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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO HOSPITAL ESPAÑOL DE MÉXICO CARACTERIZACIÓN DE SÍNTOMAS CATATÓNICOS EN EL DELIRIUM T E S I S QUE P R E S E N T A : DR. MARCO EDUARDO RAMÍREZ JIMÉNEZ PARA OBTENER EL TÍTULO DE: ESPECIALISTA EN PSIQUIATRÍA DIRECTORES DE TESIS: DR. MARLON EDU SAAVEDRA DELGADO DR. ENRIQUE RAFAEL SUÁREZ ÁLVAREZ CIUDAD DE MÉXICO AGOSTO, 2019 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. AGRADECIMIENTOS: A mis padres por su apoyo incondicional y por su plena confianza en mí, por su atenta escucha y los sinceros consejos que me han brindado siempre, especialmente en los momentos de duda y tribulaciones. Su amor y cariño incondicionales representan los cimientos que han dado origen a todos los logros grandes o pequeños que juntos hemos conseguido. En fin, gracias y sólo gracias por ser quienes son. A mi hermano por su peculiar e intransigente manera de brindarme su apoyo en todo momento. A mis tíos, mi nana, primos y amigos por acompañarme durante los momentos difíciles, pero sobre todo por aguantar los malos ratos y ausencias debido a los gajes del oficio. A mis compañeros residentes por acompañarme en esta etapa, gracias por hacerla más agradable y llevadera. A todos mis maestros por sus anécdotas e instrucción, gracias por enseñarme que cada mente es un mundo. ÍNDICE: • Pregunta de investigación………………………………………………..……………......1 • Problema de investigación………………………………………………………...……….1 • Objetivos de la investigación………………………………………………………………3 o Objetivo general…………………………………………………………................3 o Objetivos específicos……………………………………………………………….3 • Justificación de la investigación……………..…………………………………………….4 • Marco Teórico……………..………………………………………………………………...6 o Síndrome confusional agudo………………...…………………………………….6 o Síndrome catatónico…………………………………...………………………….20 o Antecedentes de la investigación……………………………..…………………31 • Hipótesis…………………………………………………………………………..………..34 o Hipótesis de la investigación……………………………………………………..34 o Hipótesis nula………………………………………………………………………34 • Material y métodos………………………………………………………………………...34 o Tipo de estudio…………………………………………………………................34 o Población de estudio………………………………………………………………34 o Variables……………………………………………………………………………35 o Tiempo de estudio…………………………………………………………………39 o Procedimiento……………………………………………………………………...39 o Análisis estadístico………………………………………………………………...40 • Consideraciones éticas……………………………………………………………………41 • Resultados………………………………………………………………………………….41 • Discusión……………………………………………………………………………………51 • Conclusiones……………………………………………………………………………….55 • Referencias…………………………………………………………………………………57 • Anexo……………………………………………………………………………................60 1 PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN: ¿Cuál es la caracterización de síntomas catatónicos en el síndrome confusional agudo (delirium) valorados mediante la Escala para la Valoración del Delirium (Delirium Rating Scale-Revised`98, DRS-R-98) y la Escala de Catatonia de Bush y Francis (Bush- Francis Catatonia Rating Scale) en pacientes mayores de 18 años internados y valorados por el servicio de psiquiatría tanto en el Pabellón Jesús Díaz de la Fuente como en la Unidad Pablo Díez del Hospital Español de México durante los meses de junio y julio del año 2019? PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN: El precepto “psicosomático”, o sea, la relación entre el acontecer mental y el corporal (psique y soma), es un término que se atribuye a Johann Heinroth, y el cual fue acuñado en el año 1818(1). Durante las últimas décadas el estudio y práctica de la psiquiatría se ha ido enfocando cada vez más hacia la relación existente entre los trastornos mentales y sus bases biológicas, así como en la relación existente entre síntomas neuropsiquiátricos presentes en estados patológicos pertenecientes a otras especialidades del conocimiento médico. Lo anterior ha hecho posible la creación de nuevos campos de estudio como son la neuropsiquiatría y la psiquiatría de enlace, siendo esta última la rama de la psiquiatría que incluye todas las actividades diagnósticas, terapéuticas, pedagógicas y de investigación en los servicios no psiquiátricos de un hospital general(2). La incidencia de delirium es alta tanto en pacientes médicamente enfermos como en ambientes quirúrgicos, y es aun mayor en pacientes internados en unidades de cuidados intensivos, donde llega a presentarse por encima del 80%(3), lo que lo convierte en el síndrome psiquiátrico encontrado con mayor frecuencia en hospitales generales(4). De hecho se estima que en los Estados Unidos más de 2.6 millones de adultos mayores de 65 años desarrollan delirium cada año(5). 2 Además de su elevada incidencia, el síndrome confusional agudo ha sido asociado con incrementos en la morbilidad y mortalidad, incremento en los costos hospitalarios, incremento en las complicaciones adquiridas durante la hospitalización, pobre recuperación funcional y cognitiva, disminución en la calidad de vida y hospitalizaciones prolongadas(3). En cuanto a su prevención, se ha evidenciado en un metaanálisis en el que se tomaron en cuenta 14 estudios basados en intervención una tasa de hasta el 53% de reducción en la incidencia del delirium(5). Las mejores intervenciones para la prevención del delirium son las no farmacológicas, lo que hace factible su aplicación por el personal hospitalario en general(4). Por su parte, el síndrome catatónico se ha acordado que ocurre en el 9% al 17% de los pacientes con enfermedades psiquiátricas agudas(6). Por mucho tiempo se asocio a la catatonia sólo con padecimientos psiquiátricos, sin embargo, según la literatura publicada la probabilidad de que la catatonía en entornos médicos y quirúrgicos agudos tenga una causa médica es superior al 50%(7). Al igual que el delirium la presencia de catatonia se asocia con eventos adversos que pueden ser potencialmente mortales. Estas complicaciones tienden a ser causadas por los efectos de la inmovilidad prolongada, una ingesta pobre o nula de alimentos y líquidos, o una disfunción autonómica. En una revisión retrospectiva se encontró que la frecuencia de complicaciones significativas en pacientes con síndrome catatónico fue del 11%. También se encontró en un estudio prospectivo de pacientes mayores con catatonia en un hospital general que la tasa de complicaciones observada fue del 40% y la tasa de mortalidad del 20%(8). Se han encontrado varios factores para predecir una causa médica de catatonia, el más importante de los cuales es el delirium(7), lo que se correlaciona con lo que se ha mencionado previamente sobre la propuesta de la existencia de un tipo de delirium con 3 características catatónicas, lo que a su vez incrementaría la incidencia de comorbilidades, así como la mortalidad. Otro dato importante a tener en cuenta es que las opciones terapéuticas para el delirium y la catatonia son drásticamente diferentes. El tratamiento delsíndrome catatónico generalmente incluye la evitación de medicamentos antipsicóticos, (ya que estos pueden empeorar la catatonia o precipitar el desarrollo de una forma letal de catatonia similar al síndrome neuroléptico maligno), usándose para su tratamiento de primer elección medicamentos benzodiacepínicos. En contraposición, en el tratamiento del delirium se tiende a evitar el uso de benzodiacepinas, (ya que estas pueden incrementar la sintomatología asociada al delirium), utilizándose con frecuencia medicamentos antipsicóticos(9). A pesar de que se ha descrito que ambos síndromes se presentan con frecuencia en pacientes internados en hospitales generales, aún existen deficiencias diagnósticas por parte del personal médico y de enfermería, encontrándose en el caso del síndrome confusional agudo fallas diagnósticas de entre el 55% al 70%(5). OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN: Objetivo general: • Caracterizar los síntomas de catatonia presentes en pacientes con delirium, valorados por el servicio de psiquiatría, e internados en el Pabellón Jesús Díaz de la Fuente o en la Unidad Pablo Díez del Hospital Español de la Ciudad de México. Objetivos específicos: 4 1. Indicar cuáles son los síntomas catatónicos mencionados en la escala de catatonia de Bush y Francis que con mayor frecuencia presentan los pacientes con síndrome confusional agudo. 2. Comparar el porcentaje de datos duros de catatonia (síntomas motores) presentados por los pacientes con delirium en el Hospital Español con respecto a otros estudios previos. 3. Determinar cuál es el subtipo de delirium que tiene más síntomas catatónicos. 4. Categorizar cuál o cuales son los diagnósticos principales que con mayor frecuencia padecen los pacientes a los cuales se realiza diagnóstico de delirium. JUSTIFICACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN: El Síndrome Confusional Agudo, también conocido como Delirium, es un síndrome neuroconductual causado por una disrupción transitoria de la actividad neuronal normal secundaria a alteraciones sistémicas. Representa un cambio respecto al funcionamiento cognitivo basal de los pacientes, y está caracterizado por alteraciones en la atención, de la conciencia, entre otros aspectos del funcionamiento cognitivo(10). La Catatonia o Síndrome Catatónico es un síndrome caracterizado por una constelación de distintas alteraciones psicomotoras, que puede evolucionar hacia complicaciones potencialmente mortales(6). Ocurre con frecuencia en trastornos del espectro de la esquizofrenia y en trastorno afectivos, pero también en autismo, demencias, intoxicaciones y en condiciones médicas generales(11). 