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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Facultad de Medicina Departamento de Estudios de Posgrado Departamento de Salud Mental “PERFIL CLINICO Y COGNITIVO DE PACIENTES CON TRASTONO LIMITE DE LA PERSONALIDAD QUE ACUDEN AL HOSPITAL PSIQUIATRICO “FRAY BERNADINO ALVAREZ” T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: ESPECIALIDAD EN MEDICINA (PSIQUIATRIA) P R E S E N T A : DANIEL LUCATERO MORA ASESORES: DRA. SILVIA ARACELI TAFOYA RAMOS DRA. CLAUDIA FOULLIOUX MORALES CIUDAD UNIVERSITARIA 2009 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 1 CONTENIDO INTRODUCCION .......................................................................................... 2 MARCO TEORICO ....................................................................................... 2 JUSTIFICACION ......................................................................................... 21 OBJETIVOS………………………………………………………………………21 HIPOTESIS ................................................................................................. 21 MATERIAL Y METODO .............................................................................. 22 RESULTADOS ........................................................................................... 29 DISCUSION ................................................................................................ 34 CONCLUSIONES ....................................................................................... 35 REFERENCIAS .......................................................................................... 38 2 INTRODUCCION MARCO TEORICO Para empezar a hablar de los Trastornos de personalidad (TP) se debe primero definir qué es la personalidad. La personalidad es un constructo multifactorial dinámico con un componente biológico y un componente ambiental interrelacionados. Es decir, la personalidad consta de una parte heredada o genética (el temperamento) y otra social y ambiental (el carácter). Posee características tan opuestas como ser individual (idiosincrásica a la persona) y social (aprende del entorno y el entorno de ella), estable durante la existencia del individuo pero a la vez facilitando la adaptación de éste al entorno (1). Es lógico suponer que la alteración de cualquiera de estos componentes puede dar lugar a un TP; y en el caso del Trastorno límite de la personalidad (TLP) la vulnerabilidad biológica, las experiencias psicológicas traumáticas y un contexto social inadecuado pueden dar lugar a dicho trastorno. Pero esto no siempre es así y aunque se den factores considerados necesarios para desarrollar un TP también existen factores protectores. Así, si un individuo posee vulnerabilidad biológica pero su entorno familiar es adecuado y no presenta experiencias traumáticas psicológicas puede no llegar a presentar un TP (1). El concepto de “límite” abarca clínica de casi cualquier patología psiquiátrica incluyendo la esfera psicótica, la esfera afectiva, desorganización grave de la personalidad, la esfera de los trastornos impulsivos y finalmente se ha relacionado con el estrés postraumático (1). Perspectiva Histórica del Trastorno de la Personalidad Limité La personalidad borderline o límite es probablemente uno de los constructos más heterogéneos, con mayor co-morbilidad y de más difícil diagnóstico diferencial de la psiquiatría clínica contemporánea (2). 3 El término estados límite (borderline) de la locura fue introducido en 1884 por Hughes quien se refería a estos pacientes como “personas que pasaron toda su vida a uno u otro lado de la línea”. Pero es Stern , en 1938, el que describió estos estados limítrofes entre la psicosis y la neurosis definiendo un patrón clínico diferente para su diagnóstico, en dicho patrón incluyó las siguientes características: sensibilidad extrema a los estímulos interpersonales que genera una “hemorragia mental” entendida como una intolerable vivencia de dolor subjetivo producida por mecanismos proyectivos en sujetos con excesivo celo narcisístico y sentimientos de minusvalía acompañados de intensas crisis de ansiedad pudiendo llegar a afectarse el criterio de realidad. A partir de esta descripción clínica diferentes autores se refieren a estos estados, Zilgboorg, en 1941, utilizó el término “esquizofrenia ambulatoria”, Helen Deutsch, en 1942, describió suerte de seudoestructuración del sujeto que denominó “personalidad como sí”, Hoch y Polatin, en 1949, hablan de “esquizofrenia pseudoneurótica”, Guex, en 1950 de la “neurosis de abandono” y Knight en 1953 de estados borderline (3). Pero la definición contemporánea de esta modalidad de personalidad comenzó, a partir de 1967, con los trabajos pioneros de Grinker y Kernberg, para luego agregarse los de Gunderson y Masterson, en 1978. Grinker define un “síndrome borderline” que presenta las siguientes características: inestabilidad yoica, tendencia a depresiones recurrentes sin sentimientos de culpa y con evolución disfórica, trastorno adhesivo en las relaciones objetales e ira, como entendimiento predominante. Propuso también cuatro subgrupos: I, en la frontera con la psicosis, II, síndrome fronterizo central, III, personalidades “como sí”, y IV, situados en la frontera con la neurosis. Kernberg, también en 1967, delimitó a estos pacientes como “desórdenes fronterizos”, con las siguientes particularidades clínicas: alteración en las relaciones objetales, tendencia al proceso primario, inestabilidad yoica, omnipotencia y ansiedad difusa. Gunderson, en 1978, describió cinco áreas de afectación en los pacientes borderline: adaptación social, voliciones e impulsos, afectos, síntomas psicóticos y tipos de relaciones interpersonales. Posteriormente Masterson propuso una teoría evolutiva de los trastornos borderline 4 a partir de una fijación del desarrollo en la etapa de separación-individuación, siguiendo los lineamientos teóricos de Margaret Mahler (3). Finalmente Kernberg, en 1975, propuso una “estructura borderline de personalidad”, en la cual respeta el síndrome clínico antes descrito pero sostiene una diferenciación epistemológica de esta estructura respecto de la psicosis y de la neurosis, en el sentido de que la organización borderline de la personalidad no sería una transición hacia otras patologías sino que es una estructura estable que se presenta clínicamente con una polisintomatología que se solapa, según los subgrupos involucrados, tanto con las neurosis como con las psicosis. En el nivel estructural las características distintivas serían; infiltración de aspectos pregenitales en los genitales, viraje hacia el proceso primario en el pensamiento, operaciones defensivas primitivas (escisión, idealización, omnipotencia, devaluación, negación proyección e identificación proyectiva), manifestaciones de debilidad yoica e imágenes contradictorias de sí mismo llegando a fenómenos graves de despersonalización. En Francia una línea particular de desarrollo cobró importancia a partir delos trabajos de Jean Bergeret sobre los états limites (3). A lo largo de los años se han propuesto múltiples enfoques del constructo clínico que se propone para delimitar la noción del trastorno borderline. Una clara explicación de las posiciones de los diversos autores que lo vincularon con los trastornos afectivos (Akiskal, Stone), del espectro impulsivo (Zanarini) o esquizofrénico, o lo aislaron como una organización estructural de la personalidad (Kernberg), fue realizada en nuestro medio por Koldobsky, quien trazó un detallado recorrido histórico y una descripción clínica precisa del estado actual del mismo (4). El DSM III fue la primera nosografía que incluyó el trastorno borderline como categoría particular. Los rasgos principales que se indicaron para definir su diagnóstico en esa clasificación fueron: inestabilidad emocional, labilidad afectiva, impulsividad, amenazas de suicidio y trastornos de la identidad. En la revisión de 1987 esos criterios, que Guelfi considera poco específicos y demasiado inclusivos, no fueron modificados, como tampoco en las demás