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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
 
 FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 COLEGIO DE GEOGRAFÍA 
 
 
 
 
 
 
 
 LOS FACTORES SOCIO-ESPACIALES ATRIBUIBLES AL 
 SOBREPESO Y OBESIDAD EN UNA POBLACIÓN 
 UNIVERSITARIA EN MADRID 
 
 
 
 
 
 
 
 
T E S I S 
 QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
L I C E N C I A D O E N G E O G R A F Í A 
 P R E S E N T A : 
 SARA ANGÉLICA ESPINOZA SÁNCHEZ 
 
 
 
 
 
 ASESOR: DRA. MA. DEL CARMEN JUÁREZ GUTIÉRREZ 
 
 
 
 
 
 
 MÉXICO, D.F. JUNIO, 2012 
 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A mi madre Juana Sánchez porque me 
enseñaste a salir adelante ante la 
adversidad, porque has sido madre y 
padre a la vez, porque diste todo tu 
tiempo, dedicación y amor a tus hijos, 
eso lo llevaré en mi corazón siempre. 
 
 
A mis hermanos, Adriana por tu alegría 
y carácter, por todas las complicidades 
de adolescencia, y también por tu 
pequeña Sofí que me ha dado la dicha 
de ser tía, a Evelia por tu gran calidez 
humana y porque me regalaste una 
niñez inolvidable, a Ernesto porque 
despiertas ese niño que siempre se 
lleva dentro. 
 
 
A mi esposo Alejandro Vélez por este 
camino recorrido juntos, de sueños 
inspiradores, de metas, de charlas 
interminables, de viajes, de juegos, de 
espera… en fin, creo que no terminaría 
y solo me resta agradecerte por hacer 
de mis alegrías las más inmensas. 
 
Agradecimientos 
 
 
A la Universidad Nacional Autónoma de México, institución de la que me siento 
orgullosa de formar parte. 
 
A la Dra. Ma. Del Carmen Juárez, por su tiempo, disposición y dedicación en cada 
paso para la realización de esta tesis, profesor Jaime Morales, por la paciencia y 
entusiasmo en cada paso y, porque todos sus comentarios me guiaron al término 
de éste trabajo, Dr. Rodolfo Acuña, Dr. Enrique Propin y, Mtro. José Santos 
Morales, por dedicar su tiempo a la revisión de cada hoja, por todos sus 
comentarios que enriquecieron la versión final, muchas gracias. 
 
A la Fundación de Educación para la Salud, a la Dra. María Saínz que me brindó 
la oportunidad de colaborar en un campo tan novedoso, a todo el equipo de la 
FUNDADEPS; Antonio, Marta, Julio, Teresa, Caro, Nieves y Ana. 
 
A mis profesores, Genaro Correa de quien no olvido sus clases magistrales en los 
primeros años de carrera, al maestro Francisco Hernández porque sus cursos 
estaban llenos de aprendizaje, al profesor Alfredo Cerón porque su enseñanza no 
estaba en las aulas, al profesor Gabriel Rivera porque su examen fue un gran 
aliciente, al profesor Omar Moncada porque no recibí clases sino charlas, al 
maestro Anuar Álvarez, porque enriqueció mi formación crucialmente, a la 
profesora Erandi García con quien afirme mis inquietudes, a la Dra. Patricia 
Olivera por esa invitación inolvidable al coloquio, a la profesora Norma Sarabia por 
acercarme al pensamiento crítico, al profesor Vicente Ruiz, por sus comentarios 
tan acertados, a la maestra Olivia Salmerón de quien recibí apoyo y flexibilidad 
para la realización del servicio social, y muy especialmente al profesor Jaime 
Morales, porque todos sus comentarios me guiaron al termino de esta tesis, mi 
más sincero agradecimiento a todos mis maestros porque cultivaron el espíritu 
reflexivo y dejaron grandes enseñanzas durante los años de carrera. 
 
A mis otros profesores Paco Vilchis, Arturo Quinto, Sofía Álvarez y Elizabeth 
Simonín porque cada una de sus enseñanzas han dejado una marca que me ha 
encausado en esta práctica del yoga. 
 
A mis tíos Jorge Sánchez, Leticia Sánchez, José Luis Sánchez que me alentaron 
con sus palabras en tiempos difíciles, porque ustedes me han dado grandes 
ejemplos de vida. 
 
A mi prima Haydee Alonso por ser una mujer tan generosa y humana, gracias por 
todo ese apoyo que sentí no solo para el término de este trabajo. 
 
A mis compañeros y amigos del Colegio de Geografía, Xóchitl Ramírez por tu 
generosidad y amistad desde el primer día en la licenciatura, Marel Hernández 
porque aun recuerdo esos partidos y porque hemos visto la amistad crecer, 
Mónica López por tu amistad sincera y por todos tus detalles durante la carrera, 
Rubén Plata por coincidir los primeros y últimos años de facultad, y por ayudarme 
en momentos importantes, Ricardo Llamas por enseñarme un poco de tu mundo, y 
compartirlo, Tomás Martínez por ser un gran amigo e hijo, y porque no olvido tu 
ayuda para ir a Canadá, Manuel Ramírez por cada una de las charlas que 
trascendieron. También agradecer a Raúl Barceló, Apolinar Fierros, Aldo Ramírez, 
y Braulio Gutiérrez, que acompañaron este paso por la facultad. 
 
A mis amigos del cine, César Fernández, por toda tu generosidad y por atreverte a 
hacer ese viaje, Rubén Espinosa, por cada una de las charlas en las que vi un 
hermano, gracias porque nuestra amistad creció después del trabajo. 
 
A mis amigos los “Biólogos”, Luis, René y Lalo, que hicieron mucho más 
entretenido el servicio. 
 
 
 
1 
 
ÍNDICE 
 
Pág. 
ÍNDICE DE FIGURAS 2 
ÍNDICE DE CUADROS 4 
ÍNTRODUCCIÓN 6 
 
CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO-METODOLÓGICO SOBRE OBESIDAD 8 
1.1 La obesidad y el concepto de Índice de Masa Corporal 8 
1.2 Obesidad: riesgo y mortalidad 11 
1.3 Historia natural de la obesidad 20 
1.4 Factores socioeconómicos relacionados 27 
1.5 Criterios aplicados en algunos estudios 28 
1.6 La transición epidemiológica 30 
 
CAPÍTULO 2. SITUACIÓN DE LA OBESIDAD EN EL MUNDO 33 
2.1 La prevalencia de la obesidad 33 
2.2 Epidemiología de la obesidad 37 
2.3 Salud pública y prevención 44 
2.4 La Promoción y Educación para la Salud 48 
2.5 Factores históricos y culturales 57 
2.6 Campaña de prevención cardiovascular 61 
 
CAPÍTULO 3. CARACTERIZACIÓN TERRITORIAL DE LA POBLACIÓN EN 
LA CIUDAD DE MADRID 66 
3.1 Aspectos demográficos y económicos66 
3.1.1 Localización Geográfica 66 
3.1.2 Dinámica del crecimiento poblacional 67 
3.1.3 Estructura de la población 70 
3.1.4 Movimiento natural de la población 72 
3.1.5 Esperanza de vida 78 
3.1. 6 Educación 79 
3.1.7 Renta Disponible Bruta per cápita 82 
 
3.2 El sobrepeso y la obesidad en universitarios 84 
3.2.1 Características de la población 84 
3.2.2 Análisis estadístico 88 
3.2.3 Análisis de resultados 90 
 
Conclusiones 93 
Bibliografía 96 
Glosario 100 
Anexos 105 
2 
 
ÍNDICE DE FIGURAS 
 
Pág. 
FIGURA 1.1 DISTRIBUCIÓN DE GRASA EN EL CUERPO 12 
FIGURA 1.2 OBESIDAD COMO ENFERMEDAD CRÓNICA 22 
FIGURA 1.3 FACTORES DE RIESGO RELACIONADOS CON LA PREVALENCIA 
Y APARICIÓN DE LA OBESIDAD 25 
FIGURA 1.4 LAS PRINCIPALES CAUSAS DE CARGA DE LA ENFERMEDAD EN 
AVAD POR REGIÓN DE LA OMS, 2004 31 
 
FIGURA 1.5 DISTRIBUCIÓN DEL IMC EN POBLACIÓN ADULTA EN EL 
MUNDO 32 
 
FIGURA 2.1 PREVALENCIA DE OBESIDAD DE ADULTOS EN EL 
MUNDO, 2011 33 
FIGURA 2.2 OBESIDAD SEGÚN SEXO EN ALGUNOS PAÍSES, 2011 35 
FIGURA 2.3 ESPAÑA: PORCENTAJE DE POBLACIÓN OBESA SEGÚN 
COMUNIDAD AUTÓNOMA. POBLACIÓN DE 20 AÑOS Y MÁS, 2006-2007 38 
FIGURA 2.4 COMUNIDAD DE MADRID: PREVALENCIA DE OBESIDAD 
(IMC=30) POR SEXO Y GRUPOS DE EDAD, 2007 39 
FIGURA 2.5 COMUNIDAD DE MADRID: PROPORCIÓN DE HOMBRES CON 
EXCESO PONDERAL (IMC=25) POR GRUPOS DE EDAD, 2007 40 
 
FIGURA 2.6 COMUNIDAD DE MADRID: PROPORCIÓN DE MUJERES CON 
EXCESO PONDERAL (IMC=25) POR GRUPOS DE EDAD, 2007 40 
 
FIGURA 2.7 COMUNIDAD DE MADRID: VALORES MEDIOS DE TENSIÓN 
ARTERIAL SISTÓLICA (TAS) Y DIASTÓLICA (TAD) POR GRUPOS DE EDAD 
Y SEXO, 2007 41 
 
