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UNIVERSIDAD NACIONAL 
AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES 
“ACATLAN” 
 
 
CATALOGO DE LA SERIE DOCUMENTAL PRESIDENCIA DEL 
ARCHIVO MUNICIPAL DE CHIQUIHUITLÁN, VILLA DE JUAREZ, 
OAXACA. PERIODO: 1935-1975 
 
 
 
T E S I N A 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
LICENCIADO EN HISTORIA 
P R E S E N T A : 
SANDRA MORALES GÓMEZ 
 
ASESORA: REBECA LÓPEZ MORA 
 
 
 
NOVIEMBRE 2007. 
AGRADECIMIENTOS 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
La presente investigación es producto del apoyo que me brindó mi familia y mis profesoras a lo 
largo de estos tres años, por lo que quiero agradecer muy especialmente: 
A mis padres: Ángel y Clementina, porque sin su apoyo y participación este trabajo no 
hubiera rendido los frutos deseados; porque nunca me han dejado sola y porque con su cariño 
me han enseñado a luchar por lo que quiero con valentía y audacia. 
A Luis, por su amor y su paciencia, porque ha contribuido de manera invaluable a mi 
realización como profesionista y como esposa. 
A mis hermanos: Ángel, Rita y Miguel por creer en mí, por su confianza y por estar 
siempre pendientes de mí. 
A mi querido primo Jaime, por querer ser siempre parte de mi historia. Por su grata 
compañía y por estar siempre a mi lado. 
A mi amiga Rocío porque me ayudó a encontrarle pies y cabeza al mundo de papeles 
del acervo de Chiquihuitlán, por su valioso tiempo y su confianza. 
A mis grandes amigos: Quique, Paty, Rebeca, Cris, Gil y Víctor por alentarme y por 
compartir buenos y malos momentos. 
A la doctora Alicia Gojman por escuchar mi proyecto y brindarme orientaciones 
oportunas. 
A Rebeca López Mora por la confianza que le brindó a mi proyecto, por asesorarme y 
acompañarme el tiempo que duró la investigación; por su valiosa instrucción y enseñanza, y 
por escucharme. 
A las profesoras: Susana, Graciela, Rosalía y Pilar por sus acertadas y oportunas 
observaciones. 
A la licenciada Juana Antonieta por brindarme un acercamiento al Archivo Municipal de 
Tultepec y sugerencias sobre clasificación y catalogación. 
Al Archivo General de la Nación y al Archivo Histórico del Registro Agrario Nacional, 
porque a través del uso de sus acervos y asesoría, pude afinar y completar este trabajo. 
A los señores: Israel Altamirano Camacho y Clementino Morales Vázquez, presidente y 
ex presidente municipal de Chiquihuitlán; por permitirme el acceso al acervo del municipio. 
Al señor Agustín Altamirano Guzmán, por brindarme la hospitalidad de su casa y sus 
testimonios; por compartir conmigo sus recuerdos más íntimos. 
A mis tíos Ismael y Jesús Morales, por compartirme sus testimonios y acervo 
fotográfico, por su cariño de siempre. 
A Marina, Lola y Ernestina, por permitirme vivir desde casa ese ambiente chiquihuiteco, 
por reafirmar mi cariño por Chiquihuitlán desde pequeña. 
 
A todos ellos mi gratitud y cariño. 
 
ÍNDICE 
 
 
AGRADECIMIENTOS………………………………………………………….. II 
 INTRODUCCIÓN……………………………………………………………….III 
 
I.- CLASIFICACIÓN DE LA SERIE DOCUMENTAL 
PRESIDENCIA DEL ARCHIVO MUNICIPAL DE CHIQUIHUITLÁN 
VILLA DE BENITO JUÁREZ, PERIODO 1935-1975………………………1 
 
II.- ESTUDIO PRELIMINAR DEL MUNICIPIO DE CHIQUIHUITLÁN 
VILLA DE JUÁREZ (algunos aspectos relevantes de la historia 
de Chiquihuitlán). 
2.1 Ubicación geográfica……………………………………………………...7 
2.2 Reseña histórica……………………………………………………………9 
2.3 Agricultura…………………………………………………………………..37 
2.4 Educación…………………………………………………………………...44 
2.5 Salud………………………………………………………………………….53 
2.6 Vías de comunicación……………………………………………………..57 
2.7 Litigio Chiquihuitlán-Santa Ana…………………………………………66 
 
III. CATALOGO DE LA SERIE DOCUMENTAL PRESIDENCIA 
DEL ARCHIVO MUNICIPAL DE CHIQUIHUITLÁN, VILLA 
DE JUÁREZ, OAXACA. PERIODO: 1935-1975…………………………….80 
 
IV. CONCLUSIÓN……………………………………………………………….488 
V. ANEXO 1……………………………………………………………………...495 
VI. ANEXO 2 (FOTOGRÁFICO)……………………………………………….498 
VII. BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………..504 
VIII. ARCHIVO……………………………………………………………………506 
 
 
 
 III
INTRODUCCIÓN 
 
Una de las tareas fundamentales del historiador es dar luz sobre los hechos 
que yacen inertes. Si no se plantean problemas e hipótesis, proyectos y planes 
de trabajo, el investigador está condenado a ser un simple expositor de los 
hechos que presenta. La tarea del historiador se dinamiza cuando va a hurgar 
más allá de las fuentes secundarias. 
 
Los archivos municipales como fuente de información son de valor incalculable 
dado el cúmulo de datos que manejan en sus diversas áreas de gestión. Una 
tarea imprescindible para el historiador reside precisamente en la organización, 
clasificación y catalogación de un archivo; pues es de gran importancia crear y 
proporcionar herramientas de trabajo con las cuales sea asequible la 
información histórica. 
 
La consulta de un archivo en bruto representa grandes dificultades para 
acceder a él: la ausencia de un catálogo o inventario sobre el cual buscar 
pistas, dificulta y hace demasiada lenta la tarea de investigar, además de que 
imposibilita una visión integral del mismo. 
 
Por tanto, la sistematización de los archivos debería ser una de las prioridades 
a contemplar en el oficio de historiador. La ordenación, clasificación y 
catalogación de un archivo es una actividad imprescindible que, por la 
experiencia que representa, brinda confianza sobre la información utilizada en 
esos acervos. 
 IV
Asimismo, la historia oral es una herramienta que no debe menospreciarse en 
investigaciones de historia local. Pues es debido a ella que puede lograrse un 
espectro más amplio de aquella cotidianeidad que no puede hallarse en los 
archivos. 
 
La contribución que hace cada archivo municipal es invaluable para la 
reconstrucción de la historia estatal. La historia local que se genera, al igual 
que todo tipo de documentos privados y testimonios, hablan del carácter propio 
de los lugareños, de su filosofía y de su ética: Luis González la llama historia 
matria1. 
 
El Archivo Municipal de Chiquihuitlán fue hallado en estado de devastación 
debido al mal uso que de él han hecho los servidores públicos. El local que 
ocupa dicho archivo no tiene las condiciones mínimas de preservación de un 
acervo documental. Aunado a estas carencias, el clima húmedo y la presencia 
de plagas, hongos, ratas e insectos han acelerado el proceso devastador. El 
mal uso que de él han hecho los servidores públicos (como limpiar superficies u 
objetos con documentos) ha provocado que desaparezcan documentos sin que 
exista hasta el presente, gestión alguna para su rescate y preservación. 
 
Mi interés principal por trabajar en dicho archivo, responde principalmente, a 
una necesidad de explicarme el ardor y el amor con que mi abuelo se 
expresaba de este pueblo: todos mis viajes a Chiquihuitlán eran oportunidad 
 
1 Luis González y González, Invitación a la Microhistoria, México, Editorial SEP, 1973 
 V
para que él pudiera explayarse y explicarme el porqué no se arrepentía de 
haber dejado una mejor vida al otro lado de la zona mazateca. 
 
Después de recibir asesorías en la escuela, en el ArchivoGeneral de la Nación 
y en el Archivo Municipal de Tultepec, pude lograr que este proyecto tuviera un 
buen resultado. 
 
Emprendí las gestiones para acceder al archivo en julio del año 2003 no sin 
dificultades debido a la ignorancia abismal que se tiene respecto al trabajo del 
historiador. La tarea consistió en la separación y clasificación de una parte del 
archivo; que comprende un periodo de tiempo de cuarenta años (haciendo 
necesaria una limpieza superficial que no podría suplir las actividades de 
restauración). 
 
El suministro de los documentos estuvo a cargo del presidente municipal. La 
superficialidad con que él se expresó sobre el archivo, denotan la falta de 
información con respecto a la utilidad de un acervo documental. No existe 
persona encargada del mismo y el acceso al local que lo contiene no está 
restringido, todo el personal del ayuntamiento tiene acceso a el para alojar 
diversas herramientas y utensilios. Ante la imposibilidad de hallar entre tantos 
documentos el inicio del mismo, pude establecer con regularidad una 
secuencia de documentos del periodo de 1935 a 1975. 
 
De acuerdo a la información recibida y para la presente investigación, se 
realizó un diagnóstico del panorama histórico sobre el cual se desenvolvía el 
 VI
pueblo. En base a eso pude establecer los temas que contribuyeron de manera 
significativa a conformar la historia del municipio durante cuarenta años. 
 
Fue necesario impregnarme del ambiente de Chiquihuitlán: aún cuando nos 
separan treinta y dos años de tiempo, es posible percibir los elementos que 
definieron el devenir de este pueblo y que aún, con el paso del tiempo, 
persisten como prueba de sus arraigadas costumbres. 
 
Las carencias en los rubros de educación, salud y economía son vigentes. Las 
formas de convivencia y de las prácticas cotidianas permanecen en la 
actualidad. La comunicación en mazateco presupone una barrera de defensa 
tras la cual los chiquihuitecos pretenden refugiarse de aquellos que ya hablan 
castellano. El aislamiento geográfico persiste con menos dificultades de 
comunicación. 
 
Fue durante la etapa de ordenación donde pude vislumbrar los aportes que 
este archivo hacía con la historia de Chiquihuitlán. Cada uno de los 
documentos sumaba a este proyecto información importante; pero sólo algunos 
temas me llevaron a establecer los ámbitos relevantes para comprender el 
proceso evolutivo del dicho lugar. 
 
