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“Una revisión sobre la clínica de la anorexia 
desde Freud y Lacan” 
 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
Agradecimientos
 
Quiero agradecer a mi familia por su paciencia, comprensión y tolerancia, sin ellos 
no hubiera logrado culminar mi formación profesional, pero sobre todo a mis 
padres por su apoyo absoluto.
A mis amigas, Hilary, Mireya y Ale quienes fueron mi consuelo en momentos de 
soledad, estrés y me permitieron hablar por horas de este trabajo.
A Carlos, Juan, Javier y Anahi que me apoyaron siempre en todas mis decisiones 
y han estado ahí por tantos años en mi vida, tomándome de la mano y 
ofreciéndome su generosa comprensión.
A mi asesor el Profesor Antonio Mejía Coria quien me oriento en todo momento 
respondiendo mis mil preguntas, por su motivación, dedicación y responsabilidad 
ha ganado mi completa admiración.
A mi sinodales por su apoyo incondicional.
A la UNAM mi Alma matér por haberme formado como profesionista y persona, 
gracias a ella soy lo que soy.
A todos ellos dedico este trabajo y les agradezco que paso a paso me hayan dado 
la confianza necesaria para llegar hasta este momento.
Figura 1. Galán Navarro Ana
D. (2015). Delirio Anoréxico. 
México. Dibujo a lápiz.
 
ÍNDICE 
 
• INTRODUCCIÓN 
 
- Santa anorexia 
- Definición de la anorexia 
 
• 1. LA NADA EN LA ANOREXIA 
 
- 1.1 El Nombre del padre 
- 1.2 Real, simbólico e Imaginario 
- 1.3 El deseo, goce y vacio 
- 1.4 La nada de la anorexia 
- 1.5 La relación con la madre cocodrilo 
 
• 2. LA ANOREXIA COMO NOVIA DE LA MUERTE 
 
- 2.1 Imagen corporal 
- 2.2 La idea de lo bello en el cuerpo 
- 2.3 El estadio del espejo en relación a la anorexia. 
- 2.4 Nombre del padre/ Síntoma 
 
• 3. MELANCOLÍA EN LA ANOREXIA 
 
- 3.1 Melancolía y duelo 
- 3.2 Melancolía, más allá de la etiqueta “depresiva” 
- 3.3 El melancólico anoréxico. 
 
 
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• 4. EMPUJE A LA MUERTE 
 
- 4.1 Pasión por los huesos 
- 4.2 Acting out y pasaje al acto 
- 4.3 Casos graves 
 
• 5. TRATAMIENTO 
 
- 5.1 Holofrase anoréxica 
- 5.2 Hacer nombre, la apropiación de la anorexia 
- 5.3 Tiempo preliminar 
- 5.4 Dirección de la cura 
- 5.5 Abordando la melancolía anoréxica 
 
• CONCLUSIÓNES 
 
• BIBLIOGRAFÍA 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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INTRODUCCIÓN 
Desde la antigüedad las diferentes culturas han interpretado de manera 
distinta el ayuno asociándolo con la pureza, con el arrepentimiento, con el castigo 
entre otras. Pero en el siglo I es cuando se menciona por primera vez el termino 
griego “anorexis” que significaba “falta de deseo” pero es hasta Galeno en el año 
209 DC., en su libro de “Epidemias del Corpus Hippocraticum”, donde se nos 
menciona que los griegos llamaban anorektous y asitous a los que rechazaban los 
alimentos (Adame, 2011). 
Santa Anorexia. 
Por lo tanto desde la antigüedad como ya se menciono en algunas culturas 
se habla del ayuno pero se le daba una interpretación muy diferentes a la actual, 
además que durante la Edad Media muchas mujeres trataron de lograr la unión 
mística con Dios pasando por la purificación que les proporcionaba hacer ayuno, 
siendo el ayuno un factor importante en el modelo de santidad femenina, y se 
alentaba la conducta de ayuno porque era consideraba una unión con Dios, pero 
la iglesia no les exigía llegar a límites extremos. Lo interesante viene a ser que en 
este periodo donde se fomentaba el ayuno como purificación, no se sabía hasta 
qué punto poner en riesgo la vida de las jóvenes era obra de Dios o del Diablo, es 
por esta razón que algunas de las ayunadoras se consideraban herejes o 
practicantes de brujería (Adame, 2011). 
Entonces cabe destacar que en la Edad Media las mujeres restringían su 
alimentación por cuestiones religiosas, debido a que buscan la perfección 
relacionada con la vida espiritual y un ejemplo de esto es Santa Wilgerfortis 
patrona de las mujeres mal casadas, en Portugal quien en el siglo XV se negó a 
comer hasta morir para evitar su matrimonio con un hombre por el que sentía un 
profundo desprecio, a raíz de su muerte se erigieron santuarios para conservar su 
memoria con diversos cultos en su honor, en los que la ofrenda del alimento venia 
a traer el recuerdo de esa mujer que con su lucha y valentía trato de defender su 
deseo frente a la imposición de un matrimonio no querido (Herrero, 1999).
 
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En cuanto a la primera descripción médica de la anorexia de acuerdo con 
Grajales (2005) es realizada por Richard Morton, él la llamo atrofia o consunción 
nerviosa un cuadro que se caracterizaba por: la pérdida del apetito, la mala 
digestión, debilidad, pérdida progresiva de peso y languidez corporal, debido a que 
identifico en 1689 a dos mujeres que presentaban estos síntomas incluyendo la 
amenorrea, Morton también relaciono la “consunción nerviosa” con la melancolía 
o un trastorno histérico, además las contribuciones de Morton contribuyeron a que 
se le diera una visión más natural a la anorexia, pero es hasta después del siglo 
XIX que nace el término “anorexia nervosa”, la cual se asociaba al rechazo a los 
alimentos y a la amenorrea. 
Pero los primeros en ofrecer descripciones sobre la anorexia nervosa de 
forma certera son Gull y Laségue, quienes ya señalaban el temor mórbido a 
engordar o subir de peso. Gull describía la anorexia como una emaciación 
asociada, constipación, pérdida de apetito, pulso y respiración disminuida y 
ausencia de patología somática, mientras que Laségue en Francia la definía como 
una perturbación histérica del tracto digestivo, haciendo hincapié en la influencia 
que tenía el entorno familiar en el paciente. Por lo tanto como se puede observar 
tanto Gull como Laségue son reconocidos como los personajes que iniciaron el 
estudio científico de la anorexia nervosa (Grajales, 2005). 
Así mismo cabe mencionar que en el siglo XIX algunos autores habían 
reconocido el síntoma del miedo a engordar en las anoréxicas, algunos escritos 
sugieren que fue Charcot el primero en señalar el miedo a la obesidad como el 
responsable de la motivación anoréxica hacia el ayuno. Pero es hasta el siglo XX 
el psiquiatra francés Pierre Janet impulso el análisis del trastorno estableciendo 
una relación entre la anorexia y la sintomatología obsesiva. Janet dedico mucha 
atención a la anorexia, planteando varias posibilidades etiológicas, entre las 
cuales se encontraban: la histeria y las obsesiones. En 1903 Janet presenta el 
caso de una paciente de 37 años que expresa el deseo de no crecer, y el deduce 
que la causa posible de la anorexia que presenta la paciente es la neurosis 
obsesiva,donde destaca la aversión al cuerpo y el temor al desarrollo sexual. De 
 
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la misma manera este autor menciona que la paciente manifiesta un disgusto con 
su cuerpo, teme engordar y hacerse mujer (Grajales, 2005). 
Es entonces que después de la segunda Guerra Mundial que se inicia el 
abordaje de los Trastornos del comportamiento alimentario (TCA) donde se 
incluye a la anorexia. De manera puntual Grajales (2005) nos menciona que 
Garner y Garfikel realizaron algunos experimentos en la segunda guerra mundial 
con sujetos que se sometieron a una dieta mínima durante seis meses y al cabo 
de un tiempo estos sujetos comenzaron a mostrar perdida del deseo por comer, 
comportamientos obsesivos, reducción de la concentración, perdida del sueño, 
perdida del interés sexual y depresión, así como una preocupación excesiva por la 
comida. Entonces a partir de 1940 surgen teorías relacionadas con la psiquiatría, 
donde se relaciona la anorexia con otros síntomas, aunado al trastorno psíquico 
respecto a la imagen corporal y el repudio a la sexualidad. 
Así que podemos destacar que a lo largo de la historia la anorexia ha 
aparecido en varios momentos en el tiempo, con diferentes nombres y asociada a 
diferentes causas, así como brindándole diferentes objetivos como lo fueron: 
factores divinos de purificación y unión con Dios, satánicos al poner en riesgo la 
vida del sujeto, desequilibrios mentales asociándolo a la histeria. Hoy en día todo 
este recorrido histórico parece darnos elementos para asociarlo con lo que hoy 
denominamos anorexia. ¿Pero que es la anorexia? 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Definición de la anorexia 
Vamos a partir de que los trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) en 
donde se han colocado la bulimia y anorexia han tenido un gran incremento en los 
últimos años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) los ubica entre las 
enfermedades mentales de prioridad para los niños y adolescentes debido al 
riesgo que implican a la salud. Pero a pesar de lo anterior no hay datos 
cuantitativos que señalen en que porcentaje este trastorno afecta a la población y 
mucho menos por separado como afecta a la población la anorexia (López y 
Treasure, 2011). 
En ese sentido Cruzat, Aspillaga, Behar, Espejo, Catalina, Gana y 
Constanza (2013) han encontrado un señalamiento muy importante que es que 
una gran parte de las adolescentes que padecen algún TCA no acuden a consulta 
directamente es decir no lo solicitan, generalmente son detectadas por sus padres, 
profesores o pares y son forzadas a ir a las consultas, que se realizan de mano de 
médicos generales, nutricionistas y otros especialistas. Una de las explicaciones 
que tienen aquellos que les prestan servicio a este tipo de pacientes acerca de la 
razón por la cual no buscan ayuda es debido a que no poseen conciencia de la 
enfermedad de la cual son víctimas. Estos mismos autores señalan que dentro de 
la clínica un obstáculo muy grande con el que continuamente se topan es la 
deserción, ya que en ocasiones las pacientes terminan con alteraciones cognitivas 
muy graves debido a su malnutrición y se hace poco probable desarrollar una 
alianza terapéutica, la cual es fundamental para su adherencia al tratamiento . 
Veira (2012) menciona al respecto que los TCA, son vistos socialmente 
como problemas de salud física y mental, que afectan en diferentes proporciones 
a hombres pero sobre todo a mujeres y la aparición de los TCA en la población 
femenina actualmente se han relacionado con la idea de que es un mal buscado, 
donde las decisiones personales son las responsables de estos padecimientos un 
ejemplo siendo el gusto por la moda, el ideal de belleza, la inclusión en dietas 
bastante rigurosas y el desarrollo de algunas actividades como lo es el modelaje y 
todos aquellos oficios que exigen a la población un cuerpo delgado son aquellos 
 
