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Relacion-entre-obesidad-memoria-y-funciones-ejecutivas-en-adultos-mayores-mexicanos

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN 
PSICOLOGÍA 
RESIDENCIA EN NEUROPSICOLOGÍA CLÍNICA 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES IZTACALA 
 
RELACIÓN ENTRE OBESIDAD, MEMORIA Y FUNCIONES 
EJECUTIVAS EN ADULTOS MAYORES MEXICANOS 
 
TESIS 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: 
MAESTRA EN PSICOLOGÍA 
 
 
PRESENTA 
MÓNICA RAMÍREZ ALVARADO 
 
 
DIRECTOR DE TESIS: DR. JUAN FELIPE SILVA 
PEREYRA 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES IZTACALA 
 
 
COMITÉ DE TITULACIÓN 
 DRA. MA. GUILLERMINA YÁÑEZ TÉLLEZ 
DR. JUAN MANUEL MANCILLA DÍAZ 
DRA. ADRIANA AMAYA HERNÁNDEZ 
DR. RODRIGO ERICK ESCARTÍN PÉREZ 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES IZTACALA 
 
 
TLALNEPANTLA DE BAZ, ESTADO DE MÉXICO, 
ENERO 2019 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
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Agradecimientos 
 
Agradezco profundamente a mi Alma Máter, Facultad de Estudios Superiores Iztacala, mi 
segunda casa que ha permitido crecer como ser humano y profesional. 
 
A mi adorada madre, Irma Alvarado, mi ejemplo de vida, por todo su apoyo, todas sus 
enseñanzas y, principalmente, su infinito amor. ¡¡¡Muchas gracias!!! 
 
A mi papá por hablarme sobre la neurociencia hace años. A mi hermana por enseñarme que 
el esfuerzo rinde frutos. 
 
A mis compañeras, con quienes compartí alegrías, momentos de tremendo estrés, 
desveladas, comidas, tristezas y un infinito etcétera. ¡Gracias por las valiosas lecciones! ¡Gracias 
por acompañarme! ¡Gracias, Lau! 
 
A mis supervisores de práctica, Dra. Ana Seubert, Dra. Esther Gómez y Mtra. Ana Ruth 
Díaz, por compartir su experiencia clínica, por su genuino interés en la formación profesional y 
humana de los alumnos. ¡Muchísimas gracias! 
 
Agradezco a las instituciones que me recibieron y apoyaron al realizar este trabajo: Centro 
de Atención Integral INAPAM, Centro Cultural San Francisco INAPAM, Universidad de la 
Tercera Edad (UTE) Campus Mixcoac, Unidad de Desarrollo y Educación para la Tercera Edad 
(UNIDE) de Tlalnepantla. ¡Gracias a los funcionarios! ¡Gracias a todos los participantes! 
 
Agradezco al Dr. Juan Felipe Silva Pereyra, asesor de este trabajo y a mis sinodales: Dra. 
Guillermina Yáñez Téllez, Dr. Juan Manual Mancilla Díaz, Dra. Adriana Amaya Hernández y 
Dr. Erick Escartín Pérez, por su apoyo durante mi proceso de titulación. 
 
Finalmente, agradezco al CONACYT por invertir en mi formación, brindándome los 
recursos necesarios. 
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Resumen/Abstract 
Introducción 
1. Obesidad 
1.1. ¿Qué es la obesidad? 
1.2. Prevalencia de obesidad 
1.3. Etiología de la obesidad 
1.4. Valoración antropométrica de la obesidad 
1.5. Relación entre obesidad y otras enfermedades 
 
2. Envejecimiento 
2.1. Tipos de envejecimiento 
2.2. Reserva cognitiva 
2.3. Estrategias para el mantenimiento cognitivo del adulto mayor 
 
3. Obesidad y cognición 
3.1. Obesidad como enfermedad del cerebro 
3.2. Obesidad y cerebro 
 
4. Obesidad, envejecimiento y cognición 
 
5. Justificación 
5.1. Objetivo 
5.2. Hipótesis 
5.3. Variables 
 
6. Método 
6.1. Participantes 
6.2. Materiales 
6.3. Instrumentos 
6.4. Diseño y procedimiento 
6.5. Análisis estadístico 
 
7. Resultados 
 
8. Discusión y conclusiones 
8.1. Discusión 
8.2. Limitaciones 
8.3. Conclusiones 
 
9. Referencias 
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Resumen 
 
 
La obesidad es una enfermedad multicausal que, debido a su magnitud, 
incremento y efecto negativo, es un problema de salud pública. Diversos estudios 
señalan una relación con un desempeño cognitivo por bajo de lo esperado, 
principalmente en atención, memoria y funciones ejecutivas en individuos de 
distintas edades. No obstante, la relación entre obesidad y desempeño cognitivo 
no es clara en adultos mayores ya que se han encontrado resultados 
contradictorios. El objetivo del presente estudio fue evaluar la relación entre 
obesidad, memoria y funciones ejecutivas en adultos mayores mexicanos 
mediante WAIS-IV, Figura compleja de Rey-Osterrieth (FCRO), TAVEC, Torre 
de Londres, Stroop y Prueba de clasificación de tarjetas de Wisconsin. Se evaluó 
a diez adultos mayores divididos en dos grupos de acuerdo al porcentaje de 
grasa: con obesidad y sin obesidad. Se realizó una comparación de los 
desempeños mediante U de Mann Whitney. Se encontraron diferencias entre el 
desempeño de ambos grupos en la recuperación de material audioverbal y el 
tiempo de inicio perteneciente a Torre de Londres. En ambos casos los 
participantes con obesidad tuvieron un mejor desempeño. 
Palabras clave: obesidad, funcionamiento cognitivo, envejecimiento. 
 
 
 
 
Abstract 
 
Obesity is a multicausal disease that, due to its magnitude, increase and negative 
effect, is a public health problem. Several studies point a relationship with poor 
cognitive performance, mainly in attention, memory and executive functions in 
obese individuals of different ages. However, the relationship between obesity and 
cognitive performance is not clear in older adults since contradictory results have 
been found. The objective of the present study was to evaluate the relationship 
between obesity, memory and executive functions in Mexican elderly through 
WAIS-IV, Rey-Osterrieth Complex Figure (FCRO), TAVEC, Tower of London, 
Stroop and Wisconsin Card Classification Test. . Ten elderly adults divided into 
two groups were evaluated according to the percentage of fat: with obesity and 
without obesity. A comparison of the performances was made by U Mann 
Whitney. Differences were found between the performance of both groups in the 
recovery of audioverbal material and the start time belonging to the Tower of 
London. In both cases the participants with obesity had a better performance. 
Key words: obesity, cognitive functioning, aging. 
 
 
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Introducción 
 
La obesidad es una enfermedad multicausal que representa un problema de salud 
pública a nivel mundial. Su incidencia aumenta progresiva y globalmente, sin discriminar 
desarrollo económico, posición socioeconómica, nivel educativo, etc. 
Tradicionalmente las ciencias de la salud se han enfocado en la relación entre la 
obesidad y otras enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, hipertensión, el síndrome 
metabólico, entre otras. Sin embargo, en las últimas dos décadas se ha encontrado evidencia de 
cómo se relaciona con el cerebro, impactando a nivel estructural y funcional. 
Específicamente la neuropsicología se ha ocupado de encontrar cómo afecta a la 
cognición y cuáles son los mecanismos que contribuyen al desarrollo y mantenimiento de dicha 
enfermedad. No obstante, dado que la obesidad en el adulto mayor se genera y se comporta de 
forma distinta, aún falta investigar qué pasa a nivel cognitivo cuando se presenta en esta edad por 
lo que el objetivo del presente trabajo fue evaluar la relación entre obesidad, memoria y 
funciones ejecutivas en adultos mayores mexicanos. 
 
 
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1. Obesidad 
 
 1.1. ¿Qué es la obesidad? 
 
El cuerpo se compone principalmente poragua, grasa, masa ósea y proteína. De acuerdo 
con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2016), la obesidad es una acumulación de grasa 
anormal o excesiva, que puede afectar negativamente la salud de las personas que la padecen por 
lo que es considerada como una enfermedad (Garrow, 1989). Sin embargo, dado que la 
adiposidad es difícil de medir y no hay una clara división entre lo normal y anormal, 
generalmente se define como el exceso corporal (Salazar & Martínez, 2017). 
La obesidad surge fundamentalmente del desequilibrio energético entre calorías 
consumidas y gastadas (Cecchini et al., 2010; Dávila-Torres, González-Izquierdo & Barrera-
Cruz, 2015). Su origen se compone de múltiples factores incluyendo la susceptibilidad genética, 
estilos de vida y características del entorno (cultura, condición económica, educación, 
urbanización, etc.), impactando sobre el comportamiento individual, familiar y social (Bleich, 
Segal, Silson & Wang, 2013). 
Actualmente se considera que el tejido adiposo es una de las claves del origen de la 
obesidad. Pichardo (2014) distingue dos tipos de tejido adiposo: pardo y blanco. El tejido 
adiposo pardo (TAP) está compuesto por adipocitos pardos principalmente, células intersticiales, 
preadipositos y terminaciones nerviosas. 
Anteriormente se creía que únicamente estaba presente en recién nacidos y se sustituía 
por tejido adiposo blanco. En los niños se puede encontrar una mayor cantidad de TAP 
principalmente en el cuello, tórax y abdomen y tiene un efecto termogénico. En el caso de los 
adultos, se encuentra alrededor de los riñones y las glándulas suprarrenales, así como en el 
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cuello, la aorta y dentro del mediastino. Se ha vinculado con la temperatura corporal y el control 
de glucemia. 
El tejido adiposo blanco (TAB) se observa desde la etapa prenatal con evolución de 
cinco etapas desarrollándose en preadipocitos, que se derivan en células mesenquimatosas, las 
cuales se ubicarán alrededor de los vasos capilares en los adultos. La principal función del TAB 
es almacenar la energía de los ácidos grasos y la secreción de hormonas, factores de crecimiento 
y proinflamatorios. 
A su vez, el tejido adiposo puede distribuirse en distintos lugares del cuerpo por lo que 
de acuerdo a su localización Muciño, Uribe, Carrillo y Méndez-Sánchez (2013) lo clasifican en: 
(1) Obesidad central, androide o abdominovisceral: el tejido adiposo se concentra principalmente 
en la mitad superior del cuerpo (cuello, hombros, parte superior del abdomen); (2) Obesidad 
periférica, ginecoide o femoruglútea: el tejido adiposo predomina en los glúteos, caderas, muslos 
y mitad inferior del cuerpo; y (3) Obesidad homogénea: el tejido adiposo está distribuido de 
manera generalizada. 
 
