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CAPITAL HUMANO VERSUS SEÑALIZACIÓN: 
EVIDENCIA PARA EL CASO DE LOS
EXBECARIOS CONACYT
 CATALINA ESQUIVEL SANDOVAL*
Diciembre 2008
 *Agradezco el apoyo financiero del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, de la 
Universidad Autónoma Metropolitana y de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“A veces podemos explicar sin ser capaces de predecir y a 
veces predecimos sin ser capaces de explicar. Es verdad que 
en muchos casos una y la misma teoría nos permite hacer 
ambas cosas, pero creo que en las ciencias sociales ésta es 
la excepción antes que la regla”.
Jon Elster
Tuercas y Tornillos. Una introducción a los
conceptos básicos de las ciencias sociales
“Yo dirigiré la educación revolucionaria.
Enseñando la política del limbo,
la economía de los valles, 
la psicología de mar…”
Lou Lipsitz
(poeta norteamericano)
Fantasía para aquellos que
odian su trabajo
ÍNDICE
Introducción 5
Capítulo 1. Capital Humano o Señalización: El debate actual. 11
1.1 El modelo educativo del capital humano, 12.
1.1.1 Antecedentes, 12.
1.1.2 El modelo básico, 15.
1.1.3 La ecuación salarial estadística, 21.
1.1.4 La elección de ocupaciones dentro del modelo básico, 23.
1.1.5 Implicaciones del modelo, 25.
1.1.6 Limitaciones y críticas del modelo, 26.
1.2 La teoría de la señalización: antes y ahora, 28.
1.2.1 Una interpretación general del modelo de Spence, 29.
1.2.2 Un modelo de señalización con un agente racionado, 35.
1.2.3 Señalización, salarios y equilibrio en el mercado de trabajo, 38.
1.2.4 Implicaciones del modelo, 45.
1.2.5 Limitaciones y críticas del modelo, 46.
1.3 ¿Capital humano o señalización?, 47
 Apéndice 1. La solución Mincer-Rosen del modelo básico de capital 
 Humano, 49.
 Apéndice 2. Refinamientos para la obtención del equilibrio en el modelo
 de señalización, 53.
Capítulo 2. Educación Superior e Intervención Pública. 54
 2.1 Eficiencia, 55.
 2.2 Equidad, 60.
Capítulo 3. Una discusión crítica sobre los métodos y resultados de la 63
comprobación empírica: Capital Humano versus Señalización.
3.1 Señalización versus Teoría del “filtro”, 65.
3.2 Modelos empíricos de señalización, 67.
 3.2.1 La Hipótesis Wiles, 67.
 3.2.2 Los P-Test, 71.
 3.2.3 El Modelo de Wolpin, 80.
 3.2.4 El Método de Liu & Wong: El efecto de la experiencia 
 específica a la firma, 85.
 3.2.5 El Modelo Dolton-Spence, 88.
 3.3 La evidencia empírica para el caso de México, 89.
3.4 Algunas conclusiones preliminares, 92.
Capítulo 4. La Investigación Empírica: Capital Humano vs. Señalización 95
con Costos Monetarios Diferenciados, Evidencia para el caso de los
exbecarios CONACYT
4.1 Aspectos metodológicos, 97.
4.2 Análisis de la muestra de exbecarios de posgrado, 102.
4.3 Los resultados de la estadística descriptiva, 114.
 
 4.3.1 Salarios y costos de señalización por tipo de universidad, 114.
 4.3.2 Grupos de señalización, 126.
 4.3.3 Salarios por género y tipo de universidad, 131. 
 4.3.4 Perfiles de ingreso y experiencia laboral por tipo de
 universidad, nivel educativo y área de conocimiento, 136.
4.4 Análisis econométrico, 153. 
4.4.1 Datos y Variables, 164.
4.4.2 Resultados de la estimación, 170.
4.5 Conclusiones y relevancia de los hallazgos, 178.
Capítulo 5. Conclusiones y Recomendaciones de Política. 181
Anexo 1 186
Anexo 2 190
Bibliografía 192
INTRODUCCIÓN
 Un fenómeno empírico ampliamente observado y documentado es el que se refiere al 
hecho de que los trabajadores con mayores niveles educativos y con mayor experiencia 
laboral tienden a obtener mayores salarios. La explicación más comúnmente aceptada es la 
que establece que el tiempo de permanencia en las instituciones educativas o en el puesto 
de trabajo incrementa directamente la productividad de los trabajadores y por lo tanto sus 
ingresos. Este enlace causal se asocia usualmente con la teoría del capital humano. Sin 
embargo, esta relación recíproca entre educación y productividad probablemente sólo sea 
una parte de la explicación, ya que las firmas pueden valorar particularmente otras 
características individuales del trabajador que no son directamente observables como son 
las propensiones al ausentismo laboral, a la enfermedad, etc. (Weiss, 1995). Si los 
trabajadores más educados tienen bajas propensiones porque generalmente son más 
disciplinados para cumplir y realizar su trabajo o por tener prácticas que benefician su salud 
y si los trabajadores con menores niveles educativos se identifican con las características 
desfavorables, las firmas pueden preferir contratar a los primeros para reducir sus costos 
por enfermedad, por abandono o riesgos laborales. En este caso la educación sería una 
“señal” como una proxy de las características deseadas por las firmas, y los trabajadores 
optarían invertir en una formación universitaria para asegurar que los asignen a los mejores 
empleos u ocupaciones. Adicionalmente, en presencia de información asimétrica los 
empleadores podrían no observar o evaluar directamente la productividad del trabajador por 
lo que también requerirán una proxy de su capacidad. Esta línea de argumentación es la que 
sigue el modelo de Spence (1973), fundador de la teoría de la señalización que desde la 
década de los setenta se ha convertido en una explicación alterna a la del modelo del capital 
humano y que considera que la principal función de los títulos universitarios es “separar” a 
los trabajadores más productivos de los menos productivos.1 No obstante desde nuestra 
perspectiva ambas teorías no pueden verse como mutuamente excluyentes, porque aún 
cuando se han desarrollado diversas pruebas empíricas, no existe una conclusión clara y 
contundente sobre la plausibilidad preponderante de alguna de ellas por diversas razones. 
1 Contrastar únicamente el modelo del capital humano versus señalización no implica que modelos 
alternativos sean inválidos o se excluyan como la teoría de la segmentación del mercado de trabajo, la de los 
salarios de eficiencia o la de mercados duales, ya que en muchos aspectos estos enfoques pueden verse como 
complementarios como podrá verse en el Capítulo 3 dedicado a los métodos de la comprobación empírica.
5
En primer lugar porque en ambas teorías cada uno de los agentes económicos se comporta 
de la misma manera. Esto es, los trabajadores comparan los costos y los beneficios de su 
inversión educativa como un bien de capital que maximiza el ingresoneto de su ciclo de 
vida, independientemente de si incrementa o no su productividad. Por otra parte, la firma 
paga mayores salarios a los trabajadores más educados porque maximiza sus beneficios. 
Sin embargo, debe notarse que la obtención de un certificado o título significa alta 
capacidad adquirida en las instituciones educativas en la teoría del capital humano, 
mientras que esto significa alta capacidad “innata” en la teoría de la señalización. La 
segunda razón se refiere a la complejidad que implica situar ambos modelos en un contexto 
empírico porque generalmente no están disponibles los datos que son necesarios para las 
estimaciones econométricas; y finalmente, la tercera razón, es que los resultados de las 
pruebas permiten diferentes interpretaciones, básicamente por su carácter experimental e 
idiosincrásico.
 Aún con estas objeciones, la importancia de la validación empírica de las dos teorías 
radica en sus implicaciones de política. Si la educación incrementa la productividad de los 
trabajadores, este hecho tiene efectos positivos sobre el crecimiento económico y una 
política correcta sería subsidiar a los trabajadores o a las familias para que las restricciones 
financieras no limiten su elección no sólo de la cantidad óptima de educación sino también 
del tipo de escuela, universidad, plan o programa educativo de su preferencia o acorde con 
sus capacidades específicas. Por el contrario, si es sólo una señal, incrementar el nivel 
promedio de educación de la población probablemente no sea la forma más efectiva para 
elevar el nivel del PIB. En este caso, la distribución de los niveles o programas educativos 
debe ser acorde a las capacidades de los trabajadores para que sean asignados de manera 
eficaz en los puestos de trabajo apropiados. Una consecuencia inmediata de este resultado 
es que una política de subsidios focalizados es más importante y eficiente para el 
crecimiento económico que una política de subsidios generalizados con poco énfasis en los 
incentivos a las universidades para que seleccionen mejor a sus estudiantes. 
