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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE PSICOLOGÍA FACTORES PSICOLÓGICOS, PSICOSOCIALES Y SOCIOCULTURALES EN EL DESARROLLO DEL SOBREPESO Y LA OBESIDAD COMO PROBLEMAS DE SALUD PÚBLICA EN MÉXICO T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: LICENCIADO EN PSICOLOGÍA P R E S E N T A : IVONNE LIZBETH VIZCARRA ZAMORA DIRECTORA DE TESIS: DRA. GILDA GÓMEZ-PERESMITRÉ MEXICO, D.F. 2010 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A nuestra Universidad, Facultad de Psicología Maestros y compañeros AGRADECIMIENTOS A mis padres: Martha y Rafael Quienes me han brindado su apoyo incondicional y amor en todos los momentos de mi vida y a quienes ni siquiera necesito decir palabra alguna para sentir que estarán allí cada vez que lo necesite. Gracias por su cariño, su comprensión y enseñanzas. A mis hermanos: Karina y Rafael Quienes han sido mis mejores compañeros en la vida. Gracias por estar a mi lado en este momento. A Jesús: Quien ha sido mi fortaleza y mi luz para guiarme durante esta experiencia. Gracias por tu amor. A mis amigas: Quienes siempre han estado dispuestas a escucharme. Gracias por su amistad. A mi asesora de tesis: Gilda Quien me ha dado un gran ejemplo de vocación, tan útil para mi trabajo. Gracias por su atención, aceptación y tiempo. Índice Introducción…………………………………………………………………………….6 I. Generalidades 1.1 Breve historia de la obesidad………………………………………..9 1.2 Definición de sobrepeso y obesidad……………………………....11 1.3 Medidas antropométricas como índices del sobrepeso y obesidad…………………………………………………………………..12 1.4 Clasificación de la obesidad………………………………………..17 1.5 Consecuencias físicas de la obesidad…………………………….19 1.6 Epidemiología de la obesidad en el mundo………………………20 Prevalencia de obesidad en adultos…………………………….…20 Prevalencia de obesidad en niños y adolescentes……………….23 1.7 Obesidad Infantil……………………………………………………..25 1.8 Obesidad en la adolescencia……………………………………….27 II. Salud Pública en México 2.1 Proceso salud-enfermedad…………………………………………30 2.2 Derecho constitucional de Protección a la Salud………………...33 2.3 Medicina preventiva y Promoción de la salud…………………….34 2.4 Definición de salud pública…………………………………………38 2.5 Funciones de la salud pública……………………………………...39 2.6 Historia de la salud pública en México…………………………….41 2.7 Desventajas de la atención a la salud en México………………..44 Gasto en salud en el país……………………………………………44 Recursos Humanos…………………………………………………..45 Acceso a los servicios de salud…………………………………….46 III. Factores en el desarrollo del sobrepeso y la obesidad como problemas de salud pública en México 3.1 Factores biológicos………………………………………………….47 3.1.1 Genéticos…………………………………………………………..47 3.1.2 Bajo peso al nacer ………………………………………………..50 3.1.3 Elevado peso al nacer…………………………………………….51 3.1.4 Lactancia……………………………………………………………51 3.2 Factores psicológicos……………………………………………….52 3.2.1 Principales teorías psicológicas sobre el origen de la obesidad…………………………………………………………………..52 3.2.2 Personalidad……………………………………………………….54 3.2.3 Emociones…………………………………………………….……56 3.2.4 Comportamiento alimentario……………………………………..57 3.2.5 Autoestima e Imagen corporal…………………………………...59 3.2.6 Psicopatología……………………………………………………..61 Depresión……………………………………………………………...62 Abuso de sustancias…………………………………………………63 Trastornos de la conducta alimentaria……………………………..64 Trastorno por atracón……………………………………………65 Bulimia……………………………………………………………..68 Anorexia…………………………………………………………...68 Síndrome del comedor nocturno………………………………..68 3.3 Factores sociales…………………………………………………….69 3.3.1 Familia………………………………………………………………70 3.3.2 Estilos de vida poco saludables y malos hábitos de alimentación……………………………………………………………....72 3.3.3 Sedentarismo……………………………………………………....75 3.3.4 Obesidad y televisión……………………………………………..76 3.3.5 Factores socioeconómicos……………………………………….77 3.4 Factores culturales…………………………………………………..80 IV. Sobrepeso y obesidad como problemas de salud pública en México 4.1 El sobrepeso y la obesidad como problemas de salud pública en México……………………………………………………………………..83 4.2 La acción del gobierno mexicano ante la problemática…………83 4.2.1 Programa Nacional de Salud 2007-2012……………………….85 4.2.2 Ley General de Salud……………………………………………..88 4.2.3 Normas Oficiales Mexicanas……………………………………..90 4.3 Principales instituciones para el apoyo a la salud pública en México y sus acciones contra la problemática………………………..92 4.3.1 Secretaria de Salud (SS)…………………………………………92 4.3.2 Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)…………………..94 4.3.3 Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE)……………………………………………………..98 4.3.4 Facultad de Psicología (UNAM) ……………………………...100 4.4 Atención privada del sobrepeso y la obesidad en México……..105 4.5 Acciones recomendadas para combatir el sobrepeso y la obesidad y promover la salud de la población en México………….107 Etapa de Prevención Universal……………………………………108 Etapa de Prevención Selectiva……………………………………110 Etapa de Prevención Indicada…………………………………….113 Conclusiones……………………………………………………………115 Referencias……………………………………………………………...119 6 INTRODUCCIÓN La obesidad es una enfermedad que adquiere relevancia social por los riesgos que implica en la salud, declarada por la Organización Mundial de la Salud como epidemia desde 1998 y con un costo al sistema de salud mexicano de 42 mil millones de pesos al año. De aquí que sea importante conocer y comprender su desarrollo histórico como enfermedad que ha acaparado la atención de las autoridades de salud, no sólo en México sino a nivel mundial, porque implica conocer su identidad y su formación como un problema de salud pública. En México la prevalencia de obesidad y sobrepeso ha ido en aumento de manera acelerada, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (2006) siete de cada diez mexicanos los padecen, siendo las mujeres las que tienen la mayor prevalencia de obesidad mientras que los hombres tienen la mayor prevalencia de sobrepeso. Así mismo la obesidad infantil va en ascenso en el país, dentro de los escolares el 25% tiene algún grado de sobrepeso u obesidad, siendo de gran importancia por las consecuencias a nivel emocional que trae consigo (Shama-Levy, Villalpando-Hernández & Rivera-Dommarco, 2007). El Programa Nacional de Salud 2007-2012 refiere que entre los riesgos de salud que pueden desarrollarse potencialmente a consecuencia de la obesidad están la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, las cuales son hoy en día, las dos primeras causas de mortalidad en el país. La obesidad responde a una etiología multifactorial, es una combinación de factoresbiológicos, psicológicos, sociales y culturales. En nuestro país, como en muchos otros, el bombardeo publicitario en conjunción con la insuficiencia salarial, han provocado que amplios sectores de la población, sobre todo de los estratos sociales más bajos, sustituyan el consumo de alimentos básicos por la comida chatarra, que en muchos casos constituye su principal fuente de ingesta diaria de calorías. Paradójicamente, el exceso de aporte calórico de los carbohidratos y azúcares refinados representa también una forma de 7 desnutrición que afecta a las comunidades más pobres, en donde la penetración de la comida chatarra ha generado una caída en el consumo de alimentos tradicionales (Obesidad y salud pública, 2008). Por otro lado, la industrialización y el desarrollo de la tecnología han colmado de comodidades los estilos de vida, sin embargo también han traído consecuencias negativas como el mayor sedentarismo o las comidas procesadas con gran cantidad de hidratos de carbono y grasas, sin que hasta el momento se haya creado alguna legislación en el país que regule su venta y distribución, principalmente en las escuelas, debido a intereses económicos y políticos. La creación de una cultura contemporánea con estereotipos de belleza inalcanzables, en la que la restricción y el autocontrol parecen ser valores importantes de una ideología proveniente de occidente, explican la discriminación que sufre el obeso así como las actitudes negativas a las que se ven expuestos sobre todo en etapas susceptibles como lo es la niñez. Esta situación puede provocar problemas relacionados con la imagen corporal y una baja autoestima que afectan sus relaciones interpersonales y aumentan sus emociones negativas que intentan manejar a su vez con la ingesta. A pesar de ello aún no se ha encontrado una tipología de personalidad en los obesos ni tampoco mayores problemas psicológicos que en el resto de la población, sólo en dos poblaciones bien definidas, los comedores compulsivos y los individuos con obesidad mórbida. Debido a la importancia de este problema en el país y la creciente necesidad de combatirlo se decidió realizar una investigación documental analizando e identificando los factores psicológicos, psicosociales y socioculturales que han tenido el mayor impacto, para el desarrollo del sobrepeso y la obesidad como problemas de salud en el país con el propósito de contribuir al desarrollo de mejores estrategias de prevención. 