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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ZARAGOZA CARRERA DE PSICOLOGÍA PERCEPCIÓN DE MUJERES VÍCTIMAS DE VIOLACIÓN SOBRE LA INTERVENCIÓN TERAPÉUTICA Y SU CALIDAD DE VIDA T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: L I C E N C I A D A E N P S I C O L O G Í A P R E S E N T A : ANGÉLICA DEL CARMEN BRISEÑO RAMOS JURADO DE EXAMEN DIRECTORA: DRA. ANA MARÍA ROSADO CASTILLO COMITÉ: MTRO. EDGAR PÉREZ ORTEGA DRA. BLANCA INÉS VARGAS NÚÑEZ MTRA. LIDIA BELTRÁN RUÍZ MTRA. ALEJANDRA LUNA GARCÍA México D.F. Octubre, 2015 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. AGRADECIMIENTOS A la DRA. ANA MARÍA ROSADO CASTILLO, por su apoyo, paciencia y aportación de conocimientos a lo largo de esta Investigación, por brindarme una palabra de aliento en momentos difíciles y por confiar en mí. Al CTA por abrirme las puertas y brindarme la oportunidad de servir a la comunidad y conocer a grandes personas. A las PSICÓLOGAS que compartieron su experiencia Profesional y personal. Y las que tuve el gusto de conocer. A la PSICÓLOGA (omito el nombre por cuestiones de confidencialidad) encargada del grupo de mujeres que colaboraron en la presente investigación, ya que sin su apoyo y disposición, no sería posible la culminación de este trabajo. A las MUJERES que contribuyeron a esta Investigación, porque conocerlas fue un gran aprendizaje. Gracias por alzar la voz y romper el silencio. Al COMITÉ ya que cada uno de ustedes aportó conocimientos y comentarios acertados para la mejora de esta investigación. A mi FAMILIA por brindarme su apoyo y estar conmigo en los buenos y malos momentos. A mi MADRE porque ella ha estado presente en cada etapa de mi vida, me ha visto crecer como persona, ha estado conmigo apoyándome y ha compartido este camino a lo largo de mi carrera. A mi NOVIO y AMIGO te agradezco tu apoyo incondicional, tu paciencia, tu amor y tu optimismo para ayudarme a superar cada obstáculo que se presenta. A DANIEL BRISEÑO porque ha estado conmigo desde siempre, y desde que comencé esta etapa de mi vida me brindó su apoyo de muchas maneras para lograr concluir mis estudios. A TODOS USTEDES… GRACIAS. ÍNDICE Página Resumen………………………………………………………………………………….….1 Introducción…………………………………………………………………….…………...2 Capítulo 1 ¿Qué es violencia? La violencia: un problema social………….………8 1.2 Violencia sexual…………………………………………..………………12 1.2.1 Abuso sexual………………………………………………………….14 1.2.2 Violación……………………………………………………………….17 1.3 Consecuencias psicológicas y sociales de la violencia sexual….24 Capítulo 2 Calidad de vida: Una visión integradora………………………………..31 2.1 Felicidad y bienestar subjetivo: ¿Significan lo mismo?..................32 2.2 ¿Qué es calidad de vida?....................................................................38 2.3 Dimensiones e indicadores de calidad de vida…..………………….42 2.3.1 Relaciones Interpersonales…………………………………...……43 2.3.2 Desarrollo personal………………………………………...……..…44 2.3.3 Bienestar emocional.…………….…………………………………..44 2.3.4 Bienestar físico……………………………………………………….45 2.3.5 Inclusión social….…………………………………………………....46 2.3.6 Autodeterminación……………………………………………….….46 2.3.7 Bienestar material…………………………………………………....47 2.3.8 Derechos………………………………………………………………48 Tabla I Dimensiones de calidad de vida…………..……………….…..50 Capítulo 3 Intervención Terapéutica a Víctimas de Delitos sexuales……….…..56 3.1 Modelos de intervención…………………………………………….…...61 3.1.1 Intervención en crisis………………………….…………………….63 3.1.2 Intervención cognitivo-conductual………………………………..66 3.1.3 Psicoterapia grupal…………………………………………………..70 3.2 Intervención terapéutica en el Centro de Terapia de Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales (CTA)…………………………………...74 Capítulo 4 Método…………………………………………….…………………………..79 4.1 Tipo de estudio…………………………………………………………….82 4.2 Escenario…………………………………………………………………...82 4.3 Participantes………………………………….….………………………...83 4.3.1 Participantes Fase 1………………………………………………….83 Tabla II Entrevista semi estructurada a Psicólogas del área Clínica...84 4.3.2 Participantes Fase 2………………………………………………….87 Tabla III Mujeres integrantes de grupo focal..........................................87 4.4 Procedimiento…………………………………..…………………………90 4.5 Instrumentos de Investigación………………………………...……….94 Capítulo 5 Resultados…………………...…………………..………………………......98 5.1 Fase 1: Entrevistas a Psicólogos del área clínica………………......99 Tabla 1 Desempeño en el área de Psicología Clínica / Experiencia….100 Tabla 1.1 Desempeño en el área de Psicología Clínica / Usuarios……...101 Tabla 1.2 Desempeño en el área de Psicología Clínica / Limitantes…….102 Tabla 2 Organización del servicio…………………………………………..103 Tabla 2.1 Organización del servicio / Intervención Terapéutica………....104 Tabla 2.2 Organización del servicio / Protocolos…………………………..105 Tabla 2.3 Organización del servicio / Evaluación………………………......106 Tabla 3 Justificación del tipo de Intervención……………………………107 Tabla 3.1 Justificación del tipo de Intervención / Objetivos………………108 Tabla 3.2 Justificación del tipo de Intervención / Calidad de vida……….109 Tabla 3.3 Justificación del tipo de Intervención / Preferencias…………...110 Tabla 3.4 Justificación del tipo de Intervención / Cambios………………..111 Tabla 3.5 Justificación del tipo de Intervención / Sugerencias……………112 Tabla 4 Evaluación del servicio / General…………………………………113 Tabla 4.1 Evaluación del servicio / Deserción………………………………114 5.2 Fase 2: Grupo Focal con Mujeresvíctimas de violación……...........115 Tabla 5 Intervención Terapéutica / Significado…………………………..115 Tabla 5.1 Intervención Terapéutica / Definición……………………………116 Tabla 5.2 Intervención Terapéutica / Beneficios…………………………...117 Tabla 5.3 Intervención Terapéutica / Expectativas………………………..118 Tabla 5.4 Intervención Terapéutica / Limitantes……………………………119 Tabla 6 Calidad de vida (CDV) / Definición………………………………………….120 Tabla 7 CDV / Relaciones Interpersonales / Interacciones……………..121 Tabla 7.1 CDV / Relaciones Interpersonales / Familia…………………..122 Tabla 8 CDV / Desarrollo Personal / Progreso……………………………123 Tabla 9 CDV / Bienestar Emocional / Satisfacción………………………124 Tabla 9.1 CDV / Bienestar Emocional / Ausencia de estrés……………125 Tabla 9.2 CDV / Bienestar Emocional / Autoconcepto…………………..126 Tabla 9.3 CDV / Bienestar Emocional / Seguridad....…………………….127 Tabla 9.4 CDV / Bienestar Emocional / Felicidad………………………...128 Tabla 10 CDV / Bienestar Físico / Salud…………………………………...129 Tabla 10.1 CDV / Bienestar Físico / Nutrición…………………………….130 Tabla 11 CDV / Inclusión social / Apoyos…………………………………131 Tabla 11.1 CDV / Inclusión social / Aceptación………………………......132 Tabla 12 CDV / Autodeterminación / Metas y valores personales……133 Tabla 12.1 CDV / Autodeterminación / Decisiones / Elecciones………134 Tabla 13 CDV / Bienestar Material / Empleo………………………………135 Tabla 13.1 CDV / Bienestar Material / Nivel Socioeconómico………….136 Tabla 14 CDV / Derechos / Acceso………………………………………….137 Tabla 14.1 CDV / Derechos / Privacidad……………………………………138 Tabla 15 Relación entre calidad de vida e Intervención terapéutica…139 Tabla 15.1 Limitantes en el Servicio que se brinda……………………...140 Capítulo 6 Discusión y Conclusiones………………………………………….…….143 Discusión………………………………………………………………………143 6.1 Conclusiones Fase 1…………………………………………………...147 6.2 Conclusiones Fase 2…………………………………………………...152 6.3 Relación entre Fase 1 y Fase 2……………………………………….158 Aportaciones………………………………………………………………….160 Recomendaciones…………………………………………………………...161 Limitaciones en la Investigación…………………………………………..162 REFERENCIAS…………………………………………………………………….……..163 ANEXOS…………………………………………………………………………………...170 Anexo 1 Guía de entrevista para los psicólogos clínicos………………………..171 Anexo 2 Consentimiento informado………………………………………………....173 Anexo 3 Guía de pautas para grupo focal…………………………………………..174 Anexo 4 Organización de atención a víctimas de delitos………………………..176 GLOSARIO………………………………………………………………………………..177 GLOSARIO DE ABREVIATURAS……………………………………………………..180 1 Resumen La presente investigación abordó el tema de violencia sexual que han vivido mujeres de cualquier estrato social, edad y ocupación, para ello se contó con una población de 11 mujeres adultas con edades que oscilaron entre los 19 y 54 años. El estudio se enfocó a la percepción que tienen sobre la atención psicológica que recibieron en el Centro de Terapia de Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales (CTA) perteneciente a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJ DF). De acuerdo a la intervención terapéutica brindada se llevó a cabo el análisis de la percepción que cada mujer refirió en relación a los cambios observados en su calidad de vida después de concluida dicha intervención. Los objetivos planteados se abordaron mediante la realización de dos fases (Fase 1 y 2), en la primera se realizaron entrevistas semi-estructuradas a 6 Psicólogas encargadas del Área Clínica para profundizar sobre el servicio y la atención psicológica que se ofrece en el CTA. En la Fase 2 se realizó una sesión de grupo focal de dos horas con las mujeres víctimas de violación que concluyeron la Intervención Terapéutica en este Centro, se abordaron los siguientes temas: Intervención terapéutica y calidad de vida; que para fines de este estudio se consideraron las dimensiones