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UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. CAPITAL HUMANO VERSUS SEÑALIZACIÓN: EVIDENCIA PARA EL CASO DE LOS EXBECARIOS CONACYT CATALINA ESQUIVEL SANDOVAL* Diciembre 2008 *Agradezco el apoyo financiero del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, de la Universidad Autónoma Metropolitana y de la Universidad Nacional Autónoma de México. “A veces podemos explicar sin ser capaces de predecir y a veces predecimos sin ser capaces de explicar. Es verdad que en muchos casos una y la misma teoría nos permite hacer ambas cosas, pero creo que en las ciencias sociales ésta es la excepción antes que la regla”. Jon Elster Tuercas y Tornillos. Una introducción a los conceptos básicos de las ciencias sociales “Yo dirigiré la educación revolucionaria. Enseñando la política del limbo, la economía de los valles, la psicología de mar…” Lou Lipsitz (poeta norteamericano) Fantasía para aquellos que odian su trabajo ÍNDICE Introducción 5 Capítulo 1. Capital Humano o Señalización: El debate actual. 11 1.1 El modelo educativo del capital humano, 12. 1.1.1 Antecedentes, 12. 1.1.2 El modelo básico, 15. 1.1.3 La ecuación salarial estadística, 21. 1.1.4 La elección de ocupaciones dentro del modelo básico, 23. 1.1.5 Implicaciones del modelo, 25. 1.1.6 Limitaciones y críticas del modelo, 26. 1.2 La teoría de la señalización: antes y ahora, 28. 1.2.1 Una interpretación general del modelo de Spence, 29. 1.2.2 Un modelo de señalización con un agente racionado, 35. 1.2.3 Señalización, salarios y equilibrio en el mercado de trabajo, 38. 1.2.4 Implicaciones del modelo, 45. 1.2.5 Limitaciones y críticas del modelo, 46. 1.3 ¿Capital humano o señalización?, 47 Apéndice 1. La solución Mincer-Rosen del modelo básico de capital Humano, 49. Apéndice 2. Refinamientos para la obtención del equilibrio en el modelo de señalización, 53. Capítulo 2. Educación Superior e Intervención Pública. 54 2.1 Eficiencia, 55. 2.2 Equidad, 60. Capítulo 3. Una discusión crítica sobre los métodos y resultados de la 63 comprobación empírica: Capital Humano versus Señalización. 3.1 Señalización versus Teoría del “filtro”, 65. 3.2 Modelos empíricos de señalización, 67. 3.2.1 La Hipótesis Wiles, 67. 3.2.2 Los P-Test, 71. 3.2.3 El Modelo de Wolpin, 80. 3.2.4 El Método de Liu & Wong: El efecto de la experiencia específica a la firma, 85. 3.2.5 El Modelo Dolton-Spence, 88. 3.3 La evidencia empírica para el caso de México, 89. 3.4 Algunas conclusiones preliminares, 92. Capítulo 4. La Investigación Empírica: Capital Humano vs. Señalización 95 con Costos Monetarios Diferenciados, Evidencia para el caso de los exbecarios CONACYT 4.1 Aspectos metodológicos, 97. 4.2 Análisis de la muestra de exbecarios de posgrado, 102. 4.3 Los resultados de la estadística descriptiva, 114. 4.3.1 Salarios y costos de señalización por tipo de universidad, 114. 4.3.2 Grupos de señalización, 126. 4.3.3 Salarios por género y tipo de universidad, 131. 4.3.4 Perfiles de ingreso y experiencia laboral por tipo de universidad, nivel educativo y área de conocimiento, 136. 4.4 Análisis econométrico, 153. 4.4.1 Datos y Variables, 164. 4.4.2 Resultados de la estimación, 170. 4.5 Conclusiones y relevancia de los hallazgos, 178. Capítulo 5. Conclusiones y Recomendaciones de Política. 181 Anexo 1 186 Anexo 2 190 Bibliografía 192 INTRODUCCIÓN Un fenómeno empírico ampliamente observado y documentado es el que se refiere al hecho de que los trabajadores con mayores niveles educativos y con mayor experiencia laboral tienden a obtener mayores salarios. La explicación más comúnmente aceptada es la que establece que el tiempo de permanencia en las instituciones educativas o en el puesto de trabajo incrementa directamente la productividad de los trabajadores y por lo tanto sus ingresos. Este enlace causal se asocia usualmente con la teoría del capital humano. Sin embargo, esta relación recíproca entre educación y productividad probablemente sólo sea una parte de la explicación, ya que las firmas pueden valorar particularmente otras características individuales del trabajador que no son directamente observables como son las propensiones al ausentismo laboral, a la enfermedad, etc. (Weiss, 1995). Si los trabajadores más educados tienen bajas propensiones porque generalmente son más disciplinados para cumplir y realizar su trabajo o por tener prácticas que benefician su salud y si los trabajadores con menores niveles educativos se identifican con las características desfavorables, las firmas pueden preferir contratar a los primeros para reducir sus costos por enfermedad, por abandono o riesgos laborales. En este caso la educación sería una “señal” como una proxy de las características deseadas por las firmas, y los trabajadores optarían invertir en una formación universitaria para asegurar que los asignen a los mejores empleos u ocupaciones. Adicionalmente, en presencia de información asimétrica los empleadores podrían no observar o evaluar directamente la productividad del trabajador por lo que también requerirán una proxy de su capacidad. Esta línea de argumentación es la que sigue el modelo de Spence (1973), fundador de la teoría de la señalización que desde la década de los setenta se ha convertido en una explicación alterna a la del modelo del capital humano y que considera que la principal función de los títulos universitarios es “separar” a los trabajadores más productivos de los menos productivos.1 No obstante desde nuestra perspectiva ambas teorías no pueden verse como mutuamente excluyentes, porque aún cuando se han desarrollado diversas pruebas empíricas, no existe una conclusión clara y contundente sobre la plausibilidad preponderante de alguna de ellas por diversas razones. 1 Contrastar únicamente el modelo del capital humano versus señalización no implica que modelos alternativos sean inválidos o se excluyan como la teoría de la segmentación del mercado de trabajo, la de los salarios de eficiencia o la de mercados duales, ya que en muchos aspectos estos enfoques pueden verse como complementarios como podrá verse en el Capítulo 3 dedicado a los métodos de la comprobación empírica. 5 En primer lugar porque en ambas teorías cada uno de los agentes económicos se comporta de la misma manera. Esto es, los trabajadores comparan los costos y los beneficios de su inversión educativa como un bien de capital que maximiza el ingresoneto de su ciclo de vida, independientemente de si incrementa o no su productividad. Por otra parte, la firma paga mayores salarios a los trabajadores más educados porque maximiza sus beneficios. Sin embargo, debe notarse que la obtención de un certificado o título significa alta capacidad adquirida en las instituciones educativas en la teoría del capital humano, mientras que esto significa alta capacidad “innata” en la teoría de la señalización. La segunda razón se refiere a la complejidad que implica situar ambos modelos en un contexto empírico porque generalmente no están disponibles los datos que son necesarios para las estimaciones econométricas; y finalmente, la tercera razón, es que los resultados de las pruebas permiten diferentes interpretaciones, básicamente por su carácter experimental e idiosincrásico. Aún con estas objeciones, la importancia de la validación empírica de las dos teorías radica en sus implicaciones de política. Si la educación incrementa la productividad de los trabajadores, este hecho tiene efectos positivos sobre el crecimiento económico y una política correcta sería subsidiar a los trabajadores o a las familias para que las restricciones financieras no limiten su elección no sólo de la cantidad óptima de educación sino también del tipo de escuela, universidad, plan o programa educativo de su preferencia o acorde con sus capacidades específicas. Por el contrario, si es sólo una señal, incrementar el nivel promedio de educación de la población probablemente no sea la forma más efectiva para elevar el nivel del PIB. En este caso, la distribución de los niveles o programas educativos debe ser acorde a las capacidades de los trabajadores para que sean asignados de manera eficaz en los puestos de trabajo apropiados. Una consecuencia inmediata de este resultado es que una política de subsidios focalizados es más importante y eficiente para el crecimiento económico que una política de subsidios generalizados con poco énfasis en los incentivos a las universidades para que seleccionen mejor a sus estudiantes. 