8 En el primer capítulo se revisan aspectos generales relacionados con la obesidad como lo son su historia, su definición, clasificación, consecuencias y su prevalencia tanto a nivel mundial como nacional. El segundo capítulo se encuentra dedicado a la Salud Pública en México incluyendo la legislación del derecho a la protección a la salud en el país, intentando enfatizar la importancia de la prevención debido a las desventajas en la atención a la salud en nuestro país. En el tercero se analizan los factores tanto biológicos, psicológicos, sociales y culturales que inciden en el desarrollo del sobrepeso y la obesidad como problemas de salud pública en México. En el cuarto y último capítulo se examinan las acciones del gobierno mexicano para combatir la problemática a través de sus principales instituciones. Se finaliza haciendo una serie de recomendaciones a nivel preventivo para disminuir la prevalencia de sobrepeso y obesidad en el país. 9 I. GENERALIDADES 1.1 Breve historia de la obesidad A través del tiempo la concepción de obesidad ha cambiado considerablemente. El obeso en el pasado estaba relacionado con salud, fuerza y fertilidad, como lo muestran las representaciones artísticas desde la prehistoria. Un ejemplo es la Venus de Willendorf, una escultura con una edad aproximada de 25 mil años en la cual se observa una silueta femenina marcadamente redonda simbolizando la fertilidad. Mientras que para los griegos implicaba riesgos para la salud. Hipócrates escribió en sus textos que la muerte súbita es más común en gordos que en delgados y consideró a la obesidad como causa de infertilidad en mujeres, aparte de reducir la frecuencia de sus menstruaciones. Sugirió para su tratamiento el trabajo intenso antes de cada comida acompañándose de vino diluido, así como comer solo una vez al día (Sánchez-Castillo, et al., 2002). En la antigua Roma, Galeno pensaba que la obesidad se generaba por desobediencia a las leyes de la naturaleza y la clasificó en dos tipos: moderada e inmoderada. La primera era catalogaba como natural y la segunda como mórbida. Durante la Edad Media, la religión cristiana influyó poderosamente en las actitudes hacia la comida y el peso corporal. La obesidad era un regalo de Dios, por que era poco frecuente dada la escasez de comida y lo común de las plagas, pero la gula era considerada un pecado capital (Sánchez-Castillo, et al., 2002). Los placeres del buen comer con la consecuente obesidad eran privilegio solo de las clases sociales altas, como los reyes, cardenales y papas (Martínez, 2005). En el México prehispánico, en numerosos pueblos el adelgazar significaba peligro e inclusive enfermedad terrible (Sánchez-Castillo, et al., 2002). En la cultura Olmeca hay algunos ejemplos de estatuas de mujeres gordas con vientre abultado, piernas y muslos gruesos símbolo de fertilidad (Álvarez, 2004). De acuerdo con testimonios de los cronistas de la época, a Moctezuma se le enviaban más de 400 platillos diferentes para que seleccionara los de su 10 gusto durante las fiestas, donde no sólo se preparaban los platillos más ricos y elaborados sino que se comía en abundancia. Con la llegada de los españoles se fue generando una serie de cambios en la alimentación creando así una gastronomía producto del mestizaje (Sánchez-Castillo, et al., 2002). Los modelos de belleza desde el Renacimiento hasta el siglo XVIII, reproducían en mucho los estereotipos griegos que serían actualmente clasificados como obesos con el actual ideal de extrema delgadez. Las mujeres que pintó Rubens en el siglo XVI y XVII, por ejemplo en su obra las tres gracias, hace un homenaje a carnes rosadas y exuberantes. Las figuras femeninas de Boticcelli, Leonardo, Rafael, Rembrand y otros fueron delgadas pero con busto y caderas abultadas y en Botero está la representación del mundo actual con modelos obesos (Álvarez, 2004). A partir del siglo XIX con el desarrollo tecnológico y su afán de satisfacer la demanda alimentaria, tanto en calidad, facilidad de transporte y rapidez de preparación aparecieron productos con alto contenido de grasas y glúcidos identificados por su exquisito sabor y abuso de compuestos aditivos que crean concentraciones de nutrientes de manera desproporcionada al metabolismo humano y que se van acumulando en forma de grasa. Las sociedades modernas, urbanas en su mayoría, convergen hacia el consumo de dietas con este tipo de productos en asociación con un estilo de vida cada vez más sedentario (Martínez, 2005). La inactividad asociada con dietas mal balanceadas con alto contenido calórico se relaciona con condiciones crónicas del adulto, entre las más relevantes son las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y algunos tipos de cáncer que aparecen a edades cada vez más tempranas (Martínez, 2005). En la cultura contemporánea, la salud asociada al culto por el cuerpo se apodera de todos los medios de comunicación. Los expertos haciendo uso de su conocimiento lo disponen al servicio del bienestar colectivo, y lo que al principio eran advertencias o conjeturas, en la actualidad adquiere el rango de justificación objetiva, desde el momento en que la obesidad es delatora de una 11 futura morbilidad, de ahí que se desprenda la necesidad de una terapéutica seguray eficaz (Massa, 1999). 1.2 Definición de sobrepeso y obesidad Aunque los términos de sobrepeso y obesidad puedan sonar similares, representan técnicamente dos cosas diferentes. El sobrepeso es definido como cualquier exceso en el peso corporal que puede ser debido a un exceso de grasa, una estructura ósea gruesa o a un desarrollo del tejido muscular producido por la práctica prolongada de una actividad física. Por lo que una persona puede tener sobrepeso sin ser obesa. Sin embargo cuando el sobrepeso es debido a un exceso de grasa se utiliza el término de obesidad (Jones, Shainberg & Curtis, 1995). En la Norma Oficial Mexicana para el manejo integral de la obesidad (2000), ésta se define como una enfermedad crónica y al sobrepeso como su estado premórbido. La obesidad es descrita como el almacenamiento excesivo de tejido adiposo en el organismo, acompañada de alteraciones metabólicas que predisponen a la presentación de trastornos que deterioran el estado de salud, asociada en la mayoría de los casos a patología endocrina, cardiovascular y ortopédica. Gómez-Peresmitré (1993b) define a la obesidad como un exceso de grasa corporal, es decir que su masa total de tejido adiposo crece desproporcionadamente en relación con otros tejidos del cuerpo. En la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (2006) la obesidad se describe como el resultado de un desequilibrio entre la ingestión y el gasto energético. Este desequilibrio es frecuentemente consecuencia de la ingestión de dietas con alta densidad energética y bajas en fibra, que se combina con una escasa actividad física asociada a la urbanización, al crecimiento económico, a los cambios en la tecnología para la producción de bienes y servicios, y a los estilos de vida poco saludables. 12 Para la Fundación Mexicana para la Salud (2002) la obesidad es una entidad patológica crónica y recidivante, que se caracteriza por una proporción excesiva de grasa corporal y que se relaciona con importantes riesgos para la salud. Dado que el grado de adiposidad es un continuo, la definición de obesidad puede resultar arbitraria. Por ello, la determinación de exceso no es fácil de establecer e involucra el punto en el cual se incrementan los riesgos para la salud. Por lo que las definiciones operativas de sobrepeso y obesidad se han ido modificando con el tiempo hasta llegar a estándares que establezcan puntos de corte o índices que se asocien con una mayor morbilidad o mortalidad. Por dicha razón la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1995 sugirió el uso del Índice de Masa Corporal (IMC) para clasificar el peso normal, el sobrepeso y la obesidad facilitando las comparaciones internacionales y la uniformidad entre sexos. En esta clasificación el peso normal se encuentra ubicado entre los IMC de 18.5 a 24.9, el sobrepeso esta catalogado desde el IMC de 25.0 hasta el 29.9, y la obesidad esta clasificada en grado 1, 2 y 3 dependiendo del nivel de riesgos para salud del exceso de grasa, con rangos de índices de masa corporales de 30 a 34.9, 35.0 a 39.9, y 40.0, respectivamente (Saldaña & Tomàs, 1999). 1.3 Medidas antropométricas como índices del sobrepeso y obesidad La existencia de obesidad se establece de manera indirecta ya que no siempre se dispone de métodos directos para valorar la masa de grasa. Por ello las definiciones operativas de obesidad toman en cuenta información como el peso, la estatura, las circunferencias corporales y el grosor de pliegues cutáneos, correlacionándolos con los riesgos para la salud que han sido asociados al exceso de masa corporal. La medición de las variaciones en las dimensiones físicas y en la composición total del cuerpo humano es definida como antropometría (Fundación Mexicana para la Salud [FUNSALUD], 2002). 13 A continuación se presentan algunas medidas antropométricas que sirven como índices para el sobrepeso y la obesidad: Peso relativo o porcentaje de sobrepeso. Una forma de apreciar el grado de exceso de peso entre el peso actual y el peso de tabla es calculando el peso relativo. El porcentaje de sobrepeso se obtiene de la siguiente ecuación: [Peso real X 100] / Peso recomendable (ideal)= Porcentaje de sobrepeso Éste cálculo sirve para comparar el peso del sujeto con el peso promedio de las personas de su misma estatura (peso ideal). El sujeto es obeso si el exceso de peso para su talla es mayor de 20% o 120% al aplicar la ecuación (FUNSALUD, 2002). Circunferencia de la cintura y la cadera. Se mide con una cinta métrica que debe colocarse en el nivel más estrecho del tronco o cintura. En personas muy obesas no existe cintura por lo que se medirá la circunferencia mínima del abdomen en la zona media. Para la circunferencia de cintura se utilizaron dos clasificaciones: a) la propuesta por un panel de expertos convocados por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (ATPIII), la cual define como punto de corte en hombres >102 cm y en mujeres >88 cm., y que son también indicadores de riesgo de síndrome metabólico y de alto riesgo para enfermedades crónicas por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); y b) la propuesta por la Secretaría de Salud (SSA), que clasifica como circunferencia abdominal saludable ≤80 cm en mujeres y ≤90 cm en hombres (Olaiz-Fernández, et al., 2006). 