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Resumen Examen de Grado – Teoría SOCIOLOGÍA DE SISTEMAS Temario El punto de partida: doble contingencia y sentido - Desde una teoría de la acción hacia una teoría de sistemas: complejidad y temporalidad - Dependencia y normatividad: el enfoque parsoniano de la doble contingencia - Lo improbable como probable: el enfoque luhmaniano de la doble contingencia - El sentido como la forma del mundo Primer eje: Teoría de Sistemas Autopoiéticos - El cambio de paradigma: desde todo/partes a sistema/entorno - Sistemas que se autoproducen: autopoiesis y acoplamiento estructural - El análisis funcional y teoría de sistemas Segundo eje: Teoría de la Comunicación - La operación constitutiva del sistema social: acción versus comunicación - Comunicación, lenguaje y conciencia - Las improbabilidades de la comunicación Tercer eje: teoría de la diferenciación - Teoría clásica de la diferenciación y diferenciación como re-entry - Estructura social y formas evolutivas de diferenciación - Medios de difusión y revolución comunicativa de la imprenta - El problema de la inclusión/exclusión del individuo en la sociedad funcional Textos Talcott Parsons Hacia una Teoría General de la acción [páginas 62-135 y 273-282] Emile Durkheim Las Reglas del Método Sociológico [Capítulos I, II y IV] Robert Merton Teoría y Estructuras Sociales [páginas 92-160] Niklas Luhmann Sistemas Sociales [Capítulo V] Niklas Luhmann Introducción a la Teoría de Sistemas [Páginas 301-324] Niklas Luhmann La Sociedad de la Sociedad [Páginas 471-588] MATERIA DE CLASES Introducción La sociedad puede ser analizada desde dos paradigmas que, en el último tiempo, se han encontrado en disputa, estos son: el paradigma de la racionalización y el de la diferenciación, también denominado paradigma de sistemas. Si bien han existido esfuerzos por elaborar una teoría que incorpore ambos paradigmas, la sociología no ha sido capaz de generar una teoría de tales características, de modo ambas perspectivas compiten. - Por un lado el paradigma de la racionalización centra su atención en el papel de la subjetividad y el rol que cumplen los actores en la sociedad. Por esto suele desarrollarse este paradigma como una teoría de la acción. - Por el otro lado, el paradigma de la diferenciación se sitúa por sobre el plano de los actores y refiere a conceptos que escapan de la subjetividad de éstos. Se concibe, entonces, a la sociedad como un hecho objetivo (se habla en un primer momento de estructuras objetivas que se edifican sobre los sujetos), o en otras palabras, se entiende a la sociedad como algo que finalmente reposa sobre ciertas estructuras antes que sobre la subjetividad de los actores. Un concepto fundamental de esta teoría, por ejemplo, es el de conciencia colectiva de Emile Durkheim. Ahora bien, dentro del paradigma de la diferenciación ha prevalecido el concepto de sistema antes que el de estructura. Esto ha sido así porque este concepto, a diferencia que el de estructura, siempre remite a otros sistemas; cosa que no necesariamente ocurre con la noción de estructura. El concepto de estructura contiene en sí un grado de determinismo que no tendrían los sistemas. La corriente estructuralista suele considerar que son las estructuras las que de una u otra forma determina a los sujetos. Los sistemas, por el contrario, son indiferentes a los actores que participan de ellos. Por otro lado, el concepto de estructura es más estático y, entonces, no acepta ningún tipo de cambio en su composición (la estructura económica de Marx, por ejemplo, es permanente a lo largo de la historia). Los sistemas, que si bien tienen sus propias estructuras, son susceptibles al cambio: pueden ser alterados, aparecer o, incluso, desaparecer. Lo relevante de los sistemas no es tanto su estructura, sino que la función que cumplan. Complejidad: magnitud y contingencia Complejidad refiere a la incapacidad de elegir, simultáneamente, entre distintos elementos de una unidad. Es importante mencionar que la unidad se va a denominar compleja siempre y cuando no se puedan relacionar los distintos elementos entre sí y al mismo tiempo. Ahora, esta interpretación de la complejidad contempla dos elementos que la caracterizan: Magnitud: está relacionado con el número de elementos que constituyen una determinada unidad. Hay una relación, no necesariamente directa, entre el número de elementos y la complejidad que posea una unidad. Esta dimensión de la complejidad es la parte objetual o real. Contingencia: se necesita también que los elementos sean diferentes entre sí, es decir, que sea necesario elegir entre uno y otro. En efecto, si todos los elementos fueran iguales, la elección de A o B sería más bien irrelevante. Es a este aspecto de la complejidad el que se reconoce como contingencia. Es la contingencia detrás de la magnitud lo que realmente caracteriza a la complejidad social (sociedad global), porque hablamos de complejidad social cuando existen distintas posibilidades de acción, de ahí que se pueda caracterizar a la contingencia como la necesidad de elección. Es un concepto que está relacionado con la libertad (soy libre de elegir eso o aquello). Y es el mismo acto de elección lo que constituye un sistema, es el resultado de esa simple selección entre distintos elementos. Esta dimensión de la complejidad es temporal (en lo que se profundizará más adelante). Dicho esto, es correcto afirmar que: hay una relación intrínseca entre la contingencia y la formación de sistemas. En efecto, como respuesta a la imposibilidad de elegir varios elementos de una unidad al mismo tiempo (contingencia), surgen unidades selectivas que generan una diferencia entre ellas y su entorno (sistemas). El entorno es todo aquello que no ha sido seleccionado. De tal suerte que sistema y entorno se constituyen en una única operación, a través de la cual se establece esta diferencia entre lo elegido y todo lo demás. En resumidas cuentas, la formación de sistemas responde a la existencia de una contingencia que nos obliga a tener que elegir entre distintos elementos. Si no hubiera contingencia, lo que tendríamos sería una unidad total que contiene en sí todas las opciones de elección. O en otras palabras, cuando tenemos complejidad, sólo puede haber diferenciación; de ahí que la complejidad lleve consigo procesos de diferenciación. Asimismo, los sistemas sirven para reducir complejidad. Pero ningún sistema puede “absorber” toda la complejidad. El entorno es siempre más complejo que el sistema. El sistema por definición es una selección; por tanto, necesariamente va a dejar fuera de sí cierta complejidad. Si no lo hiciera, no sería un sistema. Se observa entonces: - Sistema: es la selección de unidades selectivas en un contexto de contingencia. Implica una reducción de la complejidad. - Entorno: todo aquello que no ha sido seleccionado. Como se expuso anteriormente, en la definición de la complejidad no solo hay una dimensión real/objetual (magnitud), sino que también una temporal (contingencia). Esta dimensión apunta a la imposibilidad de seleccionar todo simultáneamente. Por lo que el tiempo implica una limitante para la selección. De este modo la experiencia de la complejidad no es solo la experiencia de las alternativas objetivas, sino también la de la escasez, la escasez del tiempo. La experiencia del tiempo en un mundo complejo, como el nuestro, está marcada por la primacía del presente (Luhmann). Que refiere al entendimiento del presente por medio de una diferencia con respecto al pasado y el futuro. Esta experiencia supone: El presente como instantáneo se despliega el presente como la unidad básica de la experiencia. Hay un estrechamiento de este, puesto que la vivencia tiene una duración, un límite, por lo que el presente se experimentacomo un instante que no dura. En un mundo menos complejo, el tiempo “sobra”. El pasado como irreversible no se puede cambiar. En sociedades anteriores y menos complejas, el pasado se podía revertir porque volvía con la memoria, mientras que en la actualidad la memoria se vuelve muy selectiva. Este olvido implica que el pasado interese solamente en función del presente. El pasado es irreversible porque no determina el presente, sino que el presente lo determina a él. Un ejemplo de esto la pérdida de importancia que han tenido las tradiciones. El futuro como imprevisible no se puede predecir. Se sabe que el mundo va a cambiar, pero no se sabe cómo. Esto se observa en las sociedades complejas en la desaparición de los proyectos a largo plazo, esto opone al proyecto ilustrado que motivó la revolución francesa con la complejidad en las sociedades modernas. Una de las formas paradigmáticas de esta concepción son las artes vanguardistas, que se desligan de todo el pasado, rompiendo con cualquier forma de expresión que haya existido antes; y, al mismo tiempo, generan una sensación de insaciable cambio, de un cambio constante e impredecible. Es en el arte de vanguardia donde se radicaliza la idea de la imprevisibilidad del futuro, pero va ser en la tecnología en donde esta idea adquiere mayor fuerza. El arte no tiene la capacidad de incorporar la sensación de vértigo, de velocidad que sí ha logrado la tecnología (la experiencia fotográfica, por ejemplo). Se comienza a consolidar la idea del presente como un instante, como un momento fugaz. Esta concepción es característicamente de la modernidad. Doble contingencia: orientación motivacional y normativa La dimensión social de la complejidad se denomina doble contingencia, que refiere a como un actor (ego) experimenta el mundo en tanto alternativas de acción, donde él sabe que el otro (alter) tiene una experiencia