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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE ECONOMIA DEL POPULlSMO AL NEOLlBERALlSMO: LA EXPERIENCIA MEXICANA TE 515 QUE PARA OBTENER EL TITULO DE: LICENCIADO EN ECONOMíA PRESENTA: ERICK GONZÁLEZ PAZ ASESOR: MTRO. LEONARDO LOMELI VANEGAS CIUDAD UNIVERSITARIA 2006 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A mi abuelo Guadalupe Paz Chávez (q.d.p) y mi abuelita Jovita Ruiz Munguía quienes siempre estuvieron presentes para ayudarme en todo momento………………………… A mi madre Yolanda Paz Ruiz y mi hermano Oscar Javier Vera Paz quienes con su valioso entusiasmo han sabido alentarme como nadie……………………………… A toda mi familia con mucho cariño y al Maestro y amigo Leonardo Lomelí Vanegas de quien solo he recibido apoyo incondicional…………………………………………... INDICE Página INTRODUCCIÒN…………………………………………………………………………………………4 CAPITULO I LA POLÍTICA ECONÓMICA Y SUS REFERENTES IDEOLGICOS 1.1 El populismo según Ianni (Una visión latinoamericana)………………………………………. 7 1.2 El populismo según Dornbusch (Una visión neoliberal)......……………………………………43 CAPITULO II LA IMPORTANCIA DE LA VISIÓN Y EL ANÁLISIS EN LA ECONOMÍA 2.1 La crisis de visión en el pensamiento económico moderno……………………………………66 2.2 Corrientes peligrosas: el estado de la ciencia económica……………………………………113 CAPÍTULO III LAS PRINCIPALES CORRIENTES DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO Y SU IMPACTO EN EL POPULISMO 3.1 La investigación macroeconómica reciente……………………………………………………173 3.2 La teoría y la política macroeconómica en Latinoamérica…………………………………...192 3.3 La filosofía política del liberalismo……………………………………………………………...225 3.4 La economía de la oferta…………………………………………………………………………243 CAPÍTULO IV LAS POLÍTICAS ECONÓMICAS POPULISTAS 4.1 El gobierno del presidente Luis Echeverría Álvarez…………………………………………..252 4.2 El gobierno del presidente José López Portillo………………………………………………...335 CAPITULO V 5.1 Conclusiones………………………………………………………………………………………376 CAPITULO VI 6.1 Bibliografía…………………………………………………………………………………404 JUSTIFICACIÓN El populismo ha sido una las experiencias más polémicas, criticadas y desprestigiadas no sólo en México sino en gran parte de Latinoamérica. México vivió dos episodios “populistas”: el de los años treinta y el populismo de los setenta, ambos, por su puesto, severamente golpeados y denigrados. No obstante, si bien es difícil negar que las dos experiencias fracasaron, considero que existen importantes aspectos que no se deben olvidar. Es decir, no porque el populismo haya fracasado quiere decir que todo su contenido sea erróneo o dañino como mucha gente piensa. Un primer problema al que nos enfrentamos a la hora de hablar de populismo es en sí el término mismo: existen dos tipos de populismos: el “social” de los años treinta y el “económico” de los setenta. En efecto, considero que existen profundas diferencias entre ambos periodos populistas a tal grado que los contrastes parecen ser más intensos que las igualdades. Por lo demás, el populismo ha sido unificado y siempre utilizado como algo maléfico. En esta tesis se demostrará, sin embargo, que la escisión que existe entre ambos periodos populistas dista mucho de ser por su carácter perjudicial ya que las dos eras, en general, tenían un rasgo en común: la activa intervención del Estado en la economía o “visión”. Es de reconocer que durante el populismo esa visión sufrió adecuaciones en función de los intereses principalmente de los políticos pero lo que es un hecho es que existió. En efecto, no porque la visión fue utilizada deficientemente por los gobiernos populistas quiere decir que ésta deba ser olvidada. De esta forma se deberán analizar esos errores cometidos pero no vistos desde el ángulo del desprestigio sino desde un perspectiva reflexiva porque la visión es precisamente lo que necesita el pensamiento económico moderno y otros modelos como el neoliberal, por ejemplo, para superar la fase depresiva en la que se encuentran Lo anterior quiere decir, por lo tanto, que el populismo, tanto económico como social, tiene una estructura ideológica o de visión que se puede rescatar. En esta investigación el populismo será analizado destacando la visión pero también su analítica para observar las fisuras que fomentaron su colapso. No obstante, el punto medular a estudiar no será el teórico, sino en el político, donde se toman las decisiones y donde considero ocurrieron los mayores desaciertos. La política, al igual que la cualquier disciplina social, empero, es muy delicada y no se puede responsabilizar a nadie solo porque sí. De esta forma, deberemos recordar los momentos históricos en que surgieron, se desarrollaron y concluyeron estos episodios populistas, periodos decisivos con importantes retos para la nación, escenarios muchas veces desconocidos en lo que se tomaron medidas, desafiantes, tajantes o desesperadas. El objetivo, en realidad, es reflexionar en torno al populismo y no verlo como una propuesta dañina porque no lo es. Así el populismo podrá aportar a otras propuestas de política económica y complementarse para lograr una estructura económica política y social diferente, quizás más ecléctica y menos radical como el neoliberalismo actual. OBJETIVO GENERAL Conocer los orígenes, desarrollo, aciertos y deficiencias de las políticas populistas en México. OBJETIVOS PARTICULARES Conocer la estructura económica, política, social e ideológica del populismo Evaluar el populismo en los aspectos antes mencionados. Señalar sus logros, avances, retrocesos y fracasos Reflexionar frente los errores y aciertos cometidos Estudiar las principales corrientes del pensamiento económico HIPÓTESIS El populismo ha sido criticado y desprestigiado a tal grado que se ha olvidado los aportes ideológicos, visionarios, económicos, políticos y sociales queriéndolo empaquetar como algo maléfico en beneficio de una propuesta: el neoliberalismo INTRODUCCIÓN El populismo en nuestros días se ha convertido en un tema recurrente y rápidamente condenado sin saber realmente qué significa y eso es peligroso para nuestra disciplina y otras ciencias sociales. La equivocación y la confusión con la que se ha manejado el término desde hace ya mucho tiempo es el tema de esta tesis. El problema medular es que existen dos conceptos de populismo: el social y el económico, que se confunden y mezclan en función de intereses políticos, sociales, económicos y hasta académicos El populismo, desde mi punto de vista sociológico, fue un fenómeno principalmente social que brilló desde principios del siglo pasado hasta los años cincuenta no solo enMéxico sino en gran parte de Latinoamérica y se caracterizó por la traición que sufrieron las masas porque sus aliados- la clase dominante- no quiso o no pudo romper con las estructuras del sistema capitalista hegemónico. En efecto se trata de todo un periodo en el que el populismo tiene cimientos y paredes de carácter social y político Este populismo social tiene muy poco que ver con lo acontecido con el otro populismo que se dio en los años setenta y principios de los ochenta durante los gobiernos de los presidentes Echeverría y López Portillo y que yo llamo la visión neoliberal del populismo. En efecto, este concepto neoliberal del populismo tiene una función muy clara: desprestigiar todo lo que haya ocurrido de 1970 a 1982 excusándose en que los problemas inflacionarios fueron los que produjeron todos los infiernos de la época fomentados por las equivocaciones de los presidentes y principalmente por la intervención del Estado en la Economía. Sí, el término populista de la noche a la mañana adquiere rasgos más bien económicos y se convierte en el populismo económico que define Dornbusch. Esta visión neoliberal del populismo, sin embargo, ha funcionado en defensa del modelo neoliberal que difunde las doctrinas de la teoría neoclásica. En efecto el contenido económico, político, social e ideológico del populismo neoliberal se ha satanizado para que se crea que no existe mejor camino que la eliminación del Estado en la Economía por que de lo contrario éste solo generará problemas como lo ocurrido de 1978 a 1982. Y así con esta concepción simplista pero letal cada vez que se hable de populismo no se estará hablando de traiciones sociales o políticas sino fracasos económicos, dirigidos a eliminar la intervención del Estado en la Economía Finalmente, si bien se acepta que el populismo tanto económico como social fracasó porque se cometieron errores importantes también es verdad que no se puede empaquetar todo el concepto de populismo como algo maléfico. Considero que existen algunos elementos rescatables que pueden aportar a construir una política económica y social que ayude a disminuir los problemas del mundo actual En el primer capítulo se abordarán los dos tipos de populismo que México ha vivido: el de los treinta y el de los setenta. No obstante estos dos periodos populistas serán divididos para observar las características propias de cada uno de ellos. Octavio Ianni nos hablará primero del “populismo social” de los 30´s. Aquí se verá el nacimiento, desarrollo y colapso del populismo social que, como se demostrará, muy poco tiene que ver con el otro populismo, el de los años setenta. Precisamente este populismo económico que emergió en 1970 será expuesto por Dornbusch y Edwards y por un conjunto de lecturas puestas solamente para demostrar que es muy difícil empaquetar los dos populismos. La clave de la unión de ambas eras populistas, como se demostrará en esta tesis, se encontrará