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Pars-tripartita--construccion-y-confrontacion-de-redes-de-poder-en-la-configuracion-de-espacios-universitarios-1200-1277

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
COLEGIO DE HISTORIA 
 
PARÍS TRIPARTITA: CONSTRUCCIÓN Y CONFRONTACIÓN DE REDES DE 
PODER EN LA CONFIGURACIÓN DE ESPACIOS UNIVERSITARIOS 
(1200-1277) 
 
TESIS 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADA EN HISTORIA 
PRESENTA: 
ALICIA INÉS PÉREZ RODRÍGUEZ 
 
ASESOR 
DR. DIEGO CARLO AMÉNDOLLA SPINOLA 
 
 
CIUDAD UNIVERSITARIA, CIUDAD DE MÉXICO, 2018 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
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2 
 
 
 
 
 
 
 
París es sinónimo de Cosmos; París es Atenas, Roma, Sibaris, Jerusalén, Pantin; es 
un compendio de todas las civilizaciones, y también de todas las barbaries, París 
sentiría no tener la guillotina. 
Algo de guillotina es bueno. ¿Qué sería esta fiesta eterna sin esta salsa? Nuestras 
leyes han provisto sabiamente a tal necesidad; y gracias a ellas, la cuchilla se 
humedece en este continuo Carnaval. 
Víctor Hugo, Los Miserables, (1862) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3 
 
AGRADECIMIENTOS 
Aunque esta tesis lleve un solo nombre, su creación y todo el trabajo que llevó por detrás 
implicaron a muchas personas y experiencias en distintos tiempos, todos los cuales dieron 
pie a su creación de una forma u otra; en primer lugar, quiero agradecer a la gente que 
conocí en algún tiempo y ahora ya no está, a todas esas experiencias cotidianas que forman 
y conforman. Si esta investigación invita a cuestionar algún aspecto de la realidad o del 
espacio, habrá cumplido su cometido. 
En segundo lugar, a mis amigos, compañeros de clase y de seminarios por los que 
he transitado; nombrar a cada uno de ellos me sería imposible y tal vez omitiría a alguien, 
pero no existe la duda de que todas las discusiones sostenidas, las pláticas, las experiencias 
y el vivir juntos, aunque sea un momento, se encuentran presentes. 
En tercer lugar, quiero agradecer a todos mis profesores de los distintos grados 
académicos que no sólo me enseñaron gran parte de lo que sé, sino que me enseñaron a 
investigar, cuestionar y dar sentido al quehacer humano; y especialmente a mi asesor de 
tesis, el Dr. Diego Améndolla, muchas gracias por todas las enseñanzas, tanto en el aula 
como externas, por la confianza académica y por el apoyo a pesar de las dificultades. 
En un sentido más profundo, quiero agradecer a mi familia; a todas mis primas y 
primos, a mis tías y mis tíos que han estado allí y con quienes he compartido experiencias 
vitales. A mis abuelas, Soledad y Martha por el cariño, por las pláticas, por las experiencias 
y por su presencia pasada y presente. A Eric, mi compañero, muchas gracias por ser y estar, 
por enseñarme que siempre falta lo que falta y por todas las experiencias compartidas. 
El último y más profundo lugar, quiero agradecer a mis padres, Gilberto y Gloria, y 
sobre todo a mi mamá. Gracias mamá por estar siempre allí, por la constancia, por el 
4 
 
cariño, por el apoyo y por el ejemplo que me significas, a pesar del camino ríspido en 
ocasiones. 
Finalmente, quiero agradecer a todas las personas que han luchado frente al 
escenario en ocasiones tan desolador que puede ser este país y este mundo, a todos los 
hombres y sobre todo a las mujeres que han luchado y siguen luchando por hacer un mundo 
donde quepan muchos mundos, por un espacio y una existencia digna. 
 Muchas gracias a todos y cada uno de ustedes, siempre. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5 
 
ÍNDICE 
Introducción…………………………………………………………………………………6 
1. París como horizonte espacial: desarrollo y organización urbana en el siglo 
XIII................................................................................................................21 
 1.1. Problemáticas espaciales y urbanas en el siglo XIII. 
 1.2. Desarrollo urbano intramuros y extramuros. 
 1.3. Consideraciones al primer capítulo 
2. Universo corporativo parisino……………………………………………...51 
 2.1. Corporaciones urbanas y espacios corporativos. 
 2.2. Análisis en torno a la burguesía parisina. 
 2.3. Legitimación del trabajo y jerarquización social. 
2.4. Consideraciones al segundo capítulo. 
3. Construcción de la universitas parisiensis…………………………………75 
 3.1. La universitas como red corporativa en disputa. 
 3.2. Estructura interna y configuración espacial. 
 3.3. Papel social y legitimación universitaria. 
 3.4. Consideraciones al tercer capítulo 
Conclusiones finales………………………………………………………………………118 
Anexos………………………………………………………………………………….…124 
Fuentes, bibliografía y textos de referencia…..………………………………………… 129 
 
 
 
 
6 
 
INTRODUCCIÓN 
En el año de 1200, aquello que parecía ser una riña callejera derivó en la expedición de un 
privilegio, en el cual el propio rey ponía bajo su resguardo a un grupo llamado “los 
escolares parisinos”, ¿quiénes eran estas personas y cñmo llegaron a París?, ¿por qué eran 
significativos para el monarca, el papado y las órdenes mendicantes?, ¿cómo vivían en la 
ciudad? Estas fueron unas de las preguntas iniciales que llevaron al desarrollo de esta 
investigación de tesis, delimitada entre los años 1200 y 1277, y que busca analizar la 
manera en que las corporaciones universitarias parisinas configuraron sus espacios en la 
ciudad a partir de la construcción y confrontación de redes corporativas. 
Para ello se entiende a París como un sistema de redes intramuros y extramuros, 
donde confluyó una multiplicidad de grupos sociales que le dieron sentido a su realidad con 
base en el espacio y el papel social que desarrollaron dentro de éste. En este orden de ideas, 
la configuración de espacios universitarios implicó un cambio en el sentido de la ciudad 
como sede monárquica, especialmente en torno a su concepción como una ciudad tripartita 
e ideal. 
El marco temporal establecido responde a que en 1200 fue expedido el primer 
documento real
1
 que concebía a los escolares como un grupo diferenciado, el cual buscaba 
regular su jurisdicción e interrelación con otros grupos de París. Por su parte, el año de 
1277 se ha comprendido como punto de inflexión en los sistemas de pensamiento 
universitarios por la promulgación de las condenas hacia las tesis y enseñanzas averroístas. 
Con base en lo anterior, la presente investigación parte de la siguiente pregunta 
rectora: ¿De qué manera se construyeron y confrontaron las distintas redes corporativas de 
 
1
 “Privilegium Philippi Augusti regis Francorum in favorem scholarium Parisiensium”, en Henri Denifle y 
Émile Châtelain (eds.), Chartularium Universitatis Parisiensis, 4 vols., París, s/e., 1889-1897, p.59-61. 
7 
 
poder urbanas en la configuración de espacios universitarios, en la ciudad de París, entre los 
años 1200-1277? 
 
1. Estado de la cuestión 
Los textos sobre París y su universidad en el siglo XIII han permeado distintas corrientes 
historiográficas a lo largo del siglo XX; por ello, se ha dividido este estado de la cuestión 
en dos partes: la primera, en textos sobre la historia de la ciudad, y la segunda en obras 
referentes a la universidad de París. 
El estudio de París como ciudad se ha planteado en términos de historia urbana e 
historia política desde autores como Henri Pirenne, Las ciudades de la Edad Media, 1927;2
 
y Thierry Dutour, La ciudad medieval. Orígenes y triunfo de la Europa urbana, 2003;
3
 
hasta otros como Richard Sennett, Carne y piedra: el cuerpo y la ciudad en la civilización 
occidental, 1997,
4
 quienes conciben a la ciudad no en términos puramente de desarrollo 
material, sino como cuerpos dotados de simbolizaciones cambiantes y diferenciadas de 
acuerdo a ópticas sociales específicas. 
Existen otras obras sobre la historia de París que plantean a este periodo como el 
inicio de su conformación como ciudad capital, a partir de la implementación del gótico 
como estilo arquitectónico, su papel como intermediaria en el comercio continental y de la 
fijación de la sede real en la ciudad con los capetos como Philippe Lorentz y Dany 
 
2
 Henri Pirenne, Las ciudades de la Edad Media, 3ª ed., trad. de Francisco Calvo Serraller, Madrid, Alianza, 
2015, 208 p. 
3
 Thierry Dutour, La ciudad medieval. Orígenes y triunfo de la Europa urbana, trad. de Godofredo González 
Barcelona, Paidós, 2003,334 p. 
4
 Richard Sennett, Carne y piedra: el cuerpo y la ciudad en la civilización occidental, trad. de César Vidal, 
Madrid, Alianza, 1997, 456 p. 
8 
 
Sandron, Atlas de Paris au Moyen Âge. Espace urbain, habitat, société, religion, lieux de 
pouvoir, 2011.
5
 
En este sentido, la historia urbana ha cambiado de focalizar el debate en torno a 
París en un sentido de expansión comercial y económica en la historiografía de la 
posguerra, a ir conjuntando el desarrollo urbano con las simbolizaciones y representaciones 
de la ciudad para los habitantes y demás espectadores de la urbe en términos culturales y 
espaciales. 
Otra diferencia importante que se ha gestado dentro de las corrientes 
historiográficas es el énfasis en el estudio de los habitantes de la ciudad, sus interrelaciones 
y su concepción de la ciudad, especialmente con la escritura de mentalidades a partir de la 
segunda mitad del siglo. 
Por su parte, el estudio de la universidad de París y de las universidades medievales 
en general ha seguido algunas pautas comunes con la historia urbana, aunque se ha 
analizado primordialmente por tres elementos: sus sistemas filosóficos y de enseñanza, la 
creación del intelectual y su rol social, y por considerarse su creación como el inicio de la 
sistematización de la educación y el conocimiento. 
La historia política se ha enfocado principalmente en el estudio de la organización y 
estructuración administrativa de la propia universidad: las facultades, grados, libros que 
seguían y organización de la dinámica escolar. Ésta concibió a la universidad como una 
institución en la cual se formaron una serie de cuerpos administrativos y políticos; entre 
ellos se encuentran las obras de Maurice Bayen, Historia de las universidades, 1978; 
Emilio de la Cruz Aguilar, Lecciones de historia de las universidades, 1987; María del 
 
