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1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Facultad de Estudios Superiores Iztacala Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA PROGRAMA DE PROFUNDIZACIÓN EN PSICOLOGIA CLINICA LA PARENTALIDAD COMO FACTOR FAVORECEDOR DE LA RESILIENCIA INFANTIL: UNA REVISION. REPORTE DE INVESTIGACIÓN TEÓRICA QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: LICENCIADA EN PSICOLOGÍA P R E S E N T A: GLENDA ALYN LOPEZ RODRIGUEZ DIRECTORA : DRA. ANABEL DE LA ROSA GÓMEZ DICTAMINADORA : LIC. JUDITH RIVERA BAÑOS LOS REYES , TLANEPANTLA, ESTADO DE MÉXICO JUNIO, 2017 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Agradecimientos A mi madre, por estar siempre presente, por apoyarme y motivarme en todas mis decisiones y proyectos y sobre todo, por su amor inagotable. A mis hijos Karla y Axel, por ser unos niños extraordinarios en todos los sentidos, amorosos, comprensivos y por sus risas e inocencia que siempre iluminan mi vida. A ti Miguel, que te has convertido en mi compañero incondicional, en mi apoyo constante, y que has sabido impulsarme con tus palabras y acciones, gracias por caminar de la mano conmigo al final de este trayecto. A mi hermana, y a mi familia, que con sus palabras de aliento, me demostraron creer en mi capacidad para lograr esta meta y porque siempre han estado de alguna u otra forma presentes en mi vida. A mis compañeras Perla y Celia, con quienes compartí de principio a fin el camino, gracias porque cuando más sinuoso era, estuvieron ahí para salir adelante juntas, han sido una pieza fundamental. A todos mis tutores, quienes a lo largo de la licenciatura, me dieron un mucho de sus conocimientos, y me motivaron semestre a semestre para continuar avanzando. A la Dra. Anabel de la Rosa, por apoyarme primero como tutora y después como directora del presente, por escucharme cuando tanto lo necesite y por ser un gran ejemplo a seguir, muchas gracias por todo. A la Lic. Judith Rivera, quien muy amablemente aceptó ser partícipe de este último paso, por sus atenciones, gracias. A la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, por abrigarme como orgullosa alumna durante estos años. A la Universidad Nacional Autónoma de México, por ser mi alma máter, y por haberme otorgado el privilegio de pertenecer a ella. 3 INDICE. Contenido Resumen ............................................................................................................................................ 4 Introducción ....................................................................................................................................... 6 Antecedentes .................................................................................................................................... 8 Personalidad y sus variables. ..................................................................................................... 8 Autoestima. ............................................................................................................. 9 Personalidad resistente.. ......................................................................................... 9 Estilos de afrontamiento. ......................................................................................... 9 Locus de control. .................................................................................................... 9 Optimismo.. ........................................................................................................... 10 Religión-espiritualidad. .......................................................................................... 10 Familia y vínculo parental. ............................................................................................ 10 Planteamiento del problema ......................................................................................................... 11 Objetivos......................................................................................................................................... 12 Objetivo general ........................................................................................................... 12 Objetivos específicos ................................................................................................... 12 Método ............................................................................................................................................. 13 Crítica de la literatura científica .................................................................................................... 13 Propuesta de apoyo al desarrollo de la resiliencia infantil. ...................................................... 20 Introducción.................................................................................................................. 20 Desarrollo ..................................................................................................................... 21 Como medir la resiliencia ............................................................................................. 22 Discusión y conclusiones .............................................................................................................. 23 Referencias .................................................................................................................................... 27 Anexos ............................................................................................................................................. 31 Anexo 1. ....................................................................................................................... 31 Anexo 2. ....................................................................................................................... 33 Anexo 3 ........................................................................................................................ 35 4 Resumen La resiliencia es un término que es aplicable a la solución de problemas sociales, una experiencia de vida no replicable, ya que acontece en un momento y contexto específico, por lo que no es posible generalizar (García & Domínguez, 2013). “La resiliencia se caracteriza por un enfrentamiento efectivo de eventos estresantes y la capacidad de resistir a la destrucción y levantarse a pesar de la adversidad. No se refiere exclusivamente, pues, a la capacidad de resistencia del individuo, sino también a su potencialidad de construcción positiva, de responder adaptativamente y crecer a pesar de las circunstancias difíciles” (Gonzalez-Arratia, 2011, p. 29). La resiliencia responde a las particularidades de cada persona, determinadas por distintos factores propios, culturales, así como grupos cercanos y factores externos que determinaran las estrategias de afrontación a situaciones adversas que cada ser humano llevara a cabo desde edades tempranas y a lo largo de su desarrollo. Uno de los factores que puede considerarse como favorecedor para el desarrollo de la resiliencia infantil es el estilo parentalcon que los niños son educados, debido a que son los padres el primer vínculo afectivo que los niños tienen en la infancia. Por lo que la forma en que un infante organiza su conducta hacia su madre o su cuidador principal, afecta la manera en que organiza su comportamiento hacia los otros y su ambiente (Repertur & Quezada, 2005). El concepto de parentalidad hace referencia a las actividades desarrolladas por los padres y madres para cuidar y educar a sus hijos y promover la socialización. No depende de la estructura familiar, sino más bien de las actitudes y la forma de interaccionar en las relaciones paterno/materno filiales. Dicha parentalidad, puede ser de dos formas, parentalidad biológica, que tiene que ver con la procreación y parentalidad social, que tiene que ver con las capacidades de educar, cuidar, proteger y socializar con los hijos (Sallés & Ger, 2011). Por tal motivo, se realizará una revisión de la literatura científica de como los distintos factores, resaltando la parentalidad, promueven o favorecen la resiliencia infantil. Palabras clave: resiliencia, parentalidad, infancia. 