjunto por ende, encierra una intrincada complejidad, en cuanto a los elementos urbanos que la sustentaron56 a diferencia de otras zonas de la capital como el noreste, que sufrió deterioro por mucho tiempo, estancamiento y falta de conexión con el resto de la ciudad; caso contrario fue el suroeste, con una estrecha relación con el centro. Fue cuestión paulatina, que a través del rápido incremento poblacional en torno a estos elementos urbanos de alto significado, pareció reflejarse la dirección que el crecimiento de la ciudad tomó en años posteriores a los del álbum. 57 Volviendo al ejemplo de la ciudad de México, su clara delimitación visual le dio lugar y estudio en este trabajo, en donde confrontamos el espacio percibido con el lugar funcional, para hallar un modelo que sea aplicable a este mismo espacio. Implícito en los análisis que hacemos de las imágenes, lo esencial es la concepción de la ciudad como una forma visible total. De esta manera podemos decir que el espacio impregnado en el álbum, es la forma física la que está siempre presente, así como la idea de una imagen de la ciudad. Por eso resulta útil perfeccionar esta imagen mediante el adiestramiento del observador, enseñándole a ver su ciudad, a observar las múltiples formas a las que fue sometida y cómo se ligaron entre sí, en una visión particular impregnada de contrastes a lo largo de los siguientes capítulos. 56. Ramón Gutiérrez. Arquitectura y…, pp. 48-50. 57. Carlos Chafon Olmos, op. cit, p. 106. ~ 36 ~ Breves consideraciones La mancha urbana ha ido absorbiendo, lo que en aquella época eran villas o pueblos aledaños pero formaban una diferencia con lo que era el núcleo urbano de la capital. Lo interesante del álbum de Casimiro Castro es que no se reduce a este núcleo, sino que también abarca las cercanías como Tacubaya, San Ángel, Tacuba, San Cosme, etc. Es decir, nos da una visión más integral y de conjunto, de lo que era usual; va más allá de la sola representación de los monumentos más importantes. De esta forma pensamos que la construcción de la identidad nacional debe ser vista como el rescate de las grandezas mexicanas. En este sentido, el proceso de nacionalización de la litografía, puede ser analizado de forma especialmente nítida en las imágenes creadas por esta técnica. Un género pictórico cuyo nacimiento, auge y decadencia estuvo directamente vinculado a las necesidades de legitimación política del Estado mexicano.58 Como es de saberse, la configuración de la identidad surgió de la experiencia del hombre en sociedad, de su relación con el entorno. Las interpretaciones de cómo era el mexicano se fueron forjando a través de la interacción con otros individuos, por ejemplo: por medio de la mirada del extranjero y por las relaciones culturales que entabló la misma sociedad. En conjunto de esta identificación, surgió la cuestión de cómo es el yo. De esta manera la identidad se construyó como algo concreto y particular, en la cual los grupos sociales se preguntaron acerca de las cosas que constituyeron su identidad.59 Esta construcción identitaria la podemos observar en México y sus alrededores y en la producción litográfica del siglo XIX. Es por esta cuestión que creemos que el discurso implícito en el álbum, siempre se remite a la búsqueda de identidad y a las interacciones de los habitantes con su entorno. 58. Zoraida Vázquez, “Los primeros...”, p. 557. 59. Ernest Gellner, Naciones y nacionalismos, Madrid, Alianza Editorial, 1991, pp. 38-44. ~ 37 ~ Un eje sustantivo en la articulación de la identidad colectiva fue la producción social artística. La constitución de la identidad colectiva que formó, se sustentó en bases simbólicas que mantenían y reflejaban un conjunto de normas sociales comunes en la sociedad. De este modo, la identidad colectiva se tradujo en un conjunto de normas sociales y también en una comunidad de símbolos. La sensación de pertenencia implícito en las imágenes del álbum está fuertemente influida por la participación en conjuntos de significaciones histórica de “imaginarios” (como los llama Pérez Vejo), que van creando el discurso nacionalista en las escenas. Lo anterior facilita la aprehensión de la realidad en las estampas y sus componentes como algo dado y ordenado, con sentido, como un orden de objetos que han sido designados como tales antes de su propia acción, que se imponen por sí solos. En este ordenamiento la actitud natural que prevalece a lo largo del México y sus alrededores, es producto del sentido común, puesto que refiere a un mundo que es cambiante para los grupos sociales existentes. La distinción más elemental para la formación de la identidad colectiva en los cuadros, es aquella que se establece entre la interacción de los habitantes con la ciudad, que conduce a la forma plural dentro de la imagen colectiva a la distinción entre unos y otros. Para que estas ideas operen y cobren verdadero sentido respecto a nuestro tema, es necesario distinguir ciertos mecanismos o formas de concreción que sean permanentes en el tiempo; éste fue el caso de los componentes urbanos de mediados del siglo XIX en la capital mexicana. Estos componentes de concreción son útiles cuando esa distinción (habitante- entorno) es percibida por el espectador como natural e inmanente, es decir, cuando esta distinción se naturaliza, se produce un embalaje simbólico de la ciudad como unidad. En efecto, la idea de nación que se forja en el álbum, en términos gene- rales, articula al “nosotros colectivo”. Constituyendo una relación de identidad en la medida que se torna regla de semejanza, a la vez que es un criterio para demarcar la diferencia cultural con los demás países.60 Al respecto, la idea de 60. Ibídem., p. 51. ~ 38 ~ nación es una fuente de asimetría simbólica en la que unos (nacionales) construyen su identidad en oposición a otros (extranjeros) y los componentes dentro de ellas, ayudan a esta distinción. Pero también en la emergencia de la noción de lo nacional se cruza la definición de los tipos, que recae forzosamente en lo femenino y lo masculino, aportando naturalmente, significaciones, contenidos y prácticas a las labores que desempeñaron, delineando y particularizando la visión de la unidad nacional. Como en toda formación identitaria, la identificación es un factor crucial en el proceso de la construcción del género; a partir de lo cual se construyen las identidades masculinas y femeninas de unos y otras como dos culturas y dos tipos de vivencias simétricas simbólicas cuando hacemos referencias a un aguador o a una comerciante (masculino o femenino). Como en las construcciones identitarias decimonónicas, en el caso de México y sus alrededores, la de género, se configuró no sólo como percepción y apariencia de los sujetos acerca de su mundo, sino que también, estos personajes son productos de diversas formas de acción o práctica, que se construyen dentro de estructuras, instituciones, marcos normativos y organizaciones de la vida social, política, económica del país. Es aquí donde nosotros podemos aprehender las significaciones e imaginarios sobre el género como algo normal y evidente dentro de las imágenes del álbum. Ambos ejemplos de identidad colectiva que hemos puntualizado, suponen un medio que posibilita la interacción mediada por símbolos, lo que permite la reproducción de la sociedad y la trasformación urbana en determinadas imágenes de la ciudad.61 Este medio es considerado como un interpretador de lo mexicano, pues se fue conformando con la finalidad de objetivar o explicitar lo
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