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DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO FACULTAD DE MEDICINA INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL DELEGACIÓN SUR DE LA CIUDAD DE MÉXICO UNIDAD MÉDICA DE ALTA ESPECIALIDAD HOSPITAL DE ESPECIALIDADES “DR. BERNARDO SEPÚLVEDA GUTIÉRREZ” CENTRO MEDICO NACIONAL “SIGLO XXI” TÍTULO: PREVALENCIA DE TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD EN PACIENTES CON DOLOR NEUROPÁTICO PERIFÉRICO ADSCRITOS AL HOSPITAL REGIONAL DE PSIQUIATRÍA “DR. HÉCTOR H. TOVAR ACOSTA” TESIS QUE PRESENTA: DR. MARLON ENEDIEL HERNÁNDEZ GRIJALVA PARA OBTENER EL DIPLOMA EN LA ESPECIALIDAD EN PSIQUIATRÍA ASESORES Tutor: Dr. Davis Cooper Bribiesca Investigador asociado: Dra. Irma Corlay Noriega Ciudad Universitaria, Cd. de México Febrero de 2018 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 3 4 AGRADECIMIENTOS Agradezco primero a mis padres, por su apoyo y motivación invaluables, que han hecho posible que hoy pueda alcanzar esta meta. A mis abuelos, por creer en mí, y a mis hermanos, por ser una fuente constante de inspiración y alegría. Son lo más importante en mi vida y los pilares más fuertes de todo lo que soy. A mis amigos de la residencia, por acompañarme siempre, por confiar en mí, por compartir tantas historias y por las que vendrán, por darme fortaleza e impulsarme en los momentos difíciles de mi crecimiento personal y profesional; gracias por este trayecto lleno de vivencias que jamás olvidaré. A mis amigos de la universidad, a quienes casi no veo pero que siempre están ahí, con mensajes y pensamientos de aprecio infinito. Agradezco también a mis maestros, por su paciencia e instrucción en conocimiento y disciplina. Finalmente, le doy las gracias a mis residentes tanto de mayor como de menor grado, por enseñarme que de todos es posible aprender, y sobre todo a aquellos que colaboraron en el desarrollo de esta tesis, especialmente a Pau. DEDICATORIA Para mis abuelos. Para papá y mamá. Para Dani. Para Moni. Para Ángel. 5 1. DATOS DEL ALUMNO Apellido Paterno: Apellido Materno: Nombres: Teléfono: Universidad: Facultad: Carrera: Número de cuenta: Hernández Grijalva Marlon Enediel 55 30 17 69 26 Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Medicina Curso de Especialización en Psiquiatría 514220097 2. DATOS DE LOS ASESORES Apellido Paterno: Apellido Materno: Nombre: Apellido Paterno: Apellido Materno: Nombre: Cooper Bribiesca Davis Corlay Noriega Irma Seuyen 3. DATOS DE LA TESIS Título: Año: Registro: “Prevalencia de Trastornos de la Personalidad en Pacientes con Dolor Neuropático Periférico Adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta”. 2017 R-2017-3601-33 6 ÍNDICE Resumen…………………………………………………..................................................... 7 Marco Teórico…………………………………………………………………………………... 8 Justificación…………………………………………………………………………………..... 19 Planteamiento del Problema ………………………………………………………………….20 Objetivos…………………………………………………………………………………..........21 Hipótesis de Trabajo…………………………………………………………………………...22 Material y Métodos………………………………………………………………………….….23 Análisis Estadístico……………………………………………………………………….…….30 Aspectos éticos…………………………………………………………………………………31 Recursos, Financiamiento y Factibilidad…………………………………………………….32 Resultados………………………………………………………………………………….......33 Discusión………………………………………………………………………………….........50 Conclusiones…………………………………………………………………………………...55 Referencias Bibliográficas………………………………………………………………….....56 Anexos …………………………………………………………………………………............58 7 RESUMEN Título: Prevalencia de trastornos de la personalidad en pacientes con dolor neuropático periférico adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta”. Antecedentes: El dolor neuropático es resultado de la integración de sensaciones en la dimensión física o sensorial y en la dimensión psíquica o afectiva-emocional, la cual aporta sentimientos de repulsión, rechazo, y otros ligados a las consecuencias inmediatas y tardías del daño. De estos sentimientos nacen conductas emocionales de frustración, ansiedad y depresión que enrarecen la percepción sensorial y que aportan elementos complejos y de amplificación que suelen complicar el tratamiento cuando el dolor permanece durante mucho tiempo, implicando los rasgos de personalidad del sujeto. Objetivo: Determinar la prevalencia de los trastornos de la personalidad en pacientes con dolor neuropático periférico adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta”. Hipótesis: Los trastornos de la personalidad son entidades psicopatológicas de alta prevalencia en pacientes con dolor neuropático periférico adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta”, que influyen en una mala evolución y deterioro de su calidad de vida. Material y métodos: Se realizó un estudio descriptivo, prospectivo, observacional, analítico y de corte transversal, en pacientes con dolor neuropático periférico adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta” y se les aplicaron cuestionarios y escalas estandarizados para obtener los datos buscados. Se evaluaron los resultados para determinar la prevalencia de los distintos trastornos de la personalidad en este grupo de pacientes, identificar sus características clínicas y demográficas más frecuentes, realizar la correlación entre dichas variables y comparar la evolución del dolor neuropático y la calidad de vida asociada en los pacientes con trastornos de la personalidad. Recursos e infraestructura: 1. Recursos humanos: a) Un investigador, quien es médico residente del curso de especialidad en Psiquiatría. b) Médicos adscritos y residentes de Psiquiatría del Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta” del Instituto Mexicano del Seguro Social quienes apoyarán en la fase de recolección de datos. c) Dos asesores teóricos y un asesor metodológico. 2. Recursos financieros: Los recursos de papelería serán cubiertos por el investigador. 3. Infraestructura: instalaciones e inmuebles pertenecientes al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta” del Instituto Mexicano del Seguro Social. Experiencia del grupo: todos los participantes tienen experiencia en su área de conocimiento. Tiempo a desarrollarse: 11 meses. Resultados: se obtuvo una muestra de 43 pacientes, de los cuales el 41.9 % (19) no presentó Trastorno de la Personalidad, mientras que el 58.1 % sí lo presentó, y de estos el 4.7 % (2) presentó Trastorno Límite, 14 % (6) Evitativo, 16.3 % (7) Histriónico, 14 % (6) Dependiente y el 9.3 % (4) Obsesivo- compulsivo. El 49 % de los pacientes con Trastorno de la Personalidad presentó niveles severos de dolor y puntajes más bajos en distintas áreas del Cuestionario de Salud SF36.Conclusiones. Los Trastornos de la Personalidad son entidades psicopatológicas de gran prevalencia en los pacientes con dolor neuropático periférico adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta”. El Trastorno Histriónico de la Personalidad fue el más prevalente. De acuerdo al puntaje del Cuestionario SF35, el Trastorno de la Personalidad con dolor neuropático y la peor calidad de vida fue el Obsesivo-compulsivo. De acuerdo a esta investigación, un Trastorno de la Personalidad constituye un factor mórbido importante que influye en una mala evolución del dolor neuropático, con mayor intensidad del mismo y un peor estado de salud. 8 MARCO TEÓRICO La relación entre el dolor y la personalidad ha sido reconocida desde hace mucho tiempo. Desde el tiempo de Aristóteles, los filósofos han notado la interacción entre las sensaciones y las emociones. Esta interacción, así como las diferencias observadas entre los individuos en su experiencia de dolor, ha sido un tema de muchos escritos, incluyendo referencias religiosas, estudios científicos y debates filosóficos. Desde principios del siglo XX, se ha prestado mayor atención a las descripciones cuantitativas y cualitativas de las diferencias de personalidad en el dolor. Con la introducción de las técnicas de evaluación psicológica, se aplicó un esfuerzo para cuantificar las diferencias de personalidad entre los individuos con dolor funcional (psicológico) y aquellos con dolor orgánico (fisiológico) y para discernir cuáles son los que se benefician de un tratamiento determinado. Con el advenimiento de la teoría del control de la entrada del dolor y del modelo biopsicosocial, surgió un mayor interés por entender la interacción compleja de los factores psicológicos, incluyendo la personalidad, las diferencias individuales y el dolor crónico. Desde la antigüedad, se ha reconocido la conexión entre los estados físico y emocional en el dolor; a pesar de esta larga historia reconociendo la conexión entre la sensación y la emoción, esta conexión no fue considerada seriamente hasta la publicación de “Estudios sobre la Histeria” de Freud y Breuer. Freud consideraba el dolor como una respuesta afectiva ante una pérdida o lesión real. Propuso una similitud entre la experiencia del dolor y el duelo. Cabot observó que los factores emocionales desempeñaban un papel relevante en la expresión del dolor y creyó que el "dolor psiconeurótico es reconocible por su conexión obvia con estados psíquicos y especialmente emocionales". Szasz, aplicando las relaciones de objeto al dolor crónico, creía que el dolor (físico) era simbólico para el sufrimiento emocional no expresado (psíquico). Engel, en su clásico artículo "El dolor psicogénico y el paciente propenso al dolor" reconoció que, aunque el dolor se origina en el funcionamiento fisiopatológico, la interpretación del dolor por parte del individuo es un "fenómeno psicológico". Este autor creía que el dolor físico podría proporcionar una forma más aceptable para que