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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE MEDICINA 
DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO 
___________________________________________________ 
 
SECRETARÍA DE SALUD DEL DISTRITO FEDERAL 
DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN E INVESTIGACIÓN 
SUBDIRECCIÓN DE POSGRADO E INVESTIGACIÓN 
 
 
CURSO UNIVERSITARIO DE ESPECIALIZACIÓN EN 
MEDICINA LEGAL 
 
 
 
“CARACTERISTICAS DEL INTERNO PACIENTE DEL CENTRO VARONIL DE REHABILITACION 
PSICOSOCIAL,ACUSADO DE DELITOS SEXUALES” 
 
TRABAJO DE INVESTIGACIÓN CLÍNICA 
 
 
 
 
PRESENTA 
M.C. NOHEMÍ BAUTISTA JUÁREZ 
 
 
 
PARA OBTENER EL DIPLOMA DE ESPECIALISTA EN 
MEDICINA LEGAL 
 
 
 
DIRECTOR DE TESIS 
DR. ATENODORO VALENCIA BAÑOS 
 
 
 
2011 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
CARACTERISTICAS DEL INTERNO PACIENTE DEL CENTRO VARONIL DE REHABILITACION 
PSICOSOCIAL,ACUSADO DE DELITOS SEXUALES 
 
 
 
M.C. Nohemí Bautista Juárez. 
 
 
 
 
 
 
 
 
Vo. Bo. 
Dr. Víctor Hugo Soto Flores 
 
 
 
 
 
 
 
 
Vo. Bo. 
Dr. Antonio Fraga Mouret 
 
 
 
 
 
 
 
_________________________________ 
Director de Educación e Investigación. 
 
 
CARACTERISTICAS DEL INTERNO PACIENTE DEL CENTRO VARONIL DE REHABILITACION 
PSICOSOCIAL,ACUSADO DE DELITOS SEXUALES 
 
 
 
M.C. Nohemí Bautista Juárez. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Vo. Bo. 
Dr. Atenodoro Valencia Baños 
 
 
 
 
 
 
 
Al Arquitecto de la Vida 
por la maravillosa oportunidad de respirar, amar y sonreír. 
 
 
Mis padres Martha y Noé. 
Mis queridashermanas Abigail y Saray. 
A JorgeRamírez, mi prenda amada. 
Mis amigos Angélica y Joao. 
 
Y por supuesto a “los huérfanos” y amigos de la especialidad: 
Marlene, Karina, Violeta, Carlos, Luis y Leonardo. 
 
 
 
Dedicatoria especial:…….……………………………..…………………………………… 
 
…………………………………….………………………………………………………………………… 
 
………………………………………………………………………………………………………………. 
 
………………………………………………………………………………………………………………. 
 
………………………………………………………………………………………………………………. 
 
………………………………………………………………………………………………………………. 
 
 
Dios los Bendiga Siempre. 
 
 
ÍNDICE 
 
 
RESUMEN 
INTRODUCCIÓN 1 
MATERIAL Y MÉTODOS 23 
RESULTADOS 26 
ANALISIS COMPARATIVO 47 
DISCUSIÓN 55 
CONCLUSIONES 66 
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 70 
ANEXOS 72 
 
 
RESUMEN. 
Son muchas las características que están involucradas en el desarrollo de 
violencia sexual; sin embargo son de mayor importancia aquellas que son capaces 
de separar a un delincuente de otro, dichas características pueden orientarnos 
para normar estrategias de prevención en la formación de nuevos agresores 
sexuales y víctimas. El objetivo: fue determinar metodológicamente, cuales son las 
características de los internos pacientes acusados de cometer delitos sexuales, 
que los separan del resto de los internos del Centro Varonil de Rehabilitación 
Psicosocial (CEVAREPSI). Metodología empleada: La población estudiada fue 
dividida en agresores sexuales (AS) y no agresores sexuales (NAS), obteniendo 
30 variables de 102 expedientes médicos y jurídicos del CEVAREPSI,entre las 
características analizadasse encuentranlosdatos sociodemográficas del agresor, 
antecedentespsiquiátricos, psicológicos, toxicológicos, delictivos y de su desarrollo 
psicosocial; características del delito como lugar, fecha, grado de violencia 
utilizada y estado de intoxicación; características de la víctima como edad y sexo. 
Para el análisisse diseñó un estudio híbrido, con variables de tipo cualitativo y 
cuantitativo; de tipo observacional, analítico, transversal, comparativo y 
retrospectivo, realizando análisis de discurso para las categorías de modelo 
cualitativo; así como el uso de Chi cuadrada. Resultados: Antecedentes en el 
agresor como el desarrollo psicosocial en un ambiente criminógeno y la presencia 
del trastorno disocial de la personalidad; así como la minoría de edad y sexo 
femenino de la víctima, son características involucradas en el desarrollo de 
violencia de tipo sexual. 
Palabras Clave: Agresor sexual Distrito Federal, trastorno disocial. 
1 
 
INTRODUCCIÓN. 
Se ha afirmado que las emociones, el autoconocimiento, la conducta e 
incluso el instinto de agresión se hallan bajo el control de predisposiciones 
genéticas (1). La agresión humana posee diversas funciones (2), como el 
control de la población, la selección para la reproducción de la especie, la 
defensa del territorio e incluso garantiza la organización social. Lorenz 
afirmó, que acciones militares, deportivas e incluso criminales, son un reflejo 
de la necesidad de las personas, al igual que los animales, de descargar la 
agresividad. 
La palabra violencia proviene del latín “violentia”, misma que está 
conformada por la palabra “vis” que significa "fuerza" y “lentus” que como 
sufijo tiene valor continuo. Es decir es "el que continuamente usa la fuerza", 
verbalizándose en violare, actuar violento, agredir, de ahí violar y violación. 
En México la violación, en conjunto con el estupro, incesto, abuso y 
hostigamiento sexual, son consideradas actividades sexuales de carácter 
ilícito y tipificado en diversos códigos penales (4). El Código Penal Federal de 
nuestro país, clasifica a estas actividades bajo el Título decimoquinto como 
Delitos contra la libertad y el normal desarrollo psicosexual de los artículos 
259bis al 276Bis, mientras que el Código Penal para el Distrito Federal las 
clasifica dentro de su Título Quinto con el nombre de Delitos contra la 
libertad y la seguridad sexuales y el normal desarrollo psicosexual en sus 
artículos 174 al 182. 
2 
 
En el Distrito Federal, las denuncias realizadas ante las agencias del 
Ministerio Público son asentadas en los registros estadísticos delictivos de la 
Dirección General de Política y Estadística Criminal de la Procuraduría 
General de Justicia del Distrito Federal (3). 2% de estas denuncias 
corresponden a los delitos contra la libertad y la seguridad sexual y el normal 
desarrollo psicosexual. 
Con base en la información del Sistema Nacional de Seguridad 
Pública, durante el periodo comprendido entre los años 2003 al 2012, las 
denuncias por violación han representado 37% del total de las denuncias por 
delitos sexuales, 63% restante corresponde a delitos por abuso sexual, 
hostigamiento sexual, estupro y otros. 
El afán por comprender toda la gama de factores que predisponen a 
un individuo para la comisión de este tipo de delitos ha llevado a los 
investigadores a buscar alteraciones físicas. 
En América latina (5), la situación de la niñez es considerada de alto 
riesgo, debido a que los pequeños son víctimas de toda clase de tratos 
inadecuados y de situaciones de conflicto. Múltiples estudios muestran las 
consecuencias neurológicas y fisiológicas del abuso y el maltrato físico, 
como la disminución de la serotonina y el aumento de la dopamina y 
testosterona. En el 2007, M.D.Kolja Schiltz y Cols. (7), demostraron tras una 
serie de evaluaciones en pedófilos, que existían alteraciones físicas en 
regiones cerebrales vitales para la maduración del comportamiento sexual, 
en comparación de personas sin diagnóstico de pedofilia, dichas diferencias 
3 
 
se reflejaron en la disminución significativa del volumen de la amígdala 
derecha, así como en estructuras como el hipotálamo y la región septal. 
Estudios de neuroimagenpueden mostrar anormalidades 
estructurales y funcionales en pacientes con trastornos psiquiátricos; 
también se ha demostrado que las alteraciones del desarrollo podrían 
subyacer a la macropatología vista por imágenes en vivo (6), puesto que 
dichos hallazgos no se relacionan con la edad y sí a una estrecha relación 
entre la vivencia de situaciones estresantes como: agresiones ambientales 
en periodos críticos como el abuso en la infancia o violencia intrafamiliar y el 
desarrollo de trastornos de índole psiquiátrica (7). A este respecto en los 
trastornos del neurodesarrollo (6) se observan lesiones cerebrales que se 
expresan como trastornos neuropsiquiátricos, cuyo origen estaría 
relacionado tanto con los periodos del desarrollo intrauterino como en el 
periodo sensitivo posparto y en la infancia temprana, por lo que factores 
estresantes durante el embarazo pueden afectar significativamente el 
desarrollo cerebral del feto. El estrés materno puede originarse de factores 
psicosociales, complicaciones obstétricas, enfermedades psiquiátricas o por 
la respuesta emocional al embarazo, estas variables producen respuestas 
emocionales y fisiológicas en la madre, que repercuten en el bienestar fetal, 
dichos estresores se traducen en cambios fisiológicos y metabólicos 
(hipoxia, aumento de concentraciones de cortisol, desnutrición, sustancias 
tóxicas, etc.) y el feto responder en forma adaptativa o mal adaptativa; 
generando un círculo vicioso entre salud materna y salud fetal. Se ha 
encontrado una exquisita sensibilidad del feto a su mundo circundante y los 
4 
 
