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UNIVERSIDAD NACIONAL 
AUTONOMA DE MEXICO 
FACULTAD DE FILOSOFIA y LETRAS 
LATIN TARDIO E HISPANORROMANCE TEMPRANO. 
UN ESTUDIO GRAMATICAL DE LAS GLOSAS 
EMILlANENSES y SILENSE~~i? 
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PARA OBTENER EL TITULO 
LICENCIADA EN LETRAS CLASICAS 
QUE PRESENTA 
MARIA LAURA ESPINOZA GUTIERREZ 
DIRECCION DE TESIS: 
CONCEPCION COMPANY COMPANY 
MEXICO, D. F. 
.....\I,n.l'AO DE FllOSO"~ 
y LETRAS 
~IO~OE 
F"M'AiI Ot A81LA ~ 
2005 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
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1. Introducción 
1.1. Justificación 
1.2. Objetivos 
ÍNDICE 
1.3. Corpus y metodología 
1.4. Estructuración de la tesis 
2. Estado de la cuestión 
3. Las Glosas. Descripción codicológica y paleográfica 
3.1. El manuscrito Aemilianensis 60 
3.1.1. El códice 
3.1.2. Las anotaciones 
3.2. El manuscrito Adittions 30853 
3.2.1. El códice 
3.2.2. Las anotaciones 
4. Análisis fonológico 
4.1. Fenómenos fonológicos identificados desde el latín 
4.2. Mecanismo de la glosa 
5. Análisis morfosintáctico 
5.1. Categorías léxicas 
5.1.1. Categorías léxicas del latín 
5.1.2. Categorías de la lengua glosante 
5.1.3. Categorías: comparación general 
5.2. Categorías plenas vs. gramaticales 
5.3 . El artículo 
5.4. Casos glosados 
5.5. Verbos glosados 
5.6. Ajuste del género neutro 
6. Análisis léxico 
6.1. Tipo de ajuste de la glosa con respecto al latín 
6.2. Conservación de la raíz en las palabras glosadas 
6.3. Glosa con contenido interno 
Conclusiones 
Bibliografia 
Corpus 
Referencias bibliográficas 
Bibliografia de apoyo 
7 
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87 
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Índice de cuadros 
CUADRO 1 Control cuantitativo 
CUADRO 2 Principales cambios fonológicos 
CUADRO 3 Otros cambios fonológicos 
CUADRO 4 Mecanismo de la glosa 
CUADRO 5 Continuum de lengua glosante 
CUADRO 6 Categorias léxicas del latín 
CUADRO 7 Categorías nominales del latín 
CUADRO 8 Categorías verbales del latín 
CUADRO 9 Categorías relacionales del latín 
CUADRO 10 Categorías léxicas de la lengua glosante 
CUADRO 11 Categorías nominales de la lengua glosante 
CUADRO 12 Categorías verbales de la lengua glosante 
CUADRO 13 Categorías relacionales de la lengua glosante 
CUADRO 14 Comparación general de categorías léxicas 
CUADRO 15 Categorías plenas vs. gramaticales del latín 
CUADRO 16 Categorías plenas vs. gramaticales de la lengua glosante 
CUADRO 17 Comparación general de categorías plenas vs. gramaticales 
CUADRO 18 El artÍCulo 
CUADRO 19 Casos glosados 
CUADRO 20 Análisis morfológico general de los verbos glosados 
CUADRO 21 Cuadro comparativo de la morfología de los verbos glosados 
CUADRO 22 Género neutro 
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CUADRO 23 Tipo de ajuste de la glosa con respecto al latín 
CUADRO 24 Tipos de glosas 
CUADRO 25 Glosas latinizadas vs. romances 
CUADRO 26 Conservación de la raíz en las glosas 
CUADRO 27 Glosa 89 
75 
76 
77 
80 
81 
J'acanos Veus omníyotens ta{ ser6ítío fere ~e áenante eCa sua face 
Bauáíoso seBamus . .J\.men 
('Em.,89) 
A mis padres, a mis hermanos y, en especial, 
a mis sobrinos: Mariana, Rogelio y Julio. 
A mis maestros: Concepción Company, 
Patricia Villaseñor, Pedro Tapia, Raúl 
Torres, Juan Carlos Rodríguez y José Tapia. 
A mi Universidad. 
, . 
CAPíTULO 1 
INTRODUCCIÓN 
Nadie desconoce que la herencia idiomática de los pueblos hispanohablantes hunde 
profundamente sus raíces en el latín. Sin embargo, el camino recorrido por el idioma 
español durante los varios siglos de su gestación, antes de surgir en los primeros escritos 
como una lengua claramente distinta del latín, en buena parte es un misterio todavía, pues 
no contamos con testimonios escritos que reflejen los cambios graduales que experimentó 
hasta su configuración como lengua española. 
Hasta que llegó el día en que unos monjes, hablantes de este nuevo idioma, sintieron la 
necesidad y se atrevieron a poner por escrito. palabras y frases de la lengua que hablaba el 
pueblo. Este hecho trascendente para el español tuvo lugar en los monasterios de San 
Millán de la Cogolla y Santo Domingo de Silos durante el siglo XI, yesos testimonios son 
conocidos de todos, en la actualidad, con el nombre de Glosas emilianenses y Glosas 
silenses. 
1.1. Justificación 
A pesar de la gran importancia que las Glosas emilianenses y las Glosas si/enses tienen 
para la historia del español, como los primeros textos que testimonian deliberados intentos 
por plasmar de manera escrita el hispanorromance, han sido poco estudiadas desde un 
plUlto de vista lingüístico --el estudio presentado por Wolf es muy bueno, pero sólo se 
limita a las Glosas emilianenses- excepto en el nivel fonológico y un poco en el léxico. 
Esta situación no deja de ser inquietante pues sabemos que el nivel gramatical, la forma 
y el funcionamiento interno de la lengua, determina su estructura y esa estructura es como 
es, "por la influencia de su propia vis o ratio del pueblo que la habla" (Echarte 1996:86). 
Por otra parte, si bien es cierto que todos los expertos concuerdan en el hecho de que las 
anotaciones de los códices emilianese y silense muestran un mismo dialecto y un mismo 
estado de lengua, hasta ahora no se han presentado investigaciones que de manera 
sistemática hagan clara la relación que existe entre ellas. 
Particularmente, llama la atención que los trabajos realizados hasta ahora no hayan 
tomado en consideración el latín del texto de forma metódica en sus estudios, pues es dificil 
dar cuenta de los cambios que experimentó la: lengua latina hasta convertirse en el romance 
de las Glosas sin considerar el idioma base' que pretenden clarificar (Martín Zorraquino 
2002:865) no de manera general sino específica, como intento hacer en mi investigación. 
1.2. Objetivos 
El propósito de este trabajo es analizar sistemáticamente el texto latino glosado y la lengua 
de las glosas para determinar cuáles fueron los principales problemas de entendimiento que 
hicieron necesaria la confección de tales anotaciones. 
Antes de continuar, es necesario hacer la siguiente precisión: para los fines de este 
trabajo, he denominado al latín del texto "lengua glosada", en tanto que para ref~rirme al 
idioma en el que fueron escritas las glosas elegí el término "lengua glosante", pues una 
8 
parte de las anotaciones está en romance, y la otra en lengua latinizada, es decir, en una 
lengua que morfológícamente no es romance, aunque desde el punto de vista sintáctico o 
semántico sí lo sea. 
Los objetivos específicos de esta investigación son tres: 
a) Hacer un análisis gramatical de cada una de las palabras latinas del texto, anotadas 
en las 145 glosas emilianenses y en las 368 glosas silenses, que pennita detenninar 
los aspectos morfosintácticos particularmente problemáticos para los glosadores, ya 
que este nivel lingüístico es clave para conocer el grado de diferenciación que había 
alcanzado el hispanorromance con respecto al latín (vid. capítulo 5). 
b) Hacer un análisis fonológico y léxico de las lenguas glosada y glosante que 
complemente la infonnación del estudio morfosintáctico con el fin de tenerun 
panorama completo del estado de lengua que presentan las Glosas (vid. capítulos 4 
y 6). 
c) Dar cuenta mediante los análisis de los cuatro niveles de lengua anteriores de las 
similitudes y diferencias que presentan las lenguas glosantes de ambos manuscritos 
y, así, establecer la relación existente entre ellas (vid. capítulos 3-6). 
1.3. Corpus y metodología 
Aunque presentaré una descripción codicológíca y paleográfica detallada de los códices 
emilianense y silense en el capítulo 3, señalo en este apartado los datos necesarios para 
hacer comprensible la metodología que he seguido a lo largo de la investigación. 
Los manuscritos contienen glosas sólo en algunas secciones; el códice emilianense en: 
Excerpta fol. 26v-28r, Lectionario 64r-67r y Sermones fol. 67v-88r, y el silense en: 
9 
1I 
Poenitentiale 31Or-324v. Cabe señalar que en esta investigación sólo tomé en cuenta las 
glosas propiamente dichas del códice emilianense, es decir 145 glosas, pues de haber 
incluido las anotaciones interlineales (vid. infra, capítulo 3) no hubiera sido posible la 
comparación con las Glosas silenses que carecen de ellas. 
El total de las glosas es de 519, sin embargo el corpus con el que trabajé es de 605 
glosas, la diferencia obedece a que algunas anotaciones están compuestas por más de una 
palabra, de manera que para una glosa como la Em., 107 te"ibilem > paboroso uel 
temeroso, conté dos glosas. Cuando el factor controlado lo requirio usé otras cifras, pero he 
proporcionado la información oportuna en la introducción de la sección correspondiente. 
CUADRO l. Control cuantitativo 
total de palabras total de páginas total de glosas porcentaje promedio 
en el texto de texto glosado de glosas 
x página muestra 
emilianenses 
2439 30 178 
7% 
6 
(178/2439) 
si/enses 
3874 30 427 
11% 
14 
(427/3874) 
total 
6313 60 605 
10% 
10 
(605/6313) 
Recurrí a porcentajes porque, como muestra el control cuantitativo, la cantidad de palabras 
glosadas y la de glosas no es la misma en ambos manuscritos, de manera que utilizar 
números absolutos imposibilitaría una comparación apropiada entre los dos textos. Nótese 
que el promedio de glosas en el silense sobrepasa al emilianense en más del doble, pero el 
10 
promedio porcentual muestra que la diferencia sólo es de 4 puntos. Es oportuno señalar en 
este lugar que no manejé fracciones decimales en los porcentajes, para ello aproximé la 
cifra al entero siguiente o al anterior, según sobrepasa o no el 0.5 del entero en cada 
ocasión. 
En cada capítulo y sección se proporcionan ejemplos pertinentes para ilustrar los 
factores en cuestión, estos ejemplos muestran la palabra o palabras latinas del texto y la 
glosa correspondiente o la glosa y la voz latina glosada, según sea necesario. 
