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U N IV E R S ID A D N A C IO N A L A U T Ó N O M A D E M É X IC O F A C U L T A D D E F IL O S O F ÍA Y L E T R A S «m em or ia y ol vi do . R ef lex io ne s e n to rn o al co nc ep to d e ar ch iv o en e lA G N y su la bo r d e r es gu ar do » IN F O R M E A C A D É M IC O P O R A C T IV JD A D P R O F E S IO N A L D E L A E X P O S IC IO N C O L E C T IV A : Q U E P A R A A D Q U IR IR E L G R A D O D E : L IC E N C IA D O E N F IL O S O F ÍA P R E S E N T A : R O B E R T O B A R A JA S C H Á V E Z M É X IC O , D .E 20 13 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 A mis amados padres, Leonor y Roberto por su incansable apoyo y confianza 4 ÍNDICE Introducción…………………………………………………………………………..….6 FUNDAMENTOS TEÓRICOS DE LA EXHIBICIÓN I. USOS Y ABUSOS DEL QUEHACER ARCHIVÍSTICO I.I. Definición del concepto……………………………………………….....….....……7 I.II. Su labor de resguardo………………………………………………………….…...9 El olvido como categoría crítica y el archivo como puro lugar…....…..…...……13 Historia y residencias del Archivo General de la Nacional….…………….....…..15 Memoria archivada. Labor del historiador…………..…………………….....…..16 II. ANTECEDENTES HISTÓRICO-CARCELARIOS Y VOCACIÓN ARCHIVÍSTICA II.I. Entre la naturaleza funcional y la utilidad como vocación…….……………….19 Ecos de una resonancia carcelaria………………………….………………......…21 Diseño panóptico de la Penitenciaria del Distrito Federal. Lecumberri….........24 Sonidos del ayer………….…………………………………………..……….…….25 5 III. INSCRIPCIÓN. EL RECINTO COMO ESPACIO DE MEMORIA III.I Mutaciones que afectan la espacialidad y la temporalidad…….…….…............26 Por una política del recuerdo al resguardo……………………......………..........28 Historia gráfica. Historia novelizada………………………………...………........29 Historia parcial como soporte biográfico………………….……...…………….....31 Archivos fuera de clasificación…………………………..………..……….........…32 A MODO DE CONCLUSIÓN Conclusión………………………………...……………….….…………..………….....34 Invitación oficial de la exposición……….....………….…………………..….......35 TEXTOS DE LA EXPOSICIÓN Texto de sala…………..……………………………………………………...........36 Síntesis de las obras…………….………….……...…………………….…...…....37 Bibliografía…………………….………………………………….………....….…44 6 INTRODUCCIÓN El presente informe corresponde a la exposición colectiva memoria y olvido. Reflexiones en torno al concepto de archivo en el AGN y su labor de resguardo1 en un diálogo entre artista–institución como reflexión en torno a la naturaleza de un recinto con fuerte carga histórica para el pasado nacional y el presente inmediato; fungiendo anteriormente como la instancia penitenciaria más importante de la primera mitad del siglo XX, y su actual vocación como Archivo General de la Nación. Con este proyecto expositivo se pretende ahondar en el concepto de archivo como historia, lugar de acontecimiento, como pasado y espacio de experimentación museística. La colectiva alude a sucesos históricos que sugieren un cruce entre el presente y el pasado resguardado, útiles para proyectarse en el arte contemporáneo. Apoyados en una exhaustiva investigación, esta iniciativa curatorial2 promueve la creación de obras artísticas que incidan como discurso crítico y de ocupación, priorizando la importancia del contexto histórico y social que legitima al recinto como institución de resguardo y documentación histórica. Algunos de los puntos sobre los cuáles los artistas realizaron su investigación, ahondando en el concepto de archivo son: archivo-historia, archivo- documento, archivo-lugar, archivo-institución, archivo-olvido, archivo-memoria, archivo- resguardo, archivo-conservación, entre otros. El centro de la Historia se funda con el documento y tiene su marco de acción desde la institución. Todo aquello que hemos deseado conocer sobre el pasado, descansa bajo la tutela privilegiada del archivo, como una de las formas de enunciar la anterioridad. Contar con un pasado documentado por el cual se alimenta el antecedente histórico que define el presente de una nación, enaltece y promueve una estética de la memoria, al abordar contextos sobre los cuales la inclusión del arte re-articula el concepto de documento y el archivo a partir de los principios de resguardo, conservación y difusión de la información, como huella testificante de la historia. De acuerdo a la información y documentos recabados, los artistas generaron un discurso integral sobre el recinto, su quehacer archivístico y el arte, con la creación de piezas y nuevos archivos generados de la consulta, ahora con intereses estéticos. Los criterios de consulta y ubicación para las piezas comprenden los antecedentes más antiguos del recinto; su inauguración como Penitenciaría de la Ciudad de México en 1900 bajo la dictadura porfirista, su cierre en 1976 y su transición en 1982 para convertirse en Archivo General de la Nación. 1 Los textos de cada proyecto curatorial se pueden consultar en las páginas finales del presente informe. 2 El curador, como coordinador y responsable teórico del proyecto, abre líneas de investigación y crítica partiendo de diferentes disciplinas académicas; la estética, la filosofía, la historia del arte, entre otras, según se determinen los intereses del proyecto. Si bien, el proceso y la finalidad creativa es responsabilidad del artista, el curador discute con éste los mismos temas de la exposición desde el campo de la teoría, dirigiendo así un camino de interpretación sobre el resultado exhibido. El curador dirige la investigación y el recorrido por la muestra, una vez que el artista obtiene el producto artístico final y lo expone. 7 FUNDAMENTOS TEÓRICOS DE LA EXHIBICIÓN I. USOS Y ABUSOS DEL QUEHACER ARCHIVÍSTICO I.I Definición del concepto La tarea del archivo es realizar un corte historiográfico apoyado en dispositivos técnicos de archivación y reproducción como prótesis del pasado. Sin embargo, el pasado como algo acabado, a decir de Freud, se replantea como memoria archivada una vez que el archivo como impresión, escritura, prótesis o técnica hipomnémica en general, se vuelve lugar de almacenamiento y conservación de un contenido archivable, y donde la estructura técnica del archivo archivante determina asimismo la estructura del contenido archivable en su surgimiento mismo y en su relación con el porvenir. La archivación produce, tanto registra, el acontecimiento.3 Por esta razón es preciso entender que el archivo no sólo es memoria sino lugar; espacio creado para la coordinación y clasificación desde la lógica de exclusión y distribución. La memoria, en su carácter de individualidad y alejada por esta misma razón de toda oficialidad, es sólo el principio de un largo camino, en el cual sucumben diferentes aconteceres y filtros paraconsiderar un documento histórico. Labor que debe cumplir bajo la ley y reglamentos establecidos el historiador. Al explorar la etimología de la palabra archivo, diferentes aseveraciones son abordadas por Derrida al inicio de su obra Mal de archivo, destacando los orígenes de este término de acuerdo al griego y a su raíz arkheíon como referencia a una casa, un domicilio, una dirección, la residencia de los magistrados superiores, los arcontes, los que mandaban.4 Así, el archivo se entiende, en un principio, como lugar y bajo el concepto de consigna. Anteriormente, alude el filósofo francés, a los ciudadanos que ostentaban y significaban el poder político se les reconocía el derecho de hacer y representar la ley. Al fungir como guardianes del orden, estos representantes instituidos tenían la capacidad, y también el compromiso, de resguardar en su casa privada, familiar u oficial los documentos históricos y oficiales de su país, además de contar con el poder para interpretar dichos archivos. Los documentos dictaban la ley, mientras los representantes políticos o arcontes, se encargaban de su resguardo. Resguardo que requería de un lugar específico para ubicarlos. Una domiciliación en términos generales; residencia. 3 Jacques Derrida, Mal de archivo. Editorial Trotta S.A. 1997. p24 4 Ibíd., p. 10 8 Vista de la fachada-residencia del Archivo General de la Nación, 2011 Habitan en ese lugar particular, lugar de elección donde la ley y la singularidad se cruzan en el privilegio. En el cruce de lo topológico y de lo nomológico, del lugar y de la ley, del soporte y de la autoridad, una escena de domicialización se hace a la vez visible e invisible.5 Seguido de este principio topo-nomológico en donde el archivo es depositado a disposición de alguna instancia de autoridad política o institucionalidad, lo que sigue es reunir parámetros de unificación o clasificación, de los cuales podamos referir su poder de consignación. Además de lo que el significado común de consignación nos quiera decir y de encontrarle una residencia estable al archivo, es importante sincronizar los elementos que articulan la unidad de cualquier clasificación, por el acto consecuente de reunir y distribuir. Así, una serie de preguntas surgen de la necesidad de aclarar la ubicación y los derechos de consulta, una vez que el archivo obtiene la domicialización para su residencia permanente y su propia consignación; reuniendo la información clasificada sobre su propio contenido, protegido por la ley que respalda el poder político de su estancia topo-nomológica. Pero ¿quién tiene la autoridad para manipular y actuar sobre el archivo?, ¿quién lo mira y quién limita su información?, ¿con qué se cuenta para consultar?, ¿quién y cómo se clasifica la información a la que se tiene acceso?, ¿de dónde partimos para reconfigurar la memoria histórica de una nación?, ¿qué se suprime y qué se reprime?, ¿qué importancia tiene la memoria documental para la historia y desde qué punto el olvido se considera parte de este discurso historiográfico? 