6
 El caso de México ha sido poco estudiado en la literatura sobre el tema, ya que 
generalmente las pruebas empíricas centran su atención, con algunas excepciones, en los 
países de alto y mediano desarrollo económico. Sin embargo, podemos destacar los 
trabajos pioneros de Smith & Metzenger (S&M) (1998) en donde a partir de una encuesta 
aplicada a vendedores ambulantes de la ciudad de Puebla, determinan que la educación 
incrementa significativamente los ingresos de este grupo de trabajadores como lo postula el 
modelo del capital humano. Jorge Alberto Alvarado Ruiz (1999) prueba el modelo del 
“filtro” en la versión de Riley (1979) y el modelo de señalización de Spence a través del 
método de Liu & Wong (L&W) (1982) con datos provenientes de una encuesta realizada en 
la ciudad de Monterrey y su área metropolitana; sus resultados soportan la existencia de 
señalización, pero es más significativa a nivel de firma que en el mercado de trabajo y para 
aquellos niveles superiores al bachillerato. Y Barceinas & Raymond (B&R) ( 2003) aplican 
varias pruebas con información de las Encuestas Nacionales de Ingresos y Gastos de los 
Hogares de 1994 y 1996 aportando evidencia mixta, ya que los resultados de sus pruebas 
verifican la hipótesis del capital humano pero existe alguna señalización en el nivel de 
licenciatura.
 Esta evidencia empírica contrapuesta para México nos sugiere dos reflexiones. La 
primera se refiere a que en los menores niveles educativos probablemente sea más válida la 
teoría del capital humano. Dado que el propósito de la educación primaria y secundaria es 
enseñar cada área de conocimiento básico necesario para la vida diaria y el trabajo, el 
efecto de tal conocimiento en el incremento de la productividad debe ser mayor en estos 
niveles educativos, pero puede esperarse que exista más señalización con la educación 
superior porque los puestos de trabajo asociados con este nivel requieren habilidades más 
complejas, y por tanto, las firmas necesitarán más tiempo para “evaluar” totalmente la 
productividad individual. La segunda reflexión resalta el hecho de que los supuestos 
subyacentes en el modelo de Spence no necesariamente se cumplen en los países 
subdesarrollados o en transición en donde los mercados de capitales son imperfectos, por lo 
que la aplicación literal de sus resultados teóricos podría no corresponder con la evidencia 
empírica. Acorde con Spence, los trabajadores más capaces siempre elegirán invertir en 
educación superior para “señalizar” correctamente su alta productividad y los menos 
7
capaces elegirán niveles educativos inferiores, de esta forma se sostiene el equilibrio 
“separador” que postula su modelo. Sin embargo, este resultado supone implícitamente que 
los trabajadores cuentan con fondos ilimitados, ya sean propios, familiares o prestados, para 
financiar su educación. Este supuesto tal vez sea menos convincente en países como el 
nuestro. Más bien podría observarse que trabajadores con las mismas capacidades 
productivas o aptitudes innatas no inviertan en educación superior o elijan un nivel inferior 
de escolaridad mientras que otros aún cuando no sean los más productivos, sí lo hagan 
porque cuentan con suficientes recursos financieros. 
 Dentro de este contexto, el objetivo de la presente investigación es verificar 
empíricamente ambas teorías en el nivel educativo en el cual puede esperarse que exista un 
mayor componente de señalización: la educación superior y, más específicamente, en el 
nivel de posgrado. Para tal propósito emplearemos la información contenida en la Encuesta 
Nacional de Exbecarios CONACYT 1999. Las características propias de esta base de datos 
nos permiten introducir dos hipótesis muy importantes. La primera de ellas asume que la 
educación superior tiene un componente de señalización que los empleadores reconocen en 
el mercado de trabajo y por lo tanto el modelo del capital humano es menos relevante 
aunque no se excluye totalmente. Sin embargo, para el caso de México en donde existen 
imperfecciones en los mercados de capitales, las credenciales universitarias no sólo están 
directamente correlacionadas con la “capacidad innata” de los trabajadores a partir de las 
cuales las firmas puedan distinguir quiénes son los más productivos de los menos 
productivos como lo supone el modelo de Spence, sino que también “señalizan” 
predominantemente la riqueza familiar, como una proxy de la productividad, ya que 
dentro de este marco puede suponerse que las firmas asocian riqueza familiar con ciertas 
características individuales del trabajador que son más apropiadas para ocupar los mejores 
puestos de trabajo. En este mismo tenor, la segunda hipótesis establece que si la educación 
superior tiene un componente de señalización con las características antes descritas, 
entonces el stock de conocimiento de los padres no influye en las elecciones educativas y 
ocupacionales de los trabajadores como lo postula el modelo del capital humano. Más bien 
es la riqueza familiar la que determina dichas elecciones. Es claro que los trabajadores que 
provienen de familias de mayores ingresos (riqueza) tienen menores costos monetarios de 
8
señalización que aquellos trabajadores de familias de menores ingresos. Aún cuando la 
capacidad sea la misma, puede esperarse que sus elecciones educativas sean diferentes 
debido a las restricciones presupuestarias. 
 De acuerdo a la información contenida en la base de datos, la evidencia empírica 
encontrada soporta plenamente estas hipótesis, en donde la educaciónde posgrado tiene un 
importante componente de señalización pero también tiene las propiedades de incrementar, 
hasta cierto punto, la productividad de los trabajadores. Además encontramos que la 
ocupación del padre como una proxy de la riqueza familiar es más importante que su stock 
de conocimiento con lo cual el modelo del capital humano es menos relevante para el caso 
de México. Este resultado tiene implicaciones sobre el diseño de las políticas que tienen 
como objetivo la asignación de diversas formas de subsidio.
 En el Capítulo 1 presentamos un modelo básico de capital humano en forma estructural 
del tipo Mincer-Rosen aplicado específicamente a la educación superior, además 
analizamos el modelo de Spence como un juego no cooperativo e introducimos una 
restricción para demostrar el caso en donde existen los costos monetarios de señalización 
diferenciados.2 
 En el Capítulo 2 analizamos las políticas óptimas conforme a los supuestos e hipótesis 
de ambos modelos teóricos y analizamos las condiciones bajo las cuales la intervención 
gubernamental pudiera ser deseable a través de diversas formas de subsidio. En el Capítulo 
3 se revisan y se discuten críticamente los distintos métodos reportados para verificar la 
hipótesis del capital humano versus señalización. Nos centramos básicamente en la 
Hipótesis Wiles (Wiles, 1974), los P-Test (Psacharopoulos, 1979), el Modelo de Wolpin 
(1977), el método de L&W (1982) que usa el efecto de la experiencia específica a la firma 
y el Modelo Dolton-Spence (Dolton, 1986; Spence, 1981). El Capítulo 4 está dedicado a la 
investigación empírica que incluye las hipótesis de trabajo y la metodología para probarlas. 
Esta última integra una parte descriptiva y la estimación econométrica de un modelo mixto 
de escolaridad en forma estructural en donde ambas teorías interactúan a través del valor de 
2 La restricción es que el conjunto de señales es un conjunto compacto.
9
los parámetros de las ecuaciones que lo definen y adaptado específicamente para el caso de 
los exbecarios CONACYT. Finalmente en el Capítulo 5 se especifican las conclusiones y 
algunas recomendaciones de política que pretenden ser sólo indicativas derivadas del 
análisis realizado y no exhaustivas. 
10
CAPÍTULO 1
CAPITAL HUMANO O SEÑALIZACIÓN: EL DEBATE ACTUAL.
 Como es ampliamente reconocido, la educación es una actividad multifacética y algunas 
de sus características son el tema de diversas disciplinas de las ciencias sociales. El proceso 
de aprender nuevas habilidades y destrezas de aplicación práctica o la incorporación de 
información para la comprensión de los más diversos fenómenos puede ser analizado desde 
el campo de la psicología, la sociología o la antropología. Sin embargo, el punto de vista de 
la economía se refiere a su importancia como generadora de ingresos. En un sentido más 
amplio, la educación es una actividad que involucra inversiones de recursos para el logro de 
ciertos beneficios esperados que provienen del aumento en los ingresos. Así, la educación 
puede ser vista como productiva o no productiva. Si se considera productiva, los 
incrementos en los ingresos están asociados a las inversiones en educación que incrementan 
o mejoran el stock de habilidades. De esta manera dentro de la teoría económica, la 
educación se considera como un bien de inversión. Los agentes están interesados en 
maximizar un bien privado y el rendimiento individual derivado de ello. La perspectiva de 
los agentes es elegir, de entre inversiones o consumos alternativos, la educación, cuando el 
flujo esperado de ingresos (utilidad) durante el ciclo de vida excede el flujo de costos 
educativos anticipados por un margen lo suficientemente amplio para producir una tasa de 
retorno que refleja adecuadamente las condiciones del mercado. 
 Nuestro objetivo en este capítulo es analizar y discutir las dos principales teorías que 
consideran a la educación como un bien de inversión y que son de nuestro interés: la teoría 
del capital humano y la teoría de la señalización. Ambas parten de supuestos 
completamente diferentes, por lo que sus implicaciones y recomendaciones de política que 
se derivan de ellas coinciden en algunos aspectos y difieren radicalmente en otros. La teoría 
del capital humano centra su atención sobre los incrementos en la productividad del 
trabajador debidos a la educación y la teoría de la señalización en su versión convencional, 
por el contrario, caracteriza a la educación como enteramente improductiva, así desde su 
11
perspectiva, las instituciones de educación superior sólo generan “credenciales” que sirven 
únicamente para identificar o separar a los trabajadores más capaces de los menos capaces 
y asignarlos a los empleos adecuados acorde con sus habilidades innatas. Sin embargo, los 
resultados de la teoría de la señalización solamente son válidos mientras exista una relación 
monótona entre capacidad individual y cantidad de educación; si ésta relación no se 
mantiene, la teoría no puede explicar los diferenciales de ingreso entre los trabajadores a 
través de los distintos niveles educativos. De esta forma, el análisis de los modelos que 
desarrollamos en el presente capítulo, nos permite construir el marco teórico en el cual se 
encuadra nuestra investigación empírica. En el núcleo del análisis, se encuentra el debate 
actual en donde se discute que si bien teóricamente pueden distinguirse ambas teorías, es 
difícil ubicarlas en un contexto empírico. 
