Logo Studenta

El-concepto-de-trabajo-en-la-propuesta-pedagogica-de-Francisco-Ferrer-I-Guardia

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 SISTEMA UNIVERSIDAD ABIERTA 
 LICENCIATURA EN PEDAGOGÍA 
 
 
 
 
“EL CONCEPTO DE TRABAJO EN LA PROPUESTA PEDAGÓGICA DE 
FRANCISCO FERRER I. GUARDIA” 
 
 
 
 
 
 
TESINA QUE PARA OBTENER EL 
TÍTULO DE LICENCIADA EN 
PEDAGOGÍA. 
 
PRESENTA: ALICIA HERNÁNDEZ 
LARIOS. 
 
 
 
 
ASESORA: MTRA. MARTHA GARCÍA ACEVEDO. 
 
 
MÉXICO, D.F. 2006. 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
A Dios 
 
Por la oportunidad de vida. 
 
A mis padres: 
José Guadalupe Hernández Sánchez + 
y 
Teófila Larios Torres + 
 
Por su amor, por su sabiduría, por enseñarme a trabajar ... 
 
 
A mi hijo: 
 
Alejandro Álvarez Hernández 
 
Por ser el motor de mi vida y la fuente de mi inspiración. 
 
 
A mis hermanos: 
 
 Luisa Hernández Larios + 
David Hernández Larios 
Paula Hernández Larios 
Genaro Hernández Larios 
Alejandra Hernández Larios 
 
A todos ustedes sin considerar un orden específico, gracias 
por su apoyo incondicional, por su cariño y comprensión, por 
estar siempre conmigo en los momentos difíciles y también 
en los instantes más felices de mi vida. 
 
 
A mi asesora: 
 
 
Mtra. Martha García Acevedo 
Agradezco infinitamente su disposición, apoyo, 
conocimientos y orientación para la realización de este 
trabajo académico. 
 
 
Muy especialmente para: 
 
Magistrada Electoral 
Lic. Alfonsina Berta Navarro Hidalgo 
 
Existen pocas personas que como usted creen, motivan y 
apoyan a la juventud. A usted con gratitud, respeto y 
profunda admiración. 
 
 
 
Para todas aquellas personas que a lo largo de mi vida me 
han brindado apoyo, palabras de aliento, que confiaron en mí, 
y que directa e indirectamente han sido partícipes de la 
realización de mis proyectos, gracias. 
 
 
 
 
 
 
 
Introducción 
Capítulo I. Francisco Ferrer I. Guardia y la Escuela Moderna 
Vida y obra de Francisco Ferrer I. Guardia 
Propuestas educativas de la Escuela Moderna 
Principios y fines de la Escuela Moderna 
 
Capítulo II. La Escuela Nueva 
Propuestas educativas de la Escuela Nueva 
Principios y fines de la Escuela Nueva 
 
Capítulo III. El concepto de trabajo 
El trabajo 
El trabajo desde el enfoque de la Escuela Nueva 
El trabajo desde el enfoque de la Escuela Moderna 
 
Capítulo IV. Análisis comparativo 
Diferencias y similitudes entre los fines de la Escuela Nueva y de la Escuela Moderna Guardia 
Diferencias y similitudes entre el concepto de trabajo de la Escuela Nueva y de la Escuela 
Moderna 
 
Conclusiones 
 
Bibliografía 
INTRODUCCIÓN 
 
Francisco Ferrer Guardia, perseguido por sus ideas racionalistas, 
empujado y acosado hasta el último extremo, envuelto un día en 
abominable crimen, cerradas sus escuelas e insultado constantemente por 
los partidos de la intransigencia, ni se rinde, ni pide tregua, que en vez de 
acaudillar masas las educa, busca la gente, impulsa y dirige a los demás 
hacia el foco esplendoroso de la razón, señala el verdadero fin de la 
humanidad, busca, proporciona y distribuye la ciencia de los sabios, 
como único armamento para sus rebeliones. 
 
Francisco Galcerán y Ferrer 
(Fue el abogado defensor en el juicio de Ferrer I. Guardia, 
fragmento tomado de Ferrer, páginas para la historia ). 
 
El trabajo de investigación documental que a continuación se presenta, se 
refiere a la propuesta pedagógica de Francisco Ferrer I. Guardia y la Escuela 
Moderna, particularmente sobre el concepto de trabajo. 
 
Los motivos que me llevaron a realizar esta investigación documental surgieron 
de la reflexión, observación y experiencia personal en la escuela primaria rural del 
Municipio de Metztitlán, Hidalgo, México, durante las décadas de 1970 y 1980. En 
estas escuelas se llevan a cabo actividades agrícolas y agropecuarias, como el tejido 
de fibras, cerámica, cultivo y explotación del maguey. 
 
Como referencia, los niños de aquellas comunidades desde muy temprana edad 
se ven en la necesidad de participar activamente en la realización de los trabajos 
domésticos y del campo después de las horas de aprendizaje en el aula. Los niños 
crecen dentro de una actividad tal que la libertad del campo y el trabajo tan arduo que 
desempeñan los hace pensar sobre sus propias necesidades; con el trabajo en el campo 
los niños desarrollan la capacidad de observar y reflexionar sobre su entorno, con ello, 
tienen la posibilidad de percibir con objetividad los problemas sociales que a ellos 
atañen. Así, el trabajo les permite desarrollar una gran imaginación incluso para 
inventar y fabricar sus propios juguetes. 
En estas escuelas rurales el trabajo y la libertad de acción es una constante, 
como lo es también en la Escuela Nueva, para la cual uno de sus fines principales es 
“desarrollar la personalidad del niño, su potencial intelectual, artístico y social, en 
particular, mediante el trabajo manual que permite la organización y adquisición 
libre de la disciplina, misma que genera el desarrollo del sentido de cooperación y 
coeducación con lo que se crea al futuro ciudadano, un hombre consciente de la 
dignidad de todo ser humano” (Palacios, 2002:29). 
 
Sin embargo, encontramos un movimiento pedagógico contemporáneo a la 
Escuela Nueva, similar en sus principios educativos: La Escuela Moderna, cuyo 
principal representante es Francisco Ferrer I. Guardia. También en ella se busca 
atender los intereses del niño, respetar su libertad y prepararlo para la vida —por 
mencionar algunos—; asimismo, se contrapone a la escuela tradicional y a sus 
métodos coercitivos; en la Escuela Moderna como en la Escuela Nueva se habla de la 
importancia del trabajo; también podemos considerar que en ambas escuelas, en el 
plano curricular, el trabajo es una constante. 
 
La semejanza entre estas dos escuelas nos lleva hacia varios cuestionamientos: 
¿qué diferencia existe entre estas dos escuelas?, ¿tienen ambas los mismos objetivos?, 
¿curricularmente se concibe al trabajo de la misma manera en ambas escuelas? Ya que 
para la Escuela Moderna el trabajo juega un papel relevante en el desarrollo 
intelectual, físico y social del ser humano. 
 
Para Francisco Ferrer, el trabajo es una actividad del hombre y fuente de todo 
adelanto social, el trabajo es la acción que conlleva un esfuerzo innovador, creador y 
liberador; el trabajo es dinámico, es concebido como la actividad que permite al 
individuo desarrollar, desde su niñez, la fuerza creadora e inventiva que caracteriza al 
ser humano; el trabajo es la praxis que genera libertad y solidaridad entre los hombres 
y entre las sociedades. 
 
Por ello resulta interesante investigar y analizar algunas de las propuestas 
pedagógicas de ambas escuelas, con el propósito de encontrar respuestas a los 
cuestionamientos planteados anteriormente, además de reconocer las interesantes 
aportaciones que ofreció Francisco Ferrer I. Guardia a la educación y por tanto, a la 
pedagogía. 
 
Así, en la propuesta de Ferrer, el trabajo juega un papel importante en el 
proceso de aprendizaje. Ferrer I. Guardia anhelaba con el trabajo formar hombres 
nuevos, libres y críticos,capaces de evolucionar constantemente su propia vida y la de 
los demás. Creó la Escuela Moderna en contraposición a la Escuela Nueva; se 
propuso, aún a costa de su vida, crear un nuevo concepto de educación; porque para 
este educador un individuo culto es más capaz de observar y analizar la naturaleza, 
puede estar consciente que en ella está implícito el saber; un saber encauzado a 
superar las necesidades inmediatas de su propia vida, un saber que impulsa el 
progreso de su pueblo y de la humanidad entera; mientras que la ignorancia 
únicamente lo esclaviza. 
 
Ferrer pretendía promover con el trabajo un aprendizaje útil basado en el interés 
del niño que lo beneficiara a él y a su entorno social y que a su vez el trabajo tuviera 
la finalidad de ser creativo. Para ello indujo a los niños al juego espontáneo, 
posteriormente al trabajo manual y finalmente al trabajo como instinto de 
cumplimiento. 
Las aportaciones de la Escuela Nueva, así como una serie de corrientes 
ideológicas, sociales y hasta políticas de la época contemporánea de Ferrer 
sustentaron los fines y principios de lo que Ferrer llamó la Escuela Moderna. 
 
 La Escuela Moderna ferreriana contempló aspectos importantes que generaron 
polémicas con las clases burguesas, con el Clero y con el gobierno conservador 
español, quienes hicieron todo lo posible por callar las verdades de las clases 
oprimidas, cerrando la Escuela Moderna de Barcelona y posteriormente involucrando 
a Ferrer en una serie de sucesos, que concluyeron con su muerte en octubre de 1909. 
 
Para llevar a cabo esta investigación documental, se hizo una búsqueda en el 
acervo de la Universidad Nacional Autónoma de México, sin encontrar 
investigaciones sobre Ferrer o información que diera cuenta de su obra; únicamente se 
localizaron tres libros: Ferrer Guardia, Francisco. La Escuela Moderna, póstuma 
explicación y alcance de la enseñanza racionalista, 1976; Delgado, Buenaventura. La 
escuela moderna de Ferrer I. Guardia, 1982; y Monés, Jordi. Ferrer Guardia y la 
pedagogía libertaria: elementos para un debate, 1977. 
 
