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Memorias-recuerdo-y-tiempo-por-vivir

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MEXICO 
FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
 
 
MEMORIAS, RECUERDO Y TIEMPO POR 
VIVIR 
 
TESIS 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO 
DE LICENCIADAS EN PSICOLOGÍA 
PRESENTAN: 
 
 
Mariana García Jiménez 
Maribel Alicia Díaz Castañeda 
 
 
Directora: Dra. Claudette Dudet Lions 
Revisor: Mtro. Sotero Moreno Camacho 
 
 
 
México, Agosto de 2011 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MEXICO 
FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
 
 
MEMORIAS, RECUERDO Y TIEMPO POR VIVIR 
 
TESIS 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO 
DE LICENCIADAS EN PSICOLOGÍA 
PRESENTAN: 
 
 
Mariana García Jiménez 
Maribel Alicia Díaz Castañeda 
 
 
Directora: Dra. Claudette Dudet Lions 
Revisor: Mtro. Sotero Moreno Camacho 
 
 
 
México, Agosto de 2011 
 
ÍNDICE 
 
 
RESUMEN ………………………...……………………………………………….. 
 
INTRODUCCIÓN ………………………………………………………………….. 
 
1. VEJEZ …………………………………………………………………………… 
 
1.1. ETAPAS DEL DESARROLLO Y PSICODINAMIA EN LA VEJEZ …… 
1.2. CICLO VITAL: TEORÍAS DEL DESARROLLO ……………………….. 
1.2.1. Teoría Psicoanalítica del desarrollo y sus diferentes autores … 
1.2.1 Teoría Cognitiva …………………………………………………….. 
1.3. PERSONALIDAD EN EL ADULTO GERIÁTRICO …………………….. 
1.4. ESTEREOTIPOS, PREJUICIOS E IMPACTO CULTURAL ………….. 
1.4.1. Estereotipos en la Vejez …………………………………………… 
1.4.2. Mitos y Prejuicios de la Vejez …………………………………….. 
1.5. BIO-FISIOLOGÍA DE LA VEJEZ ………………………………………… 
1.5.1. Teorías Biológicas del Envejecimiento …………………………... 
1.5.2. Fisiología del Envejecimiento ……………………………………... 
1.6. ENVEJECIMIENTO MENTAL PATOLÓGICO …………………………. 
1.6.1. Causas del Envejecimiento Mental Patológico …………….….... 
1.6.2. Ámbito Cognitivo …………………………………………………… 
1.6.3. Ámbito Afectivo ……………………………………………………... 
1.6.4. Psicosis en el Adulto Mayor ………………………………………. 
1.6.5. Demencias, Trastorno Afectivo y Psicosis ………………………. 
1.6.6. Ambito del Trastorno del Sueño en el Anciano …………………. 
 
2. PROCESOS COGNITIVOS SUPERIORES Y DETERIORO COGNITIVO 
 
2.1. PROCESOS COGNITIVOS …………………………..………………….. 
 
 
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2.1.1. Atención ……………………………………………………...……… 
2.1.2. Memoria ……………………………..………………………….…… 
2.1.2.1. Tipos de Memoria …………..……………………………. 
2.1.3. Lenguaje …………………………………………...……………….. 
2.1.4. Funciones Ejecutivas……………………………………………….. 
2.2. DETERIORO COGNITIVO……………………..…………………………. 
2.3. OLVIDO: ¿POR QUÉ OLVIDAMOS? …………………………………… 
2.4. TIPOS DE DEMENCIA …………………………………………………… 
2.4.1. Demencias Vasculares …………………………………..………… 
2.4.2. Demencias de Tipo Degenerativo ………………………...……… 
2.4.2.1. Demencia en la Enfermedad de Huntington ….……… 
2.4.2.2. Demencia en la Enfermedad de Parkinson ……...…… 
2.4.2.3. Demencia en la Enfermedad de Pick …………………. 
2.4.2.4. Demencia Tipo Alzheimer ……………………..………… 
2.5. MEDICIÓN DE DETERIORO COGNITIVO ……………………..……… 
2.5.1. Instrumentos de Medición del Deterioro Cognitivo ………...…… 
2.5.2. Instrumentos Complementarios para Evaluar el Deterioro 
Cognitivo ……………………………………………………………….…… 
 
3. CALIDAD DE VIDA ……………………………………………………..……… 
 
3.1. CONCEPTO DE CALIDAD DE VIDA …………………………………… 
 3.2. MODELOS TEÓRICOS DE CALIDAD DE VIDA ……………….……… 
3.3. ÁREAS/DIMENSIONES DE CALIDAD DE VIDA ………………...…… 
3.3.1. Salud Física ………………………………….……………………… 
3.3.2. Salud Psicológica ……………………………...…………………… 
3.3.3. Nivel de Independencia ……………………….…………………… 
3.3.4. Relaciones Sociales ……………………………..………………… 
3.3.5. Medio Ambiente ……………………………………..……………… 
3.4. ¿CÓMO MEDIR LA CALIDAD DE VIDA? ……………………………… 
 
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4. CALIDAD DE VIDA Y DETERIORO COGNITIVO …………………….…… 
 
4.1. CALIDAD DE VIDA Y ENVEJECIMIENTO ………………………..…… 
4.2. REFLEJO DE LA CALIDAD DE VIDA EN EL DETERIORO 
COGNITIVO …………………………………………………………………….. 
4.3. ESTRATEGIAS PARA LA ESTIMULACIÓN COGNITIVA …….……… 
4.3.1. Estimulación Cognitiva ………………………………………..…… 
4.3.1.1. Objetivos de la Estimulación Cognitiva ………………… 
4.3.2. Tipos de Estimulación Cognitiva ……………………………..…… 
4.3.2.1. Taller de Orientación a la Realidad …………………..… 
4.3.2.2. Terapia de Reminiscencia …………….………………… 
4.3.2.3. Técnicas de Validación ……………………..…………… 
4.3.2.4. Programas de Psicoestimulación Cognitiva ………...… 
4.3.2.5. Grupos de buenos Días ……………………………….… 
4.3.3. Recomendaciones para la Aplicación de Terapias Cognitivas... 
4.3.4. Principales Actividades Estimulativas de las Diferentes 
Funciones Cognitivas ……………………………………………………… 
4.4. TÉCNICAS PARA MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA EN EL 
ADULTO MAYOR ……………………………………………………….……… 
 
CONCLUSIONES ……………………………………………………………….… 
 
REFRENCIAS ……………………………………………………………………... 
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 1 
RESUMEN 
 
 
 El presente trabajo tiene el objetivo de detectar las 
características de la calidad de vida que tienen las personas en la 
tercera edad y que se relacionan con las capacidades y 
funcionalidades que las éstas tenían; que en esta etapa pueden 
presentar un mantenimiento, decremento o pérdida incluyendo las 
de tipo cognitivo, lo que lleva a un deterioro más pronunciado. 
Para lograr dicho objetivo se revisaron diversas 
investigaciones y textos enfocados a la calidad de vida y deterioro 
cognitivo. Con dicha revisión se detectó que en la tercera edad y 
debido al paso del tiempo las personas van teniendo pérdidas, 
deterioro y/o modificaciones de las capacidades que se tenían 
físicamente, psicológicamente (personalidad, emociones, 
procesos cognitivos), socialmente, entre otras, mismas que tienen 
una relación directa con el contexto en el que ha estado viviendo 
la persona geriátrica. También se detectaron técnicas que pueden 
ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas geriátricas, 
así como estrategias para favorecer las capacidades cognitivas de 
los adultos mayores. 
Se encontró, a través de la revisión de los textos que la 
calidad de vida que tiene el ser humano a lo largo de su 
desarrollo, es un factor que sí va a influir en el nivel en que se 
presente cierto deterioro general y cognitivo en una persona de la 
tercera edad (geriátrica); por lo cual se debe de tratar de 
mantener una buena calidad de vida desde el inicio del ciclo vital 
hasta la vejez. 
Palabras clave: calidad de vida, deterioro cognitivo, 
tercera edad. 
 
 
 2 
INTRODUCCIÓN 
 
 
El presente trabajo tuvo el objetivo de detectar las características de la calidad 
de vida (relaciones familiares, cultura, nivel socioeconómico, nivel educativo) 
que se relacionan con las capacidades y funcionalidades que el ser humano 
tiene, y que en una edad avanzada pueden presentar un decremento o pérdida 
de las capacidades cognitivas lo que significa un deterioro cognitivo en 
cualquiera de sus funciones. 
 
Para definir esta relación se hizo la revisión, análisis y síntesis de diversos 
textos que están encaminados a la temática del deterioro cognitivo, calidad de 
vida y la senectud (tercera edad). 
 
Al revisar diversos textos se detectó que existenpocas investigaciones 
relacionadas con personas de la tercera edad, calidad de vida y deterioro 
cognitivo; no obstante que la tasa de población anciana se está incrementando. 
 
El punto principal para este trabajo de tesis fue conocer los factores 
relacionados a la calidad de vida que pueden llevar a un deterioro cognitivo en 
los adultos mayores, muchos de los cuales tienen como eje varias 
enfermedades crónicas o problemas de salud y psicológicas. La calidad de vida 
de los adultos se ve influida por el tipo de contexto en el que se encuentren 
actualmente y en el que se desarrollaron en el pasado. 
 
Específicamente esta investigación se dirigió a la relación que tiene una mala 
calidad de vida, para detectar los factores que llevan a un deterioro de las 
funciones cognitivas, de la salud o cambios en el estado emocional. En 
diversas investigaciones y textos se menciona que al llegar a la tercera edad 
comienza un deterioro de las funciones del ser humano que se pueden 
controlar siguiendo un “estilo de vida activo”. 
 
 3 
Con respecto al deterioro cognitivo, éste se ve influenciado por el contexto en 
el que la persona se desarrolló y se encuentra actualmente, el cual abarca 
cultura, religión, economía, sociedad, política, redes sociales, vínculos 
familiares, entre otros, que van a estar impactando de forma constante y directa 
la evolución del sujeto a lo largo de sus etapas vitales (desde el momento de 
nacimiento o incluso antes de éste, hasta el momento de morir). 
 
