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Estrategias-de-enfrentamiento-en-mujeres-que-sufren-violencia-por-parte-de-la-pareja

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
 DE MÉXICO 
 
 FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
DIVISIÓN DE ESTUDIOS PROFESIONALES 
 
 
ESTRATEGIAS DE ENFRENTAMIENTO EN MUJERES 
QUE SUFREN VIOLENCIA POR PARTE DE LA PAREJA. 
 
T E S I S 
 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
LICENCIADA EN PSICOLOGÍA 
 P R E S E N T A 
 BRENDA GABRIELA CRUZ SALAS 
 
 
 DIRECTORA: 
DRA. SOFÍA RIVERA ARAGÓN 
 
REVISOR: 
DR. GERARDO BENJAMIN TONATIUH 
VILLANUEVA OROZCO 
 
COMITÉ: 
DR. ROLANDO DÍAZ LOVING 
DRA. ISABEL LUCINA REYES LAGUNES 
DRA. CLAUDIA IVETHE JAEN CORTES 
 
 
Agradecimiento a los Proyectos PAPIIT IN303114 
PAPIIT IN306417 
 
 
Ciudad Universitaria, Cd. Mx., 2018 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
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AGRADECIMIENTOS 
 
“No se nace mujer: se llega a serlo” 
Simone de Beauvoir 
 
A mis padres por apoyarme en todo momento, a pesar que en ocasiones no estén de 
acuerdo con lo que decido; por nunca dejarme sola. A mi hermana por ser mi confidente, 
alentarme cuando estoy a punto de rendirme y darme el regalo más hermoso: Ossy. A mi 
familia pues me han demostrado que cuento con ellos siempre, aún en los momentos más 
complicados. ¡Los quiero mucho! 
A la Doctora Sofía por todas las enseñanzas que he adquirido a lo largo de este tiempo a 
su lado, por la confianza depositada en mí, la comprensión, paciencia y el apoyo brindado 
en cada momento ¡Muchas gracias! 
 A los miembros de la Unidad de Investigaciones Psicosociales por su apoyo y consejos, 
por ser tan buenos amigos y compañeros de trabajo. Al INMUJERES Iztapalapa por todo 
el apoyo y el aprendizaje adquirido; por la oportunidad de crecer profesional y 
personalmente, son pieza fundamental en este proyecto. 
A los proyectos PAPIIT IN303114 y PAPIIT IN306417 por su apoyo. 
A mis amigos, los de la prepa (Fer, Atenas y César) y a los de la Facultad (Ana, Mariana, 
Anahí, Vero e Iván) con quienes pasé y estoy segura que pasaré grandes aventuras, así 
como momentos de diversión. Gracias por su apoyo y comprensión en todo momento. Los 
quiero mucho. A Abel por acompañarme y apoyarme en esta etapa tan importante. 
Y por último…a ti mi Ángel pues aunque ya no estás conmigo de forma física, siempre 
estás en mi mente, gracias por enseñarme a hacer frente y superar los momentos más 
difíciles e inesperados, por demostrarme de lo que soy capaz, por hacerme fuerte y 
valiente, pero sobre todo, gracias por enseñarme el camino a seguir ya que sin tu ayuda 
esto nunca hubiera sucedido, te lo agradeceré eternamente… 
A todos… 
¡G R A C I A S! 
3 
 
RESUMEN 
 
La presente investigación aborda el impacto de los estilos de enfrentamiento en la 
disminución de la violencia dentro de las relaciones de pareja. De acuerdo con la 
literatura consultada tener estrategias de enfrentamiento adecuadas repercute en 
la disminución de la violencia, por lo que, a partir de esto, se diseñó un taller y se 
impartió en el Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México, Unidad Iztapalapa 
en el cual se abordaron las estrategias de enfrentamiento, la violencia y los 
factores que intervienen en ambos. 
El objetivo de esta investigación fue evaluar el impacto del taller diseñado en las 
formas de afrontamiento en mujeres que viven violencia por parte de su pareja, el 
taller tuvo como duración 10 sesiones cuya duración fue de dos horas cada una. 
Al iniciar y finalizar el taller se aplicó la Escala de Violencia en la pareja elaborada 
por Cienfuegos (2004) y el Inventario de Enfrentamiento como Rasgo elaborado 
por Becerra (1999).Se realizó la prueba t de Wilcoxon, los resultados muestran 
que no hay diferencias significativas antes y después de aplicar el taller, no 
obstante, al comparar las medias se observa la disminución de ciertos factores de 
la violencia, En el caso de los estilos de enfrentamiento se percibe la disminución 
de 3 de éstos después de la impartición del taller (autoafirmación planeada, apoyo 
social, afirmativo y emocional positivo) y el incremento del uso de 2 de ellos 
(evitativo y autocontrol), sin embargo, dichos cambios tampoco resultaron 
significativos. 
De acuerdo con los resultados se puede concluir que la disminución de las 
estrategias de enfrentamiento probablemente sea resultado de las constantes 
evaluaciones y reevaluaciones que realiza una persona respecto a su entorno, en 
la búsqueda de modificar el ambiente o asignarle un significado diferente a dicha 
situación (Lazarus & Folkman, 1984), por lo que, si bien no enfrentan el problema 
de forma directa, si se autocontrolan evitando así generar más violencia. 
Palabras clave: violencia, enfrentamiento, taller, autocontrol pareja 
4 
 
ABSTRACT 
 
The present research addresses the impact of coping styles on the decrease of 
violence within couple relationships. According to the literature consulted, having 
adequate coping styles has repercussions on the decrease in violence, so, based 
on this, a workshop was designed and taught at the Instituto de las Mujeres de la 
Ciudad de México, Unidad Iztapalapa in which teach the coping styles, violence 
and the factors that intervene in both. 
The aim of this research was to evaluate the impact of the intervention designed on 
the forms of coping styles in women who experience violence by their partner. The 
intervention lasted 10 sessions lasting two hours each. At the beginning and end of 
the intervention the Violence to the couple Scale elaborated by Cienfuegos (2004) 
and the Inventory of Coping Styles as a Trait elaborated by Becerra (1999) was 
applied. The Wilcoxon t test was performed, the results show that there are no 
differences significant before and after applying the intervention, however, when 
comparing the means is observed the decrease of certain factors of violence, In 
the case of coping styles is perceived the decrease of 3 of these after the delivery 
of the intervention (planned self-affirmation, positive social, affirmative and 
emotional support) and the increased use of 2 of them (avoidance and self-
control), however, these changes were not significant either. 
According to the results, it can be concluded that the decrease in coping styles is 
probably the result of the constant evaluations and reassessments that a person 
makes with respect to their surroundings, in the search to modify the environment 
or assign a different meaning to said situation (Lazarus & Folkman, 1984), so, 
although they do not directly face the problem, if they control themselves, thus 
avoiding generating more violence. 
Keywords: violence, coping styles, workshop, couple self-control 
 
5 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
La violencia es un fenómeno que se vive cotidianamente, prueba de ello son las 
estadísticas donde se reporta que casi la mitad de las mujeres que se encuentran 
dentro de una relación de pareja han vivido algún tipo de violencia por parte de su 
pareja. A pesar de ser un evento cotidiano son pocas las personas que conocen 
como hacer frente a esta situación, por lo que recurren a estrategias que no 
favorecen la disminución de ésta. 
Este trabajomuestra la importancia de generar intervenciones para fomentar 
estrategias que favorezcan la disminución de la violencia dentro de la relación de 
pareja, al igual que investigaciones donde se traten dichos temas. De igual 
manera, resalta la trascendencia de investigar y diseñar intervenciones donde se 
traten los diversos factores que están vinculados a la violencia. 
De igual manera, este trabajo aporta mayor información dentro del campo de la 
psicología, si bien existe mucha literatura sobre ambas variables, son pocas las 
investigaciones en las cuales se vinculen; así mismo, las intervenciones en dicho 
ámbito. 
Este trabajo está conformado por 6 capítulos. En el primer capítulo se expone toda 
la información sobre la violencia, los conceptos, la violencia hacia los hombres, los 
tipos y modalidades, el ciclo de la violencia, violencia de género, factores de 
riesgo y las consecuencias que ésta genera. 
El capítulo dos habla sobre el enfrentamiento, la definición, los estilos y 
estrategias, los estilos en mexicanos, diferencias por sexo, su vínculo con la 
violencia de pareja y otros factores que se relacionan (comunicación dentro de la 
relación de pareja, manejo de conflicto). 
El tercer capítulo trata del empoderamiento, sus componentes, el empoderamiento 
en la intervención, el empoderamiento en las mujeres y su vínculo con la violencia. 
6 
 
El cuarto capítulo expone el método que se utilizó para llevar a cabo la 
investigación. Se diseñó un taller y se impartió dentro del Instituto de las Mujeres 
de la Ciudad de México, en la Unidad Iztapalapa. El taller estuvo conformado por 
10 sesiones con duración de 2 horas cada sesión, se aplicaron dos pruebas antes 
del taller y después de este para medir su impacto, los instrumentos utilizados 
fueron: la Escala de Violencia en la pareja elaborada por Cienfuegos (2004) y el 
Inventario de Enfrentamiento como Rasgo elaborado por Becerra (1999). 
En el quinto capítulo se describen los resultados obtenidos de la t de Wilcoxon que 
fue aplicada con la finalidad de encontrar diferencias antes y después de la 
intervención. 
En el sexto capítulo se encuentra la discusión y las recomendaciones a futuras 
investigaciones 
 
 
 
7 
 
ÍNDICE 
 
 
 
 
 
 
Violencia ..................................................................... 8 
Estrategias de Enfrentamiento ............................... 22 
Otros factores asociados: comunicación y manejo de conflicto 
en la relación de pareja ............................................... 39 
Empoderamiento ..................................................... 51 
Método ...................................................................... 62 
Resultados ............................................................... 68 
Discusión ................................................................ 108 
REFERENCIAS ....................................................... 112 
 ANEXOS ................................................................. 118 
 