5 Summary Resilience is a term that is applicable to the solution of social problems, a life experience that cannot be replicated, since it happens in a specific moment and context, so it is not possible to generalize (Domínguez & Garcia, 2013). “Resilience is characterized by an effective confrontation of stressful events and the ability to resist destruction and rise despite adversity. It does not refer exclusively to the individual's capacity for resistance, but also to its potential for positive construction, to respond adaptively and to grow despite difficult circunstances”, (Gonzalez Arratia, 2011, p. 29). The resilience responds to the particularities of each person, determined by their own cultural factors, as well as nearby groups and external factors that determine the coping strategies to adverse situations that each human being carried out from an early age and throughout its development. One of the factors that can be considered as conducive to the development of child resilience is the parental style with which children are educated, because parents are the first affective bond children have in childhood. Thus, the way an infant organizes its behavior towards its mother or its primary caregiver affects the way in which it organizes its behavior toward others and its environment (Repertur & Quezada, 2005). The concept of parenting refers to the activities developed by parents to care for and educate their children and promote socialization. It does not depend on the family structure, but rather on the attitudes and the way of interacting in the paternal / maternal relationships. Such parenting can be of two biological forms, which has to do with procreation and social parenting, which has to do with the capacities to educate, care for, protect and socialize with the children (Sallés & Ger, 2011). For this reason, a review of the scientific literature will be done on how different factors, highlighting parenting, promote or favor child resilience. Key words: resilience, parenting, childhood. 6 Introducción Según González-Arratia (2011), en la actualidad, la psicología se interesa por la salud mental, bienestar individual, la vulnerabilidad psicosocial de las personas y más aún cuando estas son niños y adolescentes, de este modo es necesario centrarnos en el desarrollo de recursos y potencialidades, y para orientarnos en las posibilidades y fortalezas que todos los individuos poseemos. En el ámbito de la psicología social, la resiliencia lleva a considerar la necesidad de fortalecer los recursos individuales, familiares y de comunidad. En el área de la psicología de la salud el conocimiento de los factores resilientes abre nuevos caminos para promover y prevenir factores de riesgo. Es probable que en algún momento hayamos atravesado por una situación difícil, dolorosa, traumatizante, violenta, de cambios o de pérdidas, pero de algún modo logramos superar esa etapa para continuar con nuestras vidas de forma satisfactoria, ¿Qué nos permite hacerlo? ¿Cómo es que logramos ese proceso de recuperación? ¿Cómo es que adquirimos esa capacidad? Este proceso en psicología tiene un nombre: resiliencia. Como se menciona en González-Arratia (2011), se requiere ser resiliente para manejar de la mejor manera las situaciones difíciles, mantenerse saludable y recuperarse más rápidamente de los contratiempos que permitan a los individuos reconstruirse ante la adversidad. La resiliencia se caracteriza por un enfrentamiento efectivo de eventos estresantes y la capacidad de resistir a la destrucción y levantarse a pesar de la adversidad, responder adaptativamente y crecer a pesar de las circunstancias difíciles. Por su parte García y Domínguez (2013), explican que la resiliencia es un término que es aplicable a la solución de problemas sociales, una experiencia de vida no replicable, ya que acontece en un momento y contexto especifico, por lo que no es posible generalizar. La resiliencia no únicamente se refiere a la capacidad para resistir situaciones estresantes y rehacernos ante la adversidad, hace referencia también, a la forma en que respondemos positivamente, a la forma que nos adaptamos y lo que podemos llegar a crecer como seres humanos ante las 7 adversidades, pero sobre todo a fortalecer las características que logramos obtener de dichas situaciones para saber cómo actuar si reaparecen o aparecen nuevas. Sin embargo y a pesar de que todos los seres humanos podemos poseer la capacidad de resiliencia, no consta de las mismas características en todas las personas y sociedades, ya que puede ser definida por la edad, sexo, cultura, y puede reflejarse de diferente modo en distintos tiempos. González-Arratia (2011), refiere la importancia de conocer en niños y adolescentes los factores protectores que poseen (internos y externos) y los factores de riesgo a los que están expuestos para poder promover un cambio efectivo. Menciona que los factores de riesgo son aquellos centrados en la enfermedad, el síntoma y en las características asociadas con una elevada probabilidad de daño biológico, psicológico y social y que pueden afectar negativamente el desarrollo de las personas. Uno de los factores más importantes que están relacionados directamente con la resiliencia son las etapas de transición del individuo. Los factores de protección, describen una especie de escudos contra las situaciones negativas, tales como daños y riesgos, atenuando sus efectos o incluso transformándolos en factores de superación de situaciones difíciles. Los factores externos, se refieren a las condiciones que actúan reduciendo la probabilidad de daños y los internos a los atributos de la persona tales como la personalidad, autoestima, asertividad, entre otros. La resiliencia se manifiesta como un proceso de acción sistémica en el que intervienen diferentes factores para promover el desarrollo integral del niño a pesar de sus condiciones de vida difíciles. Refuerza las opciones y oportunidades de las personas mediante la aplicación de sus capacidades y recursos internos para enfrentarse a situaciones de riesgo, o que pongan en peligro su desarrollo, superarlas, mejorar la calidad de vida y hacer posible sus proyectos a futuro, (Muñoz & De Pedro, 2005). 