5 Ibíd., p. 11 9 La primera figura de un archivo es a la vez instituyente y conservador. Revolucionario y tradicional. Eco-nómico en un doble sentido; por guardar, poner en reserva y por hacer la ley mientras genera las condiciones para también hacerla cumplir, y contar con esta fuerza de ley como lugar, casa, domicilio o institución.6 I.II Su labor de resguardo El Archivo General de la Nación se encarga de conservar y resguardar la historia documental del país. Las instituciones, dice Derrida, diseñadas para esta labor, son las responsables de resguardar y hacer accesible o inaccesible la información que, por ley, el Estado considera pertinente para oficializar la historia. A través de ellas la labor del archivo se entiende en el orden clasificatorio y de consigna. Porque al reunir y distribuir su contenido en el nombre de la ley, consigna. De esta manera entenderemos que la operación del archivo es siempre y fundamentalmente con el olvido, más que con la memoria; su estructura es espectral. Citando el texto de Ana María Martínez de la Escalera, Espectro y política de la memoria, la figura espectral singulariza una política y una ética tanto del debate como de lo que debemos intercambiar y poner en circulación, volver público.7 La oficialidad de la historia se apropia del pasado en un afán por monumentalizarlo, como intento desleal de imitación, y en el cauce de esta oficialidad, domestica la inclusión crítica sobre el pasado y que lejos de posibilitarla, la debilita. La institucionalidad de la historia niega la singularidad de la memoria, reduciendo la individualidad inventiva del pasado a un molde general. Contra esta construcción reductiva de la memoria colectiva, la urgencia por una memoria espectral resulta oportuna por su carácter imprevisible y poderoso para contrarrestar la oficialidad monumentalizada que restringe el carácter paradójico o tensional de los tiempos. La fuerza del espectro anuncia el porvenir y da la bienvenida a lo que llega en su nombre, sin embargo y aún cuando deba permitirnos establecer una relación crítica con el pasado y una elaboración política de la memoria que no cancele el futuro, debemos mantener cuidado y no celebrar la llegada a cualquier tipo de fantasma. 8 Esta posibilidad de crítica es de la que Nietzsche habla cuando se refiere a los tres aspectos en que la historia le pertenece al ser vivo, y cuando entre el tipo de historia monumental y la historia anticuaria, la historia crítica es la que mejor rinde cuentas sobre los estudios del pasado.9 6 Ibíd., p. 15 7 Texto de la Dra. Ana María Martínez de la Escalera, incluido en el catálogo de la exposición; ESPECTOGRAFÍAS. MEMORIAS E HISTORIA, MUAC – UNAM, 2010 , p. 25 8 Ibid., p. 26 9 Sobre el concepto de crítica, me remito a la descripción de Ana María Martínez de la Escalera en su texto antes citado, para contextualizarlo con mi análisis sobre la manera ―crítica‖ de leer la Historia; ―La crítica es un procedimiento de interrogación que suspende la credibilidad en el mundo cuando éste se nos presenta en su figura más natural, es decir, inevitable. Es siempre contingente pues la forma o informa aquello que critica. Trabaja sobre el discurso, sus reglas, tanto como con el contenido. Y sobre todo, es incondicional. Su fuerza detiene el continuum del tiempo produciendo no una mónada cargada de tensiones a la manera benjaminiana, sino una pregunta o una constelación de ellas sobre cómo algo se ha producido, cuáles son las fuerzas que lo han hecho aparecer y perdurar, cómo pueden ser éstas detenidas. Ibíd., p. 27 10 En este sentido crítico, el espectro deviene como una operación del archivo porque importa no de dónde viene, sino lo que al venir anuncia y cómo lo hace a través de tecnologías peculiares. Por eso el archivo nunca descansa y debe estar preparado para recibir al espectro en su demanda de memoria que viene del porvenir y no del pasado. Este espectro que viene del porvenir, desestabiliza el progreso y se vuelca hacia lo imprevisible e incalculable, adueñándose de la figura del deseo productivo, vislumbrado como cuerpo y mundo. Deseo procedente de otras generaciones contemporáneas y del futuro que trabajaran su legado y herencia, sus tradiciones y deberes, sin importar nuestras prohibiciones o decisiones. El deseo es el nombre que damos a la institución de lo inédito. Vístase como se vista, hablando con la lengua o las lenguas que él sólo decida, el espectro de lo humano por venir, será la oportunidad del cambio o el monstruo catastrófico que tenemos: sea como fuere, advirtamos que no eslícito detener su arribo.10 El archivo ejerce su jerarquía en relación con la memoria y el olvido. Ahí surgen las reglas entre lo que se conserva, lo que se registra y lo que simplemente se desecha. Consigna bajo parámetros clasificatorios y de lugares específicos para resguardar la información, mientras el olvido aparece como la pérdida y lo que por salvaguardar, se esconde. Así, con la influencia de tecnologías obsoletas de la reproducción, se advierte el estilo de éste como pérdida paradójica, porque al igual que el espectro, lo perdido está ahí pero como lo inapropiado e irrepresentable, cuestionando la oposición entre contenidos y formas, pues los llamados contenidos archivados y archivables se distinguen como la forma que toma ahora la memoria colectiva. En la vista panorámica de la pieza POLVO, 2011del colectivo Pinto mi Raya -mostrada a continuación- se reflexiona sobre el lugar como espacio de resguardo para la información histórica. Mediante las palabras POLVO y PIEDRA, el colectivo se refiere a la domicialización y a la consulta, así como a la rigidez con que se administra y facilita la información instituida por el recinto. El lugar donde se ubica esta obra es el perímetro central del AGN, mismo donde anteriormente se erigió la torre panóptica de la cárcel. El espacio juega, al mismo tiempo, con dos conceptos que justifican su prioridad; orden y control. Antes habitado por internos penitenciarios y hoy por documentos históricos. El AGN dirige y coordina la ubicación de la información que sólo se consulta con el apoyo del personal autorizado, obedeciendo a la logística establecida por la propia institución que la resguarda. 10 Martínez de la Escalera, Ibíd., p. 33 11 Pinto mi Raya, POLVO, 2011 Como parte de la instalación que repite la palabra POLVO, y desde donde se tiene la vista privilegiada de las siete crujías de la antigua cárcel, en el centro se ubica una torre de tarjeteros viejos acumulados, con la rótula PIEDRA y la consulta que invita al público a responder: <<CUANDO PIENSO EN UN ARCHIVO LA PRIMERA PALABRA QUE SE ME OCURRE ES:>> Pinto mi Raya, POLVO, 2011 Pinto mi Raya, POLVO, 2011 12 El emblemático espacio de la cúpula contiene la tensión de control que históricamente lo refiere como el lugar de vigilancia y resguardo aún en la actualidad. Desde ahí se vislumbra la totalidad de los espacios de consulta, así como la distribución de los archivos por periodos históricos, relevancia política, seguridad pública, periodos del virreinato e inquisición, entre otros. PIEDRA simula el archivo del poder, aquel que se oficializa e instituye con la rigidez de la piedra, mientras POLVO funge como una referencia al paso del tiempo, a la muerte o a la memoria del pasado que se resguarda, se olvida y se empolva desde la propia oficialidad de su residencia, sin embargo, es también el que se levanta cuando éste se utiliza. El polvo es lo que marca o no su uso.11 El AGN resguarda cientos de archivos divididos en diferentes fondos, en 52 kilómetros lineales de información se divide la historia de México partiendo de reglamentos y registros de conservación entre documentos y objetos. Sin embargo, estas reglas se deben adecuar a las necesidades y posibilidades que el propio espacio les permite. Para ejemplificar los discursos sobre el pasado, la importancia de los archivos y su propia domicialización, la intervención del colectivo con las palabras POLVO y PIEDRA instaura dos maneras de incidir en la consulta, pero también en la figura de la institución que resguarda la información histórica como recinto archivístico público, sin perder su antigua identidad como huella que nos remite a su condición de resguardo. En la institución archivística donde se alberga la colectiva se concibe, por un lado, la huella física de su vocación penitenciaria a la que resulta inevitable referirse, y por el otro, a su labor archivística en su perspectiva inevitablemente espectral, pues en su naturaleza se sugiere siempre una pulsión autodestructiva al momento de producirse. Lo es a priori: ni presente ni ausente (en carne y huesos), ni visible ni invisible, huella que remite siempre a otro con cuya mirada no podríamos cruzar la nuestra, como tampoco podríamos hacerlo, gracias a la posibilidad de una visera, con la del padre de Hamlet. Luego el motivo espectral pone en escena esta fisión diseminante de la que hacen gala, desde el principio, tanto el principio arcóntico como el concepto de archivo, como el concepto en general.12 La fisión referida en esta cita se muestra como la fractura esparcible por la cual se producen los espectros que definen las formas clasificatorias del archivo. En esta dinámica clasificatoria y concibiendo al archivo como una prótesis del pasado, lo suprimido es tanto o más importante que lo reprimido, y en este sentido, la fisión diseminante a la que se refiere Derrida es la responsable de la producción de olvidos como principio de exclusión en su narrativa. En la naturaleza del archivo se muestra, de manera silenciosa, una pulsión que nunca deja un archivo propio, Freud se refiere a ella, según la interpretación derridiana, como pulsión de muerte, pulsión de agresión y de destrucción en un mismo sentido. 