La Guía de Archivos Municipales del AGN2 propone la división en seis series 
de acuerdo a la documentación oficial que puede hallarse en este tipo de 
 
2 Archivo General de la Nación y Secretaría de la Defensa Nacional, Guía de Archivos municipales. 
Archivo General de la Nación p. 16-17 
 VII
archivos: Presidencia, Cabildo, Tesorería, Justicia, Registro Civil y Junta 
Municipal de Reclutamiento. Para el presente trabajo, se consideró únicamente 
la serie de Presidencia; a su vez esta originó veintiséis secciones o subseries 
que contemplan un periodo de tiempo de 1935 a 1975. Posterior a esta etapa, 
le siguió la de catalogación y fue en ella cuando pude definir los temas 
directrices del presente trabajo y con los cuales relaciono el nulo desarrollo del 
municipio: Agricultura, Salud, Educación, Vías de Comunicación y un conflicto 
por tierras entablado entre el citado municipio de Chiquihuitlán con el municipio 
vecino llamado Santa Ana Cuauhtémoc. 
 
El tema agrícola es imprescindible, dado que fue la principal actividad 
económica de Chiquihuitlán. La agricultura de subsistencia ha sido una práctica 
común a lo largo de la historia del municipio y ha estado ligada a sus ritos 
religiosos más antiguos. Aún a pesar de los obstáculos geográficos, ésta 
permitió a los habitantes el desarrollo de una vida austera. 
 
La historia del ámbito educativo puede dar respuesta a varias preguntas sobre 
el carácter de los habitantes de este pueblo: acostumbrados a dar prioridad sus 
necesidades, postergaron la educación de los hijos a grado tal que causaron 
una severa crisis de recursos humanos por el poco interés que tenía para ellos 
el recibir educación. Aunado a ello, las tareas más urgentes del municipio y la 
débil gestión de las autoridades provocaron un grave descuido en la 
infraestructura escolar, ocasionando el cierre inminente de la escuela 
municipal. Éstas y otras causas fueron el detonante del fracaso escolar. 
 
 VIII
El ámbito de la salud se vio influido por la sombra de la religión antigua, misma 
que persistió a través de los años y a pesar del proceso evangelizador de la 
época colonial. El desconocimiento de la medicina formal, la ausencia de 
personal médico y las creencias en la herbolaria, originaron que la enfermedad 
encontrara las más recónditas respuestas en oráculos y curanderos que 
llevaban a la desaparición de las enfermedades. Esto lógicamente ocasionó un 
distanciamiento entre el sector salud y el enfermo, quien lejos estaba de ver 
con buenos ojos la medicina que en varios casos fue tardía para lo que ya era 
inevitable. 
 
Las vías de comunicación sumaron una penalidad más a la ya crítica situación 
de Chiquihuitlán; pues fueron ellas los motivos de varios de los fracasos vividos 
por los chiquihuitecos: ausencia de carreteras que motivó el aislamiento 
recalcitrante de la población, posibilidades nulas para el crecimiento del 
desarrollo agrícola, incapacidad de gestión por una rústica y lenta 
correspondencia con las instancias oficiales, negativa de docentes de ocupar 
plazas en el municipio por la abismal lejanía con sus hogares, falta de fuentes 
de empleo y de posibilidades de comercio exterior; y todos aquellos 
imaginables problemas originados por esta causa. 
 
El litigio por tierras que Chiquihuitlán vivió con Santa Ana fue determinante para 
los habitantes: los años que duró el mismo obligaron a la población a vivir al 
margen de acontecimientos violentos y de gestiones turbias y demasiado 
lentas. 
 IX
Dicho conflicto los obligó a buscar las vías de resolución en la Secretaría de 
Gobernación, en el Departamento Agrario, en el gobierno estatal e inclusive, en 
la presidencia de la república. Cerca de trece años, los chiquihuitecos se 
acostumbraron a vivir en la zozobra de una cotidianeidad amenazada que 
inevitablemente derivó en crímenes de diversa índole (incendios forestales, 
robos y asesinatos). Sin embargo, a pesar de la existencia y ejecución de una 
resolución presidencial, de hecho ambos municipios mantuvieron el mismo 
conflicto. 
 
El empleo de entrevistas y relatos contribuyó de manera enriquecedora a 
solventar algunos vacíos de información. La vinculación con los modos de vida 
actuales me ayudaron a comprender la razón de ser de los chiquihuitecos. 
 
Sin embargo, las implicaciones que representa el gestionar el rescate de un 
archivo municipal me dejaron paralizada ante las limitaciones que representa 
un trabajo individual para proceder a la restauración: fue el Archivo General de 
la Nación quien me informó sobre las gestiones que le corresponden 
únicamente al presidente municipal. Ésta institución en colaboración con la 
Secretaría de la Defensa Nacional apoya con recursos humanos, pero es el 
municipio quien debe absorber los gastos de materiales, químicos y asesoría 
profesional. 
 
Como puede inferirse, las urgentes demandas de este archivo consisten en 
buscar el reconocimiento, espacio, conservación, restauración y organización 
del mismo a través de un proyecto de varios profesionales. Un proyecto 
 X
urgente detendría la devastación del acervo documental ocasionado por las 
condiciones climáticas y físicas en que se encuentra. 
 
Dentro de mis principales objetivos, estuvo el hacer conciencia sobre la 
importancia que tiene la preservación de acervos documentales y la utilidad 
que puede brindarnos su información ya sistematizada para contribuira la 
historia local y estatal. 
 
Sumado a ello, los resultados obtenidos por el presente trabajo son 
satisfactorios, pero insuficientes por la gran cantidad de documentos que 
quedan en estado bruto. Los temas desarrollados son cinco de veintiséis de la 
serie Presidencia. Este es apenas un acercamiento sobre las historias que 
pueden tejerse con las demás subseries o secciones, y lógicamente con los 
demás ámbitos administrativos. 
 
La posibilidad de trabajar con un archivo municipal abre las expectativas los 
historiadores, quienes frecuentemente nos encontramos ante temas muy 
trabajados. 
 
Quizá una mirada a los archivos municipales constituya una puerta abierta al 
ejercicio integral de nuestra profesión. 
 
 1
I. CLASIFICACIÓN DE LA SERIE DOCUMENTAL PRESIDENCIA DEL 
ARCHIVO MUNICIPAL DE CHIQUIHUITLÁN VILLA DE BENITO JUÁREZ, 
PERIODO 1935-1975. 
 
Descripción y utilización. 
Dadas las condiciones de trabajo bajo las cuales se emprendió esta 
investigación, pudo establecerse una serie documental a la que se le llamó 
PRESIDENCIA de acuerdo a la Guía de Archivos Municipales ya mencionada 
en la introducción. Sin lugar a dudas, las pautas para la clasificación de un 
archivo municipal se hallan bien definidas en la citada guía, pero son las 
características de cada archivo las que definen los lineamientos a seguir para 
establecer series, aún cuando no sean preestablecidas. 
 
Los documentos de la serie de PRESIDENCIA se hallan contenidos en siete 
cajas de cartón y protegidos por guardas de cartulina tamaño oficio color 
crema. Su distribución en las cajas responde a motivos de cupo, las subseries 
creadas en PRESIDENCIA ascienden a la cantidad de 26. 
 
A su vez, se hallan divididos por guardas color crema que contienen un año 
distinto, pasando a agrupar documentos de un mismo tema en un determinado 
año (de 1935 a 1975). Las guardas contienen en la pestaña información sobre 
la clasificación de los documentos y tienen ordenación cronológica y alfabética. 
 
Puede leerse en cada una, información que nos remite al nombre de la 
subserie, año y número de fojas. Los datos que no varían son las iniciales con 
 2
que se identifica al Archivo Municipal de Chiquihuitlán: A. M. CH. y el nombre 
de la serie, que para la presente investigación es PRESIDENCIA. 
 
Del periodo trabajado es posible identificar 26 subseries que corresponden a 
los temas más comunes hallados en el archivo: Acción Cívica, Agricultura, 
Asuntos Políticos, Censos, Certificados, Circulares, Comisión Electoral, 
Correspondencia, Cultura, Desarrollo de la comunidad, Educación, Elecciones, 
Estadística, Ganadería, Inventarios, Junta de Mejoramiento Moral, Junta de 
Reclutamiento, Litigio Chiquihuitlán-Santa Ana, Nombramientos, Obras 
públicas, Oficios, Padrones de Habitantes, Panteones, Patrimonio Municipal, 
Salud y Seguridad Pública. 
 
Para la serie PRESIDENCIA fue creada una base de datos sencilla en el 
programa de Word de fácil acceso. Existen en ella 26 archivos ordenados 
alfabéticamente y titulados con el nombre de cada subserie. Todos los archivos 
están organizados cronológicamente dentro del periodo de 1935 a 1975. La 
consulta de la ficha catalográfica nos ofrece datos de foliación, fecha, lugar, 
tema, autor, destinatario, asunto, características de conservación y finalmente 
la signatura. 
 
El catálogo de la Serie Presidencia es de fácil acceso, puede utilizarse a través 
del uso de las fichas: las secciones divididas alfabéticamente nos darán el tema 
al 
 
 
 3
cual queremos acceder y la data de las fichas podrán indicarnos el año que 
deseamos consultar. 
 
En cuanto la clasificación de los documentos, ya consultada la ficha puede 
accederse con los datos encontrados: número de caja, la pestaña de la guarda 
nos indica el nombre de la subserie o sección que deseamos consultar y el 
año. Dentro de la guarda, encontraremos los documentos ordenados 
cronológicamente, de modo que deberemos seguir ese orden hasta hallar la 
fecha encontrada. 
 
En el ramo de Presidencia abundan temas que hacen evidente los problemas 
por los que atravesó la comunidad durante ese periodo; los más alarmantes y 
determinantes del rumbo que tomo el municipio fueron los problemas 
educativos (por la falta de personal y alumnos), las vías de comunicación (que 
obstaculizaron el desarrollo económico y cultural del pueblo), la situación de la 
agricultura de subsistencia; los problemas de política local; la situación electoral 
y política; las condiciones económicas y la salud, que evidenció carencias 
graves de infraestructura médica . 
 