6 El caso de México ha sido poco estudiado en la literatura sobre el tema, ya que generalmente las pruebas empíricas centran su atención, con algunas excepciones, en los países de alto y mediano desarrollo económico. Sin embargo, podemos destacar los trabajos pioneros de Smith & Metzenger (S&M) (1998) en donde a partir de una encuesta aplicada a vendedores ambulantes de la ciudad de Puebla, determinan que la educación incrementa significativamente los ingresos de este grupo de trabajadores como lo postula el modelo del capital humano. Jorge Alberto Alvarado Ruiz (1999) prueba el modelo del “filtro” en la versión de Riley (1979) y el modelo de señalización de Spence a través del método de Liu & Wong (L&W) (1982) con datos provenientes de una encuesta realizada en la ciudad de Monterrey y su área metropolitana; sus resultados soportan la existencia de señalización, pero es más significativa a nivel de firma que en el mercado de trabajo y para aquellos niveles superiores al bachillerato. Y Barceinas & Raymond (B&R) ( 2003) aplican varias pruebas con información de las Encuestas Nacionales de Ingresos y Gastos de los Hogares de 1994 y 1996 aportando evidencia mixta, ya que los resultados de sus pruebas verifican la hipótesis del capital humano pero existe alguna señalización en el nivel de licenciatura. Esta evidencia empírica contrapuesta para México nos sugiere dos reflexiones. La primera se refiere a que en los menores niveles educativos probablemente sea más válida la teoría del capital humano. Dado que el propósito de la educación primaria y secundaria es enseñar cada área de conocimiento básico necesario para la vida diaria y el trabajo, el efecto de tal conocimiento en el incremento de la productividad debe ser mayor en estos niveles educativos, pero puede esperarse que exista más señalización con la educación superior porque los puestos de trabajo asociados con este nivel requieren habilidades más complejas, y por tanto, las firmas necesitarán más tiempo para “evaluar” totalmente la productividad individual. La segunda reflexión resalta el hecho de que los supuestos subyacentes en el modelo de Spence no necesariamente se cumplen en los países subdesarrollados o en transición en donde los mercados de capitales son imperfectos, por lo que la aplicación literal de sus resultados teóricos podría no corresponder con la evidencia empírica. Acorde con Spence, los trabajadores más capaces siempre elegirán invertir en educación superior para “señalizar” correctamente su alta productividad y los menos 7 capaces elegirán niveles educativos inferiores, de esta forma se sostiene el equilibrio “separador” que postula su modelo. Sin embargo, este resultado supone implícitamente que los trabajadores cuentan con fondos ilimitados, ya sean propios, familiares o prestados, para financiar su educación. Este supuesto tal vez sea menos convincente en países como el nuestro. Más bien podría observarse que trabajadores con las mismas capacidades productivas o aptitudes innatas no inviertan en educación superior o elijan un nivel inferior de escolaridad mientras que otros aún cuando no sean los más productivos, sí lo hagan porque cuentan con suficientes recursos financieros. Dentro de este contexto, el objetivo de la presente investigación es verificar empíricamente ambas teorías en el nivel educativo en el cual puede esperarse que exista un mayor componente de señalización: la educación superior y, más específicamente, en el nivel de posgrado. Para tal propósito emplearemos la información contenida en la Encuesta Nacional de Exbecarios CONACYT 1999. Las características propias de esta base de datos nos permiten introducir dos hipótesis muy importantes. La primera de ellas asume que la educación superior tiene un componente de señalización que los empleadores reconocen en el mercado de trabajo y por lo tanto el modelo del capital humano es menos relevante aunque no se excluye totalmente. Sin embargo, para el caso de México en donde existen imperfecciones en los mercados de capitales, las credenciales universitarias no sólo están directamente correlacionadas con la “capacidad innata” de los trabajadores a partir de las cuales las firmas puedan distinguir quiénes son los más productivos de los menos productivos como lo supone el modelo de Spence, sino que también “señalizan” predominantemente la riqueza familiar, como una proxy de la productividad, ya que dentro de este marco puede suponerse que las firmas asocian riqueza familiar con ciertas características individuales del trabajador que son más apropiadas para ocupar los mejores puestos de trabajo. En este mismo tenor, la segunda hipótesis establece que si la educación superior tiene un componente de señalización con las características antes descritas, entonces el stock de conocimiento de los padres no influye en las elecciones educativas y ocupacionales de los trabajadores como lo postula el modelo del capital humano. Más bien es la riqueza familiar la que determina dichas elecciones. Es claro que los trabajadores que provienen de familias de mayores ingresos (riqueza) tienen menores costos monetarios de 8 señalización que aquellos trabajadores de familias de menores ingresos. Aún cuando la capacidad sea la misma, puede esperarse que sus elecciones educativas sean diferentes debido a las restricciones presupuestarias. De acuerdo a la información contenida en la base de datos, la evidencia empírica encontrada soporta plenamente estas hipótesis, en donde la educaciónde posgrado tiene un importante componente de señalización pero también tiene las propiedades de incrementar, hasta cierto punto, la productividad de los trabajadores. Además encontramos que la ocupación del padre como una proxy de la riqueza familiar es más importante que su stock de conocimiento con lo cual el modelo del capital humano es menos relevante para el caso de México. Este resultado tiene implicaciones sobre el diseño de las políticas que tienen como objetivo la asignación de diversas formas de subsidio. En el Capítulo 1 presentamos un modelo básico de capital humano en forma estructural del tipo Mincer-Rosen aplicado específicamente a la educación superior, además analizamos el modelo de Spence como un juego no cooperativo e introducimos una restricción para demostrar el caso en donde existen los costos monetarios de señalización diferenciados.2 En el Capítulo 2 analizamos las políticas óptimas conforme a los supuestos e hipótesis de ambos modelos teóricos y analizamos las condiciones bajo las cuales la intervención gubernamental pudiera ser deseable a través de diversas formas de subsidio. En el Capítulo 3 se revisan y se discuten críticamente los distintos métodos reportados para verificar la hipótesis del capital humano versus señalización. Nos centramos básicamente en la Hipótesis Wiles (Wiles, 1974), los P-Test (Psacharopoulos, 1979), el Modelo de Wolpin (1977), el método de L&W (1982) que usa el efecto de la experiencia específica a la firma y el Modelo Dolton-Spence (Dolton, 1986; Spence, 1981). El Capítulo 4 está dedicado a la investigación empírica que incluye las hipótesis de trabajo y la metodología para probarlas. Esta última integra una parte descriptiva y la estimación econométrica de un modelo mixto de escolaridad en forma estructural en donde ambas teorías interactúan a través del valor de 2 La restricción es que el conjunto de señales es un conjunto compacto. 9 los parámetros de las ecuaciones que lo definen y adaptado específicamente para el caso de los exbecarios CONACYT. Finalmente en el Capítulo 5 se especifican las conclusiones y algunas recomendaciones de política que pretenden ser sólo indicativas derivadas del análisis realizado y no exhaustivas. 10 CAPÍTULO 1 CAPITAL HUMANO O SEÑALIZACIÓN: EL DEBATE ACTUAL. Como es ampliamente reconocido, la educación es una actividad multifacética y algunas de sus características son el tema de diversas disciplinas de las ciencias sociales. El proceso de aprender nuevas habilidades y destrezas de aplicación práctica o la incorporación de información para la comprensión de los más diversos fenómenos puede ser analizado desde el campo de la psicología, la sociología o la antropología. Sin embargo, el punto de vista de la economía se refiere a su importancia como generadora de ingresos. En un sentido más amplio, la educación es una actividad que involucra inversiones de recursos para el logro de ciertos beneficios esperados que provienen del aumento en los ingresos. Así, la educación puede ser vista como productiva o no productiva. Si se considera productiva, los incrementos en los ingresos están asociados a las inversiones en educación que incrementan o mejoran el stock de habilidades. De esta manera dentro de la teoría económica, la educación se considera como un bien de inversión. Los agentes están interesados en maximizar un bien privado y el rendimiento individual derivado de ello. La perspectiva de los agentes es elegir, de entre inversiones o consumos alternativos, la educación, cuando el flujo esperado de ingresos (utilidad) durante el ciclo de vida excede el flujo de costos educativos anticipados por un margen lo suficientemente amplio para producir una tasa de retorno que refleja adecuadamente las condiciones del mercado. Nuestro objetivo en este capítulo es analizar y discutir las dos principales teorías que consideran a la educación como un bien de inversión y que son de nuestro interés: la teoría del capital humano y la teoría de la señalización. Ambas parten de supuestos completamente diferentes, por lo que sus implicaciones y recomendaciones de política que se derivan de ellas coinciden en algunos aspectos y difieren radicalmente en otros. La teoría del capital humano centra su atención sobre los incrementos en la productividad del trabajador debidos a la educación y la teoría de la señalización en su versión convencional, por el contrario, caracteriza a la educación como enteramente improductiva, así desde su 11 perspectiva, las instituciones de educación