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Estudio-de-la-respuesta-a-la-separacion-de-la-madre-o-de-los-coespecficos-en-cabritos-destetados

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1 
 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES 
CUAUTITLÁN 
MEDICINA VETERINARIA Y ZOOTECNIA 
 
 
 
“ESTUDIO DE LA RESPUESTA A LA SEPARACIÓN 
SOCIAL DE LA MADRE O DE LOS 
COESPECÍFICOS EN CABRITOS DESTETADOS” 
 
 
T E S I S 
 
QUE PARA OBTENER EL TITULO DE 
MÉDICA VETERINARIA ZOOTECNISTA 
 
PRESENTA 
 
NATALIA IVETTE URBINA CASTREJÓN 
 
ASESORA: M.P.A. ROSALBA SOTO GONZÁLEZ 
 
 
 
CUAUTITLÁN ESTADO DE MÉXICO 2015 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
2 
 
 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES CUAUTITLÁN 
UNIDAD DE ADMINISTRACIÓN ESCOLAR 
DEPARTAMENTO DE EXÁMENES PROFESIONALES 
'm VEI\'\ DAD l'iAqO¡';A.!. 
AV1P¡';°MA D[ 
Mn,( lc,o 
M. en C. JORGE ALFREDO CUÉLLAR ORDAZ 
DIRECTOR DE LA FES CUAUTITLAN 
PRESENTE 
L. X. i·~ , 
FACULY· :', ~,'" -;-'"., .. ,.. ~ 
ASUNTO.:Pv.:@.'l:~ A'P~D'B~ TORIO 
Con base en el Reglamento General de Exámenes, y la Dirección de la Facultad, nos permitimos 
comunicar a usted que revisamos La Tesis: 
Estudio de la respuesta a la separación de la madre o de los coespecificos en cabritos destetados 
Que presenta la pasante: NA TAllA IVETTE URBINA CASTREJON 
Con número de cuenta: 30419223-6 para obtener el Titulo de: Médica Veterinaria Zootecnista 
Considerando que dicho trabajo reúne los requisitos necesarios para ser discutido en el EXAMEN PROFESIONAL 
correspondiente, otorgamos nuestro VOTO APROBATORIO. 
ATENTAMENTE 
"POR MI RAZA HABLARA EL EspíRITU" 
Cuautitlán Izcalli, Méx. a 07 de mayo de 2015. 
PROFESORES QUE LNTEGRAN EL .roRADO 
NOMBRE 
PRESIDENTE M.P.A. Rosalba Soto González 
VOCAL Dra. Esperanza Gareia L6pez 
SECRETARIO M. en M.V.Z. Gerardo L6pez Islas 
1 er SUPLENTE M.V.z. Marisol Paredes Alvarado 
2do SUPLENTE M.V.Z. Nora Rosalía Flores Huitr6n 
NOTA: Los sinodales suplentes están obligados a presentarse el día y hora del Examen Profesiona l (art. 127). 
En caso de que algún miembro del jurado no pueda asistir al examen profe sional deberá dar aviso por anticipado al departamento. 
IArt 127 REP) 
IHM/yrf 
 
 
3 
 
DEDICATORIAS 
 
 
A mi mamá y a mi abuela, que me han enseñado el gran amor y dedicación que se le 
puede tener a una persona. Ustedes son mi ejemplo de vida, mi orgullo y dos mujeres 
muy admirables. Aprecio demasiado las charlas, mimos, regaños y consejos que me dan 
día a día. No sé qué haría si ustedes no estuvieran en mi mundo. Las amo esta y mil 
vidas más. 
A mi hermano Abraham, el cuál ha sido mi compañero de vida y una de mis personas 
favoritas. Amo cada momento que comparto contigo y no sé qué haría sin tus bromas, tu 
rebeldía y el amor que me das constantemente. Siempre nos tendremos el uno al otro, sin 
importar las circunstancias. Te amo güero. 
A mis primos Abner, Rebeca, Fernanda y Joshua. Que siendo tan diferentes me enseñan 
demasiado. Jamás dejen de reír, de soñar, de ser únicos y libres. Espero que este trabajo 
pueda motivarlos a que logren lo que ustedes quieran. Los amo chaparros. 
A mis tíos José, Maritza, Emmanuel y Claudia. Gracias por enseñarme que aunque las 
situaciones que nos rodean estén muy feas, tu familia siempre está ahí para apoyarte y 
darte ánimo cuando más lo necesitas. Te agradezco en especial Pepe, por ayudarme a 
mudar todas esas veces en Cuautitlán. Los amo familia muégano. 
A mis amigas Ana, Mayra, Jacqueline por enseñarme que no se necesitan lazos 
sanguíneos para considerarlas mis hermanas. Gracias por todas las aventuras y 
desventuras por las que hemos pasado, pasamos y pasaremos. Las quiero como nunca. 
A mi asesora de tesis, Rosalba Soto González por su amistad. Le agradezco la 
oportunidad que me ha dado, la paciencia y el apoyo durante este trabajo. Le agradezco 
mucho su confianza y los momentos agradables. A lo largo de este pequeño camino, le he 
tomado mucho aprecio. 
Al Técnico Académico Francisco Rodolfo González Díaz, que fue un apoyo importante 
durante este proyecto. La agradezco infinitamente los ratos divertidos, su paciencia y su 
amistad. A usted también le he tomado mucho aprecio. 
A mis abuelos Carlos, Ofelia, Edmundo, Salud y a mi amiga Montse. Tengo la sensación 
de que están orgullosos de mí donde quiera que estén. Nos veremos dentro de un rato. 
Los quiero. 
 
 
 
 
 
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AGRADECIMIENTOS 
 
 
Al Técnico Académico M.C. Francisco Rodolfo González Díaz, por la capacitación en el 
estudio de las conductas sociales de los caprinos. 
 
Al proyecto PAPIME E-202913 Herramientas para la mejora de la Etología en las Ciencias 
Veterinarias. 
 
Al proyecto PIAPI-C 33. Estudio de la conducta social, sexual y maternal en ovinos y 
caprinos. 
 
A mi papá, que me apoyo económicamente durante toda mi carrera universitaria. Sin su 
ayuda, realizar este trayecto me hubiera sido difícil. Realmente te lo agradezco. 
 
A Rocío, Eric y Paolo. Sin ustedes no habría sido tan fácil ni tan divertido este trabajo. Les 
he tomado mucho aprecio. Gracias. 
 
A todas esas personas que se cruzaron por algún tiempo en mi camino y me dejaron 
buenos recuerdos y enseñanzas muy grandes. Gracias. 
 
A la UNAM y a todos los profesores que me dieron clases y fueron capaces de 
transmitirme la pasión y el amor desde un inicio hacia la carrera. 
 
 
 
 
5 
 
INDICE 
 
 
I. Resumen………………………………………………………………………..……….………….. 3 
II. Introducción…………………………………………………………………….…………………… 4 
III. Antecedentes…………………………………………………………………………....…………. 5 
3.1. Comportamiento de la especie 5 
3.1.1. Conducta social……………………………………………………………………… 5 
3.1.2. Conductas agonistas……………………………………………………..…………... 6 
3.1.3. Conductas afiliativas…………………………………………….………………….… 8 
3.1.4. Sentidos………………………………………………………….……………….……. 9 
3.2. Estructura del rebaño…………………………………………………….………….……….. 11 
3.3. Aislamiento social………………….………………………………….……………………… 13 
3.4. Conducta materna………………….…………………………….…………………………… 14 
3.5. Destete………………………………………………………………………..……………….. 18 
3.6. Teorías de la segregación sexual…………………….…………....……………………….. 20 
3.6.1. Estrategia reproductiva- riesgo de depredación………………..….………………. 21 
3.6.2. Selección de forraje………………………………………………………...…………. 22 
3.6.3. Preferencia sexual- segregación social……………………….………….………… 22 
3.6.4. Presupuesto de actividad………………………………….…………….…………… 24 
IV. Objetivos……………………………….………………………………………………….………… 25 
4.1. General ………………………………………………………………………………………... 25 
4.2. Particular ………………………………………………………………………………………. 25 
V. Hipótesis………………………………………………………………………………..…………… 26 
VI. Material y métodos……………………………………………………………………..………….. 27 
6.1. Lugar de estudio……….………………………………………………………………….. 27 
6.2. Animales……………………………………………………………………………………. 27 
6.3. Procedimientos. Prueba de separación social…………………………………………. 27 
6.4. Análisis estadístico………………………………………………………………………... 28 
VII. Resultados 29 
7.1. Respuesta a la separación social y de la madre………….……………………….……… 29 
7.2. Comparación entre hembras y machos de 90 días de edad a la respuesta a la 
separación social y de la madre………………………………………….…………………. 
34 
7.3. Índices de agitación……………………………….……………………….…………………. 43 
 
 
6 
 
VIII. Discusión 45 
8.1. Respuesta a la separación social y de la madre……………..…………………………… 45 
8.2. Comparación entre hembras y machos de 90 días de edad a la respuesta a la 
separación social y de la madre……………………….…………………………………….47 
8.3. Índices de agitación…………………………………….….…………………………………. 49 
IX. Conclusiones……………………………………………………………..………………………… 51 
X. Bibliografía…………………………………………………….………………………………….… 52 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3 
 