14 Para la medición de la cadera se realiza con el sujeto en ropa interior, midiendo la circunferencia máxima de la saliente de las nalgas a nivel del punto más amplio de dicha zona (FUNSALUD, 2002). La relación entre estas dos medidas se puede realizar con la siguiente fórmula: Circunferencia de la cintura (cm)/ Circunferencia de la cadera (cm) En sujetos mexicanos se considera anormalmente elevada una relación cintura-cadera .93 en varones y .84 en mujeres, y se ha sugerido ésta como predisponerte adicional de riesgos a la salud en función de una mayor acumulación de grasa corporal en el segmento superior, denominada también obesidad androide (FUNSALUD, 2002). Pliegues cutáneos. Se utiliza un plicómetro para determinar el espesor de varios pliegues. El porcentaje de grasa corporal se calcula mediante la suma del valor de cuatro pliegues de la piel (bicipital, tricipital, subescapular y suprailiaco) que se compara con las tablas de referencia (FUNSALUD, 2002) Índice de masa corporal (IMC). Es una medida de asociación entre el peso y la talla de un individuo. Fue ideado por el estadístico belga Quetelet, por lo que también se conoce como índice de Quetelet. El nombre Body Mass Index (BMI) o índice de masa corporal (IMC) en español, fue asignado y popularizado por Keys, Fidanza, Karvonen, Kinura y Taylor (1972) en sus estudios en los cuales determinaron que el uso del BMI es un buen indicador del índice de sobrepeso y obesidad en adultos. La relación está representada por la siguiente ecuación: IMC= Peso (kg)/ Estatura (m2) La OMS (1995) realizó una clasificación de los diferentes pesos corporales utilizando el IMC, proponiendo la utilización de clases y grados para la obesidad los cuales indican los niveles ascendentes de posibles riesgos físicos para la salud dada la asociación del exceso de grasa con diversas 15 enfermedades como la diabetes e hipertensión. En esta clasificación las personas que tienen un IMC menor a 18.5 están catalogadas con bajo peso mientras que un IMC de 18.5 a 24.9 kg/m2 pertenece a la clase 0 o peso normal consideradas con un grado 0 de obesidad que significa que tienen muy pocos riesgos para la salud. A la clase I o sobrepeso le corresponde un IMC de 25 a 29.9 kg/m2, catalogado con un grado 1 de obesidad que representa un riesgo bajo para la salud. Las personas con un IMC de 30 a 34.9 kg/m2 corresponden a la clase II, catalogado con el grado 2 de obesidad y un riesgo moderadopara sufrir consecuencias físicas. La clase III, también con grado 2, comprende el IMC de 35 a 40 kg/m2 que constituye un riesgo alto para sufrir enfermedades relacionadas con la obesidad. Y finalmente los valores de IMC superiores a 40 kg/m2, son catalogados en la clase IV, con un grado 3 de obesidad que representa un riesgo muy elevado para la salud de padecer enfermedades relacionadas con el exceso de grasa (Saldaña & Tomàs, 1998). En México, la Norma oficial para el manejo integral de la obesidad (2000), establece la existencia de obesidad en adultos cuando hay un IMC >27 y en población de talla baja cuando el IMC es >25. Se considera talla baja en mujeres adultas a una medida menor a 1.50m y para el varón adulto, menor de 1.60m (Olaiz-Fernández, et al., 2006). En 1995, la OMS también recomendó el uso del IMC para establecer los puntos de corte para definir el sobrepeso y la obesidad en niños y adolescentes. Estos valores son específicos para cada sexo y edad. Son utilizados desde los 6 hasta los 19 años y están basados en los puntos de corte establecidos en el International Obesity Task Force que mostraron al IMC como medida razonable para determinar obesidad en niños y adolescentes. Los puntos de corte a partir del percentil 85 indican la presencia de sobrepeso y en el percentil 95, obesidad. Estos valores fueron escogidos de tal manera que concordaran con los puntos de corte para adultos con IMC de 25 a 29.9 a la edad de 18 años (Ogden, Yanovski, Carroll & Flegal, 2007). En los Estados Unidos, un comité de expertos recomendó el uso del IMC para determinar obesidad con un punto de corte ubicado en el percentil 95, 16 utilizando el mismo criterio sugerido por la OMS, pero considero que los niños con valores de IMC entre el percentil 85 y 95 sólo tienen la posibilidad de tener sobrepeso para edades desde los 2 hasta los 19 años, creando una nueva denominación para esta categoría, considerándolos en riesgo de sobrepeso, clasificación que hace referencia a la designación de un niño quien esta en riesgo de convertirse en obeso en el futuro pero que todavía no lo es (Ogden, Yanovski, et al., 2007). En México el sobrepeso infantil se establece a partir del percentil 75 en las curvas de IMC de nuestra población y la obesidad infantil a partir del percentil 85 de acuerdo al Instituto Nacional de Salud Pública (2006). Para el caso de adolescentes y preadolescentes en México, hombres y mujeres, Gómez-Peresmitré y Saucedo (1997) realizaron un estudio en el cual determinaron la validez diagnostica del uso del IMC comparando tres diferentes criterios: el criterio propuesto por Vargas y Casillas (1993), el segundo por Gómez-Peresmitré (1993a, 1993b, 1995) y el último por Sepúlveda (1990). Los resultados obtenidos con la muestra de adolescentes permitieron confirmar que el criterio propuesto por Vargas y Casillas es el más adecuado para el diagnóstico de bajo peso (sensibilidad=100%, especificidad=16.9%), en tanto que el de Gómez-Peresmitré resultó ser operacional y funcionalmente el más conveniente para el diagnóstico de sobrepeso (sensibilidad=69%, especificidad=93%) y obesidad (sensibilidad=54%, especificidad=99%). Hallaron que los valores alcanzados por los tres criterios sometidos a validación son sumamente desequilibrados en la muestra de preadolescentes, así que ninguno de los criterios de los IMC revisados resultó conveniente para la clasificación de masa corporal en sujetos entre 10 y 12 años de edad, por lo que se concluyó que no era recomendable el uso del IMC en este tipo de población. 17 Tabla 1. Valores y puntos de corte de IMC Puntos de corte del IMC IMC Clasificación < 15 Emaciación (peso muy por abajo del normal) 15 – 18.9 Peso por abajo del normal 19-22.9 Peso medio o normal 23 – 27 Sobrepeso > 27 Obesidad I > 31 Obesidad II o mórbido Fuente: “Validez diagnóstica del IMC (Índice de masa corporal) en una muestra de adolescentes mexicanos”, de T. J. Saucedo-Molina. & G. Gómez-Peresmitré, 1997, Acta Pediátrica de México, 18, pp. 19-27. Dado que para los niños y adolescentes no es claro el criterio de riesgo para la salud de la obesidad que se utiliza para determinar los puntos de corte del IMC en adultos, no existen valores basados en el riesgo para determinar sobrepeso a estas edades. Por lo que la definición estadística de sobrepeso basada en el percentil 85 al 95 y la obesidad a partir de este último utilizada por la OMS (1995) es sólo una referencia utilizada para la niñez y la adolescencia. Estas definiciones son estadísticas y especificas para cada edad y para cada sexo, así que las comparaciones entre edades, sexos y diferentes poblaciones tendrían que tomarse con precaución, y se recomienda el uso simultaneo de otro tipo de criterios o pruebas de laboratorio para determinar obesidad y sobrepeso en los niños y adolescentes (Ogden, Yanovski, et al., 2007). 1.4 Clasificación de la obesidad Existen diversos sistemas o formas de clasificar la obesidad dependiendo del criterio a estudiar. Se puede hacer en función de la distribución anatómica y los rasgos morfológicos del tejido adiposo o también en función de la edad de comienzo. Bouchard (1989) propone cuatro tipos principales de obesidad en relación a la distribución anatómica del tejido adiposo: difusa, central o androide, visceral y 18 ginecoide. La obesidad difusa hace referencia al exceso de masa corporal o del porcentaje de grasa localizada en la totalidad del cuerpo. La obesidad androide se caracteriza por la localización de la grasa subcutánea a nivel del tronco y el abdomen. En la obesidad visceral el predominio de la acumulación de grasa se encuentra en la región que rodea las vísceras intraabdominales. Y por último la obesidad ginecoide se refiere a la grasa acumulada en la región gluteofemoral. Teniendo en cuenta los rasgos morfológicos del tejido adiposo se puede distinguir entre obesidad hipertrófica y obesidad hiperplástica. La primera hace referencia al aumento del tamaño del adipocito debido a un exceso en los depósitos grasos intracelulares. Mientras que la segunda es un aumento del número de las células. La medición de la grasa corporal debe efectuarse a través de una biopsia, densitometría, impedancia, iconografía, tomografía computarizada (TC), resonancia magnética (RM) o técnicas dilucionales. (Vague, 1991). Es importante la clasificación de la obesidad dependiendo de la edad de aparición debido a que ésta puede ser es un indicador para el tratamiento como para el pronóstico. Al respecto se distinguen dos tipos: con inicio en la infancia o la adolescencia (obesidad infantojuvenil) anterior a los 18 años, o en la edad adulta (Obesidad del adulto) comenzando después de los 18 años de edad. La obesidad infantojuvenil se asocia a hiperplasia celular y tiene un tratamiento y evolución menos favorable en términos de regresión del sobrepeso. Mientras que en la obesidad con surgimiento durante la edad adulta predomina el mecanismo de hipertrofia celular, el cual se asocia más frecuentemente a obesidad adbominovisceral y complicaciones metabólicas. Parece haber una línea divisoria en los datos estadísticos de morbilidad alrededor de los 40 años, punto de corte que indica mayores riesgos para la salud, edades menores a los 40 años, parecen indicar una disminución notoria del riesgo estadístico (Lisher, 1994). 