más tempranos sentimientos serían entonces codificados en nuestra 
memoria emocional centrada en la amígdala, bastante distinta a la memoria 
declarativa central en el hipocampo, la cual se vuelve funcional en la 
infancia, esta memoria evoca temores de los estadios tempranos del 
desarrollo, lesiones en estados particulares del desarrollo pueden conducir a 
distintas anormalidades corticales, por lo que al momento de que ocurre la 
lesión, su gravedad y su extensión determinarán el tipo de afectación 
funcional del individuo después de nacer, así como la expresión de los 
trastornos neurocognitivos y del comportamiento (6). 
Es por ello que la violencia familiar, experiencias de abuso sexual o la 
violación a edades tempranas, provocan resultados negativos en la vida 
adulta y en el caso de los hombres es un gran indicador para convertirse en 
un agresor (8), algunos autores refieren afecciones físicas como el alto 
riesgo de obesidad en mujeres y el desarrollo de enfermedades crónicas 
como artritis o padecimientos tiroideos (9), trastornos depresivos, ideación o 
intentos suicidas o consumo de sustancias como alcohol, tabaco o drogas, 
embarazos no deseados o tener múltiples parejas sexuales sin protección, la 
re-victimización (10), e incluso formar parte del llamado círculo víctima-
victimario (11). 
Debemos recordar que la conducta de un individuo está definida por 
su personalidad, que a su vez depende del temperamento (factor heredable, 
no modificable) y del carácter. El desarrollo de la personalidad es un proceso 
que involucra la capacidad para iniciar, mantener o detener conductas como 
5 
 
respuestas automáticas inconscientes (factores heredables); estos, a través 
de la experiencia, motivan aprendizajes introspectivos (conceptos de 
identidad), sobre el individuo, la sociedad y el universo, mismos que 
modifican la valoración que hacemos de los estímulos percibidos. Es decir, 
el carácter puede describirse como la inclinación a responder a estímulos, en 
función a los diferentes conceptos que los sujetos tienen sobre “¿qué soy 
yo?”, “¿qué somos nosotros?” y sobre “por qué estamos aquí”. Y de esta 
manera obtenemos la conducta final. 
Podemos hablar de trastornos de la personalidad cuando los rasgos 
de comportamiento, se tornan inflexibles, desadaptativos, son persistentes y 
causan un deterioro funcional significativo o un malestar subjetivo, con 
respecto a la forma en cómo el individuo se percibe e interpreta a sí mismo 
(12), a los demás o a los acontecimientos (cognición), en la gama e intensidad 
de las respuestas emocionales (afectividad), en la manera que tiene de 
interactuar con otras personas (actividad interpersonal) y en la forma de 
regular sus impulsos (control de los impulsos). Dichos aspectos se deben 
encontrar presentes en casi todos los aspectos de la vida del individuo (es 
decir en su casa, su trabajo y en situaciones sociales). 
Para efecto de esta tesis es menester hablar sobre el trastorno antisocial 
de la personalidad ya que se caracteriza por alteraciones del aprendizaje 
normativo y se encuentran asociados a factores de criminalidad (13). A 
menudo el trastorno se torna incapacitante, porque su temprana aparición 
interfiere en el proceso educativo, en todo el proceso de socialización y 
6 
 
profesionalismo, ya que prevalecen los comportamientos impulsivos, sin 
tener en cuenta las repercusiones negativas de la conducta, tanto propia 
como social; además de un profundo déficit afectivo, desprovisto de 
sentimientos de amor o culpabilidad, donde se estaca el abuso de alcohol y 
sustancias de abuso, es común encontrar antecedentes de vandalismo, 
piromanía, crueldad con las personas, animales y la necesidad de acción, 
otras alteraciones características son el egocentrismo patológico, la pobreza 
de planificación y juicio, la superficialidad de los afectos, la falta de empatía y 
la tendencia a la manipulación. Hare Hart y Harpur (1991), establecieron los 
siguientes criterios para el diagnóstico de la estructura de la personalidad 
antisocial: 
 Locuacidad y encanto superficial. 
 Autovaloración excesivamente alta. 
 Ausencia total de remordimiento. 
 Ausencia de empatía en las relaciones interpersonales. 
 Manipulación frecuente y engaño fácil. 
 Problemas de conducta en la infancia. 
 Conducta antisocial en la adultez. 
 Impulsividad. 
 Irresponsabilidad. 
 Ausencia de autocontrol. 
Señalando como factores predisponentes: 
 Violencia familiar 
 Abuso infantil. 
7 
 
 Promiscuidad. 
 Ausencia de figura paterna. 
 Ausencia de disciplina. 
 Abandono infantil. 
 Comportamiento parental inestable. 
La personalidad antisocial es mucho más frecuente en los hombres, el 
individuo debe tener más de 18 años y una historia de alteraciones 
conductuales desde los 15 años, entre las características más particulares y 
definitorias del trastorno antisocial de la personalidad encontramos la 
drogadicción, alcoholismo desde temprana edad, en estos individuos no hay 
una causa extrínseca para su comportamiento criminal, sino que su 
motivación está dirigida por sus compulsiones internas. Cabe destacar que 
este trastorno se encuentra asociado a gravísimas disfunciones sexuales, 
que constituyen la piedra angular de su comportamiento criminal. 
Recordemos que durante la formación del comportamiento sexual, en la 
infancia y la adolescencia, se hacen presentes invariablemente las 
necesidades biológicas, la erotización y la atracción son impulsadas por los 
procesos hormonales; sin embargo para que esto suceda es necesaria la 
presencia del “otro”. En el agresor sexual esta reacción está impulsada por 
fantasías de naturaleza obsesiva de tipo agresivo, generalmente son 
descritos como individuos temerosos con importantes dificultades para 
relacionarse con los demás, se sienten rechazados pero con el deseo del 
“otro”. Son considerados emocionalmente inmaduros, cuyo desarrollo sexual 
8 
 
se ha visto detenido o distorsionado en las primeras etapas de la vida. A 
menudo y cuando niño, esta persona se vio expuesta a una seducción 
consciente o inconsciente por parte de un niño mayor o de un adulto y 
mucho antes de que su desarrollo sexual hubiera llegado al nivel genital 
maduro o a causa de una ansiedad infantil intensa (12). En estos pacientes sehan documentado antecedentes de trastorno por déficit de atención con 
hiperactividad, la mentira crónica, el aislamiento, el uso de pornografía, 
enuresis, encopresis, la masturbación con fantasías sádicas, fantasía 
homicida, excitación sexual durante el homicidio (14), con respecto a las 
fantasías sádicas y masoquistas son dos variantes sexuales donde la 
violencia reemplaza al coito, en relaciones adecuadas, esta violencia se 
encuentra muy atenuada por sentimientos de ternura y respeto hacia la 
pareja, constituyendo un factor de excitación placentera, quedando la 
agresividad y la necesidad de dominación transformadas en un juego erótico 
simbólico. El sádico sexual es incapaz de expresar sus sentimientos hacia 
los demás, por lo que descarga sus emociones través de actos crueles y 
agresivos, por lo que tienen un carácter conductual cruel, vejatorio y 
agresivo, estableciendo relaciones dominantes, dicha acción tiene la 
finalidad de provocar satisfacción sexual. El delincuente sádico suele 
resolver el rechazo femenino mediante la dominación, la humillación y el 
dolor de sus víctimas, siendo en ese momento cuando se sienten realmente 
potentes. Por lo general son varones: introvertidos, agradables, distantes, 
con escasas o nulas relaciones amistosas, solitarios, tímidos, hipobúlicos, 
ordenados, meticulosos y pulcros, habitualmente no fuman, no consumen 
9 
 
alcohol o drogas, son mojigatos, no toleran palabras soeces y reaccionan 
ante el rechazo sexual con actos delictivos brutales. En el momento del 
delito tienen una actitud totalmente dominante, ejerciendo el control todo el 
tiempo recuperando la potencia y la seguridad de que carecen en su vida 
habitual. 
Cuando los sujetos llevados por su trastorno psicosexual, llegan a la 
comisión de un delito; es frecuente observar que se les pretende encuadrar 
en situación de una ideación obsesivamente patológica, o un estado de 
compulsión automatizada, es decir que no se experimentan como algo 
producido voluntariamente, sino más bien como una sensación de impulso 
irracional, el agresor presenta un perfil de personalidad producto de una 
historia de vida, donde interviene su carga genética, constitucional, sus 
vivencias infantiles, la matriz educacional, su modo y estilo de vida, 
representado por conductas anormalmente aprendidas como forma de 
gratificación de sus necesidades sexuales primarias que configuran sus 
rasgos de carácter o disposición para realizar comportamientos sexuales 
delictivos. Por lo tanto podemos decir que en la mayoría de los casos 
observados, el agresor conoce lo que realiza y el valor antijurídico de su 
conducta y realiza lo que quiere y desea intencionalmente. 
Personalidad del violador (13): 
La clasificación tipológica más actualizada es la que distingue entre los que 
buscan compensación o reaseguro a su propia inseguridad; los que procuran 
afirmarse en un sentimiento de dominación; los que se dejan arrastrar por la 
10 
 
pasión de la ira, la cólera o la venganza y finalmente, quienes se dejan 
arrastrar por un imaginario erótico violento de índole claramente sádico, en 
los primeros surge la duda sobre la propia virilidad y sus conductas son 
menos agresivas, más suaves, tendiendo siempre a tranquilizar a su víctima; 
en los segundos hallamos seres con inserción social satisfactoria, 
egocéntrico con una autoimagen anclada en la imagen de su propia virilidad. 
Estos sujetos utilizan la violencia a efectos de aumentar la resistencia de la 
víctima, constituyendo un juego de dominio y sojuzgamiento. En cuanto a 
quienes actúan arrastrados por la ira o la cólera, la agresión es brutal, 
impulsiva y espontánea, procurándose degradar y destruir a la víctima, por lo 
general no elegida sino al azar, como receptáculo del odio y del 
resentimiento que el violador siente hacia la mujer. 
La base para la transformación de un individuo en un delincuente 
sádico debe buscarse en experiencias infantiles más tempranas, estos 
personajes provienen de todas las clases sociales, pero todos registran un 
origen en familias inadecuadas; como es de esperarse, algunas familias son 
peores que otras, pero tienen características centrales en común. Los 
principales mentores de futuros criminales son los padres, abuelos o 
guardianes legales; estos no sólo no son protectores, no continentes y 
prescindentes, sino que característicamente tienen expectativas adultas para 
jóvenes y niños, con castigos infantiles, disciplina injusta, hostilidad, abusos 
de todo tipo e inconsistencia familiar, con actitudes negativas hacia sus hijos 
por encima de las familias de no delincuentes. 
11 
 