6 | P á g i n a 
 
factores los que inducen a la anorexia. Hoy en día hay una tendencia evidente a 
considerar a los TCA como fenómenos, en los que podemos ver una clara 
interacción de diferentes factores como los: individuales, familiares, socioculturales 
y biológicos. 
En ese sentido los factores individuales están seriamente relacionados con 
la baja autoestima, el ciclo de vida en el que se encuentra el individuo, pero lo más 
importante es la relación entre la enfermedad y aquellos rasgos de la personalidad 
que hay en las personas que sufren de algún TCA, de igual manera se busca 
entender la existencia de predisposiciones individuales como aquellas de índole 
genético. Estos factores individuales se correlacionan positivamente con los 
socioculturales y los familiares, en donde se destaca que el apoyo y la relación 
tanto de amigos y familia son factores importantes para la aparición de la 
enfermedad. En cuanto a los factores socioculturales hay exigencias sociales que 
recaen sobre el sujeto, en relación a los cánones de belleza, pero cabe destacar 
que los enfoques que abordan los TCA desde el ámbito sociocultural destacan que 
este padecimiento está fuertemente relacionada su aparición con el rol que juega 
la familia, los imaginarios sociales, los medios de comunicación, los amigos ya que 
estos influyen en la manera en que el individuo percibe su apariencia corporal, 
también las condiciones socioeconómicas están implicadas desde este factor 
explicando como el cuerpo se utiliza como una herramienta útil para el ascenso 
socio económico (Veira, 2012). 
En cuanto al papel que juega la familia Veira (2012) menciona que se ha 
encontrado que en ocasiones los padres tienen el temor de que sus hijos sean 
rechazados a causa de su apariencia física y es por lo anterior que los padres van 
a fijar su atención en el control alimenticio y nutrición, e influenciados por las 
exigencias sociales de mantener una buena nutrición, comienzan a calcular el 
beneficio de cada alimento, toman decisiones que consideraran pertinentes para 
que sus hijos pierdan peso como el ejercicio diario, alimentos bajos en 
carbohidratos, ayuno etc. Además de este rol que desempeñan los padres 
también debe tomarse en cuanta que existe una tipología familiar, es importante 
 
7 | P á g i n a 
 
conocer el contexto familiar donde se desenvuelve el paciente con anorexia y es 
desde el enfoque sistémico que encontramos diferentes modelos de sistemas 
familiares en donde se encuentran características disfuncionales que prevalecen 
en pacientes con anorexia como lo son: 
El modelo llamado de aglutamiento; que consiste en que cada miembro de 
la familia se encuentra involucrado de manera reciproca con los otros miembros y 
viceversa, el segundo modelo es el de sobreprotección; donde los miembros que 
componen a la familia muestran un alto grado de interés reciproco. En el momento 
que el enfermo asume un comportamiento sintomático toda la familia se moviliza y 
trata sobre todo de protegerlo. El tercero es el modelo de rigidez, donde el sistema 
familiar se resiste al cambio, se apunta que no es necesario un cambio o 
transformación, no van a existir otros problemas más allá de la enfermedad que 
tiene uno de los miembros, por último el modelo de evitación del conflicto; aquí 
encontramos algunos mecanismos que usa la familia para evitar y no agravar el 
desacuerdo con el fin de que no haya problemas entre los integrantes. Son todos 
estos sistemas donde el paciente con anorexia va a jugar un rol central (Veira, 
2012). 
Hay que mencionar también que la anorexia nerviosa, es un trastorno 
potencialmente grave que en los últimos años ha tenido un progresivo aumento de 
la atención y dedicación de los profesionales de la salud, de los medios de 
comunicación y del público en general. 
En cuanto al tratamiento uno de los principales desafío es el diagnostico, pero 
hoy en día dentro de hospitales y clínicas podemos encontrar que se utilizan dos 
categorizaciones internacionalesque son: el Clasificación Internacional de 
Enfermedades (CIE- 10) y el Manual Diagnostico y Estadístico de Trastornos 
Mentales (DSM V). A continuación se enlistan los criterios para diagnosticar a un 
individuo con anorexia nerviosa de acuerdo con el DSM V (Asociación Americana 
de Psiquiatría, 2013): 
 
8 | P á g i n a 
 
A. Restricción de la ingesta energética en relación con las necesidades, que 
conduce a un peso corporal significativamente bajo con relación a la edad, el 
sexo, el curso del desarrollo y la salud física. Peso significativamente bajo se 
define como un peso que es inferior al mínimo normal o, en niños y 
adolescentes, inferior al mínimo esperado. 
B. Miedo intenso a ganar peso o a engordar, o comportamiento persistente 
que interfiere en el aumento de peso, incluso con un peso significativamente 
bajo. 
C. Alteración en la forma en que uno mismo percibe su propio peso o 
constitución, influencia impropia del peso o la constitución corporal en la 
autoevaluación, o falta persistente de reconocimiento de la gravedad del 
peso corporal bajo actual. 
• Subtipo restrictivo: Durante los últimos tres meses, el individuo no ha 
tenido episodios recurrentes de atracones o purgas (es decir, vómito auto 
provocado o utilización incorrecta de laxantes, diuréticos o enemas). Este 
subtipo describe presentaciones en la que la pérdida de peso es debida 
sobre todo a la dieta, el ayuno y/o el ejercicio excesivo. 
 
• Subtipo con atracones/purgas: Durante los últimos tres meses, el 
individuo ha tenido episodios recurrentes de atracones o purgas (es 
decir, vómito auto provocado o utilización incorrecta de laxantes, 
diuréticos o enemas). 
 
Es importante mencionar que en la versión anterior, en el DSM IV se incluía 
que en las mujeres pos puberales se daba una ausencia de al menos tres ciclos 
menstruales consecutivos conocida como amenorrea, un criterio que fue eliminado 
de la versión DSMV, debido a que se había encontrado que una gran proporción 
de pacientes que cumplen con los otros criterios de la Anorexia Nervosa, 
mantienen menstruaciones regulares, y por otro lado debido a que existe una 
 
9 | P á g i n a 
 
relación inestable entre la pérdida de peso y la amenorrea secundaria, se decidió 
que se retirara el criterio ya que no resultaba generalizable a todos los posibles 
casos con Anorexia (López y Treasure, 2011). 
En la triada de la anorexia, cuerpo, alimentación e imagen corporal de 
acuerdo con Rodríguez (2010) se inhibe e influyen recíprocamente las ideas, 
significados, anhelos, deseos, acciones y reacciones. La cultura así como puede 
liberar también puede constreñir y nos dicta quién o qué es lo que se debe desear, 
mientras que se nos acerca todo un mundo de tecnología, que posibilita las 
condiciones objetivas con el fin de alcanzar las aspiraciones individuales con 
respecto al cuerpo y la imagen corporal de la delgadez, encontramos que la 
escuela, familia y los grupos sociales en los que se producen, moldean las normas 
y valores culturales y a través de ellos también el individuo interioriza practicas de 
consumo, el orden social, así como aspiraciones y deseos. Donde se vuelve una 
manera de vivir el cuerpo bajo la vigilancia de la atenta mirada corporal: el control 
estético y moral en la anorexia. 
Es entonces que la anorexia se presenta un síntoma característico de las 
sociedades occidentalizadas, una epidemia social aun desconocida por su 
aparente frivolidad, que ocasiona profundas consecuencias biológicas y 
psicológicas en los individuos, conformando una condición de salud limitante 
biológica, psicológica y socialmente, la cual deriva en un comportamiento 
anoréxico con una identidad propia y estructura mental especifica. “Si el malestar 
en la cultura es provocado por el desaliento y la melancolía; entonces, el 
(anoréxico) melancólico es una figura de cuño urbano en la que ha trabajado tanto 
con éxito como en vano, la civilización” (Sloterdijk, 2006, citado en Rodríguez, 
2010). 
Con respecto a lo anterior encontramos que actualmente la incidencia de 
anorexia nerviosa ha aumentado considerablemente en las últimas décadas, 
volviéndose un problema social importante debido a que las pacientes en esta 
condición mantienen una restricción alimentaria y bajo peso, acarreando consigo 
enfermedades secundarias y altos índices de mortalidad. Es por esto que dentro 
 