en algo muy distante a lo maléfico y lo dañino con la que se ha querido ver el populismo: la activa intervención del Estado en la Economía, característica que ha sido denigrada y desprestigiada simplemente porque no fue aplicado correctamente por los gobiernos populistas. En efecto ese activismo estatal es lo que molesta a los creyentes de la economía de libre mercado. El segundo capítulo habla de la importancia de la intervención del Estado en la economía que los autores llaman “visión”. Robert Heilbroner y William Wilberg sostienen que en el pensamiento económico moderno existe, desde hace tiempo, una crisis de visión que debe ser modificada si se quiere reducir los problemas que aquejan a nuestras sociedades. La intervención del Estado en la economía en el terreno económico, político, social e ideológico será fundamental porque se demostrará que el populismo, tanto social como económico, contenía precisamente esa visión que tanto se necesita en la actualidad pero que se ha olvidado y hasta desprestigiado. El problema principal del populismo con la activa intervención del estado en la economía se encontrará en la forma en que los políticos aplicaron la teoría a la realidad. En efecto, las cuestiones analíticas siguen siendo necesarias, pero no suficientes para explicar las dificultades contemporáneas. Esto lo reafirmará Lester Thurow quien realizará un profundo estudio de los elementos analíticos que estructuran la política económica dominante: el neoliberalismo. En realidad el objetivo de revisar los cimientos teóricos analíticos del neoliberalismo es para mostrar que no existen escuelas ni corrientes económicas que tengan una verdad absoluta a la hora de construir una política económica abriendo la posibilidad de reconstruir o construir otra. El tercer capítulo profundiza sobre las escuelas del pensamiento económico y su impacto en la política económica de México y Latinoamérica. Aquí Mankiw demostrará que, a pesar de la crisis de visión, la academia continua aportando a la materia. Aunque difiero con Mankiw porque considero que algunos economistas han tenido mucha responsabilidad de que la disciplina esté estancada, coincido en que la economía se ha enfrentado a un gran problema: la forma en que los políticos interpretan la teoría económica y la trasforman en política económica. Krugman es un autor más que nos ayudará explicar lo anterior con el Reaganismo. Es de recordar que los defensores de la economía de la oferta construyeron toda una teoría y política económica en unas horas, sin fundamento de ningún tipo logrando dominar Estados Unidos, el país más poderoso del mundo. Si bien la interpretación que le dieron los políticos mexicanos a la teoría económica para construir una política económica, es decir, la populista, no fue la idónea, no se puede ni siquiera comparar con lo que ocurrió con Reagan. En efecto el populismo tiene cimientos teóricos e ideológicos tomados de diferentes corrientes del pensamiento económico como lo demostrarán Ros y Puyana Ferreira. La ultima parte de este capítulo es dedicada a dos grandes filósofos liberales: Hayek y Popper. La intención es revisar que, también desde una perspectiva filosófica, diferentes corrientes o políticas económicas puede ser viables para complementar las políticas liberales siempre y cuando se sepa proteger al capitalismo, es decir, se tenga la visión, y no dejarlo solo como en la actualidad. El capítulo cuarto estudia detalladamente las tan denigradas políticas económicas populistas. A partir del análisis de Carlos Tello de la política económica del gobierno del presidente Luis Echeverría Álvarez y un conjunto de lecturas presentes en el libro “El auge petrolero: de la euforia al desencanto” el gobierno del presidente José López Portillo. Por lo que toca al gobierno del presidente Echeverría se analizarán las condiciones económicas, políticas, sociales e ideológicas que existían en el momento de su mandato. Aquí se verán las adversidades a las que se enfrentó y las decisiones que tomó para solucionar los problemas. En realidad se mostrará que existen ciertas creencias que continúan desprestigiando a ese periodo a pesar de que carecen de fundamentos. El gobierno del presidente López Portillo también será analizado pero por diferentes autores. El objetivo primordial será identificar los errores de política económica de este periodo sin olvidar los acontecimientos externos principalmente. En otras palabras estamos hablando de la trascendencia de un boom petrolero que debió ser benéfico pero terminó siendo perjudicial para el país. Se trata también de analizar las opciones y sugerencias tanto de los empresarios como de los partidos de izquierda a la hora de tomar las decisiones, es decir, ver qué se recomendó en ese momento para mejorar las condiciones del país. Desafortunadamente se verá que prácticamente al gobierno lo dejaronsolo, con cálculos erróneos, no solo de éste sino de organismos internacionales en cuanto al precio del petróleo que terminaron por sacudir la economía mexicana. CAPÍTULO I LA POLÍTICA ECONÓMICA Y SUS REFERENTES IDEOLÓGICOS 1.1 El populismo según Ianni (Una visión latinoamericana) El problema principal que identifico en la actualidad a la hora de hablar de “populismo” es la confusión que se tiene del mismo. Este desorden se debe a que no solo los políticos sino las esferas académicas lo han utilizado a su antojo. El punto central en este capitulo será conocer que han existido dos periodos populistas: el de los años treinta y el de los setenta ambos muy distintos uno del otro. El populismo social es estudiado por Ianni. El otro periodo populista es expuesto por Dornbusch y otros autores más. En el primero son las cuestiones sociales lo que rige, en el segundo se estructura todo para desprestigiar intentos de cambio de política económica. Así ambos se confunden y esto solo crea más desorden. Una de las experiencias políticas más importantes en la historia de los países Latinoamericanos ha sido el populismo. Este fenómeno generalmente ha fracasado u ofrecido pobres resultados pero continua significando un referente decisivo en el acontecer político de gran parte de América Latina. 1. Ejemplos de la trascendencia populista es lo que ocurrió con el peronismo argentino que sigue siendo un aspecto fundamental en la vida política de aquel país. En México, nuevas investigaciones indican que gobiernos sucesores al cardenismo han resucitado al populismo de los años treinta. La experiencia ecuatoriana con Velasco Ibarra y su derrocamiento en 1972 no significa que el velasquismo se haya olvidado. También en Bolivia se han manifestado movimientos políticos decisivos posteriores a los años de la revolución de 1952 –1964. El mandato de Velasco Alvarado en el Perú parece adquirir características de un populismo militar. El caso boliviano es uno más en donde los movimientos del MNR, Paz Estenssoro y algunos sobrevivientes de la revolución de 1952 – 1964 tratan de sentir su presencia en la vida política de aquel país Brasil es un caso populista más que se intensifica por los partidos y líderes populistas quienes son beneficiados por las estructuras legales de aquella nación. En la isla cubana también existieron matices populistas dirigidas por Castro antes de emprender el gobierno socialista. Y así en distintos países de América Latina cuentan con una importante historia de experiencias populistas, que son indispensables para comprender el presente de cada nación. En este contexto, debido a que el populismo es uno de los fenómenos políticos más representativos en América Latina, ha exigido un profundo y dedicado estudio por politólogos, economistas, sociólogos e historiadores de las diferentes naciones. Ante tal situación existen 1 Ianni Octavio. La formación del Estado Populista en América Latina. Serie Popular Era. México 1975 Págs.177 diversas investigaciones que pueden llegar a ser diferentes o contradictorias entre sí. Empero, la mayoría de los análisis llegan a coincidir en aspectos fundamentales del populismo De esta forma, Ianni señala que existen análisis que enfocan el populismo desde diferentes vertientes: puede se visto como un fenómeno clásico que refleja la transición de una sociedad tradicional, arcaica o rural en una sociedad moderna, urbana o industrial, enfocándose en las contradicciones de clases, movimientos sociales, políticos o modernizadores. En otras investigaciones más el populismo se relaciona con las dicotomías elite masa, crisma – demagogia, democracia – autoritarismo, populismo fascismo. Los escenarios populistas también se definen como formas subdesarrolladas o degradadas de las actividades políticas. Así cuando al populismo se le relaciona con los modelos de la democracia representativa, algunos autores señalan que las clases populares o masas disponibles son engañadas por demagogias civiles o militares, lo que da origen a que movimientos partidos y gobiernos generen algún tipo de inestabilidad política como un golpe de Estado. Una mayor parte de las investigaciones acerca del populismo en América Latina tienen como base el supuesto de que los movimientos de masas, los partidos políticos y los gobernantes populistas son fenómenos políticos generados dentro de un proceso mas extenso modernizador o escenarios políticos generados ante la falta de capacidad de los países Latinoamericanos en busca de una democracia representativa en concordancia con el modelo europeo o norteamericano. Las investigaciones de diversos autores también relacionan a la sociedad