Para efectos de mayor entendimiento, en México la definición de la 
violencia familiar, se establece en la Norma Oficial Mexicana 046-SSA2-
2005 y está descrita como el acto u omisión, único o repetitivo, cometido por 
un miembro de la familia en contra de otro u otros integrantes de la misma, 
sin importar si la relación se da por parentesco consanguíneo, de afinidad, o 
civil mediante matrimonio, concubinato u otras relaciones de hecho, 
independientemente del espacio físico donde ocurra. La violencia familiar 
comprende: el abandono, como el acto de desamparo injustificado, hacia 
uno o varios miembros de la familia con los que se tienen obligaciones que 
derivan de las disposiciones legales y que ponen en peligro la salud; el 
maltrato físico; maltrato psicológico, es decir a la acción u omisión que 
provoque en quien lo recibe alteraciones psicológicas o trastornos 
psiquiátricos; maltrato sexual, inducir o imponer la realización de prácticas 
sexuales no deseadas; maltrato económico, al acto de control o negación de 
ingerencia al ingreso o patrimonio familiar, mediante el cual se induce, 
impone y somete a una persona a prácticas que vulneran su libertad e 
integridad física, emocional o social. 
Los delincuentes suelen proceder de familias rotas (1) (divorcio, 
deserción o separación), donde se produce ausencia de uno o más padres 
naturales. Trayendo como consecuencia situaciones conflictivas, discordias 
y enfrentamientos agresivos entre los progenitores, donde el menor juega un 
papel de observador activo y por otro lado la ausencia de afecto, supervisión 
y cuidado; estas condiciones soportadas durante la infancia, son las que 
harán sentir al individuo confundido en el área sexual. Otro correlato bien 
12 
 
establecido es la pertenencia del sujeto a una familia numerosa, compuesta 
por cuatro o más hijos. Entre las explicaciones más aceptadas aparecen las 
dificultades para mantener la disciplina, la disminución en la atención 
parental y la sugestión al contagio de otros hermanos iniciados en la 
delincuencia. 
Se han señalado dos tipos de familias en los delincuentes (1): 
 Las desintegradas, con marginación, desconfianza y la violencia. 
 Las integradas: a pesar de estar presentes todos los miembros de la 
familia, el niño crece con una serie de carencias afectivas o víctima de una 
sobreprotección o indiferencia hacia él. 
En el desarrollo normal de un niño (13), las relaciones interpersonales 
positivas de cariño, confianza y seguridad ayudan a establecer sus 
relaciones con el prójimo y acompañadas de un entorno social efectivo lo 
llevan a desarrollar competencia y autonomía; sin embargo, en el 
desenvolvimiento de los criminales estudiados, incluían una sensación de 
aislamiento social, preferencia por actividades auto-eróticas y fetichistas, 
rebeldía, agresión, mitomanía crónica, sensación de autoridad, la mentira 
crónica subraya su falta de confianza y compromiso, con un mundo de 
reglas y negociaciones continuas, su aislamiento social y su interpretación 
agresiva restringen su desarrollo sexual; dado que están aislados, tienen 
escasa oportunidades de experiencias interpersonales que podían modificar 
sus concepciones erróneas, sobre sí mismos y los demás, por lo tanto, su 
vida emocionaldepende de la fantasía para desarrollarse; a su vez, ésta se 
13 
 
transforma en la principal fuente de estímulo emocional, y esa emoción es 
una confusa mezcla de sexo y agresión. Esta situación o conduce a fracasos 
escolares que con lleva a una dificultad de acceso al mundo laboral; así la 
ausencia de trabajo y las necesidades sociales creadas generan 
conjuntamente una presión económica que facilita la conducta criminal (1). 
Un factor que dificulta la investigación efectiva de la criminalidad, es la 
complejidad de las variantes dentro de las categorías delictivas (13). Para 
analizar una conducta criminal ha de tenerse en cuenta principalmente la 
motivación del autor, independientemente de posibles psicopatologías. Por 
lo que para la elaboración del perfil del sospechoso se deben tener en 
cuenta las siguientes variables: características físicas, costumbres, 
creencias, educación, ocupación, situación familiar, comportamiento antes y 
después del crimen. La teoría motivacional es la última y más reciente a este 
respecto, ha sido desarrollada por los psicólogos del FBI, estos exponen que 
el delito está determinado por una interacción entre ambiente, persona y 
contexto (1). Los procesos motivacionales explican lo que nos impulsa a los 
humanos a actuar con relación a nuestros deseos y motivaciones, y así 
alcanzar a comprender nuestras reacciones, deseos, comportamientos, 
justificaciones y pensamientos. Las motivaciones delictivas no corresponden 
con las motivaciones a las que podemos estar (moralmente) acostumbrados, 
porque pueden ser muy variadas y porque muchas veces no están 
suficientemente elaboradas ni siquiera en el propio agresor. 
La motivación es un proceso cíclico de cuatro etapas (1): 
14 
 
Anticipación: La fase se caracteriza por el deseo de conseguir una meta. Se 
tiene expectativa de lo que sucederá. 
Activación y dirección: el motivo se activa por un estímulo intrínseco 
(autorregulador), o extrínseco (ambiental) que legitima la acción posterior. 
Conducta activa y retroalimentación del rendimiento: se realizan 
aproximaciones a la meta deseada mediante diferentes estrategias y un 
proceso de ensayo-error, que va retroalimentando la información que se 
tiene sobre el éxito y el fracaso. 
Resultados: se viven las consecuencias de la satisfacción del motivo (si el 
motivo no está satisfecho, persistirá la conducta). Además, de no 
conseguirse un resultado satisfactorio, surge la frustración de la persona, 
que ocurre cuando ésta se mueve hacia una meta y se encuentra con algún 
obstáculo. La frustración puede llevarla tanto a actividades positivas y 
constructivas como formas de comportamiento no constructivo, inclusive la 
agresión, retraimiento y resignación. Esta frustración provoca en el individuo 
ciertas reacciones, como la desorganización del comportamiento, 
agresividad, diversas reacciones emocionales, alineación y apatía. 
La forma en que un delincuente regula sus motivaciones pueden ser 
autorreguladas (causas internas, deseo, miedo, excitación, etc.) o reguladas 
por el ambiente (ocasión, oportunidad) y basadas en un estado general de 
malestar o de excitación no calmada, donde se intenta buscar una conducta 
o actividad que los libere de esa tensión. 
15 
 
Edwin O. Sutherland (1999). Sostiene que el comportamiento delictivo 
se aprende por la asociación con quienes definen dicho comportamiento en 
términos favorables y por el aislamiento de quienes lo definen 
desfavorablemente. Las personas, en las situaciones pertinentes adoptan 
ese comportamiento tan solo si el peso de las definiciones favorables es 
superior que las desfavorables. 
En 1989 E. Durkheim, desarrolló la teoría de anonimia que habla de 
las aspiraciones, si estas se encuentran equilibradas por las oportunidades 
de que disponen para realizarlas, se produce un estado de satisfacción. Por 
el contrario, si las primeras no pueden realizarse mediante oportunidades 
legítimas, se emplearán para ello métodos no convencionales. 
Maslow en 1954, desarrollo una teoría en base a la jerarquía de las 
necesidades, por la cual las personas están motivadas para satisfacer 
distintos tipos de necesidades clasificadas con cierto orden jerárquico. Las 
motivaciones que se encuentran en la parte más baja de la pirámide están 
relacionadas con la supervivencia del individuo. Además. Maslow 
consideraba que para asumir más niveles en la pirámide se deben haber 
asumido los inferiores. Las motivaciones son: a) fisiológicas (sed, hambre, 
reproducción, etc.); b) de seguridad (la protección de la persona); c) de 
afiliación (afecto y pertenencia a una grupo); d) autoestima y e) de 
autorrealización (crecimiento personal, desarrollo de capacidades y objetivos 
vitales). 
16 
 
La motivación sexual en los humanos es una de las motivaciones 
primarias básicas; es decir, estaría en el primer nivel de la pirámide de 
Maslow. Se han establecido diferentes criterios para generar una tipología 
de agresores sexuales, pero, según Cáceres (2001), todos deben tener en 
cuenta los siguientes componentes: 
 Nivel de agresión utilizado. 
 Grado de importancia del componente sexual (parafilico o antisocial) 
 Grado de sadismo como parte de la gratificación sexual o como un 
uso indiscriminado de la violencia. 
 Manifestaciones expresivas denotadoras de demostración 
autoafirmativa de poder o devolución de la ira. 
 Grado de conocimiento de la víctima. 
Los agresores sexuales tienden a utilizar la humillación en sus prácticas 
sexuales no consentidas (1). 
 Humillación verbal: insultos, comentarios sexuales abusivos, relato de 
las acciones e insultos en general. 
 Humillación no verbal: conductas ejercidas en el momento de la 
agresión que están relacionadas con conductas sexuales que, 
tradicionalmente, sin consideradas inaceptables (sexo anal) o actos 
de abuso sexual que no implican necesariamente daño físico (orinar 
en su cuerpo). 
Sánchez 2003, en su investigación de perfiles sexuales, nos menciona: 
17 
 
 Intentan negar los intereses e impulsos sexuales, proyectando una 
imagen no sexuada de sí mismos. 
 Presentan distorsiones cognitivas, que han servido para integrar y 
exteriorizar sus impulsos sexuales, y tiende a culpabilizar a algo o a 
alguien para no asumir la responsabilidad. 
 No presenta motivaciones (una actitud desfavorable) hacia el 
tratamiento. 
 Los agresores sexuales de adultos muestran actitudes 
sadomasoquistas en mayor medida que los de menores. 
 En las dos muestras de agresores sexuales, un 16% afirmaba haber 
sufrido abuso sexual en la infancia (un 13% de ellos lo consideraba 
causa de sus actos), y ambas presentaban fantasías sexuales 
secretas, aunque el grupo de agresores a menores en mayor 
cantidad. 
Es necesario mencionar los factores de riesgo que afectan en la 
reincidencia de los delitos sexuales. Conociendo esas características y 
teniendo en perfil aproximado del agresor sexual, podemos establecer cuál 
es el riesgo de reincidencia de éste. (Urra, 2003) (1). 
 Edad (mayor cuanto más joven). 
 Delitos anteriores (no necesariamente sexuales). 
 Reincidencia. 
 Múltiples víctimas. 
 Víctimas desconocidas. 
 Desviaciones sexuales múltiples. 
18 
 