FIGURA 2.8 COMUNIDAD DE MADRID: PREVALENCIA DE HIPERTENSIÓN 
ARTERIAL POR GRUPOS DE EDAD Y SEXO, 2007 41 
 
FIGURA 2.9 CIUDAD DE MADRID: DISTRIBUCIÓN DEL EXCESO DE PESO 
SEGÚN SEXO Y EDAD, 2009 42 
 
FIGURA 2.10 CIUDAD DE MADRID: DISTRIBUCIÓN DEL EXCESO DE 
PESO SEGÚN CLASE SOCIAL ESTANDARIZADO POR EDAD, 2009 43 
 
3 
 
FIGURA 2.11 FICHA DE LA INTERVENCIÓN EN EL PUNTO DE SALUD 65 
 
FIGURA 3.1 LOCALIZACIÓN DE LA CIUDAD DE MADRID 66 
 
FIGURA 3.2 CIUDAD DE MADRID: EVOLUCIÓN DE POBLACIÓN DE 
DERECHO, 1900-2001 68 
 
FIGURA 3.3 DISTRITOS DE LA CIUDAD DE MADRID: EVOLUCIÓN DE LA 
POBLACIÓN DE DERECHO 2001-2009 70 
 
FIGURA 3.4 CIUDAD DE MADRID: EVOLUCIÓN DE LA ESTRUCTURA DE LA 
POBLACIÓN DE DERECHO, 1976-2009 72 
 
FIGURA 3.5 CIUDAD DE MADRID: EVOLUCIÓN DE LA NATALIDAD Y 
MORTALIDAD, 1970-2007 73 
 
FIGURA 3.6 DISTRITOS DE LA CIUDAD DE MADRID: CAMBIO EN LA TASA 
BRUTA DE NATALIDAD 1997-2009 75 
 
FIGURA 3.7 DISTRITOS DE LA CIUDAD DE MADRID: CAMBIO EN LA TASA 
BRUTA DE MORTALIDAD 1997-2009 77 
 
FIGURA 3.8 CIUDAD DE MADRID: MORTALIDAD POR CAUSA Y 
SEXO, 2007 78 
 
FIGURA 3.9 COMUNIDAD DE MADRID: ESPERANZA DE VIDA AL NACER 
HOMBRES Y MUJERES 1975-2005 79 
 
FIGURA 3.10 DISTRITOS DE LA CIUDAD DE MADRID: POBLACIÓN CON 
ESTUDIOS DE LICENCIATURA, 2001 81 
 
FIGURA 3.11 DISTRITOS DE LA CIUDAD DE MADRID: RENTA DISPONIBLE 
BRUTA PER CÁPITA 83 
 
FIGURA 3.12 ANÁLISIS AID: INTERACCIONES DE LA VARIABLE IMC CON 
LAS VARIABLES INDEPENDIENTES 89 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
ÍNDICE DE CUADROS 
 
Pág. 
CUADRO 1.1 PUNTOS DE CORTE DE LA OMS PARA LA CLASIFICACIÓN 
DE BAJO PESO, NORMAL, SOBREPESO Y OBESIDAD 9 
CUADRO 1.2 ÍNDICE DE MASA CORPORAL Y RIESGO DE PROBLEMAS DE 
SALUD EN ADULTOS, 2010 14 
 
CUADRO 1.3 PATOLOGÍAS QUE CURSAN CON OBESIDAD: RIESGO Y 
COMPLICACIONES 15 
CUADRO 1.4 POBLACIÓN ADULTA ESPAÑOLA ENTRE 25 Y 60 AÑOS CON 
EXCESO DE PESO 29 
CUADRO 1.5 IMC EN POBLACIÓN ADULTA ESPAÑOLA 29 
CUADRO 2.1 OBESIDAD POR SEXO EN PAÍSES EUROPEOS SEGÚN EL IMC, 
2011 36 
CUADRO 2.2. COSTES DIRECTOS E INDIRECTOS DE LA OBESIDAD Y 
ENFERMEDADES ASOCIADAS 44 
CUADRO 2.3 RELACIÓN ENTRE EL IMC Y EL RIESGO DE PADECER LAS 
ENFERMEDADES ASOCIADAS CON LA OBESIDAD 45 
CUADRO 2.4 LUGARES Y FECHAS DE LA CAMPAÑA POR PUNTOS DE 
SALUD 63 
CUADRO 3.1 EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN DE DERECHO 67 
CUADRO 3.2 DISTRITOS DE LA CIUDAD DE MADRID: EVOLUCIÓN DE LA 
POBLACIÓN DE DERECHO 2001-2009 69 
CUADRO 3.3 CIUDAD DE MADRID, POR DISTRITOS: POBLACIÓN DE 
DERECHO POR GRUPOS DE EDAD Y SEXO, 2009 71 
CUADRO 3.4 CIUDAD DE MADRID: EVOLUCIÓN DE LA NATALIDAD, 
MORTALIDAD Y NUPCIALIDAD, 1970-2007 72 
CUADRO 3.5 DISTRITOS DE LA CIUDAD DE MADRID: TASA BRUTA DE 
NATALIDAD, 1997-2007 74 
CUADRO 3.6 DISTRITOSDE LA CIUDAD DE MADRID: TASA BRUTA DE 
MORTALIDAD, 1997-2007 76 
5 
 
CUADRO 3.7 DISTRITOS DE LA CIUDAD DE MADRID: POBLACIÓN DE 16 
AÑOS Y MÁS POR NIVEL DE ESTUDIOS, 2001 80 
CUADRO 3.8 CUENTA DE RENTA DE LOS HOGARES, CIUDAD DE MADRID 
SEGÚN DISTRITOS, 2002-2008 82 
 
CUADRO 3.9 POBLACIÓN UNIVERSITARIA POR SEXO, 
SEGÚN FACULTAD 84 
CUADRO 3.10 POBLACIÓN UNIVERSITARIA POR SEXO Y EDAD 84 
CUADRO 3.11 DISTRIBUCIÓN POR SEXO Y EDAD SEGÚN IMC 85 
CUADRO 3.12 DISTRIBUCIÓN POR SEXO Y EDAD SEGÚN TENSIÓN 
ARTERIAL MÁXIMA 85 
CUADRO 3.13 DISTRIBUCIÓN POR SEXO Y EDAD SEGÚN TENSIÓN 
ARTERIAL MÍNIMA 86 
CUADRO 3.14 DISTRIBUCIÓN POR SEXO Y EDAD SEGÚN HÁBITO 
TABÁQUICO 86 
CUADRO 3.15 DISTRIBUCIÓN POR SEXO Y EDAD SEGÚN PRUEBA DE 
COOXIMETRÍA 87 
CUADRO 3.16 DISTRIBUCIÓN POR SEXO Y EDAD SEGÚN NIVEL DE 
DEPENDENCIA 87 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
6 
 
INTRODUCCIÓN 
 
La obesidad es una enfermedad que además del componente biológico también 
esta mediada por factores como el social y el cultural en donde las variables 
demográficas y socioeconómicas como el sexo, la edad, los ingresos son 
coparticipes. Por lo tanto, para entender las situaciones en las que se genera 
sobrepeso y obesidad es importante conocer el entorno en el que se desarrolla 
este padecimiento en el individuo y en la población. En la actualidad las 
complicaciones inducidas por la obesidad (diabetes, hipertensión, enfermedad 
coronaria etc.), tienen una carga de morbilidad creciente en todo el mundo y son 
las primeras causas de muerte en muchos países. Este panorama es recurrente 
en países de América particularmente en países con modelo de transición 
epidemiológica, esto es, de enfermedades infecciosas hacia las enfermedades no 
transmisibles. 
 
La evidencia existente en cuanto a la relación de la condición socioeconómica y la 
obesidad sigue siendo controversial, pues a mayor condición socioeconómica, 
menor obesidad y a la inversa. También se presentan diferencias en las regiones 
de un mismo país las que sugieren patrones norte-sur para este padecimiento. 
 
La obesidad se presenta en países desarrollados y en desarrollo. La aparición de 
obesidad en la población, tiene múltiples y complejos factores causales. Por ello, 
se ha hecho hincapié en el individuo y, el contexto social que lo rodea. 
Precisamente en la sociedad moderna permeada de hábitos y estilos de vida poco 
saludables que ha creado un ambiente más propicio para el desarrollo del 
sedentarismo y sobrealimentación en cualquiera de sus representaciones. 
 
El problema de la obesidad, también representa desigualdad en la salud de la 
población joven, como la universitaria y, por lo tanto, tiene un contenido de 
diferenciación socio-espacial. 
 
7 
 
Se plantea la hipótesis siguiente: la diferenciación socio-espacial de los hábitos 
de salud, universitaria, contiene estilos de vida poco favorables que se traducen 
en obesidad. 
 
El objetivo general es identificar algunos factores atribuibles al sobrepeso y la 
obesidad de la población de estudio. 
 
La presente tesis se conforma de tres capítulos. En el primero, se analiza la 
definición de obesidad y su medición, los riesgos asociados a la enfermedad 
desde la niñez hasta la edad adulta. También se abordan las causas y factores del 
desarrollo de la obesidad, hasta llegar a la transición epidemiológica. Se discute 
como la obesidad ha influido en países donde antes existían parámetros de 
desnutrición. 
 
En el capítulo segundo, se evalúa la prevalencia de obesidad, en el contexto 
mundial, en países desarrollados y en desarrollo, en estos últimos la pobreza o los 
bajos ingresos juegan un papel importante en los riesgos de aparición de 
obesidad. También se estudia lo que ocurre en la Comunidad Autónoma de 
Madrid en relación al país y, por último, se abordan algunas cuestiones históricas 
y culturales de la alimentación hasta llegar a la promoción de la salud. 
 
En el capítulo tercero, se describe el contexto de la ciudad y sus distritos en torno 
a aspectos demográficos y económicos de la población, que aporta al contexto de 
los determinantes sociales, espaciales y económicos. Por último, se realiza un 
análisis estadístico de la población universitaria de Madrid donde se analiza la 
obesidad con respecto a otras variables para conocer su influencia en la población 
en cuanto a la protección o al riesgo de padecer obesidad. 
 
 
 
 
 
 
8 
 
CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO-METODOLÓGICO SOBRE OBESIDAD 
 
1.1 La obesidad y el concepto de Índice de Masa Corporal 
En el lenguaje popular, al hacer referencia al peso, se observa toda una serie de 
matizaciones, desde delgadez a gordura, de magro a corpulento, y muchas más. 
Con el tiempo, cualidades como gordo, graso o delgado se han transformado en 
cantidades precisas como obeso, sobrepeso o insuficiencia ponderal, términos 
para los que existen definiciones numéricas que pueden determinarse con una 
báscula y un metro. Especialmente se ha creado una norma, esto es, un “valor 
normal del índice de masa corporal”. Se admite como anormal aquello que es 
inferior o superior a este valor normal del índice de masa corporal. Éste índice 
deriva de una simple división: es el cociente del peso en kilogramos de una 
persona entre el cuadrado de su talla en metros [Peso en kg/talla en m]2. También 
es la denominación oficial, pero se trata de otra manera de designar al índice de 
Quetelet, quizás el primer estudio sobre el peso de sus conciudadanos de 
Bruselas en 1832. Aunque Quetelet utilizó este índice, con fines que no tenían 
ninguna relación con las normas o con la obesidad (Rodríguez, 2010). 
 