En la sección de cultura y acción cívica podemos encontrar noticia sobre 
algunas prácticas cotidianas de las festividades locales con motivos religiosos o 
cívicos; y el intercambio de invitaciones entre los municipios aledaños. 
 
En la sección de estadísticas, puede hallarse un acercamiento a las 
condiciones agrícolas y ganaderas que vivía el municipio. Como dato curioso, 
 4
en esta sección se hallan estadísticas que contabilizan el número de animales 
no importando el tamaño y contemplando hasta pollitos y huevos puestos por 
las gallinas en la comunidad. 
 
Seguridad Pública ofrece un retrato de un pueblo tranquilo (a excepción de las 
riñas de borrachos que terminaban en la cárcel pública), al cual debía 
vigilársele con motivo de las festividades importantes. 
 
Pero la función de la policía en el municipio no se limitó a resguardar el orden: 
era su deber bloquear los caminos y obligar a la gente a concurrir a la faena o 
tequio con motivo de obras civiles o religiosas. También fueron los voceros 
oficiales del presidente municipal: concurrían a las lomas a gritar las 
disposiciones municipales haciéndose acompañar de un tambor, por falta de 
iluminación eléctrica y aparatos electrónicos. 
 
Dentro de la sección de Oficios, pueden hallarse de diversa índole: publicidad 
de venta de productos médicos, de tocador, de iluminación, de periódicos, de 
fertilizantes, de máquinas de escribir, de servicios de papelería, inclusive de 
bustos del presidente Adolfo Ruiz Cortines. Asimismo fueron halladas 
solicitudes de datos del municipio: sobre lugares de interés, días de mercado, 
uso de maquinaria para el campo o el hogar, existencia de templos religiosos, 
etc. 
 
Las llamadas de atención por entregas extemporáneas de documentación 
oficial delatan una incapacidad de gestión de los servidores públicos; se hallan 
 5
requerimientos de informes de tesorería y de estadísticas y aplicación de 
sanciones por el mismo motivo. Dos o tres oficios dan noticia de cómo es que 
llegó información de la Segunda Guerra Mundial hasta el municipio y la 
declaración de guerra que le hizo México a las fuerzas del eje, misma que 
debía proclamarse hasta en ese recóndito lugar. Con motivo de ello, se hallan 
también oficios que dan cuenta de la prohibición del gobierno mexicano a 
recibir emigrantes de nacionalidad alemana, italiana o japonesa. 
 
En la sección de partidos políticos, la propaganda priísta no se hizo esperar: 
invitaciones, manifestaciones de solidaridad, ofrecimientos de gestión y 
afiliación al partido, requerimientos para recepciones de funcionarios mayores y 
menores; y demás tácticas no se hicieron esperar para comprometer las 
voluntades del municipio. 
 
Datos de todo tipo e inimaginables pueden hallarse en esta serie documental. 
Penosamente el presupuesto, las limitaciones que implican la lejanía del lugar y 
las condiciones de trabajo de la investigación, han sido los principales 
obstáculos por los cuales se ha delimitado el proyecto. 
 
Ambiciosamente clasifiqué otro grupo de documentos relativos a la serie 
documental de Justicia y Tesorería. Los resultados obtenidos para esta 
investigación hubieran sido de mayor alcance si se tuviera un panorama más 
completo sumando estos ámbitos de administración municipal.6
 La serie de Justicia presenta un gran atractivo debido a los rubros que maneja; 
uno de los que más puede llamar la atención es la remisión de presos por 
cordillera, consistente en llevar a un procesado con policías de un municipio y 
entregarlo al siguiente municipio en manos de policías del lugar para custodia y 
así sucesivamente hasta llegar al distrito. Demandas por riñas entre mujeres, 
alcoholismo, adulterio, violencia intrafamiliar, incesto, accidentes, asesinatos, 
robos de animales y de todo tipo de bienes son algunos de los temas que 
predominan en esta serie. 
 
En tesorería otro tanto puede hallarse con presupuestos de ingresos y egresos, 
fijación de impuestos según las actividades económicas del municipio, pago y 
remisión de multas a la dependencia del cargo, etc. 
 
Como puede observarse, el acervo del Archivo Municipal de Chiquihuitlán fue 
trabajado en una mínima parte, quedando los demás ámbitos administrativos 
para su investigación y dejando abiertas un sinfín de posibilidades al trabajo del 
historiador. 
 
 
 
 
 
 7
III. ESTUDIO PRELIMINAR DEL MUNICIPIO DE CHIQUIHUITLÁN VILLA DE 
BENITO JUÁREZ (algunos aspectos relevantes de la historia de 
Chiquihuitlán). 
 
2.1 Ubicación Geográfica 
 
Geográficamente el municipio de Chiquihuitlán se encuentra situado en la parte 
norte del estado de Oaxaca, dentro de una de las siete regiones que maneja 
Jorge L. Tamayo para clasificar al estado1: La Cañada; es uno de los veinte 
municipios que pertenecen al distrito de Cuicatlán, según informes de José 
Antonio Gay2. Sin embargo, debido a las condiciones geográficas, climáticas y 
étnicas es difícil hacer precisiones sobre la clasificación de ésta región (Véase 
anexo 1: mapa de la región mazateca. 
 
El municipio de Chiquihuitlán ha sido favorecido por la gran diversidad de 
climas que existen en la región a lo largo del año, predominando un clima 
templado. La flora y fauna por consiguiente son variadas y abundantes. La 
precipitación pluvial en Chiquihuitlán es abundante durante los meses de junio 
a septiembre3. La altura sobre la que se encuentra el municipio alcanza los 
1200 metros sobre el nivel del mar4 (ver anexo fotográfico: imagen 4). 
 
Se asciende a Chiquihuitlán a través de la cordillera que inicia en el pueblo de 
Quiotepec con un clima bastante seco y caluroso (ver anexo fotográfico: 
 
1 Jorge L. Tamayo. Oaxaca. Breve monografía geográfica anexa a la carta municipal, México, 1960, p. 9 
2 José Antonio Gay. Historia de Oaxaca, Editorial Porrúa, México, 2000, p. 3-4 
3 Roberto Galván Ramírez. Los municipios de Oaxaca. México, Secretaría de Gobernación y gobierno de 
Oaxaca, 1988, p. 53-54 
4 Carole Jamienson Capen, Diccionario mazateco de Chiquihuitlán, Oaxaca. Instituto Lingüístico de 
Verano, Estados Unidos, 1996, p. 2 
 8
imagen 5). Con el avance se va percibiendo un cambio geográfico y climático 
más fresco, la vegetación deja de ser desértica. Se pasa por el pueblo de 
Coyula, Buenos Aires, Cuyamecalco y Santa Ana Cuauhtémoc para llegar a 
Chiquihuitlán. 
 
Cuatro horas de terracería lo separan de la carretera federal y la estación de 
ferrocarril. El servicio de pasajeros que corre esa ruta desde hace 9 años 
aproximadamente es concesión del gobierno municipal. El nombre con que 
fueron bautizados los camiones hace alusión al mote con que se les conoció a 
los chiquihuitecos por la acentuada miseria que se evidenciaba en su forma de 
vestir: “los rabones” acuden día a día de manera diligente a recoger pasajeros 
a la estación de Cuicatlán. 
 
Chiquihuitlán se encuentra asentado en las faldas de un cerro conocido como 
Cerro Chino –naxi chini en mazateco que quiere decir cerro celoso-5, (chino es 
una deformación de la palabra mazateca chini) dentro de una gran cadena 
montañosa que se puede observar desde la parte más alta del pueblo llamada 
“Loma de la Cruz”. La entrada al municipio actualmente está presidida por un 
arco que refleja modernidad; siendo ésta contraste con los más sencillos estilos 
de vida del municipio (ver anexo fotográfico: imagen 6). 
 
Sus colindancias son: al norte con el municipio de Huautla de Jiménez y el Río 
Grande de por medio-al cual se le conoce entre la población como Río 
Amarillo-; al este con el municipio de San Pedro Teutila y el Río Seco; al sur 
 
5 Ibid. p. 184 
 9
con los municipios de Santa María Tlalixtac y San Francisco Chapulapa; y al 
oeste con el municipio de Santa Ana Cuauhtémoc6, según consta en la 
monografía elaborada por el Director de la Escuela Primaria. 
 
 
2.2 Reseña Histórica de Chiquihuitlán 
 
La siguiente información ayudará en parte a comprender la evolución de 
Chiquihuitlán. Sin embargo, las fuentes bibliográficas resultan insuficientes para 
poder construir la historia más antigua de este municipio, del que hasta hoy no 
existe una historia escrita. Los documentos más antiguos hallados en el archivo 
municipal datan del año de 1871. Por tal motivo, no se puede precisar la fecha 
de la fundación de Chiquihuitlán. 
 
Históricamente Chiquihuitlán ha tenido presencia desde la época prehispánica. 
Pudiera parecer que la geografía del lugar fue una limitante para aislarlo de los 
hechos más importantes que vivió el país. Sin embargo existen una variedad 
de datos que dan noticia sobre la incorporación que tuvo este municipio a la 
historia nacional. El grupo étnico que lo habita es el de los mazatecos y, según 
Eckart, a lo largo de su historia han sido conquistados tres veces: por los 
mixtecas, los aztecas y los españoles7. Sin embargo, el mismo autor afirma 
que a pesar de ello, su identidad no fue trastocada. 
 
 
6 Archivo Municipal de Chiquihuitlán (en adelante A. M. CH.) AM.CH./PRESIDENCIA/Educación/Caja 
2/Exp. 910/Fojas 3/Año 1948 
7 Eckart, Boege. Los mazatecos ante la nación. Contradicciones de la identidad étnica en el México 
actual. Editorial Siglo XXI, 1988 p. 225 
 10
La existencia de este municipio se remonta a la época prehispánica. El nombre 
de Chiquihuitlán proviene de la lengua náhuatl –lengua prehispánica- que 
quiere decir: lugar de los canastos8. Ello es prueba del contacto que los 
aztecas tuvieron con los chiquihuitecos; al igual que la leyenda en la que un 
águila (figura simbólica de la civilización azteca) sobrevolaba frecuentemente el 
pueblo, para llevarse a los niños y a la gente de corta estatura. 
 
