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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS LICENCIATURA EN DESARROLLO Y GESTIÓN INTERCULTURALES “LOS HOMBRES DE AZÚCAR: MASCULINIDADES DE LA TERCERA EDAD EN CONTEXTO AGROINDUSTRIAL” TESIS PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADA EN DESARROLLO Y GESTIÓN INTERCULTURALES PRESENTA: MAGALI CABALLERO MÉNDEZ ASESORA DE TESIS: DRA. ELISA MARGARITA MAASS MORENO CIUDAD DE MÉXICO, 2016 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Agradecimientos Mi familia es gran parte de lo que soy, quiero agradecer el amor y apoyo de mi familia: de mi madre Guillermina, por acompañarme siempre y en cualquier circunstancia a quien agradezco sus esfuerzos y desvelos por mi binestar; a mi padre Tómas quien es un gran ejemplo de perseverancia y trabajo; y a mi hermano Braulio de quien estoy muy orgullosa y a quien quiero ver siempre feliz y pleno. Los amo. A mis queridas abuelas, en quienes encuentro un ejemplo de fortaleza. Su respaldo ha fortalecido mi personalidad y apoyado cerrar este ciclo. A la oficina de jubilados de la Sección 72 el IEZ y a la Asociación Civil de Adultos Mayores “Qulberto Quezada” quiero expresarles un profundo agradecimiento por su hospitalidad, por su disposición y colaboración. Son un ejemplo extraordinario de la organización laboral y poslaboral que me enseñaron la importancia de la constancia en la exigencia de derechos, ya sea laborales o de personas mayores. Gracias por hacerme sentir parte importante de las pequeñas comunidades formadas y por trascender el trabajo rígido de una investigación en la formación de amistades intergeneracionales. A todas y todos los aprecio fervientemente. Estoy profundamente agradecida por mi formación en la UNAM, en donde encontré a un gran número de personas comprometidas con la enseñanza y el aprendizaje. Mi experiencia universitaria fue enriquecida por la pertinencia y el aliento de los profesores con quienes compartí al menos un semestre. Y en cuanto al proceso de esta tesis agradezco a mi asesora la Dra. Margarita Maass Moreno por su apoyo a lo largo de la investigación; a mis sinodales Dra. Juana Martínez Resendíz, Mtra. Melina Gastélum Vargas, Mtra. Rosaura Avalos Pérez, y el Dr. Eduardo Quintanar Guadarrama quienes con sus comentarios fortalecieron mis ideas y con quienes las charlas lograron trascender a la reflexión personal. Gracias a Rubén Romero por su apoyo desde mi primer arribo a la torre de humanidades hasta este momento; sin su paciencia y compromiso DyGI hubiera estado en muchos momentos a la deriva. Presentar esta investigación tiene como una de mis motivaciones principales cerrar uno de los círculos más satisfactorios de mi vida en el que mis compañeras y compañeras, se conviertieron en mis amigas y amigos sobresalientes. Los recuerdos de los viajes que compartimos y las experiencias que nos acercaron dentro y fuera de la universidad, las tengo muy presentes. Todas y todos proyectan futuros comprometidos con la sociedad; y me siento muy orgullosa de haber compartido la licenciatura con ustedes. Sarahí Domínguez, concluir este sendero me remonta a lo que empezamos juntas. Gracias por tu amistad y apoyo; me alegra mucho que formes parte de mi vida, te quiero. Chuchis, gracias por colaborar siempre conmigo, darme ideas y por tus aportaciones a mi tema, gracias por los textos que me diste, por las el librito que azarosamente cambio mi vida. Jaime, has comprendido y apoyado mi vida por muchos años, encuentro en ti una amistad sin fronteras, en la cual siempre estaré dispuesta a trabajar y mejorar. Claudia Ivone, Fanny, Jacqueline, Ale Quintero, Oscar, quiero agradecerles su amistad que en diferentes momentos me fortaleció e impidió quebrantarme por los reveces de la vida. Rodrigo Nagore, gracias por creer en mi proyecto y por no darte por vencido en la búsqueda de su realización. Seba, la unión de dos caminos tan distintos ha formado el lugar que quiero compartir con vos. En fin, este es un momento muy feliz de mi vida y le agadezco a ella siempre brindarme la luz, y la fuerza para continuar, en busca de mi felicidad y de procurar la felicidad de los demás. Magali Caballero Méndez Marzo, 2016 Un año, un año más Y ya otra primavera que se aleja En cien años apenas y se ve Un hombre de cien años ¿Cuántas veces aun será dado embriagarnos en medio de las flores? Aunque su peso en oro nos costará este vino Aun así ¡qué barato sería! Evasión. Tsui Mintong Dedicado a las personas que hayan encontrado en sus abuelas y abuelos historias increíbles, las sonrisas más alegres o quizá las lágrimas más amargas. Índice Introducción ..................................................................................................................11 I. PLANTEAMIENTO GENERAL ..........................................................................................12 II. GÉNERO Y ENVEJECIMIENTO ........................................................................................17 III. EXPOSICIÓN TEMÁTICA ................................................................................................19 Primera parte: Marco teórico Capítulo 1. Desde el desarrollo y la gestión interculturales ..........................................25 1.1. La gestión intercultural hacia un desarrollo incluyente............................................ 25 1.2. Estudios de género y de envejecimiento desde la convergencia ............................ 33 1.3. Género y envejecimiento desde la gestión intercultural .......................................... 37 Capítulo 2. Género y masculinidades ...........................................................................41 2.1. Estudios de Género: feminismos y masculinidades ................................................ 42 2.2. Dinámica de las masculinidades ............................................................................ 48 2.3. Masculinidades contemporáneas........................................................................... 49 2.4. Experiencia y subjetividad ..................................................................................... 50 2.5. Crítica a la normalidad masculina .......................................................................... 51 2.6. Configuraciones culturales de las masculinidades ................................................. 52 2.7. Estudios relacionales de las masculinidades ......................................................... 58 2.8. Estudios de género de carácter estructural ............................................................ 61 Capítulo 3. Envejecimiento y Vejez ..............................................................................63 3.1. Dilemas conceptuales del envejecimiento .............................................................. 65 3.2. Factores estructurales alrededor del envejecimiento y la vejez .............................. 68 3.3. Políticas Públicas y Envejecimiento activo. ............................................................ 73 3.4. Autopercepción del envejecimiento y la vejez ........................................................ 78 3.5. De los tipos de teorías sobre la vejez y el envejecimiento ...................................... 81 3.6. GerontologíaCrítica .............................................................................................. 84 Segunda parte: Marco metodológico Capítulo 4. Metodología ................................................................................................93 4.1. Historiografía......................................................................................................... 94 4.2. Entrevistas focalizadas .......................................................................................... 94 4.3. Entrevistas en profundidad .................................................................................... 97 4.4. Historia de Vida ..................................................................................................... 98 4.5. Elementos de análisis ......................................................................................... 100 4.6. Estrategias de análisis de información ................................................................. 103 Capítulo 5. Desarrollo de la Metodología .................................................................... 105 5.1. Desarrollo de la historiografía .............................................................................. 107 5.2. Desarrollo de las entrevistas focalizadas. ............................................................ 110 5.3. Desarrollo de la entrevista en profundidad ........................................................... 112 5.4. Desarrollo de la historia de vida ........................................................................... 113 Tercera parte: Resultados de la investigación. Masculinidad y envejecimiento en los cañeros jubilados de Zacatepec Capítulo 6. El contexto cañero de Morelos ................................................................. 119 6.1. De la introducción azucarera a la Revolución Mexicana en Morelos ..................... 119 6.2. Posrevolución y estrategias de reconstrucción del agro ....................................... 124 6.3. Estabilidad y prosperidad azucarera .................................................................... 127 6.4. Crisis y privatización azucarera ........................................................................... 130 Capítulo 7. Hombres obreros trabajando .................................................................... 