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LA LOCURA: MANIFESTACIÓN LITERARIA DE INCONFORMIDAD FEMENINA EN CINCO CUENTOS DE AMPARO DÁVILA T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADA EN LENGUA Y LITERATURAS HISPÁNICAS PRESENTA ANGÉLICA NALLELY THOMASSINY ROMERO ASESORA: DRA. MARÍA RAQUEL MOSQUEDA RIVERA MÉXICO, D.F. JUNIO, 2012 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS COLEGIO DE LETRAS HISPÁNICAS UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila A mis Padres: Por brindarme su infinito cariño. Agradezco su comprensión, sus consejos, sus palabras de aliento además de su constante apoyo, no sólo en mi formación académica sino a lo largo de mi vida. Me enseñaron a levantarme después de cada tropiezo, a ser perseverante y alcanzar mis metas. Gracias a ello soy lo que soy y llegar hasta aquí no hubiera sido posible sin ustedes. A David: Por su incansable apoyo, alentarme en todo momento y escuchar cada una de mis ideas para este proyecto. Gracias por esclarecer mis dudas y desenredar mis reflexiones confusas. Por estar a mi lado compartiendo uno a uno los instantes de mi vida y darme la fuerza para continuar. A Raquel: Por revelarme una visión nueva de la literatura. Por aceptar ser parte de este proyecto y sobre todo por compartir esta interpretación y el gusto por los cuentos de Amparo Dávila. La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila Índice Introducción ................................................................................................................................ 5 CAPÍTULO 1. Vida y obra de Amparo Dávila .............................................................................. 9 1.1 El tiempo destrozado de Amparo Dávila ............................................................................ 9 1.2 Generación de Medio Siglo ............................................................................................. 17 1.3 Dávila y la crítica ............................................................................................................. 25 CAPÍTULO 2. Deslinde de lo fantástico .................................................................................... 29 2.1 Deslinde de lo fantástico ................................................................................................. 29 2.2 Lo fantástico, distractor de la locura ................................................................................ 36 2.3 Antecedentes. La condición femenina, origen de la locura .............................................. 42 CAPÍTULO 3. La locura en los cuentos de Amparo Dávila........................................................ 53 3.1 La locura como reacción ante la imposibilidad de pertenecer a alguno de los estereotipos femeninos moralmente aceptados en “Música concreta” y “Detrás de la reja” ....................... 53 3.2 La locura como escape del encierro de la madresposa en “El último verano” y “El pabellón del descanso” ......................................................................................................... 77 3.3 La locura como consecuencia de la corrupción de la imagen colectiva de la mujer en “La señorita Julia” ........................................................................................................................ 96 Conclusiones .......................................................................................................................... 105 Referencias ............................................................................................................................ 108 Bibliografía Directa .............................................................................................................. 108 Bibliografía Indirecta ............................................................................................................ 109 Hemerografía ...................................................................................................................... 112 Páginas web........................................................................................................................ 114 La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 5 Introducción La escritora zacatecana Amparo Dávila (1928), creció entre leyendas y visiones aterradoras que a la fecha no sabe si realmente sucedieron o sólo fueron producto de su imaginación.1 Sin embargo, fue precisamente el eco de esos acontecimientos de la infancia lo que la impulsó a escribir las narraciones que hoy conocemos. Además de sus estremecedoras experiencias, la autora pasó mucho tiempo en la biblioteca de su padre. Al principio, cuando era muy pequeña, juntando letras y mirando los grabados de los libros, pero cuando aprendió a leer se convirtió en una entusiasta lectora; circunstancia que también la encaminó a escribir desde muy joven: primero poesía y posteriormente cuentos. Sus narraciones han representado un reto para la crítica, sobre todo con sus primeros libros, ya que resultaba difícil encasillarla, es decir, saber qué tipo de cuentos escribía Amparo Dávila. Algunos centraron su interés en los aspectos “góticos” de sus textos; otros, destacaron la preeminencia de los elementos fantásticos. No obstante, mediante el presente trabajo intentaré mostrar una interpretación distinta de los cuentos de Amparo Dávila. Desde mi perspectiva, la lectura atenta de sus textos denota una constante: la pérdida de la razón en sus personajes femeninos; por lo tanto, me propuse indagar en las causas de esta locura. La razón parece ser siempre la misma en los cinco cuentos analizados en este trabajo: las protagonistas se sienten asfixiadas al vivir en una sociedad que las restringe por medio de los estereotipos aceptados. Establezco así que la sociedad instaura modelos culturales o estereotipos que exige sean acatados, estos determinan a su vez, cierta forma de comportarse, vestirse, expresarse, etcétera según los diferentes roles a cumplir. Es decir, una 1 (http://www.youtube.com/watch?v=w9cH5sI8ZPY; 2008; 12 de junio 2010) La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 6 mujer como madre y esposa, debe tener un comportamiento específico: primero, por ser mujer debe vestir y comportarse de una manera aceptable moralmente, de lo contrario será tachada de “mala mujer”. Después, en su rol de madre y esposa debe desempeñar las funciones correspondientes: atender a su marido e hijos (planchar, lavar, limpiar la casa, hacer la comida, etc.). Porque de no ser así, la sociedad la juzga y relega. A pesar de la existencia de modelos culturales, tanto para hombres como para mujeres, la investigación sobre este hecho me llevó a la conclusión de que la sociedad es más severa al considerar a las mujeres, esto se debe a que tienen un margen de error reducido respecto a los hombres, lo cual atribuyoa que vivimos en una cultura patriarcal. Por ello aventuro que la autora aborda esta problemática con una clara intención crítica. Sus personajes femeninos enloquecen y, en esta transgresión puede observarse, una suerte de “salida”, extrema claro, pero salida al fin. Es entonces cuando la autora enfrenta a sus lectores con toda la carga moral y social que las mujeres padecen en la sociedad en la que viven. En el caso de Marcela (“Música concreta”) y Paulina (“Detrás de la reja”), pierden la razón por querer ser esposas, ser parte del estereotipo aceptado en la sociedad y no pertenecer a las divorciadas o a las solteronas, a las cuales la sociedad juzga como incompletas por no tener un hombre a su lado o en las que contempla una amenaza, a la caza de algún compañero sexual. Por otro lado, la protagonista de “El último verano” y Angelina (“El pabellón del descanso”) a través de la locura y posteriormente del suicidio, pretenden escapar del exhaustivo papel de madresposas. Finalmente Julia (“La señorita Julia”) quien representa el estereotipo de “mujer intachable”, pierde la cordura por las habladurías de la gente que la consideran como la peor de las mujeres, aunque no sea así. Lo interesante de esta interpretación es que en tres cuentos: “Música concreta”, “El último verano” y “La señorita Julia” tienen cabida hechos tradicionalmente denominados por los estudiosos como fantásticos. Sin embargo, Amparo Dávila los ha utilizado como recursos La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 7 literarios para distraer al lector de la problemática de la condición femenina. En “Música concreta” es la amante convertida en sapo. En “El último verano” son los gusanos que según el personaje femenino, la persiguen sin tregua para vengarse. Y en “La señorita Julia” las ratas que nadie ve ni escuchan, excepto la protagonista. La crítica ha tomado los sucesos anteriores como motivos principales para afirmar que los cuentos son fantásticos. No obstante, mi trabajo apunta a matizar dicha interpretación y, aunque considero que en la obra cuentística de Amparo Dávila existen textos fantásticos, sostengo que ninguno de los aquí analizados lo es (por lo menos no única ni principalmente). Debido a las circunstancias que rodean a los personajes femeninos, las situaciones antes descritas (que en un primer acercamiento pueden ser tachadas como meras alucinaciones), sólo son una muestra de cómo la locura expresa la urgente necesidad de dejar atrás la exigencia de acatar los estereotipos. La demencia es una solución