 Abuso de alcohol y otras drogas. 
 Uso de la violencia al consumar el delito. 
 Poner en riesgo físico a la víctima. 
 Victimización preferente de menores. 
 Acciones excéntricas y/o rituales. 
 Características psicopatológicas 
 No reconocimiento del delito. 
 Mal historial laboral. 
 Inestabilidad en las relaciones personales. 
 No estar motivado para el tratamiento. 
 Recursos personales deficientes. 
El delincuente sexual muestra dos necesidades fundamentales: 
seguridad y afecto. Exteriorizando hostilidad y resentimiento hacia la 
autoridad debido a las carencias emocionales de las que ha sido víctima. 
Ante el delio sexual la familia muestra rechazo y distanciamiento,lo que 
provoca normalmente que, tras la institucionalización el delincuente vuelva a 
delinquir, pues carece de apoyo de un núcleo familiar idóneo que le ayude 
tanto a su tratamiento como en su recuperación y, posteriormente le 
demuestre apoyo en su nueva salida. 
Hay que considerar que la reincidencia tiende a producirse si la 
experiencia fue gratificante para el agresor y no recibió sanción. Se produce 
un proceso de desensibilización, lo que permite al agresor una mayor 
exhibición de violencia ante las víctimas. El estudio del desarrollo de la 
19 
 
conducta criminal de los agresores sistemáticos indica que cuando cosifican 
a la víctima, es decir, mantienen un trato impersonal, se comunican poco y 
los despojan de su condición humana, tratándola solo como fines 
instrumentales, irán mostrando una mayor violencia a medida que van 
acumulando asaltos. (Garrido, Vicente, El psicópata, cit) (13). 
En este sentido, falta por definir otra categoría de análisis para 
redondear las características del delito y del delincuente: “El grado de 
violencia física”. La revisión de la literatura no proporciono resultados en esta 
categoría, por lo que a partir de la información ya relatada y la obtenida de 
las declaraciones de las víctimas y victimarios, dictámenes médicos y de 
criminalística, la M.C. Nohemí Bautista, propone la siguiente clasificación, 
que tiene por objetivo estratificar el uso de violencia física que el victimario 
utilizó, durante el momento de la comisión del delito, para someter a su 
víctima, con respecto al tipo de lesiones provocadas, además de tomar en 
cuenta si el delito fue cometido en vía pública o en el hogar. 
GRADO DE VIOLENCIA FÍSICA. 
EN EL HOGAR: 
1.- Sin uso de la fuerza física: En este rubro se incluyó la sustracción de 
objetos, amenazas verbales o tras la exposición de algún tipo de arma y 
para el caso de los delitos sexuales, se incluyó el uso de la seducción, 
tocamientos. 
2.- Forcejeo y lesiones simples: Este rubro se incluyó el contacto físico entre 
agresor y víctima, que va desde simple forcejeo sin que se observe en las 
20 
 
víctimas huellas de lesiones traumáticas externas, hasta lesiones simples 
como equimosis, excoriaciones o heridas superficiales, excluyendo lesiones 
ocasionadas por arma blanca o arma de fuego. 
3.- Lesiones graves: Se consideraron aquellas que tardaron en sanar más de 
quince días, o que dejaron una secuela grave como disminución, pérdida de 
la función o pérdida alguno órgano o miembro corporal o que pusieron en 
peligro la vida de la víctima. Y aquellas ocasionadas por arma blanca o arma 
de fuego. 
4.- Homicidio: Se incluyó en este rubro a los agresores que provocaron la 
muerte de la víctima, ya sea en el hogar, en una unidad hospitalaria o 
durante el traslado a la misma, siempre y cuando el lugar de los hechos 
fuera el hogar. 
EN VÍA PÚBLICA Y/O TRANSPORTE PÚBLICO: 
5.- Sin uso de la fuerza física: En este rubro se incluyó la sustracción de 
objetos, amenazas verbales o tras la exposición de algún tipo de arma. En el 
caso de los delitos sexuales o tocamientos. 
6.- Forcejeo y lesiones simples: Incluye el contacto físico entre agresor y 
víctima, que va desde simple forcejeo sin huellas de lesiones traumáticas, 
hasta lesiones simples como equimosis, excoriaciones o heridas 
superficiales con objetos, excluyendo lesiones ocasionadas por arma blanca 
o arma de fuego. 
21 
 
7.- Lesiones graves: Se consideran aquellas que tardaron en sanar más de 
quince días, o que dejaron una secuela grave como disminución, pérdida de 
la función o pérdida de alguno órgano o miembro corporal o que pusieron en 
peligro la vida de la víctima. Y aquellas ocasionadas por arma blanca o arma 
de fuego. 
8.- Homicidio: Se incluyó en este rubro a los agresores que provocaron la 
muerte de la víctima, ya sea en la vía pública o en una unidad hospitalaria o 
durante el traslado a la misma, siempre y cuando el lugar de los hechos 
haya sido en vía pública. 
Pese a la trascendencia del tema, en nuestro país la información es 
escasa y son contadas las investigaciones publicadas, aunado a la 
inexistencia de estudios previos en pacientes con trastornos mentales 
acusados de cometer delitos sexuales, nos condujo al siguiente 
cuestionamiento. 
¿Cuáles son las características de los internos pacientes acusados de 
cometer delitos sexuales, que los separan del resto de los internos del 
Centro Varonil de Rehabilitación Psicosocial (CEVAREPSI)? 
En gran parte, la literatura sobre agresores sexuales ha sido realizada 
en Estados Unidos, España y Argentina. Sin embargo en México, las 
investigaciones sobre el tema son prácticamente nulas, por una parte es 
comprensible por la aspereza del tema y el rechazo de la sociedad hacia 
estos delincuentes de quienes solo se refiere “merecen ser castigados”. Hay 
que recordar que la bibliografía nos ha repetido incansablemente que la 
22 
 
mayoría de los agresores sexuales han sufrido algún tipo de violencia 
durante la infancia, generalmente en el seno familiar, provocando graves 
trastornos psiquiátricos en su adultez. Es importante identificar las 
características de los agresores sexuales con trastornos psiquiátricos, para 
conocer los factores que generan este tipo de conductas. Dado lo anterior, 
este estudio se enfocó a los pacientes-internos del CEVAREPSI, ubicada en 
el Distrito Federal para así contar con una base de datos confiables y 
aplicables a la población mexicana. En este sentido, la información permitirá 
probar la hipótesis de que existen características específicas en los 
agresores sexuales con trastornos psiquiátricos, en comparación con los 
pacientes psiquiátricos que cometen otro tipo de delitos. 
Por lo anterior, es posible verificar, en pacientes psiquiátricos; 
1. El grado en que contribuye un trastorno mental a la violencia sexual. 
2. La existencia de características que puedan estar involucradas al 
desarrollo de violencia sexual. 
 
 
23 
 
MATERIAL Y MÉTODOS 
La población total del estudio, estuvo conformada por 102 internos-
pacientes; que fue dividida en dos grupos, el primero denominado 
“Agresores Sexuales (AS)”, conformado por aquellos internos que 
cometieron algún delito de tipo sexual, el segundo llamado “No Agresores 
Sexuales (NAS)”, fue integrado por internos-pacientes que cometieron uno o 
más delitos considerados como no sexuales. Con base en el tipo delictivo, 
se solicitaron los expedientes médicos, que incluyen la historia clínica del 
interno-paciente sus antecedentes personales patológicos y no patológicos, 
sus valoraciones y seguimientos por las áreas de psiquiatría, psicología, 
trabajo social; así como de los expedientes jurídicos donde se asentaron las 
declaraciones del interno-paciente, víctimas y testigos, dictámenes médico-
legales, psiquiátricos y de criminalística. La información aquí presentada fue 
recabada durante el periodo comprendido del 21 de junio al 25 de agosto del 
2011, en el Centro Varonil de Rehabilitación Psicosocial (CEVAREPSI), 
ubicado al sur de la Ciudad de México. 
De las fuentes informativas antes descritas se extrajeron las 
siguientes variables. El número de expediente fue considerado variable de 
identificación. Dentro de las variables de tipo control se englobaron los datos 
sociodemográficos: ciudad de origen con escala de medición cualitativa 
nominal; mes de nacimiento con escala cuantitativa continua, al igual que la 
edad en años cumplidos del interno al momento de cometer el delito; el 
estado civil en el que el interno se encontraba en el momento de cometer el 
delito con escala cualitativa nominal; grado de educación del interno-
24 
 
paciente bajo escala cualitativa ordinal; religión a la que pertenece el interno 
como cualitativa nominal; ocupación remunerada o no, que el interno 
desempeñaba al momento de la detención de tipo cualitativa nominal, Se 
consideraron comovariables de tipo control las características de la víctima, 
dentro de las que se manejaron las variables de: edad de tipo cuantitativa 
continua, sexo con escala de medición cualitativa nominal y bajo la misma 
escala se estratificó en grado de conocimiento entre víctima y victimario . 
Dentro de las variables consideradas dentro del rubro de desarrollo 
psicosocial, fueron consideradas: el desarrollo de la infancia y/o 
adolescencia en un ambiente criminógeno, bajo escala de medición 
cualitativa nominal; antecedentes de violencia familiar, con medición 
cualitativa nominal; antecedentes de violencia sexual con medición 
cualitativa nominal; en caso de que existiera la variable anterior, se registró 
la edad en años cumplidos, durante la cual se sufrió violencia de tipo sexual, 
con medición cuantitativa continua; antecedentes de consumo de alcohol y/o 
drogas, ambas con medición cualitativa nominal, tipo de drogas consumidas 
con medición cualitativa nominal; edad de inició en el consumo de alcohol 
y/o drogas de tipo cuantitativo continua y si el interno-paciente contaba con 
antecedentes delictivos, con medición cualitativa nominal; todas estas 
variables fueron consideradas de tipo independiente. 
 
Como causas predisponentes se incluyeron los antecedentes médicos 
de haber sufrido algún traumatismo cráneo encefálico en cualquier momento 
de la vida el interno; en caso de que existieran se agregaron los diagnósticos 
25 
 
de trastornos de la personalidad, trastornos de la sexualidad; así como el 
diagnóstico psiquiátrico, todas como variables de tipo independiente con 
escala de medición cualitativa nominal. 
 
