Logo Studenta

Estudio-piloto-para-evaluar-los-efectos-de-un-programa-de-prevencion-de-trastornos-de-la-conducta-alimentaria-basado-en-realidad-virtual-y-habilidades-sociales

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA
DE MÉXICO
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
ESTUDIO PILOTO PARA EVALUAR LOS EFECTOS DE
UN PROGRAMA DE PREVENCION DE TRASTORNOS
DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA BASADO EN
REALIDAD VIRTUAL Y HABILIDADES SOCIALES
T E S I S
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE:
LICENCIADA EN PSICOLOGÍA
P R E S E N T A :
MIRIAM CASTELÁN RODRÍGUEZ
México, D.F. 2010
DIRECTORA DE TESIS: Dra. Gilda Gómez Pérez-mitré
REVISORA: Dra. Corina Cuevas Renaud.
POR MI R
A
Z
A
H
A
B
L
R
A
A
S
P
IR
IT
V
E
E
L
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
 
 AGRADECIMIENTOS 
 
A la Universidad Nacional Autónoma de México, por acobijarme en sus 
aulas en las que se plasma el espíritu de fuerza y perseverancia, y 
hacerme sentir orgullosa de pertenecer a ella. 
 
Con cariño a mis padres por ser parte de mis esfuerzos durante tantos 
años, y que sin ellos no hubiera logrado este sueño. A mis hermanas por 
estar cerca de mí y hacerme la vida con un sinfín de matices, las amo. 
 
A Marco por ser un pilar importante, brindándome su apoyo para 
concluir uno de tantos proyectos de la vida. 
 
 A mis amigos por su apoyo y las risas compartidas que me hacen sentir 
viva. 
 
 A la Dra. Gilda Gómez Pérez-mitré por la dirección de este trabajo, pero 
sobretodo por las enseñanzas durante este camino recorrido. 
 
 A la Dra. Corina Cuevas Renaud con admiración por la dedicación hacia 
su trabajo brindándome su apoyo incondicional y confianza en todo 
momento. 
 
 Gracias a Silvia Platas, Rodrigo León, Rosalía Rodríguez y Martha por 
tenerme paciencia, entenderme, darme las armas para concretar mi 
meta, pero sobretodo porque en mí me llevo parte de su esencia su 
perseverancia ante la vida. 
 
 A mis sinodales, Lic. Miriam Camacho, Dr. Jorge R. Pérez, y Mtra. Olga 
Bustos, por su tiempo dedicado a las observaciones realizadas para 
optimizar mi trabajo. 
 
 A los que facilitaron mi trabajo dentro de la secundaria 146 en especial la 
subdirectora y el doctor del turno matutino. 
 
 A todas esas personas que en los momentos difíciles me animaron a 
seguir adelante y me hicieron inmune ante adversidades para luchar con 
coraje y amor hacia este trabajo: Cony, Guadalupe, Emilio, Mtra. 
Alejandra, Guillermina, Lulú, Moisés, Andy, Israel y Ale Carrera. 
 
3 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CONTENIDO
4 
 
CONTENIDO 
 pp 
AGRADECIMIENTOS 2 
RESUMEN 5 
INTRODUCCIÓN 7 
 
CAPÍTULO I. SALUD Y ENFERMEDAD. 11 
 
1. Promoción de la salud y prevención de la enfermedad. 12 
2. Prevención de los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) 14 
3. Técnicas para la prevención de los TCA. 16 
 A. Educación alimentaria y nutricional 16 
 B. Autoestima 17 
 C. Presión sociocultural, estereotipos corporales y actitud crítica. 20 
 D. Estilos de vida saludable y actividad física. 21 
 E. Información sobre los propios trastornos y detección precoz. 21 
 F. Habilidades emocionales y sociales. 23 
4. Entrenamiento de habilidades sociales. 24 
5. Realidad virtual como nueva tecnología, en el tratamiento de los TCA. 30 
 
CAPÍTULO II. TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA. 36 
1. Anorexia Nerviosa (AN). 39 
 A. Etiología de la AN. 40 
 i. Aspectos psicológicos. 40 
 ii. Aspectos familiares. 41 
 iii. Aspectos socioculturales. 42 
 B. Criterio diagnóstico. 42 
2. Bulimia nerviosa (BN). 45 
 A. Etiología de BN. 46 
 i. Aspectos psicológicos. 46 
 ii. Aspectos familiares. 47 
 iii. Aspectos socioculturales. 48 
 B. Criterio diagnóstico. 48 
3. Trastorno de la conducta alimentaria no especificada. 50 
4. Factores de riesgo de los TCA. 51 
 
CAPÍTULO III. PLAN DE INVESTIGACIÓN. 64 
 
CAPÍTULO IV. RESULTADOS. 81 
 
CAPÍTULO V. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES. 114 
 
REFERENCIAS. 123 
 
ANEXOS. 131 
 
 
 
5 
 
RESUMEN 
 
La presente investigación, tiene como objetivo determinar si una intervención apoyada 
en un Programa de Realidad Virtual* y Habilidades Sociales (PRVHS), disminuye los 
factores de riesgo desencadenantes de Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA), 
específicamente, aquellos asociados con la Imagen Corporal (IC). Se trabajó con una 
muestra total (N=20) no probabilística, que se extrajo de una muestra mayor (N=100) 
formada por adolescentes de sexo femenino que cursaban el segundo grado de 
secundaria en una escuela pública. Para realizar la selección se aplicaron instrumentos 
de auto reporte con propiedades psicométricas aceptables asimismo, se tomaron 
medidas de talla y peso, para obtener el Índice de Masa Corporal (IMC), con la finalidad 
de identificar a las jóvenes en riesgo (IMC menor a 27 y que hayan elegido las figuras 
más delgadas como su figura ideal). La investigación estuvo constituida en total por 
siete sesiones: dos sesiones pretest y dos postest del programa de realidad virtual y 
tres sesiones para el taller de entrenamiento de habilidades sociales. Se utilizó un 
diseño cuasiexperimental con mediciones dependientes pre-test, postest. Los 
resultados permitieron observar resultados positivos y estadísticamente significativos 
para las variables, insatisfacción de la imagen corporal, deseo de una figura ideal 
delgada, habilidad para expresar opiniones o sentimientos en situaciones sociales, así 
como para decir no o defender derechos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
*Forma parte de una investigación mayor: Programa de realidad virtual. Modelo escolar en la 
prevención de trastornos alimentarios y obesidad. Proyecto PAPIIT IN305006, bajo la 
responsabilidad de la Dra. Gómez- Pérez-mitré. 
6 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
INTRODUCCIÓN 
7 
 
INTRODUCCIÓN 
 
 
En diversas épocas de la historia el ser humano ha padecido trastornos en su 
alimentación (aunque no se le llamaba de esta forma), ya sea por cuestiones religiosas, 
culturales o sociales. Sin embargo, esto pasaba desapercibido en la medida en que 
respondían, precisamente, a un conjunto de reglas previamente establecidas. Hoy día, 
ante la “ausencia” de dichas pautas, y el creciente aumento de muertes a nivel mundial, 
tanto de mujeres, niñas e inclusive hombres, relacionadas con la conducta alimentaria; 
desde hace varias décadas atrás se ha volteado la mirada hacia el tema, y se han 
realizado un sinfín de estudios, desde diversas disciplinas, buscando prevenir y detectar 
posibles situaciones de riesgo que fomenten el desarrollo de lo que la Asociación 
Psiquiátrica Americana (2002), ha definido como Trastorno de la Conducta Alimentaria. 
 
De acuerdo con criterios diagnósticos del DSM-IV-TR (2002), los Trastornos de la 
Conducta Alimentaria (TCA) incluyen la anorexia nerviosa (AN), la bulimia nerviosa (BN) 
y los trastornos de la conducta alimentaria no especificados (TCANE). Estos trastornos 
constituyen cuadros de gran relevancia social, especialmente en población de más alto 
riesgo: mujeres jóvenes y adolescentes ya sea tanto de países desarrollados o en vías 
de desarrollo. 
 
En esta población se ha producido un incremento de dos a cinco veces en las cifras de 
prevalencia de TCA en las últimas tres décadas, aceptándose un porcentaje de 0.5-1% 
de anorexia nerviosa (AN), de 1-3% de bulimia nerviosa (BN) y de aproximadamente 
3% de Trastornos de la Conducta Alimentaria noEspecificados (TCANE), según el 
Protocolo de los TCA del Instituto Nacional de la Salud (INSALUD, 1995) y la 
Asociación Psiquiátrica Americana (DSM-IV-TR, 2002). Al año, en México, se registran 
20 mil casos de anorexia y bulimia que afecta a más de 2 millones de personas (IMSS, 
2008). 
 
8 
 
Estas patologías se caracterizan por factores como la elevada resistencia al 
tratamiento y riesgo de recaídas (Kaye et. al., 2000; Mizes & Palermo, 1997; Vitello & 
Lederhendler, 2000), así como alto grado de comorbilidad o presencia de otros 
trastornos como depresión, y baja autoestima social y corporal (APA, 2002; Gila, 
Castro, Gómez & Toro, 2005; Lindberg & Hjern, 2003). En el caso de la AN el trastorno 
es asociado además a un elevado riesgo de mortalidad y reducido porcentaje de 
recuperación (Kaye et al., 2000; Mizes & Palermo, 1997; Vitello & Lederhendler, 2000). 
Debido a estos factores entre otros, los TCA constituyen hoy la tercera enfermedad 
crónica entre la población femenina adolescente (Peláez, et.al., 2005). 
 