sobre Relaciones interpersonales, Bienestar emocional, Inclusión social, Bienestar físico, Autodeterminación, Desarrollo personal, Bienestar material y Derechos. Palabras clave: víctimas de violación, intervención terapéutica, calidad de vida. 2 INTRODUCCIÓN A través de la historia de la humanidad la víctima de una conducta considerada por el grupo social como delito, siempre fue olvidada y sobre victimizada por parte del estado y del derecho. En México, a finales de la década de los 80´s empezaron a surgir programas de atención, creándose en la Procuraduría General de Justicia en el año de 1989, el Centro de Terapia de Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales (CTA), paralelo en la creación de las agencias especializadas en dichos ilícitos (Manual del sistema de auxilio a víctimas de delitos, 2000). El Centro de Terapia de Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales, es una unidad administrativa especializada, que actualmente se encuentra subordinada jerárquicamente a la Dirección General de Atención a Víctimas del Delito, de la Subprocuraduría de Atención a Víctimas del Delito y Servicios a la comunidad, fundado lo anterior en el artículo segundo de la Ley orgánica de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (Manual del sistema de auxilio a víctimas de delitos, 2000). Cabe rescatar que la seguridad pública es una tarea que mantiene preocupada a la sociedad en su conjunto, porque cada día aumenta el número de personas que son testigos de un ilícito, o infortunadamente han sido víctimas de algún delincuente. En el caso de los delitos sexuales no es la excepción, ya que a diario se incrementan las denuncias de agresiones en sitios que antes no eran comunes (Manual del sistema de auxilio a víctimas de delitos, 2000). 3 De acuerdo a la nota periodística escrita por Velasco (2013) en La Jornada, se resalta que: “La prevalencia de violaciones en México tiene niveles inaceptablemente altos y, lo que es peor, crecientes, ya que al año se registran 15 mil denuncias por violación sexual sin que se puedan hacer estimaciones de la llamada cifra negra (las no denunciadas), se advierte en el reciente diagnóstico Violencia feminicida en México” (Velasco, 2013, pág. 1). A cargo del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), la ONU-Mujeres y la Comisión Especial para el Seguimiento de los Feminicidios de la Cámara de Diputados de la 61 legislatura, el inédito estudio, en poder de La Jornada, revela que no pasan de 4 mil las averiguaciones previas que han culminado con la detención del presunto culpable y su consignación ante el Poder Judicial. En este primer estudio en su tipo, concluido en septiembre pasado, se indica que el panorama en estos delitos es desolador, ya que en 2010 se tenía apenas a 56 por ciento de los sujetos a proceso ocho años antes. La situación resulta aún más grave al considerar las sentencias condenatorias, pues mientras de 1997 a 2006 representaban 76 por ciento de los sometidos a proceso, esta proporción no alcanza la mitad en los cuatro años recientes. Esto significa que menos de 30% de las denuncias presentadas culminaron con una sentencia condenatoria. Se consigna que el 99% de los casos, los presuntos delincuentes son varones (Velasco, 2013). 4 Las entidades del país con mayor número de violaciones en los años recientes son: El estado de México, con 2 mil 895 casos; Distrito Federal, mil 162; Jalisco, 840; Chihuahua, 726; Puebla, 740; Baja California,683; Tamaulipas, 636; Nuevo León, 476; Quintana Roo, 455, y Guerrero, 419. Sin embargo, son aproximaciones, pues los registros de procuración e impartición de justicia omiten información fundamental sobre la víctima (Velasco, 2013). El presente estudio cobra vital importancia a raíz de los requerimientos de las víctimas de delitos sexuales, en donde lo que se pretende en cada uno de los Centros de atención, es brindar el apoyo y la orientación adecuada a cada usuaria que asiste a él. Por lo que al conocer la percepción de las mujeres víctimas de violación se pretendió brindar sugerencias para la mejora del servicio que se ofrece, y así las autoridades encargadas del Centro de Terapia de Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales las lleven a cabo, y se logre aumentar el grado de adhesión a la Intervención Terapéutica que es fundamental en el proceso que se brinda. En el primer capítulo se explica la problemática sobre la violencia como un grave problema que enfrenta la sociedad, se brinda su definición y un panorama general, para profundizar posteriormente acerca de la violencia sexual que compete a esta investigación, así como sus características y consecuencias psicológicas, físicas y sociales, también se contemplan dos tipos de violencia sexual: abuso sexual y violación con un matiz jurídico y psicológico. En el segundo capítulo se considera el constructo de calidad de vida, dado que cuando se es víctima de un delito sexual repercute en diferentes ámbitos como son: 5 el familiar, el social, a nivel personal (físico y emocional), entre otros, por lo que se identifican las áreas de la calidad de vida que se modificaron positivamente gracias a la intervención terapéutica brindada en el CTA. Para ello se presenta la relación existente entre felicidad y bienestar subjetivo considerando el debate que se ha generado sobre estos conceptos y se aborda la relación directa con el constructo de calidad de vida, así como su definición. Se explican los componentes subjetivos y objetivos que la componen, y la importancia de la percepción del individuo que refleja la calidad de vida que experimenta. Se abordan las dimensiones propuestas por los autores Schalock & Verdugo (2003), quienes consideran relevantes las ocho dimensiones siguientes: bienestar emocional, relaciones interpersonales, bienestar material, desarrollo personal, bienestar físico, autodeterminación, inclusión social y derechos. En cada dimensión se describen los indicadores específicos que permiten una mejor comprensión de cada una. En el tercer capítulo se incluyen los principales modelos de intervención terapéutica que se utilizan en el Centro de Terapia de Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales (CTA), por lo que se considera relevante explicarlos de manera independiente, presentando los siguientes: Intervención en crisis, Intervención cognitivo-conductual y Psicoterapia grupal. Cada uno se explica de manera general, argumentando sus características generales. Posteriormente se brinda una descripción del trabajo realizado en el CTA para esclarecer la información brindada. En el cuarto capítulo se indica el método utilizado para realizar la presente investigación, por lo que se argumenta el procedimiento llevado a cabo para obtener 6 los presentes resultados, es decir, las dos fases planteadas para abordar los objetivos planteados en cada una. En el quinto capítulo se analizó la información recabada en las fases clasificadas en este estudio (Fase 1 y 2), primeramente se presentan los resultados obtenidos por medio de las entrevistas semi-estructuradas a las psicólogas clínicas (Fase 1) y lo reflejado en la sesión de grupo focal con las mujeres víctimas de violación (Fase 2), que concluyeron la intervención terapéutica en el Centro de Terapia de Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales (CTA) perteneciente a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJ DF). El análisis se presenta en formato de tabla para facilitar la comprensión e interpretación de los resultados. En el capítulo final (sexto) se presenta la discusión y las conclusiones obtenidas y la relación existente entre las dos fases, indicando también las aportaciones, limitaciones y recomendaciones que surgieron en este estudio. Finalmente se brindan sugerencias para que se lleven a cabo en el Centro de Terapia. Con lo antes mencionado, surgen dudas respecto a la violencia sexual que se ejerce sobre las mujeres, y por ende, la necesidad de entender qué es la violencia y los tipos de violencia sexual que se han clasificado. A continuación se explica ¿Qué es la violencia? para posteriormente encuadrar la violencia sexual y finalmente diferenciar los tipos de violencia sexual investigados en el presente estudio, dando énfasis en el delito de violación con un matiz jurídico y psicológico. 7 Capítulo 1 ¿Qué es violencia? La violencia: un problema social 8 Capítulo 1 ¿Qué es violencia? La violencia: un problema social De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su Informe Mundial sobre la violencia y la salud (2002b), una de las razones por las que apenas se ha considerado a la violencia como una cuestión de salud pública es la falta de una definición clara del problema. La violencia es un fenómeno sumamente difuso y complejo cuya definición no puede tener exactitud científica, ya que es una cuestión de apreciación. La noción de lo que son comportamientos aceptables e inaceptables, o de lo que constituye un daño, está influida por la cultura y sometida a una continua revisión a medida que los valores y las normas sociales evolucionan. En este mundo en vertiginosa evolución, proteger la vida y la dignidad humanas exige esforzarse por lograr un consenso y establecer normas universales de comportamiento basadas en el desarrollo de derechos humanos. El informe agrega que la violencia puede definirse de muchas maneras, según quién lo haga y con qué propósito. Por ejemplo, la definición orientada al arresto y la condena será diferente a la empleada para las intervenciones de los servicios sociales. En el ámbito de la salud pública, la dificultad reside en definir la violencia de manera que abarque el conjunto de actos perpetrados y las experiencias subjetivas de las víctimas, pero sin que la definición resulte tan amplia que pierda sentido o describa como hechos patológicos las vicisitudes naturales de la vida cotidiana. Se necesita, además, un consenso mundial que permita comparar los datos entre los países y construir una sólida base de conocimiento (OMS, 2002b). 