similar. De esta forma se experimenta al otro como a alguien parecido a uno (alterego). Así, la contingencia se da en el marco de una interacción social de la cual surge la doble contingencia. La doble contingencia remite al problema del orden social, porque el encuentro de alter con ego genera una cierta de dificultades para la coordinación de la acción (riesgo, incertidumbre, disenso…). Cada cual tiene demasiadas posibilidades de acción para elegir, y así la probabilidad de que ambas acciones logren coordinarse es más bien baja. Cabe destacar que el problema de la coordinación social es un problema teórico: en la práctica no experimentamos mayores dificultades para coordinarnos, la coordinación social no es problemática. Nuestra experiencia con las otras personas (alter) no significa un problema en el día a día, por el contrario, tendemos a pensar que los otros actúan de forma similar a nosotros (alterego). ¿Cómo es posible que los planes de acción de estos sujetos, que tienen múltiples opciones, se coordinen? ¿Cómo coordinar dos libertades entre sí? En este escenario la pregunta por el orden social ha sido respondida tradicionalmente desde: La economía clásica: propone un orden fruto de relaciones contractuales donde se hace un intercambio entre equivalentes. Hobbes: el orden social se logra por la capacidad de coacción (violencia) del Estado. Durkheim responde a estas teorías de la sociología, postulando que para comprender esta solución, hay que considerar como presupuesto básico que la sociedad no es ni el Estado ni el mercado. La actividad estatal (coacción) o la respuesta contractual no son suficientes para generar un orden social estable. Debe haber algo que no sea puramente coactivo ni puramente contractual. Entonces: - Contra la respuesta hobbesiana afirma que el mejor ejercicio de poder no basta, sino que además éste debe ser reconocido por las personas y, entonces, debe suscitar obediencia 1 . - Mientras que contra el contractualismo, Durkheim señala que todo contrato es precario e inestable, por lo que no se puede esperar que la coordinación de intereses suceda sobre esta base contractual. El contrato requiere de un fundamento no contractual para garantizar la estabilidad. - Talcott Parsons propone lo que denomina acto unitario el cual está constituido por el actor (ego) y por la situación, en una situación que contempla objetos, tanto materiales como sociales (personas, instituciones, lenguaje…). Para Parsons, a diferencia de la tipología de la acción weberiana, la unidad actor-situación es algo indisociable. Añade a la definición weberiana la noción de un actor subjetivamente orientado al mundo, la idea de que se encuentra siempre contextualizado en el mundo; es a este contexto al cual se le denomina situación (materialidad más objetos sociales). Parsons propone que este actor se mueve por una orientación motivacional, es decir, por un motivo que le da sentido a la acción. Para el autor el interés es el motivo principal que impulsa a la acción, entendiéndose interés a partir de la definición clásica de ego, es decir, se busca la satisfacción o la disminución de una sanción. La orientación motivacional se compone de tres elementos: 1. Motivación cognositiva: se tienen que conocer las cosas 2. Motivación catética: relacionada a las relaciones de afecto que se tiene con los objetos de la situación. 3. Motivación evaluativa: hay una capacidad de evaluar las alternativas, y así, maximizar la satisfacción y disminuir las sanciones 1 Semejanza con la teoría weberiana. En resumidas cuentas, hasta el momento tenemos: a un actor (ego) motivacionalmente orientado a una acción, en una situación, en miras de cumplir su propio interés (satisfacción y evitar la sanción). Parsons va a decir que las personas no solo toman decisiones motivacionalmente, sino también normativamente (en función de normas). El actor conoce cuáles son las normas vigentes y, entonces, actúa en consideración de ellas. La orientación normativa se compone de dos dimensiones: 1. Apreciativa: hace valorar unas normas más que otras, considerando que las normas sociales no son leyes naturales que determinan nuestra voluntad. 2. Evaluativa o moral: opera del mismo modo que la dimensión evaluativa de la motivación. La orientación normativa se define por el binomio conformidad y desviación, que refiere a conformarse con las normas existentes y actuar conforme a ellas o desviarse y transgredirlas. Este binomio coincide con la idea motivacional de satisfacción-sanción Para comprender cómo conviven las orientaciones motivacional y normativa es necesario introducir los conceptos fundamentales de doble contingencia y complementariedad contemplativa: Doble contingencia: significa “depende de”. En el marco en el cual estamos hablando, quiere decir que ego y alter tienen una relación de interdependencia. Esto quiere decir que ego no puede asegurar su interés sin tomar en cuenta a alter. De una u otra forma el éxito de los intereses de cada uno depende del otro. Considerando además que la sanción o la gratificación necesita de un otro que sancione o gratifique. La doble contingencia no se utiliza en el sentido que lo hace Luhmann. La forma en que se utiliza el término se puede ejemplificar en la referencia al crédito universitario como un aspecto contingente al ingreso, es decir, que depende de éste último. Complementariedad contemplativa: quiere decir que si se quiere tener éxito, dada la doble contingencia descrita anteriormente, lo mejor es responder a las expectativas del otro. Así, cuando ego actúa, se anticipa a lo que alter está esperando (y vice versa 2 ). De esta forma la solidaridad es una suerte de necesidad, lo que a su vez implica conformarse con las expectativas del otro y, además, con las normas. Lo importante es que el binomio gratificación/sanción coincide con el de conformidad/desviación.Si uno quiere tener éxito en sus motivaciones (gratificación), se debe tener en cuenta al otro. En caso de que eso ocurra, lo que se va a dar es una complementariedad de expectativas (“te tengo en cuenta porque tú también me tienes a mi”). Es de esta manera por la cual se genera la integración. Con esto, además, la orientación normativa pasa a formar parte de la motivacional, es decir, las normas y las expectativas son parte de la “ecuación” de ego para conseguir su interés. O en otras palabras, se actúa en función de las expectativas de los objetos sociales. Esto no significa que ego someta su voluntad a las normas sociales, puesto que las normas no actúan sobre el sujeto y sus motivaciones, solo las difiere. La sociedad difiera la gratificación, la modela, pero no la anula ni la determina. Dicho eso, sí puede ocurrir que las normas se internalicen de tal manera que ego actúe únicamente en función de ellas. Cuando eso ocurre, se genera lo que Parsons denomina colectividad (la conciencia colectiva de Durkheim). Lo que hay que destacar es que las orientaciones están en ego. No son estructuras que nos determinan desde fuera. 2 Esto es así siempre y cuando el análisis deje de lado las relaciones de poder que podrían existir. ¿Por qué? Porque si existen tales relaciones, uno de los actores puede no contemplar las expectativas de su subalterno y aun así conseguir lo que busca. Orientación motivacional [gratificación-desviación] Actor Fin Orientación de valor [conformidad-desviación] Institucionalización e internalización Tanto la doble contingencia, donde ego y alter tienen relación de mutua dependencia, como la complementariedad de expectativas, donde ambos incorporan las expectativas del otro en sus planes de acción, son conceptos claves para la integración social. Ahora bien, Parsons señala que la fórmula de la acción se sistematiza, por lo que se constituyen sistemas fruto de la interacción; se generan sistemas de la acción. La sistematización no surge entonces tan sólo de lo que ocurre entre ego y alter, sino que es fruto de las interacciones de toda la sociedad. La sistematización tiene dos principios básicos, que son la institucionalización y la internalización: Institucionalización Entendemos por institucionalización aquel proceso por medio del cual las experiencias del otro no remiten al “mi”, sino que a una expectativa generalizada. Esto surge porque en las sociedades complejas como las modernas, nos es imposible estar pensando en lo que el otro espera de nosotros. Es el proceso a través del cual los valores se especifican. - Valores son expectativas generalizadas de comportamiento. Estas expectativas pueden ser objeto de institucionalización, es decir, pueden convertirse en normas, las cuales difieren de los valores en la medida que prescriben comportamientos precisos de acción. En efecto, no todos los valores son prescriptivos, vale decir, no todos los valores generan exigencias para los sujetos. Por ejemplo, se dice del altruismo que es algo bueno y, en cierta medida, deseable; pero no es algo que podamos exigir de las personas. No hay ninguna ley que exija (prescriba) actuar de forma altruista. Se observan entonces valores que aceptan un bajo nivel de institucionalización, a lo que Parsons llama cultura. - Cultura definida como el depósito de valores (expectativas generalizadas de comportamiento) que no se encuentran institucionalizados. - Estructura de roles Para Parsons hay valores relacionales que sí son capaces de regular el contenido específico de la relación. De esta forma el proceso de institucionalización alcanza su máxima expresión. Aquí el proceso tiene como culminación la materialización de una estructura de roles en la que se indica con exactitud lo que uno debe o no debe hacer en el marco de una relación. En resumen, tenemos, fruto