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Neurorretroalimentacion-en-adultos-normales-mayores-de-60-anos-con-riesgo-electroencefalografico

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Universidad Nacional Autónoma de México 
 
Instituto de Neurobiología 
 
 
 
NEURORRETROALIMENTACIÓN 
EN ADULTOS NORMALES MAYORES DE 60 AÑOS 
CON RIESGO ELECTROENCEFALOGRÁFICO 
DE DAÑO COGNOSCITIVO. 
 
Tesis que para obtener el grado de 
 
Maestra en Ciencias (Neurobiología) 
 
Presenta 
 
La Psic. Judith Becerra Gómez 
 
 
Tutor de Tesis: Dra. Thalía Fernández Harmony 
 
 
 
 Campus Juriquilla, Querétaro. Noviembre 2011. 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
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objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
Universidad Nacional Autónoma de México 
Instituto de Neurobiología 
 
 
Los miembros del Comité Tutoral certificamos que la tesis elaborada por: Judith 
Becerra Gómez, cuyo título es: “Neurorretroalimentación en adultos normales mayores 
de 60 años con riesgo electroencefalográfico de daño cognoscitivo” se presenta como 
uno de los requisitos para obtener el grado de Maestría en Ciencias (Neurobiología) y 
cumple con los criterios de originalidad y calidad requeridos por la División de Estudios 
de Posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México. 
 
 
Firma 
 
Presidente 
Dr. Roberto A. Prado Alcalá ________________________ 
 
Secretario (Tutor) 
Dra. Thalía Fernández Harmony _______________________ 
 
Vocal 
Dra. Marbella Espino Cortés _______________________ 
 
Suplente 
Dra. María Asunción Corsi Cabrera _____________________ 
 
Suplente 
Dra. María Magdalena Giordano Noyola ______________________ 
 
 
 
 
 
 
Aprobado por el Comité Académico 
 
 
 
 
_______________________________ 
Dra. Ma. Teresa Morales Guzmán 
 
 
 
1. RESUMEN 
 
La Neurorretroalimentación (NRA) es un procedimiento de condicionamiento operante 
mediante el cual un individuo aprende a modificar la actividad eléctrica de su propio 
cerebro. Entre el 30 y el 60% de los adultos mayores de 60 años que reportan pérdida 
de memoria en la Escala de Deterioro Global (GDS=2), desarrollan un Deterioro 
Cognoscitivo Leve (MCI) o una Demencia en pocos años. Prichep et al. (2006) 
mostraron que la característica electroencefalográfica que mejor predice este deterioro 
es la presencia de valores electroencefalográficos anormalmente altos para su edad en 
la banda de frecuencias theta (4-7.5 Hz). 
El objetivo de este estudio fue explorar la efectividad de un protocolo de NRA que 
refuerza la reducción de la actividad theta en un grupo de sujetos normales con GDS=2 
que presentaban un exceso de Potencia Absoluta (PA) theta en su EEG. 
Catorce sujetos fueron asignados aleatoriamente a uno de dos grupos: Grupo 
Experimental, cuyos integrantes recibieron reforzamiento positivo (tono de 1000 Hz) 
cuando reducían el valor de PA theta, y Grupo Control; a los sujetos del Grupo Control 
se les dio un tratamiento placebo idéntico al de NRA, excepto por que el tono se 
administró aleatoriamente, no contingente con su actividad electroencefalográfica. En 
ambos tratamientos los sujetos recibieron 30 sesiones de 30 minutos cada una. 
Los resultados muestran que en el Grupo Experimental hubo una mejoría tanto en las 
medidas derivadas del EEG como en aquellas con que se evaluó la conducta, siendo 
estas últimas muy significativas; los sujetos del Grupo Control también mostraron 
mejoría en el EEG y en medidas conductuales relacionadas con la memoria lo cual 
puede deberse a la expectativa del tratamiento y a los cambios en su vida social 
mientras recibían el tratamiento. Algunos de los cambios electroencefalográficos 
observados en el Grupo Experimental pueden explicar la mejoría cognoscitiva de sus 
integrantes. 
 
 
 
 
 
 
 
2. SUMMARY 
 
 
Neurofeedback (NFB) is an operant conditioning procedure, whereby subjects can learn 
to modify the electrical activity of their own brain. Between 30 and 65% of the normal 
elderly subjects who have memory loss complaints Global Deterioration Scale (GDS=2) 
progress to Mild Cognitive Impairment (MCI) or dementia in some years. Prichep et al. 
(2006) showed that the best EEG predictor of that fact is an abnormally high value of 
theta EEG activity for their age. 
The goal of this work was to explore the effectiveness of a Neurofeedback (NFB) 
protocol, reduce theta EEG activity in normal elderly subjects who present abnormally 
high theta Absolute Power (AP). 
Fourteen subjects were randomly assigned to one of two groups: Experimental Group 
(EG) and Control Group (CG); the EG received a reward (tone of 1000 Hz) when theta 
Absolute Power was reduced and the CG received a placebo treatment, wich consists 
in the random administration of the same tone, non-contingent with the electrical activity 
the brain. In both groups subjects received 30 sessions of 30 minutes each. 
The results showed improvement in the Experimental Group in the EEG, and also in the 
behavioral measures. However, subjects the Control Group also showed improvement in 
the EEG values and memory. Therefore, an effect of the NFB treatment was clear, 
although a placebo effect was observed. The Subjects change many aspects of their 
social lives, as well as their own expectations, while undergoing the treatment. Still some 
of the changes observed in the EEG of the subjects of the Experimental Group may 
explain the cognitive improvement that this group showed. 
 
 
 
 
 
 
 
 
AGRADECIMIENTOS 
 
Agradezco al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) por su apoyo 
durante el año 2007 (becario No. 200246) y al proyecto de PAPIIT IN210767 por el 
financiamiento otorgado para la realización de este trabajo y la difusión del mismo. 
 
A mis padres, Felipe Becerra Contreras y Ofelia Gómez Sámano, por todo el amor y el 
apoyo que siempre me han dado, porque en ustedes siempre encuentro la palabra 
perfecta que me alienta a seguir adelante, por ser mi guía de amor, dedicación y 
constancia, les estaré eternamente agradecida. 
 
Agradezco con todo mi corazón a la Dra. Thalía Fernández Harmony por su confianza y 
apoyo incondicional, por ser mi guía en este camino, por transmitirme su sabiduría, 
tenacidad, y amor por la vida y la ciencia en pro de los demás. Gracias por ser mi 
ejemplo a seguir. 
 
Agradezco a mi hermana Beatriz por ser mi compañera de juegos y peleas, además de 
ser mi mejor amiga, quien siempre está dispuesta a escucharme con tanta paciencia y 
amor, por ser mi ejemplo de superación y fortaleza. 
Te amo hermanita… 
 
Agradezco a la Máxima casa de estudios, la Universidad Nacional Autónoma de 
México, por darme la oportunidad de formarme en la ciencia y de poder crecer como 
profesionista y como persona. 
 
Agradezco a mi comité tutoral, Dra. María Magdalena Giordano Noyola y Dr. Raúl 
Paredes por escucharme con paciencia y sabiduría, por sus correcciones y 
comentarios, los cuales me ayudaron a mejorar mi proyecto. 
 
Agradezco a mis sinodales por sus sugerencias y dedicación en la revisión de este 
trabajo. 
 
 
 
Agradezco al laboratorio B-06, de forma muy especial a Milene, Martha Yria y 
Maricarmen por su valiosa colaboración y disposición para la realización del 
tratamiento, a la Dra. Alma Janeth Moreno y la Dra. Lourdes Díaz-Comas por aportar 
sus conocimientos y herramientas para mejorar el proyecto, así como también a la Dra. 
ThalíaHarmony y al Dr. Antonio Fernández, a mis compañeros Gloria, Berta, Héctor, 
Haydée y Javier. 
 
Agradezco al CECOSAM que me dio la oportunidad de colaborar con la Dra. Marbella 
Espino y el Dr. Luis Almeida. 
 
Agradezco de manera especial a mis amigos y compañeros de la maestría, sobre todo 
a mi ángel Teresita Huchin en quien encontré aliento y apoyo en los momentos de 
mayor dificultad en mi vida, a mis amigos que ya no están en este plano Ivón Perales y 
Gerardo Silva quienes fueron un ejemplo de amor al conocimiento. 
 
Al equipo de Posgrado, principalmente a Leonor Casanova por recibirme siempre con 
una sonrisa y ser tan amable y servicial. 
 
Agradezco al personal de la Biblioteca, sobre todo a Rafa por ser tan paciente y 
ayudarme a encontrar lo que me hiciera falta. 
 
También quiero dar un agradecimiento muy especial a todos las personas que confiaron 
y participaron plenamente en el estudio pues sin ellos no podría haber cumplido esta 
meta. 
 
 
 
DEDICATORIA 
 
 
A mi Ser Divino Interno. 
A la CONCIENCIA UNIVERSAL- La fuente de todo ser- EL AMOR. 
 
 
 
 
 
Cada frecuencia de vibración de ondas de sonido produce su propia, única nota y tono 
individual. Similarmente las formas habituales mentales/emocionales de pensamiento 
producen sus propias frecuencias vibratorias en la conciencia y éstas a su vez, 
producen las condiciones externas en las cuales reside la conciencia. 
 
Cuanto más alta sea la frecuencia vibratoria de conciencia, más espiritualmente 
amorosos y hermosos son los pensamientos, la imaginación creativa, los ideales, la 
belleza del color y las formas de la vida, porque están subiendo más cerca de la 
dimensión de la Conciencia Universal donde las frecuencias han alcanzado tal altura 
que se nivelan y entran en el poderoso equilibrio- el TODO PODER de la CONCIENCIA 
UNIVERSAL- la Fuente de Todo ser-EL AMOR. 
 
Las Cartas de Cristo www.caminodecristo.com 
 
 
 
 
 
 
A todas las personas que han comprendido que un ser humano tiene el poder de 
cambiar su vida, y que ¡las cosas no son lo que parecen! 
 