11 Fragmento de la síntesis explicativa de la pieza POLVO, 2011 en el programa de mano de la exposición. 12 Derrida, Ibíd., p.92 13 Al no dejar rastro de su archivo y motivar su consecuente destrucción por adelantado, como si esta fuera su verdadera motivación, la pulsión de muerte trabaja para destruir el archivo con el fin de borrar las posibles huellas. Por lo que devora su archivo antes de ser producido.13 Debido a que esta pulsión no deja detrás nada que le sea propio, sugiere al olvido como una manera de aniquilar la memoria, y lejos de prometer su estabilización, el archivo se instaura como desfallecimiento originario de dicha memoria.14 El olvido como categoría crítica y el archivo como puro lugar Si en este clasificar y ordenar dentro de las funciones prioritarias del archivo, entendemos al olvido como el elemento que alude a lo oculto, al lugar excluido, reprimido o suprimido, intentemos vislumbrarlo como categoría crítica y condición aporética de la memoria y la historia. 15 Ciertamente no habrá deseo de archivo sin la finitud radical, sin la posibilidad de un olvido que no se limita a la represión. Sobre todo, y he aquí lo más grave, más allá o más acá de ese simple límite que se llama finidad o finitud, no habrá mal de archivo sin la amenaza de esa pulsión de muerte, de agresión y destrucción.16 Como sitio de huellas e imprecisiones, el archivo es una forma del deseo de muerte. La finitud radical, que no es otra cosa que la muerte, es la condición del archivo, siendo esta pulsión la que define la condición material de existencia del mismo. Impedir la pérdida sugiere crear el espacio de consignación y la lógica de la repetición que puntualizan las características básicas que definen la existencia del archivo. El olvido como clausura carece de representación y es por tanto, la forma pura del inconsciente, desde ese no lugar activa los procesos de desplazamiento y formaciones simbólicas, a diferencia del archivo como puro lugar. La tensión entre el no-lugar de lo reprimido y el puro-lugar del archivo aparece como límite a la pregunta por las condiciones de posibilidad de la historia y la memoria. En esta disposición en la que el olvido se ubica como la tensión del no lugar y el puro lugar del archivo, surge la pregunta por las condiciones de posibilidad de representación del pasado, cuando la13 Sobre el concepto de la Pulsión de muerte, muy al principio de Mal de archivo, Derrida argumenta en p. 18; ―Esta pulsión, por tanto, parece no sólo anárquica, anarcóntica (no olvidemos que la pulsión de muerte, por muy originaria que siga siendo, no es un principio, como lo son los principios de placer o de realidad): la pulsión de muerte es, en primer lugar, anarchivística, se podría decir, archivolítica. Siempre habrá sido destructora del archivo, por vocación silenciosa. 14 Derrida, Ibíd., p 19. 15 La tesis donde se ubica al olvido como categoría crítica, situada entre la noción derridiana de archivo y el olvido como clausura del pasado del inconsciente psicoanalítico, y, por lo tanto, como potencia de pasado y condición de posibilidad crítica de la Historia, se explica en el texto del Dr. José Luis Barrios; HISTORIA Y MEMORIA. NOTAS SOBRE EL OLVIDO COMO CONDICIÓN CRÍTICA DEL PASADO, perteneciente al catálogo de la exposición antes citada, realizada en el MUAC en 2010, p 13 16 Michel De Certeau, La escritura de la historia, México, UIA, 1993, p. 17 14 estructura espacio temporal se colapsa por el olvido como supresión simultánea del tiempo, en tanto puro lugar del archivo y del espacio en tanto puro tiempo.17 En un acto de invocación a las categorías spinozistas, al olvido lo consideraremos como la restitución del tiempo pasado, potencia de afectación en la que operan las fracturas a la memoria y las fracturas políticas a la historia. De esta manera y como síntoma18 (en la imposibilidad por explicarlo en términos topo-gráficos, y siendo a su vez, no productor del lugar de lo olvidado, sino de la intensidad, del modo en que éste se hace presente en tanto evanescencia), el olvido nos conduce también a su potencia subversiva, por lo que en este surgir y ocultarse como fuerza que fractura lo narrado y reconfigura el presente, tendremos que considerarlo por aquellas condiciones que lo sustraen del plano de presencia. Afectación a las dimensiones del tiempo donde el afecto se configura como acontecimiento y re-configura la condición narrativa de la historia.19 Aunque, en un sentido más radical, también funciona como condición material en tanto condición de resignificación política de la singularidad del pasado en el presente (inscripción del afecto-acontecimiento como puro presente sin significación) en los sistemas narrativos de representación, de rearticulación de la memoria y la historia sobre las que se redefinen las condiciones de existencia y representación del pasado, como condición de singularidad, de acuerdo con la negatividad en tanto productora diferencial. El olvido como síntoma es la huella que activa las potencias del pasado como afectaciones subversivas del presente. Entre el resguardo y la supresión, entre el olvido como categoría insoluble y el archivo como puro lugar, nos encontramos con los límites a la noción de comienzo y mandato, como condición aporética y la aportación del psicoanálisis a la noción del archivo que se cuestiona Derrida en Mal de archivo. Instalado entre la excavación arqueológica, el discurso freudiano versa sobre el almacenamiento de las imprecisiones y el ciframientos de las inscripciones, pero también sobre la censura, la represión y la lectura de los registros. Mandato y origen bordeados y desbordados por la impresión, pero también ciframiento e inscripción definen el lugar del archivo o archivo como lugar, mientras la condición freudiana, como aportación a la noción de archivo, nos revela el lugar como aporía o el deseo de la memoria. 20 17 En este sentido, sigo con la interpretación de Barrios en el texto recién citado, en donde explica la inclusión del olvido, a la hora de estructurar el discurso historiográfico, y desde donde se producen, con la inclusión de este concepto como categoría, las posibilidades de inteligibilidad del tiempo que se producen como secreto, prohibición o trauma. Partiendo de ahí, Barrios aborda al olvido en tres momentos distintos: Las formas de producción y formalización del olvido en las máquinas jurídico-históricas; el olvido como condición de posibilidad crítica de la historia y la memoria por medio de la dialéctica entre el no lugar y el puro lugar; y las potencias del pasado: la huella. Ibíd., p.p. 14-15 18 J.L. Barrios define este término, en su referencia al olvido, como: ―el retorno del pasado clausurado como afectación vital, como intensidad corporal donde los signos son puro síntoma: superficies intensivas donde el pasado y el futuro se enciman en el sueño y el delirio‖. Ibíd. p. 18 19 J.L. Barrios, Ibíd., p.19 20 De esta manera concluye J.L. Barrios su reflexión a Mal de archivo en el texto del catálogo; ―El archivo es deseo de la memoria pero en tanto deseo no es pasado y en tanto lugar de resguardo es puro pasado. O espaciamiento instituido de un lugar de impresión, impresión vista como impronta de la sensación e impresión en la superficie.‖ p. 20 15 Historia y residencias del Archivo General de la Nacional Los orígenes del Archivo Histórico Nacional datan de 1779 con el conde de Revillagigedo, Juan Vicente de Güemes-Pacheco y Padilla, quien expresa su preocupación al Rey de España, sobre la forma precaria y desordenada en la que se guardaban los documentos en la Nueva España, proponiendo la creación de un Archivo General. Más tarde se dispondría como sede de este archivo el Palacio de Chapultepec, proyecto que por falta de recursos nunca se llevaría a cabo. A falta de un espacio propio, el archivo se alojaría en el Real Palacio virreinal, hoy Palacio Nacional, en la planta baja del ala sur. Allí se fueron acumulando los bandos y cédulas reales, la correspondencia de los virreyes y los litigios de aquella sociedad. En 1792 el virrey redactó las Ordenanzas bajo las cuales se administraría y organizaría el archivo, basándose en las que se habían redactado antes para la creación del Archivo General de Indias. Así, aunque no era el espacio adecuado, se contaba ya con un recinto para resguardar todos los documentos oficiales, y también con un sistema para separarlos y ordenarlos. Concluida la Independencia, en 1823 Lucas Alamán impulsó la creación del Archivo General y Público de la Nación, que también se albergó en el Palacio Nacional. Durante la Guerra con los Estados Unidos sus acervos más importantes fueron sacados y escondidos en un lugar seguro para luego ser regresados. En 1863, durante la intervención francesa, el presidente Benito Juárez tuvo que salir de la capital llevando consigo los papeles