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La-parentalidad-como-factor-favorecedeor-de-la-resiliencia-infantil

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
 DE MÉXICO 
 
 Facultad de Estudios Superiores Iztacala 
 
Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia 
LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA 
PROGRAMA DE PROFUNDIZACIÓN EN PSICOLOGIA CLINICA 
 
LA PARENTALIDAD COMO FACTOR FAVORECEDOR DE LA 
RESILIENCIA INFANTIL: UNA REVISION. 
 
 
 
REPORTE DE INVESTIGACIÓN 
TEÓRICA 
 
 
 QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
 LICENCIADA EN PSICOLOGÍA 
 P R E S E N T A: 
 GLENDA ALYN LOPEZ RODRIGUEZ 
 
DIRECTORA : DRA. ANABEL DE LA ROSA 
GÓMEZ 
DICTAMINADORA : LIC. JUDITH RIVERA 
BAÑOS 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
LOS REYES , TLANEPANTLA, ESTADO DE 
MÉXICO 
JUNIO, 2017 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
 
Agradecimientos 
A mi madre, por estar siempre presente, por apoyarme y motivarme en todas mis 
decisiones y proyectos y sobre todo, por su amor inagotable. 
A mis hijos Karla y Axel, por ser unos niños extraordinarios en todos los sentidos, 
amorosos, comprensivos y por sus risas e inocencia que siempre iluminan mi 
vida. 
A ti Miguel, que te has convertido en mi compañero incondicional, en mi apoyo 
constante, y que has sabido impulsarme con tus palabras y acciones, gracias por 
caminar de la mano conmigo al final de este trayecto. 
A mi hermana, y a mi familia, que con sus palabras de aliento, me demostraron 
creer en mi capacidad para lograr esta meta y porque siempre han estado de 
alguna u otra forma presentes en mi vida. 
A mis compañeras Perla y Celia, con quienes compartí de principio a fin el camino, 
gracias porque cuando más sinuoso era, estuvieron ahí para salir adelante juntas, 
han sido una pieza fundamental. 
A todos mis tutores, quienes a lo largo de la licenciatura, me dieron un mucho de 
sus conocimientos, y me motivaron semestre a semestre para continuar 
avanzando. 
A la Dra. Anabel de la Rosa, por apoyarme primero como tutora y después como 
directora del presente, por escucharme cuando tanto lo necesite y por ser un gran 
ejemplo a seguir, muchas gracias por todo. 
A la Lic. Judith Rivera, quien muy amablemente aceptó ser partícipe de este 
último paso, por sus atenciones, gracias. 
A la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, por abrigarme como orgullosa 
alumna durante estos años. 
A la Universidad Nacional Autónoma de México, por ser mi alma máter, y por 
haberme otorgado el privilegio de pertenecer a ella. 
 
 
 
 
 
 
3 
 
INDICE. 
Contenido 
Resumen ............................................................................................................................................ 4 
Introducción ....................................................................................................................................... 6 
Antecedentes .................................................................................................................................... 8 
Personalidad y sus variables. ..................................................................................................... 8 
 Autoestima. ............................................................................................................. 9 
 Personalidad resistente.. ......................................................................................... 9 
 Estilos de afrontamiento. ......................................................................................... 9 
 Locus de control. .................................................................................................... 9 
 Optimismo.. ........................................................................................................... 10 
 Religión-espiritualidad. .......................................................................................... 10 
Familia y vínculo parental. ............................................................................................ 10 
Planteamiento del problema ......................................................................................................... 11 
Objetivos......................................................................................................................................... 12 
Objetivo general ........................................................................................................... 12 
Objetivos específicos ................................................................................................... 12 
Método ............................................................................................................................................. 13 
Crítica de la literatura científica .................................................................................................... 13 
Propuesta de apoyo al desarrollo de la resiliencia infantil. ...................................................... 20 
Introducción.................................................................................................................. 20 
Desarrollo ..................................................................................................................... 21 
Como medir la resiliencia ............................................................................................. 22 
Discusión y conclusiones .............................................................................................................. 23 
Referencias .................................................................................................................................... 27 
Anexos ............................................................................................................................................. 31 
Anexo 1. ....................................................................................................................... 31 
Anexo 2. ....................................................................................................................... 33 
Anexo 3 ........................................................................................................................ 35 
 
 
4 
 
Resumen 
La resiliencia es un término que es aplicable a la solución de problemas sociales, 
una experiencia de vida no replicable, ya que acontece en un momento y contexto 
específico, por lo que no es posible generalizar (García & Domínguez, 2013). 
“La resiliencia se caracteriza por un enfrentamiento efectivo de eventos 
estresantes y la capacidad de resistir a la destrucción y levantarse a pesar de la 
adversidad. No se refiere exclusivamente, pues, a la capacidad de resistencia del 
individuo, sino también a su potencialidad de construcción positiva, de responder 
adaptativamente y crecer a pesar de las circunstancias difíciles” (Gonzalez-Arratia, 
2011, p. 29). 
La resiliencia responde a las particularidades de cada persona, determinadas por 
distintos factores propios, culturales, así como grupos cercanos y factores 
externos que determinaran las estrategias de afrontación a situaciones adversas 
que cada ser humano llevara a cabo desde edades tempranas y a lo largo de su 
desarrollo. 
Uno de los factores que puede considerarse como favorecedor para el desarrollo 
de la resiliencia infantil es el estilo parentalcon que los niños son educados, 
debido a que son los padres el primer vínculo afectivo que los niños tienen en la 
infancia. Por lo que la forma en que un infante organiza su conducta hacia su 
madre o su cuidador principal, afecta la manera en que organiza su 
comportamiento hacia los otros y su ambiente (Repertur & Quezada, 2005). 
El concepto de parentalidad hace referencia a las actividades desarrolladas por los 
padres y madres para cuidar y educar a sus hijos y promover la socialización. No 
depende de la estructura familiar, sino más bien de las actitudes y la forma de 
interaccionar en las relaciones paterno/materno filiales. Dicha parentalidad, puede 
ser de dos formas, parentalidad biológica, que tiene que ver con la procreación y 
parentalidad social, que tiene que ver con las capacidades de educar, cuidar, 
proteger y socializar con los hijos (Sallés & Ger, 2011). 
Por tal motivo, se realizará una revisión de la literatura científica de como los 
distintos factores, resaltando la parentalidad, promueven o favorecen la resiliencia 
infantil. 
Palabras clave: resiliencia, parentalidad, infancia. 
 
 
 
 
 
5 
 
Summary 
Resilience is a term that is applicable to the solution of social problems, a life 
experience that cannot be replicated, since it happens in a specific moment and 
context, so it is not possible to generalize (Domínguez & Garcia, 2013). 
“Resilience is characterized by an effective confrontation of stressful events and 
the ability to resist destruction and rise despite adversity. It does not refer 
exclusively to the individual's capacity for resistance, but also to its potential for 
positive construction, to respond adaptively and to grow despite difficult 
circunstances”, (Gonzalez Arratia, 2011, p. 29). 
The resilience responds to the particularities of each person, determined by their 
own cultural factors, as well as nearby groups and external factors that determine 
the coping strategies to adverse situations that each human being carried out from 
an early age and throughout its development. 
One of the factors that can be considered as conducive to the development of child 
resilience is the parental style with which children are educated, because parents 
are the first affective bond children have in childhood. Thus, the way an infant 
organizes its behavior towards its mother or its primary caregiver affects the way in 
which it organizes its behavior toward others and its environment (Repertur & 
Quezada, 2005). 
The concept of parenting refers to the activities developed by parents to care for 
and educate their children and promote socialization. It does not depend on the 
family structure, but rather on the attitudes and the way of interacting in the 
paternal / maternal relationships. Such parenting can be of two biological forms, 
which has to do with procreation and social parenting, which has to do with the 
capacities to educate, care for, protect and socialize with the children (Sallés & 
Ger, 2011). 
For this reason, a review of the scientific literature will be done on how different 
factors, highlighting parenting, promote or favor child resilience. 
 
