Logo Studenta

La-participacion-de-la-feromona-materna-2MB2-en-la-sincronizacion-no-fotica-del-sistema-circadiano-de-conejos-neonatos-Oryctolagus-cuniculus

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
DE MÉXICO 
 
FACULTAD DE CIENCIAS 
 
“La participación de la feromona materna, 2MB2, en la 
sincronización no fótica del sistema circadiano de conejos 
neonatos, Oryctolagus cuniculus”. 
 
TESIS 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
BIÓLOGO 
 
PRESENTA: 
JAZMÍN ESTRELLA CHÉVEZ MARTÍN DEL CAMPO 
DIRECTOR DE TESIS: DRA. IVETTE CALDELAS SÁNCHEZ 
2009 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
Hoja de Datos del Jurado 
 
1. Datos del alumno 
Chévez 
Martín del Campo 
Jazmín Estrella 
56 66 31 90 
Universidad Nacional Autónoma de México 
Facultad de Ciencias 
Biología 
403013359 
 
2. Datos del tutor 
Dra. 
Ivette 
Caldelas 
Sánchez 
 
3. Datos del sinodal 1 
Dra. 
María Luisa 
Fanjul 
Peña 
 
4. Datos del sinodal 2 
Dr. 
Raúl Antonio 
Aguilar 
Roblero 
 
5. Datos del sinodal 3 
Dra. 
Robyn Elizabeth 
Hudson 
 
6. Datos del sinodal 4 
Dr. 
Amando 
Bautista Ortega 
 
7. Datos del trabajo escrito. 
La participación de la feromona materna, 2MB2, en la sincronización no fótica del 
sistema circadiano de conejos neonatos. 
73 p 
2009 
 
Agradecimientos 
A la Dra. Ivette Caldelas Sánchez. Por introducirme al maravilloso mundo de los 
ritmos circadianos y dirigir y apoyarme con paciencia mi tesis. 
A la Dra. Robyn Hudson por hacer del conejo Europeo toda una institución de 
investigación; así como por todos sus comentarios y atinadas observaciones para 
mejorar la calidad de la tesis. 
A la Dra. María Luisa Fanjul por su disposición y comentarios sobre la tesis. 
Al Dr. Raúl Aguilar por todas sus observaciones y sugerencias que hicieron más 
interesante la tesis. 
Al Dr. Amando Bautista por su disponibilidad y apoyo para revisar el trabajo, así 
como por su entusiasmo y gusto por el estudio de los conejos. 
Al Dr. en Ing. Rodrigo Montúfar por apoyarnos en la realización de la 
programación y hacer del análisis de datos toda una odisea. 
A la MVZ. Georgina Díaz del Bioterio y al MVZ Alfonso Malagón Mendiola del 
Instituto de Investigaciones Biomédicas por todas las facilidades y préstamo de 
equipo y sustancias para la realización del presente trabajo. 
 
Trabajo apoyado por CONACYT 48504/24865 y PAPIIT IN226107 
 
A mi Ma por todo el amor y cariño que siempre me ha dado, por escucharme y compartir 
conmigo lo que ha aprendido de la vida. Porque siempre me ha apoyado a tomar las 
mejores decisiones. 
A mi Pa por todas las palabras cargadas de sabiduría y mucha ciencia que siempre me 
han guiado y ayudado a aclarar mi mente. 
A mis hermanos, Lara y Pilo por ser mis grandes compañeros y cómplices de la vida. 
Porque al crecer con ustedes me han enseñado mucho y me he divertido un chingo. 
A mis antepasados, especialmente a mis abuelitos, Lydia, Jachoso, Sofía y Aurora porque 
siempre lucharon por su familia y por eso hoy estoy aquí. 
A Huicho por acompañarme en esta gran travesía, y por la que seguiremos viviendo 
juntos. Por todos los litros de té, café, chocolates y mucho cariño que hemos compartido y 
me inspiraron a seguir. 
A mis cuatachas de la vidorria, Liz, Dani, Odette, Adri, Bety y Blanca porque hemos 
crecido juntas en las buenas y en las bizarras; y siempre han escuchado y apoyado mis 
biologadas con alegría. 
A las lulús de la fac, Nata y Mariana porque sin ellas la carrera no hubiera sido divertida, 
por compartir todas las maravillas que ofrece estudiar la biología; y porque CIBU un día 
nos reunirá cuando seamos viejitas y más loquitas. A todos mis compañeros de la fac que 
hicieron que mi vida ahí fuera más interesante y divertida. 
A toda la familia telerín, Tropes, Perika, Ratón, Omar, Myriam, Bere, Otto porque siempre 
me han apoyado y escuchado y hasta emocionado con mi conejos. A mis primos Isaac, 
Sofi, Mafer y Xime para que se inspiren y también logren lo que tanto sueñan. 
A los compañeros gazapos del labo, Belén, Marco, Lucerin, Oscar, Marcos por hacer de 
GBU un lugar especial para la ciencia. 
A lo coritos porque me ayudaron a encontrar mi nueva vocación. 
A mis criaturas del bosque Slash, Luna y muy especialmente a la Rita porque fueron mis 
compañeros en las noches de desvelo. 
A mi sobris Chicharito, porque también tendrá una buena madre que lo sincronice y toda 
una familia que lo querrá mucho. 
A mi pequeñ@ que viene en camino y por el que me queda toda una vida por aprender 
con él. 
A la fuerza de la naturaleza que me guió hasta donde he llegado. 
A los 257 gazapos y sus respectivas madres que con su ser aportaron un granito más a la 
ciencia. ¡Y cuando desperté…. el gazapo seguía ahí! 
RESUMEN 1 
ANTECEDENTES 
1. Los conceptos básicos de los ritmos biológicos 2 
2. Los ritmos circadianos 5 
2.1. Osciladores y marcapasos circadianos 6 
2.2 La sincronización de la ritmicidad circadiana 8 
2.3 La expresión de la ritmicidad circadiana 12 
3. El desarrollo de la ritmicidad circadiana en mamíferos 13 
 3.1 La sincronización madre-cría 14 
4. La sincronización no-fótica en conejos en desarrollo 15 
4.1 La expresión de la ritmicidad circadiana en conejos neonatos 19 
4.2 Las señales sensoriales no-fóticas en el conejo neonato 22 
4.2.1 La feromona materna 2 metil 2-butenal 23 
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 25 
OBJETIVOS GENERALES 26 
OBJETIVOS ESPECÍFICOS 26 
HIPÓTESIS 26 
METODOLOGÍA 
1 Mantenimiento general de la colonia 27 
2 Obtención y mantenimiento de los neonatos 27 
3 Monitoreo de la temperatura corporal 28 
4 Procedimientos de alimentación 28 
4.1 Alimentación natural 29 
4.2 Alimentación enteral 30 
 
5 Diseño experimental 31 
6 Exposición a la feromona 32 
7 Parámetros evaluados y tratamiento de datos 32 
7.1 Mortalidad y sobrevivencia 32 
7.2 Peso corporal e Índice de Conversión de Leche 33 
7.3 Temperatura corporal 34 
7.3.1 Ritmo de la Temperatura Corporal 35 
RESULTADOS 
1. Mortalidad y sobrevivencia 38 
2. Peso corporal e Índice de Conversión de Leche 39 
3. Temperatura Corporal 41 
3.1 Ritmo de la Temperatura Corporal 42 
DISCUSIÓN 50 
CONCLUSIONES 58 
REFERENCIAS 59 
ANEXO A 72 
ANEXO B 73 
 
 
RESUMEN 
 
En conejos neonatos el amamantamiento actúa como una potente señal sincronizadora 
no-fótica del sistema circadiano, exhibiendo ritmos de actividad general dentro del nido, 
temperatura corporal y la expresión de genes reloj en el núcleo supraquiasmático. 
Actualmente se desconoce la modalidad sensorial y los estímulos no-fóticos provenientes 
de la hembra lactante que afectan el funcionamiento del sistema circadiano de los 
neonatos. En años recientes, se ha identificado un componente en la leche materna, el 2-
metil-but-2-enal (2MB2), que funciona como una señal química capaz de disparar una 
serie de conductas estereotipadas de búsqueda del pezón. 
Dada la relevancia de esta feromona durante los primeros días del desarrollo de los 
neonatos, en el presente estudio determinamos su participación como una señal 
sincronizadora no-fótica posnatal. Para ello se determinó el efecto de la exposición diaria 
de 2MB2 a partir del día uno al día siete de edad sobre el patrón de la temperatura 
corporal de conejos neonatos asignados atres grupos: [1] Natural: neonatos alimentados 
naturalmente por su madre cada 24 horas, [2] Con Feromona: neonatos expuestos 
diariamente a la feromona 2MB2 y posteriormente alimentados enteralmente cada 24 
horas con leche de fórmula, y [3] Sin Feromona: neonatos alimentados enteralmente con 
leche de fórmula cada 24 horas sin la exposición a la feromona. 
 
Se encontraron diferencias en el crecimiento y en el promedio de la temperatura corporal 
en los conejos alimentados enteralmente; siendo los neonatos del grupo Sin Feromona 
los que presentaron los valores estadísticamente más bajos para ambos parámetros. En 
relación al ritmo de temperatura corporal, los conejos del grupo Natural exhiben un claro 
patrón diurno en la temperatura corporal, el cual es detectado consistentemente desde el 
día 5 de edad. Además estos conejos presentan un componente anticipatorio en el que la 
temperatura se incrementa previo a la ingesta. 
De igual forma el grupo Con Feromona exhibió un ritmo de temperatura corporal similar a 
los alimentados naturalmente con un periodo de 24 h desde el día 5 de edad, presentando 
el componente anticipatorio de la temperatura corporal. Por el contrario, el grupo Sin 
Feromona mostró importantes deficiencias en su capacidad termorregulatoria y el patrón 
de la temperatura corporal fue distinto al encontrado en los grupos Natural y Con 
Feromona, mostrando un periodo irregular de 36 h hasta el final del estudio y no exhibió el 
aumento anticipatorio en los días analizados. 
 