9 Se define la violencia como el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones (OMS, 2002a). La definición comprende tanto la violencia interpersonal como el comportamiento suicida y los conflictos armados. Cubre también una amplia gama de actos que van más allá del acto físico para incluir las amenazas e intimidaciones. Además de la muerte y las lesiones, abarca numerosas consecuencias del comportamiento violento, a menudo menos notorias, como los daños psíquicos, privaciones y deficiencias del desarrollo que comprometan el bienestar de los individuos, las familias y las comunidades (OMS, 2002a). En el estudio sobre Violencia Feminicida en México (2012), se explica que la violencia es un hecho social, en buena parte resultado de un comportamiento aprendido en contextos permeados por desigualdades sociales y basado ya sea en la clase social, el género, la edad, la raza, las capacidades distintas, e incluso las diferencias religiosas. En nuestra sociedad la cultura de la violencia está extendida, ya queson frecuentes las situaciones cotidianas donde se ejerce la violencia y se multiplican los actos de personas que no reconocen los derechos y la dignidad de los otros. En muchas de nuestras ciudades se ha vuelto común presenciar o conocer hechos de extorsión, amenazas, chantaje, golpes, lesiones y aún más, la muerte de personas conocidas o cercanas. 10 Muchas de esas formas de violencia están atravesadas por el género. Son prácticas que se actúan para demostrar hombría y poder de dominio hacia las mujeres o hacia otros hombres, para imponer la voluntad y deseos del hombre-macho, a las mujeres del entorno o a hombres considerados débiles. Otras prácticas violentas se ejercen entre padres, madres, hijos e hijas, y suelen transmitirse de generación en generación (Violencia Feminicida en México, 2012). De manera particular si se habla de violencia hacia las mujeres el estudio de Violencia Feminicida en México (2012), señala que se caracteriza por: Su “invisibilidad”, producto de las pautas culturales que aún priman en nuestras sociedades, en las que la violencia intrafamiliar o de pareja y los abusos sexuales de conocidos, familiares o desconocidos, son concebidos ya sea como eventos del ámbito privado donde los demás –incluso las autoridades- no deben inmiscuirse, o como contingencias frecuentes en la vida de una mujer. Su “normalidad” es otro de los rasgos que la acompañan. La cultura patriarcal justifica o aun “autoriza” al varón para ejercer la violencia contra la mujer cuando su objetivo es “corregir” comportamientos que se salen de la norma, que no se adecuan a su rol esperado de madre, esposa y ama de casa. Dicha cultura justifica, asimismo, la potestad de cualquier varón para intervenir o controlar la vida de las mujeres o usar de distintos tipos de violencia en contra de una mujer que “desafía” o transgrede las fronteras culturales del género. 11 Su “impunidad”, que es consecuencia de todo lo anterior, ya que si la violencia entre parejas o intrafamiliar es justificada como “natural” o como “asunto privado”, no puede ser juzgada como violación a ningún derecho y, por lo tanto, no es sancionable. También, a menudo es justificada en casos donde la violencia la ejerce un hombre desconocido sobre una mujer “transgresora”. De suerte que en el imaginario común de la mayoría de la población, y aun en gran parte de los operadores de la procuración de justicia, la violencia hacia las mujeres no es condenable. Por otro lado el marco para el reconocimiento del derecho de las mujeres a una vida libre de violencia parte de la referencia explícita a la discriminación de género, como un rasgo estructural y sistemático de la sociedad, tomando en cuenta las experiencias de las mujeres y los costos de la violencia en su vida, su salud y su libertad. Tomando, asimismo, distancia de las visiones prevalecientes en muchos medios todavía hasta algunos años, que consideraban la violencia como un problema reducido a casos de maltrato familiar (Unidad de Violencia Intrafamiliar, 2012). El planteamiento central es que la violencia contra las mujeres es expresión y resultado de la denegación de sus derechos ciudadanos, afirmando que la violencia atenta directamente en contra de su dignidad, su integridad personal y sus libertades fundamentales como persona. En tal sentido, el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia es una expresión generalizada de sus derechos civiles. Es decir, se plantea no como un problema individual, privado, familiar o relacional de “algunas 12 mujeres”, sino como un problema estrechamente vinculado con las formas débiles de la ciudadanía femenina ante el cual el Estado debía actuar con medidas para prevenir, atender, sancionar y erradicar cualquier manifestación de esta violencia tanto el ámbito público como en el privado (Unidad de Violencia Intrafamiliar, 2012). 1.2 Violencia sexual La violencia sexual comprende una gran diversidad de actos, como las relaciones sexuales bajo coacción en el matrimonio y en las citas, las violaciones por parte de extraños, las violaciones sistemáticas durante los conflictos armados, el acoso sexual (incluida la petición de favores sexuales a cambio de trabajo o calificaciones escolares), los abusos sexuales de menores, la prostitución forzada y la trata de personas, los matrimonios precoces y los actos violentos contra la integridad sexual de las mujeres, como la mutilación genital y las inspecciones obligatorias de la virginidad. Tanto hombres como mujeres pueden, además, sufrir violaciones estando detenidos o encarcelados (OMS, 2002b). La mayor parte de este tipo de violencia tiene como víctimas a mujeres y niñas, y son perpetradas por hombres y niños. Sin embargo, la violación de hombres y niños por otros hombres, es un problema constatado, y se registran igualmente coacciones a hombres jóvenes por parte de mujeres mayores para mantener relaciones sexuales. Según los datos disponibles, en algunos países, una de cada cuatro mujeres señala haber sido víctima de violencia sexual por parte de su pareja, y hasta una tercera parte de las adolescentes han sufrido una iniciación sexual forzada. Los datos indican que cientos de miles de mujeres y niñas de todo el mundo 13 son compradas y vendidas cada año con destino a la prostitución o la esclavitud sexual, o se ven sometidas a la violencia sexual en escuelas, lugares de trabajo y entornos sanitarios y de atención a refugiados (OMS, 2002b). Uno de los grandes logros del feminismo contemporáneo es que cambió nuestra comprensión de la sexualidad y de las relaciones entre mujeres y varones, al identificar la violencia sexual como un elemento importante en el mantenimiento de la subordinación de las mujeres, al proporcionarles nuevas vías para la comprensión de su situación y al impulsar la creación de recursos para combatir dicha violencia. Ha conseguido que se entienda la violación no como un delito en contra del honor de las familias, sino como un asalto violento cometido contra las mujeres, no sólo por extraños, sino también por los maridos, padres y personas cercanas. Ha promovido las denuncias por malos tratos a las mujeres, insistiendo en abandonar su consideración como un asunto privado y personal entre los miembros de una pareja (Osborne, 2008 en Violencia Feminicida en México, 2012). Como se ha mencionado anteriormente la violencia sexual implica un severo daño psicológico a la víctima, por lo cual se explicará de manera concisa lo que se entiende por abuso sexual y violación, desde el punto de vista legal y psicológico, así como las consecuencias físicas, psicológicas y sociales que este tipo de violencia genera. 14 1.2.1 Abuso sexual El fenómeno del abuso sexual está presente en ambos sexos, aunque es más frecuente en el sexo femenino, puede afectar a cualquier grupo de ciudadanos considerados legalmente como menores de edad, tanto las niñas y niños, como las y los adolescentes. Esta forma de manifestación de la violencia es un fenómeno creciente, convertido en un problema mundial, que abarca formas complejas y que afecta a grandes grupos de la población. La violencia sexual contra niños y adolescentes es el más grave maltrato infantil, es un fenómeno social y cultural que atraviesa todos los estratos sociales y culturales, puede considerarse como la peor forma de violación fundamental de los derechos humanos (Peláez, 2010). Se define como abuso sexual a la imposición a niños, niñas o adolescentes inmaduros de actividades sexuales que no comprenden en su totalidad, a las que no pueden dar su consentimiento o que violan tabúes de las relaciones familiares (Peláez, 2010). De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (2002b), la mayor parte de las agresiones sexuales tienen como víctimas a mujeres y niñas,y son perpetradas por hombres de distintas edades. Dentro del concepto de abuso sexual se incluyen eventos como el exhibicionismo, caricias y manipulación, visión de los genitales, los cuales pueden ser realizados con o sin el uso de la fuerza. 