Key words: resilience, parenting, childhood. 
 
 
 
 
 
6 
 
Introducción 
Según González-Arratia (2011), en la actualidad, la psicología se interesa por la 
salud mental, bienestar individual, la vulnerabilidad psicosocial de las personas y 
más aún cuando estas son niños y adolescentes, de este modo es necesario 
centrarnos en el desarrollo de recursos y potencialidades, y para orientarnos en 
las posibilidades y fortalezas que todos los individuos poseemos. En el ámbito de 
la psicología social, la resiliencia lleva a considerar la necesidad de fortalecer los 
recursos individuales, familiares y de comunidad. En el área de la psicología de la 
salud el conocimiento de los factores resilientes abre nuevos caminos para 
promover y prevenir factores de riesgo. 
Es probable que en algún momento hayamos atravesado por una situación difícil, 
dolorosa, traumatizante, violenta, de cambios o de pérdidas, pero de algún modo 
logramos superar esa etapa para continuar con nuestras vidas de forma 
satisfactoria, ¿Qué nos permite hacerlo? ¿Cómo es que logramos ese proceso de 
recuperación? ¿Cómo es que adquirimos esa capacidad? Este proceso en 
psicología tiene un nombre: resiliencia. 
Como se menciona en González-Arratia (2011), se requiere ser resiliente para 
manejar de la mejor manera las situaciones difíciles, mantenerse saludable y 
recuperarse más rápidamente de los contratiempos que permitan a los individuos 
reconstruirse ante la adversidad. La resiliencia se caracteriza por un 
enfrentamiento efectivo de eventos estresantes y la capacidad de resistir a la 
destrucción y levantarse a pesar de la adversidad, responder adaptativamente y 
crecer a pesar de las circunstancias difíciles. 
Por su parte García y Domínguez (2013), explican que la resiliencia es un término 
que es aplicable a la solución de problemas sociales, una experiencia de vida no 
replicable, ya que acontece en un momento y contexto especifico, por lo que no es 
posible generalizar. La resiliencia no únicamente se refiere a la capacidad para 
resistir situaciones estresantes y rehacernos ante la adversidad, hace referencia 
también, a la forma en que respondemos positivamente, a la forma que nos 
adaptamos y lo que podemos llegar a crecer como seres humanos ante las 
7 
 
adversidades, pero sobre todo a fortalecer las características que logramos 
obtener de dichas situaciones para saber cómo actuar si reaparecen o aparecen 
nuevas. 
Sin embargo y a pesar de que todos los seres humanos podemos poseer la 
capacidad de resiliencia, no consta de las mismas características en todas las 
personas y sociedades, ya que puede ser definida por la edad, sexo, cultura, y 
puede reflejarse de diferente modo en distintos tiempos. 
González-Arratia (2011), refiere la importancia de conocer en niños y adolescentes 
los factores protectores que poseen (internos y externos) y los factores de riesgo a 
los que están expuestos para poder promover un cambio efectivo. Menciona que 
los factores de riesgo son aquellos centrados en la enfermedad, el síntoma y en 
las características asociadas con una elevada probabilidad de daño biológico, 
psicológico y social y que pueden afectar negativamente el desarrollo de las 
personas. Uno de los factores más importantes que están relacionados 
directamente con la resiliencia son las etapas de transición del individuo. Los 
factores de protección, describen una especie de escudos contra las situaciones 
negativas, tales como daños y riesgos, atenuando sus efectos o incluso 
transformándolos en factores de superación de situaciones difíciles. Los factores 
externos, se refieren a las condiciones que actúan reduciendo la probabilidad de 
daños y los internos a los atributos de la persona tales como la personalidad, 
autoestima, asertividad, entre otros. 
La resiliencia se manifiesta como un proceso de acción sistémica en el que 
intervienen diferentes factores para promover el desarrollo integral del niño a 
pesar de sus condiciones de vida difíciles. Refuerza las opciones y oportunidades 
de las personas mediante la aplicación de sus capacidades y recursos internos 
para enfrentarse a situaciones de riesgo, o que pongan en peligro su desarrollo, 
superarlas, mejorar la calidad de vida y hacer posible sus proyectos a futuro, 
(Muñoz & De Pedro, 2005). 
 
8 
 
Antecedentes 
Garcia & Dominguez (2013), refieren que las definiciones anteriormente descritas 
tienen una base histórica en los estudios realizados por Werner en 1992, cuyos 
resultados arrojaron que una tercera parte de 500 niños de Hawai lograron superar 
el alcoholismo de sus padres y las diferentes situaciones de estrés a las que 
fueron sometidos por dichas circunstancias. 
La resiliencia se apoya en distintos factores protectores: personales (tendenciaal 
acercamiento social, humor positivo, ritmo biológico estable), cognitivos y afectivos 
(mayor C.I. verbal y matemático, empatía, mayor autoestima, motivación al logro, 
sentimiento de autosuficiencia, baja desesperanza, autonomía en las acciones 
emprendidas y orientación a la resolución de problemas) y otras emociones 
positivas (García & Domínguez, 2013). 
 
Por lo anterior, se puede reafirmar que la construcción de la resiliencia viene dada 
por la individualidad de cada persona en donde influye por supuesto, la interacción 
que tiene con su entorno familiar y social y que a pesar de ello, son las 
características asociadas a la personalidad y temperamento las que determinan el 
grado de resiliencia que cada individuo desarrolla. 
 
Personalidad y sus variables. 
El estudio de la personalidad es uno de los más importantes dentro de la 
psicología, ya que tiene relación directa con la forma en que una persona se ve a 
sí misma y al mundo que le rodea. La personalidad está determinada por los 
genes, el ambiente y las experiencias de la vida. En la serie de variables del 
estudio de la personalidad se pueden incluir: autoestima, estilos de 
enfrentamiento, locus de control, optimismo, personalidad resistente, religiosidad-
espiritualidad, y vínculo parental (González-Arratia, 2011). 
Conocer las variables anteriormente mencionadas es preciso para comprender lo 
complejo que resulta la capacidad resiliente de cada individuo, ya que marca tanto 
su función adaptativa como sus diferencias individuales. 
9 
 