el individuo expresara sus emociones inaceptables hacia él mismo u otros. Alternativamente, en algunas personas, el dolor físico puede servir como un protagonista para interpretar el papel de víctima. Engel también reportó diagnósticos psiquiátricos, incluyendo histeria de conversión, depresión, hipocondriasis y esquizofrenia paranoide como prevalentes en pacientes con dolor crónico. El trabajo de Engel significó el comienzo del reconocimiento de que el dolor es un fenómeno complejo, que involucra dimensiones psicológicas, así como físicas1. La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor creó en 1979 la siguiente definición de dolor: “El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con una lesión hística real o potencial, o que se describe como ocasionada por dicha lesión”. La definición anterior es importante porque considera el dolor como algo subjetivo, lo presenta como experiencia compleja, y otorga importancia a la definición verbal del paciente, y considera la asociación entre la experiencia verbal los estados afectivos2. El dolor crónico se define como una experiencia psicofisiológica que permanece a pesar de haber disminuido o desaparecido el daño tisular. Se diagnostica el dolor crónico cuando el dolor persiste más de 6 meses o más del tiempo esperado para su recuperación, frecuentemente la respuesta a los tratamientos es baja y solo existe respuesta positiva mediante administración de morfina u otros fármacos opiáceos. Muchas enfermedades crónico degenerativas y terminales también se asocian a dolor crónico, incluso siendo este una complicación de dichas patologías. El estudio de acontecimientos vitales se ha asociado a la aparición de dolor crónico, incluso, muchas personas que vivencian el fallecimiento de familiares desencadena patologías dolorosas; por otra parte es importante mencionar que el dolor crónico en el aspecto de su percepción tiene variables genéticas y familiares, puesto que el umbral del dolor, las señales nerviosas que transmiten el dolor, neurotransmisores involucrados en el dolor, así como los modelos de aprendizaje de conductas ante el dolor adquiridos en el medio familiar, tienen una interacción compleja a la hora de manifestarse un fenómeno doloroso. Otras variables como la extensión del dolor, su cronicidad, la persistencia (continuo, intermitente, temporal, 9 episódico) tiene una influencia directamente proporcional a deterioro social, laboral, familiar, psicológico y económico de los pacientes, y la asignación de recursos de salud para su tratamiento3. En el dolor crónico su diagnóstico y tratamiento es difícil, y el éxito del tratamiento, limitado. Su larga duración produce incapacidad física y síntomas vegetativos como en el patrón de sueño, el apetito, disminución de la actividad sexual y aumento de la irritabilidad. El impacto psicológico es más claro que en el dolor agudo y se encuentra asociado a síntomas ansiosos y posteriormente depresivos. En función de su localización, el dolor se clasifica en dolor de origen periférico y dolor de origen central. El dolor de origen periférico se origina por un trastorno orgánico con influencia en los receptores de las fibras nerviosas periféricas, los cuales trasmiten impulsos nociceptivos y originan la sensación de dolor4. Este dolor de origen periférico se divide a su vez en superficial y profundo. El dolor superficial, también llamado dolor cutáneo, es el que tiene origen en la piel y en las mucosas; cualquier estímulo, sea químico, eléctrico, mecánico, térmico, es capaz de producir dolor cutáneo. La cualidad del dolor del dolor cutáneo es de carácter agudo, punzante, estimulante y vigorizante5. El dolor de origen central es un dolor de presentación espontánea o provocada que aparece como consecuencia de lesiones neurológicas de la médula espinal, bulbo raquídeo, tálamo o corteza cerebral. Las causas más frecuentes son por lesiones traumáticas de la médula, especialmente las que incluyen segmentos por encima de la primera vértebra lumbar o que producen zonas isquémicas que afectan las vías descendentes nociceptivas tales como el haz espinotalámico. Una característica de este tipo de dolor que lo distingue del dolor neuropático por lesión de nervios periféricos, es el tiempo de inicio de los síntomas dolorosos que suelen ocurrir semanas incluso meses después de la lesión neurológica causante6. También producen dolor central enfermedades que causas la destrucción de fibras aferentes primarias y de sus terminaciones centrales en la médula y ganglio, bien sea por muerte de las mismas (como en la neuralgia postherpética) o bien por lesiones de las raíces dorsales. Existen diferentes modelos para comprender la dinámica del dolor. Algunos de ellos se fundamentan principalmente en teorías psicológicas, y otros aportan mayor importancia a los aspectos neurofisiológicos. 1. Modelos multidimensionales del dolor: se basan en la teoríamultidimensional, según la cual, en la sensación del dolor intervienen diversos factores (atención, pensamiento, sugestión, etc.), que modulan el estímulo doloroso y que hacen que la intensidad de la respuesta dolorosa no dependa solamente de la intensidad del estímulo. A) Modelo de Melzack y Casey (1968): las bases de este modelo proceden de la teoría de la puerta o de entrada, que refiere lo siguiente: “la actividad neural aferente de los receptores nociceptivos está modulada en la asta dorsal de la médula, que actúa como una puerta o entrada que impide o no, el paso de los impulsos nerviosos que preceden de los nociceptores y del córtex. El grado con que la puerta incrementa o disminuye la trasmisión de impulsos nerviosos está en función de la actividad de las fibras sensoriales aferentes y las influencias descendentes de las áreas centrales del córtex”7. También la corteza y el tálamo pueden abrir o cerrar la llamada puerta del dolor, debido a que son responsables de los procesos mentales superiores (memoria, sentimientos) e inciden en el potencial del estímulo doloroso. Los procesos dolorosos están modulados por los siguientes aspectos: • Dimensión sensorial-discriminativa: es la transmisión de la estimulación nociva (térmica, mecánica) que activa los nociceptores y que explica la intensidad del dolor y su localización en el organismo. • Dimensión afectivo-motivacional: es la caracterización que la persona hace del dolor cuando lo adjetiva como desagradable o nocivo. Estas son cualidades que se pueden asociar con estados de ansiedad en la persona y respuestas de escape o evitación. 10 • Dimensión cognitivo-evaluativa: es el papel que juegan las variables de atención, creencias y pensamientos sobre el dolor y que pueden afectar a las dimensiones anteriores. B) Modelo Jerárquico del Dolor (Loeser y Black, 1975): Estos autores realizaron un sistema jerárquico en el que se distinguen 4 niveles de la experiencia del dolor: 1. La nocicepción es la energía térmica o mecánica potencialmente destructiva, y que actúa sobre las fibras nerviosas A delta y C. Este puede considerarse como un sistema de detección de daño periférico. 2. El dolor definido como una experiencia sensorial provocada por la percepción de la nocicepción. Sin embargo, esta relación no puede ser lineal, pueden existir independientemente, y los cambios de uno pueden no corresponder a los del otro. 3. El sufrimiento es la respuesta afectiva negativa, generada en los centros nerviosos superiores por el dolor y por diversos acontecimientos, por ejemplo: la pérdida de los seres queridos, el estrés, etcétera. 4. La conducta de dolor es todo tipo de conducta generada por la persona, indicativa de presencia de nocicepción. Comprende el habla, la expresión facial, la postura, la búsqueda de atención, el consumo de medicamentos, etcétera8. C) Modelo de “valoración multiaxial” de Turk y Rudy (1988): Este modelo propone la valoración de los pacientes con dolor crónico sobre tres ámbitos: el medio físico, el psicosocial, y el conductual-funcional. Dichos autores utilizaron el instrumento Multidimensional Pain Inventory (MPI) para medir la experiencia del dolor crónico desde una perspectiva cognitivo-conductual. Identificando tres subgrupos de pacientes: 1. Pacientes disfuncionales: Se caracterizan por altos niveles de dolor y malestar psicológico, bajos niveles de percepción de control sobre sus vidas, y bajos niveles de rendimiento en sus actividades normales. 2. Pacientes interpersonalmente angustiados: Se caracterizan por sentimientos de escaso apoyo social y una elevada frecuencia de respuestas negativas de los demás. 3. Pacientes adaptativos: Se caracterizan por informar de menores niveles de malestar emocional y mayores niveles de control percibido sobre sus vidas9. 