10 | P á g i n a 
 
del área de la salud se pueden encontrar un gran número de investigaciones 
enfocadas a tratar de entender la génesis, desarrollo, mantenimiento y tratamiento 
de la anorexia. Además esta problemática ha sido abordada desde diferentes 
enfoques, y se han elaborado una gran cantidad de teorías con la finalidad de 
entender que es la anorexia y como librar a la sociedad de ella, pero lo anterior ha 
logrado que con tanta información acerca del tema surjan y surjan nuevas 
preguntas e investigaciones abundantes, con diferentes concepciones acerca del 
porque esta enfermedad aparece, y difícilmente se erradica, pero sobre todo 
surgiendo un gran variedad de tratamientos desde las diferentes teorías. 
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en el planeta al 
menos uno por ciento de los adolescentes y adultos jóvenes sufre 
anorexia y otro 4.1 por ciento de bulimia. Denominados trastornos de la 
conducta alimentaria (TCA), se estima que de 5 a 13 por ciento de este 
grupo poblacional presenta síndromes parciales de estas alteraciones, 
aunque se carece de una estadística precisa de los casos en el mundo 
(La jornada, 2010). 
Pero es importante que el problema no se reduzca al discurso medico, el 
problema de fondo es desde donde abordar e interpretar la anorexia, el problema 
es cómo lidiar con una problemática tan compleja y que ha sido explicada desde 
tantas perspectiva, que se encuentra relacionada con tantos factores y que nos 
lleva a enfrentarnos a tan diversas situaciones a la hora de su tratamiento. 
Entonces vienen los manuales diagnósticos que se aparecen como aquellos 
que nos ayudarán a identificar de los sujetos anoréxicos, pero al final solo 
favorecen el ocultamiento del carácter multidimensional de los síntomas, los 
manuales vienen a etiquetar a los sujetos y a su vez previéndolos de un conjunto 
de criterios diagnostico que los va a definir e identificar como sujetos anoréxicos. 
Es en este sentido que el enfoque psicoanalítico no se ha quedado atrás y 
también ha ido ofreciendo teorizaciones a partir de casos clínicos, en base a los 
postulados de Freud y en particular de Lacan. Es por lo anterior que en el presente 
 
11 | P á g i n a 
 
trabajo pretende realizar una revisión teórica y documental sobre la anorexia 
desde la teoría psicoanalítica, destacando que dentro de este enfoque no se 
busca patologizar, únicamente se enfatizan las particularidades de cada sujeto lo 
cual enriquece mas la comprensión de la anorexia como síntoma y no como una 
estructura o un trastorno que definirá al sujeto 
 Por lo tanto este trabajo pretende resolver las siguientes preguntas; ¿Cómo 
se orienta la dirección de la cura en el psicoanálisis con respecto a los sujetos 
anoréxicos?,¿Qué sucede con la imagen del cuerpo en un sujeto anoréxico?, ¿La 
implicación de la melancolía en la anorexia?, ¿De qué manera el psicoanálisis 
implica a la familia y la sociedad en la constitución de la anorexia? Para lograrlo se 
realizara una recopilación de datos existentes en forma documental como lo son, 
libros, revistas electrónicas, tesis, con el propósito de profundizar en el tema. Se 
pretende realizar una síntesis de la información buscando así lograr la 
sistematización del conocimiento obtenido para una mejor comprensión de la 
temática. 
Hay que mencionar además que esta investigación se deriva de la inquietud 
que se tiene en particular de la anorexia, ya que en general el abordaje de la 
anorexia se ha centrado en enfoquesque manifiestan explicaciones uni causales, 
que generalmente ocasiona un reduccionismo explicativo, limitando la 
comprensión del fenómeno. Lo que se manifiesta como una forma de facilitar y 
guiar el diagnostico de los terapeutas termina por patologizar a los pacientes, 
haciendo así que se determine a partir de un manual diagnostico si nos 
encontramos ante sujetos desviados o normales, sanos o enfermos, de esta 
manera se les asigna a los pacientes características y atributos que debería 
poseer de acuerdo con un diagnostico. Una identidad en función de la patología 
que le ha sido asignada. 
De igual manera desde las teorías sociológicas expresan un reduccionismo 
sociológico al atribuirle mayor peso a la industria de la moda como principal factor 
de incidencia. Fue por lo anterior que considere importante entender la anorexia 
desde un marco teórico psicoanalítico, donde se parte de que cada sujeto es 
 
12 | P á g i n a 
 
particular, imponiendo que no es universal la manera en la que se manifiesta el 
síntoma anoréxico, partiendo de que no serán un conjunto de comportamientos 
específicos que designen al sujeto, sino mas bien la estructura del sujeto y sus 
diferencias como individuo serán los que determinen la manera en la que se 
expresará la anorexia en cada sujeto. 
El beneficio social que se encuentra para la elaboración de este trabajo, es 
que frente a una enfermedad que invade el cuerpo y la vida del sujeto, el 
psicoanálisis aplicado a la clínica muestra ser una vía eficaz, aparte de ofrecer una 
nueva perspectiva para abordar la anorexia en la cual no se reduce al sujeto. Esta 
investigación documental es importante debido a que no se cuenta casi con 
trabajos en la UNAM que aborden esta temática desde el enfoque psicoanalítico, y 
por esta razón con este trabajo se busca ofrecer una propuesta que propicie la 
investigación sobre este tema. Se pretende que la investigación documental 
motive a más estudiantes a abordar el tema de la anorexia desde el psicoanálisis, 
lo cual puede contribuir a generar más preguntas de investigación y abrir nuevos 
campos para el estudio de la anorexia desde una perspectiva psicoanalítica. 
En lo que toca a este trabajo constará de cinco capítulos en donde se 
intentará exponer la teorización de manera general que se ha hecho hasta ahora 
de la anorexia, en los primeros capítulos se hablará de algunas nociones básicas 
del psicoanálisis para entender posteriormente la perspectiva psicoanalítica de la 
anorexia, también se abordará la melancolía donde se hará especial hincapié en la 
depresión, para por ultimo explicar su relación con la anorexia. Después de 
expuesto lo anterior se abordará una breve explicación de las consideraciones a 
que toma en cuenta el psicoanálisis para el tratamiento de la anorexia. 
 
 
 
1. LA NADA EN LA ANOREXIA 
Para entender la anorexia el primer punto a abordar es “La nada” la cual 
aparece constantemente en el discurso anoréxico, pero antes de eso, hay algunos 
conceptos que hay que esclarecer antes de abordarla y se describen a 
continuación, esto debido a que a lo largo de esta revisión se mencionarán dichos 
conceptos y es necesario que se esclarezca a que hacen referencia. 
1.1 El Nombre del padre. 
El primero es el Nombre del Padre un punto importante que tiene gran 
implicación en la anorexia, el cual designa un significante sin significado, un 
significante primordial que tiene el privilegio de ser el que instaura la entrada del 
orden del significante con el mundo, es la última palabra del significado, la nunca 
alcanzada, El Nombre del padre en Lacan, sería lo que Freud describió como lo 
originalmente reprimido. El inconsciente está estructurado como un lenguaje, por 
lo anterior el inconsciente y el lenguaje son hijos del mismo padre (Rabinovich, 
2005). 
Lacan concibe el origen de la estructura del significante, diciendo que el 
significante debe primero concebirse como diferente de la significación. Se 
distingue por no tener en sí mismo significación propia. El significante en Lacan 
queda especificado como un signo material que no tiene ningún sentido. La 
estructura sin- sentido esta en el origen del lenguaje. Algo es significante no en 
tanto todo o nada, sino en la medida que algo que constituye un todo, el signo, 
está ahí para no significar nada. Ahí comienza el orden del significante, que se 
distingue del orden de la significación. El significante nace del funcionamiento 
conjunto de signos que están articulados en un circuito de intercambio social. El 
signo es lo que significa algo para alguien, es la materia prima de la que surge el 
significante (Rabinovich, 2005). 
De acuerdo con Rabinovich (2005) en cuanto al pasaje del signo al estadio 
del significante implica que el signo primero rompa su apego a ese algo que 
significa; esa operación transmuta su naturaleza de signo en la de significante.
 
14 | P á g i n a 
 
Entonces el significante es definido a partir del momento en que se torna un 
elemento sin sentido. La facultad de significar que tiene un significante, surge del 
enlace con otro elemento del sistema de signos y no por su adherencia a una 
significación fija, por lo tanto la primera condición en la estructuración del 
significante es que no signifique nada, la segunda es que encuentre el sentido en 
relación a otro significante, la tercera es identificar al significante en el registro del 
sentido, pero puesto que se desplaza y transforma no resulta posible, hay que 
buscar su identidad en su configuración fonética. El significante se recorta a partir 
de su materialidad del o de los fonemas que componen la emisión vocal, para que 
un significante pueda ser significando, no resulta decisivo que la articulación 
fonológica llegue a ser emitida por el hablante o percibida por el receptor con 
absoluta precisión (Rabinovich, 2005). 
Así mismo tres órdenes entran en juego en la estructura del significante: lo 
imaginario (por su vinculación al campo del sentido), lo simbólico (como material 
fonético registrable en el código) y lo real (por su naturaleza de puro sin sentido), 
estos tres registros permiten discernir las diferentes dimensiones de la instancia 
paterna donde el Nombre del Padre es definido como el significante primordial, 
indica que es el primero en alcanzar el sin sentido, el que interviene como un 
catalizador en la precipitación del orden del lenguaje. El Nombre del Padre se 
sitúa en un tiempo lógico de la estructura, la primera presencia del significante en 
lo real, es decir el Nombre del Padre presentado como un nombre de sustitución 
para a la vez designar y reabsorber el goce innombrable a fin de hacer creer que 
esta confiscado por el padre (Rabinovich, 2005). 
Con respecto a él significante falo y el Nombre del padre comparten de 
acuerdo con Lacan su estatuto teórico y su fundamento lógico es decir, designan 
lo mismo, esto refiere a que el falo es lo que da significación a la perdida de goce. 
El falo en tanto símbolo de falta es el símbolo de los símbolos y todo símbolo 
representa en primer lugar ausencia: la cosa significada falta en el símbolo. Objeto 
falta, es decir objeto (a), así mismo es la misma falta la que se nombra objeto ya 
 