Las variables son: 
 Autoestima. Puede considerarse como un factor fundamental para 
mantener nuestra salud mental y física, ya que se ha observado que 
cuando los individuos tienen baja autoestima, presentan insomnio, 
desórdenes alimenticios, hipertensión y depresión y asociada con el 
bienestar psicológico se observa que su carencia se relaciona con las 
enfermedades mentales. Impulsa a las personas a cumplir metas 
personales, a alcanzar su plenitud y autorrealización. El niño con alta 
autoestima, es independiente, asume responsabilidades, afronta retos con 
entusiasmo, se enorgullece de sus logros y demuestra sus sentimientos y 
emociones. 
Aquí es importante resaltar que el desarrollo de la autoestima se inicia desde los 
primeros años de vida, y tiene que ver con la posibilidad de percibir el mundo 
como un medio no hostil. Este proceso de confianza básica, proviene de la calidad 
de cuidados recibidos durante la infancia. 
 Personalidad resistente. Este concepto hace referencia a una persona dura 
y fuerte; son personas que se caracterizan por tener una alta capacidad de 
resistencia y control sobre la vida, de compromiso con metas y objetivos y 
ven los retos y desafíos como una oportunidad para crecer. 
 Estilos de afrontamiento. Las conductas de enfrentamiento de niños entre 6 
y 12 años son buscar apoyo fuera de la familia; las niñas, utilizan la 
distracción cognitiva como estrategia de evitación. 
 Locus de control. Este concepto se refiere a las ideas que el individuo tiene 
sobre controlar o no los eventos que suceden en su vida. Control interno se 
refiere a la percepción que las personas tienen acerca de su 
comportamiento y que determina aquello que les ocurre; por otro lado el 
control externo se define como la creencia de que los acontecimientos que 
las personas viven son producto del destino, suerte, azar u otros factores 
sobrenaturales. 
10 
 
 Optimismo. El temperamento optimista está asociado a una buena salud y a 
una respuesta positiva ante problemas e intervenciones médicas. Las 
personas optimistas generalmente suelen provenir de familias en las que 
los padres no han sufrido depresión y han sido buenos modelos de roles del 
estilo optimista, de manera tal que afrontan las adversidades de manera 
optimista y perseverante. Los individuos optimistas viven dentro de la 
realidad, y saben que el significado de los sucesos adversos están en la 
repercusión que tenga en el desarrollo. 
 Religión-espiritualidad. A pesar de que este tema es muy raro que se 
mencione en la investigación sobre resiliencia, puede ser también un 
recurso que promueve óptimamente su desarrollo debido a que las 
creencias trascendentales van allá de nosotros, familia o adversidades. De 
este modo, puede ser que la fe espiritual y la herencia cultural, den un 
mayor sentido a la vida de las personas con este tipo de creencias. 
Temas como riesgos y pérdidas inevitables hacen necesario el contar con 
un sistema de valores y creencias que trasciendan nuestra experiencia 
propia y conocimientos y que otorga sentido a algunos acontecimientos 
inexplicables, alentando la esperanza. La espiritualidad se puede 
experimentar dentro o fuera de un ámbito religioso. La importancia del tema 
de la espiritualidad radica, en que se ha observado que las personas 
asociadas a las prácticas religiosas, tienen un mayor índice de resiliencia. 
 Familia y vínculo parental. Este apartado es especialmente importante 
porque constituye el primer sistema que vincula al niño en el proceso de 
socialización en conjunto con los cuidados y supervisión que recibe a lo 
largo de su desarrollo. Una familia bien constituida y un adecuado vínculo 
parental le brinda al niño afecto y desarrollo, seguridad y protección. El 
amor y afecto de los padres facilitan notablemente el desarrollo de la 
socialización y autoestima, la familia es un importante factor para la 
resiliencia individual. 
11 
 
Cabe mencionar, que si bien dichas variables constituyen rasgos de resiliencia, no 
promueven por si solas el perfil resiliente, por lo que tienen que están involucrados 
otros factores 
Planteamiento del problema 
Según mencionan Muñoz y De Pedro (2005), la mayoría de los niños encuentran 
en su entorno familiar y en los contextos donde viven, las condiciones de 
protección y los modelos que necesitan para desarrollarse. 
 
Es notable en la sociedad actual, que los niños no siempre reciben la atención 
necesaria por las personas que están a cargo de sus cuidados, lo que puede 
afectar severamente su desarrollo cognitivo, físico, emocional y afectivo, Además 
de lo anterior, con el paso de los años, ha habido cambios en la composición 
familiar, de tal manera que en la actualidad existen diversas formas de 
constitución familiar, así como las dinámicas dentro de ellas y los roles que cada 
miembro desempeña sufren cambios constantes. 
 
González-Arratia (2011), menciona que dado que los niños y adolescentes se 
encuentran en una etapa en la que se sumergen en un proceso de aprendizaje y 
búsqueda de identidad, cambios cognoscitivos, emocionales y sociales 
significativos, de la acción conjunta de las personas que los rodean, como por 
ejemplo, maestros, profesionales y padres, depende que niños y adolescentes 
tengan una formación integral y protectora con conocimientos, actitudes y 
practicas saludables. 
De esta forma, se infiere que los padres, cuya imagen sea significativa y un 
modelo positivo para el menor, pueden ser promotores de la resiliencia infantil. 
 
El concepto de parentalidad hace referencia a las actividades desarrolladas por los 
padres y madres para cuidar y educar a sus hijos y promover la socialización. No 
depende de la estructura familiar, sino más bien de las actitudes y la forma de 
interaccionar en las relaciones paterno/materno filiales. Dicha parentalidad, puede 
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ser de dos formas, parentalidad biológica, que tiene que ver con la procreación y 
la parentalidad social, que tiene que ver con las capacidades de educar, cuidar, 
proteger y socializar con los hijos (Salles & Ger, 2011). 
 
Es sabido que parte de las funciones de los padres, es procurar el bienestar de los 
hijos en todos los sentidos posibles, y en su mayoría, procuran también atenuar en 
la medida de sus posibilidades, las situaciones adversas que pudieran afectar al 
menor. 
 
González-Arratia,López-Fuentes y Valdéz-Medina (2013), hablan sobre el impacto 
de los hechos vitales negativos y positivos en los adolescentes, refiriendo que se 
reacciona más fuertemente utilizando mayores recursos emocionales, cognitivos y 
fisiológicos en respuesta a eventos negativos, y a pesar de producir una visión 
negativa de sí mismo y el mundo, traen consigo efectos positivos a nivel personal 
como crecimiento personal, aumento de sabiduría y/o conocimiento sobre sí 
mismo y los demás, aprecio de lo que se tiene, aprendizaje de las prioridades en 
la vida y crecimiento y desarrollo espiritual y con las personas en el entorno, 
puede cohesionar a la familia, comunidad, crea una mayor tolerancia y compasión 
para con los demás. Por su parte, los hechos positivos refuerzan aún más todos 
los efectos mencionados. 
 
Objetivos 
Objetivo general 
A partir de una revisión de la literatura científica, identificar cuáles son las 
variables que pueden favorecer el desarrollo de la resiliencia o el perfil resiliente 
en la infancia. 
 
Objetivos específicos 
A partir de una revisión de la literatura científica, identificar si la parentalidad es 
una variable favorecedora del perfil resiliente infantil. 
13 
 
Método 
Se realizó una investigación documental a través de la revisión en bases de datos 
de literatura científica tales como scielo, redalyc, revista psicoeducativa, revista 
anales de psicología, revista electrónica de psicología Iztacala, revista 
Complutence de educación, revista de psicología y salud, revista de intervención 
socioeducativa, que datan desde el año 2005 a la fecha, utilizando como 
descriptores de búsqueda, resiliencia, parentalidad, familia, resiliencia infantil, 
personalidad. 
Mediante la estrategia de búsqueda mencionada, se analizó el contenido de 28 
referencias haciendo uso de la información relacionada a los objetivos de la 
revisión temática. 
Crítica de la literatura científica 
Tal y como lo menciona Aya (2012), la resiliencia va construyéndose con las 
situaciones de la vida y las experiencias, extendiéndose no solo a nivel personal 
sino también al grupo familiar y las comunidades, por lo que la resiliencia se va 
adquiriendo en el proceso de desarrollo humano. 
 
