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Comorbilidad-y-depresion-dos-entidades-asociadas-en-el-adulto-mayor-en-el-Hospital-General-de-Mexico

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COMORBILIDAD Y DEPRESIÓN DOS ENTIDADES ASOCIADAS EN 
EL ADULTO MAYOR EN EL HOSPITAL GENERAL DE MÉXICO. 
 
TRABAJO QUE PARA OBTENER EL TITULO DE ESPECIALISTA 
EN MEDICINA FAMILIAR 
 
 
PRESENTA: 
 
MIGUEL ANGEL JUÁREZ SILVA 
RESIDENTE DEL TERCER AÑO DE MEDICINA FAMILIAR 
 
 
MÉXICO D.F 2015 
 
ASESOR 
DR. JOSÉ DE JESÚS RIVERA SÁNCHEZ 
MEDICO GERIATRÍA ADSCRITO A LA UNIDAD DE 
MEDICINA INTERNA UNIDAD 110. 
HOSPITAL GENERAL DE MÉXICO “DR. EDUARDO LICEAGA”. 
 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE MEDICINA 
DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO 
SUBDIVISIÓN DE MEDICINA FAMILIAR 
 
HOSPITAL GENERAL DE MÉXICO 
UNIDAD ACADÉMICA 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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COMORBILIDAD Y DEPRESIÓN DOS ENTIDADES ASOCIADAS EN EL 
ADULTO MAYOR EN EL HOSPITAL GENERAL DE MÉXICO. 
 
TRABAJO QUE PARA OBTENER EL TITULO DE ESPECIALISTA EN 
MEDICINA FAMILIAR 
 
PRESENTA: 
 
MIGUEL ANGEL JUÁREZ SILVA 
RESIDENTE DEL TERCER AÑO DE MEDICINA FAMILIAR 
 
 
A U T O R I Z A C I O N E S: 
 
 
DRA. LILIANA RODRÍGUEZ CERVANTES 
PROFESOR TITULAR DEL CURSO DE ESPECIALIZACIÓN 
EN MEDICINA FAMILIAR PARA MÉDICOS GENERALES EN 
HOSPITAL GENERAL DE MÉXICO “DR. EDUARDO LICEAGA” 
 
 
ASESOR METODOLÓGICA DE TESIS 
DR(A). DR. JOSÉ DE JESÚS RIVERA SÁNCHEZ 
MEDICO GERIATRÍA ADSCRITO DE LA UNIDAD DE MEDICINA 
INTERNA. 
HOSPITAL GENERAL DE MÉXICO “DR. EDUARDO LICEAGA” UNIDAD 
110. 
 
 
JEFA DE ENSEÑANZA 
DRA. MARÍA DEL CARMEN CEDILLO PÉREZ 
DEPARTAMENTO DE POSGRADO HOSPITAL GENERAL DE MÉXICO 
“DR. EDUARDO LICEAGA” 
 
 
 
 
MÉXICO D.F 2015 
 
 
 
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COMORBILIDAD Y DEPRESIÓN DOS ENTIDADES ASOCIADAS EN EL 
ADULTO MAYOR EN EL HOSPITAL GENERAL DE MEXICO. 
 
TRABAJO QUE PARA OBTENER EL TITULO DE ESPECIALISTA EN 
MEDICINA FAMILIAR 
 
PRESENTA: 
 
MIGUEL ANGEL JUÁREZ SILVA 
RESIDENTE DEL TERCER AÑO DE MEDICINA FAMILIAR 
 
 
A U T O R I Z A C I O N E S 
 
 
DR. FRANCISCO JAVIER FULVIO GÓMEZ CLAVELINA 
JEFE DE LA SUBDIVISIÓN DE MEDICINA FAMILIAR 
DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO 
FACULTAD DE MEDICINA 
U.N.A.M. 
 
 
 
 
DR. FELIPE DE JESÚS GARCÍA PEDROZA 
COORDINADOR DE INVESTIGACIÓN 
SUBDIVISIÓN DE MEDICINA FAMILIAR 
DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO 
FACULTAD DE MEDICINA 
 U.N.A.M. 
 
 
 
DR. ISAÍAS HERNÁNDEZ TORRES 
COORDINADOR DE DOCENCIA 
SUBDIVISIÓN DE MEDICINA FAMILIAR 
DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO 
FACULTAD DE MEDICINA 
U.N.A.M. 
 
 
 
 
 
 
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 INDICE 
 
 
 
1 Resumen 1 
2 Introducción 2 
3 Marco teórico 3 
3.1 Antecedentes 3 
3.2 Epidemiología 4 
3.2.1 Envejecimiento demográfico 4 
3.3 Mortalidad 5 
3.4 Morbilidad 6 
3.5 Enfermedades crónicas 7 
3.6 Aspectos importantes acerca del adulto mayor 7 
 Definición 7 
3.6.1 Proceso de envejecimiento 8 
3.6.2 Definición y características del envejecimiento 8 
3.7 Tipos de adulto mayor 9 
3.7.1 Proceso de envejecimiento 9 
3.7.2 Tipología según los cuidados 9 
3.7.3 La vivencia del envejecimiento 11 
3.7.4 Diagnóstico 11 
3.7.5 Presentación de los problemas en tercera edad 11 
3.7.6 Indicadores de alto riesgo 12 
3.7.7 Multimorbilidad 12 
3.7.8 Acceso a los servicios 12 
3.7.9 Acceso a los servicios y discapacidad 12 
3.7.10 La vejez y la enfermedad crónica 13 
3.7.11 Uso de los servicios 13 
3.7.12 La familia y las redes de apoyo 13 
3.8 Comorbilidad y transición demográfica 14 
3.8.1 Comorbilidad y vejez 15 
3.8.2 Definiciones 15 
3.8.3 Definiciones de comorbilidad 15 
3.8.4 Comorbilidad 16 
3.8.5 Prevalencia 17 
3.8.6 Hospitalización y utilización de recursos 17 
3.8.7 Calidad de vida 18 
3.8.8 Situación funcional 18 
3.8.9 Ensayos clínicos, yatrogenia y polifarmacia 18 
3.8.10 Significado clínico de la comorbilidad 19 
3.8.11 Los síndromes geriátricos 19 
3.8.11 El anciano institucionalizado 19 
3.8.12 Aspectos sociales 20 
3.8.13 Evaluación de la comorbilidad 21 
3.8.14 Índice de comorbilidad de charlson 22 
3.8.15 Definiciones del índice de comorbilidad 23 
 
 
3 
 
 
3.8.16 Interpretación de la puntuación 24 
3.8.17 Predicción de mortalidad en seguimientos prolongados (> 5 años) 24 
 
3.9 Depresión y comorbilidad 26 
3.9.1 Definición 26 
3.9.2 Etiología 28 
3.9.3 Cuadro clínico 28 
3.9.4 Diagnóstico 29 
3.9.5 Factores de riesgo 30 
3.9.6 Características de la depresión en el adulto mayor 30 
3.9.7 Consecuencias de la depresión en el adulto mayor 31 
3.9.8 Instrumentos para la valoración en el adulto mayor 32 
3.9.9 La escala de depresión geriátrica de yesavage 32 
3.9.10 Herramienta útil 32 
3.9.11 Población de destino 32 
3.9.12 Validez y confiabilidad 33 
3.9.13 Fortalezas y limitaciones 33 
4. Planteamiento del problema 34 
5. Justificación 35 
6. Pregunta de investigación 36 
7. Hipótesis 36 
8. Objetivos 36 
8.1 General 36 
8.2 Específicos 36 
9. Metodología 36 
10. Tipo de estudio 36 
11. Población y tamaño de la muestra 37 
12. Tipo de muestreo 37 
13. Criterios de inclusión y eliminación 37 
13.1 Inclusión 37 
13.2 Exclusión 37 
14. Variable dependiente 37 
15. Variable independiente 37 
16. Operacionalización de variables 37 
17. Cronograma de actividades 38 
18. Resultados 38 
19. Análisis estadístico 46 
20. Discusión 47 
21. Conclusiones 48 
22. Anexos 50 
23. Bibliografía 59 
 
 
 
 
 
1 
 
 
 
 
1. RESUMEN. 
La población de adultos mayores se encuentra en constante aumento, gracias a los 
avances científicos y tecnológicos alcanzados en el campo de la medicina lo que ha 
hecho posible que disminuya la tasa de mortalidad y aumente la esperanza de vida, 
como consecuencia de estas variables, las sociedades de todo el mundo se 
encontró ante un fenómeno nuevo: la longevidad de la población. Lo que hará que 
las personas de la tercera edad se encuentren en riesgo de padecer más 
enfermedades que la mayoría de la gente. 
La importancia de la comorbilidad se debe a su alta prevalencia y su impacto en la 
salud y los cuidados sanitarios. Comorbilidad entendida como la presencia de una 
o más enfermedades entre sujetos con una enfermedad índice, no incluye 
padecimientos de salud mental como la depresión, y que normalmente no se le toma 
mucha importancia a la hora de entrevistar al adulto mayor, pero que agravan sus 
padecimientos, por lo que se desea realizar este estudio para ver el comportamiento 
de la comorbilidad y la depresión. 
Se pretende determinar y estudiar para saber si al haber mayor comorbilidad se 
presenta depresión en este grupo etario. 
La hipótesis que planteamos es que a mayor comorbilidad más depresión. 
Se realizará este estudio en la consulta externa, consultorio 50, del HospitalGeneral 
de México al momento de que el paciente acuda a solicitar consulta por primera vez, 
realizándose entrevista directa a toda persona de 60 años y más. 
Para llevar a cabo el estudio utilizaremos la escala de Charlson que es la más 
utilizada y validada en todo el mundo, así como la escala de depresión geriátrica 
(GDS), test de Yasavaje, que ha sido probada y usada extensamente con la 
población de adultos mayores. El GDS puede usarse con adultos mayores con 
buena salud, con enfermedad médica, y aquellos con deterioro cognitivo de leve a 
moderado. Se ha usado extensamente en entornos comunitarios, de atención de 
agudos y de cuidados de largo plazo. 
Palabra clave: Enfermedad crónica, envejecimiento, adulto mayor, comorbilidad, 
depresión. 
 
