Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE PSICOLOGÍA DIVISIÓN DE ESTUDIOS PROFESIONALES ESTRATEGIAS DE ENFRENTAMIENTO EN MUJERES QUE SUFREN VIOLENCIA POR PARTE DE LA PAREJA. T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: LICENCIADA EN PSICOLOGÍA P R E S E N T A BRENDA GABRIELA CRUZ SALAS DIRECTORA: DRA. SOFÍA RIVERA ARAGÓN REVISOR: DR. GERARDO BENJAMIN TONATIUH VILLANUEVA OROZCO COMITÉ: DR. ROLANDO DÍAZ LOVING DRA. ISABEL LUCINA REYES LAGUNES DRA. CLAUDIA IVETHE JAEN CORTES Agradecimiento a los Proyectos PAPIIT IN303114 PAPIIT IN306417 Ciudad Universitaria, Cd. Mx., 2018 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 AGRADECIMIENTOS “No se nace mujer: se llega a serlo” Simone de Beauvoir A mis padres por apoyarme en todo momento, a pesar que en ocasiones no estén de acuerdo con lo que decido; por nunca dejarme sola. A mi hermana por ser mi confidente, alentarme cuando estoy a punto de rendirme y darme el regalo más hermoso: Ossy. A mi familia pues me han demostrado que cuento con ellos siempre, aún en los momentos más complicados. ¡Los quiero mucho! A la Doctora Sofía por todas las enseñanzas que he adquirido a lo largo de este tiempo a su lado, por la confianza depositada en mí, la comprensión, paciencia y el apoyo brindado en cada momento ¡Muchas gracias! A los miembros de la Unidad de Investigaciones Psicosociales por su apoyo y consejos, por ser tan buenos amigos y compañeros de trabajo. Al INMUJERES Iztapalapa por todo el apoyo y el aprendizaje adquirido; por la oportunidad de crecer profesional y personalmente, son pieza fundamental en este proyecto. A los proyectos PAPIIT IN303114 y PAPIIT IN306417 por su apoyo. A mis amigos, los de la prepa (Fer, Atenas y César) y a los de la Facultad (Ana, Mariana, Anahí, Vero e Iván) con quienes pasé y estoy segura que pasaré grandes aventuras, así como momentos de diversión. Gracias por su apoyo y comprensión en todo momento. Los quiero mucho. A Abel por acompañarme y apoyarme en esta etapa tan importante. Y por último…a ti mi Ángel pues aunque ya no estás conmigo de forma física, siempre estás en mi mente, gracias por enseñarme a hacer frente y superar los momentos más difíciles e inesperados, por demostrarme de lo que soy capaz, por hacerme fuerte y valiente, pero sobre todo, gracias por enseñarme el camino a seguir ya que sin tu ayuda esto nunca hubiera sucedido, te lo agradeceré eternamente… A todos… ¡G R A C I A S! 3 RESUMEN La presente investigación aborda el impacto de los estilos de enfrentamiento en la disminución de la violencia dentro de las relaciones de pareja. De acuerdo con la literatura consultada tener estrategias de enfrentamiento adecuadas repercute en la disminución de la violencia, por lo que, a partir de esto, se diseñó un taller y se impartió en el Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México, Unidad Iztapalapa en el cual se abordaron las estrategias de enfrentamiento, la violencia y los factores que intervienen en ambos. El objetivo de esta investigación fue evaluar el impacto del taller diseñado en las formas de afrontamiento en mujeres que viven violencia por parte de su pareja, el taller tuvo como duración 10 sesiones cuya duración fue de dos horas cada una. Al iniciar y finalizar el taller se aplicó la Escala de Violencia en la pareja elaborada por Cienfuegos (2004) y el Inventario de Enfrentamiento como Rasgo elaborado por Becerra (1999).Se realizó la prueba t de Wilcoxon, los resultados muestran que no hay diferencias significativas antes y después de aplicar el taller, no obstante, al comparar las medias se observa la disminución de ciertos factores de la violencia, En el caso de los estilos de enfrentamiento se percibe la disminución de 3 de éstos después de la impartición del taller (autoafirmación planeada, apoyo social, afirmativo y emocional positivo) y el incremento del uso de 2 de ellos (evitativo y autocontrol), sin embargo, dichos cambios tampoco resultaron significativos. De acuerdo con los resultados se puede concluir que la disminución de las estrategias de enfrentamiento probablemente sea resultado de las constantes evaluaciones y reevaluaciones que realiza una persona respecto a su entorno, en la búsqueda de modificar el ambiente o asignarle un significado diferente a dicha situación (Lazarus & Folkman, 1984), por lo que, si bien no enfrentan el problema de forma directa, si se autocontrolan evitando así generar más violencia. Palabras clave: violencia, enfrentamiento, taller, autocontrol pareja 4 ABSTRACT The present research addresses the impact of coping styles on the decrease of violence within couple relationships. According to the literature consulted, having adequate coping styles has repercussions on the decrease in violence, so, based on this, a workshop was designed and taught at the Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México, Unidad Iztapalapa in which teach the coping styles, violence and the factors that intervene in both. The aim of this research was to evaluate the impact of the intervention designed on the forms of coping styles in women who experience violence by their partner. The intervention lasted 10 sessions lasting two hours each. At the beginning and end of the intervention the Violence to the couple Scale elaborated by Cienfuegos (2004) and the Inventory of Coping Styles as a Trait elaborated by Becerra (1999) was applied. The Wilcoxon t test was performed, the results show that there are no differences significant before and after applying the intervention, however, when comparing the means is observed the decrease of certain factors of violence, In the case of coping styles is perceived the decrease of 3 of these after the delivery of the intervention (planned self-affirmation, positive social, affirmative and emotional support) and the increased use of 2 of them (avoidance and self- control), however, these changes were not significant either. According to the results, it can be concluded that the decrease in coping styles is probably the result of the constant evaluations and reassessments that a person makes with respect to their surroundings, in the search to modify the environment or assign a different meaning to said situation (Lazarus & Folkman, 1984), so, although they do not directly face the problem, if they control themselves, thus avoiding generating more violence. Keywords: violence, coping styles, workshop, couple self-control 5 INTRODUCCIÓN La violencia es un fenómeno que se vive cotidianamente, prueba de ello son las estadísticas donde se reporta que casi la mitad de las mujeres que se encuentran dentro de una relación de pareja han vivido algún tipo de violencia por parte de su pareja. A pesar de ser un evento cotidiano son pocas las personas que conocen como hacer frente a esta situación, por lo que recurren a estrategias que no favorecen la disminución de ésta. Este trabajomuestra la importancia de generar intervenciones para fomentar estrategias que favorezcan la disminución de la violencia dentro de la relación de pareja, al igual que investigaciones donde se traten dichos temas. De igual manera, resalta la trascendencia de investigar y diseñar intervenciones donde se traten los diversos factores que están vinculados a la violencia. De igual manera, este trabajo aporta mayor información dentro del campo de la psicología, si bien existe mucha literatura sobre ambas variables, son pocas las investigaciones en las cuales se vinculen; así mismo, las intervenciones en dicho ámbito. Este trabajo está conformado por 6 capítulos. En el primer capítulo se expone toda la información sobre la violencia, los conceptos, la violencia hacia los hombres, los tipos y modalidades, el ciclo de la violencia, violencia de género, factores de riesgo y las consecuencias que ésta genera. El capítulo dos habla sobre el enfrentamiento, la definición, los estilos y estrategias, los estilos en mexicanos, diferencias por sexo, su vínculo con la violencia de pareja y otros factores que se relacionan (comunicación dentro de la relación de pareja, manejo de conflicto). El tercer capítulo trata del empoderamiento, sus componentes, el empoderamiento en la intervención, el empoderamiento en las mujeres y su vínculo con la violencia. 6 El cuarto capítulo expone el método que se utilizó para llevar a cabo la investigación. Se diseñó un taller y se impartió dentro del Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México, en la Unidad Iztapalapa. El taller estuvo conformado por 10 sesiones con duración de 2 horas cada sesión, se aplicaron dos pruebas antes del taller y después de este para medir su impacto, los instrumentos utilizados fueron: la Escala de Violencia en la pareja elaborada por Cienfuegos (2004) y el Inventario de Enfrentamiento como Rasgo elaborado por Becerra (1999). En el quinto capítulo se describen los resultados obtenidos de la t de Wilcoxon que fue aplicada con la finalidad de encontrar diferencias antes y después de la intervención. En el sexto capítulo se encuentra la discusión y las recomendaciones a futuras investigaciones 7 ÍNDICE Violencia ..................................................................... 8 Estrategias de Enfrentamiento ............................... 22 Otros factores asociados: comunicación y manejo de conflicto en la relación de pareja ............................................... 39 Empoderamiento ..................................................... 51 Método ...................................................................... 62 Resultados ............................................................... 