Se solicitó información a la Fundación Francisco Ferrer I. Guardia, en 
Barcelona, España, para fundamentar de manera más amplia la teoría pedagógica de 
este gran educador. Esta institución ha brindado importante apoyo documental para 
realizar esta investigación, ya que uno de sus objetivos es la promoción de la escuela 
pública y —como lo fue para Ferrer I. Guardia— la renovación de la enseñanza, 
buscar el progreso de la humanidad y contribuir al establecimiento de una sociedad 
más justa. 
Esta investigación tiene la finalidad de analizar los principios de la Escuela 
Moderna y de su concepto de trabajo, además de contribuir al reconocimiento de su 
obra, ya que posiblemente por la naturaleza anarquista liberadora de sus principios 
educativos se le ha relegado; sin embargo, consideramos que su propuesta pedagógica 
es digna de reconocimiento por el giro innovador que le imprimió al trabajo no sólo 
en el aula, sino en la vida cotidiana del estudiante el fundador de la Escuela Moderna 
forma parte, por derecho propio, del movimiento de renovación pedagógica catalana 
de primeros de siglo (Delgado, 1982:12). 
 
En este trabajo de investigación se retoman los conceptos teóricos afines a los 
de Ferrer, de pedagogos como Federico Froebel, George Kershensteiner y Celestín 
Freinet, señalando las diferencias y similitudes entre las posturas de estos pedagogos y 
las de Ferrer, con la finalidad de analizar los puntos de acuerdo y desacuerdo en los 
criterios teóricos y metodológicos de los mencionados educadores, ya que ellos 
contemplaron la importancia del concepto de trabajo desde el salón de clases, 
dirigiéndose cada uno desde su perspectiva hacia la futura ocupación profesional y 
social del infante en la sociedad. 
 
En el Capítulo I, debido a la escasa bibliografía existente en torno al tema en 
análisis, se hace un estudio no exhaustivo sobre la evolución de la Escuela Moderna, 
de su expansión y problemática socio-política española; de algunos elementos de su 
plan de estudios, de los contenidos bibliográficos que Ferrer y sus seguidores 
tradujeron, adoptaron y escribieron, por considerar que los contenidos de los textos 
originales existentes hasta ese momento, antes que despertar la mente, la creatividad y 
el trabajo en el niño, adormecen su pensamiento. 
 
Se expone a grandes rasgos la vida y obra educativa de Francisco Ferrer I. 
Guardia y algunos elementos ideológicos que sustentan la teoría pedagógica de la 
Escuela Moderna. 
 
Ferrer aseveraba que el niño nace sin ideas establecidas y que adquiere durante 
el transcurso de su vida las concepciones de la sociedad y de todo lo que lo rodea, por 
tanto, parte de esta idea para plantear una serie de propuestas teórico-metodológicas 
incompatibles a los intereses de la Iglesia y de la burguesía conservadora. Ferrer 
propuso una educación sustentada en la ciencia y la razón, actualizada, solidaria, 
ajustada a los intereses y características psicológicas del niño, cuyos principios fueran 
que la educación estaría fuertemente apoyada en el juego, el trabajo manual, el apoyo 
de todo conocimiento en la ciencia, la enseñanza mixta, libertaria y científica. Todo 
ello con la finalidad de educar y emancipar al hombre de la opresión de la Iglesia y el 
Estado, de homologar la importancia del trabajo manual y el trabajo profesional, de 
oponerse al autoritarismo, de colocar al alumno en la acción constante, promover el 
autodidactismo y crear la igualdad entre sexos y clases sociales. 
 
La misión de la Escuela Moderna, es rescatar al niño de la ignorancia, de las 
creencias falsas, de la sumisión a las creencias religiosas, de formar hombres con 
independencia, con capacidad de cambio, no sometidos a ninguna autoridad. Estas 
propuestas, fines y principios educativos los defendió Ferrer hasta su muerte. 
 
En el Capítulo II, se abordan algunos temas referidos a las propuestas 
educativas, a los fines y principios de la Escuela Nueva, ya que en ella se 
desarrollaron varios métodos educativos que se dirigieron a un punto en común: 
colocar al niño en el centro de la acción educativa. Se exponen a grandes rasgos las 
ideas pedagógicas de algunos representantes que van de la Etapa Romántica hasta la 
Etapa de las Teorías Antiautoritarias. En este apartado, se hace mayor énfasis a los 
planteamientos teóricos educativos de Adolfo Ferriere quien, como respuesta a los 
conflictos de la diversidad de ideas del movimiento educativo, creó la Liga 
Internacional que vincula todas las propuestas de innovación educativa surgidas en 
Europa y América. En esta Liga se aprobaron una serie de características teóricas 
entre las que se destaca que la educación no debe separarse de las actividades de la 
vida real y promover la adaptación del trabajo escolar a los niveles de desarrollo 
infantil. 
 
La Escuela Nueva se sustentó en una serie de principios en los que se consideró 
el respeto a la personalidad e intereses del infante; que la actividad educativa debe 
estar dirigida a los fines que el niño se autoproponga; la educación de cada alumno y 
la comprensión de aprendizajes simbólicos será de acuerdo a las características 
culturales y familiares a las que pertenezca y en las que se desarrolle. En este capítulo 
II se alude a la finalidad de la Escuela Nueva, enfatizándola como movimiento 
pacificador; como formadora de individuos útiles para la sociedad para mantener y 
acrecentar el potencial físico y mental del niño, estimular y propiciar la actividad, el 
trabajo y para desarrollar el libre, individual y colectivo desarrollo de cada infante. 
 
En el capítulo III, se expone en primer término cómo es concebido el concepto 
de trabajo, en la antigüedad y para algunos educadores como Federico Froebel, 
George Kerchensteiner y Celestín Freinet que también dirigieron susteorías 
pedagógicas hacia la función educativa del trabajo. En segundo lugar, se aborda cómo 
es concebido el trabajo por algunos educadores enmarcados en la Escuela Nueva y en 
tercer lugar, se expone la concepción de trabajo desde la perspectiva de Ferrer y la 
Escuela Moderna, con la finalidad de encontrar diferencias y similitudes. 
 
Ferrer, concibe al trabajo como actividad que realiza tanto el hombre como la 
mujer desde su condición (es decir, la mujer como continuidad, especie, afecto, moral 
y transmisora de valores mientras que el hombre como predominio de pensamiento, 
continuidad y cambio), con el único deseo de realizar, de plasmar o ejecutar una 
acción, el trabajo como labor para beneficio de los demás y para sí mismo y sobre 
todo el trabajo como praxis. En este concepto está inserto el juego, el trabajo manual y 
finalmente el trabajo como actividad que el niño habrá de realizar como futuro adulto. 
También en este capítulo II se exponen algunos elementos del plan de trabajo y el 
desarrollo de actividades escolares de acuerdo a los grados escolares en la Escuela 
Moderna, concluyéndose con una de las principales características que definen la 
pedagogía de Ferrer I Guardia: el anticatolicismo. 
 
En el capítulo IV, se destacan las similitudes y diferencias entre los fines 
educativos de la Escuela Nueva y los de la Escuela Moderna, así como las diferencias 
y similitudes entre el concepto de trabajo de ambas corrientes educativas. Entre estas 
escuelas existen similitudes en tanto que ambas ubican al niño en el centro de la 
educación; sin embargo, difieren en su concepto de trabajo, porque mientras una 
escuela pretende formar con esa actividad a individuos útiles, que comprendan la 
necesaria división de trabajo y de clases sociales, la otra intenta por medio de la 
educación, crear una sociedad hegemónica, justa e igualitaria, formar hombres útiles a 
través del trabajo creativo, con espíritu rebelde, es decir, individuos que tengan la 
capacidad de observar, criticar, cambiar su entorno y acabar con la enajenación del 
Estado y la religión. 
 
FRANCISCO FERRER I. GUARDIA Y LA ESCUELA MODERNA. 
 
Durante todo el siglo XIX la educación en España fue dirigida principalmente a 
los pequeño-burgueses, mientras que los hijos de los obreros desde los diez años ya se 
integraban a la fuerza de trabajo para apoyar al sustento familiar. 
 
Las tres fuerzas que dirigían al país: el Estado, la Iglesia y las clases sociales 
burguesas, no estaban dispuestas a ceder sus tradicionales privilegios, por tanto, el 
proletariado español buscó su emancipación en las propuestas de los movimientos 
obreros extranjeros que llegaban al país. Éstos tuvieron gran aceptación porque 
contemplaban aspectos que no se habían visto hasta esa época como: la educación de 
las clases trabajadoras, un nuevo concepto de hombre, la relación del trabajo con la 
vida diaria del individuo, nuevas formas de organización laboral que dejaban atrás las 
pésimas condiciones de vida del obrero, es decir, esos movimientos obreros estaban 
interesados en la búsqueda de profundos cambios sociales. 
 
Por lo anterior, es probable que toda aquella ideología de la época influyó 
fuertemente en Ferrer; él retomó del movimiento libertario del socialismo utópico, del 
anarquismo, del positivismo y de algunas ideas del movimiento de la Escuela Nueva 
para sustentar la filosofía educativa de la Escuela Moderna. 
 
Del movimiento libertario, retomó la idea que para conseguir el orden y la 
libertad social es necesario eliminar las dos fuentes principales de autoridad: la Iglesia 
y el Estado; a su vez, estos planteamientos provienen del racionalismo libertario del 
siglo XVIII, época en la que se debilita la metafísica y se desarrolla la fe en la razón y 
en todo aquello que sea evidente y demostrable. 
 
Del socialismo utópico retoma que el individuo nace sin predisposición alguna 
y en un ambiente propicio éste puede desarrollarse favorablemente; el hombre debe 
ser educado desde la etapa de la infancia con dirección a la socialización así como a la 
cooperación. Entre tanto, todos los individuos tienen derecho a educarse con los más 
modernos métodos educativos, acto que es posible lograr mediante un profundo 
cambio social. 
 