Por lo anterior, en la actualidad coexisten distintos enfoques para llevar a cabo el 
tratamiento de la prevención de la AN, BN y TCANE variando en sus postulados 
teóricos básicos, en las técnicas empleadas y, por supuesto, en su efectividad. En la 
última década, la terapia cognitivo-conductual ha demostrado en estudios controlados 
ser la más efectiva en el tratamiento de la anorexia nerviosa. No obstante, un problema 
que presentan estos procedimientos han sido sus deficiencias para eliminar el trastorno 
de la imagen corporal (IC) que presentan los pacientes. En algunos casos la actitud 
ante la IC ha sido uno de los factores predisponentes, desencadenantes y 
mantenedores del trastorno alimentario. Desde el modelo cognitivo de los trastornos 
alimentarios se asume que esta misma actitud ante la IC es un buen predictor de 
futuras recaídas. Ante ello, y dentro del mismo enfoque, surge la propuesta de la 
generación de los entornos virtuales como una herramienta útil para tratar los trastornos 
de la conducta alimentaria, de la cual en México representa un primer acercamiento 
avance importante. 
 
Paralelamente a esto, crece el interés por la prevención, que ha reconocido las 
dificultades de su tratamiento, o por lo menos, de las dificultades que entraña su 
recuperación. 
 
 
9 
 
Es por ello, que la presente investigación incluye una aproximación de un programa 
preventivo, con el objetivo de disminuir factores de riesgo asociados con Imagen 
Corporal, mediante un programa de Realidad Virtual y entrenamiento en Habilidades 
Sociales en una muestra de mujeres adolescentes. 
 
La presente investigación se compone de cinco capítulos, los cuales, el primero incluye 
una revisión de la promoción de la salud y prevención de la enfermedad, las técnicas 
preventivas más utilizadas dentro de los TCA y el entrenamiento de las habilidades 
sociales y realidad virtual, justificándolos como parte integral del programa preventivo 
de esta investigación. 
 
En el capítulo segundo se describen los trastornos de la conducta alimentaria, su 
clasificación y los factores de riesgo. El tercer capítulo se refiere al plan de 
investigación. Los resultados y las conclusiones se incluyen en los capítulos cuatro y 
cinco respectivamente. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
10 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO I. 
SALUD Y ENFERMEDAD 
11 
 
 
Capitulo I. SALUD Y ENFERMEDAD 
 
La salud al ser considerada esencial para la existencia del hombre, ha representado al 
mismo tiempo que la enfermedad, una inquietud para las sociedades. Ante esto, el 
hombre ha intentado descubrir cómo y por qué se enferma. Para ello, ha sido necesario 
elaborar conceptos de lo que se considera salud y enfermedad. Estas definiciones han 
variado a lo largo del tiempo, debido a los aspectos socioculturales. No obstante, dada 
la estrecha relación entre la salud y la enfermedad es necesario comprender las 
características de ambas para tener una visión completa de su dinámica. 
 
En la actualidad, y de acuerdo con Rodríguez-Salgado (1999), se considera que la 
salud no es un estado que se deba conservar, sino desarrollar. Para desarrollarla es 
necesario alcanzar un estado adecuado de bienestar físico, mental y social, donde un 
individuo o un grupo sea capaz de identificar y realizar sus aspiraciones, de satisfacer 
sus necesidades y de cambiar o adaptarse al medio ambiente. La enfermedad, por otro 
lado, es definida como un desequilibrio físico, psicológico y social, limitando al individuo 
en el desarrollo de sus necesidades y capacidades. 
 
Así, cuando la enfermedad se hace presente, es necesario tomar medidas, con el 
objetivo de eliminar el indicio de su aparición y conseguir una mejor calidad de vida. 
Para lograrlo, se han elaborado estrategias de promoción de la salud y prevención de la 
enfermedad, encaminadas precisamente, a conservar la salud (Morales, 1999). 
 
 
 
12 
 
1. Promoción de la salud y prevención de la enfermedad. 
 
En lo que se refiere a la promoción de la salud, durante muchos años los servicios 
sanitarios, en mayor o menor grado, han realizado acciones que pueden considerarse 
dentro del concepto actual de promoción de la salud. Hoy en día ha aumentado el 
interés por la misma, tanto por su definición como por la búsqueda de formas de 
organización y el uso de recursos tecnológicos para su realización. 
 
En la promoción de la salud las estrategias se llevan a cabo con el propósito de 
mantener y mejorar la salud, sin que esté presente alguna amenaza de enfermedad. 
Dichas estrategias deben tener carácter multisectorial y multidisciplinario, implicando un 
importante compromiso de las autoridades políticas (Morales, 1999). 
 
En virtud de lo anterior, en la declaración de la OMS realizada en Yakarta (1997), se 
identificaron y establecieron como prioridades para la promoción de la salud en el siglo 
XXI: 
 
1. Promover la responsabilidad social para la salud. 
2. Incrementar las inversiones para el desarrollo de la salud. 
3. Expandir la colaboración para la promoción de la salud. 
4. Incrementar la capacidad de la comunidad y el empoderamiento de los 
individuos. 
5. Garantizar una infraestructura para la promoción de la salud (OMS, 1997 p.7-
10). 
 
Así, de acuerdo con los lineamientos establecidos por la OMS, la promoción de la salud 
es un proceso orientado a que las personas tomen medidas necesarias (ya sea en 
13 
 
forma individual o grupal), dado que se hace con la gente, por la gente y para la gente. 
La finalidad de la promoción, es fortalecer aptitudes y capacidades de los individuos 
para tomar medidas; así como, actuar colectivamente para controlar los factores 
determinantes de la salud y lograr un cambio positivo, activando un estado de 
bienestar físico, social y mental (Marín, 1985). 
 
Respecto a la prevención de la enfermedad, en virtud de que ésta se considera como 
un conflicto a resolver, es imprescindible precisar el concepto de prevención dentro de 
un marco general, que conlleve al análisis y estudio de la relación existente entre los 
factores de riesgo y los procesos de salud-enfermedad, permitiendo con ello, elaborar 
medidas y concretar acciones colectivas para el desarrollo de la salud. 
 
Prevenir significa reducir y controlar riesgos que atentan contra la salud de las 
personas y la salud de la población con el fin de evitar la aparición de la enfermedad 
(Jauregui. & Suárez, 2004). 
 
De acuerdo con Fernández (1998), la estructura adecuada para realizar programas 
preventivos, debe realizarse en tres etapas: 
 
1. Primaria: Esta etapa pretende evitar la aparición inicial de alguna enfermedad. 
Tiene una acción más directa en la reducción de la incidencia de un trastorno. 
La información va dirigida a los sujetos de riesgo y a sus familias y, en 
segundo lugar,a la población en general. 
2. Secundaria: Su objetivo es detener o retardar la enfermedad ya presente y 
sus efectos, a través de la detección temprana y el tratamiento adecuado. 
14 
 
3. Terciaria: Su tarea consiste en reducir posible recidividad (posibilidad de 
recaer) y el establecimiento de la cronicidad, mediante rehabilitación o cirugía 
reparadora (p.51). 
 
Ante esto, y a diferencia del pasado cuando el acceso a los tratamientos era mucho 
más costoso y menos igualitario; hoy existe la posibilidad de prevenir las enfermedades, 
reduciendo su número y su gravedad. Por tal motivo, el proveer de estrategias a la 
población, los convierte en agentes multiplicadores de formas de cuidado y promoción 
de la salud. Sin embargo, a pesar de la enorme cantidad de estrategias preventivas que 
se han implementado a nivel mundial, es indudable que día con día surjan 
enfermedades que requieren el diseño de estrategias adecuadas al contexto en que 
emergen. Como ejemplo de lo anterior, podemos citar la aparición de los TCA. 
 
2. Prevención de los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA). 
 
Los TCA tienen consecuencias graves para la calidad de vida; altos costos tanto en 
nivel individual como social. Este tipo de enfermedades caracterizadas como trastornos 
psicológicos, dentro de las cuales se encuentran la AN y la BN, se han incrementado 
en pleno siglo XXI, principalmente en los adolescentes del mundo occidental, por lo que 
la prevención es considerada como requisito esencial. 
 
Los investigadores involucrados en la salud mental de todo el mundo, se han dado a la 
tarea de identificar los factores de riesgo y prevenir los TCA. Algunas de las 
investigaciones revisadas, en cuanto a la prevención se refiere, centran su campo de 
acción dentro del ámbito escolar, afirmando que éste es el espacio idóneo para dotar a 
los adolescentes de factores de protección. Algunos de estos estudios han conseguido 
los efectos esperados tras evaluar el seguimiento a largo plazo, en cuanto a detección 
precoz de casos de riesgo y en su caso a través de de la intervención en los talleres 
15 
 
(Buddeberg y Reed, 2001; Petit, De la Corte y Astral, 2002, Ruiz- Lázaro, 1999; Ruiz 
Lázaro 2000; Ruiz- Lazaro, y Comet, 2003). 
 
De tal forma, las estrategias de carácter educativo enmarcadas en la prevención 
primaria, se centran principalmente en: a) la información a la población en general y en 
particular a la población en riesgo, comenzando ya desde la educación escolar; b) la 
identificación de grupos de riesgo para intensificar las medidas; c) las actuaciones 
dirigidas a modificar aquellas conductas que podrían favorecer el comienzo de la 
enfermedad, en particular en relación con la dieta y, d) las intervenciones sobre los 
estereotipos culturales y el negocio del adelgazamiento y la belleza, muchas veces en 
manos de personas desinformadas (García-Camba, 2001 p.24 ). 
 
En el mismo sentido, se plantea que los programas de prevención tengan como 
objetivos principales: la adquisición de hábitos alimentarios saludables, el desarrollo de 
una autoestima adecuada, el entrenamiento en habilidades emocionales y sociales, y el 
fomento de una actitud crítica. Así también, las dramatizaciones y los juegos de rol son 
algunas de las actividades de aplicación práctica más recomendadas. 
 
Cabe señalar que no siempre y no en todas las propuestas se da a conocer la 
estrategia de intervención. Sin embargo, se sugiere aplicar técnicas activas y 
participativas, que impliquen a los alumnos y sean significativas para ellos (De 
Francisco, 2001; Ruiz-Lázaro, 1999; Littleton y Ollendick, 2003). 
 
