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UNAM IZTACALA Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Estudios Superiores Iztacala La Meditación como una estrategia terapéutica para el control de la ira T E s s QUE PARA OBTENER EL TITULO DE L I e E N e I A o o EN PSI e o L o G I A P R E S E N T A (N) Alfonso Javier Bautista Pizaña Carolina Ortiz Nolasco Directora: Mtra. Patricia Matilde Valladares de la Cruz Dictaminadores: Dra. María del Rocío Hernández Pozo Dra. Oliva López Sánchez '~~i .. ~Il , fesizlacola I,fnam Los Reyes Iztacala, Edo de México, 2011 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. INDICE RESUMEN 5 INTRODUCCIÓN 6 1. FILOSOFIA Y PSICOLOGIA BUDISTA. 10 1.1. FILOSOFIA BUDISTA 10 1.1.1. Las Cuatro Nobles Verdades 10 1.1.1.1. La primera noble verdad: la existencia del sufrimiento. 12 1.1.1.2. La segunda noble verdad: la causa del sufrimiento. 16 1.1.1.3. La tercera noble verdad: el cese del sufrimiento. 18 1.1.2. El Noble Sendero Óctuple. 21 1.1.2.1. La visión perfecta. 22 1.1.2.2. La emoción perfecta 26 1.1.2.3. El habla perfecta. 30 1.1.2.4. La acción perfecta. 34 1.1.2.5. La subsistencia perfecta. 37 1.1.2.6. El esfuerzo perfecto. 41 1.1.2.7. La conciencia perfecta. 44 1.1.2.8. El Samadhi perfecto 47 . 1.2. PSICOLOGÍA BUDISTA 51 1.2.1. Relación entre psicología occidental y psicología budista. 72 2. LA MEDITACIÓN. 76 2.1. FUNDAMENTOS HISTÓRICOS DE LA MEDITACIÓN. 76 2.1.1. Surgimiento en la India. 77 2.1.2. El Yoga. 78 2.1.3. El Budismo temprano. 78 2.1.4. El Tantra indio. 79 2.1.5. El Budismo y su expansión. 80 2.1.6. El Budismo Zen y el Taoísmo. 80 2.1.7. El Budismo Vajrayana o Tibetano. 82 2.1.8. De Medio Oriente a Occidente. 82 2.1.9. La meditación cristiana. 83 2.1.10. El cristianismo celta. 83 2.1.11. La meditación en el Judaísmo. 84 2.1.12. Los Sufíes. 85 2.1.13. La llegada a América. 85 2.2. DEFINICIÓN DE MEDITACIÓN. 88 2.2.1. Lo que es y no es meditar. 90 2.3. TIPOS DE MEDITACIÓN BUDISTA. 99 2.3.1. Meditación Samatha. 100 2.3.2. Meditación Vipassana. 103 2.3.2.1. Atención Plena. 104 2.4. PROCESO PARA MEDITAR. 109 2.4.1. Hora y tiempo. 109 2.4.2. Posturas. 110 2.4.3. Lugar. 113 2.5. EFECTOS FISIOLÓGICOS Y PSICOLÓGICOS DE LA MEDITACIÓN 114 2.5.1. Efectos fisiológicos. 116 2.5.2. Efectos psicológicos. 122 3. LA EMOCIÓN DE LA IRA. 132 3.1. VISIONES SOBRE LA IRA. 132 3.2. LA IRA Y SUS MANIFESTACIONES FÍSICAS. 136 3.3. LA IRA Y LAS COGNICIONES. 142 3.4. LAS DOS CARAS DE LA IRA: CONSTRUCTIVA Y DESTRUCTIVA. 147 3.4.1. Formas de expresión de la ira. 153 3.5. UNA MEJOR RELACIÓN CON LA IRA 156 4. METODOLOGÍA. 161 5. RESULTADOS. 165 6. DISCUSIÓN. 210 7. CONCLUSIÓN. 215 8. BIBLIOGRAFÍA. 220 9. ANEXOS. 223 RESUMEN Hoy en día nuestra sociedad se encuentra inmersa en un grado de violencia muy elevado que en parte se relaciona con nuestra incapacidad de saber manejar nuestras emociones de manera inteligente y constructiva. Una de las emociones mas destructivas y que suele desencadenar actos violentos es la ira. Existe una filosofía que tiene cómo uno de sus principios básicos la no violencia, que busca brindar estrategias conceptuales y prácticas para desarrollar las facultades cognitivas útiles para comprender el funcionamiento de la mente y su relación con el comportamiento humano. Esta filosofía es el Budismo, y en la actualidad la psicología occidental intenta retomar sus principios teóricos y prácticos llevándolos a su área con el nombre de psicología budista. Dentro de éstas prácticas la que más interés despierta es la meditación que ha sido objeto de diversos estudios para observar sus efectos a nivel fisiológico y psicológico. Esta fue la base que inspiro la realización de la presente tesis la cual tuvo como objetivo proponer el uso de la meditación como una estrategia terapéutica para el control de la ira. Para lo cual se diseño un taller de meditación que se aplicó en 4 sesiones a 19 voluntarios mayores de edad, que se consideraban a si mismos como iracundos. La evaluación se realizo a través de la aplicación pretest y postest del Inventario de expresión de ira Estado-Rasgo de Spielberg (STAXI-2) y la prueba Stroop de Control de la Ira, además de registros cualitativos y cuantitativos referentes a su práctica diaria de meditación. Después de un análisis estadístico y cualitativo de los resultados estos demostraron que tras la intervención con el taller de meditación los participantes lograron tener un mayor control sobre la manifestación física y cognitiva de la ira. Lo cual permitió concluir que por medio de la meditación se pueden alcanzar cambios en la manifestación de la ira a nivel cognitivo y conductual, lo cual la coloca como una estrategia eficaz para el control de las emociones. INTRODUCCIÓN Con la llegada de muchos monjes budistas a Occidente, el interés en las enseñanzas budistas ha ido creciendo y ha comenzado a permear diversas áreas del conocimiento occidental, por ejemplo la Psicología. Durante las últimas décadas, se viene produciendo un creciente movimiento de integración de las ciencias de la salud y las prácticas orientales, y un creciente interés en el uso potencial de las técnicas meditativas, principalmente las que provienen del budismo. Esto ha dado origen a un diálogo donde se consideran las similitudes y diferencias entre las tradiciones de las prácticas contemplativas y la psicoterapia occidental. Lo cual ha hecho surgir cuestionamientos acerca de si estos dos métodos del crecimiento humano son compatibles o no. Es por ello que en la actualidad se pueden encontrar escritos donde diversos psicólogos analizan desde su perspectiva las enseñanzas de Buda, y han comenzado a desarrollar una nueva rama dentro de su campo de estudio conocida como psicología budista. Esta perspectiva retoma principalmente los principios básicos del budismo para buscar nuevas explicaciones y soluciones a las diferentes problemáticas psicológicas a los que nos enfrentamos en la vida actual. La psicología budista tiene el potencial de constituirse como una perspectiva y metodología revolucionaria para la psicología occidental, que no buscará que se deje de lado las conceptualizaciones teóricas usadas en occidente, sino complementar la práctica profesional con otras aportaciones teóricas y sobre todo prácticas. Quizá la principal aportación práctica que pudiera realizar el budismo y por lo tanto la psicología budista a la psicología occidental es el uso de la meditación. Esta práctica se remonta principalmente a la antigua India pero ha llegado a trascender en diferentes tiempos y culturas. Hoy en día la palabra meditación connota diferentes significados y modos de llevarlo a cabo. Estas tesis retoma el tipo de meditación que se lleva a cabo dentro de la tradición budista. En esta tradición la meditación es dividida confines prácticos en Samatha y Vipassana, términos pali que comúnmente son traducidos como “tranquilidad” y “visión clara” respectivamente. 7 A partir del interés mostrado particularmente por la psicología occidental en conocer como la meditación podría ser útil dentro de su área de trabajo, es que se han realizado diferentes estudios que intentan poner de manifiesto los cambios fisiológicos y psicológicos que se dan a través de su práctica. Con estos estudios lo que se intenta es dar una visión científica del proceso meditativo y de sus resultados, presentando muestras observables y empíricas que permitan sentar las bases más fiables de que la meditación puede ser propuesta como una práctica útil en el campo de la psicología y los procesos psicoterapéuticos. Uno de los principales campos de estudio e la psicología en que los estudios han demostrado que la meditación tiene un gran impacto es en el de las emociones. Donde por medio de la meditación en vez de suprimirlas, recrearse en ellas o explotar, se puede aprender una manera de experimentar las emociones directamente tal y como son, como un juego de pensamientos, imágenes y sensaciones. En el sentido etimológico de la emoción encontramos que es una palabra que procede del latín emovere y se refiere a algo que pone a la mente en movimiento hacía una acción positiva, negativa o neutra. En un sentido más amplio la emoción puede ser entendida como una reacción afectiva intensa de aparición aguda y breve duración, determinada por un estímulo ambiental. Su aparición provoca diversas reacciones en el organismo, que van desde las reacciones fisiológicas que afectan las funciones vegetativas como la circulación, respiración, digestión y secreción; las reacciones viscerales se manifiestan con una pérdida momentánea del control neurovegetativo y la consiguiente incapacidad temporal de abstracción del contexto emocional; las reacciones expresivas que afectan la mímica facial, las actitudes corporales y las formas habituales de comunicación y las reacciones psicológicas que se manifiestan como reducción del control de si, dificultad para articular lógicamente acciones y reflexiones y la disminución de las capacidades de método y critica. En resumen, toda emoción siempre involucra un cambio en el organismo. A lo largo de la historia se ha dicho que una de las emociones más poderosas que guía al hombre es el deseo, el cual ha sido bien estudiado particularmente desde los escritos de Sigmund Freud. Pero el hombre está lleno de otras emociones que no han tenido tanta atención, hasta ahora debido al incremento de los índices de violencia y hostilidad. Esta 8 energía probablemente tiene mayor influencia en el comportamiento humano y en la salud mental y física que cualquier otra emoción: nos referimos a la ira. Una de las grandes paradojas