También, se tienen noticias de la llegada de los españoles a la región de La 
Cañada, debido a que fue la ruta utilizada para llegar a Usila, pueblo 
perteneciente a La Chinantla y del cual se sabía que recibía tributo en polvo de 
oro Moctezuma9. Según los datos que consigna Peter Gerhard10, Chiquihuitlán 
para el año de 1766 era un pueblo sujeto de San Pedro Teutila (alcaldía 
mayor). Lo anterior evidenció los ambiciosos planes que mostraron los 
españoles hacia esta región, para quienes no fue obstáculo el 
desconocimiento de la región, su lejanía y su geografía accidentada. Podría 
decirse que la conquista de la región de La Cañada fue relativamente rápida si 
consideramos que doce años después de la toma de la ciudad de Tenochtitlán, 
Teutila ya contaba con un apoderado español de nombre Diego de Ordaz11. 
Para 1611, este pueblo al igual que el de Teotilalpan y Santa Ana recibieron 
sus títulos12 del gobierno virreinal. En el municipio no se ha hallado este tipo de 
información, sin embargo un ex presidente municipal dio cuenta de la 
 
8 Manuel Martínez Gracida. Catálogo etimológico de los nombres de los pueblos, haciendas y ranchos 
del estado de Oaxaca. Oaxaca, Editorial Imprenta del estado de Oaxaca, 1883. p. 37 
9 Información básica: Oaxaca, PRI, Oaxaca, 1987, p. 6. (Instituto de Estudios Políticos, Económicos y 
Sociales) 
10 Peter, Gerhard.Geografía histórica de la Nueva España, 1519-1821.Instituto de Investigaciones 
Históricas. UNAM, México, 2000 p. 312-313 
11 Ibid. p. 310 
12 Galván Op. cit. p. 54 
 11
existencia de un documento en el que el gobierno virreinal dotó a Chiquihuitlán 
de 600 varas de terreno en el año de 1711, debido a su crecimiento 
demográfico13. Fue hasta el 15 de marzo de 1825 cuando se erige en 
municipio, y queda adscrito al partido de San Pedro Teutila, según la Ley de 
División y Arreglo de los Partidos que componen el Estado Libre de Oaxaca14. 
 
Hasta esa región que sólo era posible transitar en bestias o a pie llegaron los 
ecos de la Independencia: Gay hace mención de un movimiento alarmante en 
Teutila, es posible que tanto fuerzas insurgentes como realistas llegaran hasta 
Chiquihuitlán, pues de este pueblo huía un presbítero insurgente llamado 
Manuel Sabino Crespo, segundo diputado al Congreso de Chilpancingo y cura 
de Rio Hondo15 jurisdicción de Tlalixtac. Debido a los escasos informes, no 
puede conocerse la ruta utilizada por ambos bandos, solo se hace mención de 
su paso por Teutila, Tlalixtac y Chiquihuitlán. 
 
Durante el siglo XX, la región se vio nuevamente alterada por Sebastián Ortíz, 
jefe de las fuerzas rebeldes de la revolución, quien tenía como misión levantar 
en armas a todos los pueblos situados a lo largo de la serranía. De filiación 
maderista, inició su labor en la región de Huautla y posteriormente se dirigió a 
Cuyamecalco, pueblo vecino de Chiquihuitlán, en donde reunió a los de 
Cuyamecalco, Santa Ana y Chiquihuitlán; dio a conocer el Plan de San Luis y 
solicitó provisión de armas y bestias16. La respuesta a este llamado fue 
 
13 Fuente oral del señor Pablo Gómez Jiménez (25 de julio de 2005. ver imagen 7 del anexo fotográfico. 
14 División territorial del Estado de Oaxaca de 1810 a 1995, Tomo 1, INEGI, 1996, p. 131, 236 
15 Gay Op.cit. p. 484, 503 
16 Héctor G. Martínez Medina Los movimientos revolucionarios maderistas en Oaxaca. Instituto de 
Administración Pública de Oaxaca, Oaxaca, 1985, p. 13, 17 
 12
positiva, posteriormente informaba haber recibido además dinero y hombres 
que se encargarían de levantar pueblos situados más adentro de la sierra. 
 
Como puede observarse, Chiquihuitlán se incorporó a la historia del país desde 
épocas muy tempranas. Ya el 27 de agosto de 1927 en sesión de Cabildo17 se 
acordó dar el nombre de Villa de San Juan Chiquihuitlán de Benito Juárez a 
este municipio, y a instancias del gobernador de Oaxaca, Genaro V. Vásquez, 
quien les notificó que el municipio ascendía a esa categoría. Por decreto 
constitucional número 38518 se hizo público este nombramiento. 
 
 Estudios antropológicos de Roberto Weitlaner19 y un plano elaborado en el año 
de 1948 (véase anexo 1: plano del municipio) informan sobre los 
asentamientos de la población, misma que se distribuyó sobre el filo del Cerro 
Celoso sin seguir trazo uniforme alguno. Las construcciones obedecían a los 
límites del terreno que cada propietario conocía, sin importar la orientación de 
las mismas. La urbanización del pueblo fue una tarea tardía que no logró 
modificar la irregularidad de la ubicación de las casas en gran parte debido al 
relieve accidentado. 
 
 Para el año de 1950, el trazo antiguo de Chiquihuitlán dificultaba el envío de 
correspondencia por falta de nomenclatura en las calles, y porque la dirección a 
 
17 A.M.CH/CABILDO/Actas de acuerdo/Caja S/N /Exp. S/N /Fojas 1 /Año 1927 
18 División territorial del Estado de Oaxaca de 1810 a 1995. Op. Cit. p. 236 
19 Roberto J Weitlaner., Datos diagnósticos para la etnohistoria del norte de Oaxaca, Instituto Nacional 
de Antropología e Historia, México, 1961, cuadro 8 
 13
que era enviada dicha correspondencia contenía la leyenda de “domicilio 
conocido”20, sin que pudiera precisarse la ubicación. 
 
En este núcleo de población solía percibirse desde entonces un 
amontonamiento de casas que contrastaban con la gran extensión de terrenos 
que poseía Chiquihuitlán a sus alrededores. Para los años cincuenta todavía no 
existían calles principales y el pueblo se hallaba comunicado a través de 
veredas. La mayor concentración de población se hallaba en torno al centro, en 
donde se localizaban los más importantes recintos chiquihuitecos: el municipio, 
la escuela primaria y la iglesia de la Orden de los Dominicos21(ver anexo 
fotográfico: imagen 8). 
 
Al norte de Chiquihuitlán y entre este municipio y el de Ayautla corre el río 
Grande o Quiotepec (Amarillo), cuyo cauce tiene desembocadura en la Presa 
Cerro de Oro22 . Sin embargo, las difíciles vías de comunicación –que 
actualmente prevalecen- dificultaron el acceso de la población para el 
aprovechamiento del mismo. La gente solía beneficiarse de los nacimientos y 
escurrimientos de agua situados a “cortas distancias” y dentro del mismo 
pueblo -tomando en cuenta que, el tiempo de recorrido para llegar al río era de 
una hora- . 
 
 
20 A.M.CH./PRESIDENCIA/Circulares/Caja 1/Exp.296/Fojas 1/Año 1950 
21 En el Archivo Eclesiástico de la iglesia de San Juan Bautista se hallan documentos sobre su fundación 
a cargo de la orden de los dominicos, contenidos en dos volúmenes conocidos como Cordilleras. El 
acceso al mismo esta restringido para su consulta formal hasta que no se cuente con una autorización del 
Obispado de Oaxaca, carece de ordenamiento y catalogación. 
22 Galván Op. cit. p. 56 
 14
Para los habitantes, la división de Chiquihuitlán en dos barrios siempre estuvo 
bien definida: el barrio “de abajo” se distinguió por tener población cuicateca, 
mientras que el barrio “de arriba” fue de composición mazateca; esto pudiera 
reforzar la hipótesis de Weitlaner23, para quien el origen de estos barrios 
probablemente residió en la consolidación de los grupos étnicos. En 
Chiquihuitlán, la gente que habitaba el barrio “de arriba” solía acudir al “agua 
del chorro”, al “agua de en medio”, al “agua del corral” o al “agua fría”. Los del 
barrio “de abajo” acudían al “agua del barrio”, al “agua azul”, al “agua de la 
barranca” (que posteriormente adoptó el nombre de “agua del beso24”) y al 
“agua encinal”. 
 
El que los habitantes decidieran a que agua acudir era determinado por la 
distancia que las separaba de sus casas. Cuando el agua escaseaba en 
épocas de calor, los nacimientos de agua se agotaban y era necesario recorrer 
el pueblo hasta abastecerse. Debido a la irregularidad del terreno, el acarreo de 
agua pasaba a ser una de las tareas más penosas a las que se enfrentaron los 
chiquihuitecos, lo cual lógicamente aumentó los grandes riesgos a que se 
enfrentaron al caminar descalzos por las veredas empedradas. Irónicamente, el 
riesgo era mayor si se considera que en épocas de lluvia, aún cuando el agua 
se obtenía de nacimientos más cercanos, la gente acarreaba agua dejando 
grandes surcos del lodo resbaloso que con frecuencia ocasionaron todo tipo de 
accidentes. 
 
23 Weitlaner Op. cit. p. 15 
24 Entrevista realizada al señor Ismael Morales Avendaño el día 2 de enero del 2007; quien afirma que 
siendo asociado del Apostolado de la Oración, se encargaba de conservar los terrenos de la iglesia y 
sembraron un rosal pequeño al que en Chiquihuitlán se le conoce como besito; y estando dicho terreno 
cercano al nacimiento del agua, fue común para la gente nombrarlo así. 
 15
 
El problema de la escasez de agua, hasta los años setenta, siguió siendo uno 
de los más graves en Chiquihuitlán. Ésta, como tantas otras gestiones, 
probaron una vez más la falta de visión de los presidentes en Chiquihuitlán, y 
por otro lado, la política superficial que emprendieron desde siempre los 
gobernadores priístas; ocupados más por el proselitismo político y a veces 
descarado25quepor el bienestar de los municipios. 
 