5
 Philippe Lorentz y Dany Sandron, Atlas de Paris au Moyen Âge. Espace urbain, habitat, société, religion, 
lieux de pouvoir, París, Parigramme-Compagnie parisienne du livre, 2011, 240 p. 
9 
 
Pilar Rábade Obradó, Las universidades en la Edad Media, 1996, y Rolando Tamayo y 
Salmerón, La universidad epopeya medieval. Notas para un estudio sobre el surgimiento 
de la universidad en el alto medievo, 2005.
6
 
Por otra parte, la corriente de mentalidades, ˗especialmente Jacques Le Goff con 
Los intelectuales en la Edad Media, 1957, y Un autre Moyen Âge, 1999˗, refocalizó el 
estudio la universidad en un sentido más amplio: de tomar como objetivo principal la 
ordenación jurídica y la estructuración institucional, se abocó al análisis de los sistemas de 
pensamiento de los universitarios y a la construcción de nuevos roles sociales, 
especialmente con la figura del intelectual en contraposición a otros grupos eclesiásticos y 
nobiliarios.
7
 
La historia cultural desde la década de los setenta ha abordado el estudio de las 
universidades medievales desde una óptica distinta: por una parte, se han abocado al 
estudio de las redes culturales en las cuales las universidades se encontraban inmersas, en 
las nuevas vías de transmisión de conocimiento que las universidades abren y en el cambio 
de relaciones sociales a partir de su estructuración, como en la obra dirigida por Michel Sot, 
Histoire culturelle de la France. Le Moyen Âge, 1997.
8
 
Igualmente, uno de los elementos que la historia cultural busca enfatizar es cómo la 
universidad y los universitarios se interrelacionan con otros grupos sociales de la época, 
 
6
 Vid. Maurice Bayen, Historia de las universidades, trad. de A. Giralt Pont, Barcelona. Oikos-tau, 1978, 159 
p.; Emilio De la Cruz Aguilar, Lecciones de historia de las universidades, Madrid, Civitas, 1987, 164 p.; 
María del Pilar Rábade Obradó, Las universidades en la Edad Media, Madrid, Arco Libros, 1996, 70 p.; y 
Rolando Tamayo y Salmerón, La universidad epopeya medieval. Notas para un estudio sobre el surgimiento 
de la universidad en el alto medievo, 3era ed., México, IIJ-UNAM, 2005, 150 p. 
7
 Vid. Jacques Le Goff, Los intelectuales en la Edad Media, 4ª ed., trad. de Alberto L. Bixio, Barcelona, 
Gedisa, 2008, 188 p.; y Un autre Moyen Âge, Manchecourt, Éditions Gallimard, 1999. 1400 p. 
8
 Vid. Michel Sot (dir.), Histoire culturelle de la France. Le Moyen Ȃge, 2a ed., París, Éditions du Seuil, 2005, 
478 p. 
10 
 
cómo se estructura y toma relevancia la figura del intelectual
9
 y la diferenciación social 
entre literati e illiterati, cuáles son sus similitudes, diferencias y cómo fueron tejiéndose los 
vínculos sociales a partir de su aparición en el esquema plenomedieval. 
En las últimas décadas, sin embargo, se han escrito textos como los de Jacques 
Verger: L’essor des universités au XIIIe siècle, 1997; Culture, enseignement et société en 
Occident aux XIIe et XIIIe siècles, 1999 y Les universités au Moyen Âge, 2013;
10
 y de Olga 
Weijers, A Scholar’s Paradise. Teaching and Debating in Medieval Paris, 2015
11
; así como 
su obra conjunta, Studia Artisarum. Études sur la Faculté des arts dans les Universités 
médiévales, 2013;
12
 especializados en los sistemas de pensamiento y en la concepción de la 
universidad como un eje de análisis de la cultura letrada e iletrada de la época, así como de 
los debates filosóficos e intelectuales producto de la misma. 
 
2. Justificación 
La ciudad de París ha sido un tema frecuente para la pluma de escritores, historiadores, 
políticos y demás científicos sociales a lo largo de la historia. Si bien existen perspectivas 
distintas sobre la ciudad, se le ha concebido generalmente como el eje de la unidad e 
 
9
 Este concepto, fuente de distintos debates, fue propuesto por Jacques Le Goff en 1957, quien lo definió de la 
siguiente manera: “Entre tantas palabras (sabios, doctos, clérigos, pensadores ˗la terminología del mundo del 
pensamiento siempre fue vaga˗), este término designa un tipo de contornos bien definidos: el de los maestros 
de las escuelas. Este tipo se anuncia en la Alta Edad Media, se desarrolla en las escuelas urbanas del siglo XII 
y florece a partir del siglo XIII en las universidades. El término designa a quienes tienen por oficio pensar y 
enseñar su pensamiento. Esta alianza de la reflexión personal y de su difusión en una enseñanza caracterizará 
al intelectual.” Vid. Jacques Le Goff, op. cit., p. 23. 
10
 Vid. Jacques Verger, L’essor des universités au XIIIe siècle, París, Les Éditions du Cerf, 1997, 150 p.; 
Culture, enseignement et societé en Occident aux XIIe et XIIIe siècles, Rennes, Presses Universitaires de 
Rennes, 1999, 198 p.; Les universités au Moyen Âge, París, Presses Universitaires Françaises, 2013, 228 p. 
11
 Olga Weijers, A Scholar’s Paradise.Teaching and Debating in Medieval Paris, Turnhout, Brepols, 2015, 
258 p. 
12
 Vid. Jacques Verger y Olga Weijers, (eds.), Studia Artisarum Études sur la Faculté des arts dans les 
Universités médiévales. 38 Lés débuts de l’enseignement universitaire à Paris (1200-1245 environ), 
Turnhout, Bélgica, Brepols, 2013, 440 p. 
 
11 
 
identidad francesa, como la ciudad modelo y vanguardista que representa la culminación de 
los valores y desarrollo occidental, o bien como una ciudad que preconiza y personifica los 
hechos históricos que moldean al presente, comenzando por señalar el inicio de la Edad 
Contemporánea a partir de un proceso allí gestado, la Revolución francesa y la toma de la 
Bastilla. 
 Una investigación como la que aquí se plantea propone historizar y replantear las 
bases sobre las que se ha asentado este discurso de una ciudad tripartita e ideal, ˗a través del 
análisis de una de estas partes˗; cuáles son los elementos que permiten la legitimación de un 
espacio y cómo éstos constituyen las nociones de realidad y mundo que hoy vivimos. Es 
decir, busca imbricar y confrontar el sentido presente de las ciudades con los diferentes 
mecanismos y sujetos históricos que han buscado legitimar y construir el pasado de las 
mismas. 
Igualmente, el inicio de este proceso de tripartición se imbricó con el afianzamiento 
del papel de París como sede de la monarquía capeta, dentro del cual es necesario estudiar 
cómo cambiaron y se configuraron las relaciones entre la multiplicidad de sujetos que 
vivían y convivían en ella. Asimismo, es necesario repensar qué implica que una ciudad sea 
concebida retrospectivamente como una capital, con base en qué elementos históricos se 
construye y legitima, y cómo se relaciona con el centralismo que hoy existe y se critica 
tanto en Francia como en México. 
Finalmente, enfocar este estudio por medio del análisis de redes de poder urbanas 
busca profundizar en el aspecto dinámico y dialéctico del desarrollo urbano; grupos con 
intereses contradictorios y encontrados que por distintos medios y discursos de 
legitimación, ya sean intelectuales, políticos, religiosos u otros, construyeron y dieron 
sentido a su espacio y a su realidad social como lo hacemos hoy en día nosotros. 
12 
 
 
3. Objetivo general y objetivos particulares 
Tras considerar todas estas aristas, se han definido los siguientes objetivos: 
Objetivo general: analizar y explicar la manera en que se construyeron y 
confrontaron las distintas redes corporativas de poder urbanas en la configuración de 
espacios universitarios en París entre los años 1200-1277. 
Objetivos particulares: 
˗Examinar los puntos nodales de las redes de poder urbanas: objetivos, actores, 
medios de legitimación, puntos de similitud y de ruptura con otros grupos de la ciudad e 
interrelaciones. 
˗Analizar los ejes identitarios de las corporaciones universitarias: bajo qué 
presupuestos y medios se enuncian, cómo construyen y cómo dan sentido a los espacios 
universitarios en París 
˗Estudiar la estructuración de otras corporaciones urbanas, especialmente la 
burguesía y los oficios, así como su interrelación entre ellas. 
˗Estructurar e interrelacionar el sentido de espacialidad de las distintas 
corporaciones para proponer una articulación con base en su papel político. 
 