Por lo tanto, nuestra tarea como psicólogos consiste en diseñar programas que hagan 
uso de las virtudes, pero que incluyan elementos adicionales a fin de cambiar las 
actitudes y conductas que a la larga se mantienen, así como reducir el riesgo ya sea 
16 
 
suprimiendo los factores que los provocan o logrando que el individuo sea invulnerable 
a ellos. Algunas de las técnicas sugeridas se exponen a continuación. 
 
 
3. Técnicas para la prevención de los TCA. 
 
 A. Educación alimentaria y nutricional. 
 
La educación alimentaria y nutricional es el tema más frecuentemente utilizado entre las 
distintas propuestas. Así, la promoción de hábitos saludables (dieta equilibrada, orden 
diario en las comidas, entre otras) es objetivo común en todas ellas. 
 
Entre las precauciones en el desarrollo de un programa de prevención de los TCA 
destaca; el evitar un excesivo cálculo de calorías y nutrientes en la valoración y/o 
elaboración de la dieta, ya que puede llegar a convertirse en una práctica habitual e 
incluso obsesiva, lo que sería contraproducente en cualquier caso (Alcázar, et.al., 
1998). 
 
En este sentido, los establecimientos que comercian los alimentos dentro de las 
escuelas pueden tener una influencia en los hábitos alimentarios de los alumnos. Este 
aspecto puede resultar muy interesante, ya que se trata de un elemento clave, no solo 
en la promoción de hábitos de alimentación adecuados, sino también para la detección 
de sujetos con actitudes y comportamientos anormales hacia la comida. (López 
Nomdedeu, et. al. 1999). 
 
17 
 
Autores como Carter, Stewart, Dunn y Fairburn, (1997), sugieren que los objetivos de 
un programa de prevención de TCA, estén dirigidos a la reducción de la frecuencia de 
las dietas, y la prevención de las actitudes y conductas alimentarias perjudiciales. Al 
diseñar los programas, se debe tomar en cuenta el riesgo de sensibilizar a las jóvenes 
respecto de temas relacionados con el control de peso y la imagen corporal, para no 
volverlas más vulnerables a las dietas. 
 
 B. Autoestima. 
 
Cada persona es la medida del amor que tiene hacia sí misma, su autoestima es el 
marco de referencia desde el cual se proyecta (Rodríguez, 1988). Rodríguez propone 
seis pasos que llevan al conocimiento y desarrollo adecuado de la autoestima: 
 
El autoconocimiento que es identificar las manifestaciones, necesidades y habilidades 
del yo, así como los roles que vive el individuo, saber cómo es, cómo actúa y que 
siente. Al conocer todos los elementos del yo, el individuo logrará tener una 
personalidad fuerte y unificada, dejando de lado sentimientos de deficiencia y 
devaluación de sí mismo. 
 
Autoconcepto que se refiere al conjunto de creencias que se tiene sobre sí mismo y se 
manifiestan en la conducta. 
 
Autoevaluación que refleja la habilidad que tiene el individuo para evaluar las cosas y 
reconocer si le permiten crecer y aprender, si le son benéficas o por el contrario si son 
malas y pudieran dañarlo. 
 
18 
 
Autoaceptación que es admitir y reconocer todas las partes de sí mismo como la forma 
de ser y sentir y ver de manera positiva la posibilidad del cambio. 
 
Autorrespeto que se manifiesta al cuidar y satisfacer las necesidades y valores de uno 
mismo, expresando sentimientos y emociones sin dañarse o culparse. 
 
Por tanto, la autoestima es la síntesis de todos los pasos anteriores. Por ejemplo, si una 
persona se conoce, se acepta y se respeta, crea una escala de valores y desarrolla sus 
capacidades, tendrá un nivel adecuado de ésta. 
 
Ahora bien, para el desarrollo de la autoestima es importante la interacción de los 
padres con el niño, ya que el nivel de autoestima está determinado por ciertas 
condiciones del núcleo familiar, como son: (Coopersmith, 1967) 
 
 Una total aceptación del niño con sus cualidades y defectos por parte de los 
padres. 
 La presencia de límites claros y consistentes en la familia. 
 El respeto hacia el niño y sus intereses. 
 
Las personas con alto nivel de autoestima se criaron bajo condiciones de respeto, 
aceptación y definición de reglas claras, son personas que confían en sus percepciones 
y juicios, y creen que sus esfuerzos las conducirán a soluciones favorables y al logro de 
sus objetivos.Pero las personas con una baja autoestima se criaron bajo condiciones de rechazo, 
falta de respeto e inseguridad provocados por la carencia de límites; desconfían de sí 
19 
 
mismos y constantemente necesitan de la aprobación de los demás, lo que conlleva a 
fracasar en las diferentes áreas en las que se desenvuelve. 
 
Dentro de cada individuo varía el nivel de autoestima y diversos son los factores 
determinantes, desde el medio ambiente hasta nosotros mismos, como agentes 
causales, competidores, activos y creadores de nuestra propia vida (Rodríguez, 1988). 
 
Así, y tomando en cuenta que los TCA tienen una estrecha relación con el nivel de 
autoestima, uno de los principales objetivos en los programas preventivos de los TCA, 
es el desarrollo de una autoestima adecuada, donde se incluyan técnicas que 
refuercen el autoconocimiento, autoconcepto, autoevaluación, autoaceptación y 
autorespeto. Sobre todo tomando en cuenta que los principales cambios, tanto a nivel 
físico como psicológico, tienen lugar durante la adolescencia (López Nomdedeu et.al., 
1999; O´Dea, 2004). 
 
A los temas relacionados con el mejoramiento de la autoestima en los programas 
preventivos, se han incorporado contenidos que tienen como fin inmunizar las 
conductas de los TCA, como la aceptación del peso y la talla, hábitos saludables, 
manejo de las presiones socioculturales entre otras; de las cuales se han obtenido 
resultados exitosos. Leadelle, Sapia, Nathanson y Nelson (2000), llevaron a cabo un 
programa preventivo de los TCA, el cual tiene como objetivo promover aquellos factores 
de resiliencia y al mismo tiempo aminorar los factores de riesgo de TCA que han sido 
identificados. Este programa se compone de seis sesiones, en las cuales se manejaron 
temas de autoestima física, crítica del impacto sociocultural, construcción de 
competencia personal, aspectos biológicos de la pubertad, así como el testimonio de 
mujeres rehabilitadas después de sufrir un trastorno de la conducta alimentaria. De este 
programa se obtuvo el incremento en la construcción de la autoestima del propio cuerpo 
y competencia personal y la reducción de la insatisfacción con la imagen corporal. 
20 
 
 
Cabe mencionar que este programa, así como otros, menciona la importancia de 
establecer metas realistas, es decir, ajustadas a las propias posibilidades y limitaciones 
de las jóvenes participantes en un programa preventivo, con el fin de que puedan 
adaptarse a las mismas con coherencia y sin excesivas presiones. 
 
Por último, se busca que los programas preventivos donde se hable de autoestima, 
involucren a los padres y profesores de los jóvenes. De esta manera, el enfoque 
preventivo de los TCA, se considera, será más efectivo (Ruiz-Lázaro, 2002; Marín 
2002). 
 
 C. Presión sociocultural, estereotipos corporales y actitud crítica. 
 
Una de las finalidades comunes en todos los programas de prevención tiene que ver 
con la presión sociocultural, los estereotipos corporales y la actitud crítica frente a los 
mensajes publicitarios. Por ello, los jóvenes deben desarrollar una habilidad crítica en 
general a los medios de comunicación social, con especial énfasis en lo que respecta a 
modelos y estereotipos corporales y reconocer lo apropiado o no de sus mensajes. 
 
En el análisis de los modelos o estereotipos corporales predominantes en la sociedad 
actual se sugiere cuestionar creencias y tópicos respecto al cuerpo y a la alimentación y 
compararlos con los de otras épocas y otras culturas (López Nomdedeu, 1999; Tor i 
Palau, 2001). La valoración de las asimetrías entre ambos sexos influye en la presión 
por alcanzar determinados cánones de belleza (De Francisco, 2001; Tor i Palau, 2001). 
 
 
21 
 
 D. Estilos de vida saludable y actividad física. 
 
Aunque no se trata precisamente de una de las temáticas predominantes y más 
desarrolladas, el promover y potenciar hábitos de vida saludables, acompañados de 
práctica de ejercicio físico como actividad saludable, aparece como un elemento a 
abordar en varios de los programas (De Francisco, 2001; Tor i Palau, 2001). 
 
En este sentido, la mayoría de programas consultados no especifican contenidos 
concretos a trabajar, entre los que sí señalan algunos se recoge el ejercicio físico como 
regulador del peso corporal, la responsabilidad y el respeto hacia el propio cuerpo con 
relación a la práctica de actividad física y los efectos del ejercicio físico excesivo. 
Cuando se plantean actividades para ponerlas en práctica, la transmisión de 
información al respecto aparece como primera respuesta; y únicamente una de estas 
propuestas (De Francisco, 2001) plantea ejercicios de toma de decisiones en el caso 
concreto de cómo mantenerse en una buena forma física. 
 
 E. Información sobre los propios trastornos y detección precoz 
 
Uno de los aspectos que se plantean de manera más controvertida es la conveniencia o 
no de informar sobre los propios trastornos. Así, algunos autores consideran necesario 
un conocimiento de los TCA en lo que respecta a las principales causas, síntomas y 
consecuencias de los mismos (Alcázar et.al., 1998; De Francisco, 2001); en alguno de 
los casos, justificado en la importancia de generar en los alumnos la responsabilidad 
individual para evitar estos trastornos y la solidaridad colectiva para no fomentarlos (De 
Francisco, 2001). 
 
22 
 
Por su parte, Ruiz-Lázaro (1999) entiende que ofrecer demasiada información, alertar 
en exceso y ofrecer una publicidad sensacionalista de estos trastornos, puede ser en 
muchos casos contraproducente. 
 
Respecto a las estrategias de prevención de los TCA relativas a una detección precoz, 
que tienen por objeto la identificación de sujetos en riesgo de desarrollar alguno de 
estos desórdenes, la intervención con los mismos, y su orientación y derivación hacia 
profesionales competentes, es un elemento que incluyen en la mayoría de las 
propuestas. 
 