en la psicoterapia es que, siendo la ira una de las emociones más destructivas, la gente suele estar bastante confundida al respecto y en raras ocasiones es elegida cómo tema de investigación formal. Esto resulta aún más extraño cuando observamos que la ira se ha convertido en un visitante asiduo en la vida de muchas personas, incluso si se presenta en formas muy simples. No hace falta buscar mucho para encontrar ejemplos del poder destructivo de la ira en la vida humana. Basta con encender el televisor o leer el periódico para darnos cuenta de la constante presencia de la ira en toda suerte de atrocidades, grandes y pequeñas. Diariamente tenemos muestras de cómo la ira afecta a las personas que integran la sociedad, llevándolas a cometer actos que solo muestran la incapacidad que existe en muchos para saber cómo lidiar con esta emoción. Actos que muestran los efectos desastrosos que puede tener la ira en primera instancia para quien la padece y en segunda instancia para quienes le rodean. La ira es un estado emotivo-afectivo caracterizado por una creciente excitación que se manifiesta de modo verbal y/o motor y que puede culminar en comportamientos agresivos y destructivos en la confrontación con objetos, con otras personas e incluso con el individuo mismo; implicando efectos a nivel físico y mental. El cuerpo da señales para decir cómo se siente “cuando se enoja”. Si no se es capaz de prestar atención a ello, esto puede ocasionar severos problemas de salud. Así mismo, los eventos que nos provocan la ira no tienen valor emocional por si solos, es la forma como evaluamos los eventos mentalmente lo que provoca un cambio en nuestra estimulación fisiológica. Por todo lo anterior, la presente tesis tiene un gran interés en buscar alguna estrategia que pueda ser útil para controlar esta emoción y evocarla de formas más sanas, funcionales y constructivas. Por lo tanto el objetivo general de esta tesis es proponer el uso de la meditación como una estrategia terapéutica para el control de la ira. Para llegar a cumplir nuestro objetivo en el capítulo uno se describen los fundamentos filosóficos del budismo para comprender el concepto de la psicología budista. Durante el desarrollo del capítulo dos se describen los 9 fundamentos teóricos y prácticos de la meditación. En el capítulo tres se describen y analizan los fundamentos teóricos implicados en la emoción de la ira. Por último en el capítulo cuatro se presenta el diseño del taller de meditación para el control de la ira el cual tras su aplicación, los resultados arrojados se analizan en el desarrollo de la discusión y conclusión. 1 FILOSOFÍA Y PSICOLOGÍA BUDISTA La llegada de monjes budistas al Occidente ha provocado que crezca el interés en las enseñanzas budistas. Interés que no solo ha permeado a la población general, sino también a diversas áreas del conocimiento occidental, como la Psicología. Esto ha dado origen a que en la actualidad se encuentren escritos donde diversos psicólogos analizan las enseñanzas de Buda, y han comenzado a desarrollar una nueva rama conocida como psicología budista. Esta “nueva psicología” retoma principalmente las enseñanzas de dos pilares básicos del Budismo -las Cuatro Nobles Verdades y el Noble Sendero Óctuple- para buscar explicaciones y soluciones a los diferentes fenómenos psicológicos a los que nos enfrentamos en la vida actual. Consideramos pertinente el brindar una visión breve sobre estos dos aspectos del budismo – las Cuatro Nobles Verdades y el Noble Sendero Óctuple-, ya que sin su conocimiento la exposición teórica que se realizará en el siguiente sobre la psicología budista, carecería de sentido y su comprensión se dificultaría. 1.1 Filosofía Budista 1.1.1 Las Cuatro Nobles Verdades Buda tras constatar la inexorabilidad de la vejez, la enfermedad y la muerte, no pudo cerrar los ojos y perderse en las distracciones superficiales que solemos utilizar para evitar enfrentarnos a las duras realidades de la vida. Logró percatarse de que la vida estaba marcada por una cualidad universal: el sufrimiento (Kulanda, 2007). El término pali designado para esta característica es dukkha, cuyo significado implica impermanencia, imperfección e insatisfacción. Cuando Buda comenzó a hablar, no empezó hablando ni de felicidad, sinceridad o claridad; sino del sufrimiento (Hope y Van Loon, 2007). La vida se compone de placer y dolor, ganancias y pérdidas, felicidad y tristeza, y en ella nunca se alcanza la satisfacción final y definitiva, jamás se 11 consigue del todo lo que realmente se desea. Buda llegó a la conclusión de que éste constituía el problema humano fundamental. Al afrontar el problema del dukkha, Buda adoptó una antigua fórmula médica india que se basa en lo siguiente: diagnosticar la enfermedad; identificar sus causas; determinar la cura; y prescribir el remedio. Aplicando este análisis al problema fundamental de la humanidad, Buda llegó a desarrollar las CuatroNobles Verdades (Kulanda, Op. Cit). En la fórmula de las Cuatro Nobles Verdades se encuentra un resumen de las enseñanzas prácticas y teóricas de Buda (Della, 1999). Estas Cuatro Nobles Verdades son el fundamento principal de todas las enseñanzas budistas, el entendimiento de estas es sinónimo del objetivo de la práctica budista. Las Cuatro nobles verdades pueden ser resumidas de la siguiente manera: 1. La verdad del sufrimiento que indica que toda la existencia esta permeada por la insatisfacción o la falta de armonía con nuestro alrededor y con nosotros mismos. 2. La verdad de la causa del sufrimiento que nos dice que el sufrimiento proviene del deseo desmesurado, el odio y la ignorancia. 3. La verdad del cese del sufrimiento que nos dice que el sufrimiento puede erradicarse completamente, lo que lleva al estado de iluminación o budeidad. 4. La verdad del camino que conduce al cese del sufrimiento, donde indica el Noble Sendero Óctuple como la vía para librar el sufrimiento. (Sangharakshita, 1990) Se puede observar que las cuatro etapas para diagnosticar la enfermedad en la India antes mencionadas, se corresponden cercanamente con la fórmula de las Cuatro Nobles Verdades donde la verdad de la existencia del sufrimiento corresponde a la existencia de la enfermedad; la verdad de la causa del sufrimiento corresponde al diagnóstico; la verdad del cese del sufrimiento corresponde a la cura y por último el camino que libera del sufrimiento 12 o el Noble Sendero Óctuple corresponde a la puesta en marcha del tratamiento que curará la enfermedad (Della, Op. Cit). Para lograr una real comprensión de lo que de estas nobles verdades intentan comunicar, se tiene que tener una visión clara de las mismas. En este sentido se nos dice que para todas las Nobles Verdades existe un patrón, que se conoce como patrón reflexivo; donde la mente se entrena y desarrolla en un sentido reflexivo que lleve a observar las cosas como son realmente, más allá de las creencias o imágenes mentales que pudiesen crearse. Las Cuatro Nobles Verdades no son un dogma, por el contrario lo que busca es poner a las personas a pensar sobre lo que dicen. Las Cuatro Nobles Verdades son usadas para el desarrollo personal, llevando al análisis de la forma en que el ser humano vive y experimenta todo lo que le rodea. Las Cuatro Nobles verdades son reflexiones de vida, no basta con solo llevarlas a cabo o entenderlas de manera superflua; su real entendimiento implica el llevar una vida mucho más reflexiva. (Sumedho, 2006). 1.1.1.1 La primera noble verdad: la existencia del sufrimiento La Primera Noble Verdad dice que “existe el sufrimiento y que este debe tratar de ser comprendido”. Esta es una enseñanza muy práctica, aplicable a toda experiencia que se haya tenido en el pasado, presente y futuro. Todos, en todos los lugares y tiempos sufren; es algo inherente a la vida (Sumedho, 2006). Incluso existen cosas que en sí mismas no parecen ser fuente alguna de sufrimiento, pero que si se observan más a detalle muestran otra realidad. Por ejemplo, pensemos en alguien que está sufriendo por una seria enfermedad pero que se niega a reconocer la realidad de su condición. Esta actitud tal vez parecerá optimista pero no deja de lado el hecho de que se niega algo que está sucediendo y que de provoca un daño. Entonces desde esta perspectiva, si un problema existe, la forma de acción más sensible es reconocerlo y después intentar hacer lo necesario para resolverlo. La insistencia en la necesidad de reconocer la existencia del sufrimiento es simplemente realista; no puede ser 13 pesimista ya que nos dice tambien que todo problema tiene una solución, y que lo importante es reconocer que existe, para despues ver de qué manera actuar (Della, 1997). La Primera Noble Verdad identifica la existencia de dukkha, que es el término que tiliza el budismo para referirse a la existencia del sufrimiento. Algunas otras acepciones que se le han dado a la palabra dukkha son: incapaz de satisfacerse o incapaz de lidiar con todo; siempre cambiante o incapaz de transmitir una felicidad plena (Sumedho, Op. Cit). Entonces como nunca nos sentimos satisfechos, avanzamos continuamente en la busqueda de la satisfacción en lo que es insatisfactorio de por sí. Como ratones en una rueda, damos vueltas y más vueltas sin llegar a ninguna parte. La ganancia se convierte en pérdida, la felicidad cede paso a la tristeza. Siempre creemos que la satisfacción completa se encuentra a la vuelta de la esquina y pensamos: “Si pudiera hacer esto o conseguir aquello, todo iría bien y al final sería feliz”. Sin importar cuánto intentemos huir del sufrimiento, de una o de otra manera, ya sea