Estos resultados sugieren que la exposición diaria a la feromona materna 2MB2 puede 
influir en la expresión del ritmo de temperatura corporal como una posible señal 
sincronizadora no-fótica del sistema circadiano de los conejos neonatos. 
 2 
 
 
ANTECEDENTES 
 
1. Los conceptos básicos de los ritmos biológicos 
¿Qué es un ritmo biológico? 
Desde hace algunos años se reconoce que los fenómenos cíclicos ambientales 
representan un reto adaptativo muy importante para los organismos, de tal forma que 
éstos han tenido que desarrollar estrategias para poder anticipar y prepararse a dichos 
cambios [Menaker, 1969; Pittendrigh, 1981, Roenneberg y Merrow, 2002; Roenneberg 
et al., 2003]. Es por ello que prácticamente todos los organismos presentan la 
capacidad de medir el transcurso del tiempo en función de la sucesión de los años, de 
las estaciones del año, el transcurso del día y las horas, y así optimizar la expresión de 
diversas funciones en su nicho ecológico y prepararse ante los cambios cíclicos que 
presenta el medio ambiente [Pittendrigh, 1965, 1981]. Se reconoce entonces la 
existencia de un tiempo biológico, el cual permite la coordinación entre los procesos 
funcionales en un individuo espacial y temporalmente [Pittendrigh, 1981; Gruart et al., 
2002]. 
Al observar un organismo, podemos vislumbrar la existencia de un componente 
rítmico, ya que la expresión de las diversas funciones no permanecen constantes; 
como es el caso de la actividad y el reposo, en donde ciertos momentos la actividad se 
encuentra en su máximo y en otros es escasa o nula [Menaker, 1969; Gruart et al., 
2002]; dichas variaciones no son resultado de una respuesta pasiva del organismo 
ante las variaciones ambientales, sino parte de un mecanismo interno de regulación 
temporal [Menaker, 1969]. Ya que si mantenemos a los organismos en condiciones 
constantes de luz, temperatura, humedad y alimento, las variaciones o fluctuaciones 
se siguen presentando, a lo que se conoce como ritmo en libre corrimiento, oscilación 
espontánea o “free running”; lo que demuestra que dichas fluctuaciones se regulan de 
forma endógena [Pittendrigh, 1965; Menaker, 1969; Moore-Ede et al., 1982; Alcock, 
2001; Daan y Aschoff, 2001; Gruart et al., 2002]. 
A estas variaciones en el tiempo que se presentan en los organismos cíclicamente y 
de origen endógeno las denominamos Ritmos Biológicos [Menaker, 1969; Pittendrigh, 
1981; Moore-Ede et al., 1982; Gruart et al., 2002]. 
En términos físicos, la descripción de los ritmos se da por los siguientes términos: el 
lapso de tiempo en que una fase de referencia (i.e. el punto máximo) se vuelve a 
registrar, es decir, el fragmento en que se repite el ciclo, lo denominamos periodo, se 
utiliza el símbolo T cuando el periodo se refiere a un ciclo externo, y  cuando se trata 
de un ritmo generado endógenamente. Cuando nos referimos al número de veces que 
se repite este periodo en un lapso de tiempo determinado, entonces hablamos de su 
 3 
 
 
frecuencia (Fr). Un término muy usado en el área, es el de fase (Φ), el cual se refiere a 
un punto o momento característico del ciclo y el marcador de fase será entonces el 
evento que se determina arbitrariamente para estimar un punto de la fase, como el 
inicio de la actividad locomotora. Al punto máximo en el perfil del ritmo lo 
denominamos acrofase (F) y al mínimo valle o nadir (f); siendo entonces la amplitud 
(A) la diferencia entre estos dos puntos. El valor promedio de las amplitudes durante 
varios ciclos, se denomina mesor (M) o media del ciclo (ver Fig.1). Finalmente, el 
último concepto, es el de relación ó ángulo de fase (ψ), el cual se refiere a la diferencia 
en grados o tiempo que guardan dos señales cíclicas, en relación a dos puntos 
específicos o fases, pudiendo comparar un periodo externo o ambiental T, con el 
periodo endógeno ; o dos periodos endógenos [Menaker, 1969; Gruart et al., 2002] 
 
 
Fig.1. Esquema representativo de las características físicas de una señal rítmica; Periodo ciclo 
interno (), Periodo ciclo externo (T), Frecuencia (Fr), Fase (Ф), Acrofase (F), Valle (f), Amplitud 
(A), Mesor (M) y Relación de fase (). Para mayor detalle ver texto. 
 
Frecuencias de los ritmos biológicos 
Los ritmos biológicos pueden ser clasificados de acuerdo a la frecuencia de su 
ocurrencia o en relación a un ciclo geofísico específico. Cuando se analiza el periodo 
que presentan diversos ritmos biológicos, como la fijación de nitrógeno en algas, la 
eclosión de huevos en Drosophila melanogaster, el ritmo de la temperatura corporal en 
mamíferos, la excreción de orina, los ciclos de reproducción, las migraciones 
[Pittendrigh, 1954; Menaker, 1971; Moore-Ede et al., 1982; Roenneberg y Merrow, 
2002; Davidson y Menaker, 2003], podemos observar que muchos de ellos guardan 
cierta relación con las variaciones cíclicas geofísicas (Fig. 2). Por lo que la frecuencia 
del ritmo endógeno, aún en condiciones constantes, es igual o cercano a la frecuencia 
del ciclo geofísico [Menaker, 1969; Moore-Ede et al., 1982; Gruart et al., 2002]. 
 4 
 
 
 
10-4 10-2 0 102 104 106 108
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X X
X
X
Músculo fibrilar de insectos
Potenciales en células excitables
Ondas de EEG
Ritmo respiratorio
Ritmos en el nivel atencional
Ritmos actividad/inactividad
Ritmo en el sueño paradójico
Actividad/inactividad de especies costeras
Secreciones hormonales
Ritmo vigilia/sueño
Temperatura corporal
Ciclo ovárico de los mamíferos
Secreciones hormonales
Hibernación, migraciones, cría
Fenómenos poblacionales
1 ms 1 s 1 min 1 h 1 día 1 año
AnualMes 
lunarNictameral
Mareas
Ultradianos Circadianos Infradianos
No geofísico-dependientes Geofísico-dependientes
BajaMediaAltaRango de frecuencias
Ciclo físico
Segundos
10-4 10-2 0 102 104 106 10810-4 10-2 0 102 104 106 108
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X X
X
X
Músculo fibrilar de insectos
Potenciales en células excitables
Ondas de EEG
Ritmo respiratorio
Ritmos en el nivel atencional
Ritmos actividad/inactividad
Ritmo en el sueño paradójico
Actividad/inactividad de especies costeras
Secreciones hormonales
Ritmo vigilia/sueño
Temperatura corporal
Ciclo ovárico de los mamíferos
Secreciones hormonales
Hibernación, migraciones, cría
Fenómenos poblacionales
1 ms 1 s 1 min 1 h 1 día 1 año
AnualMes 
lunarNictameralMareas
Ultradianos Circadianos Infradianos
No geofísico-dependientes Geofísico-dependientes
BajaMediaAltaRango de frecuencias
Ciclo físico
Segundos 
Fig. 2. Gráfica que muestra algunos tipos de ritmos biológicos dependiendo de su frecuencia: 
alta, media o baja; la duración del ciclo: ultradiano, circadiano o infradiano; y su relación con 
fenómenos geofísicos: mareal, nictameral, lunar o anual. Las barras indican la presencia de los 
fenómenos rítmicos en ese intervalo de tiempo, las X se refiere a la imposibilidad de presentar 
un ritmo en el rango del periodo correspondiente (Tomada de Gruart et al., 2002). 
 
En 1959, Franz Halberg [Pittendrigh, 1965; Aschoff, 1981; Moore-Ede et al., 1982 ; 
Gruart et al., 2002] acuñó el término circadiano (circa=cercano a, diem=día), para 
referirse a aquellos ritmos cuya ocurrencia es cercano a las 24 horas. Sin embargo, 
existen ritmos en los que su frecuencia puede variar mensual o anualmente. Por ello, 
también se utiliza el prefijo circa, para nombrar a los ritmos con el sufijo relativo al ciclo 
geofisico que le corresponde: circamareal, circamensual, circanual [Aschoff, 1981]. Los 
ritmos también se clasifican de acuerdo a su frecuencia, pero en relación al ciclo de 24 
horas, en donde los ritmos ultradianos tienen una frecuencia mayor a los circadianos, 
por lo que su periodo ocurre más de una vez al día y los infradianos, cuya frecuencia 
es menor a un día, por lo tanto el periodo es mayor a 24 horas [Gruart et al., 2002]. 
 
 
 
 5 
 
 
2. Los ritmos circadianos 
Definición de los ritmos circadianos 
Como ya se mencionó, evolutivamente, se seleccionaron aquellos ritmos cuya 
frecuencia fuera cercana a los ciclos geofísicos como mecanismos de regulación 
endógena. Los ritmos circadianos son aquellos en el que el ciclo se asemeja a la 
sucesión del día y la noche, por lo que su periodo es cercano a 24 horas. 
 
Características de los ritmos circadianos 
Una característica fundamental de los ritmos circadianos es que son generados 
endógenamente, es decir, el organismo los origina autónomamente como parte de los 
mecanismos internos de regulación; por lo que aún en condiciones constantes el ritmo 
persiste sin atenuarse, en oscilación espontánea [Moore-Ede et al., 1982]. Esta 
capacidad de generar endógenamente el ritmo puede darse a nivel unicelular como en 
Gonyalux, Euglena o Paramecium, así como a nivel multicelular como en el resto de 
los organismos [Pittendrigh, 1965; Roenneberg y Merrow, 2001]. Otra característica 
importante es la compensación de temperatura es decir, la independencia de las 
oscilaciones a los cambios en la temperatura corporal; en un ritmo circadiano la 
ocurrencia y velocidad no se ven alterados si se modifica la temperatura, ya que 
fisiológicamente es compensado el cambio, sin alterar la uniformidad del periodo 
[Pittendrigh, 1965; Zimmerman et al., 1968; Moore-Ede et al., 1982; Aguilar-Roblero, 
1993]. 
Finalmente, podemos mencionar que el sistema circadiano está constituido por tres 
componentes, los cuales conceptualmente están presentes en todos los organismos, 
aunque las entidades varíen entre especies [Mackey, 2007]: 
 Osciladores: grupos de células que presentan cambios cíclicos en su fisiología 
y expresión molecular. Son los encargados de generar y mantener los cambios 
rítmicos en el organismo; estos pueden constar de osciladores marcapasos u 
osciladores secundarios o atenuados, que se acoplan al marcapasos para 
producir ritmos más robustos [Mackey, 2007]. 
 Vías aferentes: son aquellos elementos por medio de los cuales las señales 
ambientales temporales envían información para sincronizar al sistema 
circadiano [Mackey, 2007]. 
 Vías eferentes: la información temporal generada por los osciladores se 
transmite a los demás sistemas por medio de señales humorales o eléctricas 
que a su vez regulan la expresión de diversos procesos rítmicos, a nivel 
molecular, fisiológico, metabólico o conductual [Mackey, 2007]. 
 A continuación se revisará a mayor detalle estos tres componentes. 
 6 
 