4. Hipótesis 
La hipótesis inicial de esta investigación se planteó por medio de niveles de interrelación y 
de tensión entre las corporaciones universitarias con otros grupos urbanos en la 
construcción de sus espacios. El primer nivel de estructuración fue interno, ya que 
existieron inmuebles diferenciados como las aulas, facultades, hoteles y studium en los que 
se desarrolló el quehacer de los universitarios, organizados en colegios, naciones, grados y 
13 
 
con posturas heterogéneas en torno a la adhesión a un sistema de pensamiento particular, y 
con referentes y autoritas distintas, explicitados en los conflictos entre el aristotelismo, 
platonismo, averroísmo y en la utilización de autores paganos como medio de aprehensión 
de la palabra divina. 
En un segundo nivel, las estructuras universitarias fueron complejizándose por la 
presencia de grupos como las órdenes mendicantes, del patrocinio y protección de 
personajes como el papa y el monarca en turno, al punto de regirse por una jurisdicción 
eclesiástica dentro de parroquias determinadas, y distinta a la justicia local encabezada por 
el preboste de París. 
Igualmente, se planteó que uno de los elementos centrales de similitud y tensión 
entre los universitarios y otros grupos como los mercaderes, burgueses, y otras partes del 
cuerpo eclesiástico fue el papel de lo escrito con distintas funciones sociales, su 
aprehensión, el papel de la lectura y de las maestrías dentro de las corporaciones urbanas. 
En el caso universitario, lo que los distingue es la noción del saber como rector de la 
sociedad con base en la correcta interpretación de la palabra divina. Este horizonte de 
expectativas se delineó por su papel social dentro y fuera de la universidad, cómo se iba a 
participar en la vida política, eclesiástica o cortesana después de ésta y cuál era la 
importancia social que implicaba ser universitario. 
Se consideró que es por medio de espacios y análisis de grupos más pequeños que 
se pueden comprender las dinámicas de estos grupos que tomaron a la ciudad como eje 
nodal, pero con distintas perspectivas, ya sea la de comerciantes que se concebían como el 
sostén de la ciudad, las disputas entre las distintas facciones eclesiásticas por el control y 
jurisdicción preponderante, así como la importancia de la corte y del propio monarca en 
14 
 
una sede monárquica relativamente reciente, todos los cuales van construyendo un sentido 
de legitimidad en torno a París. 
Por último, es necesario señalar la categoría que dio pie a esta investigación, París 
tripartita: esta tripartición se entendió en términos físicos y sociales; es decir, que durante el 
marco temporal planteado se crearon tres partes diferenciadas de la ciudad: la Cité, la ville 
y l’université, ˗respectivamente las islas del Sena, la ribera derecha y la ribera izquierda˗. 
Estas tres partes no sólo poseían delimitaciones físicas entre sí, sino que constituían una 
ciudad ideal por las implicaciones del número tres y porque cada una de estas partes era 
habitada por grupos sociales distintos: el obispado y la corte real se encontraban en la Cité, 
los mercaderes en la ville y los universitarios en l’université. Es allí donde la tripartición se 
volvió social, ya que esta ordenación física correspondía con una ordenación social de gran 
importancia, debido a que en esta ciudad y en este periodo se encontraban la sede 
monárquica, la sede obispal y se desarrollaron las corporaciones de oficios, la burguesía y 
la universitas. 
 
5. Metodología 
Esta investigación tiene como base metodológica aprehender al espacio por medio de los 
vínculos políticos, de la sociabilidad y de la creación de elementos que las corporaciones 
urbanas estructuraron para identificarse y diferenciarse de otros grupos. Por ello, lo que se 
busca analizar en fuentes como tratados, estatutos, disertaciones y libros de oficios, son los 
conceptos identitarios clave para las corporaciones, así como las nociones con las que se 
enuncian a sí mismos, sus medios de legitimación para ejercer o priorizar su quehacer 
frente a otros grupos, los lugares delimitados que ocupan, los que rechazan y cómo se 
asumen dentro de este universo corporativo y urbano. 
15 
 
Otra propuesta metodológica ha sido desglosar, grosso modo, las características de 
los grupos que constituyeron al universo corporativo de París, así como las categorías 
principales con las que se les ha analizado. Para los grupos referentes al segundo capítulo se 
ha propuesto el siguiente esquema:
13
 
˗Patriciado
14
: son los grupos familiares más cerrados que conformanlos estratos 
más poderosos de la burguesía: aún sin contar con una confirmación jurídica de su status, 
influyen indudablemente en la toma de decisiones políticas de primer orden en las ciudades. 
Aunque ha sido ampliamente utilizada para familias de la Península Itálica, cabe 
preguntarse si esta categoría podría haber existido en París, especialmente en lo que 
respecta a su influencia política. 
˗Burguesía plenomedieval: en términos jurídicos se les ha designado así a las 
asociaciones que han obtenido una carta de comuna por parte de alguna autoridad nobiliaria 
o eclesiástica, que les permitió regir de una manera más autónoma un gobierno citadino.
15
 
En términos etimológicos, designa al habitante de un burgo
16
; y finalmente, en términos de 
sociabilidad, se les considera burgueses a los grupos más acaudalados, definidos y 
 
13
 Es pertinente recalcar que esta diferenciación eRs general e introductoria. Busca, en primer lugar, 
esquematizar los distintos grupos presentes en las actividades comerciales y productivas de la ciudad; en 
segundo lugar, presentar la complejidad del estudio del universo corporativo parisino; y, finalmente, proponer 
elementos que inviten a la reflexión sobre las categorías de análisis y su utilidad para denominar a los grupos 
sociales, como el caso del patriciado. 
14
 La figura del patriciado ha sido asociada como un grupo representativo de la continuidad entre la 
Antigüedad y la Edad Media, al compararlo tanto al orden patricio romano como a su desempeño en el 
renacimiento urbano de los siglos XI y XII, donde las ciudades antiguas sobrepasaron un periodo de 
aletargamiento. Vid. Patrick Boucheron et al., La ville médiévale. Histoire de l’Europe urbaine 2, Lonrai, 
Éditions du Seuil, 2011, p. 323. 
15
 Vid. ibid., p. 291-333. 
16
 Se entiende por burgo un núcleo habitacional con base en una fortificación, puede ser clerical o nobiliario. 
Burgo: n.m. V. 1360; burc, 1080; de un cruce del lat. burgus “fortificaciñn”, a bajo latín. “Habitaciones 
fortificadas” y del germánico burg “ciudad fortificada” de donde surge el lat. medieval burgus “pequeða 
ciudad”1. Pueblo grande donde se llevan a cabo ordinariamente los mercados. 2. En las regiones de habitación 
dispersa, parte del municipio donde se encuentran reagrupado el comercio, edificios públicos y un gran 
número de habitaciones particulares. 3. Hist. Circunscripción electoral en Gran Bretaña. Vid. Alain Rey (dir.), 
Le Grand Robert de la Langue Française. Tomo 1 A-CHAR., París, Dictionnaires Le Robert, 2001, p. 1608. 
 
16 
 
asociados de los sectores productivos y comerciales presentes en las ciudades. En París, si 
bien no existen asociaciones que hayan obtenido una carta de comuna,
17
 se ha considerado 
que sí existió una burguesía por su reconocimiento e influencia social. 
18
 
˗Mercaderes: son las asociaciones de hombres que dirigen y manejan el proceso del 
comercio en las ciudades: pueden encargarse tanto del proceso de distribución como de la 
venta, dependiendo si eran itinerantes o sedentarios, del tipo de producto que comerciaban 
y su escala de venta. Hay que explicitar que mercader no es sinónimo de burgués.
19
 
˗Corporaciones urbanas: se le considera así a todo el conjunto social asociado e 
involucrado en las actividades productivas
20
 que se encuentra reglamentados o en proceso 
de reglamentación;
21
 dichas actividades comprenden los oficios, artesanado, comerciantes e 
incluso las actividades universitarias. Este apartado podría parecer incongruente al repetir a 
los mercaderes; sin embargo, se busca distinguir entre corporaciones urbanas, cuyo término 
engloba a todo el conjunto social, y burguesía, la cual se refiere a sus altas jerarquías. 
˗Artesanado: éste es comprendido como los trabajadores de menor rango en los 
procesos de producción de bienes materiales. Hasta ahora existe la problemática sobre si las 
 
17
 Lo cual no excluye que haya una fijación del concepto en la documentación, como en el testamento de 
Felipe Augusto donde menciona el término burgenses nostris en 1190 que se analizará en el segundo capítulo. 
18
 Este cuestionamiento sobre la existencia y con base en qué elementos se concibe a la burguesía parisina 
forma una parte medular de la obra de Jean Favier. Vid. Jean Favier, Les bourgeois de Paris au Moyen Âge, 
Lonrai, Tallandier, 2015, p. 11. En ciertos autores se da por sentado su existencia: vid. Lorentz y Sandron, op. 
cit, p. 184-221; y Jacques Wilhelm, Paris au cours des siècles, París, Hachette, 1961, p. 30. 
19
 Ejemplo de ello son los carniceros de Saint-Jacques, quienes eran burgueses y no eran comerciantes; o bien 
los comerciantes no asociados que vendían principalmente en las calles que no poseían ni la jerarquía ni las 
prerrogativas de la burguesía. 
20
 La noción más general de corporación es una asociación de ayuda mutua con base en una actividad 
específica, a cuyos miembros y acciones busca regular. 
21
 Vid. Christine Jéhanno “Le travail au Moyen Âge, à Paris et ailleurs : retour sur l‟histoire d‟un modèle”, en 
Christine Jéhanno y Boris Bove, (coords.), Travailler à Paris (XIIIe-XVIe siècle), Saint-Denis, Presses 
Universitaires de Vincennes, 2015, p. 5-17. 
17 
 
corporaciones urbanas incluían o excluían al artesanado dentro de su esquema de 
protección y reglamentación del trabajo.
22
 
Por otra parte, es necesario mencionar el tipo de traducciones presentadas en esta 
investigación, que fueron realizadas del francés,
23
 latín
24
 e inglés
25
 con base en las 
propuestas de Umberto Eco, quien planteó que todo texto se compone de dos tipos 
cognitivos: el “contenido nuclear”, que son las nociones mínimas para reconocer y entender 
un objeto o concepto dado, y el “contenido molar”, que es el conocimiento ampliado con 
nociones no indispensables para el reconocimiento perceptivo. 
Partiendo de esta base, se considera que la prioridad del traductor es preponderar el 
contenido básico de la palabra, ˗el contenido nuclear˗, sobre una traducción literal; tomar 
en cuenta y elegir las palabras que mejor se adapten al contexto del receptor y la finalidad 
de la traducción, para crear un consenso que lleve a la intercomunicación en una 
comunidad lingüística.
26
 Asimismo, remarcar que las traducciones hechas del francés 
medio se actualizaron por medio de una traducción por sentido al francés contemporáneo, y 
que todas ellas son propias, a menos que se refiera lo contrario. 
 