15 | P á g i n a 
 
que el termino objeto opaca la dimensión original de la falta que nombra, por todo 
esto Lacan solía llamarlo solo “a” (Rabinovich, 2005). 
Rabinovich (2005) afirma que el Otro es definido como el lugar donde se 
articula todo lo que puede ser enunciado por el significante. Esto es el Otro figura 
como la referencia al polo subjetivo donde adquiere consistencia la idea de todo, 
pero ya que el lenguaje no puede capturar en su estructura el objeto que pretende 
significar, el lenguaje viene marcado desde el inicio por una falta, un agujero al 
que se denomina “a”, caído por fuera del campo de la simbolización, que 
especifica lo real desde Lacan, es el referente universalde todo lo que el lenguaje 
puede significar, es al mismo tiempo, lo que a él le falta, lo que lo hace incompleto, 
lo real como el no todo de la estructura significante. El objeto “a” localiza el goce 
recortado del lugar del Otro, como objeto de goce en lo real, circunscribe la falta 
que en el Otro es traducida como pérdida, pérdida del goce donde se afinca su 
función como causa del deseo. Así mismo como objeto de goce en lo real, 
circunscribe la falta que en el Otro es traducida como pérdida, pérdida de goce, 
donde se afinca su función como causa del deseo. El Falo viene a desempeñar su 
función por hacer entrar al goce en el campo del significante. De ahí que el falo no 
significa al goce, es el goce mismo. 
Es decir el Nombre del Padre se establece en primera instancia como 
sostén de la ley del lenguaje, que se caracteriza por ser la ley del sin sentido o del 
equívoco, en segundo lugar toda significación trata de llenar el agujero, el objeto 
falta y ya que el falo es el significante de la falta es entonces que todos los otros 
significantes solo tienen sentido por relación a él. 
 
 
 
 
 
 
16 | P á g i n a 
 
1.2 Real, simbólico e Imaginario 
Consideremos ahora que el ser que habla esta siempre situado entre dos y 
tres dimensiones. Las tres formas del nombre del padre, es decir lo imaginario, 
simbólico y real. Estos registros son los nombres del padre, en donde la función 
del padre es una condición de posibilidad de todo sujeto, los tres registros se 
hacen trenza en tanto aquello de lo que el nudo se sostiene. La condición del 
sujeto entonces es relativa a la historia constituida por los nombres del padre 
(Murillo, 2011). 
Acerca de la noción de lo real apunta a que no sería ni significante ni 
significado, sería algo distinto del sentido y distinto del saber. Lo real entonces 
remitiría el sentido y el saber al registro del semblante. Lo real está hecho para 
entregar al significante al orden simbólico los elementos que van a significar, es 
por esto que lo real se presenta en la experiencia analítica como datos que no 
fueron elegidos, seleccionados, sino que, por estar inscriptos en el discurso, 
entregan significaciones. Así mismo la significación en el orden de lo individual es 
el destino que significa que el sujeto elabora a partir del reparto de lo real una 
significación que explica lo que se ve llevado a vivir a experimentar (Miller, 2003). 
Otro rasgo importante de esta significatización es que implica dos 
operaciones; la primera es que lo real es concebido como elemento, es decir es 
elementizado surge una operación que elementiza lo real, que hace que lo real se 
presente como elementos distintos el uno del otro, en segundo lugar hay que 
mencionar que lo real es atrapado en un saber que se presenta en forma de leyes, 
además hay leyes del significante que se imponen a lo real (Miller, 2003). 
Aquí la palabra juega el papel de la mediación es decir de algo que cambia 
a los dos partenaires en presencia. La palabra dada es también una forma de 
acto, la palabra mediadora no es un puro y simple mediador en ese plano 
elemental, ella permite entre dos hombres trascender la relación agresiva 
fundamental en el espejismo semejante. Las palabras se han encontrando en el 
común acuerdo de la comunicabilidad a saber que las mismas palabras sirven 
 
17 | P á g i n a 
 
para reconocer la misma cosa, esto es precisamente en función de las relaciones 
de una relación de partida, que ha permitido a esta personas ser personas que 
comunican (Lacan, 1953). 
Por lo tanto de acuerdo con Lacan (1953) toda relación de dos está 
marcada por el estilo de lo imaginario, y que para que una relación tome su valor 
simbólico es preciso que haya allí una mediación de un tercer personaje que 
realiza por relación al sujeto el elemento trascendente gracias al cual su relación 
con el objeto puede ser sostenida en cierta distancia. Al introducirse el tercero que 
entra en la relación narcisista se introduce la posibilidad de una mediación real, y 
es por medio de este personaje que dicho de otro modo una imagen de dominio 
por intermedio del cual su deseo y su cumplimiento puede realizarse de manera 
simbólica. Entonces el registro simbólico es aquello en lo que el sujeto se 
compromete en una relación propiamente humana, desde que se trata del registro 
del “yo”, aquello en lo que el sujeto se compromete donde hay un elemento 
temporal. La distinción de los registros real, simbólico e imaginario en Lacan hace 
referencia a que la realidad está en el punto de incidencia de lo simbólico sobre lo 
real, desde entonces separado inaccesible, o solo accesible en el fenómeno 
psicótico, la irrupción de lo real aparece como aquello que escapa al aparato de la 
simbolización lo que no es simbolizable y no reprimido que solo puede volver 
desde lo real adquiriendo entonces un carácter alucinatorio. 
1.3 El deseo, goce y vacio 
Una vez establecidos los puntos base de este trabajo el siguiente punto 
tratar es la privación anoréxica, donde el sujeto puede elegir el vacio como meta 
pulsional, pero este goce de vacío no anula en absoluto el sujeto del deseo. 
En este punto es necesario mencionar que la figura paterna es la instancia 
mediadora del deseo, es decir la intrusión de la figura del padre va a introducir en 
la economía del deseo del niño cierto modo de vectorización a lo que se designa 
como función paterna que no es otra cosa más que la función fálica. Esta función 
fálica es operatoria por lo tanto vectoriza el deseo del niño de una instancia 
 
18 | P á g i n a 
 
simbólica mediadora es decir el padre simbólico. Lacan hace la diferenciación 
entre el padre real, simbólico e imaginario. El padre real viene siendo el padre en 
la realidad de su ser es decir no el progenitor, pero este padre real nunca es aquel 
que interviene en el curso del complejo de Edipo. El que viene a interceder es el 
padre imaginario, aquí es donde encontramos el termino imago, el padre nunca es 
captado o aprehendido por el niño más que bajo la forma de la imago paterna, es 
decir una figura del padre tal como el niño tiene interés en percibirla en la 
economía de su deseo, pero también puede darse una representación de ella por 
medio del discurso de la madre. El padre simbólico es en el sentido de que su 
intervención estructurante en la dialéctica edípica se especifica por el solo hecho 
de ser puramente significante, en lo cual la función paterna como tal es 
fundamental ya que es estructurante (Dor, 1991). 
Es decir cuando hablamos del complejo de Edipo es necesario tener en 
cuenta la entidad paterna ya que debemos localizar la economía del deseo del 
niño con respecto al padre imaginario o al padre simbólico. Cabe mencionar que el 
padre real este o no presente, sea o no carente es completamente secundario 
para las apuestas edípicas, en cambio si la presencia o la carencia paterna 
concierne más directamente al padre imaginario que al simbólico entonces se 
vuelven determinantes. Es decir la evolución psíquica perfectamente estructurante 
para el niño puede cumplirse fuera de la presencia del padre real (Dor, 1991). 
Por lo que se refiere a la falta es una negatividad dialéctica ya que es 
aquello a lo que aspira para lograr la realización del deseo es su propia supresión 
como falta, de forma análoga, la falta no se puede llenar con ningún objeto, la falta 
que toma la forma del deseo inviste al Otro, es falta bajo transferencia, es falta 
como apertura al Otro, más aún lo que da vida al vacío es el deseo, deseo que 
transforma el vacio en una falta. Hay que mencionar además que en la anorexia 
encontramos una desarticulación del vínculo dialectico entre vacio, falta y deseo, 
donde el vacio no aparece ya en relación con el Otro a través del movimiento de 
apertura del deseo como expresión de la falta, sino que se solidifica, se presenta 
como disociado del deseo y por tanto,como innombrable. No es tampoco el vacio 
 
19 | P á g i n a 
 
del que la anoréxica goza en la privación, pues es un vacio que narcotiza el ser 
mismo del sujeto (Recalcati, 2003). 
Habría que decir también que el deseo hace referencia a la separación que 
hay entre la necesidad y demanda. Este es un punto muy importante ya que en la 
anorexia el deseo se ubica alterando la función alimentaria, cuando la anoréxica 
se define como el deseo de nada, el sujeto trata de sostener su deseo como algo 
que es externo a la demanda como algo mas importante que la necesidad 
alimenticia, con la cual va a sostener su deseo. Así mismo el deseo de nada surge 
ante la saturación de objetos que le ofrece el Otro para tapar la falta del sujeto y 
ante esto el sujeto defiende su deseo con la nada. Es esta demanda que el Otro 
no puede responder porque sería responder al deseo, y esto significa para el Otro 
dar lo que no tiene, puesto que a él también le falta el ser. La demanda de ser 
nutrido la desborda un deseo y para que no se extinga el sujeto no se deja nutrir, 
se niega a desaparecer como deseo, ya que si satisface la demanda se mata este 
deseo, entonces el no dejarse nutrir será lo que mantenga el deseo (Ruegas, 
2005). 
1.4 La nada de la anorexia 
Algo que cabe destacar desde el principio para evitar posibles confusiones 
es que existen anorexias neuróticas, perversas y psicóticas, no se debe confundir 
los fenómenos típicos de la anorexia con una nueva estructura, es importante 
entender que la teoría simplemente trata de identificar el rasgo diferencial de la 
anorexia, el rasgo que nos permita captar su función de compensación, suplencia 
o incluso expresión del delirio subjetivo, entender sobre todo su función de 
defensa del deseo, evitando así una multiplicación de las estructuras que nos 
lleven a la generalización o establecimiento de diagnósticos reduccionistas y 
medicalizados. La anorexia se presentará en cada sujeto y en cada estructura de 
manera diferente. 
Por todo lo anterior y ya adentrándonos específicamente en la anorexia 
conviene subrayar antes que nada, que la elección anoréxica de la “nada”, es la 
 