de un proceso de institucionalización, un espectro normativo que va desde los valores (más abstractos) a normas más específicas/prescriptivas (roles). Este proceso se cristalizado en su forma más concreta en el sistema del derecho. Dicho esto, no es necesario que las normas deban encontrarse en un plano jurídico. La institucionalización perfecta se da en una sociedad perfectamente integrada, lo que refiere a una sociedad en la que todo está prescrito normativamente. Este escenario no es así en la vida real porque siempre va a existir un campo no regulado, de modo que, siempre hay cierta arbitrariedad e impredecibilidad (las personas no respondemos de una forma específica frente a un mismo estímulo). Del concepto de institucionalización se desprende un proceso de desinstitucionalización. En el que es posible observar cómo el orden normativo retrocede a su función meramente regulativa. Por ejemplo, antiguamente el comportamiento en la mesa estaba estrictamente regulado, y hoy en día vemos cómo solo existen normas generales y, en la mayoría de los casos, negativas. De hecho, existen normas que incluso terminan por desaparecer. Este es un típico análisis que realiza la sociología post-parsoniana. Asimismo, por su puesto, existen nuevos procesos de institucionalización; por ejemplo, el comportamiento que tenemos que tener con los animales. Después de todo lo expuesto es importante señalar que por medio de la institucionalización es que la acción se vuelve sistema, el cual se compone básicamente de roles/normas/experiencias generalizadas que aceptan distintos grados de institucionalización. No se trata de normalizar todas las acciones, éstas siempre van a tener un grado de libertad; lo importante es que las expectativas se generalizan y, así, se acotan las posibles respuestas y comportamientos. Internalización Parsons establece que una vez que los valores se institucionalizan, éstos se incorporan (internalizan) en la estructura de motivaciones del actor. De esta forma, para que exista coordinación social no sólo se necesita que se dé un proceso de institucionalización, sino que esas normas deben, a su vez, generar un efecto las motivaciones del actor (internalización). Así como dijimos más arriba que la institucionalización admitía grados (valores/normas/roles), este nuevo proceso también lo hace. El máximo grado se alcanza cuando la norma se vuelve en el motivo principal del actor. Ego actúa buscando cumplir las experiencias de alter. Uno puede internalizar las normas a tal punto que el motivo principal de la acción es corresponder con las expectativas generalizadas de otros. Se abandona todo interés propio y se éste se constituye en el interés colectivo 3 . Para responder cómo es posible que se abandone todo interés personal en miras del general se han dado varias respuestas, por ejemplo la guerra como medio para constituir la comunidad, o la religión. Aunque claramente estas son situaciones límites, situaciones que en la mayoría de los casos no ocurre; las personas, si bien contemplan las normas sociales al momento de actuar, no son máquinas que actúan únicamente en función de las expectativas sociales. Ahora, una vez expuesto el proceso de internalización se cumple que los valores se prescriben en forma de normas, y éstas se internalizan. Es en el proceso de institucionalización donde aparecen: - el “yo” : guarda relación con el interés personal - el “mi”: guarda relación con el general. En otras palabras, la sociedad está inscrita en la persona, no es un ente externo al cual los sujetos se enfrentan. Cabe mencionar que Parsons no está elaborando una teoría de la dominación, por lo que excluye en el marco conceptual de su teoría del orden social las relaciones de esta índole, precisamente porque para él el orden social no se produceen el dominio. Considerando que la palabra poder y dominio remiten en última instancia a la violencia, establece que la estabilidad social no puede descansar únicamente en esta 4 porque el poder no considera las expectativas del otro. En resumen, una teoría que se basa en la doble contingencia y a complementariedad de expectativas, no va a tomar en cuenta el dominio. La noción de que el individualismo es el motivo de la pérdida de cohesión social es una noción Parsoniana, y aunque este autor nunca formuló directamente una teoría de la racionalización propuso existen: - Orientaciones de valor (refieren a la cultura) - Orientaciones de rol (refieren a la sociedad) - Orientaciones de motivación (refieren a la personalidad) A partir de estas tres orientaciones establece 5 variables pauta: 1. Afectividad – neutralidad afectiva 2. Orientación hacia sí mismo- orientación a la colectividad 3. Universalismo – particularismo 4. Adscripción – logro 5. Especificidad – difusividad La neutralidad afectiva, la orientación hacia sí mismo, el particularismo, el logro y la especificidad serían formas de orientación en la sociedad moderna. Esto es una forma de teoría de la racionalización aunque no muy acabada. 3 Aquí se puede observar una similitud entre el modelo rousseauniano de la voluntad general, la colectividad parsoniana y la idea de conciencia colectiva de Durkheim. 4 Especialmente en este punto el postulado parsoniano es distinto a la teoría de la integración social de Marx Entre las teorías de acción alternativas a la parsoniana destacan la de: Bourdieu Introduce el concepto de habitus, entendido como una disposición que hace costumbre la acción. La acción pierde su orientación motivacional, puesto que la motivación se hace algo natural, objetivo, el actor no sabe por qué lo hace, no es una norma. No está inscrito en la conciencia, sino que en el cuerpo. Esta disposición se estructura con la socialización y replica las formas. Goffmann Propone una teoría de la acción dramatúrgica, en la que el actor juega un rol, lo representa. La persona es excluida del rol y es capaz de manejar las expectativas que el rol supone. El actor retiene su capacidad de permanecer fuera del rol que la sociedad le asigna, y por ende fuera de determinantes sociales específicos. Las cosas no ocurren siempre dentro del marco normativo, la orientación del “yo” tiene más que decir que las expectativas sociales. Luhmann: crítica y solución Luhmann identifica la doble contingencia en términos de la impredecibilidad de la acción, a diferencia de Parsons, que la identifica con la interdependencia de los sujetos. La teoría luhmanniana piensa entonces que el asunto se define por la incapacidad que tienen tanto ego como alter para determinarse mutuamente, es decir, de predecir qué va a hacer cada uno. O en otras palabras, adquiere la forma de: ego no sabe qué es lo que va a hacer alter, pero, al mismo tiempo, sí sabe que alter tampoco sabe lo que va a hacer él. Siempre cabe la posibilidad que los actores actúen de una forma no prevista; por tanto, la interacción va a estar siempre situada en un cierto contexto de incertidumbre. Ego y alter experimentan el mundo como una actualización de una posibilidad lo real aparece ante uno y otro no como algo real, sino que como la actualización de algo que pudo ser de forma distinta. Dado que se experimenta al mundo de esta forma, todo podría cambiar en el futuro. A diferencia de la visión ontológica tradicional se ve lo que existe como algo necesario y que no puede cambiar (“lo que es es”). Esta manera de ver las cosas que ahora estamos introduciendo, plantea un paradigma completamente diferente en el que se experimenta el mundo desde la inestabilidad. Desde un punto de vista teórico, se dice que la idea de la doble contingencia remite a la idea que los sistemas son autorreferenciales, ego y alter se experimentan como sistemas autorreferenciales. Esto quiere decir que ego no puede observar la estructura selectiva de alter. Los sujetos son herméticos respecto al otro. Se puede, observar al otro y su comportamiento, pero no se puede acceder a la estructura selectiva detrás de éste (“por qué hace lo que hace y no otra cosa”). El mecanismo a través del cual el actor selecciona le es inaccesible para los demás. De esta forma la interacción se da siempre en el marco de la incertidumbre. Premisas de la teoría de sistemas: - Los sistemas son cerrados - Las estructuras de estos sistemas no son técnicas: esto porque los sistemas técnicos son predecibles en su comportamiento, al estar programados de una cierta manera que los hace así se puede acceder a la estructura selectiva. Los sistemas psíquico-sociales no tienen esta característica. Por el contrario, se caracterizan por: a. tienen capacidad de aprendizaje, esto implica que pueden cambiar b. no responden siempre de la misma manera frente a un mismo estímulo y situación. En el escenario que implica la incapacidad de coordinar las acciones en un marco de completa imprevisibilidad, una posible solución es siempre gradual, es decir, no tiene porqué - y probablemente no pueda - reducir por completo el elemento sorpresa. Lo que se necesita es disminuir el espectro de alternativas posibles, el abanico de posibilidades de acción. Luhmann propone a la solución parsoniana como insatisfactoria, considerando que dicha salida implica: - Que tanto ego como alter tengan un marco de referencia común, el cual les permita orientarse complementariamente uno respecto del otro - Que tengan valores compartidos, de modo que ambos convengan en lo que se debe y no se debe hacer. - Que el marco de referencia esté especificado normativamente, es decir, se requiere de la institucionalización de una estructura de roles bien precisa. A Luhmann esta solución no le parece adecuada porque: 1. El modelo parsoniano exige demasiado, en la medida que demanda un marco de referencia compartido (definición de la situación, valores, normas y roles comunes). Esto demanda un consenso excesivo, más todavía cuando las sociedades modernas se caracterizan en la diferenciación y son mucho más pluralistas de lo que se podría pensar 5 , puesto que se tienen múltiples definiciones, valores (para unos exigibles y para otros no)…Básicamente no hay acuerdo en cuestiones esenciales. Por lo que no parece correcto pedir, en sociedades complejas, el consenso que espera Parsons. 