Aya (2012), plantea la idea de agrupar los medios en los que se desenvuelve el 
individuo, a saber: 
Microsistemas: que incluyen al individuo y sus procesos identitarios. 
Microsistemas: grupo familiar. 
Mesosistemas(exosistemas y macrosistemas): comunidades, instituciones 
políticas, públicas, cultura, imaginarios colectivos, etc. 
Dichos medios al entrelazarse unos con otros, aportan a la construcción de la 
resiliencia individual. 
 
En el estudio de González-Arratia y Valdéz (2007), se intentó caracterizar a niños 
resilientes a través de posición de condiciones del lenguaje con las expresiones 
“Yo tengo”, “Yo soy”, Yo estoy” y “Yo puedo”, en 400 niños de ambos sexos de 6 
año de primaria de escuelas públicas y privadas de la ciudad de Toluca, de entre 
14 
 
11 y 13 años de edad. En este estudio se encontró que las niñas indican más 
características resilientes que los niños. 
 
Al respecto de la influencia de los estilos educativos paternos y maternos en la 
adolescencia y su relación escolar, Ortíz, Del Rey, Romera y Ortega (2015), 
refieren un estudio en donde en una muestra de 626 estudiantes de educación 
secundaria en la Provincia de Córdoba, en donde los datos arrojados sugieren 
que el estilo democrático supervisor, tanto en el padre como en la madre es que 
proporciona una mayor resiliencia y que hay una relación existente entre la 
coherencia en el estilo educativo de ambos progenitores. 
 
Por su parte González-Arratia y Valdéz (2012), relacionan el optimismo-pesimismo 
y la resiliencia en adolescentes de una Universidad Pública en la Ciudad de 
Toluca, Estado de México, aplicando el cuestionario de resiliencia a una muestra 
de 300 estudiantes hombres y mujeres de entre 15 y 17 años de edad, y 
elaborando una escala para comprobar la estructura bifactorial de optimismo-
pesimismo, arrojando como resultado que los participantes con clasificación 
resiliente presentan mayor optimismo y menor pesimismo respecto a los no 
resilientes. 
 
Más adelante, González-Arratia y Valdéz (2013), realizaron un estudio para 
evaluar resiliencia a una muestra de 607 participantes divididos en 4 grupos de 
edad: niños, adolescentes, adultos y jóvenes, hombres y mujeres de la ciudad de 
Toluca, para averiguar si la edad de dichas personas se relacionaba con la 
resiliencia; los resultados arrojaron que los niños y los adultos jóvenes posen en 
mayor medida factores protectores internos, y los adolescentes y los individuos de 
adultez media disponen más de factores protectores externos, resultados que se 
interpretan con diferencias en características resilientes con respecto a la edad. 
 
Las investigaciones anteriormente mencionadas nos dan cuenta de perfiles 
resilientes en condiciones normales, sin embargo, cuando el individuo experimenta 
15 
 
una serie de sucesos de vida adversos, tales como eventos traumáticos, 
pérdidas o enfermedad, es necesario que el individuo haga uso de la resiliencia 
para poder superarlas y continuar con un desarrollo óptimo. 
 
La resiliencia también implica una cierta adaptación ante situaciones de riesgo o 
estrés significativo. Dentro de las situaciones de estrés significativo se encuentran 
como por ejemplo, los problemas de tipo económico. 
 
Barcelata, Durán y Gómez (2012), describen los factores estresantes, realizando 
una valoración de los sucesos de vida estresantes en 638 hombres y mujeres, 
divididos en dos grupos de adolescentes de entre 13 y 18 años, de dos muestras 
de instituciones públicas educativas y de salud mental, en zonas marginadas de la 
Ciudad de México. Dichas investigadoras aplicaron una ficha socio-demográfica y 
el cuestionario sucesos de vida para adolescentes. Los resultados indicaron 
diferencias entre la muestra escolar y la clínica en las variables sociodemográficas 
y en la percepción de sucesos vitales; áreas como la familiar, problemas de 
conducta, personal y escolar muestran las puntuaciones más altas en ambos 
grupos. El grupo escolar mostro puntuaciones dentro del rango de normalidad y el 
grupo clínico presento valores marginales y fuera de la norma. Así, se sugiere, 
que independientemente de la edad, los adolescentes perciben de manera similar 
su entorno. 
 
Dado que la etapa de la adolescencia es de muchos cambios, es necesario 
promover o ajustar la resiliencia en cada uno de ellos, iniciando desde la infancia. 
 
Es posible que exista una relación entre la resiliencia y el autoconcepto o 
autoestima de los adolescentes, tal y como lo mencionan Rodríguez, Ramos, Ros 
y Fernández (2015), en su artículo de relaciones de la resiliencia con el 
autoconcepto y el apoyo social percibido en un grupo de adolescentes, a quienes 
se les aplico la escala de resiliencia de Connor y Davison, el cuestionario de 
autoconcepto dimensional, el cuestionario de apoyo social percibido de familia y 
16 
 
amigos y la escala de apoyo del profesorado. La importancia de este estudio es 
que se identificó el autoconcepto y el apoyo social como predictores de la 
resiliencia. De la misma forma, dichos resultados sugieren que hay una conexión 
directa de la resiliencia con el apoyo familiar, de amistades y profesorado. 
 
Es importante dirigir también nuestra atención a los individuos que se encuentran 
ya en un contexto de riesgo, como lo son los menores infractores y en situación de 
calle, con la finalidad de poder identificar qué factores de su personalidad son los 
que cuentan al vivir bajo estas circunstancias. En el estudio de González-Arratia, 
Valdéz-Medina, Van Barneveld y González (2012), se menciona que se trabajó 
con una muestra de adolescentes en situación de calle, realizando una 
comparación conotro grupo de adolescentes de una escuela de readaptación a 
menores infractores, de edades de entre 11 y 23 años, todos del sexo masculino. 
El estudio referido evidenció que los participantes con altas puntuaciones de 
resiliencia mostraron relaciones intrafamiliares más favorables y locus de control 
interno y que el grupo con baja resiliencia presento un índice menor de autoestima 
cuyos aspectos negativos en este caso son mayor inseguridad, devaluación, 
expectativas sociales. 
 
El uso de drogas es un problema social que no distingue clases sociales, ni 
género, ni edad ni demás factores, el camino hacia el consumo de estas, puede 
relacionarse con la autoestima, apoyo social, satisfacción personal y/o vida y por 
supuesto resiliencia. 
 
En la investigación de Gutiérrez y Romero (2014), se analizó la relación 
mencionada anteriormente en un grupo de adolescentes 1231 hombres y 1275 
mujeres, de entre los 14 y 18 años de edad, utilizando el modelo de ecuaciones 
estructurales para analizar los efectos de la autoestima, el apoyo social y la 
inteligencia emocional sobre la resiliencia y de esta, sobre la satisfacción con la 
vida y actitudes hacia el consumo de drogas, encontrando en los resultados los 
efectos positivos de lo anterior para evitar el consumo de drogas y resultando 
17 
 
negativos los efectos del apoyo escolar, las emociones propias y de otros sobre la 
resiliencia y de esta sobre la satisfacción con la vida, presión social y efecto de 
drogas. 
 
