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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MEXICO 
PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN ESTUDIOS 
MESOAMERICANOS 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS 
 
 
 
 
OTREDAD, RITUAL Y CONSTRUCCIÓN SOCIAL: EL CASO DE LA 
PRESENCIA TEOTIHUACANA EN EL YAXCHILÁN DEL CLÁSICO TARDÍO 
 
 
 
 
TESIS 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: 
MAESTRO EN ESTUDIOS MESOAMERICANOS 
 
 
 
 
PRESENTA: 
HILDA DEL CARMEN LANDROVE TORRES 
 
 
 
 
TUTOR 
DR. ROGELIO VALENCIA RIVERA 
UNIVERSIDAD VERACRUZANA 
 
 
 
 
 
 
CIUDAD UNIVERSITARIA, CD.MX., SEPTIEMBRE 2016 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
II 
 
Índice 
Índice de figuras - III 
Agradecimientos - VI 
Introducción - 2 
I. Un recorrido por el contexto y las propuestas interpretativas sobre 
la presencia teotihuacana en la zona maya 
I.1 - Internalismo vs externalismo - 11 
I.2 - El caso de Piedras Negras. 'Conexión' y 'desconexión' de la élite - 23 
I.3 - La particularidad de Yaxchilán y cómo puede ayudarnos a entender el 
 fenómeno del 'resurgimiento teotihuacano' - 29 
I.4 - La cuestión del otro (apuntes) - 42 
I.5 – El modelo subyacente y por qué cuestionarlo - 49 
 
II. Texto e Imagen: Qué nos dicen de las operaciones rituales - 53 
II.1 - La 'invocación' de K'awiil - 55 
II.2 - 'Personificación' y 'representación' - 69 
II.3 - Uch'ab yak'ab - 79 
II-4 - ¿Una 'quimera' maya? - 87 
II.5 – Apuntes sobre la relación texto e imagen -100 
 
III. Tlalok y el ‘signo del año’ y sus transformaciones en tierras mayas. 
III.1 – Tlalok y el 'signo del año'. Atendiendo a las significaciones - 105 
III.1a - Tlalok - 105 
III.1b - El 'signo del año' - 111 
III.2 - De la analogía a la identidad múltiple - 116 
III.3 - El problema de Tollan-Zuyua - 122 
III.4 – El carácter constitutivo y construido de la alteridad. El 'rey extranjero' y la 
apropiación de Tollan - 131 
 
Conclusiones - 139 
 
Bibliografía - 148 
III 
 
 Índice de figuras1 
 
1. Dintel 25 de Yaxchilán (Martin y Miller, 2004). The British Museum …………………….. 4 
2. Estela 35 y mural de estuco del Templo 21 de Yaxchilán …………………………………… 6 
3. Mapa de las ciudades donde ocurrió el fenómeno del 'resurgimiento' 
teotihuacano. Dibujo de Antonio Jaramillo Arango. ……………………………………………… 12 
4. Dintel 2 del Templo 1 de Tikal. Dibujo de W. R. Coe (Jones y Satterthwaite, 1982) ………. 14 
5. Estela 6 de Copán. Dibujo de B. Fash (Fash y Fash, 2000) …………........………………… 15 
6. a) Estructura 5D-43 Tikal. Signo trilobulado y anteojeras de Tlalok . 
b) Estructura 10L-29 de Copán 'signo del año' en combinación con glifo winte' naah. 
Copán, Museo del Sitio ……………………………………………………………………………... 16 
7. Altar Q de Copán; al fondo una imagen de Tlalok enmarcada por cráneos en la base del 
Templo 16. Copán, Museo del sitio …………………………………..…………………………… 17 
8. Panel 2 de Piedras Negras. Foto de Hillel Burger (Schele y Miller, 1986). 
Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, Harvard University ……………………….. 18 
9. Estela 40 de Piedras Negras. (Grube, 2001). Museo Nacional de Arqueología y 
Etnografía, Ciudad de Guatemala ………………………………………………………………… 19 
10. Mural de estuco del Templo 21 de Yaxchilán (detalle): Tlalok emerge de las fauces de la 
serpiente bicéfala ………………………………………………………………………………….. 20 
11. Máscara de "rayos x" con imagen de Tlalok. a) Estela 16 de Dos Pilas (fragmento) 
b) Estela 2 de Aguateca (fragmento). Dibujos de S. Houston (Houston, 1993) ...……….….. 22 
12. Estela 6 de Piedras Negras. Foto de Justin Kerr (Stuart y Graham, 2003) .……………. 23 
13. Estelas 'de guerrero' de Piedras Negras. a) Estela 26. Dibujo de J.Montgomery (The 
John Montgomery Drawing Collection, www.famsi. org) b) Estela 8. Dibujo de D. Stuart 
(Stuart y Graham, 2003). c) Tlalok; detalle del tocado en la Estela 8 ………………………. 25 
14. Escalón VII de la Escalera Jeroglífica 2 de Yaxchilán (fragmento). Dibujo de I. Graham 
(Graham, 1982) …………………………………………………………………………………….. 28 
15. Mapa de Yaxchilán con la ubicación de las principales estructuras que 
contienen las imágenes objeto de estudio. Dibujo de la autora basado en dibujo de 
Hellerick (commons.wikimedia.org) ……………………………………………………………….. 30 
16. Dintel 8 de Yaxchilán. Dibujo de I. Graham (Graham y Von Euw, 1977) ………………… 31 
17. Dintel 41 de Yaxchilán (Schele y Miller, 1986). The British Museum ……………………… 31 
18. a) Tlalok cómo máscara de "rayos x" en el Dintel 25 de Yaxchilán (detalle). Dibujo de I. 
Graham (Graham y Von Euw, 1977). b) Máscara de Tlalok en el centro de la banda celeste 
bicéfala del mural de estuco del Templo 21 …………….…………………………………… 32 
 
1 En los casos en que no se especifica el autor de la foto, son propias. 
IV 
 
19. Dintel 17 de Yaxchilán (Schele y Miller, 1986). The British Museum ……………………. 34 
20. Dintel 39 de Yaxchilán. Tzak K’awiil, 'conjura' de K'awiil (A2-B2) por Yaxuun Bahlam. 
Dibujo de I. Graham (Graham, 1979) …………………………………………………………….. 35 
21. Winte’ naah a) 'señor de winte' naah; título de K’inich Yax K’uk Mo’ en la estela 
12 de Copán.Dibujo de D. Stuart (Stuart, 2004). b) en la Estructura 5 de Río Amarillo. 
Dibujo de D. Stuart (Stuart, 2004). c) en el dintel 25 de Yaxchilán …………………………….45 
22. Ochk’in kalo’mte’. a) como título de Yaxuun Bahlam en la Estela 1 de Yaxchilán. 
Dibujo de I. Graham. b) como título de K'ihnich Yax K'uk' Mo' en la Escalera Jeroglífica 
de Copán. Dibujo de B. Fash (Stuart, 2000) ……………………………………………………. 46 
23. 'Conjura’ de K'awiil’. a) Dintel 15 de Yaxchilán (A2-B2/E1-F1-G1). b) Dintel 14 
de Yaxchilán (D1-F4). Dibujos de I. Graham (Graham y Von Euw, 1977) ………………….. 56 
24. a) K'awiil en una escena mitológica, Vaso K1882 (detalle). Foto desplegada de Justin 
Kerr (Robicsek y Hales, 1981) b) Como cetro, Dintel 53 de Yaxchilán (detalle). Dibujo 
de I. Graham (Graham, 1979) …………………………………………………………………….. 57 
25. a) Monumento 1 de Chalcatzingo, "El Rey". Delineado de S. Gillespie sobre foto 
(Gillespie, 2008) b) Altar 4 de La Venta. Foto de Ruben Charles. 
https://www.flickr.com/photos/rubencharles/385871737/ ….…………………………………… 59 
26. Estela 10 de Yaxchilán (fragmento superior). Dibujo de C. Tate (Tate, 1992) …………. 60 
27. Vaso K8457. Foto desenrollada de Justin Kerr (Velásquez, 2001) …………………..…. 66 
28. ‘Personificación' en el Dintel 25 de Yaxchilán (G1-G2 /I1-H1). Dibujo de 
I. Graham (Graham y Von Euw, 1977) ………………………………………………………….. 70 
29. Dintel 14 Yaxchilán. ‘Personificación’ o representación’. Dibujo de I. Graham 
(Graham y Von Euw, 1977)...…………………………………………………………………….… 74 
30. Difrasismo 'su creación su oscuridad' en la Estela 35 de Yaxchilán. Dibujo de Hoppan 
y Jaquemont (Hoppan y Jaquemont, 2010) ………………………………………………………. 80 
31. Estela 35 de Yaxchilán (lado posterior); autosangrado. Foto de Barry Brukoff 
(Coe y Brukoff, 2012) ……………………………………………………………………………… 81 
32. Estela Hauberg. Dibujo de L. Schele (Schele y Miller, 1986) ……………………….. 82 
33. Vaso de los Siete Dioses, K 796. Desenrollado de Justin Kerr (Grube, 2001) ……………. 84 
34. Dintel 25 Yaxchilán. Dibujo de I. Graham (Graham y Von Euw, 1977) …………………. 88 
35. 'Quimera' hopi - Pájaro-serpiente hopi, cerámica polícroma (Severi, 2012, fig. 12). 
Peabody Museum of Archeology and Ethnology ………………………………………………. 90 
36. Serpiente bicéfala del Dintel 25. Dibujo basado en L. Schele (Schele y Miller 
1986) ……….……………………………………………………………………………………….. 93 
37. Dinteles 38, 39 y 40 Yaxchilán. Dibujos de I. Graham (Graham, 1979) .…………….... 96 
38. Plano del Templo 21, con la ubicación tentativa de la Estela 35, y plano del Templo 21. 
Dibujos de Antonio Jaramillo basados en Tate (Tate, 1992) .……………………………….. 97 
39. Dintel 15 de Yaxchilán (Schele y Miller, 1986). British Museum ……………………..….. 97 
https://www.flickr.com/photos/rubencharles/385871737/
V 
 