5 Ambos síndromes se han estudiado históricamente como entidades fenomenológicamente distintas, siendo mutuamente excluyentes según los criterios de la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), el cual establece dentro de los criterios para el trastorno catatónico debido a otra afección médica que este no se produzca exclusivamente durante el curso de un delirium(12). Se ha establecido previamente en la literatura que a pesar de las características diagnósticas antes mencionadas, estas dos entidades comparten signos y síntomas en común, lo que aunado a las gran variedad de condiciones médicas que las pueden causar, hace pensar en la posibilidad de que compartan vías fisiopatológicas(13). Tradicionalmente el síndrome confusional Agudo se divide en subtipos motores, siendo estos el hiperactivo, en el que predomina el incremento de la actividad psicomotriz; el hipoactivo, en el que predomina una actividad motora reducida; y el subtipo mixto, en el cual coexisten signos y síntomas de los dos previos(14). Algunos autores han establecido la hipótesis sobre la existencia de un subtipo de delirium con características catatónicas, argumentando la presencia de síntomas motores catatónicos en pacientes con síndrome confusional agudo, lo cual impactaría de manera importante en los criterios diagnósticos, en los esquemas de tratamiento y en el pronóstico(15). La cuestión fundamental que pretende ser el pilar de este trabajo es precisamente el conocimiento de las medidas de prevención (principalmente para el delirium), las cuales como se ha mencionado son relativamente sencillas, efectivas y conllevan un bajo costo tanto de personal de salud, como de insumos económicos. Si bien la prevención es el fin último que se busca, también es importante tener en mente que una detección oportuna y el inicio de un tratamiento temprano tanto de la catatonia como del delirium (tomando en cuenta la relación propuesta entre ambos síndromes) puede ser la clave que incline la balanza del paciente hacia un estado de completo 6 bienestar físico, mental y social, como lo marca la Organización Mundial de la Salud (OMS)(16). MARCO TEÓRICO: SÍNDROME CONFUSIONAL AGUDO (DELIRIUM): Definición: Es un síndrome neuroconductual agudo o subagudo, causado por una disrupción transitoria de la actividad neuronal normal secundaria a alteraciones sistémicas(10)(3). Representa un cambio respecto al funcionamiento cognitivo basal de los pacientes(10). La fenomenología del delirium se caracteriza por cinco dominios centrales: déficits cognitivos, déficits de atención, desregulación en el ritmo circadiano, desregulación emocional y alteración en el funcionamiento psicomotor(10). En la literatura se describe como ‘‘waxing and waning’’ (lo que se podría traducir como “creciente y menguante”), lo que refleja su característica de ser un síndrome marcadamente fluctuante(3). Epidemiología: Se ha sugerido en diversos estudios que la edad es un predictor independiente para la transición a delirium. De hecho se estima que por cada año adicional posterior a los 65 años, la probabilidad de desarrollar delirium incrementa un 2%(3)(4). Se estima que en los Estados Unidos más de 2.6 millones de personas de 65 años o mayores desarrolla delirium cada año(5). La tasa de incidencia de delirium es elevada tanto en pacientes medicamente enfermos como en pacientes quirúrgicos, y puede llegar a ser hasta del 80% entre pacientes críticamente enfermos(3). 7 El delirium es el síndrome psiquiátrico que con mayor frecuencia se encuentra en hospitales generales. La incidencia de delirium entre pacientes medicamente enfermos es de entre el 10% en salas de medicina general hasta 85% en pacientes con cáncer avanzado. En la población adulta de medicina general la incidencia de delirium varía desde el 10% al 24%: Speed y colaboradores reportan un 10.9%, Maldonado y colaboradores 14%, Ritchie y colaboradores 14.6%, y González y colaboradores 24%. La incidencia incrementa conforme aumenta la gravedad de la enfermedad, incrementando del 13% al 48% posterior a enfermedad cerebrovascular, del 20% al 40% en pacientes con VIH/SIDA, del 60% al 80% en pacientes internados en la unidad de cuidados intensivos y tan alta como el 80% al 90% en pacientes con cáncer terminal(4). De manera similar, en poblaciones quirúrgicas la incidencia de delirium es de alrededor del 37% al 46%, y en pacientes postoperados la incidencia de delirium se describe alrededor del 10% al 60%. La incidencia depende del tipo de cirugía y de la población de estudio: del 25% al 32% entre los pacientes que se someten a bypass de arteria coronaria; del 50% al 67% posterior a cardiotomía; 20% en pacientes ancianos postoperados de neoplasias ginecológicas; 33% de los pacientes sometidos a reparación de aneurisma abdominal; 12,5% en pacientes sometidos a cirugía de columna; 41% después de reemplazo bilateral de rodilla; y el 25% de los pacientes de edad avanzada sometidos a reparación de cuello femoral posterior a fractura(4). En un estudio realizado por Villalpando-Berumen y colaboradores en el Instituto Nacional de CienciasMédicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) en la Ciudad de México entre los meses de Junio a Diciembre del año 1995 en el que se valoraron a 667 pacientes mayores de 60 años, se encontró una incidencia de delirium de12%(17). Otro estudio efectuado en el Centro Médico Nacional Siglo XXI registró una prevalencia de delirium de 10.94%(18). Por su parte Ortega García y colaboradores reportaron en un estudio realizado en el año 2017 en el Centro Médico ABC en la Ciudad de México una prevalencia de 17.1% de delirium en pacientes mayores de 65 años programados 8 para cirugía de cadera(18). Estos estudios demuestran que la prevalencia de delirium en México es similar a la registrada en la literatura internacional. Etiología: Muchos factores contribuyen potencialmente al desarrollo de delirium. De manera general estos factores de riesgo se agrupan en no modificables y potencialmente modificables(19). Existen cuatro importantes factores de riesgo no modificables: edad avanzada, deterioro cognitivo basal, gravedad de la enfermedad médica subyacente y la existencia de trastornos mentales preexistentes(19). En cuanto a los factores potencialmente modificables, aquí se encuentran una gran diversidad de elementos y circunstancias que pueden estar asociados al desarrollo de delirium, siendo los más reconocidos: agentes farmacológicos (especialmente medicamentos anticolinérgicos, GABAérgicos y opioides), sedación prolongada y/o ininterrumpida, inmovilidad, intoxicación aguda de sustancias, estados de abstinencia de sustancias, uso de restricciones físicas, desequilibrio hidroelectrolítico, deficiencias nutricionales, trastornos metabólicos y endocrinopatías, estados de pobre oxigenación, disrupción del ciclo sueño-vigilia y dolor incontrolable y mal manejo del mismo(19). Aunque un solo factor puede producir delirium, usualmente este es multifactorial. El modelo multifactorial para el desarrollo de delirium ha sido bien validado y ampliamente aceptado, se basa en la interrelación compleja entre pacientes vulnerables con múltiples factores predisponentes y la exposición a insultos nocivos o factores precipitantes(20). Mecanismos producción: 9 Se han propuesto diversas teorías en un intento para explicar el proceso fisiopatológico del delirium. La mayoría de esta teorías son complementarias, en lugar de competir entre ellas: • Una de las principales teorías es que el delirium es resultado de una alteración en la neurotransmisión colinérgica, se han encontrado niveles bajos de acetilcolina (ACh) en el plasma y líquido cerebroespinal (CSF) en pacientes deliriosos. Estudios en humanos han revelado que el sistema colinérgico esta ampliamente asociado con el estado de alerta, la atención, la memoria, y el sueño de movimientos oculares rápidos (REM). El envejecimiento está asociado a una disminución de la producción de acetilcolina, lo que concuerda con el aumento de la incidencia de delirium en edades avanzadas(3). • Los factores asociados al delirium inducidos por medicamentos incluyen: 1) el número de medicamentos tomados; 2) el uso de medicamentos psicoactivos (se estima causan del 15% al 75% de los episodios de delirium); y 3) agentes con potencial anticolinérgico, los cuales se reconocen como factores de riesgo independientes para el desarrollo de delirium(3). • Se ha descrito que los pacientes con delirium tienen un patrón irregular de liberación de melatonina y alteraciones en el ciclo circadiano, lo que a su vez resulta en alteraciones en el sistema inmunológico al alterar las funciones metabólicas y endócrinas (principalmente el patrón de liberación de cortisol)(3). • Activación de respuesta inflamatoria sistémica como respuesta a eventos traumáticos o procesos quirúrgicos(3). • La deshidratación y el desequilibrio hidroelectrolítico pueden ocasionar cambios intracelulares que conlleven al incremento de la concentración de citoquinas, incremento de la carga anticolinérgica y depleción del volumen intravascular, ocasionando hipoperfusión cerebral(3). 