20 | P á g i n a 
 
elección de comer “nada”, la anorexia es una verdadera pasión por la “nada”. 
“Quiero nada…, como nada…, deseo nada…” estas son expresiones típicas 
usadas por los sujetos anoréxicos en la clínica de acuerdo con Recalcati (2003) en 
los que la “nada” se repite como un apremio constante. La anorexia se configura 
como un culto, un elogio, un fanatismo de la “nada”. 
Considerando lo anterior cabe destacar que la nada se divide en dos tiempos: 
 La primera nada (es la nada como objeto separador): donde se 
manifiesta la esencia de la anorexia como maniobra de separación. Comer nada 
es el modo de reducir la omnipotencia del Otro a impotencia, es desenganchar al 
sujeto de la dependencia alienante del Otro. Ya que si consideramos que en la 
infancia el sujeto se encuentra en un estado de impotencia fundamental respecto a 
la omnipotencia del Otro, en la adolescencia a través de la función de la nada 
como objeto separador, el sujeto anoréxico arroja al Otro a una impotencia 
angustiada y conquista una posición de supremacía imaginaria respecto a aquel 
(Recalcati, 2003). 
A través de no comer nada, de acuerdo con Recalcati (2003) la anorexia 
abre un agujero en el Otro, puede entregar al Otro a la castración. Por tanto la 
nada aparece aquí entre el sujeto y el Otro como ese objeto que el sujeto utiliza 
para zafarse de la demanda asfixiante del Otro, es la nada fungiendo como 
escudo y como soporte del deseo. Esta nada como separación anoréxica se 
consuma como pura actividad de negación, como una oposición unilateral al Otro, 
se configura como un modo para negar la dependencia estructural (simbólica) del 
sujeto respecto al Otro. 
La primera nada entonces se debe alcanzar con la separación, el sujeto es 
una expresión pura de la división del sujeto y que debe poderse situar en el lado 
de la separación más que en el de la alienación, es la nada que aniquila la 
naturaleza transitiva de la demanda en nombre del deseo. Por tanto la satisfacción 
de la demanda no podrá realizar jamás la satisfacción del deseo. No es una pura 
exclusión del Otro, sino un rechazo que equivale a una llamada al Otro, es la 
 
21 | P á g i n a 
 
forma negativizada que puede asumir la demanda de amor una vez que ha 
chocado contra la ausencia del signo de amor en el Otro, contra otro que no ha 
hecho don de su propia falta. Así que la primera nada se expone en la forma del 
rechazo sosteniendo la causa del deseo como imposible de reducir a la de la 
satisfacción de la necesidad. El rechazo defiende el deseo del riesgo de ser 
absorbido por la demanda (Recalcati, 2003). 
Al mismo tiempo de acuerdo con Recalcati (2003) a menudo podemos 
encontrar en la historia del sujeto anoréxico una decepción edípica, una frustración 
paterna de la demanda de amor a partir de la cual el sujeto puede hacer de su 
cuerpo un instrumento de chantaje para con el Otro del amor, y es que al 
convertirse en instrumento para chantajear al Otro, lo empuja a dar no lo que 
tiene, sino lo que no tiene, a hacer signo de su falta, a donar un signo de amor. 
Consideremos ahora que la primera nada está en relación con el deseo del Otro, 
es la exigencia de un signo de amor, donde la negación del alimento tiene lugar 
con la finalidad de hacer surgir ese signo de amor. El drama de la anorexia es 
donde el signo y el objeto aparecen como escindidos, es decir para hacer existir el 
signo de amor aquella debe cerrar el paso al objeto debe poder rechazar el objeto 
porque el Otro de la anoréxica no ha sabido efectuar la dimensión del don del 
objeto como aquello que hace signo de amor, sino que por el contrario, ha 
utilizado la oferta del objeto para matar este signo. 
La segunda nada (Se caracteriza clínicamente en la dimensión 
psicótica de la anorexia y de los casos denominados graves): al contrario de 
la primera nada está no se encuentra en relación con el deseo del Otro sino más 
bien con el goce del Otro, se trata de una nada que extravía todo valor dialectico 
para convertirse en una hipostasis, ya que mientras que la primera nada funciona 
como objeto separador, la segunda tiene un carácter holofrasico, congelado, no 
está en conexión con el Otro, expresa un rechazo radical del Otro, está en la 
reducción del deseo a nada, va referida a una modalidad de goce que excluye al 
Otro, como pura aniquilación de sí (Recalcati, 2003). 
 
22 | P á g i n a 
 
La segunda nada se manifiesta como un eclipse total de la demanda, una 
separación del sujeto de la demanda como tal, no indica una llamada al deseo 
sino una carrera hacia la muerte, un empuje del cuerpo hacia su propia 
destrucción. Es entonces la nadificacion del cuerpo que se distingue en los casos 
graves de anorexia que no puede absorberse en la lógica histérica del sacrificio 
extremo del cuerpo para obtener del Otro el signo de su falta, se trata de una 
especie de mineralización del cuerpo, de una especie de identificación paradójica 
del cuerpo a la Cosa, de una momificación psicosomática, de una forma radical de 
nirvanizacion del sujeto (Recalcati, 2003). 
Con respecto a esta nirvanizacion del sujeto Recalcati (2003) menciona que 
es una tendencia del aparato psíquico a reducir a cero el nivel de tensión interna, 
dado que esta tenencia es moderada por el principio del placer, se estructura 
sobre la imposibilidad de un restablecimiento integral del cero. El aparato psíquico 
tiende a reducir al mínimo el nivel de excitación interna, persigue el placer y evita 
el displacer. Es por lo tanto que el principio del Nirvana no es un principio de 
división del sujeto, sino más en un principio de identidad. 
La anorexia entonces puede ser un ejemplo clínico de la desunión entre 
pulsión de muerte y vida, el principio del Nirvana se imponecomo tal, es la 
expresión pura de la pulsión de muerte. Por lo tanto en la segunda nada en la 
anorexia grave se manifiesta la nirvanizacion del sujeto que tiene lugar en lo real, 
sin el filtro significante del principio del placer. La tendencia cero se convierte en 
una práctica que se realiza a diario. 
La vida es un exceso, un terremoto.. Todo lo que estoy obligada a 
comer debe ser neutro, insípido. Solo la insipidez me sostiene. El sabor, 
en cambio, me desequilibra, me turba, me trastorna.. No soy yo la que 
siento el sabor sino que es el sabor el que me amenaza.. Comer el in-
sabor, comer en blanco es mi modo para neutralizar el sabor. Como el 
mínimo, el mínimo del mínimo. Pero el mínimo debe ser sin sabor, 
blanco, debe no añadir nada a mi cuerpo, no debe turbar mi equilibrio.. 
Si siento el sabor todo se derrumba… O bien: Lo mismo que entra debe 
 
23 | P á g i n a 
 
poder salir del cuerpo.., las entradas iguales que las salidas.. Así, 
después de vomitar, debo poder comprobar que lo que he comido haya 
salido totalmente de mi cuerpo. (Recalcati, 2003, Clínica del vacío, 
Página 29) 
Lo anterior nos habla del principio del Nirvana, el cuerpo es el cuerpo de lo 
Uni, es el cuerpo de lo mismo, el deseo es aniquilado. En donde se destaca una 
economía del goce que tienden al cero, una economía cerrada en sí misma, 
dominada por un apetito de muerte sin freno. El pensamiento del cuerpo se 
impone como el único pensamiento posible, un pensamiento fijado al cuerpo – 
Cosa a la necesidad de preservar la mismidad del cuerpo. El cuerpo no es 
desertificado del goce por la acción significante, sino que se convierte el mismo en 
un desierto que elimina el sabor de la vida, es una desvitalización no simbólica, 
sino real (Recalcati, 2003). 
1.5La relación con la madre cocodrilo. 
Otro rasgo importante es la relación que hay entre la madre y el sujeto 
anoréxico, para esto Herrero (1999) nos menciona que en la anorexia hay una 
madre completa que confunde la necesidad con el amor y trata de obturar de 
manera permanente el vacio estructural con el objeto alimento, atiborra la 
demanda del bebé y no deja lugar alguno para la demanda de amor, la demanda 
de nada. El rechazo del alimento por parte del sujeto, es entonces un intento por 
mantener al margen la demanda de vacío, en su rechazo la anorexia quiere nada 
para así preservar el deseo y garantizarse como sujeto donde no encuentra la falta 
del Otro, donde la madre omnipotente aparece siempre como completa y sin 
agujeros, es entonces que para salir de la frustración de la demanda de amor, la 
anoréxica acaba logrando el plus de satisfacción pulsional con el objeto nada. La 
anoréxica identifica a la nada comiendo nada, hace de su cuerpo ese emblema 
transparente, invisible y vaciado que conduce a la pulsión de muerte freudiana 
hasta su límite. 
 