40. Dinteles 24, 25 y 26 del Templo 23. (Miller y Martin, 2004) ……………………………….. 98 
41. Tlalok A con lirio de agua en la boca, anteojeras y tocado de cinco nudos. 
Tepantitla, Tlalocan (Pasztory 1974) ………………………………………………………….. 106 
42. 'Tlalok-relámpago' (Pasztory 1974) …………………………………………………………. 108 
43. Insignia de Tlalok, almena de piedra (Langley 1992) …………………………………….. 108 
44. Imagen de Tlalok en el Clásico Temprano maya. a) Estela 11 de Yaxhá. 
b) Estela 31 de Tikal (Pasztory, 1974) …..………………………………………………….. 110 
45. 'Signo del año' en Teotihuacán. a) Tlalok con tocado de 'signo del año', cerámica. 
Dibujo de Sejourné de bajorrelieve sobre anaranjado (Sejourné, 2002) b) pintados al 
fresco sobre un caracol (Sejourné 1962) …………………………………………………….. 111 
46. Fragmento del 'biescrito' del Templo 26 de Copán. a) Columnas pE-pF. 
Dibujo de D. Stuart (Stuart, 1995) b) detalle de la figura híbrida K'awiil-Tlalok (Copán, 
Museo del sitio) ………………………………………………………………………………….. 117 
47. Vaso K155. Desenrollado de Justin Kerr (Robicsek y Hales, 1981) ………..………….. 125 
 
Agradecimientos 
 
Como toda obra humana, esta investigación es la confluencia de múltiples 
relaciones y emprendimientos. Mi primer pensamiento va a mis padres, en 
particular a mi madre, sostén indispensable en estos quehaceres y a la familia 
que me tocó en la vida, que vela siempre por mí en la distancia. 
A la familia de la convivencia y las apiraciones; fuente de aprendizaje y soporte 
permanente. A Rubén, por la rosa náutica que es su amor inagotable; a Delonis, 
por la compañía y el compromiso en tiempos difíciles; a Citlali, por la calidez y la 
sonrisa que hacen del viaje una sostenida alegría. 
A la UNAM, que me abrió la posibilidad de la subsistencia, los viajes y la 
investigación durante el tiempo necesario y cuya mera existencia como 
universidad pública y su belleza, son un oasis para el pensamiento y la reflexión; 
en particular agradezco a la Coordinación de Estudios Mesoamericanos, cuya 
capacidad organizativa, amplitud de miras y apoyo personal a sus estudiantes, 
fue en todo momento una continua inspiración a proponerme metas y realizarlas. 
A la biblioteca Rubén Bonifaz Nuño, del Instituto de Investigaciones Filológicas 
y sus trabajadores, en particular a Noé, quienes se toman como interés personal, 
apoyarnos en lo que sea necesario. A Antonio Jaramillo, que me apoyó con los 
dibujos y estuvo disponible para cualquier ayuda. 
A México, por recibirme con brazos abiertos y convertirse en mi segunda patria; 
Esta hermosa tierra guarda todavía una promesa de renacimiento. A Cuba, la 
primera patria, en la que asumir esta investigación hubiera sido imposible, y a la 
que regresan una y otra vez mis sentimientos y mis anhelos. 
A mi tutor, Dr. Rogelio Valencia, quien me orientó insinuando y dialogando 
caminos posibles, y que me regaló la disposición permanente y la confianza 
necesaria para explorar libremente los temas que fueron aflorando en la 
investigación. A los sinodales Dra. Isabel Martínez, Dra. Ana Díaz, Dra. 
Francisca Zalaquet y Dr. Felix Kupprat, que amablemente aceptaron leer y hacer 
VII 
 
sugerencias al trabajo. A ellos, mi sincero agradecimiento. Gracias a sus 
sugerencias, críticas y reflexiones, concluir la investigación fue, más que una 
obligación para obtener un grado académico, un estimulante proceso de 
reflexión y generación de conocimiento. Esa es la mayor alegría al concluir la 
redacción final del texto. 
A los autores en cuyo trabajo me apoyé para construir mi propio argumento. 
Cercanos como para conocerlos personalmente, o habitantes de otros tiempos 
y otras geografías, dialogar con ellos me enseñó en la práctica que el 
conocimiento es siempre un esfuerzo colectivo y como tal, exige la mayor 
humildad y respeto. 
Por último, a los artistas mayas, que dejaron obras de tal complejidad y belleza 
que, siglos después, pueden constituirse en un objeto de estudio para 
reflexionar, no ya sobre ellos sino, a partir de ellos, sobre y con nosotros mismos. 
Sus emprendimientos son, como todo emprendimiento humano, una búsqueda 
de respuestas sobre misterios que no podremos descifrar plenamente pero que 
nos corresponde intentar desentrañar. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Introducción 
2 
 
Enunciar la presente investigación como un análisis de la presencia teotihuacana 
en Yaxchilán durante el Clásico Tardío (600-900 d. C.) puede parecer un 
contrasentido si se comienza por considerar que, para el momento en el que se 
ubica su objeto de estudio, Teotihuacán no existía ya como metrópoli y no podría 
haber constituido, por tanto, una presencia activa en Yaxchilán ni en ningún otro 
lugar de Mesoamérica. Sin embargo, en variossitios mayas, hacia finales del 
siglo VII, elementos iconográficos de filiación teotihuacana comenzaron a 
aparecer en imágenes de dinteles, estelas, murales, cerámica y decoración de 
estructuras, convirtiéndose en una forma de presencia que puede considerarse 
un 'resurgimiento' pues, siglos antes, los contactos de la zona maya y el centro 
de México, habían dejado ya evidencias de diversa índole, entre las cuales los 
elementos iconográficos ocupaban un lugar significativo. Dos de ellos en 
particular, Tlalok y el 'signo del año'2 constituyen el foco principal de un recorrido 
que, aunque centrado en Yaxchilán, incluye también otros sitios de las tierras 
bajas mayas. ¿Por qué, no existiendo ya Teotihuacán, los gobernantes mayas 
acuden a la imaginería gráfica teotihuacana? ¿Qué tipo de relaciones y 
fenómenos sugiere? Comprender el sentido de esta presencia constituye el 
objetivo de la investigación. 
Puesto que la aparición de Tlalok y el 'signo del año' en imágenes mayas del 
Clásico Tardío ocurre en ausencia de contactos directos con teotihuacanos, un 
punto de partida útil es considerar las motivaciones propias de los mayas de 
Yaxchilán y otras ciudades vecinas para el uso de los mismos. Sin embargo, 
colateralmente son examinados datos provenientes del Clásico Temprano, en el 
que la presencia de estos elementos iconográficos responde a contactos 
directos. Esta diferencia, y considerar la disyunción temporal entre uno y otro 
 
2 Utilizar las denominaciones Tlalok y 'signo del año' es, obviamente, una decisión adoptada por 
comodidad en el análisis, pues, para el período en que se ubica el objeto de estudio, ni uno ni 
otro eran llamados de esa manera y probablemente sus significaciones no eran las mismas que 
llegaron a adoptar para el período Posclásico. En el tercer capítulo, el asunto es explorado a 
mayor profundidad. 
 
3 
 
momento, aporta significativos puntos de reflexión que son incorporados al 
análisis. 
La hipótesis general que subyace al recorrido elegido en la investigación, es que 
el fenómeno puede comprenderse como una asimilación de la alteridad que sirve 
a la construcción social y cosmológica. 
La alteridad es un tema recurrente de la antropología que, enunciado en la forma 
más simple, se refiere a la diferenciación y atribución de cualidades entre un 'yo 
(nosotros)' y 'otro(s)' y los procesos disímiles que se derivan de tales 
atribuciones3. El estudio de la alteridad involucra, sin embargo, otras 
complejidades y la necesidad de análisis más diferenciados pues no todos los 
'otros' poseen igual relevancia, son asimilados de la misma manera o pertenecen 
a los mismos ámbitos. Una particularidad que se explora en esta investigación 
es justamente la posibilidad de la confluencia entre una alteridad de tipo 
ontológica (asociada a seres no humanos que actúan en otros ámbitos) y una 
cuya diferenciación está basada en el distanciamiento temporal y geográfico, 
Teotihuacán en este caso. La alteridad ontológica debe ser entendida, en esta 
investigación, como una cuya cualidad diferenciadora radica en los atributos y 
las capacidades de los seres. Quienes la habitan tienen características que los 
distinguen de los humanos comunes y acceder a ella, no es solo "entrar" a otro 
territorio o plano cosmológico sino, fundamentalmente, transformar el ser, la 
persona, y adquirir determinadas capacidades. Por eso está habitada por seres 
diferentes de los humanos; dioses, entidades anímicas y ancestros, sin que se 
trate por ello de una realidad inaccesible. En el ritual, tal acceso a través del 
devenir es posible4 y por tal razón, las operaciones rituales son denominadas 
también, operaciones ontológicas. Así, se hablará a lo largo del texto tanto de 
alteridad ontológica como de realidad ontológica, entendiendo por ella el 
conjunto de condiciones co-constitutivas al ser en el que ocurre la experiencia. 
 
3 Ver por ejemplo Helms (1998). 
4 También en sueños, visiones, consumo de plantas alucinógenas y cualquier otra práctica que 
modifique el estado de conciencia habitual pero, de acuerdo con las imágenes objeto de estudio, 
el ritual es el espacio privilegiado para la transformación del ser. 
4 
 
Para explorar la hipótesis, he seleccionado un grupo de imágenes de Yaxchilán 
en las que Tlalok y el 'signo del año' aparecen. Ellas son las del Dintel 25 (fig. 1), 
el Dintel 17 y la Estela 35 (fig. 2) con el mural de estuco del Templo 21 de 
Yaxchilán y los otros dinteles directamente asociados con ellos5. 
 
 
5 Estos son los dinteles 24 y 26, que acompañaban al 25 en el templo 23 y constituyen un 
conjunto, y los dinteles 15 y 16 que acompañan al 17 en el Templo 21. 
figura 1.Dintel 25 de Yaxchilán (Martin y Miller, 2004). British Museum. 
 
 
5 
 
Las escenas representadas en ellos giran alrededor de operaciones rituales 
particulares: el sacrificio de sangre, la invocación de una entidad no humana o 
sobrenatural y la 'personificación'. Por esa razón, se sumaron al objeto de estudio 
imágenes de Yaxchilán que no contienen a Tlalok o el 'glifo del año' pero sí hacen 
referencia a dichas operaciones. Ellas son los dinteles 14, 38, 39 y 40. 
 