 
8 
 
 
 
 
 
 
 
Capítulo 1 
 
Violencia 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
9 
 
DEFINICIÓN DE VIOLENCIA 
La violencia es un fenómeno que se vive cotidianamente, prueba de ello son las 
estadísticas donde se reporta que el 24.3% de las mujeres casadas o unidas de la 
Ciudad de México sufren o han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su 
relación, mientras que el 35.5% indican que ambos miembros de la pareja han 
sido víctimas algún tipo de violencia por parte de su pareja (gritos, insultos o 
golpes) (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2014). 
A pesar de ser un evento cotidiano son pocas las personas que se percatan de 
este hecho ya que, si bien reconocen que un golpe es un acto violento, aún es 
difícil reconocerla en aquellos actos que parecen “inofensivos”. 
La violencia es el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea un segundo 
grado de amenaza o afectivo, contra uno mismo, otra persona, grupo o 
comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, 
daño psicológico, trastorno del desarrollo o privaciones y atenta contra el derecho 
o la salud y la vida de la población (OMS, 2002). Moral y López (2014) la definen 
como aquellas conductas intencionales que tienen por objetivo dañar, imponer, 
vulnerar, reprimir o anular a otra persona. Dichos autores refieren que si estas 
conductas se presentan entre dos personas que mantienen un vínculo amoroso, 
ya sea matrimonio, unión libre o noviazgo, se denomina violencia de pareja. 
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (2016) describe la violencia 
contra la pareja como los actos cometidos por la pareja que ocasionan daño ya 
sea físico, sexual o psicológico. Esta definición engloba la agresión física, la 
coacción sexual, maltrato psicológico y las conductas de control. Toldos (2013) la 
describe como una conducta patológica cuya intensidad aumenta gradualmente y 
sus consecuencias se agravan considerablemente. El Instituto Nacional de 
Estadística y Geografía (2014) indica que es un fenómeno multiforme puesto que 
posee distintas características y matices que aumentan constantemente, 
afectando también a las personas con las que mantiene un vínculo afectivo la 
persona violentada. 
10 
 
VIOLENCIA HACIA LOS HOMBRES 
La violencia dentro de una relación de pareja no siempre es ejercida por el 
hombre, Trujano (2010) reporta que la violencia ejercida por la mujer hacia su 
pareja ha aumentado. De igual forma, algunos autores registran en 1997 que el 
1% de las esposas maltrataba a sus maridos (Olamendi, 1997 en Trujano, 2010); 
mientras que un año después (1998) se reportó un 2% (Corsi, 1997; 1998 en 
Trujano, 2010); pero para el año 2005, la cifra incrementó considerablemente un 
10% a 15% de hombres golpeados. 
Por lo anterior, algunos estudios han comparado los porcentajes de violencia que 
hombres y mujeres viven, los resultados obtenidos revelan que los porcentajes 
son similares (Siller, Trujano & Ruiz Velasco, 2013), no obstante, a pesar de ser 
un fenómeno que viven hombres y mujeres por igual, existe poca investigación 
sobre la violencia de pareja vivida por los hombres. 
En una investigación realizada por Siller, et al. (2013) indica que ambos sexos 
refieren sufrir más violencia de la que dicen ejercer. Dichos autores observaron 
que la percepción de la recepción de violencia es mayor en las mujeres que la 
violencia que describen ejercer los hombres puesto que ambos sexos minimizan la 
violencia que ejercen. Aunado a esto, Moral y López (2014) muestran que los 
hombres reportan sufrir mayor violencia por parte de sus parejas que las mujeres. 
Al respecto, Rojas-Andrade, Galleguillos, Miranda y Valencia (2013) advierten que 
la violencia hacia el hombre es ridiculizada debido al sistema patriarcal que 
predomina en la actualidad, por lo que los hombres optan por no denunciarla. 
Toldos (2013) menciona que en estos casos, los medios de comunicación suelen 
omitir los términos de violencia doméstica o violencia de género puesto que, al 
parecer, dentro de estos conceptos sólo tienen cabida como agresores y no como 
víctimas. 
Esta autora indica que son pocos los hombres que reconocen que viven violencia 
de pareja o doméstica ya que no consideran que las mujeres puedan ocasionarles 
daños físicos, añade que en algunos casos creen que podrán controlar la situación 
11 
 
agradando a su pareja, no obstante, no funciona. De igual forma, algunos no se 
percatan que son víctimas pues sufren violencia psicológica, por lo que los daños 
no son visibles físicamente, dificultando así la aceptación de ésta al no tener 
pruebas físicas al momento de denunciar. 
TIPOS DE VIOLENCIA 
La violencia no es exclusivamente física, diversos autores enlistan distintos tipos 
de violencia. Castro et. al (2006) (INEGI, Marco Conceptual de la ENDIREH, 2006) 
describen cuatro tipos:a) Violencia física: Agresiones intencionales que utilizan alguna parte del 
cuerpo, algún objeto, arma o sustancia para sujetar, inmovilizar o causar daño 
a la integridad física del agredido (a). Este daño puede ser permanente o 
temporal. 
b) Violencia sexual: Conductas u omisiones que ocasionan daño cuyas formas 
de expresión incluyen: inducir a la realización de prácticas sexuales no 
deseadas o que generen dolor, práctica de la celotipia para el control, 
manipulación o dominio. 
c) Violencia económica: Conductas dirigidas al control tanto del flujo de 
recursos monetarios que ingresan al hogar, o bien la forma en que se gasta 
dicho ingreso, como la propiedad y uso de los bienes muebles e inmuebles 
que forman parte del patrimonio de la pareja (reclamos de dinero, amenazas o 
incumplimiento con relación a dar el gasto, usurpación de bienes materiales, 
prohibiciones de trabajar o estudiar). 
d) Violencia emocional o psicológica: Formas de agresión reiterada que no 
inciden directamente en el cuerpo, pero sí en la psique (comparaciones 
ofensivas, humillaciones, prohibiciones, coacciones, condicionamientos, 
insultos, reclamos, falta de respeto en las cosas ajenas, amenazas). Su 
identificación es la más difícil ante el uso de metáforas y la “ausencia de 
evidencias”. 
12 
 
De igual forma la Universidad Autónoma de Chiapas (2015) identifica 5 tipos de 
violencia: 
a) Violencia psicológica. Cualquier acto u omisión que genere daños en la 
estabilidad psicológica. Puede expresarse mediante celotipia, insultos, 
humillaciones, devaluación, marginación, indiferencia, infidelidad, 
comparaciones destructivas, rechazo, restricción a la autodeterminación y 
amenazas. 
 
b) Violencia física: Cualquier acto con el objetivo de lastimar usando la fuerza 
física o algún tipo de arma u objeto que pueda provocar o no lesiones. 
 
c) Violencia patrimonial: Acto u omisión que busca perjudicar la 
supervivencia de la pareja a través de la transformación, sustracción, 
destrucción o retención de objetos, documentos personales, bienes, 
derechos patrimoniales o recursos económicos que le permitan satisfacer 
sus necesidades. 
 
d) Violencia económica: Acción u omisión que genera daños a la 
supervivencia de la pareja, se expresa mediante las restricciones 
encaminadas a controlar el ingreso de sus percepciones económicas, así 
como la percepción de un salario menor por igual trabajo. 
 
e) Violencia sexual: Cualquier acto que degrada o daña el cuerpo y/o la 
sexualidad de la persona y que atenta contra su libertad, dignidad e 
integridad física. 
Por otra parte, la Ley de Acceso por una Vida Libre de Violencia (2014), en el 
artículo 6 describe 7 tipos de violencia: 
I. Violencia Psicoemocional: Acción u omisión cuyo objetivo es 
desvalorar, intimidar o controlar las acciones, comportamientos y 
decisiones de la pareja mediante prohibiciones, coacciones, 
13 
 
condicionamientos, intimidaciones, insultos, amenazas, celotipia, 
desdén, indiferencia, descuido reiterado, chantaje, humillaciones, 
comparaciones destructivas, abandono o actitudes devaluatorias. 
 
II. Violencia Física: Toda acción u omisión intencional que causa daño 
físicamente. Se expresa mediante lesiones físicas, por ejemplo, golpes, 
empujones, pellizcos, etc. 
 
III. Violencia Patrimonial: Acción u omisión que genera perjuicio en los 
bienes muebles o inmuebles de la mujer. También se expresa mediante 
la destrucción, desaparición, ocultamiento y/o retención de documentos 
personales o recursos económicos. 
 
IV. Violencia Económica: Acción u omisión que perjudica la economía de 
la mujer a través del control de ingresos económicos, obtención de una 
remuneración económica menor por igual trabajo, restricción, limitación 
y/o negación injustificada para la obtención de recursos económicos, 
explotación laboral, sufrir discriminación laboral, así como solicitar 
exámenes de no embarazo como condicionante para ser contratadas. 
 
V. Violencia Sexual: Acción u omisión que afecta la integridad y el 
desarrollo psicosexual de la mujer por medio de miradas lascivas, 
hostigamiento, forzar a tener prácticas sexuales, acoso, violación, 
explotación sexual comercial, trata de personas o la utilización de la 
imagen de la mujer de forma humillante. 
 
VI. Violencia contra los Derechos Reproductivos: Acción u omisión que 
afecte el derecho de las mujeres a decidir libre y voluntariamente sobre 
su sexualidad y reproducción a través de la coerción de la decisión en 
relación con el número de hijos que desea tener, el acceso libre a la 
información y elección de métodos anticonceptivos de su preferencia, al 
14 
 
disfrute de una maternidad elegida y segura, así como el acceso a 
servicios de aborto seguro en el marco previsto por la ley. 
 