Actualmente hay muchas investigaciones que se centran en los factores que 
afectan al ciclo de vida, todas ellas comparten la idea de que no solo es 
relevante un estado de salud física, sino que es importante disponer de un 
cierto nivel de bienestar psicológico y social (Castellón, 2004 citado en 
Maldonado y Mendiola, 2009). Por tanto, se piensa que si se tiene una “buena 
calidad de vida” es probable que no se presenten problemas cognitivos en una 
edad temprana. 
 
Con respecto a la salud de las personas mayores tienen un riesgo elevado de 
padecer alguna enfermedad que repercuta en el estado de su cognición, y este 
riesgo aumenta cuando las condiciones ambientales son poco estimulantes 
(Pascual, Barlés, Laborda y Loren, 1998 citados en Jara, 2007); de ahí la 
importancia de tomar la estimulación cognitiva como un proceso de 
mejoramiento de la salud de las personas mayores. 
 
En general, para el bienestar de un adulto mayor debe existir un equilibrio entre 
las experiencias positivas y negativas. Entre las positivas están el 
reencontrarse con amigos de tiempo atrás, una sexualidad plena, convivir más 
tiempo con la pareja, poseer mayor sabiduría, formar parte de grupos de 
actividades de personas de la tercera edad, tener más tiempo para sí mismos, 
entre otros. Por otro lado las negativas son un mal estado de salud, síndrome 
del nido vacío, la jubilación, muerte de seres cercanos, entre otras. 
 
Las características anteriormente mencionadas se revisaron a lo largo de éste 
trabajo, en el que las aportaciones de los autores son retomadas para 
desarrollar el presente trabajo de tesis; en el cual el capítulo uno hace 
referencia a la vejez con un enfoque psicológico mayoritariamente y para tener 
 4 
una visión más amplia de lo que implica el envejecimiento el siguiente capítulo 
refiere los cambios fisiológicos de la vejez. 
 
El capitulo tres se refiere a los procesos cognitivos superiores esto para tener 
un panorama más amplio de los mismos; dichos procesos posteriormente se 
van a ir modificando con la edad o bien pueden estar influidos por algún tipo de 
patología, esto se explica en los dos capítulos posteriores al mencionado al 
inicio de este párrafo. 
 
Posteriormente, los últimos dos capítulos hacen referencia a la calidad de vida 
y a la relación de ésta con el deterioro cognitivo; en el capítulo final de esta 
tesis se menciona la relación directa que tiene la calidad de vida con el 
deterioro cognitivo además de que se sugieren estrategias para la estimulación 
cognitiva en los adultos de la tercera edad. 
 5 
1. VEJEZ 
 
 
En el proceso de saber vivir la vejez son relevantes las actitudes y acciones de 
la sociedad en la que el individuo envejece (Arés, 2003 y González, 2000 
citados en Santiesteban, Pérez y García 2008). 
 
Tanto el desarrollo, como el envejecimiento tienen significados, no sólo 
biológicos, sino culturales que, en todo caso, superan concepciones 
unidimensionales, estáticas y limitantes. Desarrollo y envejecimiento han de 
entenderse como procesos simultáneos y permanentes durante la vida, en los 
cuales se conjugan ganancias y pérdidas, así como múltiples influencias y 
orientaciones (Ruiz, 2002). 
 
 
1.1. ETAPAS DEL DESARROLLO Y PSICODINAMIA EN LA VEJEZ 
 
Como lo planteara Riegel (1973 citado en Ruiz, 2002), la historia de la 
psicología del desarrollo hace parte de la historia de la psicología del 
envejecimiento y de la vejez, en la medida en que muchos estudios 
longitudinales relacionados con el envejecimiento dan luces sobre la totalidad 
de la vida. Tales estudios longitudinales se remontan al siglo XVIII, con 
Tiedeman (citado en Ruiz, 2002) con sus biografías de bebés y se inician, de 
manera más sistemática, a comienzos del siglo XX. Décadas más tarde surgen 
los estudios longitudinales centrados en el envejecimiento –considerando todo 
el transcurso vital-. Los objetivos de unos y otros han sido buscar condiciones 
óptimas para el desarrollo físico, mental y social de los niños, como también 
para una vida sana y recompensante en épocas posteriores (Thomae, 1993 
citado en Ruiz, 2002). 
 
Como consecuencia del incremento de la investigación longitudinal y en 
general, de los estudios relacionados con el transcurso de la vida, la 
perspectiva del ciclo vital se convierte en un marco de referencia (más que en 
 6 
una teoría) de tipo contextual y dialéctico, que considera la totalidad de la vida 
como una continuidad con cambios, destacando parámetros históricos, 
socioculturales, contextuales, y del acontecer cotidiano e individual. La 
perspectiva del ciclo vital representa un intento para superar la dicotomía 
crecimiento-declinación, reconociendo que en cualquier momento de nuestras 
vidas hay pérdidas y ganancias (Ruiz, 2002). 
 
El envejecimiento como proceso de diferenciación progresiva, el cual comienza 
con la vida y termina con la muerte, es una realidad característica de todas las 
formas de vida multicelular y, por supuesto, de la vida de todos los seres 
humanos. No obstante, su complejidad difiere en las distintas especies, 
individuos y épocas de la vida; y las formas de envejecer son tantas como 
individuos existen. Al incremento de la heterogeneidad durante el ciclo de vida 
se refiere Pedersen (2000 citado en Ruiz, 2002) afirmando que “las personas 
se vuelven más diferentes con la edad, debido a razones genéticas y del 
ambiente”. Es decir, la variabilidad interindividual aumenta al incrementarse la 
edad (Neugarten, 1968; Thomae 1974/1976; Lehr, 1993, 1994; Neugarten y 
Datan, 1996/1999; Baltes y Mayer, 1999 citado en Ruiz, 2002). 
 
Una de las características más notables del proceso de envejecimiento es la 
enorme variabilidad que existe. En otras palabras, en la medida en que se 
incrementa la edad aumenta las diferencias existentes entre los individuos 
envejecientes debido, lógicamente, a la diversidad de circunstancias y de 
contextos históricos vividos de forma tal que aunque, la variabilidad entre los 
distintos procesos, funciones psicológicas así como entre los comportamientos 
divergen extraordinariamente entre los distintos individuos (Fernández, 2004). 
 
 
 7 
1.2. CICLO VITAL: TEORÍAS DEL DESARROLLO 
 
Somos seres cíclicos, obedecemos a las reglas que ha puesto la naturaleza, 
sin dejar de lado que somos seres sociales y nos desarrollamos dentro de una 
cultura, y aunque en ocasionescomo personas queramos romper con esos 
parámetros, el ciclo que nos germinó terminará con nuestro periodo y por ende, 
con parte de nosotros. 
 
La naturaleza y la sociedad han puesto sus reglas, como una conciencia 
rectora superior ha decidido las formas en que las cosas deben ocurrir y 
regenerarse. La conciencia humana puede aceptarlas o pretender que no 
existen, o tratar de evitarlas, modificarlas, redirigirlas y/o disimularlas. Sin 
embargo, ahí están y repercuten en todo ser vivo que se encuentra en el 
planeta, y en el ser humano no es la excepción; por ello tenemos un ciclo vital, 
que va desde la fecundación hasta la muerte, en los cuales hay eslabones que 
muchos autores han querido clasificar o dividir, para un mejor estudio del ser 
humano. 
 
Uno de los periodos en el cual está dividido el ciclo vital es el envejecimiento, 
en el cual confluyen una serie de circunstancias tales como disminución de 
facultades físicas, mayor facilidad para enfermar, padecimiento de 
enfermedades crónicas, disminución de los recursos económicos, aislamiento, 
pérdida de seres queridos, entre otros factores, que pueden favorecer la 
aparición de procesos psicopatológicos. Todo ello, otorga al anciano unas 
características de vulnerabilidad especial, donde la edad constituye un 
importante “factor de riesgo”, donde el organismo anciano desarrolla un 
considerable esfuerzo adaptativo (Riquelme, 1997 citado en Díaz, Martínez y 
Calvo, 2002). 
 
El envejecimiento es un proceso fisiológico universal, que acontece en todos 
los seres vivos, irreversibles e influenciados por causas externas, aunque 
sujeto a un cierto determinismo genético pendiente aún por identificar en su 
totalidad. Con el paso de los años se van produciendo una serie de cambios 
que irán repercutiendo sobre la capacidad funcional, psicológica y social del 
 8 
anciano. Dentro de las circunstancias que ocurren y concurren durante el 
proceso de envejecimiento fisiológico están las mencionadas en la siguiente 
tabla descrita por Díaz, et al., (2002 p. 20). 
 
 
Factores asociados al proceso del envejecimiento 
 
 
 
Si bien algunas investigaciones ponen de manifiesto que la vejez, en sí misma, 
no constituye un factor de riesgo para la enfermedad mental, una serie de 
factores asociados a la misma sí pueden ser los responsables del mayor riesgo 
de la población anciana a padecer trastornos mentales (Robert, 1997 citado en 
Díaz, et al., 2002). En este sentido, diferentes estudios que se han llevado a 
cabo con respecto a las variables que determinan el grado de satisfacción con 
la vida, han mostrado que la edad no es un factor determinante de la misma y 
sí lo son: factores como la salud, las habilidades funcionales, los contactos 
sociales, la actividad física o de ocio (Zamarrón, 2000 citado en Díaz, et al., 
2002). 
 
 9 
1.2.1. Teoría Psicoanalítica del Desarrollo y sus Diferentes Autores 
 
Los estudios sobre la vida humana han tomado forma bajo diversas influencias. 
Una de las principales corrientes de investigación del desarrollo del ser humano 
es el psicoanálisis que ha tenido auge por diversos autores que han ido 
modificando de acuerdo a sus criterios. Uno de los principales autores y 
pioneros de esta teoría es Sigmund Freud con sus estudios de casos clínicos 
de sus pacientes y de sus reminiscencias infantiles en 1905 en Tres ensayos 
sobre la teoría de la sexualidad. 
 
