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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS COLEGIO DE GEOGRAFÍA LOS FACTORES SOCIO-ESPACIALES ATRIBUIBLES AL SOBREPESO Y OBESIDAD EN UNA POBLACIÓN UNIVERSITARIA EN MADRID T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: L I C E N C I A D O E N G E O G R A F Í A P R E S E N T A : SARA ANGÉLICA ESPINOZA SÁNCHEZ ASESOR: DRA. MA. DEL CARMEN JUÁREZ GUTIÉRREZ MÉXICO, D.F. JUNIO, 2012 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A mi madre Juana Sánchez porque me enseñaste a salir adelante ante la adversidad, porque has sido madre y padre a la vez, porque diste todo tu tiempo, dedicación y amor a tus hijos, eso lo llevaré en mi corazón siempre. A mis hermanos, Adriana por tu alegría y carácter, por todas las complicidades de adolescencia, y también por tu pequeña Sofí que me ha dado la dicha de ser tía, a Evelia por tu gran calidez humana y porque me regalaste una niñez inolvidable, a Ernesto porque despiertas ese niño que siempre se lleva dentro. A mi esposo Alejandro Vélez por este camino recorrido juntos, de sueños inspiradores, de metas, de charlas interminables, de viajes, de juegos, de espera… en fin, creo que no terminaría y solo me resta agradecerte por hacer de mis alegrías las más inmensas. Agradecimientos A la Universidad Nacional Autónoma de México, institución de la que me siento orgullosa de formar parte. A la Dra. Ma. Del Carmen Juárez, por su tiempo, disposición y dedicación en cada paso para la realización de esta tesis, profesor Jaime Morales, por la paciencia y entusiasmo en cada paso y, porque todos sus comentarios me guiaron al término de éste trabajo, Dr. Rodolfo Acuña, Dr. Enrique Propin y, Mtro. José Santos Morales, por dedicar su tiempo a la revisión de cada hoja, por todos sus comentarios que enriquecieron la versión final, muchas gracias. A la Fundación de Educación para la Salud, a la Dra. María Saínz que me brindó la oportunidad de colaborar en un campo tan novedoso, a todo el equipo de la FUNDADEPS; Antonio, Marta, Julio, Teresa, Caro, Nieves y Ana. A mis profesores, Genaro Correa de quien no olvido sus clases magistrales en los primeros años de carrera, al maestro Francisco Hernández porque sus cursos estaban llenos de aprendizaje, al profesor Alfredo Cerón porque su enseñanza no estaba en las aulas, al profesor Gabriel Rivera porque su examen fue un gran aliciente, al profesor Omar Moncada porque no recibí clases sino charlas, al maestro Anuar Álvarez, porque enriqueció mi formación crucialmente, a la profesora Erandi García con quien afirme mis inquietudes, a la Dra. Patricia Olivera por esa invitación inolvidable al coloquio, a la profesora Norma Sarabia por acercarme al pensamiento crítico, al profesor Vicente Ruiz, por sus comentarios tan acertados, a la maestra Olivia Salmerón de quien recibí apoyo y flexibilidad para la realización del servicio social, y muy especialmente al profesor Jaime Morales, porque todos sus comentarios me guiaron al termino de esta tesis, mi más sincero agradecimiento a todos mis maestros porque cultivaron el espíritu reflexivo y dejaron grandes enseñanzas durante los años de carrera. A mis otros profesores Paco Vilchis, Arturo Quinto, Sofía Álvarez y Elizabeth Simonín porque cada una de sus enseñanzas han dejado una marca que me ha encausado en esta práctica del yoga. A mis tíos Jorge Sánchez, Leticia Sánchez, José Luis Sánchez que me alentaron con sus palabras en tiempos difíciles, porque ustedes me han dado grandes ejemplos de vida. A mi prima Haydee Alonso por ser una mujer tan generosa y humana, gracias por todo ese apoyo que sentí no solo para el término de este trabajo. A mis compañeros y amigos del Colegio de Geografía, Xóchitl Ramírez por tu generosidad y amistad desde el primer día en la licenciatura, Marel Hernández porque aun recuerdo esos partidos y porque hemos visto la amistad crecer, Mónica López por tu amistad sincera y por todos tus detalles durante la carrera, Rubén Plata por coincidir los primeros y últimos años de facultad, y por ayudarme en momentos importantes, Ricardo Llamas por enseñarme un poco de tu mundo, y compartirlo, Tomás Martínez por ser un gran amigo e hijo, y porque no olvido tu ayuda para ir a Canadá, Manuel Ramírez por cada una de las charlas que trascendieron. También agradecer a Raúl Barceló, Apolinar Fierros, Aldo Ramírez, y Braulio Gutiérrez, que acompañaron este paso por la facultad. A mis amigos del cine, César Fernández, por toda tu generosidad y por atreverte a hacer ese viaje, Rubén Espinosa, por cada una de las charlas en las que vi un hermano, gracias porque nuestra amistad creció después del trabajo. A mis amigos los “Biólogos”, Luis, René y Lalo, que hicieron mucho más entretenido el servicio. 1 ÍNDICE Pág. ÍNDICE DE FIGURAS 2 ÍNDICE DE CUADROS 4 ÍNTRODUCCIÓN 6 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO-METODOLÓGICO SOBRE OBESIDAD 8 1.1 La obesidad y el concepto de Índice de Masa Corporal 8 1.2 Obesidad: riesgo y mortalidad 11 1.3 Historia natural de la obesidad 20 1.4 Factores socioeconómicos relacionados 27 1.5 Criterios aplicados en algunos estudios 28 1.6 La transición epidemiológica 30 CAPÍTULO 2. SITUACIÓN DE LA OBESIDAD EN EL MUNDO 33 2.1 La prevalencia de la obesidad 33 2.2 Epidemiología de la obesidad 37 2.3 Salud pública y prevención 44 2.4 La Promoción y Educación para la Salud 48 2.5 Factores históricos y culturales 57 2.6 Campaña de prevención cardiovascular 61 CAPÍTULO 3. CARACTERIZACIÓN TERRITORIAL DE LA POBLACIÓN EN LA CIUDAD DE MADRID 66 3.1 Aspectos demográficos y económicos66 3.1.1 Localización Geográfica 66 3.1.2 Dinámica del crecimiento poblacional 67 3.1.3 Estructura de la población 70 3.1.4 Movimiento natural de la población 72 3.1.5 Esperanza de vida 78 3.1. 6 Educación 79 3.1.7 Renta Disponible Bruta per cápita 82 3.2 El sobrepeso y la obesidad en universitarios 84 3.2.1 Características de la población 84 3.2.2 Análisis estadístico 88 3.2.3 Análisis de resultados 90 Conclusiones 93 Bibliografía 96 Glosario 100 Anexos 105 2 ÍNDICE DE FIGURAS Pág. FIGURA 1.1 DISTRIBUCIÓN DE GRASA EN EL CUERPO 12 FIGURA 1.2 OBESIDAD COMO ENFERMEDAD CRÓNICA 22 FIGURA 1.3 FACTORES DE RIESGO RELACIONADOS CON LA PREVALENCIA Y APARICIÓN DE LA OBESIDAD 25 FIGURA 1.4 LAS PRINCIPALES CAUSAS DE CARGA DE LA ENFERMEDAD EN AVAD POR REGIÓN DE LA OMS, 2004 31 FIGURA 1.5 DISTRIBUCIÓN DEL IMC EN POBLACIÓN ADULTA EN EL MUNDO 32 FIGURA 2.1 PREVALENCIA DE OBESIDAD DE ADULTOS EN EL MUNDO, 2011 33 FIGURA 2.2 OBESIDAD SEGÚN SEXO EN ALGUNOS PAÍSES, 2011 35 FIGURA 2.3 ESPAÑA: PORCENTAJE DE POBLACIÓN OBESA SEGÚN COMUNIDAD AUTÓNOMA. POBLACIÓN DE 20 AÑOS Y MÁS, 2006-2007 38 FIGURA 2.4 COMUNIDAD DE MADRID: PREVALENCIA DE OBESIDAD (IMC=30) POR SEXO Y GRUPOS DE EDAD, 2007 39 FIGURA 2.5 COMUNIDAD DE MADRID: PROPORCIÓN DE HOMBRES CON EXCESO PONDERAL (IMC=25) POR GRUPOS DE EDAD, 2007 40 FIGURA 2.6 COMUNIDAD DE MADRID: PROPORCIÓN DE MUJERES CON EXCESO PONDERAL (IMC=25) POR GRUPOS DE EDAD, 2007 40 FIGURA 2.7 COMUNIDAD DE MADRID: VALORES MEDIOS DE TENSIÓN ARTERIAL SISTÓLICA (TAS) Y DIASTÓLICA (TAD) POR GRUPOS DE EDAD Y SEXO, 2007 41 FIGURA 2.8 COMUNIDAD DE MADRID: PREVALENCIA DE HIPERTENSIÓN ARTERIAL POR GRUPOS DE EDAD Y SEXO, 2007 41 FIGURA 2.9 CIUDAD DE MADRID: DISTRIBUCIÓN DEL EXCESO DE PESO SEGÚN SEXO Y EDAD, 2009 42 FIGURA 2.10 CIUDAD DE MADRID: DISTRIBUCIÓN DEL EXCESO DE PESO SEGÚN CLASE SOCIAL ESTANDARIZADO POR EDAD, 2009 43 3 FIGURA 2.11 FICHA DE LA INTERVENCIÓN EN EL PUNTO DE SALUD 65 FIGURA 3.1 LOCALIZACIÓN DE LA CIUDAD DE MADRID 66 FIGURA 3.2 CIUDAD DE MADRID: EVOLUCIÓN DE POBLACIÓN DE DERECHO, 1900-2001 68 FIGURA 3.3 DISTRITOS DE LA CIUDAD DE MADRID: EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN DE DERECHO 2001-2009 70 FIGURA 3.4 CIUDAD DE MADRID: EVOLUCIÓN DE LA ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN DE DERECHO, 1976-2009 72 FIGURA 3.5 CIUDAD DE MADRID: EVOLUCIÓN DE LA NATALIDAD Y MORTALIDAD, 1970-2007 73 FIGURA 3.6 DISTRITOS DE LA CIUDAD DE MADRID: CAMBIO EN LA TASA BRUTA DE NATALIDAD 1997-2009 75 FIGURA 3.7 DISTRITOS DE LA CIUDAD DE MADRID: CAMBIO EN LA TASA BRUTA DE MORTALIDAD 1997-2009 77 FIGURA 3.8 CIUDAD DE MADRID: MORTALIDAD POR CAUSA Y SEXO, 2007 78 FIGURA 3.9 COMUNIDAD DE MADRID: ESPERANZA DE VIDA AL NACER HOMBRES Y MUJERES 1975-2005 79 FIGURA 3.10 DISTRITOS DE LA CIUDAD DE MADRID: POBLACIÓN CON ESTUDIOS DE LICENCIATURA, 2001 81 FIGURA 3.11 DISTRITOS DE LA CIUDAD DE MADRID: RENTA DISPONIBLE BRUTA PER CÁPITA 83 FIGURA 3.12 ANÁLISIS AID: INTERACCIONES DE LA VARIABLE IMC CON LAS VARIABLES INDEPENDIENTES 89 4 ÍNDICE DE CUADROS Pág. CUADRO 1.1 PUNTOS DE CORTE DE LA OMS PARA LA CLASIFICACIÓN DE BAJO PESO, NORMAL, SOBREPESO Y OBESIDAD 9 