1.2. Prevalencia de obesidad 
La obesidad es una enfermedad multicausal que involucra a todos los grupos de edad, 
raza, clase social y nacionalidad (Hernández, 2014), la cual desde 1998 se reconoce como 
epidemia a nivel mundial (OMS, 2000). Actualmente es un problema de salud pública por su 
magnitud, el incremento acelerado a nivel mundial y el efecto negativo sobre la salud de las 
personas que la padecen (Dávila-Torres, González-Izquierdo & Barrera-Cruz, 2015). 
Los índices de sobrepeso y obesidad en las distintas encuestas nacionales evidencian un 
aumento alarmante a lo largo del tiempo ya que, en un periodo menor de 40 años, la población 
que padece obesidad y sobrepeso se ha triplicado (Salazar & Martínez, 2013). De acuerdo con la 
 8 
Encuesta Nacional de Enfermedades Crónicas (ENEC; 1993) el 21.5% de la población adulta 
padecía obesidad (Barrera-Cruz, Rodríguez & Molina, 2013). Posteriormente en 2000, los 
resultados de la Encuesta Nacional de Salud indicaron que el 24% de los adultos mexicanos 
padecían obesidad. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud (ENSA, 2000) y la Encuesta 
Nacional de Salud y Nutrición 2006 (ENSANUT, 2006), se registró un aumento mayor al 12% 
entre estos periodos. En 2006 se reportó una prevalencia de obesidad del 30%, concentrada en 
población mayor a 20 años, colocándose como uno de los países con mayor prevalencia en 
América. 
A pesar de las medidas implementadas por el sector salud en México, en el 2012 se 
registró una prevalencia de 32.4% (ENSANUT, 2012). De acuerdo con la Organización para la 
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 2017) nuestro país actualmente ocupa el 
segundo lugar de prevalencia mundial de obesidad en la población adulta y el primer lugar en 
obesidad infantil. Se estima que para el 2050 la obesidad aumentará en todos los grupos de edad, 
principalmente en varones de entre 50 y 59 años de edad y mujeres mayores a 60 años de edad 
(Rtveladze et al., 2013). 
 
1.3. Etiología de la obesidad 
El origen de la obesidad es multifactorial incluyendo la susceptibilidad genética, factores 
metabólicos, celulares, moleculares, el estilo de vida y del entorno (incluyendo hábitos 
alimenticios y actividad física), la cultura, la condición económica, la educación, la urbanización, 
el entorno social, entre otros (Barrera-Cruz, Rodríguez-González & Molina-Ayala, 2013). No 
obstante, la causa fundamental es el desequilibrio energético entre las calorías que se consumen y 
las gastadas. Un ejemplo sería la ingesta de alimentos ricos en grasa, sal y azúcares y carentes de 
vitaminas, minerales y otros nutrientes (alimentos hipercalóricos) y un estilo de vida sedentario. 
 9 
Asimismo, la obesidad disminuye la actividad física y aeróbica lo que contribuye al aumento de 
grasa y menor consumo de energía. 
El proceso fisiopatológico de la obesidad es complejo e implica la participación del 
sistema motor, nervioso y endócrino acompañados de sustancias químicas como hormonas, 
proteínas y neurotransmisores (Schwartz et al., 2003). En el caso del sistema nervioso central las 
vías neurales que se activan en el desarrollo de la obesidad tienen similitud con las activadas en 
farmacodependencia. Se distingue la participación de proyecciones dopaminérgicas, gabaérgicas, 
serotoninérgicas y opiáceos incluyendo estructuras tales como cuerpo estriado, amígdala, corteza 
orbitofrontal, área tegmental ventral, hipocampo, hipotálamo y mesencéfalo (Navarro, 
Miramontes, García, Argüelles & Perillán, 2015). Se ha observado alteración de circuitos de 
recompensa en pacientes con obesidad (De Leeuw van Weenen et al., 2011) con una reducción de 
receptores dopaminérgicos (RD-2) involucrados en la regulación y estimulación del alimento, lo 
que sugiera que la deficiencia en estos receptores puede persistir y tener una relación con el 
aumento en la ingesta de alimentos para compensar que exista una menor activación de los 
circuitos de recompensa mediados por dopamina (Navarro et al., 2015; Wang et al, 2001). 
 
1.4. Valoración antropométrica de la obesidad 
Existen diversas medidas antropométricas para medir la grasa corporal, así como índices 
relacionados a la grasa corporal (Katzmarzyk, 2014) que se describen a continuación: 
• Peso: usado para definir el tamaño corporal de una persona incluyendo la cantidad de 
agua corporal, tejido adiposo, tejido magro y minerales (Alemán & Pérez-Flores, 2003). 
El peso corporal se mide mediante una escala de balance, de preferencia con ropa ligera y 
realizando las mediciones a la misma hora del día, preferentemente por las mañanas. 
 10 
• Circunferencia de cintura: es una medida que predice la acumulación del tejido adiposo en 
el abdomen (Muciño et al., 2017). Para calcularse, se utiliza una cinta antropométrica no 
elástica, la cual debe mantenerse de manera horizontal al piso y perpendicular al axis del 
cuerpo y alrededor del cuerpo sin comprimir la piel. La diferencia entre medidas radica en 
el sitio anatómico en el cual se inicia la medida ya que puede ser entre la última costilla 
palpable y la punta de la cresta iliaca, ombligo y la cadera mínima (OMS, 2016; en 
Kaztmarzyk, 2014).• Circunferencia de cadera: de manera usual se utiliza una cinta antropométrica no elástica 
que se coloca a nivel de la porción más amplia de los glúteos. La cinta debe quedar 
horizontalmente con respecto al piso y perpendicular al axis del cuerpo, sin comprimir la 
piel (OMS, 2016; Kazrmarzyk, 2014). 
• Pliegues cutáneos: estima la cantidad de grasa en el tejido subcutáneo, lo que da cuenta de 
las reservas de grasa corporal total (Muciño et al., 2013). Consiste en medir el espesor de 
una capa doble de piel y tejido adiposo subcutáneo sosteniendo un pliegue alineado 
perpendicularmente al cuerpo, entre el pulgar y el índice. Para esta medida, se utiliza un 
instrumento calibrado como el adipómetro. Los pliegues principales son tricipital, 
bicipital, subescapular, tricipital, suprailíaco y abdominal (WHO, 2016). 
 
Índices asociados a la obesidad: 
• Un indicador utilizado para definir la relación entre peso y talla es el índice de masa 
corporal (IMC), que se calcula dividiendo el peso de un individuo entre el cuadrado de su 
talla en metros (kg/m2) (OMS, 2016). Los datos se clasifican en: bajo peso, normopeso, 
 11 
sobrepeso y obesidad (Tabla 1). En población mayor de 19 años de edad, hombres o 
mujeres, se considera que un IMC igual o superior a 30 es indicativo de obesidad. 
• Índice de cintura/cadera que indica la distribución de grasa, aunque ha mostrado una 
correlación más baja con las medidas de grasa (Barreira et al., 2012; Karzmarzyk, 2014). 
 
Tabla 1. 
Clasificación del IMC en adultos mayores de 19 años de edad de acuerdo a la OMS (2016) 
Clasificación IMC 
Bajo peso <18.5 
Normopeso 18.5-24.9 
Sobrepeso 25-29.9 
Obesidad grado I 30-34.9 
Obesidad grado II 35-39.9 
Obesidad grado III >40 
Nota: IMC=Índice de Masa Corporal; OMS=Organización Mundial de la Salud 
Asimismo, se han propuesto otras medidas como somatotipo, índice de conicidad, 
diámetro abdominal sagital e índice de adiposidad corporal, sin embargo, no se han utilizado 
frecuentemente por lo que falta evidencia sobre su relación con la grasa corporal total. Por otro 
lado, se distinguen métodos sofisticados como la densitometría, análisis de conteo corporal total 
y activación de neutrones, absorptiometría de rayos X con energía dual (DXA), entre otros 
(Katzmarzyk, 2014). Sin embargo, los costos de los estudios pueden ser excesivos por lo que se 
utilizan las medidas comunes. 
 
 12 
1.5. Relación entre obesidad y otras enfermedades 
La obesidad está relacionada con diversos problemas de salud como diabetes, 
enfermedades cardiovasculares (cardiopatía y accidentes cerebrovasculares principalmente), 
trastornos del aparato locomotor, enfermedades pulmonares, síndrome metabólico, algunos tipos 
de cáncer, enfermedades hepáticas, trastornos del estado de ánimo como ansiedad y depresión, 
así como baja autoestima (Bersh, 2006; Cserjési, Luminet, Poncelet & Lénard, 2009) entre otras. 
Asimismo, la esperanza de vida se reduce en comparación con individuos de peso normal (Bray, 
2004; Wang, Chan, Ren & Yan, 2016). Castro (2013) afirma que la grasa abdominal es la más 
dañina ya que se relaciona con un índice más alto de morbilidad. Es decir, cuando el tejido 
adiposo se concentra principalmente en la región intraabdominal, visceral u omental. 
 13 
2. Envejecimiento 
El envejecimiento es un proceso normal en la vida de cualquier organismo. En el caso de 
los seres humanos, aun cuando no existen patologías subyacentes, se esperan cambios adaptativos 
en el sistema nervioso que inician antes de la tercera edad, incluso en edades tempranas con un 
desarrollo lento que se evidencia a lo largo de la vida (Foster, 2012). 
En una revisión realizada por Borrás y Viña (2016) se distinguen los siguientes tipos de 
cambios cerebrales: 
1. Cambios morfológicos que implican la reducción en el peso y volumen del cerebro 
como en el núcleo caudado, cerebelo, hipocampo y áreas prefrontales (Raz, Ghisletta, 
Rodrigue, Kennedy & Linderberger, 2010), pérdida neuronal, así como el aumento de glía 
y neuronas atróficas (Beltrán-Campos, Padilla-Gómez, Palma, Aguilar-Vázquez & Díaz-
Cintra, 2011); 
2. Cambios bioquímicos con variaciones en neurotransmisores, así como de las enzimas 
que los sintetizan y degradan, por ejemplo, reducción en receptores dopaminérgicos 
(Yang, Chiu, Chen, Chen, Yeh & Lee, 2003); 
3. Cambios metabólicos mediante alteraciones en la barrera hematoencefálica así como 
reducción de vasos sanguíneos (Moreno, Pedraza & Gallo, 2013); y 
4. Cambios funcionales (1) somatosensoriales con pérdidas de sensibilidad vibratoria, 
táctil y discriminativa, (2) motores con menos coordinación y control muscular, que a su 
vez se vincula con fallas en termorregulación, control de esfínteres y ortostatismo, (3) en 
el sueño, al aumentar despertares nocturnos y reducir horas de sueño REM y (4) en el 
desempeño cognitivo al observar problemas de memoria para hechos recientes, menor 
velocidad de procesamiento y reducción de flexibilidad mental mientras que la memoria 
remota e implícita están conservadas (Craik & Salthouse, 2011). 
 14 
2.1. Tipos de Envejecimiento 
Actualmente se distinguen tres definiciones principales de envejecimiento: normal, 
patológico y óptimo (Montes de Oca, 2010). El envejecimiento normal se refiere a aquel presente 
en adultos mayores sin patologías inhabilitantes, aunque pueden presentarse enfermedades 
crónicas y dificultades al realizar actividades instrumentales de la vida diaria tales como manejar 
dinero, realizar compras, utilizar medios de transporte, entre otras. El envejecimiento patológico 
se presenta con enfermedades crónicas y/o déficits, incluyendo deterioro cognitivo. En caso 
contrario, el envejecimiento óptimo se relaciona con bienestar físico, con baja posibilidad de 
enfermedades, así como con la presencia de un desempeño cognitivo alto y funcional. 
 