sutil o claramente se manifestará en la vida diaria. En muchas ocasiones se buscan soluciones que aparentemente ayudarán a aminorarlo como el acumular más posesiones materiales para sentir que la vida es mejor de lo que realmente es o buscar la solución en diferentes formas de terapia tradicionales o alternativas. Pero sin importar cual sea la solución que se planteé o su funcionalidad, se dice que es necesario primero reconocer que el sufrimiento existe. (Della, Op. Cit) Para liberarse del sufrimiento, se debe admitir su existencia conscientemente. Desde el budismo no se trata de identificarse con el sufrimiento, sino de simplemente reconocer su existencia. Esto no resulta tan sencillo como se cree, ya que existe la tendencia a ver todo lo que pasa y referirse a ello como algo personal, que lleva a que la mente se encuentre confundida y por lo tanto le sea difícil aproximarse de una manera más benéfica a la situación. Se tiende a aprehender y a identificar más que a observar y entender las cosas como son. Cuando se admite la existencia del sufrimiento o de cualquier otro aspecto de la vida, entonces existe una reflexión honesta de lo que sucede y se evitan las creencias que lleven a un actuar desarmonizado con las circunstancias. La tendencia a observar la vida 14 como si todos fueran problemas personales basados en nuestras creencias, hace que estas se reafrimen debido a que se actúa en base a ellas. Otro aspecto que se dice es que la existencia del sufrimiento puede manifestarse desde la angustia hasta la irritación; dukkha no expresa necesariamente un gran sufrimiento. No es necesario ser brutalizado por las circunstancias para observar la existencia del sufrimiento (Sumedho, 2006). En el budismo, el sufrimiento puede ser dividido en dos categorías: el físico y el mental. El sufrimiento físico incluye el sufrimiento al nacer, la vejez, la enfermedad y la muerte. El nacimiento es visto como sufrimiento por el dolor físico experimentado por el infante pero sobre todo porque con el nacer vienen inevitablemente la vejez, la enfermedad y la muerte. La inhabilidad de funcionar de manera efectiva, así como la pérdida de las capacidades cognitivas, se convierten en el porqué la vejez es una forma de sufrimiento. La enfermedad normalmente representa cierto grado de sufrimiento, incluso si nos consideramos personas saludables hemos podido experimentar el sufrimiento de otros por ella. De igual manera, la muerte lleva a experimentar sufrimiento, manifestado por el temor a morir o por ver morir a los demás. Todas estas son formas de sufrimiento inevitables en la vida de cualquiera Adicionalmente esta el sufrimiento mental, el cual se presenta ante la separación de lo que deseamos, el contacto con aquello que nos provoca desagrado y los deseos que permanecen frustrados. Tanto el sufrimiento mental como el físico son parte de la existencia humana, esto no quiere decir claro está que todo en la vida es y será sufrir, no; también existe la felicidad y el goce, aunque estos al igual que el sufrimiento son impermanentes. Ahora que si realmente nos encontramos interesadosen encontrar la manera de cesar el sufrimiento, debemos identificar sus causas, solo cuando conocemos las causas de algo, seremos capaces de actuar sobre él (Della, 1997). Dentro del budismo se dice que los fenómenos y objetos del mundo percibido sin importar sus características particulares, poseen tres características universales: la capacidad de ser fuentes de sufrimiento, la impermanencia y la insustancialidad. 15 La primera característica hace referencia a que existen tres tipos de sufrimiento, el primero de ellos es el sufrimiento efectivo, el cual experimentamos, por ejemplo, cuando tenemos un dolor de muelas o nos cortamos un dedo. Está, en segundo lugar, el sufrimiento en potencia, que surge cuando poseemos algo que resulta ser fuente de placer. A pesar de que es una fuente de placer, asimismo, se convierte en una fuente de sufrimiento en potencia ya que tarde que temprano hemos de perderlo. Finalmente, tenemos el sufrimiento metafísico, que se refiere al hecho de que todo lo mundano, lo terrenal o condicionado, nunca nos puede proporcionar una satisfacción total y definitiva, puesto que la verdadera satisfacción sólo se puede encontrar en lo incondicionado y en la verdad misma. Por lo tanto, cualquier otra cosa es, de alguna manera, una clase muy sutil de sufrimiento, lo cual significa que no podremos ser realmente felices hasta que se consiga la iluminación. La segunda característica menciona que todo lo condicionado es impermanente. Cada día, cada hora y cada minuto nos podemos dar cuenta que nada dura para siempre, que nada permanece. Nada permanece igual ni tan siquiera dos segundos consecutivos. Estamos envejeciendo todo el tiempo y las cosas que nos rodean se van deteriorando continuamente, lo notemos o no. No existe nada que pueda mantenerse estable. Nos gusta pensar que tenemos algo que será para siempre pero este “para siempre” puede durar sólo unos cuantos años, unos días, unas horas o unos pocos minutos. Es este un aspecto muy importante, ver clara y constantemente que todo es transitorio y que no nos podemos asir a nada por mucho tiempo. Si acaso, nos podremos aferrar a algo por un corto periodo pero, al final, tendremos que dejarlo ir. Por último pero la más importante de todas dentro del budismo es que la existencia condicionada está desprovista de una verdadera esencia personal propia, es decir, es insustancial. A este respecto a este lo que se puede decir de manera general es que no podemos encontrar un verdadero ser, una autentica individualidad, ni realidad alguna. Si simplemente nos mirásemos bien a nosotros nos daríamos cuenta de lo vacíos, ilusorios y falsos que somos, que nuestros pensamientos no son tales y que nuestras emociones 16 tampoco son reales. No nos sentimos reales en nosotros mismos. De hecho, no encontramos algo genuino, autentico con verdadera identidad propia en lo mundano o en lo condicionado. Eso solo lo hallaremos en realidad incondicionada. (Sangharákshita, 1990) En resumen la primera de las Cuatro Nobles Verdades dice que el sufrimiento existe y que de alguna u otra manera en algún momento se manifiesta en la vida de todo ser humano, y que es importante reconocer su existencia. “La felicidad es dulce pero el sufrimiento es amargo. Todos sufrimos en alguna medida, tenemos en el cuerpo y en la mente algún que otro malestar. Debemos reconocer y aceptar la presencia de este sufrimiento y sentirlo”. (Hanh, 2000) 1.1.1.2 La segunda noble verdad: la causa del sufrimiento. Habiendo reconocido la existencia del sufrimiento, la Segunda Noble Verdad nos dice que el origen del sufrimiento es principalmente el deseo, entonces el deseo debería aminorarse. Reconoce la existencia de tres fuentes primordiales de deseo: el deseo a las sensaciones placenteras, el deseo de ser y el deseo de tener; todas ellas potenciales para originar sufrimiento. El deseo a las sensaciones placenteras es sencillo de comprender; este busca las sensaciones a través del cuerpo o de otros sentidos que provoquen placer o excitación a los mismos. Al encontrar esta excitación o placer al cumplir el deseo, entonces se provoca que cada vez se quiera más y más de aquello que lo provocó. Todos tenemos algo que nos gusta, puede ser comida, música, alguna cosa o la compañía de alguna persona; cuando notamos que el estar ante ello nos sentimos bien buscaremos prolongar el contacto con ellos y buscar cada vez más repetir esta experiencia, aunque esto solo provocará que nunca se encuentre la plena satisfacción debido a que cada vez el placer que nos provoca será menor y por lo tanto buscaremos otra cosa que evoque nuevamente aquella respuesta placentera (Della, 1997). También se contempla el deseo de ser, que se presenta cuando tenemos una ambición desbordada de ser algo que en este momento no se es. Cuando nos desilusionamos en el intento de convertirnos el algo que no somos entonces surge el deseo de tener, en este caso 17 de tener control sobre las situaciones. Entonces el hecho de querer ser y tener se encuentran sumamente ligados. Con todo esto surge la idea que el deseo entonces debe ser aminorado para evitar sufrir por él. Ahora es importante aclarar que esta idea no debe convertirse en deseo, es decir, se debe tener la conciencia de que el deseo provoca sufrimiento pero no se debe desear que se vaya. Al entender las tres fuentes de sufrimiento, se logrará apartarse de él de una manera natural. El deseo en sí mismo no es lo que causa el sufrimiento, este es causado por la codicia presente en el deseo; una codicia que afecta la capacidad de distinguir aquello que es esencial o necesario de lo que no es. La codicia significa el ser seducido por el deseo, creer que todo es o debiera ser propio (Sumedho, 2006). Nunca estamos satisfechos debido a que somos codiciosos por naturaleza. No importa lo que obtengamos, ni la cantidad ni la calidad; siempre ambicionamos más, queremos otra cosa, o deseamos que cierta situación acabe. Entre el deseo y su contrapartida, la aversión, se establece el perfil y los límites de la personalidad (“yo soy la persona que conduce este coche o aquél, compra en este sitio y en aquél, vive en este o aquel barrio, lleva esta ropa o esa otra...”). De este modo se crean identidades frágiles e inestables, pues las cosas siempre cambian. La vida transcurre, y nos encontramos atrapados en un proceso inexorable de reconstrucción continua de nuestro yo; “me gusta eso, quiero aquello; no me gusta esto, no quiero aquello”. El Buda reconoció que este es el problema humano de la “no iluminación”, es decir, la insatisfacción infinita provocada por el deseo (Kulanda, 2007). Pero a pesar de su importancia el deseo no es capaz de explicar las causas del sufrimiento por si solo; de hecho existe algo que es la base de este deseo y que es más poderoso: la ignorancia. La ignorancia en este contexto es entendida como la incapacidad de ver las cosas como son, es fallar en el entendimiento de la vida. En el budismo se dice que esta ignorancia es 18 expresada mediante el apego al yo, es decir, a la creencia que lleva a pensar que algo o alguien “nos pertenece”. Cuando se asume esta creencia, se crea la percepción de que todo lo que no es “mío” entonces está “fuera de mí”, lo que lógicamente lleva a crear una separación de aquello en caso de que resulte desagradable o un apego hacía ello en caso que resulte placentero. Entonces la ignorancia es la base principal del deseo que es la fuente principal de sufrimiento (Della, Op. Cit). Entonces “la Segunda Noble Verdad es el origen, las raíces, la naturaleza, la creación o el surgimiento del sufrimiento. Necesitamos observar el sufrimiento para ver como se forma, reconocer e identificar que alimentos espirituales y materiales hemos ingerido que nos están causandosufrimiento” (Hanh, 2000). 