De la tradición anarquista: adopta la idea de eliminar todo tipo de castigos y 
premios, y del Comité pro enseñanza libertaria, aprende que la educación debe ser 
integral, racional, mixta y libertadora. 
 
Paul Robin fue también de gran inspiración para Ferrer, ya que del Orfelinato 
Prévost de Cempuis que Robin dirigió, obtuvo el modelo a seguir para la creación de 
la Escuela Moderna, extendida por varias ciudades en España, Europa y América. 
 
En el Orfelinato de Cempuis, en París, Robin rodeó a los niños de la naturaleza, 
los aseó, les demostró afecto y comprensión, los alentó, dio libertad, les ofreció 
ejercicios sencillos de gimnasia, impulsó talleres que formaban a los jóvenes en 
oficios útiles para la colectividad, revalorando así el trabajo manual y obrero. Ferrer 
observó el trabajo educativo de Paul Robin, y más tarde retomó los principios de 
educación integral, racional y mixta, percibiendo que los jóvenes comenzaron a crecer 
y a progresar, también advirtió la importancia que tiene dar prioridad a las 
necesidades e intereses infantiles. 
 
El concepto de educación integral fue el pilar de la educación ferreriana; la 
educación integral pretende elevar a un mismo nivel de importancia al trabajo manual 
y al intelectual; de ahí, el interés por la coeducación de sexos y clases sociales, de 
poner al alcance de todos los individuos la ciencia, el conocimiento y las actividades 
manuales con la finalidad de no concentrar el saber sólo en un grupo, evitando así las 
desigualdades sociales o de género. 
 
La enseñanza en la Escuela Moderna comprendía la educación popular, la 
coeducación de sexos y de clases sociales, la higiene escolar, la abolición de los 
exámenes, premios y castigos porque generan en el niño individualismo, autoritarismo 
y competencia. Con la educación racional, Ferrer pretendía cambiar el futuro de la 
humanidad para que todos los seres humanos fueran iguales. 
 
Ferrer tomó del positivismo de Spencer y de Comte la necesidad de dar 
prioridad a que el infante desde muy pequeño reciba todo el conocimiento que sea 
comprobable, observable y experimentable. Todo ese saber que se obtiene a través de 
la observación directa de los hechos, de la experiencia y no de los datos teóricos de 
los libros incomprensibles a la mente del niño, las palabras contenidas en los libros 
no pueden ser correctamente interpretadas en ideas más que en la proporción de la 
experiencia anterior del niño sobre las cosas (Jacquinet, 1901:99). De Proudhon y el 
darwinismo, adoptó la idea del trabajo manual como continuidad del juego. De 
Rousseau, aceptó que todas las instituciones políticas deben ser producto de la 
voluntad humana, la importancia de la espontaneidad, libertad y el contacto con la 
naturaleza; de Pestalozzi tomó la idea de la importancia de la mujer en la educación y 
en los trabajos domésticos; de Froebel, retoma los conceptos de juego y de trabajo, 
concepciones que Ferrer enriqueció, representando éstos también el pilar de su 
filosofía pedagógica. 
 
Ferrer fue un autodidacta, enemigo obstinado de la escuela tradicional y 
religiosa, se interesó firmemente en cambiar la historia educativa de España, fundó la 
Escuela Moderna sustentándola en un conjunto de principios que contemplaron 
aspectos importantes de transformación individual y social del individuo que más 
adelante se expondrán. 
 
Con la creación de la Escuela Moderna, Ferrer intentó formar un hombre 
nuevo, buscó ayudarlo a autodesarrollar la capacidad para observar y reflexionar sobre 
su entorno y así, de ser necesario, rechazar y rebelarse contra todo aquello que evitara 
su desarrolloy lo afectara y así cambiar el medio que rodea al niño; intentó formar a 
un individuo cuyo pilar de desarrollo fuera el trabajo, pero no como medio de 
subsistencia, sino como la actividad que le permitiera crear y a su vez le diera la 
libertad, la armonía individual y la social tan buscada en todas las épocas. 
 
VIDA Y OBRA DE FRANCISCO FERRER I. GUARDIA. 
 
Francisco Ferrer I. Guardia nació en Alella (Barcelona), España, el 14 de enero 
de 1859, hijo de propietarios campesinos; su primera educación fue acentuadamente 
católica; con la ayuda de un sacerdote aprendió francés y entró en contacto con 
profesores laicos. A los 13 años, cuando muere su padre, deja la escuela y comienza a 
trabajar en los viñedos propiedad de la familia; lee “El Diario” de tendencia liberal y 
sostiene que la Iglesia es el enemigo principal de toda sociedad, admira a Pi i Margal 
(1824-1901),1 Ferrer I. Guardia acepta la ideología de la 1ª. República Española, 
perfecciona su francés, aprende inglés y practica el naturismo (Ferrer, 1978: 7-8). 
 
No fue posible obtener información exacta sobre si Francisco Ferrer I Guardia 
disponía algún título de maestro. En los archivos de la Escuela Normal del Magisterio 
de Barcelona no aparece dato alguno al respecto2. Entonces su formación docente fue 
autodidacta, hecho que puede justificar por un lado, el total repudio a la enseñanza 
coercitiva de su época y por otro, el que para crear la Escuela Moderna se rodeara de 
importantes académicos en varias áreas del saber y retomara experiencias pedagógicas 
de Pestalozzi, Froebel y Paul Robin, entre otros. 
 
En 1879 mientras trabajaba como revisor de ferrocarriles en la línea de 
Barcelona a Porbou, Ferrer se relacionó con Manuel Ruiz Zorrilla 3, puesto que le 
permitió actuar como enlace con los republicanos españoles exiliados en Francia; una 
vez descubiertas sus actividades fue trasladado a la línea férrea secundaria de 
Barcelona a Granollers (Delgado, 1982: 21), su participación como conspirador en la 
sublevación militar republicana de Santa Coloma de Farnés en 1886, le obligó a 
exiliarse en Francia donde residió hasta 1901 dando clases de español en varias 
instituciones: en el Círculo Popular de Enseñanza Laica de París, en la Asociación 
Politécnica, en los cursos nocturnos del Liceo Condorcet y en la Logia del Gran 
Oriente; en el año de 1892 asistió como delegado al Congreso Internacional de 
Librepensadores de Madrid; realizó un viaje por España, Italia, Bélgica, Inglaterra, 
 
1Francisco Pi i Margal fue político e intelectual y republicano, una figura central en España del siglo XIX, ocupó 
varios puestos públicos, defendió siempre el socialismo como ideología compatible con el partido democrático. Su 
republicanismo le obligó a huir a París en 1866, donde permaneció hasta 1869, regresó a Madrid al ser elegido 
diputado para las Cortes Constituyentes convocadas por la revolución de 1868. 
2 Véase Delgado, 1982. Ob. Cit. P.22 
3 Político radical, anticlerical, desempeñó varios puestos públicos, fue obligado al exilio por una condena de 
muerte; desde el extranjero ayudó a las conspiraciones que provocaron la Revolución de 1868; impulsó la elección 
de Amadeo I como rey de España. Fundó el Partido Republicano Progresista, de oposición a la monarquía 
borbónica que reinaba en España; siempre buscó el establecimiento de la República española. 
Portugal y Suiza permitiéndole con ello conocer la pedagogía de Eliseo Reclus, 
Pestalozzi, Froebel y lo más avanzado en técnicas educativas de la época. 
 
Desde 1884 Ferrer se relaciona con Ernestina Meunier señora viuda y 
millonaria, apasionada de los viajes, dándole clases de español con la intención de 
viajar a España, ella depositó en Ferrer su amistad y confianza y lo invitó a realizar 
un viaje turístico por varios países europeos (Delgado, 1982: 23), situación que 
aprovechó Ferrer para convencerla que la educación integral y la enseñanza 
racionalista salvarían a la infancia del error, pues daría a los hombres bondad y 
reorganizaría a la sociedad de una manera justa. 
 
En París después de la muerte de Ruiz Zorrilla (1895), Ferrer se relacionó con 
anarquistas como Carlos Malato, Juan Grave y Paul Robin entre otros; ellos 
integraban el programa educativo anarquista del Comité Pro-Enseñanza Libertaria, 
propuesta por Piotr Kropotkin, creado en París en 1898, en la cual la educación 
debería ser: integral, racional, mixta y libertaria. Principios que retoma Ferrer para 
fundamentar la Escuela Moderna. 
 
La propuesta de Kropotkin se enfocaba a la formación teórico-práctica 
principalmente de las clases pobres, intentaba cambiar la formación de un elitismo 
intelectual por una formación académico científica y humanista de los alumnos. 
 
Otra de las influencias en las ideas pedagógicas de Ferrer I. Guardia pudieron 
provenir de diversas fuentes: su situación como exiliado en Francia, el contacto con 
el sistema de enseñanza republicano con su carácter público universal y laico-neutro; 
el laicismo escolar catalán de la época de la Restauración y el movimiento de la 
llamada Escuela Nueva. Tal vez influyó el pensamiento libertario que prevaleció 
durante el siglo XIX; también de las experiencias científicas de la época, que 
marcaron un cambio importante en la concepción del hombre y de la naturaleza como 
las investigaciones de Carlos Darwin y su explicación de la evolución de las especies, 
los descubrimientos en la medicina de Luis Pasteur y Robert Koch o los estudios de 
Mendel sobre la genética, y sobre todo las ideas del positivismo y la nueva psicología 
infantil que dejaba atrás a la escuela tradicional. Todo ello enmarcado dentro de la 
tradición escolar con tintes anarquistas4 le dieron la pauta a Ferrer para llevar a cabo 
su proyecto educativo: la creación de la Escuela Moderna. 
 
En 1901 tras la muerte de Ernestina Meurnier, Ferrer regresó a España y con la 
enorme herencia que de ella recibió, fundó en ese mismo año la Escuela Moderna en 
Barcelona, con la colaboración del abogado Rodríguez Méndez, Rector de la 
Universidad de Barcelona, Odón de Buen, naturalista, el biólogo Ramón y Cajal, los 
médicos Enrique Lluria y Andrés Martínez Vargas, el libertario Anselmo Lorenzo 
(Ferrer: 1976: 11). 
 