 
 
22 Sobre esta problemática se puede citar la postura de Jacques Le Goff, quien enunció: “allí donde se instaura 
un régimen corporativo no solamente no estorba a los grandes mercaderes, sino que representa de tal manera 
para ellos uno de los medios de su dominación sobre el mundo del artesanado, que éste acaba por no gozar 
siquiera de una „coexistencia‟ en la que no obstante había ocupado un modesto lugar”. Vid. Jacques Le Goff, 
Mercaderes y banqueros de la Edad Media, 2ª ed., trad de. Damià Bas, Madrid, Alianza, p. 68. 
23
 Para la traducción de francés medio se utilizó el diccionario de A.J. Greimas, Dictionnaire de l’ancien 
français jusqu’au milieu du XIV
e
 siècle, París, Larousse, 1968, 676 p.; y para el francés contemporáneo a 
Marie-Hélène Drivaud (dir.), Le Robert Poche, París, Dictionnaires Le Robert, 2015, 1074 p. 
24
 Para la traducción de latín se recurrió a Julio Pimentel Álvarez (comp.), Diccionario latín-español, español-
latín, 6ª ed., México, Porrúa, 2004, 998 p.; y al manual de Hans H. Orberg, Lingva Latina per se illvstrata. 
Pars I Familia Romana, 8ª ed., Grenaa, Domvs Latina, 2003, 328 p. 
25
 Para este idioma se recurrió a Elizabeth Walter (ed.), Cambridge Advanced Learner’s Dictionary, 3ª ed., 
Edimburgo, Cambridge University Press, 1802 p. 
26
 Vid. UmbertoEco “Significado, interpretaciñn, negociaciñn”, en Decir casi lo mismo. Experiencias de 
traducción, trad. de Helena Lozano Miralles, México, Lumen, 2008, p. 105-119. 
18 
 
6. Marco teórico 
Esta investigación se fundamenta en los conceptos y categorías de “espacio”, “ciudad”, 
“redes de poder” y “redes corporativas”, las cuales se interrelacionan con los postulados 
teóricos seguidos del giro espacial
27
 y de acercamiento político para el análisis de las redes 
corporativas. Entre ellos, los postulados que más se utilizan son el de “modelos de 
comunidad” de Herbert Gans, a partir del cual se confronta el uso del espacio con los 
modelos sociológicos urbanos;
28
 el de “políticas de escala” que analiza la jerarquizaciñn 
espacial de las prácticas sociales y sus significados simbólicos;
29
 el de “espacializaciñn” 
que sirve como puente para las dinámicas entre la práctica y la construcción intelectual del 
espacio;
30
 y finalmente el de “cuerpo social” de Paul Zumthor, el cual fue el fundamento de 
la articulación y jerarquización social entre los siglos X y XV.
31
 
En este orden de ideas, el concepto de “espacio”, se comprende no como una 
coordenada o un punto en un mapa, sino como una construcción social que da sentido de 
realidad y perspectiva sociales. Así pues, el espacio es una plataforma social que se 
constituye de prácticas espaciales, simbolizaciones y jerarquización del mismo. 
Por otra parte, se propone que se entienda a París como un horizonte espacial; es 
decir, no como un lugar que se limita al interior de sus muros, sino como un sistema en el 
que se engarzan actividades intramuros y extramuros, con redes que van más allá de la 
 
27
 El giro espacial o spatial turn, es una corriente interdisciplinaria surgida a mediados de la década de los 
ochenta del siglo pasado, en la cual primordialmente sociólogos, geógrafos y urbanistas buscan posicionar al 
espacio como eje de análisis de las relaciones sociales. Para una lectura sintética sobre sus postulados y 
referentes, vid. Tim Richardson y Ole B. Jensen, “Linking Discourse and Space: Towards a Cultural 
Sociology of Space in Analysing Spatial Policy Discourses”, en Urban Studies, vol. 40, No. 1, 2003, p.7-22. 
28
 Vid. Herbert J. Gans “The sociology of Space: A Use-Centered View” en City & Community, American 
Sociological Association, 1-4, diciembre 2002, p. 329-339. 
29
 Vid. Richardson y Jensen, op. cit., p. 14. 
30
 Vid. Monique Bourin y Elisabeth Zadora-Rio, “L‟espace” en Jean-Claude Schmitt y Otto Gerhard Oexle 
(dirs.), Les tendances actuelles de l’histoire du Moyen-Âge en France et en Allemagne. Actes des colloques de 
Sèvres (1997) et Göttingen (1998), París, Publications de la Sorbonne, 2003, p. 493-536. 
31
 Vid. Paul Zumthor, La medida del mundo. Representación del espacio en la Edad Media, Madrid, Cátedra, 
1994, p. 36. 
19 
 
ciudad, pero que preponderan a París.
32
 Por ejemplo, las rutas de vino que atravesaban 
distintas regiones y que pasaban por el Sena; las naciones universitarias, los hoteles y 
residencias a donde llegaban prelados, estudiantes y sectores nobiliarios a la sede 
monárquica; y finalmente porque se encontraban a su alrededor espacios como la abadía de 
Saint-Victor, el Temple y Saint-Germain-des-Près que, aunque no estuvieran dentro de sus 
muros, no carecían de importancia. 
Igualmente, la ciudad fue el lugar donde se desarrollaron e interrelacionaron redes 
corporativas, ya sean universitarias, de oficios o de la burguesía, que se contraponen y se 
relacionan dinámicamente. Es por ello que se propone que el espacio sea aprehendido por 
medio de vínculos políticos, sociabilidad y creación de elementos que estructuren y 
diferencien a los distintos grupos, los cuales conformaron a la larga un proceso identitario 
de los grupos en relación con la ciudad, es decir uno por el cual tanto el individuo, como un 
grupo social, se sitúan a sí mismos y se conciben en torno a su quehacer y posición social.
33
 
 
7. Estructura de la investigación 
Por último, resta señalar brevemente la arquitectónica de esta tesis, la cual se divide en tres 
capítulos: en el primero “París como horizonte espacial: desarrollo y organizaciñn urbana 
en el siglo XIII”, se analizaron las problemáticas en torno al estudio del espacio desde una 
perspectiva histórica, así como la nueva estructuración de la ciudad a raíz de la 
construcciñn de las murallas por parte de Felipe Augusto. El segundo capítulo “Universo 
corporativo parisino” profundiza en los sectores sociales antes referidos, en la 
 
32
 Este elemento tiene puntos en común con la obra de Emilio Mitre, quien concibe que la ciudad posee 
elementos prácticos y simbólicos en su conformación. Vid. Mitre, Emilio, Ciudades medievales europeas. 
Entre lo real y lo ideal, Madrid, Cátedra, 2013, 268 p. 
33
 Vid. Sergio Tamayo y Kathrin Wildner (coords.), Identidades urbanas, México, UAM, 2005, 384 p. 
20 
 
conformación de espacios de la burguesía y de los mercaderes en París, así como en los 
debates en torno a su trabajo. 
El tercer capítulo “La construcciñn de la Universitas parisiensis”, ˗el más extenso 
de todos˗, tiene como objetivo explicar la manera en que esta corporación se fue 
articulando por distintos medios; en un sentido interno, frente a otros sectores eclesiásticos, 
con la creación de espacios universitarios, y finalmente con el objetivo de conformar 
paulatinamente una ortodoxia en los estudios. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
21 
 
CAPÍTULO I. 
PARÍS COMO HORIZONTE ESPACIAL: DESARROLLO Y ORGANIZACIÓN 
URBANA EN EL SIGLO XIII 
Cualquier objeto de estudio de una ciencia humana puede ser 
tomado por su aspecto espacial. Todo es espacio, desde el 
espacio doméstico al espacio del reino, del monasterio al mar 
Mediterráneo. Toda actividad humana es organización o al 
menos gestión del espacio. 
Monique Bourin y Elisabeth Zadora-Rio, “L‟espace”, (2003) 
 
Este primer capítulo tiene como objetivo analizar los problemas de estudio del espacio 
desde una perspectiva histñrica; para ello se ha dividido en tres apartados: “problemáticas 
espaciales y urbanas en el siglo XIII”, en el cual se hace un balance sobre la manera en que 
la sociología, la historia y los estudios medievales han abordado el espacio, para conformar 
una propuesta con base en los vínculos políticos; el segundo apartado “desarrollo urbano 
intramuros y extramuros”, conjunta los procesos de estructuración urbana llevados a cabo a 
partir de la construcción de la muralla a cargo de Felipe Augusto; y finalmente, en las 
consideraciones al capítulo se han planteado categorías de análisis para una ciudad que fue 
a la vez sede episcopal, sede monárquica de los capetos y centro de la universitas, con base 
en un horizonte espacial. 
 