1.1.1.3 La tercera noble verdad: el cese del sufrimiento. Habiendo logrado identificar las causas que originan el sufrimiento, podremos reducirlo y en determinado momento eliminarlo. El budismo dice que existe en cualquier cosa en la vida un patrón que es universal: todo lo que tenga la capacidad de surgir, en algún momento cesará. Si se desea sufrir y desperdiciar la vida, se debe ir tras cualquier cosa que surja. Todas ellas inevitablemente cesaran, sin importar cuánto nos guste o nos provoque placer y entonces se iniciará un círculo de hábitos que nos lleva a buscar aquello que se perdió pero sin la conciencia de que nuevamente alguna vez se perderá. Si se contempla realmente el supuesto de que “todo lo que surge, cesará” y se aplica a cualquier situación dentro de la vida, se entenderá como todo sin distinción surge y cesa, en algunas cosas o situaciones resulta evidente y en otras no tanto; pero es algo inherente a la existencia. Entonces si todo surge y cesa se constituye como impermanente, es decir, que nada permanece estático o inamovible, todo se encuentra en un constante vaivén, para fortuna nuestra incluso aquellas cosas desagradables. Entonces si ni siquiera aquello que nos resulta desagradable es para siempre, carece de sentido práctico y útil el desperdiciar nuestras energías tratando de aferrarnos a ello, es mejor aceptar su naturaleza 19 impermanente (Sumedho, Op.Cit). Esto trae a la luz la Tercera Noble Verdad, que no es otra que la verdad del cese del sufrimiento. Cuando se comienza a hablar sobre el cese del sufrimiento, surge un obstáculo mental sobre la posibilidad real de lograrlo y es aquí donde aparece la fe. En el budismo la fe no es vista como una confianza ciega por algo que se ha dicho, no; por el contrario, es el sentido que lleva a admitir y confiar en la posibilidad de traspasar las barreras del sufrimiento por los propios actos. Esta fe se convierte en parte fundamental para lograr el cese del sufrimiento, ya que sin ella difícilmente se lograran establecer las pautas idóneas que creen un contexto particular donde las causas que crean el sufrimiento puedan ser debilitadas (Della, 1997). Tradicionalmente ante la probable pérdida de algo, lo que sucede es que en lugar de aceptar la naturaleza impermanente de aquello, se busca evitar su desaparición generando algún apego; el cual puede ir desde un apego material hacía algún objeto que creemos nos pertenece, hasta un apego emocional o imaginario hacía alguna persona que se encuentra a punto de morir o que está a punto de partir de nuestro lado. Pero cuando se logra contemplar el deseo, sin juzgar si es malo o bueno entonces se logra el real percatamiento de la naturaleza de las cosas y es aquí cuando se dice que el sufrimiento cesa debido a que ya no generamos un apego incoherente hacía las cosas que son inherentemente impermanentes, por el contrario se aprende a disfrutar las cosas, situaciones o personas en su naturaleza mortal, viviendo más plenamente cada instante y aceptando realmente cuando aquello que tanto nos hacía disfrutar se termine, cese o muera. Cesar es fácil de entender a un nivel intelectual, pero percatarse realmente de ello es más difícil de lo que se cree. Para que el proceso de cese trabaje, se debe de abrir la mente al sufrimiento ya que solo cuando se concentra la mente en él, se es capaz de observar conscientemente los patrones o hábitos que han sido llevados durante años. Esto significa que se debe ser paciente para poder lidiar con aquello que pudiese resultar desagradable, se debe enfrentar el miedo, la ira, la angustia, etc., en lugar de huir de ellos, con la mente puesta en que todo tiende a cesar. Solo al contemplar lo desagradable sin huir de él, se es 20 capaz de conocerlo realmente en su naturaleza y entonces solo cuando conocemos lo que nos mueve somos capaces de dejarlo ir, reconociendo su impermanencia y liberándonos del sufrimiento. Es importante marcar las diferencias entre cesar y aniquilar; cesar es la condición natural que tiene todo a terminarse, entonces no es algo que se desee. Por otro lado el aniquilar es el deseo de que acabar con algo o lograr que algo se termine. Una vez que se comprende esta diferencia podemos ver que no se trata de disfrazar el deseo de aniquilar algo como si fuera la aceptación de que todo tiende a cesar, por el contrario aceptando la naturaleza impermanente de todo, se logra entablar una relación con aquello desde la visión de que en algún momento se terminará y que por lo tanto carece de sentido el buscar su aniquilación (Sumedho, 2006). El cese del sufrimiento es el objetivo final de toda práctica budista, pero este puede hacer referencia a varias cuestiones como son: el cese del sufrimiento aquí y ahora, al alcance de felicidad y buena fortuna en otras vidas y/o a la experiencia de vivir despierto o iluminado. El budismo cree que el grado de felicidad y buena fortuna experimentado en esta vida se encuentra condicionado por la calidad de las vidas pasadas, particularmente en buenas acciones llevadas a cabo en ellas. Pero el budismo no solo ofrece que mediante las acciones se pueda acceder a una vida mejor, sino que incluso se puede alcanzar lo que es conocido como Nirvana o la iluminación propia de todo aquel que adquiere el título de Buda. Cuando se habla del Nirvana se encuentra la dificultad de expresar con palabras algo que no puede ser más que entendido cuando es experimentado. Buda describió el Nirvana como la felicidad suprema, paz. Dijo que era inmortal, sin forma; más allá de la tierra, agua, fuego y viento, más allá del sol y la luna; inexplicable e inconmensurable. Entonces parece ser que no se encontrara experiencia alguna en la vida que pueda igualarse o compararse con él. Entonces cuando el Nirvana es algo que no puede ser más que vivido, y para lograr vivirlo habrá que trascender las causas del sufrimiento y por tanto el sufrimiento en sí. 21 Buda comprendió este hecho la noche de su iluminación. Al constatar que toda la existencia, el círculo infinito de nacimiento y muerte, tiene su origen en un deseo insaciable, no pudo seguir fingiendo que la codicia le proporcionaría alguna vez la satisfacción final con que le tentaba. Los lazos del anhelo se desvanecieron junto con todo aquello que le había limitado y cohibido: era libre (Kulanda, 2007). Entonces “la Tercera Noble Verdad es dejar de crear sufrimiento evitando hacer todo aquello que nos lo causa. Con esta verdad Buda nos enseña que es posible la curación” (Hanh, 2000). 1.1.2 El Noble Sendero Óctuple. Buda al lograr el percatamiento de la Tercera Noble Verdad, encontró también que existía un camino que era la forma en que cualquiera podría librarse del sufrimiento, este camino es descrito en la cuarta y última de las Nobles Verdades. Este camino es conocido como el Noble Sendero Óctuple. Los traductores suelen traducir la palabra pali samma, que se antepone a los ocho componentes o aspectos de la Noble Senda óctuple, como “correcto”, lo que puede dar lugar a malas interpretaciones, como si existiera sólo una manera “correcta” de hacer las cosas, opuesta a una manera “incorrecta”, y como si pudiera alcanzarse fácilmente la senda “correcta” y seguirla. En lugar de “correcto”, sería mejor usar la palabra “perfecto”. La Cuarta Noble Verdad es la senda que conduce a la disolución de las condiciones que provocan sufrimiento. Este sendero consiste en la Visión Perfecta, la Emoción Perfecta, el Habla Perfecta, la Acción Perfecta, la Subsistencia Perfecta, el Esfuerzo Perfecto, la Conciencia Perfecta y el Samadhi Perfecto. La senda no se compone de simples pasos consecutivos, es decir, no se empieza por la Visión y se llega al final al Samadhi, no; en realidad son etapas que se trabajan simultáneamenteen diferentes aspectos y de diferente forma. Sin embargo, con fines prácticos los distintos aspectos de esta senda pueden agruparse de diversas maneras. La más básica consiste en dividirlos en la Senda de la Visión y la de la Transformación. 