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Problematica-socioambiental-aspiraciones-y-posibilidades-en-Parres-el-Guarda-Tlalpan-DF

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
ESCUELA NACIONAL DE TRABAJO SOCIAL 
 
 
Estudios de Posgrado 
 
Maestría en Trabajo Social 
 
 
 
Tesis: 
 
Problemática socioambiental, aspiraciones y posibilidades 
en Parres el Guarda, Tlalpan, DF 
 
 
 
Presenta: Monserrat V. González Montaño 
 
 
Directora de tesis: Dra. Carmen Solórzano Marcial 
 
 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
Dedicatoria 
 
A la mujer que soñó porque sus hijas aprendieran a trabajar y lo disfrutaran: mi madre. 
Al hombre que migró del campo a esta ciudad, buscando el sustento y hallando a su 
media naranja: mi padre. 
A mis compañeras de siempre, solidarias en todo momento y amantes de la vida: mis 
hermanas. 
A las depositarias de mis mejores de deseos, a quienes espero que sigan abriendo 
camino de una manera placentera, cultivando a su paso los valores de sus distintas 
culturas, a las artistas de la vida: mis hijas Xochitl y Adriana. 
Al compañero de la lucha diaria, para compartir, discutir, bailar: Adrian. 
 
A Myriam, con quien he compartido saberes junto a la comunidad, así como el trabajo de 
campo, la reflexión, las palabras, los significados sociales. 
A Lalo , por su poesía en el diario de campo y el cuaderno para el diario de campo 
ilustrado. 
A mis alumnas y alumnos, bienvenidas sean sus críticas. 
 
A mis amigas y amigos, profesores, profesoras, por sus porras, sus exigencias, 
sugerencias, por su compañía y sus críticas “inclementemente amorosas”. Especialmente 
a Carmen Solórzano. 
 
A Erika Hernández Martínez, por su valiosa colaboración en la corrección de estilo. 
 
A Chuy, Febe, Conchita, Micaela, Anastacia, Salvador, Ernesto, Modesta, Zenón, Refugio. 
A Enrique, a los jóvenes de la Escuela Secundaria de Parres. 
A los pobladores del pueblo de Parres el Guarda, que compartieron sus casas, su mesa, 
sus festividades, sus preocupaciones y aspiraciones. 
 
Gracias a todos. 
 
 
 
Contenido 
Pág. 
Introducción 
Resumen 
Metodología 
 
PRIMERA PARTE 
 
6 
10 
11 
I. Paradigmas de la relación sociedad-naturaleza: racionalidad capitalista y 
racionalidad ambiental 
23 
1.1. La apropiación, transformación y uso de la naturaleza por el hombre 29 
1.2. El progreso tecnológico como una solución a la crisis ambiental 32 
1.3. La relación población-recursos 33 
1.4. La teoría y las políticas económicas 34 
1.5. La planificación ambiental del desarrollo 35 
1.6. La cuestión ambiental y la problemática interdisciplinaria 36 
1.7. Práctica y discurso de la biodiversidad y del desarrollo sostenible, 
posiciones principales 
38 
a) Manejo de recursos: perspectiva globalocéntrica 39 
b) Soberanía: perspectivas nacionales del Tercer Mundo 41 
c) Biodemocracia: perspectiva de las ONGs progresistas 43 
d) Autonomía cultural: perspectiva de los movimientos sociales 44 
 
II. Desarrollo social, sustentable, comunitario y local 
 
2.1. Desarrollo social o crecimiento económico 
 
 
47 
2.2. Desarrollo sostenible o sustentable 49 
2.3 Desarrollo comunitario y desarrollo local 58 
 
III. Representaciones sociales y diagnóstico en el Trabajo Social 
comunitario 
 
3.1. Representaciones sociales 59 
3.2. Conceptuación de diagnóstico. 64 
 
IV. Problemática del medio ambiente, contexto internacional y nacional de la 
Zona Metropolitana de la Ciudad de México y la Delegación Tlalpan 
 
4.1. Problemática en México y su relación con el contexto mundial 
 
67 
 
69 
4.2. Panorama de la Ciudad de México y la Delegación Tlalpan 79 
 
SEGUNDA PARTE 
 
 
V. Contexto local: Parres el Guarda, Tlalpan, D. F. 
 
5.1. Localización y extensión geográfica: Ni aparecemos en el mapa... Es el lugar 
donde vivimos…, para las plantas, cultivar raíces…, construir. 
 
 
86 
5.2. Antecedentes históricos: ¿Qué relatan los mayores? Allí también pasaba el 
ferrocarril… llovía muchísimo 
87 
5.3. Caracterización socioeconómica y demográfica. Me gusta todo, lo llevo en mi 
sangre 
92 
5.4. Servicios públicos ó sistema de recursos creados por el hombre. Lo que ya 
tiene es luz 
100
5.5. Caracterización del ecosistema (biofísica) 
 
101
VI. ¿Qué dicen los pobladores acerca del medio ambiente, los recursos 
naturales y construidos? Representaciones sociales 
 
6.1. Agua: hermosa, es la fuente de la vida…, nos hace falta 
 
 
 
104
6.2. Tierra: reposo de agua…, se llevaron la buena pa’ vender, los que somos de 
la tierra la cuidamos 
108
6.3. Bosques: Parres no tiene nada…, hay bastante paz, tranquilidad, armonía… 
donde la gente y los animales pueden jugar vivir 
115
6.4. Fauna: las gallinas de campo, están luego cante y cante en el cerro, y se oye 
bien bonito…, se están acabando; peligro de extinción 
119
6.5. Aire: claro, puro, limpio, fresco, cálido… lenguas de aire, de color negro 122
6.6. Zona urbana: Pertenece a una zona urbana, aunque tenga características de 
una zona rural 
 
125
VII. Conclusiones y propuestas 
 
132
 
Anexos 
Anexo 1: Guía de dimensiones y categorías para el estudio diagnóstico comunitario. 
Énfasis en la relación con el medio ambiente 
Anexo 2: Guía de entrevista 
Anexo 3: Organizaciones identificadas de Parres el Guarda, Tlalpan, Distrito Federal. 
Anexo 4: Cartas descriptivas de las sesiones del taller con grupos de adolescentes de la 
escuela secundaria de la comunidad 
Anexo 5: Desarrollo de talleres con adolescentes de la Escuela Secundaria Técnica No. 
120 de Parres el Guarda 
Anexo 6: Ejemplo de hoja del juego ¡Basta! 
Anexo 7: Ejemplo de historia de un equipo de jóvenes 
Anexo 8: Instrumento de datos generales de los jóvenes 
Anexo 9: Ejemplo de Matriz de relación de categorías del medio ambiente y sociales, 
por parte de pobladores de Parres 
Anexo 10: Ejemplo de Matriz de problemas socioambientales en Parres el Guarda, 
Tlalpan, DF 
Anexo 11: Esquema sobre los recursos ambientales, problemas y aspiraciones. 
Palabras de los adolescentes 
Anexo 12: Mapa de la zona de localización de Parres 
Anexo 13: Mapa de zonificación campesina del territorio del ejido El Guarda o Parres, 
Tlalpan 
 
Bibliografía y fuentes de información 
 
 
 
150
 
152
154
155
 
156
 
159
161
162
163
 
164
 
166
 
167
168
 
 
169
 
 
Introducción 
 
La presente investigación muestra el diagnóstico comunitario de la localidad de Parres el 
Guarda, ubicada en la Delegación Tlalpan, Distrito Federal. El estudio se centró en la 
identificación de las representaciones sociales de los pobladores participantes, sobre el 
medio ambiente y su relación con la práctica social, procurando destacar la problemática 
socioambiental, así como las posibilidades para enfrentarla. 
Las motivaciones que dieron pie a la investigación provienen de la problemática 
socioambiental que actualmente se vive a nivel mundial, y cuyas repercusiones alcanzan 
al nivel local, reclamando –desde mi experiencia personal y profesional– el compromiso y, 
ciertamente, el entusiasmo por contribuir a su resolución. 
Como primer antecedente, tengo el hecho de proceder de un barrio populoso del 
centro histórico de la Ciudad de México, de familia campesina; luego, trabajar con 
comunidades urbanas, rururbanas y suburbanas, desde una organización social; y, 
posteriormente, mi desempeño docente en lalicenciatura de Trabajo Social de diferentes 
instituciones, sobre todo en asignaturas de la práctica comunitaria. A partir de tales 
experiencias, rescato, sobre todo, la reflexión sobre la dificultad de detener o, al menos, 
disminuir los problemas que impactan socialmente a la población por el uso de los 
recursos naturales, pero, fundamentalmente, el cuestionamiento a los programas sociales 
de la política pública, que parece no considerar en la planeación los saberes, opiniones y 
experiencia de los habitantes. 
Es decir, no siempre es posible concretar la participación social, toda vez que, por lo 
general, se ve obstaculizada por las formas de gobierno tradicionales, autoritarias, 
preponderantemente de corte vertical, asistencialista y de control político. De ahí que los 
sujetos esperen de manera pasiva los apoyos gubernamentales, sin que éstos 
correspondan a sus necesidades reales ni tiendan a generar procesos de desarrollo local 
y de proyección nacional. 
Luego, la participación es el elemento central para concurrir en procesos de cambio, 
sin embargo, ésta requiere la comprensión de la vida cotidiana y del saber común, que 
son la base de la acción social. Por ello elegí el constructivismo como perspectiva teórico-
metodológica, en particular el enfoque de las representaciones sociales, para comprender 
las percepciones de los pobladores de Parres el Guarda en relación con los recursos 
naturales. 
 6
Tlalpan, es la segunda delegación en superficie de suelo de conservación en el 
Distrito Federal (con 26,426 ha) y se localiza al Sur, colindando con el estado de Morelos. 
En específico, Parres el Guarda se localiza al Sur de la Delegación, rodeado de tierras 
comunales de Topilejo; es uno de los ocho pueblos1 cuya cultura se considera ancestral 
en la Delegación. La mayor parte del territorio de Parres es ejidal; los ejidatarios se 
dedican principalmente a la agricultura (avena) y a la ganadería (ovejas), aunque se 
identificó que la principal actividad de sus habitantes se ubica ahora en el sector terciario. 
El poblado está compuesto también por descendientes de rieleros, ya que antes pasaba 
por ahí el ferrocarril México-Cuernavaca. 
El primer periodo de contacto con la población ocurrió desde finales de 2004 y se 
extendió hasta junio de 2005, durante la etapa de asesoría que brindo a estudiantes de 
las dos asignaturas de Práctica Comunitaria del Sistema Universidad Abierta y a Distancia 
(SUAD) de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma 
de México. 
En dicha práctica escolar, los estudiantes diseñaron y operaron tres proyectos 
sociales sobre atención al adulto mayor, género y familia,2 momentos en los cuales, los 
pobladores participantes manifestaron su preocupación por el tema del medio ambiente. 
De ahí también surgió mi inquietud por trabajar dicha temática. Para realizar el presente 
estudio, volví a la comunidad a partir de noviembre de 2005, intensificando el trabajo de 
campo entre enero y agosto de 2006. 
Para lograr los objetivos del diagnóstico, se aplicó una investigación de carácter 
cualitativo y, en distintos momentos, se siguieron lineamientos de investigación 
participativa,3 una metodología que conjuga las actividades de conocimiento de la 
 