2. La idea de que el conflicto sea tematizado como desviación social para Luhmann es un error. En efecto, en el contexto parsoniano el conflicto, es decir, la incapacidad de complementar las expectativas, entiende como una desviación social (algo que no aporta para la coordinación de las acciones). Luhmann, en cambio, piensa que el conflicto, casi como el consenso, es parte de la coordinación social de la acción. Los desacuerdos, en términos habermasianos, no suponen necesariamente un quiebre en el entendimiento. De hecho el mismo conflicto, el “no”, puede generar mayor coordinación, por ejemplo en que se podría pedir explicaciones después de una negativa, lo que debería ser considerado un aporte. Por tanto el desacuerdo forma parte del proceso a través del cual se puede resolver el problema de la doble contingencia. La negativa o una respuesta que no satisface las expectativas de ego es fundamental para definir nuevas posibilidades de acción (“esto no, pero esto sí”). 3. La solución parsoniana no explica de dónde proviene este marco de referencia común, el cual pareciese tomar la forma de un a priori kantiano. Por esto a Luhmann le parece que la solución que propone Parsons no surge de la interacción misma entre ego y alter, sino que estaría situada por encima de la misma. Luhmann, en cambio, va a insistir que el problema de la doble contingenciadebe resolverse, hasta cierto punto, en la misma interacción social. Luego de estas tres críticas, siendo la última la estrictamente original (la sociología post parsoniana ya había hecho comentarios similares a las dos primeras), Luhmann va a proponer como solución al problema de la doble contingencia lo siguiente según Luhmann el problema es resuelto por el más rápido, el que se pronuncia primero y hace/dice “algo”. La situación de doble contingencia paraliza la acción, la incertidumbre que impide actuar. Pero esto comienza a resolverse cuando alguien rompe con esta parálisis, porque al hacerlo sitúa al otro (alter) en un marco más acotado de posibilidades de acción. Por ejemplo, si uno saluda a un otro, al hacerlo, se acotan las posibilidades de selección de alter (puede devolver el saludo o no hacerlo). Y una vez que se responde, vuelve a ocurrir el mismo proceso: alter ahora ha reducido el abanico de posibilidades de ego. En resumidas cuentas, en este “tanteo ciego” los actores van reduciendo las posibilidades de acción, pero nunca determinándolas (que salude a alguien no significa que me va a devolver el saludo, podría no hacerlo). Todo lo que ocurre es que el actor sabe que su acción, su gesto, es ahora una premisa en la selección de alter, debe ser algo a considerar. 5 Aquí se puede ver cómo de cierta manera Luhmann acepta el politeísmo de los valores weberiano. Lo propio de la sociedad moderna es el pluralismo de los valores. Se puede ver como la solución luhmanniana se asemeja, más o menos, a la estructura de la reciprocidad. Alguien da algo que tiene la posibilidad de ser recibido (existe cierto elemento de presión), y se puede, así, generar un espacio común de preguntas y respuestas entre ego y alter, las cuales van limitando las posibilidades de acción. Cabe señalar que Luhmann le otorga un papel preponderante al tiempo. Es el tiempo el que soluciona las cosas, es el que nos obliga a actuar y, esa presión temporal, es la que va configurando las relaciones sociales. Ahora bien, a pesar de que la operación expuesta más arriba se presenta como una posible solución al problema de la doble contingencia, hay que mencionar que Luhmann considera que éste nunca se puede resolver en su totalidad, es decir, el marco de impredecibilidad siempre va a estar presente en toda interacción. Siempre existe la posibilidad de respuestas “fuera de lugar”. No por eso la relación desaparece, sino que simplemente se acotan las posibilidades de una forma distinta. Las anomalías también permiten elaborar un marco de acción conjunta. Luhmann propone que la solución se da en la interacción constante, donde el conflicto no supone un quiebre en la relación y, por tanto, también debe ser incluido como un medio para reducir la impredecibilidad de la acción. No se necesita siempre y necesariamente del consenso apriorístico. De todos modos, esta solución es “inestable”, en la medida que hace de la impredecibilidad un elemento constante en las sociedades complejas, a diferencia de la edificación (idealista) de Parsons. *Para Luhmann el problema no se resuelve a través de un sistema normativo. Lo que soluciona el asunto es el sentido. Los sistemas psíquico-sociales operan desde el sentido, y éste es la sobreabundancia de referencias ulteriores, o en otros términos, el sentido es lo que permite enlazar una comunicación con otra. Pero el sentido no determina a la acción, de ahí que se hable de una “sobreabundancia de referencias” (opciones de acción). Todo tiene algún sentido, incluso lo que aparentemente no parece tenerlo. Si es que no tiene sentido precisamente ese es su sentido, sino ni siquiera se haría presente. El sentido es entonces ese medio (médium) en el cual una comunicación se enlaza con otra. Se establecen conexiones de sentido que permiten ir resolviendo el problema de la doble contingencia. El asunto se resuelve en el médium del sentido y no en una estructura normativa. En resumen, los giros que le hace Luhmann a la teoría de sistemas son: - Se pasa de actor a observador - La doble contingencia se define desde la incertidumbre, donde hay una observación mutua, en la que ego y alter desconocen lo que el otro va a hacer - Los sistemas son autorreferenciales, en la medida que no se pueden observar las estructuras selectivas de otro. Solo se conoce lo que hizo en el pasado, la elección futura de alter es incierta. - La doble contingencia es un problema que no se termina nunca de resolver, de modo que el orden social es esencialmente inestable. - La doble contingencia se puede estabilizar por medio del que “habla” más rápido, estrechando las posibilidades de acción del otro y por lo tanto, reduciendo la complejidad de la situación. - Lo que hace posible el orden social es la comunicación, entendida como un proceso en el cual una cosa se entrelaza con otra. Esto es sentido, es decir, una remisión de significados ulteriores. No existe el sinsentido. - La integración social se logra mientras haya entrelazamiento de comunicaciones. La integración social no es consenso ni estabilidad, porque el conflicto también forma parte de esta. Paradigmas de la teoría de sistemas En teoría de sistemas se reconocen dos tipos de paradigmas: El que Luhmann denomina esquema todo-partes El esquema sistema-entorno. Asimismo, este último paradigma se puede dividir en: Sistemas abiertos Sistemas cerrados. Paradigma todo-partes Adquiere su formulación más sofisticada en la idea aristotélica que el Todo es más que las partes, es decir, la relación entre las partes genera una realidad nueva; o, en otras palabras, que el Todo no puede descomponerse en las partes que lo forman. Esta visión puede vincularse con la idea durkheimiana de la conciencia colectiva, la cual es más que la mera suma de las conciencias individuales de la sociedad. Durkheim, propone en su teoría el concepto de conciencia colectiva, refiriéndose a que lo social es una realidad sui generis, una realidad emergente. La sociedad no es la suma de sujetos que la componen, de modo que entre el individuo y la sociedad no hay una mera diferencia cuantitativa, sino que también cualitativa. La postura epistemológica de Durkheim es bastante taxativa: según él se deben considerar los hechos sociales como cosas. Tiene una postura marcadamente objetivista. De esta forma no hay distinción (formal) entre los hechos de la naturaleza y los de la sociedad. Viendo las cosas de esta forma, las ciencias sociales no son una ciencia del espíritu o histórica (si definimos historia como lo que es producto de las acciones humanas). Las ciencias sociales son, en cambio, una ciencia de la naturaleza. De esto se sigue que la sociedad no es el resultado de acciones, la materia de las sociedades no son las acciones subjetivamente mentadas de los sujetos 6 . Para Durkheim los hechos sociales no remiten al sentido subjetivo, por tanto, la sociedad no está compuesta de actores ni acciones. Para él lo social es complemente indiferente a los motivos de las personas, porque la sociedad es un hecho objetivo. La concepción objetiva de un hecho social remite a: 1. La causalidad (no motivacional), lo que es una concatenación de hechos objetivos que llevan a un resultado. 