Otro problema social que afecta tanto a niños como adolescentes es el llamado 
bullying o acoso escolar; al respecto, se han planteado varios casos, soluciones y 
estrategias para terminar con el acoso escolar, tal y como podemos verlo en 
Mezadiego, Vega y Raboredo (2015), en donde se propone a la resiliencia como 
estrategia terapéutica antibullyng. El texto nos refiere a un taller impartido en un 
telebachillerato en una comunidad de Veracruz, a adolescentes de entre 15 y 17 
años. Los instrumentos utilizados fueron el cuestionario sobre intimidación y 
maltrato entre iguales y el inventario de resiliencia de Gaxiola y Romero (2011). En 
dicho taller se realizaron diversas actividades, como ejercicios de relación con 
música, sensibilización de sentidos hacia el ambiente, dinámicas de meditación 
sobre la autoestima de cada uno, sobre la familia, los amigos, atención de sus 
maestros, y se trabajaron conceptos de violencia escolar, agresión y maltrato, 
resultando positiva la intervención. 
 
Algunos autores consideran que la intensidad y la gravedad del riesgo son 
elementos a considerar para el desarrollo de la resiliencia, argumentando que 
situaciones de alto riesgo pueden ser indicadores de la obtención de un mejor 
resultado que el esperado en circunstancias no graves o incluso ante la ausencia 
de problemas (Luthar, 2006 en Silva 2012) y es comúnmente visto que las 
personas que se enfrentan a altos riesgos o adversidades desarrollan gran 
capacidad de resiliencia lo que les permite no sucumbir ante las situaciones 
adversas. 
 
Situaciones un tanto comunes como la violencia, ya sea en el medio externo y en 
el entorno familiar, son ejemplos en donde debe establecerse la práctica resiliente, 
que les permitirá a los individuos dejar estas malas experiencias en el pasado y 
continuar con el desarrollo de sus vidas, la intervención de profesionales es 
18 
 
determinante. Gamboa, Guerreo y Pérez (2015), nos informan al respecto sobre 
un caso de violencia infantil en donde después de conocer el entorno familiar del 
menor pudieron realizar una intervención adecuada que promoviera la resiliencia y 
la superación de las circunstancias difíciles por las que el niño atravesaba. 
 
Finalmente, existen otras situaciones de diferente causalidad, ajenas a nuestro 
control: los procesos que degeneran la salud. Las enfermedades físicas o 
mentales ponen a prueba a individuos, parejas y familias enteras y el resultado en 
muchas ocasiones, es un desarrollo de características resilientes. 
 
Al fomentar la capacidad de resiliencia en los enfermos, no solo se obtiene una 
herramienta a utilizar después de terminar el proceso, sino también un estímulo 
para continuar con la lucha de la enfermedad. Dicha capacidad también suele 
desarrollarse en personas del círculo cercano al enfermo. 
 
En el tema de lesiones traumáticas, como por ejemplo, en pacientes 
sobrevivientes de quemaduras, Quezada, González y Mecott (2014), refieren una 
investigación en pacientes pediátricos. Este tipo de lesiones son consideradas por 
los mencionados autores como una de las más traumáticas en los niños por las 
consecuencias que traen consigo y que van más allá de las repercusiones físicas. 
En este estudio evalúan a 57 niños, reportando al final de este estudio transversal 
un alto nivel de resiliencia, por lo que concluyen que experimentar un evento de 
esta magnitud, no necesariamente desencadena consecuencias negativas en el 
funcionamiento psicológico o comportamental no difiriendo significativamente el 
sexo, pero si condicionado a factores personales y ambientales. 
 
En otro orden de ideas y para corroborar la relación existente entre la resiliencia y 
la felicidad, se realizó un estudio en el cual participaron100 adolescentes de entre 
15 y 19 años de edad, utilizando como instrumentos el cuestionario de resiliencia 
para niños y adolescentes de González-Arriata (2011), la escala de hechos 
negativos-positivos de Corsini, que consta de 12 ítems y evalúa los hechos del 
19 
 
pasado reciente (6 meses en dicha investigación) y la escala de felicidad de 
Alarcón (2006), que consta de 27 ítems con 5 alternativas de respuesta, y de 
acuerdo con el autor se dividen en 5 niveles de felicidad, muy baja, baja, media, 
alta y muy alta felicidad según el puntaje obtenido. Los participantes completaron 
las tres escalas en una sesión en un tiempo de 45 minutos aproximadamente; 
sobre la base de resultados se encontró que en mayor medida los adolescentes 
presentaron un bajo nivel de resiliencia, lo que puede ser indicador de un déficit de 
la variable estudiada, considerándose que requieren mayores habilidades 
cognitivas interpersonales y emocionales para sobreponerse a alguna situación 
adversa. El 25% de la muestra total, fue calificado como de alta resiliencia, lo cual 
puede ser indicador que favorece a los individuos para desenvolverse en el ámbito 
social y relacionarse con estilos de afrontamiento directo, autoestima y locus de 
control interno. Los individuos que obtuvieron puntajes medios de resiliencia, no 
manifiestan tener una clara necesidad de aprender autocontrol, para lo cual se 
recomienda enriquecer sus vínculos sociales y enseñar habilidades para la vida. 
Se evidencia que los adolescentes resilientes presentan en mayor medida 
realización personal y satisfacción con la vida y el total de la felicidad, en 
comparación con los no resilientes. No se encontraron diferencias significativas 
con la variable sexo y si una relación significativa entre resiliencia y felicidad. Se 
constata así que los hechos negativos refuerzan las creencias negativas y con los 
hechos positivos se refuerza la idea de capacidad del individuo. 
 
Con respecto a la parentalidad, Sallés y Ger (2011), mencionan algunas 
necesidades que los padres deben cubrir, estas son: 
 Necesidades nutritivas, afecto cuidado y estimulación. Estas permitirán a 
los niños construir un vínculo seguro y a la par percibir el mundo familiar y 
social como un espacio seguro, que será la base para que el niño afronte 
los desafíos del crecimiento y adaptación de los cambios de su entorno. 
 Necesidades educativas. La educación de un niño depende en gran medida 
de los procesos relacionales, en especial el vínculo entre padres e hijos. Así 
mismo, cualquiera que sea el modelo educativo que el padre utilice, debe 
20 
 
constar básicamente de afecto, comunicación,apoyo en los procesos de 
desarrollo y madurez y apoyo al control emocional del niño. 
 Necesidades socializadoras. Se incluyen aquellas en las que los padres 
contribuyen al desarrollo y construcción de la personalidad del menor, estas 
son importantes, ya que como se mencionó con anterioridad, la autoestima 
es un componente del perfil resiliente. 
 Necesidades de protección. Dicha protección incluye tanto los contextos 
entornos, familiares y sociales, así como los derivados de su propio 
crecimiento y desarrollo. 
Todas las necesidades mencionadas, fomentan en el niño bienestar físico y 
emocional y le permiten desarrollar potencialidades que le permiten desenvolverse 
en ámbitos distintos al familiar. 
Propuesta de apoyo al desarrollo de la resiliencia infantil. 
Introducción 
Dado que una de las labores que tiene el Psicólogo es el fomento de salud 
emocional en la sociedad, considero que se debe comenzar por los niños y/o 
adolescentes. 
Para lograr que los niños y adolescentes crezcan en un entorno sano y adecuado, 
podemos fomentar que sus relaciones parentales mejoren, y en el caso de no 
tenerlas, promover su adquisición, con la finalidad de que por medio de estas 
relaciones efectivas, los niños crezcan con seguridad y confianza. 
Es oportuno que los padres tengan la conciencia de que como adultos ellos son 
los que deben ser la figura ejemplar para los niños, y hacerlos participes de las 
mejoras en sus prácticas parentales. 
En las escuelas Primarias públicas, existen programas denominados “Escuela 
para padres”, impartidos en su mayoría de veces por los Psicólogos de la 
institución, pertenecientes a USAER (Unidad de servicios de apoyo a la educación 
regular). 
21 
 