superior sólo generan “credenciales” que sirven únicamente para identificar o separar a los trabajadores más capaces de los menos capaces y asignarlos a los empleos adecuados acorde con sus habilidades innatas. Sin embargo, los resultados de la teoría de la señalización solamente son válidos mientras exista una relación monótona entre capacidad individual y cantidad de educación; si ésta relación no se mantiene, la teoría no puede explicar los diferenciales de ingreso entre los trabajadores a través de los distintos niveles educativos. De esta forma, el análisis de los modelos que desarrollamos en el presente capítulo, nos permite construir el marco teórico en el cual se encuadra nuestra investigación empírica. En el núcleo del análisis, se encuentra el debate actual en donde se discute que si bien teóricamente pueden distinguirse ambas teorías, es difícil ubicarlas en un contexto empírico. En las siguientes secciones presentamos las versiones más simples de las dos teorías y discutimos los supuestos bajo los cuales cada una de ellas es válida. En la primera sección se presentan algunos antecedentes históricos de la teoría del capital humano y construimos un modelo básico para compararlo posteriormente con el modelo de señalización. En la segunda sección no sólo presentamos el modelo de Spence en su versión tradicional como un juego no cooperativo sino también introducimos una restricción en su modelo para observar cómo pueden obtenerse resultados adicionales a aquellos reportados en la literatura sobre el tema. 1.1 El modelo educativo del capital humano. 1.1.1 Antecedentes Aún cuando la articulación entre educación y economía puede encontrarse en los primeros textos clásicos de Adam Smith (1961) y Alfred Marshall (1957), es relativamente reciente el interés de la ciencia económica por analizar y determinar los efectos de la educación en el mercado de trabajo, en los ingresos individuales y como factor condicionante de la productividad. Con la introducción de la teoría del capital humano 12 dentro del marco del equilibrio competitivo, la educación adquiere relevancia como un sistema de formación de capacidades que no sólo incrementa los rendimientos laborales sino que además contribuye al crecimiento económico de una región o de un país. Como señala Rosen (1989), a William Petty puede atribuírsele la primera aplicación del concepto de capital humano en 1676, cuando compara la pérdida de armamento, equipo y otros instrumentos de guerra (capital físico) con la pérdida de vidas humanas; sin embargo, se reconoce a Theodore Schultz (1960) como el autor que desarrolla dicho concepto referido a la educación; aunque en 1935, J. R. Walsh (1935) ya había escrito un artículo en una línea similar. Jacob Mincer (1974) figura también como uno de los fundadores de la teoría del capital humano con su modelo de escolaridad, en donde establece la importancia intrínseca de la educación como un determinante en la distribución del ingreso. Por su parte, Gary Becker (1975) sistematiza el marco analítico para evaluar las inversioneseducativas. Básicamente toda la investigación teórica y empírica que se ha realizado en las dos últimas décadas sobre el tema, descansa en las ideas vertidas en su obra fundamental. La idea principal de Becker es muy sencilla: los individuos eligen invertir en educación, frente a inversiones alternativas, cuando el valor presente de los costos de esta inversión son menores que el valor presente de los beneficios esperados derivados de los incrementos en los ingresos. Esta diferencia se expresa en una tasa de retorno mayor que otras tasas de retorno prevalecientes en el mercado.1 El modelo de Becker se centra en los rendimientos laborales asociados a las inversiones en escolaridad. Al elegir la educación, los individuos esperan elevar sus ingresos laborales y reducir sus probabilidades de desempleo. De esta manera se explica la relación empírica observada que a mayor nivel educativo corresponde una mayor remuneración. En el cálculo individual, los costos de las inversiones educativas corresponden a los costos directos (colegiaturas, libros, computadoras, transporte, etc.) e indirectos que se interpretan como los ingresos dejados de percibir mientras se estudia (costo de oportunidad). Los beneficios esperados provienen del aumento de los ingresos vinculados a los aumentos de la productividad. Es decir, en las decisiones hechas por los trabajadores como agentes optimizadores existe implícitamente un análisis costo-beneficio. 1 La tasa de interés en el mercado de dinero es el rendimiento que los agentes toman como referencia para fines comparativos. 13 A partir de estas contribuciones, la teoría del capital humano se construye como un conjunto de modelos2 unificados a partir de tres ideas principales que pueden enunciarse de la siguiente forma: 1) Los activos de capital humano de un trabajador están representados por los conocimientos, habilidades y competencias adquiridos a través de: a) la educación formal; b) la capacitación, y c) la experiencia laboral,3 y el periodo en el cual se adquieren puede extenderse por varios años. Estos activos de habilidades y conocimientos, incrementan la productividad laboral y por lo tanto, los ingresos individuales. 2) De la misma forma que el capital físico, el capital humano se deprecia y se deteriora con la no utilización, la subutilización4 y con la edad, además puede llegar a ser obsoleto con el cambio tecnológico, así como también puede “destruirse”.5 3) Los agentes económicos invierten hoy en capital humano para incrementar sus ingresos en el futuro, por lo que maximizan su función objetivo y los rendimientos monetarios y no monetarios (externalidades) asociados con estas inversiones fluyen en periodos determinados. Cabe resaltar que la literatura clásica sobre el tema y los modelos desarrollados, se centran sólo en el lado de la oferta, considerando únicamente las decisiones individuales de inversión, omitiendo los aspectos de la demanda de capital humano por las firmas y sus implicaciones sobre el equilibrio en el mercado de trabajo. 2 Los modelos de acumulación de capital humano que constituyen el núcleo central de la teoría son: el modelo de escolaridad de Mincer y Rosen, el modelo de Ben-Porath, el modelo de Polachek sobre la tasa de depreciación y el modelo de oferta y demanda de Becker. El modelo de Heckman en el cual las dotaciones iniciales de capital humano y las capacidades no cognitivas de los trabajadores son las que determinan las inversiones posteriores en educación universitaria, puede considerarse una extensión de los modelos citados. 3 La lectura y el aprendizaje autodidacta también son formas de incrementar el stock de capital humano. Sin embargo, estos conceptos han sido poco explorados empíricamente. 4 La “subutilización” es el resultado de una participación discontinua en el mercado de trabajo. 5 La “destrucción” de capital humano se refiere a pérdidas de vidas en guerras, revoluciones o conflictos internos en países o regiones. 14 Actualmente esta teoría ha adquirido un status relevante para estudiar y analizar los efectos de la educación en la determinación y distribución del ingreso, en el crecimiento económico y en la productividad laboral, asimismo proporciona un marco adecuado para el diseño de las políticas educativas. También se ha incorporado a nuevos campos de conocimiento como la bioeconomía,6 en donde la idea de que la educación “aumenta” las capacidades individuales se introduce en una perspectiva evolutiva.7 Dentro de este contexto y para los fines de nuestra investigación, construimos un modelo básico de capital humano aplicado, específicamente, a la educación superior para contrastarlo, posteriormente, con el modelo de la teoría de la señalización. De esta forma, el modelo que presentamos en el siguiente apartado es el más sencillo,8 e integra adecuadamente las ideas e hipótesis esenciales de la teoría. 1.1.2 El modelo básico. El modelo básico de capital humano contiene dos hipótesis. La primera se refiere a la forma en que se acumulan los activos, y la segunda, a la forma cómo se establece la correlación positiva entre cantidad de educación e ingresos laborales. 6 La bioeconomía aplica la teoría darvinista de la evolución de las especies a la actividad económica humana, aportando un punto de vista novedoso a los modelos teóricos ya establecidos. Para una discusión más amplia de estos aspectos véase Witt (1999). 7 Si la educación “aumenta” las capacidades y habilidades productivas, entonces la dinámica del mercado de trabajo y la distribución del ingreso pueden explicarse a partir de la existencia de dos tipos de trabajador (especies): los “aumentados” y los “no aumentados”, en donde los primeros tienen “ventajas” en la supervivencia. De manera similar, puede explicarse el crecimiento económico a partir del comportamiento “biológico” y no racional de los agentes al realizar inversiones educativas que incrementan la productividad; desde esta perspectiva, las políticas macroeconómicas que intentan estimular el ahorro interno como una fuente de crecimiento sostenido son consideradas erróneas, porque el atesoramiento de recursos no forma parte de la “naturaleza” biológica humana, mientras que las adiciones al capital humano son una forma de perpetuar la especie o de “duplicarla”, ya que el gasto que no se destina al consumo de “mantenimiento” , se invierte en educación y salud para los hijos, de acuerdo con Gordon (2001). 