moderna como una sociedad democrática capitalista. Sin embargo, más allá de estas posturas todas válidas, se debe destacar que la investigación del autor se centra en lo que éste considera de mayor trascendencia: se trata de examinar los aspectos del populismo que expresan dimensiones importantes de las estructuras de poder, de las relaciones de clases y de los encadenamientos entre relaciones económicas y relaciones políticas. Esto es realizado por Ianni para lograr así su objetivo principal: “contribuir a la explicación del populismo como un fenómeno que revela antagonismos de clases, en una situación en que, precisamente, las relaciones antagónicas parecen apagadas”2 De esta forma el autor trata de estudiar en qué medida el fracaso del experimento populista no es más que una manifestación real y clara del desarrollo de las clases que precisamente estructuraban la alianza populista o Estado populista. Dada esta situación, Ianni afirma que es necesario analizar diversos aspectos de gran importancia para comprender el populismo Latinoamericano: • Uno de éstos son los acontecimientos históricos que fomentaron el surgimiento y desarrollo de los movimientos populistas o de masas, partidos políticos y gobiernos populistas en los países Latinoamericanos. El populismo, por lo tanto, puede ser visto en un contexto del 2 Ibíd.10 proceso de desarrollo de las relaciones de producción capitalista en la región de América Latina. Así se tratará de explicar el origen y desarrollo de las relaciones populistas, sus manifestaciones más características y las transformaciones estructurales de dichas sociedades. En especial se intenta conocer el significado de la experiencia populista en la formación política del proletariado urbano. . • De muchas formas, el populismo Latinoamericano se centra en un momento donde la sociedad nacional y la economía dependiente entran en conflicto, por lo que el gobierno, máxima referencia populista, busca una nueva adecuación entre las tendencias de la clase social y la dependencia económica. En este sentido las masas populistas son manipuladas y se convierten en un elemento político decisivo que posibilita la reestructuración y la modificación de las atribuciones al Estado. De acuerdo a las relaciones sociales y económicas en los países Latinoamericanos, una vez que los escenarios populistas surgen, el estado se enfrenta ante una nueva situación que relaciona diferentes grupos y clase sociales tanto en el ámbito nacional como en las relaciones externas y aunado al derrumbe de las oligarquías liberales autoritarias surgidas en el siglo XIX y la crisis tanto del imperialismo europeo y norteamericano, surge el camino para la reorganización del estado como una sociedad nacional. • El populismo Latinoamericano también tiene la característica de enfatizarse en la ruptura existente entre los trabajadores y los medios de producción. En este periodo el mercado de la fuerza de trabajo se enfrenta a formas productivas capitalistas más avanzadas. La clasetrabajadora se aleja de los patrones sociales y culturales iniciadas y desarrolladas en las oligarquías. Los valores culturales religiosos políticos, económicos de las comunidades son desplazados y sustituidos gradualmente por un entorno urbano e industrial. El trabajador deja atrás los vínculos comunitarios y se somete a grupos donde las relaciones son más formalizadas y es donde por medio de contratos, el trabajador, los medios de producción y el producto de la fuerza de trabajo son ampliamente exigidos para satisfacer las demandas encomendadas. El populismo es entonces un proceso político y sociocultural que fomenta las relaciones de clases en Latinoamérica • Una aspecto más que se tiene que destacar es que la naturaleza de las relaciones de clase que conforman los movimientos de masas deben ser vistos desde dos perspectivas radicalmente distintas; 1) El enfoque populista integrada por los gobernantes, los políticos burgueses profesionales, burguesía nacional, burócratas políticos, falsos líderes obreros, demagogos. Esta es la perspectiva desde lo alto, de quienes utilizan las masas obreras y sectores más pobres de la sociedad y logran controlar sus movimientos reaccionarios brindándoles apoyo político con el objetivo de satisfacer sus intereses. Aquellos populistas que en ocasiones extremas desconocen a la clase trabajadora sin que logren avances políticos significativos. 2) La perspectiva populista desde las masas integrantes; los obreros, grupos pertenecientes a la clase media baja, estudiantes universitarios radicales, intelectuales y partidos políticos de izquierda. El populismo de las masas y el populismo de la burguesía parecen vivir en un entorno pacífico, no obstante el populismo de masas suele encaminarse a formas revolucionarias principalmente cuando emergen y se intensifican las dificultades políticas y económicas, por lo que los movimientos de masas se transforman en lucha de clases. Esta perspectiva de análisis se basa en el presupuesto de que el populismo corresponde a una modalidad particular de organización y de desarrollo de las relaciones y contradicciones de las clases sociales en América Latina. En este contexto, los escenarios que conforman algunas de las características esenciales relacionadas con el populismo y empleadas por Ianni en su investigación se muestran principalmente en el cardenismo mexicano, el peronismo argentino y el varguismo brasileño. Los rasgos populistas más representativos de acuerdo al autor son los siguientes: • En estos tres países existieron movimientos de masas y partidos políticos policlasistas que desembocaron finalmente en gobiernos populistas • Los gobiernos de los países en México, Argentina y Brasil emprendieron diferentes reformas políticas y económicas. Es decir, las situaciones vinculadas con los movimientos de capital nacional y extranjero así como relaciones de producción, además emergieron cambios en torno a la Estado y su relación con la sociedad • En estos tres gobiernos se llevaron a cabo políticas económicas con el objetivo de impulsar el desarrollo económico mediante la industrialización o la sustitución de importaciones. Las relaciones entre el Estado y economía fomentaron los sistemas económicos más diferenciados y dirigidos al mercado interno intensificando la importancia de los sectores secundarios y terciarios • La formación y funcionamiento de las estructuras de poder en el cardenismo peronismo y varguismo reflejan la principal problemática de la alianza y el antagonismo clasista • La sucesión de Cárdenas y el derrocamiento del poder de Perón y Vargas son escenarios que hacen patente el dinamismo de los gobiernos populistas en torno al desarrollo del capitalismo dependiente • Otros gobiernos partidos o movimientos de carácter populista se ejemplifican también con el velasquismo de José María Ibarra en Ecuador ya que también existieron luchas sociales y políticas intensas, así como los movimientos bolivianos, es decir, a los tres gobiernos del movimiento Nacional Revolucionario (MNR), Víctor Paz Estenssoro y Hernán Siles Zuazo El Estado Oligárquico Los fenómenos populistas emergen justamente cuando el estado Oligárquico entra en su colapso final por lo que es importante destacar la estructura del régimen oligárquico, sus características y funciones para comprender la situación en las que las masas sociales urbanas nacieron así como los impactos que provocaron la crisis del capitalismo mundial en aquellas épocas. Los orígenes del populismo se manifiestan después de movimientos reaccionarios de la clase media que simbolizan los inicios de los enfrentamientos de las clases sociales contra los regímenes oligárquicos tal es el caso del batallismo en Uruguay, el tenentismo en Brasil y el yrigoyenismo argentino a finales del siglo XIX y continuaron en las sociedades de mayor urbanización y desarrollo político económico. El estado oligárquico tenía a su cargo las principales actividades políticas y económicas internas de los países Latinoamericanos por lo que se le adjudicaba el dominio patrimonial de la nación. El estado oligárquico representó y dominó en conjunto a las oligarquías locales y regionales manifestadas en el caciquismo, caudillismo, coronelismo y el gamonalismo. La estructura oligárquica es representada por un gobernante, un presidente, dictador o emperador quien gobernaría en función de las condiciones y exigencias que se generaran principalmente en las actividades productivas dominantes. La política de gobierno oligárquico era autoritaria con tendencias inclinadas al dominio patrimonial. El régimen mandaba principalmente en las relaciones económicas predominantes a cada región Latinoamericana ya sea la explotación minera, petrolera, agrícola, etc. De esta forma, una vez que los países Latinoamericanos lograron su independencia de los países europeos, España y Portugal principalmente, aparecieron intensos conflictos civiles que finalmente terminarían por imponer un Estado nacional cuya nueva estructura de poder combinaría a un conjunto importante de oligarquías que conformaran el Estado oligárquico. No obstante , debido a que las sociedades Latinoamericanas del siglo XIX estaban organizadas de acuerdo al perfil de sociedad de castas, los bancos y blancos mestizos continuaban conformando el poder dominante, mientras que los esclavos, peones, mestizos, indios negros y mulatos y mulatos pobres acataban ordenes. “A despecho de sus relaciones fundamentales con los sistemas capitalistas dominantes, las sociedades Latinoamericanas