Kryon 
 
 
http://www.caminodecristo.com/
 
 
ÍNDICE 
 
RESUMEN iii 
SUMARY iv 
AGRADECIMIENTOS v 
DEDICATORIA vii 
ÍNDICE viii 
íNDICE DE TABLAS ix 
íNDICE DE FIGURAS xi 
LISTA DE ABREVIATURAS xiii 
INTRODUCCIÓN 15 
ANTECEDENTES 18 
 
Memoria 18 
1.1 Definición 18 
1.2 Clasificación de memoria 19 
1.3 Tipos de memoria 21 
1.4 Áreas cerebrales implicados en las procesos de memoria 23 
2. Características en el envejecimiento 26 
2.1 Envejecimiento Normal 26 
 2.1.2 Percepción 27 
 2.1.3 Atención 27 
 2.1.4 Procesos Cognoscitivos Superiores 28 
 2.1.5 Lenguaje 28 
 2.1.6 Memoria 28 
2.2 Cambios de la memoria en la senectud 29 
2.3 Alteraciones patológicas en el envejecimiento 32 
2.4 Aspectos neuropsicológicos del envejecimiento 34 
3. Electroencefalográma 35 
3.1 Definición 35 
3.2 Bases Neurofisiológicas del EEG 35 
3.3 Colocación de electrodos y Registros del EEG 37 
3.4 Ritmos Cerebrales 40 
3.5 La interpretación Visual 42 
3.6 Medidas del Electroencefalograma cuantitativo 43 
3.7 EEG en la vejez 46 
4. Neurorretroalimetación 49 
4.1 Definición 49 
4.2 Bases Fisiológicas de la NRA y su aplicación en otras entidades 50 
 
JUSTIFICACIÓN 54 
PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN 55 
HIPOTESIS 55 
OBJETIVO 56 
MÉTODO 57 
RESULTADOS 78 
DISCUSIÓN 95 
BIBLIOGRAFÍA 103 
 
 
 
 
ÍNDICE DE TABLAS 
 
 
Tabla 1. DESARROLLOEXPERIMENTAL 68 
 
Tabla 2. ENTREVISTA. DATOS RELEVANTES DE LOS 26 SUJETOS 
QUE PASARON A LA SEGUNDA ETAPA 
69 
 
 
Tabla 3. EXAMEN PSIQUIÁTRICO. PUNTUACIONES OBTENIDAS EN 
 GDS Y RESULTADO DE LA VALORACIÓN 
 
74 
Tabla 4. [PA (θ)-PG] del EEG. SUJETOS QUE OBTUVIERON 
VALORES ANORMALMENTE ALTOS (Z>1.645) PARA SU 
EDAD 
 
75 
Tabla 5. CARACTERÍSTICAS DE LA MUESTRA ANTES DEL 
 TRATAMIENTO 
 
76 
Tabla 6a. CARACTERÍSTICAS DEL GRUPO CONTROL 
 
77 
Tabla 6b. CARACTERÍSTICAS DEL GRUPO EXPERIMENTAL 77 
Tabla 7a. RESULTADOS DE LA PRUEBA WAIS-III. ESCALA VERBAL. 
GRUPO CONTROL 
 
79 
Tabla 7b. RESULTADOS DE LA PRUEBA WAIS-III. ESCALA 
EJECUTIVA. GRUPO CONTROL 
 
79 
Tabla 7c. RESULTADOS DE LA PRUEBA WAIS-III. COEFICIENTE 
INTELECTUAL. GRUPO CONTROL 
 
79 
Tabla 8a. RESULTADOS DE LA PRUEBA WAIS-III. ESCALA VERBAL. 
GRUPO EXPERIMENTAL 
 
80 
 
Tabla 8b. RESULTADOS DE LA PRUEBA WAIS-III. ESCALA 
EJECUTIVA. GRUPO EXPERIMENTAL 
 
80 
Tabla 8c. RESULTADOS DE LA PRUEBA WAIS-III COEFICIENTEINTE 
INTELECTUAL. GRUPO EXPERIMENTAL 
 
80 
 
Tabla 9a. PUNTUACIONES DE LA SUBPRUEBA DE MEMORIA GRUPO 
CONTROL 
 
84 
Tabla 9b. PUNTUACIONES DE LA SUBPRUEBA DE MEMORIA GRUPO 
EXPERIMENTAL………… 
…………………………………………. 
85 
 
 
 
Tabla 10a. PUNTUACIONES TOTALES DE LA PRUEBA NEUROPSI 
GRUPO CONTROL 
 
86 
Tabla 10b. PUNTUACIONES TOTALES DE LA PRUEBA NEUROPSI 
GRUPO EXPERIMENTAL 
 
86 
Tabla 11. POTENCIA ABSOLUTA. ANTES vs. FINAL. 
GRUPO CONTROL 
 
89 
Tabla 12. POTENCIA RELATIVA. ANTES vs. FINAL. 
GRUPO CONTROL 
 
89 
Tabla 13. Z PA (θ) EN LA DERIVACIÓN MÁS ANORMAL ANTES Y 
DESPUÉS DEL TRATAMIENTO EN CADA SUJETO. 
GRUPO CONTROL 
 
90 
Tabla 14. POTENCIA ABSOLUTA. ANTES vs. FINAL. 
GRUPO EXPERIMENTAL 
 
91 
Tabla 15. POTENCIA RELATIVA. ANTES vs. FINAL. 
GRUPO EXPERIMENTAL 
 
91 
Tabla 16. Z PA (θ) EN LA DERIVACIÓN MÁS ANORMAL ANTES Y 
DESPUÉS DEL TRATAMIENTO EN CADA SUJETO. 
GRUPO EXPERIMENTAL 
93 
 
 
ÍNDICE DE FIGURAS 
 
 
Figura 1. PROCESOS DE MEMORIA 
 
21 
Figura 2. SUBSISTEMAS DE CLASIFICACIÓN DE LA MEMORIA 
 
23 
Figura 3. HIPOCAMPO 
 
24 
Figura 4. INTERACCIÓN DE LAS ESTRUCTURAS NEURONALES DE 
LA MEMORIA 
 
25 
Figura 5. SISTEMA INTERNACIONAL 10-20 
 
39 
Figura 6. RITMOS ELECTROENCEFALOGRÁFICOS 42 
 
Figura 7. REPRESENTACIÓN HEURÍSTICA DE DOMINIOS DE 
FRECUENCIA EN EL TRATAMIENTO DE SERIES DE TIEMPO 
 
46 
Figura 8. ESPECTRO DE POTENCIAS Y REPRESENTACIÓN DE 
BANDA ANCHA 
 
46 
Figura 9. APLICACIÓN DEL TRATAMIENTO DE NRA 
 
64 
Figura 10. RESULTADOS DEL INVENTARIO BECK 
 
71 
Figura 11. RESULTADOS HAMILTON 
 
71 
Figura 12. RESULTADOS DE AUDIT 
 
71 
Figura 13. ESCALA SOBRE LA CALIDAD DE VIDA DISFRUTE Y 
SATISFACCIÓN 
 
73 
Figura 14. RESULTADOS DE LA PRUEBA PSICOLÓGICA WAIS-III 
 
73 
Figura 15. RESULTADOS PUNTUACIÓN CI. GRUPO CONTROL 
 
81 
Figura 16. RESULTADOS DE PUNTUACIONES ÍNDICE. GRUPO 
CONTROL 
 
82 
Figura 17. RESULTADOS DE LA PUNTUACIÓN CI. GRUPO 
EXPERIMENTAL 
 
82 
Figura 18 RESULTADOS DE LAS PUNTUACIONES ÍNDICE. GRUPO 
EXPERIMENTAL 
 
83 
Figura 19. RESULTADOS DE LA PRUEBA NEUROPSICOLOGICA 87 
 
 
NEUROPSI. GRUPO CONTROL 
 
Figura 20. RESULTADOS DE LA PRUEBA NEUROPSICOLOGICA 
NEUROPSI. GRUPO EXPERIMENTAL 
 
88 
Figura 21. RESULTADOS DE LA Z (PAθ). GRUPO CONTROL 
 
90 
 
Figura 22. 
 
 
RESULTADOS DE LA Z (PA θ y α) Y Z (PR θ y α). GRUPO 
EXPERIMENTAL 
 
 
92 
Figura 23. COMPARACIÓN CONTROL vs. EXPERIMENTAL Z (PA θ). 
 
93 
Figura 24. DERIVACIONES DE LA PA ANTES vs. FINAL. 
GRUPO EXPERIMENTAL Y GRUPO CONTROL 
 
94 
Figura 25. DERIVACIONES DE LA PR ANTES vs. FINAL. 
GRUPO EXPERIMENTAL Y GRUPO CONTROL. 
94 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
LISTA DE ABREVIATURAS 
A: Antes 
D: Después 
EN: Evocación de Nombres 
EC: Estímulo Condicionado 
EI: Estimulo Incondicionado 
CI: Coeficiente Intelectual 
CC: Caras Codificación 
CR: Cubos regresión 
CPF: Corteza prefrontal 
CPFD: Corteza prefrontal dorsolateral. 
CONAPO: Consejo Nacional de Población 
CIE: Coeficiente Intelectual Ejecutivo 
CIT: Coeficiente Intelectual Total 
CIV: Coeficiente Intelectual Verbal 
DR: Dígitos regresión 
DTA: Demencia de tipo Alzheimer 
DSM IV: Manual de Estadística y Diagnóstico de los Trastornos Mentales 
EEG: Electroencefalograma 
ESPP: Potenciales post-sinápticos exitatorios 
IPSP: Potenciales Inhibitorios 
FM: Frecuencia Media 
FR: Figura semicompleja Rey-Osterreithcodificación 
FRE: Figura semicompleja Rey-Osterreith Evocación 
GDS: Global Deterioration Scale 
IRMF: Imagen de Resonancia Magnética Funcional 
MC: Curva Memoria Codificación volumen promedio 
MCI: Mild Cognitive Impairment 
MT: Memoria de trabajo 
MLCH: Memoria Lógica Codificación promedio Historias 
MLCT: Memoria Lógica Codificación promedio Temas 
MVE: Memoria Verbal Espontánea total 
MVCT: Memoria verbal por Claves Total 
 
 
MVRT: Memoria Verbal Reconocimiento Total 
MLEH: Memoria Lógica Evocación promedio Historias 
MLET: Memoria Lógica Evocación promedio Tema 
NRA: Neurorretroalimentación 
PA: Potencia Absoluta 
PR: Potencia Relativa 
PACV: Pares Asociados codificación volumen promedio 
PAET: Pares Asociados Evocación Total 
RCT: Reconocimiento de Caras Total 
RC: Respuesta condicionada 
RSM: Ritmo de sistema sensoriomotor 
TDA: Trastornos por Déficit de Atención 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 15
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
Durante las últimas décadas se ha producido un aumento progresivo de la esperanza 
de vida en los países más desarrollados, y actualmente hay aproximadamente 400 
millones de personas mayores de 65 años, que en números relativos es, 
aproximadamente, el seis por ciento de la población total, que se encuentra en gran 
proporción en países de Europa, Estados Unidos y Canadá. Tan sólo en nuestro país 
la población de adultos mayores entre los años 2000 y 2006 creció en 1.5 millones de 
personas, al pasar de 6.7 a 8.2 millones, lo que representa un incremento del 20% 
(CONAPO, 2006). 
 