 En las siguientes secciones presentamos las versiones más simples de las dos teorías y 
discutimos los supuestos bajo los cuales cada una de ellas es válida. En la primera sección 
se presentan algunos antecedentes históricos de la teoría del capital humano y construimos 
un modelo básico para compararlo posteriormente con el modelo de señalización. En la 
segunda sección no sólo presentamos el modelo de Spence en su versión tradicional como 
un juego no cooperativo sino también introducimos una restricción en su modelo para 
observar cómo pueden obtenerse resultados adicionales a aquellos reportados en la 
literatura sobre el tema.
1.1 El modelo educativo del capital humano. 
1.1.1 Antecedentes 
 Aún cuando la articulación entre educación y economía puede encontrarse en los 
primeros textos clásicos de Adam Smith (1961) y Alfred Marshall (1957), es relativamente 
reciente el interés de la ciencia económica por analizar y determinar los efectos de la 
educación en el mercado de trabajo, en los ingresos individuales y como factor 
condicionante de la productividad. Con la introducción de la teoría del capital humano 
12
dentro del marco del equilibrio competitivo, la educación adquiere relevancia como un 
sistema de formación de capacidades que no sólo incrementa los rendimientos laborales 
sino que además contribuye al crecimiento económico de una región o de un país.
 Como señala Rosen (1989), a William Petty puede atribuírsele la primera aplicación del 
concepto de capital humano en 1676, cuando compara la pérdida de armamento, equipo y 
otros instrumentos de guerra (capital físico) con la pérdida de vidas humanas; sin embargo, 
se reconoce a Theodore Schultz (1960) como el autor que desarrolla dicho concepto 
referido a la educación; aunque en 1935, J. R. Walsh (1935) ya había escrito un artículo en 
una línea similar. Jacob Mincer (1974) figura también como uno de los fundadores de la 
teoría del capital humano con su modelo de escolaridad, en donde establece la importancia 
intrínseca de la educación como un determinante en la distribución del ingreso. Por su 
parte, Gary Becker (1975) sistematiza el marco analítico para evaluar las inversioneseducativas. Básicamente toda la investigación teórica y empírica que se ha realizado en las 
dos últimas décadas sobre el tema, descansa en las ideas vertidas en su obra fundamental. 
La idea principal de Becker es muy sencilla: los individuos eligen invertir en educación, 
frente a inversiones alternativas, cuando el valor presente de los costos de esta inversión 
son menores que el valor presente de los beneficios esperados derivados de los incrementos 
en los ingresos. Esta diferencia se expresa en una tasa de retorno mayor que otras tasas de 
retorno prevalecientes en el mercado.1 El modelo de Becker se centra en los rendimientos 
laborales asociados a las inversiones en escolaridad. Al elegir la educación, los individuos 
esperan elevar sus ingresos laborales y reducir sus probabilidades de desempleo. De esta 
manera se explica la relación empírica observada que a mayor nivel educativo corresponde 
una mayor remuneración. En el cálculo individual, los costos de las inversiones educativas 
corresponden a los costos directos (colegiaturas, libros, computadoras, transporte, etc.) e 
indirectos que se interpretan como los ingresos dejados de percibir mientras se estudia 
(costo de oportunidad). Los beneficios esperados provienen del aumento de los ingresos 
vinculados a los aumentos de la productividad. Es decir, en las decisiones hechas por los 
trabajadores como agentes optimizadores existe implícitamente un análisis costo-beneficio.
1 La tasa de interés en el mercado de dinero es el rendimiento que los agentes toman como referencia para 
fines comparativos.
13
 A partir de estas contribuciones, la teoría del capital humano se construye como un 
conjunto de modelos2 unificados a partir de tres ideas principales que pueden enunciarse de 
la siguiente forma:
1) Los activos de capital humano de un trabajador están representados por los 
conocimientos, habilidades y competencias adquiridos a través de: a) la educación 
formal; b) la capacitación, y c) la experiencia laboral,3 y el periodo en el cual se 
adquieren puede extenderse por varios años. Estos activos de habilidades y 
conocimientos, incrementan la productividad laboral y por lo tanto, los ingresos 
individuales.
2) De la misma forma que el capital físico, el capital humano se deprecia y se 
deteriora con la no utilización, la subutilización4 y con la edad, además puede 
llegar a ser obsoleto con el cambio tecnológico, así como también puede 
“destruirse”.5 
3) Los agentes económicos invierten hoy en capital humano para incrementar sus 
ingresos en el futuro, por lo que maximizan su función objetivo y los rendimientos 
monetarios y no monetarios (externalidades) asociados con estas inversiones 
fluyen en periodos determinados.
 Cabe resaltar que la literatura clásica sobre el tema y los modelos desarrollados, se 
centran sólo en el lado de la oferta, considerando únicamente las decisiones individuales de 
inversión, omitiendo los aspectos de la demanda de capital humano por las firmas y sus 
implicaciones sobre el equilibrio en el mercado de trabajo. 
2 Los modelos de acumulación de capital humano que constituyen el núcleo central de la teoría son: el modelo 
de escolaridad de Mincer y Rosen, el modelo de Ben-Porath, el modelo de Polachek sobre la tasa de 
depreciación y el modelo de oferta y demanda de Becker. El modelo de Heckman en el cual las dotaciones 
iniciales de capital humano y las capacidades no cognitivas de los trabajadores son las que determinan las 
inversiones posteriores en educación universitaria, puede considerarse una extensión de los modelos citados.
3 La lectura y el aprendizaje autodidacta también son formas de incrementar el stock de capital humano. Sin 
embargo, estos conceptos han sido poco explorados empíricamente.
4 La “subutilización” es el resultado de una participación discontinua en el mercado de trabajo. 
5 La “destrucción” de capital humano se refiere a pérdidas de vidas en guerras, revoluciones o conflictos 
internos en países o regiones.
14
 Actualmente esta teoría ha adquirido un status relevante para estudiar y analizar los 
efectos de la educación en la determinación y distribución del ingreso, en el crecimiento 
económico y en la productividad laboral, asimismo proporciona un marco adecuado para el 
diseño de las políticas educativas. También se ha incorporado a nuevos campos de 
conocimiento como la bioeconomía,6 en donde la idea de que la educación “aumenta” las 
capacidades individuales se introduce en una perspectiva evolutiva.7 
 Dentro de este contexto y para los fines de nuestra investigación, construimos un 
modelo básico de capital humano aplicado, específicamente, a la educación superior para 
contrastarlo, posteriormente, con el modelo de la teoría de la señalización. De esta forma, 
el modelo que presentamos en el siguiente apartado es el más sencillo,8 e integra 
adecuadamente las ideas e hipótesis esenciales de la teoría. 
1.1.2 El modelo básico.
 El modelo básico de capital humano contiene dos hipótesis. La primera se refiere a la 
forma en que se acumulan los activos, y la segunda, a la forma cómo se establece la 
correlación positiva entre cantidad de educación e ingresos laborales. 
6 La bioeconomía aplica la teoría darvinista de la evolución de las especies a la actividad económica humana, 
aportando un punto de vista novedoso a los modelos teóricos ya establecidos. Para una discusión más amplia 
de estos aspectos véase Witt (1999).
7 Si la educación “aumenta” las capacidades y habilidades productivas, entonces la dinámica del mercado de 
trabajo y la distribución del ingreso pueden explicarse a partir de la existencia de dos tipos de trabajador 
(especies): los “aumentados” y los “no aumentados”, en donde los primeros tienen “ventajas” en la 
supervivencia. De manera similar, puede explicarse el crecimiento económico a partir del comportamiento 
“biológico” y no racional de los agentes al realizar inversiones educativas que incrementan la productividad; 
desde esta perspectiva, las políticas macroeconómicas que intentan estimular el ahorro interno como una 
fuente de crecimiento sostenido son consideradas erróneas, porque el atesoramiento de recursos no forma 
parte de la “naturaleza” biológica humana, mientras que las adiciones al capital humano son una forma de 
perpetuar la especie o de “duplicarla”, ya que el gasto que no se destina al consumo de “mantenimiento” , se 
invierte en educación y salud para los hijos, de acuerdo con Gordon (2001).
8 El modelo que desarrollamos está basado en los textos de Mincer (1974); Borjas (1988); Becker (1975); 
Schultz (1960); Willis (1986); Davies & McDonald (1984); Garen (1984), y Weiss (1971).
15
 Por lo que corresponde a la primera hipótesis, el modelo asume que el trabajador ofrece 
en el mercado laboral un determinado stock de capital humano indicado por H; dicho stock 
está medido en “unidades de eficiencia”, lo que significa que todos los puestos de trabajo 
disponibles usan el mismo conjunto de habilidades y capacidades. Así, todos los 
trabajadores son sustitutos perfectos en la producción; este supuesto de capital humano 
homogéneo es necesario en un primer momento para aislar el efecto de la escolaridad sobre 
los ingresos. En la sección 1.1.4 eliminamos este supuesto para introducir el caso del 
capital humano heterogéneo. 