La meta del proyecto educativo, fue buscar y crear entre los hombres la 
fraternidad y solidaridad, para lograr la libertad y bienestar para todos. Esta escuela 
buscaba desarrollar en los educandos la capacidad de observación y reflexión sobre 
los acontecimientos cotidianos de su propia vida, la construcción del conocimiento 
mediante la investigación de una gran diversidad de objetos de estudio, así como la 
participación de los padres de familia en la educación de sus hijos y la de ellos 
mismos. 
 
Ferrer fue un revolucionario que vio en la educación un remedio absoluto para 
los males de la sociedad, se rebeló contra el catolicismo y la monarquía conservadora 
de su época, por considerarlas responsables de todos los problemas sociales, 
económicos y políticos que aquejaban a España. 
 
En 1844 (sic)5 Ferrer funda una biblioteca móvil entre los obreros de una 
empresa ferroviaria de nombre MZA donde él trabajaba e ingresa a la logia masónica 
“La Verdad” de Barcelona (Ferrer, 1978: 8). 
 
Hasta 1905, de 60 a 70 escuelas entre laicas, libres y republicanas, adoptaron 
los libros de la Escuela Moderna, de las cuales 32 pertenecían a Barcelona y las demás 
a las provincias, la matriz estaba en Barcelona. Este movimiento educativo también se 
extendió a Holanda, Suiza y Brasil (Delgado, 1982: 152-153). 
 
 
4 Los anarquistas consideran que la libertad es determinada por las leyes de la propia naturaleza, es decir, la 
libertad es una condición que se desarrolla y crece bajo la inteligencia, dignidad y felicidad humana. 
5 Francisco Ferrer I. Guardianació 15 años después de la fecha indicada; sin embargo, observando la cronología 
de su biografía bien puede referirse al año de 1874. 
Bajo la influencia de este movimiento en el medio izquierdista y anarquista 
internacional, se cree que Ferrer creó proyectos escolares racionalistas también en 
Argentina, Estados Unidos, Rusia y otros (Ferrer, 1979:23). Sin embargo, en junio de 
1906, el gobierno de España cerró la escuela matriz, por considerar a Ferrer I. Guardia 
involucrado en el atentado de Mateo Morral, bibliotecario de la Escuela Moderna, 
contra la carroza nupcial de Alfonso XIII. Debido a esa acusación, fue encarcelado y 
más tarde liberado. En 1908, Ferrer se trasladó a Francia y después a Bélgica, donde 
fundó la Liga Internacional para la Educación Racional de la Infancia; en 1909, 
regresó a Barcelona; promovió la creación de la revista Extensión Internacional I de la 
Escuela Moderna de Barcelona, distribuyéndose también en Bruselas y París. 
 
En 1909 se dicta a Ferrer un auto de emplazamiento para que se presente a 
declarar sobre su posible participación en los sucesos de la Semana Trágica, revuelta 
que azotó a Barcelona con el levantamiento protagonizado por anarquistas, 
sindicalistas y socialistas los días del 27 de julio al 3 de agosto de 1909, cuando por 
presiones por parte del Presidente del Consejo de Ministros, Antonio Maura recluta 
combatientes para la guerra de Marruecos. En contraposición a ello, se desencadenó la 
movilización, la resistencia y rebeldía de quienes eran afectados. La Semana Trágica 
arrojó varios muertos y el incendio de algunos conventos e iglesias. El gobierno buscó 
a quién culpar y eligió a Ferrer, y de esta manera tanto el Clero como los grupos 
reaccionarios vieron la oportunidad de destruir la Escuela Moderna y a su fundador 
(Martínez, 1986: 9). 
 
Ferrer fue condenado a muerte en 1909, a petición de la Iglesia Católica 
(Gadotti, 1998: 185-186), fusilándolo por orden del gobierno de Antonio Maura, las 
últimas palabras de Ferrer fueron: ¡Viva la Escuela Moderna! 
 
Producción literaria de Francisco Ferrer I. Guardia: 
L´Espagnol practique (1895); Enseigné par la methode Ferrer (1895); Los 
pecados capitales (1900), Cuento ateo (1900); Ferrer y la Huelga General (1909); en 
1909, promueve la creación de la revista Extensión Internacional I de la Escuela 
Moderna de Barcelona (L´ Ecole Renouvée), estas obras se distribuyeron también en 
Bruselas y Paris. 
 
Obras publicadas post mortem por la Editorial Maucci: 
La Escuela Moderna (1910); Póstuma explicación (1910); Alcance de la 
enseñanza racionalista (1910).67 
 
De acuerdo a información proporcionada por la Fundación Francisco Ferrer I. 
Guardia, que se localiza en Avinyó, 44 primer. 08002, Barcelona, España8, este 
educador escribió numerosos artículos en el periódico español “La Huelga General” 
—dirigido por Ferrer, entendida como fórmula revolucionaria— con el pseudónimo 
de “Cero”, en el Boletín de la Escuela Moderna y en el Boletín de la Liga para la 
Educación Racionalista de la Infancia. Prologó libros de la editorial “Publicaciones de 
la Escuela Moderna”, y escribió un libro con el título “Principios de Moral 
Científica”. 
 
Las ideas principales de Ferrer I. Guardia quedaron asentadas en su libro “La 
Escuela Moderna”, cuyos principios educativos fueron retomados de la propuesta 
pedagógica de los anarquistas y llevados a la práctica en la Escuela Moderna. 
 
6 (www.fuenterrebollo.com/Masoneria/Ferrer.html, vigente hasta el 17 de enero de 2006). 
 
8 www.laic.org (vigente hasta el 17 de enero de 2006). 
Propuestas educativas de la Escuela Moderna. 
 
La propuesta educativa de Francisco Ferrer I. Guardia, ha sido olvidada y 
desconocida inclusive en su propio país; hoy en día, a pocos años de cumplir un siglo 
de su muerte, existen muy pocos datos que relatan las características de su obra 
educativa. Tal vez porque sus planteamientos pedagógicos y revolucionarios no eran 
congruentes con las ideas de la religión y la política gubernamental predominantes en 
la época. 
 
Ferrer criticó fuertemente la educación pública y religiosa de su país, pues para 
él presentaba grandes deficiencias como la insalubridad, los métodos arcaicos de la 
escuela tradicional y religiosa, aseverando que la Escuela Moderna por él fundada 
daría la solución a todos aquellos conflictos. 
 
Influenciado por las corrientes ideológicas de cambio de su época y por lo 
asimilado durante los años de exilio en Francia, puso en práctica su tan anhelado fin 
fundando la Escuela Moderna en 1901 en Barcelona, España, con el apoyo de 
personalidades de renombre académico como Odón de Buen, doctor en ciencias 
naturales, catedrático de las asignaturas de Historia Natural en la Universidad de 
Barcelona, quien también escribió para la Escuela Moderna cuatro tomos relacionados 
con las ciencias naturales; Fabián Palasí y Martín, Director de la “Institución Libre de 
Enseñanza” en Sabadell y Georges Engerrand, profesor del Instituto de Altos Estudios 
de Bruselas, entre otros. 
 
Ferrer se propuso abrir la visión y entendimiento de los niños para que 
destacaran, ubicaran y criticaran las desigualdades sociales, alejándolos de todo 
prejuicio que impidiera la verdadera libertad, quería demostrar la falsedad de las 
religiones e infundir en los pequeños y en sus padres un completo rechazo por lo 
patriótico, lo religioso y por la autoridad, despertando en ellos la idea de formar una 
sociedad más justa e igualitaria. Esto sería posible por medio de la educación racional 
de la Escuela Moderna. 
 
Ferrer observó que los contenidos de los libros de la escuela pública no servían 
para despertar la creatividad en el pequeño y que sus temáticas adormecían la mente, 
por tanto, con la ayuda de intelectuales y seguidores, Ferrer creó la biblioteca de la 
Escuela Moderna con libros editados, traducidos y adaptados9. Los textos consistían 
en lecturas enciclopédicas para niños con temas de higiene personal, manuales con 
contenidos enfocados a despertar la fraternidad; recopilaciones que revelaban la 
solución a problemas prácticos sobre producción agrícola y manufacturera, lecturas 
sobre la comparación del trabajo humano con el mecánico y las ventajas del uso de las 
máquinas y herramientas. 
 
Todos los escritos partieron de posturas positivistas y evolucionistas; iban 
dirigidos indistintamente para niños y para adultos. En su mayoría los libros de texto, 
las lecturas, los comentarios, los ejercicios diarios de resolución de problemas, las 
clases de historia, las redacciones literarias y los resúmenes, poseen un lenguaje 
ordinario y sencillo; casi en su totalidad estaban encaminados, por un lado, a educar, y 
por el otro, a conseguir un cambio ideológico en los alumnos y en sus padres. 
 
El Boletín de la Escuela Moderna10, era una publicación mensual, tenía la 
finalidad de difundir novedades pedagógicas y el estudio de varios temas también 
dirigidos a orientar el pensamiento de los alumnos y el de sus padres. En sí, más que 
propuestas, fueron realidades. 
 