Chiquihuitlán fue a lo largo de mucho tiempo un pueblo noble pero sumiso y 
vulnerable. Estuvo sumido por muchos años en la pobreza extrema, el hambre, 
la enfermedad y la ignorancia. Algunos de sus hombres solieron refugiarse en 
el vicio del aguardiente, bebida común del pueblo26. En la mayoría de los casos 
prevaleció el analfabetismo, la educación brindada en los años que ocupa la 
investigación fue una primaria deficiente y salpicada de un sinfín de 
irregularidades debido al escaso interés de la población. 
 
La educación contribuyó de manera regular sólo a castellanizar a una parte de 
la población y a alfabetizar deficientemente a algunos niños. Sin embargo 
puede decirse que fue más efectivo el aprendizaje de los maestros por el 
mazateco en una población en donde, lingüísticamente hablando dominaba el 
mazateco. 
Es muy probable que debido a las condiciones educativas, el pueblo de 
Chiquihuitlán careciera de una ideología política clara. Su “voluntad” política fue 
 
25 A manera de propuesta se solicitaba orientar a la población a salir a votar por Adolfo Ruiz Cortines. 
Para presidente de la República Mexicana A.M.CH./PRESIDENCIA/Circulares/Caja 1/Exp.340/Fojas 
1/Año 1952 
26 Weitlaner, op. cit. Cuadro 15 
 16
siempre manipulada por el partido hasta ese entonces en el poder. La 
influencia ejercida por sus miembros tuvo una respuesta satisfactoria en todo 
radio de acción: los votos a nivel estatal estaban aún antes de la elección, 
asegurados para el Partido de la Revolución Mexicana. El acarreo como 
método común fue característico de la política emprendida: ya en noviembre de 
1956 se hacía invitación al presidente municipal, a celebrar el ascenso del 
gobernador Alfonso Pérez Gasca27 haciéndose acompañar de un contingente. 
 
Los chiquihuitecos no conocieron otro partido político. En el archivo municipal 
únicamente se hallaron propagandas del Partido de la Revolución Mexicana, tal 
como lo refiere la serie de Asuntos políticos28. A la gente en días de elecciones, 
le bastaba identificar en las boletas electorales los colores de la bandera, 
motivo suficiente para sufragar en dicho espacio29. Con ello puede inferirse la 
ignorancia abismal de la población que lógicamente, era bien utilizada por los 
políticos. A los habitantes de Chiquihuitlán no les importaban los triunfos 
electorales, cumplían únicamente el ejercicio “democrático” de votar con el fin 
de evitarse problemas con las autoridades. 
 
Durante los cuarenta años que ocupa la investigación y según informes que 
brinda el archivo municipal, no hubo candidatos opositores que se disputaran 
las elecciones para presidente municipal30. El pueblo, con cada ejercicio 
electoral acudía a entregar sus votos al único candidato para elecciones 
 
27 A.M.CH./PRESIDENCIA/Circulares/Caja 1/Exp.373/Fojas 1/Año 1956 
28 A.M.CH./PRESIDENCIA/Asuntos políticos/Caja 1/Exp.40/Fojas 1/Año 1940, Caja 1/Exp.41/Fojas 
1/Año 1940, Caja 1/Exp.42/Fojas 1/Año 1940, Caja 1/Exp.43/Fojas 1/Año 1946, Caja 1/Exp.44/Fojas 
1/Año 1953, Caja 1/Exp.45/Fojas 1/Año 1962 
29 Fuente oral del señor Pablo Gómez Jiménez 
30 Para mayor información puede consultarse la serie de Elecciones del A.M.CH. 
 17
municipales. Tampoco fueron hallados testimonios de inconformidades del 
pueblo con respecto al resultado de las elecciones. 
 
La población se hallaba inmersa en el mundo religioso: Chiquihuitlán fue un 
pueblo que se entregó fervorosamente a sus prácticas religiosas con un alto 
sentido de respeto. Ésta tuvo características muy particulares que traspasaron 
las barreras de este ámbito, llegando a influir de manera importante en el 
ámbito de la salud, la política y la agricultura. 
 
El sincretismo religioso fue práctica común para los habitantes de este pueblo: 
otorgaron siempre el mismo valor tanto a la religión católica como a la religión 
prehispánica, mostrando una actitud de tolerancia hacia el ámbito de influencia 
de cada una31, tal como lo señala Eliseo López Cortés: 
 
Ambas tradiciones, la occidental y la más antigua y profunda tradición mazateca, a 
veces convergen en la vida religiosa cotidiana y a veces viven de forma paralela en 
distintos niveles de la realidad. 
 Ambas religiones tuvieron en la cotidianeidad de los chiquihuitecos tareas 
específicas que regían sus actividades; pero también ambas podían actuar 
simultáneamente a petición del pueblo: 
 
 
31 Pardo, María Teresa; López Cortés Eliseo; Ríos Morales, Manuel y González R., Álvaro. Etnografía de 
los pueblos indígenas de México región Valles Centrales y norte de Oaxaca, Instituto Nacional 
Indigenista, México, 1995, p. 162 
 18
El mundo sagrado de los mazatecos es una geografía donde se suceden eventos en los 
que lo sagrado y lo profano pierden sus límites y se fusionan en la cotidianidad de los 
mazatecos. 32 
 
Así, las actividades vinculadas con el campo tenían un lazo indisoluble con las 
prácticas prehispánicas, toda actividad agrícola debía estar regida por los 
calendarios de los antiguos mexicanos, cada periodo de siembra era iniciado 
con un ritual religioso33. 
 
Sin lugar a dudas, el mundo de los chiquihuitecos estuvo determinado por las 
creencias religiosas. Los eventos de la vida diaria encontraban respuesta en la 
cosmovisión de este pueblo, sucesos relacionados con la salud o prosperidad 
de las personas eran resultado de la acción de los seres más sagrados: los 
duendes34. La gente solía acudir a conocer su suerte en el oráculo, 
representado por curanderas y curanderos. También solía hallar alivio a sus 
males ya fueran físicos o emocionales. 
 
La acción de los seres sagrados fue un temor latente dentro de la población. 
Para los chiquihuitecos, los duendes dueños de los cerros, cuevas, campos o 
aguas35 solían jugarle bromas a la población. Era creencia común en el pueblo 
que todo aquel que pisara los sitios sagrados debía pedir permiso a los dueños 
para ingresar a los mismos, de lo contrario, podía “quedarse encantado” y 
enfermar de susto posteriormente en casa. De ser así, una comisión formada 
 
32 Ibid p. 163 
33 Weitlaner, op. cit. Cuadro 16 
34 Ibid, p. 16 
35 Eliseo López Cortés en Pardo Maria Teresa op. cit. p. 163 
 19
de hombres acudía al lugar del encantamiento a recoger el espíritu del 
encantado –contenido en un puño de tierra-, y a dejar como pago un tributo a 
los duendes consistente en semillas de cacao, tarritos de carrizo con 
aguardiente y cigarros. Simultáneamente, la persona enferma debía acudir con 
el curandero por espacio de tres días. Cada curación consistía en dibujar 
cruces en manos, brazos y frente con pisiete36 martajado con cal y alcanfor; 
debía beber agua de hoja de susto y ser limpiado con hojas de sauco37. 
Posterior a este suceso, la o el encantado mejoraba su estado de salud. 
 
Otra manifestación religiosa fue la Matlacihua38 de origen prehispánico, ser 
fantástico de la cosmovisión indígena capaz de transformarse en otro ser (un 
puerco según los chiquihuitecos) que tenía como principal objetivo dañar. Ésta 
aparecía fugazmente en las noches más nubladas, representada en forma de 
mujer elegante vestida de blanco y maquillada. Se le podía hallar en cualquier 
rincón del pueblo, inclusive a espaldas de la iglesia.39 
En contraposición, la iglesia católica era la encargada de gobernar las 
conciencias del pueblo, vivir dentro de las normas religiosas y contribuir con su 
devoción a hacer más sólida dicha institución a través de las prácticas 
religiosas cotidianas. El común del pueblo acudía a misa los domingos a la 
iglesia de San Juan Bautista, preparaba a lo largo del año las festividades 
religiosas y organizaba peregrinaciones con motivo del día de la Santa Cruzal 
Santuario de Otatitlán Veracruz. Además se encargaba de nombrar comisiones 
 
36 De esta manera se le llama a las hojas de tabaco. 
37 Entrevista realizada a la señorita Carmela Ayala Salazar el 7 de abril de 2007. 
38 Gay Op. cit., p. 77 Según hipótesis del autor, puede existir relación entre Mictlancíhuat y la 
Matlacihua. 
39 Fuente oral del señor Pablo Gómez Jiménez 
 20
de la iglesia con el fin de mantener en buenas condiciones la misma, recolectar 
fondos para la reconstrucción u organización de fiestas y acarrear material para 
alguna obra necesaria en el templo. 
 
Las festividades religiosas más importantes representaban un enorme 
desembolso económico, pero eran cristianamente bien recibidas: nadie 
renegaba de un gasto por tal motivo. El pago material que implicaban las 
mismas era mínimo, comparado con la recompensa de sentirse en paz consigo 
mismo. Aún cuando la institución municipal y la institución religiosa debían 
tener ámbitos de acción bien definidos, era el síndico municipal quien se 
encargaba de promover la solicitud de aportes materiales y humanos para las 
mejoras del templo católico, y la provisión de objetos a utilizarse en cada fiesta 
religiosa. Era el síndico municipal a petición de la Sociedad Católica, quien 
dirigía a las rancherías oficios para solicitarles su aportación en fuegos 
artificiales para tales festividades40. 
 