135 7.1. La niñez y juventud posrevolucionarias: ser varón en tiempo de crisis ................. 138 7.2. Caña, Masculinidad y trabajo: el papel de la organización obrera ........................ 145 7.3. Jubilación, como momento coyuntural ................................................................ 153 Capítulo 8. Retrospectiva del ciclo vital y la deconstrucción genérica ........................ 157 8.1. Autopercepción de la masculinidad: del niño varón a la masculinidad envejecida . 158 8.2. La masculinidad envejecida referencial escala familiar y comunitaria .................. 160 8.3. De la Oficina de jubilados de la sección 72 del ingenio azucarero Emiliano Zapata a la Asociación civil de adultos mayores “Qulberto Quezada” ............................................... 164 Cuarta parte: Propuesta de Gestión Intercultural Capítulo 9. Propuesta de gestión intercultural hacia el desarrollo incluyente ............. 171 9.1. Imágenes y memoria. Realización de un álbum fotográfico colectivo ................... 175 Reflexiones finales ...................................................................................................... 183 ANEXOS ................................................................................................................... 189 Bibliografía .................................................................................................................. 201 Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 11 Introducción Los temas con perspectiva de género tienen un devenir en contextos donde la diferenciación genérica predomina en una amplia gama de ámbitos e involucra a todos los agentes por igual, indistintamente de su edad. La diferenciación así concebida construye formas de ser, estar e interactuar en un mundo cambiante en donde la misma diferencia se reforma, pero continúa impresa en las acciones cotidianas, en los enunciados pronunciados, en las expectativas personales e incluso entrecruzada con los sentimientos y las emociones, así como su forma de vivirlos. Pensarme dentro de los roles establecidos en mi entorno inmediato y tanto cuestionarlos como cuestionarme dentro de ellos, parecía darme una oportunidad de comprender cómo he aprendido, heredado, asumido y rechazado preceptos de diferenciación genérica que parecían ordinarios. Hasta que me enfrenté a un reto que aumentó mis preguntas, y que me ordenó valorar los rasgos de diferenciación que yo ejercía sobre el género masculino. ¿Acaso también los hombres vivían opresión y tenían que cubrir el perfil asignado socialmente? ¿O sólo como hasta donde mi imaginación me permitía, se dedicaban a proliferar sus propios lugares de confort? Aunque estas posturas dicotómicas estaban presentes constantemente en mi forma de interpretar a los otros, fue hasta que conocí al grupo de Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 12 jubilados de la sección 72 del Ingenio Emiliano Zapata y conviví con ellos en distintas temporadas, que pude escuchar de viva voz qué significaba ser hombre en un contexto en suma diferente al mío. Ya que se trata de un grupo exclusivamente de varones, con quienes no comparto la misma etapa generacional ni el contexto socio-histórico, mucho menos la forma de subsistencia. El único vínculo aparente entre nosotros es la inspiración que nos da una imagen, para ellos más vívida y quizá para mí más espiritual: Emiliano Zapata. Y desde el punto de convergencia, desde la imagen idealizada y sosegadora del caudillo del sur nos acercamos a compartir, a escucharnos, a transmitir ideas, recuerdos, intereses y lo mejor de todo, a conectarlos. Pasamos de los hechos históricos concretos del estado de Morelos, a las anécdotas históricas familiares, luego a los recuerdos personales y sin haberlo planteado en algún momento a los sentimientos que involucraba ser ahora un hombre viejo. I. Planteamiento general La construcción genérica masculina y su cambio a lo largo de la vida se debe a múltiples factores contextuales, tal es el caso del espacio laboral, social y político. Al priorizar estos factores por encima de los domésticos, sexuales y psicológicos, damos pie al análisis de la construcción social del Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 13 género. En este caso, el foco analítico de dicha construcción es el cambio socio-tecnológico, dentro de la producción azucarera del Ingenio Emiliano Zapata (IEZ) en el distrito cañero de Zacatepec, en el Estado de Morelos. El esquema productivo de la producción azucarera en la región era cooperativo desde su fundación en 1938, hasta la privatización del IEZ que se da paulatinamente en la década de los 90. Éste proceso estuvo acompañado de las políticas de apertura comercial y de los cambios constitucionales al artículo 27. Las consecuencias de la privatización se diversificaron, provocando cambios sustanciales en los modos de producción, la organización obrero-campesina y en aglutinada planta laboral. El tema de la privatización se manejó herméticamente, en función de los intereses personales de los líderes de las organizaciones y sindicatos involucrados. Se manejó el término de quiebra, para facilitar la inmediatez de las acciones de transacción y de reducción de la planta laboral. Ésta última, tuvo como estrategia el despido masivo y la recontratación de algunos de los obreros, además de la jubilación del resto de los trabajadores que desde ese momento hasta la actualidad no gozan plenamente de una pensión digna, y finiquitados de acuerdo a las disposicioneslegales que los amparaban desde el momento de su despido. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 14 Lo anterior generó que a veinte años de ese hecho, los antiguos obreros sigan abogando por sus derechos de ex trabajadores, reuniéndose en la oficina de la sección 72 de jubilados del Ingenio. Las incidencias de este hecho socio-tecnológico, es decir, la privatización del IEZ, no se limitan a las exigencias post-laborales, pues tienen una íntima relación con repercusiones sociales y familiares, que a su vez impactan en la reconfiguración genérica. A partir de esto también se generó una idea particular de “no ser joven” y por tanto “no ser apto” para continuar laborando dentro del ingenio. Ya que, por un lado se encontraba la masculinidad que se asumía en función de la actividad laboral; mientras que, la autorreferencia masculina se quebrantó al ser rechazados y señalados como no productivos, alejándolos no sólo del espacio laboral, también de las decisiones que durante muchos años llevaron a cabo como trabajadores de una organización cooperativista. Esta situación propició un nuevo significado de la vejez, al dar un giro del respeto a la experiencia de vida, a una mirada negativa con respecto a la aparente inactividad de los jubilados. La exclusión simbólica generada por la diferenciación de categorías entre viejo-joven, ha repercutido en la autoconstrucción y autoreferencia genérica de este grupo de varones. Es por ello que me pregunto ¿Cómo los cambios socio tecnológicos han incidido en la construcción de las masculinidades de este grupo de jubilados? Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 15 Esta investigación tiene como objetivo dar paso a la autorreflexión que conlleva a ser más conscientes del lugar que ocupamos dentro de sociedades industrializadas. Dando pie a imágenes más críticas del género y la vejez, al considerar una amplia gama de factores que intervienen en la configuración de dichas imágenes, desde dentro como desde fuera del sujeto. Con la intención de aminorar las brechas generacionales y genéricas, siendo plenamente conscientes de cómo los contextos técnicos, sociales y culturales se forman a favor o en contra de las personas al envejecer. Socialmente esta investigación, no sólo pretende una orientación autocrítica de los jubilados sino que se propicie en las esferas académicas y de orden social la necesidad de estudios cualitativos sobre el envejecimiento y las masculinidades. Y que éstos miren de forma más crítica, en este a los jubilados, lo cual podría motivar nuevas construcciones del otro, del hombre viejo, en la interacción social. Poner sobre la mesa de discusión este tema, también tiene como intención proponer sociedades más incluyentes que tomen la disponibilidad y el diálogo intergeneracional como carta de presentación y forma de interacción. En este caso, la percepción de la masculinidad, desde el punto en que se encuentran y a su vez la autorreflexión sobre los lugares, roles, sentimientos y creencias que ocupan y experimentan han requerido de tiempo, de escucha, y de la eliminación de cualquier prejuicio. En mi caso como investigadora, detenerme previamente a una reflexión sobre las formas Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 16 generalizadas de concebir a la mujer y al hombre fue indispensable para no caer en juicios de valor sobre la masculinidad frente a mi construcción femenina. Sólo con este proceso de autoconciencia continuo, las situaciones emergentes lograron una resolución positiva en tanto se trató de problemáticas de orden ético, moral o conceptual. Analizaré algunos conceptos concernientes a las masculinidades y al envejecimiento, para puntualizar con ellos los momentos que considero coyunturales en la reconfiguración genérica y la autopercepción de la vejez de los jubilados, en el posterior desglose retrospectivo. Decidí remitirme a las masculinidades de la tercera edad por motivos diversos, entre los que se encuentran: El interés por entender la configuración genérica, su forma de estar y de interactuar genérica e intergenéricamente, particularmente en contextos con condiciones de poca equidad y de alta diferenciación, en ámbitos privados, en el espacio público, y más específicamente en el espacio laboral. El cuestionamiento sobre en qué lugar se deja a las personas envejecidas dentro de la interacción social. Este cuestionamiento se vincula con una discusión sobre el tema del envejecimiento entre la gerontología, el cuidado del anciano y las nuevas configuraciones subjetivas del anciano mismo. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 17 La necesidad de abordar críticamente que el hecho de envejecer no nos limita axiológicamente en las esferas en las que nos desenvolvemos. Lo que implica revitalizar la vida vivida, analizar profundamente en la cotidianidad las acciones, los enunciados, las imágenes, que privilegian la juventud y la dotan de características que a su vez, declinan en desfavorecer, rechazar e invisibilizar a los viejos. Esta investigación parte de la interdisciplinariedad como eje metodológico. Académicamente conjuga los siguientes ejes para la comprensión compleja de la situación concreta en la que se encuentran los jubilados del Ingenio Emiliano Zapata, que no se conformó de manera azarosa, sino que está conformada por factores que estriban en la dinámica social: el género, el envejecimiento y el trabajo agroindustrial. II. Género y envejecimiento El hecho de que esta investigación vincule al género y al envejecimiento de forma conjunta, sin priorizar alguno sobre el otro, tiene como intención dotar al estudio la necesidad de complejizar y de analizar desde la misma complejidad en que cualquier persona es en función de su cuerpo y del tiempo y espacio en que habita. Hablar de cualquier cuerpo implica Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 18 intrínsecamente el proceso de envejecimiento al que está sujeto desde su comienzo, desde el nacimiento. Es por ello, que me atrevo a afirmar que el envejecimiento es un rasgo universal, sin importar género, origen étnico, autoadscripción, lengua, nacionalidad, intereses, religión, etc. El envejecimiento en sí biológico, es el motor de las vidas. El cómo se va viviendo en función de él, se relaciona con las construcciones que cada uno hacemos sobre nuestra corporalidad individual y sobre nuestra expresión colectiva, dicha expresión no se restringe a la corporalidad y sus afecciones sexuales, se extiende a las construcciones simbólicas del género que rigen nuestras acciones, enunciados y pensamientos. Actualmente, el envejecimiento parece ser un mal público, en un mundo donde las expresiones masivas privilegian los cuerpos jóvenes y rozagantes, las figuras delgadas y/o musculosas, en donde su imagen proyecta ventajas competitivas, intelectuales y consumidoras en potencia: envejecer se aprecia “pasado de moda”. A contracorriente de lo anterior somos un cuerpo, que envejece pese a los productos consumidos y que merece ser respetado, atendido y visibilizado no sólo en las esferas de los medios masivos, sino en el entorno comunitario y más aún frente a un espejo. Entre la diversidad que implica las formas particulares de asumir un cuerpo, un género, en las diferentes etapas de la vida, intento reflexionar desde el Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 19 Desarrollo y la Gestión Interculturales al envejecimiento y al género unidos, como mencioné anteriormente, de manera indisoluble. III. Exposición temática La presentación de esta investigación está planteada en cuatro partes que tienen como intención esquematizarla desde distintos aspectos. En la primera parte, se encuentra el marco teórico, que cuenta con tres capítulos. Entre los cuales, el primero está dedicadoa exponer los vínculos entre la gestión intercultural y el desarrollo incluyente con los estudios de género y envejecimiento. En el segundo capítulo se presentan y analizan conceptos de género y masculinidades. Desde su derivación de los estudios feministas hasta las diversas corrientes de estudios de masculinidades que destacan, y un avance de mi propuesta de acercamiento. Mientras los conceptos y corrientes referentes al envejecimiento y la vejez serán descritos en el tercer capítulo. En donde destaco por qué plantear la tercera edad como punto de partida pese a que también adopto el término personas adultas mayores. En la segunda parte, se encuentran las pautas metodológicas encaminadas al proceso de esta investigación. En el cuarto capítulo incluyo la propuesta Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 20 metodológica con la que surge el trabajo de campo. En él describo brevemente las herramientas de investigación que utilicé, así como la tabla de temas relevantes a la comprensión de las masculinidades de la tercera edad del contexto cañero. El quinto capítulo brinda los elementos descriptivos y las particularidades del desarrollo de la investigación, así como el perfil de las personas a quienes me dirigí y a quienes entrevisté. En la tercera parte, se exponen los resultados de la investigación. El sexto capítulo está dirigido a la producción azucarera a partir de un balance histórico de Morelos para posteriormente concentrarse en la producción de azúcar en Zacatepec durante el siglo XX, cuya característica principal es el proceso de industrialización de la producción azucarera mediante el IEZ. A partir de este análisis se describen los cambios socio-tecnológicos percibidos como momentos coyunturales en esta producción agroindustrial, así como, sus causas y efectos políticos, sociales, culturales, y económicos. Para contextualizar la privatización del ingenio, que causó la jubilación de la mayor parte de los trabajadores del mismo y quienes actualmente se reúnen en la oficina de la sección 72 de jubilados del Ingenio Emiliano Zapata y en la Asociación Civil de Adultos Mayores “Qulberto Quezada”. En el séptimo capítulo, el objetivo es hacer una reflexión sobre la construcción social del género, específicamente masculino, atravesada por factores externos y personales. Se trata del análisis de las masculinidades Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 21 de jubilados del Ingenio Emiliano Zapata, que combina indicadores de autopercepción, representación y valores de la masculinidad. Es decir, los cambios en la masculinidad de los jubilados a la par de los procesos socio- tecnológicos de la producción azucarera y del ingenio; y cómo estos cambios han sido interiorizados en sus procesos vitales. Completamente secuenciado al anterior, el octavo capítulo se centra en los resultados en relación a los cambios simbólico-etarios que atañen a los jubilados cañeros, que se presentan en los niveles: individual, generacional y comunitario. Por último, en la cuarta parte está el capítulo 9; el cual incluye una propuesta de gestión intercultural vinculada con la fotografía, se expone cómo surge un proyecto fotográfico que tienen como trasfondo la colaboración y autogestión de los jubilados, para la elaboración de una memoria fotográfica. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 22 Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 23 Primera parte Marco teórico Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 24 Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 25 Capítulo 1. Desde el desarrollo y la gestión interculturales Este capítulo trata de hacer un balance sobre la Gestión Intercultural, su surgimiento y particularidades, para exponer mi posicionamiento como gestora intercultural en la formulación de proyectos de investigación y de acción, que tengan como objetivo el desarrollo a nivel comunitario. Además, explicaré en el contexto de esta investigación cómo formulé las relaciones entre los estudios de género, de envejecimiento y la gestión intercultural. 1.1. La gestión intercultural hacia un desarrollo incluyente En primera instancia es necesario aclarar cómo es que concibo a la gestión intercultural, y al desarrollo incluyente, para dar paso a un contrapunteo entre la gestión cultural y la gestión intercultural. Además de ofrecer un breve balance sobre la profesionalización de las y los gestores, y la reflexión de y desde la gestión intercultural. La formulación de Ckeckland brinda un amplio espectro de posibilidades a la acción de gestionar, indistintamente del tipo de gestión inter/cultural: El mundo actual está en constante cambio. En estos desórdenes, gestionar significa reaccionar ante el cambio continuo, percibirlo, evaluarlo, decidir acciones para ponerse en Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 26 marcha y actuar. Esta acción se convierte ella misma en una parte del flujo de los acontecimientos, ideas y cambios que conllevan nuevas percepciones, evaluaciones y futuras acciones. (en Martinelle, 2012: 226) La gestión intercultural, desde mi perspectiva, implica aliar una serie de preceptos, conceptos, formas de pensar y de actuar que configuran a través de su mescolanza el reforzamiento de la disposición a relaciones igualitarias, equitativas, y dialógicas que propician la escucha, el respeto a la diversidad, y la ampliación de los canales de comunicación para el fortalecimiento del diálogo y la búsqueda colaborativa de respuestas específicas en el ámbito de lo cultural y lo que aparentemente no lo es. Donde la postura de los agentes involucrados tiene el potencial de construir y de (co)construir en la interacción con la comunidad. En sentido de lo anterior, son indisolubles los procesos comunicativos entre las y los gestores y los miembros de las comunidades, resaltando como objetivo prioritario el desarrollo comunitario y social (Maass, 2006:69). El