versiones: DSM IV y DSM IV TR. El intento de renovar la clasificación de los Trastornos de la Personalidad en el 5 DSM-V terminó en un sonoro fracaso (5). Las características de personalidad no se organizan realmente en las diez entidades diagnósticas propuestas en el DSM. El mismo Trastorno de la Personalidad Límite es una amalgama de rasgos que no se relacionan especialmente entre sí —inestabilidad afectiva, impulsividad, vinculación insegura, psicosis transitoria— y que son comunes a otros trastornos, como la impulsividad en el antisocial o la vinculación insegura en histriónicos o dependientes. El resultado son frecuentes solapamientos y diagnósticos múltiples que obstaculizan el avance del conocimiento sobre los trastornos de la personalidad (6). Diagnóstico En 1980 el Trastorno límite de la personalidad paso a formar parte del DSM- IV con los siguientes criterios de diagnóstico (7). Un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la afectividad, y una notable impulsividad, que comienza al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo indican 5 o más de los siguientes puntos: • Esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginario. • Un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y devaluación. • Alteración de la identidad: autoimagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente inestable. • Impulsividad en al menos dos áreas, que es potencialmente dañina para sí mismo ( p. ej., gastos, sexo, abuso de substancias, conducción temeraria, atracones de comida). • Comportamientos o amenazas suicidas recurrentes o comportamientos de automutilación. • Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad de estado de animo (p. ej., episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar unas horas y rara vez unos días). • Sentimientos crónicos de vacío. 6 • Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (p. ej., muestras frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes) • Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves.( 6) Los sujetos con un trastorno límite de la personalidad realizan frenéticos esfuerzos para evitar un abandono real o imaginado. La percepción de una inminente separación o rechazo o la pérdida de la estructura externa, pueden ocasionar cambios profundos en la autoimagen, afectividad, cognición y comportamiento. Estos sujetos son muy sensibles a las circunstancias ambientales, experimentan intensos temores a ser abandonados y una ira inapropiada incluso ante una separación que en realidad es por un tiempo limitado o cuando se producen cambios inevitables en los planes (8). El hecho de que se deben cumplir 5 de los 9 criterios de acuerdo al DSM, implica una gran heterogeneidad en su diagnóstico, ya que se da lugar a más de 100 variantes clínicas diferentes, lo que afecta a la homogeneidad de la presentación clínica y en consecuencia a la de la muestra como se ha observado en diversos estudios realizados. Teniendo en cuenta estos factores, se puede comprender que los estudios obtengan resultados contradictorios por 3 razones: a) la categoría TLP es heterogénea; b) tiene alta comorbilidad con otras afecciones graves; y c) las consecuencias sociales de esta afección constituyen un riesgo más asociado. A estas dificultades se suma el hecho de que los criterios DSM para TLP no capturan todos los componentes de la personalidad (9). Prevalencia Se estima que alrededor del 2-3% de la población satisface los criterios diagnósticos para el trastorno límite de la personalidad. Swartz y colaboradores (1990) encontraron en América del Norte que el 1.8% de las personas entre 19-55 años cumplieron con los criterios para el trastorno límite de la personalidad. Se estima que alrededor del 0.5% de aquellos que satisfacen los criterios de diagnóstico (uno de cada 10,000 personas) experimentarán las dificultades más 7 severas. Esas son las personas que son bien conocidas por los servicios públicos de salud mental, debido a su asistencia frecuente en múltiples ámbitos de tratamiento y que presentan para los servicios públicos un desafío. (10) (11) Los individuos que caen en esta categoría de diagnóstico son aproximadamente la mitad de los pacientes con trastornos de personalidad que se observan en el ámbito clínico. El TLP se diagnostica en el 11% de los pacientes psiquiátricos ambulatorios y el 19% de los pacientes psiquiátricos hospitalizados. Estos pacientes a menudo tienen una historia de abuso sexual y/o físico, o han sufrido pérdidas significativas tempranas (11) (12) (13). En el ámbito clínico, 40-76% de los adultos TLP sufrieron abuso sexual en la infancia, y 25-73% abuso físico (14). Este trastorno es cinco veces más frecuente en los familiares de primer grado de personas afectadas (13). El TLP es tres veces más frecuente en mujeres, con una mayor prevalencia cuando se asocian un entorno urbano y un bajo nivel socioeconómico (1) . En México se ha encontrado una prevalencia de 2.0% en las mujeres y de 1.7% en los hombres entre la población general (15). Curso Hay una considerable variedad en el curso de este trastorno. El patrón más habitual es una inestabilidad crónica en el principio de la edad adulta, con episodios de grave descontrol afectivo e impulsivo. El deterioro causado por el trastorno y el riesgo de suicidio son mayores en los primeros años de la edad adulta y van desapareciendo gradualmente con la edad. Durante la cuarta a quinta década de la vida los sujetos con este trastorno logran una mayor estabilidad en sus relaciones y en su actividad profesional (7). Patrón Familiar El trastorno límite de la personalidad es unas 5 veces más frecuente en los familiares de primer grado de quienes tienen el trastorno que en la población general. También un riesgo familiar aumentado para los trastornos relacionados con 8 substancias, el trastorno antisocial de la personalidad y los trastornos del estado de ánimo. Etiología Se cree que los factores etiológicos del trastorno pueden ser los niveles bajos de serotonina en el SNC (16), la falta de apego temprano por maltrato infantil (17) (18) y los trastornos en el proceso de separación-individuación. Es importante señalar que entre los antecedentes infantiles del TLP se ha reportado abuso sexual en proporciones que van del 26 al 71% (19). Hay una serie de factores relacionados con el trastorno límite de la personalidad. Zanarini y colaboradores (20) documentó 59% de pacientes que reportan de forma retrospectiva el abuso físico infantil, 92% negligencia en la infancia y 29% separación prolongadaen la infancia. Existen historias retrospectivas de abuso sexual son reportadas en aproximadamente un 70% de los pacientes (10). La Neurofisiología de las personas que cumplen los criterios diagnósticos para el TLP, se caracteriza por una menor actividad de serotonina (21) (22). La reducción de la actividad de serotonina se ha relacionado con la impulsividad, irritabilidad, ira, estado de ánimo bajo y el suicidio (21) (23). Es posible que las personas con TLP presenten una desregulación del sistema noradrenérgico al estrés, lo cual podría estar relacionado con el aumento de la excitación, la ansiedad, la irritabilidad y la ira. Algunos estudios han encontrado una mayor incidencia en trauma cerebral, TDAH en la infancia, deterioro neurocognitivo y discapacidad de aprendizaje (24) (25) (26) (27). Hay fuertes indicios de correlación con el temperamento, que se caracterizan por dolor emocional, impulsividad y regulación limitada del afecto (28). Se propone que la genética influye significativamente en la personalidad y que los factores ambientales (tales como traumas) también tienen un impacto sobre la neurofisiología (28,29,30,23,20). No se ha demostrado claramente que cantidad de características neurofisiológicas están relacionados con la fisiología innata y que tanto es consecuencia de un trauma emocional. En estudios neuropsicológicos realizados en México (Instituto Mexicano de Psiquiatría) a pacientes con componentes obsesivos, han aportado que en este tipo de 9 pacientes existe un compromiso en el funcionamiento del sector