8 Antecedentes Garcia & Dominguez (2013), refieren que las definiciones anteriormente descritas tienen una base histórica en los estudios realizados por Werner en 1992, cuyos resultados arrojaron que una tercera parte de 500 niños de Hawai lograron superar el alcoholismo de sus padres y las diferentes situaciones de estrés a las que fueron sometidos por dichas circunstancias. La resiliencia se apoya en distintos factores protectores: personales (tendenciaal acercamiento social, humor positivo, ritmo biológico estable), cognitivos y afectivos (mayor C.I. verbal y matemático, empatía, mayor autoestima, motivación al logro, sentimiento de autosuficiencia, baja desesperanza, autonomía en las acciones emprendidas y orientación a la resolución de problemas) y otras emociones positivas (García & Domínguez, 2013). Por lo anterior, se puede reafirmar que la construcción de la resiliencia viene dada por la individualidad de cada persona en donde influye por supuesto, la interacción que tiene con su entorno familiar y social y que a pesar de ello, son las características asociadas a la personalidad y temperamento las que determinan el grado de resiliencia que cada individuo desarrolla. Personalidad y sus variables. El estudio de la personalidad es uno de los más importantes dentro de la psicología, ya que tiene relación directa con la forma en que una persona se ve a sí misma y al mundo que le rodea. La personalidad está determinada por los genes, el ambiente y las experiencias de la vida. En la serie de variables del estudio de la personalidad se pueden incluir: autoestima, estilos de enfrentamiento, locus de control, optimismo, personalidad resistente, religiosidad- espiritualidad, y vínculo parental (González-Arratia, 2011). Conocer las variables anteriormente mencionadas es preciso para comprender lo complejo que resulta la capacidad resiliente de cada individuo, ya que marca tanto su función adaptativa como sus diferencias individuales. 9 Las variables son: Autoestima. Puede considerarse como un factor fundamental para mantener nuestra salud mental y física, ya que se ha observado que cuando los individuos tienen baja autoestima, presentan insomnio, desórdenes alimenticios, hipertensión y depresión y asociada con el bienestar psicológico se observa que su carencia se relaciona con las enfermedades mentales. Impulsa a las personas a cumplir metas personales, a alcanzar su plenitud y autorrealización. El niño con alta autoestima, es independiente, asume responsabilidades, afronta retos con entusiasmo, se enorgullece de sus logros y demuestra sus sentimientos y emociones. Aquí es importante resaltar que el desarrollo de la autoestima se inicia desde los primeros años de vida, y tiene que ver con la posibilidad de percibir el mundo como un medio no hostil. Este proceso de confianza básica, proviene de la calidad de cuidados recibidos durante la infancia. Personalidad resistente. Este concepto hace referencia a una persona dura y fuerte; son personas que se caracterizan por tener una alta capacidad de resistencia y control sobre la vida, de compromiso con metas y objetivos y ven los retos y desafíos como una oportunidad para crecer. Estilos de afrontamiento. Las conductas de enfrentamiento de niños entre 6 y 12 años son buscar apoyo fuera de la familia; las niñas, utilizan la distracción cognitiva como estrategia de evitación. Locus de control. Este concepto se refiere a las ideas que el individuo tiene sobre controlar o no los eventos que suceden en su vida. Control interno se refiere a la percepción que las personas tienen acerca de su comportamiento y que determina aquello que les ocurre; por otro lado el control externo se define como la creencia de que los acontecimientos que las personas viven son producto del destino, suerte, azar u otros factores sobrenaturales. 10 Optimismo. El temperamento optimista está asociado a una buena salud y a una respuesta positiva ante problemas e intervenciones médicas. Las personas optimistas generalmente suelen provenir de familias en las que los padres no han sufrido depresión y han sido buenos modelos de roles del estilo optimista, de manera tal que afrontan las adversidades de manera optimista y perseverante. Los individuos optimistas viven dentro de la realidad, y saben que el significado de los sucesos adversos están en la repercusión que tenga en el desarrollo. Religión-espiritualidad. A pesar de que este tema es muy raro que se mencione en la investigación sobre resiliencia, puede ser también un recurso que promueve óptimamente su desarrollo debido a que las creencias trascendentales van allá de nosotros, familia o adversidades. De este modo, puede ser que la fe espiritual y la herencia cultural, den un mayor sentido a la vida de las personas con este tipo de creencias. Temas como riesgos y pérdidas inevitables hacen necesario el contar con un sistema de valores y creencias que trasciendan nuestra experiencia propia y conocimientos y que otorga sentido a algunos acontecimientos inexplicables, alentando la esperanza. La espiritualidad se puede experimentar dentro o fuera de un ámbito religioso. La importancia del tema de la espiritualidad radica, en que se ha observado que las personas asociadas a las prácticas religiosas, tienen un mayor índice de resiliencia. Familia y vínculo parental. Este apartado es especialmente importante porque constituye el primer sistema que vincula al niño en el proceso de socialización en conjunto con los cuidados y supervisión que recibe a lo largo de su desarrollo. Una familia bien constituida y un adecuado vínculo parental le brinda al niño afecto y desarrollo, seguridad y protección. El amor y afecto de los padres facilitan notablemente el desarrollo de la socialización y autoestima, la familia es un importante factor para la resiliencia individual. 11 Cabe mencionar, que si bien dichas variables constituyen rasgos de resiliencia, no promueven por si solas el perfil resiliente, por lo que tienen que están involucrados otros factores Planteamiento del problema Según mencionan Muñoz y De Pedro (2005), la mayoría de los niños encuentran en su entorno familiar y en los contextos donde viven, las condiciones de protección y los modelos que necesitan para desarrollarse. Es notable en la sociedad actual, que los niños no siempre reciben la atención necesaria por las personas que están a cargo de sus cuidados, lo que puede afectar severamente su desarrollo cognitivo, físico, emocional y afectivo, Además de lo anterior, con el paso de los años, ha habido cambios en la composición familiar, de tal manera que en la actualidad existen diversas formas de constitución familiar, así como las dinámicas dentro de ellas y los roles que cada miembro desempeña sufren cambios constantes. González-Arratia (2011), menciona que dado que los niños y adolescentes se encuentran en una etapa en la que se sumergen en un proceso de aprendizaje y búsqueda de identidad, cambios cognoscitivos, emocionales y sociales significativos, de la acción conjunta de las personas que los rodean, como por ejemplo, maestros, profesionales y padres, depende que niños y adolescentes tengan una formación integral y protectora con conocimientos, actitudes y practicas saludables. De esta forma, se infiere que los padres, cuya imagen sea significativa y un modelo positivo para el menor, pueden ser promotores de la resiliencia infantil. El concepto de parentalidad hace referencia a las actividades desarrolladas por los padres y madres para cuidar y educar a sus hijos y promover la socialización. No depende de la estructura familiar, sino más bien de las actitudes y la