19 1.5 Consecuencias físicas de la obesidad La obesidad es una enfermedad crónica que afecta a gran parte de la población y condiciona el aumento, tanto de la morbilidad como de la mortalidad, por las consecuencias metabólicas de la acumulación excesiva de tejido adiposo. Las consecuencias pueden darse en aparatos y sistemas produciendo enfermedades que afectan la salud de los individuos. En loreferente al aparato circulatorio, la obesidad puede desarrollar hipertensión arterial, enfermedad cardiaca isquémica e infarto al miocardio debido al exceso de grasa acumulado en venas y arterias (Chinchilla, 2005). En el aparato respiratorio el exceso de peso dificulta a la persona tomar respiraciones profundas acarreando como resultado que la sangre tenga demasiado dióxido de carbono e insuficiente oxígeno produciendo afecciones como el Síndrome de Pickwick cuyos síntomas son la somnolencia excesiva durante el día, hipoventilación, incremento del riesgo de accidentes o errores en el trabajo y depresión. Este síndrome casi siempre viene acompañado por apnea de sueño en la cual una persona tiene episodios de suspensión de la respiración al dormir lo que explica la somnolencia excesiva (Chinchilla, 2005). En lo que se refiere al aparato digestivo están, la hernia hiatal, la litiasis vesicular o presencia de cálculos vesiculares y los trastornos funcionales digestivos entre los cuales se encuentra el síndrome del intestino irritable caracterizado por la presencia de dolor abdominal y alteración del tránsito intestinal, consistente en diarrea y constipación o la alternancia de ambas (Chinchilla, 2005). Los sistemas afectados son el reproductor y el muscoloesquelético. En el primero puede producir esterilidad e infertilidad debido a que dietas ricas en grasa y colesterol o saturadas de proteínas de origen animal pueden producir desequilibrios hormonales. Mientras que en el segundo el excesivo peso produce un desgaste en los cartílagos que se encuentran en las articulaciones haciendo que los huesos se rocen entre si provocando dolor, hinchazón y 20 pérdida de movimiento, enfermedad conocida como osteoartritis. El aumento en los niveles de ácido úrico en el cuerpo de una persona obesa (enfermedad gotosa o gota), afecta también las articulaciones al acumularse en ellas produciendo inflamación y dolor (Sánchez-Castillo, et al., 2002). Asimismo la obesidad puede estar involucrada en el desarrollo del Síndrome endocrino-metabólico, que entre sus afecciones se encuentran: el Síndrome de resistencia a la insulina, la intolerancia a los carbohidratos, el trastorno de la glucemia en ayunas, el trastorno de la prueba de tolerancia a la glucosa, la diabetes mellitus, la dislipidemia, el hiperandrogenismo (en mujeres), la hipotestosteronemia (en hombres), la disminución de la hormona del crecimiento, la hiperuricemia, así como la litiasis urinaria o cálculos renales (Chinchilla, 2005). Igualmente la obesidad puede estar involucrada en el desarrollo de neoplasias o diferentes tipos de cáncer entre los que se encuentran: el cáncer de colon, el cáncer de endometrio, el cáncer de mama y el de próstata (Moreno, Monereo & Álvarez, 2004). 1.6 Epidemiología de la obesidad en el mundo Prevalencia de obesidad en adultos Existen diferencias en la distribución geográfica de la obesidad pero resulta evidente que la prevalencia de la misma ha mostrado un incremento casi constante en todo el mundo. De acuerdo con la OMS (2008) actualmente existen en el mundo más de un billón de adultos con sobrepeso, y al menos 300 millones de ellos son obesos. También predice que para el año 2015 la cifra aumentará a más de dos billones de personas adultas con sobrepeso y de ellos 700 millones serán obesos lo que representará más del 10% de la población mundial (McClean, Kee, Young & Elborn, 2008). 21 La prevalencia de obesidad en el mundo tiene rangos desde <5% en China, Japón y algunas naciones en África, a >75% en algunas Islas de Polinesia. En la India cerca del 19% de los hombres tienen sobrepeso y en las mujeres alcanza cifras de 30%. En Europa la prevalencia de obesidad se ha triplicado en las últimas dos décadas. Entre 30% y 80% de adultos tiene sobrepeso en la mayoría de los países europeos. En Inglaterra la prevalencia de obesidad en mujeres de 25 a 34 años incrementó de 12% a 24% en solo nueve años entre 1993 y 2002 (Ogden, Yanovski, et al., 2007). En Estados Unidos se encuentran unos de los índices más altos de sobrepeso y obesidad en el mundo. Las Encuestas Nacionales de Salud y Nutrición (NHANES) mostraban índices de obesidad de 11% en hombres y 16% en mujeres de 20 a 74 años de edad a principios de los años 60´s con relativamente pocos cambios a través del tiempo hasta 1980. Sin embargo entre 1988 a 1994, la prevalencia de obesidad incrementó considerablemente a cerca de 21% en hombres y 26% en mujeres (Ogden, Yanovski, et al., 2007) manteniendo los incrementos hasta las últimas NHANES con porcentajes de 31.1% en varones y de 33.2% en mujeres en el periodo 2003-2004 y de 33.3% en varones y 35.3% en mujeres en 2005-2006 (Ogden, Carroll, McDowell & Flegal, 2007). En Canadá la prevalencia de obesidad en adultos incrementó de 10.4% a principios de los años 70`s a 22.7% en 2004 tanto en hombres como en mujeres. En países de Latinoamérica como Brasil la prevalencia de obesidad incrementó de 2.7% durante 1974-1975 a 8.8% durante 2002-2003 en hombres y de 7.4% a 13.0% en mujeres (Ford & Mokdad, 2008). Mientras que en México la prevalencia de sobrepeso y obesidad reportada en la Encuesta Nacional de Nutrición de 1999 (ENN), para las mujeres en edad reproductiva fue de 51.8%, y aumentó hasta 71% en la ENSANUT (2006). Comparando el incremento solo en los porcentajes de sobrepeso para 2006 entre hombres y mujeres, éstas tuvieron un incremento de 10 puntos porcentuales (34.5% comparado con 24.2% igualando casi a los porcentajes en Estados Unidos) en comparación de cinco puntos en los hombres (37.4%. comparado con 42.5%) (Olaiz-Fernández, et al., 2006). 22 La prevalencia elevada de sobrepeso y obesidad en mujeres en edad reproductiva es trascendente porque se asocia con una mayor morbilidad materno-infantil, incluyendo preeclampsia, complicaciones en el trabajo de parto, diabetes gestacional, y anomalías en el producto. Además, la obesidad materna en esta etapa incrementa la probabilidad de tener niños obesos, quienes tendrán a su vez un mayor riesgo de ser adultos obesos (Sebire, et al., 2001). Las diferencias geográficas de la obesidad en el mundo hacen referencia a los contrastes entre países desarrollados y subdesarrollados. El peso corporal esta asociado con el nivel socioeconómico, sin embargo, la magnitud y la dirección de esta asociación difiere entre el nivel de desarrollo de cada país, el sexo y el nivel educativo (Ogden, Carroll, et al., 2007). En países menos desarrollados un peso elevado puede estar asociado con riqueza, abundancia y prosperidad, y puede haber una asociación positiva entre estatus socioeconómico y peso corporal tanto en hombres como en mujeres. Históricamente, en muchos contextos, un mayor peso corporal, mayor altura, musculatura y gordura eran símbolo de poder, dominancia, riqueza o la pertenencia a una clase social alta (Ogden, Carroll et al., 2007). Para los hombres de países desarrollados la estatura esta asociada positivamente con el estatus socioeconómico pero el peso y el IMC no lo esta. En el caso de las mujeres en estos países el peso y el IMC tienen una relación inversa con el nivel socioeconómico y el nivel educativo debido a la sobrevaloración de la esbeltez del cuerpo, misma que en el pasado podría reflejar crisis económica, limitado acceso a la comida o la necesidad de laborar en un trabajo duro ahora puede hasta requerir gasto de dinero, tiempo y esfuerzo para conseguirlo (Ogden, Carroll, et al., 2007). En países subdesarrollados la relación entre IMC y nivel educativo es positiva en ambos sexos, una posible explicación es la relación entre ocupación y educación dado que en estos países la gente menos educada tiene labores 23 intensas de trabajo, además de que también lucha contra otro problemaopuesto al tratado en este trabajo que es la desnutrición, y las personas con una mayor educación viven de manera más sedentaria en zonas urbanas que adoptan cada vez más el estilo de vida de países desarrollados incrementando la ingesta calórica y reduciendo el gasto energético (Shukla, Gupta, Mehta & Hebert, 2002). Por lo que en países subdesarrollados se encontrará que la prevalencia de obesidad refleja y comprende inequidad social. El estilo de vida moderno que se esta adoptando bajo las condiciones específicas del país hace