24 | P á g i n a 
 
El sujeto anoréxico se enfrenta a un Otro que tiene sus ideas sobre sus 
necesidades, se entromete, y en lugar de darle lo que no tiene, de darle la falta, le 
atiborra con la papilla asfixiante, confunde sus cuidados con el don de su amor, 
porque como decía Lacan en sus seminarios “Es el niño al que alimentan con más 
amor el que rechaza el alimento y juega con su rechazo como con un deseo 
(anorexia mental)” (Lacan, 1975, Escritos 2, Pág. 598). 
En este sentido el grito del bebé precisa de otro simbólico que lo codifique 
para que pueda adquirir sentido, el Otro que otorga un sentido a ese grito de pura 
necesidad, le dota de una dimensión de petición de demanda, quien aporta su 
sentido y quien otorga un carácter de pedido a ese grito con el que el bebé 
inaugura su entrada en el mundo, entonces de ahí podría venir que la pura 
necesidad del bebé se convierta, por la mediación del Otro materno en una 
demanda de algo. Pero cabe destacar que no toda la demanda queda agotada en 
ese objeto que calma la necesidad, sino que hay otra demanda que circula, que 
reclama amor y esto es la nada, ya que aunque el bebé se encuentre saciado 
sigue chupando, siempre habrá un resto de insatisfacción que hará que el bebé se 
muestre insatisfecho y demande otra cosa. La manda de amor que trata de 
restituir en su pérdida en ser. Pero como dice Lacan “amar es dar lo que no se 
tiene” (Lacan, 1975, Escritos 2, Pág, 717), el bebé demanda nada, demanda un 
vacio, ese don que es el amor como una nada, como un vacio. Por lo tanto el amor 
viene a ser así, la nada del objeto como perdido para que de esta manera el 
acceso por lo simbólico provoque una perdida, un vacio al que vendrán a parar 
diversos objetos señuelos que trataran de paliar esa falta y entonces el resultado 
de esa falta de orden estructural es el deseo y la falta se convierte en la garantía 
de un deseo, una falta que es entendida como irresoluble (Herrero, 1999). 
En lo que toca a la relación del sujeto anoréxico con el Otro materno de 
acuerdo con Miller (1996) nos habla de que el deseo de la madre no es algo que 
se pueda soportar solo así, entraña siempre estragos. Es entonces una madre 
cocodrilo en cuya boca esta la anoréxica y es aquí donde la relación que tiene la 
madre con la hija es una relación de estrago, como un cocodrilo, en cuyas fauces 
 
25 | P á g i n a 
 
puede quedar la presa y le otorga a la presa la función de satisfacerla, 
completándola con su argumento, colocándose en el menú, otorgándole 
consistencia al Otro. La madre por consiguiente se presenta como completa, 
ofreciendo todo, con lo cual el sujeto quedaría atrapado en un nivel alienante 
desde el cual no podría reconocer ni su deseo ni que demanda. Esta relación se 
establece como demandante y mortífera ya que la madre ubica a la hija como un 
objeto de goce, la madre entonces ofrece respuestas absolutas a cualquier 
pregunta que pueda surgir en la hija, pero estas respuestas aniquilan al sujeto en 
su ser deseante, así mismo son pactos en donde hay un saber irreductible entre 
ellas dos y es como si nadie pudiera saber acerca de lo que las une, es decir son 
madres que por su posicionamiento no pueden ubicar a su hijo en la ruta del 
deseo. 
 
 
2. LA ANOREXIA COMO NOVIA DE LA MUERTE 
Teniendo en cuenta que las denominadas enfermedades del siglo XXI o 
trastornos de la conducta alimenticia (TCA), son manifestaciones de nuestro 
tiempo, debe quedar en claro que, son posicionamientos subjetivos que llegan a la 
clínica psicoanalítica. Son entonces modalidades que vienen siendo la expresión 
de ciertos malestares en la cultura, de una sociedad consumista, centrada en el 
confort y concentrada en la abundancia es ahí donde surge la anorexia para dar 
cuenta de que ahí donde hay confort y abundancia, el sujeto anoréxico va a crear 
la incomodidad, la falta, que ahí donde hay consumismo excesivo el sujeto 
anoréxico logra dar cuenta de cómo se consumen y sobre todo de lo que 
realmente es consumirse ya que habría que señalar que la anorexia es uno de los 
padecimientos psíquicos importantes que puede conducir al sujeto a la muerte, y 
entonces nos encontramos muchas veces que al abrirles la puertas del consultorio 
a esta clase de pacientes nos encontramos con lo que la medicina llamaría un 
paciente terminal y esto generalmente se evidencia en su aspecto fantasmatico y 
cadavérico (Miller, 1996). 
2.1 Imagen corporal 
Examinemos ahora la imagen corporal en donde encontramos que el 
cuerpo anoréxico se consume, se esquelétiza, se deja morir, pero solo para abrir 
en el Otro una falta, para remover al Otro. En este sentido el cuerpo queda 
reducido a piel y huesos, es devaluado, pero solo para revalorizarse en dicha 
devaluación. De igual modo este cuerpo se hace invisible, tiende a desaparecer, 
se seca pero solo para ganar una mayor consistencia, para existir realmente para 
el Otro, para deslumbrar al Otro (Recalcati, 2003). 
Ahora bien la demanda anoréxica de acuerdo con Ruegas (2005) va a girar 
en torno a la aspiraciónde que el cuerpo desaparezca para que el deseo subsista. 
La anoréxica mantiene este modo de vida debido a que fue el único modo que 
encontró para llegar a surgir como sujeto deseante fuera del deseo de la madre. 
 
27 | P á g i n a 
 
La anoréxica mantiene su negativa a alimentarse, llegando al punto del 
goce de la pulsión de muerte, entonces la falta de un deseo la lleva al borde de la 
muerte donde intenta sostener su ser, ser en la muerte. 
Por consiguiente Ruegas (2005) afirma que la imagen del cuerpo de la 
anoréxica es muy importante ya que en la anorexia la imagen se percibe de una 
manera diferente a la imagen desde lo real, ya que en la anorexia hay un goce que 
irrumpe en el cuerpo en el momento en que el sujeto se encuentra con el Otro 
sexuado al que rechaza. En este sentido el fantasma anoréxico se ubica como el 
objeto de goce del Otro, ser comida con la mirada, entonces hay un retorno del 
goce al propio cuerpo un goce del Uno en el que se desfigura el propio cuerpo. 
Hay un autoerotismo del cuerpo donde va a surgir el goce de la privación y el 
rechazo al semblante, el rechazo del deseo de vivir por una acumulación de nada 
en el vacio del cuerpo. 
Miller (1996) afirma entonces que en casos graves, lo real del cuerpo se 
presentifica de manera insoportable, ligado al horror, se presenta un cuerpo 
debilitado, llevado al borde, en donde se cruzan la vida y la muerte. Pero a pesar 
de su estado la paciente no cede en su demanda de deseo, se desentiende de 
aquello que su cuerpo clama, erige una fortaleza donde se guarda, luchando con 
el hambre, dejando en suspenso el orden de la supervivencia y dado que cuando 
el goce se presenta pone entre paréntesis otros dilemas del sujeto y centra sus 
quejas en relación con el cuerpo, un cuerpo del que sostiene querer 
desentenderse y es aquí donde el sufriente llega a consulta anudando su queja al 
cuerpo, un cuerpo que hace referencia al estatuto de lo real, al malestar- en– el- 
cuerpo, se presenta algo que no todo puede decirse y es cuando el cuerpo 
irrumpe, denuncia que la verdad está en otro lado y lo hace de formas muy 
particulares, ya sea desde la irrupción de angustia, o un accidente circunstancial, 
es por lo tanto que en la clínica con sujetos anoréxicos, la queja esta en relación al 
cuerpo, de ahí la denominación de sufriente, ya que se presenta un sujeto que no 
está implicado no se conmueve, su relato no motiva su angustia y se limita a 
focalizarla en referencia al sufrimiento en relación con su cuerpo. 
 
28 | P á g i n a 
 
2.2 La idea de lo bello en el cuerpo 
Encontramos también que una de las principales características que 
distingue a la anorexia es la manera en la que percibe su imagen corporal el 
sujeto, ahí donde se presenta lo horroroso para el hombre a parece lo bello para el 
sujeto anoréxico. 
Acorde con lo anterior la función de lo bello comparte la estructura de 
señuelo con el deseo ya que es por efecto de la belleza que el deseo procede a su 
modulación, lo bello resulta de una relación del sujeto con el límite entre la vida y 
la muerte, se habla entonces de dos muertes, en donde la primera muerte hace 
referencia a la muerte natural, biológica y la segunda en tanto que el lenguaje le 
exige al sujeto dar cuenta que no es, y es por lo anterior que la imagen del cuerpo 
es donde se representa la relación del hombre con el significante de su deseo es 
decir con su segunda muerte y es en este cuerpo donde se plasman las 
modulaciones del deseo, oscilando entre vida y muerte, es decir a la detención o a 
la desaparición del sujeto (Miller, 1996). 
Consideremos ahora que la anorexia presenta diferentes articulaciones 
posibles entre el cuerpo en relación con la belleza, la primera como valor de 
cambio de los ideales de la cultura y en segunda instancia el cuerpo en tanto que 
representa la pulsión de muerte, un cuerpo que es habitado por el discurso donde 
la pulsión hace su recorrido historificandolo. Por lo tanto Miller (1996) menciona 
que a través de la historia se han presentado diversos discursos con respecto a lo 
bello, pero desde lo religioso resalta sobre todo de la tradición cristiana en la cual 
se nos mencionan que el cuerpo que era ofrecido a la contemplación estética, era 
un cuerpo de belleza en el que se había sustraído toda huella del deseo. En ese 
sentido a veces a la clínica psicoanalítica se presentan los que entregan un cuerpo 
dado a la contemplación en el espejo, y este espejo debe devolver una imagen del 
cuerpo delgado, sin curvas, sin redondeces, si se puede invisible. Un cuerpo en 
donde el sujeto anoréxico inicia una persecución de belleza corporal y la relación 
del cuerpo y lo bello conlleva a la aparente contradicción de que es un cuerpo 
desencarnado, despojado del elemento erótico. 
 
