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01059
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA
DE MÉXICO
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FACULTAD DE Fl tOSOFíA y LETRAS · W ~ ·­
DIVISiÓN DE ESTU ofós DE" ¡:rQ'S"GRA DO . ., .
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El concepto de trabajo intelectual en la filosofía
política de José Revueltas, Enrique González Rojo y
Roger Bartra: una aproximación
T E s s
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE:
MAESTRA EN FILOSOFíA
P R E S E N T A :
BERENICE CARRERA TESTA
DIRECTOR: DR. HORACIO CERUTTI GULDBERG
MÉXICO , D. F. 2005
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
Para Rubén
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Agradecimientos
A mi hermano, Fernando Carrera Testa, quien me inició en los trabajos intelectuales de la
filosofía.
A Enrique González Rojo, por su generosa disposición para leer el trabajo y sus valiosas
sugerencias y observaciones.
A Roger Bartra, por su amable disposición a leer el trabajo.
Al Mtro. Rubén Treja Muñoz, por proporcionarme amablemente materiales indispensables y
por el entusiasmo mostrado en la lectura del borrador.
Se dice que es de mal gusto agradecer a quienes nos ayudaron por cumplimiento de su labor
profesional. ¿Pero, cómo no agradecer a quienes nos ayudaron a evolucionar intelectual y
personalmente y no a obtener sólo un grado? Va, pues , esta falta de etiqueta: al Dr. Horacio
Cerutti Guldberg ya la Dra. Bárbara Amunátegui.
Los aciertos que tenga este trabajo a todos ellos se deben. Los errores son, por supuesto , de mi
exclusiva hechura.
Por muy íntima que sea nuestra relación con las actividades del espíritu. no podemos pensar más de dos o tres
minutos al día - a menos que por gusto o por ofic io nos ejercitemos durante horas en brutalizar a las palabras para
extraer de ellas ideas.
El intelectual representa la mayor desgracia, el fracaso culminante del Hornosapiens
E. M. Cioran
y todavia no he hablado del personaje más absurdo: el hombre creativo
Albert Camus
Los aparatos mediadores son servidos y alimentados principalmente por una clase de hombres quc en su búsqueda
de trascendencia construyen un mundo inmanente y se dedican a llenar mares y ríos sin fondo con las piedras de la
demonología freudiana: son aquellos que sueñan dormidos: hay otros que sueñan despiertos. sus sueños no
obedecen a las leyes freudianas y por ello renuncian a llenar con ilusiones los vacíos que separan a las
contradicciones antagónicas
Roger Bartra
La tarea histórica del intelectual es cultivar y acentuar la descomposición de la conciencia burguesa
Roland Barthes
Introducción
Presentación del tema
ÍNDICE
6
lI
Primera Parte
José Revueltas: Los intelectuales como vanguardia de la revolución comunista
l La Ilustración, Hegel y el mundo enajenado
2 Dialéctica del proletario y el intelectual
3 Dialéctica de la historia mexicana
Segunda Parte
Roger Bartra: Los intelectuales como legitimadores del poder político
18
23
31
I Hacia el concepto de redes imaginarias 45
2 Paradigma y mito en el trabajo intelectual 54
3 Los intelectuales mexicanos: la identidad nacional como invención legitimadora del
poder político 59
a) Samuel Ramos o el mito del homúnculo 64
b) Octavio Paz o el mito de la soledad 75
e) José Revueltas o el mito de la melancolía 83
Tercera Parte
Enrique González Rojo: Los intelectuales como clase social
I Trabajo intelectual y clase intelectual
2 Revolución Proletario-Intelectual: la clase intelectual en el poder
3 Revolución Cultural: la expropiación de los intelectuales
4 Revolución Articulada: crítica anarquista al materialismo histórico
Conclusión
Bibliografía
98
108
11 3
119
125
132
1I
Presentación del tema
Una breve retrospectiva del tema, tal y como lo ha planteado el punto de vista marxista,
resulta pertinente, ya que nuestros autores se inscriben en su trad ición . Los filósofos cuyos
planteamientos sobre el prob lema del trabajo intelectua l se han considerado clave dentro de
esta corriente filosófica son Jan Waclav Makhaísk i, Antonio Gramsci, Alfred Sohn Rethel y
Louis Althusser. En este orden los abordaremos. Por lo que respecta a l filósofo alemán, si bien
no hay referenc ias a su obra en los autores estudiados considero que su pensamiento es de una
importancia tal , que una mención, inj ustamente breve, resulta pert inente. Por otra parte, aunque
no pertenece a la tradición marxista tam bién quiero hacer mención de l pensamiento de Thomas
Kuhn, ya que éste elabora una teoría de la ciencia que considero pertinente tener presente para
introducirnos en el tema de los paradigmas intelectuales segú n la formulación bartr iana.
12
Dentro del marxismo, Jan Waclav Makha'iski es el primer autor que habla de la clase
intelectual de manera sistemática. Makha'iski fue un revolucionario polaco que se mostró
crítico de la socialdemocracia alemana así como del marxismo ruso e incluso desarrolló cierta
oposición a Marx. Con este espíritu autónomo que le caracteriza, Makha'iski denunció la
existencia de una clase intelectual en la sociedad capitalista que vive del trabajo de los obreros.
El propósito de Makharski, al señalar la existencia de una clase social en la sociedad
capitalista, era alertar a los obreros. En 1900 escribió: «el proletariado tomará conciencia de
que se ha comportado con demasiada confianza hacia esta fuerza que ciertamente combate con
él al capital, pero que persigue en ello sus propios fines».'
. La tesis de Makhaiski es la siguiente: debido a la división vertical del trabajo, los
trabajadores intelectuales viven de los proletarios quienes realizan una actividad
fundamentalmente manual. La clase intelectual tiende a reproducirse, a perpetuarse, generando
una descendencia privilegiada. Estos intelectuales no sólo tienen por tarea conocer la
naturaleza sino también dominar a los esclavos.' La cultura, herencia de la humanidad es
monopolizada por unas cuantas personas. Makhatski piensa que no sólo los medios de
producción deben ser socializados, sino también los conocimientos. Para Makhaiski los
intelectuales forman parte de la burguesía en la medida en que sus ingresos se hallan cubiertos
por una parte de la plusval ía.' La burguesía está constituida por los sectores de los capitalistas
(industriales), los banqueros, los terratenientes. pero la eliminación de la propiedad privada de
éstos no elimina la esclavitud asalariada, sino adviene un Estado que Makha'iski llama «el
socialismo de los intelectuales».
I Citado por Gonzá lez Rojo en Enrique Gon z ález Rojo. Génes is y estructura de la revolucion cultural. Obra
filosófico-po lítica. Tomo V. Domes. México. 1987. pp. 47-48 .
2 lb idem. p. 49.
3 Ibidem, p. 54.
13
Gramsci, por su parte, plantea la siguiente pregunta: «¿son los intelectuales un grupo
social autónomo e independiente, o bien tiene cada grupo social su categoría propia
especializada de intelectuales?». La respuesta gramsciana opta por la segunda opción. En
efecto, para Gramsci los intelectuales constituyen un grupo social no autónomo en tanto que su
formación no viene determinada por las estructuras productivas; no es un grupo social
fundante, en ese sentido. Son sobre todo las clases de la pequeña burguesía, rural y urbana, las
que a partir del ahorro pueden formar entre sus miembros esos grupos especializados en la
técnica y en la ciencia que pasan a servir de funcionarios, intelectuales orgánicos, de lasclases
fundamentales. Los intelectuales, al no ser una clase fundamental, no luchan por intereses
propios, sino comparten o refutan los intereses de otras clases y son su instrumento ideológico.
Son los intelectuales de la burguesía o del proletariado. Pero aún señala Gramsci otro
sector de intelectuales: los tradicionales, que ya no cumplen funciones orgánicas de
legitimación o crítica del sistema social, sino son remanentes de sistemas anteriores. Pero, a la
postre, estos intelectuales tienden a adaptarse y cumplir alguna función orgánica.
Por otro lado, Alfred Sohn-Rethel sostiene que la división trabajo intelectual-trabajo
manual tuvo un lugar y un tiempo de gestación definible a partir de coordenadas materialistas.
Sohn Rethel está convencido de que la mente humana no opera de manera independiente a su
práctica social. Ámbitos tan dispares como la organización social y las disciplinas matemáticas
revelan un punto de contacto cuyo resultado es la desustantivización del mundo intelectual.
Lo matemático, la forma abstracta, sólo es posible cuando el intercambio de mercancías
ha llegado a tal punto de abstracción y complejidad que genera una mercancía cuya función
principal es expresar en sí misma la abstracción del intercambio. El dinero.
En el intercambio las personas cambian objetos equivalentes entre sí en tanto contienen
tiempos de trabajo semejantes, independientemente de que sean usados para muy distintos
fines. Pero no sólo hay abstracción de los usos sino abstracción del tiempo de trabajo. Pues
14
igual se intercambian cien monedas de oro por un vaso de agua, una mujer por un caba llo, una
mujer por otra muj er o una fuerza de trabajo por un salario. El valor no está determ inado ni
por e l uso de la mercancía ni por el tie mpo que cos tó prod ucirla (aunque este tiempo
socialmente necesario presente una plataforma de va lorizac ión real, pero no suficiente) sino
por el acue rdo, violento o no, a que llegan los que intercambian sus mercancías. Los objetos,
las capac idades , las ideas, los humanos, todo, es intercambiable. Si hay alguien que los posea .
La razón subyace nte del intercambio y su efecto igualador y alienante es la propiedad.'
El mundo socia l descansa en una red de relaciones tota lmente abstrac ta, vaciada de contenidos,
de valores intrín secos. Todo es mensurable por y para e l intercambio. Aquellas soc iedades que
generan dinero , expresan con él la base abs tracta de su sociedad. Al hacer caso omiso de
formas, usos, preferencias, gustos, situacio nes, tiempos , culturas, religiones, estas soc iedades
están en la vía de formular matemáticam ente sus relaciones.