Considerar estas operaciones que el texto y las imágenes describen como 
rituales, significa asumir que indican transformaciones y desplazamientos del ser 
e intentar, por tanto, comprenderlas como expresión de prácticas y experiencias 
particulares. El ritual es entendido, para ello, como un sistema relacional que, a 
través de la transformación del ser y su entorno experiencial, permite 
convivencias e interacciones entre entidades humanas y no humanas. 
 
Otro conjunto de escenas es tomado en cuenta en la medida en que, aunque no 
se trata de imágenes necesariamente rituales, están unidas a las de Yaxchilán 
por la presencia de elementos teotihuacanos. Son en su mayoría provenientes 
de tierras bajas del sur y del período Clásico Tardío, fundamentalmente de los 
sitios de Copán, Tikal y Piedras Negras. Incluirlas en el análisis fue una 
necesidad debido a que los materiales de Yaxchilán serían, por sí solos, 
insuficientes e incompletos. Considerar tanto los datos como las interpretaciones 
producidas sobre ellos en sitios cercanos, provee el entorno inmediato y permite 
por tanto contextualizar y aportar a temas relevantes para el análisis, tales como 
las concepciones sobre el ámbito inframundano. Esto es además coherente con 
el hecho de que el fenómeno de la aparición de iconografía teotihuacana durante 
el Clásico Tardío, tuvo carácter regional. 
 
En el orden lineal del texto, el recorrido elegido para indagar en la hipótesis se 
organiza en tres capítulos. El primero, que es también el más extendido en 
geografía y temporalidad constituye básicamente una historiografía mínima para 
ubicar en contexto al objeto de estudio y la propia investigación. Se analizan las 
teorías que intentan explicar el fenómeno de la presencia teotihuacana en tierras 
bajas del sur, particularizando el caso de Piedras Negras con el fin de utilizarlo 
6 
 
como contraste. Las diatribas sobre el tema van desde la focalización en las 
relaciones bilaterales entre mayas y teotihuacanos hasta un modelo más amplio 
en el que estas son consideradas parte de un sistema de interacciones 
complejas de carácter continuo y multidireccional en el que Teotihuacán jugó el 
papel más prominente pero otras zonas de Mesoamérica, como la costa del 
Golfo o Oaxaca, estuvieron también involucradas (Demarest y Foias, 1993: 171). 
El contraste de los contextos en los que los elementos iconográficos 
teotihuacanos aparecen en Piedras Negras, permite establecer una 
particularidad para el caso de Yaxchilán pues una mirada todavía somera (para 
este puntode la investigación) a las escenas que constituyen el objeto de estudio 
central, revela operaciones del ser con un valor propio como expresiones 
religiosas y rituales y aporta por tanto una perspectiva básica para comprender 
aspectos particulares del tema que nos ocupa. 
 
figura 2. Estela 35 y relieve de estuco de Templo 21 de Yaxchilán 
7 
 
A la clarificación de que el contexto de las imágenes de Yaxchilán que contienen 
elementos teotihuacanos es ritual; le sigue una primera exploración sobre cómo 
las relaciones con la alteridad pueden servir de marco de referencia al cual remitir 
el fenómeno de la aparición de elementos iconográficos teotihuacanos en 
imágenes mayas del Clásico Tardío. El capítulo concluye cuestionando una idea 
tan resistente como invasiva; aquella según la cual los gobernantes mayas 
imponían su dominio a una masa amorfa controlada por la propaganda pública y 
en la que cualquier manifestación no explícitamente política, es solo una 
herramienta al servicio de la legitimación del gobernante. 
El segundo capítulo se aleja por un momento del contexto general para 
sumergirse en una indagación, a partir del texto y la imagen, de las operaciones 
rituales que están recogidas en los dinteles, la estela y el mural de estuco que 
constituyen el objeto central de estudio. Las tres operaciones estudiadas son el 
'conjuro' o 'invocación' de K'awiil, la 'personificación' y el sacrificio de sangre, 
expresado por el difrasismo '(es) su sacrificio/creación (es) su oscuridad'. Lo que 
estas operaciones nos dicen, en una primera mirada, es que el ritual gira 
alrededor del gobernante, que convoca a través del poder de K'awiil, a una 
entidad que es presumiblemente un antepasado a la vez que su esposa 
'personifica' a otra entidad humana. Estas operaciones, que no son tan diáfanas 
como aparecen en una descripción mínima y acotada, revelan mucho de la 
concepción maya de la persona. Puesto que el ritual suele servirse de la 
extensión de atribuciones de intencionalidad, subjetividad y agencia a objetos y 
a sujetos no humanos, como K'awiil o Tlalok; puede por tanto revelar las 
relaciones y las agencias de los actores participantes. Por esa razón, el capítulo 
se detiene en consideraciones no directamente relacionadas con el tema central 
pero relevantes en la medida en que permiten comprender mejor las 
concepciones que pueden ser inferidas sobre el ritual, las formas en que este 
puede ser reflejado en una imagen gráfica y, en general, sobre la manera en que 
es asimilada la alteridad. Si el otro puede constituirse en alimento de la vida 
social, es porque esta llega a incorporarse en la práctica, y el ritual es sin dudas 
un ámbito fundamental en la vida de las sociedades mayas del período Clásico. 
8 
 
El capítulo concluye con algunas reflexiones sobre la relación entre texto e 
imagen. 
El capítulo tercero regresa a un marco más amplio para reflexionar sobre el 
objetivo fundamental: el sentido de la presencia teotihuacana en las imágenes 
mayas del Clásico tardío, intentando integrar en esa exploración los resultados 
del segundo capítulo. Es aquí que aparece un análisis particular de Tlalok y el 
'signo del año' en Teotihuacán y sus transformaciones en tierras mayas, 
acudiendo a una exploración de sus posibles significaciones. Para el Clásico 
Tardío, ambos elementos habían sufrido una variación estilística que da cuenta 
de su asimilación en el discurso gráfico. Recursos plásticos y visuales que se 
emplean en las imágenes (como la sustitución y la analogía) contribuyen a 
revelar la forma y las consecuencias de dicha asimilación. Se trata de una cuyas 
raíces hay que buscar en la imbricación de la situación particular de Yaxchilán y 
ciudades aledañas donde ocurrió el fenómeno del 'resurgimiento' teotihuacano y 
el patrón recurrente de la asimilación de lo foráneo, explorado aquí a la luz de la 
teoría de Shalins (2008) del 'rey extranjero'6. 
Considerar la teoría del 'rey extranjero' en el contexto mesoamericano supone 
explorar lo que, fundamentalmente para el período Posclásico, llegaría a 
concebirse en la historiografía mesoamericana como la Tollan mítica (Carrasco, 
1982; López Austin y López Luján, 1999) pues esta es descrita con frecuencia 
como un sitio lejano, foráneo, fuente de la legitimidad del linaje gobernante y del 
orden social. ¿Existía esta concepción durante el Clásico Tardío? ¿Es posible 
que Teotihuacán haya sido identificado por los mayas de tierras bajas con ese 
sitio? Y si fuera ese el caso: ¿podríamos considerar esta alusión la forma 
mesoamericana del patrón universal de la alteridad como rasgo constituyente de 
la vida social? 
 
 
6 Esta teoría reconoce y tipifica la recurrencia del fenómeno de filiación foránea (o la atribución de tal 
foraneidad) de hombres prominentes que moldearon la vida y la cultura de muchas sociedades a lo largo 
de la historia y lo ubica dentro de las formas más generales de la asimilación de la alteridad en la vida 
social. 
9 
 
Lo que se intenta comprender, es el proceso por el cual un lejano conocido 
(Teotihuacán) se llega a convertir en una imagen ideal que, a diferencia de una 
utopía (por definición inalcanzable) es realizable convirtiéndose en su imagen. 
Esto no ocurre al margen de las condiciones sociales sino imbricado en ellas. 
Sobre esta base, el capítulo concluye con una reflexión general sobre las 
resonancias cosmológicas de la vida social y el papel fundacional y constitutivo 
de la alteridad en ella. 
Finalmente, el poder del 'otro' es fundamental, y no para legitimarse 
políticamente, aunque también para eso, sino para constituirse a sí mismo y 
crear y sostener el mundo. Quizás de eso trate la dinámica de la construcción 
social: incorporar lo ajeno, aprovechar su poder y hacerlo propio. De la 
posibilidad de que los mayas de tierras bajas durante el Clásico Tardío hayan 
entendido y asimilado de esta manera la impronta teotihuacana, y de las formas 
en que esto pudo haber ocurrido, trata la presente investigación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
I. Un recorrido por el contexto y las propuestas interpretativas 
sobre la presencia teotihuacana en la zona maya 
11 
 
I.1 - Internalismo vs externalismo 
Conviene comenzar ubicando el contexto al que nos remite la aparición de Tlalok 
y el 'signo del año' en los monumentos de Yaxchilán. Este es el de las relaciones 
entre la metrópoli teotihuacana y la zona maya. Desde la publicación de las 
primeras evidencias en Kaminaljuyú y Uaxactún (Kidder et al., 1946; Smith, 
1955) muchos estudios se han realizado para dilucidar de qué tipo de relación 
se trata y cómo entenderla, tanto en términos bilaterales como en referencia al 
contexto mesoamericano7. 
En términos generales, las opiniones académicas se han polarizado alrededor 
de dos perspectivas diferentes; la primera -externalista- asume que se trata de 
una incursión directa de tipo político o incluso militar y la segunda -internalista- 
entiende el uso de temas teotihuacanos más como la apropiación local de un 
simbolismo legitimador que como evidencia de un contacto8 (Stuart, 2000). 
David Stuart (2000: 466) nota además que estas visiones son resultado de un 
análisis diacrónico en el que pueden distinguirse dos momentos. En el primero, 
durante el siglo IV d.C., las evidencias arqueológicas y epigráficas apuntan a una 
relación directa, aunque no necesariamente una de tipo militar. Esto puede 
deducirse en particular a través de la narrativa maya proveniente de Tikal y 
Copán de 'la llegada de los extranjeros', reconocida inicialmente por Tatiana 
Proskouriakoff (1993) y retomada por el propio Stuart (2000). 
Un segundo momento, durante los siglos VII y VIII d.C., parece obedecera 
motivaciones internas de tipo político y social y no a contactos directos pues la 
 
7 Para un recuento cronológico de las evidencias de presencia teotihuacana en la zona maya en 
esta primera etapa ver Fash y Fash, 2000. Para el fenómeno inverso, la presencia maya en 
Teotihuacán, ver Taube 2003a; Helmke y Nielsen, 2013. Para una reflexión general sobre las 
tendencias en la historiografía sobre el tema, ver Braswell, 2003. 
8 Braswell (2003) aporta varios elementos críticos sobre las limitaciones de ambos enfoques. Por 
otra parte, una propuesta que elude esta dicotomía es la de Demarest y Foias (1993). En su 
modelo de una interacción compleja, continua y multidireccional, notan que en las ciudades 
mayas se han encontrado bienes y símbolos provenientes no solo de Teotihuacán sino también 
de otras regiones de Mesoamérica, como la Costa del Golfo y Oaxaca, y que la interacción no se 
dio solo en momentos puntuales sino a lo largo de varios siglos. 
12 
 
gran metrópoli teotihuacana se encontraba para entonces en fase de 
descomposición. 
 
