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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS COLEGIO DE HISTORIA PARÍS TRIPARTITA: CONSTRUCCIÓN Y CONFRONTACIÓN DE REDES DE PODER EN LA CONFIGURACIÓN DE ESPACIOS UNIVERSITARIOS (1200-1277) TESIS QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADA EN HISTORIA PRESENTA: ALICIA INÉS PÉREZ RODRÍGUEZ ASESOR DR. DIEGO CARLO AMÉNDOLLA SPINOLA CIUDAD UNIVERSITARIA, CIUDAD DE MÉXICO, 2018 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 París es sinónimo de Cosmos; París es Atenas, Roma, Sibaris, Jerusalén, Pantin; es un compendio de todas las civilizaciones, y también de todas las barbaries, París sentiría no tener la guillotina. Algo de guillotina es bueno. ¿Qué sería esta fiesta eterna sin esta salsa? Nuestras leyes han provisto sabiamente a tal necesidad; y gracias a ellas, la cuchilla se humedece en este continuo Carnaval. Víctor Hugo, Los Miserables, (1862) 3 AGRADECIMIENTOS Aunque esta tesis lleve un solo nombre, su creación y todo el trabajo que llevó por detrás implicaron a muchas personas y experiencias en distintos tiempos, todos los cuales dieron pie a su creación de una forma u otra; en primer lugar, quiero agradecer a la gente que conocí en algún tiempo y ahora ya no está, a todas esas experiencias cotidianas que forman y conforman. Si esta investigación invita a cuestionar algún aspecto de la realidad o del espacio, habrá cumplido su cometido. En segundo lugar, a mis amigos, compañeros de clase y de seminarios por los que he transitado; nombrar a cada uno de ellos me sería imposible y tal vez omitiría a alguien, pero no existe la duda de que todas las discusiones sostenidas, las pláticas, las experiencias y el vivir juntos, aunque sea un momento, se encuentran presentes. En tercer lugar, quiero agradecer a todos mis profesores de los distintos grados académicos que no sólo me enseñaron gran parte de lo que sé, sino que me enseñaron a investigar, cuestionar y dar sentido al quehacer humano; y especialmente a mi asesor de tesis, el Dr. Diego Améndolla, muchas gracias por todas las enseñanzas, tanto en el aula como externas, por la confianza académica y por el apoyo a pesar de las dificultades. En un sentido más profundo, quiero agradecer a mi familia; a todas mis primas y primos, a mis tías y mis tíos que han estado allí y con quienes he compartido experiencias vitales. A mis abuelas, Soledad y Martha por el cariño, por las pláticas, por las experiencias y por su presencia pasada y presente. A Eric, mi compañero, muchas gracias por ser y estar, por enseñarme que siempre falta lo que falta y por todas las experiencias compartidas. El último y más profundo lugar, quiero agradecer a mis padres, Gilberto y Gloria, y sobre todo a mi mamá. Gracias mamá por estar siempre allí, por la constancia, por el 4 cariño, por el apoyo y por el ejemplo que me significas, a pesar del camino ríspido en ocasiones. Finalmente, quiero agradecer a todas las personas que han luchado frente al escenario en ocasiones tan desolador que puede ser este país y este mundo, a todos los hombres y sobre todo a las mujeres que han luchado y siguen luchando por hacer un mundo donde quepan muchos mundos, por un espacio y una existencia digna. Muchas gracias a todos y cada uno de ustedes, siempre. 5 ÍNDICE Introducción…………………………………………………………………………………6 1. París como horizonte espacial: desarrollo y organización urbana en el siglo XIII................................................................................................................21 1.1. Problemáticas espaciales y urbanas en el siglo XIII. 1.2. Desarrollo urbano intramuros y extramuros. 1.3. Consideraciones al primer capítulo 2. Universo corporativo parisino……………………………………………...51 2.1. Corporaciones urbanas y espacios corporativos. 2.2. Análisis en torno a la burguesía parisina. 2.3. Legitimación del trabajo y jerarquización social. 2.4. Consideraciones al segundo capítulo. 3. Construcción de la universitas parisiensis…………………………………75 3.1. La universitas como red corporativa en disputa. 3.2. Estructura interna y configuración espacial. 3.3. Papel social y legitimación universitaria. 3.4. Consideraciones al tercer capítulo Conclusiones finales………………………………………………………………………118 Anexos………………………………………………………………………………….…124 Fuentes, bibliografía y textos de referencia…..………………………………………… 129 6 INTRODUCCIÓN En el año de 1200, aquello que parecía ser una riña callejera derivó en la expedición de un privilegio, en el cual el propio rey ponía bajo su resguardo a un grupo llamado “los escolares parisinos”, ¿quiénes eran estas personas y cñmo llegaron a París?, ¿por qué eran significativos para el monarca, el papado y las órdenes mendicantes?, ¿cómo vivían en la ciudad? Estas fueron unas de las preguntas iniciales que llevaron al desarrollo de esta investigación de tesis, delimitada entre los años 1200 y 1277, y que busca analizar la manera en que las corporaciones universitarias parisinas configuraron sus espacios en la ciudad a partir de la construcción y confrontación de redes corporativas. Para ello se entiende a París como un sistema de redes intramuros y extramuros, donde confluyó una multiplicidad de grupos sociales que le dieron sentido a su realidad con base en el espacio y el papel social que desarrollaron dentro de éste. En este orden de ideas, la configuración de espacios universitarios implicó un cambio en el sentido de la ciudad como sede monárquica, especialmente en torno a su concepción como una ciudad tripartita e ideal. El marco temporal establecido responde a que en 1200 fue expedido el primer documento real 1 que concebía a los escolares como un grupo diferenciado, el cual buscaba regular su jurisdicción e interrelación con otros grupos de París. Por su parte, el año de 1277 se ha comprendido como punto de inflexión en los sistemas de pensamiento universitarios por la promulgación de las condenas hacia las tesis y enseñanzas averroístas. Con base en lo anterior, la presente investigación parte de la siguiente pregunta rectora: ¿De qué manera se construyeron y confrontaron las distintas redes corporativas de 1 “Privilegium Philippi Augusti regis Francorum in favorem scholarium Parisiensium”, en Henri Denifle y Émile Châtelain (eds.), Chartularium Universitatis Parisiensis, 4 vols., París, s/e., 1889-1897, p.59-61. 7 poder urbanas en la configuración de espacios universitarios, en la ciudad de París, entre los años 1200-1277? 1. Estado de la cuestión Los textos sobre París y su universidad en el siglo XIII han permeado distintas corrientes historiográficas a lo largo del siglo XX; por ello, se ha dividido este estado de la cuestión en dos partes: la primera, en textos sobre la historia de la ciudad, y la segunda en obras referentes a la universidad de París. El estudio de París como ciudad se ha planteado en términos de historia urbana e historia política desde autores como Henri Pirenne, Las ciudades de la Edad Media, 1927;2 y Thierry Dutour, La ciudad medieval. Orígenes y triunfo de la Europa urbana, 2003; 3 hasta otros como Richard Sennett, Carne y piedra: el cuerpo y la ciudad en la civilización occidental, 1997, 4 quienes conciben a la ciudad no en términos puramente de desarrollo material, sino como cuerpos dotados de simbolizaciones cambiantes y diferenciadas de acuerdo a ópticas sociales específicas. Existen otras obras sobre la historia de París que plantean a este periodo como el inicio de su conformación como ciudad capital, a partir de la implementación del gótico como estilo arquitectónico, su papel como intermediaria en el comercio continental y de la fijación de la sede real en la ciudad con los capetos como Philippe Lorentz y Dany 2 Henri Pirenne, Las ciudades de la Edad Media, 3ª ed., trad. de Francisco Calvo Serraller, Madrid, Alianza, 2015, 208 p. 3 Thierry Dutour, La ciudad medieval. Orígenes y triunfo de la Europa urbana, trad. de Godofredo González Barcelona, Paidós, 2003,334 p. 4 Richard Sennett, Carne y piedra: el cuerpo y la ciudad en la civilización occidental, trad. de César Vidal, Madrid, Alianza, 1997, 456 p. 8 Sandron, Atlas de Paris au Moyen Âge. Espace urbain, habitat, société, religion, lieux de pouvoir, 2011. 5 En este sentido, la historia urbana ha cambiado de focalizar el debate en torno a París en un sentido de expansión comercial y económica en la historiografía de la posguerra, a ir conjuntando el desarrollo urbano con las simbolizaciones y representaciones de la ciudad para los habitantes y demás espectadores de la urbe en términos culturales y espaciales. Otra diferencia importante que se ha gestado dentro de las corrientes historiográficas es el énfasis en el estudio de los habitantes de la ciudad, sus interrelaciones y su concepción de la ciudad, especialmente con la escritura de mentalidades a partir de la segunda mitad del siglo. Por su parte, el estudio de la universidad de París y de las universidades medievales en general ha seguido algunas pautas comunes con la historia urbana, aunque se ha analizado primordialmente por tres elementos: sus sistemas filosóficos y de enseñanza, la creación del intelectual y su rol social, y por considerarse su creación como el inicio de la sistematización de la educación y el conocimiento. La historia política se ha enfocado principalmente en el estudio de la organización y estructuración administrativa de la propia universidad: las facultades, grados, libros que seguían y organización de la dinámica escolar. Ésta concibió a la universidad como una institución en la cual se formaron una serie de cuerpos administrativos y políticos; entre ellos se encuentran las obras de Maurice Bayen, Historia de las universidades, 1978; Emilio de la Cruz Aguilar, Lecciones de historia de las universidades, 1987; María del 5 Philippe Lorentz y Dany Sandron, Atlas de Paris au Moyen Âge. Espace urbain, habitat, société, religion, lieux de pouvoir, París, Parigramme-Compagnie parisienne du livre, 2011, 240 p. 9 Pilar Rábade Obradó, Las universidades en la Edad Media, 1996, y Rolando Tamayo y Salmerón, La universidad epopeya medieval. Notas para un estudio sobre el surgimiento de la universidad en el alto medievo, 2005. 