Las sociedades logran sintetizarse, el iminar las fuerzas centrífugas de los individuos,
cuando intercambian. Síntes is social cuya expresió n más acabada es el dinero. El dinero
aparece en Grecia y en Grec ia aparece la matemática. La sim ultaneidad no es circunsta ncial
sino la confi rmación de estas tesis, dice Sohn-Rethel. Por supuesto, los intelectuales no lo ven
así. Las matemáticas, las formas abstractas , puras, los eido s, descienden a la mente humana
desde las alturas del topos uranos (Platón) o desde el orden del universo (pitag óricosj.?
Las tes is del filósofo alemán expresadas en el maravilloso y sesudo libro Trabajo intelectual y
trabaj o manual. Crítica de la epistemología conti enen cantidad de intersticios y tesis
adyacentes verdaderamente genia les. Pero no me puedo extender más aquí. Baste con señalar
dos observac iones: el pensamiento de Sohn Rethel, con ser una reflex ión solitaria, está siendo
actualmente puesto al día. Esta valoración prov iene del trabaj o matemático mismo. En efecto,
~ Alfred Sohn Rethel. Trabajo intelectual y trabajo manual. Critica de la ep istemología, p. 5 1.
s lbidem, pp. 67-69.
15
los matemáticos que incursionan en cuestiones históricas y epistemológicas de su disciplina
están llegando a tesis similares a las de Sohn Rethel, al menos en lo que toca al fundamento
materialista (formaciones económico-sociales) de las abstracciones matemáticas y no sólo
como contextualización histórico-cronológica de sus hallazgos, como era lo usual.6
Por otro lado, su tesis de la división del trabajo, en manual e intelectual, como momento
segundo de la conformación de las clases sociales nos recuerda la tesis, si bien sólo enunciada,
de González Rojo, sobre la contribución importante de la clase intelectual primitiva en la
gestación de la apropiación material de los elementos de la producción y con ello la formación
de las clases sociales.
Althusser, por su parte, nos sitúa en el tema de la teoría concebida como una práctica
humana transformadora. Ante la tradicional conjuntiva «Teoría y Práctica» Althusser tematiza
la teoría no sólo como una actividad, sino que le adjudica el status de práctica, lo que implica
considerar sus elementos constitutivos: fuerza de trabajo, materia prima, instrumentos
productivos, es decir, medios de producción y productos teóricos. La práctica teórica moviliza
una fuerza de trabajo mental, que utiliza medios de producción no materiales y elabora
productos teóricos.
Para Althusser la ciencia no es simple superestructura sino una práctica independiente
que produce conocimientos. Por eso es esencial en el filósofo francés el concepto de
producción. Así como hay una producción material plenamente identificada por los
economistas hay una producción ideológica, política o teórica, cada una con sus características
específicas. La práctica teórica produce conocimientos. Para Althusser la teoría de Marx fue
producto de una práctica científica pues había sido capaz de producir conocimientos nuevos.
(, Véase el excel ente texto del matem ático uruguayo Robe rto Markarian, La dimensión humana de la matemática.
Ensayos sobre matemática y cultura, Uribe y Ferrari Editores. México. 2003. p. 94. Este autor sostiene que la
matemática es un tipo de reflexión de la real idad , idca semej ante a la de Sohn Rethel cuando éste caracteriza a la
matemática como un reflejo intelectual 110 empírico de la realidad.
16
Las ideologías, por el contrario, nacen con las formaciones sociales y es necesario
combatirlas pues no producen conocimientos sino deformaciones que reproducen la
dominación clasista.
Thornas Kuhn, por su cuenta, señala, en contracorriente a las ideas althusserianas, que
las construcciones científicas no necesariamente son validadas en función de su capacidad de
construir conocimientos nuevos sino en función de la aceptación de una comunidad de
científicos de un paradigma científico. Kuhn se pregunta por qué en ciertos momentos ciertas
teorías han sido aceptadas en lugar de otras. Las ideas de Kuhn se mueven en torno a la
división entre ciencia normal y ciencia anormal. ¿Qué es ciencia normal? Lo que hacen los
científicos. ¿Qué hacen los científicos? Investigar un objeto de estudio, para conseguir ciertos
objetivos, bajo ciertas normas o reglas; en donde tanto objeto, objetivo y metodología estan
circunscritos dentro del radio de un paradigma. Una vez que el paradigma es aceptado las
tareas de investigación funcionan al modo de resolución de acertijos donde los supuestos y
fundamentos no son objeto de duda. Si hay situaciones anómalas no se las torna en cuenta hasta
que ya son muchas, entonces resulta evidente no seguir obviándolas, por lo que el paradigma se
resquebraja. Tiene lugar un desplazamiento de la visión. Poniéndolo en términos simples y
según el conocido ejemplo de la teoría gestáltica, en lugar de ver la copa se empieza a ver el
rostro. Si vernos el rostro, ¿vernos en verdad lo que es el objeto? No. Justamente esto es la
cuestión de Kuhn: ver el rostro es sólo un cambio de visión.
Primera Parte
José Revueltas: Los intelectuales como vanguardia de la Revolución Comunista
17
18
Para José Revueltas los intelectuales son la vanguardia de la revolución comunista. Lo
que mostraré en este capítulo es que la concepción revueltiana de los intelectuales como lavanguardia que dirige a las clases trabajadoras hacia la destrucción de l capital ismo y la
construcción de l com unis mo tiene su sentido y fundamento en los concep tos de racional idad,
dialéctica y enajenación de la tradició n ilustrada.
1. La Ilustración, Hegel y el mundo enajenado
La Ilustración, como se sabe, es el movimiento intelectual que postula que la razón
debe ser la guía práctica de la emancipación humana. Esto es, cuando las sociedades no se
19
guían por los criterios racionales de la cienci a entonces padecen los estragos de la miseria
material y espiritual. La razón es la luz que despeja las tinieblas de los prejuicios que impiden
el desarrollo pleno de los humanos. La pareja de conceptos rac iona lidad-irrac ionalidad
conform an la estructura del pensamiento de Revueltas. Así, los modos de prod ucció n de la
teoría marx ista, son, para Revueltas , etapa s que expresan la rac ional idad e irracionalidad del
género humano:
La lucha de clases aparece en la historia como una necesidad racional: parias
contra poseedores; proletarios contr a burgueses. Cada una de estas fases de la
lucha ha tenido su cic lo racional de desarrollo hasta el momento en que la fase
dej ó de ser necesaria y perdió su raciona lidad con el consigu iente des plazamiento
de las antiguas por las nuevas clases. En otras palabras, el ser natural del homb re
ha debido convert irse en ser perteneciente a la sociedad esclavista, a la feuda l o a
la burguesa, para conservar su propio ser humano, para que el conglo merado
humano se preserve a sí mismo como tal .'
La human ización es un proceso de adquisición de rac ionalidad. Esto es, a mayor
racionalidad mayor humanización. La máxima deshumanización de l género se encuentra en el
capita lismo. La clase que expresa y padece la deshuman izac ión com pleta en este período
histórico es la clase obr era. Pero, graci as a que la racionalidad, la «actitud racional», es una
«ley de tendencia» en la histor ia, es posible su recuperación en el pensamiento de la conciencia
de clase, que es la labor de los intelectuales. Esto tiene la significación, en Revuel tas , de que la
conciencia de clase es el trabajo humano como prax is productiva que se socializa, con lo que el
«trabajo de l cerebro humano » se hace «trabajo huma no del cerebro», que es un cerebro
filosófico encargado de la emancipación de la humanidad:
Esta actitud humana del hombre a través de la lucha de clases, o sea , esta actitud
racional, se expresa en un estadio específico de l desarrollo de l pensa miento y de
su trabajo (entendido aquí el trabajo en su acepció n más elevada, como praxis
productiva) que es el estad io donde se adquie re la conciencia social y por
consiguiente la conciencia de clase. El trabajo del cerebro humano se socializa y,
al socializarse, refuerza la condic ión de l ser natural del hombre: el hombre se
pertenece cada vez más a sí mismo en su conciencia de la sociedad, comprueba
una vez más que no es un ente abstracto y solitario, alejado del mundo, sino que él
7 José Revueltas. Dialéctica de la conciencia. p. 202.
20
mismo no es sino el «mundo de los hombre s». El trabajo del cerebro humano, a l
socializarse , se convierte en el trabajo humano del cerebro [...]. La conci encia
social, tran sformada en conciencia de clase. no ha hecho sino asumir la dirección
objetiva de su desarrollo, asumir la ley de tendencia que dirige el desarrollo hacia
sus etapas siguientes."
La otra cara de la racionalidad es la irracionalidad del mundo enajenado. Ya se ha
señalado con todo detalle la importancia, en ese respecto, que el pensamiento del joven Marx
tuvo en la formación del joven Revuelta s, sobre todo la lectura del texto Econoinia política y
filosofia'
Aquí vemo s cóm o es tan decisiva la presencia de premisas ilumini stas en el pensamiento
revueltiano que el concepto de enajenación que elabora el joven Marx es reformulado en clave
ilustrada. De modo que ahí donde Marx intenta sustraerse de la formulación de lo humano
como dotado de una «naturaleza» o «esencia» para señalar la determinación de las relaciones
sociales y estatales del «mundo de los hombre s», Revueltas le enmienda la plana enfatizando el
carácter racional (o su carencia) como lo definitorio de las relaciones humanas:
¿Cómo debemos considerar al hombre para entenderlo desde el punto de vista de
su desenajenación? Marx dice: «[...] el hombr e no es un ser abstracto, agazapado
fuera del mundo. El hombre es el mundo de los hombres, el Estado, la sociedad».
Esto, sin embargo, no nos proporciona todavía ningún dato sobre la condición
enajenada del hombre, ni en virtud de qué puede ser o no ser la suya tal condición.