que el desarrollo del sobrepeso y la obesidad vaya en continuo aumento aún cuando la mayoría de la población tenga un bajo nivel socioeducativo. Prevalencia de obesidad en niños y adolescentes Se ha estimado que en el mundo, 22 millones de niños menores de cinco años tienen sobrepeso. En los Estados Unidos, la prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil ha mostrado un crecimiento importante, especialmente en los escolares y adolescentes dado que el número de niños escolares con sobrepeso se ha duplicado (de 6.5% en 1976-1980 a 15.8% en 1999-2002) mientras que el de adolescentes se ha triplicado desde 1980 (de 5.0% en 1976- 1980 a 16.1% en 1999-2002) (Ogden, et al. 2006). Mientras que en Canadá la prevalencia de obesidad en niños de 7 a 13 años incremento de 5% en niños en 1981 a 13.5% en 1996 y de 5% a 11.8% en niñas (Ford & Mokdad, 2008). De manera similar, en países europeos cerca de 20% de escolares y adolescentes presentan sobrepeso, y un tercio de éstos son obesos en la actualidad. Por ejemplo, en España, de acuerdo con el estudio enKid (1998- 2000) se demuestra que un 26.3% de niños y adolescentes presentan sobrepeso y un 13.9% obesidad. En Francia, la prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños ha pasado del 3% en 1960 al 16% en el 2000 (OMS, 2007). Mientras que en Asia, China tiene incrementos en la prevalencia de obesidad de niños y adolescentes de 1.5% en 1989 a 12.6% en 1997 (Ogden, Yanovski, et al., 2007). 24 En México, en la Encuesta Nacional de Nutrición de 1999, la prevalencia de sobrepeso y obesidad fue de 5.5% en niños menores de cinco años, de 18.6% para los escolares, y de 21.6% para los adolescentes. Las mismas prevalencias en la Encuesta de Salud y Nutrición de 2006, corresponden a 5.3, 26 y 29.6% respectivamente, mostrando un incremento de casi nueve puntos porcentuales en los escolares y de casi cinco en los adolescentes (Shama- Levy, et al., 2007). La misma tendencia, aunque de menor magnitud, se ha observado en otros países de América Latina. Por ejemplo, la prevalencia de obesidad en adolescentes en Argentina aumentó de 12.1% en 1987 a 15.4% en 1993, y 20.8% en 2003 (Britos, et al., 2004). En Chile, comparando los datos de 1987 con los de 2000 en escolares de seis años, la prevalencia de sobrepeso casi se triplicó, tanto en niños (de 5.1 a 14.7%) como en niñas (de 4 a 15.8%) (Amigo, 2003). En Brasil del periodo de 1974-1975 a 1996-1997 la prevalencia incrementó de 2.9 a 13.1% en hombres y de 5.3% a 14.8% en mujeres (Ford & Mokdad, 2008). El comportamiento en la prevalencia de sobrepeso para niños menores de cinco años, entre 1990-1999 y 2000-2006 para otros países de la región de Latinoamérica, se presenta en el reporte de la OMS (2008). Este reporte informa que en República Dominicana, la prevalencia aumentó de 6.9 a 8.6%; en El Salvador de 3.9 a 5.8%; Honduras reporta un incremento de 2.4 a 5.8%; Nicaragua de 3.5 a 7.1%; y Perú de 9.9 a 11.8%. La obesidad como la nueva epidemia mundial no sólo tiene alta prevalencia en adultos de países desarrollados, sino que también es emergente en los países en transición al desarrollo (los denominados nuevos países occidentalizados o coca-colonizados, como es el caso de China, Brasil, México y los países del este de Europa, donde conviven obesidad y desnutrición) en todos los grupos de edad siendo los niños y adolescentes los más afectados ante los cambios en los patrones de alimentación (Tojo & Leis, 2002). 25 Uno de los cambios más significativos en la dieta de los niños y adolescentes occidentalizados ha sido el aumento del consumo de alimentos de origen animal y el aumento de comidas o picoteos en forma de snacks y el consumo de bebidas azucaradas, la mayoría de ellos bajos en nutrientes y de alto contenido en grasa y/o azúcares refinados, sal y densos en energía, circunstancias que coinciden con un aumento de la prevalencia de obesidad en niños y adolescentes aunado al sedentario que ha traído las nuevas tecnologías y la gran cantidad de horas dedicadas a ver televisión o jugar videojuegos (Tojo & Leis, 2002). La tendencia mundial en el aumento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes es particularmente alarmante, porque la obesidad infantil y juvenil es un factor predictor de obesidad en la edad adulta, así como un factor de riesgo para diabetes mellitus tipo 2, dislipidemias y enfermedad cardiovascular. Por consiguiente es de importancia dentro de los retos que los sistemas de salud tendrán que enfrentar en las próximas generaciones (López- Alarcón & Rodríguez-Cruz, 2008). 1.7 Obesidad Infantil La obesidad infantil como problema de salud pública es un fenómeno relativamente reciente y está relacionado con el conocimiento de que la obesidad en la infancia constituye un factor de riesgo de obesidad en la edad adulta y que se asocia con alteraciones metabólicas (Braguinsky, 1999). Brook (1972) señala los períodos sensibles o vulnerables en el desarrollo de la obesidad como estadios del desarrollo en los cuales las alteraciones fisiológicas incrementan su prevalencia. Éstos períodos coinciden con etapas de rápido crecimiento del tejido adiposo en las cuales factores externos, como la sobrealimentación, estimulan un mayor crecimiento con aumento en el numero de adipositos. Se reconocen tres etapas que parecen presentar estos períodos vulnerables: 1) el período prenatal y posnatal temprano (primer año de vida); 2) el comprendido entre los 5 y 7 años, y 3) la adolescencia. 26 En el boletín de práctica médica efectiva del Instituto Nacional de Salud Pública (2006) describe los múltiples factores que contribuyen a que la obesidad infantil este en aumento en México, clasificándolos en nutricionales, conductuales y biológicos: Nutricionales: Está documentado que más del 95% de la obesidad infantil se debe a esta causa. En México el factor de riesgo que más se asocia a la obesidad en los niños es la modificación en los patrones de alimentación con dietas con un alto valor calórico, y la disminución en el grado de actividad física. Con respecto a la alimentación el estudio realizado a partir de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, en el año 1998 describe el incremento en el porcentaje de alimentos ricos en carbohidratos refinados como refrescos, mientras que disminuyó el consumo de frutas, vegetales, carnes y lácteos. Otra aportación interesante de este estudio describe que los productos en los cuales más gastan los mexicanos no satisfacen todas las necesidades nutricionales de un grupo importante de hogares. Con respecto a la actividad física, la obesidad está asociada al sedentarismo producto del esquema de las condiciones de la vida urbana lo que conlleva a un mayor tiempo dedicado a ver la televisión y a los videojuegos; en la población mexicana se estimó que por cada hora de televisión incrementa 12% el riesgo de obesidad en niños de 9 a 16 años, en los cuales se encontró que dedican en promedio 4.1+ / – 2.2 horas/día a ver televisión o jugar videojuegos (pp. 2). Factores conductuales: Disminución del tiempo para actividad física y reemplazo por tiempo dedicado a la televisión, videojuegos y computadora. Niños que evitan el desayuno, pero que consumenuna colación en la escuela. Horarios de comida no establecidos; con largos periodos de ayuno 27 y/o unión de comidas. Hábitos alimentarios inadecuados (dietas altas en lípidos, hidratos de carbono refinados) y aumento en el consumo de alimentos industrializados. Familias en las cuales ambos padres trabajan. Bajo consumo de verduras, vegetales y fibra (pp.3). Factores biológicos: Antecedentes de obesidad en familiares de primer grado Si uno de los padres es obeso, el riesgo de ser obeso en la edad adulta se triplica. Ablactación temprana (antes de los 6 meses de edad). Hijo de madre con diabetes gestacional o madre diabética. Hijo de madre obesa. Retraso de crecimiento intrauterino. Nivel social, económico y cultural bajos (pp.3). 1.8 Obesidad en la adolescencia Los cambios en la adiposidad y la distribución de la grasa durante la pubertad se originan en las interacciones entre factores genéticos y ambientales que ocurren durante el crecimiento. Haciendo crucial esta etapa de la vida para el desarrollo de obesidad en la edad adulta por la estrecha relación entre la maduración sexual y los cambios en la grasa corporal (Amador, 2000). El comportamiento alimentario del adolescente está influido, por un lado, por los hábitos familiares, la mayor vinculación social con sus pares y la creciente preocupación acerca de la imagen corporal y, por el otro, por las necesidades de energía alimentaria que aumentan con el desarrollo físico. Truswell (1985 citado en Amador, 2000) señala 10 factores que caracterizan ese comportamiento: 1) omisión de comidas, especialmente el desayuno; 2) consumo de alimentos dulces; 3) ingestión de comida rápida; 4) consumo de alimentos inusuales ; 5) inicio del hábito de consumir bebidas alcohólicas; 6) consumo excesivo de bebidas gaseosas; 7) preferencia o aversión por 28 determinados alimentos; 8) consumo de cantidades altas de energía; 9) consumo inadecuado de algunos nutrientes y, 10) práctica de dietas para bajar de peso. Con respecto a la omisión del desayuno o el consumo de un desayuno inadecuado, los estudios indican que esos hábitos pueden conducir a insuficiencias alimentarias que rara vez se compensan con las otras comidas (Amador, 2000). Post y Kemper (1993) en un estudio longitudinal realizado con niños holandeses observaron que