forma de interaccionar en las relaciones paterno/materno filiales. Dicha parentalidad, puede 12 ser de dos formas, parentalidad biológica, que tiene que ver con la procreación y la parentalidad social, que tiene que ver con las capacidades de educar, cuidar, proteger y socializar con los hijos (Salles & Ger, 2011). Es sabido que parte de las funciones de los padres, es procurar el bienestar de los hijos en todos los sentidos posibles, y en su mayoría, procuran también atenuar en la medida de sus posibilidades, las situaciones adversas que pudieran afectar al menor. González-Arratia,López-Fuentes y Valdéz-Medina (2013), hablan sobre el impacto de los hechos vitales negativos y positivos en los adolescentes, refiriendo que se reacciona más fuertemente utilizando mayores recursos emocionales, cognitivos y fisiológicos en respuesta a eventos negativos, y a pesar de producir una visión negativa de sí mismo y el mundo, traen consigo efectos positivos a nivel personal como crecimiento personal, aumento de sabiduría y/o conocimiento sobre sí mismo y los demás, aprecio de lo que se tiene, aprendizaje de las prioridades en la vida y crecimiento y desarrollo espiritual y con las personas en el entorno, puede cohesionar a la familia, comunidad, crea una mayor tolerancia y compasión para con los demás. Por su parte, los hechos positivos refuerzan aún más todos los efectos mencionados. Objetivos Objetivo general A partir de una revisión de la literatura científica, identificar cuáles son las variables que pueden favorecer el desarrollo de la resiliencia o el perfil resiliente en la infancia. Objetivos específicos A partir de una revisión de la literatura científica, identificar si la parentalidad es una variable favorecedora del perfil resiliente infantil. 13 Método Se realizó una investigación documental a través de la revisión en bases de datos de literatura científica tales como scielo, redalyc, revista psicoeducativa, revista anales de psicología, revista electrónica de psicología Iztacala, revista Complutence de educación, revista de psicología y salud, revista de intervención socioeducativa, que datan desde el año 2005 a la fecha, utilizando como descriptores de búsqueda, resiliencia, parentalidad, familia, resiliencia infantil, personalidad. Mediante la estrategia de búsqueda mencionada, se analizó el contenido de 28 referencias haciendo uso de la información relacionada a los objetivos de la revisión temática. Crítica de la literatura científica Tal y como lo menciona Aya (2012), la resiliencia va construyéndose con las situaciones de la vida y las experiencias, extendiéndose no solo a nivel personal sino también al grupo familiar y las comunidades, por lo que la resiliencia se va adquiriendo en el proceso de desarrollo humano. Aya (2012), plantea la idea de agrupar los medios en los que se desenvuelve el individuo, a saber: Microsistemas: que incluyen al individuo y sus procesos identitarios. Microsistemas: grupo familiar. Mesosistemas(exosistemas y macrosistemas): comunidades, instituciones políticas, públicas, cultura, imaginarios colectivos, etc. Dichos medios al entrelazarse unos con otros, aportan a la construcción de la resiliencia individual. En el estudio de González-Arratia y Valdéz (2007), se intentó caracterizar a niños resilientes a través de posición de condiciones del lenguaje con las expresiones “Yo tengo”, “Yo soy”, Yo estoy” y “Yo puedo”, en 400 niños de ambos sexos de 6 año de primaria de escuelas públicas y privadas de la ciudad de Toluca, de entre 14 11 y 13 años de edad. En este estudio se encontró que las niñas indican más características resilientes que los niños. Al respecto de la influencia de los estilos educativos paternos y maternos en la adolescencia y su relación escolar, Ortíz, Del Rey, Romera y Ortega (2015), refieren un estudio en donde en una muestra de 626 estudiantes de educación secundaria en la Provincia de Córdoba, en donde los datos arrojados sugieren que el estilo democrático supervisor, tanto en el padre como en la madre es que proporciona una mayor resiliencia y que hay una relación existente entre la coherencia en el estilo educativo de ambos progenitores. Por su parte González-Arratia y Valdéz (2012), relacionan el optimismo-pesimismo y la resiliencia en adolescentes de una Universidad Pública en la Ciudad de Toluca, Estado de México, aplicando el cuestionario de resiliencia a una muestra de 300 estudiantes hombres y mujeres de entre 15 y 17 años de edad, y elaborando una escala para comprobar la estructura bifactorial de optimismo- pesimismo, arrojando como resultado que los participantes con clasificación resiliente presentan mayor optimismo y menor pesimismo respecto a los no resilientes. Más adelante, González-Arratia y Valdéz (2013), realizaron un estudio para evaluar resiliencia a una muestra de 607 participantes divididos en 4 grupos de edad: niños, adolescentes, adultos y jóvenes, hombres y mujeres de la ciudad de Toluca, para averiguar si la edad de dichas personas se relacionaba con la resiliencia; los resultados arrojaron que los niños y los adultos jóvenes posen en mayor medida factores protectores internos, y los adolescentes y los individuos de adultez media disponen más de factores protectores externos, resultados que se interpretan con diferencias en características resilientes con respecto a la edad. Las investigaciones anteriormente mencionadas nos dan cuenta de perfiles resilientes en condiciones normales, sin embargo, cuando el individuo experimenta 15 una serie de sucesos de vida adversos, tales como eventos traumáticos, pérdidas o enfermedad, es necesario que el individuo haga uso de la resiliencia para poder superarlas y continuar con un desarrollo óptimo. La resiliencia también implica una cierta adaptación ante situaciones de riesgo o estrés significativo. Dentro de las situaciones de estrés significativo se encuentran como por ejemplo, los problemas de tipo económico. Barcelata, Durán y Gómez (2012), describen los factores estresantes, realizando una valoración de los sucesos de vida estresantes en 638 hombres y mujeres, divididos en dos grupos de adolescentes de entre 13 y 18 años, de dos muestras de instituciones públicas educativas y de salud mental, en zonas marginadas de la Ciudad de México. Dichas investigadoras aplicaron una ficha socio-demográfica y el cuestionario sucesos de vida para adolescentes. Los resultados indicaron diferencias entre la muestra escolar y la clínica en las variables sociodemográficas y en la percepción de sucesos vitales; áreas como la familiar, problemas de conducta, personal y escolar muestran las puntuaciones más altas en ambos grupos. El grupo escolar mostro puntuaciones dentro del rango de normalidad y el grupo clínico presento valores marginales y fuera de la norma. Así, se sugiere, que independientemente de la edad, los adolescentes perciben de manera similar su entorno. Dado que la etapa de la adolescencia es de muchos cambios, es necesario promover o ajustar la resiliencia en cada uno de ellos, iniciando desde la infancia. Es posible que exista una relación entre la resiliencia y el autoconcepto o autoestima de los adolescentes, tal y como lo mencionan Rodríguez, Ramos, Ros y Fernández (2015), en su artículo de relaciones de la resiliencia con el autoconcepto y el apoyo social percibido en un grupo de