Para el rubro de características del delito se consideraron las 
siguientes variables: nombre de la delegación política donde se inició la 
averiguación previa, de tipo control bajo la escala cualitativa nominal; mes en 
el que se cometió el delito de tipo control con escala cualitativa nominal; tipo 
de delito cometido, como variable de tipo dependiente con escala de 
medición cualitativa nominal; si durante la comisión del delito el interno-
paciente se encontraba en estado de intoxicación como variable de tipo 
independiente bajo la escala de medición cualitativa nominal; y finalmente , 
el grado de violencia usado – con base en la clasificación propuesta en la 
página 20. 
 
Para el análisis de las variables se diseñó un estudio híbrido; es decir 
usando variables de tipo cualitativo y cuantitativo; de tipo observacional 
analítico, transversal, comparativo y retrospectivo; agregando el análisis de 
discurso para las categorías de modelo cualitativo; así como la 
determinación de Chi cuadrada para la determinación de su valor 
estadístico. 
 
26 
 
RESULTADOS 
POBLACIÓN TOTAL 
CARACTERISTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS: 
77% refirió ser originario del Distrito Federal (D.F.), mientras que 23% 
restante refirió ser originario de los siguientes estados en orden 
descendente: en primer lugar por el Estado de México, seguido del estado 
de Veracruz, Hidalgo, Guanajuato. (anexo, gráfica 1) 
Mes de nacimiento: Un alto porcentaje de internos refirieron haber nacido 
durante el primer semestre del año; sin embargo se observó una mayor 
frecuencia de nacimientos entre los meses de junio y julio. (anexo, gráfica 2) 
Edad de comisión del delito: 49.5% se encontró en el grupo de edad de 19 a 
29 años de edad (anexo, gráfica 3), moda a los 19 años de edad, media 
31.583 y desviación estándar de 10.028; seguido por el grupo de edad de 
entre 30 a 39 años de edad (29.1%); 13.6% tenía entre 40 y 49 años de 
edad; 5.8% refirió ser mayor de 49 años de edad y tan solo 1.9% había 
cometido el delito siendo menor de edad. 
Estado civil (anexo, gráfica 4), 79% son solteros entre los que se incluyeron 
a los que refirieron ser divorciados o viudos y 20% son casados o viven en 
unión libre. 
Religión (anexo, gráfica 5), 76.7% refirió ser católico. 
27 
 
Escolaridad: 41.7% curso educación básica, 37.9% educación media, 10.6% 
cursó la educación media superior, 3.9% cuenta con educación superior, 
mientras que 5.9% no tuvo instrucción escolar básica. Pese a esto, cabe 
mencionar que se observó un aumento considerable en el porcentaje de 
personas que dejaron inconcluso algún grado de estudios, con respecto a 
aquellos que concluyeron satisfactoriamente el mismo grado escolar. Por 
ejemplo: a nivel primaria 26.2% de los internos dejaron inconclusos sus 
estudios a comparación del 15.5% que si terminaron dicho grado escolar, 
esta situación se repitió en el resto de los niveles escolares restantes. 
(anexo, gráfica 6). 
Actividad laboral (anexo, gráfica 7): 56% refirió desempeñarse como chofer, 
albañil, lava-autos, repartidor, afanador, barrendero, mensajero, ayudante de 
mecánico, carpintero, obrero, cargador, campesino; 19% refirió dedicarse al 
comercio y 13% se encontraban desempleados; en contraste con 2% y 3%, 
representado por empleados y estudiantes respectivamente. 
CARACTERÍSTICAS DE DESARROLLO PSICOSOCIAL: 
40% de la población vivió su infancia y/o adolescencia en zonas 
consideradas criminógenas, mientras que 5% refirió vivir y haber crecido en 
ambientes no criminógenos (anexo, gráfica 8). Cabe mencionar que 55% de 
la población, este dato no se encuentra consignado en los expedientes. 
En 69% de los expedientes no se encontró establecido si el interno había 
vivido situaciones de violencia familiar (anexo, gráfica 9) durante su 
desarrollo. Sin embargo 31% de los internos a quienes se les evaluó sobre 
28 
 
esta situación 28% de ellos habían recibido malos tratos en su hogar durante 
su infancia o adolescencia y solo 3% mencionó no haber vivido situaciones 
de violencia intrafamiliar. Así mismo 3.9% de la población total refirió haber 
sido agredido sexualmente durante su infancia, de los cuales 50% fue 
agredido antes de los 10 años de edad, 25% durante la adolescencia y el 
resto en la edad adulta. Hay que destacar que en 96.1% de los expedientes 
este dato no se encontró asentado. 
Para los antecedentes toxicológicos se observó que 63% de los internos 
tienen problemas de alcoholismo (anexo, gráfica 10) y 62% tienen algún 
grado de dependencia a sustancias tóxicas (anexo, gráfica 11) como la 
marihuana, solventes industriales y cocaína, en un porcentaje de 44%, 35% 
y 15% respectivamente (anexo, gráfica 12). De todos los consumidores, 
36.9% iniciaron su consumo (anexo, gráfica 13) entre los 10 a los 17 años de 
edad, moda a los 15 años, media de 14.276 con una desviación estándar de 
4.162. Mientras que 8.7% inició su consumo antes de los 10 años y 10.7% 
refirió haber iniciado el consumo de sustancias después de los 18 años de 
edad. 
Los antecedentes delictivos (anexo, gráfica 19): 23% de los que cometieron 
delitos sexuales fueron presentados como primodelincuentes; por otro lado 
21% fueron presentados como primodelincuentes no sexuales; 9% del total 
de la población tenía antecedentes de haber cometido delitos sexuales 
independientemente del delito cometido; mientras que 47% contaba con 
antecedentes de delitos no sexuales. 
29 
 
ANTECEDENTES MÉDICOS, PSICOLÓGICOS Y PSIQUÍATRICOS: 
El antecedente de traumatismo cráneo encefálico con pérdida del estado de 
alerta, estuvo presente en 7.8% de los internos; 3.9% admite no haber 
sufrido trauma craneal; cabe mencionar que a pesar de ser un antecedente 
médico de importancia, en 88.3% de los expedientes médicos analizados no 
se encontró consignada esta información. 
En cuanto al diagnóstico de trastorno de la personalidad (anexo, gráfica 14), 
49% de los expedientes no contaba con dicha información; pese a esto en el 
porcentaje restante de pacientes internos que si contaban con valoración 
psicológica, destacó el trastorno disocial de la personalidad con 29%, 
seguido del trastorno esquizoide y paranoide de la personalidad, con 13% y 
4%. 
Igualmente se analizó la variable de trastornos de la sexualidad(anexo, 
gráfica 15), donde se observó que 87% no tenía consignado en su 
expediente médico este tipo de información y que tan solo 4% y 3% refirió 
tener preferencias sexuales de tipo homosexual y bisexual respectivamente. 
En 6% se detectaron trastornos de tipo exhibicionista, voyeurista, pedofilia, 
coprofagía, hipersexualidad, así como trastorno compulsivo por la 
masturbación y pornografía. Bajo el mismo tenor 5% de afirmó satisfacer sus 
necesidades sexuales mediante el sexoservicio. 
En cuanto al diagnóstico psiquiátrico (anexo, gráfica 16), el trastorno 
psicótico fue el diagnóstico más frecuente, seguido del trastorno mental y del 
comportamiento secundario a farmacodependencia múltiple, con 23% y 21% 
30 
 
respectivamente. 20% de los internos presentó el diagnóstico de 
esquizofrenia, siendo más frecuente el tipo paranoide. Por otro lado 18% de 
los internos-pacientes padece retraso mental, destacando que el mayor 
porcentaje corresponde a un retraso mental leve. En 6% se diagnosticó un 
daño orgánico cerebral. La epilepsia, depresión grave y la dependencia a 
sustancias cada una representaron 3% de la población. Mientras que el 
deterioro cognitivo, las ideas delirantes, la ansiedad, el trastorno bipolar y la 
ideación suicida representan en su totalidad 5%, de la población. Y 1% de la 
población fue diagnosticado con pedofilia. 
CARACTERÍSTICAS DEL DELITO: 
La delegación política que inició más averiguaciones previas (anexo, gráfica 
17) fue Iztapalapa con 13%, seguida de las delegaciones Álvaro Obregón y 
Cuauhtémoc con 11% y 8% respectivamente. Cabe mencionar que también 
se encontraron averiguaciones previas iniciadas en municipios del Estado de 
México como Nezahalcoyotl, Ixtapaluca, Ecatepec, Chimalhuacan y Otumba. 
Se observó que dichas averiguaciones guardaron una característica peculiar 
en cuanto a la fecha en la que se produjeron (anexo, gráfica 18), 
caracterizadas por un aumento de delitos durante los meses de noviembre y 
abril. Así mismo en los meses de enero, febrero y julio, se observó un 
descenso en la frecuencia de comisión de delitos. 
El delito cometido con más frecuencia fue el robo, con 32%, (anexo, gráfica 
20), el segundo lugar lo ocupó el abuso sexual con 19%, seguida por el 
homicidio y la violación con 15% y 16% respectivamente, 5% por lesiones; 
31 
 
mientras que el secuestro, violencia intrafamiliar y los delitos contra la salud 
están representados con 2% cada uno. Dentro del resto de los delitos que 
figuran encontramos el encubrimiento, portación de arma, daño a la 
propiedad privada, sustracción y corrupción de menores, asociación 
delictuosa, quebrantamiento de sellos y delitos contra la fe pública 
constituyendo cada uno 1% de nuestra población. Cabe mencionar que 58% 
se encuentra bajo proceso por haber cometido dos o más delitos, dentro de 
la misma averiguación previa. Por ejemplo: robo y abuso sexual; robo y 
homicidio; o abuso sexual, robo y portación de arma, etc. Mientras que 42% 
cometió solo un delito. 
Pese a que 63% de la población general es alcohólica y 62% consume algún 
tipo de drogas entre las que figuran en los primeros lugares con 44% la 
marihuana y los solventes con 35%; aunado a que 21% tiene el diagnóstico 
de Trastorno mental y del comportamiento secundario a 
farmacodependencia múltiple. Tan solo 29% de estos internos se encontraba 
intoxicado durante la comisión del delito (anexo, gráfica 21), mientras que 
42% no se encontraba bajo los efectos de droga alguna o alcohol, durante la 
comisión del delito. 
En cuanto al grado de violencia utilizado durante la comisión del delito y en 
base a la clasificación propuesta por la M.C. Nohemí Bautista Juárez - 
descrita en la página 20- se encontró que la mayoría de los delitos (33%), 
ocurrió en vía pública mediante el forcejeo y uso de fuerza que provocaron 
lesiones simples; en segundo lugar (12%), también sucedió en la vía pública 
32 
 