10 • La teoría de la desconexión de redes reconoce que el cerebro está intrínsecamente organizado en redes dinámicas, y que la ruptura aguda de la actividad entre redes en el cerebro resulta en la aparición de delirium(10). • La hipótesis unificada del delirium propone que la combinación específica entre disfunción de neurotransmisores y la variabilidad en la integración y el procesamiento apropiado de la información sensorial y las respuestas motoras, así como el grado de ruptura en la conectividad de la red cerebral, contribuyen a los diversos cambios cognitivos, conductuales, y a las características motoras del delirium(10). Evaluación diagnóstica: Diversos estudios han demostrado que el personal hospitalario en general y los médicos en particular no son buenos identificando el delirium. Frecuentemente, los cambios en el estado mental asociados con el delirium son atribuidos de manera errónea a demencia, depresión o simplemente como eventos esperados en pacientes críticamente enfermos(4). Una parte crítica de la valoración, dada la característica fluctuante d este síndrome, es la obtención de la mayor cantidad de información de la mayor cantidad de fuentes posibles, tomando en cuenta las conductas exhibidas por el paciente durante las 24 horas previas al momento de la examinación(4). La piedra angular del diagnóstico de delirium es la determinación del estado mental basal del paciente y la presencia de cambios agudos. El siguiente paso es la realización de una minuciosa exploración física y un examen neurológico en búsqueda de posibles causas(5). 11 El diagnóstico de delirium es fundamentalmente clínico. Existen diversos instrumentos que son importantes no sólo para el diagnóstico de cada individuo particular, sino también porque permiten obtener información poblacional comparable en diferentes momentos, ya que se modifican con menos frecuencia que las versiones periódicas del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM), y el de la clasificación internacional de enfermedades (CIE)(21). Estas escalas se pueden organizar de distintas maneras de acuerdo a las características del delirium que se pretenden observar y tomando en cuenta la experiencia de los evaluadores(21). Tabla 1 – Instrumentos para el diagnóstico de delirium. Escalas generales inespecíficas: Pueden ayudar a saber si un paciente es apto para ser evaluado con instrumentos específicos y puede detectar alteraciones cognitivas, aunque con poca especificidad. • Escala de sedación y agitación de Richmond (RASS). • Minimental State Examination (MMSE). • Montreal Cognitive Assessment (MoCA). Herramientas específicas para tamizaje para delirium • Confusion Assessment Method (CAM): Diseñado por Inouye y colaboradores para detectar delirium en población geriátrica. Su aplicación toma cinco minutos y puede usarlo personal no especializado. Es una de las escalas más utilizadas en el mundo por su practicidad y utilidad. • Confusion Assessment Method for the Intensive Care Unit (CAM-ICU). 12 • Nursing Delirium Screening Scale (Nu- DESC). Evaluación cognitiva del delirium • Escala Cognoscitiva para el Delirium (ECD). Escalas para el diagnóstico y evaluación de la gravedad sintomática del delirium • Memorial Delirium Assessment Scale (MDAS). • Delirium Rating Scale-Revised 98 (DRS- R98): Diseñado por Trzepacz y colaboradores. Sirve para diagnosticar y evaluar la gravedad del delirium, de acuerdo con las características que lo definen. Escalas complementarias para caracterizar el delirium • Delirium Motor Subtyping Scale (DMSS). • Delirium Etiology Checklist (DEC). Nota. Realizada con información de Velásquez Gaviria LM.Instrumentos para el diagnóstico de delirium en hispanohablantes: artículo de revisión. Med UPB. 2017;35(2):100–110. Delirium Rating Scale-Revised 98 (DRS-R98): Es un instrumento que evalúa una amplia gama de síntomas de delirium. Consta de 16 ítems, 13 de los cuales valoran la severidad de los síntomas, y 3 son de importancia diagnóstica. La escala es aplicable tomando en cuenta las 24 horas previas. Los valores de severidad van del 0 (sin deterioro) al 3 (deterioro severo) y una calificación de severidad ≥ 15 o un total > 18 es indicativo de delirium; a puntajes más altos mayor severidad de delirium. Ha demostrado tener una sensibilidad del 91 % al 100%. La versión original en inglés tiene una alta sensibilidad, especificidad y confiabilidad entre evaluadores(22). Electroencefalograma: 13 Engel y colaboradores fueron los primeros en describir la relación entre el delirium y el enlentecimiento difuso y la desorganización progresiva del ritmo observados en el electroencefalograma. Los hallazgos electroencefalográficos más comunes del delirium incluyen enlentecimiento de la frecuencia, y la disminución de la actividad alfa, así como el incremento de ondas theta y delta. Los estudios sugieren que los cambios en el electroencefalograma se correlaciona con el grado de déficit cognitivo, pero no parecen tener relación con los subtipos motores de delirium(4). Los cambios en la actividad de la acetilcolina puede ser uno de los mecanismos que intervengan en el patrón de enlentecimiento difuso descrito en el electroencefalograma de pacientes con delirium(3). El electroencefalograma puede resultar útil para diferenciar el delirium de otras condiciones psiquiátricas o neurológicas, tales como los estados catatónicos, la actividad epileptiforme, los trastornos somatomorfos, y el trastorno por simulación(4). Subtipos de delirium: Liptzin y Levkoff fueron los primeros en clasificar los diversos tipos de delirium basados en sus características conductuales. Existen al menos tres tipos de delirium según sus manifestaciones clínicas: hiperactivo, hipoactivo y mixto(4). Tabla 2 – Definición de los subtipos motores. Subtipo hiperactivo: • Incremento cuantitativo de la actividad motora. • Pérdida de control de la actividad. • Inquietud. • Distráctil. Subtipo hipoactivo: • Disminución de la cantidad de actividad. • Disminución de la velocidad motora. 14 • Reducción de la reactividad al medio. • Reducción de la cantidad del habla. • Disminución de la velocidad del lenguaje. • Apatía. • Disminución en el alertamiento. Subtipo mixto: • Evidencia tanto de subtipos hiperactivo e hipoactivo. Nota. Adaptado de Meagher D, Moran M, Raju. B, Leonard. M, Donnelly. S, Saunders. J, et al. A new data based motor subtype schema for delirium. J Neuropsychiatry Clin Neurosci. 2008;20(2):185–193. Tradicionalmente el tipo mixto se ha estudiado como el más común (46%), seguido del hiperactivo (30%) y finalmente del hipoactivo (24%)(4)(19). Es importante reconocer que el delirium parece manifestarse de manera diferente dependiendo de la población en estudio. Por ejemplo, estos porcentajes parecen ser diferentes cuando se estudia población críticamente enferma. Entre los pacientes hospitalizados en unidades de cuidados intensivos, el tipo más común de delirium continúa siendo el mixto (54.9%), pero existe un cambio significativo en los tipos restantes, encontrándose una proporción más grande de delirium hipoactivo (43.5%) que hiperactivo (1.6%). Mientras tanto, en poblaciones quirúrgicas, hay una inversión significativa en los tipos de delirium, encontrándose que el más común es el hipoactivo (64%), seguido del mixto (27%), y del hiperactivo (9%)(19). Estudios previos sugieren que el delirium hiperactivo es reconocido y referido de manera más temprana debido a las dificultades en el manejo secundarias a sus características conductuales, mientras que los pacientes menos activos (delirium hipoactivo) pasan desapercibidos o son erróneamente diagnosticados como depresivos(23). Esto toma vital importancia en poblaciones de edad avanzada, donde el tipo de delirium más frecuente es el hipoactivo, el cual se asocia con mayores tasas de complicaciones y de mortalidad(5). 15 Diagnósticos diferenciales: Trastornos psicóticos y trastornos bipolares y depresivos con características psicóticas. El delirium que se caracteriza por alucinaciones vívidas, delirios, alteraciones del lenguaje y agitación. Debe distinguirse del trastorno psicótico breve, la esquizofrenia, el trastorno esquizofreniforme y otros trastornos psicóticos, y también de los trastornos bipolares y depresivos con características psicóticas(12). Trastorno de estrés agudo. El delirium asociado a temor, ansiedad o síntomas disociativos, como la despersonalización, debe distinguirse del trastorno de estrés agudo, que está precipitado por la exposición a un acontecimiento traumático grave(12). Simulación y trastorno facticio. El delirium puede distinguirse de estos trastornos en base a la presentación a menudo atípica que aparece en la simulación y el trastorno facticio, y a la ausencia de otra afección médica o sustancia etiológicamente relacionada con la aparente alteración cognitiva(12). Otros trastornos neurocognitivos. El problema más común en el diagnóstico diferencial de la confusión en los ancianos es distinguir los síntomas del delirium de los de la demencia. El clínico debe determinar si el individuo tiene un delirium, un delirium superpuesto a un trastorno neurocognitivo preexistente, o un trastorno neurocognitivo. La tradicional distinción entre el delirium y la demencia se realiza en base a lo agudo del inicio y al curso temporal del delirium, aunque puede ser especialmente difícil en los ancianos que ya tienen un trastorno neurocognitivo previo no diagnosticado o que desarrollan deterioro cognitivo persistente tras un episodio de delirium(12). Comorbilidad: El delirium se asocia con incremento de la mortalidad, de la morbilidad, con incremento de los costos económicos, aumento