A esto hay que agregar la suntuosidad con que se preparaban y se realizaban 
las mayordomías, fiestas de carácter estrictamente religioso, tal y como lo 
explica Marcos D. Arenas de la Rosa: 
 
 
40 A.M.CH./PRESIDENCIA/Cultura /Caja 2/Exp. 712/Fojas 1/Año 1960, Caja 2/Exp. 713/Fojas 1/Año 
1960, Caja 2/Exp. 714/Fojas 1/Año 1960 
 21
Es una institución colonial que se remonta a la llegada de los españoles, en la cual, una 
persona es el titular encargado de algún santo de la iglesia y de organizar la 
celebración el día de su fiesta.41 
 
En Chiquihuitlán, era una familia la que solicitaba una mayordomía: día de los 
Santos Reyes (6 de enero), Cuarto Viernes, día de San Juan Bautista (24 de 
junio), día de la Virgen de Guadalupe (12 de diciembre), Nochebuena (24 de 
diciembre) o Año Nuevo (31 de diciembre). Cualquiera que ella fuera, era 
preparada con devoción y ostentación. Es por ello que las solicitudes debían 
ser hechas con más de un año de antelación; la familia en cuestión se 
dedicaba a trabajar todo el año para crear un fondo destinado exclusivamente 
al suministro de materiales para la fiesta religiosa. 
 
Los días de muertos representaban otra fiesta importante que los 
chiquihuitecos esperaban año con año, durante esos días las casas se veían 
adornadas con suntuosos altares que retrataban el desprendimiento del pueblo 
hacia sus muertos. El intercambio de comida entre parientes, compadres y 
amigos no se hacía esperar. El panteón se vestía de luces las tardes de días 
de muertos. 
 
Las fiesta de Semana Santa, en contraposición, era una fiesta discreta que 
combinaban las actividades del vía crucis con un apenas alegre juego 
conocido como polaca42. 
 
41 Arenas de la Rosa, Marcos David. Organización, desarrollo y gobierno indígena en la Sierra 
Mazateca. Secretaría de desarrollo Social, Subsecretaría de Desarrollo Regional, Instituto Nacional de 
Solidaridad, 1998, p. 40 
 22
 
La cohesión del pueblo chiquihuiteco, tal y como lo menciona Gay43, residió en 
la fe incondicional y desinteresada por la religión católica: las prácticas 
religiosas eran el motivo más importante por el cual el pueblo se movía para 
actuar con autonomía en pro de la fe. Como complemento, el santuario de 
Otatitlán Veracruz –situado en la misma zona mazateca- representó el centro 
de identidad de esta región mazateca44. Aún después de la construcción de la 
Presa Miguel Alemán entre 1953 y 195745, la mazateca baja se vio afectada 
por la interrupción de la ruta hacia el santuario; pero Chiquihuitlán situado en la 
mazateca alta, siguió como hasta entonces: peregrinando anualmente, 
subiendo y bajando montañas y atravesando el río a través de una hamaca 
hasta su meca sagrada, a implorar al cristo negro de Otatitlán y agradecer sus 
favores. 
 
Otra de las instituciones que mayor cohesión dio al pueblo chiquihuiteco fue el 
compadrazgo. El compadrazgo fue de todos los lazos de parentesco, el que 
más importancia tuvo. Este surgía a partir de ritos religiosos que tenían mayor 
o menor grado (bautizo, confirmación, bodas, angelitos, levantamientos de 
cruz) incluyendo graduaciones escolares de primaria y secundaria. Si embargo 
el compadrazgo adquirido por el sacramento del bautismo fue el más 
importante y el que estableció de manera inexorable un compromiso que ni 
siquiera la muerte podía disolver; pues más allá de este hecho, el compadrazgo 
 
42 Fuente oral del señor Pablo Gómez Jiménez. La polaca es un juego de lotería que se practicaba entre 
varias personas a la vez, y de las cuales podían resultar dos o más personas ganadoras cuando tenían la 
misma tabla. 
43 Gay Op. cit., p. 4 
44 Eliseo López Cortés en Pardo María Teresa, op.cit., 143 
45 Ibid, p. 144 
 23
pasaba por herencia a los hijos y esposos de los hijos quienes adoptaban 
desde entonces el nombre de compadres chiquitos. Este lazo también se 
extendía a los padres y hermanos de los compadres. 
 
El rito significativo que consolidó este lazo fue el lavatorio de manos realizado 
posterior a la ceremonia del bautizo: era tarea de los padrinos vestir al niño 
para llevarlo a bautizar; y era tarea de los padres, realizar el lavatorio de manos 
antes de servir el banquete con el fin de dar formalidad a tal evento, según lo 
consigna Eckart: 
 Los compadres que cargaron al bebé se han llenado de pecado, que fue 
purificado en el momento del bautismo. En este procedimiento los compadres quedaron 
contaminados. El padre del bebé lava las manos de la comadre, de la mamá y las del 
compadre46. 
 
Este rito fue practicado en Chiquihuitlán en el lugar del banquete. Jabones 
nuevos, servilletas bordadas exclusivamente para el acto, bandejas, tinas y 
cubetas nuevas, velas y flores (objetos de regalo para los compadres) eran 
indispensables para la ceremonia. 
 
Al momento de iniciarla, las velas debían estar encendidas cerca de los 
compadres; el papá otorgaba un discurso breve, pero solemne a los 
compadres, lavaba y secaba las manos del compadre y por último las juntaba y 
las besaba. El mismo procedimiento lo aplicaba la mamá al compadre y 
después a la comadre. Cuando se terminaba con esta ceremonia, los objetos 
 
46 Eckart, Op. Cit. p. 192 
 24
eran guardados y se procedía a servir el banquete. Este lavatorio de manos fue 
celebrado de igual forma a compadres de otros grados en Chiquihuitlán a forma 
de reafirmación. 
 
Puede decirse que, los chiquihuitecos estaban obligados a observar las normas 
civiles, pero estaban convencidos de vivir de acuerdo a las normas religiosas. 
 
Las fiestas cívicas realizadas en Chiquihuitlán también gozaron de una 
suntuosidad impresionante. Durante las fiestas del 21 de marzo, Natalicio de 
Benito Juárez y del 15 de Septiembre, Inicio de la Independencia; fue 
desplegado un operativo de recolección de fondos y seguridad que implicó la 
movilización de los cuerpos policíacos, del ayuntamiento, de algunos vecinos 
conformados en Junta Patriótica47 y de los músicos especialmente. 
Acostumbrados a celebraciones largas, las festividades cívicas se realizaban a 
lo largo de tres días presididas por un palo encebado y por un jaripeo que 
convocaba a gente de rancherías aledañas. 
 
La solicitudde autorización del jaripeo tenía que pasar un trámite administrativo 
ante el Secretario General del Despacho48 con un mes de anticipación, quien 
posteriormente giraba su respuesta afirmativa. En vísperas de tal celebración, 
los dueños de ganado mayor eran invitados a participar prestando sus 
animales para el jaripeo, como fue el caso del señor Isidoro Vázquez del 
rancho Agua Trapo49. 
 
47 A.M.CH./PRESIDENCIA/Acción Cívica/Caja 1/Exp.24/Fojas 1/Año 1956 
48 A.M.CH./PRESIDENCIA/Acción Cívica/Caja 1/Exp.10/Fojas 1/Año 1947 
49 A.M.CH./PRESIDENCIA/Acción Cívica/Caja 1/Exp.14/Fojas 1/Año 1947 
 25
 
Las mañanas de fiesta iniciaban con un despliegue de policías encargados de 
guiar al ganado participante hasta el corral50, situado enfrente del palacio 
municipal, donde previamente se había construido a base de cañas bravas. El 
jaripeo era la única diversión extrema en Chiquihuitlán, en la cual los hombres 
hacían gala de destreza y fortaleza. Un trago de aguardiente antes de montar 
el toro era, a lo más, el protocolo para dar inicio a la función. Con frecuencia los 
menos experimentados llegaron a sufrir descalabros, fracturas e inclusive la 
muerte. Las consecuencias de dicha celebración en ningún momento 
modificaron las costumbres de la gente: la tradición era más fuerte todavía y 
esta práctica se siguió dando de la misma manera. Hasta en estos eventos 
festivos fue palpable la importancia que la comunidad dio a los cargos 
burocráticos: existía para este fin un presidente del corral elegido entre los más 
diestros y experimentados montadores. Curiosamente, un grupo de hombres lo 
acompañaba dentro del corral para preparar al toro y provocarlo, mordiéndole 
la cola para despertar su ira. 
 
En el aspecto económico, Chiquihuitlán, al igual que todos los pueblos de la 
mazateca se dedicó a la agricultura de subsistencia. Los bienes producidos por 
el pueblo y por los pueblos aledaños que llegaban a comerciar satisfacían en 
su totalidad las necesidades de los habitantes, evitando con ello una 
dependencia de productos manufacturados en el exterior. 
 
 
50 A.M.CH./PRESIDENCIA/Acción Cívica/Caja 1/Exp.26/Fojas 1/Año 1956 
 26
Un pequeñísimo sector de la población con más posibilidades económicas se 
dedicó a la fabricación de aguardiente, al comercio y a la ganadería. 
 
La gente dedicada al beneficio y comercialización de la caña no prosperó 
económicamente, pues como se mencionó anteriormente, la producción de 
bienes únicamente abastecía el mercado local; la población no comerciaba sus 
productos más allá de la zona por dos importantes motivos: el mercado local 
satisfacía todas sus necesidades, y el comercio fuera de ahí resultaba una 
empresa casi imposible por las difíciles vías de comunicación. 
 
La destilación del aguardiente de caña y la producción de tepache fue una 
actividad importante. Esta se sostenía debido a los altos índices de consumo 
de aguardiente en la región; era una bebida barata y cotidiana que se llevaba 
como parte de la comida al campo. 
 
La producción de panela fue al igual que la del aguardiente una actividad 
importante, debido a que era utilizada como endulzante natural de 
Chiquihuitlán. La obtención del dulce de caña se realizó bajo condiciones 
rústicas y a través del uso del trapiche: el jugo de la caña era extraído y 
posteriormente pasado a una paila para su cocimiento. A este proceso le 
seguía el vaciado del líquido en cajetes, vasijas de barro humedecidas. 
Después de dos o tres días, la panela estaba lista para ser empaquetada en el 
bagazo de las cañas51. 
 
51 Entrevista realizada a la señora Clementina Gómez Jiménez el 13 de marzo, 22 de abril, 17 de mayo y 9 
de junio del 2007. 
 27
 
El comercio tomó forma incipiente en Chiquihuitlán a mediados de la década de 
los cincuentas. Existían a lo largo del pueblo cerca de cuatro tiendas52 con 
productos de primera necesidad, a los cuales ni siquiera tenía acceso el común 
de la población. Solo unas cuantas familias acudía a las tiendas que contaban 
para ese entonces con unos siete productos para su venta: petróleo, cal, jabón 
de pasta, sal, bicarbonato, velas y cerillos. 
 