 Ferrer fue fuertemente criticado por los intelectuales burgueses de la época; sin 
embargo, su propuesta pedagógica no dejó de tener aceptación, ya que fue una 
 
9 La Escuela Moderna sustituyó los libros autorizados para la escuela pública española. Editó y tradujo los 
siguientes textos: Malato, Carlos. León Martín o la miseria, sus causas, sus remedios, 1905; Urales, Federico. 
Sembrando Flores, 1906; Engerrand, Georges. Edades de la Humanidad, 1905; Grave, Juan. Tierra Libre, 1908; 
Pi i Arsuaga, Francisco. Preludios de Lucha , 1906; Lluria, Enrique. La Evolución Super- Orgánica, la naturaleza 
y el problema social, 1901; Palasi, Fabián. Compendio Razonado de Gramática Española, 1905; Jacquinet, 
Clemencia. Historia Universal, 1901; Engerrand,Georges. Nociones sobre las Primeras Edades de la 
Humanidad, 1905; Jaraf-Java. Elementos de Aritmética, 1905; De Buen, Odón. Las Ciencias Naturales en la 
Escuela Moderna y Geografía Física, 1905; Publicaciones de la Escuela Moderna. Origen del Cristianismo , 1906; 
Publicaciones de la Escuela Moderna. Cartilla , 1903; Palasí y Martín, Fabián. Gramática Española, 1905; Parav-
Javal. La Substancia Universal, 1904; El Boletín de la Escuela Moderna de publicación mensual 1901-1903. 
Malato, Carlos. Correspondencia Escolar, primer manuscrito, 1905. Bonard, Leopoldina. Nociones de Idioma 
Francés*; Estevanez, Nicolás. Resumen de la Historia de España *; Letournueau, Che. Psicología Étnica *; 
Martínez, V. A. Botiquín Escolar*; Kropotkin, Pedro. La Gran Revolución*; Tolouse. Cómo se forma la 
inteligencia*; Mater, André. República Francesa y Vaticanismo o la Política Religiosa en Francia *; Naquet, 
Alfred. Hacia la Unión Libre *; Letorneau, Carlos. Génesis y Evolución de la Moral *, todos de Publicaciones de 
la Escuela Moderna. Los libros poseen altos contenidos ideológicos y muestran las grandes distancias existentes 
entre las clases sociales. Estas lecturas se vendieron al público en general, a niños y a adultos; con ellas se invitaba 
a reflexionar, tratando que comprendieran la dura realidad de España de finales del siglo XIX y princip ios del 
siglo XX. Lo anterior se observa en algunos fragmentos de Carlos Malato. Correspondencia Escolar. Todo este 
material bibliográfico y otras lecturas más se encuentra en la Fundación Francisco Ferrer I. Guardia. 
* No aparecen las fechas de edición de estas lecturas. 
10 La Fundación Francisco Ferrer I. Guardia proporcionó para la presente investigación los Boletines 
correspondientes a los años de 1901-1903. Año I. números 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8 del 30/10/1901 al 30/6/1902. Año 
II, números 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9 del 31/10/1902 al 30/6/1903. De acuerdo a investigaciones realizadas por 
Delgado, Buenaventura, el primer Boletín apareció el 30 de octubre de 1901, dejó de publicarse durante el año 
que duró el primer proceso de Ferrer, editándose nuevamente en 1908; el último Boletín se publicó el 1 de julio de 
1909 con el número 62. El Instituto Municipal de Historia de Barcelona conserva 62 ejemplares. Véase Delgado, 
1982. Ob. Cit. P. 15 
alternativa educativa para los hijos de los trabajadores. Se interesó en educar tanto al 
hombre como a la mujer, pues afirmaba que las mujeres una vez educadas serían las 
propagadoras de ideales de verdad, libertad, solidaridad y ayudarían al tan anhelado 
cambio social, porque así ya no transmitirían supersticiones religiosas a sus hijos. 
 
Con las clases nocturnas y las conferencias dominicales Ferrer buscó educar 
también a los padres de los alumnos, pensaba que en la familia es donde se adquieren 
los valores y la moral tan necesarios para conseguir los cambios; practicó la 
coeducación de clases sociales, aunque no es difícil suponer que dada la naturaleza 
ideológica de la Escuela Moderna, acudieron en mayor número los hijos de obreros y 
campesinos. Antepuso la instrucción práctica antes que la teórica, eliminó todo 
vestigio religioso de los contenidos curriculares, fundando el conocimiento sólo en lo 
comprobable. 
 
El firme propósito de Ferrer fue educar integralmente a los niños y a través del 
saber ayudarlos a emanciparse, liberándolos de la ignorancia, de la domesticación y 
del orden social que son los responsables de las diferencias sociales; la labor 
emancipadora de la Escuela Moderna debía dirigirse en primer lugar a la lucha 
contra la ignorancia y el error (Palacios, 2000: 165). Ferrer buscó formar individuos 
con independencia, no sometidos a ninguna autoridad, acción que consideraba posible 
por medio del racionalismo humanitario, mediante el cual mostraba a los chicos, el 
origen de las desigualdades y la manera de evitarlas. 
 
La Escuela Moderna duró en España poco más de ocho años, durante los cuales 
existió gran movimiento académico. 
 
 Ferrer siempre se preocupó por construir lo que pretendía que sería la escuela 
del futuro, fundando en Bélgica en 1908 la Liga Internacional para la Educación de la 
Infancia, en ella surgieron una serie de propuestas teórico-metodológicas que 
sustentaban a la Escuela Moderna: 
 
a) La educación racional debía sostenerse únicamente en la ciencia y la razón, 
por medio de la sustitución de los dogmas por el método racional de las ciencias 
naturales. El único objetivo [de la educación] ha de consistir en acostumbrar a sus 
alumnos a la investigación de la verdad (Delgado, 1982:111). 
 
b) La Escuela Moderna debe interesarse por desarrollar en los educandos la 
inteligencia, el carácter, la voluntad, el aspecto moral y físico. Desenvolviendo y 
enfocando las habilidades particulares de cada niño a un fin: ser útiles en lo individual 
y en lo social. 
 
c) La educación moral debe ser práctica sustentándose en la solidaridad, en la 
visión real de los hechos objetivos y verdaderos que dan como resultado la paz social 
y la felicidad para todos. 
 
La moral de la educación integral nace de la visión real de los hechos objetivos 
y verdaderos, por medio de la moral se organiza un ambiente tranquilo libre de 
competencias y rivalidades, se genera una vida ocupada, variada y animada entre 
juegos, trabajos manuales y el trabajo como instinto, un espacio en el que los 
profesores ponen en práctica lo que enseñan y sugieren, emanando con ello la paz y la 
fraternidad social. 
 
d) La enseñanza debe ajustarse a las características psicológicas de cada niño. 
Aunque Ferrer no las expuso detalladamente, pues la psicología de su época apenas 
iniciaba, sí dio importancia a la práctica didáctica que provenía de la experiencia y la 
observación de la naturaleza, respetando la libre actividad e interés del pequeño. 
 
Estas propuestas no se concretaron, pues un año después de la muerte de este 
pedagogo en 1909, las escuelas racionalistas fueron cerradas y los continuadores de la 
ideología de la Escuela Moderna la llevaron hacia otros rumbos. 
Principios y fines de la Escuela Moderna. 
 
La educación pública española presentaba graves deficiencias, los edificios 
escolares eran insalubres y por ello, las enfermedades contagiosas estaban a la orden 
del día; existía baja calidad en la enseñanza y un gran desprestigio de la función 
docente; a pesar de ello, para el Estado la escuela pública era considerada como lugar 
necesario para la regeneración de España, para su modernización. Al mismo tiempo, 
para la Iglesia la escuela era útil para mantener el amor patrio arraigado en el espíritu 
cristiano (Delgado, Criado 1994: 554). 
 
Ferrer criticó fuertemente dichas deficiencias, a los programas de estudio y a 
la estricta disciplina de la escuela tradicional y pública de su tiempo, ya que no 
contemplaban las necesidades e intereses del alumno, trayendo como consecuencia la 
apatía e inactividad del pequeño. Este autor afirmó que era precisamente la educación 
de su época la principal responsable de todos los problemas sociales como el 
analfabetismo, el sometimiento de la educación por parte la religión, la explotación 
laboral, entre otras. Por tanto, era urgente reformarla y sustituirla por la enseñanza 
moderna, racional y científica que él proponía. Ferrer confiaba en que la nueva 
educación que defendía y practicaba, sería un remedio eficaz para resolver todos los 
problemas sociales que España y el mundo venían padeciendo desde siglos atrás. 
 
Ferrer aseveraba que el niño nace sin ideas establecidas y que adquiere 
durante el transcurso de su vida las concepciones de la sociedad y de todo lo que lo 
rodea (Ferrer, 1976:75), y debido a que lo existente en ese momento en la educación 
no podía cambiar la mentalidad del pequeño, la Escuela Moderna debía poseer un 
carácter diferente: ser de nivel primaria, privada pero al alcance de todos, mixta, laica, 
dirigidaa la educación popular y ofrecer clases nocturnas para adultos. 
 
La Escuela Moderna nace así con la finalidad de crear espacios educativos 
intelectuales donde las nuevas generaciones conocieran los adelantos científicos, se 
integraran al progreso y al cambio social, dejando atrás completamente el método 
tradicional; basando, en cambio, todo conocimiento en la observación, la experiencia 
y en las ciencias naturales (Ferrer, 1976:79). El objetivo de la educación era formar 
hombres nuevos, libres, capaces de evolucionar perseverantemente por medio del 
trabajo creativo. 
 
En la filosofía educativa de Francisco Ferrer se observan una serie de 
principios: 
 
1) El trabajo manual es fundamental antes que el conocimiento teórico. La 
enseñanza integral impartida por la Escuela Moderna parte justamente del trabajo. 
 
2) Es importante el juego, porque permite el desarrollo físico, fomenta la libre 
actividad del niño conduciéndolo hacia la socialización; en la Escuela Moderna, la 
socialización es sinónimo de solidaridad. El juego es el primer paso para detectar las 
inclinaciones e intereses del alumno y sus futuras ocupaciones. 
 
La educación integral está basada en el juego y en el trabajo, porque pretende 
eliminar la división entre el trabajo manual y el intelectual. 
 
3) La Escuela Moderna debe ser racional: El racionalismo fue sinónimo de 
laicismo militante porque está dirigido al desarrollo individual y colectivo del 
individuo; a alejar de las aulas la enseñanza religiosa y la enseñanza política, 
entendida ésta última como el sentido nacionalista que proliferaba en todas las 
escuelas de España. La Escuela Moderna apuntaba a cambiar la religión y el 
patriotismo por el estudio de las ciencias naturales; a crear un profundo interés y amor 
por la ciencia; a lograr la dignidad e independencia personal del alumno, contraria a la 
sumisión y obediencia que ha venido prevaleciendo desde siglos atrás con la 
educación tradicional regida por el Estado y la Iglesia. 
 