68 Discusión ................................................................ 108 REFERENCIAS ....................................................... 112 ANEXOS ................................................................. 118 8 Capítulo 1 Violencia 9 DEFINICIÓN DE VIOLENCIA La violencia es un fenómeno que se vive cotidianamente, prueba de ello son las estadísticas donde se reporta que el 24.3% de las mujeres casadas o unidas de la Ciudad de México sufren o han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su relación, mientras que el 35.5% indican que ambos miembros de la pareja han sido víctimas algún tipo de violencia por parte de su pareja (gritos, insultos o golpes) (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2014). A pesar de ser un evento cotidiano son pocas las personas que se percatan de este hecho ya que, si bien reconocen que un golpe es un acto violento, aún es difícil reconocerla en aquellos actos que parecen “inofensivos”. La violencia es el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea un segundo grado de amenaza o afectivo, contra uno mismo, otra persona, grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daño psicológico, trastorno del desarrollo o privaciones y atenta contra el derecho o la salud y la vida de la población (OMS, 2002). Moral y López (2014) la definen como aquellas conductas intencionales que tienen por objetivo dañar, imponer, vulnerar, reprimir o anular a otra persona. Dichos autores refieren que si estas conductas se presentan entre dos personas que mantienen un vínculo amoroso, ya sea matrimonio, unión libre o noviazgo, se denomina violencia de pareja. Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (2016) describe la violencia contra la pareja como los actos cometidos por la pareja que ocasionan daño ya sea físico, sexual o psicológico. Esta definición engloba la agresión física, la coacción sexual, maltrato psicológico y las conductas de control. Toldos (2013) la describe como una conducta patológica cuya intensidad aumenta gradualmente y sus consecuencias se agravan considerablemente. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2014) indica que es un fenómeno multiforme puesto que posee distintas características y matices que aumentan constantemente, afectando también a las personas con las que mantiene un vínculo afectivo la persona violentada. 10 VIOLENCIA HACIA LOS HOMBRES La violencia dentro de una relación de pareja no siempre es ejercida por el hombre, Trujano (2010) reporta que la violencia ejercida por la mujer hacia su pareja ha aumentado. De igual forma, algunos autores registran en 1997 que el 1% de las esposas maltrataba a sus maridos (Olamendi, 1997 en Trujano, 2010); mientras que un año después (1998) se reportó un 2% (Corsi, 1997; 1998 en Trujano, 2010); pero para el año 2005, la cifra incrementó considerablemente un 10% a 15% de hombres golpeados. Por lo anterior, algunos estudios han comparado los porcentajes de violencia que hombres y mujeres viven, los resultados obtenidos revelan que los porcentajes son similares (Siller, Trujano & Ruiz Velasco, 2013), no obstante, a pesar de ser un fenómeno que viven hombres y mujeres por igual, existe poca investigación sobre la violencia de pareja vivida por los hombres. En una investigación realizada por Siller, et al. (2013) indica que ambos sexos refieren sufrir más violencia de la que dicen ejercer. Dichos autores observaron que la percepción de la recepción de violencia es mayor en las mujeres que la violencia que describen ejercer los hombres puesto que ambos sexos minimizan la violencia que ejercen. Aunado a esto, Moral y López (2014) muestran que los hombres reportan sufrir mayor violencia por parte de sus parejas que las mujeres. Al respecto, Rojas-Andrade, Galleguillos, Miranda y Valencia (2013) advierten que la violencia hacia el hombre es ridiculizada debido al sistema patriarcal que predomina en la actualidad, por lo que los hombres optan por no denunciarla. Toldos (2013) menciona que en estos casos, los medios de comunicación suelen omitir los términos de violencia doméstica o violencia de género puesto que, al parecer, dentro de estos conceptos sólo tienen cabida como agresores y no como víctimas. Esta autora indica que son pocos los hombres que reconocen que viven violencia de pareja o doméstica ya que no consideran que las mujeres puedan ocasionarles daños físicos, añade que en algunos casos creen que podrán controlar la situación 11 agradando a su pareja, no obstante, no funciona. De igual forma, algunos no se percatan que son víctimas pues sufren violencia psicológica, por lo que los daños no son visibles físicamente, dificultando así la aceptación de ésta al no tener pruebas físicas al momento de denunciar. TIPOS DE VIOLENCIA La violencia no es exclusivamente física, diversos autores enlistan distintos tipos de violencia. Castro et. al (2006) (INEGI, Marco Conceptual de la ENDIREH, 2006) describen cuatro tipos:a) Violencia física: Agresiones intencionales que utilizan alguna parte del cuerpo, algún objeto, arma o sustancia para sujetar, inmovilizar o causar daño a la integridad física del agredido (a). Este daño puede ser permanente o temporal. b) Violencia sexual: Conductas u omisiones que ocasionan daño cuyas formas de expresión incluyen: inducir a la realización de prácticas sexuales no deseadas o que generen dolor, práctica de la celotipia para el control, manipulación o dominio. c) Violencia económica: Conductas dirigidas al control tanto del flujo de recursos monetarios que ingresan al hogar, o bien la forma en que se gasta dicho ingreso, como la propiedad y uso de los bienes muebles e inmuebles que forman parte del patrimonio de la pareja (reclamos de dinero, amenazas o incumplimiento con relación a dar el gasto, usurpación de bienes materiales, prohibiciones de trabajar o estudiar). d) Violencia emocional o psicológica: Formas de agresión reiterada que no inciden directamente en el cuerpo, pero sí en la psique (comparaciones ofensivas, humillaciones, prohibiciones, coacciones, condicionamientos, insultos, reclamos, falta de respeto en las cosas ajenas, amenazas). Su identificación es la más difícil ante el uso de metáforas y la “ausencia de evidencias”. 12 De igual forma la Universidad Autónoma de Chiapas (2015) identifica 5 tipos de violencia: a) Violencia psicológica. Cualquier acto u omisión que genere daños en la estabilidad psicológica. Puede expresarse mediante celotipia, insultos, humillaciones, devaluación, marginación, indiferencia, infidelidad, comparaciones destructivas, rechazo, restricción a la autodeterminación y amenazas. b) Violencia física: Cualquier acto con el objetivo de lastimar usando la fuerza física o algún tipo de arma u objeto que pueda provocar o no lesiones. c) Violencia patrimonial: Acto u omisión que busca perjudicar la supervivencia de la pareja a través de la transformación, sustracción, destrucción o retención de objetos, documentos personales, bienes, derechos patrimoniales o recursos económicos que le permitan satisfacer sus necesidades. d) Violencia económica: Acción u omisión que genera daños a la supervivencia de la pareja, se expresa mediante las restricciones encaminadas a controlar el ingreso de sus percepciones económicas, así como la percepción de un salario menor por igual trabajo. e) Violencia sexual: Cualquier acto que degrada o daña el cuerpo y/o la sexualidad de la persona y que atenta contra su libertad, dignidad e integridad física. Por otra parte, la Ley de Acceso por una Vida Libre de Violencia (2014), en el artículo 6 describe 7 tipos de violencia: I. Violencia Psicoemocional: Acción u omisión cuyo objetivo es desvalorar, intimidar o controlar las acciones, comportamientos y decisiones de la pareja mediante prohibiciones, coacciones, 13 condicionamientos, intimidaciones, insultos, amenazas, celotipia, desdén, indiferencia, descuido reiterado, chantaje, humillaciones, comparaciones destructivas, abandono o actitudes devaluatorias. II. Violencia Física: Toda acción u omisión intencional que causa daño físicamente. Se expresa mediante lesiones físicas, por ejemplo, golpes, empujones, pellizcos, etc. III. Violencia Patrimonial: Acción u omisión que genera perjuicio en los bienes muebles o inmuebles de la mujer. También se expresa mediante la destrucción, desaparición, ocultamiento y/o retención de documentos personales o recursos económicos. IV. Violencia Económica: Acción u omisión que perjudica la economía de la mujer a través del control de ingresos económicos, obtención de una remuneración económica menor por igual trabajo, restricción, limitación y/o negación injustificada para la obtención de recursos económicos, explotación laboral, sufrir discriminación laboral, así como solicitar exámenes de no embarazo como condicionante para ser contratadas. V. Violencia Sexual: Acción u omisión que afecta la integridad y el desarrollo psicosexual de la mujer por medio de miradas lascivas, hostigamiento, forzar a tener prácticas sexuales, acoso, violación, explotación sexual comercial, trata de personas o la utilización de la imagen de la mujer de forma humillante. VI. Violencia contra los Derechos Reproductivos: Acción u omisión que afecte el derecho de las mujeres a decidir libre y voluntariamente sobre su sexualidad y reproducción a través de la coerción de la decisión en relación con el número de hijos que desea tener, el acceso libre a la información y elección de métodos anticonceptivos de su preferencia, al 14 disfrute de una maternidad elegida y segura, así como el acceso a servicios de aborto seguro en el marco previsto por la ley. VII. Violencia Feminicida: Acción u omisión considerada la forma extrema de violencia contra las mujeres que se consuma mediante el homicidio u otras formas de muerte violenta de mujeres. De igual forma en esta ley, dentro del capítulo 2 artículo 7, determina las modalidades de la violencia: Violencia Familiar: Modalidad donde la o el agresor (a) posee un vínculo consanguíneo o de concubinato, matrimonio, o sociedad de convivencia con la persona que vive violencia. Violencia Laboral: Se presenta dentro del espacio de trabajo de las personas a través de la descalificación del desempeño laboral, amenazas, intimidación, humillaciones, explotación y cualquier otra forma de discriminación por la condición de género. Violencia Docente: Ocurre dentro de los centros educativos. Esta modalidad se caracteriza por suscitar perjuicios en la autoestima de las maestras o alumnas por medio de la discriminación por condición de género. Violencia en la Comunidad: Modalidad que se presenta en los espacios públicos, de libre tránsito o de uso común que genera daños hacia la integridad personal de las mujeres debido a la discriminación, marginación o exclusión social. Violencia Institucional: Modalidad ejercida por servidores públicos que discriminen e impidan u obstaculicen el goce y ejercicio de los derechos humanos de las mujeres. 