Necesitamos preci sar el ahora y aquí en que se constituye ese «mundo de los
hombres» y sus modos de ser particul ar en el Estado y en la sociedad . Empero,
aún hace falta la referencia objetiva desde la cual sea posible ca lificar a aquellos.
Dicha referencia no puede ser otra que la racionalidad, esto es, el hombre como la
forma de ser racional de que la naturaleza se sirve para convertirse ella misma en
naturaleza racional. [...]; de tal suerte , el ser natural del hombre viene a resultar,
así, el líquido revelador para poner al descubierto, para sacar a la superficie, el
contenido real de su mundo y de sus relaciones dentro de la sociedad y el Estado.
¿Son la sociedad y el Estado los factores de la enajenación del hombre? ¿Qué
criterio objetivo nos permitirá establ ecerlos como tales factores o nos permitirá
establecer la magnitud positiva o negativa en que desempeñan un papel
enajenante? El único criterio obj etivo -que lo es, además, por ser un criterio
histórico (ba sado en la praxis del desarrollo humano)-no viene a resultar otro
que el criterio de racionalidad. 10
H Ibidem. 202-203.
9 Véase Jorge Fuentes Morúa, José Revueltas. Una biografía intelectual, UAM lztapalapa-Porr úa. Méx ico. 200 l.
10 José Revueltas. Dialéctica de la conciencia. pp. 197-198. Los corchetes son míos.
21
Para Revueltas es indispensable pensar que la humanidad tiene una esencia, de otro modo
no se podría dec ir que el ser fundame ntal, la naturaleza de l homb re, está enaje nada . Así,
aunque la esencia de l hombre, su ser natur al-racional, esté comp letamente enajenada, o sea
perdida, como es el caso del obrero, «en cuya persona se niega hasta la menor sombra de
humanidad »,11 aún así, se trata de una humana enajenación:
Lo enaje nable del hombre es su esencia humana, aque llo que de no pertenecerle lo
deshumaniza. No existe ninguna otra enajenación humana que ésta : el traslado de
la propiedad de su esencia de ser humano a una posesión ajena . Para la
comprensión y el desarrollo de esta problemática debe quedar bien claro,
entonces, que tanto la autopropiedad como la enajenación del hombre son
humanas , porque de lo contrario no podrían ser ni lo uno ni lo otro , ni
autopropiedad ni enaje nación de un algo singular, específico y único de la
naturaleza: simplemente el hombre no tendría esencia como tal, no habría una
esenc ia humana específica que poseer o que enajenar; el hombre no existir ía."
La filosofía hegeliana, por su parte, está presente, de mane ra determinante, en el
pensamiento de Revueltas. La racionalidad y el mundo enajenado siguen las pautas que la
historia dialéctica de los conceptos les marcan . La ciencia, en el planteamiento hegeliano,
consiste en conceptos que se derivan necesariamente unos de otro s según el modelo de la tesis-
antítesis-síntesis . El pensamiento transita por diversos momentos, uno de los primero s es la
irremediab le oposición entre el sujeto y el objeto, esto es, las contradicciones existentes entre
el saber de l objeto y el objeto mismo. Pero, la conciencia, el saber del objeto es también
conciencia de sí y la representación por un sujeto de un objeto es a la vez parte integrante del
obje to. Por lo que concie ncia y obje to estab lecen una dia léctica cuyo resultado es la Razón,
donde las oposiciones quedan desvanecidas. La verdad es el resultadopero también su proceso.
La lógica hegeliana es la lógica de la necesidad y la totalid ad. Nada queda fuera de ésta
pues todo lo real es racion al y todo lo racional es real. No hay errores ni situaciones azarosas.
I I Ibidem, p. 201.
12 Ibidem. p. 198.
22
El movimiento dialéctico de las oposiciones se eleva por diversas fases genera ndo un
proceso, una totalidad . Revueltas le llama, en reiteradas ocasiones en el Ensayo sobre un
proletariado sin cabeza, la «to ta lidad del proceso de desarrollo ».
En la filosofia políti ca de Revueltas el proletariado y los intelectual es representan lo que
en la filosofia hegeli ana son el ser y la conciencia, la oposición entre objetividad y
subjetividad. Y así tambi én en Revueltas no tienen otro destino que su unión . La cuestión
política fundamental para Revueltas se expresa en la interrogante: ¿cómo pueden los
intelectu ales, que es la conc iencia organizada, unirse al proletar iado y guiarlos hacia la
revolución? Justamente la denun cia de Revueltas es que esos intelectuales no han estado a la
altura de su misión histórica, de modo que, en México, e l proletariado se encuentra sin cabeza.
Se trata, pues, de cómo se puede estab lecer la dialéctica de los opuestos y su resultado, su
unificación. La cuestión, repetim os, no es cómo el ser, e l prol etariado, puede adquirir
conciencia o cómo la conci encia puede transformarse en movimiento organizado , o ambas
cosas. La cuestión política no se expresa en la interrogante: ¿cómo pueden los obreros formar y
organizar su conc iencia? Esto está descartado por Revueltas, pues acorde a su lógica dialéctica,
el ser y la conciencia, no pued en, por naturaleza, convertirse en su opuesto , sino reunirse,
integrándose en una unidad de la diversidad. En otras palabras, los obreros nunca pensarán por
sí mismos, ni aún en los momentos más revo lucionarios de su historia (e l anarquismo de
comi enzos del siglo XX) , como veremos. Y la conc ienci a, abando nada a su propio desarrollo,
no será sino conciencia deformada, no será sino Partido Comunista Mexic ano , a meno s que se
una a su opuesto, los obreros. En esta dialéctica de los obreros y los intelectu ales lo
fund amental es la noción de Revueltas de la totalidad, lo que él llama «el proceso de
desarrollo» y lo que en Hegel es la «Historia». Noción que está permeada de tinte s ilustrados
de la idea de la razón y el progre so histórico. Así, e l mater ialismo histórico, esto es, la teor ía de
23
los modos de producción que se suceden en la historia, tiene en Revueltas una interpretación
ilustrada y hegeliana.
Dialéctica del proletario y el intelectual
Para Revueltas la clase obrera sintetiza la completa inhumanidad; esto es, es la clase
cuyos miembros no son humanos, propiamente. Porque ser humano significa, acorde con su
filosofia aristotélica e ilustrada, ser racional. Los obreros expresan la completa enajenación del
género humano:
Volvamos a la raíz de la cuestión refiriéndonos de nuevo a los principios
enunciados por Marx respecto al significado histórico de la clase obrera como la
clase que, por resumir en ella el absoluto de la irracionalidad de las relaciones
capitalistas, por representar la enajenación suprema del hombre en su no-ser
humano, a la condición de su inhumanidad completa, total, es la clase que con su
solo nacimiento anuncia la desaparición de las clases y se instituye en el
sepulturero del capitalismo y de todo régimen social que se sustente en la
propiedad privada.l''
De modo que lo que el obrero reinvindica, al anunciar con su nacimiento la destrucción de la
propiedad privada, es su propia condición humana:
¿Qué significa el hecho de que el ser de la clase obrera se dirija por sí mismo
contra la propiedad privada? Significa que este hecho -siendo totalmente no
humano, "sin su cooperación", sin que ponga nada de su parte para que así sea, el
existir de la clase obrera- es la parte en que trata de reinvindicarse por sí misma,
sin ningún otro auxilio, la condición humana del proletariado.l"
Ahora bien, ¿qué necesitan los obreros para ser humanos? La concrencra. Sólo el
pensamiento hace a los hombres humanos. Los obreros intuyen que les falta conciencia,
pensamiento. Pero su intuición no es voluntad. El obrero no puede propiamente querer. Es un
13 José Revueltas. Ensayo sobre un proletariado sin cabeza . p. 188.
I~ /bidem. p. 190.
24
no ser humano desprovisto de voluntad y conciencia. Sólo puede intuir como animal instintivo.
Intuye que quiere ser humano:
Ahora bien; ¿cuál es el factor determinante para que esto sea una forma en que el
proletariado trata de reinvindicar su condición humana? La respuesta nos está
dada en el enunciado mismo del problema: es el impulso negativo e involuntario
de que socialmente aparece provisto el proletariado, contra la propiedad privada,
cuando este impulso se expresa, voluntariamente, con su cooperación, en cierto
número, como dijimos más arriba, de determinaciones conscientes; o sea, que lo
humano de la clase obrera radica en su conciencia, en su voluntad, al principio
puramente instintiva, de volverse humana."
Estas intuiciones conscientes, por lo tanto, son limitadas, parciales, circunscritas a la
historia inmediata, no a la historia universal que es necesaria:
Estas determinaciones conscientes, sin embargo, no pueden ser sino limitadas en
tanto que son el fruto de una percepción parcial que los obreros (y adviértase que
no decimos la clase) se forman de las circunstancias inmediatas de explotación
en que se encuentran, y en tanto que el impulso que las produce es una virtud
intrínseca que se desprende por sí misma de tales circunstancias. Por ello, el
propio Marx, en los párrafos suyos que venimos comentando, no se refiere al
carácter específico de la situación en que puedan encontrarse los obreros de talo
cual empresa fabril, sino a la situación histórica en que se encuentra la clase en su
conjunto, el proletariado, respecto a la propiedad privada.16
La conciencia perceptiva de los obreros sólo aprehende circunstancias inmediatas de su
existencia y situación social. La conciencia perceptiva está caracterizada por la espontaneidad
que se contrapone a la necesidad lógica del pensamiento científico:
Quiere decir que las determinaciones conscientes de que hablamos son
espontáneas y que el hecho de ser conscientes no constituye sino una parte de la
conciencia total, no es la conciencia completa, aunque representa las premisas
«naturales» de lo que es la conciencia verdadera, histórica, del proletariado, no
inventada ni sobrepuesta románticamente, como vacuo «humanitarismo»
sentimental sobre sus destinos, sino la conciencia teórica que resulta del
despliegue científico de esas mismas premisas en que necesariamente se ha
sustentado. (Decía Lenin: «el elemento espontáneo no es sino la fo rma
embrionaria de lo consciente»). 17
15/bidem.