1 Los ocho pueblos son: San Pedro Mártir, San Andrés Totoltepetl, San Miguel Xicalco, La 
Magdalena Petlacalco, San Miguel Ajusco, Santo Tomás Ajusco, San Miguel Topilejo y Parres el 
Guarda. Para mayor información, consúltese la página electrónica de la Delegación Política 
Tlalpan: http://www.tlalpan.gob.mx/conoce/pueblos/index.html. 
2 Los proyectos fueron: 1) En busca de un apoyo a los adultos mayores de Parres el Guarda, 2) 
Identidad, roles y relaciones entre hombres y mujeres en la comunidad de Parres el Guarda y 3) 
Hacia una cultura de calidad para la vejez. Adultos mayores y cuidadores. En los tres proyectos 
sociales se aplicó la investigación-acción, con el uso de técnicas grupales participativas, y la 
gestión de apoyos institucionales para el trabajo de algunas temáticas. Las instituciones locales 
que brindaron su apoyo fueron: la Subdelegación, la Escuela Secundaría Técnica No. 120, la 
representación del grupo del Telar Nevado del Sur; a nivel regional: el Grupo emergente contratado 
por CORENA; de la Delegación Tlalpan: la Jurisdicción Sanitaria de Salud de la Delegación, 
Inmujeres y la Secretaría de Salud del Gobierno del DF; y, a nivel federal: Instituto Nacional para 
los Adultos Mayores (INAPAM); grupo de danza prehispánica y mi grupo de estudiantes de la 
asignatura de Teoría del Trabajo Social Comunitario de la ENTS-UNAM. 
3 Véase Antón de Shutter, Investigación participativa: una opción metodológica para la educación 
de adultos, CREFAL, México, 1982. 
 7
realidad con mecanismos de participación. Así, diseñé y apliqué estrategias participativas 
con el objeto de escuchar las percepciones que tenían los pobladores sobre el ambiente e 
integrar las opiniones y los puntos de vista de los actores que intervinieron, tanto en forma 
individual como colectiva, en el proceso de investigación. Lo anterior permitió el análisis, 
la interpretación y la construcción de segundo nivel que implican las representaciones 
sociales y que se articula a la metodología básica de construcción del diagnóstico desde 
el Trabajo Social. Tanto el proyecto de investigación como la metodología aplicada se 
mostrarán después de la presente introducción, con la intención de que el lector pueda 
comprender el proceso de conocimiento de quien esto suscribe. 
En el primer capítulo se exponen los referentes teóricos para comprender la 
problemática socioambiental, a partir de la identificación de los paradigmas de la relación 
sociedad-naturaleza: la racionalidad económica y la racionalidad ambiental. Para ello, se 
abordaron autores como: Enrique Leff, José María Campos, Arturo Escobar y Raúl 
Brañes, articulando algunos aportes de Elinor Ostrom. Los paradigmas citados se 
muestran conjuntamente con algunos ejemplos del discurso de empresas transnacionales 
y de organizaciones sociales, sobre todo el análisis de las diferentes perspectivas de tales 
racionalidades y las propuestas que han ido emergiendo desde la crisis ambiental. 
En el segundo capítulo se exponen diversos conceptos y enfoques del desarrollo: 
social, sustentable, comunitario y local, siendo este último, sobre todo, donde ha 
incursionado el Trabajo Social, para lo cual es necesario definir una posición profesional. 
De este modo, se recuperó a autores como Sunkel, Carrillo Huerta, Sergio Boisier, así 
como a profesionales de Trabajo Social: Daniel Rodríguez y María del Carmen Mendoza, 
entre otros. 
Para centrar el marco teórico y establecer puentes metodológicos con la investigación 
de Parres, en el tercer capítulo se alude a las representaciones sociales, partiendo desde 
el constructivismo que conviene al proceso del conocimiento en Trabajo Social, toda vez 
que la praxis profesional y docente demanda tal postura. En este apartado, el sustento 
teórico partió de las aportaciones de Alfred Schutz, Peter Berger, Thomas Luckmann, 
para el constructivismo; y María Dal Pra Ponticelli y Malcom Payne, como trabajadores 
sociales, basados también en el constructivismo; Denise Jodelet, Jean Abric, Homero 
Saltalamacchia, John Thompson y Daniel Bertaux, para comprender las representaciones 
sociales y la investigación cualitativa; con Elena Lazos y Luisa Paré, se retoman 
brevemente algunos conceptos sobre percepciones y la forma de exponer narraciones de 
entrevistas a profundidad; a partir de Leticia Merino fue posible conocer a Elinor Ostrom. 
 8
Los conceptos de estos investigadores y académicos confluyen, entonces, con mi propia 
aprehensión y apropiación del Trabajo Social Comunitario y, en especial, de la 
metodología del diagnóstico comunitario, que me ha permitido concretar la presentetesis. 
En la segunda parte, en el cuarto capítulo, se expone el contexto histórico social, 
enfatizando la emergencia de la crisis ambiental vinculada con la formación de la 
sociedad humana. Se subraya en especial el modo de producción capitalista y las 
principales manifestaciones de la problemática socioambiental a nivel internacional, en 
América Latina y en México. 
Como ejemplo de la interrelación de diferentes dimensiones sociales, ambientales, 
económicas, políticas y culturales, se exponen procesos socioambientales del estado de 
Chiapas (ejemplo de desastres socioambientales, como el caso de la localidad de 
estudio), finalizando el capítulo con un panorama de la Ciudad de México, caracterizando 
aspectos demográficos, económicos y socioambientales, en particular, de la Delegación 
Tlalpan y la región de sus ocho pueblos. 
En el quinto capítulo, se exponen los resultados de la investigación, sobre el contexto 
local del pueblo de Parres el Guarda, identificando su estructura en las dimensiones 
geográfica, económica, cultural y socioambiental, tanto de la población y del sistema de 
recursos creado por el hombre, como de la caracterización del ecosistema. Asimismo, se 
toma en consideración que ambos sistemas se encuentran interrelacionados y se basan 
en distintas fuentes de información (primarias y secundarias). 
Una vez expuesto el contexto local de los sujetos comunitarios participantes en la 
investigación, en el sexto capítulo se describen, analizan e interpretan sus percepciones 
acerca de los problemas socioambientales, vislumbrando algunas posibilidades. Para ello, 
he procurado construir las representaciones sociales de los habitantes a partir de sus 
percepciones y en relación con los referentes teóricos citados. 
Finalmente, las conclusiones representan la relación teoría-práctica de la localidad en 
contextos más amplios, destacando las representaciones sociales de los pobladores 
participantes en el estudio acerca de la situación socioambiental; asimismo, se articulan 
las propuestas desde el Trabajo Social para el desarrollo local y sustentable. 
A continuación se presenta la metodología aplicada, iniciando con el proyecto de 
investigación: planteamiento del problema, justificación y objetivos, en función del modelo 
de investigación elegido. Posteriormente, se expone la metodología empleada, con base 
en la presentación de un mapa y del proceso metodológico, el cual se conforma por fases, 
 9
integradas por las actividades de campo y de gabinete, con la correspondiente 
descripción de técnicas e instrumentos empleados. 
 