CUADRO 1.2 ÍNDICE DE MASA CORPORAL Y RIESGO DE PROBLEMAS DE SALUD EN ADULTOS, 2010 14 CUADRO 1.3 PATOLOGÍAS QUE CURSAN CON OBESIDAD: RIESGO Y COMPLICACIONES 15 CUADRO 1.4 POBLACIÓN ADULTA ESPAÑOLA ENTRE 25 Y 60 AÑOS CON EXCESO DE PESO 29 CUADRO 1.5 IMC EN POBLACIÓN ADULTA ESPAÑOLA 29 CUADRO 2.1 OBESIDAD POR SEXO EN PAÍSES EUROPEOS SEGÚN EL IMC, 2011 36 CUADRO 2.2. COSTES DIRECTOS E INDIRECTOS DE LA OBESIDAD Y ENFERMEDADES ASOCIADAS 44 CUADRO 2.3 RELACIÓN ENTRE EL IMC Y EL RIESGO DE PADECER LAS ENFERMEDADES ASOCIADAS CON LA OBESIDAD 45 CUADRO 2.4 LUGARES Y FECHAS DE LA CAMPAÑA POR PUNTOS DE SALUD 63 CUADRO 3.1 EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN DE DERECHO 67 CUADRO 3.2 DISTRITOS DE LA CIUDAD DE MADRID: EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN DE DERECHO 2001-2009 69 CUADRO 3.3 CIUDAD DE MADRID, POR DISTRITOS: POBLACIÓN DE DERECHO POR GRUPOS DE EDAD Y SEXO, 2009 71 CUADRO 3.4 CIUDAD DE MADRID: EVOLUCIÓN DE LA NATALIDAD, MORTALIDAD Y NUPCIALIDAD, 1970-2007 72 CUADRO 3.5 DISTRITOS DE LA CIUDAD DE MADRID: TASA BRUTA DE NATALIDAD, 1997-2007 74 CUADRO 3.6 DISTRITOSDE LA CIUDAD DE MADRID: TASA BRUTA DE MORTALIDAD, 1997-2007 76 5 CUADRO 3.7 DISTRITOS DE LA CIUDAD DE MADRID: POBLACIÓN DE 16 AÑOS Y MÁS POR NIVEL DE ESTUDIOS, 2001 80 CUADRO 3.8 CUENTA DE RENTA DE LOS HOGARES, CIUDAD DE MADRID SEGÚN DISTRITOS, 2002-2008 82 CUADRO 3.9 POBLACIÓN UNIVERSITARIA POR SEXO, SEGÚN FACULTAD 84 CUADRO 3.10 POBLACIÓN UNIVERSITARIA POR SEXO Y EDAD 84 CUADRO 3.11 DISTRIBUCIÓN POR SEXO Y EDAD SEGÚN IMC 85 CUADRO 3.12 DISTRIBUCIÓN POR SEXO Y EDAD SEGÚN TENSIÓN ARTERIAL MÁXIMA 85 CUADRO 3.13 DISTRIBUCIÓN POR SEXO Y EDAD SEGÚN TENSIÓN ARTERIAL MÍNIMA 86 CUADRO 3.14 DISTRIBUCIÓN POR SEXO Y EDAD SEGÚN HÁBITO TABÁQUICO 86 CUADRO 3.15 DISTRIBUCIÓN POR SEXO Y EDAD SEGÚN PRUEBA DE COOXIMETRÍA 87 CUADRO 3.16 DISTRIBUCIÓN POR SEXO Y EDAD SEGÚN NIVEL DE DEPENDENCIA 87 6 INTRODUCCIÓN La obesidad es una enfermedad que además del componente biológico también esta mediada por factores como el social y el cultural en donde las variables demográficas y socioeconómicas como el sexo, la edad, los ingresos son coparticipes. Por lo tanto, para entender las situaciones en las que se genera sobrepeso y obesidad es importante conocer el entorno en el que se desarrolla este padecimiento en el individuo y en la población. En la actualidad las complicaciones inducidas por la obesidad (diabetes, hipertensión, enfermedad coronaria etc.), tienen una carga de morbilidad creciente en todo el mundo y son las primeras causas de muerte en muchos países. Este panorama es recurrente en países de América particularmente en países con modelo de transición epidemiológica, esto es, de enfermedades infecciosas hacia las enfermedades no transmisibles. La evidencia existente en cuanto a la relación de la condición socioeconómica y la obesidad sigue siendo controversial, pues a mayor condición socioeconómica, menor obesidad y a la inversa. También se presentan diferencias en las regiones de un mismo país las que sugieren patrones norte-sur para este padecimiento. La obesidad se presenta en países desarrollados y en desarrollo. La aparición de obesidad en la población, tiene múltiples y complejos factores causales. Por ello, se ha hecho hincapié en el individuo y, el contexto social que lo rodea. Precisamente en la sociedad moderna permeada de hábitos y estilos de vida poco saludables que ha creado un ambiente más propicio para el desarrollo del sedentarismo y sobrealimentación en cualquiera de sus representaciones. El problema de la obesidad, también representa desigualdad en la salud de la población joven, como la universitaria y, por lo tanto, tiene un contenido de diferenciación socio-espacial. 7 Se plantea la hipótesis siguiente: la diferenciación socio-espacial de los hábitos de salud, universitaria, contiene estilos de vida poco favorables que se traducen en obesidad. El objetivo general es identificar algunos factores atribuibles al sobrepeso y la obesidad de la población de estudio. La presente tesis se conforma de tres capítulos. En el primero, se analiza la definición de obesidad y su medición, los riesgos asociados a la enfermedad desde la niñez hasta la edad adulta. También se abordan las causas y factores del desarrollo de la obesidad, hasta llegar a la transición epidemiológica. Se discute como la obesidad ha influido en países donde antes existían parámetros de desnutrición. En el capítulo segundo, se evalúa la prevalencia de obesidad, en el contexto mundial, en países desarrollados y en desarrollo, en estos últimos la pobreza o los bajos ingresos juegan un papel importante en los riesgos de aparición de obesidad. También se estudia lo que ocurre en la Comunidad Autónoma de Madrid en relación al país y, por último, se abordan algunas cuestiones históricas y culturales de la alimentación hasta llegar a la promoción de la salud. En el capítulo tercero, se describe el contexto de la ciudad y sus distritos en torno a aspectos demográficos y económicos de la población, que aporta al contexto de los determinantes sociales, espaciales y económicos. Por último, se realiza un análisis estadístico de la población universitaria de Madrid donde se analiza la obesidad con respecto a otras variables para conocer su influencia en la población en cuanto a la protección o al riesgo de padecer obesidad. 8 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO-METODOLÓGICO SOBRE OBESIDAD 1.1 La obesidad y el concepto de Índice de Masa Corporal En el lenguaje popular, al hacer referencia al peso, se observa toda una serie de matizaciones, desde delgadez a gordura, de magro a corpulento, y muchas más. Con el tiempo, cualidades como gordo, graso o delgado se han transformado en cantidades precisas como obeso, sobrepeso o insuficiencia ponderal, términos para los que existen definiciones numéricas que pueden determinarse con una báscula y un metro. Especialmente se ha creado una norma, esto es, un “valor normal del índice de masa corporal”. Se admite como anormal aquello que es inferior o superior a este valor normal del índice de masa corporal. Éste índice deriva de una simple división: es el cociente del peso en kilogramos de una persona entre el cuadrado de su talla en metros [Peso en kg/talla en m]2. También es la denominación oficial, pero se trata de otra manera de designar al índice de Quetelet, quizás el primer estudio sobre el peso de sus conciudadanos de Bruselas en 1832. Aunque Quetelet utilizó este índice, con fines que no tenían ninguna relación con las normas o con la obesidad (Rodríguez, 2010). En 1998, se obtuvo una aceptación internacional definitiva en una publicación de la Organización Mundial de la Salud. La palabra sobrepeso reapareció en los años noventa. El término sobrepeso de la OMS es equivalente a la palabra inglesa overweight. En los tiempos actuales, se admite, la utilización del IMC, (dado que estas mediciones son de conocimiento de cada individuo se le ha denominado en la práctica de auto referencia) para el caso de la obesidad. Por ello, desde un punto de vista antropométrico, se considera obesa a una persona con un IMC igual o superior a 30 kg/m2, lo que permite: Hacer comparaciones válidas del peso dentro y entre poblaciones. Identificar a individuos y grupos con riesgo aumentado de morbilidad y mortalidad. 9 Identificar prioridades para intervenir a nivel individual y de comunidad En el informe de la Organización Mundial de la Salud sobre Obesidad, se propone una clasificación de bajo peso, peso normal, sobrepeso y obesidad (Cuadro 1.1). CUADRO 1.1 PUNTOS DE CORTE DE LA OMS PARA LA CLASIFICACIÓN DE BAJO PESO, NORMAL, SOBREPESO Y OBESIDAD IMC kg/m 2 Clasificación de OMS Otras definiciones <18.5 Bajo peso Insuficiencia ponderal 18.5-24.9 Normal Peso saludable 25.0-29.9 Sobrepeso Pre obeso 30.0-34.9 Obesidad grado 1 Obesidad 35.0-39.9 Obesidad grado 2 Obesidad ≥40.0 Obesidad grado 3 Obesidad extrema o mórbida Fuente:OMS, 1997 Hay que aclarar que la clasificación que muestra el cuadro no necesariamente define el mismo grado de adiposidad o el mismo grado de riesgos a la salud relacionados con la obesidad en poblaciones de diferentes grupos étnicos. Las obtenciones de el porcentaje de grasa mediante técnicas como la densitometría, impedanciometría u absorciometría son complejas. Dadas las dificultades para medir el porcentaje de grasa en una población se opta por otras mediciones de tipo antropométrico, como el IMC, utilizado en los estudios epidemiológicos. Por ello, es importante tener un acuerdo en la definición de obesidad que permita la comparación de datos de diversas poblaciones. La amplia aceptación mundial1 de que un IMC ≥ 30 denota obesidad tiene sus ventajas, sin embargo, algunos estudios han utilizado puntos de corte por arriba o por abajo del mencionado índice. En Estados Unidos de América, por ejemplo, la obesidad solía clasificarse con base en la distribución del IMC de los estudios 1 Esta clasificación ha sido aceptada por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos de América, así como a nivel mundial para su uso en comparaciones internacionales. Los mismos puntos de corte son utilizados tanto para mujeres como para varones; aunque ahora se han redefinido estos puntos de corte para la población asiática debido a que existe una morbilidad amplificada con índices de masa corporal menores (Méndez, 2002). 