6 Por otra parte, la corriente de mentalidades, ˗especialmente Jacques Le Goff con Los intelectuales en la Edad Media, 1957, y Un autre Moyen Âge, 1999˗, refocalizó el estudio la universidad en un sentido más amplio: de tomar como objetivo principal la ordenación jurídica y la estructuración institucional, se abocó al análisis de los sistemas de pensamiento de los universitarios y a la construcción de nuevos roles sociales, especialmente con la figura del intelectual en contraposición a otros grupos eclesiásticos y nobiliarios. 7 La historia cultural desde la década de los setenta ha abordado el estudio de las universidades medievales desde una óptica distinta: por una parte, se han abocado al estudio de las redes culturales en las cuales las universidades se encontraban inmersas, en las nuevas vías de transmisión de conocimiento que las universidades abren y en el cambio de relaciones sociales a partir de su estructuración, como en la obra dirigida por Michel Sot, Histoire culturelle de la France. Le Moyen Âge, 1997. 8 Igualmente, uno de los elementos que la historia cultural busca enfatizar es cómo la universidad y los universitarios se interrelacionan con otros grupos sociales de la época, 6 Vid. Maurice Bayen, Historia de las universidades, trad. de A. Giralt Pont, Barcelona. Oikos-tau, 1978, 159 p.; Emilio De la Cruz Aguilar, Lecciones de historia de las universidades, Madrid, Civitas, 1987, 164 p.; María del Pilar Rábade Obradó, Las universidades en la Edad Media, Madrid, Arco Libros, 1996, 70 p.; y Rolando Tamayo y Salmerón, La universidad epopeya medieval. Notas para un estudio sobre el surgimiento de la universidad en el alto medievo, 3era ed., México, IIJ-UNAM, 2005, 150 p. 7 Vid. Jacques Le Goff, Los intelectuales en la Edad Media, 4ª ed., trad. de Alberto L. Bixio, Barcelona, Gedisa, 2008, 188 p.; y Un autre Moyen Âge, Manchecourt, Éditions Gallimard, 1999. 1400 p. 8 Vid. Michel Sot (dir.), Histoire culturelle de la France. Le Moyen Ȃge, 2a ed., París, Éditions du Seuil, 2005, 478 p. 10 cómo se estructura y toma relevancia la figura del intelectual 9 y la diferenciación social entre literati e illiterati, cuáles son sus similitudes, diferencias y cómo fueron tejiéndose los vínculos sociales a partir de su aparición en el esquema plenomedieval. En las últimas décadas, sin embargo, se han escrito textos como los de Jacques Verger: L’essor des universités au XIIIe siècle, 1997; Culture, enseignement et société en Occident aux XIIe et XIIIe siècles, 1999 y Les universités au Moyen Âge, 2013; 10 y de Olga Weijers, A Scholar’s Paradise. Teaching and Debating in Medieval Paris, 2015 11 ; así como su obra conjunta, Studia Artisarum. Études sur la Faculté des arts dans les Universités médiévales, 2013; 12 especializados en los sistemas de pensamiento y en la concepción de la universidad como un eje de análisis de la cultura letrada e iletrada de la época, así como de los debates filosóficos e intelectuales producto de la misma. 2. Justificación La ciudad de París ha sido un tema frecuente para la pluma de escritores, historiadores, políticos y demás científicos sociales a lo largo de la historia. Si bien existen perspectivas distintas sobre la ciudad, se le ha concebido generalmente como el eje de la unidad e 9 Este concepto, fuente de distintos debates, fue propuesto por Jacques Le Goff en 1957, quien lo definió de la siguiente manera: “Entre tantas palabras (sabios, doctos, clérigos, pensadores ˗la terminología del mundo del pensamiento siempre fue vaga˗), este término designa un tipo de contornos bien definidos: el de los maestros de las escuelas. Este tipo se anuncia en la Alta Edad Media, se desarrolla en las escuelas urbanas del siglo XII y florece a partir del siglo XIII en las universidades. El término designa a quienes tienen por oficio pensar y enseñar su pensamiento. Esta alianza de la reflexión personal y de su difusión en una enseñanza caracterizará al intelectual.” Vid. Jacques Le Goff, op. cit., p. 23. 10 Vid. Jacques Verger, L’essor des universités au XIIIe siècle, París, Les Éditions du Cerf, 1997, 150 p.; Culture, enseignement et societé en Occident aux XIIe et XIIIe siècles, Rennes, Presses Universitaires de Rennes, 1999, 198 p.; Les universités au Moyen Âge, París, Presses Universitaires Françaises, 2013, 228 p. 11 Olga Weijers, A Scholar’s Paradise.Teaching and Debating in Medieval Paris, Turnhout, Brepols, 2015, 258 p. 12 Vid. Jacques Verger y Olga Weijers, (eds.), Studia Artisarum Études sur la Faculté des arts dans les Universités médiévales. 38 Lés débuts de l’enseignement universitaire à Paris (1200-1245 environ), Turnhout, Bélgica, Brepols, 2013, 440 p. 11 identidad francesa, como la ciudad modelo y vanguardista que representa la culminación de los valores y desarrollo occidental, o bien como una ciudad que preconiza y personifica los hechos históricos que moldean al presente, comenzando por señalar el inicio de la Edad Contemporánea a partir de un proceso allí gestado, la Revolución francesa y la toma de la Bastilla. Una investigación como la que aquí se plantea propone historizar y replantear las bases sobre las que se ha asentado este discurso de una ciudad tripartita e ideal, ˗a través del análisis de una de estas partes˗; cuáles son los elementos que permiten la legitimación de un espacio y cómo éstos constituyen las nociones de realidad y mundo que hoy vivimos. Es decir, busca imbricar y confrontar el sentido presente de las ciudades con los diferentes mecanismos y sujetos históricos que han buscado legitimar y construir el pasado de las mismas. Igualmente, el inicio de este proceso de tripartición se imbricó con el afianzamiento del papel de París como sede de la monarquía capeta, dentro del cual es necesario estudiar cómo cambiaron y se configuraron las relaciones entre la multiplicidad de sujetos que vivían y convivían en ella. Asimismo, es necesario repensar qué implica que una ciudad sea concebida retrospectivamente como una capital, con base en qué elementos históricos se construye y legitima, y cómo se relaciona con el centralismo que hoy existe y se critica tanto en Francia como en México. Finalmente, enfocar este estudio por medio del análisis de redes de poder urbanas busca profundizar en el aspecto dinámico y dialéctico del desarrollo urbano; grupos con intereses contradictorios y encontrados que por distintos medios y discursos de legitimación, ya sean intelectuales, políticos, religiosos u otros, construyeron y dieron sentido a su espacio y a su realidad social como lo hacemos hoy en día nosotros. 12 3. Objetivo general y objetivos particulares Tras considerar todas estas aristas, se han definido los siguientes objetivos: Objetivo general: analizar y explicar la manera en que se construyeron y confrontaron las distintas redes corporativas de poder urbanas en la configuración de espacios universitarios en París entre los años 1200-1277. Objetivos particulares: ˗Examinar los puntos nodales de las redes de poder urbanas: objetivos, actores, medios de legitimación, puntos de similitud y de ruptura con otros grupos de la ciudad e interrelaciones. ˗Analizar los ejes identitarios de las corporaciones universitarias: bajo qué presupuestos y medios se enuncian, cómo construyen y cómo dan sentido a los espacios universitarios en París ˗Estudiar la estructuración de otras corporaciones urbanas, especialmente la burguesía y los oficios, así como su interrelación entre ellas. ˗Estructurar e interrelacionar el sentido de espacialidad de las distintas corporaciones para proponer una articulación con base en su papel político. 