no se organizan planamente en términos de relaciones de clases. A pesar de ser sociedades organizadas para producir mercancías para el mercado capitalista externo (petróleo, hierro, cobre, estaño, salitre, hule, carne, trigo, café, plátanos, azúcar, etc.) las relaciones de producción internas no se configuran como relaciones entre clases sociales claramente delineadas como tales. Es que la forma por la cual esas sociedades se vinculan externamente exige un alto índice de explotación de la mano de obra nacional, lo que implica mantener a los trabajadores en las condiciones peculiares de la sustitución de acumulación originaria. En este contexto, persisten formas que no son propiamente capitalistas de utilización de la fuerza de trabajo, esto es, formas combinadas de organización de las relaciones de producción. “3 Las formas de organización existentes eran combinadas porque existía la explotación de la fuerza de trabajo capitalista y a la par continuaban las formas de trabajo patrimonial de finales del siglo XX, es decir, formas de trabajo forzado, ocultas en la esclavización de indios, mestizos, negros y mulatos en minas, en las principales industrias y actividades económicas Latinoamericanas. Las cimas dominantesy la clase trabajadora se distinguían en términos económicos, políticos, sociales, culturales, religiosos, e inclusive físicos. De esta forma mientras unos dominaban el poder, otros eran desplazados. El poder político de la oligarquía hegemónica pertenecía a las burguesías ligadas principalmente a la agricultura, ganadería y minería y en segundo plano estaban las burguesías financieras e importadoras. Los intereses de este régimen también eran influenciados por los principales grupos que ostentaban el poder económico predominante en cada región llámese café, petróleo, cobre etc. En conjunto, estos sectores representaron los cimientos económicos que fundamentaron el poder político del gobierno oligárquico y de acuerdo a las épocas históricas de los diferentes países Latinoamericanos, estos sectores sirvieron como “enclaves” de países como Inglaterra del siglo XIX y Estados Unidos en el siglo XX. Esta situación fomentó la dependencia al imperialismo ya que una vez que el enclave se desarrollaba, la presencia imperialista se hacía más presente y fortificaba el régimen oligárquico. La dictadura en México bajo el porfiriato, el gobierno de Leguía en Perú y el de Gómez en Venezuela son ejemplos de que la existencia de un régimen oligárquico, aunado con la ayuda del clero, fuerzas armadas y la burocracia pública pudieron tener una vida duradera en el poder. Se debe destacar que el desarrollo del régimen oligárquico eliminaba el desarrollo partidista y sindicatos que representaban los intereses de grupos y clases sociales no protegidos por el gobierno por lo que la oligarquía reprimía dichas organizaciones de forma violenta y autoritaria 3 Ibíd.71 En este sentido, el poder político autoritario de la oligarquía Latinoamericana se fundamentó en la defensa de las tendencias divergentes en la sociedad de reciente urbanización quienes desafiaron la economía dependiente, estructurándose así oligarquías civiles y militares que intentaron legitimar su política de dominación fundamentada en la violencia con el objetivo principal de mantener las relaciones de dependencia y controlar a las sociedades urbanas crecientes. El imperialismo que la oligarquía hegemónica manifestó generó efectos directos como el desarrollo de los sectores enclave pero su vez emergieron movimientos de las clases sociales cada vez más difíciles de contener por lo que las técnicas de violencia se generalizaron. Los gobiernos de Porfirio Díaz en México y Juan Vicente Gómez en Venezuela representan la conjugación de la violencia política y el fomento de la actividad económica de acuerdo a las exigencias imperialistas: el crecimiento económico obtenido no se dirigía a las sociedades nacionales, las actividades económicas impulsadas por el imperialismo no generaban cambios políticos que mejoraran las condiciones de los sectores asalariados y además las relaciones estrechas de las oligarquías con el imperialismo fortalecían sus estructuras de poder Las oligarquías se encargaban de utilizar violentas estrategias de represión contra las clases sociales asalariadas que protestaban ante la explotación a la que eran sometidas en las ciudades, en el campo, en las minas etc. Las estructuras oligopólicas de poder por lo tanto unían las condiciones internas de experiencia colonial y esclavista junto con las relaciones de dependencia. Estas estructuras nacionales de poder como el caciquismo, el coronelismo ó el caudillismo son comprendidos en el contexto político y económico peculiar debido a que combinan la dependencia económica con formas independientes de organización social. Son liberales en su carácter de oligarquías civiles y militares porque surgen como estructuras de poder o liderazgo ante las tensiones sociales y mientras tanto son nacionales porque esa soberanía estaba representada por los dueños de las compañías petrolíferas, mineras o de transporte donde las mercancías producidas se destinaban a los mercados externos dominadas por empresas extranjeras. Así, el régimen hegemónico tenían estructuras económicas dependientes organizadas de acuerdo a los objetivos e intereses provenientes del exterior representados por las empresas extranjeras por lo que las oligarquías obtenían sus rentas y lucros del imperialismo. “En síntesis, en el régimen oligárquico el poder es ejercido sin el consentimiento libremente expresado por el pueblo. Esto es, el pueblo asiente, por medios “no legales” tales como la tradición, la violencia, la expectativa de favores o la reasignación al statu quo, visto como estado natural. Así el poder político y económico es ejercido por el mismo grupo y personas interpuestas en nombre o beneficio de una clase social bastante reducida y solidaria en el control del poder. Las clases y los grupos sociales que se hallan fuera del poder son despreciados e incluso tratados como inferiores” 4 La oligarquía Latinoamericana mezclaba conceptos de inspiración liberal, como la división de los tres poderes, elecciones etc., con las prácticas y valores de tipo patrimonial polarizados en torno al cacique, patrón, gamonal, coronel, caudillo. El sistema casiquista es el que rige el poder: el gran cacique nacional es quién se encuentra en lo más alto de la pirámide llámese Díaz, Gómez u otro. La estructura de poder estaba integrada por los funcionarios (la burocracia pública federal estatal o municipal) los cuales se recluían entre los miembros del partido del gobierno, es decir, ascendían solo aquellos que eran solidarios política o económicamente con los gobernantes. En los niveles inferiores del aparato estatal, ya sea por infiltración o arribismo, se encontraban comúnmente los mestizos y mulatos más que los indios y negros. El régimen oligárquico asumía decisiones políticas y económicas pero sólo en conformidad con las relaciones con el imperialismo. Lo que ocurría es que el imperialismo es precisamente un elemento fundamental de las estructuras oligárquicas. De hecho la oligarquía era solo un eslabón más de la siguiente cadena: sociedad nacional – economía dependiente – oligarquía – imperialismo. El Estado oligárquico, por lo tanto, no fue más que una forma particular de Estado capitalista donde se combinan elementos patrimoniales con las exigencias racionales del capitalismo. Un aspecto que se debe subrayar es que dada la combinación de intereses y fuerzas que integraban el régimen, no existían reglas de resolución de controversias políticas. En otras palabras las tensiones surgidas entre las relaciones de los grupos que conformaban la oligarquía con las clases que no estaban en el poder simplemente no tenían lugar porque cualquier oposición al régimen oligárquico era considerado como enemigo. Inclusive, la oligarquía no formalizó tampoco las reglas de sucesión de los gobiernos. El cambio de gobernantes se llevaba a cabo por medio de revoluciones palaciegas, golpes de Estado, cuartelazos, fugas, asesinatos etc. A pesar de que existieron diferentes concepciones del liberalismo por parte de los dirigentes de la clase gobernante, como el expresado por Juárez y Sarmiento en contraste con la postura de Díaz y Washington Luiz, en la mayoría de los casos el liberalismo de los gobernante no correspondió más que a los compromisos inevitables entre las polarizaciones presentes en la región Latinoamericana: la sociedad nacional y la economía dependiente. De hecho, esta es la causa por la cual el autoritarismo se impuso siempre en América Latina. 