 
 
figura 3. Mapa de las ciudades donde ocurrió el fenómeno del 'resurgimiento' teotihuacano. 
Dibujo de Antonio Jaramillo Arango. 
 
Piedras 
Negras 
r 
Palenque 
I 
Yaxchilán6.T~al 
, A 
Bonampak _r 
Río 
Usumocinto 
Ceibal 
----' 
6. 
Copán 
13 
 
Estos momentos podrían precisarse aún más si se consideran las evidencias de 
una etapa intermedia. Es lo que proponen Bonnafoux et al (2011: 66) al referirse 
a tres etapas; una primera entre 378 y 475 d.C., que abarcaría ciudades como 
Tikal, Uaxactún y Yaxhá; una segunda entre el 475 d.C. y los finales del siglo VI 
d.C., marcada por apariciones puntuales de elementos teotihuacanos -por 
ejemplo, la figurilla-huésped de Becán datada hacia 550-600 d.C.-, y una tercera 
que correspondería a la reaparición de elementos teotihuacanos de forma 
sostenida a partir del siglo VII d.C. 
Jesper Nielsen (2003) denomina 'neo-teotihuacanismo' a la reaparición en la 
iconografía maya de motivos y temas del México central durante el Clásico 
Tardío (600-900 d.C.). 
Este revival es más fuerte y visible en dos ciudades donde sabemos que los 
delegados teotihuacanos habían sido muy influyentes - Tikal y Copán, así 
como en un centro en el cual todavía estamos por encontrar evidencia de una 
presencia teotihuacana en el Clásico Temprano - Piedras Negras (Nielsen, 
2003: 243). 
 
El 'neo-teotihuacanismo' dejó también huellas en otras ciudades como Palenque, 
Bonampak, Dos Pilas, Yaxchilán, Ceibal y Aguateca (fig. 3), en las que no hay 
evidencia de contactos directos durante el Clásico Temprano, o al menos no 
alguna que sea conclusiva de un evento como 'la llegada de los extranjeros'. 
En Tikal el 'revival'9 ocurre durante el gobierno de Jasaw Chan K'awiil (682-734 
d.C.). Es notable su intención de establecer un vínculo directo con la antigua 
línea dinástica iniciada por Jatz'om Kuy10, protagonista presuntamente 
 
9 'Revival' es otra denominación que utiliza Nielsen en su análisis como equivalente de 'neo-
teotihuacanismo'. Cualquiera de los dos refiere al fenómeno de la aparición, en sitios mayas del 
Clásico Tardío, de elementos iconográficos teotihuacanos. En lo adelante, me referiré a ellos 
como 'resurgimiento'. 
10 Denominado también Búho Lanzadardos. 
14 
 
teotihuacano en la versión tikaleña de 'la 
llegada de los extranjeros'. Jasaw Chan 
K'awiil se autodenomina como él, ochk'in 
kalo'mte'11 y lo rememora en la imagen del 
Dintel 3 del Templo 1 (al cumplirse el décimo 
tercer k'atun de su muerte en 439 d.C.), en el 
que conmemora una victoria militar en 695 
d.C. Narra el texto del dintel que 'el sagrado', 
probablemente el propio Jatz'om Kuy, ha 
sido invocado (Stuart, 2000: 490). 
El Dintel 2 del Templo 1 (fig. 4), 
conmemorativo del mismo evento, 
representa un guerrero, probablemente el 
propio Jatz'om Kuy (ibid), sobre un registro 
toponímico de cactus y juncos, típicos de la 
vegetación del centro de México12. 
'Serpientes de guerra'13 rodean al personaje 
central (Taube, 1992: 68). 
En huesos tallados encontrados en la tumba 
116, de Jasaw Chan K'awiil, la 'serpiente de 
guerra' aparece mencionada dos veces 
(Stuart, 2000: 509). La fachada de estuco de 
 
11 Ochk'in kalo'mte' (Kalo'mte' del Oeste), o solamente Kalo’mte’, es un título que identifica, 
durante el Clásico Temprano, a personajes de la historia maya de probable filiación 
teotihuacana; por ejemplo Siyaj K'ak', el extranjero que llega a Tikal en el 378 d.C, y Tajom Uk'ab 
Tuun, quien aparece como supervisor de un evento en Piedras Negras. Es también un título para 
la 'serpiente de guerra', cuyo nombre propio es Waxaklajun Ub'aah Chan, que Stuart (2000: 494) 
traduce como "dieciocho son las cabezas de la serpiente". 
12 Según Stuart (2000: 501-502), los glifos del registro toponímico sobre el que se encuentra 
parado el personaje del dintel, lo identifican como 'lugar de juncos', un probable nombre maya 
para Teotihuacán. 
13 'Serpiente de guerra' es la denominación que da Taube (1992: 59-62) a un tocado de placas 
de concha en forma de serpiente que es, según él, de filiación teotihuacana. 
figura 4. Dintel 2 del Templo 1 de Tikal. Dibujo 
de W. R. Coe (Jones y Satterthwaite 1982) 
15 
 
la estructura 5D-57 presenta al gobernante 
con atavíos teotihuacanos y la decoración de 
la estructura 5D-43 (fig. 6a) incorpora el 
característico signo teotihuacano trilobulado, 
anteojeras de Tlalok y una larga cabeza de 
serpiente en la decoración de estuco. Con la 
muerte de Jasaw Chan K'awiil concluye el 
'resurgimiento'. 
En Copán, fue el décimo segundo 
gobernante K'ahk' Uti' Hu’n Witz' K'awiil (628-
695 d.C.) quien dio inicio a la corriente neo-
teotihuacana. La Estela 6 (fig. 5) lo presenta 
con un tocado compuesto de tres Tlalok con 
'signos del año'. Otras dos imágenes de 
Tlalok emergen de su barra ceremonial 
formada por dos serpientes entrelazadas. En 
el texto de la estela hay una mención a la 
conjura de la Waxaklajun Ub'aah Chan, la 
'serpiente de guerra', ochk'in kalo'mte'. 
Los gobernantes 13 y 15 mantuvieron luego 
el uso de alusiones teotihuacanas, pero fue 
Yax Pasaj Chan Yopaat, el gobernante 16, 
quien lo llevó a su apogeo estableciendo un 
vínculo directo entre él y el fundador dinástico 
K'ihnich Yax K'uk Mo'14 en el Altar Q (fig, 7), 
 
14 Hay que considerar sin embargo que, mientras en Tikal los textos que describen la llegada de 
los enviados de México Central son contemporáneos de los sucesos, en Copán son posteriores 
y cuentan la historia retrospectivamente. Sin embargo, hay evidencias de elementos 
teotihuacanos en Copán en los tiempos del fundador dinástico, como el tocado de 'signo del 
año' con antorchas en la máscara de estuco de la estructura Yehnal, una imagen probable de la 
apoteosis de K'ihnich Yax K'uk' Mo como dios solar (Taube, 2004: 277, fig 13-7a), o los de la 
figura 5. Estela 6 de Copán. Dibujo de Barbara 
Fash (Fash y Fash, 2000). 
16 
 
frente al Templo 16, cuya primera fase constructiva (Hunal) alberga su tumba. El 
templo está decorado con cráneos, cabezas de Tlalok y una imagen del fundador 
dinástico emergiendo de la boca de una serpiente. 
 
En la imagen del altar, K'ihnich Yax K'uk' Mo' entrega un dardo ardiente, una 
posible alusión a la sucesión dinástica, a Yax Pasaj Chan Yopaat (Taube, 2004: 
196, 197). Se cierra en ese gesto, un recorrido de los 16 gobernantes de la línea 
dinástica copaneca que los coloca como nodos principales de la historia; 
principio y fin de un ciclo cerrado que evoca además unaestructura cuaternaria. 
En el texto del Altar Q, se describe la llegada de K'ihnich Yax K'uk' Mo' a Copán 
en 426 d.C., 152 días después de 'tomar el K'awiil' (expresión para referirse a la 
ascensión al poder) en winte' naah15 (Martin y Grube, 2008: 193). 
 
vasija "Dazzler", cuya pintura de estuco lo presenta como una forma personificada y alada de la 
estructura Hunal (donde fue enterrado), con su estilo de talud-tablero (Sedat 1997). La forma 
arquitectónica de la figura es similar a los incensarios-teatro teotihuacanos. 
15 El glifo winte' naah aparece en varios registros en Tikal, Copán, Quiriguá, Machaquilá, y el 
propio Yaxchilán (entre otros sitios), describiendo un lugar donde se realizan actividades rituales 
relacionadas con la toma de posesión. Su componente fundamental son dos atados de cañas 
a 
a 
b 
figura 6. a) Estructura 5D-43 Tikal. Signo trilobulado y 
anteojeras de Tlalok b) Estructura 10L-29 de Copán 'signo 
del año' en combinación con glifo winte' naah. 
Copán, Museo del Sitio. 
17 
 
 
 