4) La Escuela Moderna debe ser mixta: tanto niños como niñas deben tener 
una educación similar porque el niño y la niña que se educan, juegan y trabajan en 
compañía aprenden a respetarse, a ayudarse recíprocamente (Ferrer, 1976:192). Para 
Ferrer la mujer es considerada como el primer pedagogo con el cual el niño tiene 
contacto. 
 
5) La educación debe ser libertaria: La educación debe formar hombres libres 
que amen y respeten la libertad de sí mismos y de los individuos que viven a su 
alrededor. 
 
6) La escuela necesariamente debe ser moderna: La escuela debe estar basada 
en la enseñanza y el conocimiento en verdades experimentales y comprobables, 
fundadas en los descubrimientos científicos; los conocimientos han de ser 
transmitidos a los niños por medio de métodos pedagógicos y descubrimientos de 
vanguardia, es decir, con la ayuda de la psicología que contribuye a la creatividad del 
pequeño. 
 
7) La Escuela Moderna debe ser científica: Fundar todo conocimiento en los 
descubrimientos científicos y en las ciencias naturales. La educación y el saber 
científico siempre fueron negados a las clases bajas, con fines de dominación social; 
sin embargo, la ciencia y el saber podrían servir para liberarlas, así se podrían formar 
hombres y mujeres con profundos sentimientos de justicia y fraternidad. 
 
Fines de la Escuela Moderna: 
 
a) La Escuela Moderna tiene una doble finalidad: ser instructiva y a su vez 
emancipar al individuo. 
 
b) Oponerse al autoritarismo: El Estado y la Iglesia son los responsables de las 
desigualdades económicas y sociales para la Escuela Moderna. 
 
c) Combatir el estatismo de los alumnos. Son importantes el juego, las 
lecciones de cosas11, el trabajo manual complementadas con excursiones, visitas a 
fábricas, al ferrocarril, al campo y monumentos. Estas actividades permitirán la 
obtención de información viva sobre la realidad social existente y ayudarán a los 
niños a tomar una actitud activa. 
 
 El juego tuvo un papel trascendental ya que todos los pequeños lo efectuaban 
antes de realizar cualquier actividad manual, paseo o visita y de esta manera, al 
momento de recibir la explicación del profesor, el alumno tenía todos sus sentidos 
atentos, sin distracción alguna. 
 
 
11 Esta actividad fue sólo para la clase preparatoria. Aquí se abarcó cierto número de conocimientos acerca de lo 
que es necesario saber en la vida. El profesor habla sobre cualquier tema, puede ser sobre el cuerpo, la casa, la 
ciudad y otros; se da a los niños la oportunidad de reflexionar sobre los temas lo que se les pretende enseñar, 
decir, se toma en consideración sólo lo que al niño le interesa saber o lo que pueda descubrir por su propia 
experiencia de todo lo que rodea. Es decir, es la obtención de información concreta y viva sobre la realidad. 
Véase BEM* No. 1, Año I, 1901. Ob. Cit. p. 12 y 13. 
* Boletín de la Escuela Moderna. 
 
d) Buscar el igualitarismo: Todos los hombres nacen iguales. Para evitar las 
divisiones sociales se establece la coeducación de sexos. Niños y niñas deben recibir 
la misma educación, porque los niños de todos los estratos sociales tienen derecho a 
educarse. Estas características son indispensables para desarrollar la personalidad del 
infante con un sentimiento individual y colectivo, entendido este último como 
solidaridad, la coeducación de pobres y ricos, que pone en contacto unos con otros en 
la inocente igualdad de la infancia (Ferrer, 1976: 98). 
 
e) Respetar la personalidad del niño. Se sustituye el autoritarismo por la 
libertad y se desechan los programas tradicionalistas de las escuelas públicas, se 
eliminan los premios, los castigos, las competencias y los exámenes. Estos últimos se 
sustituyen mediante sesiones matutinas de preguntas y, de no ser contestadas, se 
procedía nuevamente a recordar y de ser necesario a reforzar los conocimientos 
adquiridos en sesiones anteriores. 
 
f) Impulsar el autodidactismo: Existe la autoformación escolar, que se deberá 
fomentar en la última etapa escolar en la Escuela Moderna, que concluye a los 18 
años. Los alumnos se apoyarán principalmente en los materiales de la biblioteca, 
Ferrer y sus seguidores editaron, escribieron y tradujeron los libros de texto para 
beneficio de la Escuela Moderna y para las demás instituciones que quisieran 
adoptarlos. Los alumnos adolescentes transmitían sus conocimientos e ideología a los 
niños menores a él, si quieres ser libre, estudia y enseña, ya que estudiando 
conocerás tus derechos, y enseñando conocerán los demás sus deberes (Jacquinet, 
1901: 52). 
 
g) Homologar la importancia del trabajo manual con el trabajo intelectual por 
medio de la enseñanza integral. La Escuela Moderna, pretende desarrollar en el 
alumno tanto sus manos como su cerebro, permitiendo formar en un mismo individuo 
al obrero y al sabio. 
 
La misión de la Escuela Moderna, es rescatar al niño de la ignorancia de las 
creencias falsas, de la sumisión. Éstas son la base de todas las desigualdades y 
antagonismos sociales; formar hombres con independencia, con capacidad de cambio, 
no sometidos a ninguna autoridad; para conseguirlo, se apoyó en el racionalismo 
humanitario 12. 
 
La Escuela Moderna buscaba crear por medio de la educación racional, 
científica, moderna e integral un mundo más justo para todos. 
 
Sin embargo, para Ferrer I. Guardia, el trabajo tiene aún mayor importancia 
para la vida social del ser humano y sobre todo para su educación. 
 
Su postura ante la idea del trabajo en el campo pedagógico está fuertemente 
influenciado por las experiencias vividas en los momentos de crisis que en el plano 
político, económico y social atravesaba su país, por ello, Ferrer otorgó a la educación 
un papel de primer orden, propuso una ya necesaria revolución social, que sería 
posible mediante la educación, a través dellaicismo y cientificismo, antiautoritarismo, 
igualitarismo con un nuevo rol de la mujer en la familia y en el trabajo, un profundo 
respeto a la personalidad del alumno, dio gran importancia al juego como el 
preámbulo del trabajo e intentó igualar el valor del trabajo manual con el trabajo 
intelectual. 
 
 
12 El racionalismo humanitario de acuerdo a la concepción de Ferrer I. Guardia, es el interés por conocer desde la 
infancia el origen de todas las injusticias sociales existentes y aprender por medio del conocimiento a combatirlas 
y oponerse a ellas. Véase Ferrer, 1978. Ob. Cit. P. 77 
LA ESCUELA NUEVA 
 
Es importante mencionar que en su momento histórico la escuela tradicional, 
aunque representó un gran cambio para la enseñanza y contempló aspectos 
importantes como la educación para todos a cargo del Estado; no dejó de ser un 
método rígido y pasivo por contraponerse a las necesidades de cambio y 
transformación innatas en el niño. 
 
Los principios fundamentales de la escuela tradicional descansan en métodos 
autoritarios, y en el orden preestablecido por el maestro. Éste es la base y condic ión 
del “éxito” en la enseñanza, él es el modelo y guía, tiene la autoridad para programar, 
ordenar y organizar los contenidos curriculares, él tiene el poder y el deber de aplicar 
castigos tanto físicos como emocionales con el fin de estimular el aprendizaje; la 
disciplina es el elemento principal en el proceso de enseñanza-aprendizaje; los 
manuales son indispensables, no hay improvisación porque se exige la repetición 
minuciosa del alumno sobre lo que el profesor dice y hace. 
 
Ante esto, los movimientos educativos renovadores no se dejaron esperar; 
aunque desde el siglo XVI con Erasmo de Rótterdam, ya se afirmaba que los niños 
son individuos con personalidad propia, que difieren notablemente entre sí por sus 
aptitudes e intereses y porque su evolución tanto mental como física se desarrolla de 
acuerdo a ciertas pautas sutiles de desarrollo que sólo se conocen de modo imperfecto 
y por tanto, es necesario reconocer la naturaleza e individualidad de cada infante, es 
importante brindarle afecto, respetar sus inclinaciones hacia el juego, apoyarlo en sus 
desafíos, premiarlo y recompensarlo (Bowen, 1979: 472-485). 
 
Hablar de Montaigne, Rousseau y Ferriere, es conocer a profundidad el 
desarrollo, los avances y limitaciones de la Escuela Nueva durante todas sus etapas. 
Cada uno, desde su perspectiva y época histórica, definen y fundamentan este 
importante movimiento educativo. 
 
Miguel de Montaigne, propuso por ejemplo, desarrollar con la educación los 
gustos del niño, respetando su individualidad. Él sugirió una enseñanza que 
descansara en el interés del alumno, utilizando los juegos y la observación directa de 
su comportamiento mediante viajes escolares (Asa, 1973: 285-286). 
Con Juan Jacobo Rousseau el niño surge como centro y fin de la educación; sin 
embargo, aunque existieron opiniones anteriores similares a las de él, su visión fue un 
parteaguas de la educación. Este gran pedagogo fue el primero en escribir una obra 
importante: El Emilio, enfocada a la educación del niño. Con esta obra se le coloca a 
Rousseau como el verdadero iniciador de un movimiento educativo renovador. 
 
La Escuela Nueva según Ferriere, es un movimiento de reacción contra la 
escuela tradicional, se enfoca a preparar al niño para el triunfo del espíritu sobre la 
materia, respetar y desarrollar la personalidad del niño, formar su carácter y 
desarrollar los potenciales intelectuales, artísticos y sociales propios del niño, en 
particular, mediante el trabajo manual, lograr la organización de una disciplina 
personal libremente aceptada, el desarrollo del espíritu de cooperación, la 
coeducación y la preparación del futuro ciudadano, de un hombre consciente de la 
dignidad de todo ser humano (Palacios, 2002:29). 
Así, en el marco de estas ideas nace la Escuela Nueva, en ella la educación es 
entendida como un proceso para desarrollar cualidades latentes en el niño, ya que el 
aprendizaje efectivo debe estar mediado por el interés del pequeño. 
 
