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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS COLEGIO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS METAMORFOSIS DE LOS MUSEOS NACIONALES EN EL SIGLO XX: CASOS COLOMBIA Y MÉXICO Tesis para obtener el Título de Licenciado en Estudios Latinoamericanos presenta José Alejandro Lara Torres Asesor Dr. Mario Barbosa Cruz México, D.F. Febrero de 2012 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Agradecimientos A Santiago Antes que nada, gradezco a la vida por mostrarme el camino para llegar hasta aquí. Asimismo quiero dar las gracias a todas las personas que directa o indirectamente apoyaron esta investigación, desde su planeación hasta su conclusión. En primer lugar doy las gracias a Consuelo Torres y Alejandro Lara, por el enorme esfuerzo emocional y económico que hicieron para ayudarme a realizar una importante meta en mi vida. A Nohemí por la entereza y disciplina que, a través del ejemplo, me forjó desde la infancia; sin esas cualidades no habría podido llegar hasta este punto. A Jair, Alan y Valeria por ser la fuerza para demostrar que se pueden realizar los sueños a través de la constancia y el esfuerzo. A Susana, Rubén y Armando por apoyarme con palabras de aliento y hacerme sentir valioso cuando fue necesario. Al Dr. Mario Barbosa por dirigir, corregir y acompañar este trabajo hasta el día de hoy; asimismo por fraguar el viaje a Colombia donde conocí amigos que me ayudaron a vivir una mínima parte de ese hermoso país. A todos ellos gracias. Merece mención especial Consuelo López por hacerme sentir como en casa cuando estaba tan lejos de ella. Muchas gracias por todo amiga. A los amigos en México: David, Marisol, Liliana, Margarita, Marbella y Aída, que siempre estuvieron ahí para reforzar con sus críticas constructivas este trabajo y para distraerme cuando fue necesario. Con temor de dejar fuera a mucha gente que me brindo su confianza y me ayudó en esta aventura, doy gracias a todos aquellos que, por falta de espacio no puedo nombrar. Finalmente a Ángeles por ser quien me impulsó a terminar este sueño cuando todo se veía tan oscuro y que vio nacer poco a poco este trabajo. Gracias por llenar mis días de inspiración… Y a ti…que siempre te amaré. J. Alejandro Lara Torres Febrero 2012 3 ÍNDICE AGRADECIMIENTOS .......................................................................................................................................... 2 INTRODUCCIÓN .................................................................................................................................................. 4 1. LOS MUSEOS NACIONALES EN EL SIGLO XX: RAZONES DE SU CONTINUIDAD .......................... 11 1.1. CONTEXTO SOCIAL Y CULTURAL .......................................................................................... 11 1.2. VALOR Y USO DEL MUSEO ................................................................................................... 23 1.3. LA IMPORTANCIA DEL ESPACIO MUSEAL Y LA ADMINISTRACIÓN DEL MUSEO .......................... 29 2. MODIFICACIONES AL CONCEPTO Y AL ESPACIO DEL MUSEO: EDIFICAR O ADAPTAR ............. 43 2.1. ADAPTACIÓN DE LA PENITENCIARÍA MAYOR DE CUNDINAMARCA ........................................ 45 2.2. LA CONSTRUCCIÓN EX PROFESO ........................................................................................... 62 3. LAS COLECCIONES: IDENTIDAD, NACIONALISMO Y PROTECCIÓN PATRIMONIAL .................... 77 3.1. DISCURSO E INCREMENTO DE LAS COLECCIONES................................................................... 77 3.2. SALVAGUARDA DE LOS BIENES PATRIMONIALES ................................................................... 89 3.3. LAS NUEVAS FUNCIONES DEL MUSEO NACIONAL ................................................................... 96 CONCLUSIONES .............................................................................................................................................. 102 ANEXO ............................................................................................................................................................. 110 ÍNDICE DE IMÁGENES ................................................................................................................................... 112 FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................................... 113 4 Introducción La presente investigación muestra la consolidación de los museos nacionales en Colombia y México, generada por cambios paulatinos en las primeras décadas del siglo XX. Éstos estuvieron dirigidos por el gobierno y por la gestión cultural de algunos personajes importantes en cada país a partir de dos proyectos diferentes de hacer museo. Su aplicación dio como resultado la continuidad de dichas instituciones, pese a diversos inconvenientes presentes desde su fundación en el siglo XIX. Los museos 1 son instituciones culturales a las cuales se les atribuyó diversas facultades dentro de la sociedad. En América Latina surgieron bajo el modelo de tipo nacional durante el siglo XIX y se les encomendó la tarea de mostrar lo que significaba ser parte de un país, pero al mismo tiempo expresar la diferencia frente a las demás naciones durante la formación de los Estados. Son resultado de una serie de adaptaciones al proyecto museal 2 concebido en Europa a finales del siglo XVIII, vinculado al coleccionismo que buscaba la acumulación de objetos de diverso valor resguardándolos sin orden alguno. La mayoría de los bienes eran producto de botines de guerra o compra y servían para demostrar el poder de las cortes europeas, revelaban su buen gusto y formaban parte de las alternativas de uso del tiempo libre para esparcimiento. En la mayoría de los países latinoamericanos, estos recintos culturales surgieron como ―Museos Nacionales‖ gracias a las atribuciones que se les asignaron. Las modificaciones al proyecto museal europeo y su establecimiento en tierras americanas se debió a la necesidad de una institución encargada de contener y demostrar los bienes o productos, científicos, naturales o históricos, con los que contaban las nacientes naciones en busca de cohesión e identidad. Estos aspectos fueron necesarios después de la escisión política con España. Las principales razones que motivan este surgimiento son las características de la sociedad del momento, así como las coyunturas que se viven en la región, pues ―los 1 Se define como Museo a la institución que se encarga de contener, proteger y divulgar bienes culturales muebles. Sin embargo, también puede contener bienes intangibles como costumbres y tradiciones mediante representaciones de éstas a través de una museografía adecuada. Esta definición sólo es aplicable para el siglo XX pues durante el siglo XIX se tenía otro tipo de percepción del concepto. 2 Se entiende como ―Proyecto Museal‖ a la forma en que el museo se concibe, erige y utiliza en distintas épocas y lugares donde se establece. Este concepto sirve paramostrar que la idea de museo cambia y se reconfigura en el tiempo. 5 Museos en América Latina surgieron, en efecto, apenas consumada la Independencia, y son por tanto parte integrante de la fundación de las nacientes repúblicas y del proceso de unificación política del territorio y de construcción de los Estados nacionales.‖ 3 Los museos, al ser parte de la construcción nacional, se establecieron durante el siglo XIX en diversas partes del continente. Este hecho debe entenderse como una necesidad política y moda del momento, pues la inexistencia de programas culturales hace que su presencia sea el inicio de una serie de modificaciones al ámbito cultural que se fueron gestando durante las siguientes décadas. De este modo, el siglo XIX es un periodo formativo de los museos. Y aunque cada uno de los países que conforman la región haya tenido un proceso similar durante la lucha por la independencia de España, éste no fue igual, lo que permite observar contrastes en la formación de la nacionalidad en cuestión y por lo tanto, diferencias y semejanzas en el desarrollo de la idea de los museos nacionales. No todos los países de la región tuvieron la fortuna de contar con un centro de este tipo, algunos quedaron sólo en el papel, ya que por decreto gubernamental se autorizó y ordenó su creación sin llevarse a cabo por razones particulares en cada caso. Fue hasta fines de siglo y en otros casos hasta inicios del siglo XX que la conformación de estos centros se fortaleció 4 en la región latinoamericana. En el siglo XX, a pesar de continuar con su función original, hubo un cambio en la concepción de los museos. Éstos dejaron de ser simples colectores de bienes relevantes 5 en busca de identidad, para convertirse en homenajes a las glorias del pasado. Reafirmaron los discursos nacionales e incorporaron la incipiente protección y salvaguarda del patrimonio cultural que contenían, consiguiendo que los Estados los consideraran proyectos culturales en relación de su importancia y utilidad. 3 Gonzalo Sánchez Gómez en Museo, memoria y nación: misión de los museos nacionales para los ciudadanos del futuro: memorias del Simposio Internacional y IV Cátedra Anual de Historia "Ernesto Restrepo Tirado", Bogotá, 1999, p. 26. 4 Para conocer de manera general la conformación de los museos en Europa y América en los siglos mencionados, consúltese: Luisa Fernanda Rico Masard, Exhibir para educar. Objetos colecciones y museos de la ciudad de México (1790-1910), Barcelona, Pomares, 2004. Miguel Ángel Fernández, Historia de los museos en México, México, Promotora de comercialización directa, 1987. 