fronto-temporal del hemisferio cerebral derecho, sin embargo en el TLP no se han realizado aún. Todas las escuelas teóricas coinciden importancia etiológica del abuso en la infancia, la negligencia e invalidez en TLP. Todas las escuelas son concientes de los factores neurofisiológicos, no obstante, no están de acuerdo en su importancia relativa en la etiológica. Es plausible que las personas con una alta predisposición genética pueden requerir menos traumas del medio ambiente, para cumplir con los criterios de diagnóstico del TLP y las personas que sufran traumatismos graves del medio ambiente de forma repetitiva, podrían cumplir con los criterios con poca o ninguna predisposición genética. Es probable que hay efectos sinérgicos entre los factores genéticos y ambientales (29,31). En estudios neuropsicológicos realizados en México (Instituto Mexicano de Psiquiatría) a pacientes con componentes obsesivos, han aportado que en este tipo de pacientes existe un compromiso en el funcionamiento del sector fronto-temporal del hemisferio cerebral derecho, sin embargo en el trastorno limítrofe de la personalidad no se han realizado aún. Hallazgos Psicobiológicos Los estudios psicobiológicos en TLP son muy escasos, y han servido sobre todo para darle fuerza a algunas indicaciones de tratamiento psicofarmacológico. Para el TLP, los dominios psicobiológicos clave incluyen agresión impulsiva, asociada con una actividad serotoninérgica reducida en el cerebro y la inestabilidad afectiva, asociado con el aumento de la capacidad de respuesta de los sistemas colinérgicos (32). Sydney reporto que el 38% de los pacientes con TLP como diagnóstico único, presentaban alteraciones sutiles en el electroencefalograma (principalmente actividad lenta) y sugiere que esto puede deberse a una “inmadurez” del sistema nervioso central, lo que a su vez se reflejaría en la impulsividad que caracteriza a muchos de ellos (33). En pacientes con TLP y depresión, Carrol encontró alterada la prueba de supresión de la dexametasona en el 62% de los casos, pero Soloff la 10 encontró normal en 16 de 19 casos (14 con depresión asociada) mientras que en la serie de Baxter, la mayoría de los pacientes con TLP y depresión tuvieron una prueba anormal. Beeber uso la misma prueba y encontró 6 falsos positivos en 29 casos y sugiere que esta pueda enmascarar la melancolía en muchos de estos pacientes (34). Otros hallazgos neuroendócrinos han sido: una respuesta aplanada a la tirotropina (TSH) a la estimulación con la hormona liberadora de la tirotropina (TRH) en 7 de 15 pacientes con TLP, de los cuales 12 tenían depresión, y alteraciones en el registro del sueño tales como latencia MOR acortada y la actividad MOR aumentada (35). Finalmente Grotstein considera que los pacientes con TLP pueden tener una alteración afectivo-cognitiva, como la que presentan los pacientes con cerebro escindido por comisurotomía. Este mismo autor sugiere que el TLP es, a la vez, un estado (estate) y un rango (trait), pero su hipótesis aún no tiene apoyo experimental (36). En los últimos años, ha habido una creciente cantidad de investigaciones sobre los sustratos neurales que subyacen el TLP (32). Los resultados incluyen: • Alteraciones neuroquímicas que involucran los sistemas serotoninérgicos y noradrenérgicos • Cambios morfométricos en corteza temporal medial asociados con trauma temprano • Alteración de las respuestas neuronales a un desafío serotoninérgico en el cortex prefrontal (37) • Actividad neuronal alterada en el complejo amígdala, después de la presentación de los estímulos emocionales. Dentro de este contexto, la investigación neuropsicológica ofrece dos beneficios complementarios: una mejor caracterización de los déficits cognitivos y emocionales asociados con el diagnóstico (o constelaciones de rasgos asociados con TLP), y un método de hipótesis de refinación en relación con los tipos de mecanismos psicológicos que median entre el cerebro, la disfunción de la enfermedad y su presentación clínica (38). 11 Hay una cierta, aunque esporádica, evidencia de que los individuos diagnosticados con TLP exhiben una gama relativamente amplia de alteraciones neuropsicológicas. Las áreas de deterioro neuropsicológico que se han asociado con el trastorno límite de la personalidad son: La función atencional, La memoria verbal y visual, La construcción visoespacial, El procesamiento emocional y La toma de decisiones riesgosas. Mientras que los primeros estudios neuroconductuales del TLP parecían demostrar una relación entre la disfunción cerebral adquirida o de desarrollo y la psicopatología de trastorno límite (39,26,40), dichas investigaciones neuropsicológicas no presentan un cuadro persistente de perturbación neurocognitiva. O'Leary et al. (27) fue de los primeros en utilizar un enfoque más metodológicamente adecuado para examinar la neurocognición del TLP, revelando deficiencias en distintos participantes con respecto a los controles sobre todo en tareas que evalúan la memoria, así como los procesos de discriminación visual y filtrado. Muchas de las investigaciones neuropsicológicas sobre TLP recientes han usado baterías neuropsicológicas más completas y que parecen identificar alteraciones cognitivas más específicas. Se han comparado pacientes TLP con controles sanos en diferentes dominios cognitivos obteniéndose que los pacientes TLP puntuaron peor en pruebas de habilidades visoespaciales, velocidad de procesamiento y pruebas de memoria no verbal, mientras que no se hallaron diferencias significativas en pruebas de atención y memoria verbal (41). Otro estudio demostró que los pacientes puntuaban más pobremente en las pruebas que valoran planificación y toma de decisiones, pero no encontró diferencias en pruebas de memoria visual, incluyendo el reconocimiento visual (42). En un estudio de Anthony C. Ruocco. (2005), los resultados revelaron diferencias significativas entre TLP y el grupo control en múltiples dominios neuropsicológicos (atención, flexibilidad cognitiva, aprendizaje, memoria, planificación, velocidad de procesamiento y habilidades visoespaciales). Según este autor los datos obtenidos son compatibles con los obtenidos en otro estudio y 12 muestran correlaciones significativas entre medidasneuropsicológicas de la función del lóbulo frontal y la sintomatología TLP en una muestra de jóvenes adultos normales (43) y una muestra de daño cerebral (44). Los pacientes con TLP presentan dificultades para el control de impulsos, sobre todo en un contexto estresante. Diversos estudios con técnicas de neuroimagen funcional en pacientes con TLP, han demostrado la implicación de la corteza prefrontal y, más específicamente, de las regiones orbitofrontales, en las respuestas impulsivas y agresivas que caracterizan la conducta de estos pacientes13. Entre los resultados obtenidos se observó una disminución de la actividad en regiones prefrontales, especialmente en las regiones orbitofrontales (áreas 9, 10 y 11 de Brodman) en comparación con un grupo control. Además, se encontró una relación negativa entre la disminución del metabolismo o actividad prefrontal y las puntuaciones obtenidas por los pacientes en las escalas que valoran impulsividad y agresividad. Se han descrito también alteraciones estructurales que afectan principalmente a las regiones frontales y límbicas14. Arza y colaboradores (2009) encontraron que los pacientes con TLP presentan anomalías en el funcionamiento neuropsicológico que afectan a varias funciones complejas superiores. Estas disfunciones afectan al manejo de la información y a la programación de las conductas y tienen sin duda algo que ver con las manifestaciones clínicas y sintomáticas del trastorno (45). El origen de estas alteraciones está indeterminado por el momento. En este sentido, un aspecto importante a tener en cuenta en el TLP es el neurodesarrollo. Estudios del desarrollo en niños con rasgos borderline resaltan la importancia del uso de datos neuropsicológicos. Descripciones tempranas sobre el TLP en niños, están repletas de referencias a problemas cognitivos y de la