En 1998, se obtuvo una aceptación internacional definitiva en una publicación de 
la Organización Mundial de la Salud. La palabra sobrepeso reapareció en los años 
noventa. El término sobrepeso de la OMS es equivalente a la palabra inglesa 
overweight. En los tiempos actuales, se admite, la utilización del IMC, (dado que 
estas mediciones son de conocimiento de cada individuo se le ha denominado en 
la práctica de auto referencia) para el caso de la obesidad. 
 
Por ello, desde un punto de vista antropométrico, se considera obesa a una 
persona con un IMC igual o superior a 30 kg/m2, lo que permite: 
 
 Hacer comparaciones válidas del peso dentro y entre poblaciones. 
 Identificar a individuos y grupos con riesgo aumentado de morbilidad y 
mortalidad. 
9 
 
 Identificar prioridades para intervenir a nivel individual y de comunidad 
En el informe de la Organización Mundial de la Salud sobre Obesidad, se propone 
una clasificación de bajo peso, peso normal, sobrepeso y obesidad (Cuadro 1.1). 
 
CUADRO 1.1 PUNTOS DE CORTE DE LA OMS PARA LA CLASIFICACIÓN DE 
BAJO PESO, NORMAL, SOBREPESO Y OBESIDAD 
IMC kg/m
2 
Clasificación de OMS Otras definiciones 
<18.5 Bajo peso Insuficiencia ponderal 
18.5-24.9 Normal Peso saludable 
25.0-29.9 Sobrepeso Pre obeso 
30.0-34.9 Obesidad grado 1 Obesidad 
35.0-39.9 Obesidad grado 2 Obesidad 
≥40.0 Obesidad grado 3 Obesidad extrema o mórbida 
 Fuente:OMS, 1997 
 
Hay que aclarar que la clasificación que muestra el cuadro no necesariamente 
define el mismo grado de adiposidad o el mismo grado de riesgos a la salud 
relacionados con la obesidad en poblaciones de diferentes grupos étnicos. Las 
obtenciones de el porcentaje de grasa mediante técnicas como la densitometría, 
impedanciometría u absorciometría son complejas. Dadas las dificultades para 
medir el porcentaje de grasa en una población se opta por otras mediciones de 
tipo antropométrico, como el IMC, utilizado en los estudios epidemiológicos. Por 
ello, es importante tener un acuerdo en la definición de obesidad que permita la 
comparación de datos de diversas poblaciones. 
 
La amplia aceptación mundial1 de que un IMC ≥ 30 denota obesidad tiene sus 
ventajas, sin embargo, algunos estudios han utilizado puntos de corte por arriba o 
por abajo del mencionado índice. En Estados Unidos de América, por ejemplo, la 
obesidad solía clasificarse con base en la distribución del IMC de los estudios 
 
1
 Esta clasificación ha sido aceptada por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos de América, así como a 
nivel mundial para su uso en comparaciones internacionales. Los mismos puntos de corte son utilizados tanto para mujeres 
como para varones; aunque ahora se han redefinido estos puntos de corte para la población asiática debido a que existe 
una morbilidad amplificada con índices de masa corporal menores (Méndez, 2002). 
 
10 
 
NHANES I, II y III de 1959 a 1970, representativos de la población 
estadounidense. Los puntos de corte, tomados del percentil 85, eran 27.8 para 
varones y 27.3 para mujeres. Aunque seleccionar el valor de un percentil para 
determinar el punto de corte tiene sus inconvenientes ya que éste tiende a 
aumentar proporcionalmente a medida que la población gana peso. 
 
Además de la determinación antropométrica, existen varias definiciones sobre 
obesidad, una de las cuales está en función del porcentaje de tejido graso 
corporal, que define como sujetos obesos aquellos que presentan porcentajes por 
encima del 25% en los hombres y del 33% en las mujeres. Por lo que obesidad se 
refiere a una masa excesiva de grasa corporal que se presenta cuando se 
consume más energía de la que se gasta en un periodo prolongado, este es el 
denominado balance energético, que ocasiona un aumento del peso corporal. La 
obesidad puede coexistir con el déficit de micronutrientes y otras enfermedades 
carenciales, y no sólo como un trastorno originado en un desequilibrio energético 
(Sánchez-Castillo, 2002). 
 
En cuanto a la ingesta energética total, la alta densidad energética de la dieta es 
uno de los principales factores asociados al sobrepeso y obesidad. Un menor 
consumo de alimentos ricos en energía (ricos en grasas, azúcares y almidones) y 
bebidas ricas en energía (ricas en azúcares libres) contribuye a reducir el aporte 
calórico total. A la inversa, una mayor ingesta de alimentos menos concentrados 
en energía (verduras y frutas) y alimentos ricos en fibra alimentaria contribuye a 
reducir la ingesta energética total y aumentar la ingesta de micronutrientes. Debe 
señalarse, no obstante, que los grupos muy activos con dietas ricas en verduras, 
leguminosas, frutas y cereales integrales pueden mantener una ingesta total de 
grasas de hasta el 35% sin exponerse a un aumento de peso perjudicial (OMS, 
2003). 
 
 
11 
 
1.2 Obesidad: riesgo y mortalidad 
Las relaciones entre la obesidad y otras enfermedades han sido, durante muchos 
años, objeto de controversia, porque el sobrepeso y la obesidad han sido 
considerados como factores de riesgo en términos epidemiológicos a pesar de que 
la obesidad fue clasificada como enfermedad desde 1948 (Sánchez-Castillo, 
2002). 
En contraste, una publicación de la OMS, menciona que el sobrepeso y la 
obesidad son el quinto factor principal de riesgo de defunción en el mundo, y que 
cada año fallecen por lo menos 2,8 millones de personas adultas como 
consecuencia del sobrepeso u obesidad. Además, el 44% de la carga de diabetes, 
el 23% de la carga de cardiopatías isquémicas y entre el 7% y el 41% de la carga 
de algunos cánceres son atribuibles al sobrepeso y la obesidad (OMS, 2011). 
Aunque el IMC estima la prevalencia de la obesidad dentro de una población, no 
distingue entre el peso asociado con el músculo y el peso asociado con la grasa, 
por lo que no se considera la distribución de grasa en el cuerpo que 
definitivamente influye en los riesgos para la salud. Del mismo modo, la 
distribución de la grasa corporal es un factor importante en el incremento de la 
mortalidad cuya tasa aumenta de manera no lineal con respecto al incremento de 
peso (especialmente en las mujeres). 
 La distribución de la grasa corporal se ha clasificado en androide y ginecoide 
(Figura 1.1). La distribución de grasa androide también se ha llamado masculina, 
abdominal, central, visceral, de la parte superior del cuerpo o con forma de 
manzana. La distribución de grasa ginecoide se conoce también con los términos 
femeninos, glúteo-femorales, periféricos, subcutáneos de la parte baja del cuerpo 
o con forma de pera. 
 
 
 
12 
 
FIGURA 1.1 DISTRIBUCIÓN DE GRASA EN EL CUERPO 
 
 Fuente: Formiguera, 1998 
 
La obesidad androide se asocia con más frecuencia a los riesgos para la salud. 
Algunos estudios han demostrado que el perímetro de la cintura puede predecir 
mejor los riesgos de comorbilidad que otras mediciones. Si bien el grado de 
obesidad necesaria para producir resistencia a la insulina puede variar entre un 
individuo y otro, es más frecuente encontrar resistencia a la insulina en adultos 
cuando la acumulación de grasa es predominantemente abdominal (obesidad 
androide). 
 
La adiposidad abdominal se correlaciona con las alteraciones metabólicas y 
cardiovasculares secundarias a la obesidad. El hiperinsulinismo y la 
insulinoresistencia son las anomalías subyacentes probables que explican el 
conocido síndrome metabólico: hipertensión arterial, intolerancia a la glucosa e 
hipertrigliceridemia. 
 
Parece evidente en la actualidad que la medición exclusiva de la circunferencia de 
cintura (medida en el punto medio entre el borde inferior de la costilla y la cresta 
iliaca) se correlaciona con la grasa abdominal y el riesgo de salud. Se reconoce, 
sin embargo, que en algunos estudios parece haber un poder predictivo adicional 
cuando se utiliza la relación cintura-cadera, ya que este indica el grado de 
13 
 
acumulación de grasa alrededor de las caderas. Esta disposición de grasa de 
alguna manera ayuda a limitar el impacto de acumulación de grasa abdominal. 
Los puntos de corte de la circunferencia abdominal, a partir de los cuales el riesgo 
metabólico y cardiovascular está aumentando, fueron adoptados por la OMS y 
recientemente por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos de 
América. Hay un mayor riesgo de complicaciones metabólicas en los varones con 
una circunferencia de cintura ≥ 102 cm y en las mujeres con una circunferencia de 
cintura ≥ 88 cm. Dichas cifras no son aplicables a todas las poblaciones y razas, 
por lo que es probable que se necesiten valores de referencia para otros grupos 
étnicos. Aunque las poblaciones de distintas razas y entornos ambientales muy 
diferentes varían en cuanto al riesgo que supone la acumulación de una 
determinada cantidad de grasa o un reparto de la misma, lo cierto es que es 
necesaria una unificación en la definición y grados de la obesidad. 
 
Esta unificación se decide, en adultos, en función del IMC y circunferencia de 
cintura. La relación entre IMC y grasa corporal varía de acuerdo con la 
constitución del cuerpo y sus proporciones. Se ha demostrado que a un IMC dado, 
no le corresponde el mismo grado de adiposidad a través de diversas poblaciones.Las diferencias entre proporciones corporales, y la relación entre IMC, y contenido 
de grasa corporal pueden afectar el intervalo de IMC que se considera saludable. 
 