la maduración biológica que se produce durante la adolescencia afecta el consumo alimentario. Concluyeron que los individuos que maduraban temprano consumían menos cantidad de energía y proteínas por kilogramo de peso corporal que los que maduraban tarde, pero después eran más gruesos en la edad adulta. Por otra parte, una maduración tardía coincidía con un equilibrio más apropiado de la energía durante los años de pubertad. Por lo tanto, los adolescentes que maduran más temprano suelen ser más gruesos y tener porcentajes mayores de grasa en el tronco; y los niños y las niñas más gruesos son más altos y alcanzan la madurez física y sexual antes que los más delgados (Amador, 2000). La creciente preocupación por la imagen corporal en la adolescencia derivada de los valores culturales que enfatizan la importancia de la delgadez ante los estereotipos de belleza que propagan los medios de comunicación masiva hacen que la obesidad este asociada a consecuencias psicosociales y comportamentales importantes debidas a la estigmatización que hace la sociedad de las personas obesas (Neumark-Sztainer & Haines, 2003). Varios estudios han sugerido que las actitudes negativas acerca de la obesidad en los jóvenes adolescentes, particularmente hacia las mujeres, las hace menos deseables para ser candidatas para una relación sentimental así que tienen menos citas comparadas con adolescentes de peso normal. También corren mayor riesgo de ser molestados o sufrir bromas debido a su peso por sus pares lo cual puede desencadenar en dificultades sociales, baja autoestima, desordenes alimentarios o algún otro trastorno mental 29 dependiendo del potencial de impacto de estas situaciones sobre sus vidas (Neumark-Sztainer & Haines, 2003). Es así como la obesidad puede entonces posicionarse como factor de riesgo para algún desorden mental y sumando la excesiva preocupación por la imagen corporal, la insatisfacción y distorsión de la misma, la falta de autoestima, las burlas y los bombardeos de los medios de comunicación que fomentan un estereotipo irreal de belleza en extremo delgado, pueden ser la puerta de entrada para algún trastorno de la alimentación tras realizar una dieta que se sale de control (Neumark-Sztainer & Haines, 2003). Uno de los aspectos más importantes sobre la adolescencia se refiere a la posibilidad de prevenir o reducir durante esta etapa los factores de riesgo para la salud asociados con el exceso de grasa. Como lo demuestran Braddon, Rodgers, Wadsworth y Davies (1986) en un estudio que incluyó a una gran cohorte nacional de individuos en el Reino Unido desde el nacimientos hasta los 36 años, donde encontraron que el valor predictivo de la obesidad en la niñez es poco (20%), pero que el riesgo aumenta cuando hay un exceso de grasa desde la pubertad (80%), y aún más cuando los individuos tienen predisposición genética (Guo, Roche, Chumlea, Gardner & Siervogel, 1994). Por lo tanto la adolescencia es sumamente vulnerable a los factores ambientales, en particular los relacionados con la alimentación y la nutrición. A su vez, el comienzo y el ritmo del desarrollo sexual pueden influir en el consumo de alimentos. Por lo que las medidas preventivas de la obesidad en los adultos deben comprender la identificación de los riesgos genéticos y ambientales a los que están expuestos los adolescentes y así evitar consecuencias en el futuro. 30 II. SALUD PÚBLICA EN MÉXICO 2.1 Proceso salud-enfermedad Salud y enfermedad son dos grados extremos en la variación biológica resultados del éxito o del fracaso del organismo para adaptarse física, mental y socialmente a las condiciones del ambiente. Por lo tanto un individuo sano es aquel que muestra y demuestra una armonía física, mental y social con su ambiente, de tal forma que puede contribuir con su trabajo productivo y social al bienestar individual y colectivo. Se trata entonces de un estado de equilibrio entre el medio interno y el medio externo del individuo, estado que toma en cuenta las diferencias genéticas entre los individuos y las diferencias en sus condiciones de vida (San Martín, 1992). En 1978, en la reunión de Alma-Ata en Rusia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), definieron la salud como el estado completo de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades (Mora & Hersch, 1984). Actualmente esta definición es muy utilizada, sin embargo tiene, por ser una declaración que busca consenso entre gobiernos y sistemas sociales, limitaciones importantes. Entre las críticas que se le pueden hacer a la definición encontramos las siguientes: a) considera a la salud como un estado y no como un proceso, poniendo mayor énfasis en el punto opuesto a la salud, es decir, en la enfermedad; b) tiende a centrar las políticas de atención sanitaria en la cura de la enfermedad más que en la promoción de la salud (Flórez, 1991); c) la cuantificación de la salud expresada en estos términos es difícil por que la enfermedad es más fácilmente medible que el bienestar, por lo que se sigue midiendo el daño, la incapacidad y la muerte; d) no se le da a la salud una categoría de fenómeno social e histórico (Mora & Hersch, 1984) y por último, e) la salud es considerada como un estado de bienestar completo y estático, y no como una situación relativa, variable y dinámica(San Martín & Pastor, 1988). 31 La noción de salud implica ideas de variación y de adaptación continuas por lo que no puede admitirse que la salud sea la sola ausencia de enfermedad dado que entre los estados de salud y enfermedad existe una escala de variación, con estados intermedios, que va de la adaptación perfecta (difícil de obtener) hasta la desadaptación que se llama enfermedad (San Martín, 1984). La salud es un proceso dinámico, complejo e histórico, por que cambia de acuerdo con la época y con las condiciones de las poblaciones y la ideología predominante (San Martín, 1984). Además es social por que los factores biológicos de daño y recuperación quedan insertados en la vida social, que es donde se comprende, determina y actúa sobre el proceso, de acuerdo a las leyes propias de todo fenómeno social (Mora & Hersch, 1984). Por lo tanto se ha creado la llamada definición estratégica de salud que estipula que el mejor estado de salud de la población de un país corresponde al mejor estado de equilibrio entre los riesgos que afectan la salud de cada individuo y de la población y los medios existentes en la colectividad para controlar estos riesgos, teniendo en cuenta la cooperación activa de la población (San Martín, 1992). En el lado opuesto encontramos que la enfermedad es un estado de desequilibrio ecológico en el funcionamiento del organismo vivo. La enfermedad tiene sentido cuando se toma al hombre como una unidad biológica, psicológica y social. En esta forma la enfermedad podría definirse como un desequilibrio o como una falla de los mecanismos de adaptación del organismo y una falta de reacción a los estímulos exteriores a los que esta expuesto que termina por producir una perturbación de la fisiología o de la anatomía del individuo (San Martín, 1992). En la evolución histórica de los patrones de enfermedad, se encuentra primero el predominio de las enfermedades infecciosas; segundo, el predominio de las enfermedades crónico-degenerativas y por último el de las enfermedades asociadas a un estilo de vida moderno, como es el caso de la obesidad. En las 32 enfermedades crónico-degenerativas el objetivo de la atención médica ya no es atacar las causas subyacentes de la enfermedad, como en la caso de las infecciones, sino disminuir el dolor, la molestia y la incapacidad que ocasiona. Por lo que algunas medidas relevantes incluyen variables sobre el uso de los servicios médicos, el nivel de incapacidad y duración de la enfermedad (Schlaepfer-Padrazzini & Infante-Castañeda, 1990). En las enfermedades asociadas a un estilo de vida moderno el enfoque se desvía hacia los comportamientos dado que las personas son vistas como participantes activos del proceso social y de la atención a la salud. Dentro de este contexto se incorpora la prevención de las enfermedades y la promoción de la salud como medidas específicas para modificar la conducta de la población mejorando su estilo de vida (Schlaepfer-Padrazzini, & Infante- Castañeda, 1990). Advirtiendo que la salud y la enfermedad son vistas como un proceso, en su trabajo Aproximaciones a la Epidemiología de la Salud, Terris (1980) establece el concepto del continuo salud-enfermedad. La salud y la enfermedad formarían un continuo en que la enfermedad ocuparía el polo negativo, en cuyo extremo estaría la muerte, y la salud ocuparía su polo positivo, en cuyo extremo se situaría el óptimo de salud. En el centro habría una zona neutra donde sería imposible separar lo normal de lo patológico, pues ambas situaciones coexisten. Tanto en el polo positivo (salud), como en el negativo (enfermedad) podrían distinguirse diferentes grados de salud o enfermedad. Al aplicar el esquema del continuo salud-enfermedad a la comunidad, dado que el óptimo de salud es difícilmente alcanzable y la muerte es inevitable, éstos términos se sustituyen por los de “elevado nivel de bienestar y funcionamiento” y “muerte prematura”. Por lo tanto la salud como la enfermedad son altamente influenciables por factores sociales, culturales, económicos y ambientales. Todos estos factores actúan sobre la zona neutra del continuo, provocando la evolución hacia la salud o hacia la enfermedad de acuerdo a su mala o buena calidad (Piédrola, 2001). 