más importantes que resguardaba el Archivo. Durante la Revolución, el Archivo funcionó de manera irregular, y en 1914 cerró sus puertas por algunos meses. Con la llegada del nuevo siglo, la acumulación de documentos aumentó y fue necesario trasladar parte de éste al Convento de Santo Domingo y al Templo de Guadalupe, hoy Casa Amarilla. En 1944 el presidente Ávila Camacho expidió un Decreto con el que se cedía al Archivo General de la Nación parte de las construcciones conocidas como la Ciudadela, lo cual nunca ocurrió. En 1950 se propuso instalar el Archivo en Ciudad Universitaria, pero por ley el Archivo debía mantenerse bajo la jurisdicción del Gobierno Federal, así que eso tampoco sucedió. En 1964 se planeó un proyecto para dotar de edificios a la Secretaría de Gobernación, los cuales serían construidos en Parque Lira y entre los cuales se asignaría un espacio para el Archivo, pero este proyecto tampoco se realizó. En 1973 el Archivo sería trasladado al segundo piso del Palacio de Comunicaciones, hoy Museo Nacional de Arte, aunque buena parte de la documentación quedó en Palacio Nacional y en la Casa Amarilla. Saturadas estas tres sedes, los espacios no eran los ideales para reguardar el patrimonio del AGN. En 1976, con el cierre de la Penitenciaría de Lecumberri, y luego de años de discusión, el gobierno federal concluye queeste inmueble sería un espacio ideal para resguardar el Archivo en su totalidad. Así, el 27 de mayo de 1977, el Presidente José López Portillo, por Decreto Presidencial, designa al ex Palacio de Lecumberri como sede del Archivo General de la Nación, inaugurado el 27 de agosto de 1982.21 21 Datos oficiales proporcionados por el Depto. de Difusión y Prensa del AGN. Junio de 2011. 16 El Archivo General de la Nación cuenta con una domiciliación, pero el espacio en dimensión aún resulta insuficiente, además de carecer de las necesidades básicas para la conservación y resguardo de un archivo de su magnitud y que, por obvias razones en su naturaleza, sigue en aumento. El proyecto de ampliación lanzado a concurso en 2010, aún sin iniciar, incluye la construcción de bodegas especializadas para el resguardo de kilómetros de documentos, sin olvidar la necesidad de una reforma significativa a la Ley Nacional de Archivos, de acuerdo a las actuales necesidades en la labor archivística, pero todo esto sigue en proceso. Memoria archivada. Labor del historiador La memoria archivada deviene en documento. Éste y de acuerdo a los parámetros de clasificación del historiador, adquiere su prioridad y un lugar específico en el archivo, útil para la narrativa histórica. Oficializar o refutar su valor es la labor ardua del historiador, y sólo una vez que se exhibe a diferentes procesos (estudios sobre la procedencia del documento, pruebas físicas y materiales que certifiquen la veracidad de la información y del acontecimiento histórico determinado, entre otros procesos) el documento es respaldado por las instancias responsables de dar lineamientos legales y de objetividad a éste. Sólo así el documento pasa al cúmulo de información correspondiente al mismo tema y periodo histórico clasificado. Esta es la finalidad del historiador como evaluador que consigna la memoria archivada en documentos, más tarde incluida en archivos clasificados, finalmente resguardados como oficiales. El archivo concebido como puro lugar, con ubicación y lugar de residencia, rebasa su condición de exterioridad, adquiriendo cierta vida y brindando sentido al mismo espacio que habita y que él mismo instituye bajo sus reglas -dígase por ejemplo el AGN, con la importancia social, política e histórica que representa, por su vocación instituyente y por su pasado como centro penitenciario, visible en su arquitectura original y que aún conserva-. En un intento por simplificar la labor de búsqueda, organización y logística para el acceso a la información, los artistas María Alós y Claudio R. Castelli diseñaron una instalación que promueve la consulta. La obra se somete a los mismos parámetros de clasificación por la institución anfitriona, respetando la ubicación-condición de los documentos y objetos elegidos por los artistas, pero permitiendo un acceso mucho más sencillo y sobre todo viable para hojear, tocar y explorar la información, ubicada en ordenadas carpetas de archivo. Mediante reproducciones, en la imposibilidad de maniobrar los originales por cuestiones de conservación y resguardo, la instalación se realizó con mobiliario del AGN, aludiendo no sólo a su quehacer cotidiano, sino también a la estética visual del recinto. 17 María Alós y Claudio R. Castelli, Área de estudio. Entre el deber y el quehacer archivístico, 2011 La instalación promueve la búsqueda de documentos u objetos pertenecientes a diferentes fondos (Inquisición, virreinato, constituciones mexicanas, mapas de la zona metropolitana del siglo XIX, el único documento firmado por una mujer en el siglo XVII -Sor Juana Inés de la Cruz-, entre otros documentos elegidos por los artistas) acompañados de la reproducción de todo su expediente, en el afán por realizar físicamente también la historiografía del documento. María Alós y Claudio R. Castelli, Área de estudio. Entre el deber y el quehacer archivístico, 2011 18 El estudio evidencia la labor del archivista, criterios de clasificación y las posibles arbitrariedades en su ubicación, de acuerdo a la importancia política o periodos históricos relevantes para la institución. María Alós y Claudio R. Castelli, Área de estudio. Entre el deber y el quehacer archivístico, 2011 En este orden de consulta y como un homenaje a la autora de esta pieza, fallecida días antes de inaugurar la exposición, R. Castelli y un servidor -como curador de la muestra- decidimos incluir un archivo nuevo generado a partir de la visita a la exposición y la consulta a diferentes fondos del AGN. El archivo, que consistió en una mesa con documentos fotocopiados pertenecientes a diferentes fondos, pero que incluyera la palabra ―María‖, inauguró una nueva clasificación dentro de la pieza y, de igual forma, su consulta resultó accesible a los visitantes de la exposición. Desde el periodo de la inauguración y hasta que la colectiva se desmontó, el archivo María creció gracias a los involucrados en el proyecto, amigos e individuos que alentaron esta consulta. María Alós y Claudio R. Castelli, Área de estudio. Entre el deber y el quehacer archivístico, 2011 María Alós y Claudio R. Castelli, Área de estudio. Entre el deber y el quehacer archivístico, 2011 19 Tanto la inclusión del archivo María, como el archivo resultado de la consulta: <<CUANDO PIENSO EN UN ARCHIVO LA PRIMERA PALABRA QUE SE ME OCURRE ES:>> del Colectivo Pinto mi Raya, instauran la variante del anti archivo,22 promoviendo archivos que se fundan a partir del reciente proyecto y basados en los discursos curatoriales. María y la consulta del colectivo crean nuevos archivos y se distinguen por sacar a la luz nuevas conjeturas sobre estos archivos en su crecimiento y posterior exposición. II. ANTECEDENTES HISTÓRICO-CARCELARIOS Y VOCACIÓN ARCHIVÍSTICA II.I. Entre la naturaleza funcional y la utilidad como vocación Gina Arizpe, Cerramiento, 2011 En Vigilar y castigar Foucault reflexiona sobre la economía del castigo, abordando el derecho a éste desde la teoría de la ley y el delito que definen la lógica moral y política en la institución penitenciaria. Luego de iniciar su ensayo con detalles descriptivos de los suplicios propiciados a culpables de algún delito en la antigüedad, Foucault ubica en el suplicio y su exhibición pública al castigo como espectáculo. Pero una vez erradicada esta iniciativa en los siglos XVII-XVIII en Francia e Inglaterra, y accediendo al relajamiento de esta acción sobre el cuerpo del delincuente, el concepto de castigo se retoma de manera distinta, acentúa el filósofo. 22 El término de anti archivo es discutido por Ana María Martínez de la Escalera y Erika Lindig en el libro; Alteridades y exclusiones. Vocabulario para el debate social y político. UNAM y Bonilla Artigas, 2012. 