de complicaciones adquiridas en el hospital, pobre 16 recuperación funcional y cognitiva, disminución de la calidad de vida, estancias hospitalarias prolongadas e incremento de estancia en residencias de cuidados especializados(3). Múltiples estudios han demostrado que los pacientes con delirium tienen estancias hospitalarias más prolongadas que los pacientes con el mismo diagnóstico médico que no desarrollan delirium (aproximadamente de 5 a 10 días)(4). Un estudio realizado en España por González y colaboradores reportó similitudes con lo encontrado en Estados Unidos en cuanto al promedio de días de hospitalización, encontrando un incremento de los días de internamiento de en promedio 12 a 17.5 días(4). Los pacientes con delirium tienen costos de atención de salud significativamente más elevados. En un estudio se reportó que después de ajustar las características demográficas y clínicas pertinentes, los costos fueron en promedio 2.5 veces mayores que los costos entre los pacientes sin delirium(4). En los Estados Unidos se ha calculado un estimado anual de $ 164 mil millones de dólares en gastos de atención médica relacionados con el delirium(5). Se han encontrado mayores tasas de mortalidad entre pacientes con delirium (en torno al 8%, comparado con un 1% en pacientes sin delirium). Otros estudios han reportado que los pacientes con delirium internados en unidades de cuidados intensivos tienen tasas de mortalidad a los 6 meses de 34%, comparados con un 15% en los pacientes sin delirium. Así mismo, se ha reportado que la mortalidad a 90 días es tan alta como 11% en los pacientes deliriosos, comparados con el 3% en los pacientes que no lo presentan(4). Un fenómeno cada vez más reconocido es el desarrollode trastorno de estrés postraumático (TEPT) secundario a las dramáticas y extrañas experiencias delirantes y alucinatorias que ocurren durante el delirium. La teoría detrás de este fenómeno es que el fuerte tono emocional ocasionado por las alteraciones del pensamiento y/o de la 17 sensopercepción pueden contribuir al desarrollo del trastorno de estrés postraumático(4). Prevención: La prevención primaria mediante la aplicación de medidas no farmacológicas ha demostrado ser la estrategia más efectiva para la prevención del delirium(5). En un estudio se encontraron cifras de 40% en tasas de reducción de delirium con la aplicación de medidas no farmacológicas (manipulación del medio, medidas de reorientación), las cuales pueden ser llevadas a cabo por el personal hospitalario en general. Estas maniobras incluyen: estrategias de reorientación; estimulación cognitiva apropiada; maniobras no farmacológicas para normalizar el ciclo sueño-vigilia; movilización temprana posterior a cirugías o a extubación; remoción temprana de sondas, catéteres y restricciones; corrección de los déficits sensoriales; y un adecuada corrección del estado de hidratación y del equilibrio electrolítico(4). Tratamiento: Hay tres potenciales enfoques para el manejo del delirium: 1) manejo del delirium (por ejemplo, manejo sintomático de las alteraciones conductuales); 2) tratamiento del delirium (enfocado directamente a la causa subyacente); o 3) prevención del delirium (por ejemplo, medidas farmacológicas y no farmacológicas que eviten el desarrollo de delirium)(4). No se puede subestimarse el hecho de que el tratamiento definitivo del delirium es la identificación temprana y el tratamiento de las causas específicas subyacentes(4). Estrategias terapéuticas no farmacológicas: La búsqueda activa de posibles etiologías del delirium es primordial, esto con la finalidad de descartar causas comunes del síndrome. Esto incluye la revisión de todos 18 los medicamentos tomados por los pacientes, su identificación y la posible suspensión de agentes con alto potencial de causar delirium(4). Los dispositivos de inmovilización o de soporte (sondas vesicales, vías intravenosas, tubos torácicos, etc.) deben ser removidos tan pronto como sea posible. De manera similar, las sujeciones y restricciones físicas deben de evitarse, y en caso de no ser posible retirarse de manera temprana. También se debe de estimular una corrección temprana de los déficits sensoriales, por ejemplo, con el usos de anteojos y/o de aparatos auditivos auxiliares. Esto permitirá a los pacientes familiarizarse con el entorno y reorientarse desde el principio(4). El aislamiento del ambiente debe de evitarse o minimizarse de ser posible. Así mismo se debe de alentar a familiares y seres queridos a visitar a los pacientes, con la finalidad de proveer orientación y una adecuada estimulación(4). La deshidratación, las anomalías de los electrolitos, y la desnutrición deben corregirse rápidamente y de forma segura(4). Es importante la corrección temprana de las alteraciones del sueño, preferiblemente mediante medios no farmacológicos(4). Deben evitarse los agentes sedantes con fuerte efecto anticolinérgico, ya que pueden agravar el delirium; del mismo modo, las benzodiazepinas también deben evitarse de ser posible(4). Estrategias terapéuticas farmacológicas: La literatura ha reconocido durante mucho tiempo que los agentes neurolépticos intravenosos son el tratamiento de emergencia recomendado para el delirium de tipo hiperactivo y mixto. La administración intravenosa de haloperidol siempre se ha considerado superior a la administración oral, ya que la vía intravenosa tiene una 19 absorción más confiable, incluso en casos de insuficiencia orgánica sistémica. El uso de haloperidol por vía intravenosa tiene la ventaja adicional de que no requiere la cooperación del paciente, lo que facilita su uso en pacientes poco cooperadores y agitados(4). El uso de benzodiacepinas en el tratamiento del delirium debe limitarse a: (1) pacientes que experimentan delirium relacionado con la retirada de un agente depresor del SNC (es decir, alcohol, barbitúricos, benzodiazepinas); o (2) cuando otros agentes más apropiados han fallado y el nivel de agitación y la necesidad de control de la conducta superan los posibles efectos perjudiciales de las benzodiazepinas. De manera similar, los médicos deben hacer todo lo posible para evitar el uso de agentes opioides para tranquilizar a los pacientes agitados, ya que los opioides se han relacionado con el desarrollo del delirium. Por otro lado, los opioides deben administrarse cuando existe evidencia de que el dolor puede contribuir a la agitación del paciente(4). Abordando la teoría que propone que el delirium es causado por un estado de deficiencia colinérgica central, algunos investigadores y clínicos han experimentado con el uso de agentes inhibidores de la acetilcolinesterasa(4). Una revisión exhaustiva y sistemática reciente examinó los fármacos antipsicóticos, incluida la risperidona vía oral, la olanzapina vía oral, quetiapina vía oral, la ziprasidona intramuscular, y el haloperidol vía oral, intravenoso e intramuscular, y concluyó que la evidencia actual no respalda el uso de antipsicóticos para el tratamiento (o prevención) del delirium en adultos mayores hospitalizados. No hubo una disminución significativa en la incidencia de delirium entre los 19 estudios y no hubo cambios en la duración, la gravedad, la estadía hospitalaria o en los cuidados intensivos, ni la reducción de la mortalidad(5). Pronóstico: Contrario a algunas definiciones, el delirium no es completamente reversible: según lo reportado en un estudio una vez que el delirium se presenta, sólo un 4% de los 20 pacientes experimenta una recuperación completa al momento del egreso hospitalario. En el mismo estudio se informa que es hasta el sexto mes posterior al egreso en el que un 40% de pacientes adicional alcanza la resolución completa de los síntomas(3). Se estima que alrededor del 40% de los casos de delirium desarrollan algún síndrome cerebral crónico. De hecho, Maldonado y colaboradores encontraron que sólo alrededor del 14% de los pacientes que desarrollaron delirium volvieron a su nivel inicial de funcionamiento cognitivo al momento del alta hospitalaria(4). SÍNDROME CATATÓNICO: Definición: La catatonia es un síndrome psicomotor severo y complejo caracterizado por conductas motoras bizarras, alteraciones en la voluntad, y síntomas vegetativos. Esta asociada con diversos trastornos psiquiátricos y condiciones médicas(11). Los fenómenos que definen a la catatonia son las anormalidades motoras que ocurren en asociación con cambios en el pensamiento, en el ánimo, y en la vigilancia(24). Epidemiología: Numerosos estudios han demostrado una prevalencia de catatonia en pacientes psiquiátricos de 7.6% al 38%(24). Las tasas de prevalencia de catatonia varían dependiendo del concepto de catatonia y de sus criterios (tabla 3). Tabla 3 - Tasas de prevalencia de catatonia dependiendo del concepto y de sus criterios. Estudio n Muestra DSM-IV DSM 5 BFCRS CIE 10 Docx et al. 124 Esquizofrenia crónica en 35.5% 21 pacientes hospitalizados y ambulatorios Grover et al. 201 Esquizofrenia y trastornos del estado de ánimo en hospitalizados 9.5% Stuivenga and Morrens. 130 Muestra mixta de pacientes hospitalizados en hospital psiquiátrico 24.6% 16.9% 63.1% Peralta et al. 200 Primer episodio no afectivo en pacientes vírgenes a tratamiento 12.0% 19.5% Van der Heijden et al. 100 Esquizofrenia y trastornos del estado de ánimo en hospitalizados 18.0% Ungvari et al. 225 Esquizofrenia crónica 32.0%Kleinhaus et al. 568 Cohorte poblacional de esquizofrenia 7.6% 22 Nota. Recuperado de Walther S, Werner S. Catatonia. CNS Spectr. 