10 NHANES I, II y III de 1959 a 1970, representativos de la población estadounidense. Los puntos de corte, tomados del percentil 85, eran 27.8 para varones y 27.3 para mujeres. Aunque seleccionar el valor de un percentil para determinar el punto de corte tiene sus inconvenientes ya que éste tiende a aumentar proporcionalmente a medida que la población gana peso. Además de la determinación antropométrica, existen varias definiciones sobre obesidad, una de las cuales está en función del porcentaje de tejido graso corporal, que define como sujetos obesos aquellos que presentan porcentajes por encima del 25% en los hombres y del 33% en las mujeres. Por lo que obesidad se refiere a una masa excesiva de grasa corporal que se presenta cuando se consume más energía de la que se gasta en un periodo prolongado, este es el denominado balance energético, que ocasiona un aumento del peso corporal. La obesidad puede coexistir con el déficit de micronutrientes y otras enfermedades carenciales, y no sólo como un trastorno originado en un desequilibrio energético (Sánchez-Castillo, 2002). En cuanto a la ingesta energética total, la alta densidad energética de la dieta es uno de los principales factores asociados al sobrepeso y obesidad. Un menor consumo de alimentos ricos en energía (ricos en grasas, azúcares y almidones) y bebidas ricas en energía (ricas en azúcares libres) contribuye a reducir el aporte calórico total. A la inversa, una mayor ingesta de alimentos menos concentrados en energía (verduras y frutas) y alimentos ricos en fibra alimentaria contribuye a reducir la ingesta energética total y aumentar la ingesta de micronutrientes. Debe señalarse, no obstante, que los grupos muy activos con dietas ricas en verduras, leguminosas, frutas y cereales integrales pueden mantener una ingesta total de grasas de hasta el 35% sin exponerse a un aumento de peso perjudicial (OMS, 2003). 11 1.2 Obesidad: riesgo y mortalidad Las relaciones entre la obesidad y otras enfermedades han sido, durante muchos años, objeto de controversia, porque el sobrepeso y la obesidad han sido considerados como factores de riesgo en términos epidemiológicos a pesar de que la obesidad fue clasificada como enfermedad desde 1948 (Sánchez-Castillo, 2002). En contraste, una publicación de la OMS, menciona que el sobrepeso y la obesidad son el quinto factor principal de riesgo de defunción en el mundo, y que cada año fallecen por lo menos 2,8 millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso u obesidad. Además, el 44% de la carga de diabetes, el 23% de la carga de cardiopatías isquémicas y entre el 7% y el 41% de la carga de algunos cánceres son atribuibles al sobrepeso y la obesidad (OMS, 2011). Aunque el IMC estima la prevalencia de la obesidad dentro de una población, no distingue entre el peso asociado con el músculo y el peso asociado con la grasa, por lo que no se considera la distribución de grasa en el cuerpo que definitivamente influye en los riesgos para la salud. Del mismo modo, la distribución de la grasa corporal es un factor importante en el incremento de la mortalidad cuya tasa aumenta de manera no lineal con respecto al incremento de peso (especialmente en las mujeres). La distribución de la grasa corporal se ha clasificado en androide y ginecoide (Figura 1.1). La distribución de grasa androide también se ha llamado masculina, abdominal, central, visceral, de la parte superior del cuerpo o con forma de manzana. La distribución de grasa ginecoide se conoce también con los términos femeninos, glúteo-femorales, periféricos, subcutáneos de la parte baja del cuerpo o con forma de pera. 12 FIGURA 1.1 DISTRIBUCIÓN DE GRASA EN EL CUERPO Fuente: Formiguera, 1998 La obesidad androide se asocia con más frecuencia a los riesgos para la salud. Algunos estudios han demostrado que el perímetro de la cintura puede predecir mejor los riesgos de comorbilidad que otras mediciones. Si bien el grado de obesidad necesaria para producir resistencia a la insulina puede variar entre un individuo y otro, es más frecuente encontrar resistencia a la insulina en adultos cuando la acumulación de grasa es predominantemente abdominal (obesidad androide). La adiposidad abdominal se correlaciona con las alteraciones metabólicas y cardiovasculares secundarias a la obesidad. El hiperinsulinismo y la insulinoresistencia son las anomalías subyacentes probables que explican el conocido síndrome metabólico: hipertensión arterial, intolerancia a la glucosa e hipertrigliceridemia. Parece evidente en la actualidad que la medición exclusiva de la circunferencia de cintura (medida en el punto medio entre el borde inferior de la costilla y la cresta iliaca) se correlaciona con la grasa abdominal y el riesgo de salud. Se reconoce, sin embargo, que en algunos estudios parece haber un poder predictivo adicional cuando se utiliza la relación cintura-cadera, ya que este indica el grado de 13 acumulación de grasa alrededor de las caderas. Esta disposición de grasa de alguna manera ayuda a limitar el impacto de acumulación de grasa abdominal. Los puntos de corte de la circunferencia abdominal, a partir de los cuales el riesgo metabólico y cardiovascular está aumentando, fueron adoptados por la OMS y recientemente por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos de América. Hay un mayor riesgo de complicaciones metabólicas en los varones con una circunferencia de cintura ≥ 102 cm y en las mujeres con una circunferencia de cintura ≥ 88 cm. Dichas cifras no son aplicables a todas las poblaciones y razas, por lo que es probable que se necesiten valores de referencia para otros grupos étnicos. Aunque las poblaciones de distintas razas y entornos ambientales muy diferentes varían en cuanto al riesgo que supone la acumulación de una determinada cantidad de grasa o un reparto de la misma, lo cierto es que es necesaria una unificación en la definición y grados de la obesidad. Esta unificación se decide, en adultos, en función del IMC y circunferencia de cintura. La relación entre IMC y grasa corporal varía de acuerdo con la constitución del cuerpo y sus proporciones. Se ha demostrado que a un IMC dado, no le corresponde el mismo grado de adiposidad a través de diversas poblaciones.Las diferencias entre proporciones corporales, y la relación entre IMC, y contenido de grasa corporal pueden afectar el intervalo de IMC que se considera saludable. En el estudio NHANES III se puso en evidencia que las personas con un IMC [(Peso en kg/talla en m)2] ≥27 tienen un riesgo del 70% mayor de padecer patologías relacionadas con la obesidad, y por lo tanto, que la obesidad tenga un impacto negativo sobre su nivel de salud (Cuadro 1.2). Más del 70% de los obesos tienen, al menos, un problema de salud relacionado con su obesidad, por lo que, el riesgo de desarrollo de problemas de salud aumenta de acuerdo con el exceso ponderal. 14 CUADRO 1.2 ÍNDICE DE MASA CORPORAL Y RIESGO DE PROBLEMAS DE SALUD EN ADULTOS, 2010 Kg/ m 2 Clasificación Riesgo de desarrollo de problemas de salud <18.5 Bajo peso Aumentado 18.5-24.9 Peso normal Menor 25.0-29.9 Sobrepeso Aumentado ≥30.0: 30.0-34.9 35.0-39.9 Obeso: Obeso clase I Obeso clase II Alto Muy Alto ≥40.0 Obeso clase III Extremadamente alto Fuente: NHLBI, 2011 Existe una relación cercana entre el IMC y la incidencia de enfermedades crónicas. Esta relación es lineal para un intervalo dado de IMC menores a 30, pero todos los riesgos se incrementan importantemente para los sujetos con IMC mayores a 29, independientemente del sexo2. La obesidad es un factor de riesgo asociado al desarrollo de determinadas enfermedades crónicas, como son diabetes mellitus tipo 2 (DM), enfermedades cardiovasculares (ECV), hipertensión arterial (HTA), y osteoartritis entre otras (Cuadro 1.3). 