 
Sigmund Freud 
 
García y Moya (1993) argumentan que la teoría de Freud, que se centró en el 
período infantil, está organizada en torno a la teoría de la libido. Según éste 
autor, las distintas fases del desarrollo infantil corresponden a los sucesivos 
cambios en el investimiento con energía sexual de las zonas del cuerpo 
usualmente asociadas al erotismo: la boca, el ano y los genitales. Distinguió 
distintas etapas del desarrollo que fueron: fase oral, desde el nacimiento hasta 
un año; fase anal, desde uno a tres años, y fase fálica de los tres a los cinco 
años; y la última fase que describe, es la fase de latencia, que se extiende 
desde los cinco o seis años hasta la pubertad; este periodo se caracteriza por 
una disminución del interés sexual, que vuelve a reactivarse en la pubertad. 
 
La aportación básica de Freud, es la resolución satisfactoria de cada una de las 
distintas etapas de la infancia para conseguir un funcionamiento adulto normal. 
En comparación, con lo que ocurre en la vida adulta, las resoluciones en esta 
etapa tendría consecuencias relativamente escasas. 
 
 
Carl Gustav Jung 
 
Kaplan, Strawbridge, Camacho y Cohen (2005) mencionan que Jung asignó a 
los factores externos un papel importante en el desarrollo personal y en la 
 10 
adaptación. Describió el proceso de individuación como el crecimiento y la 
expansión de la personalidad que sucede a través de la toma de conciencia y 
del aprendizaje de lo que uno es intrínsecamente. Según Jung, la líbido es 
cualquier tipo de manifestación de la energía psíquica. 
 
En cuanto al desarrollo personal que menciona, hace referencia al hecho de 
ver como las personas se esfuerzan para desarrollarse a sí mismas, esta 
situación se presenta también en las personas mayores dado que creen que 
raramente se alcanza una personalidad integrada (Kaplan, et al., 2005). 
 
Respecto a lo anterior, se menciona que dentro de cada persona se observan 
fuerzas y tendencias en conflicto que necesitan ser reconocidas y 
reconciliadas. Parte de este reconocimiento se refleja en la tendencia de cada 
género a expresar rasgos generalmente asociados con el otro sexo. Jung 
propone que esta tendencia aparece por primera vez en la mitad de la vida, y 
observa que la expresión del potencial de género que está oculto aumenta en 
la tercera edad (Cervilla, 2000 citado en Santiesteban, Pérez y García, 2008). 
 
Durante la tercera edad, la expresión de los hombres de su feminidad y la de 
las mujeres de su masculinidad supone otro intento de reconciliar las 
tendencias en conflicto. Jung propone que dentro de cada persona existe una 
orientación hacia el mundo exterior, que denomina extroversión, y una 
orientación hacia el interior, el mundo subjetivo, que llama introversión. En la 
juventud y en gran parte de la mediana edad, las personas expresan su 
extroversión. Una vez que la familia ya sale adelante y la vida profesional llega 
a su fin, hombres y mujeres se sienten libres para cultivar sus propias 
preocupaciones, reflexionar sobre sus valores y explorar su mundo interior 
(Santiesteban, et al., 2008). 
 
"Para una persona joven", escribió Jung (1969, citado en Santiesteban, et al., 
2008, pág. 3), "es casi un pecado o al menos un peligro preocuparse por ella 
misma; pero para la persona que está envejeciendo, es un deber y una 
necesidad dedicar seria atención a sí misma". Debido a la influencia que el 
entorno tiene sobre todas las personas, habrá rasgos de personalidad que se 
 11 
mantengan iguales y otros que se atemperen, dichos cambios están 
directamente influenciados por el deterioro físico y el grado de dependencia 
que el adulto mayor haya o no adquirido. 
 
 
Harry Stack Sullivan 
 
Abordó el ciclo vital estableciendo que el desarrollo humano está en gran 
medida conformado por acontecimientos externos y, de modo específico, 
mediante la interacción social. Su influyente modelo del ciclo vital establece 
que cada fase en el desarrollo viene marcada por una necesidad de interacción 
con personas significativas como su pareja, familia o amigos cercanos. La 
calidad de esta interacción influye sobre la personalidad. Sullivan distinguió las 
etapas o eras del desarrollo normal de la siguiente manera (Kaplan, et al., 
2005): 
 
1. Infancia, desde el nacimiento hasta el principio del lenguaje (de año y 
medio a dos años). 
2. Niñez, desde el lenguaje hasta la necesidad de relaciones con semejantes 
(de los dos a los cinco años). 
3. Erajuvenil, desde primera necesidad de relacionarse con semejantes y el 
principio de la educación formal hasta la preadolescencia (de los cinco a 
los nueve años). 
4. Pre-adolescencia. el inicio de la capacidad de establecer relaciones de 
intimidad con personas del otro o del propio sexo, hasta la madurez genital 
(de los nueve a los doce años). 
5. Adolescencia, de la aparición del interés genital genuino al establecimiento 
de los patrones de conducta sexual. 
6. Madurez, el establecimiento de un repertorio completo, humano y maduro 
de relaciones interpersonales, el desarrollo del respeto, la capacidad de 
mantener relaciones íntimas y de colaboración, así como actitudes 
amorosas. 
 
 12 
Como vamos observando los realizadores de teorías del desarrollo van 
poniendo más y más atención a las diferentes etapas y procesos que 
constituyen al ser humano, hasta obtener teoría más completas que abarquen 
aun más hitos del desarrollo, edades más avanzadas y procesos más 
complejos (Kaplan, et al., 2005). 
 
 
Erik Erikson 
 
Este autor aceptó la teoría de Freud sobre la sexualidad infantil, pero también 
agrego potenciales de desarrollo en todos los estadios de la vida. Erikson 
construyó un modelo de ciclo vital que consistía en ocho etapas que se 
extienden hasta la vida adulta y la vejez. 
 
Las cinco etapas psicosociales infantiles de Erikson son: confianza, autonomía, 
iniciativa, laboriosidad e identidad corresponden con las etapas psicosexuales 
de Freud. Erikson añade, además, tres etapas: intimidad, creatividad e 
integridad que se extienden desde el período adulto joven hasta la vejez 
(Craig, 1997). 
 
Las ocho etapas de Erikson presentan elementos positivos y negativos tienen 
crisis emocionales específicas y se ven afectadas por la interacción de los 
factores biológicos del individuo, la cultura y la sociedad. Cada etapa puede 
tener dos soluciones posibles: una positiva (sana) y la otra negativa (insana) 
(Kaplan, et al., 2005). 
 
Las etapas pueden resumirse como sigue (Craig, 2001): 
 
Etapa l. Confianza frente a desconfianza. 
Etapa 2. Autonomía frente a vergüenza y duda. 
Etapa 3. Iniciativa frente a culpabilidad. 
Etapa 4. Laboriosidad frente a inferioridad. 
Etapa 5. Identidad del ego frente a confusión de roles. 
Etapa 6. Intimidad frente a aislamiento. 
 13 
Etapa 7. Creatividad frente a estancamiento. 
Etapa 8. Integridad del ego frente a desesperación. 
 
En la última etapa de la vida, es normal que las personas examinen su vida 
interior y se juzguen. El resultado será un sentido de integridad, si descubren 
que les satisface el hecho de que su vida haya tenido significado y haya sido 
participativa. Pero le invadirá la desesperación, si su vida les parece una serie 
de esfuerzos mal encaminados de oportunidades fallidas (Craig, 1997). 
 
Cuando los adultos entran en una etapa final de la vida, Erikson menciona 
(citado en Santiesteban, et al., 2008) que su tarea consiste en contemplar su 
vida en conjunto y con coherencia; necesitan aceptar su propia vida tal como la 
han vivido y creer que hicieron lo mejor posible en sus circunstancias, si tienen 
éxito en esta tarea, habrán desarrollado la integridad del ego. 
 
La integridad del ego sólo puede obtenerse tras haber luchado contra la 
desesperación. Cuando ésta domina, la persona teme la muerte, y aunque 
pueda expresar desprecio por la vida, continúa anhelando la posibilidad de 
volver a vivirla. Cuando impera la integridad, la persona posee la fuerza propia 
de su edad, que es la sabiduría. Con la sabiduría el adulto sabe aceptar las 
limitaciones. El adulto sabio sabe cuándo aceptar el cambio y cuándo oponerse 
al mismo, cuándo sentarse en silencio y cuándo luchar (Cervilla, 2000 citado en 
Santiesteban, et al., 2008). 
 
De acuerdo con Erikson, (Cervilla, 2000 citado en Santiesteban, et al., 2008, p. 
2) “las personas que han tenido éxito en esta tarea integradora final, ganan un 
sentido más amplio del orden y del significado de sus vidas dentro de un 
ordenamiento social más grande, pasado, presente y futuro”. La “virtud” que se 
desarrolla durante esta etapa es la sabiduría, “un despreocupado e informado 
interés por la vida de cara a la muerte, en sí misma”. Igualmente propone que 
las personas que no consiguen aceptar esto son desesperanzadas, porque ya 
no ven tiempo para reaccionar y enmendar aquello con lo que no están de 
acuerdo. 
 
 14 
George Vaillant 
 
Vaillant junto con su equipo estudiaron una cohorte de varones durante 35 
años, comenzando cuando eran estudiantes de primer año en la Universidad 
de Harvard. Descubrieron que existía una correlación significativa entre una 
infancia feliz y los rasgos positivos en un adulto de mediana edad que se 
manifestaba en pocos rasgos oral dependientes, escasa psicopatología, 
capacidad para actuar y buenas relaciones objetales (Kaplan, et al., 2005). 
 
Vaillant observó que con el paso de los años, los mecanismos del ego se 
organizan de forma jerarquizada. Las defensas se organizan en un continuo 
que refleja dos aspectos de la personalidad: la inmadurez frente a la madurez y 
la psicopatología frente a la salud mental. Descubrió que la madurez en los 
mecanismos de defensa está relacionada tanto con la psicopatología como con 
la adaptación objetiva al medio externo. Más aún, los mecanismos de defensa 
van cambiando conforme la persona madura. 
 
