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HISTORIA DEL MOVIMIENTO DE LA MEXICANIDAD 1 
 
 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO 
 
 
FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS 
 
 
 
 
 
 
HISTORIA DEL MOVIMIENTO 
 DE LA MEXICANIDAD 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
T E S I S 
Que para obetener el título de: 
Licenciada en Historia 
P R E S E N T A 
Susana Torres Ortíz 
 
 
 
 
 
 
 
 
Director de Tesis 
Dra. Yolotl González Torres 
 
2006 
 
 
http://images.google.com.mx/imgres?imgurl=http://www.ciap.com.mx/images/filosof.jpg&imgrefurl=http://www.ciap.com.mx/cartel_congreso.htm&h=143&w=130&sz=5&tbnid=-02Z979hDNTSLM:&tbnh=88&tbnw=80&hl=es&start=55&prev=/images%3Fq%3Dfacultad%2Bde%2Bfilosofia%2By%2Bletras%2Bunam%26start%3D40%26svnum%3D10%26hl%3Des%26lr%3D%26sa%3DN
 
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HISTORIA DEL MOVIMIENTO DE LA MEXICANIDAD 2 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Con cariño para mis hermanos: 
 
María de los Ángeles 
Viviana Andrea 
Violeta Beatriz 
Patricia Raquel 
Miguel de Jesús 
 
Todos, ejemplo de amor a la vida. 
 
HISTORIA DEL MOVIMIENTO DE LA MEXICANIDAD 3 
Agradecimientos 
 
El transcurso de este trabajo se convirtió en un largo camino que en ocasiones 
parecía no tener fin, por eso quiero agradecer a las personas que confiaron en mi 
y me ayudaron a concluirlo. 
 
A mis papas, Victoria y Miguel, que me dieron siempre cariño y apoyo y son 
ejemplo de constancia, fuerza y lucha. 
 
A Rosalía y Elena por su disposición, consejos y ayuda profesional y fraternal. 
 
A mis nuevos amigos de la Mexicanidad Leticia Macías, Tania Cadena, Noe 
Campos y Luis Alfaro, de quienes recibí además de información, una afectuosa 
orientación para andar un camino desconocido, misterioso y maravilloso. 
 
Muy especialmente a la Dra. Yolotl González Torres, de quien aprendí no sólo 
valiosas lecciones académicas, sino invaluables lecciones de vida; gracias por su 
paciencia, por disculpar siempre mis errores y creer en mí. 
. 
Gracias a los asesores de quienes recibí rauda ayuda a pesar de la distancia y me 
apoyaron para que fuera pronta la culminación de este trabajo: Dra. Rosa María 
del Carmen Martínez Ascobereta, Mtro. Jesús Antonio Machuca Ramírez, Dra. 
María del Carmen Valverde Valdés y Dra. Silvia González Marín. 
 
A Pablo, mi compañero de vida, por Ser, estar y ayudarme a seguir adelante. 
 
 
 
 
 
 
I N D I C E 
 
INTRODUCCIÓN 
CAPITULO I ACERCAMIENTO A LA NACIONALIDAD 
MEXICANA 
1. ACERCAMIENTO A LOS CONCEPTOS 
NACIÓN 
NACIONALISMO 
2. FORMACIÓN DE LA NACIONALIDAD MEXICANA 
LOS MEXICAS 
LA COLONIA 
LA NACIONALIDAD EN EL MÉXICO NACIENTE 
SIGLO XIX 
REDEFINICIÓN DE LA NACIONALIDAD A PARTIR DE LA 
REVOLUCIÓN 
3. LA CUESTIÓN DE LA IDENTIDAD 
ACERCAMIENTO AL CONCEPTO 
IDENTIDAD SEGÚN EL ESTADO MEXICANO 
REFERENTES DE LA CUESTIÓN INDÍGENA 
CAPITULO II EL MOVIMIENTO DE LA MEXICANIDAD 
1. CARACTERÍSTICAS DE ANÁLISIS DE UN MOVIMIENTO 
SOCIAL 
ACERCAMIENTO AL CONCEPTO 
EL NACIONALISMO EN UN MOVIMIENTO SOCIAL 
LO IDENTITARIO EN UN MOVIMIENTO SOCIAL 
LA RELIGIOSIDAD EN UN MOVIMIENTO SOCIAL 
MOVIMIENTO NATIVISTA-REVIVALISTA 
EL MOVIMIENTO DE LA MEXICANIDAD COMO UN MOVIMIENTO 
SOCIAL 
2. RECONSTRUCCIÓN HISTORICA DEL MOVIMIENTO DE LA 
MEXICANIDAD 
ANTECEDENTES 
MOVIMIENTO CONFEDERADO RESTAURADOR DEL ANÁHUAC 
EL MOVIMIENTO MEXICAYOTL 
LA NUEVA MEXICANIDAD 
3. GRUPOS DEL MOVIMIENTO DE LA MEXICANIDAD 
LOS CALPULLIS 
LOS TRABAJADORES DE LA LUZ 
LOS GRUPOS DE DANZA 
CAPITULO III LA TRADICION ORAL 
1. LOS TESTIMONIOS 
METODO 
LAS ENTREVISTAS 
2. MOVIMIENTO MEXICAYOTL 
INTEGRACIÓN 
TLAKAELEL. Un pilar en la Mexicanidad. 
RESCATE DE LA IDENTIDAD NACIONAL 
RE-INTERPRETACIÓN DE LA HISTORIA 
3. LA NUEVA MEXICANIDAD 
INTEGRACIÓN 
EL TESTIGO. Antonio Velasco Piña. 
RENACER DEL MEXICANO. LA IDENTIDAD MESTIZA 
REINTERPRETACIÓN DE LA HISTORIA. 
CONCLUSIONES 
BIBLIOGRAFÍA 
 
 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
I 
La presente investigación es el resultado de la reconstrucción histórica 
de un movimiento social contemporáneo recién bautizado como de la 
Mexicanidad o Mexicanista; para llegar a ello fue necesario echar mano de la 
fuente oral, de la participación activa y de los documentos que estuvieron al 
alcance. 
Fueron varios años los que llevó el concluir el presente documento, pues 
el acercamiento que se tiene con el Movimiento se remonta al año de1999 y es 
hasta el 2001 en que se comenzó a escribir, momento en el que finalmente se 
entabla de alguna forma la confianza de integrantes para que se pueda 
acceder a la información, sobre todo oral, ritual, y ceremonial que es parte 
fundamental del presente. 
Si bien el movimiento tiene células a nivel nacional e internacional se 
realizó la delimitación del estudio circunscribiéndose en el Distrito Federal y 
parte del Estado de México, sobre todo porque es aquí donde se inicia y se 
concentran los líderes principales. 
En el desarrollo del trabajo se buscó dar respuesta a la hipótesis 
principal, en la que se maneja que el Movimiento está en desarrollo y 
crecimiento, recreando su propia historia y es a partir de ello que se plantearon 
diversos objetivos: 
• Determinar las características del Movimiento de la 
Mexicanidad 
 
• Ubicar sus antecedentes históricos 
• Describir las diferentes etapas del Movimiento 
• Establecer las vertientes que prevalecen 
• Identificar la estructura de los grupos mexicanistas 
• Reconocer las formas de integración y crecimiento 
poblacional de los grupos que lo integran 
 
• Exponer los contrastes entre la Historia imparcial y la 
Historia mítica que se maneja en el Movimiento 
 
Para lograr estos objetivos fue necesario apoyarse de diversas fuentes 
que se clasificaron en primarias, secundarias y orales. 
En las fuentes primarias consideramos las investigaciones que hablan 
sobre el tema, observando que todas ellas han sido escritas sólo desde 
perspectivas sociológicas y/o antropológicas; además de que los 
investigadores únicamente se enfocan a documentar ciertas características del 
Movimiento. Así mismo, consideramos en estas fuentes la investigación 
hemerográfica, aunque obtuvimos un resultado lacónico. 
Como fuentes secundarias consideramos los documentos que nacen y 
se reproducen en el propio movimiento, tales como libros, artículos netgráficos, 
novelas, folletos y reglamentos escritos desde su perspectiva y para sus 
propios fines. 
La Fuente Oral, se obtuvo a partir de las entrevistas con líderes e 
integrantes, así como en la participación de rituales y ceremonias de éste 
fenómeno social. 
En la metodología del trabajo el primer paso fue la construcción del 
marco teórico que respalda las características de este peculiar movimiento y lo 
ubica en el tiempo y el espacio, luego viene la exposición de la investigación 
documental y oral, con todas las herramientas que la teoría sobre el estudio 
microhistórico nos pudo proveer, siempre pensando en obtener resultados 
satisfactorios y útiles a otros colegas. 
 
II 
El Movimiento de la Mexicanidad representa un pensamiento renovador 
socio-religioso, una nueva forma de conceptualizar la identidad nacional, con 
un tinte milenarista, profético y neotradicionalista; reinventa el pasado y afirma 
lo autóctono y al mismo tiempo intenta globalizar su proyecto. Tiene un carácter 
renovadory es ejemplo de transformación cultural; ha pasado por diversas 
etapas y se encuentra en constante cambio con tendencias diversas, desde el 
sectarismo hasta la universalidad, a todo esto pertenece el mexicanista, y son 
estas características representadas de manera simple y llamativa (desde la 
danza en una plaza pública hasta la congregación de miles en zonas 
arqueológicas) lo que resulta atractivo para, cada vez, un mayor número de 
adeptos al movimiento. 
Es precisamente el crecimiento de este Movimiento y la forma en que se 
está dando lo que invitó a realizar un análisis histórico que da cuenta de un 
fenómeno que reinterpreta la historia y la identidad nacional. 
Este movimiento no ha merecido la atención de muchos investigadores 
dado que su presencia parece no ser trascendente, además de que pertenece 
a ese grupo de fenómenos sociales que no representan a las masas, que no 
tienen trascendencia en los grupos de poder, que no cuentan con grandes 
recursos económicos, que es integrado en su mayoría por individuos comunes 
y que por todas estas características pareciera que no tiene mucho que hacer 
en las páginas de la historia nacional, lo que conlleva a pensar que esta 
investigación queda fuera de la creación de una historia critica, monumental o 
biográfica; sin embargo, su cometido es mucho más humilde y sencillo, que da 
cuenta de un fenómeno social que por sus características permite que nos 
aventuremos a presentarla como un análisis microhistórico. 
 