15 Se conoce que los casos reportados de abuso sexual constituyen una proporción ínfima de los que realmente tienen lugar, por lo que son considerados únicamente como la punta visible de un iceberg cuyo problema mayor permanece oculto. El abuso sexual se descubre a menudo cuando la niña lo revela a uno de sus padres, un amigo(a), maestro(a) o un profesional de la salud. Esta confesión puede ser intencional o accidental, en ocasiones el primer signo de un incesto prolongado es la aparición del embarazo en una adolescente, aunque la tendencia generalizada es no dar valor inicial a las acusaciones de abuso por parte de niñas y niños, lo cierto es que la mayoría de las veces cuando una niña o niño refiere ser abusado dicen la verdad. Por otro lado, pese a que muchos ofensores no tienen la finalidad de dañar a la víctima, está casi siempre termina lesionada. El blanco del ofensor infantil son niños de ambos sexos, aunque el abuso es más común en las niñas, en tanto en la mayoría de los casos no se detecta al perpetrador, y cuando esto sucede casi nunca es denunciado (Peláez, 2010.) De acuerdo al Artículo 176 del Código Penal del Distrito Federal (2011), se explica que al que, sin consentimiento de una persona y sin el propósito de llegar a la cópula, ejecute en ella un acto sexual, la obligue a observarlo o la haga ejecutarlo, se le impondrá de uno a seis años de prisión. Si se hiciere uso de violencia física o moral, la pena prevista se aumentará en una mitad. 16 Una de las principales preocupaciones ante el hecho de un abuso sexual es el riesgo de adquirir una Infección de Transmisión Sexual (ITS). Resulta importante poder distinguir entre las ITS diagnosticadas en la primera consulta y aquellas encontradas durante el seguimiento, esto es puntualmente importante en las adolescentes. Estudios realizados sobre los perfiles de la violencia doméstica reportan una asociación positiva entre ITS y violencia intrafamiliar, lo cual pudiera relacionarse con las altas tasas de sexo forzado en mujeres, las reducidas posibilidades que tienen éstas de negociar la práctica del sexo protegido y uso del condón, así como el poco acceso a consejería y pruebas diagnósticas para ITS y VIH/SIDA (Peláez, 2010). Existe así mismo una mayor prevalencia de ITS en mujeres que han sufrido violencia en sus relaciones de pareja que en las que no han sufrido de estas. Entre un 29% y un 43% de los abusos reportados se detectan evidencias de al menos una ITS en la valoración inicial (Peláez, 2010). 17 1.2.2 Violación Las definiciones de violación son múltiples desde los distintos enfoques disciplinarios que se ocupan del tema; sin embargo, pueden ubicarse en torno a dos vertientes fundamentales: a) la que intenta discriminar muy claramente la violación de otro tipo de delitos y perversiones que suceden alrededor de la esfera sexual (estupro, abuso sexual, entre otras), y b) la que intenta incluir a la violación como delito asociado al poder, tanto desde una crítica de la violencia como de la organización patriarcal de la sociedad. La problemática del consentimiento priva en la primera, mientras que la imposición violenta de un poder sobre el cuerpo victimado es la interrogante que, en la segunda perspectiva, conlleva importantes cuestionamientos a partir de los efectos de la violencia sobre las víctimas (Manero & Villamil, 2003). Desde la primera perspectiva se ha desarrollado una gran cantidad de estudios que incluyen, por supuesto, las secuelas de índole psicológica que genera la violación. Este llamado “delito sexual” en su tratamiento clínico, mostró una sintomatología que se aproximaba a lo que después sería establecido como el trastorno de estrés postraumático (Manero & Villamil, 2003). La perspectiva psicosocial de la violación se inició en la literatura feminista en los años 70; no aparecería como un problema psicológico, sino relacionado a la desigualdad de los géneros. Es una conducta socializada y ocurre en aquellas culturas caracterizadas por otros comportamientos violentos y por la dominación sobre las mujeres (Lottes, 1988 en Soria & Hernández, 1994). 18 La violación es un fenómeno social determinado por múltiples factores que difícilmente pueden ser separados para ser analizados y comprender así la naturaleza del evento. La violación constituye la máxima expresión de violencia contra la integridad de una persona en la que no se respeta el género, edad, etnia o religión (Romero, 2006). El acto de la violación es un delito de violencia, la sociedad facilita, promueve y refuerza este hecho. El acto sexual pasa a ser un acto de poder del fuerte sobre el débil, ya sea mujer o niño. Frecuentemente el violador es un sujeto conocido y comete el delito en casa de la víctima, es decir que puede ser el marido, novio o el jefe. Cuando la mujer denuncia este delito se encuentra con un proceso de corrupción que hay en otros terrenos, agravado por las reacciones de cólera, burla y reproche de que comienza a ser víctima. La mujer violada (que puede ser cualquier mujer aunque no responda a los estereotipos de atractiva, joven entre otros) tiene que explicar que ella no provocó el delito cometido (Dowdeswell, 1987). La violación es una conducta social y como tal es aprendida, considerándose que la socialización sexual juega un rol decisivo en la conducta de los violadores, especialmente en cuanto adquieren su concepción de la relación intersexual y de la división de roles; se autodefinen como masculinos y tienen una visión negativa de las mujeres como personas dependientes y sin autonomía (Soria & Hernández, 1994). 19 Es bien conocido el conjunto de problemas al que se enfrentan las víctimas de este tipo de violencia, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), la desconfianza, la revictimización cuando se atreven a denunciar, la falta de información, entre otros más. Además, los registros de procuración e impartición de justicia omiten información fundamental sobre la víctima, como ocurre con las denuncias de violación que, lamentablemente, no son divididas por sexo. Sin embargo, las estadísticas judiciales sobre violación que integra el INEGI, nos revelan que alrededor de 99 por ciento, tanto de los presuntos delincuentes como de los sentenciados por este delito son varones (Estudio sobre Violencia Feminicida en México, 2002). El sistema jurídico se encontró con un cambio social en la sexualidad y las relaciones humanas que planteaba un conflicto en la esencia misma de conceptos clásicos de los delitos sexuales, la sexualidad libremente asumida pasa ser considerada un derecho de la persona y se hace necesario un cambio radical en el marco legislativo: los tribunales son un reflejo de la sociedad donde ésta proyecta su concepción del mundo y de la sexualidad (Ruíz, 1991 en Soria & Hernández, 1994). Por otra parte el Código Penal del Distrito Federal en el título quinto que engloba el tema de “Delitos contra la libertad y la seguridad sexual y el normal desarrollo psicosexual” establece: ARTÍCULO 174: “Al que por medio de violencia física o moral realice cópula con persona de cualquier sexo, se le impondrá prisión de seis a diecisiete años” 20 “Se entiende por cópula, la introducción del pene en el cuerpo humano por vía vaginal, anal o bucal” (Código Penal del Distrito Federal, 2011, p. 45). Se agrega que: “Se sancionará con la misma pena antes señalada, al que introduzca por vía vaginal o anal cualquier elemento, instrumento, cualquier parte del cuerpo humano,distinto al pene, por medio de la violencia física o moral”. Y finalmente: “Si entre el activo y el pasivo existiera un vínculo matrimonial, de concubinato o de pareja, se impondrá la pena prevista en este artículo, en estos casos el delito se perseguirá por querella” (Código Penal del Distrito Federal, 2011, p.45). Considerando el matiz psicológico que implica el delito de violación, se cita la definición siguiente: “La violencia sexual se define como toda acción u omisión, voluntaria o involuntaria, protagonizada por un hombre o una mujer, contra otro hombre o mujer que causa daño físico o emocional, vulnera los derechos sexuales de la otra persona, le impide o limita la satisfacción de sus necesidades sexuales e inhibe el pleno desarrollo de su sexualidad. Afecta a todos los países del mundo y a personas de todos los estratos sociales, independientemente de su raza, cultura y religión” (Dallos, Pinzón-Amado, Barrera, Mujica & Meneses, 2008, p. 57). Desgraciadamente en las ciudades más grandes del mundo, día a día aumenta la población y con ello aumentan los ilícitos sexuales como la violación, y cada vez con mayor crueldad por lo cual es indispensable implantar una adecuada política criminal para controlar y reducir estos actos de violencia (Romero, 2006). 