1.1 Problemáticas espaciales y urbanas en el siglo XIII 
El espacio parece ser un concepto que engloba todo y nada a la vez, en el cual vivimos y 
nos encontramos a todas horas, como si fuéramos una pequeña pieza en este gran tablero; 
ha sido también una categoría de análisis importante para distintas ciencias sociales. Sin 
embargo, ¿Cómo puede ser analizado desde una perspectiva histórica? 
22 
 
El espacio puede considerarse como un eje interdisciplinar, ya que ha sido objeto de 
estudio y reflexión para distintas ciencias sociales;
34
 sin embargo, el tipo de espacio que 
aquí se ha analizado es el estudiado por la sociología y la historia en el siglo XX, sobre 
todo en el ámbito francés. Desde la sociología, existieron dos escuelas que comenzaron a 
tratarlo como objeto de estudio: la Escuela de Chicago en la primera mitad de siglo;
35
 y la 
escuela sociológica francesa comenzada desde la década de 1960 a partir de las obras de 
Henri Lefebvre.
36
 Ambas antecedieron al “giro espacial”, tendenciade finales del siglo XX 
en la que el espacio se retomó como eje de análisis en las ciencias sociales para entender su 
funcionamiento; muchos de estos estudios versaron en torno a su naturaleza, sus 
implicaciones en la vida social y sus representaciones.
37
 
Ya en el siglo XXI, existen posturas encontradas en torno a la sociología espacial, 
de las cuales se han retomado dos: por una parte, las propuestas de Herbert Gans, quien 
concibe que existen dos tipos de espacio: el natural, ˗que es presocial˗, y el espacio social 
 
34
Algunas ciencias sociales que han considerado al espacio como tema de reflexión han sido la historia, la 
geografía, la sociología, el urbanismo, la ciencia política, la economía, la lingüística y la antropología. Esto no 
quiere decir que otras disciplinas no lo utilicen en lo absoluto o lo ignoren, sino que no ha sido un eje de 
análisis; al mismo tiempo, se ha dejado de lado al espacio estudiado por otras ciencias como la física, 
geología, etc. debido a la amplitud de su estudio. Vid. “I. El espacio en las ciencias sociales”, en Franck 
Auriac y Roger Brunet, (coords.), Espaces, jeux et enjeux, París, Fondation Diderot- Fayard, 1986, p. 13-94. 
35
 El término de la Escuela de Chicago es utilizado para conjuntar los trabajos sociológicos llevados a cabo en 
el ámbito universitario de esta ciudad entre 1915 y 1940. Sus exponentes más destacados fueron Robert Park, 
Ernest Burgess y Roderick D. Mckenzie, quienes escribieron una obra conjunta en la que plasmaron sus 
propuestas metodológicas. Vid. Robert Park et al., The city. Suggestions for Investigation of Human Behavior 
in the Urban Environment, Chicago, University of Chicago Press, 1925, 240 p. Para profundizar en las 
repercusiones de la Escuela de Chicago en las ciencias sociales vid. José Luis Lezama, “La Escuela 
Ecologista Clásica de Chicago”, en Teoría social, espacio y ciudad, 2ª ed., México, El Colegio de México- 
Centro de Estudios Demográficos y de Desarrollo Urbano, 2005, p. 183-232. 
36
 Vid. Henri Lefebvre, La producción del espacio, trad. e introd. de Emilio Martínez Gutiérrez, Madrid, 
Capitán Swing, 2013, 452 p.; Espacio y política: el derecho a la ciudad, trad. de Janine Muls de Liaras y 
Jaime Liaras García, Barcelona, Península, 1976, 156 p.; y La pensée marxiste et la ville, 2ª ed., París, 
Casterman, 1972, 170 p.Esta escuela se ha considerado también como una combinación neo-marxista de 
análisis espacial y economía política. Vid. Gans, op. cit., p. 336. 
37
 El término de “giro espacial” es un poco ambiguo, ya que en él se engloban una serie de estudios de 
distintas ciencias sociales cuyo punto en común es el espacio; asimismo, no formó una escuela y se relaciona 
con la permeabilidad entre las distintas ciencias sociales de las últimas décadas del siglo XX. Vid. Charles W. 
J. Withers “Place and the „Spatial Turn‟ in Geography and in History” en Journal of the History of Ideas, 70-
4, octubre 2009, p. 637-658. 
23 
 
que se crea cuando aquel comienza a ser utilizado, se le añaden límites y significados.
38
 Su 
propuesta se basa en analizarlo por medio de sus usos
39
 y efectos, de esta forma los 
sociólogos espaciales deben estudiar cómo la sociedad –individuos y colectividades˗ realiza 
estas transformaciones, qué procesos y fuerzas sociales se encuentran implicadas, y cómo 
ambos espacios afectan a su vez a esta sociedad y a los elementos anteriores. 
Si bien el autor propone diez categorías de análisis
40
 para aproximarse a la 
utilización de los espacios estadounidenses contemporáneos, vale la pena retomar la octava 
categoría, “modelos de comunidad”, ya que proyecta al análisis de la utilizaciñn del espacio 
como medio de confrontación de tipos ideales y modelos espaciales: 
 
Una aproximación centrada en el uso será útil en el entendimiento de lo que realmente 
sucede dentro de las ciudades y de lo que las distingue de los suburbios y otros tipos de 
comunidades, enriqueciendo y trascendiendo los tipos ideales y modelos usados para 
entender a los establecimientos desde las formas estandarizadas. […] Mirar directamente lo 
que los usuarios del espacio hacen con él debe mejorar el entendimiento sobre cómo 
funcionan realmente las comunidades. […] Una aproximaciñn centrada en el uso también 
arrojará una luz relativamente distinta a los modelos sociológicos de la forma urbana. Éstos 
miran a las ciudades desde posiciones hipotéticas y exteriores, similares a las vistas desde el 
aire; pero los usuarios de las ciudades no ven los modelos concéntricos o policéntricos, y 
además, regularmente ignoran los límites que los investigadores ven y dibujan.
41
 
 
38
 De hecho, advierte que, debido al auge de los estudios espaciales a inicios del siglo, los sociólogos 
espaciales deben protegerse contra “el peligro de reconceptualizar lo obvio: hacer estudios para probar que 
toda la vida social existe en el espacio. Segundo, deben resistir a la tentación de divinizar al espacio, un 
peligro para cualquier campo nuevo que busque llamar la atención hacia sí mismo y hacia los conceptos que 
quiere introducir.” Gans, op. cit., p. 329. 
39
 El uso del espacio tiene una definición muy amplia, ya que el autor lo entiende no sólo como la forma en 
que los individuos y grupos viven y trabajan en el espacio, sino lo que hacen con él y a él. Ibid., p. 330. 
40
 Las cuales son el uso de la tierra, valores del suelo, localización, densidad, proximidad, espacio público, 
efectos vecinales, modelos de comunidad, política económica y el poder del espacio. Ibid., p. 327 -338. 
41
 “A use-centered approach to space will be useful in the understanding of what actually happens in and 
distinguishes cities from suburbs and other community types, enriching and transcending the ideal types and 
models used to understand for the standard forms of settlements. […] Looking directly at what spacers users 
do with space should enhance the understanding of how communities actually function. […] A user-centered 
approach will also shed a somewhat different light on sociology‟s models of urban form. These models look 
at cities from a hypothetical and outside standpoints, similar to views from the air, but the users of cities do 
24 
 
 
 Este elemento es importante en la investigación, ya que, como se mencionó en la 
introducción y se analizará en el siguiente subapartado, existen modelos de París como una 
ciudad con partes delimitadas, centralizada e ideal, los cuales se confrontarán con las 
formas en que las corporaciones urbanas se diferenciaron. 
Por otra parte, vertientes de la sociología cultural del espacio como la de Tim 
Richardson y Ole B. Jensen,
42
 fundamentalmente europea, proponen tres dimensiones de 
análisis para entender los vínculos dialécticos entre las prácticas socio-espaciales 
contemporáneas y su significado simbólico:
43
 la primera, “prácticas espaciales”, reafirma la 
espacialidad de todos los vínculos sociales, que se entrelazan con otras prácticas sociales y 
se relacionan entre ellas para constituirse y diferenciarse.
44
 La segunda dimensión, 
“significados simbñlicos”, remarca cñmo la importancia otorgada a estos espacios se 
encuentra unido a la socio-espacialidad, constituye una base para entender la identidad y 
acción social,
45
 y permite identificarlo a distintas escalas que van desde el vecindario hasta 
 
not see concentric or polycentric models and, besides, they often ignore the boundaries that researches see and 
draw.” Ibid., p. 334-335. 
42
 Vid. Richardson y Jensen, op. cit., p. 6-22. Este artículo, si bien tiene como objetivo proponer una base de 
análisis para los discursos de planeacióny de políticas urbanas creados entre 1980 y 2000 con motivo de las 
articulaciones espaciales de la Unión Europea y sus antecedentes, se ha utilizado porque propuso un balance y 
una agrupación de las variables que ha manejado la sociología cultural del espacio de manera sintética. 
43
 Es interesante que esta corriente es concebida como una sociología urbana neomarxista independiente de la 
sociología espacial estadounidense contemporánea. Vid. Gans, op. cit., p. 336. 
44
 Los autores que se han dedicado a esta cuestión son David Harvey, Justice, Nature and the Geography od 
Difference, Oxford, Blackwell, 1996, 480 p.; Henri Lefebvre, op. cit.,; Manuel Castells, The information Age: 
Economy, Society and Culture, Vol. I: The Rise of the Network Society, Oxford, Blackwell, 1996, 598 p.; 
Maarten Hajer “Transnational networks as trasnational policy discourse: some observations on the politics of 
spatial development in Europe” en W. Salet y A. Faludi (eds.), The Revival of Strategic Spatial Planning, 
Amsterdam, The Royal Netherlands Academy of Arts and Sciences, 2000, p. 135-142.; y John Urry, 
Sociology beyond Societies: Mobilities for the Twenty-first Century, Londres, Routledge, 2000, 256 p. 
45
 Esta identidad social va construyendo su significado con base en las atribuciones culturales preconcebidas, 
aunque “sñlo se vuelven identidades en tanto que los agentes sociales las internalizan en un proceso de 
individuaciñn” Ibid., p. 13. Es necesario matizar este postulado debido al problema de hablar de individuos en 
la Plena Edad Media, así como del problema de cómo se puede corroborar esta dicha internalización con 
fuentes del periodo. 
25 
 
lo global.
46
 La tercera dimensiñn, “políticas de escala”, es la forma en que las dimensiones 
previas se jerarquizan espacialmente; conllevan elementos políticos y son dinámicas de 
acuerdo al grupo que las produce, a quienes sirven para “navegar en la realidad.”
47
 Según 
Smith la “escala es el criterio de diferencia no tanto entre lugares como entre distintos tipos 
de lugares”.
48
 
Si bien estas tres dimensiones se encuentran imbricadas,
49
 se ha retomado la tercera 
dimensión como base para la investigación, al plantear que los espacios se encuentran 
jerarquizados a partir del uso y de la importancia que cada grupo enuncie, ˗es decir, que no 
todos los espacios son importantes para todos los grupos, ni por las mismas razones˗, el 
cual comparte vínculos con la materialidad y el uso que se haga de éstos en distintas 
escalas, las cuales pueden ser cotidianas, extraordinarias o incluso rituales, como las 
entradas reales que se analizarán al final de este capítulo. 
Ya en el campo de la historia del siglo XX, sobre todo de la historiografía francesa, 
el espacio se ha vuelto de un campo de observación, a ser la suma de relaciones sociales o 
el producto de representaciones mentales cambiantes, según el balance hecho por Patrice 
 