De Francisco (2001), sugiere que integrar al Departamento de Educación Física, en el 
que identifica a posibles alumnos en riesgo a partir de la medición del IMC y la 
realización de una encuesta específica, es una estrategia importante a considerar 
(evitando en cualquier caso hablar de los propios trastornos). 
 
 Quizá se trata de una forma de detección algo arriesgada, ya que el hecho de medir y 
pesar a los alumnos puede resultar contraproducente por las connotaciones, reticencias 
y obsesiones que puede generar, precisamente en aquellos alumnos más sensibles. 
 
Otro programa, en principio más acertado por las estrategias que emplea para la 
identificación de sujetos en riesgo, es el presentado por López Nomdedeu (1999), que 
plantea la detección de estos sujetos observando y valorando aquellos 
comportamientos, cambios emocionales y de aspecto físico de los alumnos, que 
pudieran hacer pensar en un TCA o en una predisposición especial hacia alguno de 
ellos. 
 
23 
 
Por último, señalar la anotación que realizan Ruiz-Lázaro (2002), sobre la necesidad de 
que los educadores reciban una formación suficiente sobre estos desórdenes (signos 
de alarma, recursos asistenciales, entre otros), que les permita llevar a cabo una 
adecuada detección precoz. 
 
F. Habilidades emocionales y sociales. 
 
En relación a las habilidades emocionales y sociales, la mayoría de los programas 
coinciden en las ventajas de desarrollar la capacidad de reconocer y exteriorizar 
sentimientos y emociones, el autocontrol, y el afrontamiento del estrés y la ansiedad, 
por lo que son considerados elementos importantes en la prevención de los TCA. 
 
Que los preadolescentes y adolescentes sean capaces de comunicar sus dudas y sus 
inseguridades, es fundamental en la resolución de conflictos. Y consecuentemente, la 
toma de decisiones y la habilidad para resolver problemas, se constituyen como 
factores importantes en la prevención. Los anterioreselementos se desarrollan 
mediante el juego de roles; ésta es la actividad de aplicación práctica más referida entre 
las distintas propuestas consultadas para trabajar este tipo de contenidos (Moriarty, 
et.al. 1990; Paxtón, 1993). 
 
Existe un elemento clave en la incidencia de los TCA en estas edades, que es la 
presión de grupo (especialmente en lo que se refiere al grupo de iguales), 
necesariamente ligado a la comunicación y a la convivencia interpersonales, por tal 
motivo se torna fundamental desarrollar la resistencia a estas presiones. 
 
24 
 
Con base en los antecedentes de prevención de TCA, en la presente investigación se 
decidió retomar; 1) el entrenamiento de las habilidades sociales, pues resulta uno de las 
estrategias mayormente recomendada dentro del ámbito de prevención de estos 
trastornos y por otro lado se determinó utilizar un método innovador 2) Técnicas de la 
Realidad Virtual. Ésta última se justifica, por el hecho de que si bien todas las técnicas 
hasta aquí presentadas son útiles, existen algunos aspectos del constructo "imagen 
corporal" que parecen estarse omitiendo; la tridimensionalidad del cuerpo, la gradación 
de la exposición al mismo cuando existen problemas de evitación, la credibilidad de las 
imágenes presentadas e incluso el grado de aceptación de los pacientes ante estas 
técnicas. En los apartados siguientes se expone una breve revisión documental acerca 
de estas dos estrategias. 
 
 
4. Entrenamiento de Habilidades Sociales 
 
En épocas pasadas, la vida era más simple, había menos sistemas, la movilidad social 
era menor y las relaciones eran relativamente claras, los papeles que los individuos 
tenían que seguir estaban claramente definidos. En la sociedad occidental 
contemporánea, el ritmo de vida es más rápido y complejo, y las reglas cambian según 
en el sistema en el que el individuo se inserte. A menudo se le obliga a funcionar en 
dos o más sistemas simultáneamente, y esto requiere una considerable destreza social 
(Caballo, 1993). 
 
Una revisión histórica del estudio de las habilidades sociales señala que éste tiene sus 
raíces en los trabajos realizados en aspectos de la conducta social en niños, aspectos 
que hoy en día se podrían considerar dentro del campo de las habilidades sociales 
(Jack, 1934; Page, 1936, Williams, 1935 y Thompson, 1952, citado en Caballo, 1993). 
 
25 
 
No obstante, el estudio científico y sistemático del tema tiene, principalmente tres 
fuentes. La primera, considerada la más importante, que se apoya en el trabajo más 
temprano de Salter (1949) denominado “Terapia de los reflejos condicionados”, influido 
por los estudios de Pavlov sobre la actividad nerviosa superior. El trabajo de Salter fue 
continuado por Wolpe (1958), quien fue el primer autor en emplear el término “asertivo”. 
Por su parte Alberti y Emmons publican el primero dedicado exclusivamente al tema de 
la asertividad y lleva por título “Estás en tu perfecto derecho”. 
 
Por su parte, Zigler y Phillips (1969; 1961 citado en Caballo, 1993) abordan el tema de 
la “competencia social”. Sus investigaciones con adultos institucionalizados mostraron 
que cuanto mayor es la competencia social previa de los pacientes que son internados 
en el hospital; menor es la duración de su estancia en él, y más baja la tasa de sus 
recaídas. 
 
Una tercera fuente del movimiento de las habilidades sociales tiene sus raíces en 
Inglaterra con el concepto de “Habilidad” aplicado a las interacciones hombre-máquina, 
en donde la analogía con estos sistemas implicaba características perceptivas, 
decisorias, motoras y, otras relativas al procesamiento de la información (Caballo, 
1993). 
 
El término “habilidades sociales” ha evolucionado constantemente. Mientras que Salter 
(1949) emplea el término “expresión excitatoria”, más tarde, Wolpe lo sustituye por 
“conducta asertiva”. Posteriormente algunos autores propusieron cambiar el término de 
Salter por otros como “libertad emocional” (Lazarus), “efectividad personal” (Liberman), 
sin ningún éxito. Para los años setenta el término “habilidades sociales” ya se empleaba 
en Inglaterra sustituyendo a “conducta asertiva” (Caballo, 1993). 
 
26 
 
De esta forma, en la actualidad con los términos “entrenamiento asertivo o 
“entrenamiento en habilidades sociales” se designa prácticamente el mismo conjunto 
de elementos de tratamiento y el mismo grupo de categorías a entrenar. Se ha utilizado 
con frecuencia, como sinónimos, los términos “habilidades sociales y “competencia 
social”. Sin embargo se les ha intentado separar para designar aspectos diferentes del 
campo de las habilidades sociales. 
 
En las últimas décadas del siglo XX y principios del XXI, el tema de las habilidades 
sociales es abordado con frecuencia. Hoy se le conceptualiza como una deficiencia que 
puede ser remediada con el entrenamiento de una habilidad específica. Las 
definiciones se han centrado en torno a la expresión emocional, la autoexpresión, el 
autodescubrimiento y la capacidad de establecer valoración de sí mismo. Por tal motivo, 
se hace referencia a formas de comunicación sobre intimidad, expresión de los 
derechos, efectos de la autoafirmación en el medio ambiente y clases de respuestas 
específicas capaces de ser generadas ante determinadas situaciones, tomando en 
cuenta que los seres humanos tienen derecho a expresarse, sin olvidar el respeto hacia 
el otro individuo y que las consecuencias del comportamiento deben ser satisfactorias 
para ambos miembros de la interacción (Michelson, Sugai, Wood y Kazdin, 1987). 
 
Por su parte, Rimm y Masters (1980), mencionan que la conducta asertiva es la 
conducta interpersonal que implica la expresión honesta y relativamente recta de los 
sentimientos. Por lo tanto, la asertividad es entendida como la habilidad para expresar 
nuestros sentimientos y preferencias cuando las sentimos, sin incomodar a otros, 
ejerciendo nuestros propios derechos sin violar los derechos de los demás. Para 
Michelson, (et. al., 1987), la habilidad para iniciar y mantener una interacción social 
positiva con los demás, es considerada como una consecuencia esencial del desarrollo, 
las interacciones sociales proporcionan a los niños la oportunidad de aprender y 
efectuar habilidades sociales que pueden influir de forma crítica, en su posterior 
adaptación social, emocional y académica. 
27 
 
Michelson (et. al., 1987, p.19) enlista una serie de comportamientos que benefician la 
adquisición de habilidades sociales: 
 
1. Las habilidades sociales se adquieren, principalmente, a través del 
aprendizaje (por ejemplo, mediante la observación, la imitación, el ensayo y la 
información). 
2. Las habilidades sociales incluyen comportamientos verbales y no verbales, 
específicos y discretos. 
3. Las habilidades sociales suponen iniciativas y respuestas efectivas y 
apropiadas. 
4. Las habilidades sociales acrecientan el reforzamiento social (por ejemplo, las 
respuestas positivas del propio medio social). 
5. Las habilidades sociales son recíprocas por naturaleza y suponen una 
correspondencia efectiva y apropiada (por ejemplo, la reciprocidad y 
coordinación de comportamientos específicos). 
6. La práctica de las habilidades sociales está influida por las características del 
medio (por ejemplo, especificidad situacional). Es decir, factores como la edad, el 
sexo y el estatus del receptor, afectan la conducta social del sujeto. 
7. El déficit y excesos de la conducta social pueden ser especificados y 
objetivados a fin de intervenir. 
 
Al tratar de definir la conducta socialmente habilidosa surgen algunos problemas. En 
primera instancia, la habilidad social debe considerarse dentro de un marco cultural 
determinado, y los patrones de comunicación varían ampliamente entre las culturas y 
dentro de una misma cultura, dependiendo de factores como la edad, el sexo, la clase 
socialy la educación. Además, el grado de efectividad de una persona depende de lo 
que se desea lograr en la situación en la que se encuentre. La conducta considerada 
apropiada en una situación puede ser, obviamente, inapropiada en otra. El individuo 
28 
 
trae consigo sus actitudes, valores, creencias, capacidades cognitivas y un estilo único 
de interacción (Wilkinson & Canter, 1982). 
 