VII. Violencia Feminicida: Acción u omisión considerada la forma extrema 
de violencia contra las mujeres que se consuma mediante el homicidio u 
otras formas de muerte violenta de mujeres. 
De igual forma en esta ley, dentro del capítulo 2 artículo 7, determina las 
modalidades de la violencia: 
 Violencia Familiar: Modalidad donde la o el agresor (a) posee un vínculo 
consanguíneo o de concubinato, matrimonio, o sociedad de convivencia 
con la persona que vive violencia. 
 
 Violencia Laboral: Se presenta dentro del espacio de trabajo de las 
personas a través de la descalificación del desempeño laboral, amenazas, 
intimidación, humillaciones, explotación y cualquier otra forma de 
discriminación por la condición de género. 
 
 Violencia Docente: Ocurre dentro de los centros educativos. Esta 
modalidad se caracteriza por suscitar perjuicios en la autoestima de las 
maestras o alumnas por medio de la discriminación por condición de 
género. 
 
 Violencia en la Comunidad: Modalidad que se presenta en los espacios 
públicos, de libre tránsito o de uso común que genera daños hacia la 
integridad personal de las mujeres debido a la discriminación, marginación 
o exclusión social. 
 
 Violencia Institucional: Modalidad ejercida por servidores públicos que 
discriminen e impidan u obstaculicen el goce y ejercicio de los derechos 
humanos de las mujeres. 
 
15 
 
CICLO DE LA VIOLENCIA 
Leonore Walter (1979 en Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana 
y Dirección General de Prevención del Delito y Participación Ciudadana, 2012) 
describe la violencia como un ciclo de constante maltrato que incrementa su 
intensidad con el transcurso del tiempo, plantea que se conforma de tres fases: 
 Fase de Tensión: Es la acumulación de tensión debido a los conflictos y 
las fricciones entre la pareja, el agresor es hostil mientras que la víctima 
intenta calmarlo modificando aquellas conductas que molestan sin tener 
éxito. 
 Fase de Agresión: Es la descarga de las tensiones acumuladas, es en 
esta fase donde ocurre la violencia en cualquiera de sus tipos 
 Fase de Conciliación o “Luna de Miel”: En esta etapa el agresor promete 
a la víctima que no la volverá a violentar por lo que se muestra cariñoso, 
amable y arrepentido; realiza acciones que permiten ver que “está 
cambiando” por lo que la mujer alberga la esperanza que así será y 
continúa dentro de la relación. 
 
VIOLENCIA DE GÉNERO 
La violencia de género es todo acto u omisión que genere algún daño físico, 
sexual o psicológico a la mujer, incluye desde amenazas como la privación o 
coacción de la libertad en cualquiera de los espacios públicos y privados 
(Organización Mundial de las Naciones Unidas, 2016). El objetivo que persigue la 
pareja al violentarla es someterla en los distintos aspectos de su vida, lo cual 
ocasiona daños en su dignidad, libertad, seguridad e intimidad (Instituto Nacional 
de Estadística y Geografía, 2014). UNICEF (2005) utiliza el término de forma 
integral ya que define la violencia basada en el género como cualquier acto lesivo 
cometido contra cualquier persona a partir de las diferencias quela sociedad 
asigna a ambos sexos; no obstante, de acuerdo con esta organización, dicho 
concepto se ha utilizado para referirse específicamente a la violencia contra las 
mujeres. 
16 
 
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2014) este tipo de 
violencia es ejercida principalmente por el esposo o pareja en el ámbito privado, 
sin embargo, los padres, hermanos u otros familiares suelen ser partícipes en este 
acto. A nivel social, ésta tiene su origen en la distribución dispar del poder, así 
como en la desigualdad estructural entre ambos sexos pues busca preservar la 
subordinación de la mujer ante el hombre, esto se hace evidente en actos como la 
mutilación/ablación genital, abuso sexual, matrimonio infantil, diferencias para 
obtener acceso a la alimentación y servicios públicos, la explotación, entre otras 
(UNICEF, 2005). Esta distribución no equitativa del poder ocurre a nivel individual 
como social. 
A nivel individual se puede observar en las relaciones de pareja, de acuerdo con 
Díaz-Loving y Rivera (2010) que el poder se hace evidente de diversas maneras, 
por ejemplo, tener mayor dominio en la toma de decisiones (poder de vetar), ser 
quien dirige las conversaciones, etc. Éste puede ser ejercido de forma abierta o 
latente. 
De acuerdo con Expósito (2011) el ejercicio del poder tiene como resultado dos 
efectos, uno opresivo donde se utiliza la violencia para obtener lo que se desea y 
otro configurador donde la relación se torna asimétrica e inequitativa donde, de 
acuerdo con el autor, la única solución para conservar la nueva dinámica es el 
sometimiento. 
Dentro de las relaciones de pareja se ha observado que las mujeres generalmente 
deciden en lo relacionado con el hogar y los hijos, no obstante, se ha observado 
que antes de tomar una decisión, las mujeres consultan la opinión de sus parejas, 
mientras que los hombres se ocupan de los asuntos relacionados con las finanzas 
y el trabajo (Díaz-Loving & Rivera, 2010). 
Martínez (2012) argumenta que la dependencia económica hacia la pareja bajo la 
cual se encuentran algunas mujeres, disminuye su facultad en la toma de 
decisiones relacionadas con la economía por lo que son desplazadas de estos 
17 
 
temas, en consecuencia, su autonomía es restringida colocándola en un rol de 
pasividad y a él en un rol más activo. 
FACTORES DE RIESGO PARA VIVIR VIOLENCIA 
Existen diversos factores que conllevan a la vivencia de violencia. De acuerdo 
con la Organización Mundial de las Naciones Unidas (2016) éstos pueden ser 
individuales, familiares, comunitarios y sociales. Los factores individuales están 
asociados con alteraciones de la personalidad, vivencias de violencia durante la 
infancia o factores biológicos que estén vinculados con la tendencia a sufrir 
violencia (Expósito, 2011). Las explicaciones familiares argumentan que la 
violencia es resultado de una interacción deficiente entre los miembros de la 
familia en combinación con patrones desadaptativos de resolución de 
problemas, y las explicaciones sociales y culturales tienen como sustento la 
premisa de la cultura patriarcal como elemento principal para la incidencia de la 
violencia (Expósito, 2011). 
 
 
A continuación, se enlistan los factores más relevantes de acuerdo con esta 
Organización: 
o Bajo nivel educativo (agresores y víctimas de violencia) 
o Vivencia de maltrato infantil (agresores y víctimas) 
o Sufrir o haber sufrido violencia familiar (agresores y víctimas) 
o Trastorno de personalidad antisocial (autores) 
o Abuso en el consumo de alcohol (autores y víctimas) 
o Aceptación de la violencia mediante actitudes (autores y víctimas) 
o Insatisfacción marital (agresores y víctimas) 
o Problemas de comunicación entre los miembros de la pareja 
o Desigualdad (violencia de género) 
o Uso de la violencia como estrategia para resolver conflictos de pareja 
 
18 
 
Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2014) 
indica que las mujeres que vivieron violencia durante la infancia tienen mayor 
probabilidad de vivir violencia en sus relaciones de pareja pues reproducen 
roles de convivencia social asimilados durante esta etapa; lo cual es 
convalidado por la ONU (2016). El Instituto Nacional de Estadística y Geografía 
(2014) concluye que la vivencia de la violencia durante la infancia suscita la 
naturalización de ésta al estimarla como algo normal por lo que la reproducen y 
se les dificulta reconocerla en cualquiera de sus tipos y/o modalidades. 
 
Por otra parte, Echeburúa, Amor y De Corral (2002) observan que la vivencia 
de violencia a lo largo de la vida está vinculada con un nivel cultural y 
socioeconómico bajo, de igual forma, González y Fernández (2010) mencionan 
que existe una relación entre la escolaridad y la presencia de violencia en la 
pareja, esto es, a mayor nivel académico la violencia en la pareja disminuye, ya 
que “a mayor educación, se tiene más capacidad no sólo económica sino sobre 
todo argumentativa para resolver los problemas sin violencia” (González et. al., 
2010; pág. 114). 
 
El bajo nivel cultural y socioeconómico tiene como consecuencia la dificultad de 
encontrar un empleo bien remunerado. Echeburúa, et al., (2002) describen que 
gran parte de las mujeres que reportan sufrir violencia de pareja carecen de 
trabajo extradoméstico o, en caso contrario, es mal pagado lo que propicia la 
dependencia económica, ya que también estas mujeres suelen carecer de 
apoyo social por lo que se aislad de su familia y el entorno, tornándose más 
difícil la decisión de terminar con dicha relación destructiva. 
 
De igual forma, estos autores mencionan que varias de las premisas bajo las 
cuales son instruidas las mujeres favorece su permanencia en la relación 
violenta, algunas de ellas son: 
- Considerar vergonzoso aceptar que sufren violencia 
19 
 
- Pensar que el bienestar emocional de los hijos, así como su adecuado 
desarrollo dependen de vivir con ambos padres. 
- Sentirse incapaz para cubrir las necesidades tanto económicas como 
emocionales de los hijos. 
- Otorgar gran valor a tener una familia convencional (mamá, papá e 
hijos). 
- Pensar que “el amor todo lo puede” por lo que ella logrará que él deje de 
violentarla. 
- Creer que la pareja cambiará y dejará de agredirla pues “en el fondo, es 
buena persona”. 
- Pensar que ella es culpable de que él sea violento, es decir, “ella lo 
provoca”, por lo que cree que él cambiará en cuanto ella modifique su 
comportamiento. 
 
CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA 
La violencia, al ser un acto u omisión que tiene el objetivo de dañar a otra persona, 
produce repercusiones en la víctima. Siller, et al. (2013) señala que la gente no 
reconoce las consecuencias que genera la violencia, las cuales pueden ser 
sociales, físicas o psicológicas. 
Una de las principales consecuencias que se observa es el estrés postraumático 
(Expósito, 2011); es la tristeza o depresión que pueden converger en 
comportamientos suicidas (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2014). 
Echeburúa, et al. (2002) indican que la indefensión y desesperanza resultado de la 
violencia, afectan la determinación de romper el vínculo afectivo con el agresor 
además de causar un miedo infundado al imaginar que al separarse quedarán en 
completa soledad. 
Así mismo, la Organización Mundial de la Salud (2016) enlista diversas 
consecuencias de la violencia, entre las cuales se encuentra el homicidio, 
lesiones, embarazos no deseados, abortos inducidos, problemas ginecológicos e 
infecciones de transmisión sexual, resaltando que la probabilidad de sufrir esta 
20 
 
última consecuencia es 1.5 veces mayor en las mujeres que sufren violencia y/o 
abuso sexual en comparación con las que no. A nivel psicológico, se encuentran 
algunos trastornos como insomnio, depresión, trastornos alimentarios, abuso de 
sustancias, así como sufrimientoemocional. Físicamente se encuentran 
problemas como cefaleas, lumbalgias, dolores abdominales, fibromialgia, 
trastornos gastrointestinales, limitaciones para la movilidad. 
Esta misma organización (OMS, 1999 en Blanco, Ruiz-Jarabo, García de Vinuesa 
& Martín-García, 2004) hace 17 años categorizó las distintas consecuencias que 
genera la violencia en 5: 
- Psicológicas y de conductas: Depresión, ansiedad, sentimientos de culpa y 
vergüenza, baja autoestima, trastornos psicosomáticos, crisis de pánico y fobias, 
trastornos de alimentación, trastorno de estrés postraumático, dependencia a las 
drogas, alcohol y/o tabaco, descuido en el arreglo y aseo personal. 
- Sexuales: Disminución de la libido, anorgasmia, falta de autonomía sexual, 
conductas sexuales de riesgo (sin protección). 
- Reproductivas y ginecológicas: Embarazos no deseados o de alto riesgo, 
infecciones de trasmisión sexual, abortos, infecciones urinarias constantes, 
dolores pélvicos crónicos. 
- Físicas: Dolores crónicos, cansancio, colon irritable, funcionamiento físico 
reducido, fibromialgia, problemas gastrointestinales. 
- Lesiones físicas traumáticas: Fracturas, contusiones, hematomas, ruptura de 
tímpano. 
 
Esta Organización menciona que los problemas que presentan comúnmente las 
mujeres son la disminución de la autoestima, ansiedad, depresión y las lesiones 
físicas, sin embargo, estos problemas ocurren al mismo tiempo que otros 
padecimientos de los señalados en la lista. 
Echeburúa, et al. (2002) concluyen que las mujeres que son víctimas de violencia 
durante periodos prolongados (13 años aproximadamente) muestran daños 
21 
 
emocionales profundos además de una adaptación a la situación, expresada 
mediante conductas de resignación y de baja autoestima y la creencia que la 
situación cambiará, es decir, que en algún momento él dejará de agredirla. 
Introducir el siguiente capítulo mencionando la importancia de la forma de afrontar 
y la violencia, o al menos de la relación. 
 
22 
 
 
 
 
 
 
Capítulo 2 
 
Estilos de 
Enfrentamiento 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
23 
 
DEFINICIÓN DE ENFRENTAMIENTO 
De acuerdo con Lazarus y Folkman (1984) existen dos aproximaciones bajo las 
cuales se ha definido el enfrentamiento, una de ellas es la tradición experimental 
con animales donde es considerado como los actos que realiza una persona para 
controlar las condiciones del ambiente aversivo en el que se encuentra. Los 
conceptos principales de este modelo son unidad de excitación, evitación y 
escape; desde este enfoque se pueden estudiar las estrategias de afrontamiento 
como la defensa y el estilo de enfrentamiento cognitivo. 
La otra aproximación surge desde el modelo psicoanalítico donde el 
enfrentamiento es considerado como aquellos pensamientos y actos realistas y 
flexibles que permiten solucionar problemas, reduciendo así el estrés 
experimentado. Lazarus y Folkman (1984) describen que la principal diferencia 
entre ambos modelos es la forma en la que se conceptúa la relación persona-
ambiente. 
Lazarus y Folkman (1986) definen la teoría del afrontamiento como los esfuerzos 
cognitivos y conductuales que se encuentran en constante cambio y que 
desarrolla el individuo con la finalidad de guiar demandas específicas, tanto 
internas y/o externas valoradas como excedentes de los recursos que posee el 
individuo. Reyes-Lagunes (1998 en García-Méndez et al., 2011) define el 
enfrentamiento como: 
“Todo aquello que las personas piensan, sienten o hacen ante los problemas o 
estresores, con el fin de conservar su bienestar como una tendencia general, en la 
que se identifica la dimensión de estabilidad (rasgo), y como una tendencia 
específica a responder con base en la situación confrontada (estado)” (p. 417). 
Estas prácticas mediante las cuales se hace frente a las situaciones estresantes 
han sido denominadas de diversas formas, por ejemplo, estilos de enfrentamiento 
(Gottman, 1993 en Flores, Díaz & Rivera, 2004), estilos de resolución de conflictos 
(Levinger & Pietromonaco, 1989 en Flores, et al., 2004) o estilos de negociación 
24 
 
(Sánchez Aragón, 2000 en Flores, et al., 2004), considerando todas como 
sinónimos. 
Riquelme y Merino (2002) mencionan que un proceso de enfrentamiento alude a 
un cambio en los pensamientos y actos conforme ocurre la interacción, por lo cual 
las personas deben poseer estrategias, ya sean defensivas o de otro tipo que 
permitan la resolución del problema y se ajusten al entorno. Sobre los objetivos 
que éste tiene, Hernández (2000) describe dos objetivos centrales: la 
transformación del medio que detona el malestar emocional, así como el problema 
(afrontamiento dirigido al problema), y la regulación emocional de las respuestas 
resultantes de la situación estresante (afrontamiento dirigido a la emoción). 
Es importante subrayar la diferencia entre los términos estrategias y estilos de 
afrontamiento, al respecto Jiménez Rodríguez (2013) especifica que las 
estrategias de enfrentamiento surgen dentro de un contexto y situación 
específicos; mientras que los estilos son las formas más usuales a partir de las 
cuales las personas resuelven sus problemas. De igual forma Cassaretto, Chau, 
Oblitas & Valdez (2003) definen los estilos de afrontamiento como 
predisposiciones personales que permiten enfrentar diversas situaciones, éstas 
influyen en la elección y utilización de ciertas estrategias de afrontamiento, así 
como en su estabilidad temporal y situacional, mientras que las estrategias de 
afrontamiento, son definidas por Carver y Scheier (1994 en Cassaretto et al., 
2003) y Fernández-Abascal, Palmero, Chóliz y Martínez (1997 en Cassaretto et 
al., 2003) como procesos concretos y específicos que se emplearán dependiendo 
del contexto de la situación, razón por la cual pueden ser altamente cambiantes 
dependiendo de las condiciones desencadenantes. García-Méndez, Rivera 
Aragón, Reyes-Lagunes y Díaz-Loving (2011) indican que las personas enfrentan 
situaciones estresantes dependiendo de los recursos con los que cuenta y sus 
rasgos distintivos. Al respecto, Lazarus y Folkman (1984) enlistan los recursos 
psicológicos y físicos que promueven un enfrentamiento adecuado, estos son: 
- Salud y energía 
25 
 
- Creencias positivas sobre sí mismo 
- Técnicas para la resolución del problema 
- Habilidades sociales (capacidad de comunicarse y actuar de forma 
pertinente) 
- Apoyo social 
- Recursos materiales (económicos) 
De acuerdo con Lazarus y Folkman (1984) el afrontamiento es un proceso que 
está en constante cambio donde las estrategias que utilizan las personas no son 
persistentes, es decir, en algunas situaciones deben hacer uso de estrategias que 
estén dirigidas a la emoción y en otras, estrategias que le ayuden a solucionar el 
problema. Este cambio es originado, de acuerdo con dichos autores, por las 
constantes evaluaciones y reevaluaciones que hacen las personas respecto a su 
entorno, ya sea para transformar su ambiente, para darle un significado diferente o 
para intentar entenderlo mejor; además de las variaciones que ocurren en el 
ambiente y que son independientes de las personas y las estrategias que utilizan 
para enfrentarlas. 
Olson y Mc Cubbin (1989 en Figueroa, et al. 2005) resaltan dos aspectos básicos 
del afrontamiento: uno es considerar el afrontamiento como un proceso y el otro 
consiste en la eficacia de éste. Por ende, el afrontamiento es un proceso que las 
personas utilizan para encarar situaciones estresantes; sin embargo, hacer uso de 
éste no garantiza su éxito. Si la persona soluciona exitosamente la situación 
problemática al hacer uso del afrontamiento, repetirá el mismo ante situaciones 
similares; de lo contrario buscará otro recurso. De igual forma, Lazarus (1986) 
destaca que el afrontamiento involucra tres actividades cognitivas: la evaluación 
de los daños; la evaluación de las consecuenciasde cualquier acción de 
enfrentamiento y la imposición situacional, esto es, los factores que inhiben o 
motivan una conducta; por lo que las respuestas de enfrentamiento son procesos 
personales que son influidos por el ambiente y el contexto social en el que está 
inmersa la persona (López, 1999). 
ESTILOS Y ESTRATEGIAS DE ENFRENTAMIENTO 
26 
 