La USAER es una instancia técnico operativa de la Educación Especial, 
conformada por un Director, Maestros de Apoyo, Psicólogo, Maestra de 
Comunicación y Trabajadora Social. En el marco de la Educación Inclusiva, 
proporciona los apoyos técnicos, metodológicos y conceptuales que garanticen 
una atención de calidad a la población escolar y particularmente a aquellas 
alumnas y alumnos que enfrentan barreras para el aprendizaje y la participación, y 
que se encuentran en riesgo de exclusión: población con discapacidad o con 
capacidades y aptitudes sobresalientes, así como aquéllos que en los diferentes 
contextos, se les dificulta acceder o participar en las oportunidades de aprendizaje 
de los campos de formación. 
 La USAER se ubica en escuelas de educación regular. Brinda orientación, 
asesoría y acompañamiento, en corresponsabilidad, a docentes y directivos, 
además de asesoría a padres de familia. Los servicios de apoyo están orientados 
al desarrollo de escuelas y aulas inclusivas mediante el énfasis en la disminución 
o eliminación de las barreras para el aprendizaje y la participación que se generan 
en los contextos. La atención se ofrece dentro del horario de las escuelas 
regulares o de tiempo completo (SEP, 2015). 
Desarrollo 
Con base a lo revisado en la literatura y expuesto anteriormente, se propone 
realizar, como apoyo social, un taller enfocado al desarrollo de la resiliencia 
infantil, pidiendo autorización a la dirección del plantel escolar, con la finalidad de 
que los padres de familia adquieran estrategias personales, emocionales y 
educativas que les permitan implicarse de forma eficaz en la construcción de una 
dinámica de convivencia familiar positiva, desarrollado de esta forma, modelos 
parentales adecuados para los menores (Sallés & Ger, 2011). 
 
La finalidad es que estos talleres tengan una repercusión en el desarrollo y/o 
construcción de la resiliencia en los niños. El taller puede ser impartido en 
conjunto con personal de USAER, para conocer las necesidades de los padres de 
22 
 
familia, y alumnos con situaciones de diversa índole, para de esta forma, 
garantizar un óptimo resultado. 
Una vez dialogando con el personal directivo de la institución, se comenzara a 
promover entre los padres de familia el taller con la finalidad de que asista la 
mayoría de ellos. Puede ser conveniente impartir el taller por grados, debido a que 
como se mencionó con anterioridad, los intereses tanto de los padres como de los 
niños tienen variaciones, entre otras tantas, por la etapa del desarrollo del menor. 
Se propone la aplicación de instrumentos a los padres de familia y a los niños. Los 
instrumentos que pueden aplicarse son: prácticas parentales versión para padres, 
(Anexo 1), practicas parentales versión para hijos (Anexo 2) y el instrumento de 
resiliencia infantil por González-Arratia (2011), Anexo 3. 
Como medir la resiliencia 
En este apartado, haremos referencia al instrumento desarrollado para niños y 
adolescentes por González-Arratia (2011), dado que nuestro tema principal es la 
resiliencia, se dará una breve explicación del mismo. 
 Este instrumento es de autoinforme se organiza en tres categorías: yo tengo 
(apoyo), yo soy o estoy (desarrollo de fortaleza psíquica), yo puedo (adquisición 
de habilidades interpersonales) lo que es traducido en factores protectores 
internos, factores protectores externos y empatía; consta de 32 reactivos, de 
opciones de respuesta tipo Likert de 5 puntos, en donde el valor 1 indica “nunca” y 
el 5 “siempre”. Es un instrumento de aplicación individual o colectiva, sin límite 
definido de tiempo, pero con un promedio de 20 a 30 minutos; incluye las 
habilidades, actitudes y atributos clave que se encuentran en las personas 
resilientes, para identificar así las áreas que necesitan se reforzadas. Se sugiere 
que sea aplicado a la par un cuestionario abierto de resiliencia de 10 preguntas de 
respuesta libre, para tener una visión más amplia. La calificación del instrumento 
está dada por la suma del puntaje total, en donde los valores altos indican mayor 
resiliencia, debido a que presentan el mayor puntaje en los tres factores que 
integran el instrumento y que indican que poseen habilidades, así como 
comportamiento altruista y prosocial, componentes principales de resiliencia. Este 
23 
 
instrumento puede ser utilizado en niños a partir de los 7 años y hasta los 15 
(González-Arratia, 2011). 
Discusión y conclusiones 
 
El lograr superar cualquier tipo de situaciones adversas para continuar con 
nuestras vidas, es algo fundamental. Por más difícil que haya sido la experiencia, 
para continuar con nuestro desarrollo óptimo, es necesario reestablecer la 
estabilidad emocional. 
Para ello, el trabajo del psicólogo es de suma importancia, debido a que, 
desgraciadamente, no siempre se cuenta con una consciencia en casa acerca de 
la importancia del fomento del perfil resiliente, y dado que el término “resiliencia” 
es relativamente nuevo, para algunas personas que no están familiarizadas con el 
quehacer psicológico, es totalmente desconocido. 
Como algunas otras características en los seres humanos tales como el hablar, 
jugar, la adquisición de hábitos de limpieza, por dar algunos ejemplos, si el perfil 
resiliente se fomentara en la infancia con la misma naturalidad, les permitiría a los 
niños superar cualquier circunstancia desde la más simple hasta la más compleja 
a muy corta edad, sin mencionar que podemos pensar en prevenir efectos 
negativos de situaciones no resueltas, que desembocarían en problemas físicos, 
emocionales e incluso situaciones que deriven en alcoholismo, drogadicción y 
delincuencia. 
Dado, que el uso de drogas es un problema social que no distingue clases 
sociales, género, edad, el camino hacia el consumo de estas, puede relacionarse 
con la autoestima, apoyo social, satisfacción personal y/o vida y resiliencia, tal y 
como se menciona en la investigación de Gutiérrez y Romero (2014), en donde se 
analizaron los efectos de la autoestima, el apoyo social y la inteligencia emocional 
sobre la resiliencia y de esta, sobre la satisfacción con la vida y actitudes hacia el 
consumo de drogas, encontrandoen los resultados, los efectos positivos de lo 
anterior para evitar el consumo de drogas. 
24 
 
El locus de control expuesto por González-Arratia (2011), referido a las ideas que 
el individuo tiene sobre controlar o no los eventos que suceden en su vida, puede 
ser determinante en el desarrollo del perfil resiliente, ya que de este modo 
creamos conciencia que somos nosotros mismos los que tenemos la capacidad de 
modificar cualquier situación, primero a nivel personal y después en consecuencia, 
generar cambios a nuestro alrededor. 
Volviendo al tema de parentalidad retomando una vez más a González-Arratia 
(2011), la familia y vínculo parental, en conjunto con los cuidados y supervisión 
que recibe a lo largo de su desarrollo, le brinda al niño afecto, seguridad y 
protección, lo que facilita notablemente el desarrollo de la socialización y 
autoestima, por lo que resulta ser un importante factor para la resiliencia individual. 
 
Sin embargo, existen diversos factores, que como ya mencionamos afecta todo 
aquello que favorece la seguridad y protección del menor y que al mismo tiempo, 
desvían la atención de los padres, entre los cuales se encuentran las dificultades 
económicas, la misma educación que los padres recibieron de pequeños, los 
problemas de pareja y relaciones familiares, las relaciones laborales, y todos 
aquellos que de un modo u otro, puedan ser un conflicto para los padres, por lo 
que es necesario que ellos tengan la capacidad de identificar cual es el problema 
que repercute en su relación parental, para trabajar en su mejora. 
 
