Logo Studenta

El-derecho-ciudadano-de-las-mujeres-en-el-Distrito-Federal

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

UNIVERSIDAD NACIONAL 
AUTONOMA DE MEXICO 
 
 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES 
ACATLAN 
 
 
EL DERECHO CIUDADANO DE 
LAS MUJERES EN EL DISTRITO FEDERAL 
 
 
TRABAJO PROFESIONAL 
QUE PARA OBTENER EL TITULO DE: 
 
LICENCIADO EN SOCIOLOGIA 
 
 
 
 
PRESENTA: 
 
OMAR CARDENAS MONTOYA 
 
 
ASESOR: Maestro Said Israel Vázquez Salinas 
 
Diciembre 2008 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A VICTOR, ALICIA, MONICA, JAVIER Y CAMILA 
 
 
 
 
Por su apreciable tiempo a: 
 
Maestro Said I. Vázquez Salinas 
 
Lic. Wendi Nicolasa Vega 
 
Lic. Edgar Ávila Ríos 
 
Maestro Juan Carlos Campuzano 
 
Maestro Jorge Alberto Esparza 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
INDICE 
 
INTRODUCCIÓN 
 
I.- EL MOVIMIENTO FEMINISTA.…………………………………………… 8 
• El Sufragio Femenino…………………………………………………. 8 
• La condición de la mujer……………………………………………… 14 
• De la ideología a la academia……………………………………….. 19 
 
II. EL GÉNERO COMO PARTE DE LOS PROGRAMAS 
GUBERNAMENTALES.……………………………………………… 24 
• Relaciones de poder y género……………………………………….. 24 
• La apropiación de los roles sociales………………………………… 29 
• Perspectiva de género………………………………………………… 36 
• Política pública…………………………………………………………… 8 
• Políticas públicas dirigidas a mujeres (con perspectiva de género) 41 
 
III. INMUJER: CENTRO INTEGRAL DE APOYO A LA MUJER. 
(SURGIMIENTO)………………………………………………………… 44 
• Fundamentos Jurídicos……………………………………………… 46 
• Estructura de los Centros Integrales de Apoyo a la Mujer……… 48 
• AJOY: ATENCIÓN JURÍDICA Y ORIENTACIÓN………………… 50 
• DPC: DESARROLLO PERSONAL Y COLECTIVO……………….. 50 
• DET: DESARROLLO ECONÓMICO Y TRABAJO………………… 50 
• CCC: CONSTRUCCIÓN DE CULTURA CIUDADANA………….... 50 
• AD: ÁREA DE DIFUSIÓN……………………………………………. 50 
• CI: CIRCULO INFANTIL……………………………………………… 51 
• JEFATURA DE ÁREA………………………………………………… 51 
 
IV. ANÁLISIS DE LAS FUNCIONES DESARROLLADAS DENTRO DEL 
CIAM................................................................................................. 54 
• Análisis del área construcción de cultura ciudadana…………….. 58 
 
V. LA NECESIDAD DE INTEGRAR A LAS ÁREAS A UN SÓLO OBJETIVO: 
LA PROMOTORÍA DE LOS DERECHOS DE LAS 
MUJERES........................................................................................ 63 
• Estrategias……………………………………………………………… 63 
• Fundamentación de la importancia de la actividad desarrollada… 64 
• Proceso……………………………………………………………........ 64 
• Autoestima……………………………………………………...……… 66 
• Género y derechos humanos………………………………………… 67 
• Mujer y trabajo…………………………………………….…………… 68 
• Derechos sexuales y reproductivos…………………………………. 70 
• Violencia hacia las mujeres…………………………………………… 71 
• Ciudadanía……………………………………………………………… 71 
 
CONCLUSIONES....................................................................................... 73 
 
Anexo 1.- Argumentos en torno al Sufragio Femenino……………………… 81 
 
Anexo.2.- Distribución de diversos indicadores de participación sociopolítica y toma 
de decisiones por sexo…………………………………………… 83 
 
Anexo 3.- Epístola de Melchor Ocampo……............................................. 84 
 
Anexo 4.- Satisfactores en tres tipos de necesidad……………………….. 85 
 
Anexo 5.- Estadísticas sobre el tipo de atención registrada en el Distrito 
Federal…………………………………………………………………………. 86 
 
Anexo 6.- Distribución de la población de 12 años y más por sexo según tipo de 
actividades que realiza…………………………………………… 87 
 
Anexo 7.- Programa de Formación de Promotoras con Perspectiva de 
Género………………………………………………………………………...... 88 
 
Anexo 8.- Derechos de las mujeres………………………………………… 95 
 
Anexo 9.- Mapa de Azcapotzalco……………………………………………. 97 
 
BIBLIOGRAFÍA......................................................................................... 98 
 
 
 
 
 3
INTRODUCCIÓN 
 
El presente trabajo es un informe escrito, resultado de la experiencia 
profesional, en el cual se demuestra el aprendizaje de capacidades y 
competencias en el campo laboral; así como la aptitud para reflexionar 
críticamente y fortalecer la importancia de la ejecución de políticas públicas con 
perspectiva de género. En primer lugar haremos un apartado que contiene la 
contextualización de la práctica profesional, seguido de una descripción y 
evaluación de las actividades realizadas y por último un análisis crítico de las 
funciones desarrolladas. Todo en el marco del objetivo del Instituto de la Mujer 
del Distrito Federal. Sobre todo, se pretende mostrar las características del 
programa de promotoras de los Derechos de las Mujer, fundamentando la 
importancia de la actividad desarrollada 
 
La labor profesional comprende desde la planeación de talleres y 
eventos dirigidos a mujeres, con apoyo de materiales y documentos 
empleados, hasta la organización comunitaria con su respectiva metodología. 
De estos dos momentos, destaca cómo se planteó y dirigió el trabajo para 
formar promotoras desde el área en la que participe y cuya planeación 
contempla el trabajo en conjunto de todas las áreas que conforman al instituto. 
 
Mi trabajo en esta dependencia, inició en marzo del año 2000, dentro del 
área de Construcción de Cultura Ciudadana del todavía Centro Integral de 
Apoyo a la Mujer (CIAM) Azcapotzalco. Perteneciente al Instituto de las 
Mujeres del Distrito Federal y éste a su vez sigue dependiendo como un área 
operativa de la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno del Distrito 
Federal. Hoy en día los CIAM dejaron de existir para convertirse en Institutos 
de la Mujer con sede en cada una de las dieciséis delegaciones que conforman 
a la Ciudad de México. Cada uno de los Institutos con características diferentes 
en su población, se puede determinar por el contraste que existe en la 
Delegación Milpa Alta que se caracteriza por la actividad agrícola además de 
ser un lugar donde se manifiestan tradiciones más arraigadas; aunque también 
existe actividad industrial y zonas marginadas urbanizadas. En cambio en la 
Delegación Coyoacán que se ubica en la zona urbana de la ciudad y que si 
 4
bien dentro de su población se pueden encontrar altos índices de actividades 
culturales e intelectuales, también existen zonas marginadas y de los más altos 
grados de drogadicción de la ciudad; o Azcapotzalco, en donde la mayoría de 
su población deriva de la clase obrera que ocupo al rededor del año de 1960 
junto con la industria esos territorios. Estas pueden ser características que a 
cada uno de los Institutos les permite insertarse en la comunidad de variadas 
formas, aunque como veremos más adelante la situación de violencia de 
género nos parece similar en cualquier área de esta ciudad. 
 
Como base administrativa de todo el trabajo de los dieciséis centros de 
operación, queda el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal, se ubica en 
Tacuba 76, en el primer cuadro de la Ciudad. Lugar en donde todos y todas las 
trabajadoras de los INMUJERES Delegacionales están adscritas laboralmente. 
También es en ese espacio central, en donde se atienden las necesidades 
administrativas, se crean programas con particularidades según las temáticas 
que tienen que ver con la violencia de género, se calendarizan un número 
significativo de cursos decapacitación hacia los que efectúan el trabajo directo 
con las mujeres, sobresalen la asesoría jurídica, el apoyo psicológico, de 
proyectos económicos y ciudadanos. Estás capacitaciones van desde 
considerar diferentes formas de inserción en la comunidad hasta la 
sensibilización del personal, esto es que cada integrante del Instituto pase por 
nuevos aprendizajes a través de la propia experiencia, revisando aspectos 
sobre todo de violencia, género y sexualidad. Este aprendizaje que enriquece 
el conocimiento de los facilitadores del instituto, se multiplicará a la comunidad 
por medio de promotoras, con un trato directo y participativo con niñas niños, 
mujeres y hombres de la demarcación como se mostrará en el último capitulo. 
 
La labor como asesor del INMUJERES en Azcapotzalco finalizó en 
septiembre del 2003. El interés por realizar esta presentación escrita, surgió 
después de laborar en otras dos instituciones encargadas de promover o 
proteger los Derechos Humanos, en la Comisión Nacional de los Derechos 
Humanos y en la Dirección de Desarrollo Social en la Delegación Azcapotzalco 
del año dos mil tres al dos mil seis. En ninguna de estas dos, se trabajo de 
 5
manera participativa en la prevención de la violencia o en la discriminación con 
la comunidad. 
 
Anterior al trabajo del Instituto de la Mujer, existía el Programa de la 
Mujer (Pro Mujer), organizado en 1998 durante el periodo del Ingeniero 
Cuauhtemoc Cárdenas Solórzano, como Jefe del Distrito Federal, fue parte de 
los procesos políticos, sociales y culturales. Uno de estos cambios previamente 
discutidos en la entonces Asamblea de Representantes del Distrito Federal 
(ARDF) fue lo que se conoció como “los procesos democráticos”, algo en 
particular fue la formación de comités vecinales para fomentar la participación 
ciudadana. Estos ejercicios democráticos ya se venían gestando desde hace 
tres décadas, así que para el feminismo, el trabajo con la ciudadanía paso de 
ser movimiento civil a trabajo institucional. 
 
