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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Facultad de Filosofía y Letras Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia Colegio de Historia MOVIMIENTO SOCIAL Y MASACRE DE TEHUIPANGO, VERACRUZ, 1976-1980. UNA HISTORIA ORAL T E S I S Que para obtener el título de: Licenciada en Historia P r e s e n t a : Gloria Arenas Agis Directora de Tesis: Dra. Ana María Buriano Castro Sinodales: Dr. Agustín García Márquez Lic. Alejandra Olguín González Dra. Isabel Avella Alaminos Dra. María Patricia Pensado Leglise Ciudad Universitaria, Ciudad de México, 2019 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. II III A las mujeres y hombres que participaron en el movimiento social de Tehuipango. A aquellas y aquellos que han decidido ser sujetos de su propia historia. A quienes a pesar de sus temores o defectos se arriesgan en pos de la utopía. A aquellas y aquellos que se niegan a construir la felicidad propia sobre la infelicidad colectiva. A mi directora de tesis, la Dra. Ana María Buriano Castro, mujer que se arriesgó por la utopía. Y, además, sembró entre quienes asistimos a sus clases el interés por los problemas que aquejan a nuestro país, a América Latina y al mundo. IV AGRADECIMIENTOS Esta tesis es resultado de un esfuerzo colectivo, ya que conté con la guía, retroalimentación, disposición y apoyo de diversas personas que facilitaron que la investigación llegara a feliz término; las menciono en orden cronológico del inicio de su participación y contribución. Agradezco al Dr. Agustín García Márquez, historiador que me sugirió el movimiento social y masacre de Tehuipango como tema y acompañó el desarrollo de la investigación con su valiosa asesoría. Siempre conté con su disposición para leer y comentar ampliamente los avances de cada capítulo, así como con sus pertinentes sugerencias y orientación en la búsqueda de bibliografía de la historia de la región. Reconozco a la Dra. Isabel Avella Alaminos por revisar mi protocolo de tesis en varias ocasiones, por sus sugerencias para hacerlo factible y su insistencia en la importancia de un proyecto consistente, pues eso me facilitó el trabajo investigativo. Además tuve la fortuna de que accediera a leer esta tesis que es la materialización de aquel proyecto. Gracias a su revisión minuciosa y a sus observaciones la versión final mejoró sustancialmente. Me considero afortunada por haber contado con el profesionalismo de la Dra. Ana María Buriano Castro como directora de tesis. Mi gratitud por su paciencia, su lectura pronta de los avances de investigación, por sus observaciones siempre pertinentes, por la motivación y atenciones que me brindó tanto en el aspecto académico como en el humano. En varias ocasiones comentamos los avances de la investigación hasta que quedó concluida; siempre tenía brillantes y alentadoras palabras. Agradezco su ejemplo de esfuerzo y dinamismo a pesar de su precario estado de salud. La Dra. Ana mostró especial interés y aprecio por esta investigación, lo cual fue una motivación para mí. Lamentablemente justo cuando quedó concluida, y tras terminar de revisarla y dar su aprobación, su salud flaqueó. Ahora ella vive en el recuerdo y ejemplo que nos deja a quienes la conocimos. En esta tesis –como seguramente en otras más− se reconoce su huella. Al profesor Gerson Camarillo Carrera, a Rosendo Medrano Temoxtle y a Leonardo Temoxtle Calihua agradezco su tiempo, testimonio, confianza y haberme facilitado entrevistar a otras personas. Valoro la disposición y testimonio de cada una de las personas entrevistadas, independientemente de su posición respecto al movimiento social. Porque recordar es volver a vivir, reconozco que es difícil hablar sobre vivencias traumáticas, asumir una mirada autocrítica o vencer V el temor y presiones que obstaculizan romper el silencio. Por ello agradezco que compartieron conmigo largas horas, trozos de vida y, en ocasiones, fotografías, documentos y hospitalidad. No olvido a dos jóvenes entusiastas: Eli, quien en el momento de conocernos estudiaba Desarrollo y Gestión Intercultural en la FFyL de la UNAM y Flor, alumna de la Universidad Intercultural sede Montañas Nuestros caminos se cruzaron breve y circunstancialmente, pero fue suficiente para que contribuyeron con sus conocimientos y relaciones para facilitarme el acceso a otras fuentes y testimonios. Al licenciado en administración de empresas, Humberto Altamirano Hernández y a su hermana agradezco que amablemente pusieron a mi disposición su archivo familiar, que cuenta con un acervo importante para la historia de la Sierra de Zongolica. Mi gratitud a la Dra. Patricia Pensado Leglise por su pronta lectura y sus pertinentes observaciones que contribuyeron a mejorar la versión final de esta tesis. Así como por el tiempo y motivación que me brindó. Mi agradecimiento a la Lic. Alejandra Olguín González, Coordinadora de Historia en el Sistema de Universidad Abierta de la facultad, por acceder a ser parte del sínodo, por su tiempo y amplia disposición, así como por su amable orientación. En el transcurso de la investigación conté con el amplio apoyo, comentarios, observaciones, sugerencias y, en ocasiones, con el acompañamiento de personas muy importantes para mí; me refiero a mi familia, amigas y amigos: Leo, Jacobo, Carlos, Mai, Mire, Manni, Jairo y Memo. VI ÍNDICE INTRODUCCIÓN IX 1. DE LO LOCAL A LO INTERNACIONAL Y VICEVERSA. UN PANORAMA CONTEXTUAL, 1973-1980 1 1.1 SIERRA DE ZONGOLICA. REGIÓN Y TERRITORIO 1 1.1.1. Algunos elementos geográficos y culturales importantes 9 1.2 “EL CORTE” Y LAS TIENDAS. CIRCUITO MIGRATORIO Y COMERCIO 16 1.3 CACIQUISMO 26 1.3.1 Concepto de caciquismo 26 1.3.2 Veracruz tierra de caciques. El caciquismo en la Sierra de Zongolica 28 1.4 PENSAMIENTO POLÍTICO, ELECCIONES, MOVIMIENTOS SOCIALES Y ORGANIZACIONES 33 1.4.1 Guerra Fría y “Guerra Sucia” 35 1.4.2 Movimientos sociales y organizaciones políticas 37 1.4.3 El Centro Pedagógico “Enrique Laubscher” de Los Reyes, la teología de la liberación y la formación de un pensamiento crítico de izquierda en la Sierra de Zongolica. 45 1.5 CONCLUSIONES PARCIALES CAPÍTULO UNO 46 2. ANTECEDENTES Y CAUSAS DEL MOVIMIENTO SOCIAL. PROCESO DE CAMBIOS EN TEHUIPANGO, 1960-1976 47 2.1 ANTECEDENTES HISTÓRICOS, 1825-1928 48 2.2 PRIMER EPISODIO: EXPULSIONES DEL PÁRROCO Y DEL SECRETARIO DEL AYUNTAMIENTO, 1960-1966 56 2.3 SEGUNDO EPISODIO: CONFLICTOS POR EL PODER LOCAL Y PRIMERAS ACCIONES CONTRA EL SECRETARIO JOSÉ CEREZO Y AUTORIDADES MUNICIPALES, 1967-1973 72 2.4 TERCER EPISODIO: LA GOTA QUE DERRAMÓ EL VASO, 1973-1976 80 2.4.1 Construcción de un cacicazgo local 81 2.4.2 Fraude y golpe al sistema consuetudinario de nombramiento de autoridades 86 2.4.3 Arbitrariedades y corrupción. Construcción de la carretera Tepetzizintla-Tehuipango 89 2.5 CONCLUSIONES PARCIALES CAPÍTULO DOS 97 3. MOVIMIENTO SOCIAL: SURGIMIENTO Y MOTÍN, 1976 98 3.1 PRELIMINARES DEL MOVIMIENTO SOCIAL. DE LA RESISTENCIA OCULTA A LA EMERGENCIA DE LA CONFRONTACIÓN ABIERTA, 1976 99 3.1.1 Los estudiantes, un nuevo sector en la comunidad. Del asombro al empoderamiento y primeras acciones individuales99 3.1.2 Bloques en conflicto, indicios de rebeldía y primeros pasos hacia la acción colectiva 105 3.2 LA COMUNIDAD SE REBELA, 1º DE AGOSTO DE 1976 113 3.2.1 El motín ¡Fuera caciques! 114 3.2.2 Saqueo y reparto. Destrucción de símbolos de poder y creación de nuevos símbolos 121 3.2.3 Represión y detenciones, 2 de agosto de 1976 124 VII 3.2.4 Robo y despojo 129 3.2.5 Entre el dolor y el ánimo. Liberaciones y expulsiones 133 3.3 CONCLUSIONES PARCIALES CAPÍTULO TRES 137 4. DIVERSIFICACIÓN DE OBJETIVOS DEL MOVIMIENTO SOCIAL, ESTRUCTURACIÓN Y RELACIÓN CON LOS ACTIVISTAS, 1976-1978 139 4.1 CAMBIOS POLÍTICOS. AUTOGOBIERNO Y ASAMBLEA 140 4.2 CAMBIOS SOCIALES E INDIVIDUALES. PROHIBICIÓN DE VENTA DE BEBIDAS ALCOHÓLICAS Y OBRA PÚBLICA 148 4.3 PROYECTO DE COLECTIVIZACIÓN. COOPERATIVA, EXPROPIACIONES, TRABAJO EN COMÚN 153 4.4 PRESOS, MOVILIZACIONES Y AMNISTÍA 159 4.5 RELACIÓN MOVIMIENTO SOCIAL-ACTIVISTAS Y FORMACIÓN DEL GRUPO CAMPESINOS UNIDOS POBRES DE TEHUIPANGO (CUPT) 173 4.5.1 Izquierda radical en México, Organización Comunista Cajeme, Partido Comunista de México (marxista-leninista) y movimiento social de Tehuipango 173 4.5.2. Incomprensión-identificación, influencia-aprendizaje 180 4.6 CONCLUSIONES PARCIALES CAPÍTULO CUATRO 183 5. DECLIVE Y FIN DEL MOVIMIENTO SOCIAL. MASACRE DE TEHUIPANGO, 1979- 1980 184 5.1 DESGASTE Y FRACTURA 185 5.1.1 Desgaste y nuevos conflictos 186 5.1.2 Fractura y resistencia 192 5.1.3 Recomposición de alianzas y ola de violencia 198 5.1.4 Atentados y asesinatos, anuncio de una masacre 199 5.2 MASACRE DE TEHUIPANGO, 20 DE ABRIL DE 1980 205 5.2.1 Terror en el tianguis 206 5.2.2 Autodefensa, retirada de los atacantes, las víctimas 211 5.2.3 La muerte tenía permiso 217 5.3 CONCLUSIONES PARCIALES CAPÍTULO CINCO 228 CONCLUSIONES FINALES 230 EPÍLOGO 235 FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA 240 FUENTES ORALES 240 ARCHIVOS 241 HEMEROGRAFÍA 242 BIBLIOGRAFÍA 242 VIII IX INTRODUCCIÓN Entre 1976 y 1980 una parte considerable de la comunidad nahua de Tehuipango, Veracruz, en la sierra de Zongolica, actuó colectivamente y fue agente de una lucha social que tuvo dos momentos álgidos, la expulsión de los caciques y una masacre; momentos de un proceso histórico que impactó a la localidad y a la región. Sin embargo, se le recuerda como un episodio poco claro; las memorias vivas que se conservan sobre el caso lo recrean de diversas maneras sin que resuelvan la opacidad que le cubre. La