maduración cerebral. Se valora la posibilidad de que los pacientes con TLP hayan sufrido retrasos madurativos del desarrollo cerebral, dificultades de aprendizaje y trastornos por déficit de atención e hiperactividad en la infancia que estén influyendo significativamente en el desarrollo del trastorno (26). Por ejemplo, se observó que el retraso en la maduración cortical en el TDAH es más prominente en la corteza prefrontal lateral, particularmente en 13 la región prefrontal dorsolateral superior. Estos hallazgos se correlacionan con los estudios llevados a cabo en pacientes con TLP y en los que pruebas de neuroimagen reflejan un significante hipometabolismo en regiones frontales y prefrontales (46). De la misma forma, el estudio de las alteraciones cognitivas en estos pacientes ha mostrado una disfunción cerebral en regiones prefrontales dorsolaterales y orbitarias (42). La corteza prefrontal se caracteriza por ser la última estructura del cerebro en completar su maduración; sus procesos madurativos se extienden por un tiempo prolongado que abarca la infancia y la adolescencia, e incluyen la creación y mielinización de los circuitos neurales así como el incremento en la densidad sináptica de las regiones prefrontales. Se ha establecido un paralelismo entre el tiempo prolongado en el que se advierten dichos procesos madurativos y el desarrollo de las funciones ejecutivas. Teniendo en cuenta todo esto, además de que su desarrollo está modulado por la adquisición previa de otras habilidades cognitivas con las que mantiene una estrecha relación, como la atención y la memoria, la lentitud en su desarrollo, así como la amplia distribución de los circuitos que las sustentan, hace que las funciones ejecutivas resulten especialmente frágiles durante la infancia y la adolescencia. El estudio del desarrollo de estas funciones desde edades tempranas permite, no sólo comprender las características de este proceso, sino que también facilita la detección y prevención de alteraciones comunes en los trastornos del neurodesarrollo (45). Aspectos Generales sobre la inteligencia La inteligencia, tal como la concibe hoy en día la psicología científica, es una función psíquica que en sí misma es inobservable, aunque puede deducirse a través del comportamiento y la forma de actuar de la persona (conducta inteligente) y, a diferencia del resto de las funciones psíquicas, es medible. Se puede definir como la capacidad de comprender, recordar, integrar y utilizar de manera conveniente lo ya aprendido, con la finalidad de resolver nuevas situaciones planteadas (47). Desde el punto de vista neurofisiológico, la inteligencia se basa en las estructuras neurológicas cerebrales del individuo, de tal forma que el nivel intelectivo se 14 relacionaría con la abundancia y la complejidad de las conexiones neuronales, que dependen a su vez de un potencial genético y cuyo desarrollo estaría condicionado por los estímulos ambientales. Esto da lugar a que una parte de la inteligencia sea de base genética y otra parte sea adquirida (48). La característica principal de la inteligencia es que puede medirse (estudio psicométrico). Es tal la importancia de dicha cualidad que autores como Boring (1950) definen la inteligencia como aquello que miden los test mentales. Cattell (1971), basándose igualmente en la posibilidad de poder medir la inteligencia, distingue entre inteligencia fluida, que es una inteligencia nativa, del grupo social al que se pertenece, y que puede medirse mediante test de información cultural, e inteligencia cristalizada, que resulta de la anterior por la educación y que se mide con test de inteligencia propiamente dichos. Basándose en la psicometría, el análisis factorial (conjunto de procedimientos matemáticos-estadísticos para el estudio de la conducta humana con el objeto de transformar la gran cantidad de variables que tiene en un menor número de categorías o factores totalmente independientes) pretende hallar los factores fundamentales de la inteligencia que son independientes entre sí, es decir, que no están correlacionados (48). La correlación es la concomitancia que se observa entre dos o más variables; existe correlación entre aquéllas cuando a medida que varía una lo hace la otra. De esta forma, cuando se aplican varios test a un grupo de personas, si las primeras en uno lo son también en los restantes, se dice que hay una correlación entre los test y las aptitudes que miden, y cuando la correlación es muy alta, se considera que existe una unidad funcional entre las aptitudes estudiadas. En este sentido, el análisis factorial pretende determinar si la inteligencia es una sola facultad o un conjunto de facultades, y en tal caso, determinar si éstas se manifiestan en una sola unidad funcional. La psicometría persigue aplicar la medición matemática a los aspectos observables de la inteligencia, para lo que requiere el uso de reactivos que pongan en marcha una conducta inteligente y evalúe los resultados. Los reactivos para desencadenar la conducta inteligente son los tests. En términos generales, un 15 test mental es un reactivo que, aplicado a un sujeto en condiciones normales, proporciona una prueba o un testimonio de su aptitud mental. Se dice que está bien diseñado cuando es fiable (mantiene la constancia de sus medidas), válido (mide la aptitud para lo que está diseñado y no otra), homogéneo (cuando todos sus elementos miden la misma función) y sensible (cuando posee gran poder diferenciador entre la población a la que está destinado; cuanto más sensible, más discriminativo). La evaluación de los resultados se lleva a cabo con las denominadas escalas de medidas. En la actualidad aún no existe evidencia de que el TLP este relacionado con el coeficiente intelectual (CI) de los pacientes. O´Leary y colaboradores (1991) encontraron que no había diferencias significativas en la escala completa de CI del WAIS-R (1981) entre un grupo de 16 pacientes con el TLP y un grupo control sin diagnosticopsiquiátrico: Por su parte Piñeiro Barrera y colaboradores tampoco en encontraron diferencias significativas entre las pacientes con TLP y el grupo control en el Coeficiente Intelectual, aunque sí una tendencia de puntaciones más altas en el grupo control. (49,50) Intervenciones terapéuticas Muchos autores señalan que el tratamiento es complicado debido en buena medida, a que la relación médico-paciente se contamina con la manipulación del enfermo, con las esperanzas mágicas de curación, la dependencia patológica y frecuentes deserciones. En la actualidad no existe un tratamiento de elección que haya probado su eficacia en todos los casos. El tratamiento del paciente con TLP puede abordarse de diversas maneras pero en general los pacientes con sintomatología poco intensa y/o un adecuado nivel funcional pueden beneficiarse de un tratamiento ambulatorio centrado en psicoterapia individual, precisando o no tratamiento psicofarmacológico. Mientras que los pacientes con intensa sintomatología y/o un pobre nivel funcional precisan de un tratamiento multidisciplinar más intensivo centrado en psicoterapia individual, familiar y grupal junto con tratamiento psicofarmacológico coadyuvante que se administra en unidades más especializadas (1). 