2. Al mismo tiempo, remite al método experimental, que es capaz de controlar los diferentes factores para poder realizar un estudio objetivo. Entonces, explicar objetivamente un suceso, significa explicarlo, por medio de un método, y hacerlo causalmente. *También se puede explicar un hecho social por su función, lo que da origen a lo que se denomina análisis funcionalista. Por medio de la pregunta por el papel o rol que cumple tal o cual cosa. Para poder explicar un hecho social, se debe explicar su función. La objetividad delos hechos sociales se define de dos maneras: 1. Exterioridad Suelen ser hechos anteriores y exteriores a la conciencia individual, preexisten a la acción. Y si no son anteriores, a lo menos son externos. Así, la conciencia colectiva se caracteriza por su exterioridad, la sociedad engloba al individuo que nace en ella. La sociedad es algo que se encuentra “afuera” del sujeto. Por ejemplo, las normas, materia básica de la sociedad, no son creadas por uno. Ahora, es cierto que luego la 6 Contra la sociología comprensiva de Weber sociedad es integrada en la estructura del sujeto, pero esto —la interiorización— supone que anteriormente estuvo fuera de él. 2. Constrictivos Ejercen una presión sobre la conciencia individual. La propuesta de Parsons propone que normativamente no se siente una presión, porque se acata por hábito, sin darse cuenta cómo el sistema normativo constricciona la existencia. La conciencia colectiva de Durkheim no se determina tanto por su generalidad (lo que de facto todos piensan), ya que esta generalidad carece de exterioridad y capacidad constrictiva. Asimismo, este modelo se opone al de la formación de la conciencia general como la suma de distintas partes, es decir, el modelo contractual (atomista). El contrato responde a el modelo del esquema partes- Todo, por lo tanto es opuesto al modelo todo-partes de Durkheim 7 . La conciencia colectiva está compuesta básicamente de normas, las cuales en ningún caso se generan contractualmente ni son eficaces porque provengan de la voluntad de los individuos. Y el modelo de ese orden normativo integra: - La moral: cultura en un sentido parsoniano - El derecho: institucional. No se entiende únicamente como “lo legal”, sino que tiene que ver con la capacidad de sanción efectiva que tiene la sociedad. Entendiendo la coacción en un sentido amplio, puesto que no se reduce únicamente a la violencia. Mientras que exterioridad se debe relacionar con la educación: el proceso a través del cual se transmite y se le enseñan las costumbres/normas a las personas. El análisis del suicido como ejemplo Seleccionado un comportamiento que para parámetros usuales es de los menos sociales, puesto que generalmente se identifica con la conciencia solitaria que lo realiza, Durkheim desarrolló el caso del suicidio como un hecho (objetivo) social. Para realizar un análisis del suicidio como hecho social hay dos opciones: - La visión comprensiva de Weber, que permite un análisis tanto cuantitativo como cualitativo - La estrategia de Durkheim, en la cual no hay una preocupación por los motivos que tengan los suicidas, sino que comprende el fenómeno como un hecho empírico, es decir, en la proporción del suicidio de una población. Esto porque la proporción va a variar entre un lugar y otro, a partir de lo cual intenta explicar estas diferencias. Propone también buscar las características objetivas de los sujetos (sexo, ocupación, estrato social, etc.). Durkheim identifica tres tipos, no ideales, de suicidio: el egoísta: que responde a un exceso de individualización y distanciamiento de la conciencia colectiva altruista: que traduce un exceso de apego a la sociedad el anómico: que apunta a situaciones sociales de alta desregulación Hay que destacar que en análisis se realiza sin tomar en cuenta al individuo, solo fijándose en las características objetivas del contexto social en el cual éste se mueve. Paradigma de sistemas abiertos Bajo este paradigma se genera un desplazamiento de la tensión de cómo está organizado el Todo (Todo-parte), a la relación que esa unidad puede tener con su entorno. Bajo este paradigma se identifican dos visiones para comprender los sistemas, de modo que estos pueden identificarse como abiertos y cerrados. Los primeros, que serán analizados en este apartado, consideran que el intercambio entre entorno y sistema es crucial para la conformación de los sistemas; mientras que 7 Un ejemplo para este modelo es la noción de voluntad general que propuso Rousseau, entendida como una agregación de las voluntades particulares, que le da a los individuos la capacidad de trascender su propio interés por el interés común. Opera como un principio de ciudadanía. para los cerrados, el intercambio entorno-sistema no se da, por lo que el sistema es cerrado frente a su entorno. Estos últimos se abordarán más adelante Como se dijo inicialmente, los sistemas abiertos se caracterizan por tener una fundamental relación con su entorno, por lo tanto la apertura es una condición necesaria para el sistema, el cual no existiría de no ser por esta característica. Esto tiene un importante vínculo con un concepto que se denomina entropía, es decir, la tendencia inexorable de los sistemas ha desorganizarse. Esta noción se relaciona con: La física En la física se considera que todos los objetos físicos cuentan con esta tendencia entrópica, pero se considera que el universo no tiene entorno, puesto que no hay un “más allá”, de modo que desde esta perspectiva el universo se observa con un sistema cerrado. De este modo esta visión no se ajusta al paradigma de sistemas abiertos La biología evolutiva Da cuenta que los sistemas pueden eventualmente importar energía del entorno y conservar, después de ese proceso, su configuración interna; frenando así un poco la entropía (estabilización). En el sentido que el cuerpo puede incorporar energías externas y “postergar” la entropía. A este proceso se le denomina entropía negativa o neguentropía. Es la tendencia a mantener la configuración original por medio de una relación con el entorno. Es posible analogar esta idea de la biología con la sociología, donde las unidades que importan no son energías sino información. Los objetos sociales pueden establecer relaciones provechosas con el entorno. Y es a través de esas relaciones de intercambio que los sistemas abiertos pueden generar neguentropía. Es a este tipo de sistemas a los que debemos llamar sistemas abiertos. La cibernética En el contexto de la cibernética, el sistema enfrenta siempre en un entorno adverso y cambiante, donde corre el riesgo de irse en la dirección equivocada. Para esta perspectiva, desde el concepto de feedback negativo es posible retomar el rumbo y seguir por el camino correcto. Un ejemplo es el termostato, que opera por medio de procesos importantes: - Tener información acerca de la desviación, es decir, cuán desviado se está. Aquí se opera con la diferenciación de la temperatura propia y la del entorno. - Y, al mismo tiempo, se debe incorporar la información como un input, lo que le permite al sistema corregir la desviación. Ahora bien, hay que señalar que el sistema, por abierto que sea, selecciona del entorno qué información le es útil. Feedback negativo se entiende entonces como input/output. Un sistema que está abierto al entorno recibe un input que procesa internamente para producir una respuesta (output). Estabilizando la relación entre sistema y entorno Hasta aquí los sistemas nunca podrían cambiar porque siempre se llegan a una “cuenta cero”, al punto de inicio. Pero, hay ocasiones en las que se puede reafirmar la desviación, la cual lleva a un nuevo puerto. A este proceso se le denomina feedback positivo. Es posible entonces reconocer: Morfoestasis: el sistema es capaz de conservar su rumbo y su forma Morfogénesis el sistema es capaz de darse a sí mismo una nueva forma Ahora bien, un sistema abierto no está completamente abierto a lo que venga del entorno. Los sistemas tienen por definición una estructura interna. Esa estructura se puede definir como una recursividad en su proceso selectivo: “elijo esto, pero no aquello”. Entonces, los sistemas no seleccionan indiferentemente del entorno.Lo que sí hacen, sin embargo, es recoger información relevante del entorno, la cual es fundamental para su existencia y su organismo. En sociología la teoría de sistemas, o parte de la primera gran tentativa de Parsons, todavía muy rudimentaria, comienza con la ciencia de la información. Pero la formulación de la cibernética mencionada más arriba pasa muy pobremente a las ciencias sociales, pero la toman los cientistas políticos. De hecho, la ciencia política moderna nace como una teoría de sistemas que desarrolla David Easton. El modelo de Easton propone un sistema político que cuenta con estructura interna compuesta por roles (políticos) que se van especificando por funciones. No solo los políticos profesionales (roles), sino que también la estructura del sistema político se define funcionalmente. Hasta aquí el esquema es muy similar al parsoniano, pero de momento no se propone algo muy diferente de lo que se podría denominar institución. Pero Easton va a formular que la política se constituye como sistema, lo que básicamente quiere decir que éste establece una cierta relación con el entorno. La preocupación de Easton va a centrarse en qué tipo de relación pueden tener los políticos con el entorno. Propone que la política se relaciona con el entorno a través de las demandas sociales, las que provienen desde el exterior. Así, el sistema está dinámicamente relacionado con estas demandas, las que a su vez son elaboradas políticamente (en el lenguaje del sistema). El sistema se pronuncia bajo la forma de output (decisiones) y estas decisiones vinculantes (outputs) generan legitimidad para el sistema (input). De aquí se concluye que bajo esta perspectiva el sistema político no es ciego frente al entorno, de hecho posee ciertas instituciones watchout que permiten la heterorreferencia. Paradigma de sistemas cerrados: autorreferencialidad y clausura operativa El paradigma de los sistemas cerrados es más complejo que el de los abiertos que vimos anteriormente. Luhmann siempre se opuso a la imagen del intercambio, propio de los sistemas abiertos, en donde se da una relación