2.2. Reserva cognitiva 
La reserva cognitiva es un concepto que surgió para explicar aquellos casos donde la 
cantidad del daño cerebral no correspondía con la presentación clínica. Se han distinguido dos 
modelos: pasivo y activo. El modelo pasivo generalmente se denomina “reserva cerebral” 
mientras que el activo se denomina “reserva cognitiva (Stern, 2002; 2006; Opdebeeck, Martyr & 
Clare, 2015). 
El modelo de reserva cerebral hace referencia a la relación entre una gran talla cerebral o 
cuenta neuronal, y la habilidad de sostener más patología antes de que una discapacidad clínica se 
observe. En contraste, el modelo de reserva cognitiva se enfoca en el papel de las experiencias 
como educación, ocupación y participación en actividades cognitivamente estimulantes 
sugiriendo que niveles mayores de educación, ocupaciones más complejas y actividades 
cognitivamente estimulantes podrían amortiguar los efectos del daño o patología cerebral, 
ayudando al individuo a hacerle frente mediante procesos compensatorios (Stern, 2009). El 
concepto de “envejecimiento exitoso” toma en cuenta constructos fisiológicos, de bienestar, 
 15 
recursos personales y factores extrínsecos y reconoce que el desempeño cognitivo conservado se 
sostiene de la reserva cognitiva (Cosco, Prina, Perales, Stephan & Brayne, 2014; Perani & 
Abutalebi, 2015). 
 
2.3. Estrategias para el mantenimiento cognitivo del adulto mayor 
Un estilo de vida activo es clave para el mantenimiento del rendimiento cognitivo 
adecuado (Lojo-Seoanem, Facal & Juncos-Rabadán, 2012; Wilson, Scherr, Schneider, Tang & 
Bennett, 2007; Wilson et al., 2010), con actividades que abarquen los siguientes aspectos: (1) 
actividades cognitivas como leer, escribir, escuchar música, escuchar programas de radio, 
aprender un nuevo idioma, asistir a clases sobre alguna habilidad que no se domine o un tema 
desconocido; (2) actividades físicas como caminar, nadar o realizar cualquier actividad que el 
médico autorice y monitorice; y (3) actividades sociales como participar en actividadessociales, 
voluntariado, entre otros. 
 16 
3. Obesidad y Cognición 
 
Aunado a los efectos negativos sobre la salud física de las personas con obesidad, se ha 
encontrado evidencia que muestra la asociación de un decremento en el desempeño cognitivo con 
el aumento en la masa corporal y el consumo de energía tanto en modelos animales como en 
humanos desde la niñez hasta la adultez tardía. Por ejemplo, en un estudio realizado por Smith, 
Hay, Campbell y Trollor (2011) las ratas obesas tienen un desempeño pobre en tareas de 
aprendizaje y memoria, incluso las ratas sin obesidad con una dieta alta en grasas mostraron 
alteración cognitiva comparada con aquellas con una dieta normal. 
En el caso de los humanos la obesidad está asociada con déficits leves en el desempeño 
cognitivo, principalmente en atención, memoria, funciones ejecutivas (Gunstand, Lhotsky, 
Wenderll, Ferrucci & Zoderman, 2010), así como en tareas de fluidez verbal, evocación, 
memoria lógica inmediata e inteligencia (Wang et al., 2016). La obesidad se relaciona con el 
daño cognitivo en niños, adolescentes, adultos jóvenes y adultos maduros (Alosco & Gunstad, 
2014), iniciando con déficits tempranos en funciones ejecutivas y atención ya que individuos 
sanos, quienes únicamente padecen obesidad, presentan dichas fallas (Shefer, Marcus & Stern, 
2013). 
En una revisión realizada de 26 estudios prospectivos y transversales por Smith, Hay, 
Campbell y Trollor (2011), se encontraron déficits cognitivos en niños y adolescentes 
principalmente en funciones ejecutivas, memoria a corto plazo y habilidades verbales. En el caso 
de los adultos de entre 19 y 65 años de edad, se encontró una asociación negativa entre la 
obesidad y las funciones cognitivas con un desempeño bajo en funciones ejecutivas, memoria, 
lenguaje y habilidades motoras. De manera general, los déficits cognitivos se presentan en 
personas con obesidad en adultez temprana (18 a 35 años) y mediana (35 a 59 años de edad). 
 17 
Asimismo, la obesidad y el sobrepeso han sido asociados con alteración cognitiva leve, 
demencia en la vejez y riesgo elevado para enfermedad de Alzheimer especialmente cuando se 
presenta en la adultez media, es decir, alrededor de los 35 a 45 años de edad (Kidd, 2008; 
Bocarsly et al., 2015; Whitmer et al., 2008; Hassing et al., 2009; Hassing, Dahl, Pedersen & 
Johansson, 2010). 
Por otro lado, se han realizado investigaciones sobre la relación entre la pérdida de peso 
en personas con obesidad y mejoría en el desempeño cognitivo. Por ejemplo, en un meta-análisis 
realizado por Veronese et al. (2017) de 20 estudios se observó una mejoría en dominios de 
atención, memoria y funciones ejecutivas en adultos al utilizar dieta y cirugía bariátrica como 
tratamiento de obesidad en estudios longitudinales. En el caso de ensayos clínicos, los resultados 
son similares e incluyen un mejor desempeño en reactivos de lenguaje. 
 
3.1. Obesidad como enfermedad del cerebro 
Los factores de riesgo y enfermedades asociadas a la obesidad son aspectos claves en el 
desarrollo del déficit cognitivo mediante tres mecanismos principales: secreción alterada del 
tejido adiposo, nivel elevado de triglicéridos y déficit en la regulación de la insulina. Smith, Hay, 
Campbell & Trollor (2011) explican los mecanismos de la siguiente forma: 
1. Secreción alterada del tejido adiposo: el tejido adiposo produce sustancias claves para 
el metabolismo (adipokinas) y la inflamación (cytokinas). Un nivel alto de adipokinas 
secretadas por el tejido adiposo puede vincularse con alteraciones estructurales en el 
cerebro. Aunado a esto, la inflamación sistemática es resultado de factores circulatorios 
productos del tejido adiposo. Esto es el caso de la leptina que produce el tejido adiposo 
que altera la excitabilidad neuronal del cerebro y modula la señalización de la microglia. 
Asimismo, los niveles altos de leptina pueden generar resistencia a la leptina, la cual se 
 18 
relaciona con alteraciones cognitivas e incapacidad para regular el peso. En modelos 
animales se encontraron déficits en memoria y aprendizaje en roedores con 
neuroinflamación crónica, específicamente con niveles altos de cytokinas y reactividad 
en microglia (Pistell et al. 2010; Rosi, Pert, Ruff, McGann-Gramling & Wenk, 2005; 
Walker & Harrison, 2015). 
 
2. Nivel elevado de triglicéridos: aun cuando no siempre se observa un nivel elevado de 
triglicéridos en personas con obesidad, se hipotetiza que el nivel de triglicéridos es 
mediador del efecto de la obesidad sobre el funcionamiento cognitivo. Es decir, la 
obesidad no afecta directamente a la cognición. Los niveles altos de triglicéridos 
impiden el transporte de leptina a través de la barrera hematoencefálica y afectan al 
sistema nervioso una vez que se degradan en ácidos grasos libres. 
 
3. Déficit en la regulación de la insulina: la resistencia a la insulina está relacionada con 
alteraciones en el funcionamiento cognitivo debido a que las células son incapaces de 
metabolizar la insulina a glucosa por lo que se crea mayor insulina. El exceso de insulina 
aumenta los niveles beta-amiloides, relacionados con el desarrollo de Enfermedad de 
Alzheimer. Asimismo, los transportadores de glucosa median regiones temporales 
relacionadas con la memoria. La obesidad aumenta el nivel de estrés oxidativo, 
produciendo resistencia a la insulina y acelerando el decremento cognitivo 
(Pratchayasakul et al., 2015). En adultos mayores con resistencia a la insulina se ha 
observado decremento en fluidez verbal, así como menor volumen de sustancia gris en 
lóbulos temporales (Benedict et al., 2012; Walker & Harrison, 2015). 
 