2. Modelos Psicológicos del Dolor: diferentes modelos psicológicos han estudiado las variables que inciden en el dolor. A) Aproximación conductual: dentro de esta aproximación se encuentran los estudios realizados con el modelo de condicionamiento clásico y el modelo operante. El modelo del condicionamiento clásico del dolor crónico considera que este es una reacción a la hipertensión muscular. De esta forma evitando el movimiento se reduce el dolor, esta conducta de evitar puede conducir a la inmovilidad, lo cual puede causar atrofia muscular y aumento de la disfunción. El modelo operante es el que ha realizado mayor número de aportes en el tema del dolor. Fordyce propuso el concepto de conducta del dolor. Menciona que el dolor no es observable y que con dicha conducta es la forma como la persona comunica el dolor y el sufrimiento. La conducta del dolor se instaura progresivamente produciendo alteraciones importantes de interacción del paciente (conductas dependientes, incapacidad laboral). Posteriormente se instauró el concepto de Conducta de Enfermedad, lo cual comprende las conductas que realiza la persona ante una enfermedad biológica, pero si esta aumenta o disminuye los síntomas surgidos en la enfermedad, se considera como Conducta Anormal de Enfermedad. Este autor considera que el objeto de dicha conducta es captar la atención y simpatía como formas de eludir las responsabilidades no deseadas10. De acuerdo con este planteamiento, son tres las vías por las cuales el dolor se puede trasformar en una conducta operante. En el caso de que la conducta del dolor sea reforzada positivamente, dicho reforzamiento incluye el descanso en cama, la atención prestada por los familiares y el médico y una 11 incapacidad laboral remunerada. La conducta del dolor también puede ser reforzada negativamente, es decir, cuando sus consecuencias permiten al sujeto al sujeto librarse de los eventos y situaciones desagradables. También puede ocurrir que la conducta funcional del paciente deje de ser reforzada, porque cuando dicho paciente quiere emprender algunas actividades, su medio social trata de impedírselo apelando a su estado físico. B) Aproximación cognitiva: esta aproximación se centra en las estrategias de afrontamiento, la percepción de la autoeficacia en el control del dolor y las creencias y expectativas del paciente. Dichas estrategias han sido clasificadas de diversas maneras, por ejemplo, en la llamada Focalización del Afrontamiento, el individuo se aproxima al problema y realiza esfuerzos positivos para resolverlos o intenta evitar el problema y concentrarse en controlar las emociones asociadas a él. Se identifican estrategias de afrontamiento mal adaptativas como el catastrofismo, proceso cognitivo caracterizado por falta de autoconfianza y autocontrol, así como de expectativas negativas respecto a los resultados esperados. 3. Modelo integrador (multidimensional y psicológico), o modelo de los tres estadios del dolor. Gatchel y Weisberg propusieron el Modelo de los Tres Estadios del Dolor para explicar los cambios en el curso del dolor. En el Estadio 1 se asocia con una reacción emocional semejante al miedo, ansiedad y preocupación, como consecuencia de la percepción del dolor en la fase aguda. El dolor está asociado con el daño y por eso es una reacción emocional natural ante el potencial de daño físico. Si el dolor físico persiste pasado un tiempo agudo (2 a 4 meses) éste tiende a pasar al estadio 2. El Estadio 2 está asociado con un conjunto de reacciones y problemas psicológicos y conductuales semejantes a la indefensión, síntomas depresivos, cólera y sensaciones somáticas, que son el resultado de la cronificación del dolor. Este modelo propone que existe una relación entre los problemas de personalidad y el dolor. Las características de personalidad y las características psicológicas difieren de uno a otro paciente y llevan a utilizar determinadas estrategias ante el dolor. La progresión de síntomas psicológicos y conductuales llevan al Estadio 3. En el Estadio 3 se acepta o se adopta el rol de enfermo y se excusa al paciente de responsabilidadesy obligaciones. Aquí puede existir el reforzamiento o no de determinadas conductas. Durante esta fase la incapacidad médica y psicológica o la conducta anormal de enfermedad se consolidan. En este modelo el mejor predictor en el desarrollo del dolor crónico es la incapacidad psicosocial11. Se han propuesto una serie de modelos teóricos para explicar formas específicas en las que los factores psicológicos podrían tener una influencia sobre el dolor y la discapacidad a lo largo del tiempo. Hay cinco teorías a las que comúnmente se hace referencia en los estudios actuales de la psicología del dolor. Tres de estos modelos (miedo-evitación, aceptación y compromiso, y resolución de problemas mal dirigida) son específicos de la experiencia del dolor crónico, y dos de estos (diátesis- estrés y autoeficacia) representan las teorías más generales del comportamiento de la salud que se pueden aplicar al dolor. Modelo de miedo-evitación. El miedo al dolor se desarrolla como resultado de una interpretación cognitiva del dolor como una amenaza (catastrofismo del dolor), y este miedo afecta a los procesos de atención (hipervigilancia) y conduce a evitar comportamientos, seguido de la discapacidad y la depresión. Tanto la afectividad negativa y cierto tipo de información acerca de las enfermedades puede ayudar a alimentar los pensamientos catastróficos sobre la amenaza del dolor. Este modelo se apoya en la evidencia de que los altos niveles de miedo relacionado al dolor están asociados con la distracción de las funciones cognitivas normales, hipervigilancia de sensaciones relacionadas con el dolor, y la falta de voluntad de participar en actividades físicas. Con el tiempo, el miedo al dolor resulta en la pérdida de 12 condición músculo-esquelética, la reducción de la tolerancia al dolor, y un menor número de intentos para superar las limitaciones funcionales. Modelo de aceptación y compromiso. El corazón de este modelo es un proceso de interpretación cognitiva, es decir, el concepto de la inflexibilidad psicológica, o la incapacidad de persistir en o cambiar los patrones de comportamiento que podrían servir para metas a largo plazo. La implicación de este modelo para el dolor crónico es que los individuos deberían reducir los intentos inútiles para evitar o controlar el dolor y centrarse en vivir la vida al máximo, participar en actividades físicas y perseguir sus metas personales. Estudios recientes de los pacientes con dolor crónico han sugerido que la aceptación relacionada con el dolor lleva a menos angustia emocional y niveles más altos de funcionalidad física. Modelo de resolución de problemas mal dirigida. Este modelo sugiere que la preocupación sobre el dolor y las evaluaciones cognitivas (por ejemplo, el catastrofismo del dolor) son el producto de una predisposición humana (y, probablemente, una ventaja evolutiva) para resolver problemas (un proceso de comportamiento). Por lo tanto, preocuparse por el dolor y sus implicaciones es parte de una estrategia de solución de problemas nato, pero que, al menos en el caso del dolor crónico, puede tener consecuencias negativas a largo plazo. Cuando varios intentos para aliviar el dolor fallan, esta conducta se refuerza aún más, y los pacientes permanecen atrapados en un círculo vicioso que aumenta las preocupaciones y los intentos fallidos de resolución de problemas para aliviar el dolor. La implicación práctica de este modelo es que los repetidos esfuerzos para disminuir el dolor pueden inadvertidamente reforzar esta estrategia mal dirigida de resolución de problemas. Modelo de autoeficacia. Este modelo requiere que los pacientes hagan esfuerzos para comprender la naturaleza de su problema de dolor, planificar estrategias de cuidado para tratar los brotes de dolor, aprender a superar los problemas funcionales de manera efectiva, y utilizar los recursos disponibles sabiamente. Por lo tanto, este modelo pone de relieve los procesos de comportamiento (de supervivencia), así como los procesos cognitivos (interpretación del problema y el grado de control). Un principio de este modelo es que el afrontamiento activo promueve un sentido de confianza, o "autoeficacia" para lidiar con el dolor que se asocia con una mejor función y bienestar. La baja auto- eficacia del dolor se caracteriza por una sensación de que el dolor es incontrolable y difícil de manejar, dadas las exigencias de la esfera física de la vida cotidiana. Modelo de diátesis-estrés. Este modelo sugiere que cuando una persona que ya está bajo estrés psicológico significativo o cuyos recursos de afrontamiento están ya al límite, sufre de dolor cónico, este puede resultar en limitaciones funcionales más importantes y generar mayores niveles de angustia emocional12. Albert Ellis (1962) argumentó que las creencias irracionales, que se consideran inconsistentes con la realidad e ilógicas, juegan un papel fundamental en la interpretación de los acontecimientos de la vida. Ahora, más de 50 años después de que Ellis usó el término “catastrofismo” por primera vez, esta creencia irracional ha demostrado ser una variable clave en la predicción de los resultados relacionados con el dolor crónico. Las categorizaciones contemporáneas de las creencias irracionales distinguen cuatro procesos de creencias o inferencias acerca de un evento: exigencia, catastrofismo, baja tolerancia a la frustración baja y auto-devaluación. Sin embargo, con la excepción del catastrofismo, ha habido relativamente poco estudio de estos cuatro procesos de creencias en el dolor crónico. En la investigación del dolor, parece que la exigencia, en forma de perfeccionismo, tiene una correlación directa con la interferencia del dolor y el afecto negativo. El catastrofismo ha sido repetidamente asociado con una amplia gama de resultados consecuentes en el dolor crónico, incluyendo la intensidad del dolor y la discapacidad. La baja tolerancia a la frustración implica una evaluación cognitiva de ciertas circunstancias como 13 insoportables; aunque esta creencia irracional no ha sido un foco de estudio en el dolor crónico, se ha sugerido que la frustración, como cuando los intentos de aliviar el dolor fallan, puede empeorar la experiencia del dolor. Por lo tanto, se espera que la baja tolerancia a la frustración tenga una asociación negativa con los resultados relacionados con el dolor. La auto-devaluación es una creencia autocrítica defensiva relacionada con ocasiones en que los logros no se experimentan como satisfactorios; se ha demostrado que esta tendencia a ser excesivamente