La edición de las Glosas emilianenses y de las Glosas si/enses que he utilizado para 
extraer el corpus de la investigación es la edición paleográfica y facsimilar de Ruiz 
Asencio. La razón de esta elección es que contiene ambos textos y además, se trata de una 
edición crítica, de manera que ofrece las diferentes lecturas proporcionadas por otros 
editores -en el caso de las emilianenses, por Menéndez Pidal, GarcíaLarragueta y Wolf; y 
en el caso de las siler.ses, por Priebsh y Menéndez Pidal- para las glosas borrosas que son 
de dificil interpretación. 
1.3. Estructuración de la tesis 
La tesis consta de cinco capítulos, además de la presente introducción. El "Estado de la 
cuestión", capítulo 2, proporciona los antecedentes del tema. "Las Glosas: descripción 
codicológica y paleográfica", capítulo 3, suministra una descripción detallada de los 
códices emilianense y silense así como de las anotaciones correspondientes, objeto de este 
trabajo. 
La columna vertebral de la tesis está conformada por los capítulos 4, 5 Y 6 
correspondientes a los cuatro niveles de la lengua: el análisis fonológico, capítulo 4, el 
11 
análisis morfosintáctico, capítulo 5, y el análisis léxico, capítulo 6. El capítulo 4 abarca los 
principales cambios fonológicos que se observan en la lengua de las glosas con respecto al 
latín; luego, tomando como base la información obtenida de él propongo un continuum de 
lengua glosante. 
El capítulo 5 presenta un análisis de los factores morfosintácticos más frecuentemente 
anotados por los monjes glosadores; el estudio comienza con las categorías gramaticales de 
ambas lenguas, del latín y de la lengua glosante; además, con la finalidad de presentar un 
análisis completo de este aspecto básico de la lengua, añadí el estudio de las mismas 
categorías desde una perspectiva semántica. En seguida, dedico un breve apartado a la 
nueva categoría netamente romance: el artículo. El análisis de los casos es un factor 
determinante de este capítulo, pues fue el sistema nominal, como es sabido, el que sufrió 
los cambios más radicales en el paso del latin al hispanorromance. En el estudio de los 
verbos más glosados encontraremos diferencias importantes entre el sistema verbal del latín 
y el de la lengua glosante, así como datos interesantes que diferencian el estilo de los textos 
emilianense y silense. Finalmente, este capítulo concluye con un análisis del ajuste que 
experimentó la categoría lingüística del género. 
El capítulo 6 está dedicado al nivel léxico, en él analizo la tipología léxica de las glosas: 
el tipo de ajuste que hace la glosa con respecto del latín, y las tres lenguas empleadas para 
las anotaciones. Por último, un apartado de este capítulo mostrará el análisis de la única 
glosa que tiene contenido interno, la emilianense 89. 
Finalmente, en el capítulo 7, "Conclusiones", se hace un breve recuento de los dieciséis 
factores que constituyen la investigación y las conclusiones a las que me condujeron. 
12 
CAPÍTULO 2 . 
ESTADO DE LA CUESTIÓN 
Los aspectos abarcados hasta ahora por los estudiosos de las Glosas pueden agrupase 
básicamente, a mi modo de ver, de la siguiente manera: 1) codicológico-paleográficos y 2) 
lingüísticos. 
1) Aspectos codicológico-paleográficos 
Desde esta perspectiva de análisis podemos hablar de dos puntos de interés: la fecha y el 
lugar de confección de las glosas. Menéndez Pidal (1926/1986:381), Millares CarIo 
(1929/1983) y Díaz y Díaz (1996:665) las sitúan hacia el siglo x, en tanto que Ruiz Asencio 
(1993:96), Carrera de la Red (1992:581) y Bezler (1991 :354) consideran la data más segura 
en algún momento del siglo XI. 
En cuanto al lugar de la inserción de las glosas, Menéndez Pidal (1926:381) no duda en 
señalar a San Millán y Silos respectivamente. Ruiz Asencio (1993:108,118) y Díaz y Díaz 
(apud Ruiz Asencio 1993:108) concuerdan en el hecho de que no se tienen elementos 
suficientes todavía para señalar una localidad específica, aunque este último (Díaz y Díaz 
1996:661) sí cree posible que las anotaciones al ms. silense se hayan hecho en el 
scriptorium de Santo Domingo de Silos. 
13 
, I 
2) Aspectos lingüísticos 
Aunque en este punto es dificil separar de manera tajante los temas abordados por los 
lingüistas, podemos hablar de aspectos fonológicos, . léxicos, morfosintácticos y 
sociolingüísticos. 
Dentro de los temas fonológicos más discutidos tenemos la importante cuestión de si las 
glosas representan o no una escritura fonética. Lapesa (1942/1988:115,116), Hernández 
Alonso (1993:75), Wright (1998:968), Wolf (1996:33), Jesús de Bustos (2000:77) y Penny 
(1998:592) están a favor de considerar la escritura de las glosas fonética, es decir, 
concuerdan en señalar que las grafias representan fonemas vernáculos. Emiliano, por su 
parte, cree que las glosas son un caso de escritura grafo-Iexémica, I esto es, el glosador 
habría hecho "corresponder a las formas fonémicamente opacas de la escritura latina 
formas ortográficas alternativas, equivalentes pero estructuralmente más transparentes" 
(1993:237). 
Determinar el dialecto en el que se escribieron las glosas ha sido otro factor primordialde estos estudios: Hernández Alonso (1993:64) las adscribe al dialecto castellano-riojano, 
pero Lapesa (1942/1988:115) las considera representantes del dialecto navarro-aragonés, 
mientras que Menéndez Pidal (1926/1986:382) y, especialmente, Wolf (1991/1996:65) 
creen que son estrictamente aragonesas. A este respecto, Wright (1998/970) piensa que no 
había distinciones dialectales importantes entre los reinos de Aragón, Navarra y Castilla 
hasta fines del siglo XIII. Así, las Glosas simplemente serían una muestra de 
1 "conversión gráfo-Iexémica, proceso grafémico complejo que hace corresponder directamente lexemas a 
secuencias de grafos sin la intervención de un nivel de decodificación fónica intermedio" (Emiliano 
1993:236). 
14 
hispanorromance temprano (Alarcos 1982:39) o, en palabras de Wright: "digamos, más 
bien, que las glosas representan un registro informal del iberorromance" (1998:971). 
En la cuestión del léxico, un asunto importante entre los eruditos ha sido determinar si los 
glosadores emplearon glosarios latino-Iatino/ romance-latino o si las glosas fueron 
colocadas de manera espontánea por los monjes. Menéndez Pidal (1926/1986:382), Lapesa 
(1942/1988:115), Díaz y Díaz (apudGarcíaTurza 1997:39) y Alvar (1993:10) consideran 
que sí hubo un glosario fuente; frente a esta opinión Hernández Alonso (1993:71), Ruiz 
Asencio (1993:94), Wright (1989:295) y Wolf (1991/1996:53) piensan que las 
características de las anotaciones, como el que numerosas glosas individuales sean 
inexactas fuera de su contexto o que la misma palabra latina tenga diferente glosa en 
distintos lugares, o bien que, algunas veces, .se haga una glosa romance de una latina que 
había sido escrita antes, apuntan a una actividad glosante espontánea; aún más, Wright 
(1982/1989:302) -y Ruiz Asencio (1993:94) comparte su opinión- descarta la existencia de 
glosarios latino-romances en esta época, ya que si las glosas hubieran provenido "de un 
glosario 'latino-romance', el lado 'romance' no habría tenido uniformidad" (Wright 
1982/1989:302). 
El nivel morfosintáctico ha sido abordado en el contexto de un estudio general, por 
Wolf (1991/1996:17-124), pero sólo para las emilianenses, y para ambos textos, 
emilianense y silense, por Hernández Alons~ (1993:63-82). Entre los estudios específicos, 
Lapesa (2000:367) ha tratado aspectos sintácticos y semánticos de la categoría artículo, 
Hemández Alonso (2004:289-309) y Martín Zorraquino (2002:843-884) han hecho 
investigaciones interesantes de la pervivencia y reajuste de la voz pasiva, aunque no sólo en 
las Glosas sino también en algunos otros textos medievales, y Batista (1988:1077-1084) ha 
analizado tres cambios morfosintácticos importantes: la evolución diatética, la 
15 
remodelación de las fonnas nominales del verbo y la transfonnación de la estructura 
subordinativa. 
Finalmente, en el aspecto sociolingüístico se ha discutido, en primer lugar, la finalidad con 
la que se glosaron los textos. En cuanto al "para qué" de las glosas, Menéndez Pidal 
(1926/1988:382) cree que fueron las notas de un estudiante de latín, Hernández Alonso 
(1997:136), Díaz y Díaz (1996:665), Wolf (199111996:28), Bezler (Les pénitentie/s 
espagno/s 1994:313 apud Hernández Alonso 1997:136) y otros consideran que su 
confección obedeció a razones didácticas: desde la enseñanza del latín a monjes noveles 
hasta la catequesis y la predicación. Otra hipótesis, relacionada con la anterior, es la 
propuesta de Stengaard (1991 :184) y Emiliano (1993:242) que consideran las glosas una 
ayuda para la lectura en voz alta de los textos: 
En segundo lugar, se ha planteado si la lengua de las G/osas muestra un estado 
diglósico o monolingüe. La primera hipótesis es sustentada por Wright (1982/1989:309, 
1998:968-969) y Emiliano (1993:237); Carrera de la Red (1992:580) concuerda con esa 
postura que podría resumirse con las siguientes palabras de Emiliano: "aunque los 
individuos que con ingenio las redactaron tuvieron conciencia de las profundas diferencias 
que existían entre la lengua escrita y la hablada [ ... ] Nada pennite suponer que esa 
interpretación fuera en el sentido de la distinción entre dos lenguas en lugar de dos ·registros 
del continuum socio lingüístico y estilístico de la comunidad" (1993 :237). 