La ganadería fue la actividad económica más riesgosa para los que se 
dedicaban a ella, pues dadas las grandes distancias que separaron a una 
población de otra y los grandes espacios despoblados, sufrió una crisis por 
grupos de bandidos que se encargaba de robar en caminos y veredas: vacas, 
bueyes, caballos, burros e incluso, guajolotes y gallinas que iban a vender a los 
pueblos más lejanos. Cuando el problema se hizo más frecuente, se acordó 
entre las autoridades municipales de los pueblos situados en la cordillera, la 
expedición de certificados de traslados con el nombre de la persona a quien 
pertenecía el animal en cuestión y haciendo descripción de las señas 
particulares53. Esto disminuyó de manera insuficiente el problema, pues la 
frecuencia con que se siguieron denunciando hechos de esta naturaleza siguió 
siendo la misma. 
También fue práctica común el trueque: la gente intercambiaba productos para 
consumo propio, los chiquihuitecos no tenían para ese tiempo más 
 
52 Entrevista realizada al señor Ismael Morales Avendaño el 7 de abril del 2007. 
53 A.M.CH./Ramo: PRESIDENCIA/Serie: Ganadería/ Caja 3/Exp. 1230/Fojas 1/Año 1940, Caja 
3/Exp.1232/Fojas 1/Año 1940, Caja 3/Exp. 1234/Fojas 1/Año 1940 
 28
necesidades que cubrir, que las de alimentación y vestido, no existía en el 
pueblo la noción de lujo y confort. 
 
La plaza se realizaba en las afueras de la iglesia durante los días jueves. En 
ella confluía gente de Teutila, Tlalixtac, Cuyamecalco, Buenos Aires, Coyula y 
de las rancherías aledañas a vender o trocar sus productos. Weitlaner da 
noticia de la existencia de dos días de plaza, de los cuales en el primero se 
trocaba, y en el segundo se compraba con dinero54. Al parecer, la actividad 
comercial de los miércoles cayó en desuso, pues en los informes que envía el 
presidente sobre el comercio en la plaza, únicamente señala el día jueves para 
comerciar. 
 
Los productos más comunes hallados en la plaza eran: plátanos de perón, 
granadas chinas, chile, duraznos, pisle55, aceite de semilla de higuerilla, 
pedazos de chicle en su forma natural56, semillas de calabaza, panela en 
cabezas o caras57 y café. La moneda común de intercambio fue el plátano, el 
chile y el frijol, alimentos que abundaban en Chiquihuitlán. 
 
El café, al igual que la panela, eran dos de los productos más importantes de la 
región, en el pueblo se consumía café como agua de tiempo. La leche era un 
producto escasamente consumido en forma de bebida, su obtención se 
reservaba a la producción de quesos. 
 
54 Roberto J. Weitlaner op. cit., p. 10 
55 El pisle es una especie de acondicionador de cabello que se obtiene del hueso de mamey tostado y 
molido. La masa en que se transformaba era utilizado por las chiquihuitecas posterior al jabón. 
56 No se encontraba procesado, es de color hueso y de consistencia muy dura, carece de sabor. 
57 Una cara de panela semejaba una mitad de naranja; por lo que dos caras formaban una cabeza. 
 29
 
Pueden comprenderse las limitaciones industriales y comerciales en 
Chiquihuitlán: no existía hasta la década de los cincuentas una tienda o 
industria digna de llamarse así. La información sobre esta situación era 
reportada anualmente a la Dirección de Economía Rural, frecuentemente con la 
leyenda: 
 
Devuelve cuestionarios referentes a industrias y comercios sin llenar, debido a que en 
el municipio no existe ningún tipo de industria o comercio que pudiera entrar en las 
estadísticas.58 
 
Dadas las condiciones de pobrezay las características culturales, la comida en 
Chiquihuitlán se caracterizó por su austeridad: todo lo que el chiquihuiteco 
consumía bien podía hallarse en el campo o en el monte, el maíz fue un 
producto básico para la elaboración de tortillas, el café era la bebida cotidiana 
aun en épocas de calor. Los alimentos de mayor consumo fueron: la tortilla, el 
frijol y el chile. Cada estación del año determinaba que productos podían 
hallarse. En enero se encontraban tepejilotes59, producto elaborado en salsa 
roja o frijoles. 
 
 
58 A.M.CH./PRESIDENCIA/Estadísticas/Caja 3/Exp. 1172/Fojas 1/Año 1956 
59 Llamado elote de monte, según informes de Boege Eckart. El tepejilote es similar a un elote pero muy 
delgado. Se encuentra cubierto de hojas verdes lisas que se desprenden de la parte superior, dejando al 
descubierto una serie de tiras acanaladas que se desprenden disolviendo el cuerpo. Dichas tiras son de 
color amarillo y de sabor sensiblemente amargo. 
 30
También era utilizado para elaborar moles: un camote llamado por los 
chiquihuitecos “hediondo”60; y el plátano verde y mezclado con frijoles. Con un 
pedazo de masa se elaboraba el mole amarillo consumido con pollo, este 
último constituye una de las especialidades del estado. 
 
De los alimentos que ofrecía el campo, se elaboraban al vapor las hierbamoras, 
las setas y los quintoniles. El cilantro cimarrón y el perrito sarnoso era hierbas 
que se consumían crudas al igual que el pápalo. Con las semillas del guaje era 
acompañado todo tipo de alimentos. Durante los meses de julio se producía un 
aguacate que, por su sabor es llamado “de manteca”. 
 
Otros productos que solían elaborar las chiquihuitecas eran las memelas en 
forma de una tortilla muy gruesa de maíz y rellena con frijoles molidos, chile y 
cilantro; eran cocidas en comal de barro. Los peculiares tamales de frijol 
acompañaban el mole negro. 
 
El consumo de quesos se limitaba a los jueves de plaza, días en que los 
rancheros llegaban a venderlos. Sin embargo, dicha producción nunca llegó a 
concebirse como una pequeña empresa debido a que el número de piezas que 
llegaban a comerciarse difícilmente sobrepasaba las diez. 
 
El pan consumido en la región estaba hecho a base de panela o huevo. La 
producción de pan, al igual que la de los quesos, cubría apenas las 
 
60 Baste escuchar el nombre, para tener idea del olor que desprendía este camote trasformado en mole 
cuando estaba caliente. Aun cuando el olor es desagradable, el sabor es agradable. 
 31
necesidades de la población. La fecha en que más aumentaba la 
comercialización de pan era el Día de Muertos. 
 
Cabe mencionar que alimentos como los moles y los tamales, eran privilegio de 
fechas importantes como el día de muertos o ceremonias religiosas. 
 
Actividades como la extracción de caña permitían a los chiquihuitecos degustar 
otra variedad de alimento conocido como Caldo de piedra61. Para la producción 
de panela, la gente debía salir a sus ranchos a establecerse en ellos durante 
días, tal vez meses si la cantidad de caña era considerable. 
 
El chiquihuiteco, acostumbrado a aprovechar lo que le brindaba la naturaleza, 
obtenía camarones a las orillas del río. Hacía uso de piedras que se calentaban 
previamente en el horno de la panela. En una cazuela con agua, ajo, cebolla y 
epazote dejaba caer las piedras al rojo vivo y los camarones que solían 
cocerse con los demás componentes62. Las necesidades vitales para el 
mazateco fueron cubiertas en todo momento echando mano de exuberante 
naturaleza que lo rodeaba. 
 
En el aspecto laboral, los hombres estaban ocupados en periodos de siembra 
y de cosecha; el tiempo sobrante se encontraban desempleados, los informes 
de esta situación eran evidentes en las estadísticas que reportaban los altos 
 
61 Roberto J. Weitlaner, op. cit., p. 8 El autor lo consigna con el nombre de “Caldo de playa” 
62 Fuente oral del señor Pablo Gómez Jiménez 
 32
índices de desempleo por ausencia de fábricas o de comercios que pudiesen 
brindar fuentes de empleo.63 
 
Si bien es cierto que las fechas agrícolas determinaban el grado de ocupación 
de los campesinos, también es cierto que frecuentemente, parte de sus 
ocupaciones se debían al servicio forzoso llamado tequio con el que debían 
contribuir. 
 
Aquí es necesario abrir un paréntesis para poder distinguir dos tipos de tequio 
con los que el chiquihuiteco estaba comprometido a cumplir. Jorge Fernando 
Iturribarría hace una exacta descripción del significado esencial del tequio, 
quien dice que: 
 …El tequio es la cooperación del pueblo en favor de la colectividad, consiste en 
que cada uno de los vecinos preste servicios personales sin remuneración inmediata y 
determinada… en realidad no quedan sin remuneración los que ayudan, pues la reciben 
en beneficios cada uno de los individuos del cuerpo social…64 
 
Este tipo de tequio es el que las autoridades obligaban a cumplir, primero de 
manera voluntaria, y después de manera forzosa por falta de conciencia en la 
población. En la documentación hallada en la serie documental Desarrollo de la 
Comunidad, se hallan diversos oficios en que se ordenaba a la Policía Rural a 
cerrar caminos y veredas, con el fin de que la gente concurriera al acarreo de 
madera, a trabajar en la parcela escolar o en la reconstrucción de la iglesia, el 
 
63 A.M.CH./Ramo: PRESIDENCIA/Serie: Estadísticas/Caja 3/Exp. 1211/Fojas 2/Año 1969 
64 Iturribarría, Jorge Fernando. Historia de Oaxaca. Biblioteca del Maestro. Editorial El Nacional, 
México D. F., 1942, p. 53 
 33
municipio, los caminos, las veredas o las hamacas que comunicaban a las 
poblaciones. 
 
Esta medida obligaba a la población a dejar sus labores propias en beneficio 
del municipio, y como bien diría Iturribarría, el beneficio final era recibido por el 
pueblo quien no lo consideraba así; pues ya en 1947 se halló un oficio 
mediante el cual se ordenaba encarcelar a la gente que no quisiera participar 
en el tequio y en el año 1955 se fijaba inclusive, una multa de 50 centavos a 
toda persona que se negara a contribuir65. 
 