En la política cultural se abrieron caminos hacia el apoyo de la “cultura 
propia” y no solamente a una supuestamente cultura general o universal, 
entendiendo a esta última como el patrimonio material acumulado de la 
humanidad en su totalidad o de grupos humanos determinados, incluyendo 
monumentos y artefactos (Stavenhagen, 2000: 12) de acuerdo con esta opinión 
el derecho a la cultura significaría el derecho a toda persona a tener acceso en 
condiciones de igualdad, la UNESCO es un mecanismo de vigilancia de esta 
condición1. Esto no significa “más cultura” y un mejor acceso a la misma, esto 
comúnmente se interpreta como más de todo, más libros, más museos o 
cobertura televisiva. Los cambios que se dieron tienen que ver con el apoyo a 
propuestas de alternativas artísticas a sumar actividades y productos 
materiales diversos, y más aún, se estimulaba al público a conocer otras 
formas de expresión creando espacios para la preparación y presentación 
como es el caso del Zócalo capitalino, paralelamente se crearon colectivos 
como el Faro de Oriente, con una gama de enseñanza de artes y oficios o el 
Colectivo Pirámide con propuestas de enseñanza artística. Parte de la 
población se incorporo a nuevos proyectos culturales para todas las edades en 
 
1 Véanse el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 27), así como varios artículos del 
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Ambos aprobados por la Asamblea 
General de la ONU en 1966). 
 6
especial para jóvenes. La cultura no sólo abarcaría un cuerpo de conocimientos 
o de obras artísticas universales sino de reconocimiento de otras expresiones y 
sociedades. Pero en la anterior definición parece referirse solamente al 
espectáculo, entretenimiento y conocimiento. Hubo proyectos que 
profundizaban el sentir de las personas, sus valores, costumbres y 
comportamientos, a la propia cultura entendiéndola como el obrar, conocer o 
creer de una manera aceptable en una sociedad. 
 
Kluckhohn se las ingenia para definir la cultura como: el modo total de 
vida de un pueblo; 1) El legado social que el individuo adquiere de su 
grupo; 2) una manera de pensar, sentir y creer; 3) una abstracción de 
la conducta; 4) una teoría sobre la manera en que se conduce un 
grupo de personas, 5) un depósito de saber almacenado; 6) una serie 
de orientaciones estandarizadas frente a problemas reiterados; 7) 
conducta aprendida; 8) un mecanismo de regulación normativo de la 
conducta, 9) una serie de técnicas para adaptarse tanto al ambiente 
exterior como a otros hombres, y; 10) un precipitado de 
historia.(Geertz, 1973: 20) 
 
De aquí que, la expansiva propuesta de la equidad y género llegaba de los 
movimientos sociales, reforzado por la reflexión y cabildeo de algunos centros 
académicos, como una propuesta nueva para comprender, prevenir y combatir 
a la violencia hacia la mujer. 
 
La violencia deja de ser vista por algunos sectores del Gobierno del D.F. 
como un problema psicológico del individuo, ahora que proviene de un sistema 
cultural de ejercicio de poder, no es un problema personal, por el contrario, 
tiene su carácter social. Esta visión surge en la academia en los años sesenta y 
es hasta finales de los años setenta donde institucionalmente se puede 
pretender erradicarla. La violencia, el tema de salud reproductiva o el aborto, 
eran algunos temas que ya varias Organizaciones No Gubernamentales (ONG) 
respaldaban. Estas organizaciones existieron al menos cinco años atrás, 
influyeron en mujeres que vieron la posibilidad de implementar políticas 
públicas en los diferentes ámbitos gubernamentales. PROMUJER es parte de 
 7
esto, comenzó por atender y sensibilizar a una significante población de la 
Delegación Milpa Alta y poco después mujeres de la Delegación Tlalpan, se 
afianza la propuesta, convirtiéndose en partida presupuestal de Desarrollo 
Social del GDF, llegando a ser lo que conocemos hoy en día como 
INMUJERES. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 8
I.- EL MOVIMIENTO FEMINISTA. 
 
De vez en cuando no esta mal que el cronista 
se suba a la maquina del tiempo, mueva las palabras adecuadas y 
se instale en el pasado, ya sabemos todos que el futuro está ahí, 
a la vuelta de la esquina y trae mucho que contar. 
José Saramago 
 
 
 
 
Desde luego haré referencia a ciertas fases del movimiento feminista con el fin 
de proporcionar un acercamiento al contexto en el cual se desarrolla el Instituto 
de las Mujeres con un fin específico, en el sentido de fomentar herramientas 
que sirven para construir diálogos, discursos o bien mecanismos de defensa 
ante una sociedad patriarcal. Comenzando con una reseña del movimiento 
sufragista que desemboca en el derecho al voto en 1953, parte del escenario 
que da lugar al enunciado “condición de la mujer” como bandera del 
movimiento en los años setentas el cual abrió paso a la construcción del 
concepto de género y por último cuando en los años noventa crece la lucha y 
se fusionan actos en contra de la violencia hacia la mujer, que van desde 
cambios en materia legal hasta cambios en actitudes individuales y culturales. 
 
El Sufragio Femenino 
 
La importancia de este acercamiento es para entender que las mujeres 
mexicanas y sus acciones colectivas son ya manifiestas en el quehacer de la 
historia, cerca de 100 años exigieron el respeto de los derechos individuales y 
colectivos como nunca antes, Parte de esta historia es proporcionada a las 
usuarias del instituto de la mujer como estrategia de concientización. 
 
La lucha femenina por el derecho al voto en el mundo inicia a fines de 
1700 con la inglesa Mary Wollstone Craft, y más tarde la retoma en 
1789, en Francia, Olympe Gouges; ella exigió la eliminación de esta 
forma de discriminación, recibiendo como respuesta que las mujeresdebían hacer honor a su verdadera naturaleza: la maternidad, 
 9
argumentando que ellas no tenían la lógica y la fuerza suficientes 
para asumir la responsabilidad de elegir. En América, el movimiento 
en favor del voto femenino comenzó en 1848 durante la Convención 
de los Derechos de la Mujer, efectuada en Séneca Falls, New York, 
que se originó por la exclusión del voto a las mujeres en la décima 
quinta enmienda Constitucional de 1870, en la que se amplió el voto a 
los negros varones. La lucha femenina en México da sus primeras 
manifestaciones importantes durante los años 1884 y 1887, cuando 
por primera vez una publicación, la revista femenina Violetas del 
Anáhuac, fundada y dirigida por Laureana Wright González y escrita 
solamente por mujeres, demandó el sufragio femenino. (Romero, 
2004: 23) 
 
En México las mujeres no tenían acceso a la educación escolar, tanto por el 
rezago educativo como por su condición femenina. Desde principios del siglo 
XX y finales del XIX, algunas mujeres fueron a la escuela, sobre todo se 
incorporaron a la educación a través de la escuela Normal o bien a carreras 
comerciales, existían también centros de artes y oficios. Así acceden a la 
creación de expresiones artísticas, posteriormente al estudio de la medicina o 
también se crean las escuelas municipales para obreras. Aún así, tan sólo en el 
año de 1900 cuando se realizaba el censo de población en el Valle de México, 
sólo se contaban a los hombres ya que eran parte de la vida pública.1 Las 
mujeres sólo tenían presencia en su hogar, se dedicaban al trabajo doméstico, 
cuidado de los hijos e hijas, a coser, bordar, eran parte de la vida privada, no 
tenían voz ni voto para incidir en el destino de la comunidad. 
 
La falta de acceso a oportunidades da como resultado expresiones de 
inconformidad, como en el contexto revolucionario de 1910, cuando diversas 
asociaciones se unen a Madero, entre ellas el club femenil antirreeleccionista 
conocidas popularmente como “Las Hijas de Cuauhtémoc”. Poco tiempo 
después, las integrantes del club protestan por el fraude en las elecciones y 
demandan la participación política de las mujeres mexicanas. Posteriormente, 
 
1 Un conteo se puede apreciar por ejemplo en un mapa que como objeto antiguo representa al Valle de 
México y su crecimiento urbano, este contiene cifras de población en donde sólo se refieren a los 
hombres, es decir contaban al jefe de familia o en todo caso a un suplente. Museo Casa de Madera, 
Tenango del Aire, Juchitepec, Estado de México. 
 10
en 1916, se realizó el primer Congreso Feminista2, específicamente el 13 de 
enero, impulsado por el general Salvador Alvarado como Gobernador de 
Yucatán y en el cual uno de los principales acuerdos a los que se llegó fue 
demandar al propio gobernador que se otorgara el voto ciudadano a las 
mujeres, sin obtener respuesta. 
 
Luego de la promulgación de la Constitución Política de 1917, era 
inminente que no se negaba la ciudadanía a las mujeres ni su oportunidad de 
votar, pero expresamente o por escrito no aparecía ese derecho en algún papel 
y esto era comprobado en las urnas cuando el nivel de participación era bajo. 
Aunque en abril del mismo año, se expidió la Ley de Relaciones Familiares, 
según la cual los hombres y las mujeres tienen derecho a considerarse iguales 
en el seno del hogar. Ley que sin duda fue producto de la incidencia de grupos 
de mujeres. 
 