I. RESUMEN 
 
Los caprinos son considerados animales gregarios con cierta independencia, pero aun así 
se conforman grupos bien establecidos, por esto al verse separadas o aisladas del resto 
del rebaño, despliegan una serie de conductas de agitación. En las cabras existe un 
vínculo filial entre la cría y la madre, el cual permite que la cabra lo alimente y lo cuide de 
forma exclusiva. El tiempo que dura esta filiación después del parto no se conoce con 
detalle y tampoco si se mantiene aún después del destete. Por lo que el objetivo del 
presente trabajo fue estudiar la respuesta a la separación social y de la madre en cabritos 
destetados. Así como sí esta respuesta es dependiente del sexo de la cría. La parte 
experimental se realizó con 21 cabritos de 90 días de edad con 15 días de destete. El 
grupo 1 estuvo conformado por 10 hembras y el grupo 2 por 11 machos. Se aplicó una 
prueba de separación social estandarizada conformada por tres partes: la primera en la 
que el sujeto experimental se encontraba con su madre y con sus coespecíficos; la 
segunda se encontraba con su madre pero en ausencia de sus coespecíficos; y 
finalmente donde el animal se encontraba con sus coespecíficos pero en ausencia de su 
madre. Cada parte de la prueba duró 5 minutos y los datos se registraron en hojas que 
fueron formateadas previamente y se analizaron mediante estadísticas no paramétricas. 
Se realizó un índice de agitación para cada parte de la prueba. En el caso de las 
hembras, hubo una diferencia mayor en el índice de agitación en la parte de la prueba 
donde la cabrita permanecía en ausencia de su madre pero en compañía de sus 
coespecíficos en comparación con la parte donde la cabrita permanecía con su madre y 
sus coespecíficos (P<0.04, prueba de Wilcoxon). Sin embargo, en el grupo de los machos 
hubo diferencias significativas en los índices de agitación en las tres fases de la prueba 
(P<0.02, prueba de Friedman). En cuanto a las diferencias entre los sexos, el grupo de 
las hembras presentó una diferencia significativamente mayor en comparación con el 
grupo de los machos durante la fase de la prueba en donde el sujeto experimental se 
encontraba en ausencia de su madre pero en conjunto con sus coespecíficos (P<0.02, 
prueba de U de Mann-Whitney). En conclusión, el sexo de la cría si influye sobre la 
respuesta a la separación social o de la madre; siendo las hembras las que se agitan con 
mayor intensidad en la ausencia de su madre, mientras que los machos se agitan 
mayormente en ausencia de sus coespecíficos. 
 
 
 
4 
 
II. INTRODUCCIÓN 
 
Los caprinos al igual que otros ungulados son naturalmente gregarios, es decir que 
forman relaciones estrechas con sus coespecíficos. El comportamiento social sirve para 
muchos propósitos, incluyendo la cohesión del grupo, la integración ecológica. Además 
ofrece ventajas, como una mejor protección contra los depredadores, la búsqueda de 
alimento en forma más eficiente, el fácil acceso a las parejas sexuales, y una defensa 
más exitosa de los neonatos. Por lo que la mayoría de las especies de ungulados exhiben 
un alto nivel de organización social (Miranda-de la Lama, et al. 2010; Pelayo, 2013). 
Las cabras fueron domesticadas aproximadamente hace 10,000 años, y fueron 
probablemente los primeros rumiantes en la ganadería. Desde ese entonces la 
domesticación de las cabras ha sido un proceso de selección en el cual los animales 
tienen que mostrar una buena capacidad de adaptación fisiológica y conductual. Es así 
como a través del tiempo, se han obtenido características específicas deseables para 
cada tipo de explotación caprina (Fierros, 2009; Miranda-de la Lama, et al. 2010). 
A pesar de que los caprinos son una de las especies domésticas de mayor distribución 
mundial, aún en la actualidad existe confusión, ya que muchos de sus patrones de 
comportamiento se han inferido de la información que existe sobre los ovinos (Sisto, 
2010). Sin embargo, su comportamiento es diferente al comportamiento de esta especie.. 
En general, los caprinos son más reactivos que los ovinos, porque son más agresivos, por 
ejemplo, cuando son atacadas, las primeras tienden a enfrentar al agresor, mientras que 
las ovejas en lo general huyen y exhiben más comportamientos exploratorios además son 
más temerosos y tímidos (Miranda-de la Lama, et al. 2010). 
Los caprinos, son naturalmente gregarios y se caracterizan por tener una alta sensibilidad 
a estresores físicos y psicológicos. Por lo tanto, el aislarlos de su rebaño (que a menudo 
es inevitable en los muchos manejos dentro de las unidades de producción) representa 
un estímulo estresante en estos animales (Al-Qarawi y Ali, 2005). 
En los caprinos existe un vínculo filial entre la cría y su madre, el cual le permite que la 
cabra lo alimente y lo cuide en forma exclusiva, con lo que se garantiza el crecimiento de 
la cría propia (Poindron, et al. 2007). El tiempo que dura esta filiación después del parto 
 
 
5 
 
no se conoce con detalle y tampoco sí se mantiene aun después del destete, como ocurre 
en ovinos (Romero, 2014). 
En los caprinos, como ya se ha mencionado anteriormente, el abanico conductual que 
reflejan es muy amplio y suelen darse confusiones entre otras especies de rumiantes al 
momento de mantenerlos en una unidad de producción, afectando su bienestar y 
causando un gran estrés en los individuos. Por lo tanto, la investigación en la conducta 
animal es de suma importancia, ya que nos da herramientas muy valiosas para una mayor 
comprensión y apreciación de la especie y su entorno social. Si se conocen estos 
aspectos, es mayor la probabilidad de aumentar la producción animal y de que el 
productor obtenga una ganancia mayor en los productos que ofrece al mercado. 
 
III. ANTECENDENTES 
3.1. Comportamiento de la especie 
3.1.1. Conducta social 
El comportamiento social, son todas las interacciones entre dos o más individuos en un 
grupo que modifican la actividad del mismo cubriendo la función de la comunicación 
intraespecífica. Las relaciones sociales entre individuos de un grupo pueden ser 
transmitidas por una variedad de señales de comunicación. La comunicación juega un 
papel importante en el desarrollo y mantenimiento de las conductas sociales (Miranda de 
la Lama, et al. 2010). 
El comportamiento social sirve para muchos propósitos, incluyendo la cohesión del grupo 
y la integración ecológica, y ofrece una serie de ventajas, como una mejor protección de 
los depredadores, búsqueda de alimento en forma más eficiente, el fácil acceso a las 
parejas sexuales, y una defensa más exitosa de los neonatos, por lo que la mayoría de 
las especies de ungulados exhiben un alto nivel de organización social (O’Brien, 1988; 
Miranda-de la Lama, et al. 2010; Pelayo, 2013). Sin embargo, vivir en un grupo puede 
tener costos, en particular la competencia por los alimentos o el acceso a otros recursos, 
existe una mayor probabilidad de transmisión de enfermedades o de parásitos, una mayor 
competencia por el alimento o de pareja con otros miembros del grupo y la necesidad de 
defender un espacio individual, lo que puede reducir la aptitud de los individuos. En 
grupos estables, las cabras desarrollan relaciones de afinidad y de afiliación, lo que 
 
 
6 
 
aumenta la cohesión del grupo y disminuye la frecuencia de las interacciones agonísticas 
(Fournier y Festa-Bianchet, 1995; Miranda-de la Lama, et al. 2010). 
 En condiciones ideales de estabilidad social y en bienestar animal, el 90% de los 
individuos de un rebaño se dedican a la misma actividad de manera simultánea debido a 
la facilitación social. La mayoría de los ungulados en pastoreo sealimentan temprano por 
la mañana y en la tarde, y descansan o rumian en ese periodo intermedio; estas 
actividades suelen estar altamente sincronizadas en los miembros de un mismo grupo. 
Las cabras son capaces de acceder a la información social de otros animales y pueden 
usarlo para localizar mejores zonas de alimentación, lo que demuestra que la facilitación 
social puede tener una fuerte influencia en la probabilidad de que un individuo pruebe 
plantas u otros alimentos que son comidos por otros miembros del grupo (Lickliter, 1987; 
Miranda-de la Lama, et al. 2010). La importancia de la coordinación del comportamiento 
dentro del grupo radica en la vigilancia de los depredadores, los patrones de alimentación 
eficientes y el acceso a parejas potenciales (Lickliter, 1987). 
En los pequeños rumiantes, varios mecanismos de señales de reconocimiento y 
comunicación mantienen la estructura social de los grupos. Las distancias cortas entre 
individuos dentro de un grupo son esenciales para mantener el contacto social lo que 
permite el reconocimiento individual a través de esas señales y, por tanto, las distancias 
dentro del grupo son más cortas que las distancias inter grupales (Miranda-de la Lama, et 
al. 2010). 
 3.1.2. Conductas agonistas 
Los vínculos entre individuos están en el centro de la evolución y en el mantenimiento de 
los grupos sociales (Stanley y Dunbar, 2013). Existen dos grandes presiones ecológicas 
que afectan a la evolución de la socialización: el riesgo de la depredación y la distribución 
de los recursos. La competencia puede llevar a una agresión intraespecífica y la 
dominancia social puede limitar la agresión a solo interacciones con amenazas en lugar 
del contacto físico. En las cabras, el comportamiento agonístico se puede expresar como 
la agresión con contacto es decir, morder, golpear, o agresión sin contacto, es decir, 
muestra de amenazas, persecuciones, huidas (Fournier y Festa-Bianchet, 1995; Miranda-
de la Lama, et al. 2010). 
 