Debido a este incremento en la esperanza de vida, las enfermedades asociadas a la 
vejez se han vuelto más frecuentes, ya que la población de edad avanzada es más 
propensa a padecer patologías relacionadas con el proceso de envejecimiento, pues 
durante ese período de la vida se produce un cierto grado de declive natural de las 
funciones, tanto físicas como cognoscitivas. Según Kalmijn et al. (1997) y Uvnerzagty et 
al. (1998) esto puede deberse a diversos factores, tanto genéticos como culturales. 
 
El envejecimiento es un proceso irreversible e involuntario que opera acumulativamente 
con el paso del tiempo e incide en diferentes áreas, tanto físicas como cognoscitivas. 
Se han realizado numerosos estudios que engloban la parte física, pero se ha dejado 
un poco de lado la parte cognoscitiva. Sin embargo, es importante estudiar esta parte 
desde el punto de vista clínico, ya que el conocimiento de cómo, cuándo y qué 
funciones cognoscitivas se modifican es útil para poder distinguir un proceso de 
envejecimiento normal de uno patológico, como la demencia tipo Alzheimer, aunque no 
debe perderse de vista que tanto en el envejecimiento normal como en el patológico, se 
pueden presentar deficiencias en las habilidades cognoscitivas (Román y Sánchez, 
2001). La memoria se ha considerado como el proceso cognoscitivo que más tiende a 
deteriorarse con el paso de la edad (Craik, 1987; Read, 1987; La Rue, 1992). 
 
 
 
 16
Por otro lado, se ha evidenciado que la actividad eléctrica cerebral, evaluada mediante 
el electroencefalograma (EEG), también sufre cambios con la edad presentando 
características típicas de la vejez (Busse et al., 1956; Obrist et al., 1963; Torres et al., 
1983; Aird y Gastaut, 1995; Niedermeyer, 1999a; Gil-Nagel et al., 2002). Sin embargo, 
dado que son cambios normales para la edad de los sujetos, el uso de una base de 
datos normativa por edades los tomaría en cuenta y no los consideraría como 
anormales. El uso de una base de datos normativa del EEG por edades debe reflejar 
como anormales sólo aquellos cambios que no pueden adjudicarse al envejecimiento 
normal. 
 
Algunos estudios han propuesto que existe una relación entre el déficit cognoscitivo y 
las anormalidades electroencefalográficas (McAdam y Robinson, 1957; Johannesson et 
al., 1977; Penttila et al., 1985; Rae-Grant et al., 1987; Huges et al., 1989; Soininen et 
al., 1989; Rice et al., 1990; Saletu et al., 1991; Hier et al., 1991; Helkala et al., 1991; 
Hartikainen et al., 1992; Prichep et al., 1994; Alexander et al., 2006; Czigler et al., 2006; 
Babiloni et al., 2006, 2007). De manera que si se redujeran las alteraciones del EEG, 
cabría esperar que se redujeran también las alteraciones cognoscitivas. Partiendo de 
esta premisa, se considera importante la aplicación y evaluación de un tratamiento que 
puede hacer posible la modificación de la actividad eléctrica cerebral de un sujeto que 
presenta anomalías electroencefalográficas relacionadas con su alteración conductual. 
Este tratamiento, capaz de reducir la actividad electroencefalográfica anormal, se 
denomina Neurorretroalimentación (NRA); ésta consiste en un procedimiento de 
condicionamiento operante mediante el cual un individuo puede aprender a modificar la 
actividad eléctrica de su propio cerebro (Thatcher, 1999). 
 
En este proyecto se aplicó un tratamiento de NRA a personas normales, mayores de 60 
años, quienes, a pesar de tener una evaluación cognoscitiva normal para su edad, 
referían la presencia de déficits en el área de la memoria (esto se reflejó en la Escala de 
Deterioro Global (Por sus siglas en ingles GDS) en la cual obtuvieron valores iguales a 
2), y que además presentaban características anormales en su EEG. En este trabajo se 
presenta la evaluación de este tratamiento de NRA, considerando para ello a un grupo 
control similar en cuanto a puntuación en la GDS, edad, sexo, nivel sociocultural, y 
 
 
 17
anormalidad electroencefalográfica, al cual se le aplicó un tratamiento placebo. Dicha 
evaluación se hizo comparando el EEG y el desempeño de los sujetos en tareas 
cognoscitivas que evalúan de manera importante la memoria, antes de la aplicación del 
tratamiento y al finalizar el mismo. 
 
Debe señalarse que este trabajo forma parte de un proyecto más amplio, en el cual se 
realizará un seguimiento de los sujetos a los siete años; de este último seguimiento 
podrían derivarse conclusiones sobre el uso de la NRA como un tratamiento preventivo 
de las demencias. 
 
 
 
 
 
 
 
 18
ANTECEDENTES 
 
1. MEMORIA 
1.1 Definición Memoria 
 
La memoria es la capacidad de retener y de evocar eventos del pasado, mediante 
procesos neurobiológicos de almacenamiento y de recuperación de la información; esta 
función es básica en el aprendizaje y en el pensamiento (Etchepareborda, 2005). La 
memoria es la consecuencia usual del aprendizaje (Squire, 1991) y es un proceso que 
nos permite consolidar, almacenar, acceder y recuperar la información aprendida 
(Estévez-González et al., 1997). Tulving (1999) la define como la capacidad que tiene el 
sistema nervioso para beneficiarse de la experiencia, considerando a la experiencia 
como aprendizaje y a la memoria como el almacenamiento del mismo. 
 
La memoria está integrada por tres fases básicas: 
• Adquisición de la información. La adquisición o codificación es el proceso en 
donde se prepara la información para que se pueda guardar. La información puede 
codificarse en forma de imágenes, sonidos, experiencias, acontecimientos o ideas 
significativas. Las circunstancias que rodean este momento resultan fundamentales 
para el éxito o fracaso de la memoria. En este proceso inicial son importantes la 
atención, la concentración y el estado emocional del sujeto. 
• Almacenamiento de la información. Esta etapa se caracteriza por el 
ordenamiento, categorización o simple titulación de la información. Una vez que la 
experiencia es codificada y almacenada por cierto tiempo, está se presenta de 
manera automática. El almacenamiento es un sistema complejo y dinámico que 
cambia con las experiencias a las que el sujeto está expuesto. 
• Evocación o recuperación de la información. Es el proceso por el cual la 
información se recupera. Si ésta ha sido bien almacenada y clasificada, será más 
fácil localizarla y utilizarla en el momento en que se requiere (Sandi etal., 200). 
 
 
 
 19
 
1.2 Clasificación de la memoria 
A partir de la realización de estudios con la aplicación de diversas técnicas 
(farmacológicas, de lesión, neurogenéticas) en distintas especies animales (moscas, 
pollos, roedores) DeZazzo y Tully (1995) han propuesto que la formación de la memoria 
se lleva a cabo a través de una variable temporal. Para el estudio de la memoria, la cual 
está compuesta por múltiples sistemas cognoscitivos mediados por diferentes sistemas 
cerebrales (Squire et al., 1993) se han considerado diversas formas de clasificación. La 
primera distinción es la que hacen Atkinson y Shiffrin (1968), atendiendo a su duración 
temporal, entre memoria a corto plazo y memoria a largo plazo. 
Se considera, que para que se llegue a formar una memoria a largo plazo han de tener 
lugar dos fases previas: la información se debe establecer, en primer lugar, en una 
memoria a corto plazo; a continuación, en una memoria intermedia y, finalmente, en 
una memoria a largo plazo (Sandi et al., 2001). 
Así pues, se reconocen tres fases de memoria: memoria a corto plazo, memoria 
intermedia y memoria a largo plazo. 
• Memoria a corto plazo. Es un sistema que retiene la información recientemente 
adquirida. Cuando una información solamente accede a este tipo de memoria estará 
disponible para su recuerdo durante unos minutos tras el aprendizaje, sólo se 
almacena una cantidad limitada de información (7±2 ítems) por un breve periodo 
(Atkinson y Shiffrin, 1968). Por ejemplo, la retención de una secuencia de números 
telefónicos que vamos a marcar inmediatamente y no nos interesa recordar en el 
futuro. 
Un tipo de memoria que se incluye en la memoria a corto plazo es la memoria de 
trabajo (MT). Baddeley (1983) la describe como un mecanismo de almacenamiento 
temporal que permite retener a la vez algunos datos de información en la mente, 
compararlos, contrastarlos o, en su lugar, relacionarlos entre sí. Es la responsable 
del almacenamiento a corto plazo, a la vez que manipula la información necesaria 
para procesos cognoscitivos de alta complejidad, también es necesaria para la 
 
 
 20
comprensión del lenguaje (Conrad, 1964). Por ejemplo, realizar mentalmente una 
operación aritmética, como es 325+291. 
• Memoria intermedia. Tiene lugar durante un número de horas variable después 
del aprendizaje. Algunas informaciones sólo se retienen durante este período y no 
llegan a establecerse nunca en una memoria a largo plazo. Por ejemplo, el recuerdo 
de los detalles del vuelo, (compañía área, código del vuelo, hora prevista de llegada, 
terminal del aeropuerto) de un familiar que debemos ir a recoger al aeropuerto. 
Muchas personas aprenden estos datos antes de salir de la casa, los mantienen en 
su memoria y, una vez utilizados, lo normal es que los olviden 
Memoria a largo plazo. Tiene una duración prolongada, desde semanas o meses, 
hasta un número variable de años; incluso puede retenerse toda la vida. Por 
ejemplo, el aprendizaje de algunas habilidades como montar en bicicleta o de 
algunos hechos autobiográficos como el nombre de los abuelos. 
Uno de los principales conceptos para entender la formación de la memoria a largo 
plazo es la consolidación, la cual se inicia desde que comienza a producirse el 
aprendizaje y finaliza cuando la memoria se establece definitivamente; es importante 
recalcar que este periodo es muy vulnerable, ya que es posible alterarlo con diferentes 
tratamientos (choqueselectro convulsivos, hipoxia y algunos fármacos) capaces de 
generar amnesia (Sandi et al., 2001) (Figura 1). 
 