22 La Senda de la Visión consta únicamente de la fase de la Visión Perfecta y se inicia cuando se logra obtener la primera visión de una forma de ser totalmente diferente. La Senda de la Transformación comprende los otros siete aspectos de la senda, que se refieren a los recursos a través de los cuales se reorientan cada una de las facetas del ser, de tal forma que el proceso se inicie de acuerdo con aquella primera visión (Kulanda, 2007). El Noble Sendero Óctuple también se conoce como el “camino medio”, porque evita los dos extremos: el de la búsqueda de la felicidad a través del afecto y apego a los placeres de los sentidos, el cual es el camino de la gente ordinaria; y el de la dedicación a la automortificación en sus diferentes formas de ascetismo, la cual es dolorosa, sin valor y sin provecho. Evitando estos dos extremos Buda descubrió el camino medio, el cual da visión, conocimiento y conduce a la tranquilidad, visión penetrante, iluminación y por ende al alcance del Nirvana (Rahula, 1996). El propósito del Sendero Óctuple es perfeccionar y desarrollar los tres pilares esenciales del entrenamiento y la disciplina budista que son: el comportamiento ético, la disciplina mental, y la sabiduría. 1.1.2.1 La visión perfecta Esta es solo una visión, y como tal, es algo simple, directo e inmediato. Tiene más que ver con la naturaleza de tipo espiritual que con la intelectual. Por supuesto, también puede ser expresada a nivel intelectual en lo que se refiere a conceptos doctrinales, filosóficos y demás; pero no es idéntica a ellos. La visión es algo aparte y encima de ello. Entonces aunque se podría decir que es una visión de la naturaleza de la existencia, surgiría la duda sobre cuál es esa naturaleza de la existencia; lo cual intentan explicar todos los conceptos budistas; sin embargo eso sería demasiado complejo de realizar ahora. En esencia, hay dos maneras de comunicar una visión. Una es a través de símbolos y la otra mediante conceptos. En el budismo existen tres símbolos principales que buscan explicar la visión que se tiene de la naturaleza de la existencia: la Rueda de la Vida, el Buda y el Sendero. Como estos símbolos comunican una visión, entonces si se consigue captar el 23 significado de estas imágenes, en vez de pensar en ella de un modo abstracto se logrará una integración mucho más práctica y vivencial. La Rueda de la Vida se compone de cuatro círculos concéntricos. Dentro del círculo central, el cual constituye en eje hay tres animales: un gallo, una serpiente y un cerdo; donde cada uno de ellos va comiendo la cola del que va adelante. Estos animales representan el deseo, el odio y la ignorancia respectivamente, que son los que dentro del budismo se cree controlan nuestra mente y mantienen girando la rueda de la existencia mundana. Alrededor de este centro hay un segundo círculo que se compone de dos mitades: una blanca y una negra. La mitad blanca representa el camino ético y va en ascendencia a la felicidad; mientras que la mitad negra representa el camino poco ético y desciende hacía el sufrimiento. El siguiente círculo está divido en seis partes, que representan las diferentes esferas de existencia donde el budismo cree todos los seres pueden renacer y que tambien representan diferentes estados mentales en los que nos podemos encontrar. Estos seis mundos son: los dioses, titanes, humanos, animales, fantasmas hambrientos y los seres infernales. El último círculo de la rueda se compone de doce divisiones, que representan los doce vínculos de la denominada “existencia condicionada”, y en ellos se muestra en detalle todo el proceso de nacimiento, vida, muerte y renacimiento. Este es el primer gran símbolo, donde se busca comunicar la forma en que la vida es llevada dentro de una gran rueda que gira y donde todo se interrelaciona para perpetuar determinado nivel y forma de existencia. La rueda de la vida representa al ser humano mismo y la forma en que este vive. El segundo símbolo es la figura de Buda. Normalmente este se representa sentado en la posición de loto, a veces frente al árbol de la Iluminación, cuya ramas se extienden hacía una copa llena de bellas hojas en forma de corazón y el cuerpo de Buda irradia luz. Esta imagen busca representar de una manera gráfica a lo que la Iluminación se refiere, busca que mediante ella se logre percibir de manera más directa todas las enseñanzas del budismo. El tercer símbolo es el Sendero que representa simplemente el progreso espiritual que se realiza y que lleva a las personas a salir de la Rueda de la Vida y alcanzar el estado de Buda. 24 Estos tres símbolos intentan comunicar una Visión Perfecta. Una visión de nuestro estado actual de encadenamiento a la existencia condicionada, como lo caracteriza la Rueda de la Vida; una visión de nuestro potencial humano a alcanzar la Iluminación representado por la imagen de Buda y por último, una visión del sendero que nos conduce de un estado al otro. Como se mencionó anteriormente esta Visión Perfecta también puede ser comunicada mediante conceptos, aunque de un modo menos vívido que las imágenes. Existen cuatro conceptos dentro del budismo que resultan claves en la comprensión de la Visión Perfecta: las Cuatro Nobles Verdades y las tres características de la existencia condicionada ya explicadas anteriormente; el karma y las cuatro vacuidades. Al enfrentar estas ideas conceptuales se debe recordar que no interesa una simple comprensión intelectual y teórica. Ya que como se ha mencionado la Visión Perfecta no es una simple comprensión, y por supuesto, no tiene un sentido puramente teórico, intelectual o abstracto. Es algo directo, inmediato, incluso intuitivo. El término Visión Perfecta atañe a una visión de la naturaleza de la existencia, de la realidad o de la verdad de las cosas. La Visión Perfecta representa la fase de una clara visión espiritual inicial, la cual puede surgir de tantas maneras como personas existen en el mundo, es decir, es algo puramente individual. No existe un modelo uniforme. En algunas personas surge como consecuencia de una tragedia personal, una desgracia o cierto tipo de pérdida. En otras personas surge por medio de lo que se podría describir como una experiencia mística espontánea; quizás algún momento extraño de éxtasis o de un tremendo amor, que aparentemente surge sin ningún motivo y que eleva a otra dimensión donde se altera por completo la actitud ante la vida. A veces la Visión Perfecta puede surgir al mirar un bello cuadro o escuchar una pieza musical. En algunos otros surge como resultado de pensamientos profundos y prolongados que procuran alcanzar la verdad y comprenderla por medio del intelecto. Para otros puede surgir de manera muy distinta y como resultado de la práctica de la meditación. Cuando la mente se ha calmado y desaparecen los pensamientos queda la conciencia clara, y entonces se dan las condiciones para que surja la Visión Perfecta. En ocasiones puede brotar en aquellos que se dedican a acciones altruistas. Finalmente para algunos puede surgir de la experiencia total de su vida, especialmente cuando envejecen, 25 cuando se supone tienen mayor madurez. Cuando parece que la vida comienza a tomar sentido y comienza a mostrar sus significados, entonces, de las profundidades de la madurez puede surgir la Visión Perfecta. Así pues, independientemente de la forma en que surja esta Visión Perfecta, se debe tener cuidado de no olvidarla o perderla (Sangharákshita, 1990). El budismo hace enfásis en que una vez que la Visión Perfecta se ha presentado, esta debe ser protegerla,cuidada, cultivada, meditada tratando de profundizar en ella y clarificada, intentando desarrollarla todo el tiempo Según dice el budismo, la “semilla de la budeidad”, es decir, la capacidad de despertar y comprender las cosas tal como son, está presente en todo ser humano. Si se actúa de una manera sana, la felicidad se encontrará más cerca. Por el contrario si se actúa de una manera insana, las semillas del deseo, la ira y la violencia crecerán. La Visión Correcta es reconocer lo que resulta sano y estimular su crecimiento, a esto se denomina el sentir selectivo. Otro aspecto importante a tener en cuenta es la importancia que el budismo da a la percepción. Nos dice que el origen de nuestra manera de ver yace en el almacén de la conciencia. Por ejemplo, si diez personas miran una nube habrá diez percepciones diferentes. En este sentido es que se dice que nuestras percepciones acarrean en sí mismas todos los errores de la subjetividad. De modo que alabamos, condenamos o nos quejamos según nuestras percepciones. Pero estas se encuentran hechas de aflicciones: deseo, ira, ignorancia, creencias y prejuicios. Que seamos felices o suframos depende en gran medida de nuestras propias percepciones, por eso es tan importante observarlas a fondo y conocer su origen. La felicidad propia y la de los seres que nos rodean dependen del grado de Visión Correcta que se posea (Hanh, 2000). Desde el punto de vista de la realidad última, la Visión Correcta es la ausencia de visiones. La Visión Correcta no es una ideología, ni un sistema, ni siquiera un camino. Es la visión que tenemos de la realidad de la vida, una viva visión que nos llena de comprensión, paz y 26 amor. Para ello, es necesario captar de forma clara las Cuatro Verdades Nobles y entonces librarnos de las visiones erróneas (Roman, 1994). Por lo tanto, la Visión Perfecta se reduce, en última instancia, a comprender las Cuatro Nobles Verdades. Este entendimiento es la sabiduría superior que ve la realidad última. De acuerdo al budismo existen dos clases de entendimiento. Al que generalmente llamamos entendimiento es el conocimiento, memoria, o comprensión intelectual de acuerdo a cierta información dada. Esto se llama “conocer condicionadamente o conocer en la forma correspondiente”. Este no es un conocimiento muy profundo. El entendimiento verdaderamente profundo se conoce como “penetrante”. Esta penetración sólo es posible cuando la mente está libre de todas las impurezas y completamente desarrollada (Rahula, 1966). Esta “limpieza” y desarrollo se dan primordialmente por la práctica de la meditación, en sus diversas formas. 