En la literatura existen diversos sistemas de clasificaciones sobre los estilos de 
enfrentamiento, no obstante, Krzemien, Monchietti y Urquijo (2005) concluye que 
gran parte de los teóricos que hablan sobre enfrentamiento coinciden en la 
clasificación de tres estilos, dicha clasificación tiene se fundamenta dependiendo 
de la dirección que presentan las estrategias de enfrentamiento, estos tres estilos 
son: 
 Afrontamiento cognitivo: Está dirigido a la valoración. Es un intento de 
significar y valorar el evento de tal manera que resulte menos desagradable. 
 Afrontamiento conductual: Dirigido al problema. Es la confrontación de la 
realidad, manejando las consecuencias. 
 Afrontamiento emocional: Dirigido a la emoción; consiste en la regulación de 
los aspectos emocionales y el afán de conservar un equilibrio afectivo. 
Una de las clasificaciones más reconocidas es la propuesta por Lazarus y 
Folkman (1986 en Murrieta, 2009) que está conformado por dos estilos que 
dependerán de las siguientes funciones: 
 Orientados al problema: Dentro de este estilo de enfrentamiento se encuentran 
las estrategias que están encauzadas a definir el problema, buscar soluciones y 
elegir la más pertinente a partir del análisis de los costos y beneficios de cada una 
de ellas (Lazarus & Folkman, 1984).De acuerdo con Kahn, et al. (1964 en Lazarus 
& Folkman, 1984) existen dos tipos de estrategias en este estilo: aquellas que 
están enfocadas a transformar el entorno y las que se enfocan a cambiar la 
cognición de las personas (por ejemplo: las motivaciones, las aspiraciones, la 
reducción del estrés, etc.). Carver y Connor (2010) mencionan que dichas 
estrategias se dirigen hacia el problema en sí. Consiste en la definición del 
problema, la concepción, valoración en términos de costo-beneficio, selección y 
acción de alternativas de solución (Murrieta, 2009). La finalidad de las estrategias 
comprendidas en este estilo es eliminar, evadir o disminuir el problema (Carver & 
Connor, 2010). 
27 
 
 
 Orientados a la emoción: Dentro de este estilo existen gran variedad de 
estrategias, algunas de ellas consisten en reducir la intensidad de la emoción 
experimentada, mientras que otras estriban en incrementar la intensidad de la 
emoción experimentada para estimular la búsqueda de una solución (Lazarus & 
Folkman, 1984). Son procesos cognoscitivos dirigidos a disminuir la angustia 
generada por los factores de estrés (Carver & Connor, 2010). Incluyen estrategias 
como evitación, minimización, distanciamiento, atención selectiva, comparaciones 
positivas y extracción de valores positivos y negativos (Murrieta, 2009). De igual 
forma abarcan respuestas como “auto-calmarse” (relajación, búsqueda de apoyo 
emocional), la expresión de emociones negativas (llorar, gritar), enfocarse en 
pensamientos negativos o intentar huir de situaciones de estrés (evitación, 
negación, ilusión) (Carver & Connor, 2010). 
Díaz Guerrero (1994; Jiménez, 2013) propone otra clasificación conformada por 
dos tipos de afrontamiento: activo, en el cual las personas buscan modificar su 
contexto para solucionar la problemática o hacer frente al evento estresante; y 
pasivo, donde la modificación la realizará en su ambiente social; esta forma de 
afrontamiento fomenta conductas como la abnegación, la obediencia, el sacrificio, 
la sumisión, la dependencia y la cortesía. 
Frydenberg y Lewis (1997 en Figueroa, Contini, Lacunza, Levín & Estévez, 2005) 
distinguen dos tipos de afrontamiento: general y específico. El afrontamiento 
general hace frente a cualquier situación, está conformado por 18 estrategias que 
consisten en buscar apoyo social, concentrarse en resolver el problema, 
esforzarse y tener éxito, preocuparse, invertir en amigos íntimos, buscar 
pertenencia, hacerse ilusiones, falta de afrontamiento, reducción de la tensión, 
acción social, ignorar el problema, auto inculparse, reservarlo para sí, buscar 
apoyo espiritual, fijarse en lo positivo, buscar ayuda profesional, buscar 
diversiones relajantes y distracción física; por otra parte, el afrontamiento 
específico se centra en una problemática particular. 
28 
 
Contreras, Esguerra, Espinosa & Gómez (2007) describen otra clasificación de 
estilos de enfrentamiento, conformados por dos estilos: activos y pasivos. Los 
estilos activos implican una confrontación apropiada de las emociones. Carrobles, 
Remor y Rodríguez-Alzmora (2003 en Contreras, et al., 2007) señalan que este 
estilo se asocia con la presencia de estados afectivos positivos y mayor bienestar, 
por otra parte, Krzemien, Monchietti y Urquijo (2005) describen las formas activas 
de enfrentamiento como los esfuerzos para manejar directamente el conflicto, 
estas suelen ser exitosas pues presentan efectos positivos sobre la adaptación. 
Los estilos de enfrentamiento pasivos suponen una tendencia a perder el control 
sobre la situación, generando dependencia hacía otra persona (Contreras, 
Esguerra, Espinosa & Gómez, 2007). Entre las estrategias utilizadas con mayor 
frecuencia se encuentran la evasión y la negación (Krzemien, et al., 2005). En 
consecuencia, este estilo es catalogado como el menos exitoso (Carver, et al., 
1989; Lazarus & Folkman, 1986; Moos, 1988 en Krzemien, et al., 2005). 
Ebata y Moos (1994 en Dávila & Guarino, 2001) enumeran otros dos tipos de 
afrontamiento: por aproximación o por evitación. En esta clasificación las 
estrategias se ordenan en función de dirigirse o no al estresor. 
Frydenberg y Lewis (1996ª en González, Montoya, Casullo & Bernabéu, 2002) 
postulan 3 estilos de enfrentamiento (enfrentamiento dirigido a la resolución del 
problema, enfrentamiento en relación con los demás y enfrentamiento 
improductivo) los cuales están conformados por las siguientes estrategias (ver 
Tabla 1). 
Tabla 1. 
Estilos y estrategias de enfrentamiento propuestas por Frydenber y Lewis (1996 ª; 
en González, et al., 2002). 
Estilos de Enfrentamiento Estrategias de Enfrentamiento 
Dirigido a la resolución del Buscar diversiones relajantes 
29 
 
problema Esforzarse y tener éxito 
Distracción física 
Fijarse en lo positivo 
Concentrarse en resolver el problema 
En relación con los demás 
Buscar apoyo espiritual 
Invertir en amigos íntimos 
Buscar ayuda profesional 
Buscar apoyo social 
Buscar pertenencia 
Acción social 
Improductivo 
Autoinculparse 
Hacerse Ilusiones 
Ignorar el problema 
Falta de afrontamiento 
Preocuparse 
Reservarlo para sí 
Reducción de la tensión 
 
Por otra parte, Amirkhan (1990) diseña una escala de estrategias de 
enfrentamiento, obteniendo los siguientes estilos con sus respectivas estrategias 
(ver Tabla 2.) 
 
Tabla 2. 
Estrategias de enfrentamiento propuestas por Amirkhan (1990 ª) 
Estilos de Enfrentamiento Estrategias de Enfrentamiento 
Resolución de problemas 
Tratar de resolver el problema 
Formular un plan de acciones a realizar ante el evento 
estresante 
30 
 
Imaginar múltiples soluciones al problema antes de realizar 
alguna acción al respecto 
Establecer algunas metas para hacer frente al problema 
Intentar diferentes soluciones hasta encontrar alguna que 
funcione 
Búsqueda de Apoyo 
Confiar tus miedos y preocupaciones a un amigo o familiar 
Buscar aliento con las personas que te conocen mejor 
Hablar con las personas sobre lo sucedido como método para 
sentirse mejor 
Aceptar la simpatía y comprensión de personas que han tenido 
el mismo problema 
Acudir con un amigo para pedirle su consejo sobre como 
modificar la situación 
Evitación 
Evitar a la gente en general 
Imaginarque habrá tiempos mejores 
Desear que la gente me deje en paz 
Identificarse con personajes de novelas o películas 
Ver la televisión más tiempo de lo acostumbrado 
 
Carver y Connor (2010) presentan otra clasificación de afrontamiento en la cual 
incorporan los dos estilos descritos por Lazarus (1986 en Murrieta, 2009) y añaden 
tres estilos más los cuales son: 
 Afrontamiento involucrado: Compuesto por el afrontamiento centrado en el 
problema y algunas estrategias del afrontamiento centrado en la emoción 
(búsqueda de apoyo, regulación emocional, aceptación y reestructuración 
cognitiva). Dentro de este estilo, se han diferenciado dos tipos de afrontamiento: el 
afrontamiento de control primario que consiste en los intentos por controlar el 
factor estresante en sí mismo, y el afrontamiento adaptativo o afrontamiento de 
control secundario que se caracteriza por realizar intentos por adaptarse al factor 
31 
 
estresante (Morling & Evered 2006, Skinner et al., 2003 en Carver & Connor, 
2010). 
El término "adaptativo" hace referencia al ajuste que se realiza dentro del yo como 
respuesta a las limitaciones que se presentan, algunas estrategias que conforman 
este estilo son la aceptación, la reestructuración cognitiva y la auto-distracción 
(Carver & Connor, 2010). Sobre este último Carver y Connor (2010) señalan que 
tradicionalmente esta reacción se ha considerado parte de las estrategias de 
afrontamiento sin compromiso, no obstante, diversas investigaciones muestran 
que la participación intencional con actividades positivas es un medio de 
adaptación a eventos que no se pueden controlar (Skinner, Edge, Altman, 
Sherwood, 2003 en Carver & Connor, 2010). 
 Afrontamiento no involucrado: En este estilo se incluyen respuestas tales 
como la evitación, negación e ilusiones, usualmente es considerada como una 
emoción centrada pues comprende un intento por escapar de los sentimientos de 
angustia. 
 
A menudo, este estilo de afrontamiento comprende un esfuerzo para actuar como 
si no existiera el factor estresante, de tal modo que no exige una reacción 
conductual y/o emocional. La ilusión y la fantasía alejan a la persona del factor 
estresante temporalmente, mientras que la negación establece un límite entre la 
realidad y la experiencia personal. Este estilo de afrontamiento no es efectivo en la 
reducción de la angustia a largo plazo y en la resolución de conflictos ya que no 
implican actos que permitan la disminución de la amenaza y su eventual impacto. 
 Afrontamiento proactivo. Propuesto por Aspinwall y Taylor (1997 en Carver & 
Connor, 2010) quienes señalan que ciertos tipos de afrontamiento ocurren de 
forma proactiva antes de la manifestación de cualquier factor estresante, con la 
finalidad de prevenir dichas situaciones. 
 