2 Aunque existe controversia acerca de la relación entre obesidad y mortalidad. Troiano demostró que existe una evidencia muy clara de una curva de mortalidad en relación al IMC en forma de “U” la cual varía dependiendo de la población estudiada. En su estudio, incluyen a la población fumadora y reúnen los datos de poblaciones europeas, escandinavas, y estadounidenses, encontraron que los datos de IMC de 23 y menores, y los de 28 o mayores están asociados con una alta mortalidad, mientras que la mortalidad es mínima con IMC entre 24 y 27. Con respecto al exceso de mortalidad con IMC bajos se pensaba que la inclusión de fumadores en el análisis tenía un efecto importante. Esto era debido a que tienen mayor riesgo y porque son más delgados a consecuencia de un apetito reducido y a un aumento en la tasa metabólica que les hace perder peso por el incremento en el gasto energético. Un segundo factor eran las muertes prematuras en individuos que perdían peso antes de que se hiciera diagnóstico de enfermedades como, cáncer. Cuando se separaron fumadores y muertes prematuras del análisis, aquellas que ocurrían antes de 2 a 5 años del inicio del estudio, la forma de “U” de la curva se convertía en forma de “J”. El aumento en riesgo relativo es más obvio en varones que en mujeres y en los menores de 75 años. El riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular es también más claro que el riesgo relativo para todas las causas de muerte (Troiano, 1996). 15 CUADRO 1.3 PATOLOGÍAS QUE CURSAN CON OBESIDAD: RIESGO Y COMPLICACIONES Patología Riesgo Tipo Complicaciones Diabetes Mellitus Muy aumentado Central Insuficiencia renal, ceguera, ulceraciones del pie, riesgo sensiblemente mayor a infecciones, cardiopatías y ECV Enfermedades Cardiovasculares Moderadamente Aumentado Central Fallo cardíaco, síndrome metabólico, enfermedad de la vesícula biliar e hígado graso Hipertensión Arterial Muy aumentado ----- Insuficiencia cardíaca y renal, cardiopatía coronaria, accidente cerebro vascular, y riesgo de infarto agudo de miocardio Osteoartritis Moderadamente aumentado ----- Procesos dolorosos afectos al aparato osteoarticular, alteraciones de cartílago. Elaboró: Sara Angélica Espinoza Sánchez ----No existe clara correlación Fuente: (Calero, 2005) Diabetes Mellitus 2 (DM) El Grupo de Trabajo Internacional de Obesidad (IOTF por sus siglas en inglés), sitúa la DM entre las patologías con riesgo muy aumentado de aparición debido a la obesidad en los países desarrollados. El riesgo de padecer DM en edades medias de la vida se triplica en los individuos obesos. En Estados Unidos, un 46% de las personas diagnosticadas de DM presentan un IMC > 30. Los aumentos más espectaculares de la diabetes de tipo 2 se están dando en sociedades en las que la dieta ha sufrido grandes cambios y paralelamente ha disminuido la actividad física y han aumentado los casos de sobrepeso y obesidad. Las nuevas dietas suelen ser densas en energía, ricas en ácidos grasos saturados y carentes de fibra alimentaria. La distribución de grasa es un factor de riesgo crucial en la resistencia insulínica, siendo la obesidad de tipo central la que presenta una mayor predisposición al desarrollo de DM. 16 La diabetes de tipo 2, antes conocida como diabetes no insulinodependiente (DMNID), es la responsable de la mayoría de los casos de diabetes en el mundo. Aparece cuando la producción de insulina no basta para compensar la anomalía subyacente, que no es sino una mayor resistencia a su acción. Las fases tempranas de la diabetes de tipo 2 se caracterizan por una producción excesiva de insulina. A medida que progresa la enfermedad, los niveles de insulina pueden disminuir como resultado de una insuficiencia parcial de las células del páncreas, productoras de esa hormona. Entre las complicaciones de la diabetes de tipo 2 figuran la ceguera, la insuficiencia renal, las ulceraciones del pie, que pueden desembocar en gangrena y amputación, y un riesgo sensiblemente mayor de infecciones, cardiopatías y accidentes cerebrovasculares (ACV). Puede considerarse que todos los factores relacionados con el estilo de vida y el ambiente que contribuyen a un aumento excesivo de peso favorecen también la diabetes de tipo 2. Por lo tanto, la modificación del estilo de vida es el pilar fundamental tanto del tratamiento como de los intentos de prevención de la diabetes de tipo 2. Hipertensión Arterial (HTA) También el Grupo de Trabajo Internacional de Obesidad, ha incluido a la HTA como patología de riesgo muy aumentado con relación a la obesidad; esto se ha evidenciado a través de múltiples estudios epidemiológicos. Según la Asociación Americana de Obesidad, aproximadamente un 75% de los casos de hipertensión informados en Estados Unidos están directamente relacionados con la obesidad. El riesgo de padecer HTA se correlaciona con un exceso de peso, evidenciándose incrementos de 3mmHg en la presión sistólica y de 2mmHg en la diastólica por cada 10 kg de incremento del peso corporal. Hoy día se define convencionalmente la hipertensión como las cifras de presión arterial mayores de 140 mm de mercurio de presión sistólica y 90 mm Hg de presión diastólica, sin embargo se considera que las personas diabéticas deben estar por debajo de estas cifras, idealmente 130/85 mm. 17 La presión arterial alta aumenta el esfuerzo del corazón, acelera el proceso de endurecimiento de las arterias y aumenta el riesgo de sufrir un infarto agudo de miocardio, insuficiencia cardíaca, e insuficiencia renal. La hipertensión es uno de los principales factores de riesgo de cardiopatía coronaria y de los dos tipos de accidente cerebrovascular (isquémico y hemorrágico). Cuando la hipertensión coexiste con otros factores de riesgo, la probabilidad de infarto aumenta muchas veces. La presión arterial aumenta con la edad en ambos sexos. Si bien las mujeres tienen niveles inferiores a las de los hombres antes de la menopausia, las cifras se elevan mucho más después de ésta, y a partir de los 55 años superana las de los hombres. El embarazo puede provocar hipertensión especialmente durante el tercer trimestre, pero la hipertensión ocasionada por el embarazo (eclampsia) generalmente desaparece tras el parto. Las mujeres que tienen antecedentes familiares de hipertensión arterial y las mujeres con sobrepeso también tienen un mayor riesgo. La hipertensión arterial no puede curarse, pero si puede controlarse con dieta, ejercicio y, de ser necesarios medicamentos. Enfermedades Cardiovasculares (ECV) Con respecto a las Enfermedades Cardiovasculares (ECV), el Grupo de Trabajo Internacional de Obesidad, las encuadra como patologías de riesgo moderadamente aumentado con relación a la obesidad, en particular a la obesidad tipo androide. Debido al «efecto retardado» de los factores de riesgo de las ECV, las actuales tasas de mortalidad son consecuencia de una exposición anterior a factores comportamentales de riesgo, como una alimentación inadecuada, una actividad física insuficiente y un mayor consumo de tabaco. El exceso de peso, la obesidad central, la hipertensión, las dislipidemias, la diabetes y la baja forma cardiorespiratoria se encuentran entre los factores biológicos que más contribuyen al incremento del riesgo. Según un estudio dirigido por el Instituto Nacional de Pulmón, Sangre y Corazón de Estados Unidos, el exceso de peso corporal se 18 asocia estrechamente con un aumento del riesgo de fallo cardiaco llegando a ser un 34% mayor en personas con sobrepeso y un 104% en obesos. Entre las prácticas alimentarias perjudiciales figuran el consumo elevado de grasas saturadas, sal y carbohidratos refinados, así como el bajo consumo de fruta y verduras; estos factores suelen ir agrupados. Según la OMS (2003) las recomendaciones para mejorar la salud cardiovascular se basan en varios puntos clave: Ácidos grasos. La meta tradicional es restringir la ingesta de ácidos grasos saturados hasta menos del 10% de la ingesta energética diaria, y hasta menos del 7% en los grupos de alto riesgo. Frutas y verduras. Contribuyen a la salud cardiovascular gracias a la diversidad de fitonutrientes, el potasio y la fibra que contienen. Se recomienda el consumo diario de frutas y verduras frescas (incluidas bayas, hortalizas de hoja verde y crucíferas y leguminosas) en cantidades adecuadas (400-500 g diarios) para reducir el riesgo de cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular e hipertensión. Sodio y Potasio. La ingesta alimentaria de sodio de todas las fuentes influye en los niveles de tensión arterial de la población, la limitación de la ingesta alimentaria de sodio debe conseguirse restringiendo el consumo diario de sal (cloruro de sodio) a menos de 5 g al día. Una ingesta alimentaria adecuada de potasio reduce la tensión arterial y protege contra los accidentes cerebrovasculares y las arritmias cardiacas. La ingesta de potasio debe ser tal que la razón sodio: potasio se mantenga en torno a 1. Fibra alimentaria. La fibra protege contra la cardiopatía coronaria y también se ha utilizado en dietas para reducir la tensión arterial. El consumo de frutas, verduras y cereales integrales puede aportar las cantidades necesarias. 