8 El modelo que desarrollamos está basado en los textos de Mincer (1974); Borjas (1988); Becker (1975); Schultz (1960); Willis (1986); Davies & McDonald (1984); Garen (1984), y Weiss (1971). 15 Por lo que corresponde a la primera hipótesis, el modelo asume que el trabajador ofrece en el mercado laboral un determinado stock de capital humano indicado por H; dicho stock está medido en “unidades de eficiencia”, lo que significa que todos los puestos de trabajo disponibles usan el mismo conjunto de habilidades y capacidades. Así, todos los trabajadores son sustitutos perfectos en la producción; este supuesto de capital humano homogéneo es necesario en un primer momento para aislar el efecto de la escolaridad sobre los ingresos. En la sección 1.1.4 eliminamos este supuesto para introducir el caso del capital humano heterogéneo. H tiene dos componentes; la primera ( )0H puede considerarse como el stock acumulado a través de la educación básica antes de ingresar a la educación superior; en este caso 0H se considera exógena. El segundo componente se obtiene a través de la escolaridad, representada por los años subsecuentes al ingreso a la universidad; el número de periodos se indica con S. La cantidad de capital humano acumulado enlos S periodos es H S ; cuanto mayor sea el valor de S, mayor es el valor de SH ; sin embargo, este proceso está sujeto a rendimientos decrecientes.9 De esta manera el capital humano de un trabajador lo podemos definir como la suma de ambos componentes: ( 1.1 ) SHHH += 0 La ecuación (1.1) describe la principal hipótesis de la teoría: la escolaridad mejora el stock de habilidades y capacidades de manera aditiva y, por lo tanto, incrementa la productividad, porque los salarios ( )w son una función de H. De acuerdo con (1.1), en el mercado laboral existen dos tipos de trabajador: los que poseen una productividad “aumentada” por la educación universitaria y aquellos que no la tienen. Los trabajadores “aumentados” tienen ventajas relativas respecto a los “no aumentados” en términos de empleo y capacidad de generar mayores ingresos. 9 El supuesto de rendimientos decrecientes puede sustituirse por el de rendimientos crecientes sin afectar, en términos generales, la validez de las principales conclusiones del modelo. 16 Ahora, el modelo sostiene una segunda hipótesis central: si el trabajador es un agente racional elige óptimamente S que maximiza su riqueza a lo largo del ciclo de vida. El componente de su riqueza que depende de la escolaridad es el valor presente del flujo de ingresos esperados. Así, su elección óptima de S es la que maximiza sus ingresos capitalizados.10 Los rendimientos de la escolaridad son por lo tanto el valor de los ingresos futuros. Este argumento central lo modelamos en lo siguiente usando el cálculo de variaciones.11 Primero definimos a ( )SAf , como la “función de producción de capital humano”, en donde A representa la capacidad innata del trabajador y S es la cantidad de escolaridad acumulada. Esta función representa la capacidad del trabajador de transformar ciertos insumos en “productos” de capital humano. Los insumos pueden conceptualizarse como el tiempo dedicado al aprendizaje de habilidades y competencias, el tiempo de los maestros aplicados a la enseñanza y capacitación del trabajador, etc. Esta función de producción está descrita en la Figura 1 que, como puede observarse, es cóncava y sus desplazamientos están determinados por los valores de A y S. Una segunda pieza de información es la definición de la función salarial, en este caso representada por: ( 1.2 ) ( )SAfew t ,δ= . En donde w es el salario esperado por el trabajador; t , su edad; δ , la tasa de crecimiento anual del salario; A , la capacidad innata del trabajador y, como ya indicamos, S , es la cantidad de escolaridad acumulada. La función de (1.2) se deriva esencialmente de consideraciones tecnológicas, pero también depende de las condiciones de demanda y oferta laboral. Las hipótesis de la 10 El supuesto de que el trabajador maximiza su riqueza más que su utilidad, simplifica considerablemente el análisis, ya que no se introducen las preferencias en el tiempo. 11 También puede modelarse con la teoría del control óptimo, sin embargo, los resultados no difieren substancialmente si no incluimos una variable de control. 17 función salarial son evidentes. Los empleadores ofrecerán salarios más altos a los trabajadores más capaces y con mayor escolaridad que se suponen son más “productivos” y FIGURA 1 Función de Producción de Capital Humano su oferta está relativamente limitada; por lo tanto, suponemos que las derivadas de primer orden de la función salarial son todas positivas. δ captura los cambios en el salario debidos a factores exógenos que están asociados, por ejemplo, al proceso natural de envejecimiento y a la depreciación de los conocimientos y habilidades adquiridas debido a las innovaciones tecnológicas.12 Para simplificar el análisis, suponemos que δ es constante, pero puede tomar un valor positivo o negativo.13 Si 0<δ , la función exhibe rendimientos decrecientes, entonces para cada nivel educativo, ( )tw tendrá un máximo respecto a t , la edad del trabajador14 y, si 0>δ , los perfiles de ingreso serán monótonamente crecientes. En 12 Desde una perspectiva evolutiva, δ realmente sólo capturaría el efecto del envejecimiento. 13 El supuesto de que δ sea constante también puede suprimirse. Si δ no es constante, este hecho introduce un importante sesgo en las estimaciones econométricas que se discutirán más ampliamente en el Capítulo 3. 18 términos estáticos, o alternativamente, en términos dinámicos en donde δδ =t , las hipótesis sobre la función salarial sugieren que el trabajador concentrará su inversión en capital humano en las primeras etapas de su vida cuando su stock es bajo. A partir de este punto el trabajador entrará al mercado laboral y las subsecuentes inversiones elevarán sus ingresos salariales hasta alcanzar un máximo y después la tasa de acumulación de capital humano disminuirá, debido a la depreciación y al proceso natural de envejecimiento; en este punto los ingresos alcanzan un máximo y tenderán a disminuir hasta la edad del retiro. De acuerdo con la función salarial descrita en (1.2), el trabajador, como agente racional, elegirá la cantidad óptima de educación que maximiza el valor presente de sus ingresos futuros. Este supuesto de maximización implica que el trabajador, a lo largo de su ciclo de vida, invierte siempre en actividades productivas, ya sea trabajo o educación. Con nuestras hipótesis sobre las funciones de producción y salarial, estamos en condiciones de determinar la cantidad óptima de S. El supuesto que introducimos aquí es que el trabajador en el año cero –cuando concluye la educación media superior- debe decidir entre incorporarse al mercado laboral o continuar su educación universitaria por S años. La elección depende del valor descontado de los S años de escolaridad. Entonces podemos definir la función ( )⋅V como: ( 1.3 ) ( )δ,,, rSAV = dteeSAf rtT S St −−∫ )(),( δ , en donde r es la tasa de interés; y el índice de integración es de S , el tiempo en el cual el trabajador termina sus estudios universitarios y entra al mercado laboral, a T , el tiempo en 14 Esto es equivalente a que existe una productividad marginal decreciente con respecto a la experiencia. En este caso es conveniente definir ESt += y ( ) ( )SStAfetw t ,, −= δ , en donde E es la experiencia general en el mercado de trabajo. Entonces la condición de primer orden es: 0= + ∂ ∂= f E fe dt dw t δδ , 0<δ . La segunda derivada en este punto es: 02 2 < ∂ ∂+ ∂ ∂ E f E fe t δδ ; así que solamente existe un máximo con respecto a t. 19 que el trabajador se retira. Como el ciclo de vida del trabajador se extiende por un periodo amplio, podemos considerar que T ∞→ ; entonces la ecuación (1.3) puede aproximarse por: ( 1.4 ) ( )δ,,, rSAV = ∫ ∞ −− S rtSt dteeSAf )(),( δ = )( ),( δ−r SAf e rS− . En (1.4) suponemos que r >δ . La cantidad óptima de educación ∗tS , está determinada por la maximización de V con respecto a S. La condición de primer orden (para un óptimo interior) es: ( 1.5 ) S V ∂ ∂ = 2)( ),()( δ δ − − ∂ ∂− −− r eSArfe S fr rSrS = − ∂ ∂ − − rSAf S f r e rS ),( )( δ = 0 , donde S f ∂ ∂ > 0. La ecuación (1.5) nos indica que el trabajador continuará su educación universitaria hasta el punto en donde el costo de oportunidad (los ingresos dejados de percibir) sea igual al valor presente de los ingresos adicionales esperados. De (1.5) también se deriva la clásica proposición del modelo de que la tasa marginal de retorno a la educación ∂ ∂ S f es igual a la tasa deinterés. (Para la demostración y detalles véase el Apéndice 1). 1.1.3 La ecuación salarial estadística. 