Del 20 al 30 de mayo de 1923, la Sección Mexicana de la Liga 
Panamericana de Mujeres convocó al Primer Congreso Nacional Feminista, 
con la asistencia de 100 delegadas en la Ciudad de México. Sus principales 
demandas fueron la igualdad civil para que la mujer pudiera ser elegible en los 
cargos administrativos, el decreto de la igualdad política y la representación 
parlamentaria por parte de agrupaciones sociales. A efecto del citado 
encuentro, el 13 de julio de ese mismo año, el gobernador de San Luís Potosí, 
Aurelio Manrique, expidió un decreto en el que se concedía a las mujeres 
potosinas el derecho a votar y a ser elegidas en elecciones municipales. En 
Yucatán, unos meses antes, Elvia Carrillo Puerto, Beatriz Peniche de Ponce y 
Raquel Dzib Cicero, figuraban como candidatas a diputadas al Congreso del 
estado de Yucatán. Elvia Carrillo Puerto resultó la primera mexicana electa 
diputada al Congreso Local por el V Distrito, el 18 de noviembre de 1923. Sin 
embargo, después de desempeñar su cargo por dos años renunció, debido a 
las amenazas de muerte que recibió. Más tarde cambió su residencia a San 
Luís Potosí, donde fue electa al obtener la mayoría de votos, pero el Colegio 
 
2 Las referencias históricas que se mencionan en este capitulo se obtuvieron del documento logrado por la 
Comisión Especial para Conmemorar el 50 aniversario del voto de las mujeres en México. Senado de la 
Republica, Avances en la Lucha política de las mujeres a 50 años del Sufragio Femenino. México, 2004. 
 
 11
Electoral no reconoció su triunfo. Hacia 1935 por primera vez las mujeres 
participaron en las votaciones internas del Partido Nacional Revolucionario 
(PNR), creado seis años antes. Entre 1935 y 1936, mujeres del partido oficial 
conforman el Frente Único Pro Derechos de la Mujer (FUPDN), junto con 
militantes cercanas al Partido Comunista. Ellas encaminaron sus demandas de 
clase y reivindicaciones de género, demandas que contenían intereses 
diferentes. 
 
Cuando proliferaban los frentes amplios a nivel mundial. Este llegó a 
contar entre sus filas a más de 50.000 afiliadas de 25 organismos 
obreros y regionales de todo el país. Esta instancia fue limitando su 
acción en torno a la demanda del sufragio femenino, con la 
consiguiente protesta de las feministas que aspiraban a una lucha 
más amplia por la igualdad entre los géneros. Esto llevó a un quiebre 
del Frente, el que desapareció antes de la obtención del voto 
femenino. (Lovera, 1999: 37) 
 
Dejando un legado ante su desaparición, el FUPDN profundizó en ciertas áreas 
del trabajo popular como la creación del Departamento Autónomo de la Mujer 
en la Confederación Campesina Mexicana (CCM); quien luchó por el 
cumplimiento de la Ley Federal del Trabajo y la sindicalización de las obreras y 
empleadas gubernamentales, así como por la instalación de salas de asistencia 
infantil anexas a los mercados. Sucedía que la lucha al implicarse con las 
alianzas con sectores y grupos dominantes en el ámbito nacional repercutió en 
detrimento de la organización amplia del movimiento de mujeres. Sin embargo, 
existía la actividad febril entre otras actividades que eran resultado del trabajo 
de varias mujeres, y que vendrían a desencadenar la demanda del voto. En 
1937 el presidente Lázaro Cárdenas envió a la Cámara de Senadores la 
iniciativa para reformar el Artículo 34 constitucional, como primer paso para que 
las mujeres obtuvieran la ciudadanía. 
 
En 1938 la Reforma se aprobó y ese mismo año lo fue en la mayoría de 
los Estados. Para el 24 de diciembre de 1946, la Cámara de Diputados aprobó 
la iniciativa enviada por el presidente Miguel Alemán, en la que se adicionó el 
 12
Artículo 115 Constitucional, que entró en vigor el 12 de febrero del siguiente 
año. Esta iniciativa establecía que en las elecciones municipales participarían 
las mujeres en igualdad de condiciones que los varones, con el derecho a votar 
y ser elegidas. No fue hasta que en 1952 siendo candidato a la presidencia de 
la República, Adolfo Ruiz Cortines prometió, ante 20 mil mujeres asistentes a 
un mitin de campaña, la ciudadanía sin restricciones para las mujeres. Hay que 
tomar en cuenta los cambios que existían en la sociedad Mexicana como el 
ingreso de la mujer a la educación, el establecimiento de los medios de 
comunicación masiva, la inserción de la mujer al juego del consumo y al 
detrimento delsalario de los hombres. Ya para el 17 de octubre de 1953 se 
publicó la enmienda del artículo 34 constitucional3 como hasta ahora 
permanece. 
 
No es de extrañar, pero en contra del voto se pudieron crear estrategias 
como la implementación del día de la madre como para recordar a la mujer que 
su papel es el hogar o toda una serie de cuentos tele novelescos que impulsan 
los roles clásicos del hombre y la mujer y los cuales se difunden masivamente. 
No es impensable ya que algunos argumentos que se dieron durante los 
debates sobre la existencia del derecho al sufragio femenino eran severamente 
reaccionarios4. 
En las elecciones del 3 de julio de 1955 las mujeres acuden por primera 
vez a las urnas a emitir su voto, sin embargo, con el derecho consagrado en la 
constitución, el ejercicio del sufragio electoral tardó mucho más en gestarse, 
sobre todo porque la tradición imperaba ya que muchas mujeres sufrían un 
 
3 Lo marca la Constitución Política de los Estados Mexicanos, en el Capitulo IV, De los Ciudadanos 
Mexicanos, Artículo 34: 
“Son ciudadanos de la república los varones y mujeres que teniendo la calidad de mexicanos, reúnan 
además los siguientes requisitos: 
a. Haber cumplido 18 años, siendo casados, 21 si no lo son, y 
b. Tener un modo honesto de vivir”. 
 
4 Anexo 1: Argumentos en Torno al Sufragio Femenino. Son parte del debate que antes de 1953 se 
percibía en el ambiente político. 
Obtenido de: 
- Apuntes de Derecho Electoral, Tribunal Electoral del Estado de Michoacán de Ocampo, 2003. 
- Comisión Especial para la Conmemorar el 50 aniversario del voto de las mujeres en México. 
Senado de la Republica, Avances en la Lucha política de las mujeres a 50 años del Sufragio Femenino. 
México, 2004. 
- Una síntesis de la irrupción femenina en el México del siglo XX aparece en la Agenda Mujeres 2000 del 
Instituto de la Mujer del Distrito Federal, que cuenta cada mes la historia de la mitad de la población y 
perfila desde a Sor Juana Inés de la Cruz, quien filosofó y escribió en el siglo XVII, hasta Ramona, 
comandante tzotzil que hoy sostiene que es mejor morir luchando que morir de hambre. 
 13
severo nivel de represión familiar que les impedía acudir a las urnas u otras 
simplemente reproducían los designios que los hombres de la casa les 
sugerían que debían manifestar. No es hasta los años setenta cuando más 
mujeres empezaron a ejercer su derecho, en el mundo se daba una revolución 
ideológica y política, como consecuencia de la filosofía de la liberación sexual, 
indudablemente repercutió en México. 
 
Para el movimiento feminista y para la sociedad en general el derecho al 
voto de la mujer es la garantía de plena igualdad ciudadana, se asegura la 
posibilidad de ingresar al mundo de la vida pública, al espacio de lo político. 
Por un lado este alcance posibilita la autodeterminación, es decir la autonomía 
individual: la capacidad de tomar decisiones, de expresar opiniones y el 
reconocimiento de la participación de la mujer en los cambios sociales. Por otro 
lado genera capacidad de representación de intereses y demandas, al formular 
políticas públicas, las necesidades de las mujeres son consideradas y 
defendidas para que los gobernantes pretendan programas que posibiliten el 
acceso equitativo de las mujeres a la educación, trabajo, salud, política y al 
esparcimiento, garantizando el ejercicio pleno de los derechos individuales y 
colectivos jurídicamente reconocidos. 
 
El sufragismo aparece como una forma de encuadramiento de 
mujeres de todas las clases sociales, a pesar de sus distintas 
ideologías y objetivos, pero coincidentes en reclamar el derecho a la 
participación política, uno de cuyos requisitos es el voto, para 
reformar la legislación y la costumbre y en consecuencia a la 
sociedad. (Franco, 1983: 16) 
 
Cabe señalar que varias mujeres abandonaron a las organizaciones de 
feministas de la primera mitad de este siglo, de ahí que las propias 
organizaciones dejaron de existir como tales en la década de los cincuenta y 
muchas de estas mujeres o intereses que éstas defendían fueron integrados, 
de alguna manera, en instituciones sociales y políticas, tales como partidos, 
sindicatos, organismos de gobierno e instituciones de educación, dentro de sus 
líneas o políticas internas la participación de la mujer fortalecía procesos. 
 14
 
Hoy en día faltan muchos eslabones por superar, como el hecho de que 
los partidos políticos cumplan con el Código Federal de Instituciones y 
Procedimientos Electorales en su Artículo 22 Transitorio que indica que las 
candidaturas no deben exceder de un 70 por ciento para un mismo género, 
esto queda reflejado en el numero de cargos políticos que las mujeres ocupan 
a nivel federal5. 
 
La condición de la mujer 
 
Después de la década de los cincuenta, cuando empeora la crisis del agro, 
gracias a la incorporación de niños y mujeres al campo laboral por necesidad 
económica, la educación básica como política de Estado para niñas y niños y la 
creciente urbanización, van incorporando poco a poco a la mujer al ámbito 
público. Por otro lado la formación de organizaciones como la Alianza Nacional 
de Mujeres, que después vendría a preparar el terreno para el nuevo 
movimiento feminista. Teniendo en cuenta que las mujeres mexicanas ya 
acompañaban las luchas de obreros y campesinos, movimientos como los 
cristeros o la propia Revolución Mexicana, las mujeres ahora acompañarían en 
gran número a la lucha por la tierra de los años 60, de igual forma a los 
trabajadores insurrectos de 1958 y finalmente se emparentaron con el 
Movimiento Estudiantil Popular de 1968. 
 