15 CICLO DE LA VIOLENCIA Leonore Walter (1979 en Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana y Dirección General de Prevención del Delito y Participación Ciudadana, 2012) describe la violencia como un ciclo de constante maltrato que incrementa su intensidad con el transcurso del tiempo, plantea que se conforma de tres fases: Fase de Tensión: Es la acumulación de tensión debido a los conflictos y las fricciones entre la pareja, el agresor es hostil mientras que la víctima intenta calmarlo modificando aquellas conductas que molestan sin tener éxito. Fase de Agresión: Es la descarga de las tensiones acumuladas, es en esta fase donde ocurre la violencia en cualquiera de sus tipos Fase de Conciliación o “Luna de Miel”: En esta etapa el agresor promete a la víctima que no la volverá a violentar por lo que se muestra cariñoso, amable y arrepentido; realiza acciones que permiten ver que “está cambiando” por lo que la mujer alberga la esperanza que así será y continúa dentro de la relación. VIOLENCIA DE GÉNERO La violencia de género es todo acto u omisión que genere algún daño físico, sexual o psicológico a la mujer, incluye desde amenazas como la privación o coacción de la libertad en cualquiera de los espacios públicos y privados (Organización Mundial de las Naciones Unidas, 2016). El objetivo que persigue la pareja al violentarla es someterla en los distintos aspectos de su vida, lo cual ocasiona daños en su dignidad, libertad, seguridad e intimidad (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2014). UNICEF (2005) utiliza el término de forma integral ya que define la violencia basada en el género como cualquier acto lesivo cometido contra cualquier persona a partir de las diferencias quela sociedad asigna a ambos sexos; no obstante, de acuerdo con esta organización, dicho concepto se ha utilizado para referirse específicamente a la violencia contra las mujeres. 16 De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2014) este tipo de violencia es ejercida principalmente por el esposo o pareja en el ámbito privado, sin embargo, los padres, hermanos u otros familiares suelen ser partícipes en este acto. A nivel social, ésta tiene su origen en la distribución dispar del poder, así como en la desigualdad estructural entre ambos sexos pues busca preservar la subordinación de la mujer ante el hombre, esto se hace evidente en actos como la mutilación/ablación genital, abuso sexual, matrimonio infantil, diferencias para obtener acceso a la alimentación y servicios públicos, la explotación, entre otras (UNICEF, 2005). Esta distribución no equitativa del poder ocurre a nivel individual como social. A nivel individual se puede observar en las relaciones de pareja, de acuerdo con Díaz-Loving y Rivera (2010) que el poder se hace evidente de diversas maneras, por ejemplo, tener mayor dominio en la toma de decisiones (poder de vetar), ser quien dirige las conversaciones, etc. Éste puede ser ejercido de forma abierta o latente. De acuerdo con Expósito (2011) el ejercicio del poder tiene como resultado dos efectos, uno opresivo donde se utiliza la violencia para obtener lo que se desea y otro configurador donde la relación se torna asimétrica e inequitativa donde, de acuerdo con el autor, la única solución para conservar la nueva dinámica es el sometimiento. Dentro de las relaciones de pareja se ha observado que las mujeres generalmente deciden en lo relacionado con el hogar y los hijos, no obstante, se ha observado que antes de tomar una decisión, las mujeres consultan la opinión de sus parejas, mientras que los hombres se ocupan de los asuntos relacionados con las finanzas y el trabajo (Díaz-Loving & Rivera, 2010). Martínez (2012) argumenta que la dependencia económica hacia la pareja bajo la cual se encuentran algunas mujeres, disminuye su facultad en la toma de decisiones relacionadas con la economía por lo que son desplazadas de estos 17 temas, en consecuencia, su autonomía es restringida colocándola en un rol de pasividad y a él en un rol más activo. FACTORES DE RIESGO PARA VIVIR VIOLENCIA Existen diversos factores que conllevan a la vivencia de violencia. De acuerdo con la Organización Mundial de las Naciones Unidas (2016) éstos pueden ser individuales, familiares, comunitarios y sociales. Los factores individuales están asociados con alteraciones de la personalidad, vivencias de violencia durante la infancia o factores biológicos que estén vinculados con la tendencia a sufrir violencia (Expósito, 2011). Las explicaciones familiares argumentan que la violencia es resultado de una interacción deficiente entre los miembros de la familia en combinación con patrones desadaptativos de resolución de problemas, y las explicaciones sociales y culturales tienen como sustento la premisa de la cultura patriarcal como elemento principal para la incidencia de la violencia (Expósito, 2011). A continuación, se enlistan los factores más relevantes de acuerdo con esta Organización: o Bajo nivel educativo (agresores y víctimas de violencia) o Vivencia de maltrato infantil (agresores y víctimas) o Sufrir o haber sufrido violencia familiar (agresores y víctimas) o Trastorno de personalidad antisocial (autores) o Abuso en el consumo de alcohol (autores y víctimas) o Aceptación de la violencia mediante actitudes (autores y víctimas) o Insatisfacción marital (agresores y víctimas) o Problemas de comunicación entre los miembros de la pareja o Desigualdad (violencia de género) o Uso de la violencia como estrategia para resolver conflictos de pareja 18 Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2014) indica que las mujeres que vivieron violencia durante la infancia tienen mayor probabilidad de vivir violencia en sus relaciones de pareja pues reproducen roles de convivencia social asimilados durante esta etapa; lo cual es convalidado por la ONU (2016). El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2014) concluye que la vivencia de la violencia durante la infancia suscita la naturalización de ésta al estimarla como algo normal por lo que la reproducen y se les dificulta reconocerla en cualquiera de sus tipos y/o modalidades. Por otra parte, Echeburúa, Amor y De Corral (2002) observan que la vivencia de violencia a lo largo de la vida está vinculada con un nivel cultural y socioeconómico bajo, de igual forma, González y Fernández (2010) mencionan que existe una relación entre la escolaridad y la presencia de violencia en la pareja, esto es, a mayor nivel académico la violencia en la pareja disminuye, ya que “a mayor educación, se tiene más capacidad no sólo económica sino sobre todo argumentativa para resolver los problemas sin violencia” (González et. al., 2010; pág. 114). El bajo nivel cultural y socioeconómico tiene como consecuencia la dificultad de encontrar un empleo bien remunerado. Echeburúa, et al., (2002) describen que gran parte de las mujeres que reportan sufrir violencia de pareja carecen de trabajo extradoméstico o, en caso contrario, es mal pagado lo que propicia la dependencia económica, ya que también estas mujeres suelen carecer de apoyo social por lo que se aislad de su familia y el entorno, tornándose más difícil la decisión de terminar con dicha relación destructiva. De igual forma, estos autores mencionan que varias de las premisas bajo las cuales son instruidas las mujeres favorece su permanencia en la relación violenta, algunas de ellas son: - Considerar vergonzoso aceptar que sufren violencia 19 - Pensar que el bienestar emocional de los hijos, así como su adecuado desarrollo dependen de vivir con ambos padres. - Sentirse incapaz para cubrir las necesidades tanto económicas como emocionales de los hijos. - Otorgar gran valor a tener una familia convencional (mamá, papá e hijos). - Pensar que “el amor todo lo puede” por lo que ella logrará que él deje de violentarla. - Creer que la pareja cambiará y dejará de agredirla pues “en el fondo, es buena persona”. - Pensar que ella es culpable de que él sea violento, es decir, “ella lo provoca”, por lo que cree que él cambiará en cuanto ella modifique su comportamiento. CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA La violencia, al ser