Vaillant llegó a la conclusión de que los estilos adaptativos van madurando con 
los años y que la madurez depende más del desarrolló interno que del entorno 
interpersonal. Asimismo, corroboró el modelo de ciclo vital propuesto por 
Erikson (Kaplan, et al., 2005). 
 
 
Daniel Levinson 
 
Levinson y su equipo de la Universidad de Yale se dedicaron al estudio del 
desarrollo de la personalidad a lo largo del curso vital. En un trabajo 
fundamental establecieron los elementos y características del desarrollo de la 
personalidad masculina en la primera y mediana etapa de la vida adulta. Se 
estudiaron 40 varones, cuyas edades al comienzo de la investigación estaban 
entre los 35 y los 45 años. El resultado de las observaciones llevó a Levinson a 
postular un nuevo esquema de las fases del adulto (Kaplan, et al., 2005). 
 
 15 
Propone que el ciclo vital se compone de cuatro grandes épocas, cada una de 
las cuales dura aproximadamente veinticinco años, con cierto solapamiento 
entre ellas. Levinson fue capaz de identificar una edad típica de comienzo, es 
decir, la edad a la que suele iniciarse cada época. 
 
La secuencia de desarrollo de las épocas y de su duración en años que 
describe por son: infancia y adolescencia, desde el nacimiento hasta los 22 
años; primera fase adulta, de los 17 a los 45 años; fase adulta media, de los 40 
a los 65 años, y edad adulta tardía, de los 65 años en adelante. Este autor 
también identificó períodos transitorios de cuatro a cinco años entre cada 
época, que funcionan como zonas fronterizas en las que el individuo está 
acabando una época y empezando la siguiente (Kaplan, et al., 2005). 
 
 
1.2.2. Teoría cognitiva 
 
Jean Piaget 
 
Otro de los modelos fundamentales es la teoría del desarrollo cognitivo 
(intelectual) de Jean Piaget. Él formuló la teoría de la cognición, que dividió en 
cuatro etapas: sensoriomotora, pensamiento preoperativo, operaciones 
concretas y operaciones formales. 
 
Santiesteban, et al., (2008) cita a Piaget, quien considera que el elemento más 
importante del pensamiento son las operaciones lógicas. No obstante, el 
pensamiento del adulto es flexible, abierto y puede adaptarse de muchas 
maneras que van más allá de la lógica abstracta, lo cual se remite en 
ocasiones al pensamiento post-formal (Cervilla, 2000 citado en Santiesteban, et 
al., 2008). 
 
La madurez del pensamiento se refleja en la capacidad de combinar lo objetivo 
(elementos lógicos o racionales) con lo subjetivo(elementos concretos o 
elementos basados en la experiencia personal). Esto ayuda a que las personas 
tengan en cuenta sus propias experiencias y sentimientos. En este momento 
 16 
puede aflorar la sabiduría como pensamiento flexible que capacita a las 
personas para aceptar la inconsistencia, la contradicción, la imperfección y el 
compromiso, de manera que puedan resolver problemas de la vida real 
(Santiesteban, et al., 2008). 
 
Esta madurez de pensamiento, o pensamiento post-formal, tiene sus bases en 
la subjetividad y la intuición, así como en la lógica pura, característica del 
pensamiento en las operaciones formales. Los pensadores maduros 
personalizan su razonamiento y emplean la experiencia cuando tienen que 
enfrentarse a situaciones ambiguas. El pensamiento post-formal también se 
caracteriza por un desplazamiento de la polarización (correcto vs. incorrecto, 
lógica vs. emoción, mente vs. Cuerpo) hacia una integración de conceptos 
(Cervilla, 2000 citado en Santiesteban, et al., 2008). 
 
 
Bernice Neugarten 
 
Kaplan, et al., (2005) refieren que Bernice Neugarten es los pocos 
investigadores que han estudiado la psicología del ciclo vital femenino, además 
del masculino. En particular, descubrió que la mayor parte de las mujeres se 
adapta con éxito a los puntos críticos del matrimonio, el embarazo, el parto y la 
menopausia. Estudió también la cuestión del trabajo, el ocio, la jubilación y la 
condición de abuela 
 
Además de que se le asocia la teoría de la continuidad que se basa en la 
premisa de que los individuos en las etapas de su vida van desarrollando 
actitudes, valores, metas hábitos y comportamientos que retienen en cierta 
manera en la vejez. Sostiene la teoría de que la edad avanzada no implica un 
cambio drástico en la vida de las personas. Según se entra en años existe una 
tendencia a mantener una continuidad. Los hábitos, gustos y estilos personales 
adquiridos y elaborados durante la vida, persisten y se mantienen en la vejez. 
 
El mejor índice de predicción del comportamiento de una persona en una 
determinada situación sigue siendo su conducta anterior. Esto significa que la 
 17 
reacción del individuo a su vejez puede explicarse se examinan las 
interrelaciones complejas entre los cambios biológicos y psicológicos, los 
hábitos de las personas, preferencias y asociaciones, las oportunidades 
situacionales y la experiencia actual. La experiencia de vida creará ciertas 
predisposiciones que el individuo mantendrá si le es posible. Esto incluye 
estilos de vida y preferencias personales (Uribe, 2002). 
 
Como hemos leído anteriormente, los expertos han convenido en establecer 
distintas etapas evolutivas que ocurren a lo largo de la vida; éstas varían de 
unos autores a otros pero, en síntesis, los expertos son coincidentes en que la 
evolución del comportamiento humano cuenta con cuatro periodos esenciales: 
la infancia, la adolescencia, la edad adulta y la vejez (Fernández, 2004). 
 
Si tratamos de establecer que diferencias esenciales se producen en estas 
cuatro etapas podríamos decir que, desde el nacimiento hasta la edad adulta, 
se produce un fuerte crecimiento en prácticamente todos los sistemas 
comportamentales y, por tanto, los psicólogos evolutivos han denominado 
periodo del desarrollo. Las dos primeras etapas del ciclo vital son coincidentes 
con lo que ocurre a niveles biológico: en ellas se produce la maduración del 
individuo, que en estrecha interacción con el medio ambiente familiar y social 
se producen complejos repertorios comportamentales (Fernández, 2004). 
 
Teniendo en cuenta un amplio conjunto de características psicológicas 
Heckhausen y Schulz (1993 citados en Fernández, 2004) establecieron cuales 
de ellas experimentaban ganancias y cuales presentaban pérdidas a lo largo 
del ciclo de la vida desde los 20 a los 90 años de edad. En la siguiente Figura 
(tomada de Fernández, 2004) podemos apreciar cuales los resultados: si bien 
es cierto que en los primeros años de la vida se producen máximamente 
cambios positivos (desarrollo), también es cierto que se produce una cierta 
meseta de estabilidad comportamental en la edad adulta (que llega a los 70 
años) y que se experimentan amplios declives a partir de los 70 años, los 
autores concluyen que existen ganancias o mejoras, en distinta medida y 
proporción en todo el ciclo de la vida, aún a los 90 años. 
 
 18 
 
 19 
1.3. PERSONALIDAD EN EL ADULTO GERIÁTRICO 
 
El envejecimiento es un proceso complejo, diferente de un individuo a otro y de 
una generación a otra. Sometido a factores culturales, se trataría en última 
instancia de un proceso adaptativo y progresivo en el que intervienen factores 
biológicos, psicológicos y sociales. La forma de afrontar este proceso 
dependerá en gran medida de la aceptación de lo que ha trascurrido 
anteriormente a lo largo del desarrollo de la vida, y esto a su vez, del grado de 
madurez psicológica alcanzado, de la personalidad, de la biografía, del tipo de 
relaciones interpersonales y del desarrollo intelectual (Sánchez, 2007). 
 
Se ha discutido si el envejecimiento se acompaña de algún tipo de modificación 
de la personalidad. La mayoría de los autores apoyan la estabilidad de la 
personalidad a lo largo de la vida. Los cambios, más que propios del 
envejecimiento, corresponderían a situaciones adaptativas según la 
personalidad previa del sujeto. Desde esta perspectiva, aunque no puede 
hablarse globalmente de una modificación de la personalidad con el 
envejecimiento y se considera aparentemente que durante esta etapa de la 
vida son más frecuentes una serie de rasgos como los paranoides y las quejas 
hipocondriacas (Sánchez, 2007). 
 
Desde diferentes perspectivas se ha intentado hacer una aproximación 
psicológica de a la vejez, con el objetivo de explicar cómo el anciano puede 
adaptarse a las pérdidas que va teniendo a lo largo de su ciclo de desarrollo, y 
debido a este proceso el adulto mayor puede aplicar/utilizar mecanismos de 
compensación; por ejemplo, la teoría del narcisismo postula que el individuo se 
va adaptando a las pérdidas a lo largo de su proceso vital. Sólo el desarrollo 
patológico de la persona daría lugar a personalidades frágiles e inmaduras que 
toleran mal las pérdidas asociadas con la edad, pudiendo originar cuadros 
depresivos o actitudes maniacas compensadoras (Sánchez, 2007). Dicho en 
palabras de Bianchi, “es un narcisismo mal adaptado, ya demasiado frágil y 
herido, el que nos conduce hacia una vejez enferma. No es la vejez la que nos 
lleva a fallos del narcisismo” (Sánchez, 2007 p. 4). 
 
 20 
De esta manera, es elemental mencionar que existe una marcada variabilidad 
en la forma en que las personas responden y se adaptan a dichos cambios. 
Mientras que algunas presentan un comportamiento disfuncional y síntomas de 
inadecuación, otras mantienen un nivel de adaptación saludable o incluso 
incrementan su bienestar, aún en la edad avanzada; esto probablemente se 
debe a que cada individuo pose una personalidad única o diferente con la cual 
va a afrontar los cambios que se presentan a lo largo del ciclo vital. 
 
Se reconoce que la personalidad humana es una integración, una totalidad 
indivisible, debido a esto. Es primordial reconocer que, al encarar la 
personalidad humana, estamos afrontando un conjunto de fuerzas 
intrapsíquicas en interacción con la cultura y la biosfera, es decir, el ambiente 
total en que se desenvuelve la vida del ser humano (Arés, 2003 citado en 
Santiesteban, et al., 2008). 
 