20 Un enfoque estándar de comprobación empírica de la teoría del capital humano es la estimación de ecuaciones salariales que se derivan directamente de la ecuación (1.5) y que adoptan la forma funcional como: ( 1.6 ) uASw +++= 210ln βββ , que es una regresión del logaritmo natural de los salarios y diversas variables que intentan ser una proxy de 0w (o equivalentemente 0H ) y alguna medida de la capacidad, A . Usualmente 00 w=β y 1β = ρ que es la tasa marginal de retorno a la educación. Sin embargo, esto es válido sí y sólo sí, 0w y A permanecen fijos. Si 0w y A no se mantienen constantes, 1β no refleja adecuadamente los movimientos en S . De manera similar, el parámetro 0β representa el porcentaje de efecto sobre los salarios de un cambio en 0w , cuando S y A permanecen fijos; y 2β tiene la misma interpretación cuando 0w y S son fijos. Estos aspectos se resaltan porque las estimaciones de los parámetros de la ecuación salarial deben ser tratadas con considerable precaución de acuerdo a la naturaleza específica de los conceptos y fenómenos que pretenden representar. El modelo está basado en hechos y supuestos estilizados, por lo que dichas estimaciones empíricas deben ser interpretadas apropiadamente a la luz de la teoría que las fundamenta. Con los elementos teóricos descritos, podemos establecer que el modelo básico de capital humano depende de la existencia de los enlaces causales directos que corren de la educación a la productividad y de la productividad a los ingresos. No obstante este tipo de causación funcionará sólo en un marco enteramente competitivo. Bajo otras circunstancias esta relación directa entre productividad e ingresos podría estar distorsionada por la existencia de mercados internos de trabajo (Doeringer 1995), por barreras a la entrada del mercado laboral (sindicatos) o por factores institucionales como la existencia de tabuladores salariales en el sector público, cuando éste tiene una participación importante en la generación de empleo. Ante la presencia de estos fenómenos, el desequilibrio en las 21 diferencias salariales y la productividad podrían ser trasladadas a la matrícula escolar y extenderse a la estructura de la oferta laboral disponible en el mercado. En esta versión de la teoría del capital humano, estamos suponiendo que el trabajador es capaz de financiar sus propias inversiones educativas; es decir, dispone de recursos propios sin restricciones presupuestarias para cursar la educación superior. Sin embargo, puede levantarse este supuesto sin afectar los resultados obtenidos. En este sentido, si asumimos que el trabajador tiene una restricción presupuestal, podemos introducir el mercado de capitales. De esta manera cada decisión del trabajador estará afectada por la tasa de interés y por los rendimientos esperados del programa educativo elegido. Si la tasa marginal de retorno ( )ρ ofrecida por el programa educativo seleccionado es mayor a r , el trabajador puede pedir prestado los fondos necesarios para financiar su inversión universitaria. De igual forma si ρ es menor a r , el trabajador no invertirá en educación universitaria y preferirá convertirse en prestamista. El equilibrio se alcanza de acuerdo al mecanismo neoclásico convencional: a la tasa r , algunos trabajadores prestarán o tomarán préstamos para su educación y la demanda agregada de fondos prestables se ajustará periodo a periodo hasta lograr el equilibrio en todos los mercados. Este mecanismo descrito puede parecer muy ingenuo porque en la realidad los mercados de capitales pueden ser rígidos y la existencia de información asimétrica podría impedir la convergencia de tasas de retorno. La decisión del trabajador también estará influida por la naturaleza de las habilidades y conocimiento productivo que pueden ser adquiridos en las instituciones educativas. La cantidad óptima de educación que maximiza la riqueza del trabajador dependerá crucialmente de si estas habilidades pueden “usarse” de un empleo a otro, de una firma a otra y de un sector económico a otro; este aspecto lo tratamos en el siguiente punto. 22 1.1.4 La elección de ocupaciones dentro del modelo básico. Al inicio de la sección, establecimos que el supuesto de “unidades de eficiencia” podía eliminarse para introducir el concepto de capital humano heterogéneo. Esto implica que en el mercado de trabajo se ofrecen y se demandan habilidades y conocimientos especializados y específicos, heterogéneos, por lo cual los trabajadores ya no son “sustitutos perfectos.” En esta extensión del modelo, el trabajador elige un nivel educativo, una ocupación y un grado de especialidad. De esta forma el modelo básico puede transformarse en un modelo de elección ocupacional. De acuerdo con Joll (1983) podemos suponer que existen mi ,...2,1= programas educativos, cuyos contenidos habilitan al trabajador para alcanzar el mismo nivel y ocupación nj ,...2,1= y cada uno de estos planes educativos tiene su propia estructura de costos y beneficios de acuerdo a las peculiaridades de las habilidades y destrezas específicas que proporcionan. Para tomar una decisión de inversión universitaria, el trabajador puede ordenar dichos planes de acuerdo al valor presente neto o a la tasa de retorno ( )ρ que ofrece cada uno de ellos. Es decir, las ocupaciones pueden ser ordenadas de acuerdo con su “rentabilidad” en el mercado. Evidentemente las ocupaciones que reporten mayores beneficios monetarios estarán dentro de las alternativas del trabajador. Cada posible combinación de planes y niveles educativos (cada par i, j), constituye una senda educativa. Tales sendas diferirán entre sí en términos de conocimientos, contenidos, duración, costos y rendimientos. Así, cada ocupación requerirá una senda específica. De acuerdo al modelo desarrollado, el componente H S estará entonces determinado por el cantidad óptima de S ∗ij . Las hipótesis sobre la ecuación salarial de (1.2) se mantienen, pero en este caso la escolaridad S es completamente específica a la ocupación. Entonces (1.2) puede expresarse como: ( 1.7 ) ijw = ( )ijt SAfe ij ,δ 23 En la función de producción, el parámetro A indica el grado de “eficiencia del aprendizaje” específico a la ocupación elegida. De manera similar, si δδ =t , las hipótesis sobre la función salarial sugieren que el trabajador concentrará su inversión en capital humano en las primeras etapas de su vida cuando su stock es bajo y se especializará en una ocupación hasta el término de su vida productiva. El trabajador primero determina la cantidad óptima de educación para la ocupación elegida y de acuerdo al valor presente de los ingresos esperados. Entonces (1.3) se transforma en: ( 1.8 ) ( )ijijij rSAV δ,,, = dteeSAf rtTS St ij ij ij −−∫ )(),( δ En el largo plazo, los rendimientos monetarios entre diferentes programas educativos serán iguales, así como entre diferentes sendas para una misma ocupación. Para esta convergencia en el largo plazo, los ajustes entre oferta y demanda de cada ocupación se harán a través de los salarios ofrecidos por las firmas y estos a su vez determinarán las decisiones de inversión de los trabajadores, aumentando o disminuyendo la matrícula en cada ( )ji, plan educativo. Sin embargo, éste proceso de ajuste supone la existencia de información perfecta sobre los flujos salariales que ofrece cada ocupación, así como la disponibilidad ilimitada de recursos por parte de los trabajadores para elegir el programa educativo acordecon su capacidad e intereses. Pero estas condiciones difícilmente pueden cumplirse cuando: 1) la información sobre los salarios relativos a cada ocupación no está disponible o sólo puede ser identificada muy débilmente; 2) los trabajadores enfrentan restricciones financieras para seguir el plan educativo de su elección; y, 3) existen restricciones en la oferta educativa; los lugares disponibles en determinados programas educativos pueden ser limitados; aún cuando los trabajadores y las familias cuenten con recursos para hacer una elección ocupacional, los rezagos en la oferta educativa pueden inducir ineficiencias en el mercado. Adicionalmente debe considerarse que existen circunstancias sociales que ponen en desventaja a ciertos grupos en la competencia por acceder a estos programas educativos racionados. Es decir, 24 las condiciones iniciales de partida de los trabajadores y las familias podrían determinar trayectorias diferentes a las pronosticadas por el modelo. No obstante estas limitaciones, el modelo del capital humano interpretado como un modelo de elección ocupacional ofrece resultados interesantes para la comprobación empírica. Además resalta la importancia de la igualdad de oportunidades en la educación. Las restricciones financieras de las familias y las desventajas sociales que limitan la elección ocupacional llaman indudablemente a mejorar las condiciones bajo las cuales se realizan las decisiones de inversión universitaria. 