 
2 
 
 
 
2. INTRODUCCIÓN. 
La población mundial está envejeciendo. Esta tendencia resulta de un proceso 
denominado transición demográfica, caracterizada por disminución de las tasas 
tanto de fecundidad cómo de mortalidad. La población adulto mayor aumenta 
progresivamente a nivel mundial, nuestro país no está exento de éste problema. 
 
La edad avanzada se asocia con un aumento de la prevalencia de enfermedades 
crónicas y deterioro funcional, como resultado, la tasa de hospitalizaciones por 
descompensación de procesos crónicos y enfermedad aguda entre las personas de 
edad mayor es más alta. 
 
Los niveles de comorbilidad aumentan el riesgo y la severidad de alteraciones 
físicas, funcionales o mentales, aunado a esto, la depresión que es una patología 
que se diagnostica poco en los ancianos y que con frecuencia tanto el diagnóstico 
como el tratamiento se realizan de manera inadecuada, desembocado en 
complicaciones más graves que incrementan el riesgo de morir en este grupo de 
personas. La Organización Mundial de la Salud (2006) menciona que la depresión 
en ancianos no se diagnostica en fases tempranas, y por lo tanto, esto favorece una 
mayor discapacidad. 
 
El padecimiento de varios problemas de salud a la vez en la misma persona tiene 
consecuencias sobre el momento del diagnóstico de las enfermedades, el 
pronóstico, el tratamiento, el uso de servicios y los resultados en salud. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3 
 
 
 
3. MARCO TEÓRICO. 
 
3.1 ANTECEDENTES. 
Los avances científicos y tecnológicos alcanzados en el campo de la medicina han 
hecho posible que disminuya la tasa de mortalidad y aumente la esperanza de vida, 
como consecuencia de estas variables, la sociedad de fines del siglo XX se encontró 
ante un fenómeno nuevo: la longevidad de su población. (2) 
 
En medida que nuestra sociedad envejece, las enfermedades relacionadas con la 
edad asumen cada vez mayor importancia como problemas de salud personal y 
pública. 
 
El médico de familia en el ámbito de la atención primaria es el primer receptor de 
los problemas del adulto mayor y por tanto ha de tener la capacidad de reconocer 
la problemática de salud del anciano para intervenir preventivamente (1). En nuestra 
formación como médicos familiares es de suma importancia conocer los tipos de 
familia y sus fases del ciclo vital para poder intervenir adecuadamente con nuestros 
pacientes, ya que muchos de los problemas de salud se encuentran íntimamente 
relacionados con el núcleo familiar. En el caso del adulto mayor no es la excepción 
y de hecho este grupo etáreo conlleva sus propias y muy particulares afecciones 
que predisponen y favorecen a que se presente patología en las diferentes áreas 
emocional, física y social, permitiendo con ello tener una mayor injerencia de tipo 
preventivo en los problemas de salud que aquejan a este tipo de pacientes en 
nuestra sociedad. Sobre el estado de salud en el adulto mayor influye el entorno 
natural, la familiar, el grado de vida social y su actividad diaria (9). 
 
El crecimiento acelerado de la población envejecida en México va acompañado de 
un incremento de enfermedades crónicas y de individuos con mayor vulnerabilidad 
fisiológica lo que hace que su manejo sea más complejo, requiriendo mayor 
consumo de recursos por la alta demanda asistencial y obliga a la incorporación de 
atención especializada en este grupo de edad en el sistema institucional (1). 
 
No podemos ignorar que el proceso de envejecimiento es un declinar paulatino de 
la funcionalidad de los órganos y sistemas, caracterizado por una vulnerabilidad 
aumentada y una viabilidad disminuida que, progresivamente, aminora la reserva 
fisiológica. 
 
Inicialmente, esta disminución de la respuesta se manifiesta sólo bajo circunstancias 
de intenso estrés, para después presentarse ante mínimas agresiones. Conforme 
se pierde la reserva funcional, la susceptibilidad es mayor y aumenta la posibilidad 
de que cualquier situación desencadene una pérdida de función, discapacidad y 
dependencia. 
 
El envejecimiento es un proceso de la vida, que no es sinónimo de enfermedad; sin 
embargo, muchas patologías inician en etapas tempranas de la vida y persisten al 
llegar a la vejez, asociándose a comorbilidades y complicaciones. 
 
 
4 
 
 
 
En los países de ingresos bajos y medios, los adultos mayores son especialmente 
vulnerables a padecer enfermedades crónicas no trasmisibles (ECNT) así como las 
infecto-contagiosas. En dichos países, las personas tienden a desarrollar 
enfermedades a edades más tempranas y sufrirlas por periodos más largos, a 
menudo con complicaciones prevenibles lo que conduce a un incremento de la 
mortalidad prematura, respecto a la de los países de altos ingresos (15). 
 
El número de personas que en el mundo rebasa la barrera de los 60 años aumentó 
en el siglo XX, de 400 millones en la década de 1950 a 700 millones en la década 
de los 1990, de esta manera, se estima que para el año 2025 existirán alrededor de 
1200 millones de Adultos Mayores. 
 
También se ha incrementado el grupo de los “muy viejos”, es decir los mayores de 
80 años, los cuales en los próximos 30 años constituirán 30% de los adultos 
mayores en los países desarrollados y 12% en los países en vías de desarrollo. 
 
La preocupación por la salud, como componente más destacable de la investigación 
sobre los adultos mayores, obliga a los médicos a enfrentar una creciente demanda 
de cuidados médico-sociales-asistenciales y geriátricos. 
 
La evaluación integral es fundamental y debe de ir más allá de la historia clínica 
tradicional para extenderse a los aspectos psicológicos, familiares, sociales, 
económicos y de disponibilidad de los cuidadores (2). 
 
La población mundial está envejeciendo. Esta tendencia resulta de un proceso 
denominado transición demográfica, caracterizada por disminución de las tasas 
tanto de fecundidad cómo de mortalidad. La población adulto mayor aumenta 
progresivamente a nivel mundial, nuestro país no está exento de éste problema. 
Existe una pequeña proporción de la población que se caracteriza por presentar 
múltiples enfermedades crónicas y un elevado consumo de recursos sanitarios (4). 
 
3.2 EPIDEMIOLOGÍA. 
3.2.1 ENVEJECIMIENTO DEMOGRÁFICO 
Durante la segunda mitad del siglo pasado, la mayoría de los países disminuyeron 
en menor o mayor grado su nivel de la fecundidad y aumentaron su sobrevivencia; 
estas tendencias han incidido en un proceso de envejecimiento que caracteriza la 
dinámica poblacional de gran parte del planeta, siendo en los países desarrollados 
donde se da con mayor intensidad. 
 
El envejecimiento demográfico involucra un cambio en la estructura por edad y 
generalmente se expresa en un aumento en el porcentaje de las personas en edad 
avanzada. 
 
En 2012 de acuerdo con el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA, por 
sus siglas en inglés), 11.5% de la población mundial tiene una edad de 60 años y 
más, mientras que en las regiones más desarrolladas llega a ser de 22.6por ciento. 
 
 
5 
 
 
Proyecciones realizadas por el UNFPA, indican que en 2050, uno de cada cinco 
habitantes en el planeta (21.2%) tendrá 60 años y más; en las regiones menos 
desarrolladas será de 19.5%, es decir, casi el nivel que actualmente se observa en 
las regiones más desarrolladas, en éstas, una de cada tres personas (32%) será un 
adulto mayor en 2050. (Cuadro 1) 
 
En nuestro país, el proceso de envejecimiento se hizo evidente a partir de la última 
década del siglo pasado, mostrando una inercia que cada vez se hace más notoria; 
en 2012 la base es más angosta que en 1990, debido a que la proporción de niños 
y jóvenes es menor, mientras que la participación relativa de adultos mayores pasa 
de 6.2% a 9.3% y se espera que en 2050 sea de 21.5 por ciento. Anexos. (Figura1) 
 
En 2012 el monto de personas de 60 años y más es de 10.9 millones lo que 
representa 9.3% de la población total, la esperanza de vida al nacer es de 74.3 
años. De los 10.9 millones de personas de 60 años y más que en 2012 residen en 
el país, 31.1% están en una etapa de prevejez (60 a 64 años); 41.3% se encuentran 
en una vejez funcional (65 a 74 años); 12.5% está en una vejez plena (75 a 79 años) 
y 15.1% transita por una vejez avanzada (80 años y más). En la medida en que 
avanza la edad se hace patente una mayor sobrevivencia en las mujeres: en la 
etapa de prevejez hay 111 mujeres por cada 100 hombres y aumenta a 129 en la 
vejez avanzada. 
 
En México, la esperanza de vida ha aumentado considerablemente; en 1930 las 
personas vivían en promedio 34 años; 40 años después en 1970 este indicador se 
ubicó en 61; en el 2000 fue de 74 y en 2014 es de casi 75 años. (Grafica 2) 
 
Las mujeres viven en promedio más años que los hombres, en 1930, la esperanza 
de vida para las personas de sexo femenino era de 35 años y para el masculino de 
33. Al 2010 este indicador fue de 77 años para mujeres y 71 para los hombres, en 
2014, se ubicó en poco más de 77 años casi igual para las mujeres, y en 72 años 
para los hombres. (Grafica 3) 
 
El aumento de la esperanza de vida no significa que las condiciones de la población 
hayan mejorado, por el contrario una de las características de este grupo 
poblacional es la pérdida de las capacidades funcionales, emocionales, cognitivas 
y una alta incidencia de enfermedades crónico degenerativas, todo ello conlleva a 
limitar en mayor o menor grado las actividades habituales y necesarias para la vida 
de los adultos mayores, provocando pérdida de su independencia y la necesidad de 
depender de una tercera persona (22). 
 
3.3 MORTALIDAD. 
En 1930 la esperanza de vida de los mexicanos era de 34 años, situación que 
contextualizaba un panorama muy precario en las condiciones de salud; para varios 
especialistas, la cuarta década del siglo pasado marca el inicio de una expansión 
progresiva de las campañas sanitarias y asistenciales en las cuales los avances 
tecnológicos en materia de salud son un factor importante para abatir enfermedades 
infecciosas y parasitarias, dando lugar a una transición epidemiológica en la cual la 
 
 
6 
 
 
mayor concentración de las defunciones se dan por padecimientos crónico 
degenerativos aspecto que denota una mayor sobrevivencia. (3) 
 
El aumento en la sobrevivencia de la población ha provocado que la mayor parte de 
las defunciones se den en edades avanzadas, de las 591 mil muertes registradas 
en 2011, 61.4% corresponden a personas de 60 años y más. 
 