Para entender y comprender conceptualmente la personalidad, el Diccionario 
de la Real Academia Española (2001) la define como la diferencia individual 
que constituye a cada persona y la distingue de otra. Desde una aproximación 
psiquiátrica, Freedman, Kaplan y Sadock (1982) mencionan que es el conjunto 
de tendencias individuales emergentes para actuar o conducirse,o la 
organización de los rasgos, actitudes o hábitos distintivos del individuo. Desde 
la misma perspectiva, Vidal, Alarcón y Lolas (1995) la definen como la 
organización individual y relativamente estable de características psíquicas en 
los planos cognoscitivos, motivacionales y comportamental. 
 
Continuando con las definiciones que diferentes autores ofrecen, Allport (citado 
en Asili, 2007) define a la personalidad como un conjunto de rasgos 
dominantes (afabilidad, irritabilidad, orden, puntualidad, generosidad, tacañería, 
altruismo, tolerancia, impaciencia, etcétera), que constituyen una entidad 
psicofísica que provoca múltiples estímulos. Para Mischel (1986, citado en Asili, 
2007), la personalidad es el conjunto de patrones distintivos de 
comportamientos (incluidos los pensamientos y emociones), que caracterizan 
la adaptación del individuo a las situaciones de su vida. 
 
 21 
Por tanto entenderemos por personalidad al esquema único y organizado de 
los procesos y estados psíquicos del individuo, los cuales perduran a través del 
tiempo y lo caracterizan en su interacción y adaptación con el entorno. 
 
También es verdad que existen determinadas características psicológicas, 
como por ejemplo, el neuroticismo, la sociabilidad, o las actitudes y los 
intereses que, una vez instauradas en la edad adulta, se modifican un poco a 
todo lo largo del ciclo de vida; respecto a esto, la teoría de la continuidad 
(Achley, 1999 citado en Fernández, 2004) establece que existe un cambio 
escaso por lo que se refiere a las preferencias, actitudes y actividades que las 
personas realizan a lo largo de su vida. 
 
Debido a que existen puntos de vistas discrepantes, con respecto a la 
modificación notable o casi imperceptible de la personalidad, ya sea en el 
proceso de desarrollo del ser humano o únicamente en ciertas etapas del 
mismo, se ha observado y estudiado si el envejecimiento se acompaña de 
algún tipo de modificación de la personalidad, y la mayoría de los autores 
apoyan la estabilidad de la personalidad a lo largo de la vida. Los cambios, más 
propios del envejecimiento corresponderían a situaciones adaptativas según la 
personalidad previa del sujeto. 
 
Por otro lado, las teorías implícitas sobre la madurez psicológica que 
muestran los adultos son representaciones individuales conformadas en 
contextos de interacción social (Rodrigo, 1993 citado en Serra y Zacarés, 
1996). Esto supone adoptar una postura intermedia de corte social, que postula 
que las teorías implícitas son fruto de una construcción personal a partir de 
contenidos culturales. La cultura, por un lado, es la que proporciona el sustrato 
tanto de ideas o contenidos históricamente configurados (por ejemplo, "la 
adultez como período de maduración personal") como experiencias (directas, 
vicarias o simbólicas). 
 
Por tanto, la “madurez psicológica” se configura como aglutinador de creencias 
normativas sobre los cambios durante la etapa adulta, oponiéndose en gran 
 22 
medida a la imagen de estabilidad total sobre la personalidad adulta (Mc.Crae y 
Costa, 1990 citado en Serra y Zacarés, 1996). 
 
De acuerdo a lo anteriormente mencionado, de la relación entre madurez de la 
personalidad y estrategias de afrontamiento cognitivo, Baltes y Smith (1994, 
citados en Serra y Zacarés, 1996, pág. 132) mencionan el concepto de 
“sabiduría”: "Parece, pues, justificable afirmar que la sabiduría significa algo 
bastante semejante a un objetivo evolutivo que da direccionalidad al 
funcionamiento cognitivo y de la personalidad durante la edad adulta”. 
Consideramos que el constructo de madurez podría ser equivalente en este 
sentido al de sabiduría, permite otorgar una direccionalidad al curso vital 
humano, en el ámbito de desarrollo de la personalidad adulta (Zacarés, 1994 
citado en Serra y Zacarés, 1996). 
 
El adulto de hoy, al menos en nuestro contexto occidental, se encuentra en un 
proceso de continua maduración personal, coincidiendo total o parcialmente 
con las principales teorizaciones psicológicas del desarrollo adulto como las 
mencionan Kimmel (1990), Papalia y Olds, (1992), Smelser y Erikson (1982) 
(citados en Serra y Zacarés, 1996): 
 
 Teoría de la Separación. Afirma que a medida que la gente va 
envejeciendo, aparece una tendencia a alejarse social y psicológicamente 
del ambiente, de las actividades sociales y de otras personas. 
 Teoría de la Actividad. Sugiere que un estilo de vida activo tiene un efecto 
positivo sobre la sensación de bienestar y satisfacción de los viejos. 
 Teoría de la Personalidad y el estilo de vida. Demuestra que existe una 
relación entre el tipo de personalidad y los patrones de envejecimiento. 
 Teoría de Intercambio. Sostiene que las personas con las mayores 
necesidades son las que pierden más poder y que quienes satisfacen sus 
necesidades son las que obtienen el poder. 
 Teoría de la Reconstrucción Social. Describe la manera en que la 
sociedad reduce el autoconcepto de los ancianos y propone formas de 
revertir este ciclo negativo. 
 23 
Sí se retoman las teorías y aunando las disposiciones personales se puede 
explicar por qué algunas personas son más vulnerables a sufrir crisis o 
desajuste psicológico, la mayoría de las personas tienden a usar estrategias de 
afrontamiento adaptativas para evitar dicho desajuste psíquico. 
 
Existe vasta evidencia empírica acerca de la relación entre estrategias de 
afrontamiento y rasgos de personalidad; la mayoría de estos estudios de 
personalidad se han centrado en el papel de determinados rasgos 
(neuroticismo, extraversión, optimismo, pesimismo, etc.) como predictores del 
afrontamiento eficaz o ineficaz. 
 
Los trabajos pioneros de Lazarus y Folkman definen las estrategias de 
afrontamiento como “los esfuerzos cognitivos y conductuales que se 
desarrollan para manejar, tolerar o reducir las demandas externas y/o internas 
y los conflictos entre ellas, que son evaluadas como excedentes o 
desbordantes de los recursos del individuo” (Folkman y Lazarus, 1980, citado 
en Krzemien 2007). 
 
Determinadas estrategias de afrontamiento activo orientadas a confrontar la 
situación crítica son usualmente descritas como adaptativas; mientras que 
aquellas denominadas pasivas, consisten en la ausencia de enfrentamiento o 
conductas de evitación y son consideradas desadaptativas (Aldwin y 
Revenson, 1987; Brissette, Scheier, y Carver, 2002; Carver, Scheier, y 
Weintraub, 1989; Dávila y Guarino, 2001; Lazarus y Folkman, 1986, citados por 
Krzemien, 2007). Si bien existen numerosas clasificaciones del afrontamiento, 
la mayoría de los autores (Aldwin y Revenson, 1987; Carver et al., 1989; 
Lazarus y Folkman, 1986; Moos, 1988, citados por Krzemien, 2007) distinguen 
tres dominios del afrontamiento: cognitivo, conductual y emocional, según se 
oriente a la resignificación de la situación crítica, al intento de resolución del 
problema, y/o a la regulación de las emociones suscitadas. 
 
El afrontamiento en el aspecto emocional es uno de los más significativos, esto 
en relación con los cambios psicológicos del envejecimiento, es el miedo; como 
 24 
miedo a la propia vejez, al deterioro, a la dependencia, a la soledad, a la 
muerte, entre otros (Cervilla, 2000 citado en Santiesteban, et al., 2008). 
 
Por otro lado y sin dejar de lado el tema central de este apartado que es la 
personalidad; la identidad es un aspecto primordial en el ser humano, así como 
la necesidad de sentirse aceptado, querido, acogido, perteneciente a algo y a 
alguien, en estos sentimientos son en los que se basa la autoestima. La 
autoestima consiste en saberse capaz, sentirse útil y considerarse digno 
(Bonet, 1999). La autoestima consiste en las actitudes del individuo hacia sí 
mismo, cuando dichas actitudes son positivas hablamos de buen nivel o alto 
nivel de autoestima. Las actitudes se encuentran integradas por factorescognitivos, afectivos, emotivos y conductuales, es muy difícil cambiarlas, pues 
radican en lo más profundo de la personalidad (Casino, 1999). 
 
Cada persona tiene un concepto del sí mismo y en función de éste, procesa y 
organiza la información de su contexto en una estructura que le proporciona la 
base de principios para actuar en el presente y en el futuro, es así como el 
sujeto mantiene y desarrolla un esquema básico de su propia autopercepción 
que se extiende hasta el período de su vejez. Según Sáez y Vega (1989 citado 
en Meléndez, 1996), el carácter de esta autopercepción puede tomarse como 
un predictor para conocer qué cambios seguirá el sujeto en la necesaria 
readaptación que, con toda seguridad, habrá de acometer al llegar el período 
de la jubilación. 
 
En general se plantea que en la vejez se intensifica el declive del yo, derivando 
en una pérdida de identidad, baja autoestima y descenso de las conductas 
sociales. Por su parte Knox (1977 citado en Meléndez, 1996), sugiere que 
mientras no existan alteraciones drásticas en las actividades y en los roles 
cotidianos, la gente debería continuar percibiéndose de forma positiva. 
 
El matrimonio, la participación en actividades comunitarias, estar unido o ser 
miembros de grupos sociales, ayuda a mantener el sentido de continuidad 
incluyendo una autopercepción más positiva, incluso después de la jubilación. 
 25 
(Shephard, 1990; Meunier, 1990; Andersson y Stevens 1993; Caserta y Lund 
1993 citado en Meléndez, 1996) 
 
Hemos de tener en cuenta que una de las razones por las que la autoestima y 
su relación con la edad suponga un problema, es el sentimiento de los mismos 
ancianos de sentirse peor psicológicamente (Brandtstadter y Greve, 1992 
citado en Meléndez, 1996). La gente que se percibe a sí mismo como viejo 
actúa como más anciano. A pesar de que los sujetos redefinen su edad en 
relación con los cambios reales de las funciones sociales y físicas. 
 