Resumen 
 
El presente documento muestra los resultados de un estudio diagnóstico emprendido en 
la comunidad rururbana Parres el Guarda, Tlalpan, DF, en el cual se identifican la 
problemática socioambiental, las aspiraciones y posibilidades de los habitantes, a partir de 
las representaciones sociales de los mismos pobladores. 
 Esta investigación se sustenta en la ecología política, cuyo propósito principal es 
rescatar los saberes que surgen sobre el medio ambiente, desde la diversidad cultural; 
involucrando, además, un compromiso ético con la preservación de la vida. 
 Precisamente, esa intención se vinculó con el Trabajo Social comunitario, por lo que 
esta investigación representa una propuesta de intervención en el ámbito local, en el área 
socioambiental, como una manera de contribuir a mejorar el diseño de la política social y 
el desarrollo sustentable. 
Su eje teórico y metodológico son las representaciones sociales, lo cual permite 
recuperar saberes, sentires y prácticas de los actores sociales en relación con los 
recursos naturales y aquellos construidos por el ser humano. La metodología es, 
fundamentalmente, de tipo cualitativo y, en ocasiones, participativa. Se efectuaron 
entrevistas a profundidad −individuales y colectivas−, así como recorridos de observación 
e investigación documental y la recreación de técnicas participativas, en talleres 
organizados con dos grupos de adolescentes. 
Todo ello implicó conocer, en el diálogo, las categorías que los pobladores de la 
comunidad asignan al ambiente, a la naturaleza, a los recursos naturales, al agua, al aire, 
al bosque, a la tierra. En este contexto, la palabra intercambiada cobra significados no 
sólo individuales, sino también colectivos; significados que se traducen en actitudes y 
acciones habituales que, una vez exteriorizadas y convertidas en palabras y vivencias, 
pueden dar lugar a cambios en las formas de pensar y actuar, a una mayor comprensión 
de aspectos necesarios para construir, desde el Trabajo Social, la generación de 
procesos de educación y gestión ambiental comunitaria. 
 
 
 10
Metodología aplicada 
 
Proyecto de investigación 
Planteamiento del problema1
Se expone la problemática social y ambiental del pueblo de Parres el Guarda, partiendo del 
contexto global, en el cual se padece: escasez de recursos naturales, hambrunas, desastres 
“naturales” y nucleares; crisis de la deuda externa, estancamiento de la ayuda e inversión en 
países en desarrollo; caída de precios de materias primas, presión demográfica, desertificación 
y salinización de la tierra; introducción de sustancias tóxicas en la cadena alimentaria humana, 
pérdida de la biodiversidad, crecimiento incontrolable de las urbes, uso de combustibles fósiles 
que se esparcen en la atmósfera y enormes cantidades de bióxido de carbono, que provocan el 
calentamiento gradual del planeta ocasionado el efecto invernadero. 
En la actualidad se debate en distintos foros internacionales sobre el cambio climático, sin 
embargo, las perspectivas de los causales y las estrategias para revertir los impactos en la 
vida del planeta varían, según las posiciones económicas, sociales, culturales y políticas de 
quienes las detentan. 
Entre las desigualdades en el desarrollo social entre los países del Norte y del Sur, así 
como de la problemática socioambiental, se destacan, por una parte, la riqueza de la 
biodiversidad y pluralidad cultural en Latinoamérica y en México (con un gobierno 
subordinado); y, por otra, la desmedida apropiación de tales recursos que hacen los países del 
Norte. Acerca de la crisis ambiental, se coincide con varios autores citados (Sergio Aguayo, 
Enrique Leff, entre otros) al identificar la prevalencia de los intereses económicos privados 
sobre el bienestar social, concretamente del sistema de producción capitalista predominante a 
nivel mundial, pero también se identifica una multicausalidad y diferentes niveles de la 
problemática. 
En este caso, la investigación se particulariza en la Zona Metropolitana de la Ciudad de 
México (ZMCM) y en los procesos económicos, poblacionales y sociales en general, los cuales 
se relacionan con la problemática ambiental, tanto en el centro como en las zonas aún rurales, 
como las que se encuentran en la Delegación Tlalpan, donde se ubica el poblado de Parres el 
Guarda, objeto de la investigación. 
La comunidad de Parres el Guarda se localiza al sur de la Delegación Tlalpan, DF, al pie 
del kilómetro 39 de la carretera libre a Cuernavaca; colinda al norte, este y sur con el ejido de 
 
1 La información del planteamiento del problema se ha ampliado y expuesto en los capítulos 
correspondientes al marco contextual de la presente tesis. 
 11
Topilejo, y al oeste y norte con la comunidad de Topilejo. La Delegación Tlalpan se ubica, a su 
vez, al sur del DF, colindando con el estado de Morelos. 
En dicha comunidad –y, en general, de la región de los ocho pueblos de Tlalpan– se 
identificaron las consecuencias de las actividades humanas predominantes en la ZMCM: 
desechos, contaminación atmosférica, asentamientos irregulares, expansión de la mancha 
urbana, escasez de servicios públicos, erosión de suelos, extinción de especies, deforestación 
y, en general, la pérdida de servicios ambientales.El impacto en la vida de los pobladores que habitan en suelos de conservación del DF se 
manifiesta en: la baja productividad de la agricultura, bajos ingresos, escasez del agua 
mediante la red de distribución, enfermedades, pérdida de sus modos de vida tradicionales y 
sus saberes, entre otros problemas. Por lo tanto, se consideró imperativo investigar, desde el 
Trabajo Social, con el fin de comprender tal complejidad y, así, estar en condiciones de 
plantear alternativas. 
Una vez revisada de manera general la situación socioambiental, surgieron múltiples 
preguntas de conocimiento, entre las cuales se eligió una pregunta central: ¿Cuáles son las 
representaciones sociales de los pobladores de Parres el Guarda sobre su medio ambiente? 
Otras preguntas que se formularon permitieron guiar la presente investigación, a saber: 
 
Para el estudio y diagnóstico comunitario local: ¿Cuál es la estructura organizativa en las 
dimensiones: económica, social, política, cultural y social de Parres el Guarda, Tlalpan? ¿Con 
qué recursos naturales se cuenta? ¿Qué tipo de tenencia presentan tales recursos y cuáles 
son sus usos? ¿Qué información, percepción y relación tienen los pobladores sobre los 
recursos naturales? ¿Cuáles son los problemas y necesidades socioambientales sentidos y 
demandados por los habitantes? 
Respecto de las acciones diseñadas e implementadas en la localidad de estudio: ¿Qué 
percepciones y representaciones tienen los pobladores acerca de programas ambientales o de 
desarrollo sustentables aplicados en la localidad? Tales programas: ¿qué han modificado con 
respecto a los problemas sociales, en relación con el medio ambiente? ¿Quiénes y cómo se 
han diseñado tales programas? ¿Qué dificultades han presentado en su operación? ¿Cómo 
participa la ciudadanía? ¿Es posible trabajar estrategias de participación comunitaria por el 
desarrollo local sustentable en el contexto económico y político actual? 
 
 
 
 12
Justificación 
 
Nuestra relación con el medio ambiente ha sido fundamental para nuestra subsistencia y 
desarrollo como seres sociales. Tal relación tiene un carácter histórico social, pues obedece a 
las distintas condiciones del contexto social, cultural, económico y político en el que se ha 
tejido. Por ello, partir de la ubicación de Parres el Guarda implica considerar una delimitación 
local y microregional con el pueblo de Topilejo, la cual se ha construido histórica y socialmente 
desde diferentes dimensiones: en lo económico, político, cultural, biogeográfico, ecológico y, 
por supuesto, en lo social. Esta complejidad se manifiesta en problemáticas comunes, por su 
estrecha vinculación con la gran metrópoli y por la singularidad que presenta cada localidad. 
Los actuales procesos de urbanización e industrialización de la ZMCM ejercen presión 
sobre dicha zona rural de Parres, e inciden en las actividades primarias, en la características 
socioculturales y de identidad en sus habitantes y, en consecuencia, en las diversas 
problemáticas que de ello derivan. De ahí la importancia de identificar, mediante el estudio 
diagnóstico, las relaciones que existen entre los aspectos sociales y ambientales, rescatando 
la propia vivencia y la perspectiva de los sujetos involucrados, con miras a una propuesta con 
enfoque participativo. 
¿Por qué las representaciones sociales? 
• Porque constituyen la construcción social que los sujetos realizan a partir de la 
experiencia, es su visión de la vida. En particular, interesa conocer las 
representaciones que tienen del medio ambiente, la naturaleza, los recursos naturales, 
el agua, el aire, el bosque, la tierra, la fauna y la zona urbana del poblado. En la 
medida en que éstas se verbalicen, es posible objetivarlas, comunicarlas, 
intercambiarlas y, con ello, también generar la posibilidad de tornarse en un nuevo 
conocimiento para lograr beneficios individuales y colectivos. 
• Porque en el diálogo se puede descubrir el significado del sistema simbólico construido 
en torno al medio ambiente (según las categorías seleccionadas); una vez explicitadas, 
convertidas en palabras, las representaciones se traducen en actitudes y acciones 
habituales, propiciando cambios en las formas de pensar y actuar. 
 
En relación con lo anterior, la construcción teórica y metodológica que se articuló en esta 
investigación se pensó fundamentalmente para retroalimentar la docencia, en las asignaturas 
de Práctica Comunitaria y Teoría de Trabajo Social Comunitario, en una línea emergente de 
trabajo como la ecología política, cuya sistematización debe dar lugar a casos concretos de 
 13
referencia del Trabajo Social en el ámbito comunitario local; además del eje interpretativo, 
como son las representación sociales. 
El objeto de estudio de mi investigación –construida en torno a las representaciones 
sociales– no fue abordado desde el modelo hipotético deductivo, es decir, no se construyeron 
hipótesis a priori desde la teoría, sino que, justamente, fue un terreno a explorar a partir de las 
preguntas de investigación, las cuales se desprenden de la pregunta central arriba citada. 
En tal sentido, convengo con Daniel Bertaux, en que: 
Contrariamente al camino hipotético deductivo, que desarrolla primero la hipótesis en función de 
teorías existentes para concebir luego una investigación empírica destinada a verificarlas, el 
camino […] consiste en investigar un fragmento de la realidad socio-histórica del cual no se 
sabe gran cosa a priori. Lo que el investigador presupone al comienzo, se acerca, muy a 
menudo, a relevamientos del orden de los estereotipos, prejuicios y otras representaciones 
colectivas cargadas de juicios morales circulantes en el sentido común; y precisamente una de 
las virtudes de este tipo de investigación es rescatar, luego de aportar elementos de 
conocimiento objetivo y crítico, en el espacio público, fundados sobre la observación concreta.2 
 
Así, después del proceso de investigación, se estuvo en mejor situación para elaborar 
hipótesis que den lugar a profundizar el conocimiento. 
Los objetivos planteados fueron: 
 
Objetivo general 
Realizar un diagnóstico socioambiental del pueblo Parres el Guarda, Tlalpan, DF, para 
identificar problemática, aspiraciones y posibilidades desde las representaciones sociales de 
los pobladores, con el fin de diseñar, más adelante, una propuesta de participación 
comunitaria para el uso de los recursos naturales. 
 