 H tiene dos componentes; la primera ( )0H puede considerarse como el stock 
acumulado a través de la educación básica antes de ingresar a la educación superior; en este 
caso 0H se considera exógena. El segundo componente se obtiene a través de la 
escolaridad, representada por los años subsecuentes al ingreso a la universidad; el número 
de periodos se indica con S. La cantidad de capital humano acumulado enlos S periodos es 
H S ; cuanto mayor sea el valor de S, mayor es el valor de SH ; sin embargo, este proceso 
está sujeto a rendimientos decrecientes.9 De esta manera el capital humano de un trabajador 
lo podemos definir como la suma de ambos componentes: 
( 1.1 ) SHHH += 0
 La ecuación (1.1) describe la principal hipótesis de la teoría: la escolaridad mejora el 
stock de habilidades y capacidades de manera aditiva y, por lo tanto, incrementa la 
productividad, porque los salarios ( )w son una función de H. De acuerdo con (1.1), en el 
mercado laboral existen dos tipos de trabajador: los que poseen una productividad 
“aumentada” por la educación universitaria y aquellos que no la tienen. Los trabajadores 
“aumentados” tienen ventajas relativas respecto a los “no aumentados” en términos de 
empleo y capacidad de generar mayores ingresos.
9 El supuesto de rendimientos decrecientes puede sustituirse por el de rendimientos crecientes sin afectar, en 
términos generales, la validez de las principales conclusiones del modelo.
16
 Ahora, el modelo sostiene una segunda hipótesis central: si el trabajador es un agente 
racional elige óptimamente S que maximiza su riqueza a lo largo del ciclo de vida. El 
componente de su riqueza que depende de la escolaridad es el valor presente del flujo de 
ingresos esperados. Así, su elección óptima de S es la que maximiza sus ingresos 
capitalizados.10 Los rendimientos de la escolaridad son por lo tanto el valor de los ingresos 
futuros. Este argumento central lo modelamos en lo siguiente usando el cálculo de 
variaciones.11 
 Primero definimos a ( )SAf , como la “función de producción de capital humano”, en 
donde A representa la capacidad innata del trabajador y S es la cantidad de escolaridad 
acumulada. Esta función representa la capacidad del trabajador de transformar ciertos 
insumos en “productos” de capital humano. Los insumos pueden conceptualizarse como el 
tiempo dedicado al aprendizaje de habilidades y competencias, el tiempo de los maestros 
aplicados a la enseñanza y capacitación del trabajador, etc. Esta función de producción está 
descrita en la Figura 1 que, como puede observarse, es cóncava y sus desplazamientos están 
determinados por los valores de A y S. 
 Una segunda pieza de información es la definición de la función salarial, en este caso 
representada por: 
( 1.2 ) ( )SAfew t ,δ= .
 En donde w es el salario esperado por el trabajador; t , su edad; δ , la tasa de 
crecimiento anual del salario; A , la capacidad innata del trabajador y, como ya indicamos, 
S , es la cantidad de escolaridad acumulada. 
 La función de (1.2) se deriva esencialmente de consideraciones tecnológicas, pero 
también depende de las condiciones de demanda y oferta laboral. Las hipótesis de la 
10 El supuesto de que el trabajador maximiza su riqueza más que su utilidad, simplifica considerablemente el 
análisis, ya que no se introducen las preferencias en el tiempo.
11 También puede modelarse con la teoría del control óptimo, sin embargo, los resultados no difieren 
substancialmente si no incluimos una variable de control.
17
función salarial son evidentes. Los empleadores ofrecerán salarios más altos a los 
trabajadores más capaces y con mayor escolaridad que se suponen son más “productivos” y
FIGURA 1
Función de Producción de Capital Humano
su oferta está relativamente limitada; por lo tanto, suponemos que las derivadas de primer 
orden de la función salarial son todas positivas. δ captura los cambios en el salario debidos 
a factores exógenos que están asociados, por ejemplo, al proceso natural de envejecimiento 
y a la depreciación de los conocimientos y habilidades adquiridas debido a las innovaciones 
tecnológicas.12 Para simplificar el análisis, suponemos que δ es constante, pero puede 
tomar un valor positivo o negativo.13 Si 0<δ , la función exhibe rendimientos decrecientes, 
entonces para cada nivel educativo, ( )tw tendrá un máximo respecto a t , la edad del 
trabajador14 y, si 0>δ , los perfiles de ingreso serán monótonamente crecientes. En 
12 Desde una perspectiva evolutiva, δ realmente sólo capturaría el efecto del envejecimiento. 
13 El supuesto de que δ sea constante también puede suprimirse. Si δ no es constante, este hecho introduce 
un importante sesgo en las estimaciones econométricas que se discutirán más ampliamente en el Capítulo 3.
18
términos estáticos, o alternativamente, en términos dinámicos en donde δδ =t , las 
hipótesis sobre la función salarial sugieren que el trabajador concentrará su inversión en 
capital humano en las primeras etapas de su vida cuando su stock es bajo. A partir de este 
punto el trabajador entrará al mercado laboral y las subsecuentes inversiones elevarán sus 
ingresos salariales hasta alcanzar un máximo y después la tasa de acumulación de capital 
humano disminuirá, debido a la depreciación y al proceso natural de envejecimiento; en 
este punto los ingresos alcanzan un máximo y tenderán a disminuir hasta la edad del retiro. 
 De acuerdo con la función salarial descrita en (1.2), el trabajador, como agente racional, 
elegirá la cantidad óptima de educación que maximiza el valor presente de sus ingresos 
futuros. Este supuesto de maximización implica que el trabajador, a lo largo de su ciclo de 
vida, invierte siempre en actividades productivas, ya sea trabajo o educación.
 Con nuestras hipótesis sobre las funciones de producción y salarial, estamos en 
condiciones de determinar la cantidad óptima de S. El supuesto que introducimos aquí es 
que el trabajador en el año cero –cuando concluye la educación media superior- debe 
decidir entre incorporarse al mercado laboral o continuar su educación universitaria por S 
años. La elección depende del valor descontado de los S años de escolaridad. Entonces 
podemos definir la función ( )⋅V como:
( 1.3 ) ( )δ,,, rSAV = dteeSAf rtT
S
St −−∫ )(),( δ ,
en donde r es la tasa de interés; y el índice de integración es de S , el tiempo en el cual el 
trabajador termina sus estudios universitarios y entra al mercado laboral, a T , el tiempo en 
14 Esto es equivalente a que existe una productividad marginal decreciente con respecto a la experiencia. En 
este caso es conveniente definir ESt += y ( ) ( )SStAfetw t ,, −= δ , en donde E es la experiencia 
general en el mercado de trabajo. Entonces la condición de primer orden es:
0=



 +
∂
∂= f
E
fe
dt
dw t δδ , 0<δ .
La segunda derivada en este punto es:
 02
2
<



∂
∂+
∂
∂
E
f
E
fe t δδ ;
así que solamente existe un máximo con respecto a t.
19
que el trabajador se retira. Como el ciclo de vida del trabajador se extiende por un periodo 
amplio, podemos considerar que T ∞→ ; entonces la ecuación (1.3) puede aproximarse por:
( 1.4 ) ( )δ,,, rSAV = ∫
∞ −−
S
rtSt dteeSAf )(),( δ = )(
),(
δ−r
SAf
e rS− .
 En (1.4) suponemos que r >δ . La cantidad óptima de educación ∗tS , está determinada 
por la maximización de V con respecto a S. La condición de primer orden (para un óptimo 
interior) es:
( 1.5 ) 
S
V
∂
∂
 = 
2)(
),()(
δ
δ
−




 −
∂
∂− −−
r
eSArfe
S
fr rSrS
 = 



 −
∂
∂
−
−
rSAf
S
f
r
e rS ),(
)( δ
= 0 ,
donde 
S
f
∂
∂
> 0.
 La ecuación (1.5) nos indica que el trabajador continuará su educación universitaria 
hasta el punto en donde el costo de oportunidad (los ingresos dejados de percibir) sea igual 
al valor presente de los ingresos adicionales esperados. De (1.5) también se deriva la clásica 
proposición del modelo de que la tasa marginal de retorno a la educación 




∂
∂
S
f
 es igual a 
la tasa deinterés. (Para la demostración y detalles véase el Apéndice 1).
1.1.3 La ecuación salarial estadística.
20
 Un enfoque estándar de comprobación empírica de la teoría del capital humano es la 
estimación de ecuaciones salariales que se derivan directamente de la ecuación (1.5) y que 
adoptan la forma funcional como:
( 1.6 ) uASw +++= 210ln βββ ,
que es una regresión del logaritmo natural de los salarios y diversas variables que intentan 
ser una proxy de 0w (o equivalentemente 0H ) y alguna medida de la capacidad, A . 