4 Ibíd.78 “No hay duda de que el liberalismo generalizado en los países Latinoamericanos- en la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas de éste -, corresponde a un “compromiso” entre las capas dominantes nacionales yla cultura de los países hegemónicos. Bajo varios aspectos, la difusión de la doctrina liberal, en cuanto a la comprensión del poder político y las relaciones económicas, están directamente relacionadas con la participación de Inglaterra en las luchas de independencia de los países de América Latina y en la consolidación de sus Estados nacionales. Las influencias políticas, económicas y culturales de aquella nación sobre las capas dominantes de los países Latinoamericanos se cristalizaron en el liberalismo político y económico, principalmente para su uso externo. Pero ese es probablemente el aspecto más externo o visible del liberalismo. En la práctica expresa también una situación interna real. Expresa las exigencias concretas de las clases sociales en formación en cuanto a la transformación de las relaciones políticas, económicas, sociales y culturales”5. Los principios liberales influyeron para la creación de partidos políticos, asambleas, congresos, compromisos electorales, prensa más o menos libre, escuelas de enseñanza superior. De hecho, el pensamiento liberal actuó también en el desarrollo de la lucha por la emancipación de los esclavos negros, indios, mestizos y mulatos, en la separación entre la iglesia y el Estado, en la democratización de la enseñanza etc. Las luchas de Juárez, Sarmiento y Joaquim Nabuco en el siglo XIX representan precisamente esa ideología liberal. Su objetivo era cambiar la anarquía por el orden, sustituir la barbarie por la civilización: remplazar la oligarquía por el Estado liberal. Estos movimientos, aunque no lograron muchos éxitos porque sólo llegaron a las esferas secundarias del poder, sí representaron influencias decisivas en las propias capas dominantes y en especial en las clases medias en expansión (bachilleres, políticos, profesionales liberales, burócratas civiles y militares, profesores periodistas etc.). Su objetivo era claro: tenían un compromiso con la idea del progreso económico, reforma institucional, democratización, libertad, civilismo Ejemplos de estos movimientos de la clase media son el yrigoyenismo y el tenentismo. No obstante, mientras las clases medias avanzaban, las clases obreras de recién nacimiento continuaban desplazadas y en condiciones peores se encontraban los trabajadores rurales. Aquí se debe subrayar que es un hacho que la oligarquía se colapsaría por la formación de clases sociales surgida de la intensa urbanización y la incipiente urbanización. Pero no serían las clases medias las que dieran el certero golpe final al régimen oligárquico. El turno sería para las fuerzas políticas emergentes, en especial para la nueva burguesía industrial, el proletariado, los grupos militares, los sectores de intelectuales y a partes de la juventud universitaria. 5 Ibíd.81 Rupturas estructurales Los países Latinoamericanos luchaban por dos objetivos decisivos: separar sus relaciones económicas y crear nuevas estructuras de poder. La política de desarrollo económico surgiría de la nacionalización de los sectores productivos más importantes así como la creación de nuevas instituciones con el objetivo primordial de edificar una sociedad nacional que eliminara la dependencia económica. Las estrategias de las fuerzas políticas y sociales de las algunas sociedades nacientes se enfocaban en fomentar el debilitamiento estructural tanto interno como externo para así modificar las relaciones políticas y económicas. De hecho, desde la primera guerra mundial, las estrategias políticas de desarrollo económico nacional con moldes capitalistas han sido los que más se han experimentado en la región. Tal es el caso de Argentina, Brasil, México y Bolivia bajo los gobierno de Perón, Vargas, Cárdenas y Paz Estenssoro junto con Siles Zuazo respectivamente. Pero el experimento y desarrollo fallido del capitalismo nacionalista emprendido por los anteriores regímenes ocurre en momentos decisivos históricos para Latinoamérica porque es precisamente el momento en que el capitalismo mundial sufre su más profunda crisis. Es decir, esas crisis señalan la declinación de las oligarquías y la aparición de movimientos políticos innovadores encaminados a reorientar el excedente económico, modificar las estructuras políticas y fomentar la participación de clases sociales de la sociedad urbana. De esta forma los nuevos acontecimientos políticos económicos y culturales se vincularon definitivamente con la crisis del capitalismo mundial y las luchas internas Latinoamericanas. Los acontecimientos internacionales de la época fueron esencialmente las dos guerras mundiales y el crack de la bolsa de Nueva York que desencadenó importantes depresiones económicas, hechos históricos que frenaron los intereses y pretensiones de los países europeos como Inglaterra, Alemania, Francia en Latinoamérica. De hecho, los gobernantes de las oligarquías hegemónicas se debilitaron considerablemente para inicios de los años treinta cuando estaba ya en franca decadencia la estructura del régimen y las relaciones de dependencia. Uno de los ejemplos más notables es México ya que durante la caída del porfiriato, el gobierno se desgastó por la crisis del sistema económico mundial aunado a las pugnas políticas y sociales en el interior del país. EL gobierno de Díaz se derrumbó por los acontecimientos del sistema económico mundial aunado a las tensiones sociales y políticas internas. En 1907 y 1908, la contracción de la demanda externa y la caída de los precios internacionales de las mercancías de exportación, afectaron la balanza de pagos y provocaron graves problemas económicos. La crisis política se derivó de la crisis económica ante el malestar social principalmente de las masas, ya que se les bajó el ingreso real y experimentaron la violencia dictatorial al ser reprimidas las primeras huelgas y los primeros movimientos sociales de inconformidad. Incluso estos acontecimientos similares ocurrieron también en Argentina, Chile, Perú y Brasil aunque en menor intensidad. La gran depresión económica de los treinta continuó afectando al sector exportador de los países Latinoamericanos provocando el debilitamiento y caída final de las oligarquías hegemónicas. Los efectos de la primera guerra mundial afectaron las relaciones internacionales en crisis y los conflictos internos de la región favoreciendo la influencia y expansión estadounidense. La crisis internacional benefició los negocios de Estados Unidos en Latinoamérica debido al debilitamiento de las potencias europeas creciendo así la importancia de las relaciones y estructuras imperialistas estadounidenses Las economías dependientes sufrieron por lo tanto fuertes impactos continuos del exterior provocados por las crisis capitalistas de las naciones dominantes o relacionadas con el comercio internacional que afectaban la productividad y las relaciones económicas en el interior de los países Latinoamericanos. Las rupturas externas intensificaron también el crecimiento del sector secundario. Pero los acontecimientos mundiales, como la primera guerra mundial, la depresión de los años treinta y la segunda guerra mundial, de hecho terminarían por provocar también rupturas estructurales internas Las formas políticas que estaban bajo control o en segundo plano durante la oligarquía se liberarían. México, Brasil, Argentina y Chile fueron países en donde existieron desarrollos políticos, sociales, económicos y culturales a raíz de tales rupturas. Lo que ocurrió en realidad fue que se expandieron los núcleos urbanos y se crearon pequeñas fábricas de productos alimenticios, ropa, calzado, sombreros, bebidas etc. En otras palabras la demanda real se dirigió hacia los productos locales y esto estimuló tanto a las empresas preexistentes como a la instalación de nuevas fábricas.Así, de poco en poco los ahorros obtenidos en el sector comercial y también en la economía primaria exportadora como la extractiva, agrícola pecuaria y minera, propiciaron inversiones en el naciente sector fabril y artesanal. Con las rupturas estructurales se dieron también importantes reorientaciones de los flujos de capital así como de las decisiones y actividades económicas favoreciendo la dinamización y creación de sectores económicos. El crecimiento industrial y brotes de actividades manufactureras fueron consecuencias de las condiciones en las que se encontraban los países Latinoamericanos En resumen, “para los países de América Latina las crisis mundiales significaron a) regresión económica, b) estancamiento económico; c) industrialización; d) expansión del sector terciario; e) establecimiento o fortalecimiento de la primacía de las empresas norteamericanas en las relaciones económicas externas de cada país f) expansión de la hegemonía de los estados Unidos sobre la economía de América Latina como un todo.”6 6 Ibíd.91 Además de los factores económicos decisivos existieron también cambios en las relaciones políticas de diversos grupos y clases sociales; luchas por el poder estatal, huelgas, movimientos de la clase media y de grupos empresariales de orientación en el mercado interno que presionaban régimen La crisis de las estructuras de dependencia por lo tanto estaban fuertemente relacionadas con el colapso del régimen oligárquico. Las estructuras de dependencia oligárquica cedieron ante factores internos y externos. Los primeros se relaciona con el proceso de industrialización que se debió imponer a las masas sociales de recién urbanización y políticamente más influyentes; mientras que los segundos se definen a la hora de estudiar los efectos negativos de la depresión o recesión que experimentaron los países industriales hegemónicos. En este contexto, la estructura de poder se convertía en una de las principales necesidades y urgencias, no solo por el inminente colapso del régimen oligárquico sino también por los movimientos de las clases sociales nacientes que intensificaban su participación en decisiones políticas y económicas como resultado de los procesos de urbanización, industrialización y expansión de la economía terciaria. En otras palabras estaba en curso una diferenciación interna y amplia del sistema socioeconómico. Este fue el hecho que precisamente