crítico y a hacer evaluaciones negativas globales de uno mismo (por ejemplo, "soy inútil si tengo dificultades") tiene una mayor asociación con la angustia y creencias tradicionales relacionadas con el dolor, como la creencia de que el dolor es permanente o la creencia de que uno es culpable por el dolor13. El estudio de la personalidad del paciente con dolor crónico, se ha enfocado a evaluar la influencia de estos rasgos tanto en la génesis como en el mantenimiento de la enfermedad. Además, se ha considerado la posibilidad de que el mismo dolor puede perturbar la personalidad del paciente14. La personalidad se define como el conjunto de características o rasgos biológicos y de aprendizaje que se reflejan en la forma de percibir, sentir, pensar, afrontar y comportarse de cada individuo15. La evaluación de la personalidad y su gama de anormalidad es uno de los elementos críticos en un examen psiquiátrico. Sin embargo, se omite con frecuencia en las evaluaciones clínicas, que rara vez la evalúan formalmente. A nivel clínico, el desinterés mostrado por los profesionales hacia los trastornos de la personalidad deriva de que éstos tienden a ser permanentes y se muestran resistentes al tratamiento. Muy a menudo, el diagnóstico de los trastornos de la personalidad sólo se toma en consideración cuando la evolución del trastorno mental en tratamiento es insatisfactoria16.El DSM-5 incluye dos tipos de definición y de sistemas de valoración para los trastornos de la personalidad. En la Sección II (clasificación oficial) se presenta una definición categorial de estos trastornos, prácticamente idéntica a la anterior del DMS-IV, que abarca los diez trastornos específicos tradicionales, más algunos especificados y otro no especificado17. Conocer el nivel de funcionamiento de la personalidad de un individuo y su perfil de rasgos patológicos proporciona al clínico una rica base de información para la planificación del tratamiento y para la predicción del curso de muchos trastornos mentales, además del trastorno de la personalidad en sí mismo. Por lo tanto, la evaluación del funcionamiento de la personalidad y de los rasgos de personalidad patológicos puede ser relevante tanto si una persona tiene un trastorno de la personalidad como si no lo tiene. Aunque algunos profesionales basan su diagnóstico en la información proporcionada por sus pacientes y en el examen directo de cómo los pacientes se muestran emocional y conductualmente, otros prefieren usar las pruebas estandarizadas con preguntas directivas. No hay todavía ningún instrumento completamente fiable para el diagnóstico de los trastornos de la personalidad. De hecho, el índice de fiabilidad diagnóstica (concordancia) de las entrevistas estructuradas es moderado, con un índice kappa de algo más de 0.5. A su vez, los autoinformes han demostrado ser poco eficaces en la identificación de estos trastornos. La desaparición del Eje II en el DSM-5, lo que implica la consideración de los trastornos de la personalidad como trastornos mentales de pleno derecho, obliga a una evaluación detallada de los mismos. Las entrevistas estructuradas se han desarrollado para aumentar la fiabilidad diagnóstica a través de la estandarización del proceso de evaluación y para mejorar la validez diagnóstica mediante la aplicación de los criterios del DSM18. El Examen Internacional para los Trastornos de la Personalidad (International Personality Disorder Examination, IPDE) es un instrumento diagnóstico basado en una entrevista clínica semiestructurada, que además es compatible con los criterios de valoración de la CIE y del DSM19. La entrevista es la más utilizada de su clase y es la única entrevista para trastornos de la personalidad sobre la base de pruebas de campo en todo el mundo. 14 El IPDE es una entrevista semiestructurada cuyo propósito es identificar rasgos y conductas relevantes para la evaluación de los criterios diagnósticos de los distintos trastornos de la personalidad según criterios DSM y CIE. Las versiones para DSM y CIE no son exactamente idénticas, aunque la estructura es común en ambas, de modo que los diferentes criterios descriptivos del trastorno son evaluados mediante una serie de cuestiones que hacen referencia a 6 áreas de la vida del paciente: trabajo, yo, relaciones interpersonales, afectos, prueba de realidad y control de impulsos20. El manual del IPDE contiene tanto un cuestionario de detección como una entrevista semiestructurada. El cuestionario de detección es una forma auto-aplicada que contiene 77 ítems en la versión para el DSM. El paciente responde Verdadero o Falso para cada elemento y puede completar el cuestionario en menos de 15 minutos. De este modo, el clínico puede identificar aquellos pacientes cuyos resultados sugieren la presencia de un trastorno de personalidad (más de tres criterios para cada trastorno). Si el cuestionario genera la sospecha de uno o varios trastornos de la personalidad, se debe pasar la entrevista completa, lo que permitirá al clínico evaluar la presencia o no de algún trastorno de la personalidad (diagnóstico definitivo o probable). Las preguntas de la entrevista están dispuestas en un formato equilibrado entre una entrevista clínica espontánea y los requisitos de la normalización y la objetividad. Las preguntas están organizadas en secciones (por ejemplo, información relacionada con el trabajo, uno mismo, control de impulsos y relaciones interpersonales) que incluyen preguntas abiertas al principio de cada sección. Para cada pregunta de la entrevista IPDE, el trastorno de la personalidad correspondiente y el criterio diagnóstico específico se identifican con las directrices precisas de puntuación. Además, al menos uno de los criterios debe haber estado presente antes de los 25 años. El clínico registra las puntuaciones en la hoja de respuestas y elabora el perfil de puntuación dimensional21. El IPDE es una herramienta fácil de usar y clínicamente significativa. Se ha demostrado la habilidad inter-evaluadores y la estabilidad temporal, que es más o menos similar a la de los instrumentos utilizados para el diagnóstico de psicosis, alteraciones del estado de ánimo, trastornos de ansiedad y abuso de sustancias. El diagnóstico preciso de un trastorno de la personalidad puede ayudar a los médicos que trabajan con pacientes que tienen dolor persistente de varias maneras. En primer lugar, el diagnóstico ayuda al clínico a entender que los patrones de comportamiento y características psicopatológicas observados en el paciente están presentes probablemente desde hace mucho tiempo y es esperado que persista en el futuro. En segundo lugar, el diagnóstico de trastorno de personalidad puede significar una mejor relación con los pacientes y una mejor planificación del tratamiento. Por ejemplo, saber que un paciente tiene un trastorno de personalidad dependiente podría conducir al clínico a desarrollar un contrato limitado en el tiempo de tratamiento (por ejemplo, de seis sesiones) en lugar de un plan de tratamiento abierto. La comprensión de que un paciente que tiene una personalidad límite puede ayudar al clínico a entender por qué el paciente actúa por su frustración de manera indirecta (por ejemplo, llegar tarde a las sesiones, mostrando escaso cumplimiento de las recomendaciones de tratamiento). Tradicionalmente, el diagnóstico preciso y una formulación conceptual sugiere al médico las técnicas más apropiadas para implementar diferentes modalidades de tratamiento (por ejemplo, psicofármacos, terapia conductual, biorretroalimentación) para cada caso individual. Al conocer la estructura de personalidad de un individuo a priori, se puede desarrollar el plan de tratamiento que puede resultar más eficaz. En tercer lugar, los diagnósticos de trastornos de personalidad proporcionan una terminología común que permite a los profesionales de diversas disciplinas (por ejemplo, endocrinología, angiología, medicina interna, psiquiatría, psicología, trabajo social) discutir un caso, formular hipótesis clínicas, y desarrollar un plan de tratamiento con un punto de vista común. Por último, el diagnóstico de un trastorno de personalidad puede ayudar en el estudio epidemiológico de los trastornos dolorosos y los trastornos mentales22. Por otro lado, la diabetes se está convirtiendo rápidamente en la epidemia del siglo XXI y en un reto de salud global. Estimaciones de la Organización Mundial de la Salud indican que, a nivel mundial, de 1995 15 a la fecha casi se ha triplicado el número de personas que viven con diabetes. De acuerdo con la Federación Internacional de Diabetes, China, India, Estados Unidos, Brasil, Rusia y México son los países con mayor número de diabéticos. La diabetes es una enfermedad crónica de causas múltiples. En su etapa inicial no produce síntomas y cuando se detecta tardíamente y no se trata de manera adecuada ocasiona complicaciones de salud graves como infarto de miocardio, ceguera, falla renal, amputación de las extremidades inferiores y muerte prematura. Se ha estimado que la esperanza de vida de individuos con diabetes se reduce entre 5 y 10 años. En México, la edad promedio de las personas que murieron por diabetes en 2010 fue de 66.7 años, lo que sugiere una reducción de 10 años. En 1993, la prevalencia de los diabéticos en México con diagnóstico conocido en poblaciónmayor de 20 años fue de 4.0%, mientras que en 2000 y 2007 se describió una prevalencia del 5.8% y 7%, respectivamente. De acuerdo a las encuestas nacionales de esos mismos años, se ha demostrado la alta prevalencia de condiciones comórbidas en la población diabética, lo cual contribuye de manera importante a la mayor incidencia de complicaciones macro y