29 | P á g i n a 
 
Entonces hay que mencionar que para los griegos lo bello era en síntesis la 
armonía, proporción y limitación y lo contrario para ellos era la desproporción, el 
desorden, el caos. Entonces la belleza por la estética y el arte fue concebida como 
un término de medida y limitación que rechaza todo cuanto implique desproporción 
y caos. Lacan de acuerdo con Miller (1996) nos habla de la función que tiene lo 
bello en el ser humano tomando distancia del deseo y lo bello como barrera de 
contención. 
Por lo tanto de acuerdo con Miller (1996) parecería que la moda de la 
imagen y el culto al cuerpo favorecen por medio de la identificación la tensión con 
la imagen propia, debido a que la norma que se dicta en la actualidad que es: no 
valemos más que la imagen que el Otro nos devuelve amablemente, de ahí la 
insistencia a mantenernos acorde con unas señas de identidad que se encuentran 
dirigidas desde lo social, que tiranizan nuestras expectativas y es el ideal de 
belleza impuesto desde la cultura con el que se construye la imagen, la identidad 
por medio de las identificaciones edípicas, la construcción de la identidad sexual y 
el ser de deseo del sujeto. 
Por lo que refiere a la anorexia esta en relación con la alienación al 
significante que se encuentra al servicio de la relación con el Otro, es decir busca 
con esa imagen de completud, la palabra y la parte amable del Otro que le permita 
construirse como un ser con identidad propia y es cuando la imagen cobra aquí el 
estatuto de un significante Amo poniendo de manifiesto la relación mortífera que el 
sujeto mantiene con el ideal, de esa manera se explicaría como la anorexia puede 
llevarse el ideal de belleza hasta la exaltación, alejando así la imagen sexual y 
deseable del cuerpo hacia esa otra forma donde predomina la transparencia 
asexual y tenebrosa del cuerpo de vacío que goza en solitario. Conviene subrayar 
que no es tan fácil explicar desde el estatuto de la imagen ideal porque los sujetos 
guiados por un ideal de belleza, de vienen en un ser de anorexia, que es un ser 
que hace del cuerpo todo un semblante de vacío. Pero si solo consideramos la 
explicación sociológica del ideal de belleza donde se toma como vertiente 
 
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significante el síntoma, no lograríamos entender la complejidad del tema ya que 
del contexto psicoanalítico no parece suficiente esta explicación (Herrero, 1999). 
2.3 El estadio del espejo en relación a la anorexia 
Así mismo al hablar de la anorexia es indispensable hablar del estadio del 
espejo de Lacan, donde de acuerdo con Guillen (2010) el sujeto se aliena a la 
imagen, a una imagen que constituye el esquema mental del cuerpo, de un modo 
anticipado a su maduración, pero su organismo no coincide con su cuerpo, para el 
sujeto el cuerpo está en lo imaginario en tanto que su organismo es decir su 
cuerpo real se encuentra perdido para el niño, porque a la hora de construir su 
imagen debe recurrir sin saberlo al tramite simbólico, que es el circuito del deseo 
del Otro que le devolverá esa imagen unificada, que es constituyente del sujeto.Por lo tanto la teoría de Lacan de acuerdo con Braunstein (1980) que habla 
del estadio del espejo se podría resumir de la siguiente manera: un bebe que 
juega a mirarse en el espejo, a verse mirado, a verse a aparecer y desaparecer, 
pero pronto descubre que es solo una imagen, una forma que será comparable a 
los otros, una forma que reconoce en el espejo, se percata que el del cristal es él y 
tiene un nombre, pero todo esto lo descubre a partir de que Otro se lo señala, a 
partir de que lo identifica como aquella imagen reflejada en el espejo. Por medio 
de que el otro lo señala a él como el de la imagen, y es ahí donde el bebe es 
capaz de identificarse a sí mismo, se observa entonces como una figura unificada, 
una unidad que es él y será como los otros lo identifiquen, que lo salvará de la 
dispersión. Una imagen que a la vez lo deja fuera, es él pero no es todo él, mucho 
de su imagen no podrá ser referido a la imagen que observa. 
En este punto también es donde se da cuenta que la identificación de sí 
mismo, separado de los otros también separa al sujeto del otro, realiza un corte 
entre el yo y el Otro, un corte que lo separa de la madre, le establece límites entre 
ella y el mismo. El sujeto como significado no va a poder ser representado sin la 
pérdida del significante y debe unirse el significante con otro para crear una 
cadena de significantes (Braunstein, 1980). 
 
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En este sentido en la anorexia nos hayamos con un cuerpo que no coincide 
con su cuerpo en lo real, con su esquema corporal, cabe señalar que la imagen 
corporal es importante ya que gracias a ella se puede entrar en la comunicación 
con el Otro, ya que toda comunicación con el Otro se asienta en la imagen del 
cuerpo, imagen del cuerpo como soporte del narcisismo y entonces el esquema 
corporal es una abstracción de una vivencia del cuerpo, que se estructura 
mediante la experiencia y el aprendizaje, pero la imagen del cuerpo se estructura 
por medio de la comunicación entre sujetos y la huella memorizada del gozar 
frustrado o prohibido y esto hace referencia a lo imaginario. Esta imagen del 
cuerpo es aquello en donde se van a inscribir las experiencias que se relacionan 
con la necesidad, el deseo, narcisisantes, las cuales se manifiestan como una 
simbolización de las variaciones de la percepción del esquema corporal, entre los 
cuales el contacto y decires de la madre serán predominantes (Guillen, 2010). 
Hay que mencionar además que el Yo es efecto de la identificación, es 
decir de la transformación que sufre el sujeto cuando asume la imagen y esta 
construcción de la imagen del cuerpo ideal depende de cómo asuma su cuerpo 
frente a ese Otro, que va a invitar al sujeto a reconocer su imagen frente al espejo 
donde se van a dar lugar las formaciones del Yo. Por tanto la imagen en el espejo 
va a aparecer como una unidad y la impotencia motora causará una rivalidad con 
la imagen ya que el sujeto la vive como amenaza de fragmentación (Ruegas, 
2005). 
Por lo anterior el objeto del deseo es el objeto del deseo del Otro, el sujeto 
se va a ubicar en ese lugar para formar sus identificaciones, ya que va a ser el 
sujeto el que sostenga las significaciones desde un punto fuera de lo ideal. 
Entonces el Yo ideal es la primera forma en la que el sujeto se aliena, que es la 
unidad del cuerpo en la imagen, este se posiciona como el punto de partida del yo. 
Mientras que el Ideal del Yo es el lugar desde el cual el sujeto es mirado, es el 
lugar donde se le dice que y como debe ser para alcanzar esa perfección, ese 
ideal. En particular en la anoréxica ocurre que la imagen ideal está suspendida en 
 
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relación con el falo simbólico, como una suplencia fallida de lo que el significante 
fálico permite nombrar en cuanto a la sexualización (Ruegas, 2005). 
En ese sentido de acuerdo con Ruegas (2005) el falo es el que hace hablar 
dando lugar a lo real del sexo a través del semblante, pero cuando responde la 
imagen estamos en el reino del silencio de muerte, hay un rechazo del 
inconsciente, es cuando el goce de la maniobra del cuerpo es más aceptable ya 
que el inconsciente no lo es. Precisamente en la anoréxica encontramos que el 
sujeto se escuda en la imagen, es su modo de esquivar el semblante, ya que la 
imagen con la que se identifica no queda articulada a la castración y la verdad 
propia del semblante de las cuales el sujeto no quiere saber. 
Entonces al sujeto anoréxico en ocasiones al hacer que su cuerpo opere 
como un falo, se le coloca del lado del tener, pero desde un goce del tener que le 
es insuficiente, sin significación fálica, falos no sometidos a la falta y es así como 
para el sujeto anoréxico no hay límite, es adelgazar hasta morir, hay una 
búsqueda de ese Otro que pueda obturar su demanda ilimitada. El problema surge 
cuando no se constituye bien el cuerpo como falo, cuando en esta construcción 
narcisista no se logra constituir una imagen fálica, entonces lo que suple no es el 
síntoma sino una nominación imaginaria, un recurso a la imagen misma del 
cuerpo, es entonces cuando se da un intento de capturar al Otro que le represente 
su propio cuerpo (Ruegas, 2005). 
 