El movimiento feminista de los años setenta estuvo muy 
emparentado con la desobediencia civil, al igual que el movimiento 
estudiantil de 1968. No era un movimiento estructurado, con 
declaraciones de principios, ni tácticas ni estrategias de lucha 
cuidadosamente reflexionadas. Era una revuelta que se iba dando 
de manera improvisada y espontánea. Sin embargo, muy pronto 
aparecieron discrepancias sobre las distintas posibilidades que se 
abrían en cuanto a formas de proceder o de cómo seguir luchando. 
(Bartra, 1999: 4) 
 
 
5 Anexo 2: Distribución de diversos indicadores de participación sociopolítica y toma de decisiones por 
sexo. 
 15
Las mujeres que integraban el movimiento, en general, no habían sufrido lo 
más brutal de la opresión machista, no habían sido víctimas de violación o 
golpes del marido y no peligraba su vida en abortos clandestinos mal 
practicados; si ellas tenían la posibilidad de abortar si bien clandestinamente, 
las condiciones de higiene eran aceptables. Entendido el sufragio femenino 
como un acto democrático, no había otra forma de cuestionar la baja 
participación social y política de la mujer, se abordaba el querer conocer la 
situación que vivían las mujeres, principiando por sus propios escenarios. 
 
En el contexto de los sucesos de 1968, que culminaron trágicamente 
con la matanza de cientos de jóvenes en la plaza Tlatelolco, y que 
significaron la exigencia por parte de la ciudadanía de una apertura 
en el sistema político y mayores canales de participación, resurgió un 
nuevo feminismo, característico de los años setenta. Este reunió a 
mujeres de clase media, con estudios universitarios y cercanas a 
posturas de izquierda. La realización en México de la Primera 
Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre la Mujer, bajo el lema 
"Igualdad, desarrollo y paz", fortaleció este movimiento de mujeres. 
(Lovera, 1999: 53) 
 
Lo importante de este momento es la identificación con la causa de la mayoría 
de las mujeres en lucha y que se multiplicaría en nuevas generaciones, medios 
y formas. No importando clase, raza ni lugar, sino la condición de la mujer. Se 
dieron las condiciones para que la década de los ochenta se caracterizarapor 
la multiplicación de los grupos, por el acercamiento del feminismo a otras clases 
sociales, actividades y a diversas profesiones. 
 
Lo primordial en los años setenta era el descubrimiento de la 
existencia de algo que se llamó “la condición de la mujer”; el hecho de 
que las mujeres se percataran de su inferioridad social y surgiera la 
imperiosa necesidad de comunicar a la mayor cantidad de gente 
posible esa “noticia”, marcaron la década. Las mujeres se dieron 
cuenta de que la subalternidad no era, pues, personal, individual, sino 
colectiva. Antes, cada una pensaba que sus problemas eran 
 16
estrictamente personales, pero al comunicarse con otras mujeres 
descubrió su carácter social (Bartra, 1999: 7) 
 
Influenciado por el movimiento mundial sobre la “liberación sexual” durante el 
período de los setenta se vivió el mayor auge del movimiento feminista, 
traducido en numerosas iniciativas, entre las que se cuenta la presentación del 
primer proyecto de ley sobre maternidad voluntaria, el inicio de la primera 
cátedra sobre la condición de las mujeres, las primeras publicaciones y 
programas radiales feministas, fortaleciendo el interés por las temáticas de la 
sexualidad y género, así como por la creación de espacios propios de las 
mujeres. Tan sólo en los 70 abrirían las demandas por la despenalización del 
aborto; nombrarían a los derechos reproductivos y perfilarían el análisis de la 
violencia hacia las mujeres. 
 
Fue una época en la que se puso el acento en cuestiones de la 
sexualidad y de sexualidad de las mujeres en particular, y ese tema 
es siempre candente, sobre todo cuando se trata en público y se 
abordan aspectos que son o parecen nuevos. De ahí también el 
impacto de esos primeros años (Bartra, 1999: 13) 
 
A lo largo de los últimos veinte años, en México se han impartido numerosos 
cursos sobre la mujer. Cabe señalar que tan sólo en los Estados Unidos de 
América, en 1982, según la Fundación Ford se impartieron 30 mil cursos 
oficiales y había 350 programas completos sobre la mujer.6 
 
Las feministas de la clase media se vuelcan a trabajar con mujeres 
obreras y campesinas. Se crea el feminismo popular vinculado al movimiento 
amplio de mujeres y ello domina durante toda la década. En 1988 se llevó a 
cabo el IV Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe en Taxco, 
México, que se vio sellado por el enfrentamiento entre el movimiento amplio de 
mujeres y las pocas feministas autónomas conocidas como “las de hueso 
colorado”, que no trabajaban con los sectores populares. En esta década, el 
feminismo pierde la capacidad de respuesta rápida y de impugnación 
 
6 Ver Mercedes Blanco, Yolanda Corona, Mary Goldsmith et al. “La docencia universitaria sobre la 
problemática femenina: facilidades y obstáculos”, UNAM, México, 1989. 
 17
constante, mengua bastante su papel de conciencia crítica. La respuesta 
espontánea y rebelde ante las manifestaciones más aberrantes del machismo 
se adormeció y en cambio, las energías se invirtieron en ayudar a las mujeres 
de los sectores populares. El feminismo se convirtió así en asistencialista, 
impartida sobre todo por mujeres que conformaban al movimiento desde hace 
dos décadas atrás, es decir, la mayoría no era menor de treinta años. 
 
Primero el terremoto (1985) y después la crisis económica, la 
situación política del país y la disminución del gasto público producto 
de las políticas neoliberales implementadas obligaron a las mujeres a 
desarrollar estrategias de sobre vivencia (Lovera, 1999: 57) 
 
El trabajo fundamental que seguía existiendo estuvo encaminado a apoyar a 
las mujeres víctimas de violación o de maltrato y a las que necesitaban un 
aborto clandestino; se proporcionaba información, asesoría legal, médica y 
psicológica. Después del sismo de 1985, también se vincula a las obreras, 
quienes organizaron el Sindicato de Costureras 19 de Septiembre. De igual 
forma en esta década es cuando se inicia el proceso de “oenegeización” y de 
institucionalización del feminismo, que es lo que va a caracterizar a la década 
siguiente. Sin embargo, aún se mantenía la resistencia ante la inminencia de 
este proceso, se manifestaba en los diversos encuentros feministas 
latinoamericanos y del Caribe. A la vez que la lucha por la despenalización del 
aborto quedó congelada junto con la Propuesta de Ley de Maternidad 
Voluntaria que se entregó a la coalición de diputados de izquierda en 1979 y 
que fue presentada en la Cámara de Diputados. Ahí permaneció en algún cajón 
hasta que se despenalizo en el año 2007 sólo en el Distrito Federal. 
 
No obstante, se avanzó muchísimo en el terreno de la legislación 
para aumentar la condena a los violadores. La violación se persigue 
de oficio y los violadores, en la letra, no pueden salir libres bajo 
fianza. La violación representa, no hay que olvidarlo, un atentado a 
la propiedad privada de algún hombre y eso hay que castigarlo. Las 
diputadas lograron también que el hostigamiento sexual fuera 
considerado un delito. (Bartra, 1999: 11) 
 
 18
A partir de 1988 y previo a las elecciones presidenciales, se sumó a la lucha 
por reivindicaciones económico-sociales de las mujeres, la búsqueda de 
reivindicaciones ciudadanas, concretamente por la democracia y, en lo 
inmediato, por la transparencia en elecciones. Ya desde el sufragio femenino, 
el movimiento de mujeres ha ligado en el debate los temas sobre la condición 
de la mujer y la democracia. El peso social del movimiento ha permitido influir 
en la perspectiva estatal sobre la mujer, lo que se ha concretado especialmente 
en el área referida al tema de la violencia hacia la mujer, sugiriendo el diseño y 
puesta en práctica de servicios de apoyo legal, médico y psicológico para las 
víctimas de violencia. 
 
En enero de 1994, la explosión de la insurrección y el malestar 
campesino e indígena en Chiapas, cuya población sufre aguda pobreza, 
marginalidad y la sistemática violación de sus derechos humanos, no ha dejado 
indiferentes a las mujeres organizadas. Así como mujeres indígenas se 
incorporan al ejército zapatista en busca de dignidad y esperanza, cientos de 
defensoras de los derechos humanos, feministas, intelectuales, militantes de 
organizaciones populares participaron en el llamado de paz, alimentos y un 
gobierno más justo e igualitario, menos racista y sexista. 
 
De la ideología a la academia 
 
En la década de los noventas, el feminismo se institucionaliza plenamente en 
organismos gubernamentales, no gubernamentales e instituciones académicas. 
Había entrado en la academia en años anteriores, pero es en esta época 
cuando cobra un cierto poder y se puede decir que en alguna medida, se 
legitima. Esto significa, al mismo tiempo, que se produce el fenómeno de la 
profesionalización del feminismo, se trabajan para el feminismo y se vive de él. 
 