Aunque en contextos experimentales se puede demostrar que es probable que 
determinadas conductas logren un objetivo concreto, una respuesta competente es, 
normalmente, aquella sobre la que la gente está de acuerdo que es apropiada para un 
individuo en una situación en particular. De igual forma, no puede haber una manera 
correcta de comportarse que sea universal, sino una serie de enfoques diferentes que 
pueden variar de acuerdo con el individuo. Así, dos personas pueden comportarse de 
un modo totalmente distinto en una misma situación, o la misma persona actuar de 
manera diferente en dos situaciones similares, y se consideran dichas respuestas con 
el mismo grado de habilidad social, por consiguiente, la conducta socialmente 
habilidosa deberá definirse, en términos de efectividad en una situación (Caballo 1993). 
Ahora bien, se pueden identificar tres tipos básicos de consecuencias positivas de 
establecer relaciones socialmente habilidosas: 
 
1.- La efectividad para alcanzar los objetivos de la respuesta (efectividad en los 
objetivos). 
2.-La efectividad para mantener o mejorar la relación con la otra persona en la 
interacción (efectividad en la relación). 
3.-La efectividad para mantener la autoestima de la persona socialmente 
habilidosa (efectividad en el respeto a uno mismo) (Linehan, 1984, citado en 
Caballo, 1993 p.4). 
 
En el mismo sentido, la probabilidad de ocurrencia de cualquier habilidad en cualquier 
situación crítica está determinada por factores ambientales, variables de las personas y 
la interacción entre ambos. Por consiguiente, una adecuada conceptualización de la 
29 
 
conducta socialmente habilidosa implica la especificación de tres componentes de la 
habilidad social: una dimensión conductual (tipo de habilidad), la dimensión personal 
(las variables cognitivas) y una dimensión situacional (el contexto ambiental). Poniendo 
énfasis en la dimensión conductual la habilidad social: 
 
a) Es una característica de la conducta, no de las personas. 
b) Es una característica específica a la persona y a la situación, no universal. 
c) Debe contemplarse en el contexto cultural del individuo, así como en términos de 
otras variables situacionales. 
d) Está basada en la capacidad de un individuo de escoger libremente su acción. 
e) Es una característica de la conducta socialmente efectiva, no dañina (Alberti, 
1984, citado en Caballo 1993, p. 7). 
 
Desde la de práctica clínica, (Lazarus, citado en Caballo 1993, p 8.) las principales 
clases de respuesta conductuales que abarcan las habilidades sociales, son cuatro: 
 
 
1.- La capacidad de decir “no”. 
2.- La capacidad de pedir favores y hacer peticiones. 
3.- La capacidad de expresar sentimientos positivos y negativos. 
4.- La capacidad de iniciar, mantener y terminar conversaciones. 
 
A partir de estas respuestas, los individuos manifiestan en la vida diaria sus habilidades 
sociales, de la siguiente manera: Al hacer cumplidos, aceptar cumplidos, hacer 
peticiones, expresar amor, agrado y afecto, iniciar y mantener conversaciones, defender 
los propios derechos, rechazar peticiones, expresar opiniones personales (incluido el 
30 
 
desacuerdo); así como, la expresión justificada de molestia, desagrado o enfado, 
peticiones de cambio de conducta del otro, ofrecer disculpas o admitir ignorancia y, 
afrontar críticas (Caballo 1993). 
 
 
5. Realidad Virtual como nueva tecnología en el tratamiento de los TCA 
 
Del Pino (1995) y Arellano (2005), recopilan históricamente el desarrollo de la realidad 
virtual, por lo que se mencionan, los hechos más representativos de su evolución. La 
Realidad Virtual (RV), tiene su inicio en la industria del cine, cuando intentaban crear 
formatos de imagen y sonido que hiciesen creer al espectador que se encontraba 
formando parte de la escena. Posteriormente, en la Universidad de UTHA (1960), 
Sutherland logra el próximo paso en el desarrollo de gráficas computarizadas al utilizar 
el “head mounted display”. Más tarde Mort Heiling, crea el sistema sensorama con el 
que combinaba realidad virtual y movimientos. 
 
En 1968 Sutherland y Evans crean el primer generador de escenarios con imágenes 
tridimensionales, datos almacenados y aceleradores. A finales de los años 70 el 
departamento de la defensa de los Estados Unidos empezó a utilizar simuladores de 
vuelo en la clase de aviación con el objetivo de reducir costos, tiempo y sobre todo de 
poder practicar sus clases de vuelo sin arriesgar su vida. 
 
A principios de los ochenta la realidad virtual es reconocida como una tecnología viable. 
Para este entonces Jaron Lanier acuña la expresión Realidad Artificial y colabora en el 
desarrollo de aparatos de interface RV. Para 1994, la Sociedad de Realidad Virtual se 
funda. Y a partir de la creación de dispositivos más sofisticados, se entra de lleno a la 
31 
 
carrera comercial. Al popularizarse los sistemas de realidad virtual, se crea un fácil 
acceso a estos dispositivos, pudiendo lograr avances en la ciencia y la salud. 
 
De esta manera, en el ámbito psicológico las propiedades y posibilidades de esta nueva 
tecnología la han convertido en un instrumento versátil para ser utilizado en distintas 
terapias, ajustando el mundo a las posibilidades del paciente. Con el escenario virtual 
no se altera nada de lo que se ha considerado tradicionalmente fundamental en la 
psicoterapia, la creencia en la posibilidad del cambio, la fe en el terapeuta como 
experto, las expectativas positivas hacia la terapia etc. En consecuencia, el paciente 
puede actuar sin sentirse amenazado. 
 
Al mismo tiempo, el escenario virtual permite al paciente, conocer la situación que 
siempre ha considerado amenazadora y le ayuda a hacerlo en la medida en que él 
quiera, con la seguridad absoluta de protección, de que no puede ocurrirle nada de lo 
que tanto teme. Así, además la RV ofrece nuevas posibilidades para el juego de roles, 
como en el caso de poder lograr salir de la propia piel y ponerse en la piel de otra 
persona o algún "otro yo", lo que se convierte en pieza fundamental para lograr un 
cambio de creencias. En otras palabras, el escenario virtual permite al paciente conocer 
a fondo las situaciones que siempre ha considerado amenazadoras, así como graduar 
la situación de tal modo que el paciente puede ir avanzando desde las ejecuciones más 
fáciles hasta las más difíciles (Mahíques, 2000). 
 
Dentro del aspecto motivacional en la conducta humana, la RV ha contribuido a una 
mayor efectividad en el mejoramiento y mantenimiento del aprendizaje e interés 
intrínseco. El interés contribuye al aprendizaje, por tanto, estudia el impacto del interés 
como aspecto esencial para la motivación intrínseca. En este aspecto, el ambiente 
32 
 
virtual provee un sentido de presencia, lo que posibilita la creación de escenarios que 
estimulan la curiosidad, la memoria y el interés para el aprendizaje. 
 
El tratamiento de fobias juega un lugar muy importante dentro de la psicología, cada 
año millones de personas acuden a psicólogos para el tratamiento de fobias que van 
desde tratamiento de Agorafobia (miedo a lugares abiertos), Acrofobia (miedo a 
ascender a lugares muy elevados), miedo a volar, miedo a las alturas, a las arañas, 
claustrofobia, miedo a manejar, entre otros. Las herramientas basadas en técnicas de 
realidad virtual han demostrado su utilidad en el tratamiento de fobias. Ante esto, los 
entornos virtuales permiten al terapeuta un control absoluto de la exposición;por su 
parte, el enfermo puede enfrentarse a los miedos, que por su enfermedad nunca se 
hubiera atrevido (Ponce Belmont, 2004). 
 
En este contexto, durante los últimos años se han desarrollado estrategias que han 
aportado recursos novedosos para el tratamiento de los TCA con notable éxito, uno de 
ellos es la RV que como se señaló anteriormente, se puede definir como un entorno 
generado por un ordenador informático en el que los participantes pueden “entrar 
físicamente” e interactuar con él, desplazandose por su interior o modificándolo de 
cualquier forma (Mahíques, 2000). 
 
Esta tecnología informática porporciona una interfaz para un mundo generado por el 
ordenador; pero una interfaz tan convincente que el usuario cree que realmente está en 
un mundo tridimensional, aunque sólo exista en la memoria del ordenador y en la mente 
del usuario (Baños, et.al. 2000). 
 
El trabajo precursor en el tratamiento de la imagen corporal en población no clínica 
mediante técnicas de RV, fue llevado a cabo por Riva, Melis y Bolzoni (The Virtual Body 
33 
 
Project; 1997). Posteriormente, este mismo equipo de investigadores comenzó a aplicar 
las técnicas de RV en pacientes con anorexia nerviosa. Estas técnicas permitían 
confrontar a pacientes con estímulos especialmente ansiógenos y difícilmente 
modificables, como la imagen corporal. En investigaciones más recientes, la mejora 
significativa en variables de psicopatología general y alimentaria no sólo se han 
mantenido tras seis meses de seguimiento, sino que en la mayor parte de las variables 
evaluadas, la mejoría ha seguido progresando (Baños et. al. 2000). 
 
La tecnología RV es capaz de representar una figura humana en 3D dentro de un 
sistema inmersivo, es decir, la persona siente «estar ahí» modelando su propio cuerpo 
y teniéndolo frente afrente. Además, el cuerpo puede evaluarse en su totalidad o por 
partes, puede situarse en diferentes contextos (p. ej., en la cocina, antes y después de 
comer, frente a una persona atractiva, etc.), se pueden realizar tests conductuales en 
esos contextos y se pueden combinar diferentes índices de discrepancia relacionados 
con el peso y la figura (Perpiñá, Baños y Botella 2003). Así, la RV ayuda dentro del 
tratamiento de los TCA a influenciar el nivel de conciencia corporal. 
 