extrema de las protagonistas para deshacerse (des- asirse) de un estereotipo al que no quieren pertenecer o por dejar de cumplir cabalmente con las funciones impuestas a su condición “femenina”. De esta manera, la tesis se divide en tres capítulos. El primero se centra en Amparo Dávila, su vida y su participación en la llamada Generación de Medio Siglo; así como su relación con la crítica y la manera en que se han interpretado sus cuentos. En el segundo apartado explico qué es lo fantástico y lo deslindo de los cinco cuentos aquí analizados. También muestro la manera en que la autora utiliza situaciones ─la amante convertida en sapo, los gusanos y las ratas─ como distractores, con la finalidad de que el lector pase por alto la protesta subyacente sobre la condición femenina. Asimismo, hago referencia al afán constante de las escritoras del siglo pasado por narrar su sentir pero ocultándolo por medio de metáforas; estrategia que al parecer adopta Dávila para hablar sobre la condición de la mujer. Abordo desde un punto de vista literario y social la relación causa-consecuencia entre la situación de la mujer y la locura en los relatos. Finalmente en el tercer capítulo, analizo los cuentos, planteando la importancia del simbolismo en las alucinaciones de las protagonistas, y La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 8 del ámbito social en cuanto a la situación femenina para demostrar que la locura es la respuesta, desesperada, extrema, de los personajes femeninos a las circunstancias en que viven. La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 9 CAPÍTULO 1 Vida y obra de Amparo Dávila 1.1 El tiempo destrozado de Amparo Dávila “El tiempo me perturba muchísimo en el sentido de que un minuto que pasa no vuelve. Uno de mis sueños sería cómo destrozar el tiempo, que ya dejara de atormentarnos, que ya no siga corriendo. Esto es mi tiempo destrozado” Amparo Dávila Amparo Dávila es una mujer que siempre se ha preocupado por vivir más que escribir;2 lo cual ha caracterizado sus cuentos, ya que provienen en primera instancia de su experiencia. Sin embargo, aclara: “con la literatura he sido una amante inconstante, mas no infiel. Yo me hubiera pasado la vida escribiendo, pero la vida no me deja”.3 De esta manera, el tiempo que ha dedicado a sus cuentos, le ha permitido sacar a la luz cuatro grandes obras y dos recopilaciones: Tiempo destrozado (1959), Música concreta (1964), Muerte en el bosque (1975), Árboles petrificados (1977) y Cuentos reunidos (2009) —que incluye cinco textos inéditos bajo el título Con los ojos abiertos—. Obras que le han otorgado varios homenajes y el Premio Xavier Villaurrutia en 1977 por Árboles petrificados. Dávila nació en Pinos, Zacatecas “el pueblo de las mujeres enlutadas de Agustín Yáñez” (Dávila, 2005:1) en 1928. Su infancia se convirtió en la base de esa inigualable imaginación que posee, marcada por la angustia, el terror y lo irreal cotidiano. Desde muy pequeña se entretenía en la vasta biblioteca de su padre. A veces sólo se dedicaba a mirar por la ventana el pasar de la gente o el de los cortejos fúnebres. La autora relata que en aquellos días no había muchos cementerios en las poblaciones cercanas, razón por la cual, las 2 (http://blogs.myspace.com/index.cfm?fuseaction=blog.view&friendld=174839194&blogld=452372; 2008: 25 de mayo 2010) 3 (http://www.prensafondo.com/; 2005; 14 de junio 2010) La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 10 personas llegaban en procesión a Pinos para enterrar a sus muertos. En otras ocasiones, se interesó por obras como El Quijote o La Divina Comedia; aunque eran lecturas avanzadas para su corta edad, se entretenía juntando letras y palabras que conocía. La obra de Dante le causó una peculiar impresión debido a los grabados de Doré que con el tiempo se convirtió en un constante terror a los lugares oscuros. Desde entonces, la pequeña de casi cinco años, sólo pensaba en seres demoniacos con tridente, así como en don Antonio Villaseñor, protagonista de una leyenda del poblado, quien supuestamente fue propietario de la casa en donde vivía. Por las noches, Amparo escuchaba la pata de palo de don Antonio retumbar en el suelo, asimismo, creía ver “una mujer vestida de blanco, con una vela encendida, muy pálida y sin ojos, buscaba algo a través de la larga noche, crujían las puertas y las ventanas, los muebles, pasaban sombras, bultos, se oían voces, suspiros, quejidos” (Dávila, 2005:3-4). Al respecto la autora afirmó en una entrevista: “Hasta la fecha, yo no sé si yo veía realmente cosas o las imaginaba”.4 Lo cierto es que Amparo vivía muy sola en aquella casa, su hermano menor murió y sólo estaba acompañada de los gatos y algunos perros; ya que su madre por bastante tiempo se entregó al dolor de su pérdida y su padre a los negocios y a las mujeres: sus dos pasiones, asegura la escritora (Zamora, 2001: 3). A los siete años viaja a San Luis Potosí con su madre y su padre ─pero éste nunca se estableció porque ibay venía de Pinos a San Luis Potosí, por los negocios que tenía en Zacatecas─ e ingresó a un colegio de religiosas: “Colegio Motolinía”, lugar donde dejó de lado a los demonios para conocer a un dios bondadoso. A raíz de lo cual, comenzó a escribir pequeños poemas místicos que hablaban de Dios como pastor de sus ovejas o un jardinero que se dedicaba a regar y cuidar sus flores, porque así concebía Dávila a este nuevo ser que 4 (http://www.youtube.com/watch?v=w9cH5sI8ZPY; 2008; 12 de junio 2010) La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 11 se contraponía a todo aquello que la horrorizaba en las noches de Pinos. Desde su niñez, la escritura se manifestó como una necesidad natural y una forma de expresión ineludible. La autora escribe sus primeros salmos bajo la influencia de El cantar de los cantares, los cuales aparecen en la revista Estilo, fundada por Joaquín Antonio Peñaloza quien, al darse cuenta de la buena respuesta de la crítica, exhortó a Dávila para que los publicara. Así, en 1950 Salmos bajo la luna vio la luz; mientras, Dávila seguía escribiendo para las revistas Ariel y Letras Potosinas. Posteriormente también se difundieron dos plaquetitas más en verso libre: Perfil de soledades (1954) y Meditaciones a la orilla del sueño (1959). En San Luis Potosí, dentro de los cursos de invierno impartidos en la universidad, conoce a Alfonso Reyes quien se convirtió en un gran compañero y maestro. Reyes fue una de las grandes personalidades invitadas para dar conferencias, asimismo daban la oportunidad a los jóvenes escritores de presentar su obra; en esta ocasión Dávila le mostró sus salmos. Sin embargo, fue después de algún tiempo cuando se reencontraron en Guanajuato, donde tuvieron la oportunidad de conversar; de esta manera surge una simpatía entre ambos que se prolongó y afianzó aun más con el arribo de Dávila a la ciudad de México para seguir su vocación por las letras en la Universidad. A sus 26 años llegó al Distrito Federal ─para entonces sus padres se habían divorciado, y por lo tanto sólo su madre la acompañaba─ y de inmediato se puso en contacto con Alfonso Reyes quien, después de un tiempo de entrañable amistad, la contrató como secretaria para transcribir sus textos. Este hecho significó mucho para Dávila, y aunque asegura que no logró hacer de ella una escritora disciplinada, lleva consigo muchas de las enseñanzas del escritor: “Don Alfonso me enseñó que no era conveniente encerrarse en ninguna camarilla, que el escritor tiene que ser libre, no comprometerse con nada […] Me decía que tuviera muchos amigos, de todas las ideologías, pero que no me metiera en ningún grupo. La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 12 Y así es, tengo muchísimos amigos comunistas, filósofos, escritores, pero no pertenezco a ningún grupo”.5 Para el también autor de “La Cena” era muy importante la narrativa, así que le propuso a Dávila escribir cuentos, y fue así como la autora se abrió paso en el inagotable mundo cuentístico. Después de trabajar por dos años con Alfonso Reyes, en 1958 contrajo matrimonio con el pintor zacatecano Pedro Coronel. Esta nueva etapa le da la oportunidad de acercarse a nuevas experiencias de tipo personal ─como madre y esposa─ e intelectual con personalidades de la pintura. Su vinculación con los artistas plásticos le permite enriquecer su obra, sobre todo a través de Pedro Coronel, quien era asiduo lector de sus cuentos, y como tal, aportaba su crítica, la que no en contadas ocasiones Dávila consideraba acertada; de la misma forma, la cuentista daba su opinión sobre las pinturas de su marido, y aunque al principio ambos parecían tener poco en cuenta aquellos juicios, al final hacían las modificaciones pertinentes. El primer libro de cuentos que publicó, y con gran éxito, fue Tiempo destrozado en 1959. A principios de este año, la autora corregía sus textos ─sin ánimos de que fueran editados─ cuando recibió la llamada de Arnaldo Orfila, director del Fondo de Cultura Económica, preguntando por sus cuentos, de los cuales se había enterado por Agustín Yáñez. En cuanto Dávila terminó de hacer las correcciones, los llevó a la editorial; admite que corrió con mucha suerte, debido a lo difícil que resulta publicar.6 Este libro se lo dedica a su padre, ya que no creyó en ella; pensó que haría el ridículo como escritora. Al respecto, la escritora relata lo siguiente: “Mis padres ya