adolescentes, a quienes se les aplico la escala de resiliencia de Connor y Davison, el cuestionario de autoconcepto dimensional, el cuestionario de apoyo social percibido de familia y 16 amigos y la escala de apoyo del profesorado. La importancia de este estudio es que se identificó el autoconcepto y el apoyo social como predictores de la resiliencia. De la misma forma, dichos resultados sugieren que hay una conexión directa de la resiliencia con el apoyo familiar, de amistades y profesorado. Es importante dirigir también nuestra atención a los individuos que se encuentran ya en un contexto de riesgo, como lo son los menores infractores y en situación de calle, con la finalidad de poder identificar qué factores de su personalidad son los que cuentan al vivir bajo estas circunstancias. En el estudio de González-Arratia, Valdéz-Medina, Van Barneveld y González (2012), se menciona que se trabajó con una muestra de adolescentes en situación de calle, realizando una comparación conotro grupo de adolescentes de una escuela de readaptación a menores infractores, de edades de entre 11 y 23 años, todos del sexo masculino. El estudio referido evidenció que los participantes con altas puntuaciones de resiliencia mostraron relaciones intrafamiliares más favorables y locus de control interno y que el grupo con baja resiliencia presento un índice menor de autoestima cuyos aspectos negativos en este caso son mayor inseguridad, devaluación, expectativas sociales. El uso de drogas es un problema social que no distingue clases sociales, ni género, ni edad ni demás factores, el camino hacia el consumo de estas, puede relacionarse con la autoestima, apoyo social, satisfacción personal y/o vida y por supuesto resiliencia. En la investigación de Gutiérrez y Romero (2014), se analizó la relación mencionada anteriormente en un grupo de adolescentes 1231 hombres y 1275 mujeres, de entre los 14 y 18 años de edad, utilizando el modelo de ecuaciones estructurales para analizar los efectos de la autoestima, el apoyo social y la inteligencia emocional sobre la resiliencia y de esta, sobre la satisfacción con la vida y actitudes hacia el consumo de drogas, encontrando en los resultados los efectos positivos de lo anterior para evitar el consumo de drogas y resultando 17 negativos los efectos del apoyo escolar, las emociones propias y de otros sobre la resiliencia y de esta sobre la satisfacción con la vida, presión social y efecto de drogas. Otro problema social que afecta tanto a niños como adolescentes es el llamado bullying o acoso escolar; al respecto, se han planteado varios casos, soluciones y estrategias para terminar con el acoso escolar, tal y como podemos verlo en Mezadiego, Vega y Raboredo (2015), en donde se propone a la resiliencia como estrategia terapéutica antibullyng. El texto nos refiere a un taller impartido en un telebachillerato en una comunidad de Veracruz, a adolescentes de entre 15 y 17 años. Los instrumentos utilizados fueron el cuestionario sobre intimidación y maltrato entre iguales y el inventario de resiliencia de Gaxiola y Romero (2011). En dicho taller se realizaron diversas actividades, como ejercicios de relación con música, sensibilización de sentidos hacia el ambiente, dinámicas de meditación sobre la autoestima de cada uno, sobre la familia, los amigos, atención de sus maestros, y se trabajaron conceptos de violencia escolar, agresión y maltrato, resultando positiva la intervención. Algunos autores consideran que la intensidad y la gravedad del riesgo son elementos a considerar para el desarrollo de la resiliencia, argumentando que situaciones de alto riesgo pueden ser indicadores de la obtención de un mejor resultado que el esperado en circunstancias no graves o incluso ante la ausencia de problemas (Luthar, 2006 en Silva 2012) y es comúnmente visto que las personas que se enfrentan a altos riesgos o adversidades desarrollan gran capacidad de resiliencia lo que les permite no sucumbir ante las situaciones adversas. Situaciones un tanto comunes como la violencia, ya sea en el medio externo y en el entorno familiar, son ejemplos en donde debe establecerse la práctica resiliente, que les permitirá a los individuos dejar estas malas experiencias en el pasado y continuar con el desarrollo de sus vidas, la intervención de profesionales es 18 determinante. Gamboa, Guerreo y Pérez (2015), nos informan al respecto sobre un caso de violencia infantil en donde después de conocer el entorno familiar del menor pudieron realizar una intervención adecuada que promoviera la resiliencia y la superación de las circunstancias difíciles por las que el niño atravesaba. Finalmente, existen otras situaciones de diferente causalidad, ajenas a nuestro control: los procesos que degeneran la salud. Las enfermedades físicas o mentales ponen a prueba a individuos, parejas y familias enteras y el resultado en muchas ocasiones, es un desarrollo de características resilientes. Al fomentar la capacidad de resiliencia en los enfermos, no solo se obtiene una herramienta a utilizar después de terminar el proceso, sino también un estímulo para continuar con la lucha de la enfermedad. Dicha capacidad también suele desarrollarse en personas del círculo cercano al enfermo. En el tema de lesiones traumáticas, como por ejemplo, en pacientes sobrevivientes de quemaduras, Quezada, González y Mecott (2014), refieren una investigación en pacientes pediátricos. Este tipo de lesiones son consideradas por los mencionados autores como una de las más traumáticas en los niños por las consecuencias que traen consigo y que van más allá de las repercusiones físicas. En este estudio evalúan a 57 niños, reportando al final de este estudio transversal un alto nivel de resiliencia, por lo que concluyen que experimentar un evento de esta magnitud, no necesariamente desencadena consecuencias negativas en el funcionamiento psicológico o comportamental no difiriendo significativamente el sexo, pero si condicionado a factores personales y ambientales. En otro orden de ideas y para corroborar la relación existente entre la resiliencia y la felicidad, se realizó un estudio en el cual participaron100 adolescentes de entre 15 y 19 años de edad, utilizando como instrumentos el cuestionario de resiliencia para niños y adolescentes de González-Arriata (2011), la escala de hechos negativos-positivos de Corsini, que consta de 12 ítems y evalúa los hechos del 19 pasado reciente (6 meses en dicha investigación) y la escala de felicidad de Alarcón (2006), que consta de 27 ítems con 5 alternativas de respuesta, y de acuerdo con el autor se dividen en 5 niveles de felicidad, muy baja, baja, media, alta y muy alta felicidad según el puntaje obtenido. Los participantes completaron las tres escalas en una sesión en un tiempo de 45 minutos aproximadamente; sobre la base de resultados se encontró que en mayor medida los adolescentes presentaron un bajo nivel de resiliencia, lo que puede ser indicador de un déficit de la variable estudiada, considerándose que requieren mayores habilidades cognitivas interpersonales y emocionales para sobreponerse a alguna situación adversa. El 25% de la muestra total, fue calificado como de alta resiliencia, lo cual puede ser indicador que favorece a los individuos para desenvolverse en el ámbito social y relacionarse con estilos de afrontamiento