19 Pescado. Se recomienda el consumo regular de pescado (una a dos raciones por semana), ya que protege contra la cardiopatía coronaria y el accidente cerebrovascular isquémico. Actividad Física. Una mayor cantidad o intensidad de ejercicio tendrían un mayor efecto protector. La cantidad recomendada de actividad física es suficiente para mejorar la salud cardiovascular hasta el nivel comprobadamente asociado a un menor riesgo de ECV. Osteoartritis El Grupo de Trabajo Internacional de Obesidad, califica también a la osteoartritis como de riesgo moderadamente aumentado con relación a la obesidad. Parece evidente que la obesidad somete al aparato locomotor, desde un punto de vista puramente mecánico, a un sobreesfuerzo que puede desencadenar en procesos dolorosos afectos al aparato osteoarticular, y que en otras circunstancias pudieran tardar más tiempo en hacerse clínicamente activos, esta influencia será más determinante cuanto más grave sea esta. En rodillas y tobillo puede estar asociada con el exceso de peso corporal. Su aparición en otras articulaciones sugiere que hay otros componentes de la obesidad que alteran el cartílago y el metabolismo óseo. La apnea de sueño es otra alteración con un riesgo muy aumentado de aparición debido a la obesidad. Los individuos suelen tener depósitos de grasa adyacentes a la faringe, en el paladar blando y úvula provocando un estrechamiento de la vía nasofaríngea que da lugar a una obstrucción de la respiración durante el sueño. La apnea de sueño lleva a su vez riesgo de sufrir accidentes cardio y cerebrovasculares. No hay que olvidar las alteraciones psicológicas que puedan representar los individuos obesos. El rechazo social (laboral y escolar) es un hecho que conlleva 20 descenso de la autoestima, depresión y culpabilidad en el individuo. Ahora se sabe que el exceso de peso no sólo tiene valor para prevenir el peso de algunas enfermedades en particular sino que se ha demostrado que los sujetos que pierden peso voluntariamente, reducen sus riesgos de adquirir los padecimientos mencionados. 1.3 Historia natural de la obesidad La obesidad infantil es un proceso metabólico en el que se produce una acumulación de grasa en relación con el promedio normal para su edad, sexo y talla. La persistencia de la obesidad infantil hasta la edad adulta aumenta significativamente el riesgo de padecer el síndrome metabólico, enfermedad de la vesícula biliar e hígado graso. La mayor incidencia de enfermedad cardiovascular en personas obesas es el resultado en su mayor parte de la asociación de estos tres factores de riesgo. Dicha incidencia puede aumentar, si se asocian otros factores de riesgo cardiovascular como son el sedentarismo y el tabaquismo. A corto plazo, sus consecuencias más frecuentes son alteraciones psicosociales: incluso en edades tempranas el niño obeso es descrito despectivamente por sus compañeros, tiene problemas de aislamiento y en relación a menores expectativas académicas. Mención especial merece la repercusión psicológica de la obesidad, e incluso de un mínimo sobrepeso, sobre los adolescentes como coadyuvante de importantes problemas de alimentación como la bulimia-anorexia nerviosa. A medio plazo la obesidad infantil produce alteraciones ortopédicas, respiratorias y cutáneas. No habituales, pero de extrema gravedad, son el síndrome de Picwick (somnolencia e insuficiencia respiratoria), miocardiopatía y pancreatitis asociados a la obesidad. En los niños obesos aumenta la incidencia de la diabetes mellitus y el riesgo de la intolerancia a la glucosa, hipertensión y alteraciones de los lípidos (aumento de colesterol y triglicéridos). La obesidad infantil aumenta el riesgo de obesidad en la edad adulta. El 75% de los adolescentes obesos serán obesos de adultos y la obesidad es factor de riesgo de enfermedad cardiovascular. 21 En general, y más aun en la infancia, el tratamiento de la obesidad será con estricta vigilancia médica. El niño deberá llevar una dieta controlada y sólo en contados casos los medicamentos y las técnicas quirúrgicas tienen cabida en el tratamiento. En escasos niños su obesidad es secundaria a enfermedades (hipotiroidismo) o síndromes complejos (Prader Wili) que precisan de estudio y tratamiento específico. Obesidad en la adolescencia Los factores que influyen en la obesidad del adolescente son los mismos que los del adulto. Con frecuencia, un adolescente ligeramente obeso gana peso con rapidez y se hace sustancialmente obeso en pocos años. Muchos adolescentes obesos tienen una pobre imagen de sí mismos y se hacen progresivamente mássedentarios y socialmente aislados. Sus padres a menudo no saben cómo ayudarlos. No hay muchas opciones disponibles en los tratamientos para adolescentes obesos. Hay pocos programas comerciales proyectados para ellos, pocos médicos que tengan experiencia en el tratamiento específico de los adolescentes y en el uso de fármacos que permitan ayudarlos. Las escuelas brindan diversas oportunidades para la educación en nutrición y para la actividad física, pero estos programas raramente se ocupan lo suficiente en enseñar a los adolescentes a controlar la obesidad. A veces se lleva a cabo una intervención quirúrgica cuando la obesidad es importante. La modificación del comportamiento puede ayudar a los adolescentes a controlar la obesidad. Consiste en reducir el consumo de calorías estableciendo un régimen bien equilibrado con los alimentos habituales y realizando cambios permanentes en los hábitos alimentarios, así como aumentar la actividad física con ejercicios como caminar, andar en bicicleta, nadar y bailar. Las colonias de vacaciones para 22 los adolescentes obesos generalmente les ayudan a perder una considerable cantidad de peso; sin embargo, sin un esfuerzo mantenido generalmente se recobra el peso perdido. La asistencia psico-sociológica para ayudar a los adolescentes a enfrentarse con sus problemas, y a combatir su escasa autoestima puede ser útil. Obesidad en la edad adulta Como se mencionó anteriormente, la obesidad también puede presentarse como resultado de mayor consumo de energía con respecto a la que se gasta. A esta elemental interpretación se agregan otros factores que influyen en la generación del trastorno: genéticos, psicosociales, nutricionales, metabólicos y endócrinos, que hacen difícil establecer una causalidad unidireccional (Figura. 1.2). FIGURA 1.2 OBESIDAD COMO ENFERMEDAD CRÓNICA Fuente: Vargas, 2002 23 El concepto de peso adecuado está fuertemente matizado por la cultura. Existen evidencias de que la distribución y la magnitud del depósito de grasa corporal presentan grandes variaciones entre los distintos grupos humanos. Lo anterior pudiera ser resultado de una predisposición genética a depositar grasa preferentemente en algunos sitios, a una serie de patrones y conductas sociales que tienden a estimular la sobrealimentación, a una diferente percepción de la imagen corporal socialmente aceptable, o a una combinación de todas ellas. Por lo que, es probable que la predisposición genética, ciertos patrones y conductas sociales de sobrealimentación, y la percepción de la imagen corporal a nivel social sean determinantes en la aparición de la obesidad en el ser humano. La aparición y el desarrollo de la obesidad al parecer se deben tanto a tendencias genéticas como al ambiente sociofamiliar. Se cree que los genes influyen de manera decisiva en la determinación del IMC y en la distribución corporal del tejido graso. El 25% de la varianza transmisible total se atribuye al factor genético, 30% a la transmisión cultural, y 45% a otros factores ambientales no transmisibles como son: 1. Factores alimentarios: Las poblaciones urbanas de diversos países han modificado su régimen alimenticio a expensas del aumento del consumo de grasas y azúcares y de la disminución del consumo de fibra. En algunos sectores urbanos de bajos ingresos, la proporción de grasa en la ingestión energética diaria experimentó un aumento considerable en los últimos 25 años. Los precios elevados de las frutas y vegetales frescos y de otros alimentos de alta calidad nutricional los hacen inaccesibles para los grupos de ingresos más bajos. Por otra, parte la industria alimentaria ofrece diversos alimentos de alta densidad energética (ricos en grasas y azúcares) pero deficientes en otros nutrientes esenciales: su gran poder de saciedad, su sabor agradable y su bajo costo los hacen socialmente aceptables y son los preferidos de los grupos más pobres. 