estaban separados y yo vivía con mi madre, cuando nosotras estábamos por venir a México, le dije a mi padre que nos veníamos porque yo me iba a dedicar a la literatura. Le dio risa. ¿A estudiar qué?, me preguntó. Literatura, dije. ¿Es que no te has puesto a pensar que para eso se necesita un gran 5 (http://mariadoloresbolivar.com/zacatecaspolvoyluz/id10.html; 2001; 25 de mayo 2010) 6 (http://www.lopategui.com/AmparoDavilaEntrevista.htm; 2008; 14 de abril 2009) La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 13 talento, una gran cultura? Y tú no tienes ni cultura ni talento, dijo” (Ramos, 1993: 3). Por lo tanto, no la apoyó en su viaje a la ciudad de México para estudiar en la Universidad. Y a pesar de habérselo dedicado, su padre nunca dijo nada al respecto. Dávila hace referencia a ello en una entrevista concedida a Agustín Ramos: “Me comentó que un amigo suyo había visto una crítica de ese libro; nunca dijo que estuviera satisfecho, pero por la forma en que hablaba, por su expresión, supe que por lo menos no estaba avergonzado de mí” (Ramos, 1993: 3). Debido a Tiempo destrozado que llegó, no de manera fortuita, a manos del escritor, sino por medio de Emma Susana Esperatti Piñeiro, una argentina conocida de Amparo, quien vino a la ciudad para hacer su tesis doctoral en el Colegio de México. Esperatti le envió dicho ejemplar a Cortázar; por supuesto, la cuentista se molestó porque lo hizo sin su consentimiento, además consideraba que a un autor de la talla de Julio Cortázar no se le debía molestar con el libro de una principiante, como se consideraba ella en aquel entonces. Sin embargo, este hecho resultó benéfico, y al mes y medio aproximadamente de enviada la publicación, Dávila recibió una carta en el Fondo de Cultura Económica y el remitente era Julio Cortázar, quien escribió para transmitir el asombro provocado por Tiempo destrozado como su primera obra, siendo un libro tan maravilloso, y a pesar de que le hace notar algunas fallas, se muestra impresionado porque exista ese tipo de literatura en México, ya que sólo había leído algo parecido en Edgar Allan Poe. En adelante, después de la carta de agradecimiento en respuesta, ambos siguieron con la correspondencia como medio de comunicación. Igual que con Julio Cortázar, Juan José Arreola es otro escritor con el que Dávila llevó muy buena amistad y, siendo así, se interesaban por sus cuentos. Vivió cerca de Arreola y su familia, por lo que se veían todos los días o casi todo el día; cuando el escritor la visitaba, encontraba el departamento de su vecina lleno de gatos: gatos en la cama, en los sillones y La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 14 sobre su máquina de escribir mientras ella elaboraba sus cuentos, por lo que bromeaba diciendo: “No, Amparo no escribe, los que escriben son los gatos”.7 La cuentista ha sido amante de los gatos desde muy pequeña, dice que ejercen un magnetismo muy particular.8 Estos animales se han convertido en sus más fieles compañeros; al nacer ellos estaban dentro de su cuna y le hacían calor en las frías noches en Pinos, Zacatecas.9 De la misma manera, cuando murió su hermano menor, Amparo no se quedósola, sus gatos siempre estuvieron a su lado. Dávila viaja a París para encontrarse con Pedro Coronel, y ahí conoció personalmente a Julio Cortázar. Tenía planes para visitar varios lugares en Francia, pero ante la hospitalidad y la amistad que le brindaron éste y Aurora Bernárdez, su esposa, decidió quedarse con ellos. Gracias a ese mismo encuentro, conoce a Alejandra Pizarnik y a Edith Aron con quienes entabla una agradable amistad. En 1964 publica Música concreta, un libro compuesto por ocho magníficos cuentos que afortunadamente no pasó desapercibido por la crítica, y hoy en día se pueden encontrar no pocas reseñas de esta obra.10 Siete años después de haber publicado Tiempo destrozado, muere su padre, y la cuentista se va a San Luis Potosí a enterrarlo; ese mismo año, le dieron la beca en el Centro Mexicano de Escritores, pero debido a esta tragedia de la que tardó en reponerse, perdió algunas clases y tuvieron que llamarle para que se reincorporara lo más pronto posible. Así que regresó a las clases enlutada tanto por fuera como por dentro. Ahí conoció a varios escritores con los que la relacionarían tiempo después dentro de la llamada Generación de Medio Siglo. 7 (http://www.lopategui.com/AmparoDavilaEntrevista.htm; 2008; 14 de abril 2009) 8 (http://www.lopategui.com/AmparoDavilaEntrevista.htm; 2008; 14 de abril 2009) 9 (http://blogs.myspace.com/index.cfm?fuseaction=blog.view&friendld=174839194&blogld=452372; 2008; 25 de mayo 2010) 10 Batis, Huberto. “Reseña de Música Concreta” en La Cultura en México, no. 143, 11 de noviembre, 1964; “La escritora Amparo Dávila es una verdadera cuentista”. Reseña a Música Concreta en La Revista de la Semana, 8 de noviembre, 1964; Durán Rosado, Esteban, Reseña a Música Concreta”, Revista Mexicana de Cultura, núm. 923, 6 de diciembre, 1964; Sáinz, Gustavo, Reseña a Música Concreta, Revista Mexicana de Cultura, núm. 695, 8 de julio, 1962. La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 15 Así, a pesar de los consejos de Reyes, Amparo Dávila ha sido tradicionalmente estudiada como parte de dicha Generación. Esto ha tenido el inconveniente que se observa siempre en un escritor clasificado dentro de un grupo: se enfatizan más sus semejanzas con los otros miembros que sus rasgos individuales. Sin embargo, considero que este hecho también da la oportunidad a sus lectores de acercarse a su obra, situarla en un contexto y llegar de la mano de sus cuentos, si es el caso, a una interpretación más cercana a la autora. En 1975 se publica Muerte en el bosque, donde se recopilan todos los cuentos de Tiempo destrozado y uno de Música concreta. Árboles petrificados —escrito con la beca del Centro Mexicano de Escritores— se convierte en su tercer trabajo, ganador en 1977 del Premio Xavier Villaurrutia. Después de esta publicación pasaron poco más de dos décadas sin que saliera a la luz otra de sus obras. Al respecto comentó para una entrevista a Octavio Avendaño Trujillo en 2008: “Yo no escribo constantemente. Yo vivo mucho, intensamente; no dejo pasar la vida, sino que la gozo; pienso, medito y hasta que realmente tengo necesidad de escribir, escribo, pero no escribo compulsivamente como muchos escritores, sino que voy rumiando, meditando mis preocupaciones”. No obstante, se mantuvo inmersa en la literatura impartiendo talleres de cuento en el departamento de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes así como en instituciones particulares. En febrero de 1998 la homenajearon en Bellas Artes, debido a sus 70 años y a su breve pero profunda obra literaria. Se encontraba acompañada de sus hijas quienes estuvieron muy orgullosas de que su madre recibiera un homenaje en vida y también por su trayectoria. Asimismo, en el año 2002 y 2005 se le realizan homenajes en Zacatecas y San Luis Potosí respectivamente (Dávila, 2005:14). Durante su trayecto literario se ha mantenido presente, cuando no por sus publicaciones, sí por medio de las entrevistas que otorga a los medios —en su mayoría impresos—, hasta el año 2009 en el que publica Cuentos reunidos dándole gusto a todos aquellos que habían solicitado La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 16 la reedición de sus libros. Esta obra contiene Tiempo destrozado, Música concreta y Árboles petrificados además de una serie de cuentos inéditos bajo el título Con los ojos abiertos. De esta manera es posible conocer a una autora evanescente, que comenzó a escribir sin imaginar que sus cuentos causarían tan diversas perspectivas y formas de interpretación. Amparo Dávila es una escritora que ha sobresalido en la literatura por esa manera inteligente de entretejer el suspenso con lo irreal, la locura con la realidad. La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 17 1.2 Generación de Medio Siglo La Generación de Medio Siglo marcó la diferencia entre la literatura del fin de la Revolución, los motines, así como la Guerra Cristera, y el inicio de un México moderno, más próspero en el ámbito económico, social y cultural. Como muestra de lo anterior, Daniel Cosío Villegas fundó el Fondo de Cultura Económica en 1934, que con el tiempo se convirtió en una de las casas editoras más importantes del país. Asimismo, en 1939, después de la caída de la República Española, se asienta en México un grupo de intelectuales españoles, quienes desde su llegada se integran de manera activa a la vida académica y artística del país, creando La Casa de España entonces dirigida por Alfonso Reyes y Daniel Cosío Villegas; la cual un año después se convertiría en El Colegio de México. Entre exiliados diligentes y paisanos con iniciativa, comienza a consolidarse el México moderno que en 1950 sorprenderá por su urbanización y cosmopolitismo. Lorenzo Meyer lo describe así: La historia de los cambios ocurridos en México a partir de 1940 […] es básicamente la historia del desarrollo de una base industrial moderna con todas las consecuencias características de este tipo de procesos: supeditación de la agricultura a la industria, incremento en la urbanización, aumento del sector terciario, etcétera (apud Pereira, 1997:6). De esta manera, para 1949, a pesar de la devaluación de la moneda, el gobierno de Miguel Alemán (1946-1952) elevó la economía