Para enfrentar los cambios en la vejez (pérdidas, deterioros o procesos 
involutivos, además de privilegios como modificaciones, transformaciones y 
cuestionamientos inevitables que se producen en torno a la propia identidad) 
se requiere una postura diferente tanto en lo estético, como funcional, cognitivo 
y afectivo, ya que éstos pueden constituir factores de riesgo y deterioro cuando 
no son anticipados, por ser pérdidas significativas (Arotce y Doreda, 2007). 
 
Una de las primeras crisis de la edad madura es a menudo una crisis de 
desgaste, desánimo y desilusión, por la experiencia que vive el anciano al 
verse, de pronto, no aceptado (Peláez, 1992). 
 
La etapa del envejecimiento tiende a verse como algo difícil para el ser 
humano, ya que como se menciono, trae consigo muchos cambios, mismos 
que pueden ser sobrellevados adecuadamente por la persona si es que pose 
las herramientas necesarias la principal es la personalidad, los rasgos de 
personalidad (que son diferentes en cada individuo) son los que van a 
favorecer la aceptación del proceso de envejecimiento tanto físico como 
psicológico. 
 
La personalidad es aquella que la persona desarrollo desde una edad 
temprana, la que va a favorecer el envejecimiento es la que se podría 
considerar como “sana”, en sentido contrario, una personalidad “insana” sería 
aquella que presenta rasgos de personalidad patológicos o una patología 
expresada en su totalidad y que se tiene que tratar a lo largo de toda la vida 
 26 
para que no se presente una sintomatología que pueda desfavorecer la 
estructura de personalidad del individuo. Si ya está presente una 
psicopatología y tratada adecuadamente en el aspecto medico, psiquiátrico y 
psicológico la persona podría llevar un proceso de desarrollo parcialmente 
normal en la tercera edad. 
 
Al respecto de la psicopatología en la tercera edad, una de las más comunes 
es la demencia (misma que se menciona en el siguiente capítulo en un 
apartado especial), en esta enfermedad se acentúan o surgen muchos rasgos 
de personalidad psicóticos; respecto a esto es como se podría mencionar que 
la personalidad en la tercera edad se modifica, pero en general se considera 
que la personalidad es un aspecto muy difícil de modificar específicamente en 
la tercera edad y sin presencia de factores que pueden producir una alteración 
en la misma. 
 
Esto se menciona ya que, la personalidad es algo que se va construyendo 
durante todo el desarrollo y que aunado a eso se trae una carga génica con 
determinados rasgos como el temperamento, cabe mencionar que no se 
descarta la modificación de determinadas características como el 
autoconcepto, autopercepción o autoimagen, en este caso lo más sano es que 
se vaya modificando con la edad, pues es como nos percibimos; por ejemplo si 
una persona de la tercera edad se le aplica el Machover (que de una manera 
refleja la autoimagen) y dibuja una niña quiere decir que hay algo inadecuado 
psicológicamente en la persona. 
 
Por otro lado la autoestima y como se mencionó anteriormente, es susceptible 
de declinar en edades avanzadas, misma que con tratamiento psicológico, 
redes sociales estables, incorporación a actividades, entre otros se puede 
mantener sólida. 
 27 
1.4. ESTEREOTIPOS, PREJUICIOS E IMPACTO CULTURAL 
 
El estudio de las representaciones sociales goza de una larga historia dentro 
de las ciencias sociales. Moscovici (1981, citado en Gómez, Bonnin, Gómez, 
Yánez y González 2003) las define como sistemas de valores, ideas y prácticas 
que tienen una función doble: establecer un orden que permite a los individuos 
orientarse en su mundo social y facilitar la comunicación entre los individuos de 
una comunidad al proporcionarles un código para nombrar y clasificar los 
diversos aspectos de su mundo, su historia individual y de grupo. 
 
En su aspecto macroteórico, por medio de los constructos cognitivos de 
imágenes y conceptos se incluyen los estereotipos, los prejuicios, las 
creencias, las atribuciones, los valores, las actitudes y las teorías implícitas que 
la gente tiene acerca de cualquier dominio de la realidad (Moñivas, 1998). 
 
Dentro de las representaciones sociales uno de los conceptos que mayor 
interés ha despertado en la Psicología Social es el de los estereotipos sociales 
así como sus relaciones con los prejuicios y la discriminación. Este concepto es 
capaz de enlazar procesos psicológicos, primordialmente, los motivacionales, 
los cognitivos y procesos sociales, ya que los estereotipos son creencias 
referidas a grupos que se crean y se comparten entre los grupos dentro de una 
cultura. 
 
Como referencia obligada en el estudio sobre los estereotipos desde la 
perspectiva de la Psicología Social nos encontramos con la obra de Walter 
Lippmann “Public Opinion” (1922, citado por Gómez, et al., 2003, p. 65), en la 
que plante que los estereotipos son preconcepciones que gobiernan nuestra 
percepción, “una forma de percepción, que impone un cierto carácter a los 
datos antes de que los datos lleguen a la inteligencia” 
 
Una definición de estereotipos más actual de Zárate y Smith (1990 citados por 
Díaz-Loving, Hirt, Hosch, Kimble, Lucker, Zárate, 2002, pág. 412) es la 
“generación de expectativas o suposiciones sobre un individuo basadas en su 
pertenecía a un grupo o una categoría”, influyen en nuestra vida aún antes de 
 28 
nacer. Éstos influyen en la manera en que las personas nos ven e interactúan 
con nosotros y son un factor permanente a lo largo de la vida (Díaz-Loving, et 
al., 2002). 
 
A menudo concebimos los estereotipos como características, pero también 
pueden ser expectativas (Díaz-Loving, et al., 2002). 
 
Por otro lado para Allport (1987, citado por Gómez, et al., 2003 p. 125) precisa 
que un estereotipo es “una creencia exagerada que está asociada a una 
categoría. Su función es justificar nuestra conducta con relación a esa 
categoría”. Según él, los estereotipospueden ser o no verdaderos, pero 
apoyados en el principio de economía cognitiva ayudan a la gente a simplificar 
sus categorías recibiendo apoyo social a través de los diferentes medios, lo 
que favorece su creación, crecimiento y mantenimiento. 
 
Los estereotipos tienen una función defensiva además de la función cognitiva. 
Sirven para mantener y defender nuestra posición en la sociedad, suponen una 
garantía con respecto a nosotros mismos y suponen la proyección sobre el 
mundo de nuestros propios valores, de nuestra posición y de nuestros 
derechos. Esta función defensiva no es únicamente aplicable a los individuos, 
sino que sirve a su vez para que ciertos grupos mantengan su posición 
dominante sobre otros. 
 
Por otro lado el prejuicio, o sea el afecto negativo que se asocia a individuos y 
se basa en su pertenencia a un grupo o categoría, esta tan generalizado como 
los estereotipos y probablemente aparece antes (Díaz-Loving, et al., 2002). 
 
Así mismo, de acuerdo a Gómez et al., (2003) el prejuicio puede ser tanto 
favorable como desfavorable. Desde una perspectiva psicosocial, el término 
prejuicio presenta dos características que lo definen: 
 En primer lugar se refiere exclusivamente a los juicios previos negativos o 
desfavorables; es decir a los juicios que implican una evaluación cargada 
de afectos negativos (son juicios contra algo). 
 29 
 En segundo lugar el término prejuicio está unido al contexto de las 
relaciones entre grupos. 
 
Los prejuicios, desafortunadamente crean numerosos problemas sociales. 
Primero, como hoy la gente procura disfrazar sus actitudes prejuiciadas, a la 
víctima le es difícil interactuar con seguridad. No obstante, una vez 
identificados los estereotipos y los prejuicios, los problemas se agravan a 
causa de los efectos negativos que se realizan por sí mismos (Díaz-Loving, et 
al., 2002). 
 
Los estereotipos negativos bien conocidos, llamados amenaza de estereotipo, 
generan estrés entre los objetos a que se dirigen y un impacto negativo en la 
conducta (Steele y Aronson, 1995 citados en Díaz-Loving, et al., 2002). 
 
Para el objetivo de la presente tesis se adoptó una posición que considera los 
estereotipos de un modo amplio y que recoge satisfactoriamente las 
características esenciales del estereotipo y resulta integradora es la elaborada 
por Mackie (1983) para quien: “Los estereotipos son aquellas creencias 
populares sobre los atributos que caracterizan a una categoría social (por 
ejemplo ancianos) y sobre los que hay un acuerdo sustancial”. Y que están 
basados en información ambigua e incompleta. Estas impresiones son 
tipificaciones que, a pesar de su inconsistencia, ayudan a los sujetos a 
estructurar las situaciones de cada día (Schultz, 1974, citado por Gómez, 2003 
pág. 431). 
 
Es difícil romper con los mitos y estereotipos de la vejez, ya que implica aceptar 
que hay muchas maneras de envejecer, que no sólo es posible avanzar hacia 
una idea determinada de persona mayor, sino que dependerá de la persona en 
concreto, de su carácter, de sus experiencias, de la educación recibida, del 
contexto en que se encuentre, de sus preferencias, hábitos y costumbres, entre 
otras. 
 
Es decir, implica concebir a las personas mayores no como un grupo social 
homogéneo y estable, sino más bien formado por personas diferentes entre sí, 
 30 
con problemas diferentes, preocupaciones diferentes y necesidades diferentes 
(Fuentes y Navarro, 2010). 
 
 
1.4.1. Estereotipos en la Vejez 
 
Los estereotipos hacia la vejez tienen un componente esencialmente negativo, 
y esto ocurre en todas las sociedades humanas (Zandi et al., 1990 citados en 
Sánchez, 2007). Debido a ello, parece importante considerar el significado 
personal que otorgan las personas mayores a los cambios que van 
experimentando a medida que avanzan en edad. 
 