 
 
Figura 1. Proceso de Memoria. En esta figura se muestran las tres fases de la memoria. La 
información se establece en primer lugar, en una memoria a corto plazo; a continuación, en una 
memoria intermedia y, finalmente, en una memoria a largo plazo, la cual se forma por medio de la 
consolidación. 
1.3 Tipos de memoria 
Como se mencionó anteriormente, son diversas las clasificaciones que se han 
propuesto con el fin de distinguir los distintos tipos de memoria en función de la clase de 
información que se almacena. 
La memoria a largo plazo se ha dividido en memoria implícita y memoria explícita 
(Schacter, 1999), también llamadas memoria de procedimientos y declarativa, 
respectivamente (ver figura 2). La memoria declarativa o explícita se refiere a la 
adquisición, almacenamiento y evocación de la información de manera conciente; este 
tipo de memoria, a su vez, se ha dividido en memoria semántica y episódica (Tulving, 
1972). La memoria semántica ofrece la capacidad de representar internamente un 
mundo que no está perceptualmente presente e interviene en la adquisición y en el uso 
de información del conocimiento general del mundo que tiene el sujeto (conocimiento de 
ciencias naturales, historia, matemáticas, etc.). La memoria episódica consiste en la 
capacidad de adquirir y retener información acerca de eventos personales; es decir, 
eventos de la memoria autobiográfica que ocupan un contexto temporal y espacial 
(Tulving, 1972). Ambas memorias, episódica y semántica, dependen del hipocampo y 
de estructuras como el tálamo, la corteza del cíngulo y la corteza basal frontal (Fazio et 
al., 1992); también se considera que la memoria episódica depende adicionalmente de 
 21
 
 
 22
la integridad del lóbulo frontal (Butters y Delis, 1995). Pacientes con daño en el lóbulo 
frontal, no amnésicos, mostraron un fenómeno llamado amnesia de la fuente u origen 
de la información (Janowsky et al., 1989), el cual se refiere a perder la información 
sobre cuándo, dónde y cómo un recuerdo fue adquirido, esto sugiere que el lóbulo 
frontal participa en el proceso de memoria asociado a la fuente en la que se adquiere la 
información. 
A la memoria de procedimientos (implícita) se le conoce también como la memoria de 
los hábitos o no declarativa; se refiere a los efectos no concientes de la experiencia 
previa de nuestra conducta, cogniciones y emociones. Se expresa por un cambio 
conductual, por ejemplo, haber tenido una experiencia que afecta la conducta sin un 
recuerdo conciente del pasado. Dentro de ésta se han establecido 4 tipos de 
categorías o “sistemas”: 1) memoria de habilidades y hábitos, la cual se refiere a 
aprender y memorizar una secuencia ordenada de conductas que tienen un fin 
determinado; para evocarla no se requiere de intención ni conciencia (por ejemplo, 
manejar un coche, andar en bicicleta); 2) aprendizaje no asociativo, en el cual se 
incluyen la habituación y la sensibilización (cuando un estímulo inocuo es presentado 
en forma repetida y produce una reducción gradual de la respuesta se le llama 
habituación, y cuando el estímulo se da y no hay disminución de la respuesta existe 
una sensibilización); 3) condicionamiento clásico, descrito por Pavlov, se basa en el 
aprendizaje de una relación entre dos estímulos: un estímulo neutro que no produce 
respuesta refleja específica llamado estímulo condicionado (EC), y un estímulo 
incondicionado (EI) que produce una respuesta incondicionada; después de presentar 
el EC seguido muy cerca del EI durante un cierto número de veces, el EC es capaz de 
producir, por sí solo, la respuesta, que ahora se denominará respuesta condicionada 
(RC) pues ya no es necesaria la presencia del (EI) para que se produzca; y 4) priming, 
es una facilitación en la ejecución de una tarea, su función es facilitar la identificación 
perceptual de objetos; por ejemplo, Perani et al. (1993) les pedían a los sujetos que 
memorizaran una lista de palabras, posteriormente debían completar una palabra a 
partir de algunas letras; la probabilidad de completar la palabra con una de las palabras 
de la lista era mayor que la probabilidad de que se completara con una palabra que no 
estuviera en la lista. Butters y Delis (1995) afirman que el priming es un fenómeno en el 
 
 
cual experienciasprevias con estímulos perceptuales de un tipo, facilitan la habilidad 
para detectar o identificar un estímulo de ese mismo tipo. 
 
Figura 2. Subsistemas de clasificación de la memoria. En esta figura se muestran los componentes 
múltiples de la memoria, en función de la clase de información que se almacena. MEMORIA A CORTO 
PLAZO es un sistema que almacena una cantidad limitada de información (ej. los siete dígitos de un 
número telefónico) por un breve periodo de tiempo: Si la información no se actualiza continuamente, 
decae en cosa de segundos. Esta a su vez se divide en Memoria de trabajo y Memoria sensorial. 
MEMORIA A LARGO PLAZO, es el sistema que almacena una cantidad ilimitada de material que debe 
recordarse durante un tiempo variable (de minutos a años). En ésta se incluyen las siguientes Memoria 
Declarativa (Explicita) y Memoria de Procedimientos (Implícita). (Tomado de Perani et al., 1993) 
 
1.4 Áreas cerebrales implicadas en los procesos de memoria. 
Un caso clínico que de manera muy importante resaltó el papel del hipocampo es el del 
paciente conocido como HM, quien fue sometido a cirugía para tratar su epilepsia. 
Dicha cirugía consistió en extirpar una cantidad sustancial de los lóbulos temporales, en 
concreto de la región temporal medial de cada hemisferio incluyendo la amígdala, el 
giro hipocampal y las dos partes anteriores del hipocampo. Las lesiones, que se 
realizaron bilateralmente, tuvieron un efecto muy importante en la capacidad de 
recuerdo del paciente. Aunque H.M. podía recordar incidentes de su vida anterior, su 
capacidad de aprender nueva información se redujo drásticamente. No podía aprender 
a reconocer nuevas personas, no conservaba ningún recuerdo de acontecimientos en 
curso y podía leer repetidamente la misma revista sin que le resultara familiar. Sin 
embargo, a pesar de su deterioro para aprender nueva información, su amplitud de 
memoria inmediata era completamente normal, pero era incapaz de almacenar los 
nuevos conocimientos en una memoria a largo plazo. Con base en las alteraciones que 
 23
 
 
presentaba este paciente, se concluyó que el hipocampo participa en los procesos de 
memoria y aprendizaje. En este estudio se ha observado que personas con lesión en el 
hipocampo presentan incapacidad de almacenamiento de recuerdos de tipo simbólico y 
verbal en la memoria a corto y largo plazo (Sandi et al., 2001). 
El hipocampo (Figura 3) forma parte del sistema límbico, es una estructura subcortical 
bilateral localizada a lo largo del lóbulo temporal; su morfología involucra a las 
siguientes estructuras: 
 24
 
• El giro dentado 
• Cornu Ammons 
• El subículum 
• El circuito trisináptico 
 
 
Figura 3. Hipocampo. Esquema de un corte sagital del cerebro humano, se observa el hipocampo, su 
morfología involucra el giro dentado, cornu ammons, el subículum y el circuito trisináptico. 
 
 
El hipocampo constituye un depósito temporal o estación intermedia de la memoria a 
largo plazo, o bien un sistema de facilitación esencial para el almacenamiento de los 
recuerdos en otras zonas del encéfalo. Transfiere información aprendida hacia otras 
áreas de la corteza para su almacenamiento duradero, pues cada proceso de memoria 
tiene en su base estructuras anatómicas específicas pero interconectadas. 
 
Posee una localización estratégica como región de convergencia para la información 
que proviene de todos los centros de la corteza cerebral y de los núcleos del tallo 
cerebral, pues todas las modalidades sensoriales proyectan hacia él y la mayoría tiene 
proyecciones recíprocas. 
 
La amígdala también juega un papel importante como base neural de la memoria y los 
núcleos diencefálicos reciben tractos del hipotálamo y de la amígdala, por lo que forman 
parte del complejo sistema que sustenta el adecuado funcionamiento del 
almacenamiento y la recuperación de la información. 
 
 
 
Los núcleos amigdalinos poseen conexiones extensas con todos los sistemas 
sensoriales de la corteza; los núcleos talámicos se comunican con estructuras límbicas 
y envían fibras de regreso a la corteza prefrontal ventromedial; por último, las 
estaciones finales de los sistemas sensoriales están también vinculadas a estructuras 
límbicas del lóbulo temporal, a las partes mediales del diencéfalo y a la corteza 
prefrontal ventromedial. 
 
Este complejo de estructuras funciona como un circuito de enlaces múltiples (Figura 4). 
Después de que el estímulo sensorial activa la amígala y el hipocampo, los circuitos de 
memoria recorren un intrincado camino de retroalimentación para regresar al área 
sensorial, activando en su recorrido diferentes estructuras diencefálicas (tálamo, 
hipotálamo, subtálamo y epitálamo), de la base del cerebro anterior y de la corteza 
cerebral, modulándose así una compleja red de sinapsis neurales que coadyuvan a 
preservar el patrón de la conexión y la trasforman en una memoria duradera, esta 
retroalimentación posiblemente fortalece y almacena la representación neural del 
evento sensorial que acaba de ocurrir (Goldman-Rakic, 1996). 
 
Figura 4. Interacción de las estructuras neurales de la memoria. Esta figura muestra las estructuras 
que funcionan como un circuito de enlaces múltiples, en donde se modula una compleja red de sinapsis 
neuronales. (Tomado de Goldman-Rakic, 1996). 
 
Es importante señalar que tanto la plasticidad sináptica como los neurotransmisores 
juegan un papel fundamental en los procesos de memoria y aprendizaje: ello significa 
 25
 
 
 26
que durante las complejas interacciones que ocurren entre las estructuras que 
participan en el funcionamiento de la memoria se producen modificaciones en la 
transmisión sináptica, éstas se acompañan también de modificaciones estructurales que 
implican cambios intrínsecos y dinámicos de las membranas de las neuronas así como 
cambios estructurales, químicos y mediados genéticamente, que dan lugar a la síntesis 
de nuevas proteínas, responsables del aumento en el número de terminales 
presinápticas y del establecimiento subsiguiente de nuevas conexiones neuronales. Por 
último, debe señalarse que la información se transmite en esas estructuras 
fundamentalmente mediante el sistema colinérgico del cerebro basal anterior. 
 