Objetivos particulares 
Identificar la problemática ambiental en relación con la situación social, económica, política y 
cultural de los habitantes de Parres el Guarda, Tlalpan, DF. 
Conocer los saberes, experiencias y aspiraciones de los pobladores de Parres el Guarda 
en relación con los recursos naturales y el entorno social. 
 
 
 
 
 
 
2 Daniel Bertaux, Los relatos de vida, Nathan, París, 1997, p. 6. 
 14
Metodología aplicada 
 
Con respecto a la metodología de investigación –que en sí misma representa una propuesta 
para el estudio de la problemática socioambiental en localidades rururbanas–, describiré a 
continuación el camino recorrido en la construcción del conocimiento. De antemano, considero 
que las representaciones sociales presentadas en los capítulos quinto y sexto son 
construcciones propias, realizadas a partir de la articulación de los referentes empíricos y 
teóricos. 
El principal motor para el conocimiento son las preguntas y los objetivos de la 
investigación, los cuales permitieron buscar los primeros referentes teóricos, que se 
enriquecieron con la necesidad de conocimiento surgida de nuestra interacción con los 
diversos pobladores y los agentes institucionales entrevistados. Así, la metodología utilizada 
fue esencialmente cualitativa y, en distintos momentos, participativa. Luego de estas 
precisiones, describiré y explicaré la articulación teórico-práctica en la construcción del objeto 
deestudio, según el siguiente mapa conceptual: 
 
Diagrama 2: Mapa conceptual de la investigación 
Contexto 
local 
de Parres 
El Guarda
Recursos naturales/
Medio ambiente
Contexto delegacional, 
estatal, nacional 
e internacional
Equipo 
ENTS- UNAM
Objetivos
Metodología
TS comunitario, 
representaciones sociales
y
ecología política
Sujeto comunitario
MAPA CONCEPTUAL
¿?
 
Fuente: Diseño propio. 
 
 
 15
Como ya se mencionó, la teoría y el método de las representaciones sociales resulta 
esencial, ya que éstas constituyen la construcción social que los sujetos realizan a partir de su 
experiencia, es decir, es su visión de la vida. En esta tesis, interesó, en particular, conocer las 
representaciones que los pobladores tienen sobre el medio ambiente. También retomamos lo 
planteado por Elena Lazos y Luisa Paré: “¿Por qué creemos que es importante conocer las 
percepciones que los habitantes tienen sobre su ambiente para lograr el desarrollo integral 
participativo? La forma de intervenir en la realidad responde a la manera de percibirla, y sólo a 
través de su interpretación podremos vislumbrar las opciones que los pobladores tienen para 
tomar sus decisiones. Dependiendo de cómo los habitantes […] perciban sus recursos 
naturales, construirán las opciones para su manejo”.3 
De este modo, se distingue la percepción de los pobladores, por medio de sus expresiones 
a nivel individual, desde las cuales se construye, en la presente investigación, las 
representaciones sociales de la comunidad. Estas representaciones dan cuenta del sentido de 
sus actividades humanas que, a partir de mi enfoque como trabajadora social, tienen que ver 
con la práctica social, en términos de enfatizar las relaciones socioculturales en función de sus 
significados y subjetividades. 
Así, esta investigación implicó conocer por medio del diálogo (entrevistas a profundidad y 
talleres grupales), las categorías que asignan al medio ambiente, la naturaleza, los recursos 
naturales: el agua, el aire, la tierra, el bosque, la fauna y la zona habitada (o zona urbana del 
poblado). Estas categorías se cruzaron con la dimensión temporal: cómo era antes, cómo es 
ahora y cómo se piensa a futuro, con lo cual se favoreció la identificación de problemas, 
necesidades, aspiraciones y posibilidades para el desarrollo sustentable. Todo ello se tradujo 
en preguntas básicas como las siguientes, ejemplificadas con la categoría bosques: 
En Parres: 
• ¿Cómo eran los bosques? 
• ¿Cómo son ahora? 
• ¿Cómo me gustaría que fueran? y 
• ¿Qué podría hacer para conservarlos? 
 
Estas preguntas se ampliaron o precisaron para las entrevistas y el trabajo grupal. 
Las categorías señaladas surgieron tanto de la escucha, en las primeras interacciones con 
las personas de la localidad, como de la conceptuación de ambiente, término del cual existen 
 
3 Elena Lazos y Luisa Paré, Miradas indígenas sobre una naturaleza entristecida, Plaza y Valdés, 
México, 2000, p. 14. 
 16
diversas acepciones. Según lo planteado por Raúl Brañes, el ambiente debe considerarse 
como un conjunto de elementos que interactúan entre sí, tales “interacciones provocan la 
aparición de nuevas propiedades globales, no inherentes a los elementos aislados, que 
constituyen el sistema".4 En tal sentido, el ambiente debe considerarse como un todo, una 
visión sistémica del concepto a la cual se integran los organismos vivos, éstos, a su vez, como 
sistemas. Asimismo, se distingue entre los sistemas que crea el ser humano y el que 
constituye el medio ambiente natural, pero entre estos sistemas existen relaciones que no 
pueden obviarse en ningún análisis; sobre todo, las variables que interactúan directamente 
con la sociedad. 
Así, para seleccionar las categorías a estudiar, el ambiente se concibió como el conjunto 
de los recursos agua, suelos, tierra, bosque, fauna y la zona urbana, interrelacionados en un 
sistema con organización y dinámica, el cual interactúa con el sistema humano considerado. 
Eso permitió reflexionar en la investigación con los sujetos de Parres el Guarda. 
En concordancia con lo propósitos del presente estudio, también se recupera el concepto 
de ambiente como “un potencial para un desarrollo alternativo que integre a la naturaleza y a 
la cultura como fuerzas productivas. En esta perspectiva, la naturaleza aparece como un 
medio de producción y no sólo como un insumo de un proceso tecnológico, como un objeto de 
contemplación estética y de reflexión filosófica. El ambiente emerge como un sistema 
complejo, objeto de un proceso de reapropiación social”.5 En este concepto se recobra la 
teoría de sistemas complejos, además, se revalora al sistema humano. Asimismo, la 
naturaleza se concibe como “nuevo potencial productivo, como un patrimonio histórico y 
cultural de las comunidades rurales”.6
Vinculada con las conceptuaciones anteriores está la consideración de lo local, para 
redimensionar la racionalidad cultural del ambientalismo, en la cual toman sentido los términos 
de diversidad y participación, y puede concebirse la construcción de posibilidades. En el 
ámbito de la comunidades locales se manifiesta “la irreductibilidad y especificidad de los 
procesos materiales y simbólicos, de las diversas formas de significación cultural que definen 
al potencial ambiental del desarrollo. No existe una medida cuantitativa y homogénea que 
pueda dar cuenta de los procesos diferenciados de los que depende la producción sustentable 
de valores de uso y permita cuantificar sus efectos en la calidad de vida definida por diferentes 
 
4 Raúl Brañes, Manual de derecho ambiental mexicano, Fondo de Cultura Económica, México, 2004, p. 
20. 
5 Enrique Leff, Racionalidad ambiental, la reapropiación social de la naturaleza, Siglo XXI, México, 2004, 
p. 408. 
6 Ibíd, p. 414. 
 17
racionalidades culturales”.7 En tal sentido, se refuerza la dimensión cualitativa de la 
investigación en la necesidad de identificar la diversidad de mundos de vida, en una 
comunidad heterogénea donde se comparten referentes de distinta índole, como se ha 
identificado en Parres el Guarda, Tlalpan. 
Asociado con lo local, la tierra, la cultura, se ubica el territorio como “un espacio para la 
creación de futuros, de esperanza y continuidad de la existencia […] también es un concepto 
económico, mientras se relacione con los recursos naturales y la biodiversidad”.8 Asimismo, 
desde los movimientos sociales en América Latina, el territorio se define como un derecho, en 
tanto espacio ecológico, productivo y cultural y, por lo tanto, es una nueva exigencia política. 
Entonces, la ecología política recupera esa conceptualización, convirtiendo el territorio en 
el espacio que vincula “demandas y reclamos de la gente para reconstruir sus mundos de vida 
y reconfigurar sus identidades a través de sus formas culturales de valorización de los 
recursos ambientales y de nuevas estrategias de reapropiación de la naturaleza… es el lugar 
porque allí arraiga una identidad en la que se enlazan lo real, lo imaginario y lo simbólico”.9 
Tales demandas de defensa se dan en medio de diversos intereses sociales opuestos, de ahí 
la relación con el campo de la ecología política, donde el contexto actual evidencia cada vez 
más que “los problemas globales tienen su arraigo en el ámbito local”.10 
En ello radica el énfasis en las comunidades locales para alcanzar la sustentabilidad, pues 
ésta depende de la gestión democrática de los recursos ambientales. Una vez más, resulta de 
vital importancia la participación del Trabajo Social en apoyo a los procesos de organización, 
movilización y promoción socioambiental, pero el primer paso es lograr la comprensión de las 
dimensiones socioculturales. 
Las líneas teóricas planteadas han permitido la inserción en la realidad socioambiental de 
Parres, mediadas por la metodologíaseñalada. A continuación, describiré el camino recorrido, 
el cual –debo aclarar– no fue lineal, sino que algunos momentos fueron simultáneos. 
 