tal que sistema y entorno intercambian mutuamente. Esa metáfora del intercambio, de la reciprocidad - como se podría decir- es para Luhmann equivocada. Para la teoría de sistemas que elabora este autor lo central es que los sistemas se constituyen a partir de una distinción, con lo que se refiere a que los sistemas se constituyen a partir de una distinción entre sí mismos y el entorno. O en otras palabras, los sistemas seleccionan algo, pero con ese mismo acto dejan afuera todo lo demás que no fue seleccionado. Por ende, en el acto de seleccionar es que se instituye el entorno, el cual simplemente es la negación de lo seleccionado. *Teoría de la forma de Spencer Brown: El mundo no se compone de hechos, sino que de formas. La forma contiene todo, puesto que refiere a lo distinguido y a lo que no, a lo trazado y lo no trazado. En la forma hay contenencia perfecta (contiene todo). Luhmann toma esta idea. Lo que es clave es que la relación sistema-entorno se constituye gracias a una única operación (la selección), a través de la cual el sistema se diferencia a sí mismo del entorno; el cual, a su vez, existe sólo gracias a que también lo hace el sistema. El entorno, en otros términos, no preexiste al sistema, sino que se constituye bajo la forma de lo no-seleccionado. Hay una gradiente de complejidad de modo que el entorno siempre es más complejo que el sistema. El sistema implica una reducción de complejidad, puesto que el sistema es complejidad organizada, mientras que el entorno es complejidad no organizada. Esta operación a través de la cual se constituyen los sistemas se denomina autorreferencialidad del sistema. La autorreferencialidad no significa que los sistemas carecen de entorno. No quiere decir que los sistemas no tienen la capacidad de “mirar hacia afuera” (heterorreferencia). No se trata de una especie de solipsismo. No. Los sistemas sí son capaces de “observar” la distinción que han creado, solo que lo hacen de una forma meramente negativa: el sistema, al ser heterorreferencial, se da cuenta de lo que no es - el entorno - Entonces, la imagen de un sistema cerrado no es en ningún caso la imagen de un sistema solitario. Este es un supuesto básico y fundamental de toda teoría de sistemas cerrados. La autorreferencialidad del sistema también se puede formular en términos de clausura operativa, que refiere a que los sistemas están cerrados operativamente frente al entorno. Esto quiere decir que el sistema surge por una operación que él mismo realiza; por tanto, autorreferencialidad también quiere decir que solo el sistema es capaz de operar, el entorno es operativamente inerte; el entorno no tiene la capacidad selectiva (clausura operativa). El entorno, por definición, es lo que no es operativo, lo que no puede constituirse dinámicamente. Los sistemas de los cuales estamos hablando son operativamente cerrados, pero temáticamente (cognitivamente) abiertos. Esto quiere decir que el sistema puede tratar otros temas que no le son propios, pero siempre lo hace desde su perspectiva. Por ejemplo, el sistema político si puede referirse al sistema económico, religioso o educacional; pero siempre lo va a hacer políticamente. Asimismo, cada sistema significa para sus pares parte del entorno, de ahí que los sistemas no se influyan mutuamente. Sus operaciones internas no tienen efectos causales en las de los otros. En caso de que lo consiguieran, esto querría decir que el sistema en cuestión no está del todo clausurado. En este sentido, los sistemas también se van diferenciando mutuamente, y es de esta forma por la cual consiguen finalmente su clausura. Uno puede reconocer grados de clausura, a pesar de que este es un punto que Luhmann no acepta. Los sistemas tienden a ser más independientes entre sí y, de esta manera, toleran cada vez menos que otros sistemas se entrometan en sus operaciones. Es cosa de ver, por ejemplo, lo que ha ocurrido con la relación entre el sistema político y el sistema económico, donde anteriormente se aceptaba la compra de poder (el sistema económico se entrometía en las operaciones del político); mientras que hoy, fruto de una diferenciación funcional, no aceptamos que esto ocurra (el sistema político se clausura), de hecho lo llamamos corrupción. Este cambio es propio de una sociedad funcionalmente diferenciada. En efecto, la sociedad cambia su configuración, su principio de diferenciación, y tolera mucho menos que antes la intromisión de los sistemas en otras esferas que no le son propias. Dicho esto, convengamos que esta clausura operacional está situada en el marco de un proceso donde se consigue más o menos la clausura. Ahora bien, la autorreferencialidad es una exigencia teórica para todo sistema que se constituya de la forma que describimos más arriba (sistemas que se constituyen operativamente desde sí mismo en un única acción). Otra forma de expresar esto es por medio de la idea que los sistemas ganan en diferenciación con respecto al entorno. El entorno se va volviendo mucho menos importante. En otras palabras, el sistema es capaz de configurarse conforme a sí mismo, en operaciones que le son propias. Hay distintas variables de autorreferencialidad: de las cuales Autorreferencialidad basal: Es la que se encuentra en el plano de los elementos que selecciona el sistema. Por ejemplo el sistema social se configura por medio de la comunicación, esto quiere decir que en dicho sistema las comunicaciones no pueden producir sino comunicaciones. Una comunicación remite a otra comunicación y no otra cosa. Los sistemas no aceptan elementos diferentes (una comunicación no se va a conectar con una cosa). Autorreferencialidad con respecto a los procesos del sistema: La capacidad de lossistemas para operar sobre sí mismos, es decir, de generar procesos sobre procesos (reflexividad). Los sistemas son reflexivos porque son capaces de operar sobre sus propias operaciones. Los procesos de un sistema son operaciones, y éstas son su capacidad de diferenciarse respecto a su entorno. Para ejemplificar esto se observa el sistema político. Luhmann escribió sobre los Estados sociales o de bienestar, donde podemos encontrar una idea que nos permite ilustrar el concepto de autorreflexividad. Luhmann dice que el sistema político se compone de tres subsistemas: Los partidos políticos La administración, que en el caso del Estado social adquiere una gran importancia por medio de grandes ministerios y aparatos tecnoburocráticos El público, denominado también opinión pública: refiere al conjunto de temas que son susceptibles de ser tratados políticamente. Luhmann sitúa a este último subsistema dentro del sistema político, a diferencia del modelo de Easton analizado anteriormente. Asimismo, los tres subsistemas tienden a ir diferenciándose mutuamente (la diferenciación sistémica también opera también dentro de los propios sistemas). De modo que: - La administración tiende a concentrarse en tomar decisiones (por ejemplo, la intendencia decide si se puede marchar o no y por dónde). - Los partidos políticos se concentran en buscar legitimidad. El político se especializa en “caerle bien a la gente” - Mientras que el público, en cambio, es ese sistema que se encarga de generar temas que pueden ser políticamente elaborados (demandas sociales). Entonces tenemos un sistema político compuesto de tres subsistemas, que pueden tener: Funcionamiento cíclico Este aparato político se dice que puede operar de forma virtuosa, lo que básicamente consiste en que: los partidos reciben las demandas del público y la administración toma decisiones más o menos de acorde a estas demandas, lo que genera legitimidad. Funcionamiento contracíclico Luhmann propone que el sistema político cae en un proceso en el cual su funcionamiento se acelera y en muchos casos los Estados sociales quedan abrumados de demandas sociales Cada vez hay más demandas y es más difícil contentar a la gente (deslegitimación). Y, lo paradójico, es que hay un Estado respondiendo a muchísimas demandas más que antes. Se da una paradoja: un Estado, que en su respuesta a las demandas sociales, genera una desconfianza generalizada. Establece que el círculo virtuoso, de un Estado que se esfuerza por responder, puede operar entonces al revés, de un modo contracíclico: La administración, saturada, insiste que hay que parar la máquina. Los tecnócratas insisten en que no se puede seguir respondiendo a todo lo que se demanda. Y este proceso va a demandar dos cosas fundamentales: Tiempo: Se necesita de tiempo para tomar decisiones Autonomía.: Se requiere que las decisiones sean tomadas libremente. De esta forma la administración pide cada vez más un grado mayor de autonomía, por lo que la tecnocracia separa las resoluciones de la opinión pública (lo que piden no se puede hacer). La administración se desliga de la presión social. Y cuando esto ocurre, el sistema comienza a cerrarse (no totalmente, no se trata de autoritarismos). Pero la clausura autoritaria tiene como consecuencia una pérdida de legitimidad. Los partidos políticos no pueden conseguir legitimidad de esta masa social insatisfecha. En este escenario, la pregunta por el modo en el que se consigue la legitimidad por una vía que no sea la representativa puede responderse desde dos perspectivas: - Weber propone que se puede conseguir una legitimidad formal, por contraposición a lo que podríamos llamar una legitimidad material-sustantiva. Esta solución básicamente se basa en la legitimación de los procedimientos de la toma de decisiones. Los sistemas democráticos introducen este tipo de legitimidad (concepto de mayoría). Es importante destacar que es una legitimidad que el propio sistema puede generar (se organizan