 
 
 
 
 
 
 
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2.4 Nombre del padre/ Síntoma 
Como ya se ha mencionado en la anorexia hay una distorsión de la imagen 
del cuerpo, ya la imagen del cuerpo no coincide con la estructura corporal, con el 
cuerpo desde lo biológico y fisiológico. Esto es que para donde los demás 
observan extrema delgadez para ellas hay gordura y es que a través del síntoma 
se encuentra una forma de romper con el Otro, porque lo que el Otro ofrece es 
insuficiente para ellas, sabe que desean algo mas, algo que no el Otro no les 
puede dar porque no lo tiene (Guillen 2010). 
Por consiguiente en la anorexia aparece escrito en el cuerpo aquello que no 
puede decirse, ya sea porque es muy doloroso, peligroso o porque se desconoce, 
entonces para que el síntoma sea tratable es necesario interrogar a quien lo 
padece es necesario que sea insuficiente, es necesario que nos hable de su 
insatisfacción. El síntoma es una metáfora, que para nosotros parece un enigma 
porque desconocemos en qué consiste la sustitución, desconocemos las 
significaciones que fueron traspasadas y esta significación solo va a ser 
transparente a partir de las asociaciones (Guillen, 2010). 
Habría que decir también que el síntoma anoréxico generalmente se 
presenta en la adolescencia, y desde el psicoanálisis la infancia nunca 
desaparece, así como nunca se accede a la madurez sexual adulta, sus 
elementos de las organizaciones sexuales infantiles persisten y son resinificadas 
en una nueva estructura, pero de acuerdo con Guillen (2010) la madurez genital 
tiene un carácter simbólico que remite al acceso en lo social y en lo cultural, 
entonces en la adolescencia el sujeto se enfrenta a la necesidad de 
independizarse y pasa a formar parte de otros grupos sociales. Así es como algo 
que no hizo síntoma en la infancia, lo hace ahora en la adolescencia ya que este 
es el momento de re significación de la castración y del Edipo. Vemos a la 
sexualidad retornar, se re significa cobran otro valor y hay un reordenamiento del 
sujeto. La anorexia es un síntoma que está en relación con la imagen del cuerpo, 
tiene sus raíces antes de la etapa edípica en el momento de la castración 
primaria, es decir cuando son conscientes las diferencias anatómicas sexuales e 
 
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inicia el reconocimiento de su pertenencia sexual y esta podría ser una de las 
razones, por la que el síntoma anoréxico hace su aparición de manera frecuente 
en la adolescencia. 
En segunda instancia hay retomar un tópico ya tratado en el capitulo 
anterior y este es el Nombre del Padre el cual se manifiesta como la posibilidad 
que tiene el sujeto para hacerle frente al enigma de que hay en su madre, hacer 
frente entoncesa lo devorador de su madre, es por lo anterior que el sujeto hace 
uso de la metáfora cambiando así el deseo de la madre a algo de lo que no sabe 
nada y de lo que no se puede decir nada y es entonces por el Nombre del Padre 
que se puede nombrar y se puede inscribir algo de su ser, debido a esta unión con 
el significante fálico. Esto hace referencia a que el Nombre del Padre funciona 
como el lugar desde donde el sujeto logra interpelar al Otro sexo, a la diferencia 
que lo nombra (Arroyave, 2007). 
Por lo tanto en la anorexia la madre aparece como eximida de la labor de 
mediatizar esta función normativa, ya sea porque desbarata o descalifica la 
palabra paterna o debido a que hace del padre una figura formal y castrada por 
ella, en tanto que no reconoce en el padre el valor fálico que sostiene su deseo de 
mujer. En consecuencia de lo anterior se manifiestan fallas en la función paterna y 
es entonces cuando el sujeto anoréxico se topa con una madre cocodrilo que la 
amenaza (Yosifides, 2006). 
Entonces el síntoma es un aparato individual para situar el objeto a, y es 
que la diferencia entre síntoma y el discurso, es que el discurso vale para muchos 
(aquí es donde entrarían las “modas”) y el síntoma solo vale para uno. Es el 
síntoma la forma que tiene el sujeto para arreglárselas con lo indecible, de unirse 
con el Otro, así mismo el síntoma en la anorexia el objeto (a) es el objeto nada, es 
el objeto pero negado, no es un significante es la negación de este, por lo tanto la 
anoréxica se queda del lado del goce, ya que el goce solo se vive, pero se vive 
como muerte disfrazada de belleza. En conclusión ante el borramiento del 
Nombre del padre que introducen los discursos actuales, el sujeto anoréxico se 
queda con el retorno que en esta etapa se da de lo devorador de la madre, pero el 
 
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sujeto como recurso tiene el síntoma, objetando así el atiborramiento del Nombre 
del padre y mediante el objeto nada que rechaza y amenaza a la devoradora 
madre logrando que ella dependa del sujeto (Arroyave, 2007). 
 
 
3. MELANCOLÍA EN LA ANOREXIA 
Como se menciono antes en la introducción la melancolía se encuentra 
fuertemente correlacionada con la anorexia, es por lo anterior que a continuación 
se trabaja la melancolía y para esto hay que retomar “Duelo y melancolía” de 
Freud, para al final explicar en qué sentido se relaciona con la anorexia la 
melancolía. 
3.1. Melancolía y duelo 
Entonces Freud (1976) nos menciona que el duelo es general es la reacción 
que tiene una persona ante la pérdida de una alguien amado o de una 
abstracción, como a la libertad o un ideal. El duelo en ocasiones trae consigo 
graves desviaciones de la conducta normal en la vida, lo cual rara vez se nos 
ocurre catalogarlo como un estado patológico, ni remitirlo al médico, confiamos 
que al pasar el tiempo este estado se superara y juzgamos dañino perturbarlo, 
pero en algunas ocasiones se llega a observar que en lugar de duelo hay 
melancolía. 
Es por lo anterior que Cabetas (1998) afirma que se tiende a comparar la 
melancolía con el duelo, pero no es igual ya que el proceso de duelo es un natural 
y desaparece por sí solo, y la melancolía no, aparece y queda enraizada en la 
personalidad como un rasgo temprano, como un conflicto primario que 
corresponde a la etapa de desarrollo pre- verbal, por lo tanto encontramos que el 
proceso melancólico, se acompaña de censura y reproche, tendiendo a presentar 
autoagresión de manera inconsciente, la inhibición y restricción del Yo se vuelve la 
expresión de la entrega total al duelo melancólico. 
Además la melancolía nos dice Freud (1976) se singulariza en lo anímico 
por una cancelación del interés en el mundo exterior o la perdida de la capacidad 
de amar, la inhibición de la productividad y una rebaja en el sentimiento de sí que 
se exterioriza a manera de auto reproches o auto denigraciones y con una 
extrema expectativa de castigo, cabe destacar que en el duelo se muestran los 
mismo 
 
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rasgos, en excepción de uno que es la falta de la perturbación del sentimiento de 
sí, pero en lo demás se manifiesta de la misma manera. 
Es en este cuadro melancólico hay un descontento muy marcado con el 
propio Yo, de ahí las autoacusaciones. La idealización e introyección son dos 
mecanismos de defensa que se manifiestan con mucha frecuencia, en toda 
relación de personas en la cual una parte se sienta débil y oprimida al pugnar con 
otra parte a la que se siente muy poderosa (Cabetas, 1998). 
En contraste en el duelo la reacción que se manifiesta frente a la perdida 
de una persona que nos era amada, consta de la perdida de interés por el mundo 
exterior en relación a todo lo que recuerde a la persona perdida, hayamos una 
pérdida de la capacidad de escoger algún objeto de amor en remplazo. Podemos 
verlo de la siguiente manera: el examen de realidad nos muestra que el objeto 
amado ha dejado de existir y de él emana ahora la exhortación de quitar toda 
libido de sus enlaces que se tienen con el objeto, a esto se opone una 
comprensible renuencia ya que el hombre no abandona con agrado una posición 
libidinal aun cuando el sustituto aparezca. En un caso más complejo esa 
renuencia puede alcanzar tal intensidad que se produce un extrañamiento de la 
realidad y una retención del objeto por la vía de una psicosis alucinatoria del 
deseo, pero es en casos normales que prevalece el acatamiento de la realidad, 
pero la orden que se imparte no puede cumplirse de manera inmediata, se ejecuta 
poco a poco con un gasto intenso de tiempo y energía de investidura pero la 
existencia del objeto perdido continua en lo psíquico, con cada uno de los 
recuerdos y cada una de las expectativas que la libido se anudaba al objeto son 
clausurados, sobreinvestidas y en ellos se consuma el desasimiento de la libido 
(Freud, 1976). 
Regresando a la melancolía acorde con Freud (1976) en algunos casos la 
reacción de duelo se puede manifestar por la pérdida de un ser amado y en otras 
ocasiones puede reconocerse la perdida de naturaleza mas ideal, es decir tal vez 
el objeto no esté realmente muerto sino que se perdió como objeto de amor, en 
otro tipo de circunstancias no atinamos a discernir con precisión lo que se perdió y 
 
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a veces tampoco el paciente puede apresar en su conciencia lo que ha perdido, es 
en este caso cuando la melancolía podría ser la culpable, cuando sabe el sujeto a 
quien perdió, pero no lo que perdió en él, así que de alguna manera podemos 
decir que la melancolía es una pérdida de objeto sustraída de la conciencia a 
diferencia del duelo en donde no hay nada inconsciente. 
Por lo anterior la melancolía es la perdida desconocida que tendrá por 
consecuencia un trabajo interior semejante en donde habrá una inhibición y falta 
de interés, pero esta inhibición en la melancolía nos impresiona como algo 
enigmático porque no acertamos a ver lo que absorbe tan enteramente al sujeto, 
el melancólico nos demuestra que todavía algo que falta en el duelo y es una 
rebaja en su sentimiento yoico, un empobrecimiento del yo, donde en el duelo el 
mundo se ha hecho pobre y vacio, en la melancolía eso lo ocurre al yo. El sujeto 
entonces describe a su yo como indigno, estéril y moralmente despreciable, se 
hace reproches, denigra y espera repulsión y castigo, se humilla ante los demás, 
un cuadro que se completa con el insomnio, la repulsa del alimento y un 
desfallecimiento en extremo asombroso de la pulsión que compele a los seres 
vivos a aferrarse a la vida (Freud, 1976). 
Se debe agregar que en la melancolía hubo una elección de objeto, una 
ligadura de libido a una persona determinada, que por un desengaño o abandono 
por parte de la persona amada sobrevino un sacudimiento de ese vínculo de 
objeto, pero el resultado no fue normal. El cual habría sido un quite de la libido de 
ese objeto y el desplazamiento

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