un acto u omisión que tiene el objetivo de dañar a otra persona, produce repercusiones en la víctima. Siller, et al. (2013) señala que la gente no reconoce las consecuencias que genera la violencia, las cuales pueden ser sociales, físicas o psicológicas. Una de las principales consecuencias que se observa es el estrés postraumático (Expósito, 2011); es la tristeza o depresión que pueden converger en comportamientos suicidas (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2014). Echeburúa, et al. (2002) indican que la indefensión y desesperanza resultado de la violencia, afectan la determinación de romper el vínculo afectivo con el agresor además de causar un miedo infundado al imaginar que al separarse quedarán en completa soledad. Así mismo, la Organización Mundial de la Salud (2016) enlista diversas consecuencias de la violencia, entre las cuales se encuentra el homicidio, lesiones, embarazos no deseados, abortos inducidos, problemas ginecológicos e infecciones de transmisión sexual, resaltando que la probabilidad de sufrir esta 20 última consecuencia es 1.5 veces mayor en las mujeres que sufren violencia y/o abuso sexual en comparación con las que no. A nivel psicológico, se encuentran algunos trastornos como insomnio, depresión, trastornos alimentarios, abuso de sustancias, así como sufrimientoemocional. Físicamente se encuentran problemas como cefaleas, lumbalgias, dolores abdominales, fibromialgia, trastornos gastrointestinales, limitaciones para la movilidad. Esta misma organización (OMS, 1999 en Blanco, Ruiz-Jarabo, García de Vinuesa & Martín-García, 2004) hace 17 años categorizó las distintas consecuencias que genera la violencia en 5: - Psicológicas y de conductas: Depresión, ansiedad, sentimientos de culpa y vergüenza, baja autoestima, trastornos psicosomáticos, crisis de pánico y fobias, trastornos de alimentación, trastorno de estrés postraumático, dependencia a las drogas, alcohol y/o tabaco, descuido en el arreglo y aseo personal. - Sexuales: Disminución de la libido, anorgasmia, falta de autonomía sexual, conductas sexuales de riesgo (sin protección). - Reproductivas y ginecológicas: Embarazos no deseados o de alto riesgo, infecciones de trasmisión sexual, abortos, infecciones urinarias constantes, dolores pélvicos crónicos. - Físicas: Dolores crónicos, cansancio, colon irritable, funcionamiento físico reducido, fibromialgia, problemas gastrointestinales. - Lesiones físicas traumáticas: Fracturas, contusiones, hematomas, ruptura de tímpano. Esta Organización menciona que los problemas que presentan comúnmente las mujeres son la disminución de la autoestima, ansiedad, depresión y las lesiones físicas, sin embargo, estos problemas ocurren al mismo tiempo que otros padecimientos de los señalados en la lista. Echeburúa, et al. (2002) concluyen que las mujeres que son víctimas de violencia durante periodos prolongados (13 años aproximadamente) muestran daños 21 emocionales profundos además de una adaptación a la situación, expresada mediante conductas de resignación y de baja autoestima y la creencia que la situación cambiará, es decir, que en algún momento él dejará de agredirla. Introducir el siguiente capítulo mencionando la importancia de la forma de afrontar y la violencia, o al menos de la relación. 22 Capítulo 2 Estilos de Enfrentamiento 23 DEFINICIÓN DE ENFRENTAMIENTO De acuerdo con Lazarus y Folkman (1984) existen dos aproximaciones bajo las cuales se ha definido el enfrentamiento, una de ellas es la tradición experimental con animales donde es considerado como los actos que realiza una persona para controlar las condiciones del ambiente aversivo en el que se encuentra. Los conceptos principales de este modelo son unidad de excitación, evitación y escape; desde este enfoque se pueden estudiar las estrategias de afrontamiento como la defensa y el estilo de enfrentamiento cognitivo. La otra aproximación surge desde el modelo psicoanalítico donde el enfrentamiento es considerado como aquellos pensamientos y actos realistas y flexibles que permiten solucionar problemas, reduciendo así el estrés experimentado. Lazarus y Folkman (1984) describen que la principal diferencia entre ambos modelos es la forma en la que se conceptúa la relación persona- ambiente. Lazarus y Folkman (1986) definen la teoría del afrontamiento como los esfuerzos cognitivos y conductuales que se encuentran en constante cambio y que desarrolla el individuo con la finalidad de guiar demandas específicas, tanto internas y/o externas valoradas como excedentes de los recursos que posee el individuo. Reyes-Lagunes (1998 en García-Méndez et al., 2011) define el enfrentamiento como: “Todo aquello que las personas piensan, sienten o hacen ante los problemas o estresores, con el fin de conservar su bienestar como una tendencia general, en la que se identifica la dimensión de estabilidad (rasgo), y como una tendencia específica a responder con base en la situación confrontada (estado)” (p. 417). Estas prácticas mediante las cuales se hace frente a las situaciones estresantes han sido denominadas de diversas formas, por ejemplo, estilos de enfrentamiento (Gottman, 1993 en Flores, Díaz & Rivera, 2004), estilos de resolución de conflictos (Levinger & Pietromonaco, 1989 en Flores, et al., 2004) o estilos de negociación 24 (Sánchez Aragón, 2000 en Flores, et al., 2004), considerando todas como sinónimos. Riquelme y Merino (2002) mencionan que un proceso de enfrentamiento alude a un cambio en los pensamientos y actos conforme ocurre la interacción, por lo cual las personas deben poseer estrategias, ya sean defensivas o de otro tipo que permitan la resolución del problema y se ajusten al entorno. Sobre los objetivos que éste tiene, Hernández (2000) describe dos objetivos centrales: la transformación del medio que detona el malestar emocional, así como el problema (afrontamiento dirigido al problema), y la regulación emocional de las respuestas resultantes de la situación estresante (afrontamiento dirigido a la emoción). Es importante subrayar la diferencia entre los términos estrategias y estilos de afrontamiento, al respecto Jiménez Rodríguez (2013) especifica que las estrategias de enfrentamiento surgen dentro de un contexto y situación específicos; mientras que los estilos son las formas más usuales a partir de las cuales las personas resuelven sus problemas. De igual forma Cassaretto, Chau, Oblitas & Valdez (2003) definen los estilos de afrontamiento como predisposiciones personales que permiten enfrentar diversas situaciones, éstas influyen en la elección y utilización de ciertas estrategias de afrontamiento, así como en su estabilidad temporal y situacional, mientras que las estrategias de afrontamiento, son definidas por Carver y Scheier (1994 en Cassaretto et al., 2003) y Fernández-Abascal, Palmero, Chóliz y Martínez (1997 en Cassaretto et al., 2003) como procesos concretos y específicos que se emplearán dependiendo del contexto de la situación, razón por la cual pueden ser altamente cambiantes dependiendo de las condiciones desencadenantes. García-Méndez, Rivera Aragón, Reyes-Lagunes y Díaz-Loving (2011) indican que las personas enfrentan situaciones estresantes dependiendo de los recursos con los que cuenta y sus rasgos distintivos. Al respecto, Lazarus y Folkman (1984) enlistan los recursos psicológicos y físicos que promueven un enfrentamiento adecuado, estos son: - Salud y energía 25 - Creencias positivas sobre sí mismo - Técnicas para la resolución del problema - Habilidades sociales (capacidad de comunicarse y actuar de forma pertinente) - Apoyo social - Recursos materiales (económicos) De acuerdo con Lazarus y Folkman (1984) el afrontamiento es un proceso que está en constante cambio donde las estrategias que utilizan las personas no son persistentes, es decir, en algunas situaciones deben hacer uso de estrategias que estén dirigidas a la emoción y en otras, estrategias que le ayuden a solucionar el problema. Este cambio es originado, de acuerdo con dichos autores, por las constantes evaluaciones y reevaluaciones que hacen las personas respecto a su entorno, ya sea para transformar su ambiente, para darle un significado diferente o para intentar entenderlo mejor; además de las variaciones que ocurren en el ambiente y que son independientes de las personas y las estrategias que utilizan para enfrentarlas. Olson y Mc Cubbin (1989 en Figueroa, et al. 2005) resaltan dos aspectos básicos del afrontamiento: uno es considerar el afrontamiento como un proceso y el otro consiste en la eficacia de éste. Por ende, el afrontamiento es un proceso que las personas utilizan para encarar situaciones estresantes; sin embargo, hacer uso de éste no garantiza su éxito. Si la persona soluciona exitosamente la situación problemática al hacer uso del afrontamiento, repetirá el mismo ante situaciones similares; de lo contrario buscará otro recurso. De igual forma, Lazarus (1986) destaca que el afrontamiento involucra tres actividades cognitivas: la evaluación de los daños; la evaluación de las consecuenciasde cualquier acción de enfrentamiento y la imposición situacional, esto es, los factores que inhiben o motivan una conducta; por lo que las respuestas de enfrentamiento son procesos personales que son influidos por el ambiente y el contexto social en el que está inmersa la persona (López, 1999). ESTILOS Y ESTRATEGIAS DE ENFRENTAMIENTO 26 En la literatura existen diversos sistemas de clasificaciones sobre los estilos de enfrentamiento, no obstante, Krzemien, Monchietti y Urquijo (2005) concluye que gran parte de los teóricos que