desarrollo ha sido planteado desde diferentes esferas y con distintos objetivos, más coinciden en el aminoramiento de la pobreza y el mejoramiento de la calidad de vida (Maass, 2006:85). Decidí hacer hincapié en el desarrollo incluyente1 como motor y objetivo de la gestión intercultural 1 El concepto de desarrollo incluyente tiene distintas versiones, una de las más populares hace referencia a la inclusión de personas con discapacidad en el ámbito laboral en donde sean Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 27 cuya función es el bienestar humano, y mejorar las condiciones para que las capacidades humanas prosperen a su favor. Este desarrollo no desdeña los aspectos económicos ni políticos, pero por encima de otros presupuestos sobre el desarrollo hace notar como prioridad al valor de las personas y la importancia de condiciones simbólicas equiparables, que contribuyan a la mejora de la vida a escala personal y subjetiva, así como, colectiva y comunitaria. Pensar la inclusión como la aceptación de la pluralidad de procesos vitales y el valor que per se tenemos como personas, independientemente del género, la edad, las preferencias y los contextos socioculturales, permite relaciones igualitarias en cualquier ámbito de la vida pública y aminora estructuras simbólicas de la desigualdad. Se trata de una propuesta de desarrollo carente de cualquier tipo de discriminación y que valore como primordiales las capacidades de los sujetos, y aquellas acciones y actitudes positivas que surjan en torno a ellas. Aclarados este par de términos, podemos continuar con la diferenciación entre la gestión culturaly la gestión intercultural. Sobre la primera se encuentran un gran número de estudios que atienden principalmente al patrimonio cultural material e inmaterial; reflexiones y experiencias que han devenido a la par en un número de publicaciones y espacios de formación, respetados sus derechos humanos. Sin embargo, en este caso utilizaré al desarrollo incluyente de forma más amplia, no sólo haciendo énfasis en la discapacidad, sino incluyendo a todos aquellos a quienes muchas formulaciones excluyen por el hecho de ser aparentemente minorías: mujeres, ancianos, niños, personas con discapacidad, etc. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 28 hasta ahora exponencialmente más amplios que aquellos de gestión intercultural. Esto no es una sorpresa, ya que, la trayectoria de la gestión cultural es más larga y con un mayor número de personas profesionalizadas en esa área en comparación con la gestión intercultural.2 Si bien me baso en la producción conceptual de la gestión cultural debido a su relación cercana con la intercultural, quiero aclarar que es con el fin de apoyar con ella las nuevas formulaciones que las y los gestores interculturales vayamos consolidando. La gestión cultural es un campo de actuación muy reciente que está en fase de estructuración y definición (Martinelle, 2012: 219), lo que se conjunta con los escasos procesos de investigación y de reflexión en éste campo (Ibíd: 224). La gestión intercultural tiene aún más deuda en su configuración práctica y conceptual, en la medida que su reciente aparición le permite proponer constantemente su autodefinición conceptual, así como su campo de acción. Son en suma necesarias la investigación y la reflexión compleja de/sde la gestión intercultural para nutrir tanto su campo de expansión académica como su relevancia social y cotidiana. El imaginario que rodea la noción de gestión cultural como un campo que debe ser desarrollado, explicado, teorizado, caracterizado, historiado, 2 Con profesionalización me refiero exclusivamente a la formación universitaria en el campo de lo cultural y lo intercultural. La profesionalización en el área cultural a nivel universitario tiene mayor incidencia en licenciaturas de gestión cultural vinculada con la producción artística, restringiendo en mucho el trabajo cultural a curaduría, promoción cultural, etc. Mientras licenciaturas acordes a principios de gestión, interculturalidad y desarrollo incluyen el fomento a proyectos de intervención en un sentido más amplio. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 29 complejizado, etc. Se transforma en arena propicia para construir legitimación teórica, desde la mirada flexible que nos propone dicho enfoque (País, 2013: 276). En cuanto a la distinción de gestión cultural e intercultural, ambos caminos de gestión tienen algunas diferencias, principalmente desde las intenciones y las formulaciones teóricas, además del tipo de actuación que cada una lleva a cabo dentro de una comunidad. El pasar de la jerarquía de la política cultural al diálogo, o de ser el representante oficial de lo cultural a ser un tejedor de redes comunitarias, diferencia y describe el quehacer de las y los gestores interculturales. Algunos autores consideran que la gestión cultural y la formación en ella tiene un nicho de oportunidad mayormente favorable, si se lleva a cabo en estudios de posgrado o en cursos y capacitaciones, diplomados, etc. Sin embargo, y conforme a mi experiencia como estudiante de licenciatura en Desarrollo y Gestión Interculturales, quiero exponer algunas de las razones por las que disto de coincidir en la anterior aseveración. Por un lado, se presenta abiertamente una visión negativa sobre la gestión cultural impartida a nivel licenciatura (Martinelle, 2012: 225), a la vez que se crítica la configuración de estas nuevas profesiones en periodos cortos. Martinelle, afirma que la gestión cultural es fruto de un encargo social que profesionaliza a un número importante de personas en respuesta a las necesidades de una sociedad compleja. La pregunta sería el tipo de Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 30 profesionalización y de certificación pretendida, a que si bien, el perfil del Gestor cultural es muy concreto, es necesario acotar la gestión cultural. Y afirmar o descartar que se considere tal y como lo hacen Mendoça y Neco (2013): como procesos que incluyen la planificación, organización, coordinación y control (operativos, financieros, administrativos y de desempeño) con el fin de dirigir algún programa, proyecto o acción de un rasgo cultural (Íbid: 126). Que por otro lado, conlleven acciones y objetivos más amplios encaminados a la comunicación con las comunidades a las que atañe el trabajo de los profesionalizados en lo cultural con motivaciones de desarrollo en función no sólo de ser receptores de contenidos culturales, que desde un orden hegemónico se consideren relevantes, sino encaminados por el trabajo crítico se impulse el fomento a la conciencia cultural, y sea a través de ella que se gesten acciones pertinentes y operables. Es por ello, que la profesionalización debe estar acompañada de una postura clara sobre los objetivos y alcances que se plantean y por tanto, debe ser diferenciada según el tipo de nivel escolar al que competen. Ya que mientras algunos niveles se centran en una gestión de la cultura a nivel administrativo y se preocupan demasiado en la formulación de proyectos y recaudación de fondos, hay otro tipo de formación de profesionales con capacidad crítica para reflexionar sobre su papel en el contexto del cambio de las políticas públicas para el área (Ibid. 2013: 142). Otras formaciones, por ejemplo, a nivel licenciatura que dotan a las y los gestores interculturales el carácter de actores sociales, posibilitan una Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 31 significación más compleja de la relevancia social de su formación, en tanto no se trata de emisarios de la cultura, sino como mencioné anteriormente, de tejedores de redes que tienen como interés el fortalecimiento del desarrollo a escala comunitaria. En este sentido, la aseveración de Margarita Maass, contribuye a afinar la relevancia de los gestores, a un nivel más amplio que el mero administrativo: El posicionamiento como actores sociales de los gestores culturales en el espacio social y las prácticas socioculturales, les permite participar activamente no sólo en la construcción del espacio social y físico, sino además en la dimensión simbólica de la propia comunidad. Estos, inciden de manera evidente en la construcción de los modos de vida, modos de pensar, de sentir, de actuar sobre el mundo. En una palabra, en la construcción de la cultura y del patrimonio cultural de la comunidad a la que sirven (Maass, 2006: 42). Así, la gestión cultural se ha convertido en un dispositivo de intervención que tensiona el espacio simbólico de las comunidades e individuos (Peters, 2013: 147). Por consiguiente, asumiendo mi formación como gestora intercultural, en este caso, de acuerdo con Martinelle (2012), gusto con promover que gestionar significa: Utilizar el conocimiento como mecanismo de mejora continua. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 32 No se centra en la jerarquía sino en la capacidad de promover innovación sistemática de saber y su aplicación a la producción o el resultado. Reclama más autonomía a cambio de autorresponsabilización de los resultados. La gestión se aproxima a una cierta creatividad en la búsqueda de alternativas e innovación con una gran sensibilidad de atención al exterior y a los procesos desu contexto. La gestión de la cultura implica una valoración de los intangibles y asumir la gestión de lo opinable y subjetivo vinculado entre la necesaria evaluación de los resultados y la visibilidad de sus aspectos cualitativos. En cuanto a la autodefinición de las y los gestores interculturales, a pesar de que se evidencia una fuerte lucha identitaria para quienes se han ido posicionado como aquellos encargados de llevar adelante diferentes y desiguales políticas para el desarrollo mediante las posibilidades e imposibilidades de gestionar las artes y lo referido al campo de “lo” cultural (País y Molina, 2013:13). Tenemos que hacer notar que más que algo negativo, implica la oportunidad de construir nuestro propio perfil en función Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 33 de ir consolidando en el ámbito social la relevancia de nuestro trabajo y nuestras aportaciones prácticas y conceptuales. 