1.1.5 Implicaciones del modelo. Las principales implicaciones que se derivan del modelo (muy simplificado) que presentamos se refieren a dos aspectos. El primero de ellos se refiere a las decisiones individuales del trabajador respecto a sus inversiones educativas, y el segundo, al mercado de trabajo. Comenzando con el primer aspecto, podemos establecer que las inversiones en educación universitaria (licenciatura o posgrado), se concentrarán al principio del ciclo de vida, si δ es menor que cero. El grado de movilidad entre ocupaciones clasificadas por áreas de conocimiento será menor, debido a la formación de capital humano específico. Asimismo todos los trabajadores obtendrán la misma tasa marginal de retorno para cada nivel educativo. Los incrementos en la tasa de interés reducen el valor presente de los salarios esperados y el rendimiento marginal de la escolaridad disminuye. Por otra parte, los trabajadores con la misma capacidad (el parámetro A), invertirán la misma cantidad de periodos S en educación y elegirán la misma ocupación. Cada ocupación requiere una cierto tipo de “capacidad específica” que puede variar con la tasa de interés. Un trabajador con una mayor capacidad puede elegir invertir menos en educación que un trabajador con menor capacidad, pero la elección siempre maximizará el flujo esperado de ingresos. 25 A nivel de mercado, las implicaciones son las siguientes: en un equilibrio de largo plazo las tasas marginales de retorno serán iguales entre las distintas ocupaciones, lo cual implica que el trabajador será indiferente al elegir entre distintos planes y programas educativos. Si existe un desequilibrio en el mercado de trabajo debido a que algunas ocupaciones son más rentables a otras, el ajuste es a través de los salarios ofrecidos por las firmas. Si una cierta ocupación es más rentable que otra, un flujo de trabajadores entrará a dicha ocupación disminuyendo los salarios de todos los trabajadores, suponiendo condiciones de competencia perfecta. Al disminuir los salarios, los costos educativos para adquirir las capacidades y habilidades de la ocupación más rentable se elevarán, disminuyendo con ello el flujo de nuevos entrantes. 1.1.6 Limitaciones y críticas del modelo. Aún cuando empíricamente puede validarse la relación que postula el modelo entre las inversiones educativas (que incrementan la productividad) de los trabajadores y sus ingresos laborales, existen algunas objeciones que pondrían en duda este sentido de causalidad. En primer lugar, en la ecuación de ingresos como en (1.6) es difícil identificar qué proporción de los rendimientos monetarios es atribuible a la capacidad innata del trabajador y cuál a la educación en sí misma. Es evidente que un trabajador con mayor capacidad de aprendizaje logrará un mayor nivel educativo o una mejor ocupación, y por lo tanto, recibirá un mayor ingreso que otro trabajador con una menor capacidad. De esta manera simplemente los individuos más aptos invertirán más en educación. En segundo término, aún cuando se introduzca el supuesto de que las capacidades están idénticamente distribuidas, las restricciones financieras de los trabajadores y las imperfecciones en el mercado de capitales, podrían conducir a que las decisiones sobre inversiones educativas sean subóptimas. Aún más, la forma (pendiente) de las funciones de utilidad puede influir en dichas decisiones. El modelo sólo funciona si se supone que los agentes son neutrales al riesgo (Belfield, 2000, p. 22). 26 En tercer lugar, el modelo no explica cómo se acumula capital humano a través de las diferentes pedagogías. Las diferencias en los métodos de enseñanza pueden influir no sólo en el desarrollo de las capacidades y destrezas laborales, sino también en el tiempo de permanencia en las instituciones educativas (el valor de S será menor/mayor de acuerdo con la “eficiencia” de cada método), lo cual se reflejaría en la ecuación de ingresos. Otras objeciones más contundentes provienen de los teóricos de la segmentación del mercado de trabajo.15 Estos teóricos sostienen que los ingresos laborales no están en relación directa con las inversiones en educación. Más bien están determinados a priori por el origen social de los trabajadores; las instituciones educativas sólo son el vehículo a través del cual se mantiene el status quo, segregando y segmentando a los trabajadores de acuerdo a las relaciones sociales existentes, a su riqueza familiar, origen étnico o racial. De esta manera la unidad de análisis se mueve del trabajador individual a los grupos sociales. Si la educación mejora o no las capacidades laborales de los trabajadores, es secundario. La correspondencia entre salarios y productividad estará entonces determinada por otras variables diferentes que no considera el modelo del capital humano. La teoría de la segmentación del mercado de trabajo no es un cuerpo teórico unificado; en ella confluyen tanto posiciones marxistas como funcionalistas y del institucionalismo americano, por lo que no existe un consenso acerca de cómo definir los segmentos en el mercado de trabajo. Sin embargo hay una coincidencia en considerar que las ocupaciones de alguna manera están jerarquizadas de acuerdo al status social o al grado de autoridad que representan. Desde esta perspectiva, el nivel de escolaridad de los trabajadores estará relacionado con el nivel de destrezas y habilidades requeridas para mantener esta división jerarquizada de los puestos de trabajo. Aún con estas objeciones, la idea central del modelo parece tener un poder explicativo muy amplio de tal forma que proporciona el soporte teórico para la expansión del gasto educativo (y los subsidios), sobre todo en los países menos desarrollados. Asimismo, el 15 Piore (1983); Levin (1995); Bowles (1972); Bowles & Gintis (1983); San Segundo (2001); DeFreitas (1995). 27 modelo proporciona elementos teóricos sólidos para reinterpretar el significado del desarrollo económico de largo plazo, en el cual las características y la forma en que se acumule capital humano, serán determinantes para definir la trayectoria de crecimiento de un país o deuna región. 1.2 La teoría de la señalización: antes y ahora. Los resultados del modelo del capital humano sólo son válidos si se supone información simétrica, es decir, las firmas o los empleadores deben observar directamente la productividad del trabajador para pagar un salario acorde a ella. Sin embargo, en general, los empleadores pueden no estar completamente seguros de la productividad del trabajador en el momento de contratarlo; no conocen con certeza si es un trabajador de baja, mediana o alta productividad. En presencia de información asimétrica, los empleadores pueden observar ciertos indicadores que estén correlacionados con la productividad como son la edad, experiencia laboral previa, educación y otras características personales. De esta manera la trayectoria educativa puede ser una variable proxy que transmita información acerca de la productividad real del trabajador. En este caso, la educación sólo sería una “señal” indicativa de las capacidades del trabajador, y su función sería principalmente “separar” a los trabajadores productivos de los menos productivos pero no incrementaría sus capacidades y destrezas laborales. Esta es la principal línea de argumentación de la teoría de la señalización que es una explicación alterna a la teoría del capital humano para interpretar la relación entre ingresos e inversiones educativas y que se desprende directamente del modelo de Michael Spence (1973). En la década de los setenta y parte de los ochenta, un sustancial trabajo empírico se orientó a tratar de validar esta teoría, pero finalmente declinó porque se consideró limitada su explicación. Sin embargo, actualmente hay un resurgimiento del modelo de Spence porque se asimiló a la teoría de juegos, al derecho corporativo (Iacobucci, 2004), a las finanzas (Guedes & Thompson, 1995), a la semántica (Sandu, 2001) y a la biología (Wheeler & de Bourcier, 1994; Proulx, 2001). 28 Con nuevos tratamientos matemáticos, la teoría de la señalización produce otros resultados adicionales a aquellos reportados en la literatura clásica sobre el tema. Y su relevancia dentro de la economía de la educación se refiere a sus implicaciones en las políticas de subsidios gubernamentales y en los procesos de selección y admisión de las universidades. Desde esta perspectiva novedosa, en esta sección presentamos dos juegos de señalización; el primero es el modelo de Spence en una versión clásica de juego no cooperativo; y el segundo, es una variación del mismo con un agente racionado. Este tratamiento nos permite introducir el papel de los subsidios públicos. 1.2.1 Una interpretación general del modelo de Spence. El modelo de Spence comparte el mismo postulado básico de la teoría del capital humano, es decir, considera que los trabajadores eligen el nivel educativo que maximiza el valor presente del flujo esperado de ingresos. Sin embargo, los costos se interpretan no en términos monetarios como vimos anteriormente, sino en términos de esfuerzo físico. Esto significa que un trabajador con menor capacidad invertirá menos en educación que un trabajador con una mayor capacidad, ya que este último tendría una mayor aptitud innata con menores “costos” físicos, y por lo tanto, sus ingresos salariales serán mayores. Bajo información asimétrica, las firmas o los empleadores no pueden distinguir entre estos dos tipos de trabajador, así el salario ofrecido en el mercado laboral sería un salario “promedio” y podría no corresponder a la verdadera productividad marginal de cada trabajador, en este sentido habría una pérdida de eficiencia. En este contexto, las credenciales educativas pueden ser empleadas por las firmas como una “señal” indicativa o una proxy de la productividad real de cada trabajador. En lo siguiente definimos los jugadores y el orden del juego. Jugadores: 29 Dos trabajadores y una firma. Orden del Juego: i) La naturaleza elige t ∈ { }2,1 . ii) El trabajador elige el nivel educativo S ∈ [ )∞,0 . La firma ofrece un contrato salarial ( ) tSSw = . iii) El trabajador acepta el contrato o lo rechaza. iv) El producto es igual a v. Los pagos del juego son: Para el trabajador es el salario menos su costo (en términos de esfuerzo físico): ( ) ( )StCSw ,− si acepta el contrato w 0 si lo rechaza. Para la firma es su beneficio: wv − si el trabajador acepta el contrato ofrecido por la firma. 