directo, autoestima y locus de control interno. Los individuos que obtuvieron puntajes medios de resiliencia, no manifiestan tener una clara necesidad de aprender autocontrol, para lo cual se recomienda enriquecer sus vínculos sociales y enseñar habilidades para la vida. Se evidencia que los adolescentes resilientes presentan en mayor medida realización personal y satisfacción con la vida y el total de la felicidad, en comparación con los no resilientes. No se encontraron diferencias significativas con la variable sexo y si una relación significativa entre resiliencia y felicidad. Se constata así que los hechos negativos refuerzan las creencias negativas y con los hechos positivos se refuerza la idea de capacidad del individuo. Con respecto a la parentalidad, Sallés y Ger (2011), mencionan algunas necesidades que los padres deben cubrir, estas son: Necesidades nutritivas, afecto cuidado y estimulación. Estas permitirán a los niños construir un vínculo seguro y a la par percibir el mundo familiar y social como un espacio seguro, que será la base para que el niño afronte los desafíos del crecimiento y adaptación de los cambios de su entorno. Necesidades educativas. La educación de un niño depende en gran medida de los procesos relacionales, en especial el vínculo entre padres e hijos. Así mismo, cualquiera que sea el modelo educativo que el padre utilice, debe 20 constar básicamente de afecto, comunicación,apoyo en los procesos de desarrollo y madurez y apoyo al control emocional del niño. Necesidades socializadoras. Se incluyen aquellas en las que los padres contribuyen al desarrollo y construcción de la personalidad del menor, estas son importantes, ya que como se mencionó con anterioridad, la autoestima es un componente del perfil resiliente. Necesidades de protección. Dicha protección incluye tanto los contextos entornos, familiares y sociales, así como los derivados de su propio crecimiento y desarrollo. Todas las necesidades mencionadas, fomentan en el niño bienestar físico y emocional y le permiten desarrollar potencialidades que le permiten desenvolverse en ámbitos distintos al familiar. Propuesta de apoyo al desarrollo de la resiliencia infantil. Introducción Dado que una de las labores que tiene el Psicólogo es el fomento de salud emocional en la sociedad, considero que se debe comenzar por los niños y/o adolescentes. Para lograr que los niños y adolescentes crezcan en un entorno sano y adecuado, podemos fomentar que sus relaciones parentales mejoren, y en el caso de no tenerlas, promover su adquisición, con la finalidad de que por medio de estas relaciones efectivas, los niños crezcan con seguridad y confianza. Es oportuno que los padres tengan la conciencia de que como adultos ellos son los que deben ser la figura ejemplar para los niños, y hacerlos participes de las mejoras en sus prácticas parentales. En las escuelas Primarias públicas, existen programas denominados “Escuela para padres”, impartidos en su mayoría de veces por los Psicólogos de la institución, pertenecientes a USAER (Unidad de servicios de apoyo a la educación regular). 21 La USAER es una instancia técnico operativa de la Educación Especial, conformada por un Director, Maestros de Apoyo, Psicólogo, Maestra de Comunicación y Trabajadora Social. En el marco de la Educación Inclusiva, proporciona los apoyos técnicos, metodológicos y conceptuales que garanticen una atención de calidad a la población escolar y particularmente a aquellas alumnas y alumnos que enfrentan barreras para el aprendizaje y la participación, y que se encuentran en riesgo de exclusión: población con discapacidad o con capacidades y aptitudes sobresalientes, así como aquéllos que en los diferentes contextos, se les dificulta acceder o participar en las oportunidades de aprendizaje de los campos de formación. La USAER se ubica en escuelas de educación regular. Brinda orientación, asesoría y acompañamiento, en corresponsabilidad, a docentes y directivos, además de asesoría a padres de familia. Los servicios de apoyo están orientados al desarrollo de escuelas y aulas inclusivas mediante el énfasis en la disminución o eliminación de las barreras para el aprendizaje y la participación que se generan en los contextos. La atención se ofrece dentro del horario de las escuelas regulares o de tiempo completo (SEP, 2015). Desarrollo Con base a lo revisado en la literatura y expuesto anteriormente, se propone realizar, como apoyo social, un taller enfocado al desarrollo de la resiliencia infantil, pidiendo autorización a la dirección del plantel escolar, con la finalidad de que los padres de familia adquieran estrategias personales, emocionales y educativas que les permitan implicarse de forma eficaz en la construcción de una dinámica de convivencia familiar positiva, desarrollado de esta forma, modelos parentales adecuados para los menores (Sallés & Ger, 2011). La finalidad es que estos talleres tengan una repercusión en el desarrollo y/o construcción de la resiliencia en los niños. El taller puede ser impartido en conjunto con personal de USAER, para conocer las necesidades de los padres de 22 familia, y alumnos con situaciones de diversa índole, para de esta forma, garantizar un óptimo resultado. Una vez dialogando con el personal directivo de la institución, se comenzara a promover entre los padres de familia el taller con la finalidad de que asista la mayoría de ellos. Puede ser conveniente impartir el taller por grados, debido a que como se mencionó con anterioridad, los intereses tanto de los padres como de los niños tienen variaciones, entre otras tantas, por la etapa del desarrollo del menor. Se propone la aplicación de instrumentos a los padres de familia y a los niños. Los instrumentos que pueden aplicarse son: prácticas parentales versión para padres, (Anexo 1), practicas parentales versión para hijos (Anexo 2) y el instrumento de resiliencia infantil por González-Arratia (2011), Anexo 3. Como medir la resiliencia En este apartado, haremos referencia al instrumento desarrollado para niños y adolescentes por González-Arratia (2011), dado que nuestro tema principal es la resiliencia, se dará una breve explicación del mismo. Este instrumento es de autoinforme se organiza en tres categorías: yo tengo (apoyo), yo soy o estoy (desarrollo de fortaleza psíquica), yo puedo (adquisición de habilidades interpersonales) lo que es traducido en factores protectores internos, factores protectores externos y empatía; consta de 32 reactivos, de opciones de respuesta tipo Likert de 5 puntos, en donde el valor 1 indica “nunca” y el 5 “siempre”. Es un instrumento de aplicación individual o colectiva, sin límite definido de tiempo, pero con un promedio de 20 a 30 minutos; incluye las habilidades, actitudes y atributos clave que se encuentran en las personas resilientes, para identificar así las áreas que necesitan se reforzadas. Se sugiere que sea aplicado a la par un cuestionario abierto de resiliencia de 10 preguntas de respuesta libre, para tener una visión más amplia. La calificación del instrumento está dada por la suma del puntaje total, en donde los valores altos indican mayor resiliencia, debido a que presentan el mayor puntaje en los tres factores que integran el instrumento y que indican que poseen habilidades, así como comportamiento altruista y prosocial, componentes principales