16 Manejo Psicoterapéutico Una de las partes más importantes del tratamiento del TLP es la psicoterapia. En el TLP se trabaja desde dos orientaciones psicoterapéuticas diferentes: la Psicodinámica (como ejemplos de grupos de esta orientación tenemos la Mentalización de Bateman y Fonagy y la Terapia Focalizada en la Transferencia de Kernberg y Clarkin) y la Cognitivo-conductual (como la Terapia Cognitiva para los TP de Beck y Freeman, la Terapia de Esquemas de Young, la Terapia Dialéctico Conductual de Linehan y la Terapia Icónica de Soledad Santiago) (1). En la literatura se encuentran una variedad de trabajos que evalúan diferentes psicoterapias para el tratamiento del TLP). Como ejemplo de lo anterior Kernberg y Clarkin en 2007 (51) publicaban los resultados de un ensayo clínico randomizado realizado por ellos en el que se comparaban tres psicoterapias diferentes a nivel ambulatorio para TLP: la dialéctico conductual, la psicodinámica de soporte y la centrada en la transferencia y que concluía que: aunque las tres intervenciones mejoraban la ansiedad, la depresión y el funcionamiento global, la TFP mejoraban el funcionamiento en más variables que las otras dos (destacando la disminución de conducta suicida, la ira y la impulsividad, la irritabilidad y la heteroagresividad) sin concretar qué mecanismos permitían esta mejoría. Paris en 2007 (52) publicó un trabajo en el que describe dos casos ambulatorios en los que se realizó "psicoterapia intermitente", es decir se atendieron de forma aislada a pacientes en fase de crisis sin poderse realizar seguimiento posterior. Paris, postula que dado que en la mayoría de los pacientes con trastorno de personalidad, las intervenciones a nivel ambulatorio, suelen ser de este tipo sin que posteriormente haya un empeoramiento del funcionamiento del paciente, quizás este tipo de intervenciones podrían aplicarse a casos de trastorno de personalidad no graves en los que la sintomatología remite con el tiempo (como por ejemplo el TLP), permitiendo un tratamiento breve y facilitando el retorno del paciente si fuese preciso. 17 Manejo Farmacológico Para brindar un mejor tratamiento farmacológico, se recomienda separar en dos grupos a los pacientes con TLP. Los pacientes con depresión, ansiedad y/o impulsividad deben usar inicialmente un antidepresivo ISRS; como segunda opción se puede considerar un tricíclico y, al último, un inhibidor de la MAO. A su vez, los pacientes con agresividad, automutilación o disforia crónica deben empezar con un neuroléptico atípico; como segunda opción un anticonvulsivante y, en casos resistentes, considerar la clozapina, el litio o una combinación de medicamentos (fluoxetina/olanzapina). En caso de coexistir síntomas de ambos tipos, puede ser útil proceder con lo recomendado para el segundo grupo (53). Es recomendable iniciar con un solo medicamento, a dosis baja, y después escalar la dosis hasta remediar los síntomas mientras sean tolerables los efectos colaterales (53). En los casos más inestables, la combinación de dos o más medicamentos resulta útil. En la práctica, su uso es frecuente y parece ser un ejercicio –cabe decir– más artesanal que científico, ya que el clínico acaba basándose más en la experiencia que en la limitada evidencia publicada (54). Es aconsejable tener paciencia y no cambiar o agregar otros medicamentos antes de haber esperado cuando menos cuatro semanas. En muchos casos se recomienda usar medicación para tratar la impulsividad, la inestabilidad afectiva y la desorganización cognoscitiva, como los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina o de noradrenalina; los estabilizadores del estado de ánimo o los antipsicóticos (47), de acuerdo con las manifestaciones dominantes. Para la Asociación Americana de Psiquiatría los síntomas mostrados por los pacientes con trastorno límite de la personalidad, a menudo caen dentro de tres dimensiones del comportamiento (desregulación afectiva, dificultades cognitivas y 18 de la percepción, descontrol de la conducta e impulsividad) para el que se pueden utilizar estrategias específicas de tratamiento farmacológico (57): Tratamiento de la desregulación afectiva Los pacientes en los que los síntomas afectivos están en primer plano (labilidad afectiva, sensibilidad al rechazo, ira inapropiada, pozos depresivos y explosiones temperamentales) pueden beneficiarse con el tratamiento con un antidepresivo perteneciente al grupo de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) (57). Como los síntomas afectivos en este tipo de pacientes generalmente no tienen una duración acotada, sino que se manifiestan a lo largo de toda la vida, no puede precisarse en qué momento es razonable suspender el tratamiento. Esto más bien dependerá de la respuesta clínica y de la mejoría en la calidad de vida, especialmente en el ámbito de las relaciones interpersonales (58). La duración mínima recomendada con un ISRS será de 12 semanas, y las dosis diarias son las mismas que se utilizan para el tratamiento de la depresión (fluoxetina 20 a 80 mg; sertralina 50 a 200 mg; paroxetina 20 a 50 mg; fluvoxamina 50 a 300 mg; citalopram 20 a 60 mg). Si la respuesta no es adecuada, se podrá cambiar por otro fármaco del mismo grupo. Si los síntomas afectivos se acompañan de ansiedad, se deberá considerar, con especial cautela, el agregado de una benzodiazepina. Si fuera necesario administrar una benzodiazepina es recomendable elegir una de vida media más prolongada, como el clonazepam, ya que existen reportes de casos en los cuales éste ha sido beneficioso como medicación coadyuvante para el tratamiento de los síntomas de ansiedad, impulsividad o violencia (57). Los estabilizadores del ánimo son otra alternativa de segunda línea para el tratamiento de la inestabilidad afectiva de los pacientes TLP. Los más estudiados son el litio, la carbamazepina y el ácido valproico, siendo este último el que parece acumular más evidencia favorable (60). En cuanto a los otros antirrecurrenciales, la lamotrigina fue probada en un pequeño grupo de pacientes TLP caracterizados por 19 una historia de intentos severos de suicidio, depresión hostil, labilidad afectiva, y abuso de alcohol, en los que el uso de otros antidepresivos y estabilizadores del ánimo había sido infructuoso. En este grupo la lamotrigina obtuvo buenos resultados (61). Tratamiento del descontrol de la conducta e impulsividad En este caso, también los ISRS son los fármacos de primera elección. Como ya se mencionó, este efecto aparece más tempranamente que el efectoantidepresivo (59). Cuando el comportamiento está severamente perturbado y pone en riesgo al paciente, se puede agregar un antipsicótico (típico o atípico) en dosis bajas (haloperidol 1 a 2 mg; trifluperazina 2 a 6 mg; olanzapina 2,5 a 10 mg; risperidona 1 a 2 mg) al esquema farmacológico, lo que se asocia con una respuesta generalmente rápida (57). Otra estrategia de potenciación utilizada en estos casos es el agregado de carbonato de litio cuando la respuesta al ISRS es parcial (del mismo modo que en la potenciación del efecto antidepresivo) (57). Si bien la utilización de carbamazepina y ácido valproico se encuentra muy difundida, la mayor parte de los trabajos que han evaluado su eficacia son abiertos e incluyen un escaso número de pacientes (62). En los pacientes con comportamientos autoagresivos y automutilaciones se han empleado los antipsicóticos atípicos (especialmente clozapina, en dosis promedio de 50 mg/día, bastante más bajas que en la esquizofrenia resistente (63). También se evaluó con cierto éxito la eficacia de la naltrexona, un antagonista opioide útil en el tratamiento de comportamientos adictivos impulsivos como el alcoholismo o el juego patológico (64), para bloquear la analgesia y la euforia asociadas al comportamiento autoagresivo y a la posterior liberación de opioides endógenos (65). Tratamiento de las dificultades cognitivas y de la percepción 20 En estos casos la piedra angular del tratamiento son los antipsicóticos, tanto típicos como atípicos. Los antipsicóticos típicos mejoran no sólo los síntomas psicóticos, sino también el humor depresivo, la impulsividad y la hostilidad (como consecuencia del aplanamiento afectivo que ocasionan). Generalmente se utilizan dosis bajas (haloperidol 1 a 2 mg, o su equivalente de otros antipsicóticos), y la respuesta suele observarse a los pocos días. La duración del tratamiento habitualmente no es mayor a 12 semanas, lo que apunta a evitar la prolongación innecesaria del tratamiento antipsicótico con sus consecuentes reacciones adversas (depresión, hipersomnia, síntomas extrapiramidales, además del riesgo de aparición de disquinesias tardías) (57,66). Si la respuesta no es adecuada luego de 4 a 6 semanas con una dosis baja, ésta podrá aumentarse hasta el nivel utilizado para tratar los cuadros psicóticos del eje I, y se continuará por un lapso de 4 a 6 semanas más. Si continúa la falta de respuesta en este punto, deberá reevaluarse la etiología de los síntomas presentes y considerar el uso de un antipsicótico atípico. Los antipsicóticos atípicos, existen reportes de eficacia con clozapina (hasta 100 mg/día), olanzapina (5 a 20 mg/día) y risperidona (1 a 3 mg/día) en el tratamiento de los pacientes limítrofes (63,60,67,68). De elegirse esta estrategia, resulta imperioso monitorear el aumento de peso asociado a este fármaco. El uso de clozapina, por su parte, se restringe por sus propias limitaciones y características de cuidado a los pacientes más cumplidores y con un entorno continente, lo que contrasta con la inestabilidad y la falta de cumplimiento más usuales de los pacientes limítrofes. 