 19 
3.2. Obesidad y cerebro 
En las últimas dos décadas se han realizado distintas investigaciones sobre la relación 
entre la obesidad y los cambios estructurales en el cerebro de los adultos. Mediante el uso de 
resonancia magnética y tomografía, Taki et al. (2008) encontraron una asociación entre un mayor 
IMC y menor volumen cerebral, principalmente en corteza frontal, temporal y parietal, así como 
cerebelo y estructuras mediales en 1,428 individuos entre 12-81 años de edad. Asimismo, se han 
reportado anormalidades anatómicas como el decremento en el volumen cerebral total en 
personas con obesidad, principalmente en el hipocampo, córtex prefrontal y cíngulo anterior 
(Karlsson et al., 2013; Alosco & Gunstad, 2014; Ward, Carlsson, Trivedi, Sager & Johnson, 
2005; Yau, Castro, Tagani, Tsui & Convit, 2012). 
Con relación a los marcadores cerebrales se encontró una asociación significativa entre 
un alto IMC y anormalidades en axones y/o mielina en sustancia blanca, principalmente en áreas 
frontales, así como daño neuronal frontal en sustancia gris con evidencias de: (1) menor 
concentración del marcador NAA en sustancia blanca en regiones frontales, parietales y 
temporales; (2) menor concentración del marcador NAA en corteza frontal; y (3) menor 
concentración de compuestos que contienen colina (Cho) en sustancia blanca (Gazdzinski, 
Kornak, Weiner & Meyerhoff, 2008). 
Aun cuando diversos estudios sugieren que la obesidad produce alteraciones cognitivas 
y atrofia cerebral, resulta sumamente complicado establecer si esto es producido por la obesidad 
en sí misma o por las condiciones asociadas con ésta como es el caso del síndrome metabólico, 
diabetes y enfermedades vasculares (Bocarsly et al., 2015). 
 20 
4. Obesidad, envejecimiento y cognición 
 
La relación entre la obesidad y el funcionamiento cognitivo se ha investigado en 
distintos grupos de edad, coincidiendo en que se encuentran fallas cognitivas en niños, 
adolescentes, adultos jóvenes y adultos maduros (Alosco & Gunstad, 2014; Shefer, Marcus & 
Stern, 2013; Smith, Hay, Campbell y Trollor, 2011). No obstante, cuando se habla sobre la 
relación de la obesidad y el funcionamiento cognitivo en personas de la tercera edad los hallazgos 
no están claros ya quela obesidad se aborda de manera distinta en varios sentidos. 
En la tercera edad se llevan a cabo cambios fisiológicos que afectan el estado nutricional 
de los adultos mayores. En una revisión realizada por Nieblas y Gómez (2015) se distinguen 
factores relacionados con la obesidad en la vejez como: (1) redistribución de la masa grasa y 
pérdida de masa muscular, así como disminución de la masa libre de grasa (masa muscular, 
órganos, piel y hueso) mientras que se reduce el músculo esquelético y la densidad mineral ósea; 
(2) cambios hormonales, como la disminución de testosterona en hombres; (3) el estrés oxidativo; 
(4) enfermedades concomitantes como enfermedades cardiovasculares, artritis, caídas y fracturas 
que disminuyen la movilidad del adulto mayor; (5) estilo de vida, originado probablemente por el 
declive del gasto de energía total; (6) redistribución del tejido adiposo subcutáneo así como en el 
compartimiento visceral y sitios ectópicos. 
Usualmente las personas aumentan su peso conforme aumentan su edad, pero alrededor 
de los 65 y 70 años se estabilizan y se considera que la pérdida de peso sugiere que hay un riesgo 
de alguna enfermedad subyacente y puede estar vinculado con la probabilidad de muerte (Dahl & 
Hassing, 2013). 
 21 
En cuanto a la investigación del funcionamiento cognitivo en adultos mayores con 
obesidad se han encontrado resultados distintos y contradictorios (ver Tabla 2). Por un lado, 
existe evidencia de una asociación positiva entre obesidad y desempeño cognitivo en personas 
mayores (Smith et al., 2014) donde el IMC es un predictor de buen desempeño cognitivo en 
personas de 70 o más años de edad (Gunathlake et al., 2016). En contraste, Yoon, Choi, Ha, Ryu 
y Park (2012), encontraron que la asociación con desempeño cognitivo pobre se presentaba en 
sujetos menores a 70 años, pero no en aquellos mayores a 70 años ya sea porque se debilita o 
desaparece (Gunathilake et al., 2016). Sin embargo, también están aquellos resultados que 
sugieren que no hay una asociación entre IMC y funcionamiento cognitivo en la vejez (Dahl, 
Starr, Pattie & Deary, 2015) ni efectos negativos sobre la cognición (Dahl, 2015). 
Se han encontrado fallas en el funcionamiento cognitivo general (Lu et al., 2012; Elias, 
Elias, Sullivan, Wolf, Agostino & Agostino, 2003) y en dominios como memoria, lenguaje 
(Gunstand, 2010), funciones ejecutivas (Kirton & Dotson, 2016), atención, velocidad de 
procesamiento y función motora (Gunstand, 2013; Trollor, 2012) en adultos mayores con un IMC 
alto, así como con una mayor tasa de demencia o deterioro cognitivo en presencia de mayor 
circunferencia de cintura (West & Haan, 2009). 
En contraste están aquellos resultados que sugieren que el IMC alto en la edad avanzada 
está asociado con un menor riesgo de demencia o deterioro cognitivo (Luchsinger, Patel, Tang, 
Schupf & Mayeux, 2007; Sturman et al., 2008; Yoon et al., 2012) mientras que el bajo IMC es un 
factor de riesgo en el desarrollo de alteraciones cognitivas en adultos mayores (Tolppanen et al., 
2014; Xiang, 2015; Gunathilake et al., 2016). Incluso se encontraron diferencias entre géneros ya 
que a medida que aumenta la obesidad, en los hombres se observó un mejor desempeño cognitivo 
mientras que en las mujeres se asoció con decremento en el funcionamiento cognitivo (Han et al., 
2009). Así, se distingue la paradoja de obesidad cuando se encuentra que el IMC elevado se 
 22 
asocia con mejores resultados en adultos mayores (Fitzpatrick et al., 2009), sugiriendo que el 
decremento del IMC podría indicar un proceso patológico subyacente (Galioto, Alosco, 
Spitznagel, Stanek & Gunstad, 2013). 
Otro aspecto que resulta interesante de tomar en cuenta es la presencia de obesidad en la 
adultez mediana (a partir de los 35 años) debido a la evidencia que sugiere que la obesidad en 
esta etapa de la vida es un factor de riesgo para el desarrollo de Enfermedad de Alzheimer 
(Sheffer, Marcus & Stern, 2013). Asimismo, se encontró que tanto el sobrepeso como la obesidad 
en la adultez mediana predicen deterioro cognitivo leve (Laitala et al., 2011). Aunque también 
existen resultados que donde no existen asociaciones entre obesidad central ni global en la 
adultez mediana con cambios cerebrales (Driscoll et al., 2011). 
Tabla 2. 
Comparación de metodologías y resultados de artículos sobre obesidad, cognición y vejez entre 2003-
2016. 
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Participantes 
 
 
 
Medidas cognitivas 
 
 
Medidas de 
obesidad 
 
 
Covariables 
 
 
Hallazgos principales 
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3
 
1423 adultos 
pertenecientes 
al Study 
Framningham 
Heart Study 55-
88 años 
Batería Neuropsicológica 
Kaplan-Albert 
IMC Edad al momento de la 
evaluación, nivel de 
ocupación y consumo de 
fármacos. 
Hipertensión. 
Factores de riesgo para 
ECV como consumo de 
alcohol, total de colesterol, 
diabetes 
Efectos significativos de hipertensión y 
obesidad en test de aprendizaje y 
memoria observados para hombres, no 
para mujeres. La obesidad y la 
hipertensión se asociaron con 
funcionamiento cognitivo bajo en adultos 
mayores hombres, independientemente de 
otro factor de riesgo para ECV. La 
obesidad y la hipertensión tienen efectos 
comunes en test específicos de memoria. 
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8
 
3885 
participantes 
del Chicago 
Health and 
Aging Project 
65 años o más 
MMSE, Test de memoria 
inmediata y recuerdo 
diferido East Boston, Test 
de Dígitos y Símbolos 
IMC Condiciones crónicas: 
hipertensión, enfermedad 
cardiaca, diabetes, historia 
de infartos. 
El peso bajo estuvo asociado 
significativamente con un menor 
desempeño en escalas de función 
cognitiva en comparación del peso 
normal. El sobrepeso y la obesidad se 
asociaron con la función cognitiva entre 
sujetos negros pero no con otras razas. 
El IMC se asoció con el cambio en la 
función cognitiva a través del tiempo 
como un IMC alto estuvo asociado con 
menos decremento en la fx cognitiva en el 
tiempo. 
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9
 
721 
participantes 
del AGE Study 
en Corea 63 a 
72 años 
CERAD-K (MMSE, Lista 
de palabras, praxias 
construccionales, recuerdo 
demorado de palabras, 
reconocimiento, recuerdo de 
construcción). 
Peso, IMC, Radio 
cadera-cintura, 
circunferencia de 
cintura, 
porcentaje de 
grasa corporal 
Hipertensión, diabetes y 
consumo de tabaco. 
Edad, sexo, escolaridad. 
Existe relación únicamente con los 
parámetros de composición corporal 
como IMC y porcentaje de grasa corporal 
y el cambio en las funciones cognitivas. 
El cambio en la función cognitiva es 
mayor tanto en medidas bajas como altas 
de WC. 
En hombres, el incremento de los 
parámetros de obesidad se asociaron con 
un cambio positivo en la función 
cognitiva. 
 23 
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9
 
1351 
participantes 
latinos del 
SALSA 60-101 
SMSE y Del Rec (recuerdo 
demorado de lista de 
palabras), Batería 
neuropsicológica Inglés 
Español 
Peso, altura, 
circunferencia de 
cintura, IMC 
Edad, escolaridad, 
antecedente de infarto, 
diabetes tipo II, baja 
densidad de lipoproteína-
colesterol 
El IMC en línea base estuvo inversamente 
asociado con la tasa de demencia o 
deterioro cognitivo. 
Una gran circunferencia de cintura en la 
línea base se asoció con una tasa 
incrementada de demencia o deterioro 
cognitivo. 
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9
 95 mujeres52-
92 
MMSE, Vocabulario WASI, 
Memoria Lógica, Pares 
asociados verbales, 
reconocimiento de rostros, 
pares asociados visuales, 
test de demora larga 
WCST, Arirmética, fluidez 
verbal F, A, S, dígitos en 
regresión y control mental, 
velocidad de procesamientoIMC Alto IMC en adultez mediana está 
asociado con pobre desempeño cognitivo 
en la vejez, aún cuando se controla la 
hipertensión, diabetes e infarto. 
Puntuación más baja en FE y memoria del 
grupo con obesidad. No obstante se 
encontró mayor velocidad de 
procesamiento con IMC alto. 
 