4. Hipótesis La hipótesis inicial de esta investigación se planteó por medio de niveles de interrelación y de tensión entre las corporaciones universitarias con otros grupos urbanos en la construcción de sus espacios. El primer nivel de estructuración fue interno, ya que existieron inmuebles diferenciados como las aulas, facultades, hoteles y studium en los que se desarrolló el quehacer de los universitarios, organizados en colegios, naciones, grados y 13 con posturas heterogéneas en torno a la adhesión a un sistema de pensamiento particular, y con referentes y autoritas distintas, explicitados en los conflictos entre el aristotelismo, platonismo, averroísmo y en la utilización de autores paganos como medio de aprehensión de la palabra divina. En un segundo nivel, las estructuras universitarias fueron complejizándose por la presencia de grupos como las órdenes mendicantes, del patrocinio y protección de personajes como el papa y el monarca en turno, al punto de regirse por una jurisdicción eclesiástica dentro de parroquias determinadas, y distinta a la justicia local encabezada por el preboste de París. Igualmente, se planteó que uno de los elementos centrales de similitud y tensión entre los universitarios y otros grupos como los mercaderes, burgueses, y otras partes del cuerpo eclesiástico fue el papel de lo escrito con distintas funciones sociales, su aprehensión, el papel de la lectura y de las maestrías dentro de las corporaciones urbanas. En el caso universitario, lo que los distingue es la noción del saber como rector de la sociedad con base en la correcta interpretación de la palabra divina. Este horizonte de expectativas se delineó por su papel social dentro y fuera de la universidad, cómo se iba a participar en la vida política, eclesiástica o cortesana después de ésta y cuál era la importancia social que implicaba ser universitario. Se consideró que es por medio de espacios y análisis de grupos más pequeños que se pueden comprender las dinámicas de estos grupos que tomaron a la ciudad como eje nodal, pero con distintas perspectivas, ya sea la de comerciantes que se concebían como el sostén de la ciudad, las disputas entre las distintas facciones eclesiásticas por el control y jurisdicción preponderante, así como la importancia de la corte y del propio monarca en 14 una sede monárquica relativamente reciente, todos los cuales van construyendo un sentido de legitimidad en torno a París. Por último, es necesario señalar la categoría que dio pie a esta investigación, París tripartita: esta tripartición se entendió en términos físicos y sociales; es decir, que durante el marco temporal planteado se crearon tres partes diferenciadas de la ciudad: la Cité, la ville y l’université, ˗respectivamente las islas del Sena, la ribera derecha y la ribera izquierda˗. Estas tres partes no sólo poseían delimitaciones físicas entre sí, sino que constituían una ciudad ideal por las implicaciones del número tres y porque cada una de estas partes era habitada por grupos sociales distintos: el obispado y la corte real se encontraban en la Cité, los mercaderes en la ville y los universitarios en l’université. Es allí donde la tripartición se volvió social, ya que esta ordenación física correspondía con una ordenación social de gran importancia, debido a que en esta ciudad y en este periodo se encontraban la sede monárquica, la sede obispal y se desarrollaron las corporaciones de oficios, la burguesía y la universitas. 5. Metodología Esta investigación tiene como base metodológica aprehender al espacio por medio de los vínculos políticos, de la sociabilidad y de la creación de elementos que las corporaciones urbanas estructuraron para identificarse y diferenciarse de otros grupos. Por ello, lo que se busca analizar en fuentes como tratados, estatutos, disertaciones y libros de oficios, son los conceptos identitarios clave para las corporaciones, así como las nociones con las que se enuncian a sí mismos, sus medios de legitimación para ejercer o priorizar su quehacer frente a otros grupos, los lugares delimitados que ocupan, los que rechazan y cómo se asumen dentro de este universo corporativo y urbano. 15 Otra propuesta metodológica ha sido desglosar, grosso modo, las características de los grupos que constituyeron al universo corporativo de París, así como las categorías principales con las que se les ha analizado. Para los grupos referentes al segundo capítulo se ha propuesto el siguiente esquema: 13 ˗Patriciado 14 : son los grupos familiares más cerrados que conformanlos estratos más poderosos de la burguesía: aún sin contar con una confirmación jurídica de su status, influyen indudablemente en la toma de decisiones políticas de primer orden en las ciudades. Aunque ha sido ampliamente utilizada para familias de la Península Itálica, cabe preguntarse si esta categoría podría haber existido en París, especialmente en lo que respecta a su influencia política. ˗Burguesía plenomedieval: en términos jurídicos se les ha designado así a las asociaciones que han obtenido una carta de comuna por parte de alguna autoridad nobiliaria o eclesiástica, que les permitió regir de una manera más autónoma un gobierno citadino. 15 En términos etimológicos, designa al habitante de un burgo 16 ; y finalmente, en términos de sociabilidad, se les considera burgueses a los grupos más acaudalados, definidos y 13 Es pertinente recalcar que esta diferenciación eRs general e introductoria. Busca, en primer lugar, esquematizar los distintos grupos presentes en las actividades comerciales y productivas de la ciudad; en segundo lugar, presentar la complejidad del estudio del universo corporativo parisino; y, finalmente, proponer elementos que inviten a la reflexión sobre las categorías de análisis y su utilidad para denominar a los grupos sociales, como el caso del patriciado. 14 La figura del patriciado ha sido asociada como un grupo representativo de la continuidad entre la Antigüedad y la Edad Media, al compararlo tanto al orden patricio romano como a su desempeño en el renacimiento urbano de los siglos XI y XII, donde las ciudades antiguas sobrepasaron un periodo de aletargamiento. Vid. Patrick Boucheron et al., La ville médiévale. Histoire de l’Europe urbaine 2, Lonrai, Éditions du Seuil, 2011, p. 323. 15 Vid. ibid., p. 291-333. 16 Se entiende por burgo un núcleo habitacional con base en una fortificación, puede ser clerical o nobiliario. Burgo: n.m. V. 1360; burc, 1080; de un cruce del lat. burgus “fortificaciñn”, a bajo latín. “Habitaciones fortificadas” y del germánico burg “ciudad fortificada” de donde surge el lat. medieval burgus “pequeða ciudad”1. Pueblo grande donde se llevan a cabo ordinariamente los mercados. 2. En las regiones de habitación dispersa, parte del municipio donde se encuentran reagrupado el comercio, edificios públicos y un gran número de habitaciones particulares. 3. Hist. Circunscripción electoral en Gran Bretaña. Vid. Alain Rey (dir.), Le Grand Robert de la Langue Française. Tomo 1 A-CHAR., París, Dictionnaires Le Robert, 2001, p. 1608. 16 asociados de los sectores productivos y comerciales presentes en las ciudades. En París, si bien no existen asociaciones que hayan obtenido una carta de comuna, 17 se ha considerado que sí existió una burguesía por su reconocimiento e influencia social. 18 ˗Mercaderes: son las asociaciones de hombres que dirigen y manejan el proceso del comercio en las ciudades: pueden encargarse tanto del proceso de distribución como de la venta, dependiendo si eran itinerantes o sedentarios, del tipo de producto que comerciaban y su escala de venta. Hay que explicitar que mercader no es sinónimo de burgués. 19 ˗Corporaciones urbanas: se le considera así a todo el conjunto social asociado e involucrado en las actividades productivas 20 que se encuentra reglamentados o en proceso de reglamentación; 21 dichas actividades comprenden los oficios, artesanado, comerciantes e incluso las actividades universitarias. Este apartado podría parecer incongruente al repetir a los mercaderes; sin embargo, se busca distinguir entre corporaciones urbanas, cuyo término engloba a todo el conjunto social, y burguesía, la cual se refiere a sus altas jerarquías. ˗Artesanado: éste es comprendido como los trabajadores de menor rango en los procesos de producción de bienes materiales. Hasta ahora existe la problemática sobre si las 17 Lo cual no excluye que haya una fijación del concepto en la documentación, como en el testamento de Felipe Augusto donde menciona el término burgenses nostris en 1190 que se analizará en el segundo capítulo. 18 Este cuestionamiento sobre la existencia y con base en qué elementos se concibe a la burguesía parisina forma una parte medular de la obra de Jean Favier. Vid. Jean Favier, Les bourgeois de Paris au Moyen Âge, Lonrai, Tallandier, 2015, p. 11. En ciertos autores se da por sentado su existencia: vid. Lorentz y Sandron, op. cit, p. 184-221; y Jacques Wilhelm, Paris au cours des siècles, París, Hachette, 1961, p. 30. 19 Ejemplo de ello son los carniceros de Saint-Jacques, quienes eran burgueses y no eran comerciantes; o bien los comerciantes no asociados que vendían principalmente en las calles que no poseían ni la jerarquía ni las prerrogativas de la burguesía. 20 La noción más general de corporación es una asociación de ayuda mutua con base en una actividad específica, a cuyos miembros y acciones busca regular. 21 Vid. Christine Jéhanno “Le travail au Moyen Âge, à Paris et ailleurs : retour sur l‟histoire d‟un modèle”, en Christine Jéhanno y Boris Bove, (coords.), Travailler à Paris (XIIIe-XVIe siècle), Saint-Denis, Presses Universitaires de Vincennes, 2015, p. 5-17. 17 corporaciones urbanas incluían o excluían al artesanado dentro de su esquema de protección y reglamentación del trabajo. 22 Por otra parte, es necesario mencionar el tipo de traducciones presentadas en esta investigación, que fueron realizadas del francés, 23 latín 24 e inglés 25 con base en las propuestas de Umberto Eco, quien planteó que todo texto se compone de dos tipos cognitivos: el “contenido nuclear”, que son las nociones mínimas para reconocer y entender un objeto o concepto dado, y el “contenido molar”, que es el conocimiento ampliado con nociones no indispensables para el reconocimiento perceptivo. Partiendo de esta base, se considera que la prioridad del traductor es preponderar el contenido básico de la palabra, ˗el contenido nuclear˗, sobre una traducción literal; tomar en cuenta y elegir las palabras que mejor se adapten al contexto del receptor y la finalidad de la traducción, para crear un consenso que lleve a la intercomunicación en una comunidad lingüística. 