1.1.2.2 La emoción perfecta Con la segunda rama del Noble Sendero Óctuple se llega a uno de los puntos más importantes de toda la vida espiritual, el tema de la razón y la emoción. Todos sabemos, por experiencia propia que es relativamente fácil comprender una enseñanza religiosa o filosófica en un nivel intelectual o teórico. No importa lo confusa, compleja o intrínsecamente difícil que parezca, con un poco de ejercicio mental y un estudio sistemático, por lo general, podemos llegar a entenderla sin demasiada dificultad. Sin embargo cuando queremos poner en práctica la enseñanza vemos que esta es una cuestión más difícil. Se puede comprender el Abhidharma, el mMadhyamika, el Yogachara, a Platón, a Aristóteles, el Evangelio, podemos comprenderlo todo. Sin embargo, poner en práctica aunque sea sólo un poco de todo este conocimiento y hacer que sea eficaz en nuestra vida nos resulta terriblemente difícil. Pero, ¿por qué sucede esto?, ¿por qué encontramos una brecha tan grande entre la teoría y la práctica, entre nuestra comprensión y nuestro funcionamiento?, ¿por qué, la mayor parte del tiempo, casi todos somos incapaces de actuar de acuerdo con lo que sabemos que es correcto y es verdad?, ¿por qué fracasan nuestros intentos una y otra vez? 27 El budismo cree que la respuesta a estas interrogantes se tiene que buscar en las profundidades mismas de la naturaleza humana. Nos dice que Se puede afirmar que se sabe algo, pero sólo se sabe por medio de la mente consciente, mediante la parte racional; este conocimiento es teórico, intelectual y abstracto. Sin embargo, se nos dice es importante recordar que el ser humano no sólo está constituido por la mente consciente ni sólo por la razón, que existe otra parte mucho mayor de lo que se tiende a admitir y no menos importante que se conforma de instinto, emoción, voliciones y muchos más componentes inconscientes que conscientes. La emoción perfecta es la primera rama del camino de la transformación y representa la metamorfosis de la naturaleza emocional de acuerdo con la visión perfecta. En cierto sentido, la emoción perfecta cumple una función de mediadora entre la visión perfecta y las otras seis vertientes del sendero, debido a que no se puede practicar ninguna de ellas hasta que no se transforme toda la naturaleza emocional para que de esta se pueda derivar la energía de las otras ramas del sendero. En pocas palabras, no importa si tenemos un cerebro muy activo ni la cantidad de aprendizaje que haya en nuestro intelecto. Si las emociones no se involucran, si no se “siente” lo que se ha comprendido y si no participan las emociones, entonces el entendimiento es parcial. Sin embargo, esto no debe entenderse en un sentido puramente negativo y psicológico. No se refiere a las emociones crudas y sin transformar, comprometidas con actitudes y conceptos pseudoreligiosos e irracionales. Este es el primer mal entendido que debemos de tomar en cuenta. En segundo lugar, no es posible transformar la naturaleza emocional mediante la fuerza de la convicción intelectual o racional. No es posible llegar al estado de Emoción Perfecta entrando en un debate racional con nosotros mismos. El budismo menciona que las emociones solo se pueden trasformar por completo a través de la Visión Perfecta, que es una visión clara, lo que llaman una experiencia espiritual. La Emoción Perfecta representa que la Visión Perfecta se ha posado en la naturaleza emocional y ha iniciado su transformación total. Esto introduce un aspecto que se enuncia de una manera negativa y otro que se formula de modo positivo. La enunciación negativa 28 de la Emoción Perfecta involucra la ausencia de deseo que se refiere al deseo disminuido como consecuencia de una visión de la verdadera naturaleza de las cosas condicionadas. Seguido al percatamiento de la influencia del deseo surge un desapego de él, con lo cual disminuye el ansia que nos puede ocasionar. Así, el fuerte apego que sentimos por las cosas, normalmente tan compulsivo, se empieza a relajar. Para algunas personas esto significa un sacrificio y piensan que será doloroso desprenderse de alguna posesión, pero no tiene por qué ser así. El planteamiento budista es distinto. Desde la perspectiva del budismo lo que se requiere, más que renunciar, es crecer. Si en realidad se tiene alguna visión de la verdadera naturaleza de la existencia y se ha percibido la deficiencia de las cosas materiales, entonces el apego por ellas se irá relajando y con ello vendrá la tranquilidad por dejar que algunas de ellas se vayan. La segunda enunciación negativa es la ausencia de odio, que está muy relacionado con el deseo y hay una conexión muy fuerte entre ambos; por ejemplo en los adultos cuando estos no consiguen el éxito, la fama, el elogio y el afecto, en especial cuando es por mucho tiempo, empiezan a surgir una serie de frustraciones. A muchas personas, esto les produce una especie de amargura profunda y les da por criticar a los demás, culparlos, pelear y mantener toda clase reacciones negativas. Sin embargo al disminuir el deseo y apego, al menos a determinadas cosas materiales, también disminuye el odio, porque la posibilidad de sentirsefrustrado se va reduciendo. La última enunciación negativa es la ausencia de crueldad, que se refiere a causar dolor y sufrimiento de manera intencionada. Tiene una conexión muy clara con el odio, pero es mucho peor que éste porque, en general, implica que se causa dolor de manera injustificada y, a veces, con cierto placer. Por su lado la enunciación positiva de la Emoción Perfecta consta de diversas emociones saludables, todas interrelacionadas. Estas incluyen la contraparte positiva de la ausencia de deseo, odio y crueldad, que en sánscrito y pali se denominan Dana, Maitri o Metta y Karuna. Tambien se añaden Mudita y Upeksha. A todas estas dentro del budismo se les conoce como Brahma Viharas o Moradas Sublimes. 29 Dana o generosidad, en cierto sentido es la virtud budista básica. Dana no consiste tanto en el acto de dar como en el sentimiento de querer dar, querer compartir con los demás lo que uno tiene. Este sentimiento suele ser la primera manifestación de la vida espiritual. Es la primera señal de que el anhelo y el apego han disminuido en cierto grado. En los textos budistas se mencionan diversas formas de ella: a las cosas materiales, a cuestiones como el tiempo, energía o pensamientos; a compartir el conocimiento y algo muy importante es la presencia y actitud que cree un ambiente de confianza y seguridad. Maitri o Metta, derivan de mitra, que significa amigo. De acuerdo con los textos budistas, maitri es ese cariño que uno siente por un amigo muy cercano y querido, muy intimo, pero se extiende para abarcar a todos los seres. El budismo no deja a la suerte el desarrollo de maitri, posee ejercicios y practicas muy definidas para desarrollarla. Karuna o compasión tiene una estrecha relación con el amor. De acuerdo con el budismo, esta es la más espiritual de las emociones, ya que cuando uno ve sufriendo a una persona amada, en ese mismo momento su amor se transformarse en un gran sentimiento de compasión. Esta compasión no debe confundirse con la lástima, sino como un sentimiento de profundo amor que lleva a actuar en pro de aquel que sufre. Mudita es la alegría empática que se siente cuando se ve felices a los demás y Upeksha que significa tranquilidad o paz. Esto no implica la simple ausencia de perturbaciones, implica en sí, una calidad y un estado positivo vibrante, que se acerca mucho más a la dicha de lo que connota nuestro concepto acostumbrado de lo que es la paz (Sangharákshita, 1990). Roman (1994) define la Emoción Perfecta como “… pensamientos de renuncia, de amor, de no violencia y de desapego, los cuales son propagados hacia todos los seres vivos”. Este surgimiento de emociones positivas inevitablemente permeará la forma en se piensa. Entonces vemos que las emociones y los pensamientos se encuentran muy ligadas. Pero practicar el tipo de pensamientos que resulten benéficos no es fácil. La mayor parte de los pensamientos son innecesarios, limitados, y no acarrean en sí mismos demasiada comprensión. Pero cuando los pensamientos son observados más conscientemente, se logra separar aquellos que resultan dañinos, de los benéficos y útiles. Además el desarrollo de la Emoción Perfecta, se convertirá en una base muy importante que resulta de gran ayuda al momento de cambiar la forma tradicional en que se piensa (Hanh, 2000). Estos 30 pensamientos son de renunciación desinteresada o desapego, amor por todos los seres y no violencia. Los pensamientos de desapego desinteresado, amor y no violencia representan la verdadera sabiduría budista, y entonces todo pensamiento de apego egoísta, mala voluntad, odio, y crueldad son producto de la ausencia de sabiduría en todas las esferas de la vida, ya sea individual, social o política (Rahula, 1996). Entonces la relación entre emoción y pensamiento queda muy clara, ya que difícilmente podrán surgir pensamientos que manifiesten un mayor sentido de amor, desapego y no violencia; si no se cuenta con una base emocional lo suficientemente desarrollada como para soportarlos. Y ya que el pensamiento conduce con frecuencia a la acción, necesitamos el tipo de pensamientos benéficos que basados en la Emoción Perfecta, lleven a hablar y actuar de maneras mucho más benéficas para uno mismo y para los demás. 