1.2. Estudios de género y de envejecimiento desde la convergencia Tenemos que partir con una afirmación contundente, el género atraviesa las fronteras disciplinares, es por ello que alrededor suyo no podemos perder la noción de complejidad. La complejidad bajo la que es necesario analizar en cualquier situación de tipo cultural y social, implica conciencia sobre distintos factores que intervienen en la construcción subjetiva, y entre todas las posibles diferencias contextuales que existen en un mundo culturalmente diverso; todas las personas construimos una autorreferencia genérica, que se reajusta conforme a la transición cronológica y a los parámetros socioculturales del contexto en el que nos desenvolvemos. Los reajustes pueden considerarse cambios permanentes. En este sentido, los acontecimientos clave, que Moragas describe como hechos que marcan el comienzo o el final en el desempeño de un rol, posición o status en la sociedad con efectos futuros importantes para el individuo y para los demás; incluyen los status asumidos libremente por el individuo, y los impuestos por la sociedad a la que pertenece (Moragas, 1998: 109). Atender estos acontecimientos de la construcción genérica y del ciclo vital es una de las Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 34 pautas que dan pie a esta investigación, ya que es a partir de la identificación de acontecimientos clave en el contexto agroindustrial que surge el análisis de la deconstrucción genérica y reestructuración socio- cronológica de los jubilados cañeros. El envejecimiento no se manifiesta biológicamente homogéneo debido a la variabilidad genética original y a la diferenciación de las experiencias vitales. La superposición de dos variables complejas (organismo y experiencia) origina una gama de variaciones infinitas. No existe una vejez o ancianidad semejantes entre dos individuos diferentes orgánicamente, y la vida experimentada por cada uno contribuye a una diferenciación ilimitada entre las personas mayores (Íbid: 50). Ante esto, cabe señalar que aun cuando se presentan una serie de estudios sobre el envejecimiento atravesados por el género o la etnia, pocas son las propuestas que plantean en conjunto la relación entre género y envejecimiento como una perspectiva vinculante y no como ejes paralelos dentro de los estudios sociales. Arber y Ginn (1996) plantean una gran aportación a los estudios transversales de género y envejecimiento, a partir de una crítica sumamente controvertida de y desde la sociología feminista. El hecho de plantear equiparablemente la necesidad de no limitar los estudios de mujeres dentro de los estudios feministas, con la necesidad de evaluar las construcciones Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 35 de masculinidad para fortalecer el entendimiento complejo tanto de las relaciones de género como el proceso co-constructivo de la vida que alberga las construcciones sociales sobre los cuerpos y el envejecer. Este trabajo de investigación en este sentido, intenta abordar de manera transversal y no paralela el género y el envejecimiento. Cabe mencionar que dentro de la gestión intercultural entender la complejidad de forma transdisciplinaria incrementa el potencial de comprensión sobre un hecho cultural. ¿Cómo la Gestión Intercultural brinda nuevas posibilidades de análisis a la convergencia entre género y envejecimiento, poco abordada por otras disciplinas? La interdisciplinariedad dentro de la formación de Gestión Intercultural a nivel licenciatura, permite una respuesta interdisciplinaria teórica y metodológica a situaciones complejas en el ámbito de lo cultural y de lo que aparentemente no lo es; nos permite indagar de manera creativa, novedosa y rigurosa, los contextos donde surgen, se desarrolla y se transforma la cultura, sus políticas, sus resistencias, sus negociaciones, luchas y transformaciones internas donde toman voz las personas de carne y hueso, que cotidianamente ejecutan, practican y llevan a cabo las diferentes tareas de lo cultural (País, 2013: 276). El acento debería ponerse sobre la intención y el nivel de alcance que tiene la Gestión Intercultural a nivel local, comunitario y simbólico. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 36 En ese sentido, la objetividad juega un papel relevante dentro de la interdisciplinariedad, ya que, justamente está dada (lo que incomoda a espacios del ámbito académico) en reconocer la pasión, la emoción, lo político, es decir, lo humano de nuestra subjetividad (Íbid: 277). Desde esta objetividad que no puede desprenderse de cada uno de nosotros, podemos acercarnos a la convergencia género y envejecimiento. Somos cada quien una persona que cambia todo el tiempo, que decide y actúa según sus parámetros de moralidad y que conforme su vida avanza va colmando su ser de experiencia, de conocimiento, de expresiones y de recuerdos; a la vez que a cada paso busca, busca, busca. Cada uno busca algo distinto, pero siempre encaminado al futuro y prioritariamente al bienestar. Y durante la vida, aunque cambiemos, aunque busquemos y encontremos o no, somos el mismo cuerpo, la misma persona, pero en la dinámica de nuestro andar creemos cosas distintas, cambian nuestros afectos, responsabilidades, deseos, gustos, intereses, hobbies, se incrementa nuestro bagaje cultural, a la par de incrementar nuestros olvidos. En esencia somos los mismos cuerpos cada día, cada minuto, cada segundo transformados y resignificados. En ese sentido, cada quien tiene en sus manos, la que considero la posibilidad más grande y decisiva: la definición de la corporalidad, y por ende la formulación interna de un cuerpo que implica socialmente conjugar el cuerpo con los géneros, roles y la específica sexualidad. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 37 Y aun cuando hay esquemas genéricos que establecen a priori los roles y valores sobre los cuerpos, es bajo nuestro albedrio la forma en la que decidimos ser, vivir y convivir. Hay una diversidad culturalmente hablando extraordinaria de particularidades genéricas, más prevalecen esquemas que van en detrimento de la libertad de decidir cómo vivir nuestro cuerpo y cómo relacionarnos con los demás. Pensar entonces la vida como cambio continúo dentro de un cuerpo que a su vez cambia perteneciendo a la misma persona, implica la necesaria apertura a un análisis transversal y convergente de la edad y el género y no sólo una superposición de ambos factores, que posiblemente caería en un esquema teórico carente de continuidad. Ya que si se apremia a una categoría sobre otra, se sigue permeando la imposibilidad de buscar el entendimiento de la vida de los sujetos de manera contextual y favorecer indebidamente intentos de teorías generales sobre los cuerpos y la vida, sobre los roles y las edades, que abordan tangencialmente las problemáticas. 1.3. Género y envejecimientodesde la gestión intercultural En la relevancia de las subjetividades, la identidad, la colectividad y los lazos que la fortifican, existe un cuestionamiento clave sobre la relevancia sociocultural y el estudio de ella a partir de factores convergentes, tal es el Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 38 caso de la adscripción genérica y de su vínculo indisoluble con la transición vital. ¿Por qué no limitarse a hechos evidentemente culturales, e incluso folkloricos, por encima de la vida que aparentemente no se percibe dentro del campo de lo cultural, pero que se implica necesariamente con las estructuras simbólicas que inciden en las formas de vivir, de sentir y de autoevaluarse? ¿Por qué estudios de género y envejecimiento desde la gestión intercultural? Ante este par de cuestionamientos, muchas y muy amplias pueden ser las respuestas. Intento responderlas a partir de la necesidad de ampliar los horizontes interpretativos, históricos y genéricos. Replicar desde los estudios culturales específicos y contextuales cómo es que se fortifican simbólicamente estructuras donde perdura la desigualdad, la inequidad, las falsas postulaciones sobre la supremacía de algún género o de alguna edad específica por encima de las demás. La gestión intercultural, como mecanismo de intercomunicación para mejorar las vías de acción, de comunicación y los lineamientos simbólicos que necesitan ser cuestionados, gestionados desde una multiplicidad de voces, es conductora de la colectividad, opina críticamente, hace alusión a posibles caminos de acción, y además contribuye al fortalecimiento de la autogestión comunitaria, hace hincapié en lo que las personas son, lo que sienten y sobre todo, lo que proponen. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 39 Proponer a través de la gestión intercultural, objetivos y modos realizables que procuren los procesos y mecanismos igualitarios, donde prepondere el sentido de apertura, de respeto y de entendimiento sobre las formas en que los miembros de cierta comunidad, pese a sus diferencias específicas y subjetivas, tienen rasgos comunes que los delimitan de algún modo particular, que los deferencian o que se atribuyen como lo que son a partir de lo que comparten. Hacer una investigación con una perspectiva relacional no se limita a analizar las relaciones intergenéricas inmediatas de los sujetos de estudio y analizar los patrones y particularidades que éstas presentan. Corresponder el análisis y autopercepción genérica de quien realiza la investigación con la de los sujetos de estudio que atañen a la investigación implica un compromiso con la perspectiva relacional a un nivel muy diferenciado de la primera propuesta mencionada. Ya que se convierte en un análisis relacional al contraponer las formas de distinción personal e individual sobre adscripción y continuidad de género propia con la ajena, incluso tan ajena que sólo podemos apreciarla mediante el análisis sistemático que provee una investigación. No es un análisis unidireccional dentro del campo de estudio, me refiero al tipo de relaciones que se evidencian, más bien lo hace desde el hecho de plantear hacer un estudio sobre masculinidades realizado por una mujer, donde a la par cabe cualquier estudio sobre mujeres realizado por varones, Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 40 siempre y cuando exista la disposición necesaria para no escatimar en recursos y herramientas cuyo uso favorezcan el entendimiento sobre el otro, sobre quien considero diferente, además de propiciar un vínculo de estudio libre de violencia, discriminación o prejuicios en detrimento de la objetividad. Los proyectos significadores e innovadores se configuran a partir de marcos de gestión ubicados en nuevas legitimidades y en sistemas de organización mixtos, donde lo privado y lo público colaboran y establecen sinergias (Martinell, 2012: 228). Así que innovar a partir de una perspectiva intercultural, genera que junto al desarrollo de proyectos se consolide la agenda de legitimación de la profesionalización de la gestión intercultural. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 41 Capítulo 2. Género y masculinidades Para un acercamiento pleno a los estudios de masculinidad y masculinidades es necesario, en primera instancia abordar el tema de género a un nivel más amplio que localiza en sí, no sólo los géneros de manera dicotómica, sino como un espectro que involucra las vivencias corporales, las conductas y las formas de plantearse en el mundo. El siguiente desglose de perspectivas de estudios sobre masculinidades, aborda enfoques que concentran la masculinidad en la psique, los que involucran las relaciones inter e intragenéricas, así como las que tienen influencia por el sistema sociocultural en el que se desenvuelven los varones e incluso los que se enmarcan en lo estructural. En primera instancia, es necesario aclarar que hablar de masculinidades y no de masculinidad, evoca un sentido de diversidad dentro del mismo género. Es decir, es un término incluyente que permite visibilizar las múltiples formas y percepciones de ser hombre. Dejar atrás la concepción de masculinidad unívoca del hombre blanco y heterosexual, a lo que añado joven y opulento, nos permite una comprensión empática y contextual, que a su vez se constituye como un factor de análisis sociocultural. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 42 2.1. Estudios de Género: feminismos y masculinidades La década de los 80 fue coyuntural para los Estudios de Género3 y en esa época Los Estudios de la Mujer, demostraron limitaciones por su perspectiva relacional, ya que, consistían en enfocar exclusivamente el problema de las mujeres, perdiendo la visión de conjunto, ya que el otro no es pensado, significado ni deconstruido. Fue un momento en el que se comenzó a perfilarse una corriente más abarcadora que consideraba las relaciones entre mujeres y varones, como formas de construcción de sentido: Los Estudios de Género (Burin y Meler, 2009). Además de ello, esa década favoreció la apertura a las críticas diversificadas a las teorías feministas, en donde se plasmaron las aportaciones de otras formas de pensar a partir de los sectores populares que expresaron sentirse excluidos de las voces feministas hasta ese momento publicadas. En cuanto a las masculinidades, es ese momento cuando se presentan las experiencias de otros hombres, los cuales no estaban contemplados dentro del referente canónico de masculinidad; lo cual posibilitó la focalización sobre estas formas de masculinidad que representaban la diversidad alrededor de la construcción de virilidad. 3 No abundaremos en las estudios de mujeres, previos a los estudios de género en este texto. Aun cuando se trata de antecedentes. El motivo principal es que el surgimiento de los estudios sobre masculinidades surgen a partir de la década de los 80 y de hacer notar las carencias relacionales que tenían estudios anteriores. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 43 A partir de ello, los actuales estudios de género se centran cada vez más en investigaciones concretas y específicas, con metas limitadas (Íbid: 28). En ese sentido, el acercamiento cualitativo en los estudios concretos sobre masculinidad se imbrica con la diversidad per se que tiene la configuración genérica de los varones; a la que es necesario comprender histórica y contextualmente. Las definiciones de género constan de un amplio abanico de postulaciones conceptuales e interpretaciones. Al recopilar algunas de ellas contrastan en medida de la complejidad que abarcan. A continuación presento algunas de ellas, con lo que pretendo incrementar ésta complejidad para posteriormente hacer un balancesobre ellas, recordemos además la definición que hice en el capítulo 1, en la sección de género y envejecimiento desde la convergencia. El género se define como la red de creencias, rasgos de personalidad, actitudes, valores, conductas y actividades que diferencian a las mujeres y a los hombres. Es necesario entenderlo como una categoría de análisis que implica considerar, que siempre es relacional, que se trata de una construcción histórico-social, pero que jamás aparece en forma pura (Íbid: 20-22). Esta definición hace notar que el género sólo puede ser discutido relacionalmente, contextualizarlo permite percibir las particularidades que diferencian a hombres y mujeres, además abarca aspectos personales de los cuerpos así como su interacción con otros. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 44 En su estudio de masculinidades de corteros de caña en Colombia, Jairo Alexander Castaño (2011) hace una distinción entre sexo y género, al que califica como: un proceso social de construcción y aprendizaje de pautas, atributos o roles sociales (masculino/femenino) y relaciones de poder desiguales entre los sexos en contextos sociales específicos; además de ser una construcción social, se interioriza a través de un proceso de socialización que empieza en la infancia y se sigue desarrollando durante el transcurso de toda la vida del individuo. En esta aportación cabe remarcar por un lado las relaciones de poder desiguales y por otro la construcción social de las características de los cuerpos deben seguir en función de lo femenino y lo masculino. Joan Scott entiende el género como un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y el género, es una forma primaria de relaciones significantes de poder (Scott, 1990:45) Sobre esta aportación, en la opinión de Teresita de Barbieri, es que Scott concibe el género como una cuestión de sociedad y no sólo de individuos con su identidad, sino que introduce la corporalidad en la acción social, y considera el género como relaciones de poder (1996:65-67). Por mi parte, resalto el rol primigenio el género en las relaciones sociales, es decir, que de él parten y se configuran las relaciones sociales, además de incluir al poder que significa el mismo género. Con lo que podemos asumir que el género y las relaciones sociales se imbrican de manera circular, correspondiéndose cíclicamente se constituyen y refuerzan mutuamente. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 45 Por su parte Marcela Legarde (1995), hace referencia a que el orden de los cuerpos es regulado por formas de cohesión social, instituciones y mecanismos de vigilancia de cumplimiento de mandatos asignados a cada género, de acuerdo con su edad, etnia, clase, religión, nación. Así, cada sociedad tiene una organización genérica específica, la cual es en sí misma una estructura de poderes, jerarquía, valores, en donde ser hombre y mujer es ser especialista en género propiciando el dominio. La especialidad y el dominio están estructurados a partir de cargas y tensiones asegurando que los sujetos sociales cumplan con los deberes de ser hombre y mujer, para lograr la continuidad del mundo así estructurado. En esta aportación, los mandatos genéricos culturales, contextuales y vitales, complejiza a los cuerpos, en tanto los convierten en especialistas de sí y en relación con los demás. Además, señala la inherente vinculación entre la especialidad y la dominación que modula a los cuerpos a nivel socio-cultural y no meramente personal. Para Michael Foucault (1984), el cuerpo está directamente inmerso en un campo político; las relaciones de poder operan sobre él una presa inmediata; lo cercan, lo marcan, lo doman, lo someten a suplicio, lo fuerzan a unos trabajos, lo obligan a unas ceremonias, exigen de él unos signos. Este cerco político del cuerpo va unido, de acuerdo con unas relaciones complejas y recíprocas, a la utilización económica del cuerpo, en buena parte está imbuido en relaciones de poder y de dominio como fuerza de producción. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 46 Foucault resalta el dominio de los cuerpos a partir de relaciones de poder y hace ver el sometimiento de los mismos a las fuerza de producción, puesto que los factores interventores en la configuración genérica lo encaminan a esa estructura. Esta propuesta contiene una afirmación perspicaz: la configuración genérica está construida estructuralmente canalizando a los cuerpos y valorándolos en función de su capacidad de producción. Podemos inferir que ésta constituye el eje de las asignaciones, los cambios, las renovaciones y surgimiento de características, atributos y mandatos socio- culturales genéricos de los cuerpos. Cabe señalar que las variaciones no sólo se pueden percibir sólo a nivel estructural ni en fases históricas prolongadas, trastocan la valoración de los cuerpos en función de los cambios vitales. La vivencia de los atributos genéricos no es uniforme durante la vida de los sujetos. En cada persona se concretan paulatinamente a lo largo de etapas marcadas por rituales de pasaje de acuerdo con su edad, sexo, clase, etnia, religión, nación formando redes con nodos comunes e interconectados (Cazés, 1995:56). La organización genérica engloba las derivaciones de la atribución de género y la adecuación temporal para la asunción y la práctica de atributos correspondientes. Por ello es una organización de género y generación. Ciertos atributos se integran a la vida del sujeto en determinadas etapas de su desarrollo (Íbid: 342). Es por ello que no podemos interpretar la construcción genérica de forma paralela al Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 47 envejecimiento, y también es relevante entender está convergencia desde la complejidad, no sólo socio-culturalmente sino a nivel estructural. No podemos dejar de lado la noción de complejidad que Burin y Meler (2009: 19- 33) abordan bajo los siguientes parámetros: 1. Necesidad de asociar al objeto con su entorno y establecer las leyes de su interacción. 2. Necesidad de unir al objeto con su observador. 3. El objeto ya no es solamente un objeto si es que está organizado, y sobre todo si es organizante, si es un sistema productor de sentidos. 4. No existen elementos simples sino complejos que tienen en sí relaciones de complementariedad, de antagonismo, de contradicción, etc. 5. Enfrentar las contradicciones de lo complejo con criterios no binarios sino con criterios ternarios que no “superen” sino que trasgredan. En este sentido, en los siguientes apartados pretendo hacer notar la necesidad ineludible de una perspectiva que incluya la complejidad, no sólo a nivel de propuesta de recolección de información, sino del análisis y esquematización práctico-conceptual. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 48 2.2. Dinámica de las masculinidades Para un acercamiento pleno a los estudios de las masculinidades es necesario, en primera instancia abordar el tema de género a un nivel más amplio que localiza en sí, no sólo los géneros dicotómicamente, sino como un espectro que involucra las vivencias corporales, las conductas y las formas de plantearse en el mundo. Dentro de los estudios de género, las masculinidades son un tema que tiende a ser el lado de oposición de los estudios feministas (Alsina, 2000:85), se presenta como el estudio de la causalidad de los temas como: la opresión, la violencia, la exclusión, etc. Para Michael Kimmel (1994), la masculinidad es una colección de significados en constante cambio que vamos construyendo a través de nuestra relación con nosotros mismos, entre cada uno de nosotros y con nuestro mundo. No es atemporal ni estática, es histórica: la masculinidad no emerge a la conciencia desde nuestra estructura biológica,esta es creada desde nuestra cultura. La masculinidad significa diferentes cosas en diferentes momentos, para diferentes personas. Llegamos a saber lo que significa ser hombre en nuestra cultura colocando nuestras definiciones en oposición a un conjunto de otras definiciones de minorías raciales, sexuales y sobre todo de las mujeres. En este sentido, continúo con las corrientes que identifico más resonantes dentro de éstos estudios. De cada una se desprenden especificaciones entre Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 49 las cuales rescato aspectos específicos para el entendimiento del estudio de caso. 2.3. Masculinidades contemporáneas Esta nueva corriente hace hincapié en las masculinidades contemporáneas, en nuevas concepciones de lo masculino, así como en las familias de las décadas más recientes, en la homosexualidad, en la prostitución y en diferentes grupos culturales (Carabí, 2000: 23-26). Más, estas nuevas concepciones de la masculinidad que influyen a los estudios de las masculinidades, parecen tener dificultad para explicar otro tipo de elementos en la construcción de las mismas como, la vida en sí o el trabajo. Además de los aspectos socio-tecnológicos que parecen vincular la configuración genérica sólo a la intimidad y a la sexualidad sin hacer un análisis en la complejidad de la construcción de ser hombre. Entre lor hombres se considera que las experiencias tienen dueño (Storey, 2002) radica en una diferencia con otros, son cualitativas y cuantitativas. La experiencia tiene una dimensión temporal, relacionada con la edad o la pertenencia a un grupo en concreto. Está muy relacionada con la experiencia física o corporal aunque no tuviera que basarse realmente en ella. La experiencia se relaciona con la distinción entre público y privado. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 50 2.4. Experiencia y subjetividad Fina Sanz (2015) realizó una valiosa aportación en relación a la cotidianidad masculina, en donde resalta el lugar de la experiencia individual y su reflexión de la inserción de los varones en distintas esferas: las relativas a los cambios físicos, los emocionales, la sexualidad, la espiritualidad y la vida social. Realizó un ejercicio durante cinco miércoles con un grupo de siete hombres sin relación alguna, en cada sesión hablaron de un tema específico de los ya mencionados. Las experiencias se relacionaban, aunque los sujetos partieran de contextos y circunstancias diferentes. Principalmente las relativas a los cambios corporales, puesto que se trataba de hombres de la segunda mitad de la vida (mayores de 50 años de edad) temas como la próstata, las erecciones, el cansancio, y el dolor de rodillas emparejaban a todos. Este ejercicio realizado en España, provee de una cobertura amplia sobre el tema del cambio en la vida, tanto en los cuerpos biológicos, como en el género cultural. Habla con conceptos clave como la herida de género y la herida histórica, a las que concibe como heridas que vivimos a lo largo de nuestra vida y ante las que reaccionamos de distintas maneras, Una herida es un daño que la persona siente como consecuencia de la violencia ajena –manifiesta o sutil- , las heridas pueden producirse de manera íntima y personal, o también producida a un grupo o una colectividad. Mientras, la herida histórica puede Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 51 sentirse individualmente o como parte de un colectivo frente a la violencia de otro. Entre sus hallazgos vinculados a estas heridas se encuentra el mandato de género masculino que hace del hombre un proveedor, así como el hecho de basar la autoestima masculina en la genitalidad y lo laboral (Íbid: 214-215). Si bien algunos de los testimonios acerca del tema social, hacen referencia a lo social a partir del lugar que perciben estructuralmente, poco se remarcó esa posición, y al encaminar más al tema de lo social como el manejo y vivencia de las relaciones sociales inmediatas. La recopilación de testimonios dirigida por Fina Sanz, rompe con el esquema tradicional de pocos espacios para que los hombres hablen de si mismos con otros hombres. 2.5. Crítica a la normalidad masculina Por su parte Luis Bonino (2000), quien ha desarrollado términos como el micromachismo y ha hecho visible la falta de equidad de género en situaciones sanitarias, particularmente dentro de la psiquiatría, considera que los estudios de género permiten a los varones la autocrítica para problematizar y deconstruir la generalmente aceptada normalidad masculina. A lo que añadiría que ese proceso de autocrítica no debe ser únicamente para los varones. Por otra parte, sus críticas a la normalidad masculina no Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 52 hacen hincapié en lo social en sí, sino en el sujeto y da una propuesta de un sistema de organización de las problemáticas masculinas que desconsideran el tránsito de la vida y que generalmente datan de situaciones de hombres promedio, tanto jóvenes, como empleados y violentos. Lo anterior contrasta radicalmente con la situación particular de los jubilados de la agroindustria cañera y, seguramente, con muchos otros varones. Sin embargo, su aportación es clave en los aspectos psíquicos y para un acercamiento específico a la construcción social de la masculinidad dentro del campo de la psiquiatría. Puesto que, si un sector médico tiene elementos discriminatorios o que den superioridad a los sujetos a partir de su género, fomenta que los sujetos en este caso masculinos aparezcan como poco propicios a enfermedades mentales, a diagnósticos complejos, y eso es quizá porque mientras se construyó ese campo del pensamiento, fueron exclusivamente hombres quienes lo formaron, y para quienes estuvo en sus manos, el poder de asumirse de una manera privilegiada en relación con el género femenino. 