 
7 
 
Este tipo de interacciones incluyen a todos los encuentros entre dos individuos donde da 
como resultado un perdedor (subordinado) huyendo de un ganador (dominante). 
Cualquier pelea es siempre uno contra uno, aunque varios individuos pueden tomar 
turnos para atacar a la misma cabra (Fournier y Festa-Bianche, 1995; Sisto, 2010). 
La dominancia social puede definirse como la relación entre dos individuos, donde uno (el 
subordinado) se rinde predeciblemente al otro individuo (el dominante) durante las 
interacciones. En las cabras, la dominancia está claramente establecida y es bastante 
estable, y existe un orden jerárquico casi lineal en un rebaño. Los caprinos 
ocasionalmente evitan usar sus cuernos en encuentros agonistas utilizando las 
características fenotípicas que están correlacionadas con el rango social del individuo 
para determinar cuándo iniciar o no un encuentro agonista. Cuando un conflicto entre las 
cabras se intensifica, el comportamiento típico, implica que una cabra se levante sobre 
sus patas traseras, bajando la cabeza, y golpeándola contra la cabeza de su oponente 
(Fournier y Festa-Bianche, 1995; Ortiz, 2008; Miranda-de la Lama, et al. 2010; Sisto, 
2010). 
El establecimiento del orden de dominancia en cabras está influenciado por la 
agresividad, la edad, el tamaño, el peso corporal, raza, sexo, parentesco, la experiencia, 
la presencia de cuernos, longitud de los cuernos, y las diferencias individuales. La manera 
en que los individuos establecen y mantienen sus relaciones jerárquicas puede variar en 
función del rango jerárquico del individuo. Cuando se establece una jerarquía dentro de 
un grupo, el resultado de las interacciones agresivas posteriores es predecible a partir de 
encuentros previos. Se puede esperar que las relaciones de dominancia se mantengan 
estables a lo largo del tiempo para mantener un entorno social predecible, lo que reduce 
los riesgos de lesiones. (Fournier y Festa-Bianche, 1995; Ortiz, 2008; Fierros, 2009; 
Miranda-de la Lama, et al. 2010). 
Por lo general, los machos son dominantes sobre las hembras, pero una hembra con 
cuernos puede dominar a un macho sin cuernos. A los 6 meses de edad, las cabras 
primero asumen su posición en la jerarquía social y, en ausencia de la introducción de 
nuevos individuos, tienden a mantener esta posición año con año (Miranda-de la Lama, et 
al. 2010; Sisto, 2010). 
Para la mayoría de los mamíferos machos, la ventaja de ser dominante es que permite el 
acceso a las hembras en celo. Los animales dominantes están sujetos a un menor riesgo 
 
 
8 
 
de depredación, producen un mayor número de crías con mejores características 
fenotípicas, defienden con mayor eficiencia los recursos alimenticios y el territorio, 
protegen mejor a sus crías, además de tener mayor éxito reproductivo que los animales 
subordinados. En cambio los individuos subordinados sufren un acceso restringido a 
recursos como el alimento, lugares de descanso, sombra y parejas sexuales, además de 
tener una actividad general restringida. Por otra parte, para las hembras la dominancia y 
la posición jerárquica se incrementa con la edad lo cual incrementa las oportunidades de 
sobrevivir. Esta asociación entre la edad y la dominancia también se presenta en otras 
especies. Generalmente la posición social de las hembras no cambia durante la gestación 
y la lactancia, por lo que el estado reproductivo no afecta su éxito social. En las cabras de 
montaña no se ha detectado que la dominancia de un animal disminuya durante la 
senectud, ni siquiera durante los últimos años de vida del animal (Ortiz, 2008). 
Tanto en la cabra doméstica como en las cabras de montaña se sabe que el animal 
iniciador de las interacciones agresivas gana la mayoría de los encuentros. Debido a que 
el alto nivel de agresividad incrementa la oportunidad de ganar un encuentro, la 
agresividad y la posición jerárquica están altamente relacionadas. Por esta razón, en las 
cabras los animales dominantes tienen a ser aquellos más agresivos, de mayor edad y 
experiencia, lo que les confiere ventajas en las peleas con los animales más jóvenes. En 
las cabras de montaña (Oreamnos americanus), las hembras adultas tienden a ser más 
agresivas sobre otros miembros del rebaño de diferentes edades y sexos, y esta especie 
parece tener frecuencia mayor de estas conductas agonistas en comparación con otros 
ungulados (Romeo, et al. 1997; Ortiz, 2008). 
Las interacciones agonistas también suelen incrementarse durante la época de actividad 
sexual en las cuales se desarrolla una intensa competencia entre los machos para 
cortejar a las hembras en celo. En las hembras se ha observado que también compiten y 
las cabras de un rango jerárquico más alto suprimen el celo de las subordinadas con el fin 
de reproducirse primero. Sin embargo, en los cabritos, la relación dominante-subordinado 
no está claramente establecida antes de la pubertad (Fierros, 2009). 
 3.1.3. Conductas afiliativas 
Las relaciones sociales positivas o conductas afiliativas facilitan el establecimiento de 
lazos de afinidad y unión entre individuos. En las cabras, la conducta afiliativa aumenta la 
cohesión del grupo, crea o fortalece lazos entre los miembros del grupo y reduce la 
 
 
9 
 
agresión. Los comportamientos de afiliación comunes incluyen el aseo, olisqueo, lamido 
de la base de la ubre, y el descanso en parejas. Miranda-de la Lama y Galindo (2007) 
encontraron que los individuos de alto rango utilizan el comportamiento afiliativo con más 
frecuencia que los individuos de bajo rango (Miranda-de la Lama, et al. 2010). 
Aunque se ha realizado poca investigación sobre los vínculos sociales en las cabras, hay 
algunos indicios de la existencia de los mismos: Stanley y Dunbar (2013) citan a Schino 
(1998) quien demostró que, en las cabras domésticas, la reconciliación (medida por el 
comportamiento afiliativo y de proximidad)se produjo después de los conflictos que 
fueron inducidos experimentalmente. Estos últimos autores demostraron que existen 
relaciones simples entre individuos donde la proximidad se mantiene con un compañero 
preferido, donde ambos individuos permiten esta proximidad y esta persiste a través del 
tiempo. Los beneficios de este tipo de relaciones no son claras, pero las relaciones 
sociales tal vez podrían proporcionar un entorno favorable para las crías, aumentando el 
éxito reproductivo, como se ha demostrado en los caballos Equus caballus. 
 3.1.4. Sentidos 
La visión en los caprinos es de tipo monocular lo cual le permite tener una amplia visión 
panorámica (más de 300°) hacia los lados y hacia atrás, pero su campo visual binocular, 
hacia el frente, es muy pobre. Las ovejas, bovinos y cabras pueden detectar y responder 
a diferentes colores, aunque el grado de diferenciación de color en estos animales está 
poco desarrollada en comparación con la visión de los colores en los primates. Se ha 
demostrado que los caprinos pueden distinguir el gris de las tres bandas de color, rojo a 
amarillo, verde amarillento a verde, y azules. Parecen responder mejor al anaranjado y 
peor al color azul (Ruiz-Miranda, 1993; Sisto, 2010). 
En una extensa revisión de la comunicación entre ungulados, Ruiz-Miranda (1993) cita a 
Walther (1984) el cual argumentó que los individuos pueden hacer buenas 
discriminaciones entre los individuos basándose en señales visuales sutiles, tales como 
marcas faciales, forma de los cuernos, pigmentación corporal, tamaño corporal y la 
longitud del pelaje. Algunos estudios sugieren que las diferencias individuales en las 
características del cuerpo podrían ser utilizados como una de las señales de 
reconocimiento por parte de las crías. Alterar el color del pelaje impide el reconocimiento 
de ovejas por sus corderos y el reconocimiento de la yegua por sus potros. 
 
 
10 
 
 Los caprinos se diferencían de otros rumiantes domésticos por el hecho de que tienen la 
capacidad de ramonear. Las cabras pueden distinguir entre sabores amargos, salados, 
duces y ácidos. El ramoneo de cortezas, hojas, arbustos y ramas que tienen un sabor 
más amargo que los pastos puede ser la causa de que las cabras tengan una mayor 
tolerancia a sabores amargos que la mayor parte de los rumiantes. La duración y 
regularidad de la rumia en las cabras está inversamente relacionada con el estado de 
alerta, con periodos largos y regulares dentro de los estados de somnolencia. Las cabras 
que se encuentran totalmente despiertas no están rumiando (Sisto, 2010). 
Las cabras dependen más del olfato que de la vista, ya que es su sentido más 
desarrollado y es básico para la actividad sexual y el reconocimiento individual (Sisto, 
2010). En cabras, más que en ovejas, las señales olfatorias son importantes, 
especialmente en el comportamiento sexual y materno (Miranda-de la Lama, et al. 2010). 
 Las cabras generalmente habitan en terrenos donde la visibilidad es limitada, haciendo 
que la comunicación acústica sea importante para mantener el contacto con los miembros 
del grupo (Siebert, et al., 2011). Su capacidad auditiva es evidente por la cantidad de 
vocalizaciones que utilizan para comunicarse. Las cabras son una especie muy vocal y 
social, con habilidades cognitivas sofisticadas; exhiben una variedad de vocalizaciones 
incluyendo bufidos, balidos y trompetillas, así como distintos llamados que se pueden 
observar a lo largo de la mayoría de los días en cualquier época del año. Las señales son 
importantes en el establecimiento de la relación madre-cría y son útiles para las madres 
en la localización del sitio de escondite de su cría. Debido a esta característica 
conductual, se ha observado que las madres no pueden identificar con precisión a sus 
crías cuando balan hasta el cuarto día de vida del cabrito (Lenhardt, 1977; Miranda-de la 
Lama, et al. 2010; Sisto 2010; Briefer y McElligott, 2012). Muchas madres responden a los 
balidos de cualquier otro cabrito aunque no lo pueda ver. De hecho, la mayoría de las 
madres responden a balidos de crías ajenas, no obstante los rechazan en cuanto estos 
intentan mamar, justo después de que no lo reconocen olfativamente (Lenhardt, 1977). 
Las cabras también vocalizan cuando tienen hambre, para llamar a sus crías, durante el 
cortejo, cuando están incómodas o tienen dolor (Sisto, 2010). 
Acústicamente, las vocalizaciones se agrupan en dos tipos principales, los balidos de 
orientación (o bajos) y los balidos de socorro (o altos). El balido bajo parece ser la 
vocalización más común, se caracteriza por ser frecuencia baja y se realizan con la boca 
cerrada, y es utilizado esencialmente para mantener el contacto social con otras cabras 
 