no pudo soportar la oligarquía: se hizo más agudo el antagonismo entre la sociedad industrial y la economía dependiente. Las clases sociales urbanas El populismo inicia una vez que la oligarquía se colapsa, ambos fenómenos vinculados con la crisis de las relaciones de dependencia y los cambios sociales en los países Latinoamericanos. Las oligarquías se intentaban mantener a través de estructuras que finalmente serían destruidas por las nuevas fuerzas políticas y sociales generadas por la urbanización, la industrialización y el crecimiento del sector terciario proponiendo nuevas formas de organización en el poder El derrumbe del poder oligárquico se intensificó por la importancia naciente de la ciudad sobre el campo. Esto sin olvidar los centros urbanos en el régimen oligárquico ya que la ciudad era en ese entonces, una de las regiones más significativas en donde se desarrollaban las principales actividades políticas, administrativas, financieras, represivas y culturales del régimen. La ciudad estaba determinada de acuerdo a las necesidades de la economía primaria exportadora ya que se convertía en el centro del sistema nacional de transportes que trasladaba sus principales productos. El centro del desarrollo hacia fuera o de la economía primaria exportadora iniciaba en las ciudades que trazaban ejes decisivos como el de México – Veracruz, Santiago- Valparaíso, Lima – Callao, San Paulo- Rió de Janeiro o Santos Sin embargo, el poder hegemónico de la ciudad sobre el campo intensificó la crisis final del la oligarquía y el nacimiento del populismo debido que la ciudad sufrieron transformaciones económicas políticas y sociales que rechazaron el poder dominante del régimen oligárquico, desconociendo sus exigencias de dependencia económica y las de la sociedad nacional. La estructura oligárquica de la ciudad modificó sus estructuras sociales y perspectivas políticas ante la naciente urbanización. Las condiciones urbanas no eran las mismas en las que la oligarquía se estructuraba su desarrollo hacia fuera fomentando el crecimiento y diferenciando así mismo a la propia la sociedad urbana. En esta nueva sociedad urbana se rechazó la oligarquía hegemónica y a la par se iniciaron también las bases sociales de la estructura de poder nacientes. La burguesía industrial tenía el objetivo de proteger el mercado interno por medio de la industrialización sustitutiva de importaciones. Los militares deseaban la nacionalización de los recursos naturales y la creación de empresas estatales en sectores estratégicos de la economía. Los intelectuales y estudiantes se enfocaban en los modelos de desarrollo económico en torno al nacionalismo o en contra del imperialismo. La clase media se esmeraba por implantar la democracia representativa, el consumo y el desarrollo económico. Los obreros se interesaban en conseguir empleos que les permitiera salir de la pobreza, este conjunto de clases asalariadas en especial es de origen rural o proveniente de pequeñas ciudades y forman los barrios más pobres de México, Buenos Aires, Río de Janeiro, Lima, La Paz, viviendo diversas modalidades de organización social del proletariado como favelas, barriadas, callampas, villas miseria. La urbanización de diferentes países Latinoamericanos se intensificó debido a que en muchos casos la migración superó al crecimiento natural como en Venezuela, Colombia, República Dominicana, Nicaragua, Paraguay, El Salvador o en otros como en Brasil, Chile y México donde el crecimiento natural fue más intenso. Así, en países como Argentina, Chile Venezuela, Colombia, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Perú, durante los años cuarenta y cincuenta, los índices de urbanización e industrialización registraban incrementos importantes. Sin embargo, a pesar de que la urbanización se relaciona con la industrialización en varios países Latinoamericanos ya que han existido brotes de industrialización derivadas por las decisiones nacionalistas de los nuevos gobiernos o por el capitalismo internacional principalmente estadounidense realizando inversiones industriales en países como México, Argentina y Brasil entre otros, no se puede olvidar que la urbanización desarrolló otros escenarios más intensos en la región. Estos cambios sociales se reflejan en el crecimiento del sector terciario aunado a los cambios en la administración pública, en los sistemas público y privado de enseñanza etc. Por lo tanto las estructuras de clases sociales de las nuevas ciudades deben estudiarse de acuerdo a todos los sectores económicos y los niveles de organización social. Lo que ocurre es que estos escenarios se relacionan unos con otros generando efectos multiplicadores. Este análisis también nos muestra el decrecimiento de las sociedades de producción agropecuaria ya que fueron las que resintieron el éxodo de trabajadores y capitales a los núcleos urbanos. En este sentido, la composición de la población económicamente activa de los diferentes sectores y subsectores de la economía Latinoamericana definen los principales cambios en la región. La población activa en el sector agrícola Latinoamericano cayó entre 1945 y 1960 del 55.9 al 47 por ciento, mientras que la población económicamente activa del sector no agrícola y servicios aumentó de 44.1 al 53por ciento en el mimo periodo. En ésta, la poblacióndel sector de los productos básicos y servicios aumentó del 21.9 al 25.7 por ciento, mientras que la del comercio, gobierno y otros servicios creció de 22.2 a 27.3 por ciento La estructura económica de los países Latinoamericanos de esta forma se estaba transformando, la importancia de los sectores y subsectores situados en las ciudades se intensificó en comparación con los agrícolas. La diferenciación interna del sistema económico se profundizó principalmente en las regiones urbanas provocando mayor intensificación de la división social del trabajo y el crecimiento y surgimiento de nuevos grupos sociales. Los trabajadores asalariados urbanos se incrementaron a la par de su diferenciación interna. Los sectores secundario y terciario relacionados con las bases económicas de la burguesía también experimentaron incrementos importantes ya que en este sentido, la productividad del obrero urbano fue más intensa que la del trabajador rural. En este contexto, debido a que las clases sociales que no estaban vinculadas a las actividades agrícolas, pecuaria y minera fueron las que se intensificaron, se puede decir que el proceso de urbanización fue el que generó la diferenciación estructural de clases en Latinoamérica. Así los trabajadores de la construcción, obreros industriales y empleados en transportes se volvieron importantes ante las relaciones de producción y políticas. De hecho este grupo clasista se distanciaba cada vez más de las estructuras de dominación dedicadas a la economía primaria exportadora. “En otras palabras, el mundo urbano se vuelve cada vez más “complejo” e “inestable”, desafiando tanto a la ciencia como al sentido estético de los sociólogos, economistas, urbanistas y politólogos, entre otros estudiosos de los problemas urbanos. La verdad es que esa “nueva” realidad urbana pone en evidencia las contradicciones económicas y socioculturales en que viven amplios sectores de trabajadores. 7 Lo que es un hecho es que a partir de este momento surgieron diversas polarizaciones políticas derivadas de las actividades de los grupos y clase sociales integrantes. Es de destacar que estas estrategias y tendencias políticas formaron parte de la crisis que acompañó el colapso o debilitamiento de las oligarquías y de sus estructuras inmediatas. Además que todas esas estrategias y tendencias no tenían otro objetivo que reformular o resolver las 7 Ibíd.104 contradicciones inherentes al funcionamiento de las sociedades nacionales con economías dependientes. Las principales polarizaciones políticas son las siguientes: 1. La oligarquía hegemónica trató de reestructurar las relaciones de dependencia que la economía primaria exportadora le había generado a través del apoyo imperialista reprimiendo a las fuerzas políticas emergentes en la lucha por mantener el poder. Un ejemplo de reacción política oligárquica se dio en la dictadura de Porfirio Díaz en México, quien se resistió al movimiento armado de Madero en 1910 – 1911 Otro caso es el de la Revolución Constitucionalista en el Brasil a cargo de grupos dominantes del Estado de Sao Paulo quienes reaccionaron ante la pérdida de instrumentos de manado por la lucha antioligárquica de 1930 2. La consolidación y expansión de los Estados Unidos en Latinoamericana fomentó la reestructuración de los convenios económicos, tratados principalmente bilaterales que tenían el objetivo de aislar a los países entre sí. Estas relaciones bilaterales crearon también que las capas dominantes de los países de la región obtuvieran ventajas y favores económicos, políticos y militares provenientes del país estadounidense. Así mismo, en los países Latinoamericanos se creaban desacuerdos importantes entre Argentina y Brasil o tal es el caso de Chile y Perú que facilitaron la influencia extranjera 3. Las nacientes burguesías industriales y la clase media, en particular la burocracia civil y militar, llegaron a tener intereses políticos y económicos muy similares, tendencia que creó movimientos políticos con el objetivo de emancipar y diversificar las economías dependientes principalmente. Estos grupos también tenían intereses de menor intensidad como reformar las instituciones políticas y económicas. Las luchas políticas llevaron el estandarte de la política de masas y el nacionalismo desarrollista. Este es el caso de los gobiernos de Lázaro Cárdenas en México de 1934 a 1940, Getulio Vargas en Brasil de 1930 – 1945 y de 1951 – 1954) y de Juan Domingo Perón en Argentina de 1946 a 1955. El carácter nacionalista se manifestó en cada uno de los escenarios anteriores combinados con la política de masas ya sea a través de una democracia o dictadura populista 4. Algunos sectores de la clase media, el proletariado y grupos de intelectuales organizaron movimientos en busca de reformar las instituciones políticas y las relaciones económicas internas como externas. Este grupo social tenía tendencias de políticas de masas y nacionalistas. El socialismo reformista también generó gran influencia ya que se empleó la política de alianzas con el objetivo de unir a los partidos comunistas, socialistas y algunos de la burguesía nacional. 