En el Templo 26 la iconografía es completamente teotihuacana; incluye 
imágenes de Tlalok y 'signos del año'. En el interior, entre las ofrendas del 
santuario del Templo Chorcha (tumba del décimo segundo gobernante), se 
encontraron 12 tapas de incensario que representan a los hasta entonces 12 
gobernantes de Tikal (Martin y Grube, 2008: 202). Entre ellos es posible 
reconocer a K'ihnich Yax K'uk' Mo' por las anteojeras de Tlalok. En el santuario 
superior del Templo, hoy destruido, se encuentra un escrito que produce la 
impresión de una escritura en dos lenguas, una maya y otra "teotihuacana", 
colocadas en textos paralelos (Stuart, 2000: 496,497). La conocida Escalera 
Jeroglífica del Templo sigue un recorrido ascendente narrando la secuencia 
dinástica de Copán y culmina en el nivel superior con la vida de K'ihnich Yax K'uk 
 
cruzadas, por lo que se denomina también 'casa de antorchas cruzadas'. Algunas evidencias 
hacen pensar que se trata de un lugar en el propio Teotihuacán, pero también de edificios 
caracterizados como teotihuacanos; por ejemplo, la Estructura 10L-16 de Copán (Stuart, 2000: 
493). 
figura 7. Altar Q de Copán; al fondo una imagen de Tlalok enmarcada por cráneos en la 
base del Templo 16. Copán, Museo del sitio. 
18 
 
Mo', el fundador dinástico. Complementan el texto en cinco puntos estatuas de 
gobernantes copanecos vestidos como teotihuacanos16. 
Al sur de la Acrópolis el glifo winte' naah adorna estructuras como la 10L-33 y en 
algunas aparece en combinación con el 'signo del año', como en la 10L-29 (fig. 
6b). 
 
figura 8. Panel 2 de Piedras Negras. Foto de Hillel Burger (Schele y Miller, 1986). Peabody Museum of Archaeology 
and Ethnology, Harvard University 
 
En la zona del Usumacinta, Piedras Negras cuenta con la evidencia más 
abundante. El Panel 2 (fig. 8), dedicado en 667 d. C. por el gobernante 2, crea 
una analogía entre el presente y el pasado al describir su propia 'toma del ko'haw' 
(una versión del tocado de 'serpiente de guerra') y la de Diente de Tortuga en el 
 
16 El Templo 26 puede considerarse, según Martin y Grube (2008: 208), una 'montaña de 
ancestros' y como tal, la continuidad de los trabajos realizados en ella, dan cuenta de una 
tradición de reconstrucción de la memoria propia. Desde los tiempos del fundador dinástico, fue 
seguido un patrón de destrucción, ofrenda y dedicación de la estructura siguiente (Fash y Fash, 
2004: 68), superponiendo estructuras que guardaron dentro de sí santuarios y monumentos 
conmemorativos. Es el caso por ejemplo del Marcador Motmot y la Estela 63, que registran el 
fin del noveno b'aktun (435 d.C.) y fueron colocados respectivamente en las estructuras Motmot 
y Papagayo (idem: 74, 76). A partir del gobernante 12, con las ofrendas de su santuario; la 
primera versión de la escalera jeroglífica, encargada por el gobernante 13 y la conclusión de la 
inscripción de la historia dinástica con las 5 estatuas por el gobernante 15, esta memoria toma 
la forma de una alusión teotihuacana. 
19 
 
510 d. C. (Martin y Grube, 2008: 141)17. El supervisor es el ochk'in Kalo'mte' 
Tajom Uk'ab Tuun y las alusiones teotihuacanas aparecen en las anteojeras del 
acompañante del gobernante 2 (su 
heredero) y en los tocados de 'signo del 
año' de los señores de Lacanjá, Yaxchilán 
y Bonampak que participan (Nielsen, 2003: 
239). En una caja de madera de Tabasco, 
que por el análisis estilístico se puede 
ubicar en el siglo VIII d.C., hay además una 
mención de un evento en winte' naah, 155 
días antes del suceso central, que 
lamentablemente es imposible reconstruir 
dados los daños en la inscripción (Anaya, 
Mathews y Guenter, 2003). 
 
Los gobernantes del 1 al 4 de Piedras 
Negras erigieron estelas en las que 
aparecen vestidos con parafernalia de 
guerreros teotihuacanos entre el 627 d.C. 
y el 736 d.C. Ellas son la 26, de K'ihnich 
Yo'nal Ahk I (gobernante 1); la 35 del 
gobernante 2; las 7 y 8 de K'ihnich Yo'nal 
Ahk II (gobernante 3); y la 9 del gobernante 
4 (Stone, 1989: 155). 
 
El gobernante 4 encarga también la Estela 
40 (fig. 9), en la que se muestra dejando 
 
17 Un registro contemporáneo de los sucesos es el del Panel 12, cuya narración se ubica en 518 
d.C., y menciona a un ochk'in Kalo'mte' en posición de supervisor (Martin y Grube, 2008: 141). 
Este sería un dato a favor de un vínculo entre Piedras Negras y Teotihuacán en su historia 
temprana, pero para este momento, 130 años después de la llegada de los extranjeros a Tikal, 
probablemente se trate más de personajes locales que han asumido el estatus y la indumentaria, 
que de teotihuacanos propiamente. 
figura 9. Estela 40 de Piedras Negras. (Grube, 
2001). Museo Nacional de Arqueología y 
Etnografía, Ciudad de Guatemala. 
20 
 
caer incienso en un espacio subterráneo ocupado por un personaje que porta un 
tocado de 'serpiente de guerra'18. 
En el caso de Palenque, los ejemplos más significativos son el Pilar C del Templo 
del Sol, donde Tlalok aparece como imagen en un escudo (Schele, 1998; fig. 16); 
y el Tablero de los Guerreros, en el que puede reconocerse un personaje vestido 
como teotihuacano con tocado de 'serpiente de guerra' (Taube, 2000; fig. 10.8c). 
Otros ejemplos, que parecen indicar los comienzos del 'resurgimiento' 
teotihuacano en Palenque son: el friso del Templo II del Grupo Norte (Tovalín 
Ahumada y Ceja Manrique, 1994; fig. 5) y la crestería del Templo Olvidado, que 
consiste en una forma estilizada de Tlalok (Robertson, 1985; fig. 53a y b)19. 
 
 
 
 
18 La suposición de Stuart (2000: 501) sobre este personaje es que se trata de un ancestro pues 
la alegoría teotihuacana tiene, según él, una fuerte connotación temporal hacia el pasado. 
19 En la fachada sur del Templo II del Grupo Norte hay dos mascarones de estuco de estilo 
teotihuacanoide cuya realización parece ubicarse en el Clásico Tardío; uno de ellos es un 
personaje ataviado como Tlalok (Stuart y Stuart, 2008: 120). Pudiera tratarse también de una 
copia del Clásico Tardío, pero su fechamiento continúa siendo discutido y es dudoso; no deben 
considerarse por tanto dentro del fenómeno del 'resurgimiento' teotihuacano. 
figura 10. Mural de estuco del Templo 21 de Yaxchilán (detalle). Tlalok emerge de 
las fauces de la serpiente bicéfala. 
21 
 
Las Estelas 16 de Dos Pilas y la 2 de Aguateca (fig. 11), muestran a sus 
protagonistas ataviados con tocado de balón, 'signo del año' y máscaras de 
Tlalok. En Bonampak, la Estela 3 muestra al gobernante con un gigantesco 
tocado de 'serpiente de guerra'. Tlalok aparece también en una forma inusitada, 
como parte de la decoraciónen vestidos, por ejemplo, en el personaje femenino 
de la Estela 2 de Bonampak (Uriarte, 2005; fig. 7) 
En Yaxchilán, el ejemplo más notable de elementos teotihuacanos en la 
iconografía se encuentra en el Dintel 25 (fig. 1), con el presunto antecesor 
dinástico emergiendo de la boca de una serpiente bicéfala vestido como guerrero 
teotihuacano con tocado de balón, 'signo del año' y una máscara de Tlalok. En 
la boca inferior, emerge otra máscara de Tlalok. En el texto, hay una mención de 
winte' naah (Nielsen, 2003: 247). Tlalok aparece nuevamente en la Estela 35 (fig. 
2), en las fauces de la serpiente bicéfala de la escena y en la banca-banda 
celeste del mural de estuco del Templo 21 (fig. 10) en la que aparecen tres 
imágenes de Tlalok con tocado de 'signo del año'; dos laterales que emergen de 
las fauces de la serpiente bicéfala y miran hacia el centro, y una central. La 
protagonista de la imagen de la Estela 35 lleva tocado de 'signo del año', al igual 
que la del dintel 17 (fig.19). 
 
Como resulta notable de esta breve revisión, que está lejos de agotar todas las 
alusiones al México central en la iconografía maya, el ‘resurgimiento' 
teotihuacano ocurre en sitios en los que datos epigráficos e iconográficos 
permiten suponer una interacción con la metrópoli teotihuacana durante el 
Clásico Temprano, y también en otros donde no hay indicios de ella. 
La naturaleza de dicha interacción, sin embargo, no debe ser definida como 
'histórica' sin dejar espacio para la reevaluación continua de los datos. Incluso la 
narrativa de 'la llegada de los extranjeros' (Stuart, 2000), según la cual 
personajes teotihuacanos habrían irrumpido en Tikal, deponiendo a la dinastía 
local e instaurando una de fuertes vínculos con la metrópoli del centro de México, 
ha sido objetada y contrastada con varias alternativas posibles de interpretación 
de los datos epigráficos e iconográficos (ver Braswell, 2003: 23-27). Una de ellas 
22 
 
(Laporte y Fialko, 1990) propone que Siyaj K'ahk (el presunto teotihuacano que 
arriba a Tikal en 378 d.C.) es un señor del propio Tikal, pero de un linaje rival. 
De la misma forma, en Copán, es probable que K'inich Yax K'uk Mo' haya sido 
un foráneo no teotihuacano que asumió el poder y estableció una nueva línea 
dinástica apoyándose para ese fin en la imaginería teotihuacana (ver Sharer et 
al, 1998). 
En cualquier caso, hacia los siglos VII y VIII d.C. el 'resurgimiento' fue 
probablemente un fenómeno regional que se extendió por tierras bajas mayas, 
alimentado por una historia de contactos con la metrópoli a fines del siglo IV y 
quizás a inicios del VI y utilizado en función de motivaciones internas. Sin 
embargo, no es expresado de la misma manera en todos los sitios, como 
mostrará el ejemplo de Piedras Negras, en el que veremos una forma particular 
de incorporar las referencias teotihuacanas. 
 