16 /bidem, pp. 190-191.
17 lbidem, p. 191.
25
Pero el despliegue científico de la conciencia teórica no puede ser el desarrollo de la
conciencia embrionaria de los obreros. La teoría es la labor propia de los intelectuales porqu e
la ciencia no puede ser producto de la espontaneidad instintiva de seres que padecen la historia
en su inmediatez. Los seres que elaboran la ciencia son aquellos que son conscientes de la
Historia en sus medios y en sus fines, esto es, en su necesidad , en su totalidad:
En dicha forma , lo que en el proletariado no representa sino un impulso instinti vo,
que se expre sa de modo espontáneo, por si mismo , en tales o cuales
determinaciones conscientes, enderezadas tan sólo contra las simples consecuencias
más visiblemente irracionales de todo aquello que en él se personifica, «sin su
cooperación», en forma compulsiva y obligada, «como resultado negativo de la
sociedad» (trabajo asalariado, enajenación humana, etcétera), con la cooperación de
Marx, en cambio, deja de ser ese simple instinto de clase para convertirse en su
pensamiento teórico, en la autoconcienc ia que lo establece como una clasesocial
determinada, con fines determinados y que, de la práctica disolución que es del
orden de cosas existente, lo hace practicar dicha diso lución como un acto
científicamente dirigido y coordinado, dentro de un sistema de ideas que no se
limita tan sólo a concebir la realidad, sino que a su vez la transforma.18
En realidad la dial éctic a del ser y la conciencia, del proletario y el intelectual, es la
dialéctica de ente lequias que funcionan cooperativamente en los movimientos de la Historia
entendida como totalidad social. En otras palabras, los intelectuales son seres med iatizados e
instrumentados por la misma Historia que, digámoslo as í, se «materializa», en la teoría. El
pensamiento teórico no hace más que sistematizar la «situación social »:
La situación social de la clase obrera, pues, en la medida en que el pensamiento
teórico la sistematiza, descubre sus relaciones inaparentes e internas (xel secreto
de su sen» y deduce de ellas su papel y proyección históricas, se refleja entonces
en la propia clase y transforma sus determinaciones conscientes, esporádicas y
espontáneas, en conciencia organizada, dirigida, de su ser , de su existir como tal
clase específica y con tareas específicas y propias."
Revueltas entiende a los intelectuales como instrumentos de esa Historia con mayúscul as
que se despliega dial écticamente, por eso puede decir que en realidad Marx «no es Marx ». Esto
es, el pensamiento de Marx no es producto de una azaro sa meditación y trabajo intelectual de
IX lbidem, p. 191.
19 /bid em.
26
un pensador empeñado en comprender la dinámica del capitalismo: sino al revés, es una clase
social del capitalismo, la obrera, la que se empeña en pensar a través de la mente de Marx:
No es Marx, es el proletariado quien se piensa en él; o en otras palabras, Marx se
transforma en el cerebro de la clase obrera al organizar teóricamente su
conciencia.20
La deshumanización completa de la clase sólo puede tener un destino: la completa
humanizací ón, mediante la desenajenación de las conciencias, pues el proceso histórico opera
acorde a una «necesidad racional de una consciencia deshumanizada que se humaniza»."
La desenajenación de las conciencias, premisa de humanizaci ón, es un proceso donde la
inconsciencia se desvanece para ser consciencia de clase. Esto ocurre en «el pensar» de los
obreros. Sólo que no ocurre en sus cabezas sino en la de un intelectual: Marx; porque la
conciencia de clase es la unión del obrero y el intelectual:
La conciencia de clase, de este modo, representa la fusión de la clase obrera
misma con el pensamiento teórico, la unidad de ciencia y conciencia, de teoría y
práctica, donde «la cabeza de Marx» (esto es, el pensar del proletariado, el
construirse teóricamente a sí mismo dentro de esa cabeza) no desempeña sino el
papel de ser «el exponente consciente» de un «proceso inconsciente» (Lenin).22
Ahora bien, el proceso de desenajenación es un proceso filosófico. No podría ser de otro
modo si entendemos la desenajenación humana como la recuperación de la racionalidad, y la
filosofia como su expresión máxima. La filosofía es conciencia de clase por lo que es el arma
espiritual de combate del proletariado, mientras que éste y su movimiento en la lucha de clases,
es el arma material de la filosofía. Espíritu y Materia, Conciencia e Independencia, son otras
formas de expresar la pareja de opuestos Conciencia y Ser: «Esto es lo que permite decir a
Marx que "así como la filosofía encuentra en el proletariado su arma material, así el
proletariado halla en la filosofía su arma espiritual?»."
20 lbidem, p. 55.
21 lbidem.
22 lb idem, p. 192 .
23 lbidem .
27
El arma material y el arma espiritual se complementan dialécticamente en una síntesis
donde la diversidad deviene unidad. En la síntesis hegeliana. los movimientos entre lo objetivo
y lo subjetívo se revelan, a la postre, subsumidos en un derrotero subjetivo. La conciencia, por
ser lo activo, es lo que prevalece. De semejante manera, en Revueltas, la unidad sintética del
obrero y el intelectual arroja el resultado de una conciencia «dirigida»; en el doble sentido de
una conciencia dirigida hacia un objetivo universal, la revolución comunista, y de una
conciencia que está bajo la dirección de la Filosofia, el obrero conducido por el intelectual:
Si aplicamos entonces estos conceptos a los problemas de la conciencia e
independencia de la clase obrera, los resultados no pueden ser más evidentes. Se
deduce así que la forma de ser de la concíencia proletaria, es la conciencia
organiz ada que «halla en la filosofia su arma espiritual», y la forma de ser de su
independencia como clase es la acción, el movimiento, como acción y
movimiento dirigidos por tal conciencia, la que encuentra de ese modo, en el
proletariado, «su arma material» de realizaci ón.i'
La filosofia, entonces, es conciencia organizada que dirige, y por tanto, es Partido:
En las palabras de Marx que hemos examinado están contenidas, así, las premisas
de la necesidad del partido proletario de clase, que bajo su doble aspecto de
filosofia que al mismo tiempo constituye su arma espiritual y material, «cumplirá
la emancipación» del proletariado en «hombre», «apenas la luz del pensamiento
haya penetrado a fondo en este terreno popular».25
Por lo tanto, los obreros sólo serán conscientes cuando otros piensen por ellos:
Corresponde a los ideólogos proletarios la tarea de dar a la clase obrera su
conciencia en una forma organizada, es decir, organizar esa conciencia
instituyéndose ellos mismos en el cerebro colectivo que piense por la clase, para
la clase y con la clase."
Así, la independencia que el ser de los obreros pueda mostrar será, en realidad, tal,
cuando los obreros no se dirijan, sino sean dirigidos, o sea, cuando, paradójicamente, no sean
independientes: «el ejercicio de la independencia de la clase obrera consiste, pues, en la acción
24 lbidem, p. 192.
2; lbidem, p. 193.
1(, lbidem .
28
de las masas dirigidas por la conciencia organizada de la clase, o sea, por su partido
proletario.r" . Pero, para Revueltas no hay ninguna contradicción, pues el ser y la conciencia. el
obrero y el intelectual, son como el alter ego del uno respecto del otro:
El Partido Comunista (y nos referimos al concepto y no a ningún partido
comunista en lo particular) se hace objetivo, existe como tal partido, en la
naturaleza del proletariado, el proletariado es su naturaleza y su objeto, en tanto
que para aquél constituye, también, su ser natural y su objeto. Existen, pues, el
1 c. de ser no es ni . 28uno para e otro y su rorma e ser no es nmguna otra cosa que esta.
Por otro lado, ¿qué pasa si los obreros prescinden de la Filosofía hecha partido? Para
Revueltas la clase obrera que actúa por su cuenta, sin la «cooperación» de sus intelectuales, en
última instancia, sólo puede servir a otras clases: «si el proletariado no dispone del obj eto (del
partido) en que pueda "mirar" la existencia de su propio ser, "no se comporta objetivamente" ,
tampoco, como tal proletariado, es decir, como clase, sino que su comportamiento obj etivo, de
hecho, sirve a otras clasesx."
Los obreros sin su partido actúan instintiva y espontáneamente, por lo que sólo pueden
ser reformistas o anarquistas, lo que a la postre deja intacto el poder burgués. ASÍ, ambas
posiciones deben ser rechazadas:
La conciencia proletaria verdadera niega estas dos posiciones por igual. Por una
parte, la conciencia proletaria no renuncia a obtener ventajas para los
trabajadores, contratos de trabajo más benéficos, leyes protectoras, etcétera. Pero
plantea la obtención de estas conquistas tan sólo como un punto de apoyo, no
únicamente para obtener más y mejores beneficios inmediatos, sino para
fortalecer las posiciones de la clase obrera y darle una noción precisa de su fuerza
y de su independencia, hecho que le permitirá, con la estrategia y táctica de lucha
más adecuadas, plantearse en el momento oportuno, como tarea inmediata, la
subversión del orden social existente,comenzando con la toma del poder."
27 lbidem, 196-197.
2K Ibidem, 233.
29 Ibidem , 233 .
JO Ibidem, p. 197.