microvasculares23. La neuropatía diabética dolorosa es una de las complicaciones frecuentes de la diabetes mellitus, y se produce como consecuencia de la disfunción de los nervios periféricos. Se estima que la prevalencia e incidencia de la neuropatía clínicamente significativa es cercana al 60%; ocurre más frecuentemente en diabéticos tipo 2. Se ha definido como la “presencia de síntomas y/o signos de disfunción nerviosa periférica en las personas con diabetes, tras haber excluido otras causas”. Generalmente es de causa vascular, que provoca lesión de los nervios sensitivos primarios por hipoxia neuronal y déficit de nutrientes. Se manifiesta por la aparición de un tipo específico de dolor neuropático que provoca gran sufrimiento, altos grados de invalidez e importante deterioro de la calidad de vida24. La neuropatía periférica se encuentra en dos de cada tres diabéticos al momento del examen. El dolor neuropático se percibe como el resultado de la integración de dos sensaciones: una en la dimensión física o sensorial, a la que da soporte el aparato fisiológico, y otra en la dimensión psíquica o afectiva-emocional que aporta dos tipos de sentimientos: uno de repulsión y rechazo, de carácter inmediato, que genera un deseo irresistible de escapar del estímulo rápidamente y otros ligados a las consecuencias inmediatas y tardías del daño. De estos sentimientos nacen conductas emocionales de frustración, ansiedad y depresión que enrarecen la percepción sensorial y que aportan elementos complejos y de amplificación que suelen complicar la terapia cuando el dolor permanece durante largo tiempo25. Las reacciones psicológicas a la diabetes mellitus han sido objeto de interés desde principios del siglo XX. Si bien se reconoce que pacientes con peor control metabólico se muestran ansiosos o deprimidos, hasta el presente no se puede afirmar si estos síntomas llevan al descontrol o si el descontrol los provoca. Sin embargo, no hay dudas de que el padecer diabetes genera reacciones emocionales que se reflejan en todas las esferas de la vida y pueden incidir negativamente en la adherencia al tratamiento y por tanto en su control metabólico. Es por eso que las investigaciones más recientes se centran más en el funcionamiento dinámico de las reacciones psicológicas y sociales a la diabetes. Uno de esos aspectos considera los esfuerzos cognitivos y conductuales del individuo para “manipular” las demandas de su enfermedad y que exceden los recursos adaptativos que poseía hasta el momento, es decir, los estilos de afrontamiento a la enfermedad. Aún no queda claramente establecido de qué forma las características más estables del sujeto limitan o favorecen cierto tipo de respuesta de afrontamiento ni el peso relativo de los rasgos personológicos en la predisposición a responder de una forma particular, pero es innegable la incidencia de todos estos factores en dicha respuesta. Entre estos se incluyen los trastornos de la personalidad y la conducta, neurosis y otras entidades psiquiátricas26. Además de la diabetes y otras condiciones metabólicas, las causas comunes de neuropatías periféricas dolorosas son el herpes zóster, relacionados con neuropatías por VIH, deficiencias nutricionales, toxinas, manifestaciones a distancia de tumores malignos, trastornos inmunológicos y trauma físico a un tronco 16 nervioso27. El dolor neuropático es común en el cáncer como un resultado directo de cáncer en los nervios periféricos (por ejemplo, la compresión por un tumor), o como un efecto secundario de la quimioterapia, lesión por radiación o cirugía. El dolor nociceptivo ocurre como consecuencia de la activación de receptores específicos (“desnudos”) que no tienen protección mielínica ni estructuras adicionales especializadas y están ubicados en los tejidos, incluyendo nervios (nervo nervorum). Cuando se produce una lesión en un tejido se liberan elementos intracelulares (por ejemplo, potasio, hidrógeno, ATP) que activan o sensibilizan a los nociceptores exagerando la repuesta dolorosa. En adición, en presencia de una respuesta inflamatoria se activan mastocitos, los cuales liberan sustancias vasoactivas como histamina y sustancia P, que sensibilizan aún más a los nociceptores. El aumento de la magnitud de la respuesta a un estímulo doloroso se llama hiperalgesia, mientras que la disminución del umbral para que se produzca un impulso doloroso se conoce como hiperpatía. La activación de los nociceptores genera potenciales de acción que se propagan centrípetamente hacia el cuerpo de la neurona seudobipolar que se halla localizada en el ganglio de la raíz dorsal, para luego ser transmitidos hacia la asta posterior de la espina dorsal. La asta posterior está organizada en láminas de neuronas que reciben proyecciones específicas de distintos tipos de fibras. Es así que las neuronas localizadas en las láminas I reciben información nociceptiva directamente mediante fibras de clase C (finas, multimodales, sin cubierta de mielina), mientras que las localizadas en láminas I y IV reciben información dolorosa directa e indirectamente mediante fibras C o A Delta (gruesas, mielinizadas y específicas para estímulos mecánicos). Es en este nivel que los axones del ganglio de la raíz dorsal hacen sinapsis con las neuronas de proyección. En condiciones normales la activación por un estímulo doloroso resulta en la liberación de glutamato y sustancia P, los cuales activan receptores específicos localizados en la postsinapsis. La cantidad de neurotransmisor (glutamato y sustancia P) liberada a este nivel es regulada positivamente por el péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP) y la sustancia P, o negativamente por las encefalinas, las que se unen a receptores específicos ubicados en la pre y postsinapsis. Por lo tanto, las encefalinas no son los neurotransmisores que transmiten impulsos dolorosos, sino que modulan la respuesta. En la presinapsis las encefalinas bloquean la entrada de calcio extracelular disminuyendo su conductancia o indirectamente activando la conductancia al potasio. La entrada de calcio extracelular es necesaria para permitir que las vesículas que contienen glutamato y sustancia P se fusionen con la membrana del botón presináptico, permitiendo así su liberación a la biofase. El efecto sobre la postsinapsis es más complejo. La generación de un potencial de acción es el resultado de la sumatoria de pequeños cambios en el potencial de membrana, los que llevan el potencial de membrana a un valor menos negativo (ej. de –70 mV a –60), acercándolo al umbral de generación de un potencial de acción. Las encefalinas interfieren con la generación de estos potenciales postsinápticos miniatura y así previenen el disparo de potenciales de acción. En adición, las encefalinas alteran la permeabilidad de la membrana al potasio (haciendo su potencial de reposo más negativo), alejándola del umbral y dificultando aún más la generación de potenciales de acción. Estas interneuronas liberadoras de encefalinas están reguladas por vías descendentes, las cuales normalmente están inhibidas por neuronas que contienen ácido gamma-aminobutírico (GABA, el neurotransmisor inhibitorio más abundante en el sistema nervioso central) y están ubicadas en la sustancia gris periacueductal. Al producirse un estímulo doloroso se liberan endorfinas en la sustancia gris periacueductal, las cuáles inhiben a las neuronas inhibitorias (liberadoras de GABA). El resultado de esta doble inhibición es la facilitación de las vías descendentes, que eventualmente resultan en mayor liberación de encefalinas por las interneuronasubicadas en la asta posterior y una disminución de la cantidad de glutamato y sustancia P en la biofase (neurotransmisores de las vías ascendentes de impulsos dolorosos); consecuentemente, hay menor transmisión de impulsos dolorosos hacia el tálamo y desde éste a la corteza sensitiva. Estas vías descendentes tienen como mediadores los neurotransmisores serotonina y noradrenalina. Como estos neurotransmisores son regulados por los antidepresivos tricíclicos, los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (ISRS) y los inhibidores de la recaptura de serotonina y noradrenalina (no selectivos), se ha especulado que el 17 mecanismo analgésico (independiente del efecto antidepresivo) que presentan estos compuestos sea, al menos en parte, la desinhibición de esta vía descendente. La unión específica del neurotransmisor al receptor ubicado en la postsinapsis (cuerpo celular de la neurona de proyección) resulta en la generación de un potencial de acción que viaja hacia el tálamo (núcleos posterior-medial-lateral y ventro-postero-medial), donde hace sinapsis con una tercera neurona que proyecta sobre la corteza sensitiva. El dolor neuropático se genera como resultado de cambios que ocurren en la transmisión normal del impulso doloroso. Estas alteraciones han sido detectadas en las terminaciones nerviosas periféricas, en el ganglio de la raíz dorsal, en la asta posterior de la espina dorsal y en la corteza somatosensorial. Además de cambios en las neuronas afectadas, se observan modificaciones en las propiedades eléctricas de las neuronas normales remanentes. El aumento en la expresión de factores de crecimiento neural, las citocinas y sus receptores producen actividad espontánea de estas neuronas, convirtiéndolas en posibles blancos de novedosas herramientas farmacológicas. Un ejemplo es el Factor de Crecimiento Nervioso (NGF, por sus siglas en inglés), que regula la expresión de sustancia P. La inactivación de NGF y el Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro (BDNF) reduce el desarrollo de alodinia mecánica en modelos animales28. Existen dolores