20 No tocar el cuerpo, o lo menos posible en todo caso, y eso para herir en él algo que no es el cuerpo mismo. Se dirá: la prisión, la reclusión, los trabajos forzados, el presidio, la interdicción de residencia, la deportación —que han ocupado lugar tan importante en los sistemas penales modernos— son realmente penas "físicas"; a diferencia de la multa, recaen, directamente, sobre el cuerpo. Pero la relación castigo-cuerpo no es en ellas idéntica a lo que era en los suplicios. El cuerpo se encuentra aquí en situación de instrumento o de intermediario; si se interviene sobre él encerrándolo o haciéndolo trabajar, es para privar al individuo de una libertad considerada a la vez como un derecho y un bien. El cuerpo, según esta penalidad, queda prendido en un sistema de coacción y de privación, de obligaciones y de prohibiciones. El sufrimiento físico, el dolor del cuerpo mismo, no son ya los elementos constitutivos de la pena. Elcastigo ha pasado de un arte de las sensaciones insoportables a una economía de los derechos suspendidos.23 Con esta disposición en la economía de los derechos suspendidos, se entiende una nueva manera de concebir la estadía del delincuente, considerando la privación de algunos de sus derechos y haciendo efectivos algunos otros, como una nueva manera de conformar la moral en el acto de castigar, y que con ello desaparezca el espectáculo de la pena física como cuerpo supliciado; aparato teatral del sufrimiento. Bajo esta dinámica la modernidad del siglo XIX sería testigo de la desaparición del espectáculo (suplicio) y la anulación del dolor (sobre el cuerpo) para iniciar una serie de disposiciones que organizaban los intentos por recontextualizar el castigo como pena. Una forma era poner inyecciones a los condenados a muerte, incluyendo tranquilizantes que contribuían a su relajamiento físico antes de cumplir con el objetivo central, suprimir la vida, sin enjuiciar su culpabilidad sobre el cuerpo y la tortura física, dando inicio a una nueva etapa en el orden de la legalidad, el derecho sobre la vida y el cuerpo del delincuente. Sin embargo, la acción sobre el cuerpo no queda suprimida, menos aún si el objetivo es poner bajo prisión al acusado, como mera privación de su libertad. El mecanismo moderno de justicia contempla una forma distinta en el ámbito supliciante del condenado, apostando por una penalidad de lo no corporal y como un cambio de objetivo en el sentido del castigo. Pero si ya no es el cuerpo el eje que centraliza el ejercicio de la penalidad, ¿cuál podrá ser este nuevo objetivo que admite la supresión del castigo directamente corporal? Especialistas en estos antecedentes -desde el siglo XVIII- anotan que el lugar al que después del cuerpo sigue la penalización es el alma. Castigo de incomparable profundidad que actúa sobre el corazón, el pensamiento y la voluntad del acusado, como muestra de castigo. A lo largo de su recorrido por la historia judicial de los últimos 200 años, diferentes condiciones se le han exigido a la ley y al derecho penal. Ajustes necesarios y que por el bien social motiven una mejor ejecución de la ley bajo sus propias leyes jurídicas. Sin embargo, este acontecer no parece resolver el dilema sobre el cual se mueven las reglas de justicia; finalidad y castigo24. 23 Michel Foucault. Vigilar y Castigar: nacimiento de la prisión. Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2002., p. 18 24 En Vigilar y castigar Foucault describe los cambios en materia penitenciaria a lo largo de la historia, partiendo de la época donde el suplicio se enmarcaba como la exhibición del castigo merecido por algún delito, práctica que siglos más tarde y que de acuerdo al texto citado se erradicaría, sin embargo es oportuno mencionar que la tortura siempre ha prevalecido en este tipo de lugares, aún cuando es un recurso ilegal dentro de las instituciones penitenciarias como medio de obediencia y subordinación. La tortura y la violencia física son prácticas clandestinas, y a partir de éstas se instauran jerarquías entre individuos, organizando pequeñas comunidades con reglas locales, que se inscriben fuera de las leyes de la institución que los recluye. Como ejemplo de esto 21 La forma prisión, dice Foucault, preexiste a su utilización sistemática en las leyes penales. Al ser un concepto construido desde afuera del aparato judicial, su creación dentro del cuerpo social tuvo la finalidad de distribuir espacialmente a los individuos y así clasificarlos; educando, codificando sus cuerpos y su comportamiento a manera de un saber que acumulara-centralizara su participación como un aparato de observación y registro. Cuerpos educados y vigilados de acuerdo a su desempeño y posibilidad social. Su objetivo es volver a los individuos dóciles y útiles, mediante un trabajo preciso sobre su cuerpo. Y en este sentido, la institución-prisión se piensa, antes incluso de que la ley la definiera como máxima pena a cumplir, aunque, por otro lado, la sociedad moderna la piense al revés y considere que el objetivo de excluir obedece más a un comportamiento consecuente, que al originario. En la Genealogía de la moral Nietzsche discute la analítica conceptual entre pena y finalidad. Critica la facilidad con la que se erigen y acomodan de manera equívoca estos términos en el ámbito jurídico y social, dudando si la pena ha sido creada desde el principio para castigar, o bien, por razones distintas a las que es emparentada, colocando así una larga lista de finalidades para instituir la pena como castigo. Nietzsche argumenta con un ejemplo fisiológico la lógica inversa de estos términos. Con el ejemplo del ojo y la mano25 parafrasea que la utilidad usual de cualquier órgano fisiológico, o jurídico, no define necesariamente su génesis. Sin considerar que la génesis de una cosa, su utilidad y la inserción en una serie de finalidades son hechos separados entre sí y que, al final, esta serie de finalidades y utilidades funcionan sólo como indicios de sí mismos, con lo cual se imprime el sentido de su función en cualquier órgano o institución y que por ningún motivo tienen la necesidad de relacionarlos entre sí. Así, la idea de que la pena hubiera sido una creación estrictamente diseñada para castigar, disloca el orden jurídico de los centros penitenciarios, aún cuando el orden de esta interpretación, por ley del Estado, se acomoda a sus propios intereses. Ecos de una resonancia carcelaria Cerramiento, 2011, video instalación de la artista regiomontana Gina Arizpe, incide en la memoria audiovisual del recinto en su contexto carcelario, enalteciendo el sonido creado por el cierre de puertas de las siete crujías como memoria sonora. Actuando como anti archivo, la pieza irrumpe en la sonoridad como tiempo y ruido ordenado, dialogando, desde su estridencia, con nuevas formas de abordar el contexto histórico y crítico de su pasado desde el presente. La cárcel como una institución archivística con los antecedentes recordemos la antigua Cárcel de Lecumberri, donde se realizaban todo tipo de delitos relacionados con la represión y el castigo al cuerpo entre internos y oficiales, como actos encubiertos por la corrupción penitenciaria. 25 F. Nietzsche, Genealogía de la moral. Tratado segundo, parágrafo 12. Editorial Alianza. ―Por muy bien que se haya comprendido la utilidad de un órgano fisiológico cualquiera (o también de una institución jurídica, de una costumbre social, de un uso político, de una forma determinada en las artes o en el culto religioso), nada se ha comprendido, aún con ello respecto a su génesis: aunque esto pueda sonar muy molesto y desagradable a oídos más viejos, -ya que desde antiguo se había creído que en la finalidad demostrable, en la utilidad de una cosa, de una forma, de una institución, se hallaba también la razón de su génesis, y así el ojo estaba hecho para ver, y la mano estaba hecha para agarrar‖. 22 y formas arquitectónicas de la penitenciaría más importante del siglo XX, reclama su propia historia mediante la pieza sonora de Arizpe, mientras que la representación en video de una sonoridad exaltada, nos habla de una actividad que en el pasado resguardaba individuos y que ahora resguarda archivos históricos. La misma acción replanteada de manera distinta por las lógicas espaciales que facilitan su utilidad, aún cuando el inmueble no ha sido creado para lo que actualmente se utiliza y, sin embargo, activa dos actividades similares, sólo en apariencia, en una suerte de recuerdo del presente. Gina Arizpe, Cerramiento, 2011 Foucault inicia Vigilar y castigar con una referencia al reglamento de finales del siglo XVIII, describiendo los pasos que se debíanseguir en caso de una peste. Estas reglas prohibían la salida del cerco afectado a cualquier individuo; evitando la salida a las calles y toda una serie de procedimientos que la autoridad competente reclamaba como método de individuación para marcar exclusiones. Método que aplicaría, más allá de una alerta de prevención, como una manera de regir la lógica de distribución y vigilancia individual, más tarde aplicada en instituciones psiquiátricas, penitenciarías, hospitales y otros espacios. De esta manera se permitía la división binaria para clasificar y distinguir entre loco y no loco, peligroso o inofensivo, instaurando la separación individual y de vigilancia controlada. Pronto estas exigencias formarían parte del concepto panóptico dentro de la arquitectura penitenciaria y el sistema evolucionaría como una política de vigilancia permanente. Esta construcción periférica estaba dividida en celdas, cada una de las cuales atraviesa lo ancho de la construcción. Con dos ventanas, una que daba al interior, correspondiente a las ventanas de la torre, y la otra, que daba al exterior, permitiendo que la luz atraviese la celda de una parte a otra. Bastaba entonces situar un vigilante en la torre central y encerrar en cada celda a un loco, un enfermo, un condenado, un obrero o un escolar. Por el efecto de la contraluz, se podían percibir desde la torre, 23 recortándose perfectamente sobre la luz, las pequeñas siluetas cautivas en las celdas. Tantos pequeños teatros como celdas, eran en los que cada actor estaba solo, perfectamente individualizado y constantemente visible.26 Este dispositivo permitía vigilar, sin la posibilidad de que al observado se le concediera regresar la mirada, con la misma certeza con la que era mirado. La visibilidad se convertía en una trampa y el observado nunca dejaba de sentirse observado. Inmersos en esta dinámica y acorralados por una arquitectura excluyente físicamente, el encierro individual evitaba la concentración de multitudes, con muros laterales que evitaban al preso la mínima comunicación con el exterior. El preso siempre podría ser visto, aunque él nunca viera. Se vería siempre como objeto de información pero nunca como un sujeto de comunicación. Las multitudes