El otro tipo de tequio al que hace referencia Eckart Boege66 tiene que ver con 
las relaciones de reciprocidad entre la familia y los amigos; y con los lazos de 
tipo religioso que derivaban en el compadrazgo. En Chiquihuitlán fueron 
prácticas cotidianas las labores emprendidas en la construcción o 
reconstrucción de viviendas, en la agricultura y en el apoyo otorgado con 
motivo de las mayordomías del pueblo en compañía de familiares, amigos y 
compadres. Las muestras de apoyo y lealtad que recibía una persona eran 
símbolo de la reciprocidad a la que tenía que responder como un compromiso 
de honor el chiquihuiteco. Por tanto tenía valor en sí, no la mano de obra con la 
que contribuiría en cuanto se le requiriera, sino la disposición y la gratitud con 
la que se mostrara a la hora de devolver el favor, así funcionaban las 
relaciones sociales de este pueblo que, sin duda alguna fueron motivo de la 
creación de extensos lazos amistosos. 
 
65 A.M.CH./Ramo: PRESIDENCIA/Serie: Desarrollo de la comunidad /Caja 2/Exp. 721/Fojas 1/Año 
1947, Caja 2/Exp. 728/Fojas 1/Año 1955 
66 Boege Op. Cit p. 38 
 34
 
 La reciprocidad para este pueblo tenía un alto sentido de respeto; su valor por 
tanto era inestimable y el compromiso era sellado con el honor de la palabra y 
las acciones. Acciones frecuentes de correspondencia que día a día se iban 
nutriendo a partir del intercambio de algunos productos: los compadres solían 
intercambiar cotidianamente algunos productos de su cosecha, tortillas, café, 
chile y; en fechas especiales, aguardiente, mole y un guajolote.Las fiestas en Chiquihuitlán fueron acompañadas con música de viento. Para la 
recepción de invitados y limosnas, y para la distribución del banquete era 
designado un huehuetlaca, hombre caracterizado por su honorabilidad. Él era 
el encargado de revisar que en la mesa no faltaran comida y de ofrecer un 
pequeño discurso de bienvenida –el tomar una tortilla o servirse un refresco 
antes de la indicación del huehuetlaca representaba una gran ofensa para su 
función-, la seña que indicaba en que momento empezar a comer la daba el 
huehuetlaca al momento de destapar la servilleta que envolvía a las tortillas. La 
función de las mujeres estaba en la cocina: preparaban alimentos y echaban 
tortillas. Cuando los comensales habían terminado, regresaba el huehuetlaca 
con una botella de aguardiente y una copita en la mano en la cual bebían todos 
los hombres. En estos banquetes se carecía del uso de cubiertos y no por falta 
de recursos materiales, sino por costumbre: la tortilla hacía la función de 
cuchara. 
 
La función del huehuetlaca no estaba limitada a las fiestas de mayordomía o 
particulares; también fungía como tal en los velorios y era el encargado de 
 35
verificar que las limosnas recibidas por el doliente, fueran a parar al lugar que 
le correspondía. Dichas limosnas podían consistir el maíz, frijol, café, velas, 
flores o dinero. El huehuetlaca cumplía con solemnidad las funciones que 
tácitamente sabía le correspondían. 
 
En Chiquihuitlán, los velorios celebrados consistían en grandes reuniones a las 
que la gente concurría a brindar su apoyo y solidaridad de manera simbólica. El 
ritual consistía en hacer entrega de la limosna al doliente, dar el pésame, 
convivir con la familia del muerto y posteriormente pasar a comer. 
 
El resto de la noche la gente se congregaba en el espacio destinado al muerto 
a la hora de los rosarios, y al término de los mismos, se dispersaba en grupos 
de amigos o familiares. La velada era acompañada con café, pan, aguardiente 
y cigarros. 
 
Los velorios de los angelitos estaban además aderezados con música de viento 
porque se pensaba que los niños morían sin pecado y por tal motivo ello 
representaba una celebración67 en donde la concurrencia bailaba. 
 
Las autoridades municipales mostraron respeto hacia este tipo de prácticas 
religiosas y apoyaron con fuerza policíaca la vigilancia de este tipo de eventos. 
En varios documentos de la serie Seguridad pública fueron encontrados oficios 
 
67 Fuente oral del señor Agustín Altamirano Guzmán el 7 de abril del 2007. 
 36
frecuentes en los que se ordenaba a la Policía Rural vigilar los lugares en 
donde se realizaban bailes con motivo de velorios de angelitos.68 
 
Las características antes mencionadas contribuyeron a hacer de Chiquihuitlán 
un pueblo muy particular: sus costumbres cotidianas, su fervor religioso, el 
respeto por las instituciones y la burocracia; y la docilidad con que se 
condujeron retrataron a un pueblo solidario, fervoroso, tranquilo y respetuoso 
que convivía austeramente sin preocuparse por lo que sucediera más allá de 
su entorno. 
 
Curiosamente fueron sus condiciones geográficas y el aislamiento que vivieron, 
lo que contribuyó de manera significativa a permitir la persistencia de sus 
costumbres y sus instituciones más viejas. A la vez, fueron esas mismas 
condiciones las que limitaron el desarrollo económico de Chiquihuitlán. 
 
 
 
 
 
 
68 A.M.CH./PRESIDENCIA/Seguridad Pública/Caja 6/Exp. 2491/Fojas 1/Año 1946, Caja 6/Exp. 
2492/Fojas 1/Año 1946, Caja 6/Exp. 2514/Fojas 1/Año 1947, Caja 6/Exp. 2518/Fojas 1/Año 1948, Caja 
6/Exp. 2525/Fojas 1/Año 1948, Caja 6/Exp. 2559/Fojas 1/Año 1951, Caja 6/Exp. 2562/Fojas 1/Año 
1951, Caja 6/Exp. 2577/Fojas 1/Año 1951, Caja 6/Exp. 2582/Fojas 1/Año 1954, Caja 7/Exp. 2604/Fojas 
1/Año 1958, Caja 7/Exp. 2616/Fojas 1/Año 1958, Caja 7/Exp. 2647/Fojas 1/Año 1960 
 37
2.3 AGRICULTURA 
El retraso de las técnicas agrícolas utilizadas en la mazateca contrastó con la 
naturaleza prodigiosa del lugar. La agricultura rudimentaria se desarrolló en 
condiciones naturales y adaptando el tipo de suelo a los cultivos. Según lo 
menciona Eckart, ha sido uno de los ecosistemas más puros y naturales del 
país1 (ver anexo fotográfico: imagen 9). 
La esencia del cultivo del maíz iba más allá de una necesidad primaria. 
 
Era el lazo indisoluble entre lo cotidiano y lo espiritual y el eje central de la 
cultura étnica. Representó más que un hecho económico, implicó símbolos y relaciones 
sociales2. 
 
Como fue característica de la época colonial, los indígenas adoptaron la 
religión cristiana, sin embargo sus prácticas profanas no fueron abandonadas 
en su totalidad. En Chiquihuitlán, las labores del campo iniciaban de acuerdo al 
calendario agrícola más antiguo. Éstas debían estar presididas por un ritual 
religioso basado en los conocimientos del mundo prehispánico. 
 
El inicio de la siembra del maíz durante el mes de junio se realizó bajo 
condiciones de religiosidad excepcional. El campesino que iba a sembrar 
concurría al campo en compañía de su familia y mozos, llevaba comida para 
todos, pero muy especialmente para la divinidad a la que se consideraba el 
dueño de la tierra, a quien la ofrendaba con devoción. Era costumbre común 
 
1 Eckart, Boege, op.cit., p. 138-139 
2 Ibid., p. 30-31 
 38
llevar al banquete un pollo entero que se destazaba y repartía entre los 
presentes (incluyendo al dueño de la tierra) en el terreno para la siembra. Se le 
ofrecía además: aguardiente en una copa rústica de carrizo, tortillas y hojas de 
pisiete que al final de la ceremonia, iban a ser enterradas. El campesino dirigía 
al inicio del banquete, un breve discurso mediante el cual le solicitaba permiso 
al dueño de la tierra, aclarándole que sólo la ocuparía por algún tiempo. Le 
solicitaba además que no se enojara por el uso que iba a hacer de ella. Las 
hormigas que concurrían al llamado de la comida eran consideradas por los 
chiquihuitecos invitados del dueño de la tierra y eso alegraba su corazón, pues 
significaba que los presentes habían sido bien recibidos3. 
 
Según la cosmovisión de los mazatecos, la presencia de huitlacoche en el maíz 
representaba una maldición para el campesino. El nombre que se le otorgó a 
este hongo en Chiquihuitlán fue “excremento de la estrella”. El maíz 
contaminado con este hongo era desechado y no se consumía. 
 
Las condiciones geográficas y climáticas favorecieron la existencia de una gran 
diversidad de cultivos. La producción de maíz, frijol, caña de azúcar y café en 
mayor medida; aguacate, limón, mamey, naranja, mango, plátano de distintas 
clases, guayaba, chicozapote, zapote amarillo y negro, chirimoya, lima y chile 
eran los productos reportados periódicamente al Departamento de Control y 
Producción y al Departamento de Estimaciones Agropecuarias de la Dirección 
de Economía Rural4. Productos como el guaje y el cuajinicuil no entraban en 
 
3 Entrevista realizada a la señora Carmela Ayala Salazar, vecina de Chiquihuitlán. 
4 A.M.CH./PRESIDENCIA/Agricultura/Caja 1/Exp.30/Fojas 4/Año 1937, Caja 1/Exp.31/Fojas 2/Año 
1937 
 39
las estadísticas, pero su consumo era importante dentro del mismo pueblo. La 
agricultura de autoconsumo fue la modalidad que se practicó en el municipio. 
 
La orografía del lugar permitió el uso de los sistemas de cultivo de roza y 
terraza en terrenos con elevaciones muy pronunciadas. La tierra era preparada 
con gran dedicación y bajo condiciones muy adversas; incluso para la década 
de los setentas, era todavía imposible el uso de tractor, e inclusive del arado. 
 
Las condiciones climáticas determinaron la prosperidad agrícola. La ausencia 
prolongada de

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