hablan sobre enfrentamiento coinciden en la clasificación de tres estilos, dicha clasificación tiene se fundamenta dependiendo de la dirección que presentan las estrategias de enfrentamiento, estos tres estilos son: Afrontamiento cognitivo: Está dirigido a la valoración. Es un intento de significar y valorar el evento de tal manera que resulte menos desagradable. Afrontamiento conductual: Dirigido al problema. Es la confrontación de la realidad, manejando las consecuencias. Afrontamiento emocional: Dirigido a la emoción; consiste en la regulación de los aspectos emocionales y el afán de conservar un equilibrio afectivo. Una de las clasificaciones más reconocidas es la propuesta por Lazarus y Folkman (1986 en Murrieta, 2009) que está conformado por dos estilos que dependerán de las siguientes funciones: Orientados al problema: Dentro de este estilo de enfrentamiento se encuentran las estrategias que están encauzadas a definir el problema, buscar soluciones y elegir la más pertinente a partir del análisis de los costos y beneficios de cada una de ellas (Lazarus & Folkman, 1984).De acuerdo con Kahn, et al. (1964 en Lazarus & Folkman, 1984) existen dos tipos de estrategias en este estilo: aquellas que están enfocadas a transformar el entorno y las que se enfocan a cambiar la cognición de las personas (por ejemplo: las motivaciones, las aspiraciones, la reducción del estrés, etc.). Carver y Connor (2010) mencionan que dichas estrategias se dirigen hacia el problema en sí. Consiste en la definición del problema, la concepción, valoración en términos de costo-beneficio, selección y acción de alternativas de solución (Murrieta, 2009). La finalidad de las estrategias comprendidas en este estilo es eliminar, evadir o disminuir el problema (Carver & Connor, 2010). 27 Orientados a la emoción: Dentro de este estilo existen gran variedad de estrategias, algunas de ellas consisten en reducir la intensidad de la emoción experimentada, mientras que otras estriban en incrementar la intensidad de la emoción experimentada para estimular la búsqueda de una solución (Lazarus & Folkman, 1984). Son procesos cognoscitivos dirigidos a disminuir la angustia generada por los factores de estrés (Carver & Connor, 2010). Incluyen estrategias como evitación, minimización, distanciamiento, atención selectiva, comparaciones positivas y extracción de valores positivos y negativos (Murrieta, 2009). De igual forma abarcan respuestas como “auto-calmarse” (relajación, búsqueda de apoyo emocional), la expresión de emociones negativas (llorar, gritar), enfocarse en pensamientos negativos o intentar huir de situaciones de estrés (evitación, negación, ilusión) (Carver & Connor, 2010). Díaz Guerrero (1994; Jiménez, 2013) propone otra clasificación conformada por dos tipos de afrontamiento: activo, en el cual las personas buscan modificar su contexto para solucionar la problemática o hacer frente al evento estresante; y pasivo, donde la modificación la realizará en su ambiente social; esta forma de afrontamiento fomenta conductas como la abnegación, la obediencia, el sacrificio, la sumisión, la dependencia y la cortesía. Frydenberg y Lewis (1997 en Figueroa, Contini, Lacunza, Levín & Estévez, 2005) distinguen dos tipos de afrontamiento: general y específico. El afrontamiento general hace frente a cualquier situación, está conformado por 18 estrategias que consisten en buscar apoyo social, concentrarse en resolver el problema, esforzarse y tener éxito, preocuparse, invertir en amigos íntimos, buscar pertenencia, hacerse ilusiones, falta de afrontamiento, reducción de la tensión, acción social, ignorar el problema, auto inculparse, reservarlo para sí, buscar apoyo espiritual, fijarse en lo positivo, buscar ayuda profesional, buscar diversiones relajantes y distracción física; por otra parte, el afrontamiento específico se centra en una problemática particular. 28 Contreras, Esguerra, Espinosa & Gómez (2007) describen otra clasificación de estilos de enfrentamiento, conformados por dos estilos: activos y pasivos. Los estilos activos implican una confrontación apropiada de las emociones. Carrobles, Remor y Rodríguez-Alzmora (2003 en Contreras, et al., 2007) señalan que este estilo se asocia con la presencia de estados afectivos positivos y mayor bienestar, por otra parte, Krzemien, Monchietti y Urquijo (2005) describen las formas activas de enfrentamiento como los esfuerzos para manejar directamente el conflicto, estas suelen ser exitosas pues presentan efectos positivos sobre la adaptación. Los estilos de enfrentamiento pasivos suponen una tendencia a perder el control sobre la situación, generando dependencia hacía otra persona (Contreras, Esguerra, Espinosa & Gómez, 2007). Entre las estrategias utilizadas con mayor frecuencia se encuentran la evasión y la negación (Krzemien, et al., 2005). En consecuencia, este estilo es catalogado como el menos exitoso (Carver, et al., 1989; Lazarus & Folkman, 1986; Moos, 1988 en Krzemien, et al., 2005). Ebata y Moos (1994 en Dávila & Guarino, 2001) enumeran otros dos tipos de afrontamiento: por aproximación o por evitación. En esta clasificación las estrategias se ordenan en función de dirigirse o no al estresor. Frydenberg y Lewis (1996ª en González, Montoya, Casullo & Bernabéu, 2002) postulan 3 estilos de enfrentamiento (enfrentamiento dirigido a la resolución del problema, enfrentamiento en relación con los demás y enfrentamiento improductivo) los cuales están conformados por las siguientes estrategias (ver Tabla 1). Tabla 1. Estilos y estrategias de enfrentamiento propuestas por Frydenber y Lewis (1996 ª; en González, et al., 2002). Estilos de Enfrentamiento Estrategias de Enfrentamiento Dirigido a la resolución del Buscar diversiones relajantes 29 problema Esforzarse y tener éxito Distracción física Fijarse en lo positivo Concentrarse en resolver el problema En relación con los demás Buscar apoyo espiritual Invertir en amigos íntimos Buscar ayuda profesional Buscar apoyo social Buscar pertenencia Acción social Improductivo Autoinculparse Hacerse Ilusiones Ignorar el problema Falta de afrontamiento Preocuparse Reservarlo para sí Reducción de la tensión Por otra parte, Amirkhan (1990) diseña una escala de estrategias de enfrentamiento, obteniendo los siguientes estilos con sus respectivas estrategias (ver Tabla 2.) Tabla 2. Estrategias de enfrentamiento propuestas por Amirkhan (1990 ª) Estilos de Enfrentamiento Estrategias de Enfrentamiento Resolución de problemas Tratar de resolver el problema Formular un plan de acciones a realizar ante el evento estresante 30 Imaginar múltiples soluciones al problema antes de realizar alguna acción al respecto Establecer algunas metas para hacer frente al problema Intentar diferentes soluciones hasta encontrar alguna que funcione Búsqueda de Apoyo Confiar tus miedos y preocupaciones a un amigo o familiar Buscar aliento con las personas que te conocen mejor Hablar con las personas sobre lo sucedido como método para sentirse mejor Aceptar la simpatía y comprensión de personas que han tenido el mismo problema Acudir con un amigo para pedirle su consejo sobre como modificar la situación Evitación Evitar a la gente en general Imaginarque habrá tiempos mejores Desear que la gente me deje en paz Identificarse con personajes de novelas o películas Ver la televisión más tiempo de lo acostumbrado Carver y Connor (2010) presentan otra clasificación de afrontamiento en la cual incorporan los dos estilos descritos por Lazarus (1986 en Murrieta, 2009) y añaden tres estilos más los cuales son: Afrontamiento involucrado: Compuesto por el afrontamiento centrado en el problema y algunas estrategias del afrontamiento centrado en la emoción (búsqueda de apoyo, regulación emocional, aceptación y reestructuración cognitiva). Dentro de este estilo, se han diferenciado dos tipos de afrontamiento: el afrontamiento de control primario que consiste en los intentos por controlar el factor estresante en sí mismo, y el afrontamiento adaptativo o afrontamiento de control secundario que se caracteriza por realizar intentos por adaptarse al factor 31 estresante (Morling & Evered 2006, Skinner et al., 2003 en Carver & Connor, 2010). El término "adaptativo" hace referencia al ajuste que se realiza dentro del yo como respuesta a las limitaciones que se presentan, algunas estrategias que conforman este estilo son la aceptación, la reestructuración cognitiva y la auto-distracción (Carver & Connor, 2010). Sobre este último Carver y Connor (2010) señalan que tradicionalmente esta reacción se ha considerado parte de las estrategias de afrontamiento sin compromiso, no obstante, diversas investigaciones muestran que la participación intencional con actividades positivas es un medio de adaptación a eventos que no se pueden controlar (Skinner, Edge, Altman, Sherwood, 2003 en Carver & Connor, 2010). Afrontamiento no involucrado: En este estilo se incluyen respuestas tales como la evitación, negación e ilusiones, usualmente es considerada como una emoción centrada pues comprende un intento por escapar de los sentimientos de angustia. A menudo, este estilo de afrontamiento comprende un esfuerzo para actuar como si no existiera el factor estresante, de tal modo que no exige una reacción conductual y/o emocional. La ilusión y la fantasía alejan a la persona del factor estresante temporalmente, mientras que la negación establece un límite entre la realidad y la experiencia personal. Este estilo de afrontamiento no es efectivo en la reducción de la angustia a largo plazo y en la resolución de conflictos ya que no implican