Generalmente es considerado como un problema centrado que incluye la 
acumulación de los recursos que serán útiles en el instante en el que surja una 
32 
 
amenaza, así como la exploración del panorama de experiencias en busca de 
indicios que sugieran que una amenaza puede estarse originando (Carver & 
Connor, 2010). Carver y Connor (2010) mencionan que, si se anticipa el 
surgimiento de un evento estresante, las personas emplearán estrategias que 
puedan prevenir que la amenaza incremente o que les permita retirarse y así 
evitarlo. Si la antelación de la amenaza ayuda a evitarla, la persona vivirá menos 
situaciones estresantes y, en caso que dichas experiencias sean inevitables, 
experimentará menor estrés. 
ESTILOS DE ENFRENTAMIENTO EN MEXICANOS 
En México, se han realizado diversos estudios sobre estilos de afrontamiento, 
encontrando que los estilos utilizados por la población mexicana están vinculados 
a las esferas emocionales, morales y sociales (Hernández, 2000). 
Por otra parte, Góngora Coronado & Reyes Lagunes (1998 en Espinosa, 2004) 
describen cinco estilos de enfrentamiento: 
 Directo-Revalorativo, en el cual la persona realiza algo con la finalidad de 
solucionar el problema, tratando de obtener un aprendizaje o darle un 
sentido positivo al mismo. 
 Emocional Negativo, es la expresión de una emoción, generalmente no 
supone una solución del problema. 
 Evasivo: La persona evita, escapa o minimiza el problema y su solución. 
 Directo: La persona actúa para solucionar el problema. 
 Revalorativo: La persona significa positivamente el problema, además de 
buscar un aprendizaje sobre la situación o mejorar su percepción de éste. 
Un año después, López (1999) diseña un inventario para medir las respuestas de 
enfrentamiento ante situaciones estresantes, obteniendo 7 factores: 
 Auto afirmación planeada: Análisis de la situación para descubrir posibles 
soluciones, asumiendo la responsabilidad y confrontando la situación. 
33 
 
 Apoyo Social: Búsqueda de soluciones con personas cercanas 
afectivamente. 
 No afirmativo: Dificultad para expresar las emociones de forma directa y 
clara. 
 Apoyo Informativo: Búsqueda de orientación e información con personas 
que conozcan del tema para solucionar el problema 
 Emocional Positivo: Intentos por atribuir un significado positivo a la 
situación estresante destacando un crecimiento personal 
 Afirmativo: Aptitud para expresar abiertamente sus emociones a los otros 
sin generar perjuicios. 
 Evitativo: Consiste en eludir pensar en el problema. 
Asimismo, Sánchez (2000) aplica el inventario de Estilos de Afrontamiento de 
Levinger y Petromonaco (1989 en Sánchez, 2000) obteniendo de igual forma los 
cinco factores reportados por dichos autores. Rivera (2000 en Flores, et al., 2004) 
aplica de nuevo dicho instrumento. Los resultados presentados muestran un 
contraste con lo reportado por Sánchez (2000) al obtener únicamente cuatro 
dimensiones: Colaboración-equidad, Acomodación, Contender y Evitación. 
Dos años después, Rivera, Díaz y Sánchez (2002) realizan una investigación cuyo 
objetivo consistió en determinar la validez y confiabilidad del inventario realizado 
por Levinger y Pietromonaco (1989) en la población mexicana, en la cual 
obtuvieron como resultado la conformación de cuatro factores: 
 Colaboración-equidad: En este estilo se busca la inclusión de las necesidades 
de los miembros de la pareja. Reactivos como: “busco una solución mutua”, 
“busco equidad”, entre otros conforman este factor. Consta de 12 reactivos 
(Flores, Díaz & Rivera, 2004). 
 Acomodación: Este estilo se caracteriza por la condescendencia de uno de los 
miembros de la pareja para el bienestar de la relación. Conformado por 7 reactivos 
(Flores, Díaz & Rivera, 2004) tales como “me adecúo”, “me adapto”, etc. 
34 
 
 Competencia. Estilo caracterizado por la no resolución del conflicto, haciendo 
uso de estrategias como alejarse o eximirse del problema. Consta de 6 reactivos 
(Flores, Díaz & Rivera, 2004), por ejemplo, “me salgo con la mía”. 
 Evitación. Este estilo se caracteriza por la búsqueda de beneficios sin 
considerar a los demás, incluyendo a su pareja. Conformado por 6 reactivos 
(Flores, Díaz & Rivera, 2004), por ejemplo, “evito situaciones desagradables”, 
“evito discusiones”, etc. 
Flores, Díaz & Rivera (2004) señalan que el estilo más utilizado por los yucatecos 
es el estilo de colaboración-equidad, el cual coincide con el factor directo 
revalorativo definido por Góngora (2000) como el emprendimiento de una acción 
con el objetivo de solucionar el problema, otorgándole un sentido positivo al 
mismo. 
Por otra parte, Jiménez (2013) indica que las personas con mayores niveles de 
manejo activo del estrés buscarán que los otros adopten su punto de vista como el 
más apropiado, mientras que las personas con enfrentamiento pasivo, disimularán 
su desacuerdo con la finalidad de mantener la armonía en sus relaciones 
interpersonales. 
DIFERENCIAS POR SEXOS 
Diversos aspectos intervienen en el empleo de ciertos estilos de enfrentamiento, 
Frydenberg (1999) señala que uno de los principalesfactores que explican las 
diferencias del uso de estilos y estrategias de afrontamiento entre hombres y 
mujeres es el género, ya que existe una desigualdad importante en la aprobación 
de la expresión de las emociones, mostrando un amplio consentimiento hacia las 
mujeres para la exposición de éstas, en contraste con los hombres, quienes son 
educados para inhibir dichas manifestaciones, representándose a través de frases 
como: “los niños no lloran”. 
35 
 
Fernández & Vergara (1998) muestran la influencia de la cultura en la adopción de 
los estilos de enfrentamiento, concluyendo que las culturas masculinas se 
distinguen por resaltar el logro individual y la resolución directa de situaciones, 
mientras que las culturas femeninas suelen enfatizar en la armonía interpersonal y 
las relaciones con los demás. 
En el caso de las mujeres, Frydenberg (1999) expone que, al presentar mayores 
tipos de estresores en comparación con los hombres, ellas emplean diversas 
formas de afrontarlos. Groër et al. (1992 en Frydenberg, 1999) indica que los 
principales estresores que afectan a las mujeres están vinculados con las 
relaciones interpersonales y la familia. Frydenberg (1999) y López, Reyes & 
Rivera (1999 en Serrano & Flores, 2005) concluyen que las mujeres usualmente 
afrontan la situación centrándose en el problema, por ejemplo, solicitan ayuda 
profesional o recurren a la expresión emocional positiva. 
Martínez y Morote (2001) y Hernández (2000) indican que las mujeres suelen 
hacer uso de estrategias de afrontamiento directo, tales como la expresión de 
sentimientos, la comunicación y la búsqueda de apoyo social, mientras que los 
hombres utilizan estrategias evitativas ante un problema, por ejemplo, ignorar el 
problema, reservar para sí aquellas situaciones que le preocupan o buscar 
actividades físicas con la finalidad de distraerse de la problemática. Estos autores 
señalan que la aprobación por parte del medio para que las mujeres expresen sus 
emociones, así como la proporción de apoyo y bienestar de éste, facilita el uso de 
dichas estrategias de afrontamiento en ambos sexos. 
En una investigación por López (1999) en adolescentes, observa que los hombres 
que buscan el apoyo social como estrategia para enfrentar los problemas, suelen 
expresar abiertamente sus sentimientos, mientras que aquellos que muestran 
dificultades para enfrentar abiertamente los problemas generalmente evitan 
pensar en ellos. De igual forma, los hombres que analizan los problemas para 
encontrar diversas soluciones y les hacen frente, suelen expresar abiertamente 
sus emociones, además de resignificar el evento para otorgarle una connotación 
36 
 
positiva y de crecimiento personal. En el caso de las mujeres observó que 
aquellas que buscan el apoyo social como una forma de enfrentar el problema 
suelen expresar abiertamente sus emociones; aquellas que utilizan un estilo de 
enfrentamiento no afirmativo generalmente evitan pensar en el problema y no lo 
analizan; las mujeres que le otorgan un significado de crecimiento personal al 
evento suelen analizar la situación y hacerle frente directamente. 
Serrano (2003 en Serrano & Flores, 2005) advierte la presencia de una tendencia 
por parte de las mujeres a responder de forma agresiva ante situaciones 
estresante vinculados con la pareja. Asimismo, Flores, Díaz y Rivera (2004) 
señalan que las mujeres utilizan los estilos de competencia y la acomodación en la 
negociación de un conflicto, lo cual indica que ceden a las pretensiones de su 
pareja, sin embargo, buscan obtener una ganancia; de igual forma concluyen que 
la utilización de la acomodación como estilo de negociación en las mujeres 
aumenta conforme incrementa la edad, mostrando que las mujeres tienden a 
ceder con la finalidad de evitar problemas con la pareja. 
Hernández & Martínez (2000) y Salmones (2002) advierten que, ante una 
infidelidad, las mujeres recurren con mayor frecuencia al enfrentamiento directo, 
mientras que los hombres utilizan estrategias como la negación y restarle 
importancia al hecho. De igual forma en una investigación realizada por Sánchez 
(2001) sobre los estilos de afrontamiento empleados ante la presencia de una 
infidelidad (emocional y sexual), descubrió que las mujeres presentan diversos 
recursos y estilos de afrontamiento en comparación con los hombres ya que las 
mujeres emplean estrategias de afrontamiento directas, por ejemplo, expresan los 
sentimientos generados a partir de la revelación de la infidelidad mediante el llanto 
o gritando; de igual forma, buscan una explicación de lo sucedido preguntándole 
directamente a la pareja el motivo de la infidelidad, sin embargo, los hombres 
suelen evitar la confrontación de la pareja. 
Hernández (2000) señala que los estilos de afrontamiento ante la infidelidad 
utilizados por ambos sexos son similares. Es factible, expresa la autora, que la 
37 
 
incursión de las mujeres en ámbitos donde únicamente figuraban los hombres 
explique las similitudes reportadas, ya que se busca el establecimiento de 
relaciones equitativas entre sexos y, en consecuencia, nuevos órdenes sociales 
en las relaciones de pareja. 
 