Con el énfasis puesto en la juventud (belleza, éxito, rapidez) se considera que 
los mayores juegan un rol decreciente en la sociedad. Estas expectativas 
orientan a la formación de conceptos erróneos y de estereotipos sesgados 
sobre los mayores. Las actitudes de los diferentes grupos hacia el 
envejecimiento muestran un acuerdo considerable con los conceptos erróneos 
y los estereotipos sobre los ancianos. 
 
Algunas investigaciones demuestran que los niños en la sociedad americana 
generalizan y aceptan estereotipos dominantes sobre la vejez a edades muy 
tempranas (Hickey, Hickey y Kalish, 1968, citados por Gómez, et al., 2003). 
Levy (2003, p. 203 citado en Sánchez, 2007) mantiene que los estereotipos de 
la vejez no necesitan ser expresados para que los niños los adquieran desde 
los primeros años de vida. Así, “la simple observación por los niños de las 
discapacidades de la vejez, así como la desatención de los ancianos pueden 
ser aprendidas sin referencia explícita por parte de los adultos”. 
 
En este sentido, Isaac y Bearison (1980 citados en Sánchez, 2007) ya habían 
encontrado que los estereotipos sociales de la edad, al igual que los del género 
y la raza, son interiorizados y expresados alrededor de los seis años. Es decir, 
la activación de estas creencias, sostenidas desde la infancia, quedaría fuera 
del control consciente de los individuos. 
 
 31 
Es debido a este fenómeno por lo que Levy (2003, citado en Sánchez, 2007) 
manifiesta que “a partir del momento en que los niños interiorizan los 
estereotipos de la vejez, cargan con las expectativas hacia sus propios 
procesos de envejecimiento” (p. 204). 
 
El estereotipo del sujeto anciano tiene, por lo general, una connotación 
negativa, tanto dentro de la sociedad occidental en general, como dentro del 
mismo grupo de personas mayores. Esta connotación se debe tanto a 
referencias externas como a los propios indicadores de la edad, que van 
creando una definición negativa que acaba consolidando primero la 
heteropercepción y posteriormente la autopercepción negativa 
(autoestereotipos). 
 
Para Levy y Banaji (2002 citados en Sánchez, 2007) hay dos claros indicadores 
de que los estereotipos de la edad están interiorizados. En primer lugar, estas 
autoras se refieren a las investigaciones que han encontrado que los 
estereotipos de la vejez pueden funcionar sin que las personas mayores tengan 
conciencia de ellos. El otro indicador es que los sujetos mayores tienden a 
sostener sentimientos tan negativos hacia su propio grupo como los que 
muestran los jóvenes hacia los exogrupos. 
 
De acuerdo con Kelly (1955, citado por Gómez, et al., 2003) el ser humano está 
construyendo su futuro comportamiento y moviéndose en una dirección 
calculada para satisfacer sus expectativas. Visto desde este ángulo, los 
mayores son aquellos que se mantienen inactivos y sin esperanzas de futuro. 
 
Además los cambios que se van experimentando pueden incidir en aspectos de 
las propias autopercepciones como las relacionadas, por ejemplo, con la 
autoestima o con una visión más o menos esperanzada hacia la vida (Sánchez, 
2007). 
 
La edad cronológica, no es el único parámetro indicador de la vejez; a los 
ancianos se les hace percibir que tienen una pérdida de status, pérdida de la 
salud, pérdida de independencia, una reducción de contactos sociales e 
 32 
ingresos y están rodeados de un clima social de temores y distancias, factores 
que contribuyen a su autodefinición como ancianos (Atchley, 1972, citado por 
Gómez, et al., 2003). Cada sujeto mayor va experimentando acontecimientos 
que le permiten definirse como viejo y empieza a aceptar la autodefinición 
negativa que, de alguna forma, afecta a su comportamiento (Zola, 1962, citado 
por Gómez, et al., 2003). 
 
A pesar de una amplia variedad de indicadores sociales negativos relacionados 
con la vejez, la mayoría de los estudios existentes han comprobado que, por lo 
general, la gente evalúa su vida y a sí mismos de una forma favorable, y que 
esta evaluación positivano decae con la vejez (Baltes, 1993; Diener y Suh, 
1998 citados en Sánchez, 2007). 
 
Para Levy y Banaji (2002 citados en Sánchez, 2007), el hecho de que en 
nuestra sociedad se muestren con abundancia los estereotipos negativos de la 
vejez, no es una garantía de la preponderancia de su interiorización en todas 
las personas, ni de que lo haga por igual en todas ellas. Esto quiere decir que, 
aunque las personas sean expuestas a los mismos estereotipos negativos de la 
vejez, existe una variabilidad individual en cuanto a la receptividad de los 
mismos por los sujetos. Este aspecto, además puede tener que ver con las 
diferencias de personalidad (Allport, 1954 citado en Sánchez, 2007). Así, 
podría tener relación, por ejemplo, con aspectos de personalidad, tales como la 
autoestima y el optimismo. 
 
 
1.4.2. Mitos y Prejuicios de la Vejez 
 
Existen prejuicios todavía muy arraigados en nuestras culturas 
latinoamericanas (García, 2001 citado en Gascón, 2010): 
 Los viejos no son capaces de aprender. 
 Los viejos no se adaptan al cambio. 
 Pobreza y vejez van juntas. 
 La sexualidad es cosa de jóvenes. 
 33 
 Los viejos son de mal genio. 
 Vejez es sinónimo de sabiduría. 
 Vejez es sinónimo de enfermedad. 
 La persona mayor no tiene futuro. 
 Los viejos se vuelven niños. 
 
En los últimos años diferentes autores han abordado los mitos y estereotipos 
que se encuentran presentes en la sociedad actual. Entre ellos cabe destacar 
los siguientes (Fuentes y Navarro 2010): 
 
 El envejecimiento cronológico. Este mito, utiliza el número de años 
vividos para determinar lo mayor que es una persona. 
 La improductividad. Este mito tiene que ver con la idea de que la persona 
deja ser útil a la sociedad cuando llega a la vejez. 
 El desasimiento, descompromiso o desvinculación. En las creencias 
populares, está inmersa la idea de que las personas a medida que 
envejecen, suelen perder el interés por muchas de las cosas que antes 
constituían pilares importantes en su actividad cotidiana. 
 La senilidad. Según esta creencia en la vejez de dan los síntomas de la 
insuficiencia cerebral senil. 
 La serenidad. Esta creencia, percibe la vejez como un estado de 
tranquilidad permanente. 
 La decadencia intelectual. Tiene que ver con la afirmación de que la 
inteligencia se deteriora con la edad. 
 Entre el desinterés por la sexualidad y el viejo verde. Al hablar de este 
mito hay que distinguir una doble dimensión, ya que por un lado se habla 
de que en la vejez desaparece todo el interés por la sexualidad, también es 
común referirse a la sexualidad en los mayores como algo patológico y 
pervertido. 
 El conservadurismo. Esta creencia asegura que las personas mayores 
mantienen posiciones ideológicas de carácter conservador. 
 La vejez desgraciada y la sobrevaloración de la juventud. Por un lado, 
a la vejez una serie de características de marcado carácter negativo que la 
 34 
configuran como una etapa vital necesariamente desgraciada y sin 
posibilidades de vivirla plenamente. Por el contrario, concibe la juventud 
como la etapa vital más deseable y positiva, llegando al punto de 
idealizarla. 
 Gruñones y cascarrabias. Este mito tienen que ver con en el carácter. 
 La necesidad de cuidados especiales achacados a la edad. Muchos 
anuncios publicitarios utilizan la imagen de las personas de mayor edad 
para vender productos relacionados con enfermedades o problemas 
físicos, contribuyendo de esta manera a reforzar mitos como el del 
envejecimiento cronológico o el de la senilidad, al asociar enfermedad con 
persona mayor. 
 La búsqueda de la estética joven. Múltiples productos de belleza se 
recomiendan para combatir la imagen “deteriorada” de la vejez. 
 El mensaje de la ausencia. Especial atención merecen las ausencias de 
personas de edad avanzada en la mayor parte de los anuncios 
publicitarios. 
 
El mensaje implícito transmite la necesidad de apartar a los mayores del 
espacio visible de la sociedad, de relegarles a otras tareas puesto que su 
tiempo “ya ha pasado”. De esta manera, no hacemos otra cosa sino reforzar la 
mayor parte de los mitos negativos de la vejez como el de la improductividad, la 
decadencia intelectual, la desvinculación, entre otros mitos. 
 
 35 
1.5. BIO-FISOLOGÍA DE LA VEJEZ 
 
En el proceso de envejecer ocurren cambios progresivos en las células, en los 
tejidos, en los órganos y en el organismo total. Es la ley de la naturaleza que 
todas las cosas vivas cambian con el tiempo, tanto en estructura como en 
función. El envejecimiento empieza con la concepción y termina con la muerte 
(Santiesteban, et al., 2008). 
 
Al envejecer el individuo hace esfuerzos constantes por alcanzar el nivel 
adecuado de adaptación y equilibrio entre sus propios cambios bio-fisiológicos 
y aquellos otros que ocurren en el medio ambiente socioeconómico y cultural 
más amplios. Desde la perspectiva funcional, el anciano sano es aquel que es 
capaz de enfrentar el proceso de cambio a un nivel adecuado de adaptabilidad 
funcional y satisfacción personal (Arteaga, Escalante, Rodríguez y Lloret, 
2004). 
 
 
1.5.1. Teorías Biológicas del Envejecimiento 
 
Durante el siglo XX se expusieron un sinnúmero de teorías para explicar el 
envejecimiento humano pero cada día se aportan más evidencias de que es un 
proceso multifactorial por lo cual no puede ser explicado por un solo 
mecanismo (Martín, Annis, Darling, Wadley, Harrell, y Marson 2001). 
 
El envejecimiento es un fenómeno multifactorial, que afecta todos los niveles 
de organización biológica, desde las moléculas hasta los sistemas fisiológicos, 
que llevan a que la persona tenga una mayor predisposición a desarrollar 
ciertas enfermedades y como consecuencia final presente un mayor riesgo de 
muerte (Arteaga et al., 2004). 
 