5 Objetos históricos, científicos o curiosos, según el caso. 6 Al ser instituciones en ―permanente movimiento de construcción-redefinición de sus funciones y su significación‖, 6 se insertaron fácilmente en la reconceptualización de lo nacional e identitario que era visible en momentos coyunturales en la mayoría de los países latinoamericanos. 7 Se deja claro que en estos casos los elementos culturales adquirieron un papel relevante independientemente de los usos tomados al respecto. Los cambios impuestos generaron la consolidación u olvido de los museos como representantes de la sociedad que los concibió. Estas acciones manifestaron la importancia que los regímenes que los acuñaron, mantuvieron o desaparecieron vieron en la cultura, pues los museos como ésta, no pueden desligarse de las relaciones de poder, 8 por lo tanto del Estado. Para esta investigación, entenderemos la cultura ―como dimensión y expresión de la vida humana, mediante símbolos y artefactos; como el campo de producción, circulación y consumo de signos; y como una praxis que se articula en una teoría.‖ 9 Sin embargo pese a que este concepto engloba una diversidad de aspectos, la parte que abarca a los objetos materiales será la que abordaremos en este trabajo. Néstor García Canclini comenta al respecto que: La creación de museos nacionales en los siglos XIX y XX acompañó la formación de países modernos en América Latina…[además de] la consagración institucional del arte, la historia y los orígenes antropológicos, esos museos establecieron un patrimonio propio y modos pertinentes de ritualizar su veneración…[son] la clave para clasificar y difundir la cultura nacional, para unificar bajo una simbólica común las manifestaciones de las regiones, etnias y clases en que está dividida la nación. 10 6 Gonzalo Sánchez Gómez en Museo, memoria y nación: misión de los museos nacionales para los ciudadanos del futuro: memorias del Simposio Internacional y IV Cátedra Anual de Historia "Ernesto Restrepo Tirado", p. 26. 7 Aspectos políticos, económicos y sociales han sido recurrentes en la continua búsqueda de cohesión social en la región durante la historia. 8 Según Gramsci, la cultura al ser analizada no puede separarse de las relaciones de poder, lo mismo ocurre con los museos. Tomado de William Rowe y Vivian Schelling en Memoria y Modernidad. Cultura Popular en América Latina, México, CONACULTA/Grijalbo, 1993, p. 24. 9 Nara Araujo, ―Cultura‖ en Diccionario de Estudios culturales Latinoamericanos, México, Siglo XXI/Instituto Mora, 2009, p. 72. 10 Néstor García Canclini, ―¿A quién representan los museos nacionales? El Museo Nacional de Antropología ante la crisis del nacionalismo moderno‖ en Memorias del simposio “Patrimonio, museo, participación social”, México, INAH, 1990, p. 109. 7 Los trabajos realizados en torno a esta institución se han concentrado en un aspecto de suma importancia: su conformación en el siglo XIX. 11 Por este motivo, este estudio no tocará el tema de manera profunda, simplemente se detendrá en los antecedentes generales de cada una de las instituciones que dan base a la investigación. El eje conductor de este trabajo se ciñe a la siguiente hipótesis general: los museos son instituciones que reflejan la importancia de ciertas manifestaciones culturales dentro de una sociedad. Los de tipo nacional se mantienen en el tiempo gracias al apoyo gubernamental y a su modificación espacio-conceptual. Estos cambios son resultado de la coyuntura que vive cada país. En este sentido, el museo es un reflejo de la sociedad que lo concibe y desarrolla. Estas instituciones son parte del entramado cultural que establecieron los Estados nacionales para conformar a la ciudadanía y mantener vigente los lazos de identidad a través de la apropiación de la cultura nacional. Los museos, al estar subordinados a diferentes áreas del Estado, se encargan de mantener y reforzar dichos lazos entre los ciudadanos. Las acciones impulsadas desde las esferas de gobierno relacionadas con la cultura fueron antecedentes de la política cultural que se instauró en la segunda mitad del siglo XX. Por este motivo es más factible llamar a todas las medidas gubernamentales del periodo ―programas culturales‖, pues coadyuvaron al desarrollo de este ámbito. Sin embargo, dichos programas pueden incluirse dentro de los paradigmas que usa García Canclini para explicar la política cultural basada en agentes principales que aplican un modo de organizar la relación entre política y cultura en correspondencia con el desarrollo cultural. Los casos que nos ocupan se basan en un ―tradicionalismo 11 La mayor parte de las reflexiones hechas hasta entonces se han concentrado en el siglo XIX y de manera local, es decir, se toma como eje el museo nacional que se instaura en cada país y se limitan a describir su fundación. Para el caso de México, el libro de Miguel Ángel Fernández, Historia de los Museos en México, es ejemplo de la visión del museo como sujeto de estudio y en el cual se observa su desarrollo a nivel nacional; eltrabajo de Luis Castillo Ledón, El Museo Nacional de Arqueología, historia y etnografía, se concentra en el siglo XIX, finalmente El museo nacional de antropología, arte, arquitectura, arqueología, etnografía es la excepción, pues relata el contexto y desarrollo de la nueva sede de este espacio en el siglo XX. Para el caso colombiano el trabajo de mayor importancia es el de Martha Segura, El itinerario del Museo Nacional, una cronología de documentos en base a los cuales hace un recorrido por la historia de dicho museo desde el siglo XIX hasta 1994. 8 patrimonialista‖ para Colombia y un ―estado populista‖ para México, concepciones que rigieron los programas culturales a los que estuvieron sujetos los museos. 12 Estas instituciones son un excelente medio para conjuntar el pasado y la cultura material de un país, pues ―los museos americanos del siglo XIX son un espacio privilegiado para estudiar la manera como se configuró un orden simbólico, que pretendía sistematizar la diversidad de recursos y poblaciones a las que se enfrentaban los nacientes Estados.‖ 13 Es necesario establecer una diferencia básica entre los museos a estudiar; aunque ambos se consideran ―nacionales‖, las colecciones que albergan son distintas debido a que una exhibición siempre se articula de un modo especial. En los casos que nos ocupan, los conceptos bajo los cuales fueron creados son dos: el antropológico y el histórico, cada uno tendrá una esencia que lo hace diferente al otro, sin perder la idea de representar lo nacional. En América Latina este tipo de instituciones optan por mostrar el patrimonio de dos maneras, por un lado y con frecuencia se utilizan ―los museos de antropología [para] dedicarse a las culturas indígenas. Los museos de historia…asumen el relato de la historia nacional [por lo que] su historia indígena y su historia blanca se muestran en ámbitos diferentes, no se rozan, no se mezclan.‖14 De ahí la importancia de observar en dos países estas formas de hacer museo. Los casos elegidos, como ya se mencionó, son dos: el Museo Nacional de Antropología y el Museo Nacional de Colombia, los cuales son paradigmáticos por dos razones: 1) son instituciones que dan origen a otros museos en cada país, contenedores de una larga tradición y siempre han dependido del Estado y 2) ambos sufren cambios espaciales y conceptuales a mitad del siglo XX, dependiendo de diversos factores que el trabajo pretende desarrollar. Por lo anterior, este trabajo se concentrará en dos periodos claves en la historia de estas instituciones. Para el caso colombiano se toma como eje el traslado de la 12 Néstor García Canclini, Políticas Culturales en América Latina, México, Grijalbo, 1987, p.27. Este punto se tratará en el primer capítulo. 13 Amada Carolina Pérez Benavides, ―Hacer visible, hacerse visibles: la nación representada en las colecciones del museo. Colombia, 1880-1912‖ en revista Memoria y Sociedad, Bogotá, Pontificia Universidad Javerina Departamento de Historia y Geografía, Vol. 14 No. 28, enero-junio 2010, p. 86. 14 Marta Dujovne, ―Museo y comunidad: los contenidos de la exhibición‖ en Memorias del Simposio “Patrimonio, museo, participación social”, p. 117-118. 