2016;21(4):341– 348. Las tasas de prevalencia incrementan cuando se aplican instrumentos diagnósticos como la escala de catatonia de Bush y Francis (BFCRS). Los criterios del DSM 5 o de la CIE 10 son más conservadores. En poblaciones mixtas de pacientes hospitalizados en instituciones psiquiátricas, la catatonia parece tener una prevalencia del 10% al 25%(11). A través de hospitales generales, la probabilidad de que un caso de catatonia tenga una causa médica no psiquiátrica es del 20%. Sin embargo, según la literatura consultada, la probabilidad de que la catatonia tenga una causa médica y/o quirúrgica es hasta del 50% (uno de cada cinco pacientes)(7). En general, la probabilidad de que la catatonia sea de causa médica parece incrementar con la edad y con la gravedad de la enfermedad(7). En México, en un estudio realizado en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía durante dos años, fueron admitidos 2,044 pacientes, de los cuales 1,122 fueron neurológicos y 922 neuropsiquiátricos. De estos, un total de 68 pacientes (3.32%) tuvieron catatonia. De estos casos, 42 (61.7%) tenían trastornos neurológicos, 19 (27.9%) tenían diagnósticos psiquiátricos, y 7 (10.2%) tenían diagnósticos relacionados a sustancias(25). Etiología: Un gran número de alteraciones y/o enfermedades pueden asociarse con la emergencia de signos catatónicos. Entre estos se encuentran los trastornos del estado de ánimo, trastornos psicóticos no afectivos, autismo, además de una gran variedad de condiciones médicas, neurológicas, y genéticas(6). 23 Entre las condiciones médicas que pueden que pueden producir síndrome catatónico se encuentran: trastornos metabólicos, endocrinopatías, infecciones virales (incluído VIH), golpe de calor, enfermedades autoinmunes, e intoxicación o abstinencia por sustancias. En cuanto a las condiciones neurológicas productoras de catatonia encontramos: estados postencefalíticos, parkinsonismo, enfermedad bilateral del globo pálido, lesiones talámicas, lesiones del lóbulo frontal y parietal, y paresia generalizada(24). En una revisión sistemática realizada por Mark Oldham sobre estudios de catatonia en hospitales generales se encontraron algunas características sugestivas para el desarrollo tanto de catatonia primaria como de catatonia secundaria a condición médica. Las características favorecedoras de catatonia médica según los reportado por este autor son: delirium comórbido, cambios autonómicos, excitación catatónica, reflejo de prensión, neumonía, antecedente conocido de condición neurológica, y antecedente de epilepsia. En cuanto a las características de catatonia primaria se encontraron: el antecedente de enfermedades psiquiátricas, género femenino, y el uso de medicamentos neurológicos(7). Son muchos los factores que han sido encontrados como predictores de una causa médica de catatonia, de los cuales el más importante es el delirium(7). Se desconoce cómo estas etiologías convergen en una vía común final que causa la catatonia, y es posible que las variaciones en la presentación clínica de la catatonia representen mecanismos subyacentes distintos que responderían preferentemente a diferentes tratamientos(6). Mecanismos producción: Hasta la fecha, no está claro si el síndrome catatónico asemeja a un fenotipo clínico general con diferentes mecanismo patógenos subyacentes, o si la catatonia tiene un fenotipo y una patobiología común(11). Se han propuesto varias teorías: 24 • Una posible interpretación de la catatonia es que representa la manifestación externa de ansiedad intensa, ya que muchos pacientes con catatonia reportan sentirse extremadamente ansiosos previamente y durante el episodio de catatonia. Rasmussen y colaboradores reportan la posibilidad de que la ansiedad sea un componente importante de la catatonia, pero sugieren que no es un componente esencial para todos los pacientes con el síndrome(6). • Una segunda interpretación sugiere que la catatonia es esencialmente un trastorno del movimiento similar a un parkinsonismo, ya que las características clínicas de la catatonia se superponen a las del parkinsonismo(6). • Varias alteraciones en sistemas de neurotransmisión han sido sugeridas como causa de catatonia, entre ellos dopamina, glutamato, y ácido gamma- aminobutírico (GABA). Se ha propuesto a la dopamina debido a que el antagonismo dopaminérgico puede producir rigidez e inmovilidad, y a que los antagonistas de dopamina D2 pueden empeorar la catatonia. Se ha detectado una disminución en la densidad del receptor GABAA en la corteza sensoriomotora izquierda de pacientes con catatonia, lo que se correlaciona con la severidad del cuadro(11). • Estudios de imagen funcional han demostrado que la catatonia está asociada con alteraciones en la actividad de las cortezas orbitofrontal, prefrontal, pariental y motora, lo que a su vez se refuerza debido a la observación de que la unión a GABAA está reducida en las regiones corticales de pacientes con catatonia, estas anormalidades corticales se normalizan posterior a la exposición a lorazepam(6). Evaluación diagnóstica: La revisión de la literatura revela que más de 40 signos han sido atribuidos a catatonia, con una superposición de definiciones(26). 25 Sin embargo, no existe un síntoma específico para identificar catatonia(11). El reconocimiento de los diversos signos de catatonia es fundamental para reconocer el trastorno(24). Rasmussen y colaboradores reportaron en 1990 que la inmovilidad y el mutismo son los signos más comunes de catatonia, ambos presentes en alrededor del 90% de los pacientes(6). Para otros autores los signos más comunes son mutismo, mantenimiento espontáneo y activo de una postura en contra de la gravedad, negativismo, mirada fija, rigidez y ecofenómenos(24). Según el DSM 5, la característica esencial de la catatonía es una marcada alteración psicomotora. Estas alteraciones pueden oscilar entre una marcada falta de respuesta y una marcada agitación(12). Según el DSM 5, la catatonía se define por la presencia de tres o más de los 12 síntomas psicomotores, estos son : • Estupor (es decir, ausencia de actividad psicomotora; no interactuar activamente con el entorno). • Catalepsia (es decir, inducción pasiva de una postura mantenida contra la gravedad). • Flexibilidad cérea (es decir, resistencia leve y constante al cambio de postura dirigida por el examinador). • Mutismo (es decir, respuesta verbal ausente o escasa [excluir si hay afasia confirmada]). • Negativismo (es decir, oposición o ausencia de respuesta a instrucciones o estímulos externos). • Adopción de una postura (es decir, mantenimiento espontáneo y activo de una postura contra la gravedad). • Manierismo (es decir, caricatura extraña, circunstancial de acciones normales). 26 • Estereotipia (es decir, movimientos repetitivos, anormalmente frecuentes, no dirigidos hacia un objetivo). • Agitación, no influida por estímulos externos. • Muecas. • Ecolalia (es decir, imitación del habla de otra persona). • Ecopraxia (es decir, imitación de los movimientos de otra persona)(12). Uno de los criterios diagnósticos más recientes fueron propuestos por Fink y Taylor en el año 2003. Ellos sugieren que en presencia de un criterio primario, es decir, la inmovilidad, el mutismo o el estupor que duren al menos una hora, los pacientes deben exhibir sólo un criterio secundario (catalepsia, obediencia automática y el mantenimiento de posturas contra la gravedad) observado o provocado en dos o más ocasiones. En ausencia de inmovilidad, mutismo o estupor, un diagnóstico puede confirmarse cuando estánpresentes al menos otros 2 síntomas(27). En una revisión sistemática realizada por Pascal Sienaert y colaboradores se reportaron la existencia de siete escalas para la valoración de catatonia: la Escala Modificada de Rogers, la Escala de Catatonia de Rogers, la Escala de Catatonia de Bush-Francis (BFCRS), y su revisión, la Escala de Catatonia de Northoff, la Escala de Catatonia de Braunig, y la Escala de Kanner. Todas estas son útiles en la práctica clínica, sin embargo la Escala de Catatonia de Bush – Francis sigue siendo el instrumento más utilizado, tanto en investigación como en la práctica clínica, ya que mejora la detección temprana del síndrome catatónico y su respuesta al tratamiento(27). Escala de catatonia de Bush – Francis (BFCRS): Fue diseñada en 1996, basados en las descripciones de catatonia realizadas por Kahlbaum, Kraepelin, Taylor, Lohr y Wisniewski, Rogers, Morrison, Rosebush, DSM-III- R, DSM-IV y ICD-10. Fueron identificados 23 ítems de catatonia(27). 