Por otro lado, lingüistas como Walsh (1986:212), Blake (1998:932), Penny (1998:592) 
y Jesús de Bustos (2000:78) creen que la lengua de las G/osas es ya un sistema bien 
diferenciado del latín cuyos hablantes se dan perfecta cuenta de que su idioma ya no es 
latín, como argumenta Blake "La gran preocupación morfosintáctica y sintáctica por parte 
de los glosadores no debería extrañarnos [ .. . ] si el lector se enfrenta con una sintaxis 
16 
radicalmente foránea a la lengua hablada, como manifiesta el texto original de las G/osas, 
cualquier rendición oral seria imposible si no se le ofrecieran ayudas gramaticales [000] 
España no era diglósica sino monolingüe" (1998:928,31)0 
Sin lugar a dudas, el tema de las G/osas emilianenses y las G/osas si/enses dista mucho 
de ser una cuestión resuelta, de manera que, a casi un siglo de haber sido editadas y 
estudiadas por Ramón Menéndez Pidal, todavía podemos encontrar comentarios como el 
expresado en 1997 por el romanista Heinz Wolf: "Presenté mi estudio sobre las G/osas 
emilianenses 'con la esperanza de que den pie a nuevas y más extensas indagaciones sobre 
el tema -hasta ahora bastante escasamente tratado-, o incluso de que sean capaces de 
ofrecer algunas sugerencias concretas' o Hasta el presente, esta esperanza ha resultado vana, 
ya que no encuentro eco alguno ni en los estudios introductorios de Co García Turza, ni en 
aquellos de Co Hemández Alonso en las respectivas ediciones de las G/osas emilianenses" 
(1997:597)0 
Como se puede observar en este breve recorrido por los estudios hechos a propósito de 
las G/osas, hay la necesidad de investigaciones más profimdas y sistematicas en tomo a 
estos primeros testimonios del hispanorromance, sobre todo en el campo gramatical que 
permitan responder con mayor certidumbre a las numerosas e interesantes interrogantes que 
plantean o 
17 
CAPITULO 3 
LAS GLOSAS: DESCRIPCIÓN CODICOLÓGICA y PALEOGRÁFICA 
Una parte importante del estudio de los textos es, sin duda, el análisis de los códices en los 
que éstos se encuentran contenidos. El soporte, la disposición de las páginas, el número de 
columnas, el fonnato y el tipo de escritura proporcionan indicios valiosos que nos ayudarán 
a detenninar infonnación importante: datación, lugar de composición, incluso noticias tan 
curiosas como rasgos personales del escriba o los escribas que tuvieron a su cargo la 
confección de los manuscritos (Díaz y Díaz 1997: 51, 56, 57; Díez de Revenga 2001 :28). 
En el caso de los códices que contienen las Glosas emilianenses y las Glosas silenses, 
los datos proporcionados por los estudios codicológicos y paleográficos son especialmente 
apreciables, porque ninguno de los dos manuscritos menciona la fecha en que fueron 
elaborados ni el lugar donde se copiaron. Sobra decir que mucho menos proporcionan la 
fecha o lugar específico de la inserción de las glosas. 
Veremos que, aunque los codicólogos y paleógrafos no han llegado a un acuerdo 
unánime, se sabe casi con certeza que ambos manuscritos datan del siglo XI. 
De particular interés es la hipótesis a la que ha llegado el paleógrafo y codicólogo Ruiz 
Asencio (1993:116) al comparar las características paleográficas y dialectales de ambos 
manuscritos, según ésta el códice silense es una copia, texto y glosas, de un manuscrito 
18 
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hermano del emilianense, por lo que las glosas de los dos ejemplares tendrían la misma 
autoría. 
Además, puesto que los manuscritos son producto de un determinado ambiente histórico y 
cultural, pueden también arrojar luz acerca de la razón que tuvieron los glosadores o el 
glosador de los manuscritos emilianensey silense para insertar anotaciones gramaticales y 
léxicas en dichos textos. 
3.1. El manuscrito Aemilianensis 60 
3.1.1. El códice 
El códice Aemilianensis 60 de la Real Academia de la Historia de Madrid fue un libro 
hecho para el uso diario, le faltan hojas al principio y al final, la caligrafia es ordinaria, no 
tiene ninguna clase de adornos y tampoco muestra unidad temática, más aún, está anotado 
aquí y allá, en resumen, no es un libro elegante. 
El soporte es pergamino de mala calidad y consta de 97 folios que han sido señalados 
con números arábigos en el ángulo superior derecho. Las dimensiones medias son de 188,5 
mm de alto por 137 mm de ancho. La caja de·escritura se enmarca en un rectángulo de 150-
160 mm de altura x 103 mm de anchura, y está destinado a recibir el texto a línea tendida. 
El pergamino fue preparado antes de recibir la escritura mediante el trazado con una 
punta seca de pautas verticales y horizontales que enmarcan la caja de escritura y señalan 
las líneas. El sistema más común es el trazado en la parte izquierda del folio de dos líneas 
verticales, paralelas entre sí, separadas por unos 5 mm y otras dos al final; el pautado 
horizontal se usa para separar las líneas a distancia uniforme. El número de líneas por folio 
19 
no es constante a lo largo de todo el manuscrito, oscilan entre las 14 y las 18 líneas. Lo que 
ha llegado hasta nosotros está compuesto de 13 cuadernillos, principalmente, cuaterniones 
y temiones. Se consigna al final de algunos cuadernos el registro, es decir, la secuencia que 
tenia el cuaderno en el conjunto de la obra (RuizAsencio 1993:85). 
El tipo de letra es la visigótica libraría, redonda o sentada, que pertenece ai segundo 
periodo o periodo de perfeccionamiento de la letra visigótica, siglos IX-X (Ruiz Asencio 
1993:115). En general, no se hace distinción entre /ti! y /tj/, con una sola excepción, la 
palabra oratio en la línea 10 del fol. 65 (Ruiz AsencioI993:90), que apunta a una fecha 
posterior. Además de esto, la letra de este manuscrito presenta algunos rasgos carolinos que 
sólo se encuentran en el siglo XI, de esta manera, es muy probable que el copista haya 
utilizado un tipo de letra arcaizante, como dice Ruiz Asencio "el Em. 60 presenta en su 
conjunto una escritura arcaizante, tal vez justificada por la región en que estaba enclavado 
el monasterio en que se elabora" (1993: 88). 
En dos partes del códice se consigna el nombre de Munio, a quien Ruiz Asencio 
(1993:88) señala, sin ninguna duda, como el único copista y primer dueño del manuscrito. 
De este personaje se sabe que tenía la dignidad de presbítero gracias a que él mismo dejó 
constancia de ello en el códice. 
El manuscrito está fonnado por las siguientes partes (Ruiz Asencio 1993, Díaz y Díaz 
1996/1979, Millares CarIo 1929/1983:334, Olarte 1977): 
1) Folios 1-28r. Excerpta'o selecciones breves de los Verba Seniorum o Liber Geronticon o 
Hieronticon extraídos de Pascacio de Dumio, Pelayo y Martín de Braga, Sententiae Patrum 
Aegyptiorum. 
2) Folios 28v-29r. y 48v-50r. Officium (de Letanías). 
3) Folios 29r-42r. Passio beatissimorum Martyrum Cosme et Damiani, Antemi, Leonti et 
Euprepi. Folios 42r-48v. Missa in diem sanctorum Cosme et Damiani. 
4) Folios 50v-54v. Orationes in diem sanctorum Cosme et Damian Martyrum. 
5) Folios 55v-67r. Lectionario u homiliario. 
20 
6) Folios 67v-96v. Sermones u Homilías de Cesáreo de Aries, pero atribuidas a san 
Agustín. 
En cuanto al lugar donde fue confeccionado el manuscrito, los codicólogos concuerdan que 
no fue el monasterio de San Millán de la Cogolla, aunque formó parte del acervo de la 
biblioteca de este lugar. Lo cierto es que no han podido establecer de manera unánime una 
localidad en particular. Díaz y Díaz (1996:655), con algunas reservas, cree que pudo 
proceder de la región navarra por el dialecto en el que fueron escritas las glosas (vid. p. 9), 
o bien, como señala también Wright (1982/1989:307) el códice tal vez fue confeccionado 
en la zona norte de los Pirineos, pues la presencia de una iniciativa creadora en la escritum 
romance ocurrió al mismo tiempo en aquella región; en cambio, para Ruiz Asencio 
. (1993:109) la existencia de las dos glosas vascas es un fuerte indicio de que el manuscrito 
debió ser hecho en algún lugar de la zona alta de la Rioja o en las provincias vascas de 
Vizcaya o Álava. 
El códice ha sido fechado a mediados del siglo x utilizando criterios paleográficos tales 
como el tipo de escritura, el sistema de abreviaturas, el tipo de llamadas y la ausencia o 
presencia sistemática de /ti! y /tj/ por Millares CarIo (1929/1983 :334) y Díaz y Díaz 
(1996:655), pero Ruiz Asencio, que apoya ia opinión de García Larragueta (apud Ruiz 
Asencio 1993:96) y Carrera de la Red (1992:580), se inclina por el siglo XI. 
Las discrepancias en este punto obedecen, según García Turza, a que "la paleografia, a 
pesar de contar con una rica bibliogmfia sobre la letra comúnmente denominada visigótica, 
no ilustra suficientemente nuestros conocimIentos de otros muchos aspectos de indudable 
importancia [ ... ] todavía está por determinarse el origen geográfico de esta modalidad de 
escritum y su misma procedencia genética, así como por recopilarse el Corpus Codicum 
Visigotorum" (García Turza 1998:940). 
21 
El manuscrito ha sido editado, ya sean sólo' las partes que contienen las glosas o, en su 
totalidad, por Menéndez Pida! (1926), Olarte (1977); Garcfa Larragueta (1984), Wolf 
(1991), Garcfa Turza (1992) y Hemández Alonso (edición crítica, 1993). 
3.1.2. Las anotaciones 
El Aemilianensis 60 es un manuscrito con glosas,2 lo 'que significa que las anotaciones 
fueron añadidas después de que el texto ya había sido copiado. 
Las glosas se encuentran en tres lugares diferentes a lo largo del manuscrito, los tres 
con temáticas independientes: Excerpta fol. 26v-28r; Lectionario fol. 64r-67r y Sermones u 
Homilías de Cesáreo de ArIes, fol. 67v-88r. Aunque en este trabajo sólo se tomaron en 
cuenta las glosas propiamente dichas, es importante señalar que existe otro tipo de 
anotaciones (Stengaard 1991: 177), que pueden agruparse en tres clases diferentes tomando 
como base tanto el tipo de anotaciones como el tiempo en que fueron introducidas en el 
manuscrito (Wolf 1991/1996:44-47): 
1) Las glosas "propiamente dichas" se introdujeron en fecha relativamente temprana en el 
ms., al parecer sólo las preceden las adiciones que tienen la función de completar el texto 
en posición interlinear. 
2) Las anotaciones gramaticales (en forma de pronombres personales e interrogativos). 
3) El sistema secuencial (indica el orden de las palabras en la oración). 
2 "Distinguir entre manuscritos con glosas y manuscritos glosados parece una cuestión baladí, pero que, sin 
embargo, tiene su importancia. Un manuscrito con glosas no obedece a una labor sistemática y, para ello, no 
es necesario contar con grandes medios; basta un poco de conocimiento de latín de su usuario para poder 
colocar, aquí y allá, algunas glosas que aclaren los términos más dificiles. Muy otro es el caso de los códices 
glosados de forma sistemática, lo que postula mayores conocimientos en el glosador, existencia de un modelo 
a copiar o de glosarios a los que acudir." Vivancos (I 998:961) 
22 
Respecto a cuántas manos se encargaron de insertar esas anotaciones, las opiniones de los 
expertos divergen. Wolf (1991/1996:43-47) considera que fueron varios copistas, sin 
precisar el número, y en diferentes momentos, Díaz y Díaz (1979:241;1996:655, 658) 
supone que pudieron haber sido tres glosadores: una misma mano habría introducido las 
anotaciones gramaticales, en primer lugar, y el sistema secuencial después, y otras dos las 
glosas propiamente dichas: el primero las glosas latinas, el segundo, tiempo después, las 
glosas romances. Ruiz Asencio (1993 :95) considera que, aunque no se anotó el texto de una 
sola vez, sino que hubo dos etapas, únicamente existióun glosador. 