 
2.1 Osciladores y marcapasos circadianos 
 Entidades centrales oscilatorias 
Por mucho tiempo, se han desarrollado numerosos estudios donde se ha tratado de 
identificar los mecanismos fisiológicos, anatómicos y moleculares encargados de 
generar la ritmicidad circadiana. A partir de los trabajos de Pittendrigh, Aschoff, 
Bünning y Harlberg, donde se demuestra que los organismos pueden medir 
internamente el paso del tiempo, se tiene el concepto de que existen osciladores 
biológicos internos, lo cual implica que el organismo es capaz de oscilar en un periodo 
regular cercano a 24 h para poder generar referencias temporales internas; en 
ausencia de señales externas periódicas [Moore-Ede et al., 1982; Aguilar-Roblero, 
1993]. Estos osciladores se pueden distinguir dependiendo de las características con 
que mantienen su propia ritmicidad y cómo influyen en la generación y control de la 
ritmicidad de otras células; por lo que se reconocen diferentes tipos de osciladores. 
Por un lado están los marcapasos, los cuales pueden mantener ritmos sostenidos 
cercanos a 24 h por varios ciclos sin atenuar su amplitud en condiciones constantes, y 
regulan la fisiología rítmica de otras células por medio de diversas señales. Una 
característica importante del marcapaso es su capacidad de sincronizarse a señales 
ambientales. Así mismo, existe una red de osciladores secundarios (que necesitan de 
la señal del marcapaso para mantener su ritmicidad) que acoplan sus periodos para 
mantener un ritmo coherente y robusto en el organismo [Herzog, 2007; Mackey, 2007]. 
En invertebrados se han identificado diversas estructuras, como las células 
ganglionares en la polilla Antheraea pernyi [Chang et al., 2003], el ganglio supra-
esofageal y tallo ocular en acociles [Fanjul-Moles y Prieto-Sagredo, 2003], las 
neuronas dorsales en Drosophila [Veleri et al., 2003], y en los ojos en Aplysia 
californica [Gruart et al., 2002; Hattar et al., 2002], las cuales funcionan como las 
estructuras encargadas de regular la generación de los ritmos, al imponer la fase y el 
periodo en el sistema circadiano [Aguilar-Roblero, 1993]. Lo mismo se ha observado 
en vertebrados, en el que se reconoce a la retina en el caso de la rana Xenopus laevis 
[Anderson y Green, 2000] y a la glándula pineal, el hipotálamo anterior y la retina como 
las estructuras relacionadas con la generación de la ritmicidad en aves [Gwinner y 
Brandstätter, 2001]. En mamíferos, se ha identificado al núcleo supraquiasmático 
(NSQ) del hipotálamo anterior (Fig. 3) como el sitio donde reside el marcapaso 
principal [Moore-Ede et al., 1982; Aguilar-Roblero 1993; Roenneberg y Merrow, 2001; 
Aguilar-Roblero et al., 2004]. 
Además, se ha demostrado en diversas especies que lesiones de algunas de estas 
estructuras causan la pérdida de la ritmicidad en varios de los patrones. El mejor 
estudiado es el NSQ (Fig.3), ya que al lesionarlo se produce la desorganización de 
 7 
 
 
diversos parámetros rítmicos a nivel conductual y fisiológico [Moore-Ede et al., 1982], 
como el ciclo de vigilia-sueño, la actividad en rueda, la síntesis de algunas hormonas y 
la expresión de RNAm y de proteínas reguladas por el reloj [Mackey, 2007]. 
Adicionalmente al transplantar NSQ fetal a animales previamente lesionados, es 
posible restablecer la ritmicidad [Aguilar-Roblero et al., 2004]. 
 
 
Fig. 3. Corte coronal de cerebro de conejo neonato. En la región basal del cerebro, dorsal al 
quiasma óptico (QO) y lateral al tercer ventrículo (IIIV) se localiza el Núcleo Supraquiasmático 
(NSQ), principal estructura neuroanatómica encargada de generar la ritmicidad circadiana en 
mamíferos. Tomada de Tejadilla-Orozco, 2005. 
 
 Asas moleculares oscilatorias 
Se sabe que la generación de los ritmos circadianos en los organismos estudiados a la 
fecha depende de un asa de retroalimentación,la cual consta de un sistema de 
transcripción/traducción cuya actividad es rítmica. A nivel celular, la ritmicidad 
circadiana es dirigida por la transcripción rítmica del conjunto de genes conocidos 
como genes reloj, los cuales en mamíferos son principalmente Per1, Per2, Per3, 
Bmal1, Clock, Cry1 y Cry2 entre otros [Ko y Takahashi, 2006]. Se sabe que estos 
elementos moleculares forman una asa de retroalimentación molecular en mamíferos 
en donde la transcripción de los genes reloj Per1 y Per2, es promovida por el 
heterodímero CLOCK/BMAL1, al traducirse las proteínas PER1 y PER2, se genera 
una regulación negativa, ya que éstas inhiben su propia transcripción al formar un 
complejo con CRY1 y CRY2 en el citoplasma; estas proteínas se translocan al núcleo 
e inhiben negativamente su expresión al unirse y competir con el complejo de 
CLOCK/BMAL1 [Okamura, 2003; Zhang et al., 2004; Ko y Takahashi, 2006]. Existe 
otra asa de retroalimentación que incluye la transcripción de los receptores nucleares 
 8 
 
 
huérfanos de ácido retinoico (Rev-erb y Ror), los cuales dependen de los factores 
de transcripción CLOCK/BMAL1; una vez en citoplasma REV-ERB y ROR migran al 
núcleo y se unen al promotor de transcripción de BMAL1 teniendo efectos opuestos 
sobre la transcripción de Bmal1. Estas asas de autorregulación tiene un ciclo de 
aproximadamente 24 horas, lo que constituyen por sí mismas un oscilador molecular 
circadiano [Ko y Takahashi, 2006]. La estabilidad y amplitud del ritmo está en relación 
del control intracelular, intercelular y sistémico; en el que participan otros factores 
como cajas de transcripción tipo E-box, D-box, proteínas PAR y genes controlados por 
el reloj, así como procesos post traduccionales por medio de acetilaciones, 
fosfoliraciones y degradación proteica [Reppert y Weaver, 2001, 2002; Okamura, 
2003]. 
Este tipo de regulación se mantiene a lo largo de la escala taxonómica como 
Synechococcus o Acetabularia que son organismos unicelulares, pues a pesar de que 
la regulación de la expresión de ciertos genes es mediante la fosforilación de los 
propios elementos que conforman el asa [Lankin-Thomas, 2006], el comportamiento 
de retroalimentación es similar al de la asa anteriormente descrita en las células 
neuronales del NSQ en mamíferos [Zhang et al., 2004]. 
Por lo que se propone que existen diversos elementos que forman parte de una 
cadena de señalización intracelular que dan uniformidad y robustez a la generación del 
ritmo que se da a nivel celular [Lankin-Thomas, 2006], así como otras estructuras 
involucradas que puedan fungir como osciladores alternos o secundarios, que 
sinérgicamente junto con el marcapaso principal generan la ritmicidad [Moore-Ede et 
al., 1982]. 
 
2.2 La sincronización de la ritmicidad circadiana 
La sincronización se refiere al proceso a través del cual es posible el funcionamiento 
coordinado entre el sistema endógeno y el medio ambiente; esto permite que el 
organismo sea capaz de anticipar y responder de forma óptima a los cambios diarios 
del ambiente [Pittendrigh, 1965; 1981; Daan y Aschoff, 2001]. Esta confiere el valor 
adaptativo a los ritmos circadianos, ya que la conducta y los eventos fisiológicos 
ocurren en el momento adecuado, en relación a los eventos diarios ambientales 
[Aguilar-Roblero, 1993; Davidson y Menaker, 2003]. 
La sincronización tiene lugar cuando los osciladores endógenos encargados de la 
generación de la ritmicidad circadiana, ajustan su periodo y fase a la de eventos 
cíclicos ambientales externos [Aschoff, 1981; Moore-Ede et al., 1982; Daan y Aschoff, 
2001] (Fig. 4). 
 
 9 
 
 
 
Fig. 4. Esquema representativo del fenómeno de sincronización; en la primera parte se observa 
que el ritmo está sincronizado al ciclo de luz-oscuridad; mientras que en la segunda parte el 
ritmo continua expresándose aún en condiciones de oscuridad constante, pero se observa el 
ritmo en oscilación espontánea (Tomado de http://www.colorado.edu/) 
 
Criterios de sincronización 
Para que este proceso ocurra: a) los eventos ambientales conocidos como zeitgebers 
o señales sincronizadoras, deben mostrar gran estabilidad en su periodo y fase; b) los 
osciladores endógenos deben de ser sensibles a dichas señales sincronizadoras; y c) 
la señal sincronizadora debe producir una corrección diaria de la fase del oscilador, de 
tal forma que el periodo del oscilador () y el de la señal sincronizadora (T) sean 
iguales (=T); cuando se produce una relación de fase estable y reproducible entre el 
ciclo interno y externo, podemos predecir cuando se darán los cambios [Pittendrigh, 
1965; Aschoff, 1981]. 
Si el sistema no es sensible a la señal sincronizadora, se observa el fenómeno de 
oscilación espontánea, con el periodo ligeramente adelantado o atrasado respecto al 
día anterior, cercano a 24 horas [Moore-Ede et al., 1982]. 
Así mismo, para que el sistema se sincronice, la señal debe presentarse dentro de un 
rango o ventana de sincronización, en que los osciladores y el sistema sean sensibles 
[Menaker, 1969]; por ejemplo, en un estudio con ratones se observó que el rango de 
sincronización del ritmo de actividad locomotora a un ciclo Luz-Oscuridad (LO), era de 
entre 21 y 28 horas [Aschoff 1978 en Moore-Ede et al., 1982]. 
Para poder evaluar la participación de una señal ambiental como posible 
sincronizador, debemos considerar los siguientes criterios: 
i) Se debe de observar el fenómeno rítmico en presencia o ausencia de la 
señal ambiental; manteniendo las mismas condiciones ambientales, antes y 
después de remover la señal [Moore-Ede et al., 1982; Daan & Aschoff, 
2001]. 
 10 
 
 
ii) La señal a evaluar debe mantener un control de periodo y fase estable 
sobre el ritmo endógeno, siendo iguales en los dos ritmos (=T). Por lo que 
al remover la señal, el periodo en oscilación espontánea debe de empezar 
a partir del periodo impuesto previamente por la señal [Moore-Ede et al., 
1982; Daan & Aschoff, 2001]. 
 