9 colección y adaptación del inmueble de la Antigua Penitenciaría Mayor de Cundinamarca para albergar el Museo Nacional de Colombia (MNC), ocurrido entre 1945 cuando comienzan los preparativos, y 1956, cuando el museo funciona casi en su totalidad. Para México se estudiará la construcción del nuevo edificio para el Museo Nacional de Antropología (MNA) iniciado en 1962 con los trabajos de investigación para el establecimiento de las colecciones, hasta 1964, cuando el museo abre sus puertas al público. De este modo, se establecerá una cronología similar con base en los hechos ocurridos en cada una de las instituciones. La importancia de comparar estos casos radica en que muestran diferentes soluciones al hacer uso del museo como centro contenedor, protector y difusor del patrimonio cultural. La forma en que se apropiaron del recinto museal revela que no era más un templo de reliquias, se dejó atrás al museo del siglo XIX, ya que además de sus funciones primarias se añadieron otras, como el hecho de pensar de manera más clara la organización de sus colecciones, disposición de espacios e intentar que el discurso nacional e identitario fuera más claro y conciso. Las fuentes utilizadas para realizar la investigación provienen de archivo o de referencias bibliográficas dependiendo el caso de estudio. Para Colombia, debido a la escasez de información impresa en México, se consultó el Archivo Histórico del Museo (AMN) en Bogotá, concentrándose en los volúmenes del periodo 1945-1956; del mismo modo se revisó hemerografía y bibliografía en las bibliotecas: Nacional de Colombia, de la Universidad Nacional, de la Universidad Javeriana y del Centro de Documentación del MNC. Para el caso mexicano se tomaron fuentes secundarias debido a que el MNA ya ha sido objeto de estudio con anterioridad. El acceso de bibliografía especializada en distintas bibliotecas posibilitó conocer detalladamente el proceso de construcción del inmueble y sus cambios posteriores. En cuanto a las imágenes presentes en el trabajo provienen de dos fuentes: del Archivo del MNC obtenidas mediante la reproducción de las originales de la época y el resto de las tomas fueron captadas por el autor, tanto del MNC como las pertenecientes al MNA. 10 Este trabajo está conformado por tres capítulos. En el primero se explican las razones socioeconómicas que hacen posible su existencia pese a los inconvenientes desde su origen; asimismo, se resaltan los momentos previos a su transformación. De igual forma se expone la importancia que tiene el valor y uso de estos recintos, de acuerdo con la importancia que les otorga el Estado y el tipo de administración de cada uno. Estos asuntos los benefician o perjudican para realizar cambios en su espacio museal. En el siguiente capítulo se observan las transformaciones estructurales que sufrieron los museos en el ámbito espacial. En este punto se reflejan las innovaciones más evidentes que les permitieron consolidarse ante la sociedad y el Estado que los protegía. El cambio de sede es el hilo conductor de esta sección, en la cual se observan dos formas de hacer un museo que expondremos en su momento. Finalmente en el último capítulo, se muestran los nuevos rostros que adquieren a través de la colección. Ésta es la esencia misma de los museos, sin ella no habría necesidad de crear un espacio para albergarla y mucho menos que transformar. Este grupo de bienes culturales es el eje de los museos, así se cierra la investigación pues las nuevas funciones que adquirió el espacio museal estaban pensadas en torno a las piezas. Después de las conclusiones se encuentra un anexo, el cual consta de un cuadro comparativo de los casos. Está organizado por algunos ejes que están considerados en el trabajo mismo y que son retomados en los diversos apartados; asimismo sirve como un auxiliar para la presentación de las conclusiones y apoya la lectura al estar constituido conforme a la organización de los capítulos. Los datos de la tesis se presentan cronológicamente. La narración de los acontecimientos explica primero el caso colombiano por acontecer en la década de los 40, mientras que el caso mexicano ocupa un lugar posterior por desarrollarse en los años 60. En ambos casos, sin embargo, se pueden establecer características centrales de la transformación de los museos como una respuesta a las necesidades de fortalecimiento de los proyectos de estado nación. 11 1. Los museos nacionales en el siglo XX: razones de su continuidad La prolongación institucional de los museos nacionales en Colombia y México duranteel siglo XX es tema de este capítulo. Ambos tienen una disparidad temporal respecto al establecimiento definitivo en un inmueble propio y único para sus colecciones. Sin embargo ésta no es abrupta, lo que permite observar que el proyecto museal del siglo XX es una continuación del originado en el XIX pero con una reconceptualización y restructuración de sus funciones relacionadas con las acciones dispuestas desde el Estado y la sociedad. Se verán las razones de su permanencia en el tiempo y su restructuración debido al contexto social y cultural de la región latinoamericana además de las particularidades de cada país. Los museos nacionales formaban parte del ámbito cultural y el apoyo que se dio a este rubro los benefició o perjudicó; asimismo eran reflejo del proyecto de construcción nacional por lo que se presentan diferencias en la forma de insertarse en la sociedad en cada uno de los casos. Se observará que el museo al estar subordinado al Estado dependía administrativamente de éste, que apoyó u olvidó los bienes que resguardaba así como sus funciones. Finalmente se muestra la importancia del espacio museal, compuesto por las áreas que constituyen a los museos, parte que dirige su desarrollo formal y conceptual. 1.1. Contexto social y cultural América Latina arriba al siglo XX con una serie de cambios socioeconómicos y políticos generados durante las primeras décadas de vida independiente de las republicas de la región; la búsqueda de un futuro basado en el progreso y el reconocimiento internacional eran los caminos elegidos. Las medidas impuestas por los distintos gobiernos para realizarlo, además del contexto internacional, hicieron surgir en la región una bonanza que se reflejó en los diversos ámbitos que componen la estructura de cada país. 12 Los acontecimientos internacionales que enmarcan la investigación son bien conocidos. La crisis económica de 1929 y los conflictos bélicos abrieron una brecha de cambios globales que se introdujeron en el desarrollo regional. Muestra de ello fue la caída de las economías locales producto de la Gran Depresión y su recuperación generada por la Segunda Guerra Mundial a través de la sustitución de importaciones. Socioculturalmente hablando, la región observaba al pueblo como eje receptor de las ―Esencias Nacionales‖; la participación activa de los grupos de izquierda, representados por intelectuales sumergidos en corrientes nacionalistas y marxistas que hacían frente a los grupos de derecha con carácter fascista y tradicionalista. 15 El sindicalismo de los años 20 y posteriores, hacía del subcontinente una veta constante de movimientos en pro del reconocimiento de sus derechos como trabajadores. La defensa de los grupos obreros, ―genera una solidaridad internacional antes inexistente en Latinoamérica, [unificó] visiones del mundo, [destruyó] la mentalidad aislacionista‖ 16 y se reafirmó con el establecimiento de la Guerra Fría así como con la amenaza del comunismo. Los Estados latinoamericanos implementaron una serie de políticas de carácter nacional desarrollista y propiciaron medidas para atender la ―cuestión social‖ buscando la construcción de un modelo particular de estado benefactor. Esto hace surgir cierta estabilidad, pero al mismo tiempo impulsó el desencanto, y en ocasiones, la insurgencia de numerosos sectores sociales que antes no habían formado parte del conjunto poblacional y/o que no habían sido reconocidos. En cuando a la economía, después de probar el auge industrial gracias a la sustitución de importaciones, las naciones latinoamericanas sufrieron el descenso progresivo de su efímero éxito. Al mismo tiempo en materia cultural, continuó la cohesión forzada llamada ―Panamericanismo‖ entre los países del continente, surgida desde finales del siglo XIX y en la que no se hacía distinción entre Norteamérica y Latinoamérica, la cual se reforzó con la propuesta estadounidense de la ―Buena Vecindad‖. 15 Carlos Monsiváis, Aires de Familia: Cultura y sociedad en América Latina, Barcelona, Anagrama, 2000, p. 135. 16 Ibíd. p. 138. 13 La cultura en la primera mitad del siglo XX fue un privilegio de unos cuantos; sin embargo, con el surgimiento de clases medias demandantes al acceso de ésta, desapareció el ―orgullo de suprema ignorancia‖, disminuyendo el recelo hacia los intelectuales. 17 Es aquí donde el museo obtuvo un escenario propicio para su continuidad en la región después de vivir periodos de olvido y escasez. Las particularidades de Colombia y México muestran claramente lo anunciado hasta este punto. Si se observa detenidamente salen a la luz los contrastes y semejanzas entre los aspectos socioeconómicos de los dos países. Estos repercuten en el desarrollo de los museos en estudio. Colombia frente a México tiene una distinta conformación de la nacionalidad. Desde su origen, se observa que se inclinó al conservadurismo más que al liberalismo, como ocurrió en otros países de la región. El exiguo periodo liberal decimonónico terminó con la época conocida como la Regeneración de finales de siglo y la hegemonía conservadora que se prolongó hasta la tercera década del siglo XX. Las bases culturales en las que se construyó el país andino estuvieron dirigidas por lo que se conoce como ―tradicionalismo patrimonialista‖ que es característica de los movimientos nacionalistas de derecha y de los Estados oligárquicos. En ellos se concibe a la Nación como ―un conjunto de individuos unidos por lazos naturales—el espacio geográfico, la raza— e irracionales—el amor a la misma tierra, la religión—, sin tomar en cuenta las diferencias sociales entre los miembros de cada nación.‖ 18 De este modo se hizo un vínculo entre la historia y la naturaleza, sin privilegiar a la primera pues lo que se buscó fue afianzar un periodo en particular, olvidando los conflictos que dieron origen a la tradición nacional o a lo sumo se mencionaron a manera de leyenda; estos hechos fueron necesarios porque en base a ellos se configuraron las instituciones y las relaciones sociales que hicieron efectiva la esencia de la Nación. 