Al respecto Luis González y González decía: 
La historia local no desdeña el hecho menudo. Mientras las otras 
especies del género seleccionan los sucesos trascendentes e influyentes y 
en menor escala los típicos, la microhistoria se inclina por la tipicidad; 
gusta de lo cotidiano. Hechos que no levantan polvareda; hechos de la 
vida diaria; nacimientos, matrimonios, muertes, enfermedades, tareas 
agrícolas, artesanías, comercio al menudeo , solaces, ferias, delitos del 
orden común, alcoholismo, creencias y prácticas religiosas, supersticiones, 
folclor en suma. Conductas, ideas, creencias y actitudes que caracterizan 
a una comunidad pequeña, que permiten emparentarla o distinguirla, que 
ayudan a establecer su originalidad, su individualidad, su misión y destino 
singulares y al mismo tiempo su parecido con otras comunidades o con la 
sociedad que la engloba. 
(...) 
Los protagonistas de la pequeña historia son generalmente 
individuos del pueblo raso, o si se quiere de la élite local, que difiere muy 
poco de la masa local. La microhistoria es el relato individualizado de los 
humildes de los vecinos que rara vez aparecen en la sección social de los 
periódicos y quizá nunca en la sección política o económica1. 
 
En este trabajo se realizó el método aprendido en aulas, pero no fue 
suficiente, pues aquí no existía un camino recorrido sino en plena construcción, 
al que tratamos de contribuir. No existían modelos de estudio, esquemas o 
hipótesis de trabajo, sólo una idea y bajo ella se fueron desarrollando las 
demás, no se contó con diversas investigaciones previas con diferentes puntos 
 
1 González y González Luis, Invitación a la microhistoria, México, Clio, 197, p.51 
de vista, sino una reciente visión antropológica que hace unos años volvió la 
mirada a los distintos aspectos del Movimiento, por lo tanto la bibliografía es 
escasa y los apuntes hemerográficos también. Nos dimos a la tarea de 
recopilar documentos como folletos, volantes, instructivos que nos dieran 
huellas de camino, y por ultimo recurrimos a la herramienta oral, que sabemos 
es tomada con mucha cautela por la academia. 
No es el objetivo principal de esta investigación dar una explicación 
sobre el grupo de personas que van a las pirámides y hacen rituales, o de los 
danzantes del zócalo vestidos de blanco que se distinguen de los danzantes 
semi-desvestidos, o de la ploriferación de temascales en la ciudad o el éxito de 
sitios mexicanistas en la internet, y aunque en el transcurso de la investigación 
se van dilucidando algunas+ respuestas, las motivaciones para internarnos en 
su estudio fueron distintas. 
El Movimiento de la Mexicanidad es producto de las situaciones 
contemporáneas, de los requerimientos económicos, políticos, sociales e 
intelectuales de nuestra comunidad, está ligado al pasado y al futuro a través 
de sus acciones y sus preocupaciones; y si bien reconocemos que hoy no 
resulta sobresaliente para la generalidad de la sociedad mexicana , nuestra 
hipótesis sostiene que seguirá creciendo y trascendiendo en la capital, en los 
Estados y fuera del país, por eso intentamos ser una fuente confiable como 
estudio histórico para entender este Movimiento. 
Cumpliendo en todo lo posible con la objetividad histórica investigamos y 
presentamos el proceso de creación y desarrollo de éste movimiento. 
Por último, y conscientes de que este tema ha sido circunscrito al ámbito 
antropológico y relegado del de la Historia es necesario aclarar que el resultado 
es producto de la metodología de diversas disciplinas que van de la 
investigación en archivos y bibliotecas a la fuente oral y la observación 
cercana que nos permitió reconstruir y esquematizar un entramado de 
personas, grupos, afirmaciones e ideologías logrando que la relación entre esta 
dimensión microscópica y la dimensión contextual sean el producto de nuestro 
trabajo, además es conveniente recordar que si bien un fenómeno social puede 
disolverse y desaparecer, también puede evolucionar en un fenómeno digno de 
ser considerado para la historia monumental. 
 
III 
El presente escrito se expone en los siguientes temas divididos en tres 
capítulos. 
El capitulo denominado Acercamiento a la Nacionalidad Mexicana, 
esclarece los conceptos claves que enmarcan el estudio: Nación, Nacionalismo 
e Identidad Mexicana y un breve recorrido histórico de la nacionalidad 
mexicana. Esta primera parte nos da la base y el fundamento del resto de la 
investigación, por lo que es importante aclarar que no es nuestro interés 
polemizar sobre los conceptos, y dado las propias características del 
Movimiento, nos concentramos en una visión centralista, incluso oficial, que 
nos da una base firme para ubicar nuestro objeto de estudio. 
 En el siguiente capítulo llamado El Movimiento de la Mexicanidad, se 
aborda de lleno el tema principal, definiéndolo como Movimiento Social 
poseedor de signos y rasgos nacionalistas, identitarios, religiosos, revivalistas y 
nativistas. Una vez caracterizado se pasa a la reconstrucción histórica del 
Movimiento que comienza con el siglo XX y lo dividimos en lo que son los 
antecedentes y en la distinción de las dos vertientes mexicanistas, una llamada 
Mexicayotl y otra Nueva Mexicanidad. Así mismo, en este capítulo 
distinguimos y hacemos mención de los grupos de danza relacionados con la 
mexicanidad que forman parte importante del Movimiento. 
El capitulo tres nombrado La Tradición Oral, está documentado 
sobretodo con la información de campo y de observación. Se menciona la 
metodología de la Historia Oral, la integración de un sector de la población al 
Movimiento Mexicayotl y a la Nueva Mexicanidad. Y por último, la versión 
propia de la re-interpretación de la historia que hace cada quien desde su punto 
de vista. 
Se incluyen las referencias consultadas tanto bibliográfica como 
hemerográfica y netgráfica; en los testimonio orales omitimos los datos 
personales a excepción de los líderes entrevistados, por así preferirlo los 
informantes. 
Se reconoce de antemano que el tema no está agotado sin embargo, 
esperamos que el resultado de este trabajo como estudio histórico sirva de 
referencia a investigaciones que aborden la Mexicanidad desde sus diferentes 
aristas. 
 
 
 
 
 
CAPITULO I 
ACERCAMIENTO A LA 
NACIONALIDAD MEXICANA 
 
 
1. ACERCAMIENTO A LOS CONCEPTOS 
 
 Sipartimos de la idea de que el Movimiento de la Mexicanidad es un 
movimiento nacionalista, entonces debemos aclarar los conceptos que 
utilizaremos para poder explicar sus características. Definir lo que es un 
“movimiento nacional” en nuestras circunstancias sociales resulta casi 
imposible, ya que el concepto se encuentra en constante cambio según la 
interpretación en la que se incluya, por eso nos detendremos en dos 
definiciones que pueden orientarnos sobre nuestro objeto de estudio: Nación y 
Nacionalismo. 
 
 
 
NACIÓN 
 
Definición 
“La palabra “nación” procede del verbo latino nasci, nacer, y 
originalmente se refería a un grupo de población nacido en el mismo lugar, con 
independencia de la extensión de éste o del número de sus habitantes.1
“Nación es un grupo que quiere perdurar como comunidad”2 
La nación es “una población que ha experimentado por varias 
generaciones una comunidad de territorio, de vida económica, de cultura, de 
lengua, de acontecimientos históricos, al punto de que la mayor parte de los 
individuos que la componen se han formado una idea precisa de esa 
comunidad y ha desarrollado hacia ella un elevado apego afectivo”3
Rustow reseña que en las universidades europeas de la baja Edad 
Media, las “Naciones” eran grupos de estudiantes que procedían de la misma 
región o país. Algo más tarde, se desarrolló un significado primario y otro 
secundario, el primero de los cuales se incorporó al uso político y el segundo al 
jurídico. Los dos sentidos fueron al principio bastante diferentes. Cuando los 
 
1 Dankwart A. Rustow, “Nación” en Enciclopedia Internacional de la Ciencias Sociales. 
Dirigida por David L. Sill, Madrid, España, Editorial Aguilar, 1976, No.6 p.301 
2 Renan, Ernest, ¿Qué es nación?, 1ª. ed.1945, Recopilación de Emile Bure. México, Alianza 
Editorial, 1988. p.12 
3 Galindo, Luciano, Conceptos de Sociología, México, Siglo XXI, 1978, p.624 
oradores de finales del siglo XVIII invocaban a la nación se referían al pueblo 
como sostén de un gobierno popular, en un Estado soberano o en alguna de 
sus subdivisiones. Por el contrario, para los juristas y diplomáticos, una Nación 
era cualquier Estado soberano con independencia de su forma de gobierno.4
Para los escritores radicales franceses del siglo XVIII, una nación estaba 
constituida por el pueblo de un país determinado, sin distinción de jerarquías y, 
a menudo, como contraposición al monarca reinante. En 1789-1793 los tres 
estamentos franceses5 que se fundieron en la Asamblea Nacional, abolieron 
las prerrogativas económicas y políticas de la nobleza y del clero, 
transformaron la Monarquía en una República y establecieron una serie de 
departamentos arbitrariamente trazados, sustituyendo a las provincias y las 
regiones. La nación era la palabra predilecta de los constitucionalistas, así 
como secularización, igualdad y centralización para quienes querían 
modernizar la sociedad y nacionalizar su estructura administrativa6. Con 
independencia de lo que el término nación hubiera significado para las 
generaciones anteriores, su sentido futuro se vio profundamente afectado por 
estas tendencias políticas revolucionarias. 
En 1920, la Sociedad de Naciones,7 que incluía a países como China, 
Tailandia, Etiopía, Liberia, la URSS e Irak, extendió oficialmente el término 
“nación” a todos los Estados soberanos de dentro y fuera de Europa, con 
independencia de su forma de gobierno o del carácter de su desarrollo social. 
Al mismo tiempo, los teóricos comunistas y los líderes políticos de los países 
no europeos estaban contribuyendo a la misma expansión de su uso. 
La fundación del Congreso Nacional en la India, en 1855 y la 
proclamación del “Pacto Nacional” en Turquía, en 1929 y del Partido Nacional 
Revolucionario en México, en 1929, fueron otros tantos tramos en el desarrollo 
del ideal nacional en Asia, África e Iberoamérica. 
Rustow señala, que los ideales nacionales deben su universalidad a dos 
movimientos históricos. Primero, la Revolución Francesa y las guerras 
 