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1
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417 
Participantes 
del registro de 
gemelos sueco 
MLP: prose recall test, 
Thurstone's Picture Memory 
Test y Memory-in-Reality-
Test MCP: Dígitos 
MCP: Dígitos en progresión 
y regresión. IVP: Dígitos y 
Símbolos y Perceptual 
Speed Test HABILIDAD 
VERBAL: Información y 
Vocabulario INFO 
ESPACIAL: diseño de 
bloques 
IMC, altura y 
peso, 
Hábitos de consumo de 
alcohol y cigrarro, 
actividad física, medicinas 
utilizadas, enfermedades 
padecidas, hipertensión, 
diabetes, infarto 
Un alto IMC en la adultez mediana está 
asociado con desempeño cognitivo pobre 
aún cuando se controla hipertensión, 
diabetes e infarto; edad, educación y 
actividad física. 
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 1703 
participantes 
entre 91-93 
años de edad 
MMSE, WAIS-R (digitos ), 
TMT, California Verbal 
Learning Test, Fluencia 
fonológica y semántica, 
Boston, Card Rotations 
 
 
IMC, 
circunferencia de 
cintura, 
circunferencia de 
cadera 
 Fallas en funcionamiento cognitivo 
general, memoria y lenguaje. Fallas en FE 
pero no en atención. 
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1
 
2602 gemelos 
durante 41 a 80 
años 
Encuestas telefónicas: 
TELE y TICS que 
correlacionan fuertemente 
con MMSE 
IMC Educación, satisfacción de 
vida, tiempo de actividad 
física, consumo de alcohol 
y tabaco, historia de ECV, 
hipertensión, 
hipercolestimia, diabetes 
El sobrepeso como la obesidad en la 
adultez mediana predicen deterioro 
cognitivo leve. 
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1480 
participantes 
entre 60 a 101 
años de edad 
seguidos por 
6.2 
2MSE IMC, 
circunferencia de 
abdomen 
Lugar de nacimiento, 
escolaridad, estado civil, 
ingreso económico 
Mejor funcionamiento cognitivo con 
niveles altos de leptina en la línea base en 
adultos sin obesidad central. 
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2
 
1722 
participantes de 
>40 años 
MMSE IMC, 
circunferencia de 
cintura y 
tolerancia a la 
glucosa 
Dieta, ejercicio, 
intervenciones 
farmacológicas 
Tolerancia a la glucosa, obesidad 
expresada en IMC y obesidad central en 
WC fueron asociados con un menor 
funcionamiento cognitivo. 
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2
 
250 adultos de 
60 años 
MMSE IMC, 
circunferencia de 
cintura CT scans 
Hipertensión, diabetes, 
niveles de glucosa, 
colesterol total, 
triglicéricos, dendidad de 
lipoproteínas 
Edad, sexo, educación 
Se encontró asociación entre un IMC alto 
y bajo desempeño cognitivo sólo en la 
vejez temprana. 
En adultos mayores a 70 años el IMC, 
WC y adiposidad subcutánea y visceral 
no se asociaron con el pobre desempeño 
cognitivo. 
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1
2
 
6401 adultos 
entre 39-63 
años de edad 
 IMC, estado 
metabólico: 
presión arterial, 
alta densidad de 
lipoproteina, 
trigiliceridos, 
glucosa en 
sangre, 
medicamentos. 
Alice Heim 4-1 para 
razonamiento verbal y 
matemático, 20-word free 
recall test para memoria 
verbal, fluidez verbal 
fonémica y semántica 
El deterioro cognitivo durante los 10 años 
de seguimiento fue similar entre el grupo 
obeso metabólicamente normal y los 
obesos metabólicamente anormal. 
Diferencias en funcionamiento cognitivo 
en la línea base que no incrementaron en 
el tiempo. 
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 873 
participantes 
entre 70-90 
años 
Velocidad de procesamiento 
(Dígitos y símbolos, TMT 
A); motora fina (Grooved 
Pegboard Test); Memoria 
(Memoria lógica, Palabras 
de Rey, BVRT), lenguaje 
(denominación de animales, 
Boston) Espacial (diseño 
con cubos), FE (TMT B, 
FAS, Stroop). 
**Marcadores de 
inflamación 
IMC, diabetes, glucosa. 
Edad, sexo, escolaridad, 
depresión, factores 
cardiovasculares y 
metabólicos, consumo de 
alcohol, tabaco 
Mientras la inflamación aumenta, la 
función cognitiva disminuye. 
Especialmente en velocidad de 
procesamiento. 
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3
 
732 
participantes 
entre 18 y 88 
años 
IntegNeuro (computarizado) 
Digit span, tiempo de 
reacción, cambio de 
atención TMT, interferencia 
verbal stroop, FE laberintos, 
motora, tapping, lenguaje 
(fluencia fonológica, 
semántica), memoria lista 
de palabras, 
 
IMC, peso, altura BMI asociado con decremento en 
atención, velocidad de procesamiento, 
función motora. 
Los déficits ejecutivos pueden aumentar 
con la edad. 
 
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4
 
Individuos entre 
74-94 años 
Velocidad de procesamiento 
(dñigitos y símbolos, TMT 
A); memoria (lógica, 
palabras de Rey, Retención 
Visual Benton); lenguaje 
(denominación de animales, 
boston); FE (FAS, TMT B, 
Stroop) 
IMC, 
circunferencia de 
cintura, grasa 
corporal y 
abdominal por 
DEXA 
Edad, sexo, escolaridad, 
síntomatología depresiva, 
dx de angina pectoris, 
infarto a miocardio, ataque 
isquémico, hipertensión, 
diabetes mielitus, 
colesterol alto, cambio de 
peso en linea base, 
genotipo APOE 
 
Mejor desempeño cognitivo en 
participantes con sobrepeso, seguidos por 
los individuos obesos y los peores 
desempeños de los normopeso. 
 
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5
 
62 adultos 
mayores sanos 
entre 51-81 
MMSE para excluir 
FE (TMT B, Numeros y 
letras), velocidad de 
procesamiento (TMT A), 
Memoria (historias, listas de 
palabras). 
 
IMC MRI CTI 
 
 No se encontraron relaciones entre IMC y 
cognición. No se encontraron 
disfunciones cognitivas asociadas con 
IMC alto ni alteraciones en DTI. 
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A
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1
5
 1570 
participantes 
71-92 años 
TYM compuesto de 10 
tareas cognitivas 
Circunferencia de 
cintura, 
circunferencia de 
cadera, 
cifrcunferencia 
de músculo del 
brazos 
Función del 
músculo y 
sarcopenia 
Resistencia a la insulina, 
inflamación, proteína C-
reactiva, diabetes, posición 
socioeconímica, educación, 
actividad física, consumo 
de alcohol y tabaco, 
 
Relación entre CC CC y funcionamiento 
cognitivo. Más WC WHR IMC en 
adultos con funcionamiento cognitivo 
normal. 
K
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D
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2
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1
6
 56 adultos 
sanos: un grupo 
de 65 años y 
otro de 40 
Ev. Cog: VP (stroop 
palabras, color, TMT A) 
MT (WAIS NL dígitos en 
regresión), FE (Stroop, 
TMT B). 
IMC Reserva cogntivia por 
autoreporte, escala de 
depresión 
Déficits en FE relacionados con IMC 
Sin relación entre IMC y VP 
K
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K
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M
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2
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6
 
5125 adultos 
mayores a 46 
años 
MMSE IMC Asociación protectora de obesidad con fx 
cognitiva en la vejez 
 
 
 25 
Con relación a los cambios neuroanatómicos asociados con la obesidad en la vejez, 
Walther, Birdsill, Glisky y Ryan (2010) realizaron un estudio con mujeres entre 52 y 92 años de 
edad donde encontraron una asociación negativa entreel IMC y el volumen en corteza 
orbitofrontal y posterior derecha desde el giro parahipocampal hasta el lóbulo occipital, así como 
en el cerebelo derecho, aun cuando se consideró la hipertensión como covariable. Brooks et al. 
(2012) encontraron resultados similares con reducción del volumen cerebral, principalmente en 
corteza prefrontal dorsolateral bilateral, acompañado de reducción en el área motora 
suplementaria izquierda, giro frontal inferior izquierdo y giro postcentral izquierdo. Aunado a 
esto, se encontró una asociación negativa entre IMC y conectividad en córtex cingulado posterior 
y precuneo, aun considerando la edad, sexo y enfermedades comórbidas a la obesidad (Beyer et 
al., 2017). En contraste, se encontró evidencia de aumento en el volumen de sustancia blanca en 
lóbulos frontales, temporales, parietales y occipitales conforme el IMC aumentaba (Walther, 
Birdsill, Glisky & Ryan, 2010). 
El análisis de los resultados contradictorios en las investigaciones previas es de suma 
importancia ya que la prevalencia en la obesidad aumenta al igual que la población mexicana de 
edad avanzada. De acuerdo con la Encuesta Intercensal 2015 del INEGI (2015), se estima que la 
población de edad avanzada representa el 7.2% de la población. Las cifras de la ENSANUT 
(2012) sugieren que la población mexicana se encuentra en un envejecimiento acelerado, 
estimando que para 2050 los adultos mayores conformarán alrededor del 28.0% de la población. 
Si la obesidad en la vejez realmente está relacionada con la aceleración en el deterioro 
cognitivo, ambos aumentos en la prevalencia se potencializarán implicando costos económicos, 
sociales y en la calidad de vida de los adultos mayores. En 2015 se estimó un costo anual de 3 
mil 500 millones de dólares en atención a enfermedades relacionadas con la obesidad. Para 2017 
se estima que la cifra aumentará a 150 860 millones de pesos (Dávila et al., 2015). Aunado a esto, 
 26 
no se puede perder de vista que, de acuerdo con la Secretaría de Salud Pública, el 9.2% de los 
casos con sobrepeso y obesidad tienen diabetes. Esto resulta importante ya que se ha encontrado 
que los déficits cognitivos son más evidentes ante la presencia de diabetes. Bischof y Park (2015) 
encontraron que los adultos mayores con obesidad tenían un desempeño cognitivo más pobre aun 
cuando se consideraban otras variables como la presencia de diabetes, hipertensión, consumo de 
alcohol y tabaco, entre otras. Sin embargo, no puede perderse de vista que tanto la obesidad como 
la diabetes se han reconocido como factores de riesgo para desarrollar demencia, incluyendo la 
enfermedad de Alzheimer (Walker & Harrison, 2015). 
En los artículos revisados se encontraron algunas particularidades metodológicas que 
restan claridad a estas evidencias. Por ejemplo, se sabe en la vejez se pierde la densidad ósea, hay 
un aumento en la infiltración de grasa en el músculo, la masa de grasa aumenta y se distribuyen 
los depósitos de grasa por lo que el IMC puede no ser la medida más adecuada para calcular la 
grasa corporal (Fakhouri, Kit, Carroll, Flegal & Ogden, 2014). West y Haan (2009) proponen la 
circunferencia de cintura como un indicador con mayor precisión de grasa abdominal visceral, 
por encima de otras medidas incluyendo el IMC. En población latina se considera como obesidad 
más de 80 cm en mujeres y más de 90 cm en hombres (Castro-Martínez et al., 2016). Por otro 
lado, Dahl et al. (2016), quienes no encontraron evidencia que asocie la obesidad con el 
desempeño cognitivo, cuestionan la muestra recabada ya que afirman que los adultos mayores 
que realmente tienen alteraciones en el desempeño cognitivo no participan en estudios como éste. 
Además, no todos los estudios realizados utilizan criterios de exclusión adecuados, grupos 
controles, instrumentos estandarizados o variables tales como la depresión (Prickett, Brennan & 
Stowyk, 2014) lo que hace más claro la importancia de realizar más investigación sobre el tema. 
 