19 Con estas características, la cultura era sólo para la élite; el pueblo al estar subordinado política y socialmente al Estado no necesitaba de acciones que lo 17 Ibíd. p. 152. 18 Néstor García Canclini, Políticas Culturales en América Latina. p. 31 19 Ibídem, El autor hace referencia a la Iglesia, el Ejército, la Familia y la Propiedad. Siendo para el caso de estudio la primera y la cuarta categoría de suma importancia. 14 vincularan al ámbito cultural. La educación como parte de este ramo tampoco fue un problema que el gobierno conservador quisiera desarrollar y cargar consigo, sino que estuvo bajo el control de las órdenes religiosas. En medio de este contexto los programas culturales no tenían el apoyo suficiente para florecer. Las principales preocupaciones estatales eran el desarrollo de la producción del café, la construcción de infraestructura adecuada para esta incipiente industria y el control de las primeras manifestaciones sociales del siglo XX producidas por el sindicalismo en boga. Poblacionalmente el rostro de Colombia se fue modificando gracias a la consolidación de los sectores medios, movimientos obreros y sindicales, además de la participación de las mujeres en la vida del país. Esto provocó que el tejido social fuera más diverso y complejo de lo que había sido hasta entonces. En relación con la política, a finales del siglo XIX se presentó el periodo conocido como la Regeneración, encabezado por Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro, apoyados en la constitución de 1886. Su programa político se basó en el centralismo, dando todo el poder al presidente de la república. Reconoció al catolicismo comoreligión oficial y le entregó el control de la educación, asimismo firmó un concordato con el Vaticano en el año de 1887. Utilizó la legua como un eje en la construcción de la nacionalidad ya que el desarrollo de la gramática a finales de siglo sirvió para reivindicar la cultura hispana colonial, estableciendo las bases de la línea política del siglo XX. Además pudo combatir el liberalismo con diversas leyes de restricción de libertades. Dicha política llega a su punto más crítico con la Guerra de los Mil Días y la separación de Panamá. En la década de los treinta el sistema conservador termina por resquebrajarse debido a motivos políticos, sociales y económicos que darán como resultado el establecimiento de la República Liberal, la cual cambiará débilmente el rostro del país a consecuencia de la ―Revolución en Marcha‖ dirigida por miembros del partido liberal. Esta revolución comenzó a realizar modificaciones sociales que repercutieron ciertos ámbitos sociales y económicos pero no transformó ni resolvió del todo los problemas debido a su exigua duración. Y teniendo conciencia de que las medidas de 15 corte económico, en muchos casos, son las directrices de toda reforma estatal, es en base a ellas que los distintos aspectos de la vida nacional generan estabilidad o todo lo contrario. Sin embargo, que el Estado colombiano interviniera en la economía no bastó para convertirlo en un agente del desarrollo como lo fue en México, Chile y Brasil, sino que además era necesaria ―una nueva élite dirigente y…ciertas categorías sociales [que] vinculen su destino a la expansión de las funciones estatales,‖ 20 lo que hace que los factores políticos y sociales pesen más que los económicos. Los movimientos sociales y las prácticas políticas influyen y se reflejan en el ámbito de la cultura, por lo que es necesario mencionar la violencia sectaria generada por el bipartidismo de mediados de siglo. Algunas expresiones culturales se vieron embebidas por ellas aunque ―en un ambiente cerrado y estrecho, dominado por las visiones de la Iglesia católica y el terror anticomunista, resultó difícil el oficio intelectual referente a la libertad de la crítica y la expresión artística, independientes de la política.‖ 21 La pintura, literatura, radio y el cine del momento reflejaban la lucha entre liberales y conservadores. La educación es otro aspecto que se modificó. Concebida como parte esencial de la construcción de la Nación, fue un baluarte en la formación de nuevos ciudadanos. Ésta, en la mayoría de los países, era una forma sutil de generar conciencia entre la población. Asimismo fue una manera de establecer conocimientos generales entre las personas por más rudimentaria que fuera su instrucción. Las reformas vinculadas con la educación repercutieron en todos los ramos relacionados con ella. El museo y la cultura formaban parte de ésta, por lo que sus modificaciones tuvieron una repercusión directa, ya sea positiva o negativa, en la institución museal. Las reformas educativas que venían a cumplir un papel principal en el doble sentido de las reformas liberales: primero modernizador, a través de la renovación del pensamiento de la población hacía uno racional y científico, y segundo el nacionalista, que se alimentaba de las ideas 20 Daniel Pécaut, Orden y Violencia: Colombia 1930-1954, Bogotá, Siglo XXI, 1987, Vol. 1, p. 292. 21 Murillo Posada, Amparo, ―La modernización y las violencias (1930-1957) en Historia de Colombia: todo lo que hay que saber, Bogotá, Taurus, p. 303. 16 románticas sobre el pasado prehispánico y lo difundía en la población para generar y solidificar la unión del país. 22 Así, durante el periodo liberal encabezado por Alfonso López Pumarejo 23 , se impusieron reformas sociales y educativas de mayor alcance para el país. Es importante hacer notar que éstas comenzaron con Enrique Olaya Herrera 24 y el establecimiento del nuevo régimen liberal. Sin embargo la importancia que López dio al ámbito educativo se resume en la idea que tenía sobre la educación, la cual era indispensable para ―aprehender la realidad nacional.‖ 25 En esta línea, una de las reformas importantes el ámbito cultural fue el apoyo que se otorgó a la arqueología. Con esto se observa una reedificación del pasado precolombino, hasta entonces dejado de lado, y se pensó en cristalizar una serie de medidas ligadas a éste que dieron como resultado expediciones arqueológicas y la creación del Servicio Arqueológico Nacional el 8 de mayo de 1938. Otros aspectos vinculados a programas culturales fueron el decreto de 1931 que creaba el Museo de Etnología y Arqueología y junto a éste la Ley 103 que elevaba a carácter de monumentos nacionales los bienes arqueológicos de San Agustín. La creación en 1936 de la Ciudad Universitaria en Bogotá gracias a la Ley 68 de 1935. En 1936 se fundó la Escuela Normal Superior dejando su relación directa con la Universidad Nacional. En el marco del IV Centenario de la fundación de Bogotá se construyó el nuevo edificio para la Biblioteca Nacional, inaugurado el 20 de julio de 1938. 26 Estos hechos tenían relación con la educación, pues ―la reforma constitucional de 1936 planteó en el campo educativo la necesaria conjunción entre la libertad de enseñanza y la intervención del gobierno en la marcha de la educación pública y 22 Marcela Echeverri Muñoz, ―El Museo Arqueológico y Etnográfico de Colombia (1939-1948). La puesta en escena de la nacionalidad a través de la constitución del pasado indígena‖ en Revista de Estudios Sociales, Historia de la Ciencias Sociales en Colombia (I), Bogotá, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes/Fundación social, No. 3, Junio/99, p. 105. 23 Empresario y político colombiano nacido en Honda, Tolima y muerto en Londres, Reino Unido (1886- 1959). 24 Político y abogado colombiano, nació en Guateque, Boyacá, y murió en Roma (1880- 1937). 25 Clara Isabel Botero, El redescubrimiento del pasado prehispánico de Colombia: viajeros, arqueólogos y coleccionistas 1820-1945, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia/Universidad de los Andes, 2006, p.225. 26 Ibíd. pp. 226-228. 17 privada, para garantizar los fines sociales de la cultura y la mejor preparación intelectual, moral y física de los educandos.‖ 27 Las medidas impuestas desde la República Liberal, estuvieron pensadas para el desarrollo social e intelectual de sus ciudadanos, por lo que la creación de instituciones, ya sean netamente educativas o complementarias como son museos, institutos de investigación y bibliotecas, establecían las bases culturales de Colombia; los avances en esta materia no tuvieron un símil en el futuro. Con la caída del régimen liberal y el regreso del conservadurismo las disposiciones estatales tornaron a un ambiente cerrado. El impulso a los programas culturales que se había establecido no se detuvo ya que la cultura siempre encontró los medios de conservarse vigente en todo aquello que el ser humano producía y mantenía. Una forma de hacerlo se dio a través del Museo Nacional, instaurado en su sede definitiva en el ocaso del liberalismo y en el marco de la IX Conferencia Panamericana. El museo surgido en el siglo XIX llegó a la tercera década del siglo XX en medio de esta serie de eventos. En esencia continuaba siendo un museo de carácter histórico que además albergaba elementos minerales y geológicos. El cambio de sede muestra un ambiente político-cultural propicio para el traslado de sus colecciones. Los factores particulares de estos cambios serán tratados en el siguiente capítulo, por ahora se expone el caso mexicano. México estuvo enmarcado por el mismo contexto internacional, sin embargo los resultados de éste fueron distintosque en Colombia, pues las acciones tomadas al respecto además del propio desarrollo histórico del país, formaron un ambiente socioeconómico distinto y particular que posibilitó la transformación del museo. La idea de la Nación en México se fundó en la historia precolombina y el mestizaje originado después de la conquista española. Las acciones que rigieron ésta en el siglo XIX estuvieron basadas, como en el caso de Colombia, en el tradicionalismo patrimonialista, la diferencia entre uno y otro radicó en los elementos que retomaron para crear la conciencia colectiva de identidad y la cohesión en la formación de sus ciudadanos. 