27 Para el instrumento de detección de catatonia (BFCSI) se seleccionaron los síntomas más clásicos y comunes de catatonia. Sí dos o más de estos signos están presentes durante 24 horas o más, la catatonia es una posibilidad(27). No existe un consenso acerca del número de signos que sean tanto necesarios como suficientes para diagnosticar catatonia, sin embargo Bush y Francis reportan que la aparición de dos signos en la BFCSI es suficiente para diagnosticarla(26). La escala de Bush Francis ha demostrado ser altamente confiable. La examinación estandarizada provee una guía simple y eficiente para la evaluación de los 23 signos en 5 minutos. El instrumento de detección mostró un alto grado de confiabilidad entre evaluadores al evaluar la presencia o ausencia de los primeros 14 ítems de la escala(26). La concordancia diagnóstica entre BFCSI y los diferentes criterios diagnósticos oscilan entre el 75% y el 100%(27). También, en un estudio realizado por Serra-Mestres y colaboradores, estos sugieren el uso de la nemotecnia en inglés “A SLIME- posture”: • Acute: inicio agudo o subagudo. • Speech (discurso): desorganizado, pobre, susurros, mutismo. • Latency: mayor latencia de respuesta en el habla, afecto o movimiento. • Interaction (estupor): interacción disminuida y desproporcionada respecto al relativamente conservado estado de alerta. • Muscle: incremento de la tensión/tono muscular durante la exploración. • Eyes: mirada fija. • Posture: mantenimiento de posturas contra la gravedad y muecas(8). En cuanto a los estudios complementarios, se ha evidenciado que el electroencefalograma en los casos de catatonia es típicamente normal, a menos de que exista alguna condición subyacente que pueda causar anormalidades. En cuanto a los estudios de neuroimagen y tomando en cuenta de que el síndrome catatónico 28 puede ser causado por una gran variedad de condiciones neurológicas, se recomienda la realización de estudios de imagen cerebral(6). En contexto con lo mencionado anteriormente respecto a la etiología de la catatonia, los estudios paraclínicos deben incluir: biometría hemática, creatinina, nitrógeno ureico en sangre, enzimas musculares y hepáticas, perfil tiroideo, electrolitos séricos, glucosa en sangre, y examen general de orina. Así mismo, los signos vitales se deben valorar frecuentemente, ya que la presencia de fiebre (acompañada frecuentemente por incremento de la creatinfosfocinasa, disminución de hierro sérico, y leucocitosis) puede anunciar la aparición de catatonia maligna o síndrome neuroléptico maligno(6). Subtipos de catatonia: Se han descrito dos subtipos: la variante retardada (más frecuente) y la variante excitada. La variante retardada está asociada con signos que reflejan una escasez de movimiento (inmovilidad, mirada fija, mutismo, rigidez, aislamiento, rechazo a la ingesta de alimentos o líquidos, adopción de posturas contra la gravedad, muecas, negativismo, flexibilidad cérea, ecofenómenos, estereotipias, verbigeración, y obediencia automática). Por otro lado, la variante excitada se caracteriza por una agitación psicomotora severa, lo que puede conllevar a complicaciones potencialmente letales, como hipertermia, alteraciones de la conciencia, y disfunción autonómica(6). Formas especiales de catatonia: Catatonia maligna: está caracterizada por un desarrollo súbito de excitación intensa, hipertermia, catalepsia, mutismo, rigidez, y estereotipias. Representa la forma más severa de catatonia. Existe una disfunción autonómica severa con fiebre, taquicardia, taquipnea, e hipertensión, así como falla multiorgánica. Se asocia con altas tasas de mortalidad(8). Síndrome neuroléptico maligno (SNM): es considerado por muchos como un tipo de catatonia maligna precipitada por la exposición a medicamentos antipsicóticos. Se ha 29 reportado que ocurre en el 0.5% al 1% de los pacientes que reciben tratamiento con antipsicóticos tanto de primera (típicos) como de segunda (atípicos) generación. Las manifestaciones clínicas incluyen rigidez que puede ocasionar rabdomiólisis y falla renal, hipertermia, alteraciones de la conciencia, disfunción autonómica, mutismo, mirada fina, negativismo, catalepsia, verbigeración y ecofenómenos(8). Diagnósticos diferenciales: Efectos adversos extrapiramidales, estado epiléptico no convulsivo, abulia o mutismo acinético, síndrome de enclaustramiento (locked-in syndrome) y estado vegetativo(6). Comorbilidad: La prolongación del síndrome catatónico se asocia con eventos adversos que pueden poner en riesgo la vida. Estas complicaciones son ocasionadas por los efectos de la inmovilidad prolongada, por la disminución y/o nula ingesta de alimentos o líquidos, o por la disfunción autonómica. Mientras más severa y prolongada sea la catatonia, mayor es el riesgo de complicaciones. En una revisión retrospectiva, la frecuencia de complicaciones significativas fue del 11%. En la misma serie se encontraron tasas de trombosis venosa profunda de 6% y de embolismo pulmonar de 2%. En un estudio prospectivo, realizado en pacientes de edad avanzada con catatonia, la tasa de complicaciones observadas fue del 40% y la mortalidad del 20%(8). Como se mencionó con anterioridad, la catatonia representa un factor de riesgo para el desarrollo de síndrome neuroléptico maligno (SNM), el cual tiene una tasa de mortalidad de aproximadamente 10%. Rasmussen y colaboradores observaron que el 3.6% de los pacientes catatónicos tratados con antipsicóticos desarrollan síndrome neuroléptico maligno. Esto en contraste con una incidencia del 0.07% al 1.8% en todos los pacientes que toman medicamentos antipsicóticos. Es debido a esto que estos autores consideran que existe evidencia suficiente para recomendar que se evite el uso de antipsicóticos en pacientes con catatonia(6). 30 Estas complicaciones destacan la importancia del reconocimiento temprano del síndrome y del inicio terapéutico rápido(6). Tratamiento: Un rasgo característico de la catatonia es su sorprendente respuesta a tratamiento con benzodiacepinas. Si se logra una respuesta adecuada con el tratamiento benzodiacepínico, se debe de continuar con la misma dosis hasta que se comience con el tratamiento de la causa subyacente(6). Sin embargo, un diagnóstico subyacente de esquizofrenia puede asociarse con una respuesta menos robusta a las benzodiacepinas. Se ha observado una tasa de respuesta de sólo 59.1% en pacientes con esquizofrenia, comparado con una respuesta de cerca del 90% en pacientes otros diagnósticos psiquiátricos(6). La evidencia de numerosos informes de casos y algunos estudios clínicos controlados promueve el uso de benzodiacepinas en adultos y en niños. En sujetos con respuesta insuficiente a las benzodiacepinas o en condiciones que pongan en peligro la vida,la terapia electroconvulsiva (TEC) es el método de elección para tratar la catatonia(11). Como se ha mencionado con anterioridad, la terapia electroconvulsiva debe considerarse cuando no haya respuesta al tratamiento con benzodiacepinas. La excepción a esta estrategia es el paciente con catatonia maligna, para quien la TEC debe de administrarse de forma temprana, debido a su alta tasa de mortalidad si no es tratada rápida y efectivamente(6). Los antagonistas del receptor glutamatérgico N-metil-D-aspartato (NMDA) amantadina y memantina, han demostrado ser eficaces en un pequeño número de pacientes(6). Pronóstico: 31 La catatonia tiende a tener un buen pronóstico si se detecta a tiempo, si su causa es tratada, si se manejan los síntomas, y si se evitan la complicaciones. En la catatonia médica, las causas metabólicas pueden tener un mejor pronóstico que las lesiones cerebrales estructurales. Los adultos mayores en hospitales generales con una mayor duración de catatonia no tratada pueden tener un peor resultado en términos de complicaciones(8). ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN: Francis y López-Canino, desarrollaron la hipótesis de que tanto los tipos hipoactivos como hiperactivos de delirium pueden ser conceptualizados como signos motores de catatonia. Esto tomando en cuenta reportes que sugieren que signos de catatonia pueden observarse en delirium(15). En este estudio, en el que revisaron la literatura, identificaron a 16 pacientes que cumplían criterios para delirium y catatonia concurrentes. Sus casos apoyan el concepto de un subtipo catatónico de delirium. Todos los 16 pacientes cumplieron con los criterios tanto de la cuarta edición del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, como de la escala de catatonia de Bush-Francis(15). En estos 16 pacientes con concurrencia de delirium y catatonia, la frecuencia de los signos catatónicos encontrados fue en orden descendente: mutismo, cataplejía, inmovilidad, fijación de la mirada, negativismo, rigidez, estereotipias, excitación, muecas, verbigeración, flexibilidad cérea, y ecofenómenos. También reportaron la posibilidad de que no haya una relación entre la gravedad del delirium y la gravedad de la catatonia(15). Grover y colaboradores realizaron un estudio con la finalidad de determinar la prevalencia de síntomas catatónicos (valorados mediante la escala de Bush-Francis), en pacientes con delirium. El estudio se llevó a cabo en la consulta de psiquiatría de enlace en un hospital en la India en un periodo de aproximadamente diez meses. Se 32 tomaron para el análisis a 205 pacientes, de los cuales 80 (39%) tuvieron dos o más síntomas de catatonia. Además, encontraron que el subtipo hipoactivo de delirium es que el más se asoció con síndrome catatónico(28). Los síntomas catatónicos más comunes encontrados en pacientes con delirium fueron: excitación (72.7%), inmovilidad/estupor (21.4%), mutismo (15.6%), negativismo (10.2%), combatividad (9.2%), abstinencia (8.8%), mirada fija (8.8%), e impulsividad (8.3%)(28). Mark Oldham y Hochang Lee realizaron una revisión sistemática acerca de la relación entre catatonia y delirium desde 1980 hasta el mes de marzo del año 2015(29). A pesar de la abundancia de series de reportes de casos, sólo tres estudios cumplieron con los criterios de inclusión establecidos para el estudio. Entre estos estudios, uno describía las características catatónicas en el delirium, otro identificaba delirium en catatonia, y el tercero describía características catatónicas como predictor de delirium posterior a terapia electroconvulsiva (TEC). Esto demuestra la escasez de investigación sistemática en esta área(29). Por su parte Ramírez Bermúdez, Espinola Nadurilleb y Pérez González, realizaron un estudio en el Instituto Nacional de Neurología y Neuropsiquiatría (INNN) en la Ciudad de México. En un periodo de 6 meses detectaron a 16 pacientes hospitalizados en quienes concomitaban ambos síndromes, identificados mediante la escala para valoración de delirium (delirium rating scale-R [DRS-98]) y la escala de Bush y Francis de Catatonia (BFCRS). Siguieron el desenlace durante la hospitalización y su condición clínica al egreso. Estos pacientes en su mayoría tenían diagnósticos neurológicos, tuvieron una hospitalización larga, requirieron tratamiento con antipsicóticos y benzodiacepinas y sufrieron frecuentes complicaciones. Concluyeron que la catatonia y delirium son síndromes que pueden presentarse al mismo tiempo, lo que lleva a que los pacientes tengan peor desenlace y mayor riesgo de complicaciones(13). 