En el estudio NHANES III se puso en evidencia que las personas con un IMC 
[(Peso en kg/talla en m)2] ≥27 tienen un riesgo del 70% mayor de padecer 
patologías relacionadas con la obesidad, y por lo tanto, que la obesidad tenga un 
impacto negativo sobre su nivel de salud (Cuadro 1.2). Más del 70% de los obesos 
tienen, al menos, un problema de salud relacionado con su obesidad, por lo que, 
el riesgo de desarrollo de problemas de salud aumenta de acuerdo con el exceso 
ponderal. 
 
 
 
14 
 
CUADRO 1.2 ÍNDICE DE MASA CORPORAL Y RIESGO DE PROBLEMAS DE 
SALUD EN ADULTOS, 2010 
 
Kg/ m
2 
 
Clasificación 
Riesgo de desarrollo de 
problemas de salud 
<18.5 Bajo peso Aumentado 
18.5-24.9 Peso normal Menor 
25.0-29.9 Sobrepeso Aumentado 
≥30.0: 
30.0-34.9 
35.0-39.9 
Obeso: 
Obeso clase I 
Obeso clase II 
 
Alto 
Muy Alto 
≥40.0 Obeso clase III Extremadamente alto 
 Fuente: NHLBI, 2011 
 
Existe una relación cercana entre el IMC y la incidencia de enfermedades 
crónicas. Esta relación es lineal para un intervalo dado de IMC menores a 30, pero 
todos los riesgos se incrementan importantemente para los sujetos con IMC 
mayores a 29, independientemente del sexo2. 
 
La obesidad es un factor de riesgo asociado al desarrollo de determinadas 
enfermedades crónicas, como son diabetes mellitus tipo 2 (DM), enfermedades 
cardiovasculares (ECV), hipertensión arterial (HTA), y osteoartritis entre otras 
(Cuadro 1.3). 
 
 
 
 
 
2
 Aunque existe controversia acerca de la relación entre obesidad y mortalidad. Troiano demostró que existe una evidencia 
muy clara de una curva de mortalidad en relación al IMC en forma de “U” la cual varía dependiendo de la población 
estudiada. En su estudio, incluyen a la población fumadora y reúnen los datos de poblaciones europeas, escandinavas, y 
estadounidenses, encontraron que los datos de IMC de 23 y menores, y los de 28 o mayores están asociados con una alta 
mortalidad, mientras que la mortalidad es mínima con IMC entre 24 y 27. Con respecto al exceso de mortalidad con IMC 
bajos se pensaba que la inclusión de fumadores en el análisis tenía un efecto importante. Esto era debido a que tienen 
mayor riesgo y porque son más delgados a consecuencia de un apetito reducido y a un aumento en la tasa metabólica que 
les hace perder peso por el incremento en el gasto energético. Un segundo factor eran las muertes prematuras en 
individuos que perdían peso antes de que se hiciera diagnóstico de enfermedades como, cáncer. Cuando se separaron 
fumadores y muertes prematuras del análisis, aquellas que ocurrían antes de 2 a 5 años del inicio del estudio, la forma de 
“U” de la curva se convertía en forma de “J”. El aumento en riesgo relativo es más obvio en varones que en mujeres y en los 
menores de 75 años. El riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular es también más claro que el riesgo relativo para 
todas las causas de muerte (Troiano, 1996). 
 
 
 
15 
 
CUADRO 1.3 PATOLOGÍAS QUE CURSAN CON OBESIDAD: RIESGO Y 
COMPLICACIONES 
Patología Riesgo Tipo Complicaciones 
Diabetes Mellitus Muy aumentado Central Insuficiencia renal, 
ceguera, ulceraciones 
del pie, riesgo 
sensiblemente mayor 
a infecciones, 
cardiopatías y ECV 
Enfermedades 
Cardiovasculares 
Moderadamente 
Aumentado 
Central Fallo cardíaco, 
síndrome metabólico, 
enfermedad de la 
vesícula biliar e 
hígado graso 
Hipertensión 
Arterial 
Muy aumentado ----- Insuficiencia cardíaca 
y renal, cardiopatía 
coronaria, accidente 
cerebro vascular, y 
riesgo de infarto 
agudo de miocardio 
Osteoartritis Moderadamente 
aumentado 
----- Procesos dolorosos 
afectos al aparato 
osteoarticular, 
alteraciones de 
cartílago. 
 Elaboró: Sara Angélica Espinoza Sánchez 
 ----No existe clara correlación 
 
 Fuente: (Calero, 2005) 
 
Diabetes Mellitus 2 (DM) 
El Grupo de Trabajo Internacional de Obesidad (IOTF por sus siglas en inglés), 
sitúa la DM entre las patologías con riesgo muy aumentado de aparición debido a 
la obesidad en los países desarrollados. El riesgo de padecer DM en edades 
medias de la vida se triplica en los individuos obesos. En Estados Unidos, un 46% 
de las personas diagnosticadas de DM presentan un IMC > 30. Los aumentos más 
espectaculares de la diabetes de tipo 2 se están dando en sociedades en las que 
la dieta ha sufrido grandes cambios y paralelamente ha disminuido la actividad 
física y han aumentado los casos de sobrepeso y obesidad. Las nuevas dietas 
suelen ser densas en energía, ricas en ácidos grasos saturados y carentes de 
fibra alimentaria. La distribución de grasa es un factor de riesgo crucial en la 
resistencia insulínica, siendo la obesidad de tipo central la que presenta una 
mayor predisposición al desarrollo de DM. 
16 
 
La diabetes de tipo 2, antes conocida como diabetes no insulinodependiente 
(DMNID), es la responsable de la mayoría de los casos de diabetes en el mundo. 
Aparece cuando la producción de insulina no basta para compensar la anomalía 
subyacente, que no es sino una mayor resistencia a su acción. Las fases 
tempranas de la diabetes de tipo 2 se caracterizan por una producción excesiva de 
insulina. A medida que progresa la enfermedad, los niveles de insulina pueden 
disminuir como resultado de una insuficiencia parcial de las células del páncreas, 
productoras de esa hormona. Entre las complicaciones de la diabetes de tipo 2 
figuran la ceguera, la insuficiencia renal, las ulceraciones del pie, que pueden 
desembocar en gangrena y amputación, y un riesgo sensiblemente mayor de 
infecciones, cardiopatías y accidentes cerebrovasculares (ACV). 
Puede considerarse que todos los factores relacionados con el estilo de vida y el 
ambiente que contribuyen a un aumento excesivo de peso favorecen también la 
diabetes de tipo 2. Por lo tanto, la modificación del estilo de vida es el pilar 
fundamental tanto del tratamiento como de los intentos de prevención de la 
diabetes de tipo 2. 
Hipertensión Arterial (HTA) 
También el Grupo de Trabajo Internacional de Obesidad, ha incluido a la HTA 
como patología de riesgo muy aumentado con relación a la obesidad; esto se ha 
evidenciado a través de múltiples estudios epidemiológicos. Según la Asociación 
Americana de Obesidad, aproximadamente un 75% de los casos de hipertensión 
informados en Estados Unidos están directamente relacionados con la obesidad. 
El riesgo de padecer HTA se correlaciona con un exceso de peso, evidenciándose 
incrementos de 3mmHg en la presión sistólica y de 2mmHg en la diastólica por 
cada 10 kg de incremento del peso corporal. 
 
Hoy día se define convencionalmente la hipertensión como las cifras de presión 
arterial mayores de 140 mm de mercurio de presión sistólica y 90 mm Hg de 
presión diastólica, sin embargo se considera que las personas diabéticas deben 
estar por debajo de estas cifras, idealmente 130/85 mm. 
17 
 
La presión arterial alta aumenta el esfuerzo del corazón, acelera el proceso de 
endurecimiento de las arterias y aumenta el riesgo de sufrir un infarto agudo de 
miocardio, insuficiencia cardíaca, e insuficiencia renal. La hipertensión es uno de 
los principales factores de riesgo de cardiopatía coronaria y de los dos tipos de 
accidente cerebrovascular (isquémico y hemorrágico). Cuando la hipertensión 
coexiste con otros factores de riesgo, la probabilidad de infarto aumenta muchas 
veces. 
 
La presión arterial aumenta con la edad en ambos sexos. Si bien las mujeres 
tienen niveles inferiores a las de los hombres antes de la menopausia, las cifras se 
elevan mucho más después de ésta, y a partir de los 55 años superana las de los 
hombres. El embarazo puede provocar hipertensión especialmente durante el 
tercer trimestre, pero la hipertensión ocasionada por el embarazo (eclampsia) 
generalmente desaparece tras el parto. Las mujeres que tienen antecedentes 
familiares de hipertensión arterial y las mujeres con sobrepeso también tienen un 
mayor riesgo. La hipertensión arterial no puede curarse, pero si puede controlarse 
con dieta, ejercicio y, de ser necesarios medicamentos. 
 
Enfermedades Cardiovasculares (ECV) 
 
Con respecto a las Enfermedades Cardiovasculares (ECV), el Grupo de Trabajo 
Internacional de Obesidad, las encuadra como patologías de riesgo 
moderadamente aumentado con relación a la obesidad, en particular a la obesidad 
tipo androide. Debido al «efecto retardado» de los factores de riesgo de las ECV, 
las actuales tasas de mortalidad son consecuencia de una exposición anterior a 
factores comportamentales de riesgo, como una alimentación inadecuada, una 
actividad física insuficiente y un mayor consumo de tabaco. El exceso de peso, la 
obesidad central, la hipertensión, las dislipidemias, la diabetes y la baja forma 
cardiorespiratoria se encuentran entre los factores biológicos que más contribuyen 
al incremento del riesgo. Según un estudio dirigido por el Instituto Nacional de 
Pulmón, Sangre y Corazón de Estados Unidos, el exceso de peso corporal se 
18 
 
asocia estrechamente con un aumento del riesgo de fallo cardiaco llegando a ser 
un 34% mayor en personas con sobrepeso y un 104% en obesos. 
 
Entre las prácticas alimentarias perjudiciales figuran el consumo elevado de 
grasas saturadas, sal y carbohidratos refinados, así como el bajo consumo de 
fruta y verduras; estos factores suelen ir agrupados. 
 