del país que continuó hasta 1970 en ascenso, logrando una estabilidad tanto económica como política y social.11 En el arte, el muralismo empezaba a perder terreno frente a las manifestaciones pictóricas vanguardistas: “El muralismo había devenido a un arte puramente decorativo y retórico: ornamento insulso en los muros de edificios públicos u hoteles de lujo, su mensaje 11 Al respecto, Armando Pereira asegura que: “Los gobiernos de Manuel Ávila Camacho (1940-1946) y Miguel Alemán (1946-1952), a diferencia de los que los precedieron desde el conflicto revolucionario, se caracterizaron por una relativa estabilidad política y por un rápido crecimiento y diversificación de la economía” (1997:8). La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 18 revolucionario había quedado reducido a una pura fraseología huera y sin sentido” (Pereira, 1997: 13). Igualmente en esta década, la literatura pasó de un contenido basado en las preocupaciones revolucionarias e intenciones de denuncia social, a la literatura de corrientes de vanguardia, como el estridentismo, el grupo de Contemporáneos y posteriormente la generación de Taller y Tierra Nueva. En el ambiente musical, cedió la corriente nacionalista a nuevos compositores, como Joaquín Gutiérrez Hera, Armando Lavalle,Raúl Cosío, Manuel Henríquez, Héctor Quintanar y Julio Estrada. Mientras, el cine mexicano había conquistado el mercado nacional, el centro y el sur de América. Fue esta su “Época de Oro”, y a diferencia de lo que sucedía en la pintura, la literatura y la música, el cine acentuó la visión de un México rural y popular. Asimismo, se convirtió en la época de actores, como María Félix, Jorge Negrete, Arturo de Córdova, Dolores del Río, Andrea Palma, Pedro Armendáriz, Cantinflas, “El Indio” Fernández, Pedro Infante, Joaquín Pardavé y los hermanos Soler. Quienes protagonizaron películas con una imagen estereotipada de nuestro país y el mexicano: un México rural, los vestigios revolucionarios, la gente todavía con la sangre encendida por la Revolución, los indios buenos explotados, las adelitas, los rancheros machos, etc. (Pereira, 1997:20). De esta manera llegó 1950 con la modernidad en las calles —principalmente del centro— abarrotadas de cafés, teatros, cines, librerías, restaurantes, es decir, un México con lo que Monsiváis llamaba “geografía intelectual”. Aunado a todos los sitios de reunión para la nueva generación cosmopolita del medio siglo, la vida intelectual se expresaba en la creación de la Universidad, la Escuela Nacional Preparatoria, así como las grandes librerías: Porrúa y Robredo Hermanos. En 1951 Margaret Shedd funda el Centro Mexicano de Escritores, donde varios de los integrantes de la Generación de Medio Siglo se formaron y sacaron a la luz obras hasta hoy La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 19 destacadas en la historia de la literatura, como Farabeuf, Morirás lejos, La señal, La región más transparente, entre otras. Shedd y el director de Humanidades de la Fundación Rockefeller ─Charles Fahrs─, antecedieron al Centro Mexicano de Escritores con el Mexican Writing Center, y ya que en su nueva fundación decidieron admitir solamente escritores mexicanos, Shedd decidió incentivar a sus alumnos con becas. Poco a poco el CME subsistió únicamente debido al patrocinio mexicano, dejando de lado el de la Fundación Rockefeller. Así, los integrantes del grupo que ingresaron al CME fueron los siguientes: Jorge Ibargüengoitia (1954-1955 y 1955-1956) Tomás Segovia (1954-1955 y 1955-1956) Juan García Ponce (1957-1958 y 1963-1964) Inés Arredondo (1961-1962) Salvador Elizondo (1963-1964 y 1966-1967) Amparo Dávila (1966-1967) José Emilio Pacheco (1969-1970) La urbanización acentuada en el México de los años cincuenta, se manifiesta principalmente en la literatura con El laberinto de la soledad de Octavio Paz. Una obra que muestra la caracterización del mexicano que ha llegado a su fin para dar paso a otra mexicanidad, ahora urbana, lejos de la tipificación rural. También en este año se exhibe Los olvidados de Luis Buñuel, una cinta que rompe con los estereotipos, algunos incluso, idealizados. Plantea una visión compleja del mexicano, a diferencia de las películas de estilo convencional de la Época de Oro cinematográfica. Posiblemente por eso, el público no la recibió con agrado y sólo fue reconocida en el extranjero en el festival de Cannes (1951) (Pereira, 1997:23). En estos primeros cinco años de la década, es notorio el afán del escritor por otros temas que ponen fin a la novela de la Revolución. Se abre un abanico de posibilidades y La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 20 preocupaciones nuevas del ser mexicano que van de la mano con el cambio del país. Algunos ejemplos a este respecto son: ¿Águila o Sol? De Octavio Paz, La X en la frente de Alfonso Reyes o Confabulario de Juan José Arreola. En 1956 aparece un grupo formado por escritores, músicos, pintores, dramaturgos y actores con voluntad e interés que en un afán renovador ponen en marcha Poesía en Voz Alta, un proyecto hecho con el fin de volver a los orígenes del teatro, dejando atrás el artificio innecesario y “hacer de la palabra hablada su esencia, su centro motor” (Pereira, 1997:26). Fueron auspiciados por la Dirección de Difusión Cultural de la UNAM, a cargo de Jaime García Terrés igual que La Casa del Lago ─inaugurada en septiembre de 1957─ que se convirtió en un espacio común de actividades culturales y artísticas, entre las que destacan, presentaciones de grupos corales, folklóricos y funciones de cine; posteriormente también mesas redondas en las que se abordaban problemas sociales o artísticos con toda libertad. En el ciclo “La nueva generación”, se dictaron conferencias sobre la obra de jóvenes escritores y artistas plásticos, entre los que se encontraba a la mayoría de los miembros de la Generación de Medio Siglo. Asimismo, se abrieron diversos talleres, como el taller de “Iniciación a la literatura” a cargo de Juan Vicente Melo o el de “Iniciación a la poesía” impartido por Tomás Segovia. En fin, el panorama anterior fue en el que incidió poco después la Generación de Medio Siglo, llamada así por el historiador Wigberto Jiménez Moreno debido a que sus integrantes nacieron entre 1921 y 1935, de esta manera comenzaron a participar en la vida cultural del país a partir de los años cincuenta. El nombre también coincide con la revista Medio Siglo que inicia su publicación en esa misma época, fundada por estudiantes de la Facultad de Derecho de la UNAM, y en la que participaron algunos de los miembros de la Generación. Existen algunas variaciones en cuanto a los individuos relacionados, sin embargo, los nombres persistentes en las listas de aquellos críticos estudiosos de esta generación son: Inés La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 21 Arredondo, Juan Vicente Melo, Sergio Pitol, Huberto Batis, Carlos Valdés, Amparo Dávila,12 Jorge Ibargüengoitia, Juan García Ponce y Salvador Elizondo. Quienes venían en su mayoría de provincia ─Guadalajara, Sinaloa, Veracruz, Yucatán, Zacatecas, entre otros─ tal vez buscando en la ciudad de México un horizonte amplio para desplegar sus inquietudes literarias. Además de ser amigos entre sí, se caracterizan por su libertad técnica, su inalcanzable curiosidad experimental; una gran fascinación por lo insólito, los personajes misteriosos y las situaciones límite. Son verdaderos maestros del cuento que buscan un estilo auténtico y se encuentran de frente con el erotismo, la sensualidad y lo insólito que invade el territorio de lo real cotidiano (Pereira, 1997:42). Sus temas se relacionan sin proponérselo, como afirma Martha Robles refiriéndose en particular a las escritoras: La agresividad, el escape de la realidad, los problemas de la identidad y las perturbaciones persecutorias, forman parte de los temas de las escritoras mexicanas desde el medio siglo: los cuentos de Inés Arredondo, cuyos personajes parecen desplazarse con una doble naturaleza y vivir en los linderos de la demencia […] En Amparo Dávila, la alusión directa del problema: obsesión despejada de velos, expuesta en detalle. En su obra, las protagonistas se entregan al propio drama con doliente intensidad, sin resistencias engañosas. Por sus libros desfilan reflejos de una locura cercana a la experiencia secreta de cualquiera de sus lectores (1989:114). Precisamente fue en la década de los sesenta cuando la Generación comenzó a publicar lo que los definiría como grupo, entre otras cosas, el cuento. El cuento se convirtió en el género más abundante y con mayor prestigio. Con anterioridad no se tomaba en cuenta como categoría literaria, se le asociaba con el relato infantil, la fábula, leyendas, etc. Hasta el siglo XIX se valoró estética e intelectualmente y en los sesenta cobró su mayor auge. El ánimo que alentó al grupo a lo largo de toda su labor editorial ha quedado definido en palabras de Huberto Batis: “una defensa de los valores literarios, vengande donde vengan; un 12 Amparo Dávila es incluida en esta generación por Agustín Cadena en Medio Siglo y los sesenta. Aunque Dávila ha afirmado en varias entrevistas, como la que concedió a Amalia Rivero: “Angustia, desilusión y muerte, preocupaciones de Amparo Dávila” que no forma parte de ningún grupo, se le ha clasificado dentro del Medio Siglo tanto porque pertenece a la generación de los