 27 
5. Justificación 
La prevalencia de obesidad aumenta a la par que la población mexicana geriátrica. Por lo 
tanto, si la obesidad en la vejez realmente se relaciona con la aceleración en el deterioro 
cognitivo, se espera que aumenten las cifras de adultos mayores con fallas cognitivas. Además, 
la presencia de otras afecciones en personas con sobrepeso y obesidad como diabetes e 
hipertensión, así como el consumo de alcohol y tabaco potencializan los déficits cognitivos. 
En la literatura revisada se encontraron particularidades metodológicas que podrían 
explicar la contradicción entre resultados por lo que el presente estudio analizará esta relación 
mediante una medición de obesidad más precisa (porcentaje de grasa) sin excluir aspectos 
emocionales y del estilo de vida de los participantes. 
La problemática que se pretende investigar en el presente trabajo promete proveer 
información correlacional con la que se puedan generar programas de prevención e intervención 
de la obesidad en la vejez. Particularmente comprobar una asociación entre la obesidad y el 
funcionamiento cognitivo definiría esta variable como factor, ya sea de riesgo o protector, de 
deterioro cognitivo en la vejez, y así favorecer mejores condiciones de salud para que el 
envejecimiento implique mínimos problemas de salud, mejorando su calidad de vida. 
5.1. Objetivo 
El presente trabajo planteó como objetivo general evaluar la relación entre obesidad, 
memoria y funciones ejecutivas en adultos mayores mexicanos. Adicionalmente se plantearon 
como objetivos específicos: (1) comparar el desempeño cognitivo entre los adultos mayores con y 
sin obesidad; y (2) determinar la relación entre las distintas medidas antropométricas y el 
desempeño cognitivo. 
 
 28 
5.2. Hipótesis 
H0: No hay diferencias en el desempeño cognitivo entre adultos mayores mexicanos con 
y sin obesidad. Así como tampoco hay relación entre las medidas antropométricas y el 
desempeño cognitivo. 
H1: El desempeño cognitivo de adultos mayores mexicanos con obesidad es peor que el 
de adultos mayores sin obesidad. En este mismo sentido, las medidas antropométricas se asocian 
con el desempeño cognitivo, de manera que a mayor IMC, circunferencia de cintura y porcentaje 
de grasa habrá peor desempeño cognitivo. 
 
5.3. Variables 
Variables independientes: índice de masa corporal, circunferencia de cintura y 
porcentaje de grasa. 
 
Variable dependiente: desempeño cognitivo en tareas de memoria y funciones 
ejecutivas. 
 
Tabla 3. 
Definición operacional de variables independientes y dependientes 
Variable Definición conceptual Definición Operacional 
Instrumento Medidas 
Obesidad Acumulación anormal 
o excesiva de grasa 
(OMS, 2016). 
Peso Kilogramos 
Índice de masa corporal Ideal: 18.5-24.9 
Sobrepeso: 25-29.9 
Obesidad: >30 
Circunferencia de 
cintura 
Hombres 
Obesidad: >90 cm 
Mujeres 
Obesidad: >80 cm 
(Castro-Martínez et 
al., 2016). 
 
 29 
Porcentaje de grasa 
 
Hombres 
Normopeso: 13-24% 
Obesidad: >24% 
 
Mujeres 
Normopeso: 24-35% 
Obesidad: >35% 
(Gallagher, et al., 
2000) 
 
Coeficiente 
intelectual 
Índice global para 
calcular la habilidad 
general de inteligencia 
(Weschler, 2008) 
 
CIT del WAIS-IV Media: 100 
D.E.: 15 
Codificación Componente de la 
memoria que se refiere 
a la manera en la que 
la información se 
representa en el 
sistema nervioso. 
 
TAVEC 
V3. Total de palabras 
recordadas en el 
conjunto de los cinco 
ensayos (RI-AT) 
 
Baremos en 
puntuación Z del 
grupo de edad 5 (55-
64) y 6 (65-74). 
Memoria a 
corto plazo 
Sistema de memoria 
explícita disponible 
por pocos segundos, 
con capacidad 
limitada y vulnerable a 
distracciones (Miller, 
1956). 
 
TAVEC 
V8. Recuerdo libre a 
corto plazo 
 
Baremos en 
puntuación Z del 
grupo de edad 5 (55-
64) y 6 (65-74). 
Memoria a 
largo plazo 
Sistema de memoria 
que almacenainformación durante 
un periodo largo de 
tiempo (Rains, 2004). 
 
TAVEC 
V9. Recuerdo libre a 
largo plazo 
Baremos en 
puntuación Z del 
grupo de edad 5 (55-
64) y 6 (65-74). 
 30 
Mantenimiento Representación de la 
información en el 
sistema nervioso que 
está almacenada y 
disponible (Rains, 
2004). 
TAVEC 
V10. Recuerdo con 
claves a corto plazo 
V11. Recuerdo con 
claves a largo plazo 
V23. Número de 
aciertos en prueba de 
reconocimiento 
V24. Número de falsos 
positivos en la prueba 
de reconocimiento. 
 
Baremos en 
puntuación Z del 
grupo de edad 5 (55-
64) y 6 (65-74). 
Memoria visual Sistema de memoria 
encargado de procesar 
representaciones 
visuales y espaciales 
(Ardila, et al., 2015). 
 
Figura Compleja de 
Rey- Osterrieth ROCF 
Evocación diferida 
Percentil inferior a 
30 se considera 
como puntuación 
clínica. 
Planeación Organización de 
secuencias para 
ejecutar planes y 
llegar a una meta en 
un menor tiempo, 
esfuerzo y dispersión 
cognitiva (Flores, 
Ostrosky-Shejet & 
Lozano, 2012). 
 
Torre de Londres 
Puntuación del total de 
movimientos 
 
130 Muy superior 
120-129 Superior 
110-110 Promedio 
alto 
90-109 Promedio 
80-89 Promedio bajo 
70-79 Límite 
<70 Pobre 
Figura Compleja de 
Rey- Osterrieth 
Copia 
Percentil inferior a 
30 se considera 
como puntuación 
clínica. 
Inhibición Regulación y control 
de respuestas 
impulsivas (Flores, 
Ostrosky-Shejet & 
Lozano, 2012). 
Stroop 
Palabra-color 
 
Percentiles 
80-95 Máximo 
40-60 Promedio 
30 límite 
<20 deficiente 
Flexibilidad 
mental 
Capacidad para 
cambiar el 
pensamiento y la 
acción con el objetivo 
de percibir, procesar y 
responder a 
WSCT 
Respuestas 
perseverativas 
Errores perseverativos 
Respuestas de nivel 
conceptual 
Puntuación estándar 
107 Por arriba del 
promedio 
92-196 Promedio 
77-84 Por debajo del 
promedio 
 31 
situaciones de 
diferentes maneras 
(Eslinger & Grattan, 
1993). 
Número de categorías 
concluídas 
70-76 Levemente 
alterado 
62-69 
Moderadamente 
alterado 
55-61 Severamente 
alterado 
 
 
Velocidad de 
procesamiento 
Habilidad para 
procesar una cierta 
cantidad de 
información por 
unidad de tiempo 
(Ríos-Lago, Periáñez 
& Rodríguez-Sánches, 
2008). 
WAIS-IV 
Índice de Velocidad de 
Procesamiento: 
- Búsqueda de 
símbolos 
- Claves 
Índices globales: 
Media: 100 
D. E.: 15 
 
Puntuaciones 
escalares 
Media de 10 
D.E. 3 
Memoria de 
Trabajo 
Mantenimiento de la 
información en línea 
mientras es analizada, 
seleccionada e 
integrada (Flores, 
Ostrosky-Shejet & 
Lozano, 2012). 
WAIS-IV 
Índice de Memoria de 
Trabajo: 
- Retención de 
dígitos 
- Aritmética 
Índices globales: 
Media: 100 
D. E.: 15 
 
Puntuaciones 
escalares 
Media de 10 
D.E. 3 
 
 32 
6. Método 
6.1. Participantes 
Se reclutaron adultos mayores voluntarios de 60 años de edad o más, divididos de 
acuerdo al porcentaje de grasa, con obesidad (Hombres >24%; Mujeres >35%) y sin obesidad 
(Hombres 13-24%; Mujeres 24-35%) pertenecientes al Centro de Atención Integral INAPAM, 
Centro Cultural San Francisco INAPAM, Universidad de la Tercera Edad (UTE) Campus 
Mixcoac, Unidad de Desarrollo y Educación para la Tercera Edad (UNIDE) de Tlalnepantla y 
comunidad de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. 
Criterios de inclusión: Mujeres y hombres mayores de 60 años de edad, sin 
enfermedades crónico degenerativas conocidas, salvo diabetes mellitus tipo II e hipertensión pero 
controladas. 
Criterios de exclusión: Historia de patología psiquiátrica y/o neuropsicológica, 
trastornos en el desarrollo, patologías físicas, historia de traumas craneoencefálicos o accidentes 
cerebrovasculares, abuso de alcohol y de drogas. Adultos que estén en programas para bajar de 
peso, con placas, clavos quirúrgicos y marcapasos en el cuerpo. Asimismo, se excluyeron 
participantes que obtuvieron una puntuación menor a 23 puntos en MMSE, CIT menor a 85 
puntos o puntaje mayor a 9 en Escala de Depresión Geriátrica Yesavage. 
Criterios de eliminación: participantes que no completaron la evaluación 
neuropsicológica y/o valoración antropométrica. 
 