0 si el trabajador rechaza el contrato. Los trabajadores conocen su tipo pero no la firma; ésta última observa únicamente el nivel educativo para seleccionar al trabajador. Todos los jugadores son agentes optimizadores racionales: los trabajadores desean maximizar su función de utilidad eligiendo un nivel educativo S ∈ [ )∞,0 , dado su tipo t , y la firma maximiza su beneficio, por lo que el salario pagado a los trabajadores es igual a la productividad que depende de su capacidad o “talento”. 30 Cada función de utilidad (del tipo Von Neumann-Morgenstern), es continua y cóncava; estrictamente creciente en w y estrictamente decreciente en S. Las preferencias se describen por dos familias de curvas de indiferencia en el espacio ( )Sw, ; una para cada tipo de trabajador. Tales curvas son continuas y crecientes. Las curvas de 1=t son más altas que las de 2=t y tienen la propiedad de que se cruzan una sola vez (condición Spence-Mirreles). Cada tipo de trabajador tiene una distribución de probabilidad condicional ( )tSr que representa la probabilidad de que el tipo t seleccione el nivel educativo S. La firma asigna una probabilidad condicional ( )Stµ que corresponde al evento “t dado que se observó S.” De acuerdo a esta probabilidad la firma elige su mejor estrategia, w. La probabilidad ( )Stµ es la regla de Bayes: ( 1.9 ) ( )Stµ = ( ) ( )∑ t tSrtp tSrtp )( )( [ ]1,0∈ Donde ( )tp es la distribución de t en la población, y ] [1,0∈p De acuerdo con (1.9), el salario esperado es: ( 1.10 ) ( )Sw = ( )∑ ⋅ t SttS µ Es claro que el equilibrio se encuentra en ( ) SSwS 2≤≤ , porque la firma no aceptaría pagar salarios por arriba de 2S y ningún trabajador aceptaría un salario por debajo de S. La Figura 2 muestra un equilibrio separador donde el tipo 1 elige el nivel educativo 1S y el tipo 2 elige 0SS > . Gráficamente puede deducirse que ésta es una situación de equilibrio porque para niveles educativos 0SS > , estos yacen por debajo de las curvas de indiferencia del tipo 1, identificado como un trabajador de menor productividad. Por su parte, el tipo 2 31 tiene un conjunto solución en el segmento de recta que corresponde al intervalo ( )20 ,SS , marcado en negro en la figura. FIGURA 2 Un Equilibrio de Señalización Similarmente, el tipo 2 mejoraría su situación con 0SS > , porque estos niveles educativos yacen por arriba de sus curvas de indiferencia y corresponden a mayores salarios. El tipo 2 podría optar por más educación para obtener estos salarios y el tipo 1 debe conformarse con el nivel educativo 1S . Si esto es cierto entonces la firma requiere que: ( ) 1ν≤∗Sw y ( ) 2ν≤∗Sw Además: 32 ( ) ( ) ( ) ( )∗∗ −≥− SCuSCu ,12,11 ( ) ( ) ( ) ( )∗∗ −≥− SCuSCu ,21,22 Ahora debe demostrarse que el modelo de Spence sólo admite equilibrios separadores, es decir, la educación tiene como función “separar” a los trabajadores productivos de los no productivos. Considérese un punto del área sombreada en el cruce de ambas curvas en la Figura 2; el áreaindicada está por arriba de las curvas de indiferencia y por lo tanto son estrictamente preferidas. Si la firma observa un nivel educativo que yace en este conjunto, asume que son del mismo tipo de trabajador y que su distribución es uniforme en la población, así ( ) ( )21 pp = = 21 , y por lo tanto ( ) ( ) 2121 == SS µµ , su mejor réplica es (de acuerdo a (1.10)): ( 1.11 ) ( ) ( ) ( ) SSSSw 232121 2 =+= Los trabajadores de acuerdo al salario ofrecido, Sw 23= , eligen S ∈ ( )01 , SS (ver Figura 2). Sin embargo, este no es un equilibrio porque implica curvas de indiferencia más bajas para el tipo 2. Por lo tanto tiene un incentivo para romper el equilibrio pooling, enviando una señal S > 0S , y el tipo 1 elige 1S porque no puede imitar el comportamiento del tipo 2. Este modelo con múltiples equilibrios fue el estándar hasta mediados de la década de los ochenta. En la segunda mitad de esta década, el desarrollo teórico estuvo orientado a introducir refinamientos para la selección del equilibrio (véase Apéndice 2). Uno de ellos, el Criterio Intuitivo de Cho & Kreps (1987), sugiere reducir el conjunto ( )Stµ . La idea es la siguiente: si en un equilibrio el tipo t’ obtiene una menor utilidad enviando una señal m que enviando una señal m*( t’ ) y si hay otro tipo t para el cual es mejor m( t ), entonces debe asignarse probabilidad cero al evento m( t’ ) si se observa m. En nuestro ejemplo, el equilibrio se encuentra asignando cero a ( )S1µ , entonces: 33 ( ) ( ) ( ) SSSw SS 221 µµ += = 2S Las líneas punteadas en la Figura 1 indicarían este tipo de equilibrio. Como puede observarse, la existencia de equilibrios múltiples se debe a que el espacio de señales es mayor que el espacio de los tipos de trabajador. Aun con el desarrollo de los refinamientos, la unicidad del equilibrio podría ser discutible. Asimismo podemos señalar cuatro limitaciones que se desprenden de las características matemáticas del modelo: 1) El equilibrio descrito en la Figura 2 supone la existencia de información completa; es decir, ( )tp la distribución de t en la población, es un conocimiento común entre todos los jugadores; sin embargo, si se elimina este supuesto, tendríamos que introducir un mecanismo a través del cual se forman las expectativas de los empleadores acerca de los diferentes tipos de trabajador y su distribución en la población. Entonces el equilibrio dependería más de cómo formen sus expectativas las firmas y de la exactitud de sus estimaciones de probabilidad. En este sentido una forma alternativa sería modelar ( )tp como una Cadena de Markov (Jacobsen, Jensen & Sloth, 2001), pero aún así cabría la posibilidad de que el mercado de trabajo se ajustaría muy lentamente o se mantendría indefinidamente fuera de equilibrio.16 2) No es muy realista el hecho de que el conjunto de señales sea abierto en el límite superior. Para la verificación empírica tendría que acotarse necesariamente el conjunto. Sin embargo, al introducir una cota superior, el equilibrio de señalización no sería estrictamente monótono. Los tipos 2=t con un perfil productivo más alto no podrían señalizar sus 16 Si las firmas desconocen cómo se distribuye p( t ), puede suponerse que su elección presente depende de su (m-1) ésima elección pasada, de esta forma pueden aplicarse las propiedades de una Cadena de Markov. A través de este mecanismo las firmas “aprenden” cómo se distribuyen los diferentes tipos de trabajador de acuerdo con su información pasada y presente. Sin embargo, el aprendizaje y la adaptación pueden ser un mecanismo ineficiente para obtener el equilibrio, ya que las firmas podrían experimentar una larga secuencia de ciclos de ensaye y error antes de obtener un cálculo exacto de sus probabilidades, por lo tanto el mercado se ajustaría muy lentamente en el mejor de los casos. Para una discusión no formal de estos aspectos véase Elster (2003, p. 104-114). 34 capacidades relativas a los tipos =t 1, se abre la posibilidad de un equilibrio pooling lo cual contradice el enunciado fundamental del modelo. 3) Si la función costo ( )StC , se interpreta en términos monetarios, entonces es necesario definir cuáles son las condiciones o los supuestos bajo los cuales dicha función es estrictamente monótona, afectando con ello el resultado obtenido. 4) El modelo supone que la única información disponible sobre el tipo de trabajador es la señal educativa, suponiendo que los trabajadores del tipo 1 se confundirían con los tipos 2, si no existiera la señalización. Pero en realidad las firmas pueden disponer de información adicional que distinga a los dos tipos de trabajador. Para que se cumplan las propiedades del modelo, la información adicional tendría que asegurar la completa separación. Los supuestos que son necesarios para que esto suceda, limitarían aún más la capacidad explicativa del mismo. En el siguiente punto discutimos cuáles son los resultados del modelo de Spence cuando se acota el conjunto de señales. 1.2.2 Un modelo de señalización con un agente racionado. En esta sección se rescata un resultado importante de Cho & Sobel (1990) el cual establece que si el conjunto de señales es un conjunto compacto puede existir un equilibrio pooling en la cota superior del conjunto.17 De esta manera, los resultados obtenidos son completamente diferentes al modelo de señalización de Spence. Establecemos dos supuestos básicos y transformamos el modelo. Primero, la función de costo ( )StC , se interpreta en términos monetarios más que en términos de esfuerzo físico al igual que en el modelo del capital humano. Segundo, se introduce un tercer tipo de trabajador, k, el cual es un agente “racionado” ( t ∈ { }k,2,1 ). Es decir, es un trabajador sin 17 Véase la Proposición 4.1 p. 395-397. 