se cancelaban, dando lugar a una serie de individualidades compartiendo el mismo espacio, sin la posibilidad de poderse contactar entre sí. La mirada del guardia toleraba aquella multiplicidad controlada por las facilidades que esta ventaja arquitectónica le permitía, mientras el detenido se exhibía desde la reclusión de una soledad determinante.27 El objetivo del panóptico se ejercía en la medida en que el detenido se mostraba en un estado consciente y de entera vigilancia, permitiendo la función del poder de manera automática. Producir el efecto de una vigilancia permanente en la conciencia de los detenidos permite su inclusión como una máquina de crear y sostener la relación de poder independiente, incluso de aquel que lo ejerce. Los detenidos se auto integraban en una situación de poder de la que ellos mismos son portadores y en la cual, lo que sostiene la dislocación, es que el detenido se sepa siempre vigilado y en donde el poder se muestre al mismo tiempo visible e inverificable desde la lógica del delirio. El panóptico es una máquina diseñada para dislocar la lógica de verse y ser visto. El preso nunca puede ver hacia el interior de la torre, pero siempre puede ser visto. Como máquina que automatiza y desindividualiza el poder, no importa quién se mantenga a la cabeza, cualquier individuo puede hacer funcionar la máquina. El que está sometido a un campo de visibilidad, y que lo sabe, reproduce por su cuenta las coacciones del poder; las hace jugar espontáneamente sobre sí mismo; inscribe en sí mismo la relación de poder en la cual juega simultáneamente los dos papeles; se convierte en el principio de su propio sometimiento.28 Sin aplicar la fuerza física, la geometría y la arquitectura le ofrecieron a Bentham, creador del diseño panóptico, la mejor forma para garantizar un orden individualizador actuando directamente sobre los individuos. En la teoría el panóptico destaca por instaurar una nueva forma de estudiar el cuerpo social y las relaciones de poder en términos de práctica, subordinación de fuerzas y cuerpos por igual. Y donde la disciplina como lógica del poder sirve para organizar la política social, a partir de la reclusión y la exclusión vigilada. 26 Foucault, Ibid., p. 203 27Foucault, Ibíd., p. 205 ― … Bentham ha sentado el principio de que el poder debía ser visible e inverificable. Visible: el detenido tendrá sin cesar ante los ojos la elevada silueta de la torre central de donde es espiado. Inverificable: el detenido no debe saber jamás si en aquel momento se le mira, pero debe estar seguro de que siempre puede ser mirado. Bentham, para hacer imposible de decidir si el vigilante está presente o ausente, para que los presos, desde sus celdas, no puedan siquiera percibir una sombra o captar un reflejo, previó la colocación, no sólo de unas persianas en las ventanas de la sala central de vigilancia, sino de unos tabiques en el interior que la cortan en ángulo recto, y para pasar de un pabellón a otro , en vez de puertas unos pasos en zigzag; porque el menos golpeo de un batiente, una luz entrevista, un resplandor en una rendija traicionarían la presencia del guardia. El panóptico es una máquina de dislocar ver ser visto: en el anillo periférico se es totalmente visto, sin ver jamás; en la torre central se ve todo, sin ser jamás visto‖. 28 Foucault, Ibíd., p. 206 24 En alusión a este pasado arquitectónico, aún con la inexistente torre panóptica de Lecumberri, la instalación de Arizpe utiliza medios audiovisuales digitales como mecanismo de vigilancia, circuito cerrado, en una metáfora eficiente para remontar la vigilancia permanente que representó en su momento la arquitectura original del recinto penitenciario. Medios tecnológicos audiovisuales a favor del control, y que como en el pasado se procuró con el diseño arquitectónico original. Diseño panóptico de la Penitenciaria del Distrito Federal. Lecumberri A principios del siglo XX México vivía los encantos del progreso y los avances ostentosos por la dictadura porfirista, destacando grandes construcciones, inversión en transportes, vías de comunicación y un importante desarrollo industrial que se complementaba con la adopción de importantes costumbres francesas, principalmente. En el ámbito político, se presentaba la quinta reelección del General Porfirio Díaz y su cumpleaños número setenta. Para festejarlo, grandes movimientos se produjeron alrededor de todo el país, así como el levantamiento de importantes edificaciones y obras públicas, como el Gran Canal del desagüe en marzo de 1900, la Penitenciaria del Distrito federal el 29 de septiembre del mismo año y el Manicomio General de la Castañeda en 1910. Como Muestra de su ánimo progresista, Díaz se basó en los modelos arquitectónicos franceses para la construcción de la Penitenciaría, junto con un plan integral en el que se implementaron los últimos avances de las ciencias punitivas. Su diseño se basaría en el que el filósofo Jeremías Bentham había propuesto para las cárceles francesas en 1791. Su intención era procurar la vigilancia desde el punto central de la penitenciaria, hacia cualquier rincón de la misma, sin que los presos pudieran saber con certeza si son vigilados. La arquitectura panóptica se distinguía por una torre poligonal de vigilancia en el centro del edificio y que de igual forma se copió para el diseño en México. Los ocupantes de las celdas se encontrarían aislados unos de otros por paredes y sujetos al escrutinio colectivo e individual de un vigilante en la torre que permanecería oculto. Para ello, Bentham no sólo imaginó persianas vecinas en las ventanas de la torre de observación,sino también conexiones laberínticas entre las salas de la torre para evitar destellos de luz o ruido que pudieran delatar la presencia de un observador.29 La Penitenciaría del Distrito Federal se establece a partir de la Reforma al código penal de 1871 en México, con siete brazos o pasillos de celdas que coincidían en el centro de una torre de 35 metros de altura, distribuyendo las siete galerías donde yacían recluidos los cientos de presos. Como referencia a este pasado, Cerramiento, 2011 contó con dos versiones de presentación; una versión exterior el día de la inauguración y una segunda resolución como instalación de circuito cerrado, diseñada para exhibirse en el interior de la institución, posterior al módulo de recepción del AGN. La primera versión contaba con un sistema de audio de mayor potencia, con la proyección de las crujías cerrando en siete canales distintos, pero con la salida de una sola imagen proyectada sobre el muro de un patio exterior; siguiendo la iniciativa curatorial de ocupar los espacios de transito como espacio museístico y de intervención. 29 http://es.wikipedia.org/wiki/Pan%C3%B3ptico http://es.wikipedia.org/wiki/Persiana http://es.wikipedia.org/wiki/Pan%C3%B3ptico 25 Gina Arizpe, Cerramiento, 2011 Sonidos del ayer Mi voz irá contigo, 2011 de Artemio reúne la memoria popular de canciones penitenciarias, con letras de dominio público y archivos de presos políticos recluidos en el antiguo Palacio negro. La selección de canciones antiguamente coreadas por presos de Lecumberri, serían interpretadas en esta ocasión, por integrantes del Coro Cuarta Pared; agrupación perteneciente a la población del Reclusorio Preventivo Varonil Oriente. La pieza sonora es el resultado de una labor de investigación y reinterpretación de la memoria del lugar, desde las melodías que rinden testimonio de las experiencias e idiosincrasia de los presos en aquella época. Artemio, Mi voz irá contigo, 2011 Artemio, Mi voz irá contigo, 2011 26 El disco grabado como resultado de este recital se ubicó dentro de la única torre restaurada de las dos existentes en los patios del AGN. El torreón del ala izquierda conserva su arquitectura original como torre de vigilancia, en el centro de un perímetro reducido, al estilo del modelo panóptico, alrededor sólo con los restos de muros en ruinas. Las bocinas de la pieza sonora fueron ubicadas en el interior de la torre, repartidas en diferentes puntos, con la finalidad de que el sonido tuviera salida completamente perimetral, perspectiva que en el pasado le permitía al vigilante mirar la totalidad del recinto desde las alturas. (Ver imagen siguiente). Artemio, Mi voz irá contigo, 2011 III. INSCRIPCIÓN. EL RECINTO COMO ESPACIO DE MEMORIA III.I Mutaciones que afectan la espacialidad y la temporalidad Retomando el concepto de inscripción como huella/marca exterior del discurso historiográfico, inherente a la evocación del recuerdo como espacio de memoria, recurro inicialmente a los estudios de Paul Ricoeur, para ahondar en las mutaciones que afectan a la espacialidad y a la temporalidad, entendidas como duración, extrayendo nuevas políticas de reinterpretación de la historia, desde el lugar, en el ámbito de la memoria colectiva y/o privada. Una vez introducidos los discursos sobre la memoria y la duración al concepto de inscripción como huella del pasado, aludo al aspecto crítico de la historiografía, enriqueciendo el contexto de mi investigación sobre el inmueble desde la filosofía y el arte.30 Al respecto, Ricoeur dedica especial atención a la noción de 30 Paul Ricoeur, La memoria, la historia, el olvido. Fondo de Cultura económica, 2004, p. 191 27 inscripción, cuya amplitud, dice, excede a la de la escritura en el sentido de fijación de la expresión oral, en un soporte material. Para adoptar marcas exteriores como apoyo a la