 
11 
 
durante el pastoreo y durante situaciones de baja tensión, cuando están cerca uno del 
otro. El balido alto se caracteriza por ser de frecuencia alta y se realiza con la boca 
abierta, y parece estar provocada por el dolor, un estado de miedo o de otros tipos de 
estrés y sobre todo cuando las crías están ausentes dentro del rebaño durante periodos 
largos (Lenhardt, 1977; Siebert, et al. 2011; Briefer y McElligott, 2012). Uribe (2009) 
concluyó que las cabras pueden cambiar las características de las vocalizaciones que se 
emiten de acuerdo al contexto en el que se encuentren, posiblemente asociado al tipo de 
mensaje que quieren enviar. 
Briefer y McElligott (2012), observaron que las vocalizaciones de los cabritos criados en 
los mismos grupos sociales eran más similares que las vocalizaciones de otros cabritos 
en otros grupos diferentes, demostrando que los cabritos pueden modificar sus 
vocalizaciones en relación con su entorno social. Las similitudes entre los balidos de 
hermanos y medios hermanos varían con la edad; a la semana de edad no son similares, 
sin embargo, con forme los animales se van desarrollando, las vocalizaciones comienzan 
a ser muy similares (por ejemplo, a las 5 semanas de edad). Los resultados sugirieron 
que los cabritos son capaces de tener cierto aprendizaje para producir vocalizaciones así 
como plasticidad en los mismos. 
Cuando el contacto visual es interrumpido en las cabras, que son animales 
característicamente vocales, los individuos intentan restablecer el contacto acústicamente 
con los miembros del grupo. Por lo tanto, la retroalimentación acústica de la misma 
especie supone que influye en la respuesta del animal que fue separado (Sieber, et al. 
2011). 
3.2. Estructura del rebaño 
A los caprinos se les considera como una especie sociable que vive en rebaños como la 
mayoría de los ungulados. Aún en sistemas de producción intensiva las cabras nacen en 
grupos y se desarrollan en un ambiente social con estructuras jerárquicas muy fuertes y 
relativamente estables (Ortiz, 2008). En la naturaleza, la mayoría de los caprinos son 
relativamente sedentarios, ocupando áreas de distribución que varía de acuerdo con el 
sexo y la temporada. En las cabras asilvestradas existen tres tipos de grupos sociales 
que pueden ser observados con facilidad: los grupos de hembras, los grupos de machos y 
los grupos mixtos. Los grupos de hembras son lo que se observan con mayor frecuencia. 
 
 
12 
 
Los machos tienden a ocupar áreas de distribución más grandes que las hembras 
(O’Brien, 1988; Stanley y Duban, 2013). 
En climas templados, las hembras y los machos permanecen juntos durante todo el año, 
pero en el período no reproductivo, las hembras suelen estar separadas de los machos, 
que están separados o en rebaños satélites. La segregación sexual estacional varía en su 
duración y alcance, y ocurre en todas las poblaciones, con excepción de cabras ferales en 
la isla de Aldabra. Se ha visto que los machos jóvenes que comienzan a ser agresivos 
sobre las hembras adultas, se separan formando pequeños subgrupos de cuatro o cinco 
individuos, o viviendo solos (O’Brien, 1988;Pelayo, 2013). 
En los mamíferos silvestres, es común que los machos jóvenes emigren de su grupo 
social. Esta acción tiene costos potenciales en los animales jóvenes, como el aumento a 
las probabilidades de ser depredado mientras recorre el nuevo territorio, pero también 
proporciona varios beneficios, como lo es evitar la endogamia. Los machos jóvenes 
tienden a congregarse en grupos de machos y estos grupos persisten durante gran parte 
del año. Durante la época reproductiva los machos se integran a los grupos familiares de 
cabras y cabritos, por lo que durante esta estación, los sub-grupos incluyen un macho 
dominante y un pequeño número de hembras. (Romeo, et al. 1997; Miranda-de la Lama, 
et al. 2010; Sisto, 2010; Pelayo, 2013). 
Los rebaños de cabras son más pequeños que los rebaños de ovejas y se componen de 
extensos grupos familiares. La estructura física se compone de varias unidades familiares 
pequeñas formados por dos o tres hembras adultas y sus crías, que se quedan con sus 
madres desde el nacimiento hasta los 11-12 meses de edad, aunque los cambios en la 
relación madre-hijo puede ocurrir mucho antes (Miranda-de la Lama, et al. 2010; Pelayo, 
2013). 
El uso de sitios específicos como refugios de manera cotidiana y durante varios años 
consecutivos se han observado en varios estudios. Estos lugares son ocupados por el 
rebaño cada noche y también durante el día cuando mal estado del tiempo. Estos sitios 
ofrecen refugio contra las inclemencias del tiempo y de la lluvia, confiriendo una 
protección contra los depredadores por ser inaccesibles y por la tranquilidad con la que 
los animales se aproximan a esas áreas (O’brien, 1988). 
 
 
 
13 
 
3.3. Aislamiento Social 
Las cabras se consideran animales gregarios con cierta independencia, pero aún así se 
conforman grupos bien establecidos, por esto al verse separadas o aisladas del resto, la 
cabra despliega una serie de conductas dirigidas a restablecer el contacto con el resto del 
grupo (Uribe, 2009) y es común que el aislamiento social represente una situación 
estresante para las especies gregarias (Miranda-de la Lama, et al. 2010; Siebert, et al. 
2011). En el caso de las ovejas, se ha observado que el aislamiento de un individuo 
conlleva a la manifestación de conductas ansiogénicas bien definidas. Los animales 
muestran un incremento en la locomoción, emiten balidos altos y aumentan las conductas 
eliminativas (Poidron, et al. 1997). 
La sociabilidad de las ovejas y las cabras se revela no sólo por la cohesión del grupo 
social, sino también por sus respuestas de comportamiento a un aislamiento social 
temporal. Las típicas respuestas a la separación de sus compañeros incluyen un aumento 
en las vocalizaciones, la locomoción, el aumento de la frecuencia cardiaca y la 
concentración de cortisol en el plasma. El estrés que genera esta separación también 
puede afectar al bienestar de la especie (Price, et al. 1980; Lansade, et al. 2008). Sin 
embargo, alrededor del parto las relaciones sociales cambian y en el caso particular de 
las ovejas y las cabras se ha documentado que estas no responden con conductas 
típicas de agitación a la separación social porque prefieren la compañía de su cría 
(Poindron, et al. 1997; 2007; González, 2014). En la naturaleza, tales conductas de 
contacto y búsqueda facilitan el restablecimiento del grupo social. Sin embargo, bajo las 
prácticas de crianza moderna, el aislamiento individual de la manada para un tratamiento 
médico, exhibición, etc., puede resultar en una ansiedad por separación, particularmente 
en ausencia de sus compañeros. (Price, et al. 1980). 
La reactividad a la separación social y/o a la atracción social, se considera a menudo 
como un rasgo del temperamento. Un rasgo del temperamento se define generalmente 
como las diferencias individuales en el comportamiento que están presentes desde etapas 
tempranas de la vida y que son relativamente estables a través de diversos tipos de 
situaciones y en el transcurso del tiempo. La reactividad a la separación social y/o a la 
atracción social está agrupada bajo diversos términos que se utilizan con frecuencia 
indistintamente, con poca variación entre sus definiciones. Por ejemplo, los términos 
“sociabilidad”, “motivación social” o “atracción social” se utilizan indistintamente para 
describir la tendencia a pastorear cerca de sus compañeros, como en el caso de los 
 
 
14 
 
ovinos. El término “motivación social” también se define como la tendencia de un animal 
visualmente aislado para establecer contacto visual moviéndose y permaneciendo en la 
proximidad con su grupo de coespecíficos, como se ha podido observar en pollos 
(Lansade, et al. 2008). 
Por lo tanto, la respuesta al estrés depende de diversos factores que incluyen la especie, 
el genotipo y la naturaleza del estímulo estresor, aunque en términos generales, ante 
situaciones de estrés, el organismo de la mayoría de los mamíferos reacciona activando 
una serie de complejos repertorios fisiológicos y conductuales, cuya idea básica es 
encaminar al organismo a mejorar su habilidad de adaptación e incrementar su 
supervivencia (Pelayo, 2013). 
En un estudio realizado por Pelayo (2013) encontró que al realizar una prueba de 
separación social en machos cabríos jóvenes aumentaban las concentraciones de cortisol 
en sangre al encontrarse en aislamiento social. Al- Qarawi y Ali (2005) observaron que las 
cabras de desierto parecen tolerar el estrés en menor grado que los borregos del desierto 
al separarse de su rebaño. Se ha sugerido que las ovejas son más resistentes al estrés 
del transporte que otras especies de rumiantes. 
Los individuos con un vínculo exhiben un comportamiento de reencuentro cuando son 
motivados a reunirse después de un periodo de separación, así como un comportamiento 
de bienvenida. La naturaleza calmante y gratificante de mantener el contacto, compartir la 
comida y acicalarse entre individuos unidos se refleja en una reducción de la frecuencia 
cardiaca y la liberación de opioides endógenos (Newberry y Swanson, 2008). 
3.4. Conducta materna 
El vínculo social entre una madre y su cría se puede conceptualizar como una unión de 
preferencia mutua, cariñosa, emocional que es relativamente de larga duración y que 
sobrevive a separaciones temporales. Este vínculo se caracteriza por un comportamiento 
afiliativo como lo es el acicalamiento, la provisión de alimento, el calor y protección, el 
descanso en compañía, la sincronización de las actividades y el mantenimiento de la 
proximidad entre ambos (Newberry y Swanson, 2008). Esa sincronía es temporal y se 
lleva a cabo por cambios fisiológicos y sensoriales que establecen el inicio de la conducta 
maternal, la preparación e inducción del parto y la lactancia (Corona y Lévy, 2014). 
 