26 Asimismo, remarcar que las traducciones hechas del francés medio se actualizaron por medio de una traducción por sentido al francés contemporáneo, y que todas ellas son propias, a menos que se refiera lo contrario. 22 Sobre esta problemática se puede citar la postura de Jacques Le Goff, quien enunció: “allí donde se instaura un régimen corporativo no solamente no estorba a los grandes mercaderes, sino que representa de tal manera para ellos uno de los medios de su dominación sobre el mundo del artesanado, que éste acaba por no gozar siquiera de una „coexistencia‟ en la que no obstante había ocupado un modesto lugar”. Vid. Jacques Le Goff, Mercaderes y banqueros de la Edad Media, 2ª ed., trad de. Damià Bas, Madrid, Alianza, p. 68. 23 Para la traducción de francés medio se utilizó el diccionario de A.J. Greimas, Dictionnaire de l’ancien français jusqu’au milieu du XIV e siècle, París, Larousse, 1968, 676 p.; y para el francés contemporáneo a Marie-Hélène Drivaud (dir.), Le Robert Poche, París, Dictionnaires Le Robert, 2015, 1074 p. 24 Para la traducción de latín se recurrió a Julio Pimentel Álvarez (comp.), Diccionario latín-español, español- latín, 6ª ed., México, Porrúa, 2004, 998 p.; y al manual de Hans H. Orberg, Lingva Latina per se illvstrata. Pars I Familia Romana, 8ª ed., Grenaa, Domvs Latina, 2003, 328 p. 25 Para este idioma se recurrió a Elizabeth Walter (ed.), Cambridge Advanced Learner’s Dictionary, 3ª ed., Edimburgo, Cambridge University Press, 1802 p. 26 Vid. UmbertoEco “Significado, interpretaciñn, negociaciñn”, en Decir casi lo mismo. Experiencias de traducción, trad. de Helena Lozano Miralles, México, Lumen, 2008, p. 105-119. 18 6. Marco teórico Esta investigación se fundamenta en los conceptos y categorías de “espacio”, “ciudad”, “redes de poder” y “redes corporativas”, las cuales se interrelacionan con los postulados teóricos seguidos del giro espacial 27 y de acercamiento político para el análisis de las redes corporativas. Entre ellos, los postulados que más se utilizan son el de “modelos de comunidad” de Herbert Gans, a partir del cual se confronta el uso del espacio con los modelos sociológicos urbanos; 28 el de “políticas de escala” que analiza la jerarquizaciñn espacial de las prácticas sociales y sus significados simbólicos; 29 el de “espacializaciñn” que sirve como puente para las dinámicas entre la práctica y la construcción intelectual del espacio; 30 y finalmente el de “cuerpo social” de Paul Zumthor, el cual fue el fundamento de la articulación y jerarquización social entre los siglos X y XV. 31 En este orden de ideas, el concepto de “espacio”, se comprende no como una coordenada o un punto en un mapa, sino como una construcción social que da sentido de realidad y perspectiva sociales. Así pues, el espacio es una plataforma social que se constituye de prácticas espaciales, simbolizaciones y jerarquización del mismo. Por otra parte, se propone que se entienda a París como un horizonte espacial; es decir, no como un lugar que se limita al interior de sus muros, sino como un sistema en el que se engarzan actividades intramuros y extramuros, con redes que van más allá de la 27 El giro espacial o spatial turn, es una corriente interdisciplinaria surgida a mediados de la década de los ochenta del siglo pasado, en la cual primordialmente sociólogos, geógrafos y urbanistas buscan posicionar al espacio como eje de análisis de las relaciones sociales. Para una lectura sintética sobre sus postulados y referentes, vid. Tim Richardson y Ole B. Jensen, “Linking Discourse and Space: Towards a Cultural Sociology of Space in Analysing Spatial Policy Discourses”, en Urban Studies, vol. 40, No. 1, 2003, p.7-22. 28 Vid. Herbert J. Gans “The sociology of Space: A Use-Centered View” en City & Community, American Sociological Association, 1-4, diciembre 2002, p. 329-339. 29 Vid. Richardson y Jensen, op. cit., p. 14. 30 Vid. Monique Bourin y Elisabeth Zadora-Rio, “L‟espace” en Jean-Claude Schmitt y Otto Gerhard Oexle (dirs.), Les tendances actuelles de l’histoire du Moyen-Âge en France et en Allemagne. Actes des colloques de Sèvres (1997) et Göttingen (1998), París, Publications de la Sorbonne, 2003, p. 493-536. 31 Vid. Paul Zumthor, La medida del mundo. Representación del espacio en la Edad Media, Madrid, Cátedra, 1994, p. 36. 19 ciudad, pero que preponderan a París. 32 Por ejemplo, las rutas de vino que atravesaban distintas regiones y que pasaban por el Sena; las naciones universitarias, los hoteles y residencias a donde llegaban prelados, estudiantes y sectores nobiliarios a la sede monárquica; y finalmente porque se encontraban a su alrededor espacios como la abadía de Saint-Victor, el Temple y Saint-Germain-des-Près que, aunque no estuvieran dentro de sus muros, no carecían de importancia. Igualmente, la ciudad fue el lugar donde se desarrollaron e interrelacionaron redes corporativas, ya sean universitarias, de oficios o de la burguesía, que se contraponen y se relacionan dinámicamente. Es por ello que se propone que el espacio sea aprehendido por medio de vínculos políticos, sociabilidad y creación de elementos que estructuren y diferencien a los distintos grupos, los cuales conformaron a la larga un proceso identitario de los grupos en relación con la ciudad, es decir uno por el cual tanto el individuo, como un grupo social, se sitúan a sí mismos y se conciben en torno a su quehacer y posición social. 33 7. Estructura de la investigación Por último, resta señalar brevemente la arquitectónica de esta tesis, la cual se divide en tres capítulos: en el primero “París como horizonte espacial: desarrollo y organizaciñn urbana en el siglo XIII”, se analizaron las problemáticas en torno al estudio del espacio desde una perspectiva histórica, así como la nueva estructuración de la ciudad a raíz de la construcciñn de las murallas por parte de Felipe Augusto. El segundo capítulo “Universo corporativo parisino” profundiza en los sectores sociales antes referidos, en la 32 Este elemento tiene puntos en común con la obra de Emilio Mitre, quien concibe que la ciudad posee elementos prácticos y simbólicos en su conformación. Vid. Mitre, Emilio, Ciudades medievales europeas. Entre lo real y lo ideal, Madrid, Cátedra, 2013, 268 p. 33 Vid. Sergio Tamayo y Kathrin Wildner (coords.), Identidades urbanas, México, UAM, 2005, 384 p. 20 conformación de espacios de la burguesía y de los mercaderes en París, así como en los debates en torno a su trabajo. El tercer capítulo “La construcciñn de la Universitas parisiensis”, ˗el más extenso de todos˗, tiene como objetivo explicar la manera en que esta corporación se fue articulando por distintos medios; en un sentido interno, frente a otros sectores eclesiásticos, con la creación de espacios universitarios, y finalmente con el objetivo de conformar paulatinamente una ortodoxia en los estudios. 21 CAPÍTULO I. PARÍS COMO HORIZONTE ESPACIAL: DESARROLLO Y ORGANIZACIÓN URBANA EN EL SIGLO XIII Cualquier objeto de estudio de una ciencia humana puede ser tomado por su aspecto espacial. Todo es espacio, desde el espacio doméstico al espacio del reino, del monasterio al mar Mediterráneo. Toda actividad humana es organización o al menos gestión del espacio. Monique Bourin y Elisabeth Zadora-Rio, “L‟espace”, (2003) Este primer capítulo tiene como objetivo analizar los problemas de estudio del espacio desde una perspectiva histñrica; para ello se ha dividido en tres apartados: “problemáticas espaciales y urbanas en el siglo XIII”, en el cual se hace un balance sobre la manera en que la sociología, la historia y los estudios medievales han abordado el espacio, para conformar una propuesta con base en los vínculos políticos; el segundo apartado “desarrollo urbano intramuros y extramuros”, conjunta los procesos de estructuración urbana llevados a cabo a partir de la construcción de la muralla a cargo de Felipe Augusto; y finalmente, en las consideraciones al capítulo se han planteado categorías de análisis para una ciudad que fue a la vez sede episcopal, sede monárquica de los capetos y centro de la universitas, con base en un horizonte espacial. 1.1 Problemáticas espaciales y urbanas en el siglo XIII El espacio parece ser un concepto que engloba todo y nada a la vez, en el cual vivimos y nos encontramos a todas horas, como si fuéramos una pequeña pieza en este gran tablero; ha sido también una categoría de análisis importante para distintas ciencias sociales. Sin embargo, ¿Cómo puede ser analizado desde una perspectiva histórica? 22 El espacio puede considerarse como un eje interdisciplinar, ya que ha sido objeto de estudio y reflexión para distintas ciencias sociales; 34 sin embargo, el tipo de espacio que aquí se ha analizado es el estudiado por la sociología y la historia en el siglo XX, sobre todo en el ámbito francés. Desde la sociología, existieron dos escuelas que comenzaron a tratarlo como objeto de estudio: la Escuela de Chicago en la primera mitad de siglo; 35 y la escuela sociológica francesa comenzada desde la década de 1960 a partir de las obras de Henri Lefebvre. 36 Ambas antecedieron al “giro espacial”, tendenciade finales del siglo XX en la que el espacio se retomó como eje de análisis en las ciencias sociales para entender su funcionamiento; muchos de estos estudios versaron en torno a su naturaleza, sus implicaciones en la vida social y sus representaciones. 