ESTRATEGIAS DE ENFRENTAMIENTO Y VIOLENCIA DE PAREJA 
De acuerdo con Moral y López (2011) el enfrentamiento pasivo es predictor de la 
violencia recibida, mientras que el enfrentamiento activo y presentar antecedentes 
de vivir violencia predicen el ejercicio de la violencia. Estos autores argumentan 
que el enfrentamiento pasivo incrementa los problemas entre la pareja y la 
molestia de uno de los miembros, ya que suelen evitar los conflictos, se muestran 
poco accesibles para negociar o deciden no hacer nada para solucionar los 
problemas, lo cual detona la violencia. Así mismo, González (2015) encontró que 
el estilo de enfrentamiento emocional negativo está correlacionado con ser 
receptora de violencia. No obstante, autores como Fontanil, Méndez-Valdivia, 
Cuesta, López, Rodríguez, Herrero y Ezama (2002) aseguran que la mujer juega 
un papel activo al buscar diversas soluciones a la situación violenta, mediante la 
implantación de acciones que tienen por objetivo reducir los peligros, así como la 
búsqueda de ayuda. 
En una investigación realizada por Fontanil, et al., (2002) se encontró que el 
95.9% de las mujeres encuestadas solicitaron ayuda para salir de la relación 
violenta, entre las instancias a las que acuden con mayor frecuencia se 
encuentran: la policía (26.2%), asociaciones especializadas en la atención de 
estos casos (16.6%) y la familia de origen (15.9%); lo cual muestra que la 
búsqueda de apoyo es una de las estrategias utilizadas con mayor frecuencia por 
las mujeres que tienen una relación violenta de pareja. 
En el caso de las mujeres, gran parte de las investigaciones se evidencia el uso de 
estrategias negativas de enfrentamiento, ya sea la evitación o la expresión 
38 
 
inadecuada de las ideas y sentimientos. En una investigación realizada por 
González (2015) se observa que las mujeres que viven violencia económica 
suelen tener un estilo de enfrentamiento evitativo, por lo que ante la negativa de 
negociar por parte de su pareja o no dejarla ser parte de la distribución de los 
bienes económicos, ella asiente y minimiza la situación argumentando que las 
cosas son como deben ser. Aquellas mujeres que presentan un estilo emocional 
negativo y sufren violencia económica comúnmente lloran y se angustian por la 
situación que viven y la forma en la que perjudica a la familia, no obstante, no 
buscan soluciones al problema. 
De igual forma este autor afirma que las mujeres que viven intimidación y control 
por parte de su pareja presentan un estilo de enfrentamiento casi nulo pues son 
sometidas, por lo que no pueden participar en la toma de decisiones dentro de la 
relación. Así mismo, encontró que aquellas mujeres que sufren humillaciones por 
parte de su pareja suelenposeer un estilo evasivo, es decir, justifican las 
humillaciones argumentando que es la forma de ser de su cónyuge y en 
consecuencia no pueden cambiarlo, permitiendo así que el maltrato continúe. 
Respecto a la violencia sexual, los resultados obtenidos por González (2015) no 
fueron contundentes, lo arguye al estilo de enfrentamiento de las mujeres en 
combinación con los prejuicios y la falta de conocimiento al respecto. 
Al ser más dinámicas las estrategias de enfrentamiento ya que consisten en 
acciones más específicas, la intervención a partir de éstas suele ser más atractiva 
Pelechano (2000). De acuerdo con este autor, las estrategias y los estilos de 
enfrentamiento no son elementos contradictorios, sino complementarios; por lo 
que probablemente si se modifican las estrategias invariablemente tendrá 
repercusiones en los estilos de enfrentamiento que poseen las personas, y 
viceversa. 
 
OTROS FACTORES ASOCIADOS: COMUNICACIÓN Y MANEJO DE 
CONFLICTO EN LA RELACIÓN DE PAREJA 
39 
 
 
DEFINICIÓN DE COMUNICACIÓN 
La comunicación, de acuerdo con Watzlawick, Beavin & Jackson (1991) es el 
intercambio de información entre dos o más seres. Es una variable esencial para 
el mantenimiento de la relación de pareja (Armenta, 2006). Este proceso está 
compuesto de un mensaje que es cualquier unidad comunicacional singular, la 
interacción que es el intercambio de diversos mensajes y la retroalimentación 
que es el constante intercambio de información entre los individuos que están 
comunicándose(Watzlawick, et al., 1991). Esta retroalimentación puede ser 
positiva o negativa, la primera tiene como consecuencia el cambio (pérdida de la 
estabilidad en el sistema), la segunda caracteriza la homeostasis, factor 
importante para el mantenimiento de la estabilidad dentro de las relaciones 
(Watzlawick, et al., 1991). 
De acuerdo con estos autores, la comunicación no sólo ocurre cuando es 
intencional ya que siempre se comunica a través de las expresiones faciales, los 
movimientos corporales, inclusive el silencio o la inmovilidad suponen una 
comunicación. 
 
TIPOS DE COMUNICACIÓN 
Distintos autores han categorizado diversos tipos de comunicación, Watzlawick, et 
al. (1991) describen dos tipos: 
- Analógica: Comprende la comunicación no verbal, es decir, los 
movimientos corporales, las expresiones faciales, la inflexión de la voz, la 
secuencia, ritmo y cadencia de las palabras. 
- Digital: Consiste en la comunicación verbal y escrita. Es denominada digital 
ya que, de acuerdo con los autores, las palabras son signos arbitrarios que 
se utilizan para nombrar y/o representar los objetos, sin embargo, no 
guardan relación con estos más que la ya mencionada. 
40 
 
Por otra parte, Armenta (2006) enlista tres tipos de comunicación: 
- Verbal: Incluye la expresión oral, es decir, como se reporta el mensaje, no 
obstante, es sólo una parte de la comunicación. 
- No verbal: Consiste en el tono e inflexión de la voz, los gestos, la expresión 
facial, etc. Indica la intención que tiene el emisor con dicho mensaje. 
- Contextual: Implica la forma de interacción entre las personas que están 
comunicándose, por lo que asignará significado al mensaje. 
Y dos niveles de comunicación el contenido y el proceso. De acuerdo con la 
autora, cuando estos dos niveles son equivalentes ocurre una buena 
comunicación ya que se envían y reciben mensajes directos o congruentes, no 
obstante, cuando sucede lo contrario, surgen los problemas de comunicación. 
 
Estilos de Comunicación 
Armenta (2006) define los estilos de comunicación como las maneras que utiliza 
una persona para expresarse, implica el tono de voz con el que es expresado el 
mensaje. Nina (1991) los describe como las formas como es trasmitida la 
información que permiten interpretar el significado del mensaje. Algunos autores 
han investigado estos estilos dentro de las relaciones de pareja, Tolhuizen (1989 
en Armenta, 2006) encontraron diversas estrategias que utilizan las personas para 
intensificar las relaciones tempranas, dentro de ellas se encuentran: incrementar el 
contacto, negociación en la relación, apoyo social, hacer cosas para la pareja, 
muestras de afecto, expresiones verbales de afecto, involucramiento social, 
apariencia personal, intimidad sexual y adaptación conductual. 
De acuerdo con Nina (1991) existen 5 estilos de comunicadores: 
- Comunicador Negativo: Utiliza estilos que favorecen poco la 
comunicación entre los miembros de la pareja. 
- Comunicador Positivo: Se caracteriza por usar estilos que permiten la 
comprensión y escucha de la pareja. 
41 
 
- Reservado: Hace alusión a las personas poco expresivas. 
- Inseguro: Usa estilos de comunicación poco eficientes que pueden generar 
conflictos dentro de la relación de pareja. 
- Distante: Personas que suelen evitar la comunicación con la pareja. 
De igual forma, Nina (1991) describe 4 estilos de comunicación: 
- Positivo: La pareja se muestra abierta a escuchar a su pareja, es 
comprensiva, amable, educada y afectuoso. Dentro de este estilo se 
encuentran los calificativos activo, amable, afectuoso, cortés, conciliador. 
- Negativo: La pareja es conflictiva, rebuscada y confuso, lo cual afecta la 
comunicación entre los miembros de la pareja. Los calificativos caracterizan 
este estilo son agresivo, dominante, gritón. 
- Reservado: Se caracteriza por ser una persona poco expresiva, entre los 
adjetivos que describen este estilo de comunicación se encuentran: callado, 
seco, frío. 
- Violento: Alude a un tipo de comunicación agresiva, impulsiva; entre los 
calificativos se encuentran: gritón, agresivo y dominante. 
Igualmente, esta autora comparó las percepciones de estilos de comunicación 
entre los miembros de la pareja. Respecto a los estilos de comunicación que los 
participantes perciben de sus parejas se enlistan 6: 
- Social Afiliativo Simpático: Refiere a un estilo de comunicador amistoso, 
amable, cortés, atento, comprensivo, sociable. La pareja se muestra 
simpática, encantadora y ocurrente. 
- Auto-modificador Constructivo: La pareja es reflexiva, prudente, sensata 
y razonable al momento de comunicar. 
- Abierto: Se caracteriza por ser franco, directo y expresivo. 
- Social Normativo: Este tipo de comunicación se caracteriza por seguir las 
normas sociales, por lo que es educado, ordenado y cordial al comunicar. 
- Claro: La comunicación que se establece es clara y congruente. 
- Empático: Estilo que se caracteriza por mostrarse consecuente, 
considerado, complaciente y comprensivo al establecer la comunicación. 
42 
 