 Fótica 
La alternancia entre el día y la noche, lo que se conoce como ciclo luz-oscuridad (L:O) 
se considera la principal señal sincronizadora del sistema circadiano, por su 
estabilidad en su fase y periodo [Pittendrigh, 1965; Moore-Ede et al., 1982; Daan y 
Aschoff, 2001]. Los osciladores endógenos se sincronizan al ciclo L:O; lo cual implica 
que la luz no impone el ritmo, si no que dos periodos  y T, autónomos e 
independientes se acoplan [Pittendrigh, 1965]. 
En el caso de mamíferos, el NSQ se sincroniza al ciclo de luz por diversas vías 
aferentes, siendo la del tracto retino hipotalámico (TRH) que parte de las células 
ganglionares de la retina, la principal vía de entrada de luz hacia el NSQ, que 
promueve una cadena de señalización intracelular para modular la expresión de los 
genes reloj [Zylka, 1998; Caldelas et al., 2003], sin embargo también existen otras vías 
aferentes indirectas que mandan información al hipotálamo por efectos de la luz 
[Meijer, 2001; Caldelas et al., 2004]. 
 
Al estudiar los efectos de la luz en diversas especies, Aschoff, [1960, en Moore-Ede et 
al., 1982; Meijer 2001] descubrió que en especies diurnas la luz intensa acortaba el 
periodo, mientras que en especies nocturnas lo alargaba; no obstante, en muchas 
especies, especialmente las diurnas, no aplican estos principios [Moore-Ede et al., 
1982; Meijer, 2001]. Incluso, se ha visto que en ciertas especies nocturnas, como el 
hamster dorado (Mesocricetus auratus) al exponerlo a luz continua (L:L), se observan 
dos componentes de actividad lo que se conoce como el fenómeno de “splitting” o 
partición del ritmo [Meijer, 2001]. De igual forma el Arvicanthis ansorgei roedor diurno, 
al ser expuesto a L:L o a O:O exhibe un patrón bimodal en el ritmo de actividad 
locomotora. [Challet et al., 2002]. Pittendrigh y Daan [1976, en Meijer, 2001] asociaron 
el fenómeno de partición del ritmo a la desorganizaciónde la ritmicidad por el 
desacoplamiento de los osciladores involucrados en la generación del patrón bajo 
estudio. 
 
 
 
 11 
 
 
No-Fótica 
Se sabe que existen otras señales ambientales cíclicas que difieren a las lumínicas 
capaces de sincronizar a los osciladores circadianos de los organismos en etapas 
adultas, como durante el desarrollo [Reppert, 1995; Challet et al. 2003; Davidson y 
Menaker, 2003; Caldelas et al., 2005; 2008]. 
Dentro de las señales ambientales que funcionan como agentes sincronizadores se 
encuentran los cambios cíclicos de la temperatura, pero solo funcionan como 
sincronizador en aquellas especies poiquilotermas, tal es el caso de la mosca 
Drosophila pseudoobscura [Zimmerman et al., 1968] o en reptiles como Iguana iguana 
[Tosini y Menaker, 1995]. En ciertas aves como Passer domesticus [Menaker, 1965] se 
ha demostrado que las señales auditivas, como el canto funcionan como una señal 
sincronizadora. 
 
Al menos durante tres décadas ha sido estudiada la sincronización por la presencia de 
alimento [Krieger, 1974], en el que animales con acceso restringido a este muestran 
ritmos sincronizados a esta señal. No obstante, no ha sido posible identificar los 
mecanismos neuroanatómicos involucrados en dicha sincronización. Se sabe que el 
NSQ no es sensible y sincronizable a la restricción diaria de alimento; ya que el 
característico incremento anticipatorio en la actividad locomotora persiste en roedores 
con lesiones en éste núcleo [Stephan et al., 1979] y la expresión de los genes reloj en 
el NSQ no se sincroniza al horario de presentación del alimento [Damiola et al., 2000]. 
Sin embargo, cuando se presentan a los sujetos dietas hipocalóricas, la expresión de 
los genes reloj en el NSQ se sincronizan al momento de la presentación del alimento, 
al igual que el ritmo de actividad locomotora [Caldelas et al., 2005]. Se sugiere la 
participación de otros grupos celulares como el núcleo ventromedial del hipotálamo, la 
hojuela intergeniculada o el núcleo dorsomedial del hipotálamo [Challet et al., 1997 y 
1996 en Caldelas et al., 2005; Landry et al., 2007]; así como la participación de 
osciladores periféricos, los cuales ajustan la fase del ritmo de los genes reloj a la hora 
en que el sujeto se alimenta [Damiola et al., 2000]. 
Existen algunos estudios que evidencian la posibilidad de sincronizarse mediante 
ciclos de fuerza electromagnética o a cambios de presión atmosférica en ratones, sin 
embargo no se ha estudiado a fondo que mecanismos o cuáles son los procesos 
involucrados en este tipo de sincronización [Moore-Ede et al., 1982]. 
 
Así mismo, se ha propuesto que ciertas señales sociales, tales como la presencia-
ausencia de individuos de la misma especie o de un determinado sexo pueden 
funcionar como sincronizadores sociales [Moore-Ede et al., 1982]. Levine et al. [2002] 
 12 
 
 
encontraron que la Drosophila melanogaster es capaz de sincronizarse y reiniciar el 
ritmo circadiano de actividad por medio de señales sociales relacionadas con 
estímulos olfatorios provenientes del grupo social. También se han reportado otros 
casos de sincronización social en abejas [Bloch et al., 2001]. En mamíferos se ha 
demostrado que los individuos se sincronizan por señales sociales en murciélagos 
[Marimuthu et al., 1981], castores [Bovet y Oertli, 1974], en algunos casos con ratones 
ciegos [Halberg et al., 1954, en Moore-Ede et al., 1982] y en humanos [Moore-Ede et 
al., 1982; Klerman et al., 1998], sin embargo ha resultado complicado demostrar este 
tipo de sincronización en otras especies [Davidson y Menaker, 2003]. 
Prácticamente todos estos estudios han sido realizados en individuos en etapas 
adultas, sin embargo recientemente se ha dado mayor atención a los efectos de las 
señales no-fóticas durante las etapas tempranas y pre visuales del desarrollo. La 
primera exposición a un ambiente rítmico en mamíferos ocurre in útero en donde los 
fetos se encuentran bajo la influencia de diversas señales rítmicas no-fóticas que se 
originan de la madre, tales como las fluctuaciones en los niveles de hormonas y 
nutrientes, así como su propia actividad general [Reppert, 1995; Caldelas et al., 2005]. 
Más adelante se revisará a mayor detalle este fenómeno de sincronización no-fótica 
durante etapas tempranas del desarrollo. 
 
2.3 La expresión de la ritmicidad circadiana 
Como ya se mencionó anteriormente el NSQ funciona como el principal marcapaso 
circadiano en mamíferos [Weaver, 1998] el cual produce señales rítmicas producto de 
su propia actividad cíclica, que se comunican vía humoral o neural al resto del sistema 
para que se generen en diferentes niveles parámetros rítmicos. La expresión de los 
ritmos circadianos mejor estudiados son los de actividad-reposo, ingesta de alimento y 
agua, termorregulación, hormonas endócrinas, actividad renal [Moore-Ede et al., 1982] 
y la regulación molecular de los genes reloj [Reppert y Weaver, 2002]. A continuación 
se describirán brevemente lo más relevantes. 
 
Ritmos conductuales 
Los ritmos mejor estudiados son los que implican la expresión de alguna conducta; 
como es el caso del ciclo vigilia-sueño o actividad-reposo, así como los ritmos de 
agresión, coprofagia, alimentación, selección de alimento, conducta materna, 
construcción del nido, conducta sexual y vocalización entre otros. Siendo que estos 
ritmos son los que a simple vista son los más obvios, prácticamente se han realizado 
mediciones de diversos ritmos conductuales en un sin número de organismos [Rusak, 
1981]. Los ritmos de conducta representan parte de una vía de salida compleja, la cual 
 13 
 
 
puede ser resultado de la interacción de múltiples osciladores, señales intra e 
intercelulares, del estado fisiológico y motivacional del organismo, así como por los 
factores ecológicos [Rusak, 1981]. 
 
Ritmos fisiológicos 
Los parámetros fisiológicos mejor estudiados son aquellos relacionados con la 
temperatura corporal, los niveles de distintos metabolitos, (ej. ácidos grasos, cuerpos 
cetónicos, glucosa entre otros), y de hormonas (ej. testosterona, corticosterona, 
estrógenos, cortisol, la hormona de crecimiento, y la producción de melatonina entre 
otros). Estos ritmos son resultado de la propia actividad del sistema circadiano que 
trabaja de forma acoplada entre los sistemas fisiológicos [Moore-Ede et al., 1982; 
Roenneberg y Merrow, 1999; Reppert y Weaver, 2001; Boden y Kennaway, 2006]. 
 
3. El desarrollo de la ritmicidad circadiana en mamíferos 
En mamíferos altriciales las señales no-fóticas son los principales agentes 
sincronizadores durante las etapas tempranas del desarrollo [Reppert, 1995]. 
Evidencias experimentales demuestran que durante el último tercio de la gestación en 
roedores las células que conforman el NSQ se diferencian, son funcionales y 
responden a señales maternas [Davis y Reppert, 2001]. 
 