Según la OMS (2003) las recomendaciones para mejorar la salud cardiovascular 
se basan en varios puntos clave: 
 Ácidos grasos. La meta tradicional es restringir la ingesta de ácidos grasos 
saturados hasta menos del 10% de la ingesta energética diaria, y hasta 
menos del 7% en los grupos de alto riesgo. 
 Frutas y verduras. Contribuyen a la salud cardiovascular gracias a la 
diversidad de fitonutrientes, el potasio y la fibra que contienen. Se 
recomienda el consumo diario de frutas y verduras frescas (incluidas bayas, 
hortalizas de hoja verde y crucíferas y leguminosas) en cantidades 
adecuadas (400-500 g diarios) para reducir el riesgo de cardiopatía 
coronaria, accidente cerebrovascular e hipertensión. 
 Sodio y Potasio. La ingesta alimentaria de sodio de todas las fuentes influye 
en los niveles de tensión arterial de la población, la limitación de la ingesta 
alimentaria de sodio debe conseguirse restringiendo el consumo diario de 
sal (cloruro de sodio) a menos de 5 g al día. Una ingesta alimentaria 
adecuada de potasio reduce la tensión arterial y protege contra los 
accidentes cerebrovasculares y las arritmias cardiacas. La ingesta de 
potasio debe ser tal que la razón sodio: potasio se mantenga en torno a 1. 
 Fibra alimentaria. La fibra protege contra la cardiopatía coronaria y también 
se ha utilizado en dietas para reducir la tensión arterial. El consumo de 
frutas, verduras y cereales integrales puede aportar las cantidades 
necesarias. 
19 
 
 Pescado. Se recomienda el consumo regular de pescado (una a dos 
raciones por semana), ya que protege contra la cardiopatía coronaria y el 
accidente cerebrovascular isquémico. 
 Actividad Física. Una mayor cantidad o intensidad de ejercicio tendrían un 
mayor efecto protector. La cantidad recomendada de actividad física es 
suficiente para mejorar la salud cardiovascular hasta el nivel 
comprobadamente asociado a un menor riesgo de ECV. 
 
Osteoartritis 
 
El Grupo de Trabajo Internacional de Obesidad, califica también a la osteoartritis 
como de riesgo moderadamente aumentado con relación a la obesidad. Parece 
evidente que la obesidad somete al aparato locomotor, desde un punto de vista 
puramente mecánico, a un sobreesfuerzo que puede desencadenar en procesos 
dolorosos afectos al aparato osteoarticular, y que en otras circunstancias pudieran 
tardar más tiempo en hacerse clínicamente activos, esta influencia será más 
determinante cuanto más grave sea esta. 
 
En rodillas y tobillo puede estar asociada con el exceso de peso corporal. Su 
aparición en otras articulaciones sugiere que hay otros componentes de la 
obesidad que alteran el cartílago y el metabolismo óseo. 
 
La apnea de sueño es otra alteración con un riesgo muy aumentado de aparición 
debido a la obesidad. Los individuos suelen tener depósitos de grasa adyacentes 
a la faringe, en el paladar blando y úvula provocando un estrechamiento de la vía 
nasofaríngea que da lugar a una obstrucción de la respiración durante el sueño. 
La apnea de sueño lleva a su vez riesgo de sufrir accidentes cardio y 
cerebrovasculares. 
 
No hay que olvidar las alteraciones psicológicas que puedan representar los 
individuos obesos. El rechazo social (laboral y escolar) es un hecho que conlleva 
20 
 
descenso de la autoestima, depresión y culpabilidad en el individuo. Ahora se 
sabe que el exceso de peso no sólo tiene valor para prevenir el peso de algunas 
enfermedades en particular sino que se ha demostrado que los sujetos que 
pierden peso voluntariamente, reducen sus riesgos de adquirir los padecimientos 
mencionados. 
 
1.3 Historia natural de la obesidad 
 
La obesidad infantil es un proceso metabólico en el que se produce una 
acumulación de grasa en relación con el promedio normal para su edad, sexo y 
talla. La persistencia de la obesidad infantil hasta la edad adulta aumenta 
significativamente el riesgo de padecer el síndrome metabólico, enfermedad de la 
vesícula biliar e hígado graso. La mayor incidencia de enfermedad cardiovascular 
en personas obesas es el resultado en su mayor parte de la asociación de estos 
tres factores de riesgo. Dicha incidencia puede aumentar, si se asocian otros 
factores de riesgo cardiovascular como son el sedentarismo y el tabaquismo. 
 
A corto plazo, sus consecuencias más frecuentes son alteraciones psicosociales: 
incluso en edades tempranas el niño obeso es descrito despectivamente por sus 
compañeros, tiene problemas de aislamiento y en relación a menores expectativas 
académicas. Mención especial merece la repercusión psicológica de la obesidad, 
e incluso de un mínimo sobrepeso, sobre los adolescentes como coadyuvante de 
importantes problemas de alimentación como la bulimia-anorexia nerviosa. A 
medio plazo la obesidad infantil produce alteraciones ortopédicas, respiratorias y 
cutáneas. No habituales, pero de extrema gravedad, son el síndrome de Picwick 
(somnolencia e insuficiencia respiratoria), miocardiopatía y pancreatitis asociados 
a la obesidad. En los niños obesos aumenta la incidencia de la diabetes mellitus y 
el riesgo de la intolerancia a la glucosa, hipertensión y alteraciones de los lípidos 
(aumento de colesterol y triglicéridos). La obesidad infantil aumenta el riesgo de 
obesidad en la edad adulta. El 75% de los adolescentes obesos serán obesos de 
adultos y la obesidad es factor de riesgo de enfermedad cardiovascular. 
21 
 
En general, y más aun en la infancia, el tratamiento de la obesidad será con 
estricta vigilancia médica. El niño deberá llevar una dieta controlada y sólo en 
contados casos los medicamentos y las técnicas quirúrgicas tienen cabida en el 
tratamiento. En escasos niños su obesidad es secundaria a enfermedades 
(hipotiroidismo) o síndromes complejos (Prader Wili) que precisan de estudio y 
tratamiento específico. 
 
Obesidad en la adolescencia 
 
Los factores que influyen en la obesidad del adolescente son los mismos que los 
del adulto. Con frecuencia, un adolescente ligeramente obeso gana peso con 
rapidez y se hace sustancialmente obeso en pocos años. Muchos adolescentes 
obesos tienen una pobre imagen de sí mismos y se hacen progresivamente mássedentarios y socialmente aislados. Sus padres a menudo no saben cómo 
ayudarlos. 
 
No hay muchas opciones disponibles en los tratamientos para adolescentes 
obesos. Hay pocos programas comerciales proyectados para ellos, pocos médicos 
que tengan experiencia en el tratamiento específico de los adolescentes y en el 
uso de fármacos que permitan ayudarlos. 
 
Las escuelas brindan diversas oportunidades para la educación en nutrición y para 
la actividad física, pero estos programas raramente se ocupan lo suficiente en 
enseñar a los adolescentes a controlar la obesidad. A veces se lleva a cabo una 
intervención quirúrgica cuando la obesidad es importante. 
 
La modificación del comportamiento puede ayudar a los adolescentes a controlar 
la obesidad. Consiste en reducir el consumo de calorías estableciendo un régimen 
bien equilibrado con los alimentos habituales y realizando cambios permanentes 
en los hábitos alimentarios, así como aumentar la actividad física con ejercicios 
como caminar, andar en bicicleta, nadar y bailar. Las colonias de vacaciones para 
22 
 
los adolescentes obesos generalmente les ayudan a perder una considerable 
cantidad de peso; sin embargo, sin un esfuerzo mantenido generalmente se 
recobra el peso perdido. La asistencia psico-sociológica para ayudar a los 
adolescentes a enfrentarse con sus problemas, y a combatir su escasa autoestima 
puede ser útil. 
 
Obesidad en la edad adulta 
 
Como se mencionó anteriormente, la obesidad también puede presentarse como 
resultado de mayor consumo de energía con respecto a la que se gasta. A esta 
elemental interpretación se agregan otros factores que influyen en la generación 
del trastorno: genéticos, psicosociales, nutricionales, metabólicos y endócrinos, 
que hacen difícil establecer una causalidad unidireccional (Figura. 1.2). 
 
FIGURA 1.2 OBESIDAD COMO ENFERMEDAD CRÓNICA 
 
 Fuente: Vargas, 2002 
 
23 
 
El concepto de peso adecuado está fuertemente matizado por la cultura. Existen 
evidencias de que la distribución y la magnitud del depósito de grasa corporal 
presentan grandes variaciones entre los distintos grupos humanos. Lo anterior 
pudiera ser resultado de una predisposición genética a depositar grasa 
preferentemente en algunos sitios, a una serie de patrones y conductas sociales 
que tienden a estimular la sobrealimentación, a una diferente percepción de la 
imagen corporal socialmente aceptable, o a una combinación de todas ellas. Por lo 
que, es probable que la predisposición genética, ciertos patrones y conductas 
sociales de sobrealimentación, y la percepción de la imagen corporal a nivel social 
sean determinantes en la aparición de la obesidad en el ser humano. 
 
La aparición y el desarrollo de la obesidad al parecer se deben tanto a tendencias 
genéticas como al ambiente sociofamiliar. Se cree que los genes influyen de 
manera decisiva en la determinación del IMC y en la distribución corporal del tejido 
graso. El 25% de la varianza transmisible total se atribuye al factor genético, 30% 
a la transmisión cultural, y 45% a otros factores ambientales no transmisibles 
como son: 
 
1. Factores alimentarios: Las poblaciones urbanas de diversos países han 
modificado su régimen alimenticio a expensas del aumento del consumo de 
grasas y azúcares y de la disminución del consumo de fibra. En algunos 
sectores urbanos de bajos ingresos, la proporción de grasa en la ingestión 
energética diaria experimentó un aumento considerable en los últimos 25 
años. Los precios elevados de las frutas y vegetales frescos y de otros 
alimentos de alta calidad nutricional los hacen inaccesibles para los grupos 
de ingresos más bajos. Por otra, parte la industria alimentaria ofrece 
diversos alimentos de alta densidad energética (ricos en grasas y azúcares) 
pero deficientes en otros nutrientes esenciales: su gran poder de saciedad, 
su sabor agradable y su bajo costo los hacen socialmente aceptables y son 
los preferidos de los grupos más pobres. 
24 
 
2. Factores socioculturales: El ambiente de agresividad e inseguridad que se 
vive en los cordones periféricos urbanos impide que la población pobre 
practique ejercicios físicos en forma sistemática. Además, los habitantes de 
esas localidades suelen recibir menos información sobre los beneficios del 
ejercicio para la salud y la calidad de vida. 
 