Respecto al ámbito económico, Barcelata Eguiarte, Durán Patiño y Gómez 
Maqueo (2012), refieren que “La resiliencia implica adaptación ante situaciones de 
riesgo o estrés significativo. Las presiones económicas se consideran un riesgo 
por su asociación con sucesos de vida estresantes. Un suceso de vida, es un 
acontecimiento que tiene potencial de producir estrés, por lo que su valoración es 
un factor básico en los procesos adaptativos”. Tomando en cuenta lo anterior, se 
puede afirmar que las situaciones que tienen que ver con la economía también 
pueden repercutir en el desarrollo de una parentalidad positiva. 
 
25 
 
Dadas las condiciones actuales en la composición familiar, y que en muchas de 
las ocasiones ambos padres tienen que salir a trabajar, los estándares que en el 
pasado existían sobre el roll de cada uno de los miembros de la familia han 
cambiado notablemente, de forma tal que se ha vuelto más complicado el 
acompañamiento de los menores en su proceso de su desarrollo, de ahí la 
importancia de apoyar y orientar a los padres de familia en sus funciones 
parentales, a fin de que la intervención no sea únicamente para reparación de un 
daño, sino más bien que sea preventiva y a la vez promueva los factores 
favorecedores de resiliencia. 
 
Otra situación que puede dificultar el ejercicio de la parentalidad es la 
monoparentalidad, teniendo como causas principales, como menciona Quisbert- 
Gómez (2014), el divorcio de los padres o el abandono del hogar de uno de ellos, 
el fallecimiento de uno de los progenitores o la migración por motivos laborales, y 
la situación de madre o padre soltero por otras circunstancias distintas. De este 
modo, se agudizan las complicaciones de la práctica parental efectiva, al ser una 
sola persona quien se encarga de los cuidados, afectos y proveer lo 
económicamente necesario al menor, es posible que no se preste la debida 
atención emocional al niño al tener que cubrir otro tipo de necesidades. Por su 
parte, el menor tiene que afrontar y/o asumir junto con la madre o padre presente 
responsabilidades adicionales a las propias de un niño. 
Estos problemas pueden presentarse también al haber una disparidad de 
opiniones entre padres que comparten la educación del infante, ya que no tienen 
una misma manera de ejercer la parentalidad. 
 
Por otro lado, también es importante mencionar que no siempre es la forma de 
vida la que no permite un desarrollo óptimo de la parentalidad, en ocasiones lo es 
también la falta de recursos tanto personales como sociales y la falta de 
conocimientos sobre los temas adecuados por parte de los padres. Lo anterior nos 
lleva al tema del maltrato infantil, en donde las acciones parentales negativas se 
26 
 
encuentran por encima de las acciones parentales positivas y detienen o fomentan 
un retroceso en el desarrollo psicosocial infantil. 
 
Las situaciones complicadas que día a día la mayoría de nosotros vive, nos da 
pauta para tratar de comprender que los recursos económicos, nivel de estudios, 
situación familiar, limitaciones físicas e incluso mentales y todos aquellos que 
parezcan ser factores condicionantes, no lo son completamente. Depende de los 
recursos emocionales de los que dispongamos y de cómo cada uno de nosotros 
maneje dichas circunstancias, el que resultemos favorecidos o no de ellas. 
 
Es necesario que como padres seamos empáticos a los sentimientos de los hijos, 
tratar de comprender cada una de las etapas por las que el niño atraviesa, vivimos 
en una época de cambios y la forma en la que nuestros padres ejercieron su 
parentalidad ya no es la misma que la utilizada hoy día. En un mundo donde la 
violencia cada vez se hace más visible e innegable, lo único que nos queda es 
forjar en nuestros hijos una mente sana, prepararlos para cualquier situación que 
tengan que enfrentar, fortalecer sus vínculos afectivos, y sobre todo promover y 
desarrollar la resilencia en ellos. 
 
El presente trabajo pretende proporcionar una revisión de la literatura científica de 
como la parentalidad puede ser favorecedora del perfil resiliente en niños y a su 
vez proponer una forma de apoyar a los padres a la construcción y desarrollo de la 
resiliencia, mediante una propuesta conformada por la impartición de talleres en 
escuelas primarias públicas. 
 
Sin embargo, se reconocen las limitantes y se considera que este tipo de talleres 
podrían ser parte de la educación integral de los alumnos, con carácter obligatorio 
para que en su mayoría, los padres asistan y se pueda crear una conciencia de la 
importancia del tema. 
 
 
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31 
 
 
Anexos 
Anexo 1. 
Cuestionario Breve de Prácticas Parentales (versión para padres) 
 
Marque la opción que se adecue a su situación: 
 
1. Nunca 
2. Pocas veces 
3. Algunas veces 
4. Muchas veces 
5. Siempre 
 
EP1. Motivo a mi hijo(a) a hablar de sus problemas 1 2 3 4 5 
 
EP2. Disciplino a mi hijo(a) por medio del castigo más que usando la razón 
 1 2 3 4 5 
 
EP5. Felicito a mi hijo(a) cuando se porta bien 1 2 3 4 5 
 
EP9. Muestro comprensión (empatía) cuando mi hijo(a) se encuentra herido(a) o 
frustrado(a) 1 2 3 4 5 
 
EP10. Castigo a mi hijo(a) quitándole privilegios con poca o ninguna explicación 
1 2 3 4 5 
 
EP12. Brindo confianza y entendimiento cuando mi hijo(a) se encuentra triste 
 1 2 3 4 5 
 
EP13. Grito y rezongo cuando mi hijo(a) se porta mal 1 2 3 4 5 
 
EP17. Ofendo y crítico para que mi hijo(a) mejore 1 2 3 4 5 
 
EP19. Jalo con fuerza a mi hijo(a) cuando es desobediente 1 2 3 4 5 
 
EP21. Estoy atenta(o) a los deseos y necesidades de mi hijo(a) 1 2 3 4 5 
 
EP23. Discuto con mi hijo(a) 1 2 3 4 5 
 
EP25. Explico a mi hijo(a) las razones de las reglas que deben ser obedecidas 
 1 2 3 4 5 
 
EP26. Me preocupo más de mis sentimientos que de los sentimientos de mis 
hijo(a) s 1 2 3 4 5 
32 
 
 
EP27. Le digo a mi hijo(a) que aprecio sus logros o sus intentos de lograr algo 
 1 2 3 4 5 
 
EP29. Ayudo a mi hijo(a) a entender el impacto de la conducta motivándolo(a) a 
que hable acerca de las consecuencias de sus propias acciones 
1 2 3 4 5 
 
EP32. Exploto en enojo con mi hijo(a) 1 2 3 4 5 
EP33. Me doy cuenta de los problemas y preocupaciones que tiene mi hijo(a) en la 
escuela 1 2 3 4 5 
 
EP35. Le expreso afecto a mi hijo(a) con abrazos o besos (o al cargarlo) 1 2 3 4 5 
 
EP37. Empleo el castigo físico como una manera de disciplinar a mi hijo(a) 
 1 2 3 4 5 
 
EP42. Hablo y razono con mi hijo(a) cuando se porta mal 1 2 3 4 5 
 
EP43. Doy una cachetada a mi hijo(a) cuando se porta mal 1 2 3 4 5 
 
EP48. Animo a mi hijo(a) a que libremente exprese lo que siente cuando no está 
de acuerdo conmigo 1 2 3 4 5 
 