labor de la memoria, es preciso considerar las condiciones formales de este concepto de inscripción como mutaciones que afectan a la espacialidad y a la temporalidad, propias de la memoria vivida, colectiva o privada. Recordemos la ideología filosófica derridiana, donde todo acontecer y discurso sobre los archivos atiende una reinterpretación política que habla más sobre el presente, incluso del futuro, que del propio pasado aludido, o bien, como es el caso, en la construcción de nuevas subjetividades del escenario estético, desde su propio enriquecimiento documental. Mi voz irá contigo y Mural - apertura del único espacio que se mantiene intacto y sin restauración en el AGN, albergando un mural pintado en 1959 por presos entonces recluidos- sugieren una reflexión en torno a la naturaleza del lugar como marcas exteriores y espacios hoy intervenidos, bajo las premisas de su antigua vocación, pero desde un contexto actual que altera su discurso y donde ambas intervenciones pueden leerse como una metáfora de seguimiento a lo mismo, pero, sin descartar la distancia evidente entre el pasado y el presente. La fuerza que la pieza sonora adquirió al ubicarse en el Torreón, no habría sido la misma de haberse instalado en una sala de exhibición o cualquier otro espacio del AGN. El Torreón recontextualiza el discurso historiográfico pretendido por la pieza, producida ahora por presos de un centro penitenciario que corea los sonidos del ayer en esa cárcel, y que sin embargo nunca habitaron como presos. Mismo efecto el que provoca la apertura de la bodega de materiales, donde yace el mural en ruinas cerrado habitualmente al público, pero hoy abierto para contemplarlo y reinterpretarlo -como se muestra en la imagen siguiente-. Mural, 2011 28 La inscripción como marca, lugar, ubicación, resulta tensional y se abre a mutaciones previstas desde el espacio vislumbrando la huella, así, la inscripción da sentido, establece el lugar y crea relaciones entre personas y cosas, entre el pasado y el presente, y al mismo tiempo, permanece tensional porque en su bagaje de lugar como huella del pasado y el presente que redefine el lugar como actualidad, la concepción del espacio-tiempo en relación con el lugar de la huella y el tiempo que se percibe y actualiza constantemente nunca es definitiva, sino mudable. La relación entre la memoria que singulariza el contexto historiográfico y la inscripción con tensión interpretativa se vislumbra como apropiación y reapropiación del concepto, del lugar, de la historia encapsulada como lugar, pero mudable a la hora de reconstruirse como actualidad. Por una política del recuerdo al resguardo …para dar al tiempo de la historia un oponente espacial digno de la ciencia humana, hay que elevarse un peldaño más en la escala de la racionalización del lugar. Hay que partir del espacio construido de la arquitectura a la tierra habitada de la geografía. Paul Ricoeur El AGN no sólo cumple con su labor de resguardo, su espacio topográfico, aún sin haber sido construido para esta labor, cuenta con una historia particular que pesa desde su arquitectura, conservando los rastros de su oficio anterior. La impronta de éste se ubica en el lugar del asentamiento archivístico como cárcel. No hay archivo sin un lugar de consignación, sin una técnica de repetición y sin una cierta exterioridad. Ningún archivo sin afuera.31 La edificación inaugurada en 1900 por el general Porfirio Díaz representó, al igual que algunas otras obras importantes de principio de siglo, el símbolo progresista de la dictadura como bienvenida a la modernidad. Por más de siete décadas la Penitenciaría de la Ciudad de México vería desfilar por sus pasillos a grandes personajes de la historianacional e internacional, siendo testigo presencial de la revolución mexicana, la guerra cristera, movimientos sociales y acontecimientos determinantes para la historia mexicana. 31 Derrida, Ibíd., p 19. 29 Mural, 2011 Historia gráfica. Historia novelizada La escritura como discurso teórico funda, con el consentimiento de la institución, la manera como se inscribe la historia en sus archivos. Como dice De Certeau; no hay historicidad sin novela. La escritura sirve como discurso para elaborar las teorías con base a las estrategias elaboradas por las ciencias exactas. Lo que nos lleva a la formación de las llamadas ficciones teóricas sobre la historia como eje central del discurso historiográfico. Antes de ser un objeto de discursos, la historia engloba y sitúa el análisis. Éste es el presupuesto insuperable del análisis historiográfico. Toda teoría de la historia está en relación directa con un laberinto de coyunturas y de relaciones que no domina. Es una ―literatura‖ dominada por el tema que trata32. Si consideramos la naturaleza historiográfica como memoria archivada, la mutación historiadora de la que hablamos, espacio y tiempo, se proyecta como la condición formal de posibilidad de archivación, en palabras de Ricoeur. El espacio en el que se desplazan los protagonistas de una historia narrada y el tiempo en el que se desarrollan los acontecimientos narrados, cambian conjuntamente de signo al pasar de la memoria a la historiografía. El enunciado ―Yo estaba ahí‖ ejemplifica cómo el imperfecto gramatical señala el tiempo ―estaba‖ mientras el adverbio señala el lugar ―ahí‖. Así, la función de comparar esta doble mutación con la posición de la escritura respecto a la oralidad, se ubica paralelamente relacionada con la geografía y la historiografía. 32 Michel De Certeau, Historia y psicoanálisis. Entre ciencia y ficción. México UIA-ITESO, 2003, p.43 30 Bef, Uncle Bill, 2011 La espacialidad corporal y de entorno inherente a la evocación del recuerdo se presenta como memoria íntima y memoria compartida, donde el espacio corporal se vincula directamente con el espacio del entorno, concebido como fragmento de tierra habitable. Ubicados en esta memoria compartida, pasamos gradualmente a la memoria colectiva y la instauración de esta espacialidad como lugar de memoria.33 Uncle Bill, 2011 obra gráfica de Bernardo Fernández ―Bef‖, se incluye como fragmento de una novela gráfica que alude a la figura del escritor norteamericano William S. Burroughs, uno de los tantos personajes famosos recluidos en el Palacio negro. La pieza se centra en la corta estadía carcelaria del escritor norteamericano en 1951, acusado de asesinato en primera grado por el homicidio de su esposa, resaltando, de manera gráfica, aspectos personales del escritor y la corrupción jurídica desde entonces en la cultura mexicana.34 33 P. Ricoeur, Ibíd.p.191. 34 En 1951 William S. Burroughs fue hallado culpable del homicidio de su esposa Joan Vollmer. Acto realizado en una fiesta de la calle Monterrey 122 de la Colonia Roma, con un revolver 38 propiedad del escritor, quien jugando a Guillermo Tell disparó con la intención de darle a un vaso de ginebra, que él mismo había puesto sobre la cabeza de su esposa, ambos intoxicados. En la nota del siguiente link, se presenta la información detallada sobre su caso y la corta estancia del escritor en el Palacio negro de Lecumberri, los acuerdos efectuados con su abogado Bernabé Jurado que servirían para otorgarle su libertad y datos que evidencian irregularidades por parte de las autoridades judiciales y la prensa escrita. Recientemente esta nota en la red menciona que el archivo de Burroughs recién se encontró, luego de permanecer extraviado por más de 50 años en el Archivo Histórico del DF, al archivarse de manera errónea bajo el nombre de ―Burrugues‖. http://www.m-x.com.mx/2013-04-28/el-expediente-de-un-homicidio/ http://www.m-x.com.mx/2013-04-28/el-expediente-de-un-homicidio/ 31 Historia parcial como soporte biográfico Edgar Orlaineta, S.T., 2011 S.T., 2011 de Edgar Orlaineta se compone de una serie de tres esculturas/sillas, como un comentario a la relación y confrontación con la historia, con el pasado y la información que de ella proviene. Una reflexión sobre la idea de historia como materia en su condición finita de conservación. S.T. alude a la historia desde su propia materialidad. Edgar Orlaineta, S.T., 2011 32 Archivos fuera de clasificación Es cierto que mi lugar está donde está mi cuerpo. Pero colocarse en un lugar y desplazarse son actividades primordiales que hacen del lugar algo que hay que buscar. Paul Ricoeur Transcripción a mano de un documento oficial, 2011 del colectivo Tercerunquinto, consistió en localizar a un interno que hubiera iniciado su condena en la antigua Penitenciaría de Lecumberri y que siguiera preso en la actualidad, para solicitarle la transcripción del Código Penal Mexicano de 1967, año en que éste fue sentenciado. Tercerunquinto, Transcripción a mano de un documento oficial, 2011 Tercerunquinto, Transcripción a mano de un documento oficial, 2011 Fuera de los alcances de la clasificación y de los archivos propios del AGN, nos encontramos con el nacimiento de un nuevo documento que se exhibe como único en su especie. Dentro de esta generación de nuevos archivos que devienen de la exposición, de igual forma podemos incluir 107 minutos, 2011 de la artista mexicana Teresa Margolles. El video silente y de proyección en blanco y negro con definición HD, proyectado sobre el muro del Auditorio Principal del AGN, alude a la noción del archivo en proceso, creado desde la actualidad más inmediata, el presente. 