nacidos entre 1920 y 1935 como por compartir características que los conforman como grupo. La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 22 repudio a lo nacionalista, a lo oficialista, a lo ‘mexicano’, así, entre comillas, que es lo que a nosotros nos unió más” (apud Pereira, 1997:29). Pero ¿cuáles fueron las características que los unieron como grupo? Primero, compartían los mismos moldes literarios, obtenidos de El arco y la lira de Octavio Paz y más específicamente de “La revelación poética”, capítulo en el que Paz analiza una serie de conceptos ligados a la poesía que los de Medio Siglo trasladaron al cuento y la novela, además los toman como una especie de poética. Segundo, tenían la vocación crítica que Paz había señalado como una exigencia esencial de la literatura moderna, la cual desarrollaron por varios años y abarcaba la música, la pintura, el teatro, el cine, la poesía, el cuento, la novela y el ensayo. Es decir, no hubo ámbito artístico que la Generación no tomara en cuenta. Al respecto Juan Vicente Melo afirma: Esta generación ha alcanzado una visión crítica, un deseo de rigor, una voluntad de claridad, una necesaria revisión de valores que nos ha permitido una firme actitud ante la literatura, las otras artes y los demás autores. Cada uno de los miembros de la supuesta generación… ha alcanzado… responsabilidad y compromiso en el arte. No es raro que todos nosotros, poetas, novelistas, ensayistas, campistas, nos preocupemos por la crítica de una manera que, desde hace algunos años, no existía en México (Pereira, 1997: 29). La tercera característica que los une es la forma de percibir y reproducir al mundo en un afán misterioso, insólito, pero lleno de erotismo. Dávila marca una diferencia con respecto al erotismo. La autora basa sus cuentos en lo insólito de la cotidianidad, ubicando a los personajes en situaciones extremas, dejando el romanticismo y la sensualidad para enfocarse en el lado oscuro del ser humano. Cuarta, su postura contraria a ciertas tendencias nacionalistas de los años cuarenta que, no en contadas ocasiones, revelaron tanto en sus críticas periodísticas como en el rotundo apoyo dado a la Revista Mexicana de Literatura.13 13 La Revista Mexicana de Literatura fue fundada por Carlos Fuentes y Emmanuel Carballo en contra de la tendencia cultural mexicana al nacionalismo oficial. Por esa razón el nombre de la revista resulta significativo al abolir el sentido nacionalista que le dio Antonio Castro Leal a su Revista de Literatura Mexicana en 1940. De esta manera, la RML publicó traducciones de autores europeos y La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 23 Y quinta, su participación en el Centro Mexicano de Escritores y en publicaciones literarias que al mismo tiempo promovieron su integración. Algunos ejemplos son: Cuadernos del viento dirigida por Huberto Batis y Carlos Valdés, La palabra y el hombre donde los de Medio Siglo publicaron sus primeros textos, y por supuesto, la Revista Mexicana de Literatura además de suplementos como “México en la Cultura” (Novedades) y “La cultura en México” (de la revista Siempre!). Así en los años cincuenta y sesenta, el panorama cultural se ve acaparado en el esquema literario por la Generación de Medio Siglo, que participó en un sinnúmero de actividades culturales y contribuyó en diversas publicaciones con sus particulares críticas. Sin embargo, fue este hecho el causante del sobrenombre de “la mafia” que posteriormente caracterizó a varios de sus miembros ─Emmanuel Carballo, Juan Vicente Melo, Juan García Ponce y Huberto Batis─. La aparición recurrente de estos jóvenes en los dos suplementos dirigidos por Fernando Benítez: “México en la Cultura” y “La cultura en México”, aparte de su presencia en las grandes casas editoras ─Fondo de Cultura Económica, Siglo XXI, ERA, Joaquín Mortiz─, hizo parecer que todo el ámbito cultural mexicano estaba dominado por una pequeña élite de jóvenes pretenciosos que mangoneaban a su arbitrio los gustos artísticos de un país. En cifras de la escritora belga Kristen Vanden Berghe se muestra que los integrantes de “la mafia literaria” tienen casi 180 colaboraciones de 1962-1972 en “La cultura en México”, mientras muchos otros no llegan a publicar ni 10 artículos. Si Benítez les dio la oportunidad de participar de tal manera en los suplementos es porque descubrió en ellos esa capacidad de renovación que hacía falta y propició un cambio positivo en la manera de hacer crítica cultural, fundamental en todo suplemento literario. Lo que no se dice ─asegura Pereira─ al hablar de “la mafia” es la cantidad de espacios nuevos que abrieron a través de traducciones de escritores europeos y norteamericanos o de la publicación norteamericanos: Joyce, Mann, Musil, Miller, Barthes, entre otros, y promovió a autores latinoamericanos, tanto jóvenes como consolidados (Pereira, 1997:38-39). La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 24 de escritores hasta entonces desconocidos o, al menos, poco conocidos en México, que nos permitió superar esa ‘cortina de nopal’ de la que hablaba Cuevas (1997:41). Al respecto también señala García Ponce: “Yo puedo decir sinceramente que no había ninguna mafia que nunca tuvimos intención de ser un grupo cerrado ni mucho menos, que la Revista Mexicana de Literatura publicó por primera vez a muchos autores mexicanos (…) Yo preferiría que quede como una generación alcohólica o lo que sea, menos eso” (Gonzalez Levet, 1980:68). El grupo termina a fines de los años sesenta debido a un asesinato en la Facultad de Filosofía y Letras. En la resolución del crimen se necesitaba un chivo expiatorio ─según la propia afirmación de Huberto Batis─. Fue así que inculparon a Juan Vicente Melo, por esta razón, todo el grupo se enfrenta a Gastón García Cantú, el sucesor de García Terrés en la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM. Después de este hecho y de manera sutil, como se hace en estos casos, se les obligó a los integrantes de la Generación de Medio Siglo a renunciar a sus puestos en la Universidad. Tocó el nacionalismo ramplón, demagógico y populista ─concluye Batis─ intentar destripar a mi gente de letras… [En] aquellos tiempos oscuros del abyecto diazordacismo, en aquel río revuelto, Gastón García Cantú implantó […] la represión de todo arte, literatura y pensamiento crítico que no se ocupara de contarle las lentejuelas a la china poblana” (apud Pereira, 1997:45). Desde entonces cada uno se dedicó a sus proyectos personales, pero conservaron las características que en épocas anteriores los unieron como Generación. Pese a constituir un grupo, todos tienen preocupaciones distintas y diferentes modos de resolverlos. La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 25 1.3 Dávila y la crítica Dávila destacó, en un homenaje realizado a sus 70 años de edad, la complacencia que le han dado las letras, así como la dadivosidad de la crítica: “La literatura me ha dado muchas satisfacciones y estímulosgratificantes: invitaciones para asistir a congresos de literatura o para leer cuentos, dentro y fuera del país; distinciones, condecoraciones, premios inesperados y homenajes. Debo decir que la crítica ha sido siempre conmigo sumamente generosa” (Dávila, 2005:12). Es cierto que durante su trayectoria ─que ha sido vasta, debido a que comenzó a escribir poesía desde muy joven─ la autora se ha abierto las puertas en el ámbito cultural por medio de su incomparable escritura. El misterio de sus cuentos ha envuelto a quienes la leen, pareciéndoles necesario hablar al respecto. La incógnita siempre presente, los finales abiertos y la presencia de seres peculiares también han desatado la polémica sobre una literatura fantástica, sin embargo, como analizaré más adelante, estas declaraciones deben matizarse. La mayor parte de la crítica se ha enfocado en el elemento fantástico de sus cuentos, tomando como referencia la amistad de la autora con escritores como Juan José Arreola y Julio Cortázar, además de su influencia borgiana y kafkiana o basados en los acontecimientos insólitos y los seres extraños que irrumpen en sus relatos; sin embargo, otros han encontrado tintes de locura, aunada a una serie de temas amparodavilanos, como la angustia, la cotidianidad alterada y la obsesión por el tiempo, entre otros. En un recuento cronológico de las notas de juicio, la resultante apunta a un enfoque sucesivamente más preciso por parte de Amparo Dávila respecto a sus obras. Es decir, cada vez tuvo más clara la respuesta a las cuestiones cómo, qué, para qué y para quién escribir. De esta manera en 1978, Huberto Batis hace una reseña de Arboles Petrificados, afirmando lo siguiente: El infierno fantástico que nos presentó haciendo uso de la pesadilla, del necromonólogo rulfiano, se fue rarificando, haciéndose a un lado —su verdadero La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 26 lugar— para dejar en el centro del interés el infierno cotidiano […] Este infierno de tedio contado en voz baja, como al oído […] Hay pues un trasfondo de autenticidad, una queja, una acusación, una protesta disfrazada en estas historias de susto, tan mexicanas por lo gratuitas y previsibles (1978: 15). En las líneas anteriores, acertadamente se hace referencia a un trasfondo, una queja, una protesta disfrazada que antes no había sido notada, así como también a una cotidianidad infernal que viene a reemplazar la idea de sucesos fantásticos. Tanto la crítica como las investigaciones literarias han puesto su atención en los temas más arraigados de sus cuentos, como son la locura y la muerte; igualmente en la angustia, soledad, obsesión, desesperación y el concepto del tiempo, que la escritora asegura: “son temas fundamentales que siempre me han perturbado” (Avendaño Trujillo, 2008:2). Sobre la percepción del tiempo, Patricia Rosas Lopátegui la cuestionó: P.R.L.