Muchos de los fallecimientos en este grupo de población se producen por 
enfermedades crónicas degenerativas, entre las que destacan: la diabetes mellitus, 
las enfermedades isquémicas del corazón, las enfermedades cerebrovasculares, 
las enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores, las enfermedades del 
hígado y las enfermedades hipertensivas; en conjunto, estas seis causas 
concentran 54.8% de los fallecimientos ocurridos en este grupo poblacional. 
 
Uno de cada cuatro adultos mayores que falleció en 2011 (22.6%) no tenía 
derechohabiencia, por lo que en la actualidad, uno de los grandes desafíos de la 
política gubernamental es ampliar su cobertura y promover la prevención y el 
cuidado de la salud, ya que si bien el aumento de enfermedades crónicas es 
atribuible al envejecimiento de la población, también lo son los comportamientos y 
elecciones poco saludables que hacen los individuos durante el curso de vida (como 
son una nutrición deficiente, sobrepeso y consumo de tabaco y alcohol, entre otros). 
(Grafica 4, Tabla 1,2, 3) 
 
3.4 MORBILIDAD. 
Las diez principales causas de morbilidad del sector durante el 2006 son: 1) 
infecciones respiratorias agudas; 2) infecciones de vías urinarias; 3) infecciones 
intestinales por otros organismos y mal definidas; 4) úlceras, gastritis y duodenitis; 
5) hipertensión arterial sistémica; 6) diabetes mellitus, 7) gingivitis y enfermedades 
periodontales; 8) amebiasis intestinal; 9) otitis media aguda, y 10) enfermedades 
isquémicas del corazón. (Tabla 4) 
 
Como puede observarse en los datos anteriores, México presenta una polarización 
epidemiológica, en específico en el grupo de adultos mayores, en donde se aprecia 
que el patrón de morbilidad se distingue por tener simultáneamente tanto 
enfermedades infecciosas como enfermedades crónicas no transmisibles. 
 
A nivel mundial, los problemas de salud más frecuentes en la población adulta 
mayor son las enfermedades crónicas, como las cardiopatías, cerebrovasculares y 
pulmonares; en México, durante 2010, las cardiopatías isquémicas y la diabetes 
representan aproximadamente el 24% de la carga de enfermedad en la población 
adulta mayor 
 
Otras afecciones que padecen los adultos mayores son los denominados síndromes 
geriátricos, que son cuadros clínicos habitualmente originados por enfermedades 
con alta prevalencia, se presentan de forma atípica, generan incapacidad funcional 
y social como el déficit visual o auditivo, y afecta aproximadamente al 90% de los 
adultos de vejez avanzada. 
 
 
7 
 
 
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2012, en 
México el principal síndrome geriátrico que reporta la población de edad es el déficit 
visual (47.4%), el cual pasa de 41.3% en la prevejez a 76.7% para los de vejez 
avanzada de 90 años y más; y el segundo, el déficit auditivo afecta al 42.9% de los 
adultos mayores y se incrementa con la edad (de 34.5% en los de prevejez a 68.9% 
para los de vejez avanzada de 90 años y más); las caídas, que pueden relacionarse 
con los anteriores son altas, se presentan en 34.8% de las personas adultas 
mayores y son más frecuentes en las personas que se encuentran en la etapa de 
vejez avanzada, de 80 a 84 años (40.9 por ciento). Finalmente, el maltrato que es 
consecuencia de la condición de salud, dependencia y vulnerabilidad de este grupo 
de población, está presente en dos de cada 100 adultos mayores. (Grafica 4) 
 
3.5 ENFERMEDADES CRÓNICAS 
Las enfermedades crónicas, patologías no trasmisibles entre los adultos mayores, 
son consecuencia de los estilos de vida no saludables y requieren atención médica 
continua; dichas afecciones se exacerban por el envejecimiento, lo que aumenta la 
demanda de servicios de salud e incrementa los costos de atención. En 2011, la 
diabetes mellitus es la principal causa de morbilidad hospitalaria por enfermedades 
crónicas en las personas adultas mayores de 60 a 79 años (en prevejez, vejez 
funcional y vejez plena), ubicándose la tasa más alta en las personas en vejez plena 
–75 a 79 años– (842 de cada 100 mil varones de ese grupo de edad y 915 en las 
mujeres); y para los adultos en vejez avanzada (de 80 años y más), el primer lugar 
lo tienen las enfermedades cerebrovasculares (775 en hombres y 791 en mujeres). 
La segunda causa de morbilidad hospitalaria en los hombres enprevejez, vejez 
funcional y vejez plena (de 60 a 79 años) son las enfermedades isquémicas del 
corazón, la tasa más alta se observa en los varones en vejez plena (604 de cada 
100 mil hombres en esas edades); y para los que están en vejez avanzada, la 
diabetes mellitus (723) ocupa el segundo lugar; en tanto, en las mujeres de 60 a 74 
años (en prevejez y vejez funcional) es la hipertensión arterial (con tasas de 184 en 
las de prevejez y 273 para las que están en vejez funcional); las enfermedades 
cerebrovasculares, ocupan el segundo lugar en la población en vejez plena (508 de 
cada 100 mil mujeres de ese grupo de edad) y en la de 80 años y más (en vejez 
avanzada), la diabetes mellitus (783) (3). (Grafica 5) 
 
3.6 ASPECTOS IMPORTANTES ACERCA DEL ADULTO MAYOR 
a) Definición 
En “La Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento” convocada por la 
Organización de las Naciones Unidas en Viena en 1982, se acordó considerar como 
ancianos a la población de 60 años y más. Posteriormente a los individuos de este 
grupo poblacional se les dio el nombre de “adultos mayores”. (1) Existen términos 
como viejo, anciano, senecto, provecto, vetusto, carcamal, gerántropo, entre otros. 
Cada cultura ha manejado el término que por tradición o historia le es más 
conveniente, por lo que podemos utilizarlos como sinónimos y referirnos al mismo 
grupo etéreo. 
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera como adultos mayores a 
quienes tienen una edad mayor o igual de 60 años en los piases en vías de 
desarrollo y de 65 años o más a quienes viven en países desarrollados. 
 
 
8 
 
 
 
Las personas de 60 a 74 años son consideradas de edad avanzada; de 75 a 90 
viejas o ancianas, y las que sobrepasan los 90 se les denomina grandes viejos o 
grandes longevos. A todo individuo mayor de 60 años se le llamará de forma 
indistinta persona de la tercera edad. 
 
Estas diferencias cronológicas obedecen a las características socio-económicas 
que tienen unos y otros países. Algunos de ellos se consideran adultos mayores 
disfuncionales debido a que, a causa de los problemas naturales que conlleva el 
envejecimiento, necesitan ayuda para llevar a cabo sus actividades cotidianas. 
Además, las personas de la tercera edad son más vulnerables a diversas 
enfermedades y por lo tanto requieren una constante observación y atención 
médica. Por otra parte, debido al aumento en la esperanza de vida, al proceso 
natural de envejecimiento y a la vulnerabilidad física, social y psicológica se ha 
incrementado el número de padecimientos y sus complicaciones, con predominio 
de las enfermedades crónico-degenerativas, aunado a una vida más prolongada se 
presenta un detrimento de la calidad de la misma. Es importante considerar que es 
posible ser un adulto mayor saludable, ya que el envejecimiento es un proceso de 
cambios que tiene el organismo a través del tiempo y puede ser negativo o positivo, 
según nuestro estilo de vida (17). 
 
3.6.1 PROCESO DE ENVEJECIMIENTO. 
Se entiende por envejecimiento del ser humano los cambios morfológicos, 
bioquímicos, fisiológicos y psicológicos que acontecen como consecuencia de su 
funcionamiento en el tiempo. Es producto de una relación compleja y dinámica entre 
la persona que envejece y los factores externos ambientales y ecológicos. Existe 
una gran diversidad en la forma de envejecer. Es común a todas ellas que los 
cambios del envejecimiento determinen una disminución de la capacidad de 
adaptación a las situaciones estresantes biopsicosociales: «el anciano es más 
susceptible a los problemas de salud que las personas jóvenes, pero el 
envejecimiento por sí mismo no es causa de enfermedad; la presencia de síntomas 
corresponde a la presencia de enfermedades y no a los cambios fisiológicos del 
envejecimiento» (19). 
 
3.6.2 DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DEL ENVEJECIMIENTO 
En un intento arbitrario de definición, podríamos considerar al envejecimiento como 
un proceso que comprende cambios a nivel morfológico y funcional, en todos los 
seres vivientes y que se presentan como consecuencia del paso de los años. Este 
proceso es considerado como fisiológico, es decir, se distingue netamente de 
aquellas modificaciones que se puedan encontrar en organismos envejecidos, pero 
producidas por las enfermedades. El envejecimiento tiene algunas características 
fundamentales es universal, irreversible, heterogéneo, deletéreo, intrínseco. 
Es universal: porque compromete a todos los seres vivos, desde las células y sus 
organelas hasta los organismos más complejos, como los mamíferos y el ser 
humano. 
Es irreversible: porque aunque no conocemos con precisión cuando inicia, 
sabemos que los cambios son inexorables. En este sentido se están buscando 
 
 
9 
 
 
estrategias de intervención que permitan al menos, con acciones sobre el medio 
ambiente y los estilos de vida, alcanzar edades avanzadas con una mejor reserva 
funcional y plena autonomía. 
Es heterogéneo: porque existe una gran variabilidad en el modo como envejecen 
los diferentes especies vivientes, los grupos poblacionales, las personas y a su vez 
dentro de un mismo organismo viviente: aparatos, sistemas, órganos, tejidos y 
células. 
Es deletéreo: porque el envejecimiento implica la pérdida progresiva de funciones, 
con una menor reserva homeostática y mayor vulnerabilidad. 
Es intrínseco: porque como veremos más adelante, existen genes y grupos de 
genes que gobiernan a nivel celular, la manera como la célula envejece (20). 
 