La RV posibilita modelar, plasmar y “corporizar” la imagen corporal de una persona con 
TCA, permitiéndole “comunicarlo” y hacerlo conocer al terapeuta, dando, a su vez, la 
oportunidad de que la persona se enfrente cara a cara con su representación mental. 
En segundo lugar, la RV facilita concretar y mostrar aspectos centrales de la imagen 
corporal como son sus aspectos perceptivos, cognitivos, emocionales y 
comportamentales en determinado contexto significativo. 
 
Al mismo tiempo, la RV ofrece la sensación de realismo, proporcionando con brevedad 
una imagen corporal distorsionada, pues el sistema informático lo señala y demuestra; 
sus efectos se muestran en el incremento de la motivación al tratamiento, reduciendo 
las resistencias y por último se prepara el camino para la vida real, pues hace que las 
34 
 
pacientes se atrevan a proseguir su aventura más allá de los gráficos del ordenador. En 
definitiva, se comprueba que el tratamiento de la imagen corporal mediante RV parece 
ser útil en el campo de los trastornos alimentarios ya que aborda más directamente a la 
imagen corporal que las técnicas tradicionales (Baños, et.al. 2000). 
 
En resumen, la RV consiste en simular todas las posibles percepciones de una 
persona, como los gráficos para la vida, sonido, tacto e incluso sensaciones de 
aceleración o movimiento por medio de un sistema interactivo que permite sintetizar un 
mundo tridimensional ficticio, donde el usuario tiene el control absoluto de los 
movimientos, respondiendo a sus órdenes, esto crea una sensación de que el usuario 
realmente está dentro del ambiente virtual, hasta el punto de dejar de percibir la 
realidad. 
 
Lo dicho define una característica clave de la RV. La interactividad en tiempo real. Aquí 
el término “tiempo real” significa que el ordenador es capaz de detectar las entradas 
efectuadas por el usuario y de reaccionar a ellas modificando instantáneamente el 
mundo virtual. Gracias a su poder de atracción, la interactividad contribuye al 
sentimiento de inmersión que experimenta el usuario al participar en la interacción que 
se desarrolla en la pantalla. Pero la RV va más lejos aún y se dirige a todos los canales 
sensoriales de la persona. En realidad los usuarios no se limitan a ver y a manipular 
objetos gráficos en una pantalla, también pueden tocarlos y sentirlos táctilmente, 
incluso algunos investigadores hablan del sentido del olfato y del gusto (Baños, et.al., 
2000). 
 
 
 
 
 
35 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO II. 
TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
36 
 
Capitulo II. TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA. 
 
 
Describir los antecedentes históricos de los trastornos de alimentación permite entender 
mejor ésta problemática, dado que al estudiar lo que perdura en el tiempo frente a lo 
que varía, se logra conocer lo esencial del cuadro, es decir, los síntomas y los signos 
estables. 
 
Es complicado establecer una fecha específica de la aparición de los trastornos 
alimentarios, sin embargo la información de consulta remite a la época egipcia antigua, 
donde se consideraba que el acto de ayunar constituía una purificación espiritual y 
corporal, los antiguos egipcios ayunaban antes de entrar en los templos para preservar 
un espíritu puro (Chichilla, 2003). 
 
En el Imperio Romano los TCA ya hacían sus apariciones en banquetes y fiestas; la 
ingesta masiva de alimentos seguida de conducta purgante. Años más tarde, la vida 
monacal se convirtió en excusa y refugio para muchas mujeres, el ayuno les permitía 
liberarse de su propio cuerpo femenino, considerado verdadero origen del pecado. A 
partir de los siglos XIV y XV, estos trastornos empiezan a extenderse entre las 
mujeres, prolongándose durante los siglos XVI, XVII y XVIII, pues era el único medio 
con que contaban para afirmar su independencia y revelarse frente a los abusos 
sexuales de los varones (Gómez Sánchez, 2003). 
 
Una vez entrado el siglo XIX, Laségue en Francia y Gull en Inglaterra hacen una 
descripción casi simultánea de casos de restricción alimentaria que sugerían la 
Anorexia Nervosa (AN). Laségue partió de una hipótesis psicogenética, señalando que 
la anorexia comenzaba entre los 15 y 20 años. Y que la evolución de la enfermedad se 
37 
 
dividía en tres etapas: la primera al momento en que el paciente restringe sus alimentos 
y aumenta la actividad física, la segunda cuando hay un empeoramiento del estado 
mental del paciente y, en el caso de las mujeres, la menstruación se hace irregular, la 
tercera cuando se presenta un deterioro físico evidente. Por su parte, Gull propone una 
causa orgánica, definiendo la perturbación alimentaria como un trastorno del aparato 
digestivo, y describe un cuadro clínico que coincide en prácticamente todos los 
contenidos esenciales descritos por Laségue (Fernández, 1998). 
 
Fernández (1998) realiza una revisión exhaustiva de la anorexia desde el enfoque 
psicodinámico, donde menciona a los autores más destacados. Abraham (1916) resalta 
el papel del sadismo oral en la inhibición del apetito. Wulff (1932) y Hernard (1939), 
sientan las bases neuróticas (el trauma del destete, el rechazo de la penetración y el 
embarazo, las fijaciones pregenitales en la fase oral y su resurgimiento en cada fase 
crítica); Fenichel (1941), estudia el significado dinámico de la AN en los conflictos 
propios de cada estructura psicopatológica; Cremieux (1942), afirma la autonomía del 
trastorno y su origen psicogenético; por su parte Boutonnier y Lebovici (1948),insisten 
sobre la importancia del papel de la madre en la génesis de la anorexia. Este periodo 
está marcado por las explicaciones psicopatológicas profundas que se basan en su 
mayor parte en el modelo de la neurosis. El diagnóstico se precisa y se insiste en la 
diferencia que debe establecerse entre anorexia primaria y secundaria. 
 
Para 1980, la Asociación Psiquiátrica Americana reconoció formalmente la existencia 
de anomalías alimentarias desde un punto de vista psicopatológico, y fue necesario 
que empezara a incrementarse la incidencia de las mismas para que aparecieran en el 
DSM III (Gómez Peresmitré, 1995). 
 
Ahora bien, mientras que los científicos buscaban alternativas para controlar esta 
enfermedad, en el ámbito sociocultural de principios del siglo XX la mujer se aficiona a 
38 
 
los ejercicios físicos con objeto de lograr cierto grado de delgadez. “Este ideal nace en 
las clases favorecidas, como si, la restricción voluntaria se convirtiera en un lujo 
suplementario” (Fernández, 1998, p.56). Posteriormente las revistas de moda 
marcarían las estrategias para conseguir una figura esbelta, pasando por regímenes 
adelgazantes, cirugías y los ejercicios físicos más rigurosos. 
 
Actualmente, con el desarrollo de la tecnología es muy sencillo observar en las revistas 
imágenes de modelos retocadas y mejoradas digitalmente para desaparecer 
imperfecciones físicas, haciendo que las mujeres que las leen vivan descontentas con 
su apariencia. De esta forma, en los últimos años el Internet se ha convertido en un 
medio para acceder a un sinnúmero de información, que permite a las jóvenes 
encontrar, sin censura, una amplia gama de guías para perjudicar su salud. 
 
En la red existen centenares de páginas proanorexia y probulimia. La mayoría de ellas 
han sido creadas por jóvenes entre 13 y 18 años, que promueven estas enfermedades 
como un “estilo de vida”. En estas páginas se muestran fotos de mujeres sumamente 
delgadas y plagadas de destructivos consejos, con dietas que oscilan entre 400 y 800 
calorías, la promoción del ayuno total, ejercicio excesivo, uso de laxantes, consejos 
para engañar no sólo al hambre sino también a familiares y amigos, diarios, foros de 
apoyo, brazaletes para conocerse entre sí y una defensa a ultranza de su “estilo de 
vida”. Así como una serie de textos que animan a las jóvenes a desear ser delgadas: 
“ser flaca es lo más importante en la vida, por eso uno se siente culpable cada vez que 
come” o “ser flaca y no comer son señales de voluntad y éxito”. Buena parte de los 
textos están presentados como confesiones, tienen la forma de diario o manual de 
consejos online y están firmados por chicas orgullosas de su condición física (Sosa, 
2004). El acceso indiscriminado de Internet, puede ser uno de los tantos factores que 
contribuyen a la aparición de los trastornos alimentarios y posiblemente sea una de las 
causas de que estas enfermedades se presentan a más temprana edad. 
 
39 
 
En síntesis, los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) han existido siempre y su 
significado ha variado circunstancialmente a lo largo del tiempo, pues el ajuste de las 
necesidades básicas (hambre como necesidad de ingerir alimentos y sexualidad como 
fuente de placer, condicionante de requisitos estéticos para la autoestima y atracción) 
supone la existencia en una sociedad marcada por normas que varían en función de 
aspectos culturales, religiosos o estéticos. 
 
1. Anorexia Nervosa (AN). 
 
La palabra anorexia (del vocablo griego anorektous) se ha conocido desde siempre 
como sinónimo de falta de apetito, aunque posteriormente se ha demostrado que en la 
enfermedad conocida como AN no existe dicha carestía, sino que es una negación a 
comer con el único objetivo de no engordar y lograr un ideal de delgadez (García, 
1993). 
 
El deseo irracional de estar delgada se convierte en una obsesión que se satisface con 
la pérdida significativa de peso, por debajo del nivel normal. Esta pérdida de peso lleva 
asociada un trastorno hormonal que se manifiesta en la mujer como amenorrea. 
 
La persona que padece AN se ve afectado su entorno psico-socio-biológico, por lo que 
su intervención deberá contener estos últimos aspectos. 
 
 
 
 
40 
 
A. Etiología de la AN. 
 
Para una mejor comprensión de la etiopatogenia, es decir, el origen de la AN, es 
necesario tener en cuenta los siguientes aspectos que pueden incidir en el desarrollo y 
mantenimiento de esta patología. Estos son: biológicos (genéticos y endócrinos), 
psicológicos, familiares y socioculturales (García- Camba, 2001). De estos, los tres 
últimos son los que en esta investigación se retoman ya que, lo que nos interesa no es 
abordar aquéllos casos de TCA que tengan una causal biológica; sino aquéllos que 
tiene una relación directa con el contexto social. 
 