presente investigación se propone llenar desde la historia el vacío existente hasta ahora. El día primero de agosto de 1976 la población de Tehuipango se rebeló y encarceló a las autoridades locales. Aunque el presidente municipal y personas cercanas a él fueron rescatados por la policía estatal, los acontecimientos marcaron el inicio de un proceso que incluyó la expulsión de esas autoridades y una serie de transformaciones políticas y sociales en la comunidad. Durante los cuatro años siguientes el movimiento buscó el autogobierno a nivel municipal y disputó el poder local al caciquismo convirtiendo a Tehuipango en un referente para la región. Del movimiento surgió la agrupación Campesinos Unidos Pobres de Tehuipango (CUPT) que formó una tienda cooperativa e impulsó la prohibición de venta de bebidas embriagantes como medida para combatir el alcoholismo. El 19 de abril de 1980 un grupo de pistoleros irrumpió en la plaza central de la cabecera municipal donde se realizaba el tradicional tianguis dominical, y asesinó a aproximadamente dos decenas de personas, entre las que se contaban niñas, niños, mujeres y hombres. Desde entonces este acontecimiento es recordado en la región como la “matanza de Tehuipango”. A ésta siguió una persecución por los gobiernos estatal y federal contra algunos responsables del crimen, pero dejó en la impunidad a otros. El contexto de lo sucedido era de auge de los movimientos sociales rurales en el país y en el estado de Veracruz. En el medio rural, los movimientos tenían como ejes principales la tierra y el control de la producción y de la comercialización agrícola. En muchos casos esto implicaba enfrentar al caciquismo y al PRI a nivel local y regional. Pocas fueron las contiendas colectivas que se plantearon el acceso al poder político para la solución de sus problemáticas sociales, y una cantidad aún menor lo hizo al margen de partidos. Tehuipango fue pionero en este tipo de movimientos rurales que se proponían una transformación política y social a partir de un autogobierno. X La Guerra Fría con su fuerte carga ideológica y la represión gubernamental a la “subversión” en la que se incluía tanto a movimientos y organizaciones sociales no armadas como a las que se planteaban la vía político-militar fueron el contexto internacional y nacional en el que se inscribe el movimiento de Tehuipango. En México el caciquismo en la mayoría de los casos, particularmente en áreas rurales, disponía de bandas de pistoleros que actuaban impunemente ante los ojos permisivos del Estado y como instrumentos de la represión. Simultáneamente, el gobierno federal buscó atemperar la tensión social a partir de la reforma política y programas sociales. Sin embargo, en múltiples casos, como Tehuipango, los movimientos enfrentaron al caciquismo local formando parte de las fuerzas democratizadoras del país. Marco teórico e hipótesis El tema de esta investigación se inscribe en la historia del tiempo presente.1 Julio Aróstegui señala algunos retos peculiares que presenta este enfoque historiográfico: la investigación de procesos aún en curso, la resistencia a la información pública, la inaccesibilidad a la información documental, la tergiversación, el ocultamiento y la desinformación, a los que hay que agregar el silencio; problemas que se pueden resolver con los recursos metodológicos adecuados.2 Pero las dificultades no empañan lo apasionante que puede resultar este tipo de historia porque, como Aróstegui plantea, se trata de la experiencia vivida compartida por individuos y colectividades de diversas edades.3 El tema de estudio está, además, relacionado con la microhistoria y la historia regional. Me interesa identificar y analizar el conflicto que dio lugar al movimiento; así como los sujetos sociales que intervinieron, sus intereses, sus estrategias y objetivos. Pienso el movimiento social de Tehuipango y el entramado de acontecimientos relacionados como un proceso; categoría histórica que implica etapas, movimiento, rupturas y continuidades como elementos considerados en la interpretación. Trabajo esta investigación fundamentalmente desde la historia, pero la temática 1 La historia del tiempo presente ha recibido múltiples denominaciones −historia reciente, historia vivida, historia inmediata− con el propósito de diferenciarla de la historia contemporánea. Es un enfoque historiográfico coetáneo, trata de la experiencia de vida; en cambio, la historia contemporánea compete a un periodo determinado que inicia con la revolución francesa y se extiende hasta el presente. 2 Julio Aróstegui Sánchez, “La historia del presente. ¿Una cuestión de método?”. En Carlos Navajas Zubeldia (ed.), Actas del IV Simposio de Historia Actual, 17-19 de octubre de 2002. Logroño, Gobierno de La Rioja, Instituto de Estudios Riojanos, 2004, p. 41-75. 3 Sobre este enfoque historiográfico es recomendable consultar: Ibid; Julio Aróstegui, La historia vivida. Sobre la historia del presente, Madrid, Alianza, 2004; Julio Aróstegui, “Historia y Tiempo Presente. Un nuevo horizonte de la historiografía contemporaneísta”, Cuadernos de Historia Contemporánea, n. 20, 1998, p. 15-18. XI exige una mirada interdisciplinaria que obliga a incursionar en la teoría sociológica de los movimientos sociales.4 Lo que presento aquí es microhistoria e historia regional, ambas. Aunquela lucha social se dio en Tehuipango −que es un municipio− el proceso involucró a la región, interactuó con ella y la impactó. Luis González concibe la microhistoria no solamente por el tamaño espacial, sino principalmente por la pequeñez y cohesión del grupo que se estudia.5 Siguiendo esta línea de pensamiento indudablemente el movimiento social de Tehuipango corresponde a la microhistoria. Sin embargo, también a la historia regional pues no se le entiende sin tomar en cuenta la interacción económica, política y social de los sujetos del movimiento con otros sectores y ámbitos más amplios y más complejos. En la concepción de Luis González la distinción entre microhistoria e historia regional se basa en el tipo de relaciones que se dan en el ámbito estudiado. La microhistoria se ocupa de espacios pequeños en los que predominan los vínculos de sangre sobre los económicos y sociales, mientras la historia regional trata de ámbitos mayores en los que predominan lazos económicos, sociales y políticos.6 En el caso que estudio coinciden ambos tipos de relaciones. En esta investigación más que enfocarme en el espacio, enfatizo el análisis tomando en cuenta el contexto nacional e incluso internacional a la manera de Carlo Ginzburg,7 quien concibe la microhistoria como el abordaje de lo más amplio desde lo pequeño y particular. Carlos Martínez Assad critica los vicios de una historia con una “única perspectiva centralista y global”8 y señala la importancia que tiene la historia regional para una historia nacional. La historia regional mira las complejas interacciones que se dan en un ámbito territorial 4 Acerca de la teoría de los movimientos sociales es recomendable consultar: Alberto Melucci, Acción colectiva, vida cotidiana y democracia, México, Colegio de México, 2002; Alberto Melucci, “El Conflicto y la regla: Movimientos sociales y sistemas políticos”, Sociológica, México, Año 10, n. 28, mayo-agosto 1995. p. 225-234; Sidney Tarrow, El poder en movimiento: los movimientos sociales, la acción colectiva y la política, Madrid, Alianza Editorial, 1997; Alain Touraine, “Los movimientos sociales”, Revista Colombiana de Sociología, n. 27, 2006, p. 255-278 y Alain Touraine, “El regreso del actor”, Amazon AWS, consulta: 14 de julio de 2018, disponible en: “El regreso del actor”, Amazon AWS, consulta: 14 de julio de 2018, disponible en: https://ecaths1.s3.amazonaws.com/globalizacionycrisis/905458589.EL%20REGRESO%20DEL%20ACTOR%20Tou raine.doc. 5 Vid., Luis González, Invitación a la microhistoria, México, Secretaría de Educación Pública, 1973, 188 p., (SEP/Setentas, 72), p. 11. 6 Vid., Luis González, Otra invitación a la microhistoria, México, Fondo de Cultura Económica, (Fondo 2000), consulta: 29 de marzo de 2016, disponible en: http://http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/fondo2000/vol1/otra- invitacion/html/indice.html, p. 3. 7 Este historiador italiano aportó a la microhistoria, su obra El queso y los gusanos es un clásico de la historiografía. Quienes se interesan por la microhistoria pueden consultarlo en: Carlo Ginzburg, El queso y los gusanos. El cosmos según un molinero del siglo XVI, 3ª. ed., trad. Francisco Martín, Barcelona, Muchnik Editores, 1999, 272 p. (Colección Atajos, 12). 