3.7 TIPOS DE ADULTO MAYOR. 
3.7.1 Proceso de envejecimiento. 
El proceso de envejecimiento es la mezcla de factores intrínsecos (hereditarios) y 
extrínsecos (estilos de vida, factores ambientales, entre otros). De esta unión 
podemos clasificar al envejecimiento en, habitual, exitoso, incapacitante y el 
patológico: 
- Habitual: factores intrínsecos y extrínsecos normales. 
- Exitoso: factores intrínsecos y extrínsecos favorables. 
- Incapacitante: factores extrínsecos desfavorables. 
- Patológico: factores intrínsecos y extrínsecos desfavorables (2). 
El ritmo de envejecimiento varía según los condicionamientos, religiosos, 
psicológicos, económicos, sociales y culturales que rodean al individuo de edad 
mayor. El individuo vive más cuando encuentra el apoyo de su familia, de su 
comunidad y de la sociedad que lo identifica como ciudadano. 
 
3.7.2 Tipología según los cuidados. 
Dentro del cuidado del adulto mayor podemos tener diferentes tipos de adultos 
mayores, encontramos al anciano sano, al enfermo, en situación de riesgo y el 
anciano frágil. 
 
- Anciano sano: se trata de una persona de edad avanzada con ausencia de 
enfermedad objetivable. Su capacidad funcional está bien conservada y es 
independiente para actividades básicas e instrumentales de la vida diaria y 
no presenta problemática mental o social derivada de su estado de salud. 
- Anciano enfermo: es aquel anciano sano con una enfermedad aguda. Se 
comportaría de forma parecida a un paciente enfermo adulto. Suelen ser 
personas que acuden a consulta o ingresan en los hospitales por un proceso 
único, no suelen presentar otras enfermedades importantes ni problemas 
mentales ni sociales. Sus problemas de salud pueden ser atendidos y 
resueltos con normalidad dentro de los servicios tradicionales sanitarios de 
la especialidad médica que corresponda. 
- El anciano en situación de riesgo es aquel que presenta uno o más de los 
siguientes factores: padecer patología crónica invalidante, el haber sido dado 
de alta reciente mente del hospital, el estar confinado en su domicilio, el vivir 
solo, el tener más de 80 años (aunque para algunos autores es el tener más 
 
 
10 
 
 
de 85 años), el padecer una situación de pobreza, el estar afectado de 
malnutrición, el estar aislado socialmente o carecer de apoyo familiar 
cercano, el haberperdido recientemente a su pareja (situación de duelo 
inferior a 1 año), y el tener una enfermedad en fase terminal. La situación de 
estar en riesgo debe considerarse en relación a un alto grado de 
vulnerabilidad biopsicosocial que puede determinar una pérdida de la 
independencia, la institucionalización o la muerte del anciano (19). 
- Anciano frágil: es aquel anciano que conserva su independencia de manera 
precaria y que se encuentra en situación de alto riesgo de volverse 
dependiente. Se trata de una persona con una o varias enfermedades de 
base, que cuando están compensadas permiten al anciano mantener su 
independencia básica, gracias a un delicado equilibrio con su entorno socio-
familiar. En estos casos, procesos intercurrentes (infección, caídas, cambios 
de medicación, hospitalización, etc.) pueden llevar a una situación de pérdida 
de independencia que obligue a la necesidad de recursos sanitarios y/o 
sociales. El hecho principal que define al anciano frágil es que, siendo 
independiente, tiene alto riesgo de volverse dependiente (riesgo de 
discapacidad); en otras palabras, sería una situación de prediscapacidad (18). 
 
La Geriatría, especialidad médica que trata a los adultos mayores, los clasifica en 
funcionales y disfuncionales basándose en escalas que miden la capacidad para 
realizar las actividades de la vida diaria. 
 
Los adultos mayores funcionales son aquellos que pueden llevar a cabo sus 
actividades cotidianas sin dificultad o bien con mínima dificultad, por lo que pueden 
mantenerse independientes. 
 
Se considera disfuncionales a aquellos adultos mayores que por algún motivo 
presentan una limitación para efectuar las tareas mínimas necesarias para valerse 
por sí mismos. 
 
El adulto mayor independiente busca proveerse de medidas que beneficien su 
propia seguridad; es decir, que es capaz de mantener un entorno seguro para él 
mismo, o acondicionarlo según sus necesidades. Podríamos decir que la seguridad 
del adulto independiente proviene de la conciencia que tiene de su propio estado y 
de su propia condición, lo cual le confiere una estabilidad lo mismo física que 
emocional 
 
Por su parte, el adulto dependiente puede presentar un déficit cognitivo que no le 
permite discernir entre las situaciones seguras y las situaciones de peligro. De igual 
manera, no adecúa sus actividades y su entorno a los cambios propios del proceso 
de envejecimiento que afectan de forma significativa la necesidad de seguridad. 
Por ello es necesario insistir en que la seguridad en el adulto mayor es un elemento 
de suma importancia en tanto que está relacionada con la satisfacción global de las 
necesidades restantes. El objetivo primordial del cuidador, en este sentido, consiste 
en mantener un entorno seguro en relación con las características de la vejez (17). 
 
 
 
11 
 
 
3.7.3 LA VIVENCIA DEL ENVEJECIMIENTO. 
En una orientación biopsicosocial, la forma de envejecer está más determinada por 
la interrelación del estado físico, intelectual, afectivo y de la situación social que por 
la propia edad cronológica. No existe un patrón único de la vivencia del 
envejecimiento; depende de los factores externos y de la personalidad del sujeto. 
La salud, la situación financiera y el estado marital influyen en la forma de envejecer, 
y la personalidad de cada sujeto determina cómo afectan estos factores al 
envejecimiento de cada uno. El envejecimiento adecuado debe acontecer en las 
tres áreas vitales: la física, la intelectual y la interpersonal (Perlado, 1995; Regato, 
2004). Dentro del área interpersonal, las relaciones sociales, y especialmente la 
disponibilidad de un confidente, juegan un papel muy importante en el bienestar 
personal. La familia es el mejor recurso de apoyo social en la vejez, y éste influye 
en la situación de bienestar en los ancianos (19). 
 
3.7.4 DIAGNÓSTICO. 
Más de la mitad de los adultos mayores de 60 años conserva la salud y no tiene 
discapacidad alguna, una fracción significativa del total (20%) se encuentra en condición 
de fragilidad, es decir, en la antesala de la discapacidad y la dependencia. Por otra parte, 
la cuarta parte de la población mayor padece alguna discapacidad y sufre las con-
secuencias de la morbilidad crónica acumulada. Representa, además, la mayor proporción 
de la carga de la enfermedad que se deriva de este contingente poblacional y que 
corresponde a 25% del total nacional para todas las edades. Uno de cada 5 adultos 
mayores con discapacidad es totalmente dependiente, es decir, necesita ayuda 
permanente, por parte de un tercero, para su subsistencia (18). 
 
3.7.5 PRESENTACIÓN DE LOS PROBLEMAS EN TERCERA EDAD. 
- Problemas médicos múltiples. 
- Presentación de los problemas médicos en forma atípica, inespecífica y 
asintomática: infecciones sin fiebre, neumonía sin manifestación radiológica 
evidente, infarto de miocardio o abdomen agudo sin dolor, estado confusional 
como única presentación de muchas enfermedades depresión enmascarada, 
evolución solapada de la demencia compensada por mucho tiempo por los 
familiares más próximos (sobre todo cónyuges). 
- Reconocimiento como “normalidades” del envejecimiento y no como 
problemas, por parte del paciente, su familia, los cuidadores y los 
profesionales. 
- Rápida afectación de la movilidad y deterioro del estado físico y de la salud 
mental. 
- Curación lenta. 
- Tendencia a la cronicidad. 
- Tendencia a la dependencia. 
- Límite fácilmente franqueable entre el beneficio terapéutico y la iatrogenia 
(causar daño con las medidas terapéuticas) 
- Alta incidencia de causas psíquicas y sociales en la presentación y /o 
descompensación de los problemas médicos. 
- Alto riesgo de claudicación de los cuidadores informales aunque con 
persistencia de la voluntad de cuidado por parte de los mismos. 
 
 
12 
 
 
 
3.7.6 INDICADORES DE ALTO RIESGO: 
- 80 años y más 
- Vivir solo 
- Estar socialmente aislado 
- Ser mujer anciana sobre todo soltera o viuda 
- Vivir en instituciones colectivas no controladas 
- Ancianos sin hijos 
- Un componente de la pareja anciana , discapacitado o muy enfermo 
- Soledad parcial nocturna y / o más de 10 horas en el día 
- Ser responsable de asumir los cuidados de otra persona 
- Existencia de cuidador no apto para el cuidado requerido en calidad y 
cantidad. 
- Tener problemas de autonomía funcional 
- Presentar intervalo libre de ayuda crítico, es decir necesidad de cuidados 
permanentes para mantener la seguridad vital 
- Contexto económico inadecuado 
- Hábitat inadecuado en función de autonomía, patología y condiciones para 
la rehabilitación 
- Patología crónica y/ o invalidante 
- Desnutrición 
- Poli medicación o medicación de alto riesgo 
- Egreso hospitalario 
- Complejidad de tratamiento indicado al egreso 
- Complejidad de cuidados especiales 
- Falta de contacto con médico de cabecera. 
 
3.7.7 MULTIMORBILIDAD: 
Es ya un problema grave entre los adultos mayores más jóvenes; 7% de ellos tiene 
5 ó más enfermedades simultáneamente y con mayor repercusión funcional que las 
enfermedades crónicas en forma aislada. 
 
3.7.8 ACCESO A LOS SERVICIOS. 
El mayor porcentaje de adultos mayores está afiliado al IMSS y al ISSSTE; sin 
embargo, 1 de cada 6 no tiene ningún tipo de aseguramiento. De estos últimos, 50% 
acude a resolver sus problemas al sector privado y 1 de cada 5 lo hace en las 
farmacias. Adicionalmente, de aquellos que están asegurados, 1 de cada 5 va al 
sector privado. Es claro que prefieren pagar, a esperar. 
 
3.7.9 ACCESO A LOS SERVICIOS Y DISCAPACIDAD. 
Las barreras económicas son la principal razón para no buscar atención formal 
(hasta 27%) y este porcentaje se incrementa para el caso de los ancianos con limitacio-
nes funcionales. 
 