figura 11. Máscara de "rayos x" con imagen de Tlalok. a) Estela 16 de Dos Pilas (fragmento) b) Estela 2 de Aguateca 
(fragmento). Dibujos de S. Houston (Houston, 1993). 
23 
 
I.2 - El caso de Piedras Negras. 'Conexión' y 'desconexión' de la élite 
El modelo explicativo de Andrea Stone 
(1989) en su estudio de las razones para 
el uso de motivos y temas teotihuacanos 
en Piedras Negras es uno de los más 
socorridos. Stone basa su interpretación 
en un paradigma analítico compuesto de 
las categorías de 'conexión' y 
'desconexión', que servirían para explicar 
estrategias del grupo en el poder para 
acercarse o alejarse del resto de la 
sociedad, según las necesidades del 
contexto político. En Piedras Negras, la 
estrategia de 'conexión' se habría 
concretado en el momento de la ascensión 
del gobernante al poder y la de 
'desconexión' en las celebraciones de fin 
de k'atun. Las estelas de ascensión, 
conocidas como estelas ‘de nicho’ (fig. 12; 
Proskouriakoff, 1950: 119), enfatizan los 
motivos cosmogónicos y los elementos 
clave del sistema iconográfico maya como 
la Deidad Ave Principal, las bandas 
cósmicas o el Monstruo cósmico. 
 Por su asociación con el maíz, el sacrificio de 
sangre y el monstruo cósmico, el gobernante 
personifica la fertilidad y la creación cósmica en 
asociación con su toma de poder. Aunque 
estos poderes sobrenaturales elevan su 
estatus, él se encuentra en el corazón de las 
preocupaciones y los valores fundamentales de 
la comunidad (Stone, 1989: 155) 
figura 12.Estela 6 de Piedras Negras. Foto de Justin 
Kerr (Stuart y Graham, 2003) 
24 
 
Por otra parte, las estelas encargadas por los gobernantes para celebrar los fines 
de k'atun, conocidas como estelas 'de guerrero' (Proskouriakoff, 1950) tienen un 
carácter diferente; enfatizan la actitud dominadora del gobernante, a menudo con 
cautivos, y vistiendo ropa militar. El énfasis se pone en estos casos en su valor 
personal como conquistador o guerrero, y en esa intención se recurre a temas y 
motivos ajenos a la comunidad, en este caso, del centro de México. 
La desconexión de las masas tiene muchos usos para la élite gobernante. 
Justifica comportamientos tales como el militarismo despiadado, que podría 
ser considerado repugnante para los valores dominantes. La desconexión 
justifica también la implementación de una línea dinástica exclusiva que se 
define a sí misma en términos de cualidades diferentes que no se ven en la 
población general. Estas cualidades exóticas pueden incluir un origen o 
afiliación no local de prestigio. Una estrategia de desconexión puede ser 
ventajosa para las élites de sociedades que se están expandiendo a través 
de la guerra o de cambios en la administración política (Stone, 1989: 155). 
 
Después de un detallado análisis de los motivos teotihuacanos que aparecen en 
estos retratos de gobernantes ataviados como guerreros, Stone concluye que "el 
complejo pictórico teotihuacano está circunscrito contextualmente" (ibid: 157), 
con lo cual se refiere tanto a la temporalidad con que los gobernantes se 
representan con atavíos teotihuacanos (la celebración de los cuartos de k'atun y 
determinadas alineaciones astronómicas) como a la alusión guerrerista de los 
retratos20. 
 
Es importante notar además que, para esta autora, la aparición de elementos 
teotihuacanos está circunscrita a su incorporación al atuendo militar y aparece, 
por extensión, en escenas de tema militarista, aplicando la etiqueta más bien a 
imágenes donde hay presencia de implementos de guerra, cautivos, referencias 
a conflictos armados en los textos acompañantes y ausencia de otros temas 
dominantes. "Este 'atuendo militar teotihuacano' (...) pudiera haberse extraído de 
 
20 Según Linda Schele, el contexto inmediato de las alusiones teotihuacanas es la guerra o el 
autosacrificio, detonado por eventos astronómicos significativos como la primera aparición de 
Venus como estrella matutina, sus elongaciones máximas y los puntos estacionarios de Júpiter 
(Schele y Miller, 1986). 
25 
 
un conjunto de rasgos tanto teotihuacanos como mayas de tierras bajas para 
crear muchas versiones de la vestimenta"21 (ibid: 156). 
 
21 Los componentes más relevantes de este conjunto, para el caso de Piedras Negras, son el 
yelmo de mosaico, la vara de cabeza de serpiente, el tocado de globo, la bolsa de muñeca y la 
armadura de algodón. 
c 
a b 
figura 13. Estelas 'de guerrero' de Piedras Negras. a) Estela 26; el gobernante lleva un inmenso tocado de 'serpiente 
de guerra'. Dibujo de J. Montgomery (The John Montgomery Drawing Collection, www.famsi. org). b) Estela 8. 
Dibujo de D. Stuart (Stuart y Graham, 2003. c) Tlalok; detalle del tocado en la Estela 8. 
26 
 
En esta interpretación, Stone es acompañada por otros investigadores que 
consideran igualmente que, para los gobernantes mayas, la usanza teotihuacanaera parte del atavío de la guerra22. 
Esta propuesta nos ofrece un argumento valioso que vale la pena considerar; el 
de un alejamiento del resto de la sociedad validado y reforzado por el uso de 
atavíos ajenos. Sin embargo, para que ello resultara funcional, valores tales 
como el militarismo guerrero, expresado en victorias militares y captura de 
cautivos, tendrían que ser considerados como ajenos a la sociedad maya, al 
menos tan ajenos como para necesitar una justificación. Parece más probable 
que, para el momento en que el gobernante 1 instaura en Piedras Negras la 
costumbre de representarse como guerrero teotihuacano con la Estela 26 (627 
d.C.) (fig. 13a), tal argumento no resultara necesario, considerando que los 
emprendimientos militares eran, para entonces, parte de la dinámica social de 
las ciudades mayas. Por otra parte, resulta curioso que las estelas 'de guerrero' 
sean realizadas con una regulación temporal tan estricta. Esto no niega que 
conmemoren o consignen eventos o programas particulares, pero sí supera su 
sentido más allá de una justificación puntual determinada23. 
Utilizando ejemplos también de Piedras Negras, David Stuart (2000: 498) 
considera por su parte que la utilización de elementos teotihuacanos involucra 
una dimensión temporal que remite al pasado histórico y al papel de Teotihuacán 
en él. Es utilizado en el recuento de eventos pretéritos, en la rememoración de 
ancestros como fundadores dinásticos y para crear un efecto de arcaísmo. Sería 
el caso de la Estela 40 de Piedras Negras (fig. 9), donde la persona en la cámara 
subterránea sobre la que el gobernante asperja incienso no sería 
necesariamente un teotihuacano sino un antepasado representado como tal. En 
 
22 Para Bonnafoux et al (2011: 66) por ejemplo, se trata de "(...) un complejo de insignias 
guerreras tomadas de Teotihuacán (...) que componen una tradición esporádica y discontinua 
(...). Los elementos del complejo (...) están ligados claramente a la guerra y el sacrificio". Ver 
también Proskouriakoff (1950) y Schele (1984). 
23 Un tercer argumento crítico sobre esta tesis de Stone se refiere justamente a la separación 
del gobernante del resto de la sociedad. Volveré sobre ello más adelante. 
 
27 
 
el Panel 2 de Piedras Negras (fig. 8) el efecto de unir pasado y presente a través 
de una analogía (la misma ceremonia es descrita en dos momentos, el 658 d.C. 
y el 510 d.C.), es reforzado por la utilización de elementos teotihuacanos. 
Sin embargo, es importante considerar que el recurso de unir dos momentos del 
tiempo a través de una acción común es bastante utilizado en el Clásico Tardío 
y no involucra necesariamente una alusión teotihuacana. Lo utiliza también por 
ejemplo Yaxuun Bahlam IV (752-768 d.C.) -gobernante que hizo un prolijo uso 
de referencias teotihuacanas en otros monumentos- en el Dintel 21 de Yaxchilán 
al enlazarse, a través de un evento ocurrido 297 años antes, con el séptimo 
gobernante de la sucesión dinástica (Mathews, 1997: 193-194; Stuart, 1998: 
390-391). 
De hecho, en algunos casos, esta unión presente-pasado se extiende 
considerablemente más allá de sucesos y personajes que pudieran ser 
reconocidos como históricos. En Palenque, por ejemplo, K'ihnich Ahkal Mo’ Nahb 
desarrolló una narrativa en la que presenta su entronización como una 
recreación de la historia mítica primordial; estableciendo una conexión directa 
con la llamada “primera entronización” de G1, el progenitor de la tríada 
palencana y convirtiéndolo así en el sustento legítimo de su gobierno (Stuart, 
2010b: 189). Así mismo, el escalón VII de la Escalera Jeroglífica 2 de Yaxchilán 
(fig. 14) conecta la narración de un juego de pelota en edades remotas con la 
imagen de Yaxuun Bahlam IV como jugador, aludiendo a una analogía entre él 
y los jugadores del pasado mítico (Martin y Grube, 2008: 130). 
 