8 Carlos Martínez Assad, Los sentimientos de la región, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Océano, 2001, p. 29. https://ecaths1.s3.amazonaws.com/globalizacionycrisis/905458589.EL%20REGRESO%20DEL%20ACTOR%20Touraine.doc https://ecaths1.s3.amazonaws.com/globalizacionycrisis/905458589.EL%20REGRESO%20DEL%20ACTOR%20Touraine.doc XII que puede caracterizarse como región a partir de ciertos elementos. Lo que expongo aquí no es un paisaje nostálgico o romántico de un poblado o de una región sino un análisis histórico de un proceso en el que lo particular interactúa con lo general. La contraparte del movimiento social de Tehuipango fue el caciquismo: estudiar al primero lleva al segundo. El caciquismo en la Sierra de Zongolica (con mayúsculas, vista como región y no únicamente como accidente geográfico) puede rastrearse desde hace algunos siglos, pero no se trata de algo estático sino de un fenómeno social dinámico que ha experimentado transformaciones que le han permitido mantenerse.9 El concepto de caciquismo permite entender las causas del movimiento, pero al mismo tiempo los testimonios rompen con la mirada preconcebida en blanco y negro acerca de ese fenómeno social. Los testimonios irrumpen aquí para impedir las explicaciones fáciles y para demandar reflexión y aprendizaje. ¿Cuáles fueron las causas del movimiento social? ¿Cómo fue su dinámica? ¿Quiénes fueron sus sujetos? ¿Cómo y por qué se dio la matanza? ¿Cuáles fueron sus resultados inmediatos? son las interrogantes de partida de esta investigación que tiene como objetivo describir y explicar −en su contexto local, regional y nacional− el movimiento social y la masacre de Tehuipango ocurridos en el periodo 1976-1980. El rumbo de mis indagaciones lo determinaron varios supuestos. El más general es que el movimiento social de Tehuipango de 1976-1980 estuvo inmerso en un proceso de cambios culturales y políticos. Y que entre las transformaciones resultantes destacó el reacomodo de las relaciones entre el Estado y el caciquismo local, y entre éste y las comunidades nahuas de la sierra de Zongolica. Para esclarecer lo anterior fue necesario partir de varias hipótesis parciales: 1.- El movimiento social de Tehuipango se planteaba el autogobierno, lo que lo convierte en pionero de ese tipo de luchas en la región,10 en la entidad e incluso en el país. Ese cambio político fue acompañado de acciones que buscaban transformaciones sociales y económicas a nivel local. 2.- Las relaciones entre caciques y comunidad se rompieron cuando el nivel de abusos sobrepasó el límite tolerable. El sentimiento de ofensa acumulado con agravios anteriores, propició el inicio 9 Los estudios de Alan Knight, Roger Bartra y Lorenzo Meyer acerca del caciquismo en México me fueron de especial importancia para entender el fenómeno social del caciquismo en general y sus particularidades en la Sierra de Zongolica. Sobre el tema ver Roger Bartra, et al. Caciquismo y poder político en el México rural, 9ª. ed. México, Siglo Veintiuno Editores, UNAM, Instituto de Investigaciones Sociales, 1999; Alan Knight, “Cultura política y caciquismo”, Letras Libres, México, n. 24, diciembre 2000 y Lorenzo Meyer, “Los caciques ayer, hoy ¿y mañana?”, Letras Libres, México, diciembre 2000. 10 Me refiero aquí a las luchas sociales que formaban parte de la ola de movimientos sociales de las décadas de 1970 y 1980. Aunque en la región puede hablarse de otros antecedentes más antiguos si pensamos en los palenques de esclavos de origen africano y la fundación del pueblo de San Lorenzo de los Negros, hoy Yanga, a fines del siglo XVI y comienzos del siglo XVII. XIII de un movimiento social y que la comunidad se amotinara. En el conflicto participaron como agentes directos la comunidad, los caciques y el Estado. Asistieron indirectamente otros agentes: organizaciones políticas diversas, estudiantes y personas solidarias. 3.- La violencia empleada por los actores sociales no fue producto de irracionalidad sino expresión de las diferentes lógicas e intereses que actuaron en el conflicto y que se fueron decantando en su transcurso. La comunidad y la organización campesina surgida del movimiento en un primer momento tuvieron objetivos comunes, pero después divergieron. Esto y los diferentes intereses en el seno de la comunidad y de la organización motivaron una ruptura interna en el movimiento que lo debilitó y añadió antagonismos que se profundizaron y tuvieron que ver con la masacre. Estas circunstancias se relacionaron con el agotamiento delmovimiento y desgaste del autogobierno. En el transcurso de la investigación encontré varias versiones de algunos acontecimientos; tal diversidad se explica por los diferentes intereses, posturas ideológicas o acciones de los sujetos sociales. En otros casos obedecen a una táctica de defensa de los presos del movimiento, al deseo de proteger a la colectividad de pertenencia o a las dificultades de comprensión entre distintas lenguas y culturas. En tales circunstancias esta investigación pretende acercarse a la verdad con las herramientas de la historia. Vierto aquí un planteamiento y un análisis que toman en cuenta diferentes aspectos, favorables o no al movimiento social; espero motiven nuevas indagaciones sobre el tema y el rescate de la propia memoria y la experiencia por quienes fueron sujetos del movimiento. Retos como historiadora del tiempo presente y participante. Algunas cuestiones de método Uno de los retos a vencer por quienes tratamos de escribir historia regional y del tiempo presente, especialmente con un enfoque político-social, es la censura y autocensura frente a los poderes económicos y políticos locales y la demanda de legitimización de estos poderes o de los distintos sujetos a través de la historia. Empezar a romper el silencio sobre Tehuipango desde la disciplina histórica tiene que ver con esto. Graciela de Garay discute las críticas que se han hecho a la historia del tiempo presente respecto al desafío que enfrenta el historiador o historiadora para manejar la subjetividad al estudiar procesos vinculados con la vivencia propia; trata también el problema de la construcción de fuentes para una historia donde la información hay que buscarla principalmente fuera de los archivos. De Garay plantea que éstos son retos no solo de la historia, sino de todas las ciencias sociales: “La inextricable coetaneidad y relación entre sujeto y objeto resulta imposible de separar cuando se hace XIV historia del tiempo presente […]. En realidad no hay investigación social alguna que pueda situar al sujeto de la investigación fuera de su objeto. El investigador, como un sujeto social cualquiera, no puede escapar a las determinaciones sociales”.11 Para Graciela de Garay la objetividad no es una cuestión de voluntad sino de método, ya que las ciencias sociales y la historiografía diseñan estrategias de análisis para hacer que las observaciones de la realidad puedan alcanzar un grado de objetividad que las haga aceptables a nivel general.12 Una actualidad en la que la violencia, la impunidad, la corrupción, las actividades ilícitas y el autoritarismo no pueden soslayarse constituye un desafío para la historia del tiempo presente en general, y para esta investigación en particular. La historia permite volver a ciertos procesos del pasado cada vez que el presente busca respuestas a sus propios problemas. Aunque los diversos movimientos sociales vigentes en la región se enfrentan a intereses económicos y políticos, como lo hizo Tehuipango, la opacidad sobre lo sucedido ha llevado a cada uno de ellos a pensarse sin relación con el pasado inmediato, perdiéndose de la experiencia histórica. Así, esta investigación se justifica por la relación entre el proceso histórico que estudia y los problemas del presente. La idea de elegir el movimiento y masacre de Tehuipango como tema de tesis surgió durante una conversación con el historiador Agustín García Márquez sobre mi interés en la historia regional; en cierto momento de nuestra charla preguntó “¿Por qué no investigas la masacre de Tehuipango?”, y agregó una razón, “es un episodio de la historia de la región que permanece obscuro”. La propuesta era lógica y atractiva. El tema no me era del todo ajeno; había participado momentánea y circunstancialmente en algunas acciones por la libertad de los presos políticos del movimiento; frecuentado la sierra de Zongolica, y visitado algunas veces Tehuipango seis meses después de la masacre. Había percibido el impacto de ésta, así como el fenómeno del caciquismo en la región. Por añadidura, en su momento conocí a algunos de los sujetos de los acontecimientos que ahora serían materia de investigación histórica. Durante los meses siguientes estuve dando vueltas al asunto; personalmente me atraía pues se trataba de un proceso histórico del que comparto una memoria, y que más de treinta años después volvía como posible tema de investigación. Pero al mismo tiempo me preguntaba de qué manera podría influir esa circunstancia en mis indagaciones y análisis ¿Cómo conciliar el hecho de que se tratara de acontecimientos por los que tuve simpatías o antipatías con la pretensión de verdad del análisis histórico? Silvia Dutrénit Bielous, reflexiona sobre la misma inquietud: "El trabajo 11 Graciela de Garay (coord.), Prólogo en Para pensar el tiempo presente. Aproximaciones teórico-metodológicas y experiencias empíricas, México, Instituto Mora, 2007, (Historia Oral), p. 17. 