 
 
 
 
7 Íbid., pp. 408-409. 
8 Cita del Encuentro de comunidades en Buenaventura, celebrado en Puerto Merizalde, en noviembre 
de 1991, al que asistieron 1,600 participantes; véase Arturo Escobar, Tercera parte: Ecología política, 8. 
Cultura política y biodiversidad: Estado, capital y movimientos sociales en el Pacífico Colombiano, 
documento electrónico, Colombia, 1993, p. 42. 
9 Enrique Leff, Op. Cit., p. 125. 
10 Íbid., p. 416. 
 18
Proceso metodológico 
 
I. Fase: diseño del proyecto 
Inicialmente, conté con información del proceso de intervención de mi grupo de estudiantes de 
licenciatura en Trabajo Social, dirigido por quien suscribe, como docente de la asignatura de 
Práctica Comunitaria (de septiembre de 2004 a junio de 2005), en la cual se realizó el estudio 
comunitario, a nivel exploratorio, de la situación general de la localidad. A partir de dicho 
estudio se desprendieron y trabajaron tres proyectos sociales, con base en los cuales se inició 
la interacción con los pobladores participantes y, con ello, surgió la inquietud de indagar sobre 
el tema del medio ambiente. Así, se impulsó un diagnóstico socioambiental de Parres el 
Guarda, Tlalpan, con la intención de profundizar en esta línea de investigación, hasta ahora 
poco desarrollada por el Trabajo Social en México. 
El diseño del proyecto incorporó las valiosas aportaciones de los profesores del programa 
de Maestría en Trabajo Social, de la Escuela Nacional de Trabajo Social, UNAM, en especial 
de la Dra. Carmen Solorzano, directora de esta tesis; así como también de los asesores en el 
Primer Coloquio de Maestrantes de la ENTS, celebrado en marzo de 2006. 
 
II. Fase: construcción del marco teórico conceptual 
Las preguntas y los objetivos de la investigación permitieron buscar los primeros referentes 
teóricos, los cuales se fueron enriqueciendo con la necesidad de conocimiento surgida de la 
interacción con los diversos pobladores y los agentes institucionales entrevistados. 
De acuerdo con lo anterior, a lo largo del proceso se emprendió la investigación 
documental: bibliográfica, hemerográfica y de Internet. En ello fueron relevantes las lecturas y 
los ensayos que debí elaborar como asignaciones de los estudios de maestría, los cuales 
procuré relacionar con este proyecto de investigación. Los instrumentos utilizados fueron: 
fichas bibliográficas y de trabajo, capturadas directamente en documentos de Word. 
 
III. Fase: inserción en la localidad de estudio 
La investigación socioambiental se inició en mayo de 2005; el trabajo de campo intenso se 
desarrolló entre enero y agosto de 2006. Cabe aclarar que, para esta fase, en algunos 
momentos fue posible contar con el apoyo logístico de la profesora Rosalba Laguna11 y de la 
 
11 Imparte la asignatura de Población y medio ambiente. 
 19
alumna Lucina Puebla,12 ambas de la ENTS-UNAM. Asimismo, se integraron dos prestadores 
del servicio social de la licenciatura en Trabajo Social: Eduardo Poumian (finado) y Myriam 
Castro Yáñez, quien, además del apoyo en entrevistas y talleres, también participó en el 
registro, la captura, la clasificación y el análisis de información. 
Las principales actividades que incluyó esta fase: 
• Se creó una guía general de investigación para el estudio-diagnóstico comunitario,13 
precisando las categorías sobre el medio ambiente (Anexo 1). De dicha guía se 
desprendieron las guías de entrevista y observación (Anexo 2), así como las 
matrices de clasificación de categorías. 
• Se realizaron cinco reuniones con la profesora y los alumnos participantes, con el 
objeto de informarles sobre el proyecto de investigación. En especial, se realizaron 
reuniones de estudio con los prestadores de servicio social, para abordar la 
problemática socioambiental, con base en la lectura y la discusión de varios textos. 
• En función del carácter cualitativo de la investigación, se realizaron diálogos 
informales y entrevistas a profundidad (tanto individuales como colectivas). Los 
informantes clave fueron el cronista de la zona (exrielero y actualmente campesino), 
el guarda forestal, exrieleros, campesinos (aveneros, pastora), adultos y adultos 
mayores, hombres y mujeres; autoridades y funcionarios locales (como el 
subdelegado), representantes aveneros, la trabajadora social de Centro de Salud 
local; funcionarios de instituciones públicas: el Coordinador de Enlace Territorial de la 
Delegación de Tlalpan, el Director de la Regional 2 de la Comisión de Recursos 
Naturales, y la funcionaria del Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo 
Sustentable (Semarnat). (Ver en el Anexo 3 la lista de organizaciones sociales 
identificadas y las personas entrevistadas, pertenecientes a las mismas; además de 
las fuentes de información de primera mano citadas durante el texto y después de la 
bibliografía). 
• Se efectuaron recorridos de observación en Parres –la zona urbana, área de cultivo, 
el bosque, la planta de tratamiento de aguas negras– y las zonas aledañas, 
pertenecientes a la comunidad de Topilejo: estación forestal de la Cima de la 
Semarnat, Rancho ecodidáctico “La Cima”, estación de la ciclovía “Cima”, museo-
 
12 Presentó como proyecto de titulación para la licenciatura en Trabajo Social, la elaboración de un 
video didáctico para la asignatura de Población y medio ambiente, así que apoyó en la videograbación 
de dos sesiones del taller. 
13 Con base en la recuperación colectiva de profesores de la ENTS-UNAM, Julieta Flores y Socorro 
García, “Estudio de la comunidad”, en Carlos Arteaga Basurto, Desarrollo comunitario, ENTS-UNAM, 
México, 2001, pp. 48-81. 
 20
vagón (antigua estación de telégrafos). En dos de los recorridos fue posible obtener 
el acompañamiento de algún campesino, quienes, en cada caso, nos mostraban y 
explicaban diversos aspectos del paisaje. 
• Como invitada, me fue posible tener una observación participante en eventos 
especiales de la comunidad: fiesta de cumpleaños de la madre de un avenero 
(2005), comida familiar en la festividad religiosa del 12 de diciembre (2005), 
convivencia por el día del estudiante en la escuela secundaria (2006). 
• En calidad de observadora, asistí en dos ocasiones (2006) a reuniones de 
productores de Parres y Topilejo, convocadas por el subdelegado de Parres, para 
definir el apoyo a proyectos productivos por parte de la organización Ideas Rurales, 
Asociación Civil. En dichas reuniones tuve la oportunidad de recuperar información 
para la presente investigación. 
• Como momentos de la investigación participativa (2006), se trabajó con los 
adolescentes de los dos grupos14 de 3er. grado en la Escuela Secundaria Técnica 
No. 120 de Parres, en la modalidad de taller. Durante las tres sesiones que 
integraron el taller (ver cartas descriptivas en Anexo 4) se recrearon técnicas 
participativas para compartir saberes y recuperar información (ver desarrollo de las 
sesiones en forma ampliada en Anexo 5), como se aprecia en la siguiente reseña: 
 1ª Sesión: presentación y recuperación de palabras y dibujos asociados con las 
categorías del medio ambiente: agua, tierra, bosque, animales, aire y zona 
urbana de su comunidad. En un grupo se recreó el juego tradicional de palabras 
“¡Basta!” (ver foto de ejemplo de hojas del juego en Anexo 6). 
 2ª Sesión: en equipos, se trabajó una historia sobre el presente y el futuro del 
pueblo, en lo social y en lo ambiental; lo que les gustaba, lo que les gustaría de 
Parres y cómo se veían en dicha historia. Los participantes escribieron, dibujaron 
y, al final, compartieron su historia con los demás (ver foto de ejemplo de historia 
en Anexo 7). 
 3ª Sesión: se recopilarondatos generales de identificación de los estudiantes 
(Anexo 8). En plenaria, se generó la valoración de las sesiones y se les 
proporcionó el folleto: “Más de 100 consejos para cuidar el ambiente desde mi 
hogar”,15 comentándolo después. Se agradeció su colaboración y nos 
 
14 La escuela cuenta con dos grupos de tercer grado: el grupo A, con 21 alumnos inscritos (11 hombres 
y 10 mujeres), y el grupo B, con 26 alumnos inscritos (11 hombres y 15 mujeres). Participaron 38 
adolescentes (81% del total): 21 hombres y 17 mujeres. 
15 Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable de la SEMARNAT, México, 2005. 
 21
despedimos de ellos. Para registrar la información se utilizaron herramientas 
básicas en Trabajo Social, como el diario de campo, y en varias ocasiones se 
contó con cámara fotográfica, videograbadora y audio grabadora. 
 