La mayoría de los expertos concuerda en que no fue el scriptorium de San Millán de la 
Cogolla donde se glosó el códice. Todo lo dicho al respecto del posible lugar de confección 
del manuscrito es valido para ubicar la región en la que se añadieron las anotaciones al 
texto. 
La escritura del glosador puede situarse en el último tercio del siglo XI, alrededor del 
año 1075, según Ruiz Asencio (1993:98), y dentro del estilo usado por algunos notarios de 
las cancillerías de Navarra y Aragón. Un dato interesante es que la tinta que se utilizó para 
las glosas es negra, mientras que la tinta empleada para la confección del cuerpo del códice 
es de color ocre. 
Basándose en los rasgos de las grafias, que son letras muy diminutas pero bien trazadas, 
en la inserción de las glosas mismas en varios lugares del manuscrito, en las dos 
anotaciones en vasco, así como en la "mala ortografia" que se aprecia en las glosas, Ruiz 
Asencio (1993:107) hace una cúriosa semblanza del glosador de las emilianenses (y quizá 
también de las si/enses, como veremos más adelante): un hombre en la plenitud de su vida, 
ignorante, aunque inteligente y audaz de origen vasco. 
23 
3.2. El manuscrito Additions 30853 (Silense) 
3.2.1. El códice 
El códice Additions 30853 de la British Library no es propiamente un códice de lujo, no 
obstante, a diferencia del emilianense, sí es un libro de calidad. Está escrito con buena 
caligrafía visigótica, letras de medidas muy proporcionadas a las que se añadieron 
entrelazos. Las letras iniciales de lashomiHas, que a veces tienen figuras humanas, de 
pájaros y otros animales, fueron hechas con colores (Ruiz Asencio 1993:113, Díaz y Díaz 
1996: 659). 
El soporte es pergamino de buena calidad, tiene 324 folios que miden 280 x 190 mm, 
esto significa que el silense es más grande que el emilianense tanto en tamaño como en 
extensión. Está escrito a línea tendida, con caja aproximada de 210 x 125 mm. El libro se 
compone de cuaternÍones regulares. En cada folio se escriben 22 o 23 líneas, pautadas a 
punta seca, para cuyo trazo se marcan pinchazos de guía en los bordes de los bifolios (Ruiz 
Asencio 1993:110). 
El análisis gráfico sitúa el códice silense en el cuarto periodo o periodo decadente de la 
escritura visigótica, siglos XI y XII (Ruiz Asencio 1993:115) y muestra que el copista 
distingue sistemáticamente /tiJ y /tjl (Millares 1929/1983:328). 
Este manuscrito, a diferencia del emilianense, no contiene ninguna mención del copista 
encargado de su confección, o del nombre de su dueño. Lo que sí se sabe con certeza, 
gracias a los estudios paleográficos, es que todo el manuscrito fue hecho por un único 
escriba (Ruiz Asencio 1993: 111, Díaz y Díaz 1996:659). 
24 
El códice contiene las siguientes partes (Ruiz Asencio 1993, Díaz 1996, Millares 
1929/1983: 328): 
1) 1-308v. Homilías o Sermones para uso litúrgico, especialmente las llamadas Homiliae 
Toletanae, que constituyen una colección de textos cortos, extraídos de san Agustín, San 
Anastasio y otros. En medio de las Homilías se encuentran cuatro epístolas (fols. 219v-
232v) con el encabezado Epistola saneti Salvatoris que directa est a Domino et inventa est 
super altare saneti Baudelin eiuitate Nimasio. . 
2) Folios 309v-324v. Poenitentiale, catálogo de pecados con su penitencia respectiva 
tarifada. 
Millares CarIo (1929/1983:328) y Menéndez 'pidal (1926/1986: 381) datan el códice silense 
en el siglo x, pero la mayoría de los expertos lo ubica en el siglo XI; Díaz y Díaz 
(1996:559) lo fecha, sin ninguna duda, en la mitad del siglo XI con base en la caligrafía de 
las glosas. Bezler (1991:354), tomando en cuenta las tarifas de conmutación del penitencial, 
fecha el manuscrito entre los años 1060-1065, y Ruiz Asencio (1993:113) lo sitúa en los 
últimos años del siglo XI o incluso en los comienzos del siglo XII. Así tenemos que el 
manuscrito silense es unos años posterior al emilianense. 
Puesto que en aquellos tiempos era normal que los manuscritos se prestaran de un 
monasterio a otro para ser copiados, pero tal!lbién era cosa corriente que se encargara una 
copia al monasterio que custodiaba el libro, no se sabe con certeza dónde se confeccionó el 
códice silense. Menéndez Pidal (1926/1986:381) se inclina por el seriplorium del 
monasterio de San Millán de la Cogolla, mientras que Díaz y Díaz (1996:661) por el 
seriptorium de Santo Domingo de Silos. 
El manuscrito de las Glosas silenses ha sido editado, en parte, sólo la sección que 
contiene las glosas, o completo, por P. Berganza (s. XVIII), Priebsh (fines s. XIX), Menéndez 
Pidal (1926), Romero Otazo (1928) y Hernández Alonso (edición crítica, 1993). 
25 
3.2.2. Las anotaciones 
Las Glosas si/emes se encuentran en un manuscrito glosado, es decir, en un códice cuyas 
glosas fueron copiadas al mismo tiempo que el texto que explican y por el mismo escriba-
el estudio paleográfico muestra que la escritura del cuerpo del códice y de las márgenes es 
la misma-, lo cual significa que todo lo dicho a propósito del tipo de letra, datación y 
posible lugar de confección se aplica por igual a las glosas del manuscrito. 
La parte que contiene las glosas se encuentra al final del códice, y corresponde al 
PenitenciaI310r-324v, formado por dos cuatemiones completos. Un dato curioso es que el 
copista utilizó como signos de llamada diversas notas musicales en uso en el norte de la 
península ibérica (Díaz y Díaz 1996:659). 
Ruiz Asencio (1993: 116-117), como resultado de sus estudios paleográficos, ha 
observado que los signos abreviativos, las abreviaturas, las llamadas para las glosas y, sobre 
todo, las glosas romances, que pertenecen al mismo dialecto que las emilianenses, muestran 
demasiadas coincidencias con el manuscrito emilianense, por lo que ha llegado a la 
conclusión de que el silense es una copia de un códice hermano, perdido, del emilianense 
en el que también habría participado el mismo glosador. 
26 
CAPtTUL04 
ANÁLISIS FONOLÓGICO 
Mucho se ha hablado de la gran importancia que las Glosas emilianenses y las Glosas 
silenses tienen para la reconstrucción de la evolución del latín al español debido a que 
orto gráficamente se separan de la tradición latina para representar fonemas distintos de los 
de la lengua madre. 
Desde luego sería imposible justificar la "mala" ortografía de las Glosas, atribuyéndola 
a ignorancia o desconocimiento de la lengua latina por parte de los monjes glosadores 
(Torreblanca 1991 :479), pues, si las glosas se escribieron antes de la reforma cluniacense, 
los monjes tendrían de todos modos un nivel cultural regular, si, por el contrario, nuestros 
monjes glosadores pertenecen a la época de dicha reforma, que es lo más probable, su nivel 
cultural debió ser bastante elevado (Vivancos 1998:964) . 
Es evidente, entonces, que los glosadores de estos textos pretenden con toda conciencia 
y decisión, valiéndose de las propias grafias latinas, representar fonemas que no existían en 
latín, pero que sí empleaban día a día en las palabras usadas al comunicarse con toda clase 
de personas, incluso con otros monjes. 
Ahora bien, sabemos que cuando un fenómeno de lengua es representado gráficamente, 
dicho fenómeno está por lo regular tan consolidado en la lengua oral que la lengua escrita 
ya no puede evitarlo. Por tanto no podemos decir que los glosadores o el glosador, como 
27 
sugiere Ruiz Asencio pusieron por escrito una lengua recién nacida. Lo "reciente", en 
realidad, es la decisión de esos monjes de querer representar fonemas no latinos de manera 
gráfica (Emiliano 1993:236). 
Este capítulo tiene por objeto mostrar cómo la ortografia de las Glosas revela cambios 
fonológicos importantes a partir del latín, aunque, a veces, los mismos glosadores disfracen 
fonemas romances con grafías latinas. Por otra parte, el apartado "mecanismo de la glosa" 
pretende mostrar que, a pesar de ese disfraz, la lengua de las Glosas pone aldescubierto 
una variedad lingüística diferente dellatin, el hispanorromance. 
Cabe señalar que para identificar los distintos cambios fonológicos recurrí a la palabra 
latina correspondiente, como han hecho todos los filólogos que analizaron antes las Glosas. 
Esta aclaración es pertinente porque, con mucha frecuencia, para anotar los vocablos latinos 
del texto se usan sinónimos, es decir, si en el manuscrito tenemos legem, pero en la glosa 
pacto, la palabra latina modelo será pactum. 
También es conveniente decir que sólo he tomado como fonemas romances aquellos 
casos donde es evidente que una grafía latina está representando en realidad un fonema 
romance, por ejemplo, el fenómeno de lenición celta o sonorización de las oclusivas sordas 
y debilitamiento de las oclusivas sonoras en posición intervocálica es considerada por los 
expertos como uno de los fenómenos más antiguos en la evolución del latín a las lenguas 
romances occidentales, por ello, hay quien piensa que muchas oclusivas intervocálicas que 
gráficamente no muestran sonorización en las Glosas, quizá sí eran sonoras en la lengua 
oral (Hemández Alonso 1993:75, 78), pero es imposible saber con seguridad en qué 
palabr¡¡s era un hecho el cambio y en cuáles no, mientras éste no se justifique por alguna 
vía gráfica. 
28 
4.1. Fenómenos fonológicos identificados desde el latín 
El intento de poner por escrito fonemas ajenos a la lengua latina se hace evidente en la 
vacilación que muestran los glosadores al . representar con grafias diferentes fonemas 
iguales, y en algunas ocasiones, dentro de las .mismas palabras (1) (Cabrera 1996:81). 