46
 Algunos autores que han escrito sobre estos aspectos han sido R. Shields, Places on the Margin: Alternative 
Geographies of Modernity, Londres, Routledge, 1991, 352 p.; M. Gottdeiner, Postmodern Semiotics: Material 
Culture and the Forms of Postmodern Life, Oxford, Blackwell, 1995, 240 p.; y Manuel Castells, The 
Information Age: Economy, Society and Culture, vol. II: The Power of Identity, Oxford, Blackwell, 1997, 584 
p. 
47
 Ibid., p. 13. Algunas obras que refirieron a esto fueron M. Low “Re-presentation unbound: globalization 
and democracy” en K. R. Cox, (ed.,), Spaces of Globalization: Reasserting the Power of the Local, Nueva 
York, The Guilford Press, 1997, p. 240-280 p.; N. Smith “Homeless/global: scaling places” en J. Bird et al., 
(eds.), Mapping the Futures: Local Cultures, Global Change, Londres, Routledge, 1993, p. 87-119; y A. 
Giddens, The Constitution of Society: Outline of the Theory of Structuration, Cambridge, Polity Press, 1984, 
418 p. 
48
 “Scale is the criterion of difference not so much between places as between different kinds of places” 
Smith, 1993, p. 99 apud., Richardson, op. cit., p. 14. 
49
 “Además, la relaciñn socio-espacial dota de significado a los agentes sociales por medio de múltiples re-
presentaciones [sic.], símbolos y discursos. Así, la relación socio-espacial expresa por un lado posibilidades y 
limitaciones a las acciones sociales dentro del ambiente construido. Por el otro lado, el significado y la 
valoración de esta relación se negocia y renegocia constantemente en la bases del imaginario social y de los 
valores culturales. Esta tensión dialéctica expresa igualmente políticas de escala, en el sentido en que las 
prácticas socio-espaciales y sus significados producen y reproducen espacialidades en escalas que van desde 
el cuerpo hasta lo global, como en el caso de las nuevas formas de movilidad socio-espacial.” Ibid., p. 15. 
26 
 
Bourdelais y Bernard Lepetit en la penúltima década del siglo pasado. Éste fue abordado 
por tres grandes vertientes en décadas cercanas:
50
 el espacio para la historia regional de 
1950 y 1970, el espacio como medio de vida de 1960 y 1970, y finalmente el espacio como 
variante explicativa en 1980. 
El espacio para los dos primeros tipos de historia era más bien un campo de 
observación, importante en tanto delimitación para el terreno de estudio: por una parte la 
historia regional lo consideraba como una trama de fondo o el escenario en el que se 
desenvolvía la historia de la región que buscaba estudiar globalmente, sin adentrarse en 
debates teóricos o explicativos sobre éste.
51
 El espacio como medio de vida constituía una 
variable externa para las condiciones humanas, como lo señalan Bourdelais y Lepetit: “de 
nuevo los espacios se encuentran en juego; pero constituyen siempre una variable exógena, 
un potencial de recursos ofrecidos al ingenio de las sociedades humanas.”
52
, el cual, si bien 
era importante para el desarrollo humano, no tenía como objetivo explicar la relación entre 
el hombre y el ambiente.
53
 
A partir de 1980, se comenzaron a producir textos que concebían al espacio como 
una variante explicativa, en los que fue un sujeto de reflexiñn y, ˗a diferencia de las otras 
 
50
 Las que tuvieron como antecedentes los postulados de la geografía de Vidal de la Blanche, los sociológicos 
de François Simiand, y los trabajos de la Escuela de Annales; fundamentalmente los de Lucian Febvre –quien 
tenía una clara influencia de Durkheim y Vidal de la Blanche-: Lucien Febvre, Philippe II et la Franche-
Comté. Étude d’histoire politique, religieuse et sociale, París, H. Champion, 1912, 807 p. ; y los de Fernand 
Braudel, con el célebre La Méditerranée et le Monde méditerranéen à l’époque de Philippe II.3 vols., París, 
A. Colin, 1949 ; aunque otra obra posterior de Braudel que tiene como eje al espacio es Fernand Braudel, 
L’identité de la France.I: Espace et Histoire, Arthaud, Flammarion, 1986, 368 p. Vid. “Le moment de 
l‟histoire-science sociale (des années 1920 aux années 1940” en Christian Delacroix et al., Les courants 
historiques en France.XIX
e
-XX
e
 siècles, París, Armand Colin, 1999, p. 105-149. 
51
 Vid. Georges Duby, La société aux XI
e
 et XII
e
 siècles dans la région mâconnaise, París, Bibliothèque 
générale de l‟École des Hautes Études, 1953, 688 p. y G. Dupeux, Aspects de l’histoire sociale et politique 
du Loir-et-Cher.1848-1914, París, FNSP, 1962, 632 p. 
52
 “À nouveau les espaces sont en jeu ; mais ils constituent toujours une variable exogène, un potentiel de 
ressources offert à l‟ingéniosité des sociétés humaines” en Auriac y Brunet, op. cit., p. 21. 
53
 Vid. P.Goubert, Beauvais et et le Beauvaisis de 1600 à 1730. Contribution à l’histoire sociale de la France 
au XVII
e 
siècle, París, SEVPEN, 1960, 654 p.; y M. Garden, Lyon et les Lyonnais au XVIII
e
 siècle, Lyon, 
PUL, 1970,774 p. 
27 
 
tendencias˗, de creaciñn humana, en palabras de los autores: “Así, el espacio ya no es 
solamente un cuadro, dado o construido. Ya no es solamente un espejo, una proyección del 
suelo de la sociedad que lo produce. Se encuentra en un retorno perpetuo y es creador de 
comportamientos, repetitivos o innovadores, que afectan su propio destino. No hay más 
espacio que el humano.”
54
 Estas obras desarrollaron temáticas como el análisis de las 
representaciones pasadas del espacio, la imagen urbana, la geografía social retrospectiva o 
las prácticas del espacio.
55
 
De acuerdo a las conclusiones de los autores, al análisis del espacio desde una 
perspectiva histórica le es difícil escapar a los reduccionismos, ya sea como un escenario o 
como condición externa, debido a la fragmentación de las escalas temporales y espaciales, 
y al estudio de sólo una de éstas por parte de los investigadores. El historiador debe 
investigar los procesos de organizaciñn del espacio y comprender sus mecanismos, ˗con 
vista incluso a modificarlo en su presente˗, siempre desde una perspectiva global: “Por el 
contrario, se debe establecer el conjunto de las escalas en las cuales el espacio y el tiempo 
coinciden, en las que resuenan al unísono. Programa difícil, pero que dará a la Historia su 
plena especificidad dentro del análisis del espacio.
56
 
En lo referente a los estudios medievales, el balance hecho en los últimos años del 
siglo XX en torno a las tendencias de la historia de la Edad Media en Francia y Alemania, 
consideraba que su aproximación seguía siendo compleja, o incluso ambigua, tanto por su 
 
54
 “Alors, l‟espace n‟est plus seulement un cadre, donné ou construit. Il n‟est plus seulement miroir, 
projection au sol de la société qui le produit. Il est, comme en retour perpétuel, créateur de comportements, 
répétitifs ou innovateurs, qui affectent son propre destin. Il n‟y a plus d‟espace qu‟humain.” Ibid., p. 23. 
55
 Vid. A. Guillermé, Le Temps de l’eau. La Cité, l’Eau et les Techniques, París, Seyssel, 1983, 264 p. ; H. 
Neveux y B. Garnier “Valeur de la terre, production agricole et marché urbain au milieu du XVIII
e
 siècle” en 
Problèmes agraires et société rurale. Cahiers des Annales de Normandie, 1979, 43-99 ; y J.L. Pinol, Espace 
social et espace politique. Lyon à l’époque du Front populaire, Lyon, PUL, 1980, 214 p. 
56
 “Il faut au contraire établir l‟ensemble des échelles auxquelles l‟espace et le temps coïncident, résonnent à 
l‟unisson. Programme difficile, mais qui donnerait à l‟histoire sa pleine spécificité dans l‟analyse de l‟espaceʺ. 
Ibid., p. 26. 
28 
 
definición,
57
 como por los problemas interdisciplinarios y los límites entre la historia, la 
arqueología, la geografía y la antropología en su estudio. 
Estos límites se centraron en las diferencias de métodos, técnicas y cuestionamiento 
de fuentes entre los espacios del historiador y del arqueólogo
58
; ya que, si bien el primero 
centra generalmente su labor en fuentes escritas, y el segundo recurre a elementos como 
excavaciones, existen puentes entre ellos y lo que las autoras nombran como “polifonía”, a 
pesar de trabajar con escalas espacio-temporales distintas, como señalan Bourin y Zadora-
Rio: “aún si el historiador de textos y el arqueólogo trabajan a escalas diferentes, me parece 
que tanto uno como el otro poseen la misma unidad: sus estudios se moldean sobre las 
estructuras de la poblaciñn.”
59
 Algunos conceptos surgidos de esta interdisciplina son el 
incastellamento de Pierre Toubert y el encellulement de Robert Fossier.
60
 
Otro tipo de espacio que ha sido trabajado recientemente por los medievalistas es 
uno más cercano a la sociología del espacio y a postulados antropolñgicos, ˗antes que 
 