diferentes al prototípico dolor agudo por nocicepción: dolores crónicos, dolores neuropáticos, sin causa clara y definida, cuyos patrones temporoespaciales no están tan claramente definidos como en el dolor por nocicepción. El dolor neuropático engloba a una serie de síndromes clínicos dolorosos, como son el dolor del miembro fantasma y la distrofia simpático refleja, que presentan una lesión con disrupción del nervio periférico. Entre los mecanismos responsables del inicio de este dolor encontramos: la descarga espontánea de aferentes, la interferencia, la estimulación mecánica, la sensibilidad química y los estímulos eferentes simpáticos. Se ha postulado que un mecanismo inductor de dolor sería la alteración de la fisiología de la médula espinal y de las vías nociceptivas centrales. El tipo de lesión inicial del nervio, bien sea neurodegenerativa, destructiva, compresiva, o bien penetrante no influirá en el desarrollo del dolor crónico. El desencadenamiento del dolor a lo largo del tiempo por estímulos no nocivos (alodinia), sugiere un proceso de sumación central. Se han demostrado alteraciones específicas en varios neurotransmisores al igual que en sus receptores. La destrucción experimental de fibras C determina una caída significativa de los niveles de los receptores para el GABA, así como una disminución en la actividad en las láminas de la asta dorsal. A su vez, las fibras C restantes liberarán glutamato y/o sustancia P en la asta dorsal contribuyendo a la amplificación de la respuesta de las neuronas de segundo orden en la asta dorsal. Las vías inhibitorias dorsolaterales descendentes del rafe (serotoninérgicas) y del locus coeruleus (alfa- adrenérgicas) actúan recíprocamente con terminaciones de fibras tanto A Delta como C en las láminas I, II, V y X. Esta acción puede ser bloqueada por la bicuculina (antagonista del GABA): implicará la directa relación entre las vías gabaérgicas e inhibitorias descendentes. Como el sistema serotoninérgico del rafe excita a interneuronas que contienen opiáceos, estas neuronas podrán ser parcialmente bloquea- das por la naloxona. El glutamato es el principal neurotransmisor de la vía tálamo-cortical. También actúa sobre las terminaciones de los tractos trigémino-talámico y espino-talámico a nivel del tálamo medial. Un aumento en la actividad del GABA junto a una disminución del glutamato elevará el umbral del dolor, reduciendo los impulsos nociceptivos ascendentes en la asta dorsal de la médula espinal y en el tálamo. 18 El dolor neuropático central puede derivar también de lesiones en las proyecciones somatosensitivas por encima del nivel de la asta dorsal bien por un traumatismo en médula espinal, una compresión medular, o por enfermedades desmielinizantes (esclerosis múltiple, mielitis transversa). El dolor originado podrá deberse a la desaferentización de neuronas del tronco del encéfalo y del tálamo. Se ha demostrado que en la estimulación de las columnas anterolaterales de la médula espinal en pacientes con síndromes dolorosos por desaferentización, se pueden producir sensaciones contralaterales de que- madura. A nivel del tálamo, la estimulación produce una sensación ardiente similar y reproduce el dolor en el paciente. Esto indica que las lesiones centrales inducen cambios en las vías somatosensitivas, que pueden ser parcialmente responsables de la continuación del dolor neuropático. La estimulación de una región apropiada en la circunvolución postcentral origina dolor en pacientes con dolor neuropático, mientras que la estimulación de áreas adyacentes donde no se encuentra el sitio del dolor tan sólo producirá parestesias localizadas29. Como ya se ha expuesto, el dolor es un fenómeno complejo, con componentes cognitivos, afectivos y conativos. Y como la mayoría de fenómenos psicológicos, implica sistemas de captación y respuesta que no funcionan a la par, lo que quiere decir que es posible que un sistema de respuesta esté regido por unos incrementos o decrementos en una escala. O, dicho con otras palabras, que los aspectos cognitivos y los afectivos, por ejemplo, funcionan de manera un tanto distinta. Está claro que dolor y lesión tisular no se corresponden, como no lo hacen dolor y sufrimiento, aunque en rangos expresivos muy amplios sí pueden establecerse relaciones entre conciencia y dolor-sufrimiento. Por otra parte, dolor, percepción del dolor y expresión del dolor no son términos sinónimos, y cuyas interacciones precisas no se conocen30. Los patrones de personalidad en pacientes con dolor crónico van a condicionar entonces, en gran medida, la forma que tienen los pacientes de vivenciar el dolor. También esos patrones de personalidad influyen en el resultado terapéutico, en la respuesta a los tratamientos empleados e incluso en la ausencia de respuesta en determinadas ocasiones. En esta dirección se han realizado algunos estudios para determinar las características psicológicas de estos pacientes y valorar los aspectos de su personalidad, los cuales vinculan rasgos de personalidad con la evolución del dolor crónico, pero hasta el momento no se han realizado estudios que vinculen desórdenes de personalidad, tipificados como entidades nosológicas, con la evolución y repercusión en el dolor neuropático. El diagnóstico de un trastorno de personalidad representa, por lo tanto, un enfoque viable para la comprensión de las manifestaciones afectivas, cognitivas, conductuales y funcionales que presentan algunos pacientes con dolor neuropático periférico. 19 JUSTIFICACIÓN Los trastornos de la personalidad se han estudiado como parte de los factores que cronifican y complican los fenómenos dolorosos. Este grupo de trastornos mentales tiene relevancia en el contexto del dolor neuropático periférico ya que afectan negativamente el modo en quelos pacientes reaccionan frente a distintos psicoestresores, entre ellos el mismo dolor, y ejercen un efecto particularmente negativo en los estilos de afrontamiento y la forma de relacionarse del individuo afectado con otras personas de su entorno, como su pareja, sus familiares y los miembros del equipo médico tratante. Los pacientes que tienen un trastorno de la personalidad con dolor neuropático periférico generalmente presentan mayor intensidad de este último, así como refractariedad al tratamiento, dependencia a fármacos opioides usados en el tratamiento del dolor y complicaciones con otros trastornos mentales como ansiedad y depresión. De acuerdo al Informe sobre el Sistema de Salud Mental en México del 2011, hasta un 6% de los pacientes atendidos en servicios de salud ambulatorios fue diagnosticado con un trastorno de la personalidad, mientras que en los hospitales generales y psiquiátricos se encontró este diagnóstico en el 4% y 5% respectivamente. Por otro lado, una de las principales causas de dolor neuropático periférico es la Diabetes Mellitus, una enfermedad altamente prevalente en México, siendo una de sus principales complicaciones la neuropatía diabética, que se presenta hasta en el 95% de los pacientes diabéticos tipo 2. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del 2012, del total de la población de adultos en México, 9.17% reportó tener un diagnóstico previo de diabetes por un médico, lo que equivale a 6.4 millones de personas, una cifra que va en aumento. En base a lo anterior, se consideró que el dolor neuropático periférico representa un problema para una gran cantidad de pacientes atendidos en el Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta”, ya que se ha observado que presentan patrones compatibles con trastornos de la personalidad que complican las manifestaciones clínicas y el tratamiento del dolor. Por lo tanto, el presente estudio será de utilidad para el Instituto Mexicano del Seguro Social, debido a que no hay antecedentes de otros estudios que midieran la prevalencia de los trastornos de la personalidad en pacientes con dolor neuropático periférico, ni existen estudios que hayan investigado la manera en que un trastorno de la personalidad afecta a un paciente con dolor neuropático, el papel de ambas patologías en la evolución del dolor, su influencia en la calidad de vida de estos pacientes, y la respuesta al tratamiento analgésico. Esta investigación es importante porque puede servir como punto de partida para que el Instituto Mexicano del Seguro Social pueda emprender acciones de tipo preventivo, instaurar un tratamiento especializado y de rehabilitación en áreas de psiquiatría de enlace, para mejorar la calidad de la atención brindada a los pacientes y de ser posible su calidad de vida. Así mismo puede dar lugar a que se realicen nuevas investigaciones que profundicen en otros aspectos de este complejo problema, por ejemplo la evolución de los pacientes a los cuales ya se les haya proporcionado tratamiento psiquiátrico. De este modo, al mejorar las áreas ambiental y social de los pacientes afectados, se espera una mejoraría en la calidad de vida de estos pacientes, con disminución de las morbilidades asociadas, abordaje oportuno de ambas entidades clínicas (trastornos de personalidad y dolor neuropático), menor comorbilidad psiquiátrica (depresión, ansiedad, abuso de sustancias), mejor respuesta al tratamiento analgésico, optimización de los recursos de afrontamiento del paciente, mejor adaptabilidad y reducción en el impacto de ambas condiciones nosológicas en la relación del paciente con sus familiares y cuidadores. 