- “El tiempo se detuvo”, dice en “La celda”: “Las manecillas del reloj no se movían. El tiempo se había detenido”. Esta idea aparece constantemente en sus relatos. A.D.- Es la preocupación del tiempo. El tiempo como algo irremediable, que se nos va de las manos, y que de un momento a otro cambia todo. Cambia la vida, cambia el panorama, cambian los sentimientos, cambia todo. El tiempo es implacable, pero en un momento se detiene definitivamente porque es la muerte, el fin (2008:2). Así, estos grandes misterios de la vida, le permiten a la escritora mostrar su interioridad en la narrativa porque son temas que la han marcado. Desde muy pequeña, la atmósfera de muerte estuvo presente y hasta ahora le resulta una incógnita inexplicable y angustiosa. Asimismo considera nunca haber conocido ni el equilibrio ni la cordura, por ello sus personajes se balancean en la sinrazón. Sus relatos parten de una vivencia, una melodía o cualquier estímulo sensorial y se transmutan para convertirse en el cuento. Por lo tanto, su origen está en la realidad, además se caracterizan por tener personajes introspectivos, con una personalidad psicológica bien definida que los convierte en individuos casi reales. A su vez, la crítica ha atribuido el acercamiento tan familiar de los lectores hacia sus cuentos a que dichos personajes se desenvuelven en una cotidianidad muy parecida a la de la clase media mexicana, y en general sufren de la pérdida de la razón, que tanto Martha Robles La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 27 (1989) como Alberto Paredes (1990) coinciden en afirmar, es propio “de una época y de una sociedad enajenadas” (1989: 111). Aunque en las narraciones no sea explícito el lugar en donde transcurre la trama, lo interesante es que los hechos pueden acontecer en cualquier sitio: “Entonces se aprovechan las posibilidades […] como escenarios pertinentes a la pesadilla que se vive” (1990:50); ésta es una de las causas de la vigencia de sus cuentos aunado a la importancia de los temas que aborda. Al respecto, aunque a veces digan que se entromete en los dominios de la psicología, en general la crítica respeta el quehacer de la autora. Por lo que se hallan aquellos que rescatan y no demeritan su recurrencia en temas como la locura y factores psicológicos; es el caso de Irma Cuña, quien en su artículo “Los cuentos de Amparo Dávila” (1965) exalta los tintes de terror en sus relatos así como los trastornos mentales en evolución que llegan hasta la locura. Asimismo, Luis Mario Schneider (1960) encuentra en su obra, las nuevas corrientes de la creación psicológica; afirmando con fascinación que se trata de un realismo psicológico y no de psicología de evasión. En el ensayo “El canto de las sirenas”, Dávila afirma que su predilección por la enajenación mental14 no es una moda, simplemente habla del clima que le tocó habitar, “de la atmósfera en la que he vivido y padecido”, asegura (Burgos, 2004: 452). Dicho texto ha sido considerado como la poética de la autora, en él describe los temas de sus cuentos así como la estructura de los mismos: El cuento es para mí como un triángulo. La base es el planteamiento del asunto, la línea ascendente es el conflicto o nudo, y la línea descendente es el desenlace. Pero el triángulo de mis cuentos no es, desde luego, un triángulo equilátero de tres lados iguales sino un triángulo escaleno de tres lados desiguales puesto que mis planteamientos son generalmente muy detallados y lentos en su exposición, el conflicto es menos extenso, y el desenlace ─en el que, por ejemplo, una frase podría bastar─ casi siempre muy breve (2004: 541). 14 El Diccionario de la Real Academia Española, iguala la enajenación mental con la locura, además en su segunda acepción dice lo siguiente: “Estado mental de quien no es responsable de sus actos; puede ser permanente o transitorio” (http://drae.rae.es; 2001; 21 de diciembre 2011). La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 28 De esta manera define las dimensiones de su obra. Lo que también da una idea perfeccionista de ella. En diferentes entrevistas ha expresado su autoexigencia como escritora, pero no en el sentido de publicar constantemente, sino por la calidad brindada a sus lectores, rumiando sus cuentos hasta que están redondos y entonces comienza a escribir. Los temas que aborda y el modo de hacerlo, la convierten en una autora representativa, tanto de la literatura de medio siglo, como también de la llamada literatura de mujeres de su época. La crítica la encuentra cercana a Inés Arredondo y a Guadalupe Dueñas; tan intimista ─aunque no lo parezca─ como Josefina Vicens y su Libro vacío (1950). A pesar de las similitudes, Dávila ha conseguido ser una escritora auténtica sin la necesidad de estar unida a un grupo que la respalde nia una corriente con la cual se identifique y esto le permite estar vigente, asimismo ser capaz de reflejar la actualidad de cualquier época. La crítica ha representado una puerta abierta para la autora en la literatura. Haciendo un recuento, sus salmos fueron elogiados y posteriormente logró publicarlos cuando incluso ella misma reconoce lo difícil que es “que lo publiquen a uno”. Más adelante, Tiempo destrozado rompió con los esquemas del cuento hasta el momento, evidenciando la falta de categorías para los textos contemporáneos. Lo que por supuesto causó polémica en los círculos literarios, unos a favor, otros en contra, pero se hablaba de la transgresiva literatura de Dávila. Posteriormente, tomada como un personaje de ficción en la obra de Cristina Rivera Garza, se encuentra en la atención de todos aquellos que la creen desaparecida después de tantos años de ausencia literaria. Su enigmático ser la ha colocado entre las escritoras de culto de Medio Siglo, si bien la crítica ha hablado bastante al respecto, lo cierto es que la difusión de su obra no ha sido suficiente, aunado a ello, las interpretaciones que la ubican tanto en las antologías de cuentos fantásticos como en compilaciones de escritoras con temas femeninos, distrae y confunde. La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 29 CAPÍTULO 2 Deslinde de lo fantástico 2.1 Deslinde de lo fantástico Al examinar distintas fuentes, en un acercamiento a lo fantástico,15 me percaté de la importancia de la relación fundamental entre el tema y su tratamiento. Este vínculo se debe tener en cuenta antes de encasillar un relato dentro de algún género ─sobre todo si se trata del que aquí presento─, ya que “un tema por sí solo no puede ser fantástico, mas que si es tratado de cierta manera. Un tratamiento no puede darse en abstracto, sino referido a un tema determinado” (apud Botton, 2003:30); de las modalidades que resultan de esta correspondencia surge lo fantástico. Dicho esto, me parece que dada la separación, en la relación mencionada hecha por algunos críticos, escritores y lectores en general respecto a la obra de Dávila se han enfocado en referencias aisladas para asegurar que todos sus cuentos son fantásticos, pero no es así. Para lograr el deslinde que pretendo, es necesaria la definición ─aunque probablemente imprecisa, igual que todas─ que regirá el proyecto y así llegar al objetivo del capítulo. Lo fantástico es un suceso que irrumpe en el entorno estructurado y que no es explicable mediante las leyes del mundo conocido ni tampoco dentro de otro mundo.16 Para ejemplificar usaré el relato de Dávila “La señorita Julia”, en el cual, el personaje comienza con una desmejora, emocional y física, a partir de la intromisión de ratas que sólo salen en las noches y corren por la casa haciendo un ruido insoportable, hecho que impide conciliar el 15 Digo acercamiento porque después de consultar distintos autores al respecto —Louis Vax, Tzvetan Todorov, Flora Botton, David Roas— puedo afirmar que lo fantástico no tiene una definición precisa porque como señala Vax, “no existe lo fantástico en sí” (apud Botton, 2003:33). 16 De ser este último, estaría dentro de lo maravilloso. Y si es algo que se puede explicar con las normas de este mundo pero parecía sobrenatural —por ejemplo, que al final resulte una mentira, un truco, etc.