6.2. Materiales 
Se utilizó una cinta antropométrica de fibra de vidrio marca SECA y una báscula de 
bioimpedancia marca TANITA. 
 33 
6.3. Instrumentos 
1. Mini-Examen Cognoscitivo (MEC; Revillas, 2014) derivado del Mini-Mental State 
Exploration (MMSE; Folstein, Folstein & McHugh, 1975). Es una escala de cribado para 
identificar deterioro cognitivo. Actualmente el punto de corte establecido son 23 puntos. 
2. Depresión Geriátrica de Yesavage (GDS30; 1986): contiene 30 preguntas dicotómicas 
donde el puntaje mayor a 9 se considera con depresión (Prieto-Miranda, Villanueva-
Muñoz, Arias-Ponce, Jiménez-Bernardino, 2016). 
3. Escala Weschler de Inteligencia para Adultos-IV (WAIS-IV; Weschler, 2008). Este 
instrumento se utiliza para evaluar la capacidad cognitiva entre los 16 a 90 años de edad 
cuyas puntuaciones en las subpruebas estiman el funcionamiento intelectual. Se compone 
de cuatro índices: Comprensión Verbal, Razonamiento Perceptual, Memoria de Trabajo y 
Velocidad de Procesamiento. Cuenta con datos normativos para la población mexicana. 
4. Figura compleja de Rey-Osterrieth (FCRO; Rey, 2006). Esta prueba se diseñó para 
evaluar la organización perceptual y memoria visual. Es una figura dividida en 18 
unidades, a las cuales se les asigna un puntaje obteniendo un total de 36 puntos tanto en la 
copia como la reproducción de memoria. Asimismo, se consideran errores de rotación, 
fallos en la localización, repeticiones, distorsiones, cambios en trazos o tamaños, 
omisiones, sustituciones, entre otros. Este test cuenta con datos normativos para población 
latinoamericana, incluyendo a México (Rivera et. al, 2015). 
5. Test de Aprendizaje Verbal España-Complutense (TAVEC; Benedet & Alejandre, 1998). 
Se presenta una lista de aprendizaje con 5 ensayos, posteriormente se presenta una lista de 
interferencia, la prueba de recuerdo libre a corto plazo de la lista A y la prueba de 
recuerdo con claves semánticas a corto plazo de la lista A. Después de 20 minutos de 
interferencia, se realiza la prueba de recuerdo libre a largo plazo de la lista A seguido de 
la prueba de reconocimiento de la lista A. Los baremos disponibles son para población 
española únicamente. 
6. Prueba de clasificación de tarjetas de Wisconsin (WSCT; Heaton, Chelune, Talley, Kay & 
Curtis, 2001). Este instrumento se desarrolló para evaluar la habilidad de modificar 
 34 
estrategias cognitivas. El participante coloca cartas debajo de una de las cuatro tarjetas 
estímulo y el evaluador indica si es correcta o no. Se registran las respuestas correctas, 
total de errores, respuestas perseverativas, entre otras. No se cuentan con datos 
normativos para población mexicana. 
7. Torre de Londres (TOL-DX; Culbertson & Zillmer, 1999). Este instrumentó fue diseñado 
para evaluar la elaboración y ejecución de estrategias para resolver problemas. 
Actualmente no se cuentan con baremos adecuados para la población mexicana. 
8. Stroop test de colores y palabras (Golden, 2007). Esta prueba mide la capacidad de 
inhibición. Se compone de tres láminas, las cuales se leen en voz alta. Las dos primeras 
son tareas de lectura y denominación mientras que en la tercera se solicita al participante 
que inhiba dichas respuestas automáticas. Actualmente existen datos normativos para 
población mexicana (Rivera et. Al, 2015). 
 
6.4. Diseño y procedimiento: 
El diseño del presente estudió fue cuasiexperimental, transversal, comparativo y 
multicentro. Se dividió en cuatro fases: 
 
Fase 1 
Se invitó a participar a adultos mayores a 60 años pertenecientes al Centro de Atención 
Integral (CAI) del INAPAM, Centro Cultural San Francisco del INAPAM, Universidad de la 
Tercera Edad (UTE) Campus Mixcoac,Universidad de Desarrollo y Educación para la Tercera 
Edad (UNIDE) Campus Tlalnepantla y comunidad de la Universidad Nacional Autónoma de 
México, Facultad de Estudios Superiores Iztacala. La invitación se realizó mediante la 
elaboración de carteles y visitas a salones, de acuerdo con las características de cada lugar. 
 35 
Fase 2 
Se realizó una entrevista individual con cada participante para explicar el objetivo del 
estudio, brindar el consentimiento informado y esclarecer cualquier duda. Asimismo, se realizó la 
historia clínica, la aplicación del MMSE y GDS30. En esta sesión, con duración de una hora 
aproximadamente, se determinó si el participante se seleccionó para formar parte de la muestra. 
En el caso de las personas que no cumplían los criterios de inclusión, se les explicó esto y se les 
informó que se les entregaría reporte de resultados de la evaluación tamiz. 
 
Fase 3 
En el caso de que el participante cumpliera con los criterios de inclusión, se procedió a 
citarlos nuevamente para la toma de medidas antropométricas de acuerdo con las Normas 
Internacionales para la Valoración Antropométrica (ISAK, 2001), mediante los instrumentos 
previamente mencionados. Cabe mencionar que se brindó un consentimiento informado 
específico para el uso de la báscula de bioimpedancia ya que está contraindicada para personas 
con placas metálicas, clavos quirúrgicos y marca pasos por lo que se solicitó que cada 
participante declarara por escrito que no posee ninguno de éstos. Asimismo, se realizó la 
evaluación neuropsicológica por lo que generalmente esta fase consistió en dos sesiones, con 
duración de hora y media. 
 
Fase 4 
Una vez concluida la evaluación, se realizó la devolución del reporte de resultados de 
forma individual y se le explicó a cada participante en qué consistían las recomendaciones. En el 
caso de los participantes que presentaran puntuaciones de relevancia clínica y/o antecedentes de 
importancia se canalizaron inmediatamente a las clínicas de la residencia de la maestría de 
 36 
Psicología UNAM Residencia en Neuropsicología Clínica pertenecientes a la Facultad de 
Psicología, FES Zaragoza o FES Iztacala. 
 
6.5. Análisis estadístico 
La captura y análisis de los datos se realizaron mediante el programa SPSS Statistics 
Versión 20, con el cual se realizaron estadísticos descriptivos para caracterizar la muestra, así 
como contrastes de hipótesis para identificar diferencias entre grupos mediante U de Mann 
Whitney con exactitud de Monte Carlo) y rho de Spearman. 
 
 37 
7. Resultados 
Se reclutaron 60 participantes en total, de los cuales fueron excluidos 35 ya que no 
cumplían con los criterios de inclusión (figura 1). No obstante, 26 participantes desearon que se 
les aplicaran tanto el instrumento de cribado cognitivo, así como la evaluación del estado de 
ánimo. 
 
Figura 1. Diagrama de flujo sobre los participantes captados. Nota: TCE= Traumatismo 
Craneoencefálico; TNCL= Trastorno Neurocognitivo Leve; EVC= Enfermedad Cerebrovascular; 
P.= Padecimientos; MMSE= Mini-Examen Cognoscitivo; GDS30= Escala de Depresión 
Geriátrica. 
 
La muestra final se compuso de 11 participantes: 9 mujeres (%) y 2 hombres (11.1%), 
con un rango de edad entre 61-77 años de edad (ver Tabla 4). En cuanto a la escolaridad, la media 
fue de 15.36 años, correspondiente a carrera universitaria. En su mayoría, los participantes del 
 38 
presente estudio se encontraban activos ya sea mediante actividades remuneradas o asistiendo a 
clases impartidas por centros culturales y/o instituciones para adultos mayores. 
Tabla 4 
Características demográficas de la muestra 
 
Obesidad 
n= 5 
Sin Obesidad 
n= 5 
 
Características Frec. % Media D.E. Frec. % Media D.E. p 
Edad en años 67.40 5.68 68 6.28 .364 
Años de 
escolaridad 
 18.40 4.03 14.2 1.64 .025* 
Sexo 
Hombres 1 20 0 0 
Mujeres 4 80 5 100 
Ocupación 
Jubilado 1 20 0 0 
Laboralmente 
activo 
2 40 1 20 
Jubilado/asiste 
a clases 
2 40 4 80 
Ejercicio 
Sí 3 60 3 60 
No 2 40 2 40 
Diabetes 
Sí 
No 
 
0 
5 
 
0 
100 
 
0 
5 
 
Hipertensión 
Sí 
 
2 
 
40 
 
1 
 
20 
 
 39 
No 3 60 4 80 
Estatura en 
centímetros 
 154.60 7.02 156 5.65 .365 
Peso en gramos 66560 7974.83 56120 7016.9 .078 
IMC 27.76 1.86 22.98 1.61 .003* 
Porcentaje de 
grasa 
 35.30 5.10 28.02 2.92 .048* 
Circunferencia 
de cintura 
 82.34 10.22 73.90 87.68 .078 
Circunferencia 
de cadera 
 98.34 2.01 87.68 12.93 .132 
MMSE 28.80 1.64 27.8 .44 .361 
GDS 2.00 2.12 2.40 3.78 .450 
CIT 111.40 4.72 107.00 10.22 .114 
Nota: IMC: Índice de masa corporal; MMSE: Minimental; GDS Geriatric Deprression Scale; CIT 
Capacidad Intelectual Total; D.E.= Desviación Estándar; *p<.05 
 
En cuanto al estado de salud, únicamente un participante reportó padecer diabetes con 
evolución de dos años y en tratamiento. Aunado a esto, cuatro participantes fueron 
diagnosticados con hipertensión, la cual estaba controlada mediante tratamiento farmacológico al 
momento de la evaluación. En cuanto a las escalas cognitivas de cribado, todos los participantes 
cumplieron con los puntajes mínimos requeridos por lo que las puntuaciones no varían entre 
participantes. 
Los participantes se clasificaron en dos grupos de acuerdo al porcentaje de grasa; las 
características antropométricas de la muestra se presentan en la Tabla 4, en las cuales se 
 40 
encontraron diferencias significativas en años de escolaridad (p= .025), IMC (p= .003) y 
porcentaje de grasa (p= .048). Debido a la evidencia sobre los efectos negativos de la diabetes 
sobre el funcionamiento cognitivo, se eliminó al único participante con diabetes con el objetivo 
de comparar desempeños entre personas sin obesidad y personas con obesidad únicamente. 
En las tablas 5 y 6 se presentan los resultados de los contrastes de hipótesis en los cuales 
se encontraron diferencias marginales (p= .051) en Recuerdo Libre a Largo Plazo (RL-LP) en el 
cual los participantes con obesidad lograron recuperar más cantidad de palabras de forma 
espontánea y después de una demora de 20 minutos. 
En las pruebas de funcionamiento ejecutivo, se encontró una diferencia significativa 
entre los grupos en el Tiempo de Inicio de TOL (p= .023), en la cual el grupo con obesidad tarda 
más en iniciar su ejecución. 
 