37 Ya en el siglo XXI, existen posturas encontradas en torno a la sociología espacial, de las cuales se han retomado dos: por una parte, las propuestas de Herbert Gans, quien concibe que existen dos tipos de espacio: el natural, ˗que es presocial˗, y el espacio social 34 Algunas ciencias sociales que han considerado al espacio como tema de reflexión han sido la historia, la geografía, la sociología, el urbanismo, la ciencia política, la economía, la lingüística y la antropología. Esto no quiere decir que otras disciplinas no lo utilicen en lo absoluto o lo ignoren, sino que no ha sido un eje de análisis; al mismo tiempo, se ha dejado de lado al espacio estudiado por otras ciencias como la física, geología, etc. debido a la amplitud de su estudio. Vid. “I. El espacio en las ciencias sociales”, en Franck Auriac y Roger Brunet, (coords.), Espaces, jeux et enjeux, París, Fondation Diderot- Fayard, 1986, p. 13-94. 35 El término de la Escuela de Chicago es utilizado para conjuntar los trabajos sociológicos llevados a cabo en el ámbito universitario de esta ciudad entre 1915 y 1940. Sus exponentes más destacados fueron Robert Park, Ernest Burgess y Roderick D. Mckenzie, quienes escribieron una obra conjunta en la que plasmaron sus propuestas metodológicas. Vid. Robert Park et al., The city. Suggestions for Investigation of Human Behavior in the Urban Environment, Chicago, University of Chicago Press, 1925, 240 p. Para profundizar en las repercusiones de la Escuela de Chicago en las ciencias sociales vid. José Luis Lezama, “La Escuela Ecologista Clásica de Chicago”, en Teoría social, espacio y ciudad, 2ª ed., México, El Colegio de México- Centro de Estudios Demográficos y de Desarrollo Urbano, 2005, p. 183-232. 36 Vid. Henri Lefebvre, La producción del espacio, trad. e introd. de Emilio Martínez Gutiérrez, Madrid, Capitán Swing, 2013, 452 p.; Espacio y política: el derecho a la ciudad, trad. de Janine Muls de Liaras y Jaime Liaras García, Barcelona, Península, 1976, 156 p.; y La pensée marxiste et la ville, 2ª ed., París, Casterman, 1972, 170 p.Esta escuela se ha considerado también como una combinación neo-marxista de análisis espacial y economía política. Vid. Gans, op. cit., p. 336. 37 El término de “giro espacial” es un poco ambiguo, ya que en él se engloban una serie de estudios de distintas ciencias sociales cuyo punto en común es el espacio; asimismo, no formó una escuela y se relaciona con la permeabilidad entre las distintas ciencias sociales de las últimas décadas del siglo XX. Vid. Charles W. J. Withers “Place and the „Spatial Turn‟ in Geography and in History” en Journal of the History of Ideas, 70- 4, octubre 2009, p. 637-658. 23 que se crea cuando aquel comienza a ser utilizado, se le añaden límites y significados. 38 Su propuesta se basa en analizarlo por medio de sus usos 39 y efectos, de esta forma los sociólogos espaciales deben estudiar cómo la sociedad –individuos y colectividades˗ realiza estas transformaciones, qué procesos y fuerzas sociales se encuentran implicadas, y cómo ambos espacios afectan a su vez a esta sociedad y a los elementos anteriores. Si bien el autor propone diez categorías de análisis 40 para aproximarse a la utilización de los espacios estadounidenses contemporáneos, vale la pena retomar la octava categoría, “modelos de comunidad”, ya que proyecta al análisis de la utilizaciñn del espacio como medio de confrontación de tipos ideales y modelos espaciales: Una aproximación centrada en el uso será útil en el entendimiento de lo que realmente sucede dentro de las ciudades y de lo que las distingue de los suburbios y otros tipos de comunidades, enriqueciendo y trascendiendo los tipos ideales y modelos usados para entender a los establecimientos desde las formas estandarizadas. […] Mirar directamente lo que los usuarios del espacio hacen con él debe mejorar el entendimiento sobre cómo funcionan realmente las comunidades. […] Una aproximaciñn centrada en el uso también arrojará una luz relativamente distinta a los modelos sociológicos de la forma urbana. Éstos miran a las ciudades desde posiciones hipotéticas y exteriores, similares a las vistas desde el aire; pero los usuarios de las ciudades no ven los modelos concéntricos o policéntricos, y además, regularmente ignoran los límites que los investigadores ven y dibujan. 41 38 De hecho, advierte que, debido al auge de los estudios espaciales a inicios del siglo, los sociólogos espaciales deben protegerse contra “el peligro de reconceptualizar lo obvio: hacer estudios para probar que toda la vida social existe en el espacio. Segundo, deben resistir a la tentación de divinizar al espacio, un peligro para cualquier campo nuevo que busque llamar la atención hacia sí mismo y hacia los conceptos que quiere introducir.” Gans, op. cit., p. 329. 39 El uso del espacio tiene una definición muy amplia, ya que el autor lo entiende no sólo como la forma en que los individuos y grupos viven y trabajan en el espacio, sino lo que hacen con él y a él. Ibid., p. 330. 40 Las cuales son el uso de la tierra, valores del suelo, localización, densidad, proximidad, espacio público, efectos vecinales, modelos de comunidad, política económica y el poder del espacio. Ibid., p. 327 -338. 41 “A use-centered approach to space will be useful in the understanding of what actually happens in and distinguishes cities from suburbs and other community types, enriching and transcending the ideal types and models used to understand for the standard forms of settlements. […] Looking directly at what spacers users do with space should enhance the understanding of how communities actually function. […] A user-centered approach will also shed a somewhat different light on sociology‟s models of urban form. These models look at cities from a hypothetical and outside standpoints, similar to views from the air, but the users of cities do 24 Este elemento es importante en la investigación, ya que, como se mencionó en la introducción y se analizará en el siguiente subapartado, existen modelos de París como una ciudad con partes delimitadas, centralizada e ideal, los cuales se confrontarán con las formas en que las corporaciones urbanas se diferenciaron. Por otra parte, vertientes de la sociología cultural del espacio como la de Tim Richardson y Ole B. Jensen, 42 fundamentalmente europea, proponen tres dimensiones de análisis para entender los vínculos dialécticos entre las prácticas socio-espaciales contemporáneas y su significado simbólico: 43 la primera, “prácticas espaciales”, reafirma la espacialidad de todos los vínculos sociales, que se entrelazan con otras prácticas sociales y se relacionan entre ellas para constituirse y diferenciarse. 44 La segunda dimensión, “significados simbñlicos”, remarca cñmo la importancia otorgada a estos espacios se encuentra unido a la socio-espacialidad, constituye una base para entender la identidad y acción social, 45 y permite identificarlo a distintas escalas que van desde el vecindario hasta not see concentric or polycentric models and, besides, they often ignore the boundaries that researches see and draw.” Ibid., p. 334-335. 42 Vid. Richardson y Jensen, op. cit., p. 6-22. Este artículo, si bien tiene como objetivo proponer una base de análisis para los discursos de planeacióny de políticas urbanas creados entre 1980 y 2000 con motivo de las articulaciones espaciales de la Unión Europea y sus antecedentes, se ha utilizado porque propuso un balance y una agrupación de las variables que ha manejado la sociología cultural del espacio de manera sintética. 43 Es interesante que esta corriente es concebida como una sociología urbana neomarxista independiente de la sociología espacial estadounidense contemporánea. Vid. Gans, op. cit., p. 336. 44 Los autores que se han dedicado a esta cuestión son David Harvey, Justice, Nature and the Geography od Difference, Oxford, Blackwell, 1996, 480 p.; Henri Lefebvre, op. cit.,; Manuel Castells, The information Age: Economy, Society and Culture, Vol. I: The Rise of the Network Society, Oxford, Blackwell, 1996, 598 p.; Maarten Hajer “Transnational networks as trasnational policy discourse: some observations on the politics of spatial development in Europe” en W. Salet y A. Faludi (eds.), The Revival of Strategic Spatial Planning, Amsterdam, The Royal Netherlands Academy of Arts and Sciences, 2000, p. 135-142.; y John Urry, Sociology beyond Societies: Mobilities for the Twenty-first Century, Londres, Routledge, 2000, 256 p. 45 Esta identidad social va construyendo su significado con base en las atribuciones culturales preconcebidas, aunque “sñlo se vuelven identidades en tanto que los agentes sociales las internalizan en un proceso de individuaciñn” Ibid., p. 13. Es necesario matizar este postulado debido al problema de hablar de individuos en la Plena Edad Media, así como del problema de cómo se puede corroborar esta dicha internalización con fuentes del periodo. 25 lo global. 46 La tercera dimensiñn, “políticas de escala”, es la forma en que las dimensiones previas se jerarquizan espacialmente; conllevan elementos políticos y son dinámicas de acuerdo al grupo que las produce, a quienes sirven para “navegar en la realidad.” 47 Según Smith la “escala es el criterio de diferencia no tanto entre lugares como entre distintos tipos de lugares”. 