IV. Fase: clasificación, análisis e interpretación de la información 
• Una vez transcrita la información, se clasificó en tablas y matrices, de acuerdo con 
las categorías señaladas para el ambiente: agua, aire, etc. y la zona urbana (ver 
Anexo 9). 
• En esta fase de trabajo de gabinete, también se recuperaron y clasificaron los 
principales problemas socioambientales de la localidad, desde la observación, las 
entrevistas, el trabajo grupal y los referentes teóricos (ver en Anexo 10 el ejemplo de 
matriz de problemas socioambientales). 
• Para capturar y tratar la información, se utilizaron los programas de cómputo Word y 
Excel (éste último para observar en gráficas la frecuencia de palabras que 
expresaban los adolescentes en relación con las categorías previstas). Asimismo, los 
términos empleados por los adolescentes sobre los recursos ambientales, problemas 
y aspiraciones se integraron en un esquema (Anexo 11). 
• El análisis y la interpretación fueron procesos convergentes que se dieron durante 
las diversas fases de la investigación, es decir, en la relación teoría-práctica, no 
obstante, fueron concluyéndose al final del proceso. 
• Elaboración de conclusiones, propuestas, introducción y redacción final de la tesis. 
 
De este modo, en la construcción de mi objeto, he partido de la búsqueda de los enfoques 
principales de la relación sociedad-naturaleza, ubicando el paradigma emergente de la 
racionalidad ambiental y los conceptos relacionados con éste (de la ecología política, el 
Trabajo Social Comunitario, la participación social, entre otros). Este proceso implicó la 
recuperación de las prácticas y los saberes locales, en un contexto de globalización donde 
domina la racionalidad económica y se excluye la diversidad, por lo cual las representaciones 
sociales de los sujetos comunitarios se presentan también como un eje de interpretación, para 
dar cuenta del problema de conocimiento en la localidad de Parres el Guarda, Tlalpan, DF. 
 
 
 22
PRIMERA PARTE 
 
I. Paradigmas de la relación sociedad-naturaleza: racionalidad 
capitalista y racionalidad ambiental 
 
En este primer apartado se presentan referentes teóricos acerca de los principales paradigmas 
de la relación sociedad-naturaleza, desde un enfoque sociológico y de la ecología política, por 
lo cual se abordarán los referentes de la racionalidad capitalista predominante y de la 
racionalidad ambiental, mostrando esta última como paradigma emergente desde la crisis 
ambiental, cuya complejidad es retomada por el pensamiento científico crítico y, 
fundamentalmente, por los movimientos sociales y ambientalistas que cuestionan el modelo de 
conocimiento, apropiación y productividad capitalista. 
Dicho marco se articula con la investigación, ya que tales referentes permiten analizar e 
interpretar el contexto local de la comunidad de estudio y sus relaciones con el contexto estatal, 
nacional e internacional. Por ejemplo, revisaremos cómo los problemas de erosión de los 
suelos en Parres se relacionan con las prácticas productivas del cultivo de la avena y el 
pastoreo, las cuales se generaron desde el reparto agrario del ejido –durante el gobierno de 
Lázaro Cárdenas, en 1936– e implicaron la aplicación de los usos y costumbres de la cultura 
prehispánica (como la milpa, la roza, la tumba y la quema, talando los bosques originarios). 
Así, inicialmente las tierras eran “vírgenes” y muy productivas, sin embargo, después de la 
década de 1970, se volvieron infértiles. Esta situación intenta revertirse con el uso de 
agroquímicos en fertilizantes y plaguicidas, lo cual no ha mejorado la productividad y sí, por el 
contrario, ha desgastado los suelos y contaminado los mantos freáticos de la zona, 
considerada como cuenca hidrológica. Lo anterior no sólo ha afectado los ingresos de los 
ejidatarios, sino que también ha ocasionado la pérdida de funciones ecológicas importantes –
ahora llamadas servicios ambientales, como la recarga hídrica, los pulmones de aire y el 
paisaje, entre otros– no sólo en la región, sino para la Zona Metropolitana de la Ciudad de 
México. 
Para iniciar el análisis de la diferencias entre los paradigmas y las racionalidades que éstos 
contienen, me referiré brevemente a los conceptos de paradigma. El paradigma se ha definido 
comúnmente como modelo y éste, a su vez, como ejemplo; sin embargo, en el conocimiento 
científico, el paradigma tiene distintas acepciones, como se presenta a continuación: 
 23
Para T. Kuhn, paradigma significa “toda la constelación de creencias, valores, técnicas, etc., 
que comparten los miembros de una comunidad dada. Por otra parte, denota una especie de 
elemento de tal constelación, las concretas soluciones de problemas que, empleadas como 
modelos o ejemplos, pueden remplazar reglas explícitas como base de la solución de los 
restantes problemas de la ciencia normal”.1 Además, “se relaciona estrechamente con ‘ciencia 
normal’ […] de la práctica científica real –ejemplos que incluyen, al mismo tiempo, ley, teoría, 
aplicación e instrumentación– proporcionan modelos de los que surgen tradiciones 
particularmente coherentes de investigación científica”.2 En este sentido, el paradigma puede 
entenderse como la mejor construcción teórica obtenida que explica la mayor parte de los 
hechos o procesos observados, o bien, la mayor cantidad de aspectos de uno de ellos, 
expresado en símbolos y, por lo tanto, más comprensiva. 
No obstante, Kuhn señala que el éxito de un paradigma, en cuanto a la resolución de 
algunos problemas, no significa que éste posea la respuesta satisfactoria, sino que “la ciencia 
normal consiste en la realización de esa promesa, una realización lograda mediante la 
ampliación del conocimiento de aquellos hechos que el paradigma muestra como 
particularmente reveladores, aumentando la extensión del acoplamiento entre esos hechos y 
las predicciones del paradigma y por medio de la articulación ulterior del paradigma mismo”.3
Se comprende, además, que el paradigma no sólo es construcción conceptual o 
comprensión de la realidad, sino también práctica social en las diferentes esferas de lo que 
comprende su campo de explicación. En tal perspectiva, se aclara que las prácticas sociales 
generalmente preceden o se acompañan de su conceptuación teórica. De acuerdo con Rafael 
Reygadas, la génesis social de tales prácticas sociales se refiere al “conjunto de fuerzas, 
vicisitudes, encargos y demandas, condiciones sociales y subjetividades que, en un periodo 
determinado, dan origen a nuevas prácticas de organizaciones sociales y alteran el 
funcionamiento rutinario de la sociedad. De esta manera, se configura socialmente la base 
material para la conformación de nuevos conceptos teóricos”.4 Así, tales construcciones 
conceptuales están estrechamente vinculadas con las políticas públicas, sociales, económicas 
y ambientales a las instituciones estatales, a empresas privadas, o bien a prácticas productivas 
y formaciones ideológicas de distintos actores.1 Thomas Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, Fondo de Cultura Económica, México, 
1996, p. 269. 
2 Íbid, p. 34. 
3 Íbid, p. 52. 
4 Rafael Reygadas, Abriendo veredas, iniciativas públicas y sociales de las redes de organizaciones 
civiles, Sipro, México, 1998, p. 6. 
 24
Para Edgar Morin –quien plantea una definición distinta de la de Kuhn– el paradigma se 
sitúa “aparentemente, a mitad de camino entre la definición de la lingüística estructural y la 
definición vulgática, […] un paradigma es un tipo de relación lógica (inclusión, conjunción, 
disyunción, exclusión) entre un cierto número de nociones o categorías maestras. […] privilegia 
ciertas relaciones lógicas en detrimento de otras, y es por ello que un paradigma controla la 
lógica del discurso. […] es una manera de controlar la lógica y, a la vez, la semántica”.5 Esta 
definición muestra cómo un acervo teórico de representación de lo real vincula construcciones 
del sentido común –así como del pensamiento científico– y, a su vez, delimita su campo de 
relaciones lógicas; lo cual resulta interesante, ya que también implica el control del discurso y, 
como tal, puede convertirse en un paradigma dominante. 
En las ciencias sociales, para J. Corvalán, los paradigmas: “constituyen un conjunto de 
explicaciones dadas por las ciencias sociales para encaminar a la sociedad hacia la tríada 
modernidad/modernización/progreso. Los paradigmas de lo social están formados por una 
dualidad proveniente de las teorías sociológicas y económicas, […] han dado lugar a 
determinadas concepciones de intervenciones cuya especificidad se expresa en un conjunto de 
categorías dicotómicas de su discurso”.6 Es decir, los paradigmas se diferencian entre sí por la 
forma cómo ven, explican y analizan las causas de la pobreza y de la existencia de pobres, las 
formas de producir y de apropiación de los recursos naturales; y, a partir de ello, también se 
diseñan las políticas públicas, la planeación del desarrollo, la misión del proyecto, objetivo, 
definen al sujeto, establecen las relaciones prioritarias a desplegar, así como las estrategias y 
los métodos a seguir, concretando su trabajo a través de centros, programas y acciones 
diversas en el proceso de intervención. 
De acuerdo con lo anterior, revisaremos ahora los aspectos centrales de los principales 
paradigmas de la relación sociedad-naturaleza en el contexto mundial, sus implicaciones en 
México y en el contexto local de la investigación. 
En la historia humana, el conocimiento sobre el mundo y las cosas ha estado condicionado 
por el contexto geográfico, económico, social, ecológico y cultural en que se produce y 
reproduce una formación social determinada. Las actividades productivas, dependientes del 
medio ambiente y de la estructura social de las diferentes culturas, han construido formas de 
percepción, así como técnicas específicas para la apropiación social de la naturaleza y la 
transformación del medio. 
 