5. Surgieron nuevas condiciones políticas en las relaciones de clases principalmente en las clases subyacentes a las políticas de masas, las cuales se transformaron en antagonismos y luchas abiertas La victoria de la revolución socialista en Cuba desde el año 1959, el triunfo de Salvador Allende en Chile como candidato del partido Unidad Popular en 1970 así como algunos movimientos guerrilleros en la región Latinoamericana ante la caída del populismo son ejemplos de esta situación. Alianzas y contradicciones de clase El colapso final de las oligarquías hegemónicas en gran parte de los países Latinoamericanos surgió cuando los movimientos de masas populistas compuestos por la burguesía industrial y las clases asalariadas se convirtieron en una fuerza política muy importante adquiriendo dimensiones decisivas que la estructura oligárquica no resistió Los movimientos populistas suceden a movimientos civiles y liberales dirigidos por la clase media como el yrigoyenismo en Argentina y el tenentismo en Brasil, reacciones de fuerzas políticas que no llegaron a nunca sumir el poder y se fueron diluyendo en otras tendencias de izquierda o derecha o incluso se incorporaron posteriormente al populismo. Sin embargo a la par se gestaban los primeros partidos políticos y organizaciones obreras. El movimiento obrero Latinoamericano en conjunto tenía las siguientes tendencias: anarcosindicalistas, socialistas, comunistas, católicos, democráticos y apolíticos. No obstante, se debe destacar que en realidad el carácter propiamente político estuvo siempre presente en el sindicalismo obrero. Es decir, a pesar de que las reivindicaciones de carácter predominaban generalmente sobre las reivindicaciones estrictamente políticas, esto de ninguna manera eliminaba o reducía la importancia política del sindicalismo. De hecho el sindicalismo nació como órgano de clase: los movimientos políticos del proletariado significaban la búsqueda de su propia identidad clasista ante la burguesía industrial y los grupos dominantes. Debido a que el proletariado se encontraba en plena transformando urbana es innegable que los patrones impuestos por la oligarquía hegemónica debían ser contrarrestados por lo que se emprendieron nuevas formas de resistencia y autodefinición. Así la corriente política que dominaría finalmente sería el populismo. “Solamente en cierto nivel el populismo representa una ruptura con el pasado político de la clase obrera. El populismo surge en una época determinada del movimiento político obrero, cuando ganan preeminencia los procesos de urbanización, industrializacióny crecimiento del sector terciario de la economía, trasformando de modo profundo la composición interna de la sociedad y las relaciones entre las clases sociales. La verdad es que esos procesos recrearon la estructura de clases de las sociedades Latinoamericanas. En la nueva configuración del sistema de clases no existían las condiciones sociales y políticas indispensables para el florecimiento de las posiciones radicales ensayadas anteriormente. En las condiciones en que se encuentra la clase obrera en formación en las ciudades, la conciencia de movilidad social supera a la de clase. Además, en la época política de masas, la burguesía industrial emergente asume el liderazgo discreto u ostentoso de las luchas reivindicativas y reformistas de las clases obreras y de amplios sectores de las clases media. A final de cuentas, esa burguesía, aliada o no con grupos de clase media, militares, intelectuales y otros, era la clase victoriosa en la lucha contra la oligarquía. En la nueva configuración del sistema de clases, por lo tanto, las organizaciones, técnicas, liderazgos e interpretaciones políticas preexistentes fueron redefinidas o abandonadas por otras. Había puntos de los programas anarcosindicalistas, socialistas y comunistas que carecían de adecuación histórica, necesitando ser reelaborados o abandonados, según las condiciones y posibilidades específicas de las sociedades de clases en formación en los países Latinoamericanos 8 De hecho, las transformaciones sociales, económicas, políticas, demográficas, derivadas de la urbanización naciente crearon las condiciones para que las nuevas estructuras de poder y movimientos políticos se desarrollaran en solo dos o tres décadas, desapareciendo así las ideologías anarcosindicalistas, socialistas, comunistas etc. antes mencionadas. La urbanización se desarrolló rápidamente debido a que el éxodo de las familias rurales a las principales ciudades se intensificó y se generaron las villas miseria, callampas, ranchos y favelas en las ciudades de México, Lima, Bogotá, Buenos Aires, Río de Janeiro, entre otras. Esta expansión urbana, con o sin industrialización, significó también transformaciones importantes en la estructura del empleo. Lo que ocurrió fue que la división social del trabajo se modificó en los sectores económicos urbanos, por lo que los cambios en la estructura económica como la expansión del sector terciario y secundario crearon mayor movilidad social y nuevas condiciones de empleo. Así la expansión del sistema económico que se conformaba iba desde el desarrollo industrial hasta beneficios sociales para los nuevos ciudadanos y se acrecentaba conforme la urbanización se intensificaba. Esto originó, sin embargo, la acumularon mayores reservas de fuerza de trabajo, lo que llamaron masas disponibles, marginadas o clases populares. Este ejército industrial de reserva vivían en condiciones económicas y sociales que significaban un costo muy reducido en la apropiación de su fuerza de trabajo con relación a las actividades económicas e industriales que se desarrollaban. Los nuevos trabajadores de las ciudades se tuvieron que adecuar a las condiciones económicas, políticas y sociales que les exigía la urbanización e industrialización existente, es decir, se encontraban en un proceso de resocialización intenso. Algunos de estos sectores poco a poco debieron incorporarse tiempo después a alguna alianza sindical a pesar de que la gran mayoría de los trabajadores estaban alejados de la vida política nacional. En realidad, las actividades políticas que desempeñaban solo aparecían en tiempos electorales por el voto obligado que tenían que ejercer. De hecho, los trabajadores que efectivamente fueron sindicalizados mantuvieron escasa participación. Los nuevos asalariados no tenían una vida 8 Ibíd.112 política activa debido al impacto que sufrieron con la llegada a los centros urbanos. En este contexto, las condiciones socioculturales jugaron un factor importante: lo que ocurre es que sus valores están definidos por comportamientos de trabajador rural ya sea como labradores, aparceros, rancheros, braceros. Así estos valores están en transformación y adecuación ante las nuevas condiciones de urbanización, principalmente en las relaciones que rigen la economía de libre mercado, situación a la que también el propio centro urbano se debía de adaptar en esta transición política económica y social dominante A pesar de estos acontecimientos se de señalar que las clases sociales asalariadas, especialmente el proletariado, sí formaban parte del acontecer político porque al ser utilizadas como masas de maniobra por organizaciones y lideres políticos, obtenían cierta relevancia política entre ellas mismas y ante los otros grupos por ser integrantes de la toma de posición. El poder populista se basó, por lo tanto, en el poder electoral que propiciaron precisamente en un momento en el que el voto resultaba cada vez menos manipulable y se intensificaba la lucha contra las decisiones electorales. Aquí se debe agregar que quizás el verdadero poder del trabajador no radicaba en cuestiones electorales sino en la capacidad de detener la producción, paralizar los servicios urbanos como el transporte y para desencadenar el desorden público “En realidad, a pesar de periódicas oleadas de agitación, sabotaje, huelgas e insurrecciones, la señal característica de la clase obrera Latinoamericana no ha sido su militancia, sino su pasividad ante los grandes despojos y la prolongada explotación. El radicalismo y el activismo político entre los trabajadores son un producto secundario de la vida urbana, pero no es en absoluto una característica de todos o la mayor parte de los trabajadores de las ciudades. No obstante, a diferencia del impulso por obtener mejores salarios y niveles de consumo o más educación que empuja al trabajador hacia la ciudad, la conciencia de la necesidad, oportunidad y gusto por la política es originaria de la ciudad. Con pocas y en su mayor parte recientes excepciones, la