24 2. Factores socioculturales: El ambiente de agresividad e inseguridad que se vive en los cordones periféricos urbanos impide que la población pobre practique ejercicios físicos en forma sistemática. Además, los habitantes de esas localidades suelen recibir menos información sobre los beneficios del ejercicio para la salud y la calidad de vida. 3. Aculturación a distancia: Como resultado del contacto con los patrones culturales de los países desarrollados, se adquirieron matices particulares por la rapidez de los avances de la ciencia y de la industria de la comunicación. Esa “aculturación a distancia”, manipulada hábilmente por la industria del consumo, tiende a despertar en los individuos la necesidad de incorporar algunos elementos de la imagen proyectada y los impulsa a adoptar hábitos y modos de vida inadecuados. En estudios de poblaciones estadounidenses de origen mexicano se observó la influencia diferencial de la aculturación en los hombres y en las mujeres y que el proceso genera más obesidad en las mujeres. Los grupos más prósperos consiguen adaptarse más fácilmente a esos cambios. Por el contrario, los más pobres padecen el conflicto entre sus capacidades y la imagen ideal con la que se identifican. Como resultado, los que tienen espacios culturales y sociales más limitados y habitan en un ambiente violento e inseguro muestran deficiencias de micronutrientes y exceso de grasa corporal, y están sometidos simultáneamente al riesgo de contraer enfermedades infecciosas y enfermedades crónicas no transmisibles asociadas a su régimen alimentario. 4. Factores de género: Si se toman en cuenta los factores asociados con el género, la diferencia entre las “dos clases de obesidad” es aún más marcada: las mujeres tienen oportunidades más limitadas, llevan cargas sociales más pesadas y tienen una imagen subvalorada de su cuerpo. En algunos países su tradicional subordinación social a los hombres aumenta su susceptibilidad a ese complejo conjunto de influencias desfavorables. La 25 suma de esos factores demuestra la necesidad de realizar estudios que consideren esos aspectos (Peña y Bacallao, 2000). En resumen, la “herencia cultural” y la herencia genética propiamente dichas, son los elementos primordiales que llevan al exceso de adiposidad. A este respecto, quizá se pueda concluir que es la interacción genético-ambiental la que define la aparición de obesidad en el individuo. Ésta se desarrollará en sujetos genéticamente predispuestos si su ingesta energética es mayor que su gasto. Los factores ambientales pueden modificar la influencia genética, en algunos casos limitando el crecimiento excesivo de tejido adiposo y en otros favoreciéndolo aun más (Figura 1.3). FIGURA. 1.3 FACTORES DE RIESGO RELACIONADOS CON LA PREVALENCIA Y APARICIÓN DE LA OBESIDAD Fuente: Vargas, 2002 26 Obesidad Mórbida (extrema) Un estudio demuestra que los hombres de 25 a 35 años que padecen de obesidad mórbida sufren una mortalidad 12 veces mayor que sus contrapartes no obesos. Otro estudio de seguimiento de 419,060 mujeres y 336,442 hombres durante 12 años, dio como resultado que la mortalidad de hombres con un 50% de exceso de peso es el doble a los hombres con un peso normal. En el mismo grupo de peso la mortalidad aumentaba 5 veces más si además es diabético, y 4 veces más si padecen enfermedades digestivas. En mujeres, la mortalidad aumentaba el doble, 8 veces más si eran diabéticas y 3 veces más si padecían enfermedades digestivas. La obesidad, también, está asociada con un gran número de complicaciones que repercuten muy desfavorablemente en la salud y la esperanza de vida de estos pacientes. Además existen causas frecuentes que pueden desencadenar obesidad, las cuales son: a) Embarazo: Durante la gestación se producen una serie decambios hormonales y psíquicos que en ocasiones se acompañan de un aumento de la ingesta. El resultado final puede ser un excesivo aumento de peso, con un cambio en los hábitos alimentarios. Hay que recordar que durante el embarazo las necesidades energéticas aumentan entre 250 y 300 kcal/ día. b) Lactancia: Con la llegada de un hijo suele aumentar el estado de ansiedad de la madre, y éste hace que muchas veces aumente la ingesta. Si a esto se añade el reposo preceptivo después del parto, el resultado puede ser un aumento de peso. Durante la lactancia las necesidades aumentan aproximadamente en 500 kcal. c) Menarquía: Durante esta etapa se producen importantes cambios hormonales, con un desarrollo físico y psíquico más acelerado que en etapas anteriores. Son frecuentes en esta etapa de la vida los cambios en el peso, aunque se desconoce su mecanismo. 27 d) Supresión de la actividad física: Paralelamente a la disminución del ejercicio se produce un descenso de las necesidades energéticas, que muchas veces no se acompaña de una disminución en la ingesta, lo que da como resultado un aumento progresivo de peso. Este efecto es más acentuado en los deportistas de élite o en aquellos que dedican varias horas al día a la práctica de ejercicio físico. e) Abandono de tabaquismo: Al dejar de fumar puede producirse un aumento de peso que suele oscilar entre 3 y 10 kg. El tabaco, en concreto la nicotina, tiene poder anorexígeno (disminuye la sensación de hambre) y estimula la secreción de adrenalina. Estos dos mecanismos ayudan a regular el peso, a través de una reducción de la ingesta. Al dejar de fumar, además, se produce un estado de ansiedad , causado por la privación de la nicotina y por el cambio de hábito, que muchas personas intentan aliviar comiendo más, sobre todo alimentos ricos en carbohidratos f) Después de una intervención quirúrgica: En líneas generales, después de una intervención quirúrgica se produce una etapa de reposo y esto, unido al aumento de los glucocorticoides, puede dar como resultado en algunos pacientes un aumento de peso. 1.4 Factores socioeconómicos relacionados En una revisión de publicaciones que relacionaban el estado socioeconómico con la obesidad. Treinta estudios de mujeres de países desarrollados encontraron una relación directa, 28 estudios hallaron una relación inversa y dos no encontraron ninguna relación. Contrariamente, los estudios realizados en países en desarrollo encontraron una relación directa entre la obesidad y la condición socioeconómica, tanto en hombres como en mujeres. Si bien la heterogeneidad de indicadores y puntos de corte empleados para calificar la obesidad y caracterizar la condición socioeconómica constituye una limitación de esos estudios, las tendencias son elocuentes. Este es un panorama de lo que ocurre en los países según la condición socioeconómica pero es muy difícil establecer conclusiones definitivas 28 sobre la asociación entre la obesidad y la condición socioeconómica por dos razones. Por un lado, la asociación puede variar de un país a otro o de una región a otra en el mismo país; por el otro, la asociación puede quedar disimulada por factores culturales, ecológicos y sociales. Las características de la obesidad podrían ser diferentes entre los individuos más pobres y más ricos del mismo país, o entre los individuos más pobres y más ricos de los países desarrollados o en desarrollo. En algunos países de la Región de las Américas, la asociación entre obesidad y condición socioeconómica se asemeja a la que exhiben los países desarrollados; en otros, la relación puede ser inversa. Probablemente, ese patrón variable de comportamiento se esté encaminando hacía un patrón de asociación inversa, de acuerdo al ritmo y al modelo de transición epidemiológica y nutricional característico de cada país (Stunkard, 2010). 