El núcleo supraquiasmático se origina de células del neuroepitelio del diencéfalo 
ventral anterior, apareciendo espacialmente desde la parte rostral anterior del 
hipotálamo [Moore et al., 1989; Reppert y Weaver, 2001]; provenientes del epitelio 
germinal del tercer ventrículo. La neurogénesis del NSQ ocurre en diferentes 
momentos dependiendo de la especie, en ratas el núcleo es evidente en el día de 
gestación 15 (E15), en ratones en E12 y en hamsters en E11.5, mientras que en la 
zarigüeya (Monodelphis domestica) ocurre después del nacimiento, en el día postnatal 
4 (P4) [Moore et al., 1989; Davis y Reppert, 2001]. De igual forma, dentro del propio 
núcleo, la diferenciación de los distintos fenotipos celulares ocurre de forma 
heterocrónica, lo cual posiblemente está regulado por migraciones celulares. Así 
mismo, se ha visto que las células gliales de la región se forman después que las 
neuronas del NSQ [Davis y Reppert, 2001]. La sinaptogénesis se inicia al final de la 
gestación y principalmenteocurre en etapas posnatales, en ratas entre E21 y P10, 
mientras que en hamsters en E15 y P4 [Moore y Bernstein, 1989; Moore et al., 1989; 
Speh y Moore, 1993]; en éstas etapas también se empieza a formar la interfase entre 
NSQ y el quiasma óptico. Los fenotipos celulares que conforman al NSQ son 
evidentes a partir de la etapa postmitótica, la cual ocurre en ratas alrededor de los días 
 14 
 
 
E14-E16 del desarrollo [Moore et al., 1989], alcanzando la madurez dentro de los 10 
días posteriores al nacimiento, en donde es evidente la expresión del ARNm de 
vasopresina (VP) y del péptido vasoactivo intestinal (VIP) elementos característicos del 
NSQ. Algunos de estos fenotipos presentan ritmos circadianos durante el desarrollo, 
sin embargo al parecer no están sincronizados a la luz, sino posiblemente a los ritmos 
maternos [Davis y Reppert, 2001]. 
 
3.1 La sincronización madre-cría 
Etapa prenatal 
La sincronización del NSQ fetal está en función de la comunicación que se establece 
entre la madre y el feto. Los primeros estudios sobre sincronización madre-feto fueron 
realizados por Deguchi [1975, en Davis y Reppert, 2001], quien observó que los ritmos 
de actividad de la N-acetil transferasa (NAT) en la pineal de las crías después del 
nacimiento, guardan relación de fase con el ritmo de la madre desde etapas 
prenatales. Por lo que se sugiere que la fase de ciertos patrones rítmicos se establece 
antes del nacimiento, lo que implica que el NSQ genera oscilaciones circadianas 
desde etapas prenatales y es sensible a las señales rítmicas maternas. Estas primeras 
aproximaciones arrojaron información relevante sobre la relación que se establece 
entre el feto y la madre, sin embargo, es importante señalar que las manipulaciones 
experimentales se realizaban durante la gestación y los efectos de estas eran medidos 
hasta etapas postnatales. 
Años después, Reppert y Schwartz [1986] midieron la actividad metabólica del NSQ de 
fetos mediante la técnica de 2-Desoxy-D-glucosa (2-DG) en 2 momentos, la noche y el 
día subjetivo, en madres con lesiones del NSQ sincronizadas a diferentes ciclos de 
luz-oscuridad, con lo que encontraron diferencias en la actividad metaból 
ica de acuerdo a la hora del día, siendo durante el día subjetivo el momento en el que 
el NSQ de los fetos mostraba una mayor actividad metabólica en relación a la noche 
subjetiva, este ritmo era evidente desde el día E19.5. Además este estudio evidencia, 
que la expresión del ritmo de actividad metabólica no estaba sincronizada por la luz, 
ya que las muestras se colectaron en condiciones de oscuridad constante durante el 
día o noche subjetiva de la madre, indicando que los efectos en el feto se deben a 
señales no-fóticas. Sin embargo, al medir la actividad metabólica del NSQ en fetos de 
madres lesionadas, éstos no mostraban un ritmo diurno, ya que el valor promedio de la 
actividad metabólica era similar entre el día y la noche, por lo que se sugiere que el 
NSQ de cada feto estaba fuera de fase en relación con su hermano de camada 
[Reppert y Schwartz, 1986]. Se sugiere, que la sincronización materna ocurre a través 
de ciertas señales humorales, tales como la melatonina, prolactina y corticosterona las 
 15 
 
 
cuales pueden atravesar la pared placentaria [Reppert y Schwartz, 1986; Caldelas et 
al., 2005]; así mismo, pulsos de alimentación en las madres pueden sincronizarlas y 
por ende a sus fetos [Reppert et al., 1989]. En roedores y primates el sistema 
circadiano de la madre ajusta el funcionamiento del oscilador circadiano de los fetos 
en relación a su propio ciclo, por lo que al nacer, las crías están sincronizadas entre sí 
y con la madre [Reppert et al., 1989; Davis y Reppert, 2001]. 
 
Etapa postnatal 
En mamíferos altriciales recién nacidos, la madre representa la principal fuente de 
información temporal para las crías, debido a que las vías que transmiten la 
información fótica al NSQ, aún se encuentran en desarrollo. Al parecer durante la 
primera semana postnatal el NSQ de roedores empieza a regular ciertos ritmos tal 
como: la expresión de NAT en la pineal [Ellison et al., 1972 en Davis y Reppert, 2001], 
posteriormente, el ciclo de sueño-vigilia, la temperatura corporal y la secreción 
hormonal [Davis y Reppert, 2001]. 
Durante la etapa postnatal se propone que la madre sincroniza a sus crías vía su 
propia actividad, la hora de alimentación o bien por alguna sustancia presente en la 
leche materna. Sin embargo en un gran número de especies, como es el caso de los 
roedores resulta complicado descartar los efectos de enmascaramiento en los ritmos 
de las crías producidos por la continua presencia de la madre en el nido y la intensa 
conducta materna que éstas especies presentan comúnmente [Takahashi et al., 1989]. 
En roedores se han planteado diversos modelos de sincronización materna, uno de 
ellos es el uso de madres nodrizas, sin embargo existen controversias sobre la 
efectividad de éste como modelo de sincronización no fótica en neonatos [Ohta et al., 
2002; 2003]. Uno de los modelos comúnmente empleados en roedores es la 
restricción materna, en donde solo por un breve lapso al día los neonatos tienen 
acceso a la madre. Con este modelo ha sido posible sincronizar los ritmos de las crías 
tanto a nivel conductual, como en la expresión de los genes reloj en el NSQ de los 
neonatos [Ohta et al., 2002; 2003]. 
 
4. La sincronización no-fótica en conejos en desarrollo 
El conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) nos ofrece un modelo natural de 
sincronización no-fótica durante el desarrollo, debido a que esta especie exhibe una 
conducta materna peculiar, en el que días previos al parto, la hembra excava una 
madriguera subterránea y fabrica el nido con paja y su propio pelo (Fig 5a y 5b); 
posterior al parto la madre sale del nido. De tal forma que las crías de conejo 
permanecen aisladas de señales fóticas ambientales y de la presencia materna 
 16 
 
 
durante los primeros días de vida hasta el momento en que abandonan el nido, el cual 
ocurre aproximadamente 3 semanas después del parto Deutsch, 1957; Zarrow et al., 
1965]. Desde el nacimiento las crías cuentan con escaso pelo (Fig. 5c), exhiben una 
deficiente capacidad termorregulatoria, escasa coordinación motora, además los 
canales auditivos y párpados se encuentran completamente cerrados Hudson y 
Distel, 1982; 1989. 
 
 
 
 
 17 
 
 
Fig. 5. Esquemas en los que se representan diferentes aspectos característicos de los conejos 
europeos. Parte superior (A) representación gráfica de la coneja tapando la entrada a la 
madriguera donde se localizan los neonatos (Tomado de Mykytowycz, 1968). En medio (B) 
fotografía donde se observa a las crías agrupadas en el nido, cuyo material está hecho a base 
de paja y pelo de la coneja. Parte inferior (C) imagen de conejo neonato, Oryctolagus cuniculus 
(Tomada de Tejadilla-Orozco, 2005). 
 
Durante toda la lactancia, la única señal cíclica ambiental proviene de la madre, la cual 
cada 24 horas visita el nido para amamantar a los neonatos, evento que tiene una 
duración aproximada de 3-5 minutos [Deutsch, 1957; Zarrow et al., 1965; Hudson y 
Distel, 1982; Jilge, 1995]. Éste evento es crucial para la sobrevivencia de los 
neonatos, ya que si éstos no son capaces de anticipar y prepararse a la visita de la 
madre, posiblemente no se alimentará en ese día y tendrán que esperar 24 horas para 
alimentarse; comprometiendo su propio desarrollo. Se sugiere que el cuidado materno 
en esta especie se mantiene a un mínimo para reducir riesgos de depredación en las 
crías [Hudson y Distel, 1989]. 
 
Se ha observado que desde los primeros días del nacimiento, los conejos neonatos 
anticipan la llegada de la madre, incluso en condiciones de ayuno, ya que los neonatos 
presentan esta misma conducta anticipatoria [Hudson y Distel, 1982; Jilge et al., 2001; 
Caldelaset al., 2005], por lo que al parecer el sistema circadiano de las crías es 
funcional desde los primeros días posnatales y posiblemente es sensible a señales 
maternas [Hudson y Distel, 1989; Caldelas et al., 2007]. Es por ello, que se propone al 
conejo europeo neonato como modelo natural para el estudio de la sincronización por 
señales no-fóticas en etapas tempranas del desarrollo [Hudson, 1998; Jilge y Hudson, 
2001; Caldelas et al., 2008]. Una de las principales ventajas que presenta éste 
modelo, es que la conducta materna se puede reproducir con facilidad en condiciones 
de cautiverio (Fig. 6) [Hudson y Distel, 1989]. El estudio en esta especie permite una 
mejor aproximación a conductas naturales con diversas manipulaciones en laboratorio 
sin alterar la relación madre-cría como ocurre en otras especies [Hudson y Distel, 
1989; Jilge, 1995; Jilge y Hudson, 2001; Caldelas et al., 2005; 2008]. 
 
 18 
 
 
 
Fig. 6. Fotografía donde se muestra a una hembra lactante junto a la caja nido, en condiciones 
de laboratorio. 
 