21 JUSTIFICACION A la actualidad ha sido bien descrita la génesis de los trastornos de la personalidad por la escuela psicoanalítica, sin embrago existen pocos estudios de correlación etiológica de los trastornos de personalidad con factores de tipo biológico, tales como cuestiones genéticas, de temperamento, funcionamiento intelectual, aspectos afectivos y su relación con factores neuroendócrinos. Dado que la personalidad está compuesta tanto por aspectos caracterológicos moldeados a través de la experiencia vivencial como de aspectos biológicos. La comprensión global de estos trastornos requiere de estudios de tipo integrativo. Por los motivos anteriores, el presente estudio pretende describir aspectos relativos al perfil intelectual y neurofisiológico en pacientes con diagnóstico de TLP a fin de identificar elementos cognitivos asociados con este trastorno. OBJETIVOS Describir las características clínicas y cognitivas de los pacientes con TLP que acuden al hospital psiquiátrico “Fray Bernardino Alvarez” Determinar si existe correlación entre las características clínicas y el perfil cognitivo de los pacientes con diagnóstico de trastorno límite de la personalidad. HIPOTESIS Dado que es un estudio descriptivo no amerita hipótesis 22 MATERIAL Y METODO Tipo de estudio: El presente estudio es de escrutinio clínico de tipo no experimental, descriptivo, transversal, correlacional y retrospectivo. Universo de trabajo: Pacientes que ingresaron al Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Álvarez”. Selección de la muestra: El muestreo fue llevado a cabo por selección intencionada de 55 pacientes cuya característica principal es que al momento del estudio contaban con un diagnóstico de trastorno límite de la personalidad y que se encontraban hospitalizados en el Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Álvarez” Se realizó evaluación clínica, la cual incluyo historia clínica abreviada, aplicación de criterios del DSM-IV para trastorno límite de la personalidad y escala de inteligencia para adultos de Weschler (WAIS). Criterios de Inclusión: Hombres y mujeres entre 18 y 65 años, con diagnóstico de trastorno límite de personalidad Que fueran ingresados a hospitalización en el del hospital psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez. Que accedan a participar en el estudio Criterios de Exclusión: Hombres y mujeres que no tengan diagnóstico de trastorno límite de personalidad Pacientes que no concluyeran la valoración completa. Que no acepten participar en el estudio Procedimiento: EL protocolo fue presentado ante el comité de ética del Hospital participante, posterior a su aprobación, el investigador acudió al área de hospitalización para la selección de los pacientes. Se seleccionaron los pacientes hospitalizados en el periodo comprendido entre el mes de abril a Noviembre 20018, 23 solicitando al médico tratante los refirieran al investigador o mediante la localización de los expedientes. En el área de hospitalización se entrevistó a los pacientes y después de verificar que cumplieran con los criterios de inclusión y se corroborará el diagnostico con el SCID-II (The Structured Clinical Interview for DSM-IV Axis II Disorders), se procedió a tomarles un electroencefalograma, posteriormente se les aplico la prueba de inteligencia de Wechler (WAIS). Variables: A continuación, se presenta una tabla en la que se enlistan las variables contenidas en el estudio, determinando su tipo y el instrumento de evaluación que aplico para medir cada una de ellas. Variables Tipo de Variable Instrumento de medición Edad Dimensional Formato de datos clínicos demográficos Sexo Dicotómica Escolaridad Dimensional Ocupación Categórica Estatus marital Categórica Trastorno límite de la personalidad Categórica SCID-II Entrevista autoaplicable para los trastornos de la personalidad Electrofisiología Categórica Electroencefalograma INSTRUMENTOS Prueba de inteligencia para adultos de Weschler (WAIS) La Escala de Inteligencia para Adultos Wechsler apareció en 1974, contiene 12 subpruebas, seis forman la escala verbal (Información, Semejanzas, Aritmética, Vocabulario, y Retención de Dígitos); otras seis las de ejecución (Figuras incompletas, Ordenamiento de figuras, Diseño con cubos y Composición de objetos y Claves). Produce tres C.I. distintos de la escala verbal, de ejecución y Total. Cada uno contiene una media de 100 y una desviación estándar de 15 (48). 24 Primero se obtienen puntajes crudos de cada subprueba. Luego, estos se convierten a estándar normalizados. Los puntajes finales tienen una media y una desviación estándar de 10±3. Tienen una confiabilidad del 96% esto aplicable al grupode edad en relación con las subescalas. Describiremos algunos aspectos generales de las subescalas. Información: Contiene 30 preguntas que muestran una gama amplia den conocimientos generales a diferentes niveles. La suma de conocimientos que poseen los adultos suele depender de sus dotes naturales, el grado de su educación (formal e informal), y de sus oportunidades y preferencias culturales. Las respuestas proporcionan indicios sobre la amplitud general de su información, de cómo aprovecha el medio y sus antecedentes sociales o culturales. Semejanzas: Contiene 17 pares de palabras, se tienen que explicar la semejanza de cada par. Esta subprueba de semejanzas puede medir la habilidad para formar conceptos verbales o para el pensamiento abstracto. También puede estar relacionada con las oportunidades culturales e intereses personales, además de la memoria. Aritmética: esta subprueba mide la habilidad para resolver problemas aritméticos (habilidades para el razonamiento numérico). Exige el uso de funciones no cognoscitivas (concentración y atención combinada con funciones cognoscitivas (conocimiento de operaciones numéricas). Depende de la memoria y el aprendizaje previo. Requiere de una concentración mayor. Vocabulario: Consta de 32 palabras ordenadas en forma creciente según su dificultad. Implica una variedad de funciones o aspectos cognoscitivos, habilidades de aprender, reserva de información, riqueza de ideas, memoria, formación de conceptos y desarrollo de lenguaje. Es una prueba muy valiosa porque refleja la habilidad mental general. 25 Comprensión: Consta de 17 reactivos que tratan de diversas situaciones problemáticas incluyendo temas sobre el propio cuerpo, relaciones interpersonales, y costumbres sociales. Las repuestas reflejan los conocimientos sobre las normales y conductas convencionales, la amplitud de las oportunidades culturales y el grado de desarrollo de la conciencia o sentido moral. Retención de dígitos: Consta de una serie de dígitos que el examinador nombra y luego pide que los repita. Reporta la memoria a corto plazo y atención, es importante señalar que esta prueba puede dar resultados bajos cuando existe ansiedad excesiva en el momento de su aplicación. Figuras incompletas: Consta de 26 dibujos de objetos de la vida diaria. A los dibujos les falta un elemento importante. Se trata de descubrir y nombrar la parte esencial que falte en la imagen en un tiempo límite de 20 segundos. Esta prueba permite identificar detalles esenciales de los no esenciales, requiere concentración, razonamiento, organización y memoria visual. Mide habilidades conceptuales y perceptibles. Ordenación de dibujos: Se requiere que se coloquen una serie de dibujos en orden lógico. Las 12 series se parecen mucho a tiras cómicas cortas. Esta subprueba mide la habilidad para comprender y valorar una situación global. Nos habla de razonamiento no verbal que puede concebirse como habilidad par planear, en la que están de por medio la anticipación y organización visual, prever consecuencias de los actos o situaciones iniciales. Diseño con cubos: Se muestran dibujos bidimensionales rojo y blanco de diseño abstracto. La tarea es que se utilicen cubos para realizar un diseño idéntico al que aparece en el dibujo. 