La base del proceso educativo es el interés profundo por el contenido del 
aprendizaje, en el cual el niño debe sentir el trabajo escolar como un objetivo deseable 
en sí mismo. Así, la Escuela Nueva propone el desarrollo de las funciones 
intelectuales y morales, abandonando los objetivos puramente memorísticos ajenos a 
la vida del niño. El maestro es guía, se afirma que el aprendizaje también se produce 
fuera de las aulas, mientras que los libros son sólo el complemento del aprendizaje; la 
principal tarea del maestro consistirá en estimular y despertar los intereses 
intelectuales, afectivos y morales del pequeño. 
 
La organización de la Escuela Nueva contempla dos puntos principales: el 
primero, la existencia de la sociedad y el segundo, las exigencias y desarrollo del 
niño, siendo estos dos términos los que materializan la educación, aunque en la 
mayoría de los casos han predominado las necesidades y las exigencias de la sociedad. 
 
Propuestas educativas de la Escuela Nueva. 
 
La Escuela Nueva nace a fines del siglo XIX y principios del XX; los nuevos 
educadores estaban en contra de la pasividad, intelectualismo, magistrocentrismo, 
superficialidad, enciclopedismo y verbalismo de la escuela tradicional. El movimiento 
de la Escuela Nueva define un nuevo rol a los diferentes actores del proceso 
educativo. 
 
En el desarrollo y evolución de la Escuela Nueva podemos ubicar tres etapas en 
las que se destacaron algunas propuestas educativas que sirvieron como sustento 
teórico de este movimiento: 1) Romántica, 2) De los grandes sistemas y 3) Teorías 
antiautoritarias (Palacios, 1989:35-37). 
 
1) La etapa romántica: En ésta podemos ubicar a Rousseau, Pestalozzi, Froebel, 
Claparede, Kerschensteiner, Tolstoi y otros. 
 
Rousseau (1712-1778), fue el primero en escribir sobre educación, criticando la 
forma de estudiar al niño. Dice que el niño tiene que atravesar etapas y cada una de 
éstas exigen una aproximación, un trato y una educación diferente porque el niño no 
es un adulto y no debe ser tratado como tal; por tanto, la enseñanza debe responder al 
interés y a las necesidades del niño según su desarrollo (Palacios, 2002: 39-48). 
 
Para Pestalozzi (1746-1827), la educación escolar y doméstica deben fundirse 
para formar un complemento cuyo objetivo sea capacitar al niño en la educación para 
la vida. Pestalozzi contempló la importancia del afecto y el papel de la madre en el 
proceso educativo; fundó la educación en el respeto así mismo y al maestro y en el 
amor al niño, a este pedagogo se le considera como el promotor de la escuela popular 
(Chateau, 1985: 203-218). 
 
Froebel (1782-1852), concibe que en el ser humano está la presencia de lo 
divino, que Dios es la esencia de todo, dice que el aprendizaje logra un pensamiento 
reflexivo. El juego para él es importante, pues así el niño entra en contacto con la 
naturaleza que le genera júbilo, libertad, satisfacción, reposo en sí y fuera de sí. 
Froebel creó en 1839 los jardines de niños (Abbagnano, 1957: 484). 
 
Claparede (1873-1940), toma al niño como centro de los programas y de los 
métodos escolares, considera a la educación como una adaptación progresiva de los 
procesos mentales y a las acciones determinadas por los deseos e intereses del niño; 
asegura que la educación debe fundarse en la actividad escolar, ve en el juego una 
tendencia natural del niño que va cargado de intereses profundos (Abbagnano, 1957: 
267-276). 
 
Kerschensteiner (1854-1932), la educación para él es una forma de vida, acorde 
a la estructura personal del niño y basada en los valores espirituales; procuró 
establecer un vínculo estrecho entre la enseñanza teórica y los ejercicios prácticos, 
promovió la escuela profesional, introdujoen la escuela el trabajo manual y utilizó los 
intereses prácticos de los jóvenes como punto de partida de la educación (Chateau, 
1985: 250-276). 
 
Tolstoi (1828-1910), en su ideario pedagógico señala que el ser humano es feliz 
siempre y cuando esté cerca de la naturaleza y lejos de la civilización que obstaculiza 
y desvía su desarrollo espiritual. Él postula que la función de la escuela no debe ser la 
de educar, sino la de instruir y suministrar conocimientos útiles sin coerción y con 
respeto, el niño tiene que encargarse de su propia formación, es decir, ser autodidacta. 
(Moreno, 1980: 420-421). 
 
2) Etapa de los grandes sistemas: se da a finales del siglo XIX y principios del 
XX, es una etapa más realista pero con los mismos enfoques románticos, elitista, 
idealista e individualista de la que le antecedió. Los principales representantes de esta 
etapa son: Dewey, Ferriere, Montessori y Decroly. 
 
Para Dewey (1859-1952), la educación es un proceso social, un acto de 
participación en el cual la experiencia es fundamental en el aprendizaje; a su juicio 
ninguna instrucción puede ser exitosa separando el saber del hacer, porque la 
instrucción es la prueba del valor, de la reflexión hecha por el alumno hacia la 
solución de problemas cotidianos. Dewey quiere desarrollar en el niño sentimientos de 
colaboración recíproca y de trabajo positivo para la comunidad (Chateau, 1985: 292-
294). 
 
Para Ferriere (1879-1960) la educación debe enfocarse a la individualidad, a la 
atención de los intereses personales, a la espontaneidad y a la socialización del niño. 
Él contempla dos leyes importantes que permiten conocer la evolución psicológica del 
individuo: la ley del progreso, por la cual todo ser vivo avanza continuamente a una 
diferenciación y concentración que acrecientan y complementan sus facultades y 
energías permitiéndole crecer y desarrollarse; y la biogenética, la ontogénesis 
recapitula la filogénesis, el desarrollo del individuo repite, recapitulando el desarrollo 
de la especie, es decir, que el pequeño se mueve en su medio natural a través de sus 
intereses que evolucionan con la edad y son reflejo de la evolución de la humanidad. 
Ferriere fundó en 1921 la Liga Internacional de la Escuela Nueva. (Palacios, 2002: 
59). 
Montessori (1870-1952), fundó la Casa de los Niños en 1907 en Roma, su 
principal objetivo era crear en ella un medio adecuado a las necesidades requeridas 
para experimentar, actuar, trabajar, asimilar y nutrir el espíritu del niño; ella señala 
que los medios materiales deben corresponder a las dimensiones físicas y a las fuerzas 
de los pequeños, con el fin de que el infante ejerza su actividad con base a una 
realidad que lo conducirá más tarde a descubrimientos personales; por tanto, la 
actividad espontánea debe ser apoyada por el adulto mediante de estímulos 
procedentes del medio ambiente; el material educativo es de carácter manual, basado 
en ejercicios motrices y sensoperceptivos, es adaptado para garantizar al niño la 
posibilidad de aprobar y reforzar los conocimientos adquiridos, así como de 
autocorregirse. Ella asegura que los primeros seis años de vida son los decisivos en la 
vida del niño (Chateau, 1985: 295, 298-306). 
 
La propuesta educativa de Ovide Decroly (1871-1932), puntualiza la 
importancia del medio físico y social (incluye familia y escuela) en la vida del niño, 
afirma que la escuela debe responder a las necesidades y actividades de éste; confía 
plenamente en la enseñanza colectiva, parte de los centros de interés, que por medio 
del redescubrimiento conducen al niño a hacerse apto para la vida; en su método de 
englobamiento mediante ideas asociadas, observación, expresión, lenguaje y trabajo 
manual, permite que la enseñanza se integre a la experiencia infantil y se lleve a cabo 
el proceso de aprendizaje en el niño (Chateau, 1985: 253-260). 
 
Dentro de esta segunda etapa, después de la Primera Guerra Mundial (1914–
1918) surgen educadores como: Neill y Celestín Freinet. 
 
A.S. Neill (1883-1973), por su parte asegura que la finalidad de la educación es 
enseñar al individuo a vivir una vida plena, equilibrada, feliz y en libertad; el infante 
puede desarrollarse y evolucionar tanto como sus capacidades se lo permitan; el papel 
del maestro tiene que ser el de facilitar formas y medios, promover la creatividad en 
los niños, enseñarles los contenidos que soliciten y evitar toda mediación moralizante 
del adulto que los dañe. En su propuesta existe la confianza en la naturaleza del niño, 
en su derecho a la libertad e interés que de ella emanan. En Summerhil ? propuesta 
pedagógica de Neill? , existe la convicción que el niño puede hacer lo que quiera 
mientras no invada la libertad de los demás, es decir, se pronuncia a favor del 
autogobierno (Moreno, 1980: 521-522). 
 
Celestin Freinet 1 (1896-1966), se centra en el niño y en sus posibilidades para 
fomentar y hacer desarrollar su interés a través del trabajo; el trabajo es el instrumento 
de aprendizaje individual y social, teórico y práctico. Freinet explotó la creatividad, 
curiosidad y actividad innata del infante e impulsó en el aula los medios de expresión 
del pensamiento y sentimiento del niño con la mayor libertad posible, por medio del 
lenguaje, la imprenta, la escritura, el dibujo y las actividades manuales (Larroyo, 
1964: 627). 
 