con la diferencia que el grado de fuerza utilizado fue mayor, provocando 
lesiones graves en la víctimas o lesiones provocadas con armas blancas o 
de fuego. De allí, el tercer lugar más frecuente para la comisión de delitos 
fue en el hogar ocasionando lesiones graves, al par del homicidio en vía 
pública; ambos representados con 10% cada uno. En los dos siguientes 
rubros de menor frecuencia con 9% cada uno, ocurrió en el hogar, bajo los 
rubros de homicidio y lesiones simples-forcejeo. Dejando en último lugar 
aquellos cometidos sin uso de la fuerza física, tanto en vía pública con 7% y 
en el hogar con 5%. (anexo, gráfica 22). 
CARACTERÍSTICAS DE LA VÍCTIMA: 
El sexo femenino denunció más agresiones (56%), a comparación del sexo 
masculino representado con 34% (anexo, gráfica 23). La edad de las 
víctimas estas fue estratificada de la siguiente manera (anexo, gráfica 24). 
Menores de 10 años, de 10 a 17 años, de 18 a 29 años, de 30 a 39 años, de 
40 a 49 años, 50 a 59 años y mayores de 59 años de edad. Encontrando 
que el grupo de edad que denunció más delitos (20.4%) fue ubicado entre 
los 18 a 29 años de edad, con moda a los 26 años, media a los 27.988 y 
desviación estándar 20.459. Cabe destacar que 13.6% de las víctimas era 
menor de 10 años y 16.5% tenía de 10 a 17 años de edad. Por otro lado, los 
grupos de edad que reportaron menos agresiones fueron el conformado por 
adultos de entre 40 a 49 años y de 50 a 59 años de edad con 7% y 5% 
respectivamente. De estas víctimas 52% desconocía a su agresor, 38% 
33 
 
tenían una relación de familia o era conocido de la víctima. (anexo, gráfica 
25). 
 
 
34 
 
AGRESORES SEXUALES: 
CARACTERISTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS: 
Ciudad de Origen: 79% son originarios del DF, 5% del Estado de México, 
Veracruz 4%, Guanajuato 4%. (anexo, gráfica 26). 
Mes de nacimiento: Un alto porcentaje de internos nacieron entre los meses 
de enero, julio y agosto, con un mayor porcentaje en el mes de enero 
(anexo, gráfica 27). 
Edad durante la que cometieron el delito: 50.9% se encontraba en el grupo 
de edad de 19 a 29 años al cometer el delito (anexo, gráfica 28), con una 
moda a los 20 años, media de 31.170 y desviación estándar de 10.791. 
En cuanto a su estado civil (anexo, gráfica 29), 87% refirieron ser solteros y 
13% casados o viviendo en unión libre. 
Con respecto a su religión (anexo, gráfica 30), 79% refirió ser católico y 15% 
de los casos este rubro no fue consignado en los expedientes. 
Nivel educativo (anexo, gráfica 31): 45.3% cursó educación básica y 34% 
curso el nivel medio, en donde la primaria fue el nivel de estudios de mayor 
frecuencia, del cual 34% la curso de manera incompleta; 9.4% cursó la 
educación media superior, 5.7% cuenta con educación superior y 5.7% no 
tuvo instrucción escolar básica. Pese a esto, cabe mencionar que se observó 
un aumento considerable en el porcentaje de personas que dejaron 
inconcluso algún grado de estudios, con respecto a aquellos que 
35 
 
concluyeron satisfactoriamente el mismo grado escolar. Por ejemplo: a nivel 
primaria 34% de los internos dejaron inconclusos sus estudios a 
comparación del 11.3% que si terminaron dicho grado escolar, esta situación 
se repitió a nivel secundaria, haciendo énfasis que a nivel media superior y 
licenciatura ningún interno concluyó sus estudios. 
Con respecto a su actividad laboral (anexo, gráfica 32), 56% refirió 
desempeñarse como chofer, ayudante de albañil, lava autos, repartidor, 
afanador, barrendero, mensajero, ayudante de mecánico, carpintero, obrero, 
cargador, campesino; 19% se dedicaba al comercio y 11% son 
desempleados. En contraste con 4% que tenían un empleo fijo y en el mismo 
porcentaje aquellos que eran estudiantes. 
CARACTERÍSTICAS DE DESARROLLO PSICOSOCIAL: 
51% de la población vivió su infancia y/o adolescencia en zonas 
consideradas criminógenas (anexo, gráfica 33). Para 43% de la población 
este dato no se encuentra consignado en los expedientes. Mientras que 6%restante refiere vivir y haber crecido en ambientes considerados como: no 
criminógenos. 
En 62% de los expedientes no se encontró establecido si el interno había 
vivido situaciones de violencia intrafamiliar durante su desarrollo (anexo, 
gráfica 34). Siendo solo a 38% de los internos a quienes se les evaluó sobre 
esta situación encontrando que 34% habían vivido situaciones de violencia 
intrafamiliar. Así mismo 7.5% de la población total refirió haber sido agredido 
36 
 
sexualmente en algún momento de su vida. Cabe destacar que en 92.5% de 
los expedientes este dato no se encontró asentado. 
Con base en los datos obtenidos de las historias médicas toxicológicas, 60% 
de los internos tienen problemas con el consumo de alcohol (anexo, gráfica 
35) y 64% padece algún grado de dependencia a sustancias tóxicas (anexo, 
gráfica 36), entre los que figuran en orden descendente, la marihuana, 
solventes industriales y cocaína. En 41.5% de los casos, la edad de inicio de 
consumo (anexo, gráfica 37) se ubicó dentro del grupo de 11 y 17 años de 
edad, moda a los 15 años, media de 14.903, con una desviación estándar de 
4.362. 
Antecedentes delictivos (anexo, gráfica 43): 32.1% fueron presentados como 
primodelincuentes sexuales. 17% contaba con antecedentes de haber 
cometido delitos sexuales, mientras que 38% tenía antecedentes de delitos 
no sexuales. 
ANTECEDENTES MÉDICOS, PSICOLÓGICOS Y PSIQUÍATRICOS: 
El antecedente de traumatismo cráneo encefálico estuvo presente en 9% de 
los internos durante su infancia o adolescencia; 6% admite no haber sufrido 
trauma craneal, mientras que en 85% de los expedientes médicos 
analizados no se encontró consignada esta información. 
Con respecto al diagnóstico de trastorno de la personalidad (anexo, gráfica 
38), 47% de los expedientes no contaba con dichas valoraciones. Pese a 
esto, en el porcentaje de pacientes internos que si contaban con valoración 
37 
 
psicológica, destacó el trastorno disocial de la personalidad con 38%, 
seguido del trastorno paranoide y esquizoide de la personalidad, con 5% y 
4% respectivamente. 
79% de los internos no contaba con valoraciones para detectar trastornos de 
la sexualidad (anexo, gráfica 39), observando que tan solo 7% y 2% refirió 
tener preferencias sexuales de tipo homosexual y bisexual respectivamente. 
Y 12% restante está conformado por internos pacientes con trastornos de 
tipo exhibicionista, voyeurista, pedofilia, hipersexualidad, así como trastorno 
compulsivo por la masturbación y pornografía, representadas con 2% cada 
uno. Bajo el mismo tenor 10% de afirmó satisfacer sus necesidades 
sexuales mediante el sexoservicio. 
Entre los diagnósticos psiquiátricos (anexo, gráfica 40) el retraso mental 
(24%) fue el más frecuente, de estos el mayor porcentaje (15%) corresponde 
al retraso mental leve, mientras que 9% restante son internos con retraso 
mental moderado. En el segundo lugar se ubicó el trastorno psicótico, con 
23%; mientras que 19% padece algún tipo de esquizofrenia, siendo más 
frecuente el tipo paranoide (13%). El trastorno mental y del comportamiento 
secundario a farmacodependencia múltiple fue diagnosticado en 18% de la 
población, añadiendo la dependencia a sustancias en 8% de la población. 
7% presentó daño orgánico cerebral. La epilepsia, depresión grave, ideas 
delirantes, déficit de atención, deterioro cognitivo, estuvo representado con 
6%. Mientras que 1% de la población fue diagnosticado con pedofilia. 
 