5 Edgar Morín, Introducción al pensamiento complejo, Gedisa, Madrid, 1998, pp. 154-155. 
6 R. Javier Corvalán, Los paradigmas de lo social y las concepciones de intervención en la sociedad, 
1996, en: www.rau.edu.uy/fcs/dts/Mip1/corvalan.pdf, consultado en 2006. 
 25
http://www.rau.edu.uy/fcs/dts/Mip1/corvalan.pdf
Sin embargo, al mismo tiempo, la capacidad simbólica del hombre posibilitó la generación 
de relaciones abstractas entre los entes que conoce. De este modo, el desarrollo del 
conocimiento teórico ha acompañado sus saberes prácticos, es decir, “un objeto de trabajo se 
convierte, también, en un objeto de un saber empírico y de un conocimiento conceptual”.7 Así, 
en la relación sociedad-naturaleza se ha dado el desarrollo del conocimiento y de distintas 
racionalidades, entre las cuales predomina actualmente la del capitalismo, denominada 
económica, en oposición a la cual –justamente, a partir de la crisis ambiental– también ha ido 
emergiendo la denominada racionalidad ambiental. 
Cabe aclarar que las catástrofes ecológicas son tan antiguas como la conformación del 
planeta mismo: desde las formaciones geológicas, geográficas y ecológicas a la formación 
bioquímica y evolución biológica de la materia viviente, así como las transformaciones 
ecosistémicas poblacionales y culturales. Es en la historia humana, cuando la biosfera sufre 
transformaciones debidas al uso social y productivo, impuesto por las distintas civilizaciones y 
culturas, y precisamente en la actualidad, a partir de los impactos de la globalización 
económica fundada en la acumulación del capital. De esta forma, los cambios ecosistémicos 
pueden caracterizarse como parte de la crisis ecológica mundial, producto de patrones 
tecnológicos y modelos de consumo orientados al desarrollo de las fuerzas sociales de 
producción y basados en la apropiación desigual y destructiva de la naturaleza.8 
Desde el momento en que la acumulación del capital se apropia de la ciencia y la aplicación 
tecnológica –para reproducirlo–, el progreso técnico se vuelve una necesidad para elevar la 
producción de ganancias (plusvalía). Así, el trabajo científico aporta elementos para reproducir 
las condiciones de explotación de la fuerza de trabajo. 
Para la reproducción ampliada del capital, además de obtener una cantidad de valor para 
reinvertirse en forma de capital fijo al término de la usura de una maquinaria o equipo, se hace 
necesario que, para ser recapitalizada, la plusvalía producida se materialice en medios de 
producción de una productividad creciente; es decir, en un progreso tecnológico. Por ello, “no 
hay trabajo más fecundo para el capital que el trabajo científico-tecnológico, ya que más que el 
trabajo simple directo, permite que la plusvalía producida en el proceso directo pueda ser 
recapitalizada y reproducido el ciclo del capital”.9 
 
7 E. Leff, “Ciencia, técnicas y sociedad”, en E. Leff (coord.), Ecología y capital. Racionalidad ambiental, 
democracia participativa y desarrollo sustentable, Siglo XXI, México, 1986, p. 22. 
8 E. Leff y José Ma. Montes, “Perspectiva ambiental del desarrollo del conocimiento”, en E. Leff (coord.), 
Los problemas del conocimiento y la perspectiva ambiental del desarrollo, Siglo XXI, México, 2000, p. 1. 
9 E. Leff, Racionalidad ambiental…, pp. 18-19. 
 26
En tal sentido, es en el proceso capitalista donde se ha impuesto la lógica dominante de la 
racionalidad económica, que, a decir de Raúl Brañes, es el “principio universal de la 
maximización de resultados con el mínimo de medios”.10 Este autor aclara, además, que no 
hay una racionalidad meramente económica, sino que involucra dimensiones sociales y 
políticas, así como ésta debe ser considerada en correspondencia con el contexto histórico y 
de una sociedad dada. 
De cualquier forma, en la presente tesis se hablará alternativamente de racionalidad ya sea 
capitalista o económica, o bien de la modernidad, según el contexto en el que se refiera, para 
tratar el pensamiento dominante respecto de la relación sociedad-naturaleza. Por otra parte, 
como alternativa, se hablará de la nueva racionalidad como racionalidad ambiental o, de 
manera general, como perspectiva ambiental, la cual implica la inclusión de lo social, de la 
diversidad cultural y de las relaciones de poder, entre otros aspectos. 
Además, el modelo económico predominante –que conjuga la actividad productiva con un 
enfoque de la ciencia y la tecnología– no sólo ha generado la actual crisis ecológica, sino 
también un discurso ideológico que encubre las causas histórico-sociales que la han 
provocado. Dicha crisis se manifiesta en la contaminación atmosférica de suelos y aguas, en la 
degradación ambiental mediante los procesos de deforestación, erosión, desertificación, 
pérdida de fertilidad de suelos y de la biodiversidad. Al mismo tiempo, dicho modelo ha 
impactadoen la desigual distribución social de los costos ecológicos y de las oportunidades de 
acceso y aprovechamiento de los recursos del planeta a nivel comunitario, regional, nacional e 
internacional; con ello, también es causante de la pérdida del saber tradicional y de la exclusión 
de modos alternativos para el desarrollo de distintas formaciones sociales.11 
Cualquier racionalidad y pensamiento científico conlleva su dimensión ideológica, por lo 
cual no existe un discurso ambiental unificado, ya que se han evidenciado diferencias en las 
formas de mirar y hablar acerca de la problemática ambiental. Estas diferencias se manifiestan 
a nivel global –la de los países industrializados y la de los países subdesarrollados–, pero 
también al interior de las naciones, entre las clases, los grupos y actores sociales en general, 
como se manifestó en la ideología que subyace en las representaciones sociales que, sobre el 
medio ambiente, tienen los pobladores de Parres el Guarda. 
En la actualidad, desde la racionalidad económica (hegemónica), se plantea la 
conservación de la naturaleza y una política remedial de los efectos contaminantes de los 
 
10 Raúl Brañes, Op. Cit., pp. 34-35. 
11 E. Leff y José Ma. Montes, Op. Cit., pp. 1-2. 
 27
procesos productivos, pero sin cambiar de fondo las condiciones económicas, la racionalidad 
que las fortalece, las prácticas de consumo y los patrones tecnológicos actuales. El ambiente y 
sus recursos se precian como insumos, objetos de la producción y medios para obtener 
plusvalía, además de desconocer los límites y potencialidades de la naturaleza y la cultura. 
En cambio, con un proyecto de sociedad distinto del predominante, el ambiente significa “el 
potencial de un sistema de recursos que conduce a innovar procesos productivos capaces de 
balancear las condiciones ecológicas de producción de recursos con las fuerzas tecnológicas 
de su transformación en bienes de consumo en un proceso sostenible a largo plazo”.12 En esta 
posición se plantea la posibilidad de apertura en nuevos estilos de desarrollo, desde la 
singularidad ecológica, la pluralidad cultural y la capacidad tecnológica de los habitantes de las 
diferentes regiones, naciones, pueblos y comunidades. Cabe mencionar que tales postulados 
emergen desde distintos actores sociales, tanto en los países altamente industrializados como 
en los subdesarrollados. 
Así, el discurso sobre el ambiente y su problemática presenta diversas posiciones, incluso 
opuestas, sobre la concepción y la resolución de la problemática ambiental, dentro de las que 
se manifiestan –abierta o veladamente– connotaciones ideológicas, políticas, económicas y 
sociales que, incluso, escapan a la objetividad científica tradicional. Ello obliga a construir 
nuevos postulados teóricos y metodológicos, por lo que Leff refiere que la crisis ambiental es 
manifestación de la crisis del conocimiento. 
En tal sentido, en los discursos se entreveran consideraciones éticas y políticas, las cuales 
también sustentan el diseño y la operación de programas y proyectos de investigación científica 
y tecnológica para impulsar nuevos estilos de desarrollo, energías alternativas y un 
aprovechamiento racional de los recursos fundado en las condiciones de productividad, 
estabilidad y regeneración de ecosistemas, así como en la implementación de nuevas formas 
de organización productiva para la gestión social de los recursos de las comunidades. 
Al respecto, E. Leff y José Ma. Montes plantean la necesidad de que una problemática 
ambiental determinada se traduzca en una demanda concreta de investigaciones científicas y 
tecnológicas, las cuales generen conocimientos para “diagnosticar las causas naturales y 
sociales que condicionan las formas de aprovechamiento de los recursos de una región o de 
una comunidad, así como para promover una estrategia de desarrollo basada en el manejo 
integrado de sus recursos a partir de su potencial ecológico, cultural y tecnológico”.13 Esto 
 
12 Ibid, p. 3. 
13 Íbid, p. 4. 
 28
justifica plenamente la intencionalidad de la investigación emprendida en Parres el Guarda, 
como otro aporte a la comprensión de problemas socioambientales, enfatizando las 
representaciones sociales de los pobladores. 
Enseguida se presentan los principales temas que cuestionan el discurso ambientalista ante 
las formaciones ideológicas de la civilización actual, presentados como criterios de análisis14 
para diferenciar y contrastar los paradigmas citados de la relación sociedad-naturaleza. 
 
1.1. La apropiación, transformación y uso de la naturaleza por el hombre 
Las bases de la racionalidad científica parten del proyecto ideológico de emancipar al hombre 
de la naturaleza, de sus leyes. Así, la razón cartesiana y la física newtoniana modelaron una 
racionalidad económica basada en un modelo mecanicista, el cual desconoce los límites y 
potencialidades de la naturaleza y le imponen los de la producción económica. Con ello, la 
economía dejó sus bases materiales, “para quedar suspendida en el circuito abstracto de los 
valores y los precios del mercado”.15 
De este modo, se partió de la convicción de que con el progreso científico-tecnológico 
(tanto en el sistema capitalista como en el socialista) y el desarrollo de las fuerzas productivas 
se saldría de la postescasez y se lograría la liberación del hombre del reino de la necesidad. 
Sin embargo, la crisis ambiental evidenció la separación teórica y social de la realidad. 
El paradigma económico –ya sea como racionalidad científica o como sistema 
institucional– no contempla la crítica que impone la ley de la entropía a la racionalidad 
económica, en la cual urge detener el crecimiento de la productividad económica. Las leyes de 
la entropía16 se basan en las leyes de la termodinámica, que refieren que el proceso económico 
tiende a la degradación entrópica. Sin embargo, la teoría y las políticas económicas evaden los 
límites de la naturaleza y continúan en la aceleración del proceso de crecimiento, con una 
ideología y estrategias de poder para capitalizar los recursos naturales. Así, en el discurso 
neoliberal del desarrollo sostenible se defiende al libre mercado para ajustar los desequilibrios 
ecológicos y las desigualdades sociales. 
 