1.5 Criterios aplicados en algunos estudios Comités internacionales de expertos y también del consenso español 1996 para la evaluación de la obesidad, elaborado por la Sociedad Española para el estudio de la Obesidad (SEEDO), recomiendan el empleo del IMC (Peso en kg/talla en m2) como indicador de adiposidad corporal en los estudios epidemiológicos realizados en población adulta entre 20 y 69 años. No existe un criterio uniforme para delimitar los intervalos de normopeso y sobrepeso según los valores del IMC. Se tiende a aceptar como punto de corte para definir la obesidad valores para el IMC ≥ 30, aunque también se han definido valores superiores al percentil 85 de la distribución de referencia. Los criterios propuestos por la SEEDO son próximos a los criterios utilizados en Canadá y sitúan la estimación del sobrepeso a partir de los valores para el IMC> 27. El estudio de la SEEDO en el 2000 estimó una prevalencia de obesidad del 29 14.5%, significativamente más elevada en el colectivo femenino 15.75%, en comparación con los varones 13.39% (Cuadro 1.4). La prevalencia de la obesidad aumentaba significativamente con la edad en hombres y en mujeres y se observaron las proporciones más elevadas de personas obesas en el grupo de mayores de 55 años, el 21.58% y el 33.9% en hombres y en mujeres respectivamente. Mientras que otros estudios, sobre factores de riesgo cardiovascular en la población española de 35 a 64 años estimaron una prevalencia de obesidad (IMC> 30) del 23.7%, 18.3% en hombres y 27.4% en mujeres (Cuadro 1.5). En el colectivo muestral del estudio SEEDO, la prevalencia de obesidad estimada para el subgrupo de 35 a 60 años de edad fue 17.36% en hombres y 23.74% en mujeres, cifra inferior a la obtenida por otros estudios, aunque en dicho trabajo el intervalo de edad abarca sólo hasta los 60 años. CUADRO 1.4 POBLACIÓN ADULTA ESPAÑOLA ENTRE 25 Y 60 AÑOS CON EXCESO DE PESO Total (%) Hombres (%) Mujeres (%) Sobrepeso 38.5 45 32 Obesidad 14.5 13.3 15.7 Total exceso de peso 53 58.3 47.7 Fuente: SEEDO, 2000 CUADRO 1.5 IMC EN POBLACIÓN ADULTA ESPAÑOLA IMC Total (%) Hombres Mujeres <20 4.98 2.49 7.49 20-24 41.52 38.61 44.47 25-26 19.40 23.25 15.51 27-29 19.58 22.31 16.83 30-34 12.43 12.28 12.58 35-39 1.61 0.77 2.46 >40 0.48 0.30 0.66 Fuente: SEEDO, 2000 30 1.6 La transición epidemiológica El concepto de transición epidemiológica (algunas veces conocido mas generalmente como “transición de la salud”) en esencia propone que en una etapa temprana de desarrollo en la que las causas de muerte por enfermedades parasitarias, infecciosas, y las enfermedades nutricionales explican la carga de mortalidad, pero después se da paso a las enfermedades no transmisibles. Las enfermedades no transmisibles explican en gran parte, las altas tasas de mortalidad infantil dando paso a las enfermedades degenerativas, tales como las enfermedades coronarias y cáncer, en adultos y adultos mayores (Philips en Gatrell, 2009). Las enfermedades no transmisibles actualmente causan casi la mitad de la carga de enfermedad en los países de bajos y medianos ingresos. Así como la mitad de la carga de morbilidad en países de renta media proveniente de enfermedades no transmisibles. La cardiopatía isquémica y los accidentes cerebro vasculares son las mayores fuentes de esta carga, sobre todo en los países de bajos y medianos ingresos de Europa, donde las enfermedades cardiovasculares representan más de una cuarta parte de la carga total de enfermedad. Las lesiones representaron el 17% de la carga de morbilidad en adultos de 15-59 años en 2004. En los países de bajos y medianos ingresos de las Américas, Europa y la Región del Mediterráneo Oriental, más del 30% de toda la carga de enfermedad entre los hombres de 15-44 años fue por lesiones (Figura 1.4).31 FIGURA 1.4 LAS PRINCIPALES CAUSAS DE CARGA DE LA ENFERMEDAD AVAD* POR REGIÓN DE LA OMS, 2004 *Años de Vida Ajustados por Discapacidad (DALY´s por sus siglas en inglés) Fuente: (OMS, 2004) Si se observa la distribución del IMC, ésta varía significativamente de acuerdo al estadio de transición epidemiológica de un país. A medida que el número de individuos en una población con un IMC bajo disminuye, esto es, a medida que la delgadez de la población desaparece, hay un incremento casi simétrico en el número de individuos dentro de la población con un IMC por arriba de 25 kg/m2. En las primeras etapas de la transición aumenta el número de personas con sobrepeso y obesidad (IMC elevado), pero la delgadez continúa siendo de gran preocupación entre los pobres. Se puede ver que, en países que están en etapas tempranas de transición, por ejemplo China, el sobrepeso coexiste con el bajo peso y es por tanto una doble carga de enfermedad. En las etapas tardías de transición, la distribución del IMC tiende a cambiar de nuevo y aumenta la prevalencia de sobrepeso y obesidad pero ahora entre los pobres, como es el caso de Panamá (Figura 1.5). 0 50 100 150 200 250 Asia Sudoriental Pácifico Occidental Europa Ámerica Mediterráneo Oriental Africa Grupo 1: Enfermedades transmisibles, maternas, perinatales y nutricionales Grupo 2: Enfermedades no transmisibles Grupo 3: Lesiones Elaboró: Sara Angélica Espinoza Sánchez 32 FIGURA 1.5 DISTRIBUCIÓN DEL IMC EN POBLACIÓN ADULTA EN EL MUNDO Fuente: OMS, 2006 La obesidad se ha convertido en una epidemia a nivel mundial y afecta a niños y adultos, especialmente mujeres, tanto de países desarrollados como aquellos en desarrollo. -120 -100 -80 -60 -40 -20 0 20 I r l a n d a A u s t r a l i a P a n a m á N u e v a Z e l a n d a E s p a ñ a A u s t r i a S u e c i a H u n g r i a D i n a m a r c a P o r t u g a l P o l o n i a R e p u b l i c a C h e c a F i n l a n d i a E . U . A . C a n a d a I t a l i a S u i z a B e l g i c a C o l o m b i a B r a s i l F r a n c i a N o r u e g a I n g l a t e r r a C h i n a S u d a f r i c a S i n g a p o r J a p o n F i l i p i n a s T a i l a n d i a IMC ≤ 18.5 IMC 18-24.9 IMC ≥ 25 20 0 20 40 60 80 100 120 Elaboró: Sara Angélica Espinoza Sánchez 33 CAPÍTULO 2. SITUACIÓN DE LA OBESIDAD EN EL MUNDO 2.1 La prevalencia de la obesidad La obesidad es una enfermedad de larga duración, y es la enfermedad de nutrición más importante en los países desarrollados, como sucede en países del norte y centro de Europa, en donde la prevalencia ha aumentado rápidamente pero sobre todo en las últimas dos décadas. También en los países en desarrollo, sucede el mismo panorama, incluso donde los problemas de nutrición se relacionan con la desnutrición, como es el caso de países de las Américas (Figura 2.1). FIGURA 2.1 PREVALENCIA DE OBESIDAD DE ADULTOS EN EL MUNDO, 2011 Fuente: OMS, 2006 En Estados Unidos de América, el número de personas con sobrepeso y obesidad se ha incrementado. En varones, la obesidad aumentó de 10% en 1960, a 19.7% en 1994, y en mujeres por arriba del 20%. En muchos países de América Latina y el Caribe se notificó un aumento de la prevalencia del exceso de peso (IMC de 25 a 29 kg/m2) y la obesidad (IMC ≥ a 30 kg/m2). Por ejemplo, en Chile, 3.7% de los niños menores de 6 años están por debajo de una desviación estándar de la mediana del peso de referencia 34 establecido por el NCHS y la proporción de quienes se ubican por encima de esa desviación es de 21.6%. Esos valores reflejan un notable desplazamiento hacia la derecha en la distribución del indicador peso para la edad. Las encuestas de hogares realizadas en el Brasil de 1974 a 1975 y durante 1989 mostraron un aumento notable de sobrepeso entre esos dos periodos en todos los intervalos de edad entre 18 y 65 años, tanto en mujeres como en hombres. La tendencia ascendente se confirma en un informe de 1996 que indica una prevalencia de sobrepeso aun mayor. En Sao Paulo, Brasil, se estudio a 535 familias (2,411 individuos) de una población urbana marginal, se observó que 30% de los niños presentaban un déficit relativo de estatura, y que 5.8% de los varones y 6.8% de las niñas tenían exceso de peso; además, 9% de los miembros adultos de las familias eran obesos. Esos hallazgos demuestran la coexistencia de la malnutrición y la obesidad en el mismo escenario. Los resultados de la encuesta ENDES realizada en Perú, en la que se examinó a 9,600 mujeres que habían dado a luz, a por lo menos un niño durante los cinco años precedentes, mostraron un IMC de 25.1. También se estimó que 34.5% de mujeres tenían un IMC de 25 a 30, y que 9.4% tenían un IMC de más de 30. El IMC promedio en la zona metropolitana de Lima fue de 25.8 kg/m2. Los estudios diacrónicos realizados en Costa Rica y Panamá también muestran un aumento de la prevalencia de la obesidad en los adultos. En casi todos los estudios epidemiológicos se hace evidente que la obesidad es más frecuente en mujeres y en todas las edades (Figura 2.2). 