3. Aculturación a distancia: Como resultado del contacto con los patrones 
culturales de los países desarrollados, se adquirieron matices particulares 
por la rapidez de los avances de la ciencia y de la industria de la 
comunicación. Esa “aculturación a distancia”, manipulada hábilmente por la 
industria del consumo, tiende a despertar en los individuos la necesidad de 
incorporar algunos elementos de la imagen proyectada y los impulsa a 
adoptar hábitos y modos de vida inadecuados. En estudios de poblaciones 
estadounidenses de origen mexicano se observó la influencia diferencial de 
la aculturación en los hombres y en las mujeres y que el proceso genera 
más obesidad en las mujeres. Los grupos más prósperos consiguen 
adaptarse más fácilmente a esos cambios. Por el contrario, los más pobres 
padecen el conflicto entre sus capacidades y la imagen ideal con la que se 
identifican. Como resultado, los que tienen espacios culturales y sociales 
más limitados y habitan en un ambiente violento e inseguro muestran 
deficiencias de micronutrientes y exceso de grasa corporal, y están 
sometidos simultáneamente al riesgo de contraer enfermedades infecciosas 
y enfermedades crónicas no transmisibles asociadas a su régimen 
alimentario. 
4. Factores de género: Si se toman en cuenta los factores asociados con el 
género, la diferencia entre las “dos clases de obesidad” es aún más 
marcada: las mujeres tienen oportunidades más limitadas, llevan cargas 
sociales más pesadas y tienen una imagen subvalorada de su cuerpo. En 
algunos países su tradicional subordinación social a los hombres aumenta 
su susceptibilidad a ese complejo conjunto de influencias desfavorables. La 
25 
 
suma de esos factores demuestra la necesidad de realizar estudios que 
consideren esos aspectos (Peña y Bacallao, 2000). 
 
En resumen, la “herencia cultural” y la herencia genética propiamente dichas, son 
los elementos primordiales que llevan al exceso de adiposidad. A este respecto, 
quizá se pueda concluir que es la interacción genético-ambiental la que define la 
aparición de obesidad en el individuo. Ésta se desarrollará en sujetos 
genéticamente predispuestos si su ingesta energética es mayor que su gasto. Los 
factores ambientales pueden modificar la influencia genética, en algunos casos 
limitando el crecimiento excesivo de tejido adiposo y en otros favoreciéndolo aun 
más (Figura 1.3). 
 
FIGURA. 1.3 FACTORES DE RIESGO RELACIONADOS CON LA PREVALENCIA 
Y APARICIÓN DE LA OBESIDAD 
 
 Fuente: Vargas, 2002 
26 
 
Obesidad Mórbida (extrema) 
 
Un estudio demuestra que los hombres de 25 a 35 años que padecen de obesidad 
mórbida sufren una mortalidad 12 veces mayor que sus contrapartes no obesos. 
Otro estudio de seguimiento de 419,060 mujeres y 336,442 hombres durante 12 
años, dio como resultado que la mortalidad de hombres con un 50% de exceso de 
peso es el doble a los hombres con un peso normal. En el mismo grupo de peso la 
mortalidad aumentaba 5 veces más si además es diabético, y 4 veces más si 
padecen enfermedades digestivas. En mujeres, la mortalidad aumentaba el doble, 
8 veces más si eran diabéticas y 3 veces más si padecían enfermedades 
digestivas. 
 
La obesidad, también, está asociada con un gran número de complicaciones que 
repercuten muy desfavorablemente en la salud y la esperanza de vida de estos 
pacientes. Además existen causas frecuentes que pueden desencadenar 
obesidad, las cuales son: 
 
a) Embarazo: Durante la gestación se producen una serie decambios 
hormonales y psíquicos que en ocasiones se acompañan de un aumento de 
la ingesta. El resultado final puede ser un excesivo aumento de peso, con 
un cambio en los hábitos alimentarios. Hay que recordar que durante el 
embarazo las necesidades energéticas aumentan entre 250 y 300 kcal/ día. 
b) Lactancia: Con la llegada de un hijo suele aumentar el estado de ansiedad 
de la madre, y éste hace que muchas veces aumente la ingesta. Si a esto 
se añade el reposo preceptivo después del parto, el resultado puede ser un 
aumento de peso. Durante la lactancia las necesidades aumentan 
aproximadamente en 500 kcal. 
c) Menarquía: Durante esta etapa se producen importantes cambios 
hormonales, con un desarrollo físico y psíquico más acelerado que en 
etapas anteriores. Son frecuentes en esta etapa de la vida los cambios en 
el peso, aunque se desconoce su mecanismo. 
27 
 
d) Supresión de la actividad física: Paralelamente a la disminución del ejercicio 
se produce un descenso de las necesidades energéticas, que muchas 
veces no se acompaña de una disminución en la ingesta, lo que da como 
resultado un aumento progresivo de peso. Este efecto es más acentuado 
en los deportistas de élite o en aquellos que dedican varias horas al día a la 
práctica de ejercicio físico. 
e) Abandono de tabaquismo: Al dejar de fumar puede producirse un aumento 
de peso que suele oscilar entre 3 y 10 kg. El tabaco, en concreto la nicotina, 
tiene poder anorexígeno (disminuye la sensación de hambre) y estimula la 
secreción de adrenalina. Estos dos mecanismos ayudan a regular el peso, 
a través de una reducción de la ingesta. Al dejar de fumar, además, se 
produce un estado de ansiedad , causado por la privación de la nicotina y 
por el cambio de hábito, que muchas personas intentan aliviar comiendo 
más, sobre todo alimentos ricos en carbohidratos 
f) Después de una intervención quirúrgica: En líneas generales, después de 
una intervención quirúrgica se produce una etapa de reposo y esto, unido al 
aumento de los glucocorticoides, puede dar como resultado en algunos 
pacientes un aumento de peso. 
 
1.4 Factores socioeconómicos relacionados 
 
En una revisión de publicaciones que relacionaban el estado socioeconómico con 
la obesidad. Treinta estudios de mujeres de países desarrollados encontraron una 
relación directa, 28 estudios hallaron una relación inversa y dos no encontraron 
ninguna relación. Contrariamente, los estudios realizados en países en desarrollo 
encontraron una relación directa entre la obesidad y la condición socioeconómica, 
tanto en hombres como en mujeres. Si bien la heterogeneidad de indicadores y 
puntos de corte empleados para calificar la obesidad y caracterizar la condición 
socioeconómica constituye una limitación de esos estudios, las tendencias son 
elocuentes. Este es un panorama de lo que ocurre en los países según la 
condición socioeconómica pero es muy difícil establecer conclusiones definitivas 
28 
 
sobre la asociación entre la obesidad y la condición socioeconómica por dos 
razones. Por un lado, la asociación puede variar de un país a otro o de una región 
a otra en el mismo país; por el otro, la asociación puede quedar disimulada por 
factores culturales, ecológicos y sociales. 
 
Las características de la obesidad podrían ser diferentes entre los individuos más 
pobres y más ricos del mismo país, o entre los individuos más pobres y más ricos 
de los países desarrollados o en desarrollo. En algunos países de la Región de 
las Américas, la asociación entre obesidad y condición socioeconómica se 
asemeja a la que exhiben los países desarrollados; en otros, la relación puede ser 
inversa. Probablemente, ese patrón variable de comportamiento se esté 
encaminando hacía un patrón de asociación inversa, de acuerdo al ritmo y al 
modelo de transición epidemiológica y nutricional característico de cada país 
(Stunkard, 2010). 
 
1.5 Criterios aplicados en algunos estudios 
 
Comités internacionales de expertos y también del consenso español 1996 para la 
evaluación de la obesidad, elaborado por la Sociedad Española para el estudio de 
la Obesidad (SEEDO), recomiendan el empleo del IMC (Peso en kg/talla en m2) 
como indicador de adiposidad corporal en los estudios epidemiológicos realizados 
en población adulta entre 20 y 69 años. 
 
No existe un criterio uniforme para delimitar los intervalos de normopeso y 
sobrepeso según los valores del IMC. Se tiende a aceptar como punto de corte 
para definir la obesidad valores para el IMC ≥ 30, aunque también se han definido 
valores superiores al percentil 85 de la distribución de referencia. 
 
Los criterios propuestos por la SEEDO son próximos a los criterios utilizados en 
Canadá y sitúan la estimación del sobrepeso a partir de los valores para el IMC> 
27. El estudio de la SEEDO en el 2000 estimó una prevalencia de obesidad del 
29 
 
14.5%, significativamente más elevada en el colectivo femenino 15.75%, en 
comparación con los varones 13.39% (Cuadro 1.4). La prevalencia de la obesidad 
aumentaba significativamente con la edad en hombres y en mujeres y se 
observaron las proporciones más elevadas de personas obesas en el grupo de 
mayores de 55 años, el 21.58% y el 33.9% en hombres y en mujeres 
respectivamente. Mientras que otros estudios, sobre factores de riesgo 
cardiovascular en la población española de 35 a 64 años estimaron una 
prevalencia de obesidad (IMC> 30) del 23.7%, 18.3% en hombres y 27.4% en 
mujeres (Cuadro 1.5). En el colectivo muestral del estudio SEEDO, la prevalencia 
de obesidad estimada para el subgrupo de 35 a 60 años de edad fue 17.36% en 
hombres y 23.74% en mujeres, cifra inferior a la obtenida por otros estudios, 
aunque en dicho trabajo el intervalo de edad abarca sólo hasta los 60 años. 
 