(1) a. Sil., 43 zetare vs. Sil., 102 iactare, donde <7> e <i> son 
grafias para la palatal media sonora IjP . 
b. Em., 89 · dueno vs. duenno, para las tres veces que 
aparece el equivalente léxico de la palabra latina dominus, 
el glosador utiliza, las dos primeras veces, una sola <n>, 
dueno, mientras que para la última usa <nn>, duenno, 
tratando de representar gráficamente el fonema palatal 
nasal IN propio del hispanorromance. 
c. Em., 62 gerrare vs. Em., 162 ¡erras, donde <g> 
(Lapesa 1988:115) e <i> son grafias para el mismo 
fonema Ijl, medio sonoro. 
d. Em., 128 huamne vs. Em., 130 uemne para la palabra 
latina hominem. 
Por otro lado, existe la posibilidad de que las mismas grafias latinas enmascaren fonemas 
romances, como ya mencioné antes, de manera que existan en las glosas más cambios 
fonológicos de los que podemos observar a primera vista, y, por lo mismo, haya un número 
considerable de palabras cuya ortografia parece latina (2). 
3 Company y Flores (200 1: 85) nota: "Hay una fuerte discusión acerca de la naturaleza articulatoria de esta 
consonante. Debió coincidir muchas veces con una YOD (glide) con carácter fricativo fuerte, posiblemente 
africado[ ... ]la definiremos como palataJ media sonora". 
29 
(2) a. Sil., 134 sapiendo, donde la bilabial oclusiva sorda Ipl 
tal vez representa en realidad la bilabial oclusiva sonora 
Ibl, puesto que se sabe que la sonorización de oclusivas 
en posición intervocálica, como se dijo, es un fenómeno 
muy antiguo en la evolución del latín al español (Lloyd 
1987: 368). 
b. En Em., 84 impreinnaret <nn> ya no está representando 
sólo dos fonemas nasales sino uno sólo, nasal palatal Iñ/, 
pues en latín en lugar de <nn> tendríamos <ng>. 
c. serbitios (en la misma glosa 89) que en Em., 18 había 
sido glosada como sebicios permite ver con claridad que 
la grafia <c> y la sílaba <ti> son representaciones gráficas 
del mismo fonema prepalatal africado sordo Isl. 
Los principales fenómenos diacrónicos documentados en el análisis fonológico fueron los 
siguientes: 
1) Caída de la labiodental 1m > el en posición final es el fenómeno más recurrente y 
evidentemente el más antiguo (3) (Herman 1997:49). 
(3) Em., 89 honorem > honore, Em., 112 galemum > 
galemo, Sil., 6 naufragatum > nafregato, Sil., 295 
vetatum> betatu, Sil.,166 usua/em > usuale: 
2) Apertura en un grado de la vocal velar alta, breve en latín clásico y abierta en latín 
vulgar lu I qf > 10/, la mayoria de las veces en posición final, pero también en posición 
pretónica o postónica (4). 
(4) Em., 137 aposto/um > apost%, Em., 115 vellum > 
vello, Sil., 47 in iIIum > eno, Sil., 99 fermum > fermo, 
Sil., 205'mundum > mondo. 
3) Diptongación de la vocal palatal media, br~ve en latín clásico y abierta en latín vulgar I~I 
> Ije/; es un fenómeno sistemático (5). 
30 
(5) Em., 134 herba > ierba, Em., 35 convenet > 
convienet, Sil., 6 est > iet, Sil., 295 testes > tiestes, 
Sil., 345 tenditur > tienet. 
4) Apertura de la vocal palatal alta, breve en latín clásico y abierta en latín vulgar, en un 
grado Ii 1 iI> lel (6). 
(6) Em., 73 vices> beces, Em., 213 istos > estos, 
Sil.,14estillum > destello Sil., 215 in > en, Sil., 
204 iIIas > e/as. 
5) Simplificación de consonantes geminadas /1:1 > 11/, que en su gran mayoría provienen 
del paradigma del pronombre iIle, iIla, ullud (7). 
(7) Sil., 99 iIlum > elo Sil., 17 iIlam > la Sil., 8 
afflatus > aj1atu. 
6) Diptongación de la vocal palatal media breve en latín clásico, abierta en latín vulgar 101 
1,0/> wel (8). 
(8) Em., 89 dominum > dueno, Em., 130 hominem > 
uemne, Sil., 101 mortos > muertos, Sil., 124 costa> 
cuesta. 
7) Monoptongación de lau..... 1 > 101 (9) . 
(9) Sil., 107 aut > o, Sil., 269 audeat > oset. 
8) Vocalización de velares agrupadas (lO). 
(lO) 
9) Palatalización del grupo Itjl > Isl 
(11) 
Em., 94 factum > feito, Sil., 368 multum > muitu, Sil., 
123 laxare> laiscare, Sil., 143 fructum > fruitum Sil., 
120 auscultare> scuitare. 
Em., 5 vertitiones > bertiziones, Em., 9 tertiarius > 
terzero, Sil., 77 fortiare > forzare, Sil., 199 ibitionem 
> ibizione. 
31 
10) Reducción drástica del verbo habere en la perífrasis del tipo infinitivo + habeo, 
fenómeno que sólo se presenta en las Glosas emilianenses (12) . 
(12) Em., 23 alongar (e) se han > alongarsan, Em., 70 
tardar(e) se han> tardarsan. 
11) Confusión constante de las grafias <b> y <v> (13). 
(13) Em., 13 veritates > beritates, Em., 18 servitios 
serbitios, Sil., 130 foedavisum, fedabisu, Sil., 45 
servent > sierben. 
12) Uso de la grafia <k> por <c> y <q> I c, q > k/, casi siempre delante de a o e. 
(14) Em., 129 cade > kate, Em., 140 quem > Ice, Sil., 
123sacet> salcet, Sil., 241 aplecat> aplekat, Sil., 287 
1354 quisieret (de quaerere) > kisieret. 
13) La asimilación de luf + liI> 10/ proviene del perfecto de indicativo de la tercera persona 
singular (15). 
(15) Em., 5 mandauit > mandaot, Em., 113 sufriuit > 
sufriot, Sil., 86 duplicauit >duplicaot. 
14) La Irl epentética se da en la mayoría de los casos en los adverbios formados del ablativo 
de la voz latina mens, y se debe muy probablemente a "una confusión, o quizá un cruce, 
con la forma temporal, medieval 'mientras' "(Colinas 2003:25): Em., 32 mondamintre, Sil., 
100 grabemientre, Sil., 226 quandium > (ta) mientre. 
15) Se observa en las glosas de ambos textos sistemáticamente el fenómeno Idjl > Ijl en el 
verbo sedere, esto es, Isedere/> Isiedjerel > Isiejerel <siegere> 4: siegam, siega!, siegant. 
4 <g> es una de las grafias para representar el fonema (jI, palatal medio sonoro (Lapesa 1942/1988: 115). 
32 
16) Tenemos varios casos de la asimilación ImI > Iiv' + 11/ > <n>, pero todos son producto 
de la preposición cum o in + el pronombre demostrativo ilIe, ilIa, ilIum (/cumillumJ > 
Iconello/ > /conlo > connol > <cono>; linilla! > lenella! > lenla! > lenna! > <ena» ya en 
función de artículo: Em., 89, Sil., 165 cono, Sil., 197,232 ena. 
17) La pérdida de pretónicas y postónicas se da con frecuencia en ambos corpora, por 
ejemplo: Em., 73 aliquandas > alquandas, Sil., 319 strangulatus > stranglatos. 
18) Los dos fenómenos siguientes no son fenómenos de cambio sino de sospechosa 
pervivencia, por ello he decidido incluirlos también: la caída de la oclusiva dental se da en 
la tercera persona del plural unas cuantas veces,como en Sil., 127 aplekan, Sil., 142 
leuaren, pero usualmente se mantiene, lo que parece más un arcaísmo que una 
representación de la realidad (Herman 1997:53). De la misma manera hay pocos casos de 
sonorización y debilitamiento de oclusivas intervocálicas como: Sil., 171 uerecundia > 
uergoina, Em., 3 Ieuantavi > Iebantai. 
Los porcentajes que presento en el siguiente cuadro fueron obtenidos, dividiendo el número 
de casos que presenta cada fenómeno entre el total de glosas de cada corpus, es decir, 178 
de las emilianenses y 427 de las silenses, en tanto que 605 es la suma de ambos. s 
s Tomé esta decisión por la imposibilidad de contabilizar todos los fonemas de las glosas. 
33 
CUADRO 2. Principales cambios fonológicos 
m 11>0 e> je T> e geroinadas b>v vocalización t final> 
final> I/J >1 de velares I/J 
Em. 28% 20% 12% 9"10 8% 7% 8% 6% 
(50/178) (36/178) (22/178) (16117.8) (15/178) (12/178) (14/178) (10/178) 
Sil. 23% 16% 8% 7% 6% 5% 4% 4% 
(98/427) (68/427) (35/427) (32/427) (25/427) (221427) (19/427) (16/427) 
total 24% 17% 9"/0 8% 7% 6% 5% 4% 
(148/6) (104/60) (57/605) (48/605) (40/605) (34/605) (33/605) (26/605) 
reducción c>k ó>we di>j ti>s au> o ui> o repen. 
inf.+habeo 
Ero. 9% 3% 6% 3% 3% 1% 3% 1% 
(16/178) (6/178) (10/178) (~/178) (5/178) (2/178) (5/178) (2/178) 
Sil. - 3% 2% 2% 2% 2% 1% 1% 
(14/427) (8/427) (10/427) (8/427) (8/427) (3/427) (5/427) 
total - 3% 3% 3% 2% 2% 1% 1% 
(20/605) (18/605) (16/605) (13/605) (10/605) (8/605) (7/605) 
Los fenómenos más recurrentes, como puede verse en este cuadro, de mayor a menor 
frecuencia, son: pérdida de ImI final, apertura de lií/ > 10/, apertura de i > e, geminadas > 1, 
Ibl > Ivl, vocalización de velares, reducción de habere en la perífrasis infinitivo + habeo, 
uso de Icl, Iql > /k/, diptongación de 10/ > Iwe/, palatalización del grupo Itil > Isl y 
monoptongación del diptongo lau _ I > 10/. 
Además de los fenómenos fonológicos mostrados en el cuadro 2, el análisis arroja 
algunos otros datos interesantes que se presentan esporádicamente, no más de 5 veces en 
34 
ambos textos. No obstante quiero insistir en el hecho de que es muy probable que en las 
Glosas se oculte un número de cambios fonéticos en proceso mayor del que las grafías 
latinas nos permiten ver. 