La sociología feminista es relativamente reciente, su punto relevante 
no coincide con la época de los más destacados de la profesión 
(Spencer, Weber, Durkheim y hasta Parsons), quienes dieron 
respuestas básicamente conservadoras a los argumentos feministas 
que se les planteaban. Mujeres que contribuyeron a la creación de la 
 19
sociología como Harriet Martineau, Clotilde de Vaux, Gertrude Simmel 
y Mariane Weber, no constan en los anales de la disciplina como 
resultado del sexismo institucionalizado implícito en la educación 
superior que permanecía vedada para las mujeres. (Ritzer, 1993: 353) 
 
Al final del siglo XX, se puede percibir un repunte en la combatividad de las 
feministas. También se observa un incremento en el interés de las jóvenes por 
cuestiones relacionadas con las mujeres. La institucionalización lleva además, 
un proceso de burocratización. Aparte, las ONGs tienen sus empleadas que 
toman los recados, hacen las citas, contestan el teléfono y generalmente no 
saben nada de feminismopara después aprender, esto se dará también a nivel 
gobierno. Se ha creado una élite de crítica feminista, estas son buscadas para 
que participen en cuanto se necesita la voz del feminismo: prensa, radio, 
televisión, conferencias, mesas redondas. Tanto en las ONGs como en los 
grupos gubernamentales y en la academia se ha establecido una jerarquía 
entre las feministas cada vez más acentuada, pero consta de reconocimiento. 
El feminismo desde finales de milenio, es una corriente de opinión que se 
expresa en los medios masivos de comunicación, en libros y revistas, en las 
aulas de las universidades de casi todo el país, en el cine, en las artes plásticas 
o en la literatura. Es también un movimiento convertido en decenas de ONGs, 
asociaciones políticas y es en ese contexto cuando nace INMUJERES. 
 
Desde que nacieron en México los estudios de la mujer se han llamado 
de muchas maneras, por ejemplo sociología de las minorías, sociología de la 
mujer, antropología de la mujer, educación de las mujeres, historia de las 
mujeres, estudios de la mujer y recientemente, estudios de género. Hay que 
señalar que nunca se han llamado estudios feministas.7 
 
A mi modo de ver, estos estudios se deben llamar, por ahora, 
estudios de la mujer y no de género; es así por razones de carácter 
fundamentalmente político más que teórico o académico. Pienso que 
apenas estamos creando estos estudios en México, no los hemos 
 
7 Una de las primeras reflexiones sobre estudios de la mujer, viene en el texto de Adrienne Rich. “Hay que 
tomar en serio los estudios de la mujer”, en Sobre mentiras, secretos y silencios. Icaria, Barcelona, 1983, 
pp. 278-287. 
 20
todavía legitimado del todo en la academia y ya se quiere que nos 
borremos nuevamente, que hagamos invisibles a las mujeres y las 
escondamos detrás del concepto de género. (Bartra, 1999: 14) 
 
El feminismo surge como una necesidad ante un hecho que se hace 
asombrosamente evidente: las mujeres como grupo social son oprimidas, 
marginadas, discriminadas. En distintos momentos históricos se ha observado 
que a pesar de todas las diferencias particulares entre las mujeres del planeta, 
era posible hablar de una condición similar de opresión histórica genérica, 
claro, es con excepciones. En ese sentido es que se habla de la condición de la 
mujer o de los estudios de la mujer, a sabiendas de que la realidad de cada 
una presenta sus particularidades, así como es distinta también la realidad de 
cada grupo de mujeres que comparten una época o una misma situación 
político- geográfica, una clase, una etnia, una preferencia sexual, una 
“normalidad” o “anormalidad” física o psíquica. Al hablar de estudios de género 
se pretenden evitar los problemas de las etiquetas anteriores. Se quiere, de 
esta manera, abrir el conocimiento al género masculino también y se trata de 
centrar el estudio, sobre todo, en las relaciones de poder entre los géneros. 
 
La entrada en la academia ha sido lenta y difícil. Se han manifestado 
sobretodo dos grandes obstáculos: por un lado, la debilidad teórica y el poco 
compromiso político de las feministas dentro de las universidades y por el otro, 
la ya mencionada cerrazón de las autoridades académicas y burocráticas. Sin 
embargo, al paso de los años, las feministas se fortalecen, creándose nuevas 
formas jerárquicas. La entrada del feminismo en la academia al principio se dio 
en la mayoría de las veces, por la vía informal. Se crearon grupos de 
investigación no reconocidos y se impartieron numerosos cursos sin valor 
curricular. Actualmente puede decirse que lo que existe en términos de 
docencia en este campo es bastante raquítico en comparación por ejemplo, 
con el desarrollo de la investigación que se lleva a cabo sobre el tema electoral. 
Además de que hay un desfase entre la docencia y la investigación feministas. 
Podemos encontrar, centros de estudio como el Programa Universitario de 
Estudios de Género (PUEG) ubicado en la Torre de Ciencias de la UNAM, a 
grupos de estudio del Colegio de México, de la UAM y varias propuestas de 
 21
talleres e investigaciones en diferentas facultades y a nivel individual, pero 
encontramos escasa docencia al respecto en el sentido de que esta al alcance 
de pocos. Algunos hombres por su lado comienzan a investigar sobre género 
vista desde la condición de hombre, muchos de ellos primero se inclinaban por 
los estudios clásicos de género por el alcance de estas reflexiones. 
 
Los espacios en donde se ha discutido y recreado el feminismo son en la 
academia y escasas dependencias de gobierno y paralelamente, es innegable 
que se da un cierto proceso de burocratización. Por un lado, se tiene que 
trabajar de acuerdo con ciertos lineamientos de una determinada 
administración y de las políticas educativas; por el otro, es inevitable que surja 
una burocracia en el interior de los propios programas, todo lo cual condiciona 
el quehacer cotidiano. Esto significa, una pérdida de libertad, de 
espontaneidad, de creatividad incluso y, por supuesto, de combatividad. 
 
El feminismo ha sido, como movimiento social, una de las 
manifestaciones históricas más significativas de la lucha 
emprendida por las mujeres para conseguir sus derechos. Aunque 
la movilización a favor del voto, es decir, el sufragismo, haya sido 
uno de sus ejes más importantes, no puede equipararse sufragismo 
y feminismo. Este último tiene una base reivindicativa muy amplia 
que, a veces, contempla el voto, pero que, en otras ocasiones, 
también exige demandas sociales como la eliminación de la 
discriminación civil para las mujeres casadas o el acceso a la 
educación y el trabajo remunerado. (Nash, 1995: 132) 
 
De alguna manera el trabajo desde la academia cuenta con demandas 
claramente definidas, destacan la aceptación de la práctica del aborto aún con 
la despenalización, la lucha contra la violencia, alcanzar puestos de toma de 
decisiones, empoderamiento y guarderías. Con tres agrupaciones políticas 
nacionales de mujeres y feministas: primero Diversa, en segundo lugar Mujeres 
y Punto y como tercera se encuentra Mujeres en Lucha por la Democracia. Así 
como una apretada agenda que busca la democracia y el respeto a los 
derechos humanos. 
 22
 
La construcción de la ciudadanía plena de las mujeres se encuentra 
íntimamente vinculada a la perspectiva de género, a la situación y 
condición de las mujeres en la sociedad, a sus diferencias y a la 
construcción de un sujeto femenino que exprese su ciudadanía con 
postura democrática en el espacio de la política con propuestas, 
concepciones y creaciones. Es decir, se apunta a una ciudadanía 
activa, que no se restrinja sólo al conocimiento de los derechos, 
sino que atraiga la atención hacia las responsabilidades implicadas 
en los derechos y en la participación democrática. (Vélez, 2006: 
383) 
 
En los siguientes capítulos se comprende la importancia de una política pública 
con perspectiva de género dirigida a la ciudadanía en su mayoría mujeres y 
niñas. En el sentido de que la ciudadanía plena de las mujeres es un proceso 
que requiere ser atendido desde una perspectiva estructural, la ciudadanía 
activa merece ser fomentada desde lo cultural y lo subjetivo. 
 
Tener en el escritorio la Agenda Mujeres Año 2000, del Instituto de la 
Mujer del gobierno del Distrito Federal, sería una de las primeras acciones del 
nuevo milenio para continuar en la lucha por el avance de la mitad de la 
población. Y no sólo de las mujeres ya que el género masculino de manera 
muy lenta cada vez se asocia más al movimiento por la igualdad de género. 
Pero también es importante observar los obstáculos que van surgiendo en la 
sociedad, por ejemplo en el Instituto están vislumbrando casos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 24
II. EL GÉNERO COMO PARTE DE LOS PROGRAMAS 
GUBERNAMENTALES. 
 
… y si a través de los tiempos seterminó por ver en la educación el tajo 
 sobre el cual se decapitaban ciertas creencias se “desgarraban las tinieblas de la ignorancia”, 
 es por que no se comprendió que una concepción intuitiva del mundo 
 era suplantada por una cosmovisión anclada en una metafísica de la 
 esencia humana y de las relaciones de poder. 
Alberto Meroni 
 
 
 
 
Como se pudo apreciar el derecho de la mujer a ejercer el sufragio es un claro 
ejemplo de equidad, pero es sólo una parte de las demandas o necesidades 
que las mujeres activas buscan cubrir. Ahora se da apertura a varios temas 
específicos, pero se encuentran con los clásicos obstáculos para ejercer los 
derechos. Esta lucha abarca temas que tienen que ver con la violencia hacia la 
mujer, con lo que son los estudios de género, la participación política y laboral 
o la ley que permite la interrupción voluntaria del embarazo, la reproducción, la 
sexualidad, la diversidad, la solidaridad y cualquier tema que abarque la 
situación de la mujer. La alianza feminista con instituciones, que vendría a 
mejorar la vida de algunas mujeres, dio pie a que el discurso feminista llegue a 
permear las oraciones de la mayoría de los partidos políticos, pero también es 
común observar el tema sobre la situación de la mujer en el arte y en los 
espectáculos, incluso en el entretenimiento popular. 
 
Relaciones de poder y género. 
 
Para entender cómo se fueron estructurando los derechos humanos de las 
mujeres es necesario remitirnos más a fondo a la relación de poder entre 
hombres y mujeres. Esta comprensión es importante para una verdadera 
implementación de política pública con perspectiva de género. 
 