— pertenece a lo extraño. La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 30 sueño a la protagonista, además de todo, por más que ha intentado deshacerse de ellas, no lo logra. En este caso, si bien es cierto que las ratas aparecen irrumpiendo en el orden de la cotidianidad de Julia ─aunque la irrupción es una característica presente en la definición de lo fantástico─, el tema del cuento y por lo tanto su tratamiento no refieren a un suceso fantástico. Basta darse cuenta de la forma tan metódica en que vive el personaje, del cuidado que tiene en su apariencia ─física y moral─ para no provocar habladurías; hasta que este hecho (las ratas) irrumpe para destruir todo lo anterior. Convirtiéndola, según ella, en el foco de las malas lenguas y en resumen, en todo lo que “nunca quiso ser”; situación que más adelante analizaré con detalle. Como se muestra, no es posible asegurar que un elemento en sí es suficiente para identificar un relato como fantástico, resulta necesario tomar en cuenta más de uno de los factores y relacionarlos. A este respecto muy acertadamente asegura Noé Jitrik lo siguiente: Lo fantástico […] reside, antes que nada, en el lenguaje: hay un modo de tratar la palabra que favorece un cambio de plano, la aparición de una nueva dimensión referida por contraste a la dimensión de lo real. Pero la palabra no tiene ese poder en sí, sino a partir de los actos o situaciones que refiere. Lo fantástico se centra, entonces, en ciertos núcleos del relato y es allí donde tiene un sentido. Digamos, para abreviar, ámbitos, objetos, personajes que parcialmente siguen manejándose de acuerdo con normas universales y establecidas […] pero que proponen una fuga respecto de tales normas (apud Botton, 2003:30). La obra cuentística de Dávila también está compuesta de textos fantásticos, aunque algunos escritores, como José Luis Martínez, engloba todos sus cuentos dándoles este calificativo: “[Amparo Dávila] no ha merecido hasta la fecha un estudio conjunto que permita apreciar su particular uso de los registros literarios de lo fantástico” (Velázquez, 1991). También Emmanuel Carballo en su artículo “Amparo Dávila entre la realidad y la irrealidad” hace una crítica a Tiempo destrozado (1959) y Música concreta (1964), libros a los que pertenecen “La señorita Julia”, “Detrás de la reja” y “Música concreta” respectivamente. Afirma en cuanto a la primera: “Ofrece a lo largo de doce cuentos una visión del mundo en la La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 31 que la lógica cede sitio al absurdo, el orden al caos, el tiempo cronológico al tiempo subjetivo” (Carballo, 1964:XVII). Mientras de Música concreta asegura que existe al mismo tiempo mayor realismo y mayor cantidad de fantasía en comparación con su obra previa (Carballo, 1964:XVII). Aseveraciones como las anteriores parecen demasiado tajantes para describir la totalidad de los cuentos. Por ello es importante matizar estas ideas destacando de dónde provienen las transgresiones que motivan una interpretación distinta de los relatos; es esencial que apreciaciones basadas en la transición de la lógica al absurdo o del orden al caos, antepongan los argumento por los cuales se presentan dichos efectos. Es decir, aquello que la crítica ha denominado como “lo absurdo” en los relatos, no surge de la nada, en realidad ni siquiera es absurdo y tiene sus razones en detalles de la vida cotidiana correspondientes al deber-ser femenino, imposibles de ignorar. Huberto Batis, en su reseña a Música concreta habla de una “gratitud de lo fantástico” presente en todos lo cuentos de Dávila y más adelante dice: “nunca queda delimitado el tránsito o el puente lógico entre lo real y lo irreal” (Batis, 1964:XVIII). Lo cual es posible en algunos cuentos de esta obra, pero no en todos, como precisamente el cuento que da título al libro. Al contrario, coincido con Laura Cázares Hernández (2009:229) al afirmar que lo más frecuentemente destacado en su narrativa es lo fantástico, sin embargo no se le puede encasillar en este género. La obra de Amparo Dávila en distintas ocasiones ha sido calificada como fantástica. No obstante que algunos de sus cuentos tienen estas características, también existen varias excepciones donde esos elementos que pueden parecer irreales, más bien son propios de las alucinacionesde los personajes. Incluso, la misma autora, en una entrevista hecha por la prensa de Fondo de Cultura Económica en 2008, al preguntarle su opinión sobre la crítica que ubica su narrativa en el terreno de lo fantástico, aseguró lo siguiente: La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 32 Eso es lo que creen, pero en realidad no ocurre así. Lo que hago es manejar la realidad, mas para mí esa realidad tiene dos caras: la externa ─que es lo que sucede cotidianamente y tiene una razón de ser, una lógica─ y la interna ─que suele ser oscura─. Esta última cara la manejo mucho y paso de una a la otra, muy cómodamente: de la lógica al absurdo. Muchos creen que es literatura fantástica y no, describo parte de la realidad porque hay situaciones que en verdad ocurren.17 Por lo tanto, esta afirmación nos exhorta a leer sus relatos como textos que parten de la vida real y logran una complementación al conjugar la lógica y el absurdo. Sin embargo, tratándose de realidad ¿a qué se refiere el absurdo, si no es a la pérdida de la razón en los personajes? Lo anterior es un avance en la corroboración de mi hipótesis sobre la locura como resultado de una serie de vivencias asfixiantes a las que se encuentran sometidos los personajes. También es importante decir que si bien muchos artículos hablan de la obra de Dávila como literatura fantástica, también existen algunos que han percibido en sus textos lo que Luis Mario Schneider denomina la “nueva corriente de la creación psicológica” (Schneider, 1960). Este concepto ─afirmó Todorov─ es la razón de que después del siglo XIX haya desaparecido la literatura fantástica, ya que la sustituyó: El psicoanálisis reemplazó (y por ello volvió inútil) la literatura fantástica. En la actualidad no es necesario recurrir al diablo para hablar de un deseo sexual excesivo, y a los vampiros para aludir a la atracción ejercida por lo cadáveres; el psicoanálisis, y la literatura que directa o indirectamente se inspira en él, los tratan con términos directos (apud Bravo, 1988:38). Al respecto, coincido con Flora Botton en que el psicoanálisis no ha tomado el lugar de este género, sino más bien, se ha introducido en este tipo de relatos, modificándolos. Por ello, muchos de los textos clasificables en un principio como fantásticos ─como los cuentos de Amparo Dávila─ demuestran por medio de sus características que en realidad no pertenecen sólo a este subgénero, sin embargo, antes la crítica no lo pudo percibir con facilidad, dado que la corriente es relativamente reciente. Ahora pretendo diferenciar los cuentos fantásticos, de los que no lo son, reunidos incluso en una misma obra, por esa razón insisto en deslindar lo fantástico ya que existen 17 Amparo Dávila habla sobre esta concepción que tiene de sus cuentos también en la entrevista hecha por Octavio Avendaño Trujillo en “Confabulario”, El Universal (16 de febrero de 2008) La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 33 ambos tipos de cuentos y ─como ya mencioné─ la crítica generalmente ha influido en caracterizar su obra cuentística como parte de este género evanescente.18 Además del suceso irruptor por el cual se encasilla la literatura de Dávila, existen otras características de fácil acceso a lo fantástico en las que probablemente no pocos lectores han incurrido. Según Flora Botton, para que un cuento fantástico cumpla su objetivo, es fundamental el compromiso por parte del lector, de acercarse sabiendo que el relato pertenece a este género (Botton, 2003:49). Así, aceptará sin cuestionar lo que lee; en palabras de David Roas es un “pacto de ficción” (Roas, 2001:24). Con lo anterior como premisa, me parece válido asegurar que si desde el principio la crítica ha denominado la obra cuentística de Dávila como fantástica ─y dado que no existe una definición precisa de dicho género─ la aproximación de los lectores a sus relatos será con este “prejuicio”. Otra razón para que juzguen los relatos como fantásticos, es precisamente la idea de no escuchar la inconformidad femenina subyaciente en ellos, porque ─como asegura Helene Cixous─ a pesar de que la escritura por parte de las mujeres se ha convertido en una transgresión importante permitiéndoles un poco de libertad, “su palabra casi siempre cae en el sordo oído masculino, que sólo entiende la lengua que habla en masculino” (1995:55). Aunque también la autora provoca conscientemente que esto suceda, al disfrazar de fantásticos los sucesos cuando en realidad ─como lo demostraré más adelante─ expresan el malestar de sus personajes femeninos debido a los roles impuestos por la sociedad. 