33 2.2 Derecho constitucional de Protección a la Salud La salud debe ser atendida y entendida no sólo como un valor biológico, sino como un bien social y cultural, tutelada por la Constitución, regulada por la Ley General de Salud y vigilada por el Sistema Nacional de Salud (Yáñez, 2002). Para satisfacer las demandas de la sociedad en cuanto a salud, se encuentra el artículo cuarto constitucional y el Sistema Nacional de Salud cuyo objetivo primordial es hacer efectivo el otorgamiento de servicios de salud a todos los mexicanos. Por lo tanto los servicios asistenciales pasan a ser una garantía individual y se universaliza a todos los miembros de la sociedad sin tomar en cuenta su posición económica, política y cultural. Dentro del derecho a la protección de la salud enunciado en el artículo cuarto de nuestra constitución se incluyen, tanto servicios personales (atención médica, preventiva, curativa y rehabilitación) como servicios dirigidos hacia la comunidad y el ambiente, este derecho no se refiere a garantizar la salud, sino su protección, ya que la salud debe ser entendida como un proceso dinámico, complejo y social (Martínez, 2005). En la actualidad el sistema nacional de salud está constituido por las instituciones de seguridad social (IMSS, ISSSTE, PEMEX y otros), que prestan servicios a sus derechohabientes (trabajadores del sector formal de la economía y sus familias); la Secretaría de Salud, los Servicios Estatales de Salud (SESA) y el programa IMSS-Oportunidades, que prestan servicios a la población que no tiene seguridad social, y el sector privado, que presta servicios a la población con capacidad de pago. Los servicios que prestan las instituciones de seguridad social a sus derechohabientes se financian con recursos gubernamentales, recursos del empleador (que en el caso del ISSSTE también son recursos del gobierno) y contribuciones de los empleados. La Secretaría de Salud y los SESA se financian con recursos del gobierno federal y los gobiernos estatales, además de una pequeña proporción correspondiente a las cuotas de recuperación que pagan los individuos al recibir la atención. El sector privado se financia con pagos directos que hacen los individuos al momento de recibir la atención y con las primas de los seguros médicos 34 privados. La Secretaría de Salud y los SESA también atienden a su población de responsabilidad en sus propias clínicas y hospitales, y con su personal. Finalmente, en el sector privado, los prestadores privados atienden, en clínicas y hospitales privados, a la población que paga directamente por sus servicios o que paga través de sus compañías aseguradoras. El Seguro Popular de Salud está financiado con recursos del gobierno federal, recursos de los gobiernos estatales y cuotas familiares, y compra servicios de salud a la Secretaría de Salud y los SESA para sus afiliados (Plan Nacional de Salud 2007-2012, 2007). El derecho a la Protección de la Salud procura como principal objetivo, el promover el bienestar, físico y mental del hombre para lograr un pleno desarrollo personal mediante el mejoramiento de la calidad de vida por medio de la prestación de servicios a la salud y asistencia a toda la población. Para lograr este propósito es necesario concientizar a la población de tomar actitudes responsables en la prevención y conservación de la salud, así como respetar y dar apoyo a las medidas que se tomen a favor del mejoramiento de las condiciones de salud para, de esta forma, contribuir al desarrollo social (Ley General de Salud, 1984)2.3 Medicina preventiva y promoción de la salud En el concepto de Leavell y Clark (1958), la medicina preventiva es la ciencia y el arte de prevenir las enfermedades, prolongar la vida y promover la salud y eficiencia física y mental ejercida con el fin de oponerse a las enfermedades en cualquier fase de su evolución existiendo tres niveles de acción preventiva: primaria, secundaria y terciaria. La prevención primaria tiene como finalidad evitar que la enfermedad se presente, la prevención secundaria tiene como meta detener la progresión de los procesos patológicos y por último, la prevención terciaria realiza el propósito de limitar las secuelas o rehabilitar a las personas ya inválidas. La prevención primaria tiene lugar durante la fase prepatogénica de la historia natural de la enfermedad, mediante: a) la promoción de la salud y b) la protección de la salud. La prevención secundaria tiene efecto por medio de: 35 a) el diagnostico temprano y b) el tratamiento oportuno cuando la enfermedad ocurre es decir en la fase patogénica. Por último la prevención terciaria se lleva a cabo: a) limitando la presentación de secuelas o bien, b) rehabilitando, cuando éstas ya están presentes (Vega, 1992). En relación a la naturaleza de la prevención, los múltiples objetivos se integran en dos categorías; los objetivos proximales, que están dirigidos a reducir el riesgo o a incrementar la resiliencia y, los objetivos distales, que se dirigen a evitar o eliminar la aparición de la enfermedad (Cowen, 1997). En un intento por esclarecer y puntualizar las acciones de prevención en el área de salud mental, el Instituto de Medicina de EEUU (Mrazek & Haggerty, 1994), lanzaron una propuesta argumentado que debido a la naturaleza de las acciones de prevención, el termino prevención terciaria debe ser reconsiderado, ya que está más asociado con los objetivos de un tratamiento. Esta institución propone dividir el estatuto de prevención primaria en dos categorías diferenciadas. La primera de ellas es la prevención universal, la cual está dirigida al total de una población vulnerable. Este tipo de prevención reduce el gasto económico en materia de salud. La segunda categoría es la llamada prevención selectiva, en este nivel las acciones se dirigen a la población en riesgo (pero no sintomática). La prevención selectiva fue propuesta como un tipo de prevención primaria. La tercera categoría propuesta fue la prevención indicada, ésta se enfoca a la población de muy alto riesgo, que aun no presenta un cuadro sintomático completo, sin embargo puede presentar síntomas precursores de una enfermedad, este tipo de prevención se puede ubicar dentro de la prevención secundaria. Por lo que un punto importante dentro de las estrategias de prevención es el nivel de riesgo de los participantes ya que el riesgo de los participantes determina la eficacia de las intervenciones ya que se ha documentado que la prevención universal, la cual esta dirigida a población general, produce menores efectos cuando se compara con las estrategias de prevención selectiva, que están dirigidas a población en riesgo (Vega, 1992). 36 Asimismo las estrategias de prevención deben estar basados en un modelo etiológico claramente definido, ya que esto brindaría las bases teóricas necesarias para mejorar los programas de prevención, también estos mismos deben ser aplicados por un experto en el ámbito, ya que el instruir a los profesores o al personal académico puede influir en el efecto de las intervenciones y por último se deben extender las estrategias de prevención a los ambientes sociales y/o ecológicos tales como la familia, los pares y los medios de comunicación para que de esta forma se pueden producir mejores resultados (Piédrola, 2001). Las acciones de protección de la salud tienen como objetivo promover el bienestar físico y mental del hombre para lograr un pleno desarrollo personal mediante el mejoramiento de la calidad de vida por medio de la prestación de servicios de salud y asistencia a toda la población. Para lograr esto es necesario concientizar a la población de tomar actitudes responsables en la prevención y conservación de la salud, así como respetar y dar apoyo a las medidas que tomen a favor del mejoramiento de las condiciones de salud y de esta forma contribuir al desarrollo social (Ley General de Salud, 1984). Las acciones de protección de la salud están dirigidas al control del medio ambiente en su sentido más amplio, se trata de prevenir los riesgos biológicos, físicos o químicos respecto a la salud del hombre. Clásicamente se distingue entre: a) medidas de vigilancia y control del medio ambiente y saneamiento ambiental; y b) medidas dirigidas a evitar la contaminación de alimentos y a garantizar su calidad nutritiva y sanitaria (Piédrola, 2001). Actualmente, existe bastante confusión entre promoción de la salud y prevención (primaria) de la enfermedad. A nivel conceptual, ambos términos hacen referencia a cosas distintas: prevención es un término relacionado con la enfermedad y su referente es la patogénesis mientras que promoción es un término relacionado con la salud y su referente es ésta misma. Ciertamente, la promoción de la salud es bastante más que la evitación de la enfermedad o del riesgo de la misma ya que supone un cambio revolucionario en el eje salud- enfermedad dirigido fundamentalmente hacia la investigación sobre cómo se 37 adquieren las creencias, actitudes, motivaciones y conductas a favor de la salud y a la elaboración y puesta en práctica de los adecuados programas para la implantación y mantenimiento de las mismas (Simón, 1999). Con esta dirección centrada en el objetivo de la protección, mantenimiento y acrecentamiento del potencial de salud, dos son las posibles aproximaciones en la promoción de la salud: a) las aproximaciones centradas en el individuo, esto es, la mejora del potencial de salud de los sujetos, lo que correspondería al tipo de actuaciones propio de la tradición clínica, y b) las aproximaciones centradas en la comunidad, esto es, la mejora del potencial de salud socioecológico, lo que correspondería al tipo de actuaciones propio de la promoción de la salud en las comunidades (Simón, 1999). Según las dos aproximaciones señaladas, las estrategias en promoción de la salud posibles serían dos, las cuales deben ser complementarias y no vistas como alternativas: a) centradas en el sujeto a través de una nutrición adecuada, ejercicio físico, inmunización contra agentes infecciosos, información sobre salud, aumento de la motivación para la salud, potenciación de hábitos saludables, etc. y, b) centradas en el ambiente a través del aprovechamiento de los servicios de salud, búsqueda de apoyo social, evitación de ambientes insanos, participación activa en la salubridad ambiental, etc. (Simón, 1999). En resumen la promoción de la salud y la prevención de enfermedad comprenden aquellas actividades dirigidas al fomento y a la defensa de la salud y prevención de la enfermedad, respectivamente, mediante acciones que actúen individual o colectivamente sobre las persona ocupando métodos eficaces como lo son campañas de vacunación, educación para la salud, consejo sanitario y detección de enfermedades (Piédrola, 2001). 