organización laboral ha sido generada y está ligada a la ciudad. “9. Debido a que las estructuras industriales sufrieron transformaciones importantes durante el populismo, se generaron también nuevas subdivisiones en el proletariado de acuerdo a sus a diversas características ya sean, analfabetas y alfabetizados, peones y calificados, de origen natural de la ciudad y rural, sindicalizados y no sindicalizados etc. en diferentes gobiernos de Latinoamérica como el cardenista, peronista, varguista y velasquista entre otros. Una de las características más importantes en que se subdividieron los trabajadores fue de acuerdo a su participación en actividades sindicales. Por lo tanto la situación obrero – sindicato puede proporcionar una perspectiva de la situación de la clase obrera durante el populismo. La subdivisión fue de la siguiente manera: 9 Ibíd.119 • Sectores populares sindicalizados. Este grupo estaba integrado por obreros que tenían puestos virtualmente estables en empresas grandes y medianas con grados de calificación mínimos y con un nivel de vida por encima de los niveles de subconsumo • Sectores populares no sindicalizados. Este sector lo componían obreros que laboraban en pequeñas empresas industriales con niveles de calificación inferiores a la clase sindicalizada, el nivel de vida de estos trabajadores estaba por debajo de los niveles de subconsumo • Sectores populares en condiciones de marginalidad. Este grupo estaba constituido por los obreros que no estaban sindicalizados, con escasa calificación y con niveles de subconsumo muy por debajo de los niveles de vida Esta división de los grupos obreros según a su participaciónsindical muestra las condiciones económicas, políticas y socioculturales del proletariado durante el proceso de proletización y expansión urbana intensa Estas eran entonces las condiciones en las que el proletariado se asociaba con la burguesía nacional. En estas circunstancias, la clase obrera acepta el nacionalismo, desarrollismo e industrialización. En este momento es cuando, bajo las condiciones impuestas y determinadas por la burguesía industrial, surgen movimientos, partidos, gobiernos populistas con estrategias de organización diferentes, donde la demagogia y el carisma dominaban ante las masas salariales imponiéndose un consenso o pacto social con el intento de diluir las diferencias clasistas. Así las clases populistas, la burguesía y sectores intelectuales acuerdan emprender la ideología nacionalista con el desarrollismo y reformas institucionales que reivindiquen el carácter de la nación por un lado, e incrementen el daño político económico y social que finalmente colapsó las estructuras oligárquicas e imperialistas En este sentido, para unos, la ideología significaba bienestar económico y social, para otros, representaba imponer un capitalismo nacional o la libertad ante el régimen imperialista, para unos y otros no representaba más que la emancipación del país del latifundio y el imperialismo. En realidad, el desarrollo nacionalista, definido por el pacto de clases, tiene un trasfondo estratégico, tiene el carácter urgente y necesario para el progreso Latinoamericano Mientras tanto, el movimiento sindical en Latinoamérica se fue incrementando en cuanto a su militancia como en la participación de la clase asalariada en las actividades políticas, es decir, la politización de la clase obrera se intensificó. No obstante esta politización representó también una gran contradicción del populismo en la región porque las clases sociales se alejaron más de la política precisamente al politizar la alianza y la armonía de clases. A pesar de esta situación, es de destacar que el proceso de sindicalización obrera no fue muy intenso. Los obreros sindicalizados para el año 1961 eran muy escasos y la clase media tampoco había registrado incorporaciones sindicales importantes con respecto a la mano de obra activa. Los asalariados sindicalizados en conjunto, solo representaban apenas el diez por ciento del total de la clase trabajadora Lo anterior se debe a que los sistemas de participación política de las clases asalariadas eran diversos, pero los más importantes fueron dos: el sindicalismo y el partido político. Por lo tanto se puede asegurar que la estructura populista se basó principalmente en el sindicalismo, el partido político y la burocracia estatal. Estas organizaciones políticas populistas de México, Argentina y Brasil llevaron acabo sus estrategias tomando en cuenta o no a las organizaciones ya sean de izquierda o derecha, por lo que se crearon estrategias políticas propias como la utilización de un liderazgo demagógico que ejercieron un mayor proceso de politización en las masas a través de luchas y enfrentamientos obteniendo así a la postre resultados inesperados. En este sentido el populismo se manifestaba en organizaciones que desarrollaron nuevas técnicas políticas que rompieron con las antecesoras de izquierda o derecha pero siempre protegidos por el sindicalismo Se debe señalar que las masas populistas no se interesaban por reivindicaciones democráticas en esencia, lo importante era el bienestar económico y social. La educación elemental y la democratización de las organizaciones y sus relaciones sociales eran de importancia inferior, mientras que la clase media y la opuesta a la dominante eran los más interesados en aspectos democráticos. Los movimientos populistas se dirigían contra la oligarquía y el imperialismo utilizando el desarrollo nacionalista como estandarte lo que proporcionó mayor fuerza al gobierno, generando mayor expansión del poder presidencial o llegando a escenarios autoritarismos como en el cardenismo varguismo, peronismo y velasquismo principalmente. Las estructuras de poder debían modificarse ante la estrategia política de desarrollo nacionalista emprendida, por lo que la relación estado - sociedad se intensificó naciendo el pacto populista en el que la burguesía en general se impuso a las fuerzas políticas integrantes que conformaron la coalición. La burguesía dominante controló las fuerzas de las masas y cuestionó entonces tanto el desarrollo capitalista como el socialista. La izquierda populista, el sector más radical de la coalición tuvo movimientos reaccionarios los cuales fueron reprimidos con medidas autoritarias y violentas. En algunos países como Argentina Bolivia Ecuador y Brasil, las alianzas populistas se intensificaban también entre los sectores burgueses industriales que a la postre generarían golpes de Estado Las izquierdas se encontraban tanto fuera como dentro de las organizaciones populistas ya sean partidos y sindicatos socialistas o comunistas e influyeron en la política de las masas como en el cardenismo, varguismo y velasquismo. Las izquierdas mantuvieron una posición relativamente crítica dentro de estos movimientos ya que compartían las mismas luchas en torno a la reivindicación económica política y social que el populismo. Una característica está relacionada con el intervencionismo estatal económico indispensable para la transición al socialismo. Las izquierdas se aliaban a las organizaciones y estrategias populistas la mayoría de las ocasiones. De hecho, en los tiempos difíciles, las izquierdas no propusieron estrategias distintas a las populistas. Con el tiempo, la ideología izquierdista fue absorbida por el populismo para emprender la estrategia de política de masas La política de masas significó para la clase obrera en especial una lucha contra los enemigos de sus enemigos. La lucha inicial se emprendió contra las oligarquías y el imperialismo, conflicto en el que la burguesía era principalmente la más interesada en el mercado interno y que incorporó a las masas a sus pugnas hegemónicas. Y una vez que la burguesía se dirige en contra del proletariado, las masas obreras desconocen la forma de actuar en torno a su situación de clase por lo que se encuentran confundidas, es decir, la confusión entre los diferentes enemigos. En otras palabras a las masas le sorprende la alianza entre su aliado de ayer y los enemigos de su enemigo. Lo que ocurre en realidad es el proletariado no se da ha dado cuenta de la paulatina transformación de una alianza táctica en un compromiso estratégico. El Estado populista. Los gobiernos populistas Latinoamericanos han conquistado el poder de diversas formas: existió la vía electoral empleada por Cárdenas en 1934 y Perón en 1946 y 195. Getulio Vargas llegó al gobierno primero mediante un golpe de estado en 1937 y después en 1951 a través de métodos democráticos. Otro caso fue el de Goulart quien accedió al poder después de contrarrestar un golpe de Estado con intereses contrarios al populista. Lo que ocurrió fue que intentaron derrocarlo precisamente cuando éste se perfilaba a ser el máximo mandatario en su calidad de vicepresidente ante la renuncia del entonces presidente Quadros. Víctor Paz Estenssoro accedió al poder boliviano en 1952 después de la revolución organizada el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Velasco Ibarra por su parte llagó al poder mediante movimientos democráticos como por golpes de Estado durante las cinco veces que gobernó entre 1934 y 1972. Ante esa situación, los gobiernos populistas están en ocasiones forzados a desempeñarse de acuerdo a las normas institucionales ya existentes por lo que se encuentran limitados para alterar las estructuras políticas económicas y sociales en función de su proyecto por imponer. Otras veces en cambio,
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