57
 “El término espacio es demasiado confuso para que su estandarte recubra a estudios de naturaleza muy 
diferente” Monique Bourin y Elisabeth Zadora-Rio “L‟espace” en Jean-Claude Schmitt y Otto Gerhard Oexle 
(dirs.), Les tendances actuelles de l’histoire du Moyen-Âge en France et en Allemagne. Actes des colloques de 
Sèvres (1997) et Göttingen (1998), París, Publications de la Sorbonne, 2003, p. 497. 
58
 Sobre la actividad arqueológica, es interesante remarcar la similitud previa en la falta de crítica o reflexión 
sobre el espacio: “No obstante, sería errñneo deducir que el espacio ha constituido de entrada para el 
arqueólogo un objeto de estudio privilegiado; no lo ha sido, durante mucho tiempo, y permanece aún 
frecuentemente como un simple soporte, del mismo modo que el pergamino o el papel para el historiador de 
textos, y no un tema de reflexiñn.” Ibid., p. 501. 
59
 “Mais si l‟historien des textes et l‟archéologue travaillent à des échelles différentes, il me semble qu‟ils ont 
l‟un et l‟autre la même unité : leurs études se moulent sur les structures du peuplement.ʺ Ibid., p. 495. 
60
 El primero de los cuales refiere a la estructuración espacial con base en castillos, mientras que el segundo 
plantea que a partir del XI empezaron articularse células espaciales a pequeñas escalas, especialmente el 
señorío y la parroquia. Vid. Pierre Toubert, Les structures du Latium médiéval. Le Latium méridional et la 
Sabine du IX
e
 siècle à la fin du XII
e
 siècle, Roma, École française de Rome, 1973, 1500 p. y Robert Fossier, 
L’enfance de l’Europe IX-XIIe siècles. Aspects économiques et sociaux. I : L’homme et son espace. II : 
Structures et problèmes, París, PUF, 1982, 1125 p. 
29 
 
geográficos˗, como el estudio del espacio político
61
 y de los espacios sociales
62
. Éstos 
poseen como uno de sus ejes principales el término “espacializaciñn”: 
 
Más que un espacio económico, de producción o de desplazamiento, el espacio es estudiado 
actualmente como un elemento de una cultura; como la construcción de una sociedad, en 
una perspectiva más nominalista que realista. El término de espacialización describe 
bastante bien la manera actual de pensar el espacio. Ésta no es solamente una manera 
desenfadada y rápida para decir “organizaciñn del espacio”; la palabra contiene la idea de 
una dinámica y de una puesta en el espacio, que es el estudio de un ir y venir entre la 
construcción intelectual y la práctica.
63
 
 
Este postulado es útil en la investigación, sobre todo aquello referente a la relación 
entre la práctica y la construcción intelectual en la estructuración de una ciudad que podría 
ser ideal. Asimismo, se han retomado algunos planteamientos de un autor que ha analizado 
las diferencias entre la percepción del espacio medieval en relación con la actual, Paul 
Zumthor, quien en su libro intitulado La medida del mundo. Representación del espacio en 
la Edad Media, concibe al espacio como un medio multiforme de descifrar y dar sentido al 
universo en un plano individual y social.
64
 
Éste se crea en principio a partir de la consciencia de la separación y unión de la 
distancia, del movimiento y del cuerpo: “en la unicidad de la experiencia, el espacio, el 
 
61
 Vid. Fabienne Cardot, L’espace et le pouvoir. Étude sur l’Austrasie mérovingienne, París, Publications de la 
Sorbonne, 1987, 320 p. y Odile Redon (dir.), L’espace d’une cité. Sienne et le pays siennois, XIII
e
-XIV
e
 
siècles, Roma, École Française de Rome, 1994, 324 p. 
62
 Vid. A. Durand, Les paysages médiévaux du Languedoc (X
e
-XII
e
 siècles), Toulouse, Presses Universitaires 
du Mirail, 1998, 492 p. y C. Bousquet-Labouerie (dir.), Espace vécu, mesuré, imaginé, numéro en l’honneur 
de Christiane Deluz. Cahiers de Recherches Médiévales, N°3, 1997, 116 p. 
63
 “Plus qu‟un espace économique, de production ou de déplacement, l‟espace est étudié aujourd‟hui comme 
élément d‟une culture; comme la construction d‟une société, dans une perspective plus nominalisteque 
réaliste. Le terme de spatialisation décrit bien d‟ailleurs la manière actuelle de penser l‟espace. Ce n‟est pas 
seulement une manière jargonnante et rapide de dire « organisation de l‟espace » ; le mot comporte l‟idée 
d‟une dynamique, d‟une mise en espace, qui est l‟étude d‟un va˗et˗vient entre construction intellectuelle et 
pratique. Ibid., p. 494. 
64
 Paul Zumthor, La medida del mundo. Representación del espacio en la Edad Media, Madrid, Cátedra, 
1994, p. 15. 
30 
 
pensamiento y el lenguaje remiten conjuntamente al cuerpo, alrededor del cual se crea el 
mundo”
65
. Posteriormente se sistematiza y ordena para dar paso al espacio social 
representativo donde operan las fantasías, valores e identidad de los grupos sociales. 
Su percepción, sin embargo, es histórica
66
: si bien en la actualidad se diferencia 
entre las nociones de tiempo y espacio, y el individuo se concibe como desapegado a ellas, 
anteriormente el espacio se vivía “como una forma global que se confiere a la extensiñn 
bruta: abstracta, pero así con todo significante.”
67
 Esta fractura comenzó a gestarse 
paulatinamente en la Edad Media ˗entre los siglos X y XV˗, aunque empezñ a acentuarse a 
mediados del siglo XIII. Para estudiarla, Zumthor propone un análisis en tres niveles de 
planos subyacentes,
68
 los cuales se anclan en arquetipos que confieren contenido semántico 
y dinamismo a los esquemas e imágenes. 
 Éstos remiten a la conciencia corporal,
69
 fundamentalmente al arquetipo del 
microcosmos como modelo del mundo
70
 y como medio de engarce para clasificar y 
 
65
 Ibid., p. 24. 
66
 El problema comienza por lo que Zumthor llama naturaleza problemática de la designación del espacio: 
“[…] realidad ambigua, idea compleja, término que se despliega sin cesar en metáforas. Quizá habría que 
considerar tantos espacios como desgloses posibles de la „realidad‟ […] Por esta razñn sin duda, el único 
discurso eficaz sobre el espacio es un relato, como podría serlo en los labios de un niño: un mito, en el sentido 
original de la palabra.” Esto es problemático debido a la heterogeneidad de qué se entiende por espacio, ya 
que es muy fácil caer en reduccionismos o en que sea un concepto que abarque todo y nada a la vez. Ibid. p. 
29-30. 
67
 Ibid. p. 15. 
68
 -Plano de las imágenes: imágenes conceptuales o figurativas que operan a través del lenguaje y las artes 
miméticas para apropiarse de la realidad espacial. 
-Plano de esquemas o modelos y tipos 
-Plano de formas elementales y matriciales cargadas de potencial emotivo llamado arquetipos (descripción 
cercana a los algoritmos de la lingüística generativa). Ibid., p. 18. 
69
 En este punto, Zumthor tiene un punto en común con Richardson y las políticas de escala antes referidas, ya 
que él también concibe al cuerpo como el principio, aunque en referencia los rangos de escala, los cuales se 
extienden hasta lo global. Richardson, op. cit., p. 13. 
70
 Es decir, que los componentes que conforman al hombre son los mismos que conforman al universo: cuatro 
direcciones (norte, sur, este y oeste), cuatro elementos (tierra, agua, aire y fuego) y cuatro estaciones 
(primavera, verano, otoño e invierno) a los que corresponden en el cuerpo cuatro humores (la sangre, la bilis 
negra, la bilis amarilla y la flema) y cuatro temperamentos (melancólico, colérico, flemático y sanguíneo). 
Este microcosmos también se encuentra representado en el cuerpo social, que se estructuró con base en la 
ordenación divina, cuyos componentes esenciales fueron la cabeza que dirige al cuerpo (oratores), los brazos 
que lo defienden (bellatores) y los pies que lo sostienen ( laboratores). En este caso, Zumthor tiene un punto 
31 
 
semiotizar los distintos lugares terrenales y divinos a partir del siglo XII; por ejemplo, el 
purgatorio y el cuerpo social. Éste último fue el fundamento de la articulación y 
jerarquización social, el cual se practicó por medio de rituales y hábitos, y se basó en una 
correlación con el orden divino:
71
 
 
Todo el aparato comunitario, en las ciudades, en los burgos, las aldeas incluso, trata de 
regular espacialmente las conductas humanas, para garantizar la paz en la pequeña 
superficie en la que se entrecruzan tantos intereses enmarañados. Un vínculo real, muy 
fuerte, une con lugares determinados a la mayor parte de las categorías sociales. Los lazos 
de parentesco, de amistad, de profesión, se tejen y se mantienen normalmente en el seno de 
una vecindad; los que engendra el poder político se superponen a ellos sin quebrarlos: todos 
ellos están espacializados, y todo espacio tiende a convertirse en el significante de un 
significado social.
72
 
 
Sin embargo, Zumthor plantea en términos metodolñgicos que “el espacio medieval 
se vive más que se percibe. Es, pues, más útil para el historiador escuchar los discursos que 
definir las ideas”
73
 con base en “las prácticas lingüísticas y en los intercambios de 
relatos”.
74
 A partir de lo enunciado por este autor, el concepto del cuerpo social será 
retomado como medio de estructuración corporativa, el cual identificó a las corporaciones 
con sus espacios de vida, donde entrelazaron sus vínculos de trabajo con su lugar social 
dentro del conjunto de grupos presentes en París. 
 
de similitud con Jacques Le Goff y Nicolas Truong, Una historia del cuerpo en la Edad Media, trad. de Josep 
M. Pinto, Barcelona, Paidós, 2005, 168 p., y con Sennett op. cit. 
71
 Es decir, que el orden terrenal se encontraba íntimamente relacionado con el celestial. Vid. Florian Mazel, 
L’Évêque et le territoire. L’invention médiévale de l’espace (Ve-XIIIe siècle), París, Éditions du Seuil, 2016, 
542 p. 
72
 Zumthor, op. cit., p. 42. 
73
 Ibid., p. 36. 
74
 Este aspecto no es claro en las propuestas del autor, ya que dice solamente esto. Parece que las fuentes se 
tienen que encontrar con base en cada objeto de estudio. Por ejemplo, para el caso de las ciudades, Zumthor 
refiere que todos sus relatos se basan en cuatro modelos: Roma, Constantinopla, Bizancio y Babilonia. Ibid., 
p. 110. 
32 
 