Tabla 5 
Comparación de puntuaciones entre grupos mediante U de Mann Whitney con Monte Carlo 
Obesidad 
n= 5 
Sin Obesidad 
n= 5 
 
Subprueba M (DE) M (DE) P 
FCRO 
EVOCACIÓN 46 (21.908) 23 (17.888) .072 
TAVEC 
V3. RI-AT 1.200 (.44721) .600 (.547) .138 
V8. RL-CP 1.200 (.000) .447 (1.000) .058 
V9. RL-LP 1.000 (.707) -.200 (.836) .051* 
V10. RCL-CP 1.400 (.547) .800 (.836) .196 
V11. RCL-LP 1.200 (.447) .400 (.894) .141 
 41 
V23. RECON-AC .400 (.547) .000 (.707) .325 
V25. FP -.600 (.547) -.200 (.836) .344 
Nota: FCRO=Figura Compleja de Rey Osterrieth; TAVEC= Test de Aprendizaje Verbal España-
Complutense; RI-AT=Total de palabras recordadas en el conjunto de los cinco ensayos; RL-CP= 
Recuerdo libre a corto plazo; RL-LP= Recuerdo libre a largo plazo; RCL-CP= Recuerdo con claves a 
corto plazo; RCL-LP= Recuerdo con claves a largo plazo; RECON-AC= Número de aciertos en la prueba 
de reconocimiento; FP= Número de falsos positivos en la prueba de reconocimiento. M= Media; DE= 
Desviación Estándar. *p<.05 
 
 42 
Tabla 6 
Comparación de puntuaciones entre grupos, excluyendo al participante con diabetes, en pruebas 
de funcionamiento ejecutivo U de Mann Whitney con ajuste de Monte Carlo 
 
Con Obesidad 
n= 5 
Sin Obesidad 
n= 5 
 
Subprueba M (DE) M (DE) p 
WAIS-IV 
RD WAIS-IV 11.20 (1.924) 10.80 (2.683) .359 
AR WAIS-IV 10.00 (1.87) 9.80 (1.643) .409 
BS WAIS-IV 11.20 (1.304) 12 (3.082) .585 
CL WAIS-IV 11.40 (.548) 10.60 (1.673) .197 
STROOPINTERF 36 (15.165) 42 (16.431) .412 
FCRO 
FCRO COPIA 34 (11.401) 29.800 (25.984) .258 
TORRE DE LONDRES 
NO. DE MOVIMIENTOS 105. 400 (21.702) 91.200 (13.755) .119 
TOTAL CORRECTAS 103 (21.702) 90.400 (7.778) .244 
TIEMPO DE INICIO 116 (17.606) 94. 400 (9.316) .013* 
TIEMPO DE EJECUCIÓN 99.200 (15.401) 94.400 (15.962) .316 
TIEMPO TOTAL 88.200 (19.266) 85.200 (18.952) .488 
VIOLACIÓN TIEMPO 95.600 (16.024) 86.800 (17.469) .329 
VIOLACIÓN DE REGLA 99.600 (14.310) 90.400 (19.718) .216 
WSCT 
NO. CAT. 13 (6.708) 16 (.000) .502 
P. DE ERRORES 82.600 (21.407) 89.200 (11.410) .253 
RESP. PERS. 89.600 (21.102) 97.200 (8.105) .119 
ERRORES PERS. 92.800 (23.252) 95.800 (9.444) .415 
Nota: WAIS-IV: Escala de Inteligencia Weschler Adultos; RD= Retención de dígitos; AR= Aritmética; 
BS= Búsqueda de símbolos; CL= Claves; INTERF= Interferencia; FCRO= Figura Compleja de Rey 
Osterrieth; WCST= Test de Clasificación de Tarjetas Wisconsin; RESP. PERS.= Porcentaje de respuestas 
perseverativas; ERROES PERS.= Porcentaje de errores perseverativos; M= Media; DE= Desviación 
Estándar. *p<.05 
 
 43 
Por otro lado no se encontraron correlaciones entre las distintas medidas antropométricas (tabla 
7). 
 
Tabla 7 
Correlaciones de medidas antropométricas. 
 IMC Porcentaje de 
grasa 
Circunferencia 
de cintura 
Circunferencia 
de cadera 
IMC 
CORRELACIÓN DE 
SPEARMAN 
SIG. (BILATERAL) 
 
1 
 
.491 
.150 
 
.479 
.162 
 
.628 
.052 
PORCENTAJE DE 
GRASA 
CORRELACIÓN DE 
SPEARMAN 
SIG. (BILATERAL) 
 
.491 
.150 
 
1 
 
.188 
.603 
 
.354 
.316 
C. DE CINTURA 
CORRELACIÓN DE 
SPEARMAN 
SIG. (BILATERAL) 
 
.479 
.162 
 
.188 
.603 
 
1 
 
.494 
.147 
C. DE CADERA 
CORRELACIÓN DE 
SPEARMAN 
SIG. (BILATERAL) 
 
.628 
.052 
 
.354 
.316 
 
.494 
.147 
 
1 
Nota: IMC= Índice de Masa corporal; C.= Circunferencia. *p<.05 **p<.01 
 
 
En cuanto a las correlaciones entre las medidas antropométicas y el desempeño 
cognitivo (ver Tabla 8), se encontró que el IMC correlacionó positivamente con la evocación de 
la FCRO (p=.049) así como con el Tiempo de Inicio en TOL (p=.042). La circunferencia de 
cintura y las respuestas perseverativas correlacionaron negativamentemente (p=.030) mientras 
que la circunferencia de cadera correlacionó con la copia de FCRO (p=.027). 
 44 
Tabla 8. 
Correlaciones entre medidas antropométricas y desempeño en pruebas de memoria 
Variables involucradas Correlación de Spearman p 
MEMORIA 
IMC – FCRO EVOCACIÓN .634 .049* 
FUNCIONES EJECUTIVAS 
IMC – TIEMPO INICIO TOL .650 .042* 
C. CINTURA – RESP. PERS. WSCT -.683 .030* 
C. CADERA – FCRO COPIA .689 .027* 
Nota: : IMC= Índice de Masa corporal; C.= Circunferencia; FCRO=Figura Compleja de Rey 
Osterrieth; WCST= Test de Clasificación de Tarjetas Wisconsin; RESP. PERS.= Porcentaje de 
respuestas perseverativas; M= Media; DE= Desviación Estándar. *p<.05 
 
 
 
 
 45 
8. Discusión y conclusiones 
8.1. Discusión 
En nuestro país la obesidad es un problema de salud pública con consecuencias graves 
sobre la salud de las personas que la padecen así como costos económicos para las instituciones 
de salud pública. En las últimas dos decadas las neurociencias han intentado determinar el efecto, 
positivo o negativo, de la obesidad en la tercera edad principalmente por la relación encontrada 
con trastornos neurocognitivos tales como la enfermedad de Alzheimer. Debido a esto, el 
presente trabajo se realizó con el objetivo general de evaluar la relación entre obesidad, memoria 
y funciones ejecutivas en adultos mayores mexicanos. Mediante una evaluación neuropsicológica 
y medidas antropométricas como circunferencia de cintura, circunferencia de cadera, índice de 
masa corporal y porcentaje de grasa, se contrastó el desempeño de adultos mayores con y sin 
obesidad. 
El desempeño en tareas de memoria fue similar entre ambos grupos, a excepción de la 
variable Recuerdo Libre a Largo Plazo del TAVEC. Los participantes con obesidad tuvieron 
mayor número de palabras evocadas que aquellos que no tenían obesidad. Dicho hallazgo 
contradice los resultados de otros estudios donde los participantes con obesidad, medida por 
IMC, circunferencia de cintura y/o cadera, tienen un desempeño deficiente en tareas de memoria 
similares al TAVEC (Gunstad, 2010; Sturman et al., 2008; Walther et al., 2010). Sin embargo, 
hay algunos estudios como el de Smith et al. (2014) donde no encontraron diferencias entre 
grupos en dichas tareas. Sólo hubo una correlación sgnificativa entre la evocación de la 
información visual y la circunferencia de cadera (p= .049). En la literatura revisada generalmente 
se utiliza el modelo multialmacén (Atkinson & Shiffrin, 1968) para analizar la relación entre 
obesidad y memoria (Gunstand, 2010) así como instrumentos que dan un puntaje general del 
desempeño cognitivo (Hassing, 2010) y que incluyen puntuaciones en memoria, pero no reportan 
 46 
relación alguna entre el desempeño en memoria visual con medidas antropométricas. En este 
mismo sentido, Bolzenius et al. (2015) no encontraron relaciones entre el IMC y la memoria en 
modalidad verbal, tanto en listas de palabras como historias. 
Como resultado de los contrastes de hipótesis en Funcionamiento Ejecutivo, el Tiempo 
de Inicio en TOL fue significativamente distinto entre grupos. Esta variable se asocia con la 
inhibición de respuestas automáticas así como lentificación motora (Culberston & Zilmer, 2009). 
Nuestro grupo con obesidad tardó más tiempo en iniciar la solución del problema, lo que sugiere 
que los participantes con obesidad aunque logran inhibir sus respuestas automáticas ellos muestra 
una lentificación con respecto a los sujetos sin obesidad. Para evaluar la inhibición en este tipo de 
estudios se utiliza el Test de Stroop y se ha encontrado que los adultos mayores con obesidad 
tienen un desempeño deficiente en este dominio (Trollor et al., 2012; Kirton & Dotson, 2016). En 
contraste, nuestros resultados sugieren que los participantes con obesidad no muestran ser más 
impulsivos que los que no tienen obesidad solo invirtieron más tiempo en generar la estrategia 
para resolver el problema. 
La relación entre obesidad e impulsividad ha sido estudiada en otros grupos de edades 
relacionando la impulsividad patológica con el aumento de peso (Sansone & Sansone, 2013; 
Campbell & Eisenberg, 2007). La obesidad está caracterizada a nivel conductual y cerebral por 
una sensibilidad a la recompensa y poco control inhibitorio principalemente en la vejez, que se 
manifesta mediante el consumo de mayor cantidad de alimentos o alimentos con mayor contenido 
calórico (Aiello et. Al, 2018). No obstante, las puntuaciones en la variable Violación de Regla, 
también incluída en TOL, no arrojó diferencias entre grupos por lo que no se puede afirmar que 
el desempeño de los adultos mayores con obesidad fuese impulsivo. 
Por otro lado, los hallazgos sobre la velocidad de procesamiento son contradictorios en 
adultos mayores con obesidad. Por un lado Walther, Birdsill, Glisky y Ryan (2009) encontraron 
 47 
mayor velocidad de procesamiento así como mayor volumen de sustancia blanca cuando se tenía 
un IMC alto. Su hipótesis se relacionó con una mejor conectividad neuronal que se refleja como 
mayor velocidad de procesamiento. En contraste, Gunstand (2013) encontró decremento en 
velocidad de procesamiento así como en atención y función motora. En este mismo sentido, la 
diferencia en el tiempo de inicio de los adultos mayores con obesidad de nuestro estudio podría 
relacionarse con la velocidad de procesamiento, no obstante no se observaron diferencias entre 
grupos tanto en tiempo total de ejecución y violación de tiempo en TOL por lo que no se puede 
afirmar que los participantes con obesidad estén lentificados. 
Aunque se observaron correlaciones significativas entre medidas antropométricas y 
funcionamiento

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