- Social Expresivo: La persona es sociable, platicadora y expresiva. 
Entre los estilos de comunicación que las personas reportaron utilizar en dicho 
estudio se encuentran: 
- Social Afiliativo: La persona se muestra amistosa, amable, cortés y 
atenta, utiliza expresiones de afecto para complacer y ser sociable. 
- Social Auto-modificador: Dentro de este estilo se encuentran las 
personas que se muestran tolerantes, prudentes, respetuosos y razonables 
ante las demandas de su pareja. 
- Simpático: Dentro de esta categoría se incluyen las personas que suelen 
ser ocurrentes, oportunos y platicadores al momento de comunicar. 
- Abierto: Es franco, directo y expresivo al momento de comunicar. 
- Social Normativo: Suele regirse bajo las normas sociales, por lo que actúa 
y se comunica conforme lo que se considera correcto, educado y cordial. 
- Reservado-reflexivo: Se muestra cauto y analítico cuando se comunica. 
- Claro: La persona se comunica de forma congruente, coherente y 
comprometida. 
Flores (2011) realiza una investigación sobre la relación entre la comunicación y el 
conflicto, dentro de los resultados obtenidos se observa que hombres y mujeres 
perciben que el estilo de comunicación positivo que utilizan ambos miembros de la 
pareja con mayor frecuencia es social afiliativo, mientras que en el estilo negativo 
resalta el autoritario.Por otra parte, Villanueva, Rivera, Díaz Loving y Reyes-Lagunes (2012) diseñaron 
un instrumento que evalúa los aspectos cognoscitivos (escala de barreras y 
facilitadores de la comunicación) y conductuales del proceso de comunicación 
(escala de interacción). Dentro de la escala de barreras de comunicación, dichos 
autores reportan que las principales son: 
- Pensar y/u observar que la pareja posee una personalidad negativa. 
- Deshonestidad, lo cual genera desconfianza hacia el miembro deshonesto. 
- Monotonía ya que, al no existir cambios dentro de la relación, la pareja no 
comunica pues anticipa lo que sucederá. 
43 
 
- Timidez 
- Violencia 
- Inseguridad pues produce desconfianza hacia la pareja. 
Por otro lado, estos autores enlistan distintos factores que facilitan la 
comunicación, entre ellos se encuentran: 
- Mostrar actitud positiva al momento de comunicar (ser amable, educado, 
comprensión y afectivo). 
- Ser respetuoso (a), consecuente y comprensivo 
- Mostrar disposición para negociar y llegar a acuerdos que hagan sentir bien 
a ambos miembros. 
Por último, describen 3 tipos de interacción dentro de la comunicación: 
- Automodificación, esto es, alguno de los miembros cede o se adapta a las 
peticiones de la pareja con el objetivo de evitar problemas. 
- Equitativa, ambos miembros participan en la toma de decisiones que 
conciernen a la pareja. 
- Competitiva negativa, se caracteriza por estar en constante desacuerdo con 
la pareja, lo que torna la relación asimétrica. 
Los resultados obtenidos por dichos autores permiten comprender por qué es 
importante el establecimiento de una buena comunicación dentro de la relación de 
pareja, por lo que es indispensable dotar de estrategias tanto a hombres como 
mujeres para generar formas de comunicación más efectivas. 
 
 
COMUNICACIÓN Y VIOLENCIA 
Jhonson (2008) concluye que existen diversos factores implicados en la incidencia 
de violencia dentro de la relación de pareja, no obstante, se pueden categorizar en 
tres grandes rubros: fuentes de conflicto dentro de la relación de pareja, la 
experiencia personal y los factores de la personalidad que influyen en el aumento 
44 
 
gradual de la violencia y los patrones de comunicación utilizados por la pareja que 
tienen implicación en el aumento gradual de la violencia. 
Sobre este último punto existen pocas investigaciones en el país, no obstante, 
gran parte de los investigadores que trabajan el tema de violencia concuerdan con 
la premisa que la dinámica familiar es un factor importante en la repetición de 
patrones de violencia en las relaciones de pareja (Blanco, 2000; Perry, 1997 en 
Fernández & Rodríguez, 2001), por lo que suele ser común que al explorar las 
dinámicas familiares de las personas que son víctimas de violencia se observe 
que presentan dificultades, entre ellas problemas al momento de comunicarse, tal 
como lo menciona Almenares, Louro y Ortiz (1999). 
De acuerdo con Jhonson (2008) los conflictos suscitan un ambiente propicio para 
la violencia, por lo que la comunicación es importante pues determinará cómo se 
abordan dichos conflictos. Las formas en las cuales las personas se comunican 
tienen repercusiones en diversos aspectos, uno de ellos es el conflicto. 
López, Rivera, García y Reidl (2013) descubrieron que los estilos negativos de 
comunicación están vinculados con el manejo de conflicto evitante; por otra parte, 
se observa que la utilización de estilos tanto positivos como negativos se vinculan 
con el manejo de conflicto ambivalente. Respecto a los hombres, encontraron que 
aquellos que utilizan estilos de comunicación positivos suelen tener manejo de 
conflicto ambivalente; en el caso de las mujeres este tipo de manejo de conflicto 
(ambivalente) se predice por la utilización de estilos de comunicación positivos 
(ellas) y por estilos negativos por parte la pareja. 
Por otra parte, en un estudio realizado por Babcock, Waltz, Jacobson y Gottman 
(1993) se encontró que el sexo es una variable importante en las habilidades de 
comunicación, concluyendo que las esposas suelen ser más comunicativas que 
sus maridos. De igual forma, mencionan que es posible que estas insuficiencias 
de habilidades de comunicación en los maridos sean más agudas en aquellos que 
son violentos, las cuales empeoran al discutir los conflictos con la pareja. Dentro 
de esta investigación también se obtuvo que cuando ambos miembros de la pareja 
45 
 
poseen pocas habilidades de comunicación, aumenta la posibilidad en las mujeres 
de sufrir violencia por parte de su cónyuge pues carecen de herramientas para 
resolver conflicto y los argumentos verbales que utilizan son muy difusos. 
La comunicación es un aspecto esencial dentro de las relaciones interpersonales 
por lo que el uso de estilos positivos favorecerá un adecuado manejo del conflicto 
(Balderrama-Durbin, 2009 en López, et al., 2013); es importante gestar estrategias 
que impliquen estilos de comunicación positivos pues serán vitales para el manejo 
del conflicto del cual se hablará ampliamente en el siguiente capítulo, así como 
para prevenir la aparición de la violencia dentro de la relación. 
 
MANEJO DEL CONFLICTO 
 
Durante diversos años ha sido estudiado el conflicto y sus distintas formas de 
solucionarlo, no obstante, las definiciones sobre dicho concepto son menores. 
De acuerdo con Flores, Díaz y Rivera (2004) el conflicto es aquello que surge ante 
las discrepancias que tienen dos o más personas cuyo surgimiento se debe a 
percepciones erróneas, falta de comunicación o constantes conductas negativas. 
Por otra parte, Castro-Carrasco, Porra, Flores, Narea y Lagos (2012) lo definen 
como un proceso cognitivo que implica la percepción de las diferencias de opinión 
ante cualquier tema, situación, interés, necesidad y/o valores, dichas diferencias 
suelen considerarse incompatibles. Es importante comprender que el conflicto 
como un proceso en el cual están inmersos dos o más partes, lo cual le otorga el 
carácter reversible que permite su solución (Cascón, 2000 en Castro-Carrasco, et 
al., 2012, Jares, 1997 en Castro-Carrasco, et al., 2012, Martínez, 1999 en Castro-
Carrasco, et al., 2012, MINEDUC, 2002 en Castro-Carrasco, et al., 2012, Infante 
1998 en Castro-Carrasco, et al., 2012). 
 
Al enfocarlos en las relaciones de pareja, en general éstos surgen por cuestiones 
financieras, la crianza de los hijos, la familia nuclear, las diferencias de valores, las 
diversas expectativas sobre la relación, la religión, administración del tiempo libre, 
46 
 
las tareas domésticas, acumulación de tensiones, problemas de comunicación, 
pocas habilidades de negociación, desorganización, distintas percepciones sobre 
el problema suscitado, indecisión, etc. (Navas, 1998 en Flores, et al., 2004; 
Falicov, 1991 en García-Méndez, Rivera, Reyes-Lagunes & Díaz-Loving, 2011; 
Goodman, Barfoot, Frye & Belli, 1999 en García-Méndez, et al., 2011; E. 
Weitzman & P. Weitzman, 2003 en García-Méndez, et al., 2011). 
Usualmente se califica al conflicto como algo negativo (Flores, et al., 2004; Castro-
Carrasco, et al., 2012), no obstante, conlleva una parte positiva ya que la tensión 
puede estimular la negociación o solución de dicha problemática lo cual puede 
contribuir a mejorar la relación (Flores, et al., 2004). 
 
ESTILOS Y ESTRATEGIAS DE MANEJO DEL CONFLICTO 
Al igual que la mayoría de las variables asociadas a la violencia en la relación de 
pareja y el enfrentamiento, el conflicto es categorizado en distintos estilos y 
estrategias. Una de las clasificaciones más reconocidas es la realizada por Blake y 
Mounton (1964 en Vargas, Cabrera y Rincón, 1978) quien reconoce 5 estilos: 
- Confrontación. Alude a la aceptación del conflicto abiertamente, los 
involucrados analizan los motivos que lo suscitaron y buscan soluciones al 
respecto. 
- Compromiso. Existe el reconocimiento del conflicto,

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