20 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Esta investigación buscó estudiar los distintos trastornos de la personalidad en pacientes con dolor neuropático periférico adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta”, estableciendo la prevalencia de estos trastornos mentales en los pacientes portadores de dolor neuropático e identificando las características clínicas y demográficas más frecuentes en los pacientes con distintos trastornos de la personalidad y dolor neuropático para realizar la correlación entre dichas variables, así como comparar la evolución del dolor neuropático y la calidad de vida asociada entre pacientes con trastornos de la personalidad y pacientes sin trastornos de la personalidad. Por lo anterior, se plantean las siguientes preguntas: ¿Cuál es la prevalencia de los trastornos de la personalidad en pacientes con dolor neuropático periférico adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta”? ¿Existe alguna asociación entre los trastornos de la personalidad, mala evolución y deterioro de la calidad de vida en los pacientes con dolor neuropático periférico adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta”? 21 OBJETIVOS Objetivo General: Determinar la prevalencia de los trastornos de la personalidad en pacientes con dolor neuropático periférico adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta”. Objetivos Específicos: 1. Identificar las características clínicas y demográficas más frecuentes en los pacientes con distintos trastornos de la personalidad portadores de dolor neuropático periférico adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta”. 2. Realizar correlaciones y asociaciones entre dichas variables. 3. Comparar la evolución del dolor neuropático y la calidad de vida asociada entre pacientes con trastornos de la personalidad y pacientes sin trastornos de la personalidad adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta”. 22 HIPÓTESIS DE TRABAJO Los trastornos de la personalidad son entidades psicopatológicas de alta prevalencia en pacientes con dolor neuropático periférico adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta”, que influyen en una mala evolución y deterioro de su calidad de vida. 23 MATERIAL Y MÉTODOS 1. Diseño del estudio: Se realizó un estudio descriptivo, prospectivo, observacional, analítico y de corte transversal. 2. Universo de trabajo: Pacientes con dolor neuropático periférico adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta”. 3. Selección de la muestra: no probabilísitica. Tamaño de la muestra: Se incluyeron a todos los pacientes con dolor neuropático periférico adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta”, que aceptaron participar en el estudio, que cumplieron los criterios de inclusión y que se encontraron disponibles al momento de aplicar los instrumentos de evaluación. Criterios de inclusión a) Pacientes con dolor neuropático periférico adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta”, que se encuentren en dicha unidad al momento de aplicar los instrumentos de evaluación. b) Pacientes con Diabetes Mellitus tipo 2 o alguna otra entidad nosológica con potencial de daño a los nervios sensitivos primarios como herpes zóster, VIH, deficiencias nutricionales, toxinas, trauma físico a un tronco nervioso, etcétera. c) Pacientes que acepten participar en el estudio y firmen el consentimiento informado. d) Pacientes de cualquier género mayores de 18 años. e) Pacientes con dolor neuropático periférico con diagnóstico de trastorno de la personalidad con o sin tratamiento psicofarmacológico. f) Pacientes con dolor neuropático periférico sin diagnóstico de trastorno de la personalidad. Criterios de exclusión a) Pacientes que rechacen la participación en este estudio. b) Pacientes menores de 18 años. c) Pacientes sin dolor neuropático periférico. d) Pacientesagitados o con psicosis. e) Pacientes con deterioro cognitivo. f) Pacientes médicamente inestables. Criterios de eliminación a) Pacientes que habiendo aceptado participar en un principio deseen abandonar el estudio. b) Pacientes que contesten de forma inadecuada o incompleta los instrumentos de evaluación. 4. Descripción de las variables Variable independiente: dolor neuropático periférico. Variable dependiente: trastornos de la personalidad. Definición operacional de variables demográficas: las relacionadas a los datos sociodemográficos del paciente. 24 DIMENSIÓN INDICADOR ESCALA DE MEDICIÓN CATEGORÍAS Cantidad en años Edad Discreta Número entero que indica la cantidad de años Género Sexo Nominal • Masculino • Femenino Social Estado civil Nominal • Soltero • Unión libre • Casado • Viudo • Divorciado Social Derechohabiencia Nominal • Asegurado • Pensionado • Beneficiario • No derechohabiente Geográfica Área de vivienda Nominal • Urbana • Rural Académica Escolaridad Nominal • Sin educación formal/Analfabeta • Básica • Media superior/Técnica • Superior Moral Religión Nominal • Practicante • No practicante Definición operacional de variables clínicas: variables relacionadas a los datos clínicos del paciente. Procedimiento. DIMENSIÓN INDICADOR ESCALA DE MEDICIÓN CATEGORÍAS Tiempo de evolución Cantidad en meses o años de evolución del dolor neuropático. Discreta Número entero que indica la cantidad en meses o años. Estado clínico Origen del dolor neuropático. Nominal • Diabetes Mellitus • Herpes zóster • Neuropatías por VIH • Deficiencias nutricionales • Trauma físico • Otras Estado clínico DN4 Dicotómica • Dolor neuropático negativo: < 4 • Dolor neuropático positivo: ≥ 4 25 Estado clínico IPDE Módulo DSM. Nominal • Paranoide • Esquizoide • Esquizotípico • Antisocial • Límite • Histriónico • Narcisista • Evitativo • Dependiente • Obsesivo- compulsivo Estado clínico Presencia de trastorno de la personalidad. Equivale a la prevalencia de los trastornos de la personalidad. Nominal • Con trastorno de la personalidad. • Sin trastorno de la personalidad. Calidad de vida Cuestionario de Salud SF 36. Numérica Número que indica el puntaje obtenido en la escala entre los valores 0 y 100. A mayor puntaje mejor calidad de vida. Estado clínico Escala Visual Análoga (EVA), instrumento para la evaluación del dolor. Nominal Número del 0 al 10 obtenido al convertir un estímulo del paciente en un sistema visual. A mayor puntaje mayor intensidad del dolor. 5. Procedimientos: Se invitó a participar en este estudio a los pacientes adscritos al Hospital Regional de Psiquiatría “Dr. Héctor H. Tovar Acosta” que cumplieron los criterios de inclusión. Una vez firmado el consentimiento informado, se aplicaron las escalas y cuestionarios estandarizados para evaluar los parámetros de interés; en primer lugar, se obtuvieron los datos clínicos y sociodemográficos del paciente y se aplicó el cuestionario DN4 para corroborar o hacer el diagnóstico de dolor neuropático. A continuación, en caso de diagnóstico positivo de dolor neuropático, se le proporcionó al paciente el cuestionario IPDE para la evaluación de los criterios diagnósticos de los trastornos de la personalidad, el cuestionario de salud SF- 36 para exploración la salud física y mental, y la escala visual análoga para valorar la intensidad del dolor. Una vez realizado dichos procedimientos, se evaluaron los resultados para identificar las características clínicas y demográficas más frecuentes en los pacientes con distintos trastornos de la personalidad portadores de dolor neuropático periférico, se correlacionaron dichas variables y se comparó la evolución del dolor neuropático y la calidad de vida asociada entre pacientes con trastornos de la personalidad y pacientes sin trastornos de la personalidad. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN CUESTIONARIO DE DIAGNÓSTICO DE DOLOR NEUROPÁTICO (DN4) El Cuestionario de Diagnóstico de Dolor Neuropático (DN4) consta de 7 ítems relacionados con síntomas referenciados al dolor en las últimas 24 horas, y otros 3 relacionados con un examen clínico. DN4 fue 26 desarrollado y validado en francés y ha sido traducido a 15 idiomas (Van Seventer et al., 2010). Se ha validado en español (Pérez et al., 2007). El DN4 se ha utilizado en grandes estudios epidemiológicos para estimar la prevalencia de dolor neuropático, tanto en la población general (Bouhassira et al., 2008), como en algunas situaciones clínicas específicas como por ejemplo en pacientes con neuropatía diabética (Van Acker et al., 2009). Es una herramienta heteroaplicada cuyo objetivo es medir el dolor neuropático tras una lesión neurológica central o periférica. También tiene un objetivo de diagnóstico con el fin de permitir al terapeuta descartar o confirmar un dolor neuropático. El DN4 es fácil para puntuar (cada ítem positivo puntúa 1), además, de ser de fácil aplicación por su brevedad, está validado al castellano y permite una alta sensibilidad y especificidad frente a un cuadro doloroso con componente neuropático; las cuestiones conciernen a la caracterización del dolor (3 sugerencias), los síntomas asociados en la región (4 sugerencias), una hipoestesia asociada en el territorio afectado (2 sugerencias) y si está provocada o aumenta por estimulación externa (1 sugerencia). Cada “sí” valida un punto, y cada “no”, no lo valida. El terapeuta obtiene por tanto una nota sobre 10. Si se obtiene una puntuación de 4 o más, el resultado de la prueba es positivo con una sensibilidad del 82,9 % y una especificidad del 89,9 %. Los pacientes pueden ya estar diagnosticados con dolor neuropático, habiéndose realizado el diagnóstico por parte de algún otro médico tratante, en cuyo caso el instrumento se puede aplicar para confirmar el mismo. En caso de contar con este diagnóstico, el médico residente de Psiquiatría de cuarto año está capacitado para utilizar este instrumento de manera objetiva, ya que desde el primer año de la residencia estos médicos son entrenados en la realización de la exploración neurológica completa como parte de su