de resiliencia. Este 23 instrumento puede ser utilizado en niños a partir de los 7 años y hasta los 15 (González-Arratia, 2011). Discusión y conclusiones El lograr superar cualquier tipo de situaciones adversas para continuar con nuestras vidas, es algo fundamental. Por más difícil que haya sido la experiencia, para continuar con nuestro desarrollo óptimo, es necesario reestablecer la estabilidad emocional. Para ello, el trabajo del psicólogo es de suma importancia, debido a que, desgraciadamente, no siempre se cuenta con una consciencia en casa acerca de la importancia del fomento del perfil resiliente, y dado que el término “resiliencia” es relativamente nuevo, para algunas personas que no están familiarizadas con el quehacer psicológico, es totalmente desconocido. Como algunas otras características en los seres humanos tales como el hablar, jugar, la adquisición de hábitos de limpieza, por dar algunos ejemplos, si el perfil resiliente se fomentara en la infancia con la misma naturalidad, les permitiría a los niños superar cualquier circunstancia desde la más simple hasta la más compleja a muy corta edad, sin mencionar que podemos pensar en prevenir efectos negativos de situaciones no resueltas, que desembocarían en problemas físicos, emocionales e incluso situaciones que deriven en alcoholismo, drogadicción y delincuencia. Dado, que el uso de drogas es un problema social que no distingue clases sociales, género, edad, el camino hacia el consumo de estas, puede relacionarse con la autoestima, apoyo social, satisfacción personal y/o vida y resiliencia, tal y como se menciona en la investigación de Gutiérrez y Romero (2014), en donde se analizaron los efectos de la autoestima, el apoyo social y la inteligencia emocional sobre la resiliencia y de esta, sobre la satisfacción con la vida y actitudes hacia el consumo de drogas, encontrandoen los resultados, los efectos positivos de lo anterior para evitar el consumo de drogas. 24 El locus de control expuesto por González-Arratia (2011), referido a las ideas que el individuo tiene sobre controlar o no los eventos que suceden en su vida, puede ser determinante en el desarrollo del perfil resiliente, ya que de este modo creamos conciencia que somos nosotros mismos los que tenemos la capacidad de modificar cualquier situación, primero a nivel personal y después en consecuencia, generar cambios a nuestro alrededor. Volviendo al tema de parentalidad retomando una vez más a González-Arratia (2011), la familia y vínculo parental, en conjunto con los cuidados y supervisión que recibe a lo largo de su desarrollo, le brinda al niño afecto, seguridad y protección, lo que facilita notablemente el desarrollo de la socialización y autoestima, por lo que resulta ser un importante factor para la resiliencia individual. Sin embargo, existen diversos factores, que como ya mencionamos afecta todo aquello que favorece la seguridad y protección del menor y que al mismo tiempo, desvían la atención de los padres, entre los cuales se encuentran las dificultades económicas, la misma educación que los padres recibieron de pequeños, los problemas de pareja y relaciones familiares, las relaciones laborales, y todos aquellos que de un modo u otro, puedan ser un conflicto para los padres, por lo que es necesario que ellos tengan la capacidad de identificar cual es el problema que repercute en su relación parental, para trabajar en su mejora. Respecto al ámbito económico, Barcelata Eguiarte, Durán Patiño y Gómez Maqueo (2012), refieren que “La resiliencia implica adaptación ante situaciones de riesgo o estrés significativo. Las presiones económicas se consideran un riesgo por su asociación con sucesos de vida estresantes. Un suceso de vida, es un acontecimiento que tiene potencial de producir estrés, por lo que su valoración es un factor básico en los procesos adaptativos”. Tomando en cuenta lo anterior, se puede afirmar que las situaciones que tienen que ver con la economía también pueden repercutir en el desarrollo de una parentalidad positiva. 25 Dadas las condiciones actuales en la composición familiar, y que en muchas de las ocasiones ambos padres tienen que salir a trabajar, los estándares que en el pasado existían sobre el roll de cada uno de los miembros de la familia han cambiado notablemente, de forma tal que se ha vuelto más complicado el acompañamiento de los menores en su proceso de su desarrollo, de ahí la importancia de apoyar y orientar a los padres de familia en sus funciones parentales, a fin de que la intervención no sea únicamente para reparación de un daño, sino más bien que sea preventiva y a la vez promueva los factores favorecedores de resiliencia. Otra situación que puede dificultar el ejercicio de la parentalidad es la monoparentalidad, teniendo como causas principales, como menciona Quisbert- Gómez (2014), el divorcio de los padres o el abandono del hogar de uno de ellos, el fallecimiento de uno de los progenitores o la migración por motivos laborales, y la situación de madre o padre soltero por otras circunstancias distintas. De este modo, se agudizan las complicaciones de la práctica parental efectiva, al ser una sola persona quien se encarga de los cuidados, afectos y proveer lo económicamente necesario al menor, es posible que no se preste la debida atención emocional al niño al tener que cubrir otro tipo de necesidades. Por su parte, el menor tiene que afrontar y/o asumir junto con la madre o padre presente responsabilidades adicionales a las propias de un niño. Estos problemas pueden presentarse también al haber una disparidad de opiniones entre padres que comparten la educación del infante, ya que no tienen una misma manera de ejercer la parentalidad. Por otro lado, también es importante mencionar que no siempre es la forma de vida la que no permite un desarrollo óptimo de la parentalidad, en ocasiones lo es también la falta de recursos tanto personales como sociales y la falta de conocimientos sobre los temas adecuados por parte de los padres. Lo anterior nos lleva al tema del maltrato infantil, en donde las acciones parentales negativas se 26 encuentran por encima de las acciones parentales positivas y detienen o fomentan un retroceso en el desarrollo psicosocial infantil. Las situaciones complicadas que día a día la mayoría de nosotros vive, nos da pauta para tratar de comprender que los recursos económicos, nivel de estudios, situación familiar, limitaciones físicas e incluso mentales y todos aquellos que parezcan ser factores condicionantes, no lo son completamente. Depende de los recursos emocionales de los que dispongamos y de cómo cada uno de nosotros maneje dichas circunstancias, el que resultemos favorecidos o no de ellas. Es necesario que como padres seamos empáticos a los sentimientos de los hijos, tratar de comprender cada una de las etapas por las que el niño atraviesa, vivimos en una época de cambios y la forma en la que nuestros padres ejercieron su parentalidad ya no es la misma que la utilizada hoy día. En un mundo donde la violencia cada vez se hace más visible e innegable, lo único que nos queda es forjar en nuestros hijos una mente sana, prepararlos para cualquier situación que tengan que enfrentar, fortalecer sus vínculos afectivos, y sobre todo promover y desarrollar la resilencia en ellos. El presente trabajo pretende proporcionar una revisión de la literatura científica de como la parentalidad puede ser favorecedora del perfil resiliente en niños y a su vez proponer una forma de apoyar a los padres a la construcción y desarrollo de la resiliencia, mediante una propuesta conformada por la impartición de talleres en escuelas primarias públicas. Sin embargo, se reconocen las limitantes y se considera que este tipo de talleres podrían ser parte de la educación integral de los alumnos, con carácter obligatorio para que en su mayoría, los padres asistan y se pueda crear una conciencia de la importancia del tema. 27 Referencias Aya Angarita, S. L. (2012). 