27 Ibíd. p. 226. 18 El liberalismo de mitad de siglo estableció las directrices del proceso, el cual se prolongó hasta el inicio del Porfiriato. Elementos como la lengua, la creación de la identidad mestiza, el uso de la historia, la prensa ilustrada, así como la idea de Patria, fueron aspectos culturales usados para crear la Nación Mexicana. 28 Durante el gobierno de Porfirio Díaz se usaron con mayor fuerza, además de sumarse la idea de progreso, buscando ostentar una única cultura nacional. Los cambios provocados por la Revolución a principios del siglo XX hicieron que México tomara de nuevo un giro a favor de las masas. Los movimientos sociales sumergieron al país en una serie de eventos violentos y de nueva cuenta se recreó la Nación reafirmando lo realizado en el siglo pasado; se retomaron fórmulas ya usadas como el uso del pasado precolombino y se crearon otras como los estereotipos del charro y la china poblana durante los festejos del centenario de los años 20. Los medios usados esta vez no distaron tanto de los primeros pero la diferencia radicó en que establecieron una nueva visión de la cultura y de la Nación dejando a tras el tradicionalismo patrimonialista, que dio paso al estatismo populista, el cual aglutinó los valores nacionales, ordenó a la sociedad y reguló sus conflictos; por lo que lo nacional radicaba en el ―Estado y no en el pueblo, porque éste es aludido como destinatario de la acción del gobierno.‖ 29 Además, se recurrió al origen étnico y orgullo histórico para reafirmar lo nacional, de este modo la identidad nacional no surgía propiamente del pasado sino de la cohesión que el Estado establecía entre la población. Por lo que todas las acciones generadas en torno a él, buscaban su legitimidad ante la sociedad 30 que era la receptora. Así que, ―el México que emergió de la Revolución reconoció en el pasado prehispánico, en su desarrollo histórico y cultural, y en las tradiciones de los grupos indígenas populares, símbolos…que se identificaron como lo genuino del alma 28 Nikita Harwich Vallenilla, ―La Historia Patria‖, François Xavier Guerra, Annino, Antonio [Coord.], Inventando la nación iberoamericana S. XIX, México, FCE, 2003. pp. 533-549. 29 Néstor García Canclini, Políticas Culturales en América Latina, p. 35. 30 Ibíd. pp. 35- 38. 19 nacional,‖ 31 dichos elementos forzosamente habrían de pasar por la regulación del Estado; una forma de hacer esto fue a través del Museo Nacional de Antropología. La consolidación estatal se dio a través de la creación de institutos de diversa índole incluyendo los culturales; el ascenso de Lázaro Cárdenas al poder impulsó beneficios para el país basado en ―una política de masas nacionalista, industrialista y antioligárquica relativamente radical‖ 32 que puso de manifiesto que el Estado progresaba y buscaba una democracia de masas; los cambios en la sociedad eran un reflejo de la economía y política de México. Para consagrarse, el régimen que surgió de la Revolución se obligó a buscar la manera de establecer paz después del conflicto armado, para ello se fijó la meta de vincular a la población en rubros antes no promovidos desde la esfera política; esto llevó a los dirigentes del movimiento a institucionalizar el poder mediante un partido oficial y elecciones en busca de la democracia. Con esta estabilidad se originó el ―presidencialismo‖ el cual ―se consolidó en la medida en que fue contando con instrumentos que permitieron al Presidente de la República contar con factores reales de poder social…subordinar a la milicia, a los trabajadores y al capital…se convirtió…en arbitro, juez y parte de la lucha política dentro de la sociedad a través de tres instrumentos: el ejército, el partido y la empresa paraestatal.‖ 33 La posguerra afectó principalmente en materia económica, aunque el Estado había buscado la manera de industrializar al país y no depender totalmente de la inversión extranjera, la disminución de exportaciones frente a las importaciones producto del fin de la Segunda Guerra Mundial generó un desajuste en la balanza de pagos. Aún con ello, la economía mexicana continuó su avance al grado de establecer instituciones financieras de importancia como el Banco de México y la Nacional 31 Enrique Florescano, ―La Creación del Museo Nacional de Antropología‖ en El patrimonio nacional de México, v. 1, México, FCE-CNCA, 1997. p. 167. 32 Gustavo Ernesto Emmerich ―Ejércitos del poder y caracteres de los regímenes políticos en América Latina 1801-1984‖ en El Estado en América Latina. Teoría y Práctica, México, Siglo XXI-Universidad de las Naciones Unidas, 1990.p. 135. 33 Jaime González Graf, ―La crisis de la clase política‖ en revista Nexos (sociedad, arte y cultura), México, abril 1989, núm. 136, p. 34. 20 Financiera, 34 pero al terminar la guerra de Corea en 1953, las dificultades con la balanza de pagos volvió a surgir lo que llevo a solicitar préstamos internacionales con el Banco Mundial y el EXIMBANK. 35 De este modo cuando la administración de Adolfo López Mateos llegó al poder en 1958 tenía puntos económicos y sociales a favor pero al mismo tiempo en contra. La bonanza de la industrialización comenzaba a detenerse pero continuaba mientras que las finanzas estatales eran positivas al grado de aumentar la inversión pública. Los problemas en el sector privado y la fuga de capitales participaron en este momento como aspectos de inestabilidad. El ascenso de López Mateos generó una política económica y cultural que elevó los niveles de bienestar en el país, si bien no se superaron todos los desequilibrios se intentó solventar algunas ―deudas‖ con la población; uno de los primeros pasos lo dio junto a su secretario de Hacienda, Antonio Ortiz Mena, quien sugirió la creación de medidas de orden económico bajo el nombre de ―Desarrollo Estabilizador‖. Esta propuesta se ha trabajado en el sentido económico pues lo beneficios que se obtuvieron en este rubro fueron de suma importancia y sin los cuales no habría sido posible hacer proyectos educativos y culturales de gran envergadura que al día de hoy forman parte de la conciencia colectiva, dentro de estos se inserta el Museo Nacional de Antropología. El objetivo de este plan era sostener el tipo de cambio, mantener la balanza entre ingresos y gastos del sector público, impulsar una política monetaria restrictiva, controlar las importaciones no necesarias, realizar una plan eficiente de sustitución de importaciones y promover la venta de bienes nacionales al exterior. 36 Y aunque el gobierno en cuestión buscó la manera de resolver varios conflictos de desigualdad en términos económicos y educativos, se vio frenado principalmente por grupos empresariales, que estaban siendo afectados por dichas medidas al grado de detener estas políticas al final del sexenio. 34 Lorenzo Meyer, ―La Encrucijada‖ en, Historia General de México, México, El Colegio de México, 1976, pp. 1282. 35 Ibíd. p. 1285. 36 Antonio Ortiz Mena, El Desarrollo Estabilizador;reflexiones sobre una época, México, COLMEX/FCE/Fideicomiso Historia de las Américas, 1998, p. 43. 21 La política educativa fue pieza clave del momento, se debe recordar que bajo el gobierno de López Mateos se reeligió como secretario de Educación Pública a Jaime Torres Bodet, quien estuvo al frente de la creación de la Comisión Nacional de Texto Gratuito en 1959. Cuando aún era candidato a la presidencia, López Mateos declaró que el ―objetivo básico [de la comisión era] el acrecentamiento del patriotismo de las futuras generaciones.‖ 37 El contenido de los textos escolares estuvo basado en el pensamiento revolucionario, a través de estos intentaron disminuir la influencia comunista entre el magisterio que, a la par de otros sectores, buscaba la manera de hacer frente al gobierno, el cual sentaba sus bases en un acontecimiento que se consideraba un hecho histórico. La educación fue el baluarte de su mandato. En un discurso de campaña señalaba que ―una educación nacional exige un esfuerzo de verdadera amplitud nacional…al mejorar el sistema de educación capacitando a los alumnos para su inmediato y mejor aprovechamiento, se evitará lo perjudicial que resultan la deserción escolar y la frustración profesional. Hay que aplicar los medios e instrumentos útiles para cultivar y transmitir la técnica, el saber y la cultura.‖ 38 Se puso en operación el plan de 11 años para la extensión y enseñanza de la educación básica, se construyeron 30 centros para la capacitación del trabajo industrial, mejoraron los métodos y los procedimientos, se pretendió establecer requerimientos académicos acorde al momento, por lo que la enseñanza técnica fue la manera más acorde para llevarlo a cabo. Durante el periodo se intentó desconcentrar la educación debido a los problemas que significaba la centralización. Esto no fue posible por el descontento que surgió en el magisterio, ya que la división significaba disminuir su fuerza sindical, teniendo en cuenta los movimientos sociales previos, no era viable ejercer presión sobre él. La iniciativa se pospuso aunque fuera necesaria. En términos de proyectos culturales, se dio paso a la creación del Museo de Arte Moderno, Galería de Historia, el Museo Nacional del Virreinato en Tepotzotlán, 37 Marta Baranda y Lía García Verástegui, Adolfo López Mateos, Estadista Mexicano, México, Gobierno del Estado de México, 1987, p. 42. 