14 Los criterios se seleccionaron y se resumen con base en los presentados por J. Montes y Enrique Leff, 
Op. Cit., pp. 1-26; además, se complementan con otros autores que se irán citando durante el texto. 
15 E. Leff, Racionalidad ambiental…, p. 183. 
16 Según Georgescu-Roegen (1971), el proceso económico implica un proceso de transformación de 
masa y energía, regido por la segunda ley de la termodinámica, en la que se impone un proceso de 
degradación entrópica. Así, el “proceso económico está inmerso en un sistema ecológico que es abierto 
pero finito; por lo tanto, está sujeto a las leyes de la naturaleza, ello significa que todo proceso productivo 
transforma recursos de baja entropía en desechos de alta entropía, que tanto el reciclaje de materia 
como el movimiento perpetuo son imposibles”, en Ibid, p. 186. 
 29
Por lo anterior, también resulta cuestionable “la eficacia de las políticas ambientales para 
incorporar los valores de la naturaleza, ya sea mediante instrumentos económicos (subsidios, 
impuestos e incentivos; cuentas verdes e indicadores de sustentabilidad) o de normas 
ecológicas que establezcan las condiciones externas que deba asumir la economía de 
mercado”.17 Los intentos de la economía neoclásica por internalizar las externalidades 
ambientales no prosperan en disminuir la problemática, ya que –en la práctica– continúan los 
mismos criterios de la racionalidad económica. 
En el mismo caso están los principios de la economía ecológica. Es decir, para avanzar en 
estrategias productivasambientales es necesario que se integren los procesos ecológicos, 
poblacionales y distributivos con los de producción y consumo. A este respecto, Raúl Brañes 
refiere que las “externalidades” designan “los impactos ambientales cuyos valores no se 
expresan en precios del mercado y que, por consiguiente, son costos al internalizarse”,18 pero 
su sola mención no implica comprender la crisis ambiental ni tampoco sus alternativas de 
solución. 
La economía ambiental (la economía neoclásica de los recursos naturales y la 
contaminación) supone que el sistema económico puede internalizar los costos ecológicos y las 
preferencias de las generaciones futuras, asignando derechos de propiedad y precios de 
mercado a los recursos naturales y servicios ambientales, con el objeto de incorporarlos al 
mercado y así –supuestamente– regular el equilibrio ecológico y la equidad social. Sin 
embargo, uno de los principales problemas es traducir los costos de conservación y 
restauración en una medida homogénea de valor.19 
En el actual contexto mundial, algunos agentes gubernamentales y empresariales prefieren 
que la iniciativa privada administre, conserve y se apropie de los recursos naturales (por 
ejemplo, con el denominado “colonialismo verde”20). Lo anterior se basa en la argumentación 
de La tragedia de los comunes, expresión que acuñó Garrett Hardin al considerar que la 
degradación del ambiente se presenta cuando muchos individuos utilizan al mismo tiempo un 
recurso escaso y de uso común, lo cual ejemplifica con un pastizal en el que cada pastor –
considerado racional– recibe un beneficio directo por sus animales, pero, a la larga, deberá 
enfrentar costos posteriores por sobreexplotar el pastizal. La tragedia aparece cuando los 
 
17 Íbid, p. 184. 
18 R. Brañes, Op. Cit., p. 36. 
19 E. Leff y José Ma. Montes, Op. Cit., p. 182. 
20 Adquisiciones privadas de grandes extensiones boscosas, en Carlos Mígueles, Colonialismo verde, 
Centro de Colaboraciones Solidarias, en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=50630, consultado el 8 
de noviembre de 2007. 
 30
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=50630
pastores siguen su propio interés y no se ponen límites en el uso de los recursos que sí son 
limitados, porque “creen en la libertad de los bienes comunes”.21 
Por su parte, Elinor Ostrom refiere que Hardin no es el primero en opinar al respecto, pues 
Aristóteles ya pensaba que “lo que es común para la mayoría es, de hecho, objeto del menor 
cuidado. Todo mundo piensa principalmente en sí mismo, raras veces en el interés común”.22 
Los seguidores del modelo neoliberal exhortan al Estado a controlar la mayoría de los 
recursos naturales, para evitar su destrucción; mientras otros sugieren que el problema se 
resolvería privatizándolos; e incluso se habla de gobiernos de hierro, militares, o regulaciones 
externas de entidades públicas u organismos internacionales. Sin embargo, cuestiona Elinor 
Ostrom: 
[…] lo que se observa en el mundo es que ni el Estado ni el mercado han logrado con éxito 
que los individuos mantengan un uso productivo, de largo plazo, de los sistemas de recursos 
naturales. [En tal sentido rescata otras posibilidades] Distintas comunidades de individuos 
han confiado en instituciones que no se parecen ni al Estado ni al mercado para regular 
algunos sistemas de recursos con grados razonables de éxito durante largos periodos”.23
 
Fundamentalmente, Ostrom habla de la posibilidades de las ‘instituciones’, a las que ubica 
como conjuntos de reglas de trabajo usadas para definir quién tiene derecho a tomar 
decisiones en determinada área, sobre las acciones prohibidas o permitidas, los 
procedimientos o la información que puede proporcionarse o no; así como sobre las 
retribuciones que han de asignarse a los individuos por sus acciones (por ejemplo, en cuanto al 
cuidado y vigilancia ambiental de bosques comunitarios). Estas son instituciones de las 
comunidades que pueden tener solidez para la gestión colectiva en el uso de los recursos 
comunes. 
Por otra parte –continuando con Campos y Leff–, la economía ecológica refiere la 
inconmensurabilidad de los procesos energéticos, ecológicos y distributivos con la contabilidad 
económica; es decir, la imposibilidad de reducir los valores de la naturaleza, la cultura y la 
calidad de vida a la condición de simples mercancías. Además, están los límites que imponen 
las leyes de la entropía al crecimiento económico. La valorización de los recursos naturales 
está sujeta a tiempos ecológicos para su reproducción y no tiene que ver con los tiempos de los 
ciclos económicos, los procesos sociales y culturales. Por ello se busca desarrollar un nuevo 
paradigma que integre los procesos económicos, ecológicos, energéticos y poblacionales. 
 
21 Garret Hardin (1968), en Elionor Ostrom, El Gobierno de los bienes comunes. La evolución de las 
instituciones de acción colectiva, CRIM-UNAM y Fondo de Cultura Económica, México, 2000, pp. 26-27. 
22 Aristóteles, en Ibid, p. 27. 
23 Íbid, p. 26. 
 31
Antes de la acumulación capitalista, se mediatizaban los conflictos entre los capitalistas y el 
proletario por la idea de “progreso” y “mayor bienestar”, distribuidos siempre en forma desigual, 
por medio de los cuales –supuestamente con mayor desarrollo de las fuerzas sociales de 
producción y explotación de la naturaleza– se podrían resolver las desigualdades 
socioeconómicas. Aunque este supuesto se encuentra no sólo en las teorías económicas sino 
también en la ideología marxista, tales planteamientos se derrumban frente a la crisis 
ambiental, la cual manifiesta los límites del crecimiento económico, el cual no resolvió las 
diferencias socioeconómicas, tanto entre las naciones como al interior de las mismas. 
Frente a la escasez de recursos naturales, también se han operado políticas de control 
demográfico, pero tal escasez resulta –más que de una limitación ecológica de los recursos 
actuales– de los ritmos de producción, de las formas de consumo, de los patrones tecnológicos 
para maximizar los excedentes económicos y las tasas de ganancia. El peligro sobreviene 
cuando tales acciones de control natal se utilizan sobre todo con las mayorías pobres, 
marginadas y explotadas, muchas de las cuales se ubican en comunidades con biodiversidad, 
y por ello se les responsabiliza de la extracción de recursos, sin pensar en que éstos son los 
que les sirven para satisfacer sus necesidades vitales. 
Se cuestiona la racionalidad económica porque se basa en la explotación de la naturaleza y 
del trabajador, por la concentración del poder que divide a la sociedad en clases, aliena al 
individuo y supedita los valores culturales al interés económico e instrumental. En tal sentido, 
desde la perspectiva de la racionalidad ambiental, se plantea la construcción de alternativas de 
desarrollo: igualitarias y sostenibles a largo plazo, acordes con la dinámica de los procesos 
naturales, así como con las prácticas productivas desde las diversas culturas. 
 
1.2. El progreso tecnológico como una solución a la crisis ambiental 
En diversos momentos de la historia se ha cuestionado a la ciencia, la técnica y el poder 
político y económico, incluso antes de la generalización y el reconocimiento de la problemática 
ambiental. En la actualidad, con tal crisis, el cuestionamiento del desarrollo tecnológico se debe 
a: la degradación de la calidad ambiental y la calidad de vida; la destrucción del potencial 
ecológico y el aprovechamiento irracional de los recursos; la inadecuación de tecnologías y 
modelos productivos en ecosistemas24 no correspondientes, en los cuales surgieron tales 
 
24 Ecosistema: “Es el conjunto de comunidades […] faunísticas y florísticas afines entre sí, o 
correlacionadas por sus características estructurales y funcionales

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