 
 
 
 
 
13 
 
 
3.7.10 LA VEJEZ Y LA ENFERMEDAD CRÓNICA: 
Hogarescon personas mayores consumen 50% más recursos en salud que el 
promedio. La carga de morbilidad crónica acumulada durante varios años es la prin-
cipal razón del incremento en el costo de la atención, mucho más que la edad en sí 
misma, pues las personas mayores sanas consumen menos recursos que los 
adultos de edad media en igual situación de salud. 
 
3.7.11 USO DE LOS SERVICIOS: 
La presión que genera esta población para el sistema de salud es importante y la 
respuesta insuficiente: Del total de personas que reportaron haber estado 
hospitalizadas en el último año, más de la mitad corresponde a AM. Por otro lado, 
la polifarmacia es un tema del mayor interés: A pesar de que el promedio de 
medicamentos se ubica en 3, para el caso de AM, proporciones que llegan hasta el 
20%, superan los 7 fármacos (18). 
 
La situación de una población anciana que vive mayoritariamente en la comunidad, 
con una tipología heterogénea que varía desde el anciano sano hasta el anciano 
con múltiples enfermedades, hace que sea imprescindible la participación de la 
Atención Primaria en la organización del sistema de atención a las personas 
mayores. El papel de la Atención Primaria en la asistencia al anciano también está 
implícito en la concepción de una atención geriátrica adecuada, entendida ésta 
como «la planificación de la atención socio-sanitaria en un conjunto de niveles que 
garantice que los ancianos pertenecientes a un área sectorizada permanezcan, o 
se reintegren, en su domicilio habitual en condiciones adecuadas de bienestar y 
seguridad». 
 
La Atención Primaria es, dentro de la organización sanitaria, el nivel responsable de 
la promoción del autocuidado y del cuidado informal en los ancianos del ahora y del 
futuro; la detección precoz de los problemas de salud; la intervención sobre 
múltiples problemas de salud; la detección precoz de la incapacidad; la detección 
de los ancianos de riesgo, y de la reinserción a los cuidados en la comunidad de los 
ancianos enfermos e incapacitados. Es responsable de ofertar, además, sus otras 
características, como ser la puerta de entrada al Sistema Sanitario y el suministro 
de medicación. La atención longitudinal y continuada que realiza el sistema de 
Atención Primaria es el adecuado para desarrollar estas funciones. 
 
3.7.12 LA FAMILIA Y LAS REDES DE APOYO 
Ante la carencia de apoyos institucionales, las deficiencias de la seguridad social y 
demás problemática de nuestro país, vemos que aún hay buen número de personas 
que se dedican a cuidar y proteger a sus familiares ancianos. Al igual que en otros 
conflictos en los que el Estado se ve limitado o no puede resolver, se espera que la 
familia se encargue de proporcionar atención si no altamente tecnificada, sí con la 
calidez que ofrece el entorno que se antoja más seguro y acogedor, o sea, la familia. 
Aunque el paciente anciano es visto como un símbolo de respeto por su sapiencia 
y experiencia, las modificaciones culturales actuales han hecho que al sujeto 
envejecido se le trate con algunas deficiencias en el contexto de una sociedad con 
múltiples carencias económicas (21). 
 
 
14 
 
 
 
3.8 COMORBILIDAD Y TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA. 
El proceso de envejecimiento de la población ha llevado al aumento de las 
enfermedades crónicas y discapacitantes, las que limitan las actividades de la vida 
diaria, derivadas del incremento en su número, elevando el riesgo de admisiones 
hospitalarias y el desarrollo de dependencia funcional (9). 
 
La mejora de las condiciones de vida y la eficacia de la atención sanitaria logran la 
supervivencia de pacientes que antes morían a consecuencia de enfermedades que 
hoy se transforman en crónicas. Por ejemplo, las cardiopatías congénitas en los 
niños, o el sida en jóvenes y adultos, o el infarto de miocardio en adultos y ancianos. 
La presencia de enfermedades crónicas crea un subconjunto de población con 
mayor probabilidad de padecer varias enfermedades al mismo tiempo, de padecer 
comorbilidad (8). 
 
También han influido en el cambio del patrón epidemiológico variaciones en los 
hábitos y estilos de vida de las poblaciones y por ende en diferentes factores de 
riesgo, que unidos al hecho de que las personas viven más tiempo contribuyen a 
elevar el porcentaje de entidades como la diabetes mellitus (DM), la hipertensión 
arterial (HTA), la cardiopatía isquémica (CI), el cáncer, la obesidad, la enfermedad 
cerebrovascular (ECV), trastornos musculo-esqueléticos como la artritis, 
enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), osteoporosis, demencia y 
depresión, entre otras (5). 
 
Estos pacientes constituyen una población homogénea en complejidad, 
vulnerabilidad clínica, fragilidad, mortalidad, deterioro funcional, polifarmacia, pobre 
calidad de vida relacionada con la salud y frecuente situación de dependencia 
funcional. Sin embargo, a pesar de ser un problema muy frecuente, no existe una 
definición universalmente aceptada sobre términos como cronicidad, comorbilidad, 
multimorbilidad o pluripatología. 
 
Las consecuencias derivadas de los padecimientos crónico-degenerativos son el 
resultado de procesos iniciados varias décadas atrás. Su historia natural puede ser 
modificada con intervenciones que cambien el curso clínico de las condiciones que 
determinan su incidencia y complicaciones, por lo cual deberán detectarse y 
atenderse de manera oportuna, ya que si bien esto no elimina la patología, si ofrece 
ganancia en años de vida saludable con mejor calidad de vida (15). 
 
La edad avanzada se asocia con un aumento de la prevalencia de enfermedades 
crónicas y deterioro funcional, como resultado, la tasa de hospitalizaciones por 
descompensación de procesos crónicos y enfermedad aguda entre las personas de 
edad mayor es más alta. Del mismo modo, la demanda de servicios de cuidados 
críticos y de la admisión a las unidades de cuidados intensivos (UCI) se ven 
incrementadas (4). 
 
 
 
 
 
15 
 
 
 
3.8.1 COMORBILIDAD Y VEJEZ. 
Definiciones de: 
- Comorbilidad: Diferentes enfermedades o condiciones morbosas que 
acompañan a modo de satélite a una patología protagonista. 
- Pluripatología: Pacientes con dos o más enfermedades crónicas 
sintomáticas en las que resulta dificultoso establecer los protagonismos, 
pues en general presentan un grado de complejidad equivalente, con similar 
potencial de desestabilización, dificultades de manejo e interrelaciones. Es 
un término que se utiliza para referirse al anciano frágil, a los enfermos poli-
medicados, a los hiperfrecuentadores, en el caso de atención primaria, o a 
los reingresadores, en el caso de la atención hospitalaria. 
- Multi-morbilidad es la ocurrencia simultánea de múltiples problemas de 
salud en la misma persona, sin tener en cuenta ni el orden jerárquico entre 
ellos ni su gravedad (2,5). Puesto que en la multi-morbilidad no se considera 
la gravedad e importancia de los problemas, la simple adición puede no tener 
consecuencias, y no aumentar la probabilidad de muerte 
- Fragilidad: Síndrome biológico intrínsecamente unido al fenómeno biológico 
del envejecimiento y caracterizado por el descenso de la reserva biológica y 
la resistencia al estrés, resultado del deterioro de múltiples sistemas 
fisiológicos, en el que predomina un disbalance energético metabólico que 
confiere al individuo una situación de vulnerabilidad frente a pequeñas 
agresiones. 
- Discapacidad: Dificultad o dependencia para realizar las actividades 
esenciales de una vida independiente, incluyendo las funciones esenciales, 
las tareas necesarias para el autocuidado y la vida independiente en el hogar, 
así como las actividades deseadas importantes para la calidad de vida (6). 
 
3.8.2 DEFINICIONES DE COMORBILIDAD. 
- Alvan Feinstein (1970) definió comorbilidad como la existencia de una 
entidad clínica adicional distinta que ocurre durante el curso clínico de un 
paciente con unaenfermedad indexada bajo estudio. 
- Kraemer se refirió al término comorbilidad en un estudio de pares específicos 
de enfermedades. 
- Van den Akker et al redefinieron posteriormente ambos conceptos y 
reservaron el término de multimorbilidad para describir la coocurrencia de 
múltiples enfermedades agudas o crónicas y situaciones médicas en la 
misma persona. 
- Karlamangla et al prefieren definir la comorbilidad como el impacto total de 
la disfunción biológica, incluida en su valoración no sólo las enfermedades 
evidentes, sino también procesos subclínicos que no llegan al diagnóstico de 
enfermedad por los criterios actuales (12). 
- El instituto para la información de salud canadiense (Canadian Institute 
of Health Information), efectúa su propia definición en 1994. Esta se refiere a 
un diagnóstico de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) que 
describe una condición que inicia después del comienzo de la observación 
hospitalaria y/o del tratamiento, que usualmente influye en la duración de la 
 
 
16 
 
 
hospitalización del paciente, y/o incluyen significativamente el manejo o 
tratamiento del paciente. 
- El centro de políticas de salud Manitoba (Manitoba Centres for Health 
Policy), en el año 2003, definió comorbilidad como las condiciones médicas 
que aumentan el riesgo del muerte del paciente, además de las condiciones 
más significativas que causa su estadía en el hospital. Para ello el número 
de condiciones comorbidas se debería usar para proveer un indicador del 
estado de salud y riesgo de muerte. En otras palabras, la comorbilidad sería 
un indicador de la utilización diferencial del cuidado hospitalario. 
- Un artículo del Journal of Gerontology: Medicial Sciences del 2004, define 
comorbilidad como la presencia concurrente de dos o más enfermedades 
diagnosticadas desde el punto de vista médico en el mismo individuo. 
- Para la organización Mundial de Salud (OMS) la comorbilidad es la 
ocurrencia simultánea de dos o más enfermedades en una misma persona, 
lo que se asemeja a la definición de Feinstein (7). 
 
3.8.4 COMORBILIDAD. 
En su origen definía la presencia concurrente de dos o más enfermedades 
diagnosticadas desde el punto de vista médico en el mismo individuo, basándose 
para el diagnóstico de cada enfermedad en criterios establecidos y ampliamente 
reconocidos (10). 
 