 
 
Fig. 7. Esquemas de algunas evidencias experimentales que demuestran ritmicidad diurna en 
crías de conejo; a) Ritmo de la actividad general dentro del nido (Hudson y Distel, 1982); b) 
Ritmo de corticosterona en plasma (Rovirosa et al., 2005); y c) Ritmo de los genes reloj Per1y 
Per2 que se expresan en el NSQ (Tejadilla-Orozco, 2005). 
 19 
 
 
4.1 La expresión de la ritmicidad circadiana en conejos neonatos 
Estudios realizados en esta especie indican que el amamantamiento actúa como un 
agente sincronizador no-fótico en etapas tempranas del desarrollo [Caldelas et al., 
2005; 2007; 2009]. Se ha observado que los conejos neonatos exhiben ritmos 
sincronizados al ciclo impuesto de amamantamiento (Fig. 7) en su actividad general 
dentro del nido [Hudson y Distel, 1982], la temperatura corporal [Jilge et al., 2000, 
2001], secreción de corticoesteroides [Rovirosa et al., 2005], metabolitos séricos y 
glucógeno [Escobar et al., 2000], y en la expresión de genes reloj Per1, Per2 y Bmal1 
en el NSQ [Caldelas et al., 2005; 2007; 2009]. 
 
A nivel conductual, se ha descrito que conejos neonatos presentan ritmicidad diurna 
en su actividad general dentro del nido, el cual tiene una estrecha relación con el 
evento diario del amamantamiento [Hudson y Distel, 1982; 1989]. El patrón diurno 
conductual de los neonatos se caracteriza por presentar cuatro momentos: 1) la 
actividad anticipatoria al amamantamiento, en donde dos horas previas al evento de 
amamantamiento, las crías exhiben un notorio incremento en su actividad dentro del 
nido, destapándose del material de éste, manteniéndose agrupados, creando una 
zona de exposición en donde llega a colocarse la madre; 2) el amamantamiento, con 
una duración de 3-5 min, durante el cual los neonatos se alimentan cambiando 
continuamente de pezones; 3) post-amamantamiento, que tiene una duración cercana 
a los 15 minutos, en el que las crías orinan y se entierran dentro del material del nido 
para mantener una temperatura adecuada; y finalmente 4) re-agregación, en donde las 
crías se agrupan y desagrupan con pequeños movimientos, buscando zonas 
térmicamente más favorables, patrón que ocurre durante la mayor parte del ciclo 
[Hudson y Distel, 1982]. 
Es de llamar la atención que en el caso de que sea omitido un evento de 
amamantamiento, los neonatos continúan exhibiendo este patrón rítmico, en donde las 
crías comienzan a destaparse del material del nido, e incrementan su actividad, al no 
ocurrir la visita materna las crías permanecen expuestas por varias horas, 
paulatinamente vuelven a cubrirse en el material del nido sin presentar la conducta de 
enterramiento como usualmente se observa. En el siguiente ciclo, es decir, 48 horas 
después de la última visita, los neonatos nuevamente vuelven a exponerse fuera del 
material del nido. La persistencia de esta conducta anticipatoria sugiere que no es a 
consecuencia del vaciado del estómago, si no que tiene un origen y control endógeno 
de carácter circadiano [Hudson y Distel, 1989] 
 
 20 
 
 
A nivel fisiológico, en la regulación de la temperatura corporal también ha sido descrito 
un patrón diurno, con claras similitudes al conductual. Jilge et al., [2000 y 2001] 
caracterizó el patrón rítmico de la temperatura corporal en los conejos neonatos a 
partir del día 4 de edad (P4) y hasta el día 28 (P28); en condiciones de luz constante 
(Fig. 8). En estos estudios encontraron que el patrón diurno de temperatura corporal 
se caracterizaba por presentar tres momentos: 
Aumento Anticipatorio (AA) entre 4 hasta 3 horas antes de la visita de la madre, la 
temperatura de los neonatos comienza a incrementarse aproximadamente 0.4°C a 0.6 
°C en relación a la temperatura promedio. 
Pico de ingesta (PI) durante la ingesta de leche y minutos después a ésta se registra 
un incremento adicional de temperatura sobre la temperatura promedio, normalmente 
de entre 0.3 a 0.6°C. 
Decremento Postprandial (DP) dentro de las primeras horas posteriores a la ingesta 
de alimento, las crías exhiben un abrupto decremento en la temperatura de 
aproximadamente 1.2°C a 1.5°C; la recuperación de la temperatura ocurre pasadas de 
3 a 5 horas del PI [Jilge et al., 2000, 2001]. 
 
 
Fig. 8. Gráfica en la que se muestra el patrón temporal característico de la temperatura corporal 
en conejos neonatos. La línea vertical indica el momento del amamantamiento y la línea 
horizontal el valor medio de la temperatura. AA: Aumento anticipatorio; PI: Pico de Ingesta; DP: 
Decremento Postprandial. (Modificada de Jilge et al., 2000) Para mayor detalle ver texto. 
 
Al ser sometidos a condiciones de ayuno las crías de conejo, se ha encontrado que no 
todos los componentes del ritmo de temperatura corporal persisten. Durante el primer 
ciclo en ayuno se ha observado que el aumento anticipatorio se presenta, además su 
 21 
 
 
duración se incrementa, ya que éste componente permanece entre 5 a 7 horas, 
paulatinamente la temperatura corporal disminuye hasta alcanzar sus valores 
promedio (Fig. 9). Durante el segundo ciclo, es decir 45 horas después de la última 
ingesta, vuelve a aumentar la temperatura corporal, aunque el componente 
anticipatorio es de menor amplitud. Posterior al periodo de ayuno, los neonatos 
mantienen una temperatura promedio menor de la que presentaban previo al ayuno, 
se necesitan de 3 a 5 días para que la temperatura recupere sus valores normales con 
respecto a animales sin ayuno [Jilge et al., 2000; 2001]. La persistencia del 
componente anticipatorio bajo condiciones de ayuno es un claro indicador de que éste 
se encuentra regulado temporalmente y de forma endógena por el sistema circadiano. 
Por el contrario, los otros componentes del ritmo de temperatura como es el caso del 
pico de ingesta y el decremento postprandial se pierden bajo condiciones de ayuno 
desde el primer ciclo, lo cual indica que éstos elementos se asocian al evento de 
amamantamiento exclusivamente y que posiblemente reflejan la activación metabólica 
de los neonatos por la entrada de nutrientes, cambios asociados a la interacción con la 
hembra entre otros factores, por lo que estos dos componentes dependen de eventos 
externos y no son regulados temporalmente por mecanismos endógenos [Jilge et al., 
2000; 2001]. 
 
 
Fig. 9. Gráfica en la que se muestra el patrón temporal de temperatura corporal de un conejo 
neonato mantenido bajo condiciones de ayuno durante 24 h (línea punteada vertical) y el efecto 
de la alimentación sobre dicho patrón (línea continua vertical) en el día 9 de edad. El primer día 
se omite la alimentación, y se observa la expresión endógena del ritmo, en la que la 
 22 
 
 
temperatura se mantiene elevada por unas horas hasta que disminuye nuevamente. En el 
segundo día, la temperatura corporal aumenta de nuevo y alcanza su pico máximo al momentodel amamantamiento (Tomada de Jilge et al., 2000). 
 
4.2 Las señales sensoriales no-fóticas en el conejo neonato 
La conducta de amamantamiento en conejos, comprende un número importante de 
señales sensoriales de diversas cualidades, todas ellas no luminosas; tales como la 
estimulación intraoral durante la succión del alimento, la distensión estomacal, la 
ingesta de alimento, los estímulos táctiles del pelaje y de los pezones, cambios 
térmicos o bien la presencia de algún olor en la hembra [Jilge y Hudson, 2001; 
Caldelas et al., 2008]. Actualmente, se desconoce cuál de estas señales funciona 
como agente sincronizador capaz de afectar el funcionamiento del sistema circadiano 
de los neonatos. 
 
En esta especie como anteriormente se había mencionado, las crías muestran un 
sistema auditivo y visual inmaduro al momento del nacimiento, de hecho la apertura de 
los párpados ocurre hasta el día P9-P10. Durante las primeras semanas de vida la 
información olfatoria es de vital importancia, ya que los neonatos utilizan señales 
olfatorias para orientarse y lograr alimentarse de forma eficiente. Esto se observa en la 
conducta de búsqueda del pezón, la cual es de gran relevancia para que los neonatos 
puedan encontrar el pezón materno de forma rápida y eficientemente (alrededor de 6 
segundos), en el breve lapso que dura el amamantamiento, realizando una serie de 
conductas altamente estereotipadas de búsqueda, tales como el movimiento de 
cabeza horizontal y verticalmente, las cuales son desencadenadas por un compuesto, 
el cual se propone que pudiera ser una feromona, que se libera principalmente en el 
tracto de las glándulas mamarias [Hudson y Distel, 1983, 1989; Hudson 1998, Keil et 
al., 1990]. Son tan importantes estas señales que incluso las crías no son capaces se 
succionar y llegan a morir de inanición cuando se les lesiona el bulbo olfatorio o se les 
irriga la mucosa nasal con sulfato de zinc [Hudson y Distel, 1989]. 
Por lo que es posible que las señales odoríficas maternas funcionen como agentes 
sincronizadores en conejos neonatos. Los neonatos responden a la feromona a 
cualquier hora del día, aunque presentan una mayor sensibilidad momentos previos a 
la alimentación, desde el primer día de edad y sin experiencia previa [Hudson, 1985; 
Keil et al., 1990; Luo, 2003]. No obstante, son capaces de aprender a asociar olores 
nuevos con la alimentación, ya que cuando se presenta un olor novedoso a que lo 
relacionen a la succión, los neonatos lo aprenden y responden con la conducta de 
búsqueda de pezón [Hudson, 1985, 1998]. La conducta de búsqueda de pezón en 
 23 
 
 
conejos neonatos no se observa de forma innata cuando se presenta ante otras 
sustancias como leche de otras especies (como gato, ratas y cuyos) [Hudson et al., 
2008] agua y otros olores [Keil et al., 1990]. 
 
La feromona de búsqueda de pezón propuesta por Hudson y Distel [1983] está 
distribuida en el vientre en gradientes, aumentando hacia los pezones y también está 
presente en la leche fresca [Keil et al., 1990; Jilge y Hudson, 2001]. La emisión de 
dicha feromona está bajo control hormonal, ya que hembras en edades adultas la 
producen cuando se encuentran en ciertas condiciones fisiológicas relacionadas a un 
fotoperiodo largo relativo al verano [González-Mariscal et al., 1994]. Sin embargo, 
hembras lactantes y preñadas emiten más feromona, por lo que durante la lactancia 
temprana los neonatos son capaces de sujetarse rápidamente al pezón. Los 
esteroides sexuales juegan un papel en la producción de dicho compuesto, ya que en 
hembras ovariectomizadas se suprime la liberación de ésta feromona, pero bajo 
tratamiento hormonal de estradiol, progesterona y prolactina aumenta la expresión 
[González-Mariscal et al., 1994]. 
Parte de las características de esta feromona, es que es sólo efectiva durante los 
primeros 30 minutos en leche fresca, ya que con el tiempo va declinando su poder de 
respuesta, a la hora ya no son tan evidentes las conductas de agarre y búsqueda y a 
las dos horas prácticamente no se observa conducta alguna. Si se congela la leche, 
ésta guarda el efecto hasta 4 meses después, puede encontrarse diluida hasta 
1:10,000 partes y sigue disparando en un cierto porcentaje las conductas 
estereotipadas [Keil et al., 1990]. 
 