Cuadro 3. Otros cambios fonológicos 
cambio fonológico ejemplo 
o> wa hominem > uamne 
a> ai uetat > belait 
e>o per > por 
J{n> ñ pUJ{nQ > pun1{a 
m>mn famem > famne 
a>e jactatis > jetatis 
m final> n cum > con 
pérdida de h inicial habete > abete 
prótesis mostrat > amuestra 
paragoge lege > leged 
epéntesis ponat > poncat 
metátesis uiduas > uiudas 
apócope de vocales finales sine> sin 
sonorización de oclusivas internas patrem > padre 
sonorización de oclusivas iniciales concoba (cum+cubita) > 1{Uencoba 
La información presentada en ambos cuadros nos permite observar, en general, una gran 
actividad de cambio en las Glosas; la pérdida del fonema nasal bilabial ImI final, marca del 
acusativo singular en las cinco declinaciones, así como la apertura de Iq/ > 101 también en 
posición final junto con la monoptongación de lael > lel (VlUinllnen 1975: 188), que es un 
hecho en el mismo latín del texto, muestran I~ pérdida total del sistema de casos latino. 
En lo particular, las Glosas emilianenses presentan una ligera mayoría de cambios 
fónicos respecto a las Glosas silenses: en la pérdida de ImI final notamos una diferencia de 
5%, en la apertura de ú > o de 4%, en la diptongación de e > je 4%, en la apertura de ¡ > e 
2%, en vocalización 4%, en (5 > we 4%, ti > s 1%; la reducción del verbo habere, en la 
35 
perífrasis del tipo infinitivo + habeo, es exclusiva de las Glosas emilianenses, atribuible al 
tipo de texto que se glosa en uno y otro caso (vid infra, cap. 5, pp. 57-58), no a que el 
monje silense desconociera el futuro analítico romance. 
La constante confusión ortográfica entre la bilabial oclusiva sonora Ibl y la labiodental 
fricativa sonora Ivl, incluso no pocas veces en el mismo texto latino, me hace pensar que no 
había verdadera distinción entre los dos fonemas, de modo que los hablantes no podían 
diferenciarlos. De hecho, algunos filólogos creen que este fenómeno comenzó a producirse 
desde la época del Imperio (Lapesa 1942/1988:27). 
El uso de <k> en lugar de <q> o <c> es particularmente interesante, para Ruiz Asencio 
(1993:107-108) no es más que una muestra de la ignorancia del glosador, en otras palabras, 
el glosador tenía mala ortografia. Alarcos Uorac (1982:36) considera que el uso frecuente 
de <k> se puede explicar como una grafia menos ambigua que <c> para indicar la oclusiva 
velar (Quilis 1999:340) que en determinados contextos representaba en romance un sonido 
no oclusivo. Ésta puede ser, en mi opinión, la causa más plausible, sólo que es necesario 
explicar el hecho de que <k> se use delante de <a> y delante de una <e>6 que, en casi todos 
los casos, provienen de que (ke < que). 
Me parece importante recordar que <k>, aunque poco empleada, era considerada 
por los gramáticos latinos una grafia propia del latín y su uso obedecía a ciertas reglas. A 
este respecto tenemos el testimonio del gramático Donato, quien en su Ars Gramatica dice: 
"Ex his supervacuae quibusdam videntur k et q, qui nesciunt quotiens a sequitur, k litteram 
praeponendam esse, non q; quotiens u sequitur, per q no per k scribendum." (Don. A. G. 1. 
1-3 apudVillaseñor 2004:21). 
6 En las Glosas aparecen dos caso de k delante de ¡que obedecerian a la misma circunstancia que k ante e. 
36 
Creo que el monje glosador en esta etapa, en la que todavía no existe Una ortografia 
estandarizada, está apegándose, por una parte, a la regla gramatical latina para el uso de 
<k>, es decir, delante de <a>, y por la otra, tiene problemas para representar el fonema 
oclusivo labiovelar Iqw/, que obviamente ya sólo es velar, y se decide por <k> debido a que 
<c> delante de las vocales palatales lel, lil, representaba el fonema prepalatal africado 
sordo ISI. 
4.2. Mecanismo de la glosa 
Los glosistas utilizaron tanto latín como romance7 para hacer sus anotaciones, tal como se 
ejemplifica en (17). 
(17) a. Em., 43 donauit, Em., 4 correnteros, Sil., 341 
cantare, Sil., 304 deinde. 
b. Em., 1 quien, Em., 111 fezot, Sil., 197 meretrize, 
Sil., 367bis abieret. 
En este apartado presento un análisis de la frecuencia con la que los monjes glosadores 
utilizan una y otra lengua. Para ello recurrí a los fenómenos fonológicos, considerados en el 
apartado precedente, fenómenos que nos permiten saber que las palabras latinas se están 
alejando, en mayor o menor grado, de la lengua madre para convertirse plenamente en una 
nueva lengua. 
Como ya mencioné en la introducción de esta investigación, he preferido usar el 
término lengua glosante "latinizada" a lengua latina, porque la gran mayoría de palabras 
7 En las Glosas Emilianenses también hay dos anotaciones en vasco, se trata de las glosas 31 y 42, de las que 
trataré en el capítulo 6. 
37 
latinas que aparece en las glosas ha sufrido cambios semánticos y, aunque 
morfológicamente son latinas, están glosando funciones distintas a las que tenian en la 
lengua de origen. 
CUADRO 4. Mecanismo de la glosa 
total de glosas latín> lengua glosante latinizada latln > romance 
emilianenses 178 24% (43/178) 76% (135/178) 
si/enses 427 32% (\37/427) 68% (290/427) 
total 60S 30% (180/605) 70% (425/605) 
El cuadro revela que ambos monjes recurren al romance con más frecuencia para elaborar 
sus glosas que a la lengua latinizada; el emilianense un poco más de dos terceras veces y el 
silense casi en dos terceras ocasiones del total de las glosas. Lo anterior deja claro que el 
latín ya no era la lengua de uso cotidiano ni siquiera entre personas cultas. Por el contrario, 
el avasallador 70% de glosas en lengua romance hace patente la necesidad de los monjes 
anotadores por trasladar a la escritura "el discurso de la oralidad" (de Bustos 2000:78).Algunos estudiosos piensan que las glosas presentan diferentes estados de evolución 
(Lapesa, 1942/1988:116, Hernández Alonso 1993:75) por lo que me pareció interesante 
elaborar un continuum de lengua glosante, es decir, un cuadro que nos permita observar los 
posibles estadios lingüísticos contenidos en las Glosas. Los criterios empleados para la 
realización de este conlinuum fueron los siguientes: glosas en romance primitivo son todas 
aquellas palabras que muestran los cambios fónicos considerados más antiguos, tales como: 
la caída de la labiodental ImI en posición final, apertura de IUI, monoptongación de lael, 
monoptongación de lauJ, diptongación de lel y 101, apertura de (¡J, pérdida de pretónicas y 
38 
postónicas, simplificación de geminadas, sonorización de oclusivas intervocálicas, apócope 
de la dental oclusiva final de los verbos y uso de <b> por <v>; glosas en romance 
avanzado son las palabras que muestran cambios fonológicos posteriores a los antes 
mencionados: vocalización de velares agrupadas, palatalización de consonantes (ty > s, gn 
> ñ, 1: dy > y), las reducciones del tipo infinitivo + habeo (Abad 1992:22), las 
asimilaciones del tipo cum/ in + i/le, iIIa, i/lud (Lapesa 2000:328) y uso de <k> por <c> o 
<q>; glosas latinizadaS son todas aquellas palabras que conservan morfología latina. En 
(18) se ejemplifica esta propuesta de tres posibles estadios conviviendo en las Glosas, y en 
el cuadro 5 se muestra la presencia relativa de cada uno de ellos. 
CUADRO 5. Continuum de lengua glosante 
glosas latinizadas glosas en romance glosas en romance 
primitivo avanzado 
emilianenses 24% (43/178) 46% (81/178) 30% (54/178) 
silenses 32% (137/427) 41%(174/427) 27% (116/427) 
4 
total 30% (180/605) 2% (244/605) 28% (170/605) 
El continuum permite observar tres estados de lengua, los mismos, en ambos corpora: 
original (18a), primitivo (18b) y avanzado (l8c), como se puede apreciar en los ejemplos. 
(18) a. glosas latinizadas: Em.,4 cursi/es >correntero, 
Em.,34 concessit >donauit, Sil.,26 debi/es > infirmis, 
Sil.,158 sponsaliorum > desposatos, Sil.,257 retro> 
inuersum, Sil.,264 exercent > faciunt. 
b. glosall en romance primitivo: Em., 3 suscitabi > 
levantai, Em.36 caritati > miente, Em.,89 imperium > 
mandatione, Sil.,44 peniteat > penitieret, Sil., 71 
debuerat > abierta, Sil., 149 prolixius > luenga. 
39 
c. glosas, en romance avanzado: Em., 1 O vix >ueiza, 
Em.,23 abicinabunt > alongarsan, Em.,54 diuersis > 
muitas, . Sil., 3 relinquens > elaiscare, SiL,137, 
complexu> brazare, SiL,301 premium "'> precio. 
Estos resultados dan la impresión de carencia de fijeza en la lengua de las glosas (García 
Martín 2001:22), fenómeno fácilmente comprensible si recordamos que la historia de las 
lenguas no supone un desarrollo lineal ya que "la variación del cambio lingüístico tiene 
como base la variación sincrónica, de manera que existen repetidas oportunidades para que 
el desarrollo sea discontinuo" (Penny 1998:583). Por otra parte, es indiscutible que sí hay 
carencia de fijeza en el sistema ortográfico, factor clave en los resultados obtenidos en este 
continuum. Sin embargo, cabe señalar que es~ carencia de fijeza no es exclusiva del español 
primitivo, pues todo sistema ortográfico revela variación en las etapas de cambio. 
En cuanto a los estados de lengua que presentan uno y otro texto, como podemos 
apreciar, parece ser el mismo: los dos textos utilizan con mayor frecuencia el romance 
primitivo, en conjunto 12% más que el romance avanzado. Las Glosas emilianenses 
muestran un uso ligeramente mayor de ambos tipos de romance que las Glosas silenses. 
Pero es necesario hacer notar que la diferencia es de sólo 8 puntos porcentuales y que 
obedece, como veremos, más bien al tipo de texto que se glosa y no a que se trate de un 
estado de lengua diferente (18). (Hemández Alonso 1993:82, Martín Zorraquino 2002:867). 
El hecho de que los glosadores hayan sido personas inteligentes y audaces de seguro no 
los eximió por completo de cargar sobre sus hombros el peso de una tradición latina 
milenaria (Díaz y Díaz 1996:662-663), como parece mostrar la tendencia arcaizante de las 
glosas (Blake 1998:930, López Bobo 1992:558). Así, es posible que tuvieran, a pesar de 
todo, reparos en plasmar gráficamente las tendencias lingüísticas populares de su época. 