48 Si bien estas tres dimensiones se encuentran imbricadas, 49 se ha retomado la tercera dimensión como base para la investigación, al plantear que los espacios se encuentran jerarquizados a partir del uso y de la importancia que cada grupo enuncie, ˗es decir, que no todos los espacios son importantes para todos los grupos, ni por las mismas razones˗, el cual comparte vínculos con la materialidad y el uso que se haga de éstos en distintas escalas, las cuales pueden ser cotidianas, extraordinarias o incluso rituales, como las entradas reales que se analizarán al final de este capítulo. Ya en el campo de la historia del siglo XX, sobre todo de la historiografía francesa, el espacio se ha vuelto de un campo de observación, a ser la suma de relaciones sociales o el producto de representaciones mentales cambiantes, según el balance hecho por Patrice 46 Algunos autores que han escrito sobre estos aspectos han sido R. Shields, Places on the Margin: Alternative Geographies of Modernity, Londres, Routledge, 1991, 352 p.; M. Gottdeiner, Postmodern Semiotics: Material Culture and the Forms of Postmodern Life, Oxford, Blackwell, 1995, 240 p.; y Manuel Castells, The Information Age: Economy, Society and Culture, vol. II: The Power of Identity, Oxford, Blackwell, 1997, 584 p. 47 Ibid., p. 13. Algunas obras que refirieron a esto fueron M. Low “Re-presentation unbound: globalization and democracy” en K. R. Cox, (ed.,), Spaces of Globalization: Reasserting the Power of the Local, Nueva York, The Guilford Press, 1997, p. 240-280 p.; N. Smith “Homeless/global: scaling places” en J. Bird et al., (eds.), Mapping the Futures: Local Cultures, Global Change, Londres, Routledge, 1993, p. 87-119; y A. Giddens, The Constitution of Society: Outline of the Theory of Structuration, Cambridge, Polity Press, 1984, 418 p. 48 “Scale is the criterion of difference not so much between places as between different kinds of places” Smith, 1993, p. 99 apud., Richardson, op. cit., p. 14. 49 “Además, la relaciñn socio-espacial dota de significado a los agentes sociales por medio de múltiples re- presentaciones [sic.], símbolos y discursos. Así, la relación socio-espacial expresa por un lado posibilidades y limitaciones a las acciones sociales dentro del ambiente construido. Por el otro lado, el significado y la valoración de esta relación se negocia y renegocia constantemente en la bases del imaginario social y de los valores culturales. Esta tensión dialéctica expresa igualmente políticas de escala, en el sentido en que las prácticas socio-espaciales y sus significados producen y reproducen espacialidades en escalas que van desde el cuerpo hasta lo global, como en el caso de las nuevas formas de movilidad socio-espacial.” Ibid., p. 15. 26 Bourdelais y Bernard Lepetit en la penúltima década del siglo pasado. Éste fue abordado por tres grandes vertientes en décadas cercanas: 50 el espacio para la historia regional de 1950 y 1970, el espacio como medio de vida de 1960 y 1970, y finalmente el espacio como variante explicativa en 1980. El espacio para los dos primeros tipos de historia era más bien un campo de observación, importante en tanto delimitación para el terreno de estudio: por una parte la historia regional lo consideraba como una trama de fondo o el escenario en el que se desenvolvía la historia de la región que buscaba estudiar globalmente, sin adentrarse en debates teóricos o explicativos sobre éste. 51 El espacio como medio de vida constituía una variable externa para las condiciones humanas, como lo señalan Bourdelais y Lepetit: “de nuevo los espacios se encuentran en juego; pero constituyen siempre una variable exógena, un potencial de recursos ofrecidos al ingenio de las sociedades humanas.” 52 , el cual, si bien era importante para el desarrollo humano, no tenía como objetivo explicar la relación entre el hombre y el ambiente. 53 A partir de 1980, se comenzaron a producir textos que concebían al espacio como una variante explicativa, en los que fue un sujeto de reflexiñn y, ˗a diferencia de las otras 50 Las que tuvieron como antecedentes los postulados de la geografía de Vidal de la Blanche, los sociológicos de François Simiand, y los trabajos de la Escuela de Annales; fundamentalmente los de Lucian Febvre –quien tenía una clara influencia de Durkheim y Vidal de la Blanche-: Lucien Febvre, Philippe II et la Franche- Comté. Étude d’histoire politique, religieuse et sociale, París, H. Champion, 1912, 807 p. ; y los de Fernand Braudel, con el célebre La Méditerranée et le Monde méditerranéen à l’époque de Philippe II.3 vols., París, A. Colin, 1949 ; aunque otra obra posterior de Braudel que tiene como eje al espacio es Fernand Braudel, L’identité de la France.I: Espace et Histoire, Arthaud, Flammarion, 1986, 368 p. Vid. “Le moment de l‟histoire-science sociale (des années 1920 aux années 1940” en Christian Delacroix et al., Les courants historiques en France.XIX e -XX e siècles, París, Armand Colin, 1999, p. 105-149. 51 Vid. Georges Duby, La société aux XI e et XII e siècles dans la région mâconnaise, París, Bibliothèque générale de l‟École des Hautes Études, 1953, 688 p. y G. Dupeux, Aspects de l’histoire sociale et politique du Loir-et-Cher.1848-1914, París, FNSP, 1962, 632 p. 52 “À nouveau les espaces sont en jeu ; mais ils constituent toujours une variable exogène, un potentiel de ressources offert à l‟ingéniosité des sociétés humaines” en Auriac y Brunet, op. cit., p. 21. 53 Vid. P.Goubert, Beauvais et et le Beauvaisis de 1600 à 1730. Contribution à l’histoire sociale de la France au XVII e siècle, París, SEVPEN, 1960, 654 p.; y M. Garden, Lyon et les Lyonnais au XVIII e siècle, Lyon, PUL, 1970,774 p. 27 tendencias˗, de creaciñn humana, en palabras de los autores: “Así, el espacio ya no es solamente un cuadro, dado o construido. Ya no es solamente un espejo, una proyección del suelo de la sociedad que lo produce. Se encuentra en un retorno perpetuo y es creador de comportamientos, repetitivos o innovadores, que afectan su propio destino. No hay más espacio que el humano.” 54 Estas obras desarrollaron temáticas como el análisis de las representaciones pasadas del espacio, la imagen urbana, la geografía social retrospectiva o las prácticas del espacio. 55 De acuerdo a las conclusiones de los autores, al análisis del espacio desde una perspectiva histórica le es difícil escapar a los reduccionismos, ya sea como un escenario o como condición externa, debido a la fragmentación de las escalas temporales y espaciales, y al estudio de sólo una de éstas por parte de los investigadores. El historiador debe investigar los procesos de organizaciñn del espacio y comprender sus mecanismos, ˗con vista incluso a modificarlo en su presente˗, siempre desde una perspectiva global: “Por el contrario, se debe establecer el conjunto de las escalas en las cuales el espacio y el tiempo coinciden, en las que resuenan al unísono. Programa difícil, pero que dará a la Historia su plena especificidad dentro del análisis del espacio. 56 En lo referente a los estudios medievales, el balance hecho en los últimos años del siglo XX en torno a las tendencias de la historia de la Edad Media en Francia y Alemania, consideraba que su aproximación seguía siendo compleja, o incluso ambigua, tanto por su 54 “Alors, l‟espace n‟est plus seulement un cadre, donné ou construit. Il n‟est plus seulement miroir, projection au sol de la société qui le produit. Il est, comme en retour perpétuel, créateur de comportements, répétitifs ou innovateurs, qui affectent son propre destin. Il n‟y a plus d‟espace qu‟humain.” Ibid., p. 23. 55 Vid. A. Guillermé, Le Temps de l’eau. La Cité, l’Eau et les Techniques, París, Seyssel, 1983, 264 p. ; H. Neveux y B. Garnier “Valeur de la terre, production agricole et marché urbain au milieu du XVIII e siècle” en Problèmes agraires et société rurale. Cahiers des Annales de Normandie, 1979, 43-99 ; y J.L. Pinol, Espace social et espace politique. Lyon à l’époque du Front populaire, Lyon, PUL, 1980, 214 p. 56 “Il faut au contraire établir l‟ensemble des échelles auxquelles l‟espace et le temps coïncident, résonnent à l‟unisson. Programme difficile, mais qui donnerait à l‟histoire sa pleine spécificité dans l‟analyse de l‟espaceʺ. Ibid., p. 26. 28 definición, 57 como por los problemas interdisciplinarios y los límites entre la historia, la arqueología, la geografía y la antropología en su estudio. Estos límites se centraron en las diferencias de métodos, técnicas y cuestionamiento de fuentes entre los espacios del historiador y del arqueólogo 58 ; ya que, si bien el primero centra generalmente su labor en fuentes escritas, y el segundo recurre a elementos como excavaciones, existen puentes entre ellos y lo que las autoras nombran como “polifonía”, a pesar de trabajar con escalas espacio-temporales distintas, como señalan Bourin y Zadora- Rio: “aún si el historiador de textos y el arqueólogo trabajan a escalas diferentes, me parece que tanto uno como el otro poseen la misma unidad: sus estudios se moldean sobre las estructuras de la poblaciñn.” 59 Algunos conceptos surgidos de esta interdisciplina son el incastellamento de Pierre Toubert y el encellulement de Robert Fossier. 60 Otro tipo de espacio que ha sido trabajado recientemente por los medievalistas es uno más cercano a la sociología del espacio y a postulados antropolñgicos, ˗antes que 57 “El término espacio es demasiado confuso para que su estandarte recubra a estudios de naturaleza muy diferente” Monique Bourin y Elisabeth Zadora-Rio “L‟espace” en Jean-Claude Schmitt y Otto Gerhard Oexle (dirs.), Les tendances actuelles de l’histoire du Moyen-Âge en France et en Allemagne. Actes des colloques de Sèvres (1997) et Göttingen (1998), París, Publications de la Sorbonne, 2003, p. 497. 