26 Supone la habilidad para percibir y analizar formas. La prueba continua la organización visual con aspectos de coordinación visomotora. Composición de objetos: Implica la presentación de cuatro problemas de rompecabezas. Es una prueba de síntesis, habla de la habilidad para la organización conceptual. Claves: Se requiere que se copien símbolos que están apareados con otros. Requiere de la habilidad, velocidad y exactitud en la coordinación ojo-mano, habilidades de atención, memoria a corto plazo y posiblemente motivación. En sí esto habla de la habilidad visomotora, velocidad de operación mental y cierto grado de agudeza visual. CLASIFICACION DE LOS C.I. EN LA ESCALA DE WECHSLER CI Clasificación 130 o más 120-129 110-119 90-109 80-89 70-79 69 o menos Muy Superior Superior Arriba del promedio Promedio Abajo del promedio Límite Deficiente mental o retraso mental. Entrevista clínica estructurada SCID-II trastornos de la personalidad. Entrevista estructurada para el diagnóstico de los trastornos mentales incluidos en eje II del DSM-IV, aplicando los criterios de TLP. La SCID-II puede usarse para formular diagnósticos del eje II, de forma tanto categórica (presente o ausente) como dimencional. El SCID-II a demostrado buena consistencia interna (de .90 a .98) y buena fiabilidad (de .48 a.98). 27 Electroencefalograma. CARACTERÍSTICAS DEL EEG NORMAL: La información que genera el electroencefalograma (EEG) es compleja. Por lo tanto debe organizarse de tal manera que se facilite el análisis visual. Es crucial una aproximación sistemática al registro de EGG, en especial para el neófito en EEG cuando la subjetividad juega una papel de importancia en la que se tiende a favorecer la sobre interpretación. A continuación se presenta una estrategia para “enfrentarse” a un EEG y la manera de obtener información válida pertinente para las decisiones clínicas que de él se deriven. Se parte de que los requerimientos básicos mínimos exigidos para obtener un buen estudio de EEG, se han cumplido y que la “lidia” con los múltiples artificios de origen extracerebral que pueden contaminar el EEG sea la menos posible. TERMINOLOGIA: La plétora de términos utilizados habitualmente para hacer referencia a los distintos fenómenos que se registran en el EEG, se entenderá mejor si establecemos algunas definiciones. Los términos importantes de recordar se presentan en negrillas, en su primera aparición. Para empezar, el EEG presenta una serie de oscilaciones que finalmente y dadas ciertas características predefinidas son en conjunto denominadas ritmos. Su generación obedece a una compleja serie de mecanismos celulares y sinápticos que están por fuera del objetivo del presente capítulo. Un registro típico de EEG consta de varios trazos dispuestos en líneas horizontales. Por el momento, es suficiente saber que cada una de éstas corresponde a un canal. La actividad eléctrica, generada por el cerebro en condiciones normales, varía dependiendo de diversos factores internos (edad, sexo, vigilia-sueño, estado psicoafectivo, factores metabólicos) y externos (ambientales, toma de fármacos, procedimientos de activación –hiperventilación, estimulación luminosa–), que actúan sobre una determinada base genética. Por estos motivos, es difícil definir el EEG normal, en base a la presencia de los múltiples patrones eléctricos que pueden observarse en personas sin enfermedad. La actividad EEG estadísticamente rara o inusual, no debe ser considerada necesariamente patológica. Un EEG normal puede ser definido mejor, como aquel trazado que carece de patrones 28 electrográficos, cuya presencia se asocia con alteraciones clínicas. Por otra parte, siempre debe tenerse presente que un EEG normal no implica ausencia de patología cerebral, porque no todas las alteraciones neurológicas estructurales o funcionales originan anomalías en el EEG. El EEG puede ser normal en lesiones cerebrales de pequeño tamaño, de evolución crónica o de situación profunda; en otras ocasiones, las enfermedades producen anomalías electrográficas intermitentes o infrecuentes que pueden no aparecer durante un registro rutinario. Los ejemplos pueden ser múltiples: pequeños infartos lacunares o infartos isquémicos crónicos de mayor tamaño (de localización más o menos profunda), enfermedades degenerativas o focos epilépticos pueden ser detectados clínicamente y no reflejarse en el EEG. 29 RESULTADOS La muestra estuvo comprendida por 55 pacientes con trastorno límite de los cuales 12 (21%) fueron hombresy 43 (78.1%) mujeres. Los datos ocupacionales se muestran en la Grafica 1. La mayor frecuencia se encontró en pacientes que eran empleados con el 35%. En cuanto al estado civil la mayoría de los pacientes eran solteros, seguidos por separados y divorciados. En cuanto a nivel de escolaridad las mayores frecuencias se presentaron en pacientes que se encontraban entre la secundaria y la licenciatura incompletas, solo un paciente contaba con solo la primaria y uno la licenciatura (Grafica 3) 0 5 10 15 20 25 30 35 40 DESEMPLEADO EMPLEADO PROFESIONISTA DOMESTICA SECRETARIA COMERCIANTE ESTUDIANTE ENFERMERA MAESTRO OTRAS AMA DE CASA Grafica 1. Distribución por ocupación (%) 0 5 10 15 20 25 SOLTERO CASADO UNION LIBRE DIVORCIADO SEPARADO VIUDO Grafica 2. Distribución por estado civil (No. pacientes) 30 En cuanto a los motivos de ingreso Hospitalario en primer término 17(32.4%) fue por ideación suicida seguido por 14 (11.8%) de trastorno depresivo y tercero 12 (20.6%) por agresividad física importante (Ver gráfico 4). De los síntomas presentados, en el 98.2% se observa impulsividad y en el 90.9% se encontró inestabilidad afectiva y en el 89.0% irritabilidad importante. (Gráfico 7) 0 2 4 6 8 10 12 14 PRIMARIA SEC. INCOMPLETA SECUNDARIA TECNICA BACHILLERATO LIC. INCOMPLETA LICENCIATURA Grafica 3. Distribución por escolaridad (No. pacientes) 0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 IDEACION SUICIDA INTENTO DE SUICIDIO AGRESIVIDAD FISICA TRASTORNO DEPRESIVO INTOXICACION AGUDA SX DE ABSTINENCIA IDEACIÓN PARANOIDE Grafica 4. Motivo de ingreso Hospitalario (No. pacientes) 31 La aplicación de la prueba de inteligencia para adultos de Weschler (WAIS) arrojo que 19 (34.5%) estuvieron en el normal promedio, 17(30.9%) normal torpe, 14(25.4%) limítrofes y solo 2 pacientes (3.6%) se encontraba con un IQ superior al promedio. (Ver gráfico 5). Los resultados en las deficiencias de las subescalas en el 45.5% de los casos fue en atención y razonamiento, seguido por codificación de memoria a largo plazo en 45.3% (ver gráfico 6). 