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Muestro comprensión (empatía) cuando mi hijo(a) se encuentra herido(a) o frustrado(a) 1 2 3 4 5 EP10. Castigo a mi hijo(a) quitándole privilegios con poca o ninguna explicación 1 2 3 4 5 EP12. Brindo confianza y entendimiento cuando mi hijo(a) se encuentra triste 1 2 3 4 5 EP13. Grito y rezongo cuando mi hijo(a) se porta mal 1 2 3 4 5 EP17. Ofendo y crítico para que mi hijo(a) mejore 1 2 3 4 5 EP19. Jalo con fuerza a mi hijo(a) cuando es desobediente 1 2 3 4 5 EP21. Estoy atenta(o) a los deseos y necesidades de mi hijo(a) 1 2 3 4 5 EP23. Discuto con mi hijo(a) 1 2 3 4 5 EP25. Explico a mi hijo(a) las razones de las reglas que deben ser obedecidas 1 2 3 4 5 EP26. Me preocupo más de mis sentimientos que de los sentimientos de mis hijo(a) s 1 2 3 4 5 32 EP27. Le digo a mi hijo(a) que aprecio sus logros o sus intentos de lograr algo 1 2 3 4 5 EP29. Ayudo a mi hijo(a) a entender el impacto de la conducta motivándolo(a) a que hable acerca de las consecuencias de sus propias acciones 1 2 3 4 5 EP32. Exploto en enojo con mi hijo(a) 1 2 3 4 5 EP33. Me doy cuenta de los problemas y preocupaciones que tiene mi hijo(a) en la escuela 1 2 3 4 5 EP35. Le expreso afecto a mi hijo(a) con abrazos o besos (o al cargarlo) 1 2 3 4 5 EP37. Empleo el castigo físico como una manera de disciplinar a mi hijo(a) 1 2 3 4 5 EP42. Hablo y razono con mi hijo(a) cuando se porta mal 1 2 3 4 5 EP43. Doy una cachetada a mi hijo(a) cuando se porta mal 1 2 3 4 5 EP48. Animo a mi hijo(a) a que libremente exprese lo que siente cuando no está de acuerdo conmigo 1 2 3 4 5 EP50. Ofendo y critico a mi hijo(a) cuando no hace bien lo que tiene que hacer 1 2 3 4 5 EP51. Respeto las opiniones de mi hijo(a) al ayudarle a que las exprese 1 2 3 4 5 EP53. Le explico a mi hijo(a) cómo me siento con su buena o mala conducta 1 2 3 4 5 EP54. Amenazo a mi hijo(a) con castigarlo(a) con poca o ninguna justificación 1 2 3 4 5 EP56. Cuando mi hijo(a) me pregunta por qué tiene que hacer algo, le contesto que porque yo lo digo o porque soy su mamá (o papá) o porque así lo quiero 1 2 3 4 5 EP59. Exijo (demando) a mi hijo(a) que haga las cosas 1 2 3 4 5 EP61. Jalo (o jaloneo) a mi hijo(a) cuando es desobediente 1 2 3 4 5 EP62. Explico a mi hijo(a) las razones de las reglas (de la casa) 1 2 3 4 5 33 Anexo 2. Cuestionario Breve de Prácticas Parentales (versión para hijos) Marca la opción que mejor se adecue a tu situación: 1. Nunca 2. Pocas veces 3. Algunas veces 4. Muchas veces 5. Siempre EP1. Mis padres me motivan a hablar con ellos de mis problemas 1 2 3 4 5 EP2. Mis padres me disciplinan por medio del castigo más que usando la razón 1 2 3 4 5 EP5. Mis padres me felicitan cuando me porto bien 1 2 3 4 5 EP9. Mis padres muestran comprensión (empatía) cuando me encuentro herido(a) o frustrado(a) 1 2 3 4 5 EP10. Mis padres me castigan quitándome privilegios con poca o ninguna explicación 1 2 3 4 5 EP12. Mis padres me brindan confianza y entendimiento cuando me encuentro triste 1 2 3 4 5 EP13. Mis padres me gritan o rezongan cuando me porto mal 1 2 3 4 5 EP17. Mis padres me ofenden y critican para que mejore 1 2 3 4 5 EP19. Mis padres me jalan (o jalonean) con fuerza cuando soy desobediente 1 2 3 4 5 EP21. Mis padres están atentos a mis deseos y necesidades 1 2 3 4 5 EP23. Mis padres discuten conmigo 1 2 3 4 5 EP25. Mis padres me explican las razones de las reglas que deben ser obedecidas 1 2 3 4 5 EP26. Mis padres se preocupan más de sus sentimientos que de los míos 1 2 3 4 5 EP27. Mis padres me dicen que aprecian mis logros o intentos de lograr algo 34 1 2 3 4 5 EP29. Mis padres me motivan a que hable acerca de las consecuencias de mis propias acciones 1 2 3 4 5 EP32. Mis padres explotan en enojo conmigo 1 2 3 4 5 EP33. Mis padres se dan cuenta de mis problemas y preocupaciones de la escuela (o trabajo) 1 2 3 4 5 EP35. Mis padres me expresan afecto con abrazos o besos 1 2 3 4 5 EP37. Mis padres emplean el castigo físico como una manera de disciplinarme 1 2 3 4 5 EP42. Mis padres hablan y razonan conmigo cuando me porto mal 1 2 3 4 5 EP43. Mis padres me dan una cachetada cuando me porto mal 1 2 3 4 5 EP48. Mis padres me animan a que libremente exprese lo que siento cuando no estoy de acuerdo con ellos 1 2 3 4 5 EP50. Mis padres me ofenden y critican cuando no hago bien lo que tengo que hacer 1 2 3 4 5 EP51. Mis padres respetan mis opiniones ayudándome a que las exprese 1 2 3 4 5 EP53. Mis padres me explican cómo se sienten con mi buena o mala conducta 1 2 3 4 5 EP54. Mis padres me amenazan con castigarme con poca o ninguna justificación 1 2 3 4 5 EP56. Cuando pregunto a mis padres por qué tengo que hacer algo, me contestan que porque ellos lo dicen o porque es mi mamá (o papá) o porque así lo quieren 1 2 3 4 5 EP59. Mis padres me exigen que haga las cosas 1 2 3 4 5 EP61. Mis padres me jalan (jalonean) cuando soy desobediente 1 2 3 4 5 EP62. Mis padres me explican las razones de las reglas (de la casa) 1 2 3 4 5 35 Anexo 3 Cuestionario de resiliencia (González Arratia, 2011) Pregunta Siempre La mayoría de veces Indeciso Algunas veces Nunca 1. Yo soy feliz cuando hago algo bueno para los demás. 2. Yo soy respetuoso de mí mismo y de los demás 3. Soy agradable con mis familiares. 4. Soy capaz de hacer lo que quiero. 5. Confío en mí mismo. 6. Soy inteligente. 7. Yo soy acomedido y cooperador. 8. Soy amable. 9. Soy compartido. 10. Yo tengo personas que me quieren incondicionalmente 11. Conmigo hay personas que quieren que aprenda a desenvolverme solo. 36 12. Hay personas que me ayudan cuando estoy enfermo o en peligro. 13. Cerca de mí hay amigos en quien confiar. 14. Tengo personas que me quieren a pesar de lo que sea o haga. 15. Tengo deseos de triunfar. 16. Tengo metas a futuro. 17. Estoy dispuesto a responsabilizarme de mis actos. 18. Estoy siempre pensando la forma de solucionar mis problemas. 19. Estoy siempre tratando de ayudar a los demás. 20. Soy firme en mis decisiones. 21. Me siento preparado para resolver mis problemas. 22. Comúnmente pienso en ayudar a los demás. 23. Enfrento mis problemas con serenidad. 24. Yo puedo controlar mi vida. 37 25. Puedo buscar la manera de resolver mis problemas. 26. Puedo imaginar las consecuencias de mis actos. 27. Puedo reconocer lo bueno y lo malo para mi vida. 28. Puedo reconocer mis cualidades y defectos.29. Puedo cambiar cuando me equivoco. 30. Puedo aprender de mis errores. 31. Tengo esperanza en el futuro. 32. Tengo Fe en que las cosas van a mejorar. Portada Índice Resumen Introducción Antecedentes Personalidad y sus Variables Planteamiento del problema Objetivos Método Discusión y Conclusiones Referencias Anexos
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