Con la edad, la presencia de la comorbilidad se incrementa notablemente, en gran 
parte porque la frecuencia de condiciones crónicas individuales aumenta con la 
edad. Por ejemplo, después de los 65 años, el 48% de las personas que residen en 
comunidades de los Estados Unidos reportan artritis, el 36% hipertensión, el 27% 
cardiopatías, el 10% diabetes y el 6% una historia de accidente cerebrovascular 
(2,5). Como resultado de estas prevalencias, el 35.3% de la población de los 
Estados Unidos con 65-79 años de edad reporta dos o más enfermedades, y esta 
alcanza un 70.2% en los de más de 80 años. Un análisis de Medicare afirma que 
los datos demuestran que dos tercios de todos los beneficiarios de más de 65 años 
tienen dos o más condiciones crónicas, y un tercio tiene cuatro o más. 
 
La comorbilidad se relaciona con la gran utilización y gastos de atención de salud, 
con un 96% de los gastos de Medicare que se les atribuyen a los beneficiarios con 
múltiples condiciones crónicas. Asimismo, la comorbilidad intensifica el riesgo de 
discapacidad y mortalidad, por encima y por debajo del riesgo de enfermedades 
individuales. 
 
Al prevalecer un par de enfermedades crónicas en cada individuo, estas son 
sinergistas al incrementarse el riesgo de incapacidad. Por ejemplo, la presencia 
concurrente de cardiopatía y osteoartritis de la rodilla incrementó el riesgo relativo 
de desarrollar la incapacidad de moverse en 13.6, a partir de un riesgo relativo de 
4.4 en aquellos que presentan osteoartritis solamente o 2.3 en aquellos que 
presentan una cardiopatía solamente (en comparación con aquellos que no tienen 
ninguna enfermedad). 
 
 
 
17 
 
 
Un trabajo recientemente desarrollado en geriatría clínica indica que podría 
pensarse que la comorbilidad se presenta a múltiples niveles fisiológicos / 
fisiopatológicos, más allá de las enfermedades clínicamente diagnosticables. Con 
respecto a los pacientes con una comorbilidad, se reconoce que la atención 
especializada centrada en una sola enfermedad puede provocar una atención 
inadecuada de otras enfermedades presentes. Más allá de reconocer y tratar 
adecuadamente cada condición, puede haber complicaciones debido a la 
competencia o a las interacciones clínicas entre las condiciones. 
 
En los adultos mayores es frecuente encontrar enfermedades comórbidas, fragilidad 
y/o discapacidad. Un individuo puede experimentar simultáneamente múltiples 
síntomas de enfermedades comórbidas, dificultades para realizar las actividades 
esenciales o necesarias, y una progresiva debilidad y vulnerabilidad asociadas con 
la fragilidad (10). 
 
3.8.5 PREVALENCIA. 
Existen pocos datos disponibles que describan el fenómeno de la comorbilidad a 
pesar de que gran parte de las personas que acuden a la consulta presentan este 
fenómeno, incluso en mayores de 65 años es del 98%, según algunas fuentes. 
 
La comorbilidad es frecuente y aumenta con la edad, como se refleja en los registros 
de los países con cierta tradición en el estudio de la morbilidad atendida en atención 
primaria. En Holanda afecta al 10% de los menores de 20 años y al 78% de los 
mayores de 80. En el registro de Nijmegen afecta al 38% de los pacientes. (8). En 
el registro de Nijmegen afecta al 38% de los pacientes. En Estados Unidos el 65% 
de las personas mayores de 65 años tienen dos o más problemas crónicos como 
hipertensión, diabetes, artrosis y cardiopatía isquémica. 
 
Se ha estimado la prevalencia de multimorbilidad en Europa y en EE.UU. Sin 
embargo, hay grandes diferencias en las fuentes de datos y en los resultados. De 
todas maneras, en los estudios poblacionales realizados, la prevalencia de 
comorbilidad aumenta con la edad y parecen existir determinados patrones de 
presentación de la enfermedad en el paciente anciano (12). 
 
La comorbilidad o coexistencia de varias de estas afecciones se relaciona 
sustancialmente con una mayor probabilidad de aparición de discapacidades, 
considerándose un fuerte factor de riesgo para el surgimiento de las mismas, no 
solo por las consecuencias derivadas del incremento en su número, sino también 
por los efectos de combinaciones específicas entre las mismas, las cuales elevan 
el riesgo y la severidad de las alteraciones funcionales, físicas o mentales que de 
ello se deriva (5). 
 
3.8.6 HOSPITALIZACIÓN Y UTILIZACIÓN DE RECURSOS 
La comorbilidad influye significativamente en diferentes resultados de la atención 
hospitalaria, como la duración de la estancia, las complicaciones, la discapacidad, 
la posibilidad de rehabilitación, los resultados quirúrgicos, el consumo de recursos, 
 
 
18 
 
 
la mortalidad en diferentes ventanas temporales y los tipos de pacientes, el estado 
funcional y la calidad de vida y los reingresos hospitalarios. 
Además, se asocia a mayor sobrecarga psicológica, complejidad en los cuidados y 
afecta la progresión de las enfermedades concurrentes. 
 
3.8.7 CALIDAD DE VIDA 
La comorbilidad puede ser incluso una manera más exacta de reflejar la calidad de 
vida de determinadas enfermedades. Los ancianos con múltiples enfermedades 
crónicas refieren una calidad de los cuidados prestados inadecuada y una 
insatisfacción con estos cuidados. Esto puede deberse a la «competencia» entre 
las diversas necesidades de atención, múltiples directrices que se entremezclan, y 
el alto riesgo de interacciones medicamentosas. 
 
3.8.8 SITUACIÓN FUNCIONAL 
Las personas con múltiples enfermedades crónicas pueden tenerdeterioros más 
rápidos en su situación de salud y una mayor probabilidad de discapacidad, aunque 
no siempre se han observado los supuestos efectos sinérgicos. 
 
3.8.9 ENSAYOS CLÍNICOS, YATROGENIA Y POLIFARMACIA 
Los ancianos habitualmente tienen múltiples enfermedades crónicas y ninguna de 
éstas puede tratarse de manera independiente, así que toman numerosas 
medicaciones. Además, los ancianos con polifarmacia tienen más efectos 
secundarios, menor adherencia a las pautas terapéuticas y peor control clínico. La 
eficacia de regímenes terapéuticos complejos no se ha ensayado todavía 
correctamente en los ancianos en la mayoría de los casos. 
Las investigaciones sobre diversos aspectos médicos se enfocan a enfermedades 
únicas, ya que esto incrementa la certeza de que cualquier diferencia observada se 
deba a la enfermedad principal o al tratamiento, y no a la participación como 
«elemento de confusión» de la comorbilidad. Sin embargo, estos ensayos en 
pacientes sin comorbilidad tienen muy limitada su extensibilidad a toda la población, 
este hecho es todavía más llamativo en los ancianos, y compromete la validez 
externa y la relevancia de los resultados en la población anciana. Las directrices 
obtenidas de estos estudios probablemente no se ajusten a las necesidades de los 
ancianos con múltiples enfermedades. Por esto, la mayor parte de los sistemas de 
clasificación de pacientes intentan controlar este factor confusor, al incorporar, de 
una u otra forma, la comorbilidad en sus algoritmos de construcción. Además, hay 
una creciente evidencia de que los ancianos y las personas con pluripatología 
prestan diferente importancia a los resultados relacionados con la salud (12). 
 
El estudio de la calidad de vida en pacientes crónicos a través de varios estudios 
poblacionales demuestra que los pacientes con al menos una condición comórbida 
añadida declaran peor calidad de vida en todas sus dimensiones, tanto en las 
funciones físicas como en las mentales. El uso de recursos asistenciales depende 
del grado de comorbilidad más que del propio diagnóstico; así, cuando se estratifica 
por el grado de comorbilidad, el número de visitas por condiciones comórbidas 
excede al número de visitas por la condición índice. La comorbilidad más grave 
 
 
19 
 
 
acarrea más disponibilidad para pagar, más gasto en lo marginal y más coste de la 
enfermedad principal (8). 
 
3.8.10 SIGNIFICADO CLÍNICO DE LA COMORBILIDAD. 
Los síndromes geriátricos 
El fenómeno de enfermar en la población anciana va ligado al concepto de fragilidad 
o vulnerabilidad. La reserva funcional de cada órgano y sistema para responder a 
una agresión decrece a medida que envejecemos, y esta mayor vulnerabilidad 
puede traducirse como mayor susceptibilidad a infecciones, a la aparición de 
cuadros confusionales, caídas, fenómenos isquémicos y, en general, a la aparición 
de fenómenos de insuficiencia de órgano o de fracaso multiorgánico en el contexto 
de una enfermedad aguda grave. 
La presencia de comorbilidad en la población anciana obliga a realizar un screening 
exhaustivo de aquellas patologías relacionadas que pueden coexistir y no han 
estado detectadas previamente. 
Existe una agrupación de entidades relacionadas en las que sólo la presencia de 
una de ellas, nos debería obligar a descartar la existencia de otras. Tomando como 
ejemplo la fibrilación auricular, en un interesante estudio poblacional en el que se 
clasificaba a la población general mayor de 60 años en función de si presentaban o 
no fibrilación auricular, podemos observar cómo la presencia de este factor de 
comorbilidad se asociaba de forma significativa a la coexistencia de diabetes, 
hipertensión, cardiopatía isquémica, enfermedad cerebrovascular e hipertiroidismo. 
Otros estudios han demostrado de forma similar la asociación entre factores de 
riesgo cardiovascular y síndromes de demencia (enfermedad de Alzheimer, 
demencia vascular y formas mixtas). Además, la presencia de comorbilidad es un 
factor predictor de mortalidad a medio y largo plazo. En dos trabajos clásicos se ha 
demostrado cómo la presencia de ésta marcaba la supervivencia. Concretamente, 
en el trabajo de Satariano la mortalidad a tres años de pacientes afectas de cáncer 
de mama era muy superior en aquellas con comorbilidad asociada, cuando era 
comparada con las pacientes sin comorbilidad independientemente de la edad, 
características y estadio del tumor, tamaño, histología y tipo de quimioterapia 
empleada. Los índices más frecuentemente utilizados en nuestro medio para medir 
la comorbilidad son el índice de Charlson y el Cumulative Illness Rating Scale 
(CIRS-G). La presentación clínica de la enfermedad en el anciano vulnerable tiene 
su paradigma en la aparición de los síndromes geriátricos: pérdida de autonomía 
física, deterioro cognitivo, desnutrición, incontinencias y caídas. Con una base 
fisiopatológica muy amplia, responden a las situaciones de pérdida de reserva 
funcional del organismo y a su vez pueden ser causa y consecuencia de la espiral 
del deterioro conocida como cascada de la dependencia (23). 
 