18 Llamo género evanescente al género fantástico, basada en la teoría de Todorov que asegura lo siguiente: “Lo fantástico no dura más que el tiempo de una vacilación […] Al finalizar la historia, el lector, si el personaje no lo ha hecho, toma sin embargo una decisión: opta por una u otra solución, saliendo así de lo fantástico. Si decide que las leyes de la realidad quedan intactas y permiten explicar los fenómenos descritos, decimos que la obra pertenece a otro género: lo extraño. Si, por el contrario, decide que es necesario admitir nuevas leyes de la naturaleza mediante las cuales el fenómeno puede ser explicado, entramos en el género de lo maravilloso. Lo fantástico tiene pues una vida llena de peligros, y puede desvanecerse en cualquier momento. Más que un género autónomo, parece situarse en el límite de dos géneros: lo maravilloso y lo extraño” (2009:37). La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 34 Sin duda también se han confundido los cuentos “Detrás de la reja”, “El pabellón del descanso” , “El último verano”, “Música concreta” y “La señorita Julia” con el resto de su obra cuentística, porque cumplen con varias de la características enunciadas por los teóricos ─Todorov, Roger Caillois, Louis Vax─ al tratar de hacer una definición de lo fantástico. Por ejemplo, el ambiente totalmente cotidiano y apegado a la realidad que contrasta con el hecho inquietante que se hace presente de improviso; asimismo un repentino suceso insólito en la aparente tranquilidad de la vida de los personajes; el descenlace abierto ─característico de los cuentos fantásticos y de varios de Amparo Dávila─. Incluso, las emociones o sensaciones que provocan los relatos pertenecientes al género evanescente igualmente están presentes en los cuentos de la autora. Dichas emociones no tienen que ser sólo el horror, el terror y el miedo. Específicamente en los cuentos a tratar, las sensaciones provocadas son de inquietud, angustia e incomodidad, las cuales, según Louis Vax son propias de los cuentos fantásticos: […] lo fantástico se mueve en el campo del arte donde la participación afectiva excluye la reflexión. En otras palabras, lo fantástico nos hace retroceder de lo espiritual a lo psíquico. Lo fantástico literario o popular cultiva la afectividad en estado puro. […] Ser perseguido por una pesadilla, una mujer o una melodía, lo mismo da. Es sentirse incómodo en la propia casa, en la compañía de un ser que no es ni completamente inoportuno, ni completamente bienvenido (apud Botton, 2003:48). Con estas bases realicé un primer análisis de los cinco cuentos que conciernen a este proyecto y me dí cuenta que la inquietud de sus protagonsitas va más allá de un simple hecho irruptor que altera su cotidianidad. Estos relatos esconden la insatisfacción femenina por la imagen colectiva y la opresión de la sociedad. La pérdida de la razón es una forma de transgresión para estar fuera de cualquier modelo impuesto por los otros. Aunque “la loca” también resulta un estereotipo, a diferencia dela madresposa o la solterona respetable, por citar algunos, el primero las exime de las reglas sociales incluyendo los roles y arquetipos. Por esa causa elegí dichos cuentos, ya que considero que representan la inconformidad de las mujeres que sólo necesitan de un detonante: ya sea la aparición de La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 35 gusanos en el huerto, la intromisión de ratas en la casa, la llegada de una hermana que vive en el extranjero, la infidelidad de la pareja o el regreso de un amigo de la infancia, para comenzar con un proceso de degradación progresiva. Así, cuando se dan cuenta que la verdadera felicidad está en la libertad que no podrán alcanzar, envueltas siempre en el rol de la madresposa, de la soltera respetable, de la esposa fiel y sacrificada, de la hermana abnegada al servicio de los “suyos”; entonces enloquecen, pierden la razón y otras, como en el caso de Angelina (“El pabellón del descanso”), en busca de la transgresión total que la haga libre de las ataduras sociales, se suicida. La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 36 2.2 Lo fantástico, distractor de la locura En los cuentos, existe la intención de mostrar la situación de la mujer al extremo. Con esto me refiero a que muchas están viviendo en el encierro ─literal y/o simbólico─,en un entorno que las asfixia y sin posibilidades reales de “ser” simplemente, de no apegarse a un modelo cultural y, sin embargo, no todas enloquecen, pero hay una alta probabilidad de que lo hagan. Patricia M. Spacks afirma que “la cólera [antes mencionada como una intensa y mal disimulada emoción personal] se puede encontrar siempre que las mujeres escriben acerca de su condición” (1980:37). Lo cual me parece acertado aunque no en la totalidad de las autoras.19 Amparo Dávila, a pesar de escribir relatos que tienen como tema la condición femenina, lo hace con objetividad. Es cierto que se manifiesta la idea de reivindicación en los cuentos y, por consiguiente, en la voz de los personajes; no obstante, no me atrevería a afirmar que existe una sensación colérica, más bien, la autora, mediante sus protagonistas, alza la voz a manera de queja para hacerse escuchar. Aunque Dávila busque evidenciar la protesta femenina, lo hace difuminando las pautas que harían más sencilla la interpretación del texto con respecto a la condición cultural de la mujer, mas no por eso resulta contradictorio el tema que aborda y la forma de transmitirlo. Por medio de aparentes “registros literarios de lo fantástico”, la escritora desvanece los efectos paulatinos provocados en los personajes debido al deterioro moral que sufren al paso del tiempo y que va en aumento a partir del elemento irruptor. Lo que implica dicha irrupción, en algunas ocasiones aparece como la mayor muestra de un supuesto hecho fantástico. El caso de la amante convertida en sapo en “Música concreta” es un claro ejemplo, así como los gusanos que persiguen a la protagonista de “El último verano”. 19 “Simone de Beauvoir la encubre [la cólera] tras su acumulación de datos y lógica, Mary Ellman la utiliza como una fuerza impotente de su ingenio, presentando éste evasivamente, más que la cólera, como su justificación. Kate Millet, sintiendo que su ira está justificada, la utiliza como arma retórica” (Spacks, 1980:37). La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 37 Al respecto de los elementos que aparecen como irreales, Spacks asegura que son producto del desequilibrio de las mujeres: “el fructífero intercambio de sueño y realidad, la consciencia de lo extraño de la realidad, la autenticidad de la fantasía […] constituyen la fuerza especial de las mujeres como escritoras, el resultado positivo de la alienación social que sufren” (1980:360). Las autoras hacen uso de este cambio, de la realidad a la irrealidad del que ha hablado Dávila, que en su caso específico se traduce en el delirio provocado por la locura. Así, la escritura se convierte en una posibilidad viable de libertad. Mientras los personajes literarios buscan deshacerse de las ataduras sociales a través de la locura, sus creadoras lo hacen al escribir. Sin embargo, son muy pocos los textos críticos o de análisis que han visto en sus cuentos la abierta protesta en cuanto a la condición femenina en la sociedad patriarcal.20 Ahora bien, para llegar a las razones del oscurecimiento21 en el discurso, es necesario hablar de la situación de la escritura en el género femenino: sus dificultades y la solución a la que llegaron para lograrlo. Las escritoras, paulatinamente, resolvieron ser libres mediante la pluma y el papel,22 consolidando este hecho a finales del siglo XIX. Dejaron de lado los prejuicios de la literatura predominantemente masculina, enfocándose a escribir sin imitar ni renunciar a la escritura de 20 En 1978 Huberto Batis reseña Arboles Petrificados de la siguiente manera: “el infierno fantástico que nos presentó haciendo uso de la pesadilla, del necromonólogo rulfiano, se fue rarificando, haciéndose a un lado —su verdadero lugar— para dejar en el centro del interés el infierno cotidiano […] Este infierno de tedio contado en voz baja, como al oído” (1978:15). Mientras en 2008, América Luna Martínez en su publicación “Amparo Dávila o la feminidad contrariada” describe las tres razones por las que a su consideración las mujeres se vuelven locas. Tomando como eje del análisis el ser y el deber ser femenino (2008:3). 21 Entiéndase por oscurecimiento, el ocultar o distraer la atención de la interpretación crítica sobre la situación de la mujer, con situaciones o seres aparentemente fantásticos. 22 Antes del s. XIX las mujeres que deseaban escribir, estaban condenadas a incursionar sólo en los géneros menores (diarios, libros para niños, etc.), a aparecer con seudónimos y a menospreciar su propia obra —como signo de modestia y respeto a la literatura de norma patriarcal—, sin embargo, descubrieron que era posible acceder a los llamados géneros mayores sin necesidad de imitar a los hombres, sino “siendo hombres” en la literatura, es decir, que estaban a su altura en la escritura. Así, abordaron experiencias desde una perspectiva puramente femenina y dentro de estas sumergieron significados menos aceptados por la sociedad, como el rechazo ante su condición impuesta, la negación a seguir estereotipos, etc. (Gubar, 1984:90-91) La locura: manifestación literaria de inconformidad femenina en cinco cuentos de Amparo Dávila 38 los géneros mayores. Para lograrlo, utilizaron los modelos de los hombres pero dentro de su escritura, con la finalidad de “registrar sus propios sueños y relatos disfrazados” (Gubar, 1984:91). Por lo tanto, establecieron un proceso femenino único de revisión y redefinición que dio comienzo a una equitativa libertad escritural. Así, las mujeres fueron creando significados ocultos debajo del contenido accesible de sus obras, de tal manera que pudieran leerse aún prescindiendo de sus preocupaciones oscurecidas ante el lector. Es decir, que al mismo tiempo que lograban contar sus propios relatos, comenzaron a aliviar su ansiedad por la autoría reconocida, siguiendo el consejo de Emily Dickinson: “Di toda la verdad, pero dila de soslayo” (Gubar, 1984:91). En Estados Unidos e Inglaterra, las autoras han presentado al público fachadas aceptables para cubrir un discurso “peligroso”. De Austen a Dickinson abordaron experiencias femeninas desde su perspectiva. Pero este discurso característico de su literatura23 pasa desapercibido por los críticos, debido a que han canalizado sus preocupaciones en “rincones secretos
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