Por tanto, no siempre que se consignan este tipo de analogías de eventos en 
diferentes tiempos, se alude necesariamente a Teotihuacán. Sin embargo, esta 
referencia parece haber sido una de las que asumió el recurso de la síntesis 
temporal que ocurre invocando a un poder extemporáneo. De ese carácter, de 
su conexión con el origen fundacional, se derivaría su poder de otorgar 
legitimidad. Así, es posible reafirmar el linaje identificando a los ancestros y los 
eventos del pasado como teotihuacanos (aunque como vimos, no 
28 
 
necesariamente) y estableciendo analogías entre ellos y gobernantes y sucesos 
del presente. 
 
figura 14. Escalón VII de la Escalera Jeroglífica 2 de Yaxchilán (fragmento). Dibujo de I. Graham (Graham, 1982) 
 
29 
 
I.3 - La particularidad de Yaxchilán y cómo puede ayudarnos a entender el 
fenómeno del 'resurgimiento' teotihuacano 
En Yaxchilán no hay evidencia de contactos con Teotihuacán antes del siglo VII 
que pudiera justificar el uso de elementos teotihuacanos, en particular Tlalok y el 
'signo del año'. Frente a este hecho, si asumimos que el 'resurgimiento' necesita 
una base histórica en la cual sostenerse, habremos de atribuir la ausencia de 
evidencias tempranas a las limitadas excavaciones en los niveles más antiguos 
de las estructuras; a una posible labor reconstructiva de la historia llevada a 
cabo por Yaxuun Bahlam IV durante su reinado entre 752 y 768 d.C.24 (Martin y 
Grube, 2008: 129) o al hecho sugerido por Miller (1991) de que Yaxchilán fue 
durante largo tiempo subyugado por Piedras Negras25. 
Pudiera ser el caso, no obstante, que Yaxchilán no hubiera tenido contacto 
temprano con Teotihuacán y que el uso particular que hicieron de iconografía 
teotihuacana resultara de la influencia de ciudades vecinas, en particular de 
Piedras Negras o simplemente de un imaginario regional compartido, bien 
asentado para fines del siglo VIII. 
De cualquier forma, es interesante constatar que en este sitio -y es una de sus 
peculiaridades dentro del conjunto que hemos analizado- los elementos 
 
24 Como ejemplos de esta labor de reescritura histórica, en la que las esculturas fueron utilizadas 
"como herramientas de la memoria social para la legitimación de su autoridad" (O'Neil, 2011: 
250), Yaxuun Bahlam comisionó nuevas representaciones y narraciones del pasado y el presente 
y además "manipuló antiguos dinteles, colocándolos en las estructuras 22 y 12" (ibidem). Así 
mismo agrandó la Escalera Jeroglífica 1 (ibid: 259; Martin y Grube, 2008: 116, 129), 
introduciendo ligeras diferencias con el recuento dinástico de la estructura 12. Ciertamente, 
habría que considerar poco probable que Yaxuun Bahlam hubiera deseado remover 
deliberadamente reminiscencias de un pasado teotihuacano, a juzgar por la importancia que les 
atribuyó en su programa iconográfico, pero la posibilidad debe permanecer abierta hasta tanto 
la excavación arqueológica alcance los estratos más antiguos de la historia de la ciudad. 
25 Hay también una posibilidad de que los orígenes de Yaxchilán se encuentren fuera del sitio 
propiamente, si se toma en cuenta la aparición de su 'glifo emblema' (de probable lectura 
pa'chan, 'cielo partido' o sihyaj chan, 'nacido(a) en el cielo'), en El Zotz (Houston et al, 2007: 395, 
413-417). 
30 
 
teotihuacanos no se presentan de la misma forma que en Piedras Negras, en 
estelas 'de guerrero'. 
 
El 'signo del año' aparece como parte del tocado de uno de los personajes de los 
dinteles 8 (fig. 16) y 17 (fig. 19). El uso del 'signo del año' en el dintel 8 está en 
consonancia con la idea de Stone según la cual el contexto de los elementos 
teotihuacanos es el de los atavíos de guerra. Lo porta un sajal de Yaxchilánque 
aparece junto a Yaxuun Bahlam IV mostrando a dos cautivos. En el caso del 
dintel 17 (fig. 19) aparece ciertamente como parte del tocado, pero la escena no 
es de tema militarista sino ritual, y es una mujer su portadora. Aparecen en ella 
una mujer y un hombre sentados frente a frente. A la izquierda, ella atraviesa su 
lengua con una cuerda y a la derecha, él perfora su pene, lo cual podemos inferir 
de su posición y de que sostiene entre sus manos un perforador. Entre ellos, hay 
figura 15. Mapa de Yaxchilán con la ubicación de las principales estructuras que contienen las imágenes objeto de 
estudio. Dibujo de la autora basado en dibujo de Hellerick (commons.wikimedia.org). 
31 
 
 
figura 16. Dintel 8 Yaxchilán. Dibujo de I. Graham (Graham y Von Euw, 1977). 
figura 17. Dintel 41 de Yaxchilán (Schele y Miller, 1986). The British Museum. 
32 
 
un cuenco con los implementos de sacrificio. Adicionalmente, el texto nos dice 
que se trata de las imágenes de Yaxuun Bahlam IV e Ixik Mut Bahlam en ocasión 
del nacimiento de Chel te' Chan K'ihnich, el heredero de Yaxuun Bahlam. 
En el Dintel 8 (fig. 16), Yaxuun Bahlam IV porta un tocado de 'mariposa jaguar' 
(coronado por un 'signo del año') que, según Taube (2000), es una variante del 
tocado de 'serpiente de guerra'. Con este mismo aparece en el dintel 41 (fig.17). 
En el dintel 25 (fig. 1) encontramos a Tlalok y el 'signo del año' y una referencia 
en el texto a winte' naah que, como ya hemos visto, parece aludir a un sitio en el 
propio Teotihuacán o a uno caracterizado como teotihuacano. Tlalok aparece 
aquí emergiendo de las fauces de una serpiente bicéfala erguida. De la boca 
inferior emerge su imagen descarnada en forma de máscara y de la superior un 
guerrero con parafernalia teotihuacana (fig. 18a): escudo, atlatl, tocado de globo 
figura 18. a) Tlalok como máscara de "rayos x" frente al rostro del guerrero que emerge de las fauces de la serpiente 
bicéfala, Dintel 25 de Yaxchilán (detalle). Dibujo de I. Graham (Graham y Von Euw, 1977) b) Máscara de Tlalok en el 
centro de la banda celeste bicéfala del mural de estuco del Templo 21. 
 
33 
 
con 'signo del año' y porta a Tlalok como máscara de "rayos x"26, un artilugio 
iconográfico que permite ver a la vez al portador y a la máscara. Este recurso 
parece encontrar su paralelo epigráfico en la expresión ub’aahila’n ('es la 
personificación de'), indicadora de que un ser humano ha encarnado la imagen 
de una entidad sobrenatural (Velásquez, 2007). 
En la Estela 35 (fig. 2) encontramos nuevamente a Tlalok emergiendo al menos 
de la boca inferior de la serpiente bicéfala de la escena (la superior no se 
distingue completamente) y la mujer que realiza el ritual (Ixik Uh Chanaal, madre 
de Yaxuun Bahlam IV) porta un tocado con 'signo del año'. En el mural de estuco 
del Templo 21, una banda celeste sobre la que están sentados cinco personajes 
femeninos, culmina en dos bocas que se miran de frente; de ellas emergen dos 
imágenes de Tlalok con tocados de 'signo del año'. En el centro, otra cabeza 
central semeja una máscara de Tlalok con tocado de 'signo del año' (fig. 18b). El 
cuerpo de la serpiente está compuesto de cruces kan y marcas circulares, lo cual 
parece remitir a que está usada aquí en su función de homófono (la palabra maya 
chan es tanto serpiente como cielo) e indica la división de dos reinos cósmicos 
(Tate, 1992: 198). 
 
El dintel 25 pertenece a un conjunto de tres que forman parte del Templo 23 (fig. 
40), dedicado por Kokaaj Bahlam III (681-742 d.C.) a su esposa Ixik K'abal Xook. 
Su gobierno (con más especificidad, el último tercio de su reinado) fue un 
momento de florecimiento de la ciudad y estuvo signado por una efervescencia 
constructiva y artística que dejó varios templos y grabados en estelas, altares y 
dinteles27. Aunque las fechas de cada dintel abarcan poco más de cuarenta años 
de diferencia, parecen integrar un conjunto narrativo. Los dinteles, ocupando el 
espacio de las tres entradas del edificio representan, en el extremo izquierdo, el 
 
26 Erick Velásquez (2007) nota que, aunque este artilugio puede representar a diversas deidades 
e incluso humanos, en particular la que representa a Tlalok aparece en contextos asociados con 
parafernalia teotihuacana. 
27 Además del conjunto de dinteles 24, 25 y 26, otros resultados de su obra constructiva son el 
Templo 44 con sus dinteles 44, 45 y 46; las estelas del Templo 4; 15, 16, 18, 19 y 20 y el Templo 
33 (Tate, 1992; Martin y Grube, 2008: 123-126). 
34 
 
 
autosangrado ritual de la señora K'abal Xook (Dintel 24). En el centro, ella misma 
observa al humano personificado como Tlalok emerger de las fauces de una 
serpiente (Dintel 25). En el extremo derecho, está de pie entregando a su esposo 
Kokaaj Bahlam III un casco para la guerra (Dintel 26) (Schele y Miller, 1986; Tate, 
1992; Mathews, 1997; Martin y Grube, 2008). 
Antes de Kokaaj Bahlam III, ningún programa iconográfico similar había sido 
intentado en Yaxchilán ni en ninguno de los sitios que hemos analizado. Esta 
innovación dejó una huella que su hijo intentó emular en un conjunto similar de 
dinteles (15, 16 y 17 del Templo 21). 
figura 19. Dintel 17 de Yaxchilán: La mujer porta tocado de 'signo del año' (Schele y Miller, 1986). 
The British Museum. 
 
35 
 
La llegada al poder de Yaxuun Bahlam IV, hijo de Kokaaj Bahlam III, ocurrió 
después de un interregno de 10 años que, por su duración, indica que hubo 
luchas internas por el poder debido a la dificultad de demostrar la legitimidad 
necesaria (Mathews, 1997: 175-177). La única referencia a un gobernante 
durante ese período proviene de Piedras Negras. Yopaat Bahlam aparece como 
'señor sagrado' en el Panel 3, supervisando el aniversario de un k'atun del 
reinado del Gobernante 4 en 749 (Martin y Grube, 2008: 127). Curiosamente, no 
aparece referido en ningún monumento dentro del propio Yaxchilán. Esta 
ausencia, y el propio programa iconográfico de Yaxuun Bahlam IV, confirman el 
justificado empeño que puso en mostrarse luego como genuino heredero de su 
padre. 
 