3.8.11 EL ANCIANO INSTITUCIONALIZADO. 
La institucionalización entendida como un marcador de riesgo independiente se 
asocia a mayor mortalidad de los ancianos. Estudios prospectivos han estudiado 
este fenómeno, y aun controlando la comorbilidad de base este marcador persiste 
asociado a mayor mortalidad, lo que parece estar en relación con la desinserción 
del anciano de la comunidad y las repercusiones que todo ello conlleva. 
 
 
20 
 
 
En nuestro entorno el anciano institucionalizado casi invariablemente traduce una 
situación de dependencia y comorbilidad latente o manifiesta, caracterizada en la 
mayoría de los casos por pérdida de autonomía física y/o cognitiva, asociada a la 
falta de cuidadores o incapacidad de éstos para suplir los déficits del individuo. En 
los pacientes en régimen institucional de larga duración la prevalencia de deterioro 
cognitivo, osteoporosis, malnutrición, incontinencia urinaria y/o fecal, pueden 
representar entre uno y dos tercios de la totalidad de la población. En este entorno 
se ha de primar el análisis de todas las patologías presentes y estimar qué 
intervenciones serán las que mayor beneficio puedan reportar al individuo. Las 
plazas de institucionalización en residencia y de larga estancia geriátricas son un 
recurso creciente en la de muchos países (23). 
 
3.8.12 ASPECTOS SOCIALES 
Los aspectos socioeconómicos pueden ser tan importantes como las patologías 
más prevalentes en las edades extremas de la vida (niños y ancianos). Al tratar 
problemas de salud hemos de valorar la composición del núcleo familiar, las 
relaciones interpersonales, la disponibilidad de servicios básicos (agua caliente, 
calefacción, ascensor, etc.), y en general la presencia de cualquier elemento que 
condicione la accesibilidad a los servicios, o que pueda ser generador de hábitos 
insalubres. Vivir en soledad conduce a un deterioro de hábitos alimentarios, genera 
un mayor consumo de alimentos precocinados y puede deteriorar la calidad de la 
dieta. Las economías en situación precaria también pueden traducir problemas de 
salud importantes. La presencia de un familiar (cónyuge, hijo o terceros) puede 
facilitar el cumplimiento terapéutico, disponer de elementos de ayuda ante un 
accidente doméstico y evitar situaciones de riesgo. Un buen apoyo social ayuda a 
reducir aspectos patógenos y a mejorar aspectos preventivos. En la atención 
geriátrica el examen detallado de las patologías más prevalentes, la evaluación de 
la autonomía para la toma de decisiones, la capacidad funcional para el desempeño 
de las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria, el estado nutricional, 
la integridad de los órganos de los sentidos, el conocimiento de disposiciones 
previas del paciente y la situación socio-familiarconforman un todo que ha de ser 
evaluado de forma global para abordar los problemas de salud de los ancianos. Este 
proceso de evaluación global conocido como VGI es de gran utilidad a la hora de 
priorizar las recomendaciones terapéuticas (23). 
 
Por otra parte los pacientes con una comorbilidad, se reconoce que la atención 
especializada centrada en una sola enfermedad puede provocar una atención 
inadecuada de otras enfermedades presentes. Más allá de reconocer y tratar 
adecuadamente cada condición, puede haber complicaciones debido a la 
competencia o a las interacciones clínicas entre las condiciones. Los protocolos 
para el tratamiento de una enfermedad dada que se basan en las pruebas pueden 
indicar el empleo de medicaciones y regímenes de tratamiento que pueden ir más 
allá de la tolerancia o capacidad de cumplirlos del paciente debido a otras 
enfermedades comórbidas que están presentes, como cuando la demencia (o 
depresión) puede limitar la capacidad de cumplir los tratamientos seleccionados 
para otras enfermedades. El tratamiento de una enfermedad también puede afectar 
de forma adversa a otra, como sucede con las medicaciones con antidepresivos o 
 
 
21 
 
 
vasodilatadores que pueden incrementar el riesgo de caídas o el empleo de 
medicamentos para tratar la artritis, la cual también podría exacerbar la gastritis. En 
algunos casos, puede ser necesario priorizar las enfermedades que requieren 
tratamientos porque todos los que se indican pueden que no sean factibles, de 
forma simultánea, en el paciente. En otra variante de esta cuestión, en los pacientes 
con pobres pronósticos a corto plazo debido a otras condiciones de salud, puede 
ser inadecuado aplicar tratamientos que recomiendan directivas clínicas para una 
condición dada ya que es probable que el paciente no experimente ningún beneficio 
a corto plazo de un tratamiento (cuando quizás se utilizan estatinas en un paciente 
con una enfermedad terminal). En cada una de estas situaciones, la atención clínica 
a esta dinámica entre las enfermedades comórbidas podría mejorar los resultados 
generales y reducir las secuelas adversas, así como minimizar los regímenes 
médicos que probablemente no mejoren los resultados en la esperanza de vida del 
paciente. De forma general, frente a la comorbilidad, la atención de los pacientes se 
hace previsiblemente compleja (10). 
 
3.8.13 EVALUACIÓN DE LA COMORBILIDAD 
La evaluación de la comorbilidad en el Adulto Mayor es de gran utilidad debido a 
que esta, se ha asociado a desenlaces negativos como una mayor dependencia, 
fragilidad, hospitalización, alta mortalidad, entre otros. 
 
En la actualidad disponemos de múltiples instrumentos que evalúan el pronóstico 
vital de pacientes con comorbilidad. Los cuatro métodos con mayor trayectoria 
cronológica y citas científicas son el índice de Charlson, el Cumullative Index Rating 
Scale (CIRS), el Index of Coexisting Diseases (ICED) y el índice de Kaplan (6). 
 
Los intentos iniciales para medir la comorbilidad implicaban una simple dicotomía 
de presencia o ausencia de enfermedad sin considerar la severidad, por lo cual 
Kaplan y Feinstein (1974) definieron y clasificaron a la comorbilidad de acuerdo a 
su severidad. Esta clasificación fue ampliada posteriormente por Charlson, quien 
otorgó diferentes pesos de acuerdo al riesgo de mortalidad según la severidad de 
las comorbilidades. Hasta el momento, han sido creados múltiples índices para 
evaluar comorbilidad con el objetivo de brindar un método estandarizado para 
establecer de acuerdo con la severidad un riesgo, controlar el potencial efecto 
confusor (para mejorar la validez interna de los resultados), modificar la enfermedad 
o el tratamiento (para mejorar la validez externa de los resultados) y como factor 
pronóstico. Algunos índices creados hasta el momento se basan en dar una 
puntuación específica acorde con cada enfermedad, otros gradúan la enfermedad 
de acuerdo con grupos de enfermedades e, incluso, otros incorporan marcadores 
fisiológicos por laboratorio y gabinete (11). 
 
El instrumento que se utilizara en este trabajo por ser el más validado es el índice 
de comorbilidad de Charlson. 
 
 
 
 
 
 
22 
 
 
3.8.14 INDICE DE COMORBILIDAD DE CHARLSON 
Este índice es sin duda el más utilizado y fue propuesto por Mary Charlson y 
colaboradores en 1987. Fue creado con el objetivo de desarrollar un instrumento 
pronóstico de comorbilidades que individualmente o en combinación pudiera incidir 
en el riesgo de mortalidad a corto plazo de pacientes incluidos en estudios de 
investigación. 
- Estructura: el índice consiste en 19 condiciones médicas catalogadas en cuatro 
grupos de acuerdo con el peso asignado a cada enfermedad (cuadro I). Estas 
condiciones médicas pueden ser obtenidas mediante expedientes clínicos, bases 
de datos médicos-administrativos y entrevista clínica detallada; la puntuación total 
es la sumatoria de todas las entidades clínicas presentadas por el paciente evaluado 
que da como resultado el riesgo relativo de mortalidad (cuadro II). 
- Experiencia clínica: además del estudio previamente mencionado, en 1994 
Charlson y colaboradores validaron el uso combinado de comorbilidad y edad, 
basados en una cohorte de pacientes con hipertensión o diabetes sometida a cirugía 
electiva de julio de 1982 a septiembre de 1985. En los resultados se encontró que 
el riesgo relativo de muerte para cada década de edad fue 1.42 (IC 95 % = 1.08- 
1.88) y para cada incremento en el grado de comorbilidad fue de 1.46 (IC 95 % = 
1.22-1.74). Por lo tanto, el riesgo relativo estimado y ajustado para cada unidad 
(edad/comorbilidad) fue de 1.45 (IC 95 % = 1.25-1.68) (cuadro I). 
En cuanto a su aplicación en geriatría, la mayoría de los autores concluye que es 
útil, sin embargo, se ha podido mejorar su validez predictiva eliminando el síndrome 
de inmunodeficiencia adquirida (debido a su frecuencia aun baja en esta población), 
el índice puede complementarse con algunas otras entidades más frecuentes en el 
adulto mayor, como enfermedad valvular, discapacidad visual, discapacidad 
auditiva y problemas urinarios. Otros autores proponen agregar al índice original 
entidades clínicas como hipertensión, depresión, uso de anticoagulante oral 
(warfarina) y úlceras cutáneas/celulitis, ya que mejoran la validez predictiva del 
instrumento en cuanto a costos y la utilización de los recursos. 
- Propiedades clinimétricas: en general, el índice de Charlson ha demostrado 
tener una aceptable confiabilidad interobservador mediante kappa ponderada de 
0.945. La concordancia mediante prueba-reprueba analizada por medio del 
coeficiente de correlación intraclase (CCI) fue de 0.92. Como se ha mencionado, se 
ha obtenido una aceptable validez predictiva aumentando el riesgo relativo entre 
1.45 y 2.4 por cada punto de incremento en la puntuación total. 
La validez concurrente con CIRS-G (Escala de Puntuación Acumulativa de 
Enfermedad en Geriatría) con base en las enfermedades ponderadas es moderada, 
de r = 0.39. 
 