12 Vid. Ibid., p. 18. XV hermenéutico del historiador de tiempo presente va acompañado de su simultaneidad vivencial con la delimitación investigativa y, […] con la experiencia participativa en los hechos relatados".13 Lo que, en su opinión, trae consigo tensiones y desafíos en términos de valores implícitos en sus dos papeles, como investigador o investigadora y como persona involucrada. Asimismo, señala que el desafío aumenta cuando las coyunturas y los procesos estudiados son fuertemente traumáticos de las relaciones sociales y políticas de manera que inciden en el presente;14 lo que sucede en el caso que examino. Dutrénit propone que la persona que realiza la investigación advierta al lector o lectora su involucramiento directo o indirecto en los hechos que se estudian y que asuma la tensión entre el oficio profesional y el compromiso. Encarar estos retos exige una metodología cuidadosa y una ética profesional rigurosa, pero también anota una ventaja significativa, la posibilidad de imaginar el ambiente y de apreciar los matices que esbozan las fuentes. Para la historiadora, la participación directa o indirecta en los hechos que se estudian profesionalmente teje una red en la que se sostienen historia, fuentes orales y relato personal. En ese caso, surgen dilemas éticos que hay que sortear mediante una narración respetuosa de ambas facetas −como profesional y como participante− y basada en los valores que en cada una se comparten.15 En concordancia con lo anterior, considero pertinente subrayar al lector o lectora que en mi caso se conjugan dos papeles, el de historiadora profesional y el de participante indirecta. Mi involucramiento en el movimiento de Tehuipango no fue directo sino solidario y como testigo de la coyuntura. En 1978 participé brevemente en la lucha por la liberación de los presos políticos de Tehuipango encarcelados en Orizaba; después, entre 1978 y 1981, me acerqué a otras luchas sociales en las que confluyeron también algunos de los sujetos del movimiento de Tehuipango como los sacerdotes de la teología de la liberación, los para entonces expresos políticos de Tehuipango, nahuas de esa población y activistas diversos de la región Tehuacán-Zongolica. Por otra parte, en 1981-1982 acompañé a la promotora de Conasupo-Coplamar16 durante algunas de sus visitas a Tehuipango y otros municipios cercanos. Ella entonces desempeñaba la labor de instalar y dar seguimiento a las tiendas comunitarias en la sierra alta. Así, mi experiencia vital me permitió ser testigo directo de parte de los acontecimientos que analizo; además de escuchar, en su momento, los relatos e impresiones de diversos pobladores de la región, de algunos sujetos del movimiento y 13 Silvia Dutrénit Bielous, "Historiando un pasado traumático: Entre la seducción de la memoria y el hallazgo de fuentes",en Graciela de Garay (coord.), Para pensar el tiempo presente. Aproximaciones teórico-metodológicas y experiencias empíricas, México, Instituto Mora, 2007 (Historia Oral), p. 223. 14 Vid. Ibid., p. 231. 15 Vid. Ibid., p. 230-238. 16 Norma Arenas Agis, mi hermana. XVI de personas solidarias. Poco después, en 1982-1984 me vi envuelta en una de sus repercusiones, el surgimiento de otros movimientos sociales en la región. Esto me permite entender el ambiente social, cultural, ideológico y político que se vivía en esos momentos; así como contar con recuerdos e impresiones propias del periodo y acontecimientos investigados. En mi opinión, un trabajo de investigación histórica sobre cualquier conflicto se acerca más a la verdad si la investigadora o investigador, en lugar de simular para sí o ante quienes potencialmente le leerán una neutralidad inexistente, se hace cuestionamientos como: ¿Desde dónde hago historia y cuál es mi punto de vista? ¿Qué pretendo realmente además de los objetivos académicos? ¿Para quién escribo? Por muy profesional que se sea, quienes hacemos investigación tenemos nuestras propias opiniones, así como nuestros motivos y propósitos recónditos. Si los explicitamos ahorramos al lector o lectora el trabajo de adivinarlos. En mi caso, el punto de vista es el de alguien que vivió en el espacio y tiempo que corresponden al de la investigación y de quien participó en algunas luchas sociales de la región en ese periodo. Me propongo hacer historia para recuperar la experiencia; en otras palabras, veo al pasado mirando hacia el presente y el futuro, como expresara Pilar Calveiro: “Para mí la forma más cabal de hacer memoria hoy sí tiene que ver con mirar el pasado desde las necesidades del presente, pero, sobre todo, con mirar el presente a partir de las experiencias del pasado”.17 Tal es la importancia que tienen la memoria y la historia que recuperan la propia experiencia o la de nuestros contemporáneos. Me dirijo a un espectro amplio de lectores, sin embargo mientras escribía tuve primordialmente en mente a quienes participaron de algún modo en el movimiento de Tehuipango y dieron su testimonio, y a quienes participaron y no pude entrevistar. Ellos y ellas decidirán qué rescatan y qué rechazan, juzgarán los aciertos y limitaciones de este trabajo. Me dirijo también a quienes participaron o participan en otras luchas sociales y ¿por qué no decirlo? yo misma soy destinataria de la experiencia recuperada. Todo lo anterior se traduce en razones poderosas que me exigieron especial cuidado en el método, en la diversidad de las fuentes y en la solución ética de los dilemas nacidos de la tensión entre profesión y compromiso. 17 Pilar Calveiro, "La visión heroica de los años 70 es contraproducente porque obtura la discusión", entrevista por Astrid Pikielny, La nación, 9 de septiembre de 2012, consulta: 30 de octubre de 2016, disponible en: <https://www.lanacion.com.ar/1506317-pilar-calveiro-la-vision-heroica-de-los-anos-70-es-contraproducente-porque- obtura-la-discusi> XVII Fuentes y advertencia sobre el aparato crítico La información proviene de diferentes tipos de fuentes. La búsqueda de documentación en archivos públicos y particulares me proporcionó informes de agentes de Investigaciones Políticas y Sociales, actas de expropiaciones realizadas por el movimiento social, actas de donación de terrenos en Tehuipango y fotografías, entre otros documentos. La indagación hemerográfica me permitió consultar diversas notas relativas al tema de estudio publicadas en medios de comunicación locales y nacionales. El testimonio oral proporcionado por personas que participaron en los distintos bandos enfrentados me posibilitó acceder a información no registrada por los documentos ni por los medios de comunicación. A estos tres grupos de fuentes añado la propia memoria. La historia oral y su metodología tienen el mayor peso en esta investigación. Inicié las entrevistas como un recurso posible por la contemporaneidad de los sucesos y como una alternativa a las dificultades para acceder a la información archivística reservada precisamente por tratarse de sucesos contemporáneos, pero pronto comprendí la enorme importancia de la parte testimonial para la investigación que quería hacer. Los testimonios orales rescataron del silencio y del silenciamiento la memoria y aportaron elementos que facilitaron la comprensión de los acontecimientos y del ambiente de ese momento. Los testimonios orales me permitieron acceder a información que no se encuentra escrita y a las memorias que se conservan acerca del tema, además aportaron elementos para tejer más finamente el análisis histórico. Los relatos me obligaron a profundizar en la metodología de la historia oral,18 a reflexionar sobre valores éticos y llevarlos a la práctica. Por último, fue la historia oral la que transformó esta investigación que había iniciado como un proyecto individual para una tesis de licenciatura, en un esfuerzo colectivo. Algunos de los sujetos del movimiento entrevistados hicieron suyo el proyecto y decidieron romper el silencio porque coincidía con su interés por rescatar su propia historia, de manera que contribuyeron proactivamente. Los testimonios se ofrecieron en un momento en el que las razones del silencio se consideran aún vigentes, por lo que algunas de las personas entrevistadas solicitaron no ser identificadas. Con el propósito de respetar este deseo las cito por la ocupación principal que desempeñaban en el momento de los acontecimientos que relatan y por un número que permite diferenciarlas. Por ejemplo: Estudiante 1, Estudiante 2, campesino 1, campesino 2. 18 Sobre historia oral es recomendable consultar Elizabeth Jelin, Los trabajos de la memoria, Madrid, Siglo Veintiuno Editores, Social Science Research Council, 2002; Alessandro Portelli, “El uso de la entrevista en la historia oral”, Historia, Memoria y Pasado Reciente, Escuela de Historia FHyA-UNR, Anuario n. 20, 2003-2004. XVIII El bloque testimonial se conforma con entrevistas a 27 personas, hombres y mujeres que en ese momento eran menores de edad, jóvenes o adultos, y que por su diferente circunstancia en el momento de los hechos y en el presente, proporcionan una visión desde distintos ángulos: el de la vivencia en carne propia de agravios diversos, el de la participación directa e indirecta a favor o en oposición al movimiento y el de la observación presencial. Como complemento incluyo el testimonio de una joven que aún no había nacido en el momento de los acontecimientos, pero que es receptora de la memoria transmitida en su núcleo familiar. Por último, no hay que olvidar que al bloque testimonial se agrega la propia vivencia de la historiadora. Estructura Redacto los resultados de la investigación en cinco capítulos, en los que además de describir los acontecimientos los interpreto y analizo adelantando algunas conclusiones parciales. El primer capítulo trata de la contextualización del movimiento de Tehuipango; en lugar de subdividirlo en internacional, nacional, estatal y local opté por tomar los elementos contextuales locales que consideré más relevantes para la investigación y muestro su interacción con ámbitos más amplios. Las líneas que sigo son: Geografía y territorio, circuitos migratorio y comercial, caciquismo y, por último, pensamiento político, organizaciones y movimientos sociales. En el capítulo dos analizo las causas y antecedentes inmediatos de la confrontación estudiada, lo que permite identificarlos como parte de un mismo proceso de transformaciones políticas y culturales. A lo largo de los siguientes tres capítulos explico las fases del movimiento social, gestación, inicio y ascenso, en el capítulo tres; estructuración y diversificación de objetivos,en el capítulo cuatro, y por último, desgaste y declive, en el capítulo cinco. Identifico las diversas etapas del movimiento en atención a tres momentos que tienen que ver con sus acciones, fuerza, propósito, cohesión y estrategia. En el capítulo cinco incluyo la masacre de Tehuipango del 19 de abril de 1980. Finalizo con las conclusiones generales, y un breve epílogo. En las primeras destaco las causas de la opacidad que había en torno al tema, el proceso de cambios políticos y culturales hacia la adopción del derecho positivo y la ciudadanización, la importancia de la historia oral y del estudio del contexto en la investigación y el papel de la impunidad en la construcción social de la impotencia y la reiteración de los crímenes de Estado. 