2. Características en el envejecimiento 
 
2.1 Envejecimiento Normal 
 
De acuerdo a estudios realizados, (Petersen et al., 1992). se ha visto que en el 
envejecimiento se produce un deterioro paulatino, tanto en las capacidades físicas 
como en las cognoscitivas. Estos cambios se producen como consecuencia de un 
complejo proceso neurodegenerativo en el que parecen intervenir de forma conjunta 
factores genéticos, ambientales, metabólicos y hormonales. 
Existen importantes diferencias en el modo en que las capacidades cognoscitivas de los 
individuos se ven afectadas durante el periodo de envejecimiento, lo que se traduce en 
la existencia de una considerable variabilidad en esta población. Los factores que 
podrían explicar dicha variabilidad son múltiples e incluyen desde factores genéticos 
hasta el grado de educación adquirido o el nivel de actividad física desarrollada (Kalmijn 
et al., 1997; Uvnerzagty et al., 1998). Independientemente de estos factores, con la 
edad se produce un cierto grado de declive natural de las funciones cognoscitivas. Se 
define el término “función cognoscitiva” como la capacidad de mantener información en 
la memoria durante tiempo prolongado y de utilizarla de manera flexible para dirigir la 
conducta; además de incluir a la memoria, este término incluye otros procesos como el 
lenguaje, el razonamiento, la percepción y la atención. 
 
 
 
 27
2.1.2 Percepción 
 
La función cognoscitiva está determinada, entre otros factores, por la calidad de la 
información que recibe el sistema cognoscitivo.Con el paso de los años se produce una 
reducción en la velocidad perceptual, la cual se considera que podría afectar la 
capacidad cognoscitiva. Por lo tanto, el declive cognoscitivo en el envejecimiento podría 
deberse a la reducción en la velocidad perceptual (Finkel y Pedersen, 2000). En apoyo 
a lo anterior, se ha observado que se produce un déficit en la agudeza visual; en 
algunos ancianos éste se va agravando y pueden desarrollarse otras alteraciones 
patológicas (glaucoma, cataratas). También el sistema auditivo presenta notables 
alteraciones que parecen interferir en la capacidad de los ancianos para comprender las 
conversaciones con otras personas (Schneider, 1997). Por otra parte, en los procesos 
perceptuales superiores, el deterioro se puede manifestar en distintos aspectos de la 
percepción espacial y temporal. 
 
2.1.3 Atención 
 
La atención ha sido definida como un mecanismo que rige la cantidad y tipo de 
información que accede a la conciencia (Sandi et al., 2001). Dicho mecanismo no es 
uniforme, pudiendo dividirse en distintos tipos, en cada uno de los cuales los ancianos 
muestran distintas variedades de déficit; es decir, el déficit puede observarse en la 
atención sostenida, selectiva y/o dividida (Albert, 1988). 
Así, frente a las tareas que demandan muchos recursos atencionales, que requieren 
mayor esfuerzo cognoscitivo, se ha encontrado frecuentemente un declive en función 
de la edad que algunos autores explican como un deterioro en la inhibición de la 
información irrelevante en sujetos mayores. A lo largo del ciclo de la vida, durante el 
proceso de envejecimiento normal, en ausencia de enfermedad, se produce un 
enlentecimiento y una menor eficacia en el funcionamiento cognoscitivo (Fernández et 
al., 1995). 
 
 
 
 
 28
2.1.4 Procesos cognoscitivos superiores 
 
Los procesos cognoscitivos superiores, como el pensamiento, el razonamiento o la 
resolución de problemas, implican la utilización de la memoria y del lenguaje, por lo que 
podrán verse alterados por cualquier déficit que presenten estos últimos. Numerosos 
estudios han mostrado que las fallas de razonamiento que muestra esta población no 
son tanto debidas a un problema de capacidad, sino que se deben principalmente: 
1) a la utilización de estrategias de razonamiento poco eficaces (lo cual pudiera estar 
influido por deficiencias educativas) y 2) al deterioro característico que esta población 
muestra en la memoria de trabajo (Sandi et al., 2001). 
De acuerdo a diversos estudios, se ha observado que los individuos ancianos presentan 
mayor dificultad para procesar información novedosa que los adultos más jóvenes, 
también se ha observado que los ancianos son generalmente más lentos que los 
adultos más jóvenes en prácticamente todas las pruebas cognoscitivas (Cerella, 1991). 
 
2.1.5 Lenguaje 
 
El lenguaje es la capacidad humana de comunicar ideas por medio de un conjunto 
estructurado y complejo de señales (sonidos, figuras, señas) (Kuhl, 2004). En el 
envejecimiento normal, otras funciones superiores, como el lenguaje, pueden 
mantenerse prácticamente intactas (Junqué y Jódar, 1990), pues en el declive 
cognoscitivo, la memoria semántica se ve menos afectada que otras capacidades 
cognoscitivas. 
 
2.1.6 Memoria 
 
El término memoria implica tanto la adquisición (aprendizaje) y el almacenamiento 
(memoria) como la recuperación (recuerdo) de la información. Aunque el deterioro 
cognoscitivo de la memoria que ocurre en el envejecimiento se manifiesta a nivel de los 
tres procesos, no se trata de un fenómeno masivo, sino que algunos aspectos de la 
memoria permanecen relativamente bien conservados. Sin embargo, dos aspectos de 
 
 
 29
la misma experimentan un particular deterioro: la memoria de trabajo y algunos tipos de 
memoria a largo plazo (La Rue, 1992). 
Sin embargo los cambios de memoria asociados con la edad son los signos de 
deterioro senil más conocidos popularmente. Ello se debe a que la mayor parte de las 
quejas subjetivas de los ancianos se refiere a las dificultades de evocar datos concretos 
y de recordar fragmentos aislados de la propia experiencia de vida; pero otra causa es 
el hecho de que la pérdida de memoria se presenta como uno de los síntomas iniciales 
de la demencia senil. 
 
Es importante tener en cuenta que la población anciana es muy heterogénea y, si bien, 
lo mencionado anteriormente expresa la tendencia de la media de la población, las 
diferencias entre los distintos individuos son considerables. 
 
2.2 Cambios de la memoria en la senectud 
 
En términos biológicos, el envejecimiento se define como un proceso que implica un 
cambio normal (inherente a la propia naturaleza) y progresivo de las funciones 
biológicas, que tiene lugar a lo largo de la vida del individuo (Sandi et al., 2001). Uno de 
los cambios más comunes estudiados en el envejecimiento, normal o patológico, es el 
deterioro en la memoria, que suele ser la función cognoscitiva más afectada (La Rue, 
1992). Se considera que los cambios en la memoria que ocurren en el anciano normal 
son benignos, debido a que no son sintomáticos de cambios patológicos en el cerebro e 
interfieren poco en la habilidad del individuo para funcionar en la vida diaria (Read, 
1987; Casanova et al., 2004). 
Hitsch et al. (1987) mencionan que, comparados con los adultos jóvenes, los adultos 
viejos reportan menos capacidad y mayor deterioro del funcionamiento de la memoria; 
también se cree que los adultos viejos tienen menos control sobre sus habilidades 
mnémicas (esto se conoce como metamemoria). 
La memoria sensorial es de modalidad específica (visual, auditiva, etc.) y representa 
la primera etapa del procesamiento de la información. En esta etapa la estimulación 
externa incide en los órganos sensoriales formando una imagen. La imagen es muy 
 
 
 30
inestable y se caracteriza por un decaimiento rápido (1 a 3 seg). Si la información en 
forma de imagen es atendida y repasada en la mente puede ser transferida a otro 
almacén. 
Los hallazgos en relación al envejecimiento y su relación con la memoria sensorial no 
son del todo claros; Kline y Schieber (1981) encuentran que los ancianos demuestran 
niveles significativamente mayores de persistencia del estímulo. Botwinick (1986) 
menciona que aunque la memoria sensorial se encuentra en la mayoría de los 
ancianos, la evidencia sugiere cierto deterioro; así, dado que la memoria sensorial es el 
primer paso en el procesamiento de la información para el recuerdo a largo plazo, los 
ancianos estarían desde el inicio del procesamiento en desventaja. En contraste, La 
Rue (1992), en una revisión sobre este tema, concluye que existe una considerable 
cantidad de información que indica que los cambios en la memoria sensorial son 
mínimos con la edad. 
De manera similar a la memoria sensorial, en la memoria a corto plazo se encuentra 
poco o ningún deterioro con el incremento de la edad (La Rue, 1992). Muchos estudios 
han encontrado que no existe diferencia significativa en la retención de dígitos, ni en el 
recuerdo libre de palabras, aunque hay diferencias moderadas en la retención de letras. 
Craik (1984) distingue entre memoria a corto plazo y memoria de trabajo. Menciona que 
las deficiencias pueden aparecer o no con la edad en la retención a corto plazo o en la 
memoria a largo plazo, en función del tipo de tarea que se lleve a cabo, no del almacén 
de la memoria en cuestión. Concluye que el grado de manipulación activa requerido por 
la tarea determina el nivel de decremento y no tanto si se trata de un almacén a corto o 
largo plazo, lo cual explica el deterioro que se observa en la memoria de trabajo y no en 
la retención de dígitos, pues, aun cuando ambos procesos involucran al mismo 
almacén, requieren un grado de procesamiento diferente. 
Barch et al. (1997) emplearon la imagen por resonancia magnética funcional (IRMF)para determinar si las demandas de la memoria de trabajo (MT) o la dificultad de las 
tareas son responsables de la actividad de la corteza prefrontal (CPF). Sus resultados 
mostraron un aumento en la actividad de la corteza prefrontal dorsolateral (CPFD) en 
tareas que exigieron demandas de un “mantenimiento activo “(intervalo de intervención 
amplio) en relación con condiciones control de dificultad parecida. Además observaron 
 