 25
Se parte de que el poder es una relación, Weber consideraba que “la 
lucha entre las clases y los individuos por el poder le parecía la 
esencia o el dato constante de la política” (Aron, 1967: 643) 
 
El poder es efectivamente el enfrentamiento entre las diferentes partes de un 
grupo, comunidad o sociedad, el ejercicio de poder se encuentra en ámbitos de 
la vida social, como la familia, la pareja, en el compañerismo, dentro del 
trabajo, partido político u organización social, en cualquier espacio de 
interacción social dentro de la propia estructura social, en este sentido, nos 
referimos al estudio de la diacronía social. Este tipo de interacciones deriva en 
la política como mecanismo de acuerdo o imposición y es justamente en el 
espacio público donde el ejercicio de poder se nota más. 
 
El deseo de poder lleva al ejercicio de la política y el ejercicio de esta 
implica la capacidad para imponerse sobre la voluntad de un grupo o 
individuo a pesar de que este se deba ejercer a la fuerza y contra la 
voluntad de quien o quienes lo resisten. (Weber, 1979: 37) 
 
La política decimos anteriormente, es el mecanismo de acción para el acuerdo, 
su importancia en las relaciones interpersonales y grupales radica en que el 
poder está distribuido en forma desigual en toda la sociedad, no existiría sin 
dos o más individuos, puede ser reciproco, es decir, la dirección del ejercicio de 
poder puede variar según la posición de los participantes, de pronto la fuerza 
física puede obligar o la cantidad de dinero en un individuo puede aniquilar a 
esa primera fuerza. Si la finalidad de la política es mantener el poder, la familia 
y las relaciones de pareja pueden ser un sistema de control a favor de un 
miembro. 
 
Para Minello “el poder se da entre los individuos, en una relación de 
dos o más de ellos, en donde la esfera privilegiada de ese poder es la 
política”. (Minello; 1986: 62) 
 
Dahl propuso un esquema del poder que puede estar medida por diversos 
recursos como el dinero, la información, la posición social, el trabajo, la fuerza. 
Su idea va más allá del poder en ciertas elites, está disperso en ciertos círculos 
 26
y puede variar la forma según la esfera en donde se tomen decisiones al fin y al 
cabo políticas. 
 
“Mi idea intuitiva de poder es la siguiente: ( A ) tiene poder sobre ( B ) 
en la medida en que logre que ( B ) haga algo que no hubiere hecho 
sin la intervención de ( A ). (Dahl, 1976: 38) 
 
Desde la economía, Marx señala que para que sea posible mantener una 
relación de explotación de una clase sobre otra es necesaria la organización 
política y la fuerza. Para una parte de los estudios de género es importante 
vincular esta forma de control económico e ideológico, con una política a favor 
de una estructura patriarcal. Poulantzas desde una perspectiva dialéctica 
fundamenta esta especie de control. 
 
El poder es la capacidad que tiene una clase social para realizar y 
defender sus intereses específicos, en el sistema capitalista el poder 
fundamental es el político – concentrado en el Estado – e incide más 
que el económico y el ideológico. (Poulantzas, 1976: 63) 
 
Pero la ruptura que establece Foucault en tanto señala que el poder se genera 
en los espacios públicos, fue fundamental para entender las relaciones entre 
las personas, estas no son estáticas y son determinadas por el poder. Según 
Nancy Piedra Guillén (Piedra, 2004: 123) quien revisa a Foucault desde la 
perspectiva de género, varios son los aspectos de este filósofo para 
considerarlos dentro de los estudios de género, teniendo en cuenta que el 
filósofo en sus estudios no consideró las teorías feministas. 
 
El poder está en todas partes, en toda la relación humana, en la 
medida en que existen contextos históricos específicos que se 
definen a través de los discursos, instituciones, normas o valores. Se 
construyen verdades que deben ser incorporadas en la sociedad. El 
sujeto es subjetivizado a través de varios instrumentos, como la 
disciplina o por medio del discurso dominante de poder y saber. 
(Foucault, 1978: 57) 
 
 27
Y a partir de que somos parte constitutiva de la arqueología1, en el sentido de 
que la cultura es lo público, todos estamos traspasados por el poder, ejercemos 
poder y a su vez se ejerce poder sobre nosotros. Pero en las relaciones de 
pareja o de familia, así como en otros ámbitos de convivencia, las cuestiones 
de género justifican socialmente la acción de poder sobre las mujeres. En este 
sentido, el porqué y cómo son las relaciones de poder que se dan entre las 
personas, específicamente entre el hombre y la mujer es el objeto de los 
estudios de género. Para entender género como concepto cabe citar lo 
siguiente. 
 
El género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales 
basadas en las diferencias que distinguen a los sexos tanto en los 
aspectos simbólicos, normativos, institucionales y subjetivos y en tanto; 
una forma primaria de relaciones significantes de poder. (Scoot, 1996: 
22) 
 
Tanto en el Instituto en cuestión, como en los estudios sobre la situación de la 
mujer y se podría decir que básicamente cualquier persona identificada con el 
movimiento feminista, entiende por género al conjunto de creencias, valores y 
actividades diferenciadas entre hombres y mujeres a partir de las diferencias 
biológicas o papel reproductivo. 
 
En español la definición clásica, de diccionario, es la siguiente: 
"Género es la clase, especie o tipo a la que pertenecen las personas 
o las cosas". El Diccionario del uso del español, de María Moliner 
consigna cinco acepciones de género y apenas la última es la relativa 
al género gramatical o sea, a la definición gramatical por la cual los 
sustantivos, adjetivos, artículos o pronombres pueden ser femeninos, 
masculinos o –sólo los artículos y pronombres– neutros. Según María 
Moliner, tal división responde a la naturaleza de las cosas sólo 
cuando esas palabras se aplican a animales, pero a los demás se les 
asigna género masculino o femenino de manera arbitraria. Esta 
arbitrariedad en la asignación de género a las cosas se hace evidente 
 
1 La arqueología es sobre todo una metodología, en la cual se trata derastrear desde el espacio y lugar 
que sea necesario el objeto a estudiar. Va de la mano con la genealogía que busca las constituciones 
sociales. 
 28
muy fácilmente, por ejemplo, cuando el género atribuido cambia al 
pasar a otra lengua. En alemán, el sol es femenino, "la sol" y la luna 
masculino, "el luna". Además, en alemán el neutro sirve para referirse 
a gran cantidad de cosas, inclusive a personas. Al hablar de niñas y 
niños en su conjunto, en vez de englobarlos bajo el masculino "los 
niños", se utiliza un neutro que los abarca sin priorizar lo femenino o 
lo masculino, algo así como "les niñez". Para los angloparlantes, que 
no atribuyen género a los objetos, resulta sorprendente oír decir "la 
silla" o "el espejo"; ¿de dónde acá la silla es femenina y el espejo 
masculino? Como la anatomía ha sido una de las bases más 
importantes para la clasificación de las personas, a los machos y a las 
hembras de la especie se les designa como los géneros masculino y 
femenino. En castellano la connotación de género como cuestión 
relativa a la construcción de lo masculino y lo femenino sólo se 
comprende en función del género gramatical, y sólo las personas que 
ya están en antecedentes del debate teórico al respecto lo 
comprenden como la simbolización o construcción cultural que alude 
a la relación entre los sexos. (Lamas, 1997: 27) 
 
La construcción social de género es un fenómeno histórico y cultural, que 
ocurre dentro de cualquier relación pública y privada, cómo lo es en el mercado 
de trabajo, la escuela, los medios masivos de comunicación, las leyes, la 
familia, las relaciones interpersonales y en el propio Estado. A lo largo de la 
historia y en diferentes culturas no han sido iguales esas relaciones, por lo 
tanto, son cambiantes y por supuesto modificables. 
 
Comúnmente se considera que la diferencia entre géneros es natural. Es 
decir, en lo masculino y lo femenino se asocian y se confunden los aspectos 
sociales a los biológicos, dado que en realidad la diferencia principal es que el 
sexo es biológico y el género es una construcción social, es decir cultural. 
Tampoco se trata de separar la masculinidad de la femineidad, de separar la 
parte asociativa entre el hombre y la mujer, sino se trata de comprender las 
relaciones de poder, de jerarquías y de control basados en la diferencia sexual. 
Lo natural no determina lo que las personas pueden ser, pensar y hacer, de ahí 
que el comprender el género permita la oportunidad de descubrir las 
 29
capacidades individuales dentro de la gran variedad de opciones de desarrollo 
personal y social. 
 
La apropiación de los roles sociales. 
 
Es tan común que desde el nacimiento médicos y familiares, al percatarse de la 
apariencia de los genitales del recién nacido, se proporciona vestido de 
determinado color, más adelante se le habla de determinada manera según 
sea niño o niña y se le empiezan a formular ciertas expectativas al nuevo ser 
de acuerdo con su sexo. El rol se adquiere casi al mismo tiempo en que el 
infante comienza a procesar el lenguaje y los símbolos. La experiencia vital en 
esa etapa hace identificarse en todas sus manifestaciones, sentimientos y 
actitudes, con el comportamiento, juegos, lenguaje, que socialmente le 
corresponden por su sexo. Estas manifestaciones son para Durkheim hechos 
sociales como objeto de estudio de la sociología. 
 