 
15 
 
A pesar del gregarismo de las cabras y ovejas estos animales muestran una tendencia a 
aislarse del resto del rebaño antes del parto y esto lo hacen de 15 días a 4 horas antes 
de este evento. Este cambio drástico en la conducta social en ovejas y cabras se da al 
momento del parto. Por ejemplo, las borregas separadas de sus congéneres al siguiente 
día del parto, no responden al aislamiento social con los signos de comportamiento 
habituales mostrados en hembras no preñadas y no lactantes, siempre y cuando se 
mantengan con su cordero (Poidron et al., 1997). Esta conducta, permite a que la madre 
no responda de manera adversa al aislamiento, ya que esto podría tener un efecto 
negativo en la formación del vínculo madre-cría (Fierros, 2009; González, 2014) 
Las crías de los ungulados a menudo son clasificados en uno de dos grupos: los que se 
mantienen en estrecha proximidad física con sus madres después de su nacimiento y los 
que pasan los primeros días o semanas después del nacimiento apartados a una 
distancia de sus congéneres. Estos dos grupos han sido referidos como “seguidores”y 
“escondidizos”. Para evitar la depredación, las crías escondidizas se ocultan en la 
vegetación durante las primeras semanas después del nacimiento, y después se unen a 
los grupos sociales, mientras que las crías seguidoras se unen a sus madres 
inmediatamente después del nacimiento y dependen de la huida y de la defensa materna 
y del grupo (Lickliter, 1984; Briefer y McElligott, 2011). 
En las especies escondidizas, las hembras memorizan el lugar aproximado donde sus 
crías están ocultas y aisladas y las llaman para iniciar los cuidados maternos. Las crías 
sin embargo, tienen que ser capaces de reconocer las vocalizaciones de sus propias 
madres para evitar ser detectados por los depredadores por salir de su escondite al 
escuchar a una hembra adulta diferente. En las cabras salvajes, la etapa de esconderse 
puede durar hasta las 6 semanas de edad, mientras que en las cabras domesticas esta 
conducta dura menos (4-7 días). También se puede observar esta conducta en unidades 
de producción intensiva cuando se les proporcionan los escondites adecuados (Lickliter, 
1984; Briefer y McElligott, 2012). Lickliter (1984) indicó que las cabras domésticas y sus 
crías pasan poco tiempo en estrecha proximidad física durante las primeras 6-8 semanas 
después del parto y luego llegan gradualmente a pasar una mayor parte de su tiempo en 
estrecha proximidad conforme van creciendo y madurando. 
En las cabras, como en otras especies de ungulados, el comportamiento materno está 
fuertemente asociado con el momento del nacimiento, por lo tanto, el desarrollo de una 
respuesta adecuada depende del contacto de la madre y la cría en las primeras horas 
 
 
16 
 
postparto. Puede afirmarse que hay un periodo sensible, de una duración relativamente 
corta dependiendo de la especie, durante el cual se establece la respuesta materna de la 
hembra hacia su cría. Esta etapa puede definirse como un período en que la sensibilidad 
de la madre es alta frente a ciertos estímulos particulares, así que fuera de ese periodo la 
probabilidad de que la cabra acepte a sus crías es pequeña. Este periodo en las cabras 
es de duración más corta que en los descritos para vacas y ovejas, que por lo general 
abarca las primeras 2-4 horas después del parto (Ramírez, et al. 1996). 
Durante la primera hora después del parto, la cabra cuida de manera exclusiva e intensiva 
a su cría favoreciendo la viabilidad y creando el vínculo filial a partir de ese momento. El 
lamido inicial le proporciona a la cabra un conocimiento profundo acerca de su cría. Este 
reconocimiento materno a través del lamido persistente durante las primeras horas 
después del parto y han sido descritos en varios ungulados domésticos (Ramírez, et al. 
1996, 1998). Lickliter (1984) señaló que las cabras lamen a sus crías continuamente 
durante los primeros 60-90 minutos después del parto y luego los lamen sólo de manera 
esporádica durante las siguientes 2-4 horas. Ramírez, et al. (1998) demostraron que las 
cabras de partos gemelares lamen a sus crías por más tiempo que las cabras de parto 
único durante la primera hora después de nacer. 
En varias especies de roedores y en ovinos la oxitocina, los esteroides gonadales, la 
prolactina, los opioides, la dopamina y otros neurotransmisores están implicados en el 
desarrollo y mantenimiento del vínculo entre la madre y su cría (Newberry y Swanson, 
2008). En ovinos, la liberación de oxitocina durante el parto es un factor determinante 
para la unión de una oveja y su cordero recién nacido. Imitando el parto mediante 
estimulación vaginocervical en ovejas no gestantes utilizando estrógenos y progesterona 
se puede estimular la liberación de oxitocina y el comportamiento maternal hacia corderos 
ajenos, aunque este efecto es más fuerte en hembras multíparas que las ovejas 
primíparas, lo que indica un papel para la experiencia en el apego materno. La 
experiencia previa de un parto y/o de la conducta maternal es muy importante para la 
facilitación de la aparición hormonal del comportamiento maternal (Le Neindre, et al. 
1979). La selectividad del vínculo resultante es dependiente del óxido nítrico del olor 
específico del cordero, que induce la reorganización de las células mitrales del bulbo 
olfatorio para producir el reconocimiento a largo plazo. Este aprendizaje olfatorio se facilita 
al lamer el líquido amniótico del cordero. La evidencia conductual indica claramente que la 
 
 
17 
 
olfación juega un papel importante en la aparición del comportamiento materno (Corona y 
Lévy, 2014). 
En la cabra, la información de la conducta materna es más limitada. Durante la primera 
hora después del parto, la cabra cuida de manera exclusiva e intensiva a su cría 
favoreciendo la viabilidad y creando el vínculo filial a partir de ese momento. El lamido 
inicial le proporciona a la cabra un conocimiento profundo acerca de su cría. Este 
reconocimiento materno a través del lamido persistente durante las primeras horas 
después del parto y han sido descritos en varios ungulados domésticos (Ramírez, et al. 
1996, 1998). Lickliter (1984) señaló que las cabras lamen a sus crías continuamente 
durante los primeros 60-90 minutos después del parto y luego los lamen sólo de manera 
esporádica durante las siguientes 2-4 horas. Ramírez, et al. (1998) demostraron que las 
cabras de partos gemelares lamen a sus crías por más tiempo que las cabras de parto 
único durante la primera hora después de nacer (Newberry y Swanson, 2008). 
La madre aprende el olor de su cabrito y utiliza esta memoria para reconocerlo a corta 
distancia y permitir el amamantamiento. Posteriormente la cabra desarrolla una memoria 
acústica y visual de su cría que le facilita el reconocimiento a distancia y le permite 
vigilarla y cuidarla a varios metros de distancia. El reconocimiento de las madres por sus 
cabritos parece ser un proceso lento, que ocurre dentro de los primeros 2-3 días post 
parto. Varios estudios de las especies domésticas y silvestres sugieren que la visión, la 
audición y el olfato son utilizados para el reconocimiento de las madres por las crías 
desde una edad temprana. Debido a los cambios en la estructura de las vocalizaciones 
que se da en la maduración de los cabritos, las madres tienen que aprender las diferentes 
versiones de llamado por parte de sus descendientes a lo largo de su crecimiento con el 
fin de mantener ese reconocimiento. Las vocalizaciones de baja frecuencia tienen un 
papel muy importante en la formación del vínculo materno, ya que una pobre expresión de 
este vínculo puede terminar en el bajo peso del cabrito o en su muerte (Ruiz-Miranda, 
1993; Poindron, et al. 2007; Fierros, 2009; Briefer, et al., 2012; González, 2014). 
Las cabras ofrecen atención exclusiva a su propio cabrito. En las distancias cortas, este 
vínculo se basa principalmente en el reconocimiento olfativo, que se desarrolla poco 
después del nacimiento. A una distancia más larga, el reconocimiento mutuo depende de 
señales visuales y vocales (Briefer, et al. 2012). El tiempo que dura esta filiación después 
del parto, no se conoce con detalle y tampoco sí este se mantiene aun después del 
 
 
18 
 
destete. Tampoco se ha estudiado sí el sexo de la cría tienen algún efecto sobre el mismo 
como se ha reportado en los ovinos (Romero, 2014). 
Por lo general, en las primeras 4 semanas después del parto, el contacto entre el cabrito y 
su madre es poco frecuente y, hasta después de este periodo, el comportamiento de la 
madre y la cría no están bien sincronizados, lo cual es típico de las especies que utilizan 
una estrategia escondidiza para proteger a los recién nacidos de los depredadores. Sin 
embargo, a las cinco semanas los cabritos normalmente se han integrado a los grupos 
sociales (Briefer, et al. 2012; Briefer y McElligott, 2012). La integración a los grupos 
sociales, seguidos del aislamiento posparto, facilita a las crías varias oportunidadesde 
interactuar con otros miembros del rebaño. En muchas especies, la mayoría de las 
interacciones lúdicas entre compañeros dan como resultado la formación de subgrupos 
(Bon y Campan, 1996). A menudo, los cabritos se asocian con otros animales de edad 
similar (sean hermanos o no) que con su madre u otras hembras adultas durante las 
primeras 15 semanas subsecuente al parto. Al finalizar la segunda semana de edad, los 
cabritos forman guarderías cohesivas con animales de la misma edad y pueden ser 
observados durante los periodos de actividad y descanso (Lickliter, 1987; O’Brien, 1988). 
Las cabras ferales con crías se mantienen juntas a través de vocalizaciones, 
especialmente durante el pastoreo. Se ha observado que los cabritos balan cada 8 
minutos, pero durante el descanso mantienen silencio (Sisto, 2010). 
3.5. Destete 
En condiciones naturales, el destete de los animales jóvenes se produce a edades 
variables de acuerdo con los recursos disponibles y el momento de la llegada de la 
próxima cría de la madre. Generalmente el destete se asocia con una disminución del 
contacto entre la madre y la cría joven. Sin embargo, los lazos entre estos pueden 
persistir más allá del destete y más allá del nacimiento de la posterior descendencia. Por 
ejemplo, en ovejas se ha reportado el mantenimiento de las asociaciones con sus 
corderos de hasta 2.5 años de edad, mucho después del destete y del parto siguiente. 
(Newberry y Swanson, 2008). 
Los estudios sistemáticos carecen de las correlaciones neurobiológicas del desapego 
entre las madres y sus crías durante el proceso gradual del destete y la dispersión de los 
individuos de forma natural. Sin embargo, el aumento de la independencia de los 
animales jóvenes a medida de que exploran áreas nuevas, pasan más tiempo en busca 
 