33 El 75% de los pacientes presentaron entre 5 y 10 ítems de la BFCRS. Los más frecuentes fueron estupor o inmovilidad (100%), rigidez (87.5%), y mutismo, mirada fija y postura/catalepsia (82.5%). En la escala de delirium DRS-98, el 50% de los pacientes obtuvieron entre 18 y 27 puntos, y el máximo fue 36. Se presentaron con más frecuencia (100%) alteración del ritmo circadiano, enlentecimiento psicomotor, desorientación, alteraciones en memoria a corto y largo plazo e inicio precoz de los síntomas(13). Estos autores también sugieren que en el caso de que se presenten ambas condiciones concomitantemente, es importante centrarse en los síntomas “duros” de catatonia, como flexibilidad cérea, catalepsia, mitgehen o gegenhalten, esto para evitar confusiones entre el delirium hipoactivo y la catatonia(13). Otro estudio que ejemplifica la relación entre delirium y catatonia es el realizado en pacientes críticamente enfermos, internados en un centro médico de Nashville, Estados Unidos, por Wilson, Carlson, Duggan, y colaboradores. En este estudio se reclutaron 136 pacientes en estado crítico con ventilación mecánica y/o vasopresores, los cuales compartían diagnóstico de delirium y catatonia (evaluados mediante el método para la evaluación de la confusión en la unidad de cuidados intensivos [CAM-ICU], y la escala de catatonia de Bush-Francis [BFCRS] asignada al criterio A del DSM 5 para catatonia)(9). De los 136 pacientes, 58 pacientes (43%) tenían solo delirium, 4 (3%) tenían solo catatonia, 42 (31%) tenían ambos y 32 (24%) no tenían ninguno. Reportaron que entre más signos de catatonia, mayores probabilidades de tener delirium (pacientes con tres o más síntomas del DSM 5 tuvieron, en promedio, 27.8 veces más probabilidades de tener delirium)(9). Los signos más frecuentes de catatonia encontrados por estos autores fueron: anormalidades autonómicas (96%), inmovilidad/estupor (87%), mirada fija (77%), mutismo (60%), y postura/cataplejía (60%)(9). 34 HIPÓTESIS: Hipótesis de investigación: • Existe un número importante de pacientes hospitalizados tanto en el Pabellón Jesús Díaz de la Fuente como en la Unidad Pablo Díez del Hospital Español con diagnóstico de delirium (valorados con la DRS-R-98) que tienen además síntomas catatónicos (valorados mediante la BFCRS). Hipótesis nula: • No existe relación sintomatológica entre el delirium y el síndrome catatónico. MATERIAL Y MÉTODOS: Tipo de estudio: • Es un estudio descriptivo, observacional y transversal. Población de estudio: • Pacientes mayores de 18 años internados en el Pabellón Jesús Díaz de la Fuente o en la Unidad Pablo Díez del Hospital Español de la Ciudad de México, a los cuales se haya solicitado interconsulta al servicio de psiquiatría y que tengan diagnóstico de delirium valorado mediante la Escala para la Valoración 35 del Delirium (Delirium Rating Scale-Revised’98, DRS-R-98) durante los meses de junio y julio del año 2019. ! Criterios de inclusión: o Todos los pacientes mayores de 18 años que sean diagnosticados con delirium por parte del servicio de psiquiatría durante una valoración de interconsulta o que se encuentren internados en la sala depsiquiatría del Hospital Español. ! Criterios de exclusión: o Sujetos menores de 18 años. o Pacientes con alteraciones severas del estado de despierto (coma), en estado vegetativo, con mutismo acinético, o con estado de mínima conciencia. ! Criterios de eliminación: o Negativa por parte del paciente o de sus familiares a recibir valoración de interconsulta por el servicio de psiquiatría. Variables: Tabla 4 – Clasificación y definición de las variables. Nombre Definición conceptual Definición operacional Escala de medición Tipo de variable Fuente de información Edad Tiempo transcurrido desde el Años: • 18 – 30 • 31 - 40 Discreta Independiente Paciente, familiares, y/o expediente 36 nacimiento hasta el momento actual • 41 - 50 • 51 - 60 • 61 - 70 • 71 - 80 • 81 - 90 • > 90 Género Condición de hombre o mujer Caracteres sexuales secundarios Nominal Independiente Paciente, familiares, y/o expediente Escolaridad Grados de estudios cursados y completados • Sabe leer y escribir. • Primaria. • Secundaria. • Preparatoria. • Licenciatura. • Posgrado. Ordinal Independiente Paciente, familiares, y/o expediente Estado civil Atributo que se refiere a la posición que ocupa una persona en relación con la familia • Soltero. • Casado. • Unión libre. • Divorciado. • Viudo. Nominal Independiente Paciente, familiares, y/o expediente Instrumentos clinimétricos: DRS-R-98 y BFCRS Herramientas encargadas de la identificación, especificación y medición del fenómeno clínico humano • DRS-R-98: Una calificación de severidad ≥ 15 o un total > 18 es indicativo de delirium. • BFCRS: La presencia de dos o más signos en la escala de tamizaje es indicativo de catatonia. Discreta Independiente Paciente, familiares y/o personal médico Subtipos de delirium Clasificación de delirium basadas en sus manifestaciones motoras • Hiperactivo. • Mixto. • Hipoactivo. Nominal Independiente Paciente, familiares y/o personal médico Subtipos de catatonia Clasificación de catatonia basadas en sus manifestaciones motoras • Variante retardada. • Variante excitada. Nominal Independiente Paciente, familiares y/o personal médico 37 Servicio tratante Especialidad médica a cargo primario del paciente • Anestesiología. • Angiología Cirugía Vascular. • Dermatología. • Gastroenterología. • Geriatría. • Ginecología y Obstetricia. • Medicina Interna. • Oncología. • Ortopedia y Traumatología. • Otorrinolaringología. • Reumatología. • Cardiología. • Cirugía de Tórax y Pulmón. • Cirugía Estética y Reconstructiva. • Cirugía Gastroenterología. • Endocrinología. • Hematología. • Infectología. • Nefrología. • Neumología. • Neurocirugía. • Neurología. • Proctología. • Psiquiatría. • Urología. Nominal Independiente Expediente Diagnósticos primarios Clasificación y codificación de las enfermedades según la Clasificación Internacional de Enfermedades, 10.ª edición • A00-B99 Ciertas enfermedades infecciosas y parasitarias. • C00-D48 Neoplasias. • D50-D89 Enfermedades de la sangre y de los órganos hematopoyéticos y Nominal Independiente Expediente 38 (CIE-10) otros trastornos que afectan el mecanismo de la inmunidad. • E00-E90 Enfermedades endocrinas, nutricionales y metabólicas. • F00-F99 Trastornos mentales y del comportamiento. • G00-G99 Enfermedades del sistema nervioso. • H60-H95 Enfermedades del oído y de la apófisis mastoides. • I00-I99 Enfermedades del sistema circulatorio. • J00-J99 Enfermedades del sistema respiratorio. • K00-K93 Enfermedades del aparato digestivo. • L00-L99 Enfermedades de la piel y el tejido subcutáneo. • M00-M99 Enfermedades del sistema osteomuscular y del tejido conectivo. • N00-N99 Enfermedades del aparato genitourinario. • R00-R99 Síntomas, signos y hallazgos anormales clínicos y de laboratorio, no clasificados en otra parte. • S00-T98 Traumatismo, envenenamientos y 39 algunas otras consecuencias de causa externa. • Z00-Z99 Factores que influyen en el estado de salud y contacto con los servicios de salud. Unidad y/o servicio de estancia hospitalaria Sitio dentro del hospital donde se realizó la valoración Unidad Pablo Díez: • Hospitalización general. • Unidad de terapia intensiva. • Unidad de cuidados intermedios. • Urgencias • Unidad coronaria. Pabellón Jesús Díaz de la Fuente: • Psiquiatría. Nominal Independiente Personal médico Tiempo de estudio: Del 01 de junio al 31 de julio del año 2019. Procedimiento: Se realiza resumen de protocolo de estudio para valoración y aprobación por parte del Comité de Investigación del Hospital Español. Si no se encuentran contraindicaciones se procederá con la realización de las valoraciones de interconsulta solicitadas para pacientes con probable síndrome confusional agudo (delirium). Durante la valoración se realizará la aplicación de la escala para la valoración del delirium (Delirium Rating Scale-Revised`98, DRS-R-98), y se registrará el puntaje obtenido en el instrumento. 40 Se registrarán los datos sociodemográficos de los pacientes que cumplan con el diagnóstico de delirium (edad, género, escolaridad y estado civil). También se registrará el/los diagnósticos médicos primarios según la codificación de la Clasificación Internacional de Enfermedades, 10.