1. Aspectos psicológicos 
 
En lo que respecta a los factores psicológicos, la persona anoréxica se rehúsa a 
mantener un peso corporal ligeramente por arriba del peso mínimo normal, mostrando 
además, un temor intenso a ganar peso (lipofobia) o a tener sobrepeso, temor que no 
disminuye aún frente a la pérdida progresiva de peso corporal y distorsión grave de su 
imagen corporal (dismorfia): las chicas se ven gordas, cuando en realidad pueden estar 
en los huesos. 
 
Entre otros rasgos, la persona anoréxica suele realizar diferentes dietas y ejercicio 
excesivo, experimentando graduales cambios de personalidad, volviéndose reservadas 
y desconfiadas. Así mismo, se manifiesta la negación, depresión, autoimagen 
deteriorada, pensamientos obsesivos y compulsivos por el deseo de adelgazar. 
Presentan disminución de interés sexual, rigidez, autocontrol y suelen ser muy 
perfeccionistas (Brunch, 1982). 
 
41 
 
2. Aspectos familiares. 
 
El contexto familiar desempeña también un papel importante. En su mayoría, las 
jóvenes anoréxicas crecen en un ambiente de familias sobreprotectoras, con poca 
libertad para la autorealización y el desarrollo de patrones de autoestima. La historia 
clínica de las pacientes suelen mostrar conflictos pasados o presentes durante la niñez 
con sus padres, y sobresalen los problemas en torno a la figura de la madre (Gómez- 
Peresmitré, 2001). 
Así entonces, existen características en la familia que tienden a actuar como 
desencadenantes de la AN: 
 
1. Rigidez. 
2. Límites confusos e intrusivos. 
3. Sobreproteccción. 
4. Falta de relaciones objetales y empatía. 
5. Falta de privacidad, independencia y autonomía. 
6. Poca o nula resolución de conflicto. 
7. Triangulación. 
8. Lealtad al grupo. 
9. Demandantes y controladores. 
10. Falta de expresión de los deseos y los conflictos de forma abierta. 
11. Manifestaciones fóbicas. 
12. Alianzas secretas entre los miembros de la familia (Ruiz, et.al., 2004 p.13-14). 
42 
 
 
3. Aspectos socioculturales. 
 
Hasta hace poco tiempo se consideraba que la anorexia era una patología propia de las 
mujeres blancas, de clase social acomodada, en sociedades occidentales del primer 
mundo. Hasta la década de los 70´s y 80´s, los estudios en culturas no occidentales 
parecían apoyar esta idea. Sin embargo, actualmente se ven aflorar reportes de 
investigación en los cuales se muestran datos de numerosos casos y de un incremento 
en la incidencia de los TCA en sociedades con características socioeconómicas y 
culturales diversas (Hoek, et. al. 2003, Smolak, et.al. 2001). 
 
El rango de edad ha ido variando a lo largo de la historia de la enfermedad, sin 
embargo, en la actualidad el inicio del trastorno se sitúa entre los 14 y los 18 años, 
encontrándose la franja de riesgo entre los 10 y los 24 años, cuyo porcentaje más alto 
es de mujeres. No obstante, en años recientes se han encontrado casos en niñas 
cada vez más pequeñas. A pesar de ello, en la mayoría de los casos el inicio de la 
enfermedad suele coincidir con el de laadolescencia (Buil, 2007). 
 
B. Criterio diagnóstico. 
 
Es un cuadro relativamente fácil de diagnosticar, ya que la sintomatología es explícita 
y no precisa complejas exploraciones. Sin embargo dado su inicio insidioso, asociado 
a la pretensión de adelgazar tan común en nuestra sociedad, hace que cuando se 
detecta el problema haya pasado un tiempo precioso y algunas estructuras familiares, 
necesarias para la recuperación, ya están dañadas (Turón, 2007). 
43 
 
Los criterios diagnósticos para la anorexia nervosa según el DSM-IV de la Asociación 
Americana de Psiquiatría son: 
 
Criterio Diagnóstico de la Asociación Psiquiátrica DSM IV-TR (2002), para la Anorexia 
Nervosa: 
 
a) Rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo 
normal considerando la edad y la talla. 
b) Miedo intenso a ganar peso o convertirse en obeso, incluso estando por 
debajo de su peso normal. 
c) Alteración de la percepción del peso o la silueta corporales, exagerando 
su importancia en la auto evaluación o negación del peligro que comporta 
el bajo peso corporal. 
d) En las mujeres pos puberales, presencia de amenorrea; ausencia de al 
menos tres ciclos menstruales consecutivos, sin otro motivo que lo 
justifique. 
 
Subtipos en la anorexia nervosa: 
 
Tipo restrictivo: este subtipo describe cuadros clínicos en los que la pérdida de peso se 
consigue haciendo dieta, ayunando o realizando ejercicio intenso. Durante los episodios 
de anorexia nervosa, estas personas no recurren a atracones ni purgas. 
 
Tipo compulsivo / purgativo: este subtipo se utiliza cuando el individuo recurre 
regularmente a atracones y purgas (o ambos). La mayoría de los individuos que pasan 
por los episodios de atracones también recurren a purgas, provocándose el vómito o 
utilizando diuréticos, laxantes o enemas de una manera excesiva. Existen algunos 
44 
 
casos incluidos en este subtipo que no presentan atracones, pero que suelen recurrir a 
purgas, incluso después de ingerir pequeñas cantidades de comida (p.650-670). 
 
Criterios Diagnóstico de la OMS “CIE-10” para la Anorexia Nervosa: 
 
a) Pérdida significativa de peso (índice de masa corporal o de Quetelet de menos 
de 17.5). Los enfermos pre-púberes no pueden experimentar la ganancia de 
peso propia del período de crecimiento. 
 
b) La pérdida de peso está originada por el propio enfermo a través de la evitación 
de consumo de alimentos que cree que "engordan" y por uno o más de uno de 
los síntomas siguientes: 
 i) vómitos autoprovocados, 
 ii) purgas intestinales, 
 iii) ejercicio excesivo, 
 iiii) consumo de fármacos anorexígenos o diuréticos. 
 
c) Distorsión de la imagen corporal, se caracteriza por la persistencia, con el 
carácter de idea sobrevalorada intrusa, de pavor ante la gordura o flacidez de las 
formas corporales, de modo que el enfermo se impone a sí mismo el permanecer 
por debajo de un límite máximo de peso corporal. 
 
d) Trastorno endocrino generalizado que afecta al eje hipotálamo-hipofisario-
gonadal manifestándose en la mujer como amenorrea, no se considera 
menstruación si se utilizan hormonas sustitutorias, y en el varón como una 
pérdida del interés y de la potencia sexuales (p.145-146). 
45 
 
 
También pueden presentarse concentraciones altas de hormonas del crecimiento y de 
cortisol, alteraciones del metabolismo periférico de la hormona tiroidea y anomalías en 
la secreción de insulina. 
 
Si el inicio es anterior a la pubertad, se retrasa la secuencia de las manifestaciones de 
la pubertad, o incluso ésta se detiene (cesa el crecimiento; en las mujeres no se 
desarrollan las mamas y hay amenorrea primaria; en los varones persisten los genitales 
infantiles). Si se produce una recuperación, la pubertad suele completarse, pero la 
menarquía es tardía. 
 
2. Bulimia Nervosa (BN). 
 
 
De los comportamientos ingestivos incontrolados se tienen referencias históricas 
abundantes. Algunas que datan del siglo XVIII están emparentadas con la bulimia 
actual. Las más antiguas las encontramos en el "Physical Dictionary de Blanckaart" de 
1708 y en el Diccionario Médico de Quincy de 1726. En 1743 el diccionario médico de 
la ciudad de Londres describe un cuadro denominado "true boulimus", caracterizado 
por la preocupación por la comida, ingestas voraces y períodos de ayuno. Otro cuadro 
descrito es el "caninus apetitus" en el cual el vómito sigue al atracón. 
 
 Para Russell en 1979, el primero en describir y dar nombre a la bulimia nerviosa en 
su concepción actual, la bulimia no sería más que una variante ominosa de la 
anorexia, y es un hecho comprobado que un gran porcentaje, de 40% al 60%, de las 
pacientes bulímicas tienen antecedentes de haber padecido anorexia nerviosa. La 
aportación más reciente al cuadro son aquellos aspectos de la enfermedad 
46 
 
relacionados con la figura y el peso, donde los factores socio-culturales han sido 
influyentes y la vinculan, en este aspecto, con la anorexia (Turón, 2007). 
 
Hoy en día, el CIE-10 refiere que la BN es un síndrome caracterizado por episodios 
repetidos de ingesta excesiva de alimentos y por una preocupación exagerada por el 
control del peso corporal, lo que lleva al enfermo a adoptar medidas extremas para 
mitigar el aumento de peso producido por la ingesta de la comida. 
 
A. Etiología de la BN. 
 
 
De la misma forma que en la AN la etiología, de la bulimia responde a un componente 
multifactorial. 
 
 1. Aspectos psicológicos. 
 
Frecuentemente aparecen juntas la bulimia y la anorexia (bulimiarexia). Sin embargo 
son marcadas las diferencias entre los dos grupos. Las personas con bulimia no 
presentan problemas de adelgazamiento pronunciado (emaciación) y no es frecuente la 
aparición de amenorrea. 
 
En la BN existe una excesiva preocupación por la comida, existiendo un trastorno en 
el control de los impulsos, con una gran dificultad para evitar atracones (consumo 
rápido de grandes cantidades de alimentos en períodos cortos). Estos episodios de 
ingesta compulsiva de alimentos en donde se suelen consumir grandes cantidades 
47 
 
(llegando a consumir de 6,000 a 8,000 kilocalorías diarias) conducen a conductas 
compensatorias como el vómito autoinducido. Este no es el único método 
compensatorio para evitar la ganancia de peso, entre otros se encuentran: dietas 
restringidas, abuso de laxantes y diuréticos, periodos de ayuno, consumo de fármacos 
o consumir diuréticos para incrementar el volumen de orina o anoréxicos –pastillas que 
eliminan el hambre–, los cuales representan factores de riesgo (Gómez Peresmitré, 
et.al., 2001). 
 