Tenemos, entonces, un orden de hechos que presentan 
características muy especiales: consisten en maneras de actuar, de 
pensar y de sentir, exteriores al individuo y dotadas de un poder 
coercitivo en virtud del cual se le imponen. Por consiguiente no podría 
confundírselos con los fenómenos orgánicos, ya que consisten en 
representaciones; ni con los fenómenos psíquicos, que sólo tienen 
existencia en la conciencia individual. (Durkheim, 1999: 24) 
 
Los individuos incorporan cohercitivamente a través de procesos sociales las 
formas de ver, sentir y pensar. Los roles se forman conforme a las normas y 
prescripciones que dictan la sociedad y la cultura, la clase social o el grupo 
étnico. El ejemplo más claro es que esta determinado que la mujer cuide de las 
y los hijos y el hombre mantenga económicamente el hogar. Esta separación 
históricamente determinada condiciona los papeles y limita las potencialidades 
humanas, al estimular o reprimir los comportamientos de mujeres y hombres. 
 
La formación de los individuos se refuerza por medio de las instituciones 
sociales; estas promueven, enseñan y refuerzan los roles de género. Por 
 30
ejemplo, social, cultural, política y económicamente la familia ha sido definida 
como el espacio en donde los hijos e hijas subsisten. Su estructura y 
organización cambia según las diversas sociedades2. El mismo Durkheim 
explica que 
 
“cuando cumplo mis deberes de hermano, de esposo o de 
ciudadano, cuando cumplo con mis compromisos, cumplo con 
deberes definidos fuera de mi mismo, en el derecho y en las 
costumbres. Aunque estén de acuerdo con mis propios sentimientos 
y yo sienta interiormente su realidad, esta no deja de ser objetiva, 
ya que no soy quien los ha creado, sino que los recibí por 
educación”. (Durkheim, 1999: 23). 
 
Sin embargo, son instituciones jerárquicas, ya que su organización interna se 
basa en la autoridad y el poder, por lo general en manos del hombre sin 
describirlo autoritario3. La familia es la primera instancia encargada de 
transmitir valores y costumbres, y es la principal vía que otorga los papeles y 
los roles. 
 
Estos tipos de conducta o de pensamiento no sólo son exteriores al 
individuo, sino que están dotados de un poder imperativo y coercitivo. 
En virtud del cual se le imponen, quiéranlo o no (Durkheim, 1999: 24) 
 
En la familia se confronta la influencia exterior de las otras instituciones 
sociales, con las formas concretas de relación que en ella se dan. Del padre y 
de la madre se aprende la dinámica de relación de una pareja, la forma de 
tratar a niños y niñas, la forma de ejercer el poder económico y la autoridad, las 
reglas y normas diferenciadas para los dos sexos, el trato entre integrantes. La 
 
2 La familia es una institución pedagógica que podríamos señalar como universal, sin embargo cada 
familia construye de manera particular, en este sentido para los antropólogos y sociólogos, es universal 
por que contienen características comunes como reproducción o convivencia. 
3 Magister dixit! ipse dixit! Estas palabras sacramentales de los escolásticos de la edad media, con las que 
reafirmaban la autoridad de Aristóteles frente a los discípulos de Pitágoras, son hoy por hoy coletilla 
obligada para estigmatizar y ridiculizar el rigorismo conservador y autoritario en educación. Representan 
el sayo de la ignorancia autocrática y recuerdan insidiosamente a maestros y profesores los oscuros 
orígenes de su profesión. Cuando a un esclavo al que se concedían pequeños poderes se lo designaba 
preceptor, para que cumpliera con la odiosa tarea de meter en la cabeza de los niños verdades que su 
amo y amo de sus discípulos: el paterfamilias, estimaba justas y necesarias. En Meroni, Alberto. 
“Educación y Relaciones de Poder”. Colección Pedagógica. Ed. Grijalbo, 1980, pp. 5. 
 
 31
familia tiene cuatro funciones diferentes: La regulación de la actividad sexual, la 
reproducción de las generaciones, la socialización de los descendientes o la 
responsabilidad primaria de satisfacer lo necesario para el desarrollo de sus 
miembros. 
 
En la escuela, la educación se refiere a la transmisión de conocimientos y 
habilidades, es la escuela la que más permite la socialización. Los valores, las 
normas, los conocimientos y habilidades que se adquieren son transmitidos por 
adultos directa o indirectamente. A través de métodos como materiales 
educativos, se transmiten maneras específicas de ver al mundo, estas formas 
por lo general coincidencon la visión dominante de cada sociedad. La escuela 
es una forma de acercamiento con la vida pública, en la cual las relaciones 
interpersonales se refuerzan. 
 
La autoridad y el dogmatismo cuestionados desde Pestalozzi, la 
estructura autocrática de la escuela y de la universidad, finalmente 
han cedido, atacadas por la piqueta de las nuevas pedagogías. Ya no 
podemos hablar de enseñanza impuesta directamente, de haber 
recibido pasivamente. El estudiante es motivado, llevado a inquirir, 
impulsado al dialogo y dejado inclusive en libertad de aprender o no, 
o más precisamente de aprender preferentemente aquello que capta 
su interés. (Meroni, 1980: 16) 
 
Si bien, las formas de transmitir el conocimiento en el aula han cambiado en el 
transcurso de casi dos siglos, la manera diferencial de tratar a niños y niñas, lo 
permitido y lo prohibido, los roles establecidos que ya se tenían en familia se 
convirtieron en elementos importantes de educación formal durante mucho 
tiempo. En estos días, la matricula pareciera ser balanceada, pero la 
posibilidad de continuar estudiando no contiene en varias ocasiones las 
mismas oportunidades4. 
 
4 De acuerdo con datos del libro Presencia de mujeres y hombres en la UNAM: una radiografía. UNAM, 
México, 2006, esta casa de estudios contaba con 304 mil 230 estudiantes, 153 mil 263 mujeres (50.4 %) y 
150 mil 967 hombres (49.6%) lo que refleja una participación equitativa por sexo. Ya en postgrado, de 20 
mil 747 inscritos, 9 mil 498 son mujeres (45.8%) abriéndose la brecha. 
 
Asimismo, de las diez carreras con mayor número de alumnos, cuatro son de mayor población femenina 
(contaduría, médico cirujano, psicología y medicina veterinaria zootecnia), dos aumentaron la presencia 
 32
 
Pero todavía la enseñanza del siglo XIX, muy influenciada aún por la 
Iglesia católica a todos los niveles, seguía contemplando a la mujer en un papel 
secundario. La Iglesia católica tenía un concepto funcional de la mujer, 
obedecía a su papel cohesionador al interior de la familia. Por eso la iglesia es 
otra de las instituciones sociales cuya función es fundamental en el 
mantenimiento y reproducción de la socialización del género. Proporciona 
proyectos de conducta social basados en un orden divino, sobrenatural o 
trascendental. 
 
El prototipo más frecuente fue el de perfecta casada, reina del hogar, 
piadosa, buena madre y buena esposa. Este concepto correspondía a un 
discurso ideológico sobre lo doméstico, la Iglesia católica era su más agresivo 
portavoz. 
 
La incorporación de la mujer al sistema educativo, según la Iglesia, 
era una forma de moldear en principios y valores cristianos al 
elemento cohesionador de la familia y el hogar. El acceso de la 
mujer al sistema educativo no buscaba, de ninguna manera, alterar 
la función social de la misma; buscaba fundamentalmente 
alfabetizarla y adiestrarla en algunos quehaceres domésticos para 
el mejor funcionamiento del hogar y de la familia. Su educación, en 
caso de haberla, debía ir orientada a su misión en la vida (Ballarín, 
1998: 69) 
La iglesia católica transmite comportamientos rígidos y estáticos, con 
distinciones entre papeles atribuidos tanto al hombre como a la mujer. Se 
apoyan en la difusión de valores que sancionan o premian ciertos 
comportamientos, algunas debilitan la capacidad de acción y de pensamiento 
de las personas, fomentando y privilegiando una posición privilegiada de otras. 
Los valores y roles llegan a ser evidentes en el acto legal del matrimonio, en la 
Epístola de Melchor Ocampo5 que se supone en las palabras deben ser más 
 
de mujeres (economía y arquitectura) mientras que en otras bajó la población (derecho, administración, 
cirujano dentista y química farmacéutica biológica). En ese sentido se considera necesario hacer un fuerte 
trabajo en las escuelas, pero también en las familias, la inequidad en las actividades domésticas ocasiona 
que las mujeres casi de manera exclusiva asuman esas responsabilidades. 
5 Anexo 3: Epístola de Melchor Ocampo. 
 33
igualitarios los compromisos de los conyugues. Esta epístola escrita al interior 
de los muros del edificio Delegacional de Coyoacán, precisamente en la sala 
de celebraciones nupciales, está rodeada de ángeles. 
 
Por ejemplo los Cánones Irlandeses hacia cerca de 675 d.c. incluyen la 
penitencia por el aborto, entre otros pecados sexuales, aquí se habla de 
“hominización retardada” en la cual la penitencia es menor que la propia 
relación sexual. En cambio todavía está en debate el tema del aborto en estos 
tiempos, pero prestando más atención al tema de la muerte: 
 
La penitencia de una mujer que ha tenido relaciones sexuales con 
una mujer será de siete años a pan y agua. La penitencia por 
destruir el embrión en el vientre de su madre: tres años y medio a 
pan y agua. La penitencia por destruir carne y espíritu, siete años y 
medio. Por matar a la propia criatura 12 años a pan y agua. (McNeil, 
1979: 119) 
 
También los medios masivos de comunicación tienen su papel como una de las 
formas más fuertes y globales de preservación del sistema social, ya que 
reafirma los valores de forma individual y masiva, una acción de desigualdad se 
puede transmitir en el mundo entero en cuestión de horas. Generalmente 
difunden y mantienen estereotipos sobre la forma de cómo deben comportarse, 
pensar y sentir los hombres y las mujeres, además muestran las formas de 
premios o castigos asociados a la obediencia o trasgresión de dichos 
estereotipos. Así, sigue siendo un lugar en donde comúnmente el hombre 
aparece como dueño del espacio público, ejemplo fiel el caso mexicano, los 
varones son sujetos importantes, exitosos, lideres competitivos, violentos, 
intrépidos, libres, fuertes y conquistadores. Mientras que las mujeres son 
representadas bajo dos estereotipos principales: el de madres y amas de casa 
abnegadas, buenas, dulces, indefensas, inseguras, dependientes y confinadas 
al espacio privado o bien, como seductoras, ambiciosas o eróticamente 
utilizadas. 
 