1 1. DE LO LOCAL A LO INTERNACIONAL Y VICEVERSA. UN PANORAMA CONTEXTUAL, 1973-1980 El contexto en que se dio el movimiento social de Tehuipango era un tejido dinámico de realidades a nivel local, regional, estatal, nacional e, incluso, internacional, que considero necesario tratar como parte de mi análisis. La geografía y la historia tenían que ver con las diferencias en lo económico entre las zonas alta y baja de la sierra y con la diversidad cultural de la región. Ambas se interrelacionaban con los circuitos migratorios y comerciales y éstos con el caciquismo. El movimiento social surgió en una región dominada por el caciquismo, y en un momento en que organizaciones políticas de izquierda tenían presencia en la sierra y en el país. Por ello destaco territorio, cultura, migración, comercio, caciquismo y pensamiento político como aspectos del contexto en que surgió y se desarrolló el movimiento social. La forma en que los presento trata de reflejar su imbricación; inicio con la presentación del ámbito socio-cultural regional para continuar con los demás elementos contextuales, siempre interrelacionándolos con geografía e historia. 1.1 SIERRA DE ZONGOLICA. REGIÓN Y TERRITORIO Esta investigación histórica se mueve principalmente en tres ámbitos territoriales: el municipio de Tehuipango, la región Sierra de Zongolica y la región Tehuacán-Zongolica. Sin olvidar su relación con otros espacios más amplios como el estatal, el nacional y el internacional. Para Gilberto Giménez el territorio como organización del espacio responde a las necesidades económicas, sociales y políticas de cada sociedad, pero su función no se reduce a esto, también tiene una dimensión simbólica. Puede ser considerado como zona de refugio, como medio de subsistencia, como fuente de recursos, como área geopolítica, circunscripción político-administrativa, como paisaje, entorno ecológico, objeto de afectos, como tierra natal, lugar de un pasado histórico y de una memoria colectiva; en fin, como geosímbolo.19 19 Vid. Gilberto Giménez, “Territorio, cultura e identidades, la región socio-cultural”, Estudios Sobre las Culturas Contemporáneas, v. V, n. 9, junio 1999, p. 29. 2 Utilizo el concepto territorio para incluir no solamente la dimensión espacial y geográfica, sino también sus dimensiones culturales, étnicas, históricas, sociales, económicas y políticas. Por esta razón me refiero a la sierra de Zongolica como accidente geográfico, pero también a la Sierra de Zongolica, con mayúsculas, como región. El extremo nororiental de la Sierra Madre del Sur, situado justo donde convergen los límites de las entidades de Veracruz, Puebla y Oaxaca es conocido del lado veracruzano como Sierra de Zongolica; del lado poblano se le llama Sierra Negra de Tehuacán y del lado oaxaqueño Sierra Mazateca (ver mapa 1). MAPA 1: Sierra Madre del Sur en región donde colindan Puebla, Oaxaca y Veracruz. Fuente: Estados Unidos Mexicanos, Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, Mapoteca Digital, México, INEGI, consulta: 23 de marzo de 2016, disponible en: http://cuentame.inegi.org.mx/mapasitio/default.aspx?tema=MS. Resaltada en morado la Sierra Madre del sur, en marrón el Eje Neovolcánico y en gris la Llanura Costera del Golfo Sur. La sierra de Zongolica es la parte en morado dentro de territorio veracruzano. http://cuentame.inegi.org.mx/mapasitio/default.aspx?tema=MS 3 Comparto la opinión de Gonzalo Aguirre Beltrán, quien más allá de las distintas denominaciones y límites entre entidades considera que esa parte de cordillera constituye una región.20 Para hacer esta afirmación, Aguirre Beltrán toma en cuenta tanto elementos geográficos como socioculturales, económicos e históricos. Por otra parte, observa que las que llama “regiones interculturales de refugio” se originaron porque su aislamiento las defiende de la agresión de otros grupos.21 Gilberto Giménez estudia la relación territorio-región-identidad y concibe las regiones como unidades territoriales intranacionales donde se conjuntan las preocupaciones cotidianas locales y las del Estado-Nación. Para Gilberto Giménez la región socio-cultural es producto del medio ambiente físico, la historia y la cultura; un constructo cultural frecuentemente imbricado con la región geográfica, económica o geopolítica que puede o no coincidir con los límites correspondientes a ésta.22 En este orden de ideas, y dada la historia común y la estrecha interactuación entre la Sierra de Zongolica, la Sierra Negra, la Sierra Mazateca y las ciudades de los valles circunvecinos, podemos hablar de un ámbito regional más amplio conocido como región Tehuacán-Zongolica. Nombre de dos ciudades clave pero que en realidad incluye veintisiete municipios veracruzanos (veintiuno de la Sierra de Zongolica: Acultzingo, Astacinga, Atlahuilco, parte de Coetzala, parte de Ixtaczoquitlán, Los Reyes, Magdalena, Mixtla, Naranjal, parte de Omealca, San Andrés Tenejapa, Soledad Atzompa, Tehuipango, Tequila, Texhuacan, Tezonapa, Tlaquilpa, Tlilapan, Rafael Delgado, Xoxocotla y Zongolica, así como seis del área metropolitana: Camerino Z. Mendoza, Huiloapan, Nogales, Río Blanco, Orizaba y Córdoba); dieciséis municipios poblanos (quince de la sierra negra: Ajalpan, Altepexi, Chilac, Coyomeapan, Coxcatlán, Eloxochitlán, Miahuatlán, Nicolás bravo, Santa María del Monte, San Antonio Cañada, Chapulco, Tlacotepec, Zinacatepec y Zoquitlán, así como uno en la zona metropolitana: Tehuacán) y cuatro municipios oaxaqueños: Teopoxco, Teotitlán, Tezcaltzingo y parte de Cosolapa.23 Ver mapa 2. 20 Vid. Gonzalo Aguirre Beltrán, Zongolica encuentro de dioses y santos patronos, 2ª. ed., México, Universidad Veracruzana, Instituto Nacional Indigenista, Gobierno del Estado de Veracruz, Fondo de Cultura Económica, 1992 (Obra Antropológica XIV) p. 7. 21 Vid. Gonzalo Aguirre Beltrán, Regiones de refugio: el desarrollo de la comunidad y el proceso dominical en mestizoamérica, México, Universidad Veracruzana, Instituto Nacional Indigenista, Gobierno del Estado de Veracruz, Fondo de Cultura Económica, 1991 (Obra antropológica IX). Aguirre Beltrán teorizó en tiempos del indigenismo posrevolucionario que consideraba a las culturas indígenas como menos desarrolladas respecto a una supuesta cultura nacional −a la que habría que integrarlas. Actualmente esa concepción ha sido criticada y confrontada por la propuesta de relaciones interculturales simétricas. 22 Vid. Gilberto Giménez, “Territorio, cultura e identidades, la región socio-cultural”, Estudios Sobre las Culturas Contemporáneas, v. V, n. 9, junio 1999, p. 38-40. 23 Vid. María Teresa Rodríguez López y Andrés Hasler Hangert, Los nahuas de Zongolica, INI, México, 2000, p. 15. 4 MAPA 2: Tehuipango y municipios de la región Tehuacán-Zongolica y aledaños. Fuente: Estados Unidos Mexicanos, Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, Mapoteca Digital. En negro los contornos de las entidades federativas, en verde los contornos municipales,en amarillo las ciudades en los valles cercanos a la sierra de Zongolica y Sierra Negra, en morado la Sierra Madre del Sur. Para la Sierra de Zongolica como región socio-cultural considero veintidós municipios. Esto resulta de cruzar el aspecto geográfico (la Sierra Madre del Sur), la raíz nonoalca común, sus particularidades étnico-culturales, una historia compartida y su estrecha interrelación política, social y económica.24 No es gratuito que la Sierra de Zongolica integre hasta el presente una región de cultura nahua 24 Para la Sierra de Zongolica como región de refugio, Gonzalo Aguirre Beltrán solamente propone catorce municipios dejando fuera a Soledad Atzompa, Tezonapa, Ixtaczoquitlán, Tlilapan, Rafael Delgado, Acultzingo y Omealca. Vid, Gonzalo Aguirre Beltrán, Zongolica encuentro de dioses y santos patronos, p. 59-60. En cuanto al municipio de Ixtaczoquitlán, es polémico considerarlo actualmente como parte de la Sierra de Zongolica porque la cabecera está urbanizada, alberga diversas industrias y la lengua náhuatl se ha perdido casi totalmente, sin embargo este criterio no considera que parte de su territorio se asienta en el macizo montañoso de la Sierra Madre del Sur, es rural con poblaciones en las que aún se habla el náhuatl y que algunas de ellas, como Tuxpanguillo, tienen su origen en migraciones de nahuas provenientes de Zongolica, Tequila y Magdalena que aún conservan su cultura e identidad. 