38 Ibíd. p. 102. 22 y el Museo Nacional de Antropología. Se deja en claro que sin este empuje que se dio a los museos y la cultura no habría sido posible que la colección, albergada hasta ese momento en el antiguo edificio de la calle Moneda pasara a la nueva sede vanguardista construida para tal fin. Se observa que las políticas educativas fueron claves para generar un contexto específico para el desarrollo de los museos. Éstas impusieron el desarrollo cultural de ambos países, además de ser las principales muestras de la importancia que se le dio a este ramo. El museo ejemplificó uno de diversos programas culturales que surgieron en medio de los cambios sociopolíticos y económicos señalados. Los museos creados en el siglo XIX ―salieron a la luz‖ de nueva cuenta después de estar confinados al olvido o con una exigua participación en las agendas del Estado. Se pusieron en la mira en la medida de las necesidades estatales, pues vincular la cultura con el poder resultaba necesario, sin embargo la forma en que se hizo fue distinta en cada país. La apropiación del ámbito cultural y de la idea Nación se modificó en México pero se mantuvo en Colombia. Es decir se dejaron las bases establecidas por el tradicionalismo patrimonialista y se empleó, según García Canclini, el modelo del estado populista al término de la Revolución y a la par del establecimiento del Partido Revolucionario Institucional. En Colombia el regreso del conservadurismo provocó que se continuara con el modelo tradicionalista. Como en cualquier proyecto cultural, los actores que lo hicieron posible fueron sumamente importantes pues sin ellos la consolidación de estos recintos no habría ocurrido de la misma manera, sobre esto se hablará en el siguiente capítulo así como de los cambios espaciales de los museos. A continuación es indispensable hacer énfasis en la importancia que la sociedad y el Estado les destinaron como centros culturales, al reafirmar y generar la identidad de los ciudadanos del siglo XX; resultado de la mezcla de los nacionalismos decimonónicos con ideas novedosas acerca del tema por parte de los Estados modernos. 23 1.2. Valor y uso del museo El contexto expuesto favoreció al Museo Nacional de Colombia y al Nacional de Antropología en México desde sus orígenes hasta su desarrollo en el siglo XX, sin embargo es necesario mostrar una visión global de la importancia que los Estados y la sociedad les otorgaron a través del tiempo. Este apartado lo explica, puntualizando aspectos relacionados con los casos de estudio. El establecimiento y las funciones de los museos han dependido de la sociedad y el Estado, uno y otro contribuyen a darles un rostro a través del valor y uso que observan en ellos. En primer lugar, se debe entender que el museo asume un valor otorgado por la sociedad que lo concibe. Éste se manifiesta a través de dos áreas: la gubernamental y la civil; ambas trabajan para generar la estabilidad del recinto cultural y en algunos casos la suma de las dos favorece la permanencia del museo como centro difusor de la cultura. Dicho valor es distinto en cada sector, los Estados buscan en el museo un medio para difundir un discurso que sustente o dignifique su poder ante la población; es un valor netamente político. La población quiere el acceso de los distintos niveles de la sociedad a la cultura, para que ésta deje de ser únicamente para la élite y se ―entregue‖ a todos los habitantes; el valor es social. En algunos casos la unión de ambas genera una mezcla benéfica para el museo, pues éste deja de ser un escaparate para la cultura vista desde el poder y se transforma en un centro de difusión, investigación y desarrollo cultural que beneficia a la población en general con las diversas visitas que ésta puede realizar. Cada sector busca un determinado uso para el museo, éste le asigna funciones específicas que pueden cambiar con el paso del tiempo. Dicho uso afecta los guiones museográficos y determina el discurso de las colecciones dentro de los espacios que componen este recinto. El sector gubernamental ―usa‖ al museo para demostrar que el pasado, tradición y bienes culturales de la población están subordinados al Estado y son enaltecidos a través de la exhibición de objetos. De este modo y en la medida de sus posibilidades, 24 destinan recursos materiales e inmateriales para mantener con ―vida‖ a un engranaje más del aparato estatal. El sector civil propone un uso más racional y académico que hace del museo un centro cultural que tiene otros ámbitos de acción además de la exhibición de piezas y ser complementos de la educación. Sin embargo, el acceso a los niveles directivos de este recinto o la intervención en la toma de decisiones ligadas a éste es una de las grandes dificultades que tiene este sector, aunada a la falta de recursos para emprender proyectos independientes. El valor y el uso del museo no están relacionados entre sí. El hecho de que el Estado o sociedad le otorgue cierto uso, no significa que esté vinculado con el valor que le asigna. En algunos casos, el valor (político o social) es otorgado por organizaciones y personajes fuera del ámbito gubernamental o propiamente civil, pero continúan el uso impuesto anteriormente. Las razones de ello son particulares en cada caso, pero es importante señalar que los museos han sido relevantes en distintosmomentos de la historia hasta nuestros días, por lo que el valor y uso están en transformación. Las políticas y programas culturales que han marcado su existencia muestran que el uso es variado y está en constante movimiento, mientras que el valor otorgado desde la cúpula del poder y de algunas iniciativas civiles tiende a parecer ―permanente‖. Se observa, a modo de ejemplo, que el museo en su origen europeo surge con el coleccionismo, que ―pese a sus graves taras, era un fenómeno cultural necesario para que apareciere la institución museística.‖ 39 Los museos fueron destinados a recoger y conservar objetos valiosos (bienes culturales) para ostentar, poder y admiración, por lo que su uso está encaminado a la acumulación y el valor político lo sobrepasa y se mantiene. Posteriormente, se le agregan fines científicos y educativos con lo que el museo se ―presenta‖ a la sociedad pues éste ―va evolucionando al compás de la sociedad misma [y] conforme a sus exigencias de cultura.‖ 40 Así el museo adquiere otro tipo de valor, que le asigna la sociedad que lo concibe y se mantiene a través de la vía 39 Aurora León, El museo. Teoría, praxis y utopía, Madrid, Cátedra, 1995, p. 67. 40 Francisco Javier Zubiaur, Curso de museología¸ Gijón, TREA, 2004, p. 11. 25 gubernamental o de la civil. Las propias definiciones y atribuciones que se le dan en el tiempo son otra muestra de este movimiento en el uso y valor. 41 Se reitera que los museos latinoamericanos nacieron bajo la premisa de representar lo nacional, lo propio, para crear una identidad necesaria luego de la separación con España; fueron creados en su mayoría al término de los movimientos libertarios como parte de las nuevas disposiciones de los gobiernos republicanos. Es necesario afirmar que ―la creación de los museos en Hispanoamérica iba de la mano con la creación de los museos europeos‖ 42 y asimismo a la vanguardia del movimiento nacionalista, 43 por lo que uso y valor estuvieron determinados por esta corriente que buscaba rescatar el pasado de las nacientes repúblicas para crear la futura identidad nacional. De este modo cada museo pretendió, dentro de sus posibilidades, construir dicha identidad. Una forma de llevarlo a cabo fue con el rescate del pasado prehispánico, el cual se realizó en países que contaban con un vasto patrimonio cultural de este tipo, como México y Perú, mientras que en el resto de la región estos bienes no eran numerosos. Es necesario marcar una diferencia importante entre los museos en estudio. Por un lado el colombiano exaltó su carácter de aglutinador de la Historia Patria decimonónica, por lo que el rescate de patrimonio arqueológico fue exiguo, mientras que en el mexicano ocurrió todo lo contrario, por la enorme cantidad de bienes precolombinos que poseía en su interior y en el país mismo. La idea de establecer un museo de carácter ―Nacional‖ surgió en la búsqueda por ―recuperar el pasado histórico de un país y consolidar su identidad cultural, como consecuencia del avance de sentimientos nacionalistas y del espíritu romántico,‖ 44 aspectos comunes en las regiones que componen América Latina. Este hecho hizo que el ―romanticismo y las corrientes nacionalistas de mediados del siglo XIX [incidieran] directamente en los planteamientos museísticos, [pues con 41 Para consultar diversas definiciones sobre Museo véase Francisco Javier Zubiaur, Curso de museología. 42 Rebecca Earle, ―Monumentos y museos: la nacionalización del pasado precolombino durante el siglo XIX‖, en Beatriz González Stephan y Jens Andermann [ed.], Galerías del progreso, museos, exposiciones y cultura visual en América Latina, Rosario Argentina, Viterbo, 2006, p. 34. 43 Ibídem. 44 Ibíd. p. 23. 26 el tiempo dejaron de exponer] exclusivamente colecciones de piezas valiosas y [comenzaron] a interesarse por los objetos etnográficos…[para] exaltar los valores populares, rurales y tradiciones de cada región.