 
19 
 
de alimento, desarrollan vínculos sociales más amplios y la correspondiente disminución 
en la frecuencia de la lactancia y acicalamiento, puede esperarse a que resulte en una 
reducción de la oxitocina, la prolactina y la liberación del opioide estimulado por las 
interacciones madre-cría (Newberry y Swanson, 2008). 
La evidencia de la ruptura del reconocimiento entre las madres y las crías tras las 
separaciones largas es principalmente anecdótica. Los cambios organizativos 
permanentes pueden ocurrir en los centros olfativos, visuales y auditivos al aprender las 
identidades individuales durante la formación del vínculo selectivo madre-jóven. Sin 
embargo, puede ocurrir una disminución gradual en la capacidad de reconocimiento de un 
individuo con el aumento en el tiempo de separación (Newberry y Swanson, 2008). 
En el destete fisiológico empuja un proceso social en la cría joven comenzando de 
manera temprana, siendo evidenciada por la formación de guarderías o grupos de 
guarderías. En las cabras salvajes, la formación de guarderías es el primer signo de un 
debilitamiento en el vínculo madre-cría joven. Una guardería se forma cuando los 
animales jóvenes de diferentes edades y de ambos sexos se unen en grandes grupos que 
no incluyen a sus madres. Hay poca información sobre la relación entre las madres y sus 
crías durante el final de la lactancia y el destete, que parecer tener lugar en la naturaleza 
entre los 3 y 6 meses de edad (Bon y Campan, 1996; Miranda-dela Lama, et al. 2010). 
Considerando que la disminución del vínculo madre-joven suele ser un proceso gradual 
en la naturaleza, los intereses humanos por lo general dictan la separación de los 
animales domésticos en una edad donde la cría lacta con frecuencia y el vínculo es fuerte. 
Cuando las madres y las crías se separan prematuramente se dan episodios de una serie 
de comportamientos para restablecer el contacto entre los dos, tales como la locomoción 
(búsqueda) y las señales vocales. Estos comportamientos son realizados por ambos e 
intercalados por periodos de crisis que conservan la energía. Bowly (1979) es citado por 
Newberry y Swanson (2008) y se refería a estas fases como protesta y desesperación 
respectivamente. Aunque inútil después del destete artificial, en condiciones naturales, 
este comportamiento generalmente aumentaría la probabilidad de que los animales se 
reúnan. 
La información sobre el estado emocional de los animales se transmite por la frecuencia, 
el patrón y la intensidad de las llamadas emitidas durante los intentos de restablecer 
contacto, proporcionando un medio para evaluar el nivel de cada individuo que vocaliza 
 
 
20 
 
para motivar la reunión. Otras respuestas observadas cuando los animales se separan y 
buscan reunirse incluyen la alteración de los patrones de alimentación y el sueño, la 
suspensión de las actividades lúdicas, niveles elevados de corticoesteroides, cambios en 
la frecuencia cardiaca y en la temperatura corporal. Si los animales son capaces de 
adaptarse a la separación, las respuestas a la misma disminuyen y reanudan sus 
actividades normales (Newberry y Swanson, 2008). 
3.6. Teorías de la segregación sexual 
La segregación es un tema misterioso que ha estimulado a la realización de muchos 
estudios e hipótesis. Los estudios de investigación hasta la fecha han tenido que 
centrarse en la segregación sexual en los vertebrados terrestres y, particularmente, en 
ungulados sociales, donde las hembras y los machos suelen vivir por separado y difieren 
en el uso del hábitat. (Bon, et al. 2001; Wearmouth y Sims, 2008; Alves, et al. 2013). 
La segregación sexual atrajo la atención de Darwin, quien describió las diferencias 
sexuales en el uso del hábitat de los insectos y su relación con la selección sexual (Pérez-
Barbería y Yearsley, 2010). El grado de segregación sexual varía entre las diferentes 
poblaciones de una misma especie y dentro de la misma especie, siendo particularmente 
fuerte en las especies con dimorfismo sexual de gran tamaño y en los sistemas de 
apareamiento polígamos (Alves, et al. 2013). La segregación por dos categorías de 
animales puede significar vivir en grupos separados, de forma individual o de un solo 
sexo, utilizando territorios exclusivamente delimitados o seleccionando diferentes hábitats. 
La segregación social ocurre cuando dos categorías de animales no interaccionan 
socialmente viviendo en grupos separados aunque esto no significa que requieran de una 
segregación espacial. La segregación espacial es el uso exclusivo de un territorio, 
independientemente de la calidad del sustrato o el hábitat. La segregación del hábitat se 
refiere a que las categorías animales difieren en el uso de los recursos tanto abióticos 
como bióticos (Bon, et al. 2001; Wearmouth y Sims, 2008). 
La segregación sexual es el fenómeno de comportamiento en el que los animales de la 
misma especie viven en grupos del mismo sexo espacialmente segregados fuera de la 
época de apareamiento. Este fenómeno es común en ungulados polígamos, aunque 
también ha sido descrito en una gran variedad de mamíferos, como en cetáceos, 
carnívoros, murciélagos, elefantes, marsupiales, focas y primates, incluyendo al hombre. 
Sin embargo, la segregación sexual es una estrategia de comportamiento que no solo se 
 
 
21 
 
limita a los mamíferos, también ha sido observado en reptiles, peces y aves (Wearmouth y 
Sims, 2008; Pérez-Barbería y Yearsley, 2010). 
Este fenómeno natural se encuentra influido por diversos factores sociales, espaciales y 
temporales (densidad poblacional, distribución de los recursos, condiciones medio 
ambientales, estado reproductivo, etcétera), además de que el propio dimorfismo sexual 
juega un papel clave en este comportamiento. Sin embargo, la razón del por qué ocurre la 
segregación sexual es aún tema de mucho debate. Hasta ahora, se han propuesto cuatro 
hipótesis principales, aunque el tamaño corporal es la clave para explicar las diferencias 
en la digestión de fibra, la distribución de los recursos, el riesgo de depredación y los 
patrones de actividad entre los sexoso entre las clases de edad. (O’brien, 1988; Calhim, 
et al. 2006; Pérez-Barbería et al. 2008; Pérez-Barbería y Yearsley, 2010; Pelayo, 2013). 
 3.6.1. Estrategia reproductiva-riesgo de depredación 
La hipótesis basada en la estrategia reproductiva - riesgo de depredación postula que 
tanto los machos como las hembras emplean diferentes tipos de estrategias para 
maximizar su éxito reproductivo, en donde los machos maximizan su condición corporal y 
las hembras maximizan la expectativa de supervivencia de su progenie (Calhim, et al. 
2006). El éxito reproductivo de las hembras depende de la sobrevivencia de su progenie, 
siendo las crías más vulnerables a ser depredados que los adultos, mientras que el éxito 
de los machos depende de su condición física (Wearmouth y Sims, 2008; Alves, et al. 
2013). Es decir, las hembras, quienes tienen que cuidar a sus crías, seleccionan áreas 
donde el peligro de depredación es menor a pesar de que los recursos alimenticios en esa 
área sean bajos en nutrientes, mientras que los machos seleccionan mejores zonas de 
alimentación para incrementar el tamaño corporal y la habilidad de pelea que les permitirá 
atraer a más parejas (Bon, et al. 2001). Wearmouth y Sims (2008) ampliaron esta 
hipótesis e incluyeron situaciones donde la selección del hábitat por parte de las hembras 
está influenciada por los requerimientos del entorno de las crías. 
La selección sexual favorecerá a los machos que están dispuestos a tolerar un alto riesgo 
de depredación para obtener acceso a la vegetación de alta calidad que les permita 
potenciar el crecimiento y la condición en el interés del apareamiento, mientras que las 
hembras preferirán comprometer las condiciones de forrajeo en beneficio de minimizar el 
riesgo de depredación para su descendencia. Por lo tanto, la segregación del hábitat 
alcanza su punto máximo durante la temporada de nacimiento y disminuye cuando las 
 
 
22 
 
crías son menos susceptibles a la depredación. (Bon, et al. 2001; Calhim, et al. 2006; 
Pelayo, 2013). 
 3.6.2. Selección de forrajes 
La hipótesis de selección de forraje está basada en pruebas de selección de alimentos 
realizadas en diversas especies, la cual se basa en el tamaño corporal, tamaño de la 
mordida y eficiencia en la digestión de fibra, lo que da lugar a diferentes eficiencias en el 
forrajeo entre sexos. Originalmente, el principio se propuso para explicar la coexistencia 
de diferentes especies y tamaños de ungulados africanos mediante la distribución de los 
recursos alimenticios que difieren en el contenido de fibra. Sin embargo, los ecólogos del 
comportamiento han asumido, casi sin excepción, que el principio de Jarman-Bell se 
puede aplicar a las diferencias sexuales en la masa corporal dentro de las especies de 
ungulados para explicar sus patrones de segregación sexual (Calhim et al., 2006; Alves, 
et al. 2013; Pelayo, 2013). En especies con dimorfismo sexual, las hembras por tener un 
menor tamaño corporal necesitan consumir forraje de mejor calidad que los machos, los 
cuales son más eficientes en digerir pasturas con alto contenido de fibra y pueden obtener 
sus requerimientos energéticos de forraje de pobre calidad pero de manera abundante. 
De acuerdo a esta hipótesis, la segregación también puede pasar entre hembras lactantes 
y no lactantes debido a las diferentes necesidades nutricionales en ambos estados 
fisiológicos (Alves, et al. 2013). 
Las hembras pequeñas son más selectivas en sus dietas que los machos. Debido a las 
diferencias en la selección de la dieta, esta hipótesis predice la segregación del hábitat, 
dando lugar a la separación espacial y social entre los sexos. La segregación del hábitat 
puede aumentar si los machos, debido a que sus incisivos son más amplios, son 
excluidos por las hembras de manera pasiva en praderas donde el forraje es más corto 
(Bon, et al. 2001; Pérez-Barbería, et al. 2008; Wearmouth y Sims, 2008). 
 3.6.3. Preferencia sexual- segregación social 
La preferencia social se define como el grado de atracción que un animal tienen para 
moverse hacia otros animales de determinado tamaño e interactuar con ellos (Pérez-
Barbería y Yearsley, 2010). La hipótesis de preferencia sexual se basa en la observación 
de que los machos jóvenes muestran niveles marcados de interacción con sus 
congéneres desde una etapa temprana de la vida (como la evitación de otros machos en 
 