Usualmente 00 w=β y 1β = ρ que es la tasa marginal de retorno a la educación. Sin 
embargo, esto es válido sí y sólo sí, 0w y A permanecen fijos. Si 0w y A no se 
mantienen constantes, 1β no refleja adecuadamente los movimientos en S . De manera 
similar, el parámetro 0β representa el porcentaje de efecto sobre los salarios de un cambio 
en 0w , cuando S y A permanecen fijos; y 2β tiene la misma interpretación cuando 0w 
y S son fijos. Estos aspectos se resaltan porque las estimaciones de los parámetros de la 
ecuación salarial deben ser tratadas con considerable precaución de acuerdo a la naturaleza 
específica de los conceptos y fenómenos que pretenden representar. El modelo está basado 
en hechos y supuestos estilizados, por lo que dichas estimaciones empíricas deben ser 
interpretadas apropiadamente a la luz de la teoría que las fundamenta. 
 Con los elementos teóricos descritos, podemos establecer que el modelo básico de 
capital humano depende de la existencia de los enlaces causales directos que corren de la 
educación a la productividad y de la productividad a los ingresos. No obstante este tipo de 
causación funcionará sólo en un marco enteramente competitivo. Bajo otras circunstancias 
esta relación directa entre productividad e ingresos podría estar distorsionada por la 
existencia de mercados internos de trabajo (Doeringer 1995), por barreras a la entrada del 
mercado laboral (sindicatos) o por factores institucionales como la existencia de 
tabuladores salariales en el sector público, cuando éste tiene una participación importante 
en la generación de empleo. Ante la presencia de estos fenómenos, el desequilibrio en las 
21
diferencias salariales y la productividad podrían ser trasladadas a la matrícula escolar y 
extenderse a la estructura de la oferta laboral disponible en el mercado.
 En esta versión de la teoría del capital humano, estamos suponiendo que el trabajador es 
capaz de financiar sus propias inversiones educativas; es decir, dispone de recursos propios 
sin restricciones presupuestarias para cursar la educación superior. Sin embargo, puede 
levantarse este supuesto sin afectar los resultados obtenidos. En este sentido, si asumimos 
que el trabajador tiene una restricción presupuestal, podemos introducir el mercado de 
capitales. De esta manera cada decisión del trabajador estará afectada por la tasa de interés 
y por los rendimientos esperados del programa educativo elegido. Si la tasa marginal de 
retorno ( )ρ ofrecida por el programa educativo seleccionado es mayor a r , el trabajador 
puede pedir prestado los fondos necesarios para financiar su inversión universitaria. De 
igual forma si ρ es menor a r , el trabajador no invertirá en educación universitaria y 
preferirá convertirse en prestamista. El equilibrio se alcanza de acuerdo al mecanismo 
neoclásico convencional: a la tasa r , algunos trabajadores prestarán o tomarán préstamos 
para su educación y la demanda agregada de fondos prestables se ajustará periodo a periodo 
hasta lograr el equilibrio en todos los mercados.
 Este mecanismo descrito puede parecer muy ingenuo porque en la realidad los mercados 
de capitales pueden ser rígidos y la existencia de información asimétrica podría impedir la 
convergencia de tasas de retorno. La decisión del trabajador también estará influida por la 
naturaleza de las habilidades y conocimiento productivo que pueden ser adquiridos en las 
instituciones educativas. La cantidad óptima de educación que maximiza la riqueza del 
trabajador dependerá crucialmente de si estas habilidades pueden “usarse” de un empleo a 
otro, de una firma a otra y de un sector económico a otro; este aspecto lo tratamos en el 
siguiente punto.
22
1.1.4 La elección de ocupaciones dentro del modelo básico.
Al inicio de la sección, establecimos que el supuesto de “unidades de eficiencia” podía 
eliminarse para introducir el concepto de capital humano heterogéneo. Esto implica que en 
el mercado de trabajo se ofrecen y se demandan habilidades y conocimientos especializados 
y específicos, heterogéneos, por lo cual los trabajadores ya no son “sustitutos perfectos.” En 
esta extensión del modelo, el trabajador elige un nivel educativo, una ocupación y un grado 
de especialidad. De esta forma el modelo básico puede transformarse en un modelo de 
elección ocupacional. De acuerdo con Joll (1983) podemos suponer que existen 
mi ,...2,1= programas educativos, cuyos contenidos habilitan al trabajador para alcanzar el 
mismo nivel y ocupación nj ,...2,1= y cada uno de estos planes educativos tiene su propia 
estructura de costos y beneficios de acuerdo a las peculiaridades de las habilidades y 
destrezas específicas que proporcionan. Para tomar una decisión de inversión universitaria, 
el trabajador puede ordenar dichos planes de acuerdo al valor presente neto o a la tasa de 
retorno ( )ρ que ofrece cada uno de ellos. Es decir, las ocupaciones pueden ser ordenadas de 
acuerdo con su “rentabilidad” en el mercado. Evidentemente las ocupaciones que reporten 
mayores beneficios monetarios estarán dentro de las alternativas del trabajador. Cada 
posible combinación de planes y niveles educativos (cada par i, j), constituye una senda 
educativa. Tales sendas diferirán entre sí en términos de conocimientos, contenidos, 
duración, costos y rendimientos. Así, cada ocupación requerirá una senda específica. De 
acuerdo al modelo desarrollado, el componente H S estará entonces determinado por el 
cantidad óptima de S ∗ij .
 Las hipótesis sobre la ecuación salarial de (1.2) se mantienen, pero en este caso la 
escolaridad S es completamente específica a la ocupación. Entonces (1.2) puede 
expresarse como:
( 1.7 ) ijw = ( )ijt SAfe ij ,δ 
23
 En la función de producción, el parámetro A indica el grado de “eficiencia del 
aprendizaje” específico a la ocupación elegida. De manera similar, si δδ =t , las hipótesis 
sobre la función salarial sugieren que el trabajador concentrará su inversión en capital 
humano en las primeras etapas de su vida cuando su stock es bajo y se especializará en una 
ocupación hasta el término de su vida productiva. El trabajador primero determina la 
cantidad óptima de educación para la ocupación elegida y de acuerdo al valor presente de 
los ingresos esperados. Entonces (1.3) se transforma en:
( 1.8 ) ( )ijijij rSAV δ,,, = dteeSAf rtTS
St
ij
ij
ij −−∫ )(),( δ
 En el largo plazo, los rendimientos monetarios entre diferentes programas educativos 
serán iguales, así como entre diferentes sendas para una misma ocupación. Para esta 
convergencia en el largo plazo, los ajustes entre oferta y demanda de cada ocupación se 
harán a través de los salarios ofrecidos por las firmas y estos a su vez determinarán las 
decisiones de inversión de los trabajadores, aumentando o disminuyendo la matrícula en 
cada ( )ji, plan educativo. Sin embargo, éste proceso de ajuste supone la existencia de 
información perfecta sobre los flujos salariales que ofrece cada ocupación, así como la 
disponibilidad ilimitada de recursos por parte de los trabajadores para elegir el programa 
educativo acordecon su capacidad e intereses. 
 Pero estas condiciones difícilmente pueden cumplirse cuando: 1) la información sobre 
los salarios relativos a cada ocupación no está disponible o sólo puede ser identificada muy 
débilmente; 2) los trabajadores enfrentan restricciones financieras para seguir el plan 
educativo de su elección; y, 3) existen restricciones en la oferta educativa; los lugares 
disponibles en determinados programas educativos pueden ser limitados; aún cuando los 
trabajadores y las familias cuenten con recursos para hacer una elección ocupacional, los 
rezagos en la oferta educativa pueden inducir ineficiencias en el mercado. Adicionalmente 
debe considerarse que existen circunstancias sociales que ponen en desventaja a ciertos 
grupos en la competencia por acceder a estos programas educativos racionados. Es decir, 
24
las condiciones iniciales de partida de los trabajadores y las familias podrían determinar 
trayectorias diferentes a las pronosticadas por el modelo.
 No obstante estas limitaciones, el modelo del capital humano interpretado como un 
modelo de elección ocupacional ofrece resultados interesantes para la comprobación 
empírica. Además resalta la importancia de la igualdad de oportunidades en la educación. 
Las restricciones financieras de las familias y las desventajas sociales que limitan la 
elección ocupacional llaman indudablemente a mejorar las condiciones bajo las cuales se 
realizan las decisiones de inversión universitaria.
1.1.5 Implicaciones del modelo.
 Las principales implicaciones que se derivan del modelo (muy simplificado) que 
presentamos se refieren a dos aspectos. El primero de ellos se refiere a las decisiones 
individuales del trabajador respecto a sus inversiones educativas, y el segundo, al mercado 
de trabajo.
 Comenzando con el primer aspecto, podemos establecer que las inversiones en 
educación universitaria (licenciatura o posgrado), se concentrarán al principio del ciclo de 
vida, si δ es menor que cero. El grado de movilidad entre ocupaciones clasificadas por 
áreas de conocimiento será menor, debido a la formación de capital humano específico. 
Asimismo todos los trabajadores obtendrán la misma tasa marginal de retorno para cada 
nivel educativo. Los incrementos en la tasa de interés reducen el valor presente de los 
salarios esperados y el rendimiento marginal de la escolaridad disminuye. Por otra parte, 
los trabajadores con la misma capacidad (el parámetro A), invertirán la misma cantidad de 
periodos S en educación y elegirán la misma ocupación. Cada ocupación requiere una cierto 
tipo de “capacidad específica” que puede variar con la tasa de interés. Un trabajador con 
una mayor capacidad puede elegir invertir menos en educación que un trabajador con 
menor capacidad, pero la elección siempre maximizará el flujo esperado de ingresos. 