4.2.1 La feromona materna 2-metil 2-butenal 
Recientemente se identificó una sustancia en la leche materna de conejos, el 2-
metilbut-2-enal (2MB2) o aldehído tíglico, como uno de los compuestos activos 
presentes en la leche y en los pezones de la hembra [Schaal et al., 2003; Moncomble 
et al., 2005] a la cual las crías de conejos responden de forma innata, especie-
específica y a concentraciones de 10-8 y 10-2 g/ml, respuesta que disminuye conforme 
la leche es expuesta a temperatura ambiente [Schaal et al., 2003; Luo, 2003; 
Moncomble et al., 2005]. 
Ha sido demostrado que este compuesto tiene un gran potencial como señal olfatoria 
en los conejos neonatos, ya que responden a ésta desde la primera exposición y 
resulta importante para que las crías se mantengan sujetas a los pezones [Schaal et 
al., 2003; Moncomble et al., 2005]. Si bien se han realizado diversos estudios 
concernientes a los efectos de la exposición a esta feromona en la conducta de 
 24 
 
 
conejos neonatos, poco se conoce sobre los mecanismos involucrados al sitio de 
biosíntesis, así como sobre las estructuras neuroanatómicas en las que opera, de igual 
forma no han sido identificados los respectivos receptores en los que actúa. Por lo que 
se desconoce en gran medida la forma que trabaja dicho aldehído en los conejos. 
 
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 
 
Desde hace varias décadas se ha aceptado la existencia de diversas señales no-fóticas 
capaces de sincronizar el sistema circadiano de mamíferos. Sin embargo, es muy escasa 
la información que se tiene sobre el tipo de señales cíclicas ambientales no luminosas, las 
vías aferentes que estas poseen y su impacto sobre el funcionamiento del sistema 
circadiano. 
 
Generalmente, los estudios sobre sincronización no-fótica son realizados en roedores en 
edades adultas, etapa en la que el sistema circadiano de estas especies es 
predominantemente sensible y sincronizable a señales luminosas [Davis y Reppert, 2001]. 
Una alternativa para el estudio de la sincronización no-fótica, ha sido el realizar estudios 
durante etapas tempranas del desarrollo, en particular durante etapas previsuales, ya que 
se ha demostrado que el sistema circadiano es apto para ajustar su funcionamiento al de 
las señales no-fóticas [Reppert et al., 1989]. De igual forma, el uso del modelo animal, 
como el conejo europeo, puede ofrecer importantes ventajas para el estudio de la 
sincronización no-fótica, debido al tipo de conducta materna, la cual además de ser un 
modelo natural de sincronización no-fótica, no se altera la relación madre-cría, como en 
los modelos de restricción materna en roedores [Caldelas et al., 2005; 2008] 
 
Diversos estudios demuestran, que los conejos neonatos presentan ritmos circadianos 
desde la primera semana de vida, los cuales pueden ser sincronizados al evento del 
amamantamiento [Hudson y Distel, 1982; Jilge et al., 2000; 2001; Escobar et al., 2000; 
Rovirosa et al., 2005; Caldelas et al., 2007; 2009]. No obstante, no se ha podido dilucidar 
el tipo de información sensorial que sincroniza al sistema circadiano de los neonatos. 
Como una primera aproximación, el presente estudio está encaminado a dilucidar si la 
feromona materna, como señal olfatoria, funciona como agente sincronizador no-fótico en 
conejos neonatos. 
 
OBJETIVOS GENERALES 
Establecer la participación de la feromona 2MB2 como señal sincronizadora no-fótica del 
sistema circadiano de conejos neonatos. 
 
 
OBJETIVOS ESPECÍFICOS 
Determinar el efecto de la exposición diaria a la feromona 2MB2 a conejos neonatos 
alimentados enteralmente, sobreel patrón diario de temperatura corporal. 
 
 
HIPÓTESIS 
Si el sistema circadiano de conejos neonatos alimentados enteralmente es sensible y 
sincronizable por la exposición diaria a la feromona 2MB2, el patrón temporal de la 
temperatura corporal mostrará similitudes al observado en conejos neonatos alimentados 
naturalmente por la madre. 
 
 27 
 
 
METODOLOGÍA 
1. Mantenimiento general de la colonia 
Para la realización del presente estudio fueron utilizados conejos europeos domésticos 
(Oryctolagus cuniculus) de la raza Chinchilla, desde el día de nacimiento (P0) al día 
siete de edad (P7). Los neonatos fueron obtenidos de nuestra la colonia, alojada en el 
Instituto de Investigaciones Biomédicas, de la Universidad Nacional Autónoma de 
México. 
La colonia fue mantenida bajo un fotoperiodo largo (16 h de luz: 8 h de oscuridad), 
encendiendo las luces a las 10 am. La temperatura de la colonia se mantuvo entre 
20°C±2°C, bajo una humedad relativa de 40-60%. Todos los conejos tuvieron libre 
acceso al alimento (Conejos Engorda, Malta Cleyton, México) y al agua. 
 
2. Obtención y mantenimiento de los neonatos 
Los neonatos fueron obtenidos de las hembras reproductoras de la colonia, las cuales 
fueron programadas para ser apareadas con un mes de anticipación. En el día 
programado, una hembra fue introducida en la jaula del macho reproductor, 
permitiendo al menos dos cópulas; posteriormente la hembra fue regresada a su jaula 
en la cual permaneció durante toda la gestación, que dura aproximadamente 31 días. 
Tres días previos a la fecha programada de parto, la hembra gestante fue alojada en 
jaulas de maternidad (12cm x 60cm x 45cm de alto), se le proporcionó una caja nido 
de acrílico (28cm x 29.5cm x 30 cm de alto), que contaba con un orificio de 14cm de 
diámetro para que la hembra accediera a esta y pariera en su interior. Así mismo, se 
colocó paja dentro de la jaula, para que la hembra pudiera utilizarla junto con su pelo 
para fabricar el nido. 
Al nacer las crías fueron inmediatamente apartadas de la madre, las camadas fueron 
ajustadas de 6 a 8 crías cada una. Posteriormente, se registró el peso corporal de 
cada una de las crías y se marcaron en las orejas con un marcador permanente de 
color para su identificación durante todo el experimento. Los conejos neonatos fueron 
alojados en cajas de cartón (23cm x 14.5cm x 12.5cm) provistas de franela y tiras de 
papel sanita para simular el material del nido y mantener la temperatura de las crías. 
Durante el desarrollo de todo el experimento, las crías permanecieron alojadas en un 
cuarto apartadas de la colonia, y mantenidas bajo condiciones de iluminación 
constante (200 lux). 
 
 
 
 
 28 
 
 
3. Monitoreo de la temperatura corporal 
Mediante el sistema de telemetría Vital Sense (Respironics-Mini Mitter, Co., Inc. EUA) 
se realizó el registro continuo automatizado de la temperatura corporal de los 
neonatos. El sistema consta de un sensor encapsulado tipo Johan (1.6g de peso, 23 
mm x 8.7 mm de diámetro) el cual puede ingerirse o implantarse quirúrgicamente; éste 
mide la temperatura cada 15 segundos, con una exactitud de ±0.10°C y transmite la 
información por medio de señales de radio de baja frecuencia a un dispositivo de 
recolección de datos o monitor (120mm x 90mm x 25mm, 200g de peso) el cual 
obtiene la temperatura promedio de cada 60 segundos y almacena dicha información. 
El dispositivo de recolección de datos tiene la capacidad de almacenar la información 
de hasta diez sensores activos simultáneamente, por lo que con este sistema fue 
posible realizar el monitoreo de la temperatura de forma ininterrumpida, sin perturbar a 
los neonatos. 
En el día P1 de edad se eligieron aleatoriamente a ocho sujetos de cada grupo, a los 
cuales les fueron implantados quirúrgicamente un sensor de telemetría. Minutos 
previos a la implantación de los sensores, estos fueron activados y corroborado su 
correcto funcionamiento, posteriormente los neonatos fueron anestesiados con 
sevoflorano (Sevorano, Abbott, Co.), éste anestésico inhalado permite la rápida 
recuperación de los neonatos. Una vez bajo el efecto del anestésico, se desinfectó el 
área abdominal con cloruro de benzalconio (Dermo Clean) y se realizó una incisión de 
forma horizontal de aproximadamente 1cm en el abdomen superior; una vez disecado 
el tejido epidérmico y adiposo, se realizó una incisión de la misma dimensión en el 
músculo para introducir el sensor en la cavidad abdominal, posteriormente fueron 
suturadas con seda las incisiones muscular y epidérmica; finalmente se desinfectó de 
nueva cuenta el área abdominal y se retiró el anestésico. Una vez recuperado el 
neonato, era regresado a su caja con sus hermanos de camada y se colocó el 
dispositivo recolector de datos a un metro de distancia de las cajas donde se alojaban 
a los neonatos. 
 
4. Procedimientos de alimentación 
En el presente estudio se emplearon dos procedimientos para alimentar a las crías de 
conejo: (A) la alimentación natural, la cual fue realizada por la hembra lactante, y (B) la 
alimentación enteral. 
 
 
 
 
 29 
 
 
4.1 Alimentación natural 
Este procedimiento se realizó permitiendo el acceso de las crías a la hembra lactante 
para ser amamantadas. Por lo que del día P1 al P7 de edad, cada 24 horas un grupo 
de crías fueron colocadas en su caja nido y se permitió el acceso de la hembra 
lactante a la caja nido por espacio de 3 a 5 minutos para que fueran amamantados 
(Fig. 10). Una vez transcurrido este tiempo la hembra salía espontáneamente de la 
caja nido, y las crías eran retiradas del nido y colocadas de nueva en su caja de 
cartón e inmediatamente transferidas al cuarto apartadas de la colonia por el resto del 
día. Diariamente se obtuvo el peso corporal de cada una de las crías antes y después 
de ser alimentados. 
Las crías de las camadas que fueron alimentados naturalmente fueron alojados en dos 
cajas de cartón, cada caja con 4 o 5 crías. Esto con el fin de controlar el número de 
hermanos en cada caja, evitando el efecto de la presencia de más hermanos de 
camadas en la termorregulación. Sólo en el momento de la alimentación fueron 
colocados en conjunto en la caja nido; posteriormente se reubicaban en su respectiva 
caja. 
 