5 (de origen nonoalca) profundamente enraizada. Agustín García Márquez señala que un error común es la creencia de que los nahuas de la Sierra de Zongolica son descendientes de los aztecas. Señala en cambio que olmecas-xicalancas, nonoalcas y chichimecas son los grupos más importantes en la historia prehispánica de la región.25 Actualmente la lengua y la cultura nahua son las que predominan en la Sierra de Zongolica y algunos municipios de la Sierra Negra. Esto se debe a que los nahuas llegaron a la región en dos momentos diferentes. Primero, entre el año 650 y el 1100 de nuestra era los olmecas-xicalancas extendieron el nahua del este a la sierra de Zongolica y al Cofre de Perote.26 Pero en un segundo momento, el náhuatl oriental fue desplazado en la Sierra de Zongolica por el náhuatl del oeste, que es la variante que predomina actualmente. El náhuatl occidental arribó con los conquistadores nonoalcas también llamados toltecas-chichimecas. Los nonoalcas emigraron de Tula para finalmente conquistar y asentarse en la región formada por Tehuacán (Teohuacan), Cozcatlán, Teotitlán y Zongolica (Tzoncoliuhcan). La Historia Tolteca-Chichimeca narra que durante cinco generaciones los nonoalcas conquistaron y se extendieron en la sierra Negra y en la sierra de Zongolica. Para el año 1100 los nonoalcas habían formado una gran provincia en este 25 Vid. Agustín García Márquez, “Historia antigua de la sierra de Zongolica, VII parte”, El Mundo de Orizaba, 3 septiembre 2014. 26 Agustín García Márquez, “El posclásico en Veracruz. Los nahuas de Cempoala”, tesis de doctorado, Universidad Autónoma de México, México, septiembre 2014, p. 254. MAPA 3: Carlos Sandoval Arenas, “Zona Nonoalca-Nahuatl”, aún no publicado. En rojo las poblaciones actuales que Paul Kirchhoff identifica, con base en la Historia Tolteca- Chichimeca, como los puntos donde transitaron o se asentaron los nonoalca, y en amarillo las poblaciones que actualmente hablan lengua náhuatl. En verde la región que comparte la raíz nonoalca. 6 territorio y uno de los lugares que habían conquistado era Tehuipango (Tehuipanco).27 Ver mapa 3. La campaña militar de los chichimecas y tlaxcaltecas en la segunda mitad del siglo XII no alcanzó la Sierra de Zongolica; como tampoco lo hicieron los aztecas de la Triple Alianza que entre 1471 y 1474 llegaron a Poxcautla (Poxcautlan) −hoy localidad de Tequila− pero no incursionaron más en la Sierra de Zongolica pues su prioridad eran las tierras bajas, productoras de maíz.28 En 1519 arribaron al centro de Veracruz otros invasores, los españoles. En ese momento Zongolica, Tehuipango, Eloxochitlán, Teotitlán, Cozcatlán y Tehuacán eran poblaciones importantes de la provincia nonoalca. Conforme avanzaba, Hernán Cortés creó villas y ayuntamientos de españoles con la finalidad de controlar política y militarmente los territorios conquistados. Durante el periodo virreinal se fue estructurando una nueva administración civil que respondía a los intereses económicos, militares y políticos de la Iglesia, la corona española y encomenderos, pero el ritmo y dinámica del cambio fue diferente para las distintas regiones mesoamericanas. Inicialmente, la conquista española se extendió cuando las fuerzas de Hernán Cortés lograron el control del imperio que los mexicas y sus aliados de la Triple Alianza habían cimentado en gran parte de Mesoamérica, pero recordemos que los aztecas de la Triple Alianza no habían incursionado en la Sierra de Zongolica. En mi opinión, esta circunstancia y el aislamiento de la región serrana propiciaron que la conquista de la provincia nonoalca fuera diferente a la del altiplano. En la sierra avanzó principalmente por la vía espiritual, económica y político- administrativa. En el siglo XVI, al irse estructurando el gobierno colonial fueron creadas alcaldías y corregimientos, como el Corregimiento de Tequila (1530), el Corregimiento de Zongolica (1530), el Corregimiento de Maltrata (1534), la Alcaldía Mayor de Tehuacán (1550), el Corregimiento de Huatusco (1550), la Alcaldía Mayor de Zongolica (1563).29 En el valle de Orizaba, a causa del tránsito de personas 27 Vid. Historia Tolteca-Chichimeca, Paleografía, traducción y notas de Paul Kirchhoff, Lina Odena Güemes y Luis Reyes García, 2a. ed., México, Fondo de Cultura Económica, CIESAS, Gobierno del Estado de Puebla, 1989; Agustín García Márquez, “Los antiguos nahuas de Veracruz”, aún no publicado, sin pie de imprenta, 2016. 28 Vid. Agustín García Márquez, Los aztecas en el centro de Veracruz, UNAM, México, 2005, p. 115-137; Agustín García Márquez, “Historia antigua de la sierra de Zongolica, VII parte”, El Mundo de Orizaba; Luis Reyes García, “La tierra en el desarrollo histórico de Zongolica, Ver”, mecanografiado, sin pie de imprenta, 1963, Archivo de la familia Altamirano Hernández, Zongolica, p. 2. Esta obra es fuente importante para la historia de la Sierra de Zongolica pues su autor clasificó, consultó y microfilmó documentos originales de fechas entre 1592 y 1944 que se encontraban en el palacio municipal de Zongolica. Para más información sobre estos documentos consultar: Luis Reyes García, “El Archivo Municipal de Zongolica Veracruz”, Historia Mexicana, v. 20, n. 1, julio 1970, p. 119-142. 29 Vid. Luis Juventino García Ruiz y Paulo César López Romero, “La conquista española y el orden colonial”, en Martín Aguilar Sánchez y Juan Ortiz Escamilla (coordinadores), Historia General de Veracruz, México, Gobierno del Estado de Veracruz, Secretaría de Educación de Veracruz, Universidad Veracruzana, 2011, p. 143; Luis Reyes García, “La tierra en el desarrollo histórico de Zongolica, Ver”, p. 2v. 7 y mercancías hacia la costa, se asentaron algunos españoles que en 1575 impulsaron la formación de la Alcaldía Mayor de Orizaba, entonces la cabecera pasó de Tequila a esta población. Para impartición de justicia se formaron jurisdicciones más amplias.30 Así, las poblaciones de la provincia nonoalca quedaron distribuidas entre las juridicciones de Orizaba, la de Veracruz Vieja (hoy La Antigua) y la de Tehuacán.31 En el siglo XVIII, con las reformas borbónicas, los pueblos de la que antiguamente fuera la provincia nonoalca nuevamente quedaron divididos administrativamente, unos enla intendencia de Veracruz y otros en la intendencia de Puebla.32 En 1804 la jurisdicción de Zongolica que para entonces abarcaba Tlaquilpa, Tehuipango, Mixtla, Astacinga, Reyes y Calyahualulco, pasó de la subdelegación de La Antigua a la de Orizaba.33 A pesar de que la separación político-administrativa de los pueblos de la región Tehuacán- Zongolica fue una constante, tres circunstancias propiciaron la cohesión regional durante el periodo virreinal, el aislamiento, la administración religiosa y el sistema colonial estructurado en República de Indios y República de Españoles. El difícil acceso a la sierra alta hizo que los españoles se interesaran menos en ella y más en los valles productivos de la parte baja. En cuanto a la administración religiosa, todo el centro de Veracruz y parte de Puebla −donde se ubica la región Tehuacán-Zongolica− estuvieron a cargo de la Diócesis de Tlaxcala, con sede en la ciudad de Puebla. No hay información de que el ejército conquistador estuviera en la sierra en cambio sí de la presencia de los franciscanos en Teotitlán, Cozcatlán, Tehuacán y Zongolica.34 Los franciscanos crearon en la región serrana la Doctrina de 30 Algo semejante a lo que actualmente llamaríamos distritos judiciales. 31 En la jurisdicción de Orizaba estaban los pueblos de: Tequila, Naranjal, Ixtaczoquitlán, Tlilapan, Necoxtla, Acultzingo y Maltrata. Mientras que el corregimiento de Zongolica que incluía los pueblos de Teoixhuacan (Texhuacan), Tlaquilpa, Acuauchiuhca, Tehuipango, Mixtla, Atzingo, Tlacotepec (éste hoy en Puebla), Cuetzala, Calyahualulco, Omeyalca (Omealca), Macuilca, Amatepetl, Huitztlan, Oloapan y Ehecatepetl estaba bajo la jurisdicción de La Veracruz Vieja (hoy La Antigua). La Alcaldía Mayor de Tehuacán comprendía los pueblos de Zapotitlán, Cozcatlán, Chapulco, Zoquitlán y Eloxochitlán, entre otros. Vid. Luis Juventino García Ruiz y Paulo César López Romero, op. cit. p. 143; Luis Reyes García, “La tierra en el desarrollo histórico de Zongolica, Ver.”, p. 2; Roberto Vélez Pliego, “Las composiciones de tierras y aguas de la ciudad de Tehuacán y su provincia 1643”, en María Teresa Jarquín Ortega et al. (coordinadores), Origen y evolución de la hacienda en México: siglos XVI al XX. Memorias del simposio realizado del 27 al 30 de septiembre de 1989, México, Colegio Mexiquense, Universidad Iberoamericana, INAH, 1990, p. 71. 32 Vid. Michael Ducey, Juan Ortiz Escamilla y Silvia Méndez Maín, “Las reformas borbónicas y la invención de Veracruz”, en Martín Aguilar Sánchez y Juan Ortiz Escamilla (coordinadores), Historia General de Veracruz, México, Gobierno del Estado de Veracruz, Secretaría de Educación de Veracruz, Universidad Veracruzana, 2011, p. 166; Agustín Grajales Porras y José Luis Aranda Romero, “Perfil sociodemográfico de Tehuacán durante el virreinato”, Estudios Demográficos y Urbanos, v. 7, n. 1 (19), junio-abril 1992, p. 55. 33 Luis Reyes García, “La tierra en el desarrollo histórico de Zongolica”, Ver., p. 6. 