25
 A nivel de mercado, las implicaciones son las siguientes: en un equilibrio de largo plazo 
las tasas marginales de retorno serán iguales entre las distintas ocupaciones, lo cual implica 
que el trabajador será indiferente al elegir entre distintos planes y programas educativos. Si 
existe un desequilibrio en el mercado de trabajo debido a que algunas ocupaciones son más 
rentables a otras, el ajuste es a través de los salarios ofrecidos por las firmas. Si una cierta 
ocupación es más rentable que otra, un flujo de trabajadores entrará a dicha ocupación 
disminuyendo los salarios de todos los trabajadores, suponiendo condiciones de 
competencia perfecta. Al disminuir los salarios, los costos educativos para adquirir las 
capacidades y habilidades de la ocupación más rentable se elevarán, disminuyendo con ello 
el flujo de nuevos entrantes. 
1.1.6 Limitaciones y críticas del modelo. 
 Aún cuando empíricamente puede validarse la relación que postula el modelo entre las 
inversiones educativas (que incrementan la productividad) de los trabajadores y sus 
ingresos laborales, existen algunas objeciones que pondrían en duda este sentido de 
causalidad. En primer lugar, en la ecuación de ingresos como en (1.6) es difícil identificar 
qué proporción de los rendimientos monetarios es atribuible a la capacidad innata del 
trabajador y cuál a la educación en sí misma. Es evidente que un trabajador con mayor 
capacidad de aprendizaje logrará un mayor nivel educativo o una mejor ocupación, y por lo 
tanto, recibirá un mayor ingreso que otro trabajador con una menor capacidad. De esta 
manera simplemente los individuos más aptos invertirán más en educación.
 En segundo término, aún cuando se introduzca el supuesto de que las capacidades están 
idénticamente distribuidas, las restricciones financieras de los trabajadores y las 
imperfecciones en el mercado de capitales, podrían conducir a que las decisiones sobre 
inversiones educativas sean subóptimas. Aún más, la forma (pendiente) de las funciones de 
utilidad puede influir en dichas decisiones. El modelo sólo funciona si se supone que los 
agentes son neutrales al riesgo (Belfield, 2000, p. 22). 
26
 En tercer lugar, el modelo no explica cómo se acumula capital humano a través de las 
diferentes pedagogías. Las diferencias en los métodos de enseñanza pueden influir no sólo 
en el desarrollo de las capacidades y destrezas laborales, sino también en el tiempo de 
permanencia en las instituciones educativas (el valor de S será menor/mayor de acuerdo 
con la “eficiencia” de cada método), lo cual se reflejaría en la ecuación de ingresos.
 Otras objeciones más contundentes provienen de los teóricos de la segmentación del 
mercado de trabajo.15 Estos teóricos sostienen que los ingresos laborales no están en 
relación directa con las inversiones en educación. Más bien están determinados a priori por 
el origen social de los trabajadores; las instituciones educativas sólo son el vehículo a través 
del cual se mantiene el status quo, segregando y segmentando a los trabajadores de acuerdo 
a las relaciones sociales existentes, a su riqueza familiar, origen étnico o racial. De esta 
manera la unidad de análisis se mueve del trabajador individual a los grupos sociales. Si la 
educación mejora o no las capacidades laborales de los trabajadores, es secundario. La 
correspondencia entre salarios y productividad estará entonces determinada por otras 
variables diferentes que no considera el modelo del capital humano.
 La teoría de la segmentación del mercado de trabajo no es un cuerpo teórico unificado; 
en ella confluyen tanto posiciones marxistas como funcionalistas y del institucionalismo 
americano, por lo que no existe un consenso acerca de cómo definir los segmentos en el 
mercado de trabajo. Sin embargo hay una coincidencia en considerar que las ocupaciones 
de alguna manera están jerarquizadas de acuerdo al status social o al grado de autoridad que 
representan. Desde esta perspectiva, el nivel de escolaridad de los trabajadores estará 
relacionado con el nivel de destrezas y habilidades requeridas para mantener esta división 
jerarquizada de los puestos de trabajo. 
 Aún con estas objeciones, la idea central del modelo parece tener un poder explicativo 
muy amplio de tal forma que proporciona el soporte teórico para la expansión del gasto 
educativo (y los subsidios), sobre todo en los países menos desarrollados. Asimismo, el 
15 Piore (1983); Levin (1995); Bowles (1972); Bowles & Gintis (1983); San Segundo (2001); DeFreitas 
(1995).
27
modelo proporciona elementos teóricos sólidos para reinterpretar el significado del 
desarrollo económico de largo plazo, en el cual las características y la forma en que se 
acumule capital humano, serán determinantes para definir la trayectoria de crecimiento de 
un país o deuna región. 
1.2 La teoría de la señalización: antes y ahora. 
 Los resultados del modelo del capital humano sólo son válidos si se supone información 
simétrica, es decir, las firmas o los empleadores deben observar directamente la 
productividad del trabajador para pagar un salario acorde a ella. Sin embargo, en general, 
los empleadores pueden no estar completamente seguros de la productividad del trabajador 
en el momento de contratarlo; no conocen con certeza si es un trabajador de baja, mediana 
o alta productividad. En presencia de información asimétrica, los empleadores pueden 
observar ciertos indicadores que estén correlacionados con la productividad como son la 
edad, experiencia laboral previa, educación y otras características personales. De esta 
manera la trayectoria educativa puede ser una variable proxy que transmita información 
acerca de la productividad real del trabajador. En este caso, la educación sólo sería una 
“señal” indicativa de las capacidades del trabajador, y su función sería principalmente 
“separar” a los trabajadores productivos de los menos productivos pero no incrementaría 
sus capacidades y destrezas laborales. Esta es la principal línea de argumentación de la 
teoría de la señalización que es una explicación alterna a la teoría del capital humano para 
interpretar la relación entre ingresos e inversiones educativas y que se desprende 
directamente del modelo de Michael Spence (1973).
 En la década de los setenta y parte de los ochenta, un sustancial trabajo empírico se 
orientó a tratar de validar esta teoría, pero finalmente declinó porque se consideró limitada 
su explicación. Sin embargo, actualmente hay un resurgimiento del modelo de Spence 
porque se asimiló a la teoría de juegos, al derecho corporativo (Iacobucci, 2004), a las 
finanzas (Guedes & Thompson, 1995), a la semántica (Sandu, 2001) y a la biología 
(Wheeler & de Bourcier, 1994; Proulx, 2001).
28
 Con nuevos tratamientos matemáticos, la teoría de la señalización produce otros 
resultados adicionales a aquellos reportados en la literatura clásica sobre el tema. Y su 
relevancia dentro de la economía de la educación se refiere a sus implicaciones en las 
políticas de subsidios gubernamentales y en los procesos de selección y admisión de las 
universidades.
 Desde esta perspectiva novedosa, en esta sección presentamos dos juegos de 
señalización; el primero es el modelo de Spence en una versión clásica de juego no 
cooperativo; y el segundo, es una variación del mismo con un agente racionado. Este 
tratamiento nos permite introducir el papel de los subsidios públicos.
1.2.1 Una interpretación general del modelo de Spence.
 El modelo de Spence comparte el mismo postulado básico de la teoría del capital 
humano, es decir, considera que los trabajadores eligen el nivel educativo que maximiza el 
valor presente del flujo esperado de ingresos. Sin embargo, los costos se interpretan no en 
términos monetarios como vimos anteriormente, sino en términos de esfuerzo físico. Esto 
significa que un trabajador con menor capacidad invertirá menos en educación que un 
trabajador con una mayor capacidad, ya que este último tendría una mayor aptitud innata 
con menores “costos” físicos, y por lo tanto, sus ingresos salariales serán mayores. Bajo 
información asimétrica, las firmas o los empleadores no pueden distinguir entre estos dos 
tipos de trabajador, así el salario ofrecido en el mercado laboral sería un salario “promedio” 
y podría no corresponder a la verdadera productividad marginal de cada trabajador, en este 
sentido habría una pérdida de eficiencia. En este contexto, las credenciales educativas 
pueden ser empleadas por las firmas como una “señal” indicativa o una proxy de la 
productividad real de cada trabajador. En lo siguiente definimos los jugadores y el orden 
del juego.
Jugadores:
29
Dos trabajadores y una firma.
Orden del Juego:
i) La naturaleza elige t ∈ { }2,1 .
ii) El trabajador elige el nivel educativo S ∈ [ )∞,0 . La firma ofrece un contrato 
salarial ( ) tSSw = .
iii) El trabajador acepta el contrato o lo rechaza.
iv) El producto es igual a v.
Los pagos del juego son:
Para el trabajador es el salario menos su costo (en términos de esfuerzo físico):
 ( ) ( )StCSw ,− si acepta el contrato w
 0 si lo rechaza.
Para la firma es su beneficio:
 wv − si el trabajador acepta el contrato ofrecido por la firma.
0 si el trabajador rechaza el contrato.
 Los trabajadores conocen su tipo pero no la firma; ésta última observa únicamente el 
nivel educativo para seleccionar al trabajador. Todos los jugadores son agentes 
optimizadores racionales: los trabajadores desean maximizar su función de utilidad 
eligiendo un nivel educativo S ∈ [ )∞,0 , dado su tipo t , y la firma maximiza su beneficio, 
por lo que el salario pagado a los trabajadores es igual a la productividad que depende de su 
capacidad o “talento”.