29
Precisamente como la toma del poder es fundamental en la consecución de la meta
histórica, el anarquismo no puede ser el método ni la concepción adecuados ya que toda
experiencia anarquista lleva, deliberadamente y por defin ición, a la derrota. Se podría, incluso,
ir más allá: la experiencia anarquista es criminal y el crimen no tiene ninguna justificación
teórica. El verdadero movimiento obrero sólo puede conducir al éxito. acorde con la historia
dialéctica, en donde no están descart ados los fracasos pero éstos serán sólo un paso en el
proceso que lleva a la victoria:
Por otra parte la conciencia proletaria no lanza a las masas a la lucha para que el
movimiento sea derrotado, sino para que resulte victorioso. Todo educa a las
masas, las victorias y las derrotas, siempre y cuando las masas tengan conciencia
de ello y puedan elevar la experiencia de que se trate al nivel de una enseñanza
ideológica que les proporcione nuevas y más eficaces armas para las luchas
futuras. Pero la conciencia proletaria toma la derrota, siempre y en todos los
casos, como una eventualidad involuntaria que se deberá a situaciones objetivas
no previstas que resultaron ser más poderosas que la acción obrera. Conducir
deliberadamente las luchas obreras a la derrota es antiproletario y constituye
objetivamente un acto criminal, que no admite justificación «teórica» de ninguna
. 3 1especie.
Sin embargo, la fuerza combativa de los movimientos anarquistas obliga a Revueltas a
detenerse un momento en su discurso. ¿Son movimientos que deliberadamente fracasan?
¿Cómo si el suicidio y el dolor fueran su vocación? ¿Son movimientos que no desarrollan
verdaderamente la independencia de clase? ¿Son planteamientos criminales? No, dice
Revueltas. Al menos no en ciertas experiencias históricas concretas. Barcelona, 1907; México,
1906; por ejemplo. Ahí, el embrión instintivo de la conciencia primitiva casi llega a ser
conciencia a secas. Por eso el anarquismo puede ser una alternativa más:
Visto el fenómeno precedente desde las posiciones de lo que es la independencia
de clase del proletariado, existe, sin embargo, una alternativa más. A pesar de que
las luchas obreras carezcan de una dirección proletaria consciente y organizada,
su impulso puede ser tan poderoso en un momento dado, que rebase la
mediatización que sobre ellas esté ejerciendo o haya ejercido la falsa conciencia
proletaria reformista. Esto ha ocurrido cuando la corriente anarco-sindicalista del
pensamiento obrero -que representa la fase primitiva del desarrollo de la
31 Ibidem. p. 198.
30
conciencia proletaria- se ha enseñoreado de las grandes masas y éstas se lanzan
impe tuosamente a la lucha bajo su influjo, sin que nada sea capaz de contenerlas.
Un ejemplo de tal caso es la gran huelga general de Barce lona en 1907, dirigida
por los anarquistas. Evidentemente esta gran acció n revoluc ionar ia del
proletariado catalán fue un ejemplo grandioso de su independencia de clase,
aunque no lo haya pod ido condu cir a la victori a."
Pero aún las acciones revolucionarias independientes no podrá n rebasar los niveles
embrionarios de su conciencia. Por eso, dice Revueltas, el destino histórico del anarquismo es
desaparecer:
...e l anarquismo y el anarco-sindica lismo han perdido ya cualquier influencia en el
movimiento obrero en todos los países y de hech o han dejado de existir. Pero en
el pasado representaron un factor considerable y, pese a lo equivocado de su
tác tica y de sus perspectivas, las grandes luchas encabezadas por ellos fueron
expresiones evidentes de la independencia de l proletar iado como clase ."
Los obreros, entonces, dice Revueltas, que duda cabe, han sido embrionaria y
hero icamente independientes. Lo importante, dice nuestro autor, es reconocer que su
conciencia primitiva tiene derecho a una conciencia desarrollada, a un partido; y que esa luz
emancipadora no ha existido en México:
Concluimos, pues, que la independencia de clase del proletariado puede
manifestarse , y se ha manifestado, a pesar de que no cuente aún con la dirección
de su verdadera conciencia social ista organizada, hecho que tiene una gran
impo rtancia para el estudio del desarrollo de la ideología proletaria en México ,
precisamente porque la clase obrera de nuestro país no cuenta todavía con esa
conciencia organi zada.v'
32lbidem.
33 Ibidem. Revueltas incurre en una imprecisión histór ica. En la década de los 70 y 80 el anarquismo hace acto de
presencia en algunas organizaciones comu nistas en nuestro país. La teo ría de Enrique Gonzá lez Rojo es una de
sus expresiones .
3-1lbidem.
31
Dialéctica de la historia mexicana
Para Revueltas la dialéctica del obrero y el intelectual tiene un desarrollo histórico
ineluctable conducente a su unificación. ¿Por qué, entonces, no se ha realizado en México?
Esta es la gran pregunta obsesiva de Revueltas.
Por momentos los obreros han mostrado su independencia. Sin embargo, de parte de los
intelectuales no hay la voluntad de dirigirlos. Hay, pues, una carencia fundamental. No existe
la cabeza del proletariado. El mundo revueltiano es el mundo enajenado de las carencias, como
decía Bartra:
Revueltas vive perturbado por la consciencia trágica de una carencia fundamental.
Por eso el gran tema de Revueltas es el de la enajenación. A todo le falta algo,
nada está terminado: a los escritores mexicanos les falta con frecuencia la palabra,
al país le falta democracia, al marxismo le falta leninismo, a la conciencia le falta
organización y, para colmo de males, al proletariado le falta la cabeza."
Ahora bien, la razón de esta gran carencia la encontramos en el desarrollo anómalo de
la historia mexicana. Revueltas, como hegeliano-marxista ilustrado cree en una Historia
Universal. La manera como México se inserta en esa historia de manera anómala, desfasada,
determina la subsunción totalitaria de la ideología burguesa de todas las conciencias, incluida
la de los intelectuales que deberían emancipar a los obreros." De ahí nuestros males
congénitos, de ahí que no tengamos el verdadero Partido Comunista Mexicano, como otros
países lo tienen.
La ideología burguesa engulle todo lo que encuentra a su paso reduciendo las
conciencias subversivas a su ala izquierda. No puede ser de otra forma, pues el mismo
desarrollo burgués fue anómalo, atrasado. No le quedó otra alternativa a la burguesía más que
35 Roger Bartra , La democracia ausente. El pasado de una ilusi án, p. 68.
)6 Esto indica cómo el pensamiento revueltiano es participe de la teoria del «atraso atávico » propi o de los
intelectuales de la primera mitad del siglo XX. lo que Bartra bautiza como el «código del axolote». Véase infra.
«Hacia el concepto de redes imaginarias».
32
apoyarse en los obreros y campesinos para derrotar las fuerzas feudales. Y los obreros e
intelectuales no tuvieron más que apoyarla en sus luchas progresistas. La idea del progreso
propia de la Ilustración se hace, pues, presente, en Revueltas. No se puede desarrollar el
socialismo a menos que el capitalismo haya agotado su potencial racional y progresista. La
construcción total del capitalismo será la meta de los obreros y su cerebro colectivo. Pero el
objetivo, dice Revueltas, es dirigir ese proceso y no ser dirigidos por la burguesía, como ha
sucedido en este México bárbaro. Veamos, pues, cómo se gesta esta macrocefalia burguesa.
Para este análisis, dice Revueltas, deberá examinarse: a) el proceso general del
desarrollo ideológico de la revolución democrático-burguesa, b) el carácter «obrerista» de la
ideología democrático-burguesa y c) qué clases representan en México la conciencia del
desarrollo ideológico democrático-burgués y cuál ha sido la «dirección racional de la crítica
histórica»."
La ideología de la Revolución Mexicana, dice Revueltas, es una ideología atrasada, de
hecho la misma Revolución es atrasada. Sus premisas capitalistas agrarias fueronarticuladas en
la Reforma. Por su parte, los ideólogos reformistas se nutrieron de la «gran revolución
francesa»." Por lo que la Revolución Mexicana tiene más de un siglo de atraso respecto del
desarrollo normal universal. Por esa razón sus ideólogos deben presentar sus premisas como
nacidas de la lucha armada: «de aquí parten los ideólogos democrático-burgueses para afirmar
la existencia de una especie de ideología inmanente nacida de las entrañas mismas de la
revolución y elaborada, no en el pensamiento teórico, sino con los fusiles».39 Si la ideología de
la Revolución Mexicana se comparara a sí misma con otras o mencionara sus ascendentes
evidenciaría su atraso secular.
37 Ibídem . p. 112.
3X Ibídem, p. 116.
39 Ibídem. p. 114.
33
Si las «premisas agrarias capitalistas» de la Reforma son las de la Revolución de 1910-
17 es porque en 50 años no se habían cumplido: «las relaciones de propiedad en el campo [...]
denunciadas y combatidas por Arriaga en 1856, no se habían alterado en esencia, así fuese del
modo más insignificante, para 1895».40 De modo que la Revolución de Ayutla de 1854 «dio
lugar» a la ideología democrático-burguesa." La revolución no es sino el producto de la
«contradicción entre la forma feudal de la tenencia de la tierra y el desarrollo de las fuerzas
productivas dentro de la sociedad mexicana de la primera década del siglo XX».42 Revueltas no
hace más que aplicar mecánicamente los conceptos del materialismo histórico, como se puede
apreciar. La ideología democrático-burguesa se presenta, pues, como la salida histórica del
latifundismo, esclavizador del hombre, mediante la «multiplicación de la intensidad del
cultivo»."
Pero ¿cuál es la diferencia entre la Reforma y la Revolución? La actitud hacia la tierra
ancla a la ideología democrático-burguesa en la idea de lo nacional. La territorialidad es
nacionalidad." Más aún que la Reforma, donde la productividad era la cuestión primordial, la
revolución actualizará la demanda popular del derecho al trabajo agrario y el disfrute autónomo
de su beneficio. Los ideólogos burgueses saben que es la demanda mayor de la Revolución,
pues proviene de las masas amotinadas, de un poderoso «gigante ciego»:
Surge así, en medio de la lucha, como un gigante ciego que se revolviera salvaje e
inconscientemente en todos los sentidos para romper sus cadenas, el problema
agrario. La participación de las masas, la presencia de este poderoso gigante ciego
en la escena histórica, induce a la ideología burguesa a comprender que los
resultados de la crítica armada no pueden reducirse a un simple cambio en el
modus político, como lo preconiza Madero. Es preciso apaciguar al gigante,
conducirlo de la mano y - como en los personajes de la picaresca española-
convertirse hacia él en ese lazarillo medio piadoso y medio truhán que en su
40 Ibidem, p. 118.
41 Ibidem, p. 120.
42 Ibidem, p. 121.
43 lbidem, p. 12J- 122.