Arteaga et al. (2004) engloban distintos puntos de vista desde los cuales se 
puede considerar el envejecimiento: 
 
 36 
 Cronológico: Es contar el tiempo transcurrido a partir del nacimiento. En 
ciertas personas la transición ocurre gradualmente y en otras es casi 
repentina. Tanto como el número de aniversarios, influyen las 
enfermedades y los factores socioeconómicos. 
 Biológico: El envejecimiento biológico es diferencial, es decir de órganos y 
de funciones; es también multiforme pues se produce a varios niveles: 
molecular, celular, tisular y sistémico, y es a la vez estructural y funcional. 
 Psíquico: Estas modificaciones no sobreviven espontáneamente sino son 
el resultado de acontecimientos vitales como el duelo y la jubilación. Hay 
diferencia en dos esferas: la cognoscitiva, que afecta la manera de pensar 
y las capacidades, y la psicoafectiva sobre la personalidad y el afecto. 
 Social: Comprenden los papeles que se supone han de desempeñarse en 
la sociedad. Es cierto que ciertas variables sociales evolucionan con la 
edad, pero sin seguir necesariamente a la edad cronológica. El ciclo 
dependencia/independencia que afecta a muchos individuos de edad 
avanzada es un ejemplo. 
 Fenomenológico: Es la percepción subjetiva de la propia edad, se refiere 
al sentimiento de haber cambiado con la edad a la vez que se permanece 
en lo esencial. 
 Funcional: El estado funcional en las diferentes edades es la resultante de 
la interacción de los elementos biológicos, psicológicos, y sociales y 
constituye probablemente el reflejo más fiel de la integridad del individuo a 
lo largo del proceso de envejecimiento. 
 
El envejecimiento exitoso es el que se observa solo el decremento funcional 
atribuible a la edad y donde ni la enfermedad, ni los factores ambientales o 
adversos del estilo de vida complican o acrecientan el deterioro. Esto 
representa una mayor reserva fisiológica y menor riesgo de enfermedad. 
Implicando cambios prevenibles o reversibles en el proceso de envejecimiento. 
 
 
 
 
 37 
Teorías FisiológicasDentro de este apartado se engloban varias teorías que tratan de explicar el 
proceso de envejecimiento apoyándose en mecanismos fisiológicos: 
 De los tejidos: esta teoría propone que los cambios de la edad son 
debidos a las alteraciones funcionales que afectan desde la membrana 
hasta el ADN celular (Arteaga et al., 2004). 
 La teoría del deterioro orgánico: explica el proceso desde el punto de 
vista del deterioro de los sistemas por su utilización a lo largo del tiempo. 
Sistemas que afectan a todas las células corporales (Martín, et al., 2001). 
 La teoría inmunobiológica: explica el fenómeno desde el punto de vista 
del deterioro del sistema inmunitario (Arteaga et al., 2004 y Martín, et al., 
2001). 
 La teoría del estrés: para la cual las pérdidas en la capacidad de 
respuesta del organismo serían el resultado de la tensión a la que nos 
vemos sometidos durante la existencia (Martín, et al., 2001). 
 
 
Teorías Bioquímicas y Metabólicas 
 
El paso del tiempo produce cambios en las moléculas y en los elementos 
estructurales de las células que darán lugar a la alteración de sus funciones, 
por lo cual también se han realizado teorías que expliquen las modificaciones 
que van teniendo las personas conforme van avanzando en edad, algunas de 
ellas se describen a continuación (Martín, et al., 2001). 
 
 Teoría de la acumulación de productos de desecho. Se observa que 
con el paso del tiempo se van acumulando diversos cuerpos pigmentados, 
en el interior de las células, especialmente en las células que no se dividen 
como las neuronas o las fibras musculares estriadas; estos productos a la 
larga afectarían a las funciones celulares (Martín, et al., 2001). 
 
 38 
 Teoría de las interconexiones o del entrecruzamiento. Se fundamenta 
en que con la edad se producen alteraciones por uniones de naturaleza 
fuerte o débil entre dos o más moléculas; aunque individualmente 
consideradas son uniones reversibles, pero suelen acumularse con el 
tiempo y producir alteraciones de funciones fisiológicas celulares. Las 
interconexiones llevarían a la par un aumento de la viscosidad de dicho 
medio, siendo por tanto afectado el flujo de nutrientes y la eliminación de 
productos de desecho (Martín, et al., 2001). 
 
 Teoría de los radicales libres de oxígeno. Esta teoría, se basa en que los 
radicales libres producidos en las vías metabólicas de organismos aerobios 
están implicados en el envejecimiento (Martín, et al., 2001). Arteaga et al., 
(2004) postula que el envejecimiento se debe a daño celular producido por 
exposición a radicales libres, las consecuencias de estas reacciones 
implican la desorganización de las membranas celulares, con cambios 
letales para la célula. 
 
 Teoría de los radicales libres mitocondriales. Miquel, sostiene que el 
envejecimiento celular podría verificarse a partir de la liberación de 
radicales libres mitocondriales, más agresivos, con relación a la menor 
capacidad de defensa de la célula, que actuarían sobre el ADN 
mitocondrial; y así arrancaría el proceso de envejecimiento celular, al ser 
entonces la célula incapaz de abastecerse de energía (Martín, et al., 2001). 
 
 
Teorías Genéticas 
 
Son las que actualmente reciben mayor atención, dado que los fenómenos 
biológicos relacionados con la edad parecen tener su base en acontecimientos 
que se producen en el sistema genético, algunos autores postulando que el 
envejecimiento es un fenómeno programado genéticamente (Martín, et al., 
2001). 
 
 39 
 Teoría de la programación genética: Según sus autores, en el genoma 
está marcada una secuencia determinada de acontecimientos que se 
expresa de forma ordenada durante el ciclo vital y que podrá ser afectada 
tanto por factores exógenos como endógenos (Martín, et al., 2001). 
Proponen que el envejecimiento esta genéticamente programado, ya sea 
porque el programa original se altera) o porque los cambios celulares están 
incluidos dentro de las instrucciones contenidas en el ADN desde la 
concepción, es decir, son parte del desarrollo normal. Los errores del ADN 
(ácido desoxirribonucleico) pueden favorecer la producción de agentes 
oxidantes. Incluimos aquí la exposición a químicos, toxicidad en general y 
factores genéticos (Arteaga et al., 2004). 
 
 Teoría de la acumulación de errores. Postulada por Medvedev, 
supondría que la pérdida de secuencias únicas del ADN daría lugar al 
deterioro (Arteaga et al., 2004). 
 
 Teoría de la mutación somática a partir de las alteraciones del ADN. 
Postulada por Confort (1979), decía que el envejecimiento se generaría a 
partir de una serie de lesiones a nivel del ADN nuclear, teoría que 
posteriormente se matizaría por otros autores que imputarían la causa al 
ADN mitocondrial, el cual provocaría los decrementos fisiológicos 
característicos del envejecimiento (Arteaga et al., 2004). 
 
 
Otras Teorías 
 
 Matemáticas y físicas: El estado joven se caracteriza por la vigencia de un 
gran número de factores reguladores interactuando en forma caótica, y el 
envejecimiento se caracterizaría por la pérdida de complejidad y la 
tendencia a orientarse hacia sistemas dinámicos no caóticos, más simples, 
lo cual conduce a una pérdida de la capacidad adaptativa del organismo. 
 
 
 
 40 
1.5.2. Fisiología del Envejecimiento 
 
El envejecimiento es un proceso fisiológico que comienza en la concepción y 
ocasiona cambios característicos de la especie durante todo el ciclo de la vida, 
esos cambios producen una limitación a la adaptabilidad del organismo en 
relación con el medio. El ritmo en esos cambios se produce en los distintos 
órganos de un mismo individuo o en distintos individuos en forma desigual. 
 
Cada persona envejece a una velocidad única. Algunos sistemas comienzan a 
envejecer incluso a los 30 años, mientras que otros procesos; pero, no hay 
una manera confiable de predecir específicamente como envejecerá una 
persona, incluyendo su edad en años (edad cronológica) (Arteaga, et al., 
2004). Martín et al., (2001) hace referencia en que la edad efectiva de una 
persona puede establecerse teniendo en cuenta diversas consideraciones que 
nos permiten diferenciar cuatro tipos de edades: 
 
 EDAD CRONOLÓGICA. Se define por el hecho de haber cumplido un 
determinado número de años. 
 
La edad constituye un dato importante pero no determina la condición de la 
persona, pues lo esencial no es el transcurso del tiempo sino la calidad del 
tiempo transcurrido, los acontecimientos vividos y las condiciones ambientales 
que lo han rodeado. 
 
 EDAD FISIOLÓGICA. Definida por el envejecimiento de sus órganos y 
tejidos, es decir, la afectación física del individuo (Martín et al., 2001). 
 EDAD PSIQUICA Y EDAD SOCIAL. como su nómbrelo indica, su 
perspectiva se enfocan a factores psicosociales del individuo (Martín et al., 
2001). 
 
Arteaga et al., (2004) refiere que en efecto, aún en la misma persona los 
diferentes sistemas orgánicos 'envejecen' a una velocidad diferente. A 
continuación se describirán algunos procesos que se llevan a cabo dentro del 
organismo: 
 41 
 ATROFIA: Las células se encogen. Si una cantidad suficiente de células 
disminuye su tamaño, todo el órgano se atrofia. Es más común en el 
músculo esquelético, el corazón, el cerebro y los órganos sexuales 
secundarios (tales como las mamas). 
 HIPERTROFIA: Las células se agrandan. 
 HIPERPLASIA: Se aumenta el número de células y hay un aumento en la 
velocidad de la división celular. 
 DISPLASIA: El tamaño, forma u organización de las células maduras se 
hace anormal. 
 NEOPLASIA: Es la formación de tumores cancerosos malignos y puede ser 
una extensión de los procesos que producen hiperplasia e hipertrofia. Las 
células se reproducen rápidamente y pueden tener formas poco comunes y 
funcionamiento anormal. 
 
Los trastornos que produce el envejecimiento son sistémicos, es decir que 
afectan

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