elecciones políticas, por ejemplo - Luhmann propone que el modelo clásico de las democracias representativas supone que la legitimidad se da solamente cuando las decisiones corresponden a lo demandado. Este principio de representación (basado sobre un paradigma de sistemas abiertos) en una sociedad diferenciada se vuelve inestable porque en una sociedad pluralista, la posibilidad de decir que sí a uno empieza a implicar decir que no a muchos otros. En efecto, cuando se toma una decisión, por mucho que sea la mayoría quien decide eso, se está dejando fuera las preferencias de grupos importantes. Entonces Luhmann va a decir que el principio de representación genera, entre otras cosas, deslegitimidad. Propone entonces un principio más adecuado a un sistema que tiende a cerrarse, que va a denominar el principio de la contingencia. Bajo esta perspectiva lo que puede garantizar el buen funcionamiento del sistema político es que: “ahí donde se dijo que no, podría haberse dicho que sí” (a todos nos puede tocar). El sistema político tiene que asegurar la reversibilidad de las decisiones que toma. Esto es bastante complejo, ya que normalmente se tiende a suponer que una decisión política es algo irreversible (la ley de divorcio no es algo que pensemos vaya a cambiar en el futuro). Lo que asegura que las decisiones tengan esta nueva característica, es un código específico denominado: gobierno-oposición. Tiene que existir una oposición que se oponga a todo lo que el gobierno dice para asegurar que la decisiones sean reversibles. Se observan entonces tres conceptos claves para la aparición del sistema cerrado: - Autorreferencialidad: refiere a la clausura operacional. - Capacidad de organizarse a sí mismos: los sistemas cuentan con una estructura, definida por medio de un proceso de selección que tiende a seleccionar recursivamente la misma opción. La base de la auto-organización es la referencia al precedente, que acota las posibilidades de selección. - Autopoiesis: refiere a la capacidad del sistema de producirse a sí mismo, de reproducir los elementos que lo conforman. La comunicación en el sistema social produce más comunicación. Funcionalismo Para comenzar el desarrollo de este apartado es importante recordar que existe una distinción entre causa y función. En general la teoría de sistemas, al momento de analizar fenómenos sociales, está más enfocada en la función de las cosas. A la corriente que se concentra en este aspecto se le suele llamar funcionalismo, una corriente teórico-metodológica de la sociología. Desde esta perspectiva los sistemas se definen por una función, por una cierta prestación que realizan en relación a problemas existentes. La lógica del análisis funcional es una lógica práctica: cómo resolver diferentes problemas. Y la noción que la fundamenta es que se forman sistemas en la medida que existen problemas que solucionar. En este sentido, la teoría de sistemas está estrechamente relacionada con una teoría de la pragmática. A diferencia de la pregunta por la causa, en la que se eleva el problema del plano práctico al teórico. El funcionalismo se pregunta, por ejemplo, cómo se soluciona el problema de la doble contingencia o cómo se consigue orden social; y todos los grandes teóricos diferencian lo que es la causa de lo que es la función de un fenómeno social. Durkheim, por dar un ejemplo, dice que las causas de la división social del trabajo son hechos sociales, mientras que su función es generar solidaridad social. El análisis funcional, desde Parsons a Luhmann, se va a enfocar específicamente en el problema de la función. Se identifica como la función de los sistemas solucionar problemas, donde el más importante es el de la complejidad. Se necesita entonces de algún mecanismo que permita reducir la complejidad. El sistema existe y es exitoso sirealiza eficazmente esta función. El modelo clásico del funcionalismo adquiere una forma de análisis muy similar al del estudio biológico del cuerpo humano. Se piensa al sistema social en analogía al cuerpo humano. Y en esta visión existen ciertos presupuestos: - Todo órgano (parte) cumple una función, y toda función aporta a la mantención del todo. En otras palabras, si algo existe, lo hace porque cumple una función: no hay órganos inútiles. - Las funciones son de manifiestas, en el sentido de que el órgano está hecho enteramente para cumplir una función, y lo hace de manera manifiesta. - Un órgano cumple una función específica que no cumple ningún otro órgano y, al mismo tiempo, ningún órgano cumple más de una función. - Hay algo así como un “prerrequisito” funcional: existen funciones que son necesarias para que el todo se mantenga. Hay ciertos órganos que son indispensables para el todo. Por otro lado, el funcionalismo moderno o posclásico revoluciona un poco el asunto con dos ideas claves: Se diferencia lo que es una función manifiesta de una función latente. Se acepta que existen funciones que son de suyo manifiestas. Por ejemplo, una danza étnica para que llueva tiene la función de hacer que efectivamente llueva. Esta función sería evidente. Pero al mismo tiempo habría, según este nuevo punto de vista, ciertas funciones no manifiestas. En este caso podríamos decir que una función latente es generar cohesión social. Y para el funcionalismo moderno la tarea del sociólogo es ocuparse de este último tipo de funciones. Con esta propuesta metodológica la sociología se aleja del análisis comprensivo de Weber. El sociólogo ya no debe ocuparse de las motivaciones subjetivamente mentadas, sino que debe realizar su estudio por debajo de las funciones manifiestas y, así, enfocarse en aquellas que no parecen ser evidentes. En este sentido, Luhmann propone: Las funciones manifiestas: son aquellas que efectivamente selecciona el sistema Las funciones latentes serían algo así como las no-seleccionadas. Lo no seleccionado queda en un estado de latencia, pero en ningún caso constituye un elemento eliminado. El sistema no ignora aquello que no seleccionó. Por ende, latencia debe significar aquí ciertas posibilidades que el sistema no ve o no estaban al alcance. El sistema no es nunca omnividente. Siempre van a existir alternativas (como generar cohesión social con la danza) que se escapan. Pero el concepto clave de esta nueva versión del análisis funcionalista es el de equivalencia funcional: Refiere a que una misma función puede ser realizada por distintos sistemas, algo que el funcionalismo clásico no aceptaba. Además, un mismo sistema puede tener más de una función. Las escuelas, por ejemplo, tienen como función (manifiesta) el educar. Pero además las instituciones educativas cumplen la función (latente) de seleccionar, de discriminar entre los distintos estudiantes. Y finalmente esta función, casi más que la de educar, es clave para los otros sistemas, los cuales basan su selección en esta selección o discriminación previa. Asimismo, la función de educar puede ser satisfecha por más de un sistema: el colegio y la familia, por ejemplo. Lo que hace Luhmann, junto con Merton, es dar más importancia a la función que a la estructura. Esto no quiere decir que no aceptan la existencia de una estructura interna en todo sistema, sino que no aceptan que ésta determine la función del sistema en cuestión. Con esto se genera un giro del estructural funcionalismo de Parsons a una teoría funcional estructuralista. Merton propone que la modernización consiste en movilizar las expectativas de un modo descomunal, en generar en las personas expectativas mucho más grandes. Toda la sociedad está constituida en función del éxito. Culturalmente lo que se institucionaliza es esta orientación hacia el éxito. Pero el problema que Merton identifica es que los medios para alcanzar ese éxito son distribuidos de forma desigual. Hay quienes internalizan las metas culturalmente institucionalizadas y, además, puede ocurrir que también lo hagan respecto a los medios. En otras palabras, las personas pueden (o no) internalizar los medios y fines que culturalmente se institucionalizan. Dicho esto: Respecto a los medios Se aceptan Se rechazan Respecto a los fines Se aceptan Conformismo Anomia Se rechazan Se genera un nomos (burócrata weberiano) Inconformista El problema crucial para Merton, a diferencia de Weber, no es la burocratización, sino que los casos de anomia. Estos casos se generarían debido a que las expectativas son movilizadas por la sociedad, pero, al mismo tiempo, no todos disponen de los medios para alcanzar estos fines. Se genera entonces una contradicción entre medios y fines. De esta manera la pregunta sociológica es: ¿qué hacen quienes persiguen el éxito, pero no poseen los medios para alcanzarlo? Entre las opciones que propone Merton se identifica: - El delito - La actividad política: en su época el sistema político de Estados Unidos era tremendamente corrupto, y en las elecciones se formaban importantes maquinarias políticas. Merton da cuenta que toda la máquina política juega un rol esencial en la movilidad social de ciertas personas no capacitadas. Por medio de la política se puede alcanzar el éxito sin disponer de los medios que uno esperaría fueran necesarios. Teoría del sistema social: autopoiesis y acoplamiento estructural Según Luhmann el sistema social está compuesto de comunicaciones, puesto que: Comunicación Es un elemento propiamente social. En toda comunicación existe un alter, una relación con otro. Acción La acción está involucrada con otros factores además del otro. Remite demasiado a la conciencia individual, que no es una dimensión social. Se le entrega demasiada importancia a la motivación subjetivamente mentada (Weber). La acción, desde un punto de vista parsoniano, también remite a una situación. No es solo la conciencia la que se ve involucrada, sino también esta situación, la cual contiene elementos no sociales. En efecto, la situación que Parsons define contiene, además de objetos sociales, objetos físicos. Entonces, si tomamos la acción como la unidad básica del sistema social habría que aceptar que lo social se explica también por lo no social (conciencia y situación); o en otras palabras, se tendrían que incluir elementos externos al mismo sistema social. Pero el problema, pensando en términos luhmannianos, es que la acción no permite fundar la autopoiesis del sistema social. Para que el sistema se considere autopoíetico se necesita que él se pueda explicar por sus propios términos: que el sistema sea capaz de (re)generar su propia estructura y elementos internos. Por otro lado, el concepto de comunicación si le sirve a Luhmann para proponer al sistema social como un sistema autopoiético. Esto es así porque si la comunicación es la unidad elemental del sistema, entonces éste se puede explicar por medio de una unidad social, es decir, lo social se explicaría por lo social 8 . 