 
 31
que la actividad se mantuvo sobre todo en el intervalo de retención y no se incrementó 
al manipular la dificultad de la tarea, independientemente de los requerimientos de la 
MT. Esto contrastó con los incrementos transitorios de la actividad que se observaron 
en el cíngulo anterior y en otras regiones de la corteza frontal, en respuesta al aumento 
de la dificultad de las tareas, pero no de las demandas de la MT. A partir de sus 
resultados, establecieron una doble disociación entre regiones responsables de la MT y 
la dificultad de la tarea, indicando un involucramiento especifico de CPFD y estructuras 
relacionadas con la MT. 
Mientras que para la memoria sensorial y la memoria de corto plazo, los cambios que 
se han documentado son mínimos, en el caso de la memoria a largo plazo la mayoría 
de las investigaciones concuerdan en que existe una serie de cambios significativos con 
el transcurso de la edad (La Rue, 1992). Jacobs et al. (1997) estudiaron aspectos 
cuantitativos y cualitativos del desempeño en la memoria en una población de ancianos 
de habla hispana, por medio del recuerdo inmediato y diferido de dos listas de palabras, 
la primera lista contenía palabras de uso frecuente y la segunda, palabras que fueron 
categorizadas semánticamente para evaluar procesos asociados a la retención y 
adquisición de información reciente. Sus resultados mostraron que la ejecución de los 
ancianos fue deficiente en el recuerdo de palabras categorizadas semánticamente, 
más que en las palabras de uso frecuente. 
El grado de deterioro está relacionado con el método de evaluación, puesto que se 
encuentran mayores deficiencias en recuerdo libre que en tareas de reconocimiento 
(Shaps y Nilson, 1980; Craik y McDown, 1987). También el grado de deterioro está 
relacionado con el tipo de material, siendo mayor en pruebas visuoperceptuales 
(Arenberg, 1982) que en tareas verbales; al igual, se ha demostrado que la familiaridad 
o significancia del material pueden contribuir a un mejor rendimiento (Hanley-Dun, 1984; 
Read, 1987). 
Con relación a la diferenciación de la memoria semántica y episódica, la memoria 
episódica es particularmente vulnerable al proceso de envejecimiento, mientras que la 
memoria semántica lo es en menor grado (Craik, 1992). 
En la memoria implícita, evaluada a través de priming, hay resultados contradictorios. 
Mientras Hultsch et al. (1991) encuentran clara evidencia de diferencias significativas 
 
 
 32
entre jóvenes y ancianos a favor de los primeros en pruebas indirectas de memoria, a 
través del completamiento de palabras que habían sido presentadas con anterioridad, 
Craik (1992), hace una revisión de este y concluye que hay muy poco cambio con la 
edad. La memoria para rutinas cognoscitivas o habilidades motoras bien aprendidas 
(memoria de procedimiento) parece no estar afectada por la edad (Craik, 1992). Este 
autor sugiere que el patrón diferencial de pérdida de memoria en el envejecimiento 
normal no resulta de la vulnerabilidad del proceso de envejecimiento de los diferentes 
almacenes o sistemas de memoria, sino que resulta de una declinación en la efectividad 
de los procesos de esfuerzo autoiniciados, los cuales de hecho son requeridos por 
algunas tareas más que por otras (por ejemplo, el recuerdo de palabras en ausencia de 
claves de apoyo requiere un esfuerzo mayor que una tarea de reconocimiento de las 
mismas palabras). 
Yañez (1994), realizó una valoración neuropsicológica de un grupo de ancianos 
normales de la ciudad de México. Encontró un deterioro en el subsistema de la memoria 
episódica atribuible a la edad. 
 
2.3 Alteraciones patológicas en el envejecimiento 
 
El deterioro cognoscitivo normal es diferente de un deterioro patológico en la vejez, 
como lo constituyen, por ejemplo, las demencias. Las demencias son un síndrome que 
puede resultar de varias enfermedades que afectan al Sistema Nervioso Central y 
producen la pérdida progresiva de funciones cognoscitivas como la atención, el 
aprendizaje y la memoria. 
Para el diagnóstico de las demencias debe hacerse una distinción entre el 
envejecimiento normal y el patológico, ya que los cambios que se observan en las 
fases iniciales de las demencias progresivas son muy semejantes a los que se 
observan durante el proceso de envejecimiento normal. La amnesia y la demencia son 
los dos tipos principales de desórdenes de memoria en el campo clínico. La amnesia se 
refiere a la dificultad para adquirir nuevos aprendizajes y recordar información del 
pasado. Los desórdenes de memoria pueden ser notables y pueden ocurrir en ausencia 
de daños significativos en las áreas cognoscitivas y sociales (Butters y Delis, 1995). 
 
 
 33
Como se ha mencionado, la demencia se define como un desorden cognoscitivo más 
amplio, del cual la amnesia es la primera característica. La cuarta edición del Manual de 
Estadística y Diagnóstico de los Trastornos Mentales (DSM IV, American Psychiatric 
Association, 2000) describe a la demencia como “el desarrollo de múltiples déficits 
cognoscitivos”. La demencia puede estar relacionada con varias enfermedades, 
endógenas o adquiridas, como es el caso del consumo de substancias (incluyendo la 
exposición a tóxicos) o con ambos factores. Para establecer el diagnóstico de demencia 
se requiere que el deterioro de la memoria sea el primer síntoma y que éste sea 
prominente. Los sujetos con demencia tienen deteriorada la capacidad para aprender 
información nueva y olvidan el material aprendido previamente. 
También la evaluación de la memoria es relevante en el diagnóstico de la demencia tipo 
Alzheimer (DTA), la cual es una de las enfermedades del Sistema Nervioso Central que 
más prevalece en la población de ancianos, y sus variaciones hacen difícil distinguirla 
del envejecimiento normal, ya que los síntomas de las primeras etapas del DTA son 
relativamente leves y no se les da importancia, de modo que no se considera su 
tratamiento. 
Otro factor importante a evaluar es la depresión, ya que la depresión severa en un 
individuo puede aparentar problemas intelectuales y de memoria que pueden 
confundirse con una demencia, tratándose en realidad de una pseudodemencia 
(Sachdev et al., 1990). Varios estudios indican que la depresión en ancianos puede dar 
como resultado un déficit en la memoria episódica, exagerando aquellas características 
que se ven en el envejecimiento normal (Backman et al., 1996; Casanova et al., 2004). 
En estudios realizados con ancianos deprimidos se han encontrado déficits marcados 
en el funcionamiento de la memoria episódica. Backman et al. (1996) exploraron los 
efectos de la sintomatología depresiva, el estado de ánimo (disforia, trastorno de 
apetito, sentimiento de culpa, pensamientos de muerte, ideas suicidas) y las 
alteraciones de la motivación (falta de interés, enlentecimiento psicomotor, disminución 
de energía y dificultades para concentrarse) sobre el nivel de funcionamiento de la 
memoria episódica y de la habilidad para beneficiarse de apoyo cognoscitivo en tareas 
de recuerdo libre. En este estudio consideraron una muestra de ancianos de 75 a 96 
años, con 7 a 18 años de educación. Observaron que los síntomas relacionados con la 
 
 
 34
motivación predijeron el desempeño en las pruebas de memoria; sin embargo, 
mencionan que los sujetos con más años de educación pueden usar alguna de las 
habilidades adquiridas para compensar las desventajas en su desempeño en relación 
con su motivación;el efecto de la sintomatología motivacional sobre la memoria se 
incrementa entre los que presentaron menos capacidad compensatoria. Con respecto al 
apoyo cognoscitivo, que consistió en el uso eficiente de mayor tiempo de estudio y en la 
codificación y organización de pruebas, encontraron que los sujetos más jóvenes y 
educados fueron los más exitosos. 
2.4 Aspectos Neuropsicológicos del envejecimiento 
 
Una de la hipótesis neuropsicológicas respecto a la reducción diferencial de las 
funciones cognoscitivas en el envejecimiento normal es la de Van Gorp y Mahler (1990), 
quienes enfatizan el efecto de las alteraciones fronto-subcorticales. Mencionan que los 
ganglios basales y sus conexiones con las estructuras corticales frontales pueden 
resultar afectados por el proceso de envejecimiento. Estas estructuras están 
particularmente involucradas en la velocidad de ejecución e iniciación de movimientos, 
funciones que están particularmente afectadas en el anciano. Estudios citados por los 
mismos autores refieren una gran similitud entre la ejecución de ancianos normales y 
pacientes con patología del lóbulo frontal. 
Un gran número de hallazgos indica que los procesos cognoscitivos sustentados por los 
lóbulos frontales y, más específicamente, por la corteza prefrontal, son los primeros en 
sufrir un deterioro con el incremento de la edad, en relación con aquellos llevados a 
cabo por otras regiones cerebrales (Daigneault et al., 1992, citados en West, 1996). Un 
estudio de este tipo es el de memoria de la fuente u origen de la información; en este 
estudio los adultos viejos tuvieron un desempeño equivalente al de los adultos jóvenes 
en una tarea de recuerdo; sin embargo, los viejos tuvieron mayor dificultad en recordar 
la fuente de información (Shacter et al., 1999 citados en West, 1996). Lo anterior 
proporciona evidencia del deterioro de la función frontal con mantenimiento, en este 
caso, de la función temporal. 
Otros estudios en relación con el envejecimiento normal, mencionan que ciertas 
habilidades cognoscitivas se reducen con la edad, mientras que otras permanecen 
 
 
 35
estables (Read, 1987). Dentro del primer grupo de funciones se encuentran las que se 
asocian con el funcionamiento del lóbulo frontal, particularmente del área prefrontal, 
tales como las funciones ejecutivas y la memoria de trabajo. Otra función que muestra 
deterioro es la memoria diferida, la cual se asocia al funcionamiento del hipocampo y de 
estructuras relacionadas (Golomb et al., 1993). 
 
 
 
 36
3. ELECTROENCEFALOGRAMA 
3.1 Definición 
 
El electroencefalograma (EEG) es el registro continuo de las fluctuaciones espontáneas 
de voltaje generadas por el cerebro (John et al., 1977) y se representa por una gráfica 
del voltaje en función del tiempo. Se puede definir también como el registro a través del 
cuero cabelludo de las diferencias de potencial eléctrico entre dos regiones cerebrales 
(Niedermeyer, 1999a). El electroencefalograma nos permite estudiar la conducta y el 
sistema nervioso sin intervención invasiva (Niedermeyer, 1999a). 
 