actos que permitan la disminución de la amenaza y su eventual impacto. Afrontamiento proactivo. Propuesto por Aspinwall y Taylor (1997 en Carver & Connor, 2010) quienes señalan que ciertos tipos de afrontamiento ocurren de forma proactiva antes de la manifestación de cualquier factor estresante, con la finalidad de prevenir dichas situaciones. Generalmente es considerado como un problema centrado que incluye la acumulación de los recursos que serán útiles en el instante en el que surja una 32 amenaza, así como la exploración del panorama de experiencias en busca de indicios que sugieran que una amenaza puede estarse originando (Carver & Connor, 2010). Carver y Connor (2010) mencionan que, si se anticipa el surgimiento de un evento estresante, las personas emplearán estrategias que puedan prevenir que la amenaza incremente o que les permita retirarse y así evitarlo. Si la antelación de la amenaza ayuda a evitarla, la persona vivirá menos situaciones estresantes y, en caso que dichas experiencias sean inevitables, experimentará menor estrés. ESTILOS DE ENFRENTAMIENTO EN MEXICANOS En México, se han realizado diversos estudios sobre estilos de afrontamiento, encontrando que los estilos utilizados por la población mexicana están vinculados a las esferas emocionales, morales y sociales (Hernández, 2000). Por otra parte, Góngora Coronado & Reyes Lagunes (1998 en Espinosa, 2004) describen cinco estilos de enfrentamiento: Directo-Revalorativo, en el cual la persona realiza algo con la finalidad de solucionar el problema, tratando de obtener un aprendizaje o darle un sentido positivo al mismo. Emocional Negativo, es la expresión de una emoción, generalmente no supone una solución del problema. Evasivo: La persona evita, escapa o minimiza el problema y su solución. Directo: La persona actúa para solucionar el problema. Revalorativo: La persona significa positivamente el problema, además de buscar un aprendizaje sobre la situación o mejorar su percepción de éste. Un año después, López (1999) diseña un inventario para medir las respuestas de enfrentamiento ante situaciones estresantes, obteniendo 7 factores: Auto afirmación planeada: Análisis de la situación para descubrir posibles soluciones, asumiendo la responsabilidad y confrontando la situación. 33 Apoyo Social: Búsqueda de soluciones con personas cercanas afectivamente. No afirmativo: Dificultad para expresar las emociones de forma directa y clara. Apoyo Informativo: Búsqueda de orientación e información con personas que conozcan del tema para solucionar el problema Emocional Positivo: Intentos por atribuir un significado positivo a la situación estresante destacando un crecimiento personal Afirmativo: Aptitud para expresar abiertamente sus emociones a los otros sin generar perjuicios. Evitativo: Consiste en eludir pensar en el problema. Asimismo, Sánchez (2000) aplica el inventario de Estilos de Afrontamiento de Levinger y Petromonaco (1989 en Sánchez, 2000) obteniendo de igual forma los cinco factores reportados por dichos autores. Rivera (2000 en Flores, et al., 2004) aplica de nuevo dicho instrumento. Los resultados presentados muestran un contraste con lo reportado por Sánchez (2000) al obtener únicamente cuatro dimensiones: Colaboración-equidad, Acomodación, Contender y Evitación. Dos años después, Rivera, Díaz y Sánchez (2002) realizan una investigación cuyo objetivo consistió en determinar la validez y confiabilidad del inventario realizado por Levinger y Pietromonaco (1989) en la población mexicana, en la cual obtuvieron como resultado la conformación de cuatro factores: Colaboración-equidad: En este estilo se busca la inclusión de las necesidades de los miembros de la pareja. Reactivos como: “busco una solución mutua”, “busco equidad”, entre otros conforman este factor. Consta de 12 reactivos (Flores, Díaz & Rivera, 2004). Acomodación: Este estilo se caracteriza por la condescendencia de uno de los miembros de la pareja para el bienestar de la relación. Conformado por 7 reactivos (Flores, Díaz & Rivera, 2004) tales como “me adecúo”, “me adapto”, etc. 34 Competencia. Estilo caracterizado por la no resolución del conflicto, haciendo uso de estrategias como alejarse o eximirse del problema. Consta de 6 reactivos (Flores, Díaz & Rivera, 2004), por ejemplo, “me salgo con la mía”. Evitación. Este estilo se caracteriza por la búsqueda de beneficios sin considerar a los demás, incluyendo a su pareja. Conformado por 6 reactivos (Flores, Díaz & Rivera, 2004), por ejemplo, “evito situaciones desagradables”, “evito discusiones”, etc. Flores, Díaz & Rivera (2004) señalan que el estilo más utilizado por los yucatecos es el estilo de colaboración-equidad, el cual coincide con el factor directo revalorativo definido por Góngora (2000) como el emprendimiento de una acción con el objetivo de solucionar el problema, otorgándole un sentido positivo al mismo. Por otra parte, Jiménez (2013) indica que las personas con mayores niveles de manejo activo del estrés buscarán que los otros adopten su punto de vista como el más apropiado, mientras que las personas con enfrentamiento pasivo, disimularán su desacuerdo con la finalidad de mantener la armonía en sus relaciones interpersonales. DIFERENCIAS POR SEXOS Diversos aspectos intervienen en el empleo de ciertos estilos de enfrentamiento, Frydenberg (1999) señala que uno de los principalesfactores que explican las diferencias del uso de estilos y estrategias de afrontamiento entre hombres y mujeres es el género, ya que existe una desigualdad importante en la aprobación de la expresión de las emociones, mostrando un amplio consentimiento hacia las mujeres para la exposición de éstas, en contraste con los hombres, quienes son educados para inhibir dichas manifestaciones, representándose a través de frases como: “los niños no lloran”. 35 Fernández & Vergara (1998) muestran la influencia de la cultura en la adopción de los estilos de enfrentamiento, concluyendo que las culturas masculinas se distinguen por resaltar el logro individual y la resolución directa de situaciones, mientras que las culturas femeninas suelen enfatizar en la armonía interpersonal y las relaciones con los demás. En el caso de las mujeres, Frydenberg (1999) expone que, al presentar mayores tipos de estresores en comparación con los hombres, ellas emplean diversas formas de afrontarlos. Groër et al. (1992 en Frydenberg, 1999) indica que los principales estresores que afectan a las mujeres están vinculados con las relaciones interpersonales y la familia. Frydenberg (1999) y López, Reyes & Rivera (1999 en Serrano & Flores, 2005) concluyen que las mujeres usualmente afrontan la situación centrándose en el problema, por ejemplo, solicitan ayuda profesional o recurren a la expresión emocional positiva. Martínez y Morote (2001) y Hernández (2000) indican que las mujeres suelen hacer uso de estrategias de afrontamiento directo, tales como la expresión de sentimientos, la comunicación y la búsqueda de apoyo social, mientras que los hombres utilizan estrategias evitativas ante un problema, por ejemplo, ignorar el problema, reservar para sí aquellas situaciones que le preocupan o buscar actividades físicas con la finalidad de distraerse de la problemática. Estos autores señalan que la aprobación por parte del medio para que las mujeres expresen sus emociones, así como la proporción de apoyo y bienestar de éste, facilita el uso de dichas estrategias de afrontamiento en ambos sexos. En una investigación por López (1999) en adolescentes, observa que los hombres que buscan el apoyo social como estrategia para enfrentar los problemas, suelen expresar abiertamente sus sentimientos, mientras que aquellos que muestran dificultades para enfrentar abiertamente los problemas generalmente evitan pensar en ellos. De igual forma, los hombres que analizan los problemas para encontrar diversas soluciones y les hacen frente, suelen expresar abiertamente sus emociones, además de resignificar el evento para otorgarle una connotación 36 positiva y de crecimiento personal. En el caso de las mujeres observó que aquellas que buscan el apoyo social como una forma de enfrentar el problema suelen expresar abiertamente sus emociones; aquellas que utilizan un estilo de enfrentamiento no afirmativo generalmente evitan pensar en el problema y no lo analizan; las mujeres que le otorgan un significado de crecimiento personal al evento suelen analizar la situación y hacerle frente directamente. Serrano (2003 en Serrano & Flores, 2005) advierte la presencia de una tendencia por parte de las mujeres a responder de forma agresiva ante situaciones estresante vinculados con la pareja. Asimismo, Flores, Díaz y Rivera (2004) señalan que las mujeres utilizan los estilos de competencia y la acomodación en la negociación de un conflicto, lo cual indica que ceden a las pretensiones de su pareja, sin embargo, buscan obtener una ganancia; de igual forma concluyen que la utilización de la acomodación como estilo de negociación en las mujeres aumenta conforme incrementa la edad, mostrando que las mujeres tienden a ceder con la finalidad de evitar problemas con la pareja. Hernández & Martínez (2000) y Salmones (2002) advierten que, ante una infidelidad, las mujeres recurren con mayor frecuencia al enfrentamiento directo, mientras que los hombres utilizan estrategias como la negación y restarle importancia al hecho. De igual forma en una investigación realizada por Sánchez (2001) sobre los estilos de afrontamiento empleados ante la presencia de una infidelidad (emocional y sexual), descubrió que las mujeres