44 lbidem , p. 122.
34
momento ya sabrá arreg lárse las para usufructuar por su cuenta la mejor parte de
las dádivas hist óricas."
Entonces, la ideología democrático-burguesa se sustenta en premisas agrarias, capitalistas
y nacionales (el Estado propi etario ). Pero aún no es suficiente para que se convierta en el
monstruo tota litario y mediador. Las premisas obreras son igual de sustanciales. Justamente su
elemento contrar io. La burguesía no tuvo ninguna dificultad en incorporarlas pues la clase
obrera nació tambi én débil, producto de un débil desarrollo industria l.46 El nacim iento de la
burguesía comercial nace a fines del sig lo XVIII con la liberalización del comercio impul sada
desde España, dice Revueltas, pero la burguesía industria l nace en el primer tercio del siglo
XIX.47 Los trabajadores de esas pr imeras industrias co nstituyen
...una clase siem pre bien disp uesta a «hacer política» (a pedir tales o cuales
reinvindicac iones al gob ierno, tales o cua les refo rmas legislativas, o a prestar su
apoyo a los cau dillos o corrientes políti cas que ofrezcan determi nadas
transform aciones democráticas) pero que no puede ni sabe hacer una política
propia, porque se considera tan insignificante y humilde que tampoco concibe que
pueda existir una política propia de la clase obrera.48
Los obreros , pues, son un grup o que no se ve como clase, que necesita el amparo o
protección del Estado, que tiene una noción de las hue lgas como recurso heroico y no como
recurso de lucha, que se adhiere al concepto burgués de la solución de desigualdades a través
de la «pequeña prop iedad». La única realidad inmediata en la producción capita lista que pod ía
abrirle los ojos a los obreros era la realidad de l sa lario, en virtud de que llevaría a la percepción
de que la fuerza de trabaj o es una mercancía. Pero los ideólogos obreros no supieron ver este
potencial desenaj enante, de modo que sus programas eran «limitados y rudirnentar iosn." Sin
embargo, las masas lograron superar por momentos a sus ideó logos : la huelga se generaliza
~ j Ibidem. p. J53-154.
~(, lbidem, p. 124-125.
~ 7 lbidem, p. 136- 137.
~M Ibidem, p. 126.
4~ Ibidem. p. 128.
35
hacia 1877 ya como el recurso de lucha por excelencia : 1881 Huelga de Pinos Altos,
Chihuahua; 1888 Huelga de Yécora, Sonora; 1888 Huelga del Real Minero de San Sebastián,
Jalisco. Pero, otra vez, son impulsos espontáneos, esto s obreros, al igual que los de principios
de siglo XX y los de 1960 están sin cabeza, sin su verdadero cerebro colectivo, los
intelectuales científi cos marxi stas, por lo que , dice Revueltas, estas huelgas y los programas de
los ideólogos obreros no son más que expresiones de la propia política burguesa:
Los ideólogos obreros de entonces -que no eran sino ideólogos preproletarios,
artesanos por cuanto a las ideas sociales que repre sentaban- no establecían para la
clase obrera postulados que fuesen antagónicos a la ideolo gía democrático-
burguesa: ésta no tenía mayor cosa que hacer que tomar dichos postulados y
hacerlos suyos inscribiéndolos en su propia bandera. Las nociones limitadas de la
clase obrera en el sentido de buscar la protección del Estado, de pedir una
codificación legal de sus derechos, de no luchar sino única y exclu sivamente por
sus intereses económicos inmediatos, de querer que se frenase la voracidad de los
patrones, de pedir el acce so a los puestos públicos, de aspirar a que se le
impartieran los beneficios de la educación, no eran ninguna otra cosa que las
misma s nociones de la ideología democrático-burguesa. Cuando la clase obrera,
as í, con vertía este conjunto de aspiraciones en lucha polít ica y entraba en coli sión
con el aparato represivo de la dictadura porfiriana, con ello no estaba haciendo, ni
más ni menos , que su propia política burguesa, la política burguesa de la clase
obrera, es decir , no hacía nada que estuviese más allá de lo que la ideologí a
burguesa estaba en la más idónea situación de aceptar como la única polític a
tolerable de la clase obrera, tratándose, como era el caso , adem ás, de la lucha
contra enemigos comunes. 50
La Revoluci ón no cambiará mayorm ente la situación. El artículo 123 de la Constitución
del 17 no añade, dice Revueltas, nada nuevo a lo dicho en el Congreso obrero de 1874. Acaso
añade un elemento ideológico: el disimulo de la naturaleza real de las relaciones de clase
capitalistas y la deificación del Estado como fruto de la revolución. Es en ese momento cuando
surge la teoría de los «factores de la producción» que no es sino una superchería ideológica que
enajena la conciencia obrera: «de tal suerte es aquí dond e nace el fetichi smo ideológico - y en
rigor todas las supercherías burgu esas- en que la realid ad aparece invertida, en que la realidad
;0 lbidem, 129. Es de señalar en estas palabra s cómo Revueltas no se detiene a observar por qué los burgueses
reprimían duramente a los obreros.
36
se proyecta de cabeza sobre la pantalla ideológica donde lo inhumano aparece como humano,
lo falso como verdadero. lo irracional como racional»."
Una vezincorporado el elemento obrerista al agrario y nacional, la burguesía y su
ideología pueden proclamar la revolución como el movimiento más avanzado de la época, dice
Revueltas con ironía:
Es así como la revolución mexicana termina por redondear su mito ideológico y
puede proclamarse históricamente, no como democrático-burguesa sino como una
revolución agraria, nacional y del trabajo, agrarista, nacionalista y obrerista, un
movimiento único, «esencialmente mexicano» y «el más avanzado y
revolucionario» de nuestra época.52
Ahora bien, se pregunta Revueltas, ¿qué clases sociales representan en México la
conciencia del desarrollo democrático-burgués y cuál ha sido la «dirección racional de la
crítica histórica»? La burguesía nacional ha representado la racionalidad de la historia. Pero
para Revueltas los obreros pueden y deben dirigir la revolución demo cr árico-burguesa. "
La conducción consciente del desarrollo burgués es, en realidad, un acontecimiento
reciente. Revueltas lo ubica en los años 30's. La burguesía muy tardíamente llega a formular su
ideología como conciencia organizada. La burguesía mexicana, dice Revueltas, ha sido
reaccionaria en toda su historia.v' Ser reaccionario, para Revueltas, es no estar a la altura de las
necesidades mediatas de la historia universal y en ese sentido de su proceso racional de
desarrollo. La burguesía mexicana sólo ha sido consciente de necesidades inmediatas. En la
Reforma no supo ver el enemigo histórico, el latifundismo, sólo se percató de su forma
inmediata: el clero. En la Revolución sólo percibió la forma política antidemocrática del
régimen porfirista, sin ver el problema histórico fundamental: el latifundismo no resuelto y el
capital monopolista extranjero. Se trata de una burguesía siempre a la zaga de la historia,
" lbidem . p. 134 .
52 lbidem. p. 130.
53 lbidem, p. 135.
5~ lbide m. p. 139.
37
pusilánime, segmentada a cada ámbito de la propiedad, que no comprendió su propio beneficio
en la reforma o la revolución. Con todo, dice Revueltas. es una burguesía definida, con actores
concretos. Está integrada por la gran, mediana y pequeña burguesía agraria de terratenientes
capitalistas antifeudales; por los grandes y pequeñoburgueses industriales y por la burguesía
ideóloga, perteneciente a la intelectualidad que ejerce las profesiones liberales." Es una
burguesía dispersa económica y políticamente. Los 20 años de lucha sangrienta entre facciones
en el período 1910-1930 es muestra de ello.56
Sin embargo, la vanguardia política de la burguesía logra constituirse en conciencia
organizada cuando el propio «proceso de desarrollo» del capitalismo lo hace necesario.
Entonces su conciencia organizada deviene partido de clase y se hace gobierno. Pero es una
burguesía y una ideología muy peculiar. Ha necesitado subsumir, en todos los ámbitos,
económico, político e ideológico, a todas las clases subalternas. Los campesinos, los obreros y
tardíamente los indígenas. Como bien ha señalado Bartra, es mérito de Revueltas haber puesto
al descubierto el carácter del proceso de la unificación de la clase burguesa, que incorporó
partes importantes del movimiento obrero y campesino:
Revueltas [...] plantea que en México ya se ha logrado la unidad nacional de la
burguesía. Las páginas más brillantes de su Ensayo sobre un proletariado sin
cabeza están dedicadas a demostrar la forma extraordinaria y singular en que en
México se desarrolla la unificación de la burguesía. Este es uno de los grandes
méritos de Revueltas: subrayar la importancia del hecho de que México logra
identificar la unidad nacional con la unidad de la clase dominante, caso tal vez
único en América Latina; más aún: la unidad del Estado nacional contiene partes
significativas del movimiento obrero y campesino.Y
Mientras que otras burguesías apelan a lo universal, en ese sentido no son ni proletarias,
111 campesinas ni mucho menos indígenas, sino que representan los intereses de todos los
ciudadanos y de ningún grupo en particular, la mexicana abiertamente declara velar por los
55 lb idem, p. 141.
;6 /bidem, p. 144-145.
57 Roger Bartra, La democracia ausente. El pasado de una ilusión. p. 73.
38
intereses proletarios, campesinos y tardíamente indígenas. Y esto, para Revueltas, no es más
que consecuencia de su atraso secular. En efecto, ante la pregunta: ¿por qué tarda tanto la
ideología democrático-burguesa en ser conciencia organizada? Revueltas responde: por tres
factores, a) el retraso con que el país entra en el proceso general histórico, b) las guerras
internas y extranjeras y e) la integración del país, que no marcha junto a la independencia
política del desarrollo democr ático-burgu és.f
Pero sus debilidades, paradójicamente, son convertidas en virtude s: «la burguesía
nacional, mediante la revolución mexicana, termina pues por con vertir sus debilidades en una
fuerza, y sus limitaciones en virtudes»."
Una vez en el poder, la burguesía necesita eliminar a los adversarios, en especial aquellos
con los que mantiene un antagonismo histórico, los obreros. Una férrea dictadura se impone :
dondequiera que haya luchas independientes ahí esta rá el Estado para eliminarlas, por fuerza o
med iatización ideológica.
Por su parte , el proletariado, con participar en la revolución burguesa del IO no logra
darse un partido de clase. Esto no obed ece sino a razones históricas. Más allá de los errores de
los sedicentes comunistas mex icanos , el proletariado, dice Revueltas , comparte el proyecto
burgués, porque éste es el único revolucionario en las condiciones atrasadas de nuestro bárbaro
país :
El proletariado es la otra clase que parti cipa en la revolución mexicana
democrático-burguesa como una clase sin partido, pero que, a diferencia de la
burguesía nacional , no logra dar se a sí misma ese partido de clase , no sólo a lo
largo del proceso armado de la revolución, o cuando ésta concluye con la toma
del poder por la burguesía nacional en 1917, sino tampoco después , y aun llega
hasta los tiempos actuales, cincuenta años más tarde , como esa clase heroica,
abnegada, intrépid a, pero que se ha visto forzada a luchar sin que cuent e para ello
con su propio partido, un auténtico partido proletario de vanguardia.
La experiencia histórica de México nos demuestra, como ha quedado dicho, que
la ideología democrático-burguesa puede desempeñar un papel y devenir fuerza
58 Ibidem, p. 146 .
59 lbidem, p. 145.
39
material , aun cuando la clase a la que teór icamente le corresponde repre sentarla,
la burguesía nacional , no se encuentre todavía madur a ni integrada por compl eto
como clase social, sino apen as en vías de convertirse en dicha clase. Esto no es
sino el producto del atra so de un país respecto al nivel universal de desarrollo .
Diversas formas de la ideología democrático-burguesa encuentran en los
terr atenientes-burgueses y en la intelectu alidad avanzada de la époc a, al núcleo
dirigente que da libre curso a las reservas revolucionarias del país y se coloc a a la
cabeza de l desarrollo histórico, en la revol ución de independencia, en la de
Ayutla, en la de Reforma, en las guerras nacion ales de liberación y, finalmente, en
la revolución democrático -burgu esa de 1910-13 . Hay una razón histór ica que nos
explica este hecho: el desa rrollo democrático-burgués es un proce so que no sólo
interesa a la burguesía, sino que interesa y afecta a todas las cap as y sectores
revolucionarios de la sociedad, y desde luego , en forma por demás activa, a la
clase obre ra."
Aún 50 años más tarde , dice Revueltas , la macrocefal ia burguesa logra enajenar a la c lase
obrera y sus sedicentes ideólogos. Lo que hay que enfocar con atenci ón en su planteamiento es
lo siguiente: las cond iciones socioeconómicas no son diferentes en México de la década de los
sesentas de lo que fueron en la prime ra. Ni en cuanto a la «maduración» del capitalismo ni en
cuanto a la lucha de clases. En el Ensayo sobre un proletariado sin cabeza Revueltas dirige sus
diatribasal Partido Comunista Mex icano porqu e éste no comprende que los obreros deben
dirigir la locomotora capitalista, que aún cuenta con leña en su caldera .
¿Por qué los obreros deben dirigir e l cap italismo? Porque es la clase explotada. Pero, este
dato es secundario. Percibir este dato no es más que percibir la inmediatez de la historia. Lo
más importante, para Revueltas, es que la clase proletaria representa la avanzada racional de la
Historia hacia delante . Su completa inhumanidad contiene el ger men de lo que será su
completa humanidad. Y con los obreros los demá s hombres serán desenajenados. Esto es lo
que no entiende el Partido Comunista Mex icano.
En realidad, el PCM sí comprende que en México no se puede hacer otra cosa que
construir el capitalismo. Pero lo hace por la vía de las cuentas alegres. Particip a al lado del
Estado burgués como uno de sus aliados . Para Revu eltas esto tiene su explicación en dos
(,() Ibidem. p. 170.
40
hechos: por un lado, e l proceso totalizador , ya anotado, de la ideología burguesa, y la propi a
historia burguesa de la que es expre sión , que coopta todo tipo de conciencia revolucionaria o
popular. Por otro lado, la corrupción interna del propio PCM, que llega al extremo en el
encinismo.?' De modo que ante la imposibilidad de construir e l soc ialismo en México los
ideólogos derno-marxistas se frotan las manos de contento:
Aquí es donde hacen su aparición, frotándose las manos de contento, los
ideólogos mexicanos del demo-marxismo. Como la tarea del prolet ariado, en la
presente etapa del desarrollo, no es la lucha por el socialismo, sus propósito s
deben cifrarse, en consecuen cia , en el impul so del desarrollo democrático-
burgu és, o para decirl o con su propi a formula ción, en el «impulso de la
revolución mexicana hacia delante». Dicho impul so deberá expresarse, desde el
punto de vista práctico, en sus términos generales, a través de la lucha por la
aplicación de la reforma agrari a en gran escala; la industrialización del país y, por
ende, la liberación de la economía nacional respecto al yugo imperiali sta. El
instrum ento para llevar a cabo este impulso es la formación de un frente único de
las clases interesadas en el problema, un «frente patr iótico» o «frente democrático
de liberación nacional», donde esté incluida la burguesía «progresista». Tal es, en
resumen, la posici ón ideológica del demo-marxi smo mexicano. Y
Los demo-marxistas no reconocen que la «revolución mexicana hacia delante » no es sino
el proyecto histórico burgués, por lo que Revuelta s les incrimina: «ahora bien. ¿Es que no son
acaso las meta s del desarrollo democrático-burgués, en efecto, las de realizar la reforma agraria
en gran escala, industrializar al país y desenajenar su economía de la dominación imperialista
extranjera? Evidentemente que sí». Los demo-marxistas tienen conciencia de lo que el país
requiere aún cuando no reconocen que las metas no son sino burguesas; pero esto no es ningún
mérito , lo hace la misma burguesía, con ser dispersa y vacilante:
Pero el problema no radica tan só lo en tener una conciencia clara de las metas que
se propone una etapa determin ada del desarrollo: en términos generales y dentro
de sus vacilaciones, inconsecu encias y modo de ser históri co, para la burguesía
6 1 Se trata del período en que la dirección del PCM estuvo a cargo de Dioni sio Encinas, Revuelt as solía llamarlo el
«estalinismo chichimeca», En esta época, Revuelta s. junto con Enrique Gonz ález Rojo fueron expuls ados del
r CM. como casi la mayoría de los miembros de la «célula Marx » de la que form aban parte. Ambos mil itante s.
tiemp o despu és. integraron la Liga Leninista Espartaco. Véase Barry Carro La izquierda mexicana a través del
siglo XX. Era. México. 1996: y Enr ique Gonz ález Rojo. Ensayo sobre las ideas políticas de José Revueltas. Obra
Filosófi co-política. Tomo IV. Dornés. México . 1987.
r;l /bidem. p. 183.
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nacional estas metas aparecen en su conciencia con absoluta claridad y precisión;
esta perspectiva no es otra, a no dudarlo, sino la misma que se propone la
burguesía nacional."
Los demo-rnarxistas no quieren ser conscientes de que le corresponde a la clase obrera
ser dirigente del proceso inacabado de la burguesía: «el problema radica en otro punto: ¿qué
clase es la que debe y puede dirigir, encabezar la lucha por la obtención de las metas
señaladas? Aquí no hay sino una sola respuesta: el proceso debe ser dirigido por la clase más
revolucionaria, que es la clase obrera»." Los demo-rnarxistas son corruptos porque colaboran
con el Estado burgués, como dirigente, en el desarrollo capitalista, cuando son ellos, en tanto
cabeza del proletariado, quienes deben ser los dirigentes. Por supuesto que no colaborar con el
Estado de la burguesía conlleva sus riesgos, bien lo sabe Revueltas. Pero ser colaborador es no
estar del lado de la historia universal, por mucho que reditúe holgados beneficios, como bien lo
sabe Lombardo Toledano.65 Pues, como ya señalamos, la historia universal tiene un plan que
no se confunde con sus metas inmediatas.
La dialéctica de la historia mexicana es, pues, la lucha de los opuestos, racionalidad-
irracionalidad. La crítica racional, como la llama Revueltas, ha sido enarbolada por la
burguesía contra las relaciones precapitalistas. Pero es tiempo que la dirija el proletariado. El
proletariado debe ponerse a la vanguardia del proceso democrático-burgués, llevarlo hasta sus
últimas consecuencias y aniquilarlo, para dar paso a la dictadura del proletariado, el
socialismo, bajo la dirección de sus iluminados dirigentes. La dictadura del proletariado es,
para Revueltas, ineluctable. Incluso en nuestro país. En todos los países el socialismo será una
realidad, mejor, es una realidad:
63 lbidem. p. 183-184.
(H lbidem.
65 Vicente Lombardo Toledano siempre fue un hombre de Estado. el viraje a la derecha de la Confederaci ón de
Trabajadores de México (CTM) es una de sus obras. Lombardo le abrió el camino a Fidcl Velázquez. Mientras
que Revueltas fue «carne de presidio desde temprana edad ». Véase Roger Bartra. «¿Lombardo o Revueltas?». en
La democracia ausente. El pasado de una ilusión. Océano . México. 2000 .
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La existencia del sistema mundial de países socialistas ya ha decidido el problema
de la contradicción socialismo-capitalismo a favor del primero. La derrota del
capitalismo se ha consumado en la historia , aunque todavía no se consume de una
manera total en la práctica inmediata'"
Es de notar que en la narrativa revueltiana los seres humanos no tienen por destino un
camino tan brillante, ni siquiera se atisba un claro , antes bien , son seres que viven en la
incertidumbre. La enajenación y deshumanización es lacerante y, por cierto, no son los obreros
los más deshumanizados. Es reiterativa la obsesión de Revueltas por narrar las historias de los
seres baldados, pétreos, animalescos, más piedra y naturaleza que historia. Revueltas cuenta las
historias de prostitutas enfermas, indios sin habla , campesinos moribundos, borrachos
irremisos, todos los desechos de quienes la historia no esperaría nada , ciertamente nada de
conciencia o acción revolucionaria. Pareciera como si Revueltas se percatara de la rigidez e
insuficiencia de sus postulados teóricos, fundamentados en entelequias dialécticas que tienen
ya trazado su devenir histórico ineluctable. O como si quisiera dar cuenta en su narrativa de lo
que en la teoría no es permisible: la condición trágica de las existencias. Al menos no es
permisible en una teoría política marxista-leninista, que en Revueltas tiene por núcleo
filosófico los postulados iluministas, racionalistas y progresistas de la Ilustración. Así, si
Revueltas es hegeliano ilustrado en sus escritos filosófico-políticos , es kierkegaardiano en su
narrativa. Porque es una narrativa del dolor, la angustia y la existencia. «Literatura del lado
maridar», le llamaron." Entelequias dialécticas y existencias desgarradas . Hegel y
Kierkegaard. ¿Losextremos se tocan ? No. Más bien se complementan, se necesitan , al menos
en Revueltas.
(,(, José Revueltas, Ensayo sobre un proletariado sin cabeza , p. 67.
(,7 Véase Evodio Escalante, José Revuelta s. Una literatura del lado moridor. Era, México, 1979.
Segunda Parte
Roger Bartra: Los intelectuales como legitimadores del poder político
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¿Cómo se explica el consenso que un sistema opresor consigue de sus oprimidos? La
interrogante principal del discurso bartriano se adentra en ese tópico denominado por Gramsci
«hegemonía». El Estado mexicano no se ha mantenido en pie sólo por emplear la fuerza y la
violencia en las masas. Lo ha hecho, es evidente. Pero esa violencia, no es el fundamento
básico de su hegemonía. De ahí que la práctica y la teoría revolucionaria necesariamente se
plantea la cuestión. El pensamiento bartriano es fruto, así, «de una vieja obsesión que está
presente en todo militante ligado de alguna forma a los procesos de transformación
revolucionaria de la sociedad: ¿qué es lo que mantiene en pie y reproduce las formas de
dominación y explotación, además de la violencia y la fuerza que ejercen las clases en el
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poder?»." Bartra encuentra que una serie de mediaciones culturales provenientes de «los
exq uisitos veneros de la sabiduría intelectual» han jugado un papel constitutivo en la
hegemon ía de l poder político burgués en nuestro país.
Es objeto de nuestro estudio enfocar este aspecto de su obra. Para ello son necesarias
algunas indicaciones en torno al entramado teórico de su discurso; en partic ular, las nociones
de «red de imag inarios», paradigma y mito de l discurso intelectual.
I Hacía el concepto de red es imaginarias
La explicación de Revueltas de la prolongada hegemonía de l Estado mexicano es, para
Bartra, insufi ciente y poco explicativa. En efec to, el Estado, para Revueltas, domina a las
clases trabaj adoras mediante la ideología, la astucia, de presentar la Revolución como hecha
por todos los factores de la prod ucc ión y para todos ellos. Es deci r, la ideo logía de la unidad
nacion al:
Pero Revueltas explic a la natur aleza del fenómeno principalmente por sus
aspectos ideo lógicos: el demiurgo unificador es la conciencia organizada de la
burguesía, que adop ta la forma de una horrenda macrocefalia democrático -
burguesa. De esta manera, Revueltas intenta resolver e l problema de la
heterogeneidad del Estado por medio de la lógica de la ideología burg uesa , por
medio de la pura dia léctica de los conceptos. Así, los aspectos «progresistas»,
«nacionalistas» y «populares» de la polít ica gubernamental se explican de hecho
como una astucia mediatizadora de la ideología burguesa, que logra engu llir a la
misma «conciencia soc ialista» y reducirla a su ala izquierda. La lucha de clases,
por tanto, tiende a aparecer como una guerra desigual entre la conciencia
enaj enadora demo-burguesa y la verdadera conciencia marxista-lenin ista. La
ideología se «enseñorea de las masas» y por ello se convierte en una «fuerza
mate rial», «debe poner en acció n y satisfacer a las masas de que se ha
enseñoreado». He allí la clave del comportamiento «progresista» del Estado : la
burguesía y la nación se han identificado.69
(,H Roger Bartra, La democ racia ausente. El pasado de una ilusión, Océano, México. 1986, 2000. p. 180.
(,9 lbidem. p. 74.
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Pero, para Bartra, los procesos ideológicos, con estar presentes, nunca han sido
suficientes para perpetuar el dominio de una clase. Las ideologías establecen una relación de
exterioridad respecto del poder político en el sentido en que maquillan, invierten u oscurecen
el dominio burgués. En cambio, para Bartra, se trata más bien de cómo se ejerce el poder, se
trata de la gestación y constitución del poder político mismo. De ahí que las redes imaginarias
no sean sólo construcciones ideológicas. No son fetiches de distracción. No son falsificaciones
de la realidad. O una inversión de ésta.
El concepto de las redes imaginarias, por consiguiente, tiene la función de modificar de
manera radical las teorías marxistas sobre el poder, el Estado y las formas de su legitimación:
El tema de lo que yo llamo las redes imaginarias del poder político sólo puede ser
abordado a partir de una modificación sustancial de algunas tesis marxistas, pues
es el tema del Estado, del poder, de la legitimidad de la dominación y de la
reproducción de las formas de hegemonía; y es sabido que es precisamente en
estos aspectos que el marxismo muestra mayores debilidades y deformaciones."
El concepto de redes imaginarias está relacionado con el concepto de transposición.
Transponer significa «poner a alguien o algo más allá, en lugar diferente del que ocupaban."
La definición de diccionario es pertinente pues nos aproxima al concepto bartriano. ¿Qué se
transpone?, ¿de dónde?, ¿hacia dónde?, ¿con qué finalidad?, ¿cuál es el resultado?
Respondemos en ese orden: elementos seleccionados de la sociedad, a un imaginario, el cual
emprende un camino de retorno (reintroducción) a la sociedad, en la cual desplaza a las
contradicciones reales, resultando un proceso de desclasamiento, con el cual cristaliza el poder
político burgués.
La heterogénea contradictoriedad de la sociedad es anulada en el imaginario. Pero no sólo
se trata de un proceso de reducción, homogenización y simplificación de los complejos
70 Ibidem. p. 195.
71 Diccionario de la lengua española. Real Acad emia Española, Vigésima Segund a Edición. Espasa. Subray ados
míos.
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procesos sociales. El proceso selectivo es tan importante como aquellos, porque lo que se
selecciona no es un elemento cualquiera, sino uno que sirve a un propósito de desclasamiento y
constitución del poder político.
Bartra usa el término transposición «en su sentido freudiano»." Freud había señalado que
el esquema de su interpretación sobre el trabajo del sueño se parecía a una demonología. En
efecto, se trata de cuatro mecanismos: condensación, imágenes únicas que fusionan ideas
contradictorias; desplazamiento, lo secundario deviene principal o viceversa; disfrazamiento
simbólico, generación de actores destinados a representar acciones que se rechazan en la
realidad; y representación coherente, trabajo de ordenamiento y estructuración de las imágenes
en conjuntos coherentes.f
Los procesos de mediación cultural se parecen mucho a esta demonología, dice Bartra,
quien la denomina con el término transposicion/" Los intelectuales son expertos en las faenas
de la transposición, por lo que no son muy originales. Es decir. a partir de algunos elementos
muy fragmentados de situaciones reales logran hacer una representación coherente y ordenada.
que no se parece sino muy lejanamente a la realidad, pero con la cual se identifican las masas,
anulando la conflictiva social.
En la transposición se monta un teatro, donde se libran batallas imaginarias: «las redes
mediadoras son el teatro de una transposición de los conflictos sociales a un campo en el que
las contradicciones parecen anularse; pero de ninguna manera se trata de una sustitución real
de las luchas sociales»."
72 Roger Bartra, Las redes imaginarias det poder político. p. 35
73 Ibidem, p. 74
74 El término tran sposición no se encuentra en la obr a freudiana. a j uzgar por e l Diccionario de Psicoanálisis de
Laplanche-Pontalis que no lo incluye. Sin embargo. es claro que en tanto concepto la refe rencia ba rtria na es
co rrec ta.
75 Ibidem, p. 35.
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Por esto, la oposición real-imaginario puede ser confusa. Es decir, puede dar lugar a una
inadecuada interpretación: que lo imaginario es tal. porque no es real. o un artificio. sin ningún
asidero en condiciones objetivas. Bartra aclara que en realidad no hay una oposición real-
imaginario en ese sentido, sino una transposición de situaciones de un lugar específico a otro
lugar diferente. ¿Qué lugar ocupa, por ejemplo. Malintzin?76 Ocupó un lugar muy concreto,
como parte de un complejo de relaciones sociales; fue una mujer que coadyuvó en la derrota de
los

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