3º Etapa de las Teorías Antiautoritarias: En esta fase los principales 
representantes son: Fernand Oury (1920-1998), Michel Lobrot (1924- ), Aída Vásquez 
y Francisco Ferrer I. Guardia. A este grupo de educadores podemos clasificarlos en 
dos corrientes pedagógicas. En una de ellas se ubica a Lobrot y en la segunda a Oury 
y Vázquez. Ambos grupos se pronunciaron contra la educación tradicional, buscaban 
reformar a la institución educativa, se opusieron al poder coercitivo de la escuela. Sin 
embargo, Fernand Oury y Aída Vásquez consideran que la nueva estructura educativa 
 
1 En algunos libros referentes a temas educativos (Abbagnano N. Historia de la Pedagogía , 1980 y Palacios Jesús. La cuestión escolar, 2002), 
se ubica a Celestín Freinet como uno de los más importantes educadores franceses de la Escuela Nueva del siglo XX; sin embargo, con la 
finalidad de evitar que se consideren como escuelas sinónimas la Escuela de Moderna de Celestín Freinet y la Escuela Moderna de Francisco 
Ferrer I. Guardia, se mencionan algunas similitudes y diferencias que caracterizan sus propuestas pedagógicas. 
Antes, cabe señalar que la escuela Moderna, escuela del pueblo de Celestín Freinet nació de las críticas a la escuela capitalista, es decir, 
aquella escuela de los grandes renovadores como Montessori, Decroly, Dewey quienes, como señala Palacios (1989: 91), tenían que dejar sus 
ideas en manos de profesores asalariados y controlados por el Estado no logrando así, convertir sus sueños en realidad (para Freinet la 
orientación de esta escuela es la consecuencia de los conceptos sociales dominantes), y de la necesidad de educar al hombre del siglo XX; este 
educador consideró a la instrucción en sí misma como enriquecimiento que hace siempre mejor al hombre. En su propuesta didáctica, los 
instrumentos y los medios son importantes para propiciar participación o interés. Son además, mediadores para que liberen e inciten al trabajo. 
Entre las similitudes destaca el hecho que Freinet como en Ferrer I Guardia el origen de todo conocimiento es la acción, la experiencia, el 
ejercicio y toda aquella actividad pasada por la experiencia de la vida; el niño aprende por tanteos experimentales antes que la implantación de 
normas de vida, tienen libertad de elección. Ambos educadores ligan al pequeño con la vida, con los problemas que le atañen a él y a su 
entorno; pretenden que el infante consiga éxito ya que éste afirma su capacidad y vitalidad, exaltan su capacidad creadora y lo ayudan a tener 
concienciade sus propias posibilidades. 
Para Freinet a través de las actividades y la experiencia el niño se prepara para trabajar eficazmente para cuando sea adulto construya una 
sociedad armónica y equilibrada a la que él sirva y a su vez ésta le sirva a él buscando la constante prosperidad de los pueblos. 
El concepto de trabajo es el pilar de sus respectivas pedagogías; ambos elevan a un mismo nivel de importancia al trabajo manual y el 
intelectual; el interés debe ser despertado por el maestro; la importancia del aspecto familiar y social en la vida del pequeño; la creación de un 
hombre pensante, analista, creativo y crítico; la formación del hombre está fundada en el trabajo y es responsable del futuro; el interés 
pedagógico de ambas Escuelas Modernas son la responsabilidad, el trabajo individual y en equipo y ambos pretenden cambiar el orden social a 
través de la educación. 
Entre las diferencias se destaca que Francisco Ferrer I. Guardia fue autodidacta, Celestín Freinet, maestro rural; Freinet considera la 
importancia del apoyo de las organizaciones y movimientos sindicales y obreros en la educación pero sus escritos pedagógicos no contienen 
una orientación ideológica anticlerical ni contra el Estado tan radical como lo hace Francisco Ferrer I. Guardia, si bien Freinet considera no 
apta la religión para la mente de los niños, no crea polémica tan marcada con el Clero, ya que Ferrer entra en una lucha constante con la 
Iglesia; Freinet centra su interés en el niño; la imprenta, el diario escolar, la correspondencia interescolar, el fichero y otros, están dirigidos 
sólo a los niños: en tanto que para Ferrer I. Guardia los libros de texto adoptados, traducidos y editados van dirigidos tanto a niños como a sus 
padres y a todos los adultos; para Freinet el niño no tiene deseos de jugar, más bien, tiene deseos de trabajar, mientras que para Ferrer el juego 
es primordial ya que éste determina las inclinaciones innatas del niño y el juego se lleva a cabo antes de toda actividad manual o explicación 
de visitas a diversos lugares; Freinet crea e introduce nuevas técnicas e instrumentos didácticos para la enseñanza, escribe artículos sobre temas 
infantiles (gramática, dibujo, pintura y otros), en cambio Ferrer se interesó en publicar historias destinadas a esclarecer los mitos religiosos 
basándolas en explicaciones científicas. 
 
debe organizarse de manera tal que el alumno recobre su voz y su papel en la 
estructura de la clase, en sentido progresivo y revolucionario. En la clase, los niños 
deben exponer ideas, sentimientos y dificultades tradicionalmente inhibidos y no 
planteados, reemplazando al profesor por un sistema de actividades. Estos educadores 
consideran importante la existencia de la institucionalización de sistemas2 como 
aseguradoras de reciprocidad dentro y fuera del grupo para fortalecerlo y garantizar su 
funcionamiento (Palacios, 2002:278-280). 
 
Lobrot se postula a favor de una rigurosa no directividad por parte del maestro 
en la clase, su participación se reduce a las demandas y modalidades establecidas por 
el alumno. Lobrot coloca en las manos de los alumnos las actividades y la 
organización del trabajo dentro del salón de clases, así como los objetivos a los que 
pretenden llegar. Existen tres categorías importantes dentro de la autogestión de este 
educador: la motivación, la decisión y la actividad (Palacios, 2002:265-268). 
 
A Francisco Ferrer I. Guardia (1859-1909), lo podemos ubicar en el grupo de 
Lobrot, ya que se pronuncia firmemente a la no–directividad, el trabajo cooperativo, 
con la característica distintiva de oponerse no sólo a la autoridad del maestro, sino 
también al aparato coercit ivo del Gobierno y la Iglesia. Para él la finalidad principal 
de la educación es dar a todos los hombres y mujeres, sin considerar su estatus social, 
la posibilidad de instruirse para formar individuos activamente participantes dentro de 
una sociedad igualitaria basada en la libertad y la justicia. De acuerdo a Ferrer, este 
fin se puede concretizar mediante el respeto a la personalidad del niño, motivando su 
desarrollo crítico e impulsándolo al trabajo manual e intelectual (Palacios, 2002:160). 
 
2 Es el reemplazo de la labor e intervención del profesor ante los alumnos, por actividades, por mediadores o 
por instituciones sociales, éstas tienen la finalidad de evitar confrontaciones, de facilitar y establecer las 
relaciones, de buscar la interrelación de los grupos para fortalecerlos, de permitir los intercambios materiales, 
afectivos y verbales de los participantes del grupo. Las instituciones modificadoras pueden ser técnicos 
(instrumentos y técnicas pedagógicas, la imprenta o el periódico escolar) y los elementos organizacionales, es 
decir, las instituciones nacidas de de las necesidades creadas por las actividades (por ejemplo las cooperativas). 
 
Principios y fines de la Escuela Nueva 
 
La Escuela Nueva (desde la concepción de Adolfo Ferriere) observó que el 
sistema de educación tradicional era poco apropiado para satisfacer las necesidades de 
crecimiento y expansión vital del niño, provocando con ello un pseudodesarrollo de su 
personalidad, lleno de trabas, carente de estímulos adecuados para desarrollar su 
creatividad y personalidad; que las actividades eran ajenas a las de la vida; ante éso, la 
Escuela Nueva tenía la finalidad de formar individuos con iniciativa, carácter fuerte, 
con personalidad bien definida, gran capacidad para realizar como futuros adultos 
obras con constancia y mérito, es decir, que fueran reconocidas ante los demás; 
formar niños defensores de sí mismos y de sus derechos; la Escuela Nueva se planteó 
la misión de la formación humana que piden las necesidades fundamentales de la 
sociedad (Mallart, 1935: 55). 
 
Las primeras escuelas nuevas surgieron como instituciones privadas después de 
1880, en países como Inglaterra, Francia, Polonia y Hungría. Enfoques teóricos de 
disciplinas como la filosofía de la educación, psicología experimental, la biología y 
psicología educativa de la infancia y la adolescencia, fueron retomadas por 
educadores desde el siglo XIX y primera década del XX, haciéndose decisiva en la 
educación la entrada de esta corriente educativa. Todas sus ideas renovadoras se 
divulgaron en forma de ensayos, búsqueda de doctrinas y elaboración de teorías. 
Durante este período se publicaron trabajos sobre observación experimental del 
aprendizaje, se hicieron los primeros escritos para medir las capacidades mentales y 
de rendimiento escolar. Así, el origen de la Escuela Nueva se llevó a cabo, por un 
lado, para el mejor conocimiento del hombre, con base en el análisis de las 
condiciones de su crecimiento y desarrollo biológico, psicológico y social; por otro 
lado, para la mayor conciencia de las posibilidades de integración en las nuevas 
generaciones en sus respectivos grupos culturales (Filho, 1974:10-11). 
 
La Escuela Nueva intentó despertar la atención del niño, proponiendo trabajos 
concretos en los que los pequeños investigaran, siguieran un método recomendado 
como el mejor para llegar a un fin determinado, se le estimuló a estudiar y a penetrar 
en el fondo de las cosas mediante el planteamiento de problemas interesantes; se 
valoró la espontaneidad, el interés y el arte de crear, la libertad de expresión en el 
dibujo, en el lenguaje, el ritmo, el movimiento y en todo aquello con lo que el escolar 
pudiera evidenciar y exteriorizar su intimidad en forma dinámica; es decir, los 
alumnos eran llevados a aprender observando, investigando, preguntando, 
trabajando, construyendo, pensando y resolviendo situaciones problemáticas que les 
eran presentadas... (Filho, 1974: 159); en la Escuela Nueva se buscaba la 
espontaneidad, la actividad manual, la expresión creadora del niño, pero también el 
conocimiento y el interés para descubrir la causa principal

Continuar navegando