Fig. 10. Fotografías en las que se muestra el procedimiento de alimentación natural de crías de 
conejo de 7 días de edad. En el que las crías fueron alojadas en la caja de cartón (A), 
posteriormente se colocaban en la caja nido (B) y se permitía el acceso de la hembra lactante 
 30 
 
 
dentro de la caja nido, para que amamantara a las crías (C), al terminar, las crías se colocaban 
nuevamente en su caja de cartón (D) (para mayor detalle ver texto). 
4.2. Alimentación enteral 
Para apreciar el efecto sincronizador de la feromona materna en el ritmo circadiano de 
la temperatura corporal y aislar a las crías de señales maternas, en particular las 
señales olfatorias, se implementó el método de alimentación enteral en conejos 
neonatos. Un grupo de neonatos fueron alimentados con una fórmula láctea (ver 
anexo A) [Modificada de Schley, 1976] cuyos componentes son similares a la 
composición de la leche materna de conejos chinchilla [Coates et al,. 1964], en donde 
el principal componente lo constituyen los ácidos grasos. 
La fórmula láctea era preparada diariamente, cuando esta se había preparado de 
forma anticipada, era mantenida en refrigeración a 4°C. En el momento de la 
alimentación, la leche fue calentada y mantenida a un temperatura de 38°C±1°C en un 
agitador magnético. Las sondas intragástricas eran fabricadas de tubos silastic (1.47 
mm de diámetro interno x 1.96 mm de diámetro externo, 8 cm de largo; Laboratory 
tubing, Dow Corning Co; EUA) las cuales eran acoplados a una jeringa de 20ml que 
contenía la fórmula láctea. La alimentación se realizó de la siguiente forma; cada cría 
fueremovida de la caja de cartón, inmediatamente fue obtenido el peso corporal y se 
provocó la micción estimulando con un hisopo húmedo el área genital de los neonatos. 
Para introducir intragástricamente el tubo los neonatos fueron inmovilizados, se 
insertaba el tubo en la garganta de los neonatos y se empujaba suavemente hasta 
llegar al estómago, inmediatamente era suministrada la fórmula láctea a una velocidad 
constante evitando lastimar al sujeto. Una vez suministrada la dosis de leche, era 
retirado el tubo y los conejos eran regresados de nueva cuenta a su caja. El tiempo 
promedio del procedimiento de alimentación, desde que fue insertada la sonda hasta 
que el neonato fue colocado nuevamente en su caja fue de aproximadamente 1 min. 
 
 31 
 
 
Fig. 11. Fotografías donde se muestra el procedimiento de la alimentación enteral en conejos 
neonatos alimentados del 1 al día 7 de edad. Primero fueron pesados los sujetos en una 
balanza (A); posteriormente, la fórmula láctea era mantenida a 38°C, la cual se extraía por 
medio de una jeringa (B), se producía la micción al neonato (C) y se insertaba la sonda 
intragástrica para suministrar la dosis de leche correspondiente (D). 
La cantidad de leche administrada diariamente a los neonatos, se estimó en un 
experimento previo (ver Anexo B), en donde se obtuvo que para el día P1 el consumo 
promedio de leche de un neonato alimentado naturalmente por su madre era de 
8.05±0.49g, para el día P2 eran 10.12±0.24g y se observó una tendencia en la que 
cada dos días los neonatos exhibieron un incremento de aproximadamente 2g en el 
consumo de leche, llegando a ingerir 14.71±0.2g de leche en el día 7 de edad. En 
algunos casos la cantidad de leche administrada fue modificada de acuerdo al tamaño 
del sujeto, a la distención estomacal, o bien por la presencia de leche en el estómago. 
5. Diseño experimental 
En el presente estudio fueron empleadas 257 crías las cuales fueron obtenidas de 341 
camadas. A partir del día de nacimiento (P0), las camadas fueron asignadas de forma 
aleatoria a uno de los siguientes grupos: 
[1] Grupo Natural: se utilizaron 92 neonatos obtenidos de 12 camadas distintas, los 
cuales tuvieron acceso a la hembra lactante para alimentarse cada 24 h del día P1 a 
P7 de edad. 
[2] Grupo Con Feromona: se utilizaron 81 neonatos obtenidos de 22 camadas2 
distintas, los cuales fueron expuestos cada 24 h a la feromona 2MB2 y posteriormente 
alimentados enteralmente. El procedimiento de exposición a la feromona se detallara 
posteriormente. 
 
1
 La suma total de camadas considera las 12 camadas del grupo natural más las 22 
que agrupan las camadas de los grupos Con Feromona y Sin Feromona. 
2
 Los sujetos de los grupos Con Feromona y Sin Feromona provienen de las mismas 
camadas, a excepción de una camada del grupo Con Feromona. 
 
 32 
 
 
 [3] Grupo Sin Feromona: se utilizaron 84 neonatos obtenidos de 21 camadas, los 
cuales fueron alimentados enteralmente cada 24 h, sin exposición previa a la 
feromona. 
Los neonatos alimentados naturalmente fueron alojados en grupos de 4 a 5 neonatos, 
los cuales se alimentaron simultáneamente de la hembra lactante. Por el contrario en 
el caso de los neonatos alimentados enteralmente (grupo 2 y 3), las camadas fueron 
divididas en dos grupos, de 3 a 4 neonatos, en la que un grupo (la mitad de la 
camada) recibió la estimulación olfatoria con la feromona (grupo Con Feromona) y el 
otro grupo (el resto de los hermanos de camada) no recibieron la estimulación olfatoria 
(grupo Sin Feromona). 
Así mismo, se estableció un orden de alimentación para evitar contaminaciones con 
olores en el área de alimentación; por lo que primero fueron alimentados los conejos 
del grupo Sin Feromona, posteriormente a los del grupo Con Feromona y finalmente 
aparte a los del grupo Natural. 
Una vez asignadas las camadas a las condiciones experimentales fue seleccionado al 
azar un neonato de cada condición, al cual le fue implantado un sensor de telemetría. 
El resto de los hermanos de camada se utilizaron para conservar la temperatura 
corporal del sujeto implantado. 
6. Exposición a la feromona 
La exposición a la feromona 2-Metil-2-Butenal (2MB2) o aldehído tíglico (Fluka, pureza 
97%) se realizó de la siguiente forma: se impregnó un hisopo de algodón de 8cm en 
aproximadamente 250µl del compuesto sin diluir. La punta del hisopo fue colocada 
aproximadamente a 8cm de la cabeza de las crías, las cuales se localizaban en su 
caja correspondiente. La exposición se realizó durante 3 minutos, en pulsos de 15 
segundos en los que se presentaba el estimulo olfatorio seguido de 5 segundos de 
ausencia de olor; esto para simular la duración del evento de amamantamiento y el 
tipo de exposición que los neonatos perciben en el vientre materno. 
7. Parámetros evaluados y tratamiento de datos 
 
7.1 Mortalidad y sobrevivencia: 
Durante el desarrollo del estudio, se observaron diferencias en la ocurrencia y las 
causas en los decesos, por lo que se determinó la incidencia de acuerdo a las 
siguientes 3 categorías: 
 33 
 
 
 Asociadas al procedimiento de alimentación enteral: decesos producidos 
durante el procedimiento de alimentación, por una incorrecta colocación del 
tubo. 
 Asociadas a la cirugía: decesos producidos por alguna complicación durante el 
procedimiento quirúrgico o bien por infecciones asociadas a la implantación del 
sensor de telemetría. 
 Timpanismo y/o cistitis: decesos en los que los sujetos presentaban distención 
abdominal asociada a la excesiva acumulación de gases, o bien asociado a la 
inflamación aguda de la vejiga que fue observado una vez realizada la autopsia 
correspondiente. 
Los resultados obtenidos fueron normalizados para conocer el porcentaje de decesos 
asociados a cada una de las categorías antes mencionadas. 
 
Promedio de sobrevivencia: De igual forma de las 5 camadas del grupo Natural, las 7 
camadas del grupo Con Feromona y 8 del grupo Sin Feromona que contribuyeron en 
el análisis de la temperatura corporal, se calculó la mediana del número de crías de 
cada camada que sobrevivieron todo el procedimiento experimental, junto con el 
neonato que fue implantado con el sensor de telemetría, esto con la finalidad de 
establecer el efecto del número de crías en la caja experimental, sobre la regulación 
de la temperatura corporal. 
 
7.2 Peso corporal e Índice de Conversión de Leche: 
 
En relación a los parámetros de peso corporal e Índice de Conversión de leche sólo se 
tomaron en cuenta los datos de aquellos sujetos que se utilizaron para el análisis de la 
temperatura corporal así como un hermano de su respectiva camada; lo que resultó en 
un total de 48 sujetos, 16 sujetos del grupo Natural, 16 conejos del grupo Con 
Feromona y 16 sujetos del grupo Sin Feromona. 
Como anteriormente se mencionó, fue registrado diariamente el peso corporal de los 
neonatos de los tres grupos momentos antes de ser alimentados. De igual forma, se 
registró la cantidad de leche consumida por cada neonato. En el caso del grupo 
Natural la leche ingerida se calculó a partir de la diferencia del peso corporal antes y 
después de ser alimentados por la madre; mientras que para los grupos Con 
Feromona y Sin Feromona fueron obtenidos a partir de la dosis de leche que se 
administro diariamente a cada sujeto. 
 
 34 
 
 
Para comparar el crecimiento de los diferentes grupos de neonatos a lo largo del 
experimento, se obtuvo el promedio y la desviación estándar del peso corporal a partir 
del día P1 al P7 de edad. Con la finalidad de determinar las diferencias estadísticas, 
se realizó una ANOVA de dos vías para muestras completamente aleatorizadas, 
considerando como factores el grupo y la edad; seguida de una prueba post hoc 
Fisher. 
 
Con base en los datos del peso corporal y la cantidad de leche administrada,

Continuar navegando