30
 Cada función de utilidad (del tipo Von Neumann-Morgenstern), es continua y cóncava; 
estrictamente creciente en w y estrictamente decreciente en S. Las preferencias se 
describen por dos familias de curvas de indiferencia en el espacio ( )Sw, ; una para cada 
tipo de trabajador. Tales curvas son continuas y crecientes. Las curvas de 1=t son más 
altas que las de 2=t y tienen la propiedad de que se cruzan una sola vez (condición 
Spence-Mirreles). 
 Cada tipo de trabajador tiene una distribución de probabilidad condicional ( )tSr que 
representa la probabilidad de que el tipo t seleccione el nivel educativo S. La firma asigna 
una probabilidad condicional ( )Stµ que corresponde al evento “t dado que se observó S.” 
De acuerdo a esta probabilidad la firma elige su mejor estrategia, w.
 La probabilidad ( )Stµ es la regla de Bayes:
( 1.9 ) ( )Stµ = 
( )
( )∑
t
tSrtp
tSrtp
)(
)(
 [ ]1,0∈
 Donde ( )tp es la distribución de t en la población, y ] [1,0∈p
 De acuerdo con (1.9), el salario esperado es:
( 1.10 ) ( )Sw = ( )∑ ⋅
t
SttS µ
 Es claro que el equilibrio se encuentra en ( ) SSwS 2≤≤ , porque la firma no aceptaría 
pagar salarios por arriba de 2S y ningún trabajador aceptaría un salario por debajo de S. 
 La Figura 2 muestra un equilibrio separador donde el tipo 1 elige el nivel educativo 1S y 
el tipo 2 elige 0SS > . Gráficamente puede deducirse que ésta es una situación de equilibrio 
porque para niveles educativos 0SS > , estos yacen por debajo de las curvas de indiferencia 
del tipo 1, identificado como un trabajador de menor productividad. Por su parte, el tipo 2 
31
tiene un conjunto solución en el segmento de recta que corresponde al intervalo ( )20 ,SS , 
marcado en negro en la figura.
FIGURA 2
Un Equilibrio de Señalización 
 
 Similarmente, el tipo 2 mejoraría su situación con 0SS > , porque estos niveles 
educativos yacen por arriba de sus curvas de indiferencia y corresponden a mayores 
salarios. El tipo 2 podría optar por más educación para obtener estos salarios y el tipo 1 
debe conformarse con el nivel educativo 1S . Si esto es cierto entonces la firma requiere 
que:
 ( ) 1ν≤∗Sw y ( ) 2ν≤∗Sw
 Además:
32
 ( ) ( ) ( ) ( )∗∗ −≥− SCuSCu ,12,11 
 ( ) ( ) ( ) ( )∗∗ −≥− SCuSCu ,21,22
 Ahora debe demostrarse que el modelo de Spence sólo admite equilibrios separadores, 
es decir, la educación tiene como función “separar” a los trabajadores productivos de los no 
productivos. Considérese un punto del área sombreada en el cruce de ambas curvas en la 
Figura 2; el áreaindicada está por arriba de las curvas de indiferencia y por lo tanto son 
estrictamente preferidas. Si la firma observa un nivel educativo que yace en este conjunto, 
asume que son del mismo tipo de trabajador y que su distribución es uniforme en la 
población, así ( ) ( )21 pp = = 21 , y por lo tanto ( ) ( ) 2121 == SS µµ , su mejor réplica es (de 
acuerdo a (1.10)):
( 1.11 ) ( ) ( ) ( ) SSSSw 232121 2 =+=
 Los trabajadores de acuerdo al salario ofrecido, Sw 23= , eligen S ∈ ( )01 , SS (ver 
Figura 2). Sin embargo, este no es un equilibrio porque implica curvas de indiferencia más 
bajas para el tipo 2. Por lo tanto tiene un incentivo para romper el equilibrio pooling, 
enviando una señal S > 0S , y el tipo 1 elige 1S porque no puede imitar el 
comportamiento del tipo 2.
 Este modelo con múltiples equilibrios fue el estándar hasta mediados de la década de los 
ochenta. En la segunda mitad de esta década, el desarrollo teórico estuvo orientado a 
introducir refinamientos para la selección del equilibrio (véase Apéndice 2). Uno de ellos, 
el Criterio Intuitivo de Cho & Kreps (1987), sugiere reducir el conjunto ( )Stµ . La idea es 
la siguiente: si en un equilibrio el tipo t’ obtiene una menor utilidad enviando una señal m 
que enviando una señal m*( t’ ) y si hay otro tipo t para el cual es mejor m( t ), entonces 
debe asignarse probabilidad cero al evento m( t’ ) si se observa m.
En nuestro ejemplo, el equilibrio se encuentra asignando cero a ( )S1µ , entonces:
33
 ( ) ( ) ( ) SSSw SS 221 µµ +=
 = 2S
 Las líneas punteadas en la Figura 1 indicarían este tipo de equilibrio.
 Como puede observarse, la existencia de equilibrios múltiples se debe a que el espacio 
de señales es mayor que el espacio de los tipos de trabajador. Aun con el desarrollo de los 
refinamientos, la unicidad del equilibrio podría ser discutible. Asimismo podemos señalar 
cuatro limitaciones que se desprenden de las características matemáticas del modelo:
1) El equilibrio descrito en la Figura 2 supone la existencia de información completa; es 
decir, ( )tp la distribución de t en la población, es un conocimiento común entre todos los 
jugadores; sin embargo, si se elimina este supuesto, tendríamos que introducir un 
mecanismo a través del cual se forman las expectativas de los empleadores acerca de los 
diferentes tipos de trabajador y su distribución en la población. Entonces el equilibrio 
dependería más de cómo formen sus expectativas las firmas y de la exactitud de sus 
estimaciones de probabilidad. En este sentido una forma alternativa sería modelar ( )tp 
como una Cadena de Markov (Jacobsen, Jensen & Sloth, 2001), pero aún así cabría la 
posibilidad de que el mercado de trabajo se ajustaría muy lentamente o se mantendría 
indefinidamente fuera de equilibrio.16
2) No es muy realista el hecho de que el conjunto de señales sea abierto en el límite 
superior. Para la verificación empírica tendría que acotarse necesariamente el conjunto. Sin 
embargo, al introducir una cota superior, el equilibrio de señalización no sería estrictamente 
monótono. Los tipos 2=t con un perfil productivo más alto no podrían señalizar sus 
16 Si las firmas desconocen cómo se distribuye p( t ), puede suponerse que su elección presente depende de su 
(m-1) ésima elección pasada, de esta forma pueden aplicarse las propiedades de una Cadena de Markov. A 
través de este mecanismo las firmas “aprenden” cómo se distribuyen los diferentes tipos de trabajador de 
acuerdo con su información pasada y presente. Sin embargo, el aprendizaje y la adaptación pueden ser un 
mecanismo ineficiente para obtener el equilibrio, ya que las firmas podrían experimentar una larga secuencia 
de ciclos de ensaye y error antes de obtener un cálculo exacto de sus probabilidades, por lo tanto el mercado 
se ajustaría muy lentamente en el mejor de los casos. Para una discusión no formal de estos aspectos véase 
Elster (2003, p. 104-114).
34
capacidades relativas a los tipos =t 1, se abre la posibilidad de un equilibrio pooling lo cual 
contradice el enunciado fundamental del modelo.
3) Si la función costo ( )StC , se interpreta en términos monetarios, entonces es necesario 
definir cuáles son las condiciones o los supuestos bajo los cuales dicha función es 
estrictamente monótona, afectando con ello el resultado obtenido.
4) El modelo supone que la única información disponible sobre el tipo de trabajador es la 
señal educativa, suponiendo que los trabajadores del tipo 1 se confundirían con los tipos 2, 
si no existiera la señalización. Pero en realidad las firmas pueden disponer de información 
adicional que distinga a los dos tipos de trabajador. Para que se cumplan las propiedades 
del modelo, la información adicional tendría que asegurar la completa separación. Los 
supuestos que son necesarios para que esto suceda, limitarían aún más la capacidad 
explicativa del mismo.
 En el siguiente punto discutimos cuáles son los resultados del modelo de Spence cuando 
se acota el conjunto de señales.
1.2.2 Un modelo de señalización con un agente racionado.
 En esta sección se rescata un resultado importante de Cho & Sobel (1990) el cual 
establece que si el conjunto de señales es un conjunto compacto puede existir un equilibrio 
pooling en la cota superior del conjunto.17 De esta manera, los resultados obtenidos son 
completamente diferentes al modelo de señalización de Spence.
 Establecemos dos supuestos básicos y transformamos el modelo. Primero, la función de 
costo ( )StC , se interpreta en términos monetarios más que en términos de esfuerzo físico 
al igual que en el modelo del capital humano. Segundo, se introduce un tercer tipo de 
trabajador, k, el cual es un agente “racionado” ( t ∈ { }k,2,1 ). Es decir, es un trabajador sin 
17 Véase la Proposición 4.1 p. 395-397.
35
recursos económicos para obtener la señal que maximiza su función de utilidad de acuerdo 
a su talento innato que es similar al tipo 2. La diferencia entre el tipo 2 y el tipo k es su 
conjunto factible. Mientras 2=t puede elegir S [ ),0 ∞∈ , el tipo k debe elegir S [ ]S,0∈ de 
acuerdo con su restricción presupuestaria.