0 10 20 30 40 50 60 ABUSO DE SUSTANCIAS ATRACONES DE ALIMENTACIÓN ANSIEDAD CONDUCTAS AUTOMUTILANTES DISFORIA MANIFESTACIONES EXPLOSIVAS IDEACION PARANOIDE TRANSITORIA ALT. IMAGEN CORPORAL IMPULSIVIDAD INESTABILIDAD AFECTIVA DIF. PARA CONTROLAR LA IRA IRRITABILIDAD IMPULSIVIDAD SEXUAL SENSACIÓN DEL VACÍO CRÓNICO ACTITUDES VIOLENTAS Gráfica 7. Frecuencia de Sintomas (No. Pacientes) 0 5 10 15 20 DEFICIENCIA MENTAL LIMITROFE NORMAL TORPE NORMAL PROMEDIO SUPERIOR Grafica 5. Diagnóstico de la inteligencia (número de pacientes) 32 Tabla 1 Promedios de las subescalas de la prueba de inteligencia Weschler. P. Verbal Media Desviación std Información 8,836 2,493 Comprensión 8,182 2,443 Aritmética 6,782* 2,573 Semejanzas 8,364 2,452 Retención de dígitos 7,091* 2,843 Vocabulario 7,873 3,317 Tabla 2 Significancia de cada subescala. Información Memoria a Largo plazo Comprensión Juicio Aritmética Atención y razonamiento Semejanzas Abstracción Retención de dígitos Memoria a largo plazo Vocabulario Cod. De memoria a LP Claves Atención y velocidad Figura incompletas Percepción visual Diseño con cubos Análisis y síntesis visual Ordenación de dibujos Sec. Temporo-espacial Composición de objetos Síntesis visual 0 5 10 15 20 25 30 MLP JUICIO ATENCIÓN Y RAZONAMIENTO ABSTRACCIÓN MCP CODIF MLP ATENCION Y VELOCIDAD PERCEPCION VISUAL ANALISIS Y SINTESIS VISUAL SEC. TEMPORO-ESPACIAL SINTESIS VISUAL Gráfica 6. Deficiencias en las subescalas (No. pacientes) 33 Hay correlación entre Fallas de atención, velocidad y estabilidad emocional p (5,0258) p mayor que 0.05. Tabla 3 Se muestra los resultados obtenidos con la aplicación de la escala de Weschler en el total de pacientes C. I. Media Desviación std VERBAL 86.418 11.698 EJECUCION 87.782 13.602 TOTAL 86.291 11.800 Los resultados del Electroencefalograma 19 (34.5%) presentaron normalidad y 16 (29.6%) presentaron lentificación difusa. (tabla 3). Tabla 3. Resultados de los EEG de los pacientes, en número y porcentaje. Clasificación # Pacientes Normal 19 34.5% Lentificación 16 29.6% Paroxismos 6 10.9% Se desconoce 14 25.4% No se encontró correlación entre electroencefalograma y alteraciones cognitivas. 34 DISCUSION Una gran parte de los pacientes eran separados, divorciados o solteros lo que concuerda con lo reportado para personas con diagnóstico de trastornos de personalidad, que están con mayor frecuencia separados o divorciados, se casan o mantienen una pareja estable con menor frecuencia, permaneciendo solteros más habitualmente que las personas no afectadas por ningún trastorno de personalidad en la población general de acuerdo a Oldham y colaboradores (70). Así también coinciden que la mayor frecuencia se da en mujeres con respecto a hombres, lo que se observó en la muestra estudiada. La mayoría de los pacientes tampoco tienen estudios superiores, lo cual coincide con trastorno límite que están asociados en términos de prevalencia a un menor nivel educativo (71). Lo que impacta en la baja frecuencia de profesionistas. El coeficiente intelectual encontrado en la muestra nos habla de que la capacidad cognoscitiva está disminuida. Probablemente esto hace que su capacidad de adaptación al medio sea menor. Estos bajos recursos forman una estructura de personalidad más endeble y susceptible al estrés, situación que los hace más susceptibles a presentar conductas desorganizadas impulsivas y violentas. Lo anterior podría explicar la alta frecuencia observada en el motivo de ingreso hospitalario en cuanto a trastorno depresivo, agresividad física e ideación suicida. En los estudios de O´Leary y colaboradores (1991) encontraron que no había diferencias significativas en la escala completa de CI del WAIS-R (1981) entre un grupo de 16 pacientes con TLP y un grupo control sin diagnostico psiquiátrico (50). Por su parte Piñeiro Barrera y colaboradores tampoco en encontraron diferencias significativas entre las pacientes con TLP y el grupo control en el Coeficiente Intelectual, aunque sí una tendencia de puntaciones más altas en el grupo control. Sin embargo esto solo significa que el CI intelectual, no se vería afectado o estimulado por el TLP en general, pero no hay aun evidencia de que sucede con la inteligencia y la frecuencia de los sintomas. Es importante hacer diagnóstico diferencial con Retraso Mental ya que muchos de los síntomas más frecuentes en Trastorno límite de la personalidad 35 como la impulsividad, la inestabilidad afectiva, y las actitudes violentas también están presentes en el esta entidad. Lo anterior concuerda con lo postulado por Durana y Barnes que encontraron que la incapacidad de controlar acciones es sin duda un factor que conlleva a las autolesiones y a la conducta suicida (70). Todo lo anterior habla de que los criterios son inespecíficos y poco precisos. A pesar de que tiene criterios muy homogéneos en realidad tanto neurofisiológicamente como cognoscitivamente la población estudiada es muy heterogénea. A nivel neurofisiologico hay una amplia gama de alteraciones al igual que a nivel cognoscitivo. Es importante señalar que los pacientes con un C.I. bajo que cursan con un trastorno depresivo o ansiedad tienen menos recursos para enfrentar y solucionar su problemática lo que probablemente hace que la ideación suicida sea más frecuente. Como estos son los que ingresan al Hospital Psiquiatrico “Fray Bernardino Alvarez” se podría pensar que los pacientes límite con mejor organización congnoscitiva tienen un funcionamiento más adaptativo por lo tanto la frecuencia de hospitalización es menor. Hace falta realizar otro estudio entre los pacientes ambulatorios manejados por la consulta externa y los pacientes hospitalizadas con el finde valorar si existe diferencia entre el coeficiente intelectual de unos y otros, ya que los estudios existentes solo comparan contra un control si diagnóstico TLP. CONCLUSIONES 1.- Un alto porcentaje de los pacientes que acuden al Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Álvarez de la S.S.A. con el diagnóstico de Trastorno límite de la personalidad, presentan un coeficiente intelectual debajo de lo esperado para la población normal, lo cual nos habla de que su capacidad cognitiva y sus recursos para enfrentar situaciones estresantes de la vida están disminuidos haciéndolos más susceptibles a conductas desorganizadas, impulsivas y violentas. 36 2.- Los integrantes de la población estudiada mostraron un C.I. límite por lo que es muy importante se realice diagnóstico diferencial con Retraso Mental, ya que muchos de los síntomas más frecuentes en TLP como la impulsividad, la inestabilidad afectiva y las actitudes violentas también se presentan aquellos pacientes que presentan el diagnóstico de retraso mental, sobre todo en sus niveles de leve y moderado. 3.- Las características del perfil cognitivo de los pacientes estudiados, demuestran principalmente fallas de atención y concentración, síntomas que también es común que se encuentren presentes en pacientes portadores de los trastornos afectivos, principalmente en ansiedad y depresión, ambos también asociados en comorbilidad con pacientes con el Trastorno Límite de la Personalidad. 4.- En cuanto a las alteraciones del Electroencefalografía, estas se correlacionan con lo que establece la literatura ya que manifiestan, alteraciones de lentificaciones y paroxismos, los cuales también estuvieron manifiestos en los resultados de los pacientes estudiados. 5.- Los aspectos de la sintomatología, es muy semejante a la descrita en los diferentes artículos que se consultaron. 6.- Considero importante la realización a posteriori, o incluso en otros estudios, la realización de estudios de neurofisiología que puedan establecer en forma clara la inmadurez del lóbulo frontal que la literatura refiere y que clínicamente corresponde, sin embrago por falta de equipo para tipo de estudios, no se pudo correlacionar. 37 CONSIDERACIONES ETICAS Este proyecto no contraviene ninguno de los estatutos establecidos en la Convención de Helsinki y Hawai para la investigación en humanos y pacientes psiquiátricos. Este estudio de acuerdo de acuerdo a la Ley General de Salud, es el tipo de proyectos que no implican ningún tipo de riesgo para los evaluados y solo es requisito el consentimiento informado del paciente así como del comité científico y de ética de la Institución donde se realice. 38 REFERENCIAS 1. García Lópeza MA, Martín Pérez MF, Otín Llop R. Tratamiento integral del Trastorno Límite de Personalidad. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. 2010; 30(106): p. 263-278. 2. Lansier C, Olivier-Martin R. Personnalités pathologiques. In Chirugicale EM. Psychiatrie. Paris: Elsevier; 1993. p. 37-320-A-10. 3. Conti NA, Stagnaro JC. Personalidad normal y patológica y Trastorno borderline de la personalidad: un enfoque histórico-nosográfico. VERTEX, Rev. Arg. de Psiquiat. 2004 Enero-Febrero; 15(58): p. 267-273. 4. Koldobsky NMS. La personalidad y sus desórdenes Buenos Aires: Salerno ; 1995. 5. Skodol AE, Morey LC, Bender DS, Oldham JM. 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