40 
No obstante, me parece que las glosas representan una escritura fonética (Wright 
1998:968), es decir, los monjes glosadores hicieron un esfuerzo deliberado por representar 
sonidos vernáculos con sus grafias, aunque está claro que todavía no se puede decir que la 
ortografia romance de las glosas nos muestre un sistema estandarizado. Por ello, los 
expertos concuerdan en que la ortografia latinizada de las glosas no representa, 
necesariamente, un habla no evolucionada (Wright 1982/1989:305, Hernández Alonso 
1993:75), pues sabemos que la escritura de las glosas, como la de cualquier otro sistema 
ortográfico antiguo o moderno, no es una trascripción fotográfica de la fonética de la 
lengua, y peor aún resulta que el sistema gráfico que las glosas emplean fue hecho para 
representar los fonemas del latín. En este caso la tradición ortográfica latina se encarga de 
disfrazar cualquier innovación fonética más bien que de representarla "Por eso podemos 
utilizar las grafias evolucionadas [ ... ] como testimonio de la fonética evolucionada [ ... . ] 
pero en cambio no podemos atribuir las grafias tradicionales a fonética retrasada" (Wright 
1993:29). 
En conclusión, los factores fonológicos muestran que el 70% de la lengua de las Glosas 
es hispanorromance y el 30% restante no es totalmente latín, de manera que me parece 
apropiado decir que en la lengua de las Glosas tenemos una variedad lingüística diferente al 
latín, como lo expresa Ra1ph Penny: "Uno de los criterios informales que se aplica, cuando 
se decide conceder o . no la categoría de 'lengua' a una variedad lingüística, es si la variedad 
en cuestión cuenta con una forma escrita, y si el sistema ortográfico es distintivo. Según 
ambos criterios, hay motivos para la denominación de 'lengua' a la variedad empleada por 
el glosador emilianense" (1998:592). 
41 
CAPÍTULOS 
ANÁLISIS MORFOSINT ÁCTICO 
Los niveles morfológico y sintáctico son, sin duda, más reacios a los cambios que los otros 
dos niveles de la lengua, a saber; el fonológico y el léxico, lo que resulta lógico puesto que 
la morfología y la sintaxis configuran el armazón estructural de una lengua. En otras 
palabras, cuando los cambios tocan los nivele,s morfológico y sintáctico, podemos decir que 
tales cambios han alcanzado la esencia misma del sistema. Por ello, los datos que arroja el 
estudio de estos niveles tan profundos pueden proporcionar indicaciones significativas de 
cómo era y cómo funcionaba una protolengua (Mendoza 1986:2), en este caso concreto, el 
hispanorromance. 
Las Glosas emilianenses y las Glosas silenses han sido poco estudiadas en este 
aspecto (Batista 1988: 1 078) a pesar de su vital importancia, digo vital, porque las 
diferencias respecto del latín que la lengua de las Glosas muestre nos permitirán saber hasta 
qué punto estas anotaciones son un primer i~tento por testimoniar una variedad lingüística 
diferente (Martín Zorraquino 2002:865), distinta de la lengua madre, y no sólo la variedad 
B de una lengua en una comunidad diglósica (Rojo 1997:604). 
Creo que, como veremos, los datos arrojados por el análisis morfosintáctico de las 
Glosas son determinantes para comprender los verdaderos problemas de entendimiento que 
enfrentaron los hablantes de aquella época y motivaron la escritura de las glosas, 
42 
He preferido tratar los dos niveles de manera·conjunta porque es en verdad dificil hablar de 
un fenómeno morfológico sin entrar en el terreno de la sintaxis y viceversa, ya que la fonna 
de las palabras con frecuencia detennina su función dentro de la oración, así como su 
relacióncon otras palabras a través de los morfemas flexivos, que son marcas de funciones 
(Varela 1999:258, Folgar 2002:107). 
La estructura de este capítulo es la siguiente: empezaré por analizar las categorías 
léxicas, tanto del latín glosado como de lá lengua de las glosas, desde dos perspectivas 
diferentes y complementarias a la vez: gramatical y semántica, concluyendo cada uno de 
estos exámenes con un análisis contrastivo de los datos obtenidos. En seguida, dedico un 
breve apartado a la nueva categoóa del artículo. Finalmente, se hace un análisis de los 
factores morfosintácticos anotados con mayor frecuencia por los monjes glosadores: el 
sistema casual, el sistema verbal y la categoóa lingüística del género. 
5.1 Categorías léxicas 
Sabemos que la estructura de una lengua se presenta en una serie de categorías que 
constituyen su sistema; por ello me pareció necesario partir de las categorías léxicas para el 
análisis morfosintáctico de las Glosas: mediante la comparación de dichas categorías 
léxicas en ambas lenguas podremos notar los cambios que se hayan producido en un 
sistema con respecto al otro. 
Para los efectos del análisis general, y con el objeto de no atomizar la presentación de 
los datos se agrupa como una sola categoría el sustantivo y el pronombre, así como también 
la preposición y la conjunción. Por la misma razón, se han agrupado en la columna 
"verboide" todas las fonnas nominales d~l verbo que aparecen glosadas: infinitivo, 
43 
gerundio, gerundivo y los diferentes tipos de participio. En los cuadros respectivos hago un 
desglose detallado por formas nominales, verbales y relacionales. El adverbio aparece junto 
a las formas del verbo tan sólo para facilitar la presentación de los datos.8 
Es importante aclarar que los verbos en pasiva perifrástica fueron contabilizados como 
dos palabras, Q sea, participio + sum, por ejemplo, periuratus est (Sil., 33) vale como dos 
palabras: un verbo y un participio, con el propósito de hacer lo correspondiente con las 
categorias de la lengua glosante. Este mismo criterio sirvió para contabilizar formas 
nominales regidas por preposiciones, de manera que pudiera hacerse patente la tendencia 
analítica del romance. También es importante sefialar que, en algunas ocasiones, en la glosa 
se utiliza más de una palabra para anotar el término latino, por ejemplo, el verbo abortare 
es glosado como aborsum faciunt, y en estos casos he contabilizado dos glosas en lugar de 
una. 
5.1.1 Categorías léxicas del latín 
El siguiente cuadro muestra una visión de conjunto de las categorías léxicas de la lengua 
latina en las Glosas. 
CUADRO 6. Categorías léxicas del latín 
sus.-pro. adjetivo verbo verboide adverbio nexos 
emilianenses 31% 10% 38% 8% 9"A. 4% 
(57/184) (18/184) (70/184) (15/184) 17/184) (7/184) 
• Aunque éste no es parte del grupo verbal, tampoco puede agruparse con las categorías nominales o 
relacionales. 
44 
sus.-pro. adjetivo verbo · verboide adverbio nexos 
si/enses 33% 7% 28% 15% 9"10 8% 
(151/460) (32/460) (130/460) (65/460) (41/460) 38/460) 
total 32% 8% 31% 13% 9"10 7% 
(208/644) (50/644) (200/644) (80/644) (58/644) (45/644) 
Los datos indican, sin lugar a dudas, que ¡os mayores problemas de entendimiento de 
ambos monjes glosadores son las categorías sustantivo y verbo, es decir, las categorías más 
importantes del sistema cuya función príncipal es actuar como núcleo del sujeto y del 
predicado respectivamente (Hemando 1995:11). 
En el cuadro 7, Categorías nominales del latín, puede verse que la forma nominal 
siglÚtlcativamente más glosada en los dos textos es el sustantivo, en segundo lugar el 
adjetivo y finalmente el pronombre. Es interesante notar que el texto silense glosa más 
sustantivos que el emilianense, mientras que sucede al revés con los adjetivos, aunque sólo 
sea con una diferencia de un 30/0, en (19) aparecen los ejemplos tipo. 
CUADRO 7. Categorías nominales del latín 
sustantivo pronombre adjetivo 
emilianenses 24% 7% 10% 
(45/184) (12/184) (18/184) 
si/enses 30% 3% % 
(138/460) (13/460) (32/460) 
total 28% 4% 6% 
(183/644) (25/644) (40/644) 
45 
(19) a. Em. 5 effusiones > bertiziones, Em. 10 vix > ueiza, 
Sil. 15 sacramento> benedictione, Sil, 40 martiria > 
reliquias, iumento > ibizione. 
b. Em. 30 inc%mes > sanos, sa/bos, Sil. 99 egris > 
fermo, Sil. 323 cetera > altras. 
c. Em. 89 nostro>nuestro, Sil. 104 cui > qua/e, Sil. 
138 se >sese. 
El cuadro 8 muestra el desglose de las categorías verbales del latín: 
Cuadro 8. Categorías verbales del latín 
verbo inf. parto ge. gendi. adv. 
emilianenses 38% 3% 4% 1% - 9"10 
(70/184) (6/184) (7/184) (2/184) 17/184) 
si/enses 28% 5% 8% 1% 1% 9% 
(130/460) (22/460) (36/460) (5/460) (5/460) (41/460) 
total 31% 4% 7% 1% 1% 9"10 
(200/644) (28/644) . (43/644) (7/644) (5/644) (58/644) 
Dentro de las categorías verbales, el verbo conjugado recibe la mayor atención en los dos 
textos, aunque el emilianense supera al silense en un 10% (20a). El participio es glosado un 
4% más en las si/enses que en las emilianenses; cabe señalar que la mayor parte de los 
participios son de perfecto, pero también tenemos ejemplos de algunos participios de 
presente (20b). El adverbio es glosado en igual porcentaje en ambos textos (20c). 
(20) a. Em., · 5 iussit >mandaot, Em., 6 suscitabi > 
/euantau,i, Sil., 18 intrat > intretieret, Sil., 29 fiat > 
siegat, Sil., 354 consenserit > quisieret. 
46 
b. Em., 106 plausto > feito, Sil., 6 sordidatum > 
nafregatu, Sil., 159 aducta > leuata, Em., 89 
adiubante > aiutorio, Sil., 27 ignorans > non sapet, 
Sil., 28 ignorans > non sapet. 
c. Em., 2 repente > lueco, Sil., 98 demum > deinde, 
Sil., 314 ita> asi. 
El cuadro 9 nos permite observar la propotción que guarda cada una de las categorías 
relacionales. 
CUADRO 9. Categorías relacionales del latín 
preposíción conjunción 
emilianenses 3% 1% 
(5/184) (21184) 
si/enses 6% 2% 
(28/460) (10/460) 
total 5% 2% 
(j3/644) (121644) 
Los nexos a los que ambos glosadores prestan mayor atención son las preposiciones (2Ia), 
lllmo es de esperarse, puesto que algunos casos y verbos rigen preposiciones, pero, sobre 
todo, porque no se glosan oraciones sino únicamente palabras, lo que hace poco necesario 
el uso de las conjunciones (21 b). 
(21) a. Em., 89 in > en (enos), Sil. 19 ad> a, Sil. 55 per > 
por. 
47 
b. Em. 110 donec > ata quando, Sil., 107 vel > o, Sil. 
210 usque >ata. 
5.1.2. Categorías léxicas de la lengua glosante 
Para este factor contabilicé en cada glo'sa: los artículos, las preposiciones y las 
conjunciones, además de los sustantivos, los adjetivos, los pronombres y los verboides, a 
esto se deben las cantidades 230 en las emilianeneses y 730 en las silenses que aparecen en 
el siguiente cuadro. 