 Si se introduce una cota superior en S junto con la presencia de un tercer tipo k, los 
resultados son sorprendentes. En la Figura 3 se muestra un equilibrio separador para --
1S < S < 0S . En este caso, el tipo k elige la máxima señal de su conjunto factible, S y el 
tipo 1 elige 1S como su primer óptimo. Aún cuando el tipo k pueda ser identificado 
correctamente como el más “apto” por la firma, su mejor estrategia no sería w = S2 , 
porque en este caso el tipo 1 tendría un incentivo para desviarse del equilibrio. Su mejor 
réplica sería el salario w compatible con las preferencias del tipo k, este punto es el 
marcado con la letra A en la Figura 3, en este caso Sw 2< .
FIGURA 3
Un Equilibrio de Señalización con un Agente Racionado
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 La presencia de una cota superior en el conjunto S junto con la introducción de un 
tercer tipo, k, produce una ineficiencia en el mercado de trabajo en el sentido de que los 
trabajadores del tipo k tienen menores salarios que su productividad. Como las firmas 
observan este hecho, prefieren contratar a los tipos k que a los tipos 2. Estos últimos para 
evitar el desempleo, “imitan” el comportamiento de los trabajadores k. Entonces, la 
existencia de un equilibrio separador no es posible en los puntos ( )∗∗ 11 , SS y ( )∗∗ 22 , SS como 
lo obtuvimos en la Figura 2; el equilibrio se encuentra en un punto de la frontera de los 
equilibrios separadores, en este caso caracterizado por ( )11 , SS para el tipo1 y ( )SS ,2 α− 
para los tipos 2 y k , donde α es la distancia entre 2 y k ( ver Figura 3 ), es decir, es la 
parte de las “rentas de capacidad” que obtienen las firmas debido a la presencia de agentes 
“racionados” en el mercado laboral.
 De esta manera el resultado de Cho y Sobel, introduce una restricción al modelo de 
Spence: la existencia de un equilibrio separador es posible, sí y sólo sí, existe una igualdad 
de oportunidades. De lo contrario el modelo no puede explicar los diferenciales de ingreso 
observados. Además, con un conjunto de señales acotado, los tipos k no pueden obtener la 
“señal” correcta que los identifique como los más “aptos”. Como consecuencia de esto 
existirá una transferencia de “rentas de capacidad” de los más aptos hacia los trabajadores 
de menor capacidad.
 La introducción de una cota superior en el modelo, permite analizar más de cerca el 
papel de los subsidios a la educación: ellos restablecen las propiedades de un equilibrio 
separador y su eficiencia debería medirse en cuanto permitan a los tipos k “adquirir” la 
señal correcta.
 El equilibrio de la Figura 3 soporta el Criterio Intuitivo y el Criterio de la Divinidad 
Universal. Como puede observarse en esta situación el tipo 1 es indiferente entre 
“separarse” con la señal 1S o “imitar” el comportamiento del tipo k, el cual en un intento 
por separarse del tipo 1, elegirá la máxima señal en el conjunto ( )S . Como la señalización 
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es más importante (preferida) para el tipo k que para el tipo 1, la Figura 3 realmente 
representa la frontera de un equilibrio separador. Para puntos S < S , sólo son posibles 
equilibrios pooling.
 Este resultado que obtenemos es el mismo de Feltovich, Harbaugh & To (2002) en una 
extensión de su modelo. Esto es, eliminando la posibilidad de un equilibrio de señalización 
estrictamente monótono en presencia de un tercer tipo de trabajador, el resultado es la 
contra señalización. Los tipos k no pueden señalizar sus capacidades relativas a otros 
trabajadores de menor productividad. Por lo tanto, hay equilibrios pooling parciales que 
implican una pérdida de información.
 La conclusión principal del análisis es que S y k , parametrizan el modelo; 
dependiendo de sus valores es posible fijar equilibrios pooling o equilibrios separadores. 
De esta manera demostramos que el enunciado principal del modelo estándar de 
señalización que postula que en un equilibrio separador los trabajadores más aptos (los más 
productivos) envían una señal costosa para diferenciarse de los trabajadores menos 
productivos, podría no sostenerse. 
1.2.3 Señalización, salarios y equilibrio en el mercado de trabajo. 18 
 Para fines comparativos con el modelo del capital humano, los resultados de la teoría de 
la señalización también pueden analizarse en términos de las variables exógenas y 
endógenas que definen el modelo. Sin embargo, la interacción de las mismas es más 
compleja que en el modelo del capital humano, porque el comportamiento de las firmas y 
sus inferencias sobre la productividad del trabajador son cruciales para la determinación de 
los salarios, asimismo los cambios en las variables exógenas afectan de manera 
diferenciada a los distintos tipos de trabajador que participan en el mercado laboral. No 
obstante estas dificultades, podemos establecer algunas relaciones básicas entre salarios, 
escolaridad, capacidad, señales y tasa de interés.
18 El modelo está basado en el texto de Davies & McDonald (1984).
38
 De manera similar al modelo del capital humano, podemos definir una “función de 
producción de señales” que describa el nivel de “señalización” obtenido por un trabajador 
de capacidad A al término de S periodos escolares. Así transformamos ( )SAf , en 
( )( )SZAf , ; en este caso el producto de la escolaridad no son habilidades y competencias 
laborales, sino simplemente una credencial educativa ( )Z , por lo tanto no hay incrementos 
en la productividad del trabajador. Esta función de producción puede racionalizarse de la 
siguiente forma: pensemos en Z como un grado universitario, un menor valor de Z
correspondería a una credencial de maestría y un valor ligeramente más alto de Z sería una 
credencial de doctorado; para obtener cualquiera de las dos credenciales, se requieren 
diferentes periodos escolares (diferentes valores de S ), de esta forma podemos relacionar 
Z con los valores de S . Así, para una capacidad dada, una mayor escolaridad (mayores 
valores de S ) producirá una mayor “señal”. Los trabajadores con más capacidad siempre 
obtendrán mayores señales porque para adquirirlas es necesaria una mayor escolaridad, es 
decir, una mayor permanencia en las instituciones de educación superior; esta permanencia 
puede interpretarse como años cursados o número de cursos; de manera análoga, el 
argumento contrario se sostiene para aquellos trabajadores dotados con una menor 
capacidad. La Figura 4 describe este tipo de función de producción, en donde Af 
corresponde a la función de producción de un trabajador con mayor capacidad (mayor 
productividad) y Bf es la función de producción de un trabajador con una menor capacidad 
(menor productividad), así BA ff > .
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FIGURA 4
Función de Producción de Señales
 
 Sin embargo, para facilitar el análisis comparativo con el modelo del capital humano, es 
más conveniente invertir la función ( )SZ , así Z estará en el eje horizontal y S en el eje 
vertical. Si se expresa de esta forma la función de producción de señales, su interpretación 
será la siguiente: la escolaridad (el valor de S ) dependerá de la capacidad del trabajador y 
de la señal elegida; los trabajadores con mayor capacidad siempre “acumularán” más 
rápidamente “señales” en un tiempo relativamente más corto que los trabajadores con 
menor capacidad. La Figura 5 ilustra la función de producción con estas propiedades.
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FIGURA 5
El tiempo requerido para obtener una señal
 La ecuación salarial de (1.2) también puede transformarse para que dependa 
positivamente del nivel de la “señal”, entonces definimos ( )Zw como los salarios 
correspondientes a un nivel de “señalización” dado. Como en el modelo del capital 
humano, el trabajador maximizará el valor presente de sus ingresos, así podemos escribir:
( 1.12 ) ( )δ,,, rZAV = dteeZAf rtT
S
St −−∫ )(),( δ .
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 En (1.12), ( )⋅V depende de la señal Z por dos razones; primero, porque un mayor valor 
de la señal generará mayores salarios, por lo tanto es necesario un mayor nivel del valor 
descontado de los salarios asociados a la señal elegida; y segundo, porque para una 
determinada capacidad (el valor de A ) una mayor señal sólo puede obtenerse a través de 
una mayor escolaridad, esto requiere posponer la entrada en el mercado de trabajo y reduce 
el valor presente de los salarios esperados. Si el trabajador es un agente racional, elegirá el 
nivel de la señal Z que maximice su riqueza, pero de acuerdo a su tipo (capacidad), ya sea 
un trabajador de baja, mediana o alta productividad, por lo que ( )⋅V puede derivarse de la 
misma forma que en (1.5), obteniendo la condición de primer orden como:
( 1.13 ) ( ) ( ) 0, =


 −⋅
∂
∂
−
−
rZAf
dS
dZ
Z
f
r
e rS
δ
 .
 De (1.13) podemos obtener S , la cantidad óptima de educación de un Z nivel de 
señalización, entonces:
( 1.14 ) ( )rZAS ,,,1 δρ −= .
 Sustituyendo en la función de producción de señales, obtenemos de manera similar 
(véase Apéndice 1).
( 1.15 ) Ln w ( )( ) ( )δδ ,,,,,; rZAwrZSAf == .
 En (1.15) los salarios dependen del nivel de señalización elegido por el

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