58 Sobre la actividad arqueológica, es interesante remarcar la similitud previa en la falta de crítica o reflexión sobre el espacio: “No obstante, sería errñneo deducir que el espacio ha constituido de entrada para el arqueólogo un objeto de estudio privilegiado; no lo ha sido, durante mucho tiempo, y permanece aún frecuentemente como un simple soporte, del mismo modo que el pergamino o el papel para el historiador de textos, y no un tema de reflexiñn.” Ibid., p. 501. 59 “Mais si l‟historien des textes et l‟archéologue travaillent à des échelles différentes, il me semble qu‟ils ont l‟un et l‟autre la même unité : leurs études se moulent sur les structures du peuplement.ʺ Ibid., p. 495. 60 El primero de los cuales refiere a la estructuración espacial con base en castillos, mientras que el segundo plantea que a partir del XI empezaron articularse células espaciales a pequeñas escalas, especialmente el señorío y la parroquia. Vid. Pierre Toubert, Les structures du Latium médiéval. Le Latium méridional et la Sabine du IX e siècle à la fin du XII e siècle, Roma, École française de Rome, 1973, 1500 p. y Robert Fossier, L’enfance de l’Europe IX-XIIe siècles. Aspects économiques et sociaux. I : L’homme et son espace. II : Structures et problèmes, París, PUF, 1982, 1125 p. 29 geográficos˗, como el estudio del espacio político 61 y de los espacios sociales 62 . Éstos poseen como uno de sus ejes principales el término “espacializaciñn”: Más que un espacio económico, de producción o de desplazamiento, el espacio es estudiado actualmente como un elemento de una cultura; como la construcción de una sociedad, en una perspectiva más nominalista que realista. El término de espacialización describe bastante bien la manera actual de pensar el espacio. Ésta no es solamente una manera desenfadada y rápida para decir “organizaciñn del espacio”; la palabra contiene la idea de una dinámica y de una puesta en el espacio, que es el estudio de un ir y venir entre la construcción intelectual y la práctica. 63 Este postulado es útil en la investigación, sobre todo aquello referente a la relación entre la práctica y la construcción intelectual en la estructuración de una ciudad que podría ser ideal. Asimismo, se han retomado algunos planteamientos de un autor que ha analizado las diferencias entre la percepción del espacio medieval en relación con la actual, Paul Zumthor, quien en su libro intitulado La medida del mundo. Representación del espacio en la Edad Media, concibe al espacio como un medio multiforme de descifrar y dar sentido al universo en un plano individual y social. 64 Éste se crea en principio a partir de la consciencia de la separación y unión de la distancia, del movimiento y del cuerpo: “en la unicidad de la experiencia, el espacio, el 61 Vid. Fabienne Cardot, L’espace et le pouvoir. Étude sur l’Austrasie mérovingienne, París, Publications de la Sorbonne, 1987, 320 p. y Odile Redon (dir.), L’espace d’une cité. Sienne et le pays siennois, XIII e -XIV e siècles, Roma, École Française de Rome, 1994, 324 p. 62 Vid. A. Durand, Les paysages médiévaux du Languedoc (X e -XII e siècles), Toulouse, Presses Universitaires du Mirail, 1998, 492 p. y C. Bousquet-Labouerie (dir.), Espace vécu, mesuré, imaginé, numéro en l’honneur de Christiane Deluz. Cahiers de Recherches Médiévales, N°3, 1997, 116 p. 63 “Plus qu‟un espace économique, de production ou de déplacement, l‟espace est étudié aujourd‟hui comme élément d‟une culture; comme la construction d‟une société, dans une perspective plus nominalisteque réaliste. Le terme de spatialisation décrit bien d‟ailleurs la manière actuelle de penser l‟espace. Ce n‟est pas seulement une manière jargonnante et rapide de dire « organisation de l‟espace » ; le mot comporte l‟idée d‟une dynamique, d‟une mise en espace, qui est l‟étude d‟un va˗et˗vient entre construction intellectuelle et pratique. Ibid., p. 494. 64 Paul Zumthor, La medida del mundo. Representación del espacio en la Edad Media, Madrid, Cátedra, 1994, p. 15. 30 pensamiento y el lenguaje remiten conjuntamente al cuerpo, alrededor del cual se crea el mundo” 65 . Posteriormente se sistematiza y ordena para dar paso al espacio social representativo donde operan las fantasías, valores e identidad de los grupos sociales. Su percepción, sin embargo, es histórica 66 : si bien en la actualidad se diferencia entre las nociones de tiempo y espacio, y el individuo se concibe como desapegado a ellas, anteriormente el espacio se vivía “como una forma global que se confiere a la extensiñn bruta: abstracta, pero así con todo significante.” 67 Esta fractura comenzó a gestarse paulatinamente en la Edad Media ˗entre los siglos X y XV˗, aunque empezñ a acentuarse a mediados del siglo XIII. Para estudiarla, Zumthor propone un análisis en tres niveles de planos subyacentes, 68 los cuales se anclan en arquetipos que confieren contenido semántico y dinamismo a los esquemas e imágenes. Éstos remiten a la conciencia corporal, 69 fundamentalmente al arquetipo del microcosmos como modelo del mundo 70 y como medio de engarce para clasificar y 65 Ibid., p. 24. 66 El problema comienza por lo que Zumthor llama naturaleza problemática de la designación del espacio: “[…] realidad ambigua, idea compleja, término que se despliega sin cesar en metáforas. Quizá habría que considerar tantos espacios como desgloses posibles de la „realidad‟ […] Por esta razñn sin duda, el único discurso eficaz sobre el espacio es un relato, como podría serlo en los labios de un niño: un mito, en el sentido original de la palabra.” Esto es problemático debido a la heterogeneidad de qué se entiende por espacio, ya que es muy fácil caer en reduccionismos o en que sea un concepto que abarque todo y nada a la vez. Ibid. p. 29-30. 67 Ibid. p. 15. 68 -Plano de las imágenes: imágenes conceptuales o figurativas que operan a través del lenguaje y las artes miméticas para apropiarse de la realidad espacial. -Plano de esquemas o modelos y tipos -Plano de formas elementales y matriciales cargadas de potencial emotivo llamado arquetipos (descripción cercana a los algoritmos de la lingüística generativa). Ibid., p. 18. 69 En este punto, Zumthor tiene un punto en común con Richardson y las políticas de escala antes referidas, ya que él también concibe al cuerpo como el principio, aunque en referencia los rangos de escala, los cuales se extienden hasta lo global. Richardson, op. cit., p. 13. 70 Es decir, que los componentes que conforman al hombre son los mismos que conforman al universo: cuatro direcciones (norte, sur, este y oeste), cuatro elementos (tierra, agua, aire y fuego) y cuatro estaciones (primavera, verano, otoño e invierno) a los que corresponden en el cuerpo cuatro humores (la sangre, la bilis negra, la bilis amarilla y la flema) y cuatro temperamentos (melancólico, colérico, flemático y sanguíneo). Este microcosmos también se encuentra representado en el cuerpo social, que se estructuró con base en la ordenación divina, cuyos componentes esenciales fueron la cabeza que dirige al cuerpo (oratores), los brazos que lo defienden (bellatores) y los pies que lo sostienen ( laboratores). En este caso, Zumthor tiene un punto 31 semiotizar los distintos lugares terrenales y divinos a partir del siglo XII; por ejemplo, el purgatorio y el cuerpo social. Éste último fue el fundamento de la articulación y jerarquización social, el cual se practicó por medio de rituales y hábitos, y se basó en una correlación con el orden divino: 71 Todo el aparato comunitario, en las ciudades, en los burgos, las aldeas incluso, trata de regular espacialmente las conductas humanas, para garantizar la paz en la pequeña superficie en la que se entrecruzan tantos intereses enmarañados. Un vínculo real, muy fuerte, une con lugares determinados a la mayor parte de las categorías sociales. Los lazos de parentesco, de amistad, de profesión, se tejen y se mantienen normalmente en el seno de una vecindad; los que engendra el poder político se superponen a ellos sin quebrarlos: todos ellos están espacializados, y todo espacio tiende a convertirse en el significante de un significado social. 72 Sin embargo, Zumthor plantea en términos metodolñgicos que “el espacio medieval se vive más que se percibe. Es, pues, más útil para el historiador escuchar los discursos que definir las ideas” 73 con base en “las prácticas lingüísticas y en los intercambios de relatos”. 74 A partir de lo enunciado por este autor, el concepto del cuerpo social será retomado como medio de estructuración corporativa, el cual identificó a las corporaciones con sus espacios de vida, donde entrelazaron sus vínculos de trabajo con su lugar social dentro del conjunto de grupos presentes en París. de similitud con Jacques Le Goff y Nicolas Truong, Una historia del cuerpo en la Edad Media, trad. de Josep M. Pinto, Barcelona, Paidós, 2005, 168 p., y con Sennett op. cit. 71 Es decir, que el orden terrenal se encontraba íntimamente relacionado con el celestial. Vid. Florian Mazel, L’Évêque et le territoire. L’invention médiévale de l’espace (Ve-XIIIe siècle), París, Éditions du Seuil, 2016, 542 p. 72 Zumthor, op. cit., p. 42. 73 Ibid., p. 36. 