 
23 
 
presencia de las hembras, la interacción entre individuos para incrementar las habilidades 
de pelea y, en consecuencia, el éxito reproductivo, y el aprendizaje social para encontrar 
las mejores zonas de alimentación). Si estas preferencias tempranas se extienden hasta 
la edad adulta, pueden llevar a la “auto segregación”. Por lo tanto, este modelo asume 
que los dos sexos tienen diferentes motivos para la interacción social y que las hembras 
evitan a los componentes más agresivos de la conducta social de los machos. Además, 
en los ungulados dimórficos, los machos alcanzan la maduración sexual y conductual 
varios años después de su nacimiento así que esto reduce la interacción con otros 
machos de mayor edad los cuales tienen un mayor peso corporal y poseen cuernos más 
largos. La incompatibilidad de la conducta, conduce a la segregación social por sexo y 
edad fuera de la época de cría. Sin embargo, la segregación social de por sí rara vez se 
ha investigado de explícitamente, probablemente debido a que inevitablemente se 
restringirá a los ungulados gregarios. Sin embargo, los datos que existen hacen confirmar 
una mayor frecuencia de los grupos que consisten en compañeros del mismo sexo; 
además hay algunas pruebas experimentales que sugieren que las hembras (al menos) 
prefieren la compañía de su mismo sexo y, dentro de su mismo sexo, la de individuos 
familiares. (Bon y Campan, 1996; Bon, et al. 2001; Calhim, et al. 2006). 
Bon y Campan (1996) propusieron que la segregación social en ungulados podría ser el 
resultado de la incompatibilidad de comportamiento, es decir, que existe un conjunto de 
diferencias en el repertorio conductual. Incluso, desde las primeras etapas de la vida, los 
sexos difieren en el comportamiento social y la motivación para interactuar con otros 
compañeros produciendo una cohesión social entre los mismos. Los machos desde muy 
jóvenes comienzan a ganar habilidades competitivas y estas incrementan conforme van 
madurando y tienen interacciones con otros machos jóvenes mientras que las 
interacciones con las hembras jóvenes van disminuyendo. Las hembras evitan o son 
indiferentes a algunos componentes del comportamiento lúdico de los machos jóvenes así 
como otros patrones pseudo-sexuales. En muchos ungulados, los machos muestran 
juegos más sociales que implican el montaje y actos pseudo-agonistas mientras que las 
hembras presentan juegos más locomotrices. (Bon y Campan, 1996; Wearmouth y Sims, 
2008; Pérez-Barbería y Yearsley, 2010). A medida que crecen y maduran los machos 
jóvenes, empiezan a ser más distantes de sus madres y cambian lentamente sus 
motivaciones sociales, resultando gradualmente en una segregación grupal. El éxito de 
apareamiento de los machos está relacionado con la necesidad de interactuar con otros 
machos para aprender y mejorar sus habilidades de pelea (Alves, et al. 2013). 
 
 
24 
 
En un estudio realizado por Pérez-Barbería y Yearsley (2010), encontraron que las 
hembras tienen preferencias sociales más variables que los machos y que el grado de 
segregación sexual se correlaciona negativamente con una tendencia a que las hembras 
prefieren a los machos de mayor tamaño. 
 3.6.4. Presupuesto de actividad 
En el caso de la hipótesis de presupuesto de actividad, ésta sugiere que la segregación 
sexual surge por las diferencias de los patrones de actividad que se relacionan al 
dimorfismo del tamaño corporal, en donde se sugiere que las hembras son menos 
eficientesen la digestión de forrajes debido a la restricción del tamaño del sistema 
digestivo, por lo que la calidad de las dietas, el tiempo de forrajeo y rumia son diferentes, 
disminuyéndose así la sincronía de actividades entre machos y hembras. Las diferencias 
en la actividad, en lugar las diferencias de elección del hábitat, conduce a los animales de 
tamaño similar a formar grupos propios, es decir, segregar socialmente. También esta 
hipótesis puede ser capaz de explicar la segregación basada en el estado de 
reproducción, como por ejemplo entre las madres y las hembras no productoras, ya que la 
actividad de la madre está necesariamente ligada a la de su descendencia, y las hembras 
jóvenes pueden tener patrones muy similares a los de los machos (Bon, et al. 2001; 
Calhim, et al. 2008; Wearmouth y Sims, 2008; Alves, et al. 2013; Pelayo, 2013). Por lo 
tanto, el dimorfismo sexual en el tamaño corporal de los animalesy las diferencias 
correspondientes en los patrones de actividad pueden dar lugar a diferencias sexuales en 
el comportamiento trófico, así como la ubicación de pastoreo (Wearmouth y Sims, 2008). 
Existen pocos estudios referentes a la segregación sexual en caprinos, es importante 
estudiar si existe una diferencia marcada entre los sexos de las crías al realizar una 
prueba de separación y poder determinar si existe una mayor agitación al ser separados 
de su rebaño o de su madre. Para el presente trabajo, este punto fue de gran importancia. 
 
 
 
 
 
 
 
25 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
IV. OBJETIVOS 
 
4.1. General 
- Estudiar la respuesta a la separación de la madre o de los coespecíficos en 
cabritos destetados. 
 
4.2. Particulares 
- Determinar sí la respuesta a la separación de la madre o los coespecíficos es 
dependiente del sexo de la cría. 
- Observar sí el vínculo filial del cabrito con su madre persiste en cabritos de 90 
días. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
26 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
V. HIPÓTESIS 
Los cabritos destetados de 90 días de edad responden a la separación de su madre o de 
los coespecíficos con la misma intensidad de agitación independientemente de su sexo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
27 
 
VI. MATERIAL Y MÉTODOS 
 
6.1. Lugar de estudio 
El presente estudio se realizó en el módulo de caprinos del Centro de Enseñanza 
Agropecuaria de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán UNAM y en el laboratorio 
de reproducción y comportamiento animal de la Unidad de Investigación Multidisciplinaria 
(UIM), Estado de México. Cuya ubicación geográfica es 19° 14’ latitud norte y 99° 14’ 
longitud poniente con los meridianos 99°88’-99°45’ sur, y a una latitud de 2250 msnm 
(García, 1973). 
6.2. Animales 
El estudio se realizó con 21 cabritos de 90 días de edad, de la raza Alpino Francesa. Los 
cuales fueron destetados 15 días antes del experimento. Se formaron 2 grupos 
experimentales. Grupo 1: 10 hembras y grupo 2: 11 machos, los cuales se encontraron 
en un sistema de estabulación con alimento y agua a libre acceso. 
6.3. Procedimientos 
Prueba de separación social 
La prueba de separación social se realizó a 20 metros del lugar donde viven los sujetos 
experimentales. Al momento en que se realizó de la prueba, se reunió al cabrito 
experimental con su madre, la prueba de separación social es una modificación de la 
prueba estandarizada, descrita por Poindron et al. (1997). La primera parte de la prueba 
consistió en introducir a la cría y su madre en un corral de prueba de 2m x 2m con 
cuadrantes internos de 1m x 1m, dibujados en el piso. La prueba duró 5 minutos con sus 
coespecíficos alrededor. En la segunda parte de la prueba se retiraron a los coespecíficos 
y se observó a la cría experimental solo con su madre, por otros 5 minutos. Por último, se 
regresaron a los coespecíficos y se retiró a la madre donde la cría no pueda verla, ni 
olerla durante otros 5 minutos. 
Los datos fueron registrados por dos observadores en hojas previamente formateadas, 
mientras que 2 personas más se encargaron de mover a los coespecíficos y a la madre 
del lugar de prueba. Adicionalmente se video filmaron las pruebas para apoyo del registro 
de las conductas. 
 
 
28 
 
Las conductas que se evaluaron fueron las siguientes: 
- Frecuencia de vocalizaciones (balidos altos y balidos bajos). 
- Frecuencia de la actividad motora (número de cambios de lugar realizados de un 
cuadrante a cualquiera de los otros tres cuadrantes dentro del corral de prueba). 
- Frecuencia de intentos de escape (se consideró la colocación de los miembros 
delanteros del animal sobre el corral de prueba, o el hecho de sacar los miembros 
fuera del corral). 
- Frecuencia de los olfateos a objetos (número de veces en las que el cabrito 
acercó la nariz a menos de 5 cm de distancia a cualquier objeto dentro del corral). 
- Frecuencia de los olfateos a sus coespecificos (número de veces en las que el 
cabrito acercó la nariz a cualquier parte del cuerpo de sus compañeros o de su 
madre). 
- Frecuencia de conductas eliminativas (número de micciones y defecaciones). 
- Latencia de salida (el tiempo que toma en abandonar el corral de prueba la cría). 
 
Posteriormente se construyeron 3 índices de agitación, mediante la sumatoria de los 
datos estandarizados de las frecuencias de vocalizaciones, cambios de lugar, 
eliminaciones e intentos de escape. El primer índice se elaboró para la parte de la prueba 
en presencia de su madre y sus coespecíficos. El segundo para la parte de la prueba, con 
la madre y sin sus coespecíficos y el tercero para la parte de la prueba en la que se retiró 
a su madre y se regresaron a sus coespecíficos. 
6.4. Análisis Estadístico 
Los datos de la prueba conductual fueron analizados mediante estadística no 
paramétricas utilizando las pruebas de Friedman y Wilcoxon para comparar las variables 
entre las diferentes situaciones de prueba y Kruskal Wallis para la comparación entre 
machos y hembras (Siegel, 1990). Para el análisis estadístico se empleó el paquete 
estadístico SYSTAT, versión 10.0. 
 