34 Vid. Gonzalo Aguirre Beltrán, Zongolica encuentro de dioses y santos patronos, p. 22. Por otra parte, Fray Toribio de Benavente, mejor conocido como Motolinia, en su Historia de los indios de la nueva España, refiere la labor de los 8 Zongolica y varios curatos;35 mismos que tuvieron importancia estratégica para la conquista espiritual de los nahuas de la Sierra de Zongolica. En 1610 el Obispo de Tlaxcala Alfonso de la Mota visitó la región, y en 1643 la visitó el obispo de Puebla Juan de Palafox.36 El control político-administrativo colonial en un territorio inmenso y mayoritariamente indígena fue posible en parte porque el gobierno virreinal supo aprovechar la organización indígena previa y a sus autoridades locales −a quienes los españoles llamaban caciques o principales. La reducida población española asentada en las villas de Córdoba, Orizaba y Tehuacán estaba rodeada de pueblos “de naturales”. La relación entre una minoría dominante y una mayoría colonizada fue regulada en Nueva España por un régimen dual en el que la población de las distintas etnias originarias quedó corporativizada en república de indios y la población española y criolla en república de españoles. Ambas unidas bajo el gobierno virreinal pero con autoridades propias a nivel local. De esta manera las comunidades indígenas mantuvieron a sus autoridades, y algunas contaron con su propio cabildo.37 Luis Reyes García, con base en los “misales” −documentos históricos que se encontraban en el Archivo Municipal de Zongolica− refiere la existencia de ese tipo de autoridades en la región durante el periodo virreinal.38 En 1789, dos pueblos antes sujetos a Zongolica ya aparecen como repúblicas de indios, Tehuipango y Tlaquilpa; entre 1789 y 1806 Texhuacan, Mixtla y Reyes pasan a ser también Repúblicas de Indios con su propio gobernador.39 Tras la independencia desaparecieron las repúblicas de indios, y en 1825 se crearon en Veracruz ayuntamientos en las cabeceras de los cantones y en los pueblos de 2000 franciscanos del monasterio de Teoacan (Tehuacán) de la diócesis de Tlaxcala, en Teotitlán (Theuticlan) y Coxcatlán (Cuztaclan); recorrió también Orizaba (Ahuilizapan), el Río Blanco (Atliztac), Aticpac (hoy en el municipio de Zongolica) y Zongolica (Zonguilica). Vid. Motolinia [Fray Toribio de Benavente] Historia de los indios de la Nueva España, prólogo de Edmundo O’ Gorman, 3ª. ed., México, Editorial Porrúa, 1979. 35 Entre ellos los curatos de Nogales, Maltrata, Orizaba, Necoxtla, Tequila, Tlilapan, Ixtaczoquitlán, Zongolica, Tehuipango, Tehuacán, Cozcatlán y Chapulco. Vid. Luis Reyes García, “La tierra en el desarrollo histórico de Zongolica, Ver.”, p. 2v; Luis Juventino García Ruiz y Paulo César López Romero, op. cit. p. 143; Agustín Grajales Porras y José Luis Aranda Romero, op. cit., p. 54 36 Vid., Fray Alonso de la Mota y Escobar, Memoriales del obispo de Tlaxcala. Un recorrido por el centro de México a principios del siglo XVII, Introducción y notas Alba González Jácome, México, SEP, 1987; Juan de Palafox y Mendoza, Relación de la visita eclesiástica del obispo de Puebla (1643-1646), Transcripción, introducción y notas de Bernardo García Martín, Puebla, Gobierno del Estado de Puebla, Secretaría de Cultura, 1997. 37 Vid. Abelardo Levaggi, “República de indios y república de españoles en los reinos de indias”, Revista de Estudios Histórico-Jurídicos, n. 23, 2001. 38 Los “misales” ya no se encuentran en el Archivo Municipal de Zongolica, pero Luis Reyes García los microfilmó y una copia de ellos se puede consultar en el Instituto de Antropología de Xalapa, Vid. Luis Reyes García, “El Archivo Municipal de Zongolica, Veracruz” (referencia completa en nota 28). Ver también Luis Reyes García, “La tierra en el desarrollo histórico de Zongolica, Ver.”, p. 2v-3. 39 Ibid., p. 5-6. 9 habitantes.40 Así, en 1831 la república de indios de Tehuipango pasó a ser municipio.41 En el último tercio del siglo XIX y principios del siglo XX figura el Cantón de Zongolica con doce municipios,42 mientras los demás municipios serranos estaban sujetos al cantón de Orizaba y al de Córdoba.43 Aunque los cantones desparecieron, la división cantonal se tomó como base para la organización de la administración de justicia. A mediados del siglo XX los municipios de la Sierra de Zongolica estaban divididos en tres distritos judiciales, el de Zongolica, el de Orizaba y el de Córdoba. De lo expuesto hasta aquí se deduce que, a excepción del obispado de Tlaxcala con cabecera en Puebla, la división política y administrativa tendió a separar a las poblaciones de la región Tehuacán- Zongolica. A pesar de ello, los elementos que compartían desde sus orígenes, y hasta el presente, permiten considerarlas como parte de una sola región socio-cultural. 1.1.1. Algunos elementos geográficosy culturales importantes La cara suroccidental de la Sierra Madre del Sur baja hacia el valle de Tehuacán; hacia el sur se extiende hasta la Cañada Oaxaqueña, aquí el clima es seco porque la sierra actúa como barrera natural que detiene las nubes que vienen del Golfo. Éstas descargan la lluvia en la vertiente suroriental que baja hasta la región oaxaqueña del Papaloapan. Pero la mayor cantidad de humedad llega al lado oriental y norte, que corresponde a la entidad veracruzana. La Sierra de Zongolica alberga manantiales, ríos, arroyos, sumideros, cavernas, barrancas y valles que conforman el entorno físico de un importante enclave nahua. En el periodo de estudio, el antropólogo Gonzalo Aguirre Beltrán describió la conformación étnica de la población de la sierra en esa área de las tres entidades federativas. Señaló la mayoría nahua y la existencia −en la parte poblana y oaxaqueña− de grupos de origen mazateco, mixteco, popoloca y chocho; así como el predominio de la población mestiza en las áreas urbanas.44 Considero importante destacar que la pluriculturalidad es intrínseca al país desde tiempos prehispánicos y se extiende hasta el 40 Vid. Ibid., p. 9 v. 41 Vid. Estados Unidos Mexicanos, Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, “Estado de Veracruz- Llave. Tehuipango”, Enciclopedia de los Municipios y Delegaciones de México. México, Inafed, consulta: 23 marzo de 1916, disponible en: http://www.inafed.gob.mx/work/enciclopedia/EMM30veracruz/municipios/30159a.html 42 Dichos municipios eran: Atlahuilco, Atlanca, Astacinga, Magdalena, Mixtla, Reyes, Tehuipango, Tequila, Texhuacan, Tlaquilpa, Xoxocotla y Zongolica. Esta villa era la cabecera del cantón donde residía el jefe político. Vid. Luis Reyes García, “La tierra en el desarrollo histórico de Zongolica, Ver.”, p. 9v 43 Vid, Gonzalo Aguirre Beltrán, Zongolica encuentro de dioses y santos patronos, p. 59-60. 44 Vid. Ibid., p. 18. http://www.inafed.gob.mx/work/enciclopedia/EMM30veracruz/municipios/30159a.html 10 presente. Para dar una idea de la importancia nahua en la Sierra de Zongolica −en el periodo de estudio y en el presente− considero pertinente considerar que en Veracruz se localiza el 22.2% de nahuas del país (384 633 personas).45 La Sierra de Zongolica es uno de los enclaves de esa etnia en esa entidad, mientras Tehuipango, con 99.61%, y Mixtla, con 98.26%, son los dos municipios veracruzanos con mayor porcentaje de su población hablante de náhuatl.46 La Sierra de Zongolica, forma parte del área veracruzana que en el periodo de estudio era conocida como región Centro (ver mapa 4).47 El proceso que me ocupa se dio en un espacio geopolítico que involucra dos entidades federativas, Veracruz y Puebla. Debido a que la jurisdicción política y administrativa de la entidad veracruzana tuvo que ver de manera predominante, a partir de aquí pongo énfasis en la parte veracruzana. La sierra de Zongolica tiene una vegetación y una producción agrícola diversa de acuerdo con la altura, clima y suelo. 45 Datos tomados de: Estados Unidos Mexicanos, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e informática, Anuario estadístico y geográfico de Veracruz de Ignacio de la Llave 2016, México, INEGI, Gobierno del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, 2016, cuadro 7.1 y 7.2. 46 Datos tomados de: Estados Unidos Mexicanos, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e informática, Panorama sociodemográfico de Veracruz de Ignacio de la Llave 2015, México, INEGI, Encuesta Intercensal 2015, p. 251 y 351. El criterio para contabilizar a la población indígena y a la no indígena es desigual, pues para la primera solo se considera a quienes tienen tres años y más y son hablantes de lengua indígena. Esto deja fuera de las estadísticas al rango de menores de esa edad, cuestión que no sucede cuando se contabiliza a la población no indígena, o al total de población del país o de una entidad federativa. 47 Actualmente la región es conocida como Altas Montañas. De acuerdo con el Inafed, Veracruz cuenta con diez regiones: Huasteca Alta, Huasteca Baja, Totonaca, De Nautla, De Capital, Sotavento, Montañas, Papaloapan, de los Tuxtlas y Olmeca. Vid., Estados Unidos Mexicanos, Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, “Veracruz de Ignacio de la Llave. Regionalización”, en Enciclopedia de los Municipios y Delegaciones de México, Inafed, México, consulta: 10 de noviembre de 2016 disponible en: http://www.inafed.gob.mx/work/enciclopedia/EMM30veracruz/regionalizacion.html MAPA 4. Veracruz. Región Montañas [región Centro en el periodo de estudio]. Tomado de: Estados Unidos Mexicanos, Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, “Estado de Veracruz-Llave. Tehuipango”. En verde la región Altas Montañas y sus municipios, en rosa el municipio de Tehuipango. El contorno en café del área correspondiente a la Sierra de Zongolica es mío; así como el contorno en amarillo de las áreas urbanas de Nogales, Ciudad Mendoza, Río Blanco, Orizaba, Fortín y Córdoba. 