3.2 Bases Neurofisiológicas del EEG 
 
El EEG es generado por la actividad conjunta de millones de neuronas corticales 
influenciadas por la interrelación de la actividad entre regiones corticales y 
subcorticales. Para comprender las bases fisiológicas del EEG, éste debe analizarse a 
2 niveles: a nivel celular y a nivel de redes neuronales. A nivel celular, el sistema 
nervioso central (SNC) consta esencialmente de células nerviosas o neuronas y células 
gliales; las neuronas producen y conducen impulsos nerviosos mediante fenómenos 
químicos y eléctricos; de esta manera las neuronas se encuentran conectadas entre sí 
por una gran cantidad de puntos de unión llamados sinapsis, las cuales existen tanto en 
axón, en el cuerpo o soma, como en sus prolongaciones (dendritas). Estas células se 
interconectan a través de elaborados circuitos formando redes. Por medio de la sinapsis 
le llegan a la célula los impulsos que proceden de otras neuronas a través de sus 
“botones terminales”. Algunos de ellos tienen una acción excitatoria (acelerador), 
mientras que otros son inhibitorios (freno). 
El potencial de membrana de las células nerviosas es de entre –60 y –70 mV y está 
sujeto a fluctuaciones, dadas principalmente por la actividad sináptica. Estas 
fluctuaciones de los potenciales de membrana dan lugar a la generación de potenciales 
post-sinápticos excitatorios o inhibitorios (ESPP, IPSP) lo que contribuye en gran 
medida a la generación de los potenciales de campo extracelular, los cuales, junto con 
la actividad oscilatoria intrínseca que poseen algunas neuronas, pueden generar la 
actividad rítmica que conocemos como EEG. 
 
 
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La neocorteza está organizada como una larga sábana plegada de pocos milímetros de 
espesor. Cerca del 70% de las células en la neocorteza son neuronas piramidales 
cuyas dendritas apicales se extienden desde el soma hacia la superficie de la sábana. 
La diferencia de potencial de membrana entre distintos lugares de la misma neurona 
piramidal (por ejemplo, entre una dendrita apical y una basal) se puede representar 
matemáticamente como un dipolo; es decir, un vector en un espacio tridimensional que 
representa un flujo de corriente. 
Cuando las partes proximales de las dendritas apicales de las células son activadas, el 
flujo de corriente crea una configuración dipolar “fuente-sumidero” orientada 
perpendicularmente y en la dirección de la superficie cortical. Análogamente, si las 
partes distales de las dendritas son activadas, se genera un campo con la dirección 
opuesta. Se cree que el conjunto de cientos de miles de dipolos generados 
simultáneamente por estas células son la fuente primaria de los registros en el cuero 
cabelludo de la actividad electroencefalográfica (Kutas y Dale, 1997). 
El resultado final de un registro de EEG es la secuencia de oscilaciones de la diferencia 
de voltaje entre dos electrodos en función del tiempo; estas oscilaciones son producidas 
principalmente por los campos posinápticos que se generan en el cerebro (Fernández y 
González, 2001). 
Por lo tanto, a nivel celular, el EEG puede definirse como el registro de las oscilaciones 
de voltaje que reflejan las corrientes iónicas intra y extra neuronales, generadas por 
grandes conjuntos de neuronas con una distribución espacial específica; para que 
puedan contribuir al EEG, estas neuronas deben activarse sincrónicamente y 
pertenecer a una estructura de campo abierto1. 
Desde el punto de vista de las redes neuronales, las fluctuaciones de la actividad 
eléctrica observadas en los registros del EEG son en gran medida el resultado de la 
actividad neuronal entre el tálamo y la corteza. El tálamo es la estructura subcortical 
central que releva señales aferentes hacia el nivel cortical y recibe señales de las vías 
 
1 Según el modelo biofísico descrito por Kutas y Dale (1996), se define campo abierto como el conjunto neuronal con 
una configuración simétrica (no radial) en donde las neuronas se encuentran espacialmente alineadas. Debido a esta 
configuración, al activarse sincrónicamente pueden producir un campo electromagnético observable desde el 
exterior. 
 
 
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ascendentes y descendentes de múltiples áreas del cerebro. En general se acepta que 
la actividad rítmica de la corteza cerebral es el resultado de una compleja interrelación 
entre circuitos tálamo-corticales y circuitos córtico-corticales locales y globales 
(Thatcher et al., 1986). 
3.3 Colocación de electrodos y registro del EEG 
 
A lo largo de la historia del EEG ha habido un amplio número de técnicas de colocación 
de electrodos; sin embargo, fue necesaria la estandarización de alguna de ellas para 
que el registro de un mismo sujeto pudiera ser comparado a través del tiempo y para 
poder realizar comparacionesentre diferentes sujetos. Se conoce con el nombre de 
electrodo al dispositivo que conduce la actividad eléctrica del cuero cabelludo al aparato 
que registra esta actividad. Se trata de piezas de metal que en la mayoría de los casos 
se colocan con una pasta conductora sobre el cuero cabelludo y transmiten la actividad 
a través de un cable. Actualmente la tarea de colocar electrodos se facilita con el uso de 
gorras de látex que tienen incluidos estos electrodos. 
La colocación estándar recomendada actualmente en la clínica es el sistema 
internacional 10-20 (Jasper, 1957), este sistema determina la posición de 21 puntos en 
el cuero cabelludo: 5 en la línea media (Fpz, Fz, Cz, Pz, Oz), 8 en el hemisferio 
izquierdo (Fp1, F3, C3, P3, O1, F7, T3, T5) y 8 en el hemisferio derecho (Fpz, F4, C4, 
P4, O2, F8, T4, T6). La distancia entre estos puntos depende del tamaño de la cabeza, 
es decir, de la distancia que hay del nasion al inion y de la distancia que hay entre la 
parte superior de los tragus de ambas orejas (Figura 5). 
El nasion se encuentra situado en la raíz de la nariz es decir, en la unión de la nariz con 
la región frontal, a nivel de la línea media. El inion corresponde a la prominencia ósea, 
generalmente palpable, que se localiza en la parte posterior de la cabeza, en la línea 
media, un poco por arriba del inicio del cuello, llamada también protuberancia occipital. 
El tragus es la prominencia que forma el cartílago de la oreja, localizada delante del 
conducto auditivo externo; los puntos preauriculares, uno derecho y el otro izquierdo, 
están localizados en la parte superior de los tragus. (Figura 5). 
Según el Sistema Internacional 10-20, los puntos externos deben colocarse a una 
distancia del 10% de la corona determinada por las marcas anatómicas especificadas 
 
 
antes; por ejemplo: la distancia de T3 al tragus de la oreja izquierda debe ser el 10% de 
la distancia entre ambos tragus y la distancia de Oz al inion debe ser el 10% de la 
distancia que hay del inion al nasion. Por su parte, los puntos más internos se colocan a 
una distancia del 20% uno de otro; por ejemplo la distancia de Pz a Oz es el 20% de la 
distancia que hay entre el nasion y el inion. La principal ventaja del sistema 
internacional 10-20 es que, dado que los electrodos se colocan con base en 
proporciones de longitudes, las estructuras cerebrales que los subyacen son las 
mismas para todos los sujetos, independientemente del tamaño y de la forma de su 
cabeza. 
 
Figura 5. Sistema Internacional 10-20. Marcas anatómicas específicas. Se mide la 
distancia entre el nasion y el inion pasando por el vértex. El nasion se encuentra 
situado en la unión de la nariz con la región frontal, a nivel de la línea media. El 
inion, o protuberancia occipital se localiza en la parte posterior de la cabeza, en la 
línea media. El 10% de esta distancia sobre el nasion señala el punto Fp 
(Frontopolar de la línea media). El 10% de esta distancia sobre el inion señala el 
punto O (Occipital). (Tomado de Jasper 1957). 
 
Los registros más empleados en la electroencefalografía son el registro referencial 
(llamado antiguamente monopolar o unipolar) y el bipolar. Se llama registro referencial 
a aquel en el cual se miden las diferencias de potencial entre un punto activo del 
cerebro y un punto casi inactivo, que presenta variaciones constantes, conocido como 
referencia. El EEG obtenido de esta manera refleja la actividad eléctrica generada en la 
vecindad del electrodo activo. 
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El uso de un tipo u otro de registro depende del propósito que se persiga. En la clínica, 
es útil el registro bipolar ya que permite ver la actividad focalizada, pues frecuentemente 
el EEG se inspecciona visualmente con el objetivo de encontrar o descartar la presencia 
de actividad epileptiforme, producida por lesiones cerebrales como tumores, 
infecciones, enfermedades degenerativas y disturbios metabólicos que afectan al 
cerebro. Sin embargo, para estudios de sueño o de actividad cognoscitiva se utiliza 
generalmente el registro referencial. Cuando la actividad se registra por medio de un 
sistema digital se hacen registros referenciales ya que a partir de ellos se pueden crear 
los bipolares como una diferencia. 
Existe gran controversia en cuanto a cual referencia es mejor. Una referencia cerebral 
tiene la desventaja de que la actividad común entre ella y otra región cerebral se 
cancela. Entre las referencias no cerebrales se encuentran la nariz, el mentón, un 
mastoide, un lóbulo auricular, los dos mastoides cortocircuitados y los dos lóbulos 
auriculares cortocircuitados. Esta última es la que se practica en el laboratorio donde se 
realizó el proyecto, dado que fue la utilizada para hacer los registros que constituyen la 
base de datos normativa del EEG que se empleó (Valdés et al., 1990). Debe señalarse 
también que en este trabajo se registró el EEG en 19 derivaciones de las 21 descritas 
en el Sistema Internacional 10-20; esto también fue debido a que en la base de datos 
normativa esas 19 derivaciones fueron las consideradas. 
 
3.4 Ritmos Cerebrales 
 
Un ritmo es la aparición regular de variaciones eléctricas en el registro 
electroencefalográfico. En general se habla de un ritmo atendiendo a la frecuencia y 
morfología (forma) de las oscilaciones, su topografía y su reactividad. Un ritmo puede 
identificarse visualmente. 
 