2.6. Configuraciones culturales de las masculinidades Ya que la masculinidad tradicional no es un valor esencialista, sino culturalmente construido y precisamente por ser un constructo social y porque las realidades sociales no son estáticas, es susceptible de ser Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 53 modificada (Carabí, 2000: 15-27). La propuesta de esta investigación busca que las masculinidades sean apreciadas de forma analítica, sopesar la construcción genérica masculina bajo elementos interventores en ella, su transformación, las singularidades en su continuidad, así como la deconstrucción a lo largo de la vida como un ejercicio retrospectivo. Así como, la posibilidad de seguir la construcción genérica como un proceso vinculado con el contexto y la edad. Es de resaltar la poca producción de textos de género y vejez, así como la producción de investigaciones sobre masculinidad que no sea de jóvenes o de nuevas formas de masculinidad. Como lo mencioné anteriormente, los estudios de género tienden cada vez más a una mirada contextual que a una respuesta unívoca sobre qué es la masculinidad. A continuación presento dos ejemplos de estudios culturales enfocados en la contextualidad a partir dos formas de acercamiento al tema: la etnográfica y la sociológica. A partir de la etnografía, los estudios culturales de masculinidades como La masculinidad en los tojolabales (Moya, 2010) dan muestra de la configuración cultural de ser varón en la región fronteriza de Chiapas en un contexto rural, con respecto a hacerse un hombre cabal4. De tal modo, en ésta investigación el lugar que ocupa la sexualidad, la procreación y la manutención en la construcción del ser masculino parece central y está 4 Término tojolabal que en dicha investigación hace referencia al modelo de masculinidad. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 54 acompañada de la violenciaejercida de hombres a mujeres en el espacio doméstico. Además de mostrar la injerencia pública en la aprobación y reconocimiento de ser o no un hombre, principalmente en el escrutinio público que se lleva a cabo en las asambleas comunales. La incorporación de la representación local dominante de la masculinidad a través de la adopción de diversas prácticas implica una imposición o una forma de violencia simbólica que la sociedad impone sobre las personas y los cuerpos. Por tanto, la producción local de masculinidad conlleva, al mismo tiempo relaciones de tensión y de conflicto frente a la exigencia social (Íbid:111). Lo que puede considerarse una herida de género según Sanz. Para Moya, la masculinidad involucra tanto aspectos relativos a la sexualidad, la corporalidad, la procreación, el matrimonio, la vida conyugal, la paternidad, la autoridad, el honor, el trabajo, como a la organización familiar y comunitaria (Íbid: 113). Es pues explícitamente la cotidianidad la que enmarca la producción genérica, la inmediatez de su contexto sociocultural y de expresión corporal. Sin embargo, cabe preguntarse hasta qué punto esta construcción local de masculinidad no se vincula con aspectos macro de la configuración de masculinidad dominante. Una de las conclusiones de Moya, resalta que la masculinidad analizada como una práctica social que se organiza no sólo por jerarquías de poder entre los géneros, sino también por la edad y la posición que ocupan los sujetos en los espacios de interacción familiar y comunitario (Íbid: 115). Al Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 55 considerar la intergeneracionalidad como un elemento que dictamina la posición y por tanto, la valoración de los cuerpos, Moya reflexivamente abre el lugar de la diversidad de masculinidades a partir de la edad. Añade que, través de las trayectorias de vida, los agentes sociales producen, reproducen o cuestionan la existencia de una sola posibilidad de representarse como hombres o la supuesta naturaleza de la masculinidad (Íbid: 117). Aunque el autocuestionamiento sobre la representación de los cuerpos no conlleve necesariamente cambios sustanciales en la formulación de dinámicas de interacción equitativas para personas de distintas edades y distintos contextos, el hecho de que se lleve a cabo, es un avance en la lucha por desdibujar las heridas de género que prevalecen. Este estudio de caso permite tener un ejemplo explicativo y metodológico de cómo abordar la masculinidad bajo un panorama comunitario. Ambas investigaciones: la de Moya como la propia, no son casos clínicos. Lo que considero relevante, puesto que los objetivos de la investigación no están vinculados con juicios sobre las personalidades particulares, sino con la presentación de la situación en la que se encarnan los efectos de los procederes socio-tecnológicos en la vida de a quienes atañe a grado tal de influir en la construcción genérica y de la vida al rechazar o aceptar según la edad. El otro estudio Masculinidades y sexualidades de corteros de caña del municipio de Candelaria, Valle; realizado por Jairo Alexander Castaño López Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 56 (2011), es un claro ejemplo de acercamiento sociológico a las masculinidades. Se basa en la vida familiar infantil y adolescente, y la relación con los padres, en las percepciones y prácticas sexuales, en las relaciones afectivas y la vida en pareja y las relaciones con los hijos. Todos estos aspectos clave de la construcción masculina, de los que rescato principalmente la vida familiar durante la infancia y adolescencia y la relación con los padres. Este elemento tan valioso suele estar fuera de los estudios de masculinidades, o no tener el peso que los factores familiares tienen en el reconocimiento del cuerpo y en las pautas a adoptar de los niños y jóvenes que se convierten en los hombres y ancianos que pretendemos atender. Relacionalmente, la figura del padre o de la figura paterna suele distinguirse como una imagen de enseñanza que hereda su comprensión de sí y que ejemplifica los comportamientos que los hombres consideran propios. Sin embargo, Castaño, encuentra que las disputas entre padre-hijo se presentan como conflicto entre la masculinidad autoritaria y la masculinidad subordinada. Es decir, implican una ruptura, no sólo en el orden de la convivencia, sino de los valores que cada generación defiende, los cuales pueden ir a favor o en detrimento de las conductas que cada uno opera. En este sentido, su estudio presenta dos situaciones que muestran la continuidad y la contradicción de preceptos de masculinidad intergeneracional: la división sexual del trabajo y la violencia familiar. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 57 La división sexual del trabajo, que atribuía el trabajo doméstico a las mujeres y niños menores, promovió ambas tendencias genéricas intergeneracionales. Ya que atribuían a los varones actividades domésticas desde la infancia que continuaron realizando durante su vida adulta. A su vez, la continuidad se evidencia en la inserción laboral de los varones como parámetro de la entrada al mundo adulto. Mientras las huellas de violencia familiar, específicamente de violencia física de los padres a las madres y a los hijos, resaltan un papel de empoderamiento de las masculinidades -denominadas por Castaño, subordinadas- que cuestionan la aparente autoridad masculina en pos de la defensa de la madre, quien dentro del contexto de la infancia de los corteros de caña, asume un lugar prioritario en la vida de los varones, quienes conceden en ella un enclave identitario trascendente. Ante las peculiaridades positivas de ambos tipos de acercamiento contextual a las masculinidades, metodológicamente parece haber un sesgo de información, específicamente contextual. Ya que a nivel etnográfico, Moya tiende a asumir, que sólo la identificación étnica dictamina las formas de ser un hombre cabal. Mientras sociológicamente, Castaño se enfoca en aspectos estrechamente relacionados con el cuerpo y las relaciones inmediatas. Ambas perspectivas dotan distintos niveles de complejidad alrededor de la construcción genérica de los varones, en donde percibo un estereotipo de cómo y en qué esferas los cuerpos se asumen masculinos, llámese distinción étnica y cercanía corporal. Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 58 2.7. Estudios relacionales de las masculinidades En su libro Teoría de la Cultura y Cultura Popular, John Storey (2002) hace un espacio para contextualizar los estudios de género y específicamente de los estudios de las masculinidades. Pese a la adversión de acádemicos como Peter Schwenger de realizar análisis de los varones sobre masculinidad, muchos hombres han pensado, hablado, y escrito sobre el tema. Otros teóricos como Antony Easthope que han escrito sobre masculinidad se centran más en la masculinidad como creación cultural, aduce que la masculinidad dominante funciona como norma de género, además menciona cómo se representa la masculinidad dominante a través de los textos culturales populares. Feministas como Joyce Canaan y Christine Griffin (en Storey, 2002), consideran que las feministas deben ser más insistentes con el fin de emprender investigaciones sobre los hombres y la masculinidad en una época en la que el número creciente de hombres está empezando a llevar a cabo investigaciones aparentemente comparables. Desde este momento, dentro de la complejidad de la construcción genérica, y específicamente de su carácter relacional, es primordial comprender al lugar teórico, activo y de género de quien realiza la investigación. Porque a Los hombres de azúcar. Magali Caballero Méndez 59 partir de sí, es cómo representa al otro, a quien percibe como distinto y al mismo tiempo repercute en su