formación. Se realizará una exploración básica del sistema sensorial, con una minuciosa búsqueda de alteraciones sensitivas; para ello, el equipo básico estará integrado por un monofilamento, una aguja y un algodón. Esta evaluación se realizará en forma bilateral y en espejo, desde la zona menos afectada a la más afectada. Se le instruirá al paciente para responder con términos simples sobre la percepción del estímulo (sí/no/ no estoy seguro), primero se estimularán las zonas sanas y se le pedirá al paciente que describa el estímulo percibido y se observará el comportamiento del sujeto (expresiones faciales, retiradas); las preguntas iniciales serán simples, sin ambigüedad, preguntando simplemente si el estímulo lo percibe como normal o anormal. Se presionará con el monofilamento en cuatro puntos plantares de cada pie: en falange distal y base del primer dedo, tercer y quinto metatarsiano. El test se considera positivo cuando al menos hay un punto insensible. El monofilamento se aplica perpendicularmente a la piel del paciente y la presión se va incrementando hasta que el monofilamento se curva y entonces se valora la sensación que describe el paciente. No se debe mantener curvado más de 1-2 segundos. Si existe hiperqueratosis, se debe aplicar en la zona circundante a la misma. Durante la exploración, se le indicará al paciente que cierre los ojos y explicarle: «Ahora voy a ponerle este aparato en distintos puntos de los dos pies: avíseme cuando lo sienta e intente decirme dónde lo siente: en qué pie, en el dedo, en la planta...». En algún momento, se hará la pregunta sin apoyar el monofilamento. En aquellos pacientes con algún punto insensible, se repetirá la exploración enel mismo punto; si en la segunda ocasión percibe alguna sensación, se considerará ese punto como sensible. En los pacientes con todos los puntos sensibles es suficiente con una sola exploración. Para la exploración de la presencia de hiperalgesia, que se manifiesta por una respuesta de dolor exagerada a un estímulo doloroso, se aplicará un pinchazo con una aguja), que es la técnica más utilizada; se deberá aplicar en la zona patológica y comparar con el lado sano. Para explorar la presencia de alodinia, que es la sensación anormal de dolor provocada por estímulos mecánicos no dolorosos, se explorará mediante el roce con el algodón. 27 EXAMEN INTERNACIONAL DE LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD (INTERNATIONAL PERSONALITY DISORDER EXAMINATION, IPDE). El IPDE es una entrevista semiestructurada cuyo propósito es identificar rasgos y conductas relevantes para la evaluación de los criterios diagnósticos de los distintos trastornos de la personalidad según los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM) de los trastornos mentales y/o de la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE). Las versiones para DSM y CIE no son exactamente idénticas, aunque la estructura es común en ambas, de modo que los diferentes criterios descriptivos del trastorno son evaluados mediante una serie de cuestiones que hacen referencia a 6 áreas de la vida del paciente: trabajo, Yo, relaciones interpersonales, afectos, prueba de realidad y control de impulsos. Es un instrumento heteroaplicado. La puntuación se basa en el consenso de que un rasgo o conducta puede ser 0 (ausente o normalidad), 1 (exagerado o acentuado) y 2 (criterio positivo). Para puntuar un rasgo como patológico es necesario que las respuestas iniciales a las preguntas que lo evalúan sean complementadas por descripciones y ejemplos convincentes. Además, el criterio debe estar presente como mínimo durante 5 años, y debe ser evidente a los 25 años de edad. Si hubiese comenzado después es necesario indicarlo en la columna de inicio tardío (> 25 años). La información en la que el entrevistador ha de basar su puntuación puede ser obtenida también de un informante (familiar o amigo), si bien es necesario señalar este hecho. El IPDE cuenta con un breve Cuestionario de Evaluación IPDE autoaplicado, de cribado, en el que mediante preguntas de respuesta dicotómica (verdadero-falso) el paciente describe su conducta habitual durante los últimos 5 años. Este breve cuestionario de detección proporciona al entrevistador una rápida información acerca de qué trastorno/s de la personalidad es probable que esté/n presente/s y, a continuación, la administración del módulo completo del IPDE permitiría confirmar o descartar el diagnóstico de cribado. Si el tiempo de administración sobrepasa la hora u hora y media es conveniente fraccionar la entrevista en dos o más sesiones. El IPDE permite realizar dos tipos de valoraciones: diagnóstico de cada uno de los distintos trastornos de la personalidad (definido, probable –se cumple un criterio menos del mínimo requerido– y ausente) y puntuación dimensional de cada uno de los diagnósticos positivos. CUESTIONARIO DE SALUD SF-36 Es un instrumento desarrollado a partir de una extensa batería de cuestionarios utilizados en el Estudio de los Resultados Médicos (Medical Outcomes Study) (MOS). Detecta tanto estados positivos de salud como negativos, así como explora la salud física y la salud mental. Se trata de un cuestionario autoadministrado, aunque también se ha utilizado mediante un entrevistador, a través del teléfono o mediante soporte informático. Si es autoadministrado se debe contestar como se indica en el formato. En el caso de ser administrado por otra persona, se deben realizar las preguntas y leer las respuestas como están anotadas, para evitar sesgos del entrevistador, por interpretación de las mismas. Consta de 36 ítems, que exploran 8 dimensiones del estado de salud: función física; función social; limitaciones del rol: de problemas físicos; limitaciones del rol: problemas emocionales; salud mental; vitalidad; dolor y percepción de la salud general. Existe un elemento no incluido en estas ocho categorías, que explora los cambios experimentados en el estado de salud en el último año. Para su evaluación se han propuesto dos formas diferentes de puntuación: el Rand Group estableció una graduación de las respuestas para cada tema desde 0 a 100. No todas las respuestas tienen el mismo valor, ya que depende del número de posibilidades de respuesta para cada pregunta. El Health Institute otorga diferentes pesos específicos a cada respuesta, según unos coeficientes que no siguen una distribución lineal. 28 Las características de las puntuaciones son como siguen: A) Los temas y las dimensiones del cuestionario proporcionan unas puntuaciones que son directamente proporcionales al estado de salud; cuantos mayores sean, mejor estado de salud. B) El rango de las puntuaciones para cada dimensión oscila de 0 a 100. En cuanto al cuestionario: • No está diseñado para proporcionar un índice global, aunque en ocasiones se han propuesto puntuaciones resumen de salud física y de salud mental, mediante la combinación de las respuestas de los temas. • El cuestionario detecta tanto estados positivos de salud, como negativos. El contenido de las cuestiones se centra en el estado funcional y el bienestar emocional. Su ámbito de aplicación abarca población general y pacientes, y se emplea en estudios descriptivos y de evaluación. Definición de las dimensiones y clasificación de los ítems: 1. Función física. Grado en el que la falta de salud limita las actividades físicas de la vida diaria, como el cuidado personal, caminar, subir escaleras, coger o transportar cargas, y realizar esfuerzos moderados e intensos: 10 ítems (3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12). 2. Rol físico. Grado en el que la falta de salud interfiere en el trabajo y otras actividades diarias, produciendo como consecuencia un rendimiento menor del deseado, o limitando el tipo de actividades que se puede realizar o la dificultad de las mismas: 4 ítems (13, 14, 15 y 16). 3. Dolor corporal. Medida de la intensidad del dolor padecido y su efecto en el trabajo habitual y en las actividades del hogar: 2 ítems (21 y 22). 4. Salud general. Valoración personal del estado de salud, que incluye la situación actual y las perspectivas futuras y la resistencia a enfermar: 6 ítems (1, 33, 34, 35 y 36). 5. Vitalidad. Sentimiento de energía y vitalidad, frente al de cansancio y desánimo: 4 ítems (23, 27, 29 y 31). 6. Función social. Grado en el que los problemas físicos o emocionales derivados de la falta de salud interfieren en la vida social habitual: 2 ítems (20 y 32). 7. Rol emocional. Grado en el que los problemas emocionales afectan al trabajo y otras actividades diarias, considerando la reducción del tiempo dedicado, disminución del rendimiento y del esmero en el trabajo: 3 ítems (17, 18 y 19). 8. Salud mental. Valoración de la salud mental general, considerando la depresión, ansiedad, autocontrol, y bienestar general: 5 ítems (24, 25, 26, 28 y 30). *Evolución declarada de la salud. explora los cambios experimentados en el estado de salud en el último año: ítem 2. El enfoque Rand es simple: transforma el puntaje a escala de 0 a 100 (lo mejor es 100). Por ejemplo, las preguntas de 3 categorías se puntean en 0 - 50- 100; con 5 categorías se puntean en 0 - 25 - 50 - 75- 100; con 6 categorías en 0-20-40-60-80- 100. Luego, los puntajes de los ítems de una misma dimensión se promedian para crear los puntajes de las 8 escalas que van de 0 a 100, siendo 100 un resultado que indica una salud óptima y 0 reflejaría un estado de salud muy malo. Los ítems no respondidos no se consideran. 29 ESCALA VISUAL ANÁLOGA (EVA) La EVA permite medir la intensidad del dolor que describe el paciente con la máxima reproducibilidad entre los observadores.
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