74 Este aspecto no es claro en las propuestas del autor, ya que dice solamente esto. Parece que las fuentes se tienen que encontrar con base en cada objeto de estudio. Por ejemplo, para el caso de las ciudades, Zumthor refiere que todos sus relatos se basan en cuatro modelos: Roma, Constantinopla, Bizancio y Babilonia. Ibid., p. 110. 32 No obstante, esta ciudad es un tipo específico de espacio, y así como el concepto anterior, el de ciudad medieval tampoco es monolítico; sin embargo, han existido algunos ejes en su explicación histórica. Éstos van desde las producciones historiográficas de Henri Pirenne, quien en 1927 explicó el desarrollo económico y comercial de las ciudades a partir de la expansión comercial iniciada en el siglo VIII; 75 hasta la obra de Jacques Heers, quien en 1990 buscó, por medio de una historia evolutiva, entender a la historia urbana como una historia general, del paisaje urbano y de la autoridad: De forma que el examen de la sociedad urbana, del ejercicio de los poderes, y por ende de elementos muy importantes del paisaje urbano, conducen a inscribir esta sociedad, los grupos que la componen y sus relaciones de fuerzas, dentro de la historia general de las sociedades y de los poderes, y de manera más precisa, en un estudio de las formas de autoridad […] 76 Estudios más recientes, ˗de los primeros aðos del siglo XXI˗, como el de Patrick Boucheron y Denis Menjot, buscaron analizar la historia urbana de una forma total: “se basa sobre un postulado: la ciudad y la sociedad no se comprenden más que en sus interrelaciones.” 77 Una de las producciones más recientes es la de Emilio Mitre, Ciudades medievales europeas, quien en 2013 planteó un esquema en el que abarcó la organización urbana, el desarrollo económico y político, así como el de las ideas y representaciones de las ciudades alto y bajomedievales. 78 Cabe señalar que muchos de los ejes de estos estudios75 Henri Pirenne, op. cit. 76 “De sorte que l‟examen de la société urbaine, de l‟exercice des pouvoirs et donc de très importants éléments du paysage conduit à inscrire cette société, les groupes qui la composent et leurs rapports de forces, dans l‟histoire générale des sociétés et des pouvoirs, et, plus précisément, dans une étude des formes d‟autorité […]”. Vid. Jacques Heers, La ville au Moyen Âge en Occident. Paysages, pouvoirs et conflits, París, Fayard, 1990, p. 11. 77 “Elle repose sur un postulat : ville et société ne se comprennent que dans leurs interrelations” Vid. Patrick Boucheron et al., La ville médiévale. Histoire de l’Europe urbaine 2, Lonrai, Éditions du Seuil, 2011, p. 7. 78 También vale la pena remarcar el análisis historiográfico con el que comienza su obra; vid. Emilio Mitre “Reconocimiento. Los historiadores ante el hecho urbano medieval” en Ciudades medievales europeas. Entre lo real y lo ideal, Madrid, Cátedra, 2013, p. 5-11. 33 se han relacionado con fenómenos como la revolución comercial del siglo XI y el renacimiento cultural del siglo XII, 79 así como del camino hacia la modernidad y el capitalismo, sobre todo con grupos como la burguesía que se analizará en el segundo capítulo. Otras obras de corte teórico plantean que para el siglo XIII existieron tres tipos de ciudades interrelacionadas cada una con un plano distinto: las organizadas en el periodo romano, basadas en un sistema rectangular; las desarrolladas a partir de una aldea o un grupo de aldeas en derredor de un monasterio o castillo, ordenadas de acuerdo a la topografía natural; y finalmente las ciudades proyectadas por adelantado para la colonización, las cuales se construyeron con un “plano en damero”. 80 Una última obra analizada para entender los ejes del desarrollo urbano en este siglo fue el Diccionario razonado del Occidente Medieval, donde Jacques Le Goff plantea que la historia de las ciudades es una historia social en la que se interrelacionan los elementos materiales con su imaginario, idealizaciones e ideas que los distintos grupos tuvieron de ellas, producto de la multiplicidad de relaciones surgidas en su interior: La ciudad medieval es, en primer lugar, una sociedad de la abundancia, concentrada en un pequeño espacio, en medio de vastas extensiones débilmente pobladas. En segundo lugar, es un lugar de producción y de intercambio en el que se mezclan el artesanado y el comercio, alimentado por una economía monetaria. Es también el centro de un sistema particular de valores, entre los que destacan la práctica laboriosa y creativa del trabajo, el gusto por el negocio y el dinero, la inclinación por el lujo, el sentido de la belleza. Es, además, un sistema de organización del espacio cercado de murallas y erizado de torres, al que se accede por puertas y que se recorre a través de un trazado de calles y plazas. Es, finalmente, un organismo social y político fundado en el sistema de vecindad, en el que los 79 Vid. Charles Homer Haskins, El Renacimiento del siglo XII, trad., pról., y notas de Claudia Casanova, Barcelona, Ático de los Libros, 2013, 408 p. 80 Vid. José Luis Lezama “La emergencia del fenñmeno urbano: ciudad e historia” en Lezama, op. cit., p. 90. 34 más ricos no se constituyen en una jerarquía distinta, sino que forman un grupo de iguales -sentados uno al lado del otro- que gobiernan sobre una masa unánime y solidaria. 81 En este orden de ideas, la creación de las ciudades medievales 82 formó parte de un proceso de “larga duración” (sic.), el cual constituyó una ruptura con las ciudades de la Antigüedad. 83 Su fase de desarrollo inició a partir del impulso comercial en el año mil y tuvo dos periodos: el de las ciudades en expansión (siglos X-XIII) y el de las ciudades en crisis (siglos XIV y XV). Para el siglo que atañe a la temporalidad de esta investigación, Le Goff considera que ocurrió uno de los movimientos de urbanización más importantes que Europa haya conocido, en el cual la anterior confrontación entre una cultura urbana y una monástica se modificó por una paulatina aceptación y reinserción de la Iglesia en las ciudades (de las cuales se tuvieron visiones encontradas entre ser la nueva Jerusalén o la nueva Babilonia); con nuevos centros como el mercado, con grupos más poderosos como la burguesía y los mercaderes y caracterizadas por el triunfo de lo escrito. Asimismo, la ciudad dominaba al campo circundante y a los territorios que se encontraban a las afueras de sus murallas sobre los que ejercía ciertos poderes jurídicos, económicos y políticos. Un elemento importante a señalar es que el fenómeno urbano se considera como una parte del sistema feudal imperante, donde hay que matizar la originalidad y la importancia de la burguesía. En palabras de autor: 81 Jacques Le Goff “Ciudad”, en Jacques Le Goff y Jean-Claude Schmitt (eds.), Diccionario razonado del Occidente Medieval, trad de Ana Isabel Carrasco Manchado, Madrid, Akal, 2003, p. 161. 82 Es importante resaltar que los ejemplos que más utiliza el autor son de ciudades actualmente francesas, con la excepción casi única de las ciudades de la península itálica, región a la que considera como la más urbanizada del Occidente. Ibid., p.162. 83 Vid. Jacques Heers “Après Rome : Continuité ou effacement ? ”, en op. cit., p. 15-70 ; Xavier Lafon et al., “Naissance de la ville chrétienne IV e -VII e siècle ap. J.C.”, en Jean-Luc Pinol (dir.), Histoire de l’Europe Urbaine. I. De l’Antiquité au XVIII e siècle. Genèse des villes européennes, París, Éditions du Seuil, 2003, p. 225-284 ; Paul-Marie Duval, Paris. De Lutèce oppidum à Paris capitale de la France (vers-225 ? [sic.]/ 500), París, Diffusion Hachette, 1993, 404 p. 35 Yo no creo, por tanto, que haya existido un sistema urbano medieval, pero creo que ha existido, en el interior del sistema feudal, un fenómeno urbano original, importante, que en todas partes ha tenido características comunes, y que ha existido una “red” urbana, inscrita en el espacio y en el funcionamiento del sistema feudal. La originalidad de este fenómeno urbano aparece con mayor claridad en el dominio cultural que en ningún otro aspecto, a pesar del peso de los modelos nobles. 84 Finalmente, quedan por señalar dos características del fenómeno urbano: la primera, la oposición residencial entre mercaderes y burgueses, que vivían en las ciudades, y los nobles y caballeros que residían en castillos ubicados en el bosque, a pesar de la expansión urbana. La segunda, que el elemento de unión entre los distintos grupos de las ciudades medievales fue la sociabilidad urbana, producto de la cercanía y del contacto cotidiano. De aquí surgió un tipo de hombre característico, ˗el ciudadano˗, 85 quien se interrelacionó íntimamente con su ciudad “La ciudad es como una persona, constituida por personas, personas a las que la ciudad ha dado forma.” 86 Teniendo en cuenta todo este análisis del espacio y de las ciudades ¿De qué manera se puede aprehender esta lógica espacial de París en el siglo XIII y con qué herramientas? Una alternativa inmediata, para quien estuviera allí, podría ser recurrir a su experiencia al recorrer y analizar los edificios de la época dentro de la ordenación actual de la ciudad. Esto podría ser útil para dimensionar los límites y la extensión de la ciudad, si supiera claramente dónde se encuentran y tomara en cuenta las modificaciones tan grandes llevadas a cabo en el siglo XIX y en el XX en los quartiers 87 más antiguos y cercanos al Sena. 88 84 Ibid., p. 163. 85 Entendiéndolo únicamente como habitante de la ciudad. 86 Ibid., p. 166. 87 Desde este momento parece conveniente
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