El cuadro 10 tiene por objeto proporcionar una visión de conjunto de las categorías 
léxicas de la lengua de las glosas. 
CUADRO 10. Categorías léxicas del la lengua glosante 
sus.-pro adjetivo articulo verbo verboide adverbio nexos 
Em. 28% 11% 6% 30% 7% 9% 9% 
(64/230) (26/230) (14/230) (701230) (15/230) (21/230) (20/230) 
Sil. 28% 7% 5% 24% 14% 7% 14% 
(2041730) (541730) (371730) (1741730) (1031730) (501730) (1081730) 
1 
28% 8% 5% 25% 6% 7% 3%(128/ 
total (268/960) (80/960) (511960) (244/960) (118/960) (71/960) 960) 
Lo primero que salta a la vista en el cuadro 11 es la introducción en ambos textos de una 
nueva categoría romance, que no existía en latín, el artículo. 
48 
CUADRO 11. Categorías nominales de la lengua glosante 
sustantivo pronombre adjetivo articulo 
emilianenses 22% 6% 11% 6% 
(51/230) (13/230) (26/230) (14/230) 
silenses 24% 4% 7% 5% 
(1731730) (311730) (541730) (371730) 
total 23% 5% 8% 5% 
(224/960) (44/%0) (80/960) (51/960) 
El sustantivo es glosado abundantemente, · el doble que el adjetivo en el caso de las 
emi/ianenses, y el triple en las si/enses (22ab). La nueva categoría léxica del artículo 
aparece firmemente establecida, pues muestra porcentajesde uso parecidos a los del 
pronombre (22cd). 
(22) a. Em., · 12 leged < pactus, Em., 19 abientia < 
beneficio, Sil., 49 punga < pre/io, Sil., 115 sorteros < 
laneficia, Sil., 312 uistias < pecodis. 
b. Em., 48 misquinos < pauperibus, Em., 107 
paboroso < terribi/em, Sil., 23 re/igiose < sanctas, 
Sil., 26 ajlitos < inba/idis, Sil., 368 muitu < 
abundantius. 
c. Em., 1 quien < fi/ius, Sil., 155 quantos < quot, Sil. 
213 estos < hii. 
d. Em., 193 e/o, Em., 85 la, Sil., 51 los, Sil., 174 elos. 
El cuadro 12 presenta los datos pormenorizados de las categorías verbales del latín. 
49 
CUADRO 12. Categorías verbales de la lengua glosante 
verbo infinitivo participio gerundio adverbio 
emilianense 30% 4% 2% 1% 9% 
(701230) (91230) (41230) (21230) (211230) 
silenses 24% 16% 8% 1% 7% 
(1741730) (371730) (571730) (71730) (501730) 
total 25% 5% 6% 1% 7% 
(244/960) (46/960) (611960) (9/960) (711960) 
Las fonnas verbales ocupan una posición destacada en las glosas; tenemos verbos 
conjugados en voz activa y pasiva, en los modos indicativo, subjuntivo e imperativo y, en 
diferentes tiempos tanto de infectum como de perfectum (23a). 
En los verboides, podemos observar que el tipo de participio que aparece en las glosas 
es el de perfecto, pues el participio de presente latino es glosado con un gerundio en 
ablativo, con un verbo conjugado o con una oración de relativo (23b) (Lapesa 2000:733, 
1948/Bassols 1983: 377, Meilán 1991:281, Batista 1988:1083) en los dos corpus . . 
El participio de futuro, que sólo es anotado dos veces en latín, no se halla en las glosas 
romances. Sin embargo, encontramos algunos sustantivos que por su fonna podrían dar la 
impresión de ser participios de futuro gramaticalizados (23c), pero no es así, pues el sufijo -
türa. que fonna sustantivos deverbativos abstractos femeninos ya en latín clásico -piénsese, 
por ejemplo, en palabras como litteratura o scripturo-, fue después de uso aún más 
frecuente. Al respecto Grandgent comenta: "-üra y -t-üra. -s-üra (que eran todos 
originalmente -üra, añadido a la raíz verbal), usados para fonnar sustantivos abstractos 
50 
sobre participios de pretérito, y más tarde también sobre adjetivos, estaba muy en uso" 
(l907/i963:49). 
El gerundio se conserva, aunque en todos los casos como glosa del participio presente 
(23d), por el contrario, el gerundivo desaparece por completo. Es interesante notar que el 
infInitivo conserva, tanto en las Glosas emilianenses como en las Glosas silenses, la e fInal 
consistentemente (23e), lo que hace pensar de nuevo en la reticencia del glosador a 
separarse del modelo latino. 
La lengua de las glosas mantienen el mismo uso del adverbio que en latín, pero es 
notoria la aparición de adverbios modales 'compuestos de un adjetivo y el ablativo del 
sustantivo mens. Estas frases nominales, que en latín tenían la función de un circunstancial 
de modo, tenninaron por gramaticalizarse; mens adquirió el nuevo signifIcado, más 
abstracto, de 'fonnal manera' mediante un proceso de desmatización, dicho de otro modo 
"el sustantivo pierde su categoría de palabra y se convierte en un morfema" (Colinas 
2003:2) (23t). Este nuevo adverbio romance aparece siempre en las Glosas en su fonna 
mientre, quizá "por una confusión o [ ... ] en cruce con la fonna temporal medieval 'mientre' 
" (Colinas 2003:25, cf. pág 32), que tabién se encuentra en las Glosas, como puede 
apreciarse en los ejemplos de (23g) (pidal 1968:335, Lapesa 2000: 111, Bustos 2000:75). 
(23) a. Em., 11 amuestra < indica, Em., 113 sufriot < 
sustinuit, Sil., 24 labat < abluit, Sil., 78 levaret < 
intulerit, Sil., 86 duplicaot < geminaverit. 
b. Em., 120 carens > lebando Em., 9 veniens >venot, 
Sil., 17 ignorans > qui non sapiendo. 
c. Em., 7 conmotiones > moueturas, Sil., 55 poculum > ' 
bebetura, Sil., 119 colectiones > collituras. 
d. Em., 108 lebando < carens, Sil., 160 retornando < 
revertent. 
51 
e. Em., 74 transtornare < subuertere, Sil., 58 matare < 
interficere, Sil., 250 cantare < bailare. 
f. Em., 31 mundamientre < juste, Em., 58 
buenam(entre < adtentius, Sil., 100 grabemientre < 
adgrabans, Sil., 350 studiosamientre < rite. 
g. Sil., 205 Mu/ier UII menses debet abstinere* a uiro 
quando concepta est > *mientre, Sil., 226 quandium > 
ta mientr.e. 
El desglose de las categorías relacionales, en el cuadro 13, revela un aumento significativo 
de las preposiciones en relación con el número de las conjunciones. 
CUADRO 13. Categorías relacionales de la lengua glosante 
preposición conjunción 
emilianenses 8% 1% 
(181230) (21230) 
silenses 11% 4% 
(801730) (281730) 
total 10% 3% 
(98/960) (30/960) 
Como se ve en este cuadro, las categorías relacionales se mantienen, pero el porcentaje de 
las preposiciones glosadas es bastante mayor al de las conjunciones, tomando el total de los 
nexos como el 100%, las preposiciones representan el 77% del conjunto: Em., 89 con 
(cono) < cum, Sil., 55 por <per, Sil., 207 a < ad. 
52 
5.1.3 . Categorías léxicas: comparación general 
En general, las categorías léxicas en la lengua glosante muestran un incremento con 
respecto al latín, lo que significa que la lengw¡ de las Glosas requiere de más palabras, pues 
las glosas propiamente explicativas son pocas. La conclusión es evidente: la lengua 
glosante apunta a un sistema analítico en contraste con el sistema sintético del latín. 
El cuadro 14, que muestra la comparación de las categorías de ambas lenguas, revela las 
siguientes diferencias porcentuales en favor de la lengua glosante: sustantivo pronombre 
lOOIa, adjetivo 4%, una nueva categoría artículo, verbo 7%, verboide 6, adverbio 2% y 
nexos 7%. 
CUADRO 14. Comparación general de categorías léxicas 
sustantivo-pronombre adjetivo articulo 
latina glosante latina _slosante latín -.SIosante 
-
emilianenses 31% 35% 10% 14% 8% 
(57/184) (64/184) (18/184) (26/184) (14/184) 
-
silenses 33% 44% 7% 12% 8% 
(151/460) (204/460) (32/460) (54/460) (37/460) 
-
total 32% 42% 8% 12% 8% 
(208/644) (268/644) (50/644) (80/644) (51/644) 
verbo verboide adverbio 
latina glosante latina glosante latina -.SIosante 
emilianenses 38% 38% 8% 8% 9"10 11% 
(70/184) (70/184) 15/184) (15/184) (17/184) (15/184) 
si/enses 28% 38% 14% 22% 9% 11% 
(130/460) (174/460) (41/460) (103/460) (41/460) (50/460) 
53 
verbo verboide adverbio 
latina glosante latina glosante latina glosante 
total 31% 38% 12% 18% 9"10 11% 
(200/644) . (244/644) (58/644) (118/644) (58/644) (71/644) 
nexos 
latina glosante 
emilianenses 38% 38% 
(70/184) (70/184) 
silenses 28% 38% 
(130/460) (174/460) 
total 31% 38% 
(200/644) (244/644) 
La comparación general expone, por lo menos, tres cambios importantes entre el latín del 
texto y la lengua de las Glosas: 
1) Se ha creado y establecido firmemente una nueva categoría léxica, el artículo, 
mostrándose como una categoría fimcionalmente bien desarrollada, aunque gráficamente 
aún muestra polimorfismo (24a). 
2) El uso de los verboides en las Glosas silenses revela un aumento del 8%, si 
consideramos que el participio presente y el gerundivo no aparecen en las Glosas, tenemos 
que el aumento es de participios pasivos, lo que apunta al uso perifrástico de la voz pasiva 
en detrimento de la forma pasiva morfológica del latín (24b) (Hemández 2004:293, Bassols 
(1948/1983:34,266). Las Glosas emilinenses, por su parte, no presentan incremento en 
este aspecto, sin embargo, como veremos en la siguiente sección, el incremento se da en los 
54 
pronombres, debido, en parte, a que cuando se glosa la voz pasiva se prefiere la 
construcción refleja a la perifrástica (24c) (Hernández Alonso 2004:301). 
3) Las preposiciones muestran un aumento considerable (Bassols 1983:34,225); para las 
emilianenses tenemos un 7% más que en latín y para las silenses, el aumento es del 15%, 
mostrando la tendencia del romance a expresar las categorías gramaticales mediante 
modelos analíticos (24d) (Folgar 2002:120). 
(24) a. Em., 193 elo,

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