‖ 45 Se observa que el uso fue la búsqueda de cohesión a través de la identidad mientras que su valor fue político y al mismo tiempo social al incluir a los sectores relegados del poder. Se advierte que la idea de forjar o sostener identidad en medio de los cambios socioeconómicos que vivían las naciones, fue uno de los principales usos del museo y sobre todo del ―Museo Nacional‖. La identidad que buscada estaba basada en disposiciones estatales que quisieron diferenciar ante el exterior y cohesionar, bajo un molde preestablecido, lo que significaba ser parte de un determinado grupo social, en este caso el país. La inclinación de mostrar bienes y costumbres bajo el sello de ―nacional‖ dentro del museo, provocó que éste intentara crear una identidad que, como todas, ―se [construyó] sobre la base del reconocimiento de algún origen común o unas características compartidas con otra persona o grupo.‖ 46 En este caso todos los bienes culturales que estaban relacionados de un modo u otro con la historia del país fueron susceptibles de forjar identidad a través de las colecciones. Y como la identificación o identidad ―se funda en la fantasía, la proyección y la idealización,‖ se construyó ―a través de discursos, prácticas y posiciones diferentes [que] tienen que ver con las cuestiones referidas al uso de los recursos de la historia, la lengua y la cultura.‖ 47 Los museos fueron el medio más factible de llevarla a cabo, su uso identitario y su valor político le dieron los medios necesarios para consolidarse. Al ser útiles en la creación de identidades colectivas a través de lo ―nacional‖, se hacía obligatorio que la mayor parte de los habitantes del territorio pudieran acceder a estos centros. Así, los museos fueron dotados de un rostro propio y particular ante los demás, sin embargo no pudieron ser acercados a toda la población, pues fueron erigidos en las capitales de cada país, disminuyendo la visita de ciertos habitantes del país. 45 María Luisa Bellido Gant, Arte, museos y nuevas tecnologías, Gijón, TREA, 2001, p. 174. 46 Stuart Hall, ―1. Introducción: ¿quién necesita ―«identidad»?‖ en Stuart Hall y Paul Say [Comp.] Cuestiones de Identidad cultural, Madrid, Amorrortu, 2003, p.15. 47 Ibíd. pp. 16-17. 27 En los casos de estudio, el valor político prevaleció hasta el siglo XX, y fue durante este periodo cuando el valor social se hizo presente en medio de los cambios socioeconómicos explicados en el apartado anterior; la demanda de cultura de los sectores medios obligó al Estado a ―otorgar‖ el museo a la población para que esta incidiera en su desarrollo con una participación más activa a parte de las visitas. Es importante hacer notar que el contexto social que enmarcó a los museos fue distinto y eso generó diferencias claras en la participación de la sociedad. El Museo Nacional de Colombia tuvo una influencia clara de grupos de élite que, preocupados por el desarrollo de los demás estratos sociales, buscaron que el museo se entregara a un mayor número de habitantes. De este modo las formas de participación social en el Museo Nacional de Colombia eran visibles a través de la colaboración y aportación en el enriquecimiento de las colecciones, gracias a las donaciones que solicitó la dirección, en manos de Teresa Cuervo Borda, a diversas familias y personajes reconocidos dentro de la sociedad colombiana. El nombramiento de Cuervo Borda como directora del Museo Nacional 48 reflejó la importancia que tenían las élites en el desarrollo cultural del país; en este caso el uso social del museo se dio a través de ellas. La participación de los demás sectores sociales en el MNC se fue dando poco a poco a partir de la institucionalización de éste en la Antigua Penitenciaría de Cundinamarca.La sociedad le otorgó un valor que se encaminó a una mezcla entre lo político y social. En México, el Museo Nacional de Antropología asumió un valor político antes de su creación con este nombre en 1934. Éste se mantuvo y se fue mezclando lentamente con lo social desde la cúpula del poder con el arribo a la presidencia de Adolfo López Mateos, quien observó que la población estaba descontenta y requería de una formación impregnada de cultura y técnica, diferente a la recibida hasta entonces. La creación de un espacio ex profeso para albergar al museo hizo partícipe a una multiplicidad de actores sociales desde la planeación, construcción y apertura del mismo, provocando que el valor fuera diverso: político, social, educativo y hasta laboral. Su apertura trajo consigo una diversificación en sus usos, hasta entonces 48 Archivo Museo Nacional de Colombia, Tomo 15, foja 7. En adelante con las siglas AMN. 28 relegados a contener y exhibir bienes culturales; su diseño y construcción lo abrió a toda la población que, susceptible a éste, encontraba dentro de sus salas y otras áreas un centro educativo, protector del patrimonio cultural y hasta de diversión que invitaba a ser visitado innumerables veces. La inclusión de un área destinada a la Escuela Nacional de Antropología 49 con todos los elementos pertinentes, muestra que el museo fue un recinto pensado para el desarrollo de la cultura; por lo que su valor político estuvo matizado con el social por las disposiciones del Estado que, bajo la política del nacional desarrollismo, le asignó usos ―novedosos‖ para el momento. Los valores y usos estaban vinculados en ambos museos, pero no eran iguales por lo ya expuesto. Es claro que su uso cambió en la medida de su consolidación en el siglo XX, pues por un lado dejaron de ser simples contenedores de bienes culturales para transformarse en centros de difusión, protección y poseedores de la cultura material. Su travesía por el siglo XIX fue ―recompensada‖ por los programas culturales que se impusieron en el XX, generando los medios necesarios para su metamorfosis, que se complementó al obtener sedes propias con misiones específicas y más elaboradas, lo cual se reflejó en la disposición de sus espacios y el discurso de las colecciones. El valor político se encasilló y se mantuvo al grado de no cambiar, aunque en algunos momentos estuvo mezclado con el social, beneficiando al museo y a la sociedad. El hecho de no ser accesibles a todos los habitantes, por estar ubicados en las capitales de cada país, puso en entre dicho el valor político otorgado, sin embargo su misma ―posición estratégica‖ hizo que éste tuviera más coherencia. Los museos mostraban lo que se hacía en materia de cultura y reflejaban la identidad del mexicano y del colombiano a través del uso de bienes culturales provenientes del pasado. Si algunos sectores quedaron fuera de esta construcción, no fue inconveniente del museo, pues éste cumplía con el uso asociado al valor designado desde el poder. 49 Pedro Ramírez Vázquez, ―La arquitectura del Museo Nacional de Antropología‖ en revista Artes de México, 2a época, año XII, núm. 66-67, p. 28. 29 Las identificaciones nunca se construyen definitivamente, se reconstituyen de manera constante y están sujetas a la remodelación de sí mismas, ―son lo que se ordena, consolida, recorta e impugna constantemente y, a veces, se ve forzado a ceder el paso,‖ 50 en este sentido el museo dejó fuera a buena parte de las tradiciones, costumbres y bienes culturales que son parte de la identidad nacional. Por lo expuesto, uso y valor se manifestaron a través de distintas formas y momentos, algunas mencionadas en este apartado. Los museos vivieron un periodo de oro en el siglo XIX y se convertirán en la estrella de la cultura a fines del siglo XX y principios del XXI; 51 su avance e importancia obtenida a través del tiempo mediante usos y valores es materia de otras investigaciones. Su origen estatal y la dependencia que tenían con el Estado afectaron considerablemente su desarrollo, pues sin los programas establecidos desde el poder no se habrían afianzado. En el siguiente apartado se hablará de este punto desde una visión histórica para entender el porqué estos museos se instauraron como tales en el siglo XX. 1.3. La importancia del espacio museal y la administración del museo Desde una breve revisión histórica se muestra la relevancia que poseía el espacio museal y el vínculo administrativo que los museos nacionales tenían en cada país. Con ello se quiere exponer que su importancia no radicaba simplemente en sí mismos, sino en las instituciones a las que estaban subordinados y que los miraban o no como baluartes de la cultura. Es preciso aclarar que un museo está compuesto de los siguientes ejes principales: espacio museal, colección, visitantes y administración. 52 La suma de todas y la coordinación entre ellas genera que esta institución se consolide en el tiempo con relación de la demanda de cultura por parte de la sociedad. Las partes que componen al espacio museal son el inmueble, las salas y la museografía; éstas albergan las colecciones e influyen claramente en el desarrollo y 50 Stuart Hall, Op. Cit. p. 36. 51 Juan Carlos Rico, La difícil supervivencia de los museos, Gijón, TREA, 2003, p. 34. 52 Clasificación elaborada por el autor. 