1.1.2.3 El habla perfecta Hemos visto que la Emoción Perfecta representa el descenso de la Visión a la vida emocional, la transformación de las energías más burdas en algo mucho más refinado. Ahora llegamos al tercer aspecto del Noble Sendero Óctuple que es el Habla Perfecta. Podría pensarse en el habla como algo que no es tan importante y que al tratarse de una clase de acción podría incluirse en la Acción Perfecta, pero no es así. El budismo le da una gran importancia al habla en general, y en particular el Habla Perfecta. La comunicación verbal es algo que, en algún sentido estamos obligados a utilizar todo el tiempo. Se quiera o no, en alguna circunstancia uno debe de empezar a hablar, no se puede estar siempre en silencio aunque así se quisiese. Por lo tanto, inevitablemente cualquier sistema de aprendizaje cultural o espiritual debe implicar necesariamente el habla. El discurso es algo que nos distingue como raza humana de cualquier otra especie. Si reflexionamos, notaremos que gran parte de nuestra cultura depende del habla, de forma directa o indirecta. En los textos budistas tradicionales el Habla Perfecta se describe habitualmente como el habla que es verdadera, afectuosa, útil, que fomenta la concordia, la armonía y la unión. Así 31 mismo el habla errónea o imperfecta se describe en términos totalmente opuestos, como el habla que es falsa, cruel, perjudicial, que fomenta la discordia, la desarmonía y la desunión (Sangharákshita, Op. Cit). Significa hablar sólo la verdad y no mentir, decir sólo palabras que promuevan amor, amistad, unidad y armonía entre los individuos y los grupos de personas y no decir cosas que promuevan odio, enemistad, desunión y discordia entre las personas. También el usar palabras agradables y amables y nunca palabras rudas, descorteces e insultantes que puedan causar dolor. Sólo debe usar palabras útiles, provechosas y significativas y no invertir el tiempo en palabrería vana y frívola (Rahula, Op. Cit). Corrientemente se considera que la veracidad, el afecto, la disponibilidad para ayudar y motivar la concordia, la armonía y la unidad, son cuatro cualidades o atributos diferentes del Habla Perfecta. Sin embargo, al profundizar un poco más y examinar este aspecto del Sendero, se descubre que estas cuatro cualidades representan distintos niveles del discurso, cada uno de ellos más profundo que el anterior. El budismo pone importante énfasis en habla veraz. Decir la verdad no significa simplemente adherirnos a la exactitud de los hechos reales. El concepto de veracidad no termina allí. El budismo agrega que normalmente nos gusta cambiar un poco las cosas, nos gusta rellenar, exagerar, subestimar o adornar. Todos tendemos a distorsionar, deformar o como mínimo ajustar a los hechos en la dirección que a nosotros nos gustaría que fueren y por lo tanto, debemos ser extremadamente cuidadosos en este sentido. La veracidad también es psicológica y espiritual; implica una actitud de honradez y honestidad. Conlleva el decir lo que realmente pensamos. Si no se hace esto, no se puede ser veraz. Entonces si se quiere decir la verdad en un sentido más pleno en el que normalmente se hace, primero se deben aclarar y organizar las ideas. Se debe saber con bastante claridad y precisión qué se piensa y qué no se piensa; qué se siente y qué no se siente. Se tiene que saber lo que sucede en nuestro interior, las motivaciones, ideales y tendencias, y esto quiere decir que se debe ser completamente honestos con nosotros mismos. También significa que debemos conocernos a nosotros mismos ya que si no nosconocemos a fondo, si no 32 podemos penetrar hasta las profundidades de nuestro yo y ser verdaderamente transparentes, si no hay ninguna claridad, entonces no podremos decir la verdad. El budismo nos dice que esto es algo que se debe reconocer para darnos cuenta de que el decir la verdad no es una tarea fácil. Decir la verdad significa de hecho, “ser nosotros mismos”, en el sentido de expresar a través del habla lo que real y verdaderamente somos y sabemos que somos. La verdad siempre ha de ser dicha a alguien, a otro ser humano, a otra persona. Esto lleva al segundo nivel, al nivel del afecto. El nivel de afecto es la verdad expresada con consideración y amor, aunque no significa utilizar términos de cariño o algo por el estilo. Dentro de este contexto “amor” significa tener conciencia de la otra persona. Por supuesto, nos gusta pensar que sentimos amor hacía los demás y que somos afectuosos, pero muy pocas veces es así. Normalmente vemos a otras personas a través de nuestras propias reacciones emocionales hacía ellos. Reaccionamos emocionalmente de cierta forma, y luego les atribuimos esta reacción como si fuera una cualidad suya. Entonces no nos comunicamos con la persona, sino con las creaciones mentales y emociones que se generan de ella. De esto se puede deducir que generalmente “nuestras relaciones” no son más que un laberinto de proyecciones, sin comprensión y mucho menos amor. Entonces si somos capaces de decir la verdad a otra persona, siendo conscientes de ella y por tanto amándola; sabremos lo que necesita, lo que es distinto de lo que nosotros necesitamos o de lo que nos convendría tuviera, que es a lo que la mayoría se refiere cuando dicen saber lo que es bueno para los demás. Saber lo que la gente necesita es conocer lo que es bueno para ellos de una manera objetiva, sin ninguna referencia a nuestra propia persona. Entonces sabremos lo que se le ha de proporcionar, lo que se le ha de ofrecer y como ha de ayudársele. Este punto lleva al siguiente nivel del Habla Perfecta: la ayuda. Decir aquello que sea de utilidad y de ayuda se refiere a decir algo que estimule el desarrollo de la persona con quien estamos hablando. En términos generales, consiste en 33 hablar de tal forma que la persona a la que nos estamos dirigiendo eleve su conciencia. Como mínimo podemos ser positivos y reconocer sus valores. La mayoría de la gente tiende a ser negativa; cuando se cuenta algo alegre tienden a menospreciarlo o intentan desmoralizar. Al final pueden lograr que la gente termine sintiéndose culpable por haber pensado que se trataba de algo bueno y haber apreciado y valorado ese algo. Por lo tanto el budismo insta en que debemos esforzarnos por ser positivos y apreciativos, dándonos cuenta de que cuando mostramos este tipo de actitud estamos ayudando a la otra persona a crecer. Debemos tratar de ver la parte buena, bella y positiva de las cosas, sin fijar nuestra atención en el lado negativo. No debemos ser demasiado críticos y destructivos. Podemos ser positivos y apreciar lo bueno que está surgiendo o creciendo en la otra persona. De todas formas, si algún día nos encontramos con la necesidad de dar alguna instrucción, ésta solo será efectiva si se otorga con espíritus de ayuda, con un espíritu de positividad y constructivamente. Esto lleva al cuarto y más elevado nivel del Habla Perfecta: la concordia, armonía y la unidad. No se trata de estar de acuerdo con los demás todo el tiempo; tampoco es una cuestión de compartir las mismas ideas. No, más bien se trata de una ayuda mutua basada en la veracidad y en tomar en cuenta a la otra persona y sus necesidades (Sangharákshita, Op. Cit). Pero el budismo precisa que un elemento base del Habla Perfecta es el escuchar profundament. En este sentido nos dice que eea lo que sea que digamos, dificilmente se hablará correctamente sino se escucha con atención, porque tan solo se expresaran las ideas propias sin tener en cuenta a la otra persona. Muchos han perdido la capacidad de escuchar y utilizar palabras afectuosas con los seres queridos. Hemos perdido la capacidad de decir las cosas con calma, nos irritamos con demasiada facilidad; perdimos la capacidad de hablar con amabilidad. Al margen de lo que digan, por muy equivocada que sea la información que sea transmitida y por injusto que sea el modo de ver las cosas, aunque 34 condenen o echen la culpa, el budismo nos dice que se debe intentar mantener una escucha compasiva, donde lo que la otra persona dice realmente sea de nuestro interés. Pero si se siente que en ese momento en particular, resulta difícil escuchar con compasión, es muy valido pedir que continúe en otro momento, ya que si no se está en buena forma, no se podrá escuchar de la mejor manera posible. A veces se habla con tanta torpeza que provocamos nudos internos en los demás. Después decimos “Solo dije la verdad”. Puede que sea cierto, pero si nuestra manera de hablar causa sufrimiento innecesario, no es el Habla Correcta. La verdad debe presentarse de forma que los demás puedan aceptarla. Las palabras que lastiman o destruyen no son el Habla Correcta. Dentro del budismo se nos invita a considerar las palabras atentamente antes de decirlas, para que sean correctas en forma y en contenido. Y si no se es capaz de hablar con serenidad, es mejor no hablar y sólo hacerlo cuando se esté seguro de poder hablar con serenidad y afecto (Hanh, 2000). 