21 Aunque se denuncian más las agresiones sexuales por extraños, no se debe olvidar que la mayoría suelen producirse dentro del hogar, seguidas de aquellas que se realizan en un automóvil, aspectos que refuerzan este criterio. Sin duda, se confunden los delitos más denunciados y con mayor alarma social (violación callejera por un extraño) con los más frecuentes y silenciados, los ocurridos entre marido-mujer o padre-hija (Soria & Hernández, 1994). Las violaciones no suceden mayoritariamente en lugares oscuros y apartados, se producen en los más variados lugares y horas. Por ejemplo un violador de niños lo realizaba a las 9 de la mañana, otra víctima fue violada mientras trabajaba limpiando oficinas a las 12 del día, un asaltante violó a una anciana de 78 años a las 12 de la noche, entre otros casos similares (Soria & Hernández, 1994). Los mitos vinculados a la violación han demostrado como éstos, forman parte de actitudes interrelacionadas como: la aceptación de roles y estereotipos sexuales tradicionales, la aceptación de la violencia interpersonal y la percepción de la relación sexual como un conflicto (Burt, 1980 en Soria & Hernández, 1994). La falta de conocimiento sobre este fenómeno ha impedido que se le otorgue la atención adecuada, lo que contribuye a generar creencias erróneas sobre su causalidad, creando una serie de mitos en torno a la violación. Mitos que a nivel sociocultural minimizan la responsabilidad del atacante y responsabilizan a la víctima de la agresión, actuando como una “orden del silencio” afirmación de inexistencia, esto reafirma que no hay nada que decir, ni ver, ni saber. Este razonamiento lo 22 podemos ver reflejado en la mínima cantidad de víctimas que se atreven a denunciar el delito y la gran cantidad de víctimas que buscan el apoyo psicológico pero que no se atreven o atrevieron a denunciar el hecho (Romero, 2006). Lo anterior nos lleva a enfatizar que los mitos o ideas preconcebidas acerca de la violación pueden llegar a influenciar radicalmente la percepción que tienen los observadores de la víctima. Las características de una víctima más independiente acarreará mayores atribuciones de culpa que aquélla más convencional; del mismo modo, no resistirse durante un ataque sexual o no sufrir un daño considerable puede ser interpretado por los observadores como señal de consentimiento o aceptación del encuentro sexual forzado, los factores como la intencionalidad de la víctima, la previsibilidad que tuvo ella del ataque y la concepción de la violación como un acto de placer versus un acto de violencia determinan las atribuciones de culpa (Trujano & Raich, 2000). En este tipo de delito (sexual) no aparece en gran parte, el objetivo sexual claramente identificable, pero si una humillación de contenido sexual hacia la mujer. El componente fundamental de la violación no es el sexo si no la hostilidad/poder hacia la víctima; es el imponerse por medio de la coacción o simplemente el temor. Dicho factor de poder o dominio del agresor se encuentra de manera confusa unido a la internalización de la agresión como una humillación por parte de la mujer victimizada (Soria & Hernández, 1994). 23 Las culturas que presentan un sistema de dominación de género contribuyen a la desigualdad. Si bien no se ha estudiado de manera suficiente la naturaleza social de la violación, como sexual, de las mujeres y los niños, quienes son más vulnerables a la victimización sexual. En ese sentido, se ha señalado que la civilización es la que ha creado y fomentado la violación. En síntesis, se reconoce que la violación no es la satisfacción de un impulso físico o de un instinto natural, sino más bien un acto cultural (De la Garza & Díaz, 1997). Actualmente, en los delitos sexuales existe un consenso de que la comprensión de los mismos debe efectuarse en términos de las teorías de la violencia más que de la motivación sexual (Hollin, 1989 en Soria & Hernández, 1994). A continuación se especifican las principales consecuencias físicas, psicológicas y sociales generadas al ser víctima de un delito sexual como lo es en este caso, el abuso sexual y la violación. 24 1.3 Consecuencias físicas, psicológicas y sociales de la violencia sexual La conducta criminal es un comportamiento complejo multivariado que ha sido objeto de estudio de numerosas ciencias, con las cuales la psicología establece un continuo diálogo: criminología, sociología y biología del delito. En la agresión sexual se configuran elementos de poder-sumisión (agresor- víctima) que determinan tanto las motivaciones individuales previas al suceso por parte del agresor como las propias características del delito (Soria & Hernández, 1994). Entendemos por víctima, psicosocial y jurídicamente hablando, a toda persona, colectivo o institución que directa, o indirectamente, hayan sufrido los efectos derivados de una acción delictiva, ya sean lesiones físicas o mentales, alteraciones psicosociales de su funcionamiento habitual, pérdida financiera o menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales como persona. Todo ello al margen de la identificación, aprehensión, enjuiciamiento y condena del perpetrador, independientemente de la relación (familiar o interpersonal) sostenida entre el agresor y la víctima, incluyendo tanto los núcleos sociales más próximos como aquellos más distantes afectados directamente por el delito o que actuaron en su defensa en el momento del suceso (Soria & Hernández, 1994). Una vez ocurrido el evento traumático, sus consecuencias psicológicas y sociales negativas pueden prolongarse a lo largo de la vida de las personas. Las víctimas de este tipo de violencia suelen describir sentimientos de temor, odio, vergüenza, desvalorización, culpa, asco, tristeza, desconfianza, aislamiento, 25 marginamiento y ansiedad. En niños y niñas se pueden presentar, de forma adicional, síntomas de trastornos del comportamiento inespecíficos, consistentes en cambios bruscos en la conducta como: miedos excesivos, fobias, temor a dormir solos, terrores nocturnos, trastornos del sueño, pesadillas, sobrexcitación, comportamientos agresivos, fugas del hogar, aislamiento social, mal rendimiento o abandono escolar y tendencias suicidas (Dallos & Cols., 2008). También pueden presentar otras manifestaciones inespecíficas, como anorexia, dolor abdominal, enuresis, encopresis, disuria, rectalgia, flujo vaginal, secreción uretral e inclusoligeras lesiones en el área genital, alteraciones del comportamiento sexual (curiosidad sexual exagerada o masturbación compulsiva) o un conocimiento inapropiado del comportamiento sexual del adulto (Dallos & Cols., 2008). La violencia tiene una cualidad retraumatizante y su efecto es también mediato. Se trata de un efecto de largo plazo que genera en la víctima una incapacidad cada vez mayor de llevar a cabo su vida normal. Tal efecto tiene que ver con la reactualización imaginaria (aunque sea por vía de una memoria temerosa) de la violencia sufrida. Es como si la violencia tuviera la capacidad de instalarse en la vida anímica, y periódicamente manifestara a través de imágenes terribles, la presencia de aquello que se consideraba dejado atrás. Los flashbacks, los recuerdos o sueños que se presentan en el síndrome de estrés postraumático son la evidencia metafórica de la presencia permanente de un poder terrible y aniquilador (Manero & Villamil, 2003). 26 La violencia sexual repercute hondamente en la salud física y mental de las víctimas. Al igual que las lesiones, se asocia a un mayor riesgo de diversos problemas sexuales y reproductivos con consecuencias que se manifiestan tanto de inmediato como muchos años después de la agresión. En la salud mental, las repercusiones son tan graves como en la física, y pueden ser también muy duraderas. La mortalidad asociada a la violencia sexual puede deberse al suicidio, a la infección por el VIH o al homicidio (OMS, 2002b). Existen factores que aumentan el riesgo de que una persona se vea forzada a mantener relaciones sexuales, y otros que, a su vez, aumentan el riesgo de que un individuo obligue a otra persona a mantenerlas. Se ha relacionado también el comportamiento sexualmente violento en varones con el hecho de haber presenciado escenas de violencia familiar y de haber tenido padres emocionalmente distantes y desatentos. Otros factores que contribuyen a ello son la pobreza y la vida en una comunidad que tolera la violencia sexual y la castiga con sanciones blandas. La violencia sexual es también más frecuente allí donde impera un firme convencimiento de los derechos sexuales del varón o los roles de los sexos son más rígidos (OMS, 2002b). Las alteraciones en la psicosexualidad no sólo podrían estar asociadas a una desviación en el desarrollo normal de la sexualidad, sino que también implican una incorporación de la misma en forma alterada. Esta situación se puede visualizar claramente, por ejemplo, cuando ocurre un embarazo producto de la agresión sexual, viéndose modificado el proyecto de vida de la víctima; o bien ante una 27 infección de transmisión sexual. De tal modo, el impacto no sólo se evidenciará en sus consecuencias inmediatas, sino que también puede manifestarse en las relaciones vinculares madre/hijo, transmitiendo el daño a la siguiente generación (Guía