30 consolidación del museo. Junto a los bienes que contiene, este conjunto de áreas es la principal fuente de su existencia; sin éste no habría a qué llamar museo, pues su primordial función es la de resguardar, exhibir y difundir piezas a todas las personas que deseen y puedan conocerlas. El espacio museal es la vía para mostrar los bienes culturales a la sociedad que los crea y resguarda en el tiempo; es sumamente relevante, ya que en base a éste se dispone y se acopla el discurso museográfico, que a su vez está determinado por las colecciones, dando como resultado una simbiosis entre los bienes culturales y el espacio museal. El museo está en permanente cambio interno. Cualquier movimiento, por mínimo que sea, modifica el discurso de las colecciones gracias a la museografía impuesta desde la dirección. En este sentido el espacio museal es el ―rostro‖ que los visitantes observan y a través de éste la apropiación del museo por parte de la población es relevante o nula. Si el espacio museal determina el uso y ubicación de la colección a través de la museografía, ―una visita a un museo constituye un evento que implica un lugar y un tiempo que produce una narrativa, [en la que se] desconoce el hecho de que el museo ofrece un discurso para sí mismo y no para el visitante‖ 53 debido a que las disposiciones impuestas desde el área directiva buscan hacer de este centro una ―vitrina‖ que muestre aspectos particulares de la historia del país. Asimismo posee un ―impacto político que [se observa en el espacio museal] como industria cultural y como ente social, cada vez que decide qué presentar y qué representar a través de un conjunto de objetos a los cuales otorga un significado «impuesto»;‖ 54 esto hace que su rol y función social sean dirigidos por el área política e institucional de los Estados, ya que ―al ser un reflejo de la sociedad, se [adapta] a sus cambios y exigencias.‖ 55 Se ha dicho que las piezas y el espacio museal forman una simbiosis, pero ¿qué pasa con los bienes culturales que alberga el museo?, ante eso se puede decir que ―en 53 Diego Salcedo Fidalgo, ―Lugar y función del museo en la sociedad contemporánea‖ en El museo y la validación del arte, Medellín, La Carreta Editores/ Universidad de Antioquia, Facultad de Artes e Institutode Filosofía, 2008, p. 188. 54 Ibídem. 55 Diego Salcedo, Op. Cit. p. 191. 31 el momento en que el objeto entra al museo, cuando se integra a una colección, luego de ser sometido a un proceso de clasificación y de conservación, su significado cambia. Sus valores como obra están determinados por su nueva forma de existir.‖ 56 Por lo tanto, en cada caso de estudio, los bienes fueron seleccionados y transmitidos por medio de un discurso museográfico claro y conciso, demostrando que gran parte de la cultura y tradición de la población estaba contenida en los museos, que eran un espejo en el que se reflejaban todos los miembros de la nación, representando su carácter nacional. Así, los museos fueron ubicados en inmuebles pertenecientes al Estado y dependientes de su administración, no obstante estos lugares no estaban en relación con las necesidades de la colección y las funciones que debían tener. En primera instancia porque habían sido diseñados y construidos para un uso distinto; en segundo lugar la manera de establecer el espacio museal dentro de los inmuebles no estaba pensada para mantener y salvaguardar la colección, perjudicándola con su disminución o hacinamiento. Veamos las particularidades de cada caso. El MNC sufrió una serie de cambios en su espacio museal desde sus orígenes en el siglo XIX. El tránsito que vivió por diferentes sedes generó un sinnúmero de conflictos en el resguardo de las colecciones, provocado por la disminución de su importancia ante el Estado. Si bien se buscaron lugares en su beneficio, los resultados fueron contrarios, ya que al abordar el siglo XX la colección se encontraba mermada en razón de lo que había recopilado durante el siglo pasado. 57 El 28 de julio de 1823 el Congreso aprobó la creación del ―museo de historia natural‖, llamado así por el discurso científico que ostentaba entonces. Esta decisión fue corroborada por Francisco de Paula Santander a través del decreto para establecer en Bogotá un museo y una escuela de minería bajo el reglamento que formara el poder ejecutivo. La institución inició su vida como centro cultural y estuvo organizada por la mencionada escuela, ubicada en la Casa Botánica, bajo la administración de la Secretaría Interior. 56 Ibíd. p. 195. 57 La información presentada desde este punto hasta la página 33 fue tomada de Martha Segura, Itinerario del Museo Nacional de Colombia 1832-1994, Bogotá, Museo Nacional de Colombia, 1993, Vol. I, diversas páginas. 32 La sede inaugural estuvo relacionada con el origen científico del museo, el cual formaba parte del plan para construir la nación colombiana. Su estadía en la Casa Botánica comenzó el 28 de julio de 1823 hasta 1842 cuando se trasladó a su siguiente sede por la venta del inmueble. El ―espacio museal‖ con el que contaba era relativamente pequeño y servía para resguardar la incipiente colección mas no para exhibirla correctamente. Después de la venta de la Casa Botánica se envió a un área dentro de la Secretaría del Interior y Guerra, ahí se olvidó por dos años antes de ser trasladado al Edificio de las Aulas en 1845. En dicho edificio, desde 1823, funcionaba la Biblioteca Nacional y el museo compartió espacios con ella durante los daños ocasionados al inmueble por la revolución de Melo a mitad de siglo. En ese momento se prefirió mantener el orden y salvaguarda de la Biblioteca Nacional, mientras que el museo fue considerado un lastre para esta última. El espacio museal no existía, pues la disposición de las piezas lo hacía parecer una bodega de objetos más que un centro cultural. El hacinamiento y los desperfectos causados por el deterioro del inmueble de las Aulas, así como los conflictos con la Biblioteca, hicieron visible la insuficiencia de áreas en el edificio. El espacio museal era inexistente, pues la colección estuvo cerrada al público la mayor parte del tiempo debido a que su espacio era diminuto. La escasa organización de las piezas se contrapuso con su catalogación y la publicación de su primer catálogo, ambos hechos fueron los mayores beneficios que vivió la institución durante este periodo. La administración del museo, como ya se dijo, dependía de la Secretaría Interior y de Relaciones Exteriores desde 1832 hasta 1844, posteriormente pasó a ser administrado y organizado por la Rectoría de la Universidad y del Colegio jesuita de San Bartolomé. Durante este periodo las acciones tomadas para mantener en curso el proyecto del museo y la Escuela de Minería se fueron desgastando y en las décadas siguientes parecían desaparecer. Las finanzas del país no eran las más alentadoras y se observaba un deterioro del inmueble y las colecciones que albergaba. La decadente afluencia de los visitantes era motivo de preocupación pero no se buscó solución al respecto. Sin embargo, en el año 33 de 1856, el museo pasó a depender administrativamente de la Biblioteca Nacional y posteriormente de la reorganización estatal, producto de la guerra de mitad de siglo, fue administrado tanto por la Universidad Nacional como por la Biblioteca. Durante este tiempo la sede del museo fue el Edificio de la Aulas, hoy en día Museo de Arte Colonial. Para el año de 1880 el MNC quedó bajo la administración de la Secretaría de Instrucción Pública y estuvo organizado por la Biblioteca Nacional; dos años más tarde fue administrado por el conservador del museo. En 1887 volvió a tener un director propio, con la llegada de Fidel Pombo 58 , quien previamente había participado en la organización de las colecciones del recinto. El decreto 1238, emitido por el presidente Carlos Holguín, el 1º de enero de 1892, declaraba que el museo hacía parte de la Universidad Nacional. Sin embargo meses después volvió a depender directamente de la Secretaría de Instrucción Pública gracias al decreto 349 establecido por el presidente Miguel Antonio Caro el 31 de diciembre del mismo año. Los constantes cambios administrativos perjudicaron al museo, pues no lograba consolidarse. El MNC llegó al siglo XX bajo la dirección de Fidel de Pombo y ubicado en el Edificio de las Aulas, estaba vinculado administrativamente a la Secretaría de Instrucción Pública y en 1905 sufrió otro cambio al depender de la Secretaría de Instrucción Pública del Distrito Capital. El nuevo director era Rafael Espinosa Escallón, quien entregó el cargo a Ernesto Restrepo Tirado. El siguiente cambio espacial se dio en el año de 1913, cuando el museo fue trasladado al Pasaje Rufino Cuervo , después de informar al director Ernesto Restrepo Tirado que por disposición oficial era necesario mover las piezas de las instalaciones donde se encontraban. La mudanza se verificó el 16 de julio de 1913. De este modo se resolvió la disputa incesante por los espacios del Edificio de la Aulas entre el museo y la Biblioteca Nacional. 58 Naturalista graduado de la Shewild Scientific School de Yale, catedrático de mineralogía en la Escuela de Ciencias de la Universidad Nacional, encargado de la sección de mineralogía del Museo entre 1870 y 1874. En 1881 se le encomendó la catalogación del museo, y desde 1887 hasta 1901 fue director de la institución. Bogotá (1837-1901). 34 Las condiciones para establecer el espacio museal no fueron del todo adecuadas, ya que el proceso de adaptación tuvo inconvenientes y no había interés de parte del Estado por hacerlo. El mayor problema que sorteó fue la falta de locales dentro del Pasaje Rufino Cuervo, como se observa en el informe que hace el Ministro de Obras Públicas al Director del Museo el 2 de marzo de 1914: ―por el momento no es posible dar más locales para el servicio del Museo, porque debe atenderse a otras necesidades más urgentes.‖ 59 Dichas necesidades estaban representadas por la Administración General
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