El índice de Charlson relaciona la mortalidad a largo plazo con la comorbilidad del 
paciente. El índice asigna a cada uno de los procesos determinados un peso 
(puntuación de 1 a 6) en función del riesgo relativo de muerte, que se transforma en 
una puntuación global mediante la suma de pesos. La suma de las puntuaciones en 
función del tipo de morbilidad actual genera una puntuación. Así, las personas con 
una puntuación> 5 tienen esencialmente un 100% de riesgo de morir en un año. 
 
 
23 
 
 
Una fuerte influencia de la edad se ha visto que existe con comorbilidad. Por lo 
tanto, se recomienda que el punto 1 se añadirá a la puntuación total de cada década 
por encima de la edad de 40 años (13). 
 
El índice final consta de 19 condiciones diferentes asignados en gruposponderarán 
del modo siguiente. 
 
INDICE DE COMORBILIDAD DE CHARLSON 
1 punto 
Infarto de miocardio 
Insuficiencia cardíaca congestiva 
Enfermedad vascular periférica 
Enfermedad cerebrovascular 
Demencia 
Enfermedad respiratoria crónica 
Enfermedad del tejido conectivo 
Ulcus péptico 
Hepatopatía leve 
Diabetes mellitus sin evidencia de afectación de órganos diana 
2 puntos 
Hemiplejia 
Insuficiencia renal crónica moderada severa 
Diabetes con afectación de órganos diana 
Tumor sin metástasis 
Leucemia 
Linfoma 
3 puntos 
Enfermedad Hepática moderada o severa 
6 puntos 
Tumor Sólido con metástasis 
SIDA (no únicamente HIV positivo) 
 
3.8.15. Definiciones: 
Infarto agudo de miocardio: Evidencia en la historia clínica de hospitalización por 
IAM, se excluyen los cambios electrocardiográficos sin antecedentes médicos. 
Insuficiencia cardíaca: Antecedentes de disnea de esfuerzo y/o signos de 
insuficiencia cardiaca en la exploración física que respondieron favorablemente con 
el tratamiento con diuréticos o vasodilatadores. 
Enfermedad arterial periférica: Incluye claudicación intermitente, intervenidos de 
by-pass periférico, isquemia arterial aguda y pacientes con aneurisma de aorta 
(torácica o abdominal) de más de 6 cm. de diámetro. 
Enfermedad cerebrovascular: Pacientes con accidente vascular cerebral y 
mínimas secuelas o accidente isquémico transitorio. 
Demencia: Pacientes con evidencia en la historia clínica de deterioro cognitivo 
crónico. 
 
 
24 
 
 
Enfermedad respiratoria crónica: Evidencia en la historia clínica, exploración 
física o en exploraciones complementarias de cualquier enfermedad respiratoria 
crónica. 
Úlcera gastroduodenal: Pacientes con diagnóstico y tratamiento completo por 
ulcus (incluye hemorragia digestiva alta). 
Conectivopatía: Incluye lupus, polimiositis, enfermedad mixta, polimialgia 
reumática, arteritis células gigantes y artritis reumatoide. 
Hemiplejia: Evidencia de hemiplejia o paraplejia por cualquier causa. 
Insuficiencia renal crónica: Incluye pacientes en diálisis o con creatinina > 3mg/dl 
de forma repetida. 
Hepatopatía crónica leve: Sin evidencia de hipertensión portal (incluye hepatitis 
crónica). 
Hepatopatía crónica moderada/severa: Con evidencia de hipertensión portal 
(ascitis, varices esofágicas o encefalopatía). 
Diabetes: Pacientes con insulina o hipoglicemiantes orales pero sin complicaciones 
tardías (no incluye los tratados exclusivamente con dieta). 
Diabetes con lesión órganos diana: Evidencia de retinopatía, neuropatía o 
nefropatía. Incluye antecedentes de cetoacidosis o descompensación hiperosmolar. 
Tumor o neoplasia sólida: Pacientes con cáncer pero sin metástasis 
documentadas. Excluir si han pasado más de 5 años desde el diagnóstico. 
Leucemia: Incluye leucemia mieloide crónica, leucemia linfática crónica, policitemia 
vera, otras leucemias crónicas y toda leucosis aguda. 
Linfoma: Incluye linfomas, enfermedad de Waldestrom y mieloma. 
SIDA definido: No incluye portadores asintomáticos (11). 
 
3.8.16 Interpretación de la puntuación: 
En general, se considera. 
Ausencia de comorbilidad: 0-1 puntos. 
Comorbilidad baja: 2 puntos y 
Alta > 3 puntos. 
 
Predicción de mortalidad en seguimientos cortos (< 3 años): 
Puntuación Mortalidad/Año 
0 12% 
1-2 26% 
3-4 52% 
>5 85% 
 
3.8.17 Predicción de mortalidad en seguimientos prolongados (> 5 años): 
La predicción de mortalidad deberá corregirse con el factor edad. Esta corrección 
se efectúa añadiendo un punto al índice por cada década existente a partir de los 
50 años (p. ej., 50 años = 1 punto, 60 años = 2, 70 años = 3, 80 años = 4, 90 años 
= 5, etc.). Así, un paciente de 60 años (2 puntos) con una comorbilidad de 1, tendrá 
un índice de comorbilidad corregido de 3 puntos, o bien, un paciente de 80 años (4 
puntos) con una comorbilidad de 2, tendrá un índice de comorbilidad corregido de 6 
puntos. 
 
 
25 
 
 
* El Índice tiene como limitación que la mortalidad del SIDA en la actualidad no es 
la misma que cuando se publicó. (11) 
 
La siguiente tabla muestra las calificaciones de las 19 condiciones con el código 
CIE 10. Esto es útil cuando vemos las categorías, como por ejemplo, enfermedad 
hepática leve vs enfermedad hepática moderada a grave. Basta con mirar el código 
CIE 10 y ya está. 
 
 Condición Puntuación Código ICD 10 
 Infarto de miocardio 1 I21.x, I22.x, I25.2 
 Insuficiencia 
Cardíaca Congestiva 1 
 I09.9, I11.0, I13.0, I13.2, I25.5, I42.0, I42.5-I42.9, 
I43.x, I50.x, P29.0 
 Enfermedad Vascular 
Periférica 1 
 I70.x, I71.x, I73.1, I73.8, I73.9, I77.1, I79.0, I79.2, 
K55.1, K55.8, K55.9, Z95.8, Z95. 9 
 Enfermedad 
cerebrovascular 1 G45.x, G46.x, H34.0, I60.x, I69.x 
 Demencia 1 F00.x, F03.x, F05.1, G30.x, G31.1 
 Enfermedad 
pulmonar crónica 1 
 I27.8, I27.9, J40.x, J47.x, J60.x, J67.x, J68.4, 
J70.1, J70.3 
 Enfermedad del tejido 
conectivo 1 
 M05.x, M06.x, M31.5, M32.x, M34.x, M35.1, 
M35.3, M36.0 
 Enfermedad por 
Úlceras 1 K25.x a K28.x 
 Enfermedad hepática 
leve 1 
 B18.x, K70.0 K70.3 a, K70.9, K71.3 K71.5 a, 
K71.7, K73.x, K74.x, K76.0, K76.2 K76.4 a, K76. 8, 
K76.9, Z94.4 
 Diabetes 1 
 E10.0, E10.l, E10.6, E10.8, E10.9, E11.0, E11.1, 
E11.6, E11.8, E11.9, E12.0, E12.1, El2. 6, E12.8, 
El2.9, E13.0, E13.1, E13.6, E13.8, E13.9, E14.0, 
E14.1, E14.6, E14.8, E14.9 
 Hemiplejia 2 G04.1, G11.4, G80.1, G80.2, G81.x, G82.x, G83.0 G83.4 al, G83.9 
 Moderada a severa 
enfermedad renal 2 
 I12.0, I13.1, N03.2 N03.7 a, N05.2 N05.7 a, N18.x, 
N19.x, N25.0, Z49.0 para Z49.2, Z94.0, Z99. 2 
 Diabetes con lesión 
de órganos diana 2 
 E10.2 a E10.5, E10.7, E11.2, E11.5, E11.7, E12.2 
a E12.5, E12.7, E13.2 a E13.5, E13.7, E14. 2 a 
E14.5, E14.7 
 Cualquier tumor 2 
 C00.x a C26.x, C30.x a C34.x, C37.x a C41.x, 
C43.x a C45.x, C58.x a C60.x, C76.x a C81.x, C85. 
x para C88.x, C90.x a C97.x 
 Leucemia 2 Como es arriba 
 
 
26 
 
 
 Linfoma 2 Como es arriba 
 Enfermedad hepática 
moderada a grave 3 
 I85.0, I85.9, I86.4, I98.2, K70.4, K71.1, K72.1, 
K72.9, K76.5, K76.6, K76.7 
 Tumores sólidos 
metastásicos 6 C77.x-C80.x 
 SIDA 6 B20.x-B22.x, B24.x 
 
3.9 DEPRESIÓN Y COMORBILIDAD. 
3.9.1 DEFINICIÓN 
La depresión es un conjunto de síntomas que se manifiestan por la pérdida de 
interés y la incapacidad de satisfacción por las actividades y experiencias de la vida 
diaria (29). 
 
La depresión en el adulto mayor es un síndrome o agrupación de síntomas en el 
que predominan los síntomas afectivos (tristeza patológica, decaimiento, 
irritabilidad, sensación subjetiva de malestar e impotencia frente a las exigencias de 
la vida) aunque, en mayor o menor grado, también están presentes síntomas de tipo 
cognitivo, volitivo o incluso somático, por lo que podría hablarse de una afectación 
global de la vida psíquica, haciendo especial énfasis en la esfera afectiva. La base 
para distinguir estos cambios patológicos de cambios ordinarios, viene dada por la 
persistencia de la clínica, su gravedad, la presencia de otros síntomas y el grado de 
deterioro funcional y social que lo acompaña (28). 
 
La mayoría de los ancianos están satisfechos de sus vidas y no están predispuestos 
psicológicamente a la depresión. Sin embargo, algunos experimentan sentimientos 
de desmoralización y desespero, no sólo como resultado de la pérdida de 
capacidades debida al envejecimiento, sino también debido a la sensación de no 
haber alcanzado las expectativas que tenían de su vida (30). 
 
La depresión se considera uno de los trastornos mentales de mayor complejidad en 
la tercera edad. A ello contribuyen una serie de factores, entre los que destacan la 
frecuente comorbilidad con enfermedades

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