para la evaluación pericial de daño en víctimas de delitos sexuales, 2010). En relación al abuso sexual se señala que algunas personas que lo han vivido se sienten avergonzadas o culpables, y se responsabilizan de algunas de las situaciones alrededor del abuso sexual, sea por haberlo permitido, no haberlo evitado o incluso por creer que, de alguna manera, lo provocaron o participaron activamente en él. La culpa y vergüenza pueden manifestarse también por el hecho de haber sentido placer, por sus propios sentimientos generados a raíz del abuso sexual o por las consecuencias que el descubrimiento del abuso tuvo en sus familias y relaciones (Quintero & Andrade, 2012). Los sentimientos de culpa y vergüenza suelen permanecer por mucho tiempo y llevan a que los individuos tengan una imagen negativa de sí mismos, se sientan “malos” o “sucios” y crean que merecen situaciones dañinas o dolorosas a manera de castigo. Esos sentimientos pueden explicar algunas conductas comúnmente observadas en personas que han vivido abuso sexual infantil, como los pensamientos de devaluación y minusvalía, la baja autoestima, las conductas autodestructivas, la depresión, las pobres expectativas a futuro, la dificultad para entablar relaciones, el temor y la ansiedad. Esos sentimientos resultan ser parte fundamental en el proceso que viven las víctimas de abuso sexual y de igual forma son mediadores esenciales en su 28 recuperación. La evidencia de sentimientos de culpa y vergüenza en personas que han vivido abuso sexual infantil, así como los efectos de ambas en la sintomatología y en el posterior ajuste adaptativo, remite a la trascendencia no sólo de diseñar propuestas de intervención que puedan incidir en la vergüenza y la culpa y así mediar los efectos negativos del abuso sexual infantil, sino de contar con evaluaciones adecuadas de sus resultados (Quintero & Andrade, 2012). Las víctimas de abuso sexual tienen una incidencia alta de trastorno por estrés postraumático (TEPT), trastorno del pánico y abuso de Sustancias Psico Activas (SPA). Se ha sugerido que el TEPT se asocia con la gravedad del abuso, el número de eventos de abuso, la duración y frecuencia, la presencia de penetración, la exposición previa a otros sucesos traumáticos (especialmente a edad temprana), el sexo femenino, el bajo nivel de educación y de ingresos y algunos factores biológicos. La información presentada es útil para entender el fenómeno de la violencia sexual y específicamente sobre el delito violación que se comete contra las mujeres, pero más allá de una definición de dicho término, lo que se pretendió en esta investigación fue conocer la percepción que tienen las mujeres víctimas de violación sobre la atención psicológica que recibieron en el Centro de Terapia de Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales (CTA) y que de acuerdo a la intervención terapéutica brindada (individual y grupal), se analizó la percepción que cada una refirió en relación a los cambios observados en su calidad de vida. 29 Inicialmente surgen diversas interrogantes como por ejemplo: ¿A qué se refiere la percepción de calidad de vida? ¿Qué es calidad de vida? ¿Significa lo mismo calidad de vida y bienestar subjetivo? ¿Qué dimensiones engloba la calidad de vida? entre otras. Con el fin de profundizar sobre esta temática se presenta una introducción sobre el significado de felicidad y bienestar subjetivo que se relacionan de manera directa con este constructo llamado <calidad de vida>. 30 Capítulo 2 Calidad de vida: Una visión integradora 31 Capítulo 2 Calidad de vida: Una visión integradora Uno de los principios constantes en la vida cotidiana, es la necesidad de predecir la conducta, sentimientos, pensamientos y reacciones de las demás personas, sobre todo en la medida que nos afectan, se puede decir que una de las razones, quizá la principal, de nuestra supervivencia como especie y como individuos está en la adecuada percepción del medio –físico y social- y en la adaptación a éstas condiciones cambiantes (Morales, Rebolloso, Fernández, Huici, Marques, Páez & Turner, 1996). Morales & Cols. (1996) explican que la percepción comprende dos procesos, el primero abarca la recodificación o selección del enorme caudal de datos que nos llega del exterior, reduciendo su complejidad y facilitando su almacenamiento y recuperación en la memoria, y como segundo proceso se encuentra el intento de ir más allá de la información obtenida, con el fin de predecir acontecimientos futuros. Los autores agregan que nuestras percepciones de los objetos y de las demás personas, tienen un significado. Los diversos estímulos que percibimos pasan al interior de nuestra mente a través de un tamiz cuya función primordial consiste en <interpretarlos> otorgándoles significados. Estos autores señalan que se debe concebir a la percepción como un proceso selectivo, dinámico yfuncional, ya que percibir consiste básicamente en formular hipótesis y tomar decisiones. Dicho proceso está determinado por las necesidades, 32 valores sociales, aprendizajes, y en general, por las características permanentes y temporales de los individuos. Con la información brindada anteriormente cabe resaltar de qué manera se relacionan los conceptos de percepción, felicidad, bienestar subjetivo y calidad de vida. Bajo esta línea de definiciones iniciaremos con la relación entre los conceptos de felicidad y bienestar subjetivo para posteriormente explicar el constructo de calidad de vida. 2.1 Felicidad y Bienestar subjetivo: ¿Significan lo mismo? El estudio de la felicidad ha sido por mucho tiempo un escenario para la especulación filosófica. Por carecer de mediciones empíricas sobre la felicidad, no ha sido posible verificar propuestas en relación con ella. Por lo tanto, el entendimiento de la felicidad ha permanecido especulativo e incierto. Durante las últimas décadas, algunos métodos de investigación y estudios presentados por las ciencias sociales han proporcionado un gran adelanto. Se han desarrollado formas de medición confiables para la felicidad, por medio de las cuales ha evolucionado un cuerpo significante de conocimiento (Garduño, Salinas & Rojas, 2005). De acuerdo con estos autores se explica que desde los años sesenta apareció un nuevo tema de investigación, ya que en aquel tiempo la mayoría de las Naciones Occidentales se habían convertido en Estados de bienestar abundante. Se reconocieron límites para el crecimiento económico y algunos valores 33 posmaterialistas ganaron terreno lo cual llevó a concepciones más amplias y a mediciones de una buena vida. En consecuencia a ello, se introdujeron nuevos términos como calidad de vida y bienestar, así también revivieron términos antiguos como el de felicidad. En un principio estas nociones fueron polémicas y sirvieron para denotar que hay algo más que un bienestar material ya que rápidamente se desarrollaron hacia conceptos más sustantivos, y resultaron ser temas de investigación empírica (Garduño & Cols., 2005). Concepto y definición de felicidad De acuerdo con Garduño & Cols. (2005), el concepto de felicidad se explica como el "goce subjetivo de la vida" (p.27). Dichos autores definen a la felicidad como el “grado en el cual un individuo evalúa la calidad global de su vida presente como un todo de manera positiva” (p. 27), en otras palabras, que tanto le agrada la vida que tiene. Estos autores explican que la evaluación global de la vida involucra todos los criterios que surgen en la mente del individuo: qué bien se siente, qué bien cumple sus expectativas y qué tan deseable se estima que es. Cuando se valora que tanto apreciamos la vida que vivimos, parece que se usan dos fuentes de información: primero el aspecto emocional, estimamos qué bien nos sentimos generalmente, y segundo en el nivel cognitivo comparamos "la vida como es" en relación con estándares de cómo "debe ser la vida". . 34 Las valoraciones de la vida pueden estar referidas a diferentes periodos de tiempo: cómo ha sido la vida, cómo es ahora y cómo será probablemente en el futuro. Estas evaluaciones no coinciden necesariamente; uno puede ser positivo acerca de la vida pasada, pero negativo acerca del futuro. La apreciación de la vida presente no es la misma que la del estado de ánimo del momento. Se puede estar insatisfecho con la vida pero sentirse eufórico ocasionalmente. El afecto momentáneo puede influenciar la percepción de las experiencias de vida y el juicio global de la misma, pero no es sinónimo con el concepto de felicidad (Garduño & Cols., 2005). Las necesidades esenciales o requerimientos a los que Maslow en 1970 hace referencia, son las necesidades fisiológicas de nutrientes, buen funcionamiento físico, protección corporal y abrigo de la intemperie y las necesidades psicológicas para un buen funcionamiento mental y en sociedad (Garduño & Cols., 2005). Las evaluaciones de la vida pueden diferir en muchos aspectos. Una diferencia está en su certeza: algunas personas son más definitivas acerca de su valoración de la vida mientras que otras vacilan. Algunos críticos sociales están todavía renuentes a aceptar que el hombre contemporáneo es feliz. De acuerdo con ellos, la felicidad reportada la consideran un ajuste sombrío. Más que disfrutar la vida, la gente reporta tener esperanza