8 Obsérvese que esta idea es extremadamente similar a la idea de Durkheim respecto a la explicación recursiva: lo social se explica por medio de sus propios elementos. Dentro del sistema social no habría más que comunicaciones, en ningún caso conciencias individuales ni elementos no sociales. Si algo no ha sido comunicado, entonces no forma parte de la vida social. Esto implica: - Un paradigma constructivista radical y el desapego de cualquier tipo de ontología. Las cosas no tienen realidad sino en tanto son comunicadas. - Que ningún otro sistema está compuesto de comunicaciones. Es decir, no solo la sociedad es únicamente comunicación, sino que toda la comunicación está incorporada en el sistema social. O en otras palabras,no se trata de que el sistema social está compuesto de un subgrupo de comunicaciones, sino que éste contiene todo lo que haya sido comunicado. Comunicación es para Luhmann la síntesis de tres selecciones: 1. Información alter informa/dice algo. Aquí se utiliza la palabra información como la diferencia que hace la diferencia, es decir, las cosas que tienen contenido informativo son las cosas que no sabemos, aquello que puede hacer una diferencia. Es por esto que llama la atención. El diario que todavía no se lee, por ejemplo, es un objeto que tiene información. Una vez leído solo pasa a ser un pedazo de papel. 2. Notificación no se tiene solo lo dicho, sino también cómo se dijo. Por ende, no seleccionamos solo lo dicho (contenido), sino que además cómo se dicen las cosas (forma). Y es este último elemento es lo que permite dar cuenta que hay alguien detrás de lo informado, que hay un alter. 3. Comprensión A partir de diferencia entre la información y la notificación se genera la tercera selección, vale decir, la comprensión. Comprender es darse cuenta que hay alguien diciendo algo o, en otras palabras, que lo dicho ha sido dicho por alguien. No se trata de conocer a ese alguien, pero sí se sabe que hay un otro. Entonces, tenemos una información notificada, y entonces comprendemos. Si no se diferenciara la información de la notificación, entonces solamente se tendría una percepción, pero no habría comprensión. Esto no quiere decir que demos cuenta de los motivos subjetivos, quiere decir que nos damos cuenta de que lo dicho ha sido dicho de cierta manera. Esto se diferencia del modelo tradicional de la comunicación en el Un emisor (alter), codifica un mensaje (información), el cual es decodificada por un receptor (ego). Proceso en que una conciencia se “mete” en otra conciencia. Se da una suerte de metáfora en la que un individuo le traspasa su pensamiento a otro por medio de la comunicación. Y lo que aquí estamos describiendo, es un excelente ejemplo de un sistema abierto, en el sentido de que una operación del entorno (pensamiento de alter) se introduce en el sistema (ego). El entorno es operativamente eficaz. Esta manera de entender la comunicación es rotundamente rechazada por Luhmann porque además de rechazar la noción de sistemas abiertos, con este esquema no sería posible la autopoiesis del sistema social en la que se interesa. Lo que Luhmann va a decir es que las tres selecciones que se mencionaron más arriba, información, notificación y comprensión, son realizadas exclusivamente por ego, el mismo sistema. La selectividad en el proceso comunicacional no es secuencial sino simultánea: es el mismo sistema (ego) quien realiza, simultáneamente, las tres operaciones. En efecto, es ego quien selecciona lo que le es significativo y, entonces, la información puede no coincidir con la de alter. Lo mismo ocurre con la notificación. La manera en que se dicen las cosas también es una selección que hace el mismo sistema. Cabe destacar es que una comunicación genera otra comunicación, de esta forma, lo que arruina al sistema social no es el disenso, sino que la comunicación se paralice. De hecho, Luhmann considera que el disenso tiene mayor capacidad de embalse, motiva más comunicación. Si uno comunica algo, y ese algo es rechazado, sirve de premisa, para el otro. Así se van enlazando una comunicación con otra, como una red reticular, como una red de operaciones 9 . Esto se relaciona con algo que ya habíamos mencionado anteriormente: el sistema es capaz de construir, además de su propia estructura, las unidades que lo constituyen, que en este caso sería la comunicación. Existen dos planos de la discusión: - Por un lado tenemos la cuestión de si el sistema social está o no está compuesto de comunicaciones. Este punto supone la existencia de El sistema social, lo que en ningún caso es algo obvio Teoría de sistemas - Si la sociedad es efectivamente un sistema Teoría de la sociedad Es necesario destacar dos conceptos fundamentales para una teoría del sistema social: Autopoiesis: como ya se mencionó, es el proceso por el cual el sistema no solo constituye su estructura, sino que además lo hace respecto a las unidades que lo componen. La estructura de todo sistema se entiende como el criterio de selectividad, y éste se forma a partir de la selección misma. A medida que el sistema va seleccionando (siempre existe cierta coherencia en su selección), el sistema genera una estructura propia. Aunque esto todavía no satisface el principio de autopoiesis, puesto que de momento se podría estar hablando simplemente de autorreferencialidad. Pero cuando el sistema es también capaz de generar sus propios componentes, entonces se dice que el sistema es autopoiético. Es lo mismo que ocurre con los organismos biológicos, que a partir de células fabrican otras células. Si bien es posible que utilicen “materiales” externos (aminoácidos, por ejemplo), son los mismos componentes del sistema los que se autorreproducen. Acoplamiento estructural: el sistema social se produce a sí mismo, esto significa que no requiere de nada que provenga del entorno, nada que no sean comunicaciones (sus componentes) para reproducirse a sí mismo. Pero, al igual que lo hacen los sistemas biológicos, sí necesita de ciertos “materiales” externos, específicamente, elementos del sistema psíquico: se necesita del pensamiento. Entonces, las comunicaciones necesitan de un material que le es proporcionado por otro sistema. A partir de esto se da un acoplamiento estructural. Este concepto básicamente apunta a que dos sistemas se ofrecen mutuamente su propia complejidad, que en este caso significa, comunicación (sistema social) por un lado y pensamiento (sistema psíquico) por el otro. Sin pensamiento no hay comunicación, y sin que nos comuniquen no pensamos. Es importante destacar que no hay una intersección entre los sistemas, cada uno se mantiene en el entorno del otro. Son irreductibles el uno respecto del otro. Lo que quiere decir que, por una parte, la conciencia no es reductible a las comunicaciones: no todo lo que pensamos se dice. Del mismo modo en el que la vida social tampoco se puede vaciar sobre el sistema psíquico. Las comunicaciones del sistema social son algo mucho más grandes que lo pensado. Teoría de los medios de comunicación Entre los medios de comunicación interesan, principalmente, aquellos de producción escrita, puesto que la comunicación oral se da siempre entre presentes. No así la comunicación escrita que relaciona a ausentes; por ende, la escritura, en cierto sentido, resuelve los problemas de alcance de la comunicación: permite acceder a aquellos con los que no estamos. Luhmann le otorga bastante atención a la escritura, la cual se debe definir como un medio de comunicación a diferencia de épocas pasadas en la que solo se concebía como un medio para recordar 10 . Ahora, para que la escritura se constituya como un medio de comunicación, se requiere 9 Como dice Maturana 10 Platón, por ejemplo, entendía a la escritura de esta forma de la formación de un público que lea. En efecto, no basta con que haya gente que escriba, se necesita también un público de lectores. El surgimiento de este público, y con eso la consolidación del texto escrito como un medio de comunicación, se da en el mundo moderno. Evidentemente no es en la modernidad en donde surge la escritura, pero sí da origen a un público de lectores que nunca antes había existido. Este surgimiento según Luhmann se debe a tres factores: 1. La invención de la imprenta (siglo XVI): permite la producción masiva y eficiente de textos escritos. A esto hay que sumarle 2. La traducción de textos a lenguas vernácula (siglo XVII): vale decir, se traducen los textos al lenguaje “común y corriente” de las
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