Entre los ritmos cerebrales más estudiados se encuentran los que se muestran en la 
Figura 6 y se describen a continuación. Se enfatizarán en esta descripción las 
características del EEG normal de un individuo adulto joven: 
 
 
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Ritmo alfa (α).- Fue el primer ritmo electroencefalográfico descrito (Berger, 1969). Este 
ritmo es el más frecuente en el sujeto adulto en reposo y se caracteriza por oscilaciones 
en el intervalo de frecuencias de 8 a 13 Hz. No se observa en el niño hasta los 5 años; 
sin embargo, a los 10 años ya posee características muy similares a las que se 
observan en el adulto. Se presenta durante la vigilia, principalmente en las regiones 
posteriores de la cabeza, generalmente con un gradiente antero-posterior de mayor 
voltaje en las áreas occipitales. Su amplitud es variable pero por lo general se 
encuentra alrededor de los 50 μV en adultos. Se aprecia mejor cuando el sujeto tiene 
los ojos cerrados y bajo condiciones de relajación física e inactividad mental relativa. 
Presenta reactividad, es decir, se ve bloqueado o atenuado por la atención, en 
particular visual (apertura de ojos) y por la realización de tareas cognoscitivas. Otra 
característica del ritmo α es que va desapareciendo gradualmente desde que el sujeto 
entra en la fase 1 del sueño de ondas lentas. Este ritmo se caracteriza por tener una 
forma sinusoidal modulada en amplitud (Niedermeyer, 1999c); tiene una envolvente con 
forma de huso, por lo que se dice que es fusiforme. 
Ritmo beta (β).- Este ritmo fue descrito también por Berger (1969). Está caracterizado 
por presentar una frecuencia mayor a 13 Hz. Aunque originalmente no estaba limitado 
en el intervalo superior, recientemente se ha clasificado a β entre 13 y 30 Hz. La 
amplitud de este ritmo es variable pero rara vez excede los 30 μV. Su morfología es 
muy variada e irregular; es frecuente que se presente en las regiones centrales y 
frontales principalmente, aunque se puede encontrar también en regiones posteriores, 
por lo que su distribución topográfica es controvertida. Niedermeyer (1999a) propone la 
existencia de 4 tipos de ritmo β: frontal, central, posterior y difuso. 
Ritmo delta (δ).- Actualmente δ se refiere al ritmo con una frecuencia menor a 4 Hz y 
mayor a 1 Hz. Su amplitud varía entre 150 y 200 μV. Este ritmo se presenta durante los 
primeros años de la vida en el ser humano, sin embargo va desapareciendo con la 
maduración del sistema nervioso, presentándose en adultos solamente durante el 
sueño de ondas lentas (fases3 y 4). No se presenta en un adulto normal en vigilia. La 
morfología de δ puede ser monomorfa o polimorfa (Niedermeyer, 1999b). 
 
 
Ritmo theta (θ).- Presenta un rango de frecuencias de 4 a 7 Hz. Se presenta 
normalmente durante la infancia; en niños durante vigilia es reactivo a la apertura de 
ojos, por lo que se ha sugerido que pudiera ser un precursor del alfa. También se 
presenta en las fases 1 y 2 del sueño de ondas lentas. No debe observarse en un 
adulto normal en vigilia (Niedermeyer, 1999a; 1999b). 
Además de estos cuatro ritmos electroencefalográficos, que atañen a la presente tesis, 
existen otros ritmos, como por ejemplo el ritmo Mu o ritmo sensoriomotor, el ritmo 
Gamma, etc. 
 
Figura 6. Ritmos electroencefalográficos. La segunda línea muestra: 
alfa, las demás líneas muestran algo de theta mezclado con alfa y delta 
en la última señal. Puede verse como la señal se modifica dependiendo 
del estado de vigilia. (Tomado de Niedermeyer 1999a) 
 
Los métodos de evaluación del EEG se pueden clasificar básicamente en dos tipos: la 
interpretación visual y el análisis cuantitativo. 
 
3.5 La interpretación visual 
 
En este tipo de evaluación se procesa una gran variedad de parámetros del EEG, sin 
embargo, la evaluación final consiste en un simple informe de normalidad o anormalidad 
del EEG con una breve descripción de la actividad de base y, en caso de existir, de las 
características anormales de las ondas. Así, la evaluación visual involucra una gran 
reducción de los datos (Matousek y Petersén 1973). 
 42
 
 
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En la interpretación visual, los factores que se evalúan de acuerdo a Kellaway y 
Petersén (1973) incluyen frecuencia, voltaje o amplitud, forma de onda y sus 
peculiaridades, topografía de los rasgos particulares observados, sincronía 
interhemisférica, reactividad, carácter de ocurrencia de las ondas, regulaciones de la 
frecuencia de voltaje, así como las relaciones entre estos parámetros. 
La interpretación visual del EEG proporciona, por lo tanto, una información cualitativa 
sobre la actividad eléctrica cerebral. Sin embargo, la utilidad clínica de este método 
depende en gran parte de la experiencia del técnico o profesionista que hace la 
evaluación visual, misma que a su vez requiere de mucho tiempo. El ojo entrenado del 
electroencefalografista le permite reconocer cualquier descarga de forma característica 
o anormalidad focal, lo cual constituye quizá una de las principales ventajas de la 
evaluación visual sobre el análisis automático cuantitativo (Corbin et al., 1995). La 
interpretación visual del EEG es una herramienta que puede ser usada para confirmar 
desórdenes clínicos (Cantor, 1999), principalmente las epilepsias, para las cuales es el 
método de elección. 
 
3.6 Medidas del Electroencefalograma cuantitativo 
 
La incursión en el campo del EEG cuantitativo ha sido de gran utilidad para el estudio 
de la actividad eléctrica cerebral en sus dos niveles: la integridad anatómica y funcional 
del sistema nervioso y la actividad cognoscitiva. 
 Debido a la complejidad inherente al EEG, deben ser empleados métodos de análisis 
de series de tiempo para poder trabajar con medidas cuantitativas. El análisis espectral 
de potencias es un método muy poderoso de cuantificación de series de tiempo. En 
general, todos los análisis espectrales descomponen una forma de onda compleja en 
una suma lineal de componentes de onda más elementales. En el caso particular del 
análisis de Fourier, las ondas elementales son de tipo sinusoidal y cosinusoidal, las 
cuales, por poseer la importante propiedad matemática de ortonormalidad, son 
independientes y permiten que se ejecute el análisis lineal de una manera eficiente 
mediante simples cambios del dominio del tiempo al dominio de las frecuencias 
(Thatcher, 1998). 
 
 
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La verosimilitud del análisis cuantitativo depende en gran medida de la edición del EEG; 
es decir, de la selección de los segmentos de EEG, representativos y libres de 
artefactos, a los que se les aplicará el análisis cuantitativo. Por lo tanto, al igual que en 
la interpretación visual, es importante que el profesionista que realice la edición cuente 
con gran experiencia. En este trabajo se tomaron 24 segmentos de 2.56 s cada uno, lo 
que representa un total de 61.44 s. 
Como cada uno de los segmentos es de 2.56 s, su inverso (el componente fundamental 
de frecuencia) es de 0.39 Hz. Mediante la Transformada Rápida de Fourier 
(implementada en el equipo de registro, edición y análisis MEDICID-IV) para cada 
segmento se obtiene, tanto para la frecuencia fundamental de muestreo (0.39 Hz) como 
para cada uno de sus armónicos (0.78, 1.17, 1.56,…, 18.72), un grupo de funciones 
(senx+cosx) tales que la suma de todas ellas den como resultado el segmento de EEG 
seleccionado. En cada función (senx+cosx) pueden distinguirse su amplitud (α) y su 
fase (φ), como se muestra en la figura 7. 
Para construir el espectro de frecuencias de ese segmento, a cada frecuencia se le 
asigna el valor de la amplitud elevada al cuadrado, lo cual se conoce como la potencia. 
Una vez que se ha realizado este procedimiento para todos los segmentos 
seleccionados, se le asigna a cada valor de frecuencia el promedio de las potencias a lo 
largo de todos los segmentos, obteniéndose el espectro de potencias del EEG, que no 
es más que la gráfica de la potencia en función de la frecuencia (Valdés et al., 1990) 
(Figura 8). 
En el espectro de frecuencias se distinguen clásicamente 4 bandas: Delta (δ; 1.5-3.5 
Hz), Theta (θ; 4 – 7.5 Hz), Alfa (α; 8-12.5 Hz) y Beta (β; 13 – 19 Hz) (Harmony et al., 
1999) (Figura 9). En este caso los intervalos en los que han sido definidas las bandas 
corresponden a los mismos que fueron considerados en la base normativa de Valdés et 
al. (1990). 
En el análisis de banda ancha, se define la Potencia Absoluta (PA) en una banda como 
el área comprendida entre la curva de la potencia y el eje de las X en el intervalo de 
frecuencias de la banda en cuestión. 
 
 
 
Llamemos PT5(f) al espectro de potencias de la derivación T5 (lo denotamos así para 
resaltar que la potencia es función de la frecuencia) y recordemos que la banda está 
definida en el intervalo (4-7.5 Hz), entonces, de una manera intuitiva, la PA θ en la 
derivación T5 podría entenderse como: 
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La Potencia Relativa (PR) en una banda es una medida porcentual y está definida como 
la PA en una banda de frecuencias dividida entre la PA total (PA total es el área bajo la 
curva en todo el rango de frecuencias). En otras palabras, la PR en una banda dada es 
la proporción de PA en esa banda respecto a la PA total. De modo que la PR θ en la 
derivación T5 puede expresarse como: 
 
PRθT5 = PA θ T5 
 PA δ T5 + PA θ T5 + PA α T5 + PA β T5 
 
La frecuencia media (FM) en una banda es la frecuencia tal que la PA del intervalo 
anterior y la PA del intervalo posterior a ella son iguales. Supongamos que la PA en el 
intervalo [4-6.5] es igual a la PA en el intervalo [6.5-7.5], entonces 6.5 es la FM θ en la 
derivación en cuestión. 
Debido a que la edad es un factor que afecta los valores de potencia del EEG en 
reposo (Matousek y Petersén, 1973; John et al., 1983), es útil trabajar con la 
transformación Ζ de la PA o de la PR para eliminar el efecto de la edad. Para ello se 
puede utilizar la base de datos normativa del EEG de Valdés et al. (1990), la cual 
incluye los valores de los parámetros electroencefalográficos en las edades de 6 a 90 
años. 
La transformación Ζ se expresa como: 
 
 
PPA T 
5 ,7 
∫4 5 =θ P PA )(
5 ,7 
∫= f dfT5Tθ 5 4 
σμ /)( −= xZ σμ /)( −= xZ
 
 
donde “x” es el valor de la PA del sujeto y µ y σ son la media y la desviación estándar, 
respectivamente, de la PA de los sujetos de las normas que tienen la misma edad del 
sujeto evaluado. 
 
Figura 7. Representación heurística

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