CUADRO 1.4 POBLACIÓN ADULTA ESPAÑOLA ENTRE 25 Y 60 AÑOS 
CON EXCESO DE PESO 
 
 Total 
(%) 
Hombres 
(%) 
Mujeres 
(%) 
Sobrepeso 38.5 45 
 
32 
Obesidad 14.5 13.3 
 
15.7 
Total exceso 
de peso 
53 58.3 47.7 
 Fuente: SEEDO, 2000 
 
CUADRO 1.5 IMC EN POBLACIÓN ADULTA ESPAÑOLA 
IMC Total (%) Hombres Mujeres 
<20 4.98 2.49 7.49 
20-24 41.52 38.61 44.47 
25-26 19.40 23.25 15.51 
27-29 19.58 22.31 16.83 
30-34 12.43 12.28 12.58 
35-39 1.61 0.77 2.46 
>40 0.48 0.30 0.66 
 Fuente: SEEDO, 2000 
 
30 
 
1.6 La transición epidemiológica 
 
El concepto de transición epidemiológica (algunas veces conocido mas 
generalmente como “transición de la salud”) en esencia propone que en una etapa 
temprana de desarrollo en la que las causas de muerte por enfermedades 
parasitarias, infecciosas, y las enfermedades nutricionales explican la carga de 
mortalidad, pero después se da paso a las enfermedades no transmisibles. Las 
enfermedades no transmisibles explican en gran parte, las altas tasas de 
mortalidad infantil dando paso a las enfermedades degenerativas, tales como las 
enfermedades coronarias y cáncer, en adultos y adultos mayores (Philips en 
Gatrell, 2009). 
 
Las enfermedades no transmisibles actualmente causan casi la mitad de la carga 
de enfermedad en los países de bajos y medianos ingresos. Así como la mitad de 
la carga de morbilidad en países de renta media proveniente de enfermedades no 
transmisibles. La cardiopatía isquémica y los accidentes cerebro vasculares son 
las mayores fuentes de esta carga, sobre todo en los países de bajos y medianos 
ingresos de Europa, donde las enfermedades cardiovasculares representan más 
de una cuarta parte de la carga total de enfermedad. Las lesiones representaron el 
17% de la carga de morbilidad en adultos de 15-59 años en 2004. En los países 
de bajos y medianos ingresos de las Américas, Europa y la Región del 
Mediterráneo Oriental, más del 30% de toda la carga de enfermedad entre los 
hombres de 15-44 años fue por lesiones (Figura 1.4).31 
 
FIGURA 1.4 LAS PRINCIPALES CAUSAS DE CARGA DE LA 
ENFERMEDAD AVAD* POR REGIÓN DE LA OMS, 2004 
 
 *Años de Vida Ajustados por Discapacidad (DALY´s por sus siglas en inglés) 
 Fuente: (OMS, 2004) 
 
Si se observa la distribución del IMC, ésta varía significativamente de acuerdo al 
estadio de transición epidemiológica de un país. A medida que el número de 
individuos en una población con un IMC bajo disminuye, esto es, a medida que la 
delgadez de la población desaparece, hay un incremento casi simétrico en el 
número de individuos dentro de la población con un IMC por arriba de 25 kg/m2. 
En las primeras etapas de la transición aumenta el número de personas con 
sobrepeso y obesidad (IMC elevado), pero la delgadez continúa siendo de gran 
preocupación entre los pobres. 
 
Se puede ver que, en países que están en etapas tempranas de transición, por 
ejemplo China, el sobrepeso coexiste con el bajo peso y es por tanto una doble 
carga de enfermedad. En las etapas tardías de transición, la distribución del IMC 
tiende a cambiar de nuevo y aumenta la prevalencia de sobrepeso y obesidad 
pero ahora entre los pobres, como es el caso de Panamá (Figura 1.5). 
 
0 50 100 150 200 250 
Asia Sudoriental 
Pácifico Occidental 
Europa 
Ámerica 
Mediterráneo Oriental 
 Africa 
Grupo 1: Enfermedades 
transmisibles, maternas, 
perinatales y nutricionales 
Grupo 2: Enfermedades no 
transmisibles 
Grupo 3: Lesiones 
 Elaboró: Sara Angélica Espinoza Sánchez 
32 
 
FIGURA 1.5 DISTRIBUCIÓN DEL IMC EN POBLACIÓN ADULTA EN EL MUNDO 
 
Fuente: OMS, 2006 
 
La obesidad se ha convertido en una epidemia a nivel mundial y afecta a niños y 
adultos, especialmente mujeres, tanto de países desarrollados como aquellos en 
desarrollo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
-120 -100 -80 -60 -40 -20 0 20 
 I r l a n d a 
A u s t r a l i a 
P a n a m á 
N u e v a Z e l a n d a 
E s p a ñ a 
A u s t r i a 
S u e c i a 
H u n g r i a 
D i n a m a r c a 
P o r t u g a l 
P o l o n i a 
R e p u b l i c a C h e c a 
F i n l a n d i a 
E . U . A . 
C a n a d a 
I t a l i a 
S u i z a 
B e l g i c a 
C o l o m b i a 
B r a s i l 
F r a n c i a 
N o r u e g a 
I n g l a t e r r a 
C h i n a 
S u d a f r i c a 
S i n g a p o r 
J a p o n 
F i l i p i n a s 
T a i l a n d i a 
IMC ≤ 18.5 
IMC 18-24.9 
IMC ≥ 25 
20 0 20 40 60 80 100 120 
Elaboró: Sara Angélica Espinoza Sánchez 
33 
 
CAPÍTULO 2. SITUACIÓN DE LA OBESIDAD EN EL MUNDO 
2.1 La prevalencia de la obesidad 
 
La obesidad es una enfermedad de larga duración, y es la enfermedad de 
nutrición más importante en los países desarrollados, como sucede en países del 
norte y centro de Europa, en donde la prevalencia ha aumentado rápidamente 
pero sobre todo en las últimas dos décadas. También en los países en desarrollo, 
sucede el mismo panorama, incluso donde los problemas de nutrición se 
relacionan con la desnutrición, como es el caso de países de las Américas (Figura 
2.1). 
FIGURA 2.1 PREVALENCIA DE OBESIDAD DE ADULTOS EN EL MUNDO, 2011 
 
Fuente: OMS, 2006 
 
En Estados Unidos de América, el número de personas con sobrepeso y obesidad 
se ha incrementado. En varones, la obesidad aumentó de 10% en 1960, a 19.7% 
en 1994, y en mujeres por arriba del 20%. 
 
En muchos países de América Latina y el Caribe se notificó un aumento de la 
prevalencia del exceso de peso (IMC de 25 a 29 kg/m2) y la obesidad (IMC ≥ a 30 
kg/m2). Por ejemplo, en Chile, 3.7% de los niños menores de 6 años están por 
debajo de una desviación estándar de la mediana del peso de referencia 
34 
 
establecido por el NCHS y la proporción de quienes se ubican por encima de esa 
desviación es de 21.6%. Esos valores reflejan un notable desplazamiento hacia la 
derecha en la distribución del indicador peso para la edad. 
 
Las encuestas de hogares realizadas en el Brasil de 1974 a 1975 y durante 1989 
mostraron un aumento notable de sobrepeso entre esos dos periodos en todos los 
intervalos de edad entre 18 y 65 años, tanto en mujeres como en hombres. La 
tendencia ascendente se confirma en un informe de 1996 que indica una 
prevalencia de sobrepeso aun mayor. En Sao Paulo, Brasil, se estudio a 535 
familias (2,411 individuos) de una población urbana marginal, se observó que 30% 
de los niños presentaban un déficit relativo de estatura, y que 5.8% de los varones 
y 6.8% de las niñas tenían exceso de peso; además, 9% de los miembros adultos 
de las familias eran obesos. Esos hallazgos demuestran la coexistencia de la 
malnutrición y la obesidad en el mismo escenario. 
 
Los resultados de la encuesta ENDES realizada en Perú, en la que se examinó a 
9,600 mujeres que habían dado a luz, a por lo menos un niño durante los cinco 
años precedentes, mostraron un IMC de 25.1. También se estimó que 34.5% de 
mujeres tenían un IMC de 25 a 30, y que 9.4% tenían un IMC de más de 30. El 
IMC promedio en la zona metropolitana de Lima fue de 25.8 kg/m2. Los estudios 
diacrónicos realizados en Costa Rica y Panamá también muestran un aumento de 
la prevalencia de la obesidad en los adultos. 
 
En casi todos los estudios epidemiológicos se hace evidente que la obesidad es 
más frecuente en mujeres y en todas las edades (Figura 2.2). 
 
 
 
 
 
 
35 
 
FIGURA 2.2 OBESIDAD SEGÚN SEXO EN ALGUNOS PAÍSES, 2011 
 
 Fuente: OMS, 2006 
 
Uno de los primeros estudios en los que se analizó de forma global en Europa la 
prevalencia de la obesidad fue el proyecto MONICA. La recolección de datos para 
este estudio se realizó entre 1983 y 1986. La prevalencia de la obesidad obtenida 
en este estudio tras ajustar por edad fue inferior entre los varones que entre las 
mujeres, y esta tendencia a mostrar valores divergentes parece ser mantenida. Así 
mismo, se observó que la prevalencia de obesidad era mayor en los países 
mediterráneos y del este de Europa, en comparación con los países del norte y 
centro-oeste europeo. 
 
En 1997, el IEFS promovió un estudio pan-europeo con el objetivo de determinar 
la proporción y características sociodemográficas de la población obesa, así como 
sus actitudes hacía la alimentación y el ejercicio físico. En él, participaron los 15 
estados miembros de la Unión Europea, a través de la selección de muestras 
representativas de aproximadamente 1,000 sujetos mayores de 15 años de cada 
país, obteniéndose un total de 15, 329 participantes. Entre otras variables 
sociodemográficas se preguntó por el peso y la talla, calculándose posteriormente 
el IMC para cada individuo. Los resultados sobre la prevalencia de obesidad 
obtenidos en el estudio del IEFS varían según su distribución geográfica (Kearney 
0 
10 
20 
30 
40 
50 
60 
EU
A
 
M
éx
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o
 
K
u
w
ai
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ga
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u
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In
d
o
n
es
ia
 
Mujeres Varones 
Elaboró: Sara Angélica Espinoza Sánchez 
36 
 
en Varo, 2002). El Reino Unido muestra mayor prevalencia de obesidad (12%), 
seguido de España (11%), siendo la menor en Italia, Francia y Suecia (7%). 
Considerando juntos obesidad y sobrepeso, la mayor prevalencia combinada de 
ambos se observó en España, Alemania y Grecia. Los porcentajes de obesidad y 
sobrepeso en los 15 países también varían según sexo (Cuadro 2.1). 
 