107 minutos es un video que proyecta la lista de asesinados durante el año 2011 en el estado de Sinaloa, lugar de nacimiento de la artista. Numerando a cada muerto con nombre y apellido, lugar donde fue encontrado el cuerpo, e incluyendo el motivo aparente de su muerte con letras mayúsculas, el video muestra un archivo, paradójicamente vivo al mantenerse en proceso, sobre personas muertas. El video se inauguró con el título Listado en proceso, 2011 por presentarlo en diciembre, y se cerró con el último día de ese mes. La temporalidad y la inmediatez del presente, casi imperceptible, aumentó las estadísticas generadas, fungiendo como una reflexión al concepto de archivo desde su propia fugacidad estadística y crecimiento. 33 Teresa Margolles, 107 minutos, 2011 34 A MODO DE CONCLUSIÓN Este informe académico enmarca los fundamentos teóricos que sustentan la investigación de la exposición colectiva memoria y olvido. Reflexiones en torno al concepto de archivo en el AGN y su labor de resguardo realizada en el Archivo General de la Nación en diciembre del 2011. Cada uno de los artistas invitados a la muestra fue elegido por el tipo de obra que realiza usualmente y por las diferentes disciplinas materiales y/o técnicas sobre las que centra su producción. Así, cada uno de los proyectos elaborados in situ para la exposición, incluyeron una serie de reflexiones y trabajo en coordinación con el curador de la muestra, con el fin de obtener los resultados esperados; un conjunto de intervenciones artísticas diseñadas para un recinto de importante carga histórica en el país, y desde el cual se pudiera dialogar sobre aspectos filosóficos y estéticos a la noción de archivo. El origen de este proyecto fue una iniciativacuratorial, y todo su proceso teórico descansó en los principios conceptuales que parten de la interacción entre la memoria y el olvido como fuente del discurso historiográfico. A partir de ahí, una serie de inquietudes y necesidades surgieron, no sólo para el proyecto expositivo, sino para justificar teóricamente la dirección curatorial de toda la investigación, y que más tarde fundó los principios filosóficos del presente Informe Académico. Buscar en la noción del archivo los principios de la historia documentada, su oficialidad y la importancia de la memoria, junto a la inclusión del olvido como elemento necesario para dirigir los discursos rendidos sobre el pasado, son algunos de los puntos sobre los que he podido dialogar en este proyecto, desde un lugar importante para la historia nacional, además de reflexionar sobre la oficialidad de la historia a partir de la importancia de estos conceptos proyectados en el arte. El AGN como recinto anfitrión de la muestra, encabezó en sí mismo una infinidad de posibilidades para argumentar sobre el concepto de archivo y de historia, respectivamente, a partir de su doble y particular identidad; por un lado, su antecedente como el recinto penitenciario que testificó la influencia francesa predominante en la dictadura porfirista y, por el otro, la actual estancia del Archivo General de la Nación, instalado dentro de los muros que conservan su arquitectura original. Los principios que justifican y protegen el derecho al resguardo y la conservación de la historia documental, son los mismos que hoy permiten la localización del Archivo General de la Nación en su actual estancia, aún en la imposibilidad de hacer las modificaciones arquitectónicas necesarias, útiles para cumplir con las condiciones espaciales y climáticas que requiere un archivo de sus dimensiones. Debido a que el lugar como inscripción de su pasado penitenciario debe ser, por ley del Estado, conservado sin modificaciones, entre el lugar de la memoria y el archivo como lugar pareciera existir, al menos este caso, una paradoja que se percibe desde su naturaleza arquitectónica a la utilidad sugerida en las últimas tres décadas, a un recinto que no fue construido para lo que ahora se utiliza, pero que a manera de metáfora, prescribe en esta doble identidad que la historia le confiere, el derecho a resguardar la información histórica en las celdas de su propia institucionalidad. 3 5 , 1 l' j I I .~ ~¡ , ~ e. J) Y ¡r- I ! ¡ ! • • • 1 ¡ 8 i rI1J t j 1 • I . I ~ I §JIi i 'J < 36 TEXTOS DE LA EXPOSICIÓN Texto de sala En tres aspectos pertenece la historia al ser vivo: en la medida en que es un ser activo y persigue un objetivo, en la medida en que preserva y venera lo que ha hecho, en la medida en que sufre y tiene necesidad de una liberación. A estos tres aspectos corresponden tres especies de historia a distinguir; una historia monumental, una historia anticuaria y una historia crítica. F. Nietzsche La muestra colectiva se vislumbra como una reflexión en torno al concepto de archivo, a través de las intervenciones de ocho artistas ahondando en el quehacer archivístico como discurso crítico y de ocupación en el inmueble anfitrión. Priorizando la importancia del contexto histórico y social que legitima al recinto como institución; antes Penitenciaría de la Ciudad de México (1900-1976) – Palacio de Lecumberri– y actualmente Archivo General de la Nación. Las intervenciones, concebidas in situ, inciden en la narrativa de la institución como espacio museístico. Por lo que la iniciativa expositiva parte de una relectura histórica, ejercida desde el arte, en la dialéctica de la memoria y el olvido como discurso historiográfico. En este contexto, si bien distinguimos a la memoria por su capacidad de retener y evadir el olvido, éste suele presentarse como un defecto que la memoria procura evitar y, sin embargo, aparece siempre al acecho en los argumentos rendidos sobre el pasado. Ante nuestra incapacidad por mantener intactas las imágenes y experiencias cotidianas, la negociación de la memoria con el olvido se vuelve rigurosa y lejos de quedar exentos, descubrimos que el olvido ayuda a definir una parte importante en esta narrativa como registro de la ausencia. El olvido yace en la estructura límite del archivo y para ser exactos, fuera de los terrenos de la memoria, pero al final no termina de alejarse ni se desvanece por completo. Bajo esta disyuntiva los artistas discuten los resultados de su investigación con nuevos archivos u obras generadas de la consulta, ahora con intereses estéticos. Y al conformar un diálogo entre artista–institución sobre la naturaleza carcelaria del recinto y su actual vocación, la colectiva incide en el concepto de archivo como historia, lugar de acontecimiento, como pasado y olvido. El olvido problematiza la fidelidad de la memoria pero al mismo tiempo la recontextualiza. 37 Lejos de pretender una analogía cronológica u oficial de la historia, este proyecto invita al visitante a dialogar con el recinto a través de su arquitectura como testimonio. El archivo busca y más tarde resguarda lo que no se sabe, mientras, al igual que la memoria, el olvido permanece como narrador silencioso y se instaura como parte de sus discursos. La historia se cuenta, aún desde sus archivos instituidos, desde la interacción de la memoria y el olvido y en el quehacer archivístico donde se conjuga la importante labor de su resguardo. Síntesis de las obras Gina Arizpe Cerramiento, 2011 Lo cierto es que si una percepción evoca un recuerdo, lo hace con el objeto de que las circunstancias que han precedido, acompañado y seguido a la situación pasada arrojen alguna luz sobre la situación actual y muestren el camino por donde salir de ellas. Son posibles miles de evocaciones de recuerdos por semejanza, pero el recuerdo que tiende a reaparecer es aquel que se parece a la percepción por un cierto lado particular, aquel que puede esclarecer y dirigir el acto en preparación. H. Bergson A partir de una función antigua y actual del edificio, al custodiar y mantener la distancia del visitante sobre el material resguardado, en el pasado aplicado a personas y en el presente a documentos. Con la ayuda de dos custodios por crujía, la acción consiste en cerrar las puertas de las celdas en movimiento uniforme y sincronizado, hasta lograr que todas las puertas de las siete crujías se cierren. La acción se realizará y proyectará in situ el día de la inauguración, en uno de los patios laterales del AGN, y se mostrará a modo de instalación a partir del día siguiente; mediante un circuito cerrado de siete canales de vigilancia, grabados de la acción inaugural. En ambos casos enalteciendo la importancia del sonido cerrando las puertas, en una sugerente sonoridad de recuerdo del presente como memoria auditiva. 38 Bernardo Fernandez “Bef” Uncle Bill, 2011 La literatura es el discurso teórico de los procesos históricos. Ella crea el no-lugar en donde las operaciones reales de una sociedad acceden a una formalización. Lejos de considerar a la literatura como la expresión de un referente, es necesario reconocerla como análoga a lo que las matemáticas, por largo tiempo, han sido para las ciencias exactas: un discurso “lógico” de la historia, la “ficción” que la vuelve pensable. Michel De Certeau Centrado en la corta estadía del escritor norteamericano William S. Burroughs en Lecumberri en 1951, acusado del homicidio de su esposa Joan Vollmer, Bef cuenta- ilustra, a modo de comic, parte de este periodo histórico en la vida del escritor, en su paso por México. La obra se proyecta sobre los muros del AGN y se plasma en un comic impreso, como adelanto de la novela gráfica Uncle Bill de Bef, dedicada a la vida y obra del escritor. Pinto mi Raya POLVO, 2011 Habitan ese lugar particular,
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