38 
 
CARACTERÍSTICAS DEL DELITO: 
La delegación política que inició más averiguaciones previas (anexo, gráfica 
41), fue Álvaro Obregón con 13%, en segundo lugar estuvieron las 
delegaciones Iztapalapa y Cuauhtémoc con 11% cada una. Seguidos de la 
delegación Venustiano Carranza (9%). Cabe mencionar que 10% de las 
averiguaciones previas fueron iniciadas en municipios del Estado de México 
como Nezahalcoyotl e Ixtapaluca y Otumba. Por otro lado entre las 
delegaciones con menor número de averiguaciones previas destacó 
Cuajimalpa con 2%, seguida de Miguel Hidalgo, Magdalena Contreras, Milpa 
Alta y Xochimilco con 4% cada una. 
Se observó un aumento de delitos durante los meses de diciembre, 
noviembre y marzo, de estos el mes de diciembre reportó el mayor 
porcentaje. Así mismo el mes de agosto destacó por un descenso en la 
frecuencia de comisión de delitos (anexo, gráfica 42). 
55% de la población se encontró bajo proceso por abuso sexual y 45% por 
violación (anexo, gráfica 44). Del total 58.5% cometió dos o más delitos 
dentro de la misma averiguación previa. Por ejemplo: robo y abuso sexual; 
violación y homicidio; o abuso sexual, robo y portación de arma, etc. 
Mientras que 41.5% solo cometió abuso sexual o violación. El delito no 
sexual más frecuente entre este grupo de internos es robo con 26%, seguido 
por el homicidio (15%), entre los delitos no sexuales figuraron los delitos 
contra la salud, la corrupción de menores, con 4% cada uno; el porcentaje 
restante se distribuye entre los delitos de lesiones, violencia intrafamiliar, 
39 
 
secuestro y portación de arma de fuego o punzo cortante con 2% cada uno. 
(anexo, gráfica 45). 
28.3% se encontraba intoxicado durante la comisión del delito (anexo, 
gráfica 46), mientras que 43.4% no se encontraba bajo los efectos de droga 
alguna o alcohol. 28.3% no se encontraron datos asentados en los 
expedientes. 
En cuanto al grado de violencia utilizado durante la comisión del delito y con 
base en la clasificación propuesta por la M.C. Nohemí Bautista Juárez - 
descrita en la página 20-; se encontró que 24%, se sucedió en vía pública 
mediante el forcejeo y el uso de fuerza que provocaron lesiones simples; en 
segundo lugar, con 19%, también ocurrieron en la vía pública con la 
diferencia que el grado de fuerza utilizado fue mayor, provocando lesiones 
graves en la victima o lesiones provocadas con armas blancas o de fuego. 
De allí, el tercer lugar ocurrió en el hogar ocasionando lesiones graves con 
17%. El siguiente rubro con 11%, ocurrió en el hogar con forcejeo y lesiones 
simples, seguido por sin uso de fuerza en vía pública con 8%, el homicidio 
tanto en vía pública como en el hogar se encontraron en 7% y 6% 
respectivamente. Y por último 2% de los casos sucedieron en el hogar sin 
uso de la fuerza. (anexo, gráfica 47). 
CARACTERÍSTICAS DE LA VÍCTIMA: 
73% son del sexo femenino y 23% del sexo masculino (anexo, gráfica 48). 
La edad de las estas fue estratificada de la siguiente manera (anexo, gráfica 
49). Menores de 10 años, de 10 a 17 años, de 18 a 29 años, de 30 a 39 
40 
 
años, de 40 a 49 años y mayores de 59 años de edad. Encontrando que el 
grupo de edad que denunció más delitos fue ubicado entre los 10 a 17 años 
de edad, moda a los 26 años, media de 21.653 y desviación estándar de 
17.019. El grupo de 18 a 29 años ocupó el segundo lugar con mayor 
frecuencia a los 26 años de edad y tercer lugar se fue integrado por el grupo 
de edad de menores de 10 años con 21%. Los grupos de edad que 
reportaron menos agresiones sexuales fueron aquellos conformados por 
adultos de 30 años o más. De estas víctimas 51% desconocía a su agresor, 
24% conocía a su agresor y 21% tenían una relación de tipo familiar (Gráfica 
50). 
 
41 
 
NO AGRESORES SEXUALES: 
CARACTERISTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS: 
76% de ellos son originarios del DF, mientras que 24% son originarios 
principalmente del Estado de México, Veracruz, Puebla e Hidalgo (anexo, 
gráfica 51). 
Mes de nacimiento: Se encontró que un alto porcentaje de internos nacieron 
entre los meses de abril, junio y julio (anexo, gráfica 52). 
48% pertenece al grupo de edad de 19 a 29 años al cometer el delito, con 
moda a los 26 años, media de 32 y desviación estándar de 9.239. (anexo, 
gráfica 53). 
En cuanto a su estado civil, (anexo, gráfica 54) 70% de ellos son solteros, 
28% son casados o viven en unión libre. 
Con respecto a la religión (anexo, gráfica55.) 74% refirió ser católico y en 
16% de los casos, este rubro no fue consignado en los expedientes. 
Con respecto al nivel educativo (anexo, gráfica 56), 38% cursó educación 
básica, 42% curso nivel medio, 12% cursó la educación media superior, 2% 
cuenta con educación superior y 6% no tuvo instrucción escolar básica. Pese 
a esto, cabe mencionar que se observó un aumento considerable en el 
porcentaje de personas que dejaron inconcluso algún grado de estudios, con 
respecto a aquellos que concluyeron satisfactoriamente el mismo grado 
escolar. Por ejemplo: a nivel primaria 34% de los internos dejaron 
42 
 
inconclusos sus estudios a comparación del 11.3% que si terminaron dicho 
grado escolar, esta situación se repitió a nivel secundaria, haciendo énfasis 
que a nivel media superior y licenciatura ningún interno concluyó sus 
estudios. 
Actividad laboral (anexo, gráfica 57): 58% refirió desempeñarse como chofer, 
albañil, lava autos, repartidor, afanador, barrendero, mensajero, mecánico, 
carpintero, obrero, cargador, campesino; 20% se dedicarse al comercio y el 
14% son desempleados. En contraste con 2% que son estudiantes y 6% de 
los expedientes este dato no se encontró descrito. 
CARACTERÍSTICAS DE DESARROLLO PSICOSOCIAL: 
28% de la población reside y vivió su infancia y/o adolescencia en zonas 
consideradas criminógenas. Para 68% de la población restante este dato no 
se encuentra consignado en los expedientes. Mientras que 4% refirió vivir y 
haber crecido en ambientes considerados como: no criminógenos (anexo, 
gráfica 58). 
76% de los expedientes no se encontró establecido si el interno había vivido 
situaciones de violencia intrafamiliar durante su desarrollo (anexo, gráfica 
59). 22% reconocieron haber recibido malos tratos en su hogar durante su 
infancia o adolescencia y 2% mencionó no haber vivido situaciones de 
violencia intrafamiliar. Con respecto a la violencia sexual, a ninguno de los 
internos de este grupo le fue interrogado si habían vivido situaciones de 
violencia sexual en algún momento de su vida. 
 
43 
 
Según datos obtenidos de las historias médicas toxicológicas, 66% de los 
internos tienen problemas con el consumo de alcohol (anexo, gráfica 60) y 
60% padece algún grado de dependencia a sustancias tóxicas (anexo, 
gráfica 61). En 32% de los casos, el inicio de consumo se ubicó entre los 10 
y 17 años de edad, con moda a los 13 años, media 13.556 y desviación 
estándar 3.876. (anexo, gráfica 62). 
44% de este grupo fue presentado como primodelincuente; mientras que 
56% fueron considerados como reincidentes. (anexo, gráfica 68). 
ANTECEDENTES MÉDICOS, PSICOLÓGICOS Y PSIQUÍATRICOS: 
6% refirió haber sufrido traumatismo cráneo encefálico durante su infancia o 
adolescencia y 2% admite no haber sufrido trauma craneal; cabe mencionar 
que en 92% de los expedientes médicos analizados no se encontró 
consignada esta información. 
De igual manera 52% de los expedientes no contaba con la valoración para 
determinar trastornos de la personalidad (anexo, gráfica 63). Pese a esto, el 
porcentaje restante de pacientes internos si contaban con valoración 
psicológica, dentro del que destaca el trastorno esquizoide de la 
personalidad (22%), seguido del trastorno disocial (20%). 
Con respecto a la detección de trastornos de la sexualidad (anexo, gráfica 
64), se observó que 94% no tenía consignado en su expediente médico este 
tipo de información. 4% refirió tener preferencias bisexuales y 2% practicar la 
44 
 
coprofagia, así como en ningún expediente fue consignado si el interno 
recurría al sexoservicio. 
Con respecto a los diagnósticos psiquiátricos (anexo, gráfica 65), el trastorno 
mental y del comportamiento secundario a farmacodependecia múltiple fue 
el diagnóstico más frecuente entre los internos-pacientes (24%); y 6% fue 
diagnosticado con dependencia a alguna sustancia. En segundo lugar se 
ubicó el trastorno psicótico con 22%; mientras que 18% padece algún tipo de 
esquizofrenia, siendo más frecuente el tipo paranoide (13%). 10% padece 
retraso mental, siendo de mayor porcentaje el retraso mental moderado con 
6%. Mientras que la ansiedad, la depresión grave, las ideas suicidas, el 
trastorno bipolar, el daño orgánico cerebral y la epilepsia, en su conjunto 
representaron 17% de la población. 
CARACTERÍSTICAS DEL DELITO: 
La delegación política que inició más averiguaciones previas fue Iztapalapa 
con 14%, seguida de la delegación Tlalpan (10%); Coyoacán y Álvaro 
Obregón ocuparon el tercer lugar con 8% cada una. Por otro lado entre las 
delegaciones con menor número de averiguaciones previas destacaron 
Venustiano Carranza y Benito Juárez con 2%, seguidas de Cuauhtémoc, 
Magdalena Contreras y Xochimilco con 4% cada una. (anexo, gráfica 66). 
Se observó un aumento de delitos durante los meses de abril, junio y 
noviembre, de estos el mes de abril reportó el mayor porcentaje de delitos 
cometidos. Así mismo los meses de enero, julio y diciembre se observó un 
descenso en la frecuencia de comisión de delitos. (anexo, gráfica 67). 
45 
 
El delito más frecuente (anexo, gráfica 69), fue el robo cometido (56%), 
seguido por el homicidio con 24%, las lesiones y violencia intrafamiliar 
estuvieron presentes en 5% y 4% respectivamente, entre el resto de los 
delitos figura la sustracción de menores, el secuestro, el encubrimiento, el 
quebrantamiento de sellos y delitos contra la fe pública que sumaron en su 
totalidad 11%. Por otro lado 90% cometió uno solo delito, mientras que 10% 
se encuentran bajo proceso por dos delitos, entre los que figuran el 
homicidio, robo, lesiones y secuestro, de los cuales 80% se cometió en vía 
pública. 
30% de este grupo, se encontraba intoxicado durante la comisión del delito 
(anexo, gráfica 70), mientras que 40% no se encontraba bajo los efectos de 
droga alguna o alcohol. 
En cuanto al grado de violencia utilizado durante la comisión del delito y en 
base a la clasificación propuesta por la M.C. Nohemí Bautista Juárez - 
descrita en la página 20-; se encontró que la mayoría de los delitos(42%) se 
cometieron en vía pública con forcejeo y lesiones simples; en segundo lugar 
se encontró el homicidio tanto en vía pública como en el hogar, ambos 
representados con 12% cada uno, seguidos de sin uso de la fuerza física en 
el hogar con 8% y en vía pública con 6%, al igual que las lesiones graves en 
vía pública con 6%. Los porcentajes menores ocurrieron en el hogar con 
lesiones graves 4% y con lesiones simples 6%. (anexo, gráfica 71). 
 