presentan diversos recursos y estilos de afrontamiento en comparación con los hombres ya que las mujeres emplean estrategias de afrontamiento directas, por ejemplo, expresan los sentimientos generados a partir de la revelación de la infidelidad mediante el llanto o gritando; de igual forma, buscan una explicación de lo sucedido preguntándole directamente a la pareja el motivo de la infidelidad, sin embargo, los hombres suelen evitar la confrontación de la pareja. Hernández (2000) señala que los estilos de afrontamiento ante la infidelidad utilizados por ambos sexos son similares. Es factible, expresa la autora, que la 37 incursión de las mujeres en ámbitos donde únicamente figuraban los hombres explique las similitudes reportadas, ya que se busca el establecimiento de relaciones equitativas entre sexos y, en consecuencia, nuevos órdenes sociales en las relaciones de pareja. ESTRATEGIAS DE ENFRENTAMIENTO Y VIOLENCIA DE PAREJA De acuerdo con Moral y López (2011) el enfrentamiento pasivo es predictor de la violencia recibida, mientras que el enfrentamiento activo y presentar antecedentes de vivir violencia predicen el ejercicio de la violencia. Estos autores argumentan que el enfrentamiento pasivo incrementa los problemas entre la pareja y la molestia de uno de los miembros, ya que suelen evitar los conflictos, se muestran poco accesibles para negociar o deciden no hacer nada para solucionar los problemas, lo cual detona la violencia. Así mismo, González (2015) encontró que el estilo de enfrentamiento emocional negativo está correlacionado con ser receptora de violencia. No obstante, autores como Fontanil, Méndez-Valdivia, Cuesta, López, Rodríguez, Herrero y Ezama (2002) aseguran que la mujer juega un papel activo al buscar diversas soluciones a la situación violenta, mediante la implantación de acciones que tienen por objetivo reducir los peligros, así como la búsqueda de ayuda. En una investigación realizada por Fontanil, et al., (2002) se encontró que el 95.9% de las mujeres encuestadas solicitaron ayuda para salir de la relación violenta, entre las instancias a las que acuden con mayor frecuencia se encuentran: la policía (26.2%), asociaciones especializadas en la atención de estos casos (16.6%) y la familia de origen (15.9%); lo cual muestra que la búsqueda de apoyo es una de las estrategias utilizadas con mayor frecuencia por las mujeres que tienen una relación violenta de pareja. En el caso de las mujeres, gran parte de las investigaciones se evidencia el uso de estrategias negativas de enfrentamiento, ya sea la evitación o la expresión 38 inadecuada de las ideas y sentimientos. En una investigación realizada por González (2015) se observa que las mujeres que viven violencia económica suelen tener un estilo de enfrentamiento evitativo, por lo que ante la negativa de negociar por parte de su pareja o no dejarla ser parte de la distribución de los bienes económicos, ella asiente y minimiza la situación argumentando que las cosas son como deben ser. Aquellas mujeres que presentan un estilo emocional negativo y sufren violencia económica comúnmente lloran y se angustian por la situación que viven y la forma en la que perjudica a la familia, no obstante, no buscan soluciones al problema. De igual forma este autor afirma que las mujeres que viven intimidación y control por parte de su pareja presentan un estilo de enfrentamiento casi nulo pues son sometidas, por lo que no pueden participar en la toma de decisiones dentro de la relación. Así mismo, encontró que aquellas mujeres que sufren humillaciones por parte de su pareja suelenposeer un estilo evasivo, es decir, justifican las humillaciones argumentando que es la forma de ser de su cónyuge y en consecuencia no pueden cambiarlo, permitiendo así que el maltrato continúe. Respecto a la violencia sexual, los resultados obtenidos por González (2015) no fueron contundentes, lo arguye al estilo de enfrentamiento de las mujeres en combinación con los prejuicios y la falta de conocimiento al respecto. Al ser más dinámicas las estrategias de enfrentamiento ya que consisten en acciones más específicas, la intervención a partir de éstas suele ser más atractiva Pelechano (2000). De acuerdo con este autor, las estrategias y los estilos de enfrentamiento no son elementos contradictorios, sino complementarios; por lo que probablemente si se modifican las estrategias invariablemente tendrá repercusiones en los estilos de enfrentamiento que poseen las personas, y viceversa. OTROS FACTORES ASOCIADOS: COMUNICACIÓN Y MANEJO DE CONFLICTO EN LA RELACIÓN DE PAREJA 39 DEFINICIÓN DE COMUNICACIÓN La comunicación, de acuerdo con Watzlawick, Beavin & Jackson (1991) es el intercambio de información entre dos o más seres. Es una variable esencial para el mantenimiento de la relación de pareja (Armenta, 2006). Este proceso está compuesto de un mensaje que es cualquier unidad comunicacional singular, la interacción que es el intercambio de diversos mensajes y la retroalimentación que es el constante intercambio de información entre los individuos que están comunicándose(Watzlawick, et al., 1991). Esta retroalimentación puede ser positiva o negativa, la primera tiene como consecuencia el cambio (pérdida de la estabilidad en el sistema), la segunda caracteriza la homeostasis, factor importante para el mantenimiento de la estabilidad dentro de las relaciones (Watzlawick, et al., 1991). De acuerdo con estos autores, la comunicación no sólo ocurre cuando es intencional ya que siempre se comunica a través de las expresiones faciales, los movimientos corporales, inclusive el silencio o la inmovilidad suponen una comunicación. TIPOS DE COMUNICACIÓN Distintos autores han categorizado diversos tipos de comunicación, Watzlawick, et al. (1991) describen dos tipos: - Analógica: Comprende la comunicación no verbal, es decir, los movimientos corporales, las expresiones faciales, la inflexión de la voz, la secuencia, ritmo y cadencia de las palabras. - Digital: Consiste en la comunicación verbal y escrita. Es denominada digital ya que, de acuerdo con los autores, las palabras son signos arbitrarios que se utilizan para nombrar y/o representar los objetos, sin embargo, no guardan relación con estos más que la ya mencionada. 40 Por otra parte, Armenta (2006) enlista tres tipos de comunicación: - Verbal: Incluye la expresión oral, es decir, como se reporta el mensaje, no obstante, es sólo una parte de la comunicación. - No verbal: Consiste en el tono e inflexión de la voz, los gestos, la expresión facial, etc. Indica la intención que tiene el emisor con dicho mensaje. - Contextual: Implica la forma de interacción entre las personas que están comunicándose, por lo que asignará significado al mensaje. Y dos niveles de comunicación el contenido y el proceso. De acuerdo con la autora, cuando estos dos niveles son equivalentes ocurre una buena comunicación ya que se envían y reciben mensajes directos o congruentes, no obstante, cuando sucede lo contrario, surgen los problemas de comunicación. Estilos de Comunicación Armenta (2006) define los estilos de comunicación como las maneras que utiliza una persona para expresarse, implica el tono de voz con el que es expresado el mensaje. Nina (1991) los describe como las formas como es trasmitida la información que permiten interpretar el significado del mensaje. Algunos autores han investigado estos estilos dentro de las relaciones de pareja, Tolhuizen (1989 en Armenta, 2006) encontraron diversas estrategias que utilizan las personas para intensificar las relaciones tempranas, dentro de ellas se encuentran: incrementar el contacto, negociación en la relación, apoyo social, hacer cosas para la pareja, muestras de afecto, expresiones verbales de afecto, involucramiento social, apariencia personal, intimidad sexual y adaptación conductual. De acuerdo con Nina (1991) existen 5 estilos de comunicadores: - Comunicador Negativo: Utiliza estilos que favorecen poco la comunicación entre los miembros de la pareja. - Comunicador Positivo: Se caracteriza por usar estilos que permiten la comprensión y escucha de la pareja. 41 - Reservado: Hace alusión a las personas poco expresivas. - Inseguro: Usa estilos de comunicación poco eficientes que pueden generar conflictos dentro de la relación de pareja. - Distante: Personas que suelen evitar la comunicación con la pareja. De igual forma, Nina (1991) describe 4 estilos de comunicación: - Positivo: La pareja se muestra abierta a escuchar a su pareja, es comprensiva, amable, educada y afectuoso. Dentro de este estilo se encuentran los calificativos activo, amable, afectuoso, cortés, conciliador. - Negativo: La pareja es conflictiva, rebuscada y confuso, lo cual afecta la comunicación entre los miembros de la pareja. Los calificativos caracterizan este estilo son agresivo, dominante, gritón. - Reservado: Se caracteriza por ser una persona poco expresiva, entre los adjetivos que describen este estilo de comunicación se encuentran: callado, seco, frío. - Violento: Alude a un tipo de comunicación agresiva, impulsiva; entre los calificativos se encuentran: gritón, agresivo y dominante. Igualmente, esta autora comparó las percepciones de estilos de comunicación entre los miembros de la pareja. Respecto a los estilos de comunicación que los participantes perciben de sus parejas se enlistan 6: - Social Afiliativo Simpático: Refiere a un estilo de comunicador amistoso, amable, cortés, atento, comprensivo, sociable. La pareja se muestra simpática, encantadora y ocurrente. - Auto-modificador Constructivo: La pareja es reflexiva, prudente, sensata y razonable al momento de comunicar. - Abierto: Se caracteriza por ser franco, directo y expresivo. - Social Normativo: Este tipo de comunicación se caracteriza por seguir las normas sociales, por lo que es educado, ordenado y cordial al comunicar. - Claro: La comunicación que se establece es clara y congruente. - Empático: Estilo que se caracteriza por mostrarse consecuente, considerado, complaciente y comprensivo al establecer la comunicación. 