35 FIGURA 2.2 OBESIDAD SEGÚN SEXO EN ALGUNOS PAÍSES, 2011 Fuente: OMS, 2006 Uno de los primeros estudios en los que se analizó de forma global en Europa la prevalencia de la obesidad fue el proyecto MONICA. La recolección de datos para este estudio se realizó entre 1983 y 1986. La prevalencia de la obesidad obtenida en este estudio tras ajustar por edad fue inferior entre los varones que entre las mujeres, y esta tendencia a mostrar valores divergentes parece ser mantenida. Así mismo, se observó que la prevalencia de obesidad era mayor en los países mediterráneos y del este de Europa, en comparación con los países del norte y centro-oeste europeo. En 1997, el IEFS promovió un estudio pan-europeo con el objetivo de determinar la proporción y características sociodemográficas de la población obesa, así como sus actitudes hacía la alimentación y el ejercicio físico. En él, participaron los 15 estados miembros de la Unión Europea, a través de la selección de muestras representativas de aproximadamente 1,000 sujetos mayores de 15 años de cada país, obteniéndose un total de 15, 329 participantes. Entre otras variables sociodemográficas se preguntó por el peso y la talla, calculándose posteriormente el IMC para cada individuo. Los resultados sobre la prevalencia de obesidad obtenidos en el estudio del IEFS varían según su distribución geográfica (Kearney 0 10 20 30 40 50 60 EU A M éx ic o K u w ai t A u st ra lia In gl at er ra A le m an ia R ep . C h ec a C ro ac ia Q at ar B u lg ar ia P o rt u ga l Su ec ia P o lo n ia Sl o va ki a R u si a Fr an ci a Su d af ri ca M ar ru ec o s Si n ga p u r In d o n es ia Mujeres Varones Elaboró: Sara Angélica Espinoza Sánchez 36 en Varo, 2002). El Reino Unido muestra mayor prevalencia de obesidad (12%), seguido de España (11%), siendo la menor en Italia, Francia y Suecia (7%). Considerando juntos obesidad y sobrepeso, la mayor prevalencia combinada de ambos se observó en España, Alemania y Grecia. Los porcentajes de obesidad y sobrepeso en los 15 países también varían según sexo (Cuadro 2.1). CUADRO 2.1 OBESIDAD POR SEXO EN PAÍSES EUROPEOS SEGÚN EL IMC, 2011 País Hombres Mujeres % IMC 25-29.9 %IMC >30 Suma IMC>25 % IMC 25-29.9 %IMC >30 Suma IMC>25 Austria 42.3 23.3 65.6 32.4 20.8 53.2 Bélgica 41.4 10.7 52.1 29.8 10.2 40 Bulgaria 39.6 13.4 53 32.4 19.251.6 Chipre 43.1 14.7 57.8 31.1 13.8 44.8 República Checa 42.8 23.9 66.7 29.2 22.3 51.5 Inglaterra 43.7 22.1 65.8 32.8 23.9 56.7 Francia 41 16.1 57.1 23.8 17.6 41.4 Alemania 45.5 20.5 66 29.5 21.1 50.6 Irlanda (República de) 43.8 25.8 69.6 30.9 21.3 52.2 Luxemburgo 45.6 15.3 60.9 30.7 13.9 44.6 Países Bajos 43.5 10.4 53.9 28.5 10.1 38.6 Polonia 40.3 20.8 61.1 28.4 23.8 52.2 Portugal 45.2 15 60.2 34.4 13.4 47.8 Eslovaquia 43.8 15.7 59.5 24.4 19.4 43.8 España 44.6 15.7 60.3 32.2 21.5 53.7 Suecia 43.5 14.8 58.3 26.6 11 37.6 Fuente: IASO, 2011 Las estimaciones demuestran que cerca de la mitad de los hombres y una tercera parte de las mujeres presentan un IMC superior al deseable (25 kg/m2). Analizando separadamente los datos, la prevalencia de obesidad es algo mayor entre las mujeres que entre los hombres, siendo la prevalencia de sobrepeso mayor entre los hombres. Además, el estudio del IEFS demostró que los individuos pertenecientes a niveles socioeconómicos más elevados, los más jóvenes, aquellos con formación universitaria y los que permanecían solteros presentaban unos índices de obesidad inferiores al resto de los grupos, y cómo los 37 fumadores muestran una prevalencia de la obesidad superior a la de los no fumadores. Del análisis de estos datos se podría decir que más de la mitad de la población Europea presenta un peso superior a lo conveniente para su altura. La prevalencia de la obesidad muestra una clara tendencia a aumentar en todos los países desarrollados, y Europa no se libra de ello. Esto obliga a tomar iniciativas y extremar los esfuerzos en el desarrollo de campañas encaminadas a frenar este incremento progresivo de los niveles de obesidad así como a prevenir su aparición. 2.2 Epidemiología de la obesidad En España se disponen de datos epidemiológicos sobre la prevalencia de la obesidad, obtenidos de diferentes estudios realizados en las Comunidades Autónomas de País Vasco, Madrid, Valencia y Cataluña. Entre los resultados obtenidos destacan los siguientes: La prevalencia de la obesidad (IMC > 30) es del 13.4%, distribuyéndose en un 11.5% en varones y un 15.2% en mujeres. El sobrepeso afecta al 19.3% de la población, distribuyéndose en un 23,3% en varones y en un 15.3% en mujeres. El 41.9% de la población presenta un peso normal La prevalencia de la obesidad aumenta progresivamente con la edad A menor nivel socioeconómico y cultural, la prevalencia de la obesidad es mayor. En la distribución geográfica de la obesidad se observa un aumento en la dirección sur-sureste (Figura 2.3). La prevalencia de la obesidad es superior en las pequeñas poblaciones y en el entorno rural que en las grandes ciudades 38 España tiene una prevalencia de obesidad inferior a países como los EUA, Alemania, Polonia o Hungría, pero superior a la de Australia, Países Bajos, Suecia, Francia y Bélgica. FIGURA 2.3 ESPAÑA: PORCENTAJE DE POBLACIÓN OBESA SEGÚN COMUNIDAD AUTÓNOMA. POBLACIÓN DE 20 AÑOS Y MÁS, 2006-2007 Fuente: MSC, 2009 El estudio PREDIMERC, reveló que el IMC medio en la población que se encuentra entre 30 y 74 años de edad fue de 27, y este aumenta con la edad en ambos sexos (sobre todo en mujeres que aumenta del 23.2% al 29.4% de los 30 a los 74 años), y es superior en varones (27.6%) que en mujeres (26.3%). Hasta la edad de los 54 años los valores medios son superiores en hombres y a partir de los 65 años se invierten a favor de las mujeres. En cuanto a la obesidad general medida a través del IMC, la prevalencia global de obesidad en las personas adultas de la Comunidad de Madrid fue del 21.7%, siendo ligeramente más elevada en varones (23.6%) que en mujeres (19.8%), sin alcanzar diferencias significativas. En los varones el mayor porcentaje de obesos 39 se sitúa en el tramo de edad de 50 a 59 años. En las mujeres la prevalencia aumenta progresivamente con la edad, hasta alcanzar cifras superiores al 40% en las edades de 65 y más años. Si comparamos por edad y sexo, la proporción de personas obesas es superior en los hombres hasta los 54 años y a partir de los 60 es superior en las mujeres (Figura 2.4). FIGURA 2.4 COMUNIDAD DE MADRID: PREVALENCIA DE OBESIDAD (IMC=30) POR SEXO Y GRUPOS DE EDAD, 2007 Fuente: Consejería de Sanidad, 2007 La prevalencia global de sobrepeso (IMC 25-29,9) en la población adulta fue del 41.5%, siendo superior en hombres (49.8%) que en mujeres (33.9%). La frecuencia es superior en los hombres hasta los 50 años, a partir de estas edades no hay diferencias significativas entre sexos. La prevalencia de sobrepeso aumenta con la edad (Figura 2.5 y 2.6). 40 FIGURA 2.5 COMUNIDAD DE MADRID: PROPORCIÓN DE HOMBRES CON EXCESO PONDERAL (IMC=25) POR GRUPOS DE EDAD, 2007 Fuente: Consejería de Sanidad, 2007 FIGURA 2.6 COMUNIDAD DE MADRID: PROPORCIÓN DE MUJERES CON EXCESO PONDERAL (IMC=25) POR GRUPOS DE EDAD, 2007 Fuente: Consejería de Sanidad, 2007 En el mismo estudio, los valores medios de TAS (Tensión Arterial Sistólica) y TAD (Tensión Arterial Diastólica) en la población adulta son de 125,4 mmHg y 77,0 mmHg respectivamente. Las cifras medias de TAS y TAD son más altas en hombres que en mujeres en todos los grupos de edad. La TAS aumenta linealmente con la edad en ambos sexos. La TAD aumenta en ambos sexos hasta los 60 años; en hombres desciende a partir de los 50 años y en mujeres a partir de los 60 años (Figura 2.7). 41 FIGURA 2.7 COMUNIDAD DE MADRID: VALORES MEDIOS DE TENSIÓN ARTERIAL SISTÓLICA (TAS) Y DIASTÓLICA (TAD) POR GRUPOS DE EDAD Y SEXO, 2007 Fuente: Consejería de Sanidad, 2007 El 29,3% de la población adulta es hipertensa, siendo mayor la frecuencia en hombres (35,1%) que en mujeres (23,9%). Las cifras son muy superiores en hombres respecto a las mujeres en todos los grupos de edad, excepto en el grupo de edad de 70-74 años que se invierten siendo más altas en mujeres. En ambos sexos va aumentando con la edad y de manera muy importante a partir de los 50 años. Aproximadamente tres de cada cuatro persona mayores de 60 años son hipertensas (Figura 2.8). FIGURA 2.8. COMUNIDAD DE MADRID: PREVALENCIA DE HIPERTENSIÓN ARTERIAL POR GRUPOS DE EDAD Y SEXO, 2007 Fuente: Consejería de Sanidad, 2007 42 De acuerdo con la ESCM, el 43% de los ciudadanos de Madrid presenta sobrepeso u obesidad (33% y 10%, respectivamente). Estos valores son mayores en los adultos (34% de sobrepeso y 11% de obesidad) que en los niños (22% y 7%, respectivamente). La aplicación de estos estimadores a la población de Madrid supone que un total de 1, 212,802 adultos y de 124,923 niños, se encuentran en situación de sobrepeso y obesidad, siempre por estimaciones de autoreferencia. La prevalencia de sobrepeso y de obesidad es menor en la mujer en todos los grupos de edad. Durante la infancia (2-15 años), 1 de cada 12 niños tiene obesidad y más del 25% de los varones tiene sobrepeso frente al 18% de las niñas. Tras el análisis, se observa cómo el riesgo de sobrepeso u obesidad es significativamente menor en la mujer que en el hombre. Existe una clara relación entre estos dos tipos ponderales y la edad: el riesgo de sobrepeso u obesidad es menor durante la juventud (16-24 años) que durante la infancia (0-15 años); sin embargo, a partir de los 25 años el riesgo aumenta de forma paralela a la edad (Figura 2.9). FIGURA 2.9 CIUDAD DE MADRID: DISTRIBUCIÓN DEL EXCESO DE PESO SEGÚN SEXO Y EDAD, 2009 Fuente: Madrid Salud, 2005 43 En lo que se refiere a la clase
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