 
 
 
 
29 
 
VII. RESULTADOS 
 
 7.1) Respuesta a la separación social y de la madre 
 
1. Vocalizaciones 
En la tabla 1 se describen los resultados de las frecuencias de las vocalizaciones de los 
cabritos en las tres diferentes situaciones de prueba estudiada: con su madre y con sus 
coespecíficos; con su madre y sin sus coespecíficos y por último, sin madre pero en 
presencia de sus coespecíficos. 
1.1. Vocalizaciones altas 
Para el caso de las hembras, no hubo diferencias significativas entre las tres partes de la 
prueba. Sin embargo, en el grupo de los machos las frecuencias de las vocalizaciones de 
tono alto fueron significativamente diferentes cuando se comparó la primera parte de la 
prueba, en la que el sujeto experimental se encontraba con su madre y los coespecificos, 
contra la parte en la que estaba con su madre en ausencia de coespecíficos en este 
sentido la frecuencia fue mayor en esta última situación (11.3± 3.8 vs 42.9± 7.8, P< 0.002, 
prueba de Friedman) 
1.2. Vocalizaciones bajas 
Las frecuencias de las vocalizaciones bajas no fueron diferentes entre las tres partes de 
la prueba en el grupo de las hembras. De igual forma tampoco hubo diferencias entre las 
partes de la prueba en los machos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
30 
 
Tabla 1. Respuesta a la separación social y de la madre. Frecuencia de los balidos altos y bajos de 
cabritos hembras y machos a los 90 días de edad. 
 Balidos altos Balidos bajos 
 
Sexo 
 
Con su 
madre y 
coespecíficos 
 
Con su 
madre y sin 
sus 
coespecíficos 
 
Sin su madre 
y con los 
coespecíficos 
 
Con su 
madre y 
coespecíficos 
 
Con su 
madre y sin 
sus 
coespecíficos 
 
Sin su madre 
y con los 
coespecíficos 
Hembras 1.500 ±1.176 21.400 
±7.430 
5.100 ±2.297 
 
 
4.800 ±2.210 9.200 ±3.771 21.400 
±7.326 
Machos 11.364 
±3.888a
* 
42.909 
±7.810
b
 
14.091 
±3.714
a
* 
 
8.545 ±2.337 8.000 ±3.527 9.639 ±3.342 
Los valores representan la media y su error estándar. Diferenciales representan diferencias significativas a P<0.05 por 
prueba de Friedman y Wilcoxon. *,**, y *** representan diferencias significativas a P<0.05, P<0.01 y P<0.001 por prueba 
de Kruskal-Wallis. 
 
2. Actividad locomotriz. 
En la tabla 2 se describen los resultados de las frecuencias de las actividades 
locomotoras de los cabritos en las tres diferentes situaciones de prueba tanto en hembras 
como en machos. 
2.1. Número de cuadros cruzados 
Para el grupo de hembras, no hubo diferencias en las tres partes de la prueba. De igual 
manera, la situación fue similar para el grupo de los machos. 
2.2. Intentos de escape 
En las hembras, la frecuencia de intentos de escape fue significativamente diferente entre 
la parte de la prueba en que la cabrita se encontraba con su madre y con sus 
coespecíficos y la parte de la prueba en que la cabrita se quedaba sola con sus 
coespecíficos, siendo mayor la frecuencia de los intentos de escapes para esta última 
parte de la prueba (2.5± 1.0 vs 10.8± 1.9, P<0.01, prueba de Friedman). 
 
 
31 
 
 En el caso de los machos, las diferencias significativas de las frecuencias de los intentos 
de escape fueron significativamente mayores en la parte de la prueba en la que el sujeto 
experimental se quedaba sin su madre y en compañía de sus coespecíficos en 
comparación con la parte de la prueba donde se encontraba con su madre y sus 
coespecíficos (0.0± 0.0 vs 3.6± 1.4, P<0.04, prueba de Friedman). 
 
Tabla 2. Respuesta a la separación social y de la madre. Frecuencia de los cambios de lugar y los 
intentos de escape de cabritos hembras y machos a los 90 días de edad. 
 Cambios de lugar Intentos de escape 
 
Sexo 
 
Con su 
madre y 
coespecíficos 
 
Con su 
madre y sin 
sus 
coespecíficos 
 
Sin su madre 
y con los 
coespecíficos 
 
Con su 
madre y 
coespecí 
ficos 
 
Con su 
madre y sin 
sus 
coespecíficos 
 
Sin su madre 
y con los 
coespecíficos 
Hembras 21.100 
±3.860 
14.900 
±2.643 
20.600 
±3.081 
2.500 
±1.014
a
 
1.600 
±0.542
a
 
10.800 
±1.977
b
 
Machos 20.000 
±4.739 
38.000 
±18.571 
11.364 
±2.317** 
0.091 
±0.091
a
** 
0.455 
±0.366
a
 
3.636 
±1.479
b
** 
Los valores representan la media y su error estándar. Diferenciales representan diferencias significativas a P<0.05 por 
prueba de Friedman y Wilcoxon. *,**, y *** representan diferencias significativas a P<0.05, P<0.01 y P<0.001 por prueba 
de Kruskal-Wallis. 
 
3. Olfateos 
En la tabla 3 se describen los resultados de las frecuencias de los olfateos de los cabritos 
en las tres diferentes situaciones de prueba. 
3.1. Olfateos a objetos 
En cuanto a los olfateos a objetos tanto en las hembras como en los machos existieron 
diferencias significativas entre las tres partes de la prueba. En el grupo de hembras, hubo 
una mayor frecuencia de olfateos a objetos en la situación de la prueba donde se 
encontraba en compañía de su madre y de sus coespecíficos, en comparación con la 
situación donde la cabrita solo se encontraba con su madre sin los coespecíficos (11.9± 
1.4 vs 4.8± 1.2, P<0.03, prueba de Friedman). En cuanto al grupo de los machos, las 
 
 
32 
 
diferencias significativas fueron menores durante la etapa de la prueba donde el cabrito 
experimental se encontraba con su madre y sus coespecificos en comparación con la 
parte en que se ausentaba la madre, pero se encontraba en compañía de sus 
coespecíficos, (4.6± 1.1 vs 6.9± 1.2, P<0.02, prueba de Friedman). 
3.2. Olfateos a coespecíficos 
En cuanto de las hembras, hubo una diferencia significativa mayor en la frecuencia de 
olfateos a sus coespecíficos durante la situación de la prueba donde la cabrita se 
encontraba con su madre y sus coespecíficos en comparación con la situación donde se 
encontraba sin la presencia de su madre pero en compañía de sus coespecíficos (6.0± 
1.2 vs 7.3± 1.1, P<0.007, prueba de Friedman). En el caso de los machos, hubo 
diferencias significativas mayores en la frecuencia de los olfateos a sus coespecificos 
durante la parte de la prueba donde se encontraba con su madre y coespecíficos que en 
donde se encontraba sin su madre y en compañía de sus coespecíficos (4.0± 1.2 vs 4.3± 
0.8, P<0.007, prueba de Friedman). 
Tabla 3. Respuesta a la separación social y de la madre. Frecuencia de los olfateos a sus 
coespecíficos y de objetos de cabritos hembras y machos a los 90 días de edad 
 Oler objetos Oler coespecíficos 
 
Sexo 
 
Con su 
madre y 
coespecíficos 
 
Con su 
madre y sin 
sus 
coespecíficos 
 
Sin su madre 
y con los 
coespecíficos 
 
Con su 
madre y 
coespecíficos 
 
Con su 
madre y sin 
sus 
coespecíficos 
 
Sin su madre 
y con los 
coespecíficos 
Hembras 11.900 
±1.494a 
 
4.800 
±1.227
b
 
7.600 ± 
1.222
ab
 
6.000 
±1.247
a
 
1.100 
±0.379
b
 
7.300 
±1.165
a
 
Machos 4.636 
±1.170
a
** 
 
2.091 
±1.163
a
* 
6.909 
±1.224
c
 
4.091 
±1.202
a
 
1.182 
±0.796
b
 
4.364 
±0.823
a
 
Los valores representan la media y su error estándar. Diferenciales representan diferencias significativas a P<0.05, 
P<0.01 y P<0.001 por prueba de Friedman y Wilcoxon. *,**, y *** representan diferencias significativas a P<0.05, P<0.01 
y P<0.001 por prueba de Kruskal-Wallis. 
 
 
 
 
33 
 
4. Eliminaciones 
En la tabla 4 se describen los resultados de las frecuencias de las eliminaciones de los 
cabritos en las tres diferentes situaciones de prueba. En el grupo de las hembras, no hubo 
diferencias significativas. Sin embargo, en el grupo de los machos hubo diferencias 
significativas durante la parte de la prueba donde el sujeto experimental se encontraba 
con su madre y con sus coespecíficos en comparación donde se encontraba son su 
madre y en ausencia de sus coespecíficos (1.000± 0.467 vs 0.636± 0.152, P<0.007, 
prueba de Friedman). 
 
Tabla 4. Respuesta a la separación social y de la madre. Frecuencia de las eliminaciones de 
cabritos hembras y los machos a los 90 días de edad. 
 Eliminaciones 
 
Sexo 
 
Con su madre y 
coespecíficos 
 
Con su madre y sin sus 
coespecíficos 
 
Sin su madre y con los 
coespecíficos 
Hembras 0.200 ±0.133 0.400 ±0.221 0.100 ±0.100 
Machos 1.000 ±0.467
a
 0.636 ±0.152
b
 0.000 ±0.000
a
 
Los valores representan la media y su error estándar. Diferenciales representan diferencias significativas a P<0.05 por 
prueba de Friedman y Wilcoxon. *,**, y *** representan diferencias significativas a P<0.05, P<0.01 y P<0.001 por prueba 
de Kruskal-Wallis. 
 
5. Latencia de Salida 
En la tabla 5 se describen los resultados de las latencias de salida de los cabritos en las 
tres diferentes situaciones de prueba. En este caso, No existieron diferencias 
significativas durante las situaciones de la prueba para el grupo de hembras y para el 
grupo de machos. 
 
 
 
 
 
34 
 
Tabla 5. Respuesta a la separación social y de la madre. Frecuencia de las latencias de salida de 
cabritos hembras y machos a los 90 días de edad. 
Sexo Latencia de salida 
Hembras 2.800 ±0.573 
Machos 6.273 ±1.774 
Los valores representan la media y su error estándar. 
 
 
7.2) Comparación entre las hembras y los machos de 90 días de edad a la 
respuesta a la separación social y de la madre. 
 
1. Vocalizaciones 
En la tabla 1 se comparan las frecuencias de las vocalizaciones entre el grupo de 
hembras y el grupo de machos en las tres diferentes situaciones de prueba: con su madre 
y con sus coespecíficos; con su madre y sin sus coespecíficos y por último sin madre, 
pero en presencia de sus coespecíficos. 
1.1. Vocalizaciones altas 
Cuando se comparó el grupo de hembras contra los machos hubo una diferencia 
significativa durante la fase de la prueba con su madre y con sus coespecíficos, teniendo 
una mayor frecuencia

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