de una vida mejor y de ajuste a lo inevitable (Ipsen, 1978 en Garduño & Cols., 2005). En relación a lo anterior, los autores refieren que se pueden emplear diversas estrategias de defensa como son: la simple negación de la miseria propia, la comparación con los menos felices, y la tendencia a ver las cosas más agradables 35 de lo que son en realidad. Las personas deprimidas verían el mundo de una manera más realista pues es también menos amenazante admitir que uno se haya sentido deprimido en las últimas semanas, que admitirse desilusionado de la vida. En conjunto, estos hallazgos sugieren que la gente tiende a disfrutar sus vidas cuando las condiciones son tolerables. Esto no parece sorprendente desde el punto de vista biológico-adaptativo dado que es improbable que la naturaleza nos haya agobiado con infelicidad crónica. Como la "salud", la felicidad pareciera ser la condición normal (Garduño & Cols., 2005). . Es importante hacer notar que la felicidad y la queja no se excluyen lógicamente. Uno puede estar satisfecho con una vida como-un-todo pero aun así estar consciente de un déficit alarmante. De hecho, ambos se derivan de una reflexión sobre la vida. La preocupación puede contribuir a conseguir la felicidad al final. Solamente por medio del reconocimiento de los pros y contras podemos hacer frente a los problemas de la vida de forma efectiva. Los determinantes de la felicidad son entendidos vagamente. Aun así, es claro que diversos niveles del funcionamiento humano están involucrados: acción colectiva y conducta individual, experiencias sensoriales simples y cognición superior, características estables de los individuos y de su ambiente, y los caprichos del destino (Garduño & Cols., 2005). El juicio sobre la vida se trata sobre el flujo de las experiencias de vida, particularmente sobre la experiencia positiva y negativa. El flujo de las experiencias 36 es una reacción mental a la ruta de sucesos de vida que incluye grandes eventos que ocurren una vez solamente como el matrimonio o la migración, así como acontecimientos repetitivos mundanos como levantarse por la mañana y lavar los platos. Los sucesos que ocurren en la vida son parcialmente un asunto de buena o mala suerte, como en el caso de los accidentes. La ocurrencia de los eventos de vida también depende de ciertas condiciones y de capacidades personales. Los accidentes automovilísticos son menos frecuentes en sociedades bien organizadas y entre personas atentas. De tal manera, las posibilidades de vivir hechos "gratificantes" y "repugnantes" no son las mismas para todos. Esto comúnmente se conoce como oportunidades en la vida. Las oportunidades en la vida actuales tienen su origen en eventos pasados y en las estructuras de oportunidades, en la historia de la sociedad y en el desarrollo individual (Garduño & Cols., 2005). ¿Qué entendemos entonces por bienestar subjetivo? La literatura actual sobre bienestar subjetivo refleja diferentes enfoques metodológicos ante el estudio del constructo, así como la utilización de conceptualizaciones que aun cuando no lo sean han sido consideradas como sinónimos entre sí reflejándose la confusión a nivel internacional respecto a la intercambiabilidad de términos como bienestarsubjetivo, felicidad, calidad de vida, balance efectivo, salud entre otros, poniendo en tela de juicio la comparación entre 37 los diversos resultados obtenidos por diferentes investigadores (Garduño & Cols., 2005). Probablemente, ante la imposibilidad de abarcar todos los aspectos o dimensiones del constructo a través de los años, de los diversos enfoques teóricos en su estudio, así como de los propios objetivos de los investigadores, se optó por analizar los diversos componentes del bienestar por separado, lo cual si bien ha favorecido el desarrollo del constructo en la economía, por ejemplo, definiéndolo como distribución de la riqueza, nivel socioeconómico, etc. ha creado mucha confusión en el terreno de la psicología, donde los elementos afectivos y cognitivos no siempre han sido considerados simultáneamente, e incluso ya dentro de la dimensión afectiva, con poca frecuencia se han tenido en cuenta muestras representativas del fenómeno y se ha considerado, quizá con mayor frecuencia, tan sólo la felicidad, como un sinónimo de bienestar subjetivo (Bisquerra, 2013). El término bienestar subjetivo se refiere a la percepción propia, personal, única e íntima (subjetiva) que el individuo tiene, precisamente sobre su situación física y psíquica, y que no necesariamente coincide con la apreciación concreta y objetiva que se genera de la evaluación que desde el exterior se hace de los indicadores observables de dichas situaciones, es decir de la calidad de vida de los individuos (Bisquerra, 2013). Garduño & otros (2005), definen bienestar subjetivo como la relación entre la importancia que el individuo atribuye y la satisfacción que obtiene respecto de varios aspectos de su vida. Una premisa fundamental es que existe una relación entre los 38 elementos que las personas identifican con importantes en su vida y la participación que tienen en ellos. . 2.2 ¿Qué es calidad de vida? El tema de la calidad de vida se encuentra de alguna manera presente en gran parte de las discusiones académicas y de la vida diaria general. Podríamos decir que todas nuestras actividades así como cualquier tipo de programa social, a todos los niveles, tiene implícito un interés por mejorar la vida de la gente. Tanto las personas en particular, como los gobiernos en general están interesados por mejorar las condiciones de su vida o aquellas de la sociedad. A nivel de gobierno, en los países más industrializados existe desde hace algunos años la preocupación por considerar las opiniones, intereses e importancia de sus ciudadanos sobre una variedad de aspectos o dimensiones de vida (Garduño & Cols., 2005). De acuerdo con Garduño & Cols. (2005), en México el tema de la calidad de vida es relativamente nuevo aún entre las personas dedicadas al desarrollo y transmisión de la ciencia, y no existen instancias oficiales a cargo de monitorear de manera sistemática la percepción de la gente sobre sus vidas. Explican además que en el campo de la investigación social en México, el tema empezó a cobrar interés, especialmente desde disciplinas como la psicología, la sociología y recientemente, la economía. Los estudios valiosos que se han 39 desarrollado en diversas universidades y centros de investigación parecen ser todavía iniciativas individuales de los investigadores. En el campo de la salud mental, la calidad de vida se asocia con enfoques que intentan mejorar el desarrollo personal y las condiciones de vida para las personas con problemas psicológicos. La investigación ha estado unida a la aparición de enfoques comunitarios en los servicios de cuidado de población general. También se ha dirigido a valorar las consecuencias de diversos tratamientos sobre el funcionamiento social y emocional de la persona en su vida diaria, así como se ha preocupado por analizar la incidencia del apoyo social en el desarrollo de las enfermedades y problemas presentados por las personas. Además, la investigación en el área de la salud mental y comportamental se ha relacionado con el análisis de los servicios prestados a la población y su eficacia, así como la satisfacción del usuario con esos servicios (Schalock & Verdugo, 2003). Considerando más definiciones de calidad de vida se cita lo siguiente: “La calidad de vida es un estado de satisfacción general, derivado de la realización de las potencialidades de la persona. Posee aspectos subjetivos y aspectos objetivos. Es una sensación subjetiva de bienestar físico, psicológico y social. Incluye como aspectos subjetivos, la intimidad, la expresión emocional, la seguridad percibida, la productividad personal y la salud percibida. Como aspectos objetivos, el bienestar material, las relaciones armónicas con el ambiente físico y 40 social, y con la comunidad, y la salud objetivamente percibida” (Ardila, 2003, p. 1). La calidad de vida, para poder evaluarse, debe reconocerse en su concepto multidimensional que incluye estilo de vida, vivienda, satisfacción en la escuela y en el empleo, así como situación económica. Es por ello que la calidad de vida se conceptualiza de acuerdo con un sistema de valores, estándares o perspectivas que varían de persona a persona, de grupo a grupo y de lugar a lugar; así, la calidad de vida consiste en la sensación de bienestar que puede ser experimentada por las personas y que representa la suma de sensaciones subjetivas y personales del ”sentirse bien” (Ávila & Velarde, 2002). Una distinción clásica se da entre la calidad de vida objetiva y subjetiva. La primera se refiere al grado en que una vida cumple estándares explícitos de "buena vida", tal como sería evaluada por un observador imparcial externo. Por ejemplo, el resultado de un examen médico. La segunda se refiere a autovaloraciones basadas en criterios implícitos, por ejemplo, un sentimiento subjetivo de la salud. Estas cualidades no necesariamente corresponden entre sí: alguien puede gozar de buena salud, según el criterio de su médico, pero sentirse mal en su interior. El etiquetado conduce al mal entendimiento, la palabra objetivo sugiere una verdad indiscutible, mientras que el término subjetivo es fácilmente interpretado como una cuestión de preferencia arbitraria. Esta sugerencia es falsa; el hecho de que el ingreso pueda medirse de manera objetiva no significa que su valor está más allá de cuestionamiento (Garduño & Cols., 2005). 