Esta misma autora menciona que el abuso de laxantes y diuréticos, se asocia a 
cualquier situación de tensión, ansiedad, depresión y labilidad emocional, donde 
simplemente la visión de la comida puede ser el desencadenante del ciclo atracón-
purga. 
 
El perfil de personalidad de la adolescente bulímica suele caracterizarse por poseer 
baja autoestima, falta de control de los impulsos, poca tolerancia a la frustración, 
elevado egocentrismo, autoimagen negativa, tendencia al perfeccionismo, frecuentes 
estados de depresión, neurosis de angustia, vergüenza, conductas regresivas, 
inestabilidad emocional, labilidad afectiva, vulnerabilidad y deseo de aceptación, entre 
otras (Ruiz, et.al.,2004). 
 
2. Aspectos familiares. 
 
Entre las características principales de la familia en donde se desarrolla un miembro 
con BN se encuentran (Ruiz. et.al., 2004): 
 
1. Impulsiva, caótica. 
48 
 
2. Indirecta y crónica expresión de conflicto. 
3. Yuxtaposición de límites caracterizada por hostilidad, enojo, manipulación y 
devaluación. 
4. Oscilación de ambivalencia como parte de la rigidez. 
5. Sentimiento de soledad vs lealtad al grupo. 
6. Conciencia de apariencias. 
7. Atribución de significado especial a los alimentos. 
8. A pesar del aislamiento de susmiembros, dependencia y falta de asertividad. 
9. Pocos límites y confusos. 
10. Orientación hacia el éxito, perfeccionismo. 
11. Ambiente hostil, desorganizado, separatista. 
12. Falta de compromiso (p. 14). 
 
 
3. Aspectos socioculturales 
 
La BN ha aumentado en las últimas décadas. El número de víctimas, preferentemente, 
mujeres se produce en una edad promedio de 18 años que, por otra parte, es también 
la edad en la que se han observado las tasa más altas de insatisfacción con el propio 
cuerpo. Asimismo, la BN se considera como una enfermedad o anomalía socialmente 
trasmitida, en tanto que las técnicas de purga se aprenden, frecuentemente de los 
amigos y la televisión (Gómez Peresmitré, 1993). 
 
49 
 
B. Criterio diagnóstico. 
 
Criterio Diagnóstico de la Asociación Psiquiátrica DSM IV-TR (2003), para la Bulimia 
Nervosa. 
 
1.-La presencia de atracones recurrentes. Un atracón se caracteriza por: 
 
a) La ingesta de alimento en un corto período de tiempo en cantidad 
superior a lo que la mayoría de las personas ingerirían en un período de 
tiempo similar y en las mismas circunstancias. 
 b) Sensación de pérdida de control sobre la ingesta del alimento. 
 
2.-Conductas compensatorias inapropiadas, de manera repetida, con el fin de no 
ganar peso, como son provocación del vómito; uso excesivo de laxantes, 
diuréticos, enemas u otros fármacos; ayuno y ejercicio excesivo. 
3.-Los atracones y las conductas compensatorias inapropiadas tienen lugar, 
como promedio, al menos dos veces por semana durante un período de 3 
meses. 
4.- La autoevaluación está exageradamente influida por el peso y la silueta 
corporales. 
5.- La alteración no aparece exclusivamente en el transcurso de la anorexia 
nervosa. 
 
 
50 
 
Especificar el tipo: 
 
Tipo purgativo: este subtipo describe cuadros clínicos en los que el enfermo se ha 
provocado el vómito y ha hecho un mal uso de laxantes, diuréticos y enemas durante el 
episodio. 
 
Tipo no purgativo: este subtipo describe cuadros clínicos en los que el enfermo ha 
empleado otras técnicas compensatorias inapropiadas, como ayunar o practicar 
ejercicio intenso, pero no se ha provocado el vómito ni ha hecho un mal uso de 
laxantes, diuréticos o enemas durante el episodio (p. 665 ). 
 
 
Criterios Diagnósticos de Bulimia Nervosa de la OMS (CIE-10): 
 
1. Preocupación continúa por la comida, con deseos irresistibles de comer, de 
modo que el enfermo termina de sucumbir a ellos, con episodios de polifagia 
durante los cuales consume grandes cantidades de comida en periodos cortos 
de tiempo. 
2. El enfermo intenta contrarrestar el aumento de peso así producido mediante 
vómitos autoprovocados, abuso de laxantes, periodos de ayuno, anorexígenos, 
extractos tiroideos o diuréticos. Cuando la bulimia se presenta en un enfermo 
diabético, éste puede abandonar su tratamiento con insulina. 
3. El trastorno psicopatológico básico de la bulimia consiste en un miedo morboso a 
engordar. El enfermo se fija de forma estricta un peso muy inferior al que tenía 
antes de la enfermedad, o al de su peso óptimo o sano. Con frecuencia, pero no 
siempre, existen antecedentes previos de anorexia nervosa con un intervalo 
entre ambos trastornos de varios meses o años. Este episodio precoz de 
51 
 
anorexia puede manifestarse de una forma florida o por el contrario adoptar una 
forma menor o larvada, con una moderada pérdida de peso o una fase transitoria 
de amenorrea (p.146). 
 
3. Trastorno Alimentario no Especificado de la conducta alimentaria no 
especificada (TANES). 
 
 
Los TANES se refieren a los trastornos de la conducta alimentaria que no cumplen los 
criterios para AN o BN. 
 
Sin embargo para su diagnóstico el DSM-IV TR (2002) presenta los criterios para este 
trastorno: 
 
1. En mujeres se cumplen todos los criterios diagnósticos para la anorexia nervosa 
pero las menstruaciones son regulares. 
2. Se cumplen todos los criterios diagnósticos para la anorexia nervosa excepto 
que, a pesar de existir una pérdida de peso significativa, el peso del individuo se 
encuentra dentro de los límites de la normalidad. 
3. Se cumplen todos los criterios diagnósticos para la bulimia nervosa con la 
excepción de que los atracones y las conductas compensatorias inapropiadas 
aparecen menos de 2 veces por semana o durante menos de 3 meses. 
4. Empleo regular de conductas compensatorias inapropiadas después de ingerir 
pequeñas cantidades de comida por parte del individuo de peso normal (p. Ej., 
provocación del vómito después de haber comido dos galletas). 
5. Masticar y expulsar, pero no tragar, cantidades importantes de comida. 
6. Trastorno por atracón: se caracteriza por atracones recurrentes en ausencia de 
la conducta compensatoria inapropiada típica de la bulimia nervosa (pp.665-666). 
 
52 
 
 
4. Factores de riesgo de los TCA. 
 
El riesgo se puede definir como la exposición a circunstancias que aumentan la 
probabilidad de manifestar algún comportamiento desviado. El riesgo a desarrollar 
alguna alteración es el resultado de interacción de disposiciones personales y de 
factores de riesgo. La exposición a diversos factores de riesgo tiene efectos 
acumulativos: la probabilidad de enfermar es proporcional al número y severidad 
(duración y toxicidad) de los factores de riesgo, pero también diversos trastornos 
comparten ciertos factores de riesgo que son antecedentes comunes (Gómez Peres-
mitré, 2001). 
 
Los factores de riesgo se pueden clasificar en tres tipos según Crispo, (et. al., 1998). 
En primer lugar se encuentran los factores predisponentes, que son aquellos que 
favorecen la disposición del individuo a presentar el trastorno. Aquí se encuentran los 
factores, socioculturales, familiares e individuales, como la presión social y el ideal de 
belleza. En segundo lugar están los factores precipitantes que son aquellos que son el 
detonante para que se presente un trastorno, como son los estresores, las actitudes 
anormales con el peso y la figura, las dietas extremas y la pérdida de peso. En tercer 
lugar se encuentran los factores perpetuantes. 
 
En el caso de los TCA, los factores perpetuantes son aquellos que favorecen el 
mantenimiento de la enfermedad, como los atracones y las purgas, así como las 
secuelas fisiológicas y psicológicas de los TCA. Cuando en una persona se presentan 
combinaciones específicas de éstos factores, es más vulnerable a padecer un TCA. 
 
53 
 
Respecto a los factores de riesgo para los TCA, Gómez Peresmitré (2001) los engloba 
en cuatro categorías: 
 
1.- Asociados con la imagen corporal. Donde se encuentra la satisfacción-insatisfacciòn 
con la imagen corporal; alteración de la imagen corporal (sobreestimaciòn-
subestimaciòn); preocupación por el peso y la comida; actitud hacia la 
obesidad/delgadez; autoatribuciòn positiva/negativa; figura ideal delgada, figura 
real e imaginaria; peso deseado y atractivo corporal ligado a la delgadez. 
 
2.-Asociados con la conducta alimentaria. El más importante es el seguimiento de dieta 
restringida; atracones; conducta alimentaria compulsiva; hábitos alimentarios 
inadecuados; ayunos; saltarse alguno de los alimentos principales (desayuno, 
comida o cena); disminuir o evitar alimentos considerados de alto contenido 
calórico (engordadores); o consumo de productos light. 
 
3.-Aquellos relacionados con los aspectos físicos o biológicos del cuerpo (Peso 
corporal; talla o estatura, madurez sexual precoz/tardía y/o amenorrea). 
 
4.- Conductas compensatorias. En donde se encuentran el ejercicio excesivo (más de 
diez horas a la semana), y uso de alguno de los siguientes productos con el 
propósito de control de peso: inhibidores de hambre, laxantes, diuréticos y 
consumo excesivo de agua (más de dos litros por día) y de fibra (Gómez 
Peresmitré, 2001, p.21-22). 
 
De estos factores de riesgo, para efectos de la presente esta

Continuar navegando