1.1.2.4 La acción perfecta Según la tradición budista, existen dos tipos de acciones: las diestras y las torpes. Ello es significativo, porque a diferencia de “bueno” y “malo”, sugieren que la moralidad más bien está ligada con la inteligencia. Uno no puede ser diestro a menos que comprenda las cosas, a menos que distinga las posibilidades y sea pueda explorarlas. Así pues, la moralidad según el budismo es una cuestión más de inteligencia que de buenas intenciones y sentimientos. En otras palabras el sentido de la ética no es teológico sino psicológico. Las acciones torpes se definen como aquellas que tienen su raíz en la avaricia o deseo egoísta, odio, aversión y la ignorancia. Las acciones diestras son aquellas libres de avaricia, odio, confusión mental y que están motivadas por la generosidad y el impulso de dar y compartir, por el amor, la comprensión y la compasión. La Acción Perfecta no se trata simplemente de la acción que se corresponde con un modelo o criterio externo, sino de la acción que expresa la Visión y Emoción Perfectas. Representa 35 el descenso de éstas al plano de la acción, del mismo modo que el Habla Perfecta representa el descenso al plano de la comunicación. Es posible que el comportamiento ético externo de algunas personas sea idéntico, pero los estados mentales que lo motivan pueden variar bastante. Por ejemplo, supongamos que hay tres personas que se abstienen de robar. A la primera le gustaría robar y quizás lo desee de verdad, pero se abstiene por miedo a la policía. Este es un modelo ético de muchos. La segunda persona tiene una leve inclinación hacía la deshonestidad. En el momento de preparar su declaración de la renta probablemente se sienta seducida por la idea de realizar un fraude; no obstante, debido a que está intentando llevar una vida espiritual no sucumbe ante ello y se abstiene. La tentación está ahí pero logra controlarla. Sin embargo, la tercera persona ha eliminado completamente el deseo. En este caso no existe la tendencia, ni tan siquiera la inclinación a la deshonestidad. La primera persona se abstiene de robar por miedo; la segunda practica una acción moral correcta a un nivel estrecho y disciplinario, pero solo la tercera, en la que no robar es natural, está practicando una Acción Perfecta. El modelo más conocido de conducta ética budista es el de los cinco preceptos que a menudo se expresan en su formanegativa, es decir, diciendo lo que no se debe hacer; sin embargo en cada uno hay un aspecto positivo. Ahora daremos un breve repaso por cada uno de ellos, examinando primero la fórmula negativa y luego la positiva, lo que proporcionará una visión equilibrada de este modelo particular de la ética budista. Es importante añadir que estos preceptos de ninguna manera en el budismo son tomados como dogmas, sino son más como consejos utiles para que los actos sean menos torpes y más hábiles, pero de ninguna manera el no hacerlos involucrará un castigo externo, aunque si traerá consecuencias propias del acto en sí. El primero de estos preceptos es el abstenerse de dañar a los seres vivos. Su significado implica la abstención de todas las formas de violencia, todas las formas de opresión y prejuicio. La violencia es incorrecta porque está basada, directa o indirectamente, en un estado mental torpe de odio o aversión, y si se consiente la violencia, ese estado mental torpe se volverá más fuerte y poderoso. El aspecto positivo de la abstención de la violencia 36 es la práctica del amor o la amistad, metta dentro del budismo. Aquí su práctica no es únicamente una emoción o sentimiento, sino que se encuentra traducida en acciones puestas en práctica. No basta con sentir buenas intenciones hacia los demás, sino que éstas deben convertirse en acciones concretas; de lo contrario, si simplemente contemplamos nuestra mente de forma satisfactoria pensando en lo mucho que amamos al mundo y lo amables que somos, ello se convierte en una especia de auto-indulgencia. Las personas no deben imaginar que tenemos buenos sentimientos hacía ellas, debe resultar algo bastante obvio a partir de nuestras palabras y actos. El segundo precepto dentro de este conjunto es el abstenerse de tomar lo que no nos pertenece. Este implica la abstención de cualquier tipo de deshonestidad, malversación o explotación, por ser expresiones de la avaricia o del deseo egoísta. El aspecto positivo de la abstención de tomar lo que no nos pertenece es la generosidad. Abstenerse de una conducta sexual dañina es el tercer precepto. Este se refiere a la violación, el abuso sexual y el adulterio, debido a que son manifestaciones del deseo egoísta y la violencia. El aspecto positivo de este precepto es el contentamiento el cual según la terminología psicológica moderna, implica un estado positivo, libre de usar el sexo para satisfacer, en general, las necesidades neuróticas y en particular, la necesidad neurótica del cambio. El cuarto precepto es abstenerse de un habla falsa. Esto también tiene su origen en el deseo egoísta y en el odio o el miedo. Cuando mentimos lo hacemos porque queremos conseguir algo o porque por alguna razón sentimos miedo a decir la verdad. Por lo tanto, la falsedad tiene sus raíces en estados mentales torpes. El aspecto positivo del habla falsa es la veracidad. Abstenerse de intoxicar la mente sería el quinto y último precepto. Existe cierta discrepancia sobre a lo que este precepto se refiere. Algunos lo toman como una abstinencia estricta y otros como una moderación en el uso de cualquier cosa; por lo tanto, cada quien puede decidir entre alguna de estas interpretaciones. El aspecto positivo es el 37 estado de atención consciente o percatamiento. Este es el criterio auténtico. Uno ha de ser honesto consigo mismo y no simular que uno simular que algo no está causando efecto en la capacidad de prestar atención a lo que se hace. Además de este modelo de los cinco preceptos, existen otros dos modelos de ética budista: el BhikkhuSamvara-sila, que comprende los ciento cincuenta preceptos que han de observar los monjes en ordenación completa, que representa el modelo de conducta natural propia de la persona dedicada por completo al logro del Nirvana; y el BodhisattvaSamvara-sila, que comprende los sesenta y cuatro preceptos observados por el Bodhisattva, es decir, representa el modelo de conducta natural propio de la persona entregada al logro de la Iluminación para el beneficio de todos. Existe un último punto importante de aclarar sobre la Acción Perfecta y es que también es una acción completa. El budismo nos dice que la mayoría de nosotros estamos dispersos y que prácticamente siempre actuamos con una sola parte de nosotros. La Acción Perfecta, en el sentido más amplio, es propia del Buda; ya que sólo una mente iluminada es capaz de actuar con integridad total, poniendo toda su sabiduría. Quizás en raras ocasiones, experimentemos una casa de anticipación de la Acción Perfecta en el sentido de acción total. Acaso estemos totalmente involucrados e algo, toda nuestra energía, todo nuestro esfuerzo, toda nuestra acción consciente, nuestro interés, entusiasmo y amor están involucrados en ese momento preciso. Estamos participando tanto a nivel emocional como intelectual. En tales situaciones sabemos que somos capaces de poner toda nuestra integridad en un acto; la satisfacción y el alivio que entonces sentimos, no se puede alcanzar de ninguna otra forma. Este es el nivel más elevado, el nivel de la Iluminación (Sangharákshita, 1990). 1.1.2.5 La subsistencia perfecta El budismo no se contenta con alguna futura sociedad ideal, un mundo ideal o de otro plano. Intenta crear esa sociedad aquí y ahora, en esta tierra. Por lo tanto, intenta 38 transformar, transfigurar esta sociedad y este mundo en la imagen del futuro, del ideal, y lo hace de diferentes maneras. Una de ellas es la enseñanza de la Subsistencia Perfecta. Las etapas anteriores del sendero se refieren a la consolidación de la Visión Perfecta, a nuestra experiencia inicial de visión clara de la naturaleza de la existencia y a la transformación a través de esa experiencia de nuestra vida emocional, de nuestra comunicación con los demás y de nuestra conducta cotidiana. En otras palabras, hasta el momento el Sendero Óctuple ha tenido que ver con la transformación de nuestro ser por separado e individualmente. En esta nueva etapa, trataremos ahora de lograr una transformación colectiva, de la sociedad. El budismo representa la creación de una sociedad ideal así como de la creación del individuo ideal. Después de todo somos seres sociales, y es difícil cambiar si la sociedad no cambia. Por lo tanto, aunque inicialmente se habla de un interés individual, se tiene que hacer un esfuerzo por transformar la sociedad en que se vive. La Subsistencia Perfecta se incluyo dentro el Sendero Óctuple porque todo el mundo tiene que trabajar y ahora más que nunca ya que la mayoría del tiempo se pasa en el trabajo; entonces sin lugar a dudas nuestra forma de subsistencia repercutirá directamente en todo nuestro ser. Normalmente no nos damos cuenta de todo esto, pero deberíamos considerar y reflexionar un poco sobre el efecto que la vida laboral tiene en nosotros. Que van desde efectos a nivel físico, a manifestaciones mentales. Estos últimos talvez no puedan ser observados fácilmente, pero están ahí. Todo el tiempo nuestras acciones producen efectos y poco a poco se va desarrollando un cambio. El trabajo, algo que se está haciendo, algo en lo que se está metido días, semanas, meses, años, décadas, tendrá un tremendo efecto en la mente. En Occidente cada vez más personas (en su mayoría budistas) logran percatarse de la Subsistencia Perfecta. Empiezan a ser conscientes del hecho de que sin ajustarse a este ideal, difícilmente avanzaran hacía la Iluminación. Hasta hace muy poco tiempo, en 39 Occidente en general, el interés por el budismo era meramente intelectual. La gente seguía viviendo de la misma manera; sólo había aparecido un cierto interés por el estudio del budismo. Se hacía muy poco o ningún esfuerzo por cambiar la vida de acuerdo a los principios budistas, valorando más el aspecto económico. Ahora todo esto ha ido cambiando poco a
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