41 Cuando se evalúan los efectos externos de una vida se puede considerar su funcionalidad en relación con el ambiente. En este contexto, los doctores enfatizan qué tan esencial es la vida del paciente para sus allegados. La vida de una madre con hijos pequeños se evalúa tan alta como la vida de otra mujer de la misma edad sin hijos (ejemplos en la religión, la historia, la moral, la ecología). Al evaluar nuestra vida sumamos esta rica experiencia dentro de la evaluación total. Por ejemplo, apreciamos los dominios de la vida. Cuando preguntamos cómo nos sentimos acerca de nuestro trabajo o nuestro matrimonio, la mayoría de nosotros tendrá una opinión. De manera similar, la mayoría de las personas forman ideas acerca de cualidades separadas de su vida, por ejemplo, cómo enfrentar su vida y si hay algún significado en ella. Tales juicios se hacen con diferentes perspectivas de tiempo: en el pasado, en el presente y en el futuro. Como el futuro es menos palpable que el pasado y el presente, las esperanzas y miedos dependen más de inclinaciones afectivas que de cálculos cognitivos. Junto con los aspectos de la vida, juzgando la vida como un todo (Garduño & Cols., 2005). . El goce de ciertos aspectos de la vida tradicionalmente contribuirán a la satisfacciónde la vida como un todo (el llamado efecto particular-general), y el goce de la propia vida como un todo parece fomentar la satisfacción de aspectos de la vida (general-particular). Aun así no son cuestiones idénticas. Se puede tener un matrimonio feliz y está insatisfecho con la vida como un todo o estar satisfecho con la vida como un todo a pesar de un matrimonio infeliz. La experiencia del goce 42 puede ser momentánea o duradera. A veces se refiere a estados de ánimo pasajeros y a veces a satisfacciones más estables (Garduño & Cols., 2005). El concepto de calidad de vida tuvo su origen en la constatación de que los crecimientos económicos producían consecuencias negativas sobre otras dimensiones de las necesidades humanas y que, por tanto, era necesario considerar estas nuevas dimensiones cuando se valoraban proyectos sociales y económicos que se basaban casi exclusivamente en el incremento de los bienes materiales o monetarios, y despreciaban los efectos que tenían sobre la calidad ambiental o la identidad de los individuos (Torres, 2010). 2.3 Dimensiones e indicadores de calidad de vida Dentro de la clasificación propuesta por Schalock & Verdugo (2003), se consideran las siguientes dimensiones con sus indicadores particulares, las cuales se utilizan para comprender de una manera más específica lo complejo del constructo calidad de vida. Esto es con fines prácticos para el análisis de la percepción de las mujeres víctimas de violación sobre la relación de la intervención terapéutica y su calidad de vida. 43 2.3.1 Relaciones Interpersonales Como primera dimensión se incluyen las Relaciones Interpersonales: en donde se incluyen las Interacciones; refiriéndose específicamente a la vida social (contactos, reuniones, Conducta social, Aislamiento, Soledad, Comunicación, Redes sociales, Conflictos, Hostilidad) así como también incluye a la Familia, los apoyos, el Afecto (Sentimientos, emociones, empatía) y finalmente las Relaciones de amistad e intimidad (Schalock & Verdugo, 2003). Por lo cual se entiende como relación Interpersonal cualquier proceso que conlleve la estimulación o respuesta entre dos o más individuos. La interacción social persistente entre determinados individuos conduce a la formación de relaciones sociales (APA, 2010). Con las cuestiones de estatus social también deben considerarse las relaciones sociales. Para ambas, las relaciones primarias se dan en la esfera de la vida privada y las secundarias en la vida pública. Los lazos íntimos se refieren a la felicidad que está consistentemente relacionada con la presencia y calidad de relaciones privadas. Sin embargo no todos los tipos de lazos son relacionados de la misma manera a la felicidad en todos los países (Garduño & Cols., 2005). 44 2.3.2 Desarrollo personal Como segunda dimensión se encuentra el Desarrollo Personal: el cual engloba la Educación, las Habilidades, la Actividad voluntaria, el Progreso (Éxito/Logros/soluciones, Productividad, Mejora, Evolución), el Rendimiento (Funcionamiento personal/conductual, Resolución, Rendimiento/ejecución) y la competencia personal (Schalock & Verdugo, 2003). De manera global el desarrollo personal se refiere a la adquisición gradual de habilidades, actitudes, relaciones y comportamientos que permiten que el individuo interactúe con los demás y funcione como miembro en la sociedad (APA, 2010). 2.3.3 Bienestar emocional Como tercera dimensión se encuentra el Bienestar Emocional: que incluye la Satisfacción (Placer/diversión, Frustración, Intentos/ideas de suicidio, Angustia psicológica), la Ausencia de estrés (Relación a situaciones estresantes, Ansiedad/nerviosismo/agitación, Intranquilidad/relajación, Tolerancia/resistencia, Afrontamiento/reducción del estrés) el Autoconcepto (Autoconciencia/autoconocimiento, Autoestima, Imagen personal/corporal, Identidad, Conocimiento personal) la Seguridad, la Felicidad y la Espiritualidad (Schalock & Verdugo, 2003). 45 Esta dimensión compete de manera relevante a la Psicología, dado que lo que se pretende mejorar con una Intervención Terapéutica adecuada es inicialmente el bienestar emocional de la persona. De acuerdo con la APA (2010), podemos entender al bienestar emocional de forma general como: la expresión mediante un afecto positivo cuando se alcanza una meta, el alivio cuando se evitan sensaciones desagradables o la satisfacción cuando la persona disfruta el estado actual de las cosas. Incluye elementos experienciales, conductuales y fisiológicos, por medio de los cuales el individuo intenta lidiar con una cuestión o suceso personalmente significativo. 2.3.4 Bienestar físico La cuarta dimensión corresponde al Bienestar Físico: Salud (Síntomas de enfermedad, Funcionamiento físico, Estado físico, Dolor, Fatiga física, Energía/vitalidad, Sueño, Percepción de salud, Dependencia física (de drogas), Medicación/farmacología), la Atención Sanitaria (Atención médica, Asistencia sanitaria, Intervención/tratamiento), las Actividades de la vida diaria (Práctica diaria/funcionamiento, Auto cuidado/higiene), el Ocio y Actividades Recreativas, la Nutrición y la Movilidad (Schalock & Verdugo, 2003). Un aspecto relacionado a la esperanza de vida tiene que ver que en muchas sociedades ésta ha aumentado de manera considerable, sin embargo no siempre va unido con una vida de calidad (Garduño & Cols., 2005). 46 2.3.5 Inclusión social La quinta dimensión es la Inclusión social que aborda temas referentes a: los Roles (Funcionamiento/rol social, Nivel funcional, Desempeño de rol), los Apoyos (Recursos de apoyo social, Ayudas sociales, Asistencia social), el Ambiente Residencial (Ambiente hospitalario, Ambiente ambulatorio) las Actividades comunitarias (Actividades sociales/entrenamiento, Social/participación/conducta social, Tareas comunitarias/ejercicios) la Aceptación (Administración/rechazo, Adaptación social/Inclusión social/Pertenencia social) y el Ambiente de Trabajo (Schalock & Verdugo, 2003). De acuerdo con la APA (2010), una interacción social comprende el desarrollo de la cooperación y la competencia, la influencia de la condición y los roles sociales, la dinámica del comportamiento, el liderazgo y la conformidad del grupo. 2.3.6 Autodeterminación La sexta dimensión se refiere a la Autodeterminación: la Autonomía (Independencia, Autosuficiencia, Autoapoyo, Automantenimiento, Autocuidado), las Metas/Valores/Personales (Proyecto personal de vida, Expectativas/deseos/aspiraciones, Esperanzas, Sueños/ambiciones), el Control Personal, el Control Ambiental (Asesoramiento/consejo), las Decisiones, Elecciones, Autodirección y Actitudes. 47 La autodeterminación se refiere a ejercer control o dominio sobre uno mismo. Actuar como el principal agente causal de su vida, hacer elecciones y tomar decisiones respecto a la calidad de vida propia, sin influencias o interferencias externas innecesarias. 2.3.7 Bienestar material La séptima dimensión incluye el Bienestar Material: el Empleo, la Vivienda, las Finanzas, el Nivel Socioeconómico, la Seguridad y la Propiedad (Schalock & Verdugo, 2003). Es innegable que las condiciones materiales de vida, aquellas relacionadas con lo que algunos autores llaman bienestar objetivo, son fundamentalmente como nicho donde se lleva a cabo la vida de las personas, donde las necesidades deficitarias se satisfacen en alguna medida y donde el desarrollo económico y social de la comunidad donde se asienta la población, da oportunidades de desarrollo a los individuos (Garduño & Cols., 2005). Una premisa que precisan los autores refiere que la felicidad es más grande en los países económicamente más prósperos. Mientras más rico es el país más felices son sus
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