35 recursos económicos para obtener la señal que maximiza su función de utilidad de acuerdo a su talento innato que es similar al tipo 2. La diferencia entre el tipo 2 y el tipo k es su conjunto factible. Mientras 2=t puede elegir S [ ),0 ∞∈ , el tipo k debe elegir S [ ]S,0∈ de acuerdo con su restricción presupuestaria. Si se introduce una cota superior en S junto con la presencia de un tercer tipo k, los resultados son sorprendentes. En la Figura 3 se muestra un equilibrio separador para -- 1S < S < 0S . En este caso, el tipo k elige la máxima señal de su conjunto factible, S y el tipo 1 elige 1S como su primer óptimo. Aún cuando el tipo k pueda ser identificado correctamente como el más “apto” por la firma, su mejor estrategia no sería w = S2 , porque en este caso el tipo 1 tendría un incentivo para desviarse del equilibrio. Su mejor réplica sería el salario w compatible con las preferencias del tipo k, este punto es el marcado con la letra A en la Figura 3, en este caso Sw 2< . FIGURA 3 Un Equilibrio de Señalización con un Agente Racionado 36 La presencia de una cota superior en el conjunto S junto con la introducción de un tercer tipo, k, produce una ineficiencia en el mercado de trabajo en el sentido de que los trabajadores del tipo k tienen menores salarios que su productividad. Como las firmas observan este hecho, prefieren contratar a los tipos k que a los tipos 2. Estos últimos para evitar el desempleo, “imitan” el comportamiento de los trabajadores k. Entonces, la existencia de un equilibrio separador no es posible en los puntos ( )∗∗ 11 , SS y ( )∗∗ 22 , SS como lo obtuvimos en la Figura 2; el equilibrio se encuentra en un punto de la frontera de los equilibrios separadores, en este caso caracterizado por ( )11 , SS para el tipo1 y ( )SS ,2 α− para los tipos 2 y k , donde α es la distancia entre 2 y k ( ver Figura 3 ), es decir, es la parte de las “rentas de capacidad” que obtienen las firmas debido a la presencia de agentes “racionados” en el mercado laboral. De esta manera el resultado de Cho y Sobel, introduce una restricción al modelo de Spence: la existencia de un equilibrio separador es posible, sí y sólo sí, existe una igualdad de oportunidades. De lo contrario el modelo no puede explicar los diferenciales de ingreso observados. Además, con un conjunto de señales acotado, los tipos k no pueden obtener la “señal” correcta que los identifique como los más “aptos”. Como consecuencia de esto existirá una transferencia de “rentas de capacidad” de los más aptos hacia los trabajadores de menor capacidad. La introducción de una cota superior en el modelo, permite analizar más de cerca el papel de los subsidios a la educación: ellos restablecen las propiedades de un equilibrio separador y su eficiencia debería medirse en cuanto permitan a los tipos k “adquirir” la señal correcta. El equilibrio de la Figura 3 soporta el Criterio Intuitivo y el Criterio de la Divinidad Universal. Como puede observarse en esta situación el tipo 1 es indiferente entre “separarse” con la señal 1S o “imitar” el comportamiento del tipo k, el cual en un intento por separarse del tipo 1, elegirá la máxima señal en el conjunto ( )S . Como la señalización 37 es más importante (preferida) para el tipo k que para el tipo 1, la Figura 3 realmente representa la frontera de un equilibrio separador. Para puntos S < S , sólo son posibles equilibrios pooling. Este resultado que obtenemos es el mismo de Feltovich, Harbaugh & To (2002) en una extensión de su modelo. Esto es, eliminando la posibilidad de un equilibrio de señalización estrictamente monótono en presencia de un tercer tipo de trabajador, el resultado es la contra señalización. Los tipos k no pueden señalizar sus capacidades relativas a otros trabajadores de menor productividad. Por lo tanto, hay equilibrios pooling parciales que implican una pérdida de información. La conclusión principal del análisis es que S y k , parametrizan el modelo; dependiendo de sus valores es posible fijar equilibrios pooling o equilibrios separadores. De esta manera demostramos que el enunciado principal del modelo estándar de señalización que postula que en un equilibrio separador los trabajadores más aptos (los más productivos) envían una señal costosa para diferenciarse de los trabajadores menos productivos, podría no sostenerse. 1.2.3 Señalización, salarios y equilibrio en el mercado de trabajo. 18 Para fines comparativos con el modelo del capital humano, los resultados de la teoría de la señalización también pueden analizarse en términos de las variables exógenas y endógenas que definen el modelo. Sin embargo, la interacción de las mismas es más compleja que en el modelo del capital humano, porque el comportamiento de las firmas y sus inferencias sobre la productividad del trabajador son cruciales para la determinación de los salarios, asimismo los cambios en las variables exógenas afectan de manera diferenciada a los distintos tipos de trabajador que participan en el mercado laboral. No obstante estas dificultades, podemos establecer algunas relaciones básicas entre salarios, escolaridad, capacidad, señales y tasa de interés. 18 El modelo está basado en el texto de Davies & McDonald (1984). 38 De manera similar al modelo del capital humano, podemos definir una “función de producción de señales” que describa el nivel de “señalización” obtenido por un trabajador de capacidad A al término de S periodos escolares. Así transformamos ( )SAf , en ( )( )SZAf , ; en este caso el producto de la escolaridad no son habilidades y competencias laborales, sino simplemente una credencial educativa ( )Z , por lo tanto no hay incrementos en la productividad del trabajador. Esta función de producción puede racionalizarse de la siguiente forma: pensemos en Z como un grado universitario, un menor valor de Z correspondería a una credencial de maestría y un valor ligeramente más alto de Z sería una credencial de doctorado; para obtener cualquiera de las dos credenciales, se requieren diferentes periodos escolares (diferentes valores de S ), de esta forma podemos relacionar Z con los valores de S . Así, para una capacidad dada, una mayor escolaridad (mayores valores de S ) producirá una mayor “señal”. Los trabajadores con más capacidad siempre obtendrán mayores señales porque para adquirirlas es necesaria una mayor escolaridad, es decir, una mayor permanencia en las instituciones de educación superior; esta permanencia puede interpretarse como años cursados o número de cursos; de manera análoga, el argumento contrario se sostiene para aquellos trabajadores dotados con una menor capacidad. La Figura 4 describe este tipo de función de producción, en donde Af corresponde a la función de producción de un trabajador con mayor capacidad (mayor productividad) y Bf es la función de producción de un trabajador con una menor capacidad (menor productividad), así BA ff > . 39 FIGURA 4 Función de Producción de Señales Sin embargo, para facilitar el análisis comparativo con el modelo del capital humano, es más conveniente invertir la función ( )SZ , así Z estará en el eje horizontal y S en el eje vertical. Si se expresa de esta forma la función de producción de señales, su interpretación será la siguiente: la escolaridad (el valor de S ) dependerá de la capacidad del trabajador y de la señal elegida; los trabajadores con mayor capacidad siempre “acumularán” más rápidamente “señales” en un tiempo relativamente más corto que los trabajadores con menor capacidad. La Figura 5 ilustra la función de producción con estas propiedades. 40 FIGURA 5 El tiempo requerido para obtener una señal La ecuación salarial de (1.2) también puede transformarse para que dependa positivamente del nivel de la “señal”, entonces definimos ( )Zw como los salarios correspondientes a un nivel de “señalización” dado. Como en el modelo del capital humano, el trabajador maximizará el valor presente de sus ingresos, así podemos escribir: ( 1.12 ) ( )δ,,, rZAV = dteeZAf rtT S St −−∫ )(),( δ . 41 En (1.12), ( )⋅V depende de la señal Z por dos razones; primero, porque un mayor valor de la señal generará mayores salarios, por lo tanto es necesario un mayor nivel del valor descontado de los salarios asociados a la señal elegida; y segundo, porque para una determinada capacidad (el valor de A ) una mayor señal sólo puede obtenerse a través de una mayor escolaridad, esto requiere posponer la entrada en el mercado de trabajo y reduce el valor presente de los salarios esperados. Si el trabajador es un agente racional, elegirá el nivel de la señal Z que maximice su riqueza, pero de acuerdo a su tipo (capacidad), ya sea un trabajador de baja, mediana o alta productividad, por lo que ( )⋅V puede derivarse de la misma forma que en (1.5), obteniendo la condición de primer orden como: ( 1.13 ) ( ) ( ) 0, = −⋅ ∂ ∂ − − rZAf dS dZ Z f r e rS δ . De (1.13) podemos obtener S , la cantidad óptima de educación de un Z nivel de señalización, entonces: ( 1.14 ) ( )rZAS ,,,1 δρ −= . Sustituyendo en la función de producción de señales, obtenemos de manera similar (véase Apéndice 1). ( 1.15 ) Ln w ( )( ) ( )δδ ,,,,,; rZAwrZSAf == . En (1.15) los salarios dependen del nivel de señalización elegido por el
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