42 - Social Expresivo: La persona es sociable, platicadora y expresiva. Entre los estilos de comunicación que las personas reportaron utilizar en dicho estudio se encuentran: - Social Afiliativo: La persona se muestra amistosa, amable, cortés y atenta, utiliza expresiones de afecto para complacer y ser sociable. - Social Auto-modificador: Dentro de este estilo se encuentran las personas que se muestran tolerantes, prudentes, respetuosos y razonables ante las demandas de su pareja. - Simpático: Dentro de esta categoría se incluyen las personas que suelen ser ocurrentes, oportunos y platicadores al momento de comunicar. - Abierto: Es franco, directo y expresivo al momento de comunicar. - Social Normativo: Suele regirse bajo las normas sociales, por lo que actúa y se comunica conforme lo que se considera correcto, educado y cordial. - Reservado-reflexivo: Se muestra cauto y analítico cuando se comunica. - Claro: La persona se comunica de forma congruente, coherente y comprometida. Flores (2011) realiza una investigación sobre la relación entre la comunicación y el conflicto, dentro de los resultados obtenidos se observa que hombres y mujeres perciben que el estilo de comunicación positivo que utilizan ambos miembros de la pareja con mayor frecuencia es social afiliativo, mientras que en el estilo negativo resalta el autoritario.Por otra parte, Villanueva, Rivera, Díaz Loving y Reyes-Lagunes (2012) diseñaron un instrumento que evalúa los aspectos cognoscitivos (escala de barreras y facilitadores de la comunicación) y conductuales del proceso de comunicación (escala de interacción). Dentro de la escala de barreras de comunicación, dichos autores reportan que las principales son: - Pensar y/u observar que la pareja posee una personalidad negativa. - Deshonestidad, lo cual genera desconfianza hacia el miembro deshonesto. - Monotonía ya que, al no existir cambios dentro de la relación, la pareja no comunica pues anticipa lo que sucederá. 43 - Timidez - Violencia - Inseguridad pues produce desconfianza hacia la pareja. Por otro lado, estos autores enlistan distintos factores que facilitan la comunicación, entre ellos se encuentran: - Mostrar actitud positiva al momento de comunicar (ser amable, educado, comprensión y afectivo). - Ser respetuoso (a), consecuente y comprensivo - Mostrar disposición para negociar y llegar a acuerdos que hagan sentir bien a ambos miembros. Por último, describen 3 tipos de interacción dentro de la comunicación: - Automodificación, esto es, alguno de los miembros cede o se adapta a las peticiones de la pareja con el objetivo de evitar problemas. - Equitativa, ambos miembros participan en la toma de decisiones que conciernen a la pareja. - Competitiva negativa, se caracteriza por estar en constante desacuerdo con la pareja, lo que torna la relación asimétrica. Los resultados obtenidos por dichos autores permiten comprender por qué es importante el establecimiento de una buena comunicación dentro de la relación de pareja, por lo que es indispensable dotar de estrategias tanto a hombres como mujeres para generar formas de comunicación más efectivas. COMUNICACIÓN Y VIOLENCIA Jhonson (2008) concluye que existen diversos factores implicados en la incidencia de violencia dentro de la relación de pareja, no obstante, se pueden categorizar en tres grandes rubros: fuentes de conflicto dentro de la relación de pareja, la experiencia personal y los factores de la personalidad que influyen en el aumento 44 gradual de la violencia y los patrones de comunicación utilizados por la pareja que tienen implicación en el aumento gradual de la violencia. Sobre este último punto existen pocas investigaciones en el país, no obstante, gran parte de los investigadores que trabajan el tema de violencia concuerdan con la premisa que la dinámica familiar es un factor importante en la repetición de patrones de violencia en las relaciones de pareja (Blanco, 2000; Perry, 1997 en Fernández & Rodríguez, 2001), por lo que suele ser común que al explorar las dinámicas familiares de las personas que son víctimas de violencia se observe que presentan dificultades, entre ellas problemas al momento de comunicarse, tal como lo menciona Almenares, Louro y Ortiz (1999). De acuerdo con Jhonson (2008) los conflictos suscitan un ambiente propicio para la violencia, por lo que la comunicación es importante pues determinará cómo se abordan dichos conflictos. Las formas en las cuales las personas se comunican tienen repercusiones en diversos aspectos, uno de ellos es el conflicto. López, Rivera, García y Reidl (2013) descubrieron que los estilos negativos de comunicación están vinculados con el manejo de conflicto evitante; por otra parte, se observa que la utilización de estilos tanto positivos como negativos se vinculan con el manejo de conflicto ambivalente. Respecto a los hombres, encontraron que aquellos que utilizan estilos de comunicación positivos suelen tener manejo de conflicto ambivalente; en el caso de las mujeres este tipo de manejo de conflicto (ambivalente) se predice por la utilización de estilos de comunicación positivos (ellas) y por estilos negativos por parte la pareja. Por otra parte, en un estudio realizado por Babcock, Waltz, Jacobson y Gottman (1993) se encontró que el sexo es una variable importante en las habilidades de comunicación, concluyendo que las esposas suelen ser más comunicativas que sus maridos. De igual forma, mencionan que es posible que estas insuficiencias de habilidades de comunicación en los maridos sean más agudas en aquellos que son violentos, las cuales empeoran al discutir los conflictos con la pareja. Dentro de esta investigación también se obtuvo que cuando ambos miembros de la pareja 45 poseen pocas habilidades de comunicación, aumenta la posibilidad en las mujeres de sufrir violencia por parte de su cónyuge pues carecen de herramientas para resolver conflicto y los argumentos verbales que utilizan son muy difusos. La comunicación es un aspecto esencial dentro de las relaciones interpersonales por lo que el uso de estilos positivos favorecerá un adecuado manejo del conflicto (Balderrama-Durbin, 2009 en López, et al., 2013); es importante gestar estrategias que impliquen estilos de comunicación positivos pues serán vitales para el manejo del conflicto del cual se hablará ampliamente en el siguiente capítulo, así como para prevenir la aparición de la violencia dentro de la relación. MANEJO DEL CONFLICTO Durante diversos años ha sido estudiado el conflicto y sus distintas formas de solucionarlo, no obstante, las definiciones sobre dicho concepto son menores. De acuerdo con Flores, Díaz y Rivera (2004) el conflicto es aquello que surge ante las discrepancias que tienen dos o más personas cuyo surgimiento se debe a percepciones erróneas, falta de comunicación o constantes conductas negativas. Por otra parte, Castro-Carrasco, Porra, Flores, Narea y Lagos (2012) lo definen como un proceso cognitivo que implica la percepción de las diferencias de opinión ante cualquier tema, situación, interés, necesidad y/o valores, dichas diferencias suelen considerarse incompatibles. Es importante comprender que el conflicto como un proceso en el cual están inmersos dos o más partes, lo cual le otorga el carácter reversible que permite su solución (Cascón, 2000 en Castro-Carrasco, et al., 2012, Jares, 1997 en Castro-Carrasco, et al., 2012, Martínez, 1999 en Castro- Carrasco, et al., 2012, MINEDUC, 2002 en Castro-Carrasco, et al., 2012, Infante 1998 en Castro-Carrasco, et al., 2012). Al enfocarlos en las relaciones de pareja, en general éstos surgen por cuestiones financieras, la crianza de los hijos, la familia nuclear, las diferencias de valores, las diversas expectativas sobre la relación, la religión, administración del tiempo libre, 46 las tareas domésticas, acumulación de tensiones, problemas de comunicación, pocas habilidades de negociación, desorganización, distintas percepciones sobre el problema suscitado, indecisión, etc. (Navas, 1998 en Flores, et al., 2004; Falicov, 1991 en García-Méndez, Rivera, Reyes-Lagunes & Díaz-Loving, 2011; Goodman, Barfoot, Frye & Belli, 1999 en García-Méndez, et al., 2011; E. Weitzman & P. Weitzman, 2003 en García-Méndez, et al., 2011). Usualmente se califica al conflicto como algo negativo (Flores, et al., 2004; Castro- Carrasco, et al., 2012), no obstante, conlleva una parte positiva ya que la tensión puede estimular la negociación o solución de dicha problemática lo cual puede contribuir a mejorar la relación (Flores, et al., 2004). ESTILOS Y ESTRATEGIAS DE MANEJO DEL CONFLICTO Al igual que la mayoría de las variables asociadas a la violencia en la relación de pareja y el enfrentamiento, el conflicto es categorizado en distintos estilos y estrategias. Una de las clasificaciones más reconocidas es la realizada por Blake y Mounton (1964 en Vargas, Cabrera y Rincón, 1978) quien reconoce 5 estilos: - Confrontación. Alude a la aceptación del conflicto abiertamente, los involucrados analizan los motivos que lo suscitaron y buscan soluciones al respecto. - Compromiso. Existe el reconocimiento del conflicto,
Compartir