CUADRO 2.1 OBESIDAD POR SEXO EN PAÍSES EUROPEOS 
SEGÚN EL IMC, 2011 
País 
Hombres Mujeres 
% IMC 
25-29.9 
%IMC 
>30 
Suma 
IMC>25 
% IMC 
25-29.9 
%IMC 
>30 
Suma 
IMC>25 
Austria 42.3 23.3 65.6 32.4 20.8 53.2 
Bélgica 41.4 10.7 52.1 29.8 10.2 40 
Bulgaria 39.6 13.4 53 32.4 19.251.6 
Chipre 43.1 14.7 57.8 31.1 13.8 44.8 
República Checa 42.8 23.9 66.7 29.2 22.3 51.5 
Inglaterra 43.7 22.1 65.8 32.8 23.9 56.7 
Francia 41 16.1 57.1 23.8 17.6 41.4 
Alemania 45.5 20.5 66 29.5 21.1 50.6 
Irlanda (República de) 43.8 25.8 69.6 30.9 21.3 52.2 
Luxemburgo 45.6 15.3 60.9 30.7 13.9 44.6 
Países Bajos 43.5 10.4 53.9 28.5 10.1 38.6 
Polonia 40.3 20.8 61.1 28.4 23.8 52.2 
Portugal 45.2 15 60.2 34.4 13.4 47.8 
Eslovaquia 43.8 15.7 59.5 24.4 19.4 43.8 
España 44.6 15.7 60.3 32.2 21.5 53.7 
Suecia 43.5 14.8 58.3 26.6 11 37.6 
 Fuente: IASO, 2011 
 
Las estimaciones demuestran que cerca de la mitad de los hombres y una tercera 
parte de las mujeres presentan un IMC superior al deseable (25 kg/m2). 
Analizando separadamente los datos, la prevalencia de obesidad es algo mayor 
entre las mujeres que entre los hombres, siendo la prevalencia de sobrepeso 
mayor entre los hombres. Además, el estudio del IEFS demostró que los 
individuos pertenecientes a niveles socioeconómicos más elevados, los más 
jóvenes, aquellos con formación universitaria y los que permanecían solteros 
presentaban unos índices de obesidad inferiores al resto de los grupos, y cómo los 
37 
 
fumadores muestran una prevalencia de la obesidad superior a la de los no 
fumadores. 
 
Del análisis de estos datos se podría decir que más de la mitad de la población 
Europea presenta un peso superior a lo conveniente para su altura. La prevalencia 
de la obesidad muestra una clara tendencia a aumentar en todos los países 
desarrollados, y Europa no se libra de ello. Esto obliga a tomar iniciativas y 
extremar los esfuerzos en el desarrollo de campañas encaminadas a frenar este 
incremento progresivo de los niveles de obesidad así como a prevenir su 
aparición. 
 
2.2 Epidemiología de la obesidad 
En España se disponen de datos epidemiológicos sobre la prevalencia de la 
obesidad, obtenidos de diferentes estudios realizados en las Comunidades 
Autónomas de País Vasco, Madrid, Valencia y Cataluña. Entre los resultados 
obtenidos destacan los siguientes: 
 
 La prevalencia de la obesidad (IMC > 30) es del 13.4%, distribuyéndose en 
un 11.5% en varones y un 15.2% en mujeres. 
 El sobrepeso afecta al 19.3% de la población, distribuyéndose en un 23,3% 
en varones y en un 15.3% en mujeres. 
 El 41.9% de la población presenta un peso normal 
 La prevalencia de la obesidad aumenta progresivamente con la edad 
 A menor nivel socioeconómico y cultural, la prevalencia de la obesidad es 
mayor. 
 En la distribución geográfica de la obesidad se observa un aumento en la 
dirección sur-sureste (Figura 2.3). 
 La prevalencia de la obesidad es superior en las pequeñas poblaciones y 
en el entorno rural que en las grandes ciudades 
38 
 
 España tiene una prevalencia de obesidad inferior a países como los EUA, 
Alemania, Polonia o Hungría, pero superior a la de Australia, Países Bajos, 
Suecia, Francia y Bélgica. 
FIGURA 2.3 ESPAÑA: PORCENTAJE DE POBLACIÓN OBESA SEGÚN 
COMUNIDAD AUTÓNOMA. POBLACIÓN DE 20 AÑOS Y MÁS, 2006-2007 
 
 Fuente: MSC, 2009 
 
El estudio PREDIMERC, reveló que el IMC medio en la población que se 
encuentra entre 30 y 74 años de edad fue de 27, y este aumenta con la edad en 
ambos sexos (sobre todo en mujeres que aumenta del 23.2% al 29.4% de los 30 a 
los 74 años), y es superior en varones (27.6%) que en mujeres (26.3%). Hasta la 
edad de los 54 años los valores medios son superiores en hombres y a partir de 
los 65 años se invierten a favor de las mujeres. 
 
En cuanto a la obesidad general medida a través del IMC, la prevalencia global de 
obesidad en las personas adultas de la Comunidad de Madrid fue del 21.7%, 
siendo ligeramente más elevada en varones (23.6%) que en mujeres (19.8%), sin 
alcanzar diferencias significativas. En los varones el mayor porcentaje de obesos 
39 
 
se sitúa en el tramo de edad de 50 a 59 años. En las mujeres la prevalencia 
aumenta progresivamente con la edad, hasta alcanzar cifras superiores al 40% en 
las edades de 65 y más años. Si comparamos por edad y sexo, la proporción de 
personas obesas es superior en los hombres hasta los 54 años y a partir de los 60 
es superior en las mujeres (Figura 2.4). 
 
FIGURA 2.4 COMUNIDAD DE MADRID: PREVALENCIA DE OBESIDAD 
(IMC=30) POR SEXO Y GRUPOS DE EDAD, 2007 
 
 
 Fuente: Consejería de Sanidad, 2007 
 
La prevalencia global de sobrepeso (IMC 25-29,9) en la población adulta fue del 
41.5%, siendo superior en hombres (49.8%) que en mujeres (33.9%). La 
frecuencia es superior en los hombres hasta los 50 años, a partir de estas edades 
no hay diferencias significativas entre sexos. La prevalencia de sobrepeso 
aumenta con la edad (Figura 2.5 y 2.6). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
40 
 
FIGURA 2.5 COMUNIDAD DE MADRID: PROPORCIÓN DE HOMBRES CON 
EXCESO PONDERAL (IMC=25) POR GRUPOS DE EDAD, 2007 
 
 
 Fuente: Consejería de Sanidad, 2007 
 
 
FIGURA 2.6 COMUNIDAD DE MADRID: PROPORCIÓN DE MUJERES CON 
EXCESO PONDERAL (IMC=25) POR GRUPOS DE EDAD, 2007 
 
 
 
 Fuente: Consejería de Sanidad, 2007 
 
 
En el mismo estudio, los valores medios de TAS (Tensión Arterial Sistólica) y TAD 
(Tensión Arterial Diastólica) en la población adulta son de 125,4 mmHg y 77,0 
mmHg respectivamente. Las cifras medias de TAS y TAD son más altas en 
hombres que en mujeres en todos los grupos de edad. La TAS aumenta linealmente 
con la edad en ambos sexos. La TAD aumenta en ambos sexos hasta los 60 años; 
en hombres desciende a partir de los 50 años y en mujeres a partir de los 60 años 
(Figura 2.7). 
41 
 
FIGURA 2.7 COMUNIDAD DE MADRID: VALORES MEDIOS DE TENSIÓN 
ARTERIAL SISTÓLICA (TAS) Y DIASTÓLICA (TAD) POR GRUPOS DE EDAD Y 
SEXO, 2007 
 
 
 Fuente: Consejería de Sanidad, 2007 
 
El 29,3% de la población adulta es hipertensa, siendo mayor la frecuencia en 
hombres (35,1%) que en mujeres (23,9%). Las cifras son muy superiores en 
hombres respecto a las mujeres en todos los grupos de edad, excepto en el grupo 
de edad de 70-74 años que se invierten siendo más altas en mujeres. En ambos 
sexos va aumentando con la edad y de manera muy importante a partir de los 50 
años. Aproximadamente tres de cada cuatro persona mayores de 60 años son 
hipertensas (Figura 2.8). 
 
FIGURA 2.8. COMUNIDAD DE MADRID: PREVALENCIA DE HIPERTENSIÓN 
ARTERIAL POR GRUPOS DE EDAD Y SEXO, 2007 
 
 
 Fuente: Consejería de Sanidad, 2007 
42 
 
De acuerdo con la ESCM, el 43% de los ciudadanos de Madrid presenta 
sobrepeso u obesidad (33% y 10%, respectivamente). Estos valores son mayores 
en los adultos (34% de sobrepeso y 11% de obesidad) que en los niños (22% y 
7%, respectivamente). La aplicación de estos estimadores a la población de 
Madrid supone que un total de 1, 212,802 adultos y de 124,923 niños, se 
encuentran en situación de sobrepeso y obesidad, siempre por estimaciones de 
autoreferencia. 
 
La prevalencia de sobrepeso y de obesidad es menor en la mujer en todos los 
grupos de edad. Durante la infancia (2-15 años), 1 de cada 12 niños tiene 
obesidad y más del 25% de los varones tiene sobrepeso frente al 18% de las 
niñas. Tras el análisis, se observa cómo el riesgo de sobrepeso u obesidad es 
significativamente menor en la mujer que en el hombre. Existe una clara relación 
entre estos dos tipos ponderales y la edad: el riesgo de sobrepeso u obesidad es 
menor durante la juventud (16-24 años) que durante la infancia (0-15 años); sin 
embargo, a partir de los 25 años el riesgo aumenta de forma paralela a la edad 
(Figura 2.9). 
 
FIGURA 2.9 CIUDAD DE MADRID: DISTRIBUCIÓN DEL EXCESO DE PESO 
SEGÚN SEXO Y EDAD, 2009 
 
 
 Fuente: Madrid Salud, 2005 
43 
 
En lo que se refiere a la clase

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