ª edición (CIE-10). Durante la misma valoración de interconsulta, a los pacientes a los que se realice el diagnóstico de delirium se les aplicará también la escala de catatonia de Bush-Francis (Bush-Francis Catatonia Rating Scale, BFCRS), y se registrarán el puntaje de tamizaje, el puntaje total y los signos presentados. Posteriormente se valorará y registrará el subtipo tanto de delirium como de catatonia, tomando en cuenta para esto las características clínicas motoras predominantes. Por último se procederá con el análisis estadístico de los datos, se reportarán los resultados, se realizará la discusión, y se reportarán las conclusiones. Análisis estadístico: Los análisis estadísticos descriptivos para las variables cualitativas género, escolaridad, estado civil, subtipo de delirium, subtipo de catatonia, servicio tratante, diagnóstico principal, y unidad y/o servicio de estancia hospitalaria, además de los aspectos cualitativos de la escala BFCRS fueron evaluados mediante pruebas de frecuencia y resumidos como frecuencias y/o porcentajes. Por su parte, los análisis de las variables cuantitativas edad, y los instrumentos clinimétricos DRS-R-98 y BFCRS se evaluaron mediante medidas de tendencia central (media, mediana, máximos y mínimos, y desviación estándar). Por último se evaluó la correlación existente entre el puntaje total de la DRS-R-98 y el puntaje total de la BFCRS por medio de un análisis de una prueba bivariada 41 (coeficiente de correlación de Pearson). Se tomó un valor de p < 0.05 como estadísticamente significativo. Los datos fueron presentados por medio de tablas y/o gráficas. Para este fin se utilizó el software SPSS versión 25. Se pueden observar las tablas y gráficas completas en el anexo de este trabajo. CONSIDERACIONES ÉTICAS: Este trabajo cumple con las normas y principios generales establecidos por la Asociación Médica Mundial en la Declaración de Helsinki-Principios Éticos para las Investigaciones Médicas en Seres Humanos, tomando con gran importancia los preceptos que expresan el deber del médico de promover y velar por la salud, bienestar y derechos de los pacientes, así como la intimidad y la confidencialidad de la informaciónpersonal de las personas que participan en investigación. La declaración antes mencionada también establece que se deben considerar las normas y estándares éticos, legales y jurídicos para la investigación propios de cada país, por lo que este estudio también cumple con lo establecido por el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación para la Salud, así como por la Norma Técnica 313 para la Presentación de Proyectos e Informes Técnicos de Investigación en las Instituciones de Salud. Por último, y no menos importante, se sigue el precepto establecido en la Declaración de Helsinki, en cuanto a que la investigación médica debe realizarse de manera que reduzca al mínimo el posible daño al medio ambiente, esto mediante el uso de la menor cantidad posible de papel. Este protocolo fue aceptado por el Comité de Investigación del Hospital Español. RESULTADOS: 42 Durante el tiempo de recolección de datos se obtuvieron 14 casos de delirium, todos ellos con un puntaje mayor o igual a 13 en la escala de gravedad del instrumento DRS- R-98. Del total de casos 64.3% (n = 9) fueron de género femenino y 35.7% (n = 5) fueron de género masculino. La edad media de los pacientes fue de 69.9 años, siendo la edad mínima y máxima de 32 y 84 años respectivamente. En cuanto al estado civil y el nivel de escolaridad se encontró que la mayoría de los individuos de la muestra estaban casados (42.9%), y que el nivel de escolaridad más frecuente fue licenciatura (28.6%). (Tabla 5). Tabla 5 – Características sociodemográficas. Variable Pacientes, n (%) Género Femenino Masculino 9 (64.3%) 5 (35.7%) Estado civil Casado Viudo Soltero Divorciado 6 (42.9%) 4 (28.6%) 3 (21.4%) 1 (7.1%) Escolaridad Primaria Secundaria Preparatoria Licenciatura Postgrado No especificado 1 (7.1%) 2 (14.3%) 2 (14.3%) 4 (28.6%) 2 (14.3%) 3 (21.4%) Respecto a los valores obtenidos de la DRS-R-98 se encontró que la puntuación media en cuanto a los 13 ítems de gravedad fue de 21.93, reportándose el valor mínimo en 13 puntos y el máximo en 33 puntos. Tomando la totalidad de los ítems (puntaje total de la 43 escala) se encontró que la puntuación media fue de 27.07, siendo el puntaje mínimo de 16 y el máximo de 39. (Tabla 6). Tabla 6 – Análisis estadístico de la escala DRS-R-98. Mínimo Máximo Media Desviación estándar Puntuación de gravedad 13 33 21.93 6.708 Puntuación total 16 39 27.07 7.032 En cuanto al subtipo de delirium se evidenció que el más frecuente con 50% (n = 7) fue el subtipo mixto, seguido del hiperactivo y del hipoactivo. (Tabla 7) (Figura 1). Se encontró también que el subtipo de delirium con más síntomas de catatonia fue el delirium mixto (3 casos con 8 síntomas de catatonia). (Figura 2). Tabla 7 – Análisis descriptivo de los subtipos de delirium. Frecuencia Porcentaje Hiperactivo 5 35.7% Hipoactivo 2 14.3% Mixto 7 50% 44 Figura 1 Figura 2 De los 14 casos enrolados en el estudio 71.4% (n = 10) cumplieron los criterios establecidos por Bush y Francis en la escala de tamizaje de la BFCRS (BFCIS) para realizar el diagnóstico de catatonia, es decir, la presencia de dos o más signos. (Figura 45 3). En cuanto al puntaje total de la escala se encontró que el puntaje máximo fue de 41, con una media de 11.57. (Tabla 8). Figura 3 Tabla 8 – Análisis estadístico de la escala BFCRS. Mínimo Máximo Media Desviación estándar Escala de tamizaje (BFCIS) 0 12 4.14 3.325 Puntaje total (BFCRS) 0 41 11.57 11.036 De los casos diagnosticados con catatonia según los criterios de tamizaje de la BFCRS se reportó que el subtipo de catatonia más frecuente fue la retardada (42.9%) (n = 6). (Tabla 9). (Figura 4). 46 Tabla 9 – Análisis descriptivo de los subtipos de catatonia. Frecuencia Porcentaje Excitada 4 28.6% Retardada 6 42.9% Figura 4 Los servicios tratantes primarios que con mayor frecuencia consultaron al servicio de psiquiatría por pacientes con delirium fueron cardiología, gastroenterología, y ortopedia y traumatología con 2 casos cada uno de ellos (14.3%). (Tabla 10). Con respecto a los diagnósticos principales, se encontró que la mayoría de los pacientes de la muestra tenían un diagnóstico englobado dentro de los trastornos mentales y del comportamiento (35.7%), seguidos en segundo lugar por traumatismos, envenenamientos y algunas otras consecuencias de causa externa (21.4%), y en tercer lugar por enfermedades del sistema respiratorio (14.3%). (Tabla 11). La mayoría de los pacientes durante su valoración estaban ingresados en hospitalización general (35.7%), seguido de la unidad de terapia intensiva (28.6%), urgencias (14.3%), por último la unidad coronaria, psiquiatría y la unidad de cuidados intermedios (7.1% cada una de ellas). (Tabla 12) (Figura 5). 47 Tabla 10 – Análisis descriptivo de los servicios tratantes primarios. Frecuencia Porcentaje Cardiología 2 14.3% Cirugía general 1 7.1% Cirugía de tórax y pulmón 1 7.1% Endocrinología 1 7.1% Gastroenterología 2 14.3% Geriatría 1 7.1% Infectología 1 7.1% Neumología 1 7.1% Ortopedia y traumatología 2 14.3% Psiquiatría 2 14.3% Tabla 11 – Análisis descriptivo de los diagnósticos principales (según CIE- 10). Frecuencia Porcentaje Enfermedades infecciosas y parasitarias 1 7.1% Trastornos mentales y del comportamiento 5 35.7% 48 Enfermedades del sistema circulatorio 1 7.1% Enfermedades del sistema respiratorio 2 14.3% Enfermedades del aparato digestivo 1 7.1% Traumatismos, envenenamientos y otros 3 21.4% Factores que influyen en el estado de salud y contacto con los servicios de salud. 1 7.1% Tabla 12 – Análisis descriptivo de los servicios de estancia hospitalarios donde se realizaron las valoraciones. Frecuencia Porcentaje Unidad coronaria 1 7.1% Psiquiatría 1 7.1% Unidad de cuidados intermedios 1 7.1% Hospitalización general 5 35.7% Urgencias 2 14.3% Unidad de terapia 4 28.6% 49 intensiva Figura 5 De acuerdo al primer objetivo específico de este trabajo se halló que los síntomas de catatonia que con mayor frecuencia presentan los pacientes con delirium fueron: negativismo e impulsividad con 57.1%; inmovilidad / estupor y rigidez con 50%; excitación, retraimiento y perseverancia con 42.9%; combatividad con 35.7%; estereotipias y verbigeración con 28.6%; mutismo, mirada fija, gesticulaciones y manerismos con 21.4%; postura / catalepsia y ecofenómenos con 14.3%; obediencia automática, gegenhalten, ambitendencia, reflejo de prensión y anormalidad autonómica con 7.1%; no se encontró en ningún paciente flexibilidad cérea ni mitgehen. (Tabla 13). Tabla 13 – Análisis descriptivo de los síntomas catatónicos en pacientes con delirium. Frecuencia Porcentajes Excitación 6 42.9% 50 Inmovilidad / estupor 7 50% Mutismo 3 21.4% Mirada fija 3 21.4% Postura / catalepsia 2 14.3% Gesticulaciones 3 21.4% Ecofenómenos 2 14.3% Estereotipias 4 28.6% Manerismos 3 21.4% Verbigeración 4 28.6% Rigidez 7 50% Negativismo 8 57.1% Flexibilidad cérea 0 0% Retraimiento 6 42.9% Impulsividad 8 57.1% Obediencia automática 1 7.1% Mitgehen 0 0% Gegenhalten 1 7.1% Ambitendencia 1 7.1% Reflejo de prensión 1 7.1% 51 Perseverancia 6 42.9% Combatividad 5 35.7% Anormalidad autonómica 1 7.1% En el análisis de correlaciones entre el puntaje total de la escala DRS-R-98 y el puntaje total de la escala BFCRS se encontró que existe una relación estadísticamente significativa entre el puntaje total de ambas escalas (r = 0.469, p = 0.045). (Figura 6). Figura 6 DISCUSIÓN: El delirium o síndrome confusional agudo está considerado en la literatura como el
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