38 Respecto a la acciones de prevención del sobrepeso y la obesidad, las bases son la enseñanza y la práctica de un estilo de vida más saludable, con modificación en la oferta alimentaria e incorporación de trabajo físico al cotidiano, no sólo de forma individual, sino también en el ámbito poblacional (Chinchilla, 2005). 2.4 Definición de salud pública La salud pública es la respuesta organizada de una sociedad para satisfacer las necesidades de salud de sus integrantes (Loo, 2005). En el Informe Acheson (1987)se define a la salud pública como el arte y la ciencia de prevenir las enfermedades, promover la salud y prolongar la vida mediante los esfuerzos organizados de la sociedad. La definición actual de salud pública comprende el esfuerzo organizado de la comunidad dirigido a proteger, fomentar y promocionar el bienestar de la población cuando está sana y a reestablecer o restaurar su salud cuando ésta se pierde y, en caso de necesitarlo, rehabilitar y reinsertar al enfermo, integrándolo de nuevo a su medio social, laboral y cultural (Piédrola, 2001). La definición de salud pública propuesta por Winslow (1920 citado en Piédrola, 2001) es la más conocida y ampliamente aceptada. En esta concepción la salud pública es la ciencia y el arte de impedir enfermedades, prolongar la vida y fomentar la salud y la eficiencia mediante el esfuerzo organizado de la comunidad para: a) el saneamiento del medio; b) el control de las infecciones transmisibles; c) la educación de los individuos en higiene personal; d) la organización de los servicios médicos y de enfermería para el diagnóstico temprano y el tratamiento preventivo de las enfermedades y, e) el desarrollo de un mecanismo social que asegure a cada uno un nivel de vida adecuado para la conservación de la salud, organizando estos beneficios de tal modo que cada ciudadano se encuentre en condiciones de gozar de un derecho natural a la salud y a la longevidad (pp.6) 39 Para Lalonde (1974 citado en Piédrola, 2001) el nivel de salud de una comunidad esta influido por cuatro grandes grupos de categorías, las cuales cuentan con diversos determinantes que influyen en el continuo salud- enfermedad: a) la biología humana, como lo es la constitución física, la carga genética, el desarrollo y el envejecimiento; b) el medio ambiente, con la contaminación física, química y biológica, así como aspectos psicosociales y sociocultural; c) los estilos de vida y conductas de salud, dado el consumo de drogas, el sedentarismo, la mala alimentación, el estrés, la violencia y la mala utilización de los servicios sanitarios; y d) el sistema de asistencia sanitaria, en la mala utilización de recursos, los sucesos adversos producidos por la asistencia sanitaria, las listas de espera excesivas y la burocratización de la asistencia social (pp. 5) 2.5 Funciones de la salud pública La Organización Panamericana de la Salud (2000) menciona que las funciones esenciales de la salud pública sirven para cumplir con las necesidades de salud de la sociedad. Las funciones van dirigidas hacia el seguimiento, la evaluación y el análisis de la situación de salud en el país, la vigilancia de la salud pública, la investigación y el control de riesgos y daños en salud pública. También a la promoción de la salud y a la participación de los ciudadanos en materia de salud con el fin de ayudar a su comunidad. Es importante además el desarrollo de políticas y el aumento de la capacidad institucional de planificación, y gestión en salud pública con el fortalecimiento de la capacidad institucional. Al igual que la evaluación y promoción para el acceso equitativo a los servicios de salud necesarios para cumplir con los requerimientos de salud de las personas a nivel nacional (Loo, 2005). El desarrollo de recursos humanos y capacitación en salud pública con el propósito de garantizar y mejorar la calidad de los servicios de salud 40 individuales y colectivos es una función esencial. Sin olvidar la necesidad de investigación en salud pública para la reducción del impacto de las emergencias y desastres en la salud de la población (Loo, 2005). Las acciones de salud pública adaptadas al continuo salud-enfermedad se pueden resumir en: protección de la salud, prevención de la enfermedad, promoción de la salud y restauración de la salud (Piédrola, 2001). En México el sector salud tiene las siguientes funciones: a) integrar a las instituciones de salud, que estaban tradicionalmente dispersas; b) promover la programación integral de salud, c) autonomía técnica y organizativa de los integrantes del sector, d) concretar e incidir los sectores social y privado, y e) la creación de la infraestructura necesaria para cubrir los requerimientos de la sociedad (Martínez, 2005). El modelo de atención que existe actualmente en nuestro país ha recibido importantes críticas debido a diversos aspectos, dentro de los cuales se destacan las siguientes: a) Fomenta la concepción individualista en el origen de los problemas de salud y relega la consideración del contexto ambiental y social. b) Se encuentra centrado en el tratamiento que es dirigido hacia las personas identificadas con problemas o en riesgo, por lo que fracasa en desarrollar acciones preventivas. c) Su acción se desarrolla en una estancia receptiva-pasiva, donde el profesional espera a que los usuarios lleguen demandando un servicio (Costa & López, 1986). d) Las acciones preventivas que contempla son fundamentalmente las de atención personal, como las inmunizaciones y no comunitarias. e) Satisface las necesidades de salud de forma incompleta por falta de infraestructura y organización. f) Los servicios ofrecidos son básicamente curativos y corresponden a una atención medico-hospitalaria costosa y de impacto limitado sobre la salud de la población (Soberón & Arroyo, 1985). 41 g) El sistema de salud se encuentra burocratizado, por lo que se observa que las personas con un cargo público se preocupa más por mantener su puesto que por identificar las verdades causas de los problemas de salud y de esta manera lograr intervenir de la forma más eficaz y eficiente (Saforcada, 1999). h) La infraestructura médica esta especializada en la atención de enfermedades transmisibles, mientras que las tasas de mortalidad por tipo de enfermedad revelan el incremento de las tasas de mortalidad por enfermedades no transmisibles por lo que será necesario contar con una mejor infraestructura médica y se requerirá una reconversión de los sistemas de salud pública (Calidad de los servicios de salud pública, 2002). 2.6 Historia de la salud pública en México El sistema de salud pública en México tiene como pilares la asistencia pública y la seguridad social. La asistencia pública con financiamiento público surgió como una función obligatoria del Estado en la década de los treinta cuando la salud se estableció como un derecho de todos los individuos (Martínez, 2005). En 1943 se constituye la Secretaría de Salubridad y Asistencia (SSA), resultado de la fusión de la Secretaría de Asistencia Pública y el Departamento de Salubridad. Además se crea la Sociedad Mexicana de Higiene, que a partir de 1962 se convierte en la Sociedad Mexicana de Salud Pública (Fajardo, Carrillo & Neri, 2002). También en el año 1943, se fundó el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) mediante un financiamiento tripartito entre trabajadores-empresas- gobierno para apoyar la industrialización del país, pero no fue hasta 1957 a 14 años de su establecimiento, cuando se iniciaron las actividades de medicina preventiva, creándose en el instituto un departamento de Medicina preventiva. Ante la creciente participación del Estado en la economía y el incremento de su burocracia se creó en 1959 el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Posteriormente, Petróleos Mexicanos 42 PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) desarrollaron sistemas de seguridad social, así como la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina, entre otras (Martínez, 2005). El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) se establece en 1977, resultado de la fusión del Instituto Mexicano para la Infancia y la Familia (IMPIF)
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