11 En la parte alta de la sierra o zona fría, entre 1800 y 3000 msnm, se ubican Tehuipango, Astacinga, Tlaquilpa, Atlahuilco, Soledad Atzompa, Xoxocotla y Acultzingo; así como parte de los municipios de Mixtla, Los Reyes y San Juan Texhuacan. El clima es templado húmedo y semihúmedo.48 Lo que se traduce en neblinas, lluvias abundantes y un frío que cala hasta los huesos; especialmente cuando no se cuenta con ropa, calzado, ni vivienda que brinde abrigo apropiado. Los bosques de encino y ocote (liquidámbar), a menudo envueltos por la niebla, están en proceso acelerado de deforestación y la agricultura da magros resultados por los suelos arcillosos y lo abrupto del terreno. Aun así, se siembra maíz, frijol, calabaza, chile, cebada, haba y chícharo para autoconsumo (ver fotografía 1). En la parte media de la sierra o zona templada, entre 1100 y 1700 msnm, se ubican los municipios de Tequila, Magdalena, Tenejapan, Tlilapan y Rafael Delgado, así como parte de los municipios de Mixtla, San Juan Texhuacan, Los Reyes y Zongolica. El clima es semicálido húmedo, lo que comporta temperaturas cálidas y templadas de acuerdo con la época del año, lluvias abundantes la mayor parte del año y niebla en otoño e invierno. Los ocotes, encinos y oyameles crecen en las laderas junto con árboles más tropicales como, abedul, zapote y mamey, entre otros.49 El paisaje abrupto se suaviza en algunas partes, donde, entre montañas y barrancas, pueden encontrarse algunos Valles. Aquí la agricultura produce café (que se vende a la industria en cereza), flor y, en algunas partes, caña; se producen también cítricos, guayaba, plátano y otras frutas. El maíz, frijol, chile y verduras diversas son para autoconsumo principalmente y el excedente se destina al comercio local y regional (ver fotografía 2). En la parte baja de la sierra o zona caliente, entre los 400 y 1000 msnm, se ubican Ixtaczoquitlán, Tezonapa, Omealca, Coetzala y Naranjal; así como un segmento del municipio de Zongolica. El clima 48 Vid. Gobierno del Estado de Veracruz, Comité Estatal de Información Estadística y Geográfica, Centro de Información Estadística y Geográfica, Cuadernillos municipales 2016, Tehuipango; María Teresa Rodríguez López y Andrés Hasler Hangert, Los nahuas de Zongolica, INI, México p. 12. 49 María Teresa Rodríguez López y Andrés Hasler Hangert, Los nahuas de Zongolica, INI, México, 2000, p. 13. FOTOGRAFÍA 1. Gloria Arenas Agis, Desde Tehuipango vista hacia Puebla, septiembre de 2016, archivo particular de la autora. Localidad de la zona alta y fría de la sierra. 12 es cálido húmedo,50 lo que significa calor sofocante y lluvias torrenciales. La vegetación es lujuriosa,de selva tropical que favorece el cultivo de caña de azúcar, tabaco y hule.51 Aquí, la agricultura para las industrias del café y del azúcar demanda abundante mano de obra. Además se producen maíz, frijol, chayote y diversas verduras y frutas para el comercio estatal y nacional (ver fotografía 3). El municipio de Tehuipango se ubica en lo más alto de la Sierra de Zongolica (1100-2700 msnm); tiene una superficie de 94.75 km2 con una orografía muy accidentada.52 Colinda con otros municipios nahuas, al norte con Astacinga, Texhuacan y Mixtla de Altamirano; al noreste con Zongolica; al este, sur y suroeste con el estado de Puebla, concretamente con los municipios de Eloxochitlán, Vicente Guerrero y Ajalpan. Su cabecera municipal lleva el mismo nombre (ver mapa 5). 50 Vid. Gobierno del Estado de Veracruz, Comité Estatal de Información Estadística y Geográfica, Centro de Información Estadística y Geográfica, Cuadernillos municipales 2016. 51 Estados Unidos Mexicanos, Secretaría de Educación Pública, Nahuas de Zongolica, México, SEP, Consulta: 16 de julio de 2018, disponible en: http://red.ilce.edu.mx/20aniversario/componentes/redescolar/publicaciones/publi_mexico/publinahuaszongo.htm 52 Vid., Gobierno del Estado de Veracruz, Comité Estatal de Información Estadística y Geográfica, Centro de Información Estadística y Geográfica, “Tehuipango”, Cuadernillos municipales 2016; Estados Unidos Mexicanos, Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, “Estado de Veracruz-Llave. Tehuipango”. FOTOGRAFÍA 2. Gloria Arenas Agis, Temaxcalapa, Zongolica, octubre 2016, archivo particular de la autora. Localidad en la zona media y templada de la sierra. FOTOGRAFÍA 3. Gloria Arenas Agis, Palenque Cotalixco, Zongolica, octubre de 2016, archivo particular de la autora. Localidad en la zona baja y cálida de la sierra. 13 MAPA 5: Municipio de Tehuipango y colindancias. Tomado de Estados Unidos Mexicanos, Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, Mapoteca Digital. La línea divisoria entre Puebla y Veracruz en negro es mía, así como las señalizaciones en rojo. El IX Censo General de Población del 28 de enero de 1970, registra que el municipio de Tehuipango contaba en total con 7 936 habitantes distribuidos en varias congregaciones y rancherías. TABLA 1: Localidades de Tehuipango en 1970. Fuente: Estados Unidos Mexicanos, Dirección General de Estadística, IX Censo General de Población, 1970. Localidades por entidad federativa y municipio con algunas características de su población y vivienda, 3 v., México, Presidencia de la República, Secretaría de Industria y Comercio, Dirección General de Estadística, 1973. POBLADO HABITANTES Tehuipango, cabecera 1381 Achichipico 387 Apipitzactitla 748 Opotzinga 607 Tepeica 782 Ticoma 299 Tuxpango 650 14 Diez años después, el X Censo General de Población de 1980 registra un incremento a 9 504 habitantes en el municipio, que se encontraban distribuidos en doce localidades; la más pequeña tenía un rango de 1-99 habitantes, y la más grande, la cabecera municipal, un rango entre 2000-2499 hab.53 Los habitantes mayores de cinco años y más eran 7 985, de los cuales 7 820 hablaban náhuatl.54 Estas cifras muestran que el municipio era, y es, eminentemente nahua y relativamente chico, con una cabecera municipal pequeña y localidades minúsculas. Pero quedarnos con esta imagen podría ser engañoso pues Tehuipango −por su cantidad de población y su relevancia como centro comercial− era el municipio más importante de la zona fría de la sierra. La división política de las entidades federativas lo dejó del lado veracruzano pero por su historia, comercio, vías de comunicación y ubicación geográfica interactuaba –y aún interactúa− con el estado de Puebla. El ámbito regional con el que se relacionaba −y se relaciona− más allá de la Sierra de Zongolica abarcaba Ciudad Mendoza, Nogales, Río Blanco, Orizaba, Córdoba y llegaba hasta Huatusco, Tezonapa y Tierra Blanca, todos municipios veracruzanos; del lado poblano se extendía hacia Tlacotepec, Vicente Guerrero, Ajalpan y Tehuacán (ver mapa 6). 53 Estados Unidos Mexicanos, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e informática, X Censo General de Población y Vivienda, 1980. Estado de Veracruz, 2 v., 30 t., México, INEGI, 1984. 54 Estados Unidos Mexicanos, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e informática, X Censo de Población y Vivienda 1980, Tabulados Básicos, México, INEGI, consulta: 23 de marzo de 2016, disponible en: http://www3.inegi.org.mx/sistemas/TabuladosBasicos/default.aspx?c=16762&s=est Tzacuala 1056 Tzompoalecca 864 Xopilapa 1162 TOTAL 7936 http://www3.inegi.org.mx/sistemas/TabuladosBasicos/default.aspx?c=16762&s=est 15 MAPA 6. Tehuipango, área de migración y ciudades comerciales. Imagen elaborada con la herramienta de Estados Unidos Mexicanos, Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, mapoteca digital. La señalización de Tehuipango con un círculo rojo es mía. En amarillo las ciudades circunvecinas, las fincas de café y caña se encontraban en el área situada entre Huatusco al norte y Tierra Blanca al sureste. Tehuacán, Ajalpan y Orizaba eran importantes en el circuito comercial de Tehuipango. La accidentada orografía de la sierra fue durante siglos un factor de aislamiento, aunque no el único. Al finalizar la década de 1980 en la región solo había dos carreteras asfaltadas pero estrechas y sinuosas, la que comunicaba Zongolica y Tequila con Orizaba y la que enlazaba Tezonapa y Omealca con Córdoba. Existían también brechas de terracería que cuando llovía, lo que sucedía con bastante frecuencia, se hacían intransitables en varios puntos. Ésas brechas comunicaban a Zongolica con Tezonapa; a Tequila con Astacinga, y a Tehuipango con Azumbilla, una población del estado de Puebla ubicada en el entronque con la carretera federal Tehuacán-Orizaba. La mayoría de las poblaciones de la sierra se comunicaban entre sí por veredas y caminos de herradura. En el periodo estudiado, Tehuipango no contaba con telefonía, ni con electricidad. 16 1.2 “EL CORTE” Y LAS TIENDAS. CIRCUITO MIGRATORIO Y COMERCIO La diferencia de clima y suelo entre la zona alta y la zona baja de la sierra repercutía −y repercute− en la productividad agrícola; el contraste en la producción favorecía una corriente migratoria de hombres y mujeres de la zona fría en busca de empleo como jornaleros agrícolas en las fincas de café y cañales de la parte cálida. El circuito migratorio y comercial característico de la región se originó desde el periodo virreinal y, con cambios que se dieron a través de varios siglos, perdura hasta el presente. En el periodo de estudio, en las zonas media y baja, el café era el principal cultivo con propósitos comerciales. Además, en áreas circunvecinas a la sierra, hacia el corredor Córdoba-Huatusco y hacia el corredor Tezonapa-Tierra Blanca, existían grandes campos de café y caña. La producción de ambos cultivos revestía −y reviste− importancia para la economía estatal y nacional y demandaba para la cosecha mano de obra abundante y barata que finqueros y ejidatarios obtenían de la zona alta de la sierra. En este punto considero pertinente anotar que utilizo el tiempo pasado para describir las condiciones de la sierra existentes en el periodo de esta investigación ubicado cuarenta años atrás. Pero no hay que olvidar que se trata de un periodo reciente que entronca con un presente en el que prevalecen similares condiciones, aunque la celeridad de las comunicaciones actuales como la televisión, la telefonía celular y las carreteras han introducido algunos cambios culturales y en el paisaje. En las poco productivas laderas de la parte alta y fría −especialmente
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