EP50. Ofendo y critico a mi hijo(a) cuando no hace bien lo que tiene que hacer 
 1 2 3 4 5 
 
EP51. Respeto las opiniones de mi hijo(a) al ayudarle a que las exprese 1 2 3 4 5 
 
EP53. Le explico a mi hijo(a) cómo me siento con su buena o mala conducta 
 1 2 3 4 5 
 
EP54. Amenazo a mi hijo(a) con castigarlo(a) con poca o ninguna justificación 
 1 2 3 4 5 
 
EP56. Cuando mi hijo(a) me pregunta por qué tiene que hacer algo, le contesto 
que porque yo lo digo o porque soy su mamá (o papá) o porque así lo quiero 
1 2 3 4 5 
 
EP59. Exijo (demando) a mi hijo(a) que haga las cosas 1 2 3 4 5 
 
EP61. Jalo (o jaloneo) a mi hijo(a) cuando es desobediente 1 2 3 4 5 
 
EP62. Explico a mi hijo(a) las razones de las reglas (de la casa) 1 2 3 4 5 
 
33 
 
 
Anexo 2. 
Cuestionario Breve de Prácticas Parentales (versión para hijos) 
Marca la opción que mejor se adecue a tu situación: 
 
1. Nunca 
2. Pocas veces 
3. Algunas veces 
4. Muchas veces 
5. Siempre 
 
EP1. Mis padres me motivan a hablar con ellos de mis problemas 1 2 3 4 5 
 
EP2. Mis padres me disciplinan por medio del castigo más que usando la razón 1 
2 3 4 5 
 
EP5. Mis padres me felicitan cuando me porto bien 1 2 3 4 5 
 
EP9. Mis padres muestran comprensión (empatía) cuando me encuentro herido(a) 
o frustrado(a) 1 2 3 4 5 
 
EP10. Mis padres me castigan quitándome privilegios con poca o ninguna 
explicación 1 2 3 4 5 
 
EP12. Mis padres me brindan confianza y entendimiento cuando me encuentro 
triste 1 2 3 4 5 
 
EP13. Mis padres me gritan o rezongan cuando me porto mal 1 2 3 4 5 
 
EP17. Mis padres me ofenden y critican para que mejore 1 2 3 4 5 
 
EP19. Mis padres me jalan (o jalonean) con fuerza cuando soy desobediente 
 1 2 3 4 5 
EP21. Mis padres están atentos a mis deseos y necesidades 1 2 3 4 5 
 
EP23. Mis padres discuten conmigo 1 2 3 4 5 
 
EP25. Mis padres me explican las razones de las reglas que deben ser 
obedecidas 
 1 2 3 4 5 
 
EP26. Mis padres se preocupan más de sus sentimientos que de los míos 
1 2 3 4 5 
 
EP27. Mis padres me dicen que aprecian mis logros o intentos de lograr algo 
34 
 
 1 2 3 4 5 
 
EP29. Mis padres me motivan a que hable acerca de las consecuencias de mis 
propias acciones 
 1 2 3 4 5 
 
EP32. Mis padres explotan en enojo conmigo 1 2 3 4 5 
 
EP33. Mis padres se dan cuenta de mis problemas y preocupaciones de la 
escuela (o trabajo) 1 2 3 4 5 
 
EP35. Mis padres me expresan afecto con abrazos o besos 1 2 3 4 5 
 
EP37. Mis padres emplean el castigo físico como una manera de disciplinarme 
 1 2 3 4 5 
 
EP42. Mis padres hablan y razonan conmigo cuando me porto mal 
 1 2 3 4 5 
 
EP43. Mis padres me dan una cachetada cuando me porto mal 1 2 3 4 5 
 
EP48. Mis padres me animan a que libremente exprese lo que siento cuando no 
estoy de acuerdo con ellos 1 2 3 4 5 
 
EP50. Mis padres me ofenden y critican cuando no hago bien lo que tengo que 
hacer 1 2 3 4 5 
EP51. Mis padres respetan mis opiniones ayudándome a que las exprese 
1 2 3 4 5 
 
EP53. Mis padres me explican cómo se sienten con mi buena o mala conducta 
 1 2 3 4 5 
 
EP54. Mis padres me amenazan con castigarme con poca o ninguna justificación 
1 2 3 4 5 
EP56. Cuando pregunto a mis padres por qué tengo que hacer algo, me contestan 
que porque ellos lo dicen o porque es mi mamá (o papá) o porque así lo quieren 
1 2 3 4 5 
 
EP59. Mis padres me exigen que haga las cosas 1 2 3 4 5 
 
EP61. Mis padres me jalan (jalonean) cuando soy desobediente 1 2 3 4 5 
 
EP62. Mis padres me explican las razones de las reglas (de la casa) 1 2 3 4 5 
 
35 
 
 
 
 
 
Anexo 3 
Cuestionario de resiliencia 
(González Arratia, 2011) 
 
Pregunta 
 
Siempre La mayoría 
de veces Indeciso Algunas veces Nunca 
1. Yo soy feliz 
cuando hago algo 
bueno para los 
demás. 
 
2. Yo soy 
respetuoso de mí 
mismo y 
de los demás 
 
3. Soy agradable 
con mis familiares. 
4. Soy capaz de 
hacer lo que 
quiero. 
5. Confío en mí 
mismo. 
 
 
6. Soy inteligente. 
7. Yo soy 
acomedido y 
cooperador. 
 
8. Soy amable. 
9. Soy compartido. 
10. Yo tengo 
personas que me 
quieren 
incondicionalmente 
 
11. Conmigo hay 
personas que 
quieren 
que aprenda a 
desenvolverme 
solo. 
 
36 
 
12. Hay personas 
que me ayudan 
cuando estoy 
enfermo o en 
peligro. 
 
13. Cerca de mí 
hay amigos en 
quien 
confiar. 
 
 
14. Tengo 
personas que me 
quieren 
a pesar de lo que 
sea o haga. 
 
 
15. Tengo deseos 
de triunfar. 
 
 
16. Tengo metas a 
futuro. 
17. Estoy 
dispuesto a 
responsabilizarme 
de mis actos. 
 
18. Estoy siempre 
pensando la forma 
de solucionar mis 
problemas. 
 
 
19. Estoy siempre 
tratando de ayudar 
a los demás. 
 
20. Soy firme en 
mis decisiones. 
 
21. Me siento 
preparado para 
resolver 
mis problemas. 
 
 
22. Comúnmente 
pienso en ayudar a 
los demás. 
 
23. Enfrento mis 
problemas con 
serenidad. 
 
 
24. Yo puedo 
controlar mi vida. 
 
37 
 
 
25. Puedo buscar 
la manera de 
resolver 
mis problemas. 
 
 
26. Puedo 
imaginar las 
consecuencias 
de mis actos. 
 
 
27. Puedo 
reconocer lo bueno 
y lo 
malo para mi vida. 
 
 
28. Puedo 
reconocer mis 
cualidades 
y defectos.29. Puedo cambiar 
cuando me 
equivoco. 
 
 
30. Puedo 
aprender de mis 
errores. 
 
 
31. Tengo 
esperanza en el 
futuro. 
 
32. Tengo Fe en 
que las cosas van 
a mejorar. 
 
 
 
 
 
 
 
 
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	Antecedentes Personalidad y sus Variables
	Planteamiento del problema
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	Discusión y Conclusiones
	Referencias
	Anexos

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