Años después de su entronización, encargó varios monumentos, entre ellos la 
Estela 35 (fig. 2 y fig. 31)28, en la cual se narra un evento que habría ocurrido 
días antes de su entronización: la 'conjura del k'awiil', realizado por su madre, 
Ixik Uh Chanaal. Esta es también la principal acción del conjunto de dinteles 38, 
39 (fig. 20) y 40. 
Esta narrativa, fruto de la innovación de Kokaaj Bahlam III y copiada por su hijo 
y su nieto en sus respectivos gobiernos, dan cuenta de que el sangramiento y la 
 
28 El evento narrado en la Estela 35 (la 'conjura' de K'awiil), está repetido en los dinteles 13 y 39. 
En el 39 es el propio Yaxuun Bahlam IV el protagonista y en el 13 él mismo es acompañado por 
la señora Chak Joloom en una ceremonia de sangramiento y visión presumiblemente en honor 
del nacimiento de su hijo Chel Te' Chan K'ihnich. 
 
Figura 20. Dintel 39 de Yaxchilán. Tzak K’awiil, 'conjura' de K'awiil (A2-B2) por Yaxuun Bahlam. Dibujo de I. Graham 
(Graham, 1979) 
36 
 
'conjura' de K'awiil eran acciones rituales fundamentales que los gobernantes, y 
si juzgamos por las escenas de Yaxchilán, sus esposas, debían realizar como 
parte de los deberes de gobierno, y merecían ser documentadas. 
Este breve recorrido por la historia detrás de los monumentos y la observación 
de su contexto temático, nos indica que la utilización de elementos teotihuacanos 
no parece responder aquí a los mismos resortes que en Piedras Negras. Aunque 
en el caso de los dinteles 8 (fig. 16) y 41 (fig. 17) el uso del tocado de 'signo del 
año' concuerda con la descripción general de Stone (1989), el componente ritual 
de las otras escenas de Yaxchilán nos orienta en una dirección diferente.Sería 
pertinente la idea de Stuart de una asociación con el pasado y el origen, si 
consideramos que el humano que emerge de las fauces de la serpiente en el 
Dintel 25 es un ancestro. Los hechos descritos en las escenas no remiten a otros 
similares en el pasado o al menos no está indicado en el texto (como sí por 
ejemplo en el Panel 12 de Piedras Negras, ver nota 2), pero quizás son 
precisamente los elementos teotihuacanos los que indican esta alegoría. 
 
Por otra parte, Stone (1989) señala como detonante del uso de atavíos 
teotihuacanos, una situación coyuntural de crisis que habría obligado a los 
gobernantes a buscar fuera de su propio medio social una fuente de legitimidad. 
Ciertamente, si observamos el caso de Yaxchilán, tal parece haber sido la 
situación de Yaxuun Bahlam IV, quien buscó vincularse a su padre a través de 
continuas referencias y la copia de una narrativa que, entre otros intereses 
reconocibles, pretende resaltar la posición de su madre29. No es, sin embargo, 
el caso de su predecesor Kokaaj Bahlam III, quien no se encontraba en una 
posición desventajosa al acceder al poder. Por el contrario, fue él el probable 
impulsor de la soberanía de Yaxchilán y el responsable de su crecimiento en un 
largo reinado de 60 años. 
 
29 La madre de Yaxuun Bahlam no aparece junto a Kokaaj Bahlam en ningún monumento encargado por 
él. Yaxuun Bahlam comisionó varios de carácter retrospectivo en los que su padre y su madre comparten 
protagonismo, como el dintel 53, en el que ella sostiene un bulto frente a Kokaaj Bahlam en danza ritual 
con el cetro K'awiil; el dintel 32, que contiene una escena similar, y la Estela 35 (Tuszynska, 2009: 6-7). 
37 
 
Entre otros autores, Michelet y Arnaud (2006: 82) insisten en que las alusiones 
teotihuacanas implican "una movilización ideológica de este origen (extranjero) 
para ayudar a superar situaciones de crisis". Como ejemplo señalan los casos 
de Jasaw Chan K'awiil (682-734 d.C.) en Tikal, quien logró sacudirse del yugo 
que Calakmul había impuesto sobre sus cuatro predecesores y el de K'ahk' Jopaj 
Chan K’awiil (738-749 d. C.) en Copán, sucesor del rey que había sido capturado 
y decapitado por Quiriguá. 
Como contraste con estas situaciones particulares, es importante considerar el 
caso de Piedras Negras, donde representarse como teotihuacano en las estelas 
conmemorativas de los cuartos de k'atun se convirtió en una práctica instaurada 
por K'ihnich Yo'nal Ak' (603-639 d. C.) y seguida por tres gobernantes entre el 
627 y el 736 d.C. De ellos, fue el cuarto el que enfrentó una situación de crisis, 
pues no correspondía en la sucesión dinástica, lo cual implicó la movilización de 
recursos legitimadores que están mejor expresados probablemente en la Estela 
40 (fig. 9), que lo muestra asperjando incienso sobre una cámara subterránea en 
la que aparece un personaje ataviado como teotihuacano, probablemente un 
antecesor. El texto parece indicar que se trata de su propia madre y que de ella 
reclamaba su derecho al gobierno (Martin y Grube, 2008: 148). Sin embargo, a 
pesar de su necesidad de legitimación, el Gobernante 4 estaba utilizando la 
forma particular de representarse establecida tres gobernantes antes que él. Su 
gobierno fue el comienzo de una nueva línea dinástica y su santuario (Estructura 
0-13) se convirtió para sus sucesores en foco de conmemoración. Varios 
monumentos posteriores, como el Panel 3, encargado por el gobernante final de 
Piedras Negras, fueron erigidos a su memoria. Estos carecen, sin embargo, de 
alusiones teotihuacanas. 
Una tradición más duradera y menos coyuntural parece haber sido también el 
caso de Copán pues sus gobernantes del 12 al 16 se empeñaron en el culto al 
fundador dinástico K'ihnich Yax K'uk Mo' de manera sostenida, en las formas que 
Stuart (2000) señala que fueron más propicias para las alusiones históricas: 
38 
 
retratando al fundador del linaje como teotihuacano y vinculándolo así a un 
origen foráneo. 
Además del criterio temporal, que permite distinguir emprendimientos 
particulares de otros que tuvieron una continuidad de cuatro o cinco gobiernos, 
uno que es también pertinente al caso de Yaxchilán puede resultar ilustrativo. 
Este se refiere a los contextos históricos de los gobernantes que utilizaron 
elementos teotihuacanos Es posible distinguir por una parte los casos de 
disrupción en la línea dinástica en los que se desarrolla un programa del que 
puede deducirse la intención de acudir a fuentes de legitimidad para establecer 
su derecho al poder. Se trata de un problema interno y los ejemplos serían el 
Gobernante 4 de Piedras Negras, Yaxuun Bahlam IV de Yaxchilán y Janaab 
Pakal y Kan Bahlam, de Palenque. Por otra, se trata de casos en los que una 
ciudad alcanzó por diversas circunstancias (una victoria militar o la 
independencia respecto a un centro dominante) una posición favorable y 
desarrolló un programa acorde con el crecimiento de la ciudad. Este contexto 
atañe más a la posición y la relación de un centro con otros que a una 
problemática propia de la herencia dinástica en una ciudad determinada. Los 
ejemplos serían los gobiernos de Kokaaj Bahlam III de Yaxchilán, Jasaw Chan 
K'awiil de Tikal y K'ahk’ Uti' Hu’n Witz' K'awiil de Copán30. 
En el caso de Kokaaj Bahlam III, su gobierno fue el primero que disfrutó de la 
ausencia del poder hegemónico que había sometido a Yaxchilán hasta ese 
momento, probablemente Piedras Negras (Martin y Grube, 2008: 123). El 
gobierno de Jasaw Chan K'awiil constituyó un renacimiento después de un largo 
silencio marcado por la victoria de Caracol sobre Wak Chan K'awiil (537-562 
d.C.). Jasaw Chan K'awiil no solo desarrolló un programa para asociarse 
 
30 Podríamos añadir aquí al gobernante 3 de Dos Pilas, quien para el momento en que se 
representa como guerrero teotihuacano en la Estela 16 y la 2 de Aguateca como captor del rey 
de Ceibal, se encuentra en pleno apogeo de su actividad; la ciudad está expandiéndose y nuevos 
territorios están siendo conquistados (Sharer, 1998: 227). 
39 
 
directamente a los "extranjeros" del pasado "histórico"31 de Tikal sino que 
recuperó la tradición de construir templos dobles en las celebraciones de fin de 
k'atun (Sharer, 1998: 260). Su intención, expresada en su programa constructivo 
e iconográfico, fue devolver a Tikal su antigua gloria. Si consideramos estos 
casos veremos que, en sentido general, la utilización de parafernalia y en general 
las alusiones teotihuacanas sirven más al segundo caso que al primero, por lo 
cual sería más conveniente comprender el fenómeno, al menos en su sentido 
social, como forma de reafirmación de una condición alcanzada y no como una 
justificación orientada a legitimar una disrupción en el orden social y la 
transmisión del poder dinástico. 
Regresando al caso de Copán, este resulta significativo pues gracias a la 
excavación arqueológica hemos podido conocer mucho de su historia. Ella nos 
muestra que con K'ahk' Uti' Hu'n Witz' K'awiil (el décimo segundo gobernante) 
hay un cambio radical en la manera en que se alude al pasado pues hasta 
entonces, los descendientes de K'ihnich Yax K'uk' Mo' se habían representado a 
sí mismos sistemáticamente como hombres del Petén32. El gobierno de K'ahk' 
Uti' Hu'n Witz' K'awiil fue el primero en recuperar los elementos teotihuacanos en 
su imagen y sus emprendimientos arquitectónicos. Después de él y hasta el 
gobernante décimo sexto, la historia copaneca fue reinterpretada a través del 
prisma del teotihuacanismo. 
Como habíamos visto en el epígrafe anterior, la conexión con un origen en el 
pasado no solo ocurre a través de alusiones teotihuacanas, lo cual nos remite a 
un marco más amplio que el de las relaciones (existentes o no) con Teotihuacán. 
Este marco mayor se relaciona con las formas

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