 34
La anomia “el estado de falta de regulación jurídica y moral en que se 
encuentra actualmente la vida económica”6 será uno de los grandes problemas 
por resolverse, un ejemplo de anomia es cuando ser ama de casa en una 
sociedad preindustrial es un rol, pero en una post industrial genera un trauma, 
ya que el acto de la comunicación le da una gratificación al rol de ama de casa 
por medio de las telenovelas o comerciales, haciendo notar que en la mayoría 
de los casos ese papel es algo sagrado. De igual forma sucede con los 
hombres, se reafirma la masculinidad. Tenemos pues que en casi toda la 
propaganda comercial, la mujer tiene que ver con limpieza y el hombre con la 
vida pública. Quien transgrede ciertos tipos de comportamiento, es persona 
estigmatizada. Para el masculino se fomenta en publicidad y propaganda el 
éxito, la camaradería y el erotismo. En el género femenino los valores son 
totalmente diferentes, se fomenta la competitividad entre ellas: la más guapa, la 
más arreglada. En el hombre hay una motivación secundaria, el apego al 
narcisismo, el culto al ego que se reconoce en sus objetos. La diferencia social 
de género conlleva a un tercer nivel de diferencia, al de las clases sociales 
 
El poder no solamente se conoce por sus grandes estructuras de ejecución, 
sino por los procesos más íntimos en la vida cotidiana, en la socialización el 
poder se encuentra como control social alojado en la conciencia. Es decir el 
individuo se forma en la familia, se refuerza en instituciones y se identifica o no 
con el contenido de los medios masivos. Termina siendo el control sobre la 
mujer un acto natural que corresponde a la esencia animal de los seres 
humanos.Es natural aprender a vivir en desigualdad, en nuestra sociedad las 
normas y valores son entendidos cómo justos para el bienestar, son vitales 
para la estabilidad del sistema y son reforzados por las instituciones sociales, 
por lo mismo, la creencia de ser mujer y de ser hombre esta fuertemente 
 
6 Si la anomia es un mal, lo es, ante todo, porque la sociedad la sufre, no pudiendo prescindir, para vivir, 
de cohesión y regularidad. Una reglamentación moral o jurídica expresa, pues, esencialmente, 
necesidades sociales que sólo la sociedad puede conocer; descansa sobre un estado de opinión y toda 
opinión es cosa colectiva, producto de una elaboración colectiva. Para que la anomia termine es preciso, 
pues, que exista, que se forme un grupo en el cual pueda constituirse el sistema de reglas que por el 
momento falta. 
Durkheim Emilio “La División del Trabajo Social”.Editorial Colofón, 5ª edición. México 2002. Prefacio de la 
segunda Edición 
 
 35
arraigada. Lo que esta cambiando es el enfoque sobre la situación de la mujer, 
gracias a la ciudadanía de ellas. 
 
Sin embargo, resulta que muy a menudo se imparten cursos y se 
hace investigación sobre mujeres, pero se dice que son de género. 
Se ha sustituido la incómoda y devaluada palabra mujer, por la nueva 
y elegante de género. Pero mujer no es sinónimo de género, de la 
misma manera que “perspectiva de género” no es lo mismo que 
feminismo. Por otro lado, el manejo del concepto de género en todos 
los campos del conocimiento ha mostrado ser tanto o más importante 
que la consideración de clase social. Y obsérvese que se da la misma 
necesidad de definición y redefinición permanente que se dio durante 
más de un siglo con respecto al concepto de clase. Las clases 
sociales se han estudiado, caracterizado, definido y redefinido 
infinidad de veces desde mediados del siglo pasado con el 
surgimiento del marxismo y, en particular, desde principios de este 
siglo con el leninismo. El concepto de género se ha renovado, ha 
sufrido transformaciones y es como si se tratara de un recién nacido 
que todavía ni siquiera entra, con las nuevas acepciones, en los 
diccionarios castellanos, a menos de que se trate de diccionarios 
feministas. Independientemente del membrete que se adopte, otra 
cuestión que se sigue debatiendo es el carácter de estos estudios. 
¿En qué consiste lo feminista al enseñar o investigar sobre la mujer? 
Sabemos que los trabajos sobre o por mujeres no son 
necesariamente feministas; lo son, creo, los estudios que parten del 
hecho de la división genérica jerárquica de la sociedad, que toman en 
consideración las condiciones de opresión de las mujeres y las 
teorías desarrolladas para entender y transformar su subordinación. 
(Bartra, 1999: 75) 
Tenemos pues que cuando hablamos de género nos referimos al conjunto de 
ideas, creencias, expectativas, prohibiciones, deseos, imágenes y 
características que cada sociedad desde su cultura atribuye a las personas 
según el tipo de órganos genitales con que nacen. Este proceso se despliega 
en la estructura social, en la económica y en la política. Ahora bien, ¿Qué 
consecuencias tiene la desigualdad social? No solamente es un freno a las 
capacidades que tengan los sexos femenino y masculino, a la dificultad de 
 36
ejercer los derechos y actitudes. No es una omisión, se traduce también en 
violencia de género, en inequidad y desigualdad. 
 
Entendiendo a la violencia como la acción ejercida por una o varias 
personas en donde se somete de manera intencional al maltrato, presión 
sufrimiento, manipulación u otra acción que atente contra la integridad tanto 
física como psicológica y moral de cualquier persona o grupo de personas. Es 
en la actualidad un tema prioritario de salud y de protección de derechos 
humanos. Constituye un atentado contra los derechos fundamentales como el 
de la vida, seguridad, libertad, dignidad, a la integridad física y psíquica de la 
víctima, por tanto representa un delito. La violencia de género debe ser vista 
como una expresión más de la discriminación y exclusión hacia las mujeres, no 
sólo son los casos de asesinadas, como es el de Ciudad Juárez muy sonado 
por los asesinatos de mujeres y que cada vez es comparable con otras 
entidades como Guerrero o el Estado de México. También es el hecho de vivir 
con la inseguridad, con creencias y mitos que pugnan por el control sobre la 
mujer en todas las clases sociales y territorios del país. Otras formas de vivir en 
desigualdad se hacen notar en el maltrato a los niños, a homosexuales, a 
adultos mayores, también por cuestiones religiosas o de raza; en el acceso a 
oportunidades como la educación o la política. 
 
Perspectiva de género. 
 
La perspectiva de género implica reconocer que una cosa es la diferencia 
sexual y otra cosa son las atribuciones, ideas, representaciones y 
prescripciones sociales que se construyen tomando como referencia a esa 
diferencia sexual. Actuar con perspectiva de género desde la educación implica 
varios ámbitos, desde el diseño de libros de texto y programas no sexistas 
hasta desarrollo de políticas de igualdad de trato y oportunidades entre 
docentes. Como acciones, en el ámbito laboral es importante suprimir la 
discriminación que afecta al desarrollo de la población femenina, en el terreno 
educativo es crucial eliminar las representaciones, imágenes y discursos que 
reafirman los estereotipos de género. 
 
 37
El actuar con perspectiva de género, es utilizar a la propia actitud 
individual o colectiva enmarcadas de acciones afirmativas, 
entendiendo a estas acciones como las estrategias públicas 
concretas ante situaciones de discriminación específicas (Massolo, 
2003: 17). 
 
Las acciones afirmativas surgen en la sociedad occidental ante el 
reconocimiento por parte de las autoridades públicas, de la existencia de una 
desigualdad real persistente entre hombres y mujeres o en cualquier relación 
interpersonal y de una mayor dificultad específica de las mujeres para acceder 
a todos los ámbitos de la vida social, cultural, económica y política. Aceptan 
que es necesario aplicar algún tipo de prevención. 
 
Para alcanzar un desarrollo equilibrado y productivo del país urge 
establecer condiciones de igualdad de trato entre hombres y mujeres, 
desarrollar políticas de igualdad de oportunidades y sobre todo, 
impulsar una educación igualitaria. Esto requiere comprender las 
razones y los orígenes de la discriminación femenina. Cualquier 
propuesta antidiscriminatoria, entendida como el conjunto de 
programas y soluciones normativas, jurídicas, educativas y 
comunicativas destinadas a subsanar las desigualdades existentes 
entre hombres y mujeres, y a prevenir su aparición en el futuro, debe 
comenzar explicando el marco desde el cual se piensa el "problema" 
de las mujeres. Esto supone desarrollar una visión sobre los 
problemas de la relación hombre/mujer con una perspectiva de 
género capaz de distinguir correctamente el origen cultural de 
muchos de éstos, y plantear alternativas sociales – como la 
educación – para su resolución (Lamas, 1998: 47) 
 
La utilización de la perspectiva de género en la vida cotidiana, puede influir 
tanto en los estilos de vida particulares, como en las formas de organización de 
cualquier grupo humano, derivando en relaciones equitativas, reduciendo el 
ejercicio de poder vertical. 
 
Un desarrollo más equitativo y democrático del conjunto de la 
sociedad requiere la eliminación de los tratos discriminatorios contra 
 38
cualquier grupo. En el caso específico de las mujeres, la mitad de la 
población, se ha vuelto una necesidad impostergable de los gobiernos 
(federal, estatal y municipal) el diseño de políticas que tomen en 
cuenta las condicionantes culturales, económicas y sociopolíticas que 
favorecen la discriminación femenina. (Lamas, 1998: 50) 
 
Política pública.

Otros materiales