No obstante, esta ciudad es un tipo específico de espacio, y así como el concepto 
anterior, el de ciudad medieval tampoco es monolítico; sin embargo, han existido algunos 
ejes en su explicación histórica. Éstos van desde las producciones historiográficas de Henri 
Pirenne, quien en 1927 explicó el desarrollo económico y comercial de las ciudades a partir 
de la expansión comercial iniciada en el siglo VIII;
75
 hasta la obra de Jacques Heers, quien 
en 1990 buscó, por medio de una historia evolutiva, entender a la historia urbana como una 
historia general, del paisaje urbano y de la autoridad: 
 
De forma que el examen de la sociedad urbana, del ejercicio de los poderes, y por ende de 
elementos muy importantes del paisaje urbano, conducen a inscribir esta sociedad, los 
grupos que la componen y sus relaciones de fuerzas, dentro de la historia general de las 
sociedades y de los poderes, y de manera más precisa, en un estudio de las formas de 
autoridad […]
76
 
 
Estudios más recientes, ˗de los primeros aðos del siglo XXI˗, como el de Patrick 
Boucheron y Denis Menjot, buscaron analizar la historia urbana de una forma total: “se 
basa sobre un postulado: la ciudad y la sociedad no se comprenden más que en sus 
interrelaciones.”
77
 Una de las producciones más recientes es la de Emilio Mitre, Ciudades 
medievales europeas, quien en 2013 planteó un esquema en el que abarcó la organización 
urbana, el desarrollo económico y político, así como el de las ideas y representaciones de 
las ciudades alto y bajomedievales.
78
 Cabe señalar que muchos de los ejes de estos estudios75
 Henri Pirenne, op. cit. 
76
 “De sorte que l‟examen de la société urbaine, de l‟exercice des pouvoirs et donc de très importants éléments 
du paysage conduit à inscrire cette société, les groupes qui la composent et leurs rapports de forces, dans 
l‟histoire générale des sociétés et des pouvoirs, et, plus précisément, dans une étude des formes d‟autorité 
[…]”. Vid. Jacques Heers, La ville au Moyen Âge en Occident. Paysages, pouvoirs et conflits, París, Fayard, 
1990, p. 11. 
77
 “Elle repose sur un postulat : ville et société ne se comprennent que dans leurs interrelations” Vid. Patrick 
Boucheron et al., La ville médiévale. Histoire de l’Europe urbaine 2, Lonrai, Éditions du Seuil, 2011, p. 7. 
78
 También vale la pena remarcar el análisis historiográfico con el que comienza su obra; vid. Emilio Mitre 
“Reconocimiento. Los historiadores ante el hecho urbano medieval” en Ciudades medievales europeas. Entre 
lo real y lo ideal, Madrid, Cátedra, 2013, p. 5-11. 
33 
 
se han relacionado con fenómenos como la revolución comercial del siglo XI y el 
renacimiento cultural del siglo XII,
79
 así como del camino hacia la modernidad y el 
capitalismo, sobre todo con grupos como la burguesía que se analizará en el segundo 
capítulo. 
 Otras obras de corte teórico plantean que para el siglo XIII existieron tres tipos de 
ciudades interrelacionadas cada una con un plano distinto: las organizadas en el periodo 
romano, basadas en un sistema rectangular; las desarrolladas a partir de una aldea o un 
grupo de aldeas en derredor de un monasterio o castillo, ordenadas de acuerdo a la 
topografía natural; y finalmente las ciudades proyectadas por adelantado para la 
colonización, las cuales se construyeron con un “plano en damero”.
80
 
Una última obra analizada para entender los ejes del desarrollo urbano en este siglo 
fue el Diccionario razonado del Occidente Medieval, donde Jacques Le Goff plantea que la 
historia de las ciudades es una historia social en la que se interrelacionan los elementos 
materiales con su imaginario, idealizaciones e ideas que los distintos grupos tuvieron de 
ellas, producto de la multiplicidad de relaciones surgidas en su interior: 
 
La ciudad medieval es, en primer lugar, una sociedad de la abundancia, concentrada en un 
pequeño espacio, en medio de vastas extensiones débilmente pobladas. En segundo lugar, 
es un lugar de producción y de intercambio en el que se mezclan el artesanado y el 
comercio, alimentado por una economía monetaria. Es también el centro de un sistema 
particular de valores, entre los que destacan la práctica laboriosa y creativa del trabajo, el 
gusto por el negocio y el dinero, la inclinación por el lujo, el sentido de la belleza. Es, 
además, un sistema de organización del espacio cercado de murallas y erizado de torres, al 
que se accede por puertas y que se recorre a través de un trazado de calles y plazas. Es, 
finalmente, un organismo social y político fundado en el sistema de vecindad, en el que los 
 
79
 Vid. Charles Homer Haskins, El Renacimiento del siglo XII, trad., pról., y notas de Claudia Casanova, 
Barcelona, Ático de los Libros, 2013, 408 p. 
80
 Vid. José Luis Lezama “La emergencia del fenñmeno urbano: ciudad e historia” en Lezama, op. cit., p. 90. 
34 
 
más ricos no se constituyen en una jerarquía distinta, sino que forman un grupo de iguales 
-sentados uno al lado del otro- que gobiernan sobre una masa unánime y solidaria.
81
 
 
En este orden de ideas, la creación de las ciudades medievales
82
 formó parte de un 
proceso de “larga duración” (sic.), el cual constituyó una ruptura con las ciudades de la 
Antigüedad.
83
 Su fase de desarrollo inició a partir del impulso comercial en el año mil y 
tuvo dos periodos: el de las ciudades en expansión (siglos X-XIII) y el de las ciudades en 
crisis (siglos XIV y XV). Para el siglo que atañe a la temporalidad de esta investigación, Le 
Goff considera que ocurrió uno de los movimientos de urbanización más importantes que 
Europa haya conocido, en el cual la anterior confrontación entre una cultura urbana y una 
monástica se modificó por una paulatina aceptación y reinserción de la Iglesia en las 
ciudades (de las cuales se tuvieron visiones encontradas entre ser la nueva Jerusalén o la 
nueva Babilonia); con nuevos centros como el mercado, con grupos más poderosos como la 
burguesía y los mercaderes y caracterizadas por el triunfo de lo escrito. 
 Asimismo, la ciudad dominaba al campo circundante y a los territorios que se 
encontraban a las afueras de sus murallas sobre los que ejercía ciertos poderes jurídicos, 
económicos y políticos. Un elemento importante a señalar es que el fenómeno urbano se 
considera como una parte del sistema feudal imperante, donde hay que matizar la 
originalidad y la importancia de la burguesía. En palabras de autor: 
 
 
81
 Jacques Le Goff “Ciudad”, en Jacques Le Goff y Jean-Claude Schmitt (eds.), Diccionario razonado del 
Occidente Medieval, trad de Ana Isabel Carrasco Manchado, Madrid, Akal, 2003, p. 161. 
82
 Es importante resaltar que los ejemplos que más utiliza el autor son de ciudades actualmente francesas, con 
la excepción casi única de las ciudades de la península itálica, región a la que considera como la más 
urbanizada del Occidente. Ibid., p.162. 
83
 Vid. Jacques Heers “Après Rome : Continuité ou effacement ? ”, en op. cit., p. 15-70 ; Xavier Lafon et al., 
“Naissance de la ville chrétienne IV
e
-VII
e
 siècle ap. J.C.”, en Jean-Luc Pinol (dir.), Histoire de l’Europe 
Urbaine. I. De l’Antiquité au XVIII
e
 siècle. Genèse des villes européennes, París, Éditions du Seuil, 2003, p. 
225-284 ; Paul-Marie Duval, Paris. De Lutèce oppidum à Paris capitale de la France (vers-225 ? [sic.]/ 500), 
París, Diffusion Hachette, 1993, 404 p. 
35 
 
Yo no creo, por tanto, que haya existido un sistema urbano medieval, pero creo que ha 
existido, en el interior del sistema feudal, un fenómeno urbano original, importante, que en 
todas partes ha tenido características comunes, y que ha existido una “red” urbana, inscrita 
en el espacio y en el funcionamiento del sistema feudal. La originalidad de este fenómeno 
urbano aparece con mayor claridad en el dominio cultural que en ningún otro aspecto, a 
pesar del peso de los modelos nobles.
84
 
 
Finalmente, quedan por señalar dos características del fenómeno urbano: la primera, 
la oposición residencial entre mercaderes y burgueses, que vivían en las ciudades, y los 
nobles y caballeros que residían en castillos ubicados en el bosque, a pesar de la expansión 
urbana. La segunda, que el elemento de unión entre los distintos grupos de las ciudades 
medievales fue la sociabilidad urbana, producto de la cercanía y del contacto cotidiano. De 
aquí surgió un tipo de hombre característico, ˗el ciudadano˗,
85
 quien se interrelacionó 
íntimamente con su ciudad “La ciudad es como una persona, constituida por personas, 
personas a las que la ciudad ha dado forma.”
86
 
Teniendo en cuenta todo este análisis del espacio y de las ciudades ¿De qué manera 
se puede aprehender esta lógica espacial de París en el siglo XIII y con qué herramientas? 
Una alternativa inmediata, para quien estuviera allí, podría ser recurrir a su experiencia al 
recorrer y analizar los edificios de la época dentro de la ordenación actual de la ciudad. 
Esto podría ser útil para dimensionar los límites y la extensión de la ciudad, si supiera 
claramente dónde se encuentran y tomara en cuenta las modificaciones tan grandes llevadas 
a cabo en el siglo XIX y en el XX en los quartiers
87
 más antiguos y cercanos al Sena.
88
 
 
84
 Ibid., p. 163. 
85
 Entendiéndolo únicamente como habitante de la ciudad. 
86
 Ibid., p. 166. 
87
 Desde este momento parece conveniente

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