 
46 
 
CARACTERÍSTICAS DE LA VÍCTIMA: 
De todas las víctimas 38% son del sexo femenino y 46% del sexo masculino 
(anexo, gráfica 72). La edad de las víctimas fue estratificada de la siguiente 
manera (anexo, gráfica 73). Menores de 10 años, de 10 a 17 años, de 18 a 
29 años, de 30 a 39 años, de 40 a 49 años, 50 a 59 años y mayores de 59 
años de edad. Encontrando que el grupo de edad que denunció más delitos 
fue ubicado entre los 30 a 39 años de edad, con moda a los 33 años la edad, 
media de 3.611 y desviación estándar de 21.788. El grupo de 18 a 29 años 
ocupó el segundo lugar, el tercer lugar se fue integrado por el grupo de edad 
de mayores de 60 años con 17%. Los grupos de edad que reportaron menos 
agresiones fueron en primer lugar de los 50 a los 59 años con 3%, seguido 
del grupo de 10 a 17 años con 5% y los menores de 10 años con 6%. De 
estas víctimas 52% desconocía a su agresor, 18% tenían una relación de 
tipo familia, y 14% conocía a su agresor, mientras que en 16% de los casos 
este dato no se encontró asentado en los expedientes. (anexo, gráfica 74.) 
 
47 
 
ANALISIS COMPARATIVO 
CARACTERISTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS: 
Lugar de origen.- No se observaron diferencias entre los “AS” y los “NAS”. 
Edad del interno-paciente al cometer el delito.- Para ambos grupos, las 
edades de mayor frecuencia se ubicaron entre los 18 y 29 años de edad, con 
moda de20 para los “AS” y de 26 para “NAS”. Sin embargo no se 
encontraron diferencias estadísticamente significativas entre “AS” y “NAS”; 
con Chi cuadrada calculada = 1.04, en contraste con un valor de tablas a 
99% de 9.48. 
Estado civil.- La soltería fue predominante 87% en “AS” y 70% para “NAS”. 
Se observó que en “NAS”, el porcentaje de aquellas personas que son 
casadas o viven en unión libre, fue mayor (28%); en contraste de “AS” donde 
solo 13% mantienen una relación de pareja estable, ya sean casados o 
viviendo en unión libre. Estadísticamente no se encontraron diferencias 
significativas entre “AS” y “NAS”. Con Chi cuadrada calculada = 4.74, en 
contraste con un valor de tablas a 95% de 5.99. 
Religión.- No se observaron diferencias entre los AS y NAS. Cabe destacar 
que en el 15.5% de los expedientes esta información no fue asentada. 
Nivel educativo.- La educación a nivel básico (45%), como máximo grado de 
estudios se observó con mayor frecuencia en los “AS”, a diferencia de los 
“NAS”, quienes cursaron en mayor porcentaje el nivel medio 42%. Por otro 
lado se observó diferencia en cuanto a las frecuencias para el 
48 
 
comportamiento de la calificación de la variable “completa e incompleta” para 
cada uno de los niveles educativos. En general, para “AS”, la primaria fue el 
nivel educativo más alto con 45.3%, obteniendo un mayor porcentaje en su 
categoría incompleta donde alcanzo un porcentaje de 34%, observando este 
mismo comportamiento de la variable “incompleta” en todos los grados 
escolares. Por otro lado “NAS”, aunque presentó el mismo porcentaje en la 
educación básica que “AS” la característica “incompleta” no destacó por 
arriba de la característica “completa”. Pese a esto, no se observó una 
diferencia estadísticamente significativa, con Chi cuadrada calculada = 5.47 
en contraste con un valor de tablas a 95% de 5.99. 
Actividad laboral.- No se observaron cambios entre ambos grupos. En 
promedio 57% dependía económicamente de empleos informales en las 
calles, lugares inseguros y sin prestaciones, 19% se dedicaban al comercio, 
sin embargo, no se cuenta con información suficiente para clasificarlos en 
comercio formal o informal y 13% se encontraba desempleado. Mientras que 
tan solo 5% de ellos tienen un empleo fijo o eran estudiantes. 
CARACTERÍSTICAS DE DESARROLLO PSICOSOCIAL: 
Se observó que “AS” vivieron su infancia y/o adolescencia, con mayor 
frecuencia en ambientes criminógenos que “NAS”. Cabe mencionar que en 
“NAS” el porcentaje de internos-pacientes que carecen de esta información 
aumentó en 25% con respecto al grupo “AS”. Para esta variable, se encontró 
una diferencia estadísticamente significativa, con una Chi cuadrada 
calculada = 6.36, en contraste con un valor de tablas a 95% de 5.99; por lo 
49 
 
tanto el desarrollo psicosocial del agresor en un ambiente criminógeno, 
durante la infancia y/o adolescencia, es una variable que predispone al 
desarrollo de violencia sexual. 
A diferencia del desarrollo en ambientes criminógenos, se observó que los 
internos “NAS” reportaron un mayor porcentaje (91.5%) de violencia 
intrafamiliar, a comparación de los que cometieron delitos sexuales (89.5%). 
Cabe destacar que en más del 60% de los expedientes consultados, esta 
información no fue consignada. Igualmente, no se encontró consignado en 
expedientes de “NAS” si los internos habían vivido situaciones de violencia 
sexual en algún momento de su vida; mientras que en “AS” 7.5% de los 
internos esta información fue asentada como positiva. Para ambas variables 
los resultados no fueron estadísticamente significativos. 
Con respecto al antecedente de consumo de alcohol, el grupo “NAS” 
presentó un porcentaje más elevado que el grupo “AS”. Mientras que en este 
último se observó un porcentaje mayor en los casos de dependencia a 
sustancias toxicas como marihuana, solventes industriales y cocaína. Para 
ambos grupos la edad de inicio de consumo de sustancias de abuso se 
ubicó entre los 10 a los 17 años de edad. Para “NAS” la moda fue igual a 13 
años, a diferencia de “AS” donde la moda se marcó a los 15 años de edad. 
Para esta variable la Chi cuadrada calculada = 2.18 en contraste con un 
valor de tablas a 95% de 9.48; por lo tanto no hay diferencia 
estadísticamente significativa. 
50 
 
En cuanto a los antecedentes delictivos, para ambos grupos entre 44% y 
45% de los internos fueron catalogados como primodelincuentes; sin 
embargo, en el “AS” 17% ya tenían antecedentes de haber cometido algún 
tipo de agresión sexual, y el resto tenía antecedentes de delitos no sexuales. 
Sin diferencia estadísticamente significativa. 
ANTECEDENTES MÉDICOS, PSICOLÓGICOS Y PSIQUÍATRICOS: 
El antecedente de trauma cráneo encefálico fue asentado en 15% de los 
expedientes del “AS” y en 8% de los expedientes del “NAS”, por lo que la 
diferencia no fue estadísticamente significativa. 
El porcentaje de internos que si cuentan con diagnóstico de trastornos de la 
personalidad, se observó que: el trastorno disocial de la personalidad se 
encontraba más frecuente en el “AS” con 38%; mientras que para “NAS”, fue 
el trastorno esquizoide de la personalidad con 22%. Se encontró una 
diferencia estadísticamente significativa, con una Chi cuadrada calculada = 
15.51, en contraste con un valor de tablas a 95% de 15.507. En trastorno 
disocial de la personalidad es una variable predisponente para el desarrollo 
de agresión sexual. 
En cuanto a los trastornos de la sexualidad, el diagnóstico no se encuentra 
asentado en la mayoría de los expedientes, 79% para “AS” y 94% en “NAS”; 
de igual manera no se encontró asentado en expedientes si los internos 
recurrían al sexoservicio para la satisfacción de sus necesidades sexuales. 
Observado que en “AS” se encontraron trastornos de la sexualidad de tipo 
exhibicionista, voyeurista, pedofilia, hipersexualidad, trastorno compulsivo de 
51 
 
la masturbación y pornografía. Debido a que en un alto porcentaje de los 
expedientes, la variable de trastornos de la sexualidad y usuarios de 
sexoservicio no fueron consignadas, los resultados no fueron 
estadísticamente significativos. 
En cada grupo destacó un tipo de trastorno psiquiátrico, en el “AS”, el 
padecimiento mental más frecuente fue el retraso mental con un total de 
24%, de los cuales 62.5% padecen un grado leve y 37.5% de grado 
moderado. Por otro lado, en el “NAS” destacó el trastorno mental y del 
comportamiento secundario a farmacodependencia múltiple con 24%, 
pudiendo añadir 6% de internos con diagnóstico de trastorno por 
dependencia a sustancias como el alcohol, la marihuana, los solventes y por 
último la cocaína. Para esta variable la diferencia no fue estadísticamente 
significativa con Chi cuadrada calculada = 15.84, en contraste con un valor 
de tablas a 95% de 23.68. 
CARACTERÍSTICAS DEL DELITO: 
Las tres delegaciones políticas que reportaron mayor número de “AS” 
fueron: Álvaro Obregón, Iztapalapa y Cuauhtémoc. Mientras que los “NAS” 
prefirieron las delegaciones: Iztapalapa en primer lugar, seguido de Tlalpan, 
Coyoacán y Álvaro Obregón. 
Por otro lado las delegaciones que reportaron un menor número de delitos 
sexuales encontramos Cuajimalpa, Miguel Hidalgo, Magdalena Contreras, 
Milpa Alta y Xochimilco. Para “NAS” fueron las delegaciones Venustiano 
Carranza, Benito Juárez, Cuauhtémoc, Magdalena Contreras y Xochimilco. 
52 
 
 
Las agresiones de tipo sexual fueron más frecuente durante los meses de 
diciembre y noviembre; por el contrario los “NAS” reportaron un mayor 
ataque durante los meses de abril, junio y noviembre. Por otro lado el mes 
de agosto reportó el menor número de agresiones de tipo sexual, mientras 
que para los “NAS” fueron los meses de enero, julio y diciembre. Estos 
resultados no fueron estadísticamente significativos, Chi cuadrada calculada 
= 14.83, en contraste con un valor en tablas a 95% de 22.36. 
El abuso sexual fue el delito

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