4 Ibidem. 
5 Nobleza, Clero y el Tercer Estado compuesto por la burguesía y las clases populares, el 98% 
de la población. 
6 Rustow, ibid, p.302 
7 Organismo de cooperación internacional creado el 24 de abril de 1919 por la Conferencia de 
Paris e incorporado al Tratado de paz de Versalles. La Sociedad de Naciones agrupó en sus 
comienzos a 45 Estados, llegando a un máximo de 60 miembros en 1930. El fin perseguido era 
garantizar la observancia de los tratados internacionales y preservar la paz mundial. 
napoleónicas, que desde Francia difundieron este ideal a otros países 
europeos, especialmente Alemania, Italia, España y Rusia. Segundo, al 
movimiento anticolonialista del siglo XX, que se ha extendido a Asia, África y 
otros continentes.8 
A causa de la gran propagación del término “nación”, su sentido se ha 
hecho confuso. La mayor parte de los escritores han dado por establecido el 
ideal nacional, buscando la “verdadera” definición de la nación o el significado 
“real” de nacionalismo. En resumen, la nación no sólo se ha convertido en un 
concepto clave de la teoría política, sino también en el arma favorita de la 
polémica política. 
 
 Elementos de la nacionalidad 
El diccionario, de la manera más sencilla, define a la Nación como 
sociedad natural de hombres a los que la unidad de territorio, de origen, de 
historia, de lengua y de cultura, inclina a la comunidad de vida y crea la 
conciencia de un destino común.9
Para caracterizar a una Nación, deben tomarse en cuenta elementos 
objetivos, como historia, geografía, estructura económica; y elementos 
subjetivos tales como la conciencia, lealtad, voluntad, etc. De hecho, las 
llamadas formulaciones subjetivas son de ordinario intentos genuinos de 
definición, mientras que definiciones objetivas constituyen generalmente 
intentos más o menos adecuados de explicación.10 
La lengua común, la historia común, el autogobierno prolongado y otras 
circunstancias promoverían probablemente el sentimiento nacional, pero no 
figuran entre las características definitorias de la nación. Los suizos son una 
nación, aunque hablen tres o cuatro lenguas diferentes; Israel forma una nación 
a pesar de que las comunidades judías hayan tenido historias muy diferentes 
en los 2000 años de la Diáspora, y los polacos siguen siendo una nación a 
pesar de su división durante siglo y medio. 
 
La nacionalidad como variable. 
 
8 Rustow, ibid, p.302-303 
9 Diccionario Larousse, México, 2000, p.714 
10 Rustow, ibid, p.302-303 
Incluso, una vez que se han separado la definición y la explicación, 
persisten varias dificultades. Una es que la nacionalidad es una cuestión de 
“grado”, es decir, un pueblo determinado en un tiempo determinado puede ser 
más o menos una nación, aunque ninguno se aproxime por completo al tipo 
ideal. Además, los límites de un Estado pueden no coincidir con los límites de 
la autoconciencia nacional: el Estado puede incluir minorías étnicas que no 
sientan la misma vinculación a la nación y excluir, en cambio, a ciertos grupos 
nacionales que quedan más allá de las fronteras y que experimentan esa 
vinculación. 
A partir de aquí es posible esbozar algunas mediciones, cuya exactitud 
dependerá del nivel de nuestro conocimiento previo. Una vez que se ha 
reconocido que la nacionalidad es una cuestión de grado, se gana muy poco 
con el establecimiento de una rígida línea de separación y con la insistencia en 
que todos los pueblos que estén por encima de esta línea son naciones y todos 
los que estén por abajo no. 
Los líderes de una nueva nación tienden naturalmente a asignar a su 
pueblo un lugar más alto del que en realidad merecen, en dicha escala de 
nacionalidad. Incluso dan por supuesta, con frecuencia, la existencia de una 
nación quetodavía hay que crear. 
Rustow aclara que el nacionalismo --es decir, el deseo de formar o 
sostener un Estado nacional-- ha sido así anterior, muchas veces, al 
surgimiento de la nación, o más bien, a su ascensión hasta una nacionalidad 
perfecta. No obstante, los primeros nacionalistas habrán de reconocer con toda 
sinceridad que su programa es un efecto, más que una causa de la existencia 
de su nación.11
Como cualquier tipo de lealtad, la lealtad nacional, una vez formada, 
puede cambiar su punto de apoyo o puede disiparse, y diversas lealtades 
pueden entrar en conflicto en un momento dado. 
 
Identidad territorial 
El moderno Estado nacional, es una forma particular del Estado 
territorial. El tamaño del territorio debe reconciliar los imperativos de la unidad, 
 
11 Rustow, ibid, p.303 
que imponen los límites más altos, con las exigencias modernas de una 
división del trabajo, que imponen demarcaciones inferiores. Incluso en esta 
zona media, existen innumerables procedimientos para establecer las 
fronteras, y es precisamente en este contexto donde hay que examinar los 
factores invocados por los políticos como garantías de nacionalidad, o por los 
estudiosos como características objetivas de una nación: geografía, historia, 
lengua, voluntad popular. Respecto a éstas, el mismo Rustow explica lo 
siguiente de cada una. 
 
Historia: La historia no es menos equívoca, existen muchas zonas donde a lo 
largo de los siglos y del cambio del control político, se les atribuye 
“reivindicaciones históricas”, por esto las actitudes nacionalistas ante la historia 
no deben considerarse por su valor a primera vista. 
La historia sirve, con frecuencia, como un repertorio de símbolos entre 
los que los nacionalistas seleccionan instintivamente aquellos que sirven a su 
propósito particular. Todo su romanticismo histórico les hace luchar casi 
siempre por una ruptura con el pasado inmediato de su sociedad presidido por 
la fragmentación dinástica o la sujeción al extranjero. De aquí que las glorias de 
un pasado remoto (real o mítico), se conviertan en aliados suyos en lucha 
contra el pasado reciente y en la búsqueda de un futuro mejor. Como Ernest 
Renan dijo: “olvidar y, me atreveré a decirlo, interpretar erróneamente la propia 
historia, son factores esenciales en la formación de una nación”12 
Así los nacionalistas, generalmente encontrarán sus símbolos más 
adecuados entre aquellos que son respetados por las naciones modernas, que 
integran más que dividir a su nación dentro de los límites propuestos y que sus 
seguidores, pueden reivindicar con mejores títulos que sus rivales. 
 
Geografía: La “frontera natural” es, claramente, un concepto polémico más que 
científico. No son los valles o las islas las que constituyen naciones, sino sus 
moradores humanos. Recordemos que lo que estudia la geografía política es 
“los fenómenos políticos en el contexto de su área”. Noción que se amplía 
cuando lo que estudiamos son las semejanzas o diferencias regionales y nos 
 
12 Renan, Ernest, ¿Qué es nación?, Op. cit. p.32 . 
interesamos por las dimensiones y las estructuras de las áreas, donde 
intervienen los términos de localización, distancia, espacio, distribución, 
configuración. Además, lo que define la relación de un grupo humano con la 
tierra, no es el sentido de la propiedad sino la profunda vinculación existencial 
que se construye a lo largo del tiempo. La noción de territorialidad no es sólo 
espacial, sino también temporal. 
 
Idioma: Toynbee ha denunciado el intento de “encontrar el criterio de la 
nacionalidad en el santo y seña de la lengua”,13 y sin embargo, en el mediodía 
del nacionalismo europeo, el idioma fue invocado con mayor frecuencia que 
cualquier otro criterio. A diferencia de la geografía, el idioma es un fenómeno 
humano, y a diferencia de la historia, que es continua y puede decir muchas 
cosas a muchos hombres, el lenguaje divide a los seres humanos en grupos 
distintos. Además, está estrechamente vinculado a la modernización: 
modernidad quiere decir interdependencia y globalización, y en las sociedades 
modernas hay más gente que escribe y habla a otras gentes, que en cualquier 
otro momento anterior. 
Rustow afirma que el idioma no es un criterio adecuado para la 
nacionalidad por diversas razones. El idioma no es una realidad fija, y la 
política configura al idioma de la misma forma que éste a la política. La 
divisiones lingüísticas europeas por ejemplo, reflejan en gran medida las 
fronteras dinásticas desde los siglo X al XV. En muchas otras regiones del 
mundo, las áreas lingüísticas son o bien demasiado pequeñas o grandes como 
para proporcionar un criterio utilizable por los estados nacionales modernos. 
Si el mapa lingüístico del mundo fuera comparado con los límites 
políticos en el decenio de 1960, podría mostrarse que ambos (lengua y división 
política), coinciden con cierta exactitud en solo dos docenas de países, la 
mayor parte europeos. En cerca de la mitad de los países del mundo, menos 
del 70 por ciento de la población habla la misma lengua y en uno de cada 
cuatro no existe una mayoría lingüística.14 En la mayor parte del mundo, si los 
presentes Estados han de convertirse en naciones, la identidad lingüística 
 
13 Toynbee, Arnold J. “Language” A Study of History. USA, Oxford University Press. vol.6, 
1954, p.536 
14 Dankwart A. Rustow. “Idioma” en Enciclopedia de las Ciencias Sociales. Dirigida por David 
L. Sill, Madrid, España, Editorial Aguilar, 1976, No.5 . p. 304 
tendrá que ser conscientemente creada o bien habrá que encontrar otros 
criterios diferentes de nacionalidad. Más adelante enfatizaremos en este rasgo, 
pues el Movimiento objeto de este estudio toma a la lengua como elemento de 
identidad nacional. 
 
Voluntad popular. Este es el último determinante tradicional de la nacionalidad, 
y es llamado “el principio plebiscitario”; Pero como solución práctica los 
plebiscitos sólo pueden determinar los límites nacionales en situaciones 
marginales e, incluso en este caso, la elección necesita ser definida y los 
resultados sancionados o bien por los Estados vecinos preexistentes o bien 
por un concierto de los poderes exteriores predominantes. Como algunos 
autores lo manejan, parece muy razonable que el pueblo decida, aunque el 
pueblo no puede decidir hasta que alguien ha decidido quiénes constituyen el 
pueblo. 
 
Crecimiento de las naciones La búsqueda convencional de determinantes de la 
nacionalidad en la historia: la geografía, la lengua y la voluntad popular; ha 
planteado, por lo menos, tantos problemas lógicos como ha resuelto. Un 
enfoque con mejores perspectivas, dice Rustow, “es el que representan las 
teorías recientes que conectan el fenómeno de la nación con procesos tales 
como la modernización y la comunicación social”15 
Sólo dentro de una estructura deseable de identidad geográfica pueden 
reunirse los restantes elementos de un estado nacional moderno. Entre estos 
figuran el desarrollo de un cuerpo de funcionarios reclutados entre (y en 
correspondencia con) todos los grupos sociales y regionales más importantes, 
el desarrollo de una pauta de organización política, tal como los partidos 
políticos y las asociaciones funcionales, como los sindicatos y las asociaciones 
profesionales; y una difundida costumbre de participación política a través del 
voto electoral, la lectura de los periódicos, etc. Estas realizaciones políticas 
están, a su vez, estrechamente vinculadas a otros aspectos de la 
modernización, tales como una creciente igualdad social, la movilidad 
geográfica y social, el desarrollo de un sistema público y secularizado de 
 
15 Ibid, p.304 
educación, un incremento de la productividad económica y, bajo ciertascondiciones, la formación de una lengua nacional. 
 
 
 
NACIONALISMO 
 
Definición 
Para Hans Kohn “el nacionalismo es un credo político que constituye el 
principal apoyo para la cohesión de las sociedades modernas y legitima su 
pretensión de autoridad”16 
Por otra parte, John Stuart Mill define el concepto de nacionalidad, como 
“el grupo humano vinculado por la solidaridad común, un grupo cuyos 
miembros colocan la lealtad al grupo como totalidad, por encima de 
cualesquiera otras lealtades. El nacionalismo, concentra la lealtad suprema de 
la abrumadora mayoría del pueblo en el Estado nacional, realmente existente o 
deseado”17 
El Estado nacional es considerado como la infraestructura indispensable 
de todas las actividades sociales, culturales y económicas, que pueden 
expresarse en las más opuestas y variadas ideologías, en la democracia, en el 
fascismo y el comunismo, así como en la búsqueda de una ideología. 
Aunque ciertas características son comunes a todas las formas de 
nacionalismo, cada una de ellas está condicionada por la estructura social, las 
tradiciones intelectuales y la historia cultural, así como por la localización 
geográfica de la sociedad en la que el nacionalismo tenga su asiento. 
 
Integración del nacionalismo y la comunicación social 
 De acuerdo con Rustow comunicación social es un término que ha sido 
elaborado originalmente por Karl W. Deutsch, quien explica que la nacionalidad 
no es una característica innata, sino el resultado de un proceso de aprendizaje 
 
16 Kohn, Hans “Nacionalismo” en Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales 
Dirigida por David L. Sill, Madrid, España, Editorial Aguilar, 1976, No.6 p.306 
17 Mill, John Stuart Consideraciones sobre el gobierno representativo Mexico, Herrero, 1966 
p.17 
social y de formación de hábitos.18 Tal aprendizaje ha surgido, típicamente, en 
Europa y América del Norte a través del crecimiento intenso y permanente de 
una estructura de comunicación social (es decir, del comercio, de los viajes, de 
la correspondencia y fenómenos similares), una red que vinculaba a cierto 
número de ciudades vecinas separadas por su hinterland rural.19 Un desafío 
exterior a esta nueva forma de vida y el advenimiento de una nueva generación 
pudieron actuar, sobre estas bases, como catalizadores en la configuración de 
la conciencia política de nacionalidad. 
El proceso de integración política, según Deutsch, se inicia de ordinario 
en la época prenacionalista o nacionalista con la aparición de un área medular, 
un área en que las capacidades administrativas y económicas son superiores al 
peso de las necesidades políticas. Si un estado nacional duradero se forma en 
torno a esta área medular, debe haber un flujo compensatorio de ventajas y de 
sacrificios, y los planes de integración divergentes deben ser eliminados. La 
formación de coaliciones políticas por encima de las clases y de las regiones y 
la expectativa de ventajas económicas recíprocas son buenos apoyos para 
asegurar el resultado final.20
La difusión del nacionalismo. 
Hans Kohn explica que la difusión del nacionalismo a escala global es 
resultado de la europeización y la modernización de las “sociedades 
premodernas no occidentales”. Como fenómeno de la historia moderna 
europea, la ascensión del nacionalismo está íntimamente vinculada con los 
orígenes de la soberanía popular, la teoría del gobierno por el consentimiento 
activo de los gobernados, el crecimiento de la secularización, el debilitamiento 
de las antiguas lealtades tribales, clánicas o feudales, y la difusión de la 
urbanización, la industrialización y los progresos en las comunicaciones.21 
La primera gran revolución nacionalista, que revistió igualmente un 
aspecto socialista revolucionario, fue la Revolución Mexicana, que estableció 
la pauta para el desarrollo del nacionalismo en muchos países 
subdesarrollados y para su lucha contra la intervención política extranjera y la 
 
18 Rustow, op.cit. p. 304 
19 interior de un país Ibidem. 
20 Deutsch, Karl W Nationalism and social communications : An inquiry into the 
foundations of nationality, Cambridge,1953 
21 Kohn, Hans, Ibid. p.307 
penetración y la explotación económicas. Una integración semejante de las 
revoluciones socialista y nacionalista no fue, y no podía ser, alcanzada en el 
siglo XIX. 
 
Características del nacionalismo 
El nacionalismo, a pesar de su historia relativamente breve, ha sufrido 
diversas transformaciones, pero lo que ha permanecido constante es la 
exigencia popular de un gobierno de la misma composición étnica que la 
mayoría. 
Cada pueblo que despierta al nacionalismo considera que su meta es la 
autodeterminación política. Estar separados, ser distintos e independientes de 
otras naciones, pero igual a ellas, es la aspiración fundamental de los 
nacionalistas para sus pueblos. El “individualismo “ y la “igualdad democrática”, 
de las revoluciones del siglo XVIII se expresaban en estas aspiraciones. En el 
siglo XIX estas aspiraciones fueron transferidas desde los individuos al grupo 
colectivo. Sólo de esta forma, decían los nacionalistas, podían los pueblos 
convertirse en sujetos autónomos y en un fin en sí mismos, en lugar de ser un 
medio para la política de los otros. 
Al respecto, Hans Khon separa diversos aspectos, explicándolos de la 
siguiente manera. 
 Autodeterminación cultural La autodeterminación política es sólo una parte de 
las exigencias inherentes al nacionalismo; un papel casi similar corresponde a 
las exigencias de autodeterminación cultural. En las nacionalidades que están 
luchando por la creación de un Estado nacional, la aspiración a la 
autodeterminación cultural precede incluso a la aspiración a la 
autodeterminación política, y le prepara el terreno. El nacionalismo, desde 
principios del siglo XIX hasta nuestros días, lleva en su seno la exigencia de un 
fundamento nacional o popular, para toda vida cultural e intelectual. Este 
proceso se inicia con el declive de los elementos culturales supranacionales 
teóricamente universales tales como la fundamentación de toda la educación 
occidental en una completa formación de lenguas clásicas, etcétera; éstos 
elementos fueron sustituidos por una insistencia, completamente nueva, sobre 
lo vernáculo, sobre el prestigio político del lenguaje nacional, sobre el folklore y 
las tradiciones populares y sobre la accesibilidad de la cultura para las clases 
no instruidas. 
Se habla de dos direcciones fundamentales y opuestas del 
nacionalismo: una de la sociedad “abierta” y la otra “cerrada”. Ninguno de los 
nacionalismos, ni ninguna fase del nacionalismo muestra una de estas 
direcciones en toda su pureza, es siempre una cuestión de acercamiento. 
El nacionalismo abierto se inclina hacia la comunicación y su base 
generalmente es una organización territorial y una sociedad política al margen 
de la raza o del origen étnico. El nacionalismo cerrado acentúa el carácter 
autóctono de la nación, los orígenes comunes (raza, sangre) y el enraizamiento 
en el suelo ancestral. Todos estos factores determinan la “pureza” del carácter 
nacional y le protegen de influencias ajenas. El nacionalismo abierto acentúa la 
libre autodeterminación de los individuos; el nacionalismo cerrado, acentúa el 
determinismo histórico o biológico. 22
 
Raza social. El término de “pureza racial” ha constituido, con frecuencia, la 
base teórica de la nacionalidad a lo largo de la historia, pero hoy sabemos que 
al menos biológicamente esto es erróneo, puesto que todos los hombres son 
genotípicamente híbridos. Marvin Harris habla del término “raza social”, como 
contraparte de “raza biológica”, término de más peso en la formación de 
diversas naciones. 
Podemos hablar del término raza social como “grupos de significación 
subjetiva, sin las limitacionesque imponen los criterios de edad y sexo; la 
pertenencia a estos grupos es sociocéntrica y viene determinada desde el 
nacimiento, se mantiene durante toda la vida y confiere obligaciones o 
prerrogativas especiales. Las razas sociales difieren de otros grupos 
estratificados (como las “clases sociales”), en cuanto a los métodos que 
emplea para mantener su composición y la identidad de grupo, objetivos que 
logran mediante un instrumento ideológico especial, la idea de descendencia”23
Aunque los miembros de una raza social cambian en el curso de cada 
generación, el grupo conserva su identidad mediante diversas aplicaciones de 
 
22 Ibid. p.308 
23 Harris, Marvin “Raza” en Enciclopedia Internacional de la Ciencias Sociales Dirigida por 
David L. Sill, Madrid, España, Editorial Aguilar, 1976, No.9 p.97 
las reglas de descendencia. Esta importancia de la descendencia en la 
ideología racial, se fue acrecentando conforme era más extensa la genealogía 
de un país, o un estado. 
 
Supremacía nacional Las raíces de la supremacía nacional se encuentran en 
las disputas de los nuevos Estados nacionales de los siglos XIX y XX, 
controversias sobre los territorios fronterizos, ya que cada nación hablaba de 
derechos “históricos” coincidentes con el momento de su máxima extensión en 
el pasado. Muchos de los nuevos Estados, aunque fueran producto de una 
mezcla étnica, se consideraban como instrumentos de poder de la nacionalidad 
dominante o estatal, de todas las que habitaba el territorio y negaban la 
igualdad a las restantes nacionalidades en “su” Estado.24 
El nacionalismo ha solucionado muchas tensiones; pero al mismo 
tiempo, ha creado otras, en las que las aspiraciones modernas y las 
inmemoriales están a menudo inextricablemente confundidas. 
 
Los Movimientos Nacionalistas 
Es difícil prever el futuro del nacionalismo, ya que tiene elementos que le 
convierten en una fuerza fragmentadora dentro de un mundo de 
interdependencia creciente, una fuerza capaz de producir amargas tensiones y 
juicios unilaterales e interesados que amenacen la solución pacífica de los 
conflictos internacionales, por ejemplo el caso de los neo-nazis y la purificación 
de la raza Aria en Alemania. 
 Por otra parte, los movimientos nacionalistas pueden ser un factor 
importante para impedir que una o dos de las más poderosas potencias 
establezcan su hegemonía sobre la totalidad del planeta o en una parte 
importante del mismo. En este sentido, el nacionalismo sería una fuerza de 
resistencia frente a la uniformidad impuesta, un baluarte de la benéfica 
diversidad, individualidad y libertad de los grupos colectivos. 
 
24 Kohn, Hans, Ibid. p.309 
2. FORMACIÓN DE LA NACIONALIDAD MEXICANA 
 
Una vez definidos los dos conceptos claves de nuestro estudio, 
podemos iniciar un sencillo análisis sobre la historia de la nacionalidad 
mexicana, ya que para entender un movimiento nacionalista como éste de la 
Mexicanidad, resulta necesario comprender el proceso que vivió México. 
Considerando el apartado anterior, entendemos que la ideología grupal 
de las naciones hace que éstas tiendan a formar gobiernos soberanos, o en 
otras palabras, que las naciones tienden a formar Estados nacionales. John 
Stuart Mill definió la nacionalidad de la siguiente forma: “puede decirse que 
una parte de la humanidad constituye una nacionalidad si sus miembros están 
unidos entre sí por simpatías comunes, que no existen entre ellos y los demás, 
lo que los lleva a cooperar entre sí de mejor manera que con cualquier otro 
pueblo, a desear estar bajo el mismo gobierno y a desear que haya un 
gobierno integrado exclusivamente por ellos o por una parte de ellos”25
Sabemos que el Estado-Nación es una creación de la Ilustración que 
toma forma concreta hasta la Revolución Francesa, por 1789. Antes de ésta, 
los países de Europa se gobernaban por dinastías que no se identificaban 
étnicamente con los diversos pueblos que gobernaban. Este concepto de 
nacionalidad, se funda principalmente en la idea de que el pueblo26 es partícipe 
de un “pacto social” –entre ellos y el gobierno-, mediante el cual ejerce la 
soberanía27 sobre su propio devenir dentro de un territorio (Republicanismo) y 
este ejercicio de soberanía se realiza a través de la participación electoral de 
todo aquel que es considerado ciudadano28 (democracia).29 
 
25 Mill, John Stuart Consideraciones sobre el gobierno representativo Mexico, Herrero, 1966 
26 Conjunto de habitantes de un lugar, región o país 
27 Que es el poder supremo que posee el Estado. La Soberanía Nacional es la que 
corresponde al pueblo, de quien emanan todos los poderes. 
28 Individuo que goza de ciertos derechos políticos que le permiten tomar parte en el gobierno 
de un país. 
29 En este marco general, la pertenencia al pueblo francés era determinada por el nacimiento y 
la residencia de un territorio, Francia y la pertenencia a una “cultura francesa” común. Esta 
cultura se medía por factores como el manejo del idioma. Se dedicaron enormes esfuerzos 
para crear esa cultura compartida. Se imagina o trata de hablar del pueblo, como un conjunto 
de personas que participaban en una serie de experiencias comunes. Esta misma forma de 
concebir la pertenencia a la comunidad nacional se repitió en el enorme empeño que hubo en 
torno a la educación publica: en el esquema francés la educación pública es un instrumento de 
la nacionalidad, no sólo porque en ella se imparte una serie de conocimiento sobre la patria, 
sino de manera más sutil y también más importante--, porque representa una experiencia 
común para todos los franceses. Es también por esto que buena parte de los organismos 
Teniendo lo anterior en cuenta, un análisis de la nacionalidad mexicana, 
bien puede partir de la influencia de la ilustración en la formación del Estado-
Nación que es hoy día México. Sin embargo, para comprender ampliamente el 
desarrollo de las ideas y sentimientos nacionales mexicanos, y para fines 
prácticos de este trabajo, necesitamos revisar las ideas de nacionalidad que no 
corresponden plenamente a la de Estado-Nación y que tuvieron un papel 
importante en el desarrollo de esta idea, aún durante y después de la 
Independencia, cuando oficialmente ya se había abrazado una ideología de 
nacionalidad que correspondía, en sus trazas generales, al republicanismo 
francés y norteamericano. 
Nos referimos a la importancia de comprender la naturaleza de ideas 
sobre “nacionalidad” o sus equivalentes, tanto en la era prehispánica como en 
la época colonial. No se puede dejar de lado la revisión de algunas ideas 
españolas, porque es sobre la base institucional del Estado Español que se 
funda la nacionalidad mexicana; así mismo y de manera más general, veremos 
diversos tipos de ideologías comunitarias que han servido o que han 
obstaculizado la formación del sentimiento de nacionalidad mexicana. 
 
LOS MEXICAS 
 
Emprendemos nuestro análisis con los mexicas porque conocer las 
formas en que se daba la idea de comunidad en esa época, nos ayuda a 
concebir la diversidad del concepto de nacionalidad en la historia relativamente 
reciente de México (los últimos 500 años) y aún en la actual, ya que algunos 
aspectos de estas ideologías comunitarias han persistido; también porque las 
nociones de los antiguos nahuas corresponden en muchos puntos a las de 
otros grupos mesoamericanos y porque el Movimiento de nuestro interés, ha 
pretendido retomar algunas de las formas políticas del México Antiguo. 
Retomando a Lomnitz, sabemos que en esa época, los dominios de los 
Estados indígenas no correspondían a los límites de una sola comunidad 
 
culturales y burocráticos franceses funcionande manera centralizada y perfectamente 
“racionalizada”, es decir, estandarizada. A través de sistemas de exámenes y de 
acreditaciones: pertenecer a la cultura francesa significaba tener acceso a los mismos 
mecanismos de evaluación que todos los demás franceses. (Lomnitz: 344-345) 
lingüística territorial,30 así mismo, entendemos que la noción de comunidad se 
desarrolló de manera muy importante en la institución del calpulli, piedra 
angular del sentimiento de comunidad en la era mexica. 
En el momento de la conquista, el término calpulli tenía varios 
significados, pero el substancial trata de “una unidad económico-administrativa, 
que estaba formada por un grupo de personas relacionadas a través de un 
linaje (aparentemente familias nucleares y un jefe administrativo), real o mítico, 
dedicados a la misma ocupación, las cuales, al establecerse en determinado 
lugar, se apropiaban de cierta extensión de tierra”31
González Torres define al calpulli como “institución mesoamericana muy 
importante, originalmente gentilicia, que reconocían una ascendencia mítica 
común, que generalmente habitaba un territorio definido. Los especialistas en 
cierto oficio también solían ser miembros de un calpulli. Posteriormente y sobre 
todo en Tenochtitlan, el calpulli se convirtió en una especie de barrio y una 
forma administrativo organizativa de división de la tierra por los gobernantes”32
Los mexicas, una vez establecidos practicaron la agricultura temporal y 
de riego, pueblo de antigua tradición agrícola donde la tierra se convirtió en el 
medio más importante de producción. 33
En este sentido, la cuestión “nacional” en la era precolombina no 
dependía de lo “étnico” tal y como nosotros lo entendemos, como la 
pertenencia a un mismo grupo lingüístico, racial o cultural, sino de la 
pertenencia a un conjunto de comunidades que compartían aquellas 
características objetivas antes mencionadas: un territorio, una lengua, una 
autoridad y una identidad común respaldada en la historia y el gobierno. 
Los estudiosos opinan que son de igual importancia, dos aspectos del 
sentido identitario de la vida humana característico de los mexicas, expresados 
en las particularidades de la ideología del sacrificio y la esclavitud. Sin embargo 
 
30 “Las grandes ciudades, como Tenochtitlan, Texcoco o Azcapotzalco, albergaban migrantes 
de muchas zonas, incluyendo hablantes de varias leguas distintas, es decir que eran ciudades 
cosmopolitas. El gran Tlatoani de Tenochtitlán era señor no sólo de los nahualtlatos de 
Tenochtitlan, sino también de los otomís, mazahuas, etc. Aparte de los esclavos que podían 
vivir en la ciudad sin ser originarios de ella”. Lomnitz p.347 
31 Ibid p.73 
32 González Torres, Yolotl Diccionario de mitología y religión de Mesoamérica México, Ed. 
Larousse, 1999 p. 33 
33 Para información detallada sobre esto se puede consultar el articulo de González Torres, 
Yolotl “Formas de propiedad de la tierra entre los mexicas” en Relaciones de producción y 
tenencia de la tierra en el México Antiguo, México, INAH, 1981. 
para nuestro estudio consideramos que no es necesario adentrarnos en ellos, 
dado que en la ideología del Movimiento que estudiamos, son ajenos y aún 
más, negados como parte del México antiguo. 
 
LA COLONIA 
 
En esta etapa nos encontramos con una nueva complejidad debido al 
sistema de castas que prevalecía, ya que se reconoce la existencia de diversas 
relaciones jerárquicas establecidas por las diferencias raciales. 
Muchas de las comunidades indígenas mantuvieron de forma parcial 
varios de los atributos comunales del calpulli: en parte una relación estrecha 
con la tierra que se reflejaba de manera ritual y religiosa; en parte por una 
organización política parecida que respondía a las demandas de los españoles, 
como el tributo, el culto cristiano y los trabajadores. 
Buena parte de la organización territorial, política y religiosa de éstas, 
tendía a coincidir también, al modo del calpulli: , con unidades de parentesco; 
algunos de los barrios y las comunidades indígenas de la Colonia eran incluso 
continuaciones directas de los calpultin,34 sin embargo, mucho de esta 
coincidencia se fue quebrantando con la enorme mortandad que hubo ente los 
indígenas a lo largo del siglo XVI y con los movimientos de población que 
respondieron a las nuevas demandas económicas de los españoles. Además, 
para resolver las dificultades que se derivaban de controlar a las poblaciones 
indígenas dispersas, los españoles las “concentraban” en poblados más 
grandes.. 
Recordemos que en el plano ritual, cada pueblo adoptó uno o varios 
santos, que junto con el adoctrinamiento cristiano, permitieron mantener el 
estrecho vínculo que tenían con los dioses. De esta suerte, el espíritu 
comunitario indígena mantuvo, aunque de manera transformada, vínculos 
permanentes con la tierra, la familia y los dioses. 
Además, las comunidades indígenas coloniales se encontraban bajo un 
nuevo concepto racial, la categoría de indio era ante todo una categoría racial 
que a su vez también tenía implicaciones de Estado: “los indios (definidos 
racialmente) eran aquellos que podían aspirar a pertenecer a estas 
 
34 Plural de calpulli 
comunidades, e indios eran aquellos que tenían la obligación de rendir tributo, 
trabajo y obediencia a los españoles”35
De acuerdo con Lomnitz, los grupos mestizados comenzaron a pensar 
dos factores nuevos en el proceso de identificación social: el dinero y la 
aculturación hacia lo hispano.36 Estos dos factores están interrelacionados en 
la construcción de ideas de comunidad y por ello se tratarán en conjunto. 
Los españoles de la era colonial tenían un concepto genealógico de 
Nación. Los miembros de una nación descendían de una misma sangre, 
recordemos que el papel ideológico de la “sangre” en España es sutil y a la vez 
es crucial para comprender el proceso mediante el cual se conforma la 
nacionalidad mexicana. 
 Lomnitz nos relata: 
“La importancia de la sangre en el régimen español data de la 
Reconquista, en el periodo inmediatamente anterior al descubrimiento de 
América. En esas épocas hubo movimientos para separar y distinguir 
entre los “viejos cristianos”y los judíos y moros conversos. Este 
movimiento es parte de una tendencia más amplia que se registró en 
España de nacionalizar a la Iglesia católica, y de hacer de los españoles 
los caballeros defensores de la fe (y también los beneficiarios principales 
de la expansión de la fe.) Así, en la España medieval comenzaron a 
expedirse “certificados de limpieza de sangre”, sin los cuales un 
individuo descendía de muchas generaciones de cristianos. El concepto 
tiene especial interés antropológico porque liga dos aspectos 
importantes del honor: por una parte la confiabilidad del individuo y por 
otra la castidad de las mujeres del grupo. Como la honra se medía a 
través de la sangre, importaba mucho en esta ideología la paternidad y 
la maternidad biológicas, reforzando así los lazos entre el honor y el 
control sobre la virginidad, y después del matrimonio, sobre la fidelidad 
sexual en las mujeres.37 
Todo esto es importante porque esta noción española de sangre como 
algo que predice y que refleja el honor y la confiabilidad del individuo se 
convierte en la base de la idea española de nación, que era entendida como un 
grupo que mana de la misma sangre, por esto los españoles en el Nuevo 
Mundo reconocían la existencia de tres naciones: la nación española de viejos 
cristianos, la India y la africana. Sin embargo, el concepto de nación no era el 
único que operaba en la organización cultural del mundo de los españoles en 
América, porque de acuerdo al autor, encontramos al menos otros dos 
elementos de la nacionalidad: la patria y la aculturación. 
 
35 Lomnitz op.cit. p.352 
36 Entiéndasecomo el proceso de adaptación a lo hispano p.352 
37 Lomnitz op.cit. p.353-354 
La idea de patria reconocía la importancia del lugar donde se nacía y se 
criaba,38 nacer y crecer en cierta localidad influía en el desarrollo del individuo. 
La importancia que se le daba a la tierra es interesante porque complica el 
esquema puro de sangre; así, por ejemplo, había españoles que pensaban en 
el proceso de degeneración de la herencia que se daba en tierra americana: 
“un pimiento después de dos generaciones se convertía en chile, y un español 
trabajador tenía hijos criollos que se convertían en holgazanes”39o respecto a 
la aparición de castas por criollos decían: “se unen con la mulatas, de quienes 
han mamado, juntamente con la leche, las malas costumbres”40 Esta influencia 
de la tierra era pensada sobre todo en términos de los influjos físicos 
provenientes de las cualidades climáticas y químicas de los diversos lugares: la 
humedad, el calor, el frío, todo eso influía en el desarrollo de las cualidades 
humanas, aunque variaban las apreciaciones sobre la naturaleza o los efectos 
de tal o cual tierra en particular. En resumen, la tierra y la herencia eran 
componentes centrales de las personas y, por extensión, de la nación en la 
ideología española. 
El tercer factor importante en la concepción del grupo social era el de la 
aculturación a través del aprendizaje. Entendamos aculturación como el 
contacto de culturas,41 que en el caso de México se trata de una interacción 
indo-española. 
 Armados de estos datos, volvamos al caso del indígena que se separó 
de su comunidad, pues habíamos dicho que estos individuos podían aspirar a 
un lugar dentro de la nueva estructura a través del dinero y de la aculturación, 
incluyendo en algunas ocasiones el status quo anterior otorgándoles ventajas a 
los indígenas de origen noble. Se tienen ahora nuevos conceptos como el del 
 
38 “Este es el sentido original de la palabra criollo. Cuando un esclavo negro había nacido en 
Veracruz se decía que era criollo de Veracruz. Por eso la gente de la nación española que 
nacía en México era conocida como criollo de México y los indios eran criollos de las indias” 
(Lomnitz:354). En adelante llamaremos criollos a las personas cuyos padres son europeos de 
cualquier nacionalidad, mestizo es casi cualquier mexicano con porcentajes variables de 
sangre india y europea o asiática. Criollos y mestizos generalmente comparten una cultura 
mexicana, la cual tiene sus variaciones dependiendo de la clase social y de la región del país. 
39 Lomnitz op.cit. p.354 
40 Lafaye, Jacques Quetzalcóatl y Guadalupe, México, F.C.E. 2002, p.49. 
41 “Aculturación es el proceso de cambio que emerge del contacto de grupos que participan de 
culturas distintas. Se caracteriza por el desarrollo continuado de un conflicto de fuerzas, entre 
forma de vida de sentido opuesto, que tienden a su total identificación y se manifiesta, 
objetivamente, en su existencia a niveles variados de contradicción” Aguirre Beltrán Gonzalo. 
El proceso de aculturación en México, México, Editorial Comunidad--Instituto de Ciencias 
Sociales, 1970 p.36 
libre albedrío y el de patria y es a través de éstos que se entienden mejor las 
alternativas de los indios. Esto significó oportunidad de participación en la 
economía, integración a la neo-sociedad y asimilación a una organización más 
grande, en la que algunos podían aspirar a cierto progreso de su vida. 
Ahora nos acercaremos a los criollos; este grupo se distinguía de los 
peninsulares no por su cuna, sino por la autoridad española, que servía para 
discriminar en los terrenos del comercio, de la religión, del ejército y de la 
burocracia. Debido a esto no se puede hablar de un nacionalismo criollo (frente 
a los españoles), tal vez es más correcto el uso del término “patriotismo criollo”, 
es decir, de una conciencia colectiva fundada en la territorialidad, que 
avanzaba en el mismo sentido de lo que después crearía (o inventaría) a la 
nación mexicana. En los criollos “se observa una perfecta continuidad con un 
pasado, a lo largo del cual ha germinado lentamente la conciencia nacional 
mexicana”42 Por otra parte, es evidente que ese patriotismo criollo podía 
también encontrar apoyos fuera de ellos mismos, entre todos aquellos 
individuos mestizados que no pertenecían ya a una comunidad indígena y para 
quienes la pertenencia a una patria bien valorada podía ser importante. 
Por último, es interesante notar la posición de los esclavos africanos 
frente a estas cuestiones de patria, nacionalidad y comunidad. A diferencia de 
los indios, para los españoles los esclavos no tenían ninguna pertenencia 
cultural (heredada o propia), y además, la legitimación misma de la esclavitud43 
por la que a éstos se les obligaba a recibir una instrucción cristiana, bajo la 
supuesta esperanza de que después de sufrir todas las penas de una vida 
dedicada al servicio incondicional, pasarían a mejor vida. A diferencia de los 
indios, los esclavos no eran redimibles como comunidad, sino únicamente 
como individuos y eso sólo después de la amargura de la esclavitud. Debido a 
esto, siempre se intentó evitar la construcción de comunidades negras: se 
prohibió la asociación de más de dos negros y de todas las, con la excepción 
de las cofradías religiosas, y aun éstas tuvieron épocas de ilegalidad por su 
potencial subversivo.44
 
42 Lafaye Op.cit. p.125. 
43 Que era la de deshacer a pueblos que se resistían a la evangelización: en principio, los 
esclavos eran cautivos de “guerras justas”, es decir, de guerras contra infieles que se negaban 
siquiera a oír a los evangelizadores 
44 Aguirre Beltrán G. La población negra en México, México, 1946 
Las consideraciones anteriores nos parecen fundamentales para 
comprender el desarrollo de la nacionalidad mexicana propiamente dicha, pero 
antes de pasar a ese tema, es importante mencionar además un efecto político 
del régimen colonial. El sistema mismo, por sus características, ayudó a 
delinear el Estado–Nación, pues la figura del Virrey, como responsable último 
de todas las ramas de gobierno –no sólo las administrativas sino también la 
eclesiástica y la militar--, ayudó a los criollos y sus diversos aliados a imaginar 
un nuevo Estado que se quiso construir con la Guerra de Independencia. Un 
Estado centralizado en la Ciudad de México, regido por patriotas mexicanos y 
no por peninsulares. Ejemplo de esto lo encontramos en el complot de Guillén 
Lampart, del que Lafaye resume: 
“Su programa, por utópico que pueda parecer desde ciertos 
aspectos, era entonces perfectamente coherente: respondía a las 
aspiraciones de los sectores más insatisfechos de la sociedad: los 
monjes, la aristocracia criolla y los esclavos, accesoriamente los 
caciques indios. La nación mexicana estaba ya allí, y el programa de la 
Independencia quedaba esbozado con todo lo que implicaría de 
referencia al pasado mucho más que al futuro”45
 
 
LA NACIONALIDAD EN EL MÉXICO NACIENTE 
 
Cuestión central durante la Revolución de Independencia fue ¿cómo 
transformar al patriotismo criollo en un nuevo nacionalismo? Pues se trataba de 
incluir a los grupos sociales nacidos en México, pero que, en los términos 
hispanos del siglo XVIII, no pertenecieran a la “nación” europea. 
Lomnitz nos dice que éste problema se presentó como una cuestión 
práctica antes que como un problema teórico, ya que se necesitaba saber 
cómo hacer que la “patria” inspirara y movilizara a sujetos que no pertenecían a 
la comunidad privilegiada de los criollos y además fuera tan relevante que 
opacara la cuestión de las clases y de las castas.46
Las respuestas sencillas fueron dos. En primer lugar se podía redefinir la 
idea de nación y de nacionalidad, de tal forma que la pertenencia a una patria 
común determinara y definiera la pertenencia a una nación. Ensegundo lugar 
se podía mantener el sistema multicultural con una élite europea, pero en un 
 
45 Lafaye Op.cit. p.65-66. 
46 Lomnitz op.cit p.357 
contexto en el que todos se beneficiaran porque todos, indios, negros, etcétera, 
amaban a la misma patria.47 A nivel práctico, desde luego existen diversas 
formas de mezclar estas dos opciones, y de hecho ambas fueron combinadas 
completamente. Lo importante es ver que cualquier ideología independentista 
tiene un fondo patriota común, es mucho más sencillo compartir un amor por la 
patria que ponerse de acuerdo respecto a cuáles eran las características de la 
Nación. 
De igual forma, encontrar símbolos que la representen: “el suelo sagrado 
de la patria, el águila azteca, los volcanes, la plata que se extraía, el cielo del 
Altiplano y también las pirámides y las grandezas de la cultura indígena 
prehispánica, cuyos restos materiales formaban ya parte de la tierra y cuyos 
restos simbólicos dotaba al paisaje de un nombre propio: México, no Nueva 
España”48 
Este conjunto de símbolos que se pueden llamar propiamente patrios (y 
no estrictamente nacionales) se habían ido desarrollando desde los inicios del 
patriotismo criollo, a fines del siglo XVI, y para la época de la Independencia ya 
se habían constituido en un repertorio bien conocido: las obras artísticas que 
ensalzaban los productos y paisajes del Nuevo Mundo, la presentación de las 
civilizaciones precolombinas como paralelas a las de la antigüedad clásica de 
Grecia y Roma, y la afirmación de la legitimidad y de la autonomía del 
cristianismo mexicano a través del culto guadalupano y la búsqueda de un 
cristianismo prehispánico en figuras tales como Quetzalcóatl, la cruz de 
Palenque etcétera; éste proceso de mexicanización o “re-mexicanización” -dice 
Lafaye-, ya había ganado todas las capas de población, “era imposible de otra 
forma ante este panorama”49
La novedad del patriotismo independiente a esta tradición criolla fue que, 
establecido el Estado mexicano, se pudo proceder a darle estatuto oficial a 
estos símbolos. Así, Hidalgo enarboló el estandarte de la Virgen de Guadalupe, 
José María Morelos usaba una bandera con el águila en el nopal y la 
inscripción Viva la Virgen María; Iturbide también adoptó el águila azteca y en 
1821 formó la Orden de Guadalupe para soldados, insurgentes, profesores y 
 
47 Ibidem 
48 Lomnitz op.cit p.358 
49 Lafaye op.cit. p.108 
eclesiásticos destacados. Se imprimieron las primeras monedas con la figura 
del águila azteca. Desde 1821 a 1853 se compusieron varios himnos 
nacionales, hasta que se adoptó la canción patriótica de González Bocanegra 
en 1854. 
Sin embargo, esta formulación de signos y objetos sacros de la patria, 
no tuvo una contrapartida tan simple en la definición de la nación, y podemos 
decir que la cuestión propiamente nacional ha sido polémica desde entonces. 
Las formas en que se identificó la patria con la nación fueron 
evolucionando de maneras interesantes que nosotros sólo veremos muy 
esquemáticamente. 
 
SIGLO XIX 
 
Liberales y conservadores 
Con la proclama de defender la Independencia, liberales y 
conservadores entablaron enconadas luchas por las diferencias ideológicas, 
ambos perseguían la paz y el progreso de la nación recién independizada, pero 
diferían notablemente en la forma de conseguir ese propósito, lo que los llevó a 
constantes conflictos sobre la organización política de México. 
Los liberales eran firmes partidarios de instaurar una República Federal; 
los conservadores propusieron el modelo de República Unitaria o Centralista, 
sin excluir a la monarquía. 
Los conservadores defendían el mismo antiguo orden social de la 
Colonia que se basaba en privilegios y favores en beneficio de ciertos grupos, 
sostenían que el ejército, la Iglesia y las minorías acaudaladas (y educadas), 
debían conservar su poder. Brading nos dice que “ignoraban la historia azteca 
como un fenómeno irrelevante y buscaban hacer de la Colonia, Nueva España, 
el verdadero y único pasado mejicano aceptable. El hispanismo surgía de una 
nueva reacción contra el indigenismo presente”; a esto, se sumaba el voto al 
catolicismo, se quería proteger a la iglesia contra cualquier interferencia secular 
y proteger su propiedad y privilegios ya que en esta veían el lazo común que 
ligaba a todos los mexicanos, cuando todos los demás habían sido rotos.50 
 
50Bradin, David “La reacción” Los orígenes del nacionalismo mexicano. México, ERA, 2000, 
p.109-115 
Los liberales creían en la libertad y en la soberanía de la voluntad 
general, en la educación, la reforma, el progreso y el futuro. Los ideólogos 
liberales contemplaban una república federal democrática, gobernada por 
instituciones representativas, una sociedad secular libre de la influencia 
clerical, una nación de pequeños propietarios, campesinos y maestros 
artesanos, con el libre juego del interés individual liberado de las leyes 
restrictivas y del privilegio artificial. Irrevocablemente individualistas, asumían la 
doctrina económica clásica de la mano invisible que armonizaba los intereses 
del individuo, con los de la sociedad. Una vez que hubieran desaparecido los 
obstáculos que impedían el desarrollo de la libre empresa, la actividad del 
Estado quedaba reducida a la defensa nacional, la educación y la seguridad 
interna. Pensaban que la libertad traería el progreso y la prosperidad. 
Como verdaderos herederos de la Ilustración, los liberales mexicanos 
juzgaban que la Iglesia católica representaba el principal obstáculo al progreso 
y al desarrollo de una sociedad moderna porque en tres áreas vitales la Iglesia 
bloqueaba las aspiraciones liberales: la acumulación de propiedades, los 
privilegios legales y el control de la educación. Otro obstáculo al progreso era la 
supervivencia del indio como entidad legal; más un estorbo que un desafío, el 
indio manifestaba muchos de los defectos de la Iglesia, la solución fue la 
Reforma, cuando los pueblos de indios así como las instituciones eclesiásticas 
y los ayuntamientos fueron clasificados como corporaciones y legalmente 
descalificados como sujetos de propiedad de la tierra, obligados a distribuir sus 
bienes entre individuos habitantes de los pueblos, en una generación muchas 
comunidades perdieron su tierra y su identidad indígena. 51
Si bien las dos facciones, liberales y centralistas, tenían una fuerte 
posición en el gobierno, el credo dominante de la nación política era el 
liberalismo y la verdadera división de la política mexicana residía entre las 
diferentes facciones de esta ideología. El liberalismo abarcó casi cuatro 
décadas, atravesó diversas fases y obtuvo el apoyo de un amplio grupo de 
intereses. 
 
La nueva nación 
 
51Bradin, David op.cit. p.101-109 
Durante el siglo XIX, en general hubo un movimiento más o menos 
uniforme por hacer de la Patria el criterio definitorio de nación, como 
mencionamos antes, las formas en que se identificó la patria con la nación 
fueron evolucionando. 
En los primeros años de la vida independiente, uno de los legados que 
se le atribuyó uniformemente a la nación fue la religión católica.52 La Iglesia se 
considera un legado fundamental e innato de la nación mexicana en la era 
independiente temprana, este lazo de la nación con la religión no se rompe sino 
hasta la Constitución de 1857 y el proceso de desnacionalizar a la religión (que 
nunca fue logrado en su totalidad) y la sustitución de esa fe por la democracia 
liberal y universalista, es una parte central de la historia de la nacionalidad 
mexicana. 
Por otra parte, independientemente del apoyo que la nacionalidad pudo 
encontrar en la religión, la dificultad que se tenía para definir a la nación se 
reflejaba en losvaivenes que hubo en los modos y maneras que en ésta se 
sentía y se representaba.53 
Por un lado, se trató de hacer de la patria, el criterio definitorio de la 
nación, con el principio de que todo aquel nacido en México era considerado 
mexicano, pues una de las diferencias centrales entre México y Nueva España, 
era que la pertenencia supuesta a una nación común (definida a través de la 
patria común) hacía posible que los pueblos campesinos y otros contingentes 
pobres hicieran sus reclamaciones políticas en términos de derechos 
ciudadanos y no en los términos de pertenencia a una casta subordinada. Sin 
embargo, esta transformación también podía significar la pérdida de ciertas 
prebendas para grupos subalternos, sobre todo para los indios. Desde los 
primeros años de la Independencia comenzó el asalto ideológico y real a las 
tierras comunales de los pueblos, y a otras instituciones de la comunidad 
 
52 Recordemos que en 1808 se dieron las tres garantías: religión única, unión de todos los 
grupos sociales e independencia de México. Ya en 1821 por el Tratado de Córdoba queda 
consumada la Independencia y se retoman las garantías. La Iglesia se considera un legado 
fundamental de la nación mexicana en todos los principales actos y documentos de la era 
independiente temprana, empezando por la apropiación de la Virgen de Guadalupe por el Cura 
Hidalgo y pasado por los planes políticos de Morelos e Iturbide y por la Constitución de 1824. 
En las Siete Leyes de 1836 se estipulaba que los mexicanos tenían la obligación de profesar la 
religión católica, y ni siquiera las leyes anticlericales promovidas por José María Luis Mora en 
1833 minaron el estatus oficial del catolicismo. 
53 Lomnitz op.cit. p.359 
indígena tales como los hospitales, los puestos públicos, las escuelas, los 
manejos de cajas de comunidad y por supuesto su propia percepción como 
individuo. 
Este asalto tenía como contrapartida los movimientos indigenistas que 
buscaban identificar a la nación con la raza indígena54 y se expresaron en las 
esferas políticas y en conflictos regionales;55 sin embargo, esta posición 
política iba en contra del precepto central del liberalismo, que era la ideología 
dominante del movimiento independiente, según la cual una República está 
compuesta por una patria aunada a una Nación soberana. 
Para 1850 era ampliamente aceptado que sólo la mitad de la población 
de México era india, el resto, clasificado durante la colonia como españoles 
americanos, mestizos y mulatos, compartían una cultura radicalmente diferente 
que la española de origen, había adquirido suficientes características locales 
como para ser mejor definida como simplemente mexicana.56 
El mestizo era el nuevo mexicano, era la nueva raza nacional; esta idea 
en un principio se limitaba al reconocimiento de la grandeza de sus 
predecesores, tanto indígenas como españoles, pero fue Juárez quien le dio 
forma. Mientras que por un lado se buscaba mantener los espacios de 
comunidad indígena dentro de un marco nacional pluralista, Juárez buscaba 
darle un nuevo lugar, se puede decir “ascender” al indio al nivel cultural de los 
europeos, dándole la oportunidad y los recursos. Así, el liberalismo de Juárez 
buscaba redimir al indio a través del acceso a los bienes de la ciudadanía: 
educación, derechos universales, igualdad. Por eso la visión nacional de 
Juárez fue la primera y tal vez la única que manó verdaderamente de los 
ideales nacionales, democráticos y universalistas de la Revolución Francesa.57
Juárez buscaba formar una nacionalidad compuesta por una ciudadanía, 
definida a través del nacimiento común en una patria, que tenía una verdadera 
igualdad de acceso a la protección y a la representación en el Estado. Rompió 
 
54 Ibidem 
55. “Los conflictos regionales fueron llamados “guerras de castas”, pero deben ser entendidos 
también como movimientos nacionales, porque se reconocieron como conflictos entre 
indígenas, criollos y ladinos, (definidas en general en un lenguaje de “sangre”), por el manejo 
de territorio y apropiación de la religión. Estallaron hacia fines de la década de 1830 y en los 
años que van de 1840 a 1869”. Florescano, Enrique Etnia, Estado y Nación, México, Aguilar, 
1998, p.474. 
56 Brading op. cit.. p.129 
57 Lomnitz op.cit p.364 
el lazo privilegiado que había mantenido hasta entonces la Iglesia con la 
nacionalidad mexicana, ya no se necesitaba una Iglesia nacional para legitimar 
el país, bastaba la libertad e igualdad de los mexicanos bajo el manto de la ley 
y el marco de la patria.58 Sin embargo fue más fácil desnacionalizar la Iglesia 
que construir una ciudadanía nacional. Las Leyes promovidas por Juárez 
contribuyeron a erosionar a las comunidades indígenas que habían mantenido 
la herencia comunitaria del calpulli, desmembramiento que aumentó con el 
desarrollo capitalista y con la “paz y orden” porfiriana, incluso en el siglo XIX el 
término indio cobró una nueva acepción, fusionando factores de raza con 
factores de clase significaba pobre, inculto, moreno, sucio, etcétera. 
En realidad la mayoría de los pobres de México seguían excluidos de los 
derechos nacionales (igualdad ciudadana, educación pública, derecho de 
representación en el Estado), pues los recursos de la burocracia nacional eran 
escasos y su control era utilizado primordialmente para el desarrollo de las 
clases sociales en el poder durante esa época. 
La lucha por el poder y la lucha de clases en este periodo, se convirtió 
también, en algunos sectores, en una lucha nacional, pues el progreso logrado 
durante el porfiriato, se fundó en buena medida en concesiones a capitales 
extranjeros, y los sectores sociales que quedaban afectados negativamente por 
ellos, se aliaron con los grupos políticos excluidos del monopolio que el grupo 
de Don Porfirio ejercía sobre el aparato burocrático. Estas alianzas dieron inicio 
a la Revolución.59
 
REDEFINICIÓN DE LA NACIONALIDAD A PARTIR DE LA 
REVOLUCIÓN 
 
El nacionalismo revolucionario se basó en dos puntos básicos: la 
doctrina de la igualdad entre las razas y en la idea de que el mexicano era un 
descendiente por partes iguales de lo español y lo indígena. 
Durante la década de los veinte, estalló una efervescencia nacionalista 
que redescubrió y recreó la cultura india, así como la tradición popular. La 
construcción de un nacionalismo que reconocía sus raíces indias y la existencia 
 
58 La figura misma de Juárez, y de muchos de los hombre de su generación, eran una prueba 
viviente de que estos ideales eran alcanzables. 
59 Lomnitz op.cit p.365 
de una rica tradición popular (ambas ignoradas durante el porfiriato), parecía un 
inmenso proyecto destinado a construir un nuevo país. 
El mestizo era imaginado como hijo de un padre español y de una madre 
indígena. Lomnitz nos explica: 
“La importancia de esta formula es doble: por una parte ubica a 
la conquista española como el punto de origen de la raza y de la cultura 
nacional, y permite así que se desarrolle o se fortalezca toda una 
mitología nacional a partir de este hecho, por otra parte, y esto es quizás 
aún más importante que lo anterior, la identificación de lo europeo con lo 
macho y la feminización de lo indígena permitió la formulación de un 
nacionalismo que fue a la vez modernizante y proteccionista”60 
 
A través de la postulación del mestizo como protagonista de la 
nacionalidad, se conforma un nacionalismo que era a la vez modernizador y 
